31 Un porqué y un cómo - Alfonso Tornero

Un porqué y un cómo
Luis Rafael Escribano Cauqui
D.N.I. nº 21.513.091
Edad: 15 años
Domicilio: Doctor Fleming 31, 2º E
Teléfono: 967/ 502696
02004 ALBACETE
Guía manuscrita para el lector ingenuo. Perfil del
novelista corto, el dramaturgo y el poeta.*
Un porqué y un cómo, casi con seguridad inciertos, a
cargo de un severo crítico, de los que gustan anotar al
margen la primera cosa que les pasa por la cabeza.
* Del dibujante no, por Dios. (N. de la T.)
Un pájaro canta
y alguien le mata
Marco Trémulo, La columna
Rojiblanco por defecto de nacimiento
Yo que me lo vi venir, con esa camisa manguicorta a lo italiano*, con rayas rojas y blancas...
Y ahora estamos aquí, años después, y ya se ha hecho necesaria esta pequeña reflexión sobre
el camino recorrido, porque las palabras se amontonan, las mutaciones externas se aceleran y los
cánceres de pulmón no se dejan sentir hasta muy tarde, y mientras el Atlético de Madrid no baje
a segunda división, el suicidio es una posibilidad que cabe descartar.
Así que, antes de que esto vaya a más, que va, hagamos recuento y comentario, que cuanto
más injustas y desmedidas sean estas palabras, más buen crítico seré.
Es la víctima de hoy un personaje harto anónimo. Tiene un dial en la cabeza, como la
Maquinamala de Alan Grant y John Wagner, no es ningún secreto; y con cada posición de la
aguja cambia de opinión, de marca de tabaco, de ídolo sudamericano, de poeta y cantante, de
vestimenta, de edad, de intenciones y de bolígrafo.
Es este último aspecto el que más desdicha ha causado al mundo, y más trabajo ha dado a este
cronista. Porque ni Luis Rafael Escribano Cauqui, ni caín, ni el CONDE BELISARIO, ni
MARCO TRÉMULO, ni Ripley, ni LABERINTO LÓPEZ1 son en realidad la misma persona.
Se trata de entidades independientes que se han sucedido, alternado, superpuesto dentro de una
misma carcasa.
Al leer a la luz del día lo que está escrito, sólo nos queda jugar a ser Rappel, y nos perderemos
en el laberinto de sucias calles de una mente con gafas oscuras en los ojos. Sólo nos queda
suponer, y suponer que suponemos bien.
Por lo menos sabemos una cosa: Es rojiblanco. (De los que llevan el pantalón azul, las medias
rojas y la derrota a coscoretas). Es un defecto de nacimiento, de cuando lo parieron en Abril y en
Madrid.
Y aún así no fiaros.
Porque podría volver atrás para nacer de nuevo...
* (A lo gondolero). N. de la T.
1 Ni DIMA, ni LARSEN.
Era joven. De todos modos no tengo excusa y aunque la tuviera no tendría sentido decirla
ahora que estoy solo.
La guitarra de metal
De las cuatro obras de extrema juventud, ordenadas cronológicamente por el autor, es La
guitarra un instrumento desafinado a base de faltas de ortografía adolescentes. Y sin embargo,
suena. Su canto es un himno apocalíptico, una visión demoledora, la soledad como final
definitivo del ser humano, entregado a su propia y particular autodestrucción.
Por encima de la forma narrativa, se manifiesta la certeza de un mundo corrompido, que
acompañará al autor en cada palabra.
Obra pequeña con grandes pretensiones.
ANOTADO TRAS UNA ENTREVISTA CON EL AUTOR:
La guitarra de metal fue traducida al
guitarret de ferralla.
valenciano
como
El
No había nada que definiera su sexo.
El pájaro de fuego
Con un argumento inspirado en un guión de la Patrulla X, el pájaro de fuego es el primer
intento de encontrar una verdad reveladora, si no sobre el hombre, sí sobre su obra y capacidad
creativa.
Se desprecia la idea del suicidio, que aún así, a expensas del autor, se perfila como una
sombra ominosa.
