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Publicación Mensual
Nº 16 • Mayo de 2004
Instituto Nacional de Tecnología Industrial
Secretaría de Industria, Comercio
y de la Pequeña y Mediana Empresa
Ministerio de Economía y Producción
SUMARIO
Invitación de la gente del INTI al diálogo sobre la relación
entre la tecnología y la calidad de vida de los argentinos.
Desmontando con fuego
Curiosa publicidad de una empresa semillera
EDITORIAL
«El control social» Pág. 1
«Las responsabilidades del buen pan»
Reglamentaciones y mecanismos de control
para mejorar la calidad en la fabricación
de harinas y del pan. Pág. 2
«La representación del conocimiento»
Extracto del libro «La marcha de los locos».
Pág. 2
DOSSIER
«La soja en Argentina: un debate impostergable»
Posiciones sobre el monocultivo de soja.
La polémica acerca de qué modelo productivo
y de sociedad queremos los argentinos. Pág. 3
«El modelo de agricultura industrial intensivo»
El monocultivo propicia la pérdida y dilapidación de recursos humanos y naturales. Pág. 3
«Causas y riesgos del monocultivo de soja»
...la necesidad de diseñar una estrategia
industrial que permita diversificar la oferta exportable y revertir la tendencia observada
a la primarización del comercio. Pág. 4
«Otras voces del debate»
Opiniones de distintos especialistas. Pág. 4
«Soja: una mirada federal»
El dinero que fuga de Entre Ríos. Pág. 5
«Salir de la convertibilidad sojera requiere
una política de estado»
Proyecto de un Fondo Fiduciario Agrario para
reconvertir la producción con destino al mercado interno. Pág. 6
«Cifras para pensar»
Números sobre la Inversión Bruta Interna Fija
(IBIF) y sus componentes sobre PBI. Pág. 7
Sin control social ni estatal, mientras la quema de bosques abre frontera a la soja, otros inventan nuevos países y plantan bandera.
EDITORIAL
El control social
Por Enrique M. Martínez*
Para cada uno de nosotros, la primera actividad social fuera
del hogar es la escuela. Allí hay una autoridad nítida. La
maestra es quien enseña y además quien evalúa si hemos
aprendido y en función de eso decide si avanzamos o no.
La función docente y la función de control se concentran
en una sola figura. No hay objeciones formales ni culturales
para que eso suceda. Ni la familia, ni la organización de la
cual depende la escuela, ni mucho menos el niño cuestionan
esa relación.
La vigencia de la superposición total entre la docencia y el
control se extiende a la secundaria y a la universidad. Toda
la educación, sea formal o informal, hasta la de un aprendiz
de taller, tiene la misma lógica.
De golpe, en nuestra sociedad, casi todo lo que sigue se
organiza con otro criterio.
Envases para medicamentos «a prueba
de niños»
En el INTI se ensayan envases diseñados
para contener productos potencialmente peligrosos para la salud. Pág. 7
En la actividad económica, cada actor – sea una persona
o una empresa – tiene libertad para tomar las iniciativas
que quiera, pero hay controles externos que lo regulan,
lo enmarcan. La autoridad impositiva debe cobrarle los
tributos; la autoridad ambiental debe verificar que no contamina; la autoridad laboral debe cuidar que contrate a sus
trabajadores de una determinada manera y así siguiendo.
«Biotecnología: el INTI dice presente»
El dominio alcanzado en la genética está
permitiendo realizar un salto tecnológico
en las diferentes áreas de la producción. Pág 8
En impuestos, en saneamiento, en legislación del trabajo, el
empresario debe estudiar las normas o contratar un asesor.
Un externo lo controla. Tiene esa dominante función: controlar. Es el Estado.
«Jornada sobre biotecnología en el INTI»
Agenda de actividades e informes. Pág. 8
Las áreas públicas que tienen la tarea de promover a la
comunidad resultan ser las menos y en conjunto definen
una imagen asistencial, de ayuda al débil o hasta al derrotado sin retorno. De ninguna manera podríamos decir que hoy
la acción social o – mas cerca de nuestro campo – el INTA
o el INTI tienen la misma justificación social que la escuela
pública. Ésta es un tránsito imprescindible, que creemos nos
hace mejores. Aquellos, son ámbitos de ayuda, para auxiliar
a quienes no tienen recursos propios suficientes o no son
«capaces» de arreglarse por sí mismos, valor muy apreciado.
Así creo que ve la cuestión la mayoría de la sociedad.
Participe en la versión
on line interactiva:
www.inti.gov.ar /sabercomo /
Estos dos modelos : El Estado docente, que marca el camino
para ser mejor y ayuda a transitarlo, sin descartar sus facultades de control y el Estado policía, que esencialmente controla, conducen a sociedades muy distintas.
Voto por el Estado docente, pero a la vez me queda claro
que no basta desearlo para poder implementarlo. Hay una
primer condición de hierro: el docente debe ejercer un liderazgo que no surge solo del atributo formal. Debe escuchar,
debe tener una actitud de aprendizaje permanente, debe
conseguir la participación activa de los involucrados. No
parece la descripción más fiel de un actual funcionario
público medio. Para peor, aún más básico: el docente debe
conocer en profundidad la materia que ejerce.
Si cumple con esos requisitos, el docente – el Estado docente
– adquiere el derecho culturalmente no cuestionado de
establecer reglas en su ámbito y verificar su cumplimiento.
El extremo opuesto, el policía, suponemos que controla y
hasta que reprime. Pero no que sabe. Por lo tanto, aparece
una suerte de derecho natural a evadir su control, lo cual
incluye su cooptación mafiosa o coimera, en los casos límite
de conductas deliberadamente antisociales. El reclamo de
una policía honesta o de un inspector que cumpla cabalmente su función, en cualquier ámbito, cuando el Estado
no ejerce un liderazgo docente, se hace así muy difícil de
cumplir. De poco o nada vale, en esa lógica, que las penas
teóricas sean cada vez más duras o que los considerados
delincuentes sean considerados técnicamente externos a la
sociedad y tan irredimibles como un eventual alienígeno
invasor armado. ¿Qué estructura puede controlar una sociedad que no tiene valores superiores para respetar, administrados día a día por organizaciones públicas y privadas de
esa misma sociedad que los cultiven, los promuevan y los
respeten?
Construir un Estado docente. Que sepa, enseñe y aprenda y
que en función de eso controle el ejercicio comunitario de
ese saber. No es imposible. Tal vez debamos dar el primer
paso: descalificar la posibilidad de vivir eternamente bajo el
marco conceptual del Estado policía.
*Presidente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial)
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Las responsabilidades del buen pan*
las harinas de trigo destinadas a consumo y que se comercialicen en el mercado
nacional, deberán ser enriquecidas con
hierro, ácido fólico, tiamina, riboflavina
y niacina, con el objeto de prevenir anemias y malformaciones del tubo neural
tales como la anancefalia y la espina
bífida en la población.
El descubrimiento del pan fue casual y
se remonta a la época neolítica. Desde
ese momento, el pan ha estado unido a
la evolución del hombre. El alimento de
los egipcios pobres se componía principalmente de pan y cebolla, de ahí el
famoso dicho “contigo, pan y cebolla”.
La historia del pan es “compartir” y fue
así como se constituyó en el alimento de
la última cena.
Pese a la importancia de esta legislación,
no están implementadas todavía las medidas y los responsables de un programa
de control sobre los proveedores de las
vitaminas y minerales, el cumplimiento
de esta reglamentación por parte de
los molinos y la verificación del sistema
de dosificación y mezclado, así como
los análisis de control en los lugares de
expendio, industrias y panaderías. Si esto
no ocurre, será esta una ley mas que no
se cumpla y quede en el olvido, pese a
que las etiquetas y rótulos satisfagan a
los burócratas.
Justamente aplicando este concepto es
que se deberían unir los actores de la
Cadena de Valor del Trigo y deberían
compartir las responsabilidades de generar reglas de juego claras, asumir y auspiciar el cumplimiento de las obligaciones
impositivas y fiscales, reglamentos, leyes,
controles y asumir la responsabilidad de
comenzar a recrear un país distinto, justo,
equitativo y solidario.
El consumo de harina de trigo por año
en nuestro país, supera los 3,5 millones
de toneladas, producidas por unos 120
molinos, con un consumo promedio de
85 Kg por habitante por año. De este
total el 75% es elaborado en las panaderías artesanales, un total aproximado
de 12.000 en todo el país. El valor de la
producción del sector panificados ocupa
el segundo lugar de importancia dentro
del PBI alimentario, solo superado por la
industria cárnica.
