Cómo lograr una economía competitiva, conectada y - Europa

Cómo lograr una economía competitiva, conectada y respetuosa con el
medio ambiente?
Para empezar, recordar que es más importante conservar el planeta que favorecer
los intereses de las empresas, y ser más firmes en lo que respecta a las energías
contaminantes. Hoy por hoy las energías renovables son costosas, necesitan de
primas para ser rentables, pero si todos los esfuerzos se volcasen en ellas y su
desarrollo, en pocos años podrían ser rentables y llevar casi todo el peso de la
producción energética. Pero esto políticamente no interesa porque son muchas las
empresas que trabajan alrededor del petróleo, el carbón, etc....y no conviene
eliminarlas de un plumazo. Pues hacer que se reconviertan en un determinado plazo
puede ser una vía, o alguna similar, lo que está claro es que no debemos pagar
todos los ciudadanos teniendo cada vez más contaminación, porque esas empresas
deban mantener su fortaleza económica.
Asimismo, implantar el coche eléctrico es totalmente necesario, y para ello hace falta
que exista una red de “electrolineras” que lo convierta en una realidad, así como una
mayor investigación y desarrollo para que las baterías sean más pequeñas y de
mayor duración. Así el ciudadano podrá recortar gran parte de sus emisiones, no sólo
las empresas. Porque solo a base de campañas sobre apagar la luz cuando sales de
la habitación no se arregla el cambio climático. Y fomentar la adquisición de estos
vehículos con precios asequibles es otro aspecto a tener en cuenta.
Para que la economía esté conectada y sea competitiva habría que empezar por
favorecer que los países menos desarrollados salgan adelante, creen un tejido
empresarial y se conviertan en nuevos mercados (y “de paso” tengan condiciones de
vida mejores). Experimentos como los microcréditos en India deben llevarse a cabo
en África y Sudamérica también, puesto que en los territorios más castigados han
demostrado ser útiles. Y en ese caso venían de un ciudadano particular. Un papel
que podría desempeñar la UE, destinando dinero de sus presupuestos a este fin,
puesto que acabará favoreciendo a su propio mercado. Para llevarlo a cabo, los
gobiernos deberían emprender acciones diplomáticas que permitiesen dar el dinero a
los ciudadanos de esos países, a través de agencias de cooperación por ejemplo, de
forma localizada y sobre el terreno, y nunca dinero directamente a los gobiernos de
países pobres, que demasiadas veces no lo hará llegar a los ciudadanos, y si lo hace
puede que no de modo equitativo, ya sea porque no es una democracia, o porque si
lo es, está corrupta.
Sé que esta propuesta se tomaría desde el gobierno del país pobre en cuestión,
como un ataque a su soberanía, puede que como una intromisión o invasión, pero
por eso la UE debería emprender una importante operación diplomática al respecto,
que lo hiciese posible. Un país solo no podría, pero si alguien puede es la UE en su
conjunto.
¿Cómo fomentar la innovación y la creatividad?
Desde luego, recortando fondos a i+D+i no. Debe invertirse más en investigación y
desarrollo, dar becas cuantiosas a investigadores competentes, y cuando lo que se
investigue sea de utilidad pública, dar un margen amplio, que no trabaje únicamente
sobre cumplimiento de deadlines. Hay proyectos que son complicados, largos,
costosos, pero necesarios, como encontrar cura a algunas enfermedades por
ejemplo, o nuevas energías limpias, y no por ello deben aparcarse y ser privados de
fondos a la ligera. Eso en cuanto a la innovación.
Por otra parte, la creatividad no debe fomentarse como hasta ahora, a base de
puras subvenciones, con unos criterios arbitrarios sobre lo que merece ser
subvencionado y no, basándose en su supuesto valor artístico. Lo que debe
fortalecerse no es tanto la producción de la obra, sino la industria cultural como red,
como sistema. En una industria cultural fuerte, los productos buenos tienen varias
salidas, pueden moverse por diferentes circuitos, pero en una industria
artificialmente sostenida (subvencionada) el público acaba por ignorar los productos
que se le ofrecen si no los considera de calidad. Dinero perdido, porque rara vez un
caso de eso coincide con una obra de altísimo valor que, qué casualidad, nadie ha
querido ir a ver al cine o al teatro.
