INDICE Carta de Cesión de derechos (Anexo 1)……………………………………………….1 Formato de la descripción del trabajo de grado (Anexo 2 )…………………………..2 Portada………………………………………………………………………………...6 Carta de presentación del director del trabajo de grado Daniel Valencia …………….7 Cuerpo del texto……………………………………………………………………… 9 Bibliografía………………………………………………………………………….. 60 Anexos trabajo de grado………………………………………………………………61 ANEXO 1 CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA DEL TEXTO COMPLETO. Bogotá. D.C., Fecha Mayo 28 de 2009 Marqlle con nna X Tesis Trabajo de Grado X Señores BIBLIOTECA GENERAL Cuidad Estimados Señores: Yo (nosotros) María Carolina Angel, identificado(s) con e.e. No. 53 907 511, autor(es) de la tesis y/o trabajo de grado titulado ''l'ura /lO olviá,rr. l'ulIrcio áe JusticlIr-Trujillo (Valle áel Crrucu). Ejercicios áe memoriu" presentado y aprobado en el año 2009 como requisito para optar al título de Comnnicadora Social; autorizo (amos) a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera: • Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en la página Web de la Facultad, de la Biblioteca General y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad Javeriana. • Permita la consulta, la reproducción, a los usuarios interesados en el contenido de este trabajo, para todos los usos que tengan finalidad académica. ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet, etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer. De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, "Los áerechos morales soóre el tramjo SO/l propieáuá áe 10sTrutores", los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables. Firma y documento de identidad Firma y documento de identidad PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y TrabajOS de grado él la Biblioteca General -- Agosto 4 de 2007 3 ANEXO 2 FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DE LA TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS O TRABAJO DE GRADO: l'rrm no o/vülrrr. l'rriucio de Justiciu-TrujiLLo (fuLLe de/ Crrucrr). Ejercicios de memoriu" SUBTÍTULO, SI LO TIENE: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ AUTOR O AUTORES Apellidos Completos Ángel Noguera Nombres Completos María Carolina Ángel DIRECTOR (ES) Apellidos Completos Valencia Nieto Nombres Completos Daniel JURADO (S) Apellidos Completos Nombres Completos Marín Ardila Luis Fernando Castellanos Nelson ASESOR (ES) O CODIRECTOR Apellidos Completos Nombres Completos TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: Comunicadora Social FACULTAD: Comunicación y Lenguaje PROGRAMA: Carrera X Licenciatura _ PUJ- BG Normas para la entrega de Especialización _ _ Maestría _ _ Doctorado __ Tesis y TrabajOS de grado a la Biblioteca General - Agosto 4 de 2007 4 NOMBRE DEL PROGRAMA: Comunicación social C IV DAD :_ _-"B",O""G"OLJTLCÁ,--_ AÑO DE PRESENTACiÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2009 NÚMERO DE PÁGINAS: 61 TIPO DE ILUSTRACIONES: II ustraci ones Mapas Retratos Tablas, gráficos y diagramas X Planos Láminas Fotografías X MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica): Duración del audiovisual: _ _ _ _ _ minutos. Número de casetes de vídeo: _ _ DVCam DVC Pro Formato: VHS Vídeo 8 Beta Max _ _ _ Beta Cam MiniDV Hi8 Otro. Cual? Sistema: Americano NTSC _ _ Europeo PAL _ _ SECAM _ _ Número de casetes de audio: _ _ _ _ __ Número de archivos dentro del eD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de grado): PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de Se! LAU/<liAlJAS o /en" t¡na mención especia!): DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (gil caso de dI/da peva desigllev estos descriptores, se recomiellda cOllsl/ltar COIl la Ullidad de l' rocesos Técllicos de la giólioteca Ge/lCral ell el coneo óiólioteca@¡averialla.emt.co. dollde se les orielllalá). ESPAÑOL Memoria histórica, memoria social. Comunicación y memoria. Violencia en Colombia, medios de comunicación, opinión pública, víctimas. INGLÉS Social memory, historical memory. Communication and memory, violence in Colombia, media, public opinion and victims. RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS: (Máximo 250 palabras - 1530 caracteres l: ESPAÑOL: Cuando se trata de asumir la recuperación del pasado (y del presente), resulta sumamente cuestionante encontrar que ya no se habla de la violencia como un concepto sino como una PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General - Agosto 4 de 2007 5 cifra; los muertos ya no tienen nombre sino número, al igual que los desplazados, quienes ya no tienen rostro ni región sino porcentaje. ¿En cuánto tiempo podremos construir memoria en Colombia? Es muy complicado determinar esto porque la sociedad aun no se ha dado cuenta que son las víctimas las que están haciendo un esfuerzo por recuperar el tejido social. Pero hay que tener en cuenta que a la sociedad no se le ha contado lo que pasa con estas personas, ni quienes son, ni cuales son sus historias. Pedirle entonces a la sociedad que hable de las victimas con nombre propio es muy difícil. Se necesita un lapso de tiempo que pueda explicar los aconteciemientos y se necesita también un tiempo para que las víctimas asimilen su propias vivencias. "El combate por la restauración de esa memoria truncada en la Colombia contemporánea apenas comienza." (Sánchez, 2006, p. 96) El proceso de indagar nuevos métodos de investigación para la comunicación, así mismo, este trabajo invita a reflexionar sobre la comunicación desde la cultura. Al respecto, Barbero habla de un "desplazamiento del concepto de comunicación, al concepto de cultura" (1984, p. 24). Se trata de un concepto de cultura que se relacione con el campo de la comunicación, no desde la estructura de los medios y el sistema de las nuevas tecnologías, con todo lo que ello implica, sino desde un concepto de cultura entendido a partir de lo humano, de la interacción de las personas; a partir de la psicología y de los "sistemas narrativos" (Barbero, 1984, p. 24). Esta perspectiva sitúa a la memoria en el lugar fundamental que le corresponde; si los estudios de comunicación se trasladan al concepto de cultura, teniendo como punto de partida los sistemas narrativos y los comportamientos de una sociedad determinada, la memoria se consolida allí donde se genera el intercambio social, (o "socialización", en palabras de Barbero), gracias a la comprensión de las maneras en las que las personas comparten la información. INGLÉS When dealing with the recovery of the past (and the present), it is quite interesting to find that nowadays, people no longer talk about violence in terms of a concept, but rather in terms of numbers. The dead do not have a name; they are a number. The displaced no longer belong to a region, nor they have a face; they are a percentage. How long will it take us to build a memory in Colombia? This is a very complex question because society has not yet realized that the victims are the ones making an effort in order to recover the social tissue. But it is important to take into account that society has not been told what exactly happens to these people, or who they are, or what their stories are. Hence, to ask society to tan k about the victims in terms of their identity is very difficult. A lapse of time is needed, where events can be explained and the victims can manage to assimilate their own PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y Trab8jos de grado a la Biblioteca General·· Agosto 4 de 2007 6 experiences. "The combat towards the restoration of such truncated memory in today's Colombia is just beginning". (Sanchez, 2006, p. 96) In the process of finding out about new methods of research in communication, this project is an invitation to think about communication from the perspective of culture. Related to this, Barbero talks about the "displacement of the communication concept to the culture concept" (1984, p.24). -\ PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General - Agosto 4 de 2007 7 “PARA NO OLVIDAR. PALACIO DE JUSTICIA-TRUJILLO (VALLE DEL CAUCA). EJERCICIOS DE MEMORIA.” MARÍA CAROLINA ÁNGEL NOGUERA TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TITULO DE COMUNICADORA SOCIAL PUBLICIDAD DANIEL VALENCIA NIETO PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL Y LENGUAJE COMUNICACIÓN SOCIAL BOGOTÁ 2009 Pontificia Universidad JAVERIANA - - - Bogotá--- Bogotá, Enero 30 de 2009 Profesor JURGEN HORLBECK Decano académico Facultad de Comunicación y Lenguaje Ciudad Respetado señor: Formalmente hago entrega del trabajo de grado de la estudiante MARIA CAROLINA ANGEL NOGUERA, quien se identifica con la cédula de ciudadanía N° 53.907.511 de Bogotá, el cual se titula: Para no olvidar. Palacio de Justicia- Trujillo (Valle del Cauca). Ejercicios de memoria, El trabajo cumple con los requisitos teóricos y metodológicos suficientes para ser aprobado por mi parte, como director del mismo, además de la suficiencia profesional junto con la constancia y responsabilidad que la estudiante mostró en el desarrollo de la investigación. Cordialmente Facultad de Comunicación y Lenguaje Transversal 4 No. 42-00 Piso 6 PBX: (57-1) 3208320 extensión 4586 y4587. Bogotá D.C., Colombia 53 ANEXO 1. Penetración de lecturabilidad de prensa. Esta tabla mide el total de personas que fueron encuestadas. 20 t otal Masculino Femenino 12 a 19 20 - 24 25 -34 35 - 39 40 -44 45 -49 50 -54 55 -64 65 - 69 (HO% ".30% H.90% (9.2o", 50(0'" 50.20'" ( 970'" 50.00'" , 6 4 3 2 Bogotá Medellin Cali Barranquilla Bucaramanga Pereira (5.50% 31.10% U90% 6180% Director GenerallPre sident e Gerente Medio/Ejecuti vo Pr ofesional con su propia ofi ci na o dentro de la .. Especialista T écnico/mecánico Admin istrati vo M antenl m I ent o/segurl dad/obrero Artesano/se r vici o doméstlcolVendedor ambulante Otr a Doctorado/MaestrialPosgrado Universidad Complet a Universidad Incompleta Técnico Completo T éc nico Incomplet o Bachi llerato Completo Bachillerato Incomp let o Prl maria Completa 20 5UO'" 56 .70'" ( 9.90'" 6710% " .60'" 30.50% 38.20% Departamento de investigación VC Medios Colombia. Fuente TGI 2008 - Ponderado: 6.359.000 personas. 1 INTRODUCCIÓN En la avenida Andrássy (Budapest, Hungría), y ante los ojos de miles de turistas y ciudadanos, se erige el Museo La casa del terror, Terror Háza (Schmidt ed., 2003, p. 5), para recordar la invasión fascista y comunista del siglo XX. El edificio mismo fue el lugar donde se torturó a cientos de judíos, cuando en 1944 los nazis húngaros llegaron al poder (2003, p. 5). Hoy, sus paredes traen a la memoria de los visitantes a cada una de las personas que fueron torturadas allí. Al visitarlo, tales muros me hicieron recordar a Colombia, país en el que también se ha vivido una brutal violencia. En aquel momento se suscitó en mí el interés por el tema de la memoria social y la iniciativa de hacer mi proyecto de grado con base en ella. La memoria social es un concepto que trae el pasado al presente, y que reconoce al mismo tiempo las subjetividades y las pluralidades. En esa medida, puede entenderse como una herramienta que, en tiempos de guerras y de conflictos, puede ayudar a forjar el camino hacia el futuro. Hablo de esa memoria sobre la que tanto se debate a raíz de la política de perdón y el olvido, y que hace un llamado a la no repetición de la guerra. El objetivo de este trabajo de grado es reflexionar sobre el significado de la memoria social en Colombia en términos de cómo, dónde, cuándo, por qué y para quién se construye. Dichos interrogantes serán analizados en el marco de dos hechos centrales en la historia reciente del país: la toma del Palacio de Justicia en Bogotá y la masacre de Trujillo en el Valle del Cauca. Estos eventos, entre muchos otros, han marcado irremediablemente la historia violenta por la que pasa la interpretación de la realidad colombiana. Este es, pues, un trabajo enfocado desde mi perspectiva del campo de la comunicación, que invita a tomar conciencia sobre la importancia de la memoria para la construcción del futuro y la no repetición de los hechos dolorosos del pasado. En las últimas décadas, la conformación de grupos armados, el tráfico de drogas, las diversas luchas políticas, y las diferencias sociales y económicas en la sociedad colombiana, han puesto como protagonista a la violencia. El asesinato de líderes políticos como Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Galán, la conformación de grupos armados al margen de la ley, los procesos de paz fallidos, el terror sembrado por figuras 2 como Pablo Escobar y la propagación del narcotráfico en casi todo el territorio nacional, hacen de Colombia un escenario de terror. En un país donde la venganza y la impunidad son temas del día a día, y en donde las heridas abiertas que ha dejado la violencia se mantienen ocultas bajo el velo del olvido, es determinante dar cuenta de la importancia de reivindicar el lugar de la memoria en tiempos de guerra. Sin duda, la capacidad de recordar juega un papel central para las sociedades, pues contribuye al reconocimiento de historias de vida que no han sido contadas. La memoria le proporciona vida a aquellos que, desde siempre, no se han sentido más que fantasmas. En este orden de ideas, resulta central definir desde dónde se piensa construir la memoria o desde dónde es importante construirla para Colombia. Probablemente no sea desde lo económico ni desde el ámbito político, sino desde lo sentimental. Hace falta ponerle corazón a la violencia traumática del país, a ver si así puede cambiar algo. Ahora bien, cabe señalar que este proyecto de grado tiene lugar en el campo de la comunicación porque la memoria social se articula gracias a la transmisión de información entre las personas, gracias al lenguaje. Por otro lado, es un proyecto de comunicación en tanto que invita a la reflexión acerca del papel del los medios en Colombia; en una época en la que la sociedad civil está construyendo procesos de catarsis, los medios de comunicación deberían ser un apoyo para reconstruir las fracturas que la violencia ha dejado en el tejido social. Este trabajo de grado le aporta, pues, al campo de la comunicación, la posibilidad de contemplar diferentes maneras en las que los medios pueden contribuir a la construcción de la memoria en la sociedad colombiana. También invita a una reflexión sobre el concepto de memoria y su vínculo con otras formas de comunicación como la pintura, la fotografía, la música, la literatura, el teatro, entre otras. Este proyecto es importante para la comunicación porque, si bien hechos como la toma del Palacio de Justicia y la masacre de Trujillo nos hablan sobre las dimensiones del mal en nuestra sociedad, su magnitud solo se comprende cuando tienen visibilidad, es decir que su impacto social lo determinan los medios. Éstos, en efecto, están llamados a 3 transmitir la información que sea relevante de manera oportuna y responsable, para que tales eventos no se conviertan en hechos aislados, sino que, todo lo contrario, permanezcan en el recuerdo. En este sentido, la de los medios es ante todo una labor de memoria; los medios, como la memoria, deben contribuir a la no repetición de actos violentos. La construcción de la memoria implica un paso del tiempo entre el hecho y su recordación, ya que en los momentos en los cuales se llevan a cabo los hechos es imposible contextualizar porque no hay suficientes elementos de juicio y de análisis, es decir, apenas se informa; solo en la medida en que el tiempo transcurre, se puede contextualizar. De acuerdo con ello, el trabajo de la comunicación sobre los hechos, en relación con la memoria, permite un análisis racional que se facilita a través del tiempo. En este trabajo se universaliza una opinión sobre la realidad colombiana a partir de dos situaciones particulares que dan cuenta de la presencia de la violencia en el país. Valdría la pena que en trabajos o investigaciones futuras se pudiera tener en cuenta más hechos que ofrezcan una perspectiva más amplia de la necesidad de construir memoria y reconocimiento. Habiendo aclarado las motivaciones de este trabajo, así como sus limitaciones, termino la introducción presentando la forma del texto con el que el lector se encontrará a continuación. Esta tesis cuenta con tres capítulos: un marco teórico, que explica el concepto de la memoria desde diferentes autores; un segundo capítulo que describe algunas aproximaciones contemporáneas al problema de la memoria en el país, y un tercer capítulo que reflexiona, desde distintos ángulos, la masacre de Trujillo y la toma del Palacio de Justicia. 4 CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO La memoria ¿Qué es la memoria? Según Fentress y Wickham (2003, p.16) la memoria es una facultad mental característica de los seres humanos; un complejo proceso psicológico en el que influyen el grado de concentración y el contexto en el cual se aprende algo. Este es en parte el significado que se tendrá presente a lo largo de este escrito cuando se haga referencia a la memoria. Sin embargo, se le entenderá como un fenómeno aún más complejo, que implica determinar de qué manera la memoria de cada uno de los individuos se puede unir para construir tejidos que estructuran una suerte de pensamiento social o memoria social. Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo trata sobre la memoria social, la memoria de los pueblos; la memoria social que crea identidades para grupos de personas. A ella se le confiere, en esta medida, un papel terapéutico y revelador del pasado, como si fuese la clave para alcanzar la libertad. De ahí su protagonismo en nuestros tiempos, tanto en la Alemania de las guerras mundiales, como en el Trujillo de las masacres. James Fentress y Chris Wickman, en su libro Memoria social (2003, p. 13), aseguran que gran parte de la memoria de las personas siempre va a estar ligada a grupos sociales. De aquí surge la cuestión de la memoria social antes mencionada, y de cómo la memoria pasa de un ámbito individual a un ámbito colectivo. Sin embargo, uno de los problemas que se plantean en dicho libro es cómo hacer que cada una de las memorias de las personas tenga un papel en ese espacio colectivo, sin que nadie sea un “autómata” (Fentress y Wickman, 2003, p. 13) a quien esa memoria colectiva manipule a su antojo. Para evitar una consecuencia tal, los autores prefirieron cambiar el nombre de ‘memoria colectiva’ por ‘memoria social’, ya que el término ‘memoria’ o ‘conciencia colectiva’ propuesto por Halbawachs, se desligaba de los pensamientos individuales de las personas.1 La idea de referirse a una memoria social y no colectiva, busca no desligar en 1 En este trabajo, siguiendo a Fentress y a Wickman, se utilizará el concepto de ‘memoria social’, ya que el término ‘social’ se adecúa mejor a lo que aquí se tratará como ‘memoria social’, incluyendo la memoria desde una perspectiva social e individual. 