Claves para la industrialización socialista 1 Claves para la industrialización socialista 1 Claves para la industrialización socialista 1 Víctor Álvarez R. 2 Claves para la industrialización socialista Claves para la industrialización socialista Víctor Álvarez R. Mención Honorífica del Premio Internacional “Libertador” al Pensamiento Crítico 2012 Julio 2012 3 Víctor Álvarez R. Claves para la industrialización socialista © VÍCTOR ALVAREZ R. Segunda edición: julio 2012 Reservados todos los derechos ISBN: 978-980-7050-28-9 Depósito legal: lf35520113202689 Diagramación e impresión: Editorial Horizonte, C.A. e-mail: [email protected] / [email protected] Barquisimeto, Estado Lara Diseño de portada: Zembla Narváez Producción Editorial: Davgla Rodríguez A. Tiraje: 2000 ejemplares Impreso en Venezuela / Printed in Venezuela 4 Claves para la industrialización socialista CLAVES PARA LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA Análisis crítico del proceso de industrialización en las condiciones del capitalismo rentístico venezolano: de la sustitución ineficiente de importaciones a la desindustrialización neoliberal. Necesidad de avanzar hacia el logro de la soberanía productiva a través de la reactivación, reconversión y reindustrialización en el marco de los cambios estructurales en la economía mundial: relocalización industrial, auge de las industrias del conocimiento y tensiones entre los procesos de globalización e integración latinoamericana. Contraste entre la industrialización basada en la explotación del trabajo ajeno, el uso intensivo de materias primas y energía, y la depredación del ambiente y un nuevo tipo de industrialización basado en diferentes formas de propiedad social, nuevos principios para la remuneración del trabajo productivo y la inversión social de los excedentes. Principios rectores de la industrialización socialista: el papel del Estado y la relación con el mercado. La formación de emprendedores socialistas y el fortalecimiento de la capacidad gerencial en la economía social orientada a la producción de bienes destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población. Víctor Álvarez R. 5 Víctor Álvarez R. 8 Claves para la industrialización socialista Tabla de contenido Introducción .......................................................................... 13 1. Capítulo I. El proceso de industrialización .......................... 19 1.1. Antecedentes de la industrialización en Venezuela........... 1.1.1. Industrialización como proceso político para legitimar la IV República ....................................... 23 23 1.1.2. Industrialización como proceso económico para la acumulación del capital..................................... 30 1.2. El Modelo de Sustitución de Importaciones.................... 1.3. La sustitución ineficiente de importaciones..................... 33 37 1.4. El sesgo anti-exportador de la sustitución de exportaciones...................................................................... 42 1.5. Los resultados de la política de sustitución de importaciones...................................................................... 45 2. Capítulo II. Etapa neoliberal: liberalización de las importaciones y desindustrialización............................................ 47 2.1. La reforma arancelaria ................................................ 2.2. Desaceleración del proceso de industrialización............. 2.3. Economía rentista y desindustrialización...................... 2.4. Los resultados de la liberalización de las importaciones...... 47 48 50 53 3. Capítulo III. Premisas para el relanzamiento del proceso de industrialización............................................................... 3.1. Cambios estructurales en la industria mundial ............... 3.2. El redespliegue industrial.............................................. 3.3. Las industrias del conocimiento..................................... 3.4. La reconversión industrial.............................................. 57 58 60 63 66 4. Capítulo IV. La industrialización venezolana: entre las amenazas de la globalización y las oportunidades de la integración latinoamericana.................................................................... 73 4.1. ¿Liberalizar los mercados o erradicar la pobreza? ......... 78 9 Víctor Álvarez R. 4.2. ALBA vs. ALCA: nuevas formas de integración latinoamericana.......................................................................... 4.3. De la integración de los mercados a la integración de los pueblos..................................................................... 4.3.1. Trato especial y diferenciado para economías de menor desarrollo............................................. 83 85 86 4.3.2. Del libre comercio al comercio justo.................... 4.4. Los fundamentos de la ALBA........................................... 4.4.1. De los TLC a los TCP.......................................... 4.5. Proyectos Grannacionales en la ALBA.......................... 4.5.1. Petrocaribe.................................................. 4.5.2. Gas................................................................ 4.5.3. Energía Eléctrica............................................. 4.5.4. Energías Renovables....................................... 4.5.5. Banco del Sur.................................................. 4.5.6. Banco del ALBA.................................................. 4.5.7. El SUCRE............................................................ 103 104 105 106 106 107 109 5. Capítulo V. ¿Qué es la industrialización socialista?............... 111 5.1. Principios rectores de la industrialización socialista ........ 88 89 98 99 112 5.1.1. Nuevas formas de propiedad social...................... 113 5.1.2. Inclusión social.................................................. 121 5.1.3. Distribución progresiva del ingreso...................... 124 5.1.4. Respeto a los consumidores y usuarios................ 129 5.1.5. De la cultura rentista a la cultura del trabajo........ 129 5.1.6. Sustituir exportando........................................... 130 5.1.7. Reciprocidad: canje de incentivos por compromisos.................................................................. 134 5.1.8. Reducción gradual y concertada de los incentivos.. 134 6. Capítulo VI. El papel del Estado en la industrialización socialista................................................................................. 135 6.1. Armonización de políticas macroeconómicas y sectoriales ............................................................................. 138 6.2. Política fiscal: fuerza motriz de la dinámica económica... 140 10 Claves para la industrialización socialista 6.3. Política monetaria y financiera: incentivar la inversión productiva....................................................................... 141 6.4. Política cambiaria: que exprese la productividad industrial ............................................................................ 142 6.5. Política de precios: controles dinámicos y flexibles ......... 144 6.6. Política de ingresos ...................................................... 147 6.7. Política laboral: protección de los trabajadores .............. 152 6.8. Política de fortalecimiento del entorno institucional ........ 154 6.9. Política de infraestructura y servicios de apoyo a la producción ....................................................................... 156 6.10. Política industrial y tecnológica ................................... 157 6.10.1. Reactivación, reconversión, reindustrialización.... 159 6.10.2. Dimensión macro, meso y micro de la política industrial........................................................... 160 6.10.3. Reestructuración de industrias básicas............... 162 6.10.4. El efecto multiplicador de la actividad petrolera... 163 6.10.5. Política tecnológica: fortalecimiento de la capacidad de innovación.................................................. 165 7. Capítulo VII. La formación de emprendedores para la industrialización socialista.................................................. 169 7.1. Vinculación universidad-empresa-comunidad ................ 170 7.2. Transformación universitaria para el nuevo modelo productivo...................................................................... 173 7.3. ¿Qué es el emprendedor socialista?.............................. 175 7.3.1. Del empresario capitalista al emprendedor socialista.................................................................. 177 7.4. Fortalecimiento de la capacidad gerencial en la economía social........................................................................ 178 7.4.1. Gerencia técnico-productiva................................ 180 7.4.2. Gerencia del talento humano............................... 180 7.4.3. Gerencia financiera............................................ 183 7.4.4. Gerencia de inversiones...................................... 184 11 Víctor Álvarez R. 7.4.5. Gerencia de producción y desarrollo de proveedores................................................................ 184 7.4.6. La gerencia de mercadeo y ventas....................... 185 7.4.7. Gerencia de tecnología........................................ 186 7.4.8. Gerencia de información..................................... 190 8. Capítulo VIII. Conclusiones y recomendaciones.................. 193 8.1. Resultados generales.................................................. 196 8.2. Recomendaciones....................................................... 198 Bibliografía........................................................................ 203 12 Claves para la industrialización socialista Introducción La presente investigación trata sobre el proceso de industrialización venezolano, de las premisas que le dan origen, de las necesidades e intereses a los que responde, de las políticas y estrategias que se llevan a cabo para impulsarlo, así como un análisis de los resultados obtenidos. Al contrario de la escasez de divisas que obligó a muchos países a promover la industrialización, en Venezuela los esfuerzos por desarrollar la actividad manufacturera se han realizado en condiciones de un abundante ingreso en divisas provenientes de las exportaciones petroleras. Esta poderosa capacidad de compra externa no siempre ha estado en armonía con los objetivos de la industrialización, por el contrario ha entrado en abierta contradicción al utilizarse para importar los bienes que la industria nacional puede perfectamente producir. En el caso venezolano, es más bien la necesidad de legitimar el régimen político de la democracia representativa y la presión por encontrar nuevas formas de acumulación, las razones que llevan a poner en marcha una actuación conjunta de los factores políticos y económicos que se imponen una vez derrocada la dictadura perezjimenista. Estos convienen en impulsar la industrialización como el gran proyecto modernizador, capaz de crear los consensos necesarios para legitimar el nuevo régimen político y abrir atractivos espacios para la acumulación del capital. Como casi toda acción económica desde la aparición del petróleo en la vida nacional, el esfuerzo por industrializar al país ha sido realizado con una fuerte presencia e intervención del Estado y con una participación del sector privado más en un rol capturador de la renta petrolera que como un gran inversionista de recursos propios que impulsen el desarrollo industrial y regional. Por eso la industrialización por sustitución de importaciones fue un proceso subsidiado por el Estado, el cual transfirió parte de la renta petrolera a la burguesía industrial a través de incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, suministro de materias primas, capacitación técnica, inversiones en infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, asistencia técnica., etc. Los 13 Víctor Álvarez R. abundantes subsidios y la elevada protección de la que gozó la inversión industrial permitieron asegurar altos niveles de ganancia y rentabilidad en un mercado cautivo, resguardado de la competencia de productos importados, y en constante crecimiento gracias a la inyección de la renta petrolera a la dinámica productiva interna. Pero los rezagos en calidad, productividad y competitividad de la industria nacional condenaron a los consumidores a comprar productos más caros y de inferior calidad que los importados, acentuando así un proceso de distribución regresiva del ingreso desde los consumidores y trabajadores que viven de un ingreso fijo, hacia la burguesía industrial que controlaba a su antojo el mercado interno e imponía sus precios. El rápido agotamiento de la sustitución fácil de bienes de consumo final en un mercado con un potencial mayor, pero castigado por la distribución inequitativa del ingreso; el alto componente importado y la dependencia tecnológica de la industrial; y, los problemas de calidad y productividad de la manufactura nacional, llevaron a cuestionar cada vez con más fuerza un modelo de industrialización que se había tornado ineficiente y oneroso, incapaz no solo de satisfacer la creciente demanda acicateada por un patrón de consumo impuesto por la renta petrolera, sino sobre todo para satisfacer la demanda de las grandes masas consumidoras que se vieron condenadas a adquirir productos de inferior calidad y precios más altos. Con el argumento de corregir la exagerada protección y desencadenar presiones competitivas que estimularan a los industriales nacionales a preocuparse por mejorar su eficiencia, se da inicio a un proceso de apertura del mercado interno y liberalización comercial. Y así como se impuso un modelo de protección indiscriminada e irracional que ciertamente hizo posible un mayor grado de industrialización de la economía venezolana, se pasó luego a un proceso de apertura y liberalización generalizada de las importaciones, las cuales comenzaron a desplazar a la producción nacional y a erosionar la contribución de la manufactura a la conformación del PIB y a la generación de empleos productivos. Este fenómeno de la desindustrialización, o de pérdida de la importancia relativa de la industria en la economía y en la generación de empleo, se ha visto recrudecido por la sobrevaluación del tipo de cambio, el cual ha entronizado una tendencia a comprarle al resto del mundo buena parte de los bienes que se deberían estar produciendo con nuestro propio esfuerzo productivo. Esta ha sido una de las características de la Venezuela rentista, toda vez que desde que apareció 14 Claves para la industrialización socialista el petróleo en la vida nacional, la abundancia de divisas ha inducido un tipo de cambio sobrevaluado que no expresa la productividad real de la agricultura y de la industria, por lo que la industrialización ha sido una acción política selectiva a través de la cual se ha apostado a determinados sectores a través de la protección arancelaria, exoneraciones fiscales, financiamiento blando y otros incentivos de las políticas públicas que de alguna manera contribuyeron a compensar y contrarrestar la propensión a importar derivada de un tipo de cambio sobrevaluado. Para asegurar la soberanía productiva, Venezuela está obligada a relanzar el proceso de industrialización con un eficaz apoyo del Estado. Pero, en lugar de reeditar el proteccionismo a ultranza o la apertura extrema, se trata ahora de sustituir eficientemente importaciones y de generar una oferta exportable de calidad y buenos precios, a través de un conjunto de incentivos públicos de carácter temporal, condicionados al logro de metas concretas en términos de fortalecimiento de los atributos de la producción nacional, empoderamiento popular y distribución progresiva del ingreso, desarrollo armónico y proporcional de las regiones, preservación del ambiente e integración latinoamericana. Es así como el reimpulso a la industrialización podrá contribuir a la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista que erradique las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Con el propósito de sistematizar las experiencias de la sustitución de importaciones y de la apertura del mercado interno, asimilar sus principales lecciones y, sobre la base de este aprendizaje, relanzar el proceso de industrialización en Venezuela, presentaremos los resultados de nuestra investigación en ocho capítulos. En el primer capítulo analizamos las premisas del proceso de industrialización, distinguiendo los intereses que impulsan el crecimiento de la manufactura en Venezuela, de las circunstancias que imponen la necesidad de desarrollar la industria en otros países. Demostramos que en nuestro caso la industrialización no se debe a una severa escasez de divisas que impide importar lo que en el país no se produce, sino a la necesidad de las élites gobernante de legitimar el nuevo régimen de la democracia representativa que se instaura una vez que es derrocada la dictadura militar, así como de la exigencia de los poderosos grupos económicos de encontrar nuevas fuentes de acumulación. Explicamos como 15 Víctor Álvarez R. la amplia gama de incentivos que otorga el Estado al sector industrial se traduce en una transferencia neta de recursos públicos a favor de la burguesía industrial; la cual disfruta, además, de una excesiva y prolongada sobreprotección en un mercado interno cautivo que le permite imponer prácticas monopólicas y oligopólicas, cartelizar los precios, y lograr una distribución del ingreso que le resulta abiertamente favorable. En el capítulo dos evaluamos la política de apertura del mercado interno y liberalización del comercio exterior que disminuye la protección de la industria nacional. Analizamos críticamente los argumentos que llevan a desmontar los apoyos públicos inherentes a la política de sustitución de importaciones para dar inicio a la reforma arancelaria y de la política comercial en general, lo cual marca el inicio del proceso de desindustrialización de la economía venezolana. Presentamos los resultados de esta política de apertura del mercado interno, en términos de la reducción del aporte o peso relativo de la manufactura en la conformación del PIB y del empleo que en ella se genera. En el capítulo tres estudiamos las premisas que se cumplen para relanzar el proceso de industrialización. Estudiamos los cambios que se están llevando a cabo en la economía mundial y el impacto que tienen en la relocalización de las actividades industriales ya no solo a partir de las ventajas comparativas que cada país tenga en cuanto a la dotación de materias primas, energía, fuerza de trabajo barata o ubicación geográfica; sino también considerando las ventajas competitivas que desarrollan con base en la creación de capacidades para la generación, transferencia, difusión y uso de nuevos conocimientos y tecnologías que requiere cada vez más el desarrollo industrial. Advertimos acerca del impacto que tiene la cultura rentista –que tiende a importar lo que se debería estar produciendo localmente–, sobre las posibilidades de relanzar el desarrollo industrial en Venezuela. En el capítulo cuatro abordamos las posibilidades de la industrialización de la economía venezolana en un contexto de tensiones en el cual se contraponen los tratados de libre comercio, como continuidad a nivel bilateral de lo que fue la pretensión anexionista del ALCA para todo el hemisferio; y, las nuevas formas de integración sustentadas en los principios de solidaridad, cooperación y complementación, haciendo especial referencia a la Alianza Bolivariana para los pueblos de América Latina (ALBA). 16 Claves para la industrialización socialista En el capítulo cinco definimos la industrialización socialista e identificamos los principios rectores que deben gobernar este proceso. Más allá de la necesaria pero insuficiente recuperación del peso relativo de la industria en la conformación del PIB, destacamos el aporte de la industrialización socialista a la construcción de un nuevo modelo productivo que erradique las causas estructurales del desempleo, la distribución regresiva del ingreso, la exclusión social y el atropello al consumidor; que minimice el impacto ambiental de la actividad productiva y preserve el ambiente para las generaciones futuras, que contribuya al desarrollo armónico y proporcional de las regiones y a la integración latinoamericana. El capítulo seis está dedicado a analizar cuál es el papel del Estado en la industrialización socialista, tratándose de un proceso que no puede depender del paternalismo y la sobreprotección que lo hace ineficiente en detrimento de los consumidores, ni sometido a los designios de las fuerzas ciegas del mercado que lo estrangula y hace inviable. Fundamentamos la necesidad de armonizar las políticas macroeconómicas y sectoriales, explicando el impacto de las políticas fiscal, financiera, cambiaria, control de precios, de ingresos, laboral, infraestructura y servicios, así como la política industrial y tecnológica. En función de regenerar el tejido productivo y aumentar la densidad de empresas socialistas bajo el control de los trabajadores directos y de la comunidad, el capítulo siete está dedicado a fundamentar la necesidad de estimular el espíritu o perfil emprendedor del egresado universitario, promover proyectos socioproductivos comunitarios y fortalecer las capacidades gerenciales para asegurar su sostenibilidad y viabilidad. Sobre estas bases, será posible reimpulsar la industrialización a través de la creación de nuevas empresas de la economía social, sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida, dedicadas a la producción de bienes socialmente demandados y a la generación de un creciente excedente para ser invertido como ganancia social que permita mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, avanzar en la solución de los problemas de la comunidad, generar empleo estable y bien remunerado y contribuir así a mejorar la calidad de vida y el bienestar de la sociedad en general. El cuerpo básico de conclusiones, incluyendo un balance de los resultados generales del proceso de industrialización venezolano y las recomendaciones para relanzar un proceso de industrialización de nuevo tipo, con base en el 17 Víctor Álvarez R. desarrollo de nuevas formas de propiedad social y orientado a la sustitución eficiente de importaciones y la diversificación de la oferta exportable, lo consignamos en el octavo y último capítulo. Finalmente, quiero agradecer el apoyo y sostenido estímulo del Prof. Luis Bonilla-Molina, Presidente del Centro Internacional Miranda, quién no dejó de animarme para que diera forma a estas ideas y dejara escrita esta contribución. Igualmente quiero agradecer el invalorable apoyo de destacados colegas y amigos que dedicaron su valioso tiempo a la revisión exhaustiva de las versiones preliminares de este libro y contribuyeron con sus certeras observaciones y sugerencias a mejorar su contenido. Especial reconocimiento quiero hacer al Ing. Ramón Rosales, ex Ministro de Producción y Comercio; al Ing. Gustavo Márquez, ex ministro de Industria y Comercio y ex Ministro de Integración y Comercio Exterior; al politólogo Juan Carlos Monedero, investigador cooperante del Centro Internacional Miranda; y a Davgla Rodríguez, mi querida esposa, por ocuparse con supremo cuidado de todos los detalles relacionados con la laboriosa tarea de la producción editorial de este libro. Necesario también es decir que las ideas y opiniones plasmadas en este texto son de mi única y entera responsabilidad. Víctor Álvarez R. Noviembre de 2011 18 Claves para la industrialización socialista Capítulo I 1. EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN Generalmente, el proceso de industrialización describe el período transitorio de una sociedad agrícola a una sociedad industrial en el cual se produce un crecimiento de la renta per cápita y de la productividad, con un significativo desplazamiento del empleo rural por el empleo urbano. Por el contrario, la desindustrialización puede definirse como la etapa de crecimiento económico caracterizada por una disminución del peso relativo del sector industrial en términos de producción y empleo. Entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX tienen lugar en Inglaterra y otros países de Europa continental un conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de trascendental importancia para la historia de la humanidad. Hasta entonces, las personas utilizaban herramientas rudimentarias para proveerse de alimentos, construir sus viviendas y confeccionar el calzado y el vestido. La aparición de la máquina como resultado de importantes descubrimientos científicos permitió realizar grandes avances en la producción de los bienes destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la gente. La Revolución Industrial que se inicia en Inglaterra en el siglo XVIII se caracteriza por la sustitución progresiva del trabajo manual –realizado con herramientas rudimentarias–, por la máquina. La máquina de vapor es, sin duda alguna, la innovación tecnológica más emblemática de esa época. Pero es la producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria a lo largo de los siglos XVIII y XIX lo que facilitó un incrementó sin precedentes de la producción manufacturera. En 1765 aparece la máquina de vapor, en el siglo XX el motor de combustión interna que utiliza la gasolina, luego aparece la electricidad generada por fuerza hidráulica o por la máquina de vapor, todo lo cual permitió ampliar las fronteras del desarrollo industrial. El impetuoso crecimiento de este sector tuvo un impacto dinamizador en el desarrollo de otros sectores económicos como la minería, la agricultura, el comercio, la construcción y las finanzas, tanto en su condición de demandantes de materias primas e insumos y también como proveedor de 19 Víctor Álvarez R. una amplia gama de bienes, maquinarias y equipos para el desarrollo de estos1. Vladimir Acosta en su libro Revolución industrial y desarrollo capitalista explica que: “La Revolución Industrial significa en este sentido un predominio y una reformulación de la producción, que alcanza niveles elevados, inconcebibles dentro del marco de la sociedad agrícola: aumento del ingreso per cápita, mejora de las condiciones de vida y surgimiento, tanto de nuevas necesidades como de la progresiva posibilidad de satisfacerlas, disminución progresiva de los gastos básicos (como alimentos) en términos absolutos acompañado de paralelo incremento de los gastos llamados ‘superiores’ (como transporte, medicina, educación, recreación). La agricultura tiene a declinar frente al auge de nuevos sectores productivos (industria y servicios) al tiempo que estos tienden a depender menos de aquella (en la construcción acero y cemento reemplazan la madera, en los textiles las fibras artificiales desplazan a las naturales, etc.). Aumenta en fin la mecanización, la capitalización y la inversión a largo plazo, la producción, la población y el nivel general de ingresos” 2. A partir de Revolución Industrial se aumenta de manera sostenida la productividad y la producción, toda vez que se disminuye el tiempo de trabajo necesario para la producción de los distintos bienes, se reducen los costos de producción y se eleva la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo. Los productos que antes se elaboraban manualmente, comienzan a fabricarse de manera acelerada y por millares a partir de la incorporación de una amplia gama de máquinas cada vez más complejas. Se va imponiendo así la producción en serie que segmenta y simplifica tareas complejas en varias operaciones simples que puede realizar cualquier obrero, sin necesidad de que sea mano de obra calificada. Esta expansión y aumento de la producción y el comercio se vieron ______________ 1 Un interesante ensayo sobre el problema de la industrialización como componente clave de la política económica contemporánea lo encontramos en Vladimir Acosta: Revolución industrial y desarrollo capitalista .Este autor nos presenta una interesante teorización en la que recoge la complejidad de este proceso, abordando las condiciones previas o prerrequisitos del proceso de industrialización. 2 Ibid. Pp. 27-28 20 Claves para la industrialización socialista favorecidos por la mejora de las rutas de transportes y el nacimiento del ferrocarril. La expansión colonial del siglo XVII acompañada del desarrollo del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también lo fue la revolución científica del siglo XVII. La Revolución Industrial también generó cambios demográfico-sociales ya que la modernización de la agricultura permitió un crecimiento sostenido de la población debido a la mejora de la alimentación. Los adelantos en la medicina e higiene redujeron las tasas de morbilidad y mortalidad, provocando un mayor crecimiento de la población y, en consecuencia, el crecimiento sostenido de un creciente mercado interno que también se transformó en un catalizador de la Revolución Industrial en el Reino Unido y su posterior expansión a Alemania, Francia y otros países de Europa continental. En esos países, la Revolución Industrial condujo a un proceso de urbanización que bajo el patrón capitalista creo zonas diferenciadas, con urbanizaciones para las élites dominantes y privilegiadas que disfrutaron de todos los servicios, en comparación con los suburbios obreros y barrios marginales signados por el hacinamiento y la precariedad de los servicios. En comparación con las fechas en que tiene lugar la Revolución Industrial, en Venezuela el proceso de industrialización es más bien reciente. Pero aquí la urbanización no tuvo su origen en el proceso de industrialización, sino en el inicio de la actividad petrolera y la distribución de la renta que provocó la concentración de la población en unas pocas ciudades que fueron los polos del modelo primario-exportador e importador de los productos requeridos por un patrón de consumo marcado por las demandas de la burguesía y las élites dominantes. El pensamiento de la CEPAL, que tanto influyó en las élites gobernantes a la hora de diseñar y ejecutar las políticas de desarrollo industrial plantea que: “Tras la importancia atribuida a la diversificación industrial pueden distinguirse varios motivos principales. Uno de ellos, de carácter general, es el que ve en la industrialización una transformación de las estructuras económicas inherente al proceso de desarrollo. Otro, de carácter más específico, se identifica con la respuesta imprescindible al trastorno del intercambio del comercio exterior. Desde este punto de vista pueden diferenciarse dos situaciones, vinculadas aproximadamente a períodos históricos determinados. 21 Víctor Álvarez R. En la primera, que abarca a los años posteriores a la crisis y la época de la guerra, aquel trastorno creó obstáculos más o menos considerables para conseguir en el exterior los bienes y servicios acostumbrados, debido a la disminución de los ingresos en divisas y a las restricciones impuestas a los países abastecedores. En la segunda situación, que abarca en general el período de posguerra, el problema se origina en un estrangulamiento del sector externo, en el sentido de que las divisas disponibles resultan insuficientes para satisfacer la demanda de importaciones generada por el crecimiento interno” 3. Sin embargo, en el caso venezolano, a diferencia de otros países del continente, la urgencia de sustituir importaciones no la determina una insuficiencia crónica de divisas, toda vez que el elevado ingreso petrolero confiere un gran poder de compra externo. Como explicaremos en detalle más adelante, a partir de 1936, el gobierno del general Eleazar López Contreras, se plantea la necesidad de modernizar y dinamizar la actividad económica. Las restricciones comerciales impuestas durante la segunda guerra mundial atizaron el debate sobre la intervención del Estado en la economía y en el gobierno del general Medina Angarita cobra fuerza la necesidad de la intervención pública en función de fomentar el desarrollo industrial a través de la sustitución de importaciones y se concretan las primeras acciones para limitar las importaciones y asignar cupos y prioridades. Durante la dictadura del general Pérez Jiménez se inicia un amplio plan de inversiones públicas para el desarrollo de las industrias básicas del hierro, acero y petroquímica, así como para la consolidación de infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial. A comienzos de la década de 1950, Venezuela se encontraba en la etapa de desarrollo pre-industrial, con un aporte al PIB del sector manufacturero (sin refinación de petróleo) en torno al 10%; mientras que el promedio para el conjunto de los países de América Latina ya era de 20%. Al incluir la refinación de petróleo, entre 1950 y 1959 el crecimiento del PIB industrial fue de 11,7% interanual y la contribución de la industria manufacturera al PIB total asciende desde 12,1% a 16,9%4. ______________ 3 CEPAL. El pensamiento de la CEPAL. Pp. 21-22 4 Ver Gráfico N° 1 22 Claves para la industrialización socialista 1.1. ANTECEDENTES DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN VENEZUELA La formulación, por primera vez, en los años 1960 de una política industrial proteccionista se asume como una referencia cronológica para ubicar el inicio del proceso de industrialización en Venezuela. A partir de entonces, el proceso de industrialización es impulsado a través de la política proteccionista de sustitución de importaciones. La multiplicación del número de establecimientos industriales, el aumento del empleo que en estos se genera, el crecimiento de la producción industrial y del capital fijo de este sector, ponen de manifiesto el dinamismo de la actividad manufacturera venezolana durante los años 1960-80. De no haber sido por las medidas proteccionistas puestas en práctica, los demás incentivos habrían resultado insuficientes para atraer el interés del capital hacia la industria manufacturera. 1.1.1. INDUSTRIALIZACIÓN LA IV REPÚBLICA COMO PROCESO POLÍTICO PARA LEGITIMAR En el afán de presentar la industrialización como un mérito de los gobiernos de la democracia representativa que se instauran luego del derrocamiento de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, suelen desconocerse importantes eventos que van definiendo las características estructurales de la industria venezolana que luego se despliegan y consolidan en las décadas de 1960-70. Importantes antecedentes de la industrialización de Venezuela se encuentran varios años antes de la década de los 605. La frecuente interrupción de las importaciones durante la primera guerra mundial (19141919), la gran crisis de la economía capitalista (1929-1933), y la segunda guerra mundial (1939-1945) obligaron a implementar medidas que propiciaran el proceso de industrialización, en función de satisfacer la demanda de un mercado interno que en cierta medida resultaba impactado ______________ 5 En relación con las políticas de fomento industrial instrumentadas por el Estado venezolano durante este período véase Helia Isabel del Rosario: El financiamiento público directo a la actividad industrial. En cuanto al proceso de modernización de la agricultura durante los años 50 véase Ocarina Castillo: Agricultura y Política en Venezuela: 1948-1958. Para el estudio de las inversiones en empresas básicas realizadas durante el período pérezjimenista véase de ésta misma autora Los años del Buldózer; Ideología y Política 1948-1958. 23 Víctor Álvarez R. por los rigores del desabastecimiento provocado por las circunstancias antes indicadas. En una obra que ya es un clásico de los análisis sobre el proceso de industrialización en Venezuela, La industrialización de Venezuela en el siglo XX, Orlando Araujo comenta que: “Las limitaciones del abastecimiento interno de productos importados, ocasionadas por las dificultades del comercio en tiempos de guerra, provocaron, por vía de emergencia, el surgimiento y desarrollo de algunas factorías industriales, y, lo que es más importante, la iniciación de una conciencia industrialista que irá cobrando fuerza, hasta llegar a la formación de un grupo de empresarios industriales, cuya gestión va a influir, con fuerza creciente, en la actividad económica y política nacionales (…)” 6 Desde la presidencia del general Eleazar López Contreras (1936-1941) se adelantan acciones orientadas a crear las condiciones que permitan la in-dustrialización de Venezuela. En 1937 se crea el Banco Industrial de Venezuela, con el propósito de brindar asistencia financiera a proyectos industriales. Pero es a raíz del impacto de la II Guerra Mundial que originó una fuerte escasez de los productos importados en el mercado interno que cobra más fuerza la necesidad y conveniencia de sustituir importaciones con producción nacional. En 1943 bajo la presidencia del general Isaías Medina Angarita, se constituye la Junta de Fomento a la Producción, la cual se ocupó de distribuir recursos públicos hacia los proyectos industriales y agrícolas; posteriormente, en 1946 se crea la Corporación Venezolana de Fomento (CVF), con el propósito declarado de promover la industrialización del país iniciando el Plan Nacional de Electrificación, el Plan Azucarero Nacional, el Plan Arrocero Nacional y otros planes de fomento industrial. Durante la dictadura perezjimenista, se inicia la construcción del complejo de industrias básicas, además del proceso de diversificación y ampliación de la infraestructura agrícola que prepara las condiciones para el desarrollo de la agroindustria nacional. Estos antecedentes revelan claramente que el promotor del desarrollo industrial venezolano fue y sigue siendo, a lo largo de la economía rentista, el Estado venezolano. Es importante aclarar que, en el caso venezolano, las dificultades de abastecimiento no se debieron a una crónica escasez de divisas, como era ______________ 6 Orlando Araujo. La industrialización de Venezuela en el siglo XX. Pp.32-33 24 Claves para la industrialización socialista el caso de otros países que no cuentan con el considerable ingreso petrolero que percibe Venezuela. La escasez de productos importados se debió a la situación bélica antes descrita que obligó a impulsar ese incipiente proceso de industrialización. Sin, embargo, como bien lo plantea M. Ignacio Purroy en otro libro clásico del análisis industrial venezolano Estado e industrialización en Venezuela: “Finalizado el conflicto bélico las aguas volvieron a su cause: el mercado internacional se normalizó y Venezuela retornó a su modelo de crecimiento dependiente. Las incipientes industrias del período de industrialización forzosa sucumbieron ante la reanudación de las importaciones. La introducción de bienes de capital altamente tecnificados desplazó la producción que anteriormente utilizaba alto contenido de mano de obra. Únicamente lograron sobrevivir aquellas industrias que gozaban de ´protección natural´ o aquellas que disfrutaron posteriormente de cierta protección, como fue el caso de la industria textil, mientras que otros núcleos industriales incipientes, como por ejemplo la industria metalmecánica, se vieron condenados a languidecer” 7 . Por lo tanto, no es que antes de 1958 no se hubiese promovido el proceso de industrialización. El Estado tuvo un proyecto de industrialización, de diversificación de la economía, y se creó aquel lema muy conocido, institucionalizado en ese entonces, que decía “producir lo que consumimos y consumir lo que producimos” 8. Pero estos esfuerzos que se llevaron a cabo en la primera mitad del siglo XX constituyeron acciones aisladas que, si bien es cierto estaban inspiradas por el deseo de industrializar el país, no contaron con una visión estratégica e integral, que hiciera posible una articulación eficiente del aparato productivo que comenzaba a crearse. Como explicaremos más adelante, esta incoherencia siguió siendo una constante en el accionar del Estado venezolano, cuyas políticas públicas se han caracterizado por frecuentes contradicciones que llegan a mediatizarse y anularse entre sí, al no contar con una visión integral y una unidad de criterios que asegurara coherencia y complementación en la acción. No obstante, en el curso de los años previos al régimen de la democracia ______________ 7 M. Ignacio Purroy. Estado e industrialización en Venezuela. Pp. 53-54 8 A. Blanco Muñoz. Venezuela: Historia de una frustración. Habla D. F. Haza Zavala. p. 97. 25 Víctor Álvarez R. representativa instaurada en 1958, se crean ciertas condiciones que luego permiten intensificar los esfuerzos por incrementar la participación de la producción industrial dentro del Producto Interno Bruto total a través de la política de sustitución de importaciones que se ejecuta desde los años 1960 hasta finales de los años 1980. A partir de entonces, se aplican políticas de corte neoliberal, se desmonta la protección y los incentivos del Estado inherentes a la política de sustitución de importaciones y se deja que sean los mecanismo del mercado los que definan el ritmo y la naturaleza del desarrollo industrial. Si bien es cierto que los intentos por promover la industrialización en Venezuela se remontan a los primeros años del post-gomecismo, los mismos resaltaron incoherentes con otras medidas adaptadas para entonces. Una clara expresión de tales contradicciones la encontramos en el Tratado de Reciprocidad Comercial firmado entre Venezuela y los Estados Unidos en el año 19399, el cual se reveló como una de las principales restricciones al desarrollo industrial de Venezuela. En el Tratado de Reciprocidad Comercial se incluyeron dos listas de productos para los cuales se prohibía expresamente elevar la protección arancelaria. La lista N° 1 incluía inicialmente 178 productos estadounidenses, que con la adopción de la nueva nomenclatura se transformaron en 623 productos. La lista N° 2 comprendía 17 productos de exportación venezolanos, entre los cuales apenas cuatro alcanzaban montos significativos; estos eran: petróleo, hierro, café y cacao10. En gran medida, la ausencia de una burguesía industrial, que se opusiera resueltamente a las desventajosas condiciones que imponía aquel Tratado al desarrollo de la actividad manufacturera fue lo que facilitó la firma del mismo. Para la época que se firma el Tratado de Reciprocidad Comercial, Orlando Araujo explica que: “... no hay en el país un sector industrial con desarrollo suficiente como para que un grupo de empresarios representativos de él, haga resistencia ante un convenio que enajenaba en favor de los exportadores norteamericanos las posibilidades de industrialización ______________ 9 M.I. Purroy. Estado e Industrialización en Venezuela. P. 132 10 Véase Clemy Machado de Acedo y Marisela Padrón Quero. “La Diplomacia de López Contreras y el Tratado de Reciprocidad Comercial con Estados Unidos”. 26 Claves para la industrialización socialista de casi doscientas partidas arancelarias, las cuales cubrían prácticamente toda la gama de las llamadas industrias tradicionales y algunas de bienes intermedios” 11. Pero también la ausencia de un numeroso proletariado industrial que viera amenazada su estabilidad laboral ante la inminente quiebra de millares de empresas que sería arrasadas por la apertura indiscriminada del mercado interno a las corrientes de productos importados desde los EE.UU., facilitó la firma de aquel mal llamado Tratado de Reciprocidad Comercial. Muy distinta habría sido la situación ante la resistencia de un significativo y bien organizado movimiento obrero que hubiese resistido a través de distintos medios de lucha la pretensión de imponer un convenio semejante. El Tratado de Reciprocidad Comercial contrastaba abiertamente con las demás acciones orientadas a propiciar el desarrollo industrial de Venezuela. En tales circunstancias, el Estado había mediatizado su facultad de estimular la industrialización a través de la protección arancelaria. Ante las dificultades de denunciar el Tratado a comienzos de los años 60, y con el fin de proteger a la naciente industria nacional de la competencia de los productos importados, se apeló a la protección para-arancelaria en sus diferentes modalidades: prohibiciones de importación, licencias, cupos, etc. Como bien lo plantean Sergio Bitar y Eduardo Troncoso en su obra El desafío industrial de Venezuela: “El Estado aplicó restricciones a la libre importación a fin de proteger a la industria existente, entonces muy amagada por el Tratado Comercial con los Estados Unidos suscrito en 1939, que obligaba a Venezuela a no modificar los bajos impuestos a la importación de un extenso grupo de productos manufacturados. Tal rigidez impedía su fabricación nacional y debió ser eludida recurriendo a medidas administrativas y a restricciones cuantitativas.” 12 Una vez derrocada la dictadura perezjimenista, al nuevo régimen se le presenta el reto de legitimarse ante la sociedad venezolana. La democracia representativa necesita ser percibida como la cristalización del cambio deseado por la mayoría de los venezolanos. Las nuevas élites gobernantes tienen la necesidad de consolidar su base de apoyo social, económica y ______________ 11 Orlando Araujo: Situación Industrial de Venezuela, p. 8. 12 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso. El desafío industrial de Venezuela, p. 24 27 Víctor Álvarez R. política y, con este propósito, promueven la idea de la industrialización como componente de su discurso modernizador. Entre los promotores del nuevo proyecto político cobra fuerza la idea de la industrialización como un proceso capaz de generar el consenso social necesario para legitimar el nuevo modelo político. Según Andrés Santeliz: “La idea de la industrialización del país como parte del proceso de desarrollo económico está presente en el pensamiento económico venezolano. Rómulo Betancourt, por ejemplo, no imaginaba a Venezuela compitiendo con las ex colonias europeas en África por la colocación en los mercados internacionales de los frutos de su agricultura. La veía como una economía industrial, que lograría su éxito aceleradamente gracias a los recursos financieros provenientes del petróleo (…). Por lo demás, en general, se ve la industrialización como una respuesta adecuada ante la predominancia del petróleo en la economía nacional, creando una producción diversificada (…) con la llegada de Rómulo Betancourt al poder, en 1958, se retomó el camino de la sustitución de importaciones. El punto de partida fue el decreto Compre Venezolano (Venezuela, 1958).” 13 Ante la necesidad de implementar distintos procesos que permitieran consolidar el nuevo régimen, la sustitución de importaciones como camino al logro de la soberanía productiva pasa a ser un proceso deliberadamente inducido por las fuerzas políticas promotoras de la democracia representativa. En el propio Pacto de Punto Fijo se reconoce la importancia de la industrialización de Venezuela como un factor de consenso para convalidar el proyecto nacional que las nuevas fuerzas políticas ofrecían al país. Muchos fueron los acuerdos suscritos entre los sectores público, privado y laboral, en función de crear las mejores condiciones para el desarrollo industrial. En un interesante y riguroso análisis de la experiencia de sustitución de importaciones en América Latina, Joaquín Muns, catedrático de la Universidad de Barcelona, expone como en el discurso de buena parte de los dirigentes políticos en la mayoría de los países del continente, la industrialización se presenta como la panacea de acuciantes problemas económicos y sociales. Escribe Muns que: ______________ 13 Andrés Santelíz G. 1999-2009. La economía en diez años de gobierno Revolucionario. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.14 n.3 Caracas dic. 2008 28 Claves para la industrialización socialista “Este esfuerzo se ha centrado, particularmente desde la segunda guerra mundial, en la industrialización hacia el mercado interior, que se ha considerado como una necesidad y una panacea para un sin fin de problemas, de entre los que se destacan los siguientes: a) proporcionar trabajo a la creciente población de los países en desarrollo; b) aumentar automáticamente el nivel de vida a base de incrementar directamente la renta per cápita; c) mejorar la situación de la balanza de pagos a mediano plazo; d) aumentar el prestigio del país en el ámbito internacional, al asociarse industrialización con independencia y poder. Esta fe en la industrialización de los países en vías de desarrollo ha sido compartida por políticos y técnicos que (…) la han presentado como una verdadera solución para el crecimiento económico de las naciones que se encontraban en mayores dificultades como resultado de la crisis del comercio internacional.” 14 Al calor de los cambios políticos que ocurren en Venezuela después de 1958 se promueve y apoya la emergencia de una nueva burguesía industrial, la cual resulta ser ampliamente favorecida al calor del nuevo proyecto político y pasa a ser un protagonista clave del llamado a modernizar el país a través del impulso al proceso de industrialización. Debido al convulsionado y turbulento entorno político en el cual se promueve la industrialización en Venezuela, este proceso también cumple un importante papel de carácter ideológico. La naciente democracia representativa tiene que enfrentar los conatos de militares derechistas por un lado, y la lucha armada que declaran los movimientos revolucionarios del país, por el otro. En estas circunstancias, los agentes portadores del nuevo proyecto se proponen nuclear las fuerzas políticas, económicas y sociales más significativas alrededor de la propuesta industrializadora que formulan, en razón de legitimar la forma de Estado y el régimen político instaurado en 1958. Tal como se lee en la Historia del Ministerio de Fomento 1958-59: “El desarrollo económico del país en forma dinámica y balanceada exige una vigorosa política de industrialización cónsona con sus recursos humanos, naturales y financieros, A través de la industrialización se logra estimular la producción agrícola y minera, ______________ 14 Joaquin Muns. Industrialización y crecimiento de los países en desarrollo. Pp. 87-88. Colección Laureano Figuerola. Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona. Ediciones Ariel. 29 Víctor Álvarez R. por la mayor utilización de materias primas nacionales; ampliar la oportunidad de empleo bien remunerado y con ello aumentar el ingreso nacional y mejorar su distribución mediante la diversificación de nuestra economía y la consiguiente menor dependencia del petróleo; imprimir mayor estabilidad económica y social al país y, finalmente, alcanzar niveles de bienestar más elevados para toda Ia población, máxima aspiración de un gobierno democrático.” 15 La industrialización promovida por el Estado, a través de la política de sustitución de importaciones se convierte así en un elemento básico del gran proyecto nacional; es decir, pasa a ser una de las causas que une e identifica a los más diversos y contradictorios grupos políticos, sociales y empresariales de la Venezuela del momento. El estímulo a la industrialización adquiere una relevancia extraordinaria, toda vez que ésta, además de ser uno de los factores claves del modelo de desarrollo económico, se va a constituir también en un recurso estratégico en el marco de la configuración político-ideológica que le sirve de base al nuevo régimen de dominación. 1.1.2.I NDUSTRIALIZACIÓN COMO PROCESO ECONÓMICO PARA LA ACUMULACIÓN DEL CAPITAL Además del impacto político de la industrialización como concreción del proceso modernizador, aparece también la urgencia y presión de los sectores económicos de encontrar nuevas formas de valorización del capital. Es a partir de este interés particular del capital, que la industrialización es presentada como un proyecto de interés nacional y el empresario industrial es proyectado ante el país como una fuerza social, promotora y comprometida con el cambio económico, político y social que el país está emprendiendo. El crecimiento de la industria y del empresariado industrial se convierten en una bandera de cambio y modernización para las fuerzas políticas portadoras del proyecto de la democracia representativa. Al considerar el papel de la burguesía comercial importadora dentro del proceso de industrialización venezolano, M. Ignacio Purroy, en su obra antes citada, plantea que: “Aún cuando en un principio el capital comercial no se orientará directamente hacia la producción industrial, su actividad importadora ______________ 15 Véase la Historia del Ministerio de Fomento. 1958-1959 30 Claves para la industrialización socialista de bienes de capital contribuyó indirectamente a posibilitarla. Esto hubiese sido poco probable si realmente hubiera existido un interés anti-industrialista a ultranza, capaz de organizar coherentemente las formas de acumulación, en el sentido de mantener el modelo económico de crecimiento simple. Pero la acumulación comercial impone su dinámica propia de máximos beneficios de acuerdo a las posibilidades inmediatas del mercado. Una de las características de este tipo de industrialización es precisamente su poca disposición a subordinarse a perspectivas de mediano y largo plazo en la planificación de su actividad. La misma orientación inmediatista hizo que una vez agotada la fase de crecimiento simple, fuera la burguesía comercial la que coadyuvara al advenimiento de la industrialización masiva. La importación de bienes de equipo industrial se convirtió en un buen negocio que las casas comerciales no podía desaprovechar” 16 Debido a la importancia para convalidar el nuevo proyecto político, la industria nacional resultó ser uno de los sectores económicos más favorecidos del país. Los altos aranceles, prohibiciones de importación, créditos baratos, subsidios, inversiones públicas en infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, etc. fueron algunos de los favores generosamente concedidos por el Estado a la burguesía industrial. En uno de los primeros textos de análisis industrial publicado en Venezuela, Miguel Rodríguez Villenave plantea que: “La sobreprotección, definida como un nivel de protección que, en cualquier momento excede el nivel necesario para hacer a la industria competitiva con las importaciones, causa exceso de beneficios a los industriales y debilita el estímulo para producir eficientemente.” 