La Arquitectura, cómo debería proceder? - Matias Sambarino

La Arquitectura,
cómo debería proceder?
Una proposición para su evolución en el Siglo XXI
La Arquitectura,
cómo debería proceder?
Una proposición para su evolución en el Siglo XXI
Matías Sambarino
Imagenes, modelos 3d y videos con la colaboración de Zelmar Arteta.
Todos los derechos reservados.
Incluye Apéndices uno, dos y tres.
Matías Sambarino
2012
“La Arquitectura no es hecha para prohibir sino para permitir.
La Arquitectura no es hecha para imponer sino para proponer”.
Frase anónima de época desconocida.
Indice
Introducción
6
1.-La Arquitectura debe ser libre!
El problema de la determinación o
indeterminación del resultado arquitectónico.
13
2.-Evolutiva es más que innovadora
El valor de la evolución e innovación
en procesos temporales de mediano y largo plazo.
23
3.-Integradora es mejor que excluyente
La necesaria rectificación del la tendencia
a la marginación en el conocimiento y producción
arquitectónica y su influencia directa en la adaptación.
31
4.- Bio-integrada
La “bio-integración” como alternativa a las limitaciones
del concepto de “sustentabilidad” en Arquitectura.
41
5.- Concentrada
Una opción posible sobre el problema clave de la
ocupación y organización territorial en un escenario
de incremento ilimitado de la producción edilicia
53
6.- Sistémica
Los beneficios de interpretar a la Arquitectura y
su medio como un sistema complejo.
71
Apendice 1
Como medir la bio-integración?
Un sencillo modelo matemático para tales efectos.
85
Apendice 2
Un modelo-prototipo bio-integrado-concentrado
de aplicación en zonas templadas y soleadas.
99
Apendice 3
El Urbanismo Global. El hábitat humano como
la estructura de un sistema de relaciones
auto-organizado y su posibilidad de
transformación hacia la cooperación total; más
una aplicación teórica en un lugar específico: Roma.
123
5
Introducción
En los pasados noventa años ha habido una gran transformación en
ciencia. Ésta se ha sustentado no solamente en una nueva forma de ver y
comprender los hechos científicos, sino también, en una conformación
del pensamiento de características inéditas que, como resultado, ha
derivado hacia una original, profunda y novel concepción del mundo en
particular y el universo en general. Tan fuerte ha sido el cambio que
conceptos inalterados e intocables durante cerca de 500 años, cayeron.
Por un lado, la base científica más arraigada de la llamada Era
Mecanicista, el método analítico, probó no ser capaz de resolver
cuestiones claves de las investigaciones en desarrollo luego de los
primeros años del Siglo XX. La nueva concepción, que comienza sobre
la base de que los modelos deterministas no pueden dar respuesta a
ciertas preguntas, una de las cuales, por ejemplo es, qué es la vida,
encuentra que puede abrirse el campo de posibilidades e investigación si
se piensa que ciertas propiedades pueden encontrarse en las relaciones
vinculantes más que en la materia misma. Es decir, en sistemas y redes.
Por otro, y con equivalente o mayor peso conceptual, la objetividad de la
ciencia -de la experiencia y la teoría, y por tanto, de ésta como un todo- se
ha ido cuestionando paulatinamente con ajustada insistencia y afinado
acierto, lo que comprende consideraciones epistémicas de orden
ontológico y axiológico, hasta el punto de quedar tal categorización
estimativa caduca, pasando su ser, de absoluto a relativo, y su valer, de
taxativo a condicional. De ser “incuestionable hasta tanto se demuestre lo
contrario” a ser “una interpretación coetánea verificable en el campo
práctico” la distancia es enorme y las implicancias mayúsculas. La
ampliación de horizontes, inconmensurable.
No está aquí el ánimo de discernir sobre, ni es, tampoco, el lugar para,
discutir el asunto, solo dejar en claro que estas ideas y conceptos son y
serán altamente influyentes en el mundo contemporáneo y futuro, y que,
a su vez, ha dejado al ámbito técnico con nuevas y formidables
herramientas de trabajo y desarrollo.
Sin embargo, mientras que la ciencia y la filosofía han tenido impactantes
cambios, tantos, y tanto más profundos, se verificaron durante el período
en el área técnica y tecnológica, lo que deja un nuevo campo de
investigación teorética aún inexplorado - dado que la filosofía se ha
6
dedicado marcadamente a la ciencia- sobre sus particularidades y
especialidades. Sobre su influencia en el mundo moderno. Sobre su
forma de trabajo, progresión y estructuración práctica, los cuales no
encajan en los postulados más reconocidos de las primeras, y cuyo
advenimiento produjo y produce un ingrediente de peso pertinente y
sustancia suficiente como para no poder ser ignorado en la conformación
del pensamiento actual, so pena de quedar desarticulado y
desajustado.(1)
Intentaremos insertar todo este complejo universo dentro del marco de la
Arquitectura actual, de forma que sean nociones que permitan ampliar
más su visión y abrir nuevas posibilidades, en el entendido de poder
responder más eficazmente a sus responsabilidades e incumbencias.(2 y 3)
El notable avance científico, filosófico y técnico del humanismo implico un
extraordinario estimulo en una suerte de retroalimentación cultural. Lo
mismo debería de suceder hoy pues las condiciones son inmejorables.
Puede, sin lugar a dudas, trazarse un paralelismo entre aquellos y estos
días. Sin embargo, la Arquitectura no ha sido influenciada mayormente
por todo esta masa intelectual de enormes proporciones y vastas
proyecciones en continuo crecimiento. Tampoco las nuevas formas de
sentir y pensar han gravitado, como un elemento que pueda estimular su
propia y necesaria evolución, ni en el campo conceptual ni en la práctica
misma.
La situación es muy demandante pues, a pesar de que por un lado, como
dijimos, las posibilidades se amplían, por otro, las condiciones mundiales
se complejizan. No queda oculto para nadie la aceleración del desarrollo
global humano en el último siglo. Tampoco que este desarrollo tiene
facetas que implican situaciones de alerta con respecto a posibles o
probables derivaciones.
Desde el crecimiento demográfico a la
ampliación y expansión de la tierra ocupada por el hombre, desde el
aumento de la producción industrial al problema del reciclado de
desechos.
A pesar de esto y teniendo en cuenta todo lo que se ha venido debatiendo
en los últimos años,(4) es bueno dejar en claro que ni presentaremos aquí
una postura alarmista, ni entraremos en la polémica, puesto que si el
desarrollo resuelve todos los problemas, y nosotros estamos inmersos en
el, deberíamos entonces resolver estos, a los cuales el propio desarrollo
nos ha enfrentado, en vez de gastar energía en discusiones estériles y
absurdas.
Por otro lado la responsabilidad de la comunidad global no debería estar
influenciada por el miedo, herramienta usada muy comúnmente para el
control y manipulación de los ciudadanos desde larga data y en todas
partes del mundo (lo que parece ser utilizado y promovido últimamente
(1) La tradicional dirección
aceptada de penetración de
las ideas -ciencias puras,
ciencias aplicadas, cuerpos
técnicos, masa socialpuede quedar desvirtuada.
Internandonos en la tesis
que sigue a continuación,
podríamos llegar a imaginar
que, incluso, invertida. Si
hablamos de los conceptos
de auto-organización sería
posible llegar a argumentar
que, muchas veces, las
teorías científicas surgen de
formas de pensar ya
maduras en el cuerpo
social; pero tal nivel de
discernimiento rebasa los
alcances y cometidos de
este ensayo. (Ver autoorganización en Capítulo 5
y Apéndice 3)
(2) Basarse en un enfoque
exclusivamente “científico”
tiene sus peligros y
limitaciones, más aún si
ésta es entendida en el
sentido “clásico”. Ver, por
ejemplo, John
Dupre,Human Nature and
the Limits of
Science,Clarendon Oxford
University Press, 2001
(3) Del mismo modo,
hacerlo sobre un punto de
vista privativamente
tecnológico, también. Ver
Merritt Roe Smith and Leo
Marx, Editors,Does
Technology Drive History?:
Dilemma of Technological
Determinism,
Massachusetts Institute of
Technology,1998
(4) Calentamiento global sí,
o calentamiento global no,
esa es la cuestión. Una
gran parte de la comunidad
científica dice que la
enorme cantidad de CO2
liberado como resultado de
la combustión de
combustibles fósiles,(de la
cual los edificios son
responsables de la mitad),
entre otras cosas, tiene
profundas consecuencias
en la temperatura
planetaria. Como ellos
dicen, el calentamiento
global tendrá catastróficos
7
resultados en el futuro
cercano. Por supuesto
existe lo opuesto; cierta
parte de comunidad
contradice con que no
tenemos hoy el nivel de
conocimiento para
comprender o discernir si
estos verificados cambios
son causados por el ser
humano o corresponden
con oscilaciones naturales
de la temperatura como ha
sucedido anteriormente.
Como veremos más
adelante, si nosotros
tomamos en cuenta ciertos
umbrales de integración,
no influiremos sobre los
valores de CO2
atmosférico; quedaremos
consecuentemente y
sencillamente fuera del
asunto y no inmersos en la
discusión. (El
enfrentamiento también se
ha ejemplificado como una
guerra entre los llamados
maltusianos y
cornucopianos, o entre los
apocalípticos y los
partidarios del crecimiento
infinito)
por ciertas ramas de la industria para su propio beneficio económico), ni
por el libertinaje de que aquí no pasa nada, y sí estimulada por la actitud
de colaborar positivamente y comprometidamente con la situación
contemporánea y futura del medio en el que vivimos.
Si la acción del hombre ha tenido y tiene efectos nocivos sobre el planeta,
deberemos primero que nada modificar su forma general de actuación,
que implica necesariamente cambiar su forma de pensar y apropiar (lo
que no es, ni será, de un día para el otro), más que las acciones en sí
mismas (sin dejar de hacerlas por supuesto), para, entonces sí, actuar en
consecuencia y no en correspondencia. Es decir, accionar sabiamente en
vez de alocadamente a través de una modo de ver y sentir aún
comprometido con los efectos perniciosos. El enfoque que atenderemos,
en conclusión, estará destinado a crear una perspectiva aceptable a largo
plazo.
Todo este universo nos enfrenta hoy, al mismo tiempo, a una Arquitectura
mundial conceptualmente estancada. Las grandes ideas de la
Arquitectura Moderna, aunque ya obsoletas, siguen vigentes. Para
comprobarlo alcanza con ver la producción arquitectónica global actual.
No es que muchas cosas no se hayan dicho en los últimos 100 años.
Hemos visto un montón de manifiestos, un montón de estilos, un montón
de buena Arquitectura y un montón de frivolidad. Pero todo ha pasado.
Mientras tanto, vemos hoy algunos ejemplos que intentan posicionarse
como la “nueva gran Arquitectura” pero apenas los tocamos, se caen en
pedazos. Parecen más, extrañas criaturas decimonónicas, ineficientes e
ineficaces (y una muestra más de los gastos sin sentido en que incurre el
primer mundo) que Arquitectura en franca evolución.
Siempre se ha dicho que la Arquitectura debe de estar acompasada a su
tiempo. No es este, hoy, el caso.
Es viable (más de moda en estos días es decir “sustentable”) este
universo? No.
A través de la ideación que sigue a continuación se intentará resolver
varios de los tópicos incontestados más importantes de la teoría y
práctica arquitectónica actual. El primero de ellos: Cómo integrar el
problema de la complejidad? Los Maestros del Movimiento Moderno
promovieron con todas sus fuerzas la simplicidad como el objetivo central
del diseño arquitectónico. Sin embargo las cosas parecen ir en sentido
opuesto. Es posible explicar esta dicotomía? La segunda: Tiene lógica la
tendencia a la homogeneidad verificada en el quehacer arquitectónico a
lo ancho y largo del globo? Esta particularidad nos lleva hoy a encontrar
soluciones idénticas en espacios y lugares diametralmente distintos, lo
que parece a priori y se confirma a posteriori como una situación absurda.
Es posible evitarlo?
Y la tercera y sin ninguna duda la más dramática según lo que ya hemos
8
empezado a esbozar: Cómo resolver el problema de la contaminación
debida a la producción y acción edilicia? Desde que el volumen de la
masa construida tomo cierta relevancia, ésta ha conocido tres etapas. La
contaminación interna de las pequeñas ciudades de los siglos pasados;
la proyección hacia el exterior de las áreas urbanas de esta
contaminación en las ciudades con mayor volumen de fines del siglo XIX
y principios del siglo XX; y la contaminación global generada por la
Arquitectura de los últimos 60 años. Responder a lo anterior implica
además contestar: Que hacer con el largamente conocido y nunca
resuelto problema del llamado sprawl?(5)
El continuo incremento y expansión del área construida, debido no sólo al
aumento demográfico y cambio de organización socio-económica, sino
también al crecimiento de la riqueza global, que ha conllevado un
impresionante desarrollo de la industria de la construcción, es una faceta
actual que debemos entender y atender. Obviamente esto definirá una
nueva forma de ver la Arquitectura y el Urbanismo. No creo que a ningún
partidario del crecimiento ilimitado, a pesar que viera posible que la
construcción siguiera extendiéndose hacia otros mundos, se le ocurriría
sostener que pudiera ser viable y además agradable, un planeta Tierra o
enteramente edificado o completamente contaminado. La cifra de
superficie devastada anualmente por el crecimiento mencionado es
globalmente de 167.558.- km2, 7 veces más que el área selvática
quemada en la Amazonia en el mismo período.(6)
El problema de la Amazonia y la quema de bosques es un escándalo
mundial y culpamos al tercer mundo por su incapacidad para manejar el
problema. Mientras tanto, el área devastada debido al avance de la
construcción es un problema del que no se habla ni está cuantificado,
salvo en algunos pocos países del mundo. Somos los cerebros de la
industria de la construcción y no hacemos lo que deberíamos, es decir,
ocupamos del asunto.
No hay duda, el actual modelo desarrollista está obsoleto. Tampoco hay
duda alguna que costará mucho cambiarlo. Habrá llegado el momento de
empezar a pensar en la transformación hacia la adultez de la evolución
social humana?
En las páginas siguientes usaremos muchas veces la naturaleza como
ejemplo. No será la primera vez; ésta ha sido el eje central de la
investigación del hombre a lo largo de su historia. Pero agregaremos aquí
dos factores. Por un lado y en buena parte, han sido las ciencias naturales
y en particular la biología y la ecología las que, no sólo han germinado
sino también fomentado la teoría de sistemas y redes. Por otro, se podrá
discutir en más o en menos, si no es hoy será mañana, pero es indudable
que, la naturaleza entendida como el planeta todo, de seguir la tendencia
actual, se encontrará, si ya no es hoy, en situación comprometida. Y no
(5) Usaremos
generalmente la palabra
inglesa sprawl para
referirnos a la expansión
de área urbana pues es
más específica.
(6) The Earth Institute at
Columbia University, a
estimado que el área
construida total alcanza
aproximadamente el 3%
del total de la tierra
planetaria (GRUMP [Global
urban Rural Mapping
Project]
www.earthinstitute.columbi
a.edu/news/2005/story0307-05.html.) o sea
4.468.200 km2. El
incremento anual del área
construida puede
estimarse en 3.75% que
resulta de la suma del
aumento anual de
población mundial urbana
(1.85% actualmente.
(Population Division of the
Department of Economic
and Social Affairs of the
United Nations Secretariat,
World Population
Prospects: Revision and
World Urbanization
Prospects: The 2009
Revision)) más la caída de
la densidad urbana
estimada en 1.9% (Shlomo
Angel, Stephen C.
Sheppard and Daniel L.
Civco, With Robert
Buckley, Anna Chabaeva,
Lucy Gitlin, Alison Kraley,
Jason Parent, and Micah
Perlin, The Dynamics of
Global Urban
Expansion,Transport and
Urban Development
Department,The World
Bank, 2005 estimaron el
valor en 1.7% para países
en desarrollo y 2.2% para
países desarrollados. El
cálculo es hecho para
ciudades de más de
100.000 habitantes).
9
justamente por cómo es explotada sino esencialmente por cómo es
interpretada.
Internándonos en la composición teórica que sigue a continuación iremos
encontrando algunas interesantes conclusiones. Una es que la clásica
diferencia entre las cosas y la naturaleza -artificialia se hace, naturalia se
encuentra- irá esfumándose ante nuestros ojos hasta llegar a descubrir
que, en realidad, no sólo son lo mismo, sino que, tanto o más importante,
podemos hacerlos lo mismo. La segunda es que ciencia y técnica irán
convergiendo hacia un espacio común, en una natural tendencia que
surge de las notables propiedades de los últimos instrumentos
tecnológicos y de la urgencia por resolver, conjuntamente y útilmente
para la comunidad global, muchos de los temas tratados en las páginas
siguientes. En última instancia, la típica y popular separación entre arte y
ciencia irá desvaneciéndose hasta el punto de hacerse solo reconocible
como dos caras de la misma moneda. En efecto, no existe arte sin un
enfoque científico del mismo modo que no existe ciencia sin creatividad
artística. Y no es la tecnificación una forma de limitar a la primera como
fue la tendencia típica del pensamiento predominante de la segunda
mitad del Siglo XX sino que es justamente lo opuesto, el camino para
desarrollarla y potenciarla.
Con el ánimo de la simplicidad y el empeño de la brevedad, hemos
reducido varios temas a su mínima expresión. En particular, el contexto
cultural del siglo pasado se dividió en dos etapas, la primera como
continuidad de posturas de siglos anteriores y la segunda como sustento
de los lineamientos que proponemos a futuro, a pesar de que no pueda
establecerse con precisión en qué momento este cambio se produce, ni
definirse a satisfacción las etapas donde una u otra postura tuvo o tiene
mayor incidencia, pues éstas, hasta opuestas visiones, han estado
coexistiendo a lo largo de todo el período. Sin embargo, para ser
consecuente con los pronunciamientos más adelante explicitados, no
podemos dejar de aclarar que vemos a la evolución histórica como un
proceso complejo, continuo pero fluctuante, en donde cada instante
comunica el pasado con el porvenir, ponderando que puedan
identificarse puntos de inflexión o inestabilidad que incidan en éste y que
las oscilaciones dependen de la distancia de la perspectiva. El significado
de “evolución” utilizado no conlleva conceptualización alguna sobre las
cavilaciones típicas del siglo pasado, de si existen metas últimas o el
futuro es casual. Ni una cosa ni la otra. Ni existe un camino
predeterminado ni lo ulterior es aleatorio, sencillamente depende del
conjunto de pequeños pasos que el hombre da constantemente,
individual y colectivamente, para construir su propio futuro; con la
convicción de que la cabal comprensión de los pasados dará proyección
a los futuros, sumado al convencimiento de que, si existen metas, sólo se
materializan en tiempo presente: hacer mejor el porvenir; y que este
multitudinario esfuerzo, compuesto de infinidad de aportes individuales
10
coordinados (como mínimo, relacionados culturalmente) y
comprometidos, señala un rumbo, por sobre los des norteados caminos
actuales que conducen a ningún lado.
Las orientaciones aquí sustentadas están introducidas con el fin de
influenciar en una práctica arquitectónica actual disgregada,
desacompasada y estéril, de forma de promover, transformar y obtener
resultados beneficiosos y productivos, sino los más, para el conjunto de la
comunidad global, actual y futura. Por lo tanto, el hincapié está dado en
proponer más que en analizar (aunque lo uno es imposible sin lo otro) un
continuo devenir, donde los conceptos están entremezclados y las
posiciones son muchas veces contradictorias, no solo entre ellas, sino
también dentro de ellas (pues estas inherentemente contienen el nexo
temporal, hacia atrás y hacia adelante) sin un balance que se haya
concedido la óptica de una indispensable decantación. Añadido a esto,
las posturas e interpretaciones mantenidas no tienen el propósito de ser
sino de convenir, por lo que no tienen un valor absoluto sino condicional
(lo que de por sí ya habla mucho de sí), estimuladas porque en la
necesidad y el afán de formular, tendrá indudablemente más peso el
hacer adecuadamente que el ser absolutamente.
En línea con lo anterior, tendremos un enfoque consciente y
verdaderamente subjetivo, sobre como interpretamos la situación actual
y como debería transformarse ésta, despegándonos del estilo utilizado
en los últimos tiempos, artificioso e irreal, de descripción de los hechos en
forma apática, fría y desapasionada, en tercera persona, como una
realidad “pura” y externa al analista, que “presenta” a éstos desde afuera
con una absoluta “objetividad”, ajena y distante. El tratamiento será, por
tanto, subjetivo y conveniente. Subjetivo por aceptar que los hechos no
existen fuera de nuestra experiencia; conveniente porque, a partir de
esto, podemos modificarlos en nuestro favor y, en particular, en favor de la
comunidad global.
Para la construcción de una teorética de tales características, nos fue
imposible evitar introducirnos en ámbitos científicos y epistemológicos,
obligados por la necesaria integración y asociación de conocimiento, sólo
para descubrir que la disgregación de éste, no se encuentra unicamente
dentro de una esfera del saber, sino también entre distintas áreas; y cuyas
causas podrán estar o no radicadas en, pero con probabilidad suma,
relacionadas con la metodología mecanicista. Así, mientras advertimos
que la epistemología de moda es no acumulacionista, la técnica y en
particular muchas ramas del diseño técnico y tecnológico, se mueven
dentro de terrenos donde la acumulación de conocimiento previo es
esencial para las decisiones sobre cambios progresivos, es decir, donde
existe una sucesión más o menos secuencial y direccional de pasos
concatenados, y donde las transformaciones no se deben, por supuesto,
muchísimo menos que a una no acumulación, a mutaciones de orden
11
aleatorio, ni nada que se le parezca, aunque extrañas y sumamente
esporádicas casualidades pudieran hallarse.
Usaremos un lenguaje lo más llano posible, intentando no caer en
nociones altamente complejas o rebuscadas y permitiendo, entonces,
una lectura clara y accesible, dejando de lado penetrar más
profundamente en ciertos conceptos que harían a esta engorrosa y difícil;
pero, al mismo tiempo, dejando líneas de posible profundización.
Por último, hemos dividido la argumentación en 6 partes. No es que no
nos podamos despegar del modelo mecanicista, lo que pude ser
parcialmente cierto, sino que también supusimos que conllevaría una
mejor comprensión, dado que el lector estará más acostumbrado a esto.
Pero a poco comenzar, irá descubriendo que las consideraciones y
deducciones están todas interrelacionadas entre sí. Así es. No es posible
concebir una Arquitectura Sistémica si no se piensa que esta debe ser
Adaptada, del mismo modo que no se puede hablar de de una
Arquitectura Libre sin que esta sea, a su vez, Evolutiva. Con análogo
sentido, que sea Inclusiva, implica, que sea Diversa.
Esto es, como debería proceder, la Arquitectura de hoy en día.
12
La Arquitectura debe ser Libre!
A lo largo de la historia, las creaciones humanas han sido siempre
condicionadas; en el siglo veinte debido a interés político;
precedentemente, debido a control religioso; antes y después, como
resultado de la censura académica. A pesar de que no existe una explícita
declaración que la incluya como derecho humano,(7) la libre creación
humana es, indiscutiblemente, uno de ellos. Debemos entender que la
creatividad es el motor de la evolución cultural.(8) No es conveniente
olvidar que, no solo con ella se han hecho los grandes pasos de la historia
de la humanidad, sino que también, con su estimulo, se han dado los
pequeños. También es cierto que, en muchos casos, se la ha intentado
amordazar. Todos hemos escuchado historias sobre pensamiento
creativo frenado y demorado por el status quo u otros intereses. Siempre
decimos “estas cosas no deberían de pasar más” pero las historias se
siguen repitiendo y el círculo vicioso nunca termina.
En Arquitectura, como parte de la cultura humana, sucede lo mismo. Ésta
ha estado manipulada por factores de poder pero, en este caso,
especialmente incrementado, pues el propio poder ha usado a la
Arquitectura como su representación icónica. Y a veces, los arquitectos
han usado esta característica particular para convenir con el aparato
dirigente. Pero no sólo el establishment influenció y controló la
Arquitectura. Desde el tiempo que existe un conjunto de reglas formales
predefinidas, a las cuales los edificios deben responder, la Arquitectura es
controlada también, por los arquitectos. Yo llamo esta condición “control
académico”. Sin embargo, esta circunstancia no surge fuera del ámbito
cultural en la cual está inserta. El conjunto de reglas formales
predefinidas no existe en el mundo “per se“; sino que, es parte de todo
una completa forma de pensar dentro de una era característica. Ésta ha
sido llamada “determinista”.
(7) Sorprendentemente no
está incluida en la
declaración universal de
derechos humanos de la
ONU; a pesar de que se
nombre la libertad de
pensamiento.
(8) Henri Bergson
desarrolló una teoría a
principios del Siglo XX,
como una alternativa la
visión darwiniana, donde
“Élan vital” que puede ser
entendido del mismo modo
que el natural impulso
creativo de la humanidad,
es el motor de la evolución
biológica. Henri Bergson,
L'Evolution créatrice, 1907.
Puede ser vinculado con
las actuales teorías
evolutivas que anteponen
el mecanismo de la
novedad, ver: Brian Hall,
2003. Evo-Devo:
evolutionary developmental
mechanisms.Int. J. Dev.
Biol. 47: 491-495 y Scott F.
Gilbert. 2001. Ecological
Developmental Biology:
Developmental Biology
Meets the Real World.
Developmental Biology
233, 1–12)
Por qué? Porque en un mundo determinista, donde la teoría científica
tiene el valor de “verdad inmutable”, las leyes que la gobiernan son
atemporales y no existe el concepto de “evolución”, la Arquitectura es un
todo estático, gobernado por un conjunto de reglas formales pre
impuestas y predefinidas, a las cuales los edificios deben responder,
llamadas “estilo” el cual tiene el valor de “verdad inmutable”. (Es claro que
aquí la palabra “estilo” es entendida en su sentido más restrictivo, es
decir, como el conjunto de reglas formales preestablecidas incambiadas
13
en un periodo de tiempo las cuales deben seguirse
para obtener un resultado artístico exitoso.)
(9) Para ver la filosofia
determinista consultar:
René Descartes, El
discurso del Metodo,1637.
Gottfried Leibniz, Discourse
of métaphysique, 1686.
Spinoza, Principios de la
filosofía de Descartes.
Pensamientos metafísicos,
1663.Isaac Newton,
Philosophiae naturalis
principia mathematica,
1687. Arthur
Schopenhauer, On the
Fourfold Root of the
Principle of Sufficient
Reason, 1913
Ver También: Robert
Bishop and Harald
Atmanspacher Editors,
Between Chance and
Choice: Interdisciplinary
Perspectives on
Determinism, Imprint
Academic, 2002.
(10) Para ver un
compendio e introducción a
la teoría y metodología
arquitectónica en el mismo
período puede verse Bernd
Evers,Christof
Thoenes,Kunstbibliothek,
Architecture Theory, from
renaissance to the present,
89 Essay on 117 treatises,
Tachen 2003. Puede, a
partir de este compendio
consultar directamente a
todos y cada uno de los
Arquitectos autores de
estos ensayos y tratados.
También existen infinidad
de estudios sobre el tema
como el de Hanno- Walter
Kruft, A History of
Architectural Theory , from
Vitruvius to the Present,
Princeton Architectural
Press, 1994. Para ver la
complejidad de la relación
entre el pensamiento de
una época y la creación de
edificios puede consultarse
al notable ensayo de Erwin
Panofsky, Gothic
Arquitecture and
Scholasticism, Latrobe, PA:
Archabbey Press,
1951.También puede
consultarse a las clásicas
El desenlace de las obras arquitectónicas, en la era
“determinista”, queda acotado entonces, a un
producto previsto y previsible. Previsto, porque la
obra cumplirá con los formalismos impuestos,
previsible, en tanto y en cuanto la metodología de
diseño promueve un final delimitado.(9)(10)
Es indudable que esta forma de ver termina
promoviendo una separación entre Arte y Ciencia,
pues las producciones que podrían tener valoración
artística quedan cercados por un resultado formal
reducido y un mecanismo intelectual de producción
reducidor que intenta justificar y supone aproximar
al resultado esperable. Y esta separación puede ser
entendida tanto por su falta de libertad, como por la
imposibilidad de que todos los productos que
cumplieran con las supuestamente infalibles
disposiciones estilísticas y metodológicas accedan
a un real valor artístico. (Esto abre dos interesantes
cuestiones: Será que por ese motivo le demos hoy
más valor artístico justamente a los autores que se
animaban a romperlos? Al mismo tiempo, habrá una
innata e inmanente búsqueda de la libertad en el
hombre?) Hoy podemos entender que estas
disquisiciones más que estar asociadas con la
“cientificidad” de los procedimientos
metodológicos, con la “inmutabilidad” de las
relaciones de proporción o con el “indiscutible”
valor “artístico-estilístico” de la teoría
predominante, sostenido por sus defensores, lo
estaban al completo pensamiento y modo de sentir
de toda una época.
No demás está decir que el nombre “determinista”
no tiene nada que ver con la “determinación” o
“predeterminación” a que estaba circunscrito el
resultado arquitectónico, sino que surge de la
característica de las leyes científicas de la época,
que “determinaban” con exacta precisión las
condiciones particulares de la materia en un
momento dado, aunque notablemente y no tan
notablemente, se ajusta perfectamente. La
correlación es exacta.
visiones de los críticos
Modernos como la de
Sigfried Giedion, Space,
Time and Arquitecture, The
Growth of a New Tradition,
1969 o Kenneth Frampton,
Historia Critica de la
Arquitectura Moderna,
Gustavo Gili, 1993.
Frampton, con su
regionalismo crítico, abre
una línea de pensamiento,
aunque aún asociada a la
concepción Moderna y por
tanto también centralista,
que apunta a una validez
de la experiencia regional.
14
(11) Puede verse este
concepto emparentado con
la teoría que Tomas Kuhn
desarrolla en The strucutre
of scientific revolutions,
University Chicago Press
1962, para ver una crítica
ver (39)
La consecuencia ha sido períodos de tiempo donde
la Arquitectura sigue al “estilo”, luego una relativa
corta fase de cambio y luego otro “estilo”
i n s t a u r a d o . ( 11 ) E s b u e n o r e m a r c a r q u e ,
teóricamente, dentro de un lapso donde un
determinado estilo tiene suceso, el tiempo no
cuenta.(12) Si analizamos estos tiempos de cambio,
veremos arquitectos enfrentándose y defendiendo
uno u otro estilo como fue realmente común en el
Siglo XX, diciendo, “la Arquitectura debe ser como
esta porque es mejor” o “como esta no, como la otra,
porque es mejor que cualquier otra”. En los últimos
100 años,
muchas revistas de Arquitectura
aparecieron para sustentar estos puntos de vista.
Análisis desinteresados no están entre los
testimonios. Es interesante notar que los
argumentos están basados más en el alcance
formal que en necesidades técnicas. Sin embargo,
como la discusión está centrada precisamente, en
estas reglas formales, que se quieren imponer o se
intentan revertir, son coherentes con la línea de
pensamiento de la época.(13)
(12) El concepto de
atemporalidad o
inexorabilidad (o
irreversibilidad) del tiempo
son esenciales en las eras
deterministas e
indeterministas
respectivamente, para
verlo ampliado puede
consultarse Prigogine,
Ilya (1961).
Thermodynamics of
Irreversible Processes
(Second ed.). Prigogine,
Ilya, "Time, Dynamics and
Chaos: Integrating
Poincare's 'Non-Integrable
Systems”, Center for
Studies in Statistical
Mechanics and Complex
Systems at the University
of Texas-Austin, United
States Department of
Energy-Office of Energy
Research, Commission of
the European Communities
(October 1990)
Por otro lado es bueno recordar que la Arquitectura
(13) Ver Ulrich Conrad,
Programs and manifestoes
on 20th-Century
architecture, The Mit Press,
Cambridge, MA, 1971.
También se ha usado como
justificación ciertas
interpretaciones de la
ciencia para definir
valoraciones artísticas. Ver
por ejemplo Alberto Pérez
Gómez, Architecture and
the Crisis of Modern
Science, Cambridge, MA:
MIT Press, 1983. Alberto
Pérez Gómez sostiene que
las limitaciones de la
propuesta Racionalista se
deben a la imposibilidad de
derivar valores artísticos y
en particular “metafóricos”
en la Arquitectura a través
de un método embebido en
la certeza “científica”
consecuente con el
enfoque positivista de la
Ciencia “Moderna” a partir
de 1800. Si bien la postura
de Pérez Gómez se basa
en la diferencia entre dos
etapas del período clásico
o determinista, (al último de
los cuales Pérez Gómez
llama “Moderno”), que hoy
podemos entender como
una unidad, y que con su
clásico modo mecanicista
deja poco margen de
acción a la “metáfora”
(terminaba siendo en
realidad mera decoración,
como bien lo entendieron
los racionalistas), no hay
que olvidar el hecho que
ésta es eliminada
arbitrariamente en el
ámbito metodológico del
Racionalismo, con el fin de
admitir solo la metáfora de
sí mismo (de absoluta
lógica determinista). En
otras palabras, la
metodología Racionalista
es en sí solo un
mecanismo de
delimitación, de atribución
absoluta y alcance
universal, inventado con el
único fin de autoreferenciarse, del mismo
modo que anteriormente
rigió un mecanismo
histórico-referencial. Lo
que es claro es que ambas
se apoyan en la verdad
como valor esencial de su
argumentación. El
Racionalismo sobre el
concepto de “verdad a
través de la objetividad
técnico-científica” las
anteriores sobre el
concepto de “inmutabilidad
de la cualidad de la
proporción en términos
absolutos” u otros. Pero el
universo posmodernista de
Pérez Gómez es también
positivista; con el respaldo
“infalible” de la “objetividad”
crea una interpretación de
la historia de la ciencia con
el fin de descubrir las
limitaciones del
racionalismo y, al mismo
tiempo, allanar el camino a
la justificación de la
metáfora históricoestilística. Es bueno
recordar que ni la
Arquitectura ni el Arte
tienen la obligación de ser
metafóricos. Y mucho
menos históricometafóricos. Y menos aún,
que estas referencias
estén basados sólo en
aspectos decorativos. (Los
conceptos de proporción y
conformación espacial,
son generalmente similares
en el racionalismo que en
épocas anteriores) Y, si
bien es cierto que el
racionalismo ve a la
metodología como un
conjunto de reglas
operacionales donde el
técnico no tiene libertad de
discernimiento (tampoco lo
tiene en estilos anteriores),
también lo es que los
objetivos técnicos no son
de por sí anti-artísticos ni
mucho menos (son, en
realidad, todo lo contrario),
a menos que se entienda,
o se pretenda, que el valor
artístico se encuentra
exclusivamente en
proposiciones históricoestilístico referenciales. Lo
que, por otro lado, es
absolutamente subjetivo.
George Kluber propuso en
George Kluber, The Shape
of Tim: Remarks on the
History of Things, Yale
University Press, 1962, una
interpretación alternativa
de la historia del Arte y de
la Arquitectura a la
comúnmente basada en
sucesión de estilos, donde
incluye el problema de la
complejidad e
indeterminación utilizando
ciertos paralelismos con la
evolución biológica.
15
esta dentro de un mundo y no puede apartarse de su propio entorno. Sin
lugar a dudas, estas características especiales no han sido sólo de ella,
sino del universo cultural del cual estuvo rodeada. Como Kuhn ha
mostrado, esta dinámica ha sido típica en el área científica y política pero,
si miramos para atrás, podemos ver que además también ha sido una
característica común en muchos ámbitos de la cultura humana. Esta
forma de avance y cambio ha mostrado además una gran inercia, desde
que se mantiene como elemento inconfundible en variados ambientes de
la cultura. más allá de que persista más en unos campos que en otros. El
caso que nos ocupa, el de la Arquitectura, ha mantenido esta forma de
transformación incambiada, lo que, como veremos más adelante, la hace
quedar relegada con respecto a otras áreas culturales, incluidas algunas
relativas al diseño. Aquí nos centraremos en el aspecto estrictamente
técnico-metodológico de los criterios de diseño dejando para después, la
influencia que todo esto tiene en los procesos evolutivos.
.
Para mostrar que, si entramos en un problema arquitectónico, esta forma
de pensar no es nada útil, es posible hacer una sencilla demostración.
Imagine el conjunto de puntos que conforman cualquier espacio (figura 1
Figura 1a.
a y b) (pido disculpas por la convencionalidad de determinar los bordes
planos y el espacio cubico pero debemos aceptar que en la mayoría de
los casos el espacio arquitectónico donde trabajar es prismático). Hace
un siglo y aún hoy (debemos agregar que estos conceptos son
mantenidos en multiplicidad de ámbitos académicos) se dijo que los
edificios deberían tener una “forma pura abstracta” como es ejemplificado
en la imagen (a) debido a significaciones e implicaciones morales,
16
económicas y funcionales. Como la Arquitectura estaba estancada en
ese tiempo, los conceptos fueron un punto de partida para salir adelante,
a pesar de que desde la perspectiva de hoy, estas ideas aparezcan como
muy limitadas y restrictivas.
Usted podría preguntar: porque no puedo usar otros puntos del espacio o
cualquier otro conjunto de puntos que sean más adecuados para resolver
mi problema arquitectónico? Por supuesto, usted puede. (De suponerse
que alguien dijera “el conjunto de puntos que define el prisma es el
espacio disponible” podremos responder que este es un argumento más
especulativo que arquitectónico.)
Figura 1b. La limitación espacial resultante de posturas apriorísticas se manifiesta en
la imagen a o b
Como ejemplo opuesto (b) la comunidad arquitectónica ha escuchado
decir en estos tiempos que “la nueva Arquitectura” debería usar
superficies paramétricas porque estas tienen “mayor integración interna
y adaptación externa”(note la clásica regla formal) y adicionalmente, este
es “el nuevo gran estilo después del modernismo”(14) (obviamente, la regla
formal define un “estilo”)(no voy a discutir si la palabra “estilo” tiene
sentido en el mundo actual de la Arquitectura o si está “demodé” usando
la misma forma de pensar). Más importante aquí es decir que es muy
difícil probar que “la mayor integración interna y adaptación externa” en
una composición arquitectónica viene de una superficie creada por una
(14) Patrik Schumacher
director/socio Zaha Hadid
Architects in Zaha Hadid
Catalog, Barbara
Cappochin Exhibition,
2010, pág. 21
17
ecuación matemática definida para ser útil en el desarrollo de cálculo
computacional grafico. (Si fuera cierto, supongo que no se necesitarían ni
diseñadores ni arquitectos). Mientras dejamos a sus patrocinadores
intentar probar tal complicada aseveración, nosotros seguiremos
planteando la misma pregunta: Porqué no puedo usar otros puntos del
espacio o cualquier otro conjunto de puntos que sea más adecuado a mi
problema arquitectónico? Por supuesto, usted puede. Las figuras
muestran que usar un conjunto de puntos definido “a priori” sólo
transforma el espacio disponible en un conjunto menor reduciendo las
posibilidades y en consecuencia, complicando y dificultando el
desenlace. La solución será más estructurada debido a que debemos
optar por un conjunto preestablecido. Es remarcable que lo último es
cierto siempre que exista un conjunto predefinido, sea cual sea.
En un mundo indeterminista donde ciencia y técnica tiende a
evolucionar(15) a través de un proceso complejo, continuo y fluctuante,
donde la transformación se sustenta en el aumento de la cantidad de
conocimiento y se proyecta en la necesidad de readecuación progresiva
de éste, hacia conjuntos conceptuales y dispositivos de mayor utilidad y
superior eficiencia, incluyendo adaptación taxativa y valoración
circunstancial,(16) y donde la temporalidad o irreversibilidad, en el
(15) Generalmente existen
dos acepciones de
“evolución”. La primera,
usada comúnmente en la
cultura general como:
proceso de desarrollo de
las cosas o de los
organismos o
transformación de las ideas
y de las teorías, por medio
del cual pasan
gradualmente de un estado
a otro (especialmente más
avanzado o maduro). La
segunda, usada en
ámbitos de la biología y
también filosofía como
sinónimo de la
interpretación darwiniana
(“darwinismo” o
“neodarwinismo”) de la
evolución. Aquí usaremos
la primera, con las
salvedades establecidas
en la introducción.
(16) La relación utilidadeficiencia puede tener
distintas apreciaciones. A
la afirmación de que es útil
ser eficiente o que la
utilidad conlleva eficiencia,
le es oponible que a veces
es útil no ser eficiente o
que ser eficiente no implica
utilidad. Sin embargo,
puede convenirse que
ambos conceptos están
emparentados. Es difícil
encontrar situaciones en
que no aparezcan
asociadamente y más aún,
cuando lo hacen en
sentidos opuestos, la
eventualidad puede
catalogarse de indeseable
o absurda, por ejemplo
cuando se es eficiente en
algo inútil o cuando se es
útil con algo ineficiente. En
casos extremos, la
disociación queda salvada
cuando se integra el
concepto de adaptación
(podría aducirse que es
inútil ser hiper eficiente
porque se es inadaptado).
También es posible insistir
con algún tipo de
pensamiento circular. Por
ejemplo, que alguna
Arquitectura ineficiente es
exitosa y, por tanto,
contiene cierta dosis de
utilidad. Más allá de la
valoración que sobre la
“utilidad” se tenga, es
consecuente afirmar que
la ineficiencia relativa se
transforma inmediatamente
en absoluta, una vez que el
“éxito” se diluya.
En este capítulo
prestaremos atención al
concepto de “utilidad”, en
el siguiente al de
“eficiencia”. Si bien los
dispositivos son evaluados
en ambas categorías, las
ideas son generalmente
estimadas en la categoría
de utilidad, llamándosele,
en este caso, a la
eficiencia, simplicidad.
La utilidad generalmente
está basada en cuatro
consideraciones, la
simplicidad, la practicidad,
la precisión y la
conveniencia, valoradas en
su conjunto.
Para las ideas, muchos
pensadores del siglo XX,
de diferentes escuelas y
hasta opuestas posiciones,
y no sólo los pragmáticos,
han tenido o tendido, a
posiciones afines a esta
noción. El valor de la
simplicidad en conceptos,
teorías e ideas fue
establecida con insistencia
en la época del
positivismo. “El objetivo
que (la ciencia física) se ha
fijado es la expresión
abstracta de los hechos de
la forma más simple y
económica”, ver Ernst
Mach, On the Economical
Nature of Physical Inquiry.
p186–214. On Lectures in
Popular Scientific Lectures,
1898.
William James sostenía
que la verdad era
absolutamente
dependiente de su utilidad,
ver William James, The
Meaning of Truth: A Sequel
to "Pragmatism",(1909)
Cambridge MA: Harvard
University Press, 1975 o
Pragmatism: A New Name
for some Old Ways of
Thinking, (1907)
Cambridge MA: Harvard
University Press, 1975.
““La verdad”, para
exponerlo brevemente, es
sólo el expediente en el
camnio de nuestro
pensamiento, como “lo
correcto” es sólo el
expediente en el camino de
nuestra conducta.
Expediente en casi
cualquier modo; y
expediente en el largo
plazo y en el total, por
supuesto.”(pág. 106)
“Cualquier idea sobre la
cual podemos
viajar...;cualquier idea que
nos llevará prósperamente
desde cualquier parte de
nuestra experiencia a
cualquier otra, enlazando
cosas satisfactoriamente,
trabajando seguramente,
18
salvando mano de obra; es
verdad por ésto tan
solo,verdad en la medida
de su progresión, verdad
instrumentalmente.”
(pág.34)
También puede citarse el
“instrumentalismo” entre
los cuales puede
mencionarse a Tomas
Kuhn en The structure of
scientific revolutions,
University Chicago Press,
1962 ya citado.
Es bueno agregar aquí una
de las más conocidas
frases de Willard Van
Orman Quine, “....desde
el punto del fundamento
epitemológico los objetos
físicos y los dioses difieren
sólo en grado y no en
género. Ambos tipos de
entidades entran en en
nuestra concepción sólo
como postulas culturales.
El mito de los objetos
físicos es
epistemologicamente
superior pues ha probado
ser más eficaz que otros
mitos como recurso para
trabajar una manejable
estructura dentro del flujo
de la experiencia.” Willard
Van Orman Quine, Two
Dogmas of Empiricism.
From a Logical Point of
View. Harvard Univ. Press.
1953.
Desde el punto de vista
técnico, las cuatro
consideraciones son
obvias pues nadie optaría
por un dispositivo más
complicado o menos
práctico, a no ser que
existieran extrañas o
estrafalarias
argumentaciones, muchas
veces de corte artístico,
tema que estamos
ahondando en el texto
principal. La precisión
deriva no solo de que el
dispositivo conlleva un
rango de exactitud que le
es inherente a sus
peculiaridades básicas sino
que, al mismo tiempo, el
campo conceptual que le
aplica es escogido también
en función de la precisión
requerida.
Por último, no sólo es a
través de la conveniencia
que se define si una idea o
dispositivo es útil, sino que
ésta también establece el
sustento conceptual que
más se adecua a los fines
técnicos perseguidos, sin
reparar en otra cosa que
no sea su precisión y
practicidad taxativa. Es
decir, sin siquiera evaluar
su nivel de aceptación o
penetración en el mundo
social. Ver también (28) y
(39)
universo, en los procesos evolutivos naturales y en las progresiones
tecnológicas es esencial, la Arquitectura debería ser vista como “un libre y
continuo proceso evolutivo” donde una composición es el resultado,
previsible o no, de un proceso técnico-intelectual que debería responder
al conjunto de necesidades, particulares y generales, en una situación
dada.
Bien, aquí hemos hablado de dos procesos simultáneamente. Por un
lado la evolución de la Arquitectura como un todo, por otro la sintaxis de
un caso particular, es decir, la de una composición arquitectónica aislada.
Sin embargo, es bueno notar que si entendemos a la Arquitectura como
“un libre y continuo proceso evolutivo” los casos aislados no son más que
una parte de este sistema; estos están íntimamente relacionados con el
conjunto, podría decirse sistémicamente. Del mismo modo, íntimamente
están, interrelacionados ambos procesos. Podemos agregar que el
proceso general se compone de la adición no aritmética y la
concatenación no lineal, es decir, más o menos secuencial, de los
procesos particulares. Pero dejaremos por ahora de lado el proceso de la
Arquitectura como un todo, el cual, como lo mencionamos, será analizado
en las páginas siguientes y nos dedicaremos al análisis de un hecho
compositivo aislado, que es el que hace al problema de la libertad técnicointelectual y donde la valoración de “utilidad” aparece como elemento
determinante.
Dijimos que éste, el hecho arquitectónico, debería responder al conjunto
de necesidades planteadas, particulares y generales, en una situación
dada. Y esta respuesta, para ser exitosa, debe ser efectiva. Podemos
establecer, entonces, una máxima: la Arquitectura debe ser, como
mínimo, adecuada para su propósito. Entenderemos “propósito” como el
conjunto de necesidades previas que una transformación espacial debe
satisfacer.
19
Hay varias cosas para resaltar. Primero, que esta no es una relación
causa-efecto. Podría argüirse que si el resultado arquitectónico se refiere
estrictamente a las necesidades previas, se está cerca de los conceptos
funcionalistas del movimiento moderno, donde el resultado era una
consecuencia directa del programa arquitectónico y su análisis funcional.
(17) “La forma siempre
sigue a la función. Esa es
la ley” es la famosa frase
de Louis Sullivan, en su
artículo The Tall Office
Building Artistically
Considered, 1896 que
inspiro a toda una
generación de Arquitectos.
Los Arquitectos Modernos
jamás explicaron porqué
desconocido mecanismo,
la forma, al seguir a la
función, terminaba siendo
siempre simple y
generalmente cubica.
(18) Alcanza con ver las
obras funcionalistas. Hay
algunas de las buenas y
hay, también, de las malas.
Las diferencias son bien amplias.
Primero, el programa arquitectónico era y es la definición de las
actividades a acomodar y sus necesidades espaciales y no un conjunto
de necesidades de amplio espectro.
Segundo, el resultado se entendía que surgía automáticamente, a través
de una secuencia mecánica que no admitía la
posibilidad de
desviaciones, del análisis funcional (el análisis de las interrelaciones de
actividades y su organización espacial) quedando, este mecanismo,
simbolizado en la famosa máxima “La forma sigue a la función”.(17)
Lejos se está de decir semejante cosa. Cosa que, por otro lado, probó ser
completamente errónea.(18) Que deba ser adecuada para las necesidades
a satisfacer no implica que se admita una y sólo una solución, aunque
quede definido el punto de arranque del proceso. Menos implica que ésta
surja directamente y muchos menos aún, que se soslaye o se obvie el
valor intelectual de los técnicos comprometidos en el mismo. Demás está
decir que depende de estos y su capacidad técnica, como mínimo, el nivel
de satisfacción del propósito definido. Tampoco, que las necesidades
arquitectónicas sean meramente necesidades funcionales ni mucho
menos.
Pero cuando vamos a definir éstas, nos encontramos que al ampliarse el
espectro, podría esgrimirse lo opuesto. Es decir, que la máxima es
permisiva pues, al depender de las necesidades previas, y ya que estas
podrían estar libremente definidas, cualquier hecho arquitectónico
quedaría bien justificado.Para empezar, y este es un elemento
interesante, la definición de necesidades tiene algunos aspectos que
pueden tomarse libremente y otros no tanto. Debemos entender que hoy
las “necesidades arquitectónicas previas” constan de tres niveles.
Existen necesidades globales, necesidades locales y necesidades
particulares. La sola descripción de los niveles lleva al lector a imaginarse
el ámbito de libertad de cada una.
En consecuencia, como el proceso debe corresponder con necesidades
establecidas, las cuales, tienen un rango de libertad diferencial para su
definición, es decir, dependiendo del caso, y además, que este proceso
de transformación espacial, debe satisfacerlas, no todo hecho
arquitectónico queda justificado sino sólo el que cumple, mal o bien, con
el propósito. Por otro lado, al tener un universo de necesidades con
diferente grado de libertad también queda limitada la justificación “porque
20
sí” (postura que han sostenido algunos arquitectos en los últimos
tiempos) aunque no excluida, pues no queda cercenado el valor de la
intuición en el proceso creativo. Al mismo tiempo, estos tres niveles
redefinen y aumentan el campo que debe entenderse por necesidades, si
tomamos como base de referencia el propósito de la Arquitectura del siglo
XX. En otras palabras, las necesidades de la Arquitectura de este siglo
deben de contener un universo bien más vasto que el que se ha manejado
hasta ahora, donde tiene que incluirse un nuevo nivel, las necesidades
globales y aumentar los restantes, como veremos más adelante. Como
efecto, para poder cumplir con su propósito, la técnica deberá ser más
profunda, compleja y eficiente.
Por último, cabe aclarar que la indeterminación del resultado queda
asegurada en el proceso mismo ya que este tiene alto grado de libertad,
aunque la solución podría quedar “determinada” si esa fuera la postura
técnica. Es decir, el indeterminismo no es opuesto al determinismo, sino
que lo contiene. Éste es una pequeña opción dentro de un vasto campo
bien mayor. Sin embargo, aunque el cumplimiento de tan sencilla
máxima podría entenderse como obvio, y a pesar de que encierra ciertas
dificultades, como por ejemplo que el conjunto de necesidades previas
debe estar perfectamente definido y, a su vez, que el nivel de satisfacción
dependerá de la capacidad técnica, es bueno mencionar que, muchos de
los “grandes ejemplos” de la Arquitectura de estos días no son
apropiados para su propósito. Y, si bien, podría preguntarse, cuáles eran
estos, menos discutible es, que se estuviera interesado en colmarlos.
En las décadas pasadas la “Arquitectura técnica” fue tildada de
“Arquitectura aburrida”. Lo último es cierto sólo si los arquitectos son
aburridos.
El arquitecto tendrá entonces la responsabilidad de optar libremente
apoyado en los problemas técnicos de muchísima más complejidad que
tendrá que resolver y en consecuencia, las obras arquitectónicas serán,
más o menos según el caso, pero subjetiva y naturalmente expresivas.