De la narración en sí destaca el ingenioso principio en dos epílogos.
La noche, el suicidio, la hecatombe terrestre...
El autor, que amó esta obra en su primitiva concepción, se volvió furiosamente contra ella, en
base a su pequeño pecado de falta de originalidad.
Quizás la guitarra no ha podido hacer bailar a la Diosa.
Danza popular
¿Fue allí, en las noches de luz de la Albufereta, con el mar negro como espejo, en los sótanos
de los edificios de diez pisos, donde el autor vio bailar a una de las hijas de la Danza?
Movimiento, violencia, drama, quietud. Un retrato vívido y espiritual de las tablas, el calor
levantino y el color flamenco.
Es esta obra la más meritoria de los cuatro cuentos de extrema juventud, por su fuerza y
originalidad, por el intento de expresar un ambiente encantado mediante figuras descriptivas muy
logradas.
No hay aquí un hálito de ese mundo apocalíptico que inunda el pensamiento del joven autor.
Sólo el recuerdo de una noche gitana y alicantina, impresa en la memoria.
Había aprendido a hablar con los ojos, y sus ojos pedían a gritos la rebelión, la libertad.
Háblame de las revoluciones
Estaba un poco de moda la canción, apagada y sombría, evocando ecos lejanos. El autor no
entendía ni papa, pero oía vientos de revoluciones.
Así nace la última de las obras del cuarteto juvenil, presentadas en tetra-pack al concurso de
literatura del IB5, y pasadas allí a cuchillo, pese a llevar su plica y lema.
Vuela un ángel fantástico sobre el mundo revuelto a la hora del juicio final. Caen los rebeldes
bajo las balas del fascismo, y la libertad agoniza en las arenas del desierto.
Pero este ángel que clama por los derechos humanos encierra una semilla para el futuro: el
ángel que tenía las alas grises.
-Es una historia muy larga y créame que no es un placer para mí contársela, pero sé que
tiene derecho a saberla. Yo también he perdido amigos en la incertidumbre y no he descansado
hasta dar con la verdad.
La mujer hechizada
Llega a Albacete, y es otro. Hay nostalgia en él: no del mar, sino de Madrid, y quizás de los
viejos amigos.
Se entrega con total dedicación a su primera obra, que es esta y no otra. La crítica y el propio
autor la han tratado mal, mirándola como cosa de poca valía. Efectivamente, aún se insiste en la
libertad y la verdad como grito del ser humano frente al mundo enemigo, cantos de revolución...
Pero ahora los gritos son quejidos trazados en líneas suaves de encantadora oscuridad, y los
cantos no son himnos, sino melodías melancólicas. El simbolismo existe, pero es sutil, de un
significado que compromete por primera vez al lector.
Fracasó inmerecidamente en el concurso, enfrentada a la mística y pomposa A.B. y al canto
del cisne de Constan Rodenas. El autor no cejó hasta verla impresa en un brillante
Pandemónium, donde destacó y recibió por fin los deseados halagos. La firma la puso Belisario,
aún no Conde. Toque mágico: las ilustraciones pandemuniescas y la mirada de Madame No sé
Quién, otra mujer hechizada.
Queda ya por siempre su realismo gris, reflejado por cortinas de lluvia.
Yo tenía alma de poeta, pero la perdí el día que me mataron a mi Paco.
Atardecer
Su valor es meramente histórico: es la primera aparición del autor en Pandemónium.
Se trata de una reflexión sobre la homosexualidad y el suicidio, temas tan resabidos y
manoseados ya por el autor, que todavía no había pensado la posibilidad de publicar La mujer
hechizada en la revista mítica del IB5.
Se asemeja en lo algo pobre y simplista de la exposición de sentimientos a la primitiva
versión de La mujer hechizada, antes de que el autor la remodelara para su posterior publicación
en Pandemónium.
Por única vez en la historia hasta hoy firma Caín.
El mismo autor era consciente, incluso escribiendo, de la poca trascendencia de estas líneas.
