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Claves para la industrialización socialista
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Claves para la industrialización socialista
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Claves para la industrialización socialista
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Víctor Álvarez R.
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Claves para la industrialización socialista
Claves para la
industrialización
socialista
Víctor Álvarez R.
Mención Honorífica
del Premio Internacional “Libertador”
al Pensamiento Crítico 2012
Julio 2012
3
Víctor Álvarez R.
Claves para la industrialización socialista
© VÍCTOR ALVAREZ R.
Segunda edición: julio 2012
Reservados todos los derechos
ISBN: 978-980-7050-28-9
Depósito legal: lf35520113202689
Diagramación e impresión:
Editorial Horizonte, C.A.
e-mail: [email protected] / [email protected]
Barquisimeto, Estado Lara
Diseño de portada: Zembla Narváez
Producción Editorial: Davgla Rodríguez A.
Tiraje: 2000 ejemplares
Impreso en Venezuela / Printed in Venezuela
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Claves para la industrialización socialista
CLAVES PARA LA
INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA
Análisis crítico del proceso de industrialización en las condiciones
del capitalismo rentístico venezolano: de la sustitución ineficiente de
importaciones a la desindustrialización neoliberal. Necesidad de
avanzar hacia el logro de la soberanía productiva a través de la
reactivación, reconversión y reindustrialización en el marco de los
cambios estructurales en la economía mundial: relocalización
industrial, auge de las industrias del conocimiento y tensiones entre
los procesos de globalización e integración latinoamericana.
Contraste entre la industrialización basada en la explotación del
trabajo ajeno, el uso intensivo de materias primas y energía, y la
depredación del ambiente y un nuevo tipo de industrialización
basado en diferentes formas de propiedad social, nuevos principios
para la remuneración del trabajo productivo y la inversión social de
los excedentes. Principios rectores de la industrialización socialista:
el papel del Estado y la relación con el mercado. La formación de
emprendedores socialistas y el fortalecimiento de la capacidad
gerencial en la economía social orientada a la producción de bienes
destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la
población.
Víctor Álvarez R.
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Víctor Álvarez R.
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Claves para la industrialización socialista
Tabla de contenido
Introducción ..........................................................................
13
1. Capítulo I. El proceso de industrialización ..........................
19
1.1. Antecedentes de la industrialización en Venezuela...........
1.1.1. Industrialización como proceso político para legitimar la IV República .......................................
23
23
1.1.2. Industrialización como proceso económico para
la acumulación del capital.....................................
30
1.2. El Modelo de Sustitución de Importaciones....................
1.3. La sustitución ineficiente de importaciones.....................
33
37
1.4. El sesgo anti-exportador de la sustitución de exportaciones......................................................................
42
1.5. Los resultados de la política de sustitución de importaciones......................................................................
45
2. Capítulo II. Etapa neoliberal: liberalización de las importaciones y desindustrialización............................................
47
2.1. La reforma arancelaria ................................................
2.2. Desaceleración del proceso de industrialización.............
2.3. Economía rentista y desindustrialización......................
2.4. Los resultados de la liberalización de las importaciones......
47
48
50
53
3. Capítulo III. Premisas para el relanzamiento del proceso de
industrialización...............................................................
3.1. Cambios estructurales en la industria mundial ...............
3.2. El redespliegue industrial..............................................
3.3. Las industrias del conocimiento.....................................
3.4. La reconversión industrial..............................................
57
58
60
63
66
4. Capítulo IV. La industrialización venezolana: entre las amenazas de la globalización y las oportunidades de la integración
latinoamericana....................................................................
73
4.1. ¿Liberalizar los mercados o erradicar la pobreza? .........
78
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4.2. ALBA vs. ALCA: nuevas formas de integración latinoamericana..........................................................................
4.3. De la integración de los mercados a la integración de los
pueblos.....................................................................
4.3.1. Trato especial y diferenciado para economías de
menor desarrollo.............................................
83
85
86
4.3.2. Del libre comercio al comercio justo....................
4.4. Los fundamentos de la ALBA...........................................
4.4.1. De los TLC a los TCP..........................................
4.5. Proyectos Grannacionales en la ALBA..........................
4.5.1. Petrocaribe..................................................
4.5.2. Gas................................................................
4.5.3. Energía Eléctrica.............................................
4.5.4. Energías Renovables.......................................
4.5.5. Banco del Sur..................................................
4.5.6. Banco del ALBA..................................................
4.5.7. El SUCRE............................................................
103
104
105
106
106
107
109
5. Capítulo V. ¿Qué es la industrialización socialista?...............
111
5.1. Principios rectores de la industrialización socialista ........
88
89
98
99
112
5.1.1. Nuevas formas de propiedad social......................
113
5.1.2. Inclusión social..................................................
121
5.1.3. Distribución progresiva del ingreso......................
124
5.1.4. Respeto a los consumidores y usuarios................
129
5.1.5. De la cultura rentista a la cultura del trabajo........
129
5.1.6. Sustituir exportando...........................................
130
5.1.7. Reciprocidad: canje de incentivos por compromisos..................................................................
134
5.1.8. Reducción gradual y concertada de los incentivos..
134
6. Capítulo VI. El papel del Estado en la industrialización socialista.................................................................................
135
6.1. Armonización de políticas macroeconómicas y sectoriales .............................................................................
138
6.2. Política fiscal: fuerza motriz de la dinámica económica...
140
10
Claves para la industrialización socialista
6.3. Política monetaria y financiera: incentivar la inversión productiva.......................................................................
141
6.4. Política cambiaria: que exprese la productividad industrial ............................................................................
142
6.5. Política de precios: controles dinámicos y flexibles .........
144
6.6. Política de ingresos ......................................................
147
6.7. Política laboral: protección de los trabajadores ..............
152
6.8. Política de fortalecimiento del entorno institucional ........
154
6.9. Política de infraestructura y servicios de apoyo a la producción .......................................................................
156
6.10. Política industrial y tecnológica ...................................
157
6.10.1. Reactivación, reconversión, reindustrialización....
159
6.10.2. Dimensión macro, meso y micro de la política industrial...........................................................
160
6.10.3. Reestructuración de industrias básicas...............
162
6.10.4. El efecto multiplicador de la actividad petrolera...
163
6.10.5. Política tecnológica: fortalecimiento de la capacidad
de innovación..................................................
165
7. Capítulo VII. La formación de emprendedores para la
industrialización socialista..................................................
169
7.1. Vinculación universidad-empresa-comunidad ................
170
7.2. Transformación universitaria para el nuevo modelo productivo......................................................................
173
7.3. ¿Qué es el emprendedor socialista?..............................
175
7.3.1. Del empresario capitalista al emprendedor socialista..................................................................
177
7.4. Fortalecimiento de la capacidad gerencial en la economía
social........................................................................
178
7.4.1. Gerencia técnico-productiva................................
180
7.4.2. Gerencia del talento humano...............................
180
7.4.3. Gerencia financiera............................................
183
7.4.4. Gerencia de inversiones......................................
184
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7.4.5. Gerencia de producción y desarrollo de proveedores................................................................
184
7.4.6. La gerencia de mercadeo y ventas.......................
185
7.4.7. Gerencia de tecnología........................................
186
7.4.8. Gerencia de información.....................................
190
8. Capítulo VIII. Conclusiones y recomendaciones..................
193
8.1. Resultados generales..................................................
196
8.2. Recomendaciones.......................................................
198
Bibliografía........................................................................
203
12
Claves para la industrialización socialista
Introducción
La presente investigación trata sobre el proceso de industrialización
venezolano, de las premisas que le dan origen, de las necesidades e
intereses a los que responde, de las políticas y estrategias que se llevan a
cabo para impulsarlo, así como un análisis de los resultados obtenidos.
Al contrario de la escasez de divisas que obligó a muchos países a
promover la industrialización, en Venezuela los esfuerzos por desarrollar
la actividad manufacturera se han realizado en condiciones de un abundante
ingreso en divisas provenientes de las exportaciones petroleras. Esta
poderosa capacidad de compra externa no siempre ha estado en armonía
con los objetivos de la industrialización, por el contrario ha entrado en
abierta contradicción al utilizarse para importar los bienes que la industria
nacional puede perfectamente producir.
En el caso venezolano, es más bien la necesidad de legitimar el régimen
político de la democracia representativa y la presión por encontrar nuevas
formas de acumulación, las razones que llevan a poner en marcha una
actuación conjunta de los factores políticos y económicos que se imponen
una vez derrocada la dictadura perezjimenista. Estos convienen en impulsar
la industrialización como el gran proyecto modernizador, capaz de crear
los consensos necesarios para legitimar el nuevo régimen político y abrir
atractivos espacios para la acumulación del capital.
Como casi toda acción económica desde la aparición del petróleo en la
vida nacional, el esfuerzo por industrializar al país ha sido realizado con
una fuerte presencia e intervención del Estado y con una participación del
sector privado más en un rol capturador de la renta petrolera que como un
gran inversionista de recursos propios que impulsen el desarrollo industrial
y regional. Por eso la industrialización por sustitución de importaciones fue
un proceso subsidiado por el Estado, el cual transfirió parte de la renta
petrolera a la burguesía industrial a través de incentivos arancelarios,
fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, suministro de
materias primas, capacitación técnica, inversiones en infraestructura y
servicios de apoyo a la actividad industrial, asistencia técnica., etc. Los
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Víctor Álvarez R.
abundantes subsidios y la elevada protección de la que gozó la inversión
industrial permitieron asegurar altos niveles de ganancia y rentabilidad en
un mercado cautivo, resguardado de la competencia de productos
importados, y en constante crecimiento gracias a la inyección de la renta
petrolera a la dinámica productiva interna. Pero los rezagos en calidad,
productividad y competitividad de la industria nacional condenaron a los
consumidores a comprar productos más caros y de inferior calidad que los
importados, acentuando así un proceso de distribución regresiva del ingreso
desde los consumidores y trabajadores que viven de un ingreso fijo, hacia
la burguesía industrial que controlaba a su antojo el mercado interno e
imponía sus precios.
El rápido agotamiento de la sustitución fácil de bienes de consumo final
en un mercado con un potencial mayor, pero castigado por la distribución
inequitativa del ingreso; el alto componente importado y la dependencia
tecnológica de la industrial; y, los problemas de calidad y productividad de
la manufactura nacional, llevaron a cuestionar cada vez con más fuerza un
modelo de industrialización que se había tornado ineficiente y oneroso,
incapaz no solo de satisfacer la creciente demanda acicateada por un patrón
de consumo impuesto por la renta petrolera, sino sobre todo para satisfacer
la demanda de las grandes masas consumidoras que se vieron condenadas
a adquirir productos de inferior calidad y precios más altos. Con el argumento
de corregir la exagerada protección y desencadenar presiones competitivas
que estimularan a los industriales nacionales a preocuparse por mejorar
su eficiencia, se da inicio a un proceso de apertura del mercado interno y
liberalización comercial. Y así como se impuso un modelo de protección
indiscriminada e irracional que ciertamente hizo posible un mayor grado
de industrialización de la economía venezolana, se pasó luego a un proceso
de apertura y liberalización generalizada de las importaciones, las cuales
comenzaron a desplazar a la producción nacional y a erosionar la
contribución de la manufactura a la conformación del PIB y a la generación
de empleos productivos. Este fenómeno de la desindustrialización, o de
pérdida de la importancia relativa de la industria en la economía y en la
generación de empleo, se ha visto recrudecido por la sobrevaluación del
tipo de cambio, el cual ha entronizado una tendencia a comprarle al resto
del mundo buena parte de los bienes que se deberían estar produciendo
con nuestro propio esfuerzo productivo. Esta ha sido una de las
características de la Venezuela rentista, toda vez que desde que apareció
14
Claves para la industrialización socialista
el petróleo en la vida nacional, la abundancia de divisas ha inducido un tipo
de cambio sobrevaluado que no expresa la productividad real de la
agricultura y de la industria, por lo que la industrialización ha sido una
acción política selectiva a través de la cual se ha apostado a determinados
sectores a través de la protección arancelaria, exoneraciones fiscales,
financiamiento blando y otros incentivos de las políticas públicas que de
alguna manera contribuyeron a compensar y contrarrestar la propensión a
importar derivada de un tipo de cambio sobrevaluado.
Para asegurar la soberanía productiva, Venezuela está obligada a relanzar
el proceso de industrialización con un eficaz apoyo del Estado. Pero, en
lugar de reeditar el proteccionismo a ultranza o la apertura extrema, se
trata ahora de sustituir eficientemente importaciones y de generar una
oferta exportable de calidad y buenos precios, a través de un conjunto de
incentivos públicos de carácter temporal, condicionados al logro de metas
concretas en términos de fortalecimiento de los atributos de la producción
nacional, empoderamiento popular y distribución progresiva del ingreso,
desarrollo armónico y proporcional de las regiones, preservación del
ambiente e integración latinoamericana. Es así como el reimpulso a la
industrialización podrá contribuir a la transformación del capitalismo
rentístico en un nuevo modelo productivo socialista que erradique las causas
estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social.
Con el propósito de sistematizar las experiencias de la sustitución de
importaciones y de la apertura del mercado interno, asimilar sus principales
lecciones y, sobre la base de este aprendizaje, relanzar el proceso de
industrialización en Venezuela, presentaremos los resultados de nuestra
investigación en ocho capítulos.
En el primer capítulo analizamos las premisas del proceso de
industrialización, distinguiendo los intereses que impulsan el crecimiento
de la manufactura en Venezuela, de las circunstancias que imponen la
necesidad de desarrollar la industria en otros países. Demostramos que
en nuestro caso la industrialización no se debe a una severa escasez de
divisas que impide importar lo que en el país no se produce, sino a la
necesidad de las élites gobernante de legitimar el nuevo régimen de la
democracia representativa que se instaura una vez que es derrocada la
dictadura militar, así como de la exigencia de los poderosos grupos
económicos de encontrar nuevas fuentes de acumulación. Explicamos como
15
Víctor Álvarez R.
la amplia gama de incentivos que otorga el Estado al sector industrial se
traduce en una transferencia neta de recursos públicos a favor de la
burguesía industrial; la cual disfruta, además, de una excesiva y prolongada
sobreprotección en un mercado interno cautivo que le permite imponer
prácticas monopólicas y oligopólicas, cartelizar los precios, y lograr una
distribución del ingreso que le resulta abiertamente favorable.
En el capítulo dos evaluamos la política de apertura del mercado interno
y liberalización del comercio exterior que disminuye la protección de la
industria nacional. Analizamos críticamente los argumentos que llevan a
desmontar los apoyos públicos inherentes a la política de sustitución
de importaciones para dar inicio a la reforma arancelaria y de la política
comercial en general, lo cual marca el inicio del proceso de
desindustrialización de la economía venezolana. Presentamos los resultados
de esta política de apertura del mercado interno, en términos de la
reducción del aporte o peso relativo de la manufactura en la conformación
del PIB y del empleo que en ella se genera.
En el capítulo tres estudiamos las premisas que se cumplen para relanzar
el proceso de industrialización. Estudiamos los cambios que se están
llevando a cabo en la economía mundial y el impacto que tienen en la
relocalización de las actividades industriales ya no solo a partir de las
ventajas comparativas que cada país tenga en cuanto a la dotación de
materias primas, energía, fuerza de trabajo barata o ubicación geográfica;
sino también considerando las ventajas competitivas que desarrollan con
base en la creación de capacidades para la generación, transferencia,
difusión y uso de nuevos conocimientos y tecnologías que requiere cada
vez más el desarrollo industrial. Advertimos acerca del impacto que tiene
la cultura rentista –que tiende a importar lo que se debería estar
produciendo localmente–, sobre las posibilidades de relanzar el desarrollo
industrial en Venezuela.
En el capítulo cuatro abordamos las posibilidades de la industrialización
de la economía venezolana en un contexto de tensiones en el cual se
contraponen los tratados de libre comercio, como continuidad a nivel bilateral
de lo que fue la pretensión anexionista del ALCA para todo el hemisferio; y,
las nuevas formas de integración sustentadas en los principios de
solidaridad, cooperación y complementación, haciendo especial referencia
a la Alianza Bolivariana para los pueblos de América Latina (ALBA).
16
Claves para la industrialización socialista
En el capítulo cinco definimos la industrialización socialista e identificamos
los principios rectores que deben gobernar este proceso. Más allá de la
necesaria pero insuficiente recuperación del peso relativo de la industria
en la conformación del PIB, destacamos el aporte de la industrialización
socialista a la construcción de un nuevo modelo productivo que erradique
las causas estructurales del desempleo, la distribución regresiva del ingreso,
la exclusión social y el atropello al consumidor; que minimice el impacto
ambiental de la actividad productiva y preserve el ambiente para las
generaciones futuras, que contribuya al desarrollo armónico y proporcional
de las regiones y a la integración latinoamericana.
El capítulo seis está dedicado a analizar cuál es el papel del Estado en
la industrialización socialista, tratándose de un proceso que no puede
depender del paternalismo y la sobreprotección que lo hace ineficiente en
detrimento de los consumidores, ni sometido a los designios de las fuerzas
ciegas del mercado que lo estrangula y hace inviable. Fundamentamos la
necesidad de armonizar las políticas macroeconómicas y sectoriales,
explicando el impacto de las políticas fiscal, financiera, cambiaria, control
de precios, de ingresos, laboral, infraestructura y servicios, así como la
política industrial y tecnológica.
En función de regenerar el tejido productivo y aumentar la densidad de
empresas socialistas bajo el control de los trabajadores directos y de la
comunidad, el capítulo siete está dedicado a fundamentar la necesidad de
estimular el espíritu o perfil emprendedor del egresado universitario,
promover proyectos socioproductivos comunitarios y fortalecer las
capacidades gerenciales para asegurar su sostenibilidad y viabilidad. Sobre
estas bases, será posible reimpulsar la industrialización a través de la
creación de nuevas empresas de la economía social, sin fines de lucro
pero sin vocación de pérdida, dedicadas a la producción de bienes
socialmente demandados y a la generación de un creciente excedente para
ser invertido como ganancia social que permita mejorar las condiciones
laborales de los trabajadores, avanzar en la solución de los problemas de
la comunidad, generar empleo estable y bien remunerado y contribuir así
a mejorar la calidad de vida y el bienestar de la sociedad en general.
El cuerpo básico de conclusiones, incluyendo un balance de los resultados
generales del proceso de industrialización venezolano y las recomendaciones
para relanzar un proceso de industrialización de nuevo tipo, con base en el
17
Víctor Álvarez R.
desarrollo de nuevas formas de propiedad social y orientado a la sustitución
eficiente de importaciones y la diversificación de la oferta exportable, lo
consignamos en el octavo y último capítulo.
Finalmente, quiero agradecer el apoyo y sostenido estímulo del Prof.
Luis Bonilla-Molina, Presidente del Centro Internacional Miranda, quién no
dejó de animarme para que diera forma a estas ideas y dejara escrita esta
contribución. Igualmente quiero agradecer el invalorable apoyo de
destacados colegas y amigos que dedicaron su valioso tiempo a la revisión
exhaustiva de las versiones preliminares de este libro y contribuyeron con
sus certeras observaciones y sugerencias a mejorar su contenido. Especial
reconocimiento quiero hacer al Ing. Ramón Rosales, ex Ministro de
Producción y Comercio; al Ing. Gustavo Márquez, ex ministro de Industria
y Comercio y ex Ministro de Integración y Comercio Exterior; al politólogo
Juan Carlos Monedero, investigador cooperante del Centro Internacional
Miranda; y a Davgla Rodríguez, mi querida esposa, por ocuparse con
supremo cuidado de todos los detalles relacionados con la laboriosa tarea
de la producción editorial de este libro. Necesario también es decir que las
ideas y opiniones plasmadas en este texto son de mi única y entera
responsabilidad.
Víctor Álvarez R.
Noviembre de 2011
18
Claves para la industrialización socialista
Capítulo I
1. EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN
Generalmente, el proceso de industrialización describe el período
transitorio de una sociedad agrícola a una sociedad industrial en el cual se
produce un crecimiento de la renta per cápita y de la productividad, con un
significativo desplazamiento del empleo rural por el empleo urbano. Por el
contrario, la desindustrialización puede definirse como la etapa de
crecimiento económico caracterizada por una disminución del peso relativo
del sector industrial en términos de producción y empleo.
Entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX tienen lugar
en Inglaterra y otros países de Europa continental un conjunto de
transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de
trascendental importancia para la historia de la humanidad. Hasta entonces,
las personas utilizaban herramientas rudimentarias para proveerse de
alimentos, construir sus viviendas y confeccionar el calzado y el vestido. La
aparición de la máquina como resultado de importantes descubrimientos
científicos permitió realizar grandes avances en la producción de los bienes
destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la gente.
La Revolución Industrial que se inicia en Inglaterra en el siglo XVIII se
caracteriza por la sustitución progresiva del trabajo manual –realizado con
herramientas rudimentarias–, por la máquina. La máquina de vapor es,
sin duda alguna, la innovación tecnológica más emblemática de esa época.
Pero es la producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria a lo
largo de los siglos XVIII y XIX lo que facilitó un incrementó sin precedentes
de la producción manufacturera. En 1765 aparece la máquina de vapor, en
el siglo XX el motor de combustión interna que utiliza la gasolina, luego
aparece la electricidad generada por fuerza hidráulica o por la máquina de
vapor, todo lo cual permitió ampliar las fronteras del desarrollo industrial.
El impetuoso crecimiento de este sector tuvo un impacto dinamizador en el
desarrollo de otros sectores económicos como la minería, la agricultura, el
comercio, la construcción y las finanzas, tanto en su condición de
demandantes de materias primas e insumos y también como proveedor de
19
Víctor Álvarez R.
una amplia gama de bienes, maquinarias y equipos para el desarrollo de
estos1.
Vladimir Acosta en su libro Revolución industrial y desarrollo
capitalista explica que:
“La Revolución Industrial significa en este sentido un predominio y
una reformulación de la producción, que alcanza niveles elevados,
inconcebibles dentro del marco de la sociedad agrícola: aumento
del ingreso per cápita, mejora de las condiciones de vida y
surgimiento, tanto de nuevas necesidades como de la progresiva
posibilidad de satisfacerlas, disminución progresiva de los gastos
básicos (como alimentos) en términos absolutos acompañado de
paralelo incremento de los gastos llamados ‘superiores’ (como
transporte, medicina, educación, recreación). La agricultura tiene a
declinar frente al auge de nuevos sectores productivos (industria y
servicios) al tiempo que estos tienden a depender menos de aquella
(en la construcción acero y cemento reemplazan la madera, en los
textiles las fibras artificiales desplazan a las naturales, etc.). Aumenta
en fin la mecanización, la capitalización y la inversión a largo plazo,
la producción, la población y el nivel general de ingresos” 2.
A partir de Revolución Industrial se aumenta de manera sostenida la
productividad y la producción, toda vez que se disminuye el tiempo de
trabajo necesario para la producción de los distintos bienes, se reducen
los costos de producción y se eleva la cantidad de unidades producidas
bajo el mismo costo fijo. Los productos que antes se elaboraban
manualmente, comienzan a fabricarse de manera acelerada y por millares
a partir de la incorporación de una amplia gama de máquinas cada vez
más complejas. Se va imponiendo así la producción en serie que segmenta
y simplifica tareas complejas en varias operaciones simples que puede
realizar cualquier obrero, sin necesidad de que sea mano de obra calificada.
Esta expansión y aumento de la producción y el comercio se vieron
______________
1 Un interesante ensayo sobre el problema de la industrialización como componente
clave de la política económica contemporánea lo encontramos en Vladimir Acosta:
Revolución industrial y desarrollo capitalista .Este autor nos presenta una
interesante teorización en la que recoge la complejidad de este proceso, abordando
las condiciones previas o prerrequisitos del proceso de industrialización.
2 Ibid. Pp. 27-28
20
Claves para la industrialización socialista
favorecidos por la mejora de las rutas de transportes y el nacimiento del
ferrocarril. La expansión colonial del siglo XVII acompañada del desarrollo
del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la
acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también
lo fue la revolución científica del siglo XVII.
La Revolución Industrial también generó cambios demográfico-sociales
ya que la modernización de la agricultura permitió un crecimiento sostenido
de la población debido a la mejora de la alimentación. Los adelantos en la
medicina e higiene redujeron las tasas de morbilidad y mortalidad,
provocando un mayor crecimiento de la población y, en consecuencia, el
crecimiento sostenido de un creciente mercado interno que también se
transformó en un catalizador de la Revolución Industrial en el Reino Unido
y su posterior expansión a Alemania, Francia y otros países de Europa
continental. En esos países, la Revolución Industrial condujo a un proceso
de urbanización que bajo el patrón capitalista creo zonas diferenciadas,
con urbanizaciones para las élites dominantes y privilegiadas que disfrutaron
de todos los servicios, en comparación con los suburbios obreros y barrios
marginales signados por el hacinamiento y la precariedad de los servicios.
En comparación con las fechas en que tiene lugar la Revolución Industrial,
en Venezuela el proceso de industrialización es más bien reciente. Pero
aquí la urbanización no tuvo su origen en el proceso de industrialización,
sino en el inicio de la actividad petrolera y la distribución de la renta que
provocó la concentración de la población en unas pocas ciudades que fueron
los polos del modelo primario-exportador e importador de los productos
requeridos por un patrón de consumo marcado por las demandas de la
burguesía y las élites dominantes.
El pensamiento de la CEPAL, que tanto influyó en las élites gobernantes
a la hora de diseñar y ejecutar las políticas de desarrollo industrial plantea
que:
“Tras la importancia atribuida a la diversificación industrial pueden
distinguirse varios motivos principales. Uno de ellos, de carácter
general, es el que ve en la industrialización una transformación de
las estructuras económicas inherente al proceso de desarrollo. Otro,
de carácter más específico, se identifica con la respuesta
imprescindible al trastorno del intercambio del comercio exterior.
Desde este punto de vista pueden diferenciarse dos situaciones,
vinculadas aproximadamente a períodos históricos determinados.
21
Víctor Álvarez R.
En la primera, que abarca a los años posteriores a la crisis y la
época de la guerra, aquel trastorno creó obstáculos más o menos
considerables para conseguir en el exterior los bienes y servicios
acostumbrados, debido a la disminución de los ingresos en divisas y
a las restricciones impuestas a los países abastecedores. En la
segunda situación, que abarca en general el período de posguerra,
el problema se origina en un estrangulamiento del sector externo,
en el sentido de que las divisas disponibles resultan insuficientes
para satisfacer la demanda de importaciones generada por el
crecimiento interno” 3.
Sin embargo, en el caso venezolano, a diferencia de otros países del
continente, la urgencia de sustituir importaciones no la determina una
insuficiencia crónica de divisas, toda vez que el elevado ingreso petrolero
confiere un gran poder de compra externo. Como explicaremos en detalle
más adelante, a partir de 1936, el gobierno del general Eleazar López
Contreras, se plantea la necesidad de modernizar y dinamizar la actividad
económica. Las restricciones comerciales impuestas durante la segunda
guerra mundial atizaron el debate sobre la intervención del Estado en la
economía y en el gobierno del general Medina Angarita cobra fuerza la
necesidad de la intervención pública en función de fomentar el desarrollo
industrial a través de la sustitución de importaciones y se concretan las
primeras acciones para limitar las importaciones y asignar cupos y
prioridades. Durante la dictadura del general Pérez Jiménez se inicia un
amplio plan de inversiones públicas para el desarrollo de las industrias
básicas del hierro, acero y petroquímica, así como para la consolidación
de infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial.
A comienzos de la década de 1950, Venezuela se encontraba en la
etapa de desarrollo pre-industrial, con un aporte al PIB del sector
manufacturero (sin refinación de petróleo) en torno al 10%; mientras que
el promedio para el conjunto de los países de América Latina ya era de
20%. Al incluir la refinación de petróleo, entre 1950 y 1959 el crecimiento
del PIB industrial fue de 11,7% interanual y la contribución de la industria
manufacturera al PIB total asciende desde 12,1% a 16,9%4.
______________
3 CEPAL. El pensamiento de la CEPAL. Pp. 21-22
4 Ver Gráfico N° 1
22
Claves para la industrialización socialista
1.1. ANTECEDENTES
DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN
VENEZUELA
La formulación, por primera vez, en los años 1960 de una política
industrial proteccionista se asume como una referencia cronológica para
ubicar el inicio del proceso de industrialización en Venezuela. A partir de
entonces, el proceso de industrialización es impulsado a través de la política
proteccionista de sustitución de importaciones. La multiplicación del número
de establecimientos industriales, el aumento del empleo que en estos se
genera, el crecimiento de la producción industrial y del capital fijo de este
sector, ponen de manifiesto el dinamismo de la actividad manufacturera
venezolana durante los años 1960-80. De no haber sido por las medidas
proteccionistas puestas en práctica, los demás incentivos habrían resultado
insuficientes para atraer el interés del capital hacia la industria
manufacturera.
1.1.1. INDUSTRIALIZACIÓN
LA IV REPÚBLICA
COMO PROCESO POLÍTICO PARA LEGITIMAR
En el afán de presentar la industrialización como un mérito de los
gobiernos de la democracia representativa que se instauran luego del
derrocamiento de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, suelen
desconocerse importantes eventos que van definiendo las características
estructurales de la industria venezolana que luego se despliegan y consolidan
en las décadas de 1960-70.
Importantes antecedentes de la industrialización de Venezuela se
encuentran varios años antes de la década de los 605. La frecuente
interrupción de las importaciones durante la primera guerra mundial (19141919), la gran crisis de la economía capitalista (1929-1933), y la segunda
guerra mundial (1939-1945) obligaron a implementar medidas que
propiciaran el proceso de industrialización, en función de satisfacer la
demanda de un mercado interno que en cierta medida resultaba impactado
______________
5 En relación con las políticas de fomento industrial instrumentadas por el Estado
venezolano durante este período véase Helia Isabel del Rosario: El financiamiento
público directo a la actividad industrial. En cuanto al proceso de modernización de la
agricultura durante los años 50 véase Ocarina Castillo: Agricultura y Política en
Venezuela: 1948-1958. Para el estudio de las inversiones en empresas básicas realizadas
durante el período pérezjimenista véase de ésta misma autora Los años del Buldózer;
Ideología y Política 1948-1958.
23
Víctor Álvarez R.
por los rigores del desabastecimiento provocado por las circunstancias
antes indicadas. En una obra que ya es un clásico de los análisis sobre el
proceso de industrialización en Venezuela, La industrialización de
Venezuela en el siglo XX, Orlando Araujo comenta que:
“Las limitaciones del abastecimiento interno de productos
importados, ocasionadas por las dificultades del comercio en tiempos
de guerra, provocaron, por vía de emergencia, el surgimiento y
desarrollo de algunas factorías industriales, y, lo que es más
importante, la iniciación de una conciencia industrialista que irá
cobrando fuerza, hasta llegar a la formación de un grupo de
empresarios industriales, cuya gestión va a influir, con fuerza
creciente, en la actividad económica y política nacionales (…)” 6
Desde la presidencia del general Eleazar López Contreras (1936-1941)
se adelantan acciones orientadas a crear las condiciones que permitan la
in-dustrialización de Venezuela. En 1937 se crea el Banco Industrial de
Venezuela, con el propósito de brindar asistencia financiera a proyectos
industriales. Pero es a raíz del impacto de la II Guerra Mundial que originó
una fuerte escasez de los productos importados en el mercado interno que
cobra más fuerza la necesidad y conveniencia de sustituir importaciones
con producción nacional. En 1943 bajo la presidencia del general Isaías
Medina Angarita, se constituye la Junta de Fomento a la Producción, la
cual se ocupó de distribuir recursos públicos hacia los proyectos industriales
y agrícolas; posteriormente, en 1946 se crea la Corporación Venezolana
de Fomento (CVF), con el propósito declarado de promover la
industrialización del país iniciando el Plan Nacional de Electrificación, el
Plan Azucarero Nacional, el Plan Arrocero Nacional y otros planes de fomento
industrial. Durante la dictadura perezjimenista, se inicia la construcción
del complejo de industrias básicas, además del proceso de diversificación
y ampliación de la infraestructura agrícola que prepara las condiciones
para el desarrollo de la agroindustria nacional. Estos antecedentes revelan
claramente que el promotor del desarrollo industrial venezolano fue y sigue
siendo, a lo largo de la economía rentista, el Estado venezolano.
Es importante aclarar que, en el caso venezolano, las dificultades de
abastecimiento no se debieron a una crónica escasez de divisas, como era
______________
6 Orlando Araujo. La industrialización de Venezuela en el siglo XX. Pp.32-33
24
Claves para la industrialización socialista
el caso de otros países que no cuentan con el considerable ingreso petrolero
que percibe Venezuela. La escasez de productos importados se debió a la
situación bélica antes descrita que obligó a impulsar ese incipiente proceso
de industrialización. Sin, embargo, como bien lo plantea M. Ignacio Purroy
en otro libro clásico del análisis industrial venezolano Estado e
industrialización en Venezuela:
“Finalizado el conflicto bélico las aguas volvieron a su cause: el
mercado internacional se normalizó y Venezuela retornó a su modelo
de crecimiento dependiente. Las incipientes industrias del período
de industrialización forzosa sucumbieron ante la reanudación de las
importaciones. La introducción de bienes de capital altamente
tecnificados desplazó la producción que anteriormente utilizaba alto
contenido de mano de obra. Únicamente lograron sobrevivir aquellas
industrias que gozaban de ´protección natural´ o aquellas que
disfrutaron posteriormente de cierta protección, como fue el caso
de la industria textil, mientras que otros núcleos industriales
incipientes, como por ejemplo la industria metalmecánica, se vieron
condenados a languidecer” 7 .
Por lo tanto, no es que antes de 1958 no se hubiese promovido el
proceso de industrialización. El Estado tuvo un proyecto de industrialización,
de diversificación de la economía, y se creó aquel lema muy conocido,
institucionalizado en ese entonces, que decía “producir lo que consumimos
y consumir lo que producimos” 8. Pero estos esfuerzos que se llevaron a
cabo en la primera mitad del siglo XX constituyeron acciones aisladas que,
si bien es cierto estaban inspiradas por el deseo de industrializar el país,
no contaron con una visión estratégica e integral, que hiciera posible una
articulación eficiente del aparato productivo que comenzaba a crearse.
Como explicaremos más adelante, esta incoherencia siguió siendo una
constante en el accionar del Estado venezolano, cuyas políticas públicas se
han caracterizado por frecuentes contradicciones que llegan a mediatizarse
y anularse entre sí, al no contar con una visión integral y una unidad de
criterios que asegurara coherencia y complementación en la acción.
No obstante, en el curso de los años previos al régimen de la democracia
______________
7 M. Ignacio Purroy. Estado e industrialización en Venezuela. Pp. 53-54
8 A. Blanco Muñoz. Venezuela: Historia de una frustración. Habla D. F. Haza Zavala. p.
97.
25
Víctor Álvarez R.
representativa instaurada en 1958, se crean ciertas condiciones que luego
permiten intensificar los esfuerzos por incrementar la participación de la
producción industrial dentro del Producto Interno Bruto total a través de la
política de sustitución de importaciones que se ejecuta desde los años
1960 hasta finales de los años 1980. A partir de entonces, se aplican políticas
de corte neoliberal, se desmonta la protección y los incentivos del Estado
inherentes a la política de sustitución de importaciones y se deja que sean
los mecanismo del mercado los que definan el ritmo y la naturaleza del
desarrollo industrial.
Si bien es cierto que los intentos por promover la industrialización en
Venezuela se remontan a los primeros años del post-gomecismo, los
mismos resaltaron incoherentes con otras medidas adaptadas para
entonces. Una clara expresión de tales contradicciones la encontramos en
el Tratado de Reciprocidad Comercial firmado entre Venezuela y los Estados
Unidos en el año 19399, el cual se reveló como una de las principales
restricciones al desarrollo industrial de Venezuela. En el Tratado de
Reciprocidad Comercial se incluyeron dos listas de productos para los cuales
se prohibía expresamente elevar la protección arancelaria. La lista N° 1
incluía inicialmente 178 productos estadounidenses, que con la adopción
de la nueva nomenclatura se transformaron en 623 productos. La lista N° 2
comprendía 17 productos de exportación venezolanos, entre los cuales
apenas cuatro alcanzaban montos significativos; estos eran: petróleo, hierro,
café y cacao10.
En gran medida, la ausencia de una burguesía industrial, que se opusiera
resueltamente a las desventajosas condiciones que imponía aquel Tratado
al desarrollo de la actividad manufacturera fue lo que facilitó la firma del
mismo. Para la época que se firma el Tratado de Reciprocidad Comercial,
Orlando Araujo explica que:
“... no hay en el país un sector industrial con desarrollo suficiente
como para que un grupo de empresarios representativos de él, haga
resistencia ante un convenio que enajenaba en favor de los
exportadores norteamericanos las posibilidades de industrialización
______________
9 M.I. Purroy. Estado e Industrialización en Venezuela. P. 132
10 Véase Clemy Machado de Acedo y Marisela Padrón Quero. “La Diplomacia de López
Contreras y el Tratado de Reciprocidad Comercial con Estados Unidos”.
26
Claves para la industrialización socialista
de casi doscientas partidas arancelarias, las cuales cubrían
prácticamente toda la gama de las llamadas industrias tradicionales
y algunas de bienes intermedios” 11.
Pero también la ausencia de un numeroso proletariado industrial que
viera amenazada su estabilidad laboral ante la inminente quiebra de millares
de empresas que sería arrasadas por la apertura indiscriminada del
mercado interno a las corrientes de productos importados desde los EE.UU.,
facilitó la firma de aquel mal llamado Tratado de Reciprocidad Comercial.
Muy distinta habría sido la situación ante la resistencia de un significativo y
bien organizado movimiento obrero que hubiese resistido a través de
distintos medios de lucha la pretensión de imponer un convenio semejante.
El Tratado de Reciprocidad Comercial contrastaba abiertamente con
las demás acciones orientadas a propiciar el desarrollo industrial de
Venezuela. En tales circunstancias, el Estado había mediatizado su facultad
de estimular la industrialización a través de la protección arancelaria. Ante
las dificultades de denunciar el Tratado a comienzos de los años 60, y
con el fin de proteger a la naciente industria nacional de la competencia
de los productos importados, se apeló a la protección para-arancelaria en
sus diferentes modalidades: prohibiciones de importación, licencias, cupos,
etc. Como bien lo plantean Sergio Bitar y Eduardo Troncoso en su obra El
desafío industrial de Venezuela:
“El Estado aplicó restricciones a la libre importación a fin de proteger
a la industria existente, entonces muy amagada por el Tratado
Comercial con los Estados Unidos suscrito en 1939, que obligaba a
Venezuela a no modificar los bajos impuestos a la importación de
un extenso grupo de productos manufacturados. Tal rigidez impedía
su fabricación nacional y debió ser eludida recurriendo a medidas
administrativas y a restricciones cuantitativas.” 12
Una vez derrocada la dictadura perezjimenista, al nuevo régimen se le
presenta el reto de legitimarse ante la sociedad venezolana. La democracia
representativa necesita ser percibida como la cristalización del cambio
deseado por la mayoría de los venezolanos. Las nuevas élites gobernantes
tienen la necesidad de consolidar su base de apoyo social, económica y
______________
11 Orlando Araujo: Situación Industrial de Venezuela, p. 8.
12 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso. El desafío industrial de Venezuela, p. 24
27
Víctor Álvarez R.
política y, con este propósito, promueven la idea de la industrialización
como componente de su discurso modernizador. Entre los promotores del
nuevo proyecto político cobra fuerza la idea de la industrialización como un
proceso capaz de generar el consenso social necesario para legitimar el
nuevo modelo político. Según Andrés Santeliz:
“La idea de la industrialización del país como parte del proceso de
desarrollo económico está presente en el pensamiento económico
venezolano. Rómulo Betancourt, por ejemplo, no imaginaba a
Venezuela compitiendo con las ex colonias europeas en África por
la colocación en los mercados internacionales de los frutos de su
agricultura. La veía como una economía industrial, que lograría su
éxito aceleradamente gracias a los recursos financieros provenientes
del petróleo (…). Por lo demás, en general, se ve la industrialización
como una respuesta adecuada ante la predominancia del petróleo
en la economía nacional, creando una producción diversificada (…)
con la llegada de Rómulo Betancourt al poder, en 1958, se retomó el
camino de la sustitución de importaciones. El punto de partida fue el
decreto Compre Venezolano (Venezuela, 1958).” 13
Ante la necesidad de implementar distintos procesos que permitieran
consolidar el nuevo régimen, la sustitución de importaciones como camino
al logro de la soberanía productiva pasa a ser un proceso deliberadamente
inducido por las fuerzas políticas promotoras de la democracia
representativa. En el propio Pacto de Punto Fijo se reconoce la importancia
de la industrialización de Venezuela como un factor de consenso para
convalidar el proyecto nacional que las nuevas fuerzas políticas ofrecían al
país. Muchos fueron los acuerdos suscritos entre los sectores público,
privado y laboral, en función de crear las mejores condiciones para el
desarrollo industrial.
En un interesante y riguroso análisis de la experiencia de sustitución de
importaciones en América Latina, Joaquín Muns, catedrático de la
Universidad de Barcelona, expone como en el discurso de buena parte de
los dirigentes políticos en la mayoría de los países del continente, la
industrialización se presenta como la panacea de acuciantes problemas
económicos y sociales. Escribe Muns que:
______________
13 Andrés Santelíz G. 1999-2009. La economía en diez años de gobierno Revolucionario.
Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.14 n.3 Caracas dic. 2008
28
Claves para la industrialización socialista
“Este esfuerzo se ha centrado, particularmente desde la segunda
guerra mundial, en la industrialización hacia el mercado interior,
que se ha considerado como una necesidad y una panacea para un
sin fin de problemas, de entre los que se destacan los siguientes:
a) proporcionar trabajo a la creciente población de los países en
desarrollo; b) aumentar automáticamente el nivel de vida a base de
incrementar directamente la renta per cápita; c) mejorar la situación
de la balanza de pagos a mediano plazo; d) aumentar el prestigio
del país en el ámbito internacional, al asociarse industrialización
con independencia y poder. Esta fe en la industrialización de los
países en vías de desarrollo ha sido compartida por políticos y
técnicos que (…) la han presentado como una verdadera solución
para el crecimiento económico de las naciones que se encontraban
en mayores dificultades como resultado de la crisis del comercio
internacional.” 14
Al calor de los cambios políticos que ocurren en Venezuela después de
1958 se promueve y apoya la emergencia de una nueva burguesía industrial,
la cual resulta ser ampliamente favorecida al calor del nuevo proyecto
político y pasa a ser un protagonista clave del llamado a modernizar el país
a través del impulso al proceso de industrialización. Debido al convulsionado
y turbulento entorno político en el cual se promueve la industrialización
en Venezuela, este proceso también cumple un importante papel de carácter
ideológico. La naciente democracia representativa tiene que enfrentar los
conatos de militares derechistas por un lado, y la lucha armada que declaran
los movimientos revolucionarios del país, por el otro. En estas circunstancias,
los agentes portadores del nuevo proyecto se proponen nuclear las fuerzas
políticas, económicas y sociales más significativas alrededor de la propuesta
industrializadora que formulan, en razón de legitimar la forma de Estado y
el régimen político instaurado en 1958. Tal como se lee en la Historia del
Ministerio de Fomento 1958-59:
“El desarrollo económico del país en forma dinámica y balanceada
exige una vigorosa política de industrialización cónsona con sus
recursos humanos, naturales y financieros, A través de la
industrialización se logra estimular la producción agrícola y minera,
______________
14 Joaquin Muns. Industrialización y crecimiento de los países en desarrollo. Pp. 87-88.
Colección Laureano Figuerola. Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de
Barcelona. Ediciones Ariel.
29
Víctor Álvarez R.
por la mayor utilización de materias primas nacionales; ampliar la
oportunidad de empleo bien remunerado y con ello aumentar el
ingreso nacional y mejorar su distribución mediante la diversificación
de nuestra economía y la consiguiente menor dependencia del
petróleo; imprimir mayor estabilidad económica y social al país y,
finalmente, alcanzar niveles de bienestar más elevados para toda
Ia población, máxima aspiración de un gobierno democrático.” 15
La industrialización promovida por el Estado, a través de la política de
sustitución de importaciones se convierte así en un elemento básico del
gran proyecto nacional; es decir, pasa a ser una de las causas que une e
identifica a los más diversos y contradictorios grupos políticos, sociales y
empresariales de la Venezuela del momento. El estímulo a la industrialización
adquiere una relevancia extraordinaria, toda vez que ésta, además de ser
uno de los factores claves del modelo de desarrollo económico, se va a
constituir también en un recurso estratégico en el marco de la configuración
político-ideológica que le sirve de base al nuevo régimen de dominación.
1.1.2.I NDUSTRIALIZACIÓN
COMO PROCESO ECONÓMICO PARA LA
ACUMULACIÓN DEL CAPITAL
Además del impacto político de la industrialización como concreción del
proceso modernizador, aparece también la urgencia y presión de los
sectores económicos de encontrar nuevas formas de valorización del capital.
Es a partir de este interés particular del capital, que la industrialización es
presentada como un proyecto de interés nacional y el empresario industrial
es proyectado ante el país como una fuerza social, promotora y
comprometida con el cambio económico, político y social que el país está
emprendiendo. El crecimiento de la industria y del empresariado industrial
se convierten en una bandera de cambio y modernización para las fuerzas
políticas portadoras del proyecto de la democracia representativa.
Al considerar el papel de la burguesía comercial importadora dentro
del proceso de industrialización venezolano, M. Ignacio Purroy, en su obra
antes citada, plantea que:
“Aún cuando en un principio el capital comercial no se orientará
directamente hacia la producción industrial, su actividad importadora
______________
15 Véase la Historia del Ministerio de Fomento. 1958-1959
30
Claves para la industrialización socialista
de bienes de capital contribuyó indirectamente a posibilitarla. Esto
hubiese sido poco probable si realmente hubiera existido un interés
anti-industrialista a ultranza, capaz de organizar coherentemente
las formas de acumulación, en el sentido de mantener el modelo
económico de crecimiento simple. Pero la acumulación comercial
impone su dinámica propia de máximos beneficios de acuerdo a las
posibilidades inmediatas del mercado. Una de las características de
este tipo de industrialización es precisamente su poca disposición a
subordinarse a perspectivas de mediano y largo plazo en la
planificación de su actividad. La misma orientación inmediatista hizo
que una vez agotada la fase de crecimiento simple, fuera la burguesía
comercial la que coadyuvara al advenimiento de la industrialización
masiva. La importación de bienes de equipo industrial se convirtió
en un buen negocio que las casas comerciales no podía
desaprovechar” 16
Debido a la importancia para convalidar el nuevo proyecto político, la
industria nacional resultó ser uno de los sectores económicos más
favorecidos del país. Los altos aranceles, prohibiciones de importación,
créditos baratos, subsidios, inversiones públicas en infraestructura y servicios
de apoyo a la actividad industrial, etc. fueron algunos de los favores
generosamente concedidos por el Estado a la burguesía industrial. En
uno de los primeros textos de análisis industrial publicado en Venezuela,
Miguel Rodríguez Villenave plantea que:
“La sobreprotección, definida como un nivel de protección que, en
cualquier momento excede el nivel necesario para hacer a la industria
competitiva con las importaciones, causa exceso de beneficios a los
industriales y debilita el estímulo para producir eficientemente.” 17
Incentivar, apoyar y proteger la industria nacional para sustituir
importaciones es presentado por las élites gobernantes como un proyecto
de interés nacional. El Estado asume un papel clave al invertir y transferir
buena parte de la renta petrolera en función de incentivar el desarrollo
industrial, facilitando así la transferencia de recursos públicos a manos
privadas, característica relevante del capitalismo rentístico venezolano.
______________
16 M. Ignacio Purroy. Op. cit pp. 56-57
17 Miguel Rodríguez Villenave. Algunas consideraciones sobre industrialización en
Venezuela. p. 11
31
Víctor Álvarez R.
La percepción de una creciente renta petrolera por parte del Estado
venezolano acompaña y facilita este proceso de acumulación, toda vez
que hace innecesario pechar con altos impuestos las ganancias del capital
para financiar la inversión pública en la infraestructura básica y servicios
apoyo a la actividad industrial. Como dicho proceso se inicia en el contexto
de un mercado interno relativamente estrecho, la inyección de la renta
petrolera a la economía nacional también ayuda a la creación de un mercado
a través del incremento de la nómina pública que demanda los bienes
producidos por la industria nacional. El mercado interno se expandió a
través de un crecimiento sostenido de la demanda agregada, la cual creció
con la urbanización y con la incorporación de nuevos sectores sociales al
mercado, provenientes de la expansión del sector terciario y del propio
proletariado industrial.