No habrá lugar ni para la “objetividad” mecánica ni para los edificios
desprovistos de toda lógica técnica.
Con esta forma de enfoque dejan de existir reglas o meta reglas
compositivas con valores de preexistencia o existencia permanente y
validez universal, precedentes incluso al entendimiento humano, pero
también dejarán de existir edificios absurdos. Los técnicos pasarán a ser,
en consecuencia, los verdaderos creadores de la realidad que les
corresponde, el mundo objetual de su responsabilidad, siendo este
mundo, más conveniente y adecuado a los intereses del conjunto de la
sociedad y su entorno, entendiendo a estos indisolublemente ligados.
Estará, esta libertad creativa, limitada por la exigencia de satisfacción del
propósito específico y supeditada a algunas cualidades a alcanzar que
21
serán, en primer término, las necesidades de orden global mencionadas
previamente, como veremos más adelante y, en segundo, si existieran,
ciertas cualidades locales que el conjunto de la comunidad pudiera
entender necesarias. Esta relación de interdependencia objeto-sujeto
llevará al que el mundo objetual de la Arquitectura pasará a estar
indisociablemente unido al medio y al ser humano que lo creó y no
absolutamente disociado de ambos. Las actuaciones e interpretaciones
pasarán, en consecuencia, a ser más vívidas y comprometidas y
hablaran más claramente y consecuentemente sobre el universo que
nos ha tocado crear.
Podemos agregar además que el resultado arquitectónico siempre está
influido por como planteamos el problema. Si aceptamos a priori que la
solución debe tender hacia un modelo predeterminado, definido por un
conjunto de reglas formales, entonces el proyecto resultante
necesariamente va a parecerse a éste. De otra forma, si pensamos
libremente el resultado es abierto.
No tiene sentido seguir haciendo el mismo edificio por todos lados!
No tiene sentido seguir haciendo la misma ciudad por todos lados sin que
importe todo el conocimiento técnico acumulado!
La Arquitectura debería ser una red de arquitectos librepensadores a lo
ancho del mundo dedicados a su continua transformación para hacerla
más adaptada a las necesidades humanas, locales y globales, más que
grupos de personas peleando por la supremacía de un “estilo”
arquitectónico.
Tenemos que entender que cuanto más libremente pensemos la
Arquitectura será más verdadera. Como hacerlo, es decir, como pensar
más libremente, debería ser una línea de investigación en Arquitectura
teórica. Sería bueno que las composiciones fueran admiradas por su
claridad técnica y por su gran, imaginativo y no restrictivo manejo, más
que por intentar parecerse a un modelo pre establecido o por seguir
reglas formales predefinidas.
En suma, imagine, piense técnicamente, sea libre.
22
Evolución es más que innovación
En los últimos tiempos se ha mostrado, por todos los medios, que la
innovación es muy importante en el avance de la cultura humana. Si
miramos como ha sido la Arquitectura en los últimos siglos, la
aseveración tiene una extraordinaria proyección. La innovación, tiene
hoy un gran impacto en el desarrollo de edificios. En los siglos anteriores
tuvo indudablemente menos alcance. No es que los arquitectos fueran
antes menos innovadores sino que las condiciones generales eran
menos incitantes debido a que el avance científico y técnico era más
lento.
En aquellos tiempos, no sólo el “control académico”, sino también el
“consenso general”, indicaban que ellos debían estar más ocupados en
cumplir con un estilo que en el desarrollo de la propia Arquitectura. Lo
mismo pasa hoy, a pesar de que la innovación científica, técnica y
tecnológica se incrementa rápidamente, el “control académico” y el
“consenso general” (un típico ejemplo de “consenso general” es el cliente
en busca de edificios de tal o cual estilo) se mantienen incambiados.
La Arquitectura como conjunto, a diferencia de otros campos técnicos,
nunca consiguió ser libre de un “estilo”, ni en el propio ámbito de la
Arquitectura misma, ni obviamente, entre sus clientes. Cualquier
cambio que propusiera la innovación técnica como elemento central de
progresión, si tal postura realmente existió en la historia, derivo siempre
en un “estilo”.(19) Podríamos decir, entonces, que la forma establecida de
producción arquitectónica, basada en sucesiones de modelos
estilísticos, entorpece la innovación?
Si, sin lugar a dudas, porque obliga a los técnicos a prestar más atención
en las reglas estilísticas que deben cumplir, para ser exitosos, que en la
regeneración, modernización y enriquecimiento de las soluciones
técnicas. Podría aparecer quien argumentara que si los arquitectos no
siguieran un “estilo”, los resultados compositivos serían desastrosos.(20)
Para responder, usaremos el ejemplo del desarrollo automovilístico de
manera similar a como fue usado por el Movimiento Moderno en su
razonamiento. El avance automotriz del siglo XX tuvo una enorme
innovación. Desde el Ford T a los modelos actuales, los autos han
cambiado asombrosamente. Pero si vemos el proceso desde la
(19) Cabe recordar que en
el discurso del Movimiento
Moderno, autos y barcos
fueron comparados con la
propia Arquitectura. A nadie
se le ocurriría proponer, en
diseño de autos y barcos,
reglas como “las ventanas
deben ser apaisadas” o
“los pilotis deben elevar la
masa de el terreno” (Le
Corbusier, Hacia un
arquitectura,1923)
Tampoco nadie busca hoy
un nuevo auto que sea
“estilo 1950” salvo extrañas
excepciones. Esto abre
una cuestión interesante:
Porqué generalmente las
personas buscan el último
modelo automotriz al
tiempo se construyen una
casa “de estilo”?
(20) Dejaremos por ahora
de lado el tratamiento de
que esto implica una
estructura centralizada de
poder, pues está el que
dicta el estilo y el que lo
sigue, como veremos más
adelante.
23
perspectiva de hoy en día, la innovación tuvo un componente adicional.
No fue solo innovación. La innovación sola puede comportarse como un
racimo de tendencias, con o sin relación entre ellas, es decir,
convergentes o divergentes, más en una línea de desarrollo común como
realmente paso, seguramente, debido a su investigación de índole
altamente técnica.
(21) Note que “evolución”
es una palabra común
usada en diseño
automotriz.
(22) Es importante notar
que la industria automotriz
ha quedado presa de
conceptos restrictivos,
como por ejemplo la
comparación “los caballos
tiran del carro y no al
revés” (frase dicha por
constructor de autos Enzo
Ferrari en referencia a sus
competidores que
presentaban sus prototipos
con motor trasero, lo que le
implico quedar relegado en
las competencias
deportivas durante mucho
tiempo) o de conceptos
estilísticos, como por
ejemplo “es estilo de la
marca X la careta tipo K” y
que ambas situaciones
podrían acarrear
problemas evolutivos, si
por ejemplo, la careta tipo
K impide una adecuada
ventilación en la
condiciones de desarrollo
actuales, o si el motor
delantero, como probó
serlo, no es eficiente en
determinadas
circunstancias.
Foto de los años veinte que supone comparar el último modelo automotor y la casa
más moderna. Mirándolo desde la perspectiva actual, los autos han evolucinado
notablemente, las casa, sólo marginalmente.
Este componente adicional, que creó una línea de progresión, tiene un
nombre, y este es, evolución. Dentro de este proceso, el diseño
automotriz específicamente, se movió dentro de un ámbito de aceptación
de las condicionantes técnicas y en respuesta a estas. Y, si bien, podría
decirse que los grandes diseños fueron pocos y que existió el mal gusto,
no es esto lo que lo diferenció de la Arquitectura en el mismo período,
sino que tuvo una transformación y respuesta más rápida a sus
problemas, sin que su diseños resultantes derivaran hacia cosas
desastrosas ni mucho menos. (21)(22)
La evolución actuó como un seleccionador de las propuestas
innovadoras y las ubicó temporalmente en un proceso de incremento del
conocimiento. Como la investigación automotriz no tiene un marco
conceptual predefinido dentro del cual trabajar (aun menos estricto que
reglas formales), que limite sus posibilidades, más que la amplitud de su
propio conocimiento, su tendencia fue a innovar y evolucionar de forma
más sencilla.
24
Esto deja claro dos cosas.
Primero, la alternancia estilística no es la mejor manera de evolucionar
debido a que al tener un conjunto de reglas formales predefinidas, estas
obstaculizan, por cierto tiempo, que aparezca una nueva forma de
pensar, una nueva manera de comprender o una diferente línea de
interpretación de los problemas. En suma, impiden la innovación.
Segundo, innovación no es evolución. La innovación es una nueva
manera de interpretar un problema. En el concepto de evolución, hay
nociones no integradas al significado de “innovación”.
Primero, “evolución” implica un proceso continuo desarrollado dentro de
un lapso de tiempo. Segundo, “evolución” incluye una dirección. (Si Ud.
va en el sentido opuesto puede decir “estoy involucionando”). Tercero,
“evolución” supone una concatenación cultural. (Ud. puede decir “esto es
innovador” cuando no conoce otra solución similar, pero no puede decir
“esto es evolutivo” debido a que debe incluir de donde ha evolucionado).
Mientras una idea puede ser innovadora, puede, al mismo tiempo, no ser
evolutiva. Para ser evolutiva, debe llenar otras condiciones.
Inversamente, un acto evolucionario, es siempre innovador. En otras
palabras, evolución es más que innovación. Matemáticamente hablando,
un acto innovador, es condición necesaria, pero no suficiente de ser
evolutivo.
Pero, cómo podemos reconocer si una idea o acto es innovador y también
evolucionario? La innovación puede ser fácilmente identificable, pero
determinar que innovación es también evolución no es tan simple.
Veremos.
Cuando una idea o acto satisface la condición de ser una nueva
interpretación, una nueva solución o un nuevo uso, es innovador. Pero,
resolver o establecer cuándo una idea o acto es evolutivo, conlleva mayor
dificultad. Dijimos antes que, debido a que en algunos campos de la
cultura humana los técnicos no tienen conjuntos de reglas formales
predefinidas que limiten sus posibilidades, la evolución en estas áreas
fluye de manera más natural. Como hemos visto, la Arquitectura no es el
caso. En consecuencia, debemos comprender como podemos reconocer
si una idea es evolutiva para ayudar a resolver el problema. En otras
palabras, debemos responder a la pregunta; cuándo un acto es
evolutivo? O aún más allá; cuándo nos enfrentamos a una Arquitectura
evolutiva?
Para ayudarnos a resolver esta interrogante, previamente, debemos
mirar el pasado y entender el mecanismo de la evolución respondiendo
tres preguntas: Cómo la naturaleza y la vida han evolucionado? Cómo la
Arquitectura ha avanzado? Y, finalmente, si hay una línea de
comparación entre ambas. Adicionalmente, podemos ver si otros campos
25
(23) Ver: Julian Huxley,
Evolution, The Modern
Synthesis, 1942. Stuart
Kauffman, Origins of Order:
Self-Organization and
Selection in Evolution,
Oxford University Press,
1993. Lynn Margulis and
Dorion Sagan,
Microcosmos: Four Billion
Years of Microbial
Evolution, University of
California Press, 1997.
Ernst Mayr, What evolution
is?, Basic Books, 2001.
Margulis, Lynn and Dorion
Sagan, Captando
Genomas. Una teoría
sobre el origen de las
especies, 2003, David
Sempau (trad.). Kairós.
Hall, Brian K. & Olsen,
Wendy M., Keywords and
Concepts in Evolutionary
Developmental Biology,
Harvard University Press
Reference Library, 2006.
Scott F. Gilbert,
Developmental Biology,
Sinauer Associates Inc.
2006. Daniel W. McShea
and Robert N. Brandon,
Biology's First Law. The
Tendency for Diversity and
Complexity to Increase in
Evolutionary Systems, The
University of Chicago
Press,2010
de la cultura humana relacionados con la Arquitectura tienen una
tendencia a evolucionar similar a la que hayamos encontrado.
Obviamente, no necesitamos responder la primera pregunta en forma, o
con un contenido científico de alto detalle pues, aunque los nuevos
conocimientos y conceptos científicos sobre el tema no llegan a tener hoy
una teoría globalmente aceptada, aún a pesar de que existen algunas
claras características establecidas y reconocidas incluso entre posturas
opuestas,(23) no es necesario pues nos apoyaremos sólo en grandes
conceptos admitidos que sean útiles para nuestra propia investigación,
dejando de lado aquellos que puedan conllevar cierta duda o que puedan
no ser reconocidos completamente en la actualidad.
Al mismo tiempo la Arquitectura deberá ser analizada en una visión global
de forma de ser posible extraer grandes tendencias más que entrar en
micro comportamientos que puedan ser altamente debatibles. Para que
sea posible debemos comenzar por el principio de la Arquitectura, o
desde el tiempo que fueron establecidos sus primeros grandes íconos y
ver cómo han evolucionado hasta ahora. Desde las pirámides hasta los
rascacielos, ambos íconos de su tiempo, hay una línea comprensible de
progresión en el período que los separa?
Empezaremos por como la vida ha evolucionado y estableceremos
algunos conceptos bien claros y aceptados globalmente.
Primero, la vida ha evolucionados desde los seres vivos más simples a
los más complejos.
Segundo, el ecosistema planetario ha evolucionado desde la simplicidad
a la complejidad, es decir, mayor número de especies y mayor
interrelaciones entre ellas, es decir hacia la diversidad.
Tercero, los sistemas vivos han sido cada vez más especializados.
Cuarto, los seres vivos han evolucionado adaptándose a su
medioambiente y viceversa.
Quinto, los seres vivos tienen una tendencia a evolucionar.
Sexto, los sistemas vivos son cada vez más eficientes.
En Arquitectura podemos encontrar algunas claras tendencias.
Primero, los edificios han evolucionado desde la simplicidad a la
complejidad. Por ejemplo, esta complejidad puede ser vista en la
especificidad y refinamiento funcional. Un edificio moderno tiene con
respecto a uno antiguo, mayor número de sistemas integrados e
interrelacionados, mayor cantidad de materiales acoplados, mejora en la
precisión de los sistemas empleados y mayor conocimiento asociado,
avance de las técnicas constructivas, entre otras cosas.
Segundo, si trazamos un paralelismo tomando a la ciudad como un
ecosistema, podemos decir, la ciudad ha evolucionado desde la
simplicidad a la complejidad. En efecto, más tipos de edificios, más
interrelaciones socio-funcionales entre ellos, además de las
26
características mencionadas anteriormente.
Tercero, tenemos hoy, más edificios destinados a más diversas
actividades que antaño. También dentro de estos, las funciones son más
especializadas. Hasta aquí tenemos una clara y completa correlación.
Pero, desde las pequeñas viejas villas caracterizadas por su adaptación
geográfica y climática a la Arquitectura global de hoy, ésta ha
evolucionado desde una bien adaptada a una actual inadaptada. Los
arquitectos de antaño eran bien conocedores y tenían preocupación
sobre las condiciones climáticas y peculiaridades geográficas. Los
arquitectos de hoy (especialmente de los últimos 100 años) dejaron la
compleja ecuación de la adaptabilidad en manos de dispositivos
tecnológicos energéticamente dependientes, transformando la situación
en un constante aumento de la energía consumida. Este déficit de
adaptabilidad, pagado con energía tirada, ha generado un círculo vicioso
debido a que los espacios relacionados, interiores y exteriores, se han ido
yendo cada vez más afuera del umbral de confort. Cuanta más energía
gastada en verano, para mantener los hambientes frescos, más calor es
enviado al exterior, lo que lleva a un aumento de la temperatura exterior.
En invierno, la falta de diseño medioambientalmente adaptado y mala
opción de materiales, conlleva menor temperatura exterior, lo que,
conjuntamente con la inadaptabilidad edilicia, resulta en más consumo
(
2
4
)
e
n
e
r
g
é
t
i
c
o
.
Por consiguiente, la Arquitectura no cumple la cuarta característica
evolucionaria de los seres vivos descripta. En otras palabras, los edificios
no ha evolucionado hacia una mayor adaptación medioambiental, sino
(24) Como simple ejemplo
pueden verse como las
medidas climatológicas en
30 estaciones urbanas y
suburbanas así como
especificas performances
de medidas en 10 hoyos
urbanos de Atenas, Grecia
han sido usadas para
evaluar el impacto del
clima urbano en el
consumo de energía de
edificios. Se ha
encontrado, para ésta
ciudad, donde los mayores
islas de intensidad de calor
exceden en 10 grados
Celsius la de referencia del
área, la carga de
enfriamiento de los
edificios urbanos puede ser
doblada, los picos de carga
eléctrica destinados a aire
acondicionado puede ser
triplicado, mientras que el
valor COP mínimo puede
decrecer hasta un 25%
debido a las mayores
temperaturas ambientes.
Durante el periodo de
invierno, la carga de
calefacción de edificios
centralmente ubicados se
ha encontrado que se
reduce en un 30%. Con
respecto al potencial de las
técnicas de ventilación
natural, cuando son
aplicadas a edificios en los
hoyos urbanos, se ha
encontrado que,
mayormente durante el día,
estas son seriamente
reducidas debido al
importante decrecimiento
de la velocidad del viento
dentro de los hoyos. La
reducción del flujo del aire
puede ser de hasta 10
veces el flujo que
corresponde con
condiciones de aire en
ambientes inalterados. (On
the impact of urban climate
on the energy consumption
of buildings M.
Santamouris, N.
Papanikolaou, I. Livada, I.
Koronakis, C. Georgakis, A.
Argiriou, and D.N.
Assimakopoulos, Group of
Building Environmental
Studies, Section of Applied
Physics, Physics
Department, University of
Athens, Building of Physics
- 5, 157 84, University
Campus, Athens, Greece,
National Observatory of
Athens, Institute of
Meteorology and Physics
of the Atmospheric
Environment, Lofos
Nimfon, Athens, Greece,
2001)
27
exactamente lo contrario, se han desarrollado hacia la inadaptación.
(25) Más adelante veremos
que la eficiencia y la
adaptación son, en
realidad dos etapas de un
mismo proceso, pero para
eso deberemos esperar
hasta el Capítulo 6. Por
ahora y con el ánimo de
simplificar trabajaremos
con el concepto de
eficiencia en forma
separada.
(26) Para ver la eliminación
de remanentes
innecesarios en sistemas
vivos ver: D W Fong, T C
Kane, and D C Culver,
Vestigialization and Loss of
Nonfunctional Characters,
Annual Review of Ecology
and Systematics Vol. 26:
249-268 (Volume
publication date November
1995)
DOI:10.1146/annurev.es.26
.110195.001341. Gavin de
Beer, Embryos and
Ancestors. London, 1958.
Paul Griffiths, Adaptive
Explanation and the
Concept of a Vestige in
Trees of Life: Essays in
Philosophy of Biology.
Dordrecht, 1992.)
(27) Adami C, Ofria C,
Collier TC (2000).
"Evolution of biological
complexity". Proc. Natl.
Acad. Sci. U.S.A. 97 (9):
4463–8.
doi:10.1073/pnas.97.9.446
3. Carroll SB (2001).
"Chance and necessity: the
evolution of morphological
complexity and diversity".
Nature 409 (6823): 1102–9
doi:10.1038/35059227.
Heylighen, F. (1999a) "The
Growth of Structural and
Functional Complexity
during Evolution", in F.
Heylighen, J. Bollen & A.
Riegler (eds.) The
Evolution of Complexity,
Kluwer Academic,
Dordrecht, 17-44.)
Como hemos explicado antes, (y lo volveremos a ver más adelante) la
Arquitectura, a pesar de su gran tendencia a evolucionar, mostrada a
través de siglos y milenios, ha demostrado estar limitada por factores
internos y externos que, de algunas situaciones, podemos inferir que a
involucionado, o en cierta condiciones, estancado. Los factores externos
han sido ciertas condiciones culturales, los internos, inflexibilidad
doctrinal. En consecuencia, como su tendencia a evolucionar no es
claramente explicita, la Arquitectura no cumple con la quinta
característica de la evolución de los seres vivos descripta.
Relacionado con la eficiencia, estamos en la misma situación. Mientras
los sistemas vivos, han evolucionado hacia organismos más eficientes, la
Arquitectura ha mostrado un comportamiento errático. Como ejemplo,
por un lado la tecnología de edificios es cada vez más calificada, por otro,
el diseño edilicio es menos eficiente que en el pasado lo que ha llevado a
éstos, a ser gastadores de recursos, como ya hemos mencionado.
También es indudable que en otros campos del diseño, como el desarrollo
automotriz o la investigación aeronáutica, los modelos han avanzado
hacia la eficiencia en términos de consumo, performance, seguridad,
durabilidad, confort, uso del espacio y aerodinámica.
Es interesante notar que ambos campos cumplen con todas las
peculiaridades de la evolución de la vida descripta previamente. En
efecto, ellos han progresado hacia mayor complejidad, más diversidad,
más especialización, más adaptación, más progresión y más eficiencia.
Hemos, hasta ahora, respondido a la cuestión planteada, mostrado las
más importantes características de la evolución de la naturaleza que eran
útiles para nuestros argumentos y caminado sobre un pequeño resumen
de evolución arquitectónica, pero aún no podemos responder a la
pregunta: Cuándo podemos reconocer una Arquitectura evolucionaria?
Podemos inferir que “evolución” está muy cerca de los conceptos de
eficiencia y efectividad. De hecho, complejidad, diversidad,
especialización, adaptación, implican eficiencia.(25) Sin dudas, complejizar
es un camino para conseguir eficiencia. Pero si analizamos más
profundamente la relación complejidad-eficiencia en un proceso
evolucionario encontraremos cosas interesantes. Cuando usted busca
una performance superior de cualquier sistema, piensa en dividir el
proceso que éste lleva a cabo y trabajar en cada etapa o fase, mientras
intenta eliminar elementos o cosas superfluas. Esto es exactamente el
significado de “complejidad”: la cualidad de ser una composición de
elementos diversos. Al mismo tiempo, como dijimos, se intentará eliminar
las cosas u objetos innecesarios.(26) Complejizar(27) y simplificar a través de
la eliminación elementos superfluos, es una característica de la
28
evolución.
Para ser más explícito, podemos decir que esta propiedad no es
exclusiva de la evolución natural. También se puede encontrar en la
evolución cultural,(28) por lo que podemos interpretar que existe una
relación dialéctica complejidad-simplicidad en todo proceso evolutivo.
También es el caso de la diversidad y la especialización, todas formas de
obtener eficiencia a través de dividir los sistemas de forma de manejar los
(28) (Para dar un ejemplo,
podemos mencionar el
caso científico. A largo
plazo, las teorías
científicas tienden a ser
cada vez más complejas; y
aunque no puedan ser
valoradas solo en el ámbito
de la sencillez, las
aceptadas tienen
generalmente la
peculiaridad de ser la
explicación más sencilla
conocida del conjunto de
fenómenos que abarcan.
Nadie podría decir que la
teoría de Newton es más
compleja que la teoría
general de la relatividad
pues es exactamente lo
opuesto. La última contiene
mayor cantidad de
fenómenos relacionados y
engloba mayor cantidad de
conocimiento asociado.
(Otro ejemplo entre los
tantos es, precisamente,
en las teorías sobre la
evolución.) Pero, al mismo
tiempo, es la explicación
más sencilla del conjunto
de sucesos que incluye.
Sin embargo, podría ser
posible, que los mismos
fenómenos explicados por
la teoría general de la
relatividad, sean
explicados por otra teoría y
que esta sea
perfectamente verificable; y
aunque un escenario muy
probable es que surja una
nueva y más compleja, que
explique un rango más
amplio de acontecimientos,
podría darse el caso de
que, como es la situación
actual, distintas teorías
aplicaran sobre distintos
fenómenos sin que haya
una que las englobe. En
ese caso, también en cada
ámbito, las utilizadas
tenderán a ser las más
simples dentro de una
complejidad creciente. Las
valoraciones para su uso
técnico estarán basadas en
la simplicidad, practicidad,
precisión y conveniencia,
en términos taxativos (sin
dejar de mencionar que su
aceptación depende de
otras connotaciones como
adecuación a la forma de
pensar y armonía con el
nivel de conocimiento de
una época). Muchas
tendencias epistémicas del
siglo XX, basadas en
general en el análisis de la
historia de la ciencia y la
epistemología, e influidas
por la interpretación
darwiniana de la evolución,
han intentado mostrar a la
evolución científica como
una sucesión de cambios
no acumulativos debidos a
luchas entre teorías rivales
donde una debe
predominar sobre la otra,
es decir, donde tomar una
opción terminante es
necesaria. Y esta selección
estaría basada en
valoraciones de “verdad”,
“simplicidad”, en la
combinación de ambas o
en cualquier otra
tipificación que cada autor
esté dispuesto a atribuir.
Hemos dicho que este tipo
de visiones están más
asociadas a un mundo
determinista que
indeterminista pues, en
este último, las teorías no
deberían ser ni fijas ni
inmutables como tampoco
omnipotentes. Pero
además, es una dinámica
que puede describir
procesos de mediano
plazo, como el cambio de
una estática forma de
pensar en otra, pero no
puede ilustrar sobre
transformaciones de largo
plazo ni corto plazo, ni en
todos los campos de la
actividad cultural, ni en
escenarios distintos a
situaciones estáticas que
necesariamente deben ser
cambiadas. Noventa siglos
de evolución arquitectónica
o cien años de desarrollo
automotriz no quedan
contenidos dentro de este
encuadre. Es difícil de
entender, adicionalmente y
concomitantemente, cómo
ambas cosas, u otras
muchas, podrían haberse
desarrollado sin un
proceso acumulativo.
(Aclaremos que la
mutación aleatoria queda
delimitada por la capacidad
de competición de ésta,
por lo que el mundo
darwinista es ultradeterminado.) Y
agreguemos que el modelo
es no acumulacionista y atemporal, pues las
mutaciones, al ser
aleatorias, son
independientes de un
proceso y por tanto pueden
ir en un sentido como en
otro. (Es decir, la
temporalidad no es
intrínseca sino extrínseca,
se adquiere a través de la
acumulación de capacidad
de competición). En
conclusión, según los
parámetros que hemos
establecido, ambas
peculiaridades refuerzan
las características
mecanicistas de la
concepción)
A pesar que discutir sobre
la “simplicidad” de una
teoría científica parece
más adecuado que
argumentar a favor de la
“verdad” de una u otra, no
es la evaluación-
categorización de la teoría
científica la que hace al
mundo determinista sino la
necesidad de definir la
“dominación” de una sobre
las otras, y que esta
prevalencia se constituya
en términos absolutos.
Desde el punto de vista
técnico y tecnológico, el
problema de la opción
categórica (entre las que
puede incluirse también a
las posturas “sectarias” o
“ecuménicas”) es
irrelevante. La aplicabilidad
no es de orden absoluto
sino condicional. Como es
el caso justamente, y no
únicamente, de las teorías
mencionadas, la elección
de su uso depende de su
mejor adecuación a
diferentes circunstancias, y
en ninguna de estas
situaciones, es o ha sido,
la “verdad”, “falsedad”,
“dominación” o “sumisión”,
impedimento para su uso.
Ni para el cálculo
automotriz se usa la teoría
de la relatividad ni para el
desarrollo de edificios se
calcula la curvatura de la
Tierra. Podría darse el
caso, incluso, de que
cierto dispositivo técnico,
usara varias teorías a la
vez, en distintas partes o
en todas ellas, sin que
generara ningún problema
tecnológico, aunque sí, por
lo visto, filosófico. Para ver
una selección de autores y
escuelas sobre
Epistemología e Historia de
la ciencia en el siglo XX ver
Hans-Jörg Rheinberger, On
Historicizing Epistemology
An Essay, Translated by
David Fernbach, Stanford
University Press, 2010)
29
procesos más sencillamente.(29)Aún más allá. Ellas son los caminos más
sencillos, sino los únicos, hacia la eficiencia y la efectividad.
(29) La historia de la
división del trabajo es un
ejemplo perfecto.
(30) Esta puede ser
resumida en el lema de
Mies Van Der Rohe menos
es más.
(31) De ahí la similitud
entre estos ejemplos y los
extraños artefactos
decimonónicos, con sus
tendencias eclécticas y la
falta del sentido de la
eficiencia? Será que los
fines de siglo tienen
semejanzas?
(32) Más adelante se
precisará con más detalle
el termino para alejarlo de
posibles interpretaciones
mecanicistas, si bien esta
regla se cumplirá siempre.
(33) Note que la noción de
eficiencia se empieza a
acercar al concepto de
adaptación y empiezan a
tener ambos un significado
altamente ecológico. Pero,
sobre esto, hablaremos
más adelante.
(34) Para ver la notación
matemática que la define
ver Apéndice 1.
Esta relación, complejidad-eficiencia, diversidad-eficiencia,
especialización-eficiencia, adaptación-eficiencia, son claves nociones de
Arquitectura. (La dirección propuesta por la Arquitectura Moderna hacia
la simplicidad, no cumple la primera parte del axioma, las cosas
evolucionan desde la simplicidad a la complejidad, pero cumple la
segunda, a través de la eliminación de elementos superfluos.)(30) Si
nosotros pensamos en complejizar sin pensar en eficiencia, arribaremos
a cosas muy extrañas. Lo mismo en los casos restantes. (Algunos de los
“grandes ejemplos” de la Arquitectura actual son una muestra? )(31)
Para ayudar en estas circunstancias, debemos simplificar los conceptos
un poco más para que el problema pueda ser manejado más
sencillamente.
Como “eficiencia” y “efectividad” se han transformado en factores claves
de la discusión, es necesario definirlos con precisión. Delimitaremos el
concepto de “eficiencia” como el cociente entre la producción de salida
(output) y la aportación de entrada (input) de cualquier sistema.(32)
Entenderemos también “efectividad” como la cualidad de poder producir
el efecto deseado.
Suponiendo que una obra arquitectónica es efectiva, o de otra forma,
tiene la cualidad de poder producir el efecto deseado, y ésta es más
eficiente, o en otras palabras, es mayor el cociente entre el output y el
input en referencia a un modelo anterior, entonces, podemos decir que
esa obra arquitectónica es “evolucionaria”.
Para continuar simplificando el asunto, podemos entender que el
cociente output/input puede ser visto como mejor performance con
menores recursos.(33) En definitiva, estamos en condiciones de definir
una regla muy simple y responder a la cuestión: Cuándo una obra
arquitectónica es “evolucionaria”? Cuando cumple, sencillamente, con la
siguiente regla: más con menos.(34)
Obviamente, el concepto abarca todos los aspectos envueltos en una
transformación arquitectónica, incluyendo el conjunto de los procesos
necesarios en la vida de un hecho arquitectónico, llevados a cabo desde
el principio hasta el final, y por supuesto, la composición misma.
En síntesis, innovar en Arquitectura es muy positivo. Pero, si Usted quiere
dar un paso más adelante, piense si además es evolucionaria. Para
dilucidar el asunto, observe si sigue la proposición: más con menos.
30
Integrar es mejor que excluir
Últimamente escuchamos la palabra “diversidad” como un ideal que
debemos alcanzar en nuestra vida diaria. Debemos aceptar la diversidad.
La palabra se ha estado usando en varios campos del conocimiento
humano en las últimas décadas y cada vez más. Pero, porqué la
Arquitectura debe ser diversa? Qué quiere decir diversidad en
Arquitectura? Es útil el concepto?
Para explicarlo, desarrollaremos dos de las ideas manejados
previamente como características de la evolución natural. Primero
(segundo punto descripto), el ecosistema planetario se ha desarrollado
desde la simplicidad a la complejidad. Segundo (cuarto punto descripto)
los sistemas vivos han evolucionado hacia la mejor adaptación a su
medioambiente y viceversa. Como los ecologistas han mostrado, un
ecosistema es más estable cuanto más diverso.(35)
Esta sencilla frase, junto con las interpretaciones anteriores conlleva
varias derivaciones. Lo primero de todo es que la naturaleza tiende a una
superior y más compleja interrelación de mayor cantidad de especies
más que a una súper especie.(36) Al mismo tiempo, las especies
evolucionan de forma de estar mejor adaptadas a su medioambiente. Aún
más, también lo opuesto es cierto. No sólo el medioambiente transforma
los sistemas vivos sino que también los sistemas vivos transforman el
medioambiente.(37) Por qué entonces, la Arquitectura debe seguir algo
tan antinatural como responder a las transformaciones espaciales con las
mismas reglas formales sin importar las condiciones particulares del
medioambiente? Obviamente no!
Porqué la Arquitectura debe seguir reglas impuestas con la marca de
“buena Arquitectura” en vez de entender problemas locales como
geografía y clima? Obviamente no! No deberían ser tomadas en cuenta
las transformaciones medioambientales causadas por cambios
espaciales?
La Arquitectura se compone de conocimientos técnicos, tecnológicos,
científicos y culturales, integrados a través de la historia y la tradición que
se han ido desarrollando desde diferentes partes del globo, primero sin y
luego con, cada vez mayor grado de conocimiento e inter relacionamiento
entre ellos. Estos, junto con la cultura humana, han llegado a tal grado de
desarrollo que hoy, tenemos la suerte de poder tener una visión global.
(35) Jacqueline McGlade
Editor, Advanced
Ecological Theory,
Principles and Applications,
Blackwell Science Ltd,
1999. Anthony R. Ives and
Stephen R. Carpenter,
Stability and Diversity of
Ecosystems, Science 6
July 2007: Vol. 317 no.
5834 pp. 58-62
DOI:10.1126/science.11332
58.
(36) Ver Scott E. Page,
Diversity and Complexity,
Princeton University Press,
2011
(37) Gorham, E. (1991).
"Biogeochemistry: its
origins and development".
Biogeochemistry 13 (3):
199–239.
doi:10.1007/BF00002942.
Stephen H. Schneider,
James R. Miller, Eileen
Crist, and Penelope J.
Boston Editors, Scientists
Debate Gaia: The Next
Century, MIT Press, 2004
31
Figura 3. La evolución del conocimiento arquitectónico desde distintas áreas y la
incidencia de la misma según regiones.
Para entenderlo más claramente, puede verse la figura 3, donde se
muestra el conocimiento arquitectónico desarrollándose a partir de la
antigüedad desde diferentes partes del globo. Junto con la cultura
humana, su nivel actual de avance nos permite tener la capacidad de
intercambio. Hoy estamos en condiciones de compartir el conocimiento a
lo ancho y largo del globo, es decir, integrar el conocimiento
arquitectónico total. Desde el saber cómo construir una aldea de barro en
el medio del África hasta como construir un rascacielos en Manhattan.
Podemos analizar diferentes Arquitecturas llevadas a cabo a lo largo de la
historia, sus diferentes premisas, características y resultados, junto con
sus condicionantes técnicas y tecnológicas.
Pero no solamente en lo atinente a aspectos relacionados con las
técnicas de construcción, sino también con aspectos socio-espaciales.
Como sabemos, las distintas zonas no sólo difieren en las técnicas
constructivas, sino también por la interpretación del espacio, entre otras
muchas cosas. Hoy podemos ver claramente que la sociedad humana
ha evolucionado desarrollando características especiales en diferentes
aéreas de los cinco continentes. Como resultado, la apropiación y
organización del espacio en cada área es discordante. Sin embargo,
como podemos ver en la misma figura, la Arquitectura de origen
occidental ha crecido exponencialmente en comparación con las otras y a
teñido a todas y cada una de las restantes. Esto implica consideraciones,
no sólo de índole tecnológica sino también social.
No es lo mismo la conformación espacial en el sureste de Asia que en el
noreste de Europa, ni que en el suroeste de África, o en Sudamérica. Pero
tampoco es la misma en el sur que en el norte o el oeste de África por
ejemplo. Estas configuraciones, que incluyen las condiciones y la
organización del espacio público-privado, criterios de propiedad,
32
características de valoración del espacio vital, jerarquía social y familiar, y
tradiciones políticas, definen la forma en que el espacio es construido.
Muchos intentos de unificar se han hecho a lo ancho del mundo estos
criterios. Pero, con qué sentido? No es mejor que cada área mantenga y
desarrolle sus modalidades? No es mejor que ellas muestren su propio
camino? No es esto el enriquecimiento de la comunidad global?
Transitivamente, No es enriquecimiento de la Arquitectura tomar en
cuenta cualidades sociales locales?
Por qué no se toman en cuenta estas características?
Mientras tenemos el desarrollo del conocimiento más alto de la historia,
como dijimos, con la particular característica que lleva consigo, esto es,
que es globalmente extendido, no es al mismo tiempo, compartido. Este
enorme bagaje cultural que hoy tenemos a disposición implica que
estamos en condiciones de transformar positivamente la Arquitectura,
pero lamentablemente, no lo hacemos. El conocimiento arquitectónico
queda, muchas veces, dejado de lado, es decir, una buena parte de él
queda marginado, desvalorizado, desperdigado y en consecuencia,
perdido.
Las principales razones son dos. Primero, las tendencias hegemónicas
(que necesariamente tienden a la homogeneidad) conllevan la perdida de
las experiencias locales. Por otro, la estructura de revoluciones y
contrarrevoluciones que ha tenido la Arquitectura en el pasado (ya
mencionada en capítulos anteriores) elimina conocimiento arquitectónico
de valor y genera un corte (y por lo tanto una pérdida) con la tradición
inmediata, que va extendiéndose en un proceso a largo plazo. Las dos
cosas van de la mano pues no hay mejor forma que introducir las
tendencias hegemónicas que mediante revoluciones que dejen la
tradición (estas no tienen la capacidad de resistencia) de lado.(38) No
estamos haciendo aquí la oposición, tendencias hegemónica versus
tradición, pues todo el conocimiento tiene su aporte, sabiendo encontrar
los aspectos positivos de cada uno. Para entenderlas bien, analizaremos
cada una por separado y empezaremos por lo último.
“Revolución” debería ser una palabra del pasado
(38) Para ver el problema
desde un perspectiva
cultural e historica
ampliada ver: Aimé
Césaire, Dicourse on
Colonialism, Monthly
Review Press, 2001.
Tb:Edward W. Said,
Culture and Imperialism,
Vintage Books,1994. Tb: J.
A. Hobson, Imperalism: A
Study, George Allen and
Unwin LTD, 1902
No debemos de pelear contra el pasado, necesitamos trabajar
con él. No tenemos que excluirlo sino integrarlo. Cuando una
revolución toma el poder, el pasado es demonizado, hasta el
momento de la contrarrevolución, donde las ideas revolucionarias
son erradicadas.
La sucesión de revoluciones y
contrarrevoluciones ha sido la dinámica, perversa por demás, de
la evolución cultural de los últimos siglos.(39)
33
(39) (Tomas Kuhn hace
una perfecta y exquisita
interpretación de estos
procesos de cambio
revolucionario en la ciencia
y su similitud con los
procesos políticos, de ahí
el título del libro “The
strucutre of scientific
revolutions” University
Chicago Press, 1962,
donde define que el
proceso se caracteriza por
períodos de calma donde
es compartido el conjunto
de creencias, valores y
técnicas de una comunidad
englobadas en el concepto
de “paradigma” y períodos
de cambio, donde se lucha
por imponer uno nuevo.
Este proceso no es
acumulativo debido a la
inconmensurabilidad que
caracteriza la comparación
entre paradigmas y a que
una vez instalado uno
nuevo, el anterior es
desechado. En
consecuencia, tampoco es
acumulativo el proceso de
evolución científica a lo
lago de la historia (El
campo temporal de estudio
de Kuhn se refiere
justamente al período
mecanicista, precisamente
el que va desde Copérnico
a Einstein aunque se
extiende con varios
ejemplos del Medioevo y la
antigüedad) Sin embargo,
la interpretación de Kuhn
se encuentra con varios
escollos, muy en especial
la característica no
acumulativa del
conocimiento tecnocientífico. Podría decirse
que el pasado es una
prueba irrefutable de lo
contrario (seguramente no
piense igual, pero sé lo que
pensaba Aristóteles, del
mismo modo que
difícilmente él supiera lo
que yo pienso) pero la
contradicción más
importante se encuentra
dentro de su propia teoría.
Kuhn ve que podría
entenderse que las nuevas
teorías científicas
contienen a las viejas
como casos particulares.
Sin embargo, la
explicación, que
desarrolla, tomando como
ejemplo la relatividad de
Einstein versus la
dinámica de Newton sobre
como no es posible
sumarla es altamente
teórica, muy inconsistente
y poco práctica (pag. 98103). Aunque las fórmulas
no sean las mismas y el
universo conceptual que
las contiene tampoco, la
dinámica de Newton sirve,
en los hechos, para
determinados casos y la
relatividad para otros, es
decir, cada una es útil en el
rango que le corresponde,
aunque ninguna de las dos
sea “verdadera”. Y el que
dude del valor de un
argumento práctico sobre
uno teórico, puede
mostrársele la “practicidad“
de Kuhn que para inclinar
la balanza a favor de un
paradigma establece
siempre preceptos
prácticos “cuál problema es
más importante de ser
resuelto?” “cuál de las
teorías en competición
cumple mejor con los
hechos?” “la comparación
sobre la habilidad de los
paradigmas competidores
en resolver
problemas…….son los
argumentos más
persuasivos y
significantes”. Y la
practicidad es clave para
definir la utilidad. Así, es
más práctico usar la teoría
de Newton para el
movimiento de un
automóvil, como el propio
Kuhn admite, pues resulta
más sencilla de aplicar.
Pero entonces, para el
conductor de uno, poco le
importa cual es cierta, ni
que paradigma hay detrás,
sino que le sea útil, pues,
en caso contrario, no
podría conducir. Por
consiguiente ambas teorías
están sumadas en la
realidad técnica. (Más
adelante veremos que no
artmeticamente sumadas.)
La definición de paradigma
de Kuhn implica el
concepto de “certeza”
como “creencia” pues éste
contiene las creencias de
la época (“yo creo en esto”
es lo mismo que decir “yo
creo que esto es cierto”) y
a no ser que
explícitamente la época
aclare que no cree en
nada, esta interpretación
debe tomarse como válida.
Por tanto la
inconmensurabilidad entre
los paradigmas de Kuhn
está basada en la
divergencia o discrepancia
de las creencias entre
paradigmas competidores.
En consecuencia y a pesar
que Kuhn pueda decir lo
contario, es la “creencia” y
no la “utilidad” la que
define la no acumulación
de paradigmas (no puedo
creer en dos cosas
opuestas a la vez, o creo
en una o creo en la otra, la
utilidad define exactamente
lo opuesto, uso lo que me
conviene de una o de otra
o de las dos a la vez). Esto
no es contradictorio en sí
mismo pero es
contradictorio con la
postura de Kuhn de que la
verdad no importa, pues si
no importara no habría
paradigmas. Puede no
importarle a él, pero sí a
los integrantes del
paradigma (aunque
puedan decir cosas falsas
por verdaderas con tal de
imponer su forma de ver).
Independientemente de
esto, y aunque sumar
paradigmas no tenga
sentido, por lo que hemos
dicho antes, sí se van
sumando en el tiempo, sus
teorías, sus técnicas , he
incluso, hasta sus aparatos
de medición, es decir todo
su conocimiento asociado.
En otras palabras, las
creencias y teorías
acaecen, el conocimiento
permanece. Mientras las
primeras duran, el
segundo perdura. (Un
corolario de lo anterior es
que las teorías científicas
no integran el ámbito de la
“verdad” sino el de la
“creencia”; o creo en una
teoría científica o creo en
la otra. O creo en Einstein
o creo Newton. O creo en
el calentamiento global o
creo en lo opuesto. En el
ámbito técnico, es
irrelevante el “creer”, se
aplicará lo más
conveniente según el caso,
o sea, utiliza todo el
conocimiento, lo que lo
hace, en consecuencia,
evolucionar más
fluidamente.
Las “creencias” como
“verdades” son incambiado
en un paradigma, por
propia definición. Como
estamos viendo aquí, y
como hemos dicho
anteriormente, el concepto
de inmutabilidad de la
verdad es esencial de la
era mecanicista (puede
verse en la lectura de
cualquier pensador
determinista, desde
Descartes a Einstein,
donde además, el
concepto de verdad
siempre está asociado a
apreciaciones de índole
teológica. La famosa frase
de Einstein “Dios no juega
a los dados con el
hombre”, o cuando le
contesta a Rabbi Herbert
S. Goldstein “Yo creo en el
Dios de Spinoza quien se
revela a sí mismo en la
ordenada armonía de lo
que existe, no en un Dios
quien se preocupa el
mismo del destino y
acciones de los seres
humanos.” es por demás
elocuente. (ver "Einstein
believes in "Spinoza's
God"; Scientist Defines His
Faith in Reply, to
Cablegram From Rabbi
Here. Sees a Divine Order
But Says Its Ruler Is Not
Concerned "Wit Fates and
Actions of Human
Beings."". The New York
Times. April 25, 1929.
http://select.nytimes.com/g
st/abstract.html?res=F10B1
EFC3E54167A93C7AB178
FD85F4D8285F9.
Retrieved 2009-09-08. )
Sin embargo, podemos
entender que en un
proceso de cambio
revolucionario muchas
cosas se pierden o
dispersan, en particular, de
la entidad en desgracia,
sea una época, sean ideas,
sean grupos sociales, por
lo que si bien estamos
sosteniendo que en toda
evolución hay una
34
acumulación implícita,
dependerá del tipo de
proceso evolutivo la
cantidad acumulada de
información y el avance
alcanzado en un tiempo
dado. En consecuencia,
dependerá de la
eficiencia del sistema, la
capacidad evolutiva del
mismo. Como corolario,
podemos decir que, un
proceso evolutivo basado
en la competición de
paradigmas opuestos no
es eficiente pues la energía
gastada y la información
perdida en el proceso
revolucionario o
contrarrevolucionario es
muy alta comparado con
sus resultados. Y será más
ineficiente cuantas más
revoluciones y profundidad
de las confrontaciones
haya en el tiempo de
referencia. (Ni que hablar,
por ejemplo, del caso
político, donde “revolución”
o “cambio” llegan a ser
palabras propagandísticas
y donde, con el ánimo de
trascender, sólo se busca
permanecer). Es claro que
en un mundo donde
existen cosas inmutables,
la única forma de
evolucionar es a través de
revoluciones. En un mundo
donde el cambio evolutivo
es más o menos constante
y siempre continuo, estas
no sólo no son necesarias
sino, además,
contraproducentes.
Como síntesis, la
interpretación de Kuhn no
deja de ser una
interpretación mecanicista
donde la “certeza” y
“creencia” paradigmática
juega un papel
preponderante y aunque
pueda ver que “todo el
proceso puede haber
ocurrido (el subrayado es
nuestro), como nosotros
suponemos ahora que la
evolución biológica hizo,
sin el beneficio de un
conjunto de metas, una
verdad científica
permanentemente fija,
donde cada etapa en el
desarrollo del conocimiento
científico, es un ejemplar
mejor” no puede ver que
esta “selección por
revoluciones” que el mismo
compara con la teoría
darwiniana de la “selección
natural resultante de la
mera competición entre
organismos para
sobrevivir” (pág. 172) es el
paradigma mismo de su
propia época. Sin
embargo, Kuhn se da
cuenta que esta
interpretación no puede
explicar cosas elementales
de la evolución, “la
creencia de que la
selección natural”,
resultante de esta mera
competición, “podría haber
producido al hombre junto
con los más avanzados
animales y plantas fue el
más difícil y perturbador
aspecto de la teoría
darwiniana”. (Me imagino
que se refiere a la
tendencia a la diversidadcomplejidad en vez de la
homogeneidad del
ecosistema planetario)
Lo que estamos diciendo
aquí es que esta forma de
evolución de la cultura
humana, a través de la
selección del paradigma
más apto mediante luchas
intelectuales, no solo es el
propio paradigma de la era
mecanicista, más que una
“verdad” de cómo han
evolucionado los seres
vivos sobre la tierra, sino
que ni siquiera es el más
apto. Podemos decir
entonces, que este
paradigma ha dejado de
cumplir con su propio
requisito. No porque sea
cierto o no, poco importa,
sino porque sencillamente
tenemos herramientas
mejores. Como dijimos
anteriormente, cualquier
conjunto de ideas y
conceptos es usado en
última instancia, en el
ámbito tecno-científico,(y
debería serlo) en función
de su utilidad y
adaptabilidad. Y no se
eliminará, porque ha sido
superado, (como tampoco
la teoría de Kuhn, ni esta
misma si fuera o, cuando
fuera, el caso), sino que
nos enriquecimos y nos
seguiremos enriqueciendo
de él, es decir, quedará
integrado a nuestro
universo cultural.
La interpretación
darwiniana de la evolución
no tuvo solo influencia en
Kuhn sino que la mayoría
de los autores del siglo XX
no pudieron extraerse ni
abstraerse de ella. Incluso
autores partidarios de
entender a la ciencia como
un ensamble de ideas y
técnicas cuyos
componentes y objetivos
constantemente cambian
en un ambiente social y
intelectual móvil como
Stephen Toulmin (Stephen
Toulmin, Foresight and
Understanding, An Enquiry
into the Aims of Science,
1961, pág. 110) no pueden
dejar de ver este cambio
como el “resultado de un
doble proceso de variación
en ideas y selección
intelectual” que no deja
lugar a la duda que ambos,
variación y selección,
envuelve componentes
estructurados
complejamente, ambos
“racionales” y “casuales”
(Stephen Toulmin, Human
Understanding, 1972, pág.
204. Ver también Davis L.
Hull, Science as a Process,
University Chicago Press,
1988. Hull entiende que la
capacidad de perdurar de
la interpretación darwiniana
deriva de su adaptación a
sucesivos cambios. “Sin
embargo, a través de los
años, el cinturón protector
que envuelve los principios
más fundamentales de
cualquier programa de
investigación científica
puede hacerse tan
protector que nada tenga la
posibilidad de penetrarlo.
Los adherentes a
ideologías paran serios
testeos. Aún pensando que
el mismo ataque ha sido
hecho repetidamente
contra la teoría
evolucionaria, ésta ha
quedado abierta a través
de su larga historia de
sucesivos desafíos. Ella ha
evitado la extinción por
tanto tiempo por el único
método disponible en esas
condiciones, cambiando.
Sólo si uno piensa que las
teorías científicas, para ser
legítimas, deben ser
eternas, inmutables
esencias hacen que estos
cambios se transformen en
fallas.” (Pág. 515). Una
postura más cercana a lo
que hemos venido
sosteniendo, a pesar de
que lo que estamos
diciendo aquí es que el
conocimiento tiende a
evolucionar en un proceso
cambiante, continuo y
fluctuante, si no es frenado
por creencias, científicas o
religiosas, como puede
verse claramente en el
ámbito tecnológico, pues
éste se apoya en la utilidad
y adaptabilidad,
prescindiendo de otro tipo
de suposiciones, como la
de conjeturar que perdura
a través de sucesivos
cambios.
En nuestro caso arquitectónico, un proceso técnico evolutivo
continuo global, donde lo “nuevo” contiene lo “viejo”, y donde la
tradición es evolutivamente integrada en una colaboración
humana ininterrumpida a lo ancho del globo y a través del tiempo
es representada por la esfera de la figura 4, donde nuevas capas
son agregadas constantemente. Parte del conocimiento adquirido
35
no es perdido por incesantes confrontaciones sino que
integrado al universo técnico-cultural.
es
Tiempo
contenido progresivo del
conocimiento arquitectónico
Tiempo
Tiempo
Origen 2
Origen 1
Origen n
Figua 4. La evolución arquitectónica ideal, desde diferentes sitios o corrientes
acoplandose en un proceso continuo a través del tiempo
La comparación entre el pasado evolutivo arquitectónico y una
evolución técnica libre es representada en la figura 5.
Nivel de evolución técnica
B
A
Tiempo
Figura 5. Comparación entre una evolución arquitectonica ideal y real.
La línea A muestra la sucesión de mesetas (estilos) conectadas
por tiempos de cambio (revoluciones y contrarrevoluciones). La
evolución a través de un libre y continuo desarrollo técnico, es
mostrada en la línea B. Los picos representan modelos evolutivos
adelantados donde es necesario tiempo para que sean
globalmente alcanzados. Los diferentes ángulos representan
dispares situaciones de estrés, donde la evolución debe ser más
o, menos, acelerada.
36
No necesitamos revolución, necesitamos evolución.