El sistema debe ser fuerte para filtrar por él mismo lo que es válido y no. Estamos en
una época donde el espectador tiene más poder que nunca, y negar la evidencia
manteniendo las estrategias de hasta ahora es absurdo. Si al consumidor no le
gusta la música que venden en las tiendas de discos, o los conciertos que su
Ayuntamiento subvenciona en su pequeña ciudad, se conectará a Internet y
escuchará los Myspaces de los grupos que le gusten. De nada sirve que se
subvencionen conciertos de artistas que alguien en la Administración, un comité de
“expertos” artísticos, considere que es bueno y valioso. Esa época de jurado cultural
está obsoleta. El concepto de “prosumer”, productor y consumidor, debe entenderse
de una vez por todas, y actuar en consecuencia.
Cierto que existen herramientas de comunicación 2.0 que posibilitan todo esto, pero
desde los gobiernos se ignora completamente y se persiste en mantener una
industria cultural subvencionada centrada en la obra. Mientras tanto, cineastas
amateurs triunfan por todo Youtube con cortos, spots, videocreaciones...que aun
grabados en mala calidad, tienen un valor creativo y se propagan por toda la red.
Generan feedback de los consumidores/productores. Y quizás ese director amateur
sea incapaz de conseguir una subvención, de adentrarse en el proceloso mundo de la
burocracia para rear una película. El artista debería ocuparse solamente de llevar a
cabo su obra, y no de escribir una biblia, una memoria, un proyecto, de la manera
más publicitaria posible para gustar a un jurado, a un lector de guiones...sino que
debe centrarse en lo que quiere transmitir y si acaso piensa en algo más, en su
público.
Pero el sistema actual hace que producir productos culturales “dentro del sistema”
sea muy difícil y requiera además de talentos artísticos, contactos (enchufes), visión
empresarial y picaresca. Y esto debe eliminarse. Allanar el camino para que el talento
no dependa tanto del dinero. Y para ello las empresas, las productoras, las
compañías de teatro, los festivales, deben ser fuertes, tener mercado, y ellas serán
las que “subvencionen” (inviertan, se entiende) en las obras que desean producir, ya
sean cinematográficas, teatrales, montajes, etc.
No creo que abolir las subvenciones sea la solución, pero desde luego deben
enfocarse de otra manera y fomentar un tipo de industria cultural como el que de
descrito, siempre sirviéndose de las nuevas herramientas 2.0.
¿Cómo mejorar la educación en Europa?
En lo que respecta a la educación superior, es fundamental , ahora que una carrera
universitaria es un título extendido en toda Europa, y el máster o posgrado se alza
como elemento distintivo, abolir las barreras económicas para realizarlo. En España,
si el estudiante tienen que desplazarse del hogar (bastante probable) para cursar su
especialidad, y además pagar el máster, aunque sea oficial, la beca llega tarde,
muchos meses después de iniciarse el curso, y se ve obligado a pedir un crédito (que
en caso del oficial del ICO también llega tarde), o directamente, no cursarlo.
Porque en teoría, la idea de los créditos de posgrados están muy bien, se supone
que cubren todos los gastos y se devuelve poco a poco al empezar a trabajar. Si hoy
por hoy los universitarios cobraran los sueldos que les corresponden por categoría,
no habría ningún problema. Pero resulta que los jóvenes licenciados, incluso con
máster, tendrán suerte si son mileuristas, y si también se quiere uno independizar de
sus padres, aunque sea de alquiler, las cuentas no salen, no hay con que pagar esos
créditos. Y no digamos ya si se pretende hacer un máster en el extranjero. Y este es
un punto crucial, ya que se supone que interesa que haya una fuga de cerebros
reversible, es decir, que el alumno vaya a estudiar donde más rendimiento vaya a
sacar en términos de conocimiento, y pueda volver a su lugar de origen, y/u otro
lugar de la UE a llevar a cabo proyectos que reviertan en la sociedad de un modo
positivo. Y hoy por hoy esto sólo está al alcance de la gente con dinero y no del
grueso de la clase media.