En definitiva, se trata de un proceso de acumulación capitalista asistido
por la transferencia de un creciente porcentaje de la renta petrolera a la
burguesía industrial. Tal como lo plantea Vladimir Acosta:
“(…) una parte del capital originario de los industriales sale
directamente del erario público (…) el proteccionismo es instrumento
fundamental de la acumulación originaria capitalista y llena toda una
fase sin cuya ejecución resulta inconcebible el desarrollo capitalista
ulterior y su misma independencia respecto del Estado (…)” 18
La industrialización de Venezuela nació bajo la protección y apoyo del
Estado venezolano, el cual transfirió al sector industrial buena parte de la
renta petrolera a través de la sobrevaluación del tipo de cambio, las
exoneraciones fiscales y arancelarias, la inversión pública en infraestructura
y servicios de apoyo a la actividad industrial, así como la dinamización del
mercado interno a través de creciente nómina de empleados públicos. La
burguesía industrial logra así imponer su modelo de acumulación como un
proyecto de interés nacional, el cual es asumido por el Estado y lo presenta
como el punto de confluencia para conciliar y armonizar los intereses en
pugna y conflictos de las diferentes fuerzas y clases sociales.
Con la política de sustitución de importaciones, se favorecieron las
inversiones en el sector de la industria manufacturera, a la par que se
______________
18 Vladimir Acosta. Op. cit. pp. 56-57
32
Claves para la industrialización socialista
generaron miles de empleos; pero, al mismo tiempo, se afectó seriamente
a los consumidores venezolanos, toda vez que en adelante estos se verían
obligados a comprar productos más caros y de inferior calidad. Al apoyarse
en la adquisición de tecnologías diseñada para las condiciones concretas
de países industrializados o de mayor tamaño, esta situación permitió a
las primeras empresas que se instalaron en el país controlar rápidamente
el mercado en esa rama de actividad industrial en la que se iniciaban. En
tales circunstancias, estas pocas empresas, lejos de competir entre sí
ofreciendo un producto de mayor calidad y a más bajo precio, más bien lo
que hicieron fue concertar acuerdos para cartelizar los precios y repartirse
el mercado, en perjuicio de los demás agentes económicos y sociales que
no encontraban otras alternativas en el estrecho mercado venezolano.
Amparadas en la política de mercado abastecido implementada por el
gobierno, se dedicaron a restringir y obstaculizar la creación de nuevas
empresas en un sector prematuramente saturado, imponiendo
impunemente prácticas monopólicas y oligopólicas en menoscabo de los
intereses de los consumidores y pequeños productores. La rápida
conformación de una estructura monopólica y oligopólica en muchos sectores
y ramas de la industria nacional se vio reforzada por el sistema de permiso
previo para instalar nuevas empresas. Así, la prematura imperfección del
mercado venezolano, aunado a la excesiva protección de la competencia
del exterior y a la política de mercado abastecido hacían prácticamente
imposible el rompimiento de la estructura oligopólica predominante. Estas
y otras medidas, además de crear un mercado cautivo-, propiciaron atractivas
condiciones para que se multiplicara el número de establecimientos
industriales en el país, creciera el aporte de la manufactura al PIB y se
generarán centenares de miles de nuevos puestos de trabajo.
1.2. EL MODELO
DE
SUSTITUCIÓN
DE
IMPORTACIONES
Con mucha frecuencia se encuentran afirmaciones referidas al
“agotamiento de la sustitución de importaciones”. En nuestro propósito de
analizar los efectos de la política de sustitución de importaciones sobre la
evolución de la industria manufacturera en el país, parece necesario
detenerse un momento para precisar la diferencia que existe entre el Modelo
de Sustitución de Importaciones, por una parte; y, la sustitución de
importaciones, por la otra. Sobre esta base, se estará en mejores
condiciones de entender que es lo que realmente se ha agotado: ¿Acaso el
33
Víctor Álvarez R.
proceso de sustitución de importaciones; o más bien, la política de
sustitución de importaciones, a través de la cual se estimuló en una primera
fase la industrialización de Venezuela?19.
Cuando nos referimos a la sustitución de importaciones deseamos que
se entienda el proceso a través del cual los productos y servicios importados
que satisfacen las necesidades del mercado interno son sustituidos por la
producción nacional de los mismos. En consecuencia, mientras exista un
alto componente importado en la oferta total, seguirá existiendo margen
para continuar avanzando en el proceso de sustitución, independientemente
de si ésta se hace de manera eficiente o ineficiente. En un texto precursor
del análisis industrial venezolano, Algunas consideraciones sobre la
industrialización en Venezuela, Miguel Rodríguez Villenave define la
sustitución de importaciones en los siguientes términos:
“ Sustitución de importaciones puede ser definida como una
disminución en la proporción que representan las importaciones en
la oferta global de un bien en el mercado doméstico. Esa disminución
puede ser el resultado del crecimiento normal de la economía
doméstica o la respuesta a una deliberada política de sustitución de
importaciones. Toda política designada para proteger una industria
doméstica de la competencia externa puede resultar en sustitución
de importaciones, pero lo ‘positivo’ de esa política depende de
criterios de eficiencia. En otras palabras, una vez que la protección
ha sido otorgada a una industria, ha sido ésta capaz de experimentar
costos decrecientes suficientes como para hacer su precio
competitivo con los precios de productos similares provenientes del
exterior” 20
Ahora bien, cuando nos refiramos al Modelo de Sustitución de
Importaciones, deseamos que se entienda el conjunto de medidas
proteccionistas que el Estado pone en práctica con el objetivo básico de
incrementar la participación relativa de la producción nacional en la oferta
total. En síntesis, la sustitución de importaciones consiste en el aumento
de la producción nacional en la oferta total de un bien o servicio en el
______________
19 Véase Economía e Industrialización, una interesante compilación de ensayos y
testimonios sobre las tesis más relevantes del modelo de industrialización por sustitución
de importaciones editado por el Fondo de Cultura Económica
20 Miguel Rodríguez Villenave. Op. cit. P. 5
34
Claves para la industrialización socialista
mercado doméstico; mientras que el Modelo de Sustitución de
Importaciones consiste en la instrumentación de un conjunto de medidas
orientadas a estimular el crecimiento de la industria nacional para la
producción de bienes para el mercado interno a través de la conformación
de un mercado cautivo, en el que se limita severamente la competencia de
los bienes o servicios importados.
Al comenzar la sustitución de importaciones, sin lugar a dudas que se
hacía necesario proteger a la naciente industria nacional. Recordemos que,
en Venezuela, el proceso de industrialización comenzó con bastante retraso
en com-paración con las grandes potencias industrializadas, e incluso, con
respecto de la mayoría de los países de América Latina. Ante la feroz
competencia que imponían aquellas, se hacía prácticamente imposible crear
una industria nacional, a no ser que se implementaran medidas que
protegieran a la producción doméstica de la atractiva oferta de bienes
procedentes de países que, tras una larga tradición industrial, habían logrado
un mayor nivel de eficiencia, calidad y competitividad.
En otras palabras, la posibilidad real de sustituir de manera gradual
tales corrientes de bienes importados por una producción nacional requería
cierta protección, toda vez que esta última sería generada en industrias
recién instaladas, sin un factor humano calificado y carente de industrias
proveedoras que las abastecieran en condiciones ventajosas de los bienes
intermedios y de capital que necesitaban. Ante el retraso con el cual se
inicia la industrialización en Venezuela, sustituir las corrientes de bienes
importados por producción nacional, sólo era posible si se implementaban
ciertas medidas proteccionistas que estimularan el interés de los
inversionistas en la actividad industrial.
Luego entonces, en nuestro país, la política de sustitución de importaciones se resume en un conjunto de instrumentos entre los cuales se destacan:
Pago de altas tarifas arancelarias ad-valorem y específicas
Exoneraciones de impuestos
Prohibiciones de importación
Contigentamientos
Licencias para importar
35
Víctor Álvarez R.
Financiamiento con bajas tasas de interés y largos plazos
Incentivos cambiarios para la importación de maquinaria, equipos,
materias primas y otros insumos industriales
Subsidios a la producción y el consumo
Construcción de obras de infraestructura
Servicios de agua, luz, gas, telecomunicaciones, etc.
Restricción a la inversión extranjera
Preferencias en las compras gubernamentales
Suministro de materias primas
Capacitación productiva de la fuerza de trabajo
Asistencia técnica
Al prohibir la importación de bienes y servicios se proporcionaba un
considerable estímulo para incrementar los precios de la producción nacional
hasta un nivel tal que se pudieran cubrir los altos costos de la producción
local y, a su vez, garantizar los márgenes de ganancia que deseaban los
empresarios nacionales. Estos márgenes, al menos debían ser semejantes
a los obtenidos por iguales inversiones en el sector comercio, construcción,
financiero o cualquier otro. De lo contrario, las inversiones en el sector
industrial no habrían resultado lo suficientemente atractivas.
Así pues, con el objetivo de fomentar el crecimiento de una base industrial
nacional que fabricara en el país lo que antes se importaba, se pone en
marcha la política de sustitución de importaciones que se basó en una alta
protección arancelaria y para-arancelaria, exoneraciones para importar
materias primas y equipos y una activa participación financiera y empresarial
del Estado que transfirió parte de la renta petrolera a los inversionistas
industriales a través de créditos a bajas tasas de interés y largo plazo para
incentivar así la acumulación del capital en el sector industrial.
La política de sustitución de importaciones implementada en Venezuela
se caracterizó, entre otras cosas, por una irracional e indiscriminada
sobreprotección arancelaria, infinitas prohibiciones de importación,
innumerables exoneraciones, concesión de créditos baratos a muy largo
plazo, y por el otorgamiento de generosos subsidios a la producción y
36
Claves para la industrialización socialista
el consumo21. A lo largo de los años 60, 70 y 80 los incentivos arancelarios,
fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, suministro de
materias primas, capacitación de la fuerza de trabajo, asistencia técnica,
etc., se orientaron a apoyar la acumulación en el sector industrial. La creación
de un mercado cautivo a favor de la producción nacional, se logró a través
de restricciones cuantitativas, de un régimen de licencia previa, aranceles
sobre el valor y volumen de las importaciones, notas o barreras paraarancelarias que prohibían o sometían a licencia previa buena parte de los
renglones de importación; aplicación de cupos de importación, así como la
adjudicación al Estado del privilegio de importar bienes no producidos en
el país, todo lo cual restringía la competencia externa en el mercado interno.
El uso indiscriminado de los distintos instrumentos de política industrial por
parte del Estado venezolano estimuló la creación de empresas en diferentes
ramas de actividad industrial, independientemente de las condiciones que
el país tuviese y de las ventajas que para el inicio y mantenimiento de tal
actividad pudiera desarrollar22.
1.3. LA
SUSTITUCIÓN INEFICIENTE DE IMPORTACIONES
Cuando una industria apenas está comenzando sus actividades, sus
costos domésticos de producción generalmente son mayores a los que
reflejan las industrias extranjeras de la misma rama que ya están
consolidadas. Esta circunstancia coloca en desventaja a la producción
nacional frente a la oferta de bienes importados. La protección que se le
otorga a las actividades industriales que se inician se justifica, entonces,
______________
21 Un interesante análisis en relación con los distintos instrumentos de política industrial
se encuentra en M. Ignacio Purroy: Estado e Industrialización en Venezuela, Cap. VII
Política de Protección Industrial, pp, 205-230, Véase también Helia Isabel del Rosario
Informe Preliminar Sobre la Utilización de Instrumentos Institucionales de Política
Industrial y Luis Mata Mollejas: El Estado y la Política Industrial.
22 El estudio y caracterización de la sustitución ineficiente de importaciones en América
Latina y Venezuela ha sido abordado por innumerables autores y desde las más
diversas perspectivas. Para los efectos de este trabajo hemos utilizado como fuente
de consulta los siguientes: CEPAL, El pensamiento de la CEPAL Fernando Fajnzylber,
La industrialización en América Latina; especificidades y perspectivas, Raúl Prebisch,
Capitalismo Periférico; M. Ignacio Purroy, Estado e Industrialización en Venezuela;
Sergio Bitar y Eduardo Troncoso, El desafío industrial de Venezuela; Constantino
Quero Morales, Imagen-Objetivo de Venezuela; y, Max Flores Díaz, Aspectos teóricometodológicos del pensamiento en torno a la industrialización y desarrollo de América
Latina.
37
Víctor Álvarez R.
en la medida que la misma permita a la producción doméstica alcanzar, en
un plazo razonable o prudencial, niveles de calidad, productividad y
competitividad cercanos a los internacionales. Sin embargo, la
instrumentación de las medidas proteccionistas en Venezuela fue
indiscriminada e irracional y dio origen a una sustitución ineficiente de
importaciones.
La protección fue indiscriminada; es decir, sin mayores precisiones y
garantías en relación con la capacidad real de los distintos proyectos
industriales para poder autosostenerse en el tiempo, a partir de aprovechar
ventajas comparativas relacionadas con la dotación de materias primas,
energía, fuerza de trabajo barata y ubicación geográfica y, sobre todo,
desarrollar ventajas competitivas de tipo tecnológico, sustentadas en un
usos cada vez mayor de la información y los conocimientos. De manera
que, estas industrias sólo podrían sobrevivir al amparo de la eterna
protección estatal quedando así en un círculo vicioso, toda vez que la propia
protección inhibía cualquier esfuerzo por innovar productos y procesos,
quedando cada vez más rezagada en comparación con el incesante ritmo
innovador de los productores foráneos.
Por otro lado, la protección fue irracional porque aún en los casos de
industrias capaces de aprovechar las ventajas del país, la misma no se
otorgó como una medida temporal, sino que se prolongó de manera
indefinida, además de alcanzar niveles que iban mucho más allá de lo
necesario para hacer la industria nacional competitiva frente a los productos
importados.
Oswaldo Sunkel, en su ensayo Del desarrollo hacia adentro al
desarrollo desde dentro, plantea que:
“La estrategia de industrialización y desarrollo del pasado estuvo
centrada en la expansión del mercado interno, en el fomento de la
producción interna de bienes industriales de consumo previamente
importados. Esta preferencia por el consumo y el mercado interno
existente, o sea la demanda de los sectores medios y altos, fue lo
que sesgó enteramente la estrategia de industrialización y determinó
una política de comercio exterior caracterizada por el desmesurado
proteccionismo; una política de fomento del consumo mediante
subsidios, precios controlados y créditos al consumo; y una política
de inversiones destinadas de preferencia hacia la expansión del
mercado de bienes de consumo duradero imitativos, en detrimento
38
Claves para la industrialización socialista
por ejemplo de la producción agropecuaria o manufacturera para el
consumo popular y del ahorro.” 23
La protección a la industria exige una aplicación muy cuidadosa de los
incentivos públicos para que la actividad manufacturera no se torne
ineficiente y dependiente del paternalismo estatal. Esta protección se debe
conceder como un apoyo inicial y temporal, condicionada a compromisos
de las industrias favorecidas para fortalecer sus capacidades tecnológicas
e innovativas y eliminándose cuando éstas se hayan fortalecido o cuando
demuestre que definitivamente es incapaz de cumplir con los objetivos y
metas de mejora de su eficiencia, productividad, calidad y competitividad
que contribuyan a la mejora de la calidad de vida y bienestar de los
consumidores y el pueblo trabajador.
Cuando nos referimos al nivel de protección necesario para hacer a la
industria nacional eficiente, queremos significar un valor tarifario del arancel
que iguale los precios de los bienes nacionales con los importados. Sin
embargo, en muchos casos el arancel excedía este límite, convalidando
ineficiencias y/o generando altísimas ganancias para las empresas y
sectores industriales que se beneficiaban con esta medida, en menoscabo
de los consumidores y otros productores que, finalmente, terminaban siendo
los que pagaban el costo de esta protección, generando así un proceso de
distribución regresiva del ingreso a favor de los empresarios nacionales y
en contra de los trabajadores y consumidores.
Una situación más extrema aún tenía lugar en los casos en que se
aplicaban prohibiciones de importación. En estos casos, la protección
absoluta permitió elevar los precios al punto de generar excesivas ganancias,
por lo que las empresas sobreprotegidas no necesitaban ser más eficientes
para mantenerse en el mercado. La protección concedida al aparato
productivo interno, además de no haber sido delimitada en el tiempo,
remontó el nivel necesario para estimular la eficiencia y competitividad de
la industria nacional. Al amparo de esa política proteccionista, los
empresarios del país pudieron obtener elevados márgenes de ganancia
negociando prohibiciones de importación, altos aranceles y aumentos en
______________
23 Oswaldo Sunkel. El desarrollo desde dentro. Un enfoque neoestructuralista para
América Latina. CEPAL. Pp. 44-45. El trimestre económico.
39
Víctor Álvarez R.
los precios, en lugar de realizar esfuerzos para mejorar su eficiencia y
reducir sus costos de producción.
La política de sustitución de importaciones dio lugar a una industria
ineficiente porque no estimuló la potencialidad y capacidad de los
productores domésticos para reducir gradualmente sus costos de
producción e incrementar la calidad de sus productos. Incluso, aún cuando
los fabricantes nacionales lograban reducir sus costos, al existir un
predominio de monopolios y oligopolios; tal fenómeno no llegaba a traducirse
en una baja de los precios. Esta situación fue convalidada por las políticas
públicas que en ningún momento se plantearon reducir el nivel de
protección, una vez que se apreciara una declinación en los costos.
En los marcos de la construcción del socialismo venezolano, la nueva
industria nacional tendrá una relación con el mercado, bien sea con los
proveedores, competidores o clientes nacionales y extranjeros que operan
según la lógica mercantil. Sus relaciones económicas no serán única y
exclusivamente con empresas que se rigen por principios socialistas. De
allí que, uno de los problemas claves a la hora de instrumentar una política
industrial, en las circunstancias de una relación con la dinámica del mercado,
lo constituya justamente la necesidad de conciliar un nivel de protección
efectiva razonable y de incentivos públicos a favor de la industria nacional
y, al mismo tiempo, promover la necesaria presión que la estimule a
desarrollar una creciente eficiencia en el uso de los recursos para generar
una oferta de productos con calidad y precios semejantes o mejores que
los de sus competidores capitalistas. La gran diferencia radica en una política
industrial orientada a la construcción socialista deberá priorizar el interés
de los trabajadores y de los consumidores en función de contribuir a mejorar
el ingreso real, la calidad de vida y el bienestar social de los sectores que
viven de un ingreso fijo.
No es nada fácil precisar el grado de protección y apoyo público que
permita alcanzar en un tiempo razonable una estructura productiva eficiente,
sin provocar los costos económicos, sociales y hasta políticos que generaría
un respaldo insuficiente. Replegar la intervención del Estado y dejar la
dinámica industrial al imperio de las fuerzas ciegas del mercado solo
conducirá a una quiebra masiva de empresas, a la destrucción de millares
de puestos de trabajo, a la caída de la producción nacional y, en
consecuencia, a una creciente dependencia de los suministros importados.
40
Claves para la industrialización socialista
Pero este riesgo o temor tampoco justifica el prolongar el modelo tradicional
de industrialización ineficiente que le ha impedido su inserción a los procesos
de integración latinoamericana y al comercio internacional, no digamos
como un país exportador de bienes manufacturados, sino al menos como
un país con una industria capaz de enfrentar en un mercado interno
razonablemente protegido la competencia de los productos importados.
La mayoría de países que implantó este modelo de sustitución de
importaciones, y Venezuela no fue la excepción, heredó un sector industrial
ineficiente, incapaz de sobrevivir sin protección; unas estructuras de
mercado oligopólicas, sobre diversificadas y con altos niveles de capacidad
ociosa, cuyo efecto final se manifiesta en la imposición de una carga sobre
las grandes masas consumidoras, quienes tienen que pagar mayores
precios por artículos de menor calidad. Tal modelo se comienza a agotar
una vez que se presentan serios síntomas de ineficiencia de la producción,
estructuras y prácticas oligopólicas y creciente rezago tecnológico24.
No se trata ahora de asumir posiciones extremas, alentadas por un
cuestionamiento absoluto que no reconoce logros en lo que fue la política
de sustitución de importaciones. De hecho, si no hubiese sido por esta
política, muy difícilmente Venezuela contaría hoy una plataforma productiva
y un conocimiento de los procesos industriales como base de partida para
reimpulsar su proceso de industrialización. En una interesante y muy útil
compilación sobre Políticas de industrialización en América Latina,
Oscar Altimir de la CEPAL plantea que:
“El desarrollo y la industrialización en América latina están
actualmente en una encrucijada frente a la cual es posible adoptar
tres actitudes diferentes. La primera consiste, simplemente, en
persistir en el estilo de desarrollo e industrialización de posguerra,
que ha desembocado sistemáticamente en desequilibrios
estructurales. La segunda conduce al desmantelamiento de
capacidades productivas, mucho más allá de lo que podría
considerarse tolerable y necesario en cualquier proceso de
______________
24 Véase La industrialización y desarrollo en América Latina. Compilación de artículos de
max Flores Díaz, Adicea castillo; Antonio Montilla, Héctor Silva Michelena y Haleis
Dávuila. Para ampliar la visión de los resultados que arrojó la industrialización por
sustitución de importaciones en México véase de Ernesto Haine: Sustitución de
importaciones .
41
Víctor Álvarez R.
reestructuración; este camino resulta regresivo, tanto desde el punto
de vista histórico como en sus consecuencias políticas y sociales,
así como en términos de equidad. La tercera es una reorientación
positiva del desarrollo y de la industrialización, en procura de un
estilo que mejore la inserción internacional a largo plazo y permita
superar la desarticulación económica y social” 25.
En adelante, habrá que evaluar integralmente los distintos instrumentos
a través de los cuales se ejecuta la política industrial, tomando en cuenta,
por una parte, la generación de empleos productivos y el beneficio que
obtiene el consumidor al poder comprar bienes de mayor calidad y más
bajo precio, en el marco de un proceso de integración latinoamericano
donde hay países con una industria más competitiva que ejercerán una
fuerte presión sobre el aparato productivo interno para que reduzca sus
costos.
1.4. EL
SESGO ANTI -EXPORTADOR DE LA SUSTITUCIÓN DE EXPORTACIONES
Como hemos explicado hasta aquí, la política de sustitución de
importaciones se basó en la aplicación de altos aranceles y drásticas
restricciones cuantitativas que, aunada a un tipo de cambio sobrevaluado
que no expresaba la productividad de la industria manufacturera,
desestimulaba la actividad exportadora, aún en aquellos sectores o ramas
industriales capaces de hacer un uso eficiente de los recursos. Por lo tanto,
se afectó el costo y la calidad de las manufacturas nacionales, las cuales
no podían competir en el mercado internacional. Andrés Santeliz explica
que:
“Este proceso industrializador, en apenas diez años ya mostró claros
síntomas de agotamiento. Razón por la cual Rafael Caldera, en su
primer gobierno, queriendo dar mayor profundidad a la industria de
sustitución de importaciones debió emprender una nueva fase, la
de producción de bienes de capital e insumos industriales para la
industria de bienes de demanda final. La limitación que imponía el
tamaño del mercado interno pretendió resolverse mediante la política
de promoción de exportaciones no tradicionales. Se apoyaba en
una política comercial que daba preferencias a los instrumentos
______________
25 Rafael Urriola Compilador. Políticas de industrialización en América Latina. Oscar
Altimir. La encrucijada de la industrialización en América Latina. P. 21.
42
Claves para la industrialización socialista
que requieren de convención: la denuncia del Tratado de Reciprocidad
Comercial con los Estados Unidos y la integración económica regional.
Se miraba especialmente la zona del Caribe, puente hacia Europa,
los países andinos y, más lejanamente, hacía la ALALC”. 26
En Venezuela, los diferentes instrumentos de política industrial no han
sido utilizados de manera orgánica y con un enfoque integral. En
correspondencia con la lógica interna de la política de sustitución de
importaciones, se ha premiado a la producción para el mercado interno
pero penalizando la producción para exportar. Así pues, la forma como se
ha instrumentado la protección en Venezuela ha generado grandes
contradicciones intersectoriales, toda vez que al obligarse a los productores
de bienes finales a comprar insumos nacionales más caros y de menor
calidad, si bien es cierto que de esa manera se protege al productor criollo,
se ha condenado al mismo tiempo a la industria con vocación exportadora
a ser poco competitiva, debido a la baja calidad y altos precios que suelen
tener las materias primas y bienes intermedios nacionales. Los reiterados
conflictos entre las textileras y los confeccionistas, entre los productores
de partes y piezas automotrices y la industria ensambladora, entre los
productores agropecuarios y la agroindustria, no son más que algunos
ejemplos que confirman esta apreciación.
El uso de los instrumentos de política industrial generó ineficiencias en
buena parte de las ramas industriales. Debido al alto nivel de los aranceles
y de las restricciones cuantitativas, las industrias estaban obligadas a
comprar sus insumos y bienes de capital, nacionales o importados, a precios
bastante mayores que los internacionales. Al no haber mayores apoyos
públicos a las empresas exportadoras, estas recibían sólo los precios
internacionales por sus ventas en el exterior. Por lo tanto, el tipo de cambio
total de las exportaciones (esto es, la suma del tipo de cambio más los
subsidios a la exportación por cada dólar exportado) era mucho menor
que el tipo de cambio total al que debían adquirir sus insumos y bienes de
capital (la suma del tipo de cambio más los aranceles y el efecto de las
restricciones directas por cada dólar importado). En tales condiciones, un
considerable número de actividades con potencial exportador resultaban
poco competitivas en el mercado internacional.
______________
26 Andrés Santeliz G. Reflexiones en torno a las políticas industriales. Revista Venezolana
de Análisis de Coyuntura, 1997, Vol. III, No. 2 (jul-dic), pp. 19
43
Víctor Álvarez R.
No olvidemos que, cuando un arancel se aplica a la importación de un
bien final que competiría con la producción nacional, dicha medida tiende
a estimular el crecimiento de ésta última. Pero, cuando los aranceles son
aplicados a la importación de los insumos que tal producción necesita,
entonces esa medida más bien perjudica a las industrias nacionales que,
como alternativa, pudieran utilizar insumos importados más baratos y de
mejor calidad que los insumos nacionales. Si bien esto beneficia a la
producción nacional destinada al mercado interno, al mismo tiempo
perjudica a aquellas industrias que tienen vocación exportadora, toda vez
que las mismas pierden competitividad al verse obligadas a adquirir
materias primas y bienes intermedios encarecidos por las medidas de
protección arancelaria y para-arancelaria. Y en el mercado interno esas
ineficiencias que se expresan en una inferior calidad y mayor precio de la
sustitución de importaciones ineficiente finalmente la pagan los
consumidores, toda vez que los altos márgenes de protección permiten
vender la producción en el mercado interno a un mayor precio que en el
mercado internacional, lo cual hace mucho más rentable producir para
sustituir importaciones, en lugar de producir para exportar. En otras palabras,
se subsidió a través de aranceles y otras barreras para-arancelarias la
producción para el mercado interno, más no la que podría destinarse a la
exportación. La confluencia de estos fenómenos influyó sobremanera en el
marcado sesgo anti-exportador de la Economía venezolana.
Aún cuando Venezuela cuenta con reservas de hidrocarburos superiores
a las de cualquier otro país, lo que le asegura una renta petrolera por más
de un siglo, esto no quiere decir que el país no necesite generar nuevas
corrientes de divisas, sobre todo para atenuar las caídas de los precios del
petróleo, las cuales tienen lugar cada vez que la economía capitalista se
desacelera o contrae y por lo tanto se reduce su demanda de energía. De
allí que la transformación de la economía rentista e importadora en una
economía productiva y exportadora requiere una política industrial en
correspondencia con las demás políticas económicas que respalden la
actividad industrial de los sectores con potencialidad exportadora, en lugar
de penalizarla. En este sentido, la protección efectiva a las industrias
exportadoras debe ser más o menos igual a la de las industrias que
sustituyen importaciones. Igualmente, para apoyar el sector industrial con
vocación exportadora, es importante que éste pueda adquirir los bienes de
capital, intermedios y demás insumos que requiera, a precios similares a
44
Claves para la industrialización socialista
los internacionales, sin el recargo de altos aranceles y trabas burocráticas
que perjudiquen su competitividad.
Al aplicar una protección irracional e indefinida, sin condiciones en cuanto
a la mejora de la calidad, productividad y competitividad; sin una escogencia
de sectores para los cuales el país presentara o pudiera desarrollar
fortalezas y ventajas, y al no prestar mayor atención a los costos relativos
internacionales, el modelo de sustitución de importaciones estaba condenado
a ser ineficiente y con un marcado sesgo anti-exportador. En el trabajo
antes citado, Andrés Santelíz plantea que:
“Para Venezuela, la salida vino bajo la forma de un importante
incremento en la renta externa, que hizo pensar en un nuevo modelo
de industrialización. El proyecto de “La Gran Venezuela” constituyó,
desde este punto de vista, una estrategia de industrialización que,
de nuevo, abandona el camino de la sustitución de importaciones y
propone el desarrollo de las industrias básicas, orientadas a la
exportación de manufacturas del hierro, la bauxita y otros minerales,
la explotación de gas y productos petroquímicos y derivados
petroleros. Se expandió también, de manera notable, la capacidad
de producción hidroeléctrica, pensando en el consumo de energía
del emporio industrial en construcción, especialmente en la región
de Guayana.” 27
Cómo lo explicaremos más adelante, en función de propiciar la inserción
de Venezuela en la Economía mundial como un país exportador de una
amplia gama de bienes manufacturados con un creciente valor agregado
nacional, es necesario revisar y rectificar las políticas macroeconómicas y
sectoriales.
1.5. LOS
RESULTADOS DE LA POLÍTICA DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES
A lo largo de este período que se extiende desde 1950 a 1987, el PIB
real de la industria manufacturera muestra un crecimiento interanual de
6,0% durante 37 años consecutivos, duplicando su valor cada 11 años. La
mayor contribución de la manufactura (sin refinación de petróleo) a la
conformación del PIB se ubica en el año 1987 cuando llega a casi 20%. A
partir de entonces comienza un largo período de declinación hasta caer el
______________
27 Ibid. p.21
45
Claves para la industrialización socialista
Capítulo II
2. ETAPA
NEOLIBERAL: LIBERALIZACIÓN DE LAS IMPORTACIONES Y
DESINDUSTRIALIZACIÓN
Bajo el esquema de la sustitución de importaciones la industria
manufacturera no tenía más opciones que las que ofrecía la propia
producción local de bienes intermedios y maquinaria para la industria, la
cual no siempre ofrecía las mejores condiciones en cuanto a precio, calidad
y oportunidad. De allí que con la eliminación de las prohibiciones de
importación y de las restricciones cuantitativas al comercio exterior, se
planteó facilitar el acceso a nuevos proveedores de materias primas,
maquinarias y equipos en mejores condiciones de precio y calidad, bajo el
supuesto de mejorar la competitividad de los sectores demandantes de
este tipo de insumos industriales.
Lo cierto es que a partir de los años 90 se inicia el proceso de apertura
del mercado interno en el marco de las políticas neoliberales que en
Venezuela empiezan a aplicarse. La propuesta neoliberal parte de la idea
de retirar la intervención del Estado para que sean los mecanismos del
mercado los que orienten la inversión de los recursos. Con el objetivo de
aliviar la carga sobre la gestión fiscal se planteó la reducción de los sectores
subsidiados por la renta petrolera, los cuales habían sido largamente
sobreprotegidos y se habían tornado ineficientes, incapaces de competir
con sus propios medios con la oferta internacional. Se desmontan los
incentivos y subsidios públicos y la industria nacional entra en crisis.
2.1. L A
REFORMA ARANCELARIA
La política neoliberal le asigna al arancel de aduanas el papel regulador
de las corrientes de productos importados, eliminando buena parte de los
mecanismos para-arancelarios y decisiones discrecionales.
El arancel ad valorem es un porcentaje que se cobra sobre el valor del
producto. En Venezuela el mismo suele tener un amplio rango que no
siempre está clasificado por tramos o categorías. Al no existir una
concepción integral en cuanto a los sectores y ramas industriales que se
desea desarrollar a través del uso del arancel, la proliferación de tasas de
47
Víctor Álvarez R.
protección heterogéneas y dispersas resulta ser uno de los rasgos más
perniciosos de ese sistema.
La modalidad del arancel “específico” fue implementada para evitar las
subfacturaciones de las importaciones. El mismo consistía en un pago que
se debía realizar por cada kilogramo o tonelada de producto importado. En
otras palabras, se trataba de un pago impositivo en razón del peso del
producto importado.
A través del sistema de “Licencias” el Estado transfería a privados su
derecho preferencial de importación y liberaba a los importadores del pago
de determinados aranceles aduaneros. Con frecuencia es asignado de
acuerdo a la opinión del funcionario de turno. En la práctica, este sistema
se tornó en una oscura red de corruptelas y tráfico de influencias que
hacía cada vez más ineficiente y obsoleto el régimen arancelario.
Ciertamente, resultaba necesario un proceso de simplificación de este
régimen harto complicado e ineficiente que, en la práctica, operaba con
interminables trabas y desesperante lentitud y en el que el cobro de
comisiones, el tráfico de influencias, el clientelismo político y las múltiples
variantes de la perversa “matraca” no hacían más que complicar el proceso
de importaciones. También se hacía necesaria una racionalización y
simplificación del arancel en función de establecer un techo racional de
protección y superar la exagerada dispersión del mismo.
Es necesario recordar que cuando comenzó la apertura del mercado
interno en 1989, la desgravación del arancel partió de un elevado nivel de
80 por ciento para bienes de consumo final que, aunado a una devaluación
de más del 100 por ciento para aquel entonces, resultaba ser una
considerable protección efectiva que –si bien favorecía ampliamente a los
empresarios industriales–, resultaba muy onerosa para los consumidores.
Como lo explicaremos más adelante, es la sobrevaluación del tipo de cambio
y la consiguiente propensión importadora que desplaza a la producción
nacional, el principal factor que profundiza la desindustrialización de la
economía venezolana que se inició con la apertura del mercado interno y
el desmontaje de los apoyos públicos a la producción nacional.
2.2. D ESACELERACIÓN
DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN
La desaceleración del proceso de industrialización y la reducción del
48
Claves para la industrialización socialista
grado de industrialización de la economía venezolana se tradujo en la
destrucción de millares de puestos de trabajo, el recrudecimiento del sector
informal y la regresividad en la redistribución de ingresos. Las políticas de
ajuste neoliberal agravaron el desempleo, la pobreza y la exclusión social
al no surgir los nuevos sectores industriales más competitivos que
supuestamente absorberían los trabajadores que perderían sus puestos
de trabajo en las industrias y sectores menos competitivos. La apuesta
neoliberal de desmontar la protección y subsidios a la industria nacional,
con el argumento de que se mantendrían los sectores realmente eficientes
y surgirían otros nuevos, no se cumplió. El saldo neto fue el cierre masivo
de pequeñas, medianas y grandes empresas, la destrucción de millares de
puestos de trabajo y la caída del aporte de la manufactura al PIB y al
empleo productivo.
El empeño por imponer una apertura rápida y generalizada de la
economía a la competencia externa y la subordinación de la producción
interna a los precios internacionales, en un entorno gobernado por los
mecanismos del mercado, refleja una concepción que considera rescatable
sólo aquella parte de la industria capaz de resistir, a corto plazo, el impacto
de la competencia internacional. En contraste, las propuestas orientadas
a prolongar y profundizar el modelo tradicional de industrialización destinada
al mercado interno, son expresión de los intereses de la burguesía industrial
que se benefició de un proceso de acumulación subsidiado por la
transferencia de una buena parte de la renta petrolera y por la
sobreprotección estatal.
En el primer caso, se subestiman los costos sociales que podrían
derivarse del desmantelamiento de una parte del parque industrial, así
como también la posibilidad de que alguna de las industrias afectadas
pudiera servir de base para el reimpulso de la industrialización en un marco
de políticas que promuevan el fortalecimiento de la calidad, productividad
y competitividad. En el segundo caso, se subestima el papel decisivo que
tiene una inserción dinámica en el comercio internacional basada en la
noción de competitividad auténtica, incluso para alcanzar un crecimiento
con una mayor equidad e inclusión social que facilite el acceso de la población
a los bienes y servicios imprescindibles para la satisfacción de sus
necesidades básicas y esenciales.
49
Víctor Álvarez R.
2.3. E CONOMÍA
RENTISTA Y DESINDUSTRIALIZACIÓN
En los años 90, los grandes países consumidores de petróleo impusieron
la creencia de que el petróleo tenía sus días contados como principal fuente
de energía. Ante la reivindicación en los precios de los crudos que lograron
los países de la OPEP en los años 70 y 80, las potencias industrializadas
reaccionaron llevando a cabo un descomunal esfuerzo por desarrollar
fuentes alternas de energía que supuestamente desplazarían al petróleo
como el fundamento de la gran producción en serie.
Las tensiones en la OPEP no se hicieron esperar. Por un lado, los países
miembros que sufrían un progresivo agotamiento de sus reservas apostaron
a controlar la producción con el fin de vender al mayor precio posible sus
decrecientes reservas. Por la otra, los países con abundantes reservas,
haciéndose eco del argumento de las grandes potencias de que las fuentes
alternas de energía se encontraban a la vuelta de la esquina, se apuraron
a romper las cuotas de producción y a rematar sus reservas antes de que,
supuestamente, se quedaran en el subsuelo. El resultado fue que a
comienzos de los años 2000 los precios del petróleo se encontraban por el
piso y la OPEP estaba prácticamente desmembrada. A lo largo de la última
década, esta organización se ha reconstruido y ha logrado reivindicar
precios justos para el petróleo.
Ante los incrementos de los precios que han logrado los países de la
OPEP y el fuerte impacto que esto tiene en la estructura de costos de la
producción mundial, el uso intensivo del petróleo intenta ser desplazado
como base energética del modelo de la gran producción en serie. El creciente
peso que en la actualidad ha alcanzado el poder de la información y el
conocimiento en la producción de bienes y servicios en la economía mundial
comienza a ser equivalente a la importancia que el petróleo ha tenido a lo
largo de varias décadas.
La renta petrolera tiene su origen en un plusvalor internacional que
pagan los países consumidores de petróleo. No es el resultado del esfuerzo
productivo interno. En una economía rentista, el mayor porcentaje de los
ingresos fiscales que sostienen el gasto público no provienen de la
recaudación de impuestos que pagan los agentes internos, sino de la
captación de un plusvalor internacional que pagan los países consumidores
de petróleo. En las condiciones del capitalismo rentístico la dinámica
económica interna depende, más que del desarrollo de las fuerzas
50
Claves para la industrialización socialista
productivas domésticas, de la de una renta que tiene como fuente la
transferencia de un plusvalor internacional. Se genera así un rápido
crecimiento del consumo privado y de la demanda agregada que, por su
ritmo impetuoso, tiende a ser abastecida con toda clase de importaciones,
lo cual inhibe y hasta puede llegar a anular el impulso para desarrollar la
producción interna. Esto tiende a aumentar el coeficiente de importaciones;
es decir, el porcentaje de manufacturas importadas en el total de la oferta
de bienes y servicios y proporciona una idea clara del margen de sustitución
de importaciones que aún existe y viene creciendo.
Por otra parte, en el caso venezolano la percepción de una creciente
renta petrolera engendró una economía con rasgos muy particulares. Dio
nacimiento a una clase capitalista que sustentó su proceso de acumulación
en la apropiación de una parte importante de esa renta. En el capitalismo
clásico, los empresarios surgen y subsisten explotando a los trabajadores,
pero en el capitalismo rentístico los empresarios nacen cuando consiguen
un préstamo de algún banco público y logran apropiarse del trabajo ajeno
gracias a los recursos públicos que se les facilita a través de préstamos
blandos y con muy poco aporte o capital propio. El capitalismo rentístico se
mantiene a partir de su capacidad de lobby y cabildeo para agenciarse el
favor de los subsidios y apoyos del Estado. Se trata de una clase capitalista
que se ha reproducido al amparo del Estado y de la distribución de la
renta. La baja presión fiscal, la sobrevaluación del bolívar, los créditos
blandos de la banca pública, las compras gubernamentales y las inversiones
en infraestructura de apoyo a la actividad productiva fueron algunos de los
mecanismos más importantes de distribución de la renta petrolera a favor
del capitalismo rentista venezolano, en el que el motor del desarrollo
industrial no ha sido la innovación sino la inyección a la economía de la
renta petrolera a través del gasto público.
La cultura rentística tiende a consumir, en lugar de invertir, el ingreso
petrolero. Por eso, los auges rentísticos suelen tener un impacto negativo
sobre el aparato productivo nacional productor de bienes transables o
comercializables internacionalmente. Los mayores ingresos fiscales que
debería traducirse en incentivos y estímulos para el aumento de la
producción nacional de bienes manufacturados, al inyectarse a la economía
generan un aumento en el consumo privado y la demanda agregada que
no puede ser abastecido de inmediato debido a la rigidez del aparato
51
Víctor Álvarez R.
productivo interno. Para conjurar los problemas de escasez, acaparamiento
y especulación que afectan la paz social y la gobernabilidad, buena parte
de la renta petrolera –en lugar de ser invertida productivamente– termina
siendo utilizada para importar los bienes y servicios que debería generarse
con el esfuerzo productivo interno.
La sobrevaluación del tipo de cambio expresado en un dólar subsidiado
ha facilitado la importación masiva de bienes y servicios que se podrían
producir en Venezuela. Y mientras Venezuela perciba un significativo ingreso
en divisas por concepto de exportaciones petroleras, aun cuando resulte
necesario diversificar la economía para lograr los objetivos de la soberanía
productiva, este proceso no tiene un carácter urgente o impostergable.
Solo cuando se han desplomado los precios del petróleo es que se ha
planteado la necesidad de desarrollar un vigoroso sector industrial capaz
de sustituir de manera eficiente el gran volumen de importaciones y de
exportar una amplia gama de bienes y servicios no tradicionales que
compensen la caída del ingreso petrolero. Pero ha prevalecido un abundante
ingreso petrolero que confiere un extraordinario poder de compra externo
y permite comprarle al resto del mundo lo que se debería estar produciendo
internamente. El mejor negocio en la Venezuela rentista sigue siendo
importar en lugar de producir.
A diferencia de otros países que necesitan realizar un enorme esfuerzo
productivo para generar las fuentes de divisas que requieren para comprar
las materias primas y recursos energéticos que no poseen, Venezuela
percibe una cuantiosa renta petrolera que le permite comprar al resto del
mundo los bienes y servicios que bien pudiera estar produciendo
internamente. La cotización de los crudos ha mejorado y las reservas
probadas que Venezuela tiene son las más grandes del mundo.
Una nueva estrategia de desarrollo industrial es imprescindible para
avanzar en la transformación del capitalismo rentístico importador en un
nuevo modelo productivo que, en primer lugar, sea capaz de sustituir
eficientemente buena parte del enorme volumen de importaciones que
aún se hace; y, en segundo lugar, diversificar la oferta exportable y las
fuentes de divisas. Una revolución política y social sin una revolución
económica es insostenible en el mediano y largo plazo. Alcanzar la soberanía
productiva dependerá en gran medida del éxito de esta nueva estrategia
de desarrollo industrial.
52
Víctor Álvarez R.
los años siguientes. Desde entonces, la participación del PIB manufacturero
en el PIB total de la economía ha sido decreciente. En 1987 la economía
venezolana alcanza su máximo grado de industrialización, con un aporte
de la manufactura al PIB (sin refinación de petróleo) de casi 20%. Desde
entonces cae de manera ininterrumpida hasta un nivel de 15,5% en el año
2010. Al incluir la refinación de petróleo, y distinguiéndolos por las causas
que explican el fenómeno de la industrialización, a lo largo de estos años
es posible distinguir cuatro sub-períodos:
• Entre 1988-1995 la industria crece a una tasa interanual de 1,3% y
su aporte al el PIB comienza a caer al pasar de casi 23% a 22,1%;
cae el coeficiente de inversión, debido a la desregulación de las tasas
de interés que encareció el crédito industrial, castigo la demanda interna
e incentivó las inversiones especulativas financieras y cambiarias; la
creciente competencia de las importaciones como consecuencia de
la reducción del arancel y la eliminación de las restricciones
cuantitativas empieza a desplazar la producción nacional.
• Entre 1995-2003, la industria decrece a una tasa interanual de -3,2%
y su participación en el PIB merma de 22,1% a 19%. Esto se debe
al impacto de la crisis financiera en el desempeño general del PIB,
la devaluación o unificación del tipo de cambio que desata un auge
inflacionario sin precedentes y contrae la demanda doméstica; así
como las políticas monetarias restrictivas que encarecieron y limitaron
el financiamiento industrial y la capacidad de endeudamiento de los
consumidores.
• Entre 2003-2008, a pesar de que la industria crece a un elevado
ritmo de 8,3% interanual, paradójicamente su aporte porcentual al
PIB cae hasta 17%. Si bien la manufactura crece a una tasa
significativa, el ritmo de crecimiento en otros sectores como el
comercio, los servicios, las finanzas, las telecomunicaciones y la
construcción es mucho mayor, lo cual altera el peso relativo de cada
uno de ellos en la conformación del PIB.
• Entre 2009-2010, la industria se contrae a un ritmo de 4% interanual y
su participación relativa en el PIB desciende de 17% a 15.5%. La causa
principal es la sobrevaluación del tipo de cambio que entroniza una
creciente propensión a importar lo que perfectamente se pudiera estar
produciendo en Venezuela con el parque industrial que está instalado.
54
Víctor Álvarez R.
Al intentar un balance general de este largo período, los hechos han
demostrado que ni el proteccionismo a ultranza ni la apertura indiscriminada
pueden ser las opciones de política industrial en Venezuela. De ahora en
adelante es necesario estimular un proceso eficiente de sustitución de
importaciones que no pierda de vista la necesidad de exportar, concentrando
el esfuerzo productivo en aquellos rubros que puedan alcanzar en un plazo
razonable niveles de calidad y precio semejante a los internacionales. Sólo
así podrá recuperarse la inversión bruta en capital fijo como porcentaje
del PIB (IBCF/PIB) para reimpulsar los necesarios procesos de reactivación,
reconversión y reindustrialización que permitan recuperar el grado de
industrialización de la economía venezolana.
56
Víctor Álvarez R.
En términos más agregados y generales, entre 1999-2007 la tasa de
crecimiento del PIBpc fue de 2,6% interanual, lo que puede calificarse
como crecimiento de grado intermedio, mientras que entre 2003-2007 es
10,0%, un crecimiento que puede considerarse extraordinario. En los diez
años anteriores (1989-1999) el crecimiento medio anual fue de 0,1% con
ambos extremos del período en situaciones de crisis. El crecimiento entre
1985-1988 se vio interrumpido por el ajuste cambiario aplicado a la
economía, que provocó el colapso de 1989. Viene la recuperación 19901992 que se interrumpe en 1993, debido al impacto de la recesión de la
economía estadounidense de 1991 y de la crisis política nacional que tiene
su detonante en las rebeliones militares de 1992 y la destitución del
presidente de la República acusado de malversación de fondos. En 1994
se produce la crisis bancaria y al año siguiente se registra una ligera
reactivación del PIB que se interrumpe a raíz de la crisis fiscal de 1996.
Hay una leve recuperación en 1997 que se apaga con el contagio de la
crisis asiática de 1998-1999. Sigue una nueva recuperación entre 20002001 que se ve abortada por el golpe de Estado, el paro empresarial y el
sabotaje a PDVSA en el 2002. A partir del último trimestre de 2003 comienza
un largo período de recuperación que se extiende hasta el primer trimestre
de 2009, para luego caer en un lapso de 7 trimestres de estancamiento y
recesión. En el último trimestre del año 2010 la caída de la actividad
económica toca fondo y se empieza a recuperar a partir del primer trimestre
del año 2011. Lo importante a destacar es que desde finales de 2003 la
economía venezolana presenta un cambio de las tendencias prevalecientes
desde 1985 y ofrece un ambiente económico mucho más favorable para
relanzar el proceso de industrialización de la economía venezolana, de
cara a lograr los objetivos y metas de la soberanía productiva, en el marco
de los cambios estructurales que se observan en la economía mundial.