Argentina ocupa el quinto lugar mundial
como exportador con el 8,5% del volumen mundial, pero presenta importantes
deficiencias en la calidad industrial de sus
trigos, motivada por la falta de política
y las discusiones estériles de los actores
de la cadena: semilleros, productores,
acopiadores, exportadores, molineros,
industriales, panaderos y consumidores.
En esta secuencia hay un pedido de diferenciación de calidad creciente desde los
panaderos hasta los semilleros.
Son cuatro las acciones en las que se
deberían avanzar en forma prioritaria: la
mejora de la calidad de trigo, el cumplimiento de la ley de controladores fiscales
y de fortificación de harinas y el sinceramiento de la calidad de trigo según
el Código Alimentario Argentino o la propuesta consensuada para su modificación.
En el caso de calidad del trigo, pese a los
cambios de estándares periódicos, nada
se hace por generar una política clara
de mejora y diferenciación. Muy por el
contrario se promocionó la irrupción de
variedades de muy baja calidad, pese a
que el INTA está alertando que la calidad
del trigo argentino viene en picada y es
rechazado en los mercados compradores,
debido a las bajas cualidades panaderas.
La solución de esta dificultad depende
exclusivamente de los acuerdos y aportes
de los actores de la cadena, en cambio los
otros tres temas son de responsabilidad
ineludible del Estado y madurez del sector empresario en su cumplimiento.
Con relación al segundo tema, debemos
reconocer que en nuestro país la evasión
fiscal resulta uno de los síntomas más
evidentes de la crisis global que aqueja
a la Nación, máxime que la misma pone
de manifiesto la actitud que asumen los
individuos frente a las obligaciones con
la comunidad de la que forman parte.
Mediante el Decreto 1405/2001, cuyo
origen fue la Resolución 136/98, se creó el
registro de industriales y operadores de
la molienda de trigo en el que obligatoriamente deben inscribirse las personas
físicas y jurídicas que participan en la
industrialización y comercio del trigo,
tales como los molinos de trigo, usuarios
de la molienda y mayoristas y depósitos
de harina.
La Oficina Nacional de Control Comercial
Agropecuario (ONCCA), dependiente
de la SAGPyA, a partir de la Resolución
36/2002, tiene el deber de mantener
el registro de operadores y fiscalizar las
operatorias de industrialización de trigo
para supervisar el cumplimiento de la
normativa vigente. Mediante esta legislación los molinos harineros están obliga-
dos a la instalación de los denominados
caudalímetros (sensores de flujo) que
miden la entrada de trigo a la molienda.
Pese a todas estas regulaciones y a operativos de control y clausura de molinos, el
sector molinero manifiesta que todavía se
esta lejos de que se elimine la molienda
“en negro” y se controlen los desvíos “pícaros” de trigo ó se descubran las roturas
periódicas e injustificadas de los equipos
de control. En definitiva no se controla
en forma eficiente el cumplimiento de la
legislación.
En el tema de la fortificación, está
ampliamente demostrado que es una
de las estrategias de intervención claves
recomendadas por las organizaciones
internacionales de la salud para erradicar
la desnutrición por deficiencia de micronutrientes. Los niveles actuales de anemia
de la Argentina superan los niveles
estimados por la mayoría de los responsables gubernamentales. Cabe destacar
que a nivel mundial desde los años `50 se
utiliza el enriquecimiento con hierro en
la harina de trigo.
Nuestro país era uno de los únicos en
el mundo que no enriquecía por ley sus
harinas. Quiere decir que la fortificación
es parte de la política nutricional mundial
y no cuestión de status. En nuestro país
pese a la crisis alimentaria nutricional en
la que estamos hundidos hace mas de
treinta años, la decisión de fortificar no
fue apoyada ni por el sector industrial
ni por el sector estatal. Por fin con la
promulgación de la ley 25.630 (22/8/02) y
su Decreto Reglamentario 597 (13/8/03),
El último tema se refiere a la calidad de
las harinas que están en el mercado, que
deben cumplir los requisitos del Código
Alimentario Argentino. Sin cometer un
error muy grande, se puede decir que el
70% de las harinas que se panificaron
durante el año 2003, no respondieron
a las especificaciones establecidas en él,
especialmente a su contenido de cenizas. Si bien se puede considerar que este
valor está en relación con la calidad del
trigo, calidad que se viene deteriorando
año tras año, también es cierto que el
aumento del rendimiento en la extracción de los molinos y la demanda de los
grandes consumidores por harinas cada
vez mas blancas, genera un aumento de
ceniza en las harinas que se venden a las
panaderías.
Este tema muy sensible al consumidor final, o sea todos los argentinos que vamos
a la panadería del barrio, debe contar
con el acuerdo sensato y maduro de los
dos sectores intervinientes (molineros y
panaderos), para lograr parámetros de
calidad adecuados, que permitan obtener
una buena calidad de pan, aquella que
nos merecemos aunque más no sea por la
historia de país triguero y la crisis alimentaria en la que estamos inmersos.
Por Ingeniero Nicolás Apro
Director INTI-Cereales y Oleaginosas
Contacto:
[email protected]
La representación del conocimiento*
En función de lo que ha sucedido en los
últimos años, de lo que ha sorprendido
a todos el desarrollo de Internet y de la
continuidad de los ritmos de desarrollo
de las TI, Juan Rada (mayo 1998) sostiene
que lo único que la historia recordará
del desarrollo de tecnologías de la información durante el siglo XX será cómo
cambiaron la forma de representación
del conocimiento.
El futuro olvidará las redes y los microprocesadores, pero recuperará este
cambio. Una referencia histórica puede
aclarar esta opinión.
El primer cambio en la representación
del conocimiento se produjo a partir
de la transición de la poesía a la prosa,
que permitió el desarrollo de las religiones, a través de sus libros -la Torá,
el Baghavad Gita, la Biblia, etc.- que
facilitó una mayor uniformidad en la
transmisión de «la verdad», que produjo
la muerte de buena parte de las religiones tribales, con lo que se generó un paso
importante en el desarrollo del pensamiento humano.
La segunda gran transformación fue el
desarrollo del libro portátil por Aldus
Manutius, en Venecia, que permitió la democratización del conocimiento y cambió
radicalmente la forma de representarlo.
Es muy interesante leer las polémicas
acerca de la aparición del libro portátil,
ya que se asemejan mucho al debate
actual sobre Internet.
Tanto entonces como ahora había mucha
gente preocupada porque el nuevo medio favoreciera, por ejemplo, la difusión
de material pornográfico y de panfletos
contra la cristiandad.
Otra preocupación muy importante en
esa época era quién iba a garantizar y
certificar la calidad de la traducción de
los clásicos.
La democratización del conocimiento
siempre plantea más o menos el mismo
tipo de problemas.
* Extracto del libro «La marcha de los locos», de Ricardo
A. Ferraro, Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 1999.
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D
OS
R
E
I
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Las distintas posturas del debate sobre la
producción de soja conforman un escenario en el cual diversos actores se posicionan en función de sus concepciones e
intereses. Aquello que torna esta discusión dramáticamente apasionada es que
se trata de algo tan vital como la alimentación, en un país que combina récords
históricos de población con hambre, con
récords en la producción primaria. Pese a
las distintas miradas y posiciones, existe
un punto en donde tanto los apologistas
de la soja transgénica como sus detractores estarían de acuerdo.
En palabras del llamado «rey de la soja»
(el empresario Gustavo Grobocopatel),
«(...) Yo soy un sin tierra.... cualquiera
con una buena idea y managment puede
sembrar». Por el lado de los sectores críti-
La soja en Argentina:
un debate impostergable
cos, cada vez es más utilizado el concepto
de «agricultura sin agricultores», para
señalar que es intrínseco al modelo sojero
la expulsión de productores y que es su
característica volver obsoleto los saberes
de los agricultores. Ambos argumentos
ponen en evidencia que se está produciendo una gran transformación, una
verdadera revolución capitalista agraria
en el marco de la globalización, (de la
que empresarios como Grobocopatel y
multinacionales como Monsanto son protagonistas estelares), en la cual el control
del capital financiero, la tecnología de
producción y comercialización, y el acceso
al mercado mundial, desplazan como ejes
del modelo a la propiedad de la tierra
(sea de los viejos terratenientes, de los
pequeños chacareros, o de las comunida-
des ancestrales), los saberes y tecnologías
tradicionales, las propiedades eco agrológicas y sociales originales de las distintas
regiones.
