1 EL PAR BIOMAGNÉTICO: CÓMO TRATAR LAS

EL PAR BIOMAGNÉTICO: CÓMO TRATAR LAS ENFERMEDADES
¡CON DOS SIMPLES IMANES!
Según la Teoría del Par Biomagnético del doctor Isaac Goiz buena parte de las enfermedades
son producto de la combinación de alteraciones fundamentales del pH en los órganos
internos y la presencia de virus y bacterias. De hecho, Goiz afirma que toda patología se
inicia en dos puntos relacionados entre sí que poseen las mismas características
bioenergéticas aunque estén situados en distintos lugares del cuerpo. Es lo que llama "par
biomagnético" y asevera que mientras en uno de esos puntos se produce acidificación en el
otro se produce alcalinización. Y eso hace que ¡en uno se acumulen los virus y en el otro las
bacterias! Es más, asevera que basta colocar dos simples imanes en esos puntos para que
los virus y bacterias que pueden afectar negativamente al organismo ¡pierdan su capacidad
patógena!
Cuenta la leyenda que fue un pastor griego llamado Magnes la primera persona en descubrir el
poder de los imanes en Occidente. Se dice que un día, mientras llevaba su rebaño a pastar, la
punta férrica de su bastón fue atraída de improviso por una gran piedra situada en medio del
camino. Y bien por superstición, bien porque tuvo una inspiración genial, cuenta la leyenda que
insertó pedazos de la piedra en las suelas de sus sandalias y desde aquel momento pudo caminar
largas distancias sin experimentar fatiga. Sus contemporáneos llamaron tan la extraña piedra "la
piedra de Magnes" siendo de ahí de donde deriva la palabra magnet (inglés) y, por ende,
magnético. Por otra parte, el término imán procede de la palabra latina adamas/adamantis que
significa 'piedra dura'.
Obviamente, la investigación sobre los efectos terapéuticos de los imanes en la salud no se ha
detenido desde entonces. Son reseñables por ejemplo las investigaciones que hicieron los
investigadores japoneses Takahashi y Nakagawa sobre su beneficio en dolores articulares; los
trabajos del doctor J. M. Boboc en 1980 para el tratamiento del dolor de espalda; las
investigaciones del doctor Baron - reputado neurooftalmólogo y director de investigación en el
CNRS francés- que concluyeron en 1982 que los imanes eran muy eficaces para tratar el síndrome
mesencefálico (sus experimentos le llevaron a descubrir el aspecto relajante del polo Norte de un
imán); los trabajos del doctor P. Orengo, un cirujano ortopédico que trató miles de patologías en las
articulaciones con imanes y que en colaboración con el doctor M. T. Couchard demostró las
propiedades contra el dolor del polo Norte de los imanes; los trabajos del doctor Valade quien
concluyó que eran muy eficaces en el tratamiento de los dolores de cabeza (la neuralgia de Arnold);
y los estudios efectuados en el Hospital Saint Michel de París donde un equipo probó la efectividad
de los campos magnéticos en la parálisis facial. Sin olvidar los numerosos trabajos sobre la eficacia
de los campos magnéticos pulsantes de los que hemos hablado ya varias veces en la revista (lea
esos artículos en la sección Reportajes de nuestra web).
La verdad es que podríamos mencionar una interminable lista de trabajos realizados sobre el
magnetismo en todo el mundo pero no harían sino confirmar lo ya descubierto... y desvelar que aún
queda mucho por descubrir. Y es que como ya hemos analizado en multitud de ocasiones en
nuestra revista, tanto con motivo de artículos sobre la antiquísima Acupuntura como sobre las
modernas tecnologías de diagnóstico y tratamiento, la Moraterapia o el Papimi el ser humano no
deja de ser un complejo sistema electromagnético. Ahora bien, es preciso recordar que los campos
magnéticos son anteriores a los eléctricos ya que no precisan un impulso inicial para su desarrollo y
está en su naturaleza comportarse como lo hacen. Dicho esto, hoy es sabido que cada órgano
genera su propio campo magnético y que éste está expuesto a continuos estados de actividad y
descanso así como a influencias externas como las que llegan a través de la comida, la bebida, las
emociones... ¡y la contaminación electromagnética! Y que, obviamente, para mantener un estado
1
saludable es necesario que esos campos magnéticos se hallen en equilibrio. Especialmente porque
cualquier distorsión constante en el campo magnético de un órgano durante cierto tiempo puede
afectar gravemente al mismo... ¡y a todo el organismo!