17 Incentivar, apoyar y proteger la industria nacional para sustituir importaciones es presentado por las élites gobernantes como un proyecto de interés nacional. El Estado asume un papel clave al invertir y transferir buena parte de la renta petrolera en función de incentivar el desarrollo industrial, facilitando así la transferencia de recursos públicos a manos privadas, característica relevante del capitalismo rentístico venezolano. ______________ 16 M. Ignacio Purroy. Op. cit pp. 56-57 17 Miguel Rodríguez Villenave. Algunas consideraciones sobre industrialización en Venezuela. p. 11 31 Víctor Álvarez R. La percepción de una creciente renta petrolera por parte del Estado venezolano acompaña y facilita este proceso de acumulación, toda vez que hace innecesario pechar con altos impuestos las ganancias del capital para financiar la inversión pública en la infraestructura básica y servicios apoyo a la actividad industrial. Como dicho proceso se inicia en el contexto de un mercado interno relativamente estrecho, la inyección de la renta petrolera a la economía nacional también ayuda a la creación de un mercado a través del incremento de la nómina pública que demanda los bienes producidos por la industria nacional. El mercado interno se expandió a través de un crecimiento sostenido de la demanda agregada, la cual creció con la urbanización y con la incorporación de nuevos sectores sociales al mercado, provenientes de la expansión del sector terciario y del propio proletariado industrial. En definitiva, se trata de un proceso de acumulación capitalista asistido por la transferencia de un creciente porcentaje de la renta petrolera a la burguesía industrial. Tal como lo plantea Vladimir Acosta: “(…) una parte del capital originario de los industriales sale directamente del erario público (…) el proteccionismo es instrumento fundamental de la acumulación originaria capitalista y llena toda una fase sin cuya ejecución resulta inconcebible el desarrollo capitalista ulterior y su misma independencia respecto del Estado (…)” 18 La industrialización de Venezuela nació bajo la protección y apoyo del Estado venezolano, el cual transfirió al sector industrial buena parte de la renta petrolera a través de la sobrevaluación del tipo de cambio, las exoneraciones fiscales y arancelarias, la inversión pública en infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, así como la dinamización del mercado interno a través de creciente nómina de empleados públicos. La burguesía industrial logra así imponer su modelo de acumulación como un proyecto de interés nacional, el cual es asumido por el Estado y lo presenta como el punto de confluencia para conciliar y armonizar los intereses en pugna y conflictos de las diferentes fuerzas y clases sociales. Con la política de sustitución de importaciones, se favorecieron las inversiones en el sector de la industria manufacturera, a la par que se ______________ 18 Vladimir Acosta. Op. cit. pp. 56-57 32 Claves para la industrialización socialista generaron miles de empleos; pero, al mismo tiempo, se afectó seriamente a los consumidores venezolanos, toda vez que en adelante estos se verían obligados a comprar productos más caros y de inferior calidad. Al apoyarse en la adquisición de tecnologías diseñada para las condiciones concretas de países industrializados o de mayor tamaño, esta situación permitió a las primeras empresas que se instalaron en el país controlar rápidamente el mercado en esa rama de actividad industrial en la que se iniciaban. En tales circunstancias, estas pocas empresas, lejos de competir entre sí ofreciendo un producto de mayor calidad y a más bajo precio, más bien lo que hicieron fue concertar acuerdos para cartelizar los precios y repartirse el mercado, en perjuicio de los demás agentes económicos y sociales que no encontraban otras alternativas en el estrecho mercado venezolano. Amparadas en la política de mercado abastecido implementada por el gobierno, se dedicaron a restringir y obstaculizar la creación de nuevas empresas en un sector prematuramente saturado, imponiendo impunemente prácticas monopólicas y oligopólicas en menoscabo de los intereses de los consumidores y pequeños productores. La rápida conformación de una estructura monopólica y oligopólica en muchos sectores y ramas de la industria nacional se vio reforzada por el sistema de permiso previo para instalar nuevas empresas. Así, la prematura imperfección del mercado venezolano, aunado a la excesiva protección de la competencia del exterior y a la política de mercado abastecido hacían prácticamente imposible el rompimiento de la estructura oligopólica predominante. Estas y otras medidas, además de crear un mercado cautivo-, propiciaron atractivas condiciones para que se multiplicara el número de establecimientos industriales en el país, creciera el aporte de la manufactura al PIB y se generarán centenares de miles de nuevos puestos de trabajo. 1.2. EL MODELO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES Con mucha frecuencia se encuentran afirmaciones referidas al “agotamiento de la sustitución de importaciones”. En nuestro propósito de analizar los efectos de la política de sustitución de importaciones sobre la evolución de la industria manufacturera en el país, parece necesario detenerse un momento para precisar la diferencia que existe entre el Modelo de Sustitución de Importaciones, por una parte; y, la sustitución de importaciones, por la otra. Sobre esta base, se estará en mejores condiciones de entender que es lo que realmente se ha agotado: ¿Acaso el 33 Víctor Álvarez R. proceso de sustitución de importaciones; o más bien, la política de sustitución de importaciones, a través de la cual se estimuló en una primera fase la industrialización de Venezuela?19. Cuando nos referimos a la sustitución de importaciones deseamos que se entienda el proceso a través del cual los productos y servicios importados que satisfacen las necesidades del mercado interno son sustituidos por la producción nacional de los mismos. En consecuencia, mientras exista un alto componente importado en la oferta total, seguirá existiendo margen para continuar avanzando en el proceso de sustitución, independientemente de si ésta se hace de manera eficiente o ineficiente. En un texto precursor del análisis industrial venezolano, Algunas consideraciones sobre la industrialización en Venezuela, Miguel Rodríguez Villenave define la sustitución de importaciones en los siguientes términos: “ Sustitución de importaciones puede ser definida como una disminución en la proporción que representan las importaciones en la oferta global de un bien en el mercado doméstico. Esa disminución puede ser el resultado del crecimiento normal de la economía doméstica o la respuesta a una deliberada política de sustitución de importaciones. Toda política designada para proteger una industria doméstica de la competencia externa puede resultar en sustitución de importaciones, pero lo ‘positivo’ de esa política depende de criterios de eficiencia. En otras palabras, una vez que la protección ha sido otorgada a una industria, ha sido ésta capaz de experimentar costos decrecientes suficientes como para hacer su precio competitivo con los precios de productos similares provenientes del exterior” 20 Ahora bien, cuando nos refiramos al Modelo de Sustitución de Importaciones, deseamos que se entienda el conjunto de medidas proteccionistas que el Estado pone en práctica con el objetivo básico de incrementar la participación relativa de la producción nacional en la oferta total. En síntesis, la sustitución de importaciones consiste en el aumento de la producción nacional en la oferta total de un bien o servicio en el ______________ 19 Véase Economía e Industrialización, una interesante compilación de ensayos y testimonios sobre las tesis más relevantes del modelo de industrialización por sustitución de importaciones editado por el Fondo de Cultura Económica 20 Miguel Rodríguez Villenave. Op. cit. P. 5 34 Claves para la industrialización socialista mercado doméstico; mientras que el Modelo de Sustitución de Importaciones consiste en la instrumentación de un conjunto de medidas orientadas a estimular el crecimiento de la industria nacional para la producción de bienes para el mercado interno a través de la conformación de un mercado cautivo, en el que se limita severamente la competencia de los bienes o servicios importados. Al comenzar la sustitución de importaciones, sin lugar a dudas que se hacía necesario proteger a la naciente industria nacional. Recordemos que, en Venezuela, el proceso de industrialización comenzó con bastante retraso en com-paración con las grandes potencias industrializadas, e incluso, con respecto de la mayoría de los países de América Latina. Ante la feroz competencia que imponían aquellas, se hacía prácticamente imposible crear una industria nacional, a no ser que se implementaran medidas que protegieran a la producción doméstica de la atractiva oferta de bienes procedentes de países que, tras una larga tradición industrial, habían logrado un mayor nivel de eficiencia, calidad y competitividad. En otras palabras, la posibilidad real de sustituir de manera gradual tales corrientes de bienes importados por una producción nacional requería cierta protección, toda vez que esta última sería generada en industrias recién instaladas, sin un factor humano calificado y carente de industrias proveedoras que las abastecieran en condiciones ventajosas de los bienes intermedios y de capital que necesitaban. Ante el retraso con el cual se inicia la industrialización en Venezuela, sustituir las corrientes de bienes importados por producción nacional, sólo era posible si se implementaban ciertas medidas proteccionistas que estimularan el interés de los inversionistas en la actividad industrial. Luego entonces, en nuestro país, la política de sustitución de importaciones se resume en un conjunto de instrumentos entre los cuales se destacan: Pago de altas tarifas arancelarias ad-valorem y específicas Exoneraciones de impuestos Prohibiciones de importación Contigentamientos Licencias para importar 35 Víctor Álvarez R. Financiamiento con bajas tasas de interés y largos plazos Incentivos cambiarios para la importación de maquinaria, equipos, materias primas y otros insumos industriales Subsidios a la producción y el consumo Construcción de obras de infraestructura Servicios de agua, luz, gas, telecomunicaciones, etc. Restricción a la inversión extranjera Preferencias en las compras gubernamentales Suministro de materias primas Capacitación productiva de la fuerza de trabajo Asistencia técnica Al prohibir la importación de bienes y servicios se proporcionaba un considerable estímulo para incrementar los precios de la producción nacional hasta un nivel tal que se pudieran cubrir los altos costos de la producción local y, a su vez, garantizar los márgenes de ganancia que deseaban los empresarios nacionales. Estos márgenes, al menos debían ser semejantes a los obtenidos por iguales inversiones en el sector comercio, construcción, financiero o cualquier otro. De lo contrario, las inversiones en el sector industrial no habrían resultado lo suficientemente atractivas. Así pues, con el objetivo de fomentar el crecimiento de una base industrial nacional que fabricara en el país lo que antes se importaba, se pone en marcha la política de sustitución de importaciones que se basó en una alta protección arancelaria y para-arancelaria, exoneraciones para importar materias primas y equipos y una activa participación financiera y empresarial del Estado que transfirió parte de la renta petrolera a los inversionistas industriales a través de créditos a bajas tasas de interés y largo plazo para incentivar así la acumulación del capital en el sector industrial. La política de sustitución de importaciones implementada en Venezuela se caracterizó, entre otras cosas, por una irracional e indiscriminada sobreprotección arancelaria, infinitas prohibiciones de importación, innumerables exoneraciones, concesión de créditos baratos a muy largo plazo, y por el otorgamiento de generosos subsidios a la producción y 36 Claves para la industrialización socialista el consumo21. A lo largo de los años 60, 70 y 80 los incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, suministro de materias primas, capacitación de la fuerza de trabajo, asistencia técnica, etc., se orientaron a apoyar la acumulación en el sector industrial. La creación de un mercado cautivo a favor de la producción nacional, se logró a través de restricciones cuantitativas, de un régimen de licencia previa, aranceles sobre el valor y volumen de las importaciones, notas o barreras paraarancelarias que prohibían o sometían a licencia previa buena parte de los renglones de importación; aplicación de cupos de importación, así como la adjudicación al Estado del privilegio de importar bienes no producidos en el país, todo lo cual restringía la competencia externa en el mercado interno. El uso indiscriminado de los distintos instrumentos de política industrial por parte del Estado venezolano estimuló la creación de empresas en diferentes ramas de actividad industrial, independientemente de las condiciones que el país tuviese y de las ventajas que para el inicio y mantenimiento de tal actividad pudiera desarrollar22. 1.3. LA SUSTITUCIÓN INEFICIENTE DE IMPORTACIONES Cuando una industria apenas está comenzando sus actividades, sus costos domésticos de producción generalmente son mayores a los que reflejan las industrias extranjeras de la misma rama que ya están consolidadas. Esta circunstancia coloca en desventaja a la producción nacional frente a la oferta de bienes importados. La protección que se le otorga a las actividades industriales que se inician se justifica, entonces, ______________ 21 Un interesante análisis en relación con los distintos instrumentos de política industrial se encuentra en M. Ignacio Purroy: Estado e Industrialización en Venezuela, Cap. VII Política de Protección Industrial, pp, 205-230, Véase también Helia Isabel del Rosario Informe Preliminar Sobre la Utilización de Instrumentos Institucionales de Política Industrial y Luis Mata Mollejas: El Estado y la Política Industrial. 22 El estudio y caracterización de la sustitución ineficiente de importaciones en América Latina y Venezuela ha sido abordado por innumerables autores y desde las más diversas perspectivas. Para los efectos de este trabajo hemos utilizado como fuente de consulta los siguientes: CEPAL, El pensamiento de la CEPAL Fernando Fajnzylber, La industrialización en América Latina; especificidades y perspectivas, Raúl Prebisch, Capitalismo Periférico; M. Ignacio Purroy, Estado e Industrialización en Venezuela; Sergio Bitar y Eduardo Troncoso, El desafío industrial de Venezuela; Constantino Quero Morales, Imagen-Objetivo de Venezuela; y, Max Flores Díaz, Aspectos teóricometodológicos del pensamiento en torno a la industrialización y desarrollo de América Latina. 37 Víctor Álvarez R. en la medida que la misma permita a la producción doméstica alcanzar, en un plazo razonable o prudencial, niveles de calidad, productividad y competitividad cercanos a los internacionales. Sin embargo, la instrumentación de las medidas proteccionistas en Venezuela fue indiscriminada e irracional y dio origen a una sustitución ineficiente de importaciones. La protección fue indiscriminada; es decir, sin mayores precisiones y garantías en relación con la capacidad real de los distintos proyectos industriales para poder autosostenerse en el tiempo, a partir de aprovechar ventajas comparativas relacionadas con la dotación de materias primas, energía, fuerza de trabajo barata y ubicación geográfica y, sobre todo, desarrollar ventajas competitivas de tipo tecnológico, sustentadas en un usos cada vez mayor de la información y los conocimientos. De manera que, estas industrias sólo podrían sobrevivir al amparo de la eterna protección estatal quedando así en un círculo vicioso, toda vez que la propia protección inhibía cualquier esfuerzo por innovar productos y procesos, quedando cada vez más rezagada en comparación con el incesante ritmo innovador de los productores foráneos. Por otro lado, la protección fue irracional porque aún en los casos de industrias capaces de aprovechar las ventajas del país, la misma no se otorgó como una medida temporal, sino que se prolongó de manera indefinida, además de alcanzar niveles que iban mucho más allá de lo necesario para hacer la industria nacional competitiva frente a los productos importados. Oswaldo Sunkel, en su ensayo Del desarrollo hacia adentro al desarrollo desde dentro, plantea que: “La estrategia de industrialización y desarrollo del pasado estuvo centrada en la expansión del mercado interno, en el fomento de la producción interna de bienes industriales de consumo previamente importados. Esta preferencia por el consumo y el mercado interno existente, o sea la demanda de los sectores medios y altos, fue lo que sesgó enteramente la estrategia de industrialización y determinó una política de comercio exterior caracterizada por el desmesurado proteccionismo; una política de fomento del consumo mediante subsidios, precios controlados y créditos al consumo; y una política de inversiones destinadas de preferencia hacia la expansión del mercado de bienes de consumo duradero imitativos, en detrimento 38 Claves para la industrialización socialista por ejemplo de la producción agropecuaria o manufacturera para el consumo popular y del ahorro.” 23 La protección a la industria exige una aplicación muy cuidadosa de los incentivos públicos para que la actividad manufacturera no se torne ineficiente y dependiente del paternalismo estatal. Esta protección se debe conceder como un apoyo inicial y temporal, condicionada a compromisos de las industrias favorecidas para fortalecer sus capacidades tecnológicas e innovativas y eliminándose cuando éstas se hayan fortalecido o cuando demuestre que definitivamente es incapaz de cumplir con los objetivos y metas de mejora de su eficiencia, productividad, calidad y competitividad que contribuyan a la mejora de la calidad de vida y bienestar de los consumidores y el pueblo trabajador. Cuando nos referimos al nivel de protección necesario para hacer a la industria nacional eficiente, queremos significar un valor tarifario del arancel que iguale los precios de los bienes nacionales con los importados. Sin embargo, en muchos casos el arancel excedía este límite, convalidando ineficiencias y/o generando altísimas ganancias para las empresas y sectores industriales que se beneficiaban con esta medida, en menoscabo de los consumidores y otros productores que, finalmente, terminaban siendo los que pagaban el costo de esta protección, generando así un proceso de distribución regresiva del ingreso a favor de los empresarios nacionales y en contra de los trabajadores y consumidores. Una situación más extrema aún tenía lugar en los casos en que se aplicaban prohibiciones de importación. En estos casos, la protección absoluta permitió elevar los precios al punto de generar excesivas ganancias, por lo que las empresas sobreprotegidas no necesitaban ser más eficientes para mantenerse en el mercado. La protección concedida al aparato productivo interno, además de no haber sido delimitada en el tiempo, remontó el nivel necesario para estimular la eficiencia y competitividad de la industria nacional. Al amparo de esa política proteccionista, los empresarios del país pudieron obtener elevados márgenes de ganancia negociando prohibiciones de importación, altos aranceles y aumentos en ______________ 23 Oswaldo Sunkel. El desarrollo desde dentro. Un enfoque neoestructuralista para América Latina. CEPAL. Pp. 44-45. El trimestre económico. 39 Víctor Álvarez R. los precios, en lugar de realizar esfuerzos para mejorar su eficiencia y reducir sus costos de producción. La política de sustitución de importaciones dio lugar a una industria ineficiente porque no estimuló la potencialidad y capacidad de los productores domésticos para reducir gradualmente sus costos de producción e incrementar la calidad de sus productos. Incluso, aún cuando los fabricantes nacionales lograban reducir sus costos, al existir un predominio de monopolios y oligopolios; tal fenómeno no llegaba a traducirse en una baja de los precios. Esta situación fue convalidada por las políticas públicas que en ningún momento se plantearon reducir el nivel de protección, una vez que se apreciara una declinación en los costos. En los marcos de la construcción del socialismo venezolano, la nueva industria nacional tendrá una relación con el mercado, bien sea con los proveedores, competidores o clientes nacionales y extranjeros que operan según la lógica mercantil. Sus relaciones económicas no serán única y exclusivamente con empresas que se rigen por principios socialistas. De allí que, uno de los problemas claves a la hora de instrumentar una política industrial, en las circunstancias de una relación con la dinámica del mercado, lo constituya justamente la necesidad de conciliar un nivel de protección efectiva razonable y de incentivos públicos a favor de la industria nacional y, al mismo tiempo, promover la necesaria presión que la estimule a desarrollar una creciente eficiencia en el uso de los recursos para generar una oferta de productos con calidad y precios semejantes o mejores que los de sus competidores capitalistas. La gran diferencia radica en una política industrial orientada a la construcción socialista deberá priorizar el interés de los trabajadores y de los consumidores en función de contribuir a mejorar el ingreso real, la calidad de vida y el bienestar social de los sectores que viven de un ingreso fijo. No es nada fácil precisar el grado de protección y apoyo público que permita alcanzar en un tiempo razonable una estructura productiva eficiente, sin provocar los costos económicos, sociales y hasta políticos que generaría un respaldo insuficiente. Replegar la intervención del Estado y dejar la dinámica industrial al imperio de las fuerzas ciegas del mercado solo conducirá a una quiebra masiva de empresas, a la destrucción de millares de puestos de trabajo, a la caída de la producción nacional y, en consecuencia, a una creciente dependencia de los suministros importados. 40 Claves para la industrialización socialista Pero este riesgo o temor tampoco justifica el prolongar el modelo tradicional de industrialización ineficiente que le ha impedido su inserción a los procesos de integración latinoamericana y al comercio internacional, no digamos como un país exportador de bienes manufacturados, sino al menos como un país con una industria capaz de enfrentar en un mercado interno razonablemente protegido la competencia de los productos importados. La mayoría de países que implantó este modelo de sustitución de importaciones, y Venezuela no fue la excepción, heredó un sector industrial ineficiente, incapaz de sobrevivir sin protección; unas estructuras de mercado oligopólicas, sobre diversificadas y con altos niveles de capacidad ociosa, cuyo efecto final se manifiesta en la imposición de una carga sobre las grandes masas consumidoras, quienes tienen que pagar mayores precios por artículos de menor calidad. Tal modelo se comienza a agotar una vez que se presentan serios síntomas de ineficiencia de la producción, estructuras y prácticas oligopólicas y creciente rezago tecnológico24. No se trata ahora de asumir posiciones extremas, alentadas por un cuestionamiento absoluto que no reconoce logros en lo que fue la política de sustitución de importaciones. De hecho, si no hubiese sido por esta política, muy difícilmente Venezuela contaría hoy una plataforma productiva y un conocimiento de los procesos industriales como base de partida para reimpulsar su proceso de industrialización. En una interesante y muy útil compilación sobre Políticas de industrialización en América Latina, Oscar Altimir de la CEPAL plantea que: “El desarrollo y la industrialización en América latina están actualmente en una encrucijada frente a la cual es posible adoptar tres actitudes diferentes. La primera consiste, simplemente, en persistir en el estilo de desarrollo e industrialización de posguerra, que ha desembocado sistemáticamente en desequilibrios estructurales. La segunda conduce al desmantelamiento de capacidades productivas, mucho más allá de lo que podría considerarse tolerable y necesario en cualquier proceso de ______________ 24 Véase La industrialización y desarrollo en América Latina. Compilación de artículos de max Flores Díaz, Adicea castillo; Antonio Montilla, Héctor Silva Michelena y Haleis Dávuila. Para ampliar la visión de los resultados que arrojó la industrialización por sustitución de importaciones en México véase de Ernesto Haine: Sustitución de importaciones . 41 Víctor Álvarez R. reestructuración; este camino resulta regresivo, tanto desde el punto de vista histórico como en sus consecuencias políticas y sociales, así como en términos de equidad. La tercera es una reorientación positiva del desarrollo y de la industrialización, en procura de un estilo que mejore la inserción internacional a largo plazo y permita superar la desarticulación económica y social” 25. En adelante, habrá que evaluar integralmente los distintos instrumentos a través de los cuales se ejecuta la política industrial, tomando en cuenta, por una parte, la generación de empleos productivos y el beneficio que obtiene el consumidor al poder comprar bienes de mayor calidad y más bajo precio, en el marco de un proceso de integración latinoamericano donde hay países con una industria más competitiva que ejercerán una fuerte presión sobre el aparato productivo interno para que reduzca sus costos. 1.4. EL SESGO ANTI -EXPORTADOR DE LA SUSTITUCIÓN DE EXPORTACIONES Como hemos explicado hasta aquí, la política de sustitución de importaciones se basó en la aplicación de altos aranceles y drásticas restricciones cuantitativas que, aunada a un tipo de cambio sobrevaluado que no expresaba la productividad de la industria manufacturera, desestimulaba la actividad exportadora, aún en aquellos sectores o ramas industriales capaces de hacer un uso eficiente de los recursos. Por lo tanto, se afectó el costo y la calidad de las manufacturas nacionales, las cuales no podían competir en el mercado internacional. Andrés Santeliz explica que: “Este proceso industrializador, en apenas diez años ya mostró claros síntomas de agotamiento. Razón por la cual Rafael Caldera, en su primer gobierno, queriendo dar mayor profundidad a la industria de sustitución de importaciones debió emprender una nueva fase, la de producción de bienes de capital e insumos industriales para la industria de bienes de demanda final. La limitación que imponía el tamaño del mercado interno pretendió resolverse mediante la política de promoción de exportaciones no tradicionales. Se apoyaba en una política comercial que daba preferencias a los instrumentos ______________ 25 Rafael Urriola Compilador. Políticas de industrialización en América Latina. Oscar Altimir. La encrucijada de la industrialización en América Latina. P. 21. 42 Claves para la industrialización socialista que requieren de convención: la denuncia del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos y la integración económica regional. Se miraba especialmente la zona del Caribe, puente hacia Europa, los países andinos y, más lejanamente, hacía la ALALC”. 26 En Venezuela, los diferentes instrumentos de política industrial no han sido utilizados de manera orgánica y con un enfoque integral. En correspondencia con la lógica interna de la política de sustitución de importaciones, se ha premiado a la producción para el mercado interno pero penalizando la producción para exportar. Así pues, la forma como se ha instrumentado la protección en Venezuela ha generado grandes contradicciones intersectoriales, toda vez que al obligarse a los productores de bienes finales a comprar insumos nacionales más caros y de menor calidad, si bien es cierto que de esa manera se protege al productor criollo, se ha condenado al mismo tiempo a la industria con vocación exportadora a ser poco competitiva, debido a la baja calidad y altos precios que suelen tener las materias primas y bienes intermedios nacionales. Los reiterados conflictos entre las textileras y los confeccionistas, entre los productores de partes y piezas automotrices y la industria ensambladora, entre los productores agropecuarios y la agroindustria, no son más que algunos ejemplos que confirman esta apreciación. El uso de los instrumentos de política industrial generó ineficiencias en buena parte de las ramas industriales. Debido al alto nivel de los aranceles y de las restricciones cuantitativas, las industrias estaban obligadas a comprar sus insumos y bienes de capital, nacionales o importados, a precios bastante mayores que los internacionales. Al no haber mayores apoyos públicos a las empresas exportadoras, estas recibían sólo los precios internacionales por sus ventas en el exterior. Por lo tanto, el tipo de cambio total de las exportaciones (esto es, la suma del tipo de cambio más los subsidios a la exportación por cada dólar exportado) era mucho menor que el tipo de cambio total al que debían adquirir sus insumos y bienes de capital (la suma del tipo de cambio más los aranceles y el efecto de las restricciones directas por cada dólar importado). En tales condiciones, un considerable número de actividades con potencial exportador resultaban poco competitivas en el mercado internacional. ______________ 26 Andrés Santeliz G. Reflexiones en torno a las políticas industriales. Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 1997, Vol. III, No. 2 (jul-dic), pp. 19 43 Víctor Álvarez R. No olvidemos que, cuando un arancel se aplica a la importación de un bien final que competiría con la producción nacional, dicha medida tiende a estimular el crecimiento de ésta última. Pero, cuando los aranceles son aplicados a la importación de los insumos que tal producción necesita, entonces esa medida más bien perjudica a las industrias nacionales que, como alternativa, pudieran utilizar insumos importados más baratos y de mejor calidad que los insumos nacionales. Si bien esto beneficia a la producción nacional destinada al mercado interno, al mismo tiempo perjudica a aquellas industrias que tienen vocación exportadora, toda vez que las mismas pierden competitividad al verse obligadas a adquirir materias primas y bienes intermedios encarecidos por las medidas de protección arancelaria y para-arancelaria. Y en el mercado interno esas ineficiencias que se expresan en una inferior calidad y mayor precio de la sustitución de importaciones ineficiente finalmente la pagan los consumidores, toda vez que los altos márgenes de protección permiten vender la producción en el mercado interno a un mayor precio que en el mercado internacional, lo cual hace mucho más rentable producir para sustituir importaciones, en lugar de producir para exportar. En otras palabras, se subsidió a través de aranceles y otras barreras para-arancelarias la producción para el mercado interno, más no la que podría destinarse a la exportación. La confluencia de estos fenómenos influyó sobremanera en el marcado sesgo anti-exportador de la Economía venezolana. Aún cuando Venezuela cuenta con reservas de hidrocarburos superiores a las de cualquier otro país, lo que le asegura una renta petrolera por más de un siglo, esto no quiere decir que el país no necesite generar nuevas corrientes de divisas, sobre todo para atenuar las caídas de los precios del petróleo, las cuales tienen lugar cada vez que la economía capitalista se desacelera o contrae y por lo tanto se reduce su demanda de energía. De allí que la transformación de la economía rentista e importadora en una economía productiva y exportadora requiere una política industrial en correspondencia con las demás políticas económicas que respalden la actividad industrial de los sectores con potencialidad exportadora, en lugar de penalizarla. En este sentido, la protección efectiva a las industrias exportadoras debe ser más o menos igual a la de las industrias que sustituyen importaciones. Igualmente, para apoyar el sector industrial con vocación exportadora, es importante que éste pueda adquirir los bienes de capital, intermedios y demás insumos que requiera, a precios similares a 44 Claves para la industrialización socialista los internacionales, sin el recargo de altos aranceles y trabas burocráticas que perjudiquen su competitividad. Al aplicar una protección irracional e indefinida, sin condiciones en cuanto a la mejora de la calidad, productividad y competitividad; sin una escogencia de sectores para los cuales el país presentara o pudiera desarrollar fortalezas y ventajas, y al no prestar mayor atención a los costos relativos internacionales, el modelo de sustitución de importaciones estaba condenado a ser ineficiente y con un marcado sesgo anti-exportador. En el trabajo antes citado, Andrés Santelíz plantea que: “Para Venezuela, la salida vino bajo la forma de un importante incremento en la renta externa, que hizo pensar en un nuevo modelo de industrialización. El proyecto de “La Gran Venezuela” constituyó, desde este punto de vista, una estrategia de industrialización que, de nuevo, abandona el camino de la sustitución de importaciones y propone el desarrollo de las industrias básicas, orientadas a la exportación de manufacturas del hierro, la bauxita y otros minerales, la explotación de gas y productos petroquímicos y derivados petroleros. Se expandió también, de manera notable, la capacidad de producción hidroeléctrica, pensando en el consumo de energía del emporio industrial en construcción, especialmente en la región de Guayana.” 27 Cómo lo explicaremos más adelante, en función de propiciar la inserción de Venezuela en la Economía mundial como un país exportador de una amplia gama de bienes manufacturados con un creciente valor agregado nacional, es necesario revisar y rectificar las políticas macroeconómicas y sectoriales. 1.5. LOS RESULTADOS DE LA POLÍTICA DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES A lo largo de este período que se extiende desde 1950 a 1987, el PIB real de la industria manufacturera muestra un crecimiento interanual de 6,0% durante 37 años consecutivos, duplicando su valor cada 11 años. La mayor contribución de la manufactura (sin refinación de petróleo) a la conformación del PIB se ubica en el año 1987 cuando llega a casi 20%. A partir de entonces comienza un largo período de declinación hasta caer el ______________ 27 Ibid. p.21 45 Claves para la industrialización socialista Capítulo II 2. ETAPA NEOLIBERAL: LIBERALIZACIÓN DE LAS IMPORTACIONES Y DESINDUSTRIALIZACIÓN Bajo el esquema de la sustitución de importaciones la industria manufacturera no tenía más opciones que las que ofrecía la propia producción local de bienes intermedios y maquinaria para la industria, la cual no siempre ofrecía las mejores condiciones en cuanto a precio, calidad y oportunidad. De allí que con la eliminación de las prohibiciones de importación y de las restricciones cuantitativas al comercio exterior, se planteó facilitar el acceso a nuevos proveedores de materias primas, maquinarias y equipos en mejores condiciones de precio y calidad, bajo el supuesto de mejorar la competitividad de los sectores demandantes de este tipo de insumos industriales. Lo cierto es que a partir de los años 90 se inicia el proceso de apertura del mercado interno en el marco de las políticas neoliberales que en Venezuela empiezan a aplicarse. La propuesta neoliberal parte de la idea de retirar la intervención del Estado para que sean los mecanismos del mercado los que orienten la inversión de los recursos. Con el objetivo de aliviar la carga sobre la gestión fiscal se planteó la reducción de los sectores subsidiados por la renta petrolera, los cuales habían sido largamente sobreprotegidos y se habían tornado ineficientes, incapaces de competir con sus propios medios con la oferta internacional. Se desmontan los incentivos y subsidios públicos y la industria nacional entra en crisis. 2.1. L A REFORMA ARANCELARIA La política neoliberal le asigna al arancel de aduanas el papel regulador de las corrientes de productos importados, eliminando buena parte de los mecanismos para-arancelarios y decisiones discrecionales. El arancel ad valorem es un porcentaje que se cobra sobre el valor del producto. En Venezuela el mismo suele tener un amplio rango que no siempre está clasificado por tramos o categorías. Al no existir una concepción integral en cuanto a los sectores y ramas industriales que se desea desarrollar a través del uso del arancel, la proliferación de tasas de 47 Víctor Álvarez R. protección heterogéneas y dispersas resulta ser uno de los rasgos más perniciosos de ese sistema. La modalidad del arancel “específico” fue implementada para evitar las subfacturaciones de las importaciones. El mismo consistía en un pago que se debía realizar por cada kilogramo o tonelada de producto importado. En otras palabras, se trataba de un pago impositivo en razón del peso del producto importado. A través del sistema de “Licencias” el Estado transfería a privados su derecho preferencial de importación y liberaba a los importadores del pago de determinados aranceles aduaneros. Con frecuencia es asignado de acuerdo a la opinión del funcionario de turno. En la práctica, este sistema se tornó en una oscura red de corruptelas y tráfico de influencias que hacía cada vez más ineficiente y obsoleto el régimen arancelario. Ciertamente, resultaba necesario un proceso de simplificación de este régimen harto complicado e ineficiente que, en la práctica, operaba con interminables trabas y desesperante lentitud y en el que el cobro de comisiones, el tráfico de influencias, el clientelismo político y las múltiples variantes de la perversa “matraca” no hacían más que complicar el proceso de importaciones. También se hacía necesaria una racionalización y simplificación del arancel en función de establecer un techo racional de protección y superar la exagerada dispersión del mismo. Es necesario recordar que cuando comenzó la apertura del mercado interno en 1989, la desgravación del arancel partió de un elevado nivel de 80 por ciento para bienes de consumo final que, aunado a una devaluación de más del 100 por ciento para aquel entonces, resultaba ser una considerable protección efectiva que –si bien favorecía ampliamente a los empresarios industriales–, resultaba muy onerosa para los consumidores. Como lo explicaremos más adelante, es la sobrevaluación del tipo de cambio y la consiguiente propensión importadora que desplaza a la producción nacional, el principal factor que profundiza la desindustrialización de la economía venezolana que se inició con la apertura del mercado interno y el desmontaje de los apoyos públicos a la producción nacional. 2.2. D ESACELERACIÓN DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN La desaceleración del proceso de industrialización y la reducción del 48 Claves para la industrialización socialista grado de industrialización de la economía venezolana se tradujo en la destrucción de millares de puestos de trabajo, el recrudecimiento del sector informal y la regresividad en la redistribución de ingresos. Las políticas de ajuste neoliberal agravaron el desempleo, la pobreza y la exclusión social al no surgir los nuevos sectores industriales más competitivos que supuestamente absorberían los trabajadores que perderían sus puestos de trabajo en las industrias y sectores menos competitivos. La apuesta neoliberal de desmontar la protección y subsidios a la industria nacional, con el argumento de que se mantendrían los sectores realmente eficientes y surgirían otros nuevos, no se cumplió. El saldo neto fue el cierre masivo de pequeñas, medianas y grandes empresas, la destrucción de millares de puestos de trabajo y la caída del aporte de la manufactura al PIB y al empleo productivo. El empeño por imponer una apertura rápida y generalizada de la economía a la competencia externa y la subordinación de la producción interna a los precios internacionales, en un entorno gobernado por los mecanismos del mercado, refleja una concepción que considera rescatable sólo aquella parte de la industria capaz de resistir, a corto plazo, el impacto de la competencia internacional. En contraste, las propuestas orientadas a prolongar y profundizar el modelo tradicional de industrialización destinada al mercado interno, son expresión de los intereses de la burguesía industrial que se benefició de un proceso de acumulación subsidiado por la transferencia de una buena parte de la renta petrolera y por la sobreprotección estatal. En el primer caso, se subestiman los costos sociales que podrían derivarse del desmantelamiento de una parte del parque industrial, así como también la posibilidad de que alguna de las industrias afectadas pudiera servir de base para el reimpulso de la industrialización en un marco de políticas que promuevan el fortalecimiento de la calidad, productividad y competitividad. En el segundo caso, se subestima el papel decisivo que tiene una inserción dinámica en el comercio internacional basada en la noción de competitividad auténtica, incluso para alcanzar un crecimiento con una mayor equidad e inclusión social que facilite el acceso de la población a los bienes y servicios imprescindibles para la satisfacción de sus necesidades básicas y esenciales. 49 Víctor Álvarez R. 2.3. E CONOMÍA RENTISTA Y DESINDUSTRIALIZACIÓN En los años 90, los grandes países consumidores de petróleo impusieron la creencia de que el petróleo tenía sus días contados como principal fuente de energía. Ante la reivindicación en los precios de los crudos que lograron los países de la OPEP en los años 70 y 80, las potencias industrializadas reaccionaron llevando a cabo un descomunal esfuerzo por desarrollar fuentes alternas de energía que supuestamente desplazarían al petróleo como el fundamento de la gran producción en serie. Las tensiones en la OPEP no se hicieron esperar. Por un lado, los países miembros que sufrían un progresivo agotamiento de sus reservas apostaron a controlar la producción con el fin de vender al mayor precio posible sus decrecientes reservas. Por la otra, los países con abundantes reservas, haciéndose eco del argumento de las grandes potencias de que las fuentes alternas de energía se encontraban a la vuelta de la esquina, se apuraron a romper las cuotas de producción y a rematar sus reservas antes de que, supuestamente, se quedaran en el subsuelo. El resultado fue que a comienzos de los años 2000 los precios del petróleo se encontraban por el piso y la OPEP estaba prácticamente desmembrada. A lo largo de la última década, esta organización se ha reconstruido y ha logrado reivindicar precios justos para el petróleo. Ante los incrementos de los precios que han logrado los países de la OPEP y el fuerte impacto que esto tiene en la estructura de costos de la producción mundial, el uso intensivo del petróleo intenta ser desplazado como base energética del modelo de la gran producción en serie. El creciente peso que en la actualidad ha alcanzado el poder de la información y el conocimiento en la producción de bienes y servicios en la economía mundial comienza a ser equivalente a la importancia que el petróleo ha tenido a lo largo de varias décadas. La renta petrolera tiene su origen en un plusvalor internacional que pagan los países consumidores de petróleo. No es el resultado del esfuerzo productivo interno. En una economía rentista, el mayor porcentaje de los ingresos fiscales que sostienen el gasto público no provienen de la recaudación de impuestos que pagan los agentes internos, sino de la captación de un plusvalor internacional que pagan los países consumidores de petróleo. En las condiciones del capitalismo rentístico la dinámica económica interna depende, más que del desarrollo de las fuerzas 50 Claves para la industrialización socialista productivas domésticas, de la de una renta que tiene como fuente la transferencia de un plusvalor internacional. Se genera así un rápido crecimiento del consumo privado y de la demanda agregada que, por su ritmo impetuoso, tiende a ser abastecida con toda clase de importaciones, lo cual inhibe y hasta puede llegar a anular el impulso para desarrollar la producción interna. Esto tiende a aumentar el coeficiente de importaciones; es decir, el porcentaje de manufacturas importadas en el total de la oferta de bienes y servicios y proporciona una idea clara del margen de sustitución de importaciones que aún existe y viene creciendo. Por otra parte, en el caso venezolano la percepción de una creciente renta petrolera engendró una economía con rasgos muy particulares. Dio nacimiento a una clase capitalista que sustentó su proceso de acumulación en la apropiación de una parte importante de esa renta. En el capitalismo clásico, los empresarios surgen y subsisten explotando a los trabajadores, pero en el capitalismo rentístico los empresarios nacen cuando consiguen un préstamo de algún banco público y logran apropiarse del trabajo ajeno gracias a los recursos públicos que se les facilita a través de préstamos blandos y con muy poco aporte o capital propio. El capitalismo rentístico se mantiene a partir de su capacidad de lobby y cabildeo para agenciarse el favor de los subsidios y apoyos del Estado. Se trata de una clase capitalista que se ha reproducido al amparo del Estado y de la distribución de la renta. La baja presión fiscal, la sobrevaluación del bolívar, los créditos blandos de la banca pública, las compras gubernamentales y las inversiones en infraestructura de apoyo a la actividad productiva fueron algunos de los mecanismos más importantes de distribución de la renta petrolera a favor del capitalismo rentista venezolano, en el que el motor del desarrollo industrial no ha sido la innovación sino la inyección a la economía de la renta petrolera a través del gasto público. La cultura rentística tiende a consumir, en lugar de invertir, el ingreso petrolero. Por eso, los auges rentísticos suelen tener un impacto negativo sobre el aparato productivo nacional productor de bienes transables o comercializables internacionalmente. Los mayores ingresos fiscales que debería traducirse en incentivos y estímulos para el aumento de la producción nacional de bienes manufacturados, al inyectarse a la economía generan un aumento en el consumo privado y la demanda agregada que no puede ser abastecido de inmediato debido a la rigidez del aparato 51 Víctor Álvarez R. productivo interno. Para conjurar los problemas de escasez, acaparamiento y especulación que afectan la paz social y la gobernabilidad, buena parte de la renta petrolera –en lugar de ser invertida productivamente– termina siendo utilizada para importar los bienes y servicios que debería generarse con el esfuerzo productivo interno. La sobrevaluación del tipo de cambio expresado en un dólar subsidiado ha facilitado la importación masiva de bienes y servicios que se podrían producir en Venezuela. Y mientras Venezuela perciba un significativo ingreso en divisas por concepto de exportaciones petroleras, aun cuando resulte necesario diversificar la economía para lograr los objetivos de la soberanía productiva, este proceso no tiene un carácter urgente o impostergable. Solo cuando se han desplomado los precios del petróleo es que se ha planteado la necesidad de desarrollar un vigoroso sector industrial capaz de sustituir de manera eficiente el gran volumen de importaciones y de exportar una amplia gama de bienes y servicios no tradicionales que compensen la caída del ingreso petrolero. Pero ha prevalecido un abundante ingreso petrolero que confiere un extraordinario poder de compra externo y permite comprarle al resto del mundo lo que se debería estar produciendo internamente. El mejor negocio en la Venezuela rentista sigue siendo importar en lugar de producir. A diferencia de otros países que necesitan realizar un enorme esfuerzo productivo para generar las fuentes de divisas que requieren para comprar las materias primas y recursos energéticos que no poseen, Venezuela percibe una cuantiosa renta petrolera que le permite comprar al resto del mundo los bienes y servicios que bien pudiera estar produciendo internamente. La cotización de los crudos ha mejorado y las reservas probadas que Venezuela tiene son las más grandes del mundo. Una nueva estrategia de desarrollo industrial es imprescindible para avanzar en la transformación del capitalismo rentístico importador en un nuevo modelo productivo que, en primer lugar, sea capaz de sustituir eficientemente buena parte del enorme volumen de importaciones que aún se hace; y, en segundo lugar, diversificar la oferta exportable y las fuentes de divisas. Una revolución política y social sin una revolución económica es insostenible en el mediano y largo plazo. Alcanzar la soberanía productiva dependerá en gran medida del éxito de esta nueva estrategia de desarrollo industrial. 52 Víctor Álvarez R. los años siguientes. Desde entonces, la participación del PIB manufacturero en el PIB total de la economía ha sido decreciente. En 1987 la economía venezolana alcanza su máximo grado de industrialización, con un aporte de la manufactura al PIB (sin refinación de petróleo) de casi 20%. Desde entonces cae de manera ininterrumpida hasta un nivel de 15,5% en el año 2010. Al incluir la refinación de petróleo, y distinguiéndolos por las causas que explican el fenómeno de la industrialización, a lo largo de estos años es posible distinguir cuatro sub-períodos: • Entre 1988-1995 la industria crece a una tasa interanual de 1,3% y su aporte al el PIB comienza a caer al pasar de casi 23% a 22,1%; cae el coeficiente de inversión, debido a la desregulación de las tasas de interés que encareció el crédito industrial, castigo la demanda interna e incentivó las inversiones especulativas financieras y cambiarias; la creciente competencia de las importaciones como consecuencia de la reducción del arancel y la eliminación de las restricciones cuantitativas empieza a desplazar la producción nacional. • Entre 1995-2003, la industria decrece a una tasa interanual de -3,2% y su participación en el PIB merma de 22,1% a 19%. Esto se debe al impacto de la crisis financiera en el desempeño general del PIB, la devaluación o unificación del tipo de cambio que desata un auge inflacionario sin precedentes y contrae la demanda doméstica; así como las políticas monetarias restrictivas que encarecieron y limitaron el financiamiento industrial y la capacidad de endeudamiento de los consumidores. • Entre 2003-2008, a pesar de que la industria crece a un elevado ritmo de 8,3% interanual, paradójicamente su aporte porcentual al PIB cae hasta 17%. Si bien la manufactura crece a una tasa significativa, el ritmo de crecimiento en otros sectores como el comercio, los servicios, las finanzas, las telecomunicaciones y la construcción es mucho mayor, lo cual altera el peso relativo de cada uno de ellos en la conformación del PIB. • Entre 2009-2010, la industria se contrae a un ritmo de 4% interanual y su participación relativa en el PIB desciende de 17% a 15.5%. La causa principal es la sobrevaluación del tipo de cambio que entroniza una creciente propensión a importar lo que perfectamente se pudiera estar produciendo en Venezuela con el parque industrial que está instalado. 54 Víctor Álvarez R. Al intentar un balance general de este largo período, los hechos han demostrado que ni el proteccionismo a ultranza ni la apertura indiscriminada pueden ser las opciones de política industrial en Venezuela. De ahora en adelante es necesario estimular un proceso eficiente de sustitución de importaciones que no pierda de vista la necesidad de exportar, concentrando el esfuerzo productivo en aquellos rubros que puedan alcanzar en un plazo razonable niveles de calidad y precio semejante a los internacionales. Sólo así podrá recuperarse la inversión bruta en capital fijo como porcentaje del PIB (IBCF/PIB) para reimpulsar los necesarios procesos de reactivación, reconversión y reindustrialización que permitan recuperar el grado de industrialización de la economía venezolana. 