El grito de - Cranberries World

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Pavarotti quiere
cantar con ella. No
es el único. Oírla
es sinónimo de
rendición. 15
millones de discos
vendidos en todo
ei mundo avalan
su voz. Dolores
O’Riordan llega con
Pura
sangre irlandesa.
Texto:
Míkel López Iturríaga
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*
§ BT5
¿.
El grito de
M
VALERE PHILLIPS
I
■
Viernes 14 de julio 1995
EL PAÍS DE LAS TENTACIONES
n your heeead, in your heeead,
zom bie, zom bie, zom bieee, e,
e...”. El m om ento m ás esperado
de la noche ha llegado. V estida
con u n a escotada cam iseta neg ra
■
sin m angas y unos vaqueros ajus■
tados, D olores O ’R iordan g rita
con rab ia el estribillo de Zombie,
aco m p añada por los 2.200 m adrileños
que ab a rro ta n la sala A qualung. Su ros­
tro irlandés, coronado por u n a m elen a
te ñ id a de e strid e n te platino, a tra e todas
las m iradas, como si el resto de los
C ran b e rrie s no existieran. No es m uy
alta, y su enorm e g u ita rra oculta unas
caderas generosas, pero hay algo m ag n é­
tico en su presencia. Q uizá sea esa m ez­
cla de d u lzu ra y desafío que distingue su
actitu d , esa au to rid ad p a ra p asar de la
sonrisa a la m irad a h eladora insólita en
un a m u jer de 23 años. No hay duda: ella
es el gurú, ella dom ina.
O ’R iordan y sus tres com pañeros no
olvidarán E spaña con facilidad, y no p re ­
cisam ente por sus actuaciones del p asa­
do feb rero ni por los ingresos que les
está rep o rtan d o su últim o disco, No need
to argüe: 280.000 copias vendidas en este
país, el doble que los últim os trabajos de
G loria E stefan o Bruce S pringsteen. Lo
rec o rd a rá n d u ra n te algún tiem po porque
la c a n ta n te y com positora cele b ra rá su
p rim e r aniversario de boda el próxim o
m a rtes en B arcelona. “Ya ves, tengo que
tra b a ja r el día de mi an iv ersario ”, se
q u eja D olores por teléfono desde u n a
h ab itación de hotel de M únich. “P ero
bueno, nos tom arem os unas copas des­
pués del concierto, y puede que com a­
mos algo de com ida esp añ o la”.
T en ien d o en cu e n ta los gustos que
confiesa en la en trev ista, D olores b eb e rá
vino, m a rg a ritas (teq u ila y lim ón) o
B acardi con coca-cola. Lo de la com ida
es o tro ca n tar: “¿Vosotros com éis nachos
o cosas así?”, p reg u n ta . U n a vez infor­
m ada de que M éxico y E spaña son países
d istintos, la diva o p ta sin m ucho conven­
cim iento por la to rtilla de p atata s. Y no
to m a rá drogas: “H e tenido b a sta n te
e x p eriencia con los alucinógenos, pero
ah o ra no estoy dem asiado m e tid a en eso.
Bebo, pero no tom o n ad a ilegal. Y si lo
to m a ra, no lo diría, porque la policía
v en d ría a por m í”.
D olores, adem ás de u n a g ran voz,
posee un cerebro privilegiado. P odrá ser
un poco bocazas, p odrá caer m al a
m uchos m iem bros de su com pañía disco g ráñ ca y a casi todos los periodistas
que se h an topado con ella, podrá h ab e r
digerido m al un éxito ta n tem p ran o , a
ju z g a r por sus g randilocuentes resp u es­
tas en las entrev istas y sus poses en el
escenario, pero de to n ta , nada. A p esar
de su ju v e n tu d , la experiencia le ha
enseñado a esquivar las cuestiones espi­
nosas. “¿Tocarías en un concierto en
favor del derecho al ab orto?”. “No me
g u sta verm e en vuelta en ese tipo de
cosas. P refiero no com pro m eterm e y
e sta r a lo m ío”, contesta. “¿Pero cuál es
tu p o stu ra en esta cuestión?”. “Es un
te m a m uy difícil” [largo silencio].
