Cómo, por qué y para qué de las organizaciones políticas

noviembre 2010
3
Cómo, por qué y para qué
de las organizaciones políticas
n.° 03
noviembre/2010
ÁGORA POLÍTICA es una publicación de circulación cuatrimestral, que aspira contribuir a los
procesos de análisis al interior de las organizaciones políticas y busca fomentar y fortalecer el
debate multipartidario en el Ecuador. Pretende, a través de su difusión, que dicho debate sea
cada vez más plural, multisectorial y se extienda a toda la ciudadanía.
Esta es una revista sobre política que es posible gracias a la fundamental colaboración de los
representantes de las organizaciones políticas que conforman su Consejo Editorial; gracias a los
actores políticos invitados a aportar con artículos y valiosas reflexiones sobre el ejercicio de la
política en nuestra nación; y gracias al apoyo de IDEA Internacional y del Instituto Holandés
para la Democracia Multipartidaria (NIMD), a través de Ágora Democrática.
ÁGORA DEMOCRÁTICA
(IDEA Internacional-NIMD)
Ágora Democrática (IDEA Internacional-NIMD) es un programa conjunto de IDEA
Internacional y del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD) en el
Ecuador. Su principal objetivo es contribuir al fortalecimiento de la democracia, promoviendo
la existencia de un sistema de partidos democráticos renovados y fortalecidos, que propicien la
más amplia inclusión política y resulten conducentes para la gobernabilidad democrática y el
desarrollo del país.
IDEA INTERNACIONAL
El Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) es una
organización intergubernamental que impulsa la democracia sustentable en el mundo. Opera
como vínculo entre aquellos que analizan y monitorean las tendencias democráticas, y aquellos
involucrados directamente en las reformas políticas o que actúan a favor de la democracia de
manera local o internacional. Trabaja con las democracias recién instauradas así como con las que
ya están consolidadas, ayudando a fortalecer las instituciones y la cultura democráticas.
NIMD
El Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD) fue creado por los partidos
políticos holandeses, en concordancia con la política de cooperación para el desarrollo del
Gobierno holandés. Es un instituto de partidos políticos para partidos políticos, cuyo objetivo
es apoyar los procesos de democratización en democracias jóvenes a través de los partidos
políticos, pilares fundamentales de la democracia. El NIMD trabaja de una forma inclusiva y no
toma partido por tendencia alguna.
Las opiniones vertidas son responsabilidad exclusiva de sus autores y no
comprometen a Ágora Política.
Se permite la utilización de los textos previa indetificación de la revista Ágora Política.
Se prohíbe la reproducción de fotos e ilustraciones.
ÍNDICE
Consejo Editorial
Fernando Aguirre
Diana Atamaint
Dalton Bacigalupo
Gina Godoy
9
Los partidos políticos: cómo, por qué y para qué
Rafael Roncagliolo / IDEA Internacional
Virgilio Hernández
Lenin Hurtado
Pablo Lucio-Paredes
Irene Pesántez
Germán Rodas
Martha Roldós
Vicente Taiano
Cynthia Viteri
Grupo consultivo
Pepijn Gerrits
20 Lineamientos ideológico-programáticos de la CND
Fernando Martínez / Concertación Nacional
Democrática
29 De la partidocracia a los nuevos partidos políticos
Juanita Bersosa / Movimiento Encuentro
Democrático
35 Partidos políticos y democracia
Rodrigo Borja / Izquierda Democrática
Rafael Roncagliolo
Ernesto Araníbar
Editores
43 Organizaciones políticas: funcionamiento y perspectivas
Luis Villacís / Movimiento Popular
Democrático
Gabriela Chauvin
Cristhian Parreño
49 PAIS: opción de representación política para el cambio
Ricardo Patiño / Patria Altiva i Soberana
Diseño
Oxigenio
Fotografía
54 Por qué y para qué de las organizaciones políticas
Freddy Bravo / Partido Renovador
Institucional Acción Nacional
Andrea Mejía
58 Fortalecimiento de los partidos políticos en el Ecuador
Artista invitado
Silvia Salgado / Partido Socialista Frente Amplio
Handel Guayasamín
64 Las organizaciones políticas en la coyuntura ecuatoriana
Impresión
Lucio Gutiérrez / Partido Sociedad Patriótica
Oxigenio
ISSN 1390-5325
69 Cómo, por qué y para qué de las organizaciones
3.000 ejemplares
políticas ecuatorianas
Ágora Política es un producto de
Marcelino Chumpí / Unión Plurinacional
Pachakutik Nuevo País
Ágora Democrática (IDEA
Internacional–NIMD)
Año 01. n.° 3, noviembre 2010 • Quito,
Ecuador
73 ¿Partido o movimiento? Organizaciones políticas
en el Ecuador
Diego Ordóñez / Unión Demócrata Cristiana
80 “No podemos seguir dispersos los partidos políticos
[email protected]
por un lado y los movimientos sociales por otro”
Entrevista a Dolores Padilla, representante
de la sociedad civil
Resúmenes
Los partidos políticos: cómo, por qué y para qué
9
Artículo de introducción
Rafael Roncagliolo
El panorama de los partidos políticos, y de la política en general, es desolador. Partiendo de esta premisa, este artículo intenta responder las preguntas: ¿desde cuándo, cómo y por qué se produjo el notable deterioro en la imagen de los políticos y
de la política? ¿Son indispensables los partidos políticos para la vida democrática o asistimos al nacimiento de una democracia sin partidos? ¿Qué es, hoy por hoy, un partido político? Pese a que existe un tránsito de la democracia de partidos a la
democracia mediática, los partidos siguen siendo indispensables para construir genuinas democracias.
Palabras clave: historia de los partidos, clasificación de los partidos, sistemas de partidos, democracia de partidos, democracia mediática.
Lineamientos ideológico-programáticos de la CND
20
Fernando Martínez
El Director de la Concertación Nacional Democrática (CND), Fernando Martínez, expone un texto trabajado por todos los integrantes de este movimiento a nivel nacional. En éste, se desarrollan los lineamientos ideológico-programáticos y principios de la
CND, y la necesidad de replanteamientos económicos y políticos de fondo, hacia un modelo de integración pluralisa que “deberá articularse sobre la base del impulso al crecimiento de la economía; un crecimiento sustentable en términos ecológicos, sostenible en su capacidad de enfrentar los ciclos económicos y las turbulencias de una economía global”.
Palabras clave: Corcertación Nacional Democrática (CND), institucionalidad pluralista, crisis de la política, perspectiva ideológico-programática, integración.
De la partidocracia a los nuevos partidos políticos
29
Juanita Bersosa
A través de una reflexión que parte de los registros de las reuniones de los militantes del Movimiento Encuentro Democrático
(MED), la autora comparte las políticas, visión e ideología de dicho Movimiento. La acción política debe comprometer a todos los
sectores, especialmente a los marginados de espacios de participación y decisión; por ende, el ideario del MED promueve la
inclusión amplia, la garantía de la incorporación de los intereses, demandas y necesidades de todos los grupos, la ampliación de
la democracia, la reivindicación de la política como derecho fundamental, entre otros principios.
Palabras clave: Movimiento Encuentro Democrático (MED), inclusión, pluralismo, equidad, democracia.
Partidos políticos y democracia
35
Rodrigo Borja
Con sustento teórico, el autor recalca la importancia de los partidos políticos en el sistema democrático. Explica, por un lado,
las diferencias entre partido y gobierno, y cuáles son los deberes de los partidos que llegan a ejercer la administración del
Estado versus los roles que deben desempeñar los partidos que ejerzan la oposión. Por otro lado, el autor realiza una síntesis de la historia política de los partidos a través de la cual enfatiza y concluye sobre cuáles son las funciones de los partidos
en nuestra sociedad y cómo, lamentablemente, varios partidos se han ganado su desprestigio.
Palabras clave: partidos políticos, democracia, partidos de cuadros, partidos de masas, partidos de electores.
Organizaciones políticas: funcionamiento y perspectivas
43
Luis Villacís
El Movimiento Popular Democrático (MPD) sostiene que ninguna organización puede estar exenta de ideología; existen distintos matices en una filosofía de izquierda o en una de derecha, pero ninguna organización política, sea partido o movimiento,
puede estar al margen o por encima de las clases sociales y su lucha. Sumado a ello, quienes en realidad pueden ser consecuentes con los intereses de los pueblos son las organizaciones nacidas del mismo pueblo, convencidas de la necesidad de ponerse
plenamente al servicio de los trabajadores, de los pobres, que han sido secularmente traicionados y olvidados.
Palabras clave: Movimiento Popular Democrático (MPD), partidos políticos, clases sociales, ideología, pueblo.
PAIS: opción de representación política para el cambio
49
Ricardo Patiño
En este artículo se plantea que el Movimiento PAIS fue una alternativa a la crisis política que se había generado en el Ecuador,
en parte por la falta de legitimidad a la que habían llegado las instituciones, y en parte porque los partidos políticos ya no repre-
sentaban a la ciudadanía. Se señala que con la llegada de Rafael Correa a la Presidencia se llegó al fin de dicha etapa y comenzó
una distinta, con una nueva Constitución y una ley orgánica que regula el funcionamiento de las organizaciones políticas.
También propone que debe surgir una cultura política y una democracia que promueva la sociedad del Buen Vivir.
Palabras clave: Movimiento Patria Altiva i Soberana (PAIS), ley de partidos políticos, partidocracia, política de alianzas, Buen Vivir.
Por qué y para qué de las organizaciones políticas
Freddy Bravo
Para el autor, es indispensable fortalecer las instituciones democráticas y los partidos políticos. La organización política es la
54
herramienta para promover la participación y generar riqueza y progreso. Dicha organización es nuestro derecho y obligación
ciudadana. Existen coincidencias entre partidos de diversa índole, y hay casos en los que un prejuicio puede más que una verdadera razón. No existe la posibilidad de vivir aislados y la organización nace de una “motivación solidaria y comprometida”
que defina “actividades coordinadas y consistentes para compartir convicciones políticas, ideológicas, culturales”.
Palabras clave: organizaciones políticas, fortalecimiento de las instituciones, políticas de Estado, políticas gubernamentales,
sociedad ecuatoriana.
Fortalecimiento de los partidos políticos en el Ecuador
Silvia Salgado
Se establece en primer lugar una visión general sobre política, poder y organizaciones políticas; luego se resalta la necesi-
58
dad de fortalecer los partidos políticos, dado que, más allá de su institucionalidad, “son un instrumento para la acción que
deviene en la conservación o transformación del orden establecido”. Los partidos políticos deben establecer la intermediación de las demandas sociales frente al Estado y procurar la garantía de la democracia y gobernabilidad. El proceso de reinscripción de las organizaciones políticas en el Ecuador debe ser una oportunidad para el fortalecimiento del sistema de
partidos.
Palabras clave: Partido Socialista Frente Amplio (PSFA), sistema de partidos políticos, política, poder, organizaciones políticas.
Las organizaciones políticas en la coyuntura ecuatoriana
Lucio Gutiérrez
Mediante una interpretación sobre la coyuntura política ecuatoriana, se establece la necesidad de la reestructuración de las
64
organizaciones políticas incentivando el ingreso de nuevos militantes, especialmente jóvenes y mujeres, así como motivando la democratización de los procesos al interior de las mismas. En este artículo también se describe la estructura y funcionamiento del Partido
Sociedad Patriótica 21 de Enero (PSP), así como la visión ideológica, de la democracia y del país que tiene este partido. Se destaca,
igualmente, la necesidad de las organizaciones de oposición.
Palabras clave: Sociedad Patriótica 21 de Enero (PSP), reestructuración de organizaciones, nuevos militantes, organización interna de
partidos, diálogo.
Cómo, por qué y para qué de las organizaciones políticas ecuatorianas
Marcelino Chumpí
A partir de las nociones de Estado y nación, se analiza cómo las organizaciones políticas son imprescindibles para la
69
consolidación de una democracia. De igual forma, se reflexiona sobre la naturaleza del poder y cómo éste mueve los diversos intereses que luego producen conflictos entre comunidades o sociedades; dichos intereses se sitúan en el campo de la
lucha de clases. El autor enfatiza que en lugares como el Ecuador, las relaciones sociales interculturales son imprescindibles
“para el afianzamiento de los poderes sociales que luchan en masas para alcanzar el manejo del poder público popular o del
ciudadano”.
Palabras clave: Estado, nación, poder, lucha de clases, relaciones sociales interculturales.
¿Partido o movimiento? Organizaciones políticas en el Ecuador
Diego Ordóñez
En este texto se analiza la historia de las organizaciones políticas en el Ecuador desde la época republicana. Se explican cuáles
son los elementos que definen a los partidos políticos y cómo la democracia se ha limitado en ciertos momentos a la participación electoral. Además, se plantea la necesidad de un modelo articulador de la mayoría de la sociedad, que pueda tener continuidad sobre todo en los cambios de gobierno, dado que las sociedades logran estabilidad mediante “la existencia y
consistencia de un proyecto nacional, que es fruto y es sostenible por un sistema institucional de partidos”.
Palabras clave: historia política del Ecuador, reinscripción de partidos, participación electoral, construcción de democracia,
proyecto político nacional.
73
5
Presentación
E
n el quehacer político, la comunicación entre los actores de diversas tendencias es clave. La política está orientada al bien social, y fue en el
ágora donde las personas, desde las antiguas ciudades griegas, establecieron las relaciones de intercambio tanto político como comercial, religioso o administrativo. Desde sus inicios, el ágora pretendió ser un espacio
abierto, receptivo, de encuentro y comunicación. Ágora Política pretende convertirse en dicho espacio entre actores políticos y la ciudadanía, a través de ustedes,
nuestros lectores.
Son ustedes quienes hacen posible que esta revista de política, editada en su
totalidad en el Ecuador, sea lo que pretende ser: el ágora incluyente, participativa
y de comunicación entre quienes hacen política en nuestro país. Ustedes, con su
interés y aportes, son parte imprescindible del desarrollo y del ejercicio político de
nuestra nación. Reconocemos que entre las diversas tendencias políticas hay relaciones de índole variada: conflictivas, de cooperación, solidarias entre sí o de radical oposición. Pero asimismo existen coincidencias, pues comprendemos la
política como una necesidad, un arte, como la manifestación de la actividad humana que participa, dirige, administra o gobierna en beneficio de la sociedad.
Entendemos que la comunicación política no agota las formas de expresión,
por ello incluimos en esta tercera edición la participación de nuestro artista invitado, Handel Guayasamín, quien ilustra la revista y se expresa en el espacio al que
hemos denominado “Mural del artista”. La introducción al conjunto de artículos es
elaborada por el politólogo peruano Rafael Roncagliolo, y en ella se compara la
teoría política con la visión contemporánea de las organizaciones políticas.
Los artículos del presente número provienen de muy importantes representantes políticos del Ecuador: Fernando Martínez presenta los lineamientos ideológico-programáticos del movimiento Concertación Nacional Democrática; Juanita
Bersosa expone los principios del Movimiento Encuentro Democrático; Rodrigo
Borja aborda la historia de los partidos políticos; Luis Villacís comenta acerca de
la importancia de la ideología en las organizaciones políticas; Ricardo Patiño propone al movimiento Patria Altiva i Soberana como una nueva opción política;
Freddy Bravo se expresa en torno al rol de las organizaciones políticas en la actualidad; Silvia Salgado escribe acerca de la política en general y del trabajo de las
organizaciones de izquierda; Lucio Gutiérrez se refiere al papel de las organizaciones de oposición; Marcelino Chumpí comenta sobre las organizaciones políticas
en relación con los conceptos de Estado y nación; y finalmente Diego Ordóñez
escribe sobre las implicaciones de conformar un partido o un movimiento.
Los textos concluyen con una interesante entrevista a Dolores Padilla, destacada
representante de la sociedad civil, y con resúmenes de cada artículo en inglés y en
kichwa, pensados para facilitar el acceso de muchos más lectores a nuestra revista.
Cómo, por qué y para qué de esta revista
Al preguntar a los representantes políticos de nuestra nación sobre el cómo, por
qué y para qué de sus organizaciones, consideramos conveniente nosotros
6
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
también responder una similar interrogante. Ágora Política surge de la convergencia de actores políticos ecuatorianos de distintas tendencias que, en actitud democrática, participan en calidad de Consejo Editorial de la revista. El grupo
consultivo y los editores somos parte de Ágora Democrática, programa conjunto
de IDEA Internacional y del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria
(NIMD), cuyo principal objetivo es apoyar la consolidación de una democracia
participativa, representativa y multipartidaria.
Los temas que se han abordado en ediciones anteriores de Ágora Política
corresponden a “Las nuevas reglas para las organizaciones políticas en el
Ecuador” y al “Diseño democrático”, en referencia a las propuestas de la nueva
Constitución y al Código de la Democracia. El tema monográfico del presente
número surgió por iniciativa del Consejo Editorial, cuyo interés fue crear un espacio para que diferentes organizaciones políticas ecuatorianas expresaran su razón
de ser en el nuevo marco de reinscripción de los partidos y movimientos políticos.
Ágora Política fomenta el diálogo multipartidario y pretende, a través de su
creación, producción y distribución descentralizada, aportar a la interacción de las
organizaciones políticas y la sociedad civil, entre sí y dentro de ellas. Esperamos
así contribuir al fortalecimiento de nuestra cultura política a través de una ciudadanía cada vez más informada, motivada y participativa.
Los editores
Mural del artista
Handel Guayasamín
Los partidos políticos:
cómo, por qué y para qué
IDEA Internacional
L
Rafael Roncagliolo
Sociólogo, periodista y profesor
universitario peruano. Asesor político para los países andinos y
Jefe de Misión para el Perú, IDEA
Internacional (2009-2010). Jefe
para los países
a imagen de los partidos políticos, y de la política en general,
no podría estar más devaluada. Un cuento de los últimos años
dice que un político se encuentra con un viejo amigo de sus
tiempos escolares, algunas décadas después de haber salido
del colegio, y que el amigo le dice: “Qué bien te ves, ¿a qué te dedicas?”,
a lo que el político responde en voz baja: “Soy político, pero no se lo
digas a mi madre, que cree que soy un honrado pianista de un burdel”.
En medio de este paisaje desolador, que refuerzan a diario los
medios de comunicación, surgen numerosas preguntas: ¿desde cuándo, cómo y por qué se produjo este notable deterioro en la imagen de
los políticos y de la política? ¿Son indispensables los partidos políticos
para la vida democrática o asistimos al nacimiento de una democracia
sin partidos? ¿Qué es, hoy por hoy, un partido político?
Las líneas que siguen, alimentadas por las investigaciones, diálogos
y reflexiones en curso en el Programa de IDEA Internacional para los
Países Andinos,1 insuficientes para responder a las preguntas anteriores, se proponen apenas explorar la definición y el lugar de los partidos
en la historia de la democracia occidental.
Para estos efectos, hay que colocarse en la perspectiva histórica de
la llamada tercera oleada democrática, que ha venido desplegándose
en América Latina2 durante los últimos treinta años. En el transcurso
de estas tres décadas, se ha desarrollado la “superposición de dos pro-
andinos, IDEA Internacional
(2005-2009); Secretario Técnico
del Acuerdo Nacional (2002 y
2004); Secretario General del
movimiento cívico peruano
Transparencia (1994-2002), y
Presidente de la Asociación
Mundial de Radios Comunitarias
(AMARC) (1995-1998). Autor de
varios libros y artículos sobre
comunicaciones, sistemas
políticos y análisis electoral.
1 Agradezco las colaboraciones, en varias partes de este texto, de Kristen Sample, Alberto Vergara, Jorge
Valladares, Carlos Meléndez y Rafael Cantoni, vinculados con diversas tareas de IDEA Internacional, así
como las de Percy Medina, Secretario General de la Asociación Civil Transparencia.
2 Esta tercera oleada, la más extensa y duradera, se inició en 1978 con la elección de Antonio Guzmán
en República Dominicana, y la de Jaime Roldós en el Ecuador. De ahí en adelante van cayendo los gobiernos militares que, a partir de Brasil en 1964, se habían hecho del poder en todos los países continentales de América Latina, con las excepciones de Colombia, Costa Rica, Venezuela y México. Estos cuatro
casos excepcionales, por lo demás, son harto elocuentes: en Costa Rica no hay Ejército desde 1948.
México vivía bajo un régimen de partido hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que
incorporaba en su seno a los jefes militares, régimen que terminó, tras siete décadas de gobierno unipartidario, con la elección de Vicente Fox en el año 2000. Los dos únicos países sudamericanos que no
sucumbieron a esta oleada de militarismo fueron Colombia y Venezuela, ambos bajo la vigencia de sendos
pactos políticos (el Frente Nacional en Colombia, el Pacto de Punto Fijo en Venezuela), suscritos luego de
los gobiernos militares (Rojas Pinilla en Colombia, Pérez Jiménez en Venezuela). Estos pactos de transición (similares al que existe en Chile desde la caída de Pinochet) consolidaron regímenes bipartidistas que
10
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
En medio de este
paisaje desolador,
que refuerzan a diario los medios
de comunicación, surgen numerosas
preguntas: ¿desde cuándo, cómo y por qué
se produjo este notable deterioro en la
imagen de los políticos y de la política?
¿Son indispensables los partidos políticos
para la vida democrática o asistimos al
nacimiento de una democracia sin partidos?
¿Qué es, hoy por hoy,
un partido político?
”
cesos: uno de consolidación democrática y otro de
crisis de las modalidades de articulación y representación de intereses”.3 Esta superposición
corresponde a la paradoja de que América Latina
vive su período de democracia electoral más largo
y con mayor cobertura geográfica, en contraste
con una muy insuficiente e ineficiente democracia
de ciudadanía (PNUD).4
¿Qué es un partido?
Minifalda o maxifalda
Constituye un lugar común señalar el déficit de
legitimidad que abruma a los partidos políticos,
tanto en América Latina como en el resto del
mundo. En consecuencia de tal déficit, existe una
recusación bastante extendida a las formas parti-
distas y al sintagma “partido político” por parte de
diversos movimientos sociales y políticos que surgen como instrumentos de acción política alternativos a las tradiciones partidistas. Por ello, cada día
aumenta el número de organizaciones políticas
que prefieren llamarse movimientos.5
Sin embargo, cuando se habla aquí de los “partidos políticos”, se hace referencia a todas las
organizaciones que compiten por ejercer el poder
político a través de elecciones. Al llamarlas a todas
ellas “partidos”, se realiza una operación de economía del lenguaje.
Por lo demás, este entendimiento se ciñe a las
definiciones de Epstein y Sartori,6 al limitar el análisis a las organizaciones que compiten electoralmente, que es, por cierto, la definición más
restrictiva del término.
Quedan fuera de estas consideraciones, por lo
tanto, las organizaciones políticas que se proponen alcanzar el poder por medios distintos a las
elecciones. Esta reducción, sin duda, es controvertible y controvertida. De hecho, se aparta de la
concepción de Maurice Duverger, quien en su
libro clásico sobre los partidos, considera partido
a todo grupo humano que se propone “conquistar
el poder político y ejercerlo”.7 Y también de Dieter
Nohlen, quien considera que partido es “en la
acepción más general del concepto, un grupo de
ciudadanos del mismo parecer que se han fijado
como objetivo hacer valer sus ideas políticas
comunes”.8
Juan Abal Medina, después de revisar las definiciones estrechas, amplias e intermedias existentes en la literatura contemporánea, opta por
considerar que “un partido político es una institución, con una organización que pretende ser duradera y estable, que busca explícitamente influir en
el Estado, generalmente tratando de ubicar a sus
representantes reconocidos en posiciones de
gobierno, a través de la competencia electoral o
procurando algún otro tipo de sustento popular”.9
Alcántara y Freidenberg definen al partido
como una organización compleja: “sistemas que
cuentan con un conjunto de reglas y normas, que
establecen el tipo de interacción que debe darse
en el interior del mismo y en relación con el entorno (…), que compiten por ganar el control de sus
Rafael Roncagliolo
cuerpos de gobierno e influencia sobre la vida
partidista, entre otros aspectos”.10 De manera que
es por razones estrictamente prácticas que simplificamos aquí la referencia, a pesar de preferir una
definición maximalista de la democracia, que
resulta más coherente con la definición amplia de
partido. Pero, al hacerlo, es menester llamar la
atención sobre la simplificación que ello implica.
Una mala palabra
En el nacimiento de las tres democracias fundacionales contemporáneas, encontramos grupos
parlamentarios enfrentados con propuestas antagónicas: en Francia (girondinos, jacobinos, nacimiento de la geometría de “derecha” e
“izquierda”); en los Estados Unidos (federalistas y
republicanos); y aún antes, en Inglaterra (Whigs y
Tories).11
Para Max Weber, la historia de los partidos
políticos se remonta a la Antigüedad y, en particular, a la Edad Media, con las confrontaciones entre
güelfos (partidarios del Papa) y gibelinos (partidarios del Emperador); pero, como señalan
Duverger y Sartori, los partidos, en el sentido
común de hoy, se caracterizan por la participación
electoral y la acción masiva, por lo tanto, tienen
que ver con la extensión del sufragio durante el
siglo XIX.12
dieron estabilidad a los gobiernos civiles, al costo de una exclusión política
(y, por lo menos en Venezuela, de una corrupción generalizada), por lo que
se derrumbaron casi al mismo tiempo (en Venezuela con la segunda elección de Rafael Caldera, en 1992; en Colombia con la Constitución de
1991).
3 Marcelo Cavarozzi y Juan Abal Medina, El asedio a la política, los partidos
latinoamericanos en la era neoliberal. Buenos Aires: Konrad Adenauer
Stiftung & Homo Sapiens, 2002: 9.
4 La distinción entre democracia electoral y democracia de ciudadanía, utilizada en el Informe del PNUD sobre la democracia en América Latina, invita a pensar la democracia como un sistema político y social y no sólo como
un régimen electoral. Este entendimiento rompe con las definiciones minimalistas y procedimentales de la democracia como mero mecanismo de
designación de gobernantes, en la tradición que se remonta a Schumpeter
y Weber. Se afirma, entonces, una perspectiva maximalista y sustantiva, en
la que la democracia implica tres dimensiones: origen democrático de los
gobiernos (democracia electoral), funcionamiento democrático (Estado de
derecho) y resultados democráticos (disminución de la pobreza y de las
desigualdades). En la aludida dirección maximalista y sustantiva, la democracia consiste en el despliegue de los derechos de ciudadanía tal como
fueron adoptados por la Organización de las Naciones Unidas en la
Declaración de los Derechos Humanos de 1948, y desarrollados por
Thomas H. Marshall en sus conferencias de 1949 (José Nun, Democracia,
¿gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?, Buenos Aires: Fondo de
11
“
Para Max Weber,
la historia
de los partidos políticos se remonta a la
Antigüedad y, en particular, a la Edad Media,
con las confrontaciones entre güelfos
(partidarios del Papa) y gibelinos
(partidarios del Emperador); pero, como
señalan Duverger y Sartori, los partidos,
en el sentido común de hoy, se caracterizan
por la participación electoral y
la acción masiva, por lo tanto,
tienen que ver con la extensión
del sufragio durante el siglo XIX
”
Cultura Económica, 2000, pp. 55 y ss.). Es decir, derechos de ciudadanía
civil (derecho a tener un nombre, a contratar, a tener propiedades, etc.);
ciudadanía política (derecho a elegir y ser elegido) y ciudadanía social y
económica (derecho a vivienda, salud, educación, seguridad, acceso a la
justicia).
5 En la legislación peruana, el término partido se reserva para las organizaciones políticas de alcance nacional y el término movimiento se deja para
las organizaciones regionales y locales.
6 “Un partido es cualquier grupo político que se presenta a elecciones y
que puede colocar mediante elecciones a sus candidatos en cargos públicos”. (Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos, marco para un
análisis, segunda edición ampliada, Madrid: Alianza Editorial, 2005: 101).
7 Maurice Duverger, Los partidos politicos, México: Fondo de Cultura
Económica, 1957: 15. Aunque esta frase no puede considerarse una definición del término partido político, pues Duverger, en rigor, no formuló ninguna definición del término (Sartori, ob. cit., 2005: 95). En todo caso,
“Duverger, al enfrentarse con el problema de sus clases de 1953-1954,
señala que la definición cambia con el tiempo (esto es, al ir cambiando los
partidos), e indica que hace cincuenta años la definición correcta era la
ideológica; la definición actual prevaleciente es la basada en la clase social,
y la definición de los partidos por organización sólo tiene importancia para
determinados tipos, especialmente los partidos comunistas (Sartori, ob.
cit., 2005: 93).
8 Dieter Nohlen, Diccionario de Ciencia Política, México: Porrúa, 2006:
12
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
Partido fue originalmente una mala palabra, como
vuelve a serlo hoy para muchos ciudadanos.
Justamente Giovanni Sartori ha trazado una breve
pero muy precisa historia de las connotaciones
asociadas a la noción de partido político desde su
aparición. Esta historia empieza con la asociación
entre “partido” y “facción” –término este último
odioso “desde la época romana hasta el siglo
XIX”–,13 que atravesó el pensamiento político
moderno,
desde
Maquiavelo14
hasta
Montesquieu.
La historia empieza a cambiar, sin embargo,
cuando Voltaire afirma en la Enciclopedia: “El término partido no es, en sí mismo, odioso; el término facción siempre lo es”,15 con lo que “partido”
empieza a emanciparse de “facción”. Luego, a
finales del siglo XVIII, Burke es el primero que reivindica a los partidos y al gobierno de partidos; y
quien, por cierto, nos proporciona una primera
definición (idealista y normativa) de partido político, frecuentemente citada hasta hoy: “Un partido
es un grupo de hombres unidos para fomentar,
mediante acciones conjuntas, el interés nacional,
sobre la base de algún principio determinado en
el que todos están de acuerdo”.16
Ciertamente los padres fundadores de los
Estados Unidos, Madison, Washington17 y el propio Jefferson (fundador del Partido Republicano)18
no sintonizaron con Burke, sino que condenaron a
facciones y partidos, en el marco de la afirmación
de una república que era entendida como antídoto a la democracia y sus excesos.19
Por su parte, sometidos a las urgencias de la
guerra, al culto a la razón y al individualismo atomista entonces predominante, los revolucionarios
franceses de 1789, girondinos como Condorcet,
jacobinos como Robespierre y Saint-Just, así
como todos los grupos, “mantuvieron la misma
idea y hablaron con una sola voz: la unanimidad y
la persistencia en sus condenaciones de los
partidos”.20
De la condena va a pasarse a la resignación
frente al hecho de los partidos políticos (o facciones, todavía para muchos autores). Como señaló
Benjamin Constant en 1815: “No cabe la esperanza de excluir a las facciones de una organización
política, cuando de lo que se trata es de conversar
las ventajas de la libertad (…). Por ende, debemos
esforzarnos por hacer que las facciones sean lo
más inofensivas posibles”.21 Y todavía Alexis de
Tocqueville, en 1835, a su regreso de los Estados
Unidos, reconocía que “cuando los ciudadanos
difieren entre sí en puntos que interesan por igual
a todo el país, como por ejemplo los principios
generales del gobierno, es cuando nacen verdaderamente lo que yo llamaría partidos. Los partidos
son un mal inherente en los gobiernos libres”.22
De hecho, los partidos políticos se consolidaron a lo largo del siglo XIX, en concomitancia con
la estabilidad de la vida parlamentaria y, sobre
todo, con la extensión del sufragio. A fines de
dicho siglo, la creciente fortaleza de los sindicatos
llevó a la creación de los partidos socialistas, que
se propusieron articular los intereses de ese sector
específico de la sociedad. Al registrar esta expansión, Duverger distingue entre dos fases (que son
también dos tipos) de orígenes partidarios:
1005.
9 Cavarozzi y Abal Medina, ob. cit., 38.
10 Manuel Alcántara y Flavia Freidenberg (coords.), Partidos políticos de
América Latina, países andinos, México: Fondo de Cultura Económica /
Instituto Federal Electoral, 2003: 18.
11 Whigs y Tories conforman el primer embrión de un sistema de partidos,
en la medida en que vertebran la vida electoral y parlamentaria británica a
partir del siglo XVIII. Los primeros sostienen que la autoridad política emana
del pueblo y destacan la autoridad parlamentaria frente al monarca, así
como la tolerancia religiosa y la defensa de las libertades. Los Tories, en
cambio, creen en el origen divino de la autoridad monárquica y estuvieron
fuertemente vinculados con la Iglesia anglicana (Duncan Townson, Breve
historia de Inglaterra, Madrid: Alianza Editorial, 2004: 238 y ss.).