56 Víctor Álvarez R. En términos más agregados y generales, entre 1999-2007 la tasa de crecimiento del PIBpc fue de 2,6% interanual, lo que puede calificarse como crecimiento de grado intermedio, mientras que entre 2003-2007 es 10,0%, un crecimiento que puede considerarse extraordinario. En los diez años anteriores (1989-1999) el crecimiento medio anual fue de 0,1% con ambos extremos del período en situaciones de crisis. El crecimiento entre 1985-1988 se vio interrumpido por el ajuste cambiario aplicado a la economía, que provocó el colapso de 1989. Viene la recuperación 19901992 que se interrumpe en 1993, debido al impacto de la recesión de la economía estadounidense de 1991 y de la crisis política nacional que tiene su detonante en las rebeliones militares de 1992 y la destitución del presidente de la República acusado de malversación de fondos. En 1994 se produce la crisis bancaria y al año siguiente se registra una ligera reactivación del PIB que se interrumpe a raíz de la crisis fiscal de 1996. Hay una leve recuperación en 1997 que se apaga con el contagio de la crisis asiática de 1998-1999. Sigue una nueva recuperación entre 20002001 que se ve abortada por el golpe de Estado, el paro empresarial y el sabotaje a PDVSA en el 2002. A partir del último trimestre de 2003 comienza un largo período de recuperación que se extiende hasta el primer trimestre de 2009, para luego caer en un lapso de 7 trimestres de estancamiento y recesión. En el último trimestre del año 2010 la caída de la actividad económica toca fondo y se empieza a recuperar a partir del primer trimestre del año 2011. Lo importante a destacar es que desde finales de 2003 la economía venezolana presenta un cambio de las tendencias prevalecientes desde 1985 y ofrece un ambiente económico mucho más favorable para relanzar el proceso de industrialización de la economía venezolana, de cara a lograr los objetivos y metas de la soberanía productiva, en el marco de los cambios estructurales que se observan en la economía mundial. 3.1. C AMBIOS ESTRUCTURALES EN LA INDUSTRIA MUNDIAL Economías antes industrializadas en la actualidad han visto mermar la importancia relativa del sector manufacturero en la conformación de su PIB debido al mayor dinamismo de los sectores de servicios, finanzas y telecomunicaciones y a la relocalización en otros países de sus actividades industriales intensivas en fuerza de trabajo, esto con el fin de aprovechar las ventajas comparativas en términos de fuerza de trabajo, dotación de 58 Claves para la industrialización socialista materias primas y energía que los nuevos países industrializados les ofrecen y las primeras potencias industriales ya no poseen. Los cambios en la economía mundial crean un entorno diferente al que prevalecía cuándo se impulsó la industrialización por sustitución de importaciones. Estamos en presencia de otra situación que debe ser tenida muy en cuenta a la hora de diseñar y ejecutar la nueva estrategia de desarrollo industrial. En este nuevo contexto, los principios de selectividad, racionalidad y reciprocidad son claves para relanzar el proceso de industrialización. En Venezuela se plantea la necesidad de transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un nuevo modelo productivo exportador30. Esto supone otra forma de integración del aparato productivo nacional a la economía mundial; impone una creciente inversión en el desarrollo de su talento humano y de las capacidades científicas y tecnológicas necesarias para generar bienes con la suficiente calidad y bajo costo para aportar más que petróleo en los procesos de integración comercial y productiva que se han puesto en marcha, en el marco de las nuevas relaciones económicas internacionales que buscan la creación de un mundo multipolar y el logro del equilibrio internacional. Sólo así será posible generar y mantener nuevas fuentes de empleo y superar nuestra actual especialización internacional como un país exportador de productos primarios, avanzando hacia la conformación de un aparato productivo cada vez más diversificado que nos permita lograr las metas de la soberanía alimentaria y productiva. En la actualidad, las fortalezas que realmente le dan consistencia a una estrategia industrial en el largo plazo no son exclusivamente las heredadas de la naturaleza sino, fundamentalmente, las que el ser humano es capaz de crear con su inteligencia y calificación. Pero esto no se logra a través de un esfuerzo aislado, sino a partir de la interacción creativa entre los agentes económicos, sociales y políticos interesados en la transformación y modernización del aparato productivo interno. Es decir, sobre la base de ______________ 30 Sobre el desarrollo del capitalismo rentístico en Venezuela véase de Bernard Mommer. La cuestión petrolera y de Batista y Mommer: El petróleo en el pensamiento político venezolano. 59 Víctor Álvarez R. una nueva forma de relación en la que predomine la cooperación, la complementación, la reciprocidad, la equidad y la sustentabilidad. 3.2. EL REDESPLIEGUE INDUSTRIAL Estamos en presencia de una época en la que se están realizando cambios sin precedentes en la Economía mundial. La magnitud de estas transformaciones hace imposible que Venezuela aspire a sustentar su desarrollo al margen de semejante proceso. En la economía mundial se han consolidado nuevas regiones industrializadas. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) han aumentado su participación en el producto industrial mundial, mientras que las anteriores potencias industrializadas como EE.UU., Unión Europea y Japón han visto mermar su ponderación. Las inversiones en manufacturas basadas en tecnologías maduras, intensivas en mano de obra, energía y recursos naturales, continuarán relocalizándose en los BRICS y otros países del Tercer Mundo con ventajas comparativas en materia de dotación de factores para este modelo de industrialización tradicional. Pero también en ellos la variable tecnológica se ha transformado en el factor clave para su futuro desarrollo industrial, no sólo para proseguir la sustitución de importaciones. Si bien es cierto que el esfuerzo de los países centrales se concentrará en las ramas con alta tecnología, como computación, aeronáutica, electrónica, automatización, robotización, industria militar y productos sintéticos, para reemplazar recursos mineros y fuentes energéticas en declive, también las nuevas potencias industrializadas incursionan en el desarrollo de productos intensivos en información y conocimientos científicos y tecnológicos. Por otra parte, los revolucionarios avances en materia de transporte y comunicaciones han ampliado extraordinariamente el espacio geográfico de la actividad económica y productiva y han convertido en cosa del pasado las viejas restricciones que hacían tan difíciles y costosas las actividades económicas entre diferentes países, no sólo las comerciales y financieras sino también las productivas. Esto ha originado que las posibilidades para la integración económica continúen ampliándose objetivamente, más allá de los buenos propósitos consignados en los acuerdos económicos de cooperación que en el pasado no pudieron concretarse, los cuales limitaron los esfuerzos de integración económica al campo comercial, posponiendo así la integración productiva de la economía latinoamericana y caribeña. 60 Claves para la industrialización socialista En aquellas circunstancias de procesos productivos menos integrados internacionalmente, los esfuerzos por industrializar la economía nacional en sus distintos sectores y ramas de actividad encontraban un margen mucho mayor en los espacios nacionales a través de la implementación de políticas proteccionistas que, como ya explicamos, dieron origen a la instalación de industrias ineficientes que terminaron por penalizar al consumidor y empobrecer el potencial económico del país. En la actualidad concurrimos a una nueva dinámica que integra cada vez más la actividad productiva de la economía mundial. Este proceso de integración de un número creciente de las cadenas productivas a escala internacional evidencia que la integración no es solo comercial sino también productiva. Esto se pone de manifiesto en el hecho de que las etapas de muchos procesos de producción se están llevando a cabo en múltiples países. Así, el bien de consumo final está compuesto por partes y piezas fabricadas en diferentes países de acuerdo a la fortaleza o ventaja que cada cual ha desarrollado. Cada vez son más los establecimientos industriales que se especializan en la producción de determinadas partes, piezas y componentes que, a su vez, son ensamblados por otras empresas ubicadas en otras partes del mundo. Lo que llega al consumidor es el resultado de los esfuerzos parciales y complementarios de una compleja cadena productiva cuyos eslabones están localizados en diferentes países, según las ventajas comparativas y competitivas que los mismos posean y hayan podido desarrollar. Esta tendencia a la desconcentración y descentralización territorial de la manufactura, la cual lleva a reubicar en otros países la producción de diferentes partes y componentes que una vez armadas o ensambladas conforman el producto final, responde a una lógica del capitalismo en su fase de desarrollo actual de transnacionalización de la producción en la que las grandes corporaciones multinacionales procuran y logran imponer el control de estas cadenas productivas a escala internacional. De allí su obstinación por imponer acuerdos de libre comercio con cobertura cada vez más global a través de los cuales los gobiernos de los países que los suscriben renuncian y enajenan a su derecho de diseñar y ejecutar políticas industriales y tecnológicas soberanas que puedan entrar en contradicción con los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. La posibilidad real de contrarrestar este enorme y avasallante poder de las 61 Víctor Álvarez R. multinacionales, en función de acometer políticas de desarrollo en consonancia con las peculiaridades, necesidades y el interés nacional dependerá del impulso y concreción de un nuevo tipo de integración productiva que facilite la transferencia de tecnología, la calificación del factor humano, la asistencia técnica y la máxima incorporación de materias primas, bienes intermedios y componentes nacionales en los proyectos de inversión y productivos. Solo así se podrá conjurar la amenaza de perder inversiones y capacidades productivas que tienden a reubicarse únicamente con el criterio de aprovechar ventajas comparativas, sin considerar la problemática económica y social que genera la quiebra de proveedores y la destrucción de millares de puesto de trabajo que suelen acompañar la retirada y relocalización de plantas industriales hacia otros países. La integración latinoamericana, fundada en los principios de la solidaridad, cooperación, complementación, reciprocidad, equidad y sustentabilidad es la alternativa para alcanzar el desarrollo económico y social. Cómo bien lo explica Alvin Toffler31, hoy en día la falta de recursos naturales, lejos de ser una restricción insalvable para el desarrollo, más bien ha sido un acicate para muchas naciones. Ejemplos claros son los de Japón, China y los países industrializados del sudeste asiático. Sin poseer mayores reservas de materias primas y energía han logrado desarrollar una portentosa industria manufacturera de base tecnológica que ha invadido al mundo entero con una producción de creciente calidad y precios cada vez más competitivos, demostrando así que poseer recursos naturales es necesario más no suficiente para la prosperidad de una nación, de la misma forma que carecer de ellos no es un obstáculo para desarrollarse. En esta misma línea, Carlota Pérez32 explica que las transformaciones tecnológicas en curso han alterado el patrón de ventajas comparativas que sustentaron la inserción de Venezuela en la Economía mundial. Las ventajas competitivas derivadas de las capacidades para producir y utilizar conocimientos han desplazado las ventajas comparativas heredadas de la naturaleza. De la ventaja basada en recursos naturales se ha pasado a un nuevo patrón en el que lo importante es la creación de ventajas competitivas ______________ 31 Alvin Toffler. La revolución de la riqueza. México 2006. 32 Pérez, Carlota. “Las nuevas tecnologías: Una visión de Conjunto”. Proyecto PTAL (UNU-IDRC). 62 Claves para la industrialización socialista con base en el dominio tecnológico. El significado determinante que una vez tuvieron los recursos naturales y el petróleo barato para el viejo modelo productivo es semejante al que hoy tiene el conocimiento científico y tecnológico para el desarrollo económico y el bienestar de los pueblos. 3.3. LAS INDUSTRIAS DEL CONOCIMIENTO Hasta la década de los 80 la actividad industrial en el mundo se caracterizó por la gran producción en serie, la importancia decisiva de las economías de escala y su consiguiente rigidez organizativa. Este modelo fue muy exitoso mientras el petróleo se mantuvo barato y sirvió de sostén para los procesos productivos intensivos en energía. Pero ante los significativos incrementos de los precios del petróleo, los principales países consumidores reaccionaron iniciando una sostenida inversión en el desarrollo del talento humano y las capacidades científicas y tecnológicas con el fin de ahorrar materias primas y energía. Los auges en los precios del petróleo en los años 1974, 1979, 1991 y 2007 presionaron la reestructuración organizativa y funcional de la sociedad industrial y dejaron en evidencia el agotamiento de un modelo de desarrollo basado fundamentalmente en un uso intensivo de la energía y los recursos naturales. Las incesantes innovaciones tecnológicas en la producción industrial y la conformación de cadenas productivas internacionales que se expanden a través de la firma de tratados de libre comercio e inversión tienden a desplazar del mercado interno a la producción doméstica y presionan por transformaciones radicales en la organización y estructura industrial. Surgen demandas de productos diferentes y personalizados; las nuevas tecnologías informáticas y la robótica permiten la sustitución de buena parte de la nómina de trabajadores, aumenta la producción industrial pero crece el desempleo estructural. Las consecuencias sociales y económicas de estos cambios se hacen cada vez más críticas y acentúan la contradicción antagónica del capital, toda vez que las altas tasas de desempleo estructural reducen el consumo privado y la demanda agregada, estrangulando así el potencial de crecimiento de la economía y repercuten negativamente sobre la aspiración de lograr el desarrollo humano integral. Lejos de ser la manifestación de un desequilibrio coyuntural, todo esto constituye más bien, la inevitable consecuencia de los cambios estructurales 63 Víctor Álvarez R. ocurridos en la economía mundial, los cuales expresan un nuevo tipo de desarrollo económico y social fundado en las capacidades que crean las naciones para producir, circular y utilizar información y conocimientos, y ya no tanto en el hecho de poseer o explotar abundantes riquezas naturales y reservas energéticas. A medida que estos cambios se profundicen, habrá nuevas reducciones en el uso industrial de la mayoría de los recursos naturales y energéticos sus proveedores encontrarán mercados cada vez más reducidos que los obligarán a vender sus recursos a precios inestables, con frecuentes altibajos La falta de recursos naturales, lejos de ser una restricción insalvable para el desarrollo, más bien ha sido un acicate. Un ejemplo clásico es el de Japón. Sin poseer mineral de hierro ni carbón logró desarrollar la mejor industria siderúrgica del mundo. En cierta medida, al no estar condenados a usar el carbón británico de baja calidad o el mineral de hierro estadounidense, pudieron adquirir sus insumos allí donde encontraron las mejores condiciones de precio y calidad. Sin tener mayores reservas de materias primas y recursos energéticos, Japón, Corea33 del Sur y otros países del sudeste asiático han tenido un impresionante desarrollo industrial que se aprecia en su creciente participación como exportadores de manufacturas hasta en los mercados más reñidos y competitivos. En la primera fase, durante los años sesenta, compitieron en los mercados internacionales con manufacturas simples intensivas en mano de obra. Su nivel educacional era alto en relación a otros países del mismo nivel de ingreso. En la segunda fase, desplegada en los ochenta y noventa comenzaron a competir en productos con mayor intensidad de mano de obra calificada y capital intensivos (petroquímica, electrónica, bienes de capital). Esos países no disponían de otras opciones para sustentar un crecimiento rápido, pues carecían de recursos naturales. Sin recursos naturales ni energéticos basaron su estrategia en el desarrollo de su principal materia prima: la materia gris de la gente, la capacidad de Invención de sus cerebros. El mensaje está claro: poseer recursos naturales es necesario más no suficiente para la prosperidad de una nación, de la misma forma como ______________ 33 Véase Alice H. Amsden. Corea, un proceso exitoso de industrialización tardía. Grupo Editorial NORMA. 64 Claves para la industrialización socialista carecer de ellos no es un obstáculo para enriquecerse. Japón no los tiene y es un país muy rico. Venezuela si los tiene pero es una sociedad que todavía no ha podido erradicar las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y exclusión social. Las oscilaciones de la renta petrolera que tradicionalmente han afectado a Venezuela, lejos de ser un desequilibrio coyuntural constituye, más bien, una consecuencia de los cambios estructurales ocurridos en la economía mundial. Estos cambios imponen un nuevo tipo de desarrollo económico y social fundado en la incorporación y difusión del progreso técnico. De la ventaja comparativa basada en recursos naturales se ha pasado a un nuevo patrón en el que lo importante es la creación de ventajas competitivas con base en el dominio tecnológico. El significado determinante que una vez tuvieron los recursos naturales y el petróleo barato para el viejo modelo de desarrollo industrial es semejante al que en la actualidad tienen la tecnología, la información y el conocimiento para el nuevo modelo de desarrollo. Estas nuevas tendencias económicas y tecnológicas, que hoy se imponen en el plano internacional, constituyen el marco de referencia básico que es necesario entender de cara al reimpulso del proceso de industrialización en Venezuela34. De hecho, la posibilidad real de aprovechar rentablemente las enormes reservas de crudos que tiene Venezuela no depende exclusivamente de perforar nuevos pozos. Debido a que una elevada proporción de las reservas probadas está compuesta por crudos pesados y extrapesados, su explotación sólo será técnica y económicamente viable si se fundamenta en un intenso esfuerzo científico y tecnológico. La explotación de este tipo de crudos requiere una creciente inversión en investigación y desarrollo (IyD) para crear las nuevas tecnologías que permitan elevar la capacidad de producción. Sólo así podrá venderse buena parte de estas cuantiosas reservas, antes de que se impongan los competidores que Venezuela tiene en el mercado de crudos pesados. En este campo, Canadá y Rusia se revelan como los más importantes competidores de Venezuela. De hecho, actualmente llevan ______________ 34 Este planteamiento sobre la economía del conocimiento se encuentra desarrollado con mucho más detalle por Víctor Álvarez y Davgla Rodríguez en De la Sociedad rentista a la Sociedad del Conocimiento. Ediciones Fundacite Zulia, Maracaibo 1998 65 Víctor Álvarez R. a cabo una significativa inversión en Investigación y Desarrollo, con el fin de hacer viable la explotación de crudos de alta densidad y viscosidad. Dicho de otra forma, se trata de obtener el máximo provecho de nuestra principal materia prima agregándole materia gris. En este sentido, un porcentaje creciente de los recursos que genera la propia actividad petrolera, en lugar de consumirse rentísticamente, más bien deben ser invertidos en la formación de recursos humanos de alto nivel, en la consolidación de la planta física para la investigación en petróleo y energía, en la ampliación de fuentes y medios de información y en el financiamiento de proyectos de investigación que generen los conocimientos necesarios para crear fortalezas sustentadas en un uso inteligente de la información y el conocimiento. 3.4. LA RECONVERSIÓN INDUSTRIAL Para superar la economía rentista sustentada básicamente en las exportaciones petroleras, la industria nacional está obligada a superar serios rezagos en materia de calidad, productividad, precios, escalas de producción, puntualidad en las entregas, etc. que restringen su aporte a la transformación productiva del país. El tránsito de la Venezuela rentista e importadora a la Venezuela productora y exportadora exige, como una de sus más importantes transformaciones, un profundo proceso de modernización de la industria nacional. Adelantar este proceso de cambio estructural de la economía venezolana implica reimpulsar el proceso de reactivación, reindustrialización y reconversión industrial. El proceso de adaptación industrial a las cambiantes condiciones de un mercado competitivo ha sido una constante en los países hoy en día desarrollados. Desde que tuvo lugar la Revolución Industrial en el siglo XVIII, en esas naciones ha tenido lugar un largo y sostenido proceso de cambios que los ha llevado desde la manufactura más simple y artesanal hasta la compleja industria computarizada y robotizada de nuestros días. Desde los días de la actividad manufacturera más simple, la industria de esos países se ha visto obligada a ajustarse continuamente a los incesantes avances tecnológicos. Invierten enormes recursos en actividades de investigación y desarrollo, lo cual a su vez emplaza a las empresas a hacer lo mismo, en función de no desmejorar su posición y correr el riesgo de desaparecer ante las incesantes innovaciones que se desatan por conquistar 66 Claves para la industrialización socialista y mantener un espacio en los mercados. Pero en Venezuela, la actividad y preocupación de los industriales, al orientarse fundamentalmente a satisfacer las necesidades de un mercado interno cerrado, no se sintió jamás sometida a las presiones de una intensa competencia. Por lo tanto, los procesos de reconversión no resultaban necesarios para garantizar la competitividad y sobrevivencia de las empresas. En los principales países consumidores de petróleo, el aumento de los precios del crudo ha pasado a ser un factor permanente que presiona un continuo proceso de innovación y reconversión industrial para mejorar la eficiencia energética. La actividad industrial, antes intensiva en el uso de energía, se ha vuelto cada vez más eficiente e intensiva en el uso de información y conocimiento. Las empresas, sectores y países que no se adapten con rapidez a estos cambios, inevitablemente quedarán excluidos de las cadenas productivas internacionales en las que cada eslabón se ubica de acuerdo a las ventajas y fortalezas que ellos hayan podido crear, desarrollar y mantener. En estas condiciones, el esfuerzo de reconversión industrial constituye un proceso motorizado en gran medida por los indetenibles avances tecnológicos, traducido éste en el desarrollo de nuevos productos y procesos productivos en los que justamente se asienta la mejora sostenida del desempeño productivo. Las acciones de reconversión que anteriormente resultaban lentas e, incluso, imperceptibles, en la actualidad son mucho más violentas, cuestión que atiza el interés por introducir cambios sustanciales en los procesos productivos a fin de recuperar, mantener o consolidar la respectiva inserción internacional. Con la integración de Venezuela al Mercosur se abre una nueva etapa para reimpulsar el desarrollo industrial. La promoción de inversiones asociadas a la transferencia de tecnologías, el desarrollo del talento humano, la asistencia técnica y la máxima incorporación de componentes nacionales en los proyectos de inversión, brinda la oportunidad para que una nueva industria nacional se inserte en las cadenas productivas internacionales. En adelante, el desarrollo industrial en Venezuela tendrá que ser menos improvisado, mucho más racional, selectivo y programado para así poder integrar la industria venezolana a las cadenas productivas de los gigantes de la industria latinoamericana, como Brasil y Argentina. A través de 67 Víctor Álvarez R. procesos de cooperación y complementación será posible aprovechar las ventajas comparativas y competitivas que cada quien posee. Brasil y Argentina tienen una mayor tradición y experiencia industrial que la nuestra. Pero también Uruguay, Paraguay y Bolivia tienen fortalezas en los sectores lácteos y textil-confección. Para que la industria nacional pueda enfrentar las amenazas y aprovechar las oportunidades que ofrecen los procesos de integración, la misma está obligada a superar los problemas de productividad, calidad, precios, escalas de producción, puntualidad en las entregas, etc. que le hacen mella a su competitividad. Desde esta perspectiva, la reconversión industrial resulta ser un proceso necesario. Sobre todo si tenemos en cuenta la conformación de un mercado cada vez más concurrido por la presencia de múltiples competidores, capaces de ofrecer una infinidad de alternativas a los consumidores. Por supuesto, esta nueva situación no le ha gustado nada a aquellos grupos que se habían beneficiado de una estructura económica exageradamente intervenida por la presencia estatal y en la cual se abonaron muchos privilegios. A su vez, el intervencionismo estatal ha sido utilizado como un argumento para justificar su ineficiencia; pero en adelante, sólo podrán permanecer activos aquellos establecimientos comerciales e industriales que, lejos de ampararse en el paternalismo estatal o pretender adecuarse a partir de un deterioro permanente del salario real del trabajador, se sustente más bien en una mejora sostenida de la calidad y productividad y de las condiciones laborales de los trabajadores. La construcción de un nuevo modelo productivo orientado a la generación de valores de uso que satisfagan las crecientes necesidades de la población y a la inversión social de los excedentes, requerirá una mentalidad muy distinta de los emprendedores y empresarios que sean portadores de los nuevos valores de este modelo. Deben superar la mentalidad rentista y paternalista que reclama las bondades de un Estado sobreprotector y ser cada vez más innovadores, tomar iniciativas y, definitivamente, terminar de entender que el Estado les brindará incentivos fiscales, financieros, cambiarios, etc., pero la responsabilidad fundamental de su sobrevivencia y desempeño exitoso dependerá de su propia capacidad de reacción y gestión. Más que una política pública o un programa del gobierno, la reconversión industrial es, en primera instancia, un proceso que debe llevar a cabo cada 68 Claves para la industrialización socialista empresa que desee mantenerse operando en el mercado. En este sentido, la reconversión resulta ser un proceso voluntario. Ni el Estado ni ningún funcionario público puede obligar a una empresa a reconvertirse, si los propietarios, accionistas y gerentes de la misma aún no han internalizado y comprendido la importancia estratégica que tiene, para la sobrevivencia de su propia empresa, tal proceso de transformación y modernización. Es un proceso que debe ser decidido y ejecutado por los propios dueños, accionistas y gerentes de las distintas empresas, dejando a un lado la mentalidad paternalista que espera sea el Estado quien asuma la carga de las acciones que a ellos mismos les corresponde adelantar. No es un operativo que tiene fecha de inicio y final, sino un proceso permanente que –en las condiciones de un mercado abierto y competido– tendrán que adelantar en mayor o menor medida todas las empresas. Por lo tanto, está muy lejos de ser un proceso burocrático en el que a través de decisiones arbitrarias se privilegia a algunos sectores discriminando a otros. Para reconvertirse no hay que buscar gestores que llenen innumerables planillas, ni hacer largas e interminables colas en las taquillas de distintos ministerios. La reconversión constituye un proceso ininterrumpido de pequeños o grandes cambios en dependencia de la posición competitiva de la empresa. Intenso y generalizado para la mayoría de las ramas de la actividad industrial en una primera etapa, pero continuo y focalizado una vez que la industria nacional haya desarrollado fortalezas y ventajas para desenvolverse en las condiciones de un mercado abierto con crecientes presiones competitivas. El objetivo o propósito fundamental consiste en ajustar los sistemas de producción de la industria nacional a las nuevas condiciones de competencia que tendrán que enfrentar, tanto en el mercado interno como en el internacional. Se trata de un proceso de cambios en la estructura organizativa, productiva, gerencial, tecnológica, financiera y laboral de la empresa, orientados a identificar y eliminar aquellas operaciones productivas o administrativas que agregan costo pero no valor, conduciendo a un uso ineficiente de los recursos productivos. Suele exigir decisiones radicales que pasan por eliminar líneas de producción ineficientes para reorientar el esfuerzo productivo hacia aquellos productos con mayores fortalezas o desarrollando nuevos productos y procesos. Por ejemplo, una empresa de electrodomésticos puede aplicar ajustes en sus líneas de producción al reducir una exagerada diversificación de productos menores como planchas, licuadoras, tostadoras, batidoras, etc. para concentrarse en la producción 69 Víctor Álvarez R. de neveras, cocinas, lavadoras y secadoras, donde tiene sus mayores fortalezas y ventajas. La reconversión industrial no es un proceso espontáneo que surge y culmina por sí solo. Necesita ser promovido y gerenciado. Pero en la medida que trasciende la actividad manufacturera, deja de ser una responsabilidad exclusiva de los empresarios y compromete a otros actores de la sociedad venezolana. Si bien la reconversión industrial es, en primera instancia, un problema de los empresarios, accionistas y gerentes, ya que son ellos quienes en definitiva tienen el poder de decisión sobre sus empresas, en la medida que la mejora del desempeño empresarial se enfrenta a los problemas del entorno productivo, la reconversión pasa a ser un proceso integral. La fuerte crítica a los altos precios e inferior calidad de buena parte de los productos nacionales, ha provocado en los empresarios una actitud defensiva que los lleva a proyectar la responsabilidad de esa situación en factores ajenos a la empresa tales como: ausencia de políticas claras y permanentes, intrincados trámites burocráticos, mala calidad de los servicios públicos, problemas de infraestructura, etc. La complejidad de esta problemática evidencia que las decisiones sobre qué, cómo, dónde, cuándo y cuánto producir en los marcos de la construcción de un nuevo modelo productivo de amplia y creciente inclusión social, no es un asunto meramente empresarial o microeconómico que se puede resolver según lo indiquen las señales del mercado. Es esencialmente un problema de política de desarrollo que requiere una amplia gama de incentivos de política económica y de inversión en infraestructura y servicios de apoyo para impulsar una creciente producción de bienes y servicios de buena calidad y precios para satisfacer las necesidades y demandas colectivas, en lugar de una producción dirigida y concentrada a los productos que aseguran una mayor ganancia y rentabilidad. Si bien es cierto que en el ambiente o entorno económico venezolano persisten problemas que penalizan el desempeño de la industria nacional, esto no puede servir como excusa para encubrir la cuota de responsabilidad que tiene la gerencia en la baja eficiencia y efectividad de las empresas. Por lo tanto, la esencia de la Reconversión Industrial consiste, entonces, en la utilización de los recursos que tiene una empresa y/o sector para mejorar su productividad y calidad en función de fortalecer su competitividad; entendiendo por esta última la posibilidad real de la empresa 70 Claves para la industrialización socialista y/o sector para sostener e incluso aumentar su participación en los mercados, contribuyendo al mismo tiempo a elevar el nivel de vida de la sociedad en general. La Reconversión Industrial significa, ante todo, prepararse para ingresar al Mercosur y al comercio internacional en los que habrá que competir con la industria de esos países. Más que una alternativa, resulta un verdadero imperativo para incrementar las posibilidades de continuar operando a partir de su capacidad de complementarse y cooperar para poder insertarse en las cadenas y redes productivas de la región. No olvidemos que la integración comercial y productiva representa una amplia gama de oportunidades y amenazas para la industria nacional, las cuales podrán aprovecharse a partir de las fortalezas y debilidades que presente la misma. Esta es en gran medida la lógica que subyace en los procesos de reconversión. De lo que se trata es de conocer profundamente las nuevas condiciones en las que tendrá que desenvolverse la industria, en función de introducir los cambios que le permitan adaptarse a las mismas y resulta ser un proceso necesario, sobre todo para las empresas y sectores industriales que deseen integrarse exitosamente al Mercosur. 71 Víctor Álvarez R. 72 Claves para la industrialización socialista Capítulo IV 4. LA INDUSTRIALIZACIÓN VENEZOLANA: ENTRE LAS AMENAZAS DE LA GLOBALIZACIÓN Y LAS OPORTUNIDADES DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA Relanzar el proceso de industrialización de la economía venezolana implica superar el problema de las escalas en la producción que sobrepasan la menor dimensión del mercado doméstico y obligan a operar con un alto porcentaje de capacidad ociosa, perjudicando así la estructura de costos. Quizá sólo Brasil, México y Argentina encuentran una situación menos desfavorable, aun cuando en ellos la barrera del mercado interno se expresa más bien en el bajo ingreso por habitante. Mucho se ha planteado la alternativa de la integración latinoamericana para sortear este problema. Pero como bien lo expresa Andrés Santelíz: “Hoy sabemos que la integración latinoamericana no funcionó porque en cada país de la región, como consecuencia de que todos importaban más o menos las mismas cosas, instalaron industrias similares, que producían casi las mismas manufacturas, no dando oportunidad para el intercambio comercial. Además, para producir tales mercaderías eran necesarias importaciones de capital e insumos industriales que debían ser pagados con divisas duras, difíciles de extraer del comercio regional, dado que el remanente de ingresos proveniente de los sectores de enclave comenzaba a resultar insuficiente, efecto del referido deterioro de los términos de intercambio”. 35 El ingreso a Mercosur preocupa a los representantes del sector industrial venezolano vinculados con el modelo de sustitución de importaciones que siempre han clamado por la sobreprotección del Estado y un mercado interno cautivo. Ingresar al Mercosur significa competir con países de mayor desarrollo y competitividad industrial como Brasil y Argentina, pero en todo caso de menor desarrollo y competitividad que las potencias industriales de EE.UU., UE, China, Japón y otros países del sudeste asiático, con los ______________ 35 Andrés Santeliz. Op. cit p.20 73 Víctor Álvarez R. cuales sería aún mucho más difícil lograr acuerdos de integración en los que sea posible la supervivencia y desarrollo de la industria nacional. La integración al Mercosur no necesariamente tiene que culminar en un proceso de importaciones indiscriminado. La competencia no es un mal en sí misma. Es mala cuando se produce en condiciones desiguales para los diferentes competidores o es desleal, plagada de faltas y violaciones a las normas básicas que se convienen en el comercio internacional. Para competir exitosamente se necesita ser cada vez más eficientes y para esto se requiere tener una creciente calidad y productividad que permita producir cada vez con menos costos. No se trata de dejar a los distintos sectores económicos del país a merced de las grandes potencias industrializadas, sino de propiciar un ambiente distinto que, en el marco de una protección razonable, obligue a la industria nacional a preocuparse por la población consumidora, reduciendo sus costos y mejorando la calidad de sus productos. Las empresas que operan bajo la lógica capitalista en un mercado cautivo, o que estén amparadas en mecanismos monopólicos y oligopólicos, en general tienden a ser menos eficientes que aquellas que se ven obligadas a operar en un contexto un poco más competitivo. Luego entonces, en función de propiciar la eficiencia del aparato productivo interno, y su necesaria inserción en los acuerdos de integración comercial y productiva, se impone la necesidad de conformar un mercado en el que intervengan gran cantidad de oferentes de modo tal que se impida el control absoluto de apenas unas pocas firmas, como es el caso venezolano donde debido al limitado tamaño del mercado interno, las primeras empresas en instalarse rápidamente monopolizaron el mercado. En tales circunstancias, la estructura productiva, comercial, financiera y de servicios del país, sigue controlada por grupos monopólicos y oligopólicos. La globalización, como se ha orientado hasta el presente, implica efectos fuertemente negativos para los países en desarrollo. Abundan los estudios en los que se demuestra científicamente que la aplicación de las pautas actuales de la globalización y sus expresiones hemisféricas o regionales han ejercido efectos negativos sobre el desarrollo nacional. En su libro “Disfraces del Leviatán: el papel del Estado en la Globalización Neoliberal”, Juan Carlos Monedero plantea que: 74 Claves para la industrialización socialista “Se planeó entonces, la ‘competencia mundializada’ de los productores, en aquellos países que poseían un desarrollo altamente tecnificado y una amplia capacidad productiva en la relación internacional, iban a tener una situación favorable, pues podrían, gracias a su gran capacidad, invadir cualquier mercado. Si esto no bastara, los estados nacionales de las casas matrices seguían teniendo recursos para presionar directamente o a través de los mecanismos bajo su control en el Estado transnacional, dando por sentado que las ventajas para las empresas transnacionales se convertirían de alguna manera en ventajas para los propios países” 36 Venezuela perdió mucho ante su incorporación inequitativa a la OMC y sufre las desventajas ante el actual patrón de globalización. Las condiciones a nivel internacional que encaran en la actualidad los países de industrialización incompleta y tardía, como es el caso venezolano, son muy diferentes a las que enfrentaron otros países como los del Sudeste Asiático cuando en su momento decidieron apoyar sus procesos de industrialización a través de políticas públicas. Como se sabe, en Venezuela la aplicación de las medidas de ajuste neoliberal en 1989 constituyeron un golpe de Estado contra la producción nacional. Como consecuencia, la economía venezolana entró en un proceso de destrucción de puestos de trabajos formales, exponiendo a la industria y a la agricultura nacional a una competencia desleal e injusta con los países desarrollados. Se requerirán muchos años para restablecer y modernizar al parque productivo nacional con la aplicación activa de políticas públicas. En lugar de mantener el actual patrón de globalización generador de perdedores y ganadores, lo que se impone es recuperar espacios para la producción nacional. Esto pasa por desarrollar capacidad de maniobra en el ámbito de las negociaciones internacionales y recuperar espacio para el diseño y ejecución de políticas de desarrollo. En otras palabras, se trata de una política económica internacional subordinada a los objetivos de desarrollo nacional. No se puede renunciar a la posibilidad de aplicar políticas agrícolas, industriales y tecnológicas. La actual debilidad del aparato productivo ______________ 36 Véase Juan Carlos Monedero. Disfraces del Leviatán: el papel del estado en la globalización neoliberal. Capítulo 10: Imperialismo, capitalismo, neoliberalismo. Pág. 133 75 Víctor Álvarez R. nacional representa un problema importante, ya que la escasa diversificación de la oferta nacional impediría que cualquier Área de Libre Comercio se convierta realmente en una oportunidad para el país. Por esta sencilla razón Venezuela no puede renunciar a las políticas de desarrollo. Bastante cara que nos resultó la apertura ingenua o irresponsable de los años 1990. El empeño por imponer la globalización neoliberal, primero a través del ALCA y ahora con los TLC, no pretenden un solo objetivo comercial: son un proyecto geopolítico encubierto en una fachada técnica. Ni las políticas comerciales ni las negociaciones económicas internacionales buscan una finalidad meramente técnica. Por esta razón, el análisis de sus contenidos políticos es tan importante para formular adecuadas estrategias en las negociaciones internacionales que defiendan la soberanía nacional. Los diferentes bloques económicos como el TLCAN, la Unión Europea, Japón y el Sudeste Asiático representan un proyecto geopolítico. Comienzan por Zonas de Libre Comercio y terminan por el establecimiento de un orden donde el mercado tenga total libertad de acción. Según como se suscriban los acuerdos de integración, el país que lo hace “constitucionaliza” tales arreglos y renuncia a su soberanía de implementar políticas de desarrollo. Sus ciudadanos no podrían aplicar las leyes que consideran más convenientes ya que siempre se les diría que “eso viola los tratados internacionales”. Para supeditar las políticas comerciales a los intereses nacionales, y desarrollar la capacidad de maniobra necesaria para ejecutar el proyecto nacional, una política de negociaciones internacionales que proteja la soberanía nacional debe estar guiada por los siguientes principios: • La política comercial y las negociaciones internacionales NO pueden ser concebidas como la simple adopción de las normas multilaterales o la creación de un área de libre comercio. • Los negociadores nunca podrán supeditar ni abdicar al derecho de nuestro país de diseñar políticas de desarrollo nacional. • La posición de Venezuela será la de promover un mundo multipolar y no la de contribuir a consolidar bloques hegemónicos. • Otorgarle prioridad a la integración latinoamericana y a la negociación en bloques subregionales. 76 Claves para la industrialización socialista • Consulta permanente orientada a identificar oportunidades y riesgos en los procesos de apertura comercial. La consulta servirá para debatir sobre las motivaciones reales de cada propuesta, sus implicaciones geopolíticas, económicas, culturales, etc. Sobre esta base, se concertarán las estrategias más adecuadas al interés nacional. En los TLC se establece que los derechos y obligaciones deberán ser comunes a todos los países. Esto implica que economías y agentes económicos profundamente desiguales estarían obligados a cumplir exactamente las mismas reglas y exigencias y esto es profundamente injusto para los países que padecen marcadas carencias y rezagos en materia de infraestructura, servicios y la institucionalidad básica para apoyar la competitividad de la actividad productiva. Las negociaciones de los Tratados de Libre Comercio se llevan a cabo con la existencia de abismales diferencias entre los tamaños de las economías y los niveles de desarrollo. Uno de los objetivos principales que debería tener un proyecto de integración exitoso, tal como lo ha demostrado la experiencia de la Unión Europea, es la corrección de tales asimetrías y disparidades. Esto requiere el establecimiento de compromisos firmes –con procedimientos que garanticen su cumplimiento– para que la operación de cualquier tratado de libre comercio no se limite solo a la noción neoliberal de eliminar los obstáculos al comercio y la inversión sino que también contribuya en forma efectiva a la reducción de estas desigualdades, ya que de lo contrario sólo habrá libre comercio para las economías más poderosas. No se trata principalmente de economías grandes y pequeñas, sino de estructuras económicas muy diferenciadas. Si no se concretan las acciones necesarias para mejorar las condiciones del entorno social y productivo, países muy desiguales serían tratados como iguales y se verían obligados a competir bajo las mismas reglas a pesar de sus rezagos y debilidades. Un trato de iguales a economías profundamente desiguales no puede sino favorecer a los más fuertes a costa de los más débiles. Para avanzar en la reducción de estas profundas desigualdades, es indispensable encarar este reto y asumir compromisos firmes que necesariamente exigirán una significativa transferencia de recursos desde los países más ricos a los países más pobres. El libre mercado para los 77 Víctor Álvarez R. países más débiles no depende sólo de medidas para reducir el arancel. También depende de las inversiones en la mejora de las condiciones de su entorno productivo y social, así como de los cambios en las condiciones de competencia imperantes en los principales mercados del Hemisferio. 4.1. ¿LIBERALIZAR LOS MERCADOS O ERRADICAR LA POBREZA ? El reto principal que tienen los países de América Latina y el Caribe es el de la superación de la pobreza y de las profundas desigualdades que hacen de éste, el continente más inequitativo del planeta. Todo programa para el futuro de América Latina y el Caribe tiene que tener como orientación prioritaria el tema de la pobreza y el logro de un desarrollo ambientalmente sostenible. Nada garantiza que la sola liberalización a escala hemisférica del comercio, las inversiones y los movimientos del capital asegurará el bienestar a todos los pueblos. La evidencia parece sugerir lo contrario: en las últimas dos décadas se ha producido un acelerado proceso de liberalización y desregulación a escala planetaria. Pero simultáneamente se han acentuado las desigualdades tanto al interior de los países como entre los países. La experiencia de las últimas décadas en el continente sugiere que no son precisamente las políticas liberalizadoras orientadas por el Consenso de Washington las que más favorecen el crecimiento económico. El crecimiento económico anual promedio del continente durante las décadas de los 60 y los 70, período en el cual se aplicaron políticas de desarrollo y de sustitución de importaciones, fue muy superior a los niveles de crecimiento promedio desde que se generalizaron las políticas de ajuste estructural, las liberalizaciones y los modelos de crecimiento hacia afuera. Hay un consenso creciente –incluso en muchas investigaciones de organismos financieros internacionales e interamericanos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo– en el sentido de que el mercado solo no es capaz de garantizar ni el crecimiento, ni la superación de la pobreza, ni el logro de la equidad. Es necesario reivindicar y reintroducir el tema del papel del Estado y de las políticas públicas como condiciones sin las cuales no sería posible alcanzar la meta deseada de un desarrollo equitativo, democrático y ambientalmente sostenible. América Latina salió perdiendo a raíz del proceso de apertura que se 78 Claves para la industrialización socialista profundizó en los años 90 y actualmente sufre las consecuencias del actual patrón de globalización. La aplicación de las medidas de ajuste neoliberal a lo largo de la década de los 90 y primera década de 2000 constituyeron un duro golpe contra la producción nacional. Al quedar expuestas la industria y la agricultura a una competencia desleal e injusta con los países desarrollados, ambos sectores entraron en un proceso de bancarrota y destrucción de incontables puestos de trabajos. La pobreza y la exclusión social se ha agravado. No hay evidencias que permitan sustentar que los procesos de apertura hayan servido para encarar con éxito el desempleo, el hambre y la miseria que agobia y mata a nuestros pueblos. Se requerirán muchos años para restablecer y modernizar al parque productivo nacional con la aplicación de políticas públicas que, contradictoriamente, son cuestionadas y pretenden ser prohibidas en el actual paradigma globalizador. Este impone condiciones muy desfavorables en comparación con las que disfrutaron los EUA, la UE o el Sudeste Asiático cuando en su momento decidieron apoyar sus procesos de industrialización a través de las mismas políticas públicas que ahora se le niegan a los países latinoamericanos en los TLC. Los grandes acuerdos de integración deben quedar supeditados a los objetivos de desarrollo endógeno. La debilidad del aparato productivo nacional se expresa en una escasa diversificación de la oferta local que impide aprovechar las supuestas posibilidades de exportar que ofrece un área de libre comercio. Sin producción nacional es falso que el Área de Libre Comercio realmente se traduzca en oportunidades para el desarrollo económico y social del país. La actual debilidad del aparato productivo latinoamericano y las asimetrías entre los países de la región determinan una insalvable desventaja frente a competidores como EE.UU., la UE, China y Japón. Estos son problemas cruciales que hay que resolver antes de que sigan avanzando los TLC. La escasa diversificación de la oferta regional sentencia desde ya que ningún Área de Libre Comercio podrá ser la pregonada oportunidad para el alcanzar el desarrollo endógeno. Podrán crecer las inversiones y las exportaciones, pero si estás se basan en la industria maquiladora y no ejercen un efecto multiplicador sobre los encadenamientos sectoriales, no habrá un efecto multiplicador en los sectores agrícola e industrial, ni se 79 Víctor Álvarez R. podrán generar los millares de empleos que se necesitan para mejorar la calidad de vida en nuestros pueblos. El éxito de un área de libre comercio no depende única y exclusivamente de la eliminación total del arancel. Un Área de Libre Comercio solo podrá ser una oportunidad para todos (una alianza ganar-ganar) si se ayuda a los países más débiles a superar la desventaja que los separa de los países más poderosos del hemisferio. Y esto no sólo depende de los cambios en las condiciones de competencia imperantes, sino también de la solidaridad de las principales potencias del continente y del mundo para corregir estas asimetrías. La noción neoliberal de acceso a los mercados y libre comercio se limita a proponer medidas para reducir el arancel. Pero la propuesta del libre mercado solo podrá ser realidad para los países más débiles si las potencias asumen los costos económicos de modificar las brutales condiciones de competencia a las que son sometidos los países subdesarrollados. No habrá libre comercio mientras las principales potencias continúan aplicando ruinosas políticas de subsidio y apoyo a su producción, además de medidas de protección y exigentes barreras técnicas que impiden el acceso de los países más débiles. El libre comercio entendido en estos términos solo beneficia a los países de mayor grado de industrialización y desarrollo. Una de las críticas más fundamentadas a las tesis del libre comercio es que la capacidad negociadora de los EE.UU. y la UE les ha permitido establecer un marco multilateral de disciplinas muy favorable a su interés particular. Se sabe que en el principal mercado del Hemisferio aún existen enormes barreras a las exportaciones latinoamericanas y, lo peor es que no hay voluntad para resolver los asuntos relativos al acceso de los países en desarrollo, no sólo a los mercados, sino fundamentalmente a la tecnología que los haga realmente competitivos. La integración tradicional se enfoca en la liberalización del comercio y de las inversiones. Poca importancia se le otorga a la libre circulación de las personas y a la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Para lograr estos objetivos, Venezuela y América Latina necesitan hoy más que nunca centrar sus esfuerzos en el desarrollo humano y en la corrección de las asimetrías y disparidades entre países. 