SOCIEDAD [ arte viajero ] ¿Cómo viaja una obra de arte? Ya lo dijo el poeta: “El arte es necesario, aunque no sabemos para qué”. Y el arte es ambulante porque sus propietarios necesitan de su presencia en sus viajes. S e cumplen ahora 30 años de la llegada del Guernica a España. Los integrantes de la tripulación del Lope de Vega, el Boeing 747 de la compañía Iberia que transportaba el famoso cuadro desde Nueva York, no sabían que a bordo viajaba una caja de madera con la controvertida obra de arte de Picasso. Quizá la España de aquellos tiempos no estaba preparada para aceptar sin reparos a tan ilustre obra de arte exiliada, De hecho, cuando se la liberó del contenedor en la que viajó, se volvió a encerrar en una urna blindada, no solamente para protegerla contra el lanzamiento de botes de pintura, sino también a prueba de balas. Hubo quien incluso dijo que el secreto de su llegada fue tan radical para impedir movilizaciones para que la pintura no saliera de los Estados Unidos. Sea como fuere, el secretismo en el transporte en las obras de arte, es algo común; y la discreción sigue siendo una consigna por razones de seguridad, aunque en el curso de los años las obras de arte han viajado por muchos motivos. Los chinos de la Antigüedad tenían el concepto que la obra de arte tenía que viajar con su dueño, por eso se pintaba sobre papel o seda, ambos susceptibles de ser enrollados y poder ser transportados fácilmente (manera en la cual, por cierto, también llegó el Guernica a España). Durante las largas épocas de Estados Combatientes, los emperadores chinos se hacían acompañar de pinturas que plasmaban la belleza de la naturaleza en un esfuerzo por crear 50 _ savia _ mayo 2011 un mundo poético a su alrededor, al margen de la tensión de las contiendas bélicas. Durante todos los años que consumió de vida, invadiendo y conquistando territorios lejanos, el griego Alejandro Magno, viajó siempre rodeado de obras de arte y de artistas, tanto es así que el canon griego de la belleza se impuso y difundió en Oriente hasta crear un estilo propio. Reyes, guerreros y papas belicosos siempre quisieron moverse entre sus fetiches más “necesarios” en sus períodos de maniobras de conquista cuando se desplazaban a los campos de operaciones. Llevaban consigo sus pertenencias, tapices y alfombras (también enrollables) para decorar las paredes de sus tiendas y pisar en mullido los suelos de campaña. Enseres, unos más funcionales que otros, pero siempre objetos de valor que contribuían a hacer más llevaderas las largas estancias extramuros. Y no hace tanto tiempo, los exploradores decimonónicos instalaban en plena sabana africana buena parte de sus objetos de salón –fotografías, cristalería, vajilla, gramófono...– en sus campamentos de trabajo. Los tiempos han cambiado y no sólo los ricos y poderosos pueden disfrutar de las obras de arte, aunque –naturalmente– siguen siendo los únicos que pueden ser sus dueños. CITA EXCLUSIVa En la ciudad holandesa de Maastricht se ha celebrado como todos los años y durante el mes de marzo, la TEFAF (acrónimo de The Euro- ‘Cumbre del arte’ The European Fine Art Foundation, en Maastricht, es el motivo para que viajen una cuantas obras de arte a la ciudad holandesa. pean Fine Art Foundation), la feria de arte y antigüedades más influyente del mundo, que sirve de termómetro para evaluar el estado del mercado global del arte en su categoría más excelsa. Hasta allí viajan las obras de arte más exclusivas que están disponibles en el mercado en ese momento. Las piezas expuestas abarcan todas las épocas, desde el Neolítico hasta nuestros días y son rigurosamente investigadas por 29 comités especializados, compuestos por 168 expertos internacionales que garantizan la calidad, la autenticidad y la buena condición de las obras. Durante diez días, las más impor- que tener para ser merecedor de tan peculiar distinción. El reciente informe The Global Art Market Report: Crisis and Recovery (Informe del mercado global del arte: Crisis y recuperación), publicado