Pero es, que siempre que meto dinero en el bote, se me ocurren cosas bonitas.
Flores rotas
Iban a ser las Flores rotas un ramillete de intenso perfume, pero por fortuna se quedaron en
dos margaritas deshojadas por la misma mano del autor.
Es la primera flor una historia melodramática narrada con cierta torpeza, como si el autor
volviera un poco hacia atrás, a los años jóvenes, en los que escuchaba a Sabina con lágrimas en
los ojos y el cigarrillo entre los dedos.
La segunda flor da algo más de aroma. Sus personajes tienen trazos de los de Sabina y frases
de Alan Moore, y en el trasfondo final se perfilan los grandes temas de la obra ya en
germinación: la identificación del dios con la ciudad hostil, la soledad desesperada del individuo
en busca de respuestas inexistentes...
A pesar de la redundancia de muchos tópicos fáciles, puede ser esta última flor una de las
historias más terriblemente dramáticas del autor.
Es preciso destacar la mención a la droga, que al igual que la muerte, se pasea por los rincones
peor iluminados de la mente del autor. Es el personaje el que habla duramente contra la droga,
pero se puede percibir con facilidad que es la propia voz del autor, en actitud clara frente a un
"mal universal".
La culpa fue de una par de tipos que me dijeron que esto se me daba bien. Yo nunca supe si
se me daba bien o no, estas cosas te las dice la gente. El caso es que no llegué a nada, si es lo
que queréis saber.
Los viajeros y el polvo
Frente a un chapucero procesador de textos, de fondo negro y letras blancas, pasó horas y
horas, y fue edificando esta columna monumental, pilar de toda su obra. Es la más extensa y
conocida de sus publicaciones, y compartió junto con El eco el codiciado galardón del primer
premio de prosa en el IB5, una circunstancia insólita que no ha vuelto a repetirse hasta la fecha.
Se volcó en ella con el cuidado y la dedicación del artesano que construye un Escorial de
piedra.
Viaje epopéyico en busca de la revelación existencial en un mundo urbano, atemporal y
ominoso, cubierto de polvo y soledad. Los personajes que van surgiendo en esta personalísima
versión de El Mago de Oz con tintes de paisajes post-apocalípticos están esculpidos a martillo y
cincel, y sumergen al lector en un terrible estado de desasosiego, en una pesada ensoñación de la
cual se prevé un difícil despertar.
Caldera de almas y cementerio de la capacidad creadora del hombre, la ciudad-dios lo llena
todo, las quejas son inútiles, y la salvación una utopía de los desesperados.
Y encima venía preocupado por lo del dichoso as de picas... Bueno, el caso es que tiré la cena
al suelo y la di un par de gritos. Ella debió pensar que estaba borracho o algo así y le entró
mucho miedo.
El as de picas
Y al día siguiente llamó a Alcohólicos Anónimos.
Se trataba de eso, nada más. Pero, sin embargo, a partir del Concurso para Salvar A los
Borrachos, surge este cuento extraordinario.
Es una mancha roja en la carta blanca de la obra del autor, el único trabajo de encargo en su
más estricto sentido. ¿Qué hay en él que lo hace excepcional? ¿Es, por primera vez, una boca
ajena la que despide la voz del autor sobre los renglones? Puede que, efectivamente, lo sea. En
todo caso, no queda sino preguntarse quién dejó abierta la ventana que da al mundo más
inquietante y oscuro que hay más allá. Una brisa malsana y espantosamente fría se cuela por la
ranura abierta, para estremecer un poquito los frágiles cimientos de una realidad que el autor
plasma con sencillez certera y llena de verdades ante las cuales cerramos los ojos.
A veces, consciente o inconscientemente, sin tratar de decir nada, se dice todo.
Y los cobardes, que nunca sabemos por qué nos matan.
La persiana
Aparece sin venir mucho a cuento en un elegante Pandemónium dedicado a Albacete. Es el
mismo canto de antiguo sobre los héroes de la libertad (léase mártires) enfrentados al mal
uniformado.