80 Claves para la industrialización socialista Es hora de trascender los problemas clásicos referidos a la desgravación del arancel, las medidas no arancelarias, las normas técnicas o las medidas sanitarias y fitosanitarias. Tampoco se trata de negociar mayores excepciones en las listas o plazos más largos en la desgravación para que las economías más pequeñas cumplan con la cartilla de la integración tradicional. Habrá libre comercio cuando seamos capaces de atacar con éxito los obstáculos a la integración desde su raíz. Un área de libre comercio que se traduzca en una mayor calidad de vida y bienestar para nuestra población tiene que incluir en su agenda de asuntos prioritarios los siguientes: El intercambio desigual que prevalece en el marco de un orden económico internacional injusto; Los obstáculos para tener acceso a la información, el conocimiento y la tecnología; Las disparidades y asimetrías entre países; El peso de una deuda impagable; Los impactos de las políticas de ajuste estructural impuestos por los organismos financieros internacionales. Derrotada la amenaza del ALCA toca ahora derrotar los TLC, lo cual está asociado al impulso de las alternativas que América Latina y el Caribe puedan realmente construir. Las amenazas al proceso integrador regional no han sido del todo conjuradas. Frente a la persistencia del empeño por imponer los TLC, la integración regional y subregional tiene que profundizarse y consolidarse. La pérdida de vigencia y crisis de muchos proyectos de integración regional como el G-3, la CAN, MERCOSUR, etc. impone la necesidad urgente de pensar en formar alternativas de integración regional que le hagan frente a esta peligrosa Con la derrota del ALCA, el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela dejó muy claro que no firmará ningún acuerdo que comprometa nuestra soberanía o ponga en peligro los derechos democráticos de nuestros ciudadanos. Tratados de semejante magnitud deben ser validados por la voluntad democrática del pueblo venezolano a través de un referéndum. La victoria de fuerzas progresistas en varios países del hemisferio son percibidas por los EE.UU. como una probabilidad real de que tome fuerza 81 Víctor Álvarez R. una región latinoamericana y caribeña unida frente a las fuerzas hegemónicas externas. Y esto es una verdadera amenaza para el neoliberal “Consenso de Washington”37, el cual todavía gobierna el mapa mental de buena parte de las élites políticas y empresariales de la región, donde las condiciones económicas, políticas e ideológicas son todavía propicias para relanzar a través de los TLC una acuerdo geopolítico continental bajo hegemonía de los EE.UU. De hecho, en esos países se han venido negociando y firmando una serie de Tratados de Libre Comercio (TLC) que no son más que el mismo ALCA pero a nivel bilateral y no ya con cobertura hemisférica o continental. En los TLC subyace el empeño por imponer un modelo hegemónico semejante al ALCA y, por lo tanto, también urge analizar críticamente y enfrentar esa propuesta anexionista, toda vez que se trata de la nueva estrategia de vinculación y control económico de los Estados Unidos hacia América Latina y El Caribe. El ALCA y los TLC constituyen un intento más para allanar el camino al capital transnacional en su despliegue global. Derrotado el ALCA en Mar del Plata, los TLC son el empeño más reciente por imponer una creciente liberalización de los flujos de capitales y de mercancías a través de un arreglo país por país. Más que un simple acuerdo de libre comercio, los TLC, al igual que el ALCA representan un proyecto de dominación. Sería muy ingenuo pensar que las negociaciones de los TLC están gobernadas por una racionalidad meramente técnica que sólo busca crear un área de libre comercio. Por lo tanto, la identificación y análisis de sus contenidos económicos, políticos y militares subyacentes son aún más importantes. Hay que abordar el análisis de ésta amenaza con una visión geopolítica e integral de la globalización. No se puede repetir la historia de la apertura ingenua o irresponsable. Por eso hay que estar alertas ante las implicaciones económicas, políticas, militares, sociales, tecnológicas y culturales –antes del ALCA y ahora con los TLC– y denunciar los objetivos geopolíticos encubiertos en una fachada técnica. ______________ 37 Juan Carlos Monedero. Ibid. Capítulo 11. El camino hacia el Consenso de Washington: la condición ideológica de la globalización neoliberal. Pp. 141 82 Claves para la industrialización socialista 4.2. ALBA VS . ALCA: NUEVAS FORMAS DE INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA El ALCA y los TLC –tal y como han sido concebidos– traerán consecuencias muy severas para las posibilidades de desarrollo y las formas futuras de inserción mundial de los países latinoamericanos. Para comprender las amenazas a las que se exponen la soberanía y la democracia en nuestros países, es hora de contrastar los argumentos en los que se basa el proyecto estratégico estadounidense con las propuestas alternativas a dicho proyecto hegemónico de los EUA. En su fachada, el ALCA y los TLC plantean “Establecer un Área de Libre Comercio en la que serán progresivamente eliminadas las barreras al comercio de bienes y servicios y la inversión”. Pero a medida que avanzan las negociaciones, cada vez está más claro que esta propuesta esconde efectos muy negativos para los países en desarrollo. Hay demasiadas evidencias de que la liberalización total y absoluta de los mercados de bienes y de capitales ha sentenciado a la quiebra a las economías nacionales, trayendo como consecuencia la destrucción de millares de empleos. Abundan los estudios en los que se demuestra científicamente que la aplicación de las pautas actuales de la globalización y sus expresiones hemisféricas o regionales ha dado al traste con las aspiraciones de un verdadero desarrollo endógeno. Así pues, mientras el ALCA y los TLC responden a los intereses del capital transnacional y persigue la liberalización absoluta del comercio de bienes y servicios e inversiones, la ALBA pone el énfasis más bien en la lucha contra la pobreza y la exclusión social y, por lo tanto, expresa los intereses de los pueblos latinoamericanos. Por esta razón, también se diferencia de los esquemas de integración semejantes al ALCA, tales como el TLCAN en América del Norte; MERCOSUR, la CAN, etc. Por ser ensayos que sólo persiguen el libre comercio, está claro que estos esquemas de integración serán absorbidos por los TLC. De hecho, la CAN prácticamente está disuelta por la decisión unilateral de Colombia y Perú de negociar por su cuenta TLC con EE.UU. y la UE. De allí que los acuerdos subregionales como CARICOM, CAN y el MERCOSUR no podrán sobrevivir si avanzan los TLC. De allí la necesidad de priorizar y acelerar la integración latinoamericana como alternativa para enfrentar esta amenaza. Se trata de construir alianzas 83 Víctor Álvarez R. estratégicas entre los países de Latinoamérica y evitar así los efectos no deseados de las medidas de ajuste neoliberal que exponen al aparato productivo regional a una desventajosa competencia con las principales potencias económicas del mundo. Ante esta amenaza, los países de América Latina y el Caribe están llamados a consolidar su propia integración. Cohesionados en bloque será posible enfrentar y derrotar una aparente propuesta de integración comercial que tiene serias implicaciones políticas y militares. Los TLC son la manifestación más elaborada del actual patrón de globalización que sólo persigue la liberalización total y absoluta de los mercados de mercancías y capitales. Bajo este esquema, sólo las potencias más desarrolladas tienen la posibilidad de salir favorecidas, mientras que los países en vías de desarrollo quedan condenados a renunciar a su capacidad de maniobra para estimular e incentivar a la inversión y producción nacionales. Justamente, la propuesta de la ALBA se orienta en esta dirección. Se trata de relanzar los instrumentos para la cooperación y coordinación entre las naciones latinoamericanas en función de fortalecer su capacidad de negociación frente a las propuestas antes del ALCA y ahora del los TLC. La ALBA prioriza la integración de América Latina y el Caribe como la condición básica para suscribir cualquier otro tipo de acuerdo extraregional. Estos últimos deben quedar supeditados a la convergencia económica y social para avanzar hacia acuerdos de integración con terceros. La posibilidad real de que América Latina y el Caribe aprovechen las oportunidades de una economía globalizada dependerá de la corrección de las disparidades y asimetrías que colocan en una desventaja insalvable a nuestros pueblos y naciones. Y esto pasa por repensar y reinventar los debilitados y agonizantes procesos de integración subregional y regional. Derrotar la nueva amenaza de los TLC significa optar entre repensar y reinventar nuestro fallidos y lentos intentos de integración para refundar nuevos esquemas de integración que permitan complementar y potenciar nuestras capacidades y recursos. Lo otro es someterse desde ahora y para siempre a un tipo de “integración” que impedirá el desarrollo endógeno de nuestras naciones. Ya se sabe que la crisis no es de la CAN, MERCOSUR, SELA o ALADI sino de la concepción que ha predominado en materia de integración latinoamericana y caribeña y que pone de manifiesto la carencia de un proyecto político compartido. En consecuencia, o nos arrastra el 84 Claves para la industrialización socialista huracán del libre comercio o tomamos en nuestras manos el timón de un nuevo tipo de integración en la que se libere al ser humano del hambre y la miseria antes de pensar en la liberalización absoluta del capital. 4.3. DE LA INTEGRACIÓN DE LOS MERCADOS A LA INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS La historia de la integración latinoamericana ha demostrado que algunos países han privilegiado los procesos de integración a nivel bilateral y subregional, por ser éstos los más viables. Al priorizar la dimensión bilateral, se afectaron los intentos de integración regionales que como la ALALC y la ALADI, basados en la creación de un mercado común en la región. Pero la integración de las corporaciones y del capital de los países de la región no constituye ni garantiza la integración de los pueblos. Las alternativas no se construyen a partir de modelos globales, la idea de homogeneizar realidades disímiles en un esquema único es una de las grandes limitaciones que entrañan las simplificaciones y abstracciones de la realidad, y además son fuentes de debilidad e inaplicabilidad. Las alternativas se construyen desde las experiencias locales, territoriales y sectoriales, en un esfuerzo que parte de la realidad específica y cuyas propuestas surgen desde las bases sociales. Aunque la dimensión local es la base para la construcción de propuestas alternativas y de las acciones ciudadanas, éstas deben integrarse en una dimensión nacional a efecto de que no se conviertan en intentos dispersos o expresiones aisladas; además, los esfuerzos nacionales deberían articularse con los procesos que, en los planos regionales y globales, se están llevando a cabo. El carácter global del neoliberalismo exige respuestas globales, aunque éstas se van tejiendo desde el plano local o sectorial. Avanzar en la construcción de una integración regional nos exige la definición de nuestros propios proyectos nacionales de desarrollo, estructurados con base en principios de participación democrática, sustentabilidad y reducción de las brechas de desigualdad que conduzcan al desarrollo humano integral. Esto implica reivindicar el rol del Estado en la actividad económica y en la planificación del desarrollo, priorizar el desarrollo de las empresas 85 Víctor Álvarez R. sociales y cooperativas; recuperar la capacidad de los pueblos de producir sus propios alimentos, las formas tradicionales de cultivo y las semillas nativas; retomar el control de los recursos naturales y garantizar el acceso de todos los ciudadanos los servicios públicos. De allí que una de las acciones más importantes sea el desarrollo de nuevas formas de organización económica, social y política, que contribuyan a la construcción del poder popular. La construcción de una integración desde los pueblos pasa por fortalecer su resistencia activa ante las nuevas formas de dominación, tales como la apertura comercial, la liberalización de las inversiones, la privatización de las empresas y servicios públicos, la flexibilización del mercado laboral, la poda de las nóminas públicas y la reducción del tamaño del Estado. Uno de los frentes de esta resistencia activa es el freno a los procesos de privatización de los servicios públicos ya que trasladar a la esfera del mercado servicios fundamentales como la salud, la educación y el agua, implica su mercantilización y la consecuente negación del acceso de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC). 4.3.1. TRATO ESPECIAL Y DIFERENCIADO PARA ECONOMÍAS DE MENOR DESARROLLO Avanzar hacia este nuevo paradigma de integración latinoamericana guiado por los principios de solidaridad, cooperación y complementación requiere una definición inicial que permita medir las asimetrías existentes en la región. Pero hasta ahora no ha sido alcanzado ningún consenso el cual permita dar inicio a la discusión sobre las asimetrías en el grado de desarrollo de los países. El identificar una definición concreta de economía más pequeña facilitará la concreción de una o varias estrategias para lograr superar los obstáculos generados con las asimetrías existentes. Esto pasa por identificar un grupo de variables económicas y sociales que permita distinguir de forma no discrecional las economías que requieren ser asistidas para lograr competir en condiciones favorables para los países en el área de libre comercio. El carácter abarcador de los TLC, en cuanto a tratados comerciales y a las legislaciones nacionales, así como el gran peso de las relaciones económicas hemisféricas en el funcionamiento de la mayoría de las 86 Claves para la industrialización socialista economías involucradas, tanto en lo comercial como en el movimiento de capitales exige considerar indicadores que permitan presentar las mencionadas asimetrías. De esta forma, el tratamiento de las diferencias en los niveles de desarrollo y el tamaño de las economías participantes, debería incluir: La generación de instrumentos a través de los cuales se busque que los países “en desarrollo” puedan mejorar sus condiciones productivas y competitivas, atenuándose las disparidades que caracterizan a su funcionamiento económico interno y las grandes distancias que los separan de las grandes economías desarrolladas del Hemisferio. Debe existir una definición clara respecto a las economías que serán objeto de trato especial y diferenciado. Hasta la fecha, el concepto que se utiliza para identificar a los destinatarios de dicho trato es el de “Economías más pequeñas”, el cual remite a la dimensión económica de los participantes, sin que estén definidos los criterios que se utilizarán al respecto. En sentido estricto, dicha dimensión –y el acceso o no al trato especial y diferenciado– estaría determinada por variables tales como población, superficie, producción global y dotación de recursos, pero debería incluir además otros indicadores más referidos al grado de desarrollo y a limitaciones estructurales de las economías: composición de las exportaciones y vulnerabilidad externa; nivel de desarrollo industrial; ingreso per cápita promedio y variaciones respecto a ese promedio; pobreza y pobreza extrema, etc. Una identificación de trato especial y diferenciado no sólo hacia la totalidad de cada una de las economías, sino también hacia el interior de cada una de ellas, de tal manera que dicho trato pueda dirigirse a las regiones y sectores que más lo necesitan. De esa manera los recursos que se canalicen para atender a las disparidades se vincularían directamente con los ámbitos intranacionales a los que irían dirigidos, asegurando de esta forma mayores niveles de eficiencia y transparencia, así como una reducción de las trabas administrativas asociadas al uso de dichos recursos provenientes de los mencionados mecanismos. El tratamiento especial y diferenciado no se hace extensivo a las economías que sin ser de las “más pequeñas” se caracterizan por su escaso grado de desarrollo promedio y/o por existir en su interior regiones o sectores que requieren de apoyos especiales para poder enfrentar con 87 Víctor Álvarez R. éxito el libre comercio hemisférico. Ese escenario de grandes disparidades entre los países y en el interior de muchos de ellos, plantea el mayor de los retos y obliga a que la atención de dichas disparidades ocupe un lugar predominante en el debate en torno a las negociaciones ya que de no ser así el propio funcionamiento de los acuerdos de integración podría empujar a una profundización todavía mayor de las diferencias existentes. A la luz de las consideraciones anteriores, se hace imprescindible incorporar la atención a las disparidades nacionales, regionales y sectoriales con una fuerza multiplicada, definiendo propuestas y acciones que vayan más allá de lo que hasta ahora se ha venido discutiendo, y es en tal sentido cobra cada vez más relevancia la necesidad de crear Fondos Compensatorios para la Corrección de las Asimetrías entre países. Su creación constituye una necesidad insoslayable para fortalecer el desarrollo de la producción y la competitividad de los países más pobres para lograr la mejoría de las condiciones de vida de la mayoría de la población en dichos países. En este sentido, el aporte sostenido de los países más poderosos a los Fondos de Compensación serían destinados a financiar los proyectos en infraestructura y servicios para disminuir las asimetrías y desigualdades entre países, es una condición imprescindible para evitar que una Area de Libre Comercio sea un espacio en el que ganan unos y pierden muchos. 4.3.2. DEL LIBRE COMERCIO AL COMERCIO JUSTO La noción neoliberal de acceso a los mercados y libre comercio se limita a proponer medidas para reducir el arancel. Pero el libre mercado para los países más débiles también depende de los cambios en las condiciones de competencia imperantes en los principales mercados. En ellos rigen políticas de apoyo a la producción, medidas contingentes de protección, exigentes barreras técnicas que impiden el acceso de los países más débiles. El libre comercio entendido en estos términos solo beneficia a los países de mayor grado de industrialización y desarrollo. La mayor capacidad negociadora de estos países les ha permitido establecer un marco multilateral de disciplinas muy favorable a su interés particular. Venezuela sabe que en los grandes mercados del Hemisferio aún existen enormes barreras a sus exportaciones. Y no hay voluntad para resolver asuntos relativos al acceso de los países en desarrollo a los mercados. 88 Claves para la industrialización socialista Un Área de Libre Comercio será una oportunidad para todos si y solo si las principales potencias del hemisferio comparten los costos políticos, económicos y financieros de abrir espacios para el esfuerzo productivo de los países más débiles. Una Zona de Libre Comercio no se crea por el solo hecho de eliminar el arancel. La convergencia estructural, legal y económica es imprescindible para asegurar que cualquier acuerdo de integración comercial sea una alianza ganar-ganar. Una Zona de Libre Comercio que sea para todos la oportunidad que se pregona dependerá de la solidaridad. Las principales potencias del continente deben apoyar la creación de estos fondos estructurales. Este es el único modo de supeditar las políticas de libre comercio a los intereses nacionales y, asegurar así la capacidad de maniobra para la implementación de políticas de promoción y desarrollo. En definitiva, se trata de defender hasta las ùltimas consecuencias, el legítimo derecho de nuestro país de apoyar el desarrollo de su aparato productivo y salvaguardar así el empleo que en él se genera. 4.4. LOS FUNDAMENTOS DE LA ALBA La ALBA es un nuevo paradigma de integración. Se fundamenta en la creación de mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Propone la creación de Fondos Compensatorios que permitan corregir las disparidades que colocan en desventaja a los países subdesarrollados frente a otros de mayor desarrollo o con menos carencias en materia de infraestructura, servicios, etc. Apuntalar la ALBA es una tarea urgente y necesaria. Sobre todo si tenemos en cuenta que las elites políticas, empresariales, laborales y académicas aún no comprenden las verdaderas implicaciones que subyacen en los TLC y ni siquiera se han dado cuenta de que serán devoradas por esta expresión continental del proceso de globalización. Estas élites que también están amenazadas y fueron irresponsable e ingenuamente útiles a las exigencias neoliberales de contar con mercados abiertos. Incapaces de repensar el proyecto integrador para reestructurar sus bases, hoy sucumben ante la inercia desatada. La ALBA es una convocatoria para repensar, reinventar y refundar la 89 Víctor Álvarez R. integración latinoamericana y conjurar las amenazas del libre comercio y los TLC como expresión continental del arrollador proceso de globalización que ha arruinado a decenas de países, centenares de empresas y postrado en el hambre y la miseria a millones de personas en todo el mundo. La ALBA entonces es una propuesta que se suma a la lucha por preservar la autonomía e identidad latinoamericana y esto pasa por construir y relanzar un nuevo proyecto alternativo de integración latinoamericana y caribeña. La ALBA, como proyecto alternativo de integración, debe respetar la soberanía de los pueblos y sus gobiernos para hacer uso de políticas de desarrollo económico y social, en lugar de cuestionar y sancionar los apoyos que necesitan los sectores productivos endógenos. De cara a la ALBA, se trata de asumir como principio que cualquier acuerdo de libre comercio en el hemisferio sólo será posible si los países en los que se concentra el 75% del PIB de esa región solidariamente comparten los costos políticos, económicos y financieros de abrir espacios para el esfuerzo productivo de los países más débiles. En este sentido, el aporte sostenido de los países más poderosos a los Fondos Compensatorios que serían destinados a financiar los proyectos en infraestructura y servicios para disminuir las asimetrías y desigualdades entre países, es una condición imprescindible para evitar que una Area de Libre Comercio sea un espacio en el que ganan unos y pierden muchos. Por esta razón, la ALBA le otorga prioridad a la integración latinoamericana y a la negociación en bloques subregionales. Hoy más que nunca hay que relanzar la integración latinoamericana y caribeña. En consecuencia, es necesario abrir nuevos espacios de consulta para profundizar en el conocimiento de nuestras posiciones e identificar espacios de interés común que nos permita construir alianzas estratégicas y presentar posiciones comunes en el proceso de negociación. Derrotado el ALCA en Mar del Plata, los TLC surgen como el nuevo formato para imponer gradualmente un área de libre comercio indudablemente dominada por la principal potencia del continente. Es la nueva estrategia para retardar e impedir la integración latinoamericana. Por esta razón hay que evitar la dispersión en las negociaciones y que 90 Claves para la industrialización socialista naciones hermanas se desgajen y sean absorbidas por la vorágine de los TLC, lo cual trastocará la vida de esos pueblos para siempre. La ALBA es un camino para construir consensos, para repensar los acuerdos de integración en función de alcanzar un desarrollo endógeno que erradique la pobreza, corrija las desigualdades sociales y asegure una creciente calidad de vida para los latinoamericanos y caribeños. La Alianza Bolivariana para las Américas es una nueva expresión de la lucha contra el neoliberalismo, contra el Consenso de Washington y sus tesis del libre comercio, como una estrategia de los EUA de someter bajo un marco legal e institucional –diseñado a su imagen y semejanza– a todos los demás países de Latinoamérica y el Caribe. El avance de la ALBA es la expresión de despertar de la conciencia que se expresa en la emergencia de un nuevo liderazgo político, económico, social y militar en América Latina y el Caribe. No por casualidad esta propuesta aparece en los precisos momentos en que emergen gobiernos progresistas como los de Hugo Chávez, en Venezuela; Lula Da Silva, en Brasil; Néstor y Cristina Kirchner, en Argentina; Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador; Tabaré Vásquez y Pepe Mujica en Uruguay; Daniel Ortega, en Nicaragua; y el Obispo Lugo, en Paraguay. La ALBA fue la inevitable respuesta de los pueblos latinoamericanos, es la concreción de la lucha de los movimientos de campesinos y trabajadores y de las organizaciones sociales para demostrar que Otra América es Posible. En la Tercera Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), que se celebró en la Isla de Margarita, los días 11 y 12 de diciembre de 2001, y a la luz de las discusiones sobre las amenazas del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, formuló una propuesta de integración radicalmente diferente. En esa oportunidad, el Presidente Chávez señaló38: “Ese modelo neoliberal no puede ser la base ni el marco para nuestros modelos de integración. No puede ser, es imposible que nosotros pongamos por delante para integrarnos, a la economía. No es la ______________ 38 ¿Qué es el ALBA-TCP?. www.alianzabolivariana.org. Consulta realizada el 21-01-2010 91 Víctor Álvarez R. economía la que nos va a integrar y menos nuestras economías llenas de debilidades, de vulnerabilidades. No. Creo que se impone de nuevo lo que pudiéramos llamar la revancha de la política, que la política vuelva a la carga y que tome la vanguardia de los procesos de integración. Y es la idea de Bolívar. Y es la idea original de muchos otros hombres y mujeres de nuestro Continente, de nuestro Caribe, pero tal cual lo planteaba Simón Bolívar en la Carta de Jamaica, 1815. (...) Bolívar dice allí: ‘Sueño como ningún otro ver formado un solo cuerpo político en esta parte del mundo’ y esa fue consigna hasta el último día de su vida, porque ocho años más tarde, ya no desde el Caribe vibrante sino desde la Cordillera del Alto Perú, convocaba al Congreso Anfictiónico de Panamá, y decía: ‘Vamos a convocarnos a una Liga, a una unión de naciones’. Un pacto político es lo que se impone hoy como era lo que se imponía entonces, y una integración integral, a lo bolivariano. El ALCA, por ejemplo, ¿es ese el camino? No. “Queremos un modelo que nos integre de verdad. No un modelo que nos desintegre, que integre a unos a expensas de la desintegración de otros, ese no puede ser el camino, por tanto con mucha modestia y humildad proponemos desde Venezuela, a los caribeños y a los latinoamericanos que vayamos pensando de una buena vez en otra alternativa porque esa creemos que no es posible. Y es cuando se nos ha ocurrido lanzar una propuesta, que pudiera llamarse el ALBA, Alternativa Bolivariana para las Américas. Un nuevo concepto de integración que no es nada nuevo, se trata de retraer o de traer nuevamente un sueño que creemos posible, se trata de otro camino, se trata de una búsqueda, porque ciertamente la integración para nosotros es vital: O nos unimos o nos hundimos. Escojamos pues las alternativas”. La ALBA constituye un modelo humanístico basado en medidas concretas de integración social, política y económica para Latinoamérica y el Caribe. Dicha alternativa tiene como objetivos, preservar la autonomía e identidad latinoamericana; luchar contra la pobreza y la exclusión social, además de la integración energética, comunicacional y militar del subcontinente. El 14 de diciembre de 2004 se realiza en La Habana la Primera Cumbre del ALBA. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Fidel Castro, firman la histórica Declaración Conjunta para la creación del ALBA y el Acuerdo de aplicación del ALBA: 92 Claves para la industrialización socialista “Subrayamos que el Área Libre de Comercio para la Américas (ALCA) es la expresión más acabada de los apetitos de dominación sobre la región y que, de entrar en vigor construiría la profundización del neoliberalismo y crearía niveles de dependencia y subordinación sin precedentes. Analizamos históricamente el proceso de integración de la América Latina y el Caribe, y constatamos que éste, lejos de responder a los objetivos de desarrollo independiente y complementariedad económica regional, ha servido como un mecanismo para profundizar la dependencia y la dominación externa. Constatamos también que los beneficios obtenidos durante las últimas cinco décadas por las grandes empresas transnacionales, el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, la crisis de la deuda externa y, más recientemente, la difusión de las políticas neoliberales, con una mayor transnacionalización de las economías Latinoamericanas y Caribeñas y con la proliferación de negociaciones para la conclusión de acuerdos de libre comercio de igual naturaleza que el ALCA, crean las bases que distinguen el panorama de subordinación y retraso que hoy sufre nuestra región. Por tanto rechazamos con firmeza el contenido y los propósitos del ALCA, y compartimos la convicción de que la llamada integración sobre las bases neoliberales, que ésta presenta, consolidaría el panorama descrito, y nos conduciría a la desunión aun mayor de los países latinoamericanos, a mayor pobreza y desesperación de los sectores mayoritarios de nuestros países, a la desnacionalización de las economías de la región y a una subordinación absoluta a los dictados desde el exterior. Dejamos claro que si bien la integración es una condición imprescindible para aspirar al desarrollo en medio de la creciente formación de grandes bloques regionales que ocupan posiciones predominantes en la economía mundial, solo una integración basada en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común de avanzar todos de consuno hacia niveles aún más altos de desarrollo, puede satisfacer la necesidades y anhelos de los países latinoamericanos y caribeños, y a la par, preservar su independencia, soberanía e identidad. Coincidimos en que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) propuesta por el Presidente Hugo Chávez Frías en ocasión a la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la Isla de Margarita 93 Víctor Álvarez R. en Diciembre del 2.001, traza los principios rectores de la verdadera integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y nos comprometemos a luchar conjuntamente para hacerla realidad. En tal sentido, coincidimos plenamente en que la ALBA no se hará realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Solo una amplia visión latinoamericanista, que reconozca la imposibilidad de que nuestros países se desarrollen y sean verdaderamente independientes de forma aislada, será capaz de lograr lo que Bolívar llamó “ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza, que por su libertad y gloria” y que Martí concibiera como la “América Nuestra” para diferenciarla de la otra América, expansionista y de apetitos imperiales. Expresamos así mismo que la ALBA tiene por objetivo la transformación de las sociedades Latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y que, por ello, está concebida como un proceso integral que asegure la eliminación de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino. Los Estados firmantes de la ALBA comparten el criterio de que, para alcanzar los objetivos antes mencionados, esta alianza debe guiarse por los siguientes principios y bases cardinales: • El comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, pues la verdadera integración latinoamericana caribeña no puede ser hija ciega del mercado, ni tampoco una simple estrategia para ampliar los mercados externos estimulando el comercio para lograrlo, se requiere una efectiva participación del estado como regulador y coordinador de la actividad económica. • Trato especial y diferenciado, que tenga en cuenta el nivel de desarrollo de los diversos países y la dimensión de sus economías, y que garantice el acceso de todas las naciones que participen en los beneficios que se deriven del proceso de integración. • La complementariedad económica y la cooperación entre los países y producciones, de tal modo que se promueva una especialización productiva eficiente y competitiva que sea compatible con el 94 Claves para la industrialización socialista desarrollo económico equilibrado en cada país, con las estrategias de lucha por la pobreza y con la preservación de identidad cultural de los pueblos. • Cooperación y solidaridad que se exprese en planes especiales para los países menos desarrollados en la región, que incluya un plan continental contra el analfabetismo, utilizando modernas tecnologías que ya fueron probadas en Venezuela; un plan latinoamericano de tratamiento gratuito de salud a ciudadanos que carecen de tales servicios y un plan de becas de carácter regionales, en las áreas de mayor interés para el desarrollo económico y social. • Creación del fondo de emergencia social, propuesto por el presidente Hugo Chávez en la Cumbre de los Países Sudamericanos, celebrada recientemente en Ayacucho. • Desarrollo integrador de las comunicaciones y el transporte entre los países Latinoamericanos y caribeños, que incluya planes conjuntos de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas, telecomunicaciones y otras. • Acciones para propiciar la sostenibilidad del desarrollo mediante normas que protejan el ambiente, estimulen un uso racional de los recursos e impidan la proliferación de los patrones de consumo derrochadores y ajenos a las realidades de nuestros pueblos. • Integración energética entre los países de la región: que se asegure el suministro estable de productos energéticos en beneficio de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, como promueve la República Bolivariana de Venezuela con la creación de Petroamérica. • Fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la propia América Latina y el Caribe, con el objetivo de reducir la dependencia de los países de la región de los inversionistas foráneos. Para ello se crearían, un fondo latinoamericano de inversiones, un banco de desarrollo del sur, y la sociedad de garantías recíprocas latinoamericanas. • Defensa de la cultura latinoamericana y caribeña y de la identidad de los pueblos de la región, con particular respeto y fomento de las culturas autóctonas e indígenas, Creación de la Televisora del Sur 95 Víctor Álvarez R. (Telesur) como instrumento alternativo al servicio de la difusión de nuestras realidades. • Medidas para que las normas de propiedad intelectual, al tiempo que protejan el patrimonio de los países latinoamericanos y caribeños frente a la voracidad de las empresas transnacionales, no se conviertan en un freno de la necesaria cooperación en todos los terrenos en entre nuestros países. • Concertación de posiciones en la esfera multilateral y en los procesos de negociación de todo tipo con países y bloques de otras regiones, incluida la lucha por la democratización y la transparencia de las instancias internacionales, particularmente de las Naciones Unidas y sus órganos.39 En los marcos de la ALBA, el comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable. Así, la integración latinoamericana y caribeña no puede ser una consecuencia del libre mercado sino la resultante de la participación activa y protagónica de los ciudadanos, voluntad política de sus gobernantes y la acción reguladora del Estado en la economía. Se trata de una iniciativa que busca la transformación de las sociedades del continente para hacerlas más justas, cultas, participativas y solidarias. Se tomaran en cuenta las asimetrías políticas, sociales, económicas y jurídicas entre los países. Tal premisa será tomada en cuenta al aplicar el principio de reciprocidad en los acuerdos comerciales y financieros que se concreten entre las partes, en función de complementar capacidades y recursos y promover la integración en un proceso de cooperación solidaria de beneficio mutuo. La integración neoliberal prioriza la liberalización del comercio y las inversiones, en cambio la Alianza Bolivariana para América Latina (ALBA) es una propuesta que centra su atención en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Mientras el ALCA y los TLC responden a los intereses del ______________ 39 ALBA. Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América. Declaración conjunta ente el presidente de la república bolivariana de Venezuela y el presidente del consejo de estado para la república de Cuba para la creación del ALBA. En: www.alternativabolivariana.org/modules.php?name 96 Claves para la industrialización socialista capital trasnacional y persiguen la liberalización total y absoluta del comercio de bienes y servicios e inversiones, la ALBA pone el énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social y, por lo tanto, expresa los intereses de los pueblos latinoamericanos. Por eso, la ALBA es, fundamentalmente, un proceso de integración de los Pueblos del Caribe y América Latina quienes comparten espacios geográficos, vínculos históricos y culturales, necesidades y potencialidades comunes. Se trata, entonces, de un esquema de integración basado en principios de cooperación, solidaridad y complementariedad, que surge como una alternativa al modelo neoliberal, el cual no ha hecho más que profundizar las asimetrías estructurales y favorecer la acumulación de riquezas a minorías privilegiadas en detrimento del bienestar de los pueblos. La ALBA se fundamenta en la creación de mecanismos para fomentar ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Intenta atacar los obstáculos que impiden la verdadera integración como son la pobreza y la exclusión social; el intercambio desigual y las condiciones inequitativas de las relaciones internacionales, el acceso a la información, a la tecnología y al conocimiento; aspira a construir consensos, para repensar los acuerdos de integración en función de alcanzar un desarrollo endógeno nacional y regional. En la ALBA, la lucha contra las políticas proteccionistas y los ruinosos subsidios de los países industrializados no puede negar el derecho de los países pobres de proteger a sus campesinos y productores agrícolas. La ALBA, tiene el propósito histórico fundamental de unir las capacidades y fortalezas de los países que la integran, con el propósito de producir las transformaciones estructurales y generar un sistema de relaciones complementarias y necesarias para alcanzar el desarrollo integral. La ALBA se sustenta en el aprovechamiento racional de sus recursos naturales –incluido su potencial energético–, en función del bienestar de nuestros pueblos; en la formación integral e intensiva del talento humano requerido para nuestro desarrollo y en la atención a las necesidades y aspiraciones de nuestros hombres y mujeres. En la propuesta la ALBA se le otorga una importancia crucial a los 97 Víctor Álvarez R. derechos humanos, laborales y de la mujer, a la defensa del ambiente y a la integración física. 4.4.1. DE LOS TLC A LOS TCP Los TCP nacen para enfrentar a los TLC como mecanismo de dominación y penetración del gran capital promovido por los EE.UU. Es la resistencia activa de los gobiernos progresistas y revolucionarios del continente para enfrentar al lado de sus pueblos las ruinosas consecuencias que tendría el libre comercio sobre los aparatos productivos nacionales, con el consiguiente recrudecimiento de los flagelos del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Lo que buscan los TLC es disminuir o eliminar los aranceles, sin asegurar que estas preferencias garantice el mercado para sus productos. Los TLC fomentan la competencia entre productores diametralmente distintos en capacidad productiva. Se trata de preferencias para que las empresas pequeñas compitan entre ellas y se enfrenten a las grandes corporaciones en situación de total desventaja. En el marco del ALBA, los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP) promueven el intercambio equivalente de bienes y servicios para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la gente. Se basan en los principios de solidaridad, cooperación, complementación, reciprocidad, transferencia tecnológica, aprovechamiento de las ventajas de cada país, ahorro de recursos y sustentabilidad social, económica, financiera y ambiental. A diferencia de los tratados de libre comercio (TLC) promovidos por los EE.UU. y la UE, los TCP aseguran el mercado para todos los productos que pudieran ser perjudicados por los Tratados de Libre Comercio y fortalecen el papel del Estado y los Gobiernos como actores protagónicos del comercio, promoviendo la complementación productiva de las naciones participantes. Los países que participen en la ALBA “(…) elaborarán un plan estratégico para garantizar la más beneficiosa complementación productiva sobre bases de racionalidad, aprovechamiento de ventajas existentes en una y otra parte, ahorro de recursos, ampliación del empleo útil, acceso a mercados u otra consideración sustentada en una verdadera solidaridad que potencie las fuerzas de ambos países”40. ______________ 40 Acuerdo entre el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y el 98 Claves para la industrialización socialista Tal como expresa la Declaración Conjunta: ”...coincidimos plenamente en que la ALBA no se hará realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Solo una amplia visión latinoamericanista, que reconozca la imposibilidad de que nuestros países se desarrollen y sean verdaderamente independientes de forma aislada, será capaz de lograr lo que Bolívar llamó ‘... ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria’ 41. 4.5. PROYECTOS GRANNACIONALES EN LA ALBA Bajo la hegemonía del neoliberalismo, las empresas transnacionales pasaron a ser el agente articulador de la economía mundial, desplazando la importancia que los Estados Nación tuvieron en el desarrollo del capitalismo en los marcos del modelo keynesiano que estuvo vigente en la postguerra hasta el decenio de los años 80. El patrón de acumulación neoliberal devaluó el papel del Estado como agente inductor del desarrollo, cuyo lugar lo asumió el mercado. El concepto de empresas grannacionales surge en oposición a las empresas transnacionales, por tanto, su dinámica económica se orientará a privilegiar la producción de bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades humanas garantizando su continuidad y rompiendo con la lógica de la reproducción y acumulación del capital. El concepto grannacional está inscrito en el sustrato conceptual de la ALBA. Es un concepto esencialmente político, pero engloba todos los aspectos de la vida nacional. Tiene varios fundamentos: • Un fundamento histórico y geopolítico, la visión bolivariana de la Unión de las Repúblicas Latinoamericanas y Caribeñas para la conformación de una gran nación. Es la geopolítica de la visión bolivariana, con absoluta vigencia en un mundo dominado por la ______________ Presidente del Consejo de Estado de Cuba, para la aplicación de la Alianza Bolivariana para las Américas. 14 de diciembre de 2004- En: portal.gobiernoenlinea.ve/cartelera/AcuerdoCuba-Vzla.pdf 41 Declaración conjunta entre el presidente de la República Bolivariana de Venezuela y el presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba para la creación la ALBA. En: www.alternativabolivariana.org/modules.php?... 99 Víctor Álvarez R. globalización neoliberal, que en las últimas décadas ha adoptado la forma de los bloques económicos regionales y sub-regionales. • El concepto grannacional puede asimilarse al de mega estado, en el sentido de la definición conjunta de grandes líneas de acción política común entre estados que comparten una misma visión del ejercicio de la soberanía nacional y regional, desarrollando y desplegando cada uno su propia identidad social y política, sin que ello implique en el momento actual la construcción de estructuras supranacionales. • Posee también un fundamento socioeconómico, basado en la constatación de que la estrategia de desarrollo de las economías de nuestros países hasta el grado de producir la satisfacción de las necesidades sociales de las grandes mayorías, no puede limitarse al ámbito local. En esencia, se trata de superar las barreras nacionales para fortalecer las capacidades locales fundiéndolas en un todo para ser capaces de enfrentar los retos de la realidad mundial. Cada día se hace más patético el hecho de que nuestra realidad local es nuestra realidad regional. • También posee un fundamento ideológico que viene dado por la afinidad conceptual de quienes integran al ALBA, en cuanto a la concepción crítica acerca de la globalización neoliberal, el desarrollo sustentable con justicia social, la soberanía de las naciones y el derecho a su autodeterminación, generando un bloque en la perspectiva de estructurar políticas regionales soberanas. Los conceptos de proyectos grannacionales (PG) y empresas grannacionales (EG) derivan del enfoque de lo grannacional ya expuesto. Por tanto, materializan los procesos sociales y económicos de la integración y la unión. Los proyectos grannacionales abarcan desde lo político, social, cultural, económico, científico e industrial hasta cualquier otro ámbito que puede ser incorporado en la dialéctica grannacional. No todo proyecto grannacional debe convertirse en una empresa grannacional. Pero toda empresa grannacional deber ser el producto de un proyecto grannacional, por el cual deberá guiar su desarrollo. En atención a lo anterior, los proyectos grannacionales de las áreas sociales y culturales pueden ser perfectamente instrumentados a partir de 100 Claves para la industrialización socialista las estructuras y capacidades instaladas en nuestros países, sin necesidad de crear otras que redunden en aumento de gastos y recursos. Un proyecto grannacional puede nacer y desarrollarse en dos o más países, pero no es requisito indispensable a los efectos de considerarlo como tal, el que abarque el ámbito de todos los países la ALBA. Lo que le otorga carácter de proyecto grannacional es que se enmarque en los fines y los principios la ALBA, y que en su concepción e instrumentación participen dos o más países la ALBA. En resumen, tenemos que un proyecto grannacional es todo programa de acción dirigido a cumplir con los principios y fines la ALBA, que haya sido validado por los países integrantes y cuya ejecución involucre a dos o más países, para beneficio de las grandes mayorías sociales. A los efectos de garantizar sus objetivos y la sostenibilidad de las empresas grannacionales la dinámica de comercialización de los bienes y servicios generados por ellas se harán privilegiando esquemas mixtos o combinados de intercambio. Las empresas grannacionales deben inscribirse en la nueva lógica de la unión y la integración la ALBA, acoplarse a los objetivos estratégicos del proyecto unionista y convertirse en instrumentos económicos fundamentales para la creación de una amplia zona de comercio justo en América Latina y el Caribe. En su naturaleza constitutiva las empresas grannacionales deben obedecer a los siguientes parámetros: • Partir de la noción de integración productiva y tener en cuenta las necesidades de complementación económica entre la naciones que la integran, en áreas fundamentales para el desarrollo económicosocial. Esto supone utilizar al máximo las capacidades de cada país: recursos energéticos, disponibilidad financiera, disposición de materias primas, recurso humano calificado, desarrollo científico y tecnológico. • La producción de estas empresas debe destinarse prioritariamente a satisfacer el consumo final o industrial del mercado en los países del ALBA, a objeto de conformar la zona de comercio justo. Sus excedentes podrán colocarse en el mercado internacional. 101 Víctor Álvarez R. • Las empresas grannacionales deben basar su existencia en la eficiencia productiva, inscribiéndola en los principios de la ALBA. Esta no es una tarea fácil, pero tampoco imposible de lograr. Las empresas grannacionales tienen que ser autosostenibles. • Las empresas grannacionales operarán bajo los principios de complementariedad, solidaridad, cooperación, reciprocidad y convivencia armoniosa del hombre con la naturaleza explotando racionalmente los recursos naturales y ejecutando proyectos ambientalmente sustentables, promoviendo condiciones de trabajo digno y redistribución equitativa de las riquezas Las empresas grannacionales para ser exitosas requieren además: • De la planificación grannacional: basada en la optimización de todos los recursos disponibles y obedeciendo a los conceptos de encadenamiento y eficiencia productiva, satisfacción de necesidades y precio justo. • Del control de las fuentes de materia prima: afortunadamente ésta es una ventaja real en nuestros países, en virtud de que el estado controla dichas fuentes. Las empresas grannacionales no se definen como tales por el ámbito donde se hayan constituido, ni por su composición accionaria, sino por su naturaleza constitutiva. Esto quiere decir que podrán existir empresas grannacionales entre dos países (bilaterales), entre tres países (trilaterales), entre cuatro países (multilaterales). De modo que una empresa entre Venezuela y Ecuador (bilateral) para la producción y comercialización de productos petroquímicos en estos países y que incluso pueda exportar a Cuba o Nicaragua es una empresa grannacional. La modalidad de estas empresas puede ser binacionales, con una composición accionaria que garantice la soberanía de cada país. En el caso de las empresas grannacionales entre varios o todos los estados miembros, los aportes se harán de acuerdo a las posibilidades de cada parte. Las decisiones se tomarán siempre por consenso y los márgenes económicos que se obtengan se destinarán al crecimiento de la propia empresa y/o al desarrollo de proyectos de carácter social. Las empresas grannacionales serán de propiedad absoluta de los Estados 102 Claves para la industrialización socialista y podrán asociarse con empresas del sector privado para el desarrollo de determinadas actividades. Estas empresas se conformarán a partir de las potencialidades objetivas, fondos monetarios y experiencias endógenas de los países que integran la alianza y usarán en los casos que sea prudente la cooperación de fuentes exógenas dentro del marco de los principios rectores de la ALBA, sobre todo de países que comparten el espíritu y los principios la ALBA. Así tenemos que empresas grannacionales serán aquellas empresas de los países la ALBA integradas productivamente, cuya producción se destinará fundamentalmente al mercado de los países de la ALBA (zona de comercio justo), y cuya operación se realizará de forma eficiente. 4.5.1. PETROCARIBE Los Gobiernos de Belice, de la República de Cuba, de la Mancomunidad de Dominica, de la Republica de Haití, Jamaica, de Granada, de San Vicente y las Granadinas, de Nicaragua, de Surinam y de la República Bolivariana de Venezuela, reafirman los principios de cooperación, solidaridad, complementariedad y soberanía en el manejo de los recursos naturales, a través de la suscripción del “Tratado de Seguridad Energética Petrocaribe” con una visión caribeña integral del problema energético, vinculado estrechamente al desarrollo e independencia de la región y a la superación de los profundos problemas económicos y sociales de estos pueblos. Reiteran a través de este instrumento, la voluntad política y el interés de los Gobiernos en impulsar la integración energética regional, fundada en los principios contenidos en el Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE, suscrito en la ciudad de Puerto la Cruz, Venezuela, en junio de 2005 y reiterados en la Declaración de Montego Bay, Jamaica, en septiembre de 2005. El objeto del tratado es desarrollar entre los países de la ALBA un proceso amplio y sostenido de integración que contribuya con la seguridad energética de la región del Caribe, complementando las fuentes de energías primarias disponibles con el potencial y desarrollo de energías renovables; promoviendo el intercambio tecnológico para la búsqueda de nuevas fuentes; desarrollando la cadena de la energía en procura de su industrialización y 103 Víctor Álvarez R. fomentando el uso racional de la misma, en búsqueda del máximo ahorro y la eficiencia energética. La República Bolivariana de Venezuela de conformidad con su ordenamiento jurídico interno, brindará a los países del Caribe las condiciones y medios indispensables para cubrir las necesidades de suministro de petróleo y sus derivados de la región, y de esta manera, garantizar la seguridad y estabilidad energética del Caribe. Y, de acuerdo con lo establecido en el Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE, garantizará un suministro seguro y estable de crudo, productos refinados y GLP, con el objetivo de mitigar los efectos especulativos en la comercialización de la energía, minimizar las consecuencias de la intermediación y contribuir con la seguridad energética de la región. Las Partes Contratantes se comprometen, en la medida de lo posible, a crear y ampliar su capacidad de refinación, con el fin de contar con suficiente disponibilidad de productos que les permita cubrir el déficit regional y con ello consolidar un polo de refinación en la zona del Caribe y así disminuir la dependencia respecto a actores transnacionales en la cadena de valor de la energía. También se comprometen, en la medida de lo posible, a construir, ampliar y/o modernizar la infraestructura energética necesaria para el despacho, recepción, transporte, almacenaje y distribución de crudo y productos, con el fin primordial de crear un sistema de suministro seguro y permanente para la zona del Caribe. Para ello, la República Bolivariana de Venezuela pondrá a la disposición de las Partes Contratantes, su experiencia y capacidad técnica en materia de exploración, producción, industrialización y comercialización de hidrocarburos con la finalidad de profundizar la transferencia de tecnología y la formación de capital humano en la región. También se comprometen a desarrollar paralelamente las políticas y medidas necesarias tendientes al uso racional eficiente de la energía que contribuya al desarrollo sostenible de nuestros pueblos. 