ANTOLOGIA DEL TEATRO NICARAGÜENSE

ANTOLOGIA DEL TEATRO NICARAGÜENSE
(1931-2013)
Dramaturgos nicaragüenses contemporáneos
Estudio y recopilación
Isidro Rodríguez Silva
INDICE
Pág.
Dedicatoria
Reconocimientos
Valorización crítica del texto dramático nicaragüense, Isidro Rodríguez Silva
Chinfonía burguesa, José Coronel Urtecho / Joaquín Pasos
Por los caminos van los campesinos, Pablo Antonio Cuadra
Judit, Ronado Steiner
El Sepulturero, Horacio Peña
Judas, Enrique Fernández Morales
Asesinato Frustrado, Alberto Ycaza
Fechas en blanco, Adolfo Calero Orozco
Que las paredes no oigan, Octavio Robleto
Oscura raíz del grito, Alfredo Valessi
Las muñecas también se mueren, Isidro Rodríguez Silva
El cerebro de Rubén Darío , Jorje Eduardo Argüello
Desesperación, Gloria Elena Espinoza de Tercero
¡Ay amor, ya no me quieras tanto! Lucero Millán
Perdón, Luis Harold Agurto
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ANTOLOGIA DEL TEATRO NICARAGÜENSE
Dramaturgos nicaragüenses contemporáneos
(1931-2013)
Estudio y recopilación
Isidro Rodríguez Silva
Dedicatoria:
Dedico la Antología del Teatro Nicaragüense con humildad y agradecimiento a:

Nidya Palacios Vivas, quien ha sido un ejemplo de vida, en el amor y la pasión
por la literatura y el teatro.

Floricelda Rivas Arauz (q.e.p.d.) quien me enseñó que la creación teatral y
artística es un don que se cultiva como una forma especial de vida.

Socorro Bonilla Castellón (q.e.p.d.), que desde el escenario mismo de su
magisterio, llenaron mi vida para siempre, con la magia del teatro.

Gloria Elena Espinoza de Tercero, dramaturga y amiga, que ha sido una luz
constante, de una escritora comprometida con lo ético y con lo humano.

Doctor Luis Tercero Silva, un inmenso boab, cuya ramas impregnadas del
saber, han sido para mí una fuente de conocimiento; y quien ha sido mi tutor
en la realización de esta antología del teatro nicaragüense.

María Manuela Sacasa de Prego, que desde el Teatro Municipal José de la
Cruz Mena, me ha permitido realizarme en el sublime quehacer del teatro.

Rosa Argentina Reyes Salazar quien fue mi compañera de tesis e hizo
aportes importantes a este trabajo.

Dr. Ignacio Campos, quien fue mi tutor en esta antología como trabajo de
tesis de la maestría en Lengua y Literatura Hispánica, impartida con gran éxito
por la UNAN-León.

A mis grandes amigas, María Elena Rivas y Benita Cárcamo con las que he
compartido penas y alegrías.

Marta Leonor González, que desde la Prensa Literaria hemos compartido el
quehacer del teatro, de la literatura y la cultura.

A mi mi hijo, a quien amo, Isidro Rodríguez Leytón, especialmente a mi nieto
Efraín Antonio Rodríguez Rodríguez que llena de alegría mi vida
Reconocimiento
Por los aportes al desarrollo teatral nicaragüense, un reconocimiento especial:
 Al Frente Sandinista de Liberación Nacional-(FSLN)
Por haber permitido el más grande desarrollo teatral en la década de los 80, creando
un teatro de identidad nicaragüense, y abriendo nuestro teatro al mundo.
 Rosario Murillo
Quien me permitió ser parte de la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura
(ASTC) de donde se trabajó por la dignidad del actor y por un teatro de calidad para
nuestro pueblo, y con quien compartí mi crítica periodística del teatro en el suplemento
Ventana del diario Barricada.
 Pepe Prego (q.e.p.d.)
Quien me becó para estudiar teatro en Cuba, con el grupo Escambray, uno de los más
prestigiosos grupos cubanos de los años ochenta. Pero especialmente uno de los
artífices para que la obra El Güegüene fuese declarada "Patrimonio Oral e Inmaterial
de la Humanidad" en el 2005.
 Bernarda Fátima Munguía
Directora del Departamento de Lengua y Literatura y Directora de la Maestría en
Lengua y literatura Hispánica, y a Esther Marina Vanegas, quienes realizaron y
culminaron con éxito esta maestría impartida por el Departamento de Lengua y
Literatura de la UNAN-León; del cual soy egresado y este es mi trabajo de tesis.
 Fliberto Rodríguez
Por su aporte invaluable al teatro popular ccon su grupo Espiga Nueva, a través de la
originalidad y creatividad de sus puestas en escenas.
 Msc. Octavio Guevara
Rector de nuestra al mater, quien propicio esta publicación como parte del desarrollo
de la investigación literaria de la UNAN-León.
Comparto esta primera Antología del Teatro Nicaragüense con:
 Comedia Nacional de Nicaragua
Un pilar fundamental de la historia teatral nicaragüense, escuela de actores, que este
año cumple 50 años de labor interrumpida por la dignidad del actor y el desarrollo de
la escena nacional.
 Hery A Petrie
Presidente de la Acción Creadora Intercultural, en la promoción del gusto por la lectura
y la literatura nacional, con el lema central de leer para vivir, para ser y convivir.
 Xiomara Centeno
Gran actriz y directora, que hemos vivido siempre en un diálogo constante de la
poética del teatro.
 Mick Sarria
Por compartir conmigo su teatro original, de creación
imágenes y metáforas teatrales.
Psthumana, un teatro de
 Salvador Espinoza
Actor nacional, quien desde el Teatro Nacional Rubén Darío y el Foro Nicaragüense
Cultura promueven el movimiento teatral nacional.
 Evelyn Martínez
Primera actriz nacional. por haber interpretado mi monólogo A la sombra de una luz
oscura en el Festival del Monólogo en 1998, con una gran belleza e interpretación
dramática.
 A Gerardo Molinares
Por un teatro campesino de identidad nacional, con un sentido de género y equidad
social.
 A Gladys Ramírez de Espinoza y Rosa Bernheim Salinas
La primera como Ministro de Cultura, y la segunda como directora del Teatro Nacional
Rubén Darío, quienes promovieron la creación teatral en los años 1990-1995.
 A Clemente Guido Martínez
Quien publicó obras de autores nacionales y realizó festivales teatrales desde 19971999.
 A Els Van Popel, y Emilia Torres
Quienes han promovido el teatro popular nicaragüense, desde los años 80 hasta
nuestros días, la primera fue directora del Movimiento de Teatro Popular Sin
Fronteras,(MOVITEP); la segunda como presidenta de la Asociación de Promotores
de la Cultura, (APC).
 A Lucero Millán
Directora del grupo de teatro Justo Rufino Garay, quien ha puesto en grande nuestro
teatro, dentro y fuera de nuestro país.
 A Alan Bolt
Por ser uno de grandes creadores del teatro Nacional, cuyo laboratorio teatral fue el
grupo Nistayolero.
 Al grupo Guachipilín
Por ser los fundadores y promotores del teatro de títeres e infantil.
 Jorge Eduardo Arellano
Como escritor, historiador y crítico ha dedicado estudios especializados al teatro
nacional, basta señalar, los tomos 41, 58-59 del Boletín Bibliográfico del Banco Central
de Nicaragua, así como el capítulo correspondiente a Nicaragua en el Inventario
Teatral Iberoamericano publicado en España. Destaca sus importantes estudios
críticos a la obra primigenia del Güegüense. También ha publicado numerosas obras
de autores nacionales.
Antologia del Teatro Nicaragüense
VALORACION CRÍTICA DEL TEXTO DRAMÁTICO NICARAGÜENSE
Isidro Rodríguez Silva
Los fundadores
El texto dramático nicaragüense tiene antecedentes literarios prehispánicos,
como la danza con recitaciones en prosa (Briton, 1965: 27) y las recitaciones
escénicas con música de un solo actor (Romero, 1958: 67).
Los primeros textos dramáticos pertenecen al teatro misionero, definido por
Jorge Eduardo Arellano del siguiente modo:
Iniciado inmediatamente después de la conquista bélica y
económica, el proceso evangelizador constituye el aspecto
ideológico más importante de la dominación española en el Nuevo
Mundo. Su objetivo no sólo era la difusión del catolicismo, sino
también la enseñanza de la lengua castellana (Arellano, 1982: 5859)
Del teatro misionero existen varios textos: Papel de la Pascuala y Loa del
Mangue (Arellano: 1982: 58-59); y las llamadas Original de Pastores, Historia
titulada La restauración del Sacramento, e Historia de Sansón (Estrada, 1946: 49).
El Güegüense o Macho Ratón es el primer texto dramático nicaragüense, y
tiene no sólo valor nacional sino hispanoamericano. Es una síntesis de la fusión de
las culturas españolas e indígenas que combinan el teatro, la danza y la música. Se
ha dicho que es "piedra angular de la tradición dramática de la América colonial
(Cerruti); ejemplo curioso de la tradición de un teatro indo hispánico popular (Díaz
Playa); Sátira fina contra el cabildo real (Cid Pérez); y Primer grito escénico del
mestizaje americano" (Ordoñez)". La Unesco lo proclamó "Patrimonio Oral e
Inmaterial de la Humanidad" en el 2005, por sus valores dramáticos, lingüísticos e
históricos (Prego, 2002: 1)
La primera obra dramática de autor nicaragüense fue la del poeta leonés
Francisco Quiñones (1782-1870) La mujer sin nombre, basada en un episodio de la
revolución francesa y fue estrenada con éxito en el Teatro del Sol de Guatemala.
Después se publicó una pastorela de estructura neoclásica, de autor anónimo cuyo
título es Original de pastores inventado en el año 1865 para divertir las aflicciones
de la época y las enfermedades del autor, que no es y no puede ser poeta” (Arellano,
1986: 35-46).
Siempre en León, Luciano Hernández publicó Las Candidaturas (1874),
inspirado en la candidatura a la presidencia de la república, de Pedro Joaquín
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Chamorro, representante de la oligarquía conservadora. En Granada surgieron dos
autores: Manuel Blas Sáez, quien publicó Al borde del abismo, Lucila, y el ángel
caído; y Carlos A. García, quien publicó el sainete cómico Lo que vale una lotería,
y El escalafón de don Gustavo (Arellano, 1986: 58-59).
El primer gran dramaturgo nacional fue Hernán Robleto (1896-1968), primero
en organizar una compañía dramática nacional, con quien presentó su obra La rosa
del paraíso, cuyo fin, afirma Jorge Eduardo Arellano, era: “La de reflejar en las
tablas las costumbres y los vicios sociales con ánimo no sólo de crítica, sino de
difundir la creación dramática con una dimensión original” (Arellano, 1986: 58-59).
Hernán Robleto fue entonces el fundador del teatro costumbrista, y eso lo
demuestran sus textos dramáticos: El Milagro (1921), La señorita que arrojó el
antifaz (1928), y El Vendaval (1933). Después publicó tres dramas en un sólo libro
Cruz de cenizas, que incluye los siguientes dramas: La cruz de ceniza, La niña
soledad y Muñecas de barro. Una de sus principales obras es Pájaros del Norte
(1936) de temática antiimperialista y por ende de denuncia social.
Las influencias
Los dramaturgos nicaragüenses se han nutrido desde el siglo pasado de las
principales corrientes teatrales de Europa y de los Estados Unidos:
a. Del Realismo Psicológico cuyas puestas en escenas presentan problemas
sociales, siendo un ejemplo de ello la ineficacia del matrimonio como institución
religiosa y social (Judit, de Rolando Steiner).
b. Del Teatro Simbolista, que desnuda y desmonta el espectáculo teatral de todas
las trabas tecnológicas y escénicas del siglo XIX, otorgándole mayor importancia
al texto y a la interpretación actoral; pero sobretodo presentando los problemas
sin una solución argumental, dejando al público que haga un juicio propio y
definitorio de la trama conflictiva, que se manifiesta en escenas absurdas de la
realidad misma, como es el caso de Desesperación, de Espinoza de Tercero.
c. Del Teatro Expresionista, que usa y manipula desde el escenario la distorsión y
la exageración, principalmente en la imagen corporal y gestual, como es el caso
de Asesinato frustrado de Alberto Ycaza.
d. Del Existencialismo Teatral, que se centra en la existencia consciente del
personaje y se desplaya hacia una conciencia del mundo hasta convertirse en
algo real, desde el punto de vista del el espectador, impone su libertad individual,
pero también su angustia y su temor, tal como se observa en Judas, de
Fernández Morales.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
e. Del Teatro Norteamericano, con la incomunicación y la exploración psicológica
fragmentada y dolorosa, desde donde surge el antihéroe, que vive un vacío
moral y ético, característico de las obras de Tennessee Williams y Arthur Miller
y que se correspondería con Las muñecas también se mueren, de Isidro
Rodríguez Silva.
f. De la técnica del teatro dentro del teatro, es decir, cuando el teatro se representa
a él mismo; ncluyéndose en su propio discurso dramático, que se manifiesta en
la obra Perdón de Luis Harold Agurto.
Las carencias
En relación con las demás manifestaciones literarias, el texto dramático
nicaragüense ha estado relegado tanto en su publicación como género dramático y
en su representación como hecho teatral.
Este estado de abandono en que ha vivido el texto dramático nicaragüense
no sólo ha permitido un desconocimiento del mismo, sino también demuestra un
vacío crítico, sustancial y valorativo de la dramaturgia nacional. Jorge Eduardo
Arellano, uno de los grandes estudiosos de la literatura nacional manifiesta al
respecto:
Al igual que la narración breve y la novela, el teatro nicaragüense
no ha constituido ninguna tradición, mucho menos ha dado valores
universales. Con las respectivas excepciones, han sido intentos
más que obras realizadas las piezas producidas en los diversos
períodos históricos a partir de las representaciones de la colonia.
(Arellano, 1977: 125)
El mismo Arellano, años más tarde (1985) hizo la más completa reseña del
teatro nicaragüense, desde una perspectiva sincrónica y diacrónica, donde incluye
autores, actores, grupos, compañías, edificio teatral, todo enmarcado a partir de
acontecimientos culturales y hechos históricos (Arellano: 1988), pero no contempló
la valorización crítica de los textos dramáticos.
El Güegüense, comedia bailete del siglo XVI, que se representaba en los
pueblos de la Manqueza (Masaya y Carazo), es la única obra dramática
nicaragüense que mantiene una constante publicación y una atención especial y
prolífica de la crítica nacional (Tercero, 2010).
Se destaca la existencia de crítica en cuanto a calidad actoral y puestas en
escenas, publicadas generalmente en medios periódicos por Rolando Steiner,
Gladys Ramírez de Espinoza, Fran Galich, Pepe Prego e Isidro Rodríguez Silva,
entre otros.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
La dramaturgia nacional ha recibido reconocimiento de forma aislada por su
calidad dramática y sus aportes a las literaturas centroamericanas. Así, Vicky Unruh
realizó un estudio valorativo de La chinfonía burguesa al analizar el manifiesto
lingüístico de la vanguardia nicaragüense (Unruh, 1987: 37-48); Por los caminos
van los campesinos, de Pablo Antonio Cuadra, fue seleccionada por Carlos
Solórzano para ser incorporada en La Antología del Teatro Centroamericano; y
Rolando Steiner ganó el Premio Lope de Vega en el Certamen Permanente de
Ciencias, Letras y Bellas Artes, en Guatemala (septiembre 1962).
Pero, el texto dramático nicaragüense, por razones de valoración, no ha
logrado la preponderancia que merece; ello no significa bajo ningún criterio, que no
tengan la calidad dramática, el peso estético o la originalidad como obras literarias.
Exceptuando a Gloria Elena Espinoza de Tercero (Chen: 2010), no existe una
valorización crítica profunda del texto dramático nacional.
Llenando el vacío
Pretendiendo llenar el vacío existente, esta publicación antológica que
presentamos reúne catorce textos y los respectivos comentarios críticos sobre la
calidad dramática de una muestra representativa del teatro nacional, que por orden
de publicación son: Chinfonía burguesa de José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos
(1931); Por los caminos van los campesinos, de Pablo Antonio Cuadra (1937); Judit,
de Rolando Steiner (1957); El Sepulturero, de Horacio Peña (1969); Judas, de
Enrique Fernández Morales (1970); Asesinato frustrado, de Alberto Ycaza (1970);
Fechas en blanco, de Adolfo Calero Orozco (1972); Que las paredes no oigan, de
Octavio Robleto (1980); Oscura raíz del grito, de Alfredo Valessi (1991); Las
muñecas también se mueren, de Isidro Rodríguez Silva (1996); El cerebro de Rubén
Darío de Jorgue Eduardo Argüello (2002); Desesperación de Gloria Elena Espinoza
(2006); ¡Ay amor, ya no mequieras tanto¡ de Lucero Mullán (2009) y Perdón de Luis
Harold Agurto (2013)
Una característica importante de los autores dramáticos aquí presentados es
que se distinguen por una doble función: literaria y artística. Algunos son poetas
innovadores y de reconocida trayectoria: Pablo Antonio Cuadra, José Coronel
Urtecho, Octavio Robleto, Enrique Fernández Morales y Horacio Peña; narradores
como Adolfo Calero Orozco y Alfredo Valessi; pintores con premios internacionales
como Alberto Ycaza y Gloria Elena Espinoza de Tercero1; críticos culturales tales
como Rolando Steiner e Isidro Rodríguez Silva.
1
Cuenta con seis obras de teatro publicados y un libro de crítica internacional sobre su trabajo
titulado Espacios dramáticos y experimentación discursiva en Gloria Elena Espinoza de Tercero.
Es la autora dramática nicaragüense con más obras publicadas y se le considera una de las voces
sustanciales de la dramaturgia centroamericana.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
LA CHANFLONÍA BURGUESA (1931)
JOSÉ CORONEL URTECHO Y JOAQUÍN PASOS
Posterior al melodrama del siglo XIX, nace en Europa el teatro burgués, un
teatro cerrado, concebido para unos pocos y reducidos a una recreación local, cuyo
tema central, en la mayoría de los casos, era la vida cotidiana en el hogar, pero
esencialmente un teatro evasivo.
Con la llegada del Realismo en el siglo XIX, se crea el concepto teatral de la
cuarta pared; es decir, una pared imaginaria en el proscenio del escenario, que
dividía al público de la representación, donde el primero asumía una actitud pasiva,
sin voz y sin participación de lo que ocurría desde el escenario.
Esta cuarta pared la derribó después el alemán Bertold Brecht con su famosa
teoría del distanciamiento donde el público no solo se turba de los estados emotivos
de los personajes, sino también piensa y cuestiona los hechos dramáticos. El
espectador no sólo vive de la emoción dramática, sino que se libera de la catarsis
emotiva para reflexionar y criticar el hecho escénico.
En Nicaragua, el teatro antiburgués nace como una oposición a una
burguesía terrateniente, de raíces coloniales, que vive en dos ciudades opositoras
y rivales: León y Granada. Al respecto, Jorge Eduardo Arellano conceptualiza el
espíritu burgués y la reacción de la vanguardia:
El nacionalismo de las vanguardias igualmente proponía una condena del
espíritu burgués reñido con su posición tradicional que reivindicaba la
herencia patriarcal y agraria. Para ello el comercialismo había sido otra de
las causas que había arruinado la vida nicaragüense en el siglo XIX.
(Arellano, 1977: 33)
La Chinfonía burguesa es el primer intento de hacer un teatro nacional en
correspondencia con la estética vanguardista y antiburguesa, que reforma mediante
la innovación la dramaturgia nicaragüense. Jorge Eduardo Arellano la valoriza como
el primer intento del movimiento de vanguardia por constituir un teatro abierto a una
nueva perspectiva donde se diera la aventura de la libertad, el juego original y el
rechazo a la lógica aristotélica. (Arellano, 1971: 156)
Se caracteriza por la experimentación escénica, que rompe con el teatro
tradicional y costumbrista nacional; por ejemplo, con La señorita que arrojó el antifaz
(1928) de Hernán Robleto, y aún con el drama mejor elaborado del mismo autor, su
obra anti imperialista Los pájaros del norte (1936); ya que expresa lo absurdo de la
vida burguesa mediante una historia sencilla y cómica que maquilla el estilo
tradicional dramático, usando un lenguaje rimbombante, lleno de sin sentidos y
absurdos, los que son apurados por una rima encadenada o copla llamada
chinfónica.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos construyen los personajes de la
Chinfonía burguesa a partir de una moral hipócrita. Doña Chomba y don Chombón
quieren casar a Fifí con un adinerado; pera ella está enamorada de un poeta. De
este amor impuro entre la burguesía representada en Fifí y la poesía en el poeta,
nace un absurdo, y es que Fífi y el poeta tienen como hijo un garrobo.
Lo inverosímil de la vida escénica está matizado por lo absurdo de los
diálogos en que se juega con la palabra mediante diálogos paródicos y la integración
de elementos populares: rimas, trabalenguas, atabales y bombas, creando el sin
sentido del lenguaje mismo; y al que también incorporan el lenguaje gestual y
corporal, donde la propia acción se explaya en situaciones que carecen de sentido
con la realidad misma. Es un caos lógico. Veamos el siguiente ejemplo:
DEPENDIENTE 3.- Van los números al teatro de 4 en 4 a $ le salen 10,000
diviesos, viajan en sus cajas las alhajas y las navajas.
DEPENDIENTE 1.- Suben los precios a los trapecios se sientan % % % en
los asientos. (6)
Desde el mundo patriarcal burgués, la mujer un mueble más que le pertenece
al hombre. Es por eso que cuando la muerte se los va a llevar a todos, don Chombón
le entrega a su mujer a cambio de su propia persona hipócrita y egoista:
DON CHOMBÓN.- (Hipócrita) Te entrego con placer a mi mujer con mi dolo
Lolo, con mi orzuelo Chavelo, con mi hidropesía María, y con mi garabato
Honorato, porque yo amo mi vida podrida, cuando pienso en mí pienso,
cuando lleno mi barriga de boñiga y cuando me rasco mi roncha concha (se
rasca una nalga) (5)
Pero Don Bombín (nombre burlesco), que es otro de los nombres de don
Chombón (se asemeja al chambón, nombre grotesco), no solo es hipócrita sino que
también simboliza la falsa cultura de la burguesía, cuya imagen familiar se mira y
se retoca en el espejo burgués europeo. Los personajes están vacíos de toda
identidad cultural nativa. Sus muebles y sus ropas son importados de Europa. Viven
en una ostentación falsa que les llena de un mal gusto, convirtiéndose en copia, en
una caricatura pintada con humor negro:
DON BOMBIN.- Saco mi alma de mi armario, mi alma de propietario
millonario y lentamente invento el inventario siguiente: Tengo: una
espiroqueta pálida de abolengo, un zancudo en mi escudo, un higo en el
ombligo. Yo soy un tinajón con corazón, un tinajón con saco y pantalón, y de
mi saco una petaca flaca y una lágrima seca. Yo soy un hombre duro como
un duro, yo soy un hombre puro como un puro, con un solo pecado olvidado:
un pedazo de beso tieso, como botón de hueso, dado a una criada bruta
como una fruta. (4)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
El teatro vanguardista utiliza la hipérbole para deformar el retrato familiar
burgués: más que personajes son caricaturas dibujadas con el conformismo casero
en un mundo nulo y opaco. Persiste la idea de que la vida es sólo para ganar dinero
y de que el matrimonio es una institución comercial, como se puede observar en el
siguiente ejemplo:
DON CHOMBÓN.- (Saltando asustado) ¡Fifí ven a aquí! ¿Quién es el
enamorado que te ha cantado¡ ¿Quién es el entrometido que te ha
pretendido.
FIFÍ.- ¡Es mi futuro marido. Papá, mamá, déjame casar con el pajarito que
sabe cantar.
DOÑA CHOMBA.- ¡No consiento ese atrevimiento¡
FIFÍ.- Pero yo sé mi cuento.
DON CHOMBÓN.- Te mandaré con mi dinero al extranjero. Te dejaré mi
capital entero, pero no quiero que te lo robe un majadero. (10)
Los objetos conforman el contra sentido simbólico en la escenografía porque
el decorado es muy limitado (los objetos son convertidos en símbolos: (un farol
simboliza un parque; y una cruz a una iglesia o una tumba); casi mudo de
perspectiva escénica dando una cierta desnudez a la escena misma, ya que se
opone a la escena costumbrista en donde la escenografía está abarrotada de cosas
imitando en todo lo posible a la realidad.
Sala burguesa, amueblada con un sillón, una silla, una butaca, un sofá y una
pianola. Pinturas de raro mal gusto. Al foro: puerta y ventana. (1)
Los muebles connotan lo absurdo y simbólico de la imagen teatral: la pianola
es un instrumento que produce música de una manera autónoma, sin necesidad de
que nadie la toque. Recordemos que muchas personas usaban la pianola para crear
una ilusión de destreza, cuando realmente la música surgía de rollos perforados;
por lo tanto la pianola simboliza la falta de una estética auténtica, de una burguesía
incapaz de producir un arte y una cultura nacional. El sofá fue un mueble de élite,
de la realeza y después de la burguesía; con la industrialización pasó a ser un
mueble de la clase media y baja: el sofá significa el conformismo y la decadencia
social de la burguesía nicaragüense.
La silla y el sillón tienen una historia que data de la cultura egipcia. Ambas
tienen su máxima expresión con la silla y el sillón clásico español del siglo XVI, que
por su belleza y sobriedad pasan a ser parte de la cultura colonial en América. A
diferencia de la silla, el sillón es para el descanso; siendo su dueño absoluto el
señor de la casa. En la obra es parte integral de don Chombón.
Todos los muebles llegan al ilógico escenográfico con la butaca, que es casi
característica del teatro y posteriormente, de los cines (no es usual su uso en una
casa burguesa). En la obra se rompe o corrompe la simbología visual e iconográfica
7
Antologia del Teatro Nicaragüense
al introducir esta butaca entre el mobiliario común de la casa. Esta locura
escenográfica adquiere una mayor dimensión en el lenguaje absurdo, cuando los
muebles se convierten en personajes.
LA SILLA.- Soy la silla Paquilla para cruzar la canilla.
LA PIANOLA.- Soy la pianola Manola que cuando no me tocan me toco sola.
La Chinfonia burguesa no solo es innovadora por ser la primera obra que
crea un lenguaje teatral original y netamente de carácter nacional, sino también
porque se adelanta, según el dramaturgo costarricense Alberto Cañas (Coronel,
1976; 6), a la escena absurda de La cantata calva, de Ionesco. Debemos tomar en
cuenta que Ionesco escribe su obra surrealista en 1950, catorce años después que
José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos escribieran su sarcasmo chinfónico.