Pero mientras para unos, esta revolución
agrícola («estamos cambiando 5000 años
de historia de la agricultura, al pasar
de la labranza de la tierra, a la siembra
directa», afirma categóricamente Víctor
Trucco, ex presidente de la AAPRESID)
consiste en un negocio privado que, aseguran, beneficia al país en su conjunto y
lo coloca como líder mundial en la «lucha
contra el hambre» ( y sólo elimina a los
productores «ineficientes»), para otros
sectores de la sociedad este modelo de
agricultura, agrede irreparablemente a la
naturaleza, expulsa población del campo
y aumenta la exclusión y el hambre en la
ciudad. Esta suerte de polarización en las
posiciones -que tiende bien a endiosar,
bien a demonizar a la soja- da cuenta de
que el problema no está en las características de una leguminosa, ni tampoco en
la investigación biotecnológica, sino en
las relaciones de poder sociales, económicas e institucionales, que están «por
detrás».
Por esto, el problema de «soja si / soja
no» implica el debate acerca de qué tipo
de producción de alimentos, de usos de
la tierra y ocupación del territorio, y qué
modelo productivo y de sociedad queremos los argentinos.
Este dossier intenta mostrar algunos de
los diversos y encontrados enfoques que
alimentan este debate.
El modelo de agricultura industrial intensivo
Por Walter A. Pengue*
«La historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia...»
Charles Darwin (1809-1882)
Desde principios de los noventa y continuando en la actualidad, Argentina
delimitó la estructura de un nuevo perfil
agropecuario y exportador de materias
primas, apoyada en una fuerte intensificación agrícola en la mayoría de sus
ecoregiones de la mano de un cultivo
preeminente en el planteo rotacional: la
soja.
Condiciones agroclimáticas, nueva genética adaptada a las distintas condiciones
agroecológicas, disponibilidad de mano
de obra adecuada, un aceitado sistema
de comercialización, estructura portuaria
y agroindustrial, simplificación técnica y
de manejo sumados a una favorable paridad cambiaria que facilitó la importación
de tecnología (especialmente agroquímicos y maquinaria, junto a la sistemática
caída de la producción de la industria
nacional de maquinaria agrícola) favorecieron la capitalización de una parte
del campo y el desplazamiento hacia la
agricultura continua, en un proceso conocido como agriculturización. La llegada a
mediados de la década de la soja transgénica RG (resistente al herbicida glifosato)
y de la siembra directa simplificó aún más
todo ese proceso.
Por otro lado, durante el último año la
demanda siempre creciente por proteínas de base vegetal, especialmente soja,
la caída de la producción sudamericana
sumada a la fuerte demanda y los bajos
stocks de los EE.UU., el aumento sostenido de la demanda china y su posible apertura incluso al ingreso de soja
transgénica del Brasil, facilita un proceso
expansivo hacia el cultivo de soja en países del Cono Sur, como Brasil, Argentina,
Paraguay y Bolivia, con grandes espacios
vírgenes disponibles para el crecimiento
de la agricultura extensiva (Cerrados,
Oriente boliviano, NOA y NEA argentino).
La cara oculta de este boom, es el modelo
de agricultura industrial intensivo que
seguimos y que produce impactos ecológicos y sociales, muchos de ellos quizás,
irreversibles.
El paradigma de la eficiencia y la incorpo-
ración tecnológica de cultivares de soja
transgénica adaptados a las ecoregiones
argentinas facilitó el desplazamiento de
sistemas productivos enteros. En el quinquenio 96/97 –01/02, el arroz se redujo
un 44,1 %, maíz un 26,2, girasol el 34,2
y el trigo un 3,5 % mientras del sector
lechero desaparecieron el 27,3 % de los
tambos. La producción porcina se redujo
un 36 % y la economía algodonera decreció 10 veces (de 700.000 a 70.000 has). La
demanda por nuevas tierras para soja es
muy fuerte y sigue sostenida, estimándose que se agregarán hasta el año 2008,
unas 3.660.000 has en el país a las ya
destinadas para el cultivo, con lo que se
llegarán a sembrar más de 16.000.000 en
total, con una producción de alrededor
de los 44.000.000 de toneladas (Gráfico
Nº 1).
Podríamos preguntarnos si más allá de la
búsqueda por el incremento en los rendimientos, muchos agricultores o el gobierno no perciben los daños que manejos
altamente intensivos, sin regulación ni
control, pueden generar. Es muy probable
que estos productores, vean año tras año,
que sus bolsillos se engrosan con atrayentes pagos por arrendamiento y que sus
propios campos -explotados ahora por
terceros y por la negativa influencia de
grandes pooles de siembra- se degradan
cosecha tras cosecha. El aumento de la
escala, base del nuevo modelo agrícola
es una realidad incontrastable. En poco
más que una década, la unidad económica agropecuaria en la región pampeana
aumentó de 250 a 538 hectáreas, mientras que el número de explotaciones se
redujo un 24,5 % a nivel país, y aún más
en esta región, un 30,5 % (alrededor de
102.000 establecimientos menos).
En términos ambientales, los economistas
ecológicos hablamos de externalidades,
cuando no se incluyen en los costos los
impactos producidos. El cultivo demanda una gran cantidad de nutrientes que
extrae del suelo y que de no mediar
una adecuada rotación, no recompone
adecuadamente. La aparición de malezas
tolerantes, que obligan a un consumo
GRÁFICO 1: Fuente: Walter A. Pengue. En base a datos de Rossi, S.L. Proceedings VII World Soybean Research
Conference, 1344: 38-49
de herbicidas aún mayor, no se ha hecho
esperar. El riesgo relativo por contaminación con plaguicidas ha mostrado
una evolución destacada, especialmente
durante los últimos quince años.
De no mediar la rápida instrumentación
de una planificación estratégica de la
agricultura argentina (y no una mera
reglamentación en el ordenamiento
territorial que sólo facilitaría una expansión en el uso de un territorio aún rico
y diverso) que propenda a un desarrollo
rural integrado, posiblemente estemos
avanzando hacia una importante pérdida y dilapidación de recursos humanos y
naturales. Además de las políticas necesarias, es necesario reinstalar, organismos
de resolución de conflictos como las
juntas de granos, carnes y otros productos, que pongan orden y control en un
mercado fuertemente oligopólico.
Apoyarse exitistamente en la acumulación de riqueza actual producida por la
soja -como sostienen desde los sectores
interesados e incluso desde el propio
gobierno- nos hace poner en tela de
juicio la sustentabilidad de un modelo
que sólo se sostiene en los buenos precios
internacionales de esta commoditie, pero
cuya volatilidad, fluctuación y dependencia del mercado y actores externos nos
hace muy susceptibles. La experiencia histórica y las relaciones de otras monoculturas y la agroexportación (azúcar, café,
caucho, cacao, algodón y otros) demuestran que no es en absoluto suficiente
sustentar los planes de desarrollo en estos
modelos.
*Ingeniero Agrónomo y Master en Políticas Ambientales
y Territoriales (UBA). Doctorando Programa Agroecología,
Universidad Córdoba (España). Investigador del GEPAMA
(UBA). Profesor de Economía Ecológica. Consultor
Agropecuario.
Contacto: www.gepama.com.ar/pengue
Página 4 • Mayo de 2004
Otras voces del
debate
«La expansión de la frontera agropecuaria
amenaza seriamente reservas de biodiversidad como la selva de los yungas
en el norte argentino, cuya superficie
es progresivamente ocupada por la
verde uniformidad de la soja. Si sigue
este camino, a Salta le espera un futuro
cercano con más inundaciones y menos
recursos naturales para sus habitantes»
(Javier Corcuera, Director de la Fundación
Vida Silvestre).
«Argentina es parte de la solución del
hambre en el mundo, no parte del problema. (...) Si alguna conclusión se podría
sacar de los dos hechos ‘hambre’ y ‘cosecha récord’ es para demostrar la incapacidad de los dirigentes o la gravedad de
los hechos» (documento de la Asociación
Argentina de Productores de Siembra
Directa).
«La revolución genética y la biotecnología, su derivación, son un invento de los
países centrales, y nosotros debemos
ingresar, queramos o no, porque ellos
ya lo han hecho y no podemos perder el
tren» (Alejandro Mentaberry –bioquímico-, Clarín, 13/8/00).
Según los primeros resultados del Censo
Nacional Agropecuario, mientras en 1988
el país contaba con 421.221 explotaciones agropecuarias, en 2002, el número se
redujo a 317.816, es decir se perdieron
103.405 explotaciones, o mejor dicho
la tierra se concentró en menos manos.