4.5.2. GAS Los países de la ALBA podrán acordar el desarrollo de iniciativas que permitan el suministro de gas, de manera tal que puedan disponer de esta importante fuente de energía limpia, con el fin de complementar la matriz energética de la región y al mismo tiempo diversificar las fuentes de energía para los sistemas de generación y distribución eléctrica, así como la 104 Claves para la industrialización socialista implementación de programas de gasificación para uso residencial y comercial. Los países de la ALBA podrán asociarse para la construcción de plantas de licuefacción y regasificación, así como otras tecnologías en el ámbito del gas natural que se consideren necesarias para la utilización de esta fuente de energía. Igualmente se comprometen, en la medida de sus posibilidades, a introducir el gas en su matriz energética, con el fin de desarrollar y promover su consumo. En este último caso, promoverán la utilización de máquinas de alta eficiencia y ciclos combinados. Las Partes Contratantes harán sus mejores esfuerzos para que, con base en gas, desarrollen en la región los Polos Petroquímicos en los territorios donde los recursos estén disponibles con el fin de producir insumos químicos para la industria de transformación de la cadena del plástico y otros productos industriales. 4.5.3. ENERGÍA ELÉCTRICA Con el fin de utilizar todas las fuentes de energía primaria que estén a su disposición, así como también maximizar el uso de la energía hidroeléctrica, de la termoeléctrica basada en el gas y los ciclos combinados, las Partes Contratantes promoverán la sustitución de combustibles líquidos por gas u otros combustibles más económicos. Con el fin de disminuir las pérdidas derivadas de los sistemas de transmisión o de los picos de consumo característicos del sistema eléctrico, las Partes Contratantes harán sus mejores esfuerzos para crear e incrementar el respaldo de sus sistemas eléctricos nacionales y la disponibilidad del servicio en áreas hoy no atendidas, mediante la introducción de sistemas de generación distribuida. Los países de la ALBA establecerán programas para la sustitución de artefactos de alto consumo energético por equipos más eficientes, de bombillos incandescentes por bombillos ahorradores, de generadores eléctricos de alto consumo de combustibles líquidos, por sistemas a gas, de alta eficiencia y ciclos combinados. Asimismo, ejecutarán programas de reconversión industrial para complementar sus economías, aprovechando de manera óptima la disposición de los recursos energéticos existentes en su territorio. 105 Víctor Álvarez R. 4.5.4. ENERGÍAS R ENOVABLES Los países de la ALBA desarrollarán, en la medida de sus posibilidades, proyectos conjuntos y programas piloto, para el impulso del uso de todas las energías renovables disponibles en sus respectivos territorios, tales como: energía eólica, energía solar, geotérmica, entre otras. El desarrollo de este tipo de energías requiere de una importante cooperación tecnológica entre los países de la región, sobre todo orientada a reducir los costos que en términos generales son mayores que los de las energías tradicionales. De igual forma, procurarán que el uso de esta energía se oriente hacia la satisfacción de los requerimientos de las zonas más necesitadas y/o alejadas de las redes de suministro de energía tradicionales. Con el fin de desarrollar los ejes de acción descritos anteriormente, las Partes Contratantes crearán y fortalecerán empresas mixtas binacionales, de acuerdo a la soberanía y marco legal vigente en cada país. Estas empresas se definirán sobre la base de potenciar sus capacidades técnicas, tecnológicas y financieras, de tal manera que permitan desarrollar, en cada país, los proyectos requeridos para la utilización de los recursos energéticos disponibles. Con el fin de minimizar costos de transacción, quienes suscriben los acuerdos se comprometen a que las negociaciones sean entre Estados de modo que prevalezcan los criterios de complementariedad, cooperación y solidaridad en la comercialización de los recursos energéticos. A los fines de garantizar el cumplimiento del tratado y en el marco del Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE, PDV-Caribe, filial de Petróleos de Venezuela S.A., tendrá bajo su responsabilidad la coordinación, ejecución y seguimiento de los proyectos de infraestructura energética, desarrollo y asistencia social, así como de otras actividades que promuevan la autosuficiencia y la soberanía energética de las Partes Contratantes. 4.5.5. BANCO DEL SUR El convenio suscrito el 28 de septiembre de 2009, entre Venezuela, Brasil, Ecuador, Paraguay, Bolivia y Argentina, tiene por objeto constituir una entidad financiera de derecho internacional público con personalidad jurídica propia denominada “Banco del Sur”, la cual tendrá como norte 106 Claves para la industrialización socialista financiar el desarrollo económico, social y ambiental de sus países miembros, en forma equilibrada y estable, haciendo uso del ahorro intra y extra regional así como fortalecer la integración; reducir las asimetrías y promover la equitativa distribución de las inversiones entre sus países miembros. Para el cumplimiento de su objeto, el Banco tiene plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, pudiendo ejercer las funciones y realizar los actos que hagan a su objeto o estén relacionados con el mismo. En este sentido, cabe resaltar que el Banco prestará asistencia crediticia únicamente en los países miembros, para la ejecución de proyectos en el ámbito territorial de UNASUR. Entre sus funciones principales se encuentran financiar en cualquier país miembro a órganos estatales, entidades autónomas, empresas mixtas, empresas privadas, cooperativas, empresas asociativas y comunitarias, que lleven a cabo proyectos de los tipos indicados a continuación. A los efectos de la evaluación de cada proyecto se tendrán en cuenta los avances que el mismo genere con relación al logro de la soberanía alimentaria, energética, de la salud, de los recursos naturales y del conocimiento. Igualmente, tendrá entre sus funciones promover y facilitar asistencia técnica multidisciplinaria para la preparación y ejecución de planes, programas y proyectos de desarrollo, incluyendo la identificación de programas de inversión, el estudio de prioridades y la formulación de propuestas sobre proyectos específicos. 4.5.6. BANCO DEL ALBA La Sede del Banco fue Inaugurada el sábado 28 de enero de 2008, en el marco de la VI Cumbre la ALBA, realizada en la ciudad de Caracas. El Banco la ALBA tiene su sede principal en la ciudad de Caracas, Capital de la República Bolivariana de Venezuela, y podrá establecer subsedes, sucursales u oficinas de representación que fueran necesarias en los países miembros del Banco. Entre sus funciones se encuentran: • Promover el desarrollo económico en sectores claves de la economía de los países la ALBA, orientados a mejorar la productividad y eficiencia del tejido productivo, la generación de empleos, el 107 Víctor Álvarez R. desarrollo científico-técnico, la complementariedad y el desarrollo de las cadenas productivas. • Impulsar el desarrollo social, en materia de salud, educación, vivienda, seguridad social, desarrollo comunitario, economía social. • Fortalecer la expansión y conexión de la infraestructura de los países la ALBA. • Apalancar las empresas binacionales, grannacionales o cualquier otra modalidad de organización asociativa que promuevan inversiones de interés mutuo, comprendidas dentro de los objetivos del Banco la ALBA. • Promover, crear y administrar fondos de financiamiento reembolsable o no reembolsable, orientados a fomentar el desarrollo económico, social y ambiental. • Proveer recursos para asistencia técnica, estudios de preinversión, investigación y desarrollo, transferencia y absorción de tecnología. • Desarrollar y promover la práctica del comercio justo de bienes y servicios. El Banco la ALBA podrá realizar las siguientes operaciones: • Otorgar créditos, líneas de crédito, fianzas, avales y otras garantías. • Emitir, colocar y administrar toda clase de títulos de crédito. • Proveer servicios, mecanismos e instrumentos para la liquidación y compensación de pago de las transacciones económicas, comerciales y financieras. • Prestar servicios de administración de carteras, organizar, constituir y administrar fideicomisos y ejercer mandatos. • Actuar como comisionista y custodio de títulos y valores. • Prestar servicios de tesorería a organismos gubernamentales, intergubernamentales e internacionales, empresas públicas y privadas. En Banco de la ALBA posee una serie de proyectos a ser financiados por el Banco, en áreas de educación, salud, ciencia y tecnología, alimentación, 108 Claves para la industrialización socialista transporte, ambiente, industria, telecomunicaciones, energía, comercio justo, turismo, minería, financiera. 4.5.7. EL SUCRE Aún cuando los EE.UU. dejaron de garantizar su moneda con oro, la gran potencia del norte inundó al mundo con dólares supuestamente respaldados por su potencial industrial. Pero ante el debilitamiento de su economía muchos países comienzan a abandonar el dólar y optan por otras monedas y valores. El oro y otros metales preciosos experimentan fuertes alzas. Esto abre vías para iniciativas monetarias por parte de los países dueños de materias primas y recursos energéticos, los cuales podrían establecer como respaldo las reservas probadas de oro, plata, platino, diamantes, esmeraldas, hierro, aluminio, níquel, cobre, uranio, petróleo, gas, etc. Si los EE.UU. impusieron su predominio económico sobre la base de su potencial industrial, con más razón nuestros países pueden avanzar hacia un sistema monetario y financiero sostenido por las riquezas naturales, fuente de riqueza real y verdadero potencial productivo. Emitir una moneda común para las relaciones económicas y financieras de los países del Sur, teniendo como respaldo sus materias primas y sus recursos naturales renovables, revalorizaría las riquezas que actualmente son vitales para la economía mundial. Si los EE.UU. hicieron del dólar la moneda obligada en los mercados internacionales, sin respaldo en oro, una nueva moneda respaldada por las reservas de hidrocarburos, metales, piedras preciosas y demás riquezas naturales de nuestros países será, sin lugar a dudas, mucho más solida y apetecida como medio de pago y reserva de valor. La creación del Banco de Materias Primas sería un paso clave para certificar las reservas de hidrocarburos, metales y minerales valiosos, como respaldo de esa nueva moneda. Con un procedimiento transparente se determinaría qué recursos naturales y energéticos formarían parte de la canasta de materias primas que servirían de respaldo a esta moneda y, a la vez, procedería a certificar las reservas de bosques, agua y biodiversidad, para incorporarlas también a esa canasta de respaldo. En este sentido, los presidentes y representantes gubernamentales de 109 Víctor Álvarez R. los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), más Ecuador, dieron luz verde a la creación de una moneda común, denominada SUCRE (Sistema Único de Compensación Regional), que inicialmente circulará de manera virtual. La declaración final de la III Cumbre extraordinaria la ALBA aprobada en Caracas se da luz verde a la construcción de la zona monetaria unida y un fondo de reservas con aportes de países miembros para sostener políticas de inversión para el desarrollo. Las soluciones a la crisis mundial existen, pero es imprescindible tomar decisiones políticas. Los países de América Latina están llamados a crear una nueva arquitectura financiera para ser más autónomos y soberanos. Esta propuesta tiene tres pilares fundamentales: un banco de desarrollo regional, fondo de reservas del área para enfrentar potenciales crisis y eventuales problemas económicos, y una moneda común contable para los intercambios comerciales; la cual, en un principio, puede ser virtual. Por eso es preciso fortalecer el comercio intrarregional complementario y el centro de la economía debe volver a ser la producción de lo que se consume nacional y regionalmente. Se asumen las políticas económicas como instrumentos para fortalecer el mercado interno como principal motor de la economía, tendientes a conseguir la seguridad alimentaria nacional y regional. En el marco de la ALBA, el comercio y la inversión son medios y no fines. Están llamados a elevar la calidad de vida de sus integrantes; subordina el mercado a la justicia social y toma en cuenta las asimetrías y la complementariedad entre las economías, de modo que las decisiones se adopten mediante la observancia de la equidad y en ningún momento movidas por el afán de lucro de un Estado, una empresa o un territorio a costa de otros. 110 Claves para la industrialización socialista Capítulo V 5. ¿QUÉ ES LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA? La industrialización socialista es un proceso planificado de rápido crecimiento y desarrollo de las capacidades productivas y tecnológicas dedicadas a transformar materias primas en insumos básicos, bienes intermedios y productos de consumo final, con el fin de satisfacer las crecientes demandas y necesidades del aparato productivo nacional y de la población. Es la fuerza motriz para impulsar la transformación de una economía rentista, que casi todo lo importa y poco produce, en una nueva economía independiente y soberana. Es la única estrategia posible para transformar el modelo primario-exportador que impusieron las grandes potencias industrializadas y nos condenó a ser exportadores de petróleo y materias primas por un nuevo modelo productivo capaz de sustituir eficientemente importaciones, diversificar la oferta exportable y, de esta manera, ahorrar y generar nuevas fuentes de divisas que nos hagan menos dependientes del ingreso petrolero. La industrialización socialista es un componente fundamental de una política económica diseñada para avanzar hacia el logro de los objetivos de seguridad y soberanía alimentaria y productiva. Es la mejor manera de generar empleos verdaderamente fructíferos, cuya remuneración tenga como contrapartida la producción de una abundante oferta de bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales del pueblo trabajador, sin romper el equilibrio que se debe preservar entre la oferta y la demanda para contribuir a estabilizar los precios. Además, al satisfacer la demanda interna con producción nacional se evita que los ajustes en el tipo de cambio –que encarecen el componente importado y repercuten en la estructura de costos–, desborden las presiones inflacionarias. Por eso requiere un adecuado manejo de la política macroeconómica y microeconómica; es decir, la fijación de un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad de la economía no petrolera; una política arancelaria y fiscal que desaliente las importaciones y favorezca la producción nacional y las exportaciones; así como incentivos monetarios y financieros para la inversión productiva. Y, lo más importante, la industrialización socialista se basa en nuevas formas de propiedad social 111 Víctor Álvarez R. que liberen al trabajador asalariado de la explotación del capital, motivado a producir una abundante gama de bienes y servicios de buena calidad y bajos precios para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población. 5.1. P RINCIPIOS RECTORES DE LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA Hasta hace poco, se reconoció a la industria como la fuerza motriz del desarrollo económico. El ritmo de crecimiento del sector manufacturero con frecuencia fue mayor que la velocidad de crecimiento del PIB, convirtiéndose así en el sector dinamizador del desarrollo económico, lo cual se expresó en un aumento del grado de industrialización; es decir, de la contribución de la industria en la conformación del PIB en comparación con el aporte de los demás sectores económicos. La tarea de conformar una nueva economía sustentada en los ingresos que pueda generar la actividad productiva interna y así superar la tradicional dependencia del ingreso petrolero, todavía sigue pendiente. Como respuesta al descalabro de los precios del petróleo a raíz de la crisis económica mundial que estalló en el año 2008 y mermó considerablemente el ingreso en divisas y restringió la capacidad de importación, se planteó nuevamente la necesidad de reimpulsar el desarrollo industrial. Pero la sostenida recuperación en la cotización del crudo a lo largo del año 2011, como consecuencia del derrocamiento de Mubarak en Egipto y la invasión de Libia ha llevado nuevamente el precio del barril por encima de los 100 dólares. En este contexto de abundancia una vez más queda pospuesto el necesario proceso de revisión, rectificación y reimpulso de la estrategia económica y se mantiene la inercia de comprarle al resto del mundo muchos productos agrícolas e industriales que pudieran generarse internamente. El desarrollo económico de Venezuela tiene que ser un proceso integral y autosostenido, que se apoye en un crecimiento armónico y proporcional de la agricultura, la pesca, la minería, la industria, las telecomunicaciones, el comercio, las finanzas, los servicios y las demás actividades económicas sobre cuyo desarrollo descansa la esperanza de un mayor bienestar para nuestra sociedad. Lograr la industrialización de la economía venezolana continúa siendo una tarea pendiente. Es una necesidad que hoy más que nunca debemos reconocer, sobre todo si tenemos en cuenta el efecto multiplicador que el 112 Claves para la industrialización socialista desarrollo de este sector es capaz de ejercer sobre otras actividades económicas orientadas a generar la oferta de bienes, servicios y empleos destinados a satisfacer las necesidades materiales y espirituales de nuestra sociedad. Sin embargo, al tratar de precisar el potencial aporte de la manufactura nacional a este proceso de desarrollo autosostenido, nos damos cuenta de que este sector aún adolece de una serie de debilidades que restringen su capacidad de dinamizar la economía interna. Transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un nuevo modelo productivo soberano y exportador, para por reimpulsar el proceso de industrialización a la luz de una serie de principios rectores dentro de los cuales destacamos los siguientes: 5.1.1. NUEVAS FORMAS DE PROPIEDAD SOCIAL Abundan y proliferan los enfoques reduccionistas que explican la propiedad como una simple posesión, limitándola a la relación jurídica que tienen las personas con los medios de producción, sin profundizar en el análisis de la amplia gama de relaciones que se establecen entre las personas en el proceso de producción, distribución y consumo42. Estos enfoques amputados y castrados no reflejan la riqueza de los nuevos procesos económicos y sociales que se han puesto en marcha en Venezuela y otros países de América Latina, en los cuales el poder popular crea nuevas formas de organización para asumir el control directo de los procesos de producción de los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales y asegurar así su supervivencia y reproducción. Resultado de tales fragmentaciones y reduccionismos es la noción de la propiedad que la encasilla entre las opciones de propiedad privada o propiedad estatal, cuando lo fundamental es considerar las dimensiones sociales, políticas e ideológicas de la propiedad para dar respuesta a estas interrogantes: ______________ 42 Un detallado análisis del marco legal y las orientaciones de política pública que hacen posible el desarrollo de nuevas formas de propiedad social en la construcción del socialismo venezolano se encuentra en Víctor Álvarez “Del Estado burocrático al Estado comunal”, Capítulo III De la propiedad estatal a la propiedad comunal: nuevas formas de propiedad social en el socialismo venezolano. PP 75 y ss. 113 Víctor Álvarez R. • ¿Qué formas de propiedad social son las más adecuadas para impulsar el crecimiento y desarrollo de la economía social, popular y comunal? • ¿Cómo se integran e interactúan en este nuevo sistema de relaciones sociales de producción la propiedad estatal, privada, cooperativa y comunitaria? • ¿Cuáles son los factores que estimulan y regulan el desarrollo de cada una de estas formas de propiedad? • ¿Cómo se expresa y desarrolla la relación jurídica, económica, política y social para que la propiedad estatal sea realmente asumida como una auténtica forma de propiedad social y de empoderamiento popular? • ¿Cómo se remunera el trabajo en esas nuevas formas de propiedad social, popular y comunitaria? • ¿Cómo se distribuyen los excedentes entre la empresa, los trabajadores y la comunidad? • ¿Cuáles son los mecanismos para acordar las decisiones entre trabajadores, comunidad y consumidores? La propiedad es un sistema de relaciones sociales que se hace más complejo a medida que se desarrolla la división social del trabajo. Los seres humanos, aunque somos parte de la naturaleza, nos diferenciamos de ella porque a través del proceso del trabajo la transformamos para crear lo que necesitamos para sobrevivir y supervivir. Marx y Engels43 explicaron que en este proceso no solo se producen los bienes y servicios para satisfacer las necesidades de la gente, sino que también se producen y reproducen las relaciones sociales entre las personas que participan o quedan excluidas del proceso productivo. En el proceso de produccióndistribución-intercambio-consumo surge la relación contradictoria entre propiedad social-propiedad individual a través de la cual cada persona procura apropiarse de las condiciones básicas para su existencia, de lo necesario para poder mantenerse y desarrollarse. Si bien la división social del trabajo impulsa mejoras en el proceso de trabajo, también profundiza ______________ 43 Marx, C.; Engels, F. “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”. Capítulo IX, “Barbarie y Civilización”. 114 Claves para la industrialización socialista el desarrollo de la propiedad como sistema que vincula lo individual y lo social. El proceso de trabajo, como actividad vinculante y socializadora, se transforma en su contrario a partir del momento en que surge la propiedad privada sobre los medios de producción. Esta contradicción es la que plantea la necesidad histórica de construir un nuevo sistema en el que las personas se apropien de los medios de producción para que así no se vean obligadas a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. De modo que, la evolución de la propiedad transcurre desde la época en la que el ser humano tenía que trabajar exclusivamente para satisfacer sus necesidades primarias de alimentación y vestido, hasta el tiempo actual en el que se produce para vender y así obtener cada vez más ganancias. Desde esta perspectiva, se trata de considerar la propiedad como un sistema de relaciones sociales a través de las cuales unos dominan y otros son dominados, unos explotan y otros son explotados, unos gobiernan y otros son gobernados. Este proceso de producción y apropiación de las condiciones básicas para la existencia es la premisa del proceso de reproducción de la vida social y descansa en la acción de los individuos socializados; es decir, en las relaciones sociales de producción que establecen entre sí las personas. Desde esta perspectiva, la propiedad es realmente un sistema de apropiación de la riqueza producida por los seres humanos, de la cual depende el propio proceso de producción y reproducción de la vida social44. Con base en la propiedad privada capitalista se instaura un proceso de trabajo deshumanizador, controlado por un poder externo a los individuos. Este fragmenta la relación individuo-sociedad y surge así la enajenación de las personas respecto al proceso de producción y apropiación de la riqueza. Desde entonces, la socialización de los individuos se basa en la subordinación social jerárquica del trabajo, se complejiza el sistema de apropiación de la riqueza con el surgimiento de las diversas mediaciones en la relación individuo-naturaleza-sociedad, se conforman las clases y el Estado y la producción e intercambio de mercancías se hace a través del mercado. Las contradicciones y conflictos sociales que se derivan de este proceso ______________ 44 Ibid. Capítulo IX. 115 Víctor Álvarez R. plantean la necesidad de impulsar un nuevo sistema de apropiación de la riqueza que sea expresión de una interacción individuo-sociedad-naturaleza basada en el desarrollo pleno de las potencialidades humanas, un sistema sustentable con nuevas formas de propiedad social que, más allá de destruir el capitalismo privado para sustituirlo por el capitalismo de Estado, genere y consolide otro modo de producción diferente, esencialmente orientado al despliegue de la potencialidad del productor directo como fuerza social, a través del cual el trabajador y la trabajadora puedan reapropiarse de su verdadera esencia como personas libres e independientes e iniciar así su verdadera emancipación humana. Pero limitar la propiedad social a la propiedad estatal es despojarla de toda una gama de opciones realmente posibles, a través de las cuales los trabajadores directos, los miembros de la comunidad y los excluidos de la actividad económica y productiva desarrollen nuevas formas de empoderamiento popular. El Socialismo del siglo XX, tras el ideal humanista de derrotar la pobreza y la exclusión social, estatizó prácticamente todos los medios de producción. En nombre de eliminar la explotación del trabajo ajeno y asegurar la inversión social de las ganancias, procedió a expropiar desde una bodega, hasta una siderúrgica, pasando por talleres mecánicos, peluquerías, farmacias, empresas de refinación de petróleo, redes de clínicas y consultorios privados, cadenas de hoteles, restaurantes y cines, líneas de aviación, etc. Una de las lecciones más importantes que nos dejó lo que se llamó el “socialismo real” fue la burocratización y el secuestro de la propiedad estatal. La propiedad estatal reproduce la misma lógica de la propiedad capitalista privada. En su fachada se presencia como propiedad de todo el pueblo, pero su lógica de funcionamiento no altera para nada las viejas formas de organización capitalista de la producción. La experiencia histórica ha demostrado que la transformación en propiedad estatal de la propiedad privada sobre los medios de producción y la consiguiente implantación de la planificación centralizada, más que acabar con la anarquía del mercado lo que hace es anular la capacidad emprendedora de la gente y satanizar la iniciativa empresarial, cuando de lo que se trata es de aumentar la densidad de empresas de la economía social. Estas son unidades productivas que se crean sin fines de lucro y sin vocación de pérdida, sino más bien dedicadas a generar una abundante oferta de bienes y servicios para 116 Claves para la industrialización socialista satisfacer las crecientes necesidades del pueblo y asegurar la inversión social de los excedentes. El fundamentalismo de la propiedad estatal solo conduce a la criminalización del emprendimiento personal, familiar y colectivo, y esto en nada contribuye a eliminar las causas que generan desempleo, pobreza y exclusión. La clave para eliminar todo mecanismo de explotación son las nuevas formas de propiedad social que permiten la gestión directa por parte de los trabajadores y de la comunidad del esfuerzo productivo social. La propiedad total y absoluta del Estado sobre todos los medios de producción, distribución y comercialización lo que hace es engendrar el capitalismo de Estado y obstaculizar el control obrero, la autogestión y la contraloría social, recrudeciendo la explotación del trabajo asalariado y la exclusión social, incluso en una escala mayor ante la disolución de los sindicatos y organizaciones de base, lo cual hace imposible cualquier forma de organización y reivindicación laboral y comunitaria. Habrá que tener siempre presente que en Socialismo del siglo XX el burocratismo, lejos de reducirse, por el contrario amplio su cobertura y se convirtió en un azote, dando origen a élites de poder cada vez más alejadas del sentir del pueblo. En su propósito de derrotar la pobreza y la exclusión social, en los países socialistas del bloque soviético se estatizaron prácticamente todos los medios de producción. En nombre de eliminar la explotación del trabajo asalariado y asegurar la inversión social de las ganancias, se procedió a expropiar la mayoría de los medios de producción y distribución. Parte de las lecciones más importantes del intento fallido por construir el SSXX son las siguientes45: • Implantación de un capitalismo de Estado que ahogó el espíritu emprendedor y las capacidades creadoras del pueblo, criminalizó la iniciativa empresarial de las personas, familias y colectivos sociales y frenó el desarrollo de las fuerzas productivas, generando una permanente escasez, racionamiento y especulación de los productos que se requieren para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la gente. ______________ 45 Véase el artículo de Víctor Álvarez R. “Economía crecerá de manos del pueblo”. En: http://victoralvarezrodriguez.blogspot.com/2010/09/economia-crecera-de-manosdel-pueblo.html. 117 Víctor Álvarez R. • Entronización de poderosas élites de la burocracia estatal y la nomenklatura partidista que, en la práctica, derivaron en una burguesía funcional; castas explotadoras que se apropiaron de parte importante del plustrabajo social, ya no por el imperio de la propiedad privada sobre los medios de producción, sino por los privilegios asociados a los altos cargos que disfrutaban en la estructura del Estado. • Agotamiento de la identificación y compromiso del ciudadano de a pié con un modelo organizativo y funcional del Estado y la sociedad, mediatizado por un ineficaz burocratismo y creciente control del partido que se extendió de forma cada vez más intrusiva a todos los campos de la vida social. • Decepción y pérdida de la confianza de las grandes mayorías explotadas y oprimidas con su dirigencia política y sus gobernantes, así como una creciente crítica y rechazo al Estado burocrático y al Partido. Las negativas consecuencias de ese modelo provocaron una creciente insatisfacción social que finalmente causó la implosión de la URSS y el bloque “socialista” de Europa oriental. Pero esto no quiere decir que haya triunfado el capitalismo, el cual tampoco ha sido capaz de enfrentar con éxito los flagelos de la pobreza, la contaminación ambiental y la degradación moral. Socializar no quiere decir expropiar y estatizar todo lo que se pueda. Lo peor que puede pasar es que a nombre del socialismo se metamorfosee la economía capitalista privada en un capitalismo de Estado, secuestrado por el burocratismo y administrado con ineficiencia y que cada vez produce menos, generando así escasez, acaparamiento y especulación. Por esta razón, en la conciencia colectiva el reconocimiento de la propiedad estatal como copropiedad personal ha resultado ser un sentimiento difícil de alcanzar. El ciudadano de a pie la mira como algo remoto y extraño que no termina de sentirse como propio. Esta realidad genera un bajo nivel de identificación social y colectiva con esas formas básicas de propiedad social, desmotivan la moral en el lugar de trabajo y tienden a reproducir fenómenos negativos, tales como indisciplina, apatía, falta de compromiso, apropiación indebida de recursos públicos y otros comportamientos perniciosos, que, lejos de erradicarse, se recrudecen y 118 Claves para la industrialización socialista reproducen en muchas empresas públicas en las que el burocratismo se entroniza. Inevitablemente, estas desviaciones también generan consecuencias indeseadas en los procesos productivos de esas empresas estatales donde se aprecian índices de calidad, productividad y competitividad muy inferiores a los que potencialmente se pueden alcanzar. Condenan a los consumidores y usuarios a bienes y servicios de baja calidad y precios altos y, con ello, lo que hacen es facilitar excusas y pretextos para el relanzamiento y resurrección de las tesis neoliberales que ya habían sido derrotadas y enterradas, las cuales postulan la supremacía del mercado y la gerencia privada por encima de la propiedad estatal y la gerencia pública. En presencia de esta real amenaza, hay que repensar y reinventar el concepto de propiedad social más allá de la clásica propiedad estatal. La experiencia histórica indica que ni en el capitalismo ni en el socialismo real la propiedad estatal es o fue percibida como propiedad social. Prácticas desviadas y perniciosas causaron un creciente descontento social que dio al traste con la mayoría de los ensayos por construir el socialismo en los países del bloque soviético. Se prolongaron las condiciones de explotación capitalista a través del trabajo asalariado ahora en manos de un Estado centralizado y autoritario, donde el pueblo y los trabajadores poco o nada decidían y, por lo tanto, nunca llegaron a sentirse verdaderos propietarios sociales de la propiedad estatal. Por eso la construcción socialista en el SXXI está llamada a convertir a los trabajadores directos y a la comunidad, y no a la burocracia, en los verdaderos propietarios sociales. En consecuencia, hay que dejar claro que la nacionalización y estatización de medios de producción fundamentales es la premisa para facilitar la dirección política del Estado; pero, mientras este proceso esté mediado por la burocracia, nada garantiza el verdadero empoderamiento popular ni el control obrero, comunal o social sobre los medios fundamentales de producción. La propiedad legal del Estado sobre los medios de producción fundamentales se transforma en auténtica propiedad social cuando los productores y usuarios directos asumen el control y la dirección de los procesos productivos. Es así como se concreta la dirección del propio proceso de construcción de la nueva sociedad, sin que para esto sea necesaria la utilización de la burocracia, ni de especialistas que exigen altos salarios, beneficios contractuales y perversos privilegios que crean una odiosa 119 Víctor Álvarez R. diferencia entre el trabajo manual e intelectual y desmoralizan e indignan a la mayoría de los trabajadores. El tipo de propiedad que se ejerce sobre los medios de producción condiciona a su vez el tipo de relaciones sociales de producción que las personas establecen entre sí. La categoría propiedad –sea esta pública, social, estatal, cooperativa, comunal, privada, mixta, etc.–, nos lleva a analizar en cada caso la forma particular como los individuos se relacionan para producir, intercambiar y consumir los bienes y servicios que necesitan para sobrevivir y reproducirse. Profundizar en el estudio y comprensión de este proceso implica pasar de la noción de la propiedad como simple posesión, como simple intercambio de mercancías o como simple consumo individual, a la propiedad como la expresión de las relaciones sociales que se establecen entre las personas en el proceso de producción y distribución de las condiciones de vida y el acceso a la riqueza. De cara a la construcción del socialismo venezolano, el reto de desarrollar la propiedad social va mucho más allá de establecer la propiedad legal del Estado sobre los medios fundamentales de producción. Es fácil expropiar un latifundio, una empresa o una cadena de distribución y comercialización, incluso promulgar un decreto aboliendo la propiedad privada, pero solo la participación activa y protagónica de los trabajadores, los consumidores y la comunidad en la dirección y control de los procesos de producción, distribución, intercambio y consumo es lo que puede transformar las diferentes formas de propiedad social en verdaderos instrumentos para liberar a los trabajadores de la explotación del capital, para lograr una creciente inclusión social y para propiciar el desarrollo humano integral de todas las personas. De allí la importancia de dejar claro que estatizar no es socializar ni propiedad social es sinónimo de propiedad estatal. Lo que hará irreversible el socialismo venezolano es el desarrollo de nuevas formas de propiedad social que empoderen realmente a los trabajadores directos, los consumidores organizados y la comunidad para que se sientan los verdaderos copropietarios sociales de los medios de producción. El impulso a la industrialización socialista pasa, entonces, por el impulso de nuevas formas de propiedad social a través de las cuales los trabajadores, los consumidores y la comunidad dirijan los procesos de producción, 120 Claves para la industrialización socialista distribución, intercambio y consumo y, sobre esa base, se genere una identidad y compromisos colectivos, un espíritu de cuerpo a través del cual todos se sientan verdaderos copropietarios sociales, los auténticos dueños de las condiciones materiales que garantizan su supervivencia y reproducción. Es así como se podrá lograr una verdadera asociación de productores libres, sin mediaciones de capitalistas ni burócratas, que libere al pueblo de la explotación y el consumismo a los que nos somete la lógica del capital que solo piensa en el lucro, en maximizar la ganancia y rentabilidad empresarial, el beneficio individual. 5.1.2. INCLUSIÓN SOCIAL Primero que todo, la industrialización socialista es un medio para contribuir a erradicar las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y exclusión social y superar los factores que limitan el desarrollo económico y social de la Nación. La pobreza y la marginalidad generan una demanda de bienes de consumo con un ritmo de expansión vegetativo, mientras los sectores de medios y altos ingresos alimentan una demanda sofisticada y diversificada, con alto componente importado. La ampliación del mercado interno está asociada a la recuperación del salario real y una distribución progresiva del ingreso. Por esto es necesario remontar las fronteras socioeconómicas internas, abriendo vías de crecimiento y desarrollo allí donde la desigualdad del ingreso y la exclusión social las limitan. Sobre este tema, Orlando Araujo, en su texto La industrialización de Venezuela en el siglo XX señalaba que: “Y esta es la gran paradoja de nuestra industrialización: un país donde hay gente con hambre y vastas capas de población mal alimentadas, mal calzadas, mal vestidas y por ello mismo mal vividas y mal educadas, presenta un esquema de alta capacidad ociosa en sus industrias tradicionales que son, precisamente las de alimentos, calzado y vestido y lo que es todavía más paradójico, el desarrollo industrial, detenido en estos esquemas, no puede avanzar porque el mercado está ya saturado con aquellas producciones. Todo el problema del llamado ‘estrangulamiento’ del sector manufacturero reside en que, dentro del mercado interno, quienes tienen hambre y necesitan vivir y vestir mejor, no tienen como adquirir los bienes esenciales; y quienes tienen con qué adquirirlos, ya no los necesitan 121 Víctor Álvarez R. y, en todo caso, sólo en una proporción mínima en relación con la magnitud de sus ingresos.”46 La solución al problema de la supuesta estrechez del mercado interno –argumento tan trillado a la hora de explicar el agotamiento de la sustitución de importaciones–, no está precisamente en salir a buscar mercado externos para colocar los excedentes que no consume el mercado doméstico, sino en impulsar una distribución progresiva del ingreso, un reparto más equitativo de la riqueza nacional, que mejore la capacidad adquisitiva de los trabajadores y facilitar el acceso de millares de venezolanos al consumo y disfrute de los bienes y servicios que requieren para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales. En esta dirección, la Revolución Bolivariana ha llevado a cabo una sostenida inversión social que, al asegurar la gratuidad en el acceso a la salud, educación, cultura y subsidiar ampliamente la distribución de alimentos, ha contribuido a liberar buena parte del ingreso real de los sectores que viven de un ingreso fijo para aumentar el consumo de otros bienes básicos y esenciales que van más allá de los componentes de la canasta alimentaria. Esto se consigue transformando el capitalismo rentístico excluyente en un nuevo modelo productivo de amplia y creciente inclusión social, que facilite la incorporación activa de grupos sociales tradicionalmente al margen de la actividad económica y productiva. Tal incorporación estimularía el crecimiento industrial equitativo y sustentable al corregir las desigualdades y avanzar en la lucha contra el desempleo, la pobreza y la exclusión social, activando un proceso de distribución progresiva del ingreso que soporte una recuperación y mejora sostenida del ingreso real de los trabajadores que viven de un ingreso fijo. Generalmente los patronos se oponen al aumento de los sueldos y salarios porque implican un aumento de los costos y temen ver afectados sus márgenes de ganancia si no logran transferirlos de inmediato al precio de venta final. Argumentan que los aumentos salariales originan inflación, pero si no se compensa el poder adquisitivo que causa el aumento sostenido de los precios, los bajos sueldos descalabran el consumo privado que es el principal componente de la demanda agregada, originando así ______________ 46 Orlando Araujo. Op. cit. p. 109 122 Claves para la industrialización socialista desaceleración, estancamiento y recesión. La inflación erosiona la capacidad adquisitiva de las grandes mayorías que viven de un sueldo fijo. Al no haber suficiente demanda las empresas en lugar de aumentar los sueldos pera reanimar el consumo lo que hacen es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas, con lo cual castigan aún más el ingreso familiar y empeoran la situación. La inclusión social a través de la reducción del desempleo y del sector informal se traduce en un incremento de la masa general de sueldos y salarios que son la fuerza motriz de la recuperación del consumo privado como principal componente de la demanda agregada. En consecuencia, son la fuerza motriz de la reactivación económica, toda vez que permiten recuperar el poder de compra de los hogares para que adquieran lo que el aparato productivo produce. Al aumentar la remuneración de los trabajadores se imprime un portentoso estímulo para reactivar y aumentar la escala de la producción. Sólo cuando se opera al máximo de la capacidad instalada y hay pleno empleo es cuando los aumentos de sueldos y salarios pudieran ser una causa real de la inflación. Pero, en ese caso, los precios sólo subirán si tales aumentos superan los incrementos en la productividad. El aumento de los sueldos no provoca inflación, mientras que la inflación si desata presiones para reivindicar el salario real, el cual se queda rezagado y por lo tanto se deteriora con la inflación. En efecto, cuando los precios suben los salarios no lo hacen de inmediato. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando exige una compensación ya se ha transferido buena parte de su ingreso a los factores que dominan los precios y la producción. El ajuste salarial no solo suele ser tardío sino que, además, no compensa la pérdida del poder adquisitivo. Con frecuencia, a pesar de los aumentos, el salario mínimo se queda por debajo del costo de la canasta básica e, incluso, no alcanza para comprar la canasta alimentaria. En la industrialización socialista el salario no puede ser asumido como un costo de producción más. Es la principal fuerza motriz de la demanda agregada, la cual se dinamiza a través del consumo. Los asalariados, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando reciben un aumento de sueldos tienden a gastarlo todo. No tienen capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la de los empresarios, los cuales tienen sus necesidades básicas y no básicas resueltas. Por lo tanto, cualquier aumento de los sueldos y salarios mueve la economía y ayuda a vencer la 123 Víctor Álvarez R. recesión y amplia la escala de la producción, lo cual se traduce en nuevos puestos de trabajo para gente que estaba sin ingreso, con sus necesidades básicas postergadas. Cuando se castiga el salario se castiga la actividad económica y se provoca recesión. 5.1.3. DISTRIBUCIÓN PROGRESIVA DEL INGRESO En Venezuela, la distribución social de la renta ha servido para compensar y disimular una distribución factorial del ingreso desfavorable a los trabajadores y favorable al capital. Solo cuando se desploma la cotización del petróleo en los mercados internacionales y aparecen restricciones presupuestarias que dificultan mantener el mismo nivel de inversión social de la renta petrolera, es que se revelan con creciente intensidad los conflictos distributivos entre capital y trabajo, los cuales suelen quedar adormecidos gracias precisamente a esta distribución e inversión social de la renta petrolera que realiza el Estado. Por parte de los trabajadores, la lucha por la distribución del ingreso se manifiesta en reclamos, pliegos conflictivos, contratación colectiva, marchas, paros y huelgas para lograr aumento de sueldos; y desde la lógica patronal, se expresa en las presiones y exigencias para la flexibilización del mercado laboral, eliminación de controles de precios, reducción o eliminación de impuestos, el control o liberación de las tasas de interés, la devaluación del bolívar y otra serie de presiones sobre el manejo de las políticas públicas que repercuten sobre la distribución del ingreso. La fuerza de trabajo es el más numeroso de los factores de producción. Pero también es el que menos participa en el reparto de la riqueza. La sumatoria de los sueldos generalmente está por debajo del total de ingresos que remuneran al factor capital. Y con frecuencia, el sueldo mínimo no alcanza para comprar la canasta alimentaria. Como puede apreciarse en el gráfico siguiente, es a partir del segundo semestre de 2005 cuando el salario mínimo alcanza a cubrir el monto de la canasta alimentaria, más no cubre aún la básica que incluye calzado, vestido, medicinas, vivienda, servicios, etc. Por esta razón, el manejo de los precios –particularmente de los sueldos y salarios como precio de la fuerza de trabajo– pasa a ser un factor clave de una política distributiva que amplíe el horizonte posible de la industrialización socialista. 124 Claves para la industrialización socialista impuestos netos que paga fundamentalmente el sector privado47. Al hacerse la economía venezolana más capitalista, en ese sector se recrudece también la explotación de los trabajadores. En 1998 al factor trabajo le tocaba el 39.7% del nuevo valor creado, superior al 36.2% que le tocaba al capital. Diez años después, su participación cayó a 31.69% mientras que la de los capitalistas subió a 49.18%48. Estos datos revelan que en la primera década de la Revolución Bolivariana la economía venezolana se hizo más capitalista y explotadora de la fuerza de trabajo asalariada. Cuadro N° 1 Componentes del VAB Economía Total Períodos Remuneración de los asalariados 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 (*) 2008 (*) 2009 (*) 36,6 39,7 38,9 35,2 37,7 35,2 32,4 32,6 31,1 33,2 32,8 31,69 37,02 Excedente de explotación, neto 43,3 36,2 37,4 43,6 39,9 41 44,9 46,8 49,9 48,3 48,8 49,18 42,06 Ingreso mixto, neto 12,86 15,85 15,22 13,89 14,87 14,76 13,99 13,00 11,72 11,47 11,21 10,69 12,91 Fuente: Banco Central de Venezuela. Componentes del VAB, Remuneración de los asalariados y Excedente de explotación. Estos datos son una clara demostración del capitalismo salvaje que aún predomina en Venezuela, el cual no se aprecia en toda su crudeza debido a la inversión social de la renta petrolera. En efecto, el impacto de esta lógica explotadora del capital sobre el desempleo, la pobreza y la distribución regresiva del ingreso se ha visto compensado y, en gran forma encubierto, ______________ 47 Banco Central de Venezuela. (BCV) PIB Estructuras Porcentuales En: http:// www.bcv.org.ve/Upload/Publicaciones/infoeco2009.pdf. 48 Fuente: Banco Central de Venezuela (BCV). Componentes del VAB, Remuneración de los asalariados y Excedente de explotación. En: http://www.bcv.org.ve/Upload/ Publicaciones/infoeco2009.pdf. 127 Víctor Álvarez R. gracias a la inversión social de la renta petrolera que garantiza la gratuidad de la enseñanza primaria, media y universitaria; el acceso gratuito a servicios de salud; así como una abundante oferta de alimentos de calidad y buenos precios para la mayoría del pueblo trabajador. La inversión social de la renta petrolera a través de las Misiones ha permitido compensar una distribución regresiva del ingreso en el sector privado de la economía, donde la participación del capital se ha incrementado en desmedro de lo que reciben los trabajadores. Esta mejora de los indicadores sociales tiene como fuente de financiamiento la inversión social de la renta petrolera y no los ingresos fiscales procedentes de los impuestos que pagan los sectores más ricos para ser redistribuidos a favor de los más pobres. La inversión social contribuyó a desactivar la bomba de tiempo social que tanto preocupaba al capital y a crear mejores condiciones para la acumulación y valorización de la inversión privada, sin la amenaza de cruentos conflictos por parte de los trabajadores para lograr una distribución más favorable del ingreso generado en los procesos productivos. Gracias a la inversión social de la renta petrolera, el capital encontró una fuerza de trabajo con mayor grado de instrucción, calificación y menor presión por reivindicaciones salariales y beneficios laborales. En efecto, al disponer la clase trabajadora de servicios gratuitos de educación y salud que estiran el salario real, se reducen o posterga la presión sobre sus patronos para lograr mayores aumentos salariales y beneficios laborales. En estas condiciones, la lucha por una mejor distribución del ingreso no se dirige a lograr una mayor tajada del fruto del esfuerzo productivo, sino que se traslada a capturar la mayor parte de la renta petrolera. Su inversión social ha permitido compensar y encubrir una distribución regresiva del ingreso en el sector capitalista de la economía. Pero cuando el ingreso petrolero se derrumba, quedan al descubierto los potenciales conflictos distributivos entre capital y trabajo. En condiciones de restricciones económicas, es muy probable que se intensifiquen los conflictos obreropatronales a través de reclamos, marchas, paros y huelgas para lograr una mejor distribución del ingreso generado al calor de su esfuerzo productivo. Y la rivalidad en la distribución del ingreso puede hacerse más cruenta si la economía no crece de manera estable y sostenida o el fisco no se dispone de ingresos rentísticos para financiar la inversión social, sin tener que apelar a aumentar los impuestos sobre los agentes económicos y sociales internos. 128 Claves para la industrialización socialista 5.1.4. RESPETO A LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS Si bien es cierto que la política industrial debe garantizar una protección adecuada para estimular el desarrollo de la manufactura nacional, la misma no debe perder de vista el bienestar integral de la sociedad. Una política industrial con una esencia proteccionista a ultranza, que condene al consumidor a una oferta de bienes y servicios limitada y de baja calidad; que no permita precios económicamente razonables y al nivel de los internacionales; que propicie la corrupción y el tráfico de influencias; y, en definitiva, que no estimule la eficiencia de la industria nacional, no podrá contribuir jamás a la conformación de una economía sólida y solidaria, y mucho menos al buen vivir de la sociedad. Producir con calidad y buenos precios es la mejor manera de expresar el respeto al consumidor y al usuario. Pero con el argumento de que había que proteger para poder desarrollar la industria nacional, los consumidores venezolanos fueron los más afectados por una política proteccionista que, al encarecer o prohibir la importación de una amplia gama de productos, obligó a los consumidores del país a comprar productos nacionales más caros y de inferior calidad que los importados. El consumidor fue uno de los agentes ignorados con frecuencia en el modelo de sustitución de importaciones. La protección estatal no reparó en la calidad de las manufacturas ni en el precio de venta al consumidor, en función de facilitar la acumulación industrial. La industrialización socialista tiene que asegurara la capacidad de fabricar bienes de bajo costo y alta calidad que favorezcan a los consumidores y al pueblo trabajador. Esto permitirá un incremento del salario real y, en consecuencia, en el nivel de vida y bienestar social. Un proceso de industrialización que no centre su atención en las demandas de los consumidores, carecerá de sentido y no podrá cumplir plenamente sus objetivos. 5.1.5. D E LA CULTURA RENTISTA A LA CULTURA DEL TRABAJO Un país rentista no tiene un crecimiento acumulativo ni sostenido en el largo plazo. Desde el punto de vista de la producción interna, no hay diversificación productiva, generación o absorción de tecnología, no se desarrollan las fuerzas productivas. Se basa en una explotación intensiva con capitales y tecnología extranjeras de un recurso natural que lejos de acumularse en el tiempo se desacumula o agota por ser no renovable. 