Y son desde luego muchos los campos externos con los que cada día le toca al ser humano
interactuar. El primer campo magnético con el que nuestro organismo tiene que estar en perfecto
equilibrio es el de nuestro propio planeta. M. H. Halpern ya demostró su importancia para los
organismos vivos al aislar a ratones del campo magnético terrestre introduciéndoles en jaulas
especiales. El resultado es que los ratones enfermaron rápidamente y en tres generaciones habían
muerto todos víctimas de distintos tipos de hipoplasia (una disminución significativa del número de
células en los tejidos del órgano afectado). La NASA detectaría luego que al abandonar el campo
magnético de la Tierra los astronautas padecían la denominada "enfermedad espacial"
caracterizada por el desarrollo de osteoporosis y deficiencias en el sistema inmune.
No debe extrañarnos pues que hoy sean cada vez más los investigadores que se preguntan si el
gran número de nuevas patologías que se diagnostiscan -muchas de ellas articulares- no se deberá
a la suma de la disminución progresiva del campo magnético de la Tierra denunciada por los
investigadores japoneses Kawai y Ritake (un 5% anual) y la enorme contaminación
electromagnética que sufrimos. En esta línea, ya en 1958, el antes mencionado doctor Nakawaka
acuñó la expresión "Síndrome de deficiencia de campo magnético" para definir la dolencia de
aquellos pacientes que presentan síntomas como rigidez de hombros, espalda y base del cuello,
dolor en la parte baja de la espalda, migrañas, vértigos, sensación de pesadez, insomnio,
estreñimiento crónico, lasitud general y desequilibrio del sistema nervioso autónomo. Nakagawa
estaba convencido de que tales síntomas se debían a un desequilibrio de los campos magnéticos
de los pacientes y de hecho obtenía muy buenos resultados cuando les sometía a tratamiento con
imanes.
"Todas las funciones biológicas -afirmó por su parte el cirujano francés Ornego- son sumamente
sensibles a la influencia de los campos magnéticos. Las membranas, las mitocondrias
intercelulares, las reacciones enzimáticas, los fosfolípidos, el metabolismo basal... Todo confirma el
concepto de que la vida en la Tierra está sumergida en un mar de fuerzas magnéticas y que la
persistencia de vida depende de que esas fuerzas permanezcan intactas."
En resumen, la investigación acumulada hasta el momento demuestra que los sistemas vivos son
muy sensibles a los campos magnéticos y que sus efectos alcanzan hasta el último rincón de
nuestro organismo a causa del carácter penetrante del magnetismo. Y precisamente porque el
cuerpo entero esta movido a nivel celular por impulsos eléctricos y los campos magnéticos existen
en cada una de sus células los imanes, adecuadamente aplicados, ejercen un efecto positivo al
equilibrar los campos magnéticos. Lo que a la vista de lo que hoy sabemos podría contribuir a
corregir los desequilibrios metabólicos que están en el origen de buena parte de las enfermedades.
Hay que decir, sin embargo, que nunca hasta ahora los imanes habían sido utilizados como
propone el doctor mexicano Isaac Goiz. Lo explicamos.
EL DOCTOR ISAAC GOIZ
Isaac Goiz es el creador de la teoría del Par Biomagnético, una concepción que supone un paso
adelante en lo que hasta ahora se conocía sobre el uso de imanes, su colocación y su relación con
el pH. Y es que con la colocación de los polos positivo y negativo de imanes naturales de especial
potencia en puntos concretos del organismo interrelacionados entre sí Goiz ha conseguido
aumentar los beneficios de los campos magnéticos en un amplio rango de enfermedades.