POR LOS CAMINOS VAN LOS CAMPESINOS (1932)
PABLO ANTONIO CUADRA
La Chinfonía burguesa trasformó el teatro costumbrista de Hernán Robleto
en una propuesta teatral rica en matices escénicos e hilarante atmósfera absurda;
La cruz de ceniza 2 (1946), quedó en el pasado teatral para dar paso a una obra
original e innovadora con el sello magistral del vanguardismo.
Pero va a ser Por los caminos van los campesinos, de Pablo Antonio Cuadra,
quien va a dar un giro significativo al teatro nacional. En primer lugar, el ars poético
de Pablo Antonio Cuadra va a ser la nicaraguanidad, no importa si el discurso es
poético, narrativo o dramático; todos ellos son afluentes de un mismo río verbal, que
van a desembocar al delta de lo nicaragüense en una identidad de ser, de hacer y
de convivir. Nicasio Urbina considera a Pablo Antonio Cuadra como el poeta mayor
de la nicaraguanidad: “Pablo Antonio Cuadra es el escritor más importante de las
letras nicaragüenses después de Rubén Darío. Su obra poética es de la mejor
calidad, manteniendo a lo largo de sesenta años su refinado lirismo y su profundidad
humana”3. Ese lirismo lo encontramos en la construcción del ser del campesino
nicaragüense:
SEBASTIANO. – Se arrecuesta un poco, con dejadez y hace un gesto amplio
- ¿Vos ves que la sombra de los árboles se va alargando con la tarde? ¿Lo
ves? Pues los pensamientos de los viejos así se alargan. Porque los
campesinos somos como los árboles. Cuando tenemos el sol temprano,
soñamos más de nuestro tamaño. Después, cuando ya podemos, no
soñamos; porque el sol nos mata la sombra. Pero cuando ya es tarde
Junto con Muñecos de barro y La niña Soledad forman la trilogía Tres dramas, 1946, Imprenta
Democrática, Managua.
3
Urbina, Nicasio. Pablo Antonio Cuadra: poeta mayor de la nicaraguanidad. Tulune university.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
volvemos a soñar. Entonces sí. Cuando ya la sombra está para atrás . . .
¡Qué quisiera yo el sol de mis buenos años, con lo que la vida me ha
enseñado! (56)
En segundo lugar, este drama campesino, que Cuadra convierte en una
tragedia nacional, no es un drama costumbrista como lo cataloga Sergio Ramírez,
sino un reconocimiento cultural del nicaragüense, cuyas particularidades incluyen
la afirmación de nuestra propia historia, la del pueblo marginado y las relaciones
de poder que se han tejido en torno a su exclusión, cobijados bajo el manto negro
de la ocupación extranjera y la corrupción:
SEBASTIANO. - ¿Malo el asunto?
PANCHO. – afirma con la cabeza – Malo! (sigue sacando cosas de la alforja).
SEBASTIANO. – escupe - ¡También el Juez está de espalda!
PANCHO. - ¡Ujú! (Pausa) . . . Ese juez ya está comprado.
JUANA. – impaciente - ¿Y qué dijo?
PANCHO. – Que el abogado tiene los papeles y que eso nos pierde.
JUANA. - ¿Va a dejar que nos roben? ¡Qué gente sin bautismo!
PANCHO. – Dice que él no puede hacer nada. Que mejor arreglemos porque
el Doctor Fausto tiene poder.(59)
Por esa trascendencia, Jorge Eduardo Arellano, la considera como una de
las piezas representativas del teatro contemporáneo hispanoamericano. Pablo
Antonio Cuadra hace una denuncia contra poder político e ideológico, que a través
de la guerra atropella al .-ampesino. En Por los caminos van los campesinos se
centra la lucha entre dos bandos que batallan por el gobierno (1857-1909). Este
atropello se manifiesta como ambos bandos, conservadores y liberales, reclutan al
campesino y lo despojan sus pertenencias:
SEBASTIANO.-El muchacho es mi ayuda. De sus brazos comemos.
SARGENTO.- El gobierno necesita soldados. ¡Que le ayuden las mujeres!
SOLDADO 2.- ¿Nos llevamos un chancho para la tropa, Sargento? Ahí tiene
uno, gordo!
SARGENTO.- Muy solemne: - ¡Ya oyó las órdenes de que se respete la
propiedad!
SOLDADO 2.- Pero, veia, mi Sargento. . . usted le quita lo bonito a la
Guerra. Nos quiere dejar sólo las balas.
SARGENTO.- (Más débil) ¡Son órdenes del Gobierno! (mirando tentado).
¿Cuál es el chancho?
(Con gran solemnidad legal) ¡Raso Sequeira! ¡Requise el chancho y que el
infrascrito pase su recibo a la Comandancia! ¡El Gobierno respeta la
propiedá! (29)
El 19 de mayo 1910 tropas norteamericanas desembarcan en Bluefields
como confirmación a la llamada efectiva de la nota Knox, que es una interferencia
norteamericana al gobierno de Zelaya. En el último cuadro el teniente Confort
9
Antologia del Teatro Nicaragüense
acompañado del doctor Fausto Montes viola a Soledad, Sebastián lucha contra
Fausto Montes y lo mata.
En Por los caminos van los campesinos queda planteada la identidad
nacional campesina, la denuncia de una guerra que empobrece más al pobre, pero
sobre todo, el despojo de sus tierras y la humillación provocada por la intervención
extranjera. Según valora Nicasio Urbina:
Es por tanto el primero de nuestra historia literaria que se pronuncia en contra
de la guerra, la manipulación del campesino por parte de las elites políticas,
la expropiación de sus tierras y el abuso sexual. En este sentido Por los
caminos van los campesinos es una obra revolucionaria subversiva que
atenta contra las estructuras de dominación hegemónica de clases y se sitúa
en la vanguardia de la lucha por la justicia social de Nicaragua (Urbina,
1997:112).
Otro elemento importante de Por los caminos van los campesinos es la
búsqueda de un teatro popular y nacional, cuando todavía no estaban consolidadas
las llamadas literaturas centroamericanas. Es un drama de campesinos cuya
fabulación está centrada en su yo rural y su relación vital con la tierra. El rancho es
una alegoría de la tierra y que representa más que todo al país. El rancho es pues
el paisaje rural, el rostro campesino de la patria. No tener tierra es no tener una
patria, esa es la propuesta de fondo de Pablo Antonio Cuadra. Por eso el rancho
está hecho de poesía, más que versos, es un canto plástico y poético:
“Una huerta nicaragüense. Al fondo, lomas y serranías verdes y azules. Una
árbol alto. Quizás pájaros. Al pie del árbol –como debajo de un ángel verde–
está el RANCHO de paja de Sebastiano.
Su presencia, según las horas y su luz, es como la presencia de la pobreza:
humilde a veces, peinado por la paz y sus brisas; dolorosa otras. Rasgado
por cóleras encendidas: cárdeno.
A veces cenizo, macilento, como el templo de la miseria bajo la luna.
El rancho es un personaje que se alegra o llora, que encierra el odio o deja
escapar la queja como un viejo animal famélico” (17)
Es un drama campesino que convierte en tragedia su vida, ante el abuso
político, la corrupción y la intervención norteamericana. El teatro popular debemos
de concebirlo, no como lo llama otros, teatro callejero; sino como un teatro
entregado al pueblo desde la creación de su dramaturgia a partir de las
características socioculturales de una localidad, una etnia o un problema específico
de su actividad cultural.
10
Antologia del Teatro Nicaragüense
Pablo Antonio Cuadra responde a las necesidades nacionales y de su época
desde un discurso dramático renovador frente a la unilateralidad de los discursos
estéticos provenientes de la tradición occidental europea para ser más exactos,
presentados como categorías de una cultura universal. En su teatro no hay
influencias foráneas en estilos y formas de concebir y presentar la teatralidad.
Aunque encontramos hilvanado lo español, que está tejido como parte de nuestra
identidad mestiza. Del teatro barroco español, toma su carácter popular, y donde la
obra es un drama de acción y no un drama de personajes. Fuente ovejuna de Lope
de Vega, que hoy consideramos como una obra clásica, fue una obra popular,
presentada en los famosos corrales del teatro barroco español.
Si existe una pureza de nuestra identidad de ser y hacer, desde nuestro yo
histórico y cultural, eso lo encontramos en Por los caminos van los campesino. Es
la primera obra que logra presentar un rostro de lo nicaragüense, ante una historia
política, que tiene al país como una nación periférica, subdesarrollada y asimétrica
entre su riqueza geográfica y su exclusión social:
SEBASTIANO.- (Indignándose gradualmente) ¿Yo? . . . ¿Menos el
Sebastiano? . . . (levantándose la cotona y señalándose el costado). ¿No
tengo aqué en el costillar una huella honda como pisada de mula? . . . Ahí
me entró una bala peleando. Porque yo pelié. Yo creí que con pelear iba a
componer la vida. Me hice ilusiones por baboso . . . Porque así es uno
muchacho: sale a saludar al sol con sombrero de cera! . . . ¿Y todo para qué?
. . . ¿Qué cambió en la tierra? . . . . . . . ¡El mismo Sebastiano de siempre . .
. el mismo sudor para comer! . . . y los que no sudan, los que nos echaron a
la muerte . . . los mismos siempre . . . los mismísimos de antes! ¡Sebastiano
en el rancho, éllos en la Capital! (32)
Por los caminos van los campesinos es también una expresión social de la
cultura centroamericana, ya que los distintos países están en esa búsqueda de
contextualizar ese teatro popular y nacional, ubicando las raíces sociales, políticas,
económicas y culturales como nutriente de la exploración de una expresión teatral
propia o nacional, que incluye también una identidad estética para la escena
latinoamericana.
Recordemos que cuando Pablo Antonio Cuadra publica su obra dramática,
en El Salvador se produce la matanza de 30.000 campesinos en 1932.
Precisamente Salvador Salazar Arrué publica su libro Cuentos de barro, que recoge,
igual que Pablo Antonio Cuadra, la pobreza, la tristeza, la desesperanza y la
realidad de sus sueños en relación con la tierra. Honduras se está convirtiendo
Banana Republic del istmo, en el momento que en Nicaragua se produce la
intervención norteamericana y que dará paso a la lucha heroica del general Sandino
en las montañas.
La política es una práctica totalizadora que impregna y matiza todo lo que
hacemos. La política se nutre, como una monstruosa medusa, del poder. “El poder
11
Antologia del Teatro Nicaragüense
es el proceso fundamental, puesto que esta se define en torno a valores e
instituciones”4 Uno de los productos de este antagonismo de clases es el hombre
oprimido que surge de la conflictividad histórica que hoy vivimos. Con la opresión
se da la manipulación cultural, que es una violación a su persona:
SEBASTIANO.- Tiene de menos que es pobre. Es del rancho; eso tiene.
JUANA.- Pero el rancho tiene sus tierras. ¡No te pobretiés, sonso!
Entra Pancho, despacio, limpiándose el sudor, con su alforja al hombro y su
machete al brazo.
SEBASTIANO.- (Irónico, a Pancho) ¡Oí a tu máma! ¡Se le olvidan sus
sudores!. . . Vé, Juaná: tu rancho es como un buey manso. Trabaja con
nosotros y se echa en la noche. Pero apenas ladra la desgracia, el buey se
espanta. Pensá en las deudas, en las enfermedades; hasta en la muerte
pensá porque eso es lo que atrea al rancho del campesino y lo espanta de
la tierra! ¿Dónde vivía mi táta? ¿No tuvo su rancho en la calle del pueblo?
¿Y yo? ¿No viví allá, en las lomas?. . . Y éstos (señala a sus hijos) ¿decime
dónde?. . . ¿Decime a qué pobre le dura la tierra? Los ranchos de los
pobres van caminando cada vez más lejos. . .! (21)
En Por los caminos van los campesinos, el hombre nicaragüense , como ser
en devenir se transforma constantemente, transformando su mundo. Este proceso
creador es necesariamente dialectico, de aceptación a la situación política de la
guerra y la intervención norteamericana, rechazo a las injusticias del doctor Montes,
que con su desprecio al campesino y su servilismo al yanqui, pasa de destrucción
de la identidad nacional a una construcción de una patria acechada por la
corrupción, de complicidad, de cinismo, de incertidumbre y falta de toda esperanza.
Es un país bajo el peso de la ley, de una ley hipócrita, autoritaria y la conveniencia
de quien la impone:
YANQUI. – Yo quiero proteger a los nativos.
DR. FAUSTO. – Pero nosotros tenemos una ley.
YANQUI. – Ustedes no conocer la justicia!
DR. FAUSTO. – Pero si usted no respeta la ley, comete también una
injusticia.
YANQUI. - ¿Yo? (hace un gesto despreciativo con la mano y luego,
golpeándose el pecho, exclama soberbio:) ¡Yo soy la ley aquí, dóctor!(79)
El desarrollo del hombre, como ser individual y como ser en sociedad,
depende, en buena medida, de los cambios reales que logre imprimir al mundo en
que vive. Pero Juana y Sebastiano tienen conocimiento de su mundo, también
conviven con una ética, que transita del saber al deber. Toda concepción ética debe
percibir que el acto moral es un acto individual, religación con el prójimo, con la
comunidad, con la sociedad, con la especie humana. La conciencia moral es una
4
Castells, Manuel. Comunicación y poder. (2012) Grupo Editorial Siglo XXI. México.
12
Antologia del Teatro Nicaragüense
emergencia de la historia a partir de los desarrollos complejos de la relación
individuo, especie, sociedad. Como todo lo humano, la ética debe de afrontar las
incertidumbres, la intención y la acción, donde la intención moral sólo adquiere
sentido en el resultado del acto.
Es por eso que la violación de su hija, es un problema ético, no sólo le han
quitado a sus hijos, sino también la deshonra de Soledad, que es la violación de la
patria misma, pero también ha manchado de sangre las manos de Sebastiano. En
el nuevo niño por nacer está la esperanza del campesino:
SEBASTIANO. – No me quedo solo, hija! ¡No me quedo solo! El soy yo . . .
¿no me oíste?... El hombre no acaba! Pero él es un niño, un niño limpio, y yo
soy un viejo. Un viejo lleno de sangre! (Con otra voz, poemática, profética:)
¡Los viejos se quedan sentados a la orilla del mundo! ¡Los indios esperan,
Soledad!
El desenlace de la obra deja atrás el pasado y busca un porvenir en el hijo
que tendrá Soledad. Y es desde la dimensión ética de Sebastiano que el niño,
nacido de la intervención y el ultraje, lo convierte en un signo de esperanza, en otra
oportunidad para la patria destruida. Pero sobre todo como una hermosa lección
del humanismo de Pablo Antonio Cuadra, un humanismo cristiano, poético,
dramático, crítico, reflexivo y emotivo.
JUDIT (1957)
ROLANDO STEINER
En Judit,5 de Rolando Steiner, la crítica se aparta del humor negro, la
comicidad absurda y del sarcasmo cruel para desmitificar el casamiento burgués, y
se invierte la imagen de una relación producto del amor a otra ya gastada e
hipócrita. Igual que en la Chinfonia burguesa la acción conflictiva se escenifica en
una casa burguesa donde vive el matrimonio de Julián y Clara. Este matrimonio vive
una relación muerta, sumida en la más espantosa rutina, como se observa en el
siguiente parlamento:
JULIÁN.- (Irónico) ¡Perdona! (Va y recoge la camisa, se alza y queda de pie,
profundamente angustiado y de pronto, se siente un vacío, lleno de rutina
hasta los huesos, y una sensación de inercia constante se agudiza hasta
volverse soportable… va lentamente al pie de su cama y toma la camisa de
su pijama y se la pone) Y no crea Clara que soy un explorador de emociones
morbosas… no, pero a veces espero estúpidamente que suceda algo. Una
inmensa alegría o una catástrofe. Algo imprevisto que rompa esta absurda
manera de vivir… (3)
5
Obra recuperada del autor en esta antología de teatro nicaragüense.
13
Antologia del Teatro Nicaragüense
También se demuestra que el amor burgués vive de repetirse a diario, de ser
siempre y hacer lo mismo: un matrimonio maquillado para todos los demás, no le
importa la felicidad. Es por eso que Clara le responde a Julián.
CLARA: ¿Y por qué habríamos de serlo? ¿La felicidad es un mito para los
tontos… acepto que no nos amamos con el apasionamiento de los primeros
días (con sorna) ¡sería absurdo con diez años de casados! Pero, si, te quiero
como al compañero. (3)
A lo que Julián le contesta lapidario:
JULIÁN: ¡Ya no puedes cambiar! (Con saña) ¡Tienes la rutina metida en la
sangre. (4)
Recordemos que en el drama, Julián está casado con Clara, pero en los
sueños vive con Judith. Julián se enamora de Judit, quien le expresa la terrible rutina
que vive con Clara, y qué significa Clara en la vida de él: su actitud pasiva ante la
vida. Ella ama sus costumbres y sus tradiciones, le gusta aferrarse a ellas; de ahí
esa monotonía rutinaria, aplastante, asfixiante ante la vida matrimonial:
JULIÁN.-(Por primera vez, Clara deja de enrizarse y mira a Julián, en mudo
reproche...) Sí, ¡es cierto! No debes enojarte! Ya es suficiente doloroso para
mí, ver nuestro matrimonio convertido en costumbres, en hábitos,
en...¡Rutina! (acercándose a la mujer) Y...creeme, Clara, nada profundo nos
une...y nada tampoco logra unirnos...Ni el sexo con sus exigencias...Si nos
encontramos, es superficialmente; a la hora de las comidas, al tiempo de ir
al médico con la niña, a la hora de dormir juntos... (3)
Todo lo contrario de Clara, Judit es una pintora, una mujer jovial, que ama la
vida pero que también desea ser feliz. Es la idealización de mujer que viene del yo
profundo de Julián, es la otra cara de la moneda de su matrimonio: Clara la rutina,
Judit el amor libre, sin normas y reglas sociales y morales.
JUDIT. – entusiasmada – Ha de ser maravilloso tener hijos! Seré
profundamente feliz el día que nazca mi primer hijo!
JULIÁN. – irónico – Así se cree siempre...
JUDIT. - ¿Por qué es tan pesimista? La vida no es siempre la caja de
sorpresas que uno espera...
JULIÁN. – Debí hablerla encontrado antes, Judit...
JUDIT. – riéndose divertida - ¿Lo dice en serio?
JULIÁN. - ¿Por qué no? Usted irradia optimismo, no sé qué extraño y sin
embargo agradable...Es una gran muchacha! (6)
El subconsciente engaña a Julián al creer éste la existencia real de Judit
cuando es sólo producto de su conciencia deformada, que disfraza sus deseos
censurados. Él vive una vida paralela entre realidad y sueño, que produce un
desplazamiento constante entre la realidad objetiva y la realidad inconsciente del
14
Antologia del Teatro Nicaragüense
sueño: es feliz cuando duerme, cuando sueña. Judit es para él la satisfacción de
felicidad que no tiene con Clara.
Esta situación podría ser explicada por uno de los descubrimientos más
importantes de Freud: las emociones enterradas en lo profundo del subconsciente
se manifiestan durante los sueños. Recordar fragmentos de esos sueños puede
ayudar a destapar las emociones y los recuerdos enterrados. Freud decía que los
sueños son una forma de realizar los deseos y que muchos deseos son los
resultados de deseos sexuales reprimidos o frustrados. En su opinión, la ansiedad
que rodea estos deseos hace que estos se conviertan en pesadilla (Freud, 1970:
122).
La pesadilla resulta cuando en el sueño Judith se convierte en rutinaria como
Clara. Pero en el tercer acto se acrecienta el conflicto dramático. Judit le dice que
está esperando un hijo de él; es por eso que Julián le contesta rechazando al hijo:
JULIAN.- “Me diste tan aprisa la noticia, que no supe que decir… qué
actitud tomar… Créemelo no esperaba esto ¡un hijo! Es volver a la
realidad…! A la rutina!”.(207)
A partir de la negación del hijo, Julián adversa la presencia de Judit y desde
su yo interior ella se vuelve una censura en su inconsciente, que explota en su vida
consciente y en su realidad. La actitud de Judit trastoca la instancia moral de Julián
en un comportamiento neurótico. Ahora Judit cada vez que duerme y sueña se
vuelve represiva porque lo acosa y lo amenaza:
JUDIT.- (Colérica) ¡Ya estoy harta! Ahora vienes cuando quieres y te vas sin
el menor motivo. ¡Eres un egoísta! Un cretino! Si… Si… ¡un cretino! (208)
Judit quien era el escape de su vida rutinaria con Clara, es ahora un mundo
incomprensible para él mismo, donde su propia censura se rebela contra su deseo
de ser feliz y salir de lo cotidiano. La rutina alucinante de la realidad ha invadido sus
sueños, que era el escape; pero además, empeora su vida, ya que Clara era pasiva;
Judit todo lo contrario, ahora lo acosa y lo enfrenta destruyendo la realidad y el
sueño.
JULIÁN.- ¡Y yo la amaba! … era mi refugio , mi ideal , mi sueño… y de pronto
se ha convertido en un gesto acusador… en una risa histérica… en una figura
sin sentido… y así continuara, mientras exista noches mientras me venza el
sueño ¡ Es horrible! … ¡Yo la amaba!... pero es inútil recordar ahora la
felicidad perdida. Y ahora Judit se ha convertido en una grotesca pesadilla
que me atormenta siempre. (211)
Ante este acoso, el sueño, que era espacio onírico de felicidad se ha
convertido para Julián en una opresión, que descompone su mundo ideal expresado
15
Antologia del Teatro Nicaragüense
interiormente en los sueños. Por eso, lo que quiere Julián es matar su sueño, para
matar a Judit. Está acostado con Clara esperando a Judit en la oscuridad de la
alcoba.
JULIÁN.- (con júbilo) ¡Al fin, te tengo entre mis manos! (Se acrecienta la
lucha en la oscuridad)
VOZ DE JUDIT.- (Desesperada y entrecortada) Nooo… Que… ¿qué haces?
¡Noo! … ¡Nooooo! (Lentamente se le extingue la voz. Con júbilo) ¡Me dejarás
dormir! ¡Me dejaras dormir!
Silencio. Se ilumina de golpe el escenario y se ve a Julián en el lecho
con Clara, estrangulándola mientras cae el telón.
Tanto La Chinfonia burguesa y Judit hacen blanco mordaz al amor burgués
en una paródica respuesta de valores morales. La primera se logra con una poética
chinfónica, mordaz y lírica, que busca la veta nativa iniciando lo que ha de ser el
futuro teatro vanguardista nicaragüense. La segunda se realiza con una propuesta
de alegoría escénica, donde se pierde los límites entre realidad y sueño: al matar el
sueño también se mata la realidad.
Ambas obras dejan al desnudo el mundo burgués que se caracteriza por la
falsedad, por las apariencias, por la dudosa credibilidad de sus valores morales, y
sobre todo deja al descubierto la falsedad del matrimonio, producto del interés
económico, por eso es condenado al infierno diario de la rutina.
EL SEPULTURERO (1969)
HORACIO PEÑA
El monólogo, por su estructura dramática, parte de un personaje único, que
centra su atención, principalmente en un confrontamiento directo contra el público.
Es un acto dialógico donde el espectador se siente confrontado e incitado desde el
escenario mismo, y el personaje por decirlo de una manera metafórica, teje su vida
fragmentada, recogiendo sus recuerdos desde la realidad misma, desde su soledad
íntima, conflictiva y dramática. Es por eso que se muestra solo, desvestido y
finalmente descarnado, quedando al descubierto su yo interior, contra un contexto
social del cual se enfrenta y se revela.
El Sepulturero de Horacio Peña, y Judas, de Enrique Fernández Morales, el
primero escrito en 1968 y el segundo en 1978, se publican cuando el existencialismo
teatral, que se originó en Francia, tenía más de cuarenta años de haber marcado
los senderos del teatro europeo. Para Jean Sartre: “El ser humano está condenado
a ser libre”. Para él, el hombre vive su vida paralela entre su conciencia subjetiva y
la conciencia objetiva del mundo; desgarrada por la guerra, el vacío moral y el caos
social. Todo ello envuelto en una atmósfera de una psicología existencial.
16
Antologia del Teatro Nicaragüense
El teatro existencialista llena la escena de una atmósfera de angustia y una
ausencia lógica de los acontecimientos relacionados con las experiencias del ser
humano. Todo es absurdo e inútil, y conlleva al sufrimiento atroz y al sacrificio.
El siguiente paso del existencialismo se da al extender el absurdo vital a la
forma teatral, de manera que los elementos dramáticos como el diálogo, el
escenario o el vestuario se vuelven absurdos, pierden su sentido racional. Tal es el
caso del sepulturero que escenifica su vida desde el cementerio y dialoga con los
huesos del político. El dialogo se vuelve absurdo, trágico, fatal. De la acción brotan
situaciones sin explicación y preguntas que quedan sin respuesta.
Pero sobre todo prevalece en el teatro existencialista la falta de sentido en la
vida humana, al exponer la dificultad o imposibilidad de la comunicación entre las
personas, llenas de vacío y faltas de esperanzas. Y falta de sentido de vida existe
en Judas, bajo la condena de su culpa: el haber traicionado al hijo de Dios. Y vacío
de vida es el tono filosófico de un sepulturero cuyos huésped, sus muertos que él
entierra ya no tienen esperanza.
El Sepulturero de Horacio Peña tiene una estructura tejida por el intertexto,
que tiene sus orígenes teatrales en las famosas Danzas de la muerte, un género
dramático característico del fin de la Edad Media y comienzos del Renacimiento.
Pero no solo están relacionadas con el teatro, sino también con otras expresiones
artísticas como la música, la danza, la escultura y la pintura, como producto de un
pensamiento popular y folklórico en torno a la muerte, en un sentido macabro del fin
de la existencia y de la vida misma. Las Danzas Macabras son, junto a los Triunfos
de la Muerte, una expresión artístico-literaria, surgida en el siglo XIV, que representa
a la Muerte personificada6.
Las características de las danzas de la muerte que encontramos en el
monólogo de Horacio Peña es, la Muerte como personaje central, que establece un
conflicto dramático ante un esqueleto o cadáver, en este sentido, el sepulturero es
la muerte misma, por un lado lo humano del personaje es la realidad natural de la
muerte:
SEPULTURERO.- Yo los entierro a todos. Enterré el primer hombre y
enterraré el último. Nadie se me escapa. Me encanta oír el golpe de la
pala contra los huesos. . . (Golpea los huesos.) (3)
Otra característica del intertexto de la danza de la muerte es el dialogo entre
la muerte y los huesos o el cadáver en descomposición. El sepulturero mantiene su
diálogo ante los huesos del político, y después ante su propio cadáver. Estos
diálogos nos presentan el nivel filosófico y ético de la muerte. El cementerio es el
6
La danza de la muerte, por Ana Luisa Haindl. San Salvador, Editores, 1977. Pág. 202.