12 Duverger, ob. cit.: 15 y ss, y Sartori, ob. cit., 2005: 57.
13 Sartori, ob. cit., 2005: 28.
14 Aunque, como lo señala Sartori, Maquiavelo condenaba el efecto de los
partidos, reconocía, sin embargo, que la república (es decir, para nosotros
hoy, la democracia), se alimenta del conflicto social, como lo advierte en un
conocido pasaje en el que dice: “Creo que los que condenan los tumultos
entre los nobles y la plebe atacan lo que fue la causa principal de la libertad de Roma, se fijan más en los ruidos y gritos que nacían de esos tumultos que en los buenos efectos que produjeron, y consideran que en toda
república hay dos espíritus contrapuestos: el de los grandes y el del pueblo,
y todas las leyes que se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión
entre ambos…” Nicolás Maquiavelo, Discursos sobre la primera década de
Tilo Livio, Madrid: Alianza Editorial, 2005: 41 y 42.
15 Sartori, ob. cit., 2005: 27.
16 Edmund Burke, Textos políticos, México: Fondo de Cultura Económica,
1996: 289.
• Origen interno al sistema político: que corresponde a los partidos generados a partir a) del grupo
Rafael Roncagliolo
13
parlamentario, el cual genera b) un comité electoral y c) edita o se apoya, cuando puede, en un
periódico.
• Origen externo al sistema político: que surge a
partir de 1889, cuando los sindicatos británicos
fundaron el Partido Laborista, en el marco del
surgimiento de los partidos social-demócratas
europeos. Luego habrá partidos generados a
partir de confesiones religiosas, de grupos económicos, etc.23
Desde comienzos del siglo XX van a extenderse
también la preocupación y el desaliento,24 por el
nacimiento y desarrollo de las oligarquías partidarias, a las que se refiere el texto de Ostrogorki, de
1902,25 y el de Michels, de 1911.26 Poco antes, en la
misma perspectiva de realismo político, Mosca
había señalado que los gobernantes constituyen
siempre una “clase política” que dirige a los
gobernados. Y, muy poco después, Max Weber
(amigo íntimo de Michels) iba a registrar el tránsito de la democracia parlamentaria a la democracia
de partidos.
Nostalgia: funciones clásicas
Conviene recordar, aunque sólo sea telegráficamente, las funciones cumplidas por los partidos
políticos durante las etapas primeras etapas de la
democracia occidental contemporánea:
• Búsqueda de la conquista y ejercicio del poder
político, que es lo que define al partido y lo que
hace importante y decisivo su carácter de
“máquina electoral”.
“
Los partidos
políticos se
consolidaron a lo largo del siglo XIX, en
concomitancia con la estabilidad de la vida
parlamentaria y, sobre todo, con la
extensión del sufragio. A fines de dicho
siglo, la creciente fortaleza de los sindicatos
llevó a la creación de los partidos
socialistas, que se propusieron articular
los intereses de ese sector específico
de la sociedad
”
sociedad, a través de los llamados “clivajes”.27
Al hacerlo, los partidos suelen actuar como
canales para la resolución pacífica de conflictos
(dado que lo que define a la democracia no es la
ausencia de conflictos sino, precisamente, la
existencia de reglas y prácticas necesarias para
su resolución pacífica).
• Representación (agregación y articulación) de
intereses y demandas, o sea inserción en la
• Formulación y difusión de propuestas, que pueden partir o no de principios, doctrinas e ideologías (es decir, ideas convertidas en ideales por
el compromiso activo de quienes las sostienen);
lo que ha hecho tan frecuente en todas partes la
clásica asociación entre partido y periódico.
17 En su Discurso del adiós, Washington advierte “del modo más solemne
en contra de los efectos nocivos del espíritu de partido”, citado en Sartori,
ob. cit., 2005: 41.
18 El Partido Republicano fundado por Jefferson es, en realidad, el antecesor del Partido Demócrata de hoy, mientras que el actual Partido
Republicano tienen sus antecedentes en el Partido Federalista de Hamilton.
(Samuel Eliot Morison y Henry Steele Commager, The growth of the
American Republic, Nueva York: Oxford University Press, 1961: 353).
19 Particularmente importante a este respecto es el artículo X de El
Federalista, en el que Madison desarrolla el argumento de la distinción y
oposición entre la democracia, que hay que evitar, y la república, que hay
que construir. En este marco, critica frontalmente al “espíritu de partido”,
atribuye su origen a “la desigualdad en la distribución de las propiedades”
y llega a la conclusión de que “las causas del espíritu de facción no pueden
suprimirse y que el mal sólo puede evitarse teniendo a raya sus efectos.”
(Alexander Hamilton; James Madison y John Jai, El Federalista, México:
Fondo de Cultura Económica, 2006: 37 y 38).
20 Sartori, ob. cit., 2005: 39.
14
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
A ciertos partidos
les ocurre que,
con el transcurso del tiempo, pierden su
inserción en la sociedad, se alejan de ella y
se dedican prioritariamente a moverse
dentro del Estado (se circunscriben a las
elecciones y al parlamento), lo que parece
ser el caso de algunos partidos tradicionales
latinoamericanos que, por así decirlo, se
desplazan hasta casi coincidir con la esfera
del Estado, alejándose de la esfera de la
sociedad civil
”
aparecen sucesivamente en la historia de los partidos y que pueden reducirse a cuatro modelos:
• De notables, con base en comités, lo que “corresponde, más o menos a los partidos “burgueses”
del siglo XIX, que sobreviven en forma de partidos conservadores y liberales”.30
• De secciones, generalmente basadas en el lugar
de residencia, en lo que “la educación política de
los miembros ocupa un importante lugar al lado
de la actividad puramente electoral”,31 según el
modelo de la socialdemocracia europea.
• De células, por centro de trabajo, siguiendo el
modelo leninista, como ha sido el caso de varios
partidos de orientación marxista-leninista.
• De masas, en forma de milicias, según el modelo fascista que se aplicó con las milicias de
Camisas Negras de la Unión Revolucionaria.
Existen innumerables criterios para clasificar a los
partidos a partir de la primera taxonomía de
Hume, que distinguió tres clases de facciones,
según fueran basadas en intereses, en principios o
en afectos.28
Otras clasificaciones tienen que ver con la
orientación ideológica derecha o izquierda, o con
varias otras dimensiones.29 Duverger señala
distintas formas de estructura partidaria que
Existe otra manera de clasificar a los partidos,
según la cual cabe distinguir entre partidos ideológicos, partidos centrados en ciertos temas o
issues (como los “verdes”) y partidos “atrápalo
todo” (catch-all-party). Esta última es una categoría cada vez más frecuente y a la cual también se
deslizan cada vez más los propios partidos ideológicos. Se trata de organizaciones que se orientan a
recoger electores de manera indiferenciada en el
conjunto de la sociedad y en cuya orientación lo
táctico predomina sobre lo principista32 y la
dimensión electoral sobre cualquier otro aspecto
de la vida partidaria. Como también los antiguos
partidos han tendido a transformarse en partidos
“atrápalo todo”, la naturaleza misma del partido
político se ha visto profundamente modificada. Un
ejemplo extremo podría ser dado por lo que en
Colombia se denomina “partidos de garaje” (que
salen del garaje para la carrera electoral y luego
regresan en la próxima competencia).
21 Citado en Sartori, ob. cit., 2005: 42.
22 Alexis de Tocqueville, La democracia en América, tomo I, Madrid:
Alianza Editorial, 2002: 256.
23 Duverger, ob. cit.: 15 y ss.
24 Sartori, ob. cit., 2005: 59.
25 “La interposición entre el pueblo y sus numerosos mandatarios de terceros que no hacen más que ratificar las cosas, redujo al mínimo la responsabilidad de los elegidos ante sus supuestos “compromisarios” y puso el
poder efectivo en manos de agencias electorales y de sus directores, los
cuales, con el pretexto de servir a una opinión desorientada, se convierten
• Formación política y debate de ideas en el propio seno de la vida partidaria, es decir, socialización política.
• Movilización electoral y directa, para la expresión de los puntos de vista y/o intereses de la
organización.
Taxonomías para todos los gustos
Rafael Roncagliolo
También hay una polémica francamente variopinta acerca de partidos “del sistema” y “antisistema”. Baste con señalar aquí que un partido se
considera antisistema cuando no acepta las reglas
del juego y, por lo tanto, se propone cambiar, no
sólo el gobierno sino el sistema de gobierno.33 La
oposición a la política económica de un gobierno,
por radical que ella sea, no hace a un partido antisistema.
Otra manera de clasificar a los partidos puede
basarse en sus relaciones con el Estado y la sociedad civil, a partir de la noción clásica según la cual
los partidos nacen en la sociedad civil, la expresan
y la articulan (función representativa) para influir
y actuar dentro del Estado (función gubernativa),
lo que puede ilustrarse así:
15
“
En suma,
los partidos
funcionan cuando, como ha ocurrido en
Europa Occidental, mantienen
una relación complementaria y equilibrada
entre su función representativa y
su función gobernativa
”
A ciertos partidos les ocurre que, con el transcurso del tiempo, pierden su inserción en la sociedad,
se alejan de ella y se dedican prioritariamente a
moverse dentro del Estado (se circunscriben a las
elecciones y al parlamento), lo que parece ser el
caso de algunos partidos tradicionales latinoamericanos que, por así decirlo, se desplazan hasta
casi coincidir con la esfera del Estado, alejándose
de la esfera de la sociedad civil. En estos casos,
puede decirse que la función gubernativa ha desplazado a la función representativa.
Otras organizaciones políticas emergen con
gran capacidad de agregación y articulación de
sectores importantes de la sociedad civil, pero se
quedan dentro de ella sin vocación ni capacidad
para asumir orgánicamente la dirección del
Estado y el establecimiento de planes integrados
de políticas públicas. Son eficientes para expresar
la protesta y la demanda pero no lo son tanto para
darse una estructura orgánica y proponer políticas públicas. Al revés que en el caso anterior, aquí
lo representativo es el todo y lo gubernativo se
vuelve secundario.
Finalmente, hay partidos que no tienen inserción social alguna ni aptitud estatal, que existen
sólo para competir en elecciones, sea como clientela personal de un caudillo, sea como federación
de caudillos de diferentes niveles. No tiene ni función representativa ni capacidad propia para la
función gubernativa (por lo tanto, si llegan al
gobierno, son más fácilmente instrumentalizados
por los poderes fácticos).
En suma, los partidos funcionan cuando, como
ha ocurrido en Europa Occidental, mantienen una
relación complementaria y equilibrada entre su
función representativa y su función gobernativa.34
en los amos”, afirma Mosei Ostrogorski, La democracia y los partidos políticos, Madrid: Trotta, 2008: 25 y 26.
26 Mientras Ostrogorski piensa que los males de los partidos políticos son
remediables dentro de la democracia, Michels es absolutamente pesimista
y dice: “En la sociedad de hoy, el estado de dependencia que resulta de las
condiciones económicas y sociales, hace imposible el ideal democrático”
(Robert Michels, Los partidos políticos, un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna, tomo I, Buenos Aires:
Amorrortu, 2003: 56).
27 “Clivaje” es un anglicismo, por cleavage, término inglés para escisión,
16
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
Cuando se habla
del número
de partidos no interesa tanto el número de
partidos legalmente inscritos como el número de partidos “que cuentan”, es decir que
tienen peso político real. Importa, en este
aspecto como en todo lo que concierne al
análisis político, no reducir la realidad a su
dimensión jurídica
”
Sistemas de partidos
A diferencia del poco aprecio a los partidos por
parte de los fundadores de la democracia contemporánea, hoy se suele afirmar que no hay democracia sin partidos.35 Así como una golondrina no
hace verano, un partido solo no hace democracia.
Se requiere un sistema de partidos, con alguna
probabilidad de alternancia en el poder.
Por sistema de partidos entendemos, con
Dieter Nohlen, “la red de relaciones de los partidos que actúan en una sociedad, la cual puede ser
descrita según diferentes características: número,
relaciones de tamaño, distribución del poder, distancias ideológicas, esquemas de interacción de
los partidos (verticalmente, entre ellos, y horizontalmente, con las clases sociales y los grupos de
interés), grado de institucionalización, etc.”36
Sólo podemos hablar de un genuino sistema de
partidos cuando existen dos o más partidos reconocidos por los ciudadanos como mecanismos
división o fractura, con el cual se alude a los ejes de conflicto que oponen
a los partidos entre sí, o que los partidos consideran sus raíces sociales en
los procesos de confrontación (Nohlen, ob. cit.: 209 y ss.).
28 David Hume, Ensayos políticos, Madrid: Tecnos, 2006: 43-50.
29 Duverger, ob. cit., 31-33. Por su parte, Alcántara y Freidenberg proponen
y aplican una guía para el análisis empírico de los partidos políticos que
legítimos de representación (arraigo) y que, a su
vez, se reconocen entre sí como interlocutores
legítimos tanto en la competencia y conflicto
(dimensión centrífuga) como en su capacidad para
establecer acuerdos (dimensión centrípeta).
La primera variable definitoria de un sistema
de partidos es el número de partidos que lo componen, lo que permite distinguir entre sistemas
bipartidarios, tripartidarios y multipartidarios.37
Naturalmente cuando se habla del número de partidos no interesa tanto el número de partidos
legalmente inscritos como el número de partidos
“que cuentan”, es decir que tienen peso político
real.38 Importa, en este aspecto como en todo lo
que concierne al análisis político, no reducir la
realidad a su dimensión jurídica.
Una segunda variable principal en el análisis
de los sistemas de partidos es la distancia (inicialmente ideológica) que separa a los partidos entre
sí, lo que permite distinguir entre sistemas muy
polarizados y sistemas poco polarizados.
En su amplísimo tratado sobre los sistemas de
partidos, Sartori distingue, a partir del número de
partidos, las siguientes clases de sistemas:
1. De partido único.
2. De partido hegemónico.
3. De partido predominante.
4. Bipartidista.
5. De pluralismo limitado.
6. De pluralismo extremo.
7. De atomización.39
Colofón
Los partidos políticos, llámense cómo se llamen,
se han vuelto indispensables para el funcionamiento de la democracia representativa. En rigor,
la calidad de una democracia se mide por la calidad de sus partidos. Sin embargo, como hemos
pretendido mostrar en estas líneas, no siempre fue
así.
incluye, en el ámbito externo, su funcionamiento como organización electoral,
organización de gobierno y organización legislativa, y en el ámbito interno, su
funcionamiento como organización burocrática y como organización voluntaria de miembros (Alcántara y Freidenberg (coords.), ob. cit.: 15-24).
30 Duverger, op.cit., 31.
31 Ibidem.
Rafael Roncagliolo
En el origen de los gobiernos representativos,
los partidos eran vistos como una deformación. Es
únicamente con la ampliación democrática de la
representación, como consecuencia de la extensión del sufragio, que los partidos pasaron a ser
protagonistas principales de la vida política. Así,
el escenario principal se trasladó del parlamento a
los partidos.
En este nuevo paisaje cultural y político conspira
contra el desarrollo de los partidos y sistemas de
partidos. Sin embargo, no hay manera de introducir racionalidad en la competencia electoral sin la
articulación de los partidos. Los partidos siguen
siendo indispensables para construir genuinas
democracias.
Hoy en día, sin embargo, asistimos a una
nueva mutación. Se trata del tránsito de la democracia de partidos a la democracia mediática (que
Bernard Manin prefiere denominar “democracia
de audiencias”) y, particularmente, a lo que
Sartori ha denominado la videopolítica, que
implica, entre otras, un conjunto de dimensiones
que aquí sólo cabe enumerar:
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Lineamientos ideológicoprogramáticos de la CND
Concertación Nacional Democrática
L
Fernando Martínez
Director nacional del movimiento
Concertación Nacional
Democrática (CND). Ha trabajado
para el Ministerio de Obras
Públicas y Comunicaciones como
consultor en estudios de rehabilitación de carreteras. Tiene amplia
experiencia en construcción de
edificios, almacenes, alcantarillado y viviendas. Ha trabajado para
la Empresa de Obras Públicas de
Quito en la elaboración de
adoquinado y para el Fondo de
Salvamento (FONSAL) en el
mantenimiento de aceras y
calzadas y en la rehabilitación de
espacios públicos. Ingeniero Civil
por la Universidad Central del
Ecuador.
os lineamientos ideológico-programáticos que planteamos se
insertan en la caracterización del momento histórico que atraviesa el Ecuador de inicios del siglo XXI. Esta caracterización
es crucial para identificar los “espacios de movimiento” de la
organización política, para garantizar la efectividad de su presencia
como actor político gravitante en la política nacional, y convertirse en
referente para el aglutinamiento de fuerzas aliadas.
Para realizar esta operación, es necesario mirar hacia la historia
política reciente del país y advertir las tendencias que se proyectan en
el futuro inmediato; en ese contexto, se define la proyección ideológico-programática, elaborada por todos los integrantes de la CND.
Las transformaciones que se han producido en la historia política
reciente del país (tres décadas si identificamos como relevante la ruptura histórica de 1978 como inauguración del sistema político moderno
en el Ecuador), tienen que ver no solamente con cambios en la política
nacional, sino también con profundas transformaciones en el escenario
internacional. Las crisis internas han estado determinadas, en muchos
casos, por las transformaciones del mundo que han impactado en los
paradigmas de la política como forma legítima de regulación de las
interacciones sociales.
A nivel global, se han experimentado fundamentales transformaciones como la caída del Muro de Berlín y, con ella, la supresión de conflictos y del equilibrio de fuerzas organizado en torno al sistema de la
Guerra Fría; las innovaciones tecnológico-productivas que han dinamizado las vinculaciones globales en las economías nacionales; el paso
desde economías cerradas hacia economías abiertas con sus lógicas de
desregulación y apertura; las migraciones crecientes, la generalización
de la composición multicultural de la sociedad; y la vulnerabilidad
ambiental. Estas transformaciones radicales han desatado crisis y conflictos globales: ingobernabilidad, terrorismo, deslegitimación de las
instituciones políticas, partidos, parlamentos, gobiernos, etc.; son
expresión y al mismo tiempo alimentan cambios radicales y profundos
en la estructura de las relaciones sociales y políticas; la crisis de la política obedece a la incapacidad de actores e instituciones para adecuar
Fernando Martínez
sus líneas de intervención a la radicalidad de estas
transformaciones.
En el contexto nacional, la crisis de la política
aparece como incapacidad de dar respuesta a los
impactos que estas transformaciones presentan
en la sociedad, en la economía y en la política; la
iniciativa política tanto de instituciones como de
los actores ha demostrado un serio retraso en este
nivel. Los distintos intentos de reforma política
expresados en las formulaciones constitucionales
de 1978, la reformas de 1998 y ahora la
Constitución de 2008, más que ofrecerse como sistemas institucionales dispuestos para reducir
complejidad y canalizar la participación democrática, se han mostrado como generadores de
mayor complejidad, retroalimentando la gravedad
de las crisis y los desarreglos institucionales. En
este contexto, los fantasmas de la política tradicional (caudillismos, clientelismos, populismos de
distinta clase) reaparecen con renovado vigor
comprometiendo la posibilidad del desarrollo de
una democracia madura, consciente de las dificultades y dispuesta a potenciar la emancipación y
autonomía de las individualidades y colectividades que componen la realidad del país.
Concertación Nacional Democrática (CND) ha
logrado afirmarse en el contexto de estas complejidades, desarrollando una propuesta de defensa a
ultranza de los principios y valores de una democracia madura; ello ha caracterizado a su accionar y
a sus posturas. Y es en fortalecimiento de esa orientación política que se inscriben nuestros lineamientos y nuestro programa ideológico-programático.
21
“
Las
transformaciones
que se han producido en la historia política
reciente del país (tres décadas si
identificamos como relevante la ruptura
histórica de 1978 como inauguración del
sistema político moderno en el Ecuador),
tienen que ver no solamente con cambios en
la política nacional, sino también con
profundas transformaciones en el
escenario internacional
”
La crisis como fenómeno contemporáneo
Seguramente el mayor impacto de las transformaciones globales está en las formas de acción e
intervención política, las cuales han evolucionado
sustancialmente. Ya no existen estructuras estables de integración social y económica en donde
los actores sociales se articulen en términos de
una propia identidad y puedan definir sus propias
demandas, intereses, valores y expectativas. La
política desde abajo pierde fuerza propulsiva y
propositiva. Si la década de 1990 fueron años de
intensa movilización de la sociedad con un fuerte
tejido organizacional, para la primera década de
los años 2000, dicha configuración está debilitada.
El tendencial debilitamiento de la trama social
y de sus expresiones organizativas se debe en
gran medida a la ausencia de capacidad de propuesta para afrontar las crisis que han aparecido a
partir del retorno de la democracia. La matriz de
estos conflictos se encuentra en la crisis de la
década de 1980 (años de reconfiguración de la
democracia en el país con fuerte protagonismo del
sistema de partidos), cuando entran en contradic-
22
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
La matriz de
estos conflictos
se encuentra en la crisis de la década de
1980 (años de reconfiguración de la democracia en el país con fuerte protagonismo
del sistema de partidos), cuando entran en
contradicción el modelo político intervencionista y concentrador diseñado constitucionalmente, y las lógicas de reconversión
económicas y políticas dominantes a escala
global que iban en dirección contraria
”
ción el modelo político intervencionista y concentrador diseñado constitucionalmente, y las lógicas
de reconversión económicas y políticas dominantes a escala global que iban en dirección contraria.
La lógica política conducía a introducir mecanismos de desregulación en materia económica que
planteaban para el Estado una transición desde la
excesiva concentración e intervencionismo, hacia
un modelo de regulación y orientación estratégica; un cambio institucional que nunca se efectivizó y que aparecía como demanda de reforma
política, una demanda planteada desde entonces
por muchas fuerzas que hoy integran la CND.
Lejos de advertir esta nueva tendencia, los
actores fundamentales de la política ecuatoriana
de las décadas de 1980 y 1990 optaron por la resistencia y el rechazo a esta nueva línea. Después de
la experiencia histórica del intervencionismo
estatal tanto en la versión socialista o comunista
soviética, como en las versiones social-demócratas que emergieron con fuerza y construyeron el
llamado Welfare State o Estado de Bienestar, los
perfiles de diferenciación entre Estado y sociedad
se disolvieron.
En el Ecuador, las fuerzas llamadas progresistas (del espectro de la centro-izquierda) como las
fuerzas de la centro-derecha (comprometidas con
el llamado ajuste estructural de la economía), se
resistieron a ubicar, en esta nueva condición de la
política, sus formas y mecanismos de intervención, sus propuestas programáticas, sus construcciones de valor. Desde el lado de la
centro-izquierda, la resistencia y el bloqueo; desde
la centro-derecha, una interpretación reductiva e
instrumental del ajuste que los conducía a usufructuar de él sin modificar el carácter rentista y
oligárquico del modelo económico tradicional.
Este fenómeno desató la conexión entre dos
formas de manifestación de la crisis política. Por
un lado, la crisis de gobierno como expresión de
bloqueo de fuerzas enfrentadas, que devino en la
inestabilidad del crecimiento con secuelas graves
de deterioro económico y social, con desprestigio
creciente de los actores políticos (los partidos) y
con la emergencia de una sociedad fuertemente
movilizada y disruptiva con proyecciones de comportamiento anti-sistema y refundacional. Por
otro, la crisis de gobernabilidad que se expandió y
se generalizó hasta convertirse en una crisis de
legitimidad de todo el sistema institucional. Esta
fenomenología expresa la inexistencia de actores
políticos de una necesaria reconversión ideológico-programática.
En la actualidad, existe un modelo con fuertes
orientaciones hacia la construcción de un sistema
totalitario de partido único, con peligrosas tendencias a la instrumentalización y control de la
participación social, con una función de legitimación y soporte del modelo: el sistema de partidos
ha sido virtualmente arrasado, las formas de orga-
Fernando Martínez
nización social desconocidas, y se ha instaurado
una lógica de la política desde arriba, esto es
desde la institucionalidad política. Se ha instrumentalizado la institucionalidad para profundizar
la desinstitucionalización del sistema político que
ya se venía produciendo; un impulso que ha terminado por desvirtuar o debilitar la posibilidad de
construir una democracia plural y efectivamente
participativa.
El modelo económico ya no integra un tejido
social que posea bases sólidas en lógicas productivas relativamente integradas y autosostenibles;
el modelo económico fragmenta y debilita el
entramando socio-productivo, y conduce a una
dependencia casi exclusiva de la capacidad de distribución de rentas desde el Estado, defendiendo
de esta manera la lógica estructural de inclusión y
control social.
La Constitución de Montecristi diseña el andamiaje institucional del modelo totalitario (eliminación del principio de la división de poderes; alta
discrecionalidad del poder público sobre el principio de la sujeción a la ley de todo acto de decisión,
concentración de la capacidad de decisión en el
Presidente de la República).
La política desde arriba (arrasadas las formas
sociales y políticas de organización autónoma de
la sociedad) privilegia la lógica comunicacional y
mediática con fines de performatividad social; se
trata ahora de construir una sociedad de acuerdo
con el modelo; la dimensión discursiva asume preponderancia, fuertemente empaquetada por una
razón mediática que obliga al control de la comunicación.
En su lugar emerge un concepto de democracia plebiscitara: en ausencia de estructura política
institucionalizada, la política tiende a personificarse; la construcción de liderazgos fuertes aparece
como compensación de la despolitización generalizada, los medios de comunicación son los espacios en los que se construyen los liderazgos, por lo
tanto, la batalla mediática pasa necesariamente
por control e instrumentalización. Esta es una
lógica en la cual la democracia se vuelve delegadora y plebiscitaria, donde el control es relegitimado con la partición política de las masas
indiferenciadas.
23
La necesidad de replantamientos
de fondo
La perspectiva ideológico-programática de la
CND debe advertir estas líneas de tendencia pero
no ahogar su intervención y proyección en la
lucha coyuntural contra el modelo del Gobierno
actual; debe aprestarse a detener esa operación
desarrollando propuestas ideológicas y programáticas que preparen el sendero del nuevo ciclo
político; su intervención deberá incidir en la construcción de referentes políticos con poder de convocatoria y aglutinamiento de fuerzas, pero debe
incidir también en la construcción de los nuevos
referentes de la política futura. La intervención y
presencia mediática aparece central, pero también
es necesaria la construcción de propuestas desde
la trinchera parlamentaria que sienten las bases
del nuevo modelo político alternativo al modelo
totalitario y plebiscitario. Una tarea en la que, con
dificultades, ya viene trabajando la CND y que
deberá ser fortalecida.
Hacia un modelo económico-político de
integración pluralista
El modelo económico deberá articularse sobre la
base del impulso al crecimiento de la economía;
un crecimiento sustentable en términos ecológicos, sostenible en su capacidad de enfrentar los
ciclos económicos y las turbulencias de una economía global altamente intensiva en innovación
tecnológica, en flexibilidad y variabilidad de sus
distintos componentes financieros, tecnológicos y
productivos. Un modelo volcado a la redistribución que premie su eficiencia y vuelva productivas
y competitivas las actividades que en la actualidad
componen las llamadas economías informales de
sobrevivencia, de escasa capacidad productiva y
acumulación y precarias condiciones de inserción
de la fuerza laboral.
Este tipo de sistema económico no podrá
emerger si el modelo político no se adecua institucionalmente para garantizar las condiciones más
idóneas que posibiliten el fortalecimiento de la
capacidad empresarial privada, con una lógica de
24
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
rigurosa responsabilidad social y colectiva.
Solamente una adecuada articulación institucional
entre el modelo económico y el modelo político
podrá sentar las bases de una sociedad efectivamente democrática y pluralista. Una sociedad
abierta al mundo global, sólidamente sustentada
sobre el fomento de la capacidad de formación,
investigación y aplicación del conocimiento científico, dispuesta a promover el desarrollo de las
capacidades humanas y el diálogo multicultural
como premisa para el desarrollo de una democracia madura y fortalecida.
Esta orientación programática podrá afirmarse a
condición del impulso de una política económica
que supere la dicotomía polarizadora entre lógicas
expansivas y lógicas restrictivas de gasto público;
una dicotomía o enfrentamiento que bloqueó y
detuvo el crecimiento de la economía durante las
décadas de 1980 y 1990. La superación de esta falsa
dicotomía supone ajustar de manera más consistente las vinculaciones entre la función de ahorro y de
financiamiento con la función de inversión productiva, y ambas con la orientación redistributiva del
conjunto de la economía. Garantizar la generación
de ahorro a partir de un adecuado uso de los excedentes de la economía de exportación de materias
primas, en particular del petróleo, pero también de
otras fuentes de la economía frente a la variabilidad
de los ciclos económicos globales. Ello como mecanismo de aseguramiento del desarrollo humano,
principal recurso de la economía que debe ser
fomentado y promovido.
La orientación de la política económica debe
complementarse con una inteligente política de
agregación y construcción de un bloque regional,
que potencie las capacidades competitivas de las
economías nacionales más allá de arcaicos alineamientos ideológicos que apuntan a reeditar el
viejo sistema de la Guerra Fría.
Hacia la construcción de una
institucionalidad democrática pluralista
La actual deriva autoritaria y totalitaria deberá ser
revertida mediante la construcción de un sistema
de partidos plural, que funcione como premisa
para la adopción de decisiones políticas adecuadas al imperativo del crecimiento sostenido y
equitativo de la economía nacional. Solamente la
plena vigencia de un sistema de partidos plural y
eficiente en su capacidad de canalizar deliberativamente las preferencias políticas de la ciudadanía podrá se soporte de una democracia madura.
Ello supone la reconfiguración del sistema
político, sustentado sobre los principios de la
plena vigencia del Estado social de derecho, en el
que se garanticen los principios constitucionales
de la división y autonomía de los poderes públicos, de estricta sujeción a la ley, que apunte a la
construcción de un sistema de la administración
pública que sea suficientemente autónomo e
inmune a las variaciones coyunturales y a las presiones de índole corporativa o política de corte
inmediatista. En la coyuntura actual, se vuelve
imperativo fortalecer la función de la representación política mediante el fortalecimiento de la
Asamblea Nacional, dotándola de suficiente autonomía frente al Poder Ejecutivo, tanto en sus funciones de legislación como de fiscalización. Ello
significa trabajar en dirección de la vigencia del
principio de la división y autonomía de las funciones y de los poderes del Estado.
La planificación del desarrollo deberá fortalecerse en su proyección estratégica, pero su efectiva vigencia deberá reposar sobre el principio de la
corresponsabilidad entre las funciones Ejecutiva y
Legislativa; la administración de Justica, y el control político y constitucional deberán articularse
sobre su efectiva autonomía respecto a cualquier
influencia de los poderes públicos a ser controlados y vigilados.
Todo ello supone caminar en dirección al establecimiento de una propuesta consistente de reforma constitucional y legal que rediscuta los
paradigmas constitucionales vigentes en todo aquello que significa su deriva autoritaria y totalitaria.
La CND como actor político
del cambio democrático
La postura democrática de la CND deberá dotarse
de la suficiente inteligencia para afrontar el
Fernando Martínez
desafío de la reinstitucionalización del país, como
premisa para lograr los cambios en el modelo económico y político.
La reinstitucionalización del país significa
reconfigurar el sistema político, dotándolo de
autonomía para receptar y procesar las demandas
y propuestas que emerjan de los actores sociales y
políticos, sin dejar de configurar su proyección
estratégica, que es garantizar la vigencia de
una sociedad plural, una economía sólida en
crecimiento y con vocación hacia la equidad y la
redistribución.
La línea totalitaria apunta a desdibujar los perfiles de autonomía de la sociedad, de la economía,
de la política, y a fusionarlos bajo una idea de
comando único, en la figura del líder carismático y
del partido único. La reinstitucionalización apunta
a reconfigurar estas dimensiones de autonomía,
sin que ello signifique diferenciaciones corporativas sino articulación de adecuados enlaces y flujos
de participación política en cada uno de sus niveles organizativos.
La idea y concepto de la Concertación como
principio de la organización política debe ser
interpretada o leída como lógica de las interacciones sociales y políticas que deben permear el sistema político reinstitucionalizado. Por ello, la
Concertación –más que una orientación estratégica– es una postura táctica permanente de procesamiento de las diferencias políticas que componen
toda organización política, y el sistema político
como agregado institucional colectivo.
La idea y el concepto de la Concertación deben
ser vistos como un proceso permanente de intercambio político racional y razonable entre las partes; la unidad nacional será siempre unidad de
diferencias que requieran ser procesadas, pero
también mantenidas y fortalecidas a condición de
que se acepten las reglas de juego de un proceso
político democrático que sea asumido colectivamente. Las reglas de juego tienen que ser construidas colectivamente; jamás impuestas. Por
eso la democracia que promueve la CND debe
ser deliberativa, no impositiva, plebiscitaria o
tumultuaria.