5 ningún momento la colectividad de la individualidad; la noción de lo social permite guardar la relación entre ambos aspectos. Elizabeth Jelin y Susana G. Kaufman también hablan en términos de memoria social en su libro Subjetividades y figuras de la memoria (2006). Allí afirman que aunque la memoria da sus primeros pasos en los procesos de creación de sentido en la subjetividad, también pertenece al ámbito social, entendiendo que las experiencias de sentido y de afectos también “están inmersos en lazos sociales” (2006, p. 10) Teniendo claro por qué se habla de una memoria social, es necesario ahora entender su funcionamiento. Esta noción alude a una memoria que es “aprendida, heredada y transmitida a través de innumerables mecanismos que le imprimen un sello a nuestro devenir, a tal punto que nuestra memoria termina siendo la representación de nosotros mismos ante los demás.” (Sánchez Gómez, 2000, p. 21). Según Fentress y Whickman las “versiones acordadas del pasado” (2003, p. 14), que las personas tienen son transmitidas, es decir, son comunicadas. Así, pues, la memoria social permite crear identidades en una sociedad determinada: cada grupo social, étnico o nacional construye el sentido de sus vivencias y de su pasado de manera diferente a través de la memoria compartida. Otro factor determinante en la comprensión de la memoria social es la distinción entre el papel del recuerdo como acción y el del recuerdo como representación. Dentro de esta distinción valdría la pena preguntarse desde dónde se construye la memoria, ¿desde la acción o desde la representación, es decir, desde lo oral o desde lo textual? Lo que aquí cabe destacar, y así mismo lo han señalado Fentress y Wickman (2003), es de qué manera la memoria ha sido considerada como una herramienta de investigación para la historia oral. Es un hecho que en todas las sociedades se mantiene latente un deseo, no de escribir, sino de contar las historias, de manera que los recuerdos de las personas no están necesariamente en los libros, en las bibliotecas o en archivos específicos, sino más bien en la mente de las personas, de tal suerte que la única manera de extraer esa información es por medio de la oralidad. Esto se da de tal modo porque la mente de los seres humanos no funciona de manera organizada, sino como un conjunto de ideas espontáneas que no cumplen con el orden preestablecido de un archivo acumulativo. 6 Otro aporte de los autores en cuestión es la consideración de la memoria como un objeto. Ello cobra especial interés si atendemos al hecho de que cada vez más se acude a la memoria como un objeto al servicio de la reparación del tejido social, cual si fuera una cura milagrosa. Esta mirada sobre la memoria integra sus dimensiones de acción y de representación, toda vez que, solo en tanto deviene objeto, puede comprenderse como creadora de sentido ante el desorden propio del flujo del pensamiento La “explosión de la memoria”, como menciona Jesús Martín Barbero en el libro Museo, Memoria y Nación (2000, p. 35) también puede ser vista como un obstáculo que impide ver el futuro y forjarlo. La explosión de la memoria se puede entender como una “histeria”2 que siempre nos lleva al pasado. Pero lo cierto es que también esa histeria por la memoria lleva a las personas a creer en un futuro, y a ver en el pasado una nueva posibilidad de vida, basada en el recuerdo y en el perdón. La memoria como objeto La memoria como objeto es un problema de “reificación” (Fentress y Wickham, 2003, p. 20) es decir, de concebirla como una cosa, tal y como lo proponen los autores. Pero, ¿es posible esta propuesta; es posible tratar la memoria como una cosa? Al parecer, para entender la dinámica de la memoria como acción, es importante convertirla en un objeto que casi pueda ser palpable. En tal caso, se le aborda como algo que acumula cierta información, que es compartida por un grupo de personas. Convertir la memoria en objeto permite entenderla y digerirla; permite acceder a ella en cualquier momento. A la luz de esta idea, es importante además reconocer que la aparición de nuevas tecnologías como la Internet y las bases de datos, contribuyen también a la reificación de la memoria. Ahora bien, otra posibilidad dentro de la comprensión de la memoria es reconocerla como monumento, como museo. Si se ve la situación actual de Colombia, encontramos que las víctimas de los hechos violentos en varias regiones del país acuden a algún tipo 2 Martín-Barbero utiliza la palabra histeria en el siguiente contexto: “Para muchos la actual “explosión de memoria” parecería no ser sino un signo de la histeria milenarista: el espanto del fin, que nos tapona el futuro, nos rebotaría inevitablemente hacía el pasado, en una huida de un presente sin futuro hacía los múltiples pasados de cuya resurrección o nostalgia se alimentan los fundamentalismos religiosos y los nacionalismos más rabiosos”. (2000, p. 35). 7 de representación de la memoria de sus seres queridos. En este sentido cabe preguntarnos: ¿esa memoria que se ve representada en objetos visuales, tangibles, creados por individuos concretos, es la que se pretende construir en el país? O, ¿más bien se trata de construir una memoria social que integre a la sociedad y que genere una identidad para los colombianos? Estas dos preguntas, por supuesto, no son excluyentes, pero se plantean juntas con la intención de enfatizar que la memoria es objeto cuando es en esencia investigada, y cuando a partir de ella se crea algo con la intención de representar la memoria social, que algunos llaman colectiva. Esta comprensión reificada de la memoria, nos permite ir más allá de ella como un mecanismo terapéutico, y abrirle paso a la importancia de que sea investigada desde distintas perspectivas. En efecto, las investigaciones acerca de las masacres y los hechos violentos cometidos en el país acuden a la escritura para relatar historias particulares y explicar los acontecimientos desde diferentes miradas psicosociales. A través de este trabajo se están escribiendo las memorias, los recuerdos. Sin embargo, los libros no son el único medio mediante el cual se “cosifica” la memoria, pues esto también se hace por medio del arte; la memoria también se convierte en una puesta en escena, en teatro, en lengua, en necesidad. Ahora bien, si tales son las posibilidades de la memoria, sería interesante pensar en cómo se llega a las élites de un país como Colombia. Una de las vías más frecuentes es la lectura. De hecho, el periódico es el medio de información por excelencia de las élites socio-económicas y de los profesionales del país. La televisión, entre tanto, es el medio de información más popular, pues llega a casi todas partes y tiene un alto impacto en las masas, al igual que la radio, (ver anexos 1 y 2. pg 52.). En este sentido, una de las finalidades de la cosificación de la memoria en Colombia, consiste en involucrar a la élite intelectual, económica y social en el proceso de la problematización de una memoria oficial, ya que la construcción de memorias en plural empieza por un reconocimiento de los hechos, de las víctimas y de los actores del conflicto. Una muestra de este tipo de trabajo es el que realizó el grupo de memoria social con el “Primer gran informe de memoria social de la comisión nacional de reparación y reconciliación”, investigación publicada en el libro Trujillo: una tragedia que no cesa.3 3 Camacho, et al., 2008. 8 La memoria interrumpida En “Nota de introducción al texto de Maurice Halbwachs”, Lasén Díaz (1995) afirma que la preocupación por la memoria también puede ser la respuesta a la ruptura de la historia de las sociedades en periodos de guerra. Según la autora, “la memoria es una reconstrucción del pasado a partir de elementos y de mecanismos actualmente presentes en la consciencia del grupo. Halbwachs, siguiendo a Durkheim, defiende la existencia de una conciencia colectiva, a la que corresponden una temporalidad y una memoria colectiva.” (1995, p. 204) Teniendo en cuenta los estudios de Halbwachs en su libro La memoria colectiva4 en relación con la memoria, es importante reconocer que ésta no tendría ninguna vigencia sin la existencia de una sociedad. La sociedad, en efecto, tiene el papel de construir la noción del tiempo, determinante también para el entendimiento de la memoria. El tiempo, según el autor, es una construcción social que le es común a un grupo de personas, y es el tiempo lo que determina el pasado, el presente y el futuro; no en vano se tiene siempre presente el momento en el cual se vive. La memoria adquiere sentido entonces cuando hay una concepción concreta del tiempo y del espacio. Como lo recuerda Lasén Díaz, citando a Halbwachs, el tiempo y el espacio “son instrumentos de la memoria social para reconstruir las imágenes del pasado, de acuerdo con el pensamiento dominante del grupo o sociedad de cada época.” (2004, p. 205) La memoria tiene un papel importante en las sociedades y en grupos específicos, en tanto que le da coherencia a los relatos; esto permite contar la historia de los recuerdos y al mismo tiempo construir relatos comunes. “La memoria del grupo asegura la continuidad de una masa de recuerdos que aportan coherencia a las acciones del mismo. La relación de reflexividad se establece también entre memoria y grupo, quienes se necesitan mutuamente para perdurar.” (Lasén, 1995, p. 205). La memoria social contribuye, pues, a la supervivencia del recuerdo, que a su vez facilita la cohesión entre las personas en los diversos conglomerados sociales. La memoria se convierte, así mismo, en un vínculo fundamental entre los grupos de personas y sus recuerdos. 4 Halbwachs, M (2004), La memoria colectiva, Zaragoza, Prensas universitarias. 9 Con todo, en periodos de guerra hay un quiebre de los relatos; es como si se congelara la fluidez de la sociedad. Jelin y Kaufman describen este rompimiento de la memoria en los siguientes términos: “Violencias reales y simbólicas crean sufrimiento, pérdidas y fracturas de la memoria, que irrumpen en los proyectos vitales y rompen con la cadena de relatos.”(2006, p. 10-11). En este sentido, la violencia crea huecos en la cotidianidad de las personas. Por eso, en las vivencias personales se hace necesario buscar otros caminos para sanar las heridas que deja un episodio traumático, cuando la memoria deja de ser la manera de hilar las subjetividades. “Inmovilizarse y durar son condiciones para que haya memoria.” (Lasén, 1995, p. 206). A la luz de esta idea, el arte se convierte en una de las alternativas de la memoria, toda vez que es la materia, lo tangible, lo que trae a colación el pasado en el presente. En efecto, el espacio determina que algo pueda perdurar en el tiempo. En este sentido, el arte permite crear realidades comunes en un grupo de personas que inevitablemente generan una comunicación cargada de sentimiento y afectividad. ¿Quién construye la memoria? En principio, y como suele comprenderlo la mayoría de la gente, la memoria la construye cada quien a partir de sus propios recuerdos. Sin embargo, la comunicación permite que esa memoria individual y subjetiva adquiera movimiento y pase a un ámbito colectivo; no hay que olvidar que la memoria subjetiva adquiere vida dentro de contextos sociales. Diferentes debates se han hecho acerca de si es el individuo quien que crea lo social, o si por el contrario es lo social lo que constituye al individuo. En cualquier caso, lo cierto es que solo se puede tomar conciencia de las dimensiones de la memoria abordándola como parte del entramado social. Al margen de si la primacía la tiene lo social o lo individual, ambos juegan un papel determinante en la configuración de la memoria social. La memoria que se está construyendo –o que está en proyecto de construcción– en Colombia es una memoria que nace en el seno de comunidades enteras afectadas por la violencia. Se trata de grupos de personas que se han unido en el dolor para contarle al país la crueldad de sus realidades, mediante vínculos con otros estamentos como los de historiadores, sociólogos y psicólogos, entre otros, para darle forma a los recuerdos y hacer un trabajo de reconstrucción del tejido social en poblaciones afectadas. De esta 10 manera, la información que se transmite a partir de acontecimientos particulares da forma a lo que hemos denominado una memoria social (o colectiva), y cobra una nueva vida cuando es relatada desde diversos ángulos de la sociedad; en efecto, “La pluralidad de la combinación de influencias sociales hace que la unidad de los estados de conciencia se traduzca en una multiplicidad.” (Lasén, 1995, p. 206). La memoria social que se ha forjado fuertemente en sectores en los que ha venido primando la violencia, ha surgido a partir de las iniciativas y las acciones de las víctimas. Ellas han sido las primeras interesadas en recuperar los recuerdos de sus seres queridos y la dignidad que la violencia les ha quitado, de ahí su afán de contarle al resto de la sociedad su historia para exigir justicia. Esta dinámica ha generado la necesidad de trazar límites que favorezcan un respeto por el recuerdo del otro, así como sus formas de hacer duelo y de afrontar su pasado. Es imposible vivir por el otro y, en ese sentido, la memoria le pertenece a cada quien. En este sentido, es claro que aún quedan muchas historias qué contar; todavía hay heridas abiertas, sentimientos de dolor y de culpabilidad que el tiempo todavía no ha podido sanar. Colombia, sigue siendo un país en conflicto que sufre, no solo por cuenta de la violencia, sino también por problemas políticos, económicos y sociales. Esta historia nuestra pone sobre la mesa el hecho de que las sociedades recuerdan con más facilidad eventos en los que ha habido guerras y batallas, víctimas y héroes, confrontaciones y sufrimiento. Así se han conformado los Estados, luchando por territorios, o peleando en nombre de la religión, como en la Europa medieval, o conquistando territorios y comandando ejércitos de cientos de miles de hombres, como en la Francia de Napoleón, o en la América que fue cuna de abusos y saqueos durante siglos de conquista. Sin embargo, nuestro presente nos enseña que quizá es momento de contar la historia desde otros aspectos; quizá es momento de hacer memoria y construir un futuro que se base en el reconocimiento de los errores del pasado, para incentivar una plena conciencia de la no repetición de hechos caóticos y sanguinarios que afectan día a día a la población civil como la colombiana. 11 El papel de la subjetividad en la construcción de la memoria social Cada quien explora la manera de hacer memoria, es muy difícil pretender que todo el mundo recuerde lo mismo y lo haga de la misma manera. Cuando se trata de la memoria subjetiva, cada quien decide el tiempo y el espacio de su recuerdo. Como ya se ha señalado, existe una memoria social, pero también existen las denominadas memorias subjetivas. Gonzalo Sánchez, en la revista Análisis Político (2008), ilustra los relatos de las memorias de tres personajes muy importantes para la historia de sus países que fueron víctimas de los campos de concentración nazi: Primo Levi y Jean Améry, ambos judíos, y el español Jorge Semprún, militante comunista y republicano. Cada uno de ellos recuerda su pasado de distintas formas. Sánchez advierte que hay “pluralidad de subjetividades” (2008, p. 3), a través del análisis de tres testimonios que se basan en recuerdos distintos. Estos testimonios ponen de manifiesto el rol de la subjetividad en la construcción de la memoria. Sánchez cuenta cómo Primo Levi ve la necesidad no solo de contar sus anécdotas y recuerdos, sino además de contarlas ya, con la intención de liberarse de una serie de episodios dolorosos que vivió en Auschwitz. En efecto, fue a través de la escritura que poco a poco logró liberarse de sus pesadillas: “Levi es consciente de que no se puede generalizar, que no puede hablar por otros, que el procesamiento de la memoria tiene sus ritmos, tiene sus tiempos, tiene sus sensibilidades” (2008, p. 6). Construir memoria social (o hablar de las memorias colectivas) quizá es apresurarse, si no se tiene en cuenta que cada quien tiene sus ritmos y sus tiempos en relación con las vivencias de su propia historia. Pero es que el tiempo de quienes viven la guerra en Colombia parece seguir siendo el mismo, el del dolor. En este sentido, Sánchez aborda el tema de la memoria en su libro Guerras, memoria e historia (2006) y presenta la idea de un ‘continuum’ (2006, p. 98) de la guerra en Colombia. Al juntar las reflexiones sobre el caso colombiano y el alemán, se encuentra en las consideraciones de Sánchez la dificultad de la labor de la memoria en periodos de conflicto, pues allí confluyen los recuerdos a la vez que se experimenta una visión truncada del futuro; en tiempos de guerra, el tiempo parece inmovilizarse. 