por la doctora Clare McAndrew –economista especializada en el mercado del arte y fundadora de Arts Economics–, y dado a conocer en la feria TEFAF de este año, analiza el número de individuos de alto poder adquisitivo en la región de Asia Pacífico y llega a la conclusión que iguala por primera vez en la historia al de la Vieja Europa, y probablemente ya la riqueza en estos países sea mayor. El informe analiza también que un 30% de los negocios de los galeristas se lleva a cabo en las ferias de arte, frente a las tradicionales galerías de arte abiertas al público, que ya están en declive. resistente a la crisis tantes galerías del universo artístico tienen la oportunidad de exhibir las piezas que han reservado durante todo el año para esta ocasión. Son obras importantes... de museo, exhibidas para que los directores de las más prestigiosas instituciones de todo el mundo puedan adquirir esa pieza tan deseada que falta en su colección, o esa obra que casualmente descubren que está en el mercado. La pasión por coleccionar piezas exclusivas ha sido siempre sinónimo de prestigio, y no cabe duda de que el comercio del arte de nuestro tiempo se desarrolla en un mercado mucho más globalizado en términos tanto de compradores como de ven- dedores. Además, las economías emergentes de países como China o India contribuyen en buena medida a equilibrar la resentida situación económica internacional. Por otro lado, no es que los respetados coleccionistas privados, aquellos que tenían su apellido asociado con el arte y las finanzas (los Rothschild, los Morgan, los Beyeler, los Phillips...) hayan desaparecido, sino que ahora no conocemos bien sus apellidos, quizás porque no les interesa tanto figurar en el ranking de los “ricos y famosos”. En lo referente a España, se calcula que han aparecido dos mil nuevos millonarios, si bien no sabemos qué cantidad de millones hay Nuevos tiempos Las galerías y ferias de arte han probado la llegada de los ‘nuevos ricos’ procedentes de países como China e India. A juzgar por lo que se vio y escuchó este año en la TEFAF, se intuye que la feria de arte más excepcional del mundo ha resistido con mucho estilo el fenómeno de crisis mundial. Como ejemplo de cuadros viajeros citaremos los del anticuario español Caylus, que ha exhibido dos lienzos de colección. Uno de ellos, Visión de San Antonio de Padua, de Alonso Cano (considerado por algunos especialistas como el alter ego de Velázquez) perteneció a Randolph Hearst –el mismísimo Ciudadado Kane de la mítica película de Orson Welles–. La obra estuvo en el Museo de Los Ángeles de California en los años cincuenta del pasado siglo y se subastó en Sotheby´s de Nueva York en 1986, donde pasó a un coleccionista brasileño. Ahora aparece de nuevo disponible en el mercado al precio de 1.300.000 euros. El segundo de los lienzos es un Goya temprano, de temática religiosa: El Apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar, valorado en 4.500.000 euros. Cuadro inexportable, de esos que viajan en caja climatizada, pero que el comprador, aunque lo adquiera en la Feria de Maastricht, tiene que transportarlo de nuevo a España. Por cierto, los precios tienen fama de fluctuar y a los vendedores no les gusta comunicar de forma abierta ››› mayo 2011 _ savia _ 51 SOCIEDAD ››› quienes son sus nuevos propietarios, si bien se conocen algunos precios ya cerrados de otras obras vendidas. Una excepcional escultura de madera del artista español Joan Miró fue vendida a las pocas horas de la apertura de la feria, a medida que iban entrando cientos de ávidos coleccionistas en busca de su capricho. Oiseau lunaire, obra en madera de olivo, fechada en 1945 y que formaba parte de la sala de la galería Landau Fine Art de Montreal, dedicada en su totalidad a Miró, fue vendida por cinco millones de dólares a un coleccionista privado. La escultura había estado lejos de los ojos del público, durante casi 40 años. El dibujo de Picasso Dora Maar Pensive, realizado en 1932, y reproducido en catálogos en múltiples