La idea de la Concertación no debe ser asumida como promotora de una tregua social o instru-
25
“
El modelo
económico
deberá articularse sobre la base del impulso
al crecimiento de la economía; un
crecimiento sustentable en términos
ecológicos, sostenible en su capacidad de
enfrentar los ciclos económicos y las
turbulencias de una economía global
altamente intensiva en innovación
tecnológica, en flexibilidad y variabilidad de
sus distintos componentes financieros,
tecnológicos y productivos
”
mento de la despolitización generalizada de la
sociedad; no persigue el “justo medio” ni se ubica
en la ambigua posición del “centro político”.
Concertación supone la potenciación de la
política democrática; es una práctica política para
tratar las complejidades de la política y para resolver nuevas y mejores condiciones para su tratamiento, en las cuales la sociedad avance en
autonomía y libertad de movimiento.
La Concertación será eficaz como organización
en cuanto sepa reconocer en cada coyuntura el
nivel efectivo de los conflictos y predisponer frente a ellos la suficiente fuerza e inteligencia para
poder procesarlos.
La Concentración, como organización política,
supone el establecimiento de una adecuada relación entre su dirección y la cognición de los nive-
26
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
La
reinstitucionalización
del país significa reconfigurar el sistema
político, dotándolo de autonomía para
receptar y procesar las demandas y
propuestas que emerjan de los actores
sociales y políticos, sin dejar de configurar
su proyección estratégica, que es garantizar
la vigencia de una sociedad plural, una
economía sólida en crecimiento y
con vocación hacia la equidad y
la redistribución
”
les de conflicto que emergen de la diferenciación
propia del desarrollo social y político; sobre ello,
se mide su capacidad de propuesta, su fuerza
como aglutinadora de tendencias, como difusora
de programas y generadora de deliberación
democrática.
Esta orientación de alta política exige ser
mediada por una fuerte intervención del conocimiento. El incremento de la complejidad social y
sus derivaciones en la economía, en la sociedad y
en la política demanda el desarrollo de la capacidad de propuesta y comprensión teórica sobre los
distintos aspectos de la complejidad social en la
cual interviene la organización política. Esta es la
única posibilidad para impulsar una democracia
deliberativa que aleje a los actores de la pretensión organizativa de copar y controlar todos los
espacios de la vida social.
Frente a las lógicas de control capilar de la participación social con fines totalitarios de reproducción del poder, la CND emerge como una
organización de cuadros políticos que apela a la
libertad de conciencia, de expresión y de participación de las masas. Para ello su postura es garantizar
una democracia de procedimientos efectivos que
permita la participación libre de la ciudadanía.
La CND se postula como organización que
interactúa permanentemente con otros actores
políticos y con la ciudadanía; su nivel organizativo
deberá acercarse más al de cuadros formados que
defiendan propuestas y las conviertan en ideas
movilizadoras que se traduzcan en poder político
mediante la participación en procesos electorales
limpios e imparciales. Su intervención será una
acción paralela en el sistema institucional y también en la vida ciudadana, sin reeditar, a nivel de
su organización, ninguna lógica burocrática, disciplinaria o totalitaria de adscripción o conducción
política.
Nuestros principios
Nuestra organización política asume como principios básicos: la defensa de la dignidad del ser
humano, el desarrollo integral de todas sus potencialidades y la garantía de sus derechos y libertades. Estos son los fines que deben guiar la
organización de la sociedad, la economía y el
Estado. Nuestra actuación política se orientará a
lograrlos.
Entendemos la dignidad humana como el respeto a los derechos humanos tanto individuales
como colectivos de todas las personas, la igualdad
ante la ley, la igualdad de derechos, obligaciones
y oportunidades. El derecho de ninguna persona
puede ser obtenido a costa de los derechos de
otra. El logro del bien común puede, en ciertas
ocasiones, significar la necesidad de posponer
intereses individuales. El conjunto de la sociedad
tiene la obligación de reparar o indemnizar con
justicia a quienes fueran por ellos perjudicados.
Las personas que están en especial desventaja
requieren atenciones y leyes que garanticen su
real igualdad.
Fernando Martínez
Promover la dignidad humana incluye también
cuidar de bienes comunes como seguridad, paz,
justicia, desarrollo, cultura y naturaleza; reconocer
que las libertades individuales y la democracia
han aportado importantes beneficios a la humanidad; superar toda forma de discriminación, maltrato, agresión y violencia que perjudique a
cualquier grupo de la sociedad. De la misma
manera, nuestra organización política:
• Reconoce el valor y la necesidad de la participación y la representatividad, las mismas que
deben partir de la responsabilidad de las personas y en ningún caso puede reemplazar el adecuado funcionamiento del sistema político ni
menoscabar el imperio de la ley.
• Afirma la soberanía del Estado ecuatoriano,
rechaza todo intento de poner a nuestro país al
servicio de intereses extranjeros o la intromisión de éstos en nuestros asuntos internos.
• Propone la integración plena e inteligente del
Ecuador a la comunidad internacional, insistiendo en la necesidad de generar las capacidades internas que permitan a todos los actores
de la sociedad vincularse y estar preparados
para afrontar los desafíos de la emergente
sociedad del conocimiento y de su responsabilidad frente al cambio climático.
Entendemos a la política como una dimensión de
servicio a la que estamos llamados a participar, en
un espíritu de generosidad y de lucha contra toda
forma de abuso, opresión e injusticia. Y para la
construcción de una sociedad de bienestar integral.
Por ello, nuestra actividad política se orientará a:
• La defensa de los valores de la democracia,
entendida ésta como la forma de gobierno y de
convivencia social intercultural que, partiendo
de la igualdad política de todos los ciudadanos,
garantiza que éstos participen en la toma de
decisiones y que para ello dispongan de información adecuada, de espacios de deliberación
respetuosos, de libertad para organizarse políticamente.
• La búsqueda de la concertación, es decir, la deliberación y la articulación de posiciones diver-
27
sas en pos de encontrar puntos comunes como
el mecanismo básico para resolver los problemas del país.
• La afirmación del pluralismo y el respeto a posiciones distintas, indispensables para la convivencia democrática.
Nuestra organización política sostiene que la vida
en conjunto debe caracterizarse por la equidad,
entendida como:
• La igualdad de oportunidades para el desarrollo
integral de las capacidades de todas las personas.
• El acceso equitativo a servicios públicos de calidad.
• La atención adecuada a las necesidades de quienes tienen desventajas especiales.
• El derecho de las personas de beneficiarse de su
propio trabajo.
• La eliminación de toda forma de discriminación.
• Los deberes de todos los ciudadanos con responsabilidades frente al patrimonio natural y
cultural para las generaciones futuras.
Ello nos conduce a comprender que la actividad
económica debe orientarse a producir la riqueza
necesaria y garantizar una adecuada calidad de
vida, en armonía con el entorno natural, de todas
las personas. Es decir un desarrollo sustentable.
Para ello, objetivo prioritario de la economía debe
ser la generación constante de fuentes de trabajo,
dignas, productivas y bien remuneradas. Por eso:
• Creemos en el valor fundamental que tiene para
la sociedad la función empresarial, la misma
que debe ser estimulada y apoyada en el marco
del cumplimiento de las leyes. Afirmamos la
necesidad de respetar a la propiedad privada
con función social.
• Reconocemos al mercado como un sistema eficiente para asignar recursos en muchos campos. El mercado es un bien colectivo, que debe
ser cuidado y regulado por el Estado y la sociedad, asegurando condiciones adecuadas de
competencia y libertad y evitando prácticas
monopólicas, oligopólicas o abusivas de actores
públicos o privados.
28
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
• Afirmamos que la sociedad necesita varias funciones y servicios que deben ser garantizados
por el Estado, entre estos, el imperio de la ley,
seguridad, salud y educación de calidad para
todos. Las empresas estatales y los servicios
públicos deben estar al margen del proselitismo político y someterse a altos estándares de
eficiencia, calidad y transparencia.
• Consideramos al Ecuador un país diverso en
cuanto a sus formas alternativas de desarrollo;
consideramos a la autosustentabilidad, el cooperativismo y el asociativismo, entre otros,
como formas válidas para satisfacer las necesidades humanas básicas y para el desarrollo de
la solidaridad.
Para el logro de estos fines, sostenemos la necesidad de construir un verdadero Estado de derecho.
Aquello implica, entre otras cosas, desarrollar en
el Ecuador un Estado:
• Regido bajo el imperio de la ley, lo que exige instituciones sólidas, autoridades con firmes criterios éticos, leyes justas y de calidad.
• Al servicio de la sociedad, cuya finalidad fundamental sea lograr el respeto y plena vigencia de
los derechos humanos y la promoción de la
igualdad de oportunidades para todos.
• Controlado por los ciudadanos, que no caiga en
el abuso del poder ni en la arbitrariedad; un
Estado sometido a formas de fiscalización,
transparentes e independientes.
• Fundado en la independencia de poderes, alternancia en la representación y respeto a las
minorías.
• Respetuoso de todas las opciones religiosas y del
espacio de la conciencia individual donde las
personas asumen sus opciones sobre temas éticos, políticos y religiosos.
• Pluralista, basado en la diversidad y fundado en
la articulación de múltiples visiones y puntos de
vista.
• Unido, descentralizado, autonómico y solidario,
que avance hacia niveles crecientes de autogobierno y autosuficiencia regional.
• Capaz de una planificación integral que oriente
un desarrollo equilibrado entre campo y ciudad,
y que incluya un ordenamiento territorial que
garantice la productividad y responsabilidad
social y ambiental de todos los actores.
Estos son los principios que nos llevan a organizarnos, basándonos en el respeto mutuo, la armonía con la naturaleza, la solidaridad, la
productividad y la eficiencia.
De la partidocracia a
los nuevos partidos políticos
Movimiento Encuentro Democrático
E
Juanita Bersosa
Concejala por Cuenca para el
período julio 2009 a mayo 2014 y
Asesora de la Prefectura del
Gobierno Provincial del Azuay en
temas de participación ciudadana, rendición de cuentas y gobierno electrónico desde junio de
2007. Fue Presidenta del proyecto
para la creación de la Fundación
Universidad del Azuay para el
Desarrollo Empresarial y Social
(FUDES), y Vicepresidenta de la
Federación de Estudiantes de las
Universidades Particulares del
Ecuador (FEUPE) 2000-2001.
Ingeniera en Sistemas y Máster en
Administración de Empresas por
la Universidad del Azuay.
n el Ecuador hay un precepto que lo recorre de un extremo
a otro, que lo repiten todos y que se ha convertido en un
lugar común: “hemos vivido gobiernos de la partidocracia,
estamos en contra de todos los partidos”.
Vivimos en una democracia. Más aún, nuestra tarea es la constante
ampliación de la democracia. Y esto significa la existencia de partidos
políticos, tal como todas las constituciones lo reconocen en cualquier
lugar del mundo.
Los partidos políticos expresan la forma de ver el mundo y los intereses de los diferentes sectores de la sociedad, por eso son la constatación de que vivimos en una sociedad fundamentalmente diversa.
Tenemos la responsabilidad de luchar contra toda forma de opresión y contra el conjunto de inequidades que sufrimos día a día. Los
partidos políticos están allí para encabezar esas luchas contra las formas de opresión.
El problema radica en que los partidos políticos en el Ecuador se
convirtieron en grupos de presión, en camarillas al servicio directo de
intereses reducidos, en la búsqueda del poder por el poder, al servicio
del enriquecimiento. Los partidos le dieron la espalda al país y por eso
el país les dio la espalda.
El desafío ahora está en construir un nuevo tipo de partido político,
en no escudarse en la idea de que ahora no haremos partidos sino
movimientos, porque estos últimos sólo son el primer paso para
desembocar en lo segundo y porque, de hecho, terminan por funcionar
como organizaciones políticas.
Necesitamos partidos con ideologías claras, al servicio de los intereses populares; con vida democrática interna constante e intensa; con
reglas de juego claras; con la plena integración de los sectores populares en sus filas, no sólo como afiliados sino como integrantes activos
que conduzcan la organización.
El siguiente documento recoge, a partir de una reflexión personal,
una serie de aportes que fueron sistematizados en varios debates y análisis realizados por los militantes del Movimiento Encuentro
Democrático (MED), desde sus inicios en 2007 hasta la presente fecha,
30
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
Necesitamos
partidos con
ideologías claras, al servicio de los intereses
populares; con vida democrática interna
constante e intensa; con reglas de juego
claras; con la plena integración de los
sectores populares en sus filas, no sólo
como afiliados sino como integrantes
activos que conduzcan la organización
”
con diferentes actores sociales y ciudadanía, en la
definición del marco conceptual político que lo
regiría. Espero que esta información contribuya al
debate de lo que esperamos las ecuatorianas y
ecuatorianos de los partidos y movimientos políticos, considerando las exigencias de la realidad
política del país.
El punto de partida fue el reconocimiento de
que una democracia no puede ni debe consolidarse y funcionar sin la presencia de los partidos y
movimientos políticos en calidad de interlocutores
válidos entre la sociedad civil, Estado y Gobierno.
Para ello, la estructura de los nuevos partidos y
movimientos debe responder a la necesidad de
contar con espacios políticos democráticos, transparentes y capaces de asumir con responsabilidad
los intereses de los diferentes sectores de la ciudadanía como parte de su obligación y misión institucional. Los partidos y movimientos pretenden
ser espacios inclusivos de debate y elaboración de
propuestas, ello se relaciona con abrir las puertas
a todos los sectores sociales, políticos y económicos para identificar los puntos de encuentro ideológicos que permitan la elaboración de propuestas
colectivas de alto impacto social.
La acción política opta entonces por el trabajo
comprometido con todos los sectores, especialmente con aquellos marginados de los espacios de
participación y decisión, desde los que se elaboran y ejecutan los contratos sociales para el
desarrollo del país, región, provincia, cantón,
parroquia y barrio o comunidad. Con base en esta
opción política, los principios que constituyen el
ideario del MED se ejecutan tomando en cuenta el
interés superior de la diversidad y su derecho a la
participación.
Esta inclusión amplia garantiza también la
incorporación de los intereses, demandas y necesidades de los diversos sectores en un plan de
gobierno democrático que entiende que la
corrupción, encarnada en las diferentes instancias
de la sociedad y el Estado, ha boicoteado la unidad
nacional con la presentación de propuestas regionalistas que atentan contra la necesidad de la descentralización y la desconcentración como
mecanismos legítimos para redistribuir el poder y
la riqueza; ha minado las bases de la democracia,
convirtiendo a su institucionalidad en refugio de
los más protervos intereses particulares y de
grupo; y ha posibilitado que la crisis económica
afecte cada vez más a los sectores más desprotegidos de la sociedad, en franco desmedro de un proceso de desarrollo a favor de las ciudadanas y
ciudadanos.
Juanita Bersosa
Principios políticos
En los debates surgieron casi a la par los principios sobre los cuales deberían sustentarse los nuevos partidos y movimientos con miras a
responder a las exigencias políticas y ciudadanas:
Ampliación de la democracia. Esto parte de
considerar la democracia un sistema de gobierno
eminentemente participativo e inclusivo, cuyo
funcionamiento garantiza el ejercicio y goce de los
derechos de todas las personas en todos los ámbitos de la convivencia y el quehacer humano. Este
principio implica considerar la participación como
la oportunidad para dinamizar procesos populares de inclusión y definir, a partir de sus demandas, sistemas de gobierno locales y nacionales que
favorezcan el ejercicio y goce de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales.
La apuesta del MED es promover la democracia en todos los niveles de la sociedad, desde lo
público hasta lo privado, a través de una serie de
mecanismos y espacios que permitan la participación directa y el fortalecimiento del tejido social,
facilitando que las ciudadanas y ciudadanos decidan sobre su desarrollo personal y colectivo con
legitimidad y de manera directa.
El MED considera que, para la fase operativa
de este principio, es indispensable crear mecanismos de información y comunicación que posibiliten a la ciudadanía contar con suficientes
elementos de juicio para la toma de decisiones.
Reivindicación de la política como derecho
humano fundamental. El derecho a la participación política es parte del sistema de derechos fundamentales de toda la ciudadanía; y en esa media,
también forma parte de las responsabilidades y
deberes ciudadanos.
Un sistema democrático debe, necesariamente,
contar con espacios políticos organizados que
impulsen y definan interlocutores legítimos cuya
misión sea construir partidos y movimientos que
encarnen las diferentes propuestas ideológicas
que guíen el desarrollo del país. Visualizar a los
movimientos y partidos políticos como espacios
que construyen propuestas desde diferentes ideologías y lógicas políticas es parte del rescate de
31
una nueva democracia. Entendemos que, sin estas
instituciones, la sociedad política no puede impulsar el crecimiento y funcionamiento de una sociedad civil organizada con la cual interactuar para la
toma de decisiones y propuestas. En este sentido,
la construcción de la sociedad civil se la hace
desde la sociedad política; por ello, el MED nace
para hacer política y ejercer el poder de acuerdo
con los postulados y principios de la democracia
participativa.
“
El punto de
partida fue
el reconocimiento de que una democracia
no puede ni debe consolidarse y funcionar
sin la presencia de los partidos y
movimientos políticos en calidad de
interlocutores válidos entre la sociedad civil,
Estado y Gobierno
”
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ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
La apuesta
del MED es
promover la democracia en todos los
niveles de la sociedad, desde lo público
hasta lo privado, a través de una serie
de mecanismos y espacios que
permitan la participación directa y
el fortalecimiento del tejido social
”
El MED considera que un poder democrático se
construye y se ejerce con la participación amplia
de todos los sectores para garantizar los derechos
humanos fundamentales, especialmente de aquellas personas que, histórica y sistemáticamente,
han sido marginadas de los espacios de decisión.
Todo ello, enarbolando la bandera pro defensa de
un quehacer político nuevo que implica, entre
otros compromisos, construir y ejercer poder ciudadano desde la participación amplia, el respeto a
la diversidad y la no violencia.
Pluralismo. La inclusión social es una manifestación operativa del principio político del respeto a la
diversidad y el pluralismo. El MED plantea estructurar un espacio pluralista endógeno y exógeno.
El pluralismo interno o endógeno se construye
con y desde principios democráticos entre quie-
nes están dentro del movimiento, es decir, con las
personas que constituyen el movimiento y su
institucionalidad. Ellos son quienes comparten el
ideario, y para ello, hay que garantizar canales de
comunicación para escuchar, acoger y asumir las
voces diversas que se levantan desde el interior
del Movimiento.
El pluralismo exógeno se construye con y
desde principios democráticos con quienes están
fuera del Movimiento; esta construcción se hace
con las voces externas a la organización, las que lo
alimentan perfeccionando su institucionalidad y
sus objetivos políticos, para esto, se debe promocionar la participación de sectores y organizaciones sociales, económicas y políticas que
compartan el ideario, o al menos con aquellas con
quienes haya uno o varios puntos de encuentro o
posibilidad de acuerdos.
El límite al pluralismo está dado por los propios límites del ideario y sus principios, de tal
forma que el espacio sea lo suficientemente
amplio como para acoger la diversidad en ese
marco ideológico y evitar el autocentramiento.
La construcción y el crecimiento de la organización se realizarán cuidando los principios ideológicos hacia adentro y hacia fuera, puesto que la
realidad social tiene diferentes percepciones y
ésta siempre es fragmentaria, así como también es
la unión de muchos puntos de vista de aquellos
que comparten un gran marco.
Por lo tanto, es importante rescatar –como eje
central para el quehacer político– los diferentes
puntos de vista, experiencias y enfoques dentro de
los límites ideológicos que guíen una lógica inclusiva capaz de convocar a todas las ciudadanas y
ciudadanos, actores de la construcción de intereses comunes al grupo.
Equidad e igualdad de oportunidades. El reconocimiento y respeto de las diferencias y diversidades en la búsqueda de la justicia social implica
crear las condiciones necesarias para lograr la
igualdad de oportunidades de acceso de todas y
todos al pleno empleo, la eliminación del analfabetismo, los procesos de una economía solidaria,
entre otros objetivos, promoviendo la equidad en
el nivel económico, social, de género, generacional, territorial, presupuestario, etc., considerando,
Juanita Bersosa
entre otros, criterios de distribución de la población y de la redistribución de la riqueza y el poder.
Esto implica lograr la igualdad formal ante la
ley de todos los sectores de la población a partir
de reconocer sus diferencias sociales, que surgen
de sus propias experiencias e intereses. El bien
supremo que se protege con este principio es la
libertad en todas sus manifestaciones, lo que
incluye la posibilidad real de construir proyectos
de vida, personales y colectivos, y la posibilidad
cierta de llevarlos a la práctica con dignidad.
Emancipación: oposición a toda forma de opresión. El MED plantea la oposición a todo tipo de
discriminación y opresión basadas en las diferencias sociales, políticas, culturales, económicas o en
razón de clase, estatus, género, raza, discapacidad, generacional, religión u otras.
El respeto y defensa de los derechos, el reconocimiento de éstos como inherentes a la condición de todos los seres humanos por el hecho de
ser personas, y la lucha por su vigencia en la cotidianidad de toda la ciudadanía forman parte de
este principio que rechaza de manera expresa
cualquier forma de desconocimiento a la “otra” o
al “otro” como iguales.
Este postulado amplía su alcance al nivel internacional, en el cual el país deberá construirse con
bases de soberanía y capacidad de autorregulación,
de acuerdo con los intereses que rigen los procesos
a favor del interés general de la población a partir
de sus diferentes necesidades e intereses.
Armonía entre los intereses individuales y
colectivos. Buscar el equilibrio en el plan de
gobierno y la forma de gestión para una adecuada
combinación entre los objetivos e intereses individuales y los colectivos constituye un reto principal
que forma parte del ideario del MED.
Para ello, se identificarán propuestas y políticas que avalen de forma paralela el ejercicio y
goce de los derechos personales y colectivos. Las
propuestas se diseñarán participativamente desde
y con un enfoque integral que permita respetar la
universalidad y la indivisibilidad de los derechos
fundamentales y garantice procesos colectivos
que den respuestas concertadas para el desarrollo
de las ciudadanas y ciudadanos, y de los sectores
diversos de la sociedad.
33
Modelo de Estado. Es indispensable la existencia de un Estado regulador, normador, que no deje
al libre juego del mercado el equilibrio de los intereses colectivos e individuales. Un Estado que
garantice, como su interés primero y superior, el
bienestar de la ciudadanía como un derecho
humano fundamental y que, para su vigencia,
garantice además la creación de las condiciones
sociales y económicas que permitan ejercer y
gozar estos derechos en la cotidianidad ciudadana.
Es indispensable un Estado que se sustente en
la existencia autónoma de los poderes Ejecutivo,
Legislativo y Judicial, autónomos en sus estructuras y en equilibrio en cualesquiera de los niveles
territoriales de incidencia. Ello cruza por crear
fuertes estructuras de control que garanticen la
transparencia de la utilización de los recursos
estatales, sin supeditar su distribución a intereses
partidistas o particulares.
“
El MED plantea la
oposición
a todo tipo de discriminación y opresión
basadas en las diferencias sociales,
políticas, culturales, económicas o
en razón de clase, estatus, género, raza,
discapacidad, generacional, religión
u otras
”
34
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
La estructura del Estado deberá ser capaz de dinamizar procesos de desconcentración hasta el nivel
regional y de descentralización en las escalas
regionales, provinciales, cantonales y parroquiales. Esto supone contar con un Estado construido
sobre estructuras simples del régimen dependiente y del seccional, sin superposición de competencias, con funciones integradas entre sí y que
conjuntamente mantengan presencia permanente
en todos los espacios del territorio nacional.
Conclusión
La historia nos pone frente al reto de repensar y
revolucionar el quehacer político como un derecho humano fundamental, con el fin de poner
todo el talento y la voluntad al servicio de una
nueva democracia, una nueva forma de Estado,
una nueva economía y una nueva ética política. Es
hora de apoyar de forma decidida y franca una
propuesta alternativa al neoliberalismo que apunte a reactivar la producción, reducir la inflación y
favorecer la inversión en desarrollo humano, a
rescatar la democracia para los pueblos y a moralizar la nación.
En este contexto, las tendencias socialistas de
izquierda toman fuerza como ideología política y
como una alternativa en cuyo marco es posible trabajar por una sociedad en la que los intereses indi-
viduales y colectivos confluyan en una visión compartida de país. Este repensar de la izquierda
requiere un poder diferente, basado en la unidad
de fuerzas, de personas y organizaciones sociales y
políticas que creen en la posibilidad de una transformación profunda para beneficiar el interés
común de los pueblos del Ecuador. Pretende rescatar la esperanza que nos ha sido arrebatada por
parte de grupos y círculos oscuros que no han
podido estar a la altura de la historia en el país.
Bibliografía
•
MED. Reuniones y talleres con militantes.
Notas tomadas en reuniones de debate con los
militantes del MED los días lunes desde
noviembre de 2007 hasta el presente, y talleres
con el Secretariado del MED.
•
MED. Modelo de Estado. Documento electrónico: http://www.encuentrodemocratico.com/
index.php?option=com_content&view=article&id=11&Itemid=20
•
MED. Declaración de principios. Documento
electrónico: http://www.encuentrodemocratico.com/index.php?option=com_content&view
=article&id=3&Itemid=19
Partidos políticos y
democracia
Izquierda Democrática
U
Rodrigo Borja
Presidente Constitucional de la
República del Ecuador, 19881992. En 1968 fundó el partido
Izquierda Democrática. Diputado
en 1962, 1970 y 1979. Autor de
varios libros sobre política y
Miembro de la Academia
Ecuatoriana de la Lengua. Doctor
Honoris Causa por la Sorbona de
París; Universidad de Buenos
Aires; Universidad de San Andrés
de Bolivia; University of North
Carolina en Asheville; Universidad
Nacional de Córdoba;
Universidad Nacional de
Santiago, República Dominicana;
y Universidad Ricardo Palma de
Lima.
na de las más importantes innovaciones políticas del siglo
XX fue la organización y perfeccionamiento de los partidos
como instrumentos de intervención de la comunidad en los
quehaceres del Estado y su ulterior conversión en partidos
de masas. Con ellos se ha desplazado el centro de gravedad político de
los individuos a los grupos organizados, que han pasado a ser los sujetos principales de la acción política de la sociedad. Esto es especialmente cierto en los regímenes democráticos modernos, en los cuales casi
todo el juego político se resume en las relaciones de confrontación y de
lucha por el poder entre los partidos. Estos se han convertido en los
grandes protagonistas de la acción política. Han alcanzado un alto grado
de organización. Cuentan con departamentos de estudio de la realidad
social. Son laboratorios de análisis y experimentación de soluciones para
los conflictos de la sociedad. Están llamados a desempeñar el papel de
custodios de la estabilidad política y del respeto a las normas democráticas que deben regir la convivencia social.
De hecho y aun sin proponérselo, los partidos han reducido el peso
específico de los individuos en la vida política. Los centenares de miles
de miembros de un partido dependen de las deliberaciones de sus dirigentes y, si bien pueden hacer valer sus opiniones ante ellos, a través de
las asambleas y demás actos partidistas, su participación política no es de
primera línea.
Un partido político debe reunir tres elementos fundamentales: ideología política, plan de gobierno y organización permanente establecida a
escala nacional. Estos son elementos esenciales. A diferencia de otros
organismos sociales, lo que caracteriza a los partidos es su organización
estable que los capacita para intervenir en todos los momentos de la vida
del Estado y el conjunto de sus principios doctrinales a los que ajustan su
acción política y de los que deriva su plan de gobierno.
En los tiempos actuales los partidos han asumido la función de organizar políticamente a las masas –especialmente en el caso de los llamados partidos de masas– y de promover la intervención metodizada de
ellas en la vida pública del Estado. Con eso, la actividad política, en gran
medida, ha dejado de ser función de las personas aisladas y se ha con-
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vertido en responsabilidad de los grupos organizados. Asumen ellos, a través de sus órganos de
dirección, la adopción de las decisiones más importantes de la vida pública a las que los ciudadanos
prestan su acatamiento y con las que se mediatiza
la acción política de éstos. Los partidos se interponen entre los designios de los ciudadanos y el ejercicio del poder. Los individuos sólo indirectamente
pueden hacer valer su voluntad, esto es, por medio
del partido al que pertenecen. Y los ciudadanos
independientes, o sea los que no pertenecen a un
partido, están todavía más lejos de la posibilidad de
una intervención política concreta.
El primer objetivo táctico de un partido es la
conquista del poder como medio de convertir en
actos de gobierno sus postulados y sus planes de
acción. Pero no siempre puede alcanzar este
objetivo y, en tal caso, su misión no termina allí
pues el partido es también un instrumento de
vigilancia de la función gubernativa, llamado a
mantener una permanente actitud crítica sobre
los actos del gobierno. Le corresponde, en este
caso, supervisar el comportamiento de las autoridades públicas, vigilar el respeto a las libertades ciudadanas y a los derechos humanos,
presionar para que la conducta de los gobernantes se ciña a lo que se considera la norma justa y
proponer planes de acción alternativos. El propósito del partido de oposición no es, por cierto,
derribar al que está en el poder ni suplantarlo al
margen de la ley, sino criticar la ineficacia, el
abuso o la deshonestidad de sus acciones con
miras a lograr las rectificaciones convenientes o
necesarias. Para desempeñar su rol, el partido
de oposición debe crear mecanismos de análisis
de los problemas nacionales en todos los campos, a través de sus departamentos técnicos y
especializados, a fin de plantear soluciones concretas y cuantificadas. Esto es especialmente
importante en la época en que las demandas del
desarrollo –desarrollo económico, desarrollo
social, desarrollo humano– se han superpuesto a
cualquier otra consideración. Superada ya la era
de las lucubraciones abstractas, vivimos la era
del desarrollo. Por lo cual, en una sociedad dinámica, los partidos deben ser instrumentos del
desarrollo y del cambio social.
Cuando están fuera del poder, a los partidos les
está confiada una de las más importantes funciones
que existen en el Estado democrático moderno:
ejercer la oposición.
En el sistema bipartidista –two parties system,
que llaman los ingleses–, esta función reviste gran
importancia por la alternación de los grupos políticos en el ejercicio del poder. En los Estados Unidos
de América, por ejemplo, en donde funciona un sistema bipartidista bastante bien definido, la oposición tiende a convertirse en una verdadera
institución política a la que se le reconocen tareas
de importancia. Al partido que ejerce el poder le
corresponde poner en práctica su plan de gobierno, puesto que cuenta con los medios para hacerlo,
mientras que al que está alejado de él, le compete
desempeñar las funciones de control sobre el
gobierno y ofrecer al electorado un programa sustitutivo del que actualmente ejecuta el partido
gubernametal.
En esas circunstancias, el cuerpo electoral
puede, con sus votos en las próximas elecciones,
confirmar al que está en el poder o reemplazarlo
por el que está en la oposición.
También en Inglaterra, donde se disputan la
mayoría parlamentaria el partido Laborista y el
Conservador, en presencia de los pequeños
Partido Liberal y Partido Verde, la oposición es
una muy importante institución política que funciona de manera permanente y organizada. Frente
al “gobierno de Su Majestad” está la “oposición de
Su Majestad”, cuyo leader goza de rango y consideraciones oficiales, a más de un sueldo pagado
por el Estado en virtud de la Ministers of the
Crown Act de 1937.
De este modo, si bien la actividad opositora no
ha sido creada por la ley, ha recibido de ella su
reconocimiento y el trato como a una verdadera
función constitucional. Los puntos de vista sostenidos por ella son calificados por el electorado británico, que en las próximas elecciones podrá negar
sus votos al gobierno y concedérselos a la oposición y al programa gubernativo que ella ofrece. Si
eso ocurre, el partido opositor pasará a desempeñar las funciones de mando en el próximo período.
Por eso se ha considerado que en Inglaterra la oposición es el “gobierno alternativo de S. M.”, es decir,
Rodrigo Borja
la fuerza política lista a convertirse en poder. Ella
representa para el electorado británico la posibilidad de un programa alternativo de gobierno.
En los sistemas multipartidistas, en cambio, la
función de los partidos opositores no aparece tan
bien definida como en los sistemas bipartidistas, ya
que los límites entre el gobierno y la oposición se
desdibujan por la movilidad de los partidos que
operan fuera del poder. En esos sistemas no se produce una contraposición simétrica entre el partido
de gobierno y los de oposición, tal como suele ocurrir en el bipartidismo, sino que los diversos partidos que están fuera del poder pueden ocupar una
variedad de situaciones que va desde la frontal y
beligerante oposición al gobierno, hasta la mera
independencia de él.