Obviamente, como ocurre con muchas otras terapias novedosas, sus trabajos no han sido aún
estudiados por otros colegas y no cuentan por tanto con el respaldo de la llamada "comunidad
científica" -una entelequia, por cierto, que sólo existe en la mente de algunos-. Así lo reconocía el
2
doctor J. K. Crellin -de la Universidad de New Foundland en Cánada y especialista en Historia de la
Medicina- cuando tras conocer sus trabajos le contestó: "Su teoría no puedo aceptarla en principio
como una terapia y menos aún certificar su efectividad a pesar del número de pacientes que usted
ha tratado; sin embargo, es digna de publicarse porque se está metiendo de lleno en un capítulo
totalmente nuevo, la Bionergética, e independientemente de los resultados es el futuro de la
Medicina y la Medicina del futuro".
Por el momento, además de su propia experiencia clínica y la conseguida en otros países del
mundo -sobre todo en Chile-, Goiz ha contado con el aval de la Universidad de Loja (Ecuador) a los
hallazgos que describió en su obra El fenómeno tumoral sobre la etiología y tratamiento del cáncer,
y la participación de virus y otros gérmenes en su desarrollo.
Médico cirujano, mientras trabajaba en el Instituto Nacional de Neumología de México en 1970
Goiz se vio obligado -por severas deficiencias en el suministro de materiales- a trabajar con
prácticas médicas alternativas o poco conocidas para él como la Acupuntura, la Auriculoterapia, la
Reflexología, la Enzimoterapia y otras que le convencieron de la existencia de soluciones
terapéuticas eficaces en el mundo de las denominadas terapias alternativas. Posteriormente, en
1988, recibiría una invitación para asistir al primer curso sobre Biomagnetismo que organizó la
Sociedad de Medicinas Alternativas de Guadalajara (México) teniendo la oportunidad de oír hablar
allí al doctor Richard Broeringmeyer sobre terapias energéticas, la Terapia Polar y la importancia
del pH en la salud. Un conocimiento que sería la base que terminaría dando lugar a su teoría del
Par Biomagnético.
EL PH Y LOS IMANES
Como en su día explicamos cada órgano del cuerpo -y todos sus tejidos- tienen un mayor o menor
grado de acidez o alcalinidad. Algo que se conoce midiendo la concentración de hidrógeno -es
decir, el potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH-. Se trata de un dato
útil porque la mayoría de las personas enfermas tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas,
radicales libres...) que acidifican las células, los órganos, la sangre y las secreciones. El pH normal
de la saliva de una persona con una dieta naturista libre de productos químicos y que consume
alimentos no procedentes de animales muertos es igual al de la sangre: 7.4. Es decir, ligeramente
alcalino (el pH neutro es de 7.0.) Sin embargo, la mayor parte de la gente enferma tiene un pH que
oscila entre 6.0 y 7.0 (de ácido a neutro). Y cuanto más enfermos más ácido suele ser su pH. Así,
las personas con cáncer terminal o metástasis masiva tienen por lo general un pH muy ácido (entre
5.5 y 6.0).
Son muchos los investigadores y médicos que sostienen que para buscar el equilibrio cuando el
organismo está acidificado éste hace básicamente dos cosas: buscar las sustancias que precisa
para contrarrestar los radicales libres y expulsar del cuerpo toxinas (radicales libres y toxinas son
las dos principales causas de la acidificación). Es decir, usa las vitaminas, minerales y
oligoelementos antioxidantes que tiene a su alcance y, paralelamente, se deshace de las toxinas a
través de las vías naturales de eliminación del cuerpo: las heces, la orina, las mucosidades y el
sudor. Proceso de desintoxicación que cuando es intenso a veces da lugar a problemas
dermatológicos -eccemas, acné, dermatitis, psoriasis y otros desórdenes de la piel- al salir las
toxinas a través de la piel y que a veces es diagnosticado como una "enfermedad" cuando en
realidad no constituye sino la consecuencia del rápido proceso de desintoxicación. Y otro tanto
ocurre con las llamadas enfermedades agudas o recurrentes que no serían en muchos casos sino la
consecuencia de las disfunciones que produce en tejidos y órganos la carencia de las sustancias
antioxidantes que el cuerpo se ha visto obligado a extraer de ellos para combatir la acidificación cuestión de prioridades- algo que no habría tenido que hacer si la persona dotase periódicamente a
su cuerpo de ellas mediante una alimentación adecuada o una suplementación inteligente.