Otra manera de mejorar la educación es prohibiendo que se hagan prácticas en
empresas gratis y se considere a los becarios como profesionales en formación, con
una remuneración justa, ya que como profesionales aportan mano de obra a la
empresa y hoy por hoy están en condiciones de explotación en muchos casos.
Además observo una creciente tendencia por parte de las empresas a escudarse en
que “hay crisis” para justificar este uso de mano de obra gratis, y llevan años
haciéndolo, con lo cual es una falacia total.
No a las prácticas gratis, porque es una herramienta más de la devaluación de los
universitarios y/o profesionales, y se supone que pretendemos, pese a la crisis, tener
un sistema económico fuerte. Pues exprimiendo a los jóvenes que lo mantendrán el
día de mañana no creo que sea la mejor solución. Y esto debe prohibirse de verdad,
con su correspondiente ley, decreto, directiva, lo que haga falta, con verdaderas
inspecciones de trabajo, igual que se inspecciona que un trabajador tenga papeles
en regla, que un peón trabaje con el casco puesto, o que un obrero/a esté en
condiciones de trabajo higiénicas.
En cuanto a la educación en edades inferiores, pienso que la clave está no en bajar
el nivel para que todo el mundo pueda llegar a él (porque de este modo los alumnos
excelentes que serán los futuros investigadores, innovadores, etc, puede que no
lleguen a serlo) sino mantener el nivel que los profesores y pedagogos consideren
correcto para cada edad, y impartirlo así. Si algunos alumnos no llegan al nivel,
deben tener atención especializada para que puedan alcanzarlo. Y si, esto requiere
más medios, más aulas, más profesorado mejor formado, y evidentemente más
dinero. Pero la educación es un área de la que nunca debería quitarse ni un céntimo
en los presupuestos, todo lo contrario, porque da resultados tangibles, en la
prosperidad global de la sociedad.
¿Cómo potenciar el papel del ciudadano y evitar la exclusión social en
tiempos de crisis?
Llevando la política a las escuelas, no de manera partidista, sino entendido como una
manera de pensar. Enseñar a ver la política como la herramienta que tiene el
ciudadano para cambiar las injusticias, por pequeñas o grandes que sean, enseñando
esta idea desde pequeños, y favoreciendo la asociación de ciudadanos, así como sus
actividades.
La exclusión social solo podrá evitarse inculcando la necesidad de la tolerancia en el
colegio y desde los medios de comunicación, dejando a un lado ideologías de
derecha o izquierda. En tiempos de crisis, ya no estamos hablando de exclusión hacia
otras razas, otras religiones, a la mujer, a los homosexuales, etc...sino que hablamos
de que ser joven supone una exclusión, vivir en un pueblo supone una exclusión, etc.
La crisis genera nuevas brechas de exclusión que se suman a las que ya
conocíamos, y para remediarlo deben tomarse medidas específicas para cada caso,
no sirven sólo las grandes leyes. Una ley que diga que los anciano tienen derecho a
que les cuiden no sirve de nada si luego a nivel más regional, no se aporta dinero en
los presupuestos y se adapta a la idiosincrasia del lugar y de la familia.
Un anciano puede adaptarse a un centro geriátrico, pero su vecino quizás necesite
mejor que a su hijo se le pague un sueldo para poder quedarse con él cuidándolo, y
otra anciana tal vez sea feliz con un cuidador pagado por el Estado. Es un ejemplo
de cómo en estos aspectos, la UE debería dar un marco flexible que permita a los
gobiernos locales tomar ese tipo de decisiones, pero que al mismo tiempo desde
Bruselas se actúe de manera implacable, no permitiendo que esa orden llegue a
incumplirse en ningún país o zona de la Unión.
