PROGRAMA OFICIAL DE LAS REUNIONES PARA 2015

INDICE
Carta de Cesión de derechos (Anexo 1)……………………………………………….1
Formato de la descripción del trabajo de grado (Anexo 2 )…………………………..2
Portada………………………………………………………………………………...6
Carta de presentación del director del trabajo de grado Daniel Valencia …………….7
Cuerpo del texto……………………………………………………………………… 9
Bibliografía………………………………………………………………………….. 60
Anexos trabajo de grado………………………………………………………………61
ANEXO 1
CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN
PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA DEL TEXTO COMPLETO.
Bogotá. D.C.,
Fecha
Mayo 28 de 2009
Marqlle con nna X
Tesis
Trabajo de Grado X
Señores
BIBLIOTECA GENERAL
Cuidad
Estimados Señores:
Yo (nosotros) María Carolina Angel, identificado(s) con e.e. No. 53 907 511, autor(es) de la tesis y/o
trabajo de grado titulado ''l'ura /lO olviá,rr. l'ulIrcio áe JusticlIr-Trujillo (Valle áel Crrucu). Ejercicios áe
memoriu" presentado y aprobado en el año 2009 como requisito para optar al título de Comnnicadora
Social; autorizo (amos) a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos,
muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su
contenido de la siguiente manera:
•
Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en la página Web de la Facultad, de
la Biblioteca General y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio
la Universidad Javeriana.
•
Permita la consulta, la reproducción, a los usuarios interesados en el contenido de este trabajo, para todos
los usos que tengan finalidad académica. ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet,
etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer.
De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión
Andina 351 de 1993, "Los áerechos morales soóre el tramjo SO/l propieáuá áe 10sTrutores", los cuales son
irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables.
Firma y documento de identidad
Firma y documento de identidad
PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y TrabajOS de grado él la Biblioteca General -- Agosto 4 de 2007
3
ANEXO 2
FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DE LA TESIS O DEL TRABAJO DE
GRADO
TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS O TRABAJO DE GRADO:
l'rrm no o/vülrrr. l'rriucio de Justiciu-TrujiLLo (fuLLe de/ Crrucrr). Ejercicios de memoriu"
SUBTÍTULO, SI LO TIENE: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
AUTOR O AUTORES
Apellidos Completos
Ángel Noguera
Nombres Completos
María Carolina Ángel
DIRECTOR (ES)
Apellidos Completos
Valencia Nieto
Nombres Completos
Daniel
JURADO (S)
Apellidos Completos
Nombres Completos
Marín Ardila
Luis Fernando
Castellanos
Nelson
ASESOR (ES) O CODIRECTOR
Apellidos Completos
Nombres Completos
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: Comunicadora Social
FACULTAD: Comunicación y Lenguaje
PROGRAMA: Carrera X Licenciatura _
PUJ- BG Normas para la entrega de
Especialización _ _ Maestría _ _ Doctorado __
Tesis y TrabajOS de grado a la Biblioteca General - Agosto 4 de 2007
4
NOMBRE DEL PROGRAMA: Comunicación social
C IV DAD :_ _-"B",O""G"OLJTLCÁ,--_
AÑO DE PRESENTACiÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2009
NÚMERO DE PÁGINAS: 61
TIPO DE ILUSTRACIONES:
II ustraci ones
Mapas
Retratos
Tablas, gráficos y diagramas X
Planos
Láminas
Fotografías X
MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica):
Duración del audiovisual: _ _ _ _ _ minutos.
Número de casetes de vídeo: _ _
DVCam
DVC Pro
Formato: VHS
Vídeo 8
Beta Max _ _ _ Beta Cam
MiniDV
Hi8
Otro. Cual?
Sistema: Americano NTSC _ _ Europeo PAL _ _ SECAM _ _
Número de casetes de audio: _ _ _ _ __
Número de archivos dentro del eD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de grado):
PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de Se! LAU/<liAlJAS o /en" t¡na mención especia!):
DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que
definen los temas que identifican el contenido. (gil caso de dI/da peva desigllev estos descriptores,
se recomiellda cOllsl/ltar COIl la Ullidad de l' rocesos Técllicos de la giólioteca Ge/lCral ell el coneo
óiólioteca@¡averialla.emt.co. dollde se les orielllalá).
ESPAÑOL
Memoria histórica, memoria social.
Comunicación y memoria. Violencia en
Colombia, medios de comunicación, opinión
pública, víctimas.
INGLÉS
Social memory, historical memory.
Communication and memory, violence in
Colombia, media, public opinion and victims.
RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS: (Máximo 250 palabras - 1530
caracteres l:
ESPAÑOL:
Cuando se trata de asumir la recuperación del pasado (y del presente), resulta sumamente
cuestionante encontrar que ya no se habla de la violencia como un concepto sino como una
PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General - Agosto 4 de 2007
5
cifra; los muertos ya no tienen nombre sino número, al igual que los desplazados, quienes
ya no tienen rostro ni región sino porcentaje. ¿En cuánto tiempo podremos construir
memoria en Colombia? Es muy complicado determinar esto porque la sociedad aun no se
ha dado cuenta que son las víctimas las que están haciendo un esfuerzo por recuperar el
tejido social. Pero hay que tener en cuenta que a la sociedad no se le ha contado lo que pasa
con estas personas, ni quienes son, ni cuales son sus historias. Pedirle entonces a la
sociedad que hable de las victimas con nombre propio es muy difícil. Se necesita un lapso
de tiempo que pueda explicar los aconteciemientos y se necesita también un tiempo para
que las víctimas asimilen su propias vivencias. "El combate por la restauración de esa
memoria truncada en la Colombia contemporánea apenas comienza." (Sánchez, 2006, p.
96)
El proceso de indagar nuevos métodos de investigación para la comunicación, así mismo,
este trabajo invita a reflexionar sobre la comunicación desde la cultura. Al respecto,
Barbero habla de un "desplazamiento del concepto de comunicación, al concepto de
cultura" (1984, p. 24). Se trata de un concepto de cultura que se relacione con el campo de
la comunicación, no desde la estructura de los medios y el sistema de las nuevas
tecnologías, con todo lo que ello implica, sino desde un concepto de cultura entendido a
partir de lo humano, de la interacción de las personas; a partir de la psicología y de los
"sistemas narrativos" (Barbero, 1984, p. 24). Esta perspectiva sitúa a la memoria en el lugar
fundamental que le corresponde; si los estudios de comunicación se trasladan al concepto
de cultura, teniendo como punto de partida los sistemas narrativos y los comportamientos
de una sociedad determinada, la memoria se consolida allí donde se genera el intercambio
social, (o "socialización", en palabras de Barbero), gracias a la comprensión de las maneras
en las que las personas comparten la información.
INGLÉS
When dealing with the recovery of the past (and the present), it is quite interesting to find
that nowadays, people no longer talk about violence in terms of a concept, but rather in
terms of numbers. The dead do not have a name; they are a number. The displaced no
longer belong to a region, nor they have a face; they are a percentage. How long will it take
us to build a memory in Colombia? This is a very complex question because society has not
yet realized that the victims are the ones making an effort in order to recover the social
tissue. But it is important to take into account that society has not been told what exactly
happens to these people, or who they are, or what their stories are. Hence, to ask society to
tan k about the victims in terms of their identity is very difficult. A lapse of time is needed,
where events can be explained and the victims can manage to assimilate their own
PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y Trab8jos de grado a la Biblioteca General·· Agosto 4 de 2007
6
experiences. "The combat towards the restoration of such truncated memory in today's
Colombia is just beginning". (Sanchez, 2006, p. 96)
In the process of finding out about new methods of research in communication, this project
is an invitation to think about communication from the perspective of culture. Related to
this, Barbero talks about the "displacement of the communication concept to the culture
concept" (1984, p.24).
-\
PUJ- BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General - Agosto 4 de 2007
7
“PARA NO OLVIDAR.
PALACIO DE JUSTICIA-TRUJILLO (VALLE DEL CAUCA).
EJERCICIOS DE MEMORIA.”
MARÍA CAROLINA ÁNGEL NOGUERA
TRABAJO DE GRADO
PARA OPTAR POR EL TITULO DE
COMUNICADORA SOCIAL
PUBLICIDAD
DANIEL VALENCIA NIETO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL Y LENGUAJE
COMUNICACIÓN SOCIAL
BOGOTÁ
2009
Pontificia Universidad
JAVERIANA
- - - Bogotá---
Bogotá, Enero 30 de 2009
Profesor
JURGEN HORLBECK
Decano académico
Facultad de Comunicación y Lenguaje
Ciudad
Respetado señor:
Formalmente hago entrega del trabajo de grado de la estudiante MARIA CAROLINA
ANGEL NOGUERA, quien se identifica con la cédula de ciudadanía N° 53.907.511
de Bogotá, el cual se titula: Para no olvidar. Palacio de Justicia- Trujillo (Valle del
Cauca). Ejercicios de memoria,
El trabajo cumple con los requisitos teóricos y metodológicos suficientes para ser
aprobado por mi parte, como director del mismo, además de la suficiencia profesional
junto con la constancia y responsabilidad que la estudiante mostró en el desarrollo de
la investigación.
Cordialmente
Facultad de Comunicación y Lenguaje
Transversal 4 No. 42-00 Piso 6 PBX: (57-1) 3208320 extensión 4586 y4587. Bogotá D.C., Colombia
53
ANEXO 1.
Penetración de lecturabilidad de prensa. Esta tabla mide el total de personas que fueron
encuestadas.
20
t otal
Masculino
Femenino
12 a 19
20 - 24
25 -34
35 - 39
40 -44
45 -49
50 -54
55 -64
65 - 69
(HO%
".30%
H.90%
(9.2o",
50(0'"
50.20'"
( 970'"
50.00'"
,
6
4
3
2
Bogotá
Medellin
Cali
Barranquilla
Bucaramanga
Pereira
(5.50%
31.10%
U90%
6180%
Director GenerallPre sident e
Gerente Medio/Ejecuti vo
Pr ofesional con su propia ofi ci na o dentro de la ..
Especialista T écnico/mecánico
Admin istrati vo
M antenl m I ent o/segurl dad/obrero
Artesano/se r vici o doméstlcolVendedor ambulante
Otr a
Doctorado/MaestrialPosgrado
Universidad Complet a
Universidad Incompleta
Técnico Completo
T éc nico Incomplet o
Bachi llerato Completo
Bachillerato Incomp let o
Prl maria Completa
20
5UO'"
56 .70'"
( 9.90'"
6710%
" .60'"
30.50%
38.20%
Departamento de investigación VC Medios Colombia. Fuente TGI 2008 - Ponderado: 6.359.000
personas.
1
INTRODUCCIÓN
En la avenida Andrássy (Budapest, Hungría), y ante los ojos de miles de turistas y
ciudadanos, se erige el Museo La casa del terror, Terror Háza (Schmidt ed., 2003, p. 5),
para recordar la invasión fascista y comunista del siglo XX. El edificio mismo fue el
lugar donde se torturó a cientos de judíos, cuando en 1944 los nazis húngaros llegaron
al poder (2003, p. 5). Hoy, sus paredes traen a la memoria de los visitantes a cada una
de las personas que fueron torturadas allí. Al visitarlo, tales muros me hicieron recordar
a Colombia, país en el que también se ha vivido una brutal violencia. En aquel momento
se suscitó en mí el interés por el tema de la memoria social y la iniciativa de hacer mi
proyecto de grado con base en ella.
La memoria social es un concepto que trae el pasado al presente, y que reconoce al
mismo tiempo las subjetividades y las pluralidades. En esa medida, puede entenderse
como una herramienta que, en tiempos de guerras y de conflictos, puede ayudar a forjar
el camino hacia el futuro. Hablo de esa memoria sobre la que tanto se debate a raíz de la
política de perdón y el olvido, y que hace un llamado a la no repetición de la guerra.
El objetivo de este trabajo de grado es reflexionar sobre el significado de la memoria
social en Colombia en términos de cómo, dónde, cuándo, por qué y para quién se
construye. Dichos interrogantes serán analizados en el marco de dos hechos centrales en
la historia reciente del país: la toma del Palacio de Justicia en Bogotá y la masacre de
Trujillo en el Valle del Cauca. Estos eventos, entre muchos otros, han marcado
irremediablemente la historia violenta por la que pasa la interpretación de la realidad
colombiana. Este es, pues, un trabajo enfocado desde mi perspectiva del campo de la
comunicación, que invita a tomar conciencia sobre la importancia de la memoria para la
construcción del futuro y la no repetición de los hechos dolorosos del pasado.
En las últimas décadas, la conformación de grupos armados, el tráfico de drogas, las
diversas luchas políticas, y las diferencias sociales y económicas en la sociedad
colombiana, han puesto como protagonista a la violencia. El asesinato de líderes
políticos como Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Galán, la conformación de grupos
armados al margen de la ley, los procesos de paz fallidos, el terror sembrado por figuras
2
como Pablo Escobar y la propagación del narcotráfico en casi todo el territorio nacional,
hacen de Colombia un escenario de terror.
En un país donde la venganza y la impunidad son temas del día a día, y en donde las
heridas abiertas que ha dejado la violencia se mantienen ocultas bajo el velo del olvido,
es determinante dar cuenta de la importancia de reivindicar el lugar de la memoria en
tiempos de guerra. Sin duda, la capacidad de recordar juega un papel central para las
sociedades, pues contribuye al reconocimiento de historias de vida que no han sido
contadas. La memoria le proporciona vida a aquellos que, desde siempre, no se han
sentido más que fantasmas.
En este orden de ideas, resulta central definir desde dónde se piensa construir la
memoria o desde dónde es importante construirla para Colombia. Probablemente no sea
desde lo económico ni desde el ámbito político, sino desde lo sentimental. Hace falta
ponerle corazón a la violencia traumática del país, a ver si así puede cambiar algo.
Ahora bien, cabe señalar que este proyecto de grado tiene lugar en el campo de la
comunicación porque la memoria social se articula gracias a la transmisión de
información entre las personas, gracias al lenguaje. Por otro lado, es un proyecto de
comunicación en tanto que invita a la reflexión acerca del papel del los medios en
Colombia; en una época en la que la sociedad civil está construyendo procesos de
catarsis, los medios de comunicación deberían ser un apoyo para reconstruir las
fracturas que la violencia ha dejado en el tejido social.
Este trabajo de grado le aporta, pues, al campo de la comunicación, la posibilidad de
contemplar diferentes maneras en las que los medios pueden contribuir a la construcción
de la memoria en la sociedad colombiana. También invita a una reflexión sobre el
concepto de memoria y su vínculo con otras formas de comunicación como la pintura,
la fotografía, la música, la literatura, el teatro, entre otras.
Este proyecto es importante para la comunicación porque, si bien hechos como la toma
del Palacio de Justicia y la masacre de Trujillo nos hablan sobre las dimensiones del mal
en nuestra sociedad, su magnitud solo se comprende cuando tienen visibilidad, es decir
que su impacto social lo determinan los medios. Éstos, en efecto, están llamados a
3
transmitir la información que sea relevante de manera oportuna y responsable, para que
tales eventos no se conviertan en hechos aislados, sino que, todo lo contrario,
permanezcan en el recuerdo. En este sentido, la de los medios es ante todo una labor de
memoria; los medios, como la memoria, deben contribuir a la no repetición de actos
violentos.
La construcción de la memoria implica un paso del tiempo entre el hecho y su
recordación, ya que en los momentos en los cuales se llevan a cabo los hechos es
imposible contextualizar porque no hay suficientes elementos de juicio y de análisis, es
decir, apenas se informa; solo en la medida en que el tiempo transcurre, se puede
contextualizar. De acuerdo con ello, el trabajo de la comunicación sobre los hechos, en
relación con la memoria, permite un análisis racional que se facilita a través del tiempo.
En este trabajo se universaliza una opinión sobre la realidad colombiana a partir de dos
situaciones particulares que dan cuenta de la presencia de la violencia en el país. Valdría
la pena que en trabajos o investigaciones futuras se pudiera tener en cuenta más hechos
que ofrezcan una perspectiva más amplia de la necesidad de construir memoria y
reconocimiento.
Habiendo aclarado las motivaciones de este trabajo, así como sus limitaciones, termino
la introducción presentando la forma del texto con el que el lector se encontrará a
continuación. Esta tesis cuenta con tres capítulos: un marco teórico, que explica el
concepto de la memoria desde diferentes autores; un segundo capítulo que describe
algunas aproximaciones contemporáneas al problema de la memoria en el país, y un
tercer capítulo que reflexiona, desde distintos ángulos, la masacre de Trujillo y la toma
del Palacio de Justicia.
4
CAPÍTULO I
MARCO TEÓRICO
La memoria
¿Qué es la memoria? Según Fentress y Wickham (2003, p.16) la memoria es una
facultad mental característica de los seres humanos; un complejo proceso psicológico en
el que influyen el grado de concentración y el contexto en el cual se aprende algo. Este
es en parte el significado que se tendrá presente a lo largo de este escrito cuando se haga
referencia a la memoria. Sin embargo, se le entenderá como un fenómeno aún más
complejo, que implica determinar de qué manera la memoria de cada uno de los
individuos se puede unir para construir tejidos que estructuran una suerte de
pensamiento social o memoria social.
Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo trata sobre la memoria social, la memoria de
los pueblos; la memoria social que crea identidades para grupos de personas. A ella se le
confiere, en esta medida, un papel terapéutico y revelador del pasado, como si fuese la
clave para alcanzar la libertad. De ahí su protagonismo en nuestros tiempos, tanto en la
Alemania de las guerras mundiales, como en el Trujillo de las masacres.