3
Evidentemente si esa aportación sigue sin tener lugar durante mucho tiempo aparecen las llamadas
enfermedades crónicas ya que los tejidos y órganos empezarían a tener carencia de las sustancias
que el organismo se ve obligado a "robarles" para combatir la acidificación y podrían producirse
daños importantes que produzcan disfunciones.
La gran aportación de Goiz para tratar de solucionar la acidificación es el uso de la influencia de los
imanes sobre el intercambio celular de iones. El proceso de desequilibrio del pH comienza a nivel
celular con el intercambio de iones a través de la membrana celular, acción bioeléctrica que se da
en todas las células del cuerpo. Pues bien, si recogemos una muestra de sangre, eliminamos el
fluido hasta quedarnos sólo con los glóbulos rojos y acercamos un imán podremos ver al
microscopio cómo las células giran y apuntan en una dirección. El imán, en pocas palabras,
¡polariza los iones de las células! (un ión es un átomo con un electrón de más o de menos).
Es más, comprobaremos que el polo Sur fuerza a los fluidos a girar en el sentido de las agujas del
reloj, aumenta la producción de iones de hidrógeno, ofrece una carga positiva (+) de energía,
acelera la actividad celular, refuerza los componentes ácidos, estimula la producción de proteínas y
acelera el proceso de maduración. El polo Norte, en cambio, proporciona una carga negativa de
energía (-), reduce la velocidad de la actividad celular, incrementa la alcalinidad, actúa para sosegar
o inhibir el dolor, aumenta los iones de potasio, disminuye los iones de calcio anormales y
disminuye la concentración de iones de hidrógeno. Desde este punto de vista, pues, puede
afirmarse que el principal efecto del magnetismo en la salud es actuar sobre el ión de hidrógeno.
El caso es que Isaac Goiz decidió aplicar en la práctica diaria las teorías de Broeringmeyer sobre la
Terapia Polar del potencial de hidrógeno, el deterioro de los órganos y los imanes. Sólo que ante la
imposibilidad tecnológica de conseguir una medición externa del pH interior de nuestros órganos
comenzó a trabajar con mediciones indirectas. Y es que Broeringmeyer le había abierto la puerta al
documentar el uso de los tests musculares utilizados en Kinesiología para diagnosticar con
precisión el funcionamiento de las glándulas y órganos del cuerpo, un método de diagnóstico a
través del principio de "respuesta muscular inteligente" que fue descubierto por el Dr. George
Goodheart en los años sesenta.
"En 1988 -escribió Goiz- acepté que debido a la interacción de un campo magnético de polaridad
bien definida con la carga biomagnética de un órgano éste se distorsiona hacia un pH anormal
alcalino y se produce un acortamiento del hemicuerpo derecho constatable de forma objetiva; y que,
por el contrario, el hemicuerpo derecho se alarga ante la presencia de un órgano con pH acidótico.
Las mediciones se hacen en el hemicuerpo derecho porque el izquierdo no sufre estas variaciones
ya que es recorrido 80 veces por minuto en condiciones normales por una corriente
electromagnética generada por la actividad autónoma del corazón y, por lo mismo, sirve como
marco de referencia bioenergética para entender e identificar los pares biomagnéticos".