E stá claro: por si las m oscas, la can­
ta n te no q u iere re p e tir las duras decla­
raciones sobre el te m a que hizo a la
revista Rolling Stone: “No estoy en condiEL PAÍS DE LAS TENTACIONES V i e r n e s | 4 d e j u l i o 1995
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Hay tanta
gente
^ ■ ■ 1 luchando
en Irlanda por
conseguir unos
territorios... No vas
a necesitar esa
mierda cuando te
mueras, así que,
¿para qué insistir
en pelear y hacer
tu vida más ■ ■
miserable? # #
Accidente de esquí
Dolores O’Riordan
d o n e s de de ju z g a r a o tras m u jeres, pero
la cuestión es: ¿por qué no evitaste q u e­
d a rte em barazada? El aborto es algo
d eg ra d a n te p a ra las m u je res”.
Sus opiniones traslu ce n u n conserva­
durism o m uy arraig ad o en la sociedad
en la que se crió. A p esar de p ro y ectar
u n a im agen de chica reb eld e, fu erte,
libre, hech a a sí m ism a, el poso de 15
años de educación católica no se o culta
ta n fácilm ente. D olores nació en 1972 en
L im erick, te rc e ra ciudad de Irlan d a,
conocida por su elevadísim a ta sa de
desem pleo. H ija m enor de u n a fam ilia
de siete herm an o s (cinco chicos y dos
chicas), pasó g ran p a rte de su infancia
en u n a m o d esta casa ru ra l en las afueras
de la urbe. Su m ad re m a n te n ía a la
prole con su sueldo de ca m a re ra , ya que
el pad re no podía tra b a ja r a causa de
u n a lesión.
E n la escuela la ad m irab an por su
voz desde que cum plió los cinco años. La
d irec to ra de su colegio, en el que todas
las asig n atu ra s se im p a rtía n en gaélico,
can celab a su clase y la subía a u n a m esa
p a ra que los alum nos la escucharan. P re­
coz en casi todo, a los 10 años ya h ab ía
com puesto su p rim e ra canción, Calling.
P a ra los O ’R iordan, D olores e ra u n a
especie de m arim ach o con pelo castañ o
muy corto y dotes p a ra la m úsica. Pero
el resto de sus aficiones eran con sid era­
das poco fem eninas: salir con sus h e rm a ­
nos (casi nu n ca con chicas) y ju g a r “a
todos los juegos de chicos”, e n tre ellos su
d ep o rte favorito, el fútbol.
La estrella de Lennon
Ilu m in a d a por la estre lla de su ídolo
ju v en il, Jo h n L ennon (sobre el que ha
com puesto u n a canción todavía in éd ita,
titu la d a Acabo de disparar a John Lennon),
D olores decidió que lo suyo no e ra n los
estudios, sino el rock and roll. “C uando
te n ía 13 o 14 años dejé la escuela y tr a ­
bajé de m uchas cosas: en cám pings, de
cocinera, en tien d as de ropa... Pero
n u n ca d isfru tab a ta n to trab a jan d o como
ca n ta n d o ”, recu erd a. Sin em bargo, su
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m ucho tiem po. P ero en g en e ral no m e
m olesta dem asiado. Lo d isfru to ”.
O ’R iordan tiene razones p ara se n tir­
se feliz. A segura no h ab e r perdido nada
en su cam ino al estre lla to , “salvo a todos
los gilipollas de L im erick”. P or contra,
h a encontrado la estabilidad personal
ju n to a su m arido, un canadiense ex
agente de giras de D u ra n D uran. T iene
u n a g ran casa en el sur de Irla n d a (lejos
de su ciudad n atal) y o tra en la p a tria de
su esposo. S ueña con poder salir a pescar
con el hijo pequeño de éste cuando te r ­
m ine la gira, “y volver a u n a vida de
esposa, con horario de nueve a cinco”.
Incluso acaba de recibir u n a llam ad a del
te n o r L uciano P avaro tti p a ra c a n ta r ju n ­
tos en septiem bre.