ocasiones, ofrecido por la galería Noortman Master Paingtings, lo vendió también el primer día, en dos millones de euros. el último paso Al cierre de la primera jornada y mientras recogía mi prenda de abrigo en el guardarropa, escuché el siguiente comentario entre dos personas: – “He oído que se acaba de vender un Picasso por seis millones de euros; y no es el más caro, porque hay otro que vale 23 millones”. – “Y yo me pregunto: ¿cómo se hace la transacción económica por tamaña cantidad... transferencia bancaria online... intercambiando un maletín con una factura?” – “Probablemente lo transporten directamente ahora, cuando cierren las puertas de la feria, entre el galerista y su ayudante hasta el jet del comprador, y allí mismo se pongan a contar los billetes de 500 euros uno a uno, mientras se toman una copa de champán con una bandeja de ostras... para no hacer tan prosaico el trabajo. Yo me lo imagino así”. Es posible que la operación se cerrara de ese modo; la pareja que comentaba el suceso no tenía aspecto de estar bromeando. La ciudad de Maastricht tiene su propio aeropuerto para acoger aviones privados, y durante los diez días de la feria tiene un importante tráfico aéreo. Y vuelvo a plantear otra pregunta: ¿Para eso hace falta tanto embalaje climatizado?… 52 _ savia _ mayo 2011 Transportar el arte con profesionalidad JOSÉ CAPA, Vocal del Real Patronato del Museo Nacional de Arte Reina Sofía José Capa, que fue durante 32 años Director de Arte de la Fundación Juan March, nos aporta un valioso punto de vista. SAVIA: ¿Qué medios son los más fiables para la tasación de una obra de arte? JOSÉ CAPA: En la actualidad son algunas webs co- mo puede ser Artprice que, avaladas por las casas de subastas más importantes del mundo, constituyen la única referencia. Si un objeto ha duplicado su precio de venta –por ejemplo– en cinco años, ése debe ser el nuevo valor de la pieza. Aún así, las subastas representan sólo el 5% de las transacciones que se efectúan en el mundo del arte; el resto de la información se obtiene de marchantes, galeristas y expertos. En cuanto al seguro, garantiza el valor de reposición en metálico; pero no interfiere en el precio que le confiera el tomador (que suele ser a la baja). Dependiendo del importe asegurado exige un tipo de embalaje, personal cualificado de manipulación y una empresa transportadora que acredite profesionalidad. SAVIA: ¿Cómo debe ser el transporte? J. C.: Debe evitar vibración, humedad y tempera- tura; debería de haber siempre un aparato medidor en la caja del camión. La obra –pintura, escultura o mobiliario– tiende a ambientarse al “lugar de residencia”... se hace al ambiente, se acomoda; pero si se la cambia de lugar y de condiciones climáticas sufre mucho. La empresa aseguradora exige las condiciones que debe reunir el transporte acorde con la pieza asegurada. Si se va a efectuar el traslado por vía terrestre, el camión no debe tener ni una sola instalación eléctrica que pase por su caja, los amortiguadores deben ser neumáticos, de aire, no mecánicos; con un climatizador con aire acondicionado estable. SAVIA: ¿Quién está presente en el embalaje? J. C.: El propietario controla el embalaje, incluso –en algunas ocasiones y si la pieza es de gran valor–, también el desembalaje. Cuando se trata de un préstamo de un museo a otro, las obras de arte viajan con un conservador por exigencia del museo propietario, que certifica sus características en un informe llamado ‘conditional report’. El conservador acompaña a la obra en la carga y descarga vigilando su posición, siempre vertical. Cuando la mercancía llega a destino no se desembala al instante: las cajas deben de climatizarse in situ y permanecen al menos 24 horas en reposo. Cuando un museo presta varias obras, el transporte se diversifica en camiones o en vuelos diferentes para diversificar los riesgos. SAVIA: ¿Y todos estos requisitos se cumplen...? J. C.: Deberían cumplirse, si no... Aténgase a las consecuencias.
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