Recomendamos a quien dude de la eficacia de este tipo de tests musculares un simple ejercicio
casero: extienda hacia el lado un brazo de forma perpendicular al cuerpo. Pídale luego a alguien
que trate de bajarlo mientras ofrece la mayor resistencia posible y observe el grado de dificultad y
resistencia. Coja ahora con la otra mano un recipiente con un producto tóxico -por ejemplo, un
frasco de amoníaco o de lejía-, acérquelo al cuello y acto seguido realice otra vez el ejercicio
anteriormente propuesto. Comprobará que su fuerza mengua notablemente. Y es que el campo
tóxico interfiere decisivamente en su energía.
Pues bien, a partir de los métodos de diagnóstico que ofrece la Kinesiología Goiz comenzó a
trabajar sobre los efectos de los imanes en el pH y en octubre de 1988 -trabajando con un enfermo
de sida- daría con un sorprendente descubrimiento: que en su cuerpo había dos puntos concretos
que se caracterizaban por tener distinta polaridad. Uno ubicado en la parte media del esternón y
otro en la parte distal del coxis. A esos dos puntos -uno de polaridad positiva, el otro de polaridad
4
negativa- los denominaría "par timo-recto" y desde entonces identifica el Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (sida). El posterior trabajo con miles de pacientes le llevaría a
encontrarse con que en la práctica totalidad de las enfermedades existen "pares biomagnéticos"; es
decir, que en cada patología existe un campo magnético propio con sus polos "norte" y "sur" -como
en una pila-. Y con tiempo y paciencia identificó todos esos polos. Es más, descubriría que el
desequilibrio de esos campos magnéticos da origen a la aparición de patologías concretas. Según
Goiz el polo positivo -que se genera por exceso de H+ (iones de hidrogeno)- tiende hacía la
acidificación y da lugar a la presencia y desarrollo de virus. Por su parte, el polo negativo se genera
por déficit de H+ y por la presencia de radicales libres, tiende hacia la alcalinidad y lo que propicia
es la presencia y desarrollo de bacterias y otros gérmenes.
De hecho, a día de hoy -como en el caso de los puntos de acupuntura- la ubicación en el
organismo de esos pares biomagnéticos está ya completamente definida. Y constatada su relación
con patologías concretas. Los pares biomagnéticos descubiertos son cerca de 250.
"El par biomagnético puede definirse -escribiría Goiz- como el conjunto de cargas que identifican
una patología y que está constituido por dos cargas principales de polaridad opuesta que se forman
a expensas de la alteración fundamental del pH de los órganos que las soportan".
Es decir, según Goiz cada enfermedad tiene su propio par biomagnético y ello permite tratarla.
¿Cómo? Pues actuando sobre los polos adecuados en cada caso mediante imanes. Luego
volveremos sobre esto. Antes debemos decir que de esa dualidad bioenergética se desprende siempre según Goiz- otro principio fundamental al que llamó Nivel Energético Normal (NEM) y que
define los límites bionergéticos en donde se llevan a cabo correctamente todos los procesos
metabólicos celulares de los organismos humanos en estado de salud y que, en razón de
temperatura, no pueden salirse de un grado (de 36 a 37), en razón de su absorción
electromagnética está en el orden de los 400 amstrongs y en razón del pH está muy próximo al
valor neutro de la escala convencional con una tolerancia de apenas tres décimas en ambos
sentidos. En otras palabras, para que el organismo funcione correctamente la temperatura del
cuerpo debe estar entre 36 y 37º, el pH entre 7,1 y 7,7 y el grado de absorción electromagnética ser
de alrededor de 400 amstrongs.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Uno de los principales problemas con los que Goiz se encuentra para que sus colegas acepten su
trabajo es que hasta el momento la medición de los polos biomagnéticos es de orden cualitativo e
indirecto a través, como ya se ha explicado, de la combinación de tests de Kinesología e imanes.