No se suscita, en consecuencia, el enfrentamiento total de dos grandes soluciones entre las que
puede optar la opinión pública sino la yuxtaposición de diversas propuestas proyectadas desde
diferentes ángulos ideológicos, cada una de las
cuales puede representar una oposición parcial al
gobierno. Fenómeno que se ve acentuado por el
hecho de que algunos gobiernos se apoyan en la
derecha para adoptar unas medidas en el parlamento y en la izquierda para pasar otros proyectos,
con lo que se borran un tanto los linderos entre
gobierno y oposición.
Adicionalmente, la multiplicación de las alianzas
entre los partidos con frecuencia da como resultado
una oposición heterogénea compuesta por partidos
que no por la coalición han suprimido los motivos de
pugna entre sí. Los partidos coligados se reservan
siempre el derecho de defender sus propios puntos
de vista frente a sus aliados, sin perjuicio de adelantar la oposición al gobierno en los puntos coincidentes. Dado el hecho de que es más fácil llegar a un
acuerdo contra una política que en favor de ella, es
incluso posible –y así acontece con frecuencia– que
varios partidos formen parte de la oposición sin que
medie entre ellos acuerdo previo sino como simple
consecuencia del proceso de polarización de fuerzas.
En estas condiciones, la tarea opositora no es centralizada ni orgánica. Por la diversidad de los partidos
que la asumen y por las rivalidades que ellos mantienen entre sí, la oposición suele carecer de unidad y
coherencia en los sistemas multipartidistas.
“
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El propósito del
partido
de oposición no es, por cierto, derribar al
que está en el poder ni suplantarlo al
margen de la ley, sino criticar la ineficacia,
el abuso o la deshonestidad de sus
acciones con miras a lograr las
rectificaciones convenientes
o necesarias
”
De lo anterior se desprende que un partido puede
estar en dos posiciones: en el poder o fuera del
poder. Y, en este último caso, en los diferentes grados que van desde la oposición beligerante hasta la
mera independencia. El partido en el poder no
puede confundirse con el gobierno aun cuando sus
militantes sean quienes lo ejerzan. El partido es una
entidad distinta del gobierno. El partido no forma
parte del aparato gubernativo del Estado ni es una
dependencia oficial suya, excepción hecha de las
dictaduras de partido único, en que las estructuras
de éste y del gobierno se confunden en todos los
niveles. En los demás casos el partido es siempre
un intermediario entre el gobierno y los gobernados que tiene la misión de recoger, encauzar, dar
coherencia y enriquecer las aspiraciones popula-
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“
El individuo
aislado
difícilmente puede tener existencia política
efectiva o ejercer influencia en la
formación de la voluntad del Estado.
Sólo la reunión de individuos dentro
de un partido o de otra organización
social puede hacer factible que la voz
de los ciudadanos sea escuchada
en las esferas del poder
”
res, muchas veces borrosas e incoherentes, y
ponerlas en evidencia ante el poder.
Desde este punto de vista, los partidos son órganos de formación, expresión y movilización de opinión pública, interpuestos entre el gobierno y la
sociedad. Su cometido es conducir y dar forma al
querer general o, al menos, al querer del segmento
social al que ellos representan, que solamente por
este medio puede llegar a las altas esferas gubernativas. El individuo aislado difícilmente puede tener
existencia política efectiva o ejercer influencia en la
formación de la voluntad del Estado. Sólo la reunión de individuos dentro de un partido o de otra
organización social puede hacer factible que la voz
de los ciudadanos sea escuchada en las esferas del
poder.
Todavía no se ha inventado un sistema de representación popular mejor que el que, con todas sus
deficiencias, ejercen los partidos políticos. Las
demás organizaciones que intervienen en la vida
pública –sindicatos obreros, corporaciones empresariales, grupos de presión, entidades campesinas,
organizaciones no gubernamentales (ONG), nuevos movimientos sociales, etc.– representan intereses parciales y sectorizados dentro de la sociedad y
carecen de la visión universal de los problemas de
un país que tienen o deben tener los partidos.
Por eso, se considera que éstos son factores
esenciales de la democracia. Canalizan la opinión
pública y la hacen valer ante el gobierno. Los
modernos Estados democráticos son, por ello,
“Estados de partidos”, como los denomina Hans
Kelsen.
En el desarrollo histórico de los partidos se pueden distinguir dos etapas: la del siglo XIX y la de los
siglos posteriores. En la primera etapa se desarrollaron los llamados “partidos de cuadros” y, en la
segunda, los “partidos de masas”. Esta distinción
obedece a las diferencias de estructura de ellos. Los
del siglo XIX no trataron de enmarcar grandes
masas sino de agrupar personalidades. Su actividad estuvo principalmente dirigida hacia las elecciones y las combinaciones parlamentarias, en el
marco de una democracia muy restringida en que
la participación popular estaba mediatizada, el voto
era un privilegio de las élites sociales y el escenario
principal –tal vez único– de los manejos políticos
era el parlamento. Eran partidos formados alrededor de un jefe, quien los sostenía económicamente.
Carecían de un aparato administrativo permanente, no tenían algo parecido a un sistema de cotizaciones populares. Los candidatos del partido
asumían por sí mismos los gastos electorales.
A principios del siglo XX, cuando se abrió la
posibilidad de la participación activa de las masas
en la vida política de los Estados, se inició una
transformación en la estructura y organización de
los partidos. Dejaron de ser reductos de pequeños
grupos para convertirse en organizaciones multitudinarias. La estructuración basada en el puro influjo personal de sus dirigentes pasó a ser impersonal
y regida por normas objetivas y generales. La creciente complejidad de sus funciones hizo necesaria
la creación de una burocracia encargada de la
organización y administración del partido, de la
atención de sus asuntos ordinarios y del cumplimiento y ejecución de las órdenes emanadas de sus
Rodrigo Borja
autoridades. Esta burocracia tiene parecidas caraterísticas a las de la burocracia estatal: jerarquías,
delimitación de competencias, separación de funciones, normas y reglamentos, sueldos, entre otras.
El sostenimiento económico del partido ya no fue
responsabilidad exclusiva de su jefe ni de sus candidatos sino de todos sus miembros mediante un
riguroso sistema de aportaciones populares.
Cuenta así el partido con un aparato de recaudaciones, un presupuesto debidamente establecido y
una tesorería que maneja sus recursos y que está
obligada a rendir cuenta de su gestión ante las
autoridades superiores. En lugar de las rivalidades
personales, que fueron tan características de los
viejos partidos, en los nuevos se presentan las
luchas de tendencias. El programa de acción del
partido ya no se circunscribe a los asuntos puramente políticos sino que se extiende hacia los campos económicos y sociales. Estos son los “partidos
de masas” destinados a canalizar la participación de
las multitudes en la vida política de los Estados.
Los “partidos de cuadros” y los “partidos de
masas” son formas de organización política que
corresponden a dos momentos históricos diferentes. Los primeros se insertan en la etapa del sufragio restringido y en las peculiares características
políticas y sociológicas del siglo XIX. Los segundos
son el producto de la masificación de las sociedades, la universalización del sufragio y el advenimiento de las multitudes a la acción política.
La sustitución del sufragio restringido –con el
voto calificado, el voto censual, la exclusión de las
mujeres– por el sufragio universal –expresado en la
fórmula un hombre un voto– demandó de los partidos un cambio sustancial de estructura, organización y metas, que los pudiese capacitar para
encuadrar y conducir a las grandes masas electorales, convertidas ya por derecho propio en titulares
de la prerrogativa de elegir. Los “partidos de cuadros” resultaron insuficientes para regimentarlas.
Su estructura, apta sin duda para los regímenes
electorales censuales y para los manejos políticos
de “circuito cerrado”, no lo fue para el nuevo estado de cosas que demandó una organización partidista más amplia y más profunda.
Hacia 1914, en vísperas de la Primera Guerra
Mundial, se formaron algunos partidos de masas en
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Europa, todos o casi todos de tendencia socialista.
El más importante de ellos fue el Partido Socialdemócrata alemán, que a la sazón contaba con
más de un millón de miembros y con un presupuesto
anual superior a los dos millones de marcos. Tuvo
mucha influencia en la formación de este tipo de partidos la idea marxista del partido-clase, es decir, del
partido que es expresión política de una clase social.
La regimentación por el partido de una clase social
–en este caso, el proletariado–, de la que debían
extraerse sus propios dirigentes y candidatos, fue y
sigue siendo uno de los objetivos tácticos de los partidos socialistas. Pero presentar candidatos obreros
para los diferentes cargos electivos del Estado significó la prescindencia del financiamiento capitalista y
demandó otro tipo de financiamiento para sus campañas: el financiamiento colectivo, con base en cotizaciones mensuales de todos los miembros del partido,
con lo cual se creó un método de aportación popular
–el financiamiento democrático– que sustituyó al
financiamiento capitalista de los partidos de cuadros,
fundado en los aportes de los grandes industriales,
banqueros, comerciantes y terratenientes. La cotización popular, que es una de las notas características
de los partidos de masas, liberó a éstos de la dependencia en que los viejos partidos estaban colocados
con relación a la gran empresa capitalista, cuyos intereses se obligaban a defender a cambio de las contribuciones monetarias que recibían de ella.
La estructura de los partidos socialistas democráticos y de los comunistas es distinta. Los partidos socialistas, en la medida en que pretenden la
toma del poder por el método electoral, son partidos de masas que buscan regimentar grandes multitudes y ampliar cada vez más su base social, y
para ello abren sus puertas a todos los trabajadores
intelectuales y manuales que, laborando por cuenta propia o sometidos a relación de dependencia,
comparten sus anhelos de libertad, justicia social y
solidaridad. En cambio, los partidos comunistas,
que han escogido otra vía para la conquista del
poder, son vanguardias revolucionarias y, por tanto,
partidos de élite. La masa no entra en ellos y por
eso su estructura es autoritaria y excluye el ejercicio
de la democracia interna.
Lenin concibió a los partidos comunistas como
partidos de cuadros dirigidos por revolucionarios
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profesionales, reciamente organizados, con disciplina vertical, capaces de tomar el poder por una
acción de fuerza, aunque su proyecto partidista no
fue compartido por muchos de sus compañeros
que, como Pavel Borisovic Akselrod y Julij Osipovic
Martov, confiaban más en la organización de las
masas para alcanzar tal objetivo.
Éste fue precisamente uno de los gérmenes de
la división entre bolcheviques y mencheviques en el
seno del Partido Obrero Socialdemócrata ruso, que
fue el antecesor del partido comunista. Los mencheviques creían posible y conveniente la vía democrática para la conquista del poder. En cambio, los
bolcheviques, cuyos análisis y debates ideológicos y
políticos en su mayor parte se efectuaban en el exilio puesto que en Rusia estaban al margen de la ley,
sostenían intransigentemente la necesidad de un
partido verticalmente organizado, bajo un mando
fuerte y unitario, que pudiera ser la vanguardia
revolucionaria de las masas ausentes.
Los partidos de estructura moderna no descansan sobre “juntas”, “secciones” o “centros”, como
los de viejo cuño, sino sobre una organización celular con hondas raíces en la masa social y especialmente en los sectores laborales.
Tal organización busca la formación de pequeños y disciplinados núcleos de militantes en el
lugar de su trabajo. Se forman así células de fábrica, de taller, de oficina, de tienda, etc., que reúnen
a todos los miembros del partido que tienen el
mismo lugar de trabajo. Existen también –y éste fue
el gran éxito del partido que fundamos durante la
década de 1970: la Izquierda Democrática– células
establecidas con sentido vecinal: células de aldea,
de sector, de barrio, de calle, que tienen la ventaja
de que organizan a las personas en el lugar donde
viven, donde van a dormir todos los días, de modo
que allí se encuentran igual los trabajadores que los
desempleados. En cualquier caso, la célula tiene un
número reducido de miembros, que usualmente va
de diez a veinte, lo cual le da una gran movilidad y
le permite además ejercer un eficiente control
sobre sus integrantes.
El sistema de células fue un invento comunista
que superó en ese momento a la antigua forma de
organización partidista y que dotó a los partidos
marxistas de notable versatilidad y eficacia. Para
contrarrestar la acción de ellos, otros partidos
adoptaron también el sistema, y a veces con mayor
éxito que sus propios inventores. De modo que el
método celular es hoy común prácticamente a
todos los partidos de masas de estructura moderna.
El sistema celular permite una acción rápida,
precisa y disciplinada, y por eso es un instrumento
eficaz para la movilización de masas, la propaganda,
la agitación, la promoción electoral y eventualmente la lucha clandestina. Por su capacidad de penetración en las profundidades sociales, la célula asegura
una organización partidista apretada y coherente.
Funciona mucho mejor que lo que pueden hacer el
comité y la sección de los viejos partidos.
Contrario a lo que generalmente se
piensa, los partidos comunistas fueron partidos de
cuadros porque no se propusieron forjar organizaciones de masas sino de élites. Lo cual fue en realidad un anacronismo. Pero así ocurrió. No puede
ser más explícita la definición que hizo el
Komintern –la Internacional Comunista– en 1920: el
partido comunista es “una parte de la clase trabajadora, la más avanzada, con mayor conciencia de
clase y, por tanto, la más revolucionaria. Por un
proceso de selección natural, el partido comunista
está formado por los trabajadores mejores, con
mayor conciencia de clase, más dedicados y de más
amplia visión”.
Conceptos tales como “los mejores”, “los más
avanzados”, “proceso de selección natural”, “vanguardia” y otros de este estilo nos llevan irremediablemente a pensar en una élite o en una aristocracia
política, que de alguna manera hace de los partidos
comunistas una suerte de partidos de cuadros.
El politólogo italiano Giovanni Sartori, en su
libro Elementos de teoría política (2005), propone
otra tipología: “partidos de notables”, “partidos de
opinión” y “partidos de masas”. Dice que los dos
primeros son “partidos de orientación electoral” y
los últimos, “partidos capaces de movilización permanente”, esto es, aunque no haya convocación a
elecciones.
Hay analistas –el alemán Otto Kirchheimer, profesor de la Universidad de Columbia, entre ellos–
que agregan a los partidos de cuadros –partidos de
la primera generación– y a los partidos de masas
–partidos de la segunda generación– los denomina-
Rodrigo Borja
dos “partidos electorales” o “partidos de electores”
–partidos de la tercera generación–, que son una
suerte de degradación electoralista moderna de los
partidos de masas. Son partidos que privilegian la
captación de electores sobre la organización militante de las masas. Kirchheimer los llama partidos
catch-all porque tratan de atrapar todo lo que pueden, indiscriminadamente, y capturar el mayor
número posible de electores al margen de los planteamientos ideológicos. Buscan la adhesión de los
votantes en los procesos eleccionarios antes que la
regimentación de las multitudes. Son partidos electoralistas, de actividad estacional, que se ponen en
movimiento cuando se convocan elecciones. Este es
su objetivo primordial. Abandonan la organización
interna, el cultivo de la ideología, las tareas de formación de sus militantes, la presencia en las calles
para defender sus tesis o censurar los actos gubernativos. Su disciplina es muy relajada. Ampliar su
apoyo electoral es su razón de ser. Son, en realidad,
grandes maquinarias electorales que ponen especial interés en el “marketing político”. La propaganda mediática es su obsesión. Lo cual les conduce a
hacer de la política un espectáculo. La ideología
queda en segundo lugar: lo primario es sumar votos
de cualquier vertiente y por cualquier medio.
Ideológicamente lights, están ausentes del debate
doctrinal. “Invernan” en el intervalo entre una elección y otra. Son muy dependientes de los sondeos y
encuestas electorales, a los que ajustan su conducta.
Tienen interés en las personas sólo en la medida en
que son electores. No tienen discursos ideológicos
sino propuestas oportunistas. Hacen buen uso de
Internet y de los medios modernos de comunicación de masas. Utilizan todos los recursos que les
ofrece la ciberpolítica contemporánea.
En la década de 1970 del siglo XX aparecieron
los primeros partidos verdes, cuyas principales banderas de lucha fueron la cuestión ecológica, el pacifismo y el anticonsumismo. El primero de ellos fue
el United Tasmania Group, fundado en Australia en
abril de 1972, seguido del Mouvement Populaire
pour l’Environnement en el cantón suizo de Vaud,
en diciembre del mismo año, que surgió al calor de
la lucha contra el proyecto de construir una autopista al borde del lago Neuchâtel. En enero del año
siguiente apareció en Inglaterra otro partido verde:
“
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Los partidos son
los pilares del
sistema democrático. No hay democracia
sin partidos políticos y éstos
sólo pueden darse en el seno
de regímenes democráticos
”
el People’s Party, que más tarde cambió su nombre
por el de Ecology Party y luego Green Party.
Estos partidos inspiraron la formación de
muchas organizaciones políticas de este tipo en
Europa y otros continentes. En las elecciones presidenciales de Francia en 1974 se presentó por primera vez una candidatura ecologista: la de René
Dumont, que obtuvo varios centenares de miles de
votos, y cinco años después el Grüne Partei Zurich
alcanzó un diputado nacional y varios diputados al
Parlamento regional de Bremen, en Alemania.
Cosa parecida ocurrió en Bélgica, Holanda,
Austria, Italia y otros Estados europeos, donde los
verdes alcanzaron votaciones de entre el 2,5% y el
16%. Los partidos ecologistas obtuvieron en 1989
veintiocho escaños en el Parlamento Europeo. Ese
año en Inglaterra el Green Party reunió el 15% de
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los votos. Así se consolidaron los grupos ecologistas europeos para defender los nuevos valores vinculados con la protección del medio ambiente.
En la lucha ecologista fue emblemática la formación del Die Grünen alemán, fundado el 13 de enero
de 1980 en Karlsruhe, que sintetizó la ideología
verde y creó un modelo de organización de este
tipo de partidos. En sus filas se agruparon ecólogos, activistas del pacifismo y del feminismo,
socialdemócratas desencantados, hombres y mujeres de la nueva izquierda, cristianos progresistas de
diferentes iglesias. Su acreditación electoral de
diputados al Bundestag, en marzo de 1983, marcó
una línea política a seguir por los verdes europeos.
La ideología del Die Grünen se fue formando trabajosamente a golpes de yunque entre los radicales y
los moderados. Sus postulaciones básicas fueron el
ambientalismo, el pacifismo, el antimilitarismo, el
repudio a las armas nucleares, la oposición a las
estrategias militares de la OTAN, la defensa de los
derechos humanos, la condena de las restricciones
migratorias, la defensa del aborto, la protección de
los derechos de los gays y lesbianas, y la crítica a
ciertos elementos de la sociedad industrial.
Los verdes, en los países social, industrial y económicamente más adelantados de Europa
–Alemania, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Irlanda,
Noruega, Suecia, Finlandia–, que es donde ellos se
han establecido con mayores anclajes, juegan el
papel cuestionador y crítico que otrora jugaron los
partidos comunistas y los propios partidos socialdemócratas. Son la nueva izquierda europea, que
ejerce una oposición ilustrada, progresista y
moderna al “establishment”, defiende el medio
ambiente, promueve la paz, el desarme, los derechos de las minorías y combate el autoritarismo, la
desigualdad social, la pobreza, el armamentismo y
la sociedad de consumo.
En
algunos
Estados
latinoamericanos
–Colombia, Brasil, México, Argentina, Chile,
Uruguay, Honduras y otros– se han formado
pequeños movimientos y partidos verdes.
Solamente el de Colombia, el Partido Verde, alcanzó una cierta influencia. Fue fundado en el año 2009
por una serie de políticos reciclados de diversa procedencia. Reivindicaba una “posición de centro en
el espectro político” y en su programa de gobierno
planteaba un “medio ambiente saludable y sostenible, conservación de la biodiversidad, energías
alternativas y consumo responsable”. Su líder visible era el filósofo y matemático Antanas Mockus,
ciudadano colombiano de ascendencia lituana, ex
Alcalde de Bogotá y candidato a la Presidencia de
Colombia en 2010, que obtuvo el 27% de los votos.
Los partidos son los pilares del sistema democrático. No hay democracia sin partidos políticos y éstos
sólo pueden darse en el seno de regímenes democráticos. Intermediarios entre el gobierno y la sociedad,
están llamados a recoger, enriquecer y procesar las
aspiraciones de la comunidad a fin de que ellas
cobren un peso específico en las decisiones gubernativas. En este sentido, los partidos son elementos
auxiliares del gobierno aunque estén en la oposición.
Lamentablemente, por diversas circunstancias,
en los últimos tiempos una ola de crisis y desprestigio ha envuelto a los partidos en todas partes del
mundo. En unos lugares ha sido la corrupción de
sus dirigentes, en otros su caudillismo o su personalismo, en otros el clientelismo de su acción, o su
incipiente institucionalización. Lo cierto es que
ellos soportan una crisis de prestigio y credibilidad
que afecta la estabilidad política de los Estados y
conspira contra su gobernabilidad.
Hay la percepción de que los partidos anteponen sus intereses de grupo a las conveniencias
nacionales o de que sus rivalidades, artificialmente
estimuladas en su afán de ganar votos, dejan caer
en el olvido las metas comunes.
Con demasiada frecuencia se han visto envueltos en escándalos relacionados con el financiamiento poco limpio de las campañas electorales y
de las acciones partidistas; han incurrido en el
abuso del marketing político para engatusar a la
gente, y en la millonaria contratación de consultores, generalmente extranjeros, que no tienen compromiso alguno con la causa nacional y que han
contribuido, con el efectismo de la publicidad y el
mercadeo electoral, a elegir gobernantes incompetentes y deshonestos; han descuidado la promoción de la ideología y la capacitación política de sus
dirigentes y militantes.
Organizaciones políticas:
funcionamiento y perspectivas
Movimiento Popular Democrático
U
bicar los fines, contenidos y métodos de los partidos políticos es importante en el contexto del nuevo ordenamiento
jurídico del país, nacido de la Constitución de Montecristi,
para enfrentar las expresiones grotescas de la partidocracia (léase partidos que dirigieron la administración gubernamental a la
sombra del neoliberalismo), que reencarnan en las prácticas de los
denominados “nuevos movimientos”. También porque es una obligación exhibir y practicar principios ideológicos y políticos claros, con
programas de gobierno que sean la base de la afiliación de quienes se
constituyen en la militancia de las organizaciones políticas, buscando
siempre su incorporación consciente y al servicio de las mayorías.
¿Qué es un partido?
Luis Villacís
Director nacional del partido
Movimiento Popular Democrático
(MPD). Diputado por Pichincha,
2003-2007 y candidato a la
Presidencia de la República en
2002. Vocero del Frente Patriótico
en 1997, 1998 y 2000, Presidente
del Frente Popular en los períodos
1990-1992 y 2000-2002, y
Diputado nacional alterno durante
el período 1992-1996. Ha sido
Asesor de la Unión Nacional de
Educadores (UNE); de la Unión
General de Trabajadores del
Ecuador (UGTE); de la Central
Unitaria de Comerciantes
Minoristas y Trabajadores de Los
Ríos, y de la Unión de
Campesinos del Ecuador.
El materialismo histórico que nos permite descubrir la existencia de las
clases y su lucha, al margen de la voluntad de las personas, sostiene
que “la base de la división de la sociedad en clases ha de buscarse en el
lugar que unos y otros grupos ocupan en el sistema de producción
social y en la relación en que se encuentran respecto de los medios de
producción”.
Cada clase social tiene sus concepciones y expresiones concretas de
acuerdo con el sitio que ocupa en el actual sistema económico y social
en que vivimos; cada clase plantea sus fundamentos filosóficos, económicos, políticos, y sobre esa base elabora sus tácticas para la conquista de sus objetivos estratégicos.
La institucionalidad jurídica, social y política actual en el Ecuador es
el capitalismo, sistema que es sostenido y defendido por un pequeño
grupo de la sociedad que ha concentrado en sus manos la propiedad,
la producción y la riqueza social, por haberse adueñado antes de los
medios de producción, y para lo cual, se apoyan en diversos instrumentos, uno de ellos son los partidos y movimientos que defienden sus
mezquinos intereses. Por tal razón existen partidos y movimientos que
representan los intereses de las clases dominantes, esto es, de la burguesía.
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ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
Pero asimismo es necesario dejar sentado que,
por otro lado, existen partidos y movimientos que
representan los intereses filosóficos, económicos
y políticos de los trabajadores, de los campesinos,
de otros sectores que socialmente se los puede
ubicar dentro de la pequeña burguesía, que son
igualmente afectados por la dominación de la burguesía y que aspiran lograr cambios sociales.
¿Quiénes dirigen o conducen a los
partidos políticos?
Para responder esta interrogante, debemos partir
por ubicar quiénes dirigen y desarrollan la política, para determinar en beneficio de quién lo
hacen, cómo desarrollan su actividad, en el
Gobierno central, en los gobiernos seccionales, en
el Parlamento (ahora, Asamblea Nacional), en las
juntas parroquiales, en los ministerios, entre
otros.
Por sus actuaciones, debemos juzgar si en realidad defienden la democracia auténtica, si en verdad pugnan por lograr trabajo para los
desempleados, si buscan alcanzar salud, educación y bienestar para las masas populares.
Las palabras y los hechos deben tener una íntima relación. El programa exhibido debe llevarse a
la práctica, sobre todo si un partido o movimiento
se encuentra en el ejercicio del Gobierno.
En nuestro país ha sido común, incluso ahora,
que diversos partidos y movimientos lleguen a los
gobiernos central y seccionales con el ofrecimiento de resolver los problemas de las masas, de los
pobres y desposeídos; pero, una vez que han
logrado su confianza y su voto, ya en la administración, precisamente se olvidan de ellos y se
ponen al servicio de los mismos explotadores y
verdugos de los trabajadores y los pueblos del
Ecuador.
Por eso, sostenemos que quienes en realidad
pueden ser consecuentes con los intereses de los
pueblos son organizaciones políticas y personas
nacidas del mismo pueblo, convencidas de la
necesidad de ponerse plenamente al servicio de
los trabajadores, de los pobres, de “los de abajo”
que han sido secularmente traicionados y olvidados. Esta aspiración sigue vigente, tanto más hoy
que se ve que el proyecto progresista democrático
por el que se pronunciaron las masas en los últimos procesos electorales, está siendo traicionado
y torcido en beneficio de los causantes, responsables y beneficiarios de la crisis, y sostenedores del
injusto sistema en que vivimos.
Para saber, entonces, al servicio de quiénes
están los partidos y movimientos así como quiénes los dirigen, debemos partir, principalmente,
de identificar los hechos.
¿Los partidos están por encima de las
clases sociales?
Se ha escuchado a algunos personajes políticos,
intelectuales y de la administración pública generar una corriente de opinión, hacer un llamado a
todos y todas a conformar o integrarse a partidos
o movimientos políticos que dicen no ubicarse en
ninguna tendencia política ni tener ideología. Esto
es falso, toda organización política, sea partido o
movimiento, se inscribe –así lo nieguen– en un
campo filosófico e ideológico. Toda forma de pensamiento, más allá de la voluntad o deseos de las
personas, se ubica, en general, en el campo del
pensamiento ideológico político de derecha, o en
el campo de la izquierda. Es verdad que dentro de
estos campos hay diversos matices, eso es otra
cosa, pero lo esencial es que nadie escapa a esta
realidad, menos aún los partidos y movimientos.
Por tanto no hay partido o movimiento que pueda
estar al margen o por encima de las clases y su
lucha; tampoco se constituyen para ser árbitros de
los conflictos clasistas, éstos surgen para ponerse
al frente de una u otra clase.
Actualmente hay una intensa campaña publicitaria de carácter oficial que pretende hacernos
creer que todas las personas somos iguales en los
hechos, que somos favorecidos por la gestión
gubernamental. Se dice con desparpajo que todos
somos dueños de la patria, cuando es evidente que
son los pequeños grupos de poder los que la controlan y se benefician de ella, en tanto los trabajadores y los pueblos estamos en lo básico, ausentes
de ser cobijados por la bandera del bienestar.
De hecho, es menester decir que todos los
ecuatorianos y ecuatorianas no tenemos las mis-
Luis Villacís
mas vivencias, necesidades y angustias; se nos
trata de convencer de que somos todos ciudadanos y ciudadanas de la misma condición social. La
Constitución, el Código Civil, entre otros, manifiestan que los ecuatorianos somos iguales ante la
ley, palabras bonitas que quedan en el papel, pues
en la práctica, en la vida, somos socialmente diferentes, unos estamos sometidos a otros (un
pequeño grupo de familias explotadoras) siendo
que nosotros somos los constructores de la riqueza social, por lo tanto, tenemos intereses contrapuestos. No por el hecho de que algunos usemos
guayabera significa que seamos los mismos que
dirigen económica y políticamente al país; los
niños de los barrios pobres de una escuela fiscal
son muy diferentes a los de las escuelas particulares dotadas de todas las condiciones necesarias
para el impulso del proceso educativo.
En nuestro país hay burgueses y trabajadores,
lo que es lo mismo decir que hay elementos ricos,
de sectores medios, así como pobres que generalmente se constituyen por los trabajadores, campesinos, moradores de los barrios pobres y
olvidados, denominados marginales. Tenemos
diferentes necesidades y aspiraciones.
Son esas realidades las que nos ubican en distintos lados, por lo tanto, la organización partidista
agrupa o afilia con distintos fines y objetivos. Así,
los sectores oligárquicos expresados en distintos
partidos de derecha tienen propuestas para su
beneficio, con lo que buscan acumular más riquezas; conciben su sentido de bienestar desde su
óptica e intereses, dicen que el bienestar de ellos es
al mismo tiempo de todos. De igual forma, los trabajadores y pueblos expresados en organizaciones
políticas de izquierda levantan sus planteamientos
y acciones buscando mejorar las condiciones de
trabajo y de vida para los pobres, por eso luchan
por el cambio social verdadero. En este sentido, se
puede ver que los objetivos y propósitos de unos y
de otros son totalmente diferentes.
Respondiendo entonces a la interrogante, sostenemos que no puede haber un partido que
defienda en conjunto los intereses de todas las clases sociales; estos defienden intereses de una
clase en contra de los intereses de otras. Tampoco
se puede creer que los partidos pueden estar por
45
“
No hay partido
o movimiento
que pueda estar al margen o por encima de
las clases y su lucha; tampoco se
constituyen para ser árbitros de los
conflictos clasistas, éstos surgen para
ponerse al frente de una u otra clase
”
encima de las clases y sus conflictos, al contrario,
son instrumentos de una clase que defiende el
poder o de los que pugnan por conquistarlo.
Las ideologías y los
principios doctrinarios
En los hechos se dice que “como se piensa se
actúa”. Todo partido, a más de contar con una
concepción filosófica, una propuesta política y
programática, establece sus métodos de trabajo y
acción que responden a su propia forma de pensar, y ahora deben estar inscritos y sujetos a las
disposiciones del nuevo Código de la Democracia,
la Ley de Partidos y las normas que para este efecto determine el Consejo Nacional Electoral.
Siempre debe tenerse presente que el partido
es una herramienta desde donde se hace política y
46
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
Siempre debe
tenerse presente
que el partido es una herramienta desde
donde se hace política y no sólo para
las elecciones. Ciertamente se debe
participar, pero también ese partido hace
actividad con sus referentes, desde sus
representaciones ganadas a escala local y
nacional, de manera permanente
”
no sólo para las elecciones. Ciertamente se debe
participar, pero también ese partido hace actividad con sus referentes, desde sus representaciones ganadas a escala local y nacional, de manera
permanente, sin perder sus perspectivas y lineamientos generales, los que no deben ser aplicados
con la imposición, sino debatidos desde sus bases
hasta la dirección u organismos facultados legalmente para ejecutarla, cosa que no ocurre generalmente con las organizaciones identificadas con
la derecha.
Muchos movimientos, como ha sucedido hasta
ahora, surgen para participar en A o B proceso
electoral, y han sido debut y despedida pues
desaparecen por no tener estructura o por no
haber alcanzado la votación necesaria para continuar registrados. En otros casos, algunos partidos
políticos huérfanos del respaldo popular han des-
aparecido, y de ahí han salido algunos elementos a
crear otros movimientos o a integrarse a viejos partidos o a los denominados “nuevos” movimientos.
Algunos movimientos se reinscribirán recogiendo firmas, pero prefieren no discutir sus diferencias
ideológicas internas para mantenerse en vigencia;
aunque sí pocos movimientos que por su trayectoria
de décadas han logrado una identidad propia en su
lucha y acción, como el caso de Pachakutik.