17
Antologia del Teatro Nicaragüense
reino de la muerte, de un hades que no solo los considera sus huésped, sino
también sus súbditos, en cuanto emite juicios sobre sus comportamientos cuando
era seres vivos.
SEPULTURERO.- (Toma la pala que está en el suelo y golpea otra vez los
huesos mientras ríe.). Me encanta oír cómo suenan los huesos contra mi
pala. Cada hueso tiene su propia voz, su propio dolor y muerte. (Se agacha,
toma un hueso, lo limpia frotándolo con la manga de la camisa.) Para mí
ningún hueso tiene secretos, me confían sus penas, son como el borracho
hablando sobre su vida o como la prostituta en la cama, contando cómo
perdió su virginidad. (Mira fijamente el hueso, lo golpea con los nudillos de la
mano y abre los ojos como quien espera descubrir algo o alguien en medio
de la oscuridad.) Hueso, háblanos. (Nada ocurre y se queda esperando con
ansiedad. Lo golpea de nuevo.) Dime de quién eres, hueso, reconozco tu
voz, pero no tu cara ni tu oficio, a ver, dime quién eres o quién eras, para que
lo pueda decir a los que están esperando. (3)
Otro elemento de la danza de la muerte es lo macabro, que le da una
dimensión siniestra a la muerte y un aura sobrenatural. En estas representaciones
que se hacían en los cementerios, lo macabro es la atmósfera llena de catarsis ante
el espectador, que juega con sus emociones, y porque no decir, con cierto morbo,
que se manifiesta como una procesión de muertos, en un ritual que pasa de la
mímica a la pantomima fúnebre, de la ceremonia mortuoria a la presentación
dramática, cuyo objetivo fundamental es representar la igualdad de todos ante la
muerte, independientemente de nuestra posición social y económica. “Simbolizan
la finitud de la vida, el último arrepentimiento y la postrera ilusión; van cargadas de
un mensaje moral, una ironía estremecedora y una denuncia social del mundo en
que nacieron”7.
Un deseo voraz de poder y riqueza lo encontramos en El Sepulturero;
cuando él reúne los huesos del político y establece un diálogo con ellos en ese
momento como en otros, el sepulturero, es una analogía en que la vida y la muerte
se vuelven un todo. Pero especialmente la muerte como final de la vida, el final, del
pobre, y por supuesto, de un ser privilegiado a como lo es el político.
Existe una una necesidad interna del sepulturero de juzgar la vida de los
políticos y al juzgar la vida de los poderosos, hace una crítica al poder. En alguien
vivo como él, existe un vacío de vida. Lo absurdo es que juzga a los muertos estando
muerto. Pero también de la incomunicación en cuanto los huesos del político no
responden por el silencio mismo de la muerte. El cementerio se convierte en un
espacio tétrico, con una escenografía sombría.
7
Las danzas de la muerte, por María Laura Pérez Gras, trabajo presentado en la Cátedra de
Literatura Española I, de la USAL. 2000
18
Antologia del Teatro Nicaragüense
El sepulturero es una analogía de Hades juzgando a los muertos, pero al
juzgar al político, juzga también al poderoso, al expresar diferentes situaciones y
sentimientos, dejando a un lado el tema en sí, para centrarse en el tema del
individuo y la circunstancia que lo rodea, donde planteando un problema universal,
por ende actual en toda una sociedad, en este caso el aplastante poderío político
que invade toda la colectividad humana:
SEPULTURERO.- Dices que era el favorito de un rey, era su brazo derecho.
El rey le consultaba todo. Le consultaba en todo. Nada se hacía sin su
permiso. Era más poderoso que los sacerdotes y los generales. Era más
poderoso que el mismo rey. El fijaba el tiempo de la cosecha y el tiempo de
la siega. El dictaba la paz, decretaba la guerra. Él lo sabía todo. Lo conocía
todo. Era más que los sacerdotes y los augures. (28)
Es el sepulturero pero al mismo tiempo la muerte. Es la muerte física pero
también un juez, pero especialmente él como personaje está muerto, cuando llevan
su propio cadáver al cementerio. Entonces él es un sepulturero, la muerte, un juez,
un cadáver, a la vez:
SEPULTURERO.- (Se acerca al cuerpo, lo examina primero con indiferencia,
luego con creciente asombro y cólera. Al público:) Esta es una broma de mal
gusto, mi mismo traje, mi mismo rostro. (Pensativo.) No recuerdo haber
tenido nunca un hermano gemelo. (Calmo. Al cadáver.) Tienes el mismo traje
y el mismo rostro que yo y supongo que los mismos pecados, ¿eh?(Lo golpea
suavemente con la mano.)
El Sepulturero es retratado como un hombre de unos sesenta años, bajo,
gordo. Tiene el aspecto de un bufón, todo su aspecto es malicioso, burlesco. Llama
la atención, el contrastare grotesco, bufonesco, que reafirma su carácter chocarrero,
cuya comicidad la congela en sarcasmos agrios, donde el cementerio es un hotel y
los muertos son sus huéspedes:
SEPULTURERO.- Siempre me gusta tener lista una habitación para el futuro
huésped. (Se pone ahora el gorro) Porque después no tengo tiempo y viene
las aves voraces y las fieras salvajes y los devoran todo ante que sean
devorados por la tierra. No me gusta hacerles esperar (Ríe). Aunque no hay
peligro de que se enojen y se marchen. Hay muchas habitaciones libres, pero
también hay muchos huéspedes y a veces tengo que colocarlos de dos en
dos, de tres en tres y hasta de cuatro en cuatro en la misma habitación, pero
en general no protestan y aceptan las incomodidades del viaje. (25)
Este aspecto bufonesco del personaje nos lleva al intertexto, que lo relaciona
con la obra cervantina, que es esencialmente intertextual y paródica. Recordemos
el pasaje de La carreta de la Muerte, en Don Quijote de la Mancha. En este sentido,
Horacio Peña, logra una parodia, al invertir el sentido serio y temeroso de la muerte,
al degradarla en un bufón, que más que burlarse de los muertos se burla de la vida,
porque la vida para el sepulturero es una farsa:
19
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEPULTURERO.- Aunque se enojen, este no es un hotel para veranear,
para pasar el tiempo y quemarse al sol. Los que vienen aquí, creyendo que
sólo estarán unos días y luego regresarán a sus negocios, a su mentira y a
su crimen de cada día, se equivocan, aquí termina la farsa y se caen todas
las máscaras (1)
En El Sepulturero la angustia se manifiesta en el personaje, que se pierde en
la muerte ahogando su vida. Es por eso el escarnio contra los muertos, su
humillación, porque no importando su estatus, su belleza, su bajeza o grandeza,
todos terminan en el mismo lugar, en la sepultura, donde ya no tendrán la preciosa
dávida de la vida.
Tanto en don Quijote como en el Sepulturero existe un juicio sobre la muerte:
“Todos estamos sujetos a la muerte, y hoy somos y mañana no, y que tan presto se
va el cordero, como el carnero, y que nadie puede prometerse en este mundo más
horas de vida de las que Dios quisiere darle, porque la muerte es sorda y cuando
llega a llamar a las puertas de nuestra vida, siempre va de prisa, y no la harán
detener ni ruegos, ni fuerzas, ni cetros, ni mitras según es pública voz y fama, y
según nos lo dicen por esos púlpitos”8.
Don Quijote nos dice que estamos sujetos a la muerte, y en fin de cuenta
terminamos en el mismo lugar, que es nuestra sepultura y que en su conjunto
conforman el cementerio. En El Sepulturero, a como ya hemos citado, con la muerte
se caen todas las máscaras, toda la farsa. A nivel semiótico la máscara es el final
marcado por el gesto mortuorio, la muerte termina con la comedia de la vida, porque
a como dice don Quijote: “nadie puede prometerse en este mundo más horas de
vida de las que Dios quisiere”. Y el Sepulturero, igual que Don Quijote, reafirma lo
inevitable de la muerte
El Sepulturero de Horacio Peña dialoga con la tradición dramática pero al
mismo tiempo la renueva, en una transformación a través de la ruptura y la parodia.
Esta parodia nos lleva al carnaval mismo, donde se escuchan varias voces, la de la
muerte, la de la vida, la del ser filosófico. Pero sobre todo desmitifica el poder, y el
monólogo se desdice así mismo, en una risa que se vuelve una carcajada cruel, en
una tragicomedia de la vida.
JUDAS (1970)
ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ MORALES
Judas oficia desde su propio monólogo trágico, adentrándonos en sus más
recónditos pensamientos, la contradicción hecha traición y culpa. El monólogo de
Enríquez Fernández Morales ilumina el interior oscuro de Judas, para comprender
8
Don Quijote de la Mancha, capítulo 7. II parte. Editorial Nueva Nicaragua (1986). Managua
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Antologia del Teatro Nicaragüense
su conciencia de traidor, “El personaje es enigmático. A veces se le repudia, se le
desprecia, pero también se le admira porque muestra todas las facetas del hombre
en la lucha por salir adelante en la conquista de su propia ambición9”.
En Judas de Enríquez Fernández Morales, se vale del personaje para hacer
una crítica del mundo contemporáneo en cuanto a Judas, lo único que vale es el
dinero, como una prestancia social y moral. El dinero, para él, era la solución a toda
incertidumbre de la vida, tanto es así que Judas dice la siguiente blasfemia:
JUDAS.- Aquí tengo su sangre en esta bolsa que aprieto entre mis
manos. Su sangre y sus vidas. El dinero es el símbolo de la
omnipotencia de Dios. (6)
Judas no sólo ama el dinero, sino también el poder; por eso su servilismo con
Caifás, del cual se ha convertido en su perro faldero. Se siente atraído fuertemente
por el poder político, que en su contexto histórico está representado en el poder
romano, quienes tienen sometido al pueblo judío. Para Judas su círculo social son
los sacerdotes y los romanos, que forman el anillo del poder:
JUDAS.- Nos carcajeamos de lo lindo con los cuentos verdes de Caifás,
obsceno pero gran amigo. Tiene el razonamiento de los triunfadores.
Excelente su idea de poder. Esa trinidad indivisible que deben construir el
clero, los ricos y los que gobiernan. Si logran sus propósitos habrán hecho la
prosperidad del mundo. (12)
De los dos, el más decadente es Judas, un borracho, a quien los perros no
sólo le han destrozado la túnica, sino también le han mordidos las nalgas, como
siempre servil con Caifás y los romanos. Pero sobre todo blasfemo que piensa que
Jesús es el único culpable de su propia muerte, de su oportuna redención, él es
solamente un instrumento de la voluntad de Dios:
JUDAS.- Me aparté de su lado y dejé que la historia siguiera su curso. Que
se cumpliera la voluntad de Dios. De todosmodos nada habría podido
cambiar. Lo amarraron y lo llevaron arrastrado. Sentí que aún de lejos me
miraba. Loco testarudo. Sabía que yo lo haría. Que terminaría por hacerlo.
Ya él lo había dicho. Culpa suya fue. (8-9)
El camino de la mentira por donde transita Judas es justificar su traición. Él
cree que Jesús por ser el hijo de Dios no le pasaría nada, que así como hizo grandes
milagros y prodigios, era intocable, venderlo era sólo ganarse unas monedas. Cree
que si Jesús había resucitado a los muertos, ni los sacerdotes, ni los romanos le
harían nada:
9
Introducción al monólogo de Judas por Socorro Bonilla Castellón, Comedia Nacional de Nicaragua,
1978. Impresión Popular. Managua.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDAS.- Además bien pudo haberse liberado. ¿No hacía milagros
constantemente? ¿Por qué no hizo un milagro, para humillarlos y para
liberarse? Tampoco lo hizo nunca para su provecho ni para el de los suyos.
Nuestro provecho nunca importó un comino. Tampoco le interesa el triunfo
del pueblo. Un Mecías que bendice el dolor, la pobreza y la humillación.
Milagros mal gastados. Pero es claro. Lo único que le preocupa es su manía
del reino. Valiente reino. El reino de los desarrapados. De los pordioseros y
de las putas. (10)
La angustia existencial en Judas es aplastante, vive una confrontación como
individuo con la sociedad y su tiempo. “Judas quería, a su manera, lo mejor para su
pueblo. Quería como líder conducir la voluntad popular. Participar en el momento
político de su tiempo. Caifás le buscaba constantemente para sumarlo a su bando.
Judas, ambicioso y audaz, especulaba para jugar la mejor carta” 10. Todo un vacío
de vida, con la imposibilidad de encontrar una justificación última desde su elección
y su compromiso; la de vender y traicionar a Jesús:
JUDAS.- Una noche como para toda la vida. Para la vida eterna. Lo demás
no importa. Digo que no es por mi culpa. No intervengo en absoluto en lo que
hagan. Allá ellos. Lo único que hice fue guiarlos al lugar donde estaba. El
ambiente de la cena de Pascua era insoportable. El calor sofocante. El y los
otros estaban como embobados. Yo parecía sobrante. Sentía que no los
entendía, que no encajaba allí. Sus palabras resbalaban sobre mi cabeza,
como si hablasen otra lengua. Me pareció que trataban de desafiarme. No
podía moverme, como que mis miembros no tuvieran moción. Hice un gran
esfuerzo y me levanté. Solo él pareció notarlo y susurró unas palabras (5)
Judas, sufre su condena por una elección de Dios: “Cuando Jesús dijo: "Uno
de vosotros me va a entregar" (Mt. 26:21), habló en términos que no se podían
entender mal. Unos pocos momentos más tarde, Jesús identificó al traidor: el que
"mete la mano conmigo en el plato" (v 23). Finalmente Judas preguntó: "¿Soy yo,
Maestro?", y Jesús le replicó: "Tú lo has dicho" (v 25). Por tal motivo en Judas hay
un desprecio a los suyos, a todos aquellos que lo rodean. Desprecio a los apóstoles
a quienes llama “pordioseros” y “puercos”. No sólo desprecia a Jesús a quien llama
“loco”; también siente lo mismo por las mujeres:
JUDAS.- De las mujeres ni se diga. Las mujeres son todas locas y
embelequeras…son imbéciles y falsas. Todas hasta mi madre. Mi
destino está desgraciado. Hay una cochina maldición sobre mi vida.(6)
Judas se estrenó por Comedia Nacional de Nicaragua, en el Teatro Nacional
Rubén Darío el 17 de junio de 1978, Con la extraordinaria interpretación de Judas
por Iván Arguello, que fue considerado uno de los mejores montajes de Socorro
Bonilla Castellón, quien afirmó: “En síntesis, la obra se inicia con la confusión del
10
Ídem
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Antologia del Teatro Nicaragüense
remordimiento de conciencia por la traición y el embrutecimiento del alcohol y con
escenas sumamente violentas, llenas de transiciones, de estados anímicos y
sucesión de ideas incoherentes que brotan como una desgracia. Y termina con la
visión clara de la ubicación de cada una de las personas responsables dentro de un
contexto histórico determinando, de lo cual es parte importante e indispensable LA
REDENCIÓN”11.
Al respecto, Álvaro Urtecho, uno de los mejores críticos de Nicaragua,
escribió, “Una obra ésta digna de compararse con las mejores piezas teatrales del
existencialismo de la post-guerra (Camus, Sartre). Judas visto en toda su raigambre
humana y existencial, enraizado en una antropología y una psicología de la
cotidianidad”12.
En ambos monólogos, los personajes son hombres: Judas, el apóstol que
vendió a Jesús, pero que en el monólogo adquiere una bajeza humana que
trasciende a los evangelios. El Sepulturero, más que mundano, es esencialmente
filosófico, en cuanto juega con la muerte. En ambos monólogos existe una crítica
existencialista a la situación contemporánea de la sociedad y del hombre en su
sentido universal. En el monólogo Judas es degradado, tiene conciencia de su
traición, goza de la alevosía contra Jesús y los discípulos. Pero sobre todo su
angustia de no tener salvación, ni ante Jesús ni ante él mismo, ahorcado con la
soga de su culpa.
Los dos monólogos manifiestan la subjetividad, que en Judas se convierte en
aforismos lacerantes y en el Sepulturero en parábolas filosóficas, provocando esa
“irracionalidad” que caracteriza en cierta forma al existencialismo. Esto los lleva a la
elección y al compromiso: el primero, a Judas, a vender a Cristo, a cumplir su
destino, a la espera de la soga, de la muerte, de la maldición que lo convertirá para
siempre en el símbolo de la traición. El segundo, más que a sepultar a los muertos,
es sepultar la vida, el fin de todos y para todos, donde el cementerio inunda las
ciudades y la tierra misma, porque terminamos siendo nada, ahora polvo, mañana
olvido.
ASESINATO FRUSTRADO (1970)
ALBERTO YCAZA
La violencia social en Nicaragua, no solo es producto de la globalización
actual o las políticas neoliberales, nuestra violencia es una violencia histórica,
nuestro ser histórico de nación ha sido moldeado y sellado con actos y
acontecimientos violentos. Los historiadores hablan de una realidad histórica que
11
Fragmento de programa de mano de la presentación de Judas por Comedia Nacional de
Nicaragua en 1978.
12
Álvaro Urtecho. elnuevodiario.com.ni/2002/noviembre/cultural19.html. 3 de febrero del 2011.
23
Antologia del Teatro Nicaragüense
¨resulta muchas veces tan vacía o contaminada, contradictoria, desde un texto a
otro, desde una referencia u otra”. (Bautista, 2006:27)
Un recorrido por esa realidad histórica nos lleva a una radiografía cronológica
de esos hechos violentos: el enfrentamiento de Diriangen con Gil González(1523),
el asesinato del obispo Valdivieso en León a manos de los Contreras (1550), la
lucha política y guerra civil entre conservadores y liberales (1853), la batalla de San
Jacinto contra los filibusteros(1856) , Granada incendiada y destruida por William
Walker (1856), la Revolución liberal de Zelaya (1893), la intervención
norteamericana (1926), el asesinato de Sandino (1934), la dictadura somocista
(1937-1979) y el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (1979); son algunos
ejemplos que muestran esta constante de violencia histórica. Como afirma José
Coronel Urtecho de que nuestra historia ha sido: “historia como guerra civil en vez
de historia como dialogo” (Bautista, 2006:53).
De esta realidad histórica, Alberto Ycaza en Asesinato frustrado, farsa
violenta en tres actos y un suprimido, tiene como marco conceptual la violencia
misma, a partir de la dictadura, en nuestro caso somocista, como símbolo del poder
aplastante en las sociedades latinoamericanas. Es por eso que con un sentido
paródico confronta dos elementos fundamentales de la esencia humana y de su ser
social de nuestro tiempo: la Verdad y la Justicia. La verdad como personaje es:
Una joven de belleza tan extraordinaria que parece imposible que exista,
viste andrajos manchados de sangre y yace sobre el enladrillado¨… además
¨tiene rostro de sol. (13)
. “Asquerosa mentira de la farsa” dice el personaje que encarna al autor (15),
Todo lo contrario, el crimen se considera inmortal. Alberto Ycaza utiliza la
metapoética teatral para configurar la atmósfera absurda: el reportero pide resucitar
el terror. La Señora patética y cruel: “La verdad es una puta con andrajos de
sangre”. La parodia fluye como sangre y recorre todas las arterias de la obra. La
caridad por ejemplo es quitarle la vida a alguien, es decir, asesinar es hacerle un
favor caritativo, es por eso que el abogado dice:
ABOGADO.-…reflexionado un poco y tomareis conciencia de que no hay
crimen más grande que dejar vivir a alguien…Vivir es pensar en el desayuno
de la mañana siguiente. En el pago de las cuentas de
teléfono…luz...agua…casa… Es observar como la carne sube de
precio…Como la servidumbre rompe la cristalería de baccará
adrede…problema, siempre problemas!!
El pago de los impuestos, El cine, el whiskey, los perfumes… el terror a los
secuestros….ladrones…la política con su farsa asquerosa… los periódicos y
las radios dando detalles pornográficos sobre la violación de una niña… (37)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
La realidad escénica es falsa. La escenografía desde una perspectiva
plástica nos da un decorado absurdo, atemporal y espacial, ya que el burdel se
convierte en el palacio de justicia, las prostitutas se disfrazan como la Señora y la
Criada, el cantinero en abogado, esto nos permite una única lectura: la Justicia está
prostituida. Todo es una inversión, el mundo es puesto cabeza abajo:
FISCAL.- (se abre una carpeta y examina los papeles que hay dentro. Saca
una hoja)!!! ASESINATO FRUSTRADO ¡¡¡ Me siento perdido!... Es como
entrar en la jungla y encontrar que los arbóles les sostienen al cielo con sus
raíces… y no se puede cambiar nada…se hace difícil… Quizás la única
forma seria ascender por las ramas de los árboles para encontrar las raíces
que sostienen la eternidad!...(silencio) supongamos que cada uno de
nosotros es un árbol dentro de esta jungla impenetrable, cruel, perversa: en
esta jungla en la que todos los valores han sido invertidos”.(67)
El tiempo se conceptualiza desde el espacio mismo del escenario, la acción
se acelera, la trama se fragmenta, se diluye la fabulación en el contingente de lo
insólito, de lo paradójico, de una violencia que no deja espacio para la vida sino el
tiempo para la muerte:
REPORTEO 2.- (aburrido)…Y faltan catorce veces más.
REPORTERO 3.-:…Y faltan catorce horas para terminar el día…
REPORTERO 2.-:... Y mañana será igual…
REPORTERO 2.-... Y los días siguientes….
REPORTERO 3.-...Y las semanas siguientes….
REPORTERO 1.- Y los meses siguientes….
REPORTERO 2.- Y los años siguientes….
REPORTERO 3.- Y los siglos siguiente…
REPORTERO 2.- ¡¡¡Eternamente!!! (Silencio)(50-51)
En Asesinato Frustrado de Alberto Ycaza, nos parodia un tema universal: la
Verdad y la Justicia, en una contraposición de dos caras que se contradicen; el Bien
y el Mal. Toda esta violencia, esta pérdida de valores, lo logra con una composición
caótica de la estructura dramática, donde nada es lo que es, todo es un mundo
cruelmente maquillado, donde se presenta un hombre descarnado de todo
humanismo, un mundo bestializado porque: “Una vez terminado el proceso de
bestialización, sea por la razón que fuere, el individuo queda absolutamente solo y
como tal tiene que defenderse, a dentelladas si no puede ser de otra forma, contra
cualquier posible agresor (¿o benefactor?)”.(Rizk, 2000: 41)
Alberto Ycaza es uno de los creadores de una teoría teatral en Nicaragua,
creencia que se manifiesta en su libro La utopia clásica 13. Logra una mixtura entre
la pintura y el drama, donde ambos expresiones estéticas se traspasan y se
13
Ycaza, Alberto. La utipia clásica (2000). Publicación del Banco Central de Nicaragua. Talleres de
Litografía e Imprenta LIL S.A. San José, Costa Rica.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
invaden. Por ejemplo, en su cuadro, Relaciones Metafísicas y pintado en 1986, el
autor crea una escenografía dentro del cuadro mismo:
“En el cuadro que he retitulado Relaciones Metáficicas, fechado en
1986, las cortinas abiertas deberían de descubrir una escenografía
teatral; los objetos más cercanos a la visión del espectador fueron
pintados en un calculado desorden sobre una mesa cortada por el
marco que limita la visión de la escena imaginaria, escena que fue
pintada en perspectiva oblicua para colocar imaginariamente al
espectador en un plano más elevado que el del enladrillado y así
evitar en lo posible, una visión frontal. Desde esta perspectiva
imaginaria, el espectador es esforzado a ver la escena como podría
verse desde el balcón de un teatro”14.
Como podemos observar, el cuadro Relaciones Metafíscas, es como una
obra de teatro, es decir, un teatro pintado, que incluso convierte al que mire el
cuadro en un espectador teatral, que está viendo como si estuviese en uno de los
balcones del Teatro Nacional Rubén Darío. No solo logra una escenografía teatral
dentro de un cuadro de pintura como el ejemplo anterior, sino también logra
atmósferas dramáticas en la mayoría de sus cuadros. Dos ejemplos serían El jucio
de Paris y Homenaje a Rubén Darío, donde no solo obtiene los elementos
escenográficos, sino también el vestuario pomposo y bello, y el uso de máscaras
del carnaval, como si los personajes estuviesen en una representación teatral.
En el caso de su obra dramática, Alberto Ycaza hace lo mismo, si la pintura
es inavadida por la teatralidad, ahora el teatro será ocupado por las artes plásticas.
Desde el comienzo de la obra vemos ese mural pictórico de la escenografía de
Asesinato Frustrado, primero el burdel como punto central del cuadro teatral,
después el decorado absurdo de mariposas, flores y ángeles de papel, muy
característico de los altares populares nicaragüenses. Los Jurados son personajes
pintados y el público un coro mudo de máscaras de carne. Si en el cuadro
Relaciones Metafísicas, el espectador visual, por las perspectivas del cuadro es
llevado a un espacio teatral, con Asesinato Frustrado nos encontramos dentro de
una pintura teatral, donde el espectador mismo es parte de la composición pictórica:
Salón de un burdel de lujo que se transforma después en la sala de jurados
del Palacio de Justicia. La atmósfera es de una falsedad cruel. La inversión
de valores y la mentira reinan dentro y fuera de la escena. Mariposas,
pájaros, flores tropicales gigantescas y ángeles de papel de periódico crean
la decoración del absurdo.
Los JURADOS deberán ser pintados sobre un panel. Lo único importante es
que estén ahí, sentados, sin poder decir una sola palabra...Quizá lo mejor
sería que el director los indentifique con el PÚBLICO, que en este caso sería
14
Ídem, pág. 134.
26
Antologia del Teatro Nicaragüense
un personaje más de la farsa, un CORO mudo con máscaras de carne. (pág,
1)
Es por eso que su teatro es muy plástico; donde el dibujo y el color juegan
roles vitales, en imágenes visuales, creando una multiplicidad de espacios y
perspectiva, haciendo del teatro un juego de espejos. No solo sus textos, sino
también sus puestas en escenas, como la obra colonial El Güegüense que dirigió
en 1997, dándole a la representación una belleza plástica que no tiene el original,
de una de las obras clásicas del teatro latinoamericano 15.
En la obra de Alberto Ycaza encontramos una abolición de las fronteras
artísticas, que trasgrede el placer estético; existe una poeticidad plástica que
domina la teatralidad misma de su puesta en escena. Asesinato Frustado es sobre
todo un juicio, creado a partir de teoremas teatrales: “ teoremas teatrales que
imaginaba de acuerdo con el modelo de juicio apocalíptico imaginado por Calderón
en El gran teatro del mundo”16. Esos teoremas teatrales se convierten en persoajes
alegóricos, antítesis unos de otros, en un vertiginoso caos de blafemias, injusticias
y falsedad.