James Fentress y Chris Wickman, en su libro Memoria social (2003, p. 13), aseguran
que gran parte de la memoria de las personas siempre va a estar ligada a grupos
sociales. De aquí surge la cuestión de la memoria social antes mencionada, y de cómo la
memoria pasa de un ámbito individual a un ámbito colectivo. Sin embargo, uno de los
problemas que se plantean en dicho libro es cómo hacer que cada una de las memorias
de las personas tenga un papel en ese espacio colectivo, sin que nadie sea un “autómata”
(Fentress y Wickman, 2003, p. 13) a quien esa memoria colectiva manipule a su antojo.
Para evitar una consecuencia tal, los autores prefirieron cambiar el nombre de ‘memoria
colectiva’ por ‘memoria social’, ya que el término ‘memoria’ o ‘conciencia colectiva’
propuesto por Halbawachs, se desligaba de los pensamientos individuales de las
personas.1 La idea de referirse a una memoria social y no colectiva, busca no desligar en
1
En este trabajo, siguiendo a Fentress y a Wickman, se utilizará el concepto de ‘memoria social’, ya que
el término ‘social’ se adecúa mejor a lo que aquí se tratará como ‘memoria social’, incluyendo la
memoria desde una perspectiva social e individual.
5
ningún momento la colectividad de la individualidad; la noción de lo social permite
guardar la relación entre ambos aspectos.
Elizabeth Jelin y Susana G. Kaufman también hablan en términos de memoria social en
su libro Subjetividades y figuras de la memoria (2006). Allí afirman que aunque la
memoria da sus primeros pasos en los procesos de creación de sentido en la
subjetividad, también pertenece al ámbito social, entendiendo que las experiencias de
sentido y de afectos también “están inmersos en lazos sociales” (2006, p. 10)
Teniendo claro por qué se habla de una memoria social, es necesario ahora entender su
funcionamiento. Esta noción alude a una memoria que es “aprendida, heredada y
transmitida a través de innumerables mecanismos que le imprimen un sello a nuestro
devenir, a tal punto que nuestra memoria termina siendo la representación de nosotros
mismos ante los demás.” (Sánchez Gómez, 2000, p. 21). Según Fentress y Whickman
las “versiones acordadas del pasado” (2003, p. 14), que las personas tienen son
transmitidas, es decir, son comunicadas. Así, pues, la memoria social permite crear
identidades en una sociedad determinada: cada grupo social, étnico o nacional construye
el sentido de sus vivencias y de su pasado de manera diferente a través de la memoria
compartida.
Otro factor determinante en la comprensión de la memoria social es la distinción entre
el papel del recuerdo como acción y el del recuerdo como representación. Dentro de
esta distinción valdría la pena preguntarse desde dónde se construye la memoria, ¿desde
la acción o desde la representación, es decir, desde lo oral o desde lo textual? Lo que
aquí cabe destacar, y así mismo lo han señalado Fentress y Wickman (2003), es de qué
manera la memoria ha sido considerada como una herramienta de investigación para la
historia oral. Es un hecho que en todas las sociedades se mantiene latente un deseo, no
de escribir, sino de contar las historias, de manera que los recuerdos de las personas no
están necesariamente en los libros, en las bibliotecas o en archivos específicos, sino más
bien en la mente de las personas, de tal suerte que la única manera de extraer esa
información es por medio de la oralidad. Esto se da de tal modo porque la mente de los
seres humanos no funciona de manera organizada, sino como un conjunto de ideas
espontáneas que no cumplen con el orden preestablecido de un archivo acumulativo.
6
Otro aporte de los autores en cuestión es la consideración de la memoria como un
objeto. Ello cobra especial interés si atendemos al hecho de que cada vez más se acude a
la memoria como un objeto al servicio de la reparación del tejido social, cual si fuera
una cura milagrosa. Esta mirada sobre la memoria integra sus dimensiones de acción y
de representación, toda vez que, solo en tanto deviene objeto, puede comprenderse
como creadora de sentido ante el desorden propio del flujo del pensamiento
La “explosión de la memoria”, como menciona Jesús Martín Barbero en el libro Museo,
Memoria y Nación (2000, p. 35) también puede ser vista como un obstáculo que impide
ver el futuro y forjarlo. La explosión de la memoria se puede entender como una
“histeria”2 que siempre nos lleva al pasado. Pero lo cierto es que también esa histeria
por la memoria lleva a las personas a creer en un futuro, y a ver en el pasado una nueva
posibilidad de vida, basada en el recuerdo y en el perdón.
La memoria como objeto
La memoria como objeto es un problema de “reificación” (Fentress y Wickham, 2003,
p. 20) es decir, de concebirla como una cosa, tal y como lo proponen los autores. Pero,
¿es posible esta propuesta; es posible tratar la memoria como una cosa? Al parecer, para
entender la dinámica de la memoria como acción, es importante convertirla en un objeto
que casi pueda ser palpable. En tal caso, se le aborda como algo que acumula cierta
información, que es compartida por un grupo de personas. Convertir la memoria en
objeto permite entenderla y digerirla; permite acceder a ella en cualquier momento. A la
luz de esta idea, es importante además reconocer que la aparición de nuevas tecnologías
como la Internet y las bases de datos, contribuyen también a la reificación de la
memoria.
Ahora bien, otra posibilidad dentro de la comprensión de la memoria es reconocerla
como monumento, como museo. Si se ve la situación actual de Colombia, encontramos
que las víctimas de los hechos violentos en varias regiones del país acuden a algún tipo
2
Martín-Barbero utiliza la palabra histeria en el siguiente contexto: “Para muchos la actual “explosión de
memoria” parecería no ser sino un signo de la histeria milenarista: el espanto del fin, que nos tapona el
futuro, nos rebotaría inevitablemente hacía el pasado, en una huida de un presente sin futuro hacía los
múltiples pasados de cuya resurrección o nostalgia se alimentan los fundamentalismos religiosos y los
nacionalismos más rabiosos”. (2000, p. 35).
7
de representación de la memoria de sus seres queridos. En este sentido cabe
preguntarnos: ¿esa memoria que se ve representada en objetos visuales, tangibles,
creados por individuos concretos, es la que se pretende construir en el país? O, ¿más
bien se trata de construir una memoria social que integre a la sociedad y que genere una
identidad para los colombianos? Estas dos preguntas, por supuesto, no son excluyentes,
pero se plantean juntas con la intención de enfatizar que la memoria es objeto cuando es
en esencia investigada, y cuando a partir de ella se crea algo con la intención de
representar la memoria social, que algunos llaman colectiva.
Esta comprensión reificada de la memoria, nos permite ir más allá de ella como un
mecanismo terapéutico, y abrirle paso a la importancia de que sea investigada desde
distintas perspectivas. En efecto, las investigaciones acerca de las masacres y los hechos
violentos cometidos en el país acuden a la escritura para relatar historias particulares y
explicar los acontecimientos desde diferentes miradas psicosociales. A través de este
trabajo se están escribiendo las memorias, los recuerdos. Sin embargo, los libros no son
el único medio mediante el cual se “cosifica” la memoria, pues esto también se hace por
medio del arte; la memoria también se convierte en una puesta en escena, en teatro, en
lengua, en necesidad.
Ahora bien, si tales son las posibilidades de la memoria, sería interesante pensar en
cómo se llega a las élites de un país como Colombia. Una de las vías más frecuentes es
la lectura. De hecho, el periódico es el medio de información por excelencia de las élites
socio-económicas y de los profesionales del país. La televisión, entre tanto, es el medio
de información más popular, pues llega a casi todas partes y tiene un alto impacto en las
masas, al igual que la radio, (ver anexos 1 y 2. pg 52.). En este sentido, una de las
finalidades de la cosificación de la memoria en Colombia, consiste en involucrar a la
élite intelectual, económica y social en el proceso de la problematización de una
memoria oficial, ya que la construcción de memorias en plural empieza por un
reconocimiento de los hechos, de las víctimas y de los actores del conflicto. Una
muestra de este tipo de trabajo es el que realizó el grupo de memoria social con el
“Primer gran informe de memoria social de la comisión nacional de reparación y
reconciliación”, investigación publicada en el libro Trujillo: una tragedia que no cesa.3
3
Camacho, et al., 2008.
8
La memoria interrumpida
En “Nota de introducción al texto de Maurice Halbwachs”, Lasén Díaz (1995) afirma
que la preocupación por la memoria también puede ser la respuesta a la ruptura de la
historia de las sociedades en periodos de guerra. Según la autora, “la memoria es una
reconstrucción del pasado a partir de elementos y de mecanismos actualmente presentes
en la consciencia del grupo. Halbwachs, siguiendo a Durkheim, defiende la existencia
de una conciencia colectiva, a la que corresponden una temporalidad y una memoria
colectiva.” (1995, p. 204)
Teniendo en cuenta los estudios de Halbwachs en su libro La memoria colectiva4 en
relación con la memoria, es importante reconocer que ésta no tendría ninguna vigencia
sin la existencia de una sociedad. La sociedad, en efecto, tiene el papel de construir la
noción del tiempo, determinante también para el entendimiento de la memoria. El
tiempo, según el autor, es una construcción social que le es común a un grupo de
personas, y es el tiempo lo que determina el pasado, el presente y el futuro; no en vano
se tiene siempre presente el momento en el cual se vive. La memoria adquiere sentido
entonces cuando hay una concepción concreta del tiempo y del espacio. Como lo
recuerda Lasén Díaz, citando a Halbwachs, el tiempo y el espacio “son instrumentos de
la memoria social para reconstruir las imágenes del pasado, de acuerdo con el
pensamiento dominante del grupo o sociedad de cada época.” (2004, p. 205)
La memoria tiene un papel importante en las sociedades y en grupos específicos, en
tanto que le da coherencia a los relatos; esto permite contar la historia de los recuerdos y
al mismo tiempo construir relatos comunes. “La memoria del grupo asegura la
continuidad de una masa de recuerdos que aportan coherencia a las acciones del mismo.
La relación de reflexividad se establece también entre memoria y grupo, quienes se
necesitan mutuamente para perdurar.” (Lasén, 1995, p. 205). La memoria social
contribuye, pues, a la supervivencia del recuerdo, que a su vez facilita la cohesión entre
las personas en los diversos conglomerados sociales. La memoria se convierte, así
mismo, en un vínculo fundamental entre los grupos de personas y sus recuerdos.
4
Halbwachs, M (2004), La memoria colectiva, Zaragoza, Prensas universitarias.
9
Con todo, en periodos de guerra hay un quiebre de los relatos; es como si se congelara
la fluidez de la sociedad. Jelin y Kaufman describen este rompimiento de la memoria en
los siguientes términos: “Violencias reales y simbólicas crean sufrimiento, pérdidas y
fracturas de la memoria, que irrumpen en los proyectos vitales y rompen con la cadena
de relatos.”(2006, p. 10-11). En este sentido, la violencia crea huecos en la cotidianidad
de las personas. Por eso, en las vivencias personales se hace necesario buscar otros
caminos para sanar las heridas que deja un episodio traumático, cuando la memoria
deja de ser la manera de hilar las subjetividades. “Inmovilizarse y durar son condiciones
para que haya memoria.” (Lasén, 1995, p. 206). A la luz de esta idea, el arte se
convierte en una de las alternativas de la memoria, toda vez que es la materia, lo
tangible, lo que trae a colación el pasado en el presente. En efecto, el espacio determina
que algo pueda perdurar en el tiempo. En este sentido, el arte permite crear realidades
comunes en un grupo de personas que inevitablemente generan una comunicación
cargada de sentimiento y afectividad.
¿Quién construye la memoria?
En principio, y como suele comprenderlo la mayoría de la gente, la memoria la
construye cada quien a partir de sus propios recuerdos. Sin embargo, la comunicación
permite que esa memoria individual y subjetiva adquiera movimiento y pase a un
ámbito colectivo; no hay que olvidar que la memoria subjetiva adquiere vida dentro de
contextos sociales. Diferentes debates se han hecho acerca de si es el individuo quien
que crea lo social, o si por el contrario es lo social lo que constituye al individuo. En
cualquier caso, lo cierto es que solo se puede tomar conciencia de las dimensiones de la
memoria abordándola como parte del entramado social. Al margen de si la primacía la
tiene lo social o lo individual, ambos juegan un papel determinante en la configuración
de la memoria social.
La memoria que se está construyendo –o que está en proyecto de construcción– en
Colombia es una memoria que nace en el seno de comunidades enteras afectadas por la
violencia. Se trata de grupos de personas que se han unido en el dolor para contarle al
país la crueldad de sus realidades, mediante vínculos con otros estamentos como los de
historiadores, sociólogos y psicólogos, entre otros, para darle forma a los recuerdos y
hacer un trabajo de reconstrucción del tejido social en poblaciones afectadas. De esta
10
manera, la información que se transmite a partir de acontecimientos particulares da
forma a lo que hemos denominado una memoria social (o colectiva), y cobra una nueva
vida cuando es relatada desde diversos ángulos de la sociedad; en efecto, “La pluralidad
de la combinación de influencias sociales hace que la unidad de los estados de
conciencia se traduzca en una multiplicidad.” (Lasén, 1995, p. 206).
La memoria social que se ha forjado fuertemente en sectores en los que ha venido
primando la violencia, ha surgido a partir de las iniciativas y las acciones de las
víctimas. Ellas han sido las primeras interesadas en recuperar los recuerdos de sus seres
queridos y la dignidad que la violencia les ha quitado, de ahí su afán de contarle al resto
de la sociedad su historia para exigir justicia.
Esta dinámica ha generado la necesidad de trazar límites que favorezcan un respeto por
el recuerdo del otro, así como sus formas de hacer duelo y de afrontar su pasado. Es
imposible vivir por el otro y, en ese sentido, la memoria le pertenece a cada quien. En
este sentido, es claro que aún quedan muchas historias qué contar; todavía hay heridas
abiertas, sentimientos de dolor y de culpabilidad que el tiempo todavía no ha podido
sanar. Colombia, sigue siendo un país en conflicto que sufre, no solo por cuenta de la
violencia, sino también por problemas políticos, económicos y sociales.
Esta historia nuestra pone sobre la mesa el hecho de que las sociedades recuerdan con
más facilidad eventos en los que ha habido guerras y batallas, víctimas y héroes,
confrontaciones y sufrimiento. Así se han conformado los Estados, luchando por
territorios, o peleando en nombre de la religión, como en la Europa medieval, o
conquistando territorios y comandando ejércitos de cientos de miles de hombres, como
en la Francia de Napoleón, o en la América que fue cuna de abusos y saqueos durante
siglos de conquista. Sin embargo, nuestro presente nos enseña que quizá es momento de
contar la historia desde otros aspectos; quizá es momento de hacer memoria y construir
un futuro que se base en el reconocimiento de los errores del pasado, para incentivar una
plena conciencia de la no repetición de hechos caóticos y sanguinarios que afectan día a
día a la población civil como la colombiana.
11
El papel de la subjetividad en la construcción de la memoria social
Cada quien explora la manera de hacer memoria, es muy difícil pretender que todo el
mundo recuerde lo mismo y lo haga de la misma manera. Cuando se trata de la memoria
subjetiva, cada quien decide el tiempo y el espacio de su recuerdo. Como ya se ha
señalado, existe una memoria social, pero también existen las denominadas memorias
subjetivas. Gonzalo Sánchez, en la revista Análisis Político (2008), ilustra los relatos de
las memorias de tres personajes muy importantes para la historia de sus países que
fueron víctimas de los campos de concentración nazi: Primo Levi y Jean Améry, ambos
judíos, y el español Jorge Semprún, militante comunista y republicano. Cada uno de
ellos recuerda su pasado de distintas formas. Sánchez advierte que hay “pluralidad de
subjetividades” (2008, p. 3), a través del análisis de tres testimonios que se basan en
recuerdos distintos.
Estos testimonios ponen de manifiesto el rol de la subjetividad en la construcción de la
memoria. Sánchez cuenta cómo Primo Levi ve la necesidad no solo de contar sus
anécdotas y recuerdos, sino además de contarlas ya, con la intención de liberarse de una
serie de episodios dolorosos que vivió en Auschwitz. En efecto, fue a través de la
escritura que poco a poco logró liberarse de sus pesadillas: “Levi es consciente de que
no se puede generalizar, que no puede hablar por otros, que el procesamiento de la
memoria tiene sus ritmos, tiene sus tiempos, tiene sus sensibilidades” (2008, p. 6).
Construir memoria social (o hablar de las memorias colectivas) quizá es apresurarse, si
no se tiene en cuenta que cada quien tiene sus ritmos y sus tiempos en relación con las
vivencias de su propia historia. Pero es que el tiempo de quienes viven la guerra en
Colombia parece seguir siendo el mismo, el del dolor. En este sentido, Sánchez aborda
el tema de la memoria en su libro Guerras, memoria e historia (2006) y presenta la idea
de un ‘continuum’ (2006, p. 98) de la guerra en Colombia. Al juntar las reflexiones
sobre el caso colombiano y el alemán, se encuentra en las consideraciones de Sánchez la
dificultad de la labor de la memoria en periodos de conflicto, pues allí confluyen los
recuerdos a la vez que se experimenta una visión truncada del futuro; en tiempos de
guerra, el tiempo parece inmovilizarse.