Aumentó la cantidad de tierra promedio
por unidad a 538 ha (casi 100 has más
en comparación con 1988). Para tener
un término de comparación, en EEUU,
el promedio está alrededor de 170 ha y
en Europa en 50 ha. En porcentajes, los
datos se traducen en 24,5% menos de
explotaciones en promedio para todo el
país. No obstante esa cifra llega a 41,2%
menos de EAP (explotaciones) en Tucumán, 33% menos en Buenos Aires, 36,4%
menos en Córdoba. También se muestran
modificaciones muy fuertes en la orientación de la producción. Por supuesto las
oleaginosas son las que más aumentaron
entre censo y censo, es decir la soja. Solo
unas cifras: entre 1988 y 2002 la superficie implantada de oleaginosas aumentó
un 86,5% en el NEA, un 138,5% en el
NOA, un 60,4% en la Región Pampeana. La disminución más notable fue la
de los cultivos industriales, principales
producciones de las llamadas economías
regionales. El interrogante que debemos
plantearnos es ¿estos datos se relacionan de alguna forma con la pobreza, el
hambre, la desnutrición? ¿Qué tiene que
ver todo esto con la pobreza del interior?
(Dra. Norma Giarracca, Grupo de Estudios
Rurales-UBA).
(...)En este escenario, al cabo de un período
de tiempo indeterminado, el stock de recursos
naturales, sufrirá una degradación (posiblemente
irreversible), tanto en cantidad como en calidad,
especialmente en los ecosistemas más frágiles.
En estos momentos están disponibles y plenamente validados a nivel de campo, planteos
productivos cuyos resultados superan a los que
predominan actualmente, tanto desde el punto de
vista medio ambiental, como de la rentabilidad.
Estos planteos han sido adoptados por productores que han decidido priorizar la rentabilidad
sustentable en el mediano plazo.
Fuente: «El INTA ante la preocupación
por la sustentabilidad de largo plazo
de la producción agropecuaria argentina».
INTA, 4 de Diciembre de 2003.
Causas y riesgos
del monocultivo de soja*
En los últimos años, la producción de soja en Argentina se ha
triplicado. Este incremento se debió parcialmente al desplazamiento de otros cultivos –en particular maíz, girasol y algodón–
y a la ampliación de la frontera agrícola hacia zonas marginales.
Así, entre las campañas 1996/97 y 2002/2003 la siembra de soja
pasó de 6,6 a 12,6 millones de hectáreas, llegando a representar
casi el 50 por ciento del área cultivada del país.
Frente a esta realidad se alzaron voces que advertían sobre los
riesgos que entrañaba consolidar la aparente tendencia hacia el
monocultivo. Entre los riesgos se destacan: a) el de sustentabilidad por deterioro de las tierras, b) el de vulnerabilidad externa
por especialización de las exportaciones y c) el de dependencia
tecnológica.
Para determinar si la tendencia observada hacia el monocultivo
entraña riesgos ambientales y económicos, cabe preguntarse
cuáles fueron las causas por las que se expandió el cultivo de
soja y si es de difícil reversión. Dos hechos acaecidos durante
los ’90 podrían explicar la expansión del cultivo. Por un lado, la
aparición de la soja transgénica mejoró el manejo de las malezas permitiendo ampliar la frontera agrícola e incrementar el
margen bruto por hectárea del cultivo por aumento del rendimiento y reducción de los costos directos de producción; por
otro, la inestabilidad económica de los últimos años favoreció la
realización de actividades rentables a corto plazo y con menores
requerimientos de capital operativo.
Es de esperar que la tendencia observada hacia el monocultivo
se revierta una vez que se estabilicen y normalicen las condiciones macroeconómicas y que mejoren las rentabilidades de los
otros cultivos, en particular del maíz, con la autorización del uso
de semilla transgénica. Por lo tanto, no habría razones suficientes para afirmar que el sistema agropecuario está en riesgo de
sustentabilidad ambiental.
Respecto al riesgo de vulnerabilidad externa que enfrenta nuestro país a partir de la importante participación que ha adquirido
el complejo sojero en las exportaciones nacionales, se puede
afirmar que no se soluciona sustituyendo soja por maíz, carne o
leche, ya que en general la dinámica del precio de estos productos está relacionada; sino diversificando la oferta comercial, en
particular alentando sectores industriales más dinámicos y donde el precio de las mercancías esté menos atado a la volatilidad
de los mercados internacionales.
En cuanto al riesgo de dependencia tecnológica, desde hace
años, el sendero de desarrollo tecnológico del agro argentino
pasó de ser liderado por los organismos públicos pertinentes a
serlo por empresas transnacionales de origen extranjero. Esto,
en parte, fue resultado del desenvolvimiento de una estrategia
de retiro paulatino del Estado en la generación y difusión de
conocimientos técnicos. Aquí la cuestión no es el monocultivo
sino la disminución del contenido nacional del valor agregado del campo y su creciente propensión a importar insumos
extranjeros; esto es lo novedoso desde una perspectiva histórica
y consecuencia de la política antes mencionada.
Dos recomendaciones emergen al analizar la problemática del
monocultivo de soja: por un lado, la importancia de implementar políticas públicas que incentiven la investigación y desarrollo
en nuestro país con la finalidad de incrementar el valor agregado nacional; y, por otro, la necesidad de diseñar una estrategia
industrial que permita diversificar la oferta exportable y revertir
la tendencia observada a la primarización del comercio.
*Nota elaborada en base a «Acerca de las Causas y los Riesgos del Monocultivo
de Soja» de Fernando Rassiga. Documento de Trabajo, INTI-Economía Industrial, 2004.
Después del desmonte: ¿«Ready for Roundup»?
Soja & nutrición
Como expresó el Foro de Nutricionistas (Foro para un Plan de
Alimentación y Nutrición, con el auspicio de UNICEF) en Julio
de 2002, que a partir de la convocatoria del gobierno nacional
reunió a especialistas de distintas instituciones (FAO; UNICEF;
Universidades Nacionales; Poder Legislativo; Ministerios de
Salud; Ministerio de Desarrollo Social; Ministerio de Educación,
Ciencia y Tecnología; Ministerio de Economía, Ministerio de
la Producción; INTA, Programa Social Agropecuario, Sociedad
Argentina de Pediatría, Minifundio, hospitales, laboratorios,
Asociación Bonaerense de Dietistas y Nutricionistas, Asociación
de Ayuda Materna, Caritas, PAMI, CESNI, Iram, y otros): «En
cuanto al uso de la Soja, se recomienda puntualizar cuál es su
real valor nutricional, su uso adecuado como complementa-
ción en el marco de una alimentación variada y completa, y la
recomendación de no denominar a la bebida obtenida de la
soja (jugo) como «leche» [leche de soja], pues no la sustituye
de ninguna manera. (...) es deficitaria en muchos nutrientes, y
por su alto contenido de fitatos interfiere en la absorción del
hierro y del zinc; tampoco es una buena fuente de calcio. (...)
La utilización de soja debe contemplar el impacto ambiental
y social, los requerimientos de capacitación para su adecuada
utilización, la dificultad de su incorporación en el contexto de
la cultura alimentaria y las consideraciones nutricionales que
desaconsejan el uso en niños menores de 5 años y especialmente en menores de 2 años».
Página 5 • Mayo de 2004
Soja: una mirada federal*
Por Daniel Tirso Fiorotto
(...) En Entre Ríos, si una hectárea de soja
rinde 2,2 toneladas de granos (promedio), a 660 pesos la tonelada dará 1.452
pesos, pero ahí ya no figurarán los 490
pesos que constituyen el gran bocado
de las retenciones a las exportaciones
(23,5%) por ese mismo volumen que
digiere el gobierno nacional y no comparte con el interior del país. (...) En esa
misma hectárea, la Provincia cobra entre
10 y 15 pesos anuales por impuesto inmobiliario rural.
(...) La porción inmensa que se queda
en las retenciones explica la pretendida
“desidia” de la Nación respecto de los
riesgos del abrupto vuelco de la agricultura al monocultivo. La tendencia
favorece al fisco, y por eso todo lo que
se diga respecto de las bondades de la
diversidad por sobre la catástrofe que se
avecina con la uniformidad caen en saco
roto, por ahora.
(...) Aunque la diferencia es abismal (490
pesos para la Nación, 15 para la Provincia), los dirigentes rurales... insisten con
que el único destino de las retenciones
debe ser su eliminación, porque ese
impuesto está escofinando ingresos que
darían trabajo genuino y oportunidades
al interior del país. Por eso mismo se
oponen a la coparticipación de las retenciones, para que no se consoliden en la
estructura impositiva.