Una Arquitectura libre no detenida por ideas o “verdades”
preestablecidas, que progresa a través de la eficiencia,
especialización, adaptación y diversificación transformará a ésta,
integrará su conocimiento, progresará más fluidamente, será más
útil, enriquecerá y será enriquecida.
No debemos hegemonizar el conocimiento
Diferente de los ejemplos que hemos mencionado anteriormente
de la evolución en el campo automotor, la Arquitectura tiene la
particularidad de que puede no serlo y nunca debería, ser
reductiva; por lo menos en las condiciones actuales de
conocimiento y desarrollo tecnológico, y tampoco, si la situación
fuera contraria, es decir, si fuera tecnológicamente posible.
Ya hemos hablado de los problemas de adaptación de las
concepciones estilísticas. Hablaremos ahora de los problemas de
adaptación de los criterios modelisticos universales (no está de
más tener en cuenta los diferentes significados y usos del término
“modelo” usados en la cultura actual). Aquí manejaremos dos. Por
un lado, como un objeto pasible de repetición mecánica (note que
no necesariamente tiene que ser repetido mecánicamente sino
que alcanza con que sea pensado para tal fin). Significado usado
comúnmente en el ámbito industrial de diversa índole, desde
construcción hasta computación, y explícitamente integrado a la
Arquitectura por los ideólogos del Movimiento Moderno. Por otro,
usaremos más adelante una segunda acepción: como referencia
técnica para el desarrollo de entidades, procesos o sistemas
complejos, en el entendido de como deberían usarse modelos en
la Arquitectura actual, es decir, prototipos.(40)
Pues bien, la ingeniería automotriz ha desarrollado modelos de
repetición segmentados como respuesta de adaptabilidad.(41) Sin
embargo, el universo de posibilidades arquitectónicas es tan
amplio que, en caso de que el conglomerado arquitectónico
decidiera expandirse de forma similar a como lo ha hecho la
industria automotriz (a pesar de que ha habido intentos aislados e
infructuosos), los centros de producción deberían crear modelos
tipo “para aldea septentrional sudamericana de clima subtropical,
baja densidad, clase media y costumbres occidentales”, lo que
sería bastante inviable. Aunque podría suponerse, como se hizo
en su momento, que fuera posible crearse un modelo
(40) Ver Apéndice 2
(41) Es bueno notar que la
“adaptabilidad automotriz
podría entenderse de dos
maneras. Por un lado la
“adaptabilidad al ambiente”
que establece modelos
según su capacidad de
respuesta a terrenos o
climas, (más el primero que
el segundo) lo que ha
resultado en lo insólito de
modelos 4x4 paseando por
autopistas mediterráneas o
calles suburbanas. Por
otro, la “adaptabilidad al
cliente” como por ejemplo
los destinados a clase
media urbana. (Incluso se
han desarrollado empresas
destinadas a la
“customización” o sea,
adecuar modelos de serie
a pedidos particulares.
37
(42) No quiero ni imaginar
lo aburrido y hasta
dramático que será vivir en
los mega emprendimientos
tipo ciudad auto-sostenible
modelados desde los
centros de poder que se
han lanzado últimamente al
mercado global.
(43) De ésta, como
característica particular,
podemos decir que se
adapta a su
medioambiente.
arquitectónico capaz de ser repetido infinidad de veces sea donde
sea y, conjeturando que fuera posible tener el suficiente nivel
tecnológico como para que las segmentaciones funcionales
(casa, oficina u otro) fueran adaptables a las condiciones
medioambientales de todos y cada uno de los lugares posibles, no
sólo implicaría concentración económica y tecnológica auto
reforzadora, (se necesita alta inversión y tecnología concentrada
en pocos puntos para desarrollar la operación, del mismo modo
que el resultado de la actividad genera riqueza y mayor
conocimiento en los mismos centros)
sino que también
tendríamos como resultado que llevaríamos la riqueza de la vida
humana comunitaria a la más aburrida de las cosas.(42) En vez de
ser deseable, como lo proponía el Movimiento Moderno, debería
ser indeseable, de acuerdo a una visión actual. Hoy podemos
entender que el ser humano no es una maquina como tampoco lo
es su organización social.(43) En consecuencia, tampoco debería
serlo su hábitat.
También podemos entender que la Arquitectura es un elemento
no para ser usado sino para ser vivido. Pero independiente de las
posturas sobre qué es o no es la Arquitectura, o qué podría ser o
no ser, lo concreto, comprobado y comprobable, es que ésta, ni
pudo, ni puede, reducirse a un modelo de repetición, ni es
deseable tampoco, que sea centralmente concebido. Es decir, la
Arquitectura no debería ser una rama de la industria dedicada a
concentrar poder, sino exactamente lo opuesto: a compartirlo.
Esto no implica que no puedan existir modelos teóricos a los
cuales referenciarse, remitirse, fundarse o inspirarse, que sean
puntos de partida de investigación y desarrollo, pero no indica que
deban o que puedan, ser repetidos infinitamente, ni aplicados
indistintamente. Lo que estamos diciendo aquí es que no puede
ser reductiva (el conocimiento central tiende a serlo, reduce el
conjunto del conocimiento al suyo propio). Que no debería tender
hacia una única solución sino hacia infinitas. Por consiguiente,
sería mucho más productivo, estimulante y enriquecedor que la
tecnología arquitectónica sea adaptable, adecuada y compartida.
Aunque el argumento anterior es explicitado in extremis, dado que
hoy sabemos que tal organización económica es imposible, no
deja de ser cierto que, a pesar de ello, las producciones locales,
por todas las zonas del globo, siguen los modelos desarrollados
centralmente, coyuntura que desciende de dos pre
conceptualizaciones: la primera, es más fácil imitar que imaginar;
la segunda, lo diseñado centralmente está mejor resuelto; lo
último no deja de ser una clara consecuencia de la penetración
cultural.
38
Es importante notar que aparte de los problemas de repetición
modelística expuestos, la producción en serie, como por ejemplo
en la misma industria automotriz, ha tendido hacia la
concentración de conocimiento y por ende, poder.
Pero más importante aún es ver cómo, en la industria automotriz,
se han desarrollado conceptos estilísticos para subrayar el poder
institucional. Podemos decir, como lo hicimos antes, “es estilo de
la marca X la careta tipo k”. Así, el concepto estilístico,
conjuntamente con el valor de poseer conocimiento, se asocia a la
idea de poder a través de la relación marca-estilo. No en vano, los
que promueven estilos en Arquitectura son los mismos que
suponen poseer el conocimiento y desean concentrar poder.
Al mismo tiempo, cada área tiene su propia disponibilidad de
materiales derivado de su producción de materia prima. Como
veremos, materiales locales implican baja energía incorporada,(44)
pero también debemos tener en cuenta
que es un factor
socioeconómico. Los materiales locales tienen mayor incidencia
en la vida económica local que los importados. Hoy, en la mayor
parte del Tercer Mundo, es menos oneroso usar materiales
locales que otros “último modelo” traídos del exterior. Sin
embargo, el uso de materiales locales no es bendecido por alguna
parte de la comunidad arquitectónica. Porqué la Arquitectura
debe hacer edificios idénticos sin tomar en cuenta posibilidades
locales? Obviamente no! Esto no quiere decir que no se usen
materiales del exterior, pero debemos dejar de lado la idea de que
la buena Arquitectura está relacionada con el uso de materiales
producidos en los centros de desarrollo tecnológico. No cumple ni
con la condición necesaria ni con la suficiente. Ni la Arquitectura
es buena por usar materiales producidos centralmente ni los
materiales desarrollados centralmente hacen a la Arquitectura
suficientemente buena. La selección de materiales no es una
evaluación técnica? Porqué no tomar en cuenta posibilidades
locales? Porqué los arquitectos alrededor del mundo no pueden
responder técnicamente a asuntos técnicos? Usar y desarrollar
tecnológicamente materiales locales no es enriquecimiento de la
Arquitectura?
(44) La “energía
incorporada” o “evaluación
del ciclo de vida” (LCA por
sus siglas en ingles), es
definida como la energía
usada en el completo ciclo
de vida de un material, ver
Life Cycle Assessment
Research, US
Environmental Protection
Agency
La Arquitectura, decíamos, debe ser adaptable, adecuada y
compartida, lo que implica desconcentración y a-centralización,
de forma de poder integrar problemas y características
particulares y conocimiento local. Y para que esto sea posible,
debemos integrar el conocimiento, hacia arriba y hacia abajo.
Como hacerlo? Mediante una red de conocimiento donde todos
los actores intercambien información. Desde los que hoy son
centros de desarrollo tecnológico a los ámbitos locales. Desde las
39
bases de conocimiento y experiencia local hacia los centros, y
desde éstos, una trasmisión y contribución hacia el exterior de su
conocimiento contenido, hacia su difusión en dirección periférica,
es decir, un intercambio recíproco de interés mutuo, lo que
fomentará, la expansión de las áreas de producción, intelectual y
material. De esta forma la tecnología dejara de ser pura para ser
adaptada; lo que implicaría un salto cualitativo sustancial con
respecto a la forma de producción tecnológica actual. En otras
palabras, tenderá hacia una mayor especificidad. Para explicarlo
de otra manera, la actual producción industrial no tiene la
capacidad de adaptabilidad. Sólo repite un modelo (estos
modelos han sido cada vez más especializados, como veremos
en el capítulo 6, pero no tienen capacidad de adaptabilidad). Para
que la producción edilicia sea adecuada a su lugar de
implantación debe contener la cualidad de adaptabilidad. Para
que esto suceda es necesario el conocimiento compartido,
extendido e igualitario, de forma de que las experiencias locales
se acoplen dentro de la cultura general y se enriquezcan desde los
centros. En otras palabras, una Arquitectura abierta,
interrelacionada entre los centros y los polos, adaptada y
adaptable a las condiciones medioambientales y sociales locales
implica una Arquitectura desconcentrada, no-centralizada,
compartida, estimulante, y, ecológicamente viable.
Ahora que se ha aclarado el problema de la adaptación, y que ésta, según
quedó establecido, depende de un proceso temporal y otro de aceptación
de los condicionamientos socio-medioambientales; y que a su vez, estos
están notablemente asociados a una condición cultural, que abarca la
cualidad del relacionamiento inter-generacional e intra-generacional,
local y global, podemos decir que la adaptación se compone de dos
circunstancias, una histórica y otra espacial, que necesitan tener una
solución de continuidad. Si es necesaria la continuidad, ésta sólo puede
darse a través de un proceso ininterrumpido en los dos sentidos
mencionados. En otras palabras, no puede haber adaptación a la
circunstancia histórica sin una transformación evolutiva continua,
del mismo modo que no puede haber adaptación a la circunstancia
espacial sin un activo, constante e igualitario intercambio del
conocimiento arquitectónico.
Si atendemos las condiciones medioambientales locales, sus
características especificas y su condición socio-histórica, las juntamos al
conocimiento global y las convicciones del diseñador, surgirá la
Arquitectura Diversa. La Arquitectura no es sólo una, la Arquitectura es
Infinita.
40
Bio-integrada
Muchas cosas se han dicho en los últimos años sobre sustentabilidad en
Arquitectura. La primera de todas es que, ésta debe serlo, es decir, con un
enunciado moral implícito. “Sustentable”, “ecológica” y “verde” son
palabras que escuchamos por todos lados, no sólo en el ámbito
arquitectónico. Tanto, que hasta sentimos perturbadoras sensaciones
por como éstas son usadas y abusadas. Hoy parecen ser, más que nada,
algún tipo de estímulo comercial. También es cierto que, en todos estos
años, mucha energía de personas honestas y esfuerzos de instituciones
comprometidas, se ha destinado a trabajar en el problema. Pero tampoco
deja de serlo que la confusión es enorme. Muchas de las
argumentaciones sobre sustentabilidad de edificios que escuchamos,
son ridículas; como por ejemplo que tal o cual edificio es “sustentable”
porque usó materiales “naturales” (imagine si todos los edificios del
mundo usaran madera como material básico), o porque su estructura se
parece a un árbol, o porque es liviano, o porque usó paneles solares, o
cosas por el estilo. En última instancia, la palabra se ha transformado en
una suerte de adjetivo de propiedades mágicas, que bendice con
propiedad, toda acción cuya justificación la incluye.
Sin embargo y más allá de los esfuerzos mencionados y su posible
incidencia en el futuro, la Arquitectura de hoy, no es viable. Los edificios
crecen por todos lados sin tener en cuenta el valor de los espacios verdes
que ellos ocupan y sin que importe su incidencia estratégica en el sistema
global. Las ciudades crecen hacia todos lados en las mismas
condiciones. Construcciones y ciudades son un círculo vicioso de gasto
de energía. A nadie le importa lo que pasará en el futuro, ni con el
acelerado aumento de la industria de la construcción, ni con la implicancia
que esta tiene sobre la producción, uso y desuso de los materiales
empleados. Algunos productores de tecnología trabajan hacia la
eficiencia pero ni la Arquitectura como un grupo de técnicos ve, ni las
obras arquitectónicas mismas muestran, el tema como un completo y
complejo problema de diseño.
Es bueno recordar que muchas veces se han establecido nociones
morales sobre que la Arquitectura “debe” estar inserta en su tiempo. Lo
mismo es el caso de hoy, pero podemos agregar que las consideraciones
morales son mayores debido al actual inviable desarrollo. La Arquitectura
debe trabajar para proteger y fomentar la vida sobre la tierra en vez de
destruirla.
No nos cabe tener una posición complaciente o
41
desinteresada.
Para poder aclarar la confusión reinante es
importante poder responder a las preguntas: Qué
es realmente sustentabilidad en Arquitectura?
Podría definirse de alguna manera que terminara
con las discusiones? Podría incluso medirse? Si
fuera posible, permitiría definir un parámetro
técnico con el cual trabajar. La difusión mundial del
concepto de sustentabilidad tiene ya dos décadas
de asentado, no obstante, dado lo acotado de los
cambios que se han producido y la confusión
reinante, no será que el concepto de sustentabilidad
tiene ciertas limitaciones que hacen engorrosa su
aplicación? Podemos ir incluso más lejos y
preguntar: es la sustentabilidad, en lo atinente a
Arquitectura, la solución a todos los problemas
planetarios que ella genera?
(45) En 1987 el reporte de
la comisión Brundland
(Oxford University press
1987) definió el desarrollo
sustentable con la famosa
y elegante frase:
“desarrollo sustentable es
el desarrollo que cumple
con las necesidades del
presente sin comprometer
la capacidad de las futuras
generaciones de alcanzar
las suyas”. Una definición
de bastante mayor
amplitud que la anterior.
Sin embargo, al ser de
mayor amplitud, más difícil
es trabajar con ella.
Imagine a un grupo de
expertos discutiendo si una
obra arquitectónica
“cumple con las
necesidades del presente
sin comprometer la
capacidad de las futuras
generaciones de alcanzar
las suyas”. La discusión
podría demorar muchísimo
tiempo, quizás años y,
probablemente, nunca
alcance un resultado
ajustado. Dejaremos para
más adelante el análisis e
implicancias de esta
definición. (ver pág. 54)
“Sustentable” es “algo que se puede sustentar” reza
el diccionario. Y esto último, en el sentido que nos
interesa, es “conservar algo en su ser o estado” por
lo que sustentable podría definirse como “tener la
capacidad de conservar algo en su ser o estado”.
Empero, parece ser difícil que una reacción, en el
ecosistema planetario, sea sustentable en el tiempo
si no lo es la acción, por lo que deberíamos extender
la definición y decir “sustentable es todo aquello que
tiene la capacidad de conservarse y adicionalmente
conservar algo en su ser o estado”. Una definición
bastante ajustada, con la cual podemos trabajar.
Sin embargo, a poco de comenzar a analizarla
encontraremos cuan limitado es el concepto de
“sustentabilidad” en los procesos naturales.(45)
Primero, si nos estamos refiriendo a estos
procesos, el concepto parece ser bastante
incongruente. Si la idea es mantener las cosas
incambiadas, que puede entenderse como la visión
de ciertas posturas extremas, la sustentabilidad es,
por lo menos, antinatural, pues no existe nada, en la
biósfera, que se haya mantenido en su ser o estado,
por mucho tiempo. Esta ha sido, es, y por sobre
todo, se caracteriza por ser, un flujo continuo de
cambio.(46)(47)
Segundo, la definición no se refiere para nada a las
características de la acción. Así, puede entenderse
que la acción sustentable, es pasiva, es decir, no
(46) Podríamos decir, la
sustentabilidad, vista de
esa forma, es
insustentable.
(47) Para profundizar en el
tema y aparte de este
concepto que es una
interpretación del pasado
archí aceptada
actualmente, la biósfera es,
por definición, el espacio
que contiene a los seres
vivos. Estos están
integrados en la
naturaleza, un ecosistema
de sistemas dentro de
sistemas. Como se ha
mostrado, la manera más
general de interpretar a los
seres vivos es que ellos
son sistemas estables
fuera del equilibrio,
transformadores de
energía, que como
resultado producen
desechos. Estos desechos
son útiles para otros
sistemas dentro del
ecosistema. En
consecuencia y
adicionalmente, la
naturaleza es, entonces,
un flujo químico-energético
continuo en cambio
permanente entre sistemas
vivos integrados dentro de
ella. Ver Eugene Odum,
Fundamentals of Ecology,
1953. Y James Lovelock,
Gaia: A New Look at Life
on Earth, 1979.
42
tiene la intención de influir, sino la de no cambiar. Y realmente es así.
Una contaminación por plomo, o por monóxido de carbono, en un
organismo humano por ejemplo, es “sustentable” si se mantiene dentro
de determinado rango que no afecte sustancialmente los procesos
vitales. Aún mejor, es más “sustentable” cuanto menos los afecte. Y
entonces podemos agregar, que las acciones de sustentabilidad, para no
influir, deben ser, inanimadas, lo cual es coherente, además, con el
concepto de “no cambio”. Si fuera animada, cambiaría las condiciones de
origen, por lo que produciría un cambio, que es lo que se quiere evitar; en
consecuencia no sería “sustentable”.
Esta “sustentabilidad” está basada, entonces, en operaciones que
intentan no modificar el medio y para no cambiarlo deben ser ajenas a
éste. Si fueran parte de éste, lo cambiarían. La actuación y el medio
tienen, o deben tener, estructuras o configuraciones no relacionables
puesto que la primera no debe afectar a la segunda. Desde la perspectiva
de la “sustentabilidad”, la actuación y el medio son necesariamente
discordantes o mejor dicho, esencialmente incompatibles.
Al mismo tiempo, esta influencia, de la operación sobre el medio, que es
inevitable en tanto y cuanto la operación interactúa en un medio extraño y
ajeno, pretende tender a cero para evitar sus indeseables negativos
efectos. Pues bien, el cero no es alcanzable, pues es imposible actuar en
un medio sin modificarlo, máxime si esta actuación es extraña, pero
además tiene como efecto que influye más cuanto mayor es la operación.
Mientras ésta se mantiene dentro de límites mínimos sus impactos
pueden ser ínfimos o despreciables pero si estos cambios empiezan a
tener mayor volumen la situación empeora proporcional o
exponencialmente. Como derivación, el estrés sustentable pasa a ser,
definitivamente, un problema de cantidad de intervenciones no
integrables o compatibles con el medio.
Para verlo mediante un ejemplo arquitectónico, podemos imaginar un
edificio sustentable ideal. Este consumiría cero energía y produciría cero
residuo. Para hacerlo más ideal, podemos suponer que los materiales
fueron traídos del espacio exterior y que para construirlo se necesitó cero
energía, por lo que no se afectó para nada el flujo bioquímico de la
biósfera. También podemos suponer que durara indefinidamente, de
forma que su “reciclabilidad” no afectara el ambiente. Este edificio ideal,
la panacea de la sustentabilidad, por sus características definidas, tiene
cero intercambio con el medio. Bien, que pasaría si, debido a sus notables
características, empezáramos a llenar el planeta con cantidades de tal
admirable edificio? Pasaría lo mismo que si llenáramos nuestro cuerpo
con cantidades de objetos inertes, en determinado momento,
moriríamos, pues los procesos vitales no podrían llevarse a cabo.(48)(49)
Las operaciones enmarcadas en el concepto de sustentabilidad deben
(48) También podría
insistirse y avanzar sobre
los conceptos mecanicistas
implícitos en la idea de
“sustentabilidad” pero no
va a ser demasiado útil
para nuestra
argumentación, pues lo
que nos interesa aquí, no
es justamente resolver un
problema teórico, sino uno
practico: cómo hacer para
que la Arquitectura
influencie positivamente en
el medioambiente.
(49) De esto se deriva un
corolario interesante: si
creamos un ecosistema
con intercambio 0 con la
biosfera, para ésta es lo
mismo que un cuerpo
inerte.
43
ser, entonces, de baja cantidad. La situación que se plantea es que en
condiciones donde el aumento de la masa edilicia es exponencial, a pesar
de que no lo sean las proyecciones sobre crecimiento poblacional,
comienza a ser difícil de defender la idea de “sustentabilidad”, pues la
incidencia de las áreas construidas tiende a ser cada vez mayor.(50)
(50) Para ver el tema de la
relación crecimiento
poblacional-crecimiento de
la masa edilicia ampliado
ver Capítulo 5.
El gran problema es que si un edificio sustentable ideal tiene cero
intercambio con el medio y empezamos a colocar muchos ceros unos al
lado de los otros no tenemos el conocimiento suficiente para saber cuánta
es la cantidad de ceros necesarios para empezar a afectar el
medioambiente. Podríamos expresarlo como porcentaje sobre el flujo
bioquímico total pero no tenemos la capacidad para medirlo. Por otro
lado, puede llegar a ser peligroso, no sólo porque, como hemos visto, no
es posible permanecer pasivo dentro de este flujo, lo que nos indica que el
concepto general tiene fallas de adecuación al proceso global de la
biósfera, que pueden terminar comprometiendo la situación, sino porque
parece bastante insensato actuar de forma que el único resultado posible
sea estresar el sistema.
Lentamente vamos enfrentando y ahondando en las complejidades y
limitaciones del término que nos ocupa. Para visualizar lo dicho
anteriormente con mayor claridad, podemos poner una bolita de vidrio
dentro de un tubo que contiene un flujo de agua como muestra la figura
6A.
Figura 6A
La bolita, al estar inmersa en un flujo, producirá una perturbación en éste.
Cualquier posición que tome esta bolita, sea cual sea, creará una
modificación en el sistema. Es imposible de evitar la perturbación en tanto
la bolita siga siendo bolita. Podemos suponer que la bolita, en cambio, en
vez de estar quieta se mueve a un ritmo más o menos similar al
movimiento del flujo (figura 6B). La situación pasa a ser diferente. La
perturbación se reducirá pues la bolita no generará tan alto grado de
oposición al movimiento del flujo. Sin embargo seguirá produciendo una
44
Figura 6B
perturbación. Como las moléculas del líquido se mueven con cierta
libertad, la bolita seguirá impidiendo su desplazamiento con total
independencia.
En cualquiera de ambos casos, relacionarlos numéricamente no es
posible pues son dos medios distintos. Medir la perturbación no nos es
posible pues no conocemos el caudal del flujo. (Podemos si medir el
volumen o la masa de la bolita). Si ahora empezamos a colocar muchas
bolitas juntas (figura 6C),
Figura 6C
ese flujo será cada vez menor y la perturbación mayor, hasta que llegue
un punto en que las bolitas se concentrarán en alguna zona impidiendo
el pasaje del agua y el flujo finalmente quedará completamente
comprometido o se interrumpirá. El comportamiento es bastante
errático, depende de la concentración de bolitas, pero es difícil decir en
qué momento colapsará. Podríamos medir la relación entre la cantidad
de bolitas y la cantidad de flujo pero dado de que no conocemos a éste,
la operación es imposible.
Este ejemplo tiene la cualidad de que puede ser una aproximación y
45
simplificación tanto de la situación de la contaminación por plomo o
monóxido de carbono en un ser humano que mencionamos (en ese caso
si conocemos la cantidad de flujo por lo que el sistema puede expresarse
como cantidad de contaminante por volumen de sangre, cosa bastante
común) o una contaminación de la biósfera a través por ejemplo, de la
masa edilicia.(51)
(51) Para el caso de la
sangre puede también
conocerse, a través de
cierta cantidad de casos
anteriores, el porcentaje de
contaminante que hace
colapsar el sistema, cosa
que para el caso de la
biósfera es, por lo menos
por ahora, más que
imposible.
Cada vez que nosotros actuamos sobre el territorio, hacemos una
modificación del mismo. Como hemos explicado, el planeta es un
ecosistema y el territorio es una parte de este. De acuerdo a los
postulados manejados hasta ahora, podemos intentar actuar de modo
que sea lo menos perturbador posible pero no podemos escapar al hecho
de que esta actuación produzca un trastorno negativo o contaminante.
Entenderemos a éste como un trastorno que no puede acoplarse
rápidamente al medio.
También hemos dicho que la naturaleza es un flujo químico-energético
continuo entre sistemas vivos, pero ahora agregaremos, que colaboran
entre sí, a través de este flujo. En consecuencia el territorio, o mejor dicho,
el espacio donde trabajamos, es un espacio vivo, que forma parte del
ecosistema total y que tiene una responsabilidad de colaboración con el
conjunto, por lo que cada parte en que se subdivida tendrá una cuota
proporcional de colaboración.
Podemos ejemplificarlo de la siguiente manera para que sea más grafico.
Imagine el conjunto de la biósfera. Esta se compone de tres niveles. Bajo
tierra, sobre la superficie y en la atmosfera cercana. Imagine ahora que la
subdividimos en un arbitrario conjunto de pequeñas partes que contiene,
cada una, una porción de los tres niveles. Podemos definir al conjunto
como una red de intercambio donde cada parte tiene una cantidad
proporcional de materia y energía a intercambiar con el sistema total. (Lo
interesante de esto es que cada parte puede entenderse como un
“predio” arquitectónico, que consta de esos tres niveles.)
Interpretar a la biósfera como un sistema de colaboración nos permite
avanzar sobre otras posibilidades de intercambio o inter-actuación.
Sobre el esquema de la figura 6 que hemos visto, podemos imaginar a la
bolita con una cierta cualidad de colaboración con el medio donde está
inserta. Esta cualidad puede entenderse como la capacidad de
transformarse en el flujo que la contiene. De esa forma pasará a ser parte
integrante esencial por un lado y por otro, el flujo no tendrá ningún
impedimento de movimiento. Si siguiéramos agregando bolitas
transformadas en flujo, éste mantendría su condición estable a pesar de
que aumentara el caudal. El caudal estaría definido por el flujo principal
más la cualidad de la bolita de vidrio en transformarse en agua, es decir, la
cualidad del elemento agregado de ser parte del sistema. El conjunto
empieza a ser pasible de acoplarse numéricamente. Si llamáramos A a la
46
cantidad de materia de la bolita inicial y B a la cantidad de flujo obtenido, la
cualidad puede ser expresada como B/A. Esta expresión mide la
capacidad de colaboración del elemento agregado en el sistema total. El
flujo total será FT= Fi + B/A, el flujo inicial + la cualidad de transformarse
en flujo compatible de la bolita. Si existiera remanente, es decir si B/A
fuera menor que 1, esta remanencia será menor que el volumen total de la
bolita por lo que la operación en sí es, como mínimo, menos
contaminante. Esta polución dependerá del valor B/A o sea la capacidad
de colaboración del elemento agregado. La diferencia más sustancial que
tiene esta opción con respecto a las anteriores es que el elemento
agregado en vez de intentar no influir propone colaborar. El flujo tendrá
una alteración menor y el cambio no será irremediablemente negativo ya
que por lo menos una fracción de la modificación pasa a ser integrantecolaborador del sistema total. En la práctica, el flujo aumentará mientras
que la contaminación se reducirá.
Este análisis que hemos estado efectuando deja en evidencia cuan
limitado es el concepto de sustentabilidad para manejar los problemas
referidos a la influencia que tiene el hábitat humano en la biósfera.(52) . Si la
intención es no influir el resultado puede llegar a ser terriblemente
negativo. Y esta negatividad, que podemos llamar contaminación,
aumenta como mínimo proporcionalmente con el nivel de actuación. Por
lo tanto no podemos aceptar ser pasivos. Es más, no existe esa
posibilidad. Debemos entonces, avanzar con algo que nos permita pasar
de una actitud pasiva a una activa, es decir, a acciones que colaboren
positivamente en el flujo bioquímico de la biósfera. Y al influenciar
positivamente, lo que estamos haciendo es, integrando sistemas.
Pasaremos entonces de una Arquitectura pasiva a una sistémicamente
integrada. Llamaremos a este concepto “bio-integración”
Se desprenden varias cosas interesantes. Primero, mientras el concepto
de sustentabilidad es estático el de bio-integración es dinámico. La biointegración implica interrelación con un proceso en continuo movimiento
y cambio, que por lo tanto implica movimiento y cambio continuo de las
condiciones de la bio-integración.
Si la sustentabilidad supone condiciones permanentes, del medio y de los
recursos, la bio-integración supone condiciones cambiantes de ambos
pues irán modificándose a través de un proceso temporal continuo de
transformación. Si la bio-integración influye en la biósfera, entonces
puede ser un parámetro medible y, sumable. Más integración ó, menos
integración. A diferencia del concepto de sustentabilidad, que como
hemos visto, debido a sus características, tiende a cero su intercambio, lo
que es estáticamente o dinámicamente imposible, la bio-integración
puede ser un gradiente medible, cuantificable y corregible a largo plazo,
dependiendo del conocimiento adquirido y de las condiciones externas.
Para usar el mismo ejemplo de la bolita, esta deberá transformarse de
(52) “Hasta que tengamos
una comprensión de estas
complicadas, cambiantes
interacciones, nuestros
intentos de balancear la
extracción de los recursos
de los ecosistemas a
cambio de sustentabilidad
serán, en el mejor de los
casos, ingenuas, en el
peor, desastrosas. Como
humanos, hemos
aumentado tanto en
número que forzosamente
modificamos las
interacciones ecológicas
extensivamente, con sólo
una vaga idea de los
efectos de largo rango. Aún
nuestro bienestar, incluso
nuestra supervivencia,
depende de ser posible
usar estos sistemas sin
destruirlos. Intentos de
cambiar la selva tropical en
tierras de cultivo, o pescar
en los Grandes Bancos
“eficientemente”, son sólo
síntomas de un problema
que año a año es más
serio.” John H. Holland,
Hidden Order, How
Adaptation Buids
Complexity, 1995, pág. 4
47
forma de que, como mínimo, acompañe el flujo químico-energético de la
biósfera. Dependiendo del nivel de conocimiento y de la situación
circunstancial, el flujo agregado puede combinarse de un modo u otro
para trabajar coordinadamente con el flujo principal.
(53) Para verse conceptos
sobre la integración
sistémica de los seres
vivos y propiedades
emergentes ver Fritjof
Capra, La Trama de la
Vida, trad. David Sempau,
Anagrama, 1998. Holland,
John H, Emergence: from
chaos to order, Perseus
Books, 1999. Yaneer BarYam and others, The
Characteristics and
Emerging Behaviors of
System-of-Systems in:
NECSI: Complex Physical,
Biological and Social
Systems Project, 2004.
Segundo, si se van a integrar sistemas hacia afuera, ocurrirán
necesariamente dos cosas. Por un lado, la Arquitectura se complejizará,
pues deberá tener en cuenta más elementos y situaciones que las que ha
tenido hasta ahora. Por otro, se integrará hacia adentro, de forma de
hacer más eficiente la combinación de estos sistemas, pero por sobre
todo, porque no es posible integrarse hacia afuera, sin hacerlo hacia
adentro. En consecuencia la Arquitectura será una entidad sistémica,
hacia adentro y hacia afuera; un nivel de propiedades emergentes, dentro
de una compleja trama de sistemas dentro de sistemas.(53)
Tercero, la postura del diseño pasa a ser activa en vez de pasiva. Dejará
de ser, todo lo que no se puede hacer, de forma de no influir
negativamente en los ecosistemas y sus procesos bioquímicos, y pasará
a ser, todo lo que se puede hacer para colaborar con ellos. Esto implica un
salto cualitativo sustancial y una estimulación adicional en el proceso de
diseño.
Cuarto, si es bio-integrada cooperará con el ecosistema por lo que, en
consecuencia, será humanamente integrada. Asociada a su estructura y
vida social, interdependiente con ésta, armónica con sus necesidades. La
Arquitectura bio-integrada estará entonces adaptada al entorno socioambiental.
Quinto, a pesar que la noción de bio-integración es, en ciertos generales
aspectos, distinta y hasta opuesta a la idea de sustentabilidad, muchos de
los conceptos inmersos en la esfera de la sustentabilidad no son ajenos al
mundo de la bio-integración. Las operaciones en el medio afectan a éste y
por más que sea imposible que sea cero, esta afectación deberá
establecer cuáles son y pueden ser sus efectos negativos y positivos,
minimizando los primeros y estimulando los segundos. El estudio de toda
la situación conllevará necesariamente una especialización técnica,
como son estructura o instalaciones. Y, como en ambos casos
mencionados, la coyuntura de ésta, tendrá alta incidencia en la resolución
total. El arquitecto será entonces un integrador de sistemas.
Para ver una aplicación de lo anterior sobre el caso actual de
perturbaciones biosféricas registradas hasta el presente, debidas a
actuaciones arquitectónicas, las que han tenido mayor relevancia derivan
del uso de energía. Por lo tanto la reducción del consumo es
determinante. Ahora bien, el consumo energético es esencialmente un
problema de diseño.(54) Es nuestra misión, técnica y moralmente
hablando. Nadie más que nosotros, arquitectos, estará tan preocupado
48
(54) Para mejorar el
rendimiento energético de
los edificios de la CEE se
ha escrito la DIRECTIVA
2002/91/CE del
Parlamento Europeo y del
Consejo del 16 de
Diciembre del 2002 sobre
la Eficiencia Energética de
los Edificios (DEEE). La
Directiva tiene su origen en
el Protocolo de Kyoto,
emitido por la CEE, por el
cual se regulan las
emisiones de CO2 de los
Estados implicados. Se
escoge el sector
residencial y terciario ya
que es el que tiene un
mayor potencial para el
ahorro y la eficiencia
energética, contando con
inversiones económicas
razonables. Con tecnología
conocida y de eficacia
demostrada, las pérdidas
energéticas de los edificios
pueden ser reducidas
hasta un 90%. La Directiva
está basada en los
siguientes cuatro
elementos principales: Una
metodología común de
cálculo del rendimiento
energético integrado de los
edificios. Las normas
mínimas relativas al
rendimiento energético de
los edificios nuevos y de
los ya existentes cuando
se proceda a una reforma
importante de los mismos.
Sistemas de certificación
de edificios nuevos y
existentes y exhibición de
certificados y otras
informaciones pertinentes
en edificios públicos. Los
certificados deberían datar
de menos de cinco años.
Control regular de las
calderas y de los sistemas
centrales de climatización
en los edificios y
evaluación de las
instalaciones de
calefacción cuyas calderas
tengan más de 15 años. La
metodología común de
cálculo debería integrar
todos los elementos que
determinan la eficacia
energética y no
únicamente la calidad del
aislamiento del edificio.
Este enfoque integrado
debería tener en cuenta
elementos como las
instalaciones de
calefacción y de
refrigeración, las
instalaciones de
iluminación, la localización
y orientación del edificio, la
recuperación del calor, etc.
España normativa CTE
CTE-H1Menor consumo
por aislamiento envolvente
del edificio CTE-H2Mayor
rendimiento equipos de
calefacción, ventilación y
agua caliente sanitaria
CTE-H3Mejor rendimiento
equipos iluminación CTEH4 y CTE- H5Ahorro
Energía Primaria en
Edificación: empleo de
energías renovables.
por el tema ni interesado en resolverlo. Debemos ser conscientes que
una mala resolución de diseño implica alto consumo energético (note que
esto implica una valoración sobre el diseño arquitectónico
completamente distinta de la corriente arquitectónica más extendida en la
actualidad) y alto gasto en dispositivos de producción y/o transformación
energética, sea estos cuales sean, lo que conlleva mayor gasto de
recursos e intereses asociados.(55) Es nuestra actividad trabajar en el
espacio humano y su medio ambiente asociado. Y es nuestra
responsabilidad la calidad de ambos. Y ambos son, en realidad, de
acuerdo a la postura que hemos venido construyendo, una sola cosa.
(55) La industria de
dispositivos relacionados
con formas alternativas de
extracción energética ha
estado gastado
importantes sumas de
dinero en el mercado para
convencer sobre sus
beneficios y ha estado
usando su lobby para
conseguir apoyo
gubernamental y
excepciones fiscales. (Ni
que hablar de las
producciones mediáticas
de dudosa intención) Sin
embargo, parece más una
carrera por vender
productos que un
verdadero interés en el
problema energético.
Como ejemplo, puede
mencionarse el nombre
“energía renovable”. El
verdadero nombre debería
ser “dispositivos no
renovables de extracción
de energía renovable”.
Peor es el nombre “energía
limpia”. Qué quiere decir
“energía limpia”? Las
baterías de las plantas
eólicas? O las placas de
los paneles fotovoltaicos?
Ambos con bajísimos
valores de adaptación,
como veremos. El abuso
de estos términos aparece
como deliberado y
malintencionado. No estoy
diciendo que la
diversificación energética
no sea importante. Pero lo
más importante es ahorrar
energía, más que
producirla
indiscriminadamente y
gastarla sistemáticamente.
No es un asunto de interés
económico sino de interés
medioambiental. Debemos
poner límites al afán de
lucro de las empresas y
establecer dónde, cómo y
cuándo deben ser
instalados, amen de
reducir la dependencia
energética, de donde sea y
como sea, es decir,
priorizar el bien global,
humano y no sólo humano.
Si seguimos la actual
tendencia, no sólo seremos
gastadores de energía,
sino también consumidores
de dispositivos de
explotación energética. No
podemos tampoco
fantasear e idealizar con
que las formas alternativas
son inmunes a la
contaminación. Estos días
asistimos pasmados y
horrorizados al show de
cómo se arruinan espacios
de alto valor paisajístico
ocupándolos con plantas
de producción eólica y
solar en nombre de la
“sustentabilidad”. Ni que
hablar de las “ayudas
económicas” ofrecidas por
las empresas a los
afectados a cambio que
silenciar sus
padecimientos. En algunos
años, a este ritmo, no sólo
habremos terminado las
reservas de combustibles
fósiles, sino también
ocupado el planeta entero
con plantas de producción
de energía “limpia” y aún
no tendremos suficiente.
Todos sabemos que la
producción de
hidrocarburos y carbón
genera una vasta
contaminación de la tierra,
además de los residuos de
su quema, pero no
deberíamos estar
discutiendo como abusar
de, sino como reducir el
factor de ocupación
territorial…………(Ver
Capítulo 5 y Apéndice 3)
49
(56) Para ver con detalle la
proposición matemática
sobre la bio-integración ver
el Apéndice 1.
(57) LCA por sus siglas en
ingles, es definida como la
energía usada en el
completo ciclo de vida de
un material, ver Life Cycle
Assessment Research, US
Environmental Protection
Agency
Bien…….El ahorro energético es un factor clave en Arquitectura. La
dirección es obvia. Menor energía gastada por metro cúbico, más
colaborador será el edificio. Mayor ahorro energético quiere decir más
bio-integración.(56) Diseño más adaptado y orientado hacia la eficiencia
energética quiere decir mejor Arquitectura.
Pero un edificio bio-integrado no deberá ser solamente eficiente
energéticamente sino globalmente eficiente. Desde el punto de vista del
edificio como un todo y desde el punto de vista de su inserción en el
sistema total. Esto implica adecuación a recursos disponibles,
consideraciones sobre los niveles de LCA (evaluación del ciclo de vida)(57),
o sea, adaptado a las condiciones locales. Y esta adaptación no sólo se
medirá en aspectos referentes a los insumos sino también y,
especialmente, como hemos dicho, al cariz socio-ambiental lo que, a su
vez, implica estimaciones de características sociales y valoraciones de
situaciones micro ambientales.
La eficiencia y la adaptación serán entonces dos pilares básicos de la biointegración. Recuerde que habíamos entendido a la eficiencia como
mejor performance con menores recursos y a la adaptación como la
cualidad de adecuación a una situación histórico-espacial. Y,
obviamente, ambos deben ser tomados desde un punto de vista
medioambiental. Sin embargo, es interesante resaltar que lentamente los
conceptos de eficiencia y adaptación, tomados de este modo, han ido
transformándose hasta converger en dos formulaciones
complementarias de una misma noción. En efecto, no es posible la
adaptación sin una eficiente solución medioambiental del mismo modo
que no es posible la eficiencia sin una solución adaptada al entorno. Es
bueno recordar en estos momentos que las ideas de eficiencia y
adaptación has sido vinculados directamente al concepto de evolución.
(58) Sobre soluciones para
la transformación de la
masa construida existente,
la situación pude ser
diferente, pues deberá
sopesarse esta condición
en la evaluación de la
coyuntura total.
La bio-integración, deberá, estudiar el proyecto para que la inserción y
performance cumplan integradamente con estas características. La
postura de sumar o agregar dispositivos para transformar la ineficiencia e
inadaptación, sea cual sea, en edificios “sustentables” pasa a quedar
descartada pues no es posible, mediante la inclusión o agregación,
obtener un edificio globalmente eficiente y localmente adaptado, de
acuerdo al significado que hemos establecido para ambos términos. Lo
que la bio-integración hará es sintetizar las situaciones de campo para
obtener mejores soluciones.(58) Todo esto nos lleva hacia otro asunto. La
bio-integración es no-consumista o anti-consumista pues naturalmente
tenderá a utilizar mejor las condiciones de base con el fin de reducir los
insumos necesarios para obtener mayor confort. Es indudablemente más
económico utilizar horas de desarrollo proyectual para procurar eficiencia
mediante menor y mejor aprovechamiento de los recursos disponibles
que cubrir las deficiencias proyectuales con dispositivos correctores
incorporados.
50
Del mismo modo, no será aceptable utilizar éstos con el fin de sustentar,
sostener o promover inadaptadas y por tanto malas Arquitecturas.
Sexto, si la Arquitectura es bio-integrada quiere decir entonces que
tomará recursos del medio y expulsará desechos a este. Como hemos
mostrado, el problema no es no hacerlo sino como hacerlo. Es decir, los
recursos serán evaluados en función de su cualidad de no dañar el
equilibrio global y los desechos expulsados deberán tender a ser útiles.
Sin embargo, en la situación que estamos, de superpoblación y súper
desarrollo edilicio, debemos necesariamente tomar la menor cantidad
posible de recursos y eliminar la menor cantidad posible de desechos al
tiempo de cubrir las necesidades del hábitat humano, por lo que el
concepto más con menos adquiere un valor ecológico fundamental. Se
deben usar menos recursos para generar mejores resultados edilicios.
Aparte de trabajar sobre las ya nombradas áreas de eficiencia y
adaptación, que contendrán, entre ambas, el estudio de las aportaciones
de entrada o cualidad de los insumos -a saber, tiempo, facilidad de
obtención y valoración de la energía incorporada (LCA) y relación
beneficio/desecho de la producción arquitectónica- cuya evaluación
incluirá construcción, vida, mantenimiento y demolición, conjuntamente
con la capacidad de reciclabilidad de los desechos, se deberá obrar sobre
la interrelación con el entorno mediato e inmediato.
Operar sobre esta correspondencia es entender la reciprocidad que
existe entre el impacto de una actuación sobre su medio y el efecto que
ejerce el medio sobre la intervención. Deberemos responder a las
preguntas: Cómo afecta una transformación espacial su entorno
cercano? Cuál es el alcance de esta influencia? Cual será la respuesta
del medio? Como hacer que la construcción y su entorno se afecten
positivamente? Las ramificaciones son muchas pero podríamos
nombrar: el intercambio energético con el medio, el efecto climático y
micro climático, las repercusiones físicas, más los alcances socioambiental y socio-económico ponderados equilibradamente.
Habíamos visto a la eficiencia (Capítulo 2) como un concepto clave en
“Arquitectura evolutiva” y a la adaptación (Capítulo 3) como resultado
natural de una evolución libre, en esta instancia hemos visto que ambas
tienen no sólo un profundo sentido medioambiental sino también tienden
hacia un significado asociado. La derivación directa será que el diseño
pasará a valorar la cualidad en detrimento de la cantidad, lo que será
sumamente importante en el problema de la apropiación territorial, pero
de eso hablaremos en las páginas siguientes.
Por último y como resultado de todo lo anterior, bio-integración es
sensibilidad. Si la Arquitectura es un nivel de propiedades emergentes
interrelacionado con su medio externo e interno, quiere decir que recibe
51
estímulos de estos y actúa en consecuencia. El nivel y la capacidad de
respuesta pautarán la cualidad de la misma.
En extracto, el concepto de sustentabilidad tiene limitaciones sobre cómo
resolver los problemas que genera una producción arquitectónica de
envergadura en el planeta. Si quiere ir más a fondo, busque que su
edificio se integre y colabore positivamente con las variables
medioambientales. Lo transformará en una construcción sensible a su
medio externo e interno. Tendrá, entonces, un edificio bio-integrado.
52
Concentrada
La metamorfosis del espacio físico producida a lo largo del Siglo XX ha
dejado a la Arquitectura enfrentada en estos tiempos a complejos
problemas de territorialidad. Los últimos decenios del siglo han visto
levantarse muchas voces críticas, junto a intentos generalmente
infructuosos, de frenar la expansión de las áreas construidas, debido al
exponencial aumento de los últimos 100 años. Teniendo en cuenta que el
escenario ha sido, y es, un incremento continuo de producción edilicia por
un lado, y de población mundial por otro, el problema es de difícil solución,
en particular si las visiones o los esfuerzos son realizados desde una
escala reducida, o dentro de ámbitos locales, pues ambas tendencias son
de orden global. Y si bien, debemos enfocar el problema dentro de su
situación histórica, ni lo uno ni lo otro es nuevo, (como tampoco el intento
de frenar la expansión de las ciudades) sí lo son, no sólo el nivel
incremental de ambos hoy en día, sino también su proyección a futuro.
El dilema que ha implicado hasta ahora, expuesto como las
consecuencias perjudiciales que derivan de superficies urbanas
excesivamente extendidas, y de la transformación constante, continua y
acelerada de suelo fértil en áreas edificadas, es debatido fervientemente
en varios ámbitos interesados o relacionados con el problema, donde
han surgido voces de alerta e intentos, teóricos y prácticos, de limitarlos e
impedirlos. Y como siempre pasa, existen partidarios y detractores.
Partidarios que dicen que es mejor gastar energía y recursos en crear,
proponer e implementar operaciones de control e interrupción de la
expansión de las ciudades, para evitar sus efectos nocivos, territoriales y
no territoriales, y detractores que entienden que son peores los remedios
que la enfermedad, o que el efecto es positivo.
Si ponemos el asunto dentro de una perspectiva general, el problema del
crecimiento de las ciudades es sólo una pequeña parte de toda una
situación bien más amplia, asociado directamente a la forma que tiene, y
ha tenido el ser humano, de usufructo del territorio. El tema abarca
bastante más que un enfoque estrictamente arquitectónico para estar
más incorporado a la particular forma que tenemos de entender nuestro
mundo y relacionarnos en nuestro medio. Menos aún, es solamente de
índole urbanística, ya que si lo midiéramos en términos de ocupación
territorial, más que adjudicarle un origen conceptual general de
modalidad de utilización, el avance no se debe únicamente a la expansión
53
del área construida, sino, en forma más genérica, a fines económicos de
toda índole.
La Arquitectura y el Urbanismo se integran, como un elemento más, al
vasto campo de la producción humana. Y el problema territorial queda
abarcado en el conjunto. No se puede discutir la vicisitud de la
apropiación que el hombre hace del territorio con fines urbanos si no se
discute la utilización que el hombre hace del territorio en forma general.
Sencillamente porque la primera deviene de la segunda.
Como sabemos, el ser humano tiene, y ha tenido, una forma de
producción donde el incremento de bienes y servicios, productos y
consumo, es ley motive. Esta característica se ha venido consolidando
desde hace mucho, si bien la tendencia se ha exacerbado a partir de la
revolución industrial. La bonanza de una economía se mide por su tasa de
crecimiento. Desarrollo y crecimiento son sinónimos. Anexamente, si a la
expansión económica, que no sólo conlleva incremento de bienes y
consumo sino que también, tanto o más importante para nosotros, implica
aumento de las áreas de producción, le sumamos la multiplicación de la
población mundial, el problema pasa a tener complejos e interesantes
efectos.(59)
(59) Ya en 1798 el
reverendo Thomas Robert
Malthus muestra las
limitaciones del modelo en
An Essay on the Principle
of Population
(60) El peligro derivado de
la apropiación del territorio
para fines productivos,
sustentado en el avance
técnico, hizo en el pasado
hasta sociedades enteras,
y hace en la actualidad a
algunos grupos, renegar
de tal opción. Antaño,
dramáticamente, no les fue
muy bien. Fueron
avasallados por
sociedades más
“avanzadas”, a no ser de
que tuvieran la suerte de
estar lo suficientemente
alejados y/o aislados
geográficamente como
para quedar guarnecidos,
Ver también (61)
Es más, podría ser interpretado que el comienzo de este proceder, de
ocupar para producir, no sólo dista mucho en el tiempo sino que, desde
que el hombre tomo por primera vez la decisión de producir alimentos con
cierto grado de sistematización, el concepto de apropiación del territorio
con fines exclusivamente económicos estaba implícito. Bien lejos se
estaba en aquel entonces de imaginar la situación actual. Bien lejos se
está hoy, de poder cambiarlo.
Así planteado el asunto es aún más complejo. La encrucijada a la cual la
sociedad humana se enfrenta en referencia al sistemático uso del
territorio con fines meramente económicos se va ampliando y
complicando con el paso del tiempo, con el aumento poblacional y con el
adelanto tecnológico, y es indudablemente, muchísimo más complejo de
lo que puede parecer si miramos en forma independiente y aislado, el
avance del área construida. (60)
Sin embargo, la situación actual no puede negarse y, mucho menos,
eliminarse. Existe, está ahí, y 12.000 años de producción humana no se
cambiarán en un segundo, ni tendría sentido que se hiciera, del mismo
modo que es desatinada la opción que propone invertir el rumbo. Carece
de razonabilidad cuestionar la realidad, y decir que el hombre se equivocó
en estos últimos 12.000 años. Pero tampoco parece lógico que 12.000
años de experiencia no sirvan para nada. Las condiciones en aquella
lejana época no se parecían un ápice a las actuales. No habrá llegado el
momento de empezar a pensar diferente?(61)
54
(62)Ver Cápitulo 1, 2 y 3.
(63) Ver por ejemplo: Paul
Romer "Growth Cycles,"
(American Economic
Review, June 1998, Paul
Romer , "Preferences,
Promises, and the Politics
of Entitlement" (Individual
and Social Responsibility:
Child Care, Education,
Medical Care, and LongTerm Care in America,
Victor R. Fuchs (ed.),
Chicago: University of
Chicago Press, 1995. Paul
Romer, “Endogenous
Technological Change"
(Journal of Political
(64) Notablemente, puede
apreciarse en el
pensamiento del propio
Romer. Éste ha propuesto
últimamente el desarrollo
de Charter Cities, ver en
http://www.ted.com/talks/pa
ul_romer.html, que podrían
ocupar el 1% de la tierra
total o sea 1.489.400 km2
y albergar a 1.000.000.000
de habitantes (las áreas
construidas actualmente
ocupan 3% según GRUMP
[Global Urban Rural
Mapping Project], Earth
Institute, Columbia
University). Este
“insignificante” 1%
representa el 21% del área
de la Amazonía !?
Podemos decirlo de otra
forma, imagine a su cuerpo
ocupado 3% con objetos
contaminantes, le
parecería insignificante que
esté ocupado un 1% más?