Dicho esto, hay que explicar que de acuerdo a los principios de la práctica de la terapia -fruto del
trabajo de muchos años por parte de Goiz- la mejor forma de rastrear los polos biomagnéticos (la
enfermedad) es situar al paciente en decúbito supino sobre una base firme, especialmente de
madera o material aislante para evitar interferencias con los imanes. Se aconseja que el paciente
mantenga puestos sus zapatos ya que éstos permiten valorar el acortamiento o la elongación del
miembro inferior derecho. Una vez tumbado el paciente boca arriba se rastrean los puntos
denominados de diagnóstico. Basta colocar sobre ellos el polo negativo de un imán y comprobar en
cada ocasión si las piernas tienen la misma longitud o una parece más corta que la otra. Para ello
se toman los talones del paciente y se levantan las piernas unos 30° ya que así es más fácil
constatar cualquier alteración. Si así sucede, es decir, si la pierna derecha parece más corta que la
otra -la diferencia puede oscilar entre 1 y 5 centímetros- es que ese punto está alterado.
"La verdad -confiesa Goiz- es que no entendemos aún -cuando lo entendamos se acabarán todas
las enfermedades- por qué se polariza en un instante todo un órgano hacia el lado positivo por
exceso de iones, cayendo en un estado de acidez en su totalidad y eso, a su vez, condiciona -como
consecuencia necesariamente lógica- la polarización de otro órgano en sentido opuesto, es decir,
5
hacia la alcalinidad por déficit de hidrogeniones y presencia de radicales libres complejos con
polaridad negativa. Aun cuando las consecuencias finales de ambos polos son las mismas, la
degeneración de la materia, dicha degeneración es diferente en su manifestación. En el caso de los
polos biomagnéticos con polaridad positiva la degeneración es de tipo retráctil o cicatricial y en el
segundo es de lisis y dispersión del tejido".
Ahora, bien aunque es cierto que algunas enfermedades están relacionadas especialmente con un
par determinado, en general la gran mayoría de las enfermedades implican más de un par
biomagnético y por tanto la participación sincrónica de distintos gérmenes, ya sea virus, bacteria,
hongos o parásitos. Sergio Córdova, director del Centro de Terapias Naturales Ohani en Santiago
de Chile y uno de los centros con más experiencia en este campo nos confirmaría este punto: "Los
alumnos de Goiz frecuentemente encuentran alrededor de 7 pares en promedio en cada sesión
(dentro de los 250 pares posibles) pero también es cierto que comúnmente se encuentran más de
una dolencia ya sea visible o en potencia. Curiosamente al propio Dr. Goiz le salen sólo 3 en
promedio."
Una vez encontrados los polos afectados se procede a buscar sus pares en el dibujo donde Goiz
tiene reflejados todos los pares biomagnéticos. Luego basta colocar en ambos polos unos imanes
naturales de una potencia que puede oscilar entre los 1.000 y 50.000 gauss (son suficientes unos
veinte minutos). Según Goiz, como las cargas energéticas del par biomagnético tienen la misma
intensidad, el mismo número de partículas elementales y la misma frecuencia bioenergética al
enfrentar una carga con su polaridad contraria se anulan -por efecto de la inducción magnética- sus
potenciales respectivos. ¡Y ello lleva a restaurar el equilibrio natural del pH de los órganos
afectados! Tras la sesión el terapeuta podrá comprobar cómo las piernas recuperan su simetría
normal levantando las piernas del paciente.
En cuanto al número de sesiones depende del tipo de dolencia así como de su gravedad y
antigüedad pero la práctica parece indicar que una secuencia inicial de tres sesiones -una a la
semana- basta para obtener una gran mejoría en la mayoría de los casos.