Hay abandono y sentimiento de culpa, un mirar atrás con arrepentimiento y vergüenza de los
miedos y la debilidad. Pero ya es demasiado tarde para hacer nada, sino cubrirse el rostro con las
manos. Son, sin duda, los malogrados amoríos del autor* parte de esta queja amarga contra el
mundo y contra sí mismo.
Y se puede decir que es el comienzo de una nueva etapa, en cuanto al lenguaje disfrazado de
complejas metáforas y sutiles afirmaciones, a los segundos significados y las figuras oníricas.
Un cementerio, el pasado, y una mujer.
¿Qué ve el autor en el futuro? Junio está cerca.
* Referencia a la relación del autor con María del Mar Montero, y quizás con alguna más. (N. de la T.)
Fabián nunca habría concebido su vuelta a casa sin el irritante quejido de Venus: “Me tienes
todo el día aquí sola, eres un desagradecido”, o sus increíbles historias, de las que ya cada vez
menos se fiaba.
El pintor de mundos
Qué encantador es el pincel del pintor de mundos (o su brocha).
Todo es sencillez, colores limpios y puros. Una claridad tan luminosa y directa que obra el
milagro: lo absurdo se convierte en lógico, lo irreal se hace tangible como las páginas del papel.
Nunca volverá el autor a dulcificarse tanto, no saltará de nuevo sobre las palabras una
melancolía tan desnuda de falsas figuras retorcidas.
Recuerda este cuento, por su magia narrativa, a El Principito que el autor vivió sobre el
escenario cuando niño. Sus personajes tienen tanta fuerza, que se quedan para siempre en el
lector a pesar del poco tiempo que duran sus vidas. (De la flor de Saint-Exupéry tiene el pintor la
maceta vacía).
Si significa algo, realmente poco importa ponerse a descifrar ante la belleza de los
significados propios de cada verbo, cada nombre, cada adjetivo...
Hay que permitirse el placer de pensar que las cosas quieren decir lo que dicen, sin más.
-Eso pasa siempre con los absurdos. Les quitas la tontería y se mueren -dijo un cirujano sin
mucho énfasis.
El ángel gris
El autor se siente muy satisfecho con este cuento, una especie de remake de Háblame de las
revoluciones, y es muy apreciada por cierto sector crítico encabezado por Don Miguel Ángel
Aguilar. Sin embargo, visto este ángel a la luz de la obra que le antecede y la obra que le sigue,
resulta pálido y mortecino.
Ciertamente, sus personajes son recortes sacados de las narraciones juveniles, con sus
guitarras y sus vicios y sus sueños rotos. La narración lleva también ese tono del viejo autor de
juventud, con sus tópicos fáciles y ya usados un millón de veces. Se puede decir que la
importancia del ángel gris radica precisamente ahí: es la última obra donde se deja sentir esta voz
juvenil con ecos de Madrid y Alicante, rock ‘n’ roll y humo de tabaco.
Por lo demás, hasta el trasfondo místico de la historia tiene más de Frank Miller que de
ingenio propio.
El ángel gris fue publicado en el último Pandemónium aparecido, bajo la dirección de Don
Miguel Ángel Aguilar, batiendo el record de extensión dedicada a un escritor no-alumno del IB5
y ante la indiferencia del público en general, que dejó cajas llenas de ejemplares.*
Aunque muchas veces se esgrima esta obra como ejemplo modélico del autor, no es, ni de
lejos, una de sus creaciones más interesantes.
*Indagaciones posteriores han demostrado que la tirada de ese número fue excesiva dentro del mercado habitual
de la revista Pandemónium, de ahí el excedente. (N. del Editor).
¿Sabes? En el fondo me das pena... Necesitas al Clan más que él a ti y no te atreves a
reconocerlo... Es realmente patético.
El Clan
Cinco días dura El Clan. Cinco días que son noches de terrible oscuridad.
Es la única obra concebida por el autor teatralmente, hasta la fecha. Fue la protagonista en un
proyecto cinematográfico que al final quedó en el aire por falta de todo.