3.1. C AMBIOS
ESTRUCTURALES EN LA INDUSTRIA MUNDIAL
Economías antes industrializadas en la actualidad han visto mermar la
importancia relativa del sector manufacturero en la conformación de su
PIB debido al mayor dinamismo de los sectores de servicios, finanzas y
telecomunicaciones y a la relocalización en otros países de sus actividades
industriales intensivas en fuerza de trabajo, esto con el fin de aprovechar
las ventajas comparativas en términos de fuerza de trabajo, dotación de
58
Claves para la industrialización socialista
materias primas y energía que los nuevos países industrializados les ofrecen
y las primeras potencias industriales ya no poseen.
Los cambios en la economía mundial crean un entorno diferente al que
prevalecía cuándo se impulsó la industrialización por sustitución de
importaciones. Estamos en presencia de otra situación que debe ser tenida
muy en cuenta a la hora de diseñar y ejecutar la nueva estrategia de
desarrollo industrial. En este nuevo contexto, los principios de selectividad,
racionalidad y reciprocidad son claves para relanzar el proceso de
industrialización.
En Venezuela se plantea la necesidad de transformar el capitalismo
rentístico dependiente e importador en un nuevo modelo productivo
exportador30. Esto supone otra forma de integración del aparato productivo
nacional a la economía mundial; impone una creciente inversión en el
desarrollo de su talento humano y de las capacidades científicas y
tecnológicas necesarias para generar bienes con la suficiente calidad y
bajo costo para aportar más que petróleo en los procesos de integración
comercial y productiva que se han puesto en marcha, en el marco de las
nuevas relaciones económicas internacionales que buscan la creación de
un mundo multipolar y el logro del equilibrio internacional. Sólo así será
posible generar y mantener nuevas fuentes de empleo y superar nuestra
actual especialización internacional como un país exportador de productos
primarios, avanzando hacia la conformación de un aparato productivo cada
vez más diversificado que nos permita lograr las metas de la soberanía
alimentaria y productiva.
En la actualidad, las fortalezas que realmente le dan consistencia a una
estrategia industrial en el largo plazo no son exclusivamente las heredadas
de la naturaleza sino, fundamentalmente, las que el ser humano es capaz
de crear con su inteligencia y calificación. Pero esto no se logra a través de
un esfuerzo aislado, sino a partir de la interacción creativa entre los agentes
económicos, sociales y políticos interesados en la transformación y
modernización del aparato productivo interno. Es decir, sobre la base de
______________
30 Sobre el desarrollo del capitalismo rentístico en Venezuela véase de Bernard Mommer.
La cuestión petrolera y de Batista y Mommer: El petróleo en el pensamiento político
venezolano.
59
Víctor Álvarez R.
una nueva forma de relación en la que predomine la cooperación, la
complementación, la reciprocidad, la equidad y la sustentabilidad.
3.2. EL
REDESPLIEGUE INDUSTRIAL
Estamos en presencia de una época en la que se están realizando
cambios sin precedentes en la Economía mundial. La magnitud de estas
transformaciones hace imposible que Venezuela aspire a sustentar su
desarrollo al margen de semejante proceso. En la economía mundial se
han consolidado nuevas regiones industrializadas. Brasil, Rusia, India, China
y Sudáfrica (BRICS) han aumentado su participación en el producto industrial
mundial, mientras que las anteriores potencias industrializadas como EE.UU.,
Unión Europea y Japón han visto mermar su ponderación.
Las inversiones en manufacturas basadas en tecnologías maduras,
intensivas en mano de obra, energía y recursos naturales, continuarán
relocalizándose en los BRICS y otros países del Tercer Mundo con ventajas
comparativas en materia de dotación de factores para este modelo de
industrialización tradicional. Pero también en ellos la variable tecnológica
se ha transformado en el factor clave para su futuro desarrollo industrial,
no sólo para proseguir la sustitución de importaciones. Si bien es cierto
que el esfuerzo de los países centrales se concentrará en las ramas con
alta tecnología, como computación, aeronáutica, electrónica,
automatización, robotización, industria militar y productos sintéticos, para
reemplazar recursos mineros y fuentes energéticas en declive, también las
nuevas potencias industrializadas incursionan en el desarrollo de productos
intensivos en información y conocimientos científicos y tecnológicos.
Por otra parte, los revolucionarios avances en materia de transporte y
comunicaciones han ampliado extraordinariamente el espacio geográfico
de la actividad económica y productiva y han convertido en cosa del pasado
las viejas restricciones que hacían tan difíciles y costosas las actividades
económicas entre diferentes países, no sólo las comerciales y financieras
sino también las productivas. Esto ha originado que las posibilidades para
la integración económica continúen ampliándose objetivamente, más allá
de los buenos propósitos consignados en los acuerdos económicos de
cooperación que en el pasado no pudieron concretarse, los cuales limitaron
los esfuerzos de integración económica al campo comercial, posponiendo
así la integración productiva de la economía latinoamericana y caribeña.
60
Claves para la industrialización socialista
En aquellas circunstancias de procesos productivos menos integrados
internacionalmente, los esfuerzos por industrializar la economía nacional
en sus distintos sectores y ramas de actividad encontraban un margen
mucho mayor en los espacios nacionales a través de la implementación de
políticas proteccionistas que, como ya explicamos, dieron origen a la
instalación de industrias ineficientes que terminaron por penalizar al
consumidor y empobrecer el potencial económico del país.
En la actualidad concurrimos a una nueva dinámica que integra cada
vez más la actividad productiva de la economía mundial. Este proceso de
integración de un número creciente de las cadenas productivas a escala
internacional evidencia que la integración no es solo comercial sino también
productiva. Esto se pone de manifiesto en el hecho de que las etapas de
muchos procesos de producción se están llevando a cabo en múltiples
países. Así, el bien de consumo final está compuesto por partes y piezas
fabricadas en diferentes países de acuerdo a la fortaleza o ventaja que
cada cual ha desarrollado. Cada vez son más los establecimientos
industriales que se especializan en la producción de determinadas partes,
piezas y componentes que, a su vez, son ensamblados por otras empresas
ubicadas en otras partes del mundo. Lo que llega al consumidor es el
resultado de los esfuerzos parciales y complementarios de una compleja
cadena productiva cuyos eslabones están localizados en diferentes países,
según las ventajas comparativas y competitivas que los mismos posean y
hayan podido desarrollar.
Esta tendencia a la desconcentración y descentralización territorial de
la manufactura, la cual lleva a reubicar en otros países la producción de
diferentes partes y componentes que una vez armadas o ensambladas
conforman el producto final, responde a una lógica del capitalismo en su
fase de desarrollo actual de transnacionalización de la producción en la
que las grandes corporaciones multinacionales procuran y logran imponer
el control de estas cadenas productivas a escala internacional. De allí su
obstinación por imponer acuerdos de libre comercio con cobertura cada
vez más global a través de los cuales los gobiernos de los países que los
suscriben renuncian y enajenan a su derecho de diseñar y ejecutar políticas
industriales y tecnológicas soberanas que puedan entrar en contradicción
con los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. La
posibilidad real de contrarrestar este enorme y avasallante poder de las
61
Víctor Álvarez R.
multinacionales, en función de acometer políticas de desarrollo en
consonancia con las peculiaridades, necesidades y el interés nacional
dependerá del impulso y concreción de un nuevo tipo de integración
productiva que facilite la transferencia de tecnología, la calificación del
factor humano, la asistencia técnica y la máxima incorporación de materias
primas, bienes intermedios y componentes nacionales en los proyectos de
inversión y productivos. Solo así se podrá conjurar la amenaza de perder
inversiones y capacidades productivas que tienden a reubicarse únicamente
con el criterio de aprovechar ventajas comparativas, sin considerar la
problemática económica y social que genera la quiebra de proveedores y
la destrucción de millares de puesto de trabajo que suelen acompañar la
retirada y relocalización de plantas industriales hacia otros países. La
integración latinoamericana, fundada en los principios de la solidaridad,
cooperación, complementación, reciprocidad, equidad y sustentabilidad es
la alternativa para alcanzar el desarrollo económico y social.
Cómo bien lo explica Alvin Toffler31, hoy en día la falta de recursos
naturales, lejos de ser una restricción insalvable para el desarrollo, más
bien ha sido un acicate para muchas naciones. Ejemplos claros son los de
Japón, China y los países industrializados del sudeste asiático. Sin poseer
mayores reservas de materias primas y energía han logrado desarrollar
una portentosa industria manufacturera de base tecnológica que ha invadido
al mundo entero con una producción de creciente calidad y precios cada
vez más competitivos, demostrando así que poseer recursos naturales es
necesario más no suficiente para la prosperidad de una nación, de la misma
forma que carecer de ellos no es un obstáculo para desarrollarse.
En esta misma línea, Carlota Pérez32 explica que las transformaciones
tecnológicas en curso han alterado el patrón de ventajas comparativas
que sustentaron la inserción de Venezuela en la Economía mundial. Las
ventajas competitivas derivadas de las capacidades para producir y utilizar
conocimientos han desplazado las ventajas comparativas heredadas de la
naturaleza. De la ventaja basada en recursos naturales se ha pasado a un
nuevo patrón en el que lo importante es la creación de ventajas competitivas
______________
31 Alvin Toffler. La revolución de la riqueza. México 2006.
32 Pérez, Carlota. “Las nuevas tecnologías: Una visión de Conjunto”. Proyecto PTAL
(UNU-IDRC).
62
Claves para la industrialización socialista
con base en el dominio tecnológico. El significado determinante que una
vez tuvieron los recursos naturales y el petróleo barato para el viejo modelo
productivo es semejante al que hoy tiene el conocimiento científico y
tecnológico para el desarrollo económico y el bienestar de los pueblos.
3.3. LAS
INDUSTRIAS DEL CONOCIMIENTO
Hasta la década de los 80 la actividad industrial en el mundo se
caracterizó por la gran producción en serie, la importancia decisiva de las
economías de escala y su consiguiente rigidez organizativa. Este modelo
fue muy exitoso mientras el petróleo se mantuvo barato y sirvió de sostén
para los procesos productivos intensivos en energía. Pero ante los
significativos incrementos de los precios del petróleo, los principales países
consumidores reaccionaron iniciando una sostenida inversión en el
desarrollo del talento humano y las capacidades científicas y tecnológicas
con el fin de ahorrar materias primas y energía. Los auges en los precios
del petróleo en los años 1974, 1979, 1991 y 2007 presionaron la
reestructuración organizativa y funcional de la sociedad industrial y dejaron
en evidencia el agotamiento de un modelo de desarrollo basado
fundamentalmente en un uso intensivo de la energía y los recursos
naturales.
Las incesantes innovaciones tecnológicas en la producción industrial y
la conformación de cadenas productivas internacionales que se expanden
a través de la firma de tratados de libre comercio e inversión tienden a
desplazar del mercado interno a la producción doméstica y presionan por
transformaciones radicales en la organización y estructura industrial. Surgen
demandas de productos diferentes y personalizados; las nuevas tecnologías
informáticas y la robótica permiten la sustitución de buena parte de la
nómina de trabajadores, aumenta la producción industrial pero crece el
desempleo estructural. Las consecuencias sociales y económicas de estos
cambios se hacen cada vez más críticas y acentúan la contradicción
antagónica del capital, toda vez que las altas tasas de desempleo estructural
reducen el consumo privado y la demanda agregada, estrangulando así el
potencial de crecimiento de la economía y repercuten negativamente sobre
la aspiración de lograr el desarrollo humano integral.
Lejos de ser la manifestación de un desequilibrio coyuntural, todo esto
constituye más bien, la inevitable consecuencia de los cambios estructurales
63
Víctor Álvarez R.
ocurridos en la economía mundial, los cuales expresan un nuevo tipo de
desarrollo económico y social fundado en las capacidades que crean las
naciones para producir, circular y utilizar información y conocimientos, y ya
no tanto en el hecho de poseer o explotar abundantes riquezas naturales y
reservas energéticas. A medida que estos cambios se profundicen, habrá
nuevas reducciones en el uso industrial de la mayoría de los recursos
naturales y energéticos sus proveedores encontrarán mercados cada vez
más reducidos que los obligarán a vender sus recursos a precios inestables,
con frecuentes altibajos
La falta de recursos naturales, lejos de ser una restricción insalvable
para el desarrollo, más bien ha sido un acicate. Un ejemplo clásico es el de
Japón. Sin poseer mineral de hierro ni carbón logró desarrollar la mejor
industria siderúrgica del mundo. En cierta medida, al no estar condenados
a usar el carbón británico de baja calidad o el mineral de hierro
estadounidense, pudieron adquirir sus insumos allí donde encontraron las
mejores condiciones de precio y calidad. Sin tener mayores reservas de
materias primas y recursos energéticos, Japón, Corea33 del Sur y otros
países del sudeste asiático han tenido un impresionante desarrollo industrial
que se aprecia en su creciente participación como exportadores de
manufacturas hasta en los mercados más reñidos y competitivos. En la
primera fase, durante los años sesenta, compitieron en los mercados
internacionales con manufacturas simples intensivas en mano de obra. Su
nivel educacional era alto en relación a otros países del mismo nivel de
ingreso. En la segunda fase, desplegada en los ochenta y noventa
comenzaron a competir en productos con mayor intensidad de mano de
obra calificada y capital intensivos (petroquímica, electrónica, bienes de
capital). Esos países no disponían de otras opciones para sustentar un
crecimiento rápido, pues carecían de recursos naturales. Sin recursos
naturales ni energéticos basaron su estrategia en el desarrollo de su
principal materia prima: la materia gris de la gente, la capacidad de
Invención de sus cerebros.
El mensaje está claro: poseer recursos naturales es necesario más no
suficiente para la prosperidad de una nación, de la misma forma como
______________
33 Véase Alice H. Amsden. Corea, un proceso exitoso de industrialización tardía. Grupo
Editorial NORMA.
64
Claves para la industrialización socialista
carecer de ellos no es un obstáculo para enriquecerse. Japón no los tiene
y es un país muy rico. Venezuela si los tiene pero es una sociedad que
todavía no ha podido erradicar las causas estructurales que generan
desempleo, pobreza y exclusión social.
Las oscilaciones de la renta petrolera que tradicionalmente han afectado
a Venezuela, lejos de ser un desequilibrio coyuntural constituye, más bien,
una consecuencia de los cambios estructurales ocurridos en la economía
mundial. Estos cambios imponen un nuevo tipo de desarrollo económico y
social fundado en la incorporación y difusión del progreso técnico. De la
ventaja comparativa basada en recursos naturales se ha pasado a un nuevo
patrón en el que lo importante es la creación de ventajas competitivas con
base en el dominio tecnológico. El significado determinante que una vez
tuvieron los recursos naturales y el petróleo barato para el viejo modelo
de desarrollo industrial es semejante al que en la actualidad tienen la
tecnología, la información y el conocimiento para el nuevo modelo de
desarrollo. Estas nuevas tendencias económicas y tecnológicas, que hoy
se imponen en el plano internacional, constituyen el marco de referencia
básico que es necesario entender de cara al reimpulso del proceso de
industrialización en Venezuela34.
De hecho, la posibilidad real de aprovechar rentablemente las enormes
reservas de crudos que tiene Venezuela no depende exclusivamente de
perforar nuevos pozos. Debido a que una elevada proporción de las reservas
probadas está compuesta por crudos pesados y extrapesados, su explotación
sólo será técnica y económicamente viable si se fundamenta en un intenso
esfuerzo científico y tecnológico. La explotación de este tipo de crudos
requiere una creciente inversión en investigación y desarrollo (IyD) para
crear las nuevas tecnologías que permitan elevar la capacidad de producción.
Sólo así podrá venderse buena parte de estas cuantiosas reservas, antes
de que se impongan los competidores que Venezuela tiene en el mercado
de crudos pesados. En este campo, Canadá y Rusia se revelan como los
más importantes competidores de Venezuela. De hecho, actualmente llevan
______________
34 Este planteamiento sobre la economía del conocimiento se encuentra desarrollado
con mucho más detalle por Víctor Álvarez y Davgla Rodríguez en De la Sociedad
rentista a la Sociedad del Conocimiento. Ediciones Fundacite Zulia, Maracaibo 1998
65
Víctor Álvarez R.
a cabo una significativa inversión en Investigación y Desarrollo, con el fin
de hacer viable la explotación de crudos de alta densidad y viscosidad.
Dicho de otra forma, se trata de obtener el máximo provecho de nuestra
principal materia prima agregándole materia gris. En este sentido, un
porcentaje creciente de los recursos que genera la propia actividad
petrolera, en lugar de consumirse rentísticamente, más bien deben ser
invertidos en la formación de recursos humanos de alto nivel, en la
consolidación de la planta física para la investigación en petróleo y energía,
en la ampliación de fuentes y medios de información y en el financiamiento
de proyectos de investigación que generen los conocimientos necesarios
para crear fortalezas sustentadas en un uso inteligente de la información y
el conocimiento.
3.4. LA
RECONVERSIÓN INDUSTRIAL
Para superar la economía rentista sustentada básicamente en las
exportaciones petroleras, la industria nacional está obligada a superar serios
rezagos en materia de calidad, productividad, precios, escalas de
producción, puntualidad en las entregas, etc. que restringen su aporte a la
transformación productiva del país. El tránsito de la Venezuela rentista e
importadora a la Venezuela productora y exportadora exige, como una de
sus más importantes transformaciones, un profundo proceso de
modernización de la industria nacional. Adelantar este proceso de cambio
estructural de la economía venezolana implica reimpulsar el proceso de
reactivación, reindustrialización y reconversión industrial.
El proceso de adaptación industrial a las cambiantes condiciones de un
mercado competitivo ha sido una constante en los países hoy en día
desarrollados. Desde que tuvo lugar la Revolución Industrial en el siglo
XVIII, en esas naciones ha tenido lugar un largo y sostenido proceso de
cambios que los ha llevado desde la manufactura más simple y artesanal
hasta la compleja industria computarizada y robotizada de nuestros días.
Desde los días de la actividad manufacturera más simple, la industria de
esos países se ha visto obligada a ajustarse continuamente a los incesantes
avances tecnológicos. Invierten enormes recursos en actividades de
investigación y desarrollo, lo cual a su vez emplaza a las empresas a hacer
lo mismo, en función de no desmejorar su posición y correr el riesgo de
desaparecer ante las incesantes innovaciones que se desatan por conquistar
66
Claves para la industrialización socialista
y mantener un espacio en los mercados. Pero en Venezuela, la actividad y
preocupación de los industriales, al orientarse fundamentalmente a
satisfacer las necesidades de un mercado interno cerrado, no se sintió
jamás sometida a las presiones de una intensa competencia. Por lo tanto,
los procesos de reconversión no resultaban necesarios para garantizar la
competitividad y sobrevivencia de las empresas.
En los principales países consumidores de petróleo, el aumento de los
precios del crudo ha pasado a ser un factor permanente que presiona un
continuo proceso de innovación y reconversión industrial para mejorar la
eficiencia energética. La actividad industrial, antes intensiva en el uso de
energía, se ha vuelto cada vez más eficiente e intensiva en el uso de
información y conocimiento. Las empresas, sectores y países que no se
adapten con rapidez a estos cambios, inevitablemente quedarán excluidos
de las cadenas productivas internacionales en las que cada eslabón se
ubica de acuerdo a las ventajas y fortalezas que ellos hayan podido crear,
desarrollar y mantener.
En estas condiciones, el esfuerzo de reconversión industrial constituye
un proceso motorizado en gran medida por los indetenibles avances
tecnológicos, traducido éste en el desarrollo de nuevos productos y procesos
productivos en los que justamente se asienta la mejora sostenida del
desempeño productivo. Las acciones de reconversión que anteriormente
resultaban lentas e, incluso, imperceptibles, en la actualidad son mucho
más violentas, cuestión que atiza el interés por introducir cambios
sustanciales en los procesos productivos a fin de recuperar, mantener o
consolidar la respectiva inserción internacional.
Con la integración de Venezuela al Mercosur se abre una nueva etapa
para reimpulsar el desarrollo industrial. La promoción de inversiones
asociadas a la transferencia de tecnologías, el desarrollo del talento humano,
la asistencia técnica y la máxima incorporación de componentes nacionales
en los proyectos de inversión, brinda la oportunidad para que una nueva
industria nacional se inserte en las cadenas productivas internacionales.
En adelante, el desarrollo industrial en Venezuela tendrá que ser menos
improvisado, mucho más racional, selectivo y programado para así poder
integrar la industria venezolana a las cadenas productivas de los gigantes
de la industria latinoamericana, como Brasil y Argentina. A través de
67
Víctor Álvarez R.
procesos de cooperación y complementación será posible aprovechar las
ventajas comparativas y competitivas que cada quien posee.
Brasil y Argentina tienen una mayor tradición y experiencia industrial
que la nuestra. Pero también Uruguay, Paraguay y Bolivia tienen fortalezas
en los sectores lácteos y textil-confección. Para que la industria nacional
pueda enfrentar las amenazas y aprovechar las oportunidades que ofrecen
los procesos de integración, la misma está obligada a superar los problemas
de productividad, calidad, precios, escalas de producción, puntualidad en
las entregas, etc. que le hacen mella a su competitividad. Desde esta
perspectiva, la reconversión industrial resulta ser un proceso necesario.
Sobre todo si tenemos en cuenta la conformación de un mercado cada vez
más concurrido por la presencia de múltiples competidores, capaces de
ofrecer una infinidad de alternativas a los consumidores.
Por supuesto, esta nueva situación no le ha gustado nada a aquellos
grupos que se habían beneficiado de una estructura económica
exageradamente intervenida por la presencia estatal y en la cual se abonaron
muchos privilegios. A su vez, el intervencionismo estatal ha sido utilizado
como un argumento para justificar su ineficiencia; pero en adelante, sólo
podrán permanecer activos aquellos establecimientos comerciales e
industriales que, lejos de ampararse en el paternalismo estatal o pretender
adecuarse a partir de un deterioro permanente del salario real del
trabajador, se sustente más bien en una mejora sostenida de la calidad y
productividad y de las condiciones laborales de los trabajadores.
La construcción de un nuevo modelo productivo orientado a la generación
de valores de uso que satisfagan las crecientes necesidades de la población
y a la inversión social de los excedentes, requerirá una mentalidad muy
distinta de los emprendedores y empresarios que sean portadores de los
nuevos valores de este modelo. Deben superar la mentalidad rentista y
paternalista que reclama las bondades de un Estado sobreprotector y ser
cada vez más innovadores, tomar iniciativas y, definitivamente, terminar
de entender que el Estado les brindará incentivos fiscales, financieros,
cambiarios, etc., pero la responsabilidad fundamental de su sobrevivencia
y desempeño exitoso dependerá de su propia capacidad de reacción y
gestión.
Más que una política pública o un programa del gobierno, la reconversión
industrial es, en primera instancia, un proceso que debe llevar a cabo cada
68
Claves para la industrialización socialista
empresa que desee mantenerse operando en el mercado. En este sentido,
la reconversión resulta ser un proceso voluntario. Ni el Estado ni ningún
funcionario público puede obligar a una empresa a reconvertirse, si los
propietarios, accionistas y gerentes de la misma aún no han internalizado
y comprendido la importancia estratégica que tiene, para la sobrevivencia
de su propia empresa, tal proceso de transformación y modernización. Es
un proceso que debe ser decidido y ejecutado por los propios dueños,
accionistas y gerentes de las distintas empresas, dejando a un lado la
mentalidad paternalista que espera sea el Estado quien asuma la carga de
las acciones que a ellos mismos les corresponde adelantar. No es un
operativo que tiene fecha de inicio y final, sino un proceso permanente que
–en las condiciones de un mercado abierto y competido– tendrán que
adelantar en mayor o menor medida todas las empresas. Por lo tanto,
está muy lejos de ser un proceso burocrático en el que a través de decisiones
arbitrarias se privilegia a algunos sectores discriminando a otros. Para
reconvertirse no hay que buscar gestores que llenen innumerables planillas,
ni hacer largas e interminables colas en las taquillas de distintos ministerios.
La reconversión constituye un proceso ininterrumpido de pequeños o
grandes cambios en dependencia de la posición competitiva de la empresa.
Intenso y generalizado para la mayoría de las ramas de la actividad
industrial en una primera etapa, pero continuo y focalizado una vez que la
industria nacional haya desarrollado fortalezas y ventajas para desenvolverse
en las condiciones de un mercado abierto con crecientes presiones
competitivas. El objetivo o propósito fundamental consiste en ajustar los
sistemas de producción de la industria nacional a las nuevas condiciones
de competencia que tendrán que enfrentar, tanto en el mercado interno
como en el internacional. Se trata de un proceso de cambios en la estructura
organizativa, productiva, gerencial, tecnológica, financiera y laboral de la
empresa, orientados a identificar y eliminar aquellas operaciones productivas
o administrativas que agregan costo pero no valor, conduciendo a un uso
ineficiente de los recursos productivos. Suele exigir decisiones radicales
que pasan por eliminar líneas de producción ineficientes para reorientar el
esfuerzo productivo hacia aquellos productos con mayores fortalezas o
desarrollando nuevos productos y procesos. Por ejemplo, una empresa de
electrodomésticos puede aplicar ajustes en sus líneas de producción al
reducir una exagerada diversificación de productos menores como planchas,
licuadoras, tostadoras, batidoras, etc. para concentrarse en la producción
69
Víctor Álvarez R.
de neveras, cocinas, lavadoras y secadoras, donde tiene sus mayores
fortalezas y ventajas.
La reconversión industrial no es un proceso espontáneo que surge y
culmina por sí solo. Necesita ser promovido y gerenciado. Pero en la medida
que trasciende la actividad manufacturera, deja de ser una responsabilidad
exclusiva de los empresarios y compromete a otros actores de la sociedad
venezolana. Si bien la reconversión industrial es, en primera instancia, un
problema de los empresarios, accionistas y gerentes, ya que son ellos
quienes en definitiva tienen el poder de decisión sobre sus empresas, en la
medida que la mejora del desempeño empresarial se enfrenta a los
problemas del entorno productivo, la reconversión pasa a ser un proceso
integral. La fuerte crítica a los altos precios e inferior calidad de buena
parte de los productos nacionales, ha provocado en los empresarios una
actitud defensiva que los lleva a proyectar la responsabilidad de esa situación
en factores ajenos a la empresa tales como: ausencia de políticas claras y
permanentes, intrincados trámites burocráticos, mala calidad de los
servicios públicos, problemas de infraestructura, etc.
La complejidad de esta problemática evidencia que las decisiones sobre
qué, cómo, dónde, cuándo y cuánto producir en los marcos de la
construcción de un nuevo modelo productivo de amplia y creciente inclusión
social, no es un asunto meramente empresarial o microeconómico que se
puede resolver según lo indiquen las señales del mercado. Es esencialmente
un problema de política de desarrollo que requiere una amplia gama de
incentivos de política económica y de inversión en infraestructura y servicios
de apoyo para impulsar una creciente producción de bienes y servicios de
buena calidad y precios para satisfacer las necesidades y demandas
colectivas, en lugar de una producción dirigida y concentrada a los productos
que aseguran una mayor ganancia y rentabilidad.
Si bien es cierto que en el ambiente o entorno económico venezolano
persisten problemas que penalizan el desempeño de la industria nacional,
esto no puede servir como excusa para encubrir la cuota de responsabilidad
que tiene la gerencia en la baja eficiencia y efectividad de las empresas.
Por lo tanto, la esencia de la Reconversión Industrial consiste, entonces,
en la utilización de los recursos que tiene una empresa y/o sector para
mejorar su productividad y calidad en función de fortalecer su
competitividad; entendiendo por esta última la posibilidad real de la empresa
70
Claves para la industrialización socialista
y/o sector para sostener e incluso aumentar su participación en los
mercados, contribuyendo al mismo tiempo a elevar el nivel de vida de la
sociedad en general. La Reconversión Industrial significa, ante todo,
prepararse para ingresar al Mercosur y al comercio internacional en los
que habrá que competir con la industria de esos países. Más que una
alternativa, resulta un verdadero imperativo para incrementar las
posibilidades de continuar operando a partir de su capacidad de
complementarse y cooperar para poder insertarse en las cadenas y redes
productivas de la región. No olvidemos que la integración comercial y
productiva representa una amplia gama de oportunidades y amenazas para
la industria nacional, las cuales podrán aprovecharse a partir de las
fortalezas y debilidades que presente la misma. Esta es en gran medida la
lógica que subyace en los procesos de reconversión. De lo que se trata es
de conocer profundamente las nuevas condiciones en las que tendrá que
desenvolverse la industria, en función de introducir los cambios que le
permitan adaptarse a las mismas y resulta ser un proceso necesario, sobre
todo para las empresas y sectores industriales que deseen integrarse
exitosamente al Mercosur.
71
Víctor Álvarez R.
72
Claves para la industrialización socialista
Capítulo IV
4. LA
INDUSTRIALIZACIÓN VENEZOLANA: ENTRE LAS AMENAZAS DE LA
GLOBALIZACIÓN Y LAS OPORTUNIDADES DE LA INTEGRACIÓN
LATINOAMERICANA
Relanzar el proceso de industrialización de la economía venezolana
implica superar el problema de las escalas en la producción que sobrepasan
la menor dimensión del mercado doméstico y obligan a operar con un alto
porcentaje de capacidad ociosa, perjudicando así la estructura de costos.
Quizá sólo Brasil, México y Argentina encuentran una situación menos
desfavorable, aun cuando en ellos la barrera del mercado interno se expresa
más bien en el bajo ingreso por habitante. Mucho se ha planteado la
alternativa de la integración latinoamericana para sortear este problema.
Pero como bien lo expresa Andrés Santelíz:
“Hoy sabemos que la integración latinoamericana no funcionó porque
en cada país de la región, como consecuencia de que todos
importaban más o menos las mismas cosas, instalaron industrias
similares, que producían casi las mismas manufacturas, no dando
oportunidad para el intercambio comercial. Además, para producir
tales mercaderías eran necesarias importaciones de capital e
insumos industriales que debían ser pagados con divisas duras,
difíciles de extraer del comercio regional, dado que el remanente
de ingresos proveniente de los sectores de enclave comenzaba a
resultar insuficiente, efecto del referido deterioro de los términos
de intercambio”. 35
El ingreso a Mercosur preocupa a los representantes del sector industrial
venezolano vinculados con el modelo de sustitución de importaciones que
siempre han clamado por la sobreprotección del Estado y un mercado
interno cautivo. Ingresar al Mercosur significa competir con países de mayor
desarrollo y competitividad industrial como Brasil y Argentina, pero en todo
caso de menor desarrollo y competitividad que las potencias industriales
de EE.UU., UE, China, Japón y otros países del sudeste asiático, con los
______________
35 Andrés Santeliz. Op. cit p.20
73
Víctor Álvarez R.
cuales sería aún mucho más difícil lograr acuerdos de integración en los
que sea posible la supervivencia y desarrollo de la industria nacional. La
integración al Mercosur no necesariamente tiene que culminar en un proceso
de importaciones indiscriminado. La competencia no es un mal en sí misma.
Es mala cuando se produce en condiciones desiguales para los diferentes
competidores o es desleal, plagada de faltas y violaciones a las normas
básicas que se convienen en el comercio internacional. Para competir
exitosamente se necesita ser cada vez más eficientes y para esto se
requiere tener una creciente calidad y productividad que permita producir
cada vez con menos costos. No se trata de dejar a los distintos sectores
económicos del país a merced de las grandes potencias industrializadas,
sino de propiciar un ambiente distinto que, en el marco de una protección
razonable, obligue a la industria nacional a preocuparse por la población
consumidora, reduciendo sus costos y mejorando la calidad de sus
productos.
Las empresas que operan bajo la lógica capitalista en un mercado cautivo,
o que estén amparadas en mecanismos monopólicos y oligopólicos, en
general tienden a ser menos eficientes que aquellas que se ven obligadas
a operar en un contexto un poco más competitivo. Luego entonces, en
función de propiciar la eficiencia del aparato productivo interno, y su
necesaria inserción en los acuerdos de integración comercial y productiva,
se impone la necesidad de conformar un mercado en el que intervengan
gran cantidad de oferentes de modo tal que se impida el control absoluto
de apenas unas pocas firmas, como es el caso venezolano donde debido al
limitado tamaño del mercado interno, las primeras empresas en instalarse
rápidamente monopolizaron el mercado. En tales circunstancias, la
estructura productiva, comercial, financiera y de servicios del país, sigue
controlada por grupos monopólicos y oligopólicos.
La globalización, como se ha orientado hasta el presente, implica efectos
fuertemente negativos para los países en desarrollo. Abundan los estudios
en los que se demuestra científicamente que la aplicación de las pautas
actuales de la globalización y sus expresiones hemisféricas o regionales
han ejercido efectos negativos sobre el desarrollo nacional.
En su libro “Disfraces del Leviatán: el papel del Estado en la Globalización
Neoliberal”, Juan Carlos Monedero plantea que:
74
Claves para la industrialización socialista
“Se planeó entonces, la ‘competencia mundializada’ de los
productores, en aquellos países que poseían un desarrollo altamente
tecnificado y una amplia capacidad productiva en la relación
internacional, iban a tener una situación favorable, pues podrían,
gracias a su gran capacidad, invadir cualquier mercado. Si esto no
bastara, los estados nacionales de las casas matrices seguían
teniendo recursos para presionar directamente o a través de los
mecanismos bajo su control en el Estado transnacional, dando por
sentado que las ventajas para las empresas transnacionales se
convertirían de alguna manera en ventajas para los propios países” 36
Venezuela perdió mucho ante su incorporación inequitativa a la OMC y
sufre las desventajas ante el actual patrón de globalización. Las condiciones
a nivel internacional que encaran en la actualidad los países de
industrialización incompleta y tardía, como es el caso venezolano, son muy
diferentes a las que enfrentaron otros países como los del Sudeste Asiático
cuando en su momento decidieron apoyar sus procesos de industrialización
a través de políticas públicas.
Como se sabe, en Venezuela la aplicación de las medidas de ajuste
neoliberal en 1989 constituyeron un golpe de Estado contra la producción
nacional. Como consecuencia, la economía venezolana entró en un proceso
de destrucción de puestos de trabajos formales, exponiendo a la industria
y a la agricultura nacional a una competencia desleal e injusta con los
países desarrollados. Se requerirán muchos años para restablecer y
modernizar al parque productivo nacional con la aplicación activa de políticas
públicas.
En lugar de mantener el actual patrón de globalización generador de
perdedores y ganadores, lo que se impone es recuperar espacios para la
producción nacional. Esto pasa por desarrollar capacidad de maniobra en
el ámbito de las negociaciones internacionales y recuperar espacio para el
diseño y ejecución de políticas de desarrollo. En otras palabras, se trata
de una política económica internacional subordinada a los objetivos de
desarrollo nacional.
No se puede renunciar a la posibilidad de aplicar políticas agrícolas,
industriales y tecnológicas. La actual debilidad del aparato productivo
______________
36 Véase Juan Carlos Monedero. Disfraces del Leviatán: el papel del estado en la
globalización neoliberal. Capítulo 10: Imperialismo, capitalismo, neoliberalismo. Pág. 133
75
Víctor Álvarez R.
nacional representa un problema importante, ya que la escasa diversificación
de la oferta nacional impediría que cualquier Área de Libre Comercio se
convierta realmente en una oportunidad para el país. Por esta sencilla
razón Venezuela no puede renunciar a las políticas de desarrollo. Bastante
cara que nos resultó la apertura ingenua o irresponsable de los años 1990.
El empeño por imponer la globalización neoliberal, primero a través del
ALCA y ahora con los TLC, no pretenden un solo objetivo comercial: son un
proyecto geopolítico encubierto en una fachada técnica. Ni las políticas
comerciales ni las negociaciones económicas internacionales buscan una
finalidad meramente técnica. Por esta razón, el análisis de sus contenidos
políticos es tan importante para formular adecuadas estrategias en las
negociaciones internacionales que defiendan la soberanía nacional.
Los diferentes bloques económicos como el TLCAN, la Unión Europea,
Japón y el Sudeste Asiático representan un proyecto geopolítico. Comienzan
por Zonas de Libre Comercio y terminan por el establecimiento de un orden
donde el mercado tenga total libertad de acción. Según como se suscriban
los acuerdos de integración, el país que lo hace “constitucionaliza”
tales arreglos y renuncia a su soberanía de implementar políticas de
desarrollo. Sus ciudadanos no podrían aplicar las leyes que consideran
más convenientes ya que siempre se les diría que “eso viola los tratados
internacionales”.
Para supeditar las políticas comerciales a los intereses nacionales, y
desarrollar la capacidad de maniobra necesaria para ejecutar el proyecto
nacional, una política de negociaciones internacionales que proteja la
soberanía nacional debe estar guiada por los siguientes principios:
• La política comercial y las negociaciones internacionales NO pueden
ser concebidas como la simple adopción de las normas multilaterales
o la creación de un área de libre comercio.
• Los negociadores nunca podrán supeditar ni abdicar al derecho de
nuestro país de diseñar políticas de desarrollo nacional.
• La posición de Venezuela será la de promover un mundo multipolar
y no la de contribuir a consolidar bloques hegemónicos.
• Otorgarle prioridad a la integración latinoamericana y a la negociación
en bloques subregionales.
76
Claves para la industrialización socialista
• Consulta permanente orientada a identificar oportunidades y riesgos
en los procesos de apertura comercial. La consulta servirá para
debatir sobre las motivaciones reales de cada propuesta, sus
implicaciones geopolíticas, económicas, culturales, etc. Sobre esta
base, se concertarán las estrategias más adecuadas al interés
nacional.
En los TLC se establece que los derechos y obligaciones deberán ser
comunes a todos los países. Esto implica que economías y agentes
económicos profundamente desiguales estarían obligados a cumplir
exactamente las mismas reglas y exigencias y esto es profundamente
injusto para los países que padecen marcadas carencias y rezagos en
materia de infraestructura, servicios y la institucionalidad básica para
apoyar la competitividad de la actividad productiva.
Las negociaciones de los Tratados de Libre Comercio se llevan a cabo
con la existencia de abismales diferencias entre los tamaños de las
economías y los niveles de desarrollo. Uno de los objetivos principales que
debería tener un proyecto de integración exitoso, tal como lo ha demostrado
la experiencia de la Unión Europea, es la corrección de tales asimetrías y
disparidades. Esto requiere el establecimiento de compromisos firmes
–con procedimientos que garanticen su cumplimiento– para que la operación
de cualquier tratado de libre comercio no se limite solo a la noción neoliberal
de eliminar los obstáculos al comercio y la inversión sino que también
contribuya en forma efectiva a la reducción de estas desigualdades, ya
que de lo contrario sólo habrá libre comercio para las economías más
poderosas.
No se trata principalmente de economías grandes y pequeñas, sino de
estructuras económicas muy diferenciadas. Si no se concretan las acciones
necesarias para mejorar las condiciones del entorno social y productivo,
países muy desiguales serían tratados como iguales y se verían obligados
a competir bajo las mismas reglas a pesar de sus rezagos y debilidades.
Un trato de iguales a economías profundamente desiguales no puede sino
favorecer a los más fuertes a costa de los más débiles.
Para avanzar en la reducción de estas profundas desigualdades, es
indispensable encarar este reto y asumir compromisos firmes que
necesariamente exigirán una significativa transferencia de recursos desde
los países más ricos a los países más pobres. El libre mercado para los
77
Víctor Álvarez R.
países más débiles no depende sólo de medidas para reducir el arancel.
También depende de las inversiones en la mejora de las condiciones de su
entorno productivo y social, así como de los cambios en las condiciones de
competencia imperantes en los principales mercados del Hemisferio.
4.1. ¿LIBERALIZAR
LOS MERCADOS O ERRADICAR LA POBREZA ?
El reto principal que tienen los países de América Latina y el Caribe es
el de la superación de la pobreza y de las profundas desigualdades que
hacen de éste, el continente más inequitativo del planeta. Todo programa
para el futuro de América Latina y el Caribe tiene que tener como
orientación prioritaria el tema de la pobreza y el logro de un desarrollo
ambientalmente sostenible. Nada garantiza que la sola liberalización a escala
hemisférica del comercio, las inversiones y los movimientos del capital
asegurará el bienestar a todos los pueblos.
La evidencia parece sugerir lo contrario: en las últimas dos décadas se
ha producido un acelerado proceso de liberalización y desregulación a escala
planetaria. Pero simultáneamente se han acentuado las desigualdades tanto
al interior de los países como entre los países. La experiencia de las últimas
décadas en el continente sugiere que no son precisamente las políticas
liberalizadoras orientadas por el Consenso de Washington las que más
favorecen el crecimiento económico.
El crecimiento económico anual promedio del continente durante las
décadas de los 60 y los 70, período en el cual se aplicaron políticas de
desarrollo y de sustitución de importaciones, fue muy superior a los niveles
de crecimiento promedio desde que se generalizaron las políticas de ajuste
estructural, las liberalizaciones y los modelos de crecimiento hacia afuera.
Hay un consenso creciente –incluso en muchas investigaciones de
organismos financieros internacionales e interamericanos como el Banco
Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo– en el sentido de que el
mercado solo no es capaz de garantizar ni el crecimiento, ni la superación
de la pobreza, ni el logro de la equidad. Es necesario reivindicar y reintroducir el tema del papel del Estado y de las políticas públicas como
condiciones sin las cuales no sería posible alcanzar la meta deseada de un
desarrollo equitativo, democrático y ambientalmente sostenible.
América Latina salió perdiendo a raíz del proceso de apertura que se
78
Claves para la industrialización socialista
profundizó en los años 90 y actualmente sufre las consecuencias del actual
patrón de globalización. La aplicación de las medidas de ajuste neoliberal
a lo largo de la década de los 90 y primera década de 2000 constituyeron
un duro golpe contra la producción nacional. Al quedar expuestas la industria
y la agricultura a una competencia desleal e injusta con los países
desarrollados, ambos sectores entraron en un proceso de bancarrota y
destrucción de incontables puestos de trabajos. La pobreza y la exclusión
social se ha agravado. No hay evidencias que permitan sustentar que los
procesos de apertura hayan servido para encarar con éxito el desempleo,
el hambre y la miseria que agobia y mata a nuestros pueblos.
Se requerirán muchos años para restablecer y modernizar al parque
productivo nacional con la aplicación de políticas públicas que,
contradictoriamente, son cuestionadas y pretenden ser prohibidas en el
actual paradigma globalizador. Este impone condiciones muy desfavorables
en comparación con las que disfrutaron los EUA, la UE o el Sudeste Asiático
cuando en su momento decidieron apoyar sus procesos de industrialización
a través de las mismas políticas públicas que ahora se le niegan a los
países latinoamericanos en los TLC.
Los grandes acuerdos de integración deben quedar supeditados a los
objetivos de desarrollo endógeno. La debilidad del aparato productivo
nacional se expresa en una escasa diversificación de la oferta local que
impide aprovechar las supuestas posibilidades de exportar que ofrece un
área de libre comercio. Sin producción nacional es falso que el Área de
Libre Comercio realmente se traduzca en oportunidades para el desarrollo
económico y social del país. La actual debilidad del aparato productivo
latinoamericano y las asimetrías entre los países de la región determinan
una insalvable desventaja frente a competidores como EE.UU., la UE, China
y Japón. Estos son problemas cruciales que hay que resolver antes de que
sigan avanzando los TLC.
La escasa diversificación de la oferta regional sentencia desde ya que
ningún Área de Libre Comercio podrá ser la pregonada oportunidad para
el alcanzar el desarrollo endógeno. Podrán crecer las inversiones y las
exportaciones, pero si estás se basan en la industria maquiladora y no
ejercen un efecto multiplicador sobre los encadenamientos sectoriales, no
habrá un efecto multiplicador en los sectores agrícola e industrial, ni se
79
Víctor Álvarez R.
podrán generar los millares de empleos que se necesitan para mejorar la
calidad de vida en nuestros pueblos.
El éxito de un área de libre comercio no depende única y exclusivamente
de la eliminación total del arancel. Un Área de Libre Comercio solo podrá
ser una oportunidad para todos (una alianza ganar-ganar) si se ayuda a
los países más débiles a superar la desventaja que los separa de los países
más poderosos del hemisferio. Y esto no sólo depende de los cambios en
las condiciones de competencia imperantes, sino también de la solidaridad
de las principales potencias del continente y del mundo para corregir estas
asimetrías.
La noción neoliberal de acceso a los mercados y libre comercio se limita
a proponer medidas para reducir el arancel. Pero la propuesta del libre
mercado solo podrá ser realidad para los países más débiles si las potencias
asumen los costos económicos de modificar las brutales condiciones de
competencia a las que son sometidos los países subdesarrollados. No habrá
libre comercio mientras las principales potencias continúan aplicando
ruinosas políticas de subsidio y apoyo a su producción, además de medidas
de protección y exigentes barreras técnicas que impiden el acceso de los
países más débiles.
El libre comercio entendido en estos términos solo beneficia a los países
de mayor grado de industrialización y desarrollo. Una de las críticas más
fundamentadas a las tesis del libre comercio es que la capacidad
negociadora de los EE.UU. y la UE les ha permitido establecer un marco
multilateral de disciplinas muy favorable a su interés particular. Se sabe
que en el principal mercado del Hemisferio aún existen enormes barreras
a las exportaciones latinoamericanas y, lo peor es que no hay voluntad
para resolver los asuntos relativos al acceso de los países en desarrollo,
no sólo a los mercados, sino fundamentalmente a la tecnología que los
haga realmente competitivos.
La integración tradicional se enfoca en la liberalización del comercio y
de las inversiones. Poca importancia se le otorga a la libre circulación de
las personas y a la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Para
lograr estos objetivos, Venezuela y América Latina necesitan hoy más que
nunca centrar sus esfuerzos en el desarrollo humano y en la corrección de
las asimetrías y disparidades entre países.
80
Claves para la industrialización socialista
Es hora de trascender los problemas clásicos referidos a la desgravación
del arancel, las medidas no arancelarias, las normas técnicas o las medidas
sanitarias y fitosanitarias. Tampoco se trata de negociar mayores
excepciones en las listas o plazos más largos en la desgravación para que
las economías más pequeñas cumplan con la cartilla de la integración
tradicional.
Habrá libre comercio cuando seamos capaces de atacar con éxito los
obstáculos a la integración desde su raíz. Un área de libre comercio que se
traduzca en una mayor calidad de vida y bienestar para nuestra población
tiene que incluir en su agenda de asuntos prioritarios los siguientes:
El intercambio desigual que prevalece en el marco de un orden
económico internacional injusto;
Los obstáculos para tener acceso a la información, el conocimiento y la
tecnología;
Las disparidades y asimetrías entre países;
El peso de una deuda impagable;
Los impactos de las políticas de ajuste estructural impuestos por los
organismos financieros internacionales.
Derrotada la amenaza del ALCA toca ahora derrotar los TLC, lo cual
está asociado al impulso de las alternativas que América Latina y el Caribe
puedan realmente construir. Las amenazas al proceso integrador regional
no han sido del todo conjuradas. Frente a la persistencia del empeño por
imponer los TLC, la integración regional y subregional tiene que
profundizarse y consolidarse. La pérdida de vigencia y crisis de muchos
proyectos de integración regional como el G-3, la CAN, MERCOSUR, etc.
impone la necesidad urgente de pensar en formar alternativas de
integración regional que le hagan frente a esta peligrosa
Con la derrota del ALCA, el Gobierno de la República Bolivariana de
Venezuela dejó muy claro que no firmará ningún acuerdo que comprometa
nuestra soberanía o ponga en peligro los derechos democráticos de nuestros
ciudadanos. Tratados de semejante magnitud deben ser validados por la
voluntad democrática del pueblo venezolano a través de un referéndum.
La victoria de fuerzas progresistas en varios países del hemisferio son
percibidas por los EE.UU. como una probabilidad real de que tome fuerza
81
Víctor Álvarez R.
una región latinoamericana y caribeña unida frente a las fuerzas
hegemónicas externas. Y esto es una verdadera amenaza para el neoliberal
“Consenso de Washington”37, el cual todavía gobierna el mapa mental de
buena parte de las élites políticas y empresariales de la región, donde las
condiciones económicas, políticas e ideológicas son todavía propicias para
relanzar a través de los TLC una acuerdo geopolítico continental bajo
hegemonía de los EE.UU. De hecho, en esos países se han venido negociando
y firmando una serie de Tratados de Libre Comercio (TLC) que no son más
que el mismo ALCA pero a nivel bilateral y no ya con cobertura hemisférica
o continental.