12
Volviendo a los tres sobrevivientes de Auschwitz cuyo testimonio recoge Sánchez, esta
figura del tiempo inmovilizado se aplica con especial fuerza al caso del español Jorge
Semprún: “Solo el olvido podría salvarme” (2008, p. 7) A diferencia de la vía que Levi
encontró para superar sus pesadillas, a Semprún se le convirtió en un dilema el tema de
la memoria: “Así como la escritura liberaba a Primo Levi del pasado, apaciguaba su
memoria, a mi me hundía otra vez en la muerte, me sumergía en ella” (2008, p. 8).
Finalmente, Sánchez recupera el caso de Jean Améry y explica que éste, al igual que
Semprún, se ve imposibilitado para hablar de los acontecimientos de manera inmediata.
Sin embargo, el tiempo de la escritura le llegó, aunque de un modo distinto. Améry no
escribe para liberarse de sus pesadillas o tranquilizar su mente, sino para condenar los
hechos y para profundizar en las reflexiones suscitadas por los acontecimientos vividos:
“(…) en Jean Améry predomina la conciencia clara de la finitud, del transcurso
inexorable del tiempo, de la degradación del cuerpo.” (Sánchez, 2008, p. 9).
Ahora bien, entendiendo que para cada quien la construcción de la memoria tiene
diferentes significados y diferentes acercamientos, Jelin y Kaufman reflexionan sobre la
importancia de la memoria para los procesos de los “futuros deseados” (2006, p. 9)
Mediante un análisis de los procesos latinoamericanos, estas autoras exponen la
necesidad que tienen las sociedades de desarrollar mecanismos para mirar de nuevas
formas los eventos del pasado, por más traumático y doloroso que éste sea; ello
favorece en las personas una proyección distinta de su futuro, tanto en un plano
subjetivo como en uno social o colectivo. “Cuando esto se hace posible, es la memoria
la que recorre la dimensión del tiempo y trae a nuestro presente la articulación entre lo
que recibimos, lo que transformamos y lo que creamos para transitar nuestro propio
tiempo hacia el futuro”. (Jelin y Kaufman, 2006, p. 9).
En Colombia se puede observar que hay un boom por la memoria, se están generando
mecanismos de verdad y de apoyo para las víctimas. Es decir organizaciones que tienen
en cuenta las historias de las personas que ayudan a sacar a flote los acontecimientos en
contra de los derechos humanos y le dan la oportunidad a las víctimas de exigir una
verdad. Hablando en estos términos, lo esencial es entender por qué es tan importante
para las víctimas el reconocimiento de sus historias individuales. “En este contexto la
construcción de memorias como proceso tiene siempre un sujeto que recuerda, que
13
relata, que crea sentidos, apropiando la historia de un modo singular y único.” (Jelin y
Kaufman, 2006, p. 9)
En este orden de ideas, la subjetividad no se entiende solo como un término para hablar
de la memoria, sino que viene a ser una razón de ser de la memoria; la memoria social
adquiere sentido cuando ante todo se habla de una memoria subjetiva. Ese es el punto de
partida de los procesos sociales de construcción del pasado, que solo se entienden a
partir de las vivencias personales. La memoria social se alimenta de la experiencia
histórica de los sujetos, y su recuperación social se origina entonces en un deseo de
compartir, de ahí “el papel que la subjetividad desempeña en los múltiples espacios
privados y públicos donde se crean relatos e interpretaciones acerca de tiempos
históricos y procesos sociopolítico. Discursos que se construyen y se transmiten con el
deseo de compartir, de legar y de crear identidades y pertenencias” (Jelin y Kaufman,
2006, p. 9)
No se trata, pues, de hacer hablar a las víctimas; se trata de abrir una puerta para que
estas personas no solo entren de nuevo a ser parte de la sociedad y dejen de ser
catalogadas a partir de un único relato, sino que además contribuyan, desde su propia
experiencia, en los procesos de creación de identidad; que se constituyan a su vez en
una fuente regeneradora en los procesos de reconstrucción del tejido social.
¿Desde dónde se propone construir la memoria?
En nuestro país, hoy por hoy se está generando la iniciativa de construir la memoria no
desde los héroes, no desde los victimarios, sino desde los que han muerto, desde las
víctimas, lo cual significa empezar a conocer otras miradas de los hechos que, sin
considerarse verdaderas a priori, abran en todo caso espacios a nuevas investigaciones
que den cuenta del fenómeno del conflicto en Colombia con mayor amplitud y
profundidad. Esta tendencia está orientada a que no solo se hable de una memoria, sino
de memorias en plural, en las que tengan cabida diferentes actores.
En efecto, dada desde luego la desigual correlación de fuerzas,
el olvido a los actos de los rebeldes exonera de
responsabilidades y de culpas a los detentadores del poder que
imponen como memoria social su memoria particular,
reproducida en los textos, en la escuela y en todos los medios
14
de comunicación, a la espera de una historia crítica que
remueva sus certezas. (Sánchez, 2006, p. 90)
La búsqueda de la memoria es una tarea global y ha surgido cada vez más como
necesidad para las sociedades contemporáneas. Esta labor busca construir el futuro a
partir de nuevos relatos del pasado, que den nuevas luces sobre los hechos sociales e
individuales que marcan el devenir de la historia. En busca del tiempo futuro perdido de
Andreas Huyssen (2002), presenta una idea sugerente para hablar de esta comprensión
de la historia, en términos de un tejido del pasado en el futuro. Este autor aborda el
papel de la memoria después de la década los 60 como un efecto del resurgimiento de
nuevos movimientos sociales en Europa y en Estados Unidos, de cara a acontecimientos
como los holocaustos y el levantamiento del muro de Berlín.
Pero, volviendo a casos locales, actualmente puede verse cómo diferentes agentes
sociales, especialmente artistas e historiadores, se preocupan cada vez más por sacar a
relucir historias de vidas marcadas por la violencia, de personas que son y han sido
víctimas directas del conflicto colombiano. Sin duda, se trata de un arduo trabajo,
teniendo en cuenta la situación de un país que, además del conflicto armado, vive
profundas carencias en el campo de la seguridad social y de las responsabilidades del
Estado en general. Tal es el escenario en el que a diario seguimos contando muertos,
desplazados y desaparecidos. “(…) El periodo de la violencia en particular, atravesó de
una manera tan crucial todas las instituciones y las vidas de los individuos, que la
responsabilidad histórica es más difícil de definir que en cualquier otra experiencia
latinoamericana sin alimentar el recrudecimiento de las heridas.” (Sánchez, 2006, p. 9899).
Dentro de este contexto, cabe una vez más la pregunta: ¿por qué y para quién se quiere
construir memoria en Colombia? Desde cierta perspectiva, puede sostenerse que la
situación social y política de nuestro país aún no da para hablar de memoria, por varias
razones. Por un lado, la gente todavía no está preparada para oír a los demás; las
personas aun tienen miedo de ser maltratadas porque no hay seguridad en los pueblos y
lamentablemente se parte de la base de que si a alguien lo matan, es porque hizo algo
malo. Por otra parte, aún muchas personas sienten ajenas el problema de la violencia, de
manera que el olvido y la ignorancia se convierten en un actor más en el conflicto del
país. Muchas veces los procesos de reconciliación para los familiares de las víctimas, en
15
el caso del secuestro y del asesinato, o de las víctimas mismas, en el caso del
desplazamiento, quedan confinados a los lugares donde la población ha sido más
maltratada, pero no se consigue una integración de los procesos dentro del entramado
social. Esta situación hace necesario pensar en si son ellos mismos los encargados de
construir esa memoria de la que hoy por hoy se habla tanto. De nuevo, ¿quién debe
construir memoria y cuándo la debe construir?
Cuando se trata de asumir la recuperación del pasado (y del presente), resulta
sumamente cuestionante encontrar que ya no se habla de la violencia como un concepto
sino como una cifra; los muertos ya no tienen nombre sino número, al igual que los
desplazados, quienes ya no tienen rostro ni región sino porcentaje. ¿En cuánto tiempo
podremos construir memoria en Colombia? Es muy complicado determinar esto porque
La sociedad aun no se ha dado cuenta que son las víctimas las que están haciendo un
esfuerzo por recuperar el tejido social. Pero hay que tener en cuenta que a la sociedad
no se le ha contado lo que pasa con estas personas, ni quienes son, ni cuales son sus
historias. Pedirle entonces a la sociedad que hable de las victimas con nombre propio es
muy difícil. Se necesita un lapso de tiempo que pueda explicar los aconteciemientos y
se necesita también un tiempo para que las víctimas asimilen su propias vivencias.. “El
combate por la restauración de esa memoria truncada en la Colombia contemporánea
apenas comienza.” (Sánchez, 2006, p. 96)
Esta necesidad de distancia entre los hechos y su recuperación en la memoria se
expresa, por ejemplo, en la Alemania que conmemora la Segunda Guerra Mundial solo
hasta 1985. En contraste, el mundo vivió la caída del muro de Berlín en 1989 a través de
la mirada exacerbada de todos los medios de comunicación. En este caso, por supuesto,
estamos hablando de la culminación de una serie de actos que habían dejado una huella
inmensa en la historia universal. Lo cierto es que la caída del muro se constituyó como
un espacio oportuno para hablar de los acontecimientos posteriores a la Segunda
Guerra. Berlín hoy en día es una ciudad que se preocupa por reconstruirse y que al
mismo tiempo se preocupa por recordar lo que pasó entre 1961, con la construcción del
muro, y 1990, cuando Alemania logró la reunificación.
Los medios de comunicación fueron los encargados de darle a conocer al mundo lo que
había sucedido en Alemania, de repetir constantemente las imágenes que se habían
16
vivido allí. Esta es una muestra de la importancia que tienen los medios de
comunicación en situaciones de conflicto, pues de no ser por su intervención, sería
posible cometer una gran cantidad de abusos sin que las víctimas tuvieran alternativa de
recibir apoyo material y moral.
Sin embrago, la moneda tiene dos caras, pues el poder que le permite a los medios
visibilizar las diversas problemáticas, es el mismo que le permite manipular a su antojo
la información. Son los medios quienes deciden lo que sale al aire y lo que no, lo que se
debe saber y lo que no. En esta medida son los encargados de configurar la opinión
pública, porque son los que ponen en circulación la información que las personas
comparten en escenarios comunes.
Hablar de Alemania permite dar un ejemplo de cómo se puede construir memoria y de
cómo se vive la post-guerra, claro esta que la construcción de la memoria en cada país
obedece a su historia y a su realidad. La historia de Colombia ha sido escrita, en gran
parte, por la guerra. Su lugar ha sido el de un elemento de cohesión entre la identidad de
las personas y la nación. “Pese a todos los temores y los escrúpulos, hay que decirlo
claramente, la presencia histórica de la guerra tiene vínculos determinantes con la
construcción de nuestro imaginario de nación.” (Sánchez, 2006, p. 33) Sin embargo,
como indica Sánchez, esto no es algo a lo cual haya que temerle, sino que hay que
sacarle provecho: reconocer en la guerra un elemento de identidad nacional permite
entender su funcionamiento y, de esta manera, atender la configuración de la
consciencia.
En Colombia, algunos grupos sociales han puesto en práctica esta comprensión de la
guerra al servicio de la consciencia, a través de acciones conmemorativas en espacios
concretos que interpelan a quienes perciben la violencia como algo ajeno. Esta
perspectiva permite asumir la guerra, y en general las formas de violencia, como un
aliado, en el sentido en el que ayude a reconocer el dolor del otro. Así, se hace posible
la construcción de un espacio para la memoria y para el reconocimiento del recuerdo de
las personas que han perdido a sus familiares.
Este tipo de manifestaciones permite hablar de un auge en el afán por construir memoria
en Colombia, a través de acciones de construcción de memoria que partan de la
17
comunicación de los hechos, por parte de las víctimas de la violencia. Pero convertir a
la guerra en aliado no significa que no sea deseable la solución del conflicto, para que la
construcción de la memoria sea otra. Por lo pronto, hay que reconocer que, muchas
veces, “los ritmos sociales no van a la par con la construcción de la memoria”.5
Hasta ahora, la memoria ha sido contada desde los héroes, pero sigue abierta la pregunta
por el lugar desde el cual se debe contar la memoria y por los agentes de su relato.
Como se verá más adelante, hay dos ejemplos claros de hechos que han dejado cientos
de víctimas en el país, a partir de los cuales se están desarrollando esfuerzos por la
construcción de nuevos relatos: la masacre de Trujillo y la toma del Palacio de Justicia,
eventos en los que la necesidad de la verdad sigue siendo apremiante. Pensar en quién
debe construir la memoria social de estos hechos es el objeto del análisis que se propone
en los capítulos posteriores.
Memoria: pasado, presente y futuro
Hoy en día la memoria también es construida desde las nuevas tecnologías que
proporcionan inmensas bases de datos en las que se almacena tanta información, que
cada vez la sociedad se preocupa menos por tener una memoria activa, porque el
recuerdo acude solo con un clic, y eso genera que las mentes funcionen de otra manera.
Como lo explica Andreas Huyssen, “El recuerdo configura nuestro vínculos con el
pasado; las maneras en que recordamos nos definen en el presente” (2002, p. 146). La
manera de recordar de las personas siempre va a ser distinta y, en esa medida, las
formas de construcción del futuro dependen de cada persona; en otras palabras, hay
diferentes maneras de construir identidad. Pero también existe una memoria social que
siempre va a quedar sometida al cambio, porque es activa y puede ser trasformada a lo
largo del tiempo. En las sociedades actuales, la memoria la crean los mismos espacios
públicos. Uno de esos espacios es el de los museos, que hacen parte de los escenarios
donde recaen las historias y los recuerdos. Lo mismo ocurre con los monumentos, por
ejemplo.
5
Tamayo, Camilo. Coordinador del proyecto de comunicación y cultura del CINEP. Conversación que se
sostuve con él acerca de la construcción de la memoria. Agosto del año 2008.
18
En casos como la masacre de Trujillo, la función de los monumentos ha cobrado un
valor especial, ya que no solo se anclan allí los recuerdos de los hechos, sino también de
las personas. En este sentido, el monumento tiene un papel activo para la memoria
social, tiene una función que todo los días reviste un sentido específico y es la de
recordar la tragedia y hacer un llamado a la verdad y a la justicia. En Trujillo el parque
monumento se ha convertido en un lugar lleno de vida aun cuando es un monumento
dedicado a los muertos y desaparecidos de las familias.
“Mientras la capacidad de recordar es un hecho antropológico, hay culturas que valoran
la memoria más que otras. El lugar de la memoria en una cultura dada se define por una
red discursiva sumamente compleja, construida por factores rituales y míticos,
históricos, políticos y psicológicos.” (Huyssen, 2002, p. 148) En un país como
Colombia, el recordar es un acto antropológico también en el sentido de que está
atravesado constantemente por el miedo. “En Colombia, donde ‘el pasado no pasa’
porque la guerra no termina, el culto de la memoria es mucho más ambiguo que en estas
historias ya consumadas, puesto que puede cumplir una función liberadora, pero puede
también producir efectos paralizantes sobre el presente.” (Sánchez, 2006, p. 17) Las
víctimas de las masacres y las tragedias aún no se sienten en capacidad de hablar con
franqueza, de contar sus historias, porque los conflictos sociales y políticos siguen
latentes, lo cual le impide a las personas hacer libremente su duelo. El nuestro es un
conflicto que sigue vigente y que cambia sin un rumbo fijo, afectando casi siempre a la
parte más humilde de la sociedad. Las llamadas formas de modernidad llegaron al
mundo con un prejuicio sobre las relaciones con el pasado, como si recordar fuese un
delito.
El holocausto nazi es un ejemplo contundente de las complejas relaciones entre la
modernidad y la memoria, como nos lo recuerda Huyssen. En efecto, el holocausto
marcó la historia de Occidente y llegó a ser un punto de encuentro entre el recuerdo y el
olvido, ya que ha abierto debates acerca de cómo debe ser considerado. En este
acontecimiento se encuentran el recuerdo de un nazismo que puede ser visto como un
paso más de la evolución de Occidente, y el olvido de una serie de actos que hicieron de
los nazis unos bárbaros. “Sin memoria, sin leer las huellas del pasado, no puede haber
reconocimiento de la diferencia (Adorno lo llamaba la no identidad), ni tolerancia de la
19
rica complejidad e inestabilidad de las identidades personales y culturales, políticas y
nacionales.” (Huyssen, 2002, p. 150)
En su libro Los abusos de la memoria (2004), Tzvetan Todorov dice que apelar al
pasado puede ser visto como una oposición al poder. En las primeras páginas, da varios
ejemplos de cómo en diferentes partes del mundo, con la persecución de los judíos y
toda la inolvidable historia acerca de los campos de concentración, la verdad siempre
fue manipulada al antojo del poder. Era imposible encontrar la verdad, las fotografías
eran manipuladas, e inclusive los cadáveres de los campos de concentración eran
sacados de la tierra para quemarlos y volverlos solo cenizas, para borrar todo tipo de
vida, todo tipo de huella; para borrar la memoria.
Ahora bien, Todorov enfatiza la relación entre el olvido y la conservación de los
recuerdos, a partir de cuya conjunción se erige la memoria. Como se verá mas adelante
en la investigación de los casos propuestos, el asunto del olvido y el recuerdo, consiste
en que la memoria viene a ser un espacio para reconocer el pasado y, al mismo tiempo,
empezar a vivir el futuro; un espacio de conciencia del pasado pero también un espacio
que le de la bienvenida al futuro. Gonzalo Sánchez advierte que existe también “la
memoria envolvente, esclavizante, memoria cíclica, que no nos deja superar el pasado y
no nos deja saltar al futuro.” (2000, p. 22) En esta línea, el asunto del olvido y el
recuerdo es importante porque la exaltación del pasado no se justifica per sé. Para
Todorov, “la memoria es forzosamente una selección” (2004, p. 12); para construir los
relatos sobre lo que recordamos, algunos episodios, algunos aspectos quedan en el
olvido.