12 Volviendo a los tres sobrevivientes de Auschwitz cuyo testimonio recoge Sánchez, esta figura del tiempo inmovilizado se aplica con especial fuerza al caso del español Jorge Semprún: “Solo el olvido podría salvarme” (2008, p. 7) A diferencia de la vía que Levi encontró para superar sus pesadillas, a Semprún se le convirtió en un dilema el tema de la memoria: “Así como la escritura liberaba a Primo Levi del pasado, apaciguaba su memoria, a mi me hundía otra vez en la muerte, me sumergía en ella” (2008, p. 8). Finalmente, Sánchez recupera el caso de Jean Améry y explica que éste, al igual que Semprún, se ve imposibilitado para hablar de los acontecimientos de manera inmediata. Sin embargo, el tiempo de la escritura le llegó, aunque de un modo distinto. Améry no escribe para liberarse de sus pesadillas o tranquilizar su mente, sino para condenar los hechos y para profundizar en las reflexiones suscitadas por los acontecimientos vividos: “(…) en Jean Améry predomina la conciencia clara de la finitud, del transcurso inexorable del tiempo, de la degradación del cuerpo.” (Sánchez, 2008, p. 9). Ahora bien, entendiendo que para cada quien la construcción de la memoria tiene diferentes significados y diferentes acercamientos, Jelin y Kaufman reflexionan sobre la importancia de la memoria para los procesos de los “futuros deseados” (2006, p. 9) Mediante un análisis de los procesos latinoamericanos, estas autoras exponen la necesidad que tienen las sociedades de desarrollar mecanismos para mirar de nuevas formas los eventos del pasado, por más traumático y doloroso que éste sea; ello favorece en las personas una proyección distinta de su futuro, tanto en un plano subjetivo como en uno social o colectivo. “Cuando esto se hace posible, es la memoria la que recorre la dimensión del tiempo y trae a nuestro presente la articulación entre lo que recibimos, lo que transformamos y lo que creamos para transitar nuestro propio tiempo hacia el futuro”. (Jelin y Kaufman, 2006, p. 9). En Colombia se puede observar que hay un boom por la memoria, se están generando mecanismos de verdad y de apoyo para las víctimas. Es decir organizaciones que tienen en cuenta las historias de las personas que ayudan a sacar a flote los acontecimientos en contra de los derechos humanos y le dan la oportunidad a las víctimas de exigir una verdad. Hablando en estos términos, lo esencial es entender por qué es tan importante para las víctimas el reconocimiento de sus historias individuales. “En este contexto la construcción de memorias como proceso tiene siempre un sujeto que recuerda, que 13 relata, que crea sentidos, apropiando la historia de un modo singular y único.” (Jelin y Kaufman, 2006, p. 9) En este orden de ideas, la subjetividad no se entiende solo como un término para hablar de la memoria, sino que viene a ser una razón de ser de la memoria; la memoria social adquiere sentido cuando ante todo se habla de una memoria subjetiva. Ese es el punto de partida de los procesos sociales de construcción del pasado, que solo se entienden a partir de las vivencias personales. La memoria social se alimenta de la experiencia histórica de los sujetos, y su recuperación social se origina entonces en un deseo de compartir, de ahí “el papel que la subjetividad desempeña en los múltiples espacios privados y públicos donde se crean relatos e interpretaciones acerca de tiempos históricos y procesos sociopolítico. Discursos que se construyen y se transmiten con el deseo de compartir, de legar y de crear identidades y pertenencias” (Jelin y Kaufman, 2006, p. 9) No se trata, pues, de hacer hablar a las víctimas; se trata de abrir una puerta para que estas personas no solo entren de nuevo a ser parte de la sociedad y dejen de ser catalogadas a partir de un único relato, sino que además contribuyan, desde su propia experiencia, en los procesos de creación de identidad; que se constituyan a su vez en una fuente regeneradora en los procesos de reconstrucción del tejido social. ¿Desde dónde se propone construir la memoria? En nuestro país, hoy por hoy se está generando la iniciativa de construir la memoria no desde los héroes, no desde los victimarios, sino desde los que han muerto, desde las víctimas, lo cual significa empezar a conocer otras miradas de los hechos que, sin considerarse verdaderas a priori, abran en todo caso espacios a nuevas investigaciones que den cuenta del fenómeno del conflicto en Colombia con mayor amplitud y profundidad. Esta tendencia está orientada a que no solo se hable de una memoria, sino de memorias en plural, en las que tengan cabida diferentes actores. En efecto, dada desde luego la desigual correlación de fuerzas, el olvido a los actos de los rebeldes exonera de responsabilidades y de culpas a los detentadores del poder que imponen como memoria social su memoria particular, reproducida en los textos, en la escuela y en todos los medios 14 de comunicación, a la espera de una historia crítica que remueva sus certezas. (Sánchez, 2006, p. 90) La búsqueda de la memoria es una tarea global y ha surgido cada vez más como necesidad para las sociedades contemporáneas. Esta labor busca construir el futuro a partir de nuevos relatos del pasado, que den nuevas luces sobre los hechos sociales e individuales que marcan el devenir de la historia. En busca del tiempo futuro perdido de Andreas Huyssen (2002), presenta una idea sugerente para hablar de esta comprensión de la historia, en términos de un tejido del pasado en el futuro. Este autor aborda el papel de la memoria después de la década los 60 como un efecto del resurgimiento de nuevos movimientos sociales en Europa y en Estados Unidos, de cara a acontecimientos como los holocaustos y el levantamiento del muro de Berlín. Pero, volviendo a casos locales, actualmente puede verse cómo diferentes agentes sociales, especialmente artistas e historiadores, se preocupan cada vez más por sacar a relucir historias de vidas marcadas por la violencia, de personas que son y han sido víctimas directas del conflicto colombiano. Sin duda, se trata de un arduo trabajo, teniendo en cuenta la situación de un país que, además del conflicto armado, vive profundas carencias en el campo de la seguridad social y de las responsabilidades del Estado en general. Tal es el escenario en el que a diario seguimos contando muertos, desplazados y desaparecidos. “(…) El periodo de la violencia en particular, atravesó de una manera tan crucial todas las instituciones y las vidas de los individuos, que la responsabilidad histórica es más difícil de definir que en cualquier otra experiencia latinoamericana sin alimentar el recrudecimiento de las heridas.” (Sánchez, 2006, p. 9899). Dentro de este contexto, cabe una vez más la pregunta: ¿por qué y para quién se quiere construir memoria en Colombia? Desde cierta perspectiva, puede sostenerse que la situación social y política de nuestro país aún no da para hablar de memoria, por varias razones. Por un lado, la gente todavía no está preparada para oír a los demás; las personas aun tienen miedo de ser maltratadas porque no hay seguridad en los pueblos y lamentablemente se parte de la base de que si a alguien lo matan, es porque hizo algo malo. Por otra parte, aún muchas personas sienten ajenas el problema de la violencia, de manera que el olvido y la ignorancia se convierten en un actor más en el conflicto del país. Muchas veces los procesos de reconciliación para los familiares de las víctimas, en 15 el caso del secuestro y del asesinato, o de las víctimas mismas, en el caso del desplazamiento, quedan confinados a los lugares donde la población ha sido más maltratada, pero no se consigue una integración de los procesos dentro del entramado social. Esta situación hace necesario pensar en si son ellos mismos los encargados de construir esa memoria de la que hoy por hoy se habla tanto. De nuevo, ¿quién debe construir memoria y cuándo la debe construir? Cuando se trata de asumir la recuperación del pasado (y del presente), resulta sumamente cuestionante encontrar que ya no se habla de la violencia como un concepto sino como una cifra; los muertos ya no tienen nombre sino número, al igual que los desplazados, quienes ya no tienen rostro ni región sino porcentaje. ¿En cuánto tiempo podremos construir memoria en Colombia? Es muy complicado determinar esto porque La sociedad aun no se ha dado cuenta que son las víctimas las que están haciendo un esfuerzo por recuperar el tejido social. Pero hay que tener en cuenta que a la sociedad no se le ha contado lo que pasa con estas personas, ni quienes son, ni cuales son sus historias. Pedirle entonces a la sociedad que hable de las victimas con nombre propio es muy difícil. Se necesita un lapso de tiempo que pueda explicar los aconteciemientos y se necesita también un tiempo para que las víctimas asimilen su propias vivencias.. “El combate por la restauración de esa memoria truncada en la Colombia contemporánea apenas comienza.” (Sánchez, 2006, p. 96) Esta necesidad de distancia entre los hechos y su recuperación en la memoria se expresa, por ejemplo, en la Alemania que conmemora la Segunda Guerra Mundial solo hasta 1985. En contraste, el mundo vivió la caída del muro de Berlín en 1989 a través de la mirada exacerbada de todos los medios de comunicación. En este caso, por supuesto, estamos hablando de la culminación de una serie de actos que habían dejado una huella inmensa en la historia universal. Lo cierto es que la caída del muro se constituyó como un espacio oportuno para hablar de los acontecimientos posteriores a la Segunda Guerra. Berlín hoy en día es una ciudad que se preocupa por reconstruirse y que al mismo tiempo se preocupa por recordar lo que pasó entre 1961, con la construcción del muro, y 1990, cuando Alemania logró la reunificación. Los medios de comunicación fueron los encargados de darle a conocer al mundo lo que había sucedido en Alemania, de repetir constantemente las imágenes que se habían 16 vivido allí. Esta es una muestra de la importancia que tienen los medios de comunicación en situaciones de conflicto, pues de no ser por su intervención, sería posible cometer una gran cantidad de abusos sin que las víctimas tuvieran alternativa de recibir apoyo material y moral. Sin embrago, la moneda tiene dos caras, pues el poder que le permite a los medios visibilizar las diversas problemáticas, es el mismo que le permite manipular a su antojo la información. Son los medios quienes deciden lo que sale al aire y lo que no, lo que se debe saber y lo que no. En esta medida son los encargados de configurar la opinión pública, porque son los que ponen en circulación la información que las personas comparten en escenarios comunes. Hablar de Alemania permite dar un ejemplo de cómo se puede construir memoria y de cómo se vive la post-guerra, claro esta que la construcción de la memoria en cada país obedece a su historia y a su realidad. La historia de Colombia ha sido escrita, en gran parte, por la guerra. Su lugar ha sido el de un elemento de cohesión entre la identidad de las personas y la nación. “Pese a todos los temores y los escrúpulos, hay que decirlo claramente, la presencia histórica de la guerra tiene vínculos determinantes con la construcción de nuestro imaginario de nación.” (Sánchez, 2006, p. 33) Sin embargo, como indica Sánchez, esto no es algo a lo cual haya que temerle, sino que hay que sacarle provecho: reconocer en la guerra un elemento de identidad nacional permite entender su funcionamiento y, de esta manera, atender la configuración de la consciencia. En Colombia, algunos grupos sociales han puesto en práctica esta comprensión de la guerra al servicio de la consciencia, a través de acciones conmemorativas en espacios concretos que interpelan a quienes perciben la violencia como algo ajeno. Esta perspectiva permite asumir la guerra, y en general las formas de violencia, como un aliado, en el sentido en el que ayude a reconocer el dolor del otro. Así, se hace posible la construcción de un espacio para la memoria y para el reconocimiento del recuerdo de las personas que han perdido a sus familiares. Este tipo de manifestaciones permite hablar de un auge en el afán por construir memoria en Colombia, a través de acciones de construcción de memoria que partan de la 17 comunicación de los hechos, por parte de las víctimas de la violencia. Pero convertir a la guerra en aliado no significa que no sea deseable la solución del conflicto, para que la construcción de la memoria sea otra. Por lo pronto, hay que reconocer que, muchas veces, “los ritmos sociales no van a la par con la construcción de la memoria”.5 Hasta ahora, la memoria ha sido contada desde los héroes, pero sigue abierta la pregunta por el lugar desde el cual se debe contar la memoria y por los agentes de su relato. Como se verá más adelante, hay dos ejemplos claros de hechos que han dejado cientos de víctimas en el país, a partir de los cuales se están desarrollando esfuerzos por la construcción de nuevos relatos: la masacre de Trujillo y la toma del Palacio de Justicia, eventos en los que la necesidad de la verdad sigue siendo apremiante. Pensar en quién debe construir la memoria social de estos hechos es el objeto del análisis que se propone en los capítulos posteriores. Memoria: pasado, presente y futuro Hoy en día la memoria también es construida desde las nuevas tecnologías que proporcionan inmensas bases de datos en las que se almacena tanta información, que cada vez la sociedad se preocupa menos por tener una memoria activa, porque el recuerdo acude solo con un clic, y eso genera que las mentes funcionen de otra manera. Como lo explica Andreas Huyssen, “El recuerdo configura nuestro vínculos con el pasado; las maneras en que recordamos nos definen en el presente” (2002, p. 146). La manera de recordar de las personas siempre va a ser distinta y, en esa medida, las formas de construcción del futuro dependen de cada persona; en otras palabras, hay diferentes maneras de construir identidad. Pero también existe una memoria social que siempre va a quedar sometida al cambio, porque es activa y puede ser trasformada a lo largo del tiempo. En las sociedades actuales, la memoria la crean los mismos espacios públicos. Uno de esos espacios es el de los museos, que hacen parte de los escenarios donde recaen las historias y los recuerdos. Lo mismo ocurre con los monumentos, por ejemplo. 5 Tamayo, Camilo. Coordinador del proyecto de comunicación y cultura del CINEP. Conversación que se sostuve con él acerca de la construcción de la memoria. Agosto del año 2008. 18 En casos como la masacre de Trujillo, la función de los monumentos ha cobrado un valor especial, ya que no solo se anclan allí los recuerdos de los hechos, sino también de las personas. En este sentido, el monumento tiene un papel activo para la memoria social, tiene una función que todo los días reviste un sentido específico y es la de recordar la tragedia y hacer un llamado a la verdad y a la justicia. En Trujillo el parque monumento se ha convertido en un lugar lleno de vida aun cuando es un monumento dedicado a los muertos y desaparecidos de las familias. “Mientras la capacidad de recordar es un hecho antropológico, hay culturas que valoran la memoria más que otras. El lugar de la memoria en una cultura dada se define por una red discursiva sumamente compleja, construida por factores rituales y míticos, históricos, políticos y psicológicos.” (Huyssen, 2002, p. 148) En un país como Colombia, el recordar es un acto antropológico también en el sentido de que está atravesado constantemente por el miedo. “En Colombia, donde ‘el pasado no pasa’ porque la guerra no termina, el culto de la memoria es mucho más ambiguo que en estas historias ya consumadas, puesto que puede cumplir una función liberadora, pero puede también producir efectos paralizantes sobre el presente.” (Sánchez, 2006, p. 17) Las víctimas de las masacres y las tragedias aún no se sienten en capacidad de hablar con franqueza, de contar sus historias, porque los conflictos sociales y políticos siguen latentes, lo cual le impide a las personas hacer libremente su duelo. El nuestro es un conflicto que sigue vigente y que cambia sin un rumbo fijo, afectando casi siempre a la parte más humilde de la sociedad. Las llamadas formas de modernidad llegaron al mundo con un prejuicio sobre las relaciones con el pasado, como si recordar fuese un delito. El holocausto nazi es un ejemplo contundente de las complejas relaciones entre la modernidad y la memoria, como nos lo recuerda Huyssen. En efecto, el holocausto marcó la historia de Occidente y llegó a ser un punto de encuentro entre el recuerdo y el olvido, ya que ha abierto debates acerca de cómo debe ser considerado. En este acontecimiento se encuentran el recuerdo de un nazismo que puede ser visto como un paso más de la evolución de Occidente, y el olvido de una serie de actos que hicieron de los nazis unos bárbaros. “Sin memoria, sin leer las huellas del pasado, no puede haber reconocimiento de la diferencia (Adorno lo llamaba la no identidad), ni tolerancia de la 19 rica complejidad e inestabilidad de las identidades personales y culturales, políticas y nacionales.” (Huyssen, 2002, p. 150) En su libro Los abusos de la memoria (2004), Tzvetan Todorov dice que apelar al pasado puede ser visto como una oposición al poder. En las primeras páginas, da varios ejemplos de cómo en diferentes partes del mundo, con la persecución de los judíos y toda la inolvidable historia acerca de los campos de concentración, la verdad siempre fue manipulada al antojo del poder. Era imposible encontrar la verdad, las fotografías eran manipuladas, e inclusive los cadáveres de los campos de concentración eran sacados de la tierra para quemarlos y volverlos solo cenizas, para borrar todo tipo de vida, todo tipo de huella; para borrar la memoria. Ahora bien, Todorov enfatiza la relación entre el olvido y la conservación de los recuerdos, a partir de cuya conjunción se erige la memoria. Como se verá mas adelante en la investigación de los casos propuestos, el asunto del olvido y el recuerdo, consiste en que la memoria viene a ser un espacio para reconocer el pasado y, al mismo tiempo, empezar a vivir el futuro; un espacio de conciencia del pasado pero también un espacio que le de la bienvenida al futuro. Gonzalo Sánchez advierte que existe también “la memoria envolvente, esclavizante, memoria cíclica, que no nos deja superar el pasado y no nos deja saltar al futuro.” (2000, p. 22) En esta línea, el asunto del olvido y el recuerdo es importante porque la exaltación del pasado no se justifica per sé. Para Todorov, “la memoria es forzosamente una selección” (2004, p. 12); para construir los relatos sobre lo que recordamos, algunos episodios, algunos aspectos quedan en el olvido. Sin embargo, muchas veces se confunde la reivindicación de la memoria con una saturación de información y, amparados en esta figura, algunos Estados democráticos terminan aniquilando