En los TLC subyace el empeño por imponer un modelo hegemónico
semejante al ALCA y, por lo tanto, también urge analizar críticamente y
enfrentar esa propuesta anexionista, toda vez que se trata de la nueva
estrategia de vinculación y control económico de los Estados Unidos hacia
América Latina y El Caribe.
El ALCA y los TLC constituyen un intento más para allanar el camino al
capital transnacional en su despliegue global. Derrotado el ALCA en Mar
del Plata, los TLC son el empeño más reciente por imponer una creciente
liberalización de los flujos de capitales y de mercancías a través de un
arreglo país por país. Más que un simple acuerdo de libre comercio, los
TLC, al igual que el ALCA representan un proyecto de dominación.
Sería muy ingenuo pensar que las negociaciones de los TLC están
gobernadas por una racionalidad meramente técnica que sólo busca crear
un área de libre comercio. Por lo tanto, la identificación y análisis de sus
contenidos económicos, políticos y militares subyacentes son aún más
importantes. Hay que abordar el análisis de ésta amenaza con una visión
geopolítica e integral de la globalización. No se puede repetir la historia de
la apertura ingenua o irresponsable. Por eso hay que estar alertas ante las
implicaciones económicas, políticas, militares, sociales, tecnológicas y
culturales –antes del ALCA y ahora con los TLC– y denunciar los objetivos
geopolíticos encubiertos en una fachada técnica.
______________
37 Juan Carlos Monedero. Ibid. Capítulo 11. El camino hacia el Consenso de Washington:
la condición ideológica de la globalización neoliberal. Pp. 141
82
Claves para la industrialización socialista
4.2. ALBA
VS .
ALCA:
NUEVAS
FORMAS
DE
INTEGRACIÓN
LATINOAMERICANA
El ALCA y los TLC –tal y como han sido concebidos– traerán
consecuencias muy severas para las posibilidades de desarrollo y las formas
futuras de inserción mundial de los países latinoamericanos. Para
comprender las amenazas a las que se exponen la soberanía y la democracia
en nuestros países, es hora de contrastar los argumentos en los que se
basa el proyecto estratégico estadounidense con las propuestas alternativas
a dicho proyecto hegemónico de los EUA.
En su fachada, el ALCA y los TLC plantean “Establecer un Área de Libre
Comercio en la que serán progresivamente eliminadas las barreras al
comercio de bienes y servicios y la inversión”. Pero a medida que avanzan
las negociaciones, cada vez está más claro que esta propuesta esconde
efectos muy negativos para los países en desarrollo. Hay demasiadas
evidencias de que la liberalización total y absoluta de los mercados de
bienes y de capitales ha sentenciado a la quiebra a las economías nacionales,
trayendo como consecuencia la destrucción de millares de empleos. Abundan
los estudios en los que se demuestra científicamente que la aplicación de
las pautas actuales de la globalización y sus expresiones hemisféricas o
regionales ha dado al traste con las aspiraciones de un verdadero desarrollo
endógeno.
Así pues, mientras el ALCA y los TLC responden a los intereses del
capital transnacional y persigue la liberalización absoluta del comercio de
bienes y servicios e inversiones, la ALBA pone el énfasis más bien en la
lucha contra la pobreza y la exclusión social y, por lo tanto, expresa los
intereses de los pueblos latinoamericanos. Por esta razón, también se
diferencia de los esquemas de integración semejantes al ALCA, tales como
el TLCAN en América del Norte; MERCOSUR, la CAN, etc. Por ser ensayos
que sólo persiguen el libre comercio, está claro que estos esquemas de
integración serán absorbidos por los TLC. De hecho, la CAN prácticamente
está disuelta por la decisión unilateral de Colombia y Perú de negociar por
su cuenta TLC con EE.UU. y la UE. De allí que los acuerdos subregionales
como CARICOM, CAN y el MERCOSUR no podrán sobrevivir si avanzan los
TLC.
De allí la necesidad de priorizar y acelerar la integración latinoamericana
como alternativa para enfrentar esta amenaza. Se trata de construir alianzas
83
Víctor Álvarez R.
estratégicas entre los países de Latinoamérica y evitar así los efectos no
deseados de las medidas de ajuste neoliberal que exponen al aparato
productivo regional a una desventajosa competencia con las principales
potencias económicas del mundo.
Ante esta amenaza, los países de América Latina y el Caribe están
llamados a consolidar su propia integración. Cohesionados en bloque será
posible enfrentar y derrotar una aparente propuesta de integración
comercial que tiene serias implicaciones políticas y militares. Los TLC son
la manifestación más elaborada del actual patrón de globalización que
sólo persigue la liberalización total y absoluta de los mercados de mercancías
y capitales. Bajo este esquema, sólo las potencias más desarrolladas tienen
la posibilidad de salir favorecidas, mientras que los países en vías de
desarrollo quedan condenados a renunciar a su capacidad de maniobra
para estimular e incentivar a la inversión y producción nacionales.
Justamente, la propuesta de la ALBA se orienta en esta dirección. Se
trata de relanzar los instrumentos para la cooperación y coordinación entre
las naciones latinoamericanas en función de fortalecer su capacidad de
negociación frente a las propuestas antes del ALCA y ahora del los TLC.
La ALBA prioriza la integración de América Latina y el Caribe como la
condición básica para suscribir cualquier otro tipo de acuerdo extraregional.
Estos últimos deben quedar supeditados a la convergencia económica y
social para avanzar hacia acuerdos de integración con terceros. La
posibilidad real de que América Latina y el Caribe aprovechen las
oportunidades de una economía globalizada dependerá de la corrección
de las disparidades y asimetrías que colocan en una desventaja insalvable
a nuestros pueblos y naciones. Y esto pasa por repensar y reinventar los
debilitados y agonizantes procesos de integración subregional y regional.
Derrotar la nueva amenaza de los TLC significa optar entre repensar y
reinventar nuestro fallidos y lentos intentos de integración para refundar
nuevos esquemas de integración que permitan complementar y potenciar
nuestras capacidades y recursos. Lo otro es someterse desde ahora y
para siempre a un tipo de “integración” que impedirá el desarrollo endógeno
de nuestras naciones. Ya se sabe que la crisis no es de la CAN, MERCOSUR,
SELA o ALADI sino de la concepción que ha predominado en materia de
integración latinoamericana y caribeña y que pone de manifiesto la carencia
de un proyecto político compartido. En consecuencia, o nos arrastra el
84
Claves para la industrialización socialista
huracán del libre comercio o tomamos en nuestras manos el timón de un
nuevo tipo de integración en la que se libere al ser humano del hambre y
la miseria antes de pensar en la liberalización absoluta del capital.
4.3. DE
LA INTEGRACIÓN DE LOS MERCADOS A LA INTEGRACIÓN DE LOS
PUEBLOS
La historia de la integración latinoamericana ha demostrado que algunos
países han privilegiado los procesos de integración a nivel bilateral y
subregional, por ser éstos los más viables. Al priorizar la dimensión bilateral,
se afectaron los intentos de integración regionales que como la ALALC y la
ALADI, basados en la creación de un mercado común en la región.
Pero la integración de las corporaciones y del capital de los países de
la región no constituye ni garantiza la integración de los pueblos. Las
alternativas no se construyen a partir de modelos globales, la idea de
homogeneizar realidades disímiles en un esquema único es una de las
grandes limitaciones que entrañan las simplificaciones y abstracciones de
la realidad, y además son fuentes de debilidad e inaplicabilidad. Las
alternativas se construyen desde las experiencias locales, territoriales y
sectoriales, en un esfuerzo que parte de la realidad específica y cuyas
propuestas surgen desde las bases sociales.
Aunque la dimensión local es la base para la construcción de propuestas
alternativas y de las acciones ciudadanas, éstas deben integrarse en una
dimensión nacional a efecto de que no se conviertan en intentos dispersos
o expresiones aisladas; además, los esfuerzos nacionales deberían
articularse con los procesos que, en los planos regionales y globales, se
están llevando a cabo.
El carácter global del neoliberalismo exige respuestas globales, aunque
éstas se van tejiendo desde el plano local o sectorial.
Avanzar en la construcción de una integración regional nos exige la
definición de nuestros propios proyectos nacionales de desarrollo,
estructurados con base en principios de participación democrática,
sustentabilidad y reducción de las brechas de desigualdad que conduzcan
al desarrollo humano integral.
Esto implica reivindicar el rol del Estado en la actividad económica y en
la planificación del desarrollo, priorizar el desarrollo de las empresas
85
Víctor Álvarez R.
sociales y cooperativas; recuperar la capacidad de los pueblos de producir
sus propios alimentos, las formas tradicionales de cultivo y las semillas
nativas; retomar el control de los recursos naturales y garantizar el acceso
de todos los ciudadanos los servicios públicos.
De allí que una de las acciones más importantes sea el desarrollo de
nuevas formas de organización económica, social y política, que contribuyan
a la construcción del poder popular. La construcción de una integración
desde los pueblos pasa por fortalecer su resistencia activa ante las nuevas
formas de dominación, tales como la apertura comercial, la liberalización
de las inversiones, la privatización de las empresas y servicios públicos, la
flexibilización del mercado laboral, la poda de las nóminas públicas y la
reducción del tamaño del Estado.
Uno de los frentes de esta resistencia activa es el freno a los procesos
de privatización de los servicios públicos ya que trasladar a la esfera del
mercado servicios fundamentales como la salud, la educación y el agua,
implica su mercantilización y la consecuente negación del acceso de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC).
4.3.1. TRATO
ESPECIAL Y DIFERENCIADO PARA ECONOMÍAS DE MENOR
DESARROLLO
Avanzar hacia este nuevo paradigma de integración latinoamericana
guiado por los principios de solidaridad, cooperación y complementación
requiere una definición inicial que permita medir las asimetrías existentes
en la región. Pero hasta ahora no ha sido alcanzado ningún consenso el
cual permita dar inicio a la discusión sobre las asimetrías en el grado de
desarrollo de los países.
El identificar una definición concreta de economía más pequeña facilitará
la concreción de una o varias estrategias para lograr superar los obstáculos
generados con las asimetrías existentes. Esto pasa por identificar un grupo
de variables económicas y sociales que permita distinguir de forma no
discrecional las economías que requieren ser asistidas para lograr competir
en condiciones favorables para los países en el área de libre comercio.
El carácter abarcador de los TLC, en cuanto a tratados comerciales y a
las legislaciones nacionales, así como el gran peso de las relaciones
económicas hemisféricas en el funcionamiento de la mayoría de las
86
Claves para la industrialización socialista
economías involucradas, tanto en lo comercial como en el movimiento de
capitales exige considerar indicadores que permitan presentar las
mencionadas asimetrías. De esta forma, el tratamiento de las diferencias
en los niveles de desarrollo y el tamaño de las economías participantes,
debería incluir:
La generación de instrumentos a través de los cuales se busque que los
países “en desarrollo” puedan mejorar sus condiciones productivas y
competitivas, atenuándose las disparidades que caracterizan a su
funcionamiento económico interno y las grandes distancias que los separan
de las grandes economías desarrolladas del Hemisferio.
Debe existir una definición clara respecto a las economías que serán
objeto de trato especial y diferenciado. Hasta la fecha, el concepto que se
utiliza para identificar a los destinatarios de dicho trato es el de “Economías
más pequeñas”, el cual remite a la dimensión económica de los
participantes, sin que estén definidos los criterios que se utilizarán al
respecto. En sentido estricto, dicha dimensión –y el acceso o no al trato
especial y diferenciado– estaría determinada por variables tales como
población, superficie, producción global y dotación de recursos, pero debería
incluir además otros indicadores más referidos al grado de desarrollo y a
limitaciones estructurales de las economías: composición de las
exportaciones y vulnerabilidad externa; nivel de desarrollo industrial; ingreso
per cápita promedio y variaciones respecto a ese promedio; pobreza y
pobreza extrema, etc.
Una identificación de trato especial y diferenciado no sólo hacia la totalidad
de cada una de las economías, sino también hacia el interior de cada una
de ellas, de tal manera que dicho trato pueda dirigirse a las regiones y
sectores que más lo necesitan. De esa manera los recursos que se canalicen
para atender a las disparidades se vincularían directamente con los ámbitos
intranacionales a los que irían dirigidos, asegurando de esta forma mayores
niveles de eficiencia y transparencia, así como una reducción de las trabas
administrativas asociadas al uso de dichos recursos provenientes de los
mencionados mecanismos.
El tratamiento especial y diferenciado no se hace extensivo a las
economías que sin ser de las “más pequeñas” se caracterizan por su escaso
grado de desarrollo promedio y/o por existir en su interior regiones o
sectores que requieren de apoyos especiales para poder enfrentar con
87
Víctor Álvarez R.
éxito el libre comercio hemisférico. Ese escenario de grandes disparidades
entre los países y en el interior de muchos de ellos, plantea el mayor de los
retos y obliga a que la atención de dichas disparidades ocupe un lugar
predominante en el debate en torno a las negociaciones ya que de no ser
así el propio funcionamiento de los acuerdos de integración podría empujar
a una profundización todavía mayor de las diferencias existentes.
A la luz de las consideraciones anteriores, se hace imprescindible
incorporar la atención a las disparidades nacionales, regionales y sectoriales
con una fuerza multiplicada, definiendo propuestas y acciones que vayan más
allá de lo que hasta ahora se ha venido discutiendo, y es en tal sentido
cobra cada vez más relevancia la necesidad de crear Fondos Compensatorios
para la Corrección de las Asimetrías entre países. Su creación constituye
una necesidad insoslayable para fortalecer el desarrollo de la producción y
la competitividad de los países más pobres para lograr la mejoría de las
condiciones de vida de la mayoría de la población en dichos países.
En este sentido, el aporte sostenido de los países más poderosos a los
Fondos de Compensación serían destinados a financiar los proyectos en
infraestructura y servicios para disminuir las asimetrías y desigualdades
entre países, es una condición imprescindible para evitar que una Area de
Libre Comercio sea un espacio en el que ganan unos y pierden muchos.
4.3.2. DEL
LIBRE COMERCIO AL COMERCIO JUSTO
La noción neoliberal de acceso a los mercados y libre comercio se limita
a proponer medidas para reducir el arancel. Pero el libre mercado para los
países más débiles también depende de los cambios en las condiciones de
competencia imperantes en los principales mercados. En ellos rigen políticas
de apoyo a la producción, medidas contingentes de protección, exigentes
barreras técnicas que impiden el acceso de los países más débiles.
El libre comercio entendido en estos términos solo beneficia a los países
de mayor grado de industrialización y desarrollo. La mayor capacidad
negociadora de estos países les ha permitido establecer un marco
multilateral de disciplinas muy favorable a su interés particular.
Venezuela sabe que en los grandes mercados del Hemisferio aún existen
enormes barreras a sus exportaciones. Y no hay voluntad para resolver
asuntos relativos al acceso de los países en desarrollo a los mercados.
88
Claves para la industrialización socialista
Un Área de Libre Comercio será una oportunidad para todos si y solo si
las principales potencias del hemisferio comparten los costos políticos,
económicos y financieros de abrir espacios para el esfuerzo productivo de
los países más débiles.
Una Zona de Libre Comercio no se crea por el solo hecho de eliminar el
arancel. La convergencia estructural, legal y económica es imprescindible
para asegurar que cualquier acuerdo de integración comercial sea una
alianza ganar-ganar. Una Zona de Libre Comercio que sea para todos la
oportunidad que se pregona dependerá de la solidaridad. Las principales
potencias del continente deben apoyar la creación de estos fondos
estructurales. Este es el único modo de supeditar las políticas de libre
comercio a los intereses nacionales y, asegurar así la capacidad de maniobra
para la implementación de políticas de promoción y desarrollo.
En definitiva, se trata de defender hasta las ùltimas consecuencias, el
legítimo derecho de nuestro país de apoyar el desarrollo de su aparato
productivo y salvaguardar así el empleo que en él se genera.
4.4. LOS
FUNDAMENTOS DE LA
ALBA
La ALBA es un nuevo paradigma de integración. Se fundamenta en la
creación de mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones
que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del
hemisferio. Propone la creación de Fondos Compensatorios que permitan
corregir las disparidades que colocan en desventaja a los países
subdesarrollados frente a otros de mayor desarrollo o con menos carencias
en materia de infraestructura, servicios, etc.
Apuntalar la ALBA es una tarea urgente y necesaria. Sobre todo si
tenemos en cuenta que las elites políticas, empresariales, laborales y
académicas aún no comprenden las verdaderas implicaciones que subyacen
en los TLC y ni siquiera se han dado cuenta de que serán devoradas por
esta expresión continental del proceso de globalización. Estas élites que
también están amenazadas y fueron irresponsable e ingenuamente útiles
a las exigencias neoliberales de contar con mercados abiertos. Incapaces
de repensar el proyecto integrador para reestructurar sus bases, hoy
sucumben ante la inercia desatada.
La ALBA es una convocatoria para repensar, reinventar y refundar la
89
Víctor Álvarez R.
integración latinoamericana y conjurar las amenazas del libre comercio y
los TLC como expresión continental del arrollador proceso de globalización
que ha arruinado a decenas de países, centenares de empresas y postrado
en el hambre y la miseria a millones de personas en todo el mundo.
La ALBA entonces es una propuesta que se suma a la lucha por preservar
la autonomía e identidad latinoamericana y esto pasa por construir y
relanzar un nuevo proyecto alternativo de integración latinoamericana y
caribeña.
La ALBA, como proyecto alternativo de integración, debe respetar la
soberanía de los pueblos y sus gobiernos para hacer uso de políticas de
desarrollo económico y social, en lugar de cuestionar y sancionar los apoyos
que necesitan los sectores productivos endógenos.
De cara a la ALBA, se trata de asumir como principio que cualquier
acuerdo de libre comercio en el hemisferio sólo será posible si los países
en los que se concentra el 75% del PIB de esa región solidariamente
comparten los costos políticos, económicos y financieros de abrir espacios
para el esfuerzo productivo de los países más débiles. En este sentido, el
aporte sostenido de los países más poderosos a los Fondos Compensatorios
que serían destinados a financiar los proyectos en infraestructura y servicios
para disminuir las asimetrías y desigualdades entre países, es una condición
imprescindible para evitar que una Area de Libre Comercio sea un espacio
en el que ganan unos y pierden muchos.
Por esta razón, la ALBA le otorga prioridad a la integración latinoamericana
y a la negociación en bloques subregionales. Hoy más que nunca hay que
relanzar la integración latinoamericana y caribeña. En consecuencia, es
necesario abrir nuevos espacios de consulta para profundizar en el
conocimiento de nuestras posiciones e identificar espacios de interés común
que nos permita construir alianzas estratégicas y presentar posiciones
comunes en el proceso de negociación.
Derrotado el ALCA en Mar del Plata, los TLC surgen como el nuevo
formato para imponer gradualmente un área de libre comercio
indudablemente dominada por la principal potencia del continente. Es la
nueva estrategia para retardar e impedir la integración latinoamericana.
Por esta razón hay que evitar la dispersión en las negociaciones y que
90
Claves para la industrialización socialista
naciones hermanas se desgajen y sean absorbidas por la vorágine de los
TLC, lo cual trastocará la vida de esos pueblos para siempre.
La ALBA es un camino para construir consensos, para repensar los
acuerdos de integración en función de alcanzar un desarrollo endógeno
que erradique la pobreza, corrija las desigualdades sociales y asegure una
creciente calidad de vida para los latinoamericanos y caribeños.
La Alianza Bolivariana para las Américas es una nueva expresión de la
lucha contra el neoliberalismo, contra el Consenso de Washington y sus
tesis del libre comercio, como una estrategia de los EUA de someter bajo
un marco legal e institucional –diseñado a su imagen y semejanza– a todos
los demás países de Latinoamérica y el Caribe.
El avance de la ALBA es la expresión de despertar de la conciencia que
se expresa en la emergencia de un nuevo liderazgo político, económico,
social y militar en América Latina y el Caribe. No por casualidad esta
propuesta aparece en los precisos momentos en que emergen gobiernos
progresistas como los de Hugo Chávez, en Venezuela; Lula Da Silva, en
Brasil; Néstor y Cristina Kirchner, en Argentina; Evo Morales, en Bolivia;
Rafael Correa, en Ecuador; Tabaré Vásquez y Pepe Mujica en Uruguay;
Daniel Ortega, en Nicaragua; y el Obispo Lugo, en Paraguay.
La ALBA fue la inevitable respuesta de los pueblos latinoamericanos, es
la concreción de la lucha de los movimientos de campesinos y trabajadores
y de las organizaciones sociales para demostrar que Otra América es
Posible.
En la Tercera Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC),
que se celebró en la Isla de Margarita, los días 11 y 12 de diciembre de
2001, y a la luz de las discusiones sobre las amenazas del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA), el Presidente de la República Bolivariana
de Venezuela, Hugo Chávez, formuló una propuesta de integración
radicalmente diferente. En esa oportunidad, el Presidente Chávez señaló38:
“Ese modelo neoliberal no puede ser la base ni el marco para nuestros
modelos de integración. No puede ser, es imposible que nosotros
pongamos por delante para integrarnos, a la economía. No es la
______________
38 ¿Qué es el ALBA-TCP?. www.alianzabolivariana.org. Consulta realizada el
21-01-2010
91
Víctor Álvarez R.
economía la que nos va a integrar y menos nuestras economías
llenas de debilidades, de vulnerabilidades. No. Creo que se impone
de nuevo lo que pudiéramos llamar la revancha de la política, que la
política vuelva a la carga y que tome la vanguardia de los procesos
de integración. Y es la idea de Bolívar. Y es la idea original de muchos
otros hombres y mujeres de nuestro Continente, de nuestro Caribe,
pero tal cual lo planteaba Simón Bolívar en la Carta de Jamaica,
1815. (...) Bolívar dice allí: ‘Sueño como ningún otro ver formado un
solo cuerpo político en esta parte del mundo’ y esa fue consigna
hasta el último día de su vida, porque ocho años más tarde, ya no
desde el Caribe vibrante sino desde la Cordillera del Alto Perú,
convocaba al Congreso Anfictiónico de Panamá, y decía: ‘Vamos a
convocarnos a una Liga, a una unión de naciones’. Un pacto político
es lo que se impone hoy como era lo que se imponía entonces, y
una integración integral, a lo bolivariano. El ALCA, por ejemplo, ¿es
ese el camino? No.
“Queremos un modelo que nos integre de verdad. No un modelo
que nos desintegre, que integre a unos a expensas de la
desintegración de otros, ese no puede ser el camino, por tanto con
mucha modestia y humildad proponemos desde Venezuela, a los
caribeños y a los latinoamericanos que vayamos pensando de una
buena vez en otra alternativa porque esa creemos que no es posible.
Y es cuando se nos ha ocurrido lanzar una propuesta, que pudiera
llamarse el ALBA, Alternativa Bolivariana para las Américas. Un nuevo
concepto de integración que no es nada nuevo, se trata de retraer o
de traer nuevamente un sueño que creemos posible, se trata de
otro camino, se trata de una búsqueda, porque ciertamente la
integración para nosotros es vital: O nos unimos o nos hundimos.
Escojamos pues las alternativas”.
La ALBA constituye un modelo humanístico basado en medidas concretas
de integración social, política y económica para Latinoamérica y el Caribe.
Dicha alternativa tiene como objetivos, preservar la autonomía e identidad
latinoamericana; luchar contra la pobreza y la exclusión social, además de
la integración energética, comunicacional y militar del subcontinente.
El 14 de diciembre de 2004 se realiza en La Habana la Primera Cumbre
del ALBA. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo
Chávez, y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Fidel Castro, firman
la histórica Declaración Conjunta para la creación del ALBA y el Acuerdo
de aplicación del ALBA:
92
Claves para la industrialización socialista
“Subrayamos que el Área Libre de Comercio para la Américas (ALCA)
es la expresión más acabada de los apetitos de dominación sobre la
región y que, de entrar en vigor construiría la profundización del
neoliberalismo y crearía niveles de dependencia y subordinación sin
precedentes.
Analizamos históricamente el proceso de integración de la América
Latina y el Caribe, y constatamos que éste, lejos de responder a los
objetivos de desarrollo independiente y complementariedad
económica regional, ha servido como un mecanismo para profundizar
la dependencia y la dominación externa.
Constatamos también que los beneficios obtenidos durante las últimas
cinco décadas por las grandes empresas transnacionales, el
agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, la crisis
de la deuda externa y, más recientemente, la difusión de las políticas
neoliberales, con una mayor transnacionalización de las economías
Latinoamericanas y Caribeñas y con la proliferación de negociaciones
para la conclusión de acuerdos de libre comercio de igual naturaleza
que el ALCA, crean las bases que distinguen el panorama de
subordinación y retraso que hoy sufre nuestra región.
Por tanto rechazamos con firmeza el contenido y los propósitos del
ALCA, y compartimos la convicción de que la llamada integración
sobre las bases neoliberales, que ésta presenta, consolidaría el
panorama descrito, y nos conduciría a la desunión aun mayor de los
países latinoamericanos, a mayor pobreza y desesperación de los
sectores mayoritarios de nuestros países, a la desnacionalización
de las economías de la región y a una subordinación absoluta a los
dictados desde el exterior.
Dejamos claro que si bien la integración es una condición
imprescindible para aspirar al desarrollo en medio de la creciente
formación de grandes bloques regionales que ocupan posiciones
predominantes en la economía mundial, solo una integración basada
en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común de avanzar
todos de consuno hacia niveles aún más altos de desarrollo, puede
satisfacer la necesidades y anhelos de los países latinoamericanos
y caribeños, y a la par, preservar su independencia, soberanía e
identidad.
Coincidimos en que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (ALBA) propuesta por el Presidente Hugo Chávez Frías en
ocasión a la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la
Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la Isla de Margarita
93
Víctor Álvarez R.
en Diciembre del 2.001, traza los principios rectores de la verdadera
integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y nos
comprometemos a luchar conjuntamente para hacerla realidad.
En tal sentido, coincidimos plenamente en que la ALBA no se hará
realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia
empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Solo
una amplia visión latinoamericanista, que reconozca la imposibilidad
de que nuestros países se desarrollen y sean verdaderamente
independientes de forma aislada, será capaz de lograr lo que Bolívar
llamó “ver formar en América la más grande nación del mundo,
menos por su extensión y riqueza, que por su libertad y gloria” y
que Martí concibiera como la “América Nuestra” para diferenciarla
de la otra América, expansionista y de apetitos imperiales.
Expresamos así mismo que la ALBA tiene por objetivo la
transformación de las sociedades Latinoamericanas, haciéndolas
más justas, cultas, participativas y solidarias y que, por ello, está
concebida como un proceso integral que asegure la eliminación de
las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una
participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio
destino.
Los Estados firmantes de la ALBA comparten el criterio de que, para
alcanzar los objetivos antes mencionados, esta alianza debe guiarse por
los siguientes principios y bases cardinales:
• El comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino
instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, pues
la verdadera integración latinoamericana caribeña no puede ser hija
ciega del mercado, ni tampoco una simple estrategia para ampliar
los mercados externos estimulando el comercio para lograrlo, se
requiere una efectiva participación del estado como regulador y
coordinador de la actividad económica.
• Trato especial y diferenciado, que tenga en cuenta el nivel de
desarrollo de los diversos países y la dimensión de sus economías,
y que garantice el acceso de todas las naciones que participen en
los beneficios que se deriven del proceso de integración.
• La complementariedad económica y la cooperación entre los países
y producciones, de tal modo que se promueva una especialización
productiva eficiente y competitiva que sea compatible con el
94
Claves para la industrialización socialista
desarrollo económico equilibrado en cada país, con las estrategias
de lucha por la pobreza y con la preservación de identidad cultural
de los pueblos.
• Cooperación y solidaridad que se exprese en planes especiales para
los países menos desarrollados en la región, que incluya un plan
continental contra el analfabetismo, utilizando modernas tecnologías
que ya fueron probadas en Venezuela; un plan latinoamericano de
tratamiento gratuito de salud a ciudadanos que carecen de tales
servicios y un plan de becas de carácter regionales, en las áreas de
mayor interés para el desarrollo económico y social.
• Creación del fondo de emergencia social, propuesto por el presidente
Hugo Chávez en la Cumbre de los Países Sudamericanos, celebrada
recientemente en Ayacucho.
• Desarrollo integrador de las comunicaciones y el transporte entre
los países Latinoamericanos y caribeños, que incluya planes conjuntos
de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas,
telecomunicaciones y otras.
•
Acciones para propiciar la sostenibilidad del desarrollo mediante
normas que protejan el ambiente, estimulen un uso racional de los
recursos e impidan la proliferación de los patrones de consumo
derrochadores y ajenos a las realidades de nuestros pueblos.
• Integración energética entre los países de la región: que se asegure
el suministro estable de productos energéticos en beneficio de las
sociedades latinoamericanas y caribeñas, como promueve la
República Bolivariana de Venezuela con la creación de Petroamérica.
• Fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la propia
América Latina y el Caribe, con el objetivo de reducir la dependencia
de los países de la región de los inversionistas foráneos. Para ello
se crearían, un fondo latinoamericano de inversiones, un banco de
desarrollo del sur, y la sociedad de garantías recíprocas
latinoamericanas.
• Defensa de la cultura latinoamericana y caribeña y de la identidad
de los pueblos de la región, con particular respeto y fomento de las
culturas autóctonas e indígenas, Creación de la Televisora del Sur
95
Víctor Álvarez R.
(Telesur) como instrumento alternativo al servicio de la difusión de
nuestras realidades.
• Medidas para que las normas de propiedad intelectual, al tiempo
que protejan el patrimonio de los países latinoamericanos y caribeños
frente a la voracidad de las empresas transnacionales, no se
conviertan en un freno de la necesaria cooperación en todos los
terrenos en entre nuestros países.
• Concertación de posiciones en la esfera multilateral y en los procesos
de negociación de todo tipo con países y bloques de otras regiones,
incluida la lucha por la democratización y la transparencia de las
instancias internacionales, particularmente de las Naciones Unidas
y sus órganos.39
En los marcos de la ALBA, el comercio y la inversión no deben ser fines
en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y
sustentable. Así, la integración latinoamericana y caribeña no puede ser
una consecuencia del libre mercado sino la resultante de la participación
activa y protagónica de los ciudadanos, voluntad política de sus gobernantes
y la acción reguladora del Estado en la economía.
Se trata de una iniciativa que busca la transformación de las sociedades
del continente para hacerlas más justas, cultas, participativas y solidarias.
Se tomaran en cuenta las asimetrías políticas, sociales, económicas y
jurídicas entre los países. Tal premisa será tomada en cuenta al aplicar el
principio de reciprocidad en los acuerdos comerciales y financieros que se
concreten entre las partes, en función de complementar capacidades y
recursos y promover la integración en un proceso de cooperación solidaria
de beneficio mutuo.
La integración neoliberal prioriza la liberalización del comercio y las
inversiones, en cambio la Alianza Bolivariana para América Latina (ALBA)
es una propuesta que centra su atención en la lucha contra la pobreza y la
exclusión social. Mientras el ALCA y los TLC responden a los intereses del
______________
39 ALBA. Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América. Declaración
conjunta ente el presidente de la república bolivariana de Venezuela y el
presidente del consejo de estado para la república de Cuba para la creación
del ALBA. En: www.alternativabolivariana.org/modules.php?name
96
Claves para la industrialización socialista
capital trasnacional y persiguen la liberalización total y absoluta del comercio
de bienes y servicios e inversiones, la ALBA pone el énfasis en la lucha
contra la pobreza y la exclusión social y, por lo tanto, expresa los intereses
de los pueblos latinoamericanos. Por eso, la ALBA es, fundamentalmente,
un proceso de integración de los Pueblos del Caribe y América Latina quienes
comparten espacios geográficos, vínculos históricos y culturales, necesidades
y potencialidades comunes.
Se trata, entonces, de un esquema de integración basado en principios
de cooperación, solidaridad y complementariedad, que surge como una
alternativa al modelo neoliberal, el cual no ha hecho más que profundizar
las asimetrías estructurales y favorecer la acumulación de riquezas a
minorías privilegiadas en detrimento del bienestar de los pueblos.
La ALBA se fundamenta en la creación de mecanismos para fomentar
ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las
asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Intenta atacar los
obstáculos que impiden la verdadera integración como son la pobreza y la
exclusión social; el intercambio desigual y las condiciones inequitativas de
las relaciones internacionales, el acceso a la información, a la tecnología y
al conocimiento; aspira a construir consensos, para repensar los acuerdos
de integración en función de alcanzar un desarrollo endógeno nacional y
regional.
En la ALBA, la lucha contra las políticas proteccionistas y los ruinosos
subsidios de los países industrializados no puede negar el derecho de los
países pobres de proteger a sus campesinos y productores agrícolas.
La ALBA, tiene el propósito histórico fundamental de unir las capacidades
y fortalezas de los países que la integran, con el propósito de producir las
transformaciones estructurales y generar un sistema de relaciones
complementarias y necesarias para alcanzar el desarrollo integral.
La ALBA se sustenta en el aprovechamiento racional de sus recursos
naturales –incluido su potencial energético–, en función del bienestar de
nuestros pueblos; en la formación integral e intensiva del talento humano
requerido para nuestro desarrollo y en la atención a las necesidades y
aspiraciones de nuestros hombres y mujeres.
En la propuesta la ALBA se le otorga una importancia crucial a los
97
Víctor Álvarez R.
derechos humanos, laborales y de la mujer, a la defensa del ambiente y a
la integración física.
4.4.1. DE
LOS
TLC
A LOS
TCP
Los TCP nacen para enfrentar a los TLC como mecanismo de dominación
y penetración del gran capital promovido por los EE.UU. Es la resistencia
activa de los gobiernos progresistas y revolucionarios del continente para
enfrentar al lado de sus pueblos las ruinosas consecuencias que tendría el
libre comercio sobre los aparatos productivos nacionales, con el consiguiente
recrudecimiento de los flagelos del desempleo, la pobreza y la exclusión social.
Lo que buscan los TLC es disminuir o eliminar los aranceles, sin asegurar
que estas preferencias garantice el mercado para sus productos. Los TLC
fomentan la competencia entre productores diametralmente distintos en
capacidad productiva. Se trata de preferencias para que las empresas
pequeñas compitan entre ellas y se enfrenten a las grandes corporaciones
en situación de total desventaja.
En el marco del ALBA, los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP)
promueven el intercambio equivalente de bienes y servicios para satisfacer
las necesidades básicas y esenciales de la gente. Se basan en los principios
de solidaridad, cooperación, complementación, reciprocidad, transferencia
tecnológica, aprovechamiento de las ventajas de cada país, ahorro de
recursos y sustentabilidad social, económica, financiera y ambiental.
A diferencia de los tratados de libre comercio (TLC) promovidos por los
EE.UU. y la UE, los TCP aseguran el mercado para todos los productos que
pudieran ser perjudicados por los Tratados de Libre Comercio y fortalecen
el papel del Estado y los Gobiernos como actores protagónicos del comercio,
promoviendo la complementación productiva de las naciones participantes.
Los países que participen en la ALBA “(…) elaborarán un plan estratégico
para garantizar la más beneficiosa complementación productiva sobre bases
de racionalidad, aprovechamiento de ventajas existentes en una y otra
parte, ahorro de recursos, ampliación del empleo útil, acceso a mercados
u otra consideración sustentada en una verdadera solidaridad que potencie
las fuerzas de ambos países”40.
______________
40 Acuerdo entre el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y el
98
Claves para la industrialización socialista
Tal como expresa la Declaración Conjunta:
”...coincidimos plenamente en que la ALBA no se hará realidad con
criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial
o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Solo una amplia
visión latinoamericanista, que reconozca la imposibilidad de que
nuestros países se desarrollen y sean verdaderamente
independientes de forma aislada, será capaz de lograr lo que Bolívar
llamó ‘... ver formar en América la más grande nación del mundo,
menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria’ 41.
4.5. PROYECTOS GRANNACIONALES
EN LA
ALBA
Bajo la hegemonía del neoliberalismo, las empresas transnacionales
pasaron a ser el agente articulador de la economía mundial, desplazando
la importancia que los Estados Nación tuvieron en el desarrollo del
capitalismo en los marcos del modelo keynesiano que estuvo vigente en la
postguerra hasta el decenio de los años 80. El patrón de acumulación
neoliberal devaluó el papel del Estado como agente inductor del desarrollo,
cuyo lugar lo asumió el mercado.
El concepto de empresas grannacionales surge en oposición a las
empresas transnacionales, por tanto, su dinámica económica se orientará
a privilegiar la producción de bienes y servicios para la satisfacción de las
necesidades humanas garantizando su continuidad y rompiendo con la lógica
de la reproducción y acumulación del capital.
El concepto grannacional está inscrito en el sustrato conceptual de la
ALBA. Es un concepto esencialmente político, pero engloba todos los
aspectos de la vida nacional. Tiene varios fundamentos:
• Un fundamento histórico y geopolítico, la visión bolivariana de la
Unión de las Repúblicas Latinoamericanas y Caribeñas para la
conformación de una gran nación. Es la geopolítica de la visión
bolivariana, con absoluta vigencia en un mundo dominado por la
______________
Presidente del Consejo de Estado de Cuba, para la aplicación de la Alianza
Bolivariana para las Américas. 14 de diciembre de 2004- En:
portal.gobiernoenlinea.ve/cartelera/AcuerdoCuba-Vzla.pdf
41 Declaración conjunta entre el presidente de la República Bolivariana de
Venezuela y el presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba
para la creación la ALBA. En: www.alternativabolivariana.org/modules.php?...
99
Víctor Álvarez R.
globalización neoliberal, que en las últimas décadas ha adoptado la
forma de los bloques económicos regionales y sub-regionales.
• El concepto grannacional puede asimilarse al de mega estado, en el
sentido de la definición conjunta de grandes líneas de acción política
común entre estados que comparten una misma visión del ejercicio
de la soberanía nacional y regional, desarrollando y desplegando
cada uno su propia identidad social y política, sin que ello implique
en el momento actual la construcción de estructuras supranacionales.
• Posee también un fundamento socioeconómico, basado en la
constatación de que la estrategia de desarrollo de las economías de
nuestros países hasta el grado de producir la satisfacción de las
necesidades sociales de las grandes mayorías, no puede limitarse
al ámbito local. En esencia, se trata de superar las barreras
nacionales para fortalecer las capacidades locales fundiéndolas en
un todo para ser capaces de enfrentar los retos de la realidad
mundial. Cada día se hace más patético el hecho de que nuestra
realidad local es nuestra realidad regional.
• También posee un fundamento ideológico que viene dado por la
afinidad conceptual de quienes integran al ALBA, en cuanto a la
concepción crítica acerca de la globalización neoliberal, el desarrollo
sustentable con justicia social, la soberanía de las naciones y el
derecho a su autodeterminación, generando un bloque en la
perspectiva de estructurar políticas regionales soberanas.
Los conceptos de proyectos grannacionales (PG) y empresas
grannacionales (EG) derivan del enfoque de lo grannacional ya expuesto. Por
tanto, materializan los procesos sociales y económicos de la integración y
la unión.
Los proyectos grannacionales abarcan desde lo político, social, cultural,
económico, científico e industrial hasta cualquier otro ámbito que puede
ser incorporado en la dialéctica grannacional. No todo proyecto grannacional
debe convertirse en una empresa grannacional. Pero toda empresa
grannacional deber ser el producto de un proyecto grannacional, por el
cual deberá guiar su desarrollo.
En atención a lo anterior, los proyectos grannacionales de las áreas
sociales y culturales pueden ser perfectamente instrumentados a partir de
100
Claves para la industrialización socialista
las estructuras y capacidades instaladas en nuestros países, sin necesidad
de crear otras que redunden en aumento de gastos y recursos.
Un proyecto grannacional puede nacer y desarrollarse en dos o más
países, pero no es requisito indispensable a los efectos de considerarlo
como tal, el que abarque el ámbito de todos los países la ALBA.
Lo que le otorga carácter de proyecto grannacional es que se enmarque
en los fines y los principios la ALBA, y que en su concepción e instrumentación
participen dos o más países la ALBA.
En resumen, tenemos que un proyecto grannacional es todo programa
de acción dirigido a cumplir con los principios y fines la ALBA, que haya
sido validado por los países integrantes y cuya ejecución involucre a dos o
más países, para beneficio de las grandes mayorías sociales.
A los efectos de garantizar sus objetivos y la sostenibilidad de las
empresas grannacionales la dinámica de comercialización de los bienes y
servicios generados por ellas se harán privilegiando esquemas mixtos o
combinados de intercambio.
Las empresas grannacionales deben inscribirse en la nueva lógica de la
unión y la integración la ALBA, acoplarse a los objetivos estratégicos del
proyecto unionista y convertirse en instrumentos económicos fundamentales
para la creación de una amplia zona de comercio justo en América Latina
y el Caribe.
En su naturaleza constitutiva las empresas grannacionales deben
obedecer a los siguientes parámetros:
• Partir de la noción de integración productiva y tener en cuenta las
necesidades de complementación económica entre la naciones que
la integran, en áreas fundamentales para el desarrollo económicosocial. Esto supone utilizar al máximo las capacidades de cada país:
recursos energéticos, disponibilidad financiera, disposición de
materias primas, recurso humano calificado, desarrollo científico y
tecnológico.
• La producción de estas empresas debe destinarse prioritariamente a
satisfacer el consumo final o industrial del mercado en los países
del ALBA, a objeto de conformar la zona de comercio justo. Sus
excedentes podrán colocarse en el mercado internacional.
101
Víctor Álvarez R.
• Las empresas grannacionales deben basar su existencia en la
eficiencia productiva, inscribiéndola en los principios de la ALBA.
Esta no es una tarea fácil, pero tampoco imposible de lograr. Las
empresas grannacionales tienen que ser autosostenibles.
• Las empresas grannacionales operarán bajo los principios de
complementariedad, solidaridad, cooperación, reciprocidad y
convivencia armoniosa del hombre con la naturaleza explotando
racionalmente los recursos naturales y ejecutando proyectos
ambientalmente sustentables, promoviendo condiciones de trabajo
digno y redistribución equitativa de las riquezas
Las empresas grannacionales para ser exitosas requieren además:
• De la planificación grannacional: basada en la optimización de todos
los recursos disponibles y obedeciendo a los conceptos de
encadenamiento y eficiencia productiva, satisfacción de necesidades
y precio justo.
• Del control de las fuentes de materia prima: afortunadamente ésta
es una ventaja real en nuestros países, en virtud de que el estado
controla dichas fuentes.
Las empresas grannacionales no se definen como tales por el ámbito
donde se hayan constituido, ni por su composición accionaria, sino por su
naturaleza constitutiva. Esto quiere decir que podrán existir empresas
grannacionales entre dos países (bilaterales), entre tres países (trilaterales),
entre cuatro países (multilaterales). De modo que una empresa entre
Venezuela y Ecuador (bilateral) para la producción y comercialización de
productos petroquímicos en estos países y que incluso pueda exportar a
Cuba o Nicaragua es una empresa grannacional.
La modalidad de estas empresas puede ser binacionales, con una
composición accionaria que garantice la soberanía de cada país. En el
caso de las empresas grannacionales entre varios o todos los estados
miembros, los aportes se harán de acuerdo a las posibilidades de cada
parte. Las decisiones se tomarán siempre por consenso y los márgenes
económicos que se obtengan se destinarán al crecimiento de la propia
empresa y/o al desarrollo de proyectos de carácter social.
Las empresas grannacionales serán de propiedad absoluta de los Estados
102
Claves para la industrialización socialista
y podrán asociarse con empresas del sector privado para el desarrollo de
determinadas actividades.
Estas empresas se conformarán a partir de las potencialidades objetivas,
fondos monetarios y experiencias endógenas de los países que integran la
alianza y usarán en los casos que sea prudente la cooperación de fuentes
exógenas dentro del marco de los principios rectores de la ALBA, sobre
todo de países que comparten el espíritu y los principios la ALBA.
Así tenemos que empresas grannacionales serán aquellas empresas
de los países la ALBA integradas productivamente, cuya producción se
destinará fundamentalmente al mercado de los países de la ALBA (zona de
comercio justo), y cuya operación se realizará de forma eficiente.
4.5.1. PETROCARIBE
Los Gobiernos de Belice, de la República de Cuba, de la Mancomunidad
de Dominica, de la Republica de Haití, Jamaica, de Granada, de San Vicente
y las Granadinas, de Nicaragua, de Surinam y de la República Bolivariana
de Venezuela, reafirman los principios de cooperación, solidaridad,
complementariedad y soberanía en el manejo de los recursos naturales, a
través de la suscripción del “Tratado de Seguridad Energética Petrocaribe”
con una visión caribeña integral del problema energético, vinculado
estrechamente al desarrollo e independencia de la región y a la superación
de los profundos problemas económicos y sociales de estos pueblos.
Reiteran a través de este instrumento, la voluntad política y el interés
de los Gobiernos en impulsar la integración energética regional, fundada
en los principios contenidos en el Acuerdo de Cooperación Energética
PETROCARIBE, suscrito en la ciudad de Puerto la Cruz, Venezuela, en junio
de 2005 y reiterados en la Declaración de Montego Bay, Jamaica, en
septiembre de 2005.
El objeto del tratado es desarrollar entre los países de la ALBA un proceso
amplio y sostenido de integración que contribuya con la seguridad energética
de la región del Caribe, complementando las fuentes de energías primarias
disponibles con el potencial y desarrollo de energías renovables;
promoviendo el intercambio tecnológico para la búsqueda de nuevas fuentes;
desarrollando la cadena de la energía en procura de su industrialización y
103
Víctor Álvarez R.
fomentando el uso racional de la misma, en búsqueda del máximo ahorro
y la eficiencia energética.
La República Bolivariana de Venezuela de conformidad con su
ordenamiento jurídico interno, brindará a los países del Caribe las
condiciones y medios indispensables para cubrir las necesidades de
suministro de petróleo y sus derivados de la región, y de esta manera,
garantizar la seguridad y estabilidad energética del Caribe. Y, de acuerdo
con lo establecido en el Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE,
garantizará un suministro seguro y estable de crudo, productos refinados
y GLP, con el objetivo de mitigar los efectos especulativos en la
comercialización de la energía, minimizar las consecuencias de la
intermediación y contribuir con la seguridad energética de la región.
Las Partes Contratantes se comprometen, en la medida de lo posible, a
crear y ampliar su capacidad de refinación, con el fin de contar con suficiente
disponibilidad de productos que les permita cubrir el déficit regional y con
ello consolidar un polo de refinación en la zona del Caribe y así disminuir la
dependencia respecto a actores transnacionales en la cadena de valor de
la energía. También se comprometen, en la medida de lo posible, a construir,
ampliar y/o modernizar la infraestructura energética necesaria para el
despacho, recepción, transporte, almacenaje y distribución de crudo y
productos, con el fin primordial de crear un sistema de suministro seguro
y permanente para la zona del Caribe. Para ello, la República Bolivariana
de Venezuela pondrá a la disposición de las Partes Contratantes, su
experiencia y capacidad técnica en materia de exploración, producción,
industrialización y comercialización de hidrocarburos con la finalidad de
profundizar la transferencia de tecnología y la formación de capital humano
en la región. También se comprometen a desarrollar paralelamente las
políticas y medidas necesarias tendientes al uso racional eficiente de la
energía que contribuya al desarrollo sostenible de nuestros pueblos.
4.5.2. GAS
Los países de la ALBA podrán acordar el desarrollo de iniciativas que
permitan el suministro de gas, de manera tal que puedan disponer de esta
importante fuente de energía limpia, con el fin de complementar la matriz
energética de la región y al mismo tiempo diversificar las fuentes de energía
para los sistemas de generación y distribución eléctrica, así como la
104
Claves para la industrialización socialista
implementación de programas de gasificación para uso residencial y
comercial.
Los países de la ALBA podrán asociarse para la construcción de plantas
de licuefacción y regasificación, así como otras tecnologías en el ámbito
del gas natural que se consideren necesarias para la utilización de esta
fuente de energía. Igualmente se comprometen, en la medida de sus
posibilidades, a introducir el gas en su matriz energética, con el fin de
desarrollar y promover su consumo. En este último caso, promoverán la
utilización de máquinas de alta eficiencia y ciclos combinados.