Y es que la atracción que ejerce esta historia sobre el lector es de las que perduran pese al
paso del tiempo. Nunca fueron más difíciles los personajes, envueltos en las sombras de su
pasado y sus secretos, nunca más tenebrosa la trama, el Clan, pesando sobre el relato como un
pecado inconfesable. La oscuridad se puede palpar, igual que el drama inevitable, y el lector es
consciente de que los hechos, tan lejanos a él, pueden estar ocurriendo a un centenar de metros
suyo, en ese parque donde se oyen voces que sólo escuchan los pinos.
Ya tenemos un nuevo autor: el universitario, desgajado por los dedos fríos de un futuro
incierto, y a la vez tan preciso como cada palabra que lleva al papel.
No dio resultado. Las manchas de sangre, imborrables cuando son de un inocente,
permanecían aún en las ropas del Verdugo. Y la Mariposa al verlo huyó asustada.
Cuento para acabar el invierno
Y el autor sabía que el invierno no tenía fin. Por eso, esta narración infantil fue calificada por
los calificadores morales como "no recomendada para menores de 18 años".
Es extremadamente sencilla de principio a fin. Hay en ella un dolor puro, una tristeza nacida
de la desesperanza más desnuda.
Con su carnet de conducir en la cartera, y su abandono oficial de Empresariales, no le queda
al autor más que el vacío, y algún que otro recuerdo triste.
Cuatro columnas velan
que nadie pase.
Almas lánguidas de mantequilla (La columna)
Nace el poeta. Muy en secreto, como de puntillas, sin querer hacer ruido, con la firma de
aquel que puso su nombre bajo una poesía que no era suya.
Y sí, es una poesía. La primera en ver la luz, al menos; esa luz pervertida y violada por el
mundo.
Se publica en el último Pandemónium en prodigiosa comunión con dos ilustraciones de P.J.
Tornero para quedar en el recuerdo.
El poeta ha nacido, y es mejor no preguntar de qué es hijo.
Y todo sigue igual...
y es que hay tanta carne con la que jugar, tantas almas...
Crónicas del Nostromo
Sí. También en el mismo Pandemónium y hermana de la poesía. A este Nostromo lo bautizó
aqueste buen crítico, por su mucha semejanza al de la película.
¿Es una confesión? Sí. ¿Una protesta? También (aunque vana).
Del fracaso nacen cosas muy hermosas.
Es algo que creo que es bueno, que merece la pena. No sé si fue un destello o un sonido lo
que me hizo ver eso; sólo sé que lo vi.
Metro 10 Viajes (Plasma)
La primera, nada. La segunda vez, ya empiezas a asustarte. Lo sé. Esta cosa que a simple vista
parece el vómito revuelto abandonado en la acera por algún borracho, ha sido construida átomo a
átomo con una minuciosidad y precisión de microchip informático. Lo juro.
No hay que intentar siquiera descifrar la compleja estructura de esta tela de araña. Hay puntos
en los que lo que está dentro está fuera y lo que está fuera está abajo, y los terrores de estas
historias saltan por el tiempo y el espacio y por los puntos y aparte. El lector aquí no existe. No
hay lector que valga. Están ocurriendo cosas, parece que malas, y alguien las está poniendo en un
papel. ¿O esto último también es una cosa que ocurre?
Están pasando cosas, ya pasaron, van a pasar, hay un tipo por ahí...
Lo que aún hoy me pregunto, es como nos las arreglamos para... sin ninguna razón.
El blues de la mañana
Era la obligada mención pandemuniesca del primer premio de prosa, en novedosa versión de
entrevista al autor (P.J. Tornero) plena de humor y chispas chispeantes.
A punto estuvo de acabar en tragedia.
Don Miguel Ángel Aguilar suprimió palabras del texto original sin consultar con el autor.
Hubo graves discusiones, y desde entonces el autor no ha vuelto a colaborar con la revista
Pandemónium.
¿Pudo surgir la revista Aventis de alguna de estas charlas telefónicas entre el autor y el
maquetador oficial del reino? No es una idea tan disparatada, pues la pelea es también una forma
de contacto, y la revista Aventis nació del contacto entre estos dos personajes.