129 Víctor Álvarez R. Esta es una de las razones que explica por qué en Venezuela el crecimiento industrial no ha ido a la misma velocidad del PIB, ni de la demanda agregada interna. Por el contrario, la brecha del mercado interno ha sido cubierta con importaciones. La inyección de la renta petrolera al mercado interno incrementa el consumo privado y público, pero ante la rigidez del aparato productivo interno el incremento de la demanda agregada tiende a ser abastecido con importaciones, desaprovechando así el margen que ofrece el mercado interno como base para relanzar la estrategia de industrialización, a partir de un modelo mixto de sustitución con exportación. Cada vez que se desploman los precios del petróleo y surge una escasez de divisas, en Venezuela se plantea entonces la necesidad de reimpulsar la industrialización y exportar. Pero la inexistencia de tal presión en condiciones de abundancia debe ser suplida por una gran voluntad y capacidad para dominar la tendencia a importar lo que debemos empezar a producir. Esto pasa por transformar la cultura rentista predominante por una nueva cultura centrada en el valor del trabajo, que procure la satisfacción de las necesidades nacionales a partir del esfuerzo productivo de los factores internos y no del consumo voraz del ingreso petrolero. Para cambiar la cultura rentista la primera medida a tomar es la adopción de un tipo de cambio que exprese la productividad promedio del aparato productivo nacional, toda vez que la abundancia de la renta petrolera tiende a sobrevaluar el tipo de cambio y esto abarata las importaciones que desplazan la producción nacional. Para transformar la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo que sustituya de manera eficiente buena parte de las importaciones que aún se hacen y diversificar la oferta exportable para generar fuentes alternas de divisas que nos hagan cada vez menos dependientes del ingreso petrolero exige, se hace cada vez más necesario fijar un tipo de cambio que estimule el valor del trabajo al expresar la verdadera productividad de la industria manufacturera y del esfuerzo productivo nacional. 5.1.6. SUSTITUIR EXPORTANDO Ya explicamos que la carencia de yacimientos minerales o de suelos y climas apropiados no determina la posibilidad de industrializarse. Pero si la demanda de materias primas e insumos industriales es muy elevada y la producción manufacturera solo se destina al mercado interno –sin reponer 130 Claves para la industrialización socialista a través de las exportaciones las divisas que se requieren para importarlo–, la relación real de intercambio puede afectar de modo negativo al país que está iniciando o reimpulsando su proceso de industrialización. La industria venezolana es una consumidora neta de divisas, las cuales no compensa ni repone a través de un sostenido esfuerzo exportador. El relanzamiento del proceso de industrialización en Venezuela debe trascender el mercado interno y extender su cobertura hacia el mercado internacional, en función de generar y compensar las divisas que la actividad industrial consume. Además de sustituir importaciones por producción nacional, también se impone producir para exportar. Este planteamiento no es nada nuevo, ya lo dijeron hace tiempo Sergio Bitar y Eduardo Troncoso: “Venezuela debe corregir su modelo sustitutivo incorporando una dimensión exportadora de significación. La magnitud de su mercado interno la coloca a la cabeza de los países medianos de América Latina, proporcionándole una base para apoyar su industria exportadora, sin restringir los esfuerzos para el abastecimiento de la demanda interna. Debe adoptar, por lo tanto, un modelo mixto, de sustitución con exportación, en la línea de los países grandes de América Latina.” 49 Y no se trata de exportaciones espasmódicas o reactivas ante la caída del mercado interno. Como se sabe, el deterioro que ha sufrido el poder de compra del venezolano, como consecuencia del auge inflacionario de los últimos años, ha estimulado el interés de un creciente número de empresarios del país por colocar en los mercados internacionales aquella parte de la producción que no consiguen vender en el mercado interno. De esa forma intentan mitigar los efectos negativos que ejerce sobre los costos de producción y la competitividad el incremento de la capacidad ociosa y demás recursos que no están siendo utilizados. Cuando la industrialización comienza por bienes de consumo final, surge una creciente demanda de materias primas, bienes intermedios, maquinarias y equipos que se satisface mediante importaciones. Solo en una etapa más avanzada del proceso de industrialización la demanda de estos insumos industriales se abastece con el aumento de la productividad y producción local. ______________ 49 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso. Op. cit. p. 149. 131 Claves para la industrialización socialista La configuración de una eficaz política de promoción de exportaciones debe tener en cuenta el impacto de la renta petrolera sobre el precio del dólar y la competitividad externa. La tasa de cambio fija está sustentada en la productividad de actividad petrolera y tiende a subsidiar las importaciones, razón por la cual la inversión en el comercio importador seguirá siendo más atractiva que la inversión en la actividad productiva y exportadora. En adelante se trata de exportar con base en un mercado interno mucho mayor, tratando de aprovechar las oportunidades que ofrecen los acuerdos de integración en el marco del Alba y Mercosur. En el marco de estos acuerdos, al ser negociados por un gobierno con decidida voluntad para defender la soberanía productiva y la lograr la independencia económica, se pueden lograr mejores condiciones para la reindustrialización de la economía nacional. En efecto, con base en la cooperación y complementariedad de los recursos y capacidades de los que disponen los diferentes países, a través de la transferencia de tecnología y la capacitación del factor humano nacional, se puede lograr el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas para lograr una inserción en esos acuerdos de integración no solo como un país con potencial petrolero y energético de Venezuela, sino capaz de generar una nueva u diversificada oferta exportable en adecuadas condiciones de calidad, cantidad y precios En este sentido, la industrialización socialista tiene que proponerse sustituir importaciones pero a la vez exportando un porcentaje creciente de la producción industrial. Esto implica asegurar: • Un crecimiento más acelerado de la industria manufacturera que el del producto interno bruto; es decir, asumir la industria como un sector dinámico que impulse y motorice el desarrollo económico y social. • Un crecimiento de la producción industrial superior al crecimiento del consumo privado y de la demanda agregada interna. • Un crecimiento de las exportaciones manufactureras más rápido que el crecimiento del producto industrial, para elevar el papel impulsor de las exportaciones y compensar el menor efecto dinámico de la sustitución. • Un aumento de la inversión extranjera directa para favorecer procesos de transferencia de tecnología, formación de talento humano, asistencia técnica e industrialización de los factores productivos locales. 133 Víctor Álvarez R. 5.1.7. RECIPROCIDAD : CANJE DE INCENTIVOS POR COMPROMISOS Los incentivos públicos deben otorgarse bajo el principio de reciprocidad empresarial para inducir el cumplimiento de requisitos en materia de precios, calidad, sustentabilidad, generación de empleos, equidad y responsabilidad social. Los interesados en recibir la gracia y el favor de los incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, suministro de materias primas, capacitación productiva, asistencia técnica, etc. deben comprometerse con la construcción de un nuevo modelo productivo en el que se erradiquen las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y exclusión social. 5.1.8. REDUCCIÓN GRADUAL Y CONCERTADA DE LOS INCENTIVOS En el curso de la industrialización socialista hay que acordar una reducción programada de los apoyos públicos. Tal programación, razonable y concertada, permitiría dirigir los esfuerzos de renovación, especialización, estandarización y racionalización, sin amenazar con una incertidumbre en la cobertura y plazo de los incentivos, cuyas consecuencias negativas desalentarían la actividad industrial. Tal reducción, acompañada de incentivos a la exportación y la racionalización, permitiría articular un conjunto coherente de medidas para promover una industrialización eficiente. Tal como lo plantea Miguel Rodríguez Villenave en su texto previamente citado: “El propósito de otorgar la protección por un período limitado de tiempo es el de forzar a los inversionistas a incorporar dentro de sus expectativas el retiro de la protección. Por esta razón, el argumento de las industrias nacientes enfatiza la naturaleza temporal de la protección la cual, si es necesitada para impulsar una nueva industria, tendrá que ser removida cuando la industria llegue a su madurez” 50 Por otra parte, es importante aplicar a las nuevas inversiones una protección y apoyo financiero razonables. Este apoyo debería ser dirigido hacia aquellas actividades que interese desarrollar, selectivamente, no indiscriminadamente, y deberían reducirse gradualmente, de manera concertada con los productores. ______________ 50 Miguel Rodríguez Villenave. Op cit p.11 134 Claves para la industrialización socialista Capítulo VI 6. EL PAPEL DEL ESTADO EN LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA Hasta hace poco, el debate económico en América Latina estuvo dominado por el Consenso de Washington, cuya agenda establecía el desmontaje de las capacidades de intervención del Estado para dejar el desarrollo económico bajo la dinámica de las fuerzas ciegas del mercado. Pero la reciente crisis financiera internacional una vez más dejó en evidencia la incapacidad de los mecanismos del mercado para restaurar automáticamente los equilibrios básicos de la economía. Las políticas económicas a favor de la intervención del Estado o del funcionamiento del mercado no pueden asumirse como opciones antagónicas e inconciliables. Asumir este enfoque maniqueo nos llevaría a otorgarle todo el poder de decisión, o bien a la burocracia estatal o bien a la mano insensible del mercado. La dinámica de las relaciones entre mercado y Estado no es un asunto que pueda resolverse de una vez y para siempre, para todas las situaciones y coyunturas. La conveniencia de diferentes niveles de regulación estatal constituye, hoy en día, uno de los asuntos claves en la reformulación de las estrategias de desarrollo, particularmente en los países subdesarrollados. Sin embargo, en el debate económico ha prevalecido un fuerte sesgo ideológico que considera superior el funcionamiento del mercado a la acción estatal, desconociendo una larga historia de eficaz intervención pública para apoyar con éxito; incluso, el propio desarrollo capitalista. No obstante, hay que dejar claro que no toda intervención del Estado es de carácter progresista o revolucionaria. De hecho, los multimillonarios auxilios financieros que en los Estados Unidos y la Unión Europea se otorgaron para evitar la quiebra masiva de los bancos e instituciones financieras responsables de la crisis, mientras miles de familias quedaban en la calle al ser ejecutas sus hipotecas por no poder pagar los créditos, demuestra claramente que no toda intervención del Estado está orientada a proteger a los sectores más débiles y desfavorecidos. La industrialización de Venezuela no será obra del mercado, no serán las leyes de la oferta y la demanda ni el mecanismo de los precios las 135 Víctor Álvarez R. fuerzas motrices que reimpulsen el desarrollo industrial de Venezuela. Se requiere una intervención inteligente de los poderes públicos para concertar cuáles son los objetivos que desea alcanzar la sociedad e identificar los instrumentos más efectivos para lograrlos. Hoy más que nunca están vigentes las reflexiones de Domingo Alberto Rangel, recogidas en su ensayo sobre La industrialización de Venezuela, al referirse al rol del Estado como agente de la industrialización. Allí plantea lo siguiente: “El desarrollo económico no puede librarse a aquellas fuerzas ciegas del mercado que fueron la deidad tutelar de los liberales. En todos los ámbitos del mundo, la planificación realizada por el Estado es una consigna que está sembrada en el corazón de la vida pública. Hasta los países más celosos de su ortodoxia capitalista ya no confían en la bondad de unas leyes naturales que entronizan el desorden y hacen del despilfarro el cotidiano sacrificio de los hombres. En los Estados Unidos, poniendo en cuarentena la adhesión oficial a los postulados de la libre empresa, el gobierno orienta y vigila el funcionamiento de la economía. Aunque sus industriales y comerciantes disfrutan de esa libertad que se traduce en dividendos, tienen un marco de leyes y regulaciones intervencionistas que menoscaban el paraíso de absoluta autonomía para el dinero. La Europa capitalista maneja ahora su riqueza utilizando el rasero de planes periódicos que encauzan o salvaguardan el progreso. La Ley de la selva donde el empresario privado se conducía con arreglo a sus particulares apetitos ya pertenece al pasado y no habrá de retornar jamás porque si algo está irremisiblemente enterrado es el capitalismo clásico.” 51 Ni absolutismo de Estado ni fundamentalismo de mercado. La idea de una ausencia total de intervención estatal es una concepción tan absurda e irreal como la de concebir una sociedad donde la iniciativa privada no tenga cabida. En la construcción del socialismo venezolano, el Estado sustituye al mercado como rector y soberano, pero no como el principal o único mecanismo a través del cual se realiza la producción y distribución. Más bien, la acción del Estado lo complementa y reorienta hacia las prioridades nacionales a través de las diferentes políticas macroeconómicas y sectoriales. ______________ 51 Domingo Alberto Rangel. La industrialización de Venezuela. El rol del Estado como agente de la industrialización. P. 37. Ediciones Librería Pensamiento Vivo. Caracas, 1958. 136 Claves para la industrialización socialista No se trata de asumir posiciones extremas, sino de superar las prácticas de un Estado obstruccionista e interventor para abrirle paso a un Estado rector que fije directrices y pautas claras y estables que estimulen un crecimiento sano de la Economía. Es muy importante crear condiciones para que la economía venezolana funcione al margen de arbitrarias decisiones burocráticas y discrecionales. Esto no quiere decir que el Estado tenga que renunciar a la prerrogativa de intervenir en los asuntos económicos. Lejos de abandonar su acción de gobierno, ahora más que nunca se necesita un Estado que sea capaz de implementar políticas transparentes y estables y de mantener bajo control las fuerzas ciegas del mercado. Desde esta perspectiva, la integración al Mercosur no significa dejar el aparato improductivo interno a merced de la competencia de potencias agrícolas e industriales como Argentina y Brasil. La política de liberación arancelaria es compatible con otras formas de intervención estatal, de tal forma que la disminución de los aranceles y de las restricciones cuantitativas sea llevada a cabo al mismo tiempo que se mantiene e incluso se acrecienta el apoyo del Estado para impulsar la industrialización socialista. De esta manera, la integración comercial es compatible con grados diversos de intervención estatal, incluso en el propio ámbito del comercio exterior. En el devenir de los procesos de integración en marcha, el Estado debe abocarse a preservar una protección moderada y razonable en favor de las actividades económicas internas, pero sin afectar la necesaria y permanente presión competitiva que las estimule a preocuparse por la calidad y productividad con la que operan. Igualmente, debe tratar de preservar un tipo de cambio real que, conjuntamente con otros incentivos, estimule el auge de las exportaciones no tradicionales. El Estado debe llevar a cabo audaces iniciativas en función de negociar y administrar tratados y acuerdos económicos internacionales que permitan abrirle un espacio cada vez mayor a la producción nacional en los mercados externos. En este sentido, debe fortalecer y crear los organismos necesarios que orienten y apoyen a los sectores de la industria con vocación exportadora, fundamentalmente aquellos entes que están llamados a realizar una intensa labor de inteligencia de mercado y de desarrollo tecnológico que permitan descubrir oportunidades de exportación e incorporar y divulgar el progreso técnico a través de distintos sectores económicos y ramas de actividad industrial. Todo esto implica la adopción de políticas industriales explícitas para la 137 Víctor Álvarez R. reconstrucción del aparato industrial, en el marco de una nueva estrategia de desarrollo sustentable y sostenible, reactivando la industria y recuperando el empleo productivo, incentivando su reconversión para fortalecer su calidad, productividad y competitividad a través de mejoras en la organización del trabajo, uso de la capacidad instalada, sustitución de maquinarias y equipos obsoletos, minimizar los desperdicios de recursos y, en fin, actuar sobre el margen de mejoras que haga posible un mejor aprovechamiento de sus tecnologías de producción y gestión en función de aumentar la productividad. Se trata de reimpulsar la reindustrialización a fin de incrementar el tejido industrial del país y lograr las metas de soberanía productiva ampliando las capacidades de producción en términos de maquinarias y equipos y fortaleciendo también las capacidades tecnológicas e innovativas que permitan agregarle valor a la riqueza de recursos minerales, energéticos y otras materias primas que posee Venezuela. La industrialización socialista requiere de una sabia rectoría del Estado y esto exige una participación cada vez más racional en lo económico a través del diseño y ejecución de políticas macroeconómicas y sectoriales coherentes y bien articuladas que armonicen la participación del Estado en diferentes ámbitos; como planificador (a través de planes globales, sectoriales, etc.), como empresario (a través de empresas públicas), como inversionista (a través de la inversión pública), como regulador (a través de la regulación de precios, monopolios, inversión extranjera, etc.), como benefactor (a través de la distribución de ingreso, seguridad social, educación, bienes básicos, etc.) y como banquero (a través de una política monetaria de regulación y financiera de fomento). 6.1. A RMONIZACIÓN DE POLÍTICAS MACROECONÓMICAS Y SECTORIALES La industrialización socialista no podrá ser simplemente la resultante de crear un clima macroeconómico apropiado. Exige también el diseño y ejecución de acertadas políticas sectoriales, particularmente agrícolas, industriales y tecnológicas en una visión de corto y largo plazo. Precisará de cambios institucionales con orientaciones estratégicas también de largo plazo en las que pueda asentarse una forma nueva de interacción entre los agentes públicos y privados, como la mejor vía para complementar las capacidades y recursos de cada uno y así contribuir al logro de un mayor desarrollo económico y social. 138 Claves para la industrialización socialista Es cierto que la evolución errática de la industria se ve influida por la situación económica en general y, particularmente, por los efectos sobre la inversión y el consumo interno de las políticas fiscal, monetaria y cambiaria. Pero no olvidemos que en los años del auge neoliberal, la corrección de los desequilibrios macroeconómicos relegó a un segundo plano la atención a las políticas sectoriales de apoyo a la reactivación y reestructuración del aparato productivo interno. Tras el objetivo de corregir los déficits en balanza de pagos, déficit fiscal y abatir las presiones inflacionarias la atención del gobierno se concentró en la política macroeconómica en menoscabo de las políticas industrial y tecnológica. La política monetaria se caracterizó por crecientes tasas de interés que encarecieron el crédito y desalentaron el consumo. Los elevados costos financieros derivados del encarecimiento del precio del dinero se hicieron insostenibles para las empresas industriales que se endeudaron para ampliar sus capacidades de producción, ante las predicciones de recuperación económica y expansión del consumo que con frecuencia eran anunciadas. El peso de los costos financieros y la contracción del aparato productivo agravaron el impacto de la caída de la demanda y originó el retraso en los pagos por parte de centenares de empresas que se vieron obligadas a cerrar sus puertas, con el consiguiente deterioro de la cartera de los bancos. De cara a la industrialización socialista, el Estado debe definir políticas macroeconómicas claras, estables y de carácter general. A propósito de una estrategia orientada al comercio exterior, las políticas cambiaria, tributaria, monetaria, financiera, comercial, de precios, etc. deben promover el crecimiento y desarrollo de la producción de bienes transables. Esta es una condición básica para facilitar un mejor desenvolvimiento de la industria nacional. Si se repite la experiencia de políticas macroeconómicas contradictorias y adversas al sector industrial, si se reedita la historia de reiterados e improvisados cambios en las reglas del juego; si se crean otra vez las condiciones para que renazca la discrecionalidad y arbitrariedad del burocratismo, sin lugar a dudas que no habrá reindustrialización posible. Hay que terminar de reconocer que la economía venezolana es mixta y que todos los sectores (público, privado y de la economía social) deberían crecer. Solo que el sector productivo en manos de los trabajadores directos, 139 Víctor Álvarez R. de los consumidores organizados y la comunidad debería hacerlo a un ritmo mayor para ocupar una proporción superior en la conformación del PIB y asegurar así una actividad económica orientada a la producción de bienes socialmente demandados y a la inversión social de los excedentes. Sin embargo, actualmente un 70% de la actividad productiva la lleva a cabo el sector privado que se rige por la lógica mercantil y de mercado. Y este tipo de empresa y empresario necesita condiciones y reglas bien definidas que le permitan prever y programar su actividad en el mediano y largo plazo. De lo contrario, la inestabilidad de las políticas económicas terminará reforzando una vez más las prácticas cortoplacistas que tradicionalmente han caracterizado la actitud de buena parte del movimiento empresarial venezolano. Reconociendo la importancia que tiene un sector privado que mantiene bajo su control tan elevado porcentaje de la actividad económica y productiva que se lleva a cabo en el país, se requiere instrumentar políticas claras y de sencilla aplicación que reduzcan la incertidumbre, en función de propiciar un clima de confianza que motive y aliente la inversión industrial. 6.2. P OLÍTICA FISCAL : FUERZA MOTRIZ DE LA DINÁMICA ECONÓMICA El comportamiento errático de mercado petrolero en el que se combinan tiempos de bonanza y escasez, repercute en las previsiones de ingresos fiscales hechas por el Ejecutivo nacional. Con frecuencia, el cierre de la brecha fiscal se logra a través de la devaluación, una especie de impuesto cambiario que provoca brotes inflacionarios al encarecer el elevado componente importado de la economía: También se intenta corregir el déficit fiscal por la vía de aumentar el cobro de impuestos, en lugar de mejorar su recaudación. El impuesto al debito bancario o los incrementos en el IVA han sido los recursos más utilizados en los últimos años, pero estos castigan sobre todo los niveles de consumo ya deprimidos por el auge inflacionario. Y en lugar de reducir el gasto público excesivo, éste se ha aumentado a través de la expropiación y estatización de empresas privadas, muchas de ellas inactivas o en quiebra que no han podido ser reflotadas. Buena parte de estas empresas, más que unidades productivas, cumplen una función empleadora y solo se pueden sostener con la aprobación de créditos adicionales a través de los cuales se les inyectan recursos para pagar la nómina y cubrir los costos de operación. El aporte petrolero a los ingresos fiscales sigue siendo fundamental. Es 140 Claves para la industrialización socialista el que soporta el mayor peso del gasto público. Cuando cae el ingreso petróleo no resulta fácil compensarlo mediante la mejora de la participación fiscal del área no petrolera y marca la dependencia de la economía no petrolera del gasto fiscal de origen petrolero. La sustitución de importaciones centrada en bienes de consumo final, pero con un alto componente importado de materias primas, insumos industriales, maquinarias y equipos, creó un aparato industrial muy dependiente de las divisas petroleras. La abundancia de divisas facilitó las importaciones de insumos industriales, y la tendencia a la apreciación y sobrevaluación del tipo de cambio castigo la competitividad de las exportaciones y el aporte fiscal de origen no petrolero. El avance de la industrialización tiene mucho que ver con la mejora de la recaudación no petrolera, más allá de las ineficiencias del régimen tributario que deben ser corregidas. La recaudación del impuesto sobre la renta y del valor agregado como porcentaje del PIB en Venezuela está muy por debajo de lo que logran otros países latinoamericanos de desarrollo similar. Los programas de combate a la evasión deben ser evaluados y mejorados. En el caso de las empresas públicas, en la medida en que los procesos de reconversión tiendan a hacer rentables a las mismas, se aliviará el déficit de la gestión pública. Al cerrar la brecha entre los ingresos y egresos del Gobierno, se abatirán las presiones inflacionarias que desencadena un déficit fiscal recurrente, propiciando así mejores condiciones para alcanzar un crecimiento sin inflación, en un ambiente en el que predominen tasas de interés moderadas, estabilidad del tipo de cambio y un incremento sostenido en el ingreso real de nuestra población. 6.3. P OLÍTICA MONETARIA Y FINANCIERA : INCENTIVAR LA INVERSIÓN PRODUCTIVA La política monetaria debe favorecer la inversión productiva, particularmente en los sectores de la agricultura, la industria y la construcción como proveedores de bienes imprescindibles para satisfacer las necesidades más básicas y esenciales de la población. Preservar el poder de compra del signo monetario nacional abatiendo la inflación y las presiones sobre las tasas de interés constituyen un objetivo clave de la política monetaria. 141 Víctor Álvarez R. En relación con las políticas de financiamiento a la actividad industrial, los organismos de financiamiento público tienen el mandato de fomentar la reactivación y consolidación de la actividad industrial. Con este fin, han diseñado programas de capital de trabajo, adquisición de maquinarias y equipos, crédito rotativo, fianzas, etc. Sin embargo, la ejecución de los mismos se lleva a cabo a con una escala y cobertura muy limitada, concentrada y centralizada. Estas instituciones, con poca credibilidad y lentas en su ejecución, carecen de recursos suficientes para cumplir con su misión. 6.4. P OLÍTICA CAMBIARIA : QUE EXPRESE LA PRODUCTIVIDAD INDUSTRIAL El desempeño de la industria se ha visto afectado por la sobrevaluación del tipo de cambio. El uso de la política cambiaria como política antiinflacionaria a través del anclaje del tipo de cambio ha abaratado las importaciones hasta el punto de provocar los mayores niveles de compras externas por parte de Venezuela. La sobrevaluación del tipo de cambio resta competitividad internacional a la oferta exportable venezolana. Los productos importados se hacen más baratos para los compradores venezolanos, en tanto que los fabricados en el país se han hecho más costosos internamente y en los mercados internacionales. La apertura del mercado interno y la tendencia a importar que instaura la sobrevaluación del tipo de cambio, intensifica las presiones competitivas y provoca que muchas empresas industriales se transformen en importadoras de lo que antes producían. Aunque se mantiene el anclaje, la sobrevaluación del tipo de cambio ha mostrado sus límites para controlar la inflación. Su rezago genera una acumulación de tensiones inflacionarias que se desencadenan con toda su fuerza cada vez que se ajusta o devalúa el tipo de cambio. En condiciones de un tipo de cambio sobrevaluado se abarata la importación de partes, piezas y componentes y se favorece a las industrias ensambladoras. Las actividades manufactureras que generan mayor valor agregado pierden importancia relativa en el total del producto industrial. Al fijar un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad del esfuerzo productivo nacional, se encarece el componente importado y se presentan mejores condiciones para concretar los esfuerzos orientados al 142 Claves para la industrialización socialista desarrollo y fortalecimiento de una industria manufacturera eficientemente integrada a lo largo de la cadena productiva. Cada vez que se devalúa el bolívar se encarece el componente importado y tienen lugar auges inflacionarios que deterioran el poder adquisitivo de los sectores que viven de un ingreso fijo, ubicados en los estratos C, D y E. Esto abre oportunidades para el desarrollo de proveedores nacionales capaces de producir las maquinarias, equipos, bienes intermedios, materias primas y demás insumos que demanda la industria nacional. Esta posibilidad de desarrollar una segura y confiable red de proveedores locales a lo largo de los distintos eslabones de las cadenas productivas, constituye una fortaleza tan o más importante que las ventajas comparativas que el país tiene en cuanto a la dotación de materias primas, energía abundante o fuerza de trabajo barata. La preservación de un tipo de cambio que exprese la productividad real de la economía venezolana constituye uno de los requerimientos básicos para la industrialización socialista como un proceso que, entre otras cosas, también se propone facilitar la inserción de la industria nacional en los mercados internacionales. Un tipo de cambio real que exprese o se aproxime a la productividad de la industria manufacturera debe tener muy en cuenta el índice de precios interno, con respecto del de los principales países con los cuales sostenemos intercambio comercial. En el supuesto de ser mayor la inflación en Venezuela y no ajustarse el tipo de cambio, los bienes nacionales se hacen más caros que los importados y se revitalizan las propensiones importadoras que temporalmente se corrigen con la devaluación. A la vez, se desestimulan las exportaciones, las cuales pierden competitividad por efecto de la sobrevaluación del bolívar. No olvidemos que la tasa de cambio es la que relaciona los precios venezolanos con los del resto del mundo, por lo que el comportamiento de la misma entra a jugar un papel clave en la transformación de una economía rentista e importadora en una nueva economía productiva y exportadora. Son distorsiones que es necesario corregir dejando muy claro que la competitividad de un sector de la industria en el mediano y largo plazo, no puede sustentarse sólo en la devaluación de la moneda doméstica, sino en el fortalecimiento de sus capacidades tecnológicas e innovativas. 143 Víctor Álvarez R. 6.5. P OLÍTICA DE PRECIOS : CONTROLES DINÁMICOS Y FLEXIBLES La política de precios controlados por decisiones administrativas exige revisiones y ajustes frecuentes con el fin de evitar y corregir la distorsión del precio relativo. En la economía venezolana, sólo una parte de los bienes y servicios tiene precios sometidos a regulación. En estas condiciones, la relación entre los precios controlados y los no controlados se modifica con el tiempo, abaratando relativamente los controlados frente a los demás, lo cual desata presiones adicionales sobre la oferta de los productos cuyos precios están regulados. La conjugación de este efecto con la ausencia de incentivos a la producción puede crear situaciones de escasez, acaparamiento y especulación no deseadas. La rigidez con la que se aplica el control de precios causa la desincronización entre la evolución de los precios de venta que se mantienen fijos, en comparación con unos costos de los insumos que no dejan de crecer. Se incuba así el fenómeno de una inflación reprimida, toda vez que aumentan los sueldos, las materias primas, bienes intermedios, transporte, etc. pero se mantienen controlados los precios de venta al consumidor. No hay sincronización entre la dinámica de los costos de producción con los precios regulados y, al no autorizar oportunamente los ajustes de precios mientras que los costos continúan aumentando, una vez que los precios se quedan por debajo de los costos de producción, se desestimula la producción y sobrevienen la escasez, el desabasteciendo, el acaparamiento y la especulación. Al castigarse la rentabilidad se liquida así la fuente natural de recursos para ampliar la capacidad productiva, incluyendo a las empresas de la economía social y las empresas públicas, que solo pueden mantenerse operativas si reciben subsidios y transferencias del Estado. La Ley de Costos y Precios Justos es un nuevo intento del gobierno para enfrentar las ganancias especulativas que ejercen una permanente presión alcista sobre los precios y anulan los incrementos salariales que anualmente se aprueban para favorecer la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores que viven de un ingreso fijo. Por supuesto, no pueden estar de acuerdo con esta ley quienes se acostumbraron a enriquecerse de la noche a la mañana, imponiendo altos precios que garantizaban márgenes de beneficios extraordinariamente superiores a la tasa de interés o de 144 Claves para la industrialización socialista inflación, que deberían ser dos referencias para estimar un margen de ganancia razonable. Si se aplica bien tendremos muy satisfechos a una inmensa mayoría de consumidores que viven de un ingreso fijo y encontrarán en el mercado una abundante oferta de bienes y servicios de buena calidad y precios solidarios. A su vez, los productores tendrán asegurado un margen razonable de ganancias y podrán seguir operando en un mercado con un creciente poder de compra. Pero esta ley debe ir acompañada de una revisión y rectificación de la política económica, particularmente de la sobrevaluación del tipo de cambio. El subsidio al dólar se traduce en un subsidio a las importaciones que desplazan la producción nacional. El uso de la política cambiaria como instrumento de política antiinflacionaria está agotado. Se otorgan dólares preferenciales pero el precio de venta las mercancías importadas se calcula con base al dólar del mercado paralelo. Los empresarios exigen transparencia y reglas claras del juego, pero a la hora de poner sobre la mesa la información sobre sus costos de producción y márgenes de ganancia montan toda una alharaca. Si se aplica cómo está planteada en el texto de la Ley, el país sabrá lo que se importa con dólar preferencial y, por lo tanto, no se puede vender como si se importara al dólar del mercado paralelo. También habrá más transparencia en el conocimiento de la estructura de costos y en la formación de los precios. La ley es útil para enfrentar la especulación, pero la mejor estrategia antiinflacionaria es el crecimiento y desarrollo de un nuevo modelo productivo capaz de generar una abundante oferta de bienes y servicios de alta calidad y precios solidarios para sustituir importaciones y diversificar las exportaciones. Hay que estimular la producción nacional para derrotar la inflación. El reglamento es clave para acordar los sistemas automatizados y confiables de recolección y análisis de la información, para establecer los mecanismos de toma de decisiones concertadas entre empresarios, consumidores y gobierno que eviten decisiones arbitrarias y discrecionales de la burocracia. Por eso debe dejar clara la frecuencia de revisión y ajuste de la estructura de costos y los criterios con base en los cuales se fijarán los precios. Del reglamento dependerá la flexibilidad, dinamismo y oportunidad con el que se aplique esta Ley. 145 Víctor Álvarez R. Los profetas del desastre que dicen que esta ley generará escasez, inflación. Esto no tiene por qué suceder. La clave está en su aplicación dinámica y oportuna. Hay que entender que anteriormente el control y la fijación de precios se hacía solo en los productos de consumo final. En adelante se considerará la evolución de los precios de la fuerza de trabajo, materias primas, bienes intermedios, maquinarias y equipos. Si el precio de todos estos insumos que se requieren para producir aumenta de manera incesante, obviamente se incrementarán los costos y habrá que ajustar oportunamente los precios antes de que estos se queden por debajo de los costos de producción. Si se quedan anclados los precios de venta del bien de consumo final mientras los precios de los insumos no dejan de aumentar, se castigaría el margen de ganancias y hasta se generarían pérdidas. En tales condiciones, ni siquiera las empresas de la economía social podrían producir. Si esto se tiene claro por parte de los administradores de la ley y se actúa consciente y responsablemente, de manera flexible, dinámica y oportuna, no tienen porqué castigarse la producción, ni causar escasez, acaparamiento o especulación. Ese es el reto. Ahora bien, no todos los productores tienen el mismo costo, hay unos muy competitivos y otros demasiado ineficientes. Estos últimos argumentarán que es injusto fijar el precio con base en los costos de los productores más competitivos. Pero si el precio de venta se fija con base en los altos costos de las empresas más ineficientes, entonces se castigará al consumidor y se facilitará la obtención de ganancias extraordinarias a los productores más competitivos que tienen los menores costos. Para que la Ley logre su objetivo de favorecer al consumidor los precios se deben fijar con base en los costos de los productores más eficientes y apoyar a través de incentivos de política tecnológica e industrial una mejora sostenida de la productividad, calidad y competitividad de los productores más débiles e ineficientes. Es muy importante promover la creación de miles de empresas de la economía social, sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida, que compitan con las empresas mercantiles y las obliguen a bajar sus precios. En Venezuela es muy baja la densidad empresarial y por eso predominan las prácticas monopólicas y oligopólicas, no hay competencia, por el contrario se tiende a cartelizar los precios. Los enemigos de esta ley han llegado al extremo de afirmar que la misma servirá para financiar el socialismo a través de recaudaciones o 146 Claves para la industrialización socialista multas. Ya se ha explicado en páginas anteriores que la inversión social tiene como fuente la renta petrolera y no la recaudación de impuestos a los sectores que más ganan para ser redistribuidos a favor de quienes menos tienen. Es la inversión social de buena parte del ingreso petrolero lo que ha permitido mejorar en corto tiempo los indicadores sociales que miden la calidad de vida y grado de bienestar de la sociedad. Pero el socialismo venezolano debería ser más solidario y menos rentista. Es decir, debería financiarse con una mayor contribución de los sectores que más ingreso tienen, a favor de la población más vulnerable y excluida. Sin embargo, la presión fiscal en Venezuela sigue siendo muy baja y la evasión en el pago del ISR y otros impuestos y tasas le resta al fisco importantes ingresos. Aquí ni siquiera se cobra impuesto a los activos empresariales, no se cobra peaje en las autopistas, no se cobra impuesto indirecto a través de la gasolina que casi es regalada, ni se recauda el impuesto predial. Hasta el dólar se vende a mucho menos del precio que dice el mercado y con esto se subsidia a una burguesía importadora, se castiga al aparato productivo y se sacrifican importantes ingresos fiscales que se podrían recaudar si la divisa se vendiera al precio justo. El gasto público, los presupuestos de las gobernaciones y alcaldías se financian fundamentalmente con la renta petrolera. Lo que se puede recaudar por multas son migajas en comparación con la magnitud de la renta petrolera. Por esta razón es falso que esta ley sea para financiar el socialismo. 6.6. POLÍTICA DE INGRESOS La economía es un sistema que produce bienes y servicios y trata de hacerlo de la manera más eficiente y al menor precio posible, a partir de unos recursos que son escasos. En este proceso, los factores de producción (tierra, capital y trabajo) participan en la producción a cambio de una remuneración que debería distribuirse según el aporte que cada factor hace a la producción. La distribución primaria del ingreso ocurre en el ciclo económico donde los factores de producción se combinan para producir una determinada oferta de bienes y servicios. En la economía capitalista, la distribución del ingreso suele favorecer al factor capital en menoscabo del factor trabajo. La distribución secundaria o redistribución se hace porque, al remunerar 147 Víctor Álvarez R. los factores productivos trabajo, capital y tierra a través de los sueldos, ganancias y renta, el ingreso queda mal distribuido. El Estado cobra impuestos sobre la renta, recauda aranceles de aduna, impuestos al valor agregado, al consumo de licores, cigarrillo, gasolina, etc. y los redistribuye a través del gasto público en programas de educación, salud, vivienda o programas sociales compensatorios para los grupos sociales desfavorecidos. De allí que la política de ingresos se ejecute a través de instrumentos y medidas que influyen directamente sobre las distintas formas básicas de ingreso: sueldos y salarios de los trabajadores; ganancias de los empresarios; y, rentas de los terratenientes. Son medidas que se adoptan para incidir en la distribución del ingreso y alterar las proporciones en las que se distribuye la riqueza entre los diferentes factores que la generan. La política de ingresos aborda una situación polémica y conflictiva, toda vez que interviene en la lucha entre los factores por llevarse la mayor parte del producto. En la política de ingresos subyace una definición e instrumentación de la distribución de la riqueza nacional y del poder económico. La política económica puede tener diferentes implicaciones en la distribución del ingreso: • La política monetaria restrictiva de altas tasas de interés traslada parte del ingreso de los empresarios y personas endeudadas hacia los banqueros. • La política tributaria y fiscal, a través de los impuestos y del gasto público, trasladan parte del ingreso de los sectores ricos hacia los sectores pobres. • La política cambiaria al devaluar opera como un impuesto que transfiere parte del ingreso de los factores productivos al Estado, el cual monopoliza la venta de divisas. • La política de liberalización de precios traslada parte del ingreso de los trabajadores que viven de un ingreso fijo a los factores que dominan la producción y los precios. • Los aumento de sueldos y salarios compensan la pérdida de participación relativa del factor trabajo en la distribución del ingreso. En dependencia de la orientación de las políticas económicas, los resultados pueden ser diferentes: 148 Claves para la industrialización socialista • Aumenta los niveles absolutos del ingreso de todos y mantiene igual la participación relativa de cada factor. • Aumenta los niveles absolutos pero altera la participación relativa de cada factor. • Reduce el nivel absoluto y la participación relativa de los factores. Las decisiones en materia de política económica repercuten de manera directa sobre la participación de los factores productivos en la distribución del ingreso, ya que afectan los niveles de sueldos, ganancias y rentas. De allí la importancia de la política de ingresos para lograr una mejor redistribución. Las medidas que varían la participación relativa de cada factor están asociadas a la redistribución del ingreso y se aplican para lograr objetivos de corto plazo. Las medidas que buscan un aumento absoluto del nivel de ingreso están asociadas a un aumento en la riqueza y se basan en un crecimiento sostenido de la economía en el largo plazo. Entre los instrumentos más comunes para modificar la distribución del ingreso se encuentran: • Para favorecer al factor trabajo: fijación de salaros mínimos, aumentos generales de sueldos y salarios en el sector público, indexación salarial en la contratación colectiva. • Para favorecer al factor capital: liberación de precios, exenciones y exoneraciones de impuestos, subsidio a tasas de interés, tipos de cambio preferenciales. Con la política de ingresos no se trata solo de recuperar el poder adquisitivo de los venezolanos para fortalecer el mercado interno y recuperar la demanda agregada, sino de mejorar la calidad de vida y el bienestar de la población. Pero sin un incremento de una actividad económica de calidad no puede enfrentarse el problema del empleo productivo, las presiones inflacionarias y la depresión del nivel salarial. A su vez, ese mayor nivel de actividad económica no es posible sin una recuperación del nivel de ingresos y de la capacidad de consumo de los hogares venezolanos. Las políticas distributivas con base en programas compensatorios no erradican las causas de la pobreza sino que alivian sus consecuencias. Al concentrarse en la compensación de la miseria se quedan en la expresión 149 Víctor Álvarez R. coyuntural de corto plazo y no ofrecen salidas al problema desde una perspectiva estructural y de largo plazo. Sus medidas, lejos de alterar la situación, prolongan la inercia regresiva en la distribución del ingreso. Las compensaciones se vuelven derechos adquiridos que comprometen cuantiosos volúmenes de inversión que tendrían mejores resultados si se destinarán al impulso de la economía social en las que se generen nuevas fuentes de riqueza y empleo, bajo el control de los trabajadores y la comunidad. El crecimiento sostenido y equilibrado de la economía implica brindar una atención estratégica al problema de la distribución y no solo al problema de la compensación a través de la distribución e inversión social de la renta petrolera. La compensación es importante para encarar el problema coyuntural pero no es lo estratégico para abordar el problema del empoderamiento popular, de la creación de nuevas relaciones de poder. Lo estratégico es el desarrollo de nuevas formas de propiedad social que aseguren una distribución equitativa y justa del ingreso. Y un factor clave para mejorar la distribución es el aumento sostenido de la producción en el marco de un nuevo modelo bajo el control de los trabajadores directos y de la comunidad organizada. En una visión de crecimiento económico sostenido en los marcos de la construcción de un nuevo modelo productivo socialista, la compensación hay que mantenerla, pero es coyuntural. Dejará de ser pertinente y relevante en la medida que la industrialización socialista permita incrementar el nivel absoluto de ingresos de todos los factores de producción y, sobre todo, una mejora relativa de la participación de los trabajadores directos. El Estado venezolano puede financiar la compensación sin tener que pechar a los contribuyentes con nuevos impuestos, toda vez que percibe una considerable renta petrolera. Como se sabe, esta renta no la pagan los factores productivos internos sino los países que compran el petróleo a Venezuela. Por lo tanto, es una transferencia de un plusvalor internacional que se le inyecta a la economía nacional, sin que esta renta sea la expresión del crecimiento y desarrollo de los diferentes sectores económicos. La rivalidad en la distribución del ingreso es mayor cuando el ingreso nacional no aumenta de manera absoluta. Si lo que hay que repartir no crece al ritmo de la población, el conflicto distributivo se agravará. En cambio, si la economía crece por encima del aumento poblacional, habrá 150 Claves para la industrialización socialista más que distribuir y la participación de cada uno de los factores en pugna podrá mejorar de manera absoluta, aún cuando puedan verse modificadas las participaciones relativas de cada uno de ellos en el total. Pero la sensación de mejora del ingreso absoluto contribuirá a atenuar la intensidad de conflicto distributivo. Tal como se aprecia en el gráfico siguiente, el producto industrial per cápita ha venido disminuyendo de manera sostenida desde el año 1987. Esto quiere decir que la población ha aumentado pero la producción industrial, lejos de crecer ha disminuido, hay menos producción nacional para satisfacer las necesidades de productos industriales y menos ingreso que distribuir. En el gráfico se pueden apreciar cuatro etapas: A) Se extiende hasta 1976 y se observa un ascenso sostenido de la producción industrial per cápita gracias a la política de sustitución de importaciones, crece la producción industrial, los empleo de calidad, el consumo privado y la demanda agregada interna; B) Transcurre desde 1977 hasta 1988, es la etapa de agotamiento del modelo de sustitución de importaciones caracterizado por la sobreprotección y subsidios a la industria, se agota la capacidad de absorción de la renta petrolera que se expresa en la caída sostenida de la inversión bruta en capital fijo como porcentaje del PIB, que alcanza su máximo en 1978; C) Esta etapa comienza en 1989 y su inercia se extiende hasta el año 2002, es la década en la que se aplican las políticas neoliberales de apertura comercial y liberalización de las inversiones extranjeras y el mercado laboral, con la consiguiente quiebra de pequeñas, medianas y grandes empresas y la destrucción de millares de puestos de trabajo, cae el aporte de la manufactura al PIB y a la generación de empleo; D) Es la etapa actual en la que ha prevalecido el uso desarticulado de los diferentes instrumentos de política industrial, sin una clara definición de los sectores que se desea desarrollar, se prioriza al abastecimiento del mercado interno a través de las importaciones que ha desestimulado y desplazado a la producción industrial nacional. 151 Claves para la industrialización socialista es decir, una relación de contratación directa entre el patrono y el trabajador, lo cual obviamente debilitaría la capacidad de negociación de éste último. Es común que el sector empresarial insista en la flexibilización y desregulación del trabajo más allá de las conquistas históricas de los trabajadores. Las acciones que se tomen en función de adecuar a la industria no pueden ir en menoscabo del movimiento obrero nacional. Las medidas que afecten al trabajador provocarán una resistencia y descontento colectivo y pueden hacer inviable la reactivación, reconversión y reindustrialización. Las decisiones arbitrarias y unilaterales que se adopten en contra del trabajador sólo conducirán a un incremento espurio de la competitividad, al sustentarse en una reducción de costos por la vía de deprimir cada vez más los salarios reales, en lugar de procurar un incremento auténtico de la productividad a partir de avances tecnológicos y mejoras en la organización del proceso productivo. Pero también los sindicatos deben facilitar la industrialización socialista en función de crear más empresas y multiplicar las fuentes de trabajo y empleo. Una cosa es la reorganización del trabajo en la fábrica capitalista para aumentar la producción y las ganancias del capitalista y otra muy distinta el aumento de la producción para satisfacer las crecientes necesidades de la población y poder disponer de un mayor excedente para mejorar las condiciones laborales y de la comunidad. Tradicionalmente, la organización de la actividad productiva se ha caracterizado por un parcelamiento del puesto de trabajo en el que se reducen al mínimo las tareas efectuadas en la jornada laboral. De cara a la industrialización socialista, hace falta orientar las mismas hacia la realización de múltiples tareas cada vez más complejas. La rígida especialización en la fábrica capitalista tenderá a ser sustituida por el trabajador polivalente. Vale aclarar de una vez que esta polivalencia es muy distinta a la que impone la lógica capitalista, la cual solo busca la reducción de los costos laborales al calificar a un trabajador para múltiples actividades que antes realizaban varios trabajadores. Aquí se trata de la calificación de los trabajadores para que estén en mejores condiciones de asumir el control de una fabrica al conocer y se capaz de ejecuta la mayor cantidad de procesos de trabajo dentro de la planta, con las consiguientes mejoras en las remuneraciones, bonificaciones y los horarios de trabajo. La polivalencia del trabajador en 153 Víctor Álvarez R. el curso de la industrialización socialista tiene que ejercer efectos positivos sobre los trabajadores, en lugar de erosionar sus condiciones laborales. En el caso de empresas capitalistas, e incluso empresas del Estado, que se vean obligadas a suprimir líneas completas de producción y a eliminar plantas obsoletas, este tipo de decisiones significará reducciones de nómina. Y si no se aplican medidas compensatorias en favor de los trabajadores afectados, la resistencia sindical que se desencadenará en defensa de la estabilidad laboral, podrá hacer inviable la continuidad de muchas empresas y sectores industriales. Fundamentalmente aquellos donde las organizaciones de los trabajadores cuentan con un gran poder. En estos casos la modernización del parque industrial que ya existe aparece como un proceso complejo y difícil, toda vez que dos racionalidades que expresan distintos intereses pueden llegar a enfrentarse de una manera absolutamente antagónica e irreconciliable. De un lado, la racionalidad del capital que lleva a cabo los cambios que considera necesarios para aumentar la eficiencia de la empresa y prolongar así sus posibili-dades de sobrevivencia, aún cuando estos cambios impliquen despidos masivos de trabajadores; y, del otro, un sector obrero que se resiste a aceptar pasivamente las consecuencias negativas que en el plano de la estabilidad laboral y condiciones de trabajo pudieran acompañar a estos proceso de reestructuración y modernización industrial. La posibilidad real de que el sector laboral acepte la adopción de medidas que se traduzcan en una reducción del personal, dependerá de las alternativas que se le ofrezcan para la pronta reubicación de los trabajadores que quedarán sin empleo. En este sentido, el perfeccionamiento del seguro al paro forzoso, las bolsas de trabajo, las jubilaciones especiales y el reentrenamiento de los trabajadores desempleados a fin de que puedan reubicarse en el menor tiempo posible, si bien constituyen un paliativo al problema del desempleo, resultan ser medidas claves para poder concertar con el sector laboral las acciones que eventualmente se tengan que adoptar. No olvidemos nunca que la industrialización socialista será un poderoso motor del desarrollo económico y social en la medida se traduzca en un mayor nivel de vida y bienestar del pueblo trabajador. 