Las Partes Contratantes harán sus mejores esfuerzos para que, con
base en gas, desarrollen en la región los Polos Petroquímicos en los
territorios donde los recursos estén disponibles con el fin de producir
insumos químicos para la industria de transformación de la cadena del
plástico y otros productos industriales.
4.5.3. ENERGÍA ELÉCTRICA
Con el fin de utilizar todas las fuentes de energía primaria que estén a
su disposición, así como también maximizar el uso de la energía
hidroeléctrica, de la termoeléctrica basada en el gas y los ciclos combinados,
las Partes Contratantes promoverán la sustitución de combustibles líquidos
por gas u otros combustibles más económicos.
Con el fin de disminuir las pérdidas derivadas de los sistemas de
transmisión o de los picos de consumo característicos del sistema eléctrico,
las Partes Contratantes harán sus mejores esfuerzos para crear e
incrementar el respaldo de sus sistemas eléctricos nacionales y la
disponibilidad del servicio en áreas hoy no atendidas, mediante la
introducción de sistemas de generación distribuida.
Los países de la ALBA establecerán programas para la sustitución de
artefactos de alto consumo energético por equipos más eficientes, de
bombillos incandescentes por bombillos ahorradores, de generadores
eléctricos de alto consumo de combustibles líquidos, por sistemas a gas,
de alta eficiencia y ciclos combinados. Asimismo, ejecutarán programas
de reconversión industrial para complementar sus economías, aprovechando
de manera óptima la disposición de los recursos energéticos existentes en
su territorio.
105
Víctor Álvarez R.
4.5.4. ENERGÍAS R ENOVABLES
Los países de la ALBA desarrollarán, en la medida de sus posibilidades,
proyectos conjuntos y programas piloto, para el impulso del uso de todas
las energías renovables disponibles en sus respectivos territorios, tales
como: energía eólica, energía solar, geotérmica, entre otras.
El desarrollo de este tipo de energías requiere de una importante
cooperación tecnológica entre los países de la región, sobre todo orientada
a reducir los costos que en términos generales son mayores que los de las
energías tradicionales.
De igual forma, procurarán que el uso de esta energía se oriente hacia
la satisfacción de los requerimientos de las zonas más necesitadas y/o
alejadas de las redes de suministro de energía tradicionales.
Con el fin de desarrollar los ejes de acción descritos anteriormente, las
Partes Contratantes crearán y fortalecerán empresas mixtas binacionales,
de acuerdo a la soberanía y marco legal vigente en cada país. Estas
empresas se definirán sobre la base de potenciar sus capacidades técnicas,
tecnológicas y financieras, de tal manera que permitan desarrollar, en cada
país, los proyectos requeridos para la utilización de los recursos energéticos
disponibles.
Con el fin de minimizar costos de transacción, quienes suscriben los
acuerdos se comprometen a que las negociaciones sean entre Estados de
modo que prevalezcan los criterios de complementariedad, cooperación y
solidaridad en la comercialización de los recursos energéticos.
A los fines de garantizar el cumplimiento del tratado y en el marco del
Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE, PDV-Caribe, filial de
Petróleos de Venezuela S.A., tendrá bajo su responsabilidad la coordinación,
ejecución y seguimiento de los proyectos de infraestructura energética,
desarrollo y asistencia social, así como de otras actividades que promuevan
la autosuficiencia y la soberanía energética de las Partes Contratantes.
4.5.5. BANCO
DEL
SUR
El convenio suscrito el 28 de septiembre de 2009, entre Venezuela,
Brasil, Ecuador, Paraguay, Bolivia y Argentina, tiene por objeto constituir
una entidad financiera de derecho internacional público con personalidad
jurídica propia denominada “Banco del Sur”, la cual tendrá como norte
106
Claves para la industrialización socialista
financiar el desarrollo económico, social y ambiental de sus países
miembros, en forma equilibrada y estable, haciendo uso del ahorro intra y
extra regional así como fortalecer la integración; reducir las asimetrías y
promover la equitativa distribución de las inversiones entre sus países
miembros.
Para el cumplimiento de su objeto, el Banco tiene plena capacidad jurídica
para adquirir derechos y contraer obligaciones, pudiendo ejercer las
funciones y realizar los actos que hagan a su objeto o estén relacionados
con el mismo. En este sentido, cabe resaltar que el Banco prestará asistencia
crediticia únicamente en los países miembros, para la ejecución de proyectos
en el ámbito territorial de UNASUR.
Entre sus funciones principales se encuentran financiar en cualquier
país miembro a órganos estatales, entidades autónomas, empresas mixtas,
empresas privadas, cooperativas, empresas asociativas y comunitarias,
que lleven a cabo proyectos de los tipos indicados a continuación. A los
efectos de la evaluación de cada proyecto se tendrán en cuenta los avances
que el mismo genere con relación al logro de la soberanía alimentaria,
energética, de la salud, de los recursos naturales y del conocimiento.
Igualmente, tendrá entre sus funciones promover y facilitar asistencia
técnica multidisciplinaria para la preparación y ejecución de planes,
programas y proyectos de desarrollo, incluyendo la identificación de
programas de inversión, el estudio de prioridades y la formulación de
propuestas sobre proyectos específicos.
4.5.6. BANCO
DEL
ALBA
La Sede del Banco fue Inaugurada el sábado 28 de enero de 2008, en el
marco de la VI Cumbre la ALBA, realizada en la ciudad de Caracas.
El Banco la ALBA tiene su sede principal en la ciudad de Caracas, Capital
de la República Bolivariana de Venezuela, y podrá establecer subsedes,
sucursales u oficinas de representación que fueran necesarias en los países
miembros del Banco. Entre sus funciones se encuentran:
• Promover el desarrollo económico en sectores claves de la economía
de los países la ALBA, orientados a mejorar la productividad y
eficiencia del tejido productivo, la generación de empleos, el
107
Víctor Álvarez R.
desarrollo científico-técnico, la complementariedad y el desarrollo
de las cadenas productivas.
• Impulsar el desarrollo social, en materia de salud, educación, vivienda,
seguridad social, desarrollo comunitario, economía social.
• Fortalecer la expansión y conexión de la infraestructura de los países
la ALBA.
• Apalancar las empresas binacionales, grannacionales o cualquier
otra modalidad de organización asociativa que promuevan
inversiones de interés mutuo, comprendidas dentro de los objetivos
del Banco la ALBA.
• Promover, crear y administrar fondos de financiamiento reembolsable
o no reembolsable, orientados a fomentar el desarrollo económico,
social y ambiental.
• Proveer recursos para asistencia técnica, estudios de preinversión,
investigación y desarrollo, transferencia y absorción de tecnología.
• Desarrollar y promover la práctica del comercio justo de bienes y
servicios.
El Banco la ALBA podrá realizar las siguientes operaciones:
• Otorgar créditos, líneas de crédito, fianzas, avales y otras garantías.
• Emitir, colocar y administrar toda clase de títulos de crédito.
• Proveer servicios, mecanismos e instrumentos para la liquidación y
compensación de pago de las transacciones económicas, comerciales
y financieras.
• Prestar servicios de administración de carteras, organizar, constituir
y administrar fideicomisos y ejercer mandatos.
• Actuar como comisionista y custodio de títulos y valores.
• Prestar servicios de tesorería a organismos gubernamentales,
intergubernamentales e internacionales, empresas públicas y
privadas.
En Banco de la ALBA posee una serie de proyectos a ser financiados por
el Banco, en áreas de educación, salud, ciencia y tecnología, alimentación,
108
Claves para la industrialización socialista
transporte, ambiente, industria, telecomunicaciones, energía, comercio
justo, turismo, minería, financiera.
4.5.7. EL SUCRE
Aún cuando los EE.UU. dejaron de garantizar su moneda con oro, la
gran potencia del norte inundó al mundo con dólares supuestamente
respaldados por su potencial industrial. Pero ante el debilitamiento de su
economía muchos países comienzan a abandonar el dólar y optan por
otras monedas y valores.
El oro y otros metales preciosos experimentan fuertes alzas. Esto abre
vías para iniciativas monetarias por parte de los países dueños de materias
primas y recursos energéticos, los cuales podrían establecer como respaldo
las reservas probadas de oro, plata, platino, diamantes, esmeraldas, hierro,
aluminio, níquel, cobre, uranio, petróleo, gas, etc. Si los EE.UU. impusieron
su predominio económico sobre la base de su potencial industrial, con más
razón nuestros países pueden avanzar hacia un sistema monetario y
financiero sostenido por las riquezas naturales, fuente de riqueza real y
verdadero potencial productivo.
Emitir una moneda común para las relaciones económicas y financieras
de los países del Sur, teniendo como respaldo sus materias primas y sus
recursos naturales renovables, revalorizaría las riquezas que actualmente
son vitales para la economía mundial. Si los EE.UU. hicieron del dólar la
moneda obligada en los mercados internacionales, sin respaldo en oro,
una nueva moneda respaldada por las reservas de hidrocarburos, metales,
piedras preciosas y demás riquezas naturales de nuestros países será, sin
lugar a dudas, mucho más solida y apetecida como medio de pago y reserva
de valor.
La creación del Banco de Materias Primas sería un paso clave para
certificar las reservas de hidrocarburos, metales y minerales valiosos, como
respaldo de esa nueva moneda. Con un procedimiento transparente se
determinaría qué recursos naturales y energéticos formarían parte de la
canasta de materias primas que servirían de respaldo a esta moneda y, a
la vez, procedería a certificar las reservas de bosques, agua y biodiversidad,
para incorporarlas también a esa canasta de respaldo.
En este sentido, los presidentes y representantes gubernamentales de
109
Víctor Álvarez R.
los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (ALBA), más Ecuador, dieron luz verde a la creación de una moneda
común, denominada SUCRE (Sistema Único de Compensación Regional),
que inicialmente circulará de manera virtual.
La declaración final de la III Cumbre extraordinaria la ALBA aprobada
en Caracas se da luz verde a la construcción de la zona monetaria unida y
un fondo de reservas con aportes de países miembros para sostener
políticas de inversión para el desarrollo.
Las soluciones a la crisis mundial existen, pero es imprescindible tomar
decisiones políticas. Los países de América Latina están llamados a crear
una nueva arquitectura financiera para ser más autónomos y soberanos.
Esta propuesta tiene tres pilares fundamentales: un banco de desarrollo
regional, fondo de reservas del área para enfrentar potenciales crisis y
eventuales problemas económicos, y una moneda común contable para
los intercambios comerciales; la cual, en un principio, puede ser virtual.
Por eso es preciso fortalecer el comercio intrarregional complementario
y el centro de la economía debe volver a ser la producción de lo que se
consume nacional y regionalmente. Se asumen las políticas económicas
como instrumentos para fortalecer el mercado interno como principal motor
de la economía, tendientes a conseguir la seguridad alimentaria nacional y
regional. En el marco de la ALBA, el comercio y la inversión son medios y
no fines. Están llamados a elevar la calidad de vida de sus integrantes;
subordina el mercado a la justicia social y toma en cuenta las asimetrías y
la complementariedad entre las economías, de modo que las decisiones
se adopten mediante la observancia de la equidad y en ningún momento
movidas por el afán de lucro de un Estado, una empresa o un territorio a
costa de otros.
110
Claves para la industrialización socialista
Capítulo V
5. ¿QUÉ ES LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA?
La industrialización socialista es un proceso planificado de rápido
crecimiento y desarrollo de las capacidades productivas y tecnológicas
dedicadas a transformar materias primas en insumos básicos, bienes
intermedios y productos de consumo final, con el fin de satisfacer las
crecientes demandas y necesidades del aparato productivo nacional y de
la población. Es la fuerza motriz para impulsar la transformación de una
economía rentista, que casi todo lo importa y poco produce, en una nueva
economía independiente y soberana. Es la única estrategia posible para
transformar el modelo primario-exportador que impusieron las grandes
potencias industrializadas y nos condenó a ser exportadores de petróleo y
materias primas por un nuevo modelo productivo capaz de sustituir
eficientemente importaciones, diversificar la oferta exportable y, de esta
manera, ahorrar y generar nuevas fuentes de divisas que nos hagan menos
dependientes del ingreso petrolero.
La industrialización socialista es un componente fundamental de una
política económica diseñada para avanzar hacia el logro de los objetivos
de seguridad y soberanía alimentaria y productiva. Es la mejor manera de
generar empleos verdaderamente fructíferos, cuya remuneración tenga
como contrapartida la producción de una abundante oferta de bienes y
servicios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales del
pueblo trabajador, sin romper el equilibrio que se debe preservar entre la
oferta y la demanda para contribuir a estabilizar los precios. Además, al
satisfacer la demanda interna con producción nacional se evita que los
ajustes en el tipo de cambio –que encarecen el componente importado y
repercuten en la estructura de costos–, desborden las presiones
inflacionarias. Por eso requiere un adecuado manejo de la política
macroeconómica y microeconómica; es decir, la fijación de un tipo de
cambio que exprese la verdadera productividad de la economía no petrolera;
una política arancelaria y fiscal que desaliente las importaciones y favorezca
la producción nacional y las exportaciones; así como incentivos monetarios
y financieros para la inversión productiva. Y, lo más importante, la
industrialización socialista se basa en nuevas formas de propiedad social
111
Víctor Álvarez R.
que liberen al trabajador asalariado de la explotación del capital, motivado
a producir una abundante gama de bienes y servicios de buena calidad y
bajos precios para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la
población.
5.1. P RINCIPIOS
RECTORES DE LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA
Hasta hace poco, se reconoció a la industria como la fuerza motriz del
desarrollo económico. El ritmo de crecimiento del sector manufacturero
con frecuencia fue mayor que la velocidad de crecimiento del PIB,
convirtiéndose así en el sector dinamizador del desarrollo económico, lo
cual se expresó en un aumento del grado de industrialización; es decir, de
la contribución de la industria en la conformación del PIB en comparación
con el aporte de los demás sectores económicos.
La tarea de conformar una nueva economía sustentada en los ingresos
que pueda generar la actividad productiva interna y así superar la tradicional
dependencia del ingreso petrolero, todavía sigue pendiente. Como respuesta
al descalabro de los precios del petróleo a raíz de la crisis económica
mundial que estalló en el año 2008 y mermó considerablemente el ingreso
en divisas y restringió la capacidad de importación, se planteó nuevamente
la necesidad de reimpulsar el desarrollo industrial. Pero la sostenida
recuperación en la cotización del crudo a lo largo del año 2011, como
consecuencia del derrocamiento de Mubarak en Egipto y la invasión de
Libia ha llevado nuevamente el precio del barril por encima de los 100
dólares. En este contexto de abundancia una vez más queda pospuesto el
necesario proceso de revisión, rectificación y reimpulso de la estrategia
económica y se mantiene la inercia de comprarle al resto del mundo muchos
productos agrícolas e industriales que pudieran generarse internamente.
El desarrollo económico de Venezuela tiene que ser un proceso integral
y autosostenido, que se apoye en un crecimiento armónico y proporcional
de la agricultura, la pesca, la minería, la industria, las telecomunicaciones,
el comercio, las finanzas, los servicios y las demás actividades económicas
sobre cuyo desarrollo descansa la esperanza de un mayor bienestar para
nuestra sociedad.
Lograr la industrialización de la economía venezolana continúa siendo
una tarea pendiente. Es una necesidad que hoy más que nunca debemos
reconocer, sobre todo si tenemos en cuenta el efecto multiplicador que el
112
Claves para la industrialización socialista
desarrollo de este sector es capaz de ejercer sobre otras actividades
económicas orientadas a generar la oferta de bienes, servicios y empleos
destinados a satisfacer las necesidades materiales y espirituales de nuestra
sociedad. Sin embargo, al tratar de precisar el potencial aporte de la
manufactura nacional a este proceso de desarrollo autosostenido, nos
damos cuenta de que este sector aún adolece de una serie de debilidades
que restringen su capacidad de dinamizar la economía interna.
Transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un
nuevo modelo productivo soberano y exportador, para por reimpulsar el
proceso de industrialización a la luz de una serie de principios rectores
dentro de los cuales destacamos los siguientes:
5.1.1. NUEVAS
FORMAS DE PROPIEDAD SOCIAL
Abundan y proliferan los enfoques reduccionistas que explican la
propiedad como una simple posesión, limitándola a la relación jurídica que
tienen las personas con los medios de producción, sin profundizar en el
análisis de la amplia gama de relaciones que se establecen entre las
personas en el proceso de producción, distribución y consumo42. Estos
enfoques amputados y castrados no reflejan la riqueza de los nuevos
procesos económicos y sociales que se han puesto en marcha en Venezuela
y otros países de América Latina, en los cuales el poder popular crea nuevas
formas de organización para asumir el control directo de los procesos de
producción de los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus
necesidades básicas y esenciales y asegurar así su supervivencia y
reproducción.
Resultado de tales fragmentaciones y reduccionismos es la noción de la
propiedad que la encasilla entre las opciones de propiedad privada o
propiedad estatal, cuando lo fundamental es considerar las dimensiones
sociales, políticas e ideológicas de la propiedad para dar respuesta a estas
interrogantes:
______________
42 Un detallado análisis del marco legal y las orientaciones de política pública que hacen
posible el desarrollo de nuevas formas de propiedad social en la construcción del
socialismo venezolano se encuentra en Víctor Álvarez “Del Estado burocrático al
Estado comunal”, Capítulo III De la propiedad estatal a la propiedad comunal: nuevas
formas de propiedad social en el socialismo venezolano. PP 75 y ss.
113
Víctor Álvarez R.
• ¿Qué formas de propiedad social son las más adecuadas para impulsar
el crecimiento y desarrollo de la economía social, popular y comunal?
• ¿Cómo se integran e interactúan en este nuevo sistema de relaciones
sociales de producción la propiedad estatal, privada, cooperativa y
comunitaria?
• ¿Cuáles son los factores que estimulan y regulan el desarrollo de
cada una de estas formas de propiedad?
• ¿Cómo se expresa y desarrolla la relación jurídica, económica, política
y social para que la propiedad estatal sea realmente asumida como
una auténtica forma de propiedad social y de empoderamiento
popular?
• ¿Cómo se remunera el trabajo en esas nuevas formas de propiedad
social, popular y comunitaria?
• ¿Cómo se distribuyen los excedentes entre la empresa, los
trabajadores y la comunidad?
• ¿Cuáles son los mecanismos para acordar las decisiones entre
trabajadores, comunidad y consumidores?
La propiedad es un sistema de relaciones sociales que se hace más
complejo a medida que se desarrolla la división social del trabajo. Los
seres humanos, aunque somos parte de la naturaleza, nos diferenciamos
de ella porque a través del proceso del trabajo la transformamos para
crear lo que necesitamos para sobrevivir y supervivir. Marx y Engels43
explicaron que en este proceso no solo se producen los bienes y servicios
para satisfacer las necesidades de la gente, sino que también se producen
y reproducen las relaciones sociales entre las personas que participan o
quedan excluidas del proceso productivo. En el proceso de produccióndistribución-intercambio-consumo surge la relación contradictoria entre
propiedad social-propiedad individual a través de la cual cada persona
procura apropiarse de las condiciones básicas para su existencia, de lo
necesario para poder mantenerse y desarrollarse. Si bien la división social
del trabajo impulsa mejoras en el proceso de trabajo, también profundiza
______________
43 Marx, C.; Engels, F. “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”.
Capítulo IX, “Barbarie y Civilización”.
114
Claves para la industrialización socialista
el desarrollo de la propiedad como sistema que vincula lo individual y lo
social. El proceso de trabajo, como actividad vinculante y socializadora, se
transforma en su contrario a partir del momento en que surge la propiedad
privada sobre los medios de producción. Esta contradicción es la que plantea
la necesidad histórica de construir un nuevo sistema en el que las personas
se apropien de los medios de producción para que así no se vean obligadas
a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir.
De modo que, la evolución de la propiedad transcurre desde la época
en la que el ser humano tenía que trabajar exclusivamente para satisfacer
sus necesidades primarias de alimentación y vestido, hasta el tiempo actual
en el que se produce para vender y así obtener cada vez más ganancias.
Desde esta perspectiva, se trata de considerar la propiedad como un sistema
de relaciones sociales a través de las cuales unos dominan y otros son
dominados, unos explotan y otros son explotados, unos gobiernan y otros
son gobernados.
Este proceso de producción y apropiación de las condiciones básicas
para la existencia es la premisa del proceso de reproducción de la vida
social y descansa en la acción de los individuos socializados; es decir, en
las relaciones sociales de producción que establecen entre sí las personas.
Desde esta perspectiva, la propiedad es realmente un sistema de apropiación
de la riqueza producida por los seres humanos, de la cual depende el
propio proceso de producción y reproducción de la vida social44.
Con base en la propiedad privada capitalista se instaura un proceso de
trabajo deshumanizador, controlado por un poder externo a los individuos.
Este fragmenta la relación individuo-sociedad y surge así la enajenación
de las personas respecto al proceso de producción y apropiación de la
riqueza. Desde entonces, la socialización de los individuos se basa en la
subordinación social jerárquica del trabajo, se complejiza el sistema de
apropiación de la riqueza con el surgimiento de las diversas mediaciones
en la relación individuo-naturaleza-sociedad, se conforman las clases y el
Estado y la producción e intercambio de mercancías se hace a través del
mercado.
Las contradicciones y conflictos sociales que se derivan de este proceso
______________
44 Ibid. Capítulo IX.
115
Víctor Álvarez R.
plantean la necesidad de impulsar un nuevo sistema de apropiación de la
riqueza que sea expresión de una interacción individuo-sociedad-naturaleza
basada en el desarrollo pleno de las potencialidades humanas, un sistema
sustentable con nuevas formas de propiedad social que, más allá de destruir
el capitalismo privado para sustituirlo por el capitalismo de Estado, genere
y consolide otro modo de producción diferente, esencialmente orientado al
despliegue de la potencialidad del productor directo como fuerza social, a
través del cual el trabajador y la trabajadora puedan reapropiarse de su
verdadera esencia como personas libres e independientes e iniciar así su
verdadera emancipación humana.
Pero limitar la propiedad social a la propiedad estatal es despojarla de
toda una gama de opciones realmente posibles, a través de las cuales los
trabajadores directos, los miembros de la comunidad y los excluidos de la
actividad económica y productiva desarrollen nuevas formas de
empoderamiento popular. El Socialismo del siglo XX, tras el ideal humanista
de derrotar la pobreza y la exclusión social, estatizó prácticamente todos
los medios de producción. En nombre de eliminar la explotación del trabajo
ajeno y asegurar la inversión social de las ganancias, procedió a expropiar
desde una bodega, hasta una siderúrgica, pasando por talleres mecánicos,
peluquerías, farmacias, empresas de refinación de petróleo, redes de
clínicas y consultorios privados, cadenas de hoteles, restaurantes y cines,
líneas de aviación, etc.
Una de las lecciones más importantes que nos dejó lo que se llamó el
“socialismo real” fue la burocratización y el secuestro de la propiedad estatal.
La propiedad estatal reproduce la misma lógica de la propiedad capitalista
privada. En su fachada se presencia como propiedad de todo el pueblo,
pero su lógica de funcionamiento no altera para nada las viejas formas de
organización capitalista de la producción. La experiencia histórica ha
demostrado que la transformación en propiedad estatal de la propiedad
privada sobre los medios de producción y la consiguiente implantación de
la planificación centralizada, más que acabar con la anarquía del mercado
lo que hace es anular la capacidad emprendedora de la gente y satanizar
la iniciativa empresarial, cuando de lo que se trata es de aumentar la
densidad de empresas de la economía social. Estas son unidades productivas
que se crean sin fines de lucro y sin vocación de pérdida, sino más bien
dedicadas a generar una abundante oferta de bienes y servicios para
116
Claves para la industrialización socialista
satisfacer las crecientes necesidades del pueblo y asegurar la inversión
social de los excedentes.
El fundamentalismo de la propiedad estatal solo conduce a la
criminalización del emprendimiento personal, familiar y colectivo, y esto
en nada contribuye a eliminar las causas que generan desempleo, pobreza
y exclusión. La clave para eliminar todo mecanismo de explotación son las
nuevas formas de propiedad social que permiten la gestión directa por
parte de los trabajadores y de la comunidad del esfuerzo productivo social.
La propiedad total y absoluta del Estado sobre todos los medios de
producción, distribución y comercialización lo que hace es engendrar el
capitalismo de Estado y obstaculizar el control obrero, la autogestión y la
contraloría social, recrudeciendo la explotación del trabajo asalariado y la
exclusión social, incluso en una escala mayor ante la disolución de los
sindicatos y organizaciones de base, lo cual hace imposible cualquier forma
de organización y reivindicación laboral y comunitaria.
Habrá que tener siempre presente que en Socialismo del siglo XX el
burocratismo, lejos de reducirse, por el contrario amplio su cobertura y se
convirtió en un azote, dando origen a élites de poder cada vez más alejadas
del sentir del pueblo. En su propósito de derrotar la pobreza y la exclusión
social, en los países socialistas del bloque soviético se estatizaron
prácticamente todos los medios de producción. En nombre de eliminar la
explotación del trabajo asalariado y asegurar la inversión social de las
ganancias, se procedió a expropiar la mayoría de los medios de producción
y distribución. Parte de las lecciones más importantes del intento fallido
por construir el SSXX son las siguientes45:
• Implantación de un capitalismo de Estado que ahogó el espíritu
emprendedor y las capacidades creadoras del pueblo, criminalizó la
iniciativa empresarial de las personas, familias y colectivos sociales
y frenó el desarrollo de las fuerzas productivas, generando una
permanente escasez, racionamiento y especulación de los productos
que se requieren para satisfacer las necesidades básicas y esenciales
de la gente.
______________
45 Véase el artículo de Víctor Álvarez R. “Economía crecerá de manos del pueblo”. En:
http://victoralvarezrodriguez.blogspot.com/2010/09/economia-crecera-de-manosdel-pueblo.html.
117
Víctor Álvarez R.
• Entronización de poderosas élites de la burocracia estatal y la
nomenklatura partidista que, en la práctica, derivaron en una
burguesía funcional; castas explotadoras que se apropiaron de parte
importante del plustrabajo social, ya no por el imperio de la propiedad
privada sobre los medios de producción, sino por los privilegios
asociados a los altos cargos que disfrutaban en la estructura del
Estado.
• Agotamiento de la identificación y compromiso del ciudadano de a
pié con un modelo organizativo y funcional del Estado y la sociedad,
mediatizado por un ineficaz burocratismo y creciente control del
partido que se extendió de forma cada vez más intrusiva a todos los
campos de la vida social.
• Decepción y pérdida de la confianza de las grandes mayorías
explotadas y oprimidas con su dirigencia política y sus gobernantes,
así como una creciente crítica y rechazo al Estado burocrático y al
Partido.
Las negativas consecuencias de ese modelo provocaron una creciente
insatisfacción social que finalmente causó la implosión de la URSS y el bloque
“socialista” de Europa oriental. Pero esto no quiere decir que haya triunfado
el capitalismo, el cual tampoco ha sido capaz de enfrentar con éxito los
flagelos de la pobreza, la contaminación ambiental y la degradación moral.
Socializar no quiere decir expropiar y estatizar todo lo que se pueda. Lo
peor que puede pasar es que a nombre del socialismo se metamorfosee la
economía capitalista privada en un capitalismo de Estado, secuestrado por
el burocratismo y administrado con ineficiencia y que cada vez produce
menos, generando así escasez, acaparamiento y especulación.
Por esta razón, en la conciencia colectiva el reconocimiento de la
propiedad estatal como copropiedad personal ha resultado ser un
sentimiento difícil de alcanzar. El ciudadano de a pie la mira como algo
remoto y extraño que no termina de sentirse como propio. Esta realidad
genera un bajo nivel de identificación social y colectiva con esas formas
básicas de propiedad social, desmotivan la moral en el lugar de trabajo y
tienden a reproducir fenómenos negativos, tales como indisciplina, apatía,
falta de compromiso, apropiación indebida de recursos públicos y otros
comportamientos perniciosos, que, lejos de erradicarse, se recrudecen y
118
Claves para la industrialización socialista
reproducen en muchas empresas públicas en las que el burocratismo se
entroniza.
Inevitablemente, estas desviaciones también generan consecuencias
indeseadas en los procesos productivos de esas empresas estatales donde
se aprecian índices de calidad, productividad y competitividad muy inferiores
a los que potencialmente se pueden alcanzar. Condenan a los consumidores
y usuarios a bienes y servicios de baja calidad y precios altos y, con ello, lo
que hacen es facilitar excusas y pretextos para el relanzamiento y
resurrección de las tesis neoliberales que ya habían sido derrotadas y
enterradas, las cuales postulan la supremacía del mercado y la gerencia
privada por encima de la propiedad estatal y la gerencia pública.
En presencia de esta real amenaza, hay que repensar y reinventar el
concepto de propiedad social más allá de la clásica propiedad estatal. La
experiencia histórica indica que ni en el capitalismo ni en el socialismo real
la propiedad estatal es o fue percibida como propiedad social. Prácticas
desviadas y perniciosas causaron un creciente descontento social que dio
al traste con la mayoría de los ensayos por construir el socialismo en los
países del bloque soviético. Se prolongaron las condiciones de explotación
capitalista a través del trabajo asalariado ahora en manos de un Estado
centralizado y autoritario, donde el pueblo y los trabajadores poco o nada
decidían y, por lo tanto, nunca llegaron a sentirse verdaderos propietarios
sociales de la propiedad estatal. Por eso la construcción socialista en el
SXXI está llamada a convertir a los trabajadores directos y a la comunidad,
y no a la burocracia, en los verdaderos propietarios sociales.
En consecuencia, hay que dejar claro que la nacionalización y estatización
de medios de producción fundamentales es la premisa para facilitar la
dirección política del Estado; pero, mientras este proceso esté mediado
por la burocracia, nada garantiza el verdadero empoderamiento popular
ni el control obrero, comunal o social sobre los medios fundamentales de
producción. La propiedad legal del Estado sobre los medios de producción
fundamentales se transforma en auténtica propiedad social cuando los
productores y usuarios directos asumen el control y la dirección de los
procesos productivos. Es así como se concreta la dirección del propio proceso
de construcción de la nueva sociedad, sin que para esto sea necesaria la
utilización de la burocracia, ni de especialistas que exigen altos salarios,
beneficios contractuales y perversos privilegios que crean una odiosa
119
Víctor Álvarez R.
diferencia entre el trabajo manual e intelectual y desmoralizan e indignan
a la mayoría de los trabajadores.
El tipo de propiedad que se ejerce sobre los medios de producción
condiciona a su vez el tipo de relaciones sociales de producción que las
personas establecen entre sí. La categoría propiedad –sea esta pública,
social, estatal, cooperativa, comunal, privada, mixta, etc.–, nos lleva a
analizar en cada caso la forma particular como los individuos se relacionan
para producir, intercambiar y consumir los bienes y servicios que necesitan
para sobrevivir y reproducirse. Profundizar en el estudio y comprensión de
este proceso implica pasar de la noción de la propiedad como simple
posesión, como simple intercambio de mercancías o como simple consumo
individual, a la propiedad como la expresión de las relaciones sociales que
se establecen entre las personas en el proceso de producción y distribución
de las condiciones de vida y el acceso a la riqueza.
De cara a la construcción del socialismo venezolano, el reto de
desarrollar la propiedad social va mucho más allá de establecer la propiedad
legal del Estado sobre los medios fundamentales de producción. Es fácil
expropiar un latifundio, una empresa o una cadena de distribución y
comercialización, incluso promulgar un decreto aboliendo la propiedad
privada, pero solo la participación activa y protagónica de los trabajadores,
los consumidores y la comunidad en la dirección y control de los procesos
de producción, distribución, intercambio y consumo es lo que puede
transformar las diferentes formas de propiedad social en verdaderos
instrumentos para liberar a los trabajadores de la explotación del capital,
para lograr una creciente inclusión social y para propiciar el desarrollo
humano integral de todas las personas.
De allí la importancia de dejar claro que estatizar no es socializar ni
propiedad social es sinónimo de propiedad estatal. Lo que hará irreversible
el socialismo venezolano es el desarrollo de nuevas formas de propiedad
social que empoderen realmente a los trabajadores directos, los
consumidores organizados y la comunidad para que se sientan los
verdaderos copropietarios sociales de los medios de producción.
El impulso a la industrialización socialista pasa, entonces, por el impulso
de nuevas formas de propiedad social a través de las cuales los trabajadores,
los consumidores y la comunidad dirijan los procesos de producción,
120
Claves para la industrialización socialista
distribución, intercambio y consumo y, sobre esa base, se genere una
identidad y compromisos colectivos, un espíritu de cuerpo a través del cual
todos se sientan verdaderos copropietarios sociales, los auténticos dueños
de las condiciones materiales que garantizan su supervivencia y
reproducción. Es así como se podrá lograr una verdadera asociación de
productores libres, sin mediaciones de capitalistas ni burócratas, que libere
al pueblo de la explotación y el consumismo a los que nos somete la lógica
del capital que solo piensa en el lucro, en maximizar la ganancia y
rentabilidad empresarial, el beneficio individual.
5.1.2. INCLUSIÓN
SOCIAL
Primero que todo, la industrialización socialista es un medio para
contribuir a erradicar las causas estructurales que generan desempleo,
pobreza y exclusión social y superar los factores que limitan el desarrollo
económico y social de la Nación.
La pobreza y la marginalidad generan una demanda de bienes de
consumo con un ritmo de expansión vegetativo, mientras los sectores de
medios y altos ingresos alimentan una demanda sofisticada y diversificada,
con alto componente importado. La ampliación del mercado interno está
asociada a la recuperación del salario real y una distribución progresiva
del ingreso. Por esto es necesario remontar las fronteras socioeconómicas
internas, abriendo vías de crecimiento y desarrollo allí donde la desigualdad
del ingreso y la exclusión social las limitan. Sobre este tema, Orlando
Araujo, en su texto La industrialización de Venezuela en el siglo XX
señalaba que:
“Y esta es la gran paradoja de nuestra industrialización: un país
donde hay gente con hambre y vastas capas de población mal
alimentadas, mal calzadas, mal vestidas y por ello mismo mal vividas
y mal educadas, presenta un esquema de alta capacidad ociosa en
sus industrias tradicionales que son, precisamente las de alimentos,
calzado y vestido y lo que es todavía más paradójico, el desarrollo
industrial, detenido en estos esquemas, no puede avanzar porque
el mercado está ya saturado con aquellas producciones. Todo el
problema del llamado ‘estrangulamiento’ del sector manufacturero
reside en que, dentro del mercado interno, quienes tienen hambre
y necesitan vivir y vestir mejor, no tienen como adquirir los bienes
esenciales; y quienes tienen con qué adquirirlos, ya no los necesitan
121
Víctor Álvarez R.
y, en todo caso, sólo en una proporción mínima en relación con la
magnitud de sus ingresos.”46
La solución al problema de la supuesta estrechez del mercado interno
–argumento tan trillado a la hora de explicar el agotamiento de la sustitución
de importaciones–, no está precisamente en salir a buscar mercado externos
para colocar los excedentes que no consume el mercado doméstico, sino
en impulsar una distribución progresiva del ingreso, un reparto más
equitativo de la riqueza nacional, que mejore la capacidad adquisitiva de
los trabajadores y facilitar el acceso de millares de venezolanos al consumo
y disfrute de los bienes y servicios que requieren para satisfacer sus
necesidades básicas y esenciales. En esta dirección, la Revolución Bolivariana
ha llevado a cabo una sostenida inversión social que, al asegurar la gratuidad
en el acceso a la salud, educación, cultura y subsidiar ampliamente la
distribución de alimentos, ha contribuido a liberar buena parte del ingreso
real de los sectores que viven de un ingreso fijo para aumentar el consumo
de otros bienes básicos y esenciales que van más allá de los componentes
de la canasta alimentaria.
Esto se consigue transformando el capitalismo rentístico excluyente en
un nuevo modelo productivo de amplia y creciente inclusión social, que
facilite la incorporación activa de grupos sociales tradicionalmente al margen
de la actividad económica y productiva. Tal incorporación estimularía el
crecimiento industrial equitativo y sustentable al corregir las desigualdades
y avanzar en la lucha contra el desempleo, la pobreza y la exclusión social,
activando un proceso de distribución progresiva del ingreso que soporte
una recuperación y mejora sostenida del ingreso real de los trabajadores
que viven de un ingreso fijo.
Generalmente los patronos se oponen al aumento de los sueldos y salarios porque implican un aumento de los costos y temen ver afectados sus
márgenes de ganancia si no logran transferirlos de inmediato al precio de
venta final. Argumentan que los aumentos salariales originan inflación,
pero si no se compensa el poder adquisitivo que causa el aumento sostenido
de los precios, los bajos sueldos descalabran el consumo privado que es el
principal componente de la demanda agregada, originando así
______________
46 Orlando Araujo. Op. cit. p. 109
122
Claves para la industrialización socialista
desaceleración, estancamiento y recesión. La inflación erosiona la capacidad
adquisitiva de las grandes mayorías que viven de un sueldo fijo. Al no
haber suficiente demanda las empresas en lugar de aumentar los sueldos
pera reanimar el consumo lo que hacen es bajar el nivel de producción y
reducir las nóminas, con lo cual castigan aún más el ingreso familiar y
empeoran la situación.
La inclusión social a través de la reducción del desempleo y del sector
informal se traduce en un incremento de la masa general de sueldos y
salarios que son la fuerza motriz de la recuperación del consumo privado
como principal componente de la demanda agregada. En consecuencia,
son la fuerza motriz de la reactivación económica, toda vez que permiten
recuperar el poder de compra de los hogares para que adquieran lo que el
aparato productivo produce. Al aumentar la remuneración de los
trabajadores se imprime un portentoso estímulo para reactivar y aumentar
la escala de la producción. Sólo cuando se opera al máximo de la capacidad
instalada y hay pleno empleo es cuando los aumentos de sueldos y salarios
pudieran ser una causa real de la inflación. Pero, en ese caso, los precios
sólo subirán si tales aumentos superan los incrementos en la productividad.
El aumento de los sueldos no provoca inflación, mientras que la inflación
si desata presiones para reivindicar el salario real, el cual se queda rezagado
y por lo tanto se deteriora con la inflación. En efecto, cuando los precios
suben los salarios no lo hacen de inmediato. El factor trabajo reacciona
con retraso y cuando exige una compensación ya se ha transferido buena
parte de su ingreso a los factores que dominan los precios y la producción.
El ajuste salarial no solo suele ser tardío sino que, además, no compensa
la pérdida del poder adquisitivo. Con frecuencia, a pesar de los aumentos,
el salario mínimo se queda por debajo del costo de la canasta básica e,
incluso, no alcanza para comprar la canasta alimentaria.
En la industrialización socialista el salario no puede ser asumido como
un costo de producción más. Es la principal fuerza motriz de la demanda
agregada, la cual se dinamiza a través del consumo. Los asalariados, al
tener mayores necesidades insatisfechas, cuando reciben un aumento de
sueldos tienden a gastarlo todo. No tienen capacidad de ahorro y su
propensión al consumo es mayor que la de los empresarios, los cuales
tienen sus necesidades básicas y no básicas resueltas. Por lo tanto, cualquier
aumento de los sueldos y salarios mueve la economía y ayuda a vencer la
123
Víctor Álvarez R.
recesión y amplia la escala de la producción, lo cual se traduce en nuevos
puestos de trabajo para gente que estaba sin ingreso, con sus necesidades
básicas postergadas. Cuando se castiga el salario se castiga la actividad
económica y se provoca recesión.
5.1.3. DISTRIBUCIÓN
PROGRESIVA DEL INGRESO
En Venezuela, la distribución social de la renta ha servido para compensar
y disimular una distribución factorial del ingreso desfavorable a los
trabajadores y favorable al capital. Solo cuando se desploma la cotización
del petróleo en los mercados internacionales y aparecen restricciones
presupuestarias que dificultan mantener el mismo nivel de inversión social
de la renta petrolera, es que se revelan con creciente intensidad los
conflictos distributivos entre capital y trabajo, los cuales suelen quedar
adormecidos gracias precisamente a esta distribución e inversión social de
la renta petrolera que realiza el Estado.
Por parte de los trabajadores, la lucha por la distribución del ingreso se
manifiesta en reclamos, pliegos conflictivos, contratación colectiva, marchas,
paros y huelgas para lograr aumento de sueldos; y desde la lógica patronal,
se expresa en las presiones y exigencias para la flexibilización del mercado
laboral, eliminación de controles de precios, reducción o eliminación de
impuestos, el control o liberación de las tasas de interés, la devaluación
del bolívar y otra serie de presiones sobre el manejo de las políticas públicas
que repercuten sobre la distribución del ingreso.
La fuerza de trabajo es el más numeroso de los factores de producción.
Pero también es el que menos participa en el reparto de la riqueza. La
sumatoria de los sueldos generalmente está por debajo del total de ingresos
que remuneran al factor capital. Y con frecuencia, el sueldo mínimo no
alcanza para comprar la canasta alimentaria. Como puede apreciarse en
el gráfico siguiente, es a partir del segundo semestre de 2005 cuando el
salario mínimo alcanza a cubrir el monto de la canasta alimentaria, más no
cubre aún la básica que incluye calzado, vestido, medicinas, vivienda,
servicios, etc. Por esta razón, el manejo de los precios –particularmente
de los sueldos y salarios como precio de la fuerza de trabajo– pasa a ser
un factor clave de una política distributiva que amplíe el horizonte posible
de la industrialización socialista.
124
Claves para la industrialización socialista
impuestos netos que paga fundamentalmente el sector privado47. Al hacerse
la economía venezolana más capitalista, en ese sector se recrudece también
la explotación de los trabajadores. En 1998 al factor trabajo le tocaba el
39.7% del nuevo valor creado, superior al 36.2% que le tocaba al capital.
Diez años después, su participación cayó a 31.69% mientras que la de los
capitalistas subió a 49.18%48.
Estos datos revelan que en la primera década de la Revolución
Bolivariana la economía venezolana se hizo más capitalista y explotadora
de la fuerza de trabajo asalariada.
Cuadro N° 1
Componentes del VAB Economía Total
Períodos
Remuneración
de los asalariados
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007 (*)
2008 (*)
2009 (*)
36,6
39,7
38,9
35,2
37,7
35,2
32,4
32,6
31,1
33,2
32,8
31,69
37,02
Excedente de
explotación, neto
43,3
36,2
37,4
43,6
39,9
41
44,9
46,8
49,9
48,3
48,8
49,18
42,06
Ingreso mixto,
neto
12,86
15,85
15,22
13,89
14,87
14,76
13,99
13,00
11,72
11,47
11,21
10,69
12,91
Fuente: Banco Central de Venezuela. Componentes del VAB, Remuneración de los asalariados y
Excedente de explotación.
Estos datos son una clara demostración del capitalismo salvaje que aún
predomina en Venezuela, el cual no se aprecia en toda su crudeza debido
a la inversión social de la renta petrolera. En efecto, el impacto de esta
lógica explotadora del capital sobre el desempleo, la pobreza y la distribución
regresiva del ingreso se ha visto compensado y, en gran forma encubierto,
______________
47 Banco Central de Venezuela. (BCV) PIB Estructuras Porcentuales En: http://
www.bcv.org.ve/Upload/Publicaciones/infoeco2009.pdf.
48 Fuente: Banco Central de Venezuela (BCV). Componentes del VAB, Remuneración de
los asalariados y Excedente de explotación. En: http://www.bcv.org.ve/Upload/
Publicaciones/infoeco2009.pdf.
127
Víctor Álvarez R.
gracias a la inversión social de la renta petrolera que garantiza la gratuidad
de la enseñanza primaria, media y universitaria; el acceso gratuito a servicios
de salud; así como una abundante oferta de alimentos de calidad y buenos
precios para la mayoría del pueblo trabajador. La inversión social de la
renta petrolera a través de las Misiones ha permitido compensar una
distribución regresiva del ingreso en el sector privado de la economía,
donde la participación del capital se ha incrementado en desmedro de lo
que reciben los trabajadores. Esta mejora de los indicadores sociales tiene
como fuente de financiamiento la inversión social de la renta petrolera y
no los ingresos fiscales procedentes de los impuestos que pagan los sectores
más ricos para ser redistribuidos a favor de los más pobres.
La inversión social contribuyó a desactivar la bomba de tiempo social
que tanto preocupaba al capital y a crear mejores condiciones para la
acumulación y valorización de la inversión privada, sin la amenaza de
cruentos conflictos por parte de los trabajadores para lograr una distribución
más favorable del ingreso generado en los procesos productivos. Gracias
a la inversión social de la renta petrolera, el capital encontró una fuerza de
trabajo con mayor grado de instrucción, calificación y menor presión por
reivindicaciones salariales y beneficios laborales. En efecto, al disponer la
clase trabajadora de servicios gratuitos de educación y salud que estiran
el salario real, se reducen o posterga la presión sobre sus patronos para
lograr mayores aumentos salariales y beneficios laborales.
En estas condiciones, la lucha por una mejor distribución del ingreso no
se dirige a lograr una mayor tajada del fruto del esfuerzo productivo, sino
que se traslada a capturar la mayor parte de la renta petrolera. Su inversión
social ha permitido compensar y encubrir una distribución regresiva del
ingreso en el sector capitalista de la economía. Pero cuando el ingreso
petrolero se derrumba, quedan al descubierto los potenciales conflictos
distributivos entre capital y trabajo. En condiciones de restricciones
económicas, es muy probable que se intensifiquen los conflictos obreropatronales a través de reclamos, marchas, paros y huelgas para lograr
una mejor distribución del ingreso generado al calor de su esfuerzo
productivo. Y la rivalidad en la distribución del ingreso puede hacerse más
cruenta si la economía no crece de manera estable y sostenida o el fisco
no se dispone de ingresos rentísticos para financiar la inversión social, sin
tener que apelar a aumentar los impuestos sobre los agentes económicos
y sociales internos.
128
Claves para la industrialización socialista
5.1.4. RESPETO
A LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS
Si bien es cierto que la política industrial debe garantizar una protección
adecuada para estimular el desarrollo de la manufactura nacional, la misma
no debe perder de vista el bienestar integral de la sociedad. Una política
industrial con una esencia proteccionista a ultranza, que condene al
consumidor a una oferta de bienes y servicios limitada y de baja calidad;
que no permita precios económicamente razonables y al nivel de los
internacionales; que propicie la corrupción y el tráfico de influencias; y, en
definitiva, que no estimule la eficiencia de la industria nacional, no podrá
contribuir jamás a la conformación de una economía sólida y solidaria, y
mucho menos al buen vivir de la sociedad.
Producir con calidad y buenos precios es la mejor manera de expresar
el respeto al consumidor y al usuario. Pero con el argumento de que había
que proteger para poder desarrollar la industria nacional, los consumidores
venezolanos fueron los más afectados por una política proteccionista que,
al encarecer o prohibir la importación de una amplia gama de productos,
obligó a los consumidores del país a comprar productos nacionales más
caros y de inferior calidad que los importados.
El consumidor fue uno de los agentes ignorados con frecuencia en el
modelo de sustitución de importaciones. La protección estatal no reparó
en la calidad de las manufacturas ni en el precio de venta al consumidor,
en función de facilitar la acumulación industrial. La industrialización socialista
tiene que asegurara la capacidad de fabricar bienes de bajo costo y alta
calidad que favorezcan a los consumidores y al pueblo trabajador. Esto
permitirá un incremento del salario real y, en consecuencia, en el nivel de
vida y bienestar social. Un proceso de industrialización que no centre su
atención en las demandas de los consumidores, carecerá de sentido y no
podrá cumplir plenamente sus objetivos.
5.1.5. D E
LA CULTURA RENTISTA A LA CULTURA DEL TRABAJO
Un país rentista no tiene un crecimiento acumulativo ni sostenido en el
largo plazo. Desde el punto de vista de la producción interna, no hay
diversificación productiva, generación o absorción de tecnología, no se
desarrollan las fuerzas productivas. Se basa en una explotación intensiva
con capitales y tecnología extranjeras de un recurso natural que lejos de
acumularse en el tiempo se desacumula o agota por ser no renovable.
129
Víctor Álvarez R.
Esta es una de las razones que explica por qué en Venezuela el
crecimiento industrial no ha ido a la misma velocidad del PIB, ni de la
demanda agregada interna. Por el contrario, la brecha del mercado interno
ha sido cubierta con importaciones. La inyección de la renta petrolera al
mercado interno incrementa el consumo privado y público, pero ante la
rigidez del aparato productivo interno el incremento de la demanda agregada
tiende a ser abastecido con importaciones, desaprovechando así el margen
que ofrece el mercado interno como base para relanzar la estrategia de
industrialización, a partir de un modelo mixto de sustitución con exportación.