Pero en general existe en común el hecho de
que, en diversos movimientos independientes las
personas pueden entrar sin ver a qué clase social
pertenece, es decir que “me puedo unir en el
mismo movimiento con representantes de mi
clase social antagónica porque estamos en contra
de algo o de tal o cual persona, y entonces no
importa el que piensa diferente a mí (por el
momento), pues ahora esa persona o personas son
mis amigos”, pero esto será sólo hasta la vuelta de
la esquina dado que la experiencia demuestra que,
por el hecho de existir diversas ideologías en un
movimiento, siempre se tendrá la condena de
tener problemas internos hasta llevarlos a desaparecer y otros donde se produzcan desmembramientos internos y divisiones más fáciles y rápidas
que cruzar caminado de una calle a otra, por el
hecho de parecer una Torre de Babel y porque,
gracias al mal llamado consenso entre pobres y
ricos, quedan dispersos y sin posibilidades de
avanzar. Estas son las consecuencias de sostener
que somos iguales, como que si el pobre pudiera
vivir y ser dueño en una mansión y el rico viviera
con menos de cincuenta centavos diarios.
Incluso personas que han militado en partidos
participan como independientes para decir a la
gente que están por encima del bien y del mal,
señalando que ya no tienen ideología. No, de ninguna manera. Las ideas son como nuestra piel,
están impregnadas en nuestro accionar diario y
forma de actuar.
En cambio el debate de las ideas doctrinarias
permite la conformación de los partidos, pues éste
unifica en la acción a todos y todas, dado que si yo
acepto ser parte de un partido político, estoy no
por las personas ni por la coyuntura, sino por un
principio, un programa de gobierno que defiendo,
el mismo que se acopla al momento político que
Luis Villacís
vivimos en el Ecuador, para poder difundirlo a
millones de habitantes.
Es el pueblo quien decide realmente si esa
organización política debe seguir viva o no por
medio de las elecciones generales y por el accionar diario, pues la organización política no sólo
debe existir para procesos electorales, sino también para el convivir diario nacional, elaborando
propuestas para el país. Entonces es obligación en
los partidos capacitarse, formar a sus dirigentes y
ser coherentes sobre lo que dicen y hacen; los
pueblos son los mejores jueces de la acción
desarrollada, se unen de en razón del accionar
permanente de la organización política.
Lo anterior se expresa de acuerdo con las experiencias que hemos desarrollado en el
Movimiento Popular Democrático (MPD) el cual,
al momento de la publicación de este documento,
se inscribirá en el Consejo Nacional Electoral,
cumpliendo así la duodécima disposición transitoria de la Constitución la que dicta: “En el plazo de
cuarenta y cinco días desde la entrada en vigencia
de esta Constitución, los partidos y movimientos
políticos deberán reinscribirse en el Consejo
Nacional Electoral y podrán conservar sus nombres, símbolos y número”; otras organizaciones
están en el mismo trámite.
A manera de relatar esta experiencia:
afiliación y reafiliación
Llevamos pocos meses de realizar esta tarea y se
ha cumplido de sobresaliente manera: es importante destacar el papel que han jugado la mayoría
de nuestros tribunos populares asambleístas,
alcaldes, prefectos, concejales, vocales de juntas
parroquiales, en la rendición de cuentas, en la
Asamblea, en las aulas universitarias, en el campo,
en el barrio, en la comuna, visitando casa a casa,
con el vecino o la vecina, con la juventud. Pese a
toda la ofensiva en contra, el pueblo aceptó nuestro programa en intensos debates; no se afilió a la
gente con base en mentiras y demagogias, se lo
hizo con la sinceridad de decir lo que somos y les
explicamos hacia dónde vamos. Más de 200 mil
personas nos dijeron “adelante”, vamos juntos y
empujemos el tren de la historia.
47
Nuevos líderes surgieron de este proceso y
hoy nos estamos preparando en la Escuela de
Capacitación Jaime Hurtado Gonzales, una experiencia enriquecedora y que estamos convencidos
dará los frutos necesarios.
El papel de las organizaciones sociales y
su vínculo con los partidos
Las organizaciones sociales, sindicatos, federaciones, confederaciones y demás sectores tienen su
característica propia, defienden sus reivindicaciones concretas que son las de sus afiliados, los mismos que pertenecen a diversas concepciones
políticas e ideológicas, pero se unen para defender los intereses de su gremio y, en algunos casos,
van más allá de sus necesidades propias, ejemplo
de esto nos dan los trabajadores, maestros, indígenas, servidores públicos, juventud y otras organizaciones que, en algunos momentos, fruto de
campañas orquestadas desde sus detractores, se
han encargado de ponerlas como una expresión
partidista. Existe el derecho constitucional a ser
afiliado a una organización política, es un derecho
de los dirigentes que se debe respetar y no deben
ser perseguidos ni insultados por el hecho de
tener una concepción política; la particularidad
con las organizaciones sociales, todos sus afiliados
o no, es que son beneficiarias de las conquistas
alcanzadas por el gremio.
Tienen ciertos límites por su ámbito legal, lo
que no significa y no está negado que –como consecuencia del debate y aprobación en el gremio,
asociación o federación o sus dirigentes– vayan
más allá, se propongan participar en procesos
electorales por un partido o movimiento, en otros
casos en consultas populares, promoviendo respuestas a los electores que han sido determinantes en los resultados electorales.
Las organizaciones sociales defienden intereses concretos; existen derechos que afectan a sus
afiliados y al pueblo en general, sus miembros
toman una decisión mayoritaria. De entre su seno
proponen, discuten, se movilizan, luchan hasta
conseguir su objetivo, ya sea contra el Gobierno,
Asamblea, municipios y diversos organismos
públicos o privados, que hayan vulnerado o ame-
48
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
nacen con extinguir un derecho consagrado en la
Constitución; muchas de ellas actualmente se acogen al derecho constitucional a la resistencia.
En síntesis, existe un vínculo orgánico de las
organizaciones con los partidos. Son de distinta
naturaleza, pueden existir intereses sociales similares de cada organización social con un partido;
pese a eso, son diferentes en la legislación que
rige a cada uno como en su militancia o afiliados,
tanto así que en las organizaciones los dirigentes
suelen cambiar año a año, con diversos frentes en
su interior y de diversas doctrinas. En un partido
no sucede eso, todos dirigen de acuerdo al mismo
objetivo político, lo que no niega que existan
debates hacia dentro, que a la vez son resueltos
democráticamente, sin apartarse de la línea.
Finalización y conclusión
Algunos dirán “no quiero estar en un partido”, lo
que no significa decir “no quiero hacer política”.
Otros dirán “no quiero hacer política, estoy con
los unos y los otros”. Todos hacemos política de
manera consciente hasta el último día de nuestra
vida, el tema es darle la motivación y perspectiva
concreta a quienes creemos deben participar,
para que asuman una afiliación partidista donde la
doctrina se convierta en una práctica social,
donde se ubiquen los intereses colectivos antes
que los individuales, y donde tiene que primar al
interior un debate que sea el motor que enrumbe
el destino del partido.
Los partidos políticos son una herramienta
necesaria para que los ecuatorianos y ecuatorianas luchemos por el cambio; es importante que la
política vaya más allá de los intereses coyunturales, partimos de lo concreto para ver lo estratégico, la meta final: transformar y dirigir un país, lo
cual se hará con el concurso del pueblo.
Los partidos no son un gremio, luchan por los
intereses de las clases a las que representan, están
conectados con las organizaciones sociales, sue-
len ser las mismas bases sociales muy importantes, lo que no significa ser utilizadas, pues todo
respaldo de las organizaciones a los partidos
surge del debate y aprobación de sus agremiados.
Sin embargo, orgánicamente no son iguales.
Debemos entender que la lucha de un partido
debe ser por proponer ideas que viabilicen el
cambio profundo, no debe ser para corromper
sino para fiscalizar a los corruptos; no para comprar conciencias sino para ganar la conciencia
popular con el debate unido a la lucha social; no es
para hacer lo contrario a lo que sus principios
establecen sino para ponerlos en práctica, rindiendo cuentas sus militantes y dirigentes sobre la
labor cumplida a todo el pueblo, para profundizar
la discusión de lo que se debe hacer por el bien del
país. Si hay partidos que no han cumplido con
esas premisas, entonces el pueblo se encargará de
ellos; si debe desaparecer un partido será por la
voluntad popular.
Un partido se forma para educar a las masas,
para enseñar el rumbo del cambio bajo un sólo
principio y metas que van más allá de lo reivindicativo, a diferencia de algunos movimientos que
tienen únicamente elementos que, siendo importantes con banderas concretas, en algunos casos
se limitan a conseguirlo, pero sin perspectivas de
avanzar a un cambio definitivo precisamente por
su conformación interna con militantes con diversos objetivos políticos.
Los partidos y movimientos no deben tener
mandamás ni caudillos, deben ser una expresión
democrática no sólo para procesos electorales
sino para la vida cotidiana del país, donde se ejerza permanentemente el derecho del pueblo a
hacer política y a su vez luchar por sus objetivos
estratégicos.
Bibliografía
•
Constitución Política de la República del
Ecuador.
PAIS: opción de
representación política
para el cambio
Patria Altiva i Soberana
Alianza PAIS, alternativa a la partidocracia
E
Ricardo Patiño
Ministro de Relaciones Exteriores
del Ecuador. Ministro Coordinador
de la Política (2007-2010),
Ministro del Litoral (2007) y
Subsecretario General de
Economía en el Ministerio de
Economía y Finanzas (julio a
agosto 2005). Secretario ejecutivo
del Movimiento Patria Altiva i
Soberana (PAIS). Publicó
Desempleo y subempleo en
Guayaquil en la década de los 90:
teoría, conceptos, indicadores y
tendencias. Economista por la
Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztalalapa, México y
Máster en Desarrollo Económico
por la Universidad Internacional
de Andalucía, España.
n el año 2006, el Ecuador culminó una década de crisis política, producto de la falta de acuerdo de los grupos oligárquicos que se mostraron incapaces de conducir la República y
que la colocaron en serio peligro de disolución: todas las instituciones democráticas habían llegado a niveles inverosímiles de ilegitimidad. En esas condiciones, el Movimiento PAIS presentó una
alternativa democrática radical de salida a la crisis con la candidatura a
la Presidencia del conomista Rafael Correa, que obtuvo el respaldo
mayoritario en las urnas.
Parte importante de la crisis eran los partidos políticos que habían
dejado de representar a la ciudadanía. Estas organizaciones, ninguna
con verdadera presencia nacional, eran auspiciadas por un sistema
político consagrado en una ley de partidos que promovía la usurpación
de la representatividad política, niveles impúdicos de corrupción y desvergonzadas actuaciones en defensa de los mayores intereses oligárquicos y antinacionales. Es lo que llamamos el régimen de la
partidocracia. La consigna “que se vayan todos”, con la que se produjeron las movilizaciones que terminaron con el Gobierno de Lucio
Gutiérrez, expresaban este sentimiento. Ganamos las elecciones porque supimos representar esta visión mayoritaria, proponiendo un cambio radical del sistema político.
Cuando el pueblo ecuatoriano aprobó la nueva Constitución de la
República en 2008, consagró la posibilidad de superar la usurpación
que el régimen de la partidocracia había hecho de la representación
democrática.
Objetivos políticos iniciales
Alianza PAIS se fijó objetivos políticos que resultaban indispensables
para producir esta transformación democrática, además, manteniendo
la paz de la República. Ganar las elecciones a la Presidencia; convocar
una Asamblea Constituyente; obtener una mayoría de asambleístas
50
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
beral había provocado en la sociedad ecuatoriana.
No abordaremos en este artículo más que la forma
en que concebimos los cambios en el sistema político nacional, para superar aquello que hizo crisis
y que mereció el rechazo mayoritario de la población.
Fin de una etapa
“
El nuevo
marco legal
garantiza los derechos políticos que
la ciudadanía ha obtenido y las
formas de construir la representatividad,
pero corre el peligro de quedar en letra
muerta si no cambiamos nuestras
formas de entender y hacer política
”
que garanticen la más amplia participación ciudadana asegurando el respaldo a la nueva
Constitución; impulsar, a nivel territorial, un
nuevo modelo de gestión administrativa con el
mayor número de Gobiernos Autónomos
Descentralizados, pertenecientes al Movimiento
Alianza PAIS; y elegir el nuevo Presidente que
encabece este proceso de transformación de la
sociedad ecuatoriana.
En siete elecciones sucesivas entre 2006 y 2009,
se cumplieron estos propósitos con gran respaldo
popular expresado en las urnas, lo que le dio a
nuestro proyecto el capital político suficiente, la
legitimidad para avanzar en la solución a la crisis
social, económica y política que el modelo neoli-
Para nosotros, conquistar estos objetivos políticos
constituyó el fin de una etapa. Hay que señalar
que la organización política que construimos en
este proceso estuvo marcada por la necesidad de
ganar elecciones, lo que selló su carácter: nos volvimos expertos en campañas electorales, características que resultan insuficientes en el momento
actual.
Hoy tenemos una nueva Constitución y una ley
orgánica que regula el funcionamiento de las
organizaciones políticas. El nuevo marco legal
garantiza los derechos políticos que la ciudadanía
ha obtenido y las formas de construir la representatividad, pero corre el peligro de quedar en letra
muerta si no cambiamos nuestras formas de
entender y hacer política. Una nueva cultura política debe nacer, y eso no se logra de la noche a la
mañana, porque está compuesta de profundas y
enraizadas costumbres aprendidas en decenas y
centenas de años de vida republicana.
Para Alianza PAIS, el reto es enorme por nuestra condición de ser la organización política de
carácter nacional con mayor respaldo ciudadano.
Además de adecuarnos y cumplir las normas jurídicas ya establecidas, debemos forjar la nueva
democracia que necesitamos para organizar la
sociedad del Buen Vivir que propugnamos.
Estado y organización política
Nuestra Constitución establece que los movimientos y partidos políticos son organizaciones públicas no estatales. Establece, por tanto, que las
organizaciones políticas se deben constituir desde
la sociedad.
En el modelo de democracia que pretendemos
construir, en la sociedad del Buen Vivir que propugnamos y que la misma Constitución nos obliga a concebirla e implementarla como una
Ricardo Patiño
sociedad donde se respeten los derechos individuales y colectivos, no cabe ninguna clase de
clientelismos organizados desde el aparato del
Estado. La experiencia latinoamericana nos muestra con claridad todos los vicios de corrupción, de
violencia estatal y de condena a la pobreza y exclusión de las mayorías cuando se ha pretendido
construir las organizaciones políticas desde la
burocracia, independientemente de la buena
voluntad o las justificaciones para implementar
tales modelos.
No tienen cabida tampoco formas de suplantación de la participación política directa de la ciudadanía a nombre de una supuesta democracia
representativa, tergiversada por la práctica del
régimen de la partidocracia, que la redujo a convocarnos cada cierto tiempo a las urnas para elegir, no a un primer mandatario sino al sexto o
séptimo, porque por encima estaban quienes
representaban los organismos multilaterales de
crédito, ciertas embajadas, los dueños del país, los
poderes fácticos. A nombre de la democracia
representativa, se nos usurpó nuestro derecho a
la participación en las decisiones de lo público,
se soslayó la rendición de cuentas y campeó la
impunidad.
Son grandes los retos que tenemos en este sentido. Los principios y derechos políticos establecidos en la Constitución, en las normas y en el
Código de la Democracia aún son insuficientes,
porque de lo que se trata es también de cambiar
viejas prácticas, viejos comportamientos; en definitiva, de cambiar formas de nuestra cultura política heredadas del viejo régimen. Me pregunto
como ejemplo: ¿la nueva institución de la silla
vacía en los Gobiernos Autónomos Descentralizados es utilizada eficientemente? ¿Permite la
ciega oposición política en la Asamblea Nacional y
que se practique la consulta previa con la eficiencia que sería deseable? ¿Practicamos la elaboración de presupuestos participativos? Todavía hay
camino por recorrer. Una tarea de la organización
política que pretendemos construir es organizar la
participación ciudadana; avanzar hacia la democracia directa.
Queremos ser la organización política más
grande y mejor organizada de la historia nacional,
51
queremos juntar la más alta representación política en nuestras filas, pero reconocemos y respetamos otras identidades, nacionales y locales, y que
representen intereses distintos a los que nosotros
pretendemos representar. En este sentido, no suscribimos la tesis del partido único, no nos empeñamos en ocupar todo el espectro político y negar
a otros su legítimo derecho a construir su representatividad política. Pero no somos responsables
de su debilidad. En la realidad actual, lo que suce-
“
En el modelo de
democracia
que pretendemos construir, en la sociedad
del Buen Vivir que propugnamos y
que la misma Constitución nos obliga
a concebirla e implementarla como una
sociedad donde se respeten los derechos
individuales y colectivos, no cabe
ninguna clase de clientelismos organizados
desde el aparato del Estado
”
52
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
Los principios y
derechos políticos
establecidos en la Constitución, en las
normas y en el Código de la Democracia aún
son insuficientes, porque de lo que se trata
es también de cambiar viejas
prácticas, viejos comportamientos;
en definitiva, de cambiar formas de
nuestra cultura política heredadas
del viejo régimen
”
de es que mientras los opositores del Gobierno de
la Revolución Ciudadana permanezcan anclados
al empeño de reconstruir el derrumbado viejo
régimen, mientras no se les ocurra otra cosa que
conspirar contra el orden democrático, mientras
no miren al futuro, no lograrán alcanzar esa representatividad que los legitime en el nuevo orden
constitucional.
Organización política y movimientos
sociales
Para nosotros es fundamental promover la organización de la sociedad, pero entendemos que no
debemos confundir los roles de estas organizaciones sociales con los de las organizaciones políticas. Fijar los límites de las organizaciones políticas
en relación con la sociedad y con las organizaciones sociales también forma parte de la construcción del nuevo sistema político.
Tenemos claro que con el viejo sistema político
también entraron en crisis las viejas formas de
organización social: las viejas prácticas corporativistas llegaron a su fin para dar paso a la organización de los productores que, a la vez que
defienden sus intereses consagrados en los derechos constitucionales, se vuelven partícipes de las
soluciones que reclama una sociedad en pleno
proceso de transformación.
Nos hemos asignado el deber, como organización política, de fortalecer, promover y crear organización social, y respetamos su autonomía, sus
luchas, la defensa de sus intereses. Hemos dicho
no al clientelismo, que es una tentación siempre
presente porque estamos en el Gobierno.
Luchamos, eso sí, porque las organizaciones
sociales se plieguen a la Revolución Ciudadana,
respalden a nuestra organización política y al
Gobierno de Rafael Correa; nos prohibimos la
oferta demagógica y el clientelismo, pero damos
luz verde para el proselitismo por nuestra causa;
nos prohibimos la manipulación especialmente de
los sectores más humildes, pero organizamos la
educación política; prohibimos para nuestra militancia la promoción de caciques y líderes populistas y corruptos, para dar paso a verdaderos
dirigentes honestos que abundan en los sectores
populares y sociales; luchamos por acabar con la
despolitización de las organizaciones sociales promovida en los hechos y en la vieja legislación, para
dar paso a la organización de ciudadanas y ciudadanos conscientes y preocupados por los problemas nacionales; debemos promover la
democracia al interior de las organizaciones. Y
esto que para nosotros es un deber –porque creemos firmemente en la participación ciudadana–
también debería serlo para otras organizaciones
políticas que representan legítimamente otros
intereses.
Política de alianzas
No nos es fácil, como no lo es para ninguna de las
organizaciones políticas de nuestra América,
Ricardo Patiño
resolver la contradicción que implica pretender
ser una organización política construida desde la
sociedad y a la vez ser organización política en el
Gobierno. De hecho la experiencia latinoamericana, aún en los casos de un mayor número de años
en esta situación, arroja no pocos tropiezos y hasta
fracasos. Nos referimos a la situación actual de
gobiernos progresistas y de izquierda en este inicio de siglo. Donde con mayor claridad se expresa
la contradicción es en el tratamiento de la política
de alianzas, porque simultáneamente se deben
resolver las tareas de construcción nacional con
las de lograr una sociedad de mayor justicia y
equidad; por tanto, compaginar la construcción
de la unidad nacional con las de optar por los más
pobres, excluidos y las tareas de corregir toda
clase de inequidades.
En el caso ecuatoriano, nos empeñamos en distinguir que es una la política de alianzas necesaria
para garantizar la gobernabilidad: el éxito en el
cumplimiento de las tareas de construcción de la
unidad nacional, y es otra la política de alianzas
que debemos cumplir desde la organización política para garantizar la sostenibilidad del proyecto.
Desde el mismo 15 de enero de 2007, el Gobierno
de la Revolución Ciudadana presidido por Rafael
Correa no dudó en contar con los poderes locales
para cumplir con las promesas de descentralización y de ejecución de la obra pública e inversión
social, aún de aquellos gobiernos locales dirigidos
por opositores políticos, con gran éxito en el objetivo de lograr unidad nacional y modificar una
situación previa de inequidades regionales. Sin
embargo, sería insuficiente si no se logra la constitución del sujeto social y político que garantice la
irreversibilidad del proceso de transformación
en el sentido democrático que prefigura la
Constitución actual y la voluntad popular expresada en las urnas.
El Presidente de la República Rafael Correa, en
su doble papel de líder político y director nacional
de la Alianza PAIS, lo ha formulado llamando la
atención sobre el hecho de que el enorme capital
político acumulado desde la gestión gubernamental no tiene su correspondencia en la organización
política, capaz de representar legítimamente la
voluntad ciudadana mayoritaria. En esa tarea nos
53
encontramos en estos días en que desarrollamos
la Convención Nacional de Alianza PAIS, sobresaltada por los afanes golpistas y sediciosos de los
defensores del viejo sistema político.
En resumen, en el marco de la nueva legislación que transforma el viejo sistema político de
partidos y que prefigura un nuevo régimen
democrático y participativo, a la luz de las tesis
aquí brevemente esbozadas, caminamos hacia la
construcción de una nueva cultura política a
tono con esa sociedad del Buen Vivir que la
mayoría anhelamos. A la espera, además, de que
los opositores abandonen las posturas retrógradas, que sólo les han dado fracasos, y miren al
futuro donde sólo cabe un país democrático y en
paz.
“
Nos hemos
asignado el
deber, como organización política, de
fortalecer, promover y crear organización
social, y respetamos su autonomía, sus
luchas, la defensa de sus intereses
”
Por qué y para qué de las
organizaciones políticas
Partido Renovador Institucional Acción Nacional
T
Freddy Bravo
Secretario General del Partido
Renovador Institucional Acción
Nacional (PRIAN). Fue Director
General del Partido Conservador
Ecuatoriano; Diputado por la provincia de Loja durante dos períodos; Jefe de Bloque del Partido
Conservador Ecuatoriano (19941996); Asesor de la Secretaría de
la Administración Pública, del
Ministerio de Gobierno y
Subsecretario de Economía
Solidaria del Ministerio de
Bienestar Social. Fue
Vicepresidente del Tribunal
Electoral de Pichincha, Asesor
Parlamentario y Asesor del
Presidente del Congreso. Integró
la mesa directiva de la Unión de
Partidos Latinoamericanos (UPLA).
an sólo el hecho de preguntarnos sobre la existencia de las
organizaciones políticas en el Ecuador nos debe llevar a una
profunda reflexión: no hemos podido librarnos de la ilusión
de cambio que permanentemente se ofrece. Suena dura la
apreciación, pero la menciono pensando en la buena fe de quienes
anhelaron un escenario propicio para mejorar las condiciones de vida
de los distintos actores de la sociedad. Que las instituciones eternas,
como la familia, se constituyan en el referente a favor de la libre iniciativa, del progreso, la paz y la democracia.
Lo indispensable es el fortalecimiento de las instituciones democráticas y de los partidos políticos. La dirigencia tiene el reto histórico de
depurar sus principios, así como la nomenclatura reglamentaria, sugerida desde sus propias experiencias, que impida el propósito de invadir
desde la coyuntura gubernamental su libre accionar.
Ronda en el ambiente hoy en día la idea de que los partidos políticos tienen que adecuar sus actividades a las nuevas reglas establecidas.
Se promueven las bondades de este logro. Se usan frases y conceptos
nacidos de otras realidades. como eso de “cambio de época”, incitando
a que todos seamos parte de la parafernalia y algarabía del “nuevo
país”, del que supuestamente sólo disfrutaremos si nos condicionamos
“a no olvidar”, distrayéndonos del concepto de fondo, aquel que nos
motiva al fortalecimiento de organizaciones políticas.
La organización política debe convertirse en la herramienta expedita para proponer nuevos retos desde sus conceptos y principios, promoviendo la participación de la ciudadanía en las actividades del
Estado, y así generar riqueza y progreso, reaccionado a impedir el
sometimiento y dependencia donde, a nombre de la “rendición de
cuentas” y la alienación permanente, usurpan la conciencia que fue
advertida por esa aberración reiterada con insistencia: “es la última
oportunidad de una revolución sin derramar una sola gota de sangre”.
Entonces debemos estar claros acerca de que la organización
política está en nuestras manos, eso no sólo es nuestro derecho y
menos lo hemos obtenido como concesión: esa es nuestra obligación
ciudadana.
Freddy Bravo
Puede ser útil hacer algunas reflexiones sobre
las experiencias de los últimos tiempos: ¿contribuyeron en algo a la organización política hechos
como el golpe de Estado a la Función Legislativa,
en marzo de 2007, la consulta popular, la
Constituyente de Montecristi, el referéndum, la
aprobación de la nueva Constitución, las primarias de los funcionarios del Gobierno o la reelección presidencial?
A esto debemos sumar una lectura objetiva de
lo que han significado estos nuevos textos que
abren la posibilidad del uso a discreción de la
muerte cruzada y la revocatoria del mandato. ¿Se
trata de verdaderas instituciones de uso exclusivo
del mandante?, o pueden ser éstas las válvulas
disuasivas que conviertan a algunos escogidos de
las fallidas primarias en escudos a canjear,
que permitan salvar al capitán de la aventura
constitucional.
La organización política debe servirnos hacia
el futuro como verdadera herramienta democrática, en cuyo seno se privilegie la formación ideológica y la preparación cívica que permitan apoyar
–vengan de donde vinieren– las acciones positivas, que contribuyan con el ser humano, al fortalecimiento de sus destrezas para entender que no
es incompatible ser firme en la oposición y la obligación de presentar alternativas evitando el libertinaje y el cinismo desde el poder, tanto así como
que: ama tanto a los pobres que hasta los fabrican,
no se ruborizan de algo que está en evidencia.
Únicamente así elaboraremos ese factor neutralizante para no dar paso en el futuro a aventuras intrascendentes, que lleguen al megalómano
despropósito, cargado del complejo mesiánico de
pensar que el país era uno antes y lo será otro después de los días de un individuo. Nos posibilitará,
además, evitar que el Estado se convierta en rehén
de operadores políticos que no ven más allá del
interés de la coyuntura gubernamental.
No vivimos precisamente en un momento en el
que sobren estímulos para tratar estos temas. La
actividad política fue ubicada casi en estado terminal. Como que todo se trató de una acción fallida
de la cual sólo quedó un mal recuerdo que hay
que borrar, haciendo uso de prácticas nuevas que
están siempre asistidas de esa premisa usada con
55
“
Debemos estar
claros acerca
de que la organización política está
en nuestras manos, eso no sólo es nuestro
derecho y menos lo hemos obtenido
como concesión: esa es nuestra
obligación ciudadana
”
soberbia desde el ejercicio gubernamental, que
tiene la marca de “por primera vez, o como nunca
antes”.
Tampoco podemos desentendernos y convertirnos en observadores impávidos, como si fuéramos aquellos personajes “extras” que animan los
dibujos que se proyectan, para entretener sin
argumentos, pero sí repletos de ilusiones en las
pantallas de bambalina que no abandonan el uso
de la magia del cambio, de lo nuevo frente al
pasado recordándonos insistentemente que la
56
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
Consciente de
este concepto,
me permito citar una experiencia práctica
que nace de una lectura de la revista Ágora
Política, en su edición de enero de 2010, bajo
el título “En memoria de Julio Logroño”,
escrito por la economista Martha Roldós.
Este texto refuerza lo que sostengo,
y desde luego, me ha impresionado
favorablemente sin dejar de expresar que
me ha conmovido, si se quiere,
al tratarse de mi amigo Julio, encontrando
que la autora de la nota dice descubrir
en el personaje valores que posiblemente
no los habría descubierto si mantenía su
prejuicio frente a cualquier ciudadano
vinculado con un partido político (PSP)
”
Constitución fue aprobada por todos, aunque su
contenido es ignorado por la mayoría.
Haciendo una simple lectura sobre el ambiente
que se ha creado, le queda claro a la sociedad
ecuatoriana que no hay otra alternativa que dar
una nueva oportunidad a la actividad política, que
con sorna dijeron haber terminado para dar paso
a la creación del partido único y de los demás controlados por éste, bajo el diseño del siglo XXI.
Nos sorprendió que el partido único se negara
a ser tal, y más bien, resolviera mantenerse como
movimiento, lo que le permite gozar de las bondades políticas de la “movimientocracia”, que no va
más allá de los días de quien los inspira, que no
requiere ideología, que adecua el discurso a lo que
la gente quiere oír y no a lo que debe oír, que arregla y promueve los procesos electorales como la
base de su sustento político.
Sólo será posible estimular la organización política partiendo del hecho que los ecuatorianos y
ecuatorianas tenemos más coincidencias que diferencias. Consciente de este concepto, me permito
citar una experiencia práctica que nace de una lectura de la revista Ágora Política, en su edición de
enero de 2010, bajo el título “En memoria de Julio
Logroño”, escrito por la economista Martha
Roldós. Este texto refuerza lo que sostengo, y desde
luego, me ha impresionado favorablemente sin
dejar de expresar que me ha conmovido, si se quiere, al tratarse de mi amigo Julio, encontrando que
la autora de la nota dice descubrir en el personaje
valores que posiblemente no los habría descubierto si mantenía su prejuicio frente a cualquier ciudadano vinculado con un partido político (PSP).
Me pregunto: ¿tenemos razón entonces quienes sostenemos que más son las coincidencias
que las diferencias? Claro que sí, esto no sólo nos
invita, sino que nos obliga a manejar con prudencia eso de la primera impresión que puede llegar
al extremo de una nociva animadversión. En definitiva, pasar de la primera impresión a descubrir
los valores es un acto de nobleza que pone a la
patria como causa de todos.
No pretendo aprovecharme de las circunstancias, pero vale la pena hacer notar que las mismas
prácticas se usan contra quienes piensan diferente, acciones de un poder fofo que cree que el pensamiento y la voz altiva depende de la vigencia de
los derechos políticos.
Ni la muerte liquida el pensamiento; sólo basta
ver que el primer grito de la independencia no
desapareció con la cruel matanza del 2 de agosto.
Entonces es indispensable, repito, hacer uso de
las coincidencias, rebelándonos a ese miedo que
genera el poder que ha debilitado a las organizaciones y a las instituciones de la sociedad.
Freddy Bravo
No existe posibilidad alguna de vivir aislados,
renunciando a la interacción entre seres humanos,
definiendo actividades coordinadas y consistentes
para compartir convicciones políticas, ideológicas, culturales, proponiéndonos enfrentar enemigos comunes desde la organización que nazca de
una motivación solidaria y comprometida, venciendo esa invasión que se hizo a la conciencia de
dirigentes, dirigidos, representantes, representados.
Esto únicamente es posible a partir de la organización, de suerte que si pretendo dar respuesta
al por qué de las organizaciones políticas, podamos encontrar la justificación en el derecho que
tiene la sociedad a reflexionar en libertad.
El Ecuador, desde 1979, vivió una atípica relación entre las organizaciones políticas. Más allá de
encontrar las coincidencias entre sí, se empleó
mucho esfuerzo para marcar las diferencias. Lo
que sin lugar a duda llegó a ser hasta un obstáculo en la consecución de grandes objetivos y de
largo plazo.
Quizá luego de salir de una dictadura, el gran
reto debió ser marcar la diferencia entre las políticas de Estado y las políticas gubernamentales. Ese
debe ser el reto del futuro inmediato, luego de forzar con sosiego este incidente temporal.
La organización política ha sido amenazada en
forma permanente. Para nadie es extraño escuchar, incluso en escenarios e instancias electorales, afirmaciones en el sentido de que se es
apolítico. “El gran descubrimiento” de expertos y
politólogos, que está en la línea de identificar el fin
de las ideologías y de los partidos políticos, llega
al extremo de afirmar que la democracia es una
herramienta tradicional injusta, que casi ha sido
elaborada para mantener privilegios y formas de
excluir a las grandes mayorías.