Otra grave cuestión: ¿le dijo Javier Avilés a su sobrino Aguilar que cortara el texto?
Nunca sabremos la verdadera importancia de esta miniobra, pero se adivina más de lo que en
un principio pueda parecer.
-El pozo se ha salido del pozo -dijo Lucas, de nuevo consciente de lo absurdo de sus
palabras.
La Reina de mayo
Para poner en marcha la revista Aventis, el autor preparó este relato como plato fuerte,
modificando varias veces al final hasta encontrar uno con el que se sentía satisfecho.
Es una narración hermosa, que penetra en la psicología infantil con destreza, cargada de un
significado fantástico que le da una atmósfera inquietante y lúgubre. A pesar de su calidad, esta
obra ha recibido malas críticas en cuanto a la metáfora principal, la verdadera identidad del pozo
negro, por consideraciones meramente filosóficas. También se acusó al autor de buscar
protagonismo vano y no estar a la altura de lo que el cuento podía dar de sí.
En cualquier caso, La Reina de mayo marca ya un nivel muy alto en la evolución narrativa del
autor, y en el trato magistral de los personajes.
Dime aquí mismo,
no bajes la cabeza ni sientas miedo,
28 poesías troceadas a cuchillo y una carta
La onda expansiva de esta explosión poética ha llegado más lejos de lo que el autor podía
sospechar en un principio.
Son sentimientos en carne viva, expresados con toda la dureza de cada verso, de cada palabra.
Ajenas a cualquier tipo de rima, producen auténtica crispación en el lector, desbordado por las
cruentas y desgarradoras imágenes.
En estas fechas, los ejemplares de esta obra se venden a diestra y siniestra. Si no hay
entusiasmo por parte del lector, sí se puede asegurar que existe impresión. Los oídos se quedan
atónitos.
-Ámame hasta que nos maten: Es el ejemplo más elemental del contenido del libro. El amor
es un cuchillo que destroza los renglones y causa dolor. La sangre lo salpica todo. Publicada en
Aventis 1.
-He roto todos mis huesos: Más de lo mismo. Una lluvia de vísceras es la consecuencia de
un amor salvaje. Pero al final...
-He olvidado cerrar la puerta: Despedida, negación, no querer verte más, otro corazón fuera
de su lugar natural... Publicada en Aventis 1
-Oración: Primera de las charlas escribánicas con Dios. Dios va a lo suyo. Los humanos son
sus deshechos; y el autor, aunque afirme estar fuera de Su juego, también es juguete de este Dios
que da la espalda.
-Se me emborronaron los ojos: Una despedida con entrañas y pulmones arañados, y la
clásica caída hacia arriba.
-He arrastrado mis sombras en silencio: Ya sé cómo eres, Dios. Ahora me doy cuenta.
-Salvador: Primera de las poesías de Salvador. ¿Quién es este hijo al que espera el autor con
vana esperanza de un futuro luminoso?
-Salvador: El autor lo siente cercano, pero en otro mundo inaccesible. Y Dios, de por medio.
-Otra vez estás aquí: Salvador acecha. ¿Cómo sería su nacimiento?
-Tengo tu mechero: Un recuerdo para una persona que ya no está, porque se cayó para arriba.
-Tienes que seguirme: Vuelve Salvador a dar la vara. Ya nacerá. Y ya se enterará de lo que
es el mundo.
-Cuando pienso en ti y en mí: ¿A quién ha visto el autor? No importa, se ha escapado. (Es
posible que fuera Salvador).
-¿Qué me vienes a decir: Un amor se le ha colado en los sueños al autor. Él lo rechaza. Pero
ahí está.
-Quiero masticar tu cara: Aquí están las poesías troceadas a cuchillo. Hay amores que
matan.
-¡Tienes sangre en las manos: Dramática poesía. Locura. La sangre está fresca. ¿Qué es lo
que ha pasado?
-Lo más que llego a ver de ti: Mala leche en esta poesía. No sabemos quién es el niño de
Dios que viene a molestar, pero el autor quiere hacerle daño, mucho daño.