"Durante dos años y medio de práctica continua del Biomagnetismo con nuestros pacientes - nos
contaría Sergio Córdova, director del Centro de Terapias Naturales Ohani en Santiago de Chilehemos podido constatar que la gran mayoría de las enfermedades siguen un patrón común que
comienza con la acumulación de conflictos emocionales y/o estrés que producen una disminución
de la eficiencia del sistema inmunitario. Esto permite que proliferen microbios -virus, bacterias,
hongos y parásitos- que están parapetados en puntos específicos del cuerpo y que se
corresponden con los distintos pares biomagnéticos. Pues bien, es en este nivel, en el que los
gérmenes se han potenciado combinándose de diversas formas, donde el Biomagnetismo tiene su
acción más visible y contundente. A pesar de que hemos visto resultados en una amplia gama de
enfermedades de difícil tratamiento con la medicina oficial -cáncer, SIDA, diabetes, fibromialgia,
esclerosis múltiple, lupus eritematoso, artritis, psoriasis, hepatitis, herpes, etc.- en una rápida
encuesta nuestros ocho terapeutas en Biomagnetismo refirieron notar mejores resultados en
psoriasis, fibromialgia, cáncer, diabetes y problemas estomacales y pulmonares diversos. Un
reporte curioso fue que todos ellos concordaron en haber sanado rápidamente dolores de cabeza
crónicos con el Biomagnetismo".
IMANES Y MICROORGANISMOS
En este marco de relaciones entre cargas positivas-negativas y pH, Goiz da un paso más. Afirma
que cuando estos pares se desequilibran, en el punto del par polo sur-positivo (de ambiente ácido)
se encuentran determinados virus mientras que en el punto del par polo norte-negativo (de
ambiente alcalino) se hallan ciertas bacterias. Virus y bacterias han sido identificados por Goiz a lo
6
largo de su investigación y puestos en relación a través del campo magnético que forma cada par
biomagnético.
"De acuerdo al concepto teórico del Par Biomagnético -escribe Goiz- el virus patógeno tiene dos
elementos morfológicos: cápside y virón. El primero con carga negativa puesto que se trata de una
mucoproteína. Y el segundo con carga positiva puesto que se trata de una porción de
nucleoproteína y, específicamente, de ADRN. En el polo positivo se generan los virus patógenos o
estructurales en su función de virón; y en el negativo la mucoproteína que les es específica ya que
en el polo negativo o Norte las bacterias tienen pleno desarrollo y madurez y no se ocupan de su
propio metabolismo sino de hacer resonancia vibracional y energética con los virus que les son
afines y de producirles la proteína cápside que los hacen patógenos".
De esa manera Goiz logró establecer que entre ambos focos de virus y bacterias existe una
comunicación -en forma de ondas electromagnéticas- que define como biorresonancia magnética y
que permite una relación energética entre dichos microorganismos de tal manera que cuando el
órgano se desequilibra se potencian su virulencia y capacidad de resistencia frente a los
anticuerpos del sistema inmune.
Siguiendo la teoría de Goiz y la relación entre el pH, la acidificación y los microorganimos, cuando
sobre los puntos correspondientes de los pares origen de una determinada patología se colocan
imanes de una fuerza superior -de 1.000 a 50.000 gauss- el par biomagnético se despolariza y la
vuelta al equilibrio en el pH alterado supone -según la Teoría Biomagnética- una interrupción de la
retroalimentación energética entre virus y bacterias. Esto, a su vez, produce el exterminio de los
mencionados microorganismos que pierden su sustento energético. "Al inducir a los virus campos
magnéticos superiores a 1.000 gauss -sostiene Goiz- pierden su capacidad patógena y cede la
sintomatología viral en tiempos críticamente cortos. En el caso de las bacterias, al precisar éstas un
medio alcalino para su reproducción en el momento de su neutralización ceden en su capacidad
patógena".
Expongamos algunos ejemplos de lo que Goiz afirma haber confirmado en el tratamiento de
pacientes durante los últimos 17 años. Por ejemplo, en el caso de la diabetes Goiz sostiene que la
mayor parte son "falsas diabetes" producidas por microbios como estafilococos aureus, Chlamydia
Trachomatis, espiroquetas, algunos virus, salmonella typhi, amebiasis intestinal parasitaria, etc. Que
pueden originar "falsas" diabetes por diversos motivos, como el deterioro químico de la insulina
contaminada por los desechos metabólicos tóxicos de estos gérmenes, que pueden estar en el
páncreas o no. Bueno, pues según Goiz el tratamiento adecuado con los imanes en el par duodenoriñón permite la alteración del nivel patógeno de los microorganismos y, por tanto, la resolución de
la enfermedad.