Si aceptamos como válida la definición de
Aristóteles acerca de que el hombre es un animal
político, sin duda llegaremos a la conclusión de
que la organización política, indiscutiblemente, es
la asociación humana más importante.
No tengo la menor duda de que nuestra sociedad hará oír su voz desde las trincheras democráticas, que son los partidos políticos. Donde los
jóvenes no vuelvan a ser el futuro de la patria, sino
57
un vivo presente y donde la mujer sea protagonista indiscutible en la participación y propuesta de
los grandes temas, que sus derechos no sean reconocidos sino ejercidos, que estén más allá de una
norma de equidad, que estén en la conciencia de
la sociedad.
“
Si aceptamos
como válida la
definición de Aristóteles acerca de que el
hombre es un animal político, sin duda
llegaremos a la conclusión de que la
organización política, indiscutiblemente,
es la asociación humana más importante
”
Fortalecimiento de los
partidos políticos en el Ecuador
Partido Socialista Frente Amplio
Sobre la política, el poder y las organizaciones políticas
L
Silvia Salgado
Asambleísta nacional y Presidenta
de la Comisión de Fiscalización y
Control Político. Ex Presidenta
nacional del Partido Socialista
Frente Amplio (PSFA). Miembro
del grupo asesor en la Asamblea
Constituyente de 2008, Diputada
por la provincia de Imbabura y
Concejala en dos ocasiones por
Ibarra. Fundó la Red Solidaria de
Mujeres de Imbabura, fue
Presidenta de la Asociación de
a política y su ejercicio se remonta a los orígenes del hombre
y de las civilizaciones, su acción se originó como una necesidad de supervivencia de los hombres y mujeres para enfrentar problemas comunes y posteriormente para solucionar
conflictos; las bases de lo que hoy entendemos por política (en nuestra
cultura occidental) se hallan en las escuelas filosóficas griegas.1
Aristóteles señalaba que el hombre es un animal político (zoon politikon), ya que sólo en el seno de la comunidad pueden desarrollarse sus
fines. Refería, además, a la política como las acciones para el ejercicio
del poder y que “la actividad es el verdadero fin de la vida, lo mismo
para los individuos que para el Estado; la verdadera actividad es la del
pensamiento, que prepara y rige los actos exteriores”.2
Los fines de la política son diversos, dependiendo de los hechos
coyunturales; sin embargo, hay algunos que deberían ser constantes
como el bien común, el orden interno y la defensa frente al exterior, ya
que sin éstos no podrían mantenerse las sociedades y sus Estados. El
bien común (no bajo el entendimiento de Maquiavelo en el que del
bienestar del príncipe –que personificaba la fuerza y el poder del
Estado– se derivaba el bienestar del resto, o tampoco en el de Hobbes,
en el que los individuos delegaban al “soberano” todos los poderes),
sino en la línea de Montesquieu en la que las leyes –propias a cada
sociedad– establecen los compromisos para la convivencia, dan un
valor básico a la libertad y adicionalmente el bien común se traduce en
el bienestar de todas las personas, es decir, el buen vivir.
Las bases de la ciencia política actual están en los trabajos de
Maquiavelo, El príncipe; Thomas Hobbes, Leviatán; Jhon Locke,
Promoción y Ayuda a la Mujer de
Ibarra, Coordinadora regional de
la Asociación de Mujeres
Municipalistas del Ecuador, y
Representante de la Coordinadora
Política de Mujeres del Ecuador.
1 La discusión de hace más de 2.400 años entre Sócrates y Platón sobre las razones que motivan a conformar las sociedades son una muestra de las diferencias políticas que se expresan permanentemente y
cuyas ideas originales marcan –ciertamente– la acción política actual. Mientras el primero señalaba que se
formaban con miras a la “honestidad”, Platón señalaba que el “fundamento lo constituían las necesidades”,
y preguntaba: “¿No es la alimentación, de la cual depende la conservación de nuestro ser y de nuestra
vida?, ¿y la segunda es la habitación y la tercera el vestido? (Platón, La República, Lima: Editorial Mercurio,
Silvia Salgado
Tratados del gobierno civil; Rousseau, El contrato
social; y en menor grado pero no menos importante Federico Engels con El origen de la familia, la
propiedad privada, y el Estado, donde se analizan
los comportamientos éticos y los intereses del
Estado, las consecuencias de las decisiones –de
gobierno– en la vida de los ciudadanos, de las
naciones y de los pueblos, y las relaciones entre
Estado y sociedad.
La política puede ser interpretada desde cuatro
ejes: como conflicto que enfrenta a individuos por
la conquista del “poder” y cuya máxima expresión
es la guerra; como cooperación en busca del bien
común; como grupo que actúa en cargos políticos
y pretende permanecer en el poder; y como
gobierno entendida como el arte de gobernar y la
construcción de las decisiones en el Estado.
Política y ética es una discusión permanente al
debatir sobre los contenidos y las formas de
“hacer la política”; “el fin justifica los medios” de
Maquiavelo y “los resultados son los que cuentan”
suelen estar presentes en la acción política sin
mayor distinción de izquierdas o derechas; pero
para los socialistas ecuatorianos, una acción política sin ética es la búsqueda del poder por el poder
mismo, lo que implica que el ejercicio del poder es
el fin y no el medio para alcanzar el bien común,
éste por lo tanto pasa a segundo plano; de allí vienen las afirmaciones –ciertas– de que el poder
enceguece, aísla, atrapa.
El poder está en el centro del estudio de la política. Para Max Weber, es “la probabilidad de que
un actor dentro de un sistema social esté en posición de realizar su propio deseo, a pesar de las
resistencias”,3 pero introduce el concepto de legitimidad de la autoridad diferenciándola del poder
coercitivo. Para Robert Dahl, significa que “A
tiene el poder sobre B en cuanto pueda lograr que
B haga lo que B no haría de otra manera”.
¿El poder es una estrategia o un fin? La respuesta la tiene cada actor político y cada corriente
ideológica; pero está claro que existen diversos
tipos de poder: político, económico, militar, cultural; y diversas formas de hacerse del poder y/o
ejercitarlo. Sobre la forma de llegar al poder, las
vías pueden ser democráticas (electoral y no elec1970: 55).
59
“
Para los socialistas
ecuatorianos,
una acción política sin ética es la búsqueda
del poder por el poder mismo, lo que implica
que el ejercicio del poder es el fin y no el
medio para alcanzar el bien común, éste por
lo tanto pasa a segundo plano; de allí vienen
las afirmaciones –ciertas– de que el poder
enceguece, aísla, atrapa
”
toral), o violentas (conflictos armados, golpes de
mano, golpes de Estado). Sobre el ejercicio del
poder existe una variedad muy amplia de formas
de ejercitarlo, que incluye las autoritarias por convencimiento y participativas.
Las izquierdas latinoamericanas, y en particular los socialistas ecuatorianos, hemos mantenido
las siguientes tesis con respecto al poder: 1) El
poder legítimo como instrumento para la transformación social –la revolución–. 2) La acumulación y
construcción del poder, el poder es un medio no
un fin, el poder se lo hace en el contacto permanente con los grupos –organizaciones sociales–
interactuando, haciéndolo de a poco, acumulán-
60
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
dolo. 3) El poder popular, donde el pueblo es el
único soberano y el que toma las decisiones para
la construcción de la nueva sociedad, empleando
la democracia participativa como vía, instrumentando al máximo la participación.
Las experiencias en nuestro país y en América
Latina –especialmente en el siglo pasado– utilizaron las dos vías para acceder al poder: la vía
democrática y la violenta; sin embargo, los resultados por la vía democrática fueron prioritarios
pero al mismo tiempo encontraron obstáculos
insalvables que conllevaron a ensayar otras vías.
Desde la izquierda, las organizaciones, sectores y
militantes radicalizados pugnaron por la vía armada sin resultados concretos, y pasaron a formar
parte, crearon o fortalecieron agrupaciones políticas que ahora están en los gobiernos en América
Latina. Esas son las experiencias del Partido de los
Trabajadores (PT) en Brasil, el Frente Amplio en
Uruguay, una ala peronista en Argentina, el
Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, el
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
en Nicaragua y el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador. En el
caso del Ecuador, en Alianza PAIS se expresan
grupos y sectores con un acumulado de experiencias, formación política y hasta experiencias político-militares. Las experiencias políticas de la vía
armada –sobre todo sus agendas ideológico-programáticas– sirvieron a estos sectores para aliarse
a otros sectores políticos y alcanzar el poder.
Las organizaciones políticas se originan con el
agrupamiento –participación– de individuos con
intereses similares. Su tipología es muy amplia e
incluye organizaciones no electorales. La organización les proporciona una estructura que resuelve los problemas de funcionamiento, toma de
decisiones, representación, construcción de agendas, todo esto para acceder al poder.
Los partidos políticos, desde su origen hasta
nuestros días, guardan elementos comunes para
la crítica. Max Weber señalaba, por ejemplo, que
los partidos “son asociaciones dirigidas a un fin
deliberado, ya sea este objetivo la realización de
un programa que tiene finalidades materiales o
ideales, o personal, es decir tendiente a obtener
beneficios, poder y honor para los jefes o secuaces, o si no tendiente a todos estos fines conjuntamente”, lo que ratifica la crítica no de hoy sino de
siempre sobre su razón de ser y su forma de
actuar. Son frecuentes las preguntas: ¿qué hacen?
¿Cómo nos representan? ¿Son necesarios?
Los movimientos políticos distan de los partidos políticos porque los movimientos están más
identificados con una acción política que con una
ideología,4 sus agendas son más específicas, y sus
miembros no aspiran a colocar a sus integrantes
en instituciones del poder político. En el caso
ecuatoriano, los movimientos sociales históricos
(organizaciones de trabajadores, campesinos,
indígenas, maestros) han estado vinculados a los
partidos políticos de la izquierda (Partido
2 Patricio de Azcárate, Obras filosóficas de Aristóteles, Madrid: Editores
Medina y Navarro, 1873-1875.
3 Gina Zabludovsky, Autoridad, liderazgo y democracia, 1993.
4 Ideología entendida como el conjunto de ideas sobre un sistema
existente (sistema que incluye lo económico, social, cultural, político) y que
pretende conservar o transformar esa realidad. Como señala Engels, “todo
lo que mueve a los hombres tiene que pasar necesariamente por sus
cabezas” y Marx “hay que distinguir siempre entre los cambios materiales
ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden
apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas
“
Es necesario,
por tanto,
ubicar desde sus programas y sus prácticas
a quiénes representan, qué han hecho y
quiénes conforman cada partido, para no
caer en la subjetividad e injusticia de
homogenizar y tildar a todos por igual,
desvalorizando su vigencia
”
Silvia Salgado
Socialista, Partido Comunista, Movimiento
Popular Democrático), y las organizaciones de las
élites económicas (empresarios, medios de comunicación) a los partidos de derecha (Partido Social
Cristiano, Unión Demócrata Cristiana); por lo
tanto, siempre ha existido una representación de
los partidos a intereses de grupos determinados.
Sobre la necesidad de fortalecer
los partidos políticos
En el caso ecuatoriano, que no dista mucho de
otros casos en América Latina, la historia de los
partidos políticos –en el imaginario ciudadano–
está relacionada con la acción de éstos en el ejercicio del gobierno, con actos de corrupción, con la
búsqueda del poder para satisfacer la vanidad y
enriquecerse, con el ejercicio del poder coercitivo
y la fuerza, hasta con el desgobierno. Pero también algunos partidos políticos que no se han
constituido en gobierno han sido examinados
desde su condición de cogobernantes al estar en
colaboración, y desde la oposición. En muchos
casos también se los debe evaluar desde la resistencia, la lucha popular y el sacrificio de sus militantes en defensa de sus ideales, con la búsqueda
de la participación y la transformación social. Es
necesario, por tanto, ubicar desde sus programas
y sus prácticas a quiénes representan, qué han
hecho y quiénes conforman cada partido, para no
caer en la subjetividad e injusticia de homogenizar
y tildar a todos por igual, desvalorizando su
vigencia.
Entendemos las críticas a los partidos políticos
por lo que mayoritariamente son, pero a continuación algunas reflexiones sobre lo que deberían
ser:
Más allá de la institucionalidad, de gozar con un
registro electoral, los partidos políticos son un instrumento para la acción que deviene en la conservación o transformación del orden establecido. La
experiencia, por ejemplo, del Partido Socialista
Frente Amplio (PSFA) es extensa en este aspecto:
nos constituimos en 1926, somos la matriz de la
jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las
formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de ese con-
61
izquierda ecuatoriana, hemos mantenido varios
registros electorales mediante los cuales nos asignaron números como el 3, y actualmente el 17.
Venimos de ser un partido proscrito en períodos
de dictaduras (Velasco Ibarra, Rodríguez Lara); en
la conformación del nuevo Partido Socialista en el
década de 1980 incorporamos al Partido Socialista
Revolucionario del Ecuador (PSRE) –partido revolucionario de corte marxista–, en el cual las elecciones no eran parte de su agenda política. Años
más tarde, el PSFA es la única organización política que promovió y logró la fusión con el Frente
Amplio de Izquierda (FADI). Por tanto, la institucionalidad no determina toda la acción de los partidos políticos, especialmente de la izquierda
revolucionaria; la lucha parlamentaria es sólo un
espacio de la lucha política. Esta afirmación es
importante en la perspectiva de contar con un instrumento de los sectores menos favorecidos que,
por sobre la institucionalidad que depende del
régimen imperante,5 garantice un espacio de propuesta, de incidencia, y de lucha por la conquista
del poder.
Intermediación de las demandas
sociales frente al Estado
El Estado debe satisfacer las necesidades de su
pueblo; sin embargo, o no lo hace, o en el proceso
de dotación de bienes, servicios y justicia enfrenta
cuestionamientos y conflictos con sectores organizados de la sociedad civil, es decir, en el ejercicio del gobierno éste no satisface a todas las
personas. Las sociedades modernas tienen una
división de poderes, mayoritariamente el sistema
de gobierno es el democrático bajo el cual los partidos políticos colocan a sus miembros en estos
espacios –especialmente en el Parlamento– vía
mecanismos de selección, por lo tanto, la labor de
los partidos debe ser la representación de esos
intereses en los espacios que el sistema posibilita, y
simultáneamente procesar los conflictos que la
defensa de esos intereses provoca.
Pero para poder intermediar frente al Estado,
el partido debe tener la legitimidad de sus repreflicto y lucha por resolverlo”. Por tanto ideología entendida como un arma
transformadora, en la cual las ideas son el motor de la acción física-mate-
62
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
En el caso del PSFA,
nos definimos
como representantes del socialismo latinoamericano de José Mariátegui, José Martí,
Manuel Agustín Aguirre, entre otros; no
somos dogmáticos y recreamos
permanentemente el socialismo
”
sentados, que pasa necesariamente por desarrollar una democracia interna que otorgue consistencia a la representación, por la interacción de
dirigentes y dirigidos, por la adopción de las
agendas de los movimientos sociales o sectores
sociales, pero sobre todo por la incorporación de
éstos en las decisiones y en los espacios de dirección de los partidos.
Garantía de la democracia y gobernabilidad
Las agendas programáticas y por tanto las visiones distintas sobre la economía, la política, lo
social y cultural deben ser procesadas por las
organizaciones políticas, entre organizaciones
políticas y el Estado. La democracia para los socialistas o es radical o no es democracia, en consecuencia se debe entender como un proceso en
construcción permanente en donde los mandatarios consultan constantemente con los mandantes; en donde las elecciones sólo son una parte de
la democracia y la parte fundamental es la participación en las decisiones de todos los niveles de
gobierno y en todo el proceso de formulación, ejecución y evaluación de las acciones de gobierno;
una democracia fundamentada en la participación
política como resultado de un gran sistema que
permita que sectores sociales y políticos organizados se comprometan a la construcción de esa
gobernabilidad y no simplemente de una participación ciudadana individualizada que fundamenta
en el voto su relación con el Estado, lo que genera
una creciente despolitización y desarticulación del
tejido social. La dictadura del voto, cuando es propiciada desde el poder político o económico, se
convierte en una ficción sin participación y, en el
peor de los casos, configura regímenes autoritarios. La experiencia en el Ecuador determina que
con votos se ha desgobernado en función de intereses de las minorías y la inestabilidad política ha
sido muy recurrente. La gobernabilidad es determinante para el desarrollo, por ende es necesario
construir un conjunto de condiciones favorables
para la acción de un gobierno diferente, alternativo, que lidere un proyecto político democrático.
No podría pensarse en estas “condiciones favorables” si no incorporamos las demandas de todos
los sectores, especialmente de los organizados,
que expresan la diversidad social y la pluralidad
política; este rol “articulador” le corresponde a los
partidos políticos.
Las organizaciones políticas, para funcionar
con los criterios expuestos, deben de forma
urgente: 1) Democratizarse, no sólo en los espacios de dirección sino y sobre todo en la construcción de las decisiones, en la elección de sus
dignidades, en la rendición de cuentas. El voto
universal –una vez que se cuente con un registro
claro de afiliados– es una necesidad. 2) Sus agendas programáticas deben actualizarse con fundamentos ideológicos sólidos, con base en un
profundo análisis histórico y de la coyuntura local,
Silvia Salgado
63
regional y mundial, con una visión de corto,
mediano y largo plazo. Dentro de estas agendas,
deben establecerse mecanismos de relacionamiento con las otras organizaciones políticas; un
partido con una agenda fuerte es un partido que
no requiere de caudillos o “figuras coyunturales”
para subsistir y que suelen marcar la permanencia
y los resultados de una organización. 3) Dotar de
formación ideológica a sus cuadros militantes,
simpatizantes, adherentes, sus agendas programáticas y su acción política debe fundamentarse
en principios ideológicos. En el caso del PSFA,
nos definimos como representantes del socialismo
latinoamericano de José Mariátegui, José Martí,
Manuel Agustín Aguirre, entre otros; no somos
dogmáticos y recreamos permanentemente el
socialismo. 4) Tener estructuras orgánicas fuertes y
con niveles de autonomía, ya que es necesario contar con estructuras fuertes de los partidos con
niveles de funcionamiento autónomos de carácter
decisional, que vayan a la par con el funcionamiento de los territorios administrativos y electorales del país. Autonomía que debe guardar
armonía con el proyecto político nacional y debe
estar garantizada con profundos mecanismos de
democracia interna y de unidad ideológica y política. 5) Inserción o reinserción en los sectores
populares y sus organizaciones, reconociendo la
presencia y los aportes de nuevos actores sociales,
el rol articulador del partido político que configure un proyecto incluyente a escala nacional con
capacidad de propuesta y movilización que será
posible si éste es legitimado desde las “bases” de
los sectores a los que representa.
Finalmente el proceso de reinscripción para las
organizaciones políticas dispuesto en la
Constitución de 20086 no debe ser una limitación
para la acción de la política, por los requisitos que
establece, por la posibilidad de intervención del
Estado o por la dedicación a las tareas para la
recolección de firmas o afiliaciones –tareas electorales– en desmedro de las tareas políticas, la formación política u otras. Debe constituirse en una
oportunidad para el fortalecimiento del sistema de
partidos políticos. En el caso del PSFA, es una
tarea vital para materializar las aspiraciones de
nuestra organización que durante ochenta y cuatro años ha venido proponiendo y aportando a la
construcción de la Patria Socialista, especialmente
en temas como los derechos humanos, laborales,
seguridad social, educación general y universitaria, soberanía alimentaria, etc. El reto es construir
una organización socialista joven sobre la base de
un enorme acumulado histórico, único en el país y
uno más de los pocos en América Latina; sólo la
firme convicción y formación de sus militantes
posibilitará la construcción de una organización
con vocación y oportunidades de acceder al
poder, con profunda convicción de unidad con las
organizaciones de izquierda y con los sectores
sociales democráticos y progresistas de nuestro
país. El desafío está planteado.
rial.
5 En el Ecuador, la Constitución de 2008 incorpora una sección completa
sobre organizaciones políticas, en la que lamentablemente establece que el
Estado puede resolver conflictos internos de las organizaciones políticas.
Con una institucionalidad fuerte no habría inconvenientes, sin embargo, en
la historia política de nuestro país existe carencia de esta característica.
Bibliografía
•
Azcárate, Patricio de, Obras filosóficas de
Aristóteles, Madrid: Editores Medina y
Navarro, 1873-1875.
•
Platón, La República, Lima: Editorial Mercurio,
1970.
•
Zabludovsky, Gina, Autoridad, liderazgo y
democracia, 1993.
Las organizaciones políticas
en la coyuntura ecuatoriana
Partido Sociedad Patriótica
¿Cuál es la actual coyuntura política ecuatoriana?
L
a imposición, planificada y financiada desde el exterior del
socialismo del siglo XXI, como una novedad y solución salvadora para todos los problemas nacionales, especialmente de
los pobres, difundida en el Ecuador de forma agresiva y masiva con una propaganda millonaria para tratar de posicionarlo en la
mente del pueblo, que clama por mejorar su nivel socio-económico de
vida.
¿Este es un modelo nuevo?
Lucio Gutiérrez
Presidente Constitucional de la
República del Ecuador, 20032005. Presidente vitalicio del
Partido Sociedad Patriótica 21 de
Enero (PSP). Rector de la Escuela
Politécnica del Ejército de
Latacunga en 1994. Obtuvo la
distinción de mejor graduado
como Ingeniero Civil por la
Escuela Politécnica del Ejército en
1987. Cursó un Diplomado en
Liderazgo, Planificación
Estratégica, Administración de
No. Es una copia desfigurada del comunismo que se implantó en
Europa y Cuba el siglo pasado y fracasó rotundamente; fue desterrado
del viejo continente por su peligrosidad y amenaza contra la libertad,
los derechos humanos y la democracia.
En esas naciones no había libertad de expresión y medios de comunicación independientes; nunca hubo rendición de cuentas de los dineros del pueblo; los Poderes o Funciones del Estado (Justicia y
Congreso) y organismos de control (Fiscalía, Contraloría,
Superintendencias) estaban totalmente sometidos; no había otros partidos políticos, sólo el oficial; al pueblo lo atemorizaban con juicios y
prisiones injustas y arbitrarias sin respetar los debidos procesos, pues
eran regímenes totalitarios, autoritarios y sanguinarios.
La receta es la misma, el oxígeno para este modelo es alcanzar por
cualquier medio, aparentemente democrático o no, el poder total para
controlar la nación y que nadie los controle. Y los resultados son conocidos: totalitarismo, falta de libertad de expresión, abuso, corrupción,
atraso, desempleo y pobreza total para el pueblo.
Proyectos en 1989, y realizó posgrados en Desarrollo Nacional, en
¿Existe auténtica democracia en el Ecuador?
Fushinkang, Taipei, 2002, y en
Relaciones Internacionales y
Defensa Continental por el Inter
American Defense College,
Washington, 1995.
La democracia no se mide solamente realizando elecciones, y peor
cuando estas son fraudulentas; la democracia se mide por los niveles
Lucio Gutiérrez
de libertad de expresión, por la independencia de
los organismos de control y Funciones o Poderes
del Estado, por la transparencia y rendición de
cuentas en el uso de los dineros públicos, por la
plena participación de los partidos y movimientos
políticos en igualdad de condiciones, por la realización de elecciones limpias, respetando la decisión del pueblo en las urnas, por la reducción de
los niveles de pobreza y la brecha entre los más
ricos y los más pobres, escuchando los planteamientos del pueblo y no imponiendo decisiones.
Es una lástima pero no disponemos de
Funciones del Estado independientes, los organismos de control no cumplen con su obligación
legal de velar por el buen uso de los recursos
públicos, y a ratos se convierten en instrumentos
de persecución.
Cero fiscalización y rendición de cuentas, los
escándalos de robo, sobreprecios, corrupción,
contratos al hermano son de todos los días y las
autoridades miran para otro lado. No existen las
mismas oportunidades para los partidos políticos
de oposición, todas se concentran en el Gobierno,
quien usa y abusa de los medios de comunicación
públicos, incautados y privados. Las elecciones
son realizadas por un Consejo Electoral controlado por el Gobierno, con resultados cuestionados,
reduciendo las posibilidades de los demás actores
políticos.
Debemos tener claro que en un sistema democrático la oposición no solamente es constitucional, sino necesaria y beneficiosa para el Gobierno
de turno, porque es la oposición la que obliga al
Gobierno a rectificar, corregir errores, cambiar
rumbos, realizar pausas estratégicas y retomar el
camino correcto para trabajar en beneficio de
todo el pueblo, no sólo favoreciendo a los del partido gobernante. Así se perfeccionan las democracias en el mundo entero. Obviamente cuando hay
gobiernos tolerantes, visionarios, estadistas, que
miran más allá del horizonte.
En la actual coyuntura de acumular poder y eliminar a la oposición, se desprestigia a los partidos
políticos responsabilizándolos de todos los males
del país. Con ese objetivo perverso no escatiman
recursos y usan millonarias cadenas de radio y
televisión para aumentar ese desprestigio.
65
“
No se puede
concebir la
democracia sin partidos políticos.
Las organizaciones políticas son
indispensables para que exista democracia
en una república, son los sensores que
captan con la mayor realidad y objetividad
posible las aspiraciones populares, son el
puente entre las necesidades más
apremiantes del pueblo y
la búsqueda de la mejor solución
a las mismas a través del poder
”
¿Cómo, por qué y para qué las
organizaciones políticas?
Hoy más que nunca, ante la actual coyuntura
ecuatoriana de perder la democracia y la libertad,
son necesarias organizaciones políticas sólidas,
democráticas al interior de las mismas, con participación equitativa e igualitaria de hombres y
mujeres, sin distinguir raza, religión, condición
económica o social. No se puede concebir la
democracia sin partidos políticos. Las organizaciones políticas son indispensables para que exista democracia en una república, son los sensores
que captan con la mayor realidad y objetividad
posible las aspiraciones populares, son el puente
entre las necesidades más apremiantes del pueblo
y la búsqueda de la mejor solución a las mismas a
través del poder. Son las llamadas a usar el poder
siempre para servir al pueblo y no servirse del
poder y del pueblo.
66
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
Por lo tanto es necesaria la reestructuración de
los partidos políticos, estimulando el ingreso de
nuevos militantes especialmente mujeres y jóvenes, armando las directivas, tribunales y candidaturas con equidad de género y de forma paritaria,
modernizarlos, capacitar adecuadamente a los
militantes, afiliados y simpatizantes.
¿Cuáles son los obstáculos a vencer en
esta coyuntura política?
A pesar de los esfuerzos por captar más y nuevos
militantes, los partidos políticos tienen dos grandes obstáculos estrechamente vinculados.
El primero es el modelo totalitario que no permite fiscalización al Ejecutivo y persigue a sus
adversarios políticos; en consecuencia, la corrupción e impunidad campea en nuestro país y eso
desestimula a los ciudadanos a participar activamente en política. No tenemos una auténtica libertad de expresión, el Gobierno mal utiliza los
medios de comunicación públicos e incautados
para hacer propaganda y atacar a sus oponentes,
tomando ventaja y generando una competencia
inequitativa, y los otros medios de comunicación
que todavía no están en manos del Gobierno son
amenazados. Esta realidad no permite oportunidades y el surgimiento de nuevos líderes, alejando
a los jóvenes de las agrupaciones políticas. El
Consejo Nacional Electoral es muy cuestionado
por su parcialidad a favor del Gobierno, permite
una competencia electoral desigual, consintiendo
que el Gobierno use y abuse de los recursos públicos para hacer propaganda, mientras al resto de
sujetos políticos les fijan horarios para que difundan sus ideas; esto genera apatía en la ciudadanía
y la aleja de las agrupaciones políticas.
El segundo problema que tienen las organizaciones políticas para su reestructuración y fortalecimiento es el ambiente hostil generado por el
Gobierno; los ciudadanos desean participar, afiliarse, pero su interés se frena por las amenazas
del régimen. Si se afilian a otro partido político, se
les retira del bono de desarrollo humano, del bono
de la vivienda, se les niega préstamos en el Banco
de Fomento, se los persigue con el Sistema de
Rentas Internas (SRI), Fiscalía y Contraloría, no se
les da contratos, se los cancela si trabajan en el
sector público.
El desafío ante esta coyuntura es ¿cómo superar la crisis de representación de los partidos políticos?, porque si no lo hacemos, y pronto,
podríamos vernos avocados al surgimiento de
nuevos mecanismos de representación que reemplacen a los partidos como estructuras de intermediación política, tal la experiencia autoritaria
que vivimos o los infaltables “candidatos de alquiler” que, luego de ganar, venden su conciencia al
mejor postor, generalmente el Gobierno de turno,
y actúan al margen y traicionando a las organizaciones por las cuales ganaron y al pueblo que
los eligió.
El cómo, para qué y por qué de las organizaciones políticas en esta coyuntura del socialismo del
siglo XXI se resume en la urgente refundación de
los partidos: es imprescindible repensarlos,
modernizarlos, hacerlos más atractivos, especialmente para los jóvenes, y accesibles a todos los
ciudadanos en igualdad de condiciones, democratizarlos, aprovechar las nuevas tecnologías, disponer de estatutos con normas claras para el
proceso democrático en la toma de decisiones,
abriendo espacios de debate para las ideas, evitando el caudillismo y la verticalidad de las disposiciones, actualizando la declaración de principios,
con disposiciones precisas que permitan entender
la disciplina y lealtad partidista, disponiendo al
mismo tiempo de tribunales de elecciones, disciplina, fiscalización y defensa del afiliado; esto es
fundamental para que las directivas y candidaturas en todos los niveles se elijan de manera transparente e igualitaria, sólo así se fortalecen y
permanecen en el tiempo las organizaciones. La
capacitación de los militantes y afiliados debe ser
permanente no únicamente en la ideología del
partido sino frente a la amenaza de la coyuntura;
en el control electoral hay que defender los votos,
ahí está la clave y el esfuerzo final para alcanzar el
poder, para lo cual se debe mantener un Plan de
Gobierno que permita solucionar las necesidades
básicas de la población con el objetivo fundamental de reducir al máximo la pobreza.
Debemos recordar que en las organizaciones
políticas los ciudadanos no son homogéneos ni
Lucio Gutiérrez
piensan igual, por el contrario, son complejos y
heterogéneos, siempre habrá pequeños, medianos o grandes grupos dentro de las organizaciones, con intereses específicos, diferentes y a veces
contrapuestos, pero con voluntad, diálogo,
mutuas concesiones y un líder unificador se pueden superar las diferencias y articular esos intereses y motivaciones en dirección de uno mayor, el
verdadero cambio socio-económico que tanto
ansía el país.
¿Quiénes somos los militantes del PSP?
Somos ecuatorianos y ecuatorianas de todas las
regiones de la patria, de todas las condiciones
sociales y económicas, cristianos y de pensamiento democrático libre, que compartimos un sólo
objetivo: volver a la estabilidad económica que
tuvimos en nuestro Gobierno, a los precios bajos,
a tener trabajo, a la seguridad ciudadana, con justicia, libertad, solidaridad, con salud y educación
gratuitas, con vivienda digna, respetando los
derechos de los trabajadores, la plurinacionalidad,
para juntos reducir la pobreza, combatir la
corrupción y crear empleo para todos, especialmente los jóvenes.
¿Cuál es nuestra ideología?
El Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero (PSP) es
un partido político progresista, nacionalista, revolucionario, solidario, democrático, integracionista,
justicialista, igualitario, humanista. De acuerdo
con la vieja clasificación, nos ubicamos del centro
a la izquierda, pero no somos fundamentalistas ni
dogmáticos, sino centro izquierdistas de avanzada, modernos, pragmáticos, que buscamos la solidaridad, libertad y desarrollo absolutos del ser
humano.
Nuestra ideología es defender los intereses del
pueblo, es luchar sin tregua contra la corrupción,
ser solidarios con los más pobres, crear oportunidades para los jóvenes, despolitizar la justicia y los
organismos de control que continúan en manos
de los grupos de poder, fortalecer la seguridad
jurídica, defender la propiedad privada, respetar
sin límites la libertad de expresión y los derechos
humanos, estabilizar la economía, incentivar la
67
“
El cómo, para qué
y por qué de las
organizaciones políticas en esta coyuntura
del socialismo del siglo XXI se resume en la
urgente refundación de los partidos: es
imprescindible repensarlos, modernizarlos,
hacerlos más atractivos, especialmente para
los jóvenes, y accesibles a todos los
ciudadanos en igualdad de condiciones…
”
producción, la inversión nacional y extranjera, y
abrir los mercados para crear fuentes de trabajo y
así reducir el desempleo, la pobreza, la delincuencia y la dolorosa migración.