Lo inquietante es que, en el “mientras
tanto”, la Provincia y los municipios se
quedan cortos con los ingresos genuinos,
a tal punto que el nuevo presupuesto
provincial es deficitario, y exige nuevos endeudamientos. Las provincias no
reciben retenciones, ni pueden aumentar
mucho sus impuestos porque la Nación ya
copó el lugar.
Este asunto ... nos lleva directamente a
plantear la gran cuestión argentina de
la historia reciente y del futuro inmediato: la deuda externa. La Nación necesita
recaudar mucho para cumplir esos presuntos compromisos, y las provincias no
logran equilibrio ni siquiera en el mejor
momento (por décadas) de los precios
internacionales de su producción. ¡Cómo
sería si las variables internacionales fueran desfavorables!
(...) Ocurre que la soja está distorsionando todo el negocio, y las prevenciones de
los productores se justifican por ese lado.
Mientras un tambero apenas sobrevive
con su actividad, esta semana se supo que
hay pool de siembra que están ofreciendo hasta 12 quintales de soja en arrendamiento por hectárea en Entre Ríos.
Es decir, más de una tonelada, ¡casi 800
pesos por año!
Esta verdadera locura se explica porque,
(...) Las evidencias científicas disponibles
se van acumulando en el sentido de que
la combinación: siembra directa más el
monocultivo de soja tolerante a glifosato no constituye, en la región pampeana, una alternativa sustentable a los
planteos que incluyen rotaciones. (...)
Paralelamente, está instalada la percepción (también fundamentada en sólidos
argumentos técnicos), de que el proceso
de agriculturalización que se observa
en las zonas extra-pampeanas, especialmente el NEA y el NOA (atribuible, en su
¿Una de David y Goliat?: activistas socioambientales confrontan con el pool transgénico.
para hacer soja a gran escala, cualquier
parcela resulta barata. Y ya en el orden
internacional se ha visto un modo fácil de
engrosar fondos con una tasa de retorno alta, pero ese negocio de volúmenes
gigantes sólo cierra para esos elefantes
llamados pool, no para 95% de los productores entrerrianos.
Por eso sería un error valuar los campos
según las cotizaciones basadas en la
oferta de especuladores foráneos porque,
así, los gobiernos sólo lograrán que la
actividad sea rentable exclusivamente
para aquellos grandes monopolios. Y el
ya grave proceso de expulsión de productores experimentado en estas décadas
persistirá.
Esa diferencia entre las ventajas del gran
propietario de afuera y el gran pool de
siembra de afuera, por sobre las explotaciones locales, es la que marcó Atilio
Benedetti para reclamar políticas urgentes que consideren el desarrollo interno y
la mano de obra local.
(...) Otro ejemplo: con los números
fresquitos, si el propietario bonaerense
Juan Pérez de una estancia en Entre Ríos
le arrienda su campo al pool de siembra
bonaerense de Manuel González, se
verán estos resultados por cada hectárea: Juan Pérez 490 pesos para gastar
en Buenos Aires. Insumos: 25 pesos que
se van en su mayoría afuera. Gobierno
casi totalidad, a la expansión del monocultivo de soja), constituye un sendero
incompatible con la sustentabilidad de la
producción agropecuaria en esas regiones. La observación de estos dos procesos
lleva a concluir que, a menos que se haga
algo al respecto, la caída en la producción
agrícola será inevitable.
Fuente: «El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria
argentina». INTA, 4 de Diciembre de 2003.
nacional: 490 pesos en retenciones, que
no se coparticipan. Y como a la actividad
la realiza un foráneo, Manuel González
se quedará con 425 pesos en servicios,
«Si bien somos un país eminentemente agropecuario
más la ganancia, unos 260 pesos. ¿Qué
las características del modelo productivo hacen
queda en la provincia? Sumemos: 14
que hoy gran parte de nuestra población no pueda
pesos de impuesto inmobiliario, alguna
cubrir sus necesidades alimenticias básicas. Esta
changa marginal; con suerte algún flete,
paradoja se explica por el modelo agroalimentario
y los caminos rotos.
implantado al amparo de los proceso de globalización neoliberal. Se trata de un modelo dominado
Está claro que esta estructura de extracpor las grandes empresas transnacionales y las tección lisa y llana de las riquezas no se sosnologías que ellas controlan. Un modelo que ya ha
tendría en el peor de los imperios, pero
expulsado más de 100 mil productores, trabajadores
funciona así.
rurales, y sus familias. Un modelo que, en definitiva,
impulsa una agricultura industrial sin agricultores;
(...) La Argentina ha salvado sus finanque convierte un recurso renovable como el suelo,
zas y está saliendo del infierno (como
en un recurso no renovable, o altamente degradado
bautizó a la crisis el presidente Néstor
en su estructura físico-química, y en su diversidad
Kirchner) gracias principalmente al valor
biológica. Una agricultura que es sólo un paso de
internacional de sus commodities, en
mediación en la reproducción del capital financiero»
especial la soja.(...) Pasamos de 600.000 a
(documento del Foro de la Tierra y la Alimentación,
1,7 millones de hectáreas de agricultura
«De granero del mundo a la republiqueta sojera»,
en 10 años. No está mal repetirlo, porque
octubre de 2002).
en verdad buscábamos los 4 millones de
toneladas de granos y ya sobrecumplimos
con creces esa meta.
Soja & neoliberalismo
Quintuplicamos los ingresos en pesos por
exportaciones de pollos, y sabemos que la
avicultura es la actividad que más empleo
genera. Mejoramos el stock ganadero y
recuperamos las exportaciones de carnes.
Devolvimos rentabilidad al arroz y al
citrus, otras dos actividades que generan
mucho empleo. Pero al cabo de todo esto
registramos entre 17 y 20% de desocupación en nuestras ciudades más grandes, y
(vale insistir) tenemos 62% de la población bajo la línea de pobreza en Concordia y 52% en Paraná.
*Extracto de la nota publicada en Diario Uno, Paraná,
Entre Ríos. 4 de abril de 2004.
¿Rotación Transgénica
Monotóxica?
(...) En otras palabras, ¿la solución al monocultivo
sojero está en una suerte de rotación entre Soja
RG y el Maíz RG (por cuya inminente liberación por
parte de las autoridades vienen presionando fuertemente su «propietario intelectual», la multinacional
Monsanto, acompañada del poderoso coro de los
intereses primario-exportadores)? ¿Vamos a una
suerte de «rotación transgénica», diversa, sí, pero
monotóxica al fin? ¿O esta estrategia aumenta la
dependencia con respecto al «paquete tecnológico»
y profundiza las características del modelo actual?
¿Se resuelven por esta vía los problemas asociados
al avance de la frontera agropecuaria (deforestación, expulsión de pequeños productores, contaminación de napas de agua)? Estas son algunas
de las preguntas que quedan pendientes para un
debate pluralista y tolerante que intente superar las
posiciones particulares o sectoriales, tratando de
encontrar un proyecto de sociedad inclusiva. (Diego
Domínguez, Pablo Lapegna y Pablo Sabatino; Grupo
de Estudios Rurales – IIGG - UBA)
Página 6 • Mayo de 2004
Salir de la «convertibilidad sojera»
requiere una política de estado
Por Mario Cafiero*
Amartya Sen
Luego de casi tres décadas de retroceso,
sintetizadas tristemente en que la mitad
de los argentinos se encuentren bajo
la línea de pobreza, estamos frente al
desafío y la necesidad de replantearnos
profundamente nuestras relaciones
sociales y económicas; y de repensar una
estrategia nacional que nos conduzca a
un estadio de desarrollo humano, económico y social.
Para ello es necesario revisar las políticas
públicas y aún más importante poner
en evidencia los falsos paradigmas o
erróneos fundamentos que se alentaron
y sostuvieron a lo largo de este período
de decadencia. En especial resulta necesario reflexionar acerca de la irritante
coexistencia de una enorme extensión
territorial y generosa dotación de recursos naturales, frente al grueso de una
población que no puede acceder ni a un
lugar, ni a una ocupación, ni tampoco a
comida suficiente para vivir dignamente.
Por ello me resisto a la simplificación de
una política agropecuaria reducida al
cómputo de la cantidad de divisas externas y/o a los recursos fiscales que el sector pueda aportar. Si se profundiza un
modelo agropecuario volcado a satisfacer demandas externas desvinculado de
la realidad social interna, seguramente
sucederá que a los anuncios de cosechas
y exportaciones record, se seguirán
superponiendo los dramáticos indicadores de hambre y pobreza record.
En materia agropecuaria se repite el aforismo que nos decía que «la mejor política industrial es que no haya política».