Cada vez que se desploman los precios del petróleo y surge una escasez
de divisas, en Venezuela se plantea entonces la necesidad de reimpulsar
la industrialización y exportar. Pero la inexistencia de tal presión en
condiciones de abundancia debe ser suplida por una gran voluntad y
capacidad para dominar la tendencia a importar lo que debemos empezar
a producir. Esto pasa por transformar la cultura rentista predominante por
una nueva cultura centrada en el valor del trabajo, que procure la
satisfacción de las necesidades nacionales a partir del esfuerzo productivo
de los factores internos y no del consumo voraz del ingreso petrolero.
Para cambiar la cultura rentista la primera medida a tomar es la adopción
de un tipo de cambio que exprese la productividad promedio del aparato
productivo nacional, toda vez que la abundancia de la renta petrolera tiende
a sobrevaluar el tipo de cambio y esto abarata las importaciones que
desplazan la producción nacional. Para transformar la economía rentista e
importadora en un nuevo modelo productivo que sustituya de manera
eficiente buena parte de las importaciones que aún se hacen y diversificar
la oferta exportable para generar fuentes alternas de divisas que nos hagan
cada vez menos dependientes del ingreso petrolero exige, se hace cada
vez más necesario fijar un tipo de cambio que estimule el valor del trabajo
al expresar la verdadera productividad de la industria manufacturera y del
esfuerzo productivo nacional.
5.1.6. SUSTITUIR
EXPORTANDO
Ya explicamos que la carencia de yacimientos minerales o de suelos y
climas apropiados no determina la posibilidad de industrializarse. Pero si
la demanda de materias primas e insumos industriales es muy elevada y la
producción manufacturera solo se destina al mercado interno –sin reponer
130
Claves para la industrialización socialista
a través de las exportaciones las divisas que se requieren para importarlo–,
la relación real de intercambio puede afectar de modo negativo al país que
está iniciando o reimpulsando su proceso de industrialización.
La industria venezolana es una consumidora neta de divisas, las cuales
no compensa ni repone a través de un sostenido esfuerzo exportador. El
relanzamiento del proceso de industrialización en Venezuela debe trascender
el mercado interno y extender su cobertura hacia el mercado internacional,
en función de generar y compensar las divisas que la actividad industrial
consume. Además de sustituir importaciones por producción nacional,
también se impone producir para exportar. Este planteamiento no es nada
nuevo, ya lo dijeron hace tiempo Sergio Bitar y Eduardo Troncoso:
“Venezuela debe corregir su modelo sustitutivo incorporando una
dimensión exportadora de significación. La magnitud de su mercado
interno la coloca a la cabeza de los países medianos de América
Latina, proporcionándole una base para apoyar su industria
exportadora, sin restringir los esfuerzos para el abastecimiento de
la demanda interna. Debe adoptar, por lo tanto, un modelo mixto,
de sustitución con exportación, en la línea de los países grandes de
América Latina.” 49
Y no se trata de exportaciones espasmódicas o reactivas ante la caída
del mercado interno. Como se sabe, el deterioro que ha sufrido el poder
de compra del venezolano, como consecuencia del auge inflacionario de
los últimos años, ha estimulado el interés de un creciente número de
empresarios del país por colocar en los mercados internacionales aquella
parte de la producción que no consiguen vender en el mercado interno. De
esa forma intentan mitigar los efectos negativos que ejerce sobre los costos
de producción y la competitividad el incremento de la capacidad ociosa y
demás recursos que no están siendo utilizados.
Cuando la industrialización comienza por bienes de consumo final, surge
una creciente demanda de materias primas, bienes intermedios, maquinarias
y equipos que se satisface mediante importaciones. Solo en una etapa más
avanzada del proceso de industrialización la demanda de estos insumos
industriales se abastece con el aumento de la productividad y producción
local.
______________
49 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso. Op. cit. p. 149.
131
Claves para la industrialización socialista
La configuración de una eficaz política de promoción de exportaciones
debe tener en cuenta el impacto de la renta petrolera sobre el precio del
dólar y la competitividad externa. La tasa de cambio fija está sustentada
en la productividad de actividad petrolera y tiende a subsidiar las
importaciones, razón por la cual la inversión en el comercio importador
seguirá siendo más atractiva que la inversión en la actividad productiva y
exportadora. En adelante se trata de exportar con base en un mercado
interno mucho mayor, tratando de aprovechar las oportunidades que ofrecen
los acuerdos de integración en el marco del Alba y Mercosur. En el marco
de estos acuerdos, al ser negociados por un gobierno con decidida voluntad
para defender la soberanía productiva y la lograr la independencia
económica, se pueden lograr mejores condiciones para la reindustrialización
de la economía nacional. En efecto, con base en la cooperación y
complementariedad de los recursos y capacidades de los que disponen los
diferentes países, a través de la transferencia de tecnología y la capacitación
del factor humano nacional, se puede lograr el fortalecimiento de las
capacidades tecnológicas e innovativas para lograr una inserción en esos
acuerdos de integración no solo como un país con potencial petrolero y
energético de Venezuela, sino capaz de generar una nueva u diversificada
oferta exportable en adecuadas condiciones de calidad, cantidad y precios
En este sentido, la industrialización socialista tiene que proponerse
sustituir importaciones pero a la vez exportando un porcentaje creciente
de la producción industrial. Esto implica asegurar:
• Un crecimiento más acelerado de la industria manufacturera que el
del producto interno bruto; es decir, asumir la industria como un
sector dinámico que impulse y motorice el desarrollo económico y social.
• Un crecimiento de la producción industrial superior al crecimiento
del consumo privado y de la demanda agregada interna.
• Un crecimiento de las exportaciones manufactureras más rápido
que el crecimiento del producto industrial, para elevar el papel
impulsor de las exportaciones y compensar el menor efecto dinámico
de la sustitución.
• Un aumento de la inversión extranjera directa para favorecer
procesos de transferencia de tecnología, formación de talento
humano, asistencia técnica e industrialización de los factores
productivos locales.
133
Víctor Álvarez R.
5.1.7. RECIPROCIDAD :
CANJE DE INCENTIVOS POR COMPROMISOS
Los incentivos públicos deben otorgarse bajo el principio de reciprocidad
empresarial para inducir el cumplimiento de requisitos en materia de
precios, calidad, sustentabilidad, generación de empleos, equidad y
responsabilidad social. Los interesados en recibir la gracia y el favor de los
incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras
gubernamentales, suministro de materias primas, capacitación productiva,
asistencia técnica, etc. deben comprometerse con la construcción de un
nuevo modelo productivo en el que se erradiquen las causas estructurales
que generan desempleo, pobreza y exclusión social.
5.1.8. REDUCCIÓN
GRADUAL Y CONCERTADA DE LOS INCENTIVOS
En el curso de la industrialización socialista hay que acordar una
reducción programada de los apoyos públicos. Tal programación, razonable
y concertada, permitiría dirigir los esfuerzos de renovación, especialización,
estandarización y racionalización, sin amenazar con una incertidumbre en
la cobertura y plazo de los incentivos, cuyas consecuencias negativas
desalentarían la actividad industrial. Tal reducción, acompañada de
incentivos a la exportación y la racionalización, permitiría articular un
conjunto coherente de medidas para promover una industrialización
eficiente. Tal como lo plantea Miguel Rodríguez Villenave en su texto
previamente citado:
“El propósito de otorgar la protección por un período limitado de
tiempo es el de forzar a los inversionistas a incorporar dentro de
sus expectativas el retiro de la protección. Por esta razón, el
argumento de las industrias nacientes enfatiza la naturaleza temporal
de la protección la cual, si es necesitada para impulsar una nueva
industria, tendrá que ser removida cuando la industria llegue a su
madurez” 50
Por otra parte, es importante aplicar a las nuevas inversiones una
protección y apoyo financiero razonables. Este apoyo debería ser dirigido
hacia aquellas actividades que interese desarrollar, selectivamente, no
indiscriminadamente, y deberían reducirse gradualmente, de manera
concertada con los productores.
______________
50 Miguel Rodríguez Villenave. Op cit p.11
134
Claves para la industrialización socialista
Capítulo VI
6. EL PAPEL DEL ESTADO EN LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA
Hasta hace poco, el debate económico en América Latina estuvo
dominado por el Consenso de Washington, cuya agenda establecía el
desmontaje de las capacidades de intervención del Estado para dejar el
desarrollo económico bajo la dinámica de las fuerzas ciegas del mercado.
Pero la reciente crisis financiera internacional una vez más dejó en evidencia
la incapacidad de los mecanismos del mercado para restaurar
automáticamente los equilibrios básicos de la economía.
Las políticas económicas a favor de la intervención del Estado o del
funcionamiento del mercado no pueden asumirse como opciones
antagónicas e inconciliables. Asumir este enfoque maniqueo nos llevaría a
otorgarle todo el poder de decisión, o bien a la burocracia estatal o bien a
la mano insensible del mercado. La dinámica de las relaciones entre
mercado y Estado no es un asunto que pueda resolverse de una vez y para
siempre, para todas las situaciones y coyunturas. La conveniencia de
diferentes niveles de regulación estatal constituye, hoy en día, uno de los
asuntos claves en la reformulación de las estrategias de desarrollo,
particularmente en los países subdesarrollados.
Sin embargo, en el debate económico ha prevalecido un fuerte sesgo
ideológico que considera superior el funcionamiento del mercado a la acción
estatal, desconociendo una larga historia de eficaz intervención pública
para apoyar con éxito; incluso, el propio desarrollo capitalista. No obstante,
hay que dejar claro que no toda intervención del Estado es de carácter
progresista o revolucionaria. De hecho, los multimillonarios auxilios
financieros que en los Estados Unidos y la Unión Europea se otorgaron
para evitar la quiebra masiva de los bancos e instituciones financieras
responsables de la crisis, mientras miles de familias quedaban en la calle
al ser ejecutas sus hipotecas por no poder pagar los créditos, demuestra
claramente que no toda intervención del Estado está orientada a proteger
a los sectores más débiles y desfavorecidos.
La industrialización de Venezuela no será obra del mercado, no serán
las leyes de la oferta y la demanda ni el mecanismo de los precios las
135
Víctor Álvarez R.
fuerzas motrices que reimpulsen el desarrollo industrial de Venezuela. Se
requiere una intervención inteligente de los poderes públicos para concertar
cuáles son los objetivos que desea alcanzar la sociedad e identificar los
instrumentos más efectivos para lograrlos. Hoy más que nunca están
vigentes las reflexiones de Domingo Alberto Rangel, recogidas en su ensayo
sobre La industrialización de Venezuela, al referirse al rol del Estado
como agente de la industrialización. Allí plantea lo siguiente:
“El desarrollo económico no puede librarse a aquellas fuerzas ciegas
del mercado que fueron la deidad tutelar de los liberales. En todos
los ámbitos del mundo, la planificación realizada por el Estado es
una consigna que está sembrada en el corazón de la vida pública.
Hasta los países más celosos de su ortodoxia capitalista ya no confían
en la bondad de unas leyes naturales que entronizan el desorden y
hacen del despilfarro el cotidiano sacrificio de los hombres. En los
Estados Unidos, poniendo en cuarentena la adhesión oficial a los
postulados de la libre empresa, el gobierno orienta y vigila el
funcionamiento de la economía. Aunque sus industriales y
comerciantes disfrutan de esa libertad que se traduce en dividendos,
tienen un marco de leyes y regulaciones intervencionistas que
menoscaban el paraíso de absoluta autonomía para el dinero. La
Europa capitalista maneja ahora su riqueza utilizando el rasero de
planes periódicos que encauzan o salvaguardan el progreso. La Ley
de la selva donde el empresario privado se conducía con arreglo a
sus particulares apetitos ya pertenece al pasado y no habrá de
retornar jamás porque si algo está irremisiblemente enterrado es
el capitalismo clásico.” 51
Ni absolutismo de Estado ni fundamentalismo de mercado. La idea de
una ausencia total de intervención estatal es una concepción tan absurda e
irreal como la de concebir una sociedad donde la iniciativa privada no
tenga cabida. En la construcción del socialismo venezolano, el Estado
sustituye al mercado como rector y soberano, pero no como el principal o
único mecanismo a través del cual se realiza la producción y distribución.
Más bien, la acción del Estado lo complementa y reorienta hacia las
prioridades nacionales a través de las diferentes políticas macroeconómicas
y sectoriales.
______________
51 Domingo Alberto Rangel. La industrialización de Venezuela. El rol del Estado como
agente de la industrialización. P. 37. Ediciones Librería Pensamiento Vivo. Caracas,
1958.
136
Claves para la industrialización socialista
No se trata de asumir posiciones extremas, sino de superar las prácticas
de un Estado obstruccionista e interventor para abrirle paso a un Estado
rector que fije directrices y pautas claras y estables que estimulen un
crecimiento sano de la Economía. Es muy importante crear condiciones
para que la economía venezolana funcione al margen de arbitrarias
decisiones burocráticas y discrecionales. Esto no quiere decir que el Estado
tenga que renunciar a la prerrogativa de intervenir en los asuntos
económicos. Lejos de abandonar su acción de gobierno, ahora más que
nunca se necesita un Estado que sea capaz de implementar políticas
transparentes y estables y de mantener bajo control las fuerzas ciegas del
mercado. Desde esta perspectiva, la integración al Mercosur no significa
dejar el aparato improductivo interno a merced de la competencia de
potencias agrícolas e industriales como Argentina y Brasil. La política de
liberación arancelaria es compatible con otras formas de intervención
estatal, de tal forma que la disminución de los aranceles y de las restricciones
cuantitativas sea llevada a cabo al mismo tiempo que se mantiene e incluso
se acrecienta el apoyo del Estado para impulsar la industrialización socialista.
De esta manera, la integración comercial es compatible con grados diversos
de intervención estatal, incluso en el propio ámbito del comercio exterior.
En el devenir de los procesos de integración en marcha, el Estado debe
abocarse a preservar una protección moderada y razonable en favor de
las actividades económicas internas, pero sin afectar la necesaria y
permanente presión competitiva que las estimule a preocuparse por la
calidad y productividad con la que operan. Igualmente, debe tratar de
preservar un tipo de cambio real que, conjuntamente con otros incentivos,
estimule el auge de las exportaciones no tradicionales. El Estado debe
llevar a cabo audaces iniciativas en función de negociar y administrar tratados
y acuerdos económicos internacionales que permitan abrirle un espacio
cada vez mayor a la producción nacional en los mercados externos. En
este sentido, debe fortalecer y crear los organismos necesarios que orienten
y apoyen a los sectores de la industria con vocación exportadora,
fundamentalmente aquellos entes que están llamados a realizar una intensa
labor de inteligencia de mercado y de desarrollo tecnológico que permitan
descubrir oportunidades de exportación e incorporar y divulgar el progreso
técnico a través de distintos sectores económicos y ramas de actividad
industrial.
Todo esto implica la adopción de políticas industriales explícitas para la
137
Víctor Álvarez R.
reconstrucción del aparato industrial, en el marco de una nueva estrategia
de desarrollo sustentable y sostenible, reactivando la industria y recuperando
el empleo productivo, incentivando su reconversión para fortalecer su
calidad, productividad y competitividad a través de mejoras en la
organización del trabajo, uso de la capacidad instalada, sustitución de
maquinarias y equipos obsoletos, minimizar los desperdicios de recursos
y, en fin, actuar sobre el margen de mejoras que haga posible un mejor
aprovechamiento de sus tecnologías de producción y gestión en función de
aumentar la productividad. Se trata de reimpulsar la reindustrialización a
fin de incrementar el tejido industrial del país y lograr las metas de soberanía
productiva ampliando las capacidades de producción en términos de
maquinarias y equipos y fortaleciendo también las capacidades tecnológicas
e innovativas que permitan agregarle valor a la riqueza de recursos
minerales, energéticos y otras materias primas que posee Venezuela.
La industrialización socialista requiere de una sabia rectoría del Estado
y esto exige una participación cada vez más racional en lo económico a
través del diseño y ejecución de políticas macroeconómicas y sectoriales
coherentes y bien articuladas que armonicen la participación del Estado en
diferentes ámbitos; como planificador (a través de planes globales,
sectoriales, etc.), como empresario (a través de empresas públicas), como
inversionista (a través de la inversión pública), como regulador (a través
de la regulación de precios, monopolios, inversión extranjera, etc.), como
benefactor (a través de la distribución de ingreso, seguridad social,
educación, bienes básicos, etc.) y como banquero (a través de una política
monetaria de regulación y financiera de fomento).
6.1. A RMONIZACIÓN
DE POLÍTICAS MACROECONÓMICAS Y SECTORIALES
La industrialización socialista no podrá ser simplemente la resultante
de crear un clima macroeconómico apropiado. Exige también el diseño y
ejecución de acertadas políticas sectoriales, particularmente agrícolas,
industriales y tecnológicas en una visión de corto y largo plazo. Precisará
de cambios institucionales con orientaciones estratégicas también de largo
plazo en las que pueda asentarse una forma nueva de interacción entre
los agentes públicos y privados, como la mejor vía para complementar las
capacidades y recursos de cada uno y así contribuir al logro de un mayor
desarrollo económico y social.
138
Claves para la industrialización socialista
Es cierto que la evolución errática de la industria se ve influida por la
situación económica en general y, particularmente, por los efectos sobre
la inversión y el consumo interno de las políticas fiscal, monetaria y
cambiaria. Pero no olvidemos que en los años del auge neoliberal, la
corrección de los desequilibrios macroeconómicos relegó a un segundo
plano la atención a las políticas sectoriales de apoyo a la reactivación y
reestructuración del aparato productivo interno. Tras el objetivo de corregir
los déficits en balanza de pagos, déficit fiscal y abatir las presiones
inflacionarias la atención del gobierno se concentró en la política
macroeconómica en menoscabo de las políticas industrial y tecnológica.
La política monetaria se caracterizó por crecientes tasas de interés que
encarecieron el crédito y desalentaron el consumo. Los elevados costos
financieros derivados del encarecimiento del precio del dinero se hicieron
insostenibles para las empresas industriales que se endeudaron para
ampliar sus capacidades de producción, ante las predicciones de
recuperación económica y expansión del consumo que con frecuencia eran
anunciadas. El peso de los costos financieros y la contracción del aparato
productivo agravaron el impacto de la caída de la demanda y originó el
retraso en los pagos por parte de centenares de empresas que se vieron
obligadas a cerrar sus puertas, con el consiguiente deterioro de la cartera
de los bancos.
De cara a la industrialización socialista, el Estado debe definir políticas
macroeconómicas claras, estables y de carácter general. A propósito de
una estrategia orientada al comercio exterior, las políticas cambiaria,
tributaria, monetaria, financiera, comercial, de precios, etc. deben promover
el crecimiento y desarrollo de la producción de bienes transables. Esta es
una condición básica para facilitar un mejor desenvolvimiento de la industria
nacional.
Si se repite la experiencia de políticas macroeconómicas contradictorias
y adversas al sector industrial, si se reedita la historia de reiterados e
improvisados cambios en las reglas del juego; si se crean otra vez las
condiciones para que renazca la discrecionalidad y arbitrariedad del
burocratismo, sin lugar a dudas que no habrá reindustrialización posible.
Hay que terminar de reconocer que la economía venezolana es mixta y
que todos los sectores (público, privado y de la economía social) deberían
crecer. Solo que el sector productivo en manos de los trabajadores directos,
139
Víctor Álvarez R.
de los consumidores organizados y la comunidad debería hacerlo a un
ritmo mayor para ocupar una proporción superior en la conformación del
PIB y asegurar así una actividad económica orientada a la producción de
bienes socialmente demandados y a la inversión social de los excedentes.
Sin embargo, actualmente un 70% de la actividad productiva la lleva a
cabo el sector privado que se rige por la lógica mercantil y de mercado. Y
este tipo de empresa y empresario necesita condiciones y reglas bien
definidas que le permitan prever y programar su actividad en el mediano y
largo plazo. De lo contrario, la inestabilidad de las políticas económicas
terminará reforzando una vez más las prácticas cortoplacistas que
tradicionalmente han caracterizado la actitud de buena parte del movimiento
empresarial venezolano. Reconociendo la importancia que tiene un sector
privado que mantiene bajo su control tan elevado porcentaje de la actividad
económica y productiva que se lleva a cabo en el país, se requiere
instrumentar políticas claras y de sencilla aplicación que reduzcan la
incertidumbre, en función de propiciar un clima de confianza que motive y
aliente la inversión industrial.
6.2. P OLÍTICA
FISCAL : FUERZA MOTRIZ DE LA DINÁMICA ECONÓMICA
El comportamiento errático de mercado petrolero en el que se combinan
tiempos de bonanza y escasez, repercute en las previsiones de ingresos
fiscales hechas por el Ejecutivo nacional. Con frecuencia, el cierre de la
brecha fiscal se logra a través de la devaluación, una especie de impuesto
cambiario que provoca brotes inflacionarios al encarecer el elevado
componente importado de la economía: También se intenta corregir el
déficit fiscal por la vía de aumentar el cobro de impuestos, en lugar de
mejorar su recaudación. El impuesto al debito bancario o los incrementos
en el IVA han sido los recursos más utilizados en los últimos años, pero
estos castigan sobre todo los niveles de consumo ya deprimidos por el
auge inflacionario. Y en lugar de reducir el gasto público excesivo, éste se
ha aumentado a través de la expropiación y estatización de empresas
privadas, muchas de ellas inactivas o en quiebra que no han podido ser
reflotadas. Buena parte de estas empresas, más que unidades productivas,
cumplen una función empleadora y solo se pueden sostener con la
aprobación de créditos adicionales a través de los cuales se les inyectan
recursos para pagar la nómina y cubrir los costos de operación.
El aporte petrolero a los ingresos fiscales sigue siendo fundamental. Es
140
Claves para la industrialización socialista
el que soporta el mayor peso del gasto público. Cuando cae el ingreso
petróleo no resulta fácil compensarlo mediante la mejora de la participación
fiscal del área no petrolera y marca la dependencia de la economía no
petrolera del gasto fiscal de origen petrolero.
La sustitución de importaciones centrada en bienes de consumo final,
pero con un alto componente importado de materias primas, insumos
industriales, maquinarias y equipos, creó un aparato industrial muy
dependiente de las divisas petroleras. La abundancia de divisas facilitó las
importaciones de insumos industriales, y la tendencia a la apreciación y
sobrevaluación del tipo de cambio castigo la competitividad de las
exportaciones y el aporte fiscal de origen no petrolero.
El avance de la industrialización tiene mucho que ver con la mejora de
la recaudación no petrolera, más allá de las ineficiencias del régimen
tributario que deben ser corregidas. La recaudación del impuesto sobre la
renta y del valor agregado como porcentaje del PIB en Venezuela está muy
por debajo de lo que logran otros países latinoamericanos de desarrollo
similar. Los programas de combate a la evasión deben ser evaluados y
mejorados.
En el caso de las empresas públicas, en la medida en que los procesos
de reconversión tiendan a hacer rentables a las mismas, se aliviará el
déficit de la gestión pública. Al cerrar la brecha entre los ingresos y egresos
del Gobierno, se abatirán las presiones inflacionarias que desencadena un
déficit fiscal recurrente, propiciando así mejores condiciones para alcanzar
un crecimiento sin inflación, en un ambiente en el que predominen tasas
de interés moderadas, estabilidad del tipo de cambio y un incremento
sostenido en el ingreso real de nuestra población.
6.3. P OLÍTICA
MONETARIA Y FINANCIERA : INCENTIVAR LA INVERSIÓN
PRODUCTIVA
La política monetaria debe favorecer la inversión productiva,
particularmente en los sectores de la agricultura, la industria y la construcción
como proveedores de bienes imprescindibles para satisfacer las
necesidades más básicas y esenciales de la población. Preservar el poder
de compra del signo monetario nacional abatiendo la inflación y las presiones
sobre las tasas de interés constituyen un objetivo clave de la política
monetaria.
141
Víctor Álvarez R.
En relación con las políticas de financiamiento a la actividad industrial,
los organismos de financiamiento público tienen el mandato de fomentar
la reactivación y consolidación de la actividad industrial. Con este fin, han
diseñado programas de capital de trabajo, adquisición de maquinarias y
equipos, crédito rotativo, fianzas, etc. Sin embargo, la ejecución de los
mismos se lleva a cabo a con una escala y cobertura muy limitada,
concentrada y centralizada. Estas instituciones, con poca credibilidad y
lentas en su ejecución, carecen de recursos suficientes para cumplir con
su misión.
6.4. P OLÍTICA
CAMBIARIA : QUE EXPRESE LA PRODUCTIVIDAD INDUSTRIAL
El desempeño de la industria se ha visto afectado por la sobrevaluación
del tipo de cambio. El uso de la política cambiaria como política
antiinflacionaria a través del anclaje del tipo de cambio ha abaratado las
importaciones hasta el punto de provocar los mayores niveles de compras
externas por parte de Venezuela. La sobrevaluación del tipo de cambio
resta competitividad internacional a la oferta exportable venezolana. Los
productos importados se hacen más baratos para los compradores
venezolanos, en tanto que los fabricados en el país se han hecho más
costosos internamente y en los mercados internacionales.
La apertura del mercado interno y la tendencia a importar que instaura
la sobrevaluación del tipo de cambio, intensifica las presiones competitivas
y provoca que muchas empresas industriales se transformen en
importadoras de lo que antes producían. Aunque se mantiene el anclaje,
la sobrevaluación del tipo de cambio ha mostrado sus límites para controlar
la inflación. Su rezago genera una acumulación de tensiones inflacionarias
que se desencadenan con toda su fuerza cada vez que se ajusta o devalúa
el tipo de cambio.
En condiciones de un tipo de cambio sobrevaluado se abarata la
importación de partes, piezas y componentes y se favorece a las industrias
ensambladoras. Las actividades manufactureras que generan mayor valor
agregado pierden importancia relativa en el total del producto industrial.
Al fijar un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad del
esfuerzo productivo nacional, se encarece el componente importado y se
presentan mejores condiciones para concretar los esfuerzos orientados al
142
Claves para la industrialización socialista
desarrollo y fortalecimiento de una industria manufacturera eficientemente
integrada a lo largo de la cadena productiva.
Cada vez que se devalúa el bolívar se encarece el componente importado
y tienen lugar auges inflacionarios que deterioran el poder adquisitivo de
los sectores que viven de un ingreso fijo, ubicados en los estratos C, D y E.
Esto abre oportunidades para el desarrollo de proveedores nacionales
capaces de producir las maquinarias, equipos, bienes intermedios, materias
primas y demás insumos que demanda la industria nacional. Esta posibilidad
de desarrollar una segura y confiable red de proveedores locales a lo largo
de los distintos eslabones de las cadenas productivas, constituye una
fortaleza tan o más importante que las ventajas comparativas que el país
tiene en cuanto a la dotación de materias primas, energía abundante o
fuerza de trabajo barata.
La preservación de un tipo de cambio que exprese la productividad real
de la economía venezolana constituye uno de los requerimientos básicos
para la industrialización socialista como un proceso que, entre otras cosas,
también se propone facilitar la inserción de la industria nacional en los
mercados internacionales.
Un tipo de cambio real que exprese o se aproxime a la productividad de
la industria manufacturera debe tener muy en cuenta el índice de precios
interno, con respecto del de los principales países con los cuales sostenemos
intercambio comercial. En el supuesto de ser mayor la inflación en Venezuela
y no ajustarse el tipo de cambio, los bienes nacionales se hacen más caros
que los importados y se revitalizan las propensiones importadoras que
temporalmente se corrigen con la devaluación. A la vez, se desestimulan
las exportaciones, las cuales pierden competitividad por efecto de la
sobrevaluación del bolívar. No olvidemos que la tasa de cambio es la que
relaciona los precios venezolanos con los del resto del mundo, por lo que
el comportamiento de la misma entra a jugar un papel clave en la
transformación de una economía rentista e importadora en una nueva
economía productiva y exportadora.
Son distorsiones que es necesario corregir dejando muy claro que la
competitividad de un sector de la industria en el mediano y largo plazo, no
puede sustentarse sólo en la devaluación de la moneda doméstica, sino en
el fortalecimiento de sus capacidades tecnológicas e innovativas.
143
Víctor Álvarez R.
6.5. P OLÍTICA
DE PRECIOS : CONTROLES DINÁMICOS Y FLEXIBLES
La política de precios controlados por decisiones administrativas exige
revisiones y ajustes frecuentes con el fin de evitar y corregir la distorsión
del precio relativo. En la economía venezolana, sólo una parte de los bienes
y servicios tiene precios sometidos a regulación. En estas condiciones, la
relación entre los precios controlados y los no controlados se modifica con
el tiempo, abaratando relativamente los controlados frente a los demás, lo
cual desata presiones adicionales sobre la oferta de los productos cuyos
precios están regulados. La conjugación de este efecto con la ausencia de
incentivos a la producción puede crear situaciones de escasez,
acaparamiento y especulación no deseadas.
La rigidez con la que se aplica el control de precios causa la
desincronización entre la evolución de los precios de venta que se mantienen
fijos, en comparación con unos costos de los insumos que no dejan de
crecer. Se incuba así el fenómeno de una inflación reprimida, toda vez que
aumentan los sueldos, las materias primas, bienes intermedios, transporte,
etc. pero se mantienen controlados los precios de venta al consumidor. No
hay sincronización entre la dinámica de los costos de producción con los
precios regulados y, al no autorizar oportunamente los ajustes de precios
mientras que los costos continúan aumentando, una vez que los precios se
quedan por debajo de los costos de producción, se desestimula la producción
y sobrevienen la escasez, el desabasteciendo, el acaparamiento y la
especulación.
Al castigarse la rentabilidad se liquida así la fuente natural de recursos
para ampliar la capacidad productiva, incluyendo a las empresas de la
economía social y las empresas públicas, que solo pueden mantenerse
operativas si reciben subsidios y transferencias del Estado.
La Ley de Costos y Precios Justos es un nuevo intento del gobierno para
enfrentar las ganancias especulativas que ejercen una permanente presión
alcista sobre los precios y anulan los incrementos salariales que anualmente
se aprueban para favorecer la recuperación del poder adquisitivo de los
trabajadores que viven de un ingreso fijo. Por supuesto, no pueden estar
de acuerdo con esta ley quienes se acostumbraron a enriquecerse de la
noche a la mañana, imponiendo altos precios que garantizaban márgenes
de beneficios extraordinariamente superiores a la tasa de interés o de
144
Claves para la industrialización socialista
inflación, que deberían ser dos referencias para estimar un margen de
ganancia razonable.
Si se aplica bien tendremos muy satisfechos a una inmensa mayoría de
consumidores que viven de un ingreso fijo y encontrarán en el mercado
una abundante oferta de bienes y servicios de buena calidad y precios
solidarios. A su vez, los productores tendrán asegurado un margen razonable
de ganancias y podrán seguir operando en un mercado con un creciente
poder de compra. Pero esta ley debe ir acompañada de una revisión y
rectificación de la política económica, particularmente de la sobrevaluación
del tipo de cambio. El subsidio al dólar se traduce en un subsidio a las
importaciones que desplazan la producción nacional. El uso de la política
cambiaria como instrumento de política antiinflacionaria está agotado. Se
otorgan dólares preferenciales pero el precio de venta las mercancías
importadas se calcula con base al dólar del mercado paralelo.
Los empresarios exigen transparencia y reglas claras del juego, pero a
la hora de poner sobre la mesa la información sobre sus costos de
producción y márgenes de ganancia montan toda una alharaca. Si se aplica
cómo está planteada en el texto de la Ley, el país sabrá lo que se importa
con dólar preferencial y, por lo tanto, no se puede vender como si se
importara al dólar del mercado paralelo. También habrá más transparencia
en el conocimiento de la estructura de costos y en la formación de los
precios. La ley es útil para enfrentar la especulación, pero la mejor estrategia
antiinflacionaria es el crecimiento y desarrollo de un nuevo modelo
productivo capaz de generar una abundante oferta de bienes y servicios
de alta calidad y precios solidarios para sustituir importaciones y diversificar
las exportaciones. Hay que estimular la producción nacional para derrotar
la inflación.
El reglamento es clave para acordar los sistemas automatizados y
confiables de recolección y análisis de la información, para establecer los
mecanismos de toma de decisiones concertadas entre empresarios,
consumidores y gobierno que eviten decisiones arbitrarias y discrecionales
de la burocracia. Por eso debe dejar clara la frecuencia de revisión y ajuste
de la estructura de costos y los criterios con base en los cuales se fijarán
los precios. Del reglamento dependerá la flexibilidad, dinamismo y
oportunidad con el que se aplique esta Ley.
145
Víctor Álvarez R.
Los profetas del desastre que dicen que esta ley generará escasez,
inflación. Esto no tiene por qué suceder. La clave está en su aplicación
dinámica y oportuna. Hay que entender que anteriormente el control y la
fijación de precios se hacía solo en los productos de consumo final. En
adelante se considerará la evolución de los precios de la fuerza de trabajo,
materias primas, bienes intermedios, maquinarias y equipos. Si el precio
de todos estos insumos que se requieren para producir aumenta de manera
incesante, obviamente se incrementarán los costos y habrá que ajustar
oportunamente los precios antes de que estos se queden por debajo de
los costos de producción. Si se quedan anclados los precios de venta del
bien de consumo final mientras los precios de los insumos no dejan de
aumentar, se castigaría el margen de ganancias y hasta se generarían
pérdidas. En tales condiciones, ni siquiera las empresas de la economía
social podrían producir. Si esto se tiene claro por parte de los
administradores de la ley y se actúa consciente y responsablemente, de
manera flexible, dinámica y oportuna, no tienen porqué castigarse la
producción, ni causar escasez, acaparamiento o especulación. Ese es el
reto. Ahora bien, no todos los productores tienen el mismo costo, hay unos
muy competitivos y otros demasiado ineficientes. Estos últimos
argumentarán que es injusto fijar el precio con base en los costos de los
productores más competitivos. Pero si el precio de venta se fija con base
en los altos costos de las empresas más ineficientes, entonces se castigará
al consumidor y se facilitará la obtención de ganancias extraordinarias a
los productores más competitivos que tienen los menores costos. Para que
la Ley logre su objetivo de favorecer al consumidor los precios se deben
fijar con base en los costos de los productores más eficientes y apoyar a
través de incentivos de política tecnológica e industrial una mejora sostenida
de la productividad, calidad y competitividad de los productores más débiles
e ineficientes. Es muy importante promover la creación de miles de
empresas de la economía social, sin fines de lucro pero sin vocación de
pérdida, que compitan con las empresas mercantiles y las obliguen a bajar
sus precios. En Venezuela es muy baja la densidad empresarial y por eso
predominan las prácticas monopólicas y oligopólicas, no hay competencia,
por el contrario se tiende a cartelizar los precios.
Los enemigos de esta ley han llegado al extremo de afirmar que la
misma servirá para financiar el socialismo a través de recaudaciones o
146
Claves para la industrialización socialista
multas. Ya se ha explicado en páginas anteriores que la inversión social
tiene como fuente la renta petrolera y no la recaudación de impuestos a
los sectores que más ganan para ser redistribuidos a favor de quienes
menos tienen. Es la inversión social de buena parte del ingreso petrolero
lo que ha permitido mejorar en corto tiempo los indicadores sociales que
miden la calidad de vida y grado de bienestar de la sociedad. Pero el
socialismo venezolano debería ser más solidario y menos rentista. Es decir,
debería financiarse con una mayor contribución de los sectores que más
ingreso tienen, a favor de la población más vulnerable y excluida. Sin
embargo, la presión fiscal en Venezuela sigue siendo muy baja y la evasión
en el pago del ISR y otros impuestos y tasas le resta al fisco importantes
ingresos. Aquí ni siquiera se cobra impuesto a los activos empresariales,
no se cobra peaje en las autopistas, no se cobra impuesto indirecto a
través de la gasolina que casi es regalada, ni se recauda el impuesto predial.
Hasta el dólar se vende a mucho menos del precio que dice el mercado y
con esto se subsidia a una burguesía importadora, se castiga al aparato
productivo y se sacrifican importantes ingresos fiscales que se podrían
recaudar si la divisa se vendiera al precio justo. El gasto público, los
presupuestos de las gobernaciones y alcaldías se financian
fundamentalmente con la renta petrolera. Lo que se puede recaudar por
multas son migajas en comparación con la magnitud de la renta petrolera.
Por esta razón es falso que esta ley sea para financiar el socialismo.
6.6. POLÍTICA
DE INGRESOS
La economía es un sistema que produce bienes y servicios y trata de
hacerlo de la manera más eficiente y al menor precio posible, a partir de
unos recursos que son escasos. En este proceso, los factores de producción
(tierra, capital y trabajo) participan en la producción a cambio de una
remuneración que debería distribuirse según el aporte que cada factor
hace a la producción.
La distribución primaria del ingreso ocurre en el ciclo económico donde
los factores de producción se combinan para producir una determinada
oferta de bienes y servicios. En la economía capitalista, la distribución del
ingreso suele favorecer al factor capital en menoscabo del factor trabajo.
La distribución secundaria o redistribución se hace porque, al remunerar
147
Víctor Álvarez R.
los factores productivos trabajo, capital y tierra a través de los sueldos,
ganancias y renta, el ingreso queda mal distribuido. El Estado cobra
impuestos sobre la renta, recauda aranceles de aduna, impuestos al valor
agregado, al consumo de licores, cigarrillo, gasolina, etc. y los redistribuye
a través del gasto público en programas de educación, salud, vivienda o
programas sociales compensatorios para los grupos sociales desfavorecidos.
De allí que la política de ingresos se ejecute a través de instrumentos y
medidas que influyen directamente sobre las distintas formas básicas de
ingreso: sueldos y salarios de los trabajadores; ganancias de los
empresarios; y, rentas de los terratenientes. Son medidas que se adoptan
para incidir en la distribución del ingreso y alterar las proporciones en las
que se distribuye la riqueza entre los diferentes factores que la generan.
La política de ingresos aborda una situación polémica y conflictiva, toda
vez que interviene en la lucha entre los factores por llevarse la mayor
parte del producto. En la política de ingresos subyace una definición e
instrumentación de la distribución de la riqueza nacional y del poder
económico. La política económica puede tener diferentes implicaciones en
la distribución del ingreso:
• La política monetaria restrictiva de altas tasas de interés traslada
parte del ingreso de los empresarios y personas endeudadas hacia
los banqueros.
• La política tributaria y fiscal, a través de los impuestos y del gasto
público, trasladan parte del ingreso de los sectores ricos hacia los
sectores pobres.
• La política cambiaria al devaluar opera como un impuesto que
transfiere parte del ingreso de los factores productivos al Estado, el
cual monopoliza la venta de divisas.
• La política de liberalización de precios traslada parte del ingreso de
los trabajadores que viven de un ingreso fijo a los factores que
dominan la producción y los precios.
• Los aumento de sueldos y salarios compensan la pérdida de
participación relativa del factor trabajo en la distribución del ingreso.
En dependencia de la orientación de las políticas económicas, los
resultados pueden ser diferentes:
148
Claves para la industrialización socialista
• Aumenta los niveles absolutos del ingreso de todos y mantiene igual
la participación relativa de cada factor.
• Aumenta los niveles absolutos pero altera la participación relativa
de cada factor.
• Reduce el nivel absoluto y la participación relativa de los factores.
Las decisiones en materia de política económica repercuten de manera
directa sobre la participación de los factores productivos en la distribución
del ingreso, ya que afectan los niveles de sueldos, ganancias y rentas. De
allí la importancia de la política de ingresos para lograr una mejor
redistribución. Las medidas que varían la participación relativa de cada
factor están asociadas a la redistribución del ingreso y se aplican para
lograr objetivos de corto plazo. Las medidas que buscan un aumento
absoluto del nivel de ingreso están asociadas a un aumento en la riqueza
y se basan en un crecimiento sostenido de la economía en el largo plazo.
Entre los instrumentos más comunes para modificar la distribución del
ingreso se encuentran:
• Para favorecer al factor trabajo: fijación de salaros mínimos,
aumentos generales de sueldos y salarios en el sector público,
indexación salarial en la contratación colectiva.
• Para favorecer al factor capital: liberación de precios, exenciones y
exoneraciones de impuestos, subsidio a tasas de interés, tipos de
cambio preferenciales.
Con la política de ingresos no se trata solo de recuperar el poder
adquisitivo de los venezolanos para fortalecer el mercado interno y
recuperar la demanda agregada, sino de mejorar la calidad de vida y el
bienestar de la población. Pero sin un incremento de una actividad
económica de calidad no puede enfrentarse el problema del empleo
productivo, las presiones inflacionarias y la depresión del nivel salarial. A
su vez, ese mayor nivel de actividad económica no es posible sin una
recuperación del nivel de ingresos y de la capacidad de consumo de los
hogares venezolanos.
Las políticas distributivas con base en programas compensatorios no
erradican las causas de la pobreza sino que alivian sus consecuencias. Al
concentrarse en la compensación de la miseria se quedan en la expresión
149
Víctor Álvarez R.
coyuntural de corto plazo y no ofrecen salidas al problema desde una
perspectiva estructural y de largo plazo. Sus medidas, lejos de alterar la
situación, prolongan la inercia regresiva en la distribución del ingreso. Las
compensaciones se vuelven derechos adquiridos que comprometen
cuantiosos volúmenes de inversión que tendrían mejores resultados si se
destinarán al impulso de la economía social en las que se generen nuevas
fuentes de riqueza y empleo, bajo el control de los trabajadores y la
comunidad.
El crecimiento sostenido y equilibrado de la economía implica brindar
una atención estratégica al problema de la distribución y no solo al problema
de la compensación a través de la distribución e inversión social de la
renta petrolera. La compensación es importante para encarar el problema
coyuntural pero no es lo estratégico para abordar el problema del
empoderamiento popular, de la creación de nuevas relaciones de poder. Lo
estratégico es el desarrollo de nuevas formas de propiedad social que
aseguren una distribución equitativa y justa del ingreso. Y un factor clave
para mejorar la distribución es el aumento sostenido de la producción en
el marco de un nuevo modelo bajo el control de los trabajadores directos
y de la comunidad organizada. En una visión de crecimiento económico
sostenido en los marcos de la construcción de un nuevo modelo productivo
socialista, la compensación hay que mantenerla, pero es coyuntural. Dejará
de ser pertinente y relevante en la medida que la industrialización socialista
permita incrementar el nivel absoluto de ingresos de todos los factores de
producción y, sobre todo, una mejora relativa de la participación de los
trabajadores directos.
El Estado venezolano puede financiar la compensación sin tener que
pechar a los contribuyentes con nuevos impuestos, toda vez que percibe
una considerable renta petrolera. Como se sabe, esta renta no la pagan
los factores productivos internos sino los países que compran el petróleo a
Venezuela. Por lo tanto, es una transferencia de un plusvalor internacional
que se le inyecta a la economía nacional, sin que esta renta sea la expresión
del crecimiento y desarrollo de los diferentes sectores económicos.
La rivalidad en la distribución del ingreso es mayor cuando el ingreso
nacional no aumenta de manera absoluta. Si lo que hay que repartir no
crece al ritmo de la población, el conflicto distributivo se agravará. En
cambio, si la economía crece por encima del aumento poblacional, habrá
150
Claves para la industrialización socialista
más que distribuir y la participación de cada uno de los factores en pugna
podrá mejorar de manera absoluta, aún cuando puedan verse modificadas
las participaciones relativas de cada uno de ellos en el total. Pero la sensación
de mejora del ingreso absoluto contribuirá a atenuar la intensidad de
conflicto distributivo. Tal como se aprecia en el gráfico siguiente, el producto
industrial per cápita ha venido disminuyendo de manera sostenida desde
el año 1987. Esto quiere decir que la población ha aumentado pero la
producción industrial, lejos de crecer ha disminuido, hay menos producción
nacional para satisfacer las necesidades de productos industriales y menos
ingreso que distribuir. En el gráfico se pueden apreciar cuatro etapas:
A) Se extiende hasta 1976 y se observa un ascenso sostenido de la
producción industrial per cápita gracias a la política de sustitución
de importaciones, crece la producción industrial, los empleo de
calidad, el consumo privado y la demanda agregada interna;
B) Transcurre desde 1977 hasta 1988, es la etapa de agotamiento del
modelo de sustitución de importaciones caracterizado por la
sobreprotección y subsidios a la industria, se agota la capacidad de
absorción de la renta petrolera que se expresa en la caída sostenida
de la inversión bruta en capital fijo como porcentaje del PIB, que
alcanza su máximo en 1978;
C) Esta etapa comienza en 1989 y su inercia se extiende hasta el año
2002, es la década en la que se aplican las políticas neoliberales de
apertura comercial y liberalización de las inversiones extranjeras y
el mercado laboral, con la consiguiente quiebra de pequeñas,
medianas y grandes empresas y la destrucción de millares de puestos
de trabajo, cae el aporte de la manufactura al PIB y a la generación
de empleo;
D) Es la etapa actual en la que ha prevalecido el uso desarticulado de
los diferentes instrumentos de política industrial, sin una clara
definición de los sectores que se desea desarrollar, se prioriza al
abastecimiento del mercado interno a través de las importaciones
que ha desestimulado y desplazado a la producción industrial
nacional.
151
Claves para la industrialización socialista
es decir, una relación de contratación directa entre el patrono y el trabajador,
lo cual obviamente debilitaría la capacidad de negociación de éste último.
Es común que el sector empresarial insista en la flexibilización y
desregulación del trabajo más allá de las conquistas históricas de los
trabajadores. Las acciones que se tomen en función de adecuar a la
industria no pueden ir en menoscabo del movimiento obrero nacional. Las
medidas que afecten al trabajador provocarán una resistencia y descontento
colectivo y pueden hacer inviable la reactivación, reconversión y
reindustrialización.
Las decisiones arbitrarias y unilaterales que se adopten en contra del
trabajador sólo conducirán a un incremento espurio de la competitividad,
al sustentarse en una reducción de costos por la vía de deprimir cada vez
más los salarios reales, en lugar de procurar un incremento auténtico de
la productividad a partir de avances tecnológicos y mejoras en la
organización del proceso productivo.
Pero también los sindicatos deben facilitar la industrialización socialista
en función de crear más empresas y multiplicar las fuentes de trabajo y
empleo. Una cosa es la reorganización del trabajo en la fábrica capitalista
para aumentar la producción y las ganancias del capitalista y otra muy
distinta el aumento de la producción para satisfacer las crecientes
necesidades de la población y poder disponer de un mayor excedente para
mejorar las condiciones laborales y de la comunidad. Tradicionalmente, la
organización de la actividad productiva se ha caracterizado por un
parcelamiento del puesto de trabajo en el que se reducen al mínimo las
tareas efectuadas en la jornada laboral. De cara a la industrialización
socialista, hace falta orientar las mismas hacia la realización de múltiples
tareas cada vez más complejas. La rígida especialización en la fábrica
capitalista tenderá a ser sustituida por el trabajador polivalente. Vale aclarar
de una vez que esta polivalencia es muy distinta a la que impone la lógica
capitalista, la cual solo busca la reducción de los costos laborales al calificar
a un trabajador para múltiples actividades que antes realizaban varios
trabajadores. Aquí se trata de la calificación de los trabajadores para que
estén en mejores condiciones de asumir el control de una fabrica al conocer
y se capaz de ejecuta la mayor cantidad de procesos de trabajo dentro de
la planta, con las consiguientes mejoras en las remuneraciones,
bonificaciones y los horarios de trabajo. La polivalencia del trabajador en
153
Víctor Álvarez R.
el curso de la industrialización socialista tiene que ejercer efectos positivos
sobre los trabajadores, en lugar de erosionar sus condiciones laborales.
En el caso de empresas capitalistas, e incluso empresas del Estado,
que se vean obligadas a suprimir líneas completas de producción y a eliminar
plantas obsoletas, este tipo de decisiones significará reducciones de nómina.
Y si no se aplican medidas compensatorias en favor de los trabajadores
afectados, la resistencia sindical que se desencadenará en defensa de la
estabilidad laboral, podrá hacer inviable la continuidad de muchas empresas
y sectores industriales. Fundamentalmente aquellos donde las
organizaciones de los trabajadores cuentan con un gran poder.