EL DIÁLOGO O FECHAS EN BLANCO (1972)
ADOLFO CALERO OROZCO
El diálogo o fechas en blanco de Adolfo Calero Orozco no presenta una
sociedad cuyo único denominador es la descomposición social producto de la tiranía
somocista. Los personajes aparentemente ingenuos muestran la más grotesca
hipocresía ética y moral. Nada es lo que aparenta ser. Son personajes maquillados,
delineados con un cinismo atroz. Fachadas, actos morales, diálogos acomodados,
mordidas, compra y venta de consciencias, documentos con fechas en blanco, listos
para el soborno, la mentira y el despojo.
Mirna, a quien también llaman la “niña”, vive maritalmente con Quincho, en
su propia casa. El novio es un vago y abusador. Toda la historia se centra en la
Tiita, que están esperando que se muera para quedarse con la herencia. Nayo, el
marido cincuentón y Sido, su mujer, pactan con el abogado, porque el problema es
que la Tiita no ha testado. Pero el abogado arregla el testamento y le quedan dos
casas al matrimonio y una a él. Cuando el abogado se da cuenta que el público lo
está observando rompe la atmósfera dramática, y de forma hipócrita se dirige a los
espectadores para explicar que es un abogado “honesto y digno”.
ABOGADO.- Exacto. Yo hablaba en general: del riesgo que corrían Uds.
Mismos si la señora muere, finalmente, sin testar; si ella no establece
herederos en un testamento formal, protocolizado, dictado ante un notario.
15
Montaje realizado en 1977 con el grupo Teatro Investigación de Niquinohomo y que en 1978
representó a Nicaragua en Festival de las Naciones en Caracas.
16
Idem, pág. 270.
27
Antologia del Teatro Nicaragüense
¿Me entienden? Me explico? Uds. Comprenden que yo como abogado y
notario, estoy en disposición de hacer cuanto esté a mi alcance en gloria y
servicio de mis clientes y amigos. No dudo que Uds. Se servirán considerar
que una maliciosa interpretación de mi actuación podría comprometer mi
reputación profesional, hasta hoy dichosamente inmaculada, y así confió que
podré mantenerla siempre pura como una virgen. (91)
Prosigue la descomposición ética y moral cuando el médico Medinilla, que
asiste a la enferma llega a cobrar sus honorarios porque se va a casar. Como Nayo
y Sido no tienen dinero, el abogado de una manera “solidaria” le cancela al doctor,
siempre y cuando éste le dé el acta de defunción de la Tiita con las fechas en blanco.
ABOGADO. – Ve, hombré. Me consta que esta gente no dispone de efectivo,
pero yo soy su abogado y si la cuenta no es muy alta, con gusto me
encargaría de cancelártela.
MEDICO. – Vos? Ydeay? Desde cuándo los abogados. . .
ABOGADO. – Eso es cosa mía. Se trata de tí, que te casas, y de ellos, mis
clientes, a quienes se les viene un duelo encima. Don Nayo, doña Sido y..la
niña, son mis amigos!
MEDICO. – Muy bien. Yo encantado. Y dónde mando la cuentecita?
ABOGADO. – A mi oficina, hoy mismo. Como tú te marchas y estás viendo
la cosa muy prieta, te agradecería mandaras también el certificado de
defunción de la viejita…con la fecha en blanco, pero firmado, desde luego
que firmado.
MEDICO. – Hoy mismo te llegan mi cuenta y el certificado con la fecha en
blanco y…firmadito…y…aquí mismo, un apretón de manos porque en tu
pecho palpita un corazón muy generoso. (16)
Pero la Tiita nunca muere, es por eso que Nayo contrata al Coronel que está
entre el público para que la asesine. Este coronel tiene mucha relación con el
coronel del somocismo Camilo González que le servía de testaferro a Somoza “A la
hora acordada bajó al sótano del Banco Nacional escoltado por dos guardias
armados. Siempre elegante para la ocasión, el coronel Camilo González, viejo
amigo y ahora empleado de Anastasio Somoza García, entró con un maletín oscuro
en la mano izquierda y una ametralladora en la derecha.
La reunión no duraba más de diez minutos o lo que tardaba en leer el detalle
de la propiedad. Finca de 20 manzanas en Jinotega… Carazo, Matagalpa, Rivas,
Managua…Y así, una vez cumplido el protocolo, el coronel González sacaba los
fajo de córdobas de aquel maletín y se llevaba las escrituras. Luego venía el paso
final, el traspaso de las propiedades a nombre de Somoza y su familia” 17. Este
personaje ponía precio por debajo del valor real y fue el hacedor de la inmensa
fortuna del dictador.
17
Tonnny Zoad Mendoza. La fortuna de los Somozas. Magazzine, julio 2013. Pág. 28. Diario La
Prensa, Managua
28
Antologia del Teatro Nicaragüense
En el preciso momento que cuando se oye el disparo y el Coronel sale a
escena, un policía que es también parte del público, detiene la representación
porque se quiere llevar preso a los personajes de la obra, pero los actores le
explican que todo lo que ha visto no es verdad, que sólo es una comedia. El policía
no satisfecho, hace llamar al autor de la obra, porque es el culpable de todo lo que
pasa. El autor aparece y le explica al policía que no se los puede llevar preso porque
todo es un teatro, pero a cambio le ofrece 100 córdobas para que no se lleve a nadie
a la cárcel.
El policía recibe el dinero se dan cuenta que el disparo del Coronel no mató
a la Tiita y es por eso que Mirna dice: “Papá, la Tiita está viva. Que no le den ni
cinco centavos al policía “. Pero el policía responde:
POLICÍA.-Bueno, Señores calma. ¿Dónde está la resucitada?. Yo no
devuelvo un chelín. El policía le dispara a la Tiita. Los demás personajes se
visten de negro y comienza la vela”. (45)
Cuando Adolfo Calero Orozco escribe su obra en 1972 está el país en una
crisis política y económica, sobre todo de valores democráticos. Al igual que en la
obra, el somocismo es producto de una descomposición de valores, donde los
personajes muestran relaciones afectivas falsas que afectan sus vidas, en cuanto
usan todos los medios posibles para matar a la Tiita y quedarse con su herencia.
Es un teatro de descomposición social, que presenta a los personajes condenados
a las circunstancias, a la incapacidad de existir, su existencia precede a la esencia
de una ética donde hay que mentir para vivir.
La descomposición moral y social del somocismo tiene raíces en varios
aspectos. Bajo la protección de los Estados Unidos, con su política del “buen vecino”
permitió que el 30 de mayo de 1936 atacara Somoza el fortín de León. Somoza
maquilla su gobierno y utiliza todo tipo de medios políticos para lograr sus objetivos.
El ejército que era de su total control contaba las boletas electorales por lo cual él
ganaba siempre las elecciones.
“Los guardias y policías nacionales, eran la parte ejecutiva del poder
somocista, por eso ocupaban cargos públicos como el control de la inmigraciónmigración así como el sistema crediticio, y lo más importante es que impartían
“justicia”: “periódicamente, y con grandes muestras de afecto paternal otorgaba a
los guardias nuevas gratificaciones y privilegios, desde préstamos bancarios hasta
el control de negocios ilícitos, como los juegos de azar, la prostitución y el
contrabando”. (Romero, 2003:100) Esta descomposición de valores morales se
manifiesta en todos los personajes especialmente en el abogado y el coronel, donde
el policía simboliza de manera absoluta la descomposición del somocismo.
29
Antologia del Teatro Nicaragüense
El estilo teatral de Calero Orozco está inspirada en Pirandello, especialmente
en su famosa obra Seis personajes en busca de autor. Al igual que en la obra de
Pirandello, los personajes rompen la acción dramática para comunicarse con el
público rompiendo la cuarta pared18. En ambas obras el autor aparece como
personaje para dilucidar el conflicto dramático. La diferencia radica en que Calero
Orozco convierte al público en personaje, bajo la estrategia de que el Coronel y el
Policía están integrados con el público, dándose un juego dramático donde los
personajes son espectadores y los espectadores son personajes. Este recurso nos
da la gran moraleja: si el público es personaje también goza y vive en una
descomposición moral igual a la que plantea el autor en su obra de teatro.
Nos presenta una nueva forma de hacer comedia al salirse del teatro
costumbrista de Alberto Ordóñz Argüello con la obra La novia de Tola (1939) y
creando una comedia, que más que la situaciones humorísitcas, el enredo
argumental es lo que hace la farsa misma. Después del Güegüese y la Chinfonía
burguesa, será la obra de Calero Orozco que dará identidad a la comedia nacional,
retratando al nicaragüense en su contexto socio-cultural; aunque el tema central
gira entorno a los defectos y vicios, no posee un tono moralizante, sino reflexivo:
todos los estratos sociales están en un nivel continúo de descoposición, donde lo
moral y lo ético es ser indecente y deshonesto.
En la comedia clásica la trama se teje a partir del personaje principal, que es
un arquetipo, el ser mentiroso, y no comulgar con la verdad; en la obra de Calero
Orozco el personaje central son todos los personajes que hacen uno solo, en un
estereotipo de corrupción social. Un dialogo que cambia además del pensamiento,
los sentimientos mismos del espectador, “Desde su punto de vista, el diálogo es un
proceso que explora un rango inusitadamente amplio de la experiencia humana,
desde nuestros valores más queridos hasta la naturaleza e intensidad de nuestras
emociones”…19.
Fechas en blanco del Adolfo Calero Orozco convierte su propuesta dramática en un
diálogo constante en todo la acción teatral, a través de la participación e integración
de los personajes y el público, rompiendo el espacio escénico y la literalidad de las
acciones conflictivas. Un dialogo teatral donde el teatro está dentro del teatro.
QUE LAS PAREDES NO OIGAN (1980)
OCTAVIO ROBLETO
Que las paredes no oigan escrita por Octavio Robleto en 1980, va a reflejar
esa ruptura entre el somocismo y la gesta heroica del FSLN del 19 de julio de 1979.
Si Fechas en blanco de Calero Orozco tiene su marco histórico y contextual con el
18
Es una pared imaginaria que está entre el proscenio y el público, se rompe cuando los actores
interactúan con el auditorio.
19
Prólogo de Lee Nichol al libro Sobre el diálogo (2001) de David Bohn, Editorial Kairós. España
30
Antologia del Teatro Nicaragüense
enriquecimiento y la pérdida de valores éticos y morales producto del robo, la
violencia y la expropiación, con la obra de Octavio Robleto va a ser el fin de la tiranía
somocista, que produjo un acelerado proceso de proletarización, con una sobre
exploración del trabajo y una crisis de la economía agroexportadora, y el control del
ejército por medio del partido liberal, como las elecciones fraudulentas de Luis
Somoza en 1957.
Pero sobre todo el surgimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional
en 1964, que recoge el la bandera de libertad de Sandino. Una ola violenta crece
en todo el país, la masacre somocista del 22 de enero de 1967, por repudiar las
elecciones amañadas de Anastasio Somoza, que poco apoco lleva a la dictadura al
aislamiento político ante al auge de la vanguardia sandinista, que logra derrocarla
en 197920.
El escenario muestra los dos mundos: el pasado somocista y el triunfo de la
revolución. El decorado es el maquillaje de estos dos espacios históricos. El
escenario con “daguerrotipos viejos y desvencijados, polvosos y como en abandono
social´. Sin embargo en contraste, en el tiempo presente espacial revolucionario, se
observa collages modernos y atrevidos”. (1)
Lo absurdo se destaca especialmente en dos esperpentos: la Gorda y el
Viejo. La Gorda representa el pasado de una burguesía criolla y oligárquica que
patentó al somocismo. Una burguesía que se mira despojada de su poder, y sus
privilegios. En la obra de Octavio Robleto, es una caricatura, un pastiche ridículo,
degradada y humillada, añora sus infundías y sus falacias:
GORDA.- (irónica y vacilante) por tu culpa nos viene esto. ¿Por qué no lo
previste? Tú eras el consejero. Mandabas detrás del trono. Ahora ¿Qué
aconsejas? Que me levante y que vuelva a ser la favorita? Que sugiera lo
que tú a mi me sugieres ¡sinvergüenza! ¡Vividor! de que nos sirve de todo
esto sin mando? Que importa nuestra santa voluntad?(llorosa) que será de
mis joyas. (Las besa acariciándole con avaricia y ternura. Todas deben ser
de bisutería barata) que cruel es mi sobrinito. ¡Mi heredero¡ ¡Tanto que se
parece a mi ¡ Mis gestos mis modales….(34)
El viejo representa la añeja dictadura, el consejero, el servil, lo que está
fosilizado, que mece a la gorda, y a quien ella recrimina y humilla, lo azuza porque
como concejero no pudo proveer la derrota somocista.
LA GORDA.- (Casi infantil) yo tengo miedo. Lo que se anuncia lo veo terrible.
De mí ya se han burlado descaradamente. No sé cómo he podido soportarlo.
Y tú no puedes protegerme (pausa señalando al viejo, con un poco de
20
López J, Núñez O, Chamorro C. la caída del somocismo y la lucha sandinista en Nicaragua (1979)
EDUCA. San José.
31
Antologia del Teatro Nicaragüense
desprecio) ese mucho menos. (El viejo se incorpora haciendo ademanes de
que lo oigan). (36)
Los jóvenes en conjunto con el sobrino entran a escena para burlarse de
ambos personajes por medio del juego infantil de “La gallina ciega” y parodian la
imagen de la gorda con un sentido delirante y mordaz:
Juguemos a la gallinita ciega.
Juguemos a la gallinita vieja.
Juguemos a la gallinita gorda.
Juguemos al viejo pendejo. (36)
El coro de jóvenes despojan de sus joyas a la Gorda, y uno a uno se van
burlando, la azuzan, hasta que ella termina acosada y relegada. La farsa se vuelve
por medio del juego infantil hiriente y grotesco, irracional, a como asegura la
académica Nidia Palacios Vivas:
Estas palabras realzan lo absurdo de la condición
humana. Como dice Nietzsche, La imagen grotesca es
una liberación cómica que viene de la náusea de lo
absurdo. En nuestra época lo grotesco es
frecuentemente igualado con el caos y lo absurdo, los
cuales espesan el dilema moderno, es decir, trata de la
alienación, el sin sentido de la vida que exhibe lo que
tiene de incongruente, además de lo ridículo,
distorsionado, horrible y deformado. (Palacios, 2008:8586)
Al final la Gorda vocifera contra el cambio histórico social, y ante el avance
revolucionario de los jóvenes. De una revolución que la ha repudiado, que la ha
encerrado entre cuatro paredes.
LA GORDA.-(Uno por uno) te escupo. Medas-asco. Yo te dejo. Nuevo-orden.
Te vomito. Te devoro. (38)
Mientras hacen una ronda completa, las jovencitas arrastran la mecedora de
la Gorda al centro del escenario y los jóvenes colocan al Viejo encima de ella.
Termina la farsa grotesca, cuando la Gorda acepta el triunfo revolucionario:
LA GORDA.- ¡Te das cuenta, amor? Todo ha cambiado. ¡Cuánto escándalo
y cuanta humillación¡¡Ojala que las paredes no oigan! (música)
Con el poeta y dramautgo Octavio Robleto se da esa ruptura, entre el pasado
y el presente, entre un mundo social que termina y el otro que inicia. Es la iniciación
de una era para el pueblo, el de la búsqueda de una ética revolucionaria, de un
cambio hacia un nuevo paradigma de vida, del ser social, histórico y cultural del
32
Antologia del Teatro Nicaragüense
nicaragüense. A nivel teatral Robleto crea una hipérbole dramática, en una
exageración social, de una burguesía desfigurada, desgastada, presa en un pasado
que no volverá.
Un nuevo elemento que introduce a la dramaturgia nacional Octavio Robleto
es el juego teatral; tanto el juego como actividad rectora del comportamiento
humano, así también la interpretación dramática que se caracterizan por ser fiición.
El niño juega a ser otro, y el actor representa la vida de otro, que es la existencia
del personaje.
El juego infantil es la base dramática de su teatro, tanto para niños como para
adultos. Cuando escribió para los niños, su teatro es juego, más que decir es hacer
acciones que integren al niño al espectáculo. Entre sus mejores obras para niños,
están: Nueva Historia de la Cucarachita Mandiga y el Ratoncito Pérez, De la Guerra
Feroz entre Tío Coyote y Tío Conejo, La Gallina Ciega y Un Jardín para ser Feliz;
reunidos en su libro Teatro para niños publiado en 1998.
Pero el juego infantil también lo utiliza para armar sus historias de protesta,
como en la farsa en un solo acto Por Aquí Pasó un Soldado (1975), que es una
muestra clara de su denuncia a la guerra brutal:
ACTOR 4.- (Apasionado) Lo que no llevaba era paz, sino odio. Iba
derrotado pero llevaba el odio por dentro. Le habían enseñado a odiar
y odiaba. Lo habían vuelto malo de repente. Se odiaba él mismo y no
tenía prójimo 21 .
Esta denuncia constante la encontramos también en su obra La Autoridad,
comedia satírica en un solo acto y ocho escenas, escrita en 1979, poco antes del
triunfo de la revolución, que según sus propias palabras: “Trata de reflejar, en
estampas cortas, el grado de corrupción e inmoralidad en que había desembocado
la Guardia Nacional, precedida y organizada por la dinastía Somoza”.
En Que las paredes no oigan el juego teatral se realiza en principio por la
simbolización de roles esteriotipados y simbolizados; la gorda simboliza la
burguesía, mientras que el viejo la tiranía derrocada, el sobrino y sus amigos el
triunfo revolucionario. Octavio Robleto utiliza el juego infantil nicaragüense y las
coplas de poesía popular para estructurar su teatro, una vez más lo utiliza en Doña
Ana no está aquí (1977), donde Doña Ana simboliza la vida de la burgeusía
nacional.
Fechas en blanco y Que las paredes no oigan muestran dos momentos
históricos fundamentales, drásticos y violentos de nuestra historia, la primera estado
de descomposición social y ética del somocismo; la segunda, el fin de la dinastía
21
Robleto, Octavio. Por aquí pasó un soldado (1975).
33
Antologia del Teatro Nicaragüense
somocista, y la inauguración de la Revolución Popular Sandinista. La tiranía
somocista muestra una sociedad a su imagen y semejanza: la corrupción social y la
decadencia moral. Todos los personajes están inmersos en sus propios deseos,
corroídos por el sarro de la corrupción y la deshumanización, pero al final de la
farza brilla la luz de la revolución.
OSCURA RAÍZ DEL GRITO (1991)
ALFREDO VALESSI
Oscura raíz del grito, con que Valessi nombre a su obra, es un verso tomado
de Bodas de Sangre, de García Lorca. En la obra lorquiana este verso tiene una
connotación poética que viene profundizar la simbología utilizada por Lorca. Todo
lo contrario, el autor nicaragüense, usa apropiadamente este verso para dar una
connotación dramática en que va a estar sustentada más que la fabulación de la
trama, en un lenguaje dramático de trasgresión y realidad onírica.
Primero, Valessi construye su drama a partir de un onirismo dramático 22.,
donde la memoria del pasado está contenida en el presente. Es decir, la tragedia
de Perséfone, su violación y la muerte de sus padres, en ese presente al
reencontrarse con Licaón, culpable de tales crímenes. En ella perdura un vacío de
vida, que adquiere plenitud con su venganza.
En Oscura raíz del grito, Alfredo Valessi explora otras formas de entendernos
a nosotros mismos y los contextos que vivimos, así como los desafíos a explorar y
revisar las creencias y estructuras con lo que nos entendemos. En este casos dos
realidades: la realidad de los hechos que conforman el hilo argumental de la obra y
el delirio onírico producto de su yo reprimido, donde realidad y sueños, mundo
material y plano místico-ritual son un tejido dinámico de acontecimientos
intercalados, de ser y no ser, de vida y muerte.
Segundo, trasgrede la realidad misma, tanto la dramática como la del mismo
espectador. La transgresión no es la negación de lo prohibido, sino que lo supera y
lo completa. Porque la transgresión organizada forma con lo prohibido un conjunto
que define la vida social.23 El rasgo más importante es que presenta el ser y la
conciencia como una jerarquía de prohibiciones violadas, por ende violentadas.
22
El Onirismo se caracteriza usualmente por alucinaciones visuales, pero puede también
acompañarse de las que envuelven el sentido del tacto y en muy contadas ocasiones también incluye
alucinaciones auditivas. Existen combinaciones más complejas de onirismo formadas por las
alucinaciones que envuelven varios sentidos, a las que se les denomina con el término de "delirio
onírico".
23 La transgresión, Georges Bataille. www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias
Sociales, pp 1 (consultada el 25 de mayo del 2012)
34
Antologia del Teatro Nicaragüense
Valessi crea niveles dimensionales entre el bien y el mal, la venganza y el
perdón, que se mueven desde las esferas del ritual, el mito y lo místico, fundando
un divorcio entre la apariencia y la realidad, entre forma y contenido dramático, que
termina en una tenaz desilusión del mundo. “Una de las grandes preocupaciones
es la perdida de la identidad, transgredida por la a culturización. Perder nuestro
origen es como no tener memoria. El no saber lo que somos nos impulsa a ser otro,
a negarnos a nosotros mismos”. (Alvarado, 1986: 122).
Perséfone vive sola y enmontañada. A pesar de su figura menuda, destaza
cerdos que lleva a vender al pueblo. Licaón, hombre de 24 años, contrabandista y
asesino está huyendo de Toro Muco, otro contrabandista. Éste nunca se aparta de
su arma “aka24 la que considera su mejor amiga.
En esta obra el grito tiene una oscura raíz, una raíz sembrada en su
personaje central: Perséfone. Cuando Alfredo Valessi escribe y lleva a escena su
propia obra en la Sala Experimental Pilar Aguirre, en agosto de 1992, ha terminado
la guerra de agresión contra la revolución. Dos de sus personajes, Licaón y Toro
Muco, son secuelas oscuras que produce toda guerra; son dos delincuentes
acomodados en un mundo violento, por consiguiente transgredido, donde ambos
personajes masculinos sobreviven sin ninguna moral como principio de vida,
quebrantando toda ética social:
TORO. – Tengo un plan...muy bueno...Voy a platicarlo con vos, porque basta
que te haya mandado tu tía para que yo te considere como de la familia. (Se
sienta junto a Licaón) Yo también estoy en una encrucijada... La contra me
está presionando para que les sirva de correo. Los piricuacos me tienen
desconfianza y me vigilan de cerca porque no he querido colaborar con ellos
y mucho menos movilizarme... Mi situación es difícil... Yo he venido
pensando...He estado pensando... No le contés a nadie lo que te estoy
diciendo.
LICAON. – No se preocupe, sé callarme.
TORO. – Yo tengo una historia bastante fregada. He contrabandeado, he
vendido ganado en Honduras...robado, por supuesto. ¡Hasta con armas he
traficado! ¡Es asunto muy peligroso! En tiempos de Somoza liquidé a un
guardia.(14)
Esta realidad onírica está vivenciada en Perséfone, personaje que toma
Valessy de la mitología griega, quien por haber sido raptada por Hades era
considerada la reina de los muertos. En el drama de Valessi es una visionaria, una
vidente que se comunica con su abuela muerta; por eso tiene una gran relación con
la Perséfone griega, ambas viven de los rituales. La función primordial de los mitos
es enunciar y fijar modelos ejemplares, tanto para los ritos como para todas las
acciones humanas significativas (Chinchilla, 2003: 20). Ambas viven en el
24
Arma de guerra utilizada en los combates entre sandinistas y contra revolucionarios en los años ochenta.
35
Antologia del Teatro Nicaragüense
submundo de la muerte, en una ritual de comunicación con los muertos; es entonces
un ritual de muerte. La muerte es esa otra realidad onírica, donde realidad y sueños
es una visión real. La abuela muerta es pues su conciencia alucinada:
ABUELA. – Yo no descansaría nunca si flaqueás ahora.
PERSEFONA. - ¿Por qué tengo que hacerlo? ...Explicame por qué.
ABUELA. – Sos libre de matar o no, yo no puedo forzarte. Tampoco puedo
hacer justicia por mi propia mano; no puedo más que hablarte...Pero tenés
que saber que seré un alma en pena vagando para siempre si vos no cumplís
con tu deber. Tu sangre es mi sangre y la de los que me dieron el ser y la de
mis abuelos y bisabuelos y así desde las más remotas edades. Es la misma
sangre, Perséfona, que regó la tierra cuando asesinaron a mi hija y la misma
sangre que manaste cuando él te penetró...Tu sangre, pues, no es sólo tuya
y algún día tendrás que rendir cuentas de esa herencia.
PERSEFONA. – Es horrible, abuelita . . . ¿Por qué habré nacido?
ABUELA. – Porque existe el mundo.( 33)
La serpiente Quetzalcóatl simboliza la más grande deidad prehispánica, en cuanto
es un dios profeta que promete el bien a la humanidad. Entre los muchos símbolos
de la cultura prehispánica es el signo emblemático que contiene la revelación del
origen celeste del ser humano. Puede verse, a todas luces, como la Serpiente
Emplumada unifica en sí las características del reptil y del ave, y conjuga el
elemento tierra (la serpiente el mundo material) con el aire (aves y plumas están
relacionadas con el concepto aire-cielo-mundo espiritual, (Mazzacurati, 2004: 164).
El animal en la cosmografía indígena tiene una relación sagrada y ritual que nutre
su pensamiento mágico y su cosmovisión del mundo y de las cosas. La
escenografía misma es una prueba de este mundo onírico creado por Alfredo
Valessi:
La acción transcurre en las fauces de la serpiente Quetzalcóatl.
El galillo en forma de túnel es el único en la escena, que es la
vivienda de Perséfone. La lengua del ofidio le sirve de camastro
para dormir. (15)
En la obra Oscura raíz del grito son los murciélagos los que tienen una
función de presagios: son mensajeros de la noche, los que transmiten sus augurios
a través de los sueños. Es por eso que la abuela muerta le dice a Perséfone: “Te
enseñé a entender el vuelo de los murciélagos”. (1). La obra inicia con el conjuro y
posesión espiritual de Perséfone, de esta misma forma termina, quedando en una
ambigüedad escénica: no sabemos si todo lo acontecido en el drama es producto
de la realidad o de sus ritos delirantes:
(Al iluminarse el escenario Perséfone está de rodilla ante el altar.
Ora en silencio. Es el atardecer. De pronto sufre una especie de
crisis histérica, se convulsiona. Aparece la abuela y su presencia
36
Antologia del Teatro Nicaragüense
calma a Perséfone. Dialoga con la abuela como sumergida en un
estado de hipnosis.) (15)
Estos conjuros y estados posesivos donde el poseso entra al mundo
espiritual es una herencia del pensamiento mágico y religioso indígena. Los
conjuros –dice Socorro Martin- son: “Elementos de la cultura prehispánica, como
son las ofrenda y la preparación del estado sanambulico, onírico por medio de
canturreos y golpes de pies y manos” (Martin, 2004: 65). El espíritu de la abuela,
que aparece en el ritual, es una especie de “ticil”,25 lo que involucra también el orden
de la naturaleza, la importancia del cuerpo y de los sentidos para recordar.