¿Cómo lograr una economía competitiva, conectada y respetuosa con el medio
ambiente?
Para empezar, recordar que es más importante conservar el planeta que favorecer
los intereses de las empresas, y ser más firmes en lo que respecta a las energías
contaminantes. Hoy por hoy las energías renovables son costosas, necesitan de
primas para ser rentables, pero si todos los esfuerzos se volcasen en ellas y su
desarrollo, en pocos años podrían ser rentables y llevar casi todo el peso de la
producción energética. Pero esto políticamente no interesa porque son muchas las
empresas que trabajan alrededor del petróleo, el carbón, etc....y no conviene
eliminarlas de un plumazo. Pues hacer que se reconviertan en un determinado plazo
puede ser una vía, o alguna similar, lo que está claro es que no debemos pagar
todos los ciudadanos teniendo cada vez más contaminación, porque esas empresas
deban mantener su fortaleza económica.
Asimismo, implantar el coche eléctrico es totalmente necesario, y para ello hace falta
que exista una red de “electrolineras” que lo convierta en una realidad, así como una
mayor investigación y desarrollo para que las baterías sean más pequeñas y de
mayor duración. Así el ciudadano podrá recortar gran parte de sus emisiones, no sólo
las empresas. Porque solo a base de campañas sobre apagar la luz cuando sales de
la habitación no se arregla el cambio climático. Y fomentar la adquisición de estos
vehículos con precios asequibles es otro aspecto a tener en cuenta.
Para que la economía esté conectada y sea competitiva habría que empezar por
favorecer que los países menos desarrollados salgan adelante, creen un tejido
empresarial y se conviertan en nuevos mercados (y “de paso” tengan condiciones de
vida mejores). Experimentos como los microcréditos en India deben llevarse a cabo
en África y Sudamérica también, puesto que en los territorios más castigados han
demostrado ser útiles. Y en ese caso venían de un ciudadano particular. Un papel
que podría desempeñar la UE, destinando dinero de sus presupuestos a este fin,
puesto que acabará favoreciendo a su propio mercado. Para llevarlo a cabo, los
gobiernos deberían emprender acciones diplomáticas que permitiesen dar el dinero a
los ciudadanos de esos países, a través de agencias de cooperación por ejemplo, de
forma localizada y sobre el terreno, y nunca dinero directamente a los gobiernos de
países pobres, que demasiadas veces no lo hará llegar a los ciudadanos, y si lo hace
puede que no de modo equitativo, ya sea porque no es una democracia, o porque si
lo es, está corrupta.
Sé que esta propuesta se tomaría desde el gobierno del país pobre en cuestión,
como un ataque a su soberanía, puede que como una intromisión o invasión, pero
por eso la UE debería emprender una importante operación diplomática al respecto,
que lo hiciese posible. Un país solo no podría, pero si alguien puede es la UE en su
conjunto.
¿Cómo fomentar la innovación y la creatividad?
Desde luego, recortando fondos a i+D+i no. Debe invertirse más en investigación y
desarrollo, dar becas cuantiosas a investigadores competentes, y cuando lo que se
investigue sea de utilidad pública, dar un margen amplio, que no trabaje únicamente
sobre cumplimiento de deadlines. Hay proyectos que son complicados, largos,
costosos, pero necesarios, como encontrar cura a algunas enfermedades por
ejemplo, o nuevas energías limpias, y no por ello deben aparcarse y ser privados de
fondos a la ligera. Eso en cuanto a la innovación.
Por otra parte, la creatividad no debe fomentarse como hasta ahora, a base de
puras subvenciones, con unos criterios arbitrarios sobre lo que merece ser
subvencionado y no, basándose en su supuesto valor artístico. Lo que debe
fortalecerse no es tanto la producción de la obra, sino la industria cultural como red,
como sistema. En una industria cultural fuerte, los productos buenos tienen varias
salidas, pueden moverse por diferentes circuitos, pero en una industria
artificialmente sostenida (subvencionada) el público acaba por ignorar los productos
que se le ofrecen si no los considera de calidad. Dinero perdido, porque rara vez un
caso de eso coincide con una obra de altísimo valor que, qué casualidad, nadie ha
querido ir a ver al cine o al teatro.