En estos casos la modernización del parque industrial que ya existe
aparece como un proceso complejo y difícil, toda vez que dos racionalidades
que expresan distintos intereses pueden llegar a enfrentarse de una manera
absolutamente antagónica e irreconciliable. De un lado, la racionalidad del
capital que lleva a cabo los cambios que considera necesarios para aumentar
la eficiencia de la empresa y prolongar así sus posibili-dades de
sobrevivencia, aún cuando estos cambios impliquen despidos masivos de
trabajadores; y, del otro, un sector obrero que se resiste a aceptar
pasivamente las consecuencias negativas que en el plano de la estabilidad
laboral y condiciones de trabajo pudieran acompañar a estos proceso de
reestructuración y modernización industrial.
La posibilidad real de que el sector laboral acepte la adopción de medidas
que se traduzcan en una reducción del personal, dependerá de las
alternativas que se le ofrezcan para la pronta reubicación de los trabajadores
que quedarán sin empleo. En este sentido, el perfeccionamiento del seguro
al paro forzoso, las bolsas de trabajo, las jubilaciones especiales y el
reentrenamiento de los trabajadores desempleados a fin de que puedan
reubicarse en el menor tiempo posible, si bien constituyen un paliativo al
problema del desempleo, resultan ser medidas claves para poder concertar
con el sector laboral las acciones que eventualmente se tengan que adoptar.
No olvidemos nunca que la industrialización socialista será un poderoso
motor del desarrollo económico y social en la medida se traduzca en un
mayor nivel de vida y bienestar del pueblo trabajador.
6.8. P OLÍTICA
DE FORTALECIMIENTO DEL ENTORNO INSTITUCIONAL
La creación del entramado institucional de apoyo a la actividad industrial
154
Claves para la industrialización socialista
tiene lugar en dos momentos históricos claramente definidos: antes y
después de la política de sustitución de importaciones. Esta es una referencia
muy importante, toda vez que marca un cambio en los instrumentos de
política y en el marco legal y el entorno institucional que los rige y administra.
La multiplicidad de organismos que interactúan en torno al sector
industrial generalmente está acompañada de contradicciones y
solapamientos innecesarios que sólo conducen a un despilfarro de recursos
e, incluso, a la neutralización de los esfuerzos orientados a promover el
desarrollo industrial. Por lo tanto, se hace necesario un esfuerzo que
coordine y le imprima un enfoque integral al trabajo disperso que todos
esos organismos realizan.
Es clave, entonces, para el éxito de la industrialización socialista lograr
una adecuada coordinación entre las diferentes instituciones responsables
de diferentes medidas y políticas que afectan el proceso de industrialización.
De allí la necesidad de evaluar la conveniencia y viabilidad de
establecer mecanismos de coordinación y armonización de las políticas
macroeconómicas y sectoriales para crear así un ambiente propicio a la
inversión y desarrollo industrial.
El fortalecimiento de la rectoría del Estado requiere que éste sea fuerte,
lo que no implica que sea más grande. El crecimiento irracional de las
acciones del Estado puede debilitarlo tanto en su eficacia económica como
en su legitimidad política.
Se trata ahora de reconocer y ponderar justamente la importancia que
tienen tanto los factores externos como los internos en el desempeño de la
industria nacional, sin olvidar que la conducción de las empresas es una
responsabilidad fundamental, más no exclusiva, de quienes las dirigen. Así
como el empresario está emplazado a superar innegables problemas de
gerencia, si el sector público no aplica eficaces medidas para elevar la
calidad del medio ambiente en el cual se desenvuelve la actividad industrial,
se corre el riesgo de que los avances internos que logra la empresa en
función de fortalecer su desempeño se pierdan, toda vez que los mismos
chocaran con una serie de trabas insalvables, las cuales escapan al control
de la empresa. De allí la pertinencia y relevancia que tiene lo que
anteriormente planteamos en relación con la importancia de definir políticas
macroeconómicas y sectoriales claras y estables, desmontar las trabas
burocráticas que conspiran contra la eficiencia y efectividad de la industria,
155
Víctor Álvarez R.
reformar y modernizar los ministerios relacionados con la actividad
económica, mejorar la calidad de los servicios públicos, superar los
problemas de infraestructura que aún prevalecen y, en fin, propiciar
condiciones que apoyen el esfuerzo para profundizar la industrialización
como un complejo proceso político y social.
La definición de políticas macroeconómicas y sectoriales claras y
estables; la adecuación del marco legal que rige la actividad económica; la
reconversión agrícola y comercial; la reestructuración del sistema financiero;
el mejoramiento de la infraestructura; la reestructuración y reconversión
de las empresas básicas; y, la modernización de los servicios de apoyo a
todas estas actividades económicas son apenas algunos ejemplos de las
mejoras y transformaciones en el entorno productivo que requiere el
impulso a la industrialización socialista.
6.9. P OLÍTICA
DE INFRAESTRUCTURA Y SERVICIOS DE APOYO A LA
PRODUCCIÓN
En un estudio pionero del proceso de industrialización venezolano de
finales de los años 1960: Desarrollo e industrialización de Venezuela,
M. A. Falcón Urbano desde entonces planteaba que:
“Las inversiones públicas (…) desempeñaron un importantísimo papel
como factor dinámico del desarrollo económico venezolano. Las
inversiones de infraestructura también llamadas inversiones de
capital social básico, que son por lo general privativas de las
inversiones públicas, constituyeron casi siempre una elevada
proporción de las inversiones del gobierno. Y no podría ser de otra
manera, pues están constituyen, en los países subdesarrollados o
en vías de desarrollo, la plataforma o la base sobre la cual se originan
o cobran impulso las fuerzas generadoras del desarrollo económico
de los mismo. Este tipo de inversiones crea, para el sector privado
de la economía, las comúnmente denominadas economías
externas, dando lugar su inexistencia al término recíproco, es decir,
a las deseconomías externas, que retardan o restan energía al
desenvolvimiento económico de los países” 52
La empresa manufacturera no está aislada de su entorno y requiere
______________
52 M. A. Falcón Urbano. Desarrollo e industrialización de Venezuela. P. 114
156
Claves para la industrialización socialista
operar en un medio ambiente adecuado, toda vez que el mismo puede
influirla de manera positiva o nega-tiva. Por lo tanto, la reestructuración
del ambiente en el cual se desenvuelven las empresas resulta ser un aspecto
clave para facilitar la industrialización socialista. En este sentido se requiere
superar una serie de problemas en las áreas de infraestructura y servicios,
con el propósito de respaldar el esfuerzo y los avances de todas las empresas
y sectores industriales. Cada vez se hace más urgente la reestructuración
de áreas tales como: carreteras y autopistas, puertos y aeropuertos, servicios
de correo y teléfonos, suministro de electricidad y agua, servicios de
transporte terrestre, aéreo y naviero, etc.
Desde esta perspectiva, el desempeño industrial se ve muy influido por
la calidad del entorno productivo. Si bien la reconversión de las empresas
es una decisión gerencial y el Estado no puede obligarla, puertas afuera de
la empresa existen toda una serie de factores que pueden contribuir o
frenar los avances que se logran al interior de la empresa. En consecuencia,
el desempeño integral del trasciende el sector industrial y pasa a ser un
proceso integral, lo cual implica importantes transformaciones en la
infraestructura y los servicios que interactúan con la industria, cuyo rezago
pudiera estrangular los esfuerzos que se hacen en la actividad
manufacturera.
6.10. P OLÍTICA
INDUSTRIAL Y TECNOLÓGICA
La desaceleración del ritmo de actividad industrial y la caída del grado
de industrialización de la economía venezolana reseñado en los primeros
capítulos exige una profunda revisión y rectificación de la política económica,
particularmente en lo que respecta a la política cambiaria, arancelaria,
fiscal y financiera. Más que una serie de medidas aisladas, se impone el
diseño de una nueva estrategia económica que ponga freno a la
desindustrialización. Esto pasa por concentrar el impacto de los incentivos
públicos en los sectores con mayor efecto multiplicador: los de más peso
en la estructura del PIB que han sufrido una mayor contracción.
Por su peso específico en el PIB, cualquier crecimiento o contracción de
la industria repercutirá en la dinámica general de la economía y el empleo.
La manufactura tiene un gran impacto sobre las cadenas productivas. Hacia
atrás demanda materias primas a la agricultura, pesca, forestal, minería,
etc. Hacia adelante ofrece bienes intermedios y finales para el desarrollo
157
Víctor Álvarez R.
de otros sectores. Demanda también servicios de apoyo, agua, gas,
electricidad, telecomunicaciones, financiamiento, infraestructura, redes de
distribución y comercialización. Si crece la industria crecen también estos
sectores.
Solo a través de un firme reimpulso a la industrialización
transformaremos la economía rentista e importadora en un nuevo modelo
productivo capaz de sustituir eficientemente el alto volumen de
importaciones, diversificar la oferta exportable y ser cada vez menos
vulnerables a los traumas que ocasionan los altibajos del ingreso petrolero.
La verificación de la desindustrialización de la economía venezolana es
una ocasión propicia para revisar la política económica, toda vez que no se
trata solo de reactivar la economía sino de transformarla. En este sentido,
las medidas que el Gobierno en adelante tome, deberán ir más allá de la
simple reactivación económica para plantearse, fundamentalmente, la
transformación de una economía rentista en un nuevo modelo productivo
socialista. Esta transformación tiene dos ejes claves:
• La creación de nuevas relaciones de poder a través del desarrollo
de innovadoras formas de propiedad social, popular y comunal.
• La transformación del capitalismo rentístico e importador en una
nueva economía diversificada, capaz de producir los bienes destinados
a satisfacer las necesidades esenciales de la población, sustituir
importaciones y diversificar la oferta exportable para reducir la
dependencia del ingreso petrolero.
A la luz de lo anteriormente expuesto, la actuación del Estado se debe
enfocar en aquellos sectores con un mayor impacto multiplicador y
acelerador de la actividad económica; tales como la industria manufacturera,
cuya ponderación o peso específico en la conformación del PIB está en
torno al 15% y es uno de los sectores que más se ha contraído. Debido a
esta alta ponderación, cualquier incremento o contracción de la actividad
manufacturera hará sentir su incidencia o impacto en el desempeño general
del PIB. Los problemas más importantes que afectan el desempeño de la
industria manufacturera y su aporte a la transformación productiva son los
siguientes:
• Obsolescencia tecnológica y rezagos en calidad, productividad y
competitividad
158
Claves para la industrialización socialista
• Baja densidad de establecimientos manufactureros por cada mil
habitantes, lo cual hace que su aporte al PIB aún esté por debajo del
20 % que sugiere el grado de industrialización.
• Cartera crediticia demorada de la industria, con problemas de liquidez
y activos comprometidos por garantías previamente constituidas, lo
cual dificulta su acceso a nuevo financiamiento.
• Concentración territorial de la actividad industrial en el Eje CentroNorte-Costero, lo cual limita la contribución del sector manufacturero
al desarrollo armónico y proporcional de las diferentes regiones y
estados del país.
6.10.1. R EACTIVACIÓN,
RECONVERSIÓN , REINDUSTRIALIZACIÓN
De esta problemática se deducen al menos cinco objetivos a lograr con
la nueva política industrial:
1. Reactivar la industria manufacturera: hasta lograr que al menos el
95% de la capacidad industrial actualmente instalada se encuentre
en pleno funcionamiento, toda vez que –por su alta ponderación en
el PIB–, su reactivación tendrá una alta incidencia en la recuperación
del ritmo de actividad económica y en el nivel de empleo.
2. Reconversión industrial: para modernizar la industria y fortalecer
sus capacidades tecnológicas e innovativas, de tal forma que pueda
lograr mejoras sostenidas en la productividad que permitan mejorar
la estructura de costos y abatir las presiones inflacionarias; así como
mejorar su calidad y desarrollar nuevos productos que contribuyan
a la sustitución eficiente de importaciones y a la diversificación de la
oferta exportable.
3. Reindustrialización: para incrementar la densidad industrial de 0.25
a 1 establecimiento manufacturero por cada 1.000 (mil) habitantes
y así elevar el aporte de la manufactura al PIB de 15 % a 20%;
logrando un crecimiento económico de calidad (sustentado en la
economía real) y generando nuevas y mejores fuentes de empleo
productivo, estable y bien remunerado.
4. Refinanciar la deuda industrial: reestructurar el cronograma de pagos
de deudas vencidas, con condiciones más adecuadas de plazos, tasas
de interés y garantías, que permitan aliviar la carga financiera de
159
Víctor Álvarez R.
las empresas que han entrado en mora debido a la contracción de
la economía nacional e internacional.
5. Relocalización industrial: para estimular nuevas inversiones así como
la reubicación de establecimientos industriales ya existentes en
regiones, estados y municipios con un PIB por debajo de la media
nacional y con baja densidad de establecimientos manufactureros,
en función de corregir asimetrías y disparidades y propiciar así un
desarrollo armónico y proporcional del territorio nacional.Los
programas de política industrial se deben diseñar y ejecutar a través
de una combinación de medidas de incidencia general o sectorial
sobre la actividad manufacturera, las cuales serán aplicadas
simultáneamente con otras medidas especialmente dirigidas a
sectores que se consideren prioritarios. Para lograr la efectiva
aplicación de ambos tipos de medidas se requiere también adecuar
el marco legal y el entorno institucional que facilite la armonización
y eficaz instrumentación de todas y cada una de estas medidas.
6.10.2. D IMENSIÓN
MACRO , MESO Y MICRO DE LA POLÍTICA
INDUSTRIAL
Para su mejor comprensión y tratamiento clasificaremos estas medidas
en las siguientes dimensiones:
• Dimensión Macroeconómica: son medidas horizontales o decisiones
fundamentalmente en materia de política macroeconómica, las
cuales tienen una incidencia general, más no igual, sobre todos y
una cada uno de los sectores, ramas, agrupaciones y empresas
industriales.
• Dimensión Mesoeconómica: son medidas para adecuar tanto el
marco legal y regulatorio como el entramado institucional a través
de los cuales los ministerios, entes adscritos y demás órganos del
Estado se coordinan y articulan para complementar sus capacidades
y recursos en función de asegurar el buen gobierno de la economía.
• Dimensión Microeconómica: son medidas verticales o decisiones
fundamentalmente en materia de política microeconómica o sectorial,
las cuales tienen una incidentica focalizada en determinados sectores,
ramas o agrupaciones industriales a las que se atribuye una mayor
160
Claves para la industrialización socialista
importancia, bien sea por su efecto multiplicador y acelerador de la
dinámica económica, por su contribución al empleo o por su efecto
sobre la inflación.
La política industrial es la clave para reactivar y transformar la economía.
El Estado puede combinar incentivos arancelarios, fiscales, financieros,
cambiarios, compras públicas, suministro de materias primas, asistencia
técnica, etc. para elevar el aporte de la manufactura al PIB del actual 15%
al 20% que establecen los estándares internacionales para reconocer que
una economía se ha industrializado. Esto implica elevar la densidad industrial
de 0.25 a por lo menos 1 establecimiento industrial por cada mil habitantes.
No es una meta difícil: Colombia tiene 1.2 y México 1.7. Implica aumentar
el número de industrias de 7.000 a 28.000, generando más y mejores
fuentes de trabajo. Reactivar, modernizar y ampliar la industria nacional
requerirá muchos años de aplicación de políticas públicas. La protección y
los apoyos del Estado a la producción local es una condición clave para
estimular la creación de nuevas fuentes de trabajo estables y bien
remuneradas que permitan enfrentar con éxito los flagelos del desempleo,
la pobreza y la exclusión social. Ni absolutismo de Estado ni hegemonía del
mercado deben ser los extremos en los cuales se plantee el debate
económico. Cada uno tiene su función. Pero la intervención del Estado no
puede limitarse a corregir las imperfecciones del mercado ni confundirse
con las prácticas paternalistas que mediatizan la capacidad emprendedora
e innovadora de la gente. Tampoco se trata de tener un Estado más grande
sino más eficaz, capaz de fortalecer su capacidad de gestión para el diseño
y ejecución de políticas y estrategias orientadas al desarrollo del aparato
productivo nacional y, sobre todo, a la mejora sostenida de la calidad de
vida y grado de bienestar de nuestra población.
Como lo explicaremos en el siguiente capítulo, para reimpulsar el proceso
de industrialización es necesario poner en marcha un amplio programa de
formación de emprendedores socialistas, complementado con un esfuerzo
masivo en la formación de consultores de calidad y productividad y de
agentes de modernización empresarial. Es necesaria una buena oferta de
servicios de información con contenidos de interés industrial, de tal forma
que pueda identificar mercados potenciales, la mejor relación precio/valor
para la adquisición de materias primas, maquinarias y equipos, tecnologías,
recursos financieros, fuerza de trabajo, etcétera. Igualmente se requiere
161
Víctor Álvarez R.
la creación y repotenciación de centros de servicios tecnológicos, de
laboratorios de pruebas y ensayos, y de instituciones para la certificación
de normas técnicas y control de calidad, facilitarían la articulación de un
sistema de redes que atiendan necesidades comunes y específicas de la
nueva industria, en función de mejorar su estructura de costos y, en
consecuencia, su productividad y competitividad para que esté en capacidad
de ofrecer productos a bajo precio y buena calidad para el pueblo
trabajador.
6.10.3. REESTRUCTURACIÓN
DE INDUSTRIAS BÁSICAS
La reconversión de las industrias básicas del hierro, acero, aluminio,
petroquímica, energía eléctrica, cemento, madera, etc. las cuales proveen
de materias primas, energía e insumos básicos a la industria
transformadora y de la construcción, resulta ser un paso clave para facilitar
la industrialización socialista. Para apoyar la transformación y
modernización de la industria procesadora, la industria básica también
debe reconvertirse. Y esto implica superar ineficiencias hoy en día
inadmisibles, las cuales se expresan en fenómenos tales como:
• Los sobrecostos originados por los inventarios que se deben mantener
las industrias transformadoras ante la irregularidad de las entregas
por parte de las empresas básicas, lo cual tienden a afectar la
puntualidad de los despachos de las empresas manufactureras;
• Los retrasos de los pagos en perjuicio de los proveedores de las
empresas básicas, con los costos financieros que tal situación origina;
• La baja calidad de los insumos básicos destinados al mercado
nacional, factor que incrementa el desperdicio, así como también la
producción de segunda calidad, lo cual no hace más que restarle
competitividad a la industria procesadora.
La problemática que padece la pequeña y mediana industria en su
relación con las empresas básicas resulta ser un ejemplo muy ilustrativo
de esta situación. A diferencia de la gran industria, que por sus elevados
volúmenes de producción está en condiciones de negociar directamente
con las empresas estatales mejores precios y oportunidad de entrega para
sus necesidades de materia prima y bienes intermedios, la Pymi –debido
al pequeño volumen de sus compras que generalmente no alcanza el monto
162
Claves para la industrialización socialista
mínimo que despachan las empresas proveedoras de materia prima– se
ve obligada a comprarla a través de intermediarios a un precio mayor y sin
ninguna garantía en lo que se refiere a la oportunidad del suministro .
La reestructuración y reconversión de las empresas básicas constituye
un compromiso que debe asumir el Estado a fin de no obstaculizar el
proceso de industrialización socialista. Las empresas básicas deben reducir
sus enormes cargas financieras, sus abultadas nóminas y su baja
productividad a fin de estar en condiciones de transferir hacia el sector
transformador las ventajas comparativas que el país tiene. De lo contrario,
seguirán siendo una severa restricción a la hora de aprovechar plenamente
las potencialidades de sustitución y exportación, precisamente en aquellas
áreas donde el país tiene dichas ventajas. A partir de la reconversión de
las empresas públicas, las mismas pueden ser fuentes generadoras de
riqueza, capaces de autofinanciar sus operaciones y planes de crecimiento,
en lugar de seguir dependiendo de las transferencias públicas para
sostenerse.
6.10.4. E L
EFECTO MULTIPLICADOR DE LA ACTIVIDAD PETROLERA
El efecto multiplicador que la actividad petrolera puede tener para
impulsar la industrialización socialista exige una política especialmente
concebida para el desarrollo de proveedores de bienes y servicios, a través
de la consolidación de un parque de empresas eficientes, capaces de
competir exitosamente frente a proveedores extranjeros que tienen como
práctica cumplir las exigentes normas técnicas que exige la seguridad de
la industria petrolera con el fin de evitar accidentes que pudieran resultar
trágicos y fatales.
Las considerables inversiones programadas para el desarrollo de la
faja Petrolífera del Orinoco, incluyendo generación eléctrica,
telecomunicaciones, metros, ferrovías, infraestructura, entre otras,
proporcionan una base estable para reimpulsar la industrialización. El sector
petrolero debe apoyar a la industria no sólo a través de los recursos
financieros que es capaz de generar, sino a través del desarrollo de
proveedores y como comprador de bienes nacionales. Esto implica llevar a
cabo un programa para fortalecer las capacidades tecnológicas e innovativas
de las empresas de la economía social que aspiran a ser proveedoras de
163
Víctor Álvarez R.
la industria petrolera y consolidar así cadenas productivas dinámicas y
competitivas.
Una deficiencia del proceso industrial ha sido la escasa articulación
interna de la industria, que ha amortiguado la propagación de los impulsos
originados en algunas ramas. La excesiva diversificación y la carencia de
una industria mecánica y de bienes intermedios han impedido forjar una
estructura articulada. En la nueva etapa de industrialización socialista, la
industria mecánica, de equipos y maquinarias, debe desempeñar un rol
principal. Es allí donde se presentan los más altos coeficientes de
importación. Además, se trata de una actividad con alto contenido
tecnológico.
La industria metalmecánica y la vinculada con derivados y subproductos
petroleros ofrece posibilidades interesantes, en especial de aumentar el
valor agregado de materias primas que se exportan con un menor valor.
La exportación de petróleo crudo, aluminio y hierro sin mayor elaboración,
si bien no puede ser desechada, tiene que abrirle paso a una estrategia de
industrialización orientada a la exportación de productos con creciente
grado de transformación industrial y contenido tecnológico.
Con base en la demanda de la actividad petrolera nacional, se puede
relanzar el desarrollo del sector metalmecánico y de equipos ligados a la
explotación petrolera para exportar. La experiencia de los países pequeños
de Europa revela claramente que, a pesar de sus mercados menores,
Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia han logrado una primacía en
determinados rubros, compitiendo internacionalmente con países
desarrollados de mucho mayor tamaño. Igualmente se trata de procesar
las reservas de recursos minerales y energéticos para fabricar líneas
especializadas en aluminio, acero, petroquímica, madera, pulpa, papel,
celulosa para sustituir importaciones y colocar productos en el exterior.
Sergio Bitar y Eduardo Troncoso, en El desafío industrial de
Venezuela, anticiparon cuatro criterios orientadores para la selección de
productos:
“Primero, comenzar por aquellos que requieren la tecnología más
simple e ir pasando progresivamente a fases más complejas.
Segundo, cuidar desde un principio los niveles de eficiencia, eligiendo
aquellos bienes que puedan elaborarse a pedido, en series cortas o
con procesos donde las economías de escala pueden alcanzarse en
164
Claves para la industrialización socialista
plantas de tamaño mediano. Tercero, atender primero los sectores
donde el país dispone de una demanda significativa, que puede ser
programada. Tal es el caso de la industria petrolera, y también de
energía eléctrica, transporte, siderurgia, construcción y acueductos.
Cuarto, materializar algunos proyectos básicos, como fundición, forja
pesada y aleaciones especiales y fortalecer la ingeniería nacional y
la formación de personal calificado, a fin de disponer de una masa
crítica y de infraestructura esencial para construir las etapas
siguientes.” 53
Algunos productos de exportación tendrán como destino principal los
países de mayor desarrollo que Venezuela. Serán artículos manufacturados
que aprovechan las ventajas comparativas en recursos naturales, pero
también los intensivos en información y conocimiento. Productos de mayor
complejidad, en los cuales el país debe recorrer una curva de aprendizaje
y adquirir nuevas ventajas comparativas pueden desarrollarse en mercados
más amplios y competitivos, pero regulados y programados para servir los
intereses de países de desarrollo similar. Tal es la función de los mercados
integrados y del comercio en el Alba. Una nueva fase en la industrialización
debe basarse en un mercado ampliado, el cual debe buscarse no solo
trascendiendo las fronteras geográficas, sino también las socioeconómicas,
mejorando la capacidad adquisitiva de los trabajadores que viven de un
ingreso fijo. Si no es capaz de competir con ellos, menos podrá hacerlo
con los más desarrollados. Los países desarrollados de Europa construyeron
mercados comunes y acuerdos comerciales, las fusiones de empresas para
competir a nivel mundial, la protección ante terceros países, todo con el
apoyo estatal.
6.10.5. POLÍTICA
TECNOLÓGICA : FORTALECIMIENTO DE LA CAPACIDAD
DE INNOVACIÓN
La posibilidad real de aprovechar industrialmente las ventajas
comparativas sustentadas en la abundancia de materias primas, energía y
fuerza de trabajo dependerá de las capacidades que se creen para generar,
transferir, difundir y utilizar nuevos conocimientos y tecnologías. La
industrialización socialista requiere el fortalecimiento de las capacidades
tecnológicas e innovativas, sobre todo en los sectores fabricantes de
______________
53 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso. Op. cit. pp. 180-181
165
Víctor Álvarez R.
maquinarias, equipos y tecnologías de organización y gestión, toda vez
que éstas tienen un impacto generalizado sobre la eficiencia de todas las
actividades económicas, como no lo tuvieron nunca los productos destinados
al consumo.
Mucho más que la abundancia de recursos naturales susceptibles de
ser explotables, lo que más importa es el desarrollo de la inteligencia, del
poder creativo, de la capacidad de innovación, del talento organizacional y
de la capacidad gerencial. La abundancia de recursos naturales no es un
requisito imprescindible para ser un país próspero. La riqueza de una nación
que busca construir una sociedad socialista libre de desempleo, pobreza y
exclusión social depende más de la calificación de sus trabajadores,
empresarios y gobierno y cada vez menos de sus recursos naturales o
energéticos. Complementando con sabiduría estas capacidades es posible
que cualquier país con gente preparada y buena gestión pública y privada
pueda fabricar productos de buena calidad y buenos precios destinados a
satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población.
La claridad de este criterio es muy importante, sobre todo cuando vemos
que la concepción tradicional de las ventajas comparativas estáticas según
la cual los países debían especializarse, ha sido superada por una realidad
que nos enseña que el desarrollo industrial en estos tiempos lo alcanzan
aquellos países que concentran su esfuerzo en el desarrollo del talento
humano y la creación de capacidades para generar, transferir, difundir y
utilizar nuevos conocimientos científicos y tecnológicos.
Hay que profundizar la evolución de la política científica y tecnológica
desde el viejo modelo lineal de innovación al nuevo enfoque de redes y
procesos de innovación. De las limitadas tesis que explicaban la innovación
tecnológica como resultado de un esfuerzo inicial en investigación básica
que luego daba origen a la investigación aplicada y posteriormente al
desarrollo tecnológico, hoy se cuenta con enfoques más realistas que le
otorgan una creciente atención a otros factores que influyen y hasta pueden
llegar a determinar los procesos de innovación tecnológica industrial.
De la visión ofertista, la cual sostiene que la universidad y los centros
de investigación y desarrollo son los llamados a desarrollar las tecnologías
e innovaciones que luego son ofrecidas al aparato productivo, ha surgido
un nuevo enfoque que también reconoce a la empresa como un escenario
166
Claves para la industrialización socialista
clave del hecho innovador. Lógicamente, esta visión tiene que modificar la
orientación de la política tecnológica y los públicos a los cuales dirige su
actuación y, por supuesto, la naturaleza de los instrumentos a través de
las cuales la misma se administra.
A raíz de la aprobación y reforma de la Ley de Ciencia, Tecnología e
Innovación (LOCTI) se cuenta con una masa crítica de recursos para
financiar, además de proyectos de investigación científica y tecnológica,
proyectos que tienen que ver con la gestión y control de calidad, la difusión
de normas técnicas, los servicios de metrología y de propiedad intelectual.
Se trata de un nuevo esquema que contribuye a fortalecer la institucionalidad
de apoyo al desarrollo industrial para que pueda mejorar sus procesos de
producción, incorporar nueva tecnología, lograr acreditación de normas
de calidad, capacitar a sus trabajadores tanto a nivel gerencial como técnico
y obrero, adecuar sus procesos administrativos, diseñar nuevos productos,
buscar alianzas estratégicas bajo criterios de asociaciones de cooperación
inter-empresarial, participar en ruedas de negocios, suscribirse a servicios
de información, asistir a ferias internacionales.
Es la propia empresa un escenario clave para la transferencia de
tecnología, el desarrollo del talento humano, la asistencia técnica, la
innovación tecnológica para mejorar la calidad de la producción, optimizar
el uso de turnos de trabajo. Para el logro de rendimientos más altos, el
mejoramiento de los servicios y de la infraestructura, del transporte, de
las comunicaciones, del abastecimiento de energía eléctrica y agua, etc.,
también son fundamentales. Todos estos son campos de actuación para
estimular el fortalecimiento de capacidades tecnológicas e innovativas y
elevar la competitividad industrial al nivel de las mejores prácticas
internacionales.
Para enfrentar los desafíos del siglo XXI hay que plantearse una
estrategia renovada de desarrollo que tenga en la industrialización intensiva
en el uso de información, conocimientos y tecnologías su columna vertebral.
Con este fin vale preguntarse: ¿Cuál es el tipo de industrialización más
adecuado para la construcción del socialismo venezolano? ¿Cuáles son las
formas de propiedad social más adecuadas? ¿Con qué criterios o principios
se debe remunerar el trabajo en las industrias socialistas? ¿Cuál es el
papel del estado para impulsar la industrialización socialista? ¿Cuáles son
los mecanismos de participación de los trabajadores, la comunidad y el
167
Víctor Álvarez R.
Estado para convenir la transformación del excedente en acumulación
productiva e inversión social? ¿Qué papel jugarán la integración y
cooperación regionales54.
Las políticas industriales y tecnológicas deben complementarse y
orientarse a reforzar el vínculo entre la investigación, la formación técnica
y la actividad productiva, en función de orientar el esfuerzo científico y
tecnológico nacional, no sólo a la luz de las hipótesis que plantean
unilateralmente los investigadores, sino también tomando en cuenta los
problemas planteados por el aparato productivo. En este sentido, conviene
promover la conformación de núcleos dinámicos en torno a las actividades
tecnológicas, de ingeniería, institutos de investigación, centros de formación
técnica y empresas productoras. Estos núcleos pueden ser el manantial
del avance innovador en las tecnologías de punta que se gestan alrededor
de la biotecnología, electrónica, computación, automatización, química y
aeronáutica. Para esto, el Estado dispone de todo un sistema de
financiamiento público para distribuir parte de esa abundante renta
petrolera hacia la innovación tecnológica industrial y productiva, evitando
reeditar el error de invertir solo en la adquisición de capacidades de
producción, pero descuidando la adquisición del dominio tecnológico sobre
las mismas.
Prevalece una seria carencia a nivel de los mandos medios necesarios
para fortalecer las capacidades administrativas, directivas y gerenciales,
aunque la eficiencia y el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas
dependen en gran medida del desarrollo del talento humano. En materia
de inversión prevalece un marcado desequilibrio a favor de la planta física
y en menoscabo del talento humano. En otras palabras, se invierte para
aumentar las capacidades de producción pero no para aumentar las
capacidades tecnológicas.
______________
54 SELA. Desarrollo industrial y cambio tecnológico. Editorial Nueva Sociedad.
168
Claves para la industrialización socialista
Capítulo VII
7. LA
FORMACIÓN DE EMPRENDEDORES PARA LA INDUSTRIALIZACIÓN
SOCIALISTA
En Venezuela está planteado transformar el capitalismo rentístico en
un modelo productivo basado en nuevas formas de propiedad social que
aseguren el control directo de los trabajadores, los consumidores
organizados y la comunidad sobre la producción de los bienes y servicios
que son imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales.
Un modelo productivo de amplia y creciente inclusión social que contribuya
a erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión
social.
Romper la inercia del viejo modelo para ir más allá de simples reformas
cosméticas, implica formar una nueva generación de emprendedores y
líderes de proyectos socioproductivos. Esto pasa por cuestionar las teorías
económicas neoliberales que todavía predominan en los programas de
estudio, particularmente en los de economía.
En este sentido, la transformación universitaria debe responder a los
mandatos constitucionales para impulsar la democracia participativa y
protagónica en la dimensión económica y productiva, así en como a los
Lineamientos Generales del Proyecto Nacional “Simón Bolívar” (Primer Plan
Socialista de la Nación). La nueva universidad está llamada a estimular y
apoyar el desarrollo del espíritu emprendedor del egresado, formarlo a la
luz de la nueva ética y moral socialistas, y multiplicar el número de proyectos
productivos universitarios y de la economía social que contribuyan a generar
trabajo digno, estable y bien remunerado.
Los enfoques predominantes rinden culto al comportamiento egoísta y
a la competencia de todos contra todos que caracteriza a la sociedad
capitalista, tras la falsa creencia de que así todos se desarrollarán y
progresarán. Semejantes teorías le atribuyen a la competencia –y no a la
solidaridad– la fuerza motriz del desarrollo económico y social. Es la
ideología neoliberal que considera al egoísmo, la competencia y el deseo
de vencer como expresión de la verdadera “esencia” del ser humano. Según
este enfoque, cualquier comportamiento diferente a ese egoísmo y afán
169
Víctor Álvarez R.
de lucro, como serían la solidaridad y la cooperación, es considerado
absurdo y contrario a la naturaleza humana. Por eso, no conciben otra
manera de organizar la actividad económica y productiva que no sea en
torno al afán de lucro y a la maximización de la ganancia y rentabilidad del
capital. Ese es el mapa mental que implantan en el egresado universitario.
Obviamente, esta es una ideología contraria al socialismo, pero es
superable a partir de la difusión y adopción de una ética socialista guidada
por nuevos valores que orienten la actuación del egresado universitario.
De allí la necesidad de repensar el perfil del egresado para que sea portador
de los principios de solidaridad, cooperación, complementación,
reciprocidad, equidad y sustentabilidad que deben gobernar el nuevo modelo
productivo socialista y comunal que en la República Bolivariana de Venezuela
se aspira a construir.
7.1. V INCULACIÓN
UNIVERSIDAD - EMPRESA - COMUNIDAD
La vinculación universidad-empresa para el desarrollo de la economía
social debe ser un objetivo básico de la nueva universidad productiva. De
allí la importancia de incorporar en los programas de estudios el desarrollo
del perfil emprendedor del egresado universitario para que lidere la
identificación de las vocaciones y necesidades de la comunidad, la
organización y desarrollo de sus potencialidades económicas y productivas,
así como en el abordaje inteligente y la resolución eficaz de las tensiones
y conflictos que se generan en el período de transición de una lógica centrada
en el individualismo y afán de lucro personal hacia otra lógica basada en la
solidaridad y el interés por generar una ganancia social.
La vinculación de la universidad con la economía social permitirá formar
a los emprendedores socialistas en función de resolver los problemas de
la comunidad, inventando e innovando soluciones originales acordes con
las condiciones concretas de la comunidad. Los emprendedores socialistas
que forme la nueva universidad serán los promotores de los proyectos
productivos difusores de las nuevas relaciones sociales de producción que
liberen al trabajador asalariado de la explotación del capital y generen
excedentes para ser invertidos como ganancia social.
Es así como la nueva universidad contribuirá a la transformación de la
economía capitalista en un nuevo modelo productivo socialista en los
términos que previamente ha sido caracterizado y definido, en función de
170
Claves para la industrialización socialista
hacer posible la apropiación y reapropiación colectiva de la riqueza producida
por el conjunto de la sociedad, la cual está llamada a participar de forma
activa y protagónica en la transformación de las viejas relaciones de
explotación y exclusión capitalistas para desarrollar otras nuevas de
solidaridad e inclusión socialistas, que estén al servicio de la prosperidad
general de la sociedad, propiciado así que los miembros de la comunidad
puedan realmente vivir viviendo, que no es otra cosa que vivir vidas cada
vez más dignas, dejando atrás las penurias y necesidades que genera la
lógica explotadora, depredadora e inmoral del capital.
De cara a la transformación productiva, el desarrollo de una educación
universitaria con calidad y pertinencia pasa por la formación de un egresado
con capacidad para diseñar nuevas formas de producción, distribución y
comercialización en función del interés colectivo. Esto exige claridad
conceptual, política e ideológica para poder encarar esos problemas.
Requiere, en consecuencia, una formación diferente a la de las escuelas
de negocios tradicionales, pues el egresado debe ser consciente de la
diferencia entre los problemas comunitarios y sociales que debe afrontar y
superar, en comparación con la agenda de prioridades que ocupan la
atención del emprendedor o empresario con formación capitalista. El
emprendedor socialista debe ser formado para que su principal inspiración
y motivación sea el necesario compromiso con el pueblo al que sirve, en
lugar de reproducir los valores egoístas del viejo modelo capitalista que se
quiere superar.
El estímulo del espíritu emprendedor del egresado universitario debe
estar dirigido a confrontar la lógica explotadora y depredadora del capital
a través del impulso de nuevos proyectos productivos que respondan a las
aspiraciones de los trabajadores y la comunidad, cuya finalidad sea la
prosperidad social, el fin de la pobreza y de la miseria, la preservación de
la naturaleza, la elevación de la calidad de vida y grado de bienestar, la
autorrealización de las amplias mayorías. Por eso, la gran transformación
universitaria en este plano apunta a apoyar la transformación del capitalismo
rentístico en un nuevo modelo productivo socialista con base en la promoción
de relaciones sociales de producción diferentes, basadas en el principio
“de cada quien según su capacidad y a cada cual según su trabajo” hasta
lograr un nivel de desarrollo que permita obtener de “cada quien según su
capacidad” y distribuir a “cada cual según su necesidad”.
171
Víctor Álvarez R.
El desarrollo de la universidad productiva debe tener como eje orientador
el marco político-ideológico del socialismo del siglo XXI. En el socialismo
bolivariano el Estado está llamado a ser un gran promotor de las nuevas
formas de propiedad social que sean las portadoras de la construcción de
un modelo económico productivo en manos de los trabajadores y de la
comunidad, diversificado e independiente, fundado en los valores
humanistas de la cooperación y la preponderancia de los intereses comunes,
que garantice la satisfacción de las necesidades sociales y materiales del
pueblo, la mayor suma de estabilidad política y social y la mayor suma de
felicidad posible.
Este nuevo modelo se basa en distintas formas de propiedad social que
incluyen pero trascienden la clásica pero cada vez más limitada propiedad
estatal. Se trata de promover nuevas formas de propiedad social, popular
y comunal en las esferas de la producción, distribución y comercialización
de los bienes y servicios que son imprescindibles para satisfacer las
necesidades básicas y esenciales del pueblo trabajador.
En otras palabras, el enfoque debe estar orientado a la formación de
emprendedores comprometidos con la creación de una economía solidaria
e incluyente, que promueva el protagonismo popular en la creación,
distribución y disfrute de la riqueza social, que permita responder
eficientemente a las demandas más sentidas de la comunidad, que sean
portadores de una ética y una moral social diferentes, y un conjunto de
valores culturales, sociales, afectivos, políticos y humanos opuestos a los
que imperan en toda sociedad capitalista. En este sentido, la nueva
universidad productiva tiene que plantearse:
• Impulsar la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo
modelo productivo socialista, en manos de los productores directos
y de la comunidad, asumiendo la capacitación técnico-productiva, la
formación socio-política y la educación como medios para alcanzar
este objetivo.
• Priorizar el interés del trabajo por encima del interés del capital,
favoreciendo la elaboración de políticas y estrategias que apoyen la
vinculación universidad-comunidad a través de la organización,
capacitación, formación y educación de los trabajadores y miembros
de la comunidad para que asuman el control directo de los procesos
de producción, distribución y comercialización de los bienes y
172
Claves para la industrialización socialista
servicios imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas y
esenciales.
• Contribuir con el desarrollo del espíritu emprendedor y del potencial
creativo para acompañar el desarrollo humano integral de todas las
personas, en la construcción de una nueva sociedad democrática
basada en la ética del trabajo y en la participación activa y
protagónica del pueblo trabajador en los procesos de transformación
social.
7.2.T RANSFORMACIÓN
UNIVERSITARIA
PARA
EL
NUEVO
MODELO
PRODUCTIVO
Las nuevas líneas de investigación y los nuevos programas de estudios
deben considerar la crítica a la lógica explotadora, depredadora e inmoral
del capitalismo y a la necesidad de construir un nuevo modelo productivo
que erradique las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y
exclusión social. Deben destacar las contradicciones entre la lógica egoísta
del capitalismo y la lógica solidaria del socialismo, en función de desarrollar
y fortalecer la conciencia revolucionaria y la necesidad de transformar el
capitalismo rentístico por un nuevo modelo productivo socialista. Desde el
punto de vista ético-político, el egresado de la nueva universidad,
particularmente el emprendedor universitario, está llamado a tomar partido
a favor de los trabajadores y los excluidos de la actividad productiva.
Es un enfoque diferente al que aún predomina, el cual tiene como objetivo
la consolidación de los privilegios económicos, políticos y sociales de las
oligarquías y capitalistas nacionales al servicio de los centros
transnacionales. Hablamos de un enfoque inspirado en el desarrollo integral
del ser humano, como ser humano solidario, centrado en la razón e
intereses comunes y no en la imposición de los intereses de la clase
capitalista.
La universidad productiva tiene que plantearse la formación de
emprendedores socialistas capacitados para crear empresas de propiedad
social comunal, a través de las cuales se avance en la construcción de un
nuevo modelo productivo en manos de los trabajadores directos y de la
comunidad. Una cosa es formar capitalistas y otra muy distinta formar
emprendedores con valores socialistas que promuevan la propiedad social
y comunitaria como expresión de las nuevas relaciones sociales de
173
Víctor Álvarez R.
producción que deben caracterizar los procesos de producción, distribución
y comercialización en el marco del nuevo modelo productivo que en
Venezuela se construye. Por eso es necesario:
• Diferenciar el emprendedor socialista del empresario capitalista
• Distinguir la empresa de propiedad social comunal y de las empresas
de propiedad privada capitalista
• Analizar la vocación económica y necesidades de la comunidad para
identificar ideas de posibles proyectos productivos
• Asumir la concepción interdisciplinaria y transdisciplinaria del
conocimiento
• Adoptar un carácter flexible e integrador en los diseños curriculares
• Articulación entre estudio, trabajo e interacción socio-comunitaria;
Todo esto en función de construir la identidad del egresado como un
emprendedor comprometido con la construcción de un nuevo modelo
productivo socialista bajo el control de los trabajadores directos, los
consumidores organizados y la comunidad. Por su pertinencia y relevancia
con la gran tarea de transformar el capitalismo rentístico en un nuevo
modelo productivo socialistas, algunas de las líneas de investigación
científica e innovación tecnológica que se vincula con la transformación
productiva pueden ser las siguientes:
• Nuevas formas de propiedad social, más allá de la propiedad estatal
• Principios para remunerar el trabajo en las unidades de propiedad
social socialista
• Criterios para la distribución e inversión social de los excedentes
• La propiedad social comunitaria y sus diferencias con la propiedad
privada y cooperativa
• Las relaciones sociales de producción en la empresa de propiedad
social comunal
• Características del nuevo modelo productivo socialista
• Aspectos conceptuales y metodológicos para la formulación de un
proyectos productivos comunitarios
174
Claves para la industrialización socialista
• Políticas públicas: incentivos públicos a la economía comunal y
organizamos de apoyo técnico y financiero.
7.3. ¿QUÉ
ES EL EMPRENDEDOR SOCIALISTA?
Según el DRAE empresa significa “Acción de emprender. Acción
arriesgada o de cierta dificultad en especial cuando se emprende con la
intervención de varias personas. Unidad económica de producción de bienes
y servicios”. Mientras que empresario lo define como “1) Director de una
empresa que reúne los factores de producción y los dispone con arreglo a
un plan para obtener su mejor rendimiento. 2) Propietario o contratista
(…) que contrata los servicios de otras personas a cambio de una
remuneración”.
En el socialismo del siglo XX, prevaleció la acepción del empresario
como el explotador de la fuerza de trabajo asalariada y no como el
organizador de los factores productivos en función de generar los bienes
que la sociedad necesita para su supervivencia y reproducción. Por esta
razón, la figura del empresario fue satanizada y reducida a la del explotador
del trabajo ajeno y depredador del ambiente. Con el argumento de desterrar
cualquier posibilidad de restauración capitalista se prohibió y penalizó el
emprendimiento particular y colectivo, inhibiendo así la creación de empresas
productivas. Así se atrofió el desarrollo integral de las fuerzas productivas
y se originó una permanente escasez de los bienes y servicios más
elementales para satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la
población.
El socialismo del siglo XXI no puede quedar preso de esas ideas muertas
y obsoletas. Por el contrario, tiene que reconocer la importancia de promover
y apoyar el desarrollo de un nuevo tipo de emprendedor, un nuevo tipo de
empresario, comprometido con la construcción de un modelo productivo
diferente, en el que se erradiquen las causas estructurales del desempleo,
la pobreza, la exclusión social y se preserve el ambiente para las
generaciones futuras.
A diferencia del empresario capitalista que está motivado por fines de
lucro, el empresario socialista está animado por su vocación de servicio y
principios de cooperación y complementación. No crea nuevos productos
para inducir necesidades superfluas y rendirle culto a la sociedad de
consumo que confunde la felicidad y el bienestar con la riqueza material,
175
Víctor Álvarez R.
que aliena la conciencia de los seres humanos para que vivan pendientes
de la próxima moda, exacerbando el consumismo como estrategia para
vender más y así ganar más. Más bien, es un líder con capacidad para
planificar, organizar y dirigir con éxito la producción de los bienes y servicios
que necesita la sociedad. Crea empresas de propiedad colectiva gracias al
financiamiento público y otros incentivos arancelarios, fiscales, financieros
y cambiarios que el Estado les concede. Son empresas de la economía
social, sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida, llamadas a generar
un creciente excedente, el cual no es distribuido como ganancia capitalista
sino invertido como ganancia social en beneficio de los trabajadores y de
la comunidad
Los emprendedores socialistas llamados a iniciar proyectos
socioproductivos y los empresarios socialistas que lideren unidades de
propiedad social estables y consolidadas, deben tener como característica
su alto grado de conciencia política. Saber que si no se transforma el
actual modo de producción lo que está en juego es la paz social, el desarrollo
humano integral, la propia vida del planeta. Por eso asumen el compromiso
de construir un nuevo modelo productivo sustentable, gobernado por el
valor del trabajo, el esfuerzo productivo, la participación popular, con nuevas
formas de propiedad social sobre los medios de producción, que incluyan
pero vayan más allá de la propiedad privada y estatal como las únicas
formas de propiedad. También son agentes de cambio, promotores y
protagonistas de las grandes transformaciones que el país necesita, constructores de la nueva sociedad.
El emprendedor socialista aportará a la comunidad la formación
adquirida para crear empresas de propiedad social comunitaria que
contribuyan a la construcción de un nuevo modelo productivo socialista,
con nuevas formas de generación, apropiación y distribución de los
excedentes económicos y una nueva forma de distribución de la renta
petrolera. Promoverá la cohesión de las fuerzas productivas comunitarias
en empresas de propiedad social, asociándolas y haciéndolas responsables
de prácticas productivas autogestionarias. Actuará como un promotor y
dinamizador de proyectos productivos de carácter local, será un
emprendedor de los Consejos Comunales, las Comunas y la Ciudad Comunal
mediante la gestión colectiva del bien público. El emprendedor socialista
es un líder comunitario, por lo tanto es un promotor, un planificador, un
organizador, un gerente.
176
Claves para la industrialización socialista
7.3.1. D EL
EMPRESARIO CAPITALISTA AL EMPRENDEDOR SOCIALISTA
El modelo sustentado en la distribución doméstica de una cuantiosa
renta petrolera implicó la ausencia de un verdadero sector empresarial
nacional. En adelante, es tarea fundamental del Estado propiciar la creación
de una nueva generación de emprendedores con compromiso social, en
función de facilitar la transición del modelo de capitalismo rentístico a otro
sustentado en la cultura del trabajo y del esfuerzo productivo.