PERSEFONE.- Volvés… volvés de nuevo…
ABUELA.- Todo da vueltas y vuelta, y vueltas y vuelta. Siempre la rueda
vuelve a su lugar de partida y empieza de nuevo.
PERSEFONE.- ¿Que me quiere decir con eso?
ABUELA.- Te enseñé a entender el vuelo de los murciélagos
PERSEFONE.-Si ya los he visto, los he seguido. Sé que el momento se
acerca. Eso es lo que venís a decirme.
ABUELA.- Vengo a recordarte que sos piedra aunque por dentro un
torbellino te vuelva loca. Por encima de todo sos piedra… sos la piedra que
cae…
PERSEFONE.-Ya se… soy piedra… soy piedra (15)
A partir de aquí el hilo argumental se teje entre estos dos personajes.
Perséfone le da un licor curado con hierbas. Licaón borracho le confiesa como violó
y asesinó a su propia hermana; luego se duerme. Ella amarra a Licaón y cuando él
despierta se da cuenta que está ciego (efecto de la bebida). Ella le recuerda que él
mató a sus padres y la violó cuando era niña. Cuando va a cortarle la garganta,
Perséfone entra al mundo demencial, de ahí el nombre Oscura raíz del grito.
La trascendencia de Oscura raíz del grito es la transgresión dentro de la
realidad con pedazos de irrealidad en una insoportable sensación de estar
encerrados en mundos de sueños. Imaginemos la inmensa estructura de la casa de
Perséfone: una serpiente cuya fauces abiertas emergen desde un paisaje
montañoso. Una realidad, un personaje como su amiga Gervasia, es lo único que la
une a la realidad misma del pueblo. Mientras adentro el delirio se vuelve en una
apertura a lo desconocido.
Usa la simbología de los murciélagos, que no solo son mensajeros en el
sueño dramático. Ellos también representan el miedo, el mal agüero, avisan la
muerte y en la cultura maya se funde en el zoomorfismo, en el dios del mal: Zotz,
hombre con cabeza de murciélago. El hecho que ella destace cerdos y que a Licaón
25
En la cultura mística religiosa de los indígenas es quien hace las invocaciones entre la vida y la
muerte.
37
Antologia del Teatro Nicaragüense
lo amarre como si fuera este animal, acentúa la trasgresión de un mundo prohibido.
Porque el cerdo es lo impuro, símbolo de la bajeza, la gula y la lujuria.
Sabemos que la obra es una realidad escénica, en el sentido conceptual del
hecho dramático; pero dejemos esta obra de Alfredo Valessi a lo inexpresable, a
esa experiencia mística, en una dualidad sujeto-objeto, donde la realidad se vuelve
un sueño que es trasgredido en una visión onírica por la conducta del hombre, falto
de humanismo, de una ética mística. Sólo el horror, sólo el pavor descabellado
odían subsistir frente a unos desencadenamientos desmesurados” 26. Dejemos pues
que Perséfone se revuelque en su propio delirio.
LAS MUÑECAS TAMBIÉN SE MUEREN (1996)
ISIDRO RODRÍGUEZ SILVA
En Las muñecas también se mueren de Isidro Rodríguez Silva, nos presenta
la decadencia social y el fluir aplastante del poder. El Jefe, ante el descubrimiento
de un desfalco hecho por él, descarga su furia en el Contador; éste llega a su casa
y desahoga su frustración contra su Esposa que es amante de su hermano. La
Esposa, desquita su ira contra su hijastra, y la Niña vierte todo el odio acumulado
matando a su muñeca.
Esta obra dramática, absurda y violenta, destructiva de principio a fin, se
enmarca en el teatro latinoamericanano, que nace como una respuesta de la
izquierda del continente, con un teatro de denuncia, enmarcado en los siguientes
hechos históricos que determinan la lucha de clase, oprimida y humillada en todo
nuestro proceso social: el triunfo de la Revolución Cubana y la entrada de Fidel
Castro a La Habana (1959). La muertes de dos mártires: Che Guevara en Bolivia,
(1967) y Salvador Allende, en Santiago de Chile, (1973). La victoria de la Revolución
Nicaragüense el 19 de julio de 1979. Al respecto nos queda claro la siguiente
conceptualización social de este nuevo teatro latinoamericano:
Este es un marco apropiado, aunque para nuestro
propósito decir que la perspectiva histórica de la mayoría
de los autores empapados en la prevaleciente dialéctica
hegeliana / marxista era una que enfocaba a la sociedad
como una estructura profundamente relacionada entre sí,
según la cual cualquier cambio o modificación que
alterara uno de sus estamentos de manera inexorable
tendría que influir en los otros. Al caer en desgracia la
"naturaleza dialéctica" de las sociedades, con la caída del
marxismo, y aflorar a la superficie las irremediablemente
contradictorias
nuevas
interpretaciones
tanto
sociológicas como estéticas (que de hecho han surgido),
26
Bataille, Georges. La transgresión. www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias
Sociales. Pp 5 , 5 de mayo del 2012.
38
Antologia del Teatro Nicaragüense
quedaron en evidencia las divisiones profundas no sólo
entre las clases sociales sino también entre los varios
dominios de una sociedad (cultural, político, económico,
etc.) (Rizk, 2000:42)
La obra usa lo irracional en la contraposición de unos personajes cómicos
que simbolizan el teatro universal, en cuanto viajan a través del tiempo, y filosofan
sobre el mundo y la vida, donde el teatro es un espejo que deforma a los hombres
por medio de sus vicios y sus aptitudes:
CÓMICO I.- (Emocionado) Escucharon esos apasionados parlamentos
capaces de conmover el corazón de una piedra? Es el amorque que se ha
perdido.
CÓMICO III.- Yo no escuche nada.
CÓMICO II.- Voz nunca escuchas nada.
CÓMICO I.- Es que el tiempo nos vuelve sordos, nos vuelve ciegos, nos
vuelve polvo. Nos hace nada…
CÓMICO II.- (Enfática) Repito que no escuché nada ustedes creen escuchar
palabras que son mudas; porque tienen los oídos escuchando el pasado y
por escuchar el pasado no escuchan el presente; que puede cambiar el
futuro , para que el presente de hoy, sea un mejor pasado que otros
pasados…
Otro elemento importante a destacar es el teatro dentro del teatro, en un
metadrama o metateatro, donde el teatra habla de sí mismo o se representa a sí
mismo. En el caso de Isidro Rodríguez Silva hay poeticidad dramática que se logra
desde la reflexión misma del hecho teatral, donde : “La autotematización y la
autoreflexidad son los rasgos comunes del metateatro. En sus múltiples
manifestaciones el teatro se tematiza a sí mismo y eflexiona sobre su naturaleza y
sus funciones27.
CÓMICO.- I (Con dolor reprimido) El teatro es un animal inmenso. Un
paquidermo que se mueve sin moverse. Un dinosaurio que vive estando
muerto; llena la barriga de gusanos; los hombres que le sirven de alimentos
son sustentado por sus vicios más que por sus virtudes.(18-19)
Los cómicos utilizan máscaras para hacer los personajes del presente y
representar la hipocresía social, la incomunicación y la desfachatez humana
contemporánea. No todo lo que brilla es oro. Todos los personajes son falsos y tanta
falsedad contamina a la niña. Es por eso que todos usan máscaras, que esconden
sus soliloquios de odio y de desprecio:
LA SECRETARIA.- (Entrando por la puerta de la oficina. Toda coqueta. Se
reacomoda los senos por tensos. Saca el espejo y se maquilla)- Lo más
27
Floeck, Wilfried. Metadrama entre juego teatral y compromiso ético. La obra dramática de Gloria
Elena Espinoza de Tercero (2010). Editorial Universitaria UNAN-León, pág. 15.
39
Antologia del Teatro Nicaragüense
seguro es que me va a pedir que me quede trabajando horas extras que
terminan en el amanecer en una cama. Cuando lo espero desnuda y lo veo
venir sobre mí, como un tráiler cargado de carne, y me siento aplastada por
las llantas de manteca colgante de la panza… toda la carnosidad de los
brazos y las piernas moviéndose como gelatina…Ese olor que despide a
colonia añeja y agua estancada . ¡Qué asco! Muchas veces me he contenido
por no vomitar. Y sobre todo fingirle cuando hacemos el amor.(22)
Al final la niña asume la maldad, está contaminada, la muñeca que es un
símbolo de la mujer y la maternidad por medio del juego infantil, se convierte en
objeto y sujeto del odio, en ella descarga el abuso del tío, la incomprensión del padre
y el maltrato de la madrastra:
LA NIÑA.- (Viendo a la muñeca con odio) Voy a pegarte para que no andés
cantando estas canciones .(imitando la voz de la muñeca) “No me pegués
mamita” (sacudiéndola con furia) Te he dicho mil veces que yo no soy tu
madre y que no tengo la obligación de darte de comer a la hora que te dé la
gana. (Recoge el cuchillo y comienza a destrozar con furia la muñeca)¡Mal
nacida ¡ Sos una inservible como tu padre. No olvidés que yo no soy tu
madre. Vos sos una recogida. Ya se te olvido que te recogí de un basurero.
(La desbarata con un cuchillo). Perra, si cuando seas grande vas a ser mujer
de la calle como tu madre; pero antes vas a sufrir como yo sufro….” (35).
La obra se presenta con una antiestructura al violentar los elementos
teatrales de la disposición dramática tradicional. En Asesinato Frustrado de Alberto
Ycaza la estructura se rompe no solo en el orden de los actos al colocar el acto
tercero al inicio de la obra, sino también en el comportamiento pictórico y plástico
de la misma. En Las muñecas también se mueren el rompimiento se da con el
espacio y el tiempo, en una atmósfera donde el espacio y el tiempo no existen. Pero
al mismo tiempo por ser un metateatro, el espacio del edificio teatral adquiere una
relevante importancia como prestancia dramática: “El vestuario viejo y con olor a
podrido representan por un lado, el olvido al que ha sido sometido el teatro y por
otro lado, el deterioro de valores éticos y morales de una sociedad cada vez más
disfuncional”28.
La obra del dramaturgo Isidro Rodríguez Silva es un reflejo de los males que
agobian al hombre contemporáneo. Nos muestra a una sociedad degradada, en
donde los valores éticos y morales han sido remplazados por anti valores como la
corrupción, la avaricia, infidelidad29. Un ejemplo es como el autor presenta a la
mujer, un ser degradado por el mismo sistema patriarcal. La Esposa al inicio es
víctima sumisa de su esposo, mientras avanza el arguemento de su historia, nos
encontramos con una mujer infiel:
28
Solís Espinoza, María Auxiliadora. Análisis estructural y temático de Las muñecas también se
mueren de Isidro Rodríguez Silva. Trabajo monográfico para optar a la licenciatura en Folología y
Comunicación de la UNAN-Managua.
29
Idem.
40
Antologia del Teatro Nicaragüense
LA ESPOSA.- (viendo al publico) -¡el hombre de la casa! Si supiera que el
hombre de la casa es mi amante, su propio sobrino. ( pág. 29).
Otro tema recurrente será la violación y el maltrato infantil, que en esta
situación dramática está representado en la Niña: “Isidro Rodríguez Silva, en la
obra, retoma a la niña como un elemento dramático al incluir en la historia un
personaje real dentro de la ficción. El rol de La Niña, no es interpretado por uno de
los cómicos como en las situaciones anteriores, sino por una niña (otra actriz) que
ha permanecido en el público todo el tiempo” 30.
LA NIÑA.- yo les voy a decir Como se representa esta parte. Que repitan el
dialogo anterior.
LA ESPOSA.- anda juga con tu tío.
LA NIÑA.- es que el me hace feo. Siempre que juega conmigo me agarra los
dedos de la mano y me dice: ¨había una vez una hormiguita, dos hormiguitas,
tres hormiguitas, cuatro hormiguitas, cinco hormiguitas. y las hormiguitas van
bajando a meterse a su cuevita¨( pág. 34)
La obra termina con un monólogo reflexivo por parte de la Niña, en el que
encontramos a un ser humano totalmente enajenado, víctima de las circunstancias,
de los errores de sus progenitores y de la sociedad, donde construye un sistema de
relaciones en un conflicto humano donde la semilla de la maldad tiene raíces
profundas de injusticia social. Posteriormente, cuando los cómicos preguntaron que
por qué mató a la muñeca, ella contesta con un gesto de inocencia: ¨por que las
muñecas también se mueren¨.
Tanto Asesinato Frustrado como Las muñecas también se mueren plantean
la injusticia social y la decadencia moral. En ambas obras campea el absurdo como
una forma de cuestionar la realidad, son cada uno, un texto dramático: “escéptico,
desencantado o cruel, que proceden de las dramaturgias de las vanguardias,
aprovecha el absurdo y las situaciones absurdas para explotar y exponer la
psicología de sus personajes solos, destruidos e incomunicados”31
El CEREBRO DE RUBÉN DARÍO (2002)
JORGE EDUARDO ARGÜELLO
Darío y el teatro han tenido una gran relación, no solo por haber leído a los
autores del teatro universal, especialmente los del siglo de Oro Español, además
por escribir crítica teatral; basta citar los diez artículos de teatro publicados en el
diario La Época de Santiago de Chile en 1886, a propósito de la presentación de la
gran actriz Sarah Bernhardt, que se caracterizaba por no declamar los parlamentos,
que era muy de moda por los actores, y hacer una interpretación natural y emotiva.
30
Idem.
31
Valle Castillo, Julio, 1986, contraportada de Las muñecas también se mueren.
41
Antologia del Teatro Nicaragüense
Lo que nos interesa de Darío en relación con el teatro es como su
personalidad, tanto poética como humana ha inspirado a varios autores para ser
personajes de su obras de teatro. El primero que lo incluye es Ramón María de Valle
Inclán en su texto dramático Luces de Bohemia, en 1920, poco tiempo después de
la muerte de Darío. Todos los que escribimos teatro sabemos que una texto
dramático nada es gratuito, todo tiene que tener un sentido dentro de la fabulación
de la obra. Entonces nos preguntamos la razón que tuvo Valle-Inclán de incorporar
a Darío en toda la escena nueve de su texto.
Lo podemos explicar en la relación de una trilogía de personalidad poética,
Valle-Inclán, Alejandro Sawa y Darío. Valle-Inclán es un poeta rebelde con su
tiempo y con los suyos; muchos de sus dramas por ser revolucionarios en su tiempo
terminaron en fracaso de público y de crítica. Max Estrelle, personaje central de
Luces de bohemia es en realidad el poeta Alejandro Sawa, que terminó ciego y loco.
Los dos poetas fueron amigos de Darío, y a los tres los une las penurias
económicas, y el sino trágico de la vida. Tanto a Valle –Inclán como a Darío los une
su libertad de pensamiento, su independencia de espíritu y su brío en la búsqueda
de un nuevo estilo, original y propio. La escena nueve es pues, un homenaje a Darío,
que es un referente literario en la obra del español, por su belleza en la plasticidad
de los diálogos y visualidad de las imágenes escénicas desde la estética
modernista.
En Nicaragua, Rolando Steiner es el primer dramaturgo en escribir una obra
donde el personaje central es Darío. Su tragedia La Agonía del poeta (1977),
representada en el Teatro Nacional Rubén Darío, en 1991, fue interpretada por
Salvador Espinoza y dirigida por Alfredo Valessi. Esta obra en tres actos presenta
los últimos días de vida del poeta, por medio de su agonía, donde manifiesta su
dramatismo de su existencia y su terror a la muerte, así como los delirios donde ve
a las mujeres que determinaron en cierta manera su vida.
El segundo autor nacional es Jorge Eduardo Argüello con La tragicomedia El
cerebro de Rubén Darío (2002). La propuesta dramática de Argüello es una
degradación de un acontecimiento histórico y literario de Nicaragua; a como es la
llegada triunfal del poeta a su tierra natal, especialmente a la ciudad de León, que
él compara como Roma y París. Los personajes lo encontramos en una alegoría
social que deja al descubierto los resentimietos contra el poeta; un ejemplo son las
matronas, de una ciudad que es colonial, no solo por su arquitectura, sino también
por sus costumbres y su forma de pensar:
BERTITA.- (Continuando)… No sé a qué viene a León ese pagano. En el
colegio la madre superiora nos decía que no hay que leerlo…
(Prosiguiendo)… Ella decía que el poeta ese adora a los cisnes porque estos
diablos disfrazados de animales siguen a las mujeres. Menciona una Lesbos
o lesbianas, no sé, también (como exitada gritando)… unos seres con la
mitad del cuerpo de caballo siguiendo también a las mujeres en los…
42
Antologia del Teatro Nicaragüense
Todos traman contra el poeta y ven en su venida, pero especialmente en su muerte,
una forma de aprovecharse de su fama, tal es el caso de Rosario Murillo, esposa
del poeta. Precismente una de las razones por qué el poeta regresa a Nicaragua es
para ver su divorcio; pero Rosario arma toda un ardid para que no se lleve acabo.
Ella y su hermno muestran esta actitud oportunista por la llegada de Darío:
A .MURILLO.- ¿Amor?, tú nunca lo amaste, lo amo la Paca, tu
contrincante (irónico).
ROSARIO.- (Molesta). Ya vamos a comenzar otra vez… Déjame
representar mi papel, no ves que todo el mundo está pendiente…
Otro elemento son las circunstancias históricas y sociales que lo tocaron vivir
al poeta. Entre ellas encontramos; la guerra hispanoamericana de 1898, donde los
Estados Unidos vencen a España, y ésta pierde a Cuba y Filipinas. Ideológicamente
surge la frase: “América para los americanos”, para legitimar el derecho que tenía
los yanquis de ocupar cualquier territorio de Latinoamérica; así lo hacen quitándole
a Colombia, el territorio de Panamá, para después construir el famoso canal
interoceánico.
Esa denuncia también la hace Darío en defensa de Nicaragua, cuando el
poeta se da cuenta de las verdadera intenciones protectoras de los norteamericanos
en los países de América Latina, en el caso de nuestro país, escribe: “Es con falaces
promesas de protección, con disimulo y engaños como se han apoderado de
Nicaragua, lo que pronto seguirán haciendo con el resto de Centro América” 32.Darío
se declara un poeta anti intervencionista y con todo fervor defiende a Nicaragua de
la dominación yanqui.
En El cerebro de Rubén Darío, Jorge Eduardo Argüello logra una ubicación
histórica en relación con los Estados Unidos, y es al antiimperialismo del poeta, que
se demuestra no solo en poemas como A Roosvel, sino también en otras crónicas
periodíticas: “Por el lado del norte está el peligro. Por el lado del norte es donde
anida el águila hostil. Desconfiemos, hermanos de América, desconfiemos de esos
hombres de ojos azules que no nos hablan sino cuando tienen la trampa puesta. El
país monstruoso y babilónico no nos quiere bien”33. El personaje de Sanders en la
obra mafiesta ese desprecio a Darío:
SANDERS.- (continua). Ahora... como ser orgullo un hombre decir
sernosotros fieras... tener cara de Nenrod...!ah! dígame…!ah! (Señala al
público).
SECRETARIO.- (Nervioso). Pero coronel, el habla en otro sentido como
cristiano ante la idolatría... (Con miedo).
32
Darío, Rubén. Refutación al presidente Taft. La Nación, Buenos Aires. 1912.
Darío, Rubén. Por el lado del norte; artículo publicado en El Heraldo de Costa Rica, el 15 de
marzo de 1892.
33
43
Antologia del Teatro Nicaragüense
SANDERS.- (De cerca tomándole el cuello). Y no creer que nosotros no
defender y protegerrr cristianismo, shit, mierda, él está levantando el
proletariado del mundo... esa moda no llegar aquí, se lo aseguro... no (para
el mismo).
El cerebro de Rubén Darío (2002) y El mono y su ventana (2014) del novelista
y dramaturgo Jorge Edaurdo Argüello. En la primera obra centra la acción en el
cerebro del poeta y partir de ahí desarrolla toda su trama, a diferencia de Steiner,
Jorge Eduardo Argüello logra una sacrílega carnavalización, mostrando una
sociedad leonesa desenmascarada y atrofiada, donde Darío es calumniado y
despreciado. Estos mismos elementos los vuelven en una especie de esperpento
en El mono y su ventana, donde poeta es reducido a un fantasma que solo mira en
su locura Alfonso Cortés, quien conoció al poeta y estuvo presente en su entierro.
En ambas obras existe una degradación de la figura del poeta universal, mostrando
el mundo oscuro, por medio del sarcasmo y la carnavalización.
DESESPERACIÓN (2006)
GLORIA ELENA ESPINOZA DE TERCERO
El teatro centroamericano, que posee excelentes dramaturgos como el
costarricense Alberto Cañas, el guatemalteco Carlos Solórzano y el nicaragüense
Alberto Ycaza, siempre ha estado relegado: “Una de las grandes dificultades que
ha enfrentado el teatro centroamericano es el olvido. Debido a su fase de desarrollo
es explicable como este género literario se desconoce. En parte, la ausencia de este
género ha surgido de la casi imposibilidad de obtener manuscritos de las obras
publicadas y de no poder ver las obras representadas en escena” (Collins, 2005)
Si para el autor de teatro ha sido difícil el proceso creativo, tanto textual como
escénico, lo es más para las escritoras centroamericanas y hasta latinoamericanas.
Dos mujeres iniciaron este diálogo teatral: Sor Juana Inés de la Cruz (mexicana) en
el siglo XVII y Gertrudis Gómez de Avellaneda (guatemalteca) en el siglo XIX. Es
hasta en la actualidad que existe un interés por las autoras dramáticas
latinoamericanas, que expresan su condición de género, su visión particular del
mundo contemporáneo y su interpretación dramática postmoderna en dos
antologías latinoamericanas (Eidelberg-Jaramillo, 1991).
Costa Rica es el país centroamericano que cuenta con el mayor número de
autoras dramáticas y una antología del Drama Contemporáneo Costarricense,
donde sobresale Ana Istarú, ganadora de premios internacionales. Al igual que la
costarricense se destacan otras dos autoras: la panameña Rosa María Britón y la
guatemalteca Luz Méndez de la Vega. Ambas se caracterizan por la preocupación
de la identidad de la mujer, la marginación social, el abandono paternal y el suicidio.
En Nicaragua, si bien es cierto las mujeres han logrado una preponderancia
en todas las expresiones literarias, artísticas, escénicas y folclóricas; no han
44
Antologia del Teatro Nicaragüense
logrado, antes de los dramas de Gloria Elena Espinoza de Tercero, una importancia
vital en la escritura dramática y en lo sistemático de su producción; aunque ha
habido otras mujeres nicaragüenses que han escrito y publicado de forma
esporádica sus dramas, tales como Blanca Rojas con su Monólogo La soledad no
tiene nombre. que fue magistralmente interpretada por la primera actriz nacional
Evelyn Martínez en el festival del Teatro Nicaragüense en 1991.
Gloria Elena Espinoza de Tercero ha publicado: Gritos en silencio (2006), su
primer libro de teatro, que lo componen tres obras: Desesperación (2006), Espinas
y sueños (1992) y El Espantapájaros (1993), Stradivarius (2007), Noche encantada
(2008), y Sangre atávica (2009). La mujer, en su complejidad de su ser y de su
entorno social, logra desde el escenario hablar para ser escuchada. El profesor
Wilfried Floeck, de la Universidad de GIESSEN (Alemania) ha dicho de ella:
Lo más impresionante de la obra dramática de Espinoza de
Tercero es su innovación estética y su variedad experimental.
(…) La creación dramática de la autora se caracteriza por la
concepción de un teatro, en el que palabra, gesto, pantomima,
vestido, luz, proyecciones visuales, música, canto y baile se
unen en un teatro total. Además, la autora está siempre a la
búsqueda de un teatro anti-realista y anti ilusionista. Crea un
teatro caracterizado por la yuxtaposición de mundos reales y
alucinantes, de realidades históricas y míticas, por la
fragmentación de la acción dramática y la estructura del montaje
cinematográfico, por la destrucción de las fronteras entre
espacio y tiempo y entre pasado y presente. La autorreflexividad
y la autorreferencialidad son tal vez los rasgos más típicos de
sus dramas, y se manifiesta en una intertextualidad exuberante
que recurre a ejemplos de la literatura universal y, sobre todo,
en la utilización de una multiplicidad de técnicas metadramáticas
que recorren todas sus creaciones teatrales. (Floeck: 2010)
El argumento de Desesperación es sencillo: Paula Samuel llega a un
restaurante de comida rápida. Mientras come ávidamente se le acerca un
desconocido, que al compartir su mesa discuten sobre la vida que ella lleva, sus
contradicciones y su relación contextual con el mundo.
Él le confiesa que es un fantasma, pero al inicio Paula Samuel no le cree,
mientras ella desea ser otra; ante el fracaso del Fantasma ya que no puede
convencerle de vivir una vida en armonía con ella misma, descubre que en realidad
él es el fantasma de Caín. Sale horrorizada del restaurante y se arroja (no
sabiéndose si voluntaria o involuntariamente) a un vehículo de la calle, resultando
muerta.
El primer conflicto esencial en el yo interior de Paula Samuel es la carencia
de amor y su persistente odio. No se ama a sí misma, ni a los suyos, ni al mundo
45
Antologia del Teatro Nicaragüense
que le rodea. La carencia de amor la incita a ser otra, porque siendo otra tal vez le
permita encontrar el amor que necesita. Pero no solamente no ama, sino que ha
perdido la fe en el amor. Su tesis no es la falta de amor, sino que el amor no existe
o que el amor ha muerto y sólo queda el odio:
PAULA SAMUEL.-Nadie me ama. Y nadie ama a nadie. Todos se
devoran entre sí. No hay amor. Quien tiene, compra, y no se acuerda del
que no tiene. Quien no tiene odia al que tiene, Y así sucesivamente. Yo
odio”. (69)
Si el amor es la esencia de la vida espiritual del ser humano, la pérdida de
este significa la negación de toda esperanza, que produce en Paula Samuel el
deseo de no vivir y ver la muerte como única salida. Está llena de odio porque no
puede ser otra. La falta de fe, de Paula Samuel, en el amor y en la vida es lo que
hace que el Fantasma no logre convencerla para un cambio de vida y de conducta,
aunque Caín le dice: “Ámese y ame a los demás”.
El inicio de la desesperación de Paula Samuel es la carencia de amor. Esta
carencia la llena de soledad atroz, que se acentúa ante en un mundo
contemporáneo de avances tecnológicos y de globalización. Caemos en lo
paradójico: mientras más se desarrollan los medios de comunicación, menos nos
comunicamos, menos nos comprendemos.