Si no tiene sentido, o no es posible, cambiar
completamente el rumbo, ni tampoco es factible una
continuación inexorable del mismo, la única
solución plausible es analizar y evaluar la situación
actual y sus perspectivas futuras, ver cómo
combatir sus efectos nocivos y cuáles, si los
hubiera, los positivos a los que sería conveniente
favorecer. En ese caso, lo que estaríamos haciendo
es actuando evolutivamente, de acuerdo a una
postura técnica de análisis y evaluación de la
coyuntura erigida, dilucidando secuelas negativas y
desenlaces positivos, estableciendo proyecciones
viables y realizables, o sea, actuando con eficiencia
y adaptación, y como derivación, creando un
camino más beneficioso que el actual sobre el cual
transitar. (62)
Como la Arquitectura y el Urbanismo son sólo una
pequeña parte de la dinámica, no podemos hacer
otra cosa que ver el asunto más generalmente para,
a partir de ahí, evaluar cuales pueden ser los pasos
indicados y como conclusión, volver hacia su
ámbito nuevamente y actuar en consecuencia.
Este modo de acaparar, que incluye toda una forma
de ver y sentir, tiene la singularidad de que valora,
por sobre todo y especialmente, la cantidad como
fuente de riqueza y bienestar. Es siempre mejor
tener más de esto o aquello. Puede tenerse en
cuenta que todas las teorías económicas, incluso
las modernas, han estado siempre basadas en el
factor de crecimiento y desarrollo económico,
productividad, competitividad y beneficio, más que
en la calidad de vida……… A pesar de que hoy se
valoren también aspectos sociales.(63)
La manifestación de esta peculiar modalidad sobre
el territorio ha sido ya explicitada, la apropiación
continuada y creciente de este con fines meramente
productivos es su desenlace directo.(64)
Varios
estudios y modelos se han creado para mostrar la
tendencia al colapso del crecimiento ilimitado en un
escenario de recursos finitos.(65) Como resultado
de esta postura crítica, últimamente se ha
desarrollado y promovido el concepto de desarrollo
sustentable, ya mencionado anteriormente, donde
se entiende que es aceptable el desarrollo siempre
(61) La apropiación
territorial tiene relación con
el avance técnico. No sólo
le ha permitido al hombre,
iniciar el proceso de
sedentarización, sino que
le ha posibilitado acaparar
el territorio en grado
creciente, subyugando,
conquistando o eliminando
a las sociedades de menor
nivel. (Ver por ejemplo:
Jared Diamond, Guns,
Gems and steel, the fates
of human societies,
W.W.Norton and Company,
1999.) Asimismo, el nivel
tecnológico facilita el
estamento de la
organización social y su
estándar económico.
Mientras que la
sedentarización promovió
en sus comienzos una
sociedad con tendencia
creciente a la
estratificación, en los
últimos milenios se ha
creado una tendencia
opuesta, hacia sociedades
más equilibradas, con
proyección creciente hacia
la igualdad, libertad y
también riqueza. Como
veremos en las páginas
siguientes, si seguimos los
avances tecnológicos, no
sólo aumentará la
posibilidad que esa
tendencia no cambie, sino
que aún se incremente.
(Aunque quizás el
concepto de “riqueza” que
tenemos hoy si deba de
cambiar.)
(65) Donella H. Meadows,
Dennis L. Meadows,
Jørgen Randers, and
William W. Behrens III, The
Limits of Growth, 1972.
Donnella Meadows, Jørgen
Randers, and Dennis
Meadows, Limits to
Growth: The 30-Year
Update, 2004. Graham
Turner (2008) "A
Comparison of `The Limits
to Growth` with Thirty
Years of Reality",
Commonwealth Scientific
and Industrial Research
Organisation (CSIRO).
55
(66) United Nations. 1983.
"Process of preparation of
the Environmental
Perspective to the Year
2000 and Beyond."
General Assembly
Resolution 38/161, 19
December 1983. Retrieved:
2007-04-11.Our Common
Future, Report of the World
Commission on
Environment and
Development, World
Commission on
Environment and
Development, 1987.
Published as Annex to
General Assembly
document A/42/427,
Development and
International Co-operation:
Environment August 2,
1987. Retrieved,
2007.11.14. United
Nations. 1987. Report of
the World Commission on
Environment and
Development, General
Assembly Resolution
42/187, 11 December
1987. Retrieved: 2007-1114.
(69) Alcanza con mirar en
que ha quedado hoy, por
ejemplo, la media luna
fértil.
que cumpla con la condición de ser sostenible, es
decir, que permita cubrir las necesidades actuales
sin comprometer el futuro.(66) Sin embargo el
concepto atiende a los efectos y no a las causas del
problema. Plantea que debe haber desarrollo
mientras sea sustentable, en vez de plantear cómo
hay que evolucionar.(67)
La pregunta surge sola: es viable un planeta cuya
tierra esté enteramente destinada a la producción
y/o a la construcción tal cual la conocemos hoy? Es
posible un flujo químico/energético de la biósfera
estable con esas circunstancias? Aunque estas
preguntas no pueden ser contestadas hoy, pues
quizás pudiera encontrarse la forma de que el
sistema funcionara, hay una pregunta más
importante que si tiene respuesta. Sería agradable
de vivir en esas condiciones? No.(68)
A lo largo del proceso de desarrollo aquí
cuestionado, el ser humano se ha transformado en
un ser vivo altamente depredador. (Llamamos
producción depredadora a la forma de producción
que extrae elementos del medio sin aportar nada a
éste). Esta forma de producción es
abrumadoramente extendida en la actualidad.
Cuanto más sea posible extraer del medio más
beneficios traerá. Tan profunda es esta concepción,
que las aportaciones al medio ni siquiera tienen una
valoración económica…………Las consecuencias
sobre el hábitat humano han sido funestas. No es
necesario pensar demasiado para darse cuenta
que es destructiva del medio.(69) Pero, si como
hemos dicho, tenemos en cuenta el grado de
expansión y el nivel demográfico alcanzado en la
actualidad, los efectos, indudablemente, no sólo
alcanzan a su hábitat sino al planeta entero.
(67) Podríamos ir más a
fondo por ejemplo y
preguntar: porqué hay que
crecer, no es mejor
reorganizar? O, cómo es
posible saber cuáles serán
las necesidades de las
futuras generaciones? O,
usar recursos finitos hoy,
no implica necesariamente
limitar el acceso futuro a
los mismos?
(68) Joel Cohen se
preguntó: cuántas
personas la tierra puede
soportar? (Joel Cohen,
How Many People Can the
Earth Support,W.W. Norton
and Company,1995)
Aunque el propio Cohen
encuentra esta cuestión
incontestable en el actual
nivel de conocimiento, yo
creo que una pregunta más
adecuada, pues alguien
podría encontrar la forma
en que fuera viable un
planeta donde la gente
viviera como sardinas en
lata, sería: cuántas
personas podrían vivir bien
en el planeta? O, mejor
aún, cuál sería el entorno
numérico más adecuado
de cantidad de personas
viviendo en el planeta que
permitiera una evolución
aceptable de la cultura
humana y al mismo tiempo
posibilitara un desarrollo
medioambiental óptimo?
El sistema de producción descripto, no sólo lleva
consigo la expansión, sino también el abuso
creciente, es decir, la explotación del medio
ambiente y por tanto necesariamente daña a éste (y
por agregado a sí mismo). Al mismo tiempo,
56
debemos tener en cuenta que los procesos de producción y los desechos
del consumo generan contaminación, por lo que el modelo productivo
depredador no sólo incluye la explotación, sino la contaminación del
medio. No quedan dudas, depredación y contaminación están
intrínsecamente relacionadas.
El sistema supone no ya un desconocimiento absoluto del medio natural
sino su desprecio total, he implica una postura general, típica de los dos
últimos siglos, que ve al hombre como superior e independiente del
medio. Éste hace y deshace a su gusto y placer, pues tiene la capacidad y
el derecho de hacerlo, y controla y gobierna todo, incluso, a sí mismo.
La historia nos enfrenta hoy a la demostración de que esta visión
predominante no sólo ha fracasado sino que además, raya lo absurdo.
Hoy no podemos hacer otra cosa que entender los procesos naturales y
acompañarlos. El hombre no es independiente de su medio sino
parte inseparable, y es la interrelación total de estos sistemas y no
él, los que gobiernan y caracterizan el sistema total. (No está demás
aclarar que el “control” sobre la naturaleza no está disociado del “control”
sobre las sociedades humanas que las estructuras centralizadas de
poder, de las sociedades estratificadas, han intentado ejercer.)
Del sistema de aprovechamiento y abuso no está exenta la Arquitectura.
El avance del último siglo es prueba irrefutable. Cien años atrás, las
preocupaciones sobre la ciudad estaban enfocadas sobre temas de salud
y salubridad. Las condiciones desastrosas de vida dentro de éstas,
necesitaban un rápido cambio hacia una ciudad humanamente habitable
y saludable, con su clase trabajadora alojada completamente y en
condiciones aceptables.(70) Los arquitectos trabajaron duramente para
desarrollar nuevos modelos, y establecer metas para las ciudades bajo la
égida de ser una tarea moral. Esas metas debían de ser alcanzadas. Lo
fueron parcialmente. Por un lado, los programas de vivienda alcanzaron
un razonable resultado (exceptuando el Tercer Mundo donde aún hoy una
importante cantidad de ciudadanos no tiene techo). Por otro, la ciudad
saludable nunca fue alcanzada. A pesar de que adecuados sistemas de
agua y saneamiento fueron incluidos en los desarrollos de viviendas y
ciudades, diseños urbanos avanzados fueron promovidos y
desarrollados, y mejores ventilaciones de los espacios externos e
internos fueron realizados, siguiendo exigentes normativas y
ordenaciones, las ciudades están lejos de ser salubres.
(70) Ver: Siegfried Giedion,
Space, Time and
Architecture (1941) 1962.
También, Leonardo
Benevolo, Historia de la
Arquitectura Moderna,
Gustavo Gili, Barcelona,
2002.
Contaminación, polución, desviación micro climática, disgregación del
medioambiente social, espacialidad opresiva, crecimiento sin rumbo, son
algunas de las disfunciones de la ciudad moderna. Pero, mientras dentro
57
de las ciudades la situación no es muy buena, fuera de ellas no es mejor.
No sólo por los bien conocidos problemas socio-espaciales que se crean
en los alrededores, (los fenómenos de segregación de las áreas
metropolitanas son repetidos en todo el mundo) sino también por la
destrucción de área verde (productiva o no) derivada del crecimiento de
las áreas edificadas. Las ciudades son como unidad un problema para el
ecosistema circundante y como un todo, grandes contaminadores del
ecosistema global. La situación se acelera para peor. Las orbes y el
consumo crecen en, prácticamente, todo el mundo. La industria de la
construcción y su producción física, la masa construida, se extiende cada
vez más rápido, incluso en ciudades con crecimiento demográfico nulo,
así como también en áreas externas alejadas de las zonas urbanas.(71)
Si lo miramos desde el plano urbano-arquitectónico, parecen imposibles
de sostener las dos opiniones mayoritarias y contrarias. Es
(71) Según las
proyecciones del año 2007,
ésta se estabilizaría
alrededor de 2050 en
aprox. 9 mil millones de
personas. En las
proyecciones del año 2009
se superará esa cifra en el
2050 y seguirá creciendo
hasta 2100 ( Population
Division of the Department
of Economic and Social
Affairs of the United
Nations Secretariat, World
Population Prospects: The
2006 Revision and World
Urbanization Prospects:
The 2007 Revision and the
2009 Revision). De estas y
otras estadísticas surge
que en caso de que la
población mundial dejara
de crecer, las ciudades
podrían seguir haciéndolo
a un ritmo de 0.71% x 2 (la
diferencia entre aumento
poblacional y aumento de
población urbana para el
año 2050 multiplicado por
un valor de corrección para
alcanzar el Factor de
Crecimiento del Área
Construida). El FCAC ha
mostrado tener una
correlación con el aumento
poblacional del área y con
el coeficiente de
crecimiento de área urbana
per cápita en donde ambos
colaboran en
aproximadamente un 50%.
(Ver Leon Kolankiewicz
and Roy Beck, Weighing
Sprawl Factors in Large
U.S. Cities, Numbers
USA.com, 2001). (Miriam
Wasserman ha mostrado
que en solo 15 años, entre
1982 y 1997, la cantidad
de tierra urbana y
construida en Estados
Unidos creció casi 40%dos veces y media más
rápido que la población.
Más de la mitad de este
crecimiento tuvo lugar en
los cinco años entre 1992
y 1997. Miriam
Wasserman, Urban Sprawl,
Regional Review Quarter 1
, 2000). “El Departamento
de Vivienda y Desarrollo
Urbano de los Estados
Unidos estudió las
ciudades del país en el
período reciente de 199497 y declaró que las áreas
urbanas se están
expandiendo a
aproximadamente el doble
del ritmo de crecimiento de
la población. Como se
explicará luego, esta es
otra forma de decir que el
Crecimiento Poblacional y
la expansión urbana per
cápita es
aproximadamente igual.” “A
Complex Relationship:
Population Growth and
Suburban Sprawl,” viewed
Feb. 10, 2001, on the
Sierra Club website, based
on “The State of the Cities
2000,” U.S. Department of
Housing and Urban
Development, 2000. El
Departamento de
Agricultura de los Estados
Unidos estudió el
desarrollo de todas la tierra
rural (menos Alaska) desde
1982 a 1997. USDA
Natural Resources
Conservation Service.
2000. Summary Report
1997 National Resources
Inventory. Table 1, p.
11.”Nosotros aplicamos el
método descripto a estos
resultados (publicados en
Enero 2001) y
encontramos que el 49.7%
de la transformación de
área rural en zona
construida estaba
relacionado con el
crecimiento poblacional y
el 50.3% estaba
relacionado con el
crecimiento del del
consumo del área urbana
per cápita. El
frecuentemente citado
David Rusk estudió la
expansión de 213 áreas
urbanizadas entre 1960 y
1990. Encontró que la
población se incrementaba
en 47% mientras la tierra
total usada se expandía
107%. Cuando es
expuesto con el método
establecido,los resultados
de Rusk mostraron que el
54% del sprawl total estaba
relacionado con el
crecimiento poblacional
mientras que el 46%
estaba relacionado con el
sprawl per cápita.” “The
Debate on Theories of
David Rusk,” The
Regionalist, Fall 1997.)
Aunque la proyección del
FCAC está hecho sobre la
base estadística de
ciudades norteamericanas
actuales, podría suponerse
mayor dado que, por un
lado la proyección de UN
para el crecimiento del
área urbana global para el
año 2050 es mayor (1.08%
sin descontar el
crecimiento poblacional
total de 0.36%) y por otro,
al bajar el índice de
aumento poblacional la
incidencia del área urbana
per cápita en el FCAC
puede incrementarse
significativamente (el
crecimiento de población
urbana por año hoy en las
ciudades norteamericanas
es de 1.22%)
58
absolutamente inverosímil evitar el crecimiento de las ciudades dada la
tendencia exponencial actual, del mismo modo que es completamente
inviable el crecimiento urbano a-direccional e infinito.(72)(73)
En síntesis, toda la superficie de la tierra es amenazada por el avance de
la apropiación territorial con fines productivos, sean de índole edilicia o
no, lo que implica eliminar vastas áreas naturales que son parte esencial y
determinante del ecosistema planetario.
Esta forma de proceder muestra además que, importando sólo la
respuesta del territorio a las exigencias que el modo de producción
plantea y la valoración mercantil que éste tiene o puede tener en los
distintos ámbitos de producción y, sin tener en cuenta el valor de éste
como colaborador del flujo energético global,(74) la apropiación territorial
termina siendo altamente ineficiente.(75)
Y esta característica quizás sea, a pesar de todo, la peor consecuencia, y
muy probablemente, la más fácil de abordar. Si no está en nosotros la
posibilidad de cambiar la forma de apropiación, por lo menos deberíamos
ser capaces de hacer a ésta más eficiente. Y es justamente a través de la
eficiencia espacial y sobre todo de la eficiencia medioambiental(74) que los
problemas de contaminación pueden empezar a reducirse.
Por otro lado, cabría preguntar: Tan nefasto ha sido el avance del
hombre? No ha tenido su lado positivo? La respuesta es bastante
diáfana: Obviamente sí. El ser humano vive hoy, en conjunto, bastante
mejor que en siglos anteriores. El estándar económico y sanitario
general ha mejorado sensiblemente, el acceso a la información también,
las sociedades han ido tendiendo a ser más equilibradas en
oportunidades y derechos individuales, es decir más libres e igualitarias;
la humanidad está globalmente más interconectada, lo que le permite
compartir conocimiento y experiencias, en grado mayor y tiempo menor,
todas cualidades posibilitadas por el avance tecnológico, o en forma más
genérica, del nivel de conocimiento que posee la comunidad.
Es posible compatibilizar ambas cosas? El disminuir los efectos
negativos y potenciar los positivos? No tenemos hoy un nivel de
conocimiento que nos permita cambiar? No tenemos hoy una visión
global que nos permite ser más sabedores de las limitaciones del proceso
que se ha estado llevando a cabo y modificarlas a nuestro favor? Y las
evaluaciones negativas, no están directamente asociadas con la calidad
de vida y habitabilidad, es decir, con la cualidad medioambiental? Si es
así, la piedra angular de la cuestión es, precisamente, la apropiación
territorial. Pensemos el problema globalmente. Es difícil que tenga
sentido un planeta dedicado enteramente al beneficio económico del
(72) No está de más
aclarar que estas dos
posturas conllevan dos
puntos de vista teóricos
diametralmente distintos
con respecto a la
planificación. Planificar
para evitar el crecimiento,
liberalizar el espacio para
que la expansión se
desarrolle
independientemente.
(73) Ver un análisis del
crecimiento de las
ciudades a nivel mundial
en: Barney Cohen, Urban
Growth in Developing
Countries: A Review of
Current Trends and a
Caution Regarding Existing
Forecasts, World
Development Vol. 32, No.
1, pp. 23–51, 2004,
doi:10.1016/j.worlddev.200
3.04.008 ó David
Satterthwaite, The
transition to a
predominantly urban world
and its underpinnings,
International Institute for
Environment and
Development, 2007.Tb, UN
Habitat, State of the
World's Cities 2010/2011,
Bridging the Urban Divide,
2010.
(74) Ver Capítulo 4 y
Apéndice 1.
(75) Tomar, utilizar y
abandonar ha sido una
regla, a corto, mediano y
largo plazo. Tala de
bosques, monocultivos o
centros de ciudades
abandonados son ejemplos
del procedimiento.
59
hombre más que a su bienestar. Y no podemos pensar en bienestar con
un planeta enteramente explotado y contaminado. Por tanto, si
perseguimos el bienestar, más que cantidades de bienes, es lógico
pensar que la organización general del territorio deba ser distinta.
(76) Ecuador en 2008 ha
sido el primer país de
mundo en aprobar una
constitución que reconoce
los derechos de los
ecosistemas.
(77) Yo creo además que
es deseable que no lo
tenga. Vladimir Vernadsky
creó los conceptos de
geósfera, biósfera y
noosfera, definiendo la
última como la esfera del
pensamiento humano,
constituida por la
interacción de sus mentes,
que actúa sobre la
biósfera. Es bueno
recordar que la mayoría de
las funciones vitales son
comandadas por el sistema
nervioso autónomo en
forma involuntaria y por
fuera del nivel cerebral
consciente.
Lo que estamos diciendo aquí, primero implícitamente y ahora
explícitamente, es que en el globo existe un flujo bioquímico vital, el cual
es necesario estimular, promover y potenciar. En consecuencia, es
inevitable destinar ciertas áreas planetarias al mantenimiento del
ecosistema global.(76) Hay que entender que, en el actual nivel de
conocimiento, una buena parte del territorio debe quedar libre de
presencia, control y producción humana. Es indispensable para un
estable flujo químico planetario. Esta estabilidad la mantiene y la mantuvo
el planeta en su conjunto sin necesidad del ser humano y ha demostrado
mayor habilidad para hacerlo. Éste no tiene el conocimiento suficiente
para tan compleja tarea y no lo tendrá por mucho tiempo.(77)
En consecuencia, debemos hacer mucho más eficiente y efectiva la
apropiación humana del territorio, de forma de permitir la creación de
áreas para tan esencial función, lo que originará, para que sea exitosa la
transformación, un proceso de concentración del área de ocupación
humana, en especial la que nos interesa particularmente aquí, el área
edificada. Debemos concentrarnos y concentrar las operaciones de
modificación espacial del territorio. Para esclarecer como podemos
enfrentar el tema seguiremos dos líneas de trabajo. Una, de cómo
concentrar al ser humano en determinadas áreas del territorio, la
veremos aquí. La otra, de cómo hacer más eficiente el área edificada,
será tratada en el Apéndice 3.
Para empezar, debemos dejar de valorar más los aspectos cuantitativos
de cualquier forma de apropiación territorial, sea cual sea, a nivel teórico o
en el campo práctico y empezar a valorar más los aspectos cualitativos.
No debemos pensar en desarrollo, debemos pensar en evolución.
Evolucionar hacia una forma de intercambio con el medio más amigable
con este y, por ende, con el ser humano mismo. Hacia una forma que
produzca bienestar local y bienestar global. Reorganizar y reducir puede
querer decir entonces, según las circunstancias, progresión cualificada.
Por lo tanto, lo que mostraremos aquí, es una postura evolutiva,
cualitativa y colaboradora de las cuales hemos hablado profusamente en
estas páginas y las aplicaremos al problema específico de la ocupación
del territorio, donde, el principio de valorar primordialmente la cantidad y
la pauta de acaparar sin pensar en aportar, tiene una materialización
clara, ostensible e inobjetable. Esta se manifiesta a través de dos formas:
60
expansión y diseminación. En lo estrictamente urbanístico, llamaremos
expansión al aumento del área construida y diseminación a la aparición
de construcciones o grupos de construcciones aisladas en el territorio, o
modificaciones territoriales fuera de la ciudad debido a necesidades
humanas de índole edilicia.
La expansión o sprawl de las ciudades tiene una dinámica interna y
externa. Dentro de la primera se puede catalogar la migración poblacional
de los centros hacia las zonas externas debido a la falta de calidad de
vida, un medio urbano opresivo, (78) la presión económica (las áreas
externas son más accesibles), la creación de centros de servicios
terciarios que acelera la caída de la densidad habitacional a tiempo que
aumenta la densidad edilicia, el necesario destino de ciertas áreas a fines
infraestructurales debido al aumento de los traslados periferia-centro y
por último, viviendas más amplias como resultado del aumento de la
riqueza. Todos están entrelazados, las acciones de unos impulsan una
reacción en los otros. Pero además, no son estáticos. La compostura y
disposición de la mecánica cambia constantemente con el tiempo,
dependiendo de las modificaciones de la organización social. Dentro de
la dinámica externa, las ciudades crecen por la presión del aumento de
población urbana debido a su constante aumento general y la inmigración
desde el área rural y al hecho que el área contigua pasa a tener mayor
valor económico si es urbanizada.(79)
La diseminación es el desenlace del aumento de las necesidades de
índole urbanística que generan las orbes, que debido a su ineficiencia
territorial, procuran área externa para su abastecimiento(78), a la
expansión de la ocupación territorial con fines productivos, sea de la
índole que seay a cualidades geográficas particulares.
(78) Ver Apéndice 3.
(79) Aunque muchas veces
se ha dicho que el
comportamiento es
completamente ilógico, no
quedan dudas de que tiene
una lógica, la mayoría de
nosotros hemos actuado
conscientemente dentro de
una de estas dos
dinámicas.
A partir de la postura explicitada, de búsqueda de la eficiencia del uso
territorial, podemos pensar entonces que el territorio mundial se
estructurará sobre la base de tres grandes áreas diferenciadas. Las áreas
destinadas a ciudades o “urbanística”, las áreas destinadas a producción
o “productiva” y las áreas destinadas al mantenimiento del balance
bioclimático mundial o “ecológica”.
Desde ya esta decir que no es posible saber hoy la cuantificación de cada
una, pero sí podemos decir que la cantidad poblacional total afectará la
densidad de la primera y la complejidad de la segunda. En otras palabras,
la última debe de tener por lo menos un mínimo. Al mismo tiempo, la
evolución del conocimiento permitirá a las otras dos colaborar de mejor
manera con ésta. Es decir, las áreas no serán excluyentes sino
cooperadoras. Por otro lado, si el área destinada a las ciudades tiene un
máximo, la densidad de ésta dependerá exclusivamente de la cantidad
61
de población, en términos teóricos generales, pues como ya hemos
dicho, la organización espacial urbana depende de los patrones
socioculturales, y un factor determinante de ésta es, justamente, la
densidad. También debemos entender que no necesariamente las áreas
deben estar separadas o ser excluyentes pero si es imprescindible que
cada una tenga un ámbito de dominio.
Adicionalmente, lo que sí podemos hacer es esbozar como podría ser su
distribución. Para ayudarnos en la tarea tomaremos en cuenta ciertos
patrones verificados y tendencias pronosticadas del comportamiento
demográfico mundial.
Primero que nada, la población mundial crece con una tasa anual actual
de 1.09%, mostrando una tendencia a la disminución del ritmo en el
futuro. La población mundial se estabilizará en aprox. 9 mil millones hacia
el año 2050, en las proyecciones del año 2007. Las estimaciones
actuales indican un mayor incremento y más lejana estabilización.
Segundo, el aumento de la población urbana se sitúa en 1.91% con una
tendencia también al decrecimiento del ritmo en el futuro aunque en
menor escala que el índice anterior.(80)
(80) Fuente: Population
Division of the Department
of Economic and Social
Affairs of the United
Nations Secretariat, World
Population Prospects: The
2006 Revision and World
Urbanization Prospects:
The 2007 Revision y the
2009 Revision.
(81) Shlomo Angel,
Stephen C. Sheppard and
Daniel L. Civco, With
Robert Buckley, Anna
Chabaeva, Lucy Gitlin,
Alison Kraley, Jason
Parent, and Micah Perlin,
The Dynamics of Global
Urban Expansion,Transport
and Urban Development
Department,The World
Bank, 2005 estimaron el
valor en 1.7% para países
en desarrollo y 2.2% para
países desarrollados. El
cálculo es hecho para
ciudades de más de
100.000 habitantes.
(82) GRUMP [Global Urban
Rural Mapping Project],
Earth Institute, Columbia
University.
Tercero, el aumento del índice área urbana per cápita, que puede leerse
como una disminución de la densidad de las áreas urbanas mundiales,
estimada en 1.9% en la actualidad.(81)
Cuarto, la tendencia a vivir en áreas costeras. Las ciudades costeras
representan 10% del total mientras que el 65% de la población mundial se
aglomera en estas áreas.(82)
Podemos inferir, entonces, varias cosas interesantes. Por un lado, la
población mundial tiende a concentrarse en áreas urbanas (el
crecimiento de la población de áreas urbanas es mayor que el aumento
de la población mundial) fenómeno bien conocido. Por otro, el consumo
de área urbana per cápita aumenta, lo que lleva a un decrecimiento de la
densidad urbana. Por último, la población tiende a aglomerarse en las
zonas costeras. De estas tres peculiaridades, dos pueden ser de alta
significancia y fundamentales para nuestro punto de vista, ya que
suponen concentración. En efecto, podemos inferir que las áreas
urbanas costeras concentrarán la mayor cantidad de personas.
El suceso tiene una lógica natural intrínseca propia. Se produce en todo el
planeta. No deriva de una planificación preestablecida, ni local ni global,
ni hubo una convención mundial para ponerse de acuerdo en ese sentido.
Se desarrolla con ciertos paralelismos, entre los cuales están los
referentes a los niveles socio-económico-tecnológico de cada sociedad.
62
El fenómeno tiene y supone, una lógica de concentración del
hábitat.(83)
Este particular comportamiento, evidencia una propiedad aún más
general, de altísima importancia, que ha pasado desapercibida o
desconocida en la planificación del territorio en general y de la urbanística
en singular, y que en las páginas siguientes se tomará como piedra
angular e insoslayable de la materia: la emergencia de la autoorganización en el sistema social humano(84). En efecto, el sistema
está lejos del equilibrio, produce cambios interconectados de
comportamiento, con amplio margen de libertad, en progresiones no
lineales, sin una autoridad central que establezca su comportamiento
mediante una planificación, sino que éste se obtiene, distribuida y
paralelamente, a través de la interconexión de sus integrantes.
Si damos un paso más podremos ver que la consecuencia de
estimular y apoyar esta tendencia natural, promoverá y acelerará la
concentración y, por tanto, la reducción de población de áreas
continentales, de forma de liberarlas para alguna de las otras
funciones perseguidas.
En tercera instancia, debemos de lidiar con la expansión del área
construida.(85) Problema bien complejo, nunca resuelto y mucho menos
consensuado.(86)
(84) ver sistemas autoorganizados en: Camazine
S, Deneubourg JL, Franks
N et al., Self-Organization
in Biological Systems.
Princeton, NJ: Princeton
University Press, 2001 (Ver
también articulo
introductorio, Scott
Camazine, Self-Organized
Systems, Boalsburg,
Pennsylvania, USA.
También Per Bak, How
Nature Works: The Science
of Self-Organized
Criticality, Copernicus
Books, 1996. Tb, Gregoire
Nicolis and Ilya Prigogine,
Self-Organization in NonEquilibrium Systems, Wiley,
1977.Tb, Mikhail
Prokopenko , Advances in
Applied Self-organizing
Systems, Springer, 2008.
La auto-organización
también se ha expresado
como orden espontaneo en
el nivel social humano ver
Steven Strogatz, Sync: The
Emerging Science of
Spontaneous Order, Theia,
2004. Ver también SelfOrganizing Systems
Research Group at Harvard
University. Las redes de
libre escala aplican a
sistema social humano. El
hábitat humano,
distribución de ciudades y
crecimiento cumplen
“power laws”. Ver Xavier
Gabaix, Zipf's law for
Cities: an explanation, The
Quarterly Journal of
Economics (1999) 114 (3):
739-767. doi:
10.1162/003355399556133
. También Kristian Giesen
and Jens Südekum, Zipf's
law for cities in the regions
and the country, J Econ
Geogr (2011) 11 (4): 667686. doi:
10.1093/jeg/lbq019 First
published online: May 28,
2010. Tb Anne Bretagnolle
and Denise Pumain,
Simulating Urban Networks
through Multiscalar SpaceTime Dynamics: Europe
and the United States,
17th-20th Centuries, doi:
10.1177/004209801037736
6 Urban Stud November
2010 vol. 47 no. 13 28192839 ) Aunque las
matemáticas prueban que
la interacción humana es
auto-organizada no es
necesario tal contingencia,
alcanza con notar simples
comportamientos. El
proceder social del hombre
con respecto a su hábitat
está en función también de
sus estándares socioeconomico-culturales (ver
por ejemplo: David
Satterthwaite, The
transition to a
predominantly urban world
(83) Congruente con la
típica postura del siglo
pasado, que se ha opuesto
sistemáticamente a
procesos naturales, la
tendencia ha sido llamada
ilógica por los gobiernos a
lo ancho y largo del globo,
a la que le han asignado
nefastas consecuencias y,
en consecuencia, han
intentado evitarla y
revertirla a través de sus
planificadores, que la ven
como la causa primordial
del crecimiento desmedido
de las ciudades,
promoviendo la vuelta de
los ciudadanos a las áreas
rurales, a pesar de ser
consientes de la
imposibilidad de efectivizar
una reversión real del
fenómeno. (La absurda
costumbre de gobiernos y
planificadores de oponerse
a los procesos evolutivos
naturales tiene la lógica
del “control” mencionado
anteriormente. En el plano
urbanístico será explicitado
con mayor detalle en el
Apéndice 3.)
and its underpinnings,
International Institute for
Environment and
Development, 2007.Tb, UN
Habitat, State of the
World's Cities 2010/2011,
Bridging the Urban Divide,
2010) y responden autoorganizadamente a estos,
aquí y allá, en África o en
América, o donde sea. Por
otro lado, nadie le dijo a un
africano o a un americano
que debe ir a la ciudad o a
la costa o lo obligó a esto.
Tampoco se hablaron entre
ellos para convenir que es
lo que se debía hacer. Otro
comportamiento típico que
muestra la cualidad es el
hecho de que los cambios
políticos surgen siempre
del conjunto social y no
desde el nivel gobernante.
63
(85) El Factor de
Crecimiento de las Áreas
Construidas depende del
aumento del consumo del
área urbana per cápita y la
implicancia que tiene el
incremento poblacional
sobre el crecimiento de la
superficie construida. Ver
(70)
(86) Si bien las posturas
sobre promover o controlar
el desarrollo de ciudades
tienen larga data, ya en
1580 la reina Elisabeth
estableció una
proclamación para
restringir el desarrollo
dentro y cerca de la ciudad
de Londres, (Lai, Richard
Tseng-Yu, Law in Urban
Design and Planning, New
York: Von Nostrand, 1988,
27−33.) la discusión
contemporánea se ha
centrado entre quienes
explicitan las bondades de
las ciudades concentradas
(ahorro energético, junto
con servicios e
infraestructura más
económica, menor uso de
suelo) y quienes las
rechazan, haciendo
hincapié en la imposibilidad
(mostrada en varios
ejemplos históricos y a lo
largo del Siglo XX),
inconveniencia (debido a
insalubridad exhibida por
las ciudades concentradas)
e incompatibilidad de la
concentración con los
deseos ciudadanos. (Para
ver distintos puntos de
vista sobre sprawl ver
Marcial Echenique and
Andrew Saint Editors,
Cities for the New
Millennium, London, Spon
Press, 2001) El ahorro
energético derivado del
uso del transporte ha sido
una piedra angular de la
discusión. A priori
parecería que si
concentramos, el consumo
energético debido al
transporte debería ser
menor. P Newman, JR
Kenworthy; Gasoline
consumption and cities: a
comparison of US cities
with a global survey ,
Journal of the American
Planning Association, 1989
y JR Kenworthy and Felix
Laube with P Newman, An
International Sourcebook of
Automobile Dependence in
Cities 1960-1990,
University of Colorado
Press, 1999) Sin embargo,
nuevos estudios muestran
que la correlación no es
tan directa (ver Matsuhashi
Keisuke(National Inst.
Environmental Studies,
JPN) Kenworthy
Jeffrey(Murdoch Univ.),
The Relationship between
Transport Energy
Consumption and Urban
Population Density, City
Planning Review 2005.).
Mientras tanto, Edward L.
Glaeser, Harvard University
and the Brookings
Institution and Jesse M.
Shapiro, Harvard
University, Brookings
Center on Urban and
Metropolitan Policy, May
2001,
www.brookings.edu/urban
muestan en: City Growth
and the 2000 Census:
Which Places Grew, and
Why, que las ciudades
construidas en función del
automóvil crecen más
rápido que las orientadas
hacia el transporte público
o peatonal, lo que ha
liderado políticas urbanas
tendientes a restringir el
uso del automóvil. Sin
embargo, lo que se limita
en alguna zona se
expande más rápido en
otras, lo que ha hecho a
los planificadores que
intentan impedir el
crecimiento de las
ciudades, detestarlos y
culparlos de todos sus
males. Es necesario tener
en cuenta también que los
hábitos de movimiento
cambian constantemente y
rápidamente siguiendo las
continuas modificaciones
en las costumbres
ciudadanas que se adapta
o transforma en función de
noveles situaciones como
las nuevas estructuras de
intercambio de información
(William J. Mitchell, City of
Bits, Space, Place and
Infobahn, The MIT Press,
1995) nuevas condiciones
del trabajo, o el aumento
del ingreso, que en su
conjunto hacen que los
traslados debidos a trabajo
tiendan a ser menores
mientras los relacionados
con el tiempo libre
aumenten, lo que deja
obsoletos los estudios
basados en traslados casatrabajo. Por otro lado, si la
tendencia a la disminución
de éstos y el aumento de
los referidos a casadescanso se sigue
produciendo, cuál será su
efecto? Si el centro deja de
gravitar y tensionar la
relación económica -lugar
de vivienda-distancia al
centro-, muy seguramente
el crecimiento de la ciudad
tienda a ser más rápido,
por lo que culpar al
automóvil de los males de
la ciudad es sólo
desenfocar el problema.
(La forma y cantidad de
traslados también está
definida por los intereses
colectivos comunitarios,
por lo que los intentos de
restringirlos han caducado
generalmente y
rápidamente). Por último,
una buena parte de los
argumentos y estrategias
anti-automóvil no
quedarían en desuso si
estos pasan a ser menos
contaminantes y menos
gastadores de energía? La
otra piedra angular, la
histórica caída de la
densidad en los centros
históricos y aumento de
esta hacia los alrededores
(Bruegmann, Robert,
Sprawl, a compact history,
The University of Chicago
Press, 2005) (Bruegmann
muestra que las políticas
anti-sprawl no sólo no son
nuevas sino que han sido y
son generalmente
ineficaces y muchas veces
contraproducentes) es más
que lógica. Cualquiera de
nosotros con cierto poder
adquisitivo huiría de los
centros contaminados,
poluídos y opresivos,
comunes a la mayoría de
las ciudades
contemporáneas, como de
hecho se hace. El
movimiento no deja de
tener un sentido de
centralidad. La tendencia
ha mostrado signos de
cambio en varias ciudades
en distintos continentes a
partir de 1990 donde se
han producido procesos de
re-densificación de áreas
urbanas centrales
apoyadas o no por políticas
públicas debido,
indudablemente, a la
mejora en la calidad de
vida de estos centros
(puntualizando que el
aumento de las densidades
en los alrededores urbanos
no es algo negativo sino
positivo pues permite
mantener alto grado de
concentración dentro del
sistema general). Aunque
existe algo de
incertidumbre y perplejidad
por las razones del
fenómeno, en mi opinión
no quedan dudas de que el
comportamiento muestra
que a la gente no es que
no le guste vivir
concentrada sino que no le
gusta vivir hacinada, que
no es lo mismo. Es más, es
fácil mostrar que los seres
humanos tienen una
natural tendencia a
concentrarse. No sólo en
referencia al espacio sino
también al tiempo. No sólo
trabajan en un mismo lugar
(ciudad) sino que lo hacen
a la misma hora. También
vacacionan al unísono. Se
mueven según temporadas
a diferentes sitios todos
juntos. Y hasta en pequeña
escala, van a cenar a
lugares que concentran
gente, a la hora en que
todos lo hacen. Van a la
playa o a bailar en las
mismas condiciones. Este
fenómeno de la
concentración, es incluso
64
notable dentro del
mecanismo del sprawl. Las
áreas metropolitanas
concentran mayor cantidad
de personas justamente
junto a las principales vías,
el lugar de mayor actividad
que hace de imán. Lo que
ha costado hasta la
imposibilidad es entender
que a los seres humanos lo
que no les gusta es vivir
mal por querer
concentrarse. Y que ambas
cosas no son
incompatibles. Pero, al
mismo tiempo, el valor de
la concentración no es fijo
en las apetencias
habitacionales de los
ciudadanos. Más aún, las
opciones humanas sobre
preferencias habitacionales
no son solamente variadas
sino también cambiantes,
lo que define una cualidad
particular de su hábitat.
(Algo que la planificación
Densidad de Población Mundial
Hab. x Km2
0
1-4
5 - 24
25 - 249
250 - 999
1.000 +
urbanística del Siglo XX le
pasó completamente
inadvertido o fue
conscientemente
desestimado.) No siempre
quieren estar
concentrados. A veces
necesitan más tranquilidad
o soledad. Y por eso
existen lugares con baja
densidad. Y la decisión por
una u otra locación puede
ser un asunto económico,
de gusto o disgusto, pero
siempre de índole opcional
y de alcance generalmente
temporal, nunca de valor
estructural. (Caso que
podría ser, para ser
gráfico, el de las hormigas,
por ejemplo. Éstas, a
diferencia del ser humano,
siempre viven en la misma
conformación espacial, que
difiere levemente según el
tipo de especie).
Copyright 2005. The Trustees of Columbia University in the City of New York. Source: Center for
International Earth Science Information Network (CIESIN), Columbia University; and Centro
Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Gridded Population of the World (GPW), Version 3.
Palisades, NY: CIESIN, Columbia University. Available at: http://sedac.ciesin.columbia.edu/gpw
Figura 7. La densidad de población mundial desplegada sobre
el globo.
Si miramos más en detalle en la figura 7, veremos además que ciertas y
en especial pocas áreas planetarias concentran la mayor cantidad de
personas, y que éstas están en la costa, por lo que podemos deducir que
es lógico promover y apoyar este proceso natural de
transformación, mediante el estímulo de crecimiento en estas áreas, y
que además estos crecimientos se realicen, dentro de lo posible, en los
espacios entre ciudades contiguas costeras ya existentes, de forma de
que en definitiva, se crearán grandes superficies urbanas que contendrán
las ciudades de un área común a ellas, a las cuales llamaremos megaciudades. Estas mega-ciudades tendrán la continuidad histórica, la
riqueza socio-espacial, la diversidad comunitaria y el gradiente de
densidad derivados de la evolución continua, integrada y mancomunada
de las áreas urbanas actuales.
65
(87) Ver Arturio Soria y
Mata, La ciudad Lineal, La
Ciudad Lineal, Revista de
higiene, agricultura,
industria y urbanización ,
1896- 1932.
(88) El incremento del uso
y la intensificación de la
dependencia del automóvil,
que ha sido puesto como
una de las causas de la
aceleración del sprawl del
siglo XX puede tender a
revertirse naturalmente
con sistemas de transporte
lineales de mayor
factibilidad y simplicidad.
(89) Las ciudades, a pesar
de que tengan ciertas
similitudes –crecen, se
expanden, complejizan,
etc.- que puede ayudar en
compartir experiencias,
nunca fueron ni son
iguales. Ellas difieren en
casi todo, -antigüedad,
historia, cultura,
organización política,
situación económica,
estructura social,
geografía, clima,
medioambiente, etc.-. A
pesar de esto,
planificadores y
promotores del Siglo XX
pensaron que la forma más
fácil de solucionar sus
problemas era que todas
se parecieran. Debemos
entender y defender que
las ciudades son únicas e
irrepetibles así como sus
problemas y posibles
soluciones. Quisieron
hacernos la vida muy
aburrida. La misma calle,
las mismas casas, la
misma plaza, todo a lo
largo y ancho del globo.
(90) No debe entenderse
aquí “concentración”
como sinónimo de
“densidad habitacional”
y sí como semejante de
“densidad interrelacional”. Aunque la
densidad habitacional
puede tener y de hecho
tiene, una correspondencia
con la densidad de
relaciones, para la misma
tiene importancia también
la “densidad
Si observamos aún más finamente, veremos que los crecimientos de
ciudades costeras actuales van extendiéndose a lo largo de la costa, por
lo que, siguiendo esta predisposición, las mega-ciudades tenderán a
tener una configuración lineal, lo que implica beneficios adicionales, con
una estructura de movilidad más satisfactoria y la capacidad de
segregación de actividades incompatibles.(87)(88)
No está demás decir que estas mega-ciudades no deberán tender a la
homogenización sino a la diversidad del paisaje urbano y que las políticas
urbanas a aplicar en cada una de sus áreas diferenciadas deberán ser
acordes con las dispares situaciones a tratar y promover. En el caso del
transporte por ejemplo, aparte de los grandes estructuradores lineales,
las políticas deberán ser adaptadas según densidades, morfologías,
opciones comunitarias e intereses colectivos generales, más que intentar
tener un patrón universal único como hoy muchas ciudades hacen y
muchos urbanistas promueven. Por todo lo que estamos diciendo se
debe inferir que somos partidarios de que estas mega-ciudades sean
tratadas en forma diferente, diferenciada y diferenciadora. Hacia adentro
–en cada una de las áreas caracterizadas o en dispares morfologías
urbanas que puedan existir o se quisieran promover, en específicas y
distintas situaciones geográficas locales, particulares condiciones
climáticas o especiales caracteres socioculturales- y hacia afuera, entre
las mega-ciudades mismas.(89)
Añadidamente, uno de los principales beneficios de la aglutinación del
hábitat en grandes áreas unitarias y, en particular, entre ciudades
existentes, es que éste tiene un efecto amplificador sobre la
concentración.(90)
Por otro lado, estas grandes superficies, contendrán las áreas destinadas
a descanso y turismo, pues las variaciones morfológicas integradas
serán altamente diversas y bien extensas, las posibles distancias a
recorrer.
En la figura 8 vemos el esbozo de algunas de estas mega-ciudades
lineales sobre el globo. Estas vastas extensiones, que se conformarán de
área urbana, suburbana y verde en las proporciones que sea conveniente
y posible, deberán tender a ser bio-integradas. Esto querrá decir mejor
comunicacional” o
capacidad de intercambio.
Para dar un ejemplo, si
sumamos dos ciudades, la
densidad habitacional
promedio será la suma
media de ambas. Al unirlas
en el territorio, esta
densidad promedio no
variará, mientras que si lo
hará su cantidad de
comunicaciones internas,
que aumentará
considerablemente. Si
usáramos un término
informático diríamos
“ambas pasan a tener
mayor conectividad”.
Desde el punto de vista del
hábitat humano como un
sistema, juntar dos
ciudades en el territorio
promueve una mayor
cantidad de interrelaciones
o red más densa. En ese
sentido, será más
“concentrada” aún sin
haber variado su densidad
habitacional. (La densidad
relacional tampoco
depende exclusivamente
de la estructura del hábitat,
sino también del nivel
tecnológico de la sociedad.
Piense por ejemplo en
Internet. Aquí diremos
solamente que la
interconexión debida a la
estructura del hábitat tiene
una cualidad diferente: es
física.)
66
calidad de vida y adecuados microclimas dentro de su área, al tiempo que
colaboración con el sistema global.(91) Todo el proceso en sí mismo implica
eficiencia en el uso del suelo, al concentrarse los desarrollos urbanos en
(91) En el Apéndice 3
veremos un ejemplo de
cómo puede hacerse una
transformación hacia una
ciudad bio-integrada.
Figura 8. La posible y probable estructuración de la ciudad futura, afianzada y
estabilizada en grandes bloques lineales concentrados, algunos con cierto grado de
consolidación urbana actual, aunque aún desestructurados, debido a la inexistencia de
planificación al respecto, como en Europa y Nortemérica, otros en vías de
construcción, como en Sudamérica e India, y otros finalmente, conjeturados, como en
África oriental y occidental, a partir de la evolución de las densidades actuales.
un solo espacio con cierta continuidad y estructura, pero esta eficiencia
deberá ser acrecentada con dos factores. La utilización de superficies
convenientes –menor rendimiento productivo, mayor cualidad para
desarrollo urbano y menor impacto ecológico-(92) y la concentración
edilicia y poblacional adecuada, ayudada por procesos de redensificación, si fuera necesario, diversamente orientados. Pero
además, las mega-ciudades pueden y deben tener vastas áreas verdes
costeras integradas, libres de ocupación edilicia, algo que no sólo será
necesario, como forma de preservar espacios costeros con distintas
cualidades que merezcan o convengan no desarrollar, sino que, al ser
conscientes y consecuentes con la evolución precisada, será más fácil de
concretar, evitando la tendencia al indiscriminado desarrollo de las áreas
costeras actuales. Por lo dicho anteriormente, debemos entender que la
densidad no tiene ni debe de ser constante, sería bastante más apropiado
que esta variara en función de áreas caracterizadas, de forma de aceptar
diferenciados inter-relacionamientos. Si existiera la necesidad de
procesos de re-densificación de áreas ciudadana, estos deben tratarse
específicamente, permitiendo todas las variaciones que la voluntad
(92) La utilización de suelo
costero con fines
urbanísticos implica por sí
sola la eficiencia del uso
del suelo ya que
generalmente lo suelos
costeros son de baja
calidad productiva.
67
ciudadana entienda necesarias, pues hay personas, en un extremo, que
buscan vivir en ambientes urbanos densos, contenedores de importante
cantidad de vida social y personas, en el otro, que prefieren los ambientes
suburbanos de baja densidad o incluso en ambos. (En la perspectiva
actual no debe dejarse de lado la inclinación a la propiedad de dos
viviendas como uno de los comportamientos cada vez más extendidos en
sociedades con riqueza creciente)
(93) Ver el problema de la
escala en el Apéndice 3.
Muy probablemente los gradientes de densidad actuales se verán
afectados, y la tendencia verificada en el siglo XX -caída de la densidad
en los centros urbanos y aumento de la misma en las áreas circundantes
y alrededores urbanos- sufrirá alteraciones, pues las variaciones de
densidad se verán influidos por la fusión de ciudades, su paulatina
adaptación e integración medioambiental y la posibilidad de los
planificadores de moverse dentro de un área cuyo tamaño abarca el
conjunto de problemas que deben atender.(93)
En ese contexto, no habrá uno sino varios núcleos definidos por los
antiguos centros, más otros que se crearán y las densidades variarán
dentro de un entorno +/- limitado por las distancias a estos puntos
neurálgicos y sus condiciones de campo particulares. El factor de
densidad edilicia tenderá a tener un comportamiento más convergente
con el factor de densidad poblacional que el notablemente discordante
mostrado en la evolución de las ciudades en años anteriores, lo que
favorecerá la eficiencia del uso de suelo urbano, ayudado por la sostenida
tendencia urbanística actual de diversidad en vez de segregación de usos
y funciones (con algunas claras separaciones en casos de funciones
incompatibles) y potenciado indudablemente, como hemos dicho, por las
transformaciones en el comportamiento social que generan las nuevas
formas de acceso e intercambio de información.
Estas mega-ciudades tendrán una dimensión supranacional y
transcultural, por lo que el incremento de su riqueza espacial y diversidad
cultural será exponencial. Adicionalmente, la estructura lineal permitirá
una mejor adecuación a una sociedad más equilibrada, dado que tiende a
perder la conformación central, primero por la inclusión de múltiples
centros, luego porque las tensiones de centralidad tienden a mitigarse
con las necesarias interrelaciones de éstos. Como estas ciudades
abarcarán distintas estructuras y organizaciones administrativas,
dependientes de uno o varios países, deberán coordinar sus políticas
urbanas, lo que implica nuevamente una suerte de a-centralización
(utilizamos el termino a-centralidad con el significado de no-centralidad
ya que la “descentralización” implica múltiples puntos descentralizados
dependientes de un único poder; sistema y conformación espacial que en
este caso, ni es deseable ni aplica; las administraciones sobre áreas de la
68
mega-ciudad no tendrán mayor o menor rango jerárquico sino
simplemente igualitario)
En tal sentido, podrá entenderse que si la estructura del hábitat es autoorganizada y su concreción física auto-diseñada (94) lo que establece per
se una mayor paridad de interconexión de la conformación social, y como
deja de existir un gobierno central para transformarse en múltiples
agentes de valor semejante interrelacionados, la organización política de
la ciudad total tenderá hacia el autogobierno. Definiremos a la cualidad
de autogobierno de la mega-ciudad como el resultado de una estructura
de organización y gestión que nace de su auto-organización y se basa en
su hiper densidad relacional,(90) debida a la multiplicidad de conexiones de
infinidad de entidades e individuos intervinientes, co-actuantes con los
procesos naturales, e integrados en un todo coherente de sistemas
interrelacionados y cooperadores, a través del cual se establece una
sociedad más igualitaria, dado que cada individuo adquiere igual valor
por su idéntica capacidad de conexión como integrante de la red, y más
libre, por la amplificación de posibilidades originadas en el aumento de
estas conexiones. La cualidad emergente de tal organización será un
mayor equilibrio y bienestar, social y medioambiental.
Aflora que una sociedad más justa, libre e igualitaria pasa por una
red social urbana de alta interconexión cuya auto-organización
fluye sin impedimentos hacia la integración medioambiental, es
decir, hacia una mayor interconexión sistémica, lo cual es
inseparable de su búsqueda de libertad.(95)
(94) Ver el desarrollo de la
incidencia de la autoorganización en el hábitat y
su planificación y la
explicitación del concepto
de auto-diseño en el
Apéndice 3.
(95) Ver la directa
comunión entre la
organización social y el
hábitat en el Apéndice 3.