ANDY EARL
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m ad re no le p erm itió e n tra r en u n grupo
h a s ta los 18 años. E n cu an to los cum plió,
se dispuso a bu scar com pañeros de aven­
tu ra . Oyó h ab lar de unos chicos que se
au to d en o m in ab a n C ran b e rry Saw Us, y
se puso en contacto con ellos. C uando
llegó a la p ru eb a, se en contró con un
g u ita rris ta técnico de cajas reg istra d o ra s
(Noel H ogan), u n b ajista p an ad ero de 16
años (su h erm an o M ike), y un b a te ría
(F earg al Law ler). E lla les gustó: era
seria, no vendía carn e y ca n ta b a bien. Y
ellos le g u sta ro n a ella, sobre todo por­
que le dijeron que le p e rm itiría n com po­
n e r canciones. ¿Y si este am or a p rim e ra
v ista no h u b ie ra prendido? “Yo estab a
buscando un grupo y ellos estab a n dispo­
nibles, pero si no lo h u b ieran estado,
h ab ría habido otros. Sólo n ecesitab a
g en te con la que tocar mis canciones.
P u ede que ah o ra fu era u n a solista o algo
así, pero c a n ta ría de cu alq u ier fo rm a”.
L ógicam ente, los principios fueron
duros. Pero D olores adivinaba en su
b an d a un fu tu ro vehículo de liberación
p ersonal. “Ése era el se n tim ien to que
te n ía cuando m e u n í a la ban d a, el de
h u ir de L im erick. E n rea lid ad nu n ca
tuve n ad a allí. No m e g u stab a aquello,
e ra m uy ab urrido. No volveré a vivir allí
n u n ca m á s”. La décad a de los n o venta
acab ab a de n acer, y la aleación de las
p erso n ales le tras de O ’R iordan y la
m úsica de tres adictos a los S m iths
(Noel y M ike H ogan, y F earg al Law ler)
p ro n to cristalizó en u n a m a q u e ta con un
puñ ad o de canciones. Noel envió la cinta
a d istin ta s discográficas, y la resp u e sta
fue trem en d a. V irgin, EM I, R ough
T ra d e, Im ago y o tras com pañías se m os­
tra ro n in te resa d as, pero al final fue
Islan d la que se llevó el gato al agua.
P ro n to p ublicaron u n EP titu lad o
Uncertain y llevaron a cabo u n a g ira por
In g la te rra , en la que a c tu a ro n como
telo n ero s de Suede, Belly o D u ra n
D u ran . T ras resolver un conflicto legal
con su p rim e r p ro d u cto r, g rab aro n su
elepé de debú, Everybody else is doing it, so
why can’t we?. E n un p rim e r m om ento, el
disco pasó p rác tica m e n te in advertido en
su país. Por contra, causó fu ro r en los
circuitos altern ativ o s norteam erican o s,
desde donde su eco se expandió a todo el
m undo. La locura llegó con No need to
argüe (1994), un álbum m ás duro en tex ­
tos y sonido que ya lleva vendidos cerca
de 10 m illones de ejem plares en todo el
m undo, gracias sobre todo al explosivo
sencillo Zombie.
“C uando la violencia causa el silen­
cio, debem os e s ta r equivocados. / Es la
m ism a vieja h isto ria desde 1916. / En tu
cabeza, siguen luchando. C on sus ta n ­
ques y sus bom bas, / y sus bom bas y sus
pistolas, en tu cabeza, siguen m uriendo.
/ E n tu cabeza, qué hay en tu cabeza,
Zom bie, Z om bie, Z om bie”. La le tra de
esta canción, in sp irad a en la m u e rte de
un niño por u n a bom ba colocada en un
cubo de b asu ra por el IRA, resu m e la
p o stu ra del grupo an te uno de los g ran ­
des problem as de su país. “C uando la
g en te sufre ta n to , las razones políticas
llegan a re su lta r ab u rrid a s”, explica
D olores. “H om bres m a tan d o a hom bres,
hom bres m a tan d o a niños... ¿A quién le
im p o rta quién tien e razón? H ay ta n ta
g en te luchando por g an a r territo rio s...