PAULA SAMUEL.- Aún en mi casa, y con los míos estoy sola. Unos
leen, otros ven televisión, otros duermen, otros salen. Siempre estoy
sola. Cuando nos reunimos ni siquiera podemos sostener una
conversación por largo tiempo. Hay silencios prolongados…” (56-57)
Desde el desamor, Paula Samuel niega la vida y se acerca a la muerte. La
negación del amor y de la vida, por ende de sí misma, nos hace pensar desde el
punto de vista metafísico que Paula Samuel ya está muerta cuando entra al
restaurante de comida rápida.
Muerta en vida o viviendo una vida muerta porque ha perdido todos los
valores sustanciales que nos hacen “echar raíces” en la vida, en lo esencial del ser
humano. Paula Samuel está vacía de sí misma, perdida en su yo interior. Toda esta
contraposición: desamor, soledad, vacío, sin vida, hace una codificación cinética y
metafórica de la relación entre Paula Samuel y el Fantasma quien trata de salvarla
y de salvarse. El suicidio de Paula Samuel es el suicidio de ambos.
PAULA SAMUEL.- Míreme, yo no deseo vivir así. Más bien quisiera morir.
Acabar con este correcorre, este sin sentido, este… (Aprieta las bolsas
contra su pecho) ¿Cómo podría llamarse el mundo de hoy? ¡Matemático,
tecnológico, humanista, globalizado, anodino, hipócrita, burla? Si, el mundo
es una burla para el ser humano, de absurdo pasó a burlarse. Es un circo.
Todos vivimos siendo payasos del circo. Tenemos llenos los cupos de los
46
Antologia del Teatro Nicaragüense
asientos del circo. Permanecen llenos todos. Ya no hay sillas vacías. Las
sillas se llenaron de fantoches y nosotros cantamos lo que nos piden que
cantemos”. (65-66)
Desde un examen psicoanalítico del discurso dramático y su enunciación en
relación con el yo y su inconsciente, hasta llegar a un nivel más profundo, en relación
con las pulsiones conflictivas del simbolismo y su expresión en el pensamiento de
los personajes. También destacamos la relación entre el sujeto y el objeto deseado,
hasta llegar a un nuevo ideal del yo y el sentido de su realidad.
La naturaleza del hecho teatral en relación con Paula Samuel como
personaje central es de un teatro psicológico, en cuanto se enfrenta consigo misma,
ella en relación con el fantasma; todo producto de un contexto social. El problema
de Paula Samuel es Paula Samuel. Todo lo contrario al teatro épico que enfrenta el
problema estructural y el accionar como un personaje socialmente colectivo, el
psicológico lleva este problema a la individualización del mismo.
Anotábamos que la presencia en las relaciones conjuntas y disjuntas de
Paula Samuel se daban en función del logro o fracaso entre ella y el objeto deseado:
las contraposiciones amor y odio, vida y muerte, soledad y solidaridad. Estas
contraposiciones no promueven en sí mismas el deseo de morir, es solo la base
que causa tal efecto; en otras palabras, si una persona tiene un concepto negativo
de la vida, en relación a su entorno social, político, inclusive filosófico, no implica
que tenga que suicidarse.
Veamos entonces, respecto al personaje de Paula Samuel: la falta de amor,
la soledad, su insatisfacción, su deseo profundo de morir, y sobre todo su
enfrentamiento espiritual produce en Paula Samuel un estado neurótico. Esto es
producto de una constante represión de su yo, que se vuelve una amenaza en su
conciencia y su conducta porque al reprimirse, quiere ser otra.
La obsesión por comer y comprar proporciona una satisfacción sustitutiva. La
satisfacción real la sustituye con una ficticia, la de comer y la de comprar, y la
apariencia de una familia donde los suyos no son suyos. Todos estos estados de
comportamientos se convierten en síntomas neuróticos. El estado neurótico de
Paula Samuel lo produce su yo reprimido, castrado ante el mundo. Es válido aclarar
que el desamor, el fracaso, la insatisfacción o la soledad misma, sólo cuando se
vuelven síntomas neuróticos inducen el camino hacia la muerte
La represión de los complejos se presenta en Paula Samuel en diferentes
actitudes de su conducta: el deseo de llenar el vacío que hay en su vida comprando
y consumiendo, el deseo de ser otra, el querer vivir en otro tiempo, el sentir que los
suyos no son suyos, el odiar la sociedad y el tiempo que le tocó vivir, son pulsiones
represivas de un sistema de complejos en el yo, que vienen del subconsciente y
que se manifiestan en su conciencia como la sombra interior de su conducta.
47
Antologia del Teatro Nicaragüense
Los síntomas neuróticos producto de la represión a la conciencia y la
conducta por parte del sistema de complejos del yo, se alteran cuando crece la
pugna entre Paula Samuel y el Hombre. El Hombre en cierto momento conflictivo
de la acción dramática le dice: “Está frustrada porque quiere ser otra… el hombre
no aprende de sus errores… Eso siempre ha perdido al hombre, su falta de fe…
todos tenemos la responsabilidad de salvarnos”. Es tanto el deseo del Fantasma
de que ella se salve y reaccione ante la vida, que se convierte en un acoso que la
hace entrar en un carácter histérico en su personalidad.
Es decir, el estado neurótico se agudiza en su labilidad emocional de
descartar una función vital de la vida. Para ella la vida no es vivir plenamente, para
ella la vida es: un cuarto, trasnochar, comprar, soledad, muerte, pobreza, desastres,
guerra, dolor, incertidumbre, miedo, terror. La vida es mantenerse en la cuerda floja,
guardando el equilibrio que desquicia y atormenta día a día.
Su carácter histérico se manifiesta por esa excitación afectiva de sentirse
sola, desamparada, sin ninguna esperanza de cambio de una vida artificial y de pura
apariencia. Los síntomas histéricos han entrado en un estado psíquico morboso,
por esta excitación en la contraposición conceptual de la vida de Paula Samuel y el
Fantasma, que la sobrecargan emocionalmente.
En un momento, los síntomas neuróticos en la acción dramática de Paula
Samuel se manifiestan en un estado de excitación desplazada del yo individual al
colectivo social, que le hace sentir angustia, sentimiento asociado a situaciones
apuradas y a la pérdida del sentimiento del placer en todas sus formas. El placer se
convierte en odio, la angustia acorrala los sentimientos y por ende la personalidad
y el carácter psíquico. Pierde la capacidad de dirigir voluntaria y razonablemente la
personalidad. La angustia es la antesala de la desesperación, el camino a la
muerte.
La UNESCO define la cultura como: “el conjunto de todas las formas de vida
y expresiones de una sociedad determinada” (UNESCO, 1982: 107).En la
declaración de México (1982) en su parte medular define la cultura como: “La
capacidad de reflexionar sobre sí mismo… es ella la que hace de nosotros seres
específicamente humanos, racionales y críticos y éticamente comprendidos…
busca significaciones y crea obras que las trascienda. Inducimos entonces que la
cultura es la vida misma del hombre.34
Si la cultura es igual a la vida, entonces Paula Samuel que está disjunta de
la vida, también lo está de la cultura. Si el hombre produce la cultura y la cultura
34
Definición conforme a las conclusiones de la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales
(MONDIACULT, México, 1982), de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo (Nuestra
Diversidad Creativa, 1995) y de la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales
para el Desarrollo (Estocolmo, 1998).
48
Antologia del Teatro Nicaragüense
modela al hombre, nos preguntamos a qué cultura pertenece Paula Samuel.
Saussure define la cultura como: “Un sistema de signos producidos por la actividad
simbólica de la mente humana”. (Duvinguand, 1979: 232)
Esta interpretación nos acerca más a como incorporar a Paula Samuel dentro
de la forma estructural de las oposiciones disyuntivas en relación con el contexto
sociocultural de Desesperación. Sólo el lenguaje permite la capacidad humana de
crear símbolos. El teatro es un sistema de símbolos. Todo hecho dramático es una
escritura escénica que lee el espectador desde el escenario.
Si Paula Samuel está contra la cultura porque reniega de ella, entonces qué
tipo de cultura modela la personalidad y la conducta de Paula Samuel. Porque la
pérdida de un valor cultural es la pérdida de toda identidad. Volvemos entonces a
inducir que si Paula Samuel odia la vida es porque las relaciones socioculturales
producen ese odio. Si ella está vacía es porque vive en una sociedad también de
significantes vacíos y artificiales. Porque si ella desea la muerte, es porque la
sociedad ha hecho de la muerte un símbolo comercial y un placer por morir.
Dentro de la simbología sociocultural del espacio escénico Paula Samuel, es
una muestra microcoscópica de una sociedad espiritualmente enferma, neurótica,
angustiada, desesperada, lista para la muerte. Finalmente, la semiosis teatral de
Desesperación es la angustia ante la pérdida de los valores sociales y espirituales,
que genera en su estructura una serie de significados simbólicos, de estados
emocionales de una sociedad que está perdida en sí misma y que no encuentra la
salida.
¡AY AMOR, YA NO ME QUIERAS TANTO¡ (2009)
LUCERO MILLAN
¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ de Lucero Millán, contribuye a un nuevo
paradigma dramático, que surge de la literatura escrita por mujeres, donde la
dimensión femenina es sensitiva, receptiva e imaginativa. Lucero Millán, es actriz,
profesora de actuación y promotora cultura, así también directora-fundadora del
grupo de teatro Justo Rufino Garay, uno de los grupos más consolidado y
profesional de Nicaragua. Con más de treinta puestas en escenas que han viajado
por más de 25 países del mundo.
En la dramaturgia de Lucero Millán, el género es un tema de conciencia de
las mujeres en la búsqueda de un nuevo modelo civilizatorio, no ligado al
sometimiento masculino. El feminismo como cultura y movimiento pretende dar un
status social, jurídico, políticos, cultural e identidad a las mujeres, en este sentido
por medio del texto poético, narrativo o dramático. Este tema de género lo trabajó
en una de sus primeras propuestas colectiva con el Justo Rufino Garay, cuando
dirigió A golpes de Corazón (1985), y posteriormente Sopa de muñecas (2007).
49
Antologia del Teatro Nicaragüense
Esta obra se enmarca dentro de una estética dramática producida por Lucero
Millán, que nace y se nutre por las diferentes puestas en escenas, tantos en
dramaturgia como en propuesta de dirección con el grupo de teatro Justo Rufino
Garay; estética que parte de que la obra de teatro es producto de una realidad que
se enmarca en un contexto histórico-social: “El teatro se nutre de la realidad, que
existe en relación con ella. Toda obra de teatro es producto de alguna manera u
otra del contexto histórico y social que le ha tocado vivir, aun cuado se niega esa
misma realidad”35.
La obra transcurre en un tren, que se convierte en una alegoría de la vida,
como un sueño tejido por el destino; donde los personajes están dibujados
escénicamente en una irrealidad poética; entre Armenio, un hombre tímido, retraido,
agente vendedor, y Josefina una ama de casa que huye de su marido para
encontrarse con ella misma.
El viaje en el tren esta lleno de deseos, de recuerdos, de trozos de vida, de
tratar de olvidar para recontruir otro espacio, otro tiempo; donde der ama de casa
no sea el amo de ella, sino la libertad del paisaje interior, donde se puedan tocar las
nubes y se tenga la libertad de imaginar, de sentir el rocío que llora en todo el
cuerpo:
JOSEFINA.- Pero a veces las nubes estaban tan bajas, tan bajas, que
también me daban unas ganas enormes de llorar. Entonces pensaba que de
las nube se desprendía un rocío que se posaba sobre mi rostro, y como si yo
fuera una flor, el agua se deslizaba suvemente sobre mi cuerpo, como si mi
cuerpo por entero llorara. Lloraba mi cara, mis brazos, mi pelo, mi cuello, mis
piernas…Pero no eran lágrimas sino rocío (20).
En ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ todas las mujeres han sido afectadas
y marcadas por los procesos de socioalización y control que dictan mandatos y roles
de comportamientos a los personajes mujeres, como la escena II y IV con la Madre
y la escena VI con la Esposa, convirtiéndolas en seres excluyentes, donde la visión
de lo masculino como paradigma de lo humano, y una subvaloración de todo lo
femenino. Los ejes dramáticos donde Lucero Millán entrelaza los conflictos
humanos nos dan una visión social entre hombres y mujeres, a través del
patriarcado, el androcentrismo y el sexismo:
ABUELA.- Con los hombres hay que tener mucho cuidado mi niña. Si una
se descuida a ellos le crece una cosa muy dura entre las piernas, una cosa
tan dura que no hay manera de hacerla entender. Te persigue, te hostiga, te
presiona, hasta que lo logran que una queda así, totalmente con las carnes
al aire, sin ninguna protección. Cuando a los hombres les agarra esa especie
de agitación, los hombres se vuelven malos, como diablos diría yo. (33)
35
Millán, Lucero. Teatro, política y creación, una aproximación al Teatro Justo Rufino
garay. (2015).
50
Antologia del Teatro Nicaragüense
Josefina y Armenio, personajes principales de ¡Ay amor, ya no me quieras
tanto!, nos presentan desde el escenario, esas imágenes plásticas, casi
fotográsficas, de ese largo viaje a través de un tren, que da la sensación de de no
llegar a ninguna lado, donde los dos buscan aparentemente cosas distintas: “La
primera un lugar tranquilo donde poder dormir y descansar; el segundo, una
estación donde pueda bajarse para poder recuperar su vida perdida. Ambos son
carentes de afectos, al contarse sus intimidades, surgen sus fantasmas, sus sueños
como una forma de exorcizar lo vivido, teniendo el viaje como presencia
protagónica”36.
JOSEFINA.-Los golpes duelen, pero el agua limpia. Desde entonces me
baño tres o cuatro veces al día y tomo agua sin parar. El agua elimina mis
toxinas, sacude mis recuerdos y arranca las costras. Tengo la suerte de
tener una excelente ducha, con chorro fuerte y agua bien fría. El agua fría es
buena para la piel, te endurece los músculos y tonifica los nervios. También
te ayuda a la buena circulación, impide que te salgan morados. Disimula las
ojeras y levanta el ánimo, aplaca los malos pensamientos y los deseos de
venganza. Los golpes duelen pero el agua limpia” (49).
En la propuesta conmovedora de ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ se van
interponiedo las raealidades dramáticas, desde una estética actoral y teatral; la
puesta en escena contruye una escritura teatral y poética, donde el espetador se
ve afectado por lo ideológico y lo artístico, que lo obliga a contruir su propia lectura;
por lo tanto la obra artística puesta en el escenario llega como un oleaje al
espectador, que de alguna manera la devuelve ya leída, asimilada y reflexionada;
esta mixtura produce lo mágico del teatro, donde éste transita hacia la libertad de
ser y de vivir del ser humano:
La realidad que propone el teatro es una realidad compleja, de múltiples lecturas,
que nos da la oportunidad de recosntruir esa misma realidad que tenemos al lado y
que no nos satisface completamente, para inventar de manera inédita un nuevo
camino, que nos ha de ofrecer a su vez otros caminos, ampliando los grados de
libertad del ser humano, creando un puente hacia lo mágico, lo lúdico 37.
En la escena quince, un hombre y una mujer bailan el bolero “Ay amor no me
quieras tanto”, en este movimiento corporal y danzario, se da el control del cuerpo
y la vida del personaje de la Mujer de parte del Hombre, que simboliza al grupo élite
en un completo engranaje de machismo, donde roles de género, se manifiestan en
medidas controladora para la Mujer, viviendo un papel asignado, de complacencia
sexual, reproductora y ama de casa:
36
Nota explicativa en la contraportada de ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡
Millán, Lucero. Teatro, política y creación, una aproximación al Teatro Justo Rufino garay.
(2015).
37
51
Antologia del Teatro Nicaragüense
MUJER.- Porque yo no trabajo sino en la casa y en los baños de la casa,
porque no camino por las noches porque sino me matarías, porque nunca he
viajada más lejos que al supermercado y la dry¨clean.
HOMBRE.- No jugues con mi amor, ni con mis sentimientos.
MUJER.- Pero si yo no estoy jugando, te estoy diciendo la purita verdad.
Además, soy tan insegura, todo me da miedo. Llevo años soñando con irme
de tu lado y sin embargo sigo aquí, a tu lado.
HOMBRE.- ¡Por eso te quiero tanto mujer, te quiero tanto¡
MUJER.- ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ (48)
La función controladora del dominio del poder sexista y social, ha violentado
la vida de las mujeres, con desprecio, maltrato, incluido el asesinato o femicidio. El
género penetra toda la vida social, cultural, política, económica e intelectual,
afectando la vida de las mujeres en todos sus aspectos, y esto es precisamente la
atmósfera dramática de Josefina, la de un personaje que huye de si misma; el tren,
el viaje, su relación con Armenio forman la imagen teatral, siempre en movimiento,
de vidas apagadas, asechados por las apariciones de sus recuerdos y sus miedos;
es un desvivir lo vivido:
JOSEFINA.- (Tapándose los oídos) Escuche bien, puede ser ensordecedor.
(Ella lee el papel) “El vuelca toda su furia contra ella, y ella siente que merece
una paliza tras otra. No hay látigo ni tortura posible que calme su vergüenza
de intentar ser ella misma. Créame no lo hay. Cuando se queda sola con su
desprecio, se desnuda, se limpia, se cambia de ropa, se peina, se maquilla,
entonces está lista para volver a recibir el castigo. Al otro día recorre sus
propios pasos, recoge sus vergüenzas y se lanza al vacío. Ojalá algún día
sus ojos recobren el brillo que algún día tuvieron”. (24)
En ¡Ay amor, ya no me quieras tanto¡ lo dramático centra su ser en lo
patriarcal que es un sistema de dominación que ha consagrado el señorío de género
prohibiendo a la mujer el acceso al poder, al conocimiento y al uso de la palabra.
La masculinidad está asociada con la virilidad, la capacidad reproductora sexual y
social, ejerciendo el control por medio de la violencia.
Las identidades de género están dadas en condiciones sociales e históricas
que muestran una ruptura de relaciones en todos los ámbitos de la vida. El hombre
desde el discurso patriarcal, es dominante, posesivo, controlador, frente a una
mujer, en esta posición, donde los hombres poseen el espacio público, social y
político; las mujeres son objeto y sujeto del deseo en el ámbito privado y,
silenciadas, donde no tienen derecho al deseo, donde su cuerpo no es de ellas, sino
de otros:
MARIDO.-¡Mierda! ¡Levantáte de esa cama y dame de hartar! ¿O qué?
¿Querés que te pijée? ¿Eso es lo que te gusta, verdad? ¡Hijueputa! ¡Apuráte
mujer! ¡Parecés una estúpida cuando caminás! ¡Ya te voy a dar tu verga! Eso
es lo que querés, ¿verdad? ¡Que te dé por el culo! ¡Como una perra! ¡Limpiá
esta mierda de casa, levantáte hijueputa, levantáte hijueputa! ¿Qué crees?
52
Antologia del Teatro Nicaragüense
¿Que no me di cuenta que estabas hablando mal de mí con la putísima de tu
amiga! ¿Quién sos vos para quejarte? ¿Quién sos vos? Si vos no vales ni
mierda, ¿me oís? ¡Me cago de la risa imaginándote sola por la vida! ¡No
llegarías ni a la esquina, cabrona! ¡Ni a la esquina, hijueputa! ¡Y tráeme una
cerveza! ¡Y bien helada!
En el teatro de Lucero Millán existe una enajenación del ser femenino como
parte de un mundo represivo masculino. Al igual que en las obras A golpe del
Corazón y su más reciente montaje Sopa de muñecas, encontramos el machismo
en todos sus grados de desarrollo. El macho es como un pulpo que con sus
tentáculos agrede a la mujer, no sólo físicamente, sino afectiva y emocionalmente.
Pero sobre todo impone la cultura del dolor y la violencia, trastoca el valor cultural
de la mujer como vientre de vida, para reducirla una elegía que desfigura su ser,
que la reduce a un impune estado de humillación.
Lucero Millán confabula una auténtica postulación del ser femenino, en una
nueva reformulación del mundo de la mujer, de una mujer enmarcada en una época
postmoderna, que permita a la mujer como ser integrarse a un nuevo proyecto de
vida, pero sobre todo, darle prestancia y calidez humana y libertad para pensar y
hablar:
MADRE.-! Ay!, ¡Ay! Y ahora que lleguemos la misma historia de siempre: la
casa botada, las cazuelas sucias; el haragán de tu padre pegado a sus
botellas y a sus queridas. ¡Ay, que cansada! Ya nadie me ayuda. Pero a mí
ya no me importa nada. Cada cual que se la arregle como pueda, después
de todo quien se ocupa de mí. (14)
Siguiendo la propuesta dramática de Lucero Millán, en cuanto a esa relación
de la realidad política y social en que nace como proyecto estético y de vida, ¡Ay
amor, ya no me quieras tanto¡, nos da otra mirada de la realidad; sobre todo, darnos
prestancia y calidez humana y libertad para pensar y hablar; porque en fin de
cuenta: Una de esas formas de conocimiento sin lugar a dudas ha sido el arte, pero
la manera que ella ha elegido para aprehender esa realidad no ha sido copiarla;
sino a través de una síntesis, que en mucho de los casos y en particular en el teatro,
ha sido una síntesis objetivizada, poetizada38.
PERDÓN (2013)
LUIS HAROLD AGURTO
Luis Harold Agurto es el más joven dramaturgo que cierra esta antología del
teatro nicaragüense. Egresado de la Escuela Nacional de Teatro Pilar Aguirre en
1992, y merecedor dos veces del premio Nacional de Dramaturgia, en 2006 y el
2008. Aunque como actor ha interpretado diferentes personajes con grupos
nacionales, sus obras dramáticas han cobrado vida escénica, en especial, por los
38
Ídem.
53
Antologia del Teatro Nicaragüense
grupos de teatro universitario. Todos sus textos fueron publicados por el Foro
Nicaragüense de Cultura, reuniendo trece obras, que abarcan diferentes estilos y
estructuras dramáticas. Salvador Espinoza, actor nacional, define el teatro de Luis
Harold Agurto como:
Las incomprensiones, las dificultades en la vida conyugal, sus propias
vacilaciones y obsesiones, la atracción hacia el mal juzgado mundo bohemio
del artista, las aspiraciones de un reconocimiento para sí mismo y el artista
en general y la miseria humana del artista, es la materia con que Luis Harold
Agurto, construye sus obras. Sin embargo, el más constante de sus temas
es el embrujo amatorio en la relaciones de pareja que lo traduce a su propio
amor por el teatro, a su oficio de escritor y su resistencia a aceptar los
convencionalismos de convivencia cotidiana39.
Su dramaturgia toca aspectos de una emotiva sensibilidad y una poética
teatral que se manifiesta en un metateatro, siendo un ejemplo, el monólogo Perdón,
que lo representa en esta antología. Luis Harold Agurto va más allá de una visión
clásica del teatro, por eso transgrede la ficción teatral y convierte la obra en un
metateatro, que es el teatro dentro del teatro. Para que existan unas expresiones
dramáticas metateatrales debe de haber ciertas condiciones que permitan constituir
el doble juego de la realidad en ficción y la ficcionalización de la realidad.
Un primer momento es la teatralización de la vida, que solo se da cuando
irrumpe la acción conflictiva en la vida del espectador, entonces el mundo es el
escenario, y la ficción se niega y se revela como una especie de sueño, como en un
ir y venir en un juegos de espejos. La obra no ocurre ya solo en el escenario, sino
en todo el ámbito del espacio teatral y el personaje se desdobla y hablan del teatro
mismo; en ciertos momentos el público es espectador, pero en otros se convierte
en personaje, que vive entre la ficción y realidad:
Sé que están pensando que este es el monologo; que la realidad es
debatirme entre la representación y la realidad. (pág. 98)
Cuando hablamos de teatralización de la vida, queremos decir, que la ficción
misma, siendo ficción es una realidad, en cuanto el personaje tiene conciencia de
su existencia y el público es empujado a participar de la acción dramática. Desde el
inicio del monólogo aflora una teatralización de la vida al dirigirse el personaje al
público:
¡Perdón! Sé que algunos de ustedes estaban buscando la campanilla para
tirar de ella y que el actor en este caso la actriz, continúe como en el
monologo de Becket.
39
Agurto, Luis Harold. Antología (2013). Compilación y edicción de Salvador Espinoza. Edición del
Foro Nicaragüense de Cultura. 155 pág. Managua.
54
Antologia del Teatro Nicaragüense
No hay campanilla, lo que ocurre es que me buscaban entre ustedes. Porque
esta que está aquí; no está conforme, no del todo. Es curioso porque entre
más lo observaba, más se escondían. (pág. 97)
La teatralización de la vida adquiere su existencia fundamental, porque en el
metateatro se representa una pieza enmarcada; de ahí pasa de la ficción teatral al
realismo, donde la realidad se vuelve más a la condición del espectador. Esta
representación enmarcada la encontramos en la actriz, que se supone llega a
representar la vida de una mujer, que es el personaje del monólogo, que ha medida
que va leyendo las cartas que están en la caja, va contando su existencia; pero
resulta que lo contado o repreentado es lo vivido por la actriz:
Hubiera empezado mi monologo con la frase ¡perdón! Porque en serio, así
comienza el texto. La actriz entra a escena, observa detenidamente al
público y dice ¡perdón! Pero los he observado en serio… yo… la actriz. La
memoria entonces me ha jugado una mala pasada preguntándome de
repente ¿perdón por qué? Es decir… mi perdón del monologo no el perdón
en serio. Después de pedir perdón el personaje abre la pequeña cajita; esta,
y romperá en el transcurso de la pieza, las cartas que irán haciendo que el
personaje libere de ese amor incorpóreo pero necesario para lograr
encontrarse a si misma. (pág. 97)
En el monólogo Perdón el texto enmarcado es la vida de la actriz, que en
lugar de representar el texto escrito por el autor, nos interpreta sus vivencias: En
esta obra, el autor, disecciona el mundo transitorio de una actriz, que juega
nuevamente con la fantasía del mundo irreal del artista obligado a “representar” la
vida de otros, mientras su propia vida sigue siendo la triste realidad 40. Sucede esto
precisamente porque es un monólogo, que al final de cuenta de pronto el público
puede inferir que la vida de la actriz es la misma del personaje:
En otras palabras, en la mujer común y corriente que se ha sincerado y
mostrado su soledad y su búsqueda, su aparente búsqueda, porque no sabe
cuándo empezó a darse cuenta que hasta cierto punto absurdo interpretar
otra vida, cuando siempre le ha huido a la propia, cuando ya no sabe si es
texto aprendido o es su simple realidad tan parecida a la del personaje. (pág.