Si la planificación sigue la evolución mencionada del hábitat, no sólo
ayudará sino que también promocionará tal estructuración social. Podrá,
además, entenderse que el cambio de un único centro a múltiples centros
y luego a la a-centralidad será paulatino y pausado por las
transformaciones lógicas, continuas e irreversibles, dependientes de la
evolución natural del sistema y –en caso de que lo logremos- planificada
de acuerdo a ésta; de las distintas ciudades intervinientes primero y de la
mega-ciudad como un todo después.
Si la concentración en grandes mega-ciudades es efectiva, permitirá una
reducción de población en las áreas restantes. El resultado será que las
superficies de ciudades tierra adentro dejarán de crecer o incluso
comenzarán a reducirse, liberando y recuperando áreas construidas para
adecuarlas a otras necesidades. Las ubicadas en zona productiva se
transformarán en polos de servicios industriales.
69
En síntesis, el hábitat humano se readecuará según tendencias naturales
que deberían protegerse e impulsarse, lo que implica que habrá áreas de
crecimiento y otras de decrecimiento urbano. Por lo tanto, acontecerá una
progresión direccional y direccionada,( lo último si su fomento se
efectivizara), a lo largo de la costa y entre ciudades costeras, mientras
que las reducciones se constatarán hacia el interior territorial. En ese
escenario, el gran problema del sprawl cambia completamente de
sentido, dejando de ser un oscuro asunto, para transformarse en
materia de lógica evolución, al existir áreas positivas y negativas de
crecimiento, áreas hacia donde se debe crecer y áreas en donde es
apropiado evitarlo y conveniente revertirlo.
Tendremos en consecuencia a una importante cantidad de la población
mundial viviendo en áreas más o menos concentradas llamadas megaciudades de estructura lineal o semi-lineal lo que permitirá una más clara
distribución de la población mundial. Es lógico sostener que las áreas de
producción alimentaria deban estar asociadas a éstas y mejor aún,
rodeándolas. Las superficies de producción estarán más o menos
concentradas según las circunstancias, el stress bioclimático y las
posibilidades del conocimiento. Es fácil imaginar que algunas de estas
áreas, en especial granjas y chacras puedan, en caso de necesidad,
desarrollarse en varios niveles.
Con estas condiciones, las zonas centrales continentales quedarán
naturalmente y mayormente destinadas a la estabilidad bioclimática
mundial, reserva de flora y fauna, libre evolución ecológica y disfrute
humano en la proporción que no las afecte.
70
Sistémica
A lo largo de la argumentación que hemos elaborado, el inter
relacionamiento y la interdependencia entre todos y cada uno de los
puntos desarrollados ha quedado de manifiesto. Pero para comprender
que estos elaborados y conformados temas se refieren a sistemas
empezaremos por definir el término.
Entenderemos a un sistema como un conjunto de elementos
interrelacionados e inter actuantes diseñado para trabajar como una
entidad coherente. Esta entidad constará de tres aspectos: su patrón de
organización o la configuración de sus redes de relaciones, su estructura
o la materialización física del patrón de organización y el proceso o la
actividad propia de las redes de relaciones.
La totalidad de los temas analizados, que están integrados por el proceso
evolutivo de la Arquitectura, la integración global, total e igualitaria del
conocimiento técnico, la bio-integración, y la expectativa de
reorganización del uso del suelo planetario, liderados todos ellos por el
libre-pensar y la libre creación técnica, pueden ser vistos y descriptos
como sistemas en sí mismos. En efecto, el concepto de evolución
propuesto implica un proceso continuo temporal donde cada paso influye
al siguiente y sucesivamente. Podemos entender que la integración
global del pensamiento arquitectónico conlleva un flujo constante de
conocimiento entre todos los actores, los cuales colaboran para ampliarlo
y expandirlo. La bio-integración es sencillamente el entrelazamiento de la
estructura de la Arquitectura con el sistema de la biósfera. El
establecimiento y reestructuración del área planetaria para fines
arquitectónicos está propuesta en función de las capacidades territoriales
globales, donde cada paso o modificación en el primero define una
influencia, positiva o negativa, en el segundo. Por último, la libre creación
sobre base técnica, considerando las necesidades que cualquier
modificación espacial debe reverenciar para cumplir su cometido, supone
un proceso inseparable del medio.
El alcance de estos sistemas no es sólo en su directo campo de acción
sino que, a su vez, promueven una estimulación mutua, sucesiva y
consecuente. No es posible discurrir sobre un proceso lógico global de
71
(96) Y es también
inherente al concepto
actual de sistema y en
particular de sistemas
adaptativos complejos
pues incluye emergencia
de propiedades, autoorganización, adaptación,
comunicación, cooperación
y organización espacial y
temporal, ver: John H.
Holland, Hidden Order,
How Adaptation Buids
Complexity, 1995. Robert
Axelrod, The Complexity of
Cooperation: Agent-Based
Models of Competition and
Collaboration, Princeton
University Press, 1997.
Dan Braha, Ali A. Minai and
Yanner Bar-Yam, Complex
Engireered Systems: A
New Paradigm, Springer
NECSI, 2006.. Scott E.
Page, Diversity and
Complexity, Princeton
University Press, 2011.
transformación y uso territorial si no suponemos una conexión total del
conocimiento arquitectónico. Del mismo modo que no es posible pensar
en una Arquitectura bio-integrada si ésta no es evolutiva, pues parece
bastante ilógico considerar el acoplamiento de ésta con la biósfera, si la
última es evolutiva y la primera no. Tampoco tiene sentido reflexionar en
compartir conocimiento si el mismo no evoluciona con los mutuos
intercambios. Estas entremezcladas visiones conceptuales, que
conforman una unidad, y que integran el vasto campo de la construcción
humana, no sólo están relacionados entre sí sino también son parte
integrante, a su vez, de otros sistemas, más ó menos complejos, más ó
menos globales, hacia adentro y hacia afuera, en múltiples y
entrelazados niveles.(96)
De acuerdo a lo descripto, tenemos a un conjunto de sistemas
interconectados entre sí, que se influencian mutuamente y se afectan
congruentemente, de uno a otro y así mismo, según cada red de
relaciones, en equiparable o dispar nivel, mediante una sucesión de
eventos temporales. Queda entendida, entonces, la Arquitectura como
un sistema complejo, integrado por varios niveles de redes de inducción y
estimulación entrelazadas y, consustanciado, en consecuencia, el
concepto de “sistemicidad” en Arquitectura.
Sin embargo, podría preguntarse, cómo hacer para que el hecho
arquitectónico en sí sea concebido como un sistema, ya que los hasta
ahora definidos abarcan su evolución, su conocimiento, su relación con el
medio, su ubicación y su patrón de ideación, pero no el objeto real. Por
tanto, también podría argumentarse que esta definición de Arquitectura
sistémica es periférica del hecho arquitectónico en sí. Incluso, si
sostuviéramos que con estos elementos alcanza para definir a la
Arquitectura como un sistema complejo, es indudable que poder
interpretar el hecho real como un sistema intrínseco, o aún más
concretamente, comprender al objeto arquitectónico aislado como un
sistema, por sobre el hecho en sí, ya que éste como tal acarrea relaciones
de interdependencia, no sólo ayudará de forma crucial en la constitución
total del concepto, sino que es, a su vez, una condición sine cua non de
poder trasladar la cualidad sistémica del plano teórico al campo práctico
con éxito suficiente.
Para hacerlo, deberíamos estar en condiciones de desarticular una
composición arquitectónica, sea cual sea, y establecer de qué forma, ésta
puede ser entendida como un sistema. Llegaríamos entonces a un
“sistema total”, que incluiría el objeto mismo -dentro de sí- y sus
relaciones de contacto al exterior, que además deberá tener la cualidad
de “verdadero” o sea, expresar claramente lo que es. Primero que nada,
72
porque al completarse éste sistema total, adquirirá aún mayor coherencia
y congruencia, ya que todos los elementos trabajarán en un mismo
sentido de asistencia y contribución mutua, interna y externamente y,
segundo, por tanto y cuanto las proposiciones que se realicen influirán
directamente en los resultados, al no preverse instancias compositivas
intermedias perversas que puedan influir en éstos. Llegado el caso,
podríamos incluso decir si lo es o no, es decir, si una composición cumple
con las condiciones que quedaron estipuladas como definidoras de la
cualidad sistémica.
El conjunto abigarrado de sistemas definido puede también ser visto
como valorador de las totalidades, es decir, con una postura holística
incorporada. Como resultado, debería esperarse que el hecho
arquitectónico reflejara esta particular cualidad, conjuntamente con sus
propiedades sistémicas.
Sin embargo, es bueno resaltar que la contraposición entre el valor de las
partes y el todo, mencionado por muchos autores como rasgo típico de la
concepción determinista e indeterminista respectivamente, es bastante
más difícil de establecer claramente en la evolución de la Arquitectura,
debido a que, los arquitectos han mostrado, a lo largo de diferentes
épocas, gran afinidad por las visiones totales;(97) a pesar de que la
dialéctica entre la valoración de las partes y el todo no ha mantenido una
situación incambiada sino que ha estado balaceándose sobre diferentes
posturas u orientaciones en la historia de la Arquitectura, y que no puede
decirse que sea posible alinear estos distintos estados en un proceso
secuencial.
Ahora bien, es sumamente significativo que, aun considerando que las
oscilaciones pueden haber sido grandes entre un punto de vista y su
opuesto en diferentes épocas y, como efecto, quedar reflejado en el
resultado mismo, el valor de las partes, en una composición
arquitectónica, ha mantenido a lo largo de la evolución en general y a
partir de las primeras grandes civilizaciones en particular, una categoría
especial y esencial común: siempre fueron vistas como elementos
independientes.
(97) Parece difícil que un
arquitecto no tuviera una
visión holística cuando
creaba una pirámide
egipcia por ejemplo, o
cuando diseñaba una
catedral gótica, a pesar
que era en ese momento,
justamente, que el
concepto de división en
partes empezaba a adquirir
relevante significado y a
pesar, a su vez, de que sus
partes, en éste caso en
particular, se propusieran y
en consecuencia
estuvieran bien
diferenciadas. Ver: Erwin
Panofsky, Gothic
Arquitecture and
Scholasticism, Latrobe, PA:
Archabbey Press, 1951.
Si bien las partes han tenido siempre una relación con la propia
composición e, incluyendo que la incidencia de esta relación depende de
la condición de la pieza, técnica o estética, éstas han podido entenderse
siempre como elementos separados. Los componentes, sobre todo los
más prominentes, podían ser usados en uno u otro edificio. Tan es así que
éstos, dejando de lado su tamaño, podrían ser sencillamente cambiados.
73
Esta estructura de creación y producción, que implica sustitución o
cambio, llama poderosamente la atención desde nuestra perspectiva
actual, dado que la producción era artesanal y puede entenderse que la
fabricación manual tiene más opciones debido a que no implica
repetición. En los hechos, esta posibilidad no aparecía plasmada, salvo
por la “distinción” artesanal que uno u otro objeto pudiera buscar. Pero,
más importante aún que su posible intención de “distinción” en el plano
artesanal (en relación al valor del edificio, por ejemplo), era la intención
de diferenciarse en el plano objetual. Así, una ventana, era bien distinta
de una puerta. Ésta diferenciación no estaba establecida solo en
aspectos formales-espaciales, sino en algo ciertamente más
trascendente, en su esencia no vinculante. Una ventana era una ventana
y una puerta era una puerta y la delimitación de cada una, en el plano
formal o funcional, era bien precisa. Y para ser más preciso, esta
delimitación implicaba en el ámbito formal, su exacto limite y en el ámbito
funcional, su desempeño disociado. Son elementos distintos, separados,
significantemente diferentes y funcionalmente desconectados. No solo
sirven para cosas distintas sino que su uso y aplicación no tienen relación
de interdependencia.
Y, como dijimos, los objetos tienen una característica particular, su
capacidad de intercambio. Una ventana por otra ventana. Una puerta por
otra puerta. Una columna por otra columna. Esta cualidad, bien analizada
en los tiempos de ebullición del pensamiento Moderno, llevo a suponer
que la producción industrial induciría una expansión del fenómeno. La
repetición mecánica basada en modelos preestablecidos permitiría
aumentar tipos y producción. Y así fue. Y, si estos mantenían entre sí
relaciones métricas compatibles, se ampliaría enormemente su
capacidad de intercambio. Para promoverlo, se crearon distintas
propuestas de modulación, estas sí, con menor más que mayor éxito.
El desarrollo de la industria de la construcción y de cada una de sus ramas
integrantes, indujeron una importante aceleración y fluidez del fenómeno
de aumento de componentes pero, dadas las limitaciones mostradas por
los patrones de modulación propuestos, se terminó por establecer una
peculiaridad no esperable. Cada vez mayor cantidad de componentes no
quiso decir cada vez mayor amplitud de intercambio. Debido a que las
condiciones de producción, que difieren de uno a otro artículo, implica
inadecuación a una misma modulación, sea esta de alcance local o
universal, o que el adecuarse forzosamente a una conllevaba aumento de
costos, los productos fabricados no pudieron insertarse indistintamente y
empezaron a desarrollarse para casos más específicos.
Esta peculiaridad, que salta a la vista en la actualidad dado la aceleración
74
del fenómeno, era bastante más difícil de ver en épocas anteriores. Sin
embargo, mirándolo desde nuestra perspectiva, podemos verlo con
mayor claridad. El proceso tiene la característica de ser continuo y
secuencial. Continuo, porque más allá de anecdóticos intervalos u
obstáculos que pudieran haber existido, se ha mantenido firme desde la
antigüedad hasta nuestros días; secuencial, porque la cantidad y tipos de
artículos tiene una lógica temporal incremental, aunque, como dijimos, no
mayores sus posibilidades de intercambio.
Sumado a los problemas mostrados por los patrones de modulación,
encontramos que con el aumento de la cantidad de productos comienza a
surgir el incremento de su demanda, lo que origina la posibilidad de
emprender fabricaciones de artículos para casos más particulares. Con
ésta situación establecida, las posibilidades de intercambio no sólo no
aumentan sino que decrecen. Ésta “especialización” de productos de uso
arquitectónico queda definida entonces por mayor cantidad de artículos
con menor rango de uso. Como efecto o resultado podemos decir que la
especialidad ha tendido a ser de mayor grado(98) o, la especificidad en
Arquitectura tiende hacia un mayor refinamiento.(99) Si un conjunto de
componentes es más especializado necesariamente será más
específico. Aún no estamos hablando de sistemas pues, como dijimos,
los componentes hasta ahora eran disociados. Sólo podemos decir que
estos han tendido a una mayor especialización y especificidad.
Ver las cosas como un conglomerado de piezas, es una visión asociada
con una forma de pensar mecanicista, donde dividir en partes es un paso
para conocer la verdad y donde los cuerpos, vivos o no, la naturaleza y el
universo, fueron entendidos como ingenios mecánicos.
Como se ha mostrado desde la creación de la teoría de sistemas, no hay
una oposición entre el todo y las partes sino sistemas dentro de
sistemas.(53)(96)(100) Ellos están integrados e interrelacionados en la misma o
diferente capa de complejidad donde, en ciertos niveles, surgen atributos
que no existen en otros niveles por debajo o si seccionamos el sistema en
partes o subsistemas. Estos atributos han sido llamados “cualidades
emergentes”.(53)(96)
(98) Recuerde los
conceptos de tecnología
pura y aplicada manejados
en el Capítulo 3.
(99) Especialización y
especificidad han sido
nociones manejadas
previamente en temas
relacionados con la
evolución y hemos visto
que ellos juegan un rol
central en problemas de
adaptación. Como
veremos, también tienen
un sustancial significado en
relaciones sistémicas.
(100) Béla A. Bánáthy,
Instructional Systems,
Fearon Publishers 1968.
Ludwig von Bertalanffy,
1968, General System
theory: Foundations,
Development, Applications,
New York: George Braziller,
1976.
El paso que tenemos que dar entonces es entender asociados a los
elementos que componen una entidad arquitectónica. Si se concibe que
cada componente influencie a los circundantes del mismo o diferente
conjunto o nivel coordinadamente, entonces cada elemento debe tener
en cuenta el funcionamiento de los siguientes o adyacentes y la influencia
de los otros sobre sí mismo en una progresión no-lineal. Éstas serán las
75
condiciones de las entidades arquitectónicas sistémicas.
(101) Podría decirse que
los modelos de cálculo
estructural basados en
redes de nodos o barras
proponen a la estructura
como una red o sistema
donde cada punto discreto
influencia al siguiente y
progresivamente. (A pesar
que el resultado queda
definido en diagramas
estáticos de stress y no por
líneas o flujos de
continuidad) Sin embargo
como estos métodos no
integran al resto de los
componentes de un edificio
más que como peso
muerto por ejemplo, la
estructura no pasa a ser un
sistema interrelacionado y
por tanto no compone una
entidad sistémica.
(102) En las páginas
siguientes se re definirá el
concepto de “función” para
hacerlo más adecuado a
las proposiciones aquí
desarrolladas.
Es importante detallar aquí que si pensamos solamente que un
componente u elemento influencia al siguiente podemos estar
considerando un sistema de un solo nivel. Es claro que un sistema de un
solo nivel no es una entidad sistémica pues para serlo es necesario que
sea multinivel. Un componente no solo debe influenciar al subsiguiente
sino a otros de sistemas contiguos y así sucesivamente.(101)
Con estas cualidades, los componentes pasan a estar íntimamente
interrelacionados en varias direcciones. Si los elementos se influencian
entre sí, entonces deben ser más específicos y especializados. El círculo
es de retroalimentación positiva. Más interrelación implica más
especialidad, más especialidad implica más interrelación. Luego, las
entidades arquitectónicas sistémicas aceleran la especificidad y en
consecuencia, la adaptación. Pero además, si los componentes se
influencian entre sí y este influyo es coordinado, entonces el sistema es
más eficiente desde que trabaja todo en base a esfuerzos combinados.
La conexión es nuevamente de retroalimentación positiva. Más
interrelación implica más coordinación, más coordinación implica más
interrelación. Luego, las entidades arquitectónicas sistémicas
incrementan la eficiencia. En suma, si incrementa la eficiencia y acelera la
adaptación, la cualidad Sistémica hace a la Arquitectura más
refinada.
Este refinamiento deberá quedar contenido dentro del par dialéctico
complejidad-simplicidad y dentro de la fórmula mayor performance con
menores recursos establecidos ambos en el Capítulo 2. No tiene sentido
un alto grado de especial refinamiento si este no es simplemente
eficiente. Como compartimos, no la rígida postura del Movimiento
Moderno de que la forma sigue a la función, pero sí que la forma está
influenciada por la función - sin concebir a la “función” sólo como el hecho
mecánico en sí, y sí como la capacidad de cumplir con un propósito total
(y también parcial) específico, y en todo caso, especificado-(102) según
ciertas condiciones y situaciones que en cada caso se deben determinar,
como establecimos en el Capítulo 1, y sumando la condición de
“verdadera” de la entidad sistémica, entonces estas relaciones
sistémicas deben o deberían quedar plasmadas y verificadas en el
ámbito formal.
Y una de las consecuencias mayores desde el punto de vista formal será
que las “piezas” de límites concretos se transformarán en elementos de
frontera difusa, pues éstos pasarán a estar asociadas en múltiples
76
interrelaciones vinculantes. Esta pérdida de límites precisos no debería
generar problemas formales de significación (todas las personas saben
que es una mano y que es un antebrazo, a pesar de que sea imposible
determinar dónde termina uno y comienza el otro; o, de otro modo,
mientras la separación desde el punto de vista objetual es difusa desde el
punto de vista icónico es nítida) y mucho menos que la situación pudiera
ser usada en sentido perverso, es decir, inducir a la confusión, pues esta
forma de operar queda fuera de las condiciones de base mencionadas
más arriba. Ni están previstas instancias perversas ni estas son
eficientes. Y no lo son, ni en la ocasión proyectual ni en la situación real.
Queda entonces definido el hecho arquitectónico como una entidad de
relaciones sistémicas complejas y completado el circulo, (el hecho en sí
más sus relaciones externas), de sistemicidad en Arquitectura.
Adicionalmente, la naturaleza de la condición de las partes es compartida
por la propia pieza arquitectónica: Ella ha sido hasta ahora, un elemento
disociado. Disociado de la ciudad, dejando de lado sus mínimas
conexiones de orden funcional y sus regulaciones, y, nada que decir,
desconectada del mundo. Claramente, no estamos hablando sobre los
aspectos formales de esta relación, es decir, si una composición
arquitectónica está o no integrada formalmente con el entorno. Menos es
el ánimo de decir si ésta debe estarlo o no, en otras palabras, darle un
valor proyectual, ético o estético, a las opciones. Acá lo que estamos
discutiendo es acerca de relaciones esenciales. Puede ser resumido en
una frase: Nada es parte, todo está relacionado intrínsecamente.
Una composición arquitectónica sistémica puede ser o puede no ser
concebida como un objeto, compositivamente hablando, pero debe ser
un sistema interrelacionado. Integrada dentro de sí, vinculada
intrínsecamente y con su medioambiente, cooperadora con el mundo.
Hemos dicho que una de las cualidades de una entidad arquitectónica
sistémica es que son redes de relaciones, en distintos niveles de
complejidad, donde cada nodo induce un estimulo en los nodos
circundantes del mismo u otro nivel coordinadamente. Podemos
entender a la pieza o entidad arquitectónica como un nivel de cualidades
emergentes insertada dentro de la vasta red de relaciones, por arriba y
por abajo (la ciudad y el interior de un edificio para encuadrarlo
respectivamente dentro de un ejemplo espacial) y a cada una de estas
piezas o entidades como nodos de la red “ciudad”.
A cualquier nivel de complejidad, los nodos tendrán propiedades
intrínsecas, pero como cada uno influencia al siguiente y en distintos
77
niveles, estas propiedades son dependientes del entorno, no pueden ser
ni entendidas ni valoradas fuera de él. En consecuencia el pensamiento
sistémico es pensamiento medioambiental y La Arquitectura Sistémica es
Arquitectura contextual. Ésta no podrá ser analizada fuera de su
ambiente, lo que supone una diferencia sustancial con la Arquitectura del
Siglo XX donde una obra era entendida buena o mala en función de una
valoración descontextualizada.
Si los edificios son una red interrelacionada, entonces ellos son
cooperativos, pues se influencian entre sí coordinadamente, entre ellos y
con la ciudad como un todo, desde adentro hacia afuera, desde afuera
hacia adentro, dentro de la propia red, desde la red a su medioambiente y
viceversa. Si la Arquitectura Sistémica es “verdadera” entonces la faceta
contextual deberá ser claramente apreciable en el hecho arquitectónico.
Pero, podría llamar la atención de cómo una Arquitectura que pretende
ser “verdadera” puede aceptar o amoldar una solución compositiva que
presente al hecho arquitectónico como un objeto independiente, mientras
su generación y procedimiento es esencialmente contextual. Si no fuera
posible, la solución formal debería alejarse de planteamientos de este
tipo, limitando las soluciones a un abanico acotado y fuera de la “libertad”
pretendida de la Arquitectura Sistémica.
Para empezar, las soluciones formales nunca fueron una directa
respuesta de planteamientos metodológicos, a pesar de infinidad de
intentos al respecto. Como hemos dicho y repetido, los resultados
formales tampoco son directo efecto de proposiciones de orden
funcional, por más estricto o restricto que esté definido el término. Y,
según como se ha ido elaborando la tesis, el significado de funcionalidad
se ha ampliado para satisfacer el “propósito” fijado según el estudio de
necesidad de amplio espectro (ver Capítulo 1), por lo que la situación no
es de restricción sino de expansión del concepto, sin dejar de aclarar y
aceptar que si hablamos de una Arquitectura “verdadera” y técnica, estos
deberían tener cierta influencia en el resultado. Queda, la “libertad”,
circunscripta por la exigencia de satisfacción de las necesidades
planteadas, e influenciada por el par dialéctico complejidad-simplicidad, o
la búsqueda de la eficiencia, la articulación de la adaptación, la
armonización de la bio-integración y la concreción sobre las limitaciones
de área.
Aparte de la delimitación o encuadre que la libertad creativa tenga, ésta
puede moverse dentro de un amplio dominio de opciones, ya que no está
determinada en ningún caso por directas correspondencias. La
contextualidad es una cualidad de orden sistémico y no una cualidad de
orden objetual, y por tanto asignarle una inmediata o mediata forma de
representación carece de sentido (el preestablecerla de antemano
78
habilita y constituye una arbitrariedad, extravagancia e inconsistencia, es
decir, una perversión en el proceso compositivo) más allá de que el valor
contextual deberá surgir en el análisis de la pieza. Cómo representarla,
será de absoluta libertad del proyectista involucrado, aunque la claridad
de esta representación asignará, indudablemente, valor compositivo a la
obra.
Llegado a este punto, conviene aquí diferenciar los conceptos de
organización y estructura mencionados, implícitos o explícitos en todo el
pensamiento sistémico. Mientras el primero identifica a la cualidad de las
relaciones sistémicas, el segundo delimita la conformación y
manifestación física del lugar donde los procesos incluidos en las redes
de relaciones se llevan a cabo. Y, esto hay que dejarlo bien en claro,
mismos procesos o misma organización no significa mismas estructuras.
O, de otro modo, organizaciones coincidentes pueden estar encarnadas
por estructuras diferentes.(103) Más allá de que de acuerdo a las
características de necesidades establecidas en el Capítulo 1, difícilmente
existan dos hechos arquitectónicos con idénticas necesidades. Para
terminar, la estructura o forma de una entidad arquitectónica, sea cual
sea, no tiene valor como objeto sino como icónico. No es el objeto lo que
queremos separar sino exaltar o ponderar el valor de representación. Y el
valor icónico, como se ha explicitado, no impide el inter relacionamiento o
la contextualidad del objeto.(104)
Con estas observaciones sobre los márgenes de maniobra - por un lado
los límites de la libertad proyectual, por otro la eventualidad de la cualidad
icónica del hecho arquitectónico-queda establecido un amplio rango de
posibilidades y opciones de trabajo, sin apartarnos de un enfoque donde
la indeterminación del resultado arquitectónico es un principio medular
del proceso de diseño. Éste quedará determinado a través del proceso
compositivo, la intención de los técnicos involucrados y valorado en
función de la solvencia técnica demostrada.
(103) Para ver esta
característica en los seres
vivos ver Maturana H.R. y
Varela F.J. Autopoiésis y
Cognición, Dordrecht, D.
Reidel, 1980.
(104) También se puede
agregar que en varios
casos (el los animales
superiores por ejemplo) los
individuos integrantes del
sistema son objetualmente
disociables pero
medioambientalmente
inseparables.
La ejemplificación realizada para resolver el problema proyectual de la
contextualización y que de alguna manera define un eje estructural de
tratamiento formal –libertad creativa acotada por el alcance y adecuación
a necesidades de triple orden (globales, locales y particulares),
influenciada por la eficiencia, adaptación, bio-integración y
concentración, impulsada por la valoración de las relaciones sistémicas y
estimulada por la cualidad que el resultado de tan compleja ecuación
pudiera tener- será una formula acertada extensible a la generalidad de
las cuestiones formales del diseño sistémico.
79
Ha llegado el momento de hablar ahora sobre la extensión del concepto
de “función” en Arquitectura. Habíamos dicho que la función (Capítulo 1)
debía ser entendida de forma de poder cubrir necesidades de amplio
espectro.
Sin embargo, debemos acordar que, esencialmente, el termino función
se refiere a acontecimientos, de mayor o menor sencillez, pero
especialmente, los expone y delimita como sucesos autárquicos e
instantáneos. En la ventilación de un edificio por ejemplo, podemos
encontrar funciones derivadas de acciones simples o compuestas. La
acción de abrir una ventana lidera la función de intercambiar el aire de la
habitación o ventilar. La acción de encender un extractor guía la función
de bombear aire al exterior o ventilar. Pero, incluso si coordinamos
distintas acciones que nos llevan a formar el sistema de ventilación del
edificio, la función que este sistema produce, la de ventilar, nada dice de
una sucesión y/o combinación de eventos. El concepto de función se
muestra separado de la noción de tiempo y por tanto es atemporal
(recuerde la atemporalidad y temporalidad del mundo determinista e
indeterminista respectivamente descripta en el Capítulo 1) del mismo
modo que es independiente de los conceptos de complejidad y
coordinación. Siguiendo nuestro ejemplo, el sistema de ventilación del
edificio está compuesto por su organización, o las redes de relaciones de
sus componentes, su estructura, o la sumatoria de sus componentes
físicos y su disposición, y el proceso llevado a cabo, o sea, el proceso de
ventilar. (Como hemos dicho este sistema de un solo nivel no alcanza a
definir una entidad arquitectónica sistémica pues para serlo deben estar
coordinados todos los sistemas o multiplicidad de ellos.)
En consecuencia, los sistemas llevan a cabo procesos más que albergar
funciones. La función es una capacidad atemporal y autosuficiente de
actuación, el proceso es el conjunto de las fases sucesivas de un
fenómeno, natural o artificial. Si existen sucesivas fases existe un antes y
un después. El concepto de proceso es entonces esencialmente
temporal. Todo proceso supone además un flujo continuo de materia y
energía a lo largo de sus sucesivas fases. Y si tenemos un flujo de materia
y energía, y un antes y un después, tendremos estados de materia y
energía antes del proceso, y estados de materia y energía después del
proceso.
Las situaciones antes y después presuponen una continuidad pre y post
con el medio externo. Puede ser entendido que todo proceso vinculado a
la Arquitectura comprende un lapso de tiempo de un fenómeno o proceso
mucho más amplio. El concepto de proceso será, entonces, más
adecuado para cubrir las necesidades de gran amplitud que deberán ser
satisfechas por la Arquitectura en el nuevo siglo y está, además, asociado
80
esencialmente al concepto de sistema. Y si los procesos de una entidad
arquitectónica están coordinados entre sí, esta entidad será sistémica.
Por consiguiente, debemos entender a la Arquitectura Sistémica como
Arquitectura Procesual.(105) Al estudio de las continuidades e incidencias
de entrada y salida es lo que hemos llamado bio-integración. Será en los
procesos donde se verificará la eficiencia y adaptación.(106)
Como dijimos, todo proceso implica un flujo de materia y energía, y
abarca un antes y un después, que se extiende y continúa en el entorno.
Si la eficiencia es la relación entre el output y el input de cualquier sistema,
la adaptación es la acción de acomodarse a la condiciones de su entorno,
temporales y espaciales, y el input y el output son las condiciones de la
materia y energía en la entrada y salida, entonces debemos entender a la
eficiencia y adaptación como dos fases o lapsos de tiempo diferentes,
combinados, sucesivos e inseparables de un mismo proceso. La
adaptación será la adecuada continuación de los flujos de materia y
energía antes y después de que sean procesados eficientemente por el
sistema. Demás está decir que la eficiencia es imprescindible para la
adaptación y viceversa, pues la eficiencia implica una relación
satisfactoria entre el provecho (necesario) y el desecho, del mismo modo
que una adecuada adaptación implica eficiencia de las fases anteriores y
posteriores del proceso y por tanto significa eficiencia del proceso mayor.
En consecuencia, el par dialéctico definido en el capítulo 2 de
complejidad-simplicidad tendrá directa vinculación con la eficiencia y la
adaptación, y la estabilidad del mismo implicará también un equilibrio de e
éstas.
(105) Debe diferenciarse
aquí la definición de
proceso dada con la
utilizada por Maturana y
Varela para definir el
proceso vital o cognición
de organismos vivos, que
se refiere a la capacidad
de auto-procesar su
estructura. Ver Maturana
H.R. y Varela F.J.
Autopoiésis y Cognición,
Dordrecht, D. Reidel, 1980.
(106) Ver una
aproximación matemática
en el Apéndice 1.
Como los procesos están interrelacionados entre sí cooperativamente,
no cabe el que sean promovidas y ampliadas eficiencias y adaptaciones
de algunos si significan detrimento en las eficiencias y adaptaciones de
otros, pues queda fuera del ámbito delimitado de coordinación. La
eficiencia y la adaptación de una obra arquitectónica, sea cual sea,
deberá ser entendida en tanto y cuanto abarque la mayor cantidad
posible de los procesos que la definen. Por otro lado, si los procesos son
los encargados de cumplir con las necesidades y éstas son de amplio
espectro, entonces debemos entender que estos no sólo cubren los que
pudieran entenderse como de índole “mecánica” (como ventilación o
calefacción por ejemplo) sino procesos de naturaleza diversa y alcance
suficiente, que se entiendan indispensables de incluir y necesarios para
producir un mayor confort, junto con la estabilización y crecimiento del
medioambiente. En suma, la eficiencia y la adaptación de una obra
arquitectónica deben ser valoradas globalmente y ampliamente, en
función de su capacidad de aumentar el bienestar y promover la
progresión del ecosistema.
81
Todo sistema conlleva dos procesos. El proceso de la estructura en sí
–construcción, vida útil y destrucción, conjuntamente con sus fases de
adaptación o continuidad sistémica anterior (requerimiento y adecuación
a materias primas) y posterior (reciclabilidad)- y el proceso llevado a cabo
por la estructura y sus redes de relaciones en su vida útil. La particular
característica es que la eficiencia del primero contiene la eficiencia del
segundo, pues las condiciones del precedente determinan la capacidad
del consecuente.
(107) Para dar algún
ejemplo, un proceso
interno sería
“mantenimiento”, uno mixto
el ciclo del agua y uno
externo, la colaboración en
la creación de un
adecuado entorno climático
(108) A partir de esto
podríamos decir que en
realidad toda obra
arquitectónica conlleva tres
procesos. El proceso de
creación, el proceso de
construcción y el proceso
de persistir.
Estos últimos podrán ser catalogados de internos, mixtos y externos. Los
internos serán los que se lleven a cabo mayormente dentro del hecho
arquitectónico, según el nivel de complejidad establecido (dentro de un
edificio o una ciudad por ejemplo), los mixtos los que abarquen un flujo
dentro y fuera del nivel estudiado y los externos los que se produzcan
principalmente afuera. Podrían también diferenciarse los dos primeros
sobre la base de si las incidencias de sus continuidades externas (las
influencias de entrada y salida) son bajas o altas.(107)
Sumado a éstos deben tenerse en cuenta el proceso de creación (del
hecho u objeto arquitectónico), el cual deberá también cumplir las
condiciones anteriormente estipuladas a través del no desarrollo de
instancias o etapas absurdas o perversas que generen ineficiencias en el
mismo.(108)
Estas altamente complejas redes de relaciones pueden ser afrontadas de
una forma más sencilla, si comprendemos que todas las
transformaciones espaciales que realicemos tienen una influencia hacia
arriba y hacia abajo, y ésta debe ser positiva. Si estas alteraciones
quedan interrelacionadas dentro del medioambiente y viceversa, será lo
mismo hacia adentro. Y si pensamos que una composición arquitectónica
es una red interrelacionada de sistemas dentro de sistemas, y no una
suma de componentes, la gran complejidad de esta red empezará a
disiparse ante nuestros ojos.
No parece fácil adecuarse a estas cuestiones de orden lógico y
metodológico tan disimiles de las establecidas para la Arquitectura del
Siglo XX. Sin embargo, a poco de internarnos, nos damos cuenta que la
ampliación de horizontes, la multiplicación de las posibilidades de
investigación y progresión, y la amplificación del abanico de respuestas
son de tan vasto alcance, que el incentivo en el ámbito proyectual pasará
a ser inconmensurable.
82
Con las definiciones y condiciones que hemos establecido, la
Arquitectura Sistémica cumplirá con ser un sistema integrante del
sistema planetario global y estará en condiciones de promover e
impulsar, como una herramienta de formidable alcance -capaz de
afrontar las necesidades, desafíos y complejidades del tiempo que se
avecina- , el bienestar del conjunto de las sociedad humana (entendida
individual, colectiva y globalmente) y el sistema medioambiental que la
sostiene.
La Arquitectura Sistémica será entonces, libre, evolutiva, igualitaria, biointegrada, concentrada, lo que significa creativa, progresiva, eficiente,
integrada, cooperadora, adaptada, adecuada y ajustada pero, por sobre
todas las cosas, mucho más humana.
83
Esta página fue dejada en blanco
84
Apéndice 1
Cómo medir la bio-integración?
85
Cómo medir la bio-integración?
86
Como se ha argumentado anteriormente, una de las mayores
confusiones que ha generado el concepto de “sustentabilidad”, es que a
lo nebuloso de su enunciado teórico no se le ha podido contrapesar una
acertada incorporación al campo práctico, de límites precisos y
simplicidad de manejo. De hecho, el hecho ha alimentado el uso del
término en forma dilatada y difusa. Podría decirse que hoy se usa el
vocablo para justificar acciones injustificables, y es común encontrarlo
como respaldo de actuaciones de tipo diverso, e incluso, de operaciones
sostenidas en hasta opuestas perspectivas. Con un entorno de tan
borrosos límites, se hace difícil, sino imposible, trabajar con cierto grado
de confiabilidad y prestancia técnica, máxime si la posible aplicación del
concepto en el campo práctico carece de un asidero teórico con
consistencia suficiente.
Intentaremos evitar que una disgregación similar ocurra con el
planteamiento de la bio-integración, introduciendo un entorno
matemático que defina un parámetro técnico más o menos cuantificable
y, a través de éste, establecer un lineamiento de precisión mínima
indispensable que, no sólo aclare el panorama, sino que también y
conjuntamente, le otorge al quehacer técnico el necesario soporte que
hoy demanda.
Empezaremos suponiendo que existe un flujo bioquímico constante en la
biósfera (para nuestro ejemplo es irrelevante que este pudiera tener
ciertas o inciertas variaciones). En principio, no tenemos los
conocimientos suficientes para decir cómo podemos influir positivamente
en la progresión de este flujo (si sabemos cómo hacerlo negativamente,
indudablemente), por lo que nuestro enfoque será conservador, es decir,
nos pondremos primariamente del lado donde toda modificación que
realicemos en esta corriente genere una perturbación negativa sobre el
sistema original. (Veremos más adelante que podremos incluir algunos
parámetros que establezcan un influjo positivo.)
Si el proceso que representa nuestra actuación, medida en forma
instantánea, lo graficamos sobre un plano real, (figura 1) donde las
abscisas representan el tiempo T y las ordenadas la cantidad de la
perturbación P, tendremos un valor constante que representa el flujo de
materia y energía de la biósfera B y una desviación temporal de este flujo
debida a nuestra perturbación. Llamaremos ∆T al la variación de tiempo
transcurrido desde el inicio de la perturbación, cuya duración total es ∆TT.
En el ordinal, ∆Pr representa el valor de la perturbación instantánea.
87
P1
P
∆TT
M-1
Mi
M0
∆Ti
Ms
∆Ts
∆Tf
Mf
∆ep
Ep
∆ed
∆Px
∆Pm0
B
Ed
∆Pr
ET
∆P
∆ep
s
Δep +
Δed à
∆P = ß
M
Mi
T
P2
P
∆TT
M0
∆Ti
∆ed
∆Px
∆Pm0
B
Ms
∆Ts
∆Tf
Mf
∆ep
M-1
Ep
Ed
Epc
Edc
∆Pr
∆P ∆ep
ET
EcT=Epc+Edc
Ms
3
e pc
3
e dc
3
ec
=
=
3
ed
3
ep
3
P
M
0
∆epc
∆ec =∆epc+∆edc
T
Figura 1. Graficación del uso energético en una actuación arquitectónica.
88
La desviación del flujo principal B comienza en M-1 cuando se inician las
tareas relacionadas con nuestra actuación, preparación de materias
primas y demás, y termina cuando el elemento físico desaparece del
medio ambiente (Mf).
La perturbación podemos medirla de dos formas. Una, en tiempo real
(∆Pr), otra, en cuanto se integra a la producción arquitectónica (∆P). Será
éste el caso utilizado pues implica un más sencillo cálculo. Para la
medición de tiempos utilizaremos el parámetro real.
Como hemos dicho, todo sistema implica dos procesos, el proceso de la
construcción de la estructura en sí y el proceso llevado a cabo por la
estructura y sus redes de relaciones. Ambos tienes características
comparables y están representados cada uno en P1 y P2
respectivamente. Los procesos comienzan un determinado lapso de
tiempo antes de que el edificio entre en servicio en M0, con el inicio de la
elaboración de los insumos indispensables para su construcción y
posterior mantenimiento para el caso de P1, y con la preparación de los
elementos necesarios para su puesta en servicio (por ejemplo fueloil para
la calefacción) en P2, ambos representados en el instante M-1. El inicio de
la construcción del edificio esta representado por Mi. El período inicial,
previo al inicio de su vida útil está representado por ∆Ti.
Llegará al punto Mo de la perturbación, en el momento que el edificio este
completo y listo para entrar en funcionamiento. La alteración
evolucionará con los distintos requerimientos momentáneos del sistema
que estarán incluidos en el proceso de vida útil de la estructura (∆Ts), en
P1 mantenimiento, en P2 el servicio de la misma, hasta el momento Ms ,
que representa el final de su puesta en servicio y su subsiguiente
desmantelamiento, hasta su total desmembramiento y su consiguiente
desaparición del medio físico en Mf.
La duración de la remanencia en el medio es ∆Tf, para P1 significa el
tiempo de destrucción de la estructura y sus componentes, para P2 el
tiempo que el excedente de los derivados de su proceso de servicio
persisten en el medio. Si la degradación es artificial, pueden darse dos
casos. Uno, cuando se realiza con el fin de volver al estado natural, en ese
caso deberemos agregar todo el trabajo realizado como incremento del
flujo total. La segunda posibilidad es que la degradación sea parte del
proceso de construcción de un nuevo sistema, por lo que deberá ser
tenida en cuenta como el inicio del proceso de construcción de éste.
89
En este caso Mf coincide con Ms.
La perturbación instantánea en el inicio de la puesta en servicio es ∆Pm0.
De lo anterior se desprende que mientras los valores de ∆Ts son iguales
en P1 y P2, los tiempos ∆Ti y ∆Tf , y las perturbaciones ∆P son diferentes,
pues en cada uno de ambos casos se integran insumos distintos. Toda
alteración, es decir, todo elemento que se integre a P1 y P2 generará dos
resultantes una vez procesado por uno u otro sistema: el provecho, o lo
que efectivamente se integró (∆ep), y el desecho, o la parte desperdiciada
(∆ed), por lo que la perturbación total en el intervalo del procesamiento
será la suma de ambos.
El área que los engloba hasta el instante M0 en P1 representa la
acumulación de la perturbación instantánea hasta el momento de puesta
en servicio, es decir la etapa de construcción, y puede expresarse como
el integral de ∆P desde Mi hasta M0. Será éste la suma del provecho y el
desecho en ese período.
Del mismo modo, el espacio central de la gráfica representa la
acumulación de la alteración durante la vida útil y puede calcularse como
el integral de ∆P desde M0 hasta Ms.
Por último, la acumulación de perturbación final, es decir la energía
necesaria para su desintegración es el área de la gráfica entre Ms y Mf.
Cualquier valor instantáneo de ∆P (∆Px) puede dividirse en 2, ∆epx y ∆edx
que representan la energía instantánea integrada y desperdiciada, es
decir, el provecho y el desecho, siempre dentro del período de
procesamiento. La perturbación total será ET, que puede calcularse como
el integral de ∆P desde Mi a Mf en P1 y desde Mo hasta Mf en P2.
La diferencia básica entre P1 y P2 es que en P2 lo que estamos haciendo
es integrando energía, por lo que la perturbación generada en producirla
es distinta de la energía contenida, a la cual llamaremos Ec. Durante el
tiempo de servicio, la energía integrada tendrá dos componentes; por un
lado la energía gastada en elaborarla, por otro la energía contenida
intrínseca que será procesada por el sistema. En la situación referida,
ambos componentes deberán ser asociados al cálculo, y en ambos casos
también podrá calcularse la cantidad del provecho y desecho, ya que
∆ed será proporcional a ∆edc en el período entre M0 y Ms según el criterio de
que:
si ∆ec/∆P=K entonces ∆epc/∆ep=K y ∆edc/∆ed=K si ∆ec = ∆epc+ ∆edc y
∆P=∆ep+∆ed (siempre sobre la gráfica P2 en el intervalo mencionado).
90
de sus desechos en la atmósfera, mientras que Ec es la energía
contenida en el propio producto). El factor de aptitud será siempre menor
que 1 y tenderá a 1 cuanto más apto sea cada uno de los dos procesos.
La fórmula ampliada se lee de la siguiente manera:
X
M
X
M
Ms
Ms
Δe pcÝ
P2Þ
ΔTs
ΔTs
i
0
D1
D
+
D1
D
ΔTTÝ
ΔT
Mf
Ms
Mf
Ms
P1Þ
TÝ
P2Þ
1+ ΔPÝ
ΔPÝ
1+ ΔPÝ
Δec
P1Þ
P1Þ
P2Þ
Δe pÝ
P1Þ
X
X
M
M
i
Bi =
X
M
i
0
X
M
0
2
V
Av
VD
D
V
A
El factor ∆Ts /∆TT de P1 o P2 representa la relación entre la duración del
proceso de cada uno o vida útil y la duración de la perturbación y se
llamará factor de adaptación, cuya denominación abreviada es Fa. El
sistema será más adaptado en cuanto sean menores los tiempos ∆Ti y
∆Tf de preparación del proceso y remanencia de la perturbación.
M
f
El factor 1/1+ ò
∆P ó 1/1+ET de P1 ó P2 representa lo que llamaremos
Mi
factor de interrelación adaptación-eficiencia, y establece que cuanto
menor sea la perturbación más adecuado será medioambientalmente, y
lo designaremos
Fi.
M
M
M
M
Por último ò
∆
e
∆ P(P1) y ò
∆epc(P2)/ ò
∆ec será el factor de
ò
p(P1)/
M
M
M
M
eficiencia, de clásica expresión que podemos denominar Fe.
s
s
i
i
Mf
Ms
i
i
s
s
0
0
ET y Ep ó ò
∆P y ò
∆ep de P1 y el correspondiente de P2 representan la
M
M
sumatoria de todas las perturbaciones instantáneas totales generadas
por los dos procesos que integran el hecho arquitectónico y la sumatoria
de todos los provechos generados por estos procesos respectivamente.
El factor de aptitud del sistema quedará entonces compuesto por Fa, Fi y
Fe. El producto Fe x Fi puede ser entendido como el factor de eficiencia
medioambiental (Fm) mientras que Fa x Fi puede ser entendido como el
factor de adaptación total (Fat).
V será el volumen del edificio, el cual determinará el valor de la biointegración por unidad volumetrica.
91
Luego de la descripción de la representación gráfica de los dos procesos
implícitos, estamos en condiciones de establecer la fórmula básica de la
bio-integración para cualquier sistema:
Bi =
FA P1 +
FA P2
2
VD
FC
Donde FA representa el Factor de Aptitud de cada sistema, el de la
construcción del edificio por un lado y el de utilización del mismo por otro,
cuya semisuma por el volumen (V), junto a la corrección de FC o factor de
colaboración integran la fórmula total.
El factor de aptitud se define de la siguiente manera:
Δe
X
M
Ms
pÝ
P1Þ
FAP1=
ΔT s
1
i
D
D
Mf
Ms
ΔT TÝ
P1Þ
1+ΔPÝ
ΔPÝ
P1Þ
P1Þ
Mi
Mi
X
X
Δe
X
M
Ms
pcÝ
P2Þ
FAP2 =
ΔT s
0
1
D
D
Mf
Ms
ΔT TÝ
P2Þ
1+ΔPÝ
Δec
P2Þ
M0
M0
X
X
Donde ∆Ts es el lapso de vida útil, ∆TT período total de la perturbación
de P1 y P2 respectivamente. La perturbación acumulada total , o sea el
integral de ∆P desde Mi hasta Mf, que representa la sumatoria total de la
energía gastada en la preparación y disposición de los insumos, más la
energía necesaria para la desintegración, también la hemos llamado ET.
La perturbación acumulada provecho del sistema será el integral de ∆ep
desde Mi hasta Ms para el caso de P1, y ha quedado, en la gráfica,
representada por el área Ep. Del mismo modo, el integral de ∆epc desde
M0 hasta Ms en P2 puede llamarse Epc, y representa el provecho
acumulado del proceso P2, medido sobre Ec ó energía total contenida,
que será consumida en el procesamiento, y cuya preparación demandó
(y en todo caso también debe sumársele si es necesario elM gasto
energético para su eliminación residual) una energía total ET(P2)= ò
∆P(P2)
M
(para el caso del fueloil, ET(P2) es la energía gastada en su producción y
traslado hasta el lugar de procesamiento más el gasto de la eliminación
f
0
92
Hasta ahora hemos identificado los valores de la adaptación y la
eficiencia y ellos serán aportadores con el medio en tanto y cuanto se
acerquen a 1. Sin embargo, podremos agregar dos componentes que
integran el factor de colaboración, que impliquan cooperación
medioambiental. El primero de ellos lo distinguiremos como factor de
concentración, sobre el entendido de que un elemento arquitectónico
concentrado implica disminución en el uso del suelo. Éste queda definido
como la relación del volumen sobre el área de ocupación V/A. Por último
Av/V es el área verde integrada al proyecto en relación al volumen de la
construcción , o factor verde, que promueve el aporte de superficie verde
en cualquier producción arquitectonica.
En conclusión la fórmula puede escribirse así:
X
M
X
M
Ms
Ms
Δe pcÝ
P2Þ
ΔTs
ΔTs
i
0
D1
D
+
D1
D
ΔTTÝ
ΔT
Mf
Ms
Mf
Ms
P1Þ
TÝ
P2Þ
1+ ΔPÝ
ΔPÝ
1+ ΔPÝ
Δec
P1Þ
P1Þ
P2Þ
Δe pÝ
P1Þ
Bi =
X
X
M
M
i
X
M
i
0
X
M
0
2
hD
Av
Y utilizando la notación factorial reducida:
Bi =
F aD
F iD
Fe à
ß
P1
2
F aD
F iD
Fe à
ß
P2
+2
VD
FC
Es decir, la bio-integración es la semisuma del producto de los factores de
adaptación, interrelación y eficiencia de los dos procesos implícitos en un
hecho arquitectónico, por unidad volumétrica, multiplicado por el factor de
colaboración.
93
Discusión
Puede decirse que la fórmula propuesta tiene dos grandes
complicaciones: el análisis de los insumos y la evaluación de los tiempos.
Para el primer caso, todo insumo a incorporar a una obra arquitectónica
puede ser integrado dentro de la fórmula propuesta, dentro del proceso
P1 o P2, dependiendo de su características y cometidos. ET no es otra
cosa que la sumatoria de todo el LCA(44) (Life Cicle Assessment)
integrado al sistema, más la cantidad de energía necesaria para la
destrucción del mismo, que implica un LCA adicional. Deberá sumarse
toda la energía gastada en la producción, traslado, construcción y
destrucción, para definir su valor. Conocer el valor energético asociado o
LCA de cada producto puede ser en la actualidad bastante engorroso y
difícil de asignar, para el caso de su cálculo, criterios estimativos exactos.
Sin embargo, no dudamos de que una vez que su uso sea más
generalizado, tenderá a una unificación de los parámetros de
catalogación y hará la disponibilidad de información sobre productos más
abundante y accesible, lo cual, incluso, podría llevar a su uso universal y
los valores relativos a cada producto de obligatoria publicación.
Que el valor de LCA sea bajo implica integrar materiales accesibles fácil y
cercanamente, con poco gasto de energía en su producción y, si los
hubiera, materiales no tan próximos pero con muy bajo LCA de origen.