¡No vas a n ec esitar esa m ie rd a cuando te
m ueras, así que p a ra qué insistes en
lu ch ar con nosotros en medio! ¿Qué sen­
tido tiene h acer m iserable tu vida y ser
u n a p ersona m iserable cuando al final va
a q u ed a r tu alm a y n ad a m ás?”.
Sirva o no p a ra educar co n tra la vio­
lencia, el caso es que Zombie ha conm ovi­
do a m illones de oídos, que se h an p re ­
guntado de q uién es esa voz y han descu­
b ierto a u n a joven con m an eras de gran
estrella. D olores insiste en que la popu­
laridad no ha m odificado el tran scu rso
de su existencia: “N ada de esto me ha
cam biado. Yo soy yo, y yo m e he hecho a
m i m ism a ta l com o soy y he hecho a los
C ran b e rrie s ser lo que son. Lo único que
cam bia el hecho de ser fam osa es que
m ucha g en te conoce tu nom bre y que
eres m ás popular. T am b ién que, por el
tipo de trab a jo que hago, vivo en hoteles
A hora bien, O ’R iordan conoce bien el
lado am argo del éxito. En las navidades
pasadas, los C ran b e rrie s cancelaron
algunas actuaciones en Irlan d a. El grupo
q u ería d ar un respiro a la p ie rn a de
D olores, b a sta n te tocada después de un
accidente de esquí que h ab ía sufrido en
m arzo y por el que se le tuvieron que
im p la n ta r dos lám inas de m e tal y un
ligam ento de fibra de vidrio en la rodi­
lla. La p ren sa sensacionalista de su país
em pezó a acosarla y a p ro p ag ar rum ores
sobre el estado de salud de la ca n ta n te ,
que h an p ersistido h a sta ahora. “Todo es
falso”, se ap re su ra a d esm en tir O ’R ior­
dan. “M i salud es perfecta. No sé por
qué no m e d ejan en p az”.
El alm a de los C ran b e rrie s parece
en fadada con el tra to que le da la p re n ­
sa. De hecho, h a cancelado casi todas de
las entrev istas prom ocionales previstas
p a ra su g ira europea. “Q uiero te n e r m ás
tiem po p a ra mí, y no deseo sobreexpo­
n e rm e ”, explica. A lgunas publicaciones
se p re g u n ta n si es ésta la m ism a D olores
O ’R iordan que hace un año se casaba, y
no p rec isam en te en la intim idad, en el
C ondado de T ipperary, en Irlan d a. A la
cerem onia asistiero n 200 invitados y
m iles de curiosos, que pudieron d ar fe de
su polainas blancas llenas de lazos, su
corpiño ceñido y su om bligo, adornado
con u n a joya.
La o tra ca n tin e la que ha acom paña­
do a la b an d a casi desde sus inicios es la
de la in m in en te separación. D olores no
te rm in a de explicarse la razón de ta n
p ersisten te rum or, y prefiere reírse de
él. “¡Es que soy u na superm odelo!”,
exclam a. “No, no sé por qué lo dicen.
P uede que porque yo atraig o m ás a te n ­
ción que los chicos. ¡M ucha g en te piensa
que tengo que c a n ta r en solitario!”. En
realidad, lo que le pasa a to d a esa g en te
es que no e n tien d e n qué p in ta n tres
m úsicos de aspecto gris con un personaje
ta n d eslu m b ran te y atractivo como ella.
“¿Cómo es posible que D olores no
com ience u n a c a rre ra en solitario?”, se
p reg u n ta n . D espués de p en sar unos ins­
ta n tes, O ’R iordan da por fin con la res­
puesta: “¿Si tú h ubieras vendido 15
m illones de discos con tu grupo, te
pondrías a c a n ta r en solitario?”. □
The Cranberries actúan el día 18 en Barcelona
(Pabellón Valí d ’Hebrón) y el 21, en M adrid (Pabellón
del Real Madrid).
V i e r n e s 14 d é j u l i o 4 9 9 5 .EL PAÍS DE LAS TENTACIONES