Que el «mercado» y su «mano invisible»
decidan. Que el Estado se «abstenga»
de toda intervención. Aunque los datos
oficiales que reflejan la realidad del
sector sean preocupantes: una agricultura con cada vez menos agricultores,
aumento de la superficie de la explotación agropecuaria promedio, pérdida de
diversidad productiva y comercial, serios
cuestionamientos a la sustentabilidad
ambiental, etc.
Como en otras esferas de la actividad
económica aquí se verifica que la ausencia del Estado posibilitó la concentración
de la renta agropecuaria.
En este escenario se instala la discusión de los peligros de la «sojización»
en función del explosivo crecimiento
que representa ya más del 50% de la
superficie cultivada, con desplazamiento
de otros cultivos y producciones. En la
región pampeana, la soja compite por
la tierra principalmente con el maíz,
girasol y pasturas para la ganadería de
carne y leche. En el NOA y el NEA la soja
ha desplazado principalmente al algodón y a los montes nativos.
Como primer tema cabe reflexionar
acerca de cómo se toman las decisiones
de Estado estratégicas en la Argentina.
Decisiones que pueden alterar estructuras productivas enteras y comprometer
a futuras generaciones son adoptadas
por funcionarios de cuarta jerarquía
ejecutiva. La sojización transgénica es
un caso, la deuda externa es otro. En
Una cuña de soja avanza sobre la selva de yungas en Salta
1996 el Secretario de Agricultura de la
Nación mediante una simple resolución
y sin que medie una mínima discusión
pública de las consecuencias, autorizó
la producción y comercialización de la
semilla y de los productos y subproductos derivados la soja tolerante al herbicida glifosato. Cuando la seguridad de los
alimentos transgénicos es un tema que
todavía se debate en todo el mundo la
Argentina se ubica contra la corriente y
opta por los cultivos transgénicos.
Lamentablemente se escucha decir hoy,
que si los productores decidieron apostar a la soja transgénica, el Estado no
solo no debe interferir, sino que además
debe «representar» a esos productores
y respaldar toda iniciativa que consolide esos intereses, como por ejemplo la
decisión de la Cancillería de apoyar a
nuestro principal competidor agrícola,
los EEUU, contra nuestro tradicional
comprador, Europa, en su pelea por los
transgénicos ante la OMC. No será la
primera vez que tengamos confundidos
nuestros intereses comerciales nacionales; y que olvidemos la regla básica del
comercio, que obliga a pensar primero
en qué demandan nuestros clientes,
antes de quejarnos y presionarlos a
comprar lo que nosotros les queremos
vender.
En segundo lugar cabe analizar cuales
han sido las causas de un proceso tan
veloz de sojización y la tendencia al
monocultivo. Diversos informes coinciden en razones microeconómicas como
el menor costo directo de producción de
la soja transgénica; razones tecnológicas
como el incremento del rendimiento
por hectárea del cultivo por el manejo
de malezas, las ventajas de la siembra
directa; y razones de coyuntura como
el elevado nivel de demanda y precio
internacional, etc.
de decisión a aquellos que ejercen el
gerenciamiento y la comercialización.
De acuerdo al INTA más del 50% del
área agrícola esta bajo condiciones de
arrendamiento de un año.
Frente a esta situación y a los peligros
de que se consolide una tendencia
irreversible hacia un modelo de monocultivo, las soluciones pueden venir por
el lado de la introducción de factores
que tiendan a igualar los costos de otras
producciones, como sería la introducción del maíz transgénico, o de cambiar
por vía de las retenciones a las exportaciones los precios relativos desalentando
la implantación de soja.
Esta última opción es la que ha inspirado un proyecto de ley de nuestra
autoría (que ha generado bastante
polémica), que dispone el aumento a las
retenciones a la soja, destinándose la
totalidad del incremento resultante de
la recaudación, a la constitución de un
Fondo Fiduciario Agrario para subsidiar producción destinada al mercado
interno. Parece que algunos creen haber
encontrado en este «oro verde» la posibilidad de la reedición del modelo agroexportador de principios de siglo pasado
y se resisten a debatir otras ideas.
Todos conocemos las vulnerabilidades
de aquel modelo primario exportador
y sus perversas consecuencias sociales,
pero además debe agregarse en la
actualidad, que la generación de divisas
difícilmente pueda reinvertirse ya que
en definitiva serán aspiradas para sostener un exorbitante endeudamiento
externo. Por ello es necesario debatir
un nuevo modelo agropecuario que
priorice la seguridad alimentaria de la
población, una ocupación territorial
racional repoblando el interior, el pleno
empleo y la sustentabilidad ambiental.
Durante el debate en la Comisión de
Tecnología de la H.C. de Diputados de la
«ley Briozzo» en Noviembre del 2001, el
Dr. Miguel Teubal, titular de la cátedra
de economía agraria de la UBA, invitado
a exponer, introdujo textualmente la
opinión del gran filósofo y premio Nobel
de economía hindú, Amartya Sen, sobre
el nuevo modelo agroalimentario global:
Tal vez la más importante deficiencia
temática de la economía del desarrollo
tradicional es su énfasis sobre la problemática del producto o ingreso nacional y
la oferta total de bienes, por ejemplo, de
alimentos, en vez de focalizar el análisis
sobre los entitlements de la gente» (las
capacidades para acceder a determinado conjunto de bienes básicos). «Los
problemas de inanición o el hambre y
las hambrunas en el mundo pueden ser
mejor analizados mediante el concepto
de entitlements más que a través del uso
de las tradicionales variables de oferta de
alimentos y tamaño de la población».
«En este sentido nos podemos preguntar
en qué medida el nuevo modelo agropecuario que se instaura en el mundo
de la mano de las semillas transgénicas
contribuye o perjudica a los entitlements
de la población, no sólo de aquellos involucrados en la producción agropecuaria
propiamente dicha sino también del
resto de la población».
«La pérdida de la biodiversidad, la falta de
autonomía frente al paquete tecnológico
impulsados por las empresas transnacionales y los gobiernos, la variabilidad
de los precios y costos agropecuarios y
alimentarios, y la continuada expulsión
de los productores agropecuarios del
sector avalan la posición de que los entitlements de vastos sectores sociales en el
mundo tienden a deteriorarse frente a
este modelo agropecuario mundial».
Transgénicos & Salud
«Más de 450 científicos de 56 países –incluyendo expertos de las universidades de
Harvard, MIT, Oxford y Cambridge- firmaron una carta abierta que mandaron
durante los últimos años al Congreso
de EE.UU., las Naciones Unidas y a la
Organización Mundial de Comercio. La
carta cita estudios que demuestran los
riesgos de los alimentos transgénicos.
Entre esos riesgos se encuentran el ‘shock
tóxico agudo’, reacciones inmunológicas
y reacciones auto-inmunológicas retardadas, así como el cáncer y la propagación
de bacterias resistentes a los antibióticos»
(Pacific News Service, Jeffrey Kaplan,
ReclaimDemocracy.org, 14/8/02).
*Diputado Nacional
En definitiva la sojización es resultado
de un conjunto de factores productivos
y de rentabilidad a los que hay que
sumarle otro elemento: el arrendamiento. Esta característica es importante a la
hora de evaluar la irreversibilidad o no
del proceso de sojización, ya que esta
señalando que el proceso arrastra a una
importante cantidad de propietarios a
la pérdida de su carácter de productor
agropecuario, desplazando el poder
(...) Cualquier decisión que la sociedad
tome, a partir de la situación definida
por el conjunto de variables del contexto externo, en el sentido de retornar a
planteos productivos que acerquen al
punto adecuado de equilibrio socio-económico-ecológico, indefectiblemente va
a implicar costos.
Fuente: «El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria
argentina». INTA, 4 de Diciembre de 2003.
Página 7 • Mayo de 2004
Cifras para pensar
Inversión bruta interna fija (IBIF) y sus componentes sobre el PBI
1960 - 2003. En porcentajes*
Desde la perspectiva del crecimiento
y desarrollo económico tanto o más
importante que el nivel de inversión es
analizar los componentes de ésta y su
aplicación.
Bajo la vigencia del «modelo de sustitución de importaciones» –con fuerte participación del sector público en la actividad económica- la Argentina presentó
altos niveles de inversión bruta; que en
promedio rondaron el 25% hasta 1977.
Sin embargo, gran parte de la inversión
bruta tenía como destino la construcción
de viviendas. A pesar del gran efecto
multiplicador del empleo y el nivel de
actividad económica intrínseco al sector
de la construcción, la aplicación de la
inversión en viviendas no eleva la capacidad productiva y el producto potencial
futuro de un país. Es desde esta perspectiva en que se la define como inversión
no reproductiva.