El sistema debe ser fuerte para filtrar por él mismo lo que es válido y no. Estamos en
una época donde el espectador tiene más poder que nunca, y negar la evidencia
manteniendo las estrategias de hasta ahora es absurdo. Si al consumidor no le
gusta la música que venden en las tiendas de discos, o los conciertos que su
Ayuntamiento subvenciona en su pequeña ciudad, se conectará a Internet y
escuchará los Myspaces de los grupos que le gusten. De nada sirve que se
subvencionen conciertos de artistas que alguien en la Administración, un comité de
“expertos” artísticos, considere que es bueno y valioso. Esa época de jurado cultural
está obsoleta. El concepto de “prosumer”, productor y consumidor, debe entenderse
de una vez por todas, y actuar en consecuencia.
Cierto que existen herramientas de comunicación 2.0 que posibilitan todo esto, pero
desde los gobiernos se ignora completamente y se persiste en mantener una
industria cultural subvencionada centrada en la obra. Mientras tanto, cineastas
amateurs triunfan por todo Youtube con cortos, spots, videocreaciones...que aun
grabados en mala calidad, tienen un valor creativo y se propagan por toda la red.
Generan feedback de los consumidores/productores. Y quizás ese director amateur
sea incapaz de conseguir una subvención, de adentrarse en el proceloso mundo de la
burocracia para rear una película. El artista debería ocuparse solamente de llevar a
cabo su obra, y no de escribir una biblia, una memoria, un proyecto, de la manera
más publicitaria posible para gustar a un jurado, a un lector de guiones...sino que
debe centrarse en lo que quiere transmitir y si acaso piensa en algo más, en su
público.
Pero el sistema actual hace que producir productos culturales “dentro del sistema”
sea muy difícil y requiera además de talentos artísticos, contactos (enchufes), visión
empresarial y picaresca. Y esto debe eliminarse. Allanar el camino para que el talento
no dependa tanto del dinero. Y para ello las empresas, las productoras, las
compañías de teatro, los festivales, deben ser fuertes, tener mercado, y ellas serán
las que “subvencionen” (inviertan, se entiende) en las obras que desean producir, ya
sean cinematográficas, teatrales, montajes, etc.
No creo que abolir las subvenciones sea la solución, pero desde luego deben
enfocarse de otra manera y fomentar un tipo de industria cultural como el que de
descrito, siempre sirviéndose de las nuevas herramientas 2.0.
¿Cómo mejorar la educación en Europa?
En lo que respecta a la educación superior, es fundamental , ahora que una carrera
universitaria es un título extendido en toda Europa, y el máster o posgrado se alza
como elemento distintivo, abolir las barreras económicas para realizarlo. En España,
si el estudiante tienen que desplazarse del hogar (bastante probable) para cursar su
especialidad, y además pagar el máster, aunque sea oficial, la beca llega tarde,
muchos meses después de iniciarse el curso, y se ve obligado a pedir un crédito (que
en caso del oficial del ICO también llega tarde), o directamente, no cursarlo.
Porque en teoría, la idea de los créditos de posgrados están muy bien, se supone
que cubren todos los gastos y se devuelve poco a poco al empezar a trabajar. Si hoy
por hoy los universitarios cobraran los sueldos que les corresponden por categoría,
no habría ningún problema. Pero resulta que los jóvenes licenciados, incluso con
máster, tendrán suerte si son mileuristas, y si también se quiere uno independizar de
sus padres, aunque sea de alquiler, las cuentas no salen, no hay con que pagar esos
créditos. Y no digamos ya si se pretende hacer un máster en el extranjero. Y este es
un punto crucial, ya que se supone que interesa que haya una fuga de cerebros
reversible, es decir, que el alumno vaya a estudiar donde más rendimiento vaya a
sacar en términos de conocimiento, y pueda volver a su lugar de origen, y/u otro
lugar de la UE a llevar a cabo proyectos que reviertan en la sociedad de un modo
positivo. Y hoy por hoy esto sólo está al alcance de la gente con dinero y no del
grueso de la clase media.