Para el análisis de los tiempos, deben establecerse convenciones,
particularmente para el caso de M-1 y Mf , puesto que del mismo modo que
la determinación del comienzo de un procedimiento de construcción es
arbitrario (éste podría perseguirse hacia atrás tanto como se quisiera),
también sucede lo mismo con la degradación del mismo. Es necesario,
por tanto, establecer un criterio para definirlos. Primero que nada su
establecimiento debe tener una lógica de sentido común, lo cual llevará a
que la identificación de ambos instantes puede, razonablemente,
precisarse en pasos directamente vinculados. Para M-1 delimitaremos
que corresponde con el tiempo hacia atrás de M0 que es necesario para
producir las materias primas componentes en el funcionamiento el
sistema. Es decir es un tiempo teórico y no real, ya que si tomáramos
éste último, podría suceder que algunos materiales estuvieran, por
ejemplo, mucho tiempo depositados a la espera de ser usados. Sólo será
contabilizada esta situación si fuera parte del proceso de terminación de
los mismos, o si la situación no pudiera ser evitable. Para Mf
delimitaremos que corresponde al momento que los desechos dejan de
influir en el medio, es decir cuando estos fueron totalmente absorbidos.
94
Este punto puede dar lugar a diferentes interpretaciones y deberá
estudiarse en cada caso.
La composición de la fórmula establece que el factor de aptitud tenderá a
1 como número ideal y, por lo cual sucederá lo mismo con cada uno de los
factores que lo integran. Para el primero de éstos, Fa o factor de
adaptación, la condición se verificará en tanto y cuanto el tiempo total de
la perturbación se acerca al tiempo de vida útil, es decir, si los tiempos ∆Ti
y ∆Tf tienden a 0. El factor de interrelación adaptación-eficiencia tiende a
1 en cuanto la perturbación total sea menor, lo cual significa que cuanto
menor sea la energía gastada en producir, o los insumos, o la energía a
integrar al sistema, y cuanto menos energía sea necesaria en la
destrucción, o del elemento construido, o de los desperdicios del
procesamiento energético, el mismo será más adaptado y más eficiente.
El tercer componente, Fe o factor de eficiencia, es la clásica fórmula de
cálculo de eficiencia que define que ésta será mayor si es menor el
desecho del procesamiento. Sin embargo, Fm establece un segundo
criterio, el que instaura que cuanto menor sea la perturbación mayor será
la eficiencia, lo que favorece un menor valor de LCA. Fe y Fi juntas definen
entonces la “eficiencia medioambiental” y puede entenderse como el
factor que define el concepto más con menos. Fa y Fi determinan el factor
de adaptación total o Fat que será más cercano a 1 siempre que lo sean Fa
y Fi. Es decir Fi promueve la eficiencia y la adaptación. Por lo tanto, la
adaptación es inseparable de la eficiencia medioambiental; algo bien
similar a lo que sucede en la realidad. Más eficiencia medioambiental
quiere decir mayor adaptación, más adaptación quiere decir más
eficiencia.
Por otro lado, para el cálculo de ET es necesario tomar en cuenta las
modificaciones que se hagan al medio donde se inserta el edificio,
incluidas las destrucciones de vegetación, por lo que ET puede cambiar
según el lugar de implantación, lo que implica que el uso de suelo no solo
estará asociado a FC sino también a ET. Un elemento arquitectonico
tendrá mayor valor de bio-integración si es insertado en un terreno
adecuado, donde no es necesario grandes modificaciones. Para dar un
ejemplo sencillo, un panel solar pasa a tener mayor valor de biointegración si está colocado en un techo que si es ubicado en un terreno
vegetal pues las modificaciones al medio son mayores en el último caso.
Para el mismo panel, ∆Ti de FAP2 es 0 pues no es necesaria preparación
alguna previa de la energía solar. Al mismo tiempo ∆Tf es despreciable,
pues el desecho tiene un tiempo de remanencia cercano a 0 (el tiempo
que demora enfriarse el panel y el agua calentada; para un panel
fotovoltaico, el tiempo en que la energía eléctrica generada es gastada y
sus efectos esfumados), por lo que ∆Ts/∆TT de P2 se acerca al valor ideal
95
de 1. Al mismo tiempo, el factor de interrelación 1/1xET también de P2 se
acercan al ideal de 1, ya que la energía solar ingresa directamente y no
necesita “preparación” previa. Como contrapartida, los valores de ∆Tf
de FAP1 pueden ser altos sobre todo para los paneles fotovoltaicos, debido
a los materiales contaminantes y de difícil descomposición usados para
construir las placas y los dispositivos eléctricos asociados al sistema. Al
mismo tiempo, ∆Ti y el valor de LCA del proceso P1 son altos debido a que
el tiempo y la energía gastada en su construcción es mayor que en otros
tipos de fuente energética.
Además de la tendencia a 1 como número ideal del factor de aptitud,
hemos integrado dentro de FC o factor de colaboración dos elementos
que pueden rectificar el valor a mayor que 1. El primero es la
concentración, que representa la cualidad de no ocupar excesivamente el
territorio, pues define que si se actúa en un porcentaje pequeño del área
en relación al volumen, el valor de la bio-integración es mayor, lo que
favorece un menor uso de suelo. Al mismo tiempo, si el espacio libre es
“verde” ayudará ampliamente al segundo componente o factor verde, y si
además, la masa construida, tiene integradas áreas vegetales, el valor
total de éste último será mayor. Adicionalmente deberá sumarse al factor
cualquier reducción de área ocupada que el proyecto pudiera incluir,
directa o indirectamente, en área vinculada o desvinculada, todo lo cual
representa la cualidad de colaborar contra la destrucción de bosques y
superficie vegetal que se lleva a cabo diaria, continua y
exponencialmente; a veces (y muchas veces) por nosotros mismos.
Seguramente con mayor conocimiento sea posible identificar otras zonas
de colaboración. Especialmente, una de ellas podría ser el valor de la
diversificación. Otra la capacidad de interrelación energética positiva con
entorno inmediato.
Para el caso del ejemplo manejado en el Capítulo 4 (un edificio que
tuviera 0 contacto con el medio) aunque la situación real es imposible,
existe la posibilidad de imaginarlo teoricamente. En esa hipótesis, es
dable suponer que la sofisticación sería tal que, a pesar de tener un factor
de eficiencia igual a 1, haría detentar a la construcción del mismo un valor
de LCA muy alto, conjuntamente con los tiempos ∆Ti y ∆Tf muy largos,
todo lo cual conspira, conjuntamente con la imposibilidad de contar con el
componente de colaboración Av, a producir un valor de bio-integración
bajo. Demás está decir que si Av es 0, el valor total de la ecuación es
también 0.
De acuerdo a todo lo comentado, queda favorecido un equilibrio de los
96
distintos factores intervinientes para lograr adecuados valores de biointegración. Pero los componentes integrados, incluyendo la eficiencia y
la adaptación, no son las únicas exigencias de una actuación
arquitectónica, por lo que consecuentemente, las demandas planteadas
dentro de la proposición numérica son sólo parte de una totalidad, y las
necesidades deben ser valoradas dentro de un conjunto, con una visión
de cabal amplitud, más allá de la que puede aportar la fórmula propuesta
y mucho más aún de lo que se estila hoy en día. Como veremos en el
Apéndice 2, la solución formal presentada que define la aptitud del edificio
es opuesta al más extendido criterio de eficiencia funcionalista, que fija
que un edificio, es más eficiente en tanto y cuanto tiene menos volumen
por área construida y en consecuencia, menos superficie de contacto.
Sin embargo, el uso de la formulación propuesta, puede ayudar no sólo a
revertir los efectos negativos de nuestra actividad, sino también colaborar
a reducir los derivados negativos de otras. Indudablemente, podremos
influenciar aún más positivamente al flujo global de la biósfera. Para
hacerlo, tendremos que saber más y pensar mejor.
Por último, es bueno remarcar que cualquier suposición de pensar en
esta formulación como una “ley arquitectónica” está bien fuera de sus
alcances. La misma intenta sólo ayudar y simplificar un problema de gran
actualidad y altísima confusión, y ser una guía técnica para resolver los
problemas cotidianos de la Arquitectura en el área de la colaboración
medioambiental, y en ese ámbito deberá tratarse. No puede reducirse el
problema general de un hecho arquitectonico, ni en primera ni en última
instancia, a una ecuación numérica, ni a la que hemos presentado, ni a
ninguna otra, por lo que especular sobre valoraciones extrínsecas al área
técnica mencionada, no corresponde. Imposible y absurdo es intentar
catalogar el misterio de la aventura humana dentro de una fórmula
matemática.
97
Esta página fue dejada en blanco
98
Apéndice 2
Un modelo-prototipo bio-integrado-concentrado, de
aplicación en zonas templadas y soleadas.
99
Un modelo-prototipo, bio-integradoconcentrado, de aplicación en zonas
templadas y soleadas.
100
(110) En aquellos inicios y
a lo largo del Siglo XX, sus
promotores lo llamaron
“pureza de la forma”; algo
bien distinto por cierto.
Fue en los años veinte que se desarrollaron vigorosamente los conceptos
más influyentes de la Arquitectura del siglo pasado. Fueron también,
indudablemente, los más destacados. Estos estaban basados en la
simplicidad de la forma,(110) eficiente uso del espacio, utilización de
materiales de reciente desarrollo, sencillez de diseño y eficacia de los
procedimientos constructivos que hiciera posible industrialmente una
repetición ilimitada de los mismos, conjuntamente con una valoración
acentuada en los aspectos mecánicamente funcionales de los diseños de
Arquitectura y equipamiento.
El rascacielos de vidrio de Mies Van Der Rohe se transformó, con el
tiempo, en el ícono de la época. Con su impactante impronta que lo hacía
particularmente apto para fines representativos, la maximización del
espacio utilizable a través la planta libre, la limpieza de la fachada
sustentada en la eliminación de elementos estructurales adosados a la
misma, la disposición central de sus áreas circulatorias, la posibilidad de
repetición mecánica de sus elementos constructivos que lo hacían
particularmente adecuado para los modos de producción que proponían
desarrollarse, sumado al interés especulativo de incrementar el
rendimiento del valor de la tierra empleada mediante la operación de
multiplicación del área de la base en altura, se transformó en una fórmula
exitosa de producción edilicia, desarrollada a lo largo de todo el período, a
mayor o menor escala, que marcó enteramente la ciudad y Arquitectura
del siglo XX, repitiéndose hasta el cansancio en toda ciudad de este
mundo.
En aquella época, ninguno de los grandes problemas que hoy debemos
enfrentar estaban planteados, ni con la magnitud que hoy nos aquejan, ni
con la persistencia de su constante, y parecería inevitable agravamiento,
ni con la dificultad de una cada vez más difícil solución. La destrucción de
los ecosistemas por el avance del hombre no era un tema que mereciera
atención. El consumo energético no era un asunto que inquietara. La
contaminación medioambiental hacia adentro y hacia afuera del hábitat
humano, menos aún. Esta comprendía en aquel entonces y en ese
entorno se discutía, los problemas de tugurización del medio urbano.
Las propuestas se basaban en, justamente, conceptos que hoy
podríamos entender como nefastos. Fórmulas de desarrollo edilicio de
repetición idéntica, con la sencilla y única intención de producir más y más
rápido. Modelos que se desentendían del consumo energético. Gigantes
extensiones para el desarrollo de ciudades. Enormes espacios públicos
convertidos en invivibles monumentos al concreto.
101
No hay duda de que el éxito del rascacielos de vidrio se debe a que era
especialmente adecuado para la forma de pensar, sentir y producir del
siglo. Abstracta simplificación y valor universal. Desarrollo ilimitado y
producción desenfrenada.
Pero también es cierto que a poco de comenzar a construirse empezó a
mostrar sus limitaciones. No todos los programas se adecuaban a sus
máximos postulados. La pretensión estética de absoluta inmutabilidad de
la forma, que llevaba incluso a evitar el movimiento de ventanas y confiar
la ventilación y climatización a dispositivos electromecánicos centrales, lo
hacían especiamente inadecuado para programas de vivienda,
sencillamente porque las personas no lo soportaban. Para ser aceptado
en proyectos habitacionales debían aplicarse cambios sustanciales, en
contrapartida con los edificios de oficina donde probaba ser adecuado. La
relación base/altura y la pre disposición de las áreas de servicio
centralizadas implicaban un corte transversal que hacía imposible el
desarrollo de viviendas con gran desarrollo vertical, a no ser que se fuera
a formas menos elementales que el cuadrado o el circulo, como plantas
en cruz o ángulo. Excesiva apertura y exposición no colaboraba.
Los edificios de vivienda pasaron, a pesar de mantener ciertas
características similares, a mostrar diferencias con el modelo más
representativo de la época. Se mantenían los conceptos de
centralización de servicios verticales, repetición de plantas y fachada
libre, al tiempo que más bajos y menos expuestos. Al contrario de los
modelos en altura destinados a oficinas, el espacio era menos flexible,
pues se incluía el diseño de las viviendas, en disparidad con la planta libre
promovida y resueltamente efectiva de los primeros. En ambos casos
había un beneficio subyacente, si lo miramos desde la perspectiva de hoy
en día, que era y es, su capacidad de concentrar. Sin embargo, dada la
divergencia en altura de los modelos destinados a ambos programas,
amén de otras causas de orden urbanístico, entre ellas que los centros de
las ciudades fueron destinados usos administrativos mientras que los
alrededores eran destinados a vivienda, su capacidad de concentración
no se plasmo en los hechos. Se daba la paradoja de que mientras la
densidad edilicia crecía exponencialmente en los núcleos, la densidad
poblacional bajaba concomitantemente en los mismos.
Cierto es que la última, en los alrededores crecía pero, a pesar de esto, la
desconcentración urbana total, medida como área urbana per cápita
exponía una tendencia creciente, no divergente con la inclinación ya
mostrada en siglos anteriores.(111)Uno de los mayores beneficios del
modelo, mirado globalmente y actualmente, quedaba de lado.
(111) Bruegmann, Robert,
Sprawl, a compact history,
The University of Chicago
Press, 2005.
102
Amén de lo anterior, el rascacielos tuvo múltiples aciertos. Entre los
aspectos positivos podemos mencionar, su valor icónico, simplicidad y
economía de construcción, flexibilidad modular, adecuación a fines
comerciales-especulativos que los transformó en pieza preferida de
desarrollistas privados, cierta eficiencia térmica teórica, debido a su
concentración de área que implicaba una relación envolvente/volumen
reducida, aunque deficiencia térmica real debido a su incapacidad de
inter relacionamiento eficiente con el medio y, por sobre todas las cosas,
aunque desperdiciada, capacidad de concentración poblacional.
También tuvo desaciertos. La falta de posibilidades de intercambio social
es uno de ellos. Los usuarios, sean habitantes u oficinistas, pasaron a ser
desconocidos entre sí. Las zonas de interrelación posibles se redujeron al
ascensor y el hall, ya que las destinadas a vivienda u oficina eran células
estancas. Y las primeras se pensaban para que las personas pasaran por
ellas lo más rápido posible, y se dimensionaban y acondicionaban con
ese fin, sin dejar de aceptar que además tenía una justificación comercial:
las áreas circulatorias eran las que tenían menor valor agregado. La falta
de flexibilidad de los programas de vivienda es otra de ellas, desde que
las tipologías habitacionales venían incluidas y carecían de cambio
posible o, en última instancia, la capacidad de modificación era mínima.
Pero indudablemente, los dos mayores problemas, debido a su
incidencia global, son la falta de concreción real de su capacidad de
concentración poblacional y su absoluta ineficiencia, o más bien,
deficiencia energética.
(112) International Energy
Agency Energy, Worldwide
Trends in
Energy Use and Efficiency
Key Insights from IEA
Indicator Analysis, In
support of the G8 Plan of
Action, 2008. U.S. Energy
Information Administration,
EIA,Independent Statistics
and Analysis. Ver también
gráficas esclarecedoras en
http://ourfiniteworld.com/20
12/03/12/world-energyconsumption-since-1820in-charts/
Como hemos dicho, su utilización no produjo un cambio en la tendencia
historia de aumento del índice área urbana per cápita, mientras que su
proliferación no indujo ninguna reducción del consumo energético
también medido per cápita, sino que por el contrario, éste se disparó
exponencialmente a lo largo del Siglo XX.(112) Esta deficiencia energética,
apreciada mayormente en su comportamiento interno, también se
advierte en la negativa incidencia climática que el edifico genera en su
entorno inmediato. En verano iradia calor, en invierno aporta más frío.
No podemos dejar de señalar que estas características de la Arquitectura
Moderna se mantienen hoy, a pesar de que el mundo haya cambiado
diametralmente. Los edificios se continúan construyendo del mismo
modo. Siguen siendo altamente ineficientes energéticamente a pesar del
que el problema energético se haya cristalizado vertiginosamente. Las
dificultades de interacción social derivados han intentado paliarse de
diferentes formas con desiguales resultados, pero en lo que se refiere al
modelo en sí, continua con las mismas carencias. El aumento del área
urbana per cápita no deja de frenarse. El área de la ciudad continúa sub
103
utilizada. Las condiciones de habitabilidad han cambiado. El estado
sanitario de la ciudad ha mejorado, entretanto la contaminación general
ha aumentado, y si le agregamos el estrés medioambiental, podemos
valorar a la atmósfera ciudadana, lamentablemente, como peor que a
inicios del Siglo XX.
Contextualmente, de acuerdo a lo que hemos venido sosteniendo, en
cualquier proposición que hagamos, deberíamos mantener y promover
los aspectos probadamente positivos del modelo discutido, al tiempo que
transformar sus facetas negativas, y así convertirlo en un elemento de
uso conveniente y beneficioso en los desarrollos de ciudad por venir.
Estas modificaciones deberían de cubrir las necesidades que hemos ido
individualizando en la argumentación principal como elementos a integrar
al hábitat humano de este siglo. Ellas son: aumento de la concentración,
mejora de la calidad de vida, desde un punto de vista tradicional y desde
un punto de vista medioambiental, bio-integración o colaboración con el
ecosistema global a través del inter relacionamiento con el entorno
circundante, intra-ciudadano y extra ciudadano; apoyándose en
herramientas claves como la eficiencia y adaptación medioambiental, y
en un todo vinculado mediante el concepto de sistemicidad.
Si fuera posible cumplir con estos nuevos parámetros en el ejemplo que
desarrollaremos, los cambios o mejoras introducidas inducirán un
resultado superior en el comportamiento general, comparado con el
exponente cuestionado y dado que el concepto más con menos está
implícito en las soluciones buscadas, si satisfacen el conjunto de
propósitos perseguidos, lo que estamos obteniendo es una evolución
sobre el mismo, es decir, un modelo evolucionario.
Antes de comenzar será bueno aclarar que el concepto de “modelo” aquí
utilizado difiere sensiblemente del asentado en el Siglo XX.(113) El mismo
no conlleva el valor de aplicación universal y repetición mecánica, sino
más que nada servirá como prototipo de consulta y ejemplificación, dado
que ha sido evidente, y se evidenciará en las páginas siguientes, que
cada situación promueve soluciones diferentes, y que asimismo es dable
fomentar, desenlaces diferenciados.
Los puntos sobre los cuales trabajar no están desligados entre sí, hablar
de concentración engloba la condensación de las áreas de producción
energética.(114) Del mismo modo, cuando nos referimos a la calidad de
vida estamos implícitamente aludiendo al equilibrio del ecosistema, que a
su vez deriva en la necesidad de concentración edilicia y habitacional,
sumado al problema energético. Por otro lado, no es posible pensar en
(113) Ver Capítulo 3.
(114) Ver Apéndice 3.
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concentrar si no se atiende la calidad de vida, dado que una de las
principales razones del movimiento poblacional de los centros a los
alrededores es debido, principalmente, a la búsqueda por mejorarla.
Para empezar, incidir en la concentración poblacional supone buscar la
forma de que el modelo de mayor altura se adecue mejor a fines
habitacionales, de manera que impacte sobre los índices de densidad
habitacional más que sobre los de densidad edilicia.
Segundo, hemos dicho que el planteamiento de concentrar comprende el
ámbito de la producción energética, pues no sólo se trata de condensar
las áreas destinadas a habitación, sino también de hacerlo sobre el
espacio general que abarca la totalidad de las actividades que el ser
humano realiza; ergo, debemos aglutinar las áreas de generación
energética. Por tanto y dejando una detallada explicación de este asunto
para más adelante (Apéndice 3), la meta será buscar por todos los
medios, que el modelo a desarrollar absorba la energía del ambiente
inmediato para su funcionamiento y dependa menos, o en el mejor de los
casos, evite completamente, la explotación de áreas externas para su
provisión. Esta disponibilidad energética del medio depende obviamente
del lugar de implantación, por lo que entonces, de base, el edificio pasa
necesariamente a tener una característica diferente de sus antecesores y
ésta es que diferirá su interface con el medio dependiendo de su lugar de
implantación. Para el tratamiento del ejemplo que sigue a continuación
optaremos, en consecuencia, por un lugar específico cuyas
particularidades climáticas incidirán en sus rasgos distintivos.
Trabajaremos sobre un modelo que se adecue a zonas templadas con un
promedio de radiación solar de medio a alto. Para la gestación del mismo
nos valdremos de dos fuentes energéticas obtenibles en su propio medio:
el sol y la tierra.
Explorar una forma que nos permita maximizar la incidencia del sol en el
edificio, sobre todo en las áreas habitables es factor clave. La cantidad e
incidencia de la energía solar es dependiente de la época del año. Esto
redundará en una segunda distinción notable y es que el edificio pasará a
ser sol-orientado o incluso sol-orientable, pero sobretodo, sol-eficiente.
En cuanto a la energía a obtener de la tierra, se incrementarán sus
posibilidades en tanto y cuanto su contacto con el suelo sea más vasto.
Aparte de la forma general, pueden incidir y de hecho lo harán, las
disposiciones de planta. Una instancia es tomar la decisión, con la
intención de mejorar las condiciones de las áreas circulatorias, para
hacerlas más vivibles y aptas al intercambio social, de desplazarlas de
105
zonas centrales a disposiciones que accedan a aire y luz. Como
posibilidad surge razonable ubicarlas en los sectores no soleados de la
envolvente externa. La carencia de aire y luz en las áreas circulatorias
típica de los diseños del siglo pasado, podría quedar eliminada en la
búsqueda de orientación solar del edificio.
Por último, si promovemos que nuestro modelo enfrente el problema de la
disminución de la concentración y suponemos que pueda incidir en los
valores generales, debemos de plantear el tema de la escala. Mientras
que por un lado no es posible mejorar índices de densidad moviéndose a
pequeña escala, no hay duda de que el asunto pasa, entre otras cosas,
por un aumento de la altura de las operaciones de vivienda; al mismo
tiempo que no deja de pesar que no parece razonable aumentar la altura
de una ciudad entera, lo cual generaría cambios tipológicos y
morfológicos importantes.(115) Como se ha ido viendo a lo largo de las
décadas finales del Siglo XX, calidad de vida no solo significa mejorar los
índices de contaminación, sea esta del tipo que sea, sino también estar
de acuerdo con necesidades espaciales típicas de cada comunidad, las
cuales se van forjando a través de historia y tradición. Ambas cosas en
conjunto significan que es deseable mantener ciertos aspectos de la
ciudad contemporánea y aconsejable cambiar otros.(115)
(115) Para ver desarrollado
este problema urbanístico
ver Apéndice 3.
Las propuestas para aumentar el índice de densidad poblacional deben
tener dos cualidades. Por un lado, capacidad de promover y generar una
calidad de vida, a todo nivel, comunitaria e individual, superior a la
existente actualmente. Ya se ha establecido que esta es una condición
sine qua non. Por otro, que estos cambios tengan facultad de realización.
La combinación de todas estas tensiones puede llevarnos a soluciones
novedosas. Sin embargo, para seguir avanzando sobre el tema,
debemos de volver un poco sobre las experiencias de décadas pasadas.
Los desarrollos de vivienda en altura de ese período, pueden ser
divididos en dos. Los que se insertan en la cuadricula existente y los que
no. Básicamente la diferencia es el volumen de la operación. Para
grandes emprendimientos se cuenta con terrenos de vasta superficie que
quedan desligados de la retícula ciudadana. Estos emprendimientos han
tenido generalmente una estructura basada en los preceptos
urbanísticos del Movimiento Moderno. Los pequeños, se adecuan al
fraccionamiento existente; generalmente manzanas parceladas con
terrenos tipo tubo que originan construcciones hacia la calle dejando
libres los fondos, los llamados corazones de manzana. Los edificios
construidos, con frente a la calle y fondo al núcleo central, terminan
creando una barrera continua en altura, dejando la superficie central
fragmentada, subutilizada o inutilizada y sombría, mientras las fachadas
106
interiores quedan inexpresivas y agobiantes.
En los años 80 comenzaron a desarrollarse propuestas que promovían la
utilización para fines comunitarios y recreacionales los corazones de
manzana, mediante la liberación del uso del espacio central,
conjuntamente con la implantación de construcciones de baja altura en el
perímetro, posibilitando un buen asoleamiento y por tanto una agradable
atmósfera en el área central. Las propuestas fueron evolucionando y
cambiando, en base a distintas influencias y tensiones, y su uso
extendiéndose, como una solución aceptable y aceptada.
Estas experiencias podrían servirnos para transformar el frío modelo
Moderno en estructuras más vivibles y disfrutables. Si superponemos las
tres cuestiones de orden espacial que queremos resolver, una de orden
urbano y global, el aumento de la concentración, otra de alcance
comunitario, el destino de cierta área para fines de interrelación social, la
tercera, de nivel organizativo interno, integrar las áreas circulatorias a la
vida interna general del edificio, dejando de ser apático espacio de enlace
desprovistos de la mínima calidad espacial, conjuntamente con la
intención de aumentar la eficiencia medioambiental y maximizar la
capacidad de absorción energética, las soluciones podrían ser originales.
Darle mayor importancia al área circulatoria supone dotarla de aire y luz,
lo que a su vez determinaría desplazarla del centro y pasar a ocupar las
zonas asociadas a la envolvente exterior. Si está asociada a la zona de
intercambio comunitario ambas se potenciarán. Para que ésta última
tenga máxima incidencia sería indicado localizarla en el centro. Si
partimos de la retícula ciudadana como elemento base, concentrar
supondría superponer una manzana sobre otra. Pero si pensamos en un
edificio del área de una manzana necesariamente debemos mantener
libre su centro. Esta necesidad, que está asociada a condicionantes de
iluminación y ventilación, asimila la intención de crear un ambiente de
intercambio social en el centro y es consonante con la noción de corazón
de manzana. Con estos preceptos, podemos empezar a imaginar un
edificio, de área de base similar a una manzana, sin definir aún la altura,
que libere el centro como área de intercambio, tenga las circulaciones
asociadas a este y sitúe las circulaciones verticales en las áreas no
soleadas de fachada.
La figura 9 muestra la planta tipo del modelo-prototipo. La forma exterior
se debe a mayor cantidad de asoleamiento en las épocas invernales, la
interior a la búsqueda por la creación de un gran volumen unificador. Este
“espacio vivo” agrupa en una totalidad, la vida social del edificio, su área
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área vivienda
área conexión servicios
área servicios y
circulaciones verticales
Ec
área circulaciones
horizontales
área verde por planta
área verde en base
Figura 9. Planta tipo del modelo indicando sus zonas principales. El área de vivienda
es de absoluta flexibilidad salvo en lo atinente a requerimientos mínimos.Las áreas
verdes, en conjunto, promueven un núcleo vegetal, al cual acceden las circulaciones
horizontales comunes.
circulatoria, su hall y como veremos, su núcleo energético. Las zonas de
circulación vertical están ubicadas de lado en el flanco opuesto al
Ecuador, creando una abertura vertical entre el espacio central y el
exterior. Esta abertura controla el nivel de aislación interno-externo del
núcleo. Rodeando al espacio central se sitúan las circulaciones
horizontales que balconean sobre éste. Siguiendo, hacia el lado externo,
se encuentra el anillo de servicios destinado a conexiones y el aro externo
consagrado a vivienda propiamente dicha. Esta zona será de absoluta
flexibilidad salvo en lo atinente a conexiones de servicios,
emplazamientos estructurales y envolvente externa e interna. La
Arquitectura de la vivienda quedará a cargo del adquirente del área.
Hay varios conflictos para resolver. El primero, si estamos de un edificio
de desarrollo vertical el corazón de manzana interno tendrá entonces
forma vertical. El poder de asoleamiento de un espacio de este tipo se
diluye en forma proporcional a su altura y la desviación del Ecuador que
su ubicación tenga. En forma inversa, cuanto más desplazamiento del
Ecuador, más necesario pasa a ser el asoleamiento. Si no podemos
inyectarle energía solar difícilmente el enorme espacio central pueda
justificarse pues, si es cerrado, el acondicionamiento térmico de tamaño
volumen implicaría un consumo energético desmedido, que es
justamente lo que queremos evitar. Si fuera abierto, implicaría una
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fachada interna por donde se pierde temperatura en invierno y se gana en
verano, creando un excesivo aumento de la envolvente exterior y por
ende, una perdida energética mayor. En ambos casos, la falta de un
ambiente adecuado térmicamente y particularmente soleado en invierno,
condiciona dramáticamente la intención de uso comunitario del mismo.
Podría encontrarse distintas soluciones de cerramiento, pero cualquiera
que no suscitara un acondicionamiento de características naturales,
parece poco probable de ser acogedora.
En última instancia, no hemos resuelto el dilema energético del edificio en
general, con o sin espacio central, más allá de estar dispuesto a que el
edificio sea sol receptor en las estaciones que lo necesiten o que absorba
energía de la tierra. El tema ha pasado a ser nuestro escollo principal, así
que este es el momento de enfrentarlo.
Qué podemos esperar del comportamiento térmico de una envolvente
externa? Sencillamente que absorba la mayor cantidad de energía
posible en el momento que es necesaria y que la rechace cuando es
inconveniente, al mismo tiempo que impida la perdida de calor cuando es
imprescindible que no se disipe. Es razonable además aceptar que,
aunque con condiciones posicionales diferentes, que puede implicar
rendimientos desiguales, los requisitos del techo son idénticos, por lo
que en los hechos su solución y aptitud final pueden asemejarse.
Para resolver esta dificultad a lo largo de la historia de la Arquitectura se
han ideado diferentes elementos, primero fijos, luego de creciente
movilidad y progresiva complejidad. Ventanas móviles con vidrio incluido,
protectores externos e internos móviles que habilitan o impiden el pasaje
de radiación solar, doble ventana y doble cristal con cámara de vacío,
para nombrar sólo algunas de las paulatinas y más cercanas
incorporaciones.
Lo sorprendente es que la piel externa del rascacielos de vidrio carece de
ambas, movilidad y complejidad, por lo que, como ya sabemos, su
equilibrio térmico queda fuertemente condicionado a fuentes externas.
Lógico sería buscar soluciones a través de la evolución de esta tendencia
histórica, interrumpida por el modelo mencionado, y que las mismas
tengan la capacidad de generar mayores ventajas térmicas según cada
circunstancia. El tópico deberá incluir seguramente, mayor complejidad,
más adaptabilidad y mejor movilidad.
Podríamos imaginar un edificio cuya piel total, es decir la totalidad de sus
109
fachadas más su techo cumpla con estas características, dejar pasar el
sol en las estaciones invernales, evitar que el calor acumulado se disipe a
través de su piel, impedir el pasaje de sol en las temporadas veraniegas,
al mismo tiempo que generar ventilaciones y corrientes de aire según
convenga a cada época del año. Adicionalmente debería, como mínimo,
no comprometer la calidad climática del ambiente externo inmediato y en
lo posible, mejorarla.
Figura 10. El Palacio de Cristal de Londres de 1851 explotaba ya las ventajas del uso
del vidrio debido a su peculiar característica de permeabilidad a la radiación de onda
corta e impermeabilidad a la radiación de onda larga.
Para conseguir una mínima transmisión térmica podemos usar el
principio de la botella de vacío de Dewar, que consiste en aislar un
recipiente a través de una cámara de vacío, con lo que se evita la
transferencia térmica por conductividad y convección reduciendo al
mínimo el traspaso por radiación, mediante la aplicación de una
terminación reflejante a la cara interior.
Si la piel exterior imitara estas propiedades, la disipación de calor interior
quedaría drásticamente reducida del mismo modo que la situación
inversa, el ingreso de calor en verano, si la reflexión también estuviera
110
presente en su cara externa. La adecuación del comportamiento al
momento que es indicado el ingreso o rechazo de radiación solar puede
resolverse con dispositivos móviles. Dependerá de su capacidad y
cara interior reflejante
cámara de vacío
cara exterior reflejante
Figura 11. Esquema de la botella de vacío de Dewar. La cámara evita la conducción y
convección mientras que las superficies reflejantes impiden la radiación.
movilidad, la proporción de absorción o reflexión que ésta tenga. Con esta
solución, la disipación y radiación de energía queda drásticamente
reducida, mientras que la movilidad de las protecciones externas
adecuan el comportamiento a la necesidad del momento.
Situación verano
Esquema general
vidrio doble con
cámara de vacío piel exterior
cámara de vacío
Situación invierno
sol incidente
sol incidente
α
Interior
Exterior
α
cara reflejante interior
cara reflejante exterior
α varia en función de la
incidencia del sol
α varia para permitir el
ingreso de los rayos solares.
el dispositivo móvil, una vez
que el ingreso de los rayos
solares no es posible, se
cierra para evitar la perdida
de calor acumulado.
Figura 12. Detalle de los atributos y comportamiento diferencial de la piel exterior del
modelo. La movilidad supone adecuación a las cambiantes condiciones del medio,
tanto verano-invierno como día-noche.
111
Queda por resolver el problema de asoleamiento del corazón interior
dedicado a la zona de socialización, particularmente en invierno.
Pensemos que es posible re-direccionar al sol hacia su interior. Si
usáramos un dispositivo reflejante (es el más sencillo de imaginar) que
cambie la dirección de los rayos solares a lo largo del día, no sólo
conseguiríamos el asoleamiento del espacio, sino que también le
inyectaríamos energía. El concepto general de los paneles solares que
calientan agua no es muy diferente del de la botella de vacío de Dewar, ya
que básicamente el calor obtenido mediante radiación solar es necesario
aislarlo para evitar su transferencia y pérdida al exterior, mediante
procedimientos que limiten la convección, conducción y radiación.
agua
rayo solar
vidrio
terminación negra hacia el exterior,
reflejante hacia el interior.
Figura 13. Típica solución adoptada en los paneles solares térmicos de agua o aire. La
radiación es “atrapada” en el interior mediante el efecto “invernadero” propio del vidrio,
sumado a la máxima absorción de la pintura negra que su cara interior presenta hacia
el exterior. Hacia el lado interno, la superficie reflejante impide la salida de la radiación.
En la figura 13 se ve el corte de un típico panel solar. El tubo de vidrio tiene
en su cara interna una terminación de color negro hacia exterior y
reflejante hacia el interior. Esta solución permite que los rayos solares
incidentes en el tubo penetren a través del vidrio y su color negro,
mientras que una vez absorbidos son impedidos de salir por su
terminación interna reflejante.
Parecería que las soluciones a los problemas que nos hemos planteado
se van aproximando. En principio necesitábamos para el edificio una piel
112
exterior que absorbiera la mayor cantidad de sol posible en invierno y que
al mismo tiempo evitara que este calor de disipe hacia el exterior. Por otro
lado, necesitamos que el techo, aparte de tener el mismo
comportamiento, re direccione los rayos solares hacia la base del
corazón de manzana. Una de las acciones a tomar para evitar la
transferencia de calor por radiación hacia el exterior es que la cara interior
de la piel sea reflejante. Pues bien, porque no usamos esta reflexión para
re direccionar los rayos solares hacia el interior del espacio central?
rayo incidente
vidrio
terminación negra hacia el exterior,
reflejante hacia el interior
Figura 14. Esfera de absorción energética. Todos los rayos incidentes son absorbidos
primero y contenidos despues debido al comportamiento de materiales y superficies
utilizados.
La figura 14 muestra el corte de una esfera teórica donde la cualidad del
tratamiento exterior hace que la totalidad de los rayos incidentes sean
absorbidos, mientras que su cara interna reflejante hace que los mismos
sean reflectados continuamente. El balón se comporta como un “agujero
negro” de absorción energética, donde todos los rayos incidentes son
absorbidos y atrapados mediante infinitas reflexiones. En la realidad,
podemos aproximarnos a este comportamiento con una bola hueca de
vidrio cuya terminación interior es negra hacia el exterior y espejada hacia
el interior.
La figura 15 muestra la distinta capacidad del cono y la semiesfera de
reflejar los rayos incidentes hacia su base, por lo que una combinación
de ambos patrones puede ser usado para llevar los rayos solares desde
la parte alta del edificio hasta su pie.
113
rayo incidente
rayo incidente
α
Figura 15. La diferente capacidad de la forma cónica y semiesférica de redirigir los
rayos incidentes hacia su base.
La incidencia y reflexión de los rayos que alcanzan la zona superior del
edificio es ejemplificado en el corte de la figura 16. Las combinaciones
de la forma cónica y esférica más ulteriores modificaciones e
inclinaciones se deben al ángulo de alcance de los rayos solares, y a que
la porción de estos que entran en la zona baja perpendiculares al eje, o
que derivan hacia una dirección muy horizontal en su base, sean
reenviados hacia arriba para ser nuevamente reflejados con mayor
verticalidad. Esta cabeza absorbente de energía, trasladará la mayoría
de la misma al espacio central del edificio y generará un núcleo caliente
que no sólo climatizará la zona central, sino además ayudará a las aéreas
privadas de vivienda, ya calefaccionadas por el sistema de asoleamiento
de su propia fachada. Esta colaboración energética del núcleo y cúpula
se incrementará a través de conducción y convección natural y mecánica.
El sistema de aire acondicionado natural generado trasladará el calor de
las zonas altas a las bajas e inyectará el mismo en las aéreas que fuera
necesario o indispensable.
La figura 17 exhibe las cualidades que se originan con la movilidad en el
sistema de ventilación natural. En invierno el aire caliente del núcleo
central es enviado hacia la zona de vivienda, más externa y más fría,
descendiendo a través de ésta, para luego dirigirse hacia arriba y
ascender por el área central, en dirección a su nuevo templado. En
verano, el aire que ingresa del exterior atraviesa la zona de vivienda y es
luego conducido al núcleo central, por el cual asciende mediante la
conformación de un “tiro” de convección natural.
114
La piel tendrá la capacidad de absorción máxima de rayos solares en las
épocas de año propicias y la condición de aislar el calor obtenido con la
mayor eficiencia mediante dispositivos fijos y móviles. Dentro de los fijos
podemos considerar la reflexión interior y exterior para evitar la radiación,
la aislación mediante vacío para evitar la convección y el uso de
cobertura movil
cúpula de vidrio
rayos solares
del vidrio de la cúpula
reflectivo hacia el interior,
absorbente hacia el
exterior
revestimiento interior
reflectivo
reflexiones de
la cúpula
Figura 16. La cúpula de vidrio tiene la capacidad de asimilar todos los rayos incidentes
en invierno y re dirijirlos hacia el centro y base del edificio, lo que potencia la
capacidad de absorción de energía del mismo.
materiales apropiados para minimizar la conducción. Los móviles
permitirán o impedirán el pasaje de radiación solar y redistribuirán el calor
mediante sistema de flujo de aire. Los dispositivos móviles serán
indispensables sobre la cúpula en orden de evitar la dispersión del calor
entrante y proteger de los rayos solares en el momento necesario. Del
mismo modo, la cúpula de vidrio será móvil para permitir crear una
115
corriente de ventilación natural en verano y abrir el espacio al medio
exterior en esa época del año.
Este comportamiento de la fachada tiene además el apreciable efecto de
colaborar con el microclima circundante como se aprecia en la imagen 18.
En efecto, una secuela del comportamiento de los edificios actuales es su
propiedad de reflejar los rayos solares incidentes hacia el entorno
circundante. La verticalidad de los rayos permanece en las reflexiones,
Verano
Invierno
cobertura movil
cúpula de vidrio movil
cobertura movil
Figura 17. Comportamiento de los flujos de ventilación en verano e invierno. Mientras
en verano se forma una circulación natural, en invierno es necesario distribuir hacia
abajo el aire caliente por la cara interna de la fachada, completandose el ciclo
naturalmente.
pues las fachadas conservan tal dirección, por lo que podemos asumir
que el valor energético contenido es mayor en tanto menor sea la
proximidad de su contacto en el plano horizontal de la ciudad. La cantidad
de energía de un rayo reflejado es mayor no sólo por su mayor
perpendicularidad sino por la cantidad de energía contenida en el rayo
original. Esto hace que el entorno cercano reciba mayor cantidad de
energía cuanto más cercano el solsticio de verano. En caso de fachadas
no reflectivas, estas se calientan enviando calor hacia la calle y hacia el
interior. El calor que ingresa es expulsado por sistemas de aire
acondicionado al ambiente externo. En suma, el ambiente cercano a un
edificio tiene, en verano, tres fuentes de calor adicionales, la reflexión de
su fachada, la radiación y conducción de su calor acumulado y, el aire
caliente extraído de su interior.
116
Para el caso que nos ocupa, nada de esto sucede pues, los rayos solares
son reflejados hacia arriba, no hacia abajo en verano, la fachada se
calienta mínimamente pues es enteramente reflectiva y el edificio no
acumula calor indeseado, generando un sistema de ventilación natural.
Verano
Invierno
rayos solares
incidentes
rayos solares
incidentes
cobertura movil
cúpula de vidrio
cobertura movil
cúpula de vidrio
reflexiones de la
piel
revestimiento interior reflectivo
de la cúpula
reflexiones de la
piel
reflexiones
internas
Figura 18. Comportamiento del edificio frente al asoleamiento. En verano los rayos son
refejados hacia arriba evitando la incidencia de estos en el entorno de la ciudad. En
invierno son todos absorbidos.
En invierno, el calor deberá ser acumulado y guardado para los días
donde la radiación solar este por debajo del límite indispensable.
Necesitaremos un mínimo de horas de sol para que el sistema entre en
equilibrio, que deberá estar por debajo del promedio general para zonas
templadas soleadas. Las horas restantes de radiación solar pueden
usarse para acumular calor para la noche y los días faltantes. Estos
acumuladores de calor podrán ser naturales y artificiales. Los naturales
serán grandes volúmenes de materiales de gran inercia térmica como
tierra o concreto.
En caso de mayor necesidad energética podremos obtenerla del suelo
profundo. Aunque el equilibrio de ambos sistemas es eminentemente un
problema económico, no debe de olvidarse que como concepto, la
117
Corte longitudinal del prototipo, donde se ve su inserción ciudadana, distribución
funcional, circulación general y comunicación espacial.
118
energía debe ser siempre ahorrada. Por lo tanto, es deseable usar la
energía geotérmica sólo cuando es estrictamente imprescindible.
El sistema de ventilación natural del edificio es altamente eficiente, por lo
que en verano difícilmente sea necesario aire acondicionado. Para los
casos o locaciones donde sea ineludible, puede usarse el fresco del suelo
de poca profundidad para enfriarlo, generalmente en el entorno de los 17
grados Celsius. Con estas soluciones el balance térmico-energético del
edificio será igual a 0, su acondicionamiento climático no demandará
energía que no pueda crear por sí mismo.
Para el final ha quedado la determinación de la altura. Ésta depende de
dos parámetros. Por un lado, la capacidad de inyección solar de la cúpula
y por ende calor, determina el volumen posible a ser mantenido en
régimen de confort y por otro, una oportuna relación con la distancia entre
edificios de la misma especie que permita evitar interferencias.
Ver video en
http://www.matiassambarino.com/projects/project_sensitivehighrisebuilding.htm
La escala del prototipo permite dar cabida a un volumen importante de
habitantes. La efectiva densificación estará supeditada a su altura.
Manejando valores promedio, el edificio podrá entenderse como una
unidad habitacional, con cantidad de habitantes similares a un barrio tipo.
En el caso del ejemplo, en el entorno de 4000 habitantes. Junto a las
metas perseguidas, la operación aportará beneficios adicionales, dado la
escala de concentración habitacional incorporada. Podrá contener en su
base, los servicios necesarios para este grupo poblacional, reduciendo
desplazamientos y traslados, y aumentado el nivel de interrelación social.
119
Si todos los servicios necesarios son cubiertos, el edificio se transformará
en una ciudad dentro de la ciudad, concepto clave para la promoción de
concentración urbana, y opuesto a las tendencias urbanas de fines del
siglo XX, que promovían descentralización a través de varios
instrumentos.
El intento de resolución de las limitaciones de los rascacielos de hoy nos
ha llevado a varias soluciones novedosas. La primera, la creación de
“núcleos energéticos vivos” destinados a recreación, socialización,
circulación y producción energética, unificadores de la vida de la unidad
habitacional. La segunda, pieles externas móviles capaces de adecuarse
a las condiciones climáticas momentáneas y estacionales, además de
colaborar con el microclima circundante. La tercera, es la posibilidad de
destinar grandes volúmenes verticales a vivienda, destino bastante
esquivo en los rascacielos de hoy y necesaria para promover una
concentración de la densidad urbana.
El análisis conceptual de las páginas anteriores nos lleva a descubrir
distintivas características formales que mostrará la Arquitectura del Siglo
XXI con respecto a la del siglo XX. Las diferencias se enumeran a
continuación:
1.-Siglo XX. A forma más simple mejor diseño.
Siglo XXI. La elementalidad de la forma dejará lugar al concepto: la
forma más simple capaz de asimilar la complejidad de la
situación.
2.- Siglo XX. La forma debía ser rígida, abstracta, única, universal.
Siglo XXI. La forma pasará a ser flexible, concreta, diversa,
heterogénea, compleja, adaptada a las condicionantes locales.
3.- Siglo XX. La forma tiene valor por sí misma. Valor intrínseco.
Siglo XXI. Las formas adquieren valor a través de su capacidad de
resolver problemas arquitectónicos, comunes a todos desde el punto
de vista global, variables según su implantación. Su valor será
específico.
4.- Siglo XX. La forma era entendida como estática, inmutable, fija,
inmóvil y absoluta.
120
Siglo XXI. La forma es móvil, variable, versátil, asimila los estados
cambiantes del medio.
5.- Siglo XX. La forma no tiene orientación. Tendencia simétrica.
Siglo XXI. La forma tiene la orientación que convenga a las ventajas
que el medio ofrece. Tendencia asimétrica. Esta asimetría será más
acentuada sobre el eje Este-Oeste.
6.- Siglo XX. El edificio es inflexible.
Siglo XXI. El edificio es sensible, dúctil a circunstancias y
condicionantes de mayor tipo (constructivas, climáticas,
medioambientales, sociales, psicológicas, etc.) externas e internas.
7.-Siglo XX. Eficiencia mecánica.
Siglo XXI. Eficiencia medioambiental.
8.-Siglo XX. Uso masivo de hierro, hormigón y vidrio.
Siglo XXI. Inclusión de nuevos materiales, metálicos, plásticos,
orgánicos, más maleables, resistentes, livianos y con menor valor de
LCA. Materiales locales.
Las diferencias aquí presentadas, surgidas con nitidez a través del
desarrollo de un modelo, que como tal, constituye un patrón formal,
derivan obviamente de la argumentación teórica matriz. Sin embargo,
hemos dejado para el final la que podría ser la más diáfana de todas, no
sólo porque engloba éstas y las otras, es decir, las del plano formal y las
del plano teórico, con lo cual pasa a ser no de forma sino de fondo, a pesar
de no contenerlas a todas, sino por ser una cuestión axiológica básica y
simple que, no por su sencillez carece de valor y no por ser elemental deja
de ser fundamental: La Arquitectura no es un fin sino un medio. Un medio
cuyo fin es mejorar el ambiente donde vivimos, el lugar que habitan el
conjunto de los sistemas vivos del planeta.
Abierto queda el desafío de desarrollar prototipos distintos y distintivos,
que se adecuen a áreas climáticas diversas; que enriquezcan,
singularicen y distingan, las ciudades por venir.
121
Esta página fue dejada en blanco
122
Apéndice 3
El Urbanismo Global
123
El Urbanismo Global
124
(116) La idea de control y
orden, piedra angular del
enfoque Haussmanniano,
es clave para entender el
significado que
“planificación” tuvo en el
Siglo XX. Es a través de
ésta, que el poder central
impone control y orden
sobre los ciudadanos (en
realidad intenta imponer),
indicándole dónde, e
induciéndole cómo, debe
ser su hábitat. Esa es la
principal razón por la cual
gobiernos y planificadores
se han opuesto
sistemáticamente, aunque
no efectivamente, a las
evoluciones naturales del
hábitat, tildándolas de
negativas y hasta nefastas.
Durante su historia moderna, el Urbanismo conoció dos etapas
claramente distinguibles. Hasta mediados de 1800 era visto como una
herramienta de acción parcial, generalmente con el fin de
embellecimiento sobre partes de la ciudad. Desde el París de
Haussmann, la comprensión y la acción sobre las orbes adquirió otra
dimensión. Conjuntamente con la aceleración de la expansión
ciudadana, poblacional y dimensional, se comprobaba un importante
incremento de los problemas inherentes
al funcionamiento y
organización urbana. Este nuevo enfoque, que incluía una suma de
temáticas nuevas de distinta índole, como ser sanitarios,
infraestructurales, de gestión administrativa, junto con la seguridad y
control ciudadano, conllevaba pensar y planificar la ciudad como un todo,
por lo menos en lo relativo a su organización estructural.(116)
Concomitantemente, la utopía hacía su aparición, promoviendo un
desarrollo más profundo del imaginario sobre la ciudad, su organización
posible, su forma admisible, su significado plausible, su proyección
factible. El Urbanismo no era sólo un problema práctico sino también
teórico y a pesar de que la perspectiva abstracta siempre estuvo
presente, su desarrollo y peso conceptual en la compresión del problema
general, adquirieron un notable impulso. A pesar de las distintas
posiciones y suposiciones, las conclusiones rondaban generalmente la
asunción de que una de las razones fundamentales del cúmulo de
problemas era la falta de una planificación central y unitaria, que se
contrapusiera a laissez faire y que, a través del poder y autoridad de las
administraciones centrales, era posible actuar estableciendo o
restableciendo un orden apropiado.
Con el traspaso hacia un nuevo siglo, el movimiento urbanístico fue
tomando un carácter más profundo hasta que, en las primeras décadas
del Siglo XX, se transformó en una disciplina con amplio sustento teórico
que procuraba trabajar con la ciudad en su conjunto y promovía cambios
sustanciales de concepción, cuya meta final era en la necesaria mejora
en la calidad de vida de sus habitantes. Toda la reflexión de la época, que
definía una nueva, y abarcaba una mayor escala de tratamiento de la
cuestión urbana, encontró su punto culminante en las proposiciones del
Movimiento Moderno y sus ideas sobre la ciudad como un todo funcional,
sobre la cual, a través de su teoría y metodología, se fijaban fórmulas de
aplicación, que resolvían, según sus proponentes, los problemas
ciudadanos hasta ese momento identificados y aislados.
Indudablemente, esto significaba una ampliación y modificación
sustancial de alcances y cometidos. Los problemas endémicos que no
encontraban solución debían ser terminantemente enfrentados mediante
125
la intervención de organismos centrales poseedores del poder necesario,
convicción suficiente y organización consistente, como para asegurar la
implementación consecuente de fórmulas infalibles, cuyo desenlace
sería no otro que el éxito indispensable. El objeto y los objetivos de la
disciplina se proyectaban en una nueva frontera. Aumento de población,
deficiencias sanitarias, falta de viviendas salubres, déficit infraestructural,
desorganización funcional, eran aspectos de una realidad penosa que
podían y debían ser resueltos centralmente, todos juntos, de una vez y
para siempre.(117)
Las acciones llevadas a cabo tuvieron un poco de aquello y un poco de lo
otro; cierto éxito y cierto fracaso. Hoy podemos decir que los aspectos
sanitarios de las grandes ciudades están bien mejor resueltos que hace
100 años atrás. La falta de viviendas es un problema, mal que bien,
resuelto en el primer mundo aunque no aún en el tercero. Las faltas
infraestructurales y polución siguen siendo una asignación pendiente.
Las divisiones funcionales tuvieron una culminación dispar, lejana a la
pretendida por sus promotores. Los modelos aplicados, como era
esperable, tenían sus limitaciones.