-Puedo construirte entre vapores confusos: Más zumo y más de ESE amor tan
hellraiseriano.
-Vienen sus muertes por las calles: Un paréntesis que se agradece. Las palabras lo dicen
todo textualmente, sin tapujos. Ahí están. Sólo cuenta ese hecho.
-En tu mano mi corazón: Que ya me lo he sacado otra vez.
-Ahora es de noche: Inquietante y desoladora. Fuera van cayendo. El autor los ve. Y los
sigue viendo. ¿Le tocará a él alguna vez?
-Hay algo aún peor que vivir sin amor: Debe ser puesta en un marco y colgada en la pared
de la despensa. Lo dice todo, el lector no tiene más que admirar esta frase tan pura como el agua.
Sublime. (Y breve).
-Más fácil aún que acuchillarte es irme: Genial. Así se explica doña desesperación. ¿No
será Salvador la víctima de este poema?
-Cuando todo falla y sólo queda una pértiga: Supermetáfora de burlona crueldad. Así es el
mundo.
-Este es un mensaje para todos: Desde su ventana un grito al cielo negro. Un grito que no
encuentra quien lo escuche.
-Primero fue un alfiler: Sangrienta.
-No muy lejos de aquí: Dedicado a los jóvenes, en cuyos espíritus se abre camino el fracaso
y el mundo se alimenta de carroña.
-...para un ciego: ¿Chistosa? ¿Dramática? ¿O ninguna de las dos cosas?
-Al final siempre se fuma el cigarro solo: Un recuerdo triste para terminar. ¿Tiene el autor la
culpa? Las cosas han salido mal.
-Carta a un ángel: Nace de la idea aventiana de publicar el correo de ayer de un ángel.
Pretende ser una nueva puerta para una nueva voz poética, negando los cuchillos y la sangre.
Servirá de apertura para un nuevo libro de poesías conmovedoras.
Una obra de peso, prologada en su versión definitiva por este servidor.
No dije nada y disparé a las rodillas: dos tiros.
-Al final uno siempre acaba mordiendo... (La estación)*
Para la revista Desde el Infierno.
Un cuento infernal, por supuesto, con un siervo de Lucifer como protagonista y un narrador
presencial tan pasmado como el lector.
En la estación, de noche, nunca pasan estas cosas.
*Sugerido por el autor.
OBRAS DEL AUTOR TRADUCIDAS AL INGLÉS
La guitarra de metal
El pájaro de fuego
Danza popular
Háblame de las revoluciones
La mujer hechizada
Flores rotas
Los viajeros y el polvo
El as de picas
El pintor de mundos
El ángel gris
El Clan
Cuento para acabar el invierno
(Plasma)
28 poesías troceadas a cuchillo y una carta
NUEVAS OBRAS EN PREPARACIÓN
Para un ángel
Midas y su cuadrilla
Metal Guitar
Firebird
The Dance
Angel of Revolutions
The Enchanted Woman
Two Tales from a Building
Travellers and Dust
The Card
Worldpainter
Grey Angel
The Clan
Tale for an Ending Winter
The Notebook
28 Stabbed Poems and a Letter
Ya acabamos
Nos veremos dentro de otras veintiuna obras, a ver por dónde le da.
Buenas noches, y feliz fin de semana.
13-2-1994
Si queréis dormir aquí podéis hacerlo. Ha sido una placer hablar con vosotros.
Coged algún libro, pero cuidado no los rompáis. ¡Ah! Lo olvidaba, buen viaje...
Los viajeros y el polvo
Doble ganador del premio prosa del IB5, autor de cuentos y poemas, colaborador de
Pandemónium y miembro fundador de la revista Aventis, se dedica en este índice a quitar la piel
que cubre la obra de su coetáneo Luis Escribano, del que se confiesa lector. Crítica superficial
pero útil, que no puede faltar en las lejas de los admiradores incondicionales del más grande
fumador de Ducados de los 90 en Albacete, edificio Covirco, planta
7
(letra b)