Para superar la ideología capitalista por medio de la cual los egresados
universitarios (particularmente los egresados en economía y administración
de empresas) son formados según la lógica de la acumulación privada, se
requiere una formación dentro de valores diferentes a aquellos que modelan
la conciencia en la sociedad capitalista y; por supuesto, de la inmensa
mayoría de los empresarios venezolanos. Se trata de un nuevo perfil que
rebata la apología al egoísmo personal, a la competencia y a la maximización
de la ganancia como fin último de la inversión productiva y, más bien,
promueva la solidaridad y cooperación de los seres humanos.
El perfil del egresado no puede seguir siendo la creación de empresas
capitalistas guiadas por el afán de acumular y valorizar el capital, sino la
creación de empresas socialistas cuyos excedentes, en lugar de ser
repartidos como ganancia capitalista o dividendos a los accionistas
particulares, serán invertidos en beneficio de los trabajadores y de la
comunidad.
Para esto es clave la formación ética y moral de los emprendedores, de
tal forma que se les prepare para asumir la actividad económica y productiva
en función del bienestar de los trabajadores y de la comunidad. En lugar
de la apropiación capitalista del fruto del trabajo ajeno que caracteriza a la
lógica de la empresa capitalista, a través de las empresas de propiedad
social se incluirá cada vez más a los trabajadores y la comunidad en el
disfrute de la riqueza social producida por el trabajo de todos. Por esto, la
universidad productiva debe volcarse a la formación de nuevos
emprendedores con claridad en su misión social, comprometidos con los
principios y valores de la ética socialista para:
• Impulsar y consolidar proyectos productivos propiedad de la
comunidad
• Generar nuevas fuentes de empleo estable y bien remuneradas
177
Víctor Álvarez R.
• Producir bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades
básicas y esenciales de la comunidad
• Invertir los excedentes en la mejora de las condiciones de los
trabajadores directos y del entorno comunitario
• Contribuir a la construcción de un nuevo modelo productivo de amplia
y creciente participación y control popular.
7.4. F ORTALECIMIENTO
DE LA CAPACIDAD GERENCIAL EN LA ECONOMÍA
SOCIAL
El socialismo no está reñido con la eficiencia. Por esta razón planteamos
que la nueva industrialización socialista también es un problema de gerencia
empresarial. Edwards Deming, reconocido gurú de la gerencia capitalista,
decía que “Las causas que normalmente se mencionan del fracaso de una
compañía son los costes de la puesta en marcha, sobrepasar los costes,
devaluación del exceso de existencias, la competencia, cualquier cosa
excepto la causa real: simple y llanamente la mala gestión. (Calidad.
Productividad y Competitividad. La salida de la crisis. Prefacio p. XI)
Esta afirmación también vale para muchas empresas públicas y de la
economía social que están mal gestionadas. Los rezagos en calidad,
productividad y competitividad ponen en peligro su viabilidad. El mayor
porcentaje de la solución de estos problemas está en manos de la gerencia,
que no está acostumbrada a trabajar para prevenir las fallas sino para
corregirlas. Pero, para lograr esto se hace imprescindible profundizar el
desarrollo y la calidad de la gerencia.
La industrialización socialista tiene buena parte de su éxito asegurado
si toma en cuenta un eslabón perdido de la sustitución de importaciones:
la gerencia. Es ésta la que debe asumir el reto de desarrollar fortalezas
que permitan el desempeño exitoso de la empresa. El éxito de la
industrialización socialista tiene mucho que ver con el desarrollo de una
gerencia eficiente y eficaz, que sea capaz de anticiparse y reaccionar con
rapidez a las amenazas del entorno, en función de adecuar a una empresa
o sector a la intensidad de los cambios que caracterizan la economía actual
en la que coexistirán modos y prácticas capitalistas de producción y
competencia, con las empresas estatales y las nuevas formas de la
economía social.
178
Claves para la industrialización socialista
En síntesis, la industrialización socialista no es solo un proceso de crear
más establecimientos manufactureros, de adquirir nuevas maquinarias y
equipos. Es también saber administrar y dirigir de manera más eficiente a
las empresas para así desplegar plenamente todas sus potencialidades;
incluso, es crear un entorno productivo apropiado en términos de
infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, para que esta
pueda operar sin obstáculos que castiguen y perjudiquen su buen
desempeño.
Como lo explicaremos con más detalle en las páginas siguientes, en
términos gerenciales las empresas están emplazadas a adoptar un conjunto
de medidas que les permitan operar a mayor escala, reducir su exagerado
endeudamiento, mejorar sus productos y procesos, ajustar las estructuras
organizativas, etc. Preocuparse permanentemente por la adecuación de
su estructura de costos y la mejora continua de la calidad para llevar al
consumidos productos buenos y baratos, concentrando los esfuerzos en
aquellos productos y procesos en los cuales sean más eficientes,
desarrollando para esto una adecuada capacidad tecnológica y superar
toda una serie de rezagos que ponen en peligro la posibilidad real de
mantener la empresa operativa.
En las empresas de la economía social hay que plantearse un trabajo
coordinado para elevar la capacitación técnica, administrativa y gerencial,
a fin de que quienes están al frente de las empresas bajo control obrero
y comunitario puedan consolidar las unidades productivas viables y exitosas,
verdadera expresión del nuevo modelo productivo socialista que en
Venezuela se construye.
La nueva universidad está llamada a dar una enorme contribución al
fortalecimiento de la capacidad directiva y gerencial en las empresas que
conforman el nuevo tejido socialista. Como expresión de la democracia
participativa y protagónica en lo económico, su éxito en gran medida depende
del esquema organizativo y funcional que se adopte para lograr una
participación activa y protagónica de los trabajadores de las distintas áreas
funcionales a la hora de diseñar los planes estratégicos y operativos de la
misma. Al calor de estos ajustes mutuamente convenidos irán surgiendo a
su vez nuevos retos que reclamarán una gerencia participativa, sincronizada
y altamente calificada. De esta forma será posible mejorar la relación entre
las distintas áreas de la empresa para que ninguna asuma compromisos
179
Víctor Álvarez R.
más allá de la capacidad real que tiene para cumplirlos, respetando las
condiciones acordadas..
7.4.1. GERENCIA
TÉCNICO - PRODUCTIVA
Con frecuencia, la productividad de la planta está afectada por fallas de
gerencia entre la cuales se destacan: falta de coordinación, mala ubicación
de las máquinas, exagerados tiempo de parada, ausencia de sistemas de
planificación y control de materiales, exceso de inventarios, alto porcentaje
de productos defectuosos, inadecuado manejo y adiestramiento del
personal, inexistencia de sistemas y procedimientos, mantenimiento
inadecuado, etc.
Mejorar la gerencia técnico-productiva implica ajustar los tamaños de
las plantas para alcanzar escalas óptimas de producción, promover el
desarrollo tecnológico en productos y procesos; reestructurar líneas de
productos a fin de eliminar productos de altos costos y baja calidad, crear
nuevos productos, concentrarse en la producción de aquellos valores de
uso socialmente demandados que satisfagan necesidades básicas y
esenciales y realmente contribuyan a la viabilidad y sustentabilidad de la
empresa. La flexibilización productiva debe estar orientada a minimizar
tiempos de puesta a punto, producir en pequeños lotes a costos razonables
y adecuados, optimizar corridas de producción, lograr el aprovechamiento
pleno de la capacidad de producción con el propósito de incrementar la
productividad y reducir costos, lo cual pudiera llevar a ajustar las nóminas
de empleados y obreros.
Esto permitirá que se pueda reducir a su mínima expresión el porcentaje
de consumo anual de insumos industriales que hasta ahora se mantiene
bajo condición de inventario, ante la inseguridad de contar con un suministro
oportuno de los mismos. Precisamente aquí subyace un significativo margen
de ahorro que no ha sido explorado por muchas empresas y que las obliga
a incurrir en gastos adicionales en términos de recursos que son destinados
a cubrir requerimientos de almacenamiento, además de los costos
financieros que generan los mismos
7.4.2. GERENCIA
DEL TALENTO HUMANO
La principal riqueza de un país es su gente y su talento. Si la industria
no cuenta con un personal altamente motivado, bien remunerado y cada
180
Claves para la industrialización socialista
vez mejor calificado no podrá haber estrategia de dominio ni de desarrollo
tecnológico posibles. La ventaja comparativa crucial de ahora en adelante
es la gente. No se puede lograr erradicar la pobreza y la exclusión social
sin pleno empleo y éste se alcanza desarrollando una actividad productiva
que en adelante se hará cada vez más intensiva en el uso de información,
conocimientos y tecnologías. La competitividad se basa cada vez más en el
dominio de la tecnología, pero no se puede dominar la tecnología sin una
fuerza de trabajo bien preparada y ésta no puede existir sin un sistema
educativo de primera. No basta adquirir o copiar tecnología para competir,
es necesario adaptarla y también crearla.
En la economía del conocimiento, las inversiones en el desarrollo del
talento humano resultan ser una de las principales características de los
países y empresas líderes. Justamente, aquí reside una de las ventajas
más importantes que suelen sacar aquellas empresas que destinan
importantes recursos al desarrollo y fortalecimiento de la capacidad técnica
y profesional de su gente. El tránsito de la Venezuela rentista a la productora
y exportadora debe apoyarse en un creciente dominio de modernas
tecnologías que hagan posible una mejora permanente de la competitividad.
Pero, para dominar- la tecnología se requiere un factor humano cada vez
más calificado. De allí que su formación y capacitación constituye una
tarea prioritaria para impulsar la industrialización socialista.
El Instituto Nacional de Capacitación Socialista (INCES) es el organismo
a través del cual el Gobierno nacional administra sus programas de formación
y capacitación de la fuerza laboral, a través de un proceso de concertación
en el que participan el sector laboral, los empresarios y el Estado. Estos
programas son impartidos directamente por el INCES o también su ejecución
puede ser delegada a otras instituciones.
La labor del INCES necesariamente tiene que ser complementada con
una profunda transformación educativa que abarque todos los niveles de
la educación en el país, desde la primaria hasta la educación de postgrado,
pasando por la educación media y técnica. No se trata solo de incluir a los
ciudadanos en el sistema de capacitación técnica y educación formal sino
de rediseñar los programas de estudios para que el perfil del egresado, en
lugar de ser un portavoz de los conceptos que reproducen el modo de
producción capitalista, sea más bien expresión de los nuevos valores
socialistas.
181
Víctor Álvarez R.
La viabilidad de la industrialización socialista también está estrechamente
vinculada con la adecuación del perfil técnico y profesional de la fuerza
laboral. Así lo determinan los incesantes cambios en la tecnología y la
organización del trabajo, los cuales imponen desaprender y aprender de
manera ininterrumpida para poder incorporar los nuevos avances en lugar
de quedarse anclados en el dominio de tecnologías obsoletas de producción
y de gestión.
Sin embargo, hay poca inversión de la industria nacional en la formación
y capacitación de sus trabajadores. En la industria aún se considera esta
inversión como un costo laboral y no como una inversión imprescindible
para soportar la estrategia modernizadora. Es usual que la adquisición de
maquinarias y equipos se haga sin prever la necesaria capacitación de los
operadores, programadores, soporte técnico, etc., incluso para las labores
básicas de mantenimiento y operación rutinarias, con lo cual se afecta el
uso óptimo que pudiera hacerse de tales inversiones. Este hecho es apenas
un ejemplo de la poca importancia que se le concede a la gestión de los
factores internos de la empresa como fuente de innovación tecnológica y
desarrollo industrial.
La formación de consultores internos en calidad y productividad, la
incorporación de agentes de modernización empresarial, la implantación
de tecnologías de gestión para asegurar la calidad, minimizar los
desperdicios, reducir los inventarios, contabilizar y controlar la evolución de
los costos sigue siendo una asignatura pendiente en buena parte de la
industria venezolana, incluyendo las empresas del estado y de la economía
social.
Relanzar el proceso de industrialización, como un proceso eficiente que
atienda los aspectos que determinan la evolución de la calidad y
productividad, está directamente vinculado a la inversión nacional en el
desarrollo del talento humano, incluyendo la capacitación técnico-productiva
de la fuerza laboral que necesita y absorbe el aparato productivo. Tomando
en cuenta que no es un asunto que tiene que ver con la atención de la
población más vulnerable o la lucha contra la exclusión social, esta tarea
no puede recaer solo sobre el Estado. La propia empresa que es una de
las principales beneficiarias no puede depender única y exclusivamente de
lo que el sector público haga. De allí la necesidad de reforzar un esquema
de incentivos que permitan descontar del impuesto sobre la renta la
182
Claves para la industrialización socialista
inversión que se haga en capacitación técnica, lo cual vendría a
complementar el aporte del 2 por ciento de la nómina que las empresas
están obligadas a hacer al INCES.
Además de fortalecer la calidad de los servicios de capacitación que
dicta el propio INCES, también convendría implementar un esquema de
incentivos para la vinculación universidad-empresa y para la creación y
fortalecimiento de institutos de formación profesional desde la economía
social y ampliar así la oferta nacional de servicios de capacitación, los
cuales podrían ser contratados directamente por las empresas,
descontándolos de la cotización que cada cual hace al INCES. Por su efecto
multiplicador, un incentivo especial lo podrían tener las instituciones que se
dediquen a la formación de instructores en campos de interés general
para la industria y abriría un amplio campo laboral para profesionales y
técnicos actualmente desempleados o subempleados.
Por supuesto, el éxito de estas iniciativas de formación técnica tiene
como premisa la necesaria mejoría del nivel de educación básica de los
trabajadores en aquellas ramas de actividad intensivas en el empleo de
fuerza de trabajo de baja calificación, lo cual se ha venido logrando de
manera sostenida a través de las misiones educativas.
7.4.3. GERENCIA
FINANCIERA
El peso de los costos financieros se ha convertido en un factor crítico
dentro de la estructura de costos de las empresas, debido al fuerte impacto
que tiene las altas tasas de interés que rigen en el mercado. Esto emplaza
a las empresas a realizar una adecuada gestión financiera para aliviar el
peso de los intereses dentro de su estructura de costos y, de esa forma,
mejorar su posición general. En adelante, las empresas están obligadas a
mejorar su situación patrimonial, hacer un uso racional de la capacidad de
endeudamiento, optimizar la gestión de cobranza, disminuir los inventarios
para no esterilizar recursos, etc.
Así como la gerencia de las empresas venezolanas está emplazada a
preocuparse por el precio y calidad de sus productos, además de otros
factores orientados a atraer la demanda de los consumidores, también
debe prestar cada vez más atención a la gestión financiera.
183
Víctor Álvarez R.
7.4.4. GERENCIA
DE INVERSIONES
Las actuales circunstancias están obligando a los empresarios y gerentes
nacionales a adoptar una actitud muy activa en función de adecuarse al
nuevo esquema económico que ha sido definido. Para los años futuros, el
crecimiento de las empresas venezolanas tendrá que ser cada vez más
racional y organizado. Las mismas deberán concentrarse en la producción
de aquellos bienes para los cuales tienen mejores condiciones. En adelante,
sólo se tendrá que producir aquella gama de productos que realmente
contribuyan a la satisfacción de las necesidades básicas y esenciales de la
gente y así armonizar el fortalecimiento del potencial económico de la
empresa con el cumplimiento de su función social de generar de manera
eficiente los bienes y servicios que se requieren para satisfacer las
necesidades materiales de la sociedad.
Para esto tendrán que realizar nuevas inversiones tangibles e intangibles.
En el caso de las primeras se destacan las destinadas a aprovechar
plenamente la capacidad instalada; adquirir, mejorar y ampliar los activos
fijos; modernizar los procesos productivos; introducir cambios en las líneas
de productos; pre-operación o puesta a punto, etc. En el caso de las
inversiones en intangibles las mismas están orientadas a perfeccionar la
estructura gerencial; actividades de pre-inversión y estudios de factibilidad;
estudios y planes estratégicos, económicos, gerenciales, de productividad,
calidad, mercadeo, etc.; fortalecimiento de los canales de comercialización,
fuentes de suministro y desarrollo de proveedores; estrategias de imagen
y publicidad; contratación de servicios profesionales y de ingeniería; y, lo
que es más importante: las inversiones destinadas a desarrollar el talento
humano que necesita la empresa.
Estas acciones están orientadas a alcanzar óptima calidad, altos niveles
de productividad, buenos precios, atractivos diseños, excelente presentación
del producto, funcionalidad de los mismos, y una eficiente organización
productiva, administrativa y comercial como expresión del respeto que se
tiene al consumidor, al pueblo trabajador.
7.4.5. GERENCIA
DE PRODUCCIÓN Y DESARROLLO DE PROVEEDORES
La relación entre empresas capitalistas privadas o capitalistas del Estado
y las empresas de la economía social favorece abiertamente a las primeras,
en menoscabo de las incipientes y aún débiles formas de economía popular
184
Claves para la industrialización socialista
y comunitaria. Para estos últimos el desbalance de poder favorece a los
grandes demandantes o proveedores y con frecuencia son víctimas de
condiciones contractuales discriminatorias, incertidumbre o retrasos en
los lapsos de pago, proliferación y cambios repentinos de las condiciones
de recepción y entrega previamente acordadas, todo lo cual se ve amparado
por la ausencia de normas legales claras que sirvan de base para que el
poder judicial se ocupe de dirimir con criterios de justicia las disputas que
tal situación origina.
Al no tener otra opción, las empresas de la economía social quedan a
merced de las arbitrarias decisiones de las empresas que operan con una
lógica mercantil o capitalista, incluyendo en estas perniciosas prácticas a
muchas empresas públicas tomadas por el burocratismo. De allí la necesidad
de fortalecer y calificar la gestión de compras y suministros, toda vez que
en una economía integrada en el contexto latinoamericano será posible
escoger entre múltiples proveedores, bien sean estos nacionales o
extran-jeros. Igualmente, la posibilidad real de aprovechar eficientemente
las nuevas oportunidades de sustitución de importaciones en gran medida
depende de la estrecha armonización de intereses que se establezca entre
los productores nacionales y sus proveedores locales.
7.4.6. LA
GERENCIA DE MERCADEO Y VENTAS
Los esfuerzos de coordinación entre las distintas áreas funcionales de
una misma empresa también resultan claves en el curso de este proceso.
De nada sirve que el gerente de ventas de una empresa se concentre en
un esfuerzo enorme por colocar en el mercado una amplia gama de
productos, si este esfuerzo no se corresponde con la flexibilidad de los
equipos, o si no se ha garantizado la colocación de un lote de productos
que permita optimizar, o por lo menos racionalizar, los costos de esa
producción. Si la función de producción de una empresa no ha alcanzado
una adecuada flexibilidad, la cantidad y especificaciones de la producción
de la misma no puede estar supeditada y perturbada por los aciertos
ocasionales de los vendedores.
En consonancia con lo escrito en líneas anteriores, la empresa debe
concentrarse en la producción de aquellos bienes socialmente demandados
que satisfagan las necesidades básicas y esenciales de la población y en
los que la empresa pueda aprovechar ventajas comparativas o desarrollar
185
Víctor Álvarez R.
ventajas competitivas, en lugar de llevar a cabo esfuerzos productivos no
contemplados en los planes. Es una forma de superar las restricciones
derivadas de la poca flexibilidad y mantener un ritmo de producción estable,
con pocos cambios en las cantidades y variedades producidas, sin descuidar
que una fortaleza a desarrollar descansa precisamente en la asimilación
de las nuevas tecnologías que ofrecen eficaces soluciones a este tipo de
problemas. Este es el caso de la automatización y la robótica, que facilitan
la solución de problemas de escala de producción y hacen rentable la
fabricación de productos en pequeñas cantidades, de acuerdo con las
colocaciones eventuales de los vendedores. Indiscutiblemente, una labor
desordenada de la gerencia de ventas, cuyo rumbo lo determinen los golpes
de suerte de los vendedores, puede arruinar todos los esfuerzos que otras
instancias estén haciendo por racionalizar el desempeño integral de la
empresa, anulando así los ahorros que se haya podido obtener en función
de hacer más eficiente a la misma.
El esfuerzo sincronizado y complementario que puedan hacer las
gerencia de producción y ventas a fin de calificar a sus técnicos, hacer
uso de conceptos gerenciales modernos y operativos, mejorar sus procesos
a través de innovaciones tecnológicas, incrementar la calidad y reducir
costos del producto, realizar un adecuado mantenimiento que elimine las
paradas no programadas, etc., tienen que formar parte de un esfuerzo
gerencial integrado, en el que se minimicen las penalizaciones de costo
que pueden originar las incongruencias y contradicciones de una gerencia
enfeudada, carente de una visión de conjunto de toda la empresa.
7.4.7. GERENCIA
DE TECNOLOGÍA
En un mercado cerrado la tecnología se asocia simplemente con la
adquisición de maquinarias y los equipos y cumple el papel de permitir al
fabricante ofrecer un producto aceptable, o al menos de calidad tolerable,
y no el mejor producto al menor precio. No existe el incentivo para utilizar
la tecnología, para dominarla a fondo e introducir continuas mejoras para
adaptarla mejor a las necesidades específicas del cliente. Son sencillamente
capacidades de producción, sin llegar a preocuparse por el aprendizaje
tecnológico. Pero una cosa es la capacidad de producción que se adquiere
cuando se compran unidades adicionales de maquinaria y equipos; y otra
cosa es la capacidad tecnológica, la cual está asociada fundamentalmente
al dominio de aquel tipo de conocimiento que le permite a la empresa
186
Claves para la industrialización socialista
aumentar permanentemente su eficiencia y competitividad. La adquisición
de tecnología implica adquirir conocimientos, supone apropiarse de la
información que permite conocer y entender cómo fue concebido el equipo,
cómo fue diseñado, cómo funciona, cómo se repara y hasta cómo puede
ser transformado. En otras palabras, se trata de adquirir también los detalles
del proceso para apoyar el cambio y desarrollo tecnológicos.
En el curso de la industrialización socialista no se pueden seguir
despreciando importantes detalles que tienen que ver con la selección y
manejo de la tecnología que se negocia. Sin embargo, para la mayoría de
las empresas venezolanas la decisión tecnológica más trascendental no
pasa de ser la simple compra de los equipos con las que luego inician la
producción. Adquirir tecnología no se limita a la aislada tarea de comprar
maquinarias. Exige también la adquisición de una amplia gama de
conocimientos que son aplicados en la actividad productiva.
La importancia del papel que debe jugar de ahora en adelante la gerencia
de tecnología se refuerza significativamente si tenemos en cuenta que en
muchas empresas existe la convicción de que la modernización sólo se
logrará si se sustituye la maquinaria y equipos que tienen por otros más
nuevos y modernos, ignorando la importancia de adquirir el conocimiento
y dominio, no sólo del manejo, sino también de los procesos y los detalles
relacionados con el diseño y funcionamiento de la planta.
Una empresa al producir y reproducir un bien o servicio no sólo está
obteniendo unos productos, sino que también está aprendiendo a producirlos
y ese conocimiento es tecnología que se puede reflejar en asesoría
(asistencia técnica) a otros fabricantes, en nuevas líneas de producción,
en patentes industriales comercializables o en introducción de mejoras en
su propio catálogo de productos, lo cual incrementaría su valor. Estas
oportunidades se desaprovechan por la incomprensión de la empresa como
fuente generadora de tecnología, así como la carencia o debilidad de
sistemas que asienten la memoria tecnológica de la empresa.
La gerencia de tecnología no puede permanecer rezagada en el orden
de prioridades de las empresas venezolanas. El carácter estratégico de la
gerencia de tecnología se acrecienta aún más a la hora de escoger aquella
que se corresponda con las características de la empresa, en función de
superar las tradicionales restricciones que se han presentado al momento
de adaptar una determinada tecnología al ambiente de la misma. No
187
Víctor Álvarez R.
siempre la tecnología que más se ajusta a nuestras necesidades es la más
moderna o avanzada, como con frecuencia tampoco lo es aquella que se
desplaza en los países industrializados. Con frecuencia nuestros países
concurren al mercado sin encontrar la tecnología que realmente necesitan
y terminan instalado un parque industrial sobredimensionado para las
necesidades del mercado interno que no permite aprovechar economías
de escala, lo cual trae como consecuencia una producción con altos costos,
con precarias posibilidades de sobrevivencia en el marco de los acuerdos
de integración en marcha.
La transformación del capitalismo rentístico importador en un nuevo
modelo productivo exportador se basa en el fortalecimiento de las
capacidades tecnológicas e innovativas del aparato productivo nacional para
que esté en capacidad de ofrecer un mejor producto y a un menor precio.
Y, sin lugar a dudas, la tecnología es la clave para logarlo.
En Venezuela aún se cree en la primacía de la materia prima, de la
dotación de petróleo, gas, energía hidroeléctrica y recursos naturales, en
fin, en las ventajas comparativas de tipo geográfico. Todavía son muy pocos
los sectores del país que han comprendido que lo más importante son las
ventajas de tipo tecnológico, sustentadas en la generación, transferencia,
difusión y uso de la información y el conocimiento. Veamos el caso de
Japón y los países industrializados del sudeste asiático, que no poseen
materias primas pero han demostrado hasta dónde se puede llegar con un
incesante fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas,
sirve para ilustrar la gran importancia que tiene este aspecto para alcanzar
un proceso de desarrollo económico y social sostenido.
La complejidad de este proceso pone de manifiesto una importancia
cardinal, sobre todo cuando se considera la intensidad con la cual los países
industrializados convierten las invenciones en hechos económicos o
innovaciones y las difunden a todo lo largo de una cadena productiva. Es
así como se desata una serie de mejoras sucesivas en los diferentes
productos y procesos que apuntalan un incremento considerable de la
productividad, lo cual permite reducir costos de producción, mejorar la
calidad y el desempeño de una determinada actividad económica.
En tales circunstancias, un aporte importante al proceso de
industrialización socialista lo constituye la complementación de las políticas
188
Claves para la industrialización socialista
industrial y tecnológica en función de transformar los resultados de la
actividad científica y tecnológica de los centros de investigación y desarrollo
en hechos económicos realmente exitosos; sin olvidar que la principal
actividad de innovación y desarrollo tecnológicos tiene que darse dentro de
las propias empresas socialistas. En adelante, se impone la necesidad de
superar el tradicional divorcio que ha existido entre las instituciones que
desarrollan una importante actividad científica y el aparato productivo
interno. Sobre todo cuando comprobamos que lo que se hace en dichas
instituciones tiene mucho que ver con las necesidades de la producción y
los servicios. Las causas de este divorcio las encontramos en los prejuicios
que han alejado a ambas partes a la hora de abrirle paso a una integración
plena y altamente provechosa. Por un lado, los centros de investigación
generalmente se desentienden de las implicaciones empresariales
relacionadas con los perentorios tiempos de respuesta que indudablemente
subyacen en una actividad que suele estar sometida a la presión de las
urgencias que imponen los demás agentes económicos con los que se
relaciona. Por el otro, la visión de los industriales está emplazada por su
interés de ver los resultados en el corto plazo y le conceden poca
importancia al desarrollo científico y tecnológico que, como es sabido, arroja
sus primeros frutos en el mediano y largo plazo. Los esfuerzos por superar
esta situación permitirán que las instituciones de investigación y desarrollo
consoliden su organización y desarrollen aún más la utilidad y calidad de
sus líneas de investigación y, simultáneamente, la industria cuente con una
sólida base de nuevos conocimientos que, al ser aplicados a las necesidades
concretas de su proceso productivo, se traduzcan en una permanente
modernización del mismo.
En los programas de apoyo público a la industrialización socialista debe
incluirse con carácter prioritario a las actividades de investigación y
desarrollo que estén orientadas a darle respuesta concreta a los problemas
tecnológicos de la industria nacional. A su vez, el aporte proveniente del
sector privado que reciban las instituciones científicas y tecnológicas por
los servicios que presten al aparato productivo, en definitiva se constituirán
en una fuente de importantes recursos financieros que le permitirán
continuar su labor, atendiendo nuevas exigencias del proceso industrial y
generando cada vez más un mayor y mejor conocimiento. De igual forma,
el sector público debe mantener y reforzar un programa de contribuciones,
subsidios y otros incentivos a las actividades de investigación y desarrollo,
189
Víctor Álvarez R.
con el propósito de propiciar adecuadas condiciones para el aumento gradual
y sostenido de la eficiencia y productividad del aparato productivo interno.
Por último, no hay que olvidar que aquellos países que no invierten en
investigación y desarrollo, que no se modernizan y que no desarrollan su
propia capacidad tecnológica, pueden sufrir una peligrosa caída de su
actividad industrial incluso en los sectores tradicionales, para no hablar de
las industrias de punta, cuya cualidad de categoría mundial se origina
justamente del impetuoso desarrollo tecnológico que en ellas se realiza.
7.4.8. GERENCIA
DE INFORMACIÓN
Las mejores decisiones en las diferentes áreas funcionales de la empresa
dependerán de una adecuada y consistente información. En la actualidad,
la importancia que se le ha reconocido a la información, para facilitar la
gestión y como un soporte básico para una acertada toma de decisiones,
se pone de manifiesto en el desarrollo de sofisticados medios tecnológicos
que ha permitido un impetuoso crecimiento de los datos que pueden ser
acopiados, guardados y procesados con el objetivo de obtener nueva
información.
La información para identificar las necesidades y preferencias básicas
y esenciales de la población y, sobre esta base, generar una oferta de
bienes y servicios adecuada que supere la oferta consumista de los
competidores capitalistas, constituye una de las más importantes labores
que para los años venideros tendrán que realizar las empresas socialistas.
En un escenario signado por la turbulencia e incertidumbre de la
competencia capitalista, la empresa socialista está obligada a manejar
cada vez más información. Esto supone implantar eficientes sistemas,
preferiblemente computarizados, que le faciliten a la empresa los elementos
de juicio necesarios para apoyar la coordinación, el control y la toma de
decisiones en las distintas áreas funcionales de la misma. Para este fin,
la empresa debe otorgar más recursos de los pocos que tradicionalmente
asigna a la creación de eficientes sistemas de información.
La creación e implantación de estos sistemas debe estar en estrecha
correspondencia con las características de la organización. De lo contrario,
se puede dar origen a la adquisición de equipos que no se corresponden
con las necesidades reales de la empresa y a la implantación de sistemas
190
Claves para la industrialización socialista
que no se ajustan al ambiente y necesidades de ésta. El fortalecimiento
de la gerencia de información permitirá a la empresa llevar a cabo un
seguimiento sistemático al proceso de innovación y cambio tecnológico a
nivel mundial, lo cual permitirá evaluar los innumerables riesgos y
oportunidades que de ahora en adelante se le presenten.
191
Víctor Álvarez R.
192
Claves para la industrialización socialista
Capítulo VIII
8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
En la IV República, la industrialización promovida por el Estado se constituyó en un elemento clave de la estrategia de dominación desplegada por
las élites políticas y económicas que toman el poder, una vez derrocada la
dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Con ese fin, la industrialización
pasa a ser uno de los argumentos centrales en el marco de la configuración
político-ideológica que sirve de base al nuevo régimen de dominación. El
crecimiento de la industria y del empresariado industrial se convierten en
una bandera de cambio y modernización para las fuerzas políticas
portadoras del proyecto de la democracia representativa.
Por otra parte, con el impulso a la industrialización se da inicio a un
nuevo vector de la acumulación capitalista bajo la protección y apoyo del
Estado. La burguesía industrial se beneficia de la transferencia de buena
parte de la renta petrolera a través de la sobrevaluación del tipo de cambio,
las exoneraciones fiscales y arancelarias, la inversión pública en
infraestructura y servicios de apoyo a la actividad industrial, así como la
dinamización del mercado interno a través de creciente nómina de
empleados públicos que gastan sus sueldos en comprar lo que la industria
nacional produce.
Ciertamente, la posibilidad real de sustituir los bienes importados por
producción nacional requería un nivel razonable de protección, toda vez
que esta última sería generada en industrias recién instaladas, sin un factor
humano calificado y carente de industrias proveedoras que las abastecieran
en condiciones ventajosas de los bienes intermedios y de capital que
necesitaban. Pero la política de sustitución de importaciones implementada
en Venezuela se caracterizó por una irracional e indiscriminada
sobreprotección arancelaria, infinitas prohibiciones de importación,
innumerables exoneraciones, concesión de créditos baratos a muy largo
plazo, y por el otorgamiento de generosos subsidios a la producción y
el consumo.
La creación de un mercado cautivo a favor de la producción nacional se
logró a través de restricciones cuantitativas, de un régimen de licencia
193
Víctor Álvarez R.
previa, aranceles sobre el valor y volumen de las importaciones, notas o
barreras para-arancelarias que prohibían o sometían a licencia previa buena
parte de los renglones de importación; aplicación de cupos de importación,
así como la adjudicación al Estado del privilegio de importar bienes no
producidos en el país, todo lo cual restringía la competencia externa en el
mercado interno. Por si fuera poco, al apoyarse en la adquisición de
tecnologías diseñada para países industrializados o de mayor tamaño, las
primeras empresas que se instalaron rápidamente controlaron el mercado
y, lejos de competir entre sí ofreciendo un producto de mayor calidad y a
más bajo precio, lo que hicieron fue concertar acuerdos para cartelizar los
precios y repartirse el mercado, en perjuicio de los consumidores.
La rápida conformación de una estructura monopólica y oligopólica en
muchos sectores y ramas de la industria nacional se vio reforzada por el
sistema de permiso previo para instalar nuevas empresas. Así pues, la
excesiva protección de la competencia del exterior y la política de mercado
abastecido que obstaculizaba el desarrollo e instalación de nuevos proyectos
industriales, hacían prácticamente imposible el rompimiento de la estructura
oligopólica predominante.
En definitiva, los instrumentos de política industrial no se utilizaron de
manera orgánica ni con un enfoque integral. Se premió la producción para
el mercado interno y se penalizó la producción para exportar, al obligarse
a los productores a comprar insumos nacionales más caros y de menor
calidad. Si bien es cierto que de esa manera se protegía al productor
criollo, se condenó a la industria con vocación exportadora a ser poco
competitiva. La protección fue indiscriminada sin mayores precisiones y
garantías en relación con la capacidad real de los proyectos industriales
para poder sostenerse en el tiempo, estas industrias sólo podrían sobrevivir
al amparo de la eterna protección estatal. Y la protección fue también
irracional porque aún en los casos en que se trataba de industrias capaces
de aprovechar las ventajas del país, la protección no se otorgó como una
medida temporal, sino que se prolongó de manera indefinida, además de
alcanzar niveles que iban mucho más allá de lo necesario para hacer la
industria nacional competitiva frente a los productos importados.
Debido a la sobreprotección que se le otorgó a la burguesía industrial,
en Venezuela se conformó una actividad manufacturera ineficiente, incapaz
de sobrevivir sin protección; unas estructuras de mercado oligopólicas,
194
Claves para la industrialización socialista
sobre diversificadas y con altos niveles de capacidad ociosa, cuyo efecto
final se manifiesta en la imposición de una carga sobre las grandes masas
consumidoras, quienes tienen que pagar mayores precios por artículos de
menor calidad. Este modelo proteccionista de sustitución de importaciones
se comienza a agotar una vez que se presentan serios síntomas de
ineficiencia de la producción, estructuras y prácticas oligopólicas, creciente
rezago tecnológico y carencias en materia de calidad y productividad que
se expresan en altos costos que perjudican al consumidor.
No se trata ahora de asumir posiciones extremas, alentadas por un
cuestionamiento absoluto que no reconoce logros en lo que fue la política
de sustitución de importaciones. De hecho, si no hubiese sido por esta
política, muy difícilmente Venezuela contaría hoy una plataforma productiva
y un conocimiento de los procesos industriales como base de partida para
reimpulsar su proceso de industrialización. Pero la transformación de la
economía rentista e importadora en una economía productiva y exportadora
requiere una política industrial que permita sustituir de manera eficiente
las importaciones y respaldar la actividad industrial de las sectores con
potencialidad exportadora, en lugar de penalizarla. En este sentido, la
protección efectiva a las industrias exportadoras debe ser más o menos
igual a la de las industrias que sustituyen importaciones. Para apoyar el
sector industrial con vocación exportadora, es importante que éste pueda
adquirir los bienes de capital, intermedios y demás insumos que requiera,
a precios similares a los internacionales, sin el recargo de altos aranceles
y trabas burocráticas que perjudiquen su competitividad.
A partir de los años 90 se da inicio al proceso de apertura del mercado
interno en el marco de las políticas neoliberales que en Venezuela empiezan
a aplicarse. La desaceleración del proceso de industrialización y la reducción
del grado de industrialización de la economía venezolana se tradujo en la
destrucción de millares de puestos de trabajo, el crecimiento del sector
informal y la regresividad en la distribución del ingreso.
Se impuso una apertura rápida y generalizada de la economía a la
competencia externa y se subordinó la producción interna a los precios
internacionales, en un entorno gobernado por los mecanismos del mercado,
con el argumento de que solo contribuye a la prosperidad de la nación
aquella parte de la industria capaz de resistir, a corto plazo, el impacto de
la competencia internacional. Se subestimaron los costos sociales derivados
195
Víctor Álvarez R.
del desmantelamiento de buena parte del parque industrial, con el
consiguiente agravamiento de la problemática del desempleo, la pobreza
y la exclusión social.
Además de la apertura del mercado interno, la sobrevaluación del tipo
de cambio expresado en un dólar subsidiado ha facilitado aún más la
importación masiva de bienes y servicios que se podrían producir en
Venezuela. Mientras Venezuela perciba un significativo ingreso en divisas
por concepto de exportaciones petroleras, aun cuando resulte necesario
diversificar la economía para lograr los objetivos de la soberanía productiva,
este proceso no tiene un carácter urgente o impostergable. El mejor negocio
en la Venezuela rentista sigue siendo importar en lugar de producir.
8.1. R ESULTADOS
GENERALES
A lo largo del período que se extiende desde 1950 a 1987, el PIB real de
la industria manufacturera muestra un crecimiento interanual de 6,0%
durante 37 años consecutivos, duplicando su valor cada 11 años. La mayor
contribución de la manufactura (sin refinación de petróleo) a la conformación
del PIB se ubica en el año 1987 cuando llega a casi 20%. A partir de
entonces comienza un largo período de declinación hasta caer el aporte de
la industria al PIB a 15,5% en 2010, un porcentaje inferior al que alcanzó
en 1980, dos décadas antes.
Si dividimos estos años en varios sub-períodos, podemos apreciar que
entre 1950-1959 el PIB industrial (sin refinación de petróleo) crece a un
ritmo de 11,7% y su contribución al PIB pasa del 12,1% a 16,9%. Luego,
entre 1959-1977, el crecimiento interanual de la manufactura está en torno
al 5,0% y su participación porcentual en el PIB se mantiene en 16,9%. En
la última etapa de la sustitución de importaciones que se ubica entre los
años 1977-1987, el crecimiento interanual de la industria se desacelera y
ronda el 3,0%, sin embargo, su aporte a la conformación del PIB asciende
casi al 20%.
Entre 1988-2010 se verifica el proceso de desindustrialización de la
economía venezolana. Este comienza desde 1988 y se acentúa en los años
siguientes. Desde entonces, la participación del PIB manufacturero en el
PIB total de la economía ha sido decreciente. En 1987 la economía
venezolana alcanza su máximo grado de industrialización, con un aporte
de la manufactura al PIB (sin refinación de petróleo) de casi 20%. Desde
196
Claves para la industrialización socialista
entonces cae de manera ininterrumpida hasta 14.8% en el año 2011, según
el Informe Trimestral del BCV sobre el comportamiento y estructura del
PIB. Según los datos de la Encuesta Industrial del INE, el número
establecimientos se reduce de manera significativa al caer de más de 12.000
en 1998 a menos de 7.000 en 2007. Al incluir la refinación de petróleo, y
distinguiéndolos por las causas que explican el fenómeno de la
industrialización, a lo largo de estos años es posible distinguir cuatro subperíodos:
• Entre 1988-1995 la industria crece a una tasa interanual de 1,3% y
su aporte al el PIB comienza a caer al pasar de casi 23% a 22,1%;
cae el coeficiente de inversión, debido a la desregulación de las
tasas de interés que encareció el crédito industrial, castigo la demanda
interna e incentivó las inversiones especulativas financieras y
cambiarias; la creciente competencia de las importaciones como
consecuencia de la reducción del arancel y la eliminación de las
restricciones cuantitativas empieza a desplazar la producción
nacional.
• Entre 1995-2003, la industria decrece a una tasa interanual de 3,2% y su participación en el PIB merma de 22,1% a 19%. Esto se
debe al impacto de la crisis financiera en el desempeño general del
PIB, la devaluación o unificación del tipo de cambio que desata un
auge inflacionario sin precedentes y contrae la demanda doméstica;
así como las políticas monetarias restrictivas que encarecieron y
limitaron el financiamiento industrial y la capacidad de endeudamiento
de los consumidores. Especial mención tiene el negativo impacto
que la ocasionó la crisis política generada a raíz del golpe de Estado
de abril de 2002 sobre la actividad manufacturera y económica en
general.
• Entre 2003-2008, a pesar de que la industria crece a un elevado
ritmo de 8,3% interanual, paradójicamente su aporte porcentual al
PIB cae hasta 17%. Si bien la manufactura crece a una tasa
significativa, el ritmo de crecimiento en otros sectores como el
comercio, los servicios, las finanzas, las telecomunicaciones y la
construcción es mucho mayor, lo cual altera el peso relativo de cada
uno de ellos en la conformación del PIB.
• Entre 2009-2010, la industria se contrae a un ritmo de 4% interanual
197
Víctor Álvarez R.
y su participación relativa en el PIB desciende de 17% a 15%. La
causa principal es la sobrevaluación del tipo de cambio que entroniza
una creciente propensión a importar lo que perfectamente se pudiera
estar produciendo en Venezuela con el parque industrial que está
instalado.
8.2. RECOMENDACIONES
Al intentar un balance general de este largo período, los hechos han
demostrado que ni el proteccionismo a ultranza ni la apertura indiscriminada
pueden ser las opciones de política industrial en Venezuela. De ahora en
adelante es necesario estimular un proceso eficiente de sustitución de
importaciones que no pierda de vista la necesidad de exportar, concentrando
el esfuerzo productivo en aquellos rubros que puedan alcanzar en un plazo
razonable niveles de calidad y precio semejante a los internacionales.
La sustitución de importaciones debe proseguir, pero su modalidad debe
cambiar y tornarse mucho más selectiva y programada. Debe proseguir
por cuanto constituye un factor dinámico esencial para el logro de la
soberanía alimentaria y productiva. En este nuevo contexto, los principios
de selectividad, racionalidad y reciprocidad son claves para relanzar con
éxito el proceso de industrialización.
El impulso a la industrialización socialista debe tener muy en cuenta los
cambios estructurales en la economía mundial. Las transformaciones
tecnológicas en curso han alterado el patrón de ventajas comparativas
que sustentaron la inserción de Venezuela en la producción internacional.
De la ventaja basada en recursos naturales se ha pasado a un nuevo patrón
en el que lo importante es la creación de ventajas competitivas con base
en el dominio tecnológico. El significado determinante que una vez tuvieron
los recursos naturales y el petróleo barato para el viejo modelo productivo
es semejante al que hoy tiene el conocimiento científico y tecnológico para
el desarrollo económico y el bienestar de los pueblos.
Es necesario superar la cultura rentística, la cual tiende a consumir, en
lugar de invertir, el ingreso petrolero. Los auges rentísticos suelen tener un
impacto negativo sobre el aparato productivo nacional.
Para transformar la economía rentista e importadora en un nuevo modelo
productivo que sustituya de manera eficiente importaciones, diversifique
198
Claves para la industrialización socialista
exportaciones y genere fuentes alternas de divisas para ser menos
dependientes del ingreso petrolero, se hace cada vez más necesario fijar
un tipo de cambio que estimule el valor del trabajo al expresar la verdadera
productividad de la industria manufacturera y del esfuerzo productivo
nacional.
Transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un
nuevo modelo productivo exportador impone una creciente inversión en el
desarrollo de su talento humano y de las capacidades científicas y
tecnológicas necesarias para generar bienes con la suficiente calidad y
bajo costo para competir en el mercado internacional.
La industrialización socialista tiene que ser un proceso planificado de
rápido crecimiento y desarrollo de las capacidades productivas y tecnológicas
dedicadas a transformar materias primas en insumos básicos, bienes
intermedios y productos de consumo final, con el fin de satisfacer las
crecientes demandas y necesidades del aparato productivo nacional y de
la población.
La industrialización socialista requiere un manejo inteligente de la política
macroeconómica y microeconómica; comenzando por la fijación de un tipo
de cambio que exprese la verdadera productividad de la economía no
petrolera; una política arancelaria y fiscal que desaliente las importaciones
y favorezca la producción nacional y las exportaciones; así como incentivos
monetarios y financieros para la inversión productiva, compras
gubernamentales, suministro de materias primas, capacitación productiva,
asistencia técnica, fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e
innovativas, promoción de la oferta exportable en el marco de la Alba,
Mercosur y otros acuerdos de integración comercial y productiva.
La industrialización socialista debe basarse en un conjunto de principios
rectores entre los cuales se destacan el impulso a nuevas formas de
propiedad social en manos de los trabajadores directos y de la comunidad;
la inclusión social para asegurar un creciente empoderamiento popular
sobre la producción de los bienes que se requieren para satisfacer las
necesidades básicas y esenciales de la población; la distribución progresiva
y cada vez más equitativa del ingreso y la riqueza generada a partir del
esfuerzo colectivo; la preservación del ambiente para las generaciones
futuras; el desarrollo proporcional y equilibrado de todas las regiones; la
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Víctor Álvarez R.
complementación de capacidades y recursos en el marco de la cooperación
e integración latinoamericana.
La industrialización socialista tiene que proponerse sustituir importaciones pero a la vez exportando un porcentaje creciente de la producción
industrial. Esto implica asegurar:
• Un crecimiento más acelerado de la industria manufacturera que el
del producto interno bruto; es decir, reconocer a la industria como
un sector dinámico que impulse el logro de la soberanía productiva
y motorice el desarrollo económico-social.
• Un crecimiento de la producción industrial superior al crecimiento
del consumo privado y de la demanda agregada interna.
• Un crecimiento de las exportaciones manufactureras más rápido
que el crecimiento del producto industrial, para elevar el papel
impulsor de las exportaciones y compensar el menor efecto dinámico
de la sustitución.
• Un aumento de la inversión extranjera directa para favorecer
procesos de transferencia de tecnología, formación de talento
humano, asistencia técnica e industrialización de los factores
productivos locales
• Desarrollo industrial para contribuir a una mejor ocupación del
territorio y al desarrollo armónico y proporcional de las regiones.
La industrialización de Venezuela no será obra del mercado, no serán
las leyes de la oferta y la demanda ni el mecanismo de los precios las
fuerzas motrices que reimpulsen el desarrollo industrial de Venezuela. Se
requiere una intervención inteligente de los poderes públicos para concertar
cuáles son los objetivos que desea alcanzar la sociedad e identificar los
instrumentos más efectivos para lograrlos.
Ni absolutismo de Estado ni fundamentalismo de mercado pueden ser
los extremos en los que se debata la idea de reimpulsar la industrialización
de la economía venezolana. La idea de una ausencia total de intervención
estatal es una concepción tan absurda e irreal como la de concebir una
sociedad donde la iniciativa privada no tenga cabida. En la construcción del
socialismo venezolano, el Estado sustituye al mercado como rector y
soberano, pero no como el principal mecanismo a través del cual se realiza
200
Claves para la industrialización socialista
la producción y distribución. Más bien, la acción del Estado lo complementa
y reorienta hacia las prioridades nacionales a través de las diferentes
políticas macroeconómicas y sectoriales.
La industrialización socialista requiere de una sabia rectoría del Estado
y esto exige una participación cada vez más activa, armónica y racional en
lo económico a través del diseño y ejecución de políticas macroeconómicas
y sectoriales coherentes y bien articuladas que armonicen la participación
del Estado en diferentes ámbitos; como planificador (a través de planes
globales, sectoriales, etc.), como empresario (a través de empresas
públicas), como inversionista (a través de la inversión pública), como
regulador (a través de la regulación de precios, monopolios, inversión
extranjera, etc.), como benefactor (a través de la distribución de ingreso,
seguro social, educación, bienes básicos, etc.) y como banquero (a través
de una política monetaria de regulación y financiera).
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Esta publicación:
"Claves para la industrialización socialista"
fue impresa en la Editorial Horizonte C.A.
en la ciudad de Barquisimeto, República Bolivariana de Venezuela
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