La inversión productiva es estricta, aquella destinada a maquinaria y equipos
para la producción, y su auxiliar, la inversión en infraestructura –construcción
no residencial- no sólo incrementan la
capacidad productiva del país sino que,
también, son el vehículo por el cual el
aparato productivo asimila los desarrollo de la ciencia y de la técnica.
La caída de los niveles de inversión desde 1977, -según se alteraba el modelo
de desarrollo hacia el procesamiento
de materias primas y la producción de
commodities y emergía el problema
del endeudamiento externo-, no sólo
han puesto en juego la reproducción
del acervo del capital social sino que,
incluso, su distribución según destino
de aplicación ha permanecido inalterada. Las razones de tal distribución de
la inversión deben buscarse en la alta
volatilidad de las variables macroeconómicas que caracterizan a la economía
argentina y en la arquitectura e instituciones que regulan el sistema financiero
y las características del mismo –alta pro-
FUENTE: INTI - Economía Industrial en base a Dir. Nac. de Coordinación de Políticas Macroeconómicas*
pensión al otorgamiento de préstamos
hipotecarios, prendarios y comerciales y
bajo desarrollo de la banca de inversión.
* INTI-Economía Industrial es un equipo de investigación aplicada en economía industrial integrado
Envases para medicamentos
«a prueba de niños»
Las exigencias que deben cumplir los
blisters destinados a contener medicamentos son hoy el centro de una polémica en los Estados Unidos. Sucede que
en ese país existe un protocolo nacional
diseñado para la fabricación de envases de medicamentos, los que deben
resultar «a prueba de niños», es decir,
difíciles de ser abiertos por menores de
edad. Ese protocolo, resulta igualmente
exigente para los frascos que para los
blisters, o envases de dosis unitarias,
situación que ha llevado a la industria
farmacéutica a optar por los frascos
(con tapas «resistentes a los niños»),
abaratando costos.
Diferentes asociaciones se han pronunciado sobre el tema. Uno de los
argumentos más fuertes –y de sentido
común– que sostienen es que resulta
más probable que un niño se intoxique
si logra acceder al contenido de un frasco que si consigue hacerse de los pocos
comprimidos de un blister (aunque en
ese terreno, algunos recomiendan no
generalizar, y tener en cuenta ante todo
de qué tipo de medicamento se trata en
cada caso).
¿Y en la Argentina?
En nuestro país estamos lejos de polemizar sobre el tema ya que legislación no
contempla el uso de envases «a prueba
de niños» para el caso de medicamentos. Esto es, ni frascos, ni blisters.
En 1998 la entonces Secretaría de Industria, Comercio y Minería dictó – por
medio de la Resolución 730– una norma
que reglamenta el empleo de envases
seguros para productos de desinfección
y limpieza, quedando afuera de esa
medida los medicamentos. De todos
modos, un recorrido por los supermercados basta para constatar que en el
rubro de los productos de limpieza y
desinfección la norma vigente sólo se
cumple parcialmente. Pese al tiempo
transcurrido desde que se aprobó la
medida, sigue habiendo en el mercado
argentino gran cantidad de sustancias
tóxicas, corrosivas, irritantes o inflamables que se comercializan en envases
comunes.
¿Qué exigencias fija la reglamentación
vigente?
De acuerdo con el INTI - Envases y Embalajes, los productos de desinfección
y limpieza deben envasarse dentro de
recipientes que presenten obligatoriamente dos características: ser de apertura resistente a los niños, y que el usuario
pueda determinar a simple vista si el
envase ha sido abierto con anterioridad.
Los especialistas del INTI explican cuál es
la situación en el país. «Cierta cantidad
de productos siguen ofreciéndose en
envases comunes», afirman. «Otros,
aunque vienen ya en envases resistentes
a los niños, no cuentan con la correspondiente certificación». «También
es común hallar envases que cumplen
con sólo uno de los requisitos: o son «a
prueba de niños» o permiten saber si
han sido abiertos. Recordemos que la
resolución oficial requiere ambas condiciones», puntualizan.
El Centro de Envases y Embalajes del
INTI es el único en la Argentina que ha
desarrollado una metodología, basada
en normas nacionales e internacionales,
que permite ensayar envases «a prueba
de niños» diseñados a fin de contener
productos potencialmente peligrosos
para la salud. Dicha metodología cuenta
asimismo con avales internacionales, ya
que rindió y pasó todos los exámenes
pertinentes, frente a un organismo
de acreditación con reconocimiento
en todo el mundo como es la ENAC,
Entidad Nacional de Acreditación de
España. Asimismo, el INTI actúa como
organismo certificador de «envases
resistentes a los niños», con el reconocimiento de la Secretaría de Industria,
Comercio y PyME de la Nación.
El procedimiento para saber si los envases son o no aptos es el siguiente: se
estudia la apertura de envases en dos
grupos formados por niños de 42 a 51
meses y un panel de adultos. El requerimiento es que el grupo de niños no
logre más de 10-15% de aperturas, y
el de adultos el 90%. Esta prueba está
diseñada para los envases de cualquier tipo que puedan ser usados para
contener sustancias potencialmente
peligrosas: frascos, botellas, bidones
y sus respectivas tapas, como también
aerosoles o blisters. Se trabaja con niños
de jardines de infantes o guarderías,
por los Economistas de Gobierno: Javier A. González (Coord.), Fernando Rassiga, Gabriel Queipo y
Juan Carlos Valero.
Contacto: [email protected]
Prevención de intoxicaciones
En los Estados Unidos, la introducción y el control
de la normativa sobre envases «a prueba de
niños» ha permitido observar una notable disminución de las intoxicaciones
Ese país, el primero en el mundo en legislar (en
1970) sobre los envases resistentes a los niños,
estableció a través de una norma conocida como
PPPA (por las siglas en inglés Poison Prevention
Packaging Act) ciertas características para la
fabricación de envases que luego han sido adoptadas por otras legislaciones similares.
Tres años atrás, la intoxicación de algunos
niños con aceites para la piel, llevó a ese país
del norte a sumar una nueva regulación, la que
define como contenido peligroso y, por lo tanto,
comercializable sólo en envases seguros, a
cualquier producto de uso común en el hogar con
hasta un diez por ciento de hidrocarburos de baja
viscosidad.
La experiencia internacional indica que la edad
crítica en relación con el peligro de intoxicaciones
y daños es la que va desde los 42 a los 51 meses.
Por supuesto, la responsabilidad de los adultos
juega un papel fundamental: ningún envase
será nunca suficientemente seguro como para
desatender las necesarias precauciones.
con la participación de las maestras, y
con simuladores de sustancias totalmente
inocuas. En tal sentido, el INTI cuenta con
una amplia experiencia en la implementación de tales ensayos; de hecho, sus
especialistas se encargan de realizar las
gestiones necesarias ante las autoridades
educativas para la ejecución de las pruebas, así como de coordinar los ensayos
(eso incluye la selección de la muestra
de niños y adultos, las instrucciones a los
docentes y demás aspectos relacionados
con el estudio). Todo ello contribuye a
que los fabricantes argentinos de envases
encuentren en el INTI un verdadero centro de referencia en el tema, tanto para
adecuarse a las exigencias del mercado
interno como para cumplimentar los
requisitos de mercados del exterior.
Contacto: [email protected]
Página 8 • Mayo de 2004
CONTÁCTENOS
[email protected]
SEDE CENTRAL
Parque Tecnológico Miguelete
Av. Gral. Paz 5445. B1650WAB. San Martín
Buenos Aires, República Argentina
Tel: (54-11) 4724-6200/ 6300/ 6400
SEDE RETIRO
Leandro N. Alem 1067 7° Piso
C1001AF Capital Federal - República Argentina
Tel. (54-11) 4313-3013/ 3092/ 3054
Fax: (54 - 11) 4313-2130
En el interior también se consigue
INTI CUEROS
Camino Centenario entre 505 y 508.
1897 Manuel B. Gonnet, Buenos Aires.
[email protected]
INTI MADERAS
Juana Gorriti 3520. B1686FDC Hurlingham
Buenos Aires. [email protected]
INTI LÁCTEOS
Ruta 34 Km 227,6. C.C.:223. S2300WAC Rafaela,
Santa Fe. [email protected]
INTI VILLA REGINA
Mitre y 20 de Junio. R8336AQB Villa Regina
Río Negro. [email protected]
INTI CÓRDOBA
Av. Vélez Sarfield 1561, Ciudad Universitaria
C.C: 884. X5000JKC Córdoba, Córdoba
[email protected]
INTI FRUTAS Y HORTALIZAS
Araoz 1511 y Acceso Sur. Luján de Cuyo
M5528ABE Chacras de Coria, Mendoza
[email protected]
INTI CONCEPCIÓN DEL URUGUAY
Ruta Nac. 14, a 300 m de Ruta Prov. N° 39 C.C.70
E3260AIB Concepción del Uruguay, Entre Ríos.