Nuestra visión del país
Queremos un país en constante crecimiento económico, eficiente, capaz de competir exitosamente en un mundo globalizado y que brinde
oportunidades de trabajo para todos. Queremos
un país con educación y salud de calidad, con
vivienda digna, servicios básicos e infraestructura
que aliente el desarrollo.
¿Cómo está organizado el PSP?
El PSP tiene estructura a nivel nacional, directivas
provinciales en las veinticuatro provincias del
Ecuador, directivas cantonales y parroquiales.
También tenemos nuestras directivas en Europa,
América del Norte y Latinoamérica.
68
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
La visión del partido es llegar a ser la primera
fuerza política de la nación, para lo cual se necesita el apoyo de todos; en consecuencia, el PSP ha
abierto sus puertas y ha invitado no sólo a sumar
fuerzas, inteligencias, conocimientos, voluntades
sino a participar de este sueño motivando a todos
los compatriotas que consideren en su análisis
servir a la patria a través de un partido organizado, serio, capaz de transformar positivamente al
Ecuador, como el PSP.
El PSP quiere convertirse en el líder de la
auténtica democratización de los partidos políticos en el Ecuador, para ello, tomó la decisión en
Asamblea Nacional, que es la máxima autoridad
del partido, de elegir a todos nuestros dirigentes y
candidatos a dignidades de elección popular
mediante “primarias”, con votación secreta, universal, en urnas y recintos electorales preparados
con esa finalidad. Para ello se elaborarán padrones electorales con todos los afiliados de cada
parroquia, cantón, provincia y a nivel nacional.
“
Uno de nuestros
objetivos es
mantener las mejores relaciones de respeto
mutuo con todas las organizaciones
políticas, sociales, gremiales, de
profesionales, de jóvenes, de mujeres,
intercambiando experiencias positivas para
el fortalecimiento de la democracia, libertad,
igualdad, bienestar y respeto a los derechos
humanos en el Ecuador
”
De esta manera se entierran para siempre
aquellos procedimientos amarrados y caudillistas
para designar “a dedo” dirigentes y candidatos
que no permiten el aparecimiento de nuevas figuras y líderes jóvenes en los partidos políticos.
Todos los militantes del PSP, fundadores, antiguos
y nuevos afiliados, tendrán –como debe ser en un
partido político auténticamente democrático– las
mismas oportunidades para dirigir el partido o ser
candidato, el único límite será su propia decisión,
capacidad y voluntad de aspiración, nadie más
podrá coartarlo.
¿Qué hace el PSP cuando no está en
elecciones?
Cuando el partido no está en elecciones nacionales, damos prioridad a la capacitación de nuestra
dirigencia y bases, buscando nuevos líderes. Nos
dedicamos a la reestructuración de nuestra organización, realizamos asambleas y veedurías para
fiscalizarnos al interior del partido juzgando la
actuación de nuestros funcionarios electos por
voto popular y, si es el caso, pedimos rectificaciones a esa autoridad buscando siempre el mayor
servicio posible al pueblo.
Uno de nuestros objetivos es mantener las
mejores relaciones de respeto mutuo con todas las
organizaciones políticas, sociales, gremiales, de
profesionales, de jóvenes, de mujeres, intercambiando experiencias positivas para el fortalecimiento de la democracia, libertad, igualdad,
bienestar y respeto a los derechos humanos en el
Ecuador.
La inclusión de la mujer en el PSP es vital, prioritaria y le damos la máxima importancia, no necesariamente para cumplir con la ley sino porque la
dirigencia está consciente del fortalecimiento del
partido cada vez que recibimos el aporte de nuevas
militantes mujeres en la dirigencia, como candidatas y en el ejercicio de sus responsabilidades dentro
del partido o como dignatarias de elección popular.
Es fundamental en esta coyuntura lograr un
gran diálogo nacional para defender la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos, un diálogo franco, serio, abierto, sin vetar a
nadie, sólo buscando la gran unidad nacional.
Cómo, por qué y para qué
de las organizaciones
políticas ecuatorianas
Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo País
P
Marcelino Chumpí
Prefecto de Morona Santiago para
el período 2009-2014. Secretario
Ejecutivo del Instituto para el
Ecodesarrollo Regional
Amazónico, 2005-2008,
delegado del Gobierno
ecuatoriano ante el Fondo
Indígena Latinoamericano durante
2002-2004. Representante por
Morona Santiago en la Asamblea
Nacional Constituyente de 1998 y
coordinador de
proyectos de desarrollo rural entre
1998 y 2000. Licenciado en
Sociología y Ciencias Políticas y
tiene estudios de posgrado en
Gobernabilidad y Desarrollo,
Manejo de Conflictos y
Gestión Local.
ara hablar de las organizaciones políticas en el Ecuador, es
menester incursionar hacia la comprensión genuina de los
componentes básicos que constituyen la formación de las
organizaciones políticas al interior de una sociedad. Así, conceptualizaremos la formación y consolidación de un Estado y de una
nación; y dentro de este complejo sistema de articulación del devenir
histórico de las sociedades, cómo surgen o cómo es que las organizaciones políticas se hacen imprescindibles para la consolidación de una
democracia societal o no.
Sobre el Estado, recurriendo a los conceptos clásicos de los grandes
estudiosos y en concordancia con la Enciclopedia de la política, de
Rodrigo Borja, aceptamos la siguiente acepción: “Constituye un régimen de asociación humana más amplio y complejo” (…) “está caracterizado esencialmente por la ordenación jurídica y política de la
sociedad”; en fin, es la “institucionalización del poder”. “Es un poder
que se ejerce sobre los hombres y dentro de un espacio físico”.1
Este concepto implica que emerjan actores sociales que representan
a grupos sociales de intereses sobre los temas del Estado, en la medida en que sea compatible establecer políticas que beneficien a un
grupo determinado en cobijo al tejido de la trama social de la sociedad.
Es decir que el poder público, expresado por la propia naturaleza o
característica del Estado, contribuye a la formación y consolidación de
grupos humanos –como Marx definía– con intereses de clases con su
peculiar formación histórica, basados en la explotación y acumulación
de la riqueza en pocas manos.
Por lo tanto, el surgimiento y la consolidación de las organizaciones
políticas tienen su razón de ser en la propia estructuración del Estado,
como expresión del poder público que implica intereses de grupos
humanos que se organizan.
Si eso es la naturaleza del Estado, indaguemos ahora qué es una
nación: “Es una comunidad humana de la misma procedencia étnica,
dotada de unidad cultural, religiosa, idiomática y de costumbres, poseedora de un acervo histórico común y de un común destino nacional”.2
1 Rodrigo Borja, Enciclopedia de la política, México: Fondo de Cultura Económica,1997.
2 Ibídem.
70
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
La existencia del
Estado y la nación,
como procesos históricos de los seres
humanos, son dos momentos que no podrán
ser engranados si no encuentran el aceite o
la fuerza o la energía que les permita unir,
ensamblar y conformar el proceso complejo
de grandes formaciones históricas
”
El concepto de nación supone una homogeneidad
de la sociedad, es decir, una sola nación implicaría
sostener un sólo tipo de cultura, idioma, entre
otras características. No obstante, la realidad histórica de la formación de las naciones y de los
Estados no es así, o mejor dicho, nunca ha sido
así. Hay pueblos y naciones conquistadas y conquistadoras, o más exactamente, la naturaleza del
ser humano implica la implementación de una
forma de poder de unos contra los otros; esta teoría la desarrolla con mucha mayor precisión
Hobbes, en Leviatán.
Entonces encontramos la primera contradicción de las formaciones históricas de los Estados y
las naciones; estas contradicciones no son resueltas nada más que en el espacio de la democracia o
de las relaciones sociales, económicas, políticas,
culturales, religiosas y ambientales, expresadas en
intereses heterogéneos de los grupos sociales. El
que no existan naciones únicas con un sólo Estado
implica la construcción de las nuevas relaciones
políticas de las naciones con los Estados, las mismas que deberán resolverse en la política, así
como la economía en el mercado. Sin el campo de
la política, las contradicciones no podrán ser
resueltas, más bien se expresarán en conflictos o
violencias que ninguna sociedad tolera, a no ser
que tengan bases de usos y costumbres.
La existencia del Estado y la nación, como procesos históricos de los seres humanos, son dos
momentos que no podrán ser engranados si no
encuentran el aceite o la fuerza o la energía que les
permita unir, ensamblar y conformar el proceso
complejo de grandes formaciones históricas. Este
engranaje se llama la política, a la que entendemos
como “ciencia y arte” de gobernar una nación
donde está institucionalizado el poder. En suma,
“la política, es un acervo de conocimientos tocantes a la realidad social y la aplicación de ellos a
situaciones concretas”. “Es fundamentalmente
poder”. “Es una teoría y práctica de las relaciones
de poder”. Pero este “poder actúa en el seno de
una sociedad dada y un territorio determinado”.3
Más claramente podemos observar la génesis
de las organizaciones políticas porque se construyen relaciones de poder, eso quiere decir, manifiesto de intereses de poder; en consecuencia, el
deseo de manejar el poder público conlleva a la
formación necesaria de la existencia o la creación
de organizaciones políticas. Consecuentemente
sostengo la tesis de que las sociedades fatalmente
deben organizar sus intereses de relaciones de
poder entre los diversos; estos diversos son expresados en la política.
Dentro de la genealogía de la formación del
poder, se encuentran estructuras relacionadas con
intereses de clase o más bien dicho grupos de
intereses que se manifiestan en el imaginario
colectivo, como expresión de intereses grupales y
no individuales; tampoco pueden expresar una
mutación de intereses privados, sino colectividades donde el Estado se hace responsable. Este
proceso de construcción de relaciones será expresado en las, o con las, organizaciones políticas,
que son una expresión del apalancamiento de la
3 Ibídem.
Marcelino Chumpí
71
participación de los actores del desarrollo en un
poder público expresado en el Estado.
En consecuencia, la naturaleza del poder,
como expresión de energía que mueve las relaciones de intereses societales, combina las fuerzas
que se van contraponer en sí mismas a la hora de
resolver los problemas de las comunidades o
sociedades donde se ejerce el poder público.
Nicos Poulantzas, al discutir el problema del
poder y las clases sociales, establece que el poder
no es algo tangible sino un mecanismo para caracterizar las relaciones sociales expresadas en el control de los medios de producción y el
acaparamiento de las ganancias y la plusvalía que
se genera en el proceso de producción, estableciendo el circuito mercancía-dinero-mercancía. El
producto de este proceso es que genera sociedades
de consumo o el capitalismo, donde la misma
corporeidad histórica de este proceso genera estratificaciones sociales, expresadas en clases sociales,
donde ellas manifiestan fuerzas internas de poder
como intereses de clase en sí y clase para sí.
Tomando las palabras de los autores que hemos
citado, sostenemos que existe el juego del doble
valor del principio de identidad, afirmación que es
afirmada, negación que es negada afirmativamente
y la afirmación de la misma negación.
El concepto de poder aparece en el campo de
la lucha de clases. “Así como el concepto de clase
indica los efectos del conjunto de los niveles de la
estructura sobre los soportes, el concepto de
poder especifica los efectos del conjunto de esos
niveles sobre las relaciones entre clases sociales
en lucha”.4 El poder designa la capacidad de una
clase para realizar sus intereses específicos, en
oposición con los intereses de las otras clases. Los
intereses no se sitúan en las estructuras sino en el
campo de la lucha de clases. Las estructuras sólo
asignan sus límites a este campo. Mientras las
fuerzas sociales –que abarcan la coyuntura– delimitan el campo de la clase en cuanto clase distinta, en cambio, los intereses delimitan el horizonte
de su acción (no ya la existencia de la clase como
fuerza social, sino su grado de organización o
extensión de su poder). “El concepto de intereses
sólo puede referirse al campo de las prácticas, en
la medida en que los intereses son siempre intereses de una clase, de los soportes distribuidos en
clases sociales”.5
Con esta introducción sintética, podemos
caracterizar el surgimiento de las organizaciones
políticas en el Ecuador recurriendo a hechos históricos que marcaron la diferencia de construcción del proceso de participación de los actores
sociales en formación o afianzamiento de un sistema político en el país, el que consigo ha generado
sistemas de gobierno, dependiendo de las características ideológicas y filosóficas que ellas denotan como identidad del partido o movimiento
político.
Aunque las tendencias políticas originales del
país se remontan casi a su fundación, solamente
en la década de 1880 se dio el primer intento de
establecer organizaciones políticas serias a nuestros actuales partidos. Ese intento tuvo más bien
corta vigencia, ya que fue rebasado por el advenimiento de la Revolución Liberal. Fue sólo en los
4 Nicos Poulantzas, Poder político y clases sociales en la sociedad capitalista, Madrid: Siglo XXI, 1978: 119.
5 Ibídem: 134.
“
La naturaleza
del poder,
como expresión de energía que mueve
las relaciones de intereses societales,
combina las fuerzas que se van a
contraponer en sí mismas a la hora
de resolver los problemas de las
comunidades o sociedades donde
se ejerce el poder público
”
72
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
En suma,
las organizaciones
políticas en las sociedades modernas
globales como las actuales, donde se
establecen relaciones sociales
interculturales, como es el caso del Ecuador,
son de imprescindible necesidad para el
afianzamiento de los poderes sociales que
luchan en masas para alcanzar
el manejo del poder
público popular o del ciudadano
”
años veinte del siglo pasado cuando los partidos
políticos ecuatorianos se reagruparon y buscaron
organicidad. Allí se dio la reorganización del partido Conservador y del Partido Liberal, así como la
fundación del Partido Socialista. Estos tres partidos fueron legalizados luego de que, entre 1945 y
1947, se estableciera por primera vez una disposición legal que regulaba su participación electoral.
Cuando entraron en vigencia la Constitución de
1967 y sus leyes conexas, se realizó una reinscripción partidaria con la que se elevó drásticamente
el número de las organizaciones políticas legalmente reconocidas. Por fin, con la vigencia de la
Constitución actual y las leyes de partidos y de
elecciones, se estableció lo que podríamos denominar un régimen legal de partidos, actualmente
en pleno funcionamiento.6
Empero a la vigencia de la Constitución de
2008, ya no existen partidos o movimientos políticos inscritos legalmente en el Consejo Nacional
Electoral.
6 Corporación Editora Nacional, Los partidos políticos en el Ecuador, 1990: 12.
En suma, las organizaciones políticas en las
sociedades modernas globales como las actuales,
donde se establecen relaciones sociales interculturales, como es el caso del Ecuador, son de imprescindible necesidad para el afianzamiento de los
poderes sociales que luchan en masas para alcanzar el manejo del poder público popular o del ciudadano.
Esto implica que la presencia de la diversidad
ideológica, en términos de visionar una sociedad,
coadyuva al engrandecimiento de un sistema democrático intercultural inédito, privilegiando el
desarrollo del pensamiento plural de una sociedad.
De allí la necesidad de fortalecer o de poner de
manifiesto el concepto de “donde terminan los derechos de unos empiezan los derechos de los otros”.
Los partidos o las organizaciones políticas van
constituirse en la expresión de las vanguardias
ideológicas, donde los intereses de clases se
podrán plasmar cuando ellas ejerzan un sistema
de poder en el mismo momento que realicen un
ejercicio de gobierno. No obstante de aquello, el
surgimiento multiplicador de un conjunto de
organizaciones políticas al puro estilo del mundo
subdesarrollado, no conlleva necesariamente el
fortalecimiento de la participación o la democracia, sino la demostración de lo endeble que es una
sociedad para alcanzar las metas que se llevan
desde el Estado. Así, un gobierno iniciará sus
acciones gubernamentales sobre la base de los
efectos predatorios que se presenten en la coyuntura, dejando a un lado todos los intereses estatales o públicos.
Bibliografía
•
Borja, Rodrigo, Enciclopedia de la política,
México: Fondo de Cultura Económica, 1997.
•
Corporación Editora Nacional, Los partidos
políticos en el Ecuador, 1990.
•
Poulantzas, Nicos, Poder político y clases sociales en la sociedad capitalista, Madrid: Siglo XXI,
1978.
¿Partido o movimiento?
Organizaciones políticas
en el Ecuador
Unión Demócrata Cristiana
L
Diego Ordóñez
Diputado, Secretario de la
Asamblea Nacional Constituyente
de 1998. Fue Subsecretario de la
Administración Pública,
Presidente de la Unión Demócrata
Cristiana (UDC) y Miembro del
Consejo Directivo de la
Organización Demócrata Cristiana
de América. Miembro del
Directorio de la Cámara de la
Producción de Pichincha,
Presidente de la Asociación de
Industriales Textiles del Ecuador y
Vicepresidente de la Federación
Textil Andina. Doctor en
Jurisprudencia por la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador
y obtuvo diplomados en
Estrategia Política, Marketing
Político y Negociación.
a “refundación” del Ecuador produjo una modificación fundamental en la estructura jurídica para la organización y funcionamiento de partidos y movimientos políticos. A finales de
2008 se aprobó la vigésima primera Constitución formulada
por una Asamblea Constituyente dominada por el Movimiento Alianza
PAIS, integrado y apoyado por sectores de la izquierda, populismo e
indígenas. La anterior Constitución había sido aprobada en 1998, luego
de una breve crisis política que concluyó abruptamente con el
Gobierno populista de Abdalá Bucaram. En esa Constitución se incorporaron normas que intentaban contribuir con la requerida gobernabilidad. Pero la realidad posterior a la vigencia de estos textos confirmó
que la crisis política y de representación era más profunda, y que la
expectativa de alcanzar cierto nivel de estabilidad estaba lejos de
lograrse. En 2000 y 2002, dos presidentes electos al amparo de la
Constitución de 1998 fueron depuestos de sus cargos por golpes de
Estado y fueron reemplazados por sus respectivos vicepresidentes que
ejercieron gobiernos sin el liderazgo para enfrentar y solucionar las
causas de la inestabilidad política.
La historia republicana del Ecuador se puede caracterizar como una
sucesión de caudillos sin proyectos políticos de largo plazo e implementación de decisiones administrativas y legislativas siempre orientadas a la coyuntura. Es difícil identificar la existencia de organizaciones
políticas construidas en sólidas bases ideológicas, en estructuras y cuadros que promuevan la existencia y funcionamiento dinámicos de las
mismas. Salvo contadas excepciones, la historia política del Ecuador
desde su conformación como Estado puede ser contada exclusivamente a través de los personajes –caudillos nacionales y locales– y difícilmente a través de modelos que, implementados por los gobiernos, se
hayan constituido en estructuradores de sistemas que trasciendan los
períodos presidenciales. Esto para significar que las ideas y un proyecto de organizar la sociedad en consecuencia –que es variable fundamental y que da carácter a un partido político– no es visible. De forma
que, en términos generales, se puede afirmar que en la democracia
ecuatoriana, o mejor expresado, en los tiempos de vigencia de alguna
74
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
Constitución que no corresponden al ejercicio de
gobiernos de facto, es débil la presencia de partidos políticos que ejerzan la representación de la
sociedad e intermedien en el ejercicio de poder.
En 1976, cuando la dictadura militar en el
Gobierno había decidido entregar el poder a los
civiles, se motivó un sui géneris proceso constituyente a través de comisiones integradas por
miembros designados. En un intento de adecuar
el funcionamiento de las instituciones de la democracia que se inauguró en 1979, junto con un
nuevo texto constitucional, se instrumentaron
leyes orientadas a organizar partidos políticos
nacionales cuya existencia dependía del nivel de
apoyo electoral, de que sustentaran ideas y programas de Gobierno, y de que demostraran funcionamiento orgánico. En ese momento surgieron
nuevas expresiones políticas que asumieron la
representación de dos formas de pensamiento
vigentes en el escenario mundial: la social democracia a través del partido Izquierda Democrática
(ID) y la democracia cristiana a través del partido
del mismo nombre. Estas organizaciones, lideradas por jóvenes con clara formación, se consolidaron electoralmente y asumieron el vacío dejado
por los exangües “partidos” tradicionales que, sin
cabezas visibles, perdieron su espacio electoral.
En ese momento, el Ecuador intentó por primera vez articular ideológicamente corrientes de
pensamiento en estas nuevas expresiones políticas. Por primera vez se promovió democracia
interna en los partidos, en la formación de cuadros y en la formulación de políticas públicas
sustentadas en un sistema de pensamiento. Sin
embargo, la incapacidad cultural de la sociedad
política para organizarse en torno a ideas y no
exclusivamente a personas, impidió que estas
loables intenciones de una generación política
que nacía luego de siete años de dictadura perduraran en el tiempo. A pesar de que cada una de
estas fuerzas ejerció el poder y obtuvo una
importancia electoral cuantitativa y cualitativa, al
finalizar la primera década del siglo XXI han sido
fulminadas. Una élite extractiva y oportunista,
crecida en torno al amparo de la riqueza petrolera, promovió otras organizaciones políticas de
tinte corporativista y de claro discurso populista;
ninguna de ellas dispuesta a afrontar la responsabilidad de efectuar reformas fundamentales en
el manejo del Estado, de la educación y de los
recursos fiscales para dar sostenibilidad social y
política a un modelo. Estas fuerzas, más grandes
electoralmente, han ejercido durante este último
tramo de “vida democrática” la representación
política en el Gobierno, Parlamento y gobiernos
seccionales. El Partido Social Cristiano (PSC),
fundado para servir de expresión política del
pensamiento social de la Iglesia, fue cooptado y
transformado en una fuerza electoral supeditada
a intereses corporativos, a la que se le atribuyó
una identificación ideológica de derecha. A pesar
de esta identificación, se convirtió en un poderoso obstáculo y detractor del primer intento de
modernización y acomodo de la economía y la
sociedad a un modelo liberal, intentado durante
el Gobierno del Presidente Sixto Durán-Ballén.
Esto es una evidencia clara de la acción política
centrada en sujetos y en condiciones subjetivas,
más que en la necesidad de cumplir un rol ajustado a una visión y un proyecto de ideas. Esta
dinámica de confrontaciones de intereses antes
que de conceptos condujo a la ciudadanía ecuatoriana a sustentar electoralmente una propuesta
de “revolución” que ha logrado con éxito debilitar las organizaciones políticas, pero no descartar sus prácticas que señalan la relación con
elementos culturales que, como se verá más adelante, explican la tesis de este trabajo en el sentido que, en muchos años hacia adelante, las
organizaciones políticas que intervengan electoralmente serán reproducciones de las que han
fenecido, pues persiste el sentido utilitario de la
político y es muy incipiente el altruismo y utopía
requeridos para construir un partido político.
La Ley de Partidos en Alemania define a los
partidos políticos como “asociaciones de ciudadanos que, de modo permanente a largo plazo, ejercen influencia en el ámbito de la Federación o de
un Estado regional sobre la formación de voluntad política, y se proponen cooperar en la representación del pueblo”. El mexicano Jaime
Cárdenas, en su ensayo “Partidos políticos y
democracia”, define como funciones institucionales indispensables para la integración de la orga-
Diego Ordóñez
nización estatal y el Estado de Derecho, el reclutamiento y selección de élites, y la organización de
las elecciones y la formación; y como funciones
sociales señala a aquellas que tienen los partidos
“como organizaciones que nacen del cuerpo
social: la socialización política, la movilización de
la opinión pública, la representación de intereses
y la legitimación del sistema político”.1
De estas definiciones, es claro que los elementos que definen e identifican a un partido político
–distinto a otra forma de organización social– son:
ideas, estructura, militancia y cuadros, cuyo objetivo es representar a una parte del cuerpo social,
ejerciendo influencia en la toma de decisiones
públicas, formando políticamente a sus miembros, movilizando la opinión pública y participando electoralmente en la integración de los órganos
del Estado. Salvo los dos casos enunciados de
organizaciones políticas hoy virtualmente desaparecidas, en el Ecuador ninguna organización inscrita como “partido político” incluye todos los
elementos que han sido descritos.
El único elemento articulador en la mayor parte
de organizaciones políticas –llamadas partidos– en
los primeros veinte años desde 1979, fue exclusivamente la participación electoral. Sin funcionamiento orgánico, sin debate de ideas, el ejercicio del
poder –nacional, legislativo o seccional– de varias
de esas organizaciones políticas no fue sino expresión de intereses individuales, creación de clientelas electorales y búsqueda de mecanismos de
enriquecimiento rápido o, en el mejor de los casos,
implementación de políticas públicas en atención al
corto plazo. El ex Presidente Osvaldo Hurtado, en
su ensayo “Los costos del populismo en el
Ecuador”, demuestra empíricamente cómo funcionarios electos de partidos de la derecha emprendían una acción de Gobierno proteccionista e
interventora; y cómo la mayoría de gobiernos
enfrentados a procesos electorales abandonaban
cualquier línea de responsabilidad fiscal, creando
condiciones de crisis cuya resolución se hizo siempre con costos sociales muy altos. Al inicio de un
nuevo Gobierno, ha sido inevitable que se adopten
medidas distintas a las tomadas por el Gobierno
1 Jaime Cárdenas, Partidos políticos y democracia, México: Instituto
Federal Electoral, 1996.
75
“
Al inicio de un
nuevo Gobierno,
ha sido inevitable que se adopten medidas
distintas a las tomadas por el Gobierno predecesor, rompiendo la necesaria continuidad
que ha sido elemento crítico de sociedades
que han prosperado. La carencia de un
modelo, de un proyecto articulador e integrador de la mayoría de la sociedad, que se
refleje en leyes y políticas, es el síntoma
más decidor de la ausencia de organismos
de representación política institucionalizados y no fungibles en cada elección
”
76
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
“
Está por demás
insistir en la
evidencia empírica que las sociedades que
logran estabilidad han obtenido tal resultado de la existencia y consistencia de un
“proyecto nacional”, que es fruto y es sostenible por un sistema institucional de partidos. La carencia de este valor como parte de
la cultura –esto es la convicción social que
impulsa el fortalecimiento de este mecanismo fundamental para el funcionamiento de
la democracia representativa– acarrea una
tendencia al caudillismo, a la desestructuración de los mecanismos de la democracia y
a la inestabilidad crónica
”
predecesor, rompiendo la necesaria continuidad
que ha sido elemento crítico de sociedades que han
prosperado. La carencia de un modelo, de un proyecto articulador e integrador de la mayoría de la
sociedad, que se refleje en leyes y políticas, es el
síntoma más decidor de la ausencia de organismos
de representación política institucionalizados y no
fungibles en cada elección.
Manuel Alcántara y Flavia Freidenberg, coordinadores de la investigación sobre Partidos políticos en América Latina, advierten la extrema
inestabilidad de las normas y reglas de juego de
funcionamiento de los partidos y electorales en el
Ecuador. Sin embargo, no señalan cuál es la causa
y cuál el efecto. En principio, se podría suponer
que la variación e ineficacia de las leyes e instituciones electorales, en términos de su aplicación y
funcionamiento independiente, habrían promovido la dispersión y fraccionamiento político en
organizaciones más bien fugaces. La intención de
las leyes de partidos y elecciones que entraron en
vigencia en 1979 fue que subsistieran pocas organizaciones políticas, estableciendo el umbral del
5% de apoyo electoral en dos elecciones sucesivas; y que se formaran alianzas o nuevos partidos
por tendencias para garantizar la existencia de
estructuras de representación mayoritaria y desestimular la representación de minorías mínimas.
La ley no modifica comportamientos culturales; de
allí que, aplicando el concepto de “derecho real”
del iusfilósofo Alf Ross, en el Ecuador las leyes de
partidos y electoral nunca han sido eficientes,
pues no se han aplicado sino en lo epidérmico. En
los hechos, la manipulación de pequeñas facciones, la ausencia de fuerzas mayoritarias e intereses por sostener la representación atomizada,
determinaron que nunca se ejecutara la norma de
extinción de partidos políticos por incumplimiento del umbral; y peor aún, que en el transcurso de
estos últimos treinta años hayan surgido nuevas
organizaciones como resultado de la fusión de
anteriores de igual tinte ideológico. Efecto que
incluso parecía obvio por la dinámica del pensamiento luego del derrumbe del Muro de Berlín y
la aproximación hacia el centro de varias corrientes que antes parecían no tener nada en común.
Diego Ordóñez
El escenario presente
Ninguna organización política existe legalmente
como resultado de las normas constitucionales y
legales expedidas por el proyecto refundacional
de la “revolución ciudadana”. Para participar en
cualquier proceso electoral en el futuro, es necesario reinscribir o inscribir anteriores o nuevos partidos políticos, con afiliados que representen el
1,5% del padrón electoral, que provengan proporcionalmente de varias regiones, junto con ideario,
plan de gobierno, estatutos y autoridades. Según
estas normas, los partidos políticos son nacionales. En contraste con las dificultades introducidas
para organizar un partido, las normas son ligeras
para organizar movimientos, los que pueden ser
regionales y apoyados por el 1% de adherentes de
cada región o nacional, dependiendo del carácter
de esa organización. En el ensayo “Los problemas
estructurales de la democracia ecuatoriana”,
Osvaldo Hurtado anota al fraccionamiento como
uno de ellos. La ausencia de proyecto nacional y la
variadísima lista de intereses que impidieron la
consolidación del sistema de partidos, se verán
fuertemente agudizadas con los estímulos para
organizarse en movimientos locales. No obstante
estas condiciones legales, es importante conducir
el diálogo a los elementos que dan identidad a la
sociedad ecuatoriana, que crean condiciones subjetivas y objetivas para que el fraccionamiento y el
“movimientismo” –y con ello una democracia
imperfecta y la inestabilidad– perduren en el
Ecuador.
El Movimiento PAIS, que acumula la mayor
representación política que ninguna otra organización ha obtenido en los últimos treinta años, que
controla el Gobierno nacional, que mantiene un
bloque legislativo cercano al 50% del total de
miembros de la Asamblea y casi la totalidad de
gobiernos seccionales, en su reciente Convención
decidió mantenerse sólo como movimiento y diferir indefinidamente la formación de un partido.
Aunque contradice la teoría, parece ser táctica y
pragmáticamente la mejor decisión. ¿Por qué, si
reúnen todas las condiciones para mutar, deciden
permanecer en la informalidad de ser movimiento?
77
En algunas campañas electorales, recorriendo
provincias y cantones distantes de las dos ciudades con mayor población, Quito y Guayaquil, no
se lograba asumir la inmensa movilidad de personas entre organizaciones políticas, teóricamente
distintas. Personajes que se movían con extrema
facilidad y partidos o movimientos que los acogían de igual forma para candidatizarlos. La inexistencia fáctica de organismos políticos durante los
períodos no electorales, la carencia de funcionamiento interno, de debate e influencia orgánica en
la opinión pública, y la ninguna gestión de creación y formación de cuadros políticos, coloca a los
dirigentes de turno de los partidos a procurarse
“nombres representativos” de cada localidad, normalmente caudillos o líderes del activismo, a integrarse a las listas electorales. Las previas inclusión
del voto uninominal y no por plancha, y la permisión para que independientes participen en elecciones, facilitó que en un inmenso porcentaje los
candidatos y muchos de los electos no tuvieran
filiación ni sentido de pertenencia a las ideas y
estructura del partido o movimiento por el que
fueron candidatizados o electos. Obviamente en
ejercicio de la función, el electo en estas condiciones no opera orgánicamente sino individualmente, y en casos excluyente, de los miembros del
partido o movimiento. En el camino, los “dirigentes” locales, parte de la estructura formal normalmente sin ningún activo electoral, son
desconocidos por las decisiones de los dirigentes
mayores, que están más interesados en lograr un
resultado cuantitativo. La cohesión interna se
derrumba, aun cuando se obtenga una curul, una
alcaldía o cualquier otra función de elección popular. Resumo en este párrafo la verdadera forma en
que opera un “partido”. Difícilmente entonces
puede aspirarse a condiciones de estabilidad y
continuidad políticas, si lo que se entiende como
su columna vertebral opera bajo condiciones de
inmediatismo y electoralismo, exclusivamente. Un
pequeño núcleo mantiene la utopía, lo que es
insuficiente para lograr que ésta tenga visos de
convertirse en opción de poder.