Otra manera de mejorar la educación es prohibiendo que se hagan prácticas en
empresas gratis y se considere a los becarios como profesionales en formación, con
una remuneración justa, ya que como profesionales aportan mano de obra a la
empresa y hoy por hoy están en condiciones de explotación en muchos casos.
Además observo una creciente tendencia por parte de las empresas a escudarse en
que “hay crisis” para justificar este uso de mano de obra gratis, y llevan años
haciéndolo, con lo cual es una falacia total.
No a las prácticas gratis, porque es una herramienta más de la devaluación de los
universitarios y/o profesionales, y se supone que pretendemos, pese a la crisis, tener
un sistema económico fuerte. Pues exprimiendo a los jóvenes que lo mantendrán el
día de mañana no creo que sea la mejor solución. Y esto debe prohibirse de verdad,
con su correspondiente ley, decreto, directiva, lo que haga falta, con verdaderas
inspecciones de trabajo, igual que se inspecciona que un trabajador tenga papeles
en regla, que un peón trabaje con el casco puesto, o que un obrero/a esté en
condiciones de trabajo higiénicas.
En cuanto a la educación en edades inferiores, pienso que la clave está no en bajar
el nivel para que todo el mundo pueda llegar a él (porque de este modo los alumnos
excelentes que serán los futuros investigadores, innovadores, etc, puede que no
lleguen a serlo) sino mantener el nivel que los profesores y pedagogos consideren
correcto para cada edad, y impartirlo así. Si algunos alumnos no llegan al nivel,
deben tener atención especializada para que puedan alcanzarlo. Y si, esto requiere
más medios, más aulas, más profesorado mejor formado, y evidentemente más
dinero. Pero la educación es un área de la que nunca debería quitarse ni un céntimo
en los presupuestos, todo lo contrario, porque da resultados tangibles, en la
prosperidad global de la sociedad.
¿Cómo potenciar el papel del ciudadano y evitar la exclusión social en tiempos de
crisis?
Llevando la política a las escuelas, no de manera partidista, sino entendido
como una manera de pensar. Enseñar a ver la política como la herramienta
que tiene el ciudadano para cambiar las injusticias, por pequeñas o
grandes que sean, enseñando esta idea desde pequeños, y favoreciendo la
asociación de ciudadanos, así como sus actividades.
La exclusión social solo podrá evitarse inculcando la necesidad de la
tolerancia en el colegio y desde los medios de comunicación, dejando a un
lado ideologías de derecha o izquierda. En tiempos de crisis, ya no estamos
hablando de exclusión hacia otras razas, otras religiones, a la mujer, a los
homosexuales, etc...sino que hablamos de que ser joven supone una
exclusión, vivir en un pueblo supone una exclusión, etc.
La crisis genera nuevas brechas de exclusión que se suman a las que ya
conocíamos, y para remediarlo deben tomarse medidas específicas para
cada caso, no sirven sólo las grandes leyes. Una ley que diga que los
anciano tienen derecho a que les cuiden no sirve de nada si luego a nivel
más regional, no se aporta dinero en los presupuestos y se adapta a la
idiosincrasia del lugar y de la familia.
Un anciano puede adaptarse a un centro geriátrico, pero su vecino quizás
necesite mejor que a su hijo se le pague un sueldo para poder quedarse
con él cuidándolo, y otra anciana tal vez sea feliz con un cuidador pagado
por el Estado. Es un ejemplo de cómo en estos aspectos, la UE debería dar
un marco flexible que permita a los gobiernos locales tomar ese tipo de
decisiones, pero que al mismo tiempo desde Bruselas se actúe de manera
implacable, no permitiendo que esa orden llegue a incumplirse en ningún
país o zona de la Unión.
-Eva Mayordomo Vendrell