los caminos de la memoria, no por falta de huellas, sino por un exceso de información. En medio de esta situación, ¿a quién le compete el asunto de la verdad? La verdad de los hechos definitivamente no puede estar reducida a aquello que dicte el poder político o en una sociedad, si no, ¿dónde estaría la democracia? Cualquier ciudadano debe tener el derecho de averiguar fuentes y de indagar acerca de los sucesos de la vida cotidiana y del pasado, y de la misma manera el derecho de callar o dar a conocer con plena libertad su historia. Ahora bien, ¿qué hacer con la información, qué 20 hacer con el pasado? Una cosa es recuperar el pasado y otra cosa es definir el uso que se le va a dar. La recuperación del pasado está atravesada inevitablemente por un encauzamiento, una dirección específica que determinará finalmente su utilización. Comunicación y memoria Precipitados en un consumo cada vez más rápido de información, estaríamos dedicados a su eliminación igualmente acelerada; desligados de nuestras tradiciones y embrutecidos por las exigencias de una sociedad de distracciones, desprovistos de curiosidad espiritual así como de familiaridad con las grandes obras del pasado, estaríamos condenados a celebrar alegremente el olvido y a contentarnos con los vanos goces del instante. La memoria estaría amenazada aquí, no tanto por la pérdida de información, sino por su superabundancia.” Todorov. Hasta acá se ha hecho una presentación de las dimensiones de la memoria en una sociedad, a través de distintas perspectivas. Habiendo llegado a este punto, cabe recordar que este trabajo habla sobre la importancia que tiene la memoria para el campo de la comunicación, y viceversa. En efecto, el oficio de la comunicación por su propia naturaleza, conlleva a compartir los relatos de las personas en la esfera pública. La comunicación crea identidades mediante la configuración de representaciones que se hacen públicas a través de los diferentes medios, y al mismo tiempo representan a la sociedad. A propósito de esta relación, es sabido que las críticas hacia los medios de comunicación son fuertes y constantes. Una muestra de ello es el trabajo de Jesús Martín Barbero, quien escribió en 1999 un artículo llamado “Medios: olvidos y desmemorias”. Allí plantea una fuerte crítica a los medios que, al estar influenciados por “el virus de final de siglo, la inmediatez” (1999, p. 40), acaban por ocuparse de borrar la memoria. Para él, la radio y la televisión –y la prensa, en menor medida– se contentan con volver todo información inmediata, con hacer del presente algo continuo, sin pasado y sin futuro. La crítica de Barbero deja muchas inquietudes que incitan a la reflexión, en relación con la importancia de revaluar el papel que juegan los medios de comunicación en la sociedad. A ellos se les ha confiado, en el siglo XX, la tarea de “fabricar 21 presente”(Barbero, 1999, p. 38) Se fabrica presente en tanto que se vive el ya y el ahora, y al quedarse nada más en ello, “los medios están contribuyendo a un debilitamiento del pasado” (Barbero, 1999, p 38). Los medios presentan suceso tras suceso, y cada uno termina borrando el anterior. Lo que plantea Barbero, que es muy interesante de pensar, es que en radio y en televisión la información no es clasificada, e inclusive es más importante el tiempo al aire que la noticia misma. Vemos que muchas veces se presenta como una misma cosa la noticia de que un artista de la farándula colombiana se casó y la de una masacre en un pueblo a las afueras de Medellín, por poner un ejemplo, de los miles que se podrían citar. La sociedad colombiana está tan acostumbrada al hecho violento que no hay distinciones en la información; todo es lo mismo. Por eso, en Colombia se hace necesario replantear los criterios de transmisión, para darle cabida a nuevas formas de entender la información, que estén más en sintonía con las realidades sociales que con los intereses y las figuras particulares. El análisis de Barbero es el siguiente: Asistimos a una forma de regresión que nos saca de la historia y nos devuelve al tiempo del mito, que es el de los eternos retornos, y en el que el único futuro posible es entonces el que viene del ‘más allá’, no un futuro a construir por los hombres en la historia sino un futuro a esperar que nos llegue de otra parte” (Barbero, 1991: 39). Otro de los textos importantes de este autor para entender las relaciones entre comunicación y memoria es “Perder el ‘objeto’ para ganar el proceso” (Barbero, 1984). Allí él explica más a fondo la idea de nuevas formas de entender la información. Mientras en el pasado la comunicación solía entenderse como un campo teórico, hoy estamos llamados a concebirla ante todo desde la práctica. Esto quiere decir que hay que evaluar los contenidos y no las formas, pero en tal caso, ¿cómo llegar a la teoría de la comunicación, si partimos del hecho de que la teoría se construye en medio de conflictos económicos, sociales y políticos? Cuando Barbero aborda esta cuestión, no solo tiene en mente el caso colombiano sino también todo el contexto latinoamericano. Aquí las condiciones de la investigación varían constantemente debido a la falta de fortalecimiento de la estructura de los medios de comunicación, que son entendidos como aparatos de generación de información y no de cultura. Barbero asegura que el campo propio de los medios ya no debe ser entendido en términos de “todo es 22 comunicación” (Barbero, 1984, p. 23), sino en los medios como transmisión de información. En este sentido, el campo de la comunicación ya tiene claro lo que mide y lo que estudia. Así, si la comunicación es transmisión de información, la memoria social e histórica de un país subsiste gracias a la comunicación. La comunicación se convierte de esta manera en la base que permite pensar y analizar los problemas sociales de un determinado lugar. Sin embargo, en este trabajo el campo de la comunicación se entiende no sólo como proceso de transmisión de información, necesario para el fortalecimiento la comprensión de la memoria, sino también como una profesión llena de responsabilidad. Hoy en día, tal como lo plantea Barbero, el problema al abordar la teoría de la comunicación es que se ha tenido más en cuenta el contenido que la forma. Después del auge de las nuevas tecnologías hay que replantearse la manera en la cual se han venido investigando los asuntos de la comunicación. Por esto se hace necesario indagar acerca de los nuevos instrumentos de la comunicación, buscando un equilibrio entre la forma y el contenido. El proceso de indagar nuevos métodos de investigación, así mismo, invita a reflexionar sobre la comunicación desde la cultura. Al respecto, Barbero habla de un “desplazamiento del concepto de comunicación, al concepto de cultura” (1984, p. 24). Se trata de un concepto de cultura que se relacione con el campo de la comunicación, no desde la estructura de los medios y el sistema de las nuevas tecnologías, con todo lo que ello implica, sino desde un concepto de cultura entendido a partir de lo humano, de la interacción de las personas; a partir de la psicología y de los “sistemas narrativos” (Barbero, 1984, p. 24). Esta perspectiva sitúa a la memoria en el lugar fundamental que le corresponde; si los estudios de comunicación se trasladan al concepto de cultura, teniendo como punto de partida los sistemas narrativos y los comportamientos de una sociedad determinada, la memoria se consolida allí donde se genera el intercambio social, (o “socialización”, en palabras de Barbero), gracias a la comprensión de las maneras en las que las personas comparten la información. 23 CAPÍTULO II Casos. La masacre de Trujillo y el Palacio de Justicia. Este capítulo busca poner en evidencia las dimensiones del proceso de reconocimiento del conflicto en nuestro país, a través de una consideración de la masacre de Trujillo, Valle, y de la toma del Palacio de Justicia. Estos acontecimientos serán analizados a la luz del marco teórico desarrollado en el capítulo precedente. Se trata apenas de dos casos, de los muchos que forman parte de la historia de Colombia, (piénsese por ejemplo en el lugar que tiene la masacre de las bananeras o la época del terror de Pablo Escobar, en el relato de nuestra memoria social). Sin embargo, al volver nuevamente sobre ellos, la necesidad del reconocimiento de las víctimas se pone una vez más sobre la mesa y, con ello, se vislumbran otros horizontes para empezar a construir una memoria social que ayude a reparar el tejido social. LA MASACRE DE TRUJILLO, VALLE Colombia es un país que se caracteriza por tener una historia violenta, y porque su futuro se ha venido forjado en medio de un conflicto contante. El grupo Memoria social (del que se hablará más adelante) ha calculado alrededor de unas 2.505 masacres que, entre 1982 y 2007, han dejado aproximadamente 14.660 víctimas.6 Uno de los casos más recientes es el de Trujillo, un municipio ubicado al norte del departamento del Valle, que ha sido un vivo escenario de violencia desde 1986, casi una fábrica de desapariciones, asesinatos y terror, por lo menos hasta 1994. “En esta larga cadena de crímenes, las desapariciones de La Sonora, la desaparición de los ebanistas, el asesinato del sacerdote Tiberio Fernández y la desaparición de sus acompañantes, ocurridos entre marzo y abril de 1990, marcan el clímax del terror reinante en la zona.”7 Tuvieron que pasar ocho años para que en 1995 los hechos de esta masacre fueran reconocidos por la Comisión de Investigación de los Sucesos Violentos de Trujillo, que finalmente denominó la masacre con la etiqueta ‘hechos violentos de Trujillo’, para que 6 Camacho, Sánchez et al., 2008. En: http://www.cambio.com.co/informeespecialcambio/793/4522374-pag-2_6.html. Consultada el 2 de noviembre de 2008. 7 24 el Estado y el GMH empezaran una labor de reparación, incluso de construcción, de memoria social. Actores identificados Los principales actores que hicieron parte de esta masacre fueron el ejército, la policía, la guerrilla del ELN, y narcotraficantes como Henry Loaiza Ceballos, alias ‘El alacrán’. “La multiplicidad y diversidad de actores, y por consiguiente el abigarrado espectro de cálculos y estrategias de unos a otros, terminará por configurar en Trujillo un campo de tensiones y alianzas” (Camacho, Sánchez et al., 2008, p. 16). Esta es la realidad de cientos de familias que durante años vienen padeciendo los rigores de la guerra: “Todos tenemos algo que ir a reclamar. Llevamos 18 años esperando que nos digan la verdad”.8 Trujillo es un lugar que no quiere olvidar a lo que fueron sometidos sus habitantes; un juego cruel entre el ejército, los narcotraficantes y la guerrilla. Trujillo es, en muchos sentidos, “una gota de esperanza en un mar de impunidad”.9 Estos datos sobre los eventos de Trujillo expresan la complejidad de los efectos psicosociales que marcan irremediablemente la vida de las víctimas. En el ámbito social, la primera consecuencia que salta a la vista es la fracturación de las familias, pues la muerte traumática del padre, de la madre o de los hijos, rompe el núcleo familiar. Pero también hay un quiebre social a raíz de la muerte violenta de líderes comunitarios como el Padre Tiberio, y a raíz de eventos tan dolorosos como el desplazamiento forzoso, que conlleva paulatinamente la pérdida de la identidad. En las comunidades que padecen estas consecuencias, la gente tiene que empezar a tener cuidado de con quién habla, de qué dice y de cómo lo hace, de manera que se pierden los escenarios que propician las relaciones entre las personas. Cuando se fracturan las familias, los miembros sobrevivientes tienen que suplir el papel de quienes faltan, y a este drama se suma la dificultad que algunas veces tienen para llevar su duelo, debido a los códigos tradicionales, por los cuales las mujeres están en condiciones de llorar y reclamar amparo, mientras que los hombres no. De cualquier 8 “Trujillo, una tragedia que no cesa”, video realizado por el Grupo Nunca Más, que se expuso en Bogotá en el marco de la Semana por la Memoria, organizada por la el Grupo de memoria social, de la Comisión nacional de reparación y reconciliación, del 9 al 16 de septiembre de 2008. 25 manera, cuando unos miembros de la familia se ven en la necesidad de trabajar para conseguir el sustento económico de los otros, muchas veces están en la obligación de abandonarlos, lo cual intensifica las dificultades en la elaboración del duelo. Esta es una situación que se extiende a la vivencia colectiva de los acontecimientos dolorosos, de manera que la imposición del terror viene a tener aquí también graves consecuencias, sobre todo en relación con las perspectivas de asimilar el pasado con vistas a un futuro distinto: “El terror estriba en que su inmensidad puede desbordar la capacidad de tramitación y asimilación de lo sucedido por parte de la conciencia colectiva, lo que conduce a su negación como opción para continuar con la existencia.” (Camacho, Sánchez et al., 2008, 81). Trujillo La experiencia de Trujillo es una muestra del esfuerzo de una memoria social que en la actualidad lucha por ser reconocida, allí donde familiares y víctimas se reúnen para hacer audible la voz de sus muertos y desaparecidos. “Los paisajes, los espacios, los objetos ofrecen el apoyo necesario a la continuidad del grupo y de sus recuerdos. En la materia reposan los recuerdos del grupo y ella mantiene la perennidad de la tradición.” (Lasen, 1995, 205). El parque monumento construido en Trujillo es una construcción que responde a la necesidad de un grupo de mantener vivos sus recuerdos. Es un claro ejemplo de la importancia de los procesos de duelo para lograr una vivencia distinta del paso del tiempo, que proyecte hacia el futuro la no repetición de los hechos. En este sentido, los monumentos o los objetos de conmemoración están atravesados por pensamientos y sentimientos que los convierten en materia simbólica. Es necesario recordar que el proceso de la recuperación del pasado siempre debe llevar a algo, a un uso específico del mismo, como se explicó en el marco teórico. En el caso de Trujillo, la utilización de la información que se ha recuperado a través de los procesos de investigación está orientada a una exigencia permanente de la verdad de los hechos, para que la impunidad no salga triunfante.10 9 Este es el eslogan del video referido en la nota precedente. Recordemos que Todorov desarrolla la idea de que la memoria consiste en una selección que nos permite usarla con miras al futuro: “Puesto que la memoria es selección, ha tenido que escoger entre todas las informaciones recibidas, a nombre de ciertos criterios; y estos criterios, hayan sido o no conscientes, 10 26 LA TOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA A raíz del éxito de la toma de la Embajada de República Dominicana –en el sentido de que, sin dejar muertos ni heridos, tuvo una gran repercusión internacional–, el M19 optó por tomarse el Palacio de Justicia en 1985, con intenciones análogas a las de la toma de la embajada. La idea era hacerle un juicio al presidente Belisario Betancurt por el proceso fallido de paz que había iniciado con ellos, y presionarlo en relación con exigencias específicas en torno a la extradición, el uso de los recursos naturales y los derechos humanos. (Cf. Castro, 2008, p. 19). Bogotá, 6 de noviembre de 1985 El 17 de octubre de 1985 estaba prevista la toma del Palacio, según una carta anónima que puso en alerta a los mecanismos de seguridad que, por petición de Alfonso Reyes Echandía, finalmente fueron retirados. Pero al parecer, los departamentos de inteligencia colombianos tenían información sobre la posible toma del Palacio desde agosto del mismo año. El grupo armado M1911 entró a las 11:40 a.m. al Palacio, con el propósito de llevar a cabo la operación “Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”, bajo el mando de Luis Otero. Los insurgentes entraron al edificio gritando consignas y, según algunas versiones, disparando a diestra y siniestra. Acto seguido llegaron los refuerzos de la policía y del ejército, quienes rodearon el edificio y dieron curso a la denominada retoma del Palacio. Según el informe oficial de la Comisión de la Verdad,12 a la 1:00 pm lo guerrilleros le comunicaron a Reyes Echandía, el presiente de la Corte Suprema de Justicia, que no se preocupara, que nada le iba a pasar y que lo único que querían era negociar con él. servirán también, según toda verosimilitud, a orientar la utilización que haremos del pasado.” Todorov, 2004, 16. 11 El M19 fue un grupo que se separó de las FARC para construir un proyecto guerrillero, revolucionario, de contenido marxista nacionalista. Tomó el nombre M19 por los acontecimientos del 19 de marzo de 1970, cuando en el proceso electoral para presiente de la república, se supone que habría ganado el general Gustavo Rojas Pinilla, pero resultó electo Misael Pastrana Borrero. 12 Disponible en: www.verdadpalacio.org.co 27 Los tiroteos y las explosiones se intensificaron con el paso de las horas. Otero se presentó públicamente confirmando la toma del Palacio. Durante esa tarde entraron al edificio nueve tanques rompiendo las puertas principales; estas imágenes quedarían fijadas en la historia del país, como testimonio de un acontecimiento que aun hoy deja más interrogantes que respuestas. Una de las grandes preguntas que dejaron los hechos del palacio fue en relación con el rescate de los rehenes que fueron llevados a la Casa del Florero para ser identificados. A las 5:10 p.m. Reyes Echandía le pidió a su amigo Víctor Delgado Mallarino, director general de la policía, que cesaran el fuego o de lo contrario todos iban a morir. Sin embargo, la respuesta de Delgado fue que definitivamente el gobierno no iba a negociar y que era una decisión que había que comunicar al M19. Tener una posición definitiva sobre los hechos del 6 de noviembre resulta muy difícil, pues existen muchas versiones sobre lo sucedido y cada una de las partes defiende sus actos y opiniones. Pese a las investigaciones que se han adelantado, el paradero de muchas personas desparecidas ese día sigue siendo un enigma. Muchos defienden al ejército, muchos lo critican; algunos resumen la situación diciendo que el M19 se tomó el Palacio y los comandos de seguridad nacional lo retomaron. Bogotá, 6 de Noviembre de 2008 Esta parte de la investigación toma como punto de referencia uno de los eventos conmemorativos de los 23 años de la toma del Palacio de Justicia, con la intención de recoger las percepciones de la gente del común sobre este acontecimiento. Cabe decir que la investigación de campo da cuenta del poco interés que tienen las personas en relación con la memoria social. La toma de testimonios fue una labor ardua; el promedio de la gente es reacia a las preguntas e inclusive al simple acercamiento de una persona desconocida. Sin embargo, al final de la tarde hubo actividades que hicieron evidente el ejercicio de construcción de la memoria, y me permitieron articular varias perspectivas sobre esta conmemoración en particular. Dos de la tarde, fotógrafos, vendedores de cigarrillos, emboladores de zapatos, turistas y transeúntes reunidos en la Plaza de Bolívar. Muchos convocados alrededor del Palacio de Justicia, pero pocos alrededor de lo que pasó el 6 y 7 de noviembre de 1985. Después 28 de 23 años, al parecer la mayoría de las personas que trabajan en la plaza, muchas de las cuales fueron testigos de la toma del Palacio, optan por no hablar mucho acerca del tema. Al preguntarle a la gente por lo que allí sucedió, sus miradas prefieren evadir la interpelación, o simplemente decir que no saben nada. Era una tarde próxima a la navidad y el Palacio se viste de luces blancas. Lo único que ha sucedido para conmemorar la toma del Palacio es una misa que se celebró para los magistrados y algunos familiares de las víctimas. En contraste, a la plaza ya no le cabía un policía más; a medida que pasaba el tiempo se reunían camionetas, motos y escuadrones de hombres y mujeres uniformados formándose al frente de la Catedral, todos en función de una celebración de la policía. A las 3:40 de la tarde nadie hablaba del tema. En una de las paredes de la Casa del Florero estaba escrito “zona de silencio”, y un hombre llegó con su brocha a revestir la pared de blanco. En medio de todo se siente una atmósfera tensa, quizá por el mismo hecho de que se trata de un lugar que cuenta historias, que su presencia evoca acontecimientos sangrientos no muy lejanos en el pasado compartido. Ya era hora de obtener más información, de conocer algunos testimonios de personas que hubieran visto cómo ardía en llamas el Palacio. Pese a las dificultades de acercamiento, algunas de las personas que trabajan en la plaza aceptaron hablar sobre la historia de la toma del Palacio. A varios se les preguntó si consideraban importante que esto hecho lo conociera todo el mundo y, de los que hablaron, sin dudarlo, dijeron que sí; inclusive algunos se atrevieron a proponer que debería hacerse un buen documental sobre lo sucedido hace 23 años en el recinto. Recorriendo la plaza y sus alrededores en busca de más información, me encontré a dos cuadras de la Casa del florero con la famosa tienda La puerta falsa, cuyo dueño expuso su relato, y se quejó de que en el relato de la toma nadie se acuerda de los soldados que murieron ese día en combate, de que ni siquiera se les puso una flor ni se les hizo un reconocimiento: “Ellos estaban en cumplimento del deber, venían a retomar algo que es del Estado, que es del gobierno, que es de la nación, ellos no entraban a casa ajena, los que estaban en casa ajena eran los del M19 y ha habido más reconocimiento para el 29 M19, para los sacrificados de los magistrados, para los de la cafetería, pero para los que vinieron en busca de reencuentro, a ninguno de ellos, yo jamás he oído que se les haga reconocimiento”13, dijo el dueño de la tienda. En la cigarrería ubicada en diagonal a la entrada del palacio, el dueño se niega a decir algo por miedo a que lo que cuente se use para algún medio de comunicación; al parecer, la Fiscalía había dado la advertencia de no hablar del tema. Ahora solo quedaba la esperanza de que algo aconteciera, que se llevara a cabo alguna conmemoración, pero eran las 4:10 de la tarde y el Palacio aún guardaba silencio, al igual que muchas de las personas que se encontraban ese día en la plaza, diciendo que no habían visto nada de conmemoraciones, que nadie sabía nada. El reloj marcaba ya las 4:30 de la tarde y finalmente llegó un grupo de jóvenes vestidos de negro que dieron respuesta a la motivación original de la investigación, que era identificar qué conmemoraciones se llevarían a cabo ese día. Este grupo de jóvenes, estudiantes y profesores que se presentaron como El Colectivo14, se encontraban allí para recordar la toma del Palacio de Justicia y cuestionar su recordación oficial. Se instalaron en la Plaza de Bolívar con pancartas, que ellos simulaban ir completando con titulares de los noticieros del 6 de noviembre de 1985. Su intención crítica se hizo evidente en la acción performática; querían cuestionar el modo en el que los medios se dedicaron a transmitir noticias que ocultaban lo que ocurría en el Palacio, mientras magistrados y civiles se veían en peligro de muerte en medio del fuego que ardía en la edificación. Pocas de las personas que pasaban por ahí se detenían a preguntar o simplemente a observar lo que este grupo de personas estaba haciendo, así que ellos hicieron una segunda puesta en escena. Entonces algunos curiosos se detuvieron, y un par de policías se acercaron para preguntar de qué se trataba su presencia allí. Uno de ellos se aseguró de que no se estuviera dañando la fachada del edificio, y el otro preguntó si Millonarios en efecto jugaba ese día, pues uno de los famosos titulares del 6 de noviembre de 1985 había sido que aquella noche Millonarios jugaba contra el Magdalena. 13 Entrevista realizada al dueño de La puerta falsa. 6 de Noviembre de 2008. Este colectivo se dedica a la realización de lo que ellos denominan ‘golpes de memoria’. Su perfil se encuentra disponible en: http://historiasenconstruccion.wikispaces.com 14 30 Acá, rodeados de policías, y uno de los integrantes del grupo leyendo algunos de los titulares de los noticieros del 6 de noviembre de 1985. A su alrededor, unos cuantos curiosos que se acercaron a ver la conmemoración. La grabadora empezó a registrar las opiniones de los pocos interesados en la manifestación. Las preguntas eran sencillas y se centraban en saber si la gente conocía la historia de la toma del Palacio de Justicia, si era importante conmemorar estos eventos y cómo lo conmemorarían, de estar en sus manos hacerlo. Las opiniones fueron variadas. Las personas que se animaron a responder fueron un hombre de alrededor de 40 años, un estudiante de 24 y un señor de cerca de 75 años. El primero habló sobre la ocupación militar planeada por el M19: “Un proceso de paz suscrito por parte del gobierno del presidente Belisario Betacurt el cual fue practicamanete traicionado por este gobierno”. El hombre explica cómo el M19, a través de una carta, trata de redireccionar el proceso de paz poniendo en conocimiento del país la verdad contenida en las actas de verificación de lo que fueron los acuerdos del cese al fuego: “La respuesta a esa acción que yo considero de paz del M19, fue el alojamiento del Palacio de Justicia de la rama jurisdiccional y de la gran cantidad de civiles que hoy 23 años después siguen conmoviendo a las pasadas generaciones y a las nuevas generaciones del país.” El ejercicio se hacía cada vez más interesante. Acerca de la pregunta de si conmemorar o no estos hechos era importante, el hombre hizo énfasis en que cada vez más el país va cobrando conciencia sobre la violenta historia, la sangre y las mentiras: “La verdad va saliendo a flote. El palacio de justicia es una respuesta a una nueva acusación del pueblo colombiano del incumplimiento del cese al fuego por parte del gobierno de 1984.” Para él, es importante que la sociedad colombiana supiera el suceso del Palacio y a partir del reconocimiento de ese suceso, identificara qué papel juega en la historia del 31 país en los últimos años, “en la búsqueda de este pueblo por lograr unos niveles de democracia, de justicia y de equidad”. Por otra parte, el joven estudiante también dio su opinión diciendo que realmente creía que no había habido una dirección política para tomar la decisión acerca de la manera en que la fuerza pública debía ser utilizada, e inclusive si debía ser utilizada, “por eso mismo los militares creyeron que tenían el derecho de entrar como entraron”. Pero no por ello desconocía los errores tácticos y políticos del grupo armado, especialmente después de tener la experiencia de la toma de la embajada de República Dominicana. Para el entrevistado es una lástima que este tipo de actos conmemorativos no llamen mucho la atención de la gente: “Hay que conmemorar estos hechos porque son este tipo de cosas las que hay que explicarle a la gente y no simplemente decir que el M19 se tomó el palacio y que después el ejercito llegó, sino ver los contenidos que se esconden detrás de esto”. Estaba convencido de que la toma del Palacio es uno de los síntomas de la crisis que estaba enfrentando Colombia a mediados de los años 80 y que de alguna manera u otra llevó a transformaciones políticas del país como la constitución del 91, e incluso supuso una diferencia en la relación entre el gobierno y las fuerzas armadas, una puesta en marcha para defender los derecho humanos. Este joven cree que el ejercicio de la conmemoración es replantearse el suceso y no quedarse en lo que sucedió hace 23 años. “Se trata de reescribirlo otra vez porque hay situaciones muy parecidas y parece que nunca se aprende que hay problemas en la manera como se maneja el orden público y en la manera como se maneja la política en la sociedad colombiana, es bueno reactualizar esos debates.” Una de las integrantes del grupo El Colectivo afirma que el tema de la memoria ha funcionado como una avalancha y que no se le ha dado lugar a la catarsis. Hace énfasis en la importancia de esto no solo para la construcción de la memoria social, sino también para la trascendencia en el ámbito colectivo y para dejar de ocultar en el país los hechos, pues aquí nunca se da la oportunidad de explicar lo que pasó, que no solo es de suma importancia para las familias de los desaparecidos, sino también para los ciudadanos del país. 32 A la pregunta de qué era lo que querían conmemorar y por qué, ella respondió: “Ha habido una avalancha en términos de la memoria y nunca ha habido una catarsis y eso es importante no solo para generar una memoria social y pública sino también para poder trascenderlo en términos sociales y en términos de que como país se siguen ocultando siempre los hechos y realmente nunca se da un proceso de hacer evidente lo que pasó; que es importante no solo para los desaparecidos sino también para nosotros como ciudadanos de este país. La necesidad de reformular los discursos que tenemos sobre la memoria y para sacar a la luz las cosas que pareciera que con el tiempo se van olvidando. Nos interesa conmemorar varias cosas, el uso de la fuerza pública, cómo finalmente en la historia de nuestro país a partir de los diferentes eventos el Palacio no es algo aislado sino son muchas cosas es una historia que se repite, una istría donde la impunidad está presente, donde la fuerza es irracional. Otra cosa es el papel de la memoria, la necesidad de reactivar permanentemente la memoria en un contexto como el de nuestro país, precisamente porque pasan tantas cosas malas, todo siempre se deja de lado, no se vuelve sobre los temas que han sucedido antes, sino que se generan siempre nuevas cosas y eso es interesante porque no solamente el recuerdo es una política sino el olvido también, la necesidad de conmemorar para que no solamente los dispositivos que generan olvido en vez de memoria triunfen. Otra cosa es conmemorar la necesidad de hacer énfasis sobre el desaparecimiento que igual tiene que ver con esa noción del olvido, aquí no hay catarsis, sobre los problemas no hay una ruptura nunca, sino simplemente es una historia que se repite una y otra vez, de violencia y desapariciones. Otra cuestión sería la necesidad de destacar un poco los discursos de la historia a las calles, no podemos seguir en una reflexión autista y ensimismada, sino que es necesario salir y hablar con la gente a ver qué piensa. La gente al principio es bastante reacia, piensan que uno les va a pedir dinero y se rayan, pero después la gente participa, algunos de manera silenciosa pero sucede algo que es muy importante y es que la gente comienza a hablar.” Muchas de las personas de este país juzgan a los demás sin conocer sus historias de vida, sus realidades. Muchas veces se juzga por la procedencia. Una respuesta como la que acabo de citar, que habla de una avalancha sobre la memoria, quizá se debe a que a nadie le importa lo que pasa con nadie. Una paradoja, dado que la nuestra es una 33 sociedad chismosa. Pero nadie se interesa realmente por la historia del otro, ni a nivel nacional, ni regional, ni personal. Es probable que para muchos el solo hecho de recordar les signifique una pistola en la cabeza. ¿La gente ha preferido olvidar por miedo? De ser así, conmemoraciones como las de El Colectivo, y las de los habitantes de Trujillo, les dan valor a personas que jamás habían sido escuchadas. Les proporcionan a las víctimas una fuente para exorcizar los dolores, los conflictos, los sufrimientos. Sin embargo, las personas no están familiarizadas con que este tipo de actos se lleve a cabo en las calles. En Colombia estamos tan acostumbrados a que no hay que ‘dar papaya’, que el acercamiento de un desconocido, nos produce de entrada repulsión. ¿Cómo cambiar esto? Ahora bien, volviendo a los encuestados, falta aún retomar algunas respuestas del hombre de 70 años que, con su voz envejecida y con un tono difícil de entender, dijo que le parecía muy importante conmemorar, pero que igual de importante era saber qué conmemorar. Para él “el fracaso nunca se debe conmemorar y el Palacio de justicia había sido el resultado del fracaso del Estado, en donde el M19 había sido ganador al mismo tiempo que las fuerzas armadas porque se liberaron”. A las 6:30 de la tarde, cuando ya todo parecía haber sucedido, en una pared lateral del Palacio de Justicia frente a la Casa del Florero, se proyectó toda la toma del Palacio. No hay música, no hay ningún tipo de sonido en la proyección, solo se oyen las voces de las personas que fijan su mirada en el video. Con unas cien personas viendo la proyección y la policía ensayando, indiferente, la ceremonia que celebraría al día siguiente en el centro de la Plaza de Bolívar, acabó esta jornada, este 6 de noviembre de 2008. 34 Imágenes de la conmemoración que, por iniciativa de algunos artistas e historiadores, proyectó desde la casa del Florero lo sucedido el 6 de noviembre de 1985. En la foto de la derecha lo que dice el cartel que estaba puesto en el balcón: “no hay independencia absoluta sin libertad”. Esta conmemoración fue muy interesante porque a pesar de que no contaba con ninguna clase de sonido, la proyección sobre el edificio era de por sí densa. Traía una y otra vez al presente los instantes de pánico del pasado, y dejaba que el que quisiera mirar fuera cuestionado por el sentido de la recuperación de la memoria. Luego de un largo día de indagación, la grabadora se quedó sin pila para registrar cuando un policía se paró en la esquina a mirar el video, y dijo que le parecía excelente que las personas tuvieran este tipo de iniciativas que le dicen a la gente que no hay que olvidar y mucho menos sucesos tan importantes como esta toma, que ha puesto en tela de juicio a tantas personas, incluyendo políticos y militares. 35 CAPÍTULO III Algunas aproximaciones contemporáneas al problema de la memoria en Colombia Este capítulo pretende dar cuenta de algunas actividades culturales y académicas que se han organizado en el transcurso de esta investigación, que han tenido como objeto el tema de la construcción y el ejercicio de la memoria. La primera de ellas es el Foro “Memoria y narrativas audiovisuales del conflicto armado”; la segunda el Seminario “Verdad y memoria en contextos de guerra”. Además de ello, se hará una consideración de ciertas entrevistas, exposiciones y puestas en escena que dan cuenta del papel de la comunicación en la configuración de la memoria social cuando ella se apropia de escenarios de expresión alternativos a los medios de comunicación masiva, como los del arte y los encuentros entre las personas a nivel micro. Finalmente, se hará alusión a algunas asociaciones que, bien sea en el país, bien sea en el exterior, se han agrupado en torno a la construcción de la memoria social. Esta mención tiene como propósito mostrar desde dónde y en que ámbitos y contextos se puede construir memoria. Foro “Memoria y narrativas audiovisuales del conflicto armado” Del 9 al 16 de Septiembre del 2008 se celebró en Bogotá la Semana por la memoria, organizada por el Grupo de memoria social de la Comisión nacional de reparación y reconciliación. Durante esa semana se llevó a cabo una serie de actividades académicas y culturales que sirvieron como marco a la presentación del informe “Trujillo: Una tragedia que no cesa”. La semana por la memoria fue un escenario de encuentro entre personas de distintos estamentos de la sociedad como la academia, los medios de comunicación, las organizaciones sociales y la comunidad internacional; al mismo tiempo, un espacio de encuentro entre las víctimas y los ciudadanos corrientes. Al convocar tal diversidad de personas, la Semana por la memoria se convirtió también en una invitación para que distintos sectores se dediquen a fomentar las labores investigativas y culturales en torno a la construcción de la memoria social. Parte del material audiovisual expuesto fue el video de archivo del periodista Holman Morris cuyo Director es Germán Rey, acerca de la violencia en Turbo, Antioquia. Dicho material exponía cómo la violencia es una manera de imponer el poder a través del terror; mostraba el hacinamiento de miles de personas en el coliseo de Turbo en el año 36 2000. “Si nos moríamos, nos moríamos los dos, mi hijo y yo, pero la vida sigue y hay que vivirla”, decía una de las mujeres desplazadas cuya historia quedó documentada en este trabajo audiovisual. En las grandes ciudades no hay espacios conmemorativos que favorezcan la apropiación de la historia por parte de sus actores vivos, sean estos los desplazados que llegan a poblar las ciudades, sean el resto de ciudadanos corrientes que habitan su cotidianidad desde la indiferencia, el miedo o la ignorancia. La ciudad viene a ser, así, un espacio silencioso, una “zona de silencio”, como decía el grafiti de la casa del florero. El desplazado se convierte en otra fachada de edificio, y su drama está en que, aunque se proclama a viva voz el país es de todos, la ciudad en realidad no es de nadie y es allí donde se siente con mayor fuerza que nadie responde por nadie. En contraste con esta experiencia de la ciudad, el video de German Rey muestra los distintos rituales de recuperación de la memoria que se han hecho en varias poblaciones de Antioquia, para recordar los nombres de los asesinados, pero también para cultivar la esperanza de quienes siguen vivos para afrontar las consecuencias de la guerra. La finalidad de estos registros de imágenes está muy lejos de despertar lástima. Su intención es más bien la de hacer un llamado a una toma de postura, a reconocer de manera crítica y propositiva las problemáticas sociales que nos conciernen a todos, en tanto miembros de una misma sociedad. Soraya, una de las mujeres que aparece en el documental, dice: “amor no es olvido. El interés está en la tierra. La memoria le concierne a toda la sociedad.” Otro documental expuesto en el marco de la Semana por la memoria fue “El vuelo de la Mariamulata”, cuya editora es Claudia García. Allí se muestra la experiencia de El Rincón del Mar, cerca de San Onofre, en el departamento de Sucre, donde la construcción de una biblioteca se configuró en un escenario de memoria viva, en el que la construcción colectiva de los relatos propios de la memoria colectiva abre paso a un reconocimiento renovado del otro y a una perspectiva compartida sobre las posibilidades del futuro. Esta fue una zona paramilitar durante 10 años, una tierra que regulada bajo la lógica del terror. Y lo cierto es que, ante una historia tangible como esta, resulta pertinente preguntarse por qué no hay informes sobre este tipo de acontecimientos en los noticieros? Con todo, lo que pretende la biblioteca es formar 37 sentido de vida, generar procesos culturales, a partir de la preservación comunitaria de un espacio donde todos lo habitantes se reúnan. A través de este tipo de espacios se hace posible no solo recobrar la memoria, sino también restablecer lazos sociales. Seminario “Verdad y memoria en contextos de guerra” Este evento se llevó a cabo en Bogotá el 15 de septiembre de 2008, con el objetivo principal de reflexionar acerca del reto que representa el trabajo de la construcción de la memoria social en escenarios de conflicto armado, a la luz del debate incentivado por diversos especialistas en el tema. El salón donde se llevó a cabo no tenía una sola silla disponible. El encargado de inaugurar el evento fue Gonzalo Sánchez, coordinador y director del Grupo de Memoria social en Colombia. A su intervención le siguieron las de Louis Bickford, de Estados Unidos, y Pilar Riaño, de Colombia. Hacer una presentación detallada de todas las ponencias que se presentaron ese día rebasa los propósitos de este texto. Se retomarán, entonces, solo algunos aspectos de las intervenciones que estén más cerca de los planteamientos que se han venido elaborando en este texto. Para comenzar, Riaño hizo un especial énfasis en el peso que la memoria tiene en tiempos de conflicto. Ejemplos de ello se encuentran por doquier en la historia universal; piénsese por ejemplo en Alemania, en Hungría, en Francia, en Argentina, en Perú. Al igual que Halbwachs, Jenin y Sánchez entre otros autores, Riaño insiste en que la memoria no es un asunto que concierne solamente al ámbito de la subjetividad, sino que se extiende a los procesos colectivos que viven las comunidades en virtud de las geografías y el pasado que comparten, así como de las proyecciones del futuro que pueden construir juntas. Al final de su intervención, esta antropóloga dejó abiertos varios interrogantes para exhortar al auditorio a reflexiones ulteriores: ¿Qué le hace la violencia a la memoria?; ¿Cuál es la memoria que se necesita?; ¿Cuáles son las necesidades que pueden satisfacerse en los espacios de memoria social que reúnen las voces de las víctimas?; ¿Cuáles son los deberes y derechos que se originan en relación con la memoria? Si estas preguntas son relevantes para una sociedad en conflicto, es porque la memoria consiste en una práctica que crea narrativas del pasado y que construye puentes entre el pasado, el presente y el futuro. En palabras de Riaño misma, en medio de su intervención: “El 38 carácter terapéutico de la memoria no solo es contar y narrar, sino participar activamente en recordar y generar cambios; entender la memoria como proyecto”. Otro de los puntos que esta antropóloga contempló fue la importancia de abordar el problema de la violencia no solo en torno a las víctimas, sino también en torno a los victimarios. Éstos, en efecto, también hacen parte del proceso de construcción de memoria, de hecho juegan un rol esencial, porque los actos de violencia que ellos ejecutan se originan y tienen sentido en la realidad social que comparten con sus víctimas. Pero esta consideración no está orientada a incentivar el juicio por el juicio ni el rechazo a priori del victimario, sino que busca reconocer la complejidad del ejercicio de la memoria, que no se agota en el duelo de las víctimas, sino que se extiende a una reflexión sobre la evidencia de que los victimarios también forman parte del tejido social. Finalmente, Riaño aludió al caso de la reconstrucción de la memoria en Alemania para señalar que el arte cumple un lugar fundamental en la apropiación que los jóvenes están llamados a realizar de la historia de la cultura a la que pertenecen. La experiencia que ella rescata de este país es la de un grupo de artistas que, defendiendo la idea de que no hay que congelar la memoria, se dedica a crear monumentos que desaparecen constantemente, con lo cual reafirman que mantener una versión unívoca e inamovible de la verdad es un riesgo que las nuevas generaciones no quieren correr más. La siguiente intervención a considerar es la de Félix Reategui, coordinador operativo del informe de la CVR del Perú, quien empezó diciendo que “lo que realmente es sanador en la memoria es el proceso de reconocimiento, de encontrar en el otro, en el ámbito social o en las instituciones de estado el reconocimiento”. Raetegui habló sobre la necesidad que se tuvo en su país de buscar un mecanismo de memoria que contribuyera con la identidad; en medio de las diversas problemáticas políticas, se hizo apremiante que la verdad explicara los hechos de la guerra en el Perú al margen de los discursos oficiales. Dentro de esta búsqueda, se creó una comisión de la verdad que garantizara una transición no violenta hacia la democracia: “ante la dificultad de una verdad judicial, se procura otras formas de verdad, la reconstrucción de la memoria social.” Raetegui afirmó que la comisión de la verdad ayudó a construir una verdad más abarcadora: “la producción de verdad y de memoria se vuelve una transición política en 39 Perú. Gracias a la comisión de verdad y reparación se generó un rescate de la memoria de las víctimas, un registro de la cifra de veinticuatro mil víctimas, ocho mil quinientos peruanos desaparecidos y, con ello, la reconstrucción de una verdad histórica que abrió las puertas para la investigación de crímenes y violaciones en el Perú”. Raetegui terminó su exposición señalando que el deber que tienen las comisiones de verdad es proponer a qué niveles deben ser leídos y juzgados los hechos. Pero la recuperación del pasado no acaba allí, sino que apenas comienza, pues lo que ella provee es una “experiencia de horizonte”, con ayuda de la cual las personas puedan re construir, de manera singular y colectiva, una idea más esperanzadora de sí mismas Otra intervención de especial interés para los propósitos de esta tesis fue la de Ram Manikalingam, ex-consejero presidencial de paz para Sri Lanka, quien estableció algunos paralelos entre Colombia y su país. Con un toque de humor, señaló que “existen muchos checkpoints en Colombia, hay mucha inseguridad y me siento como en mi país, por eso me gusta Colombia”. En ambos países se han desarrollado guerrillas, pero la pregunta que hizo con respecto a este tema es cómo lograr pelear contra las violaciones de los derechos, tanto en el pasado como en el presente. Explicó que el conflicto en Sri Lanka se constituye principalmente por tres razones: la primera es un asunto étnico; la segunda es la conformación de grupos armados, y por último está la ambición de los partidos políticos de tomarse el poder. Estas problemáticas ponen sobre la mesa el problema de la convivencia, pues, ¿cómo hacer para coexistir con las diferencias? Manikalingam habló de la gravedad de los odios heredados que mantuvieron vivos en Sri Lanka círculos viciosos de odio y de venganza. Por otra parte, habló sobre el conflicto incesante entre los grupos armados y los gobiernos: “o ganan los grupos armados o gana el gobierno. Si se quiere una alternativa a esta dicotomía, la solución es sentarse y hablar sobre un proceso de paz”. Ahora bien, sobre la relación entre política y memoria, su análisis resulta cercano al de Todorov, en el sentido de que la experiencia muestra una y otra vez la complejidad de permitir que la configuración de la memoria esté en manos de los gobiernos, de los círculos de poder. Para él, lo ideal es que más bien los procesos de memoria puedan 40 influenciar la política. El problema es que los gobiernos no reconocen que la memoria no es una, no es única, y muchas veces ni siquiera están dispuestos a reconocer la importancia de la memoria como tal en la vida de la sociedad. Dijo: “yo trabajé con el presidente y no tuve memoria, tienes que pensar como Estado”. Al final, estas puntadas desembocaron en un cuestionamiento que lanzó al público para que reflexionara por su propia cuenta: “¿cómo agenciar la memoria cuando el gobierno es el perpetuador?” En este orden de ideas, este seminario deja claro el papel esencial que juegan las comisiones de la verdad no solo en Colombia, sino en otras partes del mundo donde ha sido importante replantearse las dinámicas de los procesos sociales. Mediante ellas se pueden generar espacios propicios para incentivar los procesos de construcción de memoria, una memoria que se componga de las múltiples memorias que dan vida a la estructura de las sociedades. Cabe señalar que muchos de los autores citados y de ponentes referidos insistieron en dejar claro el papel tan importante que tienen las nuevas generaciones en la construcción de la memoria social; son ellas las llamadas a preguntarse por el ejercicio de la memoria y por cómo trabajar en esta materia de manera activa y efectiva, dentro de los contextos particulares a los cuales pertenecen. “Cada país, de acuerdo con su experiencia histórica, con la naturaleza de la guerra, la forma de la victoria o la derrota, y el carácter de los acuerdos de paz, elabora mecanismos y funciones diferenciadas para el necesario ejercicio de memoria y de consolidación democrática”. (Sánchez, G., 2006, p. 91). 41 Arte y memoria Hoy día, cuando nos preocupamos por dilucidar el futuro, a veces hallamos cosas que aclaran el pasado. Ardila y Lleras El psiquiatra Daniel Siegel (1999) afirma que el lenguaje es la forma básica de representación consciente en el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que la concienciación de sensaciones e imágenes ocurre en el hemisferio derecho. Bessel Van der Kolk (1996), también psiquiatra, coincide con Siegel en esta visión de las funciones separadas del cerebro y explica que las sensaciones o experiencias no placenteras se almacenan en el lado derecho del cerebro, mientras que las placenteras se quedan el la parte izquierda. Estos hallazgos los han llevado a sostener que es más fácil verbalizar las experiencias positivas que las negativas, ya que las negativas quedan guardadas en la memoria sensorial. Es probable que en estos hechos se encuentre la razón por la cual el arte juega un papel determinante en el momento de procesar eventos traumáticos como los que se viven en los escenarios de la guerra. Efectivamente, a través del proceso creativo surge la posibilidad de materializar los recuerdos para los que parece no haber palabras. Una vez la memoria se hace tangible, la obra de arte le abre paso a las palabras y a la comunicación; la memoria sensorial se convierte entonces en memoria verbal. A continuación se traerán algunos ejemplos concretos del contexto colombiano que muestran por qué los planteamientos precedentes sobre la memoria tienen un valor especial, cuando el vínculo entre la memoria y la comunicación requiere de la mediación de las formas expresivas del arte. Teatro Efímero Teatro Efímero es un grupo de personas conformado por 75 jóvenes que creen en la importancia de la resistencia civil, y que por eso se han dedicado a la construcción de la memoria social en el Putumayo desde el 2007. Conformaron el grupo un 11 de septiembre, en conmemoración de la muerte del líder sacerdote Alcides Jiménez, a quien las FARC asesinaron en 1998. En una de sus puestas en escena, se reunieron varios jóvenes, familiares de víctimas y víctimas también, vestidos de negro y con 42 ladrillos en las manos que simbolizan las tumbas de sus muertos. Armados de valentía salieron por las calles de Puerto Caicedo para contarle al mundo que los están matando. Su trabajo es una muestra de las posibilidades de reapropiación y construcción de memoria que las víctimas tienen en sus manos, más allá del miedo y de la venganza, que a veces parecerían ser las únicas alternativas durante el proceso de duelo. En este sentido, las actividades artísticas se convierten también en una forma de combatir la violencia, pues le permiten a la víctima convertirse en agente en relación con su propio pasado, que le ha sido impuesto. Teatro Efímero es una experiencia que se ha llevado a cabo en Bogotá, Medellín (Antioquia), Líbano (Tolima), Barranquilla (Atlántico), La Dorada (Caldas), y Ocaña (Norte de Santander), manteniendo una mirada política, social, psicológica y estética en cada una de sus puestas en escena, que son llevadas al espacio público para promover los derechos a la vida, al respeto y a la verdad. Su mensaje es un mensaje de esperanza y de respeto por el otro. Estas posibilidades que ofrece el arte ayudan a reencauzar el deseo de venganza para convertirlo en creación, en afirmación, en potencia. El encuentro en grupos como Teatro Efímero permite que los recuerdos dolorosos fluyan a través de nuevas vías de expresión, que vuelvan a la superficie y, así, su antiguo portador pueda volver a la superficie para decirle al otro, al compañero, al vecino, al desconocido, de que se trata poder perdonar, de poder hablar y de poder luchar por la dignidad. 43 Érika Diettes Artista visual y comunicadora social de la Universidad Javeriana. Se ha dedicado a la fotografía y a las artes plásticas en muchos aspectos al servicio del tema de la memoria. El cuerpo, la presencia, la mente y la violencia han influido constantemente en sus exposiciones, y sobre todo en la última, llamada Río Abajo, en la que busca “traer a la vida” a las personas que han sido asesinadas, que han muerto a causa de la violencia, mediante la exposición de sus prendas que se han quedado corriendo con la dirección de los ríos. Al hacerlo, genera en el espectador un sentimiento de empatía con las víctimas vivas, las que tienen que soportar el dolor de la ausencia de sus familiares y amigos. Exposición DRIFTING AWAY, noviembre de 2008 “Su idea de la violencia moral, la reanimación de la vida y la visibilidad de la víctima real es un señalamiento y una reivindicación de un hecho trágico.”15 Con cámara en mano, esta artista emprendió un viaje por algunos de los lugares de violencia rural y urbana en Colombia, en los que fue encontrando diversas imágenes y rastros de las víctimas que ha dejado la guerra. Al entrar en contacto con sus seres queridos, la artista empezó a meterse dentro de los recuerdos de estas personas que no tiene ya nada a lo cual aferrarse en relación con sus muertos: pues no se tiene muchas veces ni el cuerpo para llorarlo. En este proceso ella se encontró con la idea de la vida en épocas de luto; emprendió el recorrido de caminos trazados por las prendas de los desaparecidos. Las 15 Miguel González, curador del Museo de Arte Moderno La Tertulia, disponible en: www.erikadiettes.com 44 pidió prestadas y las llevó a un estudio montado en una piscina, y allá las puso como símbolo del único recuerdo que muchas veces les queda a los familiares adoloridos. Una vez tomadas las fotos dentro de la piscina, con una ligera luz que se refleja gracias al agua, Diettes se dedicó a ponerlas en grandes páneles de vidrio transparente que dejaban pasar una luz blanca que, desde el piso, iluminaba el panel completo. Tales prendas, presentadas de esta manera, se convierten en una forma de representar la ausencia y, en esa medida, de hablar no solo del que no está, sino de la vida que tiene que seguir para el que sí está. El significado del agua, entre tanto, está en recordar que muchos de los muertos que ocasiona la violencia terminan en ríos, sin dejar rastro. Diettes trabaja especialmente con los desaparecidos del conflicto armado en el oriente antioqueño, pero no habla de lugares específicos. Ella considera que hay que generar memoria para reconocer lo que sucede en el país, para empaparse de lo que acontece con los pueblos, con aquellas historias de la sociedad que los medios de comunicación no cuentan. “Drifting Away” es el vacío con el que queda la víctima de la desaparición. En su hazaña por conseguir los últimos recuerdos de los familiares de los desparecidos esta artista encontró que los discursos de ellos eran variables, y esto la llevó a entender que nunca un caso es igual a otro, que aunque todas las historias desemboquen en una desaparición, en una muerte, no pueden asumirse como una misma cosa. “La memoria como el acto mismo, contado por las víctimas, es absolutamente prodigiosa”. (Diettes, entrevista noviembre 2008). Ahora bien, la artista aseguró que fue fácil llevar a cabo su proyecto porque recogía historias, compilaba eventos concretos, pero la representación de esas historias fue lo más complicado, porque el dolor es “irrepresentable”, ya que nadie lo vive igual. Así, simplemente como lo dice Miguel González “las prendas flotan en el agua móvil y se ofrecen como callados testimonios de un gran naufragio.” La entrevista de Diettes abre diferentes perspectivas sobre la realidad nacional, que es abordada en la exposición más allá del reconocimiento, de lo simbólico. Les proporcionó una boca a aquellos que hace años no hablaban, a aquellos que nunca se había desahogado; les trajo a la vida a sus desaparecidos, a sus muertos. En cuanto a los espectadores, lo que éstos ven en el agua de las fotografías no es sangre, es agua limpia 45 que suscita la sensación de que los recuerdos no tienen por qué ser macabros, sino alentadores. Organizaciones, actos y monumentos “El ojo que llora” es una escultura exhibida en Perú que es la representación de un esfuerzo por preservar la memoria y la historia de miles de peruanos que, durante dos décadas, vieron vulnerados sus derechos. Se trata apenas de un ejemplo cercano en la geografía, aunque la lista de museos, parques y monumentos en el mundo que favorecen el ejercicio de la memoria histórica sería interminable: La Casa de los Esclavos, Senegal; el Museo Nacional Japonés Americano, USA ; la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, Chile; la Fundación de la Escuela de Paz de Monte Sole, Italia; la Memoria Abierta, Argentina; el Memorial de Terezín, República Checa. En el caso colombiano, el trabajo de una organización como “Nunca más”, de especial relevancia para los casos analizados, se encarga de mostrar lo que pasa en este país desde hace mucho tiempo, porque los problemas no se han enfrentado con ideas, sino con balas. La invitación de muchas organizaciones y colectivos en nuestro país, pues, busca cada vez menos una mirada al pasado por el pasado y, en su lugar, fortalecer vínculos con el presente. El proyecto “Desaparecidos Colombia” es otro ejemplo interesante para nuestro contexto: creó una “Galería de la memoria” en la cual se exponen objetos personales, fotografías, legados artísticos e intelectuales de aquellos que han vivido en carne propia el conflicto. Esta galería intenta construir la memoria social, realizar actos de duelo colectivo, luchar contra la impunidad, regenerar el tejido social y reconfigurar los relatos que dan vida a la verdad histórica.16 El Museo Nacional también desarrolló el proyecto “Museos de barrio”, en el que niños, jóvenes y adultos mayores de algunos barrios de Bogotá construyen su propio museo con objetos antiguos que conservaban en sus casas. Lo que propone esta idea es vincular a las comunidades que habitan cerca al Museo Nacional para indagar en ellas los 16 http://www.desaparecidos.org/colombia/ 46 antecedentes históricos de los barrios a partir de su modo de vida, sus objetos de valor y sus ritos cotidianos.17 Grupo de Memoria Histórica Este grupo, como bien lo dice su nombre, tiene como propósito crear una memoria que no rechace las diferencias entre las memorias en plural. De esta manera, lo que se busca es luchar para construir el futuro desde nuevas perspectivas. Un futuro que no esté amarrado a la repetición, sino que se oriente a la producción y la conservación de proyectos colectivos. Pretende también ayudar a las víctimas en la configuración de las formas de reconocimiento que necesitan, para que el conflicto tome otros rumbos que se encaminen a la justicia y al cumplimiento de los derechos humanos. La tarea que se ha propuesto este grupo es llegar al fondo de los mecanismos de violencia, para hacerlos conocer públicamente y obtener como resultado la reconstrucción del tejido social. Además, su aspiración no se basa en remplazar a las instituciones del gobierno para esclarecer los hechos, sino en tenderles una ayuda a las víctimas, a través del fortalecimiento de las investigaciones que ayuden a esclarecer los hechos que la justicia oficial parece haber olvidado. Colombianos conformados para la construcción de la memoria histórica Hijos e Hijas es una organización civil que lucha por la memoria y en contra de la impunidad, y que se define como “los hijos e hijas de la historia olvidada de Colombia”.18 Son una colectividad con la meta de invitar a las personas a preguntarse acerca de la verdad histórica, para que reconozcan y quieran comprender las causas y efectos de la guerra, y ofrecer alternativas de reivindicación con la propia historia. Así como Hijos e Hijas, existe también ASFADES que, como respuesta a la desaparición de 13 personas de las universidades Nacional y Distrital de Bogotá, organizaron en 1982 La Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos. Su 17 http://www.colombiaaprende.edu.co/html/home/1592/article-118797.html 47 objetivo es pedirle al Estado colombiano que les cuenten la verdad de los acontecimientos. Al mismo tiempo trabajan para brindarle apoyo a las víctimas, brindándoles la debida ayuda psicosocial y, en esa medida, trabajan también para la construcción de la memoria histórica. Consideran que el papel de los derechos humanos es esencial para los proyectos que se originan en el reclamo de la justicia, de modo que uno de sus objetivos es la defensa del DIH, e incentivar que la gente los conozca y los haga respetar.19 Víctimas sin cara Actualmente se desconocen las caras de miles de personas que han muerto en el país hoy en día hablar de víctimas es hablar de cifras descomunales, de porcentajes crecientes, pero no de nombres, no de personas, no de caras. Las únicas personas que reconocen a sus muertos son sus familiares de los mismos. Pero, ¿es labor solo suya contar quiénes eran ellos? Las organizaciones que se dedican a trabajar por la reconstrucción de la memoria social trabajan con los familiares de las víctimas, y su labor incluso llega a concentrarse en la recuperación de los cuerpos de los muertos, que muchas veces se mantienen desaparecidos para siempre. Este encuentro resulta fundamental. Como dicen los familiares de las víctimas de Trujillo, ha sido a través del Parque Monumento, un proyecto mancomunado, que han logrado recobrar la vida de sus seres queridos. El trabajo colectivo permite encontrar el medio de de que las personas, aunque estén muertas, nos cuenten otras versiones de la historia colombiana. “El difuso nombre de ‘Violencia’ con el cual se le incorpora a la memoria nacional, cumple a cabalidad la imagen de un relato con actores, de víctimas y victimarios diluidos en el anonimato.” (Sánchez, 2006, p. 84) Este cierre quiere invitar a reflexionar desde las diversas formas de expresión humana otras posibilidades de la comunicación, otras alternativas de lenguaje. Que la sociedad se permita conocer estas historias violentas no solamente desde la oralidad, sino también desde otros espacios que favorezcan la continuidad de los procesos de construcción de memoria social, para que sean pensados no desde la fatalidad de la palabra hablada, que en tantas ocasiones es tan cruel y fría, sino desde un lado más humano, menos drástico, más mediado por la 18 19 http://colombia.indymedia.org/news/2006/07/45833.php http://www.asfaddes.info/node 48 creación plástica y la elaboración de múltiples medios de comunicación y encuentro. Porque la reivindicación de la memoria individual y el fomento de la memoria social no guardan relación con la lástima ni con la espera pasiva del consuelo, sino con el reconocimiento y la construcción colectiva de nuevos relatos. 49 CONCLUSIONES Este es un trabajo de grado que propone entender el problema de la memoria como un asunto del cual se debería encargar el campo de la comunicación ya que éste, efectivamente, es un oficio que da forma a la memoria social. La memoria de un país no se crea desde lo individual sino desde lo social, desde el compartir con otras personas. En este sentido, una de las tareas propias de la comunicación consiste en mantener en cohesión a una sociedad. Gracias a la comunicación las sociedades pueden crear identidad y cultura; la comunicación ofrece el espacio propicio para narrar las realidades y, de la misma, manera entenderlas. “Sin duda, Halbwachs estaba en lo cierto al afirmar que los grupos sociales construyen sus propias imagenes del mundo estableciendo una versión acordada del pasado y al destacar que dichas versiones se establecen mediante la comunicación, no mediante el recuerdo privado.” (Fentress y Wickham,2003, p. 14) La memoria social, por su parte, adquiere grandes dimensiones en tanto que es posible comunicarla: de poco sirve hablar de ella cuando no se le ha proporcionado libertad o espacio para desarrollarse. En el caso de la investigación de campo para este trabajo, fue supremamente difícil buscar testimonios; se evidenció la desconfianza de la gente; el temor para hablar. El miedo entonces juega un rol importante en la obstrucción de la construcción de la memoria social, y bloquea el traslado de la memoria individual al espacio público. La tarea de ejercer como comunicadores en una sociedad dominada por el temor y la desconfianza es un reto. Un reto que implica la responsabilidad de edificar una memoria social sólida y perdurable. “La construcción de memoria es un acto comunicativo es lo que permite solidificarla.”(Tamayo, 2008). Y existe otra tarea para los nuevos comunicadores: facilitar una transformación de la manera como los actuales medios presentan la información, pues lo que hacen es perpetuar la violencia. Esclavos del rating y las ventas, alimentan de imágenes sangrientas a una sociedad que irremediablemente se acostumbra al lenguaje de la violencia, y pide más. Es éste entonces un círculo vicioso que hay que replantear desde los medios. Hay que sacar a la esfera común las historias de vida; reconocer otras versiones de la realidad; hay que reconocer al otro y crear más proyectos sociales que ayuden a reconstruir el tejido social. El campo de la comunicación es capaz de hacer 50 esto, pues su poder en la sociedad actual es innegable. Pero es necesario sacar provecho de dicha fortaleza desde esferas diferentes a las élites. Una de estas diferentes esferas puede ser la memoria. La memoria se ha venido estudiando de cerca desde campos como la psicología, la filosofía y la literatura, entre otros. Sin embargo, este trabajo da cuenta de la importancia del campo de la comunicación en la construcción de la misma. Es el comunicador quien más puede abrirle un camino a la memoria social, pues en su oficio tiene más posibilidades de acceder a toda la sociedad. Sería brillante, tanto para el oficio del comunicador como para la disciplina de la comunicación, apropiarse de este asunto. Ahora bien; las actividades académicas y culturales, como se observó en el tercer capítulo, también juegan un rol determinante en el entendimiento de la guerra y la violencia desde otros puntos de vista: el de las víctimas, el de las personas que han trabajado los problemas sociales desde su núcleo, el de profesionales que se han dedicado a reivindicar la importancia de la memoria social para la sociedad. En relación a esto, la comunicación le ofrece a la memoria social la opción de consolidarse desde diversas formas de lenguaje. Por ejemplo la exposición de Erika Diettes permitió que las víctimas se “despidieran” de sus familiares, permitió dejarlos ir, les dio vía libre para construir un futuro situado en la estructura del perdón del recuerdo amable. “En todos los casos se trata de una compleja relación de fuerza, de equilibrio y de cálculo entre castigo y reconciliación, perdón y justicia, venganza y catarsis, pues de poco vale denunciar las atrocidades de la contraparte para silenciar las propias.”(Sánchez, 2006, p.95) A lo largo de estas páginas lo que se ha venido manifestando es que la memoria debe ser entendida como un proceso que aunque trae al presente el recuerdo de hechos dolorosos y tristes, no lo hace con el propósito de aprisionarlos. Lo hace para liberarlos; para digerirlos; para hacer catarsis y facilitar el desarrollo de nuevos procesos de memoria. Algunos de estos procesos aún no han sido reconocidos por las mayorías, pero los esfuerzos no han sido en vano ya que lo poco que se ha publicado en prensa, revistas y documentales para televisión, significa un primer paso en generar conciencia acerca de la memoria social. 51 El problema de la memoria, no es un problema simple, requiere abordar el concepto de violencia, de sociedad. Exige una reflexión, una de ellas es el papel del tiempo. El tiempo es el factor que permite que la historia y que los acontecimientos sean entendidos en todo su contexto. Es de la única manera en la que la memoria se instala por completo en el tejido social. En Colombia todos los días hay muertos nuevos, y no se recuerdan los muertos pasados. Eso es terrible para una sociedad porque genera conflicto, odios y venganzas. La construcción de la memoria vista desde este trabajo no pretende buscar culpables, sino entender la naturaleza de sus actos y de esta manera incluir a los victimarios en la historia, que tengan la oportunidad de hablar si es el caso de defender sus acciones o de pedir perdón pero que sean igualmente tenidos en cuenta, pues son el núcleo del conflicto. NECOCLÍ Quizás el próximo instante de noche tarde o mañana en Necoclí se oirá nada más el canto de las moscas. Maria Mercedes Carranza En Colombia hay que ser concientes del valor de la vida, de cada persona como ser. Es triste que se sigan acumulando las tristezas y culpas, que se siga alimentando el círculo de la guerra; que la sociedad colombiana siga ocultando historias, que las víctimas no puedan hablar no porque no quieren sino porque aun no pueden. Se espera que en el país nunca se oiga solamente “el canto de las moscas”. 52 Bibliografía Barbero, J. (1984). “De la comunicación a la cultura. Perder el ‘objeto’ para ganar el proceso”. En: Signo y pensamiento, 3 # 5, 2, p. 21-29. Barbero, J. (1999). “Medios: olvidos y desmemorias”. En: Número # 24, p. 38-42. Barbero, J. y Sánchez, G. (2000). En: Museo, memoria y nación. Misión de los museos nacionales para los ciudadanos del futuro. Bogotá: Ministerio de Cultura. Camacho, A. et al. (2008). Trujillo, una tragedia que no cesa. Bogotá: Planeta. Castro, G. (2008). El palacio sin máscara. Bogotá: Planeta. Fentress, J. y Wickham, C. (2003). Memoria social. Madrid: Cátedra. Huyssen, A. (2002). En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización. México: Fondo de Cultura Económica. Jelin, E., & Kaufman, S. (Comps). (2006). Subjetividad y figuras de la memoria. Buenos Aires: Siglo Veintiuno. Lasén, A. (1995). “Nota de introducción al texto de Maurice Halbwachs”. En: REIS, Revista Española de Investigaciones Sociológicas, # 69, p. 203-208. Plazas, L. (2004). El palacio de justicia, documento testimonial. 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ANEXO 4 Entrevista con Luis Alfonso Plazas ¿Esta usted de acuerdo con que haya personas que conmemoren el hecho del Palacio de Justicia? Yo creo que sí, lo que pasa es que el evento debería conmemorarse como el día en que el ejército nacional, salvo las instituciones democráticas, permitió que el Estado de derecho continuara ante un golpe de estado, un golpe de estado que ha sido reconocido por el propio Petro quien era miembro el M19, y que fue condenado por los hechos del palacio de justicia. Era un golpe de Estado para asumir el M19 el poder y establecer aquí una dictadura Marxista. Ese día el ejército nacional salvó el estado de derecho, logró rescatar 260 personas, entre ellas más de 40 magistrados. En aquella oportunidad cuando se salvó al estado de derecho cuando se rescató a la gente los miembros del ejército nacional éramos los héroes de Colombia. De forma espontánea cuando nos desplazamos de la Plaza de Bolívar hasta la escuela de caballería en el cantón norte hubo una manifestación apoteósica, es que la gente se botaba a las calle 55 a la carrera séptima y los vehículos particulares acompañaban a los tanques en su regreso a las instalaciones pitando y gritando “¡viva el ejercito de Colombia!”, la manifestación era “¡vivan compañeros blancos!”