99)
En el metateatro los personajes son concientes de su propia teatralidad, por
eso es que la vida es vista como ya teatralizada. Esto significa, que en una
representación teatral, el proscenio, que es lo más próximo entre la representación
y el espectador, sirve de límites entre lo uno y el otro; creando lo que se llama la
cuarta pared, pero lo más importante es que el espectador sabe que lo que ve es
una obra de teatro y vive la magia de la representación, muy comodos desde las
butacas.
40
Ídem.
55
Antologia del Teatro Nicaragüense
La teatralización de la vida ocurre precisamente cuando el personaje
transgrede esos límites del proscenio y rompe la cuarta pared, al tener conciencia
de su existencia teatral, no solamente como personaje dramático sino también
escénico y logra una ruptura de la ilusión estética y la imagen poética del teatro,
logrando una autoconciancia dramática: conciencia en el personaje que es un
personaje dramático, y conciencia en el espectador que es una autorelfexión del
que el teatro habla y se representa asi mismo.
Pero al verlos detenidamente me ha entrado una angustia. Angustia de no
saber realmente en qué lugar, posición, parcela, o estación de la vida me
encuentro. Entonces los he observado para transgredir las reglas, ya que en
un monologo el observado es el actor… actriz en mi caso. (pág. 97)
Lo primero que define al personaje del monólogo Perdón es su falta de identidad y
su percepción ambigua del mundo y de la vida. El no tener una identidad, el no
saber cuando es una actriz o cuando un personaje; la llena de angustia, pero sobre
todo, ella que tiene que ser observada por el público, por esos miles de ojos que la
ven, ahora ella ve al público, entonces el personaje se da cuenta, no solo de su
existencia sino también de la exsitencia de la realidad misma, produciendo lo que
ya afirmamos la teatralización de la vida:
¿Qué es la identidad? Será levantarnos una mañana cualquiera, vernos al
espejo y repetirnos “esta soy yo” como si ayer no hubiera sido la misma. ?
¿se es una misma todos los días? O ¿lunes, miércoles y viernes nos
enamoramos y los días restantes leemos los diarios, nos conectamos a
internet y nos desamoramos, nos despegamos, cortamos el ombligo de la
realidad? Esa es mi angustia. Mi angustia ahora, de momento, de aquí en
este escenario frente a ustedes. (pág. 97)
La actriz percibe esa falta de indentidad escénica como una carencia de
identidad social, emotiva y evocadora. Entra en una catarsis de existencialismo
buscando precisamenta esa identidad que está perdida en ella misma. La crisis de
identidad se profundiza en una dolor trágico y funesto, que es la desintegración
humana, que es perder todo valor humanístico de solidaridad, de compañerismo,
de darse para recibir, de ser para vivir en convivencia; dondo solo nace el perdón
humano y escénico
Y les pido perdón por sentirme infeliz, les pido perdón por no encontrarme,
perdón por sentirme vacía, por no ser capaz de interpretar este monologo,
como voy a encarnar al personaje si ni siquiera he podido encarnarme yo.
La actriz/personaje en su belleza dramática muestra su yo lírico, su interior
romántico, sus esperanzas, sus deseos insatisfechos, para vivir una doble vida en
su existecia dramática como personaje interpretado desde el escenario y como
actriz que interpreta a la mujer que lleva una caja de cartas para contar, desde el
drama mismo de la vida, su existir. Entonces el meteteatro se convierte en una
56
Antologia del Teatro Nicaragüense
poética teatral, por la construcción de la escena desde un lenguaje bello, pristísimo
y eminetemente connotativo:
¡Ay! Si aparecieran un instante, pequeños. Si te asomaras con cautela a
estas manos que te aguardan, si a ratos sintieras mi ausencia. Si te juraras
por lo menos una y otra vez que no te inquieto, tendría por lo menos un
puntito de mostaza, un apoyo, una vulnerabilidad. Tuya para entender de que
estas hecho y así acercarme a vos. Si solamente me tocaras el corazón. Si
solamente pusieras tu boca en mi corazón, tu fina boca, tus dientes. Si
pusieras tu lengua carnosa y roja como vagina, allí donde mi corazón
polvoriento golpea. Si soplaras en mi corazón cerca del mar, llorando…
sonaría como aguas vacilantes, como a ojos tristes. Sonaría como a vos y
yo. ( pág. 100).
Perdón de Luis Harold Agurto se convierte en un drama de la vida dentro de
otro drama, donde el monólogo es una ceremonia lírica dentro de la representación;
en un delirio existencial donde el personaje se pierde en la actriz, y la actriz se
busca en el personaje. Entonces el público tiene varias miradas porque tiene delante
de sí una perspectiva doble, metateatral, que logra los nexos como abrazos dobles,
de la vida y el arte teatral, que solo busca mostrarnos la naturaleza de la identidad
humana.
CONCLUSIONES
Jorge Eduardo Arellano, refiriéndose al teatro en 1975, lo cataloga en su
Panorama de la Literatura Nicaragüense solamente como intentos en la dramaturgia
nacional. Aunque el mismo autor, en 1986, en su Inventario Teatral Nicaragüense
hace una excelente valoración tanto del texto dramático como del movimiento
teatral, desde sus orígenes prehispánicos, hasta el triunfo de la Revolución Popular
Sandinista.
Esta Antología del teatro nicaragüense muestra la calidad dramática porque
se nutrieron y establecieron un diálogo con las dramaturgias vanguardistas de
Europa y los Estados Unidos, especialmente con el existencialismo de Sarte, el
teatro del absurdo de Ionesco, las teorías del teatro político de Picator, el teatro
épico de Brecht y las innovaciones dramáticas de Pirandello e Ibsen. En cuanto a
lo temático, se desarrollan diferentes temas que abordan problemas nacionales,
sociales y morales de la sociedad nicaragüense, producto de un contexto histórico
social de Nicaragua.
El texto dramático nicaragüense, aunque se nutre de las corrientes
universales del teatro, se apropia de ellas de una manera original, creando un
lenguaje propio de lo nacional, como en la Chinfonía burguesa y Asesinato frustrado
con carácter universal. Es un teatro de identidad, de crítica social y moral del siglo
XX y comienzo del XXI, más que divertir, se da subversión al hecho teatral, donde
57
Antologia del Teatro Nicaragüense
la realidad dramática plantea una rica gama en la construcción de los personajes,
sobre todo, en las atmósferas absurdas, irreales, asfixiantes, de desconcierto entre
la imagen teatral y el espectador.
Un elemento que no podemos pasar por alto es el aporte de la mujer a la
dramaturgia nacional. El lenguaje dramático femenino plantea otro discurso
dramático, otra interpretación del hecho teatral y de la realidad misma. Es la mujer
hablando de la mujer, la mujer expresando desde el escenario la gramática violenta
de su ser femenino, afectado y humillado con el sello machista.
El problema planteado de lo escasamente conocido y valorado de las obras
aquí estudiadas afecta la recepción de las mismas, y esto se demuestra en la
ausencia de los textos dramáticos, especialmente los de Rolando Steiner, en las
bibliotecas nacionales, así como la nula publicación de textos que han sido agotadas
sus ediciones, como las de Alberto Ycaza. Esta recepción de las obras para las
nuevas generaciones se ve plasmada en que ningún autor tiene publicada sus obras
completas.
Nuestros autores dramáticos asumen un compromiso con el espectador, un
compromiso donde el teatro es planteado, no como un diluyente catártico, todo lo
contrario, un teatro para provocar, para cuestionar, para criticar,
para
desenmascarar la hipocresía social, para señalar los vicios, para poner el dedo en
la llaga de lamoral. Pero sobre todo, queremos destacar que es un teatro que
sorprende, que tiene vigencia espacial y temporal, que se nos presenta con un
mundo dramático donde la realidad se vuelve mágica, pero sobre todo una
propuesta dramática para pensar, para reflexionar y determinar lo que somos y lo
que podemos cambiar.
58
Antologia del Teatro Nicaragüense
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62
Antologia del Teatro Nicaragüense
CHINFONIA BURGUESA
Farseta en un prólogo, dos actos y un epílogo
Por Joaquín Pasos y José Coronel Urtecho
63
Antologia del Teatro Nicaragüense
LA CHINFONÍA BURGUESA
José Coronel Urtecho
Joaquín Pasos
PERSONAJES:
Don Chombón, el mismo Don Trombón y Don Bombón.
Doña Chomba, la misma Doña Tromba y Doña Bomba. (Gordos marido y mujer)
Fifí (jovencita, hija del matrimonio anterior)
El pueta (poetastro)
Norberta Berta (sirvienta tuerta)
La muerte (inmensa vieja gorda con guadaña)
El dependiente Bastequieta.
El dependiente Colorado Urbina.
El dependiente Nicolás Ubago.
Actores de segunda categoría: El Piariola La Silla, El Sofá, El Sillón, La Butaca
PRÓLOGO
Sala burguesa, amueblada con un sillón, una silla, una butaca, un sofá y una
pianola. Pinturas de raro mal gusto. Al foro: puerta y ventana.
(Cada mueble disfraza un actor, que levanta la cabeza al hablar. Su voz es la voz
del mueble que representa. La escena está desierta.)
LA SILLA.-(Saca la cabeza y la esconde.) Soy la silla Paquilla.
EL SILLÓN.- (Idem.) Soy el sillón Chon.
LA BUTACA.- Soy la butaca Paca.
EL SOFÁ.-(Idem.) Soy el sofá Sabá
LA PIANOLA.- (Idem.) Soy la pianola Manola.
EL SILLÓN.-Soy el sillón Chon para hacer la digestion.
(Van quedando salidos en seguida a medida que hablan.)
LA SILLA.- Soy la silla Paquilla para cruzar la canilla.
LA PIANOLA: Soy la pianola Manola que cuando no me tocan me toco sola.
64
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL SOFÁ.- Soy el sofá Sabá en que se sientan juntos papá y mamá.
LA BUTACA.- Soy la butaca Paca para la siesta guanaca.
EL SILLÓN.- Se fuma en mí el puro, se piensa en mí el duro.
LA BUTACA.- Yo mezo el bostezo y ayudo al estornudo.
LA PIANOLA.- Yo alegro al suegro sentimental con mi ser musical, soy su perfecta
predilecta, su secretaria ordinaria, su musa principal.
EL SILLÓN.- Tenemos unos dueños pequeños, unos dueños que nos cuentan sus
sueños, sus negocios sin socios, sus proyectos directos, sus empresas traviesas,
sus corridas prohibidas.
LA BUTACA.- Somos de don Bombón y doña Bomba.
LA SILLA.- De don Trombón y doña Tromba.
EL SILLÓN.- De don Chombón y doña Chomba. (Pauza.)
EL SOFÁ.- En esta pieza burguesa, en esta sala de gala, vive una vieja pareja con
su malaria ordinaria.
LA BUTACA.- Esta es su historia meritoria, sumaria y literaria.
(Se oyen golpes en la puerta.)
Una voz adentro: ¡Tan! ¡Tan! al zaguán. . . (Todos los actores de los muebles
esconden la cabeza.) Inmediatamente la voz de doña Chomba – adentro – Ten, ten
la puerta Norberta Berta tuerta. (Pasa Norberta.) La voz de la puerta: dando un golpe
– ¡¡Pan!!
La voz de don Chombón – adentro – Pon la mesa, Teresa, la tortilla tiesa, la
mayonesa, la salsa inglesa, la. . . Voz de doña Chamba: (Adentro.) Ssssssss. .
Ambos cónyuges a la vez (saliendo.) ¡Chó!. . . Una voz adentro: ¡Chon, pipipipípiiiiii!
(Ambos cónyuges se miran. Entra Fifí.)
DON CHOMBÓN.- ¡Fifí! Linda es Fifí como un tití.
DOÑA CHOMBA.- (Zorreándose.) ¿Un alhelí?
DON CHOMBÓN.-Sí.
DOÑA CHOMBA.-(A Fifi.) ¿Con quíen te querés casar: con la luna, con el sol, o con
la vieja del tambor?
65
Antologia del Teatro Nicaragüense
FIFÍ.- (Cantando a medias.) Papá, mamá, me quiero casar con un pajarito que sepa
bailar.
La voz del pueta (Adentro, canturreando.) Casate conmigo que yo daré zapatos y
medias de color de café.
DON CHOMBÓN.- (Saltando asustado.) ¡Fifí, vení aquí! ¿Quién es el enamorado
que ha cantado? ¿Quién es el entrometido que te ha pretendido?
FIFÍ.-¡Es mi futuro marido! Papá, mamá, dejame casar con el pajarito que sabe
cantar.
DOÑA CHOMBA.-No consiento en ese atrevimiento.
FIFÍ.-Pero yo sé mi cuento.
DON CHOMBÓN.-Te mandaré con mi dinero al extranjero. Te dejaré mi capital
entero, pero no quiero que te lo robe un majadero.
FIFÍ.-Papá, mamá, me voy a casar, con el pajarito que sabe cantar.
EL PUETA.-(Cantando afuera.) Casate conmigo carita de ayote si no nos casamos
nos come el coyote. Venite mañana y venite de prisa, cuando el viejo esté echado
y la vieja ande en misa. Casate conmigo porque yo te quiero; casate conmigo, cara
de ternero. Venite, chiquita; vení que me muero. Te espero, te espero, en el
Esperadero.
DOÑA CHOMBA.-(Desesperada.) ¡Por Norberta Berta Tuerta que dejó la puerta
abierta entró ese mosca muerta! (A Fifí.) Te mataré con el pie, te tiraré por la
ventana. . .
FIFI.-(Decidida.) Mañana me casaré con quién yo sé.
DON CHOMBÓN.-(Cayendo hincado de rodillas, suplicante.) ¡Telón, telón, telón,
mirame con compasión. Baja a cubrir mi desgracia, mi desgracia Engracia!
TELÓN
ACTO I
ESCENA I
En la misma pieza, sin muebles, excepto el sofá y un asiento llamado rima. Un
rótulo. Esperadero.
La escena, en el Esperadero, lugar de cita amorosa de Fifí y su novio. Entra
Norberta.
66
Antologia del Teatro Nicaragüense
NORBERTA.- (Asomándose a todos lados.) Está citada Fifí la enamorada en esta
encrucijada. ¡Dios quiera que no le pase nada! (Luego alzando los brazos.) Luceros
de los esperaderos, lares de los esperadares. Amparad su bondad, poned en su
alma calma, encended su fed, ensancha su esperancha Pancha! Colocad con
seguridad una venda Rosenda sobre los ojos flojos de estos viejos pendejos!
Tapales las viejas orejas para que no oigan el sí de Fífi. Dejalos sin sentidos al
marido y la marida, para que calle y no estalle el bombón de doña Bomba; el
chombóm de doña Chomba, el trombóm de doña Tromba. Conducid al poeta que
viene en bicicleta; tened cuidado que hoy esté bien portado, afeitado y bañado;
vestido y pulido; pues mi ama lo ama como el hipopótamo ama a la hipopotama.
ESCENA II
(Dichos y Fifí.)
FIFÍ.--(Entra iluminada.) Rápida, apasionada. Lo quiero y por eso lo espero en el
Esperadero, lo adoro y por eso lo lloro en el inodoro. Papá lo detesta y no lo invita
a la fiesta; Mamá lo aborrece y su odio crece y crece; pero Norberta le deja abierta
la puerta y yo lo mezo, lo peso, lo rezo, lo travieso, lo embeleso, lo cueso, lo tueso,
lo beso, lo dejo tieso!
ESCENA III
(Dichos y el pueta. Se retira Norberta.) (Entra el pueta montado en una bicicleta.)
EL PUETA.-Chocoyito real, ¿qué tal?
FIFÍ.-Bien.
EL PUETA.-¡Bien!
FIFÍ.- ¡Siéntate en esta rima!
EL PUETA: (Sentándose en la rima.) Persigo hablar contigo vis a vis y vos a vos,
cantarito de arroz.
FIFÍ.- Aún dura mi ternura en el acordeón de mi corazón que me hace pin, pin, pin,
pón; por vos mi alma pura canta como el pajarito del relón – mejor que cualquier
canción – el son-son que te quiero Yon.
EL PUETA.- Tu mano cálida como el verano me da una impresión de pajarito
chiquito en confesión, y ante la porosidad de tu sinceridad se me quita del dedo el
miedo a don Chombón. Tus miradas cargadas de babosadas ponen mi corazón
acurrucado como un puño cerrado mientras el tuyo está inquieto como un secreto,
pero tu cabeza está tiesa con su moña ñoña y siento en tus piernas tiernas y en tus
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Antologia del Teatro Nicaragüense
pies al revés las perezas de las patas de las mesas y las cosquillas de las ancas de
las sillas.
FÍFI.-(Nerviosísima.) Pero amarga el momento de la despedida, cuando siento tu
pensamiento como un tren de carga en la partida, y cuando la ternura de tus besos
tiene la premura de los expresos. . .
EL PUETA.- (Amorosísimo.) Por eso me asomo por última vez a tus retinas para
ver las colinas de mi amor en preñez; mientras tú, tienes la fiebre de la liebre, el
recato del pato y la estupidez del pez, . . . pero eres sencilla como una bacinilla.
(Pausa.) (Insinuante.) ¡Déjame abrir tu corazón con un tirabuzón!
FIFÍ.- (Coqueta.) ¡Non! (Pizpereta.) La caja de caudales de papá, se abre con llave
de fa o con llave de re, yo no sé.
EL PUETA.-Yo la abriré con un P. (Pausa.) Yo quiero tu dinero.
FIFÍ.-Y yo te quiero como papá a su bolero.
ESCENA IV
(Dichos y Norberta.) (Entra Norberta corriendo, agitadísima. Trae la cara pintada
con color de susto.)
NORBERTA.- ¡Todo esto lo han sabido doña Chomba y su marido! Junto, a la
estufa bufa, como una loca oca cocoroca foca foforoca! ¡¡Grita un grito!! ¡¡Pita un
pito!!!!
DOÑA CHOMBA.- (Desde adentro.) ¡¡Fifí, Fifiiiiii!!
ESCENA V
(Entra doña Chomba, teñida de ira, amoratada.)
DOÑA CHOMBA.- Lo mato, lo quiebro un omoplato, un pie, un peroné!
(Dirigiéndose a él.) Te aborrezco, te detesto; tus falacias hicieron mis desgracias,
tus rimas me metieron en estas pantomimas. Pueta de la nariz a la jeta, te rompo
una falangeta. ¡Ladrón de afición, te bruño el esternón! (Gritando más.)
¡CHOMBON! ¡TROMBON!
NORMBERTA.- (Llamándole la atención.) ¡¡DOÑA CHOMBA!! ¡¡DOÑA TROMBA!!
DOÑA CHOMBA:.-Kekereké, kokorokó, kikirikí! ¡Kikirikí, kekereké, kokorokó!
NORBERTA.- (Afligida.) ¡Fifí! ¡Doña Chomba!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
DOÑA CHOMBA.-(Sin hacer caso, más fuerte.) ¡KAKARAKA!
NORBERTA.-¡Qué gritos, qué patadas, qué bufidos, qué resoplidos da!
DOÑA CHOMBA.- (Cayendo en el sofá.) Hasta que caigo desmayada en el sofá.
EL SOFÁ
(Se yergue.) En el sofá Sabá.
ACTO II
Oficina de Almacén. Don Trombón con gran seriedad, consulta papeles; se levanta
y dice:
CHOMBOM.-Saco mi alma de mi almario, mi alma de propietario millonario y
lentamente invento el inventario siguiente: Tengo: una spiroqueta pálida de
abolengo, un zancudo en mi escudo, un higo en el ombligo. Yo soy un tinajón con
corazón, un tinajón con saco y pantalón, y de mi saco saco una petaca flaca y una
lágrima seca. Yo soy un hombre duro como un duro, yo soy un hombre puro como
un puro con un solo pecado olvidado: un pedazo de beso tieso, como botón de
hueso dado a una criada bruta como una fruta. Poseo una pianola de cola de la que
sale a la sala de la sinfonia (o bien como antes se decía) “La chinfonia a la viela o a
la viola.” Bailo la perinola al son cochón de mi violón o al son violento de mi
instrumento de viento. ¡Pero amo sobre todo mi pianola, mi pianola Manola! (Pausa.)
Pero esto pasó cuando escupió su psique con el diente meñique y era la era de la
petenera cuando la carretera era la carretera y este mundo era un segundo mundo
...
A los dependientes, que han entrado mientras dice lo anterior:)
. . . Ahora todo es paz, amigo NIcolás, pues Fifí se ha casado, amigo Coronado, con
el famoso pueta, amigo Bastequieta. (Pausa.) ¿Fifí con su marido? Nido. Pinol
cernido. Cucú, cucú. ¿Quién eres tú? El pajarito de Benito, frito. Memé, memé,
¿Quién es usted? El bisté. Va engordando el pueta como una ruleta. Su panza no
alcanza en una romanza, 208 libras puja la balanza. Ya está curado de los pies
quebrados, le ha nacido un bigote en el lugar del estrambote y se han pulverizado
los esqueletos de sus sonetos. ¡Nueve meses burgueses de idilio a domicilio en el
ocio feliz de su negocio, su negocio de amor, de a peso el beso! y como conclusión
de su pasión está para venirle un muchacho varón!! (Pausa.) Cuando Norberta Berta
tuerta entre en mi puerta y me diga que el cielo me hizo abuelo y me traiga a mi
nieto Aniceto, ¡qué consuelo para mi orzuelo, qué alegría para mi hidropesía y qué
buen rato para mi garabato! (Pausa.) Mi nietecito Rito dará gusto por lo robusto;
sacará mis ojos rojos y mi nariz de perdiz, mas no sacará la jeta ni la pata corneta
del pueta. Tendrá la sonrisa lisa de Mona Lisa y el pisto del Conde de Montecristo,
pero lo quiero ingeniero minero para dejarle todo mi dinero. (Pausa.) Mi
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Antologia del Teatro Nicaragüense
descendiente Chente será la admiración de la gente porque tendrá un quiquiriquí
como el de Fifí, su mimí. Pausa (suena el teléfono) salta el teléfono (hablando por
teléfono).
DON CHOMBÓN.-Holá, holá. ¿Qué nació ya? (Pausa.) Dimelo otra vez, dimelo al
revés. (Pausa.) Si nació sonto, dimelo pronto; si nació manco, sé franco. (Pausa.)
Vente, vente, vente inmediatamente; que lo traigas te lo digo, quiero verle el
ombligo! (Cuelga el teléfono a los dependientes, alborozado.) Viene el hijo del pueta,
amigo Bastequieta, viene para mi oficina, amigo Urbina, tomaremos un trago, amigo
Ubago. (Toman.)
DEPENDIENTE 1.-Brindo por su nieto tan lindo.
DEPENDIENTE 2.-Brindo por su nietecito tan bonito.
DEPENDIENTE 3.-Brindo por su nieto tan coqueto.
DEPENDIENTE 4.- ¡Brindo por su descendiente tan inteligente!
ESCENA II
Entra Norberta temblando, con el niño tapado. Don Chombón destapa el niño y dice
desilusionado: Fifí parió un garrobo!
NORBERTA.- ¡Un garrobo lobo!
DON CHOMBÓN.- ¡Jacobo! (Y lo saca.) Cuya madrina será la cucaracha, la
cucaracha Nacha. (Furioso.) ¡Lleváte a Jacobo que es producto del robo que es una
mixtura impura de la poesía y de la burguesía! Salen timidamente los dependientes
(triste, melancólico.) Me ha fallado mi sueño dorado! Vuelven a entrar nerviosos los
dependientes, uno por uno:
DEPENDIENTE 1.-Pobre don Bombín cuyo almacén ya no anda bien. Un
cablegrama se pone solo al Polo.
DEPENDIENTE 2.- (Con un diente en la frente.) A un dependiente le nace un diente
en la frente, en los patines patinan los calcetines, a las victrolas les nacen colas y a
las pistolas alas.
DEPENDIENTE 3.-Van los números al teatro de 4 en 4 a $ le salen 10,000 diviesos
viajan en sus cajas las alhajas y las navajas.
DEPENDIENTE 1.-Suben los precios a los trapecios se sientan % % % en los
asientos..
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Antologia del Teatro Nicaragüense
DEPENDIENTE 2-Nadan los zapatos como patos, un maniquí se fuga, el reloj pone
un huevo de tortuga, los paraguas se enderezan sus enaguas y el tenedor de libros
aparece perdido entre los cubiertos con los ojos abiertos, yertos, muertos, tuertos,
puertos.
DEPENDIENTE 3.-Un ladrón se roba un jabón! Celébrase una carrera de piernas
de jamón.
DEPENDIENTE 1.-Una sustancia rancia ha venido de Francia.
DEPENDIENTE 2.-Ha nacido una levita en la hueva de una leva!
DEPENDIENTE 3.- El agua de colonia dice que se llama Apolonia. (Entrando.)
NORBERTA.-Una cama pregunta cómo se llama! Las botellas no están doncellas,
dicen sus jalones los tapones.
CORO.-¡Pobre don Bombín cuyo almacén ya no anda bien! Don Bombín que a cada
noticia muestra una cara de terror, se va hundiendo adolorido, desesperado, en el
sillón. Al final se tapa los oídos y cae el Telón.
EPILOGO
La misma pieza del Prólogo. Medio día. Tertulia de la digestión. Don Bombín. Doña
Chomba, Fifí, el pueta, Norberta. Debe dejarse visible la puerta del foro, donde
aparecerá la Muerte.
DON BOMBÍN.-(Amodorrado, roncando.) Kkkkooo kkkkooo kkkkooooooo, ¡así
ronco yo!
FIFI.- Kkka kkkaaa kkkaaa, así ronca papá.
NORBERTA.- Kkkeee kkkeee kkkeee, así ronca usté.
EL PUETA.- kkkii kkiiii kkkiiiii, así ronca Fifí.
DOÑA CHOMBA
(Al pueta.) Kkkuú kkúúú kúúúú, así roncas tú.
DON BOMBÍN.- ¡Qué felices que somos!
FIFÍ.- Qué tranquilos que estamos.
DOÑA CHOMBA.-Qué sabroso comemos.
EL PUETA.-Y qué bien que dormimos.
DON BOMBÍN.- ¡Qué alegría la mía, lejos de lo que me sucedía cuando vivía en la
vía de la fantasía! Ya pasaron mis grimas con las pantomimas de las rimas, y ya no
tengo queja de esta pareja pendeja. Está entera mi felicidad casera, mi almacén
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Antologia del Teatro Nicaragüense
está bien y yo también, y siento y gran arrobo cuando le doy un sobo a mi nieto el
garrobo Jacobo.
NORBERTA.- es tanta nuestra suerte que ni nos acordamos de la muerte.
ESCENA II
Pausa. La puerta se abre de par en par. Aparece la Muerte.
MUERTE.- Yo soy la muerte fuerte, sorda y gorda. (Entra. Se ponden de pie todos.)