6.8. P OLÍTICA DE FORTALECIMIENTO DEL ENTORNO INSTITUCIONAL La creación del entramado institucional de apoyo a la actividad industrial 154 Claves para la industrialización socialista tiene lugar en dos momentos históricos claramente definidos: antes y después de la política de sustitución de importaciones. Esta es una referencia muy importante, toda vez que marca un cambio en los instrumentos de política y en el marco legal y el entorno institucional que los rige y administra. La multiplicidad de organismos que interactúan en torno al sector industrial generalmente está acompañada de contradicciones y solapamientos innecesarios que sólo conducen a un despilfarro de recursos e, incluso, a la neutralización de los esfuerzos orientados a promover el desarrollo industrial. Por lo tanto, se hace necesario un esfuerzo que coordine y le imprima un enfoque integral al trabajo disperso que todos esos organismos realizan. Es clave, entonces, para el éxito de la industrialización socialista lograr una adecuada coordinación entre las diferentes instituciones responsables de diferentes medidas y políticas que afectan el proceso de industrialización. De allí la necesidad de evaluar la conveniencia y viabilidad de establecer mecanismos de coordinación y armonización de las políticas macroeconómicas y sectoriales para crear así un ambiente propicio a la inversión y desarrollo industrial. El fortalecimiento de la rectoría del Estado requiere que éste sea fuerte, lo que no implica que sea más grande. El crecimiento irracional de las acciones del Estado puede debilitarlo tanto en su eficacia económica como en su legitimidad política. Se trata ahora de reconocer y ponderar justamente la importancia que tienen tanto los factores externos como los internos en el desempeño de la industria nacional, sin olvidar que la conducción de las empresas es una responsabilidad fundamental, más no exclusiva, de quienes las dirigen. Así como el empresario está emplazado a superar innegables problemas de gerencia, si el sector público no aplica eficaces medidas para elevar la calidad del medio ambiente en el cual se desenvuelve la actividad industrial, se corre el riesgo de que los avances internos que logra la empresa en función de fortalecer su desempeño se pierdan, toda vez que los mismos chocaran con una serie de trabas insalvables, las cuales escapan al control de la empresa. De allí la pertinencia y relevancia que tiene lo que anteriormente planteamos en relación con la importancia de definir políticas macroeconómicas y sectoriales claras y estables, desmontar las trabas burocráticas que conspiran contra la eficiencia y efectividad de la industria, 155 Víctor Álvarez R. reformar y modernizar los ministerios relacionados con la actividad económica, mejorar la calidad de los servicios públicos, superar los problemas de infraestructura que aún prevalecen y, en fin, propiciar condiciones que apoyen el esfuerzo para profundizar la industrialización como un complejo proceso político y social. La definición de políticas macroeconómicas y sectoriales claras y estables; la adecuación del marco legal que rige la actividad económica; la reconversión agrícola y comercial; la reestructuración del sistema financiero; el mejoramiento de la infraestructura; la reestructuración y reconversión de las empresas básicas; y, la modernización de los servicios de apoyo a todas estas actividades económicas son apenas algunos ejemplos de las mejoras y transformaciones en el entorno productivo que requiere el impulso a la industrialización socialista. 6.9. P OLÍTICA DE INFRAESTRUCTURA Y SERVICIOS DE APOYO A LA PRODUCCIÓN En un estudio pionero del proceso de industrialización venezolano de finales de los años 1960: Desarrollo e industrialización de Venezuela, M. A. Falcón Urbano desde entonces planteaba que: “Las inversiones públicas (…) desempeñaron un importantísimo papel como factor dinámico del desarrollo económico venezolano. Las inversiones de infraestructura también llamadas inversiones de capital social básico, que son por lo general privativas de las inversiones públicas, constituyeron casi siempre una elevada proporción de las inversiones del gobierno. Y no podría ser de otra manera, pues están constituyen, en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, la plataforma o la base sobre la cual se originan o cobran impulso las fuerzas generadoras del desarrollo económico de los mismo. Este tipo de inversiones crea, para el sector privado de la economía, las comúnmente denominadas economías externas, dando lugar su inexistencia al término recíproco, es decir, a las deseconomías externas, que retardan o restan energía al desenvolvimiento económico de los países” 52 La empresa manufacturera no está aislada de su entorno y requiere ______________ 52 M. A. Falcón Urbano. Desarrollo e industrialización de Venezuela. P. 114 156 Claves para la industrialización socialista operar en un medio ambiente adecuado, toda vez que el mismo puede influirla de manera positiva o nega-tiva. Por lo tanto, la reestructuración del ambiente en el cual se desenvuelven las empresas resulta ser un aspecto clave para facilitar la industrialización socialista. En este sentido se requiere superar una serie de problemas en las áreas de infraestructura y servicios, con el propósito de respaldar el esfuerzo y los avances de todas las empresas y sectores industriales. Cada vez se hace más urgente la reestructuración de áreas tales como: carreteras y autopistas, puertos y aeropuertos, servicios de correo y teléfonos, suministro de electricidad y agua, servicios de transporte terrestre, aéreo y naviero, etc. Desde esta perspectiva, el desempeño industrial se ve muy influido por la calidad del entorno productivo. Si bien la reconversión de las empresas es una decisión gerencial y el Estado no puede obligarla, puertas afuera de la empresa existen toda una serie de factores que pueden contribuir o frenar los avances que se logran al interior de la empresa. En consecuencia, el desempeño integral del trasciende el sector industrial y pasa a ser un proceso integral, lo cual implica importantes transformaciones en la infraestructura y los servicios que interactúan con la industria, cuyo rezago pudiera estrangular los esfuerzos que se hacen en la actividad manufacturera. 6.10. P OLÍTICA INDUSTRIAL Y TECNOLÓGICA La desaceleración del ritmo de actividad industrial y la caída del grado de industrialización de la economía venezolana reseñado en los primeros capítulos exige una profunda revisión y rectificación de la política económica, particularmente en lo que respecta a la política cambiaria, arancelaria, fiscal y financiera. Más que una serie de medidas aisladas, se impone el diseño de una nueva estrategia económica que ponga freno a la desindustrialización. Esto pasa por concentrar el impacto de los incentivos públicos en los sectores con mayor efecto multiplicador: los de más peso en la estructura del PIB que han sufrido una mayor contracción. Por su peso específico en el PIB, cualquier crecimiento o contracción de la industria repercutirá en la dinámica general de la economía y el empleo. La manufactura tiene un gran impacto sobre las cadenas productivas. Hacia atrás demanda materias primas a la agricultura, pesca, forestal, minería, etc. Hacia adelante ofrece bienes intermedios y finales para el desarrollo 157 Víctor Álvarez R. de otros sectores. Demanda también servicios de apoyo, agua, gas, electricidad, telecomunicaciones, financiamiento, infraestructura, redes de distribución y comercialización. Si crece la industria crecen también estos sectores. Solo a través de un firme reimpulso a la industrialización transformaremos la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo capaz de sustituir eficientemente el alto volumen de importaciones, diversificar la oferta exportable y ser cada vez menos vulnerables a los traumas que ocasionan los altibajos del ingreso petrolero. La verificación de la desindustrialización de la economía venezolana es una ocasión propicia para revisar la política económica, toda vez que no se trata solo de reactivar la economía sino de transformarla. En este sentido, las medidas que el Gobierno en adelante tome, deberán ir más allá de la simple reactivación económica para plantearse, fundamentalmente, la transformación de una economía rentista en un nuevo modelo productivo socialista. Esta transformación tiene dos ejes claves: • La creación de nuevas relaciones de poder a través del desarrollo de innovadoras formas de propiedad social, popular y comunal. • La transformación del capitalismo rentístico e importador en una nueva economía diversificada, capaz de producir los bienes destinados a satisfacer las necesidades esenciales de la población, sustituir importaciones y diversificar la oferta exportable para reducir la dependencia del ingreso petrolero. A la luz de lo anteriormente expuesto, la actuación del Estado se debe enfocar en aquellos sectores con un mayor impacto multiplicador y acelerador de la actividad económica; tales como la industria manufacturera, cuya ponderación o peso específico en la conformación del PIB está en torno al 15% y es uno de los sectores que más se ha contraído. Debido a esta alta ponderación, cualquier incremento o contracción de la actividad manufacturera hará sentir su incidencia o impacto en el desempeño general del PIB. Los problemas más importantes que afectan el desempeño de la industria manufacturera y su aporte a la transformación productiva son los siguientes: • Obsolescencia tecnológica y rezagos en calidad, productividad y competitividad 158 Claves para la industrialización socialista • Baja densidad de establecimientos manufactureros por cada mil habitantes, lo cual hace que su aporte al PIB aún esté por debajo del 20 % que sugiere el grado de industrialización. • Cartera crediticia demorada de la industria, con problemas de liquidez y activos comprometidos por garantías previamente constituidas, lo cual dificulta su acceso a nuevo financiamiento. • Concentración territorial de la actividad industrial en el Eje CentroNorte-Costero, lo cual limita la contribución del sector manufacturero al desarrollo armónico y proporcional de las diferentes regiones y estados del país. 6.10.1. R EACTIVACIÓN, RECONVERSIÓN , REINDUSTRIALIZACIÓN De esta problemática se deducen al menos cinco objetivos a lograr con la nueva política industrial: 1. Reactivar la industria manufacturera: hasta lograr que al menos el 95% de la capacidad industrial actualmente instalada se encuentre en pleno funcionamiento, toda vez que –por su alta ponderación en el PIB–, su reactivación tendrá una alta incidencia en la recuperación del ritmo de actividad económica y en el nivel de empleo. 2. Reconversión industrial: para modernizar la industria y fortalecer sus capacidades tecnológicas e innovativas, de tal forma que pueda lograr mejoras sostenidas en la productividad que permitan mejorar la estructura de costos y abatir las presiones inflacionarias; así como mejorar su calidad y desarrollar nuevos productos que contribuyan a la sustitución eficiente de importaciones y a la diversificación de la oferta exportable. 3. Reindustrialización: para incrementar la densidad industrial de 0.25 a 1 establecimiento manufacturero por cada 1.000 (mil) habitantes y así elevar el aporte de la manufactura al PIB de 15 % a 20%; logrando un crecimiento económico de calidad (sustentado en la economía real) y generando nuevas y mejores fuentes de empleo productivo, estable y bien remunerado. 4. Refinanciar la deuda industrial: reestructurar el cronograma de pagos de deudas vencidas, con condiciones más adecuadas de plazos, tasas de interés y garantías, que permitan aliviar la carga financiera de 159 Víctor Álvarez R. las empresas que han entrado en mora debido a la contracción de la economía nacional e internacional. 5. Relocalización industrial: para estimular nuevas inversiones así como la reubicación de establecimientos industriales ya existentes en regiones, estados y municipios con un PIB por debajo de la media nacional y con baja densidad de establecimientos manufactureros, en función de corregir asimetrías y disparidades y propiciar así un desarrollo armónico y proporcional del territorio nacional.Los programas de política industrial se deben diseñar y ejecutar a través de una combinación de medidas de incidencia general o sectorial sobre la actividad manufacturera, las cuales serán aplicadas simultáneamente con otras medidas especialmente dirigidas a sectores que se consideren prioritarios. Para lograr la efectiva aplicación de ambos tipos de medidas se requiere también adecuar el marco legal y el entorno institucional que facilite la armonización y eficaz instrumentación de todas y cada una de estas medidas. 6.10.2. D IMENSIÓN MACRO , MESO Y MICRO DE LA POLÍTICA INDUSTRIAL Para su mejor comprensión y tratamiento clasificaremos estas medidas en las siguientes dimensiones: • Dimensión Macroeconómica: son medidas horizontales o decisiones fundamentalmente en materia de política macroeconómica, las cuales tienen una incidencia general, más no igual, sobre todos y una cada uno de los sectores, ramas, agrupaciones y empresas industriales. • Dimensión Mesoeconómica: son medidas para adecuar tanto el marco legal y regulatorio como el entramado institucional a través de los cuales los ministerios, entes adscritos y demás órganos del Estado se coordinan y articulan para complementar sus capacidades y recursos en función de asegurar el buen gobierno de la economía. • Dimensión Microeconómica: son medidas verticales o decisiones fundamentalmente en materia de política microeconómica o sectorial, las cuales tienen una incidentica focalizada en determinados sectores, ramas o agrupaciones industriales a las que se atribuye una mayor 160 Claves para la industrialización socialista importancia, bien sea por su efecto multiplicador y acelerador de la dinámica económica, por su contribución al empleo o por su efecto sobre la inflación. La política industrial es la clave para reactivar y transformar la economía. El Estado puede combinar incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras públicas, suministro de materias primas, asistencia técnica, etc. para elevar el aporte de la manufactura al PIB del actual 15% al 20% que establecen los estándares internacionales para reconocer que una economía se ha industrializado. Esto implica elevar la densidad industrial de 0.25 a por lo menos 1 establecimiento industrial por cada mil habitantes. No es una meta difícil: Colombia tiene 1.2 y México 1.7. Implica aumentar el número de industrias de 7.000 a 28.000, generando más y mejores fuentes de trabajo. Reactivar, modernizar y ampliar la industria nacional requerirá muchos años de aplicación de políticas públicas. La protección y los apoyos del Estado a la producción local es una condición clave para estimular la creación de nuevas fuentes de trabajo estables y bien remuneradas que permitan enfrentar con éxito los flagelos del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Ni absolutismo de Estado ni hegemonía del mercado deben ser los extremos en los cuales se plantee el debate económico. Cada uno tiene su función. Pero la intervención del Estado no puede limitarse a corregir las imperfecciones del mercado ni confundirse con las prácticas paternalistas que mediatizan la capacidad emprendedora e innovadora de la gente. Tampoco se trata de tener un Estado más grande sino más eficaz, capaz de fortalecer su capacidad de gestión para el diseño y ejecución de políticas y estrategias orientadas al desarrollo del aparato productivo nacional y, sobre todo, a la mejora sostenida de la calidad de vida y grado de bienestar de nuestra población. Como lo explicaremos en el siguiente capítulo, para reimpulsar el proceso de industrialización es necesario poner en marcha un amplio programa de formación de emprendedores socialistas, complementado con un esfuerzo masivo en la formación de consultores de calidad y productividad y de agentes de modernización empresarial. Es necesaria una buena oferta de servicios de información con contenidos de interés industrial, de tal forma que pueda identificar mercados potenciales, la mejor relación precio/valor para la adquisición de materias primas, maquinarias y equipos, tecnologías, recursos financieros, fuerza de trabajo, etcétera. Igualmente se requiere 161 Víctor Álvarez R. la creación y repotenciación de centros de servicios tecnológicos, de laboratorios de pruebas y ensayos, y de instituciones para la certificación de normas técnicas y control de calidad, facilitarían la articulación de un sistema de redes que atiendan necesidades comunes y específicas de la nueva industria, en función de mejorar su estructura de costos y, en consecuencia, su productividad y competitividad para que esté en capacidad de ofrecer productos a bajo precio y buena calidad para el pueblo trabajador. 6.10.3. REESTRUCTURACIÓN DE INDUSTRIAS BÁSICAS La reconversión de las industrias básicas del hierro, acero, aluminio, petroquímica, energía eléctrica, cemento, madera, etc. las cuales proveen de materias primas, energía e insumos básicos a la industria transformadora y de la construcción, resulta ser un paso clave para facilitar la industrialización socialista. Para apoyar la transformación y modernización de la industria procesadora, la industria básica también debe reconvertirse. Y esto implica superar ineficiencias hoy en día inadmisibles, las cuales se expresan en fenómenos tales como: • Los sobrecostos originados por los inventarios que se deben mantener las industrias transformadoras ante la irregularidad de las entregas por parte de las empresas básicas, lo cual tienden a afectar la puntualidad de los despachos de las empresas manufactureras; • Los retrasos de los pagos en perjuicio de los proveedores de las empresas básicas, con los costos financieros que tal situación origina; • La baja calidad de los insumos básicos destinados al mercado nacional, factor que incrementa el desperdicio, así como también la producción de segunda calidad, lo cual no hace más que restarle competitividad a la industria procesadora. La problemática que padece la pequeña y mediana industria en su relación con las empresas básicas resulta ser un ejemplo muy ilustrativo de esta situación. A diferencia de la gran industria, que por sus elevados volúmenes de producción está en condiciones de negociar directamente con las empresas estatales mejores precios y oportunidad de entrega para sus necesidades de materia prima y bienes intermedios, la Pymi –debido al pequeño volumen de sus compras que generalmente no alcanza el monto 162 Claves para la industrialización socialista mínimo que despachan las empresas proveedoras de materia prima– se ve obligada a comprarla a través de intermediarios a un precio mayor y sin ninguna garantía en lo que se refiere a la oportunidad del suministro . La reestructuración y reconversión de las empresas básicas constituye un compromiso que debe asumir el Estado a fin de no obstaculizar el proceso de industrialización socialista. Las empresas básicas deben reducir sus enormes cargas financieras, sus abultadas nóminas y su baja productividad a fin de estar en condiciones de transferir hacia el sector transformador las ventajas comparativas que el país tiene. De lo contrario, seguirán siendo una severa restricción a la hora de aprovechar plenamente las potencialidades de sustitución y exportación, precisamente en aquellas áreas donde el país tiene dichas ventajas. A partir de la reconversión de las empresas públicas, las mismas pueden ser fuentes generadoras de riqueza, capaces de autofinanciar sus operaciones y planes de crecimiento, en lugar de seguir dependiendo de las transferencias públicas para sostenerse. 6.10.4. E L EFECTO MULTIPLICADOR DE LA ACTIVIDAD PETROLERA El efecto multiplicador que la actividad petrolera puede tener para impulsar la industrialización socialista exige una política especialmente concebida para el desarrollo de proveedores de bienes y servicios, a través de la consolidación de un parque de empresas eficientes, capaces de competir exitosamente frente a proveedores extranjeros que tienen como práctica cumplir las exigentes normas técnicas que exige la seguridad de la industria petrolera con el fin de evitar accidentes que pudieran resultar trágicos y fatales. Las considerables inversiones programadas para el desarrollo de la faja Petrolífera del Orinoco, incluyendo generación eléctrica, telecomunicaciones, metros, ferrovías, infraestructura, entre otras, proporcionan una base estable para reimpulsar la industrialización. El sector petrolero debe apoyar a la industria no sólo a través de los recursos financieros que es capaz de generar, sino a través del desarrollo de proveedores y como comprador de bienes nacionales. Esto implica llevar a cabo un programa para fortalecer las capacidades tecnológicas e innovativas de las empresas de la economía social que aspiran a ser proveedoras de 163 Víctor Álvarez R. la industria petrolera y consolidar así cadenas productivas dinámicas y competitivas. Una deficiencia del proceso industrial ha sido la escasa articulación interna de la industria, que ha amortiguado la propagación de los impulsos originados en algunas ramas. La excesiva diversificación y la carencia de una industria mecánica y de bienes intermedios han impedido forjar una estructura articulada. En la nueva etapa de industrialización socialista, la industria mecánica, de equipos y maquinarias, debe desempeñar un rol principal. Es allí donde se presentan los más altos coeficientes de importación. Además, se trata de una actividad con alto contenido tecnológico. La industria metalmecánica y la vinculada con derivados y subproductos petroleros ofrece posibilidades interesantes, en especial de aumentar el valor agregado de materias primas que se exportan con un menor valor. La exportación de petróleo crudo, aluminio y hierro sin mayor elaboración, si bien no puede ser desechada, tiene que abrirle paso a una estrategia de industrialización orientada a la exportación de productos con creciente grado de transformación industrial y contenido tecnológico. Con base en la demanda de la actividad petrolera nacional, se puede relanzar el desarrollo del sector metalmecánico y de equipos ligados a la explotación petrolera para exportar. La experiencia de los países pequeños de Europa revela claramente que, a pesar de sus mercados menores, Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia han logrado una primacía en determinados rubros, compitiendo internacionalmente con países desarrollados de mucho mayor tamaño. Igualmente se trata de procesar las reservas de recursos minerales y energéticos para fabricar líneas especializadas en aluminio, acero, petroquímica, madera, pulpa, papel, celulosa para sustituir importaciones y colocar productos en el exterior. Sergio Bitar y Eduardo Troncoso, en El desafío industrial de Venezuela, anticiparon cuatro criterios orientadores para la selección de productos: “Primero, comenzar por aquellos que requieren la tecnología más simple e ir pasando progresivamente a fases más complejas. Segundo, cuidar desde un principio los niveles de eficiencia, eligiendo aquellos bienes que puedan elaborarse a pedido, en series cortas o con procesos donde las economías de escala pueden alcanzarse en 164 Claves para la industrialización socialista plantas de tamaño mediano. Tercero, atender primero los sectores donde el país dispone de una demanda significativa, que puede ser programada. Tal es el caso de la industria petrolera, y también de energía eléctrica, transporte, siderurgia, construcción y acueductos. Cuarto, materializar algunos proyectos básicos, como fundición, forja pesada y aleaciones especiales y fortalecer la ingeniería nacional y la formación de personal calificado, a fin de disponer de una masa crítica y de infraestructura esencial para construir las etapas siguientes.” 53 Algunos productos de exportación tendrán como destino principal los países de mayor desarrollo que Venezuela. Serán artículos manufacturados que aprovechan las ventajas comparativas en recursos naturales, pero también los intensivos en información y conocimiento. Productos de mayor complejidad, en los cuales el país debe recorrer una curva de aprendizaje y adquirir nuevas ventajas comparativas pueden desarrollarse en mercados más amplios y competitivos, pero regulados y programados para servir los intereses de países de desarrollo similar. Tal es la función de los mercados integrados y del comercio en el Alba. Una nueva fase en la industrialización debe basarse en un mercado ampliado, el cual debe buscarse no solo trascendiendo las fronteras geográficas, sino también las socioeconómicas, mejorando la capacidad adquisitiva de los trabajadores que viven de un ingreso fijo. Si no es capaz de competir con ellos, menos podrá hacerlo con los más desarrollados. Los países desarrollados de Europa construyeron mercados comunes y acuerdos comerciales, las fusiones de empresas para competir a nivel mundial, la protección ante terceros países, todo con el apoyo estatal. 6.10.5. POLÍTICA TECNOLÓGICA : FORTALECIMIENTO DE LA CAPACIDAD DE INNOVACIÓN La posibilidad real de aprovechar industrialmente las ventajas comparativas sustentadas en la abundancia de materias primas, energía y fuerza de trabajo dependerá de las capacidades que se creen para generar, transferir, difundir y utilizar nuevos conocimientos y tecnologías. La industrialización socialista requiere el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas, sobre todo en los sectores fabricantes de ______________ 53 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso. Op. cit. pp. 180-181 165 Víctor Álvarez R. maquinarias, equipos y tecnologías de organización y gestión, toda vez que éstas tienen un impacto generalizado sobre la eficiencia de todas las actividades económicas, como no lo tuvieron nunca los productos destinados al consumo. Mucho más que la abundancia de recursos naturales susceptibles de ser explotables, lo que más importa es el desarrollo de la inteligencia, del poder creativo, de la capacidad de innovación, del talento organizacional y de la capacidad gerencial. La abundancia de recursos naturales no es un requisito imprescindible para ser un país próspero. La riqueza de una nación que busca construir una sociedad socialista libre de desempleo, pobreza y exclusión social depende más de la calificación de sus trabajadores, empresarios y gobierno y cada vez menos de sus recursos naturales o energéticos. Complementando con sabiduría estas capacidades es posible que cualquier país con gente preparada y buena gestión pública y privada pueda fabricar productos de buena calidad y buenos precios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población. La claridad de este criterio es muy importante, sobre todo cuando vemos que la concepción tradicional de las ventajas comparativas estáticas según la cual los países debían especializarse, ha sido superada por una realidad que nos enseña que el desarrollo industrial en estos tiempos lo alcanzan aquellos países que concentran su esfuerzo en el desarrollo del talento humano y la creación de capacidades para generar, transferir, difundir y utilizar nuevos conocimientos científicos y tecnológicos. Hay que profundizar la evolución de la política científica y tecnológica desde el viejo modelo lineal de innovación al nuevo enfoque de redes y procesos de innovación. De las limitadas tesis que explicaban la innovación tecnológica como resultado de un esfuerzo inicial en investigación básica que luego daba origen a la investigación aplicada y posteriormente al desarrollo tecnológico, hoy se cuenta con enfoques más realistas que le otorgan una creciente atención a otros factores que influyen y hasta pueden llegar a determinar los procesos de innovación tecnológica industrial. De la visión ofertista, la cual sostiene que la universidad y los centros de investigación y desarrollo son los llamados a desarrollar las tecnologías e innovaciones que luego son ofrecidas al aparato productivo, ha surgido un nuevo enfoque que también reconoce a la empresa como un escenario 166 Claves para la industrialización socialista clave del hecho innovador. Lógicamente, esta visión tiene que modificar la orientación de la política tecnológica y los públicos a los cuales dirige su actuación y, por supuesto, la naturaleza de los instrumentos a través de las cuales la misma se administra. A raíz de la aprobación y reforma de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) se cuenta con una masa crítica de recursos para financiar, además de proyectos de investigación científica y tecnológica, proyectos que tienen que ver con la gestión y control de calidad, la difusión de normas técnicas, los servicios de metrología y de propiedad intelectual. Se trata de un nuevo esquema que contribuye a fortalecer la institucionalidad de apoyo al desarrollo industrial para que pueda mejorar sus procesos de producción, incorporar nueva tecnología, lograr acreditación de normas de calidad, capacitar a sus trabajadores tanto a nivel gerencial como técnico y obrero, adecuar sus procesos administrativos, diseñar nuevos productos, buscar alianzas estratégicas bajo criterios de asociaciones de cooperación inter-empresarial, participar en ruedas de negocios, suscribirse a servicios de información, asistir a ferias internacionales. Es la propia empresa un escenario clave para la transferencia de tecnología, el desarrollo del talento humano, la asistencia técnica, la innovación tecnológica para mejorar la calidad de la producción, optimizar el uso de turnos de trabajo. Para el logro de rendimientos más altos, el mejoramiento de los servicios y de la infraestructura, del transporte, de las comunicaciones, del abastecimiento de energía eléctrica y agua, etc., también son fundamentales. Todos estos son campos de actuación para estimular el fortalecimiento de capacidades tecnológicas e innovativas y elevar la competitividad industrial al nivel de las mejores prácticas internacionales. Para enfrentar los desafíos del siglo XXI hay que plantearse una estrategia renovada de desarrollo que tenga en la industrialización intensiva en el uso de información, conocimientos y tecnologías su columna vertebral. Con este fin vale preguntarse: ¿Cuál es el tipo de industrialización más adecuado para la construcción del socialismo venezolano? ¿Cuáles son las formas de propiedad social más adecuadas? ¿Con qué criterios o principios se debe remunerar el trabajo en las industrias socialistas? ¿Cuál es el papel del estado para impulsar la industrialización socialista? ¿Cuáles son los mecanismos de participación de los trabajadores, la comunidad y el 167 Víctor Álvarez R. Estado para convenir la transformación del excedente en acumulación productiva e inversión social? ¿Qué papel jugarán la integración y cooperación regionales54. Las políticas industriales y tecnológicas deben complementarse y orientarse a reforzar el vínculo entre la investigación, la formación técnica y la actividad productiva, en función de orientar el esfuerzo científico y tecnológico nacional, no sólo a la luz de las hipótesis que plantean unilateralmente los investigadores, sino también tomando en cuenta los problemas planteados por el aparato productivo. En este sentido, conviene promover la conformación de núcleos dinámicos en torno a las actividades tecnológicas, de ingeniería, institutos de investigación, centros de formación técnica y empresas productoras. Estos núcleos pueden ser el manantial del avance innovador en las tecnologías de punta que se gestan alrededor de la biotecnología, electrónica, computación, automatización, química y aeronáutica. Para esto, el Estado dispone de todo un sistema de financiamiento público para distribuir parte de esa abundante renta petrolera hacia la innovación tecnológica industrial y productiva, evitando reeditar el error de invertir solo en la adquisición de capacidades de producción, pero descuidando la adquisición del dominio tecnológico sobre las mismas. Prevalece una seria carencia a nivel de los mandos medios necesarios para fortalecer las capacidades administrativas, directivas y gerenciales, aunque la eficiencia y el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas dependen en gran medida del desarrollo del talento humano. En materia de inversión prevalece un marcado desequilibrio a favor de la planta física y en menoscabo del talento humano. En otras palabras, se invierte para aumentar las capacidades de producción pero no para aumentar las capacidades tecnológicas. ______________ 54 SELA. Desarrollo industrial y cambio tecnológico. Editorial Nueva Sociedad. 168 Claves para la industrialización socialista Capítulo VII 7. LA FORMACIÓN DE EMPRENDEDORES PARA LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA En Venezuela está planteado transformar el capitalismo rentístico en un modelo productivo basado en nuevas formas de propiedad social que aseguren el control directo de los trabajadores, los consumidores organizados y la comunidad sobre la producción de los bienes y servicios que son imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales. Un modelo productivo de amplia y creciente inclusión social que contribuya a erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Romper la inercia del viejo modelo para ir más allá de simples reformas cosméticas, implica formar una nueva generación de emprendedores y líderes de proyectos socioproductivos. Esto pasa por cuestionar las teorías económicas neoliberales que todavía predominan en los programas de estudio, particularmente en los de economía. En este sentido, la transformación universitaria debe responder a los mandatos constitucionales para impulsar la democracia participativa y protagónica en la dimensión económica y productiva, así en como a los Lineamientos Generales del Proyecto Nacional “Simón Bolívar” (Primer Plan Socialista de la Nación). La nueva universidad está llamada a estimular y apoyar el desarrollo del espíritu emprendedor del egresado, formarlo a la luz de la nueva ética y moral socialistas, y multiplicar el número de proyectos productivos universitarios y de la economía social que contribuyan a generar trabajo digno, estable y bien remunerado. Los enfoques predominantes rinden culto al comportamiento egoísta y a la competencia de todos contra todos que caracteriza a la sociedad capitalista, tras la falsa creencia de que así todos se desarrollarán y progresarán. Semejantes teorías le atribuyen a la competencia –y no a la solidaridad– la fuerza motriz del desarrollo económico y social. Es la ideología neoliberal que considera al egoísmo, la competencia y el deseo de vencer como expresión de la verdadera “esencia” del ser humano. Según este enfoque, cualquier comportamiento diferente a ese egoísmo y afán 169 Víctor Álvarez R. de lucro, como serían la solidaridad y la cooperación, es considerado absurdo y contrario a la naturaleza humana. Por eso, no conciben otra manera de organizar la actividad económica y productiva que no sea en torno al afán de lucro y a la maximización de la ganancia y rentabilidad del capital. Ese es el mapa mental que implantan en el egresado universitario. Obviamente, esta es una ideología contraria al socialismo, pero es superable a partir de la difusión y adopción de una ética socialista guidada por nuevos valores que orienten la actuación del egresado universitario. De allí la necesidad de repensar el perfil del egresado para que sea portador de los principios de solidaridad, cooperación, complementación, reciprocidad, equidad y sustentabilidad que deben gobernar el nuevo modelo productivo socialista y comunal que en la República Bolivariana de Venezuela se aspira a construir. 7.1. V INCULACIÓN UNIVERSIDAD - EMPRESA - COMUNIDAD La vinculación universidad-empresa para el desarrollo de la economía social debe ser un objetivo básico de la nueva universidad productiva. De allí la importancia de incorporar en los programas de estudios el desarrollo del perfil emprendedor del egresado universitario para que lidere la identificación de las vocaciones y necesidades de la comunidad, la organización y desarrollo de sus potencialidades económicas y productivas, así como en el abordaje inteligente y la resolución eficaz de las tensiones y conflictos que se generan en el período de transición de una lógica centrada en el individualismo y afán de lucro personal hacia otra lógica basada en la solidaridad y el interés por generar una ganancia social. La vinculación de la universidad con la economía social permitirá formar a los emprendedores socialistas en función de resolver los problemas de la comunidad, inventando e innovando soluciones originales acordes con las condiciones concretas de la comunidad. Los emprendedores socialistas que forme la nueva universidad serán los promotores de los proyectos productivos difusores de las nuevas relaciones sociales de producción que liberen al trabajador asalariado de la explotación del capital y generen excedentes para ser invertidos como ganancia social. Es así como la nueva universidad contribuirá a la transformación de la economía capitalista en un nuevo modelo productivo socialista en los términos que previamente ha sido caracterizado y definido, en función de 170 Claves para la industrialización socialista hacer posible la apropiación y reapropiación colectiva de la riqueza producida por el conjunto de la sociedad, la cual está llamada a participar de forma activa y protagónica en la transformación de las viejas relaciones de explotación y exclusión capitalistas para desarrollar otras nuevas de solidaridad e inclusión socialistas, que estén al servicio de la prosperidad general de la sociedad, propiciado así que los miembros de la comunidad puedan realmente vivir viviendo, que no es otra cosa que vivir vidas cada vez más dignas, dejando atrás las penurias y necesidades que genera la lógica explotadora, depredadora e inmoral del capital. De cara a la transformación productiva, el desarrollo de una educación universitaria con calidad y pertinencia pasa por la formación de un egresado con capacidad para diseñar nuevas formas de producción, distribución y comercialización en función del interés colectivo. Esto exige claridad conceptual, política e ideológica para poder encarar esos problemas. Requiere, en consecuencia, una formación diferente a la de las escuelas de negocios tradicionales, pues el egresado debe ser consciente de la diferencia entre los problemas comunitarios y sociales que debe afrontar y superar, en comparación con la agenda de prioridades que ocupan la atención del emprendedor o empresario con formación capitalista. El emprendedor socialista debe ser formado para que su principal inspiración y motivación sea el necesario compromiso con el pueblo al que sirve, en lugar de reproducir los valores egoístas del viejo modelo capitalista que se quiere superar. El estímulo del espíritu emprendedor del egresado universitario debe estar dirigido a confrontar la lógica explotadora y depredadora del capital a través del impulso de nuevos proyectos productivos que respondan a las aspiraciones de los trabajadores y la comunidad, cuya finalidad sea la prosperidad social, el fin de la pobreza y de la miseria, la preservación de la naturaleza, la elevación de la calidad de vida y grado de bienestar, la autorrealización de las amplias mayorías. Por eso, la gran transformación universitaria en este plano apunta a apoyar la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista con base en la promoción de relaciones sociales de producción diferentes, basadas en el principio “de cada quien según su capacidad y a cada cual según su trabajo” hasta lograr un nivel de desarrollo que permita obtener de “cada quien según su capacidad” y distribuir a “cada cual según su necesidad”. 171 Víctor Álvarez R. El desarrollo de la universidad productiva debe tener como eje orientador el marco político-ideológico del socialismo del siglo XXI. En el socialismo bolivariano el Estado está llamado a ser un gran promotor de las nuevas formas de propiedad social que sean las portadoras de la construcción de un modelo económico productivo en manos de los trabajadores y de la comunidad, diversificado e independiente, fundado en los valores humanistas de la cooperación y la preponderancia de los intereses comunes, que garantice la satisfacción de las necesidades sociales y materiales del pueblo, la mayor suma de estabilidad política y social y la mayor suma de felicidad posible. Este nuevo modelo se basa en distintas formas de propiedad social que incluyen pero trascienden la clásica pero cada vez más limitada propiedad estatal. Se trata de promover nuevas formas de propiedad social, popular y comunal en las esferas de la producción, distribución y comercialización de los bienes y servicios que son imprescindibles para satisfacer las necesidades básicas y esenciales del pueblo trabajador. En otras palabras, el enfoque debe estar orientado a la formación de emprendedores comprometidos con la creación de una economía solidaria e incluyente, que promueva el protagonismo popular en la creación, distribución y disfrute de la riqueza social, que permita responder eficientemente a las demandas más sentidas de la comunidad, que sean portadores de una ética y una moral social diferentes, y un conjunto de valores culturales, sociales, afectivos, políticos y humanos opuestos a los que imperan en toda sociedad capitalista. En este sentido, la nueva universidad productiva tiene que plantearse: • Impulsar la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista, en manos de los productores directos y de la comunidad, asumiendo la capacitación técnico-productiva, la formación socio-política y la educación como medios para alcanzar este objetivo. • Priorizar el interés del trabajo por encima del interés del capital, favoreciendo la elaboración de políticas y estrategias que apoyen la vinculación universidad-comunidad a través de la organización, capacitación, formación y educación de los trabajadores y miembros de la comunidad para que asuman el control directo de los procesos de producción, distribución y comercialización de los bienes y 172 Claves para la industrialización socialista servicios imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales. • Contribuir con el desarrollo del espíritu emprendedor y del potencial creativo para acompañar el desarrollo humano integral de todas las personas, en la construcción de una nueva sociedad democrática basada en la ética del trabajo y en la participación activa y protagónica del pueblo trabajador en los procesos de transformación social. 7.2.T RANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA PARA EL NUEVO MODELO PRODUCTIVO Las nuevas líneas de investigación y los nuevos programas de estudios deben considerar la crítica a la lógica explotadora, depredadora e inmoral del capitalismo y a la necesidad de construir un nuevo modelo productivo que erradique las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y exclusión social. Deben destacar las contradicciones entre la lógica egoísta del capitalismo y la lógica solidaria del socialismo, en función de desarrollar y fortalecer la conciencia revolucionaria y la necesidad de transformar el capitalismo rentístico por un nuevo modelo productivo socialista. Desde el punto de vista ético-político, el egresado de la nueva universidad, particularmente el emprendedor universitario, está llamado a tomar partido a favor de los trabajadores y los excluidos de la actividad productiva. Es un enfoque diferente al que aún predomina, el cual tiene como objetivo la consolidación de los privilegios económicos, políticos y sociales de las oligarquías y capitalistas nacionales al servicio de los centros transnacionales. Hablamos de un enfoque inspirado en el desarrollo integral del ser humano, como ser humano solidario, centrado en la razón e intereses comunes y no en la imposición de los intereses de la clase capitalista. La universidad productiva tiene que plantearse la formación de emprendedores socialistas capacitados para crear empresas de propiedad social comunal, a través de las cuales se avance en la construcción de un nuevo modelo productivo en manos de los trabajadores directos y de la comunidad. Una cosa es formar capitalistas y otra muy distinta formar emprendedores con valores socialistas que promuevan la propiedad social y comunitaria como expresión de las nuevas relaciones sociales de 173 Víctor Álvarez R. producción que deben caracterizar los procesos de producción, distribución y comercialización en el marco del nuevo modelo productivo que en Venezuela se construye. Por eso es necesario: • Diferenciar el emprendedor socialista del empresario capitalista • Distinguir la empresa de propiedad social comunal y de las empresas de propiedad privada capitalista • Analizar la vocación económica y necesidades de la comunidad para identificar ideas de posibles proyectos productivos • Asumir la concepción interdisciplinaria y transdisciplinaria del conocimiento • Adoptar un carácter flexible e integrador en los diseños curriculares • Articulación entre estudio, trabajo e interacción socio-comunitaria; Todo esto en función de construir la identidad del egresado como un emprendedor comprometido con la construcción de un nuevo modelo productivo socialista bajo el control de los trabajadores directos, los consumidores organizados y la comunidad. Por su pertinencia y relevancia con la gran tarea de transformar el capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialistas, algunas de las líneas de investigación científica e innovación tecnológica que se vincula con la transformación productiva pueden ser las siguientes: • Nuevas formas de propiedad social, más allá de la propiedad estatal • Principios para remunerar el trabajo en las unidades de propiedad social socialista • Criterios para la distribución e inversión social de los excedentes • La propiedad social comunitaria y sus diferencias con la propiedad privada y cooperativa • Las relaciones sociales de producción en la empresa de propiedad social comunal • Características del nuevo modelo productivo socialista • Aspectos conceptuales y metodológicos para la formulación de un proyectos productivos comunitarios 174 Claves para la industrialización socialista • Políticas públicas: incentivos públicos a la economía comunal y organizamos de apoyo técnico y financiero. 7.3. ¿QUÉ ES EL EMPRENDEDOR SOCIALISTA? Según el DRAE empresa significa “Acción de emprender. Acción arriesgada o de cierta dificultad en especial cuando se emprende con la intervención de varias personas. Unidad económica de producción de bienes y servicios”. Mientras que empresario lo define como “1) Director de una empresa que reúne los factores de producción y los dispone con arreglo a un plan para obtener su mejor rendimiento. 2) Propietario o contratista (…) que contrata los servicios de otras personas a cambio de una remuneración”. En el socialismo del siglo XX, prevaleció la acepción del empresario como el explotador de la fuerza de trabajo asalariada y no como el organizador de los factores productivos en función de generar los bienes que la sociedad necesita para su supervivencia y reproducción. Por esta razón, la figura del empresario fue satanizada y reducida a la del explotador del trabajo ajeno y depredador del ambiente. Con el argumento de desterrar cualquier posibilidad de restauración capitalista se prohibió y penalizó el emprendimiento particular y colectivo, inhibiendo así la creación de empresas productivas. Así se atrofió el desarrollo integral de las fuerzas productivas y se originó una permanente escasez de los bienes y servicios más elementales para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población. El socialismo del siglo XXI no puede quedar preso de esas ideas muertas y obsoletas. Por el contrario, tiene que reconocer la importancia de promover y apoyar el desarrollo de un nuevo tipo de emprendedor, un nuevo tipo de empresario, comprometido con la construcción de un modelo productivo diferente, en el que se erradiquen las causas estructurales del desempleo, la pobreza, la exclusión social y se preserve el ambiente para las generaciones futuras. A diferencia del empresario capitalista que está motivado por fines de lucro, el empresario socialista está animado por su vocación de servicio y principios de cooperación y complementación. No crea nuevos productos para inducir necesidades superfluas y rendirle culto a la sociedad de consumo que confunde la felicidad y el bienestar con la riqueza material, 175 Víctor Álvarez R. que aliena la conciencia de los seres humanos para que vivan pendientes de la próxima moda, exacerbando el consumismo como estrategia para vender más y así ganar más. Más bien, es un líder con capacidad para planificar, organizar y dirigir con éxito la producción de los bienes y servicios que necesita la sociedad. Crea empresas de propiedad colectiva gracias al financiamiento público y otros incentivos arancelarios, fiscales, financieros y cambiarios que el Estado les concede. Son empresas de la economía social, sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida, llamadas a generar un creciente excedente, el cual no es distribuido como ganancia capitalista sino invertido como ganancia social en beneficio de los trabajadores y de la comunidad Los emprendedores socialistas llamados a iniciar proyectos socioproductivos y los empresarios socialistas que lideren unidades de propiedad social estables y consolidadas, deben tener como característica su alto grado de conciencia política. Saber que si no se transforma el actual modo de producción lo que está en juego es la paz social, el desarrollo humano integral, la propia vida del planeta. Por eso asumen el compromiso de construir un nuevo modelo productivo sustentable, gobernado por el valor del trabajo, el esfuerzo productivo, la participación popular, con nuevas formas de propiedad social sobre los medios de producción, que incluyan pero vayan más allá de la propiedad privada y estatal como las únicas formas de propiedad. También son agentes de cambio, promotores y protagonistas de las grandes transformaciones que el país necesita, constructores de la nueva sociedad. El emprendedor socialista aportará a la comunidad la formación adquirida para crear empresas de propiedad social comunitaria que contribuyan a la construcción de un nuevo modelo productivo socialista, con nuevas formas de generación, apropiación y distribución de los excedentes económicos y una nueva forma de distribución de la renta petrolera. Promoverá la cohesión de las fuerzas productivas comunitarias en empresas de propiedad social, asociándolas y haciéndolas responsables de prácticas productivas autogestionarias. Actuará como un promotor y dinamizador de proyectos productivos de carácter local, será un emprendedor de los Consejos Comunales, las Comunas y la Ciudad Comunal mediante la gestión colectiva del bien público. El emprendedor socialista es un líder comunitario, por lo tanto es un promotor, un planificador, un organizador, un gerente. 