Sin embargo, muchas veces se confunde la reivindicación de la memoria con una
saturación de información y, amparados en esta figura, algunos Estados democráticos
terminan aniquilando los caminos de la memoria, no por falta de huellas, sino por un
exceso de información. En medio de esta situación, ¿a quién le compete el asunto de la
verdad? La verdad de los hechos definitivamente no puede estar reducida a aquello que
dicte el poder político o en una sociedad, si no, ¿dónde estaría la democracia? Cualquier
ciudadano debe tener el derecho de averiguar fuentes y de indagar acerca de los sucesos
de la vida cotidiana y del pasado, y de la misma manera el derecho de callar o dar a
conocer con plena libertad su historia. Ahora bien, ¿qué hacer con la información, qué
20
hacer con el pasado? Una cosa es recuperar el pasado y otra cosa es definir el uso que se
le va a dar. La recuperación del pasado está atravesada inevitablemente por un
encauzamiento, una dirección específica que determinará finalmente su utilización.
Comunicación y memoria
Precipitados en un consumo cada vez más rápido de información, estaríamos dedicados a su
eliminación igualmente acelerada; desligados de nuestras tradiciones y embrutecidos por las
exigencias de una sociedad de distracciones, desprovistos de curiosidad espiritual así como de
familiaridad con las grandes obras del pasado, estaríamos condenados a celebrar alegremente
el olvido y a contentarnos con los vanos goces del instante. La memoria estaría amenazada
aquí, no tanto por la pérdida de información, sino por su superabundancia.”
Todorov.
Hasta acá se ha hecho una presentación de las dimensiones de la memoria en una
sociedad, a través de distintas perspectivas. Habiendo llegado a este punto, cabe
recordar que este trabajo habla sobre la importancia que tiene la memoria para el
campo de la comunicación, y viceversa. En efecto, el oficio de la comunicación por su
propia naturaleza, conlleva a compartir los relatos de las personas en la esfera pública.
La comunicación crea identidades mediante la configuración de representaciones que se
hacen públicas a través de los diferentes medios, y al mismo tiempo representan a la
sociedad.
A propósito de esta relación, es sabido que las críticas hacia los medios de
comunicación son fuertes y constantes. Una muestra de ello es el trabajo de Jesús
Martín Barbero, quien escribió en 1999 un artículo llamado “Medios: olvidos y
desmemorias”. Allí plantea una fuerte crítica a los medios que, al estar influenciados
por “el virus de final de siglo, la inmediatez” (1999, p. 40), acaban por ocuparse de
borrar la memoria. Para él, la radio y la televisión –y la prensa, en menor medida– se
contentan con volver todo información inmediata, con hacer del presente algo continuo,
sin pasado y sin futuro.
La crítica de Barbero deja muchas inquietudes que incitan a la reflexión, en relación con
la importancia de revaluar el papel que juegan los medios de comunicación en la
sociedad. A ellos se les ha confiado, en el siglo XX, la tarea de “fabricar
21
presente”(Barbero, 1999, p. 38) Se fabrica presente en tanto que se vive el ya y el ahora,
y al quedarse nada más en ello, “los medios están contribuyendo a un debilitamiento del
pasado” (Barbero, 1999, p 38).
Los medios presentan suceso tras suceso, y cada uno termina borrando el anterior. Lo
que plantea Barbero, que es muy interesante de pensar, es que en radio y en televisión la
información no es clasificada, e inclusive es más importante el tiempo al aire que la
noticia misma. Vemos que muchas veces se presenta como una misma cosa la noticia de
que un artista de la farándula colombiana se casó y la de una masacre en un pueblo a las
afueras de Medellín, por poner un ejemplo, de los miles que se podrían citar. La
sociedad colombiana está tan acostumbrada al hecho violento que no hay distinciones
en la información; todo es lo mismo. Por eso, en Colombia se hace necesario replantear
los criterios de transmisión, para darle cabida a nuevas formas de entender la
información, que estén más en sintonía con las realidades sociales que con los intereses
y las figuras particulares. El análisis de Barbero es el siguiente:
Asistimos a una forma de regresión que nos saca de la
historia y nos devuelve al tiempo del mito, que es el de
los eternos retornos, y en el que el único futuro posible es
entonces el que viene del ‘más allá’, no un futuro a
construir por los hombres en la historia sino un futuro a
esperar que nos llegue de otra parte” (Barbero, 1991: 39).
Otro de los textos importantes de este autor para entender las relaciones entre
comunicación y memoria es “Perder el ‘objeto’ para ganar el proceso” (Barbero, 1984).
Allí él explica más a fondo la idea de nuevas formas de entender la información.
Mientras en el pasado la comunicación solía entenderse como un campo teórico, hoy
estamos llamados a concebirla ante todo desde la práctica. Esto quiere decir que hay que
evaluar los contenidos y no las formas, pero en tal caso, ¿cómo llegar a la teoría de la
comunicación, si partimos del hecho de que la teoría se construye en medio de
conflictos económicos, sociales y políticos? Cuando Barbero aborda esta cuestión, no
solo tiene en mente el caso colombiano sino también todo el contexto latinoamericano.
Aquí las condiciones de la investigación varían constantemente debido a la falta de
fortalecimiento de la estructura de los medios de comunicación, que son entendidos
como aparatos de generación de información y no de cultura. Barbero asegura que el
campo propio de los medios ya no debe ser entendido en términos de “todo es
22
comunicación” (Barbero, 1984, p. 23), sino en los medios como transmisión de
información. En este sentido, el campo de la comunicación ya tiene claro lo que mide y
lo que estudia. Así, si la comunicación es transmisión de información, la memoria social
e histórica de un país subsiste gracias a la comunicación. La comunicación se convierte
de esta manera en la base que permite pensar y analizar los problemas sociales de un
determinado lugar.
Sin embargo, en este trabajo el campo de la comunicación se entiende no sólo como
proceso de transmisión de información, necesario para el fortalecimiento la
comprensión de la memoria, sino también como una profesión llena de responsabilidad.
Hoy en día, tal como lo plantea Barbero, el problema al abordar la teoría de la
comunicación es que se ha tenido más en cuenta el contenido que la forma. Después del
auge de las nuevas tecnologías hay que replantearse la manera en la cual se han venido
investigando los asuntos de la comunicación. Por esto se hace necesario indagar acerca
de los nuevos instrumentos de la comunicación, buscando un equilibrio entre la forma y
el contenido.
El proceso de indagar nuevos métodos de investigación, así mismo, invita a reflexionar
sobre la comunicación desde la cultura. Al respecto, Barbero habla de un
“desplazamiento del concepto de comunicación, al concepto de cultura” (1984, p. 24).
Se trata de un concepto de cultura que se relacione con el campo de la comunicación, no
desde la estructura de los medios y el sistema de las nuevas tecnologías, con todo lo que
ello implica, sino desde un concepto de cultura entendido a partir de lo humano, de la
interacción de las personas; a partir de la psicología y de los “sistemas narrativos”
(Barbero, 1984, p. 24). Esta perspectiva sitúa a la memoria en el lugar fundamental que
le corresponde; si los estudios de comunicación se trasladan al concepto de cultura,
teniendo como punto de partida los sistemas narrativos y los comportamientos de una
sociedad determinada, la memoria se consolida allí donde se genera el intercambio
social, (o “socialización”, en palabras de Barbero), gracias a la comprensión de las
maneras en las que las personas comparten la información.
23
CAPÍTULO II
Casos. La masacre de Trujillo y el Palacio de Justicia.
Este capítulo busca poner en evidencia las dimensiones del proceso de reconocimiento
del conflicto en nuestro país, a través de una consideración de la masacre de Trujillo,
Valle, y de la toma del Palacio de Justicia. Estos acontecimientos serán analizados a la
luz del marco teórico desarrollado en el capítulo precedente. Se trata apenas de dos
casos, de los muchos que forman parte de la historia de Colombia, (piénsese por
ejemplo en el lugar que tiene la masacre de las bananeras o la época del terror de Pablo
Escobar, en el relato de nuestra memoria social). Sin embargo, al volver nuevamente
sobre ellos, la necesidad del reconocimiento de las víctimas se pone una vez más sobre
la mesa y, con ello, se vislumbran otros horizontes para empezar a construir una
memoria social que ayude a reparar el tejido social.
LA MASACRE DE TRUJILLO, VALLE
Colombia es un país que se caracteriza por tener una historia violenta, y porque su
futuro se ha venido forjado en medio de un conflicto contante. El grupo Memoria social
(del que se hablará más adelante) ha calculado alrededor de unas 2.505 masacres que,
entre 1982 y 2007, han dejado aproximadamente 14.660 víctimas.6 Uno de los casos
más recientes es el de Trujillo, un municipio ubicado al norte del departamento del
Valle, que ha sido un vivo escenario de violencia desde 1986, casi una fábrica de
desapariciones, asesinatos y terror, por lo menos hasta 1994. “En esta larga cadena de
crímenes, las desapariciones de La Sonora, la desaparición de los ebanistas, el asesinato
del sacerdote Tiberio Fernández y la desaparición de sus acompañantes, ocurridos entre
marzo y abril de 1990, marcan el clímax del terror reinante en la zona.”7
Tuvieron que pasar ocho años para que en 1995 los hechos de esta masacre fueran
reconocidos por la Comisión de Investigación de los Sucesos Violentos de Trujillo, que
finalmente denominó la masacre con la etiqueta ‘hechos violentos de Trujillo’, para que
6
Camacho, Sánchez et al., 2008.
En: http://www.cambio.com.co/informeespecialcambio/793/4522374-pag-2_6.html. Consultada el 2 de
noviembre de 2008.
7
24
el Estado y el GMH empezaran una labor de reparación, incluso de construcción, de
memoria social.
Actores identificados
Los principales actores que hicieron parte de esta masacre fueron el ejército, la policía,
la guerrilla del ELN, y narcotraficantes como Henry Loaiza Ceballos, alias ‘El alacrán’.
“La multiplicidad y diversidad de actores, y por consiguiente el abigarrado espectro de
cálculos y estrategias de unos a otros, terminará por configurar en Trujillo un campo de
tensiones y alianzas” (Camacho, Sánchez et al., 2008, p. 16). Esta es la realidad de
cientos de familias que durante años vienen padeciendo los rigores de la guerra: “Todos
tenemos algo que ir a reclamar. Llevamos 18 años esperando que nos digan la verdad”.8
Trujillo es un lugar que no quiere olvidar a lo que fueron sometidos sus habitantes; un
juego cruel entre el ejército, los narcotraficantes y la guerrilla. Trujillo es, en muchos
sentidos, “una gota de esperanza en un mar de impunidad”.9
Estos datos sobre los eventos de Trujillo expresan la complejidad de los efectos
psicosociales que marcan irremediablemente la vida de las víctimas. En el ámbito
social, la primera consecuencia que salta a la vista es la fracturación de las familias,
pues la muerte traumática del padre, de la madre o de los hijos, rompe el núcleo
familiar. Pero también hay un quiebre social a raíz de la muerte violenta de líderes
comunitarios como el Padre Tiberio, y a raíz de eventos tan dolorosos como el
desplazamiento forzoso, que conlleva paulatinamente la pérdida de la identidad. En las
comunidades que padecen estas consecuencias, la gente tiene que empezar a tener
cuidado de con quién habla, de qué dice y de cómo lo hace, de manera que se pierden
los escenarios que propician las relaciones entre las personas.
Cuando se fracturan las familias, los miembros sobrevivientes tienen que suplir el papel
de quienes faltan, y a este drama se suma la dificultad que algunas veces tienen para
llevar su duelo, debido a los códigos tradicionales, por los cuales las mujeres están en
condiciones de llorar y reclamar amparo, mientras que los hombres no. De cualquier
8
“Trujillo, una tragedia que no cesa”, video realizado por el Grupo Nunca Más, que se expuso en Bogotá
en el marco de la Semana por la Memoria, organizada por la el Grupo de memoria social, de la Comisión
nacional de reparación y reconciliación, del 9 al 16 de septiembre de 2008.
25
manera, cuando unos miembros de la familia se ven en la necesidad de trabajar para
conseguir el sustento económico de los otros, muchas veces están en la obligación de
abandonarlos, lo cual intensifica las dificultades en la elaboración del duelo. Esta es una
situación que se extiende a la vivencia colectiva de los acontecimientos dolorosos, de
manera que la imposición del terror viene a tener aquí también graves consecuencias,
sobre todo en relación con las perspectivas de asimilar el pasado con vistas a un futuro
distinto: “El terror estriba en que su inmensidad puede desbordar la capacidad de
tramitación y asimilación de lo sucedido por parte de la conciencia colectiva, lo que
conduce a su negación como opción para continuar con la existencia.” (Camacho,
Sánchez et al., 2008, 81).
Trujillo
La experiencia de Trujillo es una muestra del esfuerzo de una memoria social que en la
actualidad lucha por ser reconocida, allí donde familiares y víctimas se reúnen para
hacer audible la voz de sus muertos y desaparecidos. “Los paisajes, los espacios, los
objetos ofrecen el apoyo necesario a la continuidad del grupo y de sus recuerdos. En la
materia reposan los recuerdos del grupo y ella mantiene la perennidad de la tradición.”
(Lasen, 1995, 205). El parque monumento construido en Trujillo es una construcción
que responde a la necesidad de un grupo de mantener vivos sus recuerdos. Es un claro
ejemplo de la importancia de los procesos de duelo para lograr una vivencia distinta del
paso del tiempo, que proyecte hacia el futuro la no repetición de los hechos. En este
sentido, los monumentos o los objetos de conmemoración están atravesados por
pensamientos y sentimientos que los convierten en materia simbólica.
Es necesario recordar que el proceso de la recuperación del pasado siempre debe llevar
a algo, a un uso específico del mismo, como se explicó en el marco teórico. En el caso
de Trujillo, la utilización de la información que se ha recuperado a través de los
procesos de investigación está orientada a una exigencia permanente de la verdad de los
hechos, para que la impunidad no salga triunfante.10
9
Este es el eslogan del video referido en la nota precedente.
Recordemos que Todorov desarrolla la idea de que la memoria consiste en una selección que nos
permite usarla con miras al futuro: “Puesto que la memoria es selección, ha tenido que escoger entre todas
las informaciones recibidas, a nombre de ciertos criterios; y estos criterios, hayan sido o no conscientes,
10
26
LA TOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA
A raíz del éxito de la toma de la Embajada de República Dominicana –en el sentido de
que, sin dejar muertos ni heridos, tuvo una gran repercusión internacional–, el M19 optó
por tomarse el Palacio de Justicia en 1985, con intenciones análogas a las de la toma de
la embajada. La idea era hacerle un juicio al presidente Belisario Betancurt por el
proceso fallido de paz que había iniciado con ellos, y presionarlo en relación con
exigencias específicas en torno a la extradición, el uso de los recursos naturales y los
derechos humanos. (Cf. Castro, 2008, p. 19).
Bogotá, 6 de noviembre de 1985
El 17 de octubre de 1985 estaba prevista la toma del Palacio, según una carta anónima
que puso en alerta a los mecanismos de seguridad que, por petición de Alfonso Reyes
Echandía, finalmente fueron retirados. Pero al parecer, los departamentos de
inteligencia colombianos tenían información sobre la posible toma del Palacio desde
agosto del mismo año.
El grupo armado M1911 entró a las 11:40 a.m. al Palacio, con el propósito de llevar a
cabo la operación “Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”, bajo el mando de
Luis Otero. Los insurgentes entraron al edificio gritando consignas y, según algunas
versiones, disparando a diestra y siniestra. Acto seguido llegaron los refuerzos de la
policía y del ejército, quienes rodearon el edificio y dieron curso a la denominada
retoma del Palacio. Según el informe oficial de la Comisión de la Verdad,12 a la 1:00
pm lo guerrilleros le comunicaron a Reyes Echandía, el presiente de la Corte Suprema
de Justicia, que no se preocupara, que nada le iba a pasar y que lo único que querían era
negociar con él.
servirán también, según toda verosimilitud, a orientar la utilización que haremos del pasado.” Todorov,
2004, 16.
11
El M19 fue un grupo que se separó de las FARC para construir un proyecto guerrillero, revolucionario,
de contenido marxista nacionalista. Tomó el nombre M19 por los acontecimientos del 19 de marzo de
1970, cuando en el proceso electoral para presiente de la república, se supone que habría ganado el
general Gustavo Rojas Pinilla, pero resultó electo Misael Pastrana Borrero.
12
Disponible en: www.verdadpalacio.org.co
27
Los tiroteos y las explosiones se intensificaron con el paso de las horas. Otero se
presentó públicamente confirmando la toma del Palacio. Durante esa tarde entraron al
edificio nueve tanques rompiendo las puertas principales; estas imágenes quedarían
fijadas en la historia del país, como testimonio de un acontecimiento que aun hoy deja
más interrogantes que respuestas. Una de las grandes preguntas que dejaron los hechos
del palacio fue en relación con el rescate de los rehenes que fueron llevados a la Casa
del Florero para ser identificados. A las 5:10 p.m. Reyes Echandía le pidió a su amigo
Víctor Delgado Mallarino, director general de la policía, que cesaran el fuego o de lo
contrario todos iban a morir. Sin embargo, la respuesta de Delgado fue que
definitivamente el gobierno no iba a negociar y que era una decisión que había que
comunicar al M19.
Tener una posición definitiva sobre los hechos del 6 de noviembre resulta muy difícil,
pues existen muchas versiones sobre lo sucedido y cada una de las partes defiende sus
actos y opiniones. Pese a las investigaciones que se han adelantado, el paradero de
muchas personas desparecidas ese día sigue siendo un enigma. Muchos defienden al
ejército, muchos lo critican; algunos resumen la situación diciendo que el M19 se tomó
el Palacio y los comandos de seguridad nacional lo retomaron.
Bogotá, 6 de Noviembre de 2008
Esta parte de la investigación toma como punto de referencia uno de los eventos
conmemorativos de los 23 años de la toma del Palacio de Justicia, con la intención de
recoger las percepciones de la gente del común sobre este acontecimiento. Cabe decir
que la investigación de campo da cuenta del poco interés que tienen las personas en
relación con la memoria social. La toma de testimonios fue una labor ardua; el
promedio de la gente es reacia a las preguntas e inclusive al simple acercamiento de una
persona desconocida. Sin embargo, al final de la tarde hubo actividades que hicieron
evidente el ejercicio de construcción de la memoria, y me permitieron articular varias
perspectivas sobre esta conmemoración en particular.
Dos de la tarde, fotógrafos, vendedores de cigarrillos, emboladores de zapatos, turistas y
transeúntes reunidos en la Plaza de Bolívar. Muchos convocados alrededor del Palacio
de Justicia, pero pocos alrededor de lo que pasó el 6 y 7 de noviembre de 1985. Después
28
de 23 años, al parecer la mayoría de las personas que trabajan en la plaza, muchas de las
cuales fueron testigos de la toma del Palacio, optan por no hablar mucho acerca del
tema. Al preguntarle a la gente por lo que allí sucedió, sus miradas prefieren evadir la
interpelación, o simplemente decir que no saben nada.
Era una tarde próxima a la navidad y el Palacio se viste de luces blancas. Lo único que
ha sucedido para conmemorar la toma del Palacio es una misa que se celebró para los
magistrados y algunos familiares de las víctimas. En contraste, a la plaza ya no le cabía
un policía más; a medida que pasaba el tiempo se reunían camionetas, motos y
escuadrones de hombres y mujeres uniformados formándose al frente de la Catedral,
todos en función de una celebración de la policía. A las 3:40 de la tarde nadie hablaba
del tema.
En una de las paredes de la Casa del Florero estaba escrito “zona de silencio”, y un
hombre llegó con su brocha a revestir la pared de blanco. En medio de todo se siente
una atmósfera tensa, quizá por el mismo hecho de que se trata de un lugar que cuenta
historias, que su presencia evoca acontecimientos sangrientos no muy lejanos en el
pasado compartido.
Ya era hora de obtener más información, de conocer algunos testimonios de personas
que hubieran visto cómo ardía en llamas el Palacio. Pese a las dificultades de
acercamiento, algunas de las personas que trabajan en la plaza aceptaron hablar sobre la
historia de la toma del Palacio. A varios se les preguntó si consideraban importante que
esto hecho lo conociera todo el mundo y, de los que hablaron, sin dudarlo, dijeron que
sí; inclusive algunos se atrevieron a proponer que debería hacerse un buen documental
sobre lo sucedido hace 23 años en el recinto.
Recorriendo la plaza y sus alrededores en busca de más información, me encontré a dos
cuadras de la Casa del florero con la famosa tienda La puerta falsa, cuyo dueño expuso
su relato, y se quejó de que en el relato de la toma nadie se acuerda de los soldados que
murieron ese día en combate, de que ni siquiera se les puso una flor ni se les hizo un
reconocimiento: “Ellos estaban en cumplimento del deber, venían a retomar algo que es
del Estado, que es del gobierno, que es de la nación, ellos no entraban a casa ajena, los
que estaban en casa ajena eran los del M19 y ha habido más reconocimiento para el
29
M19, para los sacrificados de los magistrados, para los de la cafetería, pero para los que
vinieron en busca de reencuentro, a ninguno de ellos, yo jamás he oído que se les haga
reconocimiento”13, dijo el dueño de la tienda.
En la cigarrería ubicada en diagonal a la entrada del palacio, el dueño se niega a decir
algo por miedo a que lo que cuente se use para algún medio de comunicación; al
parecer, la Fiscalía había dado la advertencia de no hablar del tema. Ahora solo quedaba
la esperanza de que algo aconteciera, que se llevara a cabo alguna conmemoración, pero
eran las 4:10 de la tarde y el Palacio aún guardaba silencio, al igual que muchas de las
personas que se encontraban ese día en la plaza, diciendo que no habían visto nada de
conmemoraciones, que nadie sabía nada.
El reloj marcaba ya las 4:30 de la tarde y finalmente llegó un grupo de jóvenes vestidos
de negro que dieron respuesta a la motivación original de la investigación, que era
identificar qué conmemoraciones se llevarían a cabo ese día. Este grupo de jóvenes,
estudiantes y profesores que se presentaron como El Colectivo14, se encontraban allí
para recordar la toma del Palacio de Justicia y cuestionar su recordación oficial. Se
instalaron en la Plaza de Bolívar con pancartas, que ellos simulaban ir completando con
titulares de los noticieros del 6 de noviembre de 1985. Su intención crítica se hizo
evidente en la acción performática; querían cuestionar el modo en el que los medios se
dedicaron a transmitir noticias que ocultaban lo que ocurría en el Palacio, mientras
magistrados y civiles se veían en peligro de muerte en medio del fuego que ardía en la
edificación.
Pocas de las personas que pasaban por ahí se detenían a preguntar o simplemente a
observar lo que este grupo de personas estaba haciendo, así que ellos hicieron una
segunda puesta en escena. Entonces algunos curiosos se detuvieron, y un par de policías
se acercaron para preguntar de qué se trataba su presencia allí. Uno de ellos se aseguró
de que no se estuviera dañando la fachada del edificio, y el otro preguntó si Millonarios
en efecto jugaba ese día, pues uno de los famosos titulares del 6 de noviembre de 1985
había sido que aquella noche Millonarios jugaba contra el Magdalena.
13
Entrevista realizada al dueño de La puerta falsa. 6 de Noviembre de 2008.
Este colectivo se dedica a la realización de lo que ellos denominan ‘golpes de memoria’. Su perfil se
encuentra disponible en: http://historiasenconstruccion.wikispaces.com
14
30
Acá, rodeados de policías, y uno de los integrantes del grupo leyendo algunos de los
titulares de los noticieros del 6 de noviembre de 1985. A su alrededor, unos cuantos
curiosos que se acercaron a ver la conmemoración.
La grabadora empezó a registrar las opiniones de los pocos interesados en la
manifestación. Las preguntas eran sencillas y se centraban en saber si la gente conocía
la historia de la toma del Palacio de Justicia, si era importante conmemorar estos
eventos y cómo lo conmemorarían, de estar en sus manos hacerlo. Las opiniones fueron
variadas. Las personas que se animaron a responder fueron un hombre de alrededor de
40 años, un estudiante de 24 y un señor de cerca de 75 años. El primero habló sobre la
ocupación militar planeada por el M19: “Un proceso de paz suscrito por parte del
gobierno del presidente Belisario Betacurt el cual fue practicamanete traicionado por
este gobierno”. El hombre explica cómo el M19, a través de una carta, trata de
redireccionar el proceso de paz poniendo en conocimiento del país la verdad contenida
en las actas de verificación de lo que fueron los acuerdos del cese al fuego: “La
respuesta a esa acción que yo considero de paz del M19, fue el alojamiento del Palacio
de Justicia de la rama jurisdiccional y de la gran cantidad de civiles que hoy 23 años
después siguen conmoviendo a las pasadas generaciones y a las nuevas generaciones del
país.”
El ejercicio se hacía cada vez más interesante. Acerca de la pregunta de si conmemorar
o no estos hechos era importante, el hombre hizo énfasis en que cada vez más el país va
cobrando conciencia sobre la violenta historia, la sangre y las mentiras: “La verdad va
saliendo a flote. El palacio de justicia es una respuesta a una nueva acusación del
pueblo colombiano del incumplimiento del cese al fuego por parte del gobierno de
1984.” Para él, es importante que la sociedad colombiana supiera el suceso del Palacio y
a partir del reconocimiento de ese suceso, identificara qué papel juega en la historia del
31
país en los últimos años, “en la búsqueda de este pueblo por lograr unos niveles de
democracia, de justicia y de equidad”.
Por otra parte, el joven estudiante también dio su opinión diciendo que realmente creía
que no había habido una dirección política para tomar la decisión acerca de la manera
en que la fuerza pública debía ser utilizada, e inclusive si debía ser utilizada, “por eso
mismo los militares creyeron que tenían el derecho de entrar como entraron”. Pero no
por ello desconocía los errores tácticos y políticos del grupo armado, especialmente
después de tener la experiencia de la toma de la embajada de República Dominicana.
Para el entrevistado es una lástima que este tipo de actos conmemorativos no llamen
mucho la atención de la gente: “Hay que conmemorar estos hechos porque son este tipo
de cosas las que hay que explicarle a la gente y no simplemente decir que el M19 se
tomó el palacio y que después el ejercito llegó, sino ver los contenidos que se esconden
detrás de esto”. Estaba convencido de que la toma del Palacio es uno de los síntomas de
la crisis que estaba enfrentando Colombia a mediados de los años 80 y que de alguna
manera u otra llevó a transformaciones políticas del país como la constitución del 91, e
incluso supuso una diferencia en la relación entre el gobierno y las fuerzas armadas, una
puesta en marcha para defender los derecho humanos.
Este joven cree que el ejercicio de la conmemoración es replantearse el suceso y no
quedarse en lo que sucedió hace 23 años. “Se trata de reescribirlo otra vez porque hay
situaciones muy parecidas y parece que nunca se aprende que hay problemas en la
manera como se maneja el orden público y en la manera como se maneja la política en
la sociedad colombiana, es bueno reactualizar esos debates.”
Una de las integrantes del grupo El Colectivo afirma que el tema de la memoria ha
funcionado como una avalancha y que no se le ha dado lugar a la catarsis. Hace énfasis
en la importancia de esto no solo para la construcción de la memoria social, sino
también para la trascendencia en el ámbito colectivo y para dejar de ocultar en el país
los hechos, pues aquí nunca se da la oportunidad de explicar lo que pasó, que no solo es
de suma importancia para las familias de los desaparecidos, sino también para los
ciudadanos del país.
32
A la pregunta de qué era lo que querían conmemorar y por qué, ella respondió: “Ha
habido una avalancha en términos de la memoria y nunca ha habido una catarsis y eso es
importante no solo para generar una memoria social y pública sino también para poder
trascenderlo en términos sociales y en términos de que como país se siguen ocultando siempre
los hechos y realmente nunca se da un proceso de hacer evidente lo que pasó; que es importante
no solo para los desaparecidos sino también para nosotros como ciudadanos de este país.
La necesidad de reformular los discursos que tenemos sobre la memoria y para sacar a la luz las
cosas que pareciera que con el tiempo se van olvidando. Nos interesa conmemorar varias cosas,
el uso de la fuerza pública, cómo finalmente en la historia de nuestro país a partir de los
diferentes eventos el Palacio no es algo aislado sino son muchas cosas es una historia que se
repite, una istría donde la impunidad está presente, donde la fuerza es irracional.
Otra cosa es el papel de la memoria, la necesidad de reactivar permanentemente la memoria en
un contexto como el de nuestro país, precisamente porque pasan tantas cosas malas, todo
siempre se deja de lado, no se vuelve sobre los temas que han sucedido antes, sino que se
generan siempre nuevas cosas y eso es interesante porque no solamente el recuerdo es una
política sino el olvido también, la necesidad de conmemorar para que no solamente los
dispositivos que generan olvido en vez de memoria triunfen.
Otra cosa es conmemorar la necesidad de hacer énfasis sobre el desaparecimiento que igual
tiene que ver con esa noción del olvido, aquí no hay catarsis, sobre los problemas no hay una
ruptura nunca, sino simplemente es una historia que se repite una y otra vez, de violencia y
desapariciones. Otra cuestión sería la necesidad de destacar un poco los discursos de la historia
a las calles, no podemos seguir en una reflexión autista y ensimismada, sino que es necesario
salir y hablar con la gente a ver qué piensa.
La gente al principio es bastante reacia, piensan que uno les va a pedir dinero y se rayan, pero
después la gente participa, algunos de manera silenciosa pero sucede algo que es muy
importante y es que la gente comienza a hablar.”
Muchas de las personas de este país juzgan a los demás sin conocer sus historias de
vida, sus realidades. Muchas veces se juzga por la procedencia. Una respuesta como la
que acabo de citar, que habla de una avalancha sobre la memoria, quizá se debe a que a
nadie le importa lo que pasa con nadie. Una paradoja, dado que la nuestra es una
33
sociedad chismosa. Pero nadie se interesa realmente por la historia del otro, ni a nivel
nacional, ni regional, ni personal.
Es probable que para muchos el solo hecho de recordar les signifique una pistola en la
cabeza. ¿La gente ha preferido olvidar por miedo? De ser así, conmemoraciones como
las de El Colectivo, y las de los habitantes de Trujillo, les dan valor a personas que
jamás habían sido escuchadas. Les proporcionan a las víctimas una fuente para
exorcizar los dolores, los conflictos, los sufrimientos. Sin embargo, las personas no
están familiarizadas con que este tipo de actos se lleve a cabo en las calles. En
Colombia estamos tan acostumbrados a que no hay que ‘dar papaya’, que el
acercamiento de un desconocido, nos produce de entrada repulsión. ¿Cómo cambiar
esto?
Ahora bien, volviendo a los encuestados, falta aún retomar algunas respuestas del
hombre de 70 años que, con su voz envejecida y con un tono difícil de entender, dijo
que le parecía muy importante conmemorar, pero que igual de importante era saber qué
conmemorar. Para él “el fracaso nunca se debe conmemorar y el Palacio de justicia
había sido el resultado del fracaso del Estado, en donde el M19 había sido ganador al
mismo tiempo que las fuerzas armadas porque se liberaron”.
A las 6:30 de la tarde, cuando ya todo parecía haber sucedido, en una pared lateral del
Palacio de Justicia frente a la Casa del Florero, se proyectó toda la toma del Palacio. No
hay música, no hay ningún tipo de sonido en la proyección, solo se oyen las voces de
las personas que fijan su mirada en el video. Con unas cien personas viendo la
proyección y la policía ensayando, indiferente, la ceremonia que celebraría al día
siguiente en el centro de la Plaza de Bolívar, acabó esta jornada, este 6 de noviembre de
2008.
34
Imágenes de la conmemoración que, por iniciativa de algunos artistas e historiadores, proyectó
desde la casa del Florero lo sucedido el 6 de noviembre de 1985. En la foto de la derecha lo
que dice el cartel que estaba puesto en el balcón: “no hay independencia absoluta sin
libertad”.
Esta conmemoración fue muy interesante porque a pesar de que no contaba con ninguna
clase de sonido, la proyección sobre el edificio era de por sí densa. Traía una y otra vez
al presente los instantes de pánico del pasado, y dejaba que el que quisiera mirar fuera
cuestionado por el sentido de la recuperación de la memoria. Luego de un largo día de
indagación, la grabadora se quedó sin pila para registrar cuando un policía se paró en la
esquina a mirar el video, y dijo que le parecía excelente que las personas tuvieran este
tipo de iniciativas que le dicen a la gente que no hay que olvidar y mucho menos
sucesos tan importantes como esta toma, que ha puesto en tela de juicio a tantas
personas, incluyendo políticos y militares.
35
CAPÍTULO III
Algunas aproximaciones contemporáneas al problema de la memoria en Colombia
Este capítulo pretende dar cuenta de algunas actividades culturales y académicas que se
han organizado en el transcurso de esta investigación, que han tenido como objeto el
tema de la construcción y el ejercicio de la memoria. La primera de ellas es el Foro
“Memoria y narrativas audiovisuales del conflicto armado”; la segunda el Seminario
“Verdad y memoria en contextos de guerra”. Además de ello, se hará una consideración
de ciertas entrevistas, exposiciones y puestas en escena que dan cuenta del papel de la
comunicación en la configuración de la memoria social cuando ella se apropia de
escenarios de expresión alternativos a los medios de comunicación masiva, como los del
arte y los encuentros entre las personas a nivel micro. Finalmente, se hará alusión a
algunas asociaciones que, bien sea en el país, bien sea en el exterior, se han agrupado en
torno a la construcción de la memoria social. Esta mención tiene como propósito
mostrar desde dónde y en que ámbitos y contextos se puede construir memoria.
Foro “Memoria y narrativas audiovisuales del conflicto armado”
Del 9 al 16 de Septiembre del 2008 se celebró en Bogotá la Semana por la memoria,
organizada por el Grupo de memoria social de la Comisión nacional de reparación y
reconciliación. Durante esa semana se llevó a cabo una serie de actividades académicas
y culturales que sirvieron como marco a la presentación del informe “Trujillo: Una
tragedia que no cesa”. La semana por la memoria fue un escenario de encuentro entre
personas de distintos estamentos de la sociedad como la academia, los medios de
comunicación, las organizaciones sociales y la comunidad internacional; al mismo
tiempo, un espacio de encuentro entre las víctimas y los ciudadanos corrientes. Al
convocar tal diversidad de personas, la Semana por la memoria se convirtió también en
una invitación para que distintos sectores se dediquen a fomentar las labores
investigativas y culturales en torno a la construcción de la memoria social.
Parte del material audiovisual expuesto fue el video de archivo del periodista Holman
Morris cuyo Director es Germán Rey, acerca de la violencia en Turbo, Antioquia. Dicho
material exponía cómo la violencia es una manera de imponer el poder a través del
terror; mostraba el hacinamiento de miles de personas en el coliseo de Turbo en el año
36
2000. “Si nos moríamos, nos moríamos los dos, mi hijo y yo, pero la vida sigue y hay
que vivirla”, decía una de las mujeres desplazadas cuya historia quedó documentada en
este trabajo audiovisual.
En las grandes ciudades no hay espacios conmemorativos que favorezcan la apropiación
de la historia por parte de sus actores vivos, sean estos los desplazados que llegan a
poblar las ciudades, sean el resto de ciudadanos corrientes que habitan su cotidianidad
desde la indiferencia, el miedo o la ignorancia. La ciudad viene a ser, así, un espacio
silencioso, una “zona de silencio”, como decía el grafiti de la casa del florero. El
desplazado se convierte en otra fachada de edificio, y su drama está en que, aunque se
proclama a viva voz el país es de todos, la ciudad en realidad no es de nadie y es allí
donde se siente con mayor fuerza que nadie responde por nadie.
En contraste con esta experiencia de la ciudad, el video de German Rey muestra los
distintos rituales de recuperación de la memoria que se han hecho en varias poblaciones
de Antioquia, para recordar los nombres de los asesinados, pero también para cultivar la
esperanza de quienes siguen vivos para afrontar las consecuencias de la guerra. La
finalidad de estos registros de imágenes está muy lejos de despertar lástima. Su
intención es más bien la de hacer un llamado a una toma de postura, a reconocer de
manera crítica y propositiva las problemáticas sociales que nos conciernen a todos, en
tanto miembros de una misma sociedad. Soraya, una de las mujeres que aparece en el
documental, dice: “amor no es olvido. El interés está en la tierra. La memoria le
concierne a toda la sociedad.”
Otro documental expuesto en el marco de la Semana por la memoria fue “El vuelo de la
Mariamulata”, cuya editora es Claudia García. Allí se muestra la experiencia de El
Rincón del Mar, cerca de San Onofre, en el departamento de Sucre, donde la
construcción de una biblioteca se configuró en un escenario de memoria viva, en el que
la construcción colectiva de los relatos propios de la memoria colectiva abre paso a un
reconocimiento renovado del otro y a una perspectiva compartida sobre las
posibilidades del futuro. Esta fue una zona paramilitar durante 10 años, una tierra que
regulada bajo la lógica del terror. Y lo cierto es que, ante una historia tangible como
esta, resulta pertinente preguntarse por qué no hay informes sobre este tipo de
acontecimientos en los noticieros? Con todo, lo que pretende la biblioteca es formar
37
sentido de vida, generar procesos culturales, a partir de la preservación comunitaria de
un espacio donde todos lo habitantes se reúnan. A través de este tipo de espacios se hace
posible no solo recobrar la memoria, sino también restablecer lazos sociales.
Seminario “Verdad y memoria en contextos de guerra”
Este evento se llevó a cabo en Bogotá el 15 de septiembre de 2008, con el objetivo
principal de reflexionar acerca del reto que representa el trabajo de la construcción de la
memoria social en escenarios de conflicto armado, a la luz del debate incentivado por
diversos especialistas en el tema. El salón donde se llevó a cabo no tenía una sola silla
disponible. El encargado de inaugurar el evento fue Gonzalo Sánchez, coordinador y
director del Grupo de Memoria social en Colombia. A su intervención le siguieron las
de Louis Bickford, de Estados Unidos, y Pilar Riaño, de Colombia.
Hacer una presentación detallada de todas las ponencias que se presentaron ese día
rebasa los propósitos de este texto. Se retomarán, entonces, solo algunos aspectos de las
intervenciones que estén más cerca de los planteamientos que se han venido elaborando
en este texto. Para comenzar, Riaño hizo un especial énfasis en el peso que la memoria
tiene en tiempos de conflicto. Ejemplos de ello se encuentran por doquier en la historia
universal; piénsese por ejemplo en Alemania, en Hungría, en Francia, en Argentina, en
Perú. Al igual que Halbwachs, Jenin y Sánchez entre otros autores, Riaño insiste en que
la memoria no es un asunto que concierne solamente al ámbito de la subjetividad, sino
que se extiende a los procesos colectivos que viven las comunidades en virtud de las
geografías y el pasado que comparten, así como de las proyecciones del futuro que
pueden construir juntas.
Al final de su intervención, esta antropóloga dejó abiertos varios interrogantes para
exhortar al auditorio a reflexiones ulteriores: ¿Qué le hace la violencia a la memoria?;
¿Cuál es la memoria que se necesita?; ¿Cuáles son las necesidades que pueden
satisfacerse en los espacios de memoria social que reúnen las voces de las víctimas?;
¿Cuáles son los deberes y derechos que se originan en relación con la memoria? Si estas
preguntas son relevantes para una sociedad en conflicto, es porque la memoria consiste
en una práctica que crea narrativas del pasado y que construye puentes entre el pasado,
el presente y el futuro. En palabras de Riaño misma, en medio de su intervención: “El
38
carácter terapéutico de la memoria no solo es contar y narrar, sino participar
activamente en recordar y generar cambios; entender la memoria como proyecto”.
Otro de los puntos que esta antropóloga contempló fue la importancia de abordar el
problema de la violencia no solo en torno a las víctimas, sino también en torno a los
victimarios. Éstos, en efecto, también hacen parte del proceso de construcción de
memoria, de hecho juegan un rol esencial, porque los actos de violencia que ellos
ejecutan se originan y tienen sentido en la realidad social que comparten con sus
víctimas. Pero esta consideración no está orientada a incentivar el juicio por el juicio ni
el rechazo a priori del victimario, sino que busca reconocer la complejidad del ejercicio
de la memoria, que no se agota en el duelo de las víctimas, sino que se extiende a una
reflexión sobre la evidencia de que los victimarios también forman parte del tejido
social.
Finalmente, Riaño aludió al caso de la reconstrucción de la memoria en Alemania para
señalar que el arte cumple un lugar fundamental en la apropiación que los jóvenes están
llamados a realizar de la historia de la cultura a la que pertenecen. La experiencia que
ella rescata de este país es la de un grupo de artistas que, defendiendo la idea de que no
hay que congelar la memoria, se dedica a crear monumentos que desaparecen
constantemente, con lo cual reafirman que mantener una versión unívoca e inamovible
de la verdad es un riesgo que las nuevas generaciones no quieren correr más.
La siguiente intervención a considerar es la de Félix Reategui, coordinador operativo
del informe de la CVR del Perú, quien empezó diciendo que “lo que realmente es
sanador en la memoria es el proceso de reconocimiento, de encontrar en el otro, en el
ámbito social o en las instituciones de estado el reconocimiento”. Raetegui habló sobre
la necesidad que se tuvo en su país de buscar un mecanismo de memoria que
contribuyera con la identidad; en medio de las diversas problemáticas políticas, se hizo
apremiante que la verdad explicara los hechos de la guerra en el Perú al margen de los
discursos oficiales. Dentro de esta búsqueda, se creó una comisión de la verdad que
garantizara una transición no violenta hacia la democracia: “ante la dificultad de una
verdad judicial, se procura otras formas de verdad, la reconstrucción de la memoria
social.” Raetegui afirmó que la comisión de la verdad ayudó a construir una verdad más
abarcadora: “la producción de verdad y de memoria se vuelve una transición política en
39
Perú. Gracias a la comisión de verdad y reparación se generó un rescate de la memoria
de las víctimas, un registro de la cifra de veinticuatro mil víctimas, ocho mil quinientos
peruanos desaparecidos y, con ello, la reconstrucción de una verdad histórica que abrió
las puertas para la investigación de crímenes y violaciones en el Perú”.
Raetegui terminó su exposición señalando que el deber que tienen las comisiones de
verdad es proponer a qué niveles deben ser leídos y juzgados los hechos. Pero la
recuperación del pasado no acaba allí, sino que apenas comienza, pues lo que ella
provee es una “experiencia de horizonte”, con ayuda de la cual las personas puedan re
construir, de manera singular y colectiva, una idea más esperanzadora de sí mismas
Otra intervención de especial interés para los propósitos de esta tesis fue la de Ram
Manikalingam, ex-consejero presidencial de paz para Sri Lanka, quien estableció
algunos paralelos entre Colombia y su país. Con un toque de humor, señaló que “existen
muchos checkpoints en Colombia, hay mucha inseguridad y me siento como en mi país,
por eso me gusta Colombia”. En ambos países se han desarrollado guerrillas, pero la
pregunta que hizo con respecto a este tema es cómo lograr pelear contra las violaciones
de los derechos, tanto en el pasado como en el presente.
Explicó que el conflicto en Sri Lanka se constituye principalmente por tres razones: la
primera es un asunto étnico; la segunda es la conformación de grupos armados, y por
último está la ambición de los partidos políticos de tomarse el poder. Estas
problemáticas ponen sobre la mesa el problema de la convivencia, pues, ¿cómo hacer
para coexistir con las diferencias? Manikalingam habló de la gravedad de los odios
heredados que mantuvieron vivos en Sri Lanka círculos viciosos de odio y de venganza.
Por otra parte, habló sobre el conflicto incesante entre los grupos armados y los
gobiernos: “o ganan los grupos armados o gana el gobierno. Si se quiere una alternativa
a esta dicotomía, la solución es sentarse y hablar sobre un proceso de paz”.
Ahora bien, sobre la relación entre política y memoria, su análisis resulta cercano al de
Todorov, en el sentido de que la experiencia muestra una y otra vez la complejidad de
permitir que la configuración de la memoria esté en manos de los gobiernos, de los
círculos de poder. Para él, lo ideal es que más bien los procesos de memoria puedan
40
influenciar la política. El problema es que los gobiernos no reconocen que la memoria
no es una, no es única, y muchas veces ni siquiera están dispuestos a reconocer la
importancia de la memoria como tal en la vida de la sociedad. Dijo: “yo trabajé con el
presidente y no tuve memoria, tienes que pensar como Estado”. Al final, estas puntadas
desembocaron en un cuestionamiento que lanzó al público para que reflexionara por su
propia cuenta: “¿cómo agenciar la memoria cuando el gobierno es el perpetuador?”
En este orden de ideas, este seminario deja claro el papel esencial que juegan las
comisiones de la verdad no solo en Colombia, sino en otras partes del mundo donde ha
sido importante replantearse las dinámicas de los procesos sociales. Mediante ellas se
pueden generar espacios propicios para incentivar los procesos de construcción de
memoria, una memoria que se componga de las múltiples memorias que dan vida a la
estructura de las sociedades.
Cabe señalar que muchos de los autores citados y de ponentes referidos insistieron en
dejar claro el papel tan importante que tienen las nuevas generaciones en la
construcción de la memoria social; son ellas las llamadas a preguntarse por el ejercicio
de la memoria y por cómo trabajar en esta materia de manera activa y efectiva, dentro
de los contextos particulares a los cuales pertenecen. “Cada país, de acuerdo con su
experiencia histórica, con la naturaleza de la guerra, la forma de la victoria o la derrota,
y el carácter de los acuerdos de paz, elabora mecanismos y funciones diferenciadas para
el necesario ejercicio de memoria y de consolidación democrática”. (Sánchez, G., 2006,
p. 91).
41
Arte y memoria
Hoy día, cuando nos preocupamos por dilucidar el futuro, a veces hallamos cosas que aclaran
el pasado. Ardila y Lleras
El psiquiatra Daniel Siegel (1999) afirma que el lenguaje es la forma básica de
representación consciente en el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que la
concienciación de sensaciones e imágenes ocurre en el hemisferio derecho. Bessel Van
der Kolk (1996), también psiquiatra, coincide con Siegel en esta visión de las funciones
separadas del cerebro y explica que las sensaciones o experiencias no placenteras se
almacenan en el lado derecho del cerebro, mientras que las placenteras se quedan el la
parte izquierda.
Estos hallazgos los han llevado a sostener que es más fácil verbalizar las experiencias
positivas que las negativas, ya que las negativas quedan guardadas en la memoria
sensorial. Es probable que en estos hechos se encuentre la razón por la cual el arte juega
un papel determinante en el momento de procesar eventos traumáticos como los que se
viven en los escenarios de la guerra. Efectivamente, a través del proceso creativo surge
la posibilidad de materializar los recuerdos para los que parece no haber palabras. Una
vez la memoria se hace tangible, la obra de arte le abre paso a las palabras y a la
comunicación; la memoria sensorial se convierte entonces en memoria verbal.
A continuación se traerán algunos ejemplos concretos del contexto colombiano que
muestran por qué los planteamientos precedentes sobre la memoria tienen un valor
especial, cuando el vínculo entre la memoria y la comunicación requiere de la
mediación de las formas expresivas del arte.
Teatro Efímero
Teatro Efímero es un grupo de personas conformado por 75 jóvenes que creen en la
importancia de la resistencia civil, y que por eso se han dedicado a la construcción de la
memoria social en el Putumayo desde el 2007. Conformaron el grupo un 11 de
septiembre, en conmemoración de la muerte del líder sacerdote Alcides Jiménez, a
quien las FARC asesinaron en 1998. En una de sus puestas en escena, se reunieron
varios jóvenes, familiares de víctimas y víctimas también, vestidos de negro y con
42
ladrillos en las manos que simbolizan las tumbas de sus muertos. Armados de valentía
salieron por las calles de Puerto Caicedo para contarle al mundo que los están matando.
Su trabajo es una muestra de las posibilidades de reapropiación y construcción de
memoria que las víctimas tienen en sus manos, más allá del miedo y de la venganza,
que a veces parecerían ser las únicas alternativas durante el proceso de duelo. En este
sentido, las actividades artísticas se convierten también en una forma de combatir la
violencia, pues le permiten a la víctima convertirse en agente en relación con su propio
pasado, que le ha sido impuesto.
Teatro Efímero es una experiencia que se ha llevado a cabo en Bogotá, Medellín
(Antioquia), Líbano (Tolima), Barranquilla (Atlántico), La Dorada (Caldas), y Ocaña
(Norte de Santander), manteniendo una mirada política, social, psicológica y estética en
cada una de sus puestas en escena, que son llevadas al espacio público para promover
los derechos a la vida, al respeto y a la verdad. Su mensaje es un mensaje de esperanza y
de respeto por el otro.
Estas posibilidades que ofrece el arte ayudan a reencauzar el deseo de venganza para
convertirlo en creación, en afirmación, en potencia. El encuentro en grupos como Teatro
Efímero permite que los recuerdos dolorosos fluyan a través de nuevas vías de
expresión, que vuelvan a la superficie y, así, su antiguo portador pueda volver a la
superficie para decirle al otro, al compañero, al vecino, al desconocido, de que se trata
poder perdonar, de poder hablar y de poder luchar por la dignidad.
43
Érika Diettes
Artista visual y comunicadora social de la Universidad Javeriana. Se ha dedicado a la
fotografía y a las artes plásticas en muchos aspectos al servicio del tema de la memoria.
El cuerpo, la presencia, la mente y la violencia han influido constantemente en sus
exposiciones, y sobre todo en la última, llamada Río Abajo, en la que busca “traer a la
vida” a las personas que han sido asesinadas, que han muerto a causa de la violencia,
mediante la exposición de sus prendas que se han quedado corriendo con la dirección de
los ríos. Al hacerlo, genera en el espectador un sentimiento de empatía con las víctimas
vivas, las que tienen que soportar el dolor de la ausencia de sus familiares y amigos.
Exposición DRIFTING AWAY, noviembre de 2008
“Su idea de la violencia moral, la reanimación de la vida y la visibilidad de la víctima
real es un señalamiento y una reivindicación de un hecho trágico.”15 Con cámara en
mano, esta artista emprendió un viaje por algunos de los lugares de violencia rural y
urbana en Colombia, en los que fue encontrando diversas imágenes y rastros de las
víctimas que ha dejado la guerra. Al entrar en contacto con sus seres queridos, la artista
empezó a meterse dentro de los recuerdos de estas personas que no tiene ya nada a lo
cual aferrarse en relación con sus muertos: pues no se tiene muchas veces ni el cuerpo
para llorarlo. En este proceso ella se encontró con la idea de la vida en épocas de luto;
emprendió el recorrido de caminos trazados por las prendas de los desaparecidos. Las
15
Miguel González, curador del Museo de Arte Moderno La Tertulia, disponible en:
www.erikadiettes.com
44
pidió prestadas y las llevó a un estudio montado en una piscina, y allá las puso como
símbolo del único recuerdo que muchas veces les queda a los familiares adoloridos. Una
vez tomadas las fotos dentro de la piscina, con una ligera luz que se refleja gracias al
agua, Diettes se dedicó a ponerlas en grandes páneles de vidrio transparente que dejaban
pasar una luz blanca que, desde el piso, iluminaba el panel completo.