DON BOMBÍN.-Se ha equivocado Ud. de puerta, señora muerta, de mi oficina no
hemos llamado a la quirina, talvez la espera la vecina de la esquina, aquí estamos
todos sanos y tenemos horror a los gusanos.
LA MUERTE.- Los tengo a todos en mis manos. ¡Yo soy la muerte fuerte, sorda y
gorda!
DON BOMBÓN.-¡Salga, vieja insolente. Salga inmediatamente, deje en paz a mi
gente, porque si se arma algarabía llamaré a la policía!
LA MUERTE.- (Meneando la cabeza.) ¡Yo soy la muerte fuerte, sorda y gorda!
FIFÍ.- A mí, déjame aquí, porque no estoy madura para la sepultura.
LA MUERTE.- ¡Te vas con los demás!
NORBERTA.-¡Yo no tengo que ver nada en esta zanganada, yo no soy pariente de
esta gente y me salgo por la tangente! (Se sale lateralmente y la muerte la detiene
con la guadaña.)
LA MUERTE.-Te arrastra la corriente.
EL PUETA.- ¡Muerte no quiero verte! Dame tiempo de sobra para escribir mi obra.
Dame un segundo para el tomo segundo. Te mostraré la muestra de mi obra
maestra que aunque me salga mal me hará inmortal.
LA MUERTE.- ¡Te vas en mi costal!
DOÑA CHOMBA.-Espera un momento para tomarme un alimento. Espera un rato
para comerme un plato de manjar de jato. Espera un poco para beberme un coco.
Siquiera un día para comerme una sandía. Siquiera un a semana para comerme
una iguana. Siquiera una quincena para comerme una rellena. Siquiera un mes para
comer una res, o por lo menos un ternero entero con todo y cuero!
LA MUERTE.- ¡¡No te espero!!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
DON BOMBÍN.-(Hipócrita.) ¡Qué se va a hacer! Te entrego con placer a mi mujer y
yo me quedo solo con mi dolo Lolo, con mi orzuelo Chabelo, con mi hidropesía María
y con mi garabato Honorato; porque yo amo mi vida podrida cuando pienso en mí
pienso, cuando lleno mi barriga de buñiga y cuando me rasco mi rocha Concha. (Se
rasca una nalga.)
LA MUERTE.-(A don Bombín.) ¡También estás en mi lista, viejo egoista! (A todos.)
¡No os dejaré un segundo en vuestro mundo inmundo!, y pues yo soy la muerte
fuerte, sorda y gorda me los llevo a la tumba, al a zumba marumba. . .
Levanta la guadaña y cae el telón.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
POR LOS CAMINOS VAN LOS CAMPESINOS
Pablo Antonio Cuadra
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Por los caminos van los campesinos
Pablo Antonio Caudra
PERSONAJES:
EL RANCHO, que es como una persona muda, que vive en todos.
SEBASTIANO, con toda la tradición del campesino surfidor, cuidadoso de sus
raíces, franco, pero receloso y pensativo. Sencillo, fatalista y de religiosidad
medular.
LA JUANA, una mujer. Mestiza: fantaseosa. Deseando más. Con pájaros en la
cabeza pero ingenua y fiel. Palabrera y optimista.
PANCHO, el hijo mayor, soltero. Silencioso y reflexivo como el padre.
MARGARITO, el hijo menor, casado con la Rosa. Con el carácter de la madre.
LA ROSA, indita joven, mujer de Margarito, todavía un poco indefinida.
SOLEDAD, la hija menor (16 o 17 años) temperamental. Nerviosa. Ingenua.
Impulsiva. Trigueña. Muy bella en su tipo.
EL DOCTOR FAUSTO MONTES, abogadito del pueblo que se hace personaje con
malas artes. Es el poder – el Poder – de la malicia contra la inocencia.
EL COMANDANTE, Teniente Comfort, USMC – Oficial de la Marina de la
Intervención. TELEGRAFISTA (gordo), y SOLDADOS CONSERVADORES Y
LIBERALES
EPOCA: De las guerras civiles y de la Intervención yanqui en Nicaragua (alrededor
de 192. . ) VESTUARIO: Tipico del campesino nicaragüense.
CUADRO PRIMERO
Una huerta nicaragüense.
Al fondo, lomas y serranías verdes y azules.
Una árbol alto. Quizás pájaro
Al pie del árbol – como debajo de un ángel verde – está el RANCHO de paqja de
Sebastiano.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Su presencia, según las horas y su luz, es como la presencia de la pobreza: humilde
a veces, peinado por la paz y sus brisas; dolorosa otras. Rasgado por cóleras
encendidas: cárdeno.
A veces cenizo, macilento, como el templo de la miseria bajo la luna.
El rancho es un personaje que se alegra o llora, que encierra el odio o deja escapar
la queja como un viejo animal famélico.
Alrededor del RANCHO: taburetes, “patas de gallina”, enseres campesinos. El
molejón, la piedra de moler, etc.
Últimas horas de la mañana. Mayo. (Se levanta el telón oyéndose la gente que
vuelve al RANCHO en habladeras. Primero aparece la perrita negra, agitada, la
lengua de fuera, pero feliz de llegar. Luego Margarito, con su mujer: la Rosa, en
risas. Detrás la Juana con su mecapal cargado. Después Sebastiano, con su
machete al brazo. Un tiempo después Pancho, sudoroso. Entran por la derecha
donde se supone pasa el camino al pueblo).
MARGARITO.(Entrando en risa con la Rosa. Lleva una guitarra en mano) Yo creo
que es buena la guitarra! ¡Tiene buena voz!. . . ¡Me hacía ilusión tenerla!. . . Y
como me dijo el viejo Chano: aprendé a tocar a tu mujer tocando guitarra. . . ja!
(risa ingenua).
ROSA.(Que trae una alforja y la pone en un taburete. Riendo) ¡Alguna maldad
tenía que decir el viejo guanaco!. . . (rie).
MARGARITO.-Estuvo chistoso el viejo!. . . Lo remeda cantando y dándole a la
guitarra como en broma:
EL pobre es un desgraciado
Por causa de su pobreza.
Si al pobre lo ven postrado
Ya dicen que es por pereza.
Si toma un trago, es picado
Y si no toma, torpeza.
Si lleva pisto es robado
Pero si pide prestado
Le dicen que es sinverguenza!
(Se ríen)
ROSA.(Después de reír con ganas mientras saca cosas de la alforja) ¿Y qué fué lo
que te contó de un viejo calvo? NO lo oí bien por ponerle cuidado a la señora Justa.
. .!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
MARGARITO.-Una conseja. . . Es que estaban diciendo que ya estalló la guerra.
Que van a empezar a reclutar. ¡Sonseras de los liberales! Y ñor Chano salió con su
cuento. . . ¿Así no es él?. . . Para todo tiene un cuento!
ROSA.(Con risa boba) ¿Y qué contó?
MARGARITO.(se ríe) . . . que había un hombre entrecano que tenía malos enredos
con dos mujeres: pero resulta que las dos lo querían a su modo. La una, como era
más muchacha, lo quería con el pelo negro. La otra, como era más maciza, lo quería
con el pelo blanco. Y todos los días, la una le quitaba un pelito blanco, la otra le
quitaba un pelito negro. La una, un peilto blanco. La otra, un pelito negro. ¡Hasta
que lo dejaron calvo!
ROSA. (Riéndose) ¡Qué viejo sonso!
MARGARITO.- ¡Pues encajó bien el cuento, porque dijo que así estaban dejando a
Nicaragua los liberales y los conservadores. Cada uno le arranca su pelo!. . .
ROSA.- ¿No te digo que es ocurrente? (Se ríe)
Entra Juana
JUANA.(Entrando cargada con su mecapal - ¡Se ve que están estrenando amores!
(Descarga a la puerta del rancho) ¡No han hecho más que reirse en todo el camino!
ROSA.-Es que el viejo del mercado estuvo chistoso! (Se ríe sola) - ¿Verdad,
Margarito?. . . ¡Con su modo guanaco! (Se ríe)
JUANA.-¡Y nosotros que fuimos donde el abogado sólo a traer cólera!. . . ¡Las cosas
del Sebastiano!. . . ¡Ahora nos ha hecho un enredo. . . !
Entra Sebastiano
SEBASTIANO.- (Entrando. Suspira) ¡Bueno! ¡Ya volvimos!
JUANA.-Le digo a los muchachos que ese Doctor Fausto, que yo no sé para qué lo
buscastes, nos está enredando con el asunto!
SEBASTIANO.-¿Y a qué otro iba a buscar? ¡Vea qué cosas! ¡Me recomendó don
Federico porque era correligionario! ¡No me echés a mí la culpa!
JUANA.-¡Pero nos está enredando! ¿Cómo vas a creer que nos cobre otra vez,
otros veinte pesos, cuando nos dijo que sólo era la “incrición”?. . . ¡Ah!. . . y ahora
nos sale con que tal vez tengamos que pagar un impuesto.
Rosa, que ha estado atareada, entra al RANCHO.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO.- (Rebajando un poco y con voz inocente) ¡No. . .! Pero el impuesto
dijo que tal vez nos la capeaba. . .
JUANA.-Así dijo con aquellos timbres: ¿y cuánto nos cobró? ¡Ya le vamos a deber
más al abogado que lo que cuesta la tierrita. . .!
Margarito está componiendo las cuerdas de la guitarra.
SEBASTIANO.-Yo no desconfié la primera vez ¿para qué mentir? Pero ya hoy sí le
ví ganas de morder. (Sentencioso:) ¡por eso estás hablando vos, porque yo te dije:
el abogado está sacando las uñas! ¡Y ahora te hacés la prevenida!. . . Hasta te
pusistes a reír, de pura creída, la primera vez cuando te dijo que le dieras a la
Soledad. ¡Vos si sos inocente: creyéndole las intenciones! Porque sos ambiciosa.
¡no me vengás con cuentos!
JUANA.- ¿Y qué tiene de menos mi hija para que no le guste a un abogado? ¡Vaya,
pues!
SEBASTIANO.- Tiene de menos que es pobre. Es del rancho; eso tiene.
JUANA.-Pero el rancho tiene sus tierras. ¡No te pobretiés, sonso!
Entra Pancho, despacio, limpiándose el sudor, con su alforja al hombro y su
machete al brazo.
SEBASTIANO.-(Irónico a Pancho): ¡Oí a tu máma! ¡Se le olvidan sus sudores!. . .
Vé, Juaná: tu rancho es como un buey manso. Trabaja con nosotros y se echa en
la noche. Pero apenas ladra la desgracia, el buey se espanta. Pensá en las deudas,
en las enfermedades; hasta en la muerte pensá porque eso es lo que atrea al rancho
del campesino y lo espanta de la tierra! ¿Dónde vivía mi táta? ¿No tuvo su rancho
en la calle del pueblo? ¿Y yo? ¿No viví allá, en las lomas?. . . Y éstos (señala a sus
hijos) ¿decime dónde?. . . ¿Decime a qué pobre le dura la tierra? Los ranchos de
los pobres van caminando cada vez más lejos. . .
JUANA.-¡Toda la vida salís con tus cosas! Bastante espinas tiene la piñuela para
que la pongás agujas. ¡Está como el cuento ése, de la revolución, que me venías
contando! ¡Todo lo ves negro!. . . Lo que debés hacer es quitarle tus papeles al
abogado y buscar otro.
MARGARITO
Que ha estado oyendo con la guitarra en la mano, irrumpe de pronto con una
canción arrastrada, volviendo a remedar la voz del viejo Chano:
El pobre es un desgraciado
Por causa de su pobreza,
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Antologia del Teatro Nicaragüense
No vale la listeza
Si se mete en el Juzgado,
Pues aunque tenga razón,
Lo dejan sin pantalón
Entre el Juez y el Abogado.
Se oye la risa de Rosa dentro del rancho.
JUANA.- (A gritos) ¡Dejate de cantos! ¡Hay que arreglar ésto! Lo que deben hacer
ustedes los hombres es quitarle los papeles al abogado y buscarse otro!
PANCHO.-¡La vaina es lo que va a cobrar!
Sale Rosa del Rancho
JUANA.- Pues vendemos los dos chanchitos negros que están bien gordos.
SEBASTIANO.-Yo no digo que no. Desde que salí del pueblo he venido pensando
en éso.
MARGARITO.-La Soledad quería uno de esos chanchitos para el rezo de San
Sebastiano..
JUANA.- (repentinamente) ¡Bueno, y la Soledad, Panchó?
PANCHO.- (mirando hacia el camino) Venía conmigo, pero se entretuvo con la
Vicenta y la Teresa allí en el ceibo viejo.
JUANA.-¡Qué muchacha!
SEBASTIANO.-Seguro que venía con ese Pedro Rojas. ¡Ya anda muy despierta la
Soledad!. .
ROSA.- (Un poco aparte, pero interviniendo en la conversación, mientras alista unas
alforjas) ¡El Pedro no bajó al pueblo, creo yo! ¿Le viste vos, Margaritó?
MARGARITO.-¡Y si estaba, qué hay? ¡Ya se puso mujer la Soledad; todos lo
sabemos!
SEBASTIANO.- Está muy moderna entoavía para cargar hijos. Que aprenda a vivir
primero!
MARGARITO.- (Poniéndose en pie) ¡Bueno, Rosa, tenemos que irnos ya!
¡Meneáte! ¡Ve el sol por dónde está!
JUANA.-¿Y no piensan volver a almorazar?
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Antologia del Teatro Nicaragüense
MARGARITO.-Como la Rosa va a ayudarle a la comadre Jacinta en lo del bautizo,
allí vamos a merendar. Volvemos con la tarde (a Pancho) Panchó, dámele una
vistada a la milpa.
PANCHO.-Es la que va mejor! ¡Está eloteando que da gusto!
MARGARITO..- (A Rosa, que se acerca y le dá las alforjas) ¿Ya estás lista?
ROSA.-¿Llevaré los elotes?
MARGARITO.- (impaciente) ¡Vamonós, vamonós! ¡Otro día se los llevás!. . . ¡Nos
vemos, pues!
(Salen los dos por la izquierda)
SEBASTIANO.-Le ha salido hacendosa la mujer a Margarito.
JUANA.-¡Y te acordás de aquella Petrona que le gustaba? ¡Esa era una mándría!
PANCHO.-¡Buena es la Rosa!
SEBASTIANO.- (A la Juana, malicioso) ¡Pero nada entoavía! . . . ¡Vos fuiste friendo
y comiendo, Juaná! (Se ríe)
JUANA.- (Medio apenada. Riendo) ¡Con lo que sale el viejo!
SEBASTIANO.- Es que en mi tiempo los hombres éramos más hombres! ¡Yo me
cargaba un saco de máiz al golpe! ¿Te acordás. . .? Y cuando me picaba . . . era un
toro balando. (Se ríe solo). - ¡No había hombre en todo ésto para mí!. . . . . ¡Claro. .
. . . ahora estoy arruinado! ¡Los años!
Voz dentro de Soledad: - Panchooó – (Se oye lejana).
SEBASTIANO.-¡Ay viene la mariposa!
JUANA.- ¡Seguro que en carrera porque no tiene cabida!
Entra Soledad a prisa, agitada.
SOLEDAD.-¡Táta! ¡Pancho! ¡Vienen reclutando por el camino!
JUANA.-¡Alguna cosa debía inventar! ¿Dónde te quedaste?
SOLEDAD.- ¡No máma! ¡Vienen! ¡Todos los hombres de los ranchos iban corriendo
al monte a esconderse! Me vine a avisarles. ¡Que se escondan! Sebastiano, agitado
va hacia la derecha, mira, vuelve.
PANCHO.- ¿Ven? ¡Si yo ví que había movimiento en el cabildo!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA.- ¿No será el resguardo el que venía. . . por algún bochinche?
SOLEDAD.-No! ¡Les digo que no! ¡Era la recluta! ¡Venían agarrando gente!
SEBASTIANO.-¡Pues andate, Pancho: andate al chagüite por si acaso!
Pancho se mueve, indeciso.
JUANA.- ¡Corré! ¡Antes que vengan! ¿Venían cerca?
SOLEDAD.- ¡Sí! ¡Que se vaya ya! ¡Eran un montón de soldados!
Pancho va a salir por la izquierda.
SEBASTIANO.-¡Ve, Pancho! ¡Metete mejor en el charrial del Espino Negro. Allí
estate. Donde matamos el machapin la otra tarde. Allí no te encuentran!
JUANA.- ¡Y que no se mueva!
SEBASTIANO.- Si no hay nada, la Soledad te va a avisar. ¡Llevate el machete!
JUANA.- ¡Pero corré!
Ya Pancho ha salido a prisa con su machete.
SOLEDAD.-¡Al pobre Juan Centeno ya lo traían amarrado! ¡Yo desde que ví que
era la recluta salí en carrera!
SEBASTIANO.-¿Y dónde estabas?
SOLEDAD.-Allí en el Ceibo viejo platicando con la Vicenta.
JUANA.- ¡Pues era cierto lo que te dijeron de la revolución!
SEBASTIANO.-¡Pero vos nunca me querés creer! ¡Yo te lo dije! ¡Te lo dije!. . . ¡Qué
vaina son estas cosas!
SOLEDAD.-¿Y vos, táta? ¿No te dá miedo que te agarren?
SEBASTIANO,.¿A mí? ¿Pa qué van a ocupar un viejo cholenco? (Voces dentro)
¡Agarren a ése! ¡Por aquí! ¡Malespín! Vaya por aquel lado! ¡No me deje a nadie!
Expectación en todos los del rancho.
Entra un grupo de soldados al mando de uno que parece ser el Jefe. Todos son
soldados de ciate, con salbeques, rifles máuseres y divisas verdes en los sombreros
de palma. (Se supone que quedan más soldados y reclutas, hacia el camino, a la
derecha).
SARGENTO.- ¡A ver! ¿Quién vive aquí?
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO.- (que se ha sentado y toma un aire de víctima, haciéndose más viejo
de lo que es) ¡El Sebastiano, un pobre viejo con el lomo pelado de trabajar, y sus
mujeres!. . .
SARGENTO.- ¿Y los muchachos?
SEBASTIANO.-¡Sepa Dios dellos! Trabajan ajuera. Cada uno coge su camino
apenas despunta el día.
SARGENTO.-¡Indio soplado! ¡Negando sus hijos a la Patria! (Se vuelve y grita hacia
el lado derecho). ¡Margarito López!
Aparece por la derecha un soldado empujando a Margarito, el cual viene amarrado
de los codos. Rosa entra detrás, silenciosa y angustiada, y se queda cerca de él. .SOLDADO 1.-¡Aquí está!
SARGENTO..-¿No lo conoce?
Susto y consternación de las mujeres.
SEBASTIANO.-¡Ah, muchacho baboso! ¿Dónde te agarraron?
MARGARITO.- (Molesto y avergonzado) ¡Ahí nomás! . . . Yo qué sabía!
JUANA.-¿Se van a llevar al muchacho? ¿No vé que tiene mujer?
SARGENTO.- (Burlándose, a los soldados) ¡Oigan! ¡Sólo él tiene mujer! (a Juan)
Todos éstos tienen, pero la guerra no pregunta.
SEBASTIANO.-El muchacho es mi ayuda. De sus brazos comemos.
SARGENTO.-El gobierno necesita soldados. ¡Que le ayuden las mujeres!
SOLDADO 2,- ¿Nos llevamos un chancho para la tropa, Sargento? Ahí tiene uno,
gordo!
SARGENTO.- (Muy solemne) ¡Ya oyó las órdenes de que se respete la propiedad!
SOLDADO 2.-Pero, veia, mi Sargento. . . usted le quita lo bonito a la Guerra. Nos
quiere dejar sólo las balas.
SARGENTO,- (Más débil) ¡Son órdenes del Gobierno! (mirando tentado). ¿Cuál es
el chancho?
SOLDADO 2.-El gordito que estaba allí, a la entrada!
SOLDADO 1.- ¡Para los nacatamales, Sargento!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SARGENTO.- (Con gran solemnidad legal.)- ¡Raso Sequeira! ¡Requise el chancho
y que el infrascrito pase su recibo a la Comandancia! ¡El Gobierno respeta la
propiedá!
JUANA.- (Furiosa) ¡También se llevan el chancho! ¡Qué ladrones! ¡No pueden
coger un rifle sin que comience la robadera!
El soldado 2o. ha salido disparado a la captura del chancho, por la derecha.
SARGENTO.- (Siempre solemne) ¡No es robo, es requisa! Respetamos la
Constitución!
JUANA.-¡Lo que no respetan es el sudor del pobre!
Entran dos soldados, por la izquierda.
SOLDADO 3.- (Entrando por la izquierda) ¡Allí no hay nadie! ¡Ya registramos!
SARGENTO.-¡Bueno! ¡Vámonos! ¡Los reclutas adelante!
MARGARITO.- (comenzando a salir) ¡Adiós, tata!
SEBASTIANO.- (En voz baja a Margarito)
descuido!
¡No te lerdiés! ¡Volvete al primer
MARGARITO (Dándose valor con una broma.) ¡Quien quita vuelva Coronel!
SEBASTIANO.- ¡Dejá de carajadas! ¡Volvete! ¡La guerra no es broma!
Un soldado lo empuja.
MARGARITO.- ¡Adiós, máma!
Va saliendo, y al pasar por donde Rosa – que le mira llorosa – le hace un medio
cariño con la mano.
Salen todos. Se oyen los gruñidos del chancho capturado. Gritos. “¡Viva el Partido
Conservador! ¡Viva el Gobierno!”
JUANA.- (A Rosa, que está de pie mierando y secándose una y otra lágrima) ¿Qué
hacés ahí pasmada? ¿No ves que se te llevan al hombre? ¡Cogé tu motete y seguilo!
¡La mujer va detrás del hombre. Le va haciendo las tortillas, le va dando la vida! Y
si cae. . . ¡Ni quiera Dios! ¡Toco madera, no vaya a traer mal agüero al muchacho!
ROSA.-(Llorosa) ¿Si cae. . . qué?
SEBASTIANO.-¿Pues, qué? ¿Qué no sabés lo que es la guerra para la mujer del
pobre?
83
Antologia del Teatro Nicaragüense
ROSA.- No. . . no sé . . . (Llora desconsoladamente).
Soledad llora también.
JUANA.- (Emocionada) ¡No me saqués la ternura, muchacha! ¡Andá! ¡Cogé tus
cosas y seguilo por los caminos! ¡Es tu hombre!
ROSA.- (Recoge, llorando en silencio, sus alforjas. Sale despacio y ya para hacer
mutis por la derecha, se vuelve y con gesto ingenuo y amplio dice entre lágrimas)
¡Adiós, pues, toditos!
SEBASTIANO.- (Sacándose unos pesos del bolsillo, a prisa, al ver que Rosa ha
salido) ¡Rosa! (la alcanza y le dá el dinero). ¡Tomá! ¡Llevá para la porrosca!. . . . . .
. ¡Pobre muchacha!. . .
Sale Rosa, por la derecha. Juana suelta el llanto.
SEBASTIANO.- (Con la voz anudada ) ¡Juana! ¡Ahora sos vos!
JUANA.-Pero si soy su madre y me lo arrancan! (Llora de espaldas).
SEBASTIANO.- (Se sienta. Habla lento, como para consigo mismo: - ¡pobre mijo!.
. . ¿A qué va?...A aguantar mando, a gastarse matando... a mal dormir... a mal
comer... A volver con una herida... si es que vuelve! . . .
JUANA.-(Reaccionando, brava) ¡A mí se me raja el corazón por mijo... pero no voy
a pensar tus presentimientos!... ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué no puede volver
Coronel como él dijo? ¡Margarito es hombre! ¡Dejate de estar trayendo aves negras
sobre el muchacho!
SEBASTIANO.-Aves negras... ! ¡Ah, qué Juana!... Ahora voy a ser yo el que trae
la tuerce!... ¡Si hablo es porque yo sé de éso!...
JUANA.- (Revolviendo contra él su inquietud) ¡Lo decís por medroso!
SEBASTIANO.- (Indignándose gradualmente) ¿Yo?... ¿Medros el Sebastiano?..
(levantándose la cotona y señalándose el costado). ¿No tengo aqué en el costillar
una huella honda como pisada de mula?... Ahí me entró una bala peleando. Porque
yo pelié. Yo creí que con pelear iba a componer la vida. Me hice ilusiones por
baboso... Porque así es uno muchacho sale a saludar al sol con sombrero de cera!...
¿Y todo para qué?... ¿Qué cambió en la tierra?... ¡El mismo Sebastiano de
siempre... el mismo sudor para comer!... y los que no sudan, los que nos echaron a
la muerte... los mismos siempre... los mismísimos de antes! ¡Sebastiano en el
rancho, éllos en la Capital!
Telón
84
Antologia del Teatro Nicaragüense
CUADRO SEGUNDO
ESCENARIO: Está dividido por la mitad: la mitad izquierda representa el teléfono
público de “Catarina” y la mitad derecha que al comienzo tiene bajado un pequeño
telón de boca que la cubre – el teléfono público de “La Paz Centro”. Son pues, dos
salas o cuartos, divididos por una pared central. Los teléfonos de ambas salas
públicas están colocados en el anverso y reverso de esa pared central, de tal modo
que el público mire a los dos que se comunican desde esos dos distantes pueblos,
como que si estuvieran frente a frente. Para mejor simbolizar la separación, puede
colocarse un poste esquemático de teléfono al centro, coincidiendo con la pared
divisora central, con los alambres telefónicos distribuidos a ambos lados. La sala
del teléfono público de la izquierda tiene un rótulo: “CATARINA”, en letra grand; y
abajo: “CENTRAL DE TELÉFONOS”, La de la derecha tiene también su rótulo: “LA
PAZ CENTRO. – TELÉFONOS”. En la sala izquierda, la de “Catarina”, hay una
ventana con barrotes en la pared de fondo. En el centro, también al fondo, una mesa
con su silla donde está la Central con su tablero y su auricular. Al lado, un escaño
para el público. En la sala derecha de “La Paz Centro”, una puerta asequible a la
derecha y la pared del fondo, lisa y blanca. Sólo hay un escaño contra la pared. No
se ve a la Central. Y como se dijo anteriormente, esta sala de la derecha tiene su
propio telón que se levanta ya comenzado el acto.
Si se quiere evitar el pequeño telón de boca para la sala del teléfono publico de LA
PAZ CENTRO – de la derecha – úsese LUZ y SOMBRA, dejándola en tiniebla al
comienzo y al fin del cuadro conforme lo indica el texto.
Se levanta el telón y sólo está visible e iluminada la Central de Teléfonos de la
izquierda, del pueblo de Catarina. Soledad, en primer término, de pie, recostada en
la pared de la izquierda, mirando hacia el proscenio dond ese supone es la calle.
Sentado al fondo, de cara o de perfil al público (según donde se coloque la mesa)
está la Central; un hