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Literatura
PERIODICO EL INSULAR - MIERCOLES 15 de Octubre de 2014
Encuentro Binacional de
Escritores: Palena 2014
Rosabetty Muñoz
D
urante los
días
7-8
y 9 de
octubre se
realizó en
Palena el Encuentro
binacional de escritores que contó con
autores tales como
Manuel Peña Muñoz,
Yenny Paredes, Pedro
Jara, Roberto Matamala, Sonia Caicheo
y el cuentacuentos
Carlos Genovese entre
los compatriotas; por
los vecinos allende Los
Andes, Jorge Espíndola, Claudia Sastre,
María Silvina Ocampo,
Verónica Merli, Carlos
Espinosa. Un grupo
que dinamizó las actividades programadas
y sobre todo, participó
de un verdadero diálogo patagónico.
Hace tiempo que no
participaba
de
un
cuerpo de actividades
tan profundamente significativas y creo que
se debió a que el eje
central fue la escuela:
un espacio lleno de
posibilidades de diálogo y estímulo para
buscar en la palabra /
literatura, un territorio
hermano. Hubo presentaciones de libros,
lecturas
poéticas,
cuentacuentos, tertulia literaria abierta a
la comunidad, tertulia
y conversación entre
escritores para afianzar
lazos entre los distintos
modos de hacer literatura / hacer vida; pero,
muy
especialmente,
hubo talleres. La totalidad de los escritores
asistentes al encuentro,
dieron algún taller para
jóvenes de Educación
Media y para niños
desde pre kínder hasta
Octavo Básico. Es
decir, toda la institución educativa Roberto
White, estuvo traspasada por la pasión
literaria de los autores
que viajaron (algunos
dos días, casi todos,
muchas horas) desde
Escritores voceando poesía por las calles de Palena. (Fotos de Francisco Aros)
Escritores asistentes al Encuentro Binacional.
sus distintos lugares
de origen: Santiago,
Valdivia,
Chiloé,
Bariloche,
Epuyén,
Carmen… Uno podría
asegurar que algún
cambio va a producir esta visita, tal vez
no visible en el corto
plazo, ni masivamente,
sin embargo, las palabras poéticas actúan
como bombas de pro-
fundidad: su carga se
desata en la materia
honda y tal vez apunte
a un puñado de niños
solamente.
Seremos
bíblicos en este sentido: si se salvan unos
cuantos, habrá valido
la pena. Sí, porque la
literatura salva vidas,
eso lo sabemos y lo
hemos
constatado.
De muchas / diversas
maneras, hay vidas
que quedan marcadas
a fuego por una lectura
que se ha producido a
tiempo, por una conversación generada a
partir de personajes,
valores de un libro.
Las lecturas contaron
con un público atento,
que se quedó luego y
conversó con los escritores; los estudian-
tes se mostraron, en
general,
interesados
y participativos. Las
autoridades locales nos
acompañaron (no es
común ver a un alcalde
y su señora asistiendo
a lecturas de poesía).
Creo interpretar a mis
compañeros escritores
al decir que todas las
actividades superaron
nuestras expectativas.
Uno sabe que el trabajo literario suele ser
solitario y no siempre
atendido por los lectores, necesarios para
cerrar el ciclo de diálogo que se abre con
toda escritura, pero es
este encuentro, todos
los días estuvimos
rodeados de lectores
/posibles lectores /
futuros lectores. Creo
que es un gran desafío
de las escuelas, armar
espacios abiertos como
éste
para
producir
el encuentro entre la
palabra que se escribe
en la Patagonia y sus
lectores primeros: los
propios habitantes de
este territorio real /
imaginario.
Nuestra
anfitriona,
Bernardita
Hurtado,
ha realizado por años
una labor de rescate de
la cultura patagónica
y ha formado varias
generaciones de jóvenes lectores. Con estos
Encuentros Binacionales, le da un giro más
a ambos proyectos y
logra reunir también,
a creadores que piensan en el desafío de
hacer escritura desde
este especial lugar del
mundo. Agradecidos de
ella y el comité organizador por permitir unos
días plenos, llenos de
emociones y buenas
conversaciones centradas en nuestra obsesión: la palabra y su
capacidad para producir encuentros. Habían
preparado con mucho
afecto cada actividad:
el principal salón del
colegio donde se realizaron
actividades
(Biblioteca del CRA)
estaba poblado de grullas que hicieron los
chicos; había una torta
en forma de libro en
honor al encuentro…
numerosos gestos de
acogida que superan el
mero trabajo funcionario y nos hablan de otra
manera de entender la
educación.
Mención aparte (y
necesaria) es la enorme
belleza de los días que
nos tocaron en un espacio físico privilegiado:
mucho sol y luz sobre
las plantas creciendo
/ floreciendo; noche
estrelladas,
cielos
transparentes; silencio
nocturno que recuerda
tiempos primarios tan
lejos de los ruidos artificiales y estruendosos
de las ciudades.
Pienso en otras escuelas, en otros lugares.
Cuánto bien le haríamos a la educación,
a la vida de los jóvenes en formación si
hubiera más de estos
días llenos de buenas
pasiones, de lecturas,
de
conversaciones,
de cuentos narrados
con alegría. Sería una
sociedad mejor, qué
duda cabe.