Pero el mayor fracaso de la época no se debe a consideraciones sobre los
resultados específicos de sus aplicaciones, parciales o totales, prácticas
o teóricas, sino a un componente central de su pensamiento, sus
conclusiones y su modo de actuar. El entender que era posible concebir a
la ciudad y su estructura, en definitiva, al hábitat urbano, según reglas
teóricas abstractas de rigidez absoluta, forma definitiva y aplicación
universal,(118) independientes de cualquier situación local; y que, además,
era deseable gobernarla y transformarla mediante la imposición de las
soluciones teóricas estandarizadas, desconociendo el medio específico y
su lógica intrínseca, el cual era menester ignorarlo o, mejor aún,
eliminarlo.
(117) Para ver una historia
del Urbanismo ver
Siegfried Giedion, Space,
Time and Architecture
(1941) 1962, Françoise
Choay, El Urbanismo.
Utopías y Realidades,
Lumen, Barcelona, 1970
(París, 1965). Leonardo
Benevolo, Origenes del
Urbanismo Moderno,
Ediciones Celeste, 1994.
Paolo Sica, La imagen de
la ciudad. De Esparta a
Las Vegas, Gustavo Gili,
Barcelona, 1977 (Bari,
1970). Benedetto
Gravagnuolo, Historia del
Urbanismo en Europa,
1750-1960, Ediciones Akal,
S.A., 1998.
(118) Note el concepto de
atemporalidad analizado
en el Capítulo 1.
A pesar de la aparición de voces críticas e ideas alternativas a lo largo del
siglo XX, tal característica se ha mantenido bastante constante hasta
nuestros días. Las respuestas han sido siempre generalistas y
universalistas, de imposición de visiones centralistas, a pesar de carecer
del peso suficiente y ponderar que la rigidez inicial se ha ido matizando en
las aplicaciones prácticas y en las propuestas teóricas.
La evaluación de sus resultados ha sido parte de estas páginas y seguirá
siéndolo en las que continúan. Una comprensión cabal de la ciudad no se
ha aún logrado. Algunas de las críticas o autocríticas dentro del Siglo XX
tendientes a resolver, o paliar inconvenientes devenidos de las
126
(119) El cálculo sobre
población y áreas está
hecho sobre la base de
Population Division of the
Department of Economic
and Social Affairs of the
United Nations Secretariat,
World Population
Prospects: The 2006
Revision and World
Urbanization Prospects:
The 2007 Revision and the
2009 Revision. Para el
aumento del área urbana
per cápita se han tomado
densidades promedio de la
ciudades de más de
1.000.000 de habitantes en
1.900 disponibles hoy, el
área urbana de la
combinación y
comparación de
densidades y habitantes
urbanos de 1.900 y 2012.
El cálculo sobre consumo
energético sobre la base
estadistica de International
Energy Agency Energy,
Worldwide Trends in
Energy Use and Efficiency
Key Insights from IEA
Indicator Analysis, In
support of the G8 Plan of
Action, 2008. U.S. Energy
Information Administration,
EIA,Independent Statistics
and Analysis. Ver también
http://www.energybulletin.n
et/stories/2012-0316/world-energyconsumption-1820-charts.
También ver Serge Salat
Directeur, Density – Energy
consumption – Urban
texture Paris / Shanghai
Beijing / Los Angeles
Shanghai / Hong
Kong,Urban Morphologies
Laboratory CSTB
International Institute for
Sustainable Cities, 2000
(120) Ver por ejemplo E. L.
Corthell, Growth and
Density of Population of
Great Cities, American
Association for the
Advancement of Science,
1903.
aplicaciones prácticas, como el problema de la espacialidad urbana,
lograron cierta mejora. Las áreas históricas se han protegido. El respeto
al medio ha ido tomando adeptos aunque aún sin la claridad suficiente.
Sin embargo, los asuntos conceptuales generales son asignaturas
pendientes que hoy, con mayor perspectiva, ampliación del conocimiento
general y nuevas formas de entender el hábitat, podemos identificar
claramente y evaluar pormenorizadamente.
Concretamente, el enfoque del siglo pasado, entendido como el resultado
de la aplicación de las ideas Modernas y sus subsiguientes, ha derivado
en tres grandes problemas. Las graves divergencias entre las previsiones
de desarrollo previstas en los planes de implementación práctica
aplicados y las constatadas en la realidad, la falta de adecuación de la
masa social a las soluciones consignadas, y la desestructuración del
hábitat debido al intento de forzarlo a seguir fórmulas impuestas, sin
comprender y ni siquiera vislumbrar, su lógica de progresión y
transformación. En suma, los modelos y actuaciones promovidas por el
Urbanismo del Siglo XX estaban y quedaron mayormente desvinculados
de las evoluciones reales producidas en el mismo período. Toda esta
situación es el trasfondo de los específicos e irresueltos dilemas
constatados por todos nosotros en el hábitat urbano de hoy, seamos de la
tendencia, nacionalidad o nivel social que sea. Estos son: ineficiente uso
y desuso del espacio urbano, crecimiento sin rumbo, fracaso de los
planes aplicados (que incluyen ingentes sumas de dinero de la
comunidad desperdiciadas) y homogenización del hábitat urbano; a los
que se les suman otros no directamente y si colateralmente derivados,
como la polución y marginalidad urbana.
Además de esta grave situación, hoy debemos enfrentar una suma de
otros problemas. La población mundial ha aumentado 276% desde la
aparición de las ideas Modernas, mientras que la población urbana
lo ha hecho 1244% en el mismo período. El área urbana per cápita se
ha multiplicado por 3, al tiempo que el área urbana creció en 3932% .
El consumo energético medido per capita se multiplicó también por
3 mientras que el consumo de las ciudades se incrementó en un
4852% desde aquel entonces.(119) Tal nivel de crecimiento tiene una
incidencia drástica ya no en la ciudad sino en el planeta todo. Ninguna de
las ideas Modernas pudo ni podría haber enfrentado la situación dado
que la tendencia actual era inimaginable en aquella época, los
estándares de crecimiento hasta principios de 1900 no tenían la
velocidad que luego adquirieron, los datos estadísticos eran difíciles de
obtener, el gran problema recién comenzaba a esbozarse(120). Como
derivado, (pero no el único causante, ya hemos analizado la situación
desde una perspectiva más general en el Capitulo 5), la contaminación
debida a la ciudad es, en su conjunto, la de mayor incidencia en el medio
127
ambiente global. Los fines perseguidos en las planificaciones hasta el
presente han resultado en fracasos, las planificaciones en sí mismas
pueden haber, en ciertos casos, logrado mejoras urbanas, pero si
analizamos el asunto en su conjunto, no podemos sentir otra cosa que
desilusión. El área urbana en cualquier parte del mundo se encuentra
homogenizada y des caracterizada, las ciudades crecen sin ton ni son, a
pesar de los esfuerzos por controlarlas. La discusión está más centrada
en si deben crecer o no, en vez de cómo deben de hacerlo, y cuando se
habla del cómo, este es siempre disociado del medio. El uso de suelo
urbano es francamente ineficiente. La ocupación del territorio tiene aún
peores condiciones. La calidad de vida de las áreas urbanas es mala y va
empeorando, mientras que la contaminación aumentando, sin que
ninguna planificación que esté operativa a lo ancho o largo del globo
enfrente toda la situación salvo en aspectos limitados y parciales.
Debemos actuar y debemos en lo posible, intentar no equivocarnos, o por
lo menos, equivocarnos menos. El punto inicial para trabajar sobre la
condición actual es aceptar que la comprensión de la dinámica ciudadana
no puede lograrse con el estudio de su propia área sino que es necesario
abarcar una zona mayor(121). Podemos convenir que el problema urbano
rebasa los límites tradicionalmente aceptados de lo que se entiende por
“ciudad”. Su contaminación no le queda circunscripta, sus recursos son
dependientes de área externa, la masa construida asociada no puede
delimitarse dentro de un perímetro aceptable. Aún más, como las
ciudades se complejizan, demandan mayor cantidad de insumos
externos, lo que hace que el territorio sea paulatinamente ocupado por
actividades no directamente ciudadanas, ni consideradas hoy como
ciudad, pero que son necesarias para servirlas. La tendencia es
exponencial.
Pero una vez que estudiamos la escala “regional” nos damos cuenta que
tampoco alcanza, ésta no existe como elemento unitario independiente,
ni permite explicar el sistema ciudad desde una perspectiva ampliada, y
mucho menos, total(122).
(122) Otros movimientos,
más actuales, como el
Nuevo Urbanismo por
ejemplo, han contemplado
que los problemas de la
ciudad no pueden ser
resueltos analizando sólo
el área de la ciudad, por lo
que se necesita
comprender toda su área
de influencia, para poder
actuar con ciertas
posibilidades de éxito. Ver
Peter Calthorpe, William
Fulton, The Regional City,
Planning for the end of
Sprawl, Island Press, 2001.
Sin embargo, hoy debemos
entender que la escala
regional no es adecuada.
Esta por sí sola no permite
comprender la dinámica de
una ciudad. La región
económica de una ciudad
no tiene un área
delimitada, la región
ecológica no existe pues,
primero, es imposible
dividir en regiones
ecológicas a no ser que se
piense que las selvas son
independientes de los
desiertos y, luego, porque
el entorno medioambiental
de la ciudad de hoy no
puede establecerse en un
área delimitada, sino que
su efecto sobre el
ambiente es global.
Podríamos preguntar:
Hasta dónde influencia el
monóxido de carbono
emitido por la ciudad de
New York? Tampoco
existen regiones de hábitat,
pues las migraciones
humanas son muchas
veces supranacionales y
de orden global. Ningún
barrio suburbano latino en
Estados Unidos podría
explicarse mirando la
cuidad a escala regional,
tampoco los barrios y
(121) (Ya en 1960 Kevin
Lynch (Kevin Lynch, The
Image of the City, HarvardMIT Joint Center for Urban
Studies Series, The Mit
Press, 1960) se planteaba
el problema del aumento
de la escala. Los
problemas de la ciudad no
podían ser resueltos
mirando solo a la ciudad
misma. “Una clara y
exhaustiva imagen de la
región metropolitana entera
es un requerimiento
fundamental para el futuro.
Si ésta puede ser
desarrollada, subirá la
experiencia de la ciudad a
un nuevo nivel, un nivel
proporcionado con la
unidad funcional
contemporánea.” Lynch
pensaba que la ciudad del
futuro no iba a ser ni
gigante ni estratificada
pero percibía el problema
de la continuidad y
constante transformación.
“Será un complicado
patrón, continuo y entero,
aún intrincado y móvil.
Deberá ser plástico a los
perceptivos habitos de
miles de ciudadanos,
abierto al cambio de
funciones y significados,...”
y aún: “Deberá hablar de
los individuos y su
compleja sociedad, de sus
aspiraciones y sus
históricas tradiciones, de
los ambientes
naturales,…..” Pág. 119)
128
ciudades creados por
migraciones alemanas en
el sur de Brasil, como
tampoco cualquiera de las
infinidad de migraciones de
escala similar a lo ancho
del planeta, de este siglo,
del pasado, ni de los
anteriores, para no pensar
que las migraciones
globales son un fenómeno
del momento, ni las
migraciones hacia la costa,
eje central del movimiento
poblacional mundial actual,
al cual estamos
atendiendo. El hábitat
humano es un sistema total
y como tal hay que
estudiarlo y comprenderlo.
En consecuencia tampoco
a escala regional puede
resolverse el problema del
sprawl. “El antídoto no es
un simple, estatico borde,
como algunos piensan. Los
bordes regionales son
mucho más complejos y
multidimensionales. Ellos
deben ser el resultado de
un conjunto detallado de
análisis medioambientales,
económicos y
demográficos. El proceso
de determinar el borde
apropiado es quizás tan
importante como la línea
misma porque esto hace
que la gente piense
regionalmente sobre
muchas cosas
simultáneamente.” (Pág
64) Cabría preguntarse:
este es el fin del sprawl,
con las orbes alrededor del
mundo creciendo
exponencialmente? Sólo
era cuestión de definir bien
los limites? Como se ha
mostrado, las ciudades que
impiden crecimiento de
área urbana y movilidad
vehicular dejan de crecer a
costa de mayor crecimiento
en otras, (ver (86)) por lo
que regionalmente tal
comportamiento sería
imposible entender. De
hecho, pasa que ciertos
lineamientos que pueden
verse exitosos y
beneficiosos a escala
regional, terminan siendo
dañinos a escala mayor.
Cien años después del salto de escala que derivo en el Urbanismo
Moderno debemos de dar otro, bien más grande, de forma de atender la
compleja situación actual. A esta nueva escala puede llegarse por tres
caminos distintos.
La primera, que podemos tildar de “funcional”, la acabamos de analizar; la
influencia y necesidades de una ciudad no queda circunscripta dentro de
su área, ni en su región, sino en una superficie sumamente mayor.
La segunda, la entenderemos como “sistémica”. Si somos capaces de ver
al ser humano como integrante de un todo social de intercambio
recíproco, enseguida comenzaremos a percibir que es un sistema, que
tiene una red de relaciones, que conlleva una estructura y que lleva a
cabo un proceso. Una parte importante de la estructura que lo sostiene y
que permite la configuración de sus redes de relaciones es, justamente,
su hábitat. La ciudad en sí misma es, por tanto, un sistema que puede ser
individualizado como parte del sistema total y como tal, sólo puede
entenderse si se comprende su interrelación sistémica. Es decir, de qué
forma y qué nivel ocupa dentro del conglomerado de sistemas que
integra. Cómo se acopla. Cuál es su papel. Recuerde el concepto de
sistemicidad. Sistemas dentro de sistemas interrelacionados y
cooperadores. La estructura total del sistema es justamente lo que nos
debería tocar, el espacio físico que, hasta ahora, ha sido objeto del
Urbanismo sólo parcial y sectorialmente.
Una orbe, sea cual sea, es parte de un sistema extendido y ampliado que
comprende a todas ellas y al hábitat en su conjunto, por lo que su sentido
no puede comprenderse, ni sus problemas resolverse, ni el de una ni el de
todas, si no se comprende la dinámica del sistema que las determina y
engloba. Por lo que estamos viendo, el Urbanismo debe incluir la totalidad
del hábitat como su objeto, pues dividir a la ciudad del sistema total no
puede hacerse so pena de caer en grandes equívocos y
129
contradicciones(123).
La tercera es “ecológica”. Sabemos que la ciudad, como conjunto, o más
bien el hábitat todo, el cual tiende a ser cada vez más urbano, debido al
volumen poblacional, dimensión alcanzada y constante crecimiento,
sostenido en su forma de producción y apropiación, es el gran
contaminador del ecosistema global. Por tanto, debe ser analizado y
manejado en forma total. Si vemos al hábitat humano como un todo, es
posible dividir, por lo menos teóricamente, el área que abarca y el área
que no. La parte habitada y el medioambiente deshabitado. Ambos son
sistemas. Sobre el primero ya hemos ejemplificado. Sobre el segundo no
hay dudas. El medioambiente planetario engloba infinidad de procesos;
todos juntos permiten la existencia y desarrollo de la vida en la biósfera. El
proceso general que conlleva el último es el de dar las condiciones de
vida y habitabilidad; el hábitat humano el de promover, de la manera más
eficaz posible, el desarrollo de múltiples procesos de la sociedad humana
en su seno, al tiempo de cooperar en la cualidad de habitabilidad del ser
humano. En consecuencia, ambos sistemas están absolutamente
interrelacionados. La capacidad de uno incide en la cualidad del otro y
viceversa. En tal situación actuar en uno implica interactuar en el otro.
Toda acción sobre el hábitat implica una reacción en el ambiente.
Interrelacionadas están, y deberán estar, sin o con pesar, las acciones
para hacerlas realmente efectivas.
De lo anterior se induce que el hábitat humano y su cristalización artificial
física, la masa construida, no es sólo la estructura del sistema de
interrelaciones sociales humanas sino que es, además, el vínculo entre
éste y el medioambiente. Para ser eficiente y efectivo deberá promover
combinadamente las cualidades de ambos. El concepto de colaboración
entre ambas y en particular del área construida hacia el medioambiente,
no es otro que la noción de bio-integración(124).
Sin embargo, existe una segunda interrelación, que se establece entre el
hábitat humano propiamente dicho y la masa construida. Si la masa
construida no está de acuerdo al hábitat, que engloba mayores
consideraciones, en particular la cualidad medioambiental, sucede lo
comprobado a lo largo del Siglo XX: polución medioambiental,
disgregación social e inadecuación espacial. Si la masa construida
beneficia las necesidades del hábitat, estas desagradables
consecuencias, ni suceden, ni sucederán. En esa coyuntura surgirá la
integración simbiótica de ambas, una unión acertada, adecuada e
indivisible del espacio ocupado por el ser humano.
Como la interrelación social humana es cada vez más densa, y su
(123) Ver También Capítulo
6.
(124) El significado de
hábitat conlleva una carga
medioambiental que no
puede asignarse
directamente al de “masa
construida”. Por tal motivo
se ha introducido y usado
con insistencia a pesar de
ser una palabra olvidada
en la literatura urbanística.
El concepto de hábitat
supone una cualidad
medioambiental que es
necesario, como mínimo,
mantener dentro de cierto
rango, para que la
habitabilidad sea posible, y
que es deseable mejorar,
para que ésta prospere.
Implícitamente, el concepto
atiende a muchas de las
ideas que, explícitamente,
estamos desarrollando en
el texto.
130
actividad cada vez más intensa, la dificultad de separar las partes de la
totalidad y aún, de reconocer cuál parte afecta a qué zona del planeta,
aumenta considerablemente sino infinitamente, si se llegara a presumir
que un enfoque de esa naturaleza pudiera tener alguna posibilidad de
utilidad. En conclusión, ofrece mayor proyección de suceso, entender
que la contaminación es global y que la colaboración para paliarla debe
ser total, apoyándose en que dicha colaboración depende de todos y
cada uno de los integrantes del sistema, por lo que la comprensión
íntegra, depende del estudio del hábitat como un todo.
Por tres lados diferentes, hemos llegado a la misma conclusión. No se
puede comprender y menos aún resolver, la dinámica ciudadana si no se
estudia su interrelación total y esta totalidad quiere decir el hábitat en su
conjunto. Sin embargo, debemos aceptar que los dos últimos caminos
nos permiten una visión más clara, acabada y profunda del problema
general, por lo que seguiremos a través de ellos combinadamente.
La diferencia de escala es abismal. Tan abismal que tenemos que
empezar a pensar en una conversión del concepto de “Urbanismo”. Este
ha sido entendido como “el estudio de la planificación, desarrollo, reforma
y ampliación de las ciudades junto con su ordenación y organización”.
Aquí lo entenderemos como la disciplina que busca la mejora y
adecuación del hábitat humano a las necesidades de éste, en
concordancia con el ecosistema total. El urbanista no estará entonces
enfocado en la ciudad, sino en el conjunto de acciones y actuaciones
estructurales sobre el hábitat humano, totales o parciales, pero siempre
interrelacionadas, calibrándolo en absoluta comunión con el medio
ambiente planetario.
(125) Ver Capítulo 5. (84)
Dijimos que los seres humanos son, en su conjunto, un sistema de
interrelaciones. Estas interrelaciones van en aumento, acompañando el
crecimiento social y cultural, y también poblacional. Por tanto la
configuración de sus redes de relaciones cambia constantemente. Se
hace cada vez más grande y cada vez más densa. El sistema social
humano cumple con varias propiedades emergentes, una de ellas, que
tiene amplias repercusiones sobre su hábitat, es su cualidad de autoorganización(125). Si el sistema es auto-organizado también lo es su
estructura. Por tanto, ésta debe responder a continuos cambios que el
sistema produce y permitir, mejorar y catalizar las configuraciones de las
redes de relaciones. Podemos definir al hábitat como la estructura
cambiante de un sistema social humano auto-organizado, que se adecua
constantemente, y debe adecuarse, a las modificaciones, aumentos o
cambios de las configuraciones del sistema, para permitir que las
interacciones de la red se efectúen y sea posible que sus procesos se
131
lleven a cabo. Cualquier elemento estático, que no se pliegue a las
cambiantes redes de relaciones impide la efectividad de los procesos.
Con la evolución del sistema se va formando una red, y por tanto un
hábitat, cada vez con mayor nivel de interrelación y complejidad.
Dentro de los cambios promovidos por la auto-organización, existen
muchos de incidencia espacial y algunos con marcada influencia
territorial, por lo que podemos evaluar que una de las consecuencias más
directa es sus continuos cambios sobre el territorio. Luego, algo que
aunque elemental es esencial, si el hábitat sigue y debe seguir la continua
alteración de configuraciones, tendrá necesariamente transformaciones
y metamorfosis espaciales y territoriales continuas. Será necesario
comprender y evaluar las posibles proyecciones del sistema para poder
actuar en consecuencia; no podemos planificar desconociéndolas. A
escala global, nos hemos referido a tres(125). La migración y concentración
poblacional en las ciudades y en la costa, junto a la caída de la densidad
urbana.
La auto-organización promueve cambios que benefician al sistema, en
todo y en parte. Una es la capacidad de estimular procesos de
socialización y culturización en relación a la concentración. En efecto, los
hábitats concentrados generan mayor complejidad e interconexión de las
relaciones humanas, lo cual deriva en mayor desarrollo social y cultural.
Otra, la cualidad de producir procesos de eficiencia medioambiental en
función de su concentración.
Si el sistema social humano tiene ciertos lineamientos de progresión, la
masa construida los seguirá y reaccionará en función de éstos, por lo que
se deducen varias cosas. Primero, reacciona a la acción del sistema de
migraciones poblacionales y todo cualquier otro comportamiento social
humano que tenga incidencia espacial. Segundo, es una reacción a la
cualidad cultural del ser humano. Tercero, es una reacción al nivel
económico de la sociedad humana. Cuarto, es una reacción al nivel
tecnológico del ser humano. Quinto, es una reacción a las condiciones
históricas del medio. Sexto, es una reacción a la acción del medio. Como
actúa en respuesta a las acciones del hombre por un lado y las
características del medio por el otro, podemos decir que su
comportamiento esta intrínsecamente asociado a ambos. Si la masa
edificada se comporta siguiendo la evolución y el proceder de las
relaciones humanas, debe conocerse a éstas, en por lo menos sus
características y tendencias principales, y en como mínimo las que más
influyen en su conformación, la cual dependerá de su nivel, estado y
proyección social, cultural, tecnológica y económica, junto a su ubicación
y condicionantes ambientales, para poder proponer, con cierto grado de
132
éxito, su probable proyección futura y su deseable, si se estableciera
ajustadamente y cuidadosamente como convenientemente modificable,
corrección ulterior. Se desprende que la masa construida tendrá
comportamientos de índole global, transformaciones territoriales y
conformaciones espaciales generales, y de índole local, características
culturales, sociales, económicas y políticas particulares, adecuación al
medio ambiente local, que producen, todas juntas y en diferentes grados
de combinaciones, resultados espaciales únicos y sorprendentes, como
puede verificarse en cualquiera de los hábitat humanos tradicionales en
todas partes del globo.
Esta elemental cuestión, que al lector le parecerá obvia, nunca fue
cabalmente entendida en el Urbanismo del Siglo XX. Los planteos de la
época fueron intentos de respuesta a situaciones particulares, derivadas
del estado de la ciudad, y para paliar deficiencias a todas luces nocivas
para el bienestar físico y social del ser humano. Y la respuesta fueron
diseños de estructuras urbanas fijas y universales, es decir, no eran
previstas alteraciones a lo largo del tiempo y eran aplicables en todos y
cada uno de los lugares posibles. Luego de años de experiencia y
pasando ya la mitad del Siglo, pudo entenderse que la masa edilicia no
seguía los lineamientos urbanísticos la mayoría de las veces, y las
situaciones cambiaban no en el sentido esperado por las planificaciones
aplicadas.
Pero lejos de suponer que esto se debía a las causas más arriba
descriptas, se pensaba que las deficiencias respondían a que los
instrumentos no eran los más adecuados, o que las acciones e
instituciones que las aplicaban carecían del poder suficiente para que los
instrumentos tuvieran la fuerza necesaria, o ambas cosas a la vez. La
solución era entonces corregir y cambiar los instrumentos a aplicar y
dotar a las administraciones de mayor poder. Ambas cosas se hicieron,
nuevos instrumentos aparecieron, mientras que las instituciones
encargadas de la administración territorial buscaron mayor poder para
aplicarlas. Hoy nos enfrentamos a que la situación no ha cambiado o,
peor aún, ha empeorado, dado que la condición es todavía más forzada.
El mayor esfuerzo de recursos y dotación de poder de las
administraciones ha generado más acciones gubernamentales con
menores resultados y mayores conflictos.
Ninguna de las dos situaciones podría haberse dado si se hubiera sido
consciente de lo dicho anteriormente, que la masa edificada sigue los
comportamiento poblacionales y sus cualidades asociadas. Por tanto,
son de transformación continua y sus proyecciones futuras son
imposibles de entender si no se comprende la lógica de auto-
133
organización del sistema.
La emergencia de la auto-organización de la sociedad humana establece
una particular cualidad de su hábitat. Si bien el fenómeno original surge
de la interrelación social y no de su estructura concretamente, hemos ya
establecido que la primera define la segunda. Sin embargo, la cualidad
emergente que se produce en el hábitat humano tiene una dosis mayor de
complejidad que no es automáticamente atribuible a la autoorganización. Si bien podemos percibir que en condiciones similares,
económicas y sociales, los comportamientos entran dentro de un rango
común, a pesar de manifestarse en lugares diferentes y hasta no
vinculados, la morfología definitiva de la masa construida en distintos
hábitats no es coincidente sino disidente, lo cual, más que asignable
unicamente al efecto medioambiental como fenómeno discordante,
recae en un rango bien amplio de contingencias. Es decir, el diseño
resultante total del hábitat es dependiente de la auto-organización pero
no es exclusivo de ésta, sino que existe una sumatoria de condicionantes
adicionales, integradas en mayor número y grado, asentada en su
proceso histórico, que promueven una propiedad emergente sobre la
estructura del hábitat, más allá de la auto-organización de su sistema de
relaciones(126). Al intentar modificar sus patrones morfológicos, ésta se
resiste ampliamente, lo que indica que la conformación espacial tiene
fortaleza y arraigo bien profundo, lejos de la imputación de “simple”,
“casual” o aún “caprichosa” en la expresión espacial de una sociedad.
Llamaremos a esta propiedad auto-diseño.
El concepto puede asentarse sobre la base de algunas comprobaciones
ya hechas. La transformación del hábitat recorre caminos distintos de
planificaciones cuando éstas no le corresponden. La estructura del
hábitat sigue lineamientos similares en condiciones semejantes
(políticas, económicas, culturales) sin que estos comportamientos hayan
estado de algún modo vinculados y/o planificados. La elección espacial
de la masa social tiende a dirigirse hacia espacialidades coherentes con
estos niveles, rechazando espacialidades impuestas. La coherencia de
niveles, que puede ser atribuida a la auto-organización no alcanza para
explicar el específico resultado espacial en cada lugar particular, que
abarca un mayor refinamiento y supone un superior discernimiento(127).
La forma del hábitat es dependiente de la totalidad de operaciones sobre
el medio llevadas a cabo por el conjunto de la masa social.
(126) Sociedades con igual
nivel socioeconómico no
tienen un hábitat idéntico,
sociedades con igual
medioambiente tampoco.
(127) Ciudades con cierta
similitud en sus tradiciones
politicas y culturales
también difieren en la
definición final de su
espacialidad.
En suma, el diseño resultante total del hábitat, lo que incluye cualquier
punto parcial, es la sumatoria no aritmética y no lineal, es decir, una
condensación o compilación sintética de envergadura histórica, del
conjunto de operaciones sobre el medio, realizadas por la totalidad de la
134
masa social, planificadas o no, que sigue un patrón de auto-organización
y se amolda a través de infinidad de factores, globales y locales,
económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales (ver capítulo 4);
y cuyo resultado adquiere congruencia, afirmada y consolidada en la
interacción, al tiempo que alcanza una robustez y vitalidad tal, que ignora
cualquier actuación que se oponga o diverja de (y que en última instancia
sólo haría demorar) su irreversible lógica evolutiva.(128)(129)(130)
(128) El término
“irreversible” no está usado
en el sentido de que sea
única, lo que se podría
interpretar como que se
pretenda de que exista un
camino predeterminado,
concepto que ya hemos
aclarado. El vocablo está
destinado a establecer que
tal evolución existe, no es
evitable y además, es
direccional, va en un
sentido, no en el opuesto.
(129) Un notable derivado
del concepto de autodiseño es que la forma de
la masa construida tiene
una generación no
centralista a la cual hemos
llamado a-centralista, para
distanciarlo del concepto
de descentralización; lo
que potencia las
posibilidades de igualdad
de la estructura social,
aunque no es creadora de
la misma per se. (ver
Capítulo 5). La generación
de la forma es, entonces,
independiente de la
estructura social (a no ser
que se fuerce
centralmente) pero
consecuente con ésta. Así,
aunque su generación sea
a-centralista su estructura
final puede ser
centralizada, como de
hecho lo es. Una cosa es
autónoma de la otra. La
confusión a llevado a
autores a pensar que si la
generación es
descentralizada implicaría
una tendencia a la
descentralización de la
estructura ciudadana. (ver
por ejemplo Michael Batty,
Cities and Complexity,
Understanding Cities with
Cellular Automata, AgentBased Models, and
Fractals, The Mit Press,
Cambridge Massachusetts,
London, England, 2007) Tal
situación no ocurre pues la
estructura final, como ya
hemos aclarado, sigue la
estructura social.
Por otro lado, no podemos
dejar de divergir con la
elección de sus
“conductores de cambio
urbano” en su modelo
sistematizado de
transformación urbana. La
evolución de ciudades no
es aleatoria ni caprichosa,
del mismo modo que no
existe el accidente histórico
(ver pág. 21). Su ejemplo
para el caso, que se refiere
a la fundación de Londres
es perfecto para verlo. El
ejército romano que instaló
el campamento del lado
norte del Támesis debido a
la asunción de que luego
marcharían hacia ese lado,
una decisión que él mismo
llama de “conveniencia”,
supone una clara
evaluación de necesidades
y posibilidades, bien lejano
del concepto de
accidentalidad o
aleatoriedad.
Lo que no podía prever el
jefe encargado de tomar la
decisión, ni tenía sentido
que lo hiciera, es que la
evolución de ese
campamento iba a derivar
2.000 años después en
una ciudad de 10 millones
de habitantes.
Imprevisibilidad no quiere
decir aleatoriedad ni
accidentalidad, cosa que
podría argumentarse si se
hubiera tirado una moneda
al aire para decidir donde
instalarse. Tampoco fueron
“caprichosas” ninguna de
las decisiones sobre el
área que se tomaron en los
tiempos siguientes, donde
se siguió readecuando y
ampliando las
instalaciones, de acuerdo a
las necesidades de cada
tiempo, algo que suena
bastante lógico y
coherente, a pesar de que
tampoco pudieran prever el
futuro lejano. Decir que la
creación de Londres es un
accidente es como decir
que las decisiones del
actual alcalde carecen de
sentido porque no puede
prever lo que pasará
dentro de 2.000 años. O
que los habitantes del
Londres del año 4.000, si
existieran, dijeran que el
trabajo de la alcaldía de
hoy era aleatorio pues no
podían ni imaginar cómo
sería la ciudad para aquel
entonces. Seguramente el
alcalde no esté de
acuerdo. El gradiente de
imprevisibilidad depende
del tiempo transcurrido.
Podemos prever
exactamente como será
Londres dentro de un
segundo, muy
acertadamente en un mes,
acertadamente en un año,
con cierta dosis de certeza
dentro de diez, y
seguramente con cero
certeza dentro de 2.000.
Pero eso no quiere decir
que los habitantes del
Londres de hoy, o de
cualquier momento
histórico, sean unos locos
o tomen decisiones al azar,
sino que las toman en
función de su nivel de
conocimiento y capacidad
de entendimiento de las
necesidades momentaneas
y previsiones futuras. Y es
esa, justamente, la
cualidad que hace la
diferencia. La evolución de
Londres no tuvo nada de
caótica, a pesar de que
pueda haber habido
momentos caóticos o que a
alguien se le ocurra decir
que el Londres de hoy es
caótico, y menos que haya
sido una sucesión
desconectada de cambios
aleatorios, sino que siguió
un camino coherente que
demuestra una perfecta
lógica evolutiva, que
podemos aún tildar de
“natural” ya que nadie se
encargó de tal cuestión,
donde los pasos se dieron
a través de la constante
readecuación y adaptación
de la infraestructura y
equipamiento existente de
acuerdo a las necesidades
de cada momento,
delimitadas por la
consecuente progresión de
sus aptitudes técnicas y
tecnológicas, establecidas
en su nivel de acumulación
de conocimiento tecnocientífico, sumadas a la
relativa amplitud de
proyección sobre la visión
de sus posibilidades
futuras.
(130) Si el hábitat y la
masa construida son la
estructura del sistema
social humano, podemos
inferir que la evolución
de su cultura y
conocimiento, no es
diferente de la progresión
evolutiva de su hábitat.
En efecto, ésta también va
transformándose a través
de una condensación y
compilación sintética de
envergadura histórica, del
conjunto de conocimiento y
cultura, producido por la
masa social, cada vez más
interrelacionada. Ver
Capítulo 1 y 2. También
podría deducirse que la
cultura y el conocimiento
fueron intentados controlar
a lo largo del Siglo XX,
algo que no ha pasado
para nada desapercibido.
135
Corolario no menor, promover la red de interacciones beneficiará al
hábitat y su diseño emergente. Pero este beneficio no sólo se hace
palpable en la cualidad de esta emergencia, sino que es, también, una
propiedad intrínseca de cualquier red de relaciones. Si el sistema, y por
tanto, su estructura, tiene mayor capacidad de combinaciones de nodos
posibles, tenderá a la eficiencia y la adaptación de manera más fluida.
Pero aún más; más interconexión quiere decir mayor libertad de
intercambio y menor dependencia de enlace. Por lo tanto un hábitat con
más interrelaciones significa que alberga una sociedad más libre e
igualitaria. Ésta se logrará con la tendencia a la a-centralidad y la hiperdensidad relacional (90) de la mega ciudad lineal.
El caso es que las evoluciones del hábitat humano sólo siguieron los
lineamientos urbanísticos cuando estos se le adecuaban. En
consiguiente, las acciones dirigidas centralmente sobre el territorio
pueden catalogarse de dos tipos. Las que siguieron el proceder del
sistema natural y las que no (independiente de la consciencia o
inconsciencia de tal situación). Las primeras fueron exitosas, las
segundas no. Puede verse claramente, por ejemplo, en la construcción
de carreteras. Éstas han seguido generalmente los trazados previos,
creados a través de la infinita interacción de generación tras generación,
salvo en los casos donde un nuevo nivel tecnológico permitió modificarlos
y mejorarlos, pero siempre reforzando un comportamiento previo que se
preveía crecer(131).
El no haber comprendido que el hábitat humano es la estructura que
define la configuración o patrón de un sistema auto-organizado y mucho
menos sus profundas implicancias políticas, filosóficas, ecológicas y
morales, hizo de la planificación urbana del Siglo XX el más
desproporcionado, irreal y absurdo esfuerzo por gobernar el hábitat
humano en contra de sus propias reglas naturales(132). El entenderlas, nos
permitirá trabajar a favor de ellas. La relación entre el universo planificado
y el universo no planificado no será divergente sino convergente,
generando un equilibrio entre las, bien entendidas, necesidades
colectivas y la libertad individual. En ese escenario, emergerá una nueva
integración simbiótica, ahora entre el universo planificado y el autocreado, una interacción de colaboración que hará más rico, coherente y
congruente, el ambiente donde vivimos. Ésta estará basada en que el
hábitat sigue la auto-organización y se materializa a través del autodiseño mientras que la planificación, consciente de los procesos
implícitos, se anticipa a estos, los promueve y direcciona.
(131) El caso de la
modificación puede
inscribirse dentro de “su
deseable, si se
estableciera ajustadamente
y cuidadosamente como
convenientemente
modificable, corrección
ulterior” visto en las
páginas anteriores.
(132) El lector pensará:
nada distinto de lo que ha
pasado entre gobiernos y
ciudadanos.
136
(133) Será por ese motivo
que sentimos más
sensación de libertad en
cuanto el ambiente es más
natural y más sensación de
opresión en cuanto el
ambiente es más urbanoplanificado? Es decir,
cuanto más planificado,
más opresivo. (Puede
notarse el ahogo por
ejemplo, en los barrios
creados mediante la
repetición idéntica de
tipologías.)
(134) Los programas
urbanísticos del Siglo XX
se olvidaron de tan
elemental cuestión.
Necesariamente, si se
planifica a través de
modelos abstractos fijos, la
forma termina adquiriendo
mayor relevancia que la
razón para la cual fue
creada. Como que los
seres humanos debían ser
obligados a vivir en
determinadas estructuras
urbanas debido a un fin
formal perseguido a
ultranza. El concepto se
manifiesta a través de dos
tipos de posturas. Ya sea,
mantener la ciudad tal
cual está, con límites
fijos y sin modificación
de forma, ya sea,
construir según un
modelo abstracto,
En ese entorno cambia incluso el concepto hasta ahora entendido de
“planificación urbanística”. Ésta era vista como una herramienta de
control e imposición donde el grupo dirigente obligaba y cambiaba las
supuestas deficiencias del proceso natural para adecuarlo a su punto de
vista, generalmente dogmático e interesado(133). A partir de ahora,
debería ser vista como una herramienta del conjunto social destinada a
estimular y promocionar su propia auto-organización y su integración al
sistema medioambiental, a través de la eficiencia y adaptación de la
materialización física de su hábitat.
El gigantesco cambio de escala promovido en las páginas anteriores
conlleva que se suscite la posibilidad de riesgos. Cabría preguntarse: Si
los Urbanistas Modernos cometieron tamaños errores, qué pasaría si los
Urbanistas Globales cometieran algunos? Como podrían evitarse?
Desacertadas proyecciones podrían inducir a desviaciones importantes,
las cuales sólo podrán ser prevenidas en tanto la línea de investigación
esté dedicada a comprender, seguir y apoyar los sistemas naturales
abarcados, con sutileza y fineza, y en cuanto el modo de acción suponga
un seguimiento cercano, continuo, ajustado y amoldado a sus
comportamientos cambiantes. El fin último no pude soslayarse: la mejora
del medioambiente urbano, incorporando, por transitividad y
reciprocidad, la mejora del medioambiente, local y global. En un
urbanismo tradicional su fin último es la forma urbana. Como no se
entendía el comportamiento del sistema, ni siquiera que hubiera uno, los
urbanistas proponían soluciones formales, cuya justificación era la
mejora de la calidad de vida pero que terminaban siendo fines en sí
mismos(134).
inalterable y
predeterminado. Desde la
Ciudad Jardín hasta el
Nuevo Urbanismo, desde
la ville Radiaux hasta los
edificios pantalla
construidos en cualquier
parte del mundo. La
confusión podemos
encontrarla aún hoy en el
pensamiento urbanístico.
Ver, por ejemplo Benedetto
Gravagnuolo, Historia del
Urbanismo en Europa,
1750-1960, Ediciones Akal,
S.A., 1998. Gravagnuolo
preocupado por la
disgregación del
Urbanismo actual, que se
apoya en disciplinas como
la economía, estadística y
otras, encuentra que se
está perdiendo el fin último
de la misma. “En esta
adecuación del la manera
de “pensar el urbanismo” a
los dispositivos abstractos
de las ciencias
nemotécnicas, lo que
involuntariamente se ha
perdido de vista ha sido
precisamente el fin último
de la disciplina, o sea, el
proyecto de la forma
urbana” (pag. 7) Aunque
Gravagnuolo se refiere al
objeto del Urbanista, que
obviamente es el proyecto
y realización de la realidad
urbana, no deja de llamar
la atención el equívoco,
que se arrastra desde bien
antes. Es como que el fin
último del cirujano fuera
operar al paciente y no la
mejora del mismo.
Sin embargo, aparte de la
confusión entre el objeto y
el objetivo, Gravagnuolo
tienen razón. Los modelos
urbanos, matemáticos o
no, no son otra cosa que
modelos y sólo modelos. Y
como tales ayudan en la
comprensión, pero no
pueden ser sustitutos de la
realidad. “No existen -o, al
menos, en mi opinión, no
tiene sentido concebirlosmodelos proyectuales
apriorísticos, válidos en sí
mismos por encima de las
específicas condiciones
históricas y geográficas en
las que se va a intervenir.
Sigue de ello que no tiene
sentido proponer
prescripciones de manual
que dicten las reglas
abstractas de la
proyectación urbana.” Pag.
9.
137
En un urbanismo sistémico el fin no es la estructura urbana en sí misma
sino la cualidad total del hábitat humano, y por correspondencia, la
cualidad del medioambiente total. La forma urbana será su objeto, no el
objetivo. Ésta estará en continuo cambio y dependerá de infinidad de
condicionantes específicas y genéricas, naturales y artificiales, por lo que
tendrá infinitas posibilidades, y su concreción será, en cada lugar preciso,
única, conteniendo, en cada punto, la cualidad de eficiencia, adaptación y
adecuación.
Un elemento esencial de una visión sistémica global, es que el hábitat y
su concreción física, la masa construida, es la estructura de un sistema
que tiene como propiedad emergente la transformación continua y la
auto-organización, lo que supone el auto-diseño. El Urbanista será una
pequeña parte, muy pequeña, del sistema, y su sabiduría estará en
entenderla, apoyarla y direccionarla. Otro elemento esencial, supone al
hábitat como el nexo de integración entre la sociedad humana y el medio
ambiente, entre dos sistemas de necesidades mutuas. Las acciones
efectivas serán las que beneficien a ambos en conjunto. Si los dos
conceptos se desarrollan acopladamente, difícilmente puedan
cometerse grandes errores.
El abuso de modelos no es conveniente. Estos pueden servir para
resaltar cualidades, para mostrar propiedades o para imaginar
viabilidades, pero no suplen a la realidad, ni en todo ni en parte. Debemos
de evitar confundir fantasía con realidad, y dejar de priorizar los modelos
sobre lo concreto aunque estos ayuden en la comprensión del sistema.
Cualquier modelo, sea el que sea, supone una gran reducción de la alta
complejidad que conlleva el hábitat humano. Perder el sentido común
puede llevarnos a divergir de los hechos reales. Si el Urbanista trabaja a
ultranza encerrándose en la adaptación de modelos, sean estos cuales
sean, abstractos, concretos o figurativos, sean CIAM o organicistas,
ciudad jardín, fractales o autómatas celulares, o incluso sistémicos
generales, está cometiendo los mismos errores que se cometieron en el
Siglo XX. Cuando un Urbanista está trabajando, está optando en un
mundo real de infinitas posibilidades, no adaptando un modelo de
escasas eventualidades. Será menester hacer hincapié sobre
posibilidades más que formas; si las primeras son mayores, las formas
surgirán y evolucionaran fluidamente, con la interacción, coetánea e
histórica.
Por último, aunque la visión total es sumamente importante, las acciones
serán sólo locales (locales en el sentido de consensuadas en su ámbito
de la actuación). Pues mientras que no es posible intervenir a nivel
general con cierto detalle, ni es deseable actuar sino es directamente
138
vinculado con el medio específico, no hay duda de que si la intervención
fuera general, sería impuesta, lo que la deja por fuera del concepto de
auto-organización. Y éste, quizás sea su mayor amortiguador, que evitará
posibles abusos. En otras palabras, la esencialidad misma del sistema
auto-organizado hace al proceder, local.
De acuerdo a lo visto, ciertos parámetros de comportamiento pueden ser
analizados desde el punto de vista global. También hemos esclarecido
que concentrar el uso del espacio y hacerlo más eficiente
sistémicamente, es decir mayor interrelación externa e interna, es parte
de un proceso natural y que parte de la organización económica que el
hombre ha desarrollado atenta contra esto y contamina. Para ayudar en
el proceso de concentrar, debemos buscar la forma de hacer más
eficiente el uso del territorio a escala macro y el uso del espacio a escala
ciudadana. En el Capítulo 5 se han dado los lineamientos generales de la
readecuación del uso del suelo según una tendencia natural de orden
global. Como la misma se verifica a lo largo y ancho del planeta, sin que
sea consecuencia de imposiciones ni obligaciones y mucho menos
convenciones, podemos asumir que es sistémica y auto-organizada. La
búsqueda de la eficiencia y concentración territorial hace necesaria, sino
imprescindible, con fines operativos, una total revisión de la clasificación
y contenidos del uso del suelo tradicionalmente empleado, sobre la base
de la división de la superficie total en tres categorías, “urbana”,
“suburbana” y “rural”.
(135) La necesidad del
área ecológica promueve
un cuestionamiento
profundo del sistema
político actual. La dinámica
de los países de usar toda
su área para explotación y
que los otros se encarguen
de preservar los bosques,
parece fuera de lugar y es
una visión de excesiva
limitación, que aunque
difícil de cambiar, podría
derivar en múltiples
readecuaciones políticas y
sociales globales.
Tal división no es efectiva. Por un lado, no prevé algo que es esencial en
una ordenación territorial actual con proyección global y es el área
destinada a equilibrio medioambiental, que hemos denominado
“ecológica”(135) . Por otro, el término “rural” deja al más amplio porcentaje
de la superficie terrestre sin lineamiento ni sentido claro. (El término
“rural” es entendido como oposición a “ciudad”.) Pero tampoco es
eficiente, pues considera rurales a áreas destinadas a abastecer
demandas de áreas urbanas, como áreas de producción energética a las
cuales llamaremos áreas “sirvientes”. Si éstas pueden ubicarse sin límite
en cualquier zona del área rural, la diseminación se amplia. En un
Urbanismo Global, donde las necesidades se evalúan en función de todo
el medioambiente, la clasificación debe cambiar. Ya dijimos (CapÍtulo 5)
que estará asentada sobre la base de tres tipos; la “urbanística”, la
“productiva” y la “ecológica”. La primera comprenderá al área urbana,
suburbana, la zona destinada a crecimiento, el área “sirviente”(136), más
un área de recuperación, que se cederá a la segunda o la tercera, en
función de la readecuación de las primeras a las direcciones de
crecimiento establecidos.
139
Ecología
Producción
Ciudad
Mar
Figura 19
El esquema de la figura 19 muestra las áreas mencionadas, de un lado el
mar, del otro, el área ecológica. Note que en el único lugar que existe un
límite definido es entre el área “productiva” y el área “ecológica”.
A diferencia de la clasificación tradicional, donde una u otra se vinculan
por oposición, en un Urbanismo Sistémico, éstas se vinculan por
combinación, lo que significa que ni se excluyen ni se aíslan. Así, el área
“urbanística” será preponderantemente urbanística, el área “productiva”
preponderantemente productiva, salvando que la “ecológica” será
primordialmente ecológica.
La expansión del área urbana se basa en la tendencia natural del ser
humano a concentrase en hábitats urbanos y la falla de la urbanística de
adecuar este hábitat a necesidades mínimas, lo cual promueve la caída
de la densidad urbana. Al mismo tiempo, el espacio de la ciudad está lejos
de ser eficiente. Las operaciones para implementar las mejoras de ambas
serán: la adecuación consecuente y mejora de las interrelaciones
internas, la concentración del uso del suelo, el menor consumo en todo lo
relacionado con la producción y mantenimiento de la masa construida, el
mayor rehúso, del suelo y demás elementos determinantes e integrantes
del espacio urbano y construcción edilicia, mejora de la calidad
medioambiental y micro climática, interna y externa y, por último,
eliminación de la polución en todas sus formas. Todas están combinadas.
No es posible actuar en una sin interactuar en las otras.
(136) La expansión y
diseminación de la masa
construida se compone de
dos elementos. Por un
lado, área urbana, que
integrará uno u otro grupo
dependiendo de si está
conectada o desconectada
del centro urbano. Por otro,
área que sirve a las
necesidades de la
superficie urbana pero que
no es catalogada de
urbana, como pueden ser
áreas de producción
energética, deposición de
desechos, etc. es decir,
áreas sirvientes. En
consecuencia, para
cuantificar el área de la
ciudad debemos tomar en
cuenta su superficie
urbana y suburbana más
sus áreas sirvientes. Esta
forma de clasificación
permite entender y
ejemplarizar mejor sobre
las ramificaciones y/o
avances de la ciudad sobre
territorio externo. La
expansión y diseminación
tienen entonces dos tipos
de generación, la directa y
la indirecta (llamaremos
directa a la debida al
crecimiento del área
urbana e indirecta al
crecimiento de las áreas
sirvientes). El incremento
de la primera está referido
al aumento poblacional,
interna y por inmigración, y
al incremento en el valor
promedio de la relación
área urbana per cápita, la
segunda, a la
multiplicación de servicios
y consumo energético no
integrados dentro de la
planta urbana como
plantas de producción de
energía. Todos juntos,
generan un efecto de
retroalimentación
reforzadora.
El Urbanismo futuro, buscando la concentración del hábitat, deberá
tender a eliminar la diseminación de las áreas sirvientes (la producción
energética deberá integrarse dentro del hábitat urbano) y conectar las
áreas urbanas existentes a lo largo de la costa, entre centros urbanos
actuales de importancia (el crecimiento de las áreas urbanas se dirigirá
en ese sentido). El resultado será que la concentración de área urbana y
140
(137) El Urbanismo ha
tendido generalmente a
producir modelos con
densidades “estructurales”,
es decir, dependientes de
una morfología repetida
hasta el infinito. Tal
solución no sólo es
evitable, sino que no es
deseable. El ser humano
ha tenido, tiene y es
saludable que tenga, la
capacidad de opción y
elección del tipo de
morfología donde prefiere
vivir, momentánea o
definitivamente, en vez de
ser obligado a coexistir en
un universo urbano
modelado mediante la
repetición. El último grupo
en proponer tal tipo de
visión ha sido el llamado
“Nuevo Urbanismo” que ha
planteado densificar y
descentralizar con
morfologías de ciudad
jardín y tipologías de casas
suburbanas
norteamericanas. (Ver 122)
Densificar con modelos de
ciudad jardín? Como se
puede promover
descentralización y
densificación al mismo
tiempo? Es esto
razonable? Existe algún
ejemplo en la historia de
descentralización exitoso?
Mientras tengamos
sociedades jerárquicas,
estructuras centralizadas
de poder, políticos,
representantes
parlamentarios,
corporaciones, países ricos
y pobres, universidades
exclusivas y, sobre todo,
organización centralizada
de manejo de impuestos,
piedra angular de la
organización social en la
historia de la humanidad,
no sólo es necesario sino
beneficioso que la
estructura ciudadana sea
centralizada. El hábitat
debe seguir al sistema
para ser eficiente y de
hecho lo hace a pesar de
que los urbanistas quieran
transformarlo a su gusto y
placer. En el caso futuro de
que la organización social
del hombre pase a ser más
igualitaria, pues bien, en
ese caso, la mega-ciudad
lineal es el mejor escenario
para sostenerla y se ha ido
formando sin que ninguna
planificación la promueva.
de interconexiones será mayor.
La primer proposición, evolucionará de la consecuencia territorial directa
de entender al área urbana no sólo como el área de la “ciudad”
propiamente dicha sino incluyendo toda su área “sirviente”, que
promoverá la readecuación eficiente de la última. El área “contable” de la
ciudad incluirá el área urbana más el área suburbana más el área
sirviente. La tendencia a la diseminación se revertirá hacia una
concentración drástica de la última, entre el área urbana-suburbana y el
área productiva, transformándose en una unidad total de lógica
integración, en oposición de la actual disgregación. La general
conformación del área productiva tenderá a organizarse alrededor del
área urbana, suburbana y sirviente.
La segunda, de la sencilla operación aritmética de inserción de nuevos
vínculos combinados sobre dos redes existentes, las interconexiones se
amplifican exponencialmente.