Tales prendas, presentadas de esta manera, se convierten en una forma de representar la
ausencia y, en esa medida, de hablar no solo del que no está, sino de la vida que tiene
que seguir para el que sí está. El significado del agua, entre tanto, está en recordar que
muchos de los muertos que ocasiona la violencia terminan en ríos, sin dejar rastro.
Diettes trabaja especialmente con los desaparecidos del conflicto armado en el oriente
antioqueño, pero no habla de lugares específicos. Ella considera que hay que generar
memoria para reconocer lo que sucede en el país, para empaparse de lo que acontece
con los pueblos, con aquellas historias de la sociedad que los medios de comunicación
no cuentan. “Drifting Away” es el vacío con el que queda la víctima de la desaparición.
En su hazaña por conseguir los últimos recuerdos de los familiares de los desparecidos
esta artista encontró que los discursos de ellos eran variables, y esto la llevó a entender
que nunca un caso es igual a otro, que aunque todas las historias desemboquen en una
desaparición, en una muerte, no pueden asumirse como una misma cosa. “La memoria
como el acto mismo, contado por las víctimas, es absolutamente prodigiosa”. (Diettes,
entrevista noviembre 2008).
Ahora bien, la artista aseguró que fue fácil llevar a cabo su proyecto porque recogía
historias, compilaba eventos concretos, pero la representación de esas historias fue lo
más complicado, porque el dolor es “irrepresentable”, ya que nadie lo vive igual. Así,
simplemente como lo dice Miguel González “las prendas flotan en el agua móvil y se
ofrecen como callados testimonios de un gran naufragio.”
La entrevista de Diettes abre diferentes perspectivas sobre la realidad nacional, que es
abordada en la exposición más allá del reconocimiento, de lo simbólico. Les
proporcionó una boca a aquellos que hace años no hablaban, a aquellos que nunca se
había desahogado; les trajo a la vida a sus desaparecidos, a sus muertos. En cuanto a los
espectadores, lo que éstos ven en el agua de las fotografías no es sangre, es agua limpia
45
que suscita la sensación de que los recuerdos no tienen por qué ser macabros, sino
alentadores.
Organizaciones, actos y monumentos
“El ojo que llora” es una escultura exhibida en Perú que es la representación de un
esfuerzo por preservar la memoria y la historia de miles de peruanos que, durante dos
décadas, vieron vulnerados sus derechos. Se trata apenas de un ejemplo cercano en la
geografía, aunque la lista de museos, parques y monumentos en el mundo que favorecen
el ejercicio de la memoria histórica sería interminable: La Casa de los Esclavos,
Senegal; el Museo Nacional Japonés Americano, USA ; la Corporación Parque por la
Paz Villa Grimaldi, Chile; la Fundación de la Escuela de Paz de Monte Sole, Italia; la
Memoria Abierta, Argentina; el Memorial de Terezín, República Checa.
En el caso colombiano, el trabajo de una organización como “Nunca más”, de especial
relevancia para los casos analizados, se encarga de mostrar lo que pasa en este país
desde hace mucho tiempo, porque los problemas no se han enfrentado con ideas, sino
con balas. La invitación de muchas organizaciones y colectivos en nuestro país, pues,
busca cada vez menos una mirada al pasado por el pasado y, en su lugar, fortalecer
vínculos con el presente.
El proyecto “Desaparecidos Colombia” es otro ejemplo interesante para nuestro
contexto: creó una “Galería de la memoria” en la cual se exponen objetos personales,
fotografías, legados artísticos e intelectuales de aquellos que han vivido en carne propia
el conflicto. Esta galería intenta construir la memoria social, realizar actos de duelo
colectivo, luchar contra la impunidad, regenerar el tejido social y reconfigurar los
relatos que dan vida a la verdad histórica.16
El Museo Nacional también desarrolló el proyecto “Museos de barrio”, en el que niños,
jóvenes y adultos mayores de algunos barrios de Bogotá construyen su propio museo
con objetos antiguos que conservaban en sus casas. Lo que propone esta idea es vincular
a las comunidades que habitan cerca al Museo Nacional para indagar en ellas los
16
http://www.desaparecidos.org/colombia/
46
antecedentes históricos de los barrios a partir de su modo de vida, sus objetos de valor y
sus ritos cotidianos.17
Grupo de Memoria Histórica
Este grupo, como bien lo dice su nombre, tiene como propósito crear una memoria que
no rechace las diferencias entre las memorias en plural. De esta manera, lo que se busca
es luchar para construir el futuro desde nuevas perspectivas. Un futuro que no esté
amarrado a la repetición, sino que se oriente a la producción y la conservación de
proyectos colectivos. Pretende también ayudar a las víctimas en la configuración de las
formas de reconocimiento que necesitan, para que el conflicto tome otros rumbos que se
encaminen a la justicia y al cumplimiento de los derechos humanos.
La tarea que se ha propuesto este grupo es llegar al fondo de los mecanismos de
violencia, para hacerlos conocer públicamente y obtener como resultado la
reconstrucción del tejido social. Además, su aspiración no se basa en remplazar a las
instituciones del gobierno para esclarecer los hechos, sino en tenderles una ayuda a las
víctimas, a través del fortalecimiento de las investigaciones que ayuden a esclarecer los
hechos que la justicia oficial parece haber olvidado.
Colombianos conformados para la construcción de la memoria histórica
Hijos e Hijas es una organización civil que lucha por la memoria y en contra de la
impunidad, y que se define como “los hijos e hijas de la historia olvidada de
Colombia”.18
Son una colectividad con la meta de invitar a las personas a preguntarse acerca de la
verdad histórica, para que reconozcan y quieran comprender las causas y efectos de la
guerra, y ofrecer alternativas de reivindicación con la propia historia.
Así como Hijos e Hijas, existe también ASFADES que, como respuesta a la
desaparición de 13 personas de las universidades Nacional y Distrital de Bogotá,
organizaron en 1982 La Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos. Su
17
http://www.colombiaaprende.edu.co/html/home/1592/article-118797.html
47
objetivo es pedirle al Estado colombiano que les cuenten la verdad de los
acontecimientos. Al mismo tiempo trabajan para brindarle apoyo a las víctimas,
brindándoles la debida ayuda psicosocial y, en esa medida, trabajan también para la
construcción de la memoria histórica. Consideran que el papel de los derechos humanos
es esencial para los proyectos que se originan en el reclamo de la justicia, de modo que
uno de sus objetivos es la defensa del DIH, e incentivar que la gente los conozca y los
haga respetar.19
Víctimas sin cara
Actualmente se desconocen las caras de miles de personas que han muerto en el país
hoy en día hablar de víctimas es hablar de cifras descomunales, de porcentajes
crecientes, pero no de nombres, no de personas, no de caras. Las únicas personas que
reconocen a sus muertos son sus familiares de los mismos. Pero, ¿es labor solo suya
contar quiénes
eran ellos? Las organizaciones que se dedican a trabajar por la
reconstrucción de la memoria social trabajan con los familiares de las víctimas, y su
labor incluso llega a concentrarse en la recuperación de los cuerpos de los muertos, que
muchas veces se mantienen desaparecidos para siempre. Este encuentro resulta
fundamental. Como dicen los familiares de las víctimas de Trujillo, ha sido a través del
Parque Monumento, un proyecto mancomunado, que han logrado recobrar la vida de
sus seres queridos. El trabajo colectivo permite encontrar el medio de de que las
personas, aunque estén muertas, nos cuenten otras versiones de la historia colombiana.
“El difuso nombre de ‘Violencia’ con el cual se le incorpora a la memoria nacional,
cumple a cabalidad la imagen de un relato con actores, de víctimas y victimarios
diluidos en el anonimato.” (Sánchez, 2006, p. 84) Este cierre quiere invitar a reflexionar
desde las diversas formas de expresión humana otras posibilidades de la comunicación,
otras alternativas de lenguaje. Que la sociedad se permita conocer estas historias
violentas no solamente desde la oralidad, sino también desde otros espacios que
favorezcan la continuidad de los procesos de construcción de memoria social, para que
sean pensados no desde la fatalidad de la palabra hablada, que en tantas ocasiones es tan
cruel y fría, sino desde un lado más humano, menos drástico, más mediado por la
18
19
http://colombia.indymedia.org/news/2006/07/45833.php
http://www.asfaddes.info/node
48
creación plástica y la elaboración de múltiples medios de comunicación y encuentro.
Porque la reivindicación de la memoria individual y el fomento de la memoria social no
guardan relación con la lástima ni con la espera pasiva del consuelo, sino con el
reconocimiento y la construcción colectiva de nuevos relatos.
49
CONCLUSIONES
Este es un trabajo de grado que propone entender el problema de la memoria como un
asunto del cual se debería encargar el campo de la comunicación ya que éste,
efectivamente, es un oficio que da forma a la memoria social. La memoria de un país no
se crea desde lo individual sino desde lo social, desde el compartir con otras personas.
En este sentido, una de las tareas propias de la comunicación consiste en mantener en
cohesión a una sociedad. Gracias a la comunicación las sociedades pueden crear
identidad y cultura; la comunicación ofrece el espacio propicio para narrar las realidades
y, de la misma, manera entenderlas. “Sin duda, Halbwachs estaba en lo cierto al
afirmar que los grupos sociales construyen sus propias imagenes del mundo
estableciendo una versión acordada del pasado y al destacar que dichas versiones se
establecen mediante la comunicación, no mediante el recuerdo privado.” (Fentress y
Wickham,2003, p. 14)
La memoria social, por su parte, adquiere grandes dimensiones en tanto que es posible
comunicarla: de poco sirve hablar de ella cuando no se le ha proporcionado libertad o
espacio para desarrollarse. En el caso de la investigación de campo para este trabajo, fue
supremamente difícil buscar testimonios; se evidenció la desconfianza de la gente; el
temor para hablar. El miedo entonces juega un rol importante en la obstrucción de la
construcción de la memoria social, y bloquea el traslado de la memoria individual al
espacio público. La tarea de ejercer como comunicadores en una sociedad dominada por
el temor y la desconfianza es un reto. Un reto que implica la responsabilidad de edificar
una memoria social sólida y perdurable. “La construcción de memoria es un acto
comunicativo es lo que permite solidificarla.”(Tamayo, 2008).
Y existe otra tarea para los nuevos comunicadores: facilitar una transformación de la
manera como los actuales medios presentan la información, pues lo que hacen es
perpetuar la violencia. Esclavos del rating y las ventas, alimentan de imágenes
sangrientas a una sociedad que irremediablemente se acostumbra al lenguaje de la
violencia, y pide más. Es éste entonces un círculo vicioso que hay que replantear desde
los medios. Hay que sacar a la esfera común las historias de vida; reconocer otras
versiones de la realidad; hay que reconocer al otro y crear más proyectos sociales que
ayuden a reconstruir el tejido social. El campo de la comunicación es capaz de hacer
50
esto, pues su poder en la sociedad actual es innegable. Pero es necesario sacar provecho
de dicha fortaleza desde esferas diferentes a las élites.
Una de estas diferentes esferas puede ser la memoria. La memoria se ha venido
estudiando de cerca desde campos como la psicología, la filosofía y la literatura, entre
otros. Sin embargo, este trabajo da cuenta de la importancia del campo de la
comunicación en la construcción de la misma. Es el comunicador quien más puede
abrirle un camino a la memoria social, pues en su oficio tiene más posibilidades de
acceder a toda la sociedad. Sería brillante, tanto para el oficio del comunicador como
para la disciplina de la comunicación, apropiarse de este asunto.
Ahora bien; las actividades académicas y culturales, como se observó en el tercer
capítulo, también juegan un rol determinante en el entendimiento de la guerra y la
violencia desde otros puntos de vista: el de las víctimas, el de las personas que han
trabajado los problemas sociales desde su núcleo, el de profesionales que se han
dedicado a reivindicar la importancia de la memoria social para la sociedad. En relación
a esto, la comunicación le ofrece a la memoria social la opción de consolidarse desde
diversas formas de lenguaje. Por ejemplo la exposición de Erika Diettes permitió que
las víctimas se “despidieran” de sus familiares, permitió dejarlos ir, les dio vía libre para
construir un futuro situado en la estructura del perdón del recuerdo amable. “En todos
los casos se trata de una compleja relación de fuerza, de equilibrio y de cálculo entre
castigo y reconciliación, perdón y justicia, venganza y catarsis, pues de poco vale
denunciar las atrocidades de la contraparte para silenciar las propias.”(Sánchez, 2006,
p.95)
A lo largo de estas páginas lo que se ha venido manifestando es que la memoria debe
ser entendida como un proceso que aunque trae al presente el recuerdo de hechos
dolorosos y tristes, no lo hace con el propósito de aprisionarlos. Lo hace para liberarlos;
para digerirlos; para hacer catarsis y facilitar el desarrollo de nuevos procesos de
memoria. Algunos de estos procesos aún no han sido reconocidos por las mayorías,
pero los esfuerzos no han sido en vano ya que lo poco que se ha publicado en prensa,
revistas y documentales para televisión, significa un primer paso en generar conciencia
acerca de la memoria social.
51
El problema de la memoria, no es un problema simple, requiere abordar el concepto de
violencia, de sociedad. Exige una reflexión, una de ellas es el papel del tiempo. El
tiempo es el factor que permite que la historia y que los acontecimientos sean
entendidos en todo su contexto. Es de la única manera en la que la memoria se instala
por completo en el tejido social.
En Colombia todos los días hay muertos nuevos, y no se recuerdan los muertos
pasados. Eso es terrible para una sociedad porque genera conflicto, odios y venganzas.
La construcción de la memoria vista desde este trabajo no pretende buscar culpables,
sino entender la naturaleza de sus actos y de esta manera incluir a los victimarios en la
historia, que tengan la oportunidad de hablar si es el caso de defender sus acciones o de
pedir perdón pero que sean igualmente tenidos en cuenta, pues son el núcleo del
conflicto.
NECOCLÍ
Quizás el próximo instante
de noche tarde o mañana
en Necoclí se oirá nada más
el canto de las moscas.
Maria Mercedes Carranza
En Colombia hay que ser concientes del valor de la vida, de cada persona como ser. Es
triste que se sigan acumulando las tristezas y culpas, que se siga alimentando el círculo
de la guerra; que la sociedad colombiana siga ocultando historias, que las víctimas no
puedan hablar no porque no quieren sino porque aun no pueden. Se espera que en el
país nunca se oiga solamente “el canto de las moscas”.
52
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54
ANEXO 2
Evolución de medios en Colombia.
ANEXO 4
Entrevista con Luis Alfonso Plazas
¿Esta usted de acuerdo con que haya personas que conmemoren el hecho del Palacio
de Justicia?
Yo creo que sí, lo que pasa es que el evento debería conmemorarse como el día en que
el ejército nacional, salvo las instituciones democráticas, permitió que el Estado de
derecho continuara ante un golpe de estado, un golpe de estado que ha sido reconocido
por el propio Petro quien era miembro el M19, y que fue condenado por los hechos del
palacio de justicia. Era un golpe de Estado para asumir el M19 el poder y establecer
aquí una dictadura Marxista. Ese día el ejército nacional salvó el estado de derecho,
logró rescatar 260 personas, entre ellas más de 40 magistrados. En aquella
oportunidad cuando se salvó al estado de derecho cuando se rescató a la gente los
miembros del ejército nacional éramos los héroes de Colombia. De forma espontánea
cuando nos desplazamos de la Plaza de Bolívar hasta la escuela de caballería en el
cantón norte hubo una manifestación apoteósica, es que la gente se botaba a las calle
55
a la carrera séptima y los vehículos particulares acompañaban a los tanques en su
regreso a las instalaciones pitando y gritando “¡viva el ejercito de Colombia!”, la
manifestación era “¡vivan compañeros blancos!”. La gente gritaba desde los balcones;
era una cosa impresionante.