176 Claves para la industrialización socialista 7.3.1. D EL EMPRESARIO CAPITALISTA AL EMPRENDEDOR SOCIALISTA El modelo sustentado en la distribución doméstica de una cuantiosa renta petrolera implicó la ausencia de un verdadero sector empresarial nacional. En adelante, es tarea fundamental del Estado propiciar la creación de una nueva generación de emprendedores con compromiso social, en función de facilitar la transición del modelo de capitalismo rentístico a otro sustentado en la cultura del trabajo y del esfuerzo productivo. Para superar la ideología capitalista por medio de la cual los egresados universitarios (particularmente los egresados en economía y administración de empresas) son formados según la lógica de la acumulación privada, se requiere una formación dentro de valores diferentes a aquellos que modelan la conciencia en la sociedad capitalista y; por supuesto, de la inmensa mayoría de los empresarios venezolanos. Se trata de un nuevo perfil que rebata la apología al egoísmo personal, a la competencia y a la maximización de la ganancia como fin último de la inversión productiva y, más bien, promueva la solidaridad y cooperación de los seres humanos. El perfil del egresado no puede seguir siendo la creación de empresas capitalistas guiadas por el afán de acumular y valorizar el capital, sino la creación de empresas socialistas cuyos excedentes, en lugar de ser repartidos como ganancia capitalista o dividendos a los accionistas particulares, serán invertidos en beneficio de los trabajadores y de la comunidad. Para esto es clave la formación ética y moral de los emprendedores, de tal forma que se les prepare para asumir la actividad económica y productiva en función del bienestar de los trabajadores y de la comunidad. En lugar de la apropiación capitalista del fruto del trabajo ajeno que caracteriza a la lógica de la empresa capitalista, a través de las empresas de propiedad social se incluirá cada vez más a los trabajadores y la comunidad en el disfrute de la riqueza social producida por el trabajo de todos. Por esto, la universidad productiva debe volcarse a la formación de nuevos emprendedores con claridad en su misión social, comprometidos con los principios y valores de la ética socialista para: • Impulsar y consolidar proyectos productivos propiedad de la comunidad • Generar nuevas fuentes de empleo estable y bien remuneradas 177 Víctor Álvarez R. • Producir bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la comunidad • Invertir los excedentes en la mejora de las condiciones de los trabajadores directos y del entorno comunitario • Contribuir a la construcción de un nuevo modelo productivo de amplia y creciente participación y control popular. 7.4. F ORTALECIMIENTO DE LA CAPACIDAD GERENCIAL EN LA ECONOMÍA SOCIAL El socialismo no está reñido con la eficiencia. Por esta razón planteamos que la nueva industrialización socialista también es un problema de gerencia empresarial. Edwards Deming, reconocido gurú de la gerencia capitalista, decía que “Las causas que normalmente se mencionan del fracaso de una compañía son los costes de la puesta en marcha, sobrepasar los costes, devaluación del exceso de existencias, la competencia, cualquier cosa excepto la causa real: simple y llanamente la mala gestión. (Calidad. Productividad y Competitividad. La salida de la crisis. Prefacio p. XI) Esta afirmación también vale para muchas empresas públicas y de la economía social que están mal gestionadas. Los rezagos en calidad, productividad y competitividad ponen en peligro su viabilidad. El mayor porcentaje de la solución de estos problemas está en manos de la gerencia, que no está acostumbrada a trabajar para prevenir las fallas sino para corregirlas. Pero, para lograr esto se hace imprescindible profundizar el desarrollo y la calidad de la gerencia. La industrialización socialista tiene buena parte de su éxito asegurado si toma en cuenta un eslabón perdido de la sustitución de importaciones: la gerencia. Es ésta la que debe asumir el reto de desarrollar fortalezas que permitan el desempeño exitoso de la empresa. El éxito de la industrialización socialista tiene mucho que ver con el desarrollo de una gerencia eficiente y eficaz, que sea capaz de anticiparse y reaccionar con rapidez a las amenazas del entorno, en función de adecuar a una empresa o sector a la intensidad de los cambios que caracterizan la economía actual en la que coexistirán modos y prácticas capitalistas de producción y competencia, con las empresas estatales y las nuevas formas de la economía social. 178 Claves para la industrialización socialista En síntesis, la industrialización socialista no es solo un proceso de crear más establecimientos manufactureros, de adquirir nuevas maquinarias y equipos. Es también saber administrar y dirigir de manera más eficiente a las empresas para así desplegar plenamente todas sus potencialidades; incluso, es crear un entorno productivo apropiado en términos de infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, para que esta pueda operar sin obstáculos que castiguen y perjudiquen su buen desempeño. Como lo explicaremos con más detalle en las páginas siguientes, en términos gerenciales las empresas están emplazadas a adoptar un conjunto de medidas que les permitan operar a mayor escala, reducir su exagerado endeudamiento, mejorar sus productos y procesos, ajustar las estructuras organizativas, etc. Preocuparse permanentemente por la adecuación de su estructura de costos y la mejora continua de la calidad para llevar al consumidos productos buenos y baratos, concentrando los esfuerzos en aquellos productos y procesos en los cuales sean más eficientes, desarrollando para esto una adecuada capacidad tecnológica y superar toda una serie de rezagos que ponen en peligro la posibilidad real de mantener la empresa operativa. En las empresas de la economía social hay que plantearse un trabajo coordinado para elevar la capacitación técnica, administrativa y gerencial, a fin de que quienes están al frente de las empresas bajo control obrero y comunitario puedan consolidar las unidades productivas viables y exitosas, verdadera expresión del nuevo modelo productivo socialista que en Venezuela se construye. La nueva universidad está llamada a dar una enorme contribución al fortalecimiento de la capacidad directiva y gerencial en las empresas que conforman el nuevo tejido socialista. Como expresión de la democracia participativa y protagónica en lo económico, su éxito en gran medida depende del esquema organizativo y funcional que se adopte para lograr una participación activa y protagónica de los trabajadores de las distintas áreas funcionales a la hora de diseñar los planes estratégicos y operativos de la misma. Al calor de estos ajustes mutuamente convenidos irán surgiendo a su vez nuevos retos que reclamarán una gerencia participativa, sincronizada y altamente calificada. De esta forma será posible mejorar la relación entre las distintas áreas de la empresa para que ninguna asuma compromisos 179 Víctor Álvarez R. más allá de la capacidad real que tiene para cumplirlos, respetando las condiciones acordadas.. 7.4.1. GERENCIA TÉCNICO - PRODUCTIVA Con frecuencia, la productividad de la planta está afectada por fallas de gerencia entre la cuales se destacan: falta de coordinación, mala ubicación de las máquinas, exagerados tiempo de parada, ausencia de sistemas de planificación y control de materiales, exceso de inventarios, alto porcentaje de productos defectuosos, inadecuado manejo y adiestramiento del personal, inexistencia de sistemas y procedimientos, mantenimiento inadecuado, etc. Mejorar la gerencia técnico-productiva implica ajustar los tamaños de las plantas para alcanzar escalas óptimas de producción, promover el desarrollo tecnológico en productos y procesos; reestructurar líneas de productos a fin de eliminar productos de altos costos y baja calidad, crear nuevos productos, concentrarse en la producción de aquellos valores de uso socialmente demandados que satisfagan necesidades básicas y esenciales y realmente contribuyan a la viabilidad y sustentabilidad de la empresa. La flexibilización productiva debe estar orientada a minimizar tiempos de puesta a punto, producir en pequeños lotes a costos razonables y adecuados, optimizar corridas de producción, lograr el aprovechamiento pleno de la capacidad de producción con el propósito de incrementar la productividad y reducir costos, lo cual pudiera llevar a ajustar las nóminas de empleados y obreros. Esto permitirá que se pueda reducir a su mínima expresión el porcentaje de consumo anual de insumos industriales que hasta ahora se mantiene bajo condición de inventario, ante la inseguridad de contar con un suministro oportuno de los mismos. Precisamente aquí subyace un significativo margen de ahorro que no ha sido explorado por muchas empresas y que las obliga a incurrir en gastos adicionales en términos de recursos que son destinados a cubrir requerimientos de almacenamiento, además de los costos financieros que generan los mismos 7.4.2. GERENCIA DEL TALENTO HUMANO La principal riqueza de un país es su gente y su talento. Si la industria no cuenta con un personal altamente motivado, bien remunerado y cada 180 Claves para la industrialización socialista vez mejor calificado no podrá haber estrategia de dominio ni de desarrollo tecnológico posibles. La ventaja comparativa crucial de ahora en adelante es la gente. No se puede lograr erradicar la pobreza y la exclusión social sin pleno empleo y éste se alcanza desarrollando una actividad productiva que en adelante se hará cada vez más intensiva en el uso de información, conocimientos y tecnologías. La competitividad se basa cada vez más en el dominio de la tecnología, pero no se puede dominar la tecnología sin una fuerza de trabajo bien preparada y ésta no puede existir sin un sistema educativo de primera. No basta adquirir o copiar tecnología para competir, es necesario adaptarla y también crearla. En la economía del conocimiento, las inversiones en el desarrollo del talento humano resultan ser una de las principales características de los países y empresas líderes. Justamente, aquí reside una de las ventajas más importantes que suelen sacar aquellas empresas que destinan importantes recursos al desarrollo y fortalecimiento de la capacidad técnica y profesional de su gente. El tránsito de la Venezuela rentista a la productora y exportadora debe apoyarse en un creciente dominio de modernas tecnologías que hagan posible una mejora permanente de la competitividad. Pero, para dominar- la tecnología se requiere un factor humano cada vez más calificado. De allí que su formación y capacitación constituye una tarea prioritaria para impulsar la industrialización socialista. El Instituto Nacional de Capacitación Socialista (INCES) es el organismo a través del cual el Gobierno nacional administra sus programas de formación y capacitación de la fuerza laboral, a través de un proceso de concertación en el que participan el sector laboral, los empresarios y el Estado. Estos programas son impartidos directamente por el INCES o también su ejecución puede ser delegada a otras instituciones. La labor del INCES necesariamente tiene que ser complementada con una profunda transformación educativa que abarque todos los niveles de la educación en el país, desde la primaria hasta la educación de postgrado, pasando por la educación media y técnica. No se trata solo de incluir a los ciudadanos en el sistema de capacitación técnica y educación formal sino de rediseñar los programas de estudios para que el perfil del egresado, en lugar de ser un portavoz de los conceptos que reproducen el modo de producción capitalista, sea más bien expresión de los nuevos valores socialistas. 181 Víctor Álvarez R. La viabilidad de la industrialización socialista también está estrechamente vinculada con la adecuación del perfil técnico y profesional de la fuerza laboral. Así lo determinan los incesantes cambios en la tecnología y la organización del trabajo, los cuales imponen desaprender y aprender de manera ininterrumpida para poder incorporar los nuevos avances en lugar de quedarse anclados en el dominio de tecnologías obsoletas de producción y de gestión. Sin embargo, hay poca inversión de la industria nacional en la formación y capacitación de sus trabajadores. En la industria aún se considera esta inversión como un costo laboral y no como una inversión imprescindible para soportar la estrategia modernizadora. Es usual que la adquisición de maquinarias y equipos se haga sin prever la necesaria capacitación de los operadores, programadores, soporte técnico, etc., incluso para las labores básicas de mantenimiento y operación rutinarias, con lo cual se afecta el uso óptimo que pudiera hacerse de tales inversiones. Este hecho es apenas un ejemplo de la poca importancia que se le concede a la gestión de los factores internos de la empresa como fuente de innovación tecnológica y desarrollo industrial. La formación de consultores internos en calidad y productividad, la incorporación de agentes de modernización empresarial, la implantación de tecnologías de gestión para asegurar la calidad, minimizar los desperdicios, reducir los inventarios, contabilizar y controlar la evolución de los costos sigue siendo una asignatura pendiente en buena parte de la industria venezolana, incluyendo las empresas del estado y de la economía social. Relanzar el proceso de industrialización, como un proceso eficiente que atienda los aspectos que determinan la evolución de la calidad y productividad, está directamente vinculado a la inversión nacional en el desarrollo del talento humano, incluyendo la capacitación técnico-productiva de la fuerza laboral que necesita y absorbe el aparato productivo. Tomando en cuenta que no es un asunto que tiene que ver con la atención de la población más vulnerable o la lucha contra la exclusión social, esta tarea no puede recaer solo sobre el Estado. La propia empresa que es una de las principales beneficiarias no puede depender única y exclusivamente de lo que el sector público haga. De allí la necesidad de reforzar un esquema de incentivos que permitan descontar del impuesto sobre la renta la 182 Claves para la industrialización socialista inversión que se haga en capacitación técnica, lo cual vendría a complementar el aporte del 2 por ciento de la nómina que las empresas están obligadas a hacer al INCES. Además de fortalecer la calidad de los servicios de capacitación que dicta el propio INCES, también convendría implementar un esquema de incentivos para la vinculación universidad-empresa y para la creación y fortalecimiento de institutos de formación profesional desde la economía social y ampliar así la oferta nacional de servicios de capacitación, los cuales podrían ser contratados directamente por las empresas, descontándolos de la cotización que cada cual hace al INCES. Por su efecto multiplicador, un incentivo especial lo podrían tener las instituciones que se dediquen a la formación de instructores en campos de interés general para la industria y abriría un amplio campo laboral para profesionales y técnicos actualmente desempleados o subempleados. Por supuesto, el éxito de estas iniciativas de formación técnica tiene como premisa la necesaria mejoría del nivel de educación básica de los trabajadores en aquellas ramas de actividad intensivas en el empleo de fuerza de trabajo de baja calificación, lo cual se ha venido logrando de manera sostenida a través de las misiones educativas. 7.4.3. GERENCIA FINANCIERA El peso de los costos financieros se ha convertido en un factor crítico dentro de la estructura de costos de las empresas, debido al fuerte impacto que tiene las altas tasas de interés que rigen en el mercado. Esto emplaza a las empresas a realizar una adecuada gestión financiera para aliviar el peso de los intereses dentro de su estructura de costos y, de esa forma, mejorar su posición general. En adelante, las empresas están obligadas a mejorar su situación patrimonial, hacer un uso racional de la capacidad de endeudamiento, optimizar la gestión de cobranza, disminuir los inventarios para no esterilizar recursos, etc. Así como la gerencia de las empresas venezolanas está emplazada a preocuparse por el precio y calidad de sus productos, además de otros factores orientados a atraer la demanda de los consumidores, también debe prestar cada vez más atención a la gestión financiera. 183 Víctor Álvarez R. 7.4.4. GERENCIA DE INVERSIONES Las actuales circunstancias están obligando a los empresarios y gerentes nacionales a adoptar una actitud muy activa en función de adecuarse al nuevo esquema económico que ha sido definido. Para los años futuros, el crecimiento de las empresas venezolanas tendrá que ser cada vez más racional y organizado. Las mismas deberán concentrarse en la producción de aquellos bienes para los cuales tienen mejores condiciones. En adelante, sólo se tendrá que producir aquella gama de productos que realmente contribuyan a la satisfacción de las necesidades básicas y esenciales de la gente y así armonizar el fortalecimiento del potencial económico de la empresa con el cumplimiento de su función social de generar de manera eficiente los bienes y servicios que se requieren para satisfacer las necesidades materiales de la sociedad. Para esto tendrán que realizar nuevas inversiones tangibles e intangibles. En el caso de las primeras se destacan las destinadas a aprovechar plenamente la capacidad instalada; adquirir, mejorar y ampliar los activos fijos; modernizar los procesos productivos; introducir cambios en las líneas de productos; pre-operación o puesta a punto, etc. En el caso de las inversiones en intangibles las mismas están orientadas a perfeccionar la estructura gerencial; actividades de pre-inversión y estudios de factibilidad; estudios y planes estratégicos, económicos, gerenciales, de productividad, calidad, mercadeo, etc.; fortalecimiento de los canales de comercialización, fuentes de suministro y desarrollo de proveedores; estrategias de imagen y publicidad; contratación de servicios profesionales y de ingeniería; y, lo que es más importante: las inversiones destinadas a desarrollar el talento humano que necesita la empresa. Estas acciones están orientadas a alcanzar óptima calidad, altos niveles de productividad, buenos precios, atractivos diseños, excelente presentación del producto, funcionalidad de los mismos, y una eficiente organización productiva, administrativa y comercial como expresión del respeto que se tiene al consumidor, al pueblo trabajador. 7.4.5. GERENCIA DE PRODUCCIÓN Y DESARROLLO DE PROVEEDORES La relación entre empresas capitalistas privadas o capitalistas del Estado y las empresas de la economía social favorece abiertamente a las primeras, en menoscabo de las incipientes y aún débiles formas de economía popular 184 Claves para la industrialización socialista y comunitaria. Para estos últimos el desbalance de poder favorece a los grandes demandantes o proveedores y con frecuencia son víctimas de condiciones contractuales discriminatorias, incertidumbre o retrasos en los lapsos de pago, proliferación y cambios repentinos de las condiciones de recepción y entrega previamente acordadas, todo lo cual se ve amparado por la ausencia de normas legales claras que sirvan de base para que el poder judicial se ocupe de dirimir con criterios de justicia las disputas que tal situación origina. Al no tener otra opción, las empresas de la economía social quedan a merced de las arbitrarias decisiones de las empresas que operan con una lógica mercantil o capitalista, incluyendo en estas perniciosas prácticas a muchas empresas públicas tomadas por el burocratismo. De allí la necesidad de fortalecer y calificar la gestión de compras y suministros, toda vez que en una economía integrada en el contexto latinoamericano será posible escoger entre múltiples proveedores, bien sean estos nacionales o extran-jeros. Igualmente, la posibilidad real de aprovechar eficientemente las nuevas oportunidades de sustitución de importaciones en gran medida depende de la estrecha armonización de intereses que se establezca entre los productores nacionales y sus proveedores locales. 7.4.6. LA GERENCIA DE MERCADEO Y VENTAS Los esfuerzos de coordinación entre las distintas áreas funcionales de una misma empresa también resultan claves en el curso de este proceso. De nada sirve que el gerente de ventas de una empresa se concentre en un esfuerzo enorme por colocar en el mercado una amplia gama de productos, si este esfuerzo no se corresponde con la flexibilidad de los equipos, o si no se ha garantizado la colocación de un lote de productos que permita optimizar, o por lo menos racionalizar, los costos de esa producción. Si la función de producción de una empresa no ha alcanzado una adecuada flexibilidad, la cantidad y especificaciones de la producción de la misma no puede estar supeditada y perturbada por los aciertos ocasionales de los vendedores. En consonancia con lo escrito en líneas anteriores, la empresa debe concentrarse en la producción de aquellos bienes socialmente demandados que satisfagan las necesidades básicas y esenciales de la población y en los que la empresa pueda aprovechar ventajas comparativas o desarrollar 185 Víctor Álvarez R. ventajas competitivas, en lugar de llevar a cabo esfuerzos productivos no contemplados en los planes. Es una forma de superar las restricciones derivadas de la poca flexibilidad y mantener un ritmo de producción estable, con pocos cambios en las cantidades y variedades producidas, sin descuidar que una fortaleza a desarrollar descansa precisamente en la asimilación de las nuevas tecnologías que ofrecen eficaces soluciones a este tipo de problemas. Este es el caso de la automatización y la robótica, que facilitan la solución de problemas de escala de producción y hacen rentable la fabricación de productos en pequeñas cantidades, de acuerdo con las colocaciones eventuales de los vendedores. Indiscutiblemente, una labor desordenada de la gerencia de ventas, cuyo rumbo lo determinen los golpes de suerte de los vendedores, puede arruinar todos los esfuerzos que otras instancias estén haciendo por racionalizar el desempeño integral de la empresa, anulando así los ahorros que se haya podido obtener en función de hacer más eficiente a la misma. El esfuerzo sincronizado y complementario que puedan hacer las gerencia de producción y ventas a fin de calificar a sus técnicos, hacer uso de conceptos gerenciales modernos y operativos, mejorar sus procesos a través de innovaciones tecnológicas, incrementar la calidad y reducir costos del producto, realizar un adecuado mantenimiento que elimine las paradas no programadas, etc., tienen que formar parte de un esfuerzo gerencial integrado, en el que se minimicen las penalizaciones de costo que pueden originar las incongruencias y contradicciones de una gerencia enfeudada, carente de una visión de conjunto de toda la empresa. 7.4.7. GERENCIA DE TECNOLOGÍA En un mercado cerrado la tecnología se asocia simplemente con la adquisición de maquinarias y los equipos y cumple el papel de permitir al fabricante ofrecer un producto aceptable, o al menos de calidad tolerable, y no el mejor producto al menor precio. No existe el incentivo para utilizar la tecnología, para dominarla a fondo e introducir continuas mejoras para adaptarla mejor a las necesidades específicas del cliente. Son sencillamente capacidades de producción, sin llegar a preocuparse por el aprendizaje tecnológico. Pero una cosa es la capacidad de producción que se adquiere cuando se compran unidades adicionales de maquinaria y equipos; y otra cosa es la capacidad tecnológica, la cual está asociada fundamentalmente al dominio de aquel tipo de conocimiento que le permite a la empresa 186 Claves para la industrialización socialista aumentar permanentemente su eficiencia y competitividad. La adquisición de tecnología implica adquirir conocimientos, supone apropiarse de la información que permite conocer y entender cómo fue concebido el equipo, cómo fue diseñado, cómo funciona, cómo se repara y hasta cómo puede ser transformado. En otras palabras, se trata de adquirir también los detalles del proceso para apoyar el cambio y desarrollo tecnológicos. En el curso de la industrialización socialista no se pueden seguir despreciando importantes detalles que tienen que ver con la selección y manejo de la tecnología que se negocia. Sin embargo, para la mayoría de las empresas venezolanas la decisión tecnológica más trascendental no pasa de ser la simple compra de los equipos con las que luego inician la producción. Adquirir tecnología no se limita a la aislada tarea de comprar maquinarias. Exige también la adquisición de una amplia gama de conocimientos que son aplicados en la actividad productiva. La importancia del papel que debe jugar de ahora en adelante la gerencia de tecnología se refuerza significativamente si tenemos en cuenta que en muchas empresas existe la convicción de que la modernización sólo se logrará si se sustituye la maquinaria y equipos que tienen por otros más nuevos y modernos, ignorando la importancia de adquirir el conocimiento y dominio, no sólo del manejo, sino también de los procesos y los detalles relacionados con el diseño y funcionamiento de la planta. Una empresa al producir y reproducir un bien o servicio no sólo está obteniendo unos productos, sino que también está aprendiendo a producirlos y ese conocimiento es tecnología que se puede reflejar en asesoría (asistencia técnica) a otros fabricantes, en nuevas líneas de producción, en patentes industriales comercializables o en introducción de mejoras en su propio catálogo de productos, lo cual incrementaría su valor. Estas oportunidades se desaprovechan por la incomprensión de la empresa como fuente generadora de tecnología, así como la carencia o debilidad de sistemas que asienten la memoria tecnológica de la empresa. La gerencia de tecnología no puede permanecer rezagada en el orden de prioridades de las empresas venezolanas. El carácter estratégico de la gerencia de tecnología se acrecienta aún más a la hora de escoger aquella que se corresponda con las características de la empresa, en función de superar las tradicionales restricciones que se han presentado al momento de adaptar una determinada tecnología al ambiente de la misma. No 187 Víctor Álvarez R. siempre la tecnología que más se ajusta a nuestras necesidades es la más moderna o avanzada, como con frecuencia tampoco lo es aquella que se desplaza en los países industrializados. Con frecuencia nuestros países concurren al mercado sin encontrar la tecnología que realmente necesitan y terminan instalado un parque industrial sobredimensionado para las necesidades del mercado interno que no permite aprovechar economías de escala, lo cual trae como consecuencia una producción con altos costos, con precarias posibilidades de sobrevivencia en el marco de los acuerdos de integración en marcha. La transformación del capitalismo rentístico importador en un nuevo modelo productivo exportador se basa en el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas del aparato productivo nacional para que esté en capacidad de ofrecer un mejor producto y a un menor precio. Y, sin lugar a dudas, la tecnología es la clave para logarlo. En Venezuela aún se cree en la primacía de la materia prima, de la dotación de petróleo, gas, energía hidroeléctrica y recursos naturales, en fin, en las ventajas comparativas de tipo geográfico. Todavía son muy pocos los sectores del país que han comprendido que lo más importante son las ventajas de tipo tecnológico, sustentadas en la generación, transferencia, difusión y uso de la información y el conocimiento. Veamos el caso de Japón y los países industrializados del sudeste asiático, que no poseen materias primas pero han demostrado hasta dónde se puede llegar con un incesante fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas, sirve para ilustrar la gran importancia que tiene este aspecto para alcanzar un proceso de desarrollo económico y social sostenido. La complejidad de este proceso pone de manifiesto una importancia cardinal, sobre todo cuando se considera la intensidad con la cual los países industrializados convierten las invenciones en hechos económicos o innovaciones y las difunden a todo lo largo de una cadena productiva. Es así como se desata una serie de mejoras sucesivas en los diferentes productos y procesos que apuntalan un incremento considerable de la productividad, lo cual permite reducir costos de producción, mejorar la calidad y el desempeño de una determinada actividad económica. En tales circunstancias, un aporte importante al proceso de industrialización socialista lo constituye la complementación de las políticas 188 Claves para la industrialización socialista industrial y tecnológica en función de transformar los resultados de la actividad científica y tecnológica de los centros de investigación y desarrollo en hechos económicos realmente exitosos; sin olvidar que la principal actividad de innovación y desarrollo tecnológicos tiene que darse dentro de las propias empresas socialistas. En adelante, se impone la necesidad de superar el tradicional divorcio que ha existido entre las instituciones que desarrollan una importante actividad científica y el aparato productivo interno. Sobre todo cuando comprobamos que lo que se hace en dichas instituciones tiene mucho que ver con las necesidades de la producción y los servicios. Las causas de este divorcio las encontramos en los prejuicios que han alejado a ambas partes a la hora de abrirle paso a una integración plena y altamente provechosa. Por un lado, los centros de investigación generalmente se desentienden de las implicaciones empresariales relacionadas con los perentorios tiempos de respuesta que indudablemente subyacen en una actividad que suele estar sometida a la presión de las urgencias que imponen los demás agentes económicos con los que se relaciona. Por el otro, la visión de los industriales está emplazada por su interés de ver los resultados en el corto plazo y le conceden poca importancia al desarrollo científico y tecnológico que, como es sabido, arroja sus primeros frutos en el mediano y largo plazo. Los esfuerzos por superar esta situación permitirán que las instituciones de investigación y desarrollo consoliden su organización y desarrollen aún más la utilidad y calidad de sus líneas de investigación y, simultáneamente, la industria cuente con una sólida base de nuevos conocimientos que, al ser aplicados a las necesidades concretas de su proceso productivo, se traduzcan en una permanente modernización del mismo. En los programas de apoyo público a la industrialización socialista debe incluirse con carácter prioritario a las actividades de investigación y desarrollo que estén orientadas a darle respuesta concreta a los problemas tecnológicos de la industria nacional. A su vez, el aporte proveniente del sector privado que reciban las instituciones científicas y tecnológicas por los servicios que presten al aparato productivo, en definitiva se constituirán en una fuente de importantes recursos financieros que le permitirán continuar su labor, atendiendo nuevas exigencias del proceso industrial y generando cada vez más un mayor y mejor conocimiento. De igual forma, el sector público debe mantener y reforzar un programa de contribuciones, subsidios y otros incentivos a las actividades de investigación y desarrollo, 189 Víctor Álvarez R. con el propósito de propiciar adecuadas condiciones para el aumento gradual y sostenido de la eficiencia y productividad del aparato productivo interno. Por último, no hay que olvidar que aquellos países que no invierten en investigación y desarrollo, que no se modernizan y que no desarrollan su propia capacidad tecnológica, pueden sufrir una peligrosa caída de su actividad industrial incluso en los sectores tradicionales, para no hablar de las industrias de punta, cuya cualidad de categoría mundial se origina justamente del impetuoso desarrollo tecnológico que en ellas se realiza. 7.4.8. GERENCIA DE INFORMACIÓN Las mejores decisiones en las diferentes áreas funcionales de la empresa dependerán de una adecuada y consistente información. En la actualidad, la importancia que se le ha reconocido a la información, para facilitar la gestión y como un soporte básico para una acertada toma de decisiones, se pone de manifiesto en el desarrollo de sofisticados medios tecnológicos que ha permitido un impetuoso crecimiento de los datos que pueden ser acopiados, guardados y procesados con el objetivo de obtener nueva información. La información para identificar las necesidades y preferencias básicas y esenciales de la población y, sobre esta base, generar una oferta de bienes y servicios adecuada que supere la oferta consumista de los competidores capitalistas, constituye una de las más importantes labores que para los años venideros tendrán que realizar las empresas socialistas. En un escenario signado por la turbulencia e incertidumbre de la competencia capitalista, la empresa socialista está obligada a manejar cada vez más información. Esto supone implantar eficientes sistemas, preferiblemente computarizados, que le faciliten a la empresa los elementos de juicio necesarios para apoyar la coordinación, el control y la toma de decisiones en las distintas áreas funcionales de la misma. Para este fin, la empresa debe otorgar más recursos de los pocos que tradicionalmente asigna a la creación de eficientes sistemas de información. La creación e implantación de estos sistemas debe estar en estrecha correspondencia con las características de la organización. De lo contrario, se puede dar origen a la adquisición de equipos que no se corresponden con las necesidades reales de la empresa y a la implantación de sistemas 190 Claves para la industrialización socialista que no se ajustan al ambiente y necesidades de ésta. El fortalecimiento de la gerencia de información permitirá a la empresa llevar a cabo un seguimiento sistemático al proceso de innovación y cambio tecnológico a nivel mundial, lo cual permitirá evaluar los innumerables riesgos y oportunidades que de ahora en adelante se le presenten. 191 Víctor Álvarez R. 192 Claves para la industrialización socialista Capítulo VIII 8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES En la IV República, la industrialización promovida por el Estado se constituyó en un elemento clave de la estrategia de dominación desplegada por las élites políticas y económicas que toman el poder, una vez derrocada la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Con ese fin, la industrialización pasa a ser uno de los argumentos centrales en el marco de la configuración político-ideológica que sirve de base al nuevo régimen de dominación. El crecimiento de la industria y del empresariado industrial se convierten en una bandera de cambio y modernización para las fuerzas políticas portadoras del proyecto de la democracia representativa. Por otra parte, con el impulso a la industrialización se da inicio a un nuevo vector de la acumulación capitalista bajo la protección y apoyo del Estado. La burguesía industrial se beneficia de la transferencia de buena parte de la renta petrolera a través de la sobrevaluación del tipo de cambio, las exoneraciones fiscales y arancelarias, la inversión pública en infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, así como la dinamización del mercado interno a través de creciente nómina de empleados públicos que gastan sus sueldos en comprar lo que la industria nacional produce. Ciertamente, la posibilidad real de sustituir los bienes importados por producción nacional requería un nivel razonable de protección, toda vez que esta última sería generada en industrias recién instaladas, sin un factor humano calificado y carente de industrias proveedoras que las abastecieran en condiciones ventajosas de los bienes intermedios y de capital que necesitaban. Pero la política de sustitución de importaciones implementada en Venezuela se caracterizó por una irracional e indiscriminada sobreprotección arancelaria, infinitas prohibiciones de importación, innumerables exoneraciones, concesión de créditos baratos a muy largo plazo, y por el otorgamiento de generosos subsidios a la producción y el consumo. La creación de un mercado cautivo a favor de la producción nacional se logró a través de restricciones cuantitativas, de un régimen de licencia 193 Víctor Álvarez R. previa, aranceles sobre el valor y volumen de las importaciones, notas o barreras para-arancelarias que prohibían o sometían a licencia previa buena parte de los renglones de importación; aplicación de cupos de importación, así como la adjudicación al Estado del privilegio de importar bienes no producidos en el país, todo lo cual restringía la competencia externa en el mercado interno. Por si fuera poco, al apoyarse en la adquisición de tecnologías diseñada para países industrializados o de mayor tamaño, las primeras empresas que se instalaron rápidamente controlaron el mercado y, lejos de competir entre sí ofreciendo un producto de mayor calidad y a más bajo precio, lo que hicieron fue concertar acuerdos para cartelizar los precios y repartirse el mercado, en perjuicio de los consumidores. La rápida conformación de una estructura monopólica y oligopólica en muchos sectores y ramas de la industria nacional se vio reforzada por el sistema de permiso previo para instalar nuevas empresas. Así pues, la excesiva protección de la competencia del exterior y la política de mercado abastecido que obstaculizaba el desarrollo e instalación de nuevos proyectos industriales, hacían prácticamente imposible el rompimiento de la estructura oligopólica predominante. En definitiva, los instrumentos de política industrial no se utilizaron de manera orgánica ni con un enfoque integral. Se premió la producción para el mercado interno y se penalizó la producción para exportar, al obligarse a los productores a comprar insumos nacionales más caros y de menor calidad. Si bien es cierto que de esa manera se protegía al productor criollo, se condenó a la industria con vocación exportadora a ser poco competitiva. La protección fue indiscriminada sin mayores precisiones y garantías en relación con la capacidad real de los proyectos industriales para poder sostenerse en el tiempo, estas industrias sólo podrían sobrevivir al amparo de la eterna protección estatal. Y la protección fue también irracional porque aún en los casos en que se trataba de industrias capaces de aprovechar las ventajas del país, la protección no se otorgó como una medida temporal, sino que se prolongó de manera indefinida, además de alcanzar niveles que iban mucho más allá de lo necesario para hacer la industria nacional competitiva frente a los productos importados. Debido a la sobreprotección que se le otorgó a la burguesía industrial, en Venezuela se conformó una actividad manufacturera ineficiente, incapaz de sobrevivir sin protección; unas estructuras de mercado oligopólicas, 194 Claves para la industrialización socialista sobre diversificadas y con altos niveles de capacidad ociosa, cuyo efecto final se manifiesta en la imposición de una carga sobre las grandes masas consumidoras, quienes tienen que pagar mayores precios por artículos de menor calidad. Este modelo proteccionista de sustitución de importaciones se comienza a agotar una vez que se presentan serios síntomas de ineficiencia de la producción, estructuras y prácticas oligopólicas, creciente rezago tecnológico y carencias en materia de calidad y productividad que se expresan en altos costos que perjudican al consumidor. No se trata ahora de asumir posiciones extremas, alentadas por un cuestionamiento absoluto que no reconoce logros en lo que fue la política de sustitución de importaciones. De hecho, si no hubiese sido por esta política, muy difícilmente Venezuela contaría hoy una plataforma productiva y un conocimiento de los procesos industriales como base de partida para reimpulsar su proceso de industrialización. Pero la transformación de la economía rentista e importadora en una economía productiva y exportadora requiere una política industrial que permita sustituir de manera eficiente las importaciones y respaldar la actividad industrial de las sectores con potencialidad exportadora, en lugar de penalizarla. En este sentido, la protección efectiva a las industrias exportadoras debe ser más o menos igual a la de las industrias que sustituyen importaciones. Para apoyar el sector industrial con vocación exportadora, es importante que éste pueda adquirir los bienes de capital, intermedios y demás insumos que requiera, a precios similares a los internacionales, sin el recargo de altos aranceles y trabas burocráticas que perjudiquen su competitividad. A partir de los años 90 se da inicio al proceso de apertura del mercado interno en el marco de las políticas neoliberales que en Venezuela empiezan a aplicarse. La desaceleración del proceso de industrialización y la reducción del grado de industrialización de la economía venezolana se tradujo en la destrucción de millares de puestos de trabajo, el crecimiento del sector informal y la regresividad en la distribución del ingreso. Se impuso una apertura rápida y generalizada de la economía a la competencia externa y se subordinó la producción interna a los precios internacionales, en un entorno gobernado por los mecanismos del mercado, con el argumento de que solo contribuye a la prosperidad de la nación aquella parte de la industria capaz de resistir, a corto plazo, el impacto de la competencia internacional. Se subestimaron los costos sociales derivados 195 Víctor Álvarez R. del desmantelamiento de buena parte del parque industrial, con el consiguiente agravamiento de la problemática del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Además de la apertura del mercado interno, la sobrevaluación del tipo de cambio expresado en un dólar subsidiado ha facilitado aún más la importación masiva de bienes y servicios que se podrían producir en Venezuela. Mientras Venezuela perciba un significativo ingreso en divisas por concepto de exportaciones petroleras, aun cuando resulte necesario diversificar la economía para lograr los objetivos de la soberanía productiva, este proceso no tiene un carácter urgente o impostergable. El mejor negocio en la Venezuela rentista sigue siendo importar en lugar de producir. 8.1. R ESULTADOS GENERALES A lo largo del período que se extiende desde 1950 a 1987, el PIB real de la industria manufacturera muestra un crecimiento interanual de 6,0% durante 37 años consecutivos, duplicando su valor cada 11 años. La mayor contribución de la manufactura (sin refinación de petróleo) a la conformación del PIB se ubica en el año 1987 cuando llega a casi 20%. A partir de entonces comienza un largo período de declinación hasta caer el aporte de la industria al PIB a 15,5% en 2010, un porcentaje inferior al que alcanzó en 1980, dos décadas antes. Si dividimos estos años en varios sub-períodos, podemos apreciar que entre 1950-1959 el PIB industrial (sin refinación de petróleo) crece a un ritmo de 11,7% y su contribución al PIB pasa del 12,1% a 16,9%. Luego, entre 1959-1977, el crecimiento interanual de la manufactura está en torno al 5,0% y su participación porcentual en el PIB se mantiene en 16,9%. En la última etapa de la sustitución de importaciones que se ubica entre los años 1977-1987, el crecimiento interanual de la industria se desacelera y ronda el 3,0%, sin embargo, su aporte a la conformación del PIB asciende casi al 20%. Entre 1988-2010 se verifica el proceso de desindustrialización de la economía venezolana. Este comienza desde 1988 y se acentúa en los años siguientes. Desde entonces, la participación del PIB manufacturero en el PIB total de la economía ha sido decreciente. En 1987 la economía venezolana alcanza su máximo grado de industrialización, con un aporte de la manufactura al PIB (sin refinación de petróleo) de casi 20%. Desde 196 Claves para la industrialización socialista entonces cae de manera ininterrumpida hasta 14.8% en el año 2011, según el Informe Trimestral del BCV sobre el comportamiento y estructura del PIB. Según los datos de la Encuesta Industrial del INE, el número establecimientos se reduce de manera significativa al caer de más de 12.000 en 1998 a menos de 7.000 en 2007. Al incluir la refinación de petróleo, y distinguiéndolos por las causas que explican el fenómeno de la industrialización, a lo largo de estos años es posible distinguir cuatro subperíodos: • Entre 1988-1995 la industria crece a una tasa interanual de 1,3% y su aporte al el PIB comienza a caer al pasar de casi 23% a 22,1%; cae el coeficiente de inversión, debido a la desregulación de las tasas de interés que encareció el crédito industrial, castigo la demanda interna e incentivó las inversiones especulativas financieras y cambiarias; la creciente competencia de las importaciones como consecuencia de la reducción del arancel y la eliminación de las restricciones cuantitativas empieza a desplazar la producción nacional. • Entre 1995-2003, la industria decrece a una tasa interanual de 3,2% y su participación en el PIB merma de 22,1% a 19%. Esto se debe al impacto de la crisis financiera en el desempeño general del PIB, la devaluación o unificación del tipo de cambio que desata un auge inflacionario sin precedentes y contrae la demanda doméstica; así como las políticas monetarias restrictivas que encarecieron y limitaron el financiamiento industrial y la capacidad de endeudamiento de los consumidores. Especial mención tiene el negativo impacto que la ocasionó la crisis política generada a raíz del golpe de Estado de abril de 2002 sobre la actividad manufacturera y económica en general. • Entre 2003-2008, a pesar de que la industria crece a un elevado ritmo de 8,3% interanual, paradójicamente su aporte porcentual al PIB cae hasta 17%. Si bien la manufactura crece a una tasa significativa, el ritmo de crecimiento en otros sectores como el comercio, los servicios, las finanzas, las telecomunicaciones y la construcción es mucho mayor, lo cual altera el peso relativo de cada uno de ellos en la conformación del PIB. • Entre 2009-2010, la industria se contrae a un ritmo de 4% interanual 197 Víctor Álvarez R. y su participación relativa en el PIB desciende de 17% a 15%. La causa principal es la sobrevaluación del tipo de cambio que entroniza una creciente propensión a importar lo que perfectamente se pudiera estar produciendo en Venezuela con el parque industrial que está instalado. 8.2. RECOMENDACIONES Al intentar un balance general de este largo período, los hechos han demostrado que ni el proteccionismo a ultranza ni la apertura indiscriminada pueden ser las opciones de política industrial en Venezuela. De ahora en adelante es necesario estimular un proceso eficiente de sustitución de importaciones que no pierda de vista la necesidad de exportar, concentrando el esfuerzo productivo en aquellos rubros que puedan alcanzar en un plazo razonable niveles de calidad y precio semejante a los internacionales. La sustitución de importaciones debe proseguir, pero su modalidad debe cambiar y tornarse mucho más selectiva y programada. Debe proseguir por cuanto constituye un factor dinámico esencial para el logro de la soberanía alimentaria y productiva. En este nuevo contexto, los principios de selectividad, racionalidad y reciprocidad son claves para relanzar con éxito el proceso de industrialización. El impulso a la industrialización socialista debe tener muy en cuenta los cambios estructurales en la economía mundial. Las transformaciones tecnológicas en curso han alterado el patrón de ventajas comparativas que sustentaron la inserción de Venezuela en la producción internacional. De la ventaja basada en recursos naturales se ha pasado a un nuevo patrón en el que lo importante es la creación de ventajas competitivas con base en el dominio tecnológico. El significado determinante que una vez tuvieron los recursos naturales y el petróleo barato para el viejo modelo productivo es semejante al que hoy tiene el conocimiento científico y tecnológico para el desarrollo económico y el bienestar de los pueblos. Es necesario superar la cultura rentística, la cual tiende a consumir, en lugar de invertir, el ingreso petrolero. Los auges rentísticos suelen tener un impacto negativo sobre el aparato productivo nacional. Para transformar la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo que sustituya de manera eficiente importaciones, diversifique 198 Claves para la industrialización socialista exportaciones y genere fuentes alternas de divisas para ser menos dependientes del ingreso petrolero, se hace cada vez más necesario fijar un tipo de cambio que estimule el valor del trabajo al expresar la verdadera productividad de la industria manufacturera y del esfuerzo productivo nacional. Transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un nuevo modelo productivo exportador impone una creciente inversión en el desarrollo de su talento humano y de las capacidades científicas y tecnológicas necesarias para generar bienes con la suficiente calidad y bajo costo para competir en el mercado internacional. La industrialización socialista tiene que ser un proceso planificado de rápido crecimiento y desarrollo de las capacidades productivas y tecnológicas dedicadas a transformar materias primas en insumos básicos, bienes intermedios y productos de consumo final, con el fin de satisfacer las crecientes demandas y necesidades del aparato productivo nacional y de la población. La industrialización socialista requiere un manejo inteligente de la política macroeconómica y microeconómica; comenzando por la fijación de un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad de la economía no petrolera; una política arancelaria y fiscal que desaliente las importaciones y favorezca la producción nacional y las exportaciones; así como incentivos monetarios y financieros para la inversión productiva, compras gubernamentales, suministro de materias primas, capacitación productiva, asistencia técnica, fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas, promoción de la oferta exportable en el marco de la Alba, Mercosur y otros acuerdos de integración comercial y productiva. La industrialización socialista debe basarse en un conjunto de principios rectores entre los cuales se destacan el impulso a nuevas formas de propiedad social en manos de los trabajadores directos y de la comunidad; la inclusión social para asegurar un creciente empoderamiento popular sobre la producción de los bienes que se requieren para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población; la distribución progresiva y cada vez más equitativa del ingreso y la riqueza generada a partir del esfuerzo colectivo; la preservación del ambiente para las generaciones futuras; el desarrollo proporcional y equilibrado de todas las regiones; la 199 Víctor Álvarez R. complementación de capacidades y recursos en el marco de la cooperación e integración latinoamericana. La industrialización socialista tiene que proponerse sustituir importaciones pero a la vez exportando un porcentaje creciente de la producción industrial. Esto implica asegurar: • Un crecimiento más acelerado de la industria manufacturera que el del producto interno bruto; es decir, reconocer a la industria como un sector dinámico que impulse el logro de la soberanía productiva y motorice el desarrollo económico-social. • Un crecimiento de la producción industrial superior al crecimiento del consumo privado y de la demanda agregada interna. • Un crecimiento de las exportaciones manufactureras más rápido que el crecimiento del producto industrial, para elevar el papel impulsor de las exportaciones y compensar el menor efecto dinámico de la sustitución. • Un aumento de la inversión extranjera directa para favorecer procesos de transferencia de tecnología, formación de talento humano, asistencia técnica e industrialización de los factores productivos locales • Desarrollo industrial para contribuir a una mejor ocupación del territorio y al desarrollo armónico y proporcional de las regiones. La industrialización de Venezuela no será obra del mercado, no serán las leyes de la oferta y la demanda ni el mecanismo de los precios las fuerzas motrices que reimpulsen el desarrollo industrial de Venezuela. Se requiere una intervención inteligente de los poderes públicos para concertar cuáles son los objetivos que desea alcanzar la sociedad e identificar los instrumentos más efectivos para lograrlos. Ni absolutismo de Estado ni fundamentalismo de mercado pueden ser los extremos en los que se debata la idea de reimpulsar la industrialización de la economía venezolana. La idea de una ausencia total de intervención estatal es una concepción tan absurda e irreal como la de concebir una sociedad donde la iniciativa privada no tenga cabida. En la construcción del socialismo venezolano, el Estado sustituye al mercado como rector y soberano, pero no como el principal mecanismo a través del cual se realiza 200 Claves para la industrialización socialista la producción y distribución. Más bien, la acción del Estado lo complementa y reorienta hacia las prioridades nacionales a través de las diferentes políticas macroeconómicas y sectoriales. La industrialización socialista requiere de una sabia rectoría del Estado y esto exige una participación cada vez más activa, armónica y racional en lo económico a través del diseño y ejecución de políticas macroeconómicas y sectoriales coherentes y bien articuladas que armonicen la participación del Estado en diferentes ámbitos; como planificador (a través de planes globales, sectoriales, etc.), como empresario (a través de empresas públicas), como inversionista (a través de la inversión pública), como regulador (a través de la regulación de precios, monopolios, inversión extranjera, etc.), como benefactor (a través de la distribución de ingreso, seguro social, educación, bienes básicos, etc.) y como banquero (a través de una política monetaria de regulación y financiera). 201 Víctor Álvarez R. 202 Claves para la industrialización socialista Bibliografía ACOSTA, Vladimir. “Revolución industrial y desarrollo capitalista”. Ediciones FACES-UCV. Caracas, 1986. 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