. La gente gritaba desde los balcones; era una cosa impresionante. Por aquel entonces los medios, al contrario, presentaron a los militares como los salvadores del sistema democrático. El tiempo fue pasando, los miembros del M19 fueron encarcelados, fueron condenados, pero llegó al poder el doctor César Gaviria Trujillo y les dio amnistía e indulto nuevamente, ya se los habían dado, se los había dado Belisario Betancur y la respuesta fue la toma del palacio de justicia, ahora César Gaviria que ha sido un protector del M19 volvió a darles amnistía e indulto. Perdona y adiciono algo, yo creo que los hechos del palacio de justicia fueron utilizados por la extrema izquierda para cambiar la constitución de Colombia, de ahí surgió la idea de cambiar la constitución para establecer una serie de normas que acabaran con la opción de que el pueblo tuviera una fuerza militar que lo defendiera. Y hoy en día estamos viendo los resultados de eso, yo creo que en Colombia hay mérito suficiente para volver a mirar la constitución nacional, la constitución del M19, que es la que está vigente; no se la merece Colombia. Es que una constitución hecha por… claro que había gente honorable, pero no fueron los que más influyeron. Si esto hubiera sido hecho por gente honorable, otro gallo cantaría en Colombia. Pero es que quienes más tuvieron influencia en el manejo de las cosas, en la asamblea constituyente del 91, fueron los señores reinsertados de la guerrilla, o sea que esta es una constitución hecha por la guerrilla y el narcotráfico. Tan así será que vea lo que nos significó a nosotros en sangre y en problemas internacionales el artículo 35 de la constitución del 91 mediante el cual se prohibía la extradición de nacionales al exterior. Y ¿ por qué se prohibía la extradición de nacionales al exterior? Para que los jueces de la república no pudieran hacerlo. Ya estando en la carta política, no podían mandar narcotraficantes al exterior. Este es una artículo colocado allí por los miembros del M19. Bueno pues el día de hoy esos señores del M19 son los que están gobernando, porque después de que les dieron indulto, se les dio por parte del presidente César Gaviria una circunscripción especial de paz, mediante la cual pudieran por muy pocos votos llegar a la asamblea constituyente a ser mayoría en la constituyente, colocar un copresidente de la constituyente como lo fue Navarro Wolf que a la hora de la verdad fue el verdadero presidente porque era la voz cantante allí en aquella asamblea con posterioridad. Esa misma asamblea revocó el mandato del congreso que había sido 56 reelegido dos años antes por el pueblo y se convocaba a una nueva elección de congreso y en esa nueva elección continuó la circunscripción especial de paz mediante la cual con poquitos votos lograron colocar 18 parlamentarios. Y eso ha venido manteniéndose hasta el momento, pues si desapareció la circunscripción especial de paz y en vez de 18 quedaron 2 o 3, hoy en día tenemos 10 miembros del polo democrático que es el mismo M19 pero no sólo es el M19: el polo democrático es el M19 más el partido comunista clandestino, el PC3. ¿Por qué es clandestino? Porque las FARC son abiertas; se enfrentan uniformados y tienen una cantidad de símbolos de las FARC pero hay una cantidad de miembros de las FARC de cuello blanco que no utilizan las insignias pero que llegan a posiciones de estado como algunos estrados judiciales, medios de comunicación, el congreso de la república y algunos sectores del gobierno. Entonces mire lo que nos ha sucedido: se nos metió la guerrilla, se nos metió el terrorismo, se nos metió el narcotráfico en la organización y en el esquema fundamental del Estado. Eso es lo que estamos viviendo en este momento y esto aparte del día 6 y 7 de noviembre de 1985, en que ellos intentaron tomarse el Estado por la fuerza. No lo lograron porque el ejército de lo impidió y en este momento lo que están buscando es acabar con el ejército de Colombia para por medio de mecanismos de cuello blanco como decía hace un momento, sea utilizando la política, argucias jurídicas, medios de comunicación, noticias falsas, llegaran de todos modos al poder, es un propósito de ellos y lo están logrando y lo pueden lograr. ¿El libro que usted escribió del Palacio de Justicia, es una conmemoración a los hechos, un llamado a la memoria? Lo que estoy contando allí son los hechos, lo que sucedió, contando el cuento de la historia. Yo acabo de publicar otro libro que se llama El Itinerario de una Injusticia, en donde estoy mostrando cómo el M19, posicionado en la justicia colombiana, atropella absolutamente todas normas jurídicas y todo lo hace al amparo de los medios de comunicación. Yo tengo la colección de todo lo que han publicado en Colombia en contra mía a base de mentiras. Es llevar a la práctica una tesis de Lenin que dice que una mentira repetida mil veces se vuelve verdad y eso es lo que han hecho conmigo y eso es lo que están haciendo con el ejército de Colombia y detrás de esto está el diario EL TIEMPO, como lo dice Dartañan en una columna de noviembre del año 2006 en la que presenta a Petro como el candidato presidencial apoyado por ese diario. Lo que está haciendo EL TIEMPO es eso pero es que el diario del tiempo es la parte central 57 de la casa editorial El Tiempo que no sólo produce ese diario, sino también la revista Semana porque el hijo del doctor Enrique Santos Calderón, que fue hasta hace muy poco el director de EL TIEMPO, es Alejandro Santos Rubino que es el director de la revista semana y ellos compraron la revista Cambio, son los accionistas principales del Heraldo, son los dueños de CITYTV, son los dueños del periódico HOY que se lee mucho en el sur de Bogotá, es decir son los dueños de la mayoría de los medios de comunicación. Es la misma familia de los Santos, la misma familia que tiene un ministro de defensa nacional que sale y destituye 27 oficiales sin haberlos investigado; la misma que tiene un vicepresidente que se llama Francisco Santos que va a un foro internacional a pedirle perdón al mundo no por los crímenes cometidos por los guerrilleros, sino por los supuestos crímenes cometidos por el ejército, es decir es una tarea acabar con el ejército de Colombia, acabar con el ejército de Colombia es entregarle al país al terrorismo y al narcotráfico y mire cómo han avanzado. ¿El libro del palacio de justicia esta escrito para la gente que estuvo presenciando los hechos ese día, para los que no, para todos los colombianos? El libro está escrito para todos los colombianos. Por eso esta en las librerías. Si hubiéramos querido hacer un libro únicamente para los militares, lo hubiera hecho en forma mas tecnificada hacia el sector castrense, no utilizaría términos tan comunes como los que el libro trae en sus páginas, sino que pondría más tecnificado y orientado específicamente al tema táctico de la operación. Pero en el libro del palacio de justicia usted ve que el tema táctico ocupa menos de la quinta parte del libro, de manera que el libro está hecho para todos los colombianos. Y me interesa mucho que el libro lo lea la juventud porque hoy en día cuando llega el embate contra quienes defendimos al país, contra quienes rescatamos a 260 personas de manos de los criminales y de los secuestradores del M19 en este momento en que los medios de comunicación, algunos sectores de la justicia, algunos medios -hay unos medios que hablan bien-, pero la mayoría del medio y un sector importante de la justicia y un sector importante del congreso quieren cambiar la historia, y quieren construir una historia en la cual los miembros del M19 que cometieron semejante atropello, semejante holocausto a la justicia, aparezcan como héroes y nosotros como villanos y ya estamos, acá estoy yo detenido, privado de la libertad después de que me han negado más de siete solicitudes de libertad porque es que no hay razón para que yo este detenido. Primero, porque no 58 cometí el delito, porque a los señores que figuran como desaparecidos de la cafetería los asesinó el M19 y lo dice el tribunal especial de instrucción en el informe para la corte suprema de justicia después de haber hecho una exhaustiva investigación porque esa sí fue una exhaustiva investigación con dos magistrados, 10 jueces principales, 30 jueces auxiliares durante seis o siete meses en el informe que da ese tribunal, ese grupo de personas que investigaron los hechos y que entrevistaron a la totalidad de las personas que fueron rescatadas y a los miembros de la institución que participaron. Ese informe dice que los únicos responsables son los miembros del M19. En el artículo 17 dice que los que figuran como desaparecidos fueron muertos por sus captores en el cuarto piso. Y hay plena prueba de eso y resulta que ahora la Fiscalía, que está ahora en manos de unos personajes que prefiero no calificar, pero los puede calificar la gente, creo que todo el mundo tiene claro quién es el fiscal general de la Nación hoy en día y creo que el país también tiene claro quién es la doctora Ángela Maria Buitrago, quiénes quieren desconocer todas las normas jurídicas y todos los fallos de jueces anteriores y lo están haciendo con la anuencia lamentablemente del gobierno nacional que es lo más triste, porque me duele mucho que el presidente de la república me entregó a mi durante dos años y medio la más peligrosa y delicada responsabilidad que fue la de enfrentar el narcotráfico y hoy en día el presidente no me reconoce eso. Realmente duele mucho y yo estoy aquí privado de la libertad por unas determinaciones de personajes como el ministro de defensa nacional que firmó un acuerdo con el fiscal general de la nación en el cual le pasan todos los procesos de la justicia penal militar a la justicia ordinaria violando la carta fundamentada que en el artículo 121 dice que de los delitos cometidos por los militares, conocerán los tribunales militares, o sea la justicia penal militar. ¿Cómo cree usted que el hecho del palacio de justicia se va a recordar en el futuro; qué va a producir en la memoria social del país? Los hechos del palacio de justicia, puede que tengan un obstáculo histórico inmediato, es decir pueda que se trate de torcer la verdad durante un tiempo. Pero resulta que la verdad histórica es muy difícil, te lo digo yo que soy historiador. Yo soy miembro de cinco academias del cultivo de la historia y la verdad histórica se impone, porque la mentira es fácil de destruir. De modo que puede que tengamos una mentira histórica momentánea pero con el tiempo se tendrá que reconocer la labor cumplida por los militares en defensa de las instituciones democráticas. 59 ¿Usted hubiera escrito estos libros en otro contexto, en otras condiciones, si usted no estuviera privado de la libertad? El primer libro que lancé yo, “La Batalla del Palacio de Justicia”, se presentó el 2 de noviembre del año 2000 en el Hotel Tequendama. En aquella oportunidad yo obviamente no estaba detenido, yo no solamente no estaba detenido, sino que además me desempeñaba como asesor en el comando general de las fuerzas militares. Yo ya estaba retirado, yo me retiré por voluntad propia y me desempeñaba también como profesor de administración pública en la Universidad de la Sabana. De modo que lejos estaba yo de pensar que algún día pudieran privarme de la libertad, lo que pasa es que ese libro le hizo mucho daño al M19 porque le contó al país una serie de verdades. Para el año 2003 y siendo yo director nacional de estupefacientes, salió otro libro con algunas modificaciones del anterior, pero refundamenta en algunos hechos que se llama “El Palacio de Justicia” y eso más la lucha mía contra el narcotráfico, donde le incautamos más de dos billones y medio de bienes, donde le entregamos a más de 24 fundaciones una cantidad de bienes retirados a los narcotraficantes, donde apoyamos a las instituciones armadas, le dimos dinero al ejército, a la policía, a la armada nacional a la fuerza aérea, dote de carros quitados a los narcotraficantes a 700 alcaldes de Colombia, es decir los estaba despojando de todas las cosas que ellos consiguieron mediante el procedimiento de acabar con la juventud de Estados Unidos y de Europa y de Colombia también lamentablemente. En toda esa cantidad de bienes que yo les quité y que los utilicé de forma adecuada y les dolió mucho y ellos se unieron con el M19 para privarme a mí de la libertad porque yo no tengo nada que ver con el cuento de los desaparecidos, porque yo estaba era en combate no en investigaciones, ni en inteligencia, pero es que además yo no creo que los de inteligencia hayan desaparecido a nadie, porque esa gente fue asesinada por el M19, lo que pasa es que ahora el M19 se llama Polo Democrático y está en el Congreso de la República y tiene cuotas políticas en la fiscalía, empezando por el Fiscal General de la Nación, yo no se por qué el Fiscal se acota de algún grupo vinculado al narcotráfico o será algún grupo como el M19. Lo cierto es que debe ser lo segundo, pero eso no exime lo primero, porque en el año 2007 o a comienzos de este año dijo que todo el mundo lo estaba atacando y que la única persona que el tenía en su confianza era Gustavo Petro quien era del M19. El M19 es un grupo que manchó de sangre al país y que fue creado por las FARC y el narcotráfico. De modo que tener de amigo a un 60 miembro del M19, es tener de amiga a una persona que viene de Las FARC y del narcotráfico. Es una vergüenza que el Fiscal General de la Nación tenga que decir eso. Esta es la triste situación que se está viviendo, tarde o temprano y por eso hablo sin ningún temor: primero porque creo en Dios, segundo porque mi inocencia no está en juego; en relación los hechos del Palacio de Justicia, mi inocencia no está en juego. De cuando acá el ejército de Colombia se mueve con tanques a la Plaza de Bolívar para desaparecer a unas humildes personas que trabajan en una cafetería, ¿Alguien le encuentra lógica a eso? Entonces el ejército se metió a la cafetería a matar a unos señores que servían tintos? Eso es absurdo, nunca a los miembros de la cafetería el ejercito los ha considerado de forma diferente a unos humildes servidores de un lugar. No hay militares que hayan desparecido gente de la cafetería, la gente de la cafetería fue llevada al cuarto piso por el M19 eso fue investigado y determinado que habían sido muertos por ellos. Nosotros no llegamos al Palacio de Justicia a matar gente. Llegamos a rescatar gente, rescatamos a 260 personas. Los señores del M19 fueron condenados, después se les dio el indulto procedimiento que llevó varios años, hasta que en este momento son los senadores de la república, colocan jueces de la república , colocan fiscales, manejan la opinión, le dan plata a los medios de comunicación y este es un país que está en este momento en manos de unos medios de comunicación cuya información es al mejor postor. La información totalmente comercializada, es una vergüenza lo que esta pasando con la información pública. A mí me da tristeza ver lo que sacan los diarios como EL TIEMPO y el ESPECTADOR. Mientras tanto hay que ver los periódicos de las universidades: todos defendiendo a los militares, vaya mire el periódico universitario, las crónicas que saca a favor del ejército, defendiendo el ejército y poniendo en tela de juicio lo que dicen EL TIEMPO y el ESPECTADOR. Miremos lo que dice el periódico el Magno de Uniandes, el Foro Universitario de la Universidad Javeriana, todo a favor de los militares y en contra de los bandidos, las juventudes se están dando cuenta de lo que está pasando y se están dando cuenta que los grandes medios de comunicación están tocados por el dinero y por la corrupción y me temo que también por el narcotráfico en algunos sectores. Yo creo en Dios, soy una persona católica, hablo con toda la franqueza, con desparpajo, no le tengo miedo a nadie, mi inocencia no está en cuestionamiento, me pueden condenar si se les da la gana, el día que se presente una condena contra el coronel Plazas el país dirá que fue una condena corrupta y los que están en tela de juicio son los que me están juzgando porque el país sabe quien soy yo; una persona que se ha enfrentado a la guerrilla, una 61 persona que ha salvado al país en un momento de crisis como fueron los hechos del Palacio de Justicia, una persona que se ha enfrentado a todos los carteles de la droga, que ha sido reconocida a nivel internacional condecorado por la INTERPOL, eso no es de un momento a otro. A mí me nombraron jefe de seguridad de su Santidad Juan Pablo II cuando visitó a Colombia y sin embargo la fiscal que me condena dice que soy un peligro para la comunidad, un peligro para la comunidad la persona que le provee seguridad a su Santidad. Recuerdo mucho y hay un testigo que es Juan Gossaín, recuerdo que estando su Santidad ya acá en Colombia me informaron que estaban construyendo en el solar de la casa contigua a la Nunciatura Apostólica donde él estaba alojado, que estaban construyendo unos andamios que permitían que un periodista se subiera y filmara la intimidad del Papa, es decir tenía acceso a la ventana de la habitación del Papa y al baño. Yo recuerdo mucho que yo inmediatamente pedí autorización a los dueños de la casa para comprobar que todo esto era cierto y llamé a Juan Gossaín de modo que él es testigo y le dije me hace el favor y me retira inmediatamente esos andamios o sino vamos a tener aquí un problema jurídico. Yo soy el jefe de seguridad de su Santidad y no voy a permitir que se le viole la intimidad. Ahora esta fiscal corrupta viene a decir que yo soy un peligro para la comunidad, esto realmente está patas arriba, el país necesita una nueva constitución, el país necesita un cambio de gobierno. Yo he sido un Uribista de tiempo completo, pero me parece que el presidente ya está desgastado, me parece que está cometiendo errores gravísimos, me parece que antes de que se tire a Colombia después de haber hecho un buen gobierno es mejor que se retire y le de la oportunidad a nuevas figuras para que salven al país del caos en el que hemos caído a partir del momento que nombraron al ministro Juan Manuel Santos como encargado de la defensa nacional y esta dedicado a desprestigiar al ejercito de Colombia y fuera de eso su sobrino lo saca en la revista Semana como el hombre del año. Tabla de Contenido Introducción ……………………………………………………………………...……… 1 Capítulo I – Marco Teórico …………………………………………………………… 4 La Memoria ………………………………….......………………………. 4 La Memoria como Objeto …………………..…………………………… 6 La Memoria Interrumpida ………………….....…………………………. 8 ¿Quién Construye la Memoria? ………………………………......……... 9 El Papel de la Subjetividad en la Construcción de la Memoria Social ... 11 ¿Desde Dónde se Propone Construir la Memoria? ……………..……… 13 Memoria: Pasado, Presente y Futuro ……………………....…………... 17 Comunicación y Memoria ………………………....…………………… 20 Capítulo II – Casos. La Masacre de Trujillo y El Palacio de Justicia ……….....…….. 23 La Masacre de Trujillo, Valle ……………………..................………….23 Actores Identificados ……………………………………………………24 Trujillo …………………………………………....……………………..25 La Toma del Palacio de Justicia …………………………….......………26 Bogotá, 6 de Noviembre de 2008 ……………………............………….27 Capítulo III – Algunas Aproximaciones Contemporáneas al Problema de la Memoria en Colombia…………………….......……………………………………… 35 Foro “Memoria y Narrativas Audiovisuales del Conflicto Armado” ….. 35 Seminario “Verdad y Memoria en Contextos de Guerra”……………… 37 Arte y Memoria ………………………………………………………….41 Teatro Efímero …………………………………………………………..41 Erika Diettes “Drifting Away” …………………………………………..43 Organizaciones, Actos y Monumentos ………………………………….45 Grupo de Memoria Histórica ……………………………………………46 Colombianos conformados para la Construcción de la Memoria Histórica…………………………………………………………………46 Víctimas sin Cara ……………………………………………………….47 Conclusiones …………………………………………………………………………….49 Bibliografía……………………………………………………………………………....52 Anexos …………………………………………………………………………………..53
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