Por aquel entonces los medios, al contrario, presentaron a los militares como los
salvadores del sistema democrático. El tiempo fue pasando, los miembros del M19
fueron encarcelados, fueron condenados, pero llegó al poder el doctor César Gaviria
Trujillo y les dio amnistía e indulto nuevamente, ya se los habían dado, se los había
dado Belisario Betancur y la respuesta fue la toma del palacio de justicia, ahora César
Gaviria que ha sido un protector del M19 volvió a darles amnistía e indulto. Perdona y
adiciono algo, yo creo que los hechos del palacio de justicia fueron utilizados por la
extrema izquierda para cambiar la constitución de Colombia, de ahí surgió la idea de
cambiar la constitución para establecer una serie de normas que acabaran con la
opción de que el pueblo tuviera una fuerza militar que lo defendiera. Y hoy en día
estamos viendo los resultados de eso, yo creo que en Colombia hay mérito suficiente
para volver a mirar la constitución nacional, la constitución del M19, que es la que
está vigente; no se la merece Colombia. Es que una constitución hecha por… claro que
había gente honorable, pero no fueron los que más influyeron. Si esto hubiera sido
hecho por gente honorable, otro gallo cantaría en Colombia. Pero es que quienes más
tuvieron influencia en el manejo de las cosas, en la asamblea constituyente del 91,
fueron los señores reinsertados de la guerrilla, o sea que esta es una constitución
hecha por la guerrilla y el narcotráfico. Tan así será que vea lo que nos significó a
nosotros en sangre y en problemas internacionales el artículo 35 de la constitución del
91 mediante el cual se prohibía la extradición de nacionales al exterior. Y ¿ por qué se
prohibía la extradición de nacionales al exterior? Para que los jueces de la república
no pudieran hacerlo. Ya estando en la carta política, no podían mandar
narcotraficantes al exterior. Este es una artículo colocado allí por los miembros del
M19. Bueno pues el día de hoy esos señores del M19 son los que están gobernando,
porque después de que les dieron indulto, se les dio por parte del presidente César
Gaviria una circunscripción especial de paz, mediante la cual pudieran por muy pocos
votos llegar a la asamblea constituyente a ser mayoría en la constituyente, colocar un
copresidente de la constituyente como lo fue Navarro Wolf que a la hora de la verdad
fue el verdadero presidente porque era la voz cantante allí en aquella asamblea con
posterioridad. Esa misma asamblea revocó el mandato del congreso que había sido
56
reelegido dos años antes por el pueblo y se convocaba a una nueva elección de
congreso y en esa nueva elección continuó la circunscripción especial de paz mediante
la cual con poquitos votos lograron colocar 18 parlamentarios. Y eso ha venido
manteniéndose hasta el momento, pues si desapareció la circunscripción especial de
paz y en vez de 18 quedaron 2 o 3, hoy en día tenemos 10 miembros del polo
democrático que es el mismo M19 pero no sólo es el M19: el polo democrático es el
M19 más el partido comunista clandestino, el PC3. ¿Por qué es clandestino? Porque
las FARC son abiertas; se enfrentan uniformados y tienen una cantidad de símbolos de
las FARC pero hay una cantidad de miembros de las FARC de cuello blanco que no
utilizan las insignias pero que llegan a posiciones de estado como algunos estrados
judiciales, medios de comunicación, el congreso de la república y algunos sectores del
gobierno. Entonces mire lo que nos ha sucedido: se nos metió la guerrilla, se nos metió
el terrorismo, se nos metió el narcotráfico en la organización y en el esquema
fundamental del Estado. Eso es lo que estamos viviendo en este momento y esto aparte
del día 6 y 7 de noviembre de 1985, en que ellos intentaron tomarse el Estado por la
fuerza. No lo lograron porque el ejército de lo impidió y en este momento lo que están
buscando es acabar con el ejército de Colombia para por medio de mecanismos de
cuello blanco como decía hace un momento, sea utilizando la política, argucias
jurídicas, medios de comunicación, noticias falsas, llegaran de todos modos al poder,
es un propósito de ellos y lo están logrando y lo pueden lograr.
¿El libro que usted escribió del Palacio de Justicia, es una conmemoración a los
hechos, un llamado a la memoria?
Lo que estoy contando allí son los hechos, lo que sucedió, contando el cuento de la
historia. Yo acabo de publicar otro libro que se llama El Itinerario de una Injusticia, en
donde estoy mostrando cómo el M19, posicionado en la justicia colombiana, atropella
absolutamente todas normas jurídicas y todo lo hace al amparo de los medios de
comunicación. Yo tengo la colección de todo lo que han publicado en Colombia en
contra mía a base de mentiras. Es llevar a la práctica una tesis de Lenin que dice que
una mentira repetida mil veces se vuelve verdad y eso es lo que han hecho conmigo y
eso es lo que están haciendo con el ejército de Colombia y detrás de esto está el diario
EL TIEMPO, como lo dice Dartañan en una columna de noviembre del año 2006 en la
que presenta a Petro como el candidato presidencial apoyado por ese diario. Lo que
está haciendo EL TIEMPO es eso pero es que el diario del tiempo es la parte central
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de la casa editorial El Tiempo que no sólo produce ese diario, sino también la revista
Semana porque el hijo del doctor Enrique Santos Calderón, que fue hasta hace muy
poco el director de EL TIEMPO, es Alejandro Santos Rubino que es el director de la
revista semana y ellos compraron la revista Cambio, son los accionistas principales del
Heraldo, son los dueños de CITYTV, son los dueños del periódico HOY que se lee
mucho en el sur de Bogotá, es decir son los dueños de la mayoría de los medios de
comunicación. Es la misma familia de los Santos, la misma familia que tiene un
ministro de defensa nacional que sale y destituye 27 oficiales sin haberlos investigado;
la misma que tiene un vicepresidente que se llama Francisco Santos que va a un foro
internacional a pedirle perdón al mundo no por los crímenes cometidos por los
guerrilleros, sino por los supuestos crímenes cometidos por el ejército, es decir es una
tarea acabar con el ejército de Colombia, acabar con el ejército de Colombia es
entregarle al país al terrorismo y al narcotráfico y mire cómo han avanzado.
¿El libro del palacio de justicia esta escrito para la gente que estuvo presenciando los
hechos ese día, para los que no, para todos los colombianos?
El libro está escrito para todos los colombianos. Por eso esta en las librerías. Si
hubiéramos querido hacer un libro únicamente para los militares, lo hubiera hecho en
forma mas tecnificada hacia el sector castrense, no utilizaría términos tan comunes
como los que el libro trae en sus páginas, sino que pondría más tecnificado y orientado
específicamente al tema táctico de la operación. Pero en el libro del palacio de justicia
usted ve que el tema táctico ocupa menos de la quinta parte del libro, de manera que el
libro está hecho para todos los colombianos. Y me interesa mucho que el libro lo lea la
juventud porque hoy en día cuando llega el embate contra quienes defendimos al país,
contra quienes rescatamos a 260 personas de manos de los criminales y de los
secuestradores del M19 en este momento en que los medios de comunicación, algunos
sectores de la justicia, algunos medios -hay unos medios que hablan bien-, pero la
mayoría del medio y un sector importante de la justicia y un sector importante del
congreso quieren cambiar la historia, y quieren construir una historia en la cual los
miembros del M19 que cometieron semejante atropello, semejante holocausto a la
justicia, aparezcan como héroes y nosotros como villanos y ya estamos, acá estoy yo
detenido, privado de la libertad después de que me han negado más de siete solicitudes
de libertad porque es que no hay razón para que yo este detenido. Primero, porque no
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cometí el delito, porque a los señores que figuran como desaparecidos de la cafetería
los asesinó el M19 y lo dice el tribunal especial de instrucción en el informe para la
corte suprema de justicia después de haber hecho una exhaustiva investigación porque
esa sí fue una exhaustiva investigación con dos magistrados, 10 jueces principales, 30
jueces auxiliares durante seis o siete meses en el informe que da ese tribunal, ese grupo
de personas que investigaron los hechos y que entrevistaron a la totalidad de las
personas que fueron rescatadas y a los miembros de la institución que participaron.
Ese informe dice que los únicos responsables son los miembros del M19. En el artículo
17 dice que los que figuran como desaparecidos fueron muertos por sus captores en el
cuarto piso. Y hay plena prueba de eso y resulta que ahora la Fiscalía, que está ahora
en manos de unos personajes que prefiero no calificar, pero los puede calificar la
gente, creo que todo el mundo tiene claro quién es el fiscal general de la Nación hoy en
día y creo que el país también tiene claro quién es la doctora Ángela Maria Buitrago,
quiénes quieren desconocer todas las normas jurídicas y todos los fallos de jueces
anteriores y lo están haciendo con la anuencia lamentablemente del gobierno nacional
que es lo más triste, porque me duele mucho que el presidente de la república me
entregó a mi durante dos años y medio la más peligrosa y delicada responsabilidad
que fue la de enfrentar el narcotráfico y hoy en día el presidente no me reconoce eso.
Realmente duele mucho y yo estoy aquí privado de la libertad por unas determinaciones
de personajes como el ministro de defensa nacional que firmó un acuerdo con el fiscal
general de la nación en el cual le pasan todos los procesos de la justicia penal militar a
la justicia ordinaria violando la carta fundamentada que en el artículo 121 dice que de
los delitos cometidos por los militares, conocerán los tribunales militares, o sea la
justicia penal militar.
¿Cómo cree usted que el hecho del palacio de justicia se va a recordar en el futuro;
qué va a producir en la memoria social del país?
Los hechos del palacio de justicia, puede que tengan un obstáculo histórico inmediato,
es decir pueda que se trate de torcer la verdad durante un tiempo. Pero resulta que la
verdad histórica es muy difícil, te lo digo yo que soy historiador. Yo soy miembro de
cinco academias del cultivo de la historia y la verdad histórica se impone, porque la
mentira es fácil de destruir. De modo que puede que tengamos una mentira histórica
momentánea pero con el tiempo se tendrá que reconocer la labor cumplida por los
militares en defensa de las instituciones democráticas.
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¿Usted hubiera escrito estos libros en otro contexto, en otras condiciones, si usted no
estuviera privado de la libertad?
El primer libro que lancé yo, “La Batalla del Palacio de Justicia”, se presentó el 2 de
noviembre del año 2000 en el Hotel Tequendama. En aquella oportunidad yo
obviamente no estaba detenido, yo no solamente no estaba detenido, sino que además
me desempeñaba como asesor en el comando general de las fuerzas militares. Yo ya
estaba retirado, yo me retiré por voluntad propia y me desempeñaba también como
profesor de administración pública en la Universidad de la Sabana. De modo que lejos
estaba yo de pensar que algún día pudieran privarme de la libertad, lo que pasa es que
ese libro le hizo mucho daño al M19 porque le contó al país una serie de verdades.
Para el año 2003 y siendo yo director nacional de estupefacientes, salió otro libro con
algunas modificaciones del anterior, pero refundamenta en algunos hechos que se
llama “El Palacio de Justicia” y eso más la lucha mía contra el narcotráfico, donde le
incautamos más de dos billones y medio de bienes, donde le entregamos a más de 24
fundaciones una cantidad de bienes retirados a los narcotraficantes, donde apoyamos a
las instituciones armadas, le dimos dinero al ejército, a la policía, a la armada
nacional a la fuerza aérea, dote de carros quitados a los narcotraficantes a 700
alcaldes de Colombia, es decir los estaba despojando de todas las cosas que ellos
consiguieron mediante el procedimiento de acabar con la juventud de Estados Unidos y
de Europa y de Colombia también lamentablemente. En toda esa cantidad de bienes
que yo les quité y que los utilicé de forma adecuada y les dolió mucho y ellos se
unieron con el M19 para privarme a mí de la libertad porque yo no tengo nada que ver
con el cuento de los desaparecidos, porque yo estaba era en combate no en
investigaciones, ni en inteligencia, pero es que además yo no creo que los de
inteligencia hayan desaparecido a nadie, porque esa gente fue asesinada por el M19,
lo que pasa es que ahora el M19 se llama Polo Democrático y está en el Congreso de
la República y tiene cuotas políticas en la fiscalía, empezando por el Fiscal General de
la Nación, yo no se por qué el Fiscal se acota de algún grupo vinculado al narcotráfico
o será algún grupo como el M19. Lo cierto es que debe ser lo segundo, pero eso no
exime lo primero, porque en el año 2007 o a comienzos de este año dijo que todo el
mundo lo estaba atacando y que la única persona que el tenía en su confianza era
Gustavo Petro quien era del M19. El M19 es un grupo que manchó de sangre al país y
que fue creado por las FARC y el narcotráfico. De modo que tener de amigo a un
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miembro del M19, es tener de amiga a una persona que viene de Las FARC y del
narcotráfico. Es una vergüenza que el Fiscal General de la Nación tenga que decir eso.
Esta es la triste situación que se está viviendo, tarde o temprano y por eso hablo sin
ningún temor: primero porque creo en Dios, segundo porque mi inocencia no está en
juego; en relación los hechos del Palacio de Justicia, mi inocencia no está en juego. De
cuando acá el ejército de Colombia se mueve con tanques a la Plaza de Bolívar para
desaparecer a unas humildes personas que trabajan en una cafetería, ¿Alguien le
encuentra lógica a eso? Entonces el ejército se metió a la cafetería a matar a unos
señores que servían tintos? Eso es absurdo, nunca a los miembros de la cafetería el
ejercito los ha considerado de forma diferente a unos humildes servidores de un lugar.
No hay militares que hayan desparecido gente de la cafetería, la gente de la cafetería
fue llevada al cuarto piso por el M19 eso fue investigado y determinado que habían
sido muertos por ellos. Nosotros no llegamos al Palacio de Justicia a matar gente.
Llegamos a rescatar gente, rescatamos a 260 personas. Los señores del M19 fueron
condenados, después se les dio el indulto procedimiento que llevó varios años, hasta
que en este momento son los senadores de la república, colocan jueces de la república ,
colocan fiscales, manejan la opinión, le dan plata a los medios de comunicación y este
es un país que está en este momento en manos de unos medios de comunicación cuya
información es al mejor postor. La información totalmente comercializada, es una
vergüenza lo que esta pasando con la información pública. A mí me da tristeza ver lo
que sacan los diarios como EL TIEMPO y el ESPECTADOR. Mientras tanto hay que
ver los periódicos de las universidades: todos defendiendo a los militares, vaya mire el
periódico universitario, las crónicas que saca a favor del ejército, defendiendo el
ejército y poniendo en tela de juicio lo que dicen EL TIEMPO y el ESPECTADOR.
Miremos lo que dice el periódico el Magno de Uniandes, el Foro Universitario de la
Universidad Javeriana, todo a favor de los militares y en contra de los bandidos, las
juventudes se están dando cuenta de lo que está pasando y se están dando cuenta que
los grandes medios de comunicación están tocados por el dinero y por la corrupción y
me temo que también por el narcotráfico en algunos sectores. Yo creo en Dios, soy una
persona católica, hablo con toda la franqueza, con desparpajo, no le tengo miedo a
nadie, mi inocencia no está en cuestionamiento, me pueden condenar si se les da la
gana, el día que se presente una condena contra el coronel Plazas el país dirá que fue
una condena corrupta y los que están en tela de juicio son los que me están juzgando
porque el país sabe quien soy yo; una persona que se ha enfrentado a la guerrilla, una
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persona que ha salvado al país en un momento de crisis como fueron los hechos del
Palacio de Justicia, una persona que se ha enfrentado a todos los carteles de la droga,
que ha sido reconocida a nivel internacional condecorado por la INTERPOL, eso no es
de un momento a otro. A mí me nombraron jefe de seguridad de su Santidad Juan Pablo
II cuando visitó a Colombia y sin embargo la fiscal que me condena dice que soy un
peligro para la comunidad, un peligro para la comunidad la persona que le provee
seguridad a su Santidad. Recuerdo mucho y hay un testigo que es Juan Gossaín,
recuerdo que estando su Santidad ya acá en Colombia me informaron que estaban
construyendo en el solar de la casa contigua a la Nunciatura Apostólica donde él
estaba alojado, que estaban construyendo unos andamios que permitían que un
periodista se subiera y filmara la intimidad del Papa, es decir tenía acceso a la ventana
de la habitación del Papa y al baño. Yo recuerdo mucho que yo inmediatamente pedí
autorización a los dueños de la casa para comprobar que todo esto era cierto y llamé a
Juan Gossaín de modo que él es testigo y le dije me hace el favor y me retira
inmediatamente esos andamios o sino vamos a tener aquí un problema jurídico. Yo soy
el jefe de seguridad de su Santidad y no voy a permitir que se le viole la intimidad.
Ahora esta fiscal corrupta viene a decir que yo soy un peligro para la comunidad, esto
realmente está patas arriba, el país necesita una nueva constitución, el país necesita
un cambio de gobierno. Yo he sido un Uribista de tiempo completo, pero me parece que
el presidente ya está desgastado, me parece que está cometiendo errores gravísimos,
me parece que antes de que se tire a Colombia después de haber hecho un buen
gobierno es mejor que se retire y le de la oportunidad a nuevas figuras para que salven
al país del caos en el que hemos caído a partir del momento que nombraron al ministro
Juan Manuel Santos como encargado de la defensa nacional y esta dedicado a
desprestigiar al ejercito de Colombia y fuera de eso su sobrino lo saca en la revista
Semana como el hombre del año.
Tabla de Contenido
Introducción ……………………………………………………………………...……… 1
Capítulo I –
Marco Teórico …………………………………………………………… 4
La Memoria ………………………………….......………………………. 4
La Memoria como Objeto …………………..…………………………… 6
La Memoria Interrumpida ………………….....…………………………. 8
¿Quién Construye la Memoria? ………………………………......……... 9
El Papel de la Subjetividad en la Construcción de la Memoria Social ... 11
¿Desde Dónde se Propone Construir la Memoria? ……………..……… 13
Memoria: Pasado, Presente y Futuro ……………………....…………... 17
Comunicación y Memoria ………………………....…………………… 20
Capítulo II – Casos. La Masacre de Trujillo y El Palacio de Justicia ……….....…….. 23
La Masacre de Trujillo, Valle ……………………..................………….23
Actores Identificados ……………………………………………………24
Trujillo …………………………………………....……………………..25
La Toma del Palacio de Justicia …………………………….......………26
Bogotá, 6 de Noviembre de 2008 ……………………............………….27
Capítulo III – Algunas Aproximaciones Contemporáneas al Problema de la Memoria en
Colombia…………………….......……………………………………… 35
Foro “Memoria y Narrativas Audiovisuales del Conflicto Armado” ….. 35
Seminario “Verdad y Memoria en Contextos de Guerra”……………… 37
Arte y Memoria ………………………………………………………….41
Teatro Efímero …………………………………………………………..41
Erika Diettes “Drifting Away” …………………………………………..43
Organizaciones, Actos y Monumentos ………………………………….45
Grupo de Memoria Histórica ……………………………………………46
Colombianos conformados para la Construcción de la Memoria
Histórica…………………………………………………………………46
Víctimas sin Cara ……………………………………………………….47
Conclusiones …………………………………………………………………………….49
Bibliografía……………………………………………………………………………....52
Anexos …………………………………………………………………………………..53