Por su parte, el Par Biomagnético para el tratamiento de la hepatitis B es pleura-hígado... en el
hemisferio norte. Y es que ¡la polaridad varía en función del hemisferio de la Tierra en el que uno
habite! La pleura soporta la polaridad negativa-alcalina y el hígado la positiva-ácida; esto quiere
decir que el virus responsable de la patología se ubica en el hígado y la bacteria que hace
resonancia y lo activa en la pleura. Bien, pues el adecuado tratamiento convertiría al paciente en un
portador del virus asintomático.
Otro ejemplo: Goiz asegura tratar el Sida con magníficos resultados mediante la aplicación de
imanes en el par timo-recto. En el par positivo-ácido (recto) se aloja el virus VIH y con él hace
resonancia la bacteria E-Coli presente en el polo negativo-alcalino (timo). Y Goiz asevera que es
precisamente la bacteria la que activa el timo causando la inmunodeficiencia que termina por
producir el conjunto de síntomas conocido como Sida. En un organismo en el que, por el contrario,
las posiciones estuvieran invertidas el VIH se encontrará presente en un timo alcalinizado y la E-coli
en un recto acidificado... con lo que existirían alteraciones del sistema digestivo -diarrea, gases,
7
etc.- pero no se darían las condiciones para la aparición del síndrome. Siguiendo con los
tratamientos de Goiz, en la familia de "enfermedades" que constituyen los distintos tipos de
reumatismo, artritis o artrosis los desechos liberados por diversos microorganismos serían los
encargados de atacar la membrana sinovial que cubre el cartílago de las articulaciones produciendo
así inflamación, luego degeneración y finalmente graves deformaciones. Pues bien, Goiz afirma que
al tratar el reumatismo articular en el par nervio inguinal derecho-articulaciones se consigue no sólo
un efecto analgésico y una disminución de la inflamación y del tiempo de reparación de los tejidos
dañados.
Obviamente según la teoría del Par Biomagnético muchos otros microorganismos son los
causantes de enfermedades de difícil abordaje para la medicina alopática como algunos tipos de
Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, psoriasis, etc., que estarían especialmente causadas por
virus fármaco-resistentes. Y todos ellos pueden ser reforzados en su efectos patógenos -tal y como
sostiene también la doctora Ulda Clark- por otras sustancias tóxicas como metales pesados -el
mercurio de las amalgamas, plomo, aluminio, etc.-, algunos conservantes, colorantes, drogas,
pesticidas y otras sustancias presentes en los alimentos industrializados.
Recordemos que la toxicidad aumenta la acidificación del órgano -el ambiente donde mejor se
desarrollan los virus- al tiempo que el desequilibrio provoca que en el otro polo del par el ambiente
progresivamente alcalino permita la acción de las bacterias lo que, según Goiz, completa el círculo
que pone en marcha la acción tóxica de los virus. Razón por la cual para volver al equilibrio inicial
es de especial importancia la aplicación de imanes naturales en los pares biomagnéticos.
Lo aquí expuesto no es, como el lector podrá suponer, más que una simple introducción a la Teoría
del Par Biomagnético. Es mucho lo que queda por desarrollar: los distintos pares, los ejes
magnéticos presentes en el ser humano, la importancia de los ejes según los hemisferios de la
Tierra... Todo un campo de estudio que se abre ante quienes están interesados en la influencia de
los campos magnéticos en la salud. Aunque lo realmente importante de la misma es que su
aplicación es sencilla, carece de contraindicaciones y es fácil de comprobar en sus resultados.
Probablemente el Biomagnetismo no sirva para curarlo todo pero el porcentaje de alivio y mejoría
que los pacientes experimentan es lo suficientemente notable como para justificar su conocimiento y
uso, idealmente en conjunción con otras terapias que, en combinación con el área emocional,
ayuden a elevar las defensas del sistema inmune.
Elena Santos
© 2006 DSALUD.COM
8