La dirigencia de PAIS, movimiento gobernante, ha respondido coyunturalmente en consecuencia con la cultura de la sociedad ecuatoriana, antes
78
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
que con un sentido pedagógico. Organizarse en
partido representa la necesidad de dar mayor
cohesión de ideas a su militancia, lo que habría
significado un proceso interno de negociación
para conciliar los intereses que la integran: desde
sectores de la izquierda que promueven la limitación de la propiedad agrícola, hasta prósperos
agroexportadores, que conviven por las conveniencias del ejercicio del poder. Habría obligado a
la integración de directivas por vía electoral y sin
duda enfrentar disidencias o sismas que hubieran
debilitado su número. La aparente flexibilidad de
ser movimiento permite a la cúpula diferir estos
procesos complicados de la conformación de un
partido y mantener la adhesión, en su mayor parte
por un sentido utilitario. Desde una visión rigurosa de las cualidades que aporta la institución “partido político” en la construcción y consolidación
de una democracia, es sin duda poco el aporte que
hacen los movimientos que más bien aportan en
inestabilidad y colocan en espacio de poder a
pequeños intereses que predominan sobre otros
mayores. Sin embargo, a la luz de la realidad política del Ecuador, es innegable que organizar partidos parece ser un tarea que durará muchos años
hacia el futuro. La eliminación del registro de partidos debió motivar a los líderes políticos a buscar
aproximaciones para procurar la integración en
una nueva estructura que incorpore militancia y
cuadros en torno a ideas parecidas, expresadas en
programas de gobierno. En estos tres últimos
años han sido más los esfuerzos por reorganizar
devastadas estructuras aun en células mínimas, y
casi nulos los esfuerzos para sumar e integrarse.
Está por demás insistir en la evidencia empírica
que las sociedades que logran estabilidad han
obtenido tal resultado de la existencia y consistencia de un “proyecto nacional”, que es fruto y es
sostenible por un sistema institucional de partidos. La carencia de este valor como parte de la
cultura –esto es la convicción social que impulsa el
fortalecimiento de este mecanismo fundamental
para el funcionamiento de la democracia representativa– acarrea una tendencia al caudillismo, a
la desestructuración de los mecanismos de la
democracia y a la inestabilidad crónica. Enfrentar
tal condición es sin duda una tarea que tiene que
ver con la vigencia de valores ciudadanos y resultados de educación. Pero también resultado de la
existencia de un liderazgo político lúcido que promueva estos valores y subordine los intereses de
corto plazo; tal como ha sucedido en la historia
reciente en países que han atravesado dictaduras
y atraso hacia la democracia y la prosperidad. En
los tres años que ha transcurrido la denominada
revolución ciudadana, por el contrario, se han
acentuado problemas y se han reforzado conductas sociales que han impedido que en estos años
se consolide un sistema de democracia.
Bibliografía
•
Alcántara, Manuel y Flavia Freidenberg (eds.),
Partidos políticos en América Latina. Países
andinos, Salamanca: Ediciones Universidad,
2001.
•
Cárdenas, Jaime, Partidos políticos y democracia, México: Instituto Federal Electoral, 1996.
•
Hurtado, Osvaldo, Los costos del populismo en
el Ecuador, Quito: Cordes, 2006.
•
Hurtado, Osvaldo, “Los problemas estructurales de la democracia ecuatoriana”, Quórum.
Revista de Pensamiento Iberoamericano, invierno, 016, Madrid: Universidad de Alcalá, 2006.
•
Ley de Partidos en Alemania.
80
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
Entre • Vistas
”No pueden seguir
dispersos los
partidos políticos
por un lado y los
movimientos
sociales por otro“
La entrevistada
Dolores Padilla, ecuatoriana, ingresó muy
joven a la política a través una organización
de izquierda. En 1981 militó en el primer
grupo feminista que se formó en Quito, “Eva
de la manzana”. Posteriormente dirigió el
Centro de Información y Apoyo a la Mujer
(CIAM) durante diez años aproximadamente.
En su búsqueda de alternativas en el
quehacer político, militó en tres
partidos. Actualmente continúa su labor en el
feminismo y no se encuentra afiliada a ningún
partido o movimiento político.
¿Cuál es su relación con la política?
Ingresé a la política entre los 17 y 18
años de edad, a partir del contacto con
una realidad dura para las mujeres. En
mi época, la realidad de la mujer estaba
determinada por patrones patriarcales
en las formas de educación, en la religión, en mi relación con el cuerpo y la
sexualidad, y en la familia, además,
existía una general injusticia social, lo
que me llevó a buscar respuestas más
colectivas que individuales. Entonces
empecé a militar en una organización
clandestina de izquierda, en la que
trabajé en el frente obrero y en la
que tratábamos de defender los derechos colectivos. Estuve en este grupo
hasta que empecé a sentir que el partido político, si algo no entendía en ese
entonces, era la presencia de la mujer
en la vida política.
Consecuentemente varios grupos de
mujeres empezamos a buscar espacios
de participación. En 1981 milité en el
primer grupo feminista que se formó en
Quito, que se llamó “Eva de la manzana”. Fue un movimiento en el que desarrollamos pensamiento, metodología
Entre•Vistas
y militancia, que creció y canalizó varios espacios
en el país y luego se concretó en la formación de
una ONG, el Centro de Información y Apoyo a
la Mujer (CIAM), que dirigí durante diez años
aproximadamente.
Luego busqué alternativas en el quehacer político. Hubo que enfrentar parámetros del centralismo vertical donde las mujeres, sobre todo de clase
media, no tenían posibilidades para ser reconocidas como actoras, generadoras de propuestas y
acciones. Hasta el día de hoy milito en el feminismo, fundamentalmente en la causa de las mujeres
no sólo para el cambio de leyes y derechos –en lo
que hemos avanzado–, sino en los cambios estructurales: romper con toda forma de autoritarismo y
demoler el sistema patriarcal que tiene base en
relaciones de poder inequitativas, donde el más
fuerte oprime al más débil.
Enlacemos el pasado con el presente. ¿Cómo
ve ahora a las organizaciones políticas?
Aún no se logran cambios estructurales. Es
importante reconocer que ha habido cambios,
pero las estructuras de poder siguen reproduciéndose. Por eso hasta hoy existe la violencia de los
más fuertes hacia los más débiles, las desigualdades, las asimetrías en todas las instituciones jerárquicas. Considero que hoy las organizaciones
políticas tienen otro escenario y otros desafíos distintos a los que yo afronté. Ha habido una crisis
sumamente fuerte en los partidos políticos, y pienso que una de las lecciones fuertes que esta crisis
ha dejado es la reivindicación de la necesidad de
participación y de esa organización que canaliza y
agrega valor a las demandas sociales. Creo en el
partido político como esa instancia que canaliza
las diversidades, las sensibilidades, las diferentes
opciones de una sociedad plural como la nuestra,
siempre y cuando ese partido político analice su
pasado y reconozca dónde cometió los más grandes errores y se replantee qué tiene que hacer en
el nuevo escenario mundial, nacional y territorial.
Se percibe una general apatía en la sociedad
civil, y se dice que muchos actores preferirían, mediante la participación ciudadana,
81
reemplazar un sistema de organizaciones
políticas que no ha podido renovarse. ¿Qué
opinión tiene sobre el tema?
Partiendo de que la democracia y la institucionalidad política del Estado requieren partidos
políticos, una de mis mayores preocupaciones es
que no se mantenga el sistema de partidos. No
hay una lectura más exigente y más penetrante de
los desafíos que tiene un partido político. Y no
hablo sólo de la coyuntura ecuatoriana que convoca a las organizaciones a un nuevo registro, hablo
en términos generales; luego de la crisis mundial
que afectó a los partidos políticos, debe haber al
interior de los mismos lecturas más innovadoras
sobre en qué momento estamos y qué futuro se
avecina. Me llama la atención que los partidos
Ha habido una crisis sumamente fuerte
en los partidos políticos, y pienso que
una de las lecciones fuertes que esta
crisis ha dejado es la reivindicación de la
necesidad de participación y de esa
organización que canaliza y agrega valor
a las demandas sociales.
políticos no se planteen seriamente su manejo
frente a la diversidad. Todavía no escucho propuestas de las organizaciones políticas que miren
a todos los grupos emergentes de la sociedad y
que tienen menos oportunidades de participación
que otros. Si la organización política no mira, no
gestiona, no administra esa diversidad, si no tiene
propuestas para esa diversidad, todavía existe un
gran divorcio. También creo que los partidos políticos quieren utilizar los medios sólo para lo que
tiene que ver con su imagen, y considero que la
comunicación, más allá de la imagen, es determinante en la vida política actual. Necesitamos
comunicación de doble vía, interconexión, la posible construcción de redes y la interacción con
82
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
redes sociales. La comunicación es un ámbito
poco trabajado por los partidos y movimientos
políticos.
Tampoco existen elementos de innovación en
cuanto a temática, propuestas y formas de convocatoria. Nosotros no sabemos qué piensa equis
partido sobre las energías renovables, cuál es su
política o decisiones sobre el cambio climático, no
sabemos qué pasa frente a un sistema escolar que
derechos. Eso no puede dejar de existir. Y en la
dinámica ecuatoriana es muy importante el rol de
los movimientos sociales, de la organización social
como tal. Las organizaciones tienen dos virtudes
fundamentales: han logrado territorializar la política, o sea, están en el territorio en donde se dan
los conflictos, las necesidades, las carencias, en
donde hay que buscar respuestas, en donde hay
Necesitamos comunicación de
doble vía, interconexión, la posible
construcción de redes y la interacción
con redes sociales. La comunicación es
un ámbito poco trabajado
por los partidos y
movimientos políticos.
está en desuso frente a los desafíos de pensamiento estratégico complejo en las actuales dimensiones del conocimiento. No vemos organizaciones
políticas exigiéndose más para responder a estos
desafíos.
En este escenario, ¿cómo ha actuado la
sociedad civil?
Creo que en los últimos veinticinco años se ha
producido una activa participación de la sociedad
civil en la dinámica política ecuatoriana. Ha habido una muy buena organización social que ha crecido notablemente en los ámbitos de las mujeres,
de los ambientalistas, de los jóvenes, de los grupos étnicos, en diferentes temáticas. Durante este
proceso hemos construido un acumulado histórico al que muchos llaman la “ciudadanización de la
política”, es decir que se ciudadanizó la política, la
política pasó a ser un ingrediente de nuestras
marchas, de la construcción de agendas sobre
que buscar las alternativas porque los problemas
demandan respuestas al sistema político; pero
además, las organizaciones han logrado la cercanía de la democracia, la cercanía de estar con la
gente y compartir con la gente. Creo que esta
organización social es sumamente poderosa y
podría ser tremendamente potente en la construcción de políticas públicas, en el diálogo con el
Gobierno, en el diálogo sobre las leyes que se
están gestando, en la búsqueda de soluciones.
¿Cómo la sociedad civil podría ayudar a
fortalecer a las organizaciones políticas?
Pienso que la sociedad civil tiene un gran rol
que jugar este momento, pues tiene un acumulado
histórico y tiene que seguir siendo interlocutora
de un Estado fuerte, organizado, que quiere tener
toda la concentración posible, pero que, al mismo
tiempo, nosotros tenemos la gran herramienta de
la participación ciudadana. Mientras por un lado
se busca concentrar poder, por otro la participa-
Entre•Vistas
ción ciudadana es una herramienta para redistribuir ese poder. Creo que esa es la clave que tenemos que entender. Por lo tanto, desde la sociedad
civil hacia los políticos podemos establecer nexos
y comunicación.
¿Cuál es una de las grandes lecciones del pasado? Que el partido político iba por un lado y el
movimiento social por otro. Eso nos pasó a las
mujeres. Nuestras agendas se resolvían con los
ministerios y con las leyes, pero no logramos
intervenir en las estructuras políticas. Solas peleábamos por la ley de cuotas. Los partidos se sorprendieron porque de un momento a otro tenían
la obligación de incluir mujeres en sus listas y no
tenían esas mujeres; iban a última hora al movimiento de mujeres a decirnos que prestáramos
nombres porque había que llenar la lista de mujeres, pero la gran mayoría de ellas no eran mujeres
que venían de una participación política, de una
trayectoria con sus partidos. La gran mayoría llegaron porque eran presentadoras de televisión,
porque eran candidatas de belleza, otras porque
83
ras directas y como protagonistas de un proceso
de cambio, por nuestro propio esfuerzo, por nuestra propia lucha, pero sin que los partidos políticos casi percibieran la importancia de lo que
estaba pasando.
Esto es una gran lección que aprender. No
podemos seguir dispersos los partidos políticos
por un lado y los movimientos sociales por otro.
Creo que, por ejemplo, Pachakutik es una buena
experiencia de ligazón de una estrategia política
que viene conjuntamente con el movimiento
social, pero ahí surge también una pregunta:
cuánto significó esto para que mejoren las condiciones de vida de los indígenas, cómo ha cambiado la calidad de vida o el cumplimiento de los
derechos en el sector indígena y por qué las provincias indígenas de la sierra centro siguen siendo
las de mayores carencias de necesidades básicas.
Hay una gran amalgama de elementos en la relación sociedad civil-partidos políticos, tiene que
haber una relación, un permanente diálogo, un
permanente encuentro, un entendimiento de pro-
La sociedad ecuatoriana, si algo reclama,
es mayor cohesión. Tenemos una
fragmentación fuerte y una gran
inestabilidad institucional. Creo que es el
momento de crear estas posibilidades,
estas conexiones, para poder
entendernos como sociedad.
eran parientes de los dirigentes de turno. Muy
pocas mujeres llegamos por una trayectoria que
nos empujaba a hacer política. Cuando los partidos entendieron qué es la paridad, qué es la ley de
cuotas, ya era demasiado tarde. La ley de cuotas
sirvió para dar un respiro a la maquinaria política
tradicional de los partidos, las mujeres llegamos
en un escenario de crisis y de cambio como acto-
blemas, y ojalá la construcción de un lenguaje
común. La sociedad ecuatoriana, si algo reclama,
es mayor cohesión. Tenemos una fragmentación
fuerte y una gran inestabilidad institucional. Creo
que es el momento de crear estas posibilidades,
estas conexiones, para poder entendernos como
sociedad. Porque de pronto este nuevo diseño de
Estado está construyendo una fuerza importante,
84
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
una organización política importante, pero no está
cohesionando a la sociedad ecuatoriana. Una cosa
es que el Presidente tenga popularidad y adhesión, y otra que estemos en comunicación, armando pactos sociales, construyendo ciudadanía y
participación ciudadana para incidir en las decisiones políticas del Estado.
Con base en mi experiencia, creo que de la
única forma en que se puede cambiar es desde la
ética. Y desde la ética de la convicción. Levantar
la mano en una Asamblea es un acto de suma responsabilidad. Ha habido mucha gente que ha vendido sus votos, y hasta el día de hoy muchas veces
la obediencia hace que se levanten las manos. Yo
salí de los partidos porque no soporto la disciplina; yo no obedezco situaciones que para mí son
absurdas. No soporto la falta de democracia
donde no hay un partido con asambleas para
tomar decisiones. Desde mi práctica política, me
atrevo a decir que la única forma de cambiar la
cultura política es a partir de la relación ética con
tus principios y convicciones, que es lo que a uno
lo define en la vida.
Rasgos de la personalidad política...
Creo en la política y creo en los partidos políticos como herramientas, mecanismos y canales,
pero, por sobre aquello, creo en el actor político
que toma conciencia, es crítico, reflexivo y aporta.
¿Qué sucede con el nuevo Código de la
Democracia?
Considero que existe muy poca esperanza en el
Código de la Democracia porque la cultura y las
prácticas políticas no cambian. Todavía no veo
partidos políticos que miren, gestionen y administren la diversidad. No se ha dicho una nueva palabra sobre estructura orgánica; el panorama no es
alentador. Pienso que las prácticas políticas no
cambian porque eso incide en la redistribución
del poder. Y creo que el partido político todavía es
una estructura de poder que reproduce y concentra poder. Ha habido cambios, y muy significativos, pero lo estructural, en donde se sostiene el
partido, ese pilar y columna vertebral no cambia,
eso se sigue reproduciendo.
Si el concepto de organización política debe
ser rediscutido y recreado, ¿cómo deberían
ser las organizaciones políticas? ¿Cómo
transformar la cultura política?
El Ecuador que usted quiere…
El Ecuador que yo quiero es un Ecuador en el
que se reconozca la diversidad, en el que nos
aceptemos como somos. El Ecuador que yo quiero es un Ecuador en donde haya oportunidades
para todos, y que eso no sea un eslogan de campaña. Tuve la suerte de trabajar con niños de la
calle durante veinte años, y lo que ellos me enseñaron es que, pese a que se les cerraban todas,
absolutamente todas las puertas posibles, ante
una sola oportunidad que se les presentaba, los
ecuatorianos somos capaces de responder. Yo
creo en este país, creo en los ecuatorianos, pero
creo que las injusticias y el mal manejo del poder
han hecho que las oportunidades se cierren para
la gran mayoría.
Quisiera también un Ecuador en donde las
personas se diviertan, disfruten y encuentren el
placer de vivir.
Abstracts
85
Abstracts
Political parties: how, why and what for, 9-18
Introductory article
Rafael Roncagliolo
The panorama of political parties and that of politics in general is a grim one. If we take off from the premise above, this
article tries to answer the following questions: when and how did this remarkable deterioration of politicians and politics
start? Are political parties essential for democracy or are we witnessing a democracy without political parties? What is
the meaning of “political party” today? Even though there is a transition from a democracy of parties to a mediatic democracy, political parties are still essential in the process of building genuine democracies
Keywords: history of parties, classification of parties, parties’ systems, parties’ democracy, mediatic democracy.
Ideological - programmatic guidelines of CND, 20-28
Fernando Martínez
The Director of the Concertación Nacional Democrática (CND), Fernando Martínez, displays a text prepared by all the
members of this movement at the national level. This text develops the ideological-programmatic guidelines and principles of CND as well as the need for economic and political basic re thinking towards a model of pluralistic integration that
“should be articulated on the basis of an impulse towards economic growth: a sustainable growth in ecological terms, sustainable in its capacity to face economic cycles as well as in the turbulence of a global economy”.
Keywords: Concertación Nacional Democrática (CND), pluralistic institutionalism, crisis in politics, ideological - programmatic perspective, integration.
From partisanship to the new political parties, 29-34
Juanita Bersosa
Through an analysis that stems from the records of meetings of the militants of the Movimiento Encuentro Democrático
(MED), the author shares with us his views on the politics, the vision, and the ideology of this Movement. Political action
must engage all sectors of society, especially those outside the realms of participation and of the decision-making processes;
therefore, the ideology of MED promotes ample inclusion, guaranteeing incorporation of the interests, demands and needs
of all groups, the amplification of democracy, the vindication of politics as a fundamental right, among other principles.
Keywords: Movimiento Encuentro Democrático (MED), inclusion, pluralism, fairness, democracy.
Political parties and democracy, 35-42
Rodrigo Borja
Using a theoretical basis, the author emphasizes the importance of political parties in a democratic system. He explains
on one side the differences between party and government, and on the other, he points out the duties of the parties that
achieve power in the administration of the State versus the roles that must be held by the opposition. The author makes
a summary of the political history of the parties, and in this summary he indicates how, regrettably, various parties have
lost the prestige they use to hold.
Keywords: political parties, democracy, chart parties, mass parties, electoral parties.
Political organizations: functioning and perspectives, 43-48
Luis Villacís
The Movimiento Popular Democrático (MPD) states that no organization can exist without an ideology. In a leftist, as well as
in a rightist philosophy there are different shades, but no political organization be it a party or a movement, can be marginal to or be placed above the social classes and their struggles. In addition to this premise, we can say that those that really
can be consequent with the interests of the people are organizations that stem from the people themselves, convinced that
they must be placed at the service of the workers, the poor, those who have been secularly betrayed and forgotten.
Keywords: Movimiento Popular Democrático (MPD), political parties, social classes, ideology, the people.
PAIS Movement: choice of political representation for change, 49-53
Ricardo Patiño
This article points out that PAIS Movement was born as an alternative to the political crisis that had developed in Ecuador,
partly because of the lack of legitimization which institutions had reached, and partly due to the fact that the political parties no longer represented the citizens. It is pointed out that with the arrival to the Presidency of Rafael Correa, this stage
came to an end, and a new stage began with a new Constitution and organic laws which regulate the functioning of poli-
86
ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
tical organizations. He also proposes that a new political culture must emerge as well as a democracy that promotes a
society of Good Living.
Keywords: Patria Altiva i Soberana (PAIS), political parties’ law, politics of alliances, Good Living.
The why and the what for of political organizations, 54-57
Freddy Bravo
Strengthening democratic institutions and political parties is a must for this author. Political organization is the necessary
tool to promote participation and to generate wealth and progress. This organization is our right and our duty as citizens.
There are coincidences among different parties and there are cases in which a bias is stronger than true reason. Living in
isolation is not possible and organizations stem from a “motivation for solidarity and commitment” which defines “coordinated and consistent activities to share political, ideological, and cultural convictions”.
Keywords: political organizations, strengthening institutions, state policies, governmental institutions, Ecuadorian society
Strengthening of political parties in Ecuador, 58-63
Silvia Salgado
A general vision about politics and political organizations is initially established; the need to strengthen political parties is
then highlighted since beyond their institutionalism, “they are instruments for action that produce the conservation or
transformation of the established order”. Political parties must establish the intermediation of social demands in reference to the State and procure a guarantee of democracy and governance demands. The process of re-inscription of political
parties in Ecuador must be used as an opportunity for the strengthening of the party system.
Keywords: Partido Socialista Frente Amplio (PSFA), political parties system, politics, power, political organizations.
Political organizations in the Ecuadorian conjuncture, 64-68
Lucio Gutiérrez
Through an interpretation of the conjuncture of Ecuadorian politics, the need for a restructuring of political organization
is established, while encouraging, at the same time, the need for new militants, especially young men and women. A
necessity to encourage the democratization of the processes within the organizations is also established. This article describes at the same time, the structure and the operation of the Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero as well as a description of the viewpoints of this party on ideology, democracy, and on the country itself. A need for opposition ideologies
is also emphasized.
Keywords: Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero (PSP), restructuring organizations, new militants, internal organization
of parties, dialogue.
The why and how of Ecuadorian political organizations, 69-72
Marcelino Chumpí
Parting from the notion of State and nation, an analysis follows in this article about the fact that political organizations are
essential for democratic consolidation. There is also pondering on the nature of power and how power moves the different interests which later produce conflicts between communities or societies. These interests position themselves in the
field of class struggles. The author emphasizes the fact that in Ecuador social and intercultural relationships are essential
“for the strengthening of the social powers that struggle massively to achieve the management of public or popular power
as well as that of the citizen”.
Keywords: State, nation, power, class struggle, social intercultural relations.
¿A party or a movement? The political organizations in Ecuador, 73-78
Diego Ordóñez
This text analyzes the history of political organizations in Ecuador starting with the republican period. The elements that
define political parties are explained as well as the fact that democracy has been limited in certain moments to electoral
participation. The need is also established for an articulating model for the majority of society that may have continuity
especially during changes in government. Societies achieve stability through the “existence and consistency of a national
project which emerges from, and is only sustainable in an institutional system of parties”.
Keywords: political history of Ecuador, party re-registration, electoral participation, building a democracy, national political project.
Yuyachikuna
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Yuyachikuna
Yuyay tantachikkuna: imapak kashka imapak tiyashka, 9-18
Kallariy yuyaykuna
Rafael Roncagliolo
Kunan punllakunaka yuyay tantachikkuna, shinallatik tantachik yuyaykunapash llaki llakimi rikurishka kan. Kay punta yuyakunawanmi kay killkakunapika wakin tapurikunata kutichinata munan: ¿may pachamantatik yuyay tantachiykuna shinallatik
tantachi yuyay apaypipash wakllirishka kan? ¿mamallakta puri ukupi pakta kawsay tiyachunka yuyay tantachiy apak ukukuna tiyachun mutsurishkachu kan? ¿ima shinatak kunan punllakunaka yuyay tantachikkunaka katikunkuna? Kay punllakuna
yuyay tantachiykuna pakta kawsayman chayachisha nishka uyarikunaman tikrakukpipash mamallakta pakta kawsayman
chayachichunka wakin yuyay tantachiykuna tiyachun mutsurishkami kan.
CND yuyay tantachiykunapak yuyay katikuna, 20-28
Fernando Martínez
Concertacion Nacional Democratica (CND) yuyay tantachiyta pushak Fernando Martinez mashika, kay tantachiy ukupi kak
mashikunawan pakta llankashka yuyaykunatami karan, chay killkakunapika kay CND yuyay tantachikkuna ima yuyayawan
kashka munashka rurak kashkatami willan, shinallatik ima shina yuyay tantachiy ukukunapi kullki apayta munay mañay
apaytapash pakta rikuna kashkatami rikuchinkuna, chaypakka “ima kullki pukuchikuna mirachikunapash tukuyllapakmi
kana kan, chay mirachikuna shinallatik pukuchikunapash pachamama ima shina paktakukta rikushpami katina kan shina ima
llaki pachakunaka ama yalli wakllirinkapak” ninmi.
Shuk shinalla yuyay tantachiymanta tawka mushuk yuyay tantachikuna, 29-34
Juanita Bersosa
Kay Movimiento Encuentro Democrático (MED) nishkapi kak aukakunapak wakin yuyay llukchishkakunawanmi kayta killkakka, ima yuyay munaypi paktachipipash kay yuyay tantachik kashkata rikuchin. Tukuy tantachiy yuyay ruraykunapika
tukuykunatami kayachina kan, kay yuyay tantachikkunaka mamallakta ima shina kachun yuyayta kunkapak pakta usharitami charina kan. Chay shina yuyaywanmi MED ukumantaka tukuyllakuna kaykunaman yaykunkapak pakta rikukunkuna
shina tukuyllapak munay mañaykunata hayñikunata shina shuktakkunatapash paktachiy tiyachun
Yuyay tantachiykuna shinallatik pakta kawsay, 35-42
Rodrigo Borja
Wakin yuyachikunapi wankurishpami, kayta killkak mashika, pakta kawsay tiyaypi yuyay tantachiy ukukuna tiyachun
mutsurishkata rikuchin. Shuk kutinpika, yuyay tantachiwan mamallakta pushaywan ima shina chikanyashkatami rikuchin,
chayllapitak pushaykunaman chayashpaka imalla llankayta kay yuyay tantachikkuna paktachina kashkatapashmi churan
ama maypashkachun harkak kachunkuna. Kutin shuktak kutinpika kaykama yuyay tantachikkuna ima shina purimushkatami rikuchin chayllapitak tukuylla kawsay ukupi may llankaywan paktachishka mana paktachishkatapash rikuchishpa,
kaykamaka tawka yuyay tantachikkunaka wakllirishkami rikurishka shina tukuylla mashikunapika mana alli rikushkakunami kan ninmi.
Yuyay tantachikkuna: ima shika kaykuna munay mañaykunapash, 43-48
Luis Villacís
Kay Movimiento Popular Democrático (MPD) yuyay tantariypi kakkunaka, mana ni maykan yuyay tantachiy ukuta apak
ukukunachu yuyay munay illakka kankuna kan ninmi; may shina purina paktachina yuyaykunaka shuk shina hamuntashkami kankuna, shinapash mana ni maykan tantachiy apakkunachu shuk shina kawsaypi kak mashikunaman yanapayta
rurashpa kanata sakinkachu ninpashmi. Kaykunawanka imapak pakta makanakuyta rurashkata ima yuyaywan wiñarishka
pi wiñachishkamanpashmi tukuy iam ruraykunawanka kutichik kana kan ninkunapashmi, ashtawanka kay kunkashka
mashikunaman, llankak mashikunaman, wakchayashkakunaman shina mana imapi yanapashkapimi pakta yanapana
sakirin.
PAIS: shuk shina kawsayman chayankapak yuyay tantachiy, 49-53
Ricardo Patiño
Kay killkapika yuyay tatnachiykuna yallitak wakllirishka kakpi Movimiento PAIS yuyay tantachiy tukuyllakunapak mushuk
yuyaykunawan Ecuador mamallaktapi wiñarishkatami rikuchin, shina kay mamallakta apana ukukunaman yaykushkata
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ÁGORA POLÍTICA • noviembre/2010
ashtawanka ima shina mashi Rafael Correa mamallaktata apankapak chayashkatami pakta rikuchin, kaywan mushuk
yuyaywan apaypi kallarishkatapash. Mushuk mamallakta kamachita shinallatik shuktak kamachikunatapash churashkakunatami rikuchin. Shinallatik kay Sumak kawsay mashkaypi ima shina yuyaykunawan paktana kashkatapashmi killkan.
Imamanta shinallatik imapak yuyay tantachiykuna wiñarishkamanta, 54-57
Freddy Bravo
Kay killkak mashipak yuyaypika, pakta kawsayta shinallatik yuyay tantachiykunatami sinchiyachina sakirin ninmi, kay yuyay
tantachiykunawanmi pakta yanapanakuyta shinallatik tukuyllakuna alli kawsayman chayayta ushashun ninmi, kay shina tantarikunata ruranaka tukuyllapak hayñikunami kan. Tawka shina yuyay tantachiykuna kashpapash wakin kutinkunaka shuklla yuyaykunamanmi chayayta ushan, mana shukllaka kawsayta chariy tukunchu chaymantami tantachiykunata wiñachishka
rikurin shuk yuyaypi munay mañaypipash kimirishpa shina shuk shina llankaykunata paktachinkapak shina ima tantachiy
yuyaykunata, kawsaykunata shina ima shuktakkunatapash sinchiyachinkapak.
Yuyay tantachiykuna shinallatik imapak Ecuador mamallaktapi yuyay tantachiykunata
sinchiyachina mutsurishkakuna, 58-63
Silvia Salgado
Puntamanka ima shina yuyay tantachiykuna kashkatami rikuchin, pakta apaypi shinallatik tantachi apaypipash ima shina sinchiyaritami achikyachin. Kay tantachiykunami mamallaktakuna ima shina kachun churahskata sinchiyachinkapak mana kashpaka pakinkapakpash mutsurishka kan. Tukuy yuyay tantachiykunami mamallaktamanta llaktayukkunaman yanapayta
kuchun yanapak kana kan shina pakta kawsay tiyachun shinallatik kamanakunapash sinchiyarichun pakta rikunkakuna.
Kutin killkayarikunaka mushuk yuyaywan yuyay tantachikkuna llankak kallarichunmi yanapak kan chaywan tawkapura shinallatik mushuk yuyay tantachiykuna rikurichun.
Ecuador mamallakta purip, yuyay tantachikkuna imapak kashka imapak tiyashka,64-68
Lucio Gutiérrez
Kay ecuador mamallaktapak puri pachamantami, kay mashika, aukakuna yuyay tantari apaykunapi yayakuna mutsurishkami kan nin, kaytaka tukuyllapak auka apana ukukunapahs kachun churankapak. Kay willachipika ashtawan ima shina
Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero yuyay tantachi uky wiñarishkata purikushkatami rimarin, shinallatik yuay munay
katikushkatapashmi riksichin. Shuktak yuyachipika, kay mamallaktapi yuyay tantachikkuna may llankayta charishkatami
riman
Ima shina, imamanta shinallatik imapak yuyay tantachiykuna Ecuador mamallaktapi tiyashkamanta, 69-72
Marcelino Chumpí
Mamallakta kawsaywan shinallatik mamallakta allpa yuyay pachamantami, yuyay tantachiykuna imapak tiyana kashkata
riman chaykuna ima shina pakta kawsayta sinchiyachik kashkata rikuchinkapak. Shinallatik, ima shina kamanaman chayaypi makanakuykunaman llaktayukkuna yuyay tantachiykunawan rikurishkatapashmi yuyachin, kay makanakuypika shuk
shina yuyaypi shinallatik kawsaypi kakkunawanmi chimpapurashka kankuna. Kayta killkak mashika Ecuador mamallaktapi
tawka shina kawsaypura tiyashkakunatami pakta yuyaypi charina kan ninpashmi. llaktayukkunamanta pacha mamallakta
kamanaman chayankapak.
¿Maykan shina tantachiyykuna? Ecuador mamallaktapi yuyay tantachiykuna, 73-78
Diego Ordóñez
Kay killkapika ima shina Ecuador mamallakta wiñarishkamanta pacha, yuyay tantachiykuna llankay kallarishkata shinallatik
purishkakunatapashmi rikuchin. Kaypika imakunallata rikushpa yuyay tantachikkunami nina kashkatami rikuchin, shinallatik pakta kawsaywan maypika ima shina mana yapa yanapanakuy tiyashkatami yuyachin. Shinallatik tukuylla llaktayukkunata ima shina shuklla yuyaywan maykan mashi mamallakta kamaypi yaykukpipash yuyachik kachunmi churana kan
ninpashmi: “mamallakta puripika tukuy yuyay tantachikkunami yanapana kan”.
ISSN 1390-5325
Av. 12 de Octubre 24-562 y Cordero, edificio World Trade Center, torre A, oficina 603
Teléfono: (593 2) 222 8990 Quito, Ecuador
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Marcelino Chumpí • Diego Ordóñez
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