[email protected]
Biotecnología:
el inti dice presente
El acelerado avance de las Ciencias Biológicas y de la Biotecnología, especialmente en sus aplicaciones en la salud humana, agricultura, industria de alimentos,
industrias químicas y sistemas productivos en general, hablan de una tecnología
de amplio impacto en la economía y en
la sociedad.
Las informaciones que constantemente
aparecen en las revistas especializadas de
ciencia y técnica, economía o, mas aún,
las que leemos cotidianamente en los
diarios, marcan lo que ha comenzado a
denominarse una bioeconomía y hasta
de «biosociedades».
El dominio alcanzado por el hombre
acerca de la información genética de
todos los organismos vivos, le está permitiendo realizar un salto tecnológico
de nuevo tipo. Varios autores y publicaciones ya anuncian el siglo XXI como el
siglo de la Biotecnología especialmente
basados en la revolución «silenciosa» que
se está produciendo por el empleo de lo
genómico en las diferentes áreas de la
producción.
Consideremos la definición amplia de
biotecnología como el uso de organismos
vivos o partes de ellos (estructuras sub
– celulares, moléculas) para la producción
de bienes y servicios. En esta definición
se encuadran un conjunto de actividades
tradicionales que el hombre ha venido
experimentando y desarrollando por
miles de años, como la producción de
alimentos fermentados (pan, yogurt,
vinos, cerveza, etc.). En el otro extremo,
la biotecnología moderna se considera
aquella que, contemplando la definición
anterior, hace uso de la información
genética, incorporando técnicas de ADN
recombinante. Podemos considerar
entonces a la Biotecnología como otra
Tecnología de la Información (TI), que
maneja información genética conservada
en la estructura físico-química del ADN:
información reproducible y amplificable.
Con este sentido amplio el «sector
biotecnología», al ser una tecnología
horizontal, cruza, o se incorpora en
la mayoría de los sectores productivos
tradicionales, como ser el agropecuario,
alimentos, químico, farmacéutico, minería, medio ambiente, energético, etc. En
esa orientación, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) menciona a la Moderna Biotecnología» .... no como un sector diferente,
sino como una tecnología de amplio
alcance que probablemente afectará
muchos sectores de la economía».
Argentina y sus sectores productivos, con
la cada vez más necesaria integración de
los sectores nacionales de investigación,
deben incorporar y actualizar las tecnologías biológicas como medio para mantener su competitividad industrial.
En ese contexto el INTI se propone como
uno de los actores del proceso, actuando
a nivel de los desarrollos productivos.
Su Programa de Biotecnología fue
diseñado como puente entre los laboratorios de investigación y las industrias, de
manera de incorporar los nuevos conocimientos a la producción para satisfacer
necesidades empresarias y sociales, y
para desarrollar capacidades tecnológicas
en el área de los bioprocesos, actualizando las tecnologías y los productos de
empresas nacionales.
En consecuencia, el primer objetivo del
Programa de Biotecnología del INTI es
la puesta en marcha de una Planta de
Bioprocesos de pequeña escala para
realizar el escalado de productos a nivel
industrial y las primeras producciones.
Establecer «una fábrica de tecnología»,
en el concepto de Jorge Sábato.
Por su historia y su actividad de íntima
relación con el sector empresario, el INTI
puede facilitar y lograr que la relación
entre los empresarios y los investigadores
se fortalezca. Puede vincular la capacidad
empresarial -aunque todavía no relevante en cuanto a innovación en biotecnología- a la existente capacidad científico-tecnológica en ciencias biológicas de
laboratorios e institutos nacionales, para
ser transformada en tecnologías con la
escala apropiada, productos y servicios
de sectores industriales.
Contacto: [email protected]
JORNADA SOBRE BIOTECNOLOGÍA EN EL INTI
INTI CEREALES
Acc. Alte. Brown 971. B6500CTJ 9 de Julio,
Buenos Aires. [email protected]
17 de mayo de 2004
AGENDA
13.30 h. Almuerzo.
INTI NEUQUEN
Mercado Concentrador del Parque Industrial Neuquén. Q8309ZCA Centenario Ruta 7 Km 5
Neuquén. [email protected]
INTI RAFAELA
Ruta Nac. N° 34. Km. 227,6. C.C.: 223.
S2300WAC Rafaela, Santa Fe. [email protected]
INTI ROSARIO
Esmeralda y Ocampo - Edificio INTI. S2000FHQ
Rosario, Santa Fe. [email protected]
INTI MAR DEL PLATA
Marcelo T.de Alvear 1168. B7603AAX Mar del
Plata, Buenos Aires. [email protected]
INTI NORESTE
Av. José María Paz 469. H3500CCI Resistencia,
Prov. de Chaco [email protected]
INTI NOROESTE
Fragata Libertad 350. Barrio Ciudad del Milagro.
4400 Salta, Salta. [email protected]
INTI PATAGONIA
Fontana 422/4. U9100GYR Trelew, Chubut.
[email protected]
INTI CENTRO OESTE
Rivadavia 790. 5300 La Rioja, La Rioja.
[email protected]
INTI MESOPOTAMIA
Urquiza 1225. E3100FFC Paraná, Entre Ríos.
[email protected]
www.inti.gov.ar
0800 444 4004
8.30 h.
Acreditación de los participantes.
9.00 h.
Inauguración de la Jornada.
Ing. Enrique M. Martínez, Presidente del INTI.
Invitados:
Secretaría de Industria, Comercio y PyME.
Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
BIOTECNOLOGÍA Y ALIMENTOS
10.00 h.
Panorama de la Agrobiotecnología. Dr. Esteban Hopp,
Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas,
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
10.30 h.
Producción de vacunas y kits de diagnóstico, transferencia
de tecnología. Dr. José La Torre, Centro de Virología Animal,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
11.00 h. Intervalo.
11.30 h.
Panel de exposición de temas y proyectos.
Resumen del Programa de Biotecnología del INTI.
–Lic. María de los Ángeles Cappa.
–Dr. Miguel A. Galvagno, Levaferm S.R.L.
–Dr. Mario Aguilera, Ledesma S.A.
–Dr. Adrián Fraga, Bagley S.A.
–Sueros Fermentos. Lic. Roberto Castañeda, INTI-Lácteos.
BIOTECNOLOGÍA E INDUSTRIA Y MEDIO AMBIENTE
14.30 h.
Biocatálisis. Dr. Adolfo Iribarren,
Universidad Nacional de Quilmes.
15.00 h.
Biorremediación. Dr. Gustavo Curutchet, Laboratorio de Análisis Ambientales,
Escuela de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional de General San Martín.
15.30 h.
Panel de exposición de temas y proyectos.
–Dr. Esteban Corley, PC-Gen S.A.
–Dr. Federico Rojkin, Wiener Laboratorios S.A.
Plásticos biodegradables a partir de materiales de origen agroindustrial.
Dra. Patricia Eisenberg, INTI-Plásticos.
Actividades y proyectos. Dr. Ricardo Dománico, INTI-Química.
16.30 h. Intervalo.
BIOTECNOLOGÍA, LOS EMPRESARIOS Y EL GOBIERNO
17.00 h.
Panel de discusión sobre implementación de los proyectos.
–Dr. Lino Barañao, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
–Ing. Víctor Trucco, Bioceres S.A.
–Dra. Gabriela Levitus, ArgenBio.
–Ing. Ricardo Ferraro, Vocal del Consejo Directivo del INTI.
18.00 h.
Conclusiones y cierre de la Jornada.
Ing. Enrique Martínez, Presidente del INTI.
BIOTECNOLOGÍA Y SALUD
12.30 h.
Biotecnología en salud: del laboratorio al paciente. Dr. Alberto Díaz
y Dr. Daniel Gómez. Universidad Nacional de Quilmes.
La jornada es gratuita y las vacantes son limitadas.
Agradeceremos confirmar su asistencia a [email protected]
o telefónicamente al 4754-2102.
13.00 h.
Ingeniería de tejidos. Dr. Pablo Argibay, Instituto de Ciencias Básicas
y Medicina Experimental, Hospital Italiano de Buenos Aires.
INTI Jornada sobre Biotecnología
17 de mayo de 2004, de 9.00 a 18.00 horas
INTI Sede Central - Salón Auditorio SEGEMAR - Edificio 14
Avenida General Paz 5445, San Martín, Provincia de Buenos Aires