Concentrar el área de la ciudad depende de los parámetros: reducción del
área construida, reducción del consumo y mejora de la eficiencia en la
relación producción/área ocupada externa de los dispositivos de
transformación energética. En consecuencia, el área de la ciudad puede
ser reducida a través de una mejor organización del espacio, menos
consumo energético de los edificios y de la propia ciudad, producción
energética de menor radio de uso del territorio y producción energética
dentro de la misma ciudad. La suma de las acciones conlleva una
reducción y mayor eficiencia del uso del suelo urbano, sin que esto
implique, salvo en el primer punto, un aumento de la densidad
poblacional.
Como reorganizar el espacio urbano y suburbano? Mediante la
optimización en el uso del suelo, la posible readecuación funcional de los
centros de actividad terciaria y el incremento de la densidad poblacional
en caso de requerirse. Las tres acciones aplican a la reducción del área
urbana per cápita. Como hemos dicho, la densidad habitacional no es una
característica estructural del hábitat humano, sino que es una
particularidad local y puntual; y como tal debería tratarse(137).
La readecuación de los centros administrativos en áreas de actividades
mixtas, en especial vivienda, es previsible, dado que es posible presumir
que parte de la estructura existente pasará a ser obsoleta con los cambios
actuales de los hábitos de trabajo. En ese caso, la densidad habitacional
141
pasará a ser más convergente con la densidad edilicia, dada la
divergencia mostrada en la tendencia de los índices a lo largo del siglo
XX, sobre todo en estas áreas.
Por otro lado, la densificación habitacional puede conseguirse, en área
urbana, sin dejar de mantener la morfología típica, mediante el desarrollo
de las áreas urbanas externas, es decir, las áreas urbanas no centrales,
no demasiado alejadas de los centros, como para permitir la redensificación de las interrelaciones a través del núcleo urbano y rehúso
del mismo, dotándolo de mayor actividad; y al mismo tiempo, no
demasiado cercanas a las zonas suburbanas externas, con el cometido
de evitar expansiones indeseables. En área no urbana, mediante la
promoción de densificaciones en las zonas de crecimiento longitudinal.
Las fórmulas de desarrollo pueden ser amplias, dependiendo de las
características particulares, pero un concepto que puede ser útil en
variados escenarios es el concepto sistémico de “ciudades dentro de
ciudades”. Lugares de concentración habitacional y servicios que sirven
al espacio establecido y sus alrededores. Serán estos, puntos híperdensos de concentración de la red, que operarán como foco de
conmutación entre distintos niveles sistémicos. No cabe duda de que si
son de desarrollo vertical tenderán a la eficiencia en el uso del suelo.
Pero, a diferencia de las decisiones en cuanto a normativas típicas, que
suben a una misma altura toda un área, lo que implica un cambio
morfológico constante en la ciudad, las “ciudades dentro de ciudades”
son efectos morfológicos puntuales. La espacialidad y características de
las áreas centrales deben ser revalorizadas. Ellas concentran y guardan
la historia, la tradición, la memoria colectiva, la organización espacial
local y el significado mismo de la ciudad. Las densificaciones deberían
acompañar las características típicas. Las áreas centrales
desvalorizadas y abandonadas de los centros urbanos se beneficiarían
de las operaciones, al aumentar la cantidad de habitantes en los
alrededores, al mismo tiempo que pueden ser recuperadas para el uso de
éstos. Las dos operaciones son auto reforzadoras. Una operación de
concentración puede ser más sencilla si el espacio central es consolidado
y viceversa; una operación de consolidación del centro histórico puede
ser sostenida en la densificación de su área circundante. Este
procedimiento de fortalecimiento debería considerar mayor densificación
en el área urbana en los alrededores del centro que su tendencia
histórica, para que sea posible acomodar ciudadanos de las áreas
suburbanas, especialmente los que están ubicados cerca del límite
exterior. Los subsuelos de las resultantes áreas recuperadas pueden ser
usadas con fines infraestructurales, en la readecuación energética, como
espacios acumuladores de energía. Las superficies como parques
ecológicos biodiversos que promuevan la calidad ambiental general de la
142
ciudad y la cualidad de la defensa medioambiental frente a sus
habitantes.
Segundo, cómo reducir el consumo energético de la ciudad? Por varios
caminos. Readecuación del parque edilicio, producción de edificación
nueva energético-eficiente, reducción de la demanda energética de
servicios comunes e infraestructurales y mejora de las propiedades
micro-climáticas del medio ciudadano. Para la primera existen hoy
distintas normativas tendientes a la mejora del consumo energético de
edificios existentes.(54) Para la segunda, ya hemos dado lineamientos
sobre la fundamental incidencia del diseño en el ahorro energético.
También hemos establecido, a través de la bio-integración, una
formulación que aplica a la reducción del consumo energético en la
A.- Verano
radiación solar
calor
calor
calor
B.- Invierno
radiación solar
superficie radiante fria
frio
calor
Figura 20. La resultante climática de una ciudad típica. En verano, el calor es mayor
de lo esperado para un ambiente natural en la misma área, (A), mientras que en
invierno resulta más frío, (B).
143
producción y operación de edificios. Concurrentemente, las normativas
sobre edificios nuevos deberían establecer mayores exigencias e
integrar aspectos de promoción proyectual eficiente como ubicación,
orientación y morfología aplicada a características climáticas. (Los
edificios públicos podrían tener reglas más estrictas como ejemplo)
Algunas regulaciones espaciales podrían estar dedicadas a mejor
absorción solar, eficiencia térmica y ahorro energético. Al mismo tiempo,
la ciudad como un conjunto puede hacer muchas cosas para reducir el
consumo. La primera de todas es el aumento de las interrelaciones. Si
existen mayores posibilidades de interconexión, se tenderá a usar las
más económicas, ergo, menor consumo energético. Segundo, la
promoción de ambientes micro-climáticos eficientes. Si la relación de
intercambio energético ciudad-edificios es eficaz, se reducirá
ampliamente el consumo. Calles sin excesivo calor en verano quiere
decir no exagerado aumento de la temperatura interior y viceversa, no
exagerado aumento de la temperatura interior supone menor uso de aire
acondicionado y en consecuencia no aumento de la temperatura exterior.
Para el caso del invierno, es similar. Ambientes urbanos excesivamente
fríos suponen su traslado al interior y mayor gasto en calefacción.
En el dibujo de la figura 20 se ve el corte de una calle típica en verano e
invierno. El aumento de la temperatura exterior en el primer caso, por
sobre la medida en el área, se debe al pobre comportamiento de los
materiales usados como concreto y similares, las reflexiones de edificios
que concentran en la calle los rayos reflejados y a la expulsión al exterior
del aire acondicionado, sumado al calentamiento por motores. En
invierno, las superficies se convierten en radiantes frías, lo que, junto a la
falta de incidencia solar, desvirtuan el ambiente haciendolo más frío. En
una ciudad bio-integrada, como se ve en la figura 21,
estos
desagradables efectos son eliminados.
Si los edificios están bien adaptados a las condiciones energéticas del
exterior, o sea, alta absorción en invierno y mayor reflexión en verano,
junto a la conservación de su energía interna, el área ciudadana que
corresponde al área de ocupación edilicia estará bien adaptada. La
superficie restante, también puede ser readecuada mediante su
utilización como colector energético o mediante la introducción de
equipamiento verde. Calles, veredas y techos pueden ser usados como
colectores de energía solar. La solución implica reducción y hasta
eliminación de las áreas sirvientes destinadas a producción energética y
mejora micro-climática debido a la eliminación del calor acumulado en
superficies y su radiación, sumado a la supresión de reflexiones
sucesivas. El calor absorbido puede ser enviado a acumuladores
ubicados en el suelo profundo del área circundante a la ciudad para ser
usado en la época invernal. La combinación con la utilización de la
144
A.-Verano
radicación solar
reflexión
aislación
calor?
absorción
B.- Invierno
radicación solar
aislación
superficie neutra
calor
Figura 21. La resultante climática de una ciudad bio-integrada supone un mejor
comportamiento estival e hibernal pues, mientras que la superficie urbana es
absorbente (y por tanto no radiante) y los rayos solares son disipados,
consonantemente, en invierno, la superficie es neutra.
centro
periferia
serpentin de refirgeración natural
flujo calefacción natural
calles y veredas absorbentes de calor
suelo superficial fresco
acumulador de calor
suelo profundo calor para calefacción en invierno
Figura 22. Esquema general de una ciudad bio-integrada. La absorción de calor de su
superficie se acumula para el invierno, lo que permite tener el suelo superficial aún
más fresco y eficiente para acondicionamiento veraniego. En caso de exceso de
demanda energética invernal, ésta se obtendrá del suelo profundo.
145
energía del suelo superficial y profundo hará al sistema altamente
eficiente, permitiendo el ahorro energético. (Ver figura 22.)
Toda el área “sirviente” recuperada puede agregarse a la recobrada de
las operaciones de redirección de crecimiento o de las obtenidas de
densificación para ser transformada en superficie verde y destinada a
regulador del flujo climático local y global.
Hemos reflexionado acerca de un conjunto de actuaciones sobre el
territorio y sobre el área urbana como unidad, que permiten una
sustancial mejora en los efectos que la Arquitectura tiene sobre el medio
ambiente. Seguramente, muchas más cosas pueden ser hechas. Si la
superficie total urbana pasa a ser una entidad interrelacionada,
generadora de una atmósfera limpia, es reductora, organizadora y
protectora de su espacio, productora de energía y ahorradora de ésta, y
creadora de un área vegetal libre en su interior y alrededor, su confort
ambiental será sustancialmente mejor, generará mejoras económicas a
sus habitantes, acrecentará la calidad de vida y además, asistirá, al
equilibrio global.
La cualidad sistémica de la organización total, es decir, conjuntos de
sistemas entrelazados e interrelacionados a distintos niveles de
complejidad que trabajan en esfuerzos de cooperación entre ellos, lo cual
implica sistemas dentro de sistemas, y donde en cada nivel
encontraremos distintas combinaciones de integración en el conjunto
total, supone un mayor compromiso social, dado que las acciones
particulares tenderán a una colaboración total de utilidad mutua, unitaria y
colectiva, más que el desajuste que sucede en la actualidad, y junto a
esto, una mayor libertad, en tanto éstas resultan de un considerable
aumento de la cantidad de opciones. La interpretación de la Arquitectura y
el Urbanismo como
dos distintos niveles de complejidad, con
propiedades emergentes específicas y congruentes con su propio
estándar, evidencia una gran suma de beneficios asociados de fomento,
interconectados e interdependientes, internos y externos al hábitat
humano, que, como resultante, promueve una evolución sostenida y
coherente, donde las opciones de progresión se tomen con base en la
valoración de una organización cualitativa, con una lógica natural no
impuesta, cuya significancia inicial es la mejora de la calidad de vida, y
cuya significancia primordial es la mejora del medioambiente total.
La Arquitectura pasará entonces a colaborar con la resolución de un
importante número de los problemas que se han producido y que ella
misma ha generado y tendrá, como notable efecto secundario, el
146
beneficio de aportarle al ser humano una visión más cautivante de la vida.
Pero, si bien los conceptos pueden suponerse como sumamente
esclarecidos, no cabe duda de que ejemplificarlos en un espacio real y
tiempo actual, permitirá ensayar sus alcances concretos y connotaciones
locales, a tiempo de obtener una comprensión más profunda, en el
imprescindible camino hacia su inserción en la práctica contemporánea.
En las páginas anteriores, hemos desarrollado con mayor detalle, a nivel
de comprensión urbana y planificación urbanística, el problema de la
concentración poblacional y organización territorial mundial, planteado
en el capítulo 5 como parte incluyente de la Arquitectura Sistémica
propuesta. En las siguientes, para encausar todos estos conceptos
desde la esfera teórica hacia el ámbito de la práctica actual, no habrá
mejor modo que confrontarlos con una situación veraz, y contrapesarlos
con el ejercicio y ejecución de la planificación urbana estándar de la
actualidad. Si es llevada a cabo por una administración de gobierno,
mucho mejor, no sólo porque eso significará que el plan considerado tiene
envergadura suficiente, sino también porque seguramente se enmarcará
dentro de los criterios utilizados generalmente por éstas, es decir,
proposiciones que derivan de las sostenidas por las administraciones
centrales, y que se engloban todas ellas, incluidas las urbanísticas, en el
ya más que famoso “desarrollo sustentable” promovido y dirigido por las
organizaciones centrales de gobierno actuales.
Por qué Roma?
De todos los ejemplos posibles, hay cuales convienen más que otros,
pues los postulados manejados podrán quedar más esclarecidos, y ser
más esclarecedores, en función de que estos se enfrenten a situaciones
de campo que directamente les conciernen, en un lugar testigo de una
progresión histórica de cierta duración, que afirme sus pautas urbanas y
posturas urbanísticas,
y donde puedan, mediante su aplicación
hipotética, resolver o mejorar las tensiones existentes.
Encontrar un lugar donde el comportamiento urbano sea exponente típico
del verificado a lo largo del Siglo XX en las grandes orbes, y las
planificaciones urbanísticas aplicadas en el pasado se encuadren dentro
de las posturas del mismo período, siendo prueba fehaciente de sus
alcances y limitaciones, mientras que las manejadas en la actualidad
estén delimitados por los planteamientos anteriormente mencionados, no
es tarea complicada. Mal que bien, estos pueden ser encontrados en un
147
sinfín de ciudades a lo largo del globo. Si a su vez deben enfrentarse con
claridad a los postulados aquí propuestos, las posibilidades se reducen,
ya que aunque pueda entenderse que existe un patrón común, las
situaciones existentes variarán considerablemente de un caso a otro, y
será menester optar por un ejemplo paradigmático donde la historia
urbanística del Siglo XX haya dejado clara y ejemplar huella, y sus
lineamientos actuales estén en activa y directa concordancia con las
corrientes en boga. Pero si además, superponemos la exigencia de que
sea el lugar elegido punto central de la Arquitectura mundial, la suma de
condicionantes hace que los posibles ejemplos se restrinjan a unos
pocos.
Roma cumple todas ellas. De la última no hay duda. Ha sido cuna de la
civilización occidental. Es el lugar que ocupan obras de alta significancia
desde la época romana hasta nuestros días, salteándose pocos espacios
de tiempo entre medio, incluidos, de seguir la sintonía de los últimos
tiempos, los nuestros. También es un lugar donde las tensiones urbanas
son tan fuertes y evidentes que difícilmente queden ocultas a los ojos de
un ciudadano o visitante inexperto. Su pasaje por el siglo XX conoció una
sucesión de cambios típicos de la época. Acelerada expansión
avanzando hacia fuera de las murallas aurelinas donde la ciudad había
quedado más o menos confinada hasta 1900. Aumento exponencial de
habitantes. Tendencia a la caída de densidad del centro histórico.
Abandono de ciertas áreas de éste. Varios intentos de planificación
urbanística de impronta modernista que tiene su punto culminante en el
Plan General de Roma de 1965.- Nuevo Plan General de desarrollo con
claras intenciones. La controversia de su perspectiva futura se manifiesta
abiertamente. Administrativa o turística? Centralismo o
descentralización? Renovación o tradición? La polémica se escucha por
todas partes, interna y externamente. Si es prudente y sensato incluir
edificios de impronta contemporánea en su planta urbana ha sido
ampliamente debatido. Las obras insertas últimamente que llevan la
intención de ser íconos de la Arquitectura actual, han sido cuestionados
en intención, enclavamiento y valor. Las posiciones sobre el asunto son
amplias y variadas si bien tienden a inscribirse en expresiones de
oposición entre partidarios y detractores.
Varios de los tópicos nos llevan directamente al corazón de nuestra
argumentación. El antagonismo sobre la discusión renovación o tradición
es uno de ellos. Si lo que hemos sostenido anteriormente aquí prueba ser
aplicable, tal oposición es inexistente salvo que se tienda a sistemas
perversos, lejos de naturales flujos evolutivos. Sin duda tradición es lo
opuesto al concepto de cambio revolucionario, en tanto éste significa un
corte abrupto con el pasado, pero también sin ninguna dualidad, las
cosas incambiadas, o se renuevan o mueren. Evolución expresa
148
continuidad. Pero esta continuidad no sólo se sustenta en la relación de
entrelazamiento pasado-futuro sino que se afirma en la producción de un
flujo de cambio constante. La tradición es potenciadora de la evolución en
cuanto la experiencia anterior es asimilada y valorada pero, en tanto ésta
pretenda y en todo caso imponga no innovar, apoyándose en su virtud, no
hay otro derivado que la paralización y no otro resultado que un cambio
drástico o el final. La corriente de cambio constante que presupone una
relación de continuidad evolutiva, por supuesto, no tiene su esencia en
aspectos formales, sino que se basa en propiedades culturales y
naturales. Esto combina un corolario no menor, las acciones de
entrelazamiento con la tradición no tienen por qué y más bien, no
deberían basarse en formalidades aparentes, sino más bien en
cualidades sensibles, vivenciales, empíricas y culturales. Sensibles,
porque no es posible iniciar una transformación sin una sensibilidad
acentuada sobre el medio embebido; vivenciales, porque es la dinámica y
vitalidad de sus habitantes y usuarios el elemento central de la vida
ciudadana, por lo que debe quedar prolongado en el tiempo; empírico,
pues debe valerse, apoyarse y aprehender de la experiencia previa, local
y global; y cultural, pues no es aceptable una renovación que no esté
inserta en la esfera cultural del espacio manejado.
Asimismo, existen otras particularidades que la hacen especialmente
apta. Roma, al igual que San Pablo por ejemplo, nacieron a una
moderada distancia del mar; 25 km en línea recta en el caso de la primera.
Si es cierto lo que hemos dicho, que la masa construida se conduce
respondiendo al comportamiento poblacional de migración hacia las
ciudades y hacia la costa, constatada en estadísticas mundiales,
independiente de cualquier intento de planificación al respecto o en
contrario, la situación debería quedar comprobada en sus proceso de
cambios a lo largo del tiempo. La verificación en el terreno real, concreta y
palpable, de la tendencia del área urbanizada de ambas de dirigirse hacia
el mar (en el caso de San Pablo a pesar de sus obstáculos geógraficos),
junto con el crecimiento de la superficie edificada costera cercana,
extendiéndose linealmente sobre la ribera, es prueba irrefutable. Y en
ningún caso se debió a un propósito urbanístico el impulsar tal
metamorfosis. Lo notable de Roma es que, incluso promoviendo la
descentralización administrativa en una de sus direcciones históricas
principales de crecimiento, la cual se asentó sobre condiciones
geográficas convenientes, no tuvo efecto. En efecto, el SDO (Sistema
Direccional Oriental) incluido en el plan general de Roma de 1965, que
promovía el traslado de la estructura administrativa hacia el Este, ni se
consolido ni se concretó.
Sería posible asumir que ambos comportamientos, la concentración
urbana y la migración costera, tienen una lógica evolutiva propia y
combinada. No parecen ser ni invertibles ni sustituibles. Las ciudades
tienden a concentrar, los crecimientos expansivos procuran la costa, la
149
masa construida costera crece más aceleradamente cuanto más
conectada esté a un centro urbano. La primera se verifica por el aumento
de masa construida en relación al centro ciudadano y en la acumulación
de población en torno a éstos; a pesar de que los centros históricos hayan
tendido a perder densidad poblacional, el área urbana a su alrededor la
ha aumentado considerablemente. (También hemos visto que la pérdida
de densidad en los centros se debe más que nada a falta de calidad de
vida). La segunda, por el aumento poblacional y de masa edilicia a lo largo
de la costa. Roma no es la excepción sino una confirmación del
fenómeno.
Su densidad poblacional de 22 habitantes por hectárea es de las más
bajas de las capitales europeas(138). Su planta urbana es la segunda de
Europa después de Londres ocupando un área del 80% de ésta a pesar
de tener el 40% de su población. Los suburbios externos al anillo de las
vías del tren, son morada del 80% de la población y se extienden
discontinuamente sobre el 95% del territorio municipal(139). En suma, su
densidad es bajísima y su expansión y dispersión territorial altísima.
Cuenta con varias áreas internas centrales subutilizadas o no utilizadas,
situación típica que ya hemos descripto. Ambos comportamientos están
combinados y combinadas deberán estar sus soluciones. Para la primera
de las cuestiones, parecería que una operación de densificación no solo
es posible sino necesaria. Con un aliciente aún mayor. Debido a su baja
densidad, la cantidad de población trasladada y concentrada aplicará
sobre mayor área, teniendo un impacto ampliado sobre el territorio
circundante. Para la segunda, la re utilización de áreas degradadas o
abandonadas de las zonas centrales, implica una mejor eficiencia del uso
de suelo urbano, pero solo puede ser sustentada con un aumento de la
densificación. No pueden áreas destinadas a actividades funcionar, sean
cuales sean, sin no hay personas para abastecerlas. En consecuencia,
densificación y re utilización son dos instancias en un bucle de
retroalimentación. La densificación necesita actividades, los servicios
necesitan cubrirse. Si parte de esas áreas se destinaran a habitación, la
coyuntura no cambia. Por otro lado, el que la población de Roma se haya
mantenido estable en los últimos años; ¿no da una oportunidad
imperdible de reorganización? No debe caber duda que una operación de
densificación es harto más sencilla si la cantidad de población es estable.
El caso contrario produce una situación a futuro bastante más incierta.
Roma tiene un clima templado con buen nivel de asoleamiento todo el
año. Su promedio mensual de radiación solar varía desde 1430 Wh/m2
en Diciembre a 6630 Wh/m2 en Julio para el plano horizontal(140). Esto la
hace particularmente apropiada para insertar nuestro modelo estudiado
en el apéndice 2. Es conveniente también para explorar las ventajas que
aportan dos estaciones con claras diferencias. La época estival será
(138) Como ejemplo
Londres y Madrid tiene 52
h/hect., Paris 36. Para
compararla con otra ciudad
italiana, Milan tiene una
densidad de 71h/hect..
(139) Ver Periferie:
dall'espansione alla
recostruzione dell'identitá,
Francesco Coccia y
Fabrizio Ghera, Roma
2010-2020 Nuovi modelli di
trasformazione urbana
Workshop internazionale.
Gigantismo territoriale e
dispersión insediativa. La
Periferia Romana, Struttura
y Dinamiche, p 30.
(140) para más datos ver
Photovoltaic Geographical
Information System Interactive Maps.
http://re.jrc.ec.europa.eu/es
ti/index_en.htm)
150
apropiada para recolectar energía y concordantemente bajar su
temperatura interna. La invernal para usar la energía acumulada y
mejorar su microclima. Las cambiantes situaciones serán una prueba de
la adaptabilidad estacional de su Arquitectura; individual, colectiva y
urbana.
Como ya sabemos, estas modificaciones estructurales
permitirán mejorar su microclima interno, reducir área destinada a
infraestructura energética y estimular su relación de colaboración
medioambiental con el entorno. En suma, mejorar su calidad de vida.
Por otro lado, si estamos pensando en transformaciones que promuevan
un cambio en el comportamiento verificado de las ciudades de
contaminación del ecosistema global, no quedan dudas de que las orbes
con fuerte y larga historia, generan un desafío adicional, dado la
complejidad en el tratamiento de las modificaciones urbanas necesarias.
Pero también es cierto que es, justamente, en un medio de tal
complejidad, que parte de la tesis aquí expuesta puede explorar, con
sensibilidad y prudencia, el alcance de sus posibilidades.
Llevar la discusión del problema medioambiental creado por la ciudad
contemporánea y la masa construida por el hombre a una ciudad
emblemática de la cultura mundial no sólo es un desafío sino una
necesidad. ¿Qué lugar con más tensiones puede haber para plantear una
renovación que Roma? ¿Qué lugar, si se muestra que ésta es posible,
será más paradigmático que ella? Renovar es también reutilizar. ¿Qué
mejor ejemplo que hacerlo en tan distinguido ámbito? ¿No servirá como
modelo de peso que se oponga a las visiones fundamentalistas? Esas
que proponen eliminar la ciudad contemporánea por contaminante.
Si hemos dicho que muchos de los problemas de las orbes
contemporáneas son comunes y globales, también hemos aseverado
que parte de estos resultan de entenderlas a todas como idénticas. Nada
más claro que verlo en Roma, una ciudad de altísima impronta la cual se
desvanece proporcionalmente según la distancia al centro del espacio
considerado. En una Arquitectura sistémica, la resolución de las
tensiones, muchas de las cuales son de orden global, pasa por la
comprensión de su situación particular y la valoración de su condición
singular.
La realización de un workshop en 2010 con la participación de relevantes
personalidades de la Arquitectura mundial da el marco al diagnóstico de
Roma. Nada mejor que tener expuesto claramente el análisis de las
carencias junto con planes de contingencia y desarrollo hecho por su
municipalidad. Nada mejor que tener a disposición diferentes opiniones
versadas sobre el tema. (139) Los dos principales problemas
151
individualizados y presentados por el municipio romano, fueron el
vaciamiento de ciertas áreas históricas centrales y la expansión sin
criterio de los alrededores. No es sólo un problema romano. Ambas
situaciones no son ajenas a variadas ciudades. Es, más bien, un
escenario típico en la ciudad contemporánea. Las deficiencias
individualizadas son coparticipes de uno de los efectos que aparece con
mayor persistencia en la presentación: la pérdida de identidad de Roma.
En particular, la pérdida de identidad hacia las áreas suburbanas debido a
su disgregación.
Nada de esto es extraño a la mayoría de ciudades de gran dimensión. Ya
lo hemos analizado. El comportamiento se constituye como fruto de dos
componentes distintos, vinculados mediante un proceso de acciónreacción. La natural tendencia del ser humano de concentrarse en las
ciudades, al mismo tiempo que buscar mejorar la calidad de vida y la
réplica urbana a esta tendencia. Como la población aumenta, las
ciudades que la contienen también. Como la respuesta urbanística a la
demanda de calidad de vida no fue ni eficiente ni efectiva, la población
tiende a alejarse de las zonas más comprometidas, los centros.
Consecuencia, la densidad poblacional cae en estos al tanto que
aumenta en los suburbios. Como la situación tiende a ser cada vez más
constrictiva, por la presión del aumento poblacional y el éxodo del área
central, se desbloquea dispersando la masa edilicia hacia las afueras, las
zonas económicamente más accesibles (una buena mayoría de las
personas que migran a las ciudades lo hacen con menor estándar
económico que el existente en la ciudad y el valor de la tierra,
generalmente, aunque no exclusivamente, decrece en función de la
distancia al centro ciudadano). Como el territorio adquiere mayor valor si
es urbano que si es rural y el ser humano acostumbra acapararlo para su
beneficio y explotación, la solución no genera conflictos hasta que la
diseminación alcanza valores preocupantes. Como todo el sistema opera
sobre la base de depredación y competición en vez de colaboración, la
contaminación del medio resultante pasa a ser abrumadoramente alta.
Tan simple y tan complejo. La sencillez del proceso se contrapone con la
altamente compleja Arquitectura y Urbanismo necesaria para manejarlo.
Y esta complejidad no puede ser abarcada mediante modelos abstractos,
deterministas, coercitivos, restrictivos y reductores. Es justamente de lo
que estamos hablando.
La respuesta técnica urbanística hasta el presente no sólo no ha podido
resolver adecuadamente la cuestión, sino que ha actuado en forma
universalista empeorando aún más la situación. Este comportamiento
generalizado a ido de la mano de estos modelos de desarrollo urbanos
genéricos, supuestamente aplicables y comúnmente empleados, acá y a
152
(141) Llegado el punto es
conveniente y necesario
aclarar y analizar, por lo
menos brevemente, el
concepto de “identidad”. El
término se refiere a una
entidad acotada o acotable
y establece una
correspondencia con una
sustancia contenida.
“Roma tiene una identidad
propia” se refiere a la
unidad “Roma” y a un
conjunto de caracteres
contenidos que la
identifican. El concepto de
“identidad” establece una
delimitación sobre la
entidad de referencia, sea
esta del tipo que sea; física
o metafísica, objetiva o
subjetiva, real o aparente.
La identidad de Roma de
refiere a Roma y no otra
cosa que no sea Roma. A
Roma como unidad, como
entidad unitaria, es decir a
una totalidad. Para ser
idéntico se necesita
cumplir con determinados
caracteres que crean la
identidad de algo. No soy
idéntico a la mitad de mí, ni
soy idéntico a mi más un
pedazo. Tampoco soy
idéntico a otro, a no ser
que ese otro tenga tales
características que los
hacen idéntico a mí. Pero
ese otro debe cumplir un
requisito primordial y es
que sea una unidad. (Tan
es así que cuando vemos
una parte de alguien que
se parece a otra de otro
necesitamos
individualizarla, separarla,
como por ejemplo en
“tienen los ojos idénticos”).
“Identidad” es entonces un
concepto que promueve
una construcción unitaria e
unificadora. Unitaria
porque se refiere a una
unidad que ocupa un
espacio delimitado, sea
este ficticio o real,
unificadora porque agrupa
cuya, a diestra y siniestra. Todo el asunto ha sido
punto neurálgico de la discusión. El Movimiento
Moderno, y su impronta urbanística implícita, ha
sido seguido ampliamente en ciudades de todo tipo,
a lo largo y ancho del globo durante las pasadas
décadas. La identidad se pierde con los
movimientos que tienden a la hegemonía y a la
homogeneidad. No tenemos dudas al respecto. Sin
embargo, ésta que estamos analizando es una
situación sumamente particular. ¿Tan profundas y
nefastas han sido las transformaciones promovidas
y consumadas que incluso una de las ciudades con
mayor acervo histórico del mundo podría haberla
perdido? Es posible recuperarla? Qué quedará
entonces para otras ciudades sin tan impresionante
pasado?(141)
A grandes rasgos, discutir y analizar el Nuevo Plan
General de Roma, pasa por hablar de sus dos
actuaciones promovidas más importantes, la
revitalización de áreas centrales en desuso y la
descentralización en 18 “centralidades” e
“intensificación” urbana de las mismas; mediante
los cuales se aspira a lograr sus objetivos
principales: reafirmación del área urbana,
consolidación de los suburbios, control de la
expansión y afirmación de la identidad.
Comparando ambos modelos, el Nuevo Plan
General de Roma y su conceptualización
urbanística implícita, con los enunciados teóricos
aquí plasmados, el resultado, a primera vista,
parece ser mixto. Si bien los objetivos pueden ser
compartidos, los métodos y la valoración del
provecho que de ellos se obtendría difieren
considerablemente. Sin embargo, los objetivos del
plan cubren sólo una pequeña parte de los
propuestos en un urbanismo sistémico y en los
compartidos, la diferencia de grado es tal que hace
al fondo de la cuestión; por lo que una vez que
empezamos a interiorizarnos, ambas
conceptualizaciones van recorriendo,
irremediablemente, caminos divergentes.
Mientras el re uso de áreas subutilizadas no sólo se
adecua sino que está en consonancia con las
caracteres comunes y
diferenciados. Estos
conceptos están primero y
son primordiales; antes
deconversar que tales o
cuales caracteres hacen a
la identidad de Roma, es
decir, son agrupables en
un patrón común y le
pertenecen y son, a su vez,
distinguibles de otros que
no le corresponden. Así
que si discernimos sobre la
identidad de algo, sea lo
que sea, este algo debe
tener como mínimo dos
atributos; ser posible
entenderlo de algún modo
unitario y tener caracteres
particulares y
diferenciados; en suma,
ser reconocible.
Y se tiene tanta o más
identidad en tanto y cuanto
se posean o adquieran
más caracteres
identificables y
diferenciados y estos
pertenezcan a una especie
común, cuya matriz es
justamente la cualidad
diferenciadora que los
hace pertenecer a ese
grupo y no a otro.
Esto sin ánimo de pensar
que deben ser estáticos.
En la constatación de que
“Roma ha cambiado”
puede darse que mantenga
las características
distintivas, o que las haya
perdido, o que adquiera
otras nuevas y distintas, o
que las asimiladas
refuercen a las existentes.
Y este último caso es el
que debería suceder si
decimos “Roma ha perdido
su identidad y debe
recuperarla”. Entonces
“cambio” no es sinónimo
de “identidad” sino
simplemente de
“alteración”, y dependerá
de la cualidad de éste, del
tipo de cambio, la
capacidad de promoverla.
153
proposiciones anteriormente aquí estipuladas, la descentralización no,
pues, como se ha argumentado pormenorizadamente, el ahorro de suelo
debe ser objetivo primordial y las transformaciones futuras de límites y
forma manejarse siguiendo comportamientos poblacionales esperables,
según tendencias conocidas y verificadas, globales y locales, en
progresiones uni o bidireccionales y direccionadas, con una continuidad
definida, no en aspectos justamente de consolidación urbana, pero si en
aspectos infraestructurales, más que en desarrollos multidireccionales, si
bien es cierto que en el caso de Roma la descentralización a través de
“centralidades” planificada obedece a dos grandes direcciones. Hacia el
Este y hacia el Oeste. Y ambas tienen su apoyo en comportamientos
establecidos. La primera basada en una evolución histórica apoyada en
condiciones geográficas, la segunda, a nuestro entender, en
comportamientos poblacionales de índole global y actual. Y es este último
caso, el que se debería promover con mayor énfasis. Por tanto, la
diferencia se basa mayormente no en las direcciones elegidas sino en la
promoción de centros descentralizados y que estos -si bien
geográficamente las “centralidades” acompasan mayormente las dos
direcciones y sin establecer con mayor detalle las condiciones históricas
y proyecciones futuras de ambas, que definirá seguramente la facultad de
cada una- no están unidireccionalmente concatenados
infraestructuralmente, lo cual es clave. Los centros no están
concatenados linealmente, son más bien elementos discontinuos e
inconexos desperdigados en el territorio. Algo bastante distinto de lo que
hemos estado proponiendo.
El territorio debe usarse eficientemente y concentradamente y en lo que
atañe directamente al área edificada, evitarse la diseminación sin rumbo.
Por otro lado, las descentralizaciones no han sido exitosas. Ya hemos
dicho que la masa construida sigue la estructura social. Lo chocante del
concepto es que ni es necesaria ni ha sido efectiva. Ni lo fue en el pasado
en el Sistema Direccional Oriental de los años 60 ni lo será en el futuro.
Tiene sentido plantear la descentralización en una sociedad fuertemente
centralizada? Por qué insistir en algo que dificultosamente puede y pueda
sostenerse localmente y globalmente no es conveniente? La segunda
diferencia es relativa a la utilidad de los suburbios. Mientras que el
primero intenta consolidarlos como ciudad, el último promueve
recuperarlos para el ecosistema. Mientras que el plan intenta asentarlos
como parte de la masa edilicia, el urbanismo sistémico piensa en
destinarlos al equilibrio climático intra-ciudadano y extra ciudadano,
como parte integrante del ecosistema global.
Tampoco queda claro qué tipo de promoción de identidad lleva implícito el
plan de descentralización. ¿La “Identidad” romana se acrecienta por la
creación de 18 centralidades externas? Parecería que la “identidad” se
154
refiere a la conformación de específicas identidades en cada
una de las 18 “centralidades” propuestas a través de la
“intensificación” urbana y la creación de funcionalidades
mixtas en éstas. ¿Esto es posible? ¿Se incrementa la
“identidad” de un área mediante el aumento de la masa
edificada o la ampliación de las funciones intervinientes?
¿Cuál es el mecanismo por el cual se transforma la cantidad de
las últimas en la cualidad de la primera?(142)
¿El área pasaría a ser un espacio de 19 Identidades
diferentes? ¿Cuál es la articulación para conformar éstas
variadas identidades? Si el propósito es dejar que estas
“centralidades” amolden por sí mismas sus propias
identidades, ¿cuánto tiempo debería de pasar para que esto
ocurra? ¿Roma se identifica con la creación de otras
centralidades con identidades propias a su alrededor?
Aunque evitar la expansión es uno de los objetivos del plan, la
metodología aplicada para tal fin es de dudoso desenlace. Los
lineamientos procuran salvar la propagación pero incluye un
aumento exponencial de la masa edificada. Rehúso de zonas
(142) Parecería que la
noción, sino deriva, es
similar al concepto de
Identidad del Nuevo
Urbanismo. A pesar del
que el término “identidad”
es usado en el Nuevo
Urbanismo como concepto
social de que el ciudadano
se “identifica” con su barrio
a través de tener
actividades en él. Algo
difícil de sostener. Primero
identidad” no es lo mismo
que “identificación” aunque
suenen parecido. Del
concepto de “identidad” ya
hemos hablado. Segundo,
la identificación de un
ciudadano con su barrio es
una estimación altamente
compleja, de evaluación
constante pre-in-post que
se basa en tres pilares:
compartir su historia, poder
ser, ser y haber sido, parte
de su red social-cultural y
que éste, el barrio, tenga
una estructura física
distinguible capaz de ser
pasible de una identidad,
es decir, tener caracteres
agrupables y
diferenciables.
A pesar de que la
“identidad” y “diversidad”
barrial es una de las
banderas del Nuevo
Urbanismo cabría
preguntar: Cuál es el
desconocido mecanismo
que las crea? Algo así
como que se crea
identidad a través de un
equilibrio de actividades
múltiples.??? A pesar de
que es difícil de creer en
una conversión de esa
naturaleza, a juzgar por los
resultados de los proyectos
del Nuevo Urbanismo esto
definitivamente no ocurre.
La “identidad” barrial se
crea sólo a través de
procesos de largo plazo.
“Nosotros usamos el
término “diseño” no en el
típico sentido de la
configuración artística de la
forma física sino en la
implicación de un proceso
que sintetiza muchas
disciplinas: Las demandas
de la región ecológica, su
economía, su historia, su
política, sus regulaciones,
su cultura y su estructura
social.” (122) (pág 43) Yo
me pregunto, quizás los
nuevo urbanistas puedan
responderlo: cual es la
misteriosa articulación que
hace que un enfoque de tal
diversidad, termine
produciendo resultados
todos iguales? Será que
terminan promoviendo lo
que intentan revertir? Cuál
es la diferencia entre tener
el planeta lleno de edificios
CIAM o de casas
tradicionales suburbanas
norteamericanas? Lo que
nos lleva a pensar que son
esencialmente lo mismo.
En efecto, ambas priorizan
el resultado formal e
inventan un mecanismo
auto-referencial que le de
justificación y que está, en
los hechos, disociado de la
realidad. Si siguiéramos
paso a paso la
metodología CIAM o la del
Nuevo Urbanismo, sin
buscar sus resultados
formales, podríamos llegar
a cualquier cosa menos
edificios pantalla o
manzanas de casas
tradicionales. Para sólo
una muestra, El Nuevo
Urbanismo propone barrios
de escala “humana” que
promueva la movilidad a
nivel peatonal. Como
cualquiera podría ver, nada
es más lejano que la
“escala humana” de los
barrios Nuevo Urbanistas
que Manhattan por
ejemplo, pero, por lo visto,
en Manhattan no ha dejado
de haber peatones.
Tampoco en los centros de
París, Londres o Madrid a
pesar de su “deshumana
escala”. Esto nos hace
preguntar: Por qué será
que los Urbanistas
terminan promocionando
formas? Lo que nos lleva
de vuelta al principio de
todo, al Capítulo 1.
155
inutilizadas; urbanización de los suburbios no consolidados;
descentralización mediante la creación de nuevas centralidades. La
expansión de la ciudad se evitaría a través de un aumento de la
densificación e “intensificación” de la urbanización, en particular en las
“centralidades” propuestas, algo que parece ciertamente contradictorio.
¿La descentralización e “intensificación” de los suburbios no va a liderar
una expansión de estos? Todo el procedimiento del plan propuesto
supone un incremento sustancial del área ocupada y construida. Si
ambas crecen también los hace la densidad edilicia. Si la población
romana no ha crecido en los últimos años, ¿quién ocupará tamaño
desarrollo? ¿Quién ocupara las áreas centrales renovadas? ¿Estamos
hablando de un astronómico aumento del área urbana per cápita? El
desarrollismo contenido es manifiesto. Más allá de y concomitantemente
con esto, el concepto de liberación de área es un factor inexistente.
La operación aquí presentada supone atraer ciudadanos de la periferia
hacia la planta urbana mediante la instauración de una complejidad
superior en el sistema ciudadano, generando un aumento de la
densificación del conjunto, lo que permitirá obtener el volumen
poblacional necesario para renovar y reutilizar las áreas centrales
identificadas en el Plan General de Roma, facultando, en el proceso,
liberar área de la periferia actualmente ocupada por la expansión
ciudadana, con el cometido de destinarlas a equilibrio micro climático y
macro climático. La nueva complejidad creada, se integrará de distintas
capas que incluyen: reagrupación del estamento poblacional según
organizaciones de complejidad progresiva, donde el hábitat y sus
servicios se insertan a distintas escalas bajo el concepto ciudades dentro
de ciudades; modificación de la interrelación infraestructural mediante
anillos de comunicación inter-ciudades que permite expandir las
posibilidades, muy particularmente sobre dos áreas: el transporte
colectivo y el movimiento peatonal; y adecuación de la planta urbana
para admitir generación energética interna, originando un efecto
terminante sobre el territorio: reducción o eliminación de las áreas de
producción energética fuera de las ciudades; por último,
acondicionamiento micro climático de la orbe con el objetivo de disminuir
el consumo de la misma.
Vale repetir en este momento algo ya dicho: la materialización física aquí
presentada no es un fin sino un medio. Persigue un único fin, mejorar el
ambiente en que vivimos. Éste puede dividirse en dos, los cuales forman
un común bucle de retroalimentación: mejorar la calidad de vida y mejorar
el ecosistema(143).
Todas las actuaciones suponen no sólo un aumento de la complejidad
(143) El fin último no es,
justamente, la forma. Ésta
resultará, en el plano
urbanístico,
irremediablemente y
afortunadamente, del
conjunto de acciones sobre
el medio hechas en forma
inter, mono o exo-actuante,
por todos y cada uno de
los integrantes de grupo
social, lo cual termina
siendo muchísimo más
enriquecedor de lo que una
persona o un grupo puede
o pueda imaginar. Y en eso
también Roma es un
ejemplo. Su centro
histórico se debe a la
interacción de generación
tras generación
construyendo su propio
hábitat. Lo que en el siglo
pasado se definía como
“orgánico” y hoy podemos
entender como un proceso
natural auto-organizado en
cuyo seno emerge el autodiseño. En buena parte de
esto es que reside su
belleza e identidad. No fue
por tener un masterplan
que ambas florecieron,
sino, justamente y no
únicamente, porque las
planificaciones que
perduraron fueron las que
se incoporaron
simbióticamente al
conjunto. El proceso
natural fue capaz de
producirlas. Dudo de que
alguna o ninguna de las
formas urbanas elaboradas
dentro del entorno
conceptual del siglo
pasado sea capaz de logar,
siquiera ínfimamente, tal
nivel de armonía y
complejidad.
156
sino algo que ésta trae consigo: una vasta interrelación de todos los
procesos y sistemas en diferentes niveles de complejidad. Y cuando
decimos todos, nos referimos a todos, incluidos los procesos naturales.
Los conceptos de sistemicidad y bio-integración surgen
espontáneamente. Esto es lo que hemos llamado urbanismo sistémico.
La idea conlleva sistemas interrelacionados e interconectados mediante
procesos cooperadores que pueden ser altamente eficientes sólo en
combinaciones de integración entre ellos, con complejidad creciente, lo
que implica sistemas dentro de sistemas.
Necesariamente se establecen niveles de complejidad. Para el caso que
Figura 23. Niveles de interrelación sistémica en un esquema de “ciudades dentro de
ciudades”.
nos ocupa estos son mostrados en el esquema de la figura 23. En una
ciudad tradicional, el nivel de complejidad depende del área seleccionada
y comprende un solo nivel. En el ejemplo, depende de la cantidad de
sistemas interrelacionados escogidos.
Para la inserción de ciudades se eligió el modelo desarrollado en el
Apéndice 2 con aptitud en zonas templadas soleadas y por tanto
adecuado al ambiente climático de Roma. La implantación de las mismas
es en pares, siguiendo una figura elíptica, forma recurrente y repetida a lo
largo de toda la ciudad, amén de otras similitudes y/o relaciones que
pueden encontrarse. Su centro es la distancia entre la plaza San Pedro y
el Coliseo los cuales hacen de focos.
La estructura creada se instala en la planta urbana rodeando el centro
157
N
MD
MB1
MC
MB
MA
MC
ME LOOP
MA
MD
MB
0km 1km
5km
N
0km
10km
20km
Figura 24. Plan de Roma donde se
detallan: líneas de metro existentes y
proyectadas junto a las zonas de
revalorización propuestas por la
municipalidad, disposición de
edificios-ciudades y metro anillar. El
circulo verde inferior representa el
área ahorrada y recuperada para el
ecosistema.
390 km2
158
histórico, en área de reciente construcción y por fuera de las murallas
aurelianas. Para dejar un poco de lado los aspecto cualitativos, el anillo
creado inserta 96 núcleos habitacionales, ciudades con capacidad cada
una para 4000 personas aproximadamente, lo que representa el 15% de
la población romana. El área ahorrada y recuperada de los suburbios
periféricos será de alrededor de 39.000 hectáreas, algo cercano al 25%
del área de la ciudad. El proceso re-consolida la centralidad mediante la
atracción de pobladores de la periferia hacia la planta urbana,
densificando la última y reduciendo los alrededores suburbanos. La
operación aumenta el carácter del área urbana dotándola de pobladores
y servicios, concentra, entrelaza e interrelaciona procesos y funciones.
Figura 25. Vista nocturna desde Gianicolo.
Al ser, los núcleos instalados, ciudades con todos los servicios
necesarios para la dotación poblacional que contienen, los servicios de
mayor capacidad pueden instalarse en relación a dos o cuatro y/o más
cierta área de la ciudad. Se empieza a notar, entonces, la mecánica de
distintos niveles de sistemas poblacionales integrados, que no dependen
del área que ocupan sino de la cantidad, acumulación y organización de
los sistemas menores contenidos. Efectiviza, por tanto, una sustancial
mejora de los procesos abarcados, ya que cooperan a distintos niveles y
se vinculan a menores distancias, lo que redunda en mayor eficiencia
general. Ésta puede traducirse como economía de construcción y
funcionamiento de todos los niveles infraestructurales, junto con
economía y mejora de las relaciones socioculturales. Ambas implican:
elevado ahorro energético debido a la reducción de la producción y
mantención infraestructural, además de la simplicidad y acortamiento de
las relaciones vinculantes, como traslados o intercambios; eficiencia del
159
Figura 26. Corte de la ciudad con el metro.
uso del suelo urbano mediante la reducción del área urbana per cápita;
eficiencia medioambiental debido a lo anterior más la liberación de tierra
ocupada por los suburbios ahora reducidos; y mejora del clima general
como resultado de la reducción del área construida. La concreción de una
línea anillar de metro en el emplazamiento propuesto vinculada
directamente a los edificios-ciudades instalados, mientras que conectada
a las radiales existentes, crea infinidad de interconexiones junto a
sencillez y mejora de la accesibilidad, incluidos sistemas de
desplazamientos internos donde la escala peatonal adquiere notoria
relevancia.
A su vez, la densificación puede apoyarse en el PSMS (Plan Sustentable
de Movilidad Estratégica) que prevé una mayor incidencia del transporte
público y el aumento de las áreas peatonales dentro del centro histórico
en una suerte de retroalimentación: mayor cantidad de pasajeros, menor
distancia de recorrido, más tendencia a cubrirse caminando.
La modificación de la planta urbana para hacerla adecuada a la
absorción, producción y control energético puede verse en la figura 22.
Calles y veredas serán absorbentes de energía solar. La energía
sobrante se enviará a acumuladores ubicados en la periferia y quedará
disponible para usarse en las épocas que lo requieran. Las fachadas que
puedan ser modificadas entraran en el sistema de control energético
ciudadano, rechazando o absorbiendo, dependiendo de las necesidades,
la radiación solar. El sistema, en su conjunto, promueve menor consumo
y mejora micro climática pues las energía es re direccionada y reutilizada.
El volumen total necesario es producido en la propia ciudad, careciendo,
dada tal circunstancia, de demanda de área externa para cubrirla.
160
Figura 27. Vista nocturna de la ciudad desde el Monte Mario.
El terreno recuperado de sus suburbios puede usarse para crear toda la
infraestructura de almacenamiento de la energía generada dentro del
orbe, básicamente bajo tierra. La superficie puede transformarse en un
ejemplo de ecosistema medioambiental diverso y libre de producción
económica. Esto no sólo servirá como modelo de comportamiento
humano sino que colaborará y mejorará el microclima intra-ciudadano.
Figura 28. “La bella Roma” y su collar de perlas.
161
El anillo elíptico de edificios-cuidad propuesto no modifica la morfología
urbana salvo a nivel macro. Dota a la planta de la misma de una impronta
propia y reconocible, creada desde sus propios antecedentes, formales y
naturales, estableciendo un criterio de unidad y unificación de la totalidad
de la misma, más allá de su centro histórico, promoviendo una
identificación clara del conjunto urbano, a nivel micro o macro, a la altura
de peatón o a vuelo de pájaro. Y este reconocimiento se debe a
ingredientes extraídos de la propia ciudad. El reforzamiento de su
identidad propia ha sido obtenido.
Ver video en http://www.matiassambarino.com/publications/rome.htm
La elipse originada por la inserción de los núcleos-ciudad no es neutra,
se abre para generar una direccionalidad y promover la interconexión con
la natural tendencia a vincularse y evolucionar hacia el mar del conjunto
de sistemas ciudadanos que incluye, entre otros, su organización
poblacional, cultura de gustos y costumbres, masa edificada e
interrelación medioambiental, y sus evoluciones continuas y combinadas
de todos los sistemas integrados, que conforman una unidad en sí
misma, un sistema total con propiedades emergentes, una de las cuales
es su continua transformación en el territorio (otra, su capacidad de de
desarrollo cultural) . Como su comportamiento ha sido comprendido, es
posible ir construyendo su base estructural, su masa edificada, en función
162
de su futuro desplazamiento y en conveniencia con éste. Se crea
entonces un respaldo estructural a un comportamiento natural.
Esto es lo que urbanismo sistémico quiere decir. No se puede planificar
en contra de los sistemas y procesos naturales, uno de los cuales son los
flujos poblacionales, otros los encargados del equilibrio medioambiental,
otros los de la organización espacio-socio-cultural. No es bueno ni
sensato. Y esa es la más dura lección del urbanismo del Siglo XX.
Grandes recursos de las comunidades se han gastado en tal propósito.
Un siglo de urbanismo alcanza para demostrar que no sólo es
antieconómico sino también ineficiente, medido en forma
medioambiental o tradicional. La planificación debe ser a favor y no en
contra de estos sistemas, que suponen transformaciones constantes y
continuas, además de características propias y enriquecedoras,
ayudándolos y direccionándolos, pues estos son auto-regulados y autoreguladores. El sprawl no ha sido otra cosa que la consecuencia lógica
de una visión que no comprende, y menos aún apoya, estos sistemas y
sus procesos implícitos.
(144) 1978, Giulio Carlo
Argan, citado por Marco
Corsini en el workshop
mencionado
anteriormente.(139)
El ejemplo aquí expuesto no tiene el ánimo de decir cómo debería ser o no
ser la futura Roma, sino sólo sensibilizar con respecto al problema, global
y particular, de adecuación de una ciudad a la suma de exigencias sobre
su hábitat que la comunidad está en condiciones de impulsar, dado su
actual nivel de conocimiento y comprensión, y ejemplificar sobre el caso
concreto, promoviendo la búsqueda de un camino evolutivo natural de
transformación, que hoy somos capaces de entender con mayor acierto y
por donde el acontecer debería transitar más fluidamente. Global, por la
incidencia de la ciudad como elemento en el sistema total, particular, en
este caso, por las singularidades que Roma ostenta: la adaptación de una
ciudad con altísima historia y tradición para su conversión en un
instrumento de colaboración global. Hemos dicho que las ciudades
deben mantener sus características, pues bien, este es un buen ejemplo,
Roma es inigualable, pero también hemos dicho que las ciudades deben
dejar de contaminar y comenzar a cooperar. Ese es el desafío que nos
toca vivir y nos empuja hacia adelante. Ensayarlo en Roma es
ampliamente estimulante.
“Roma è una città interrotta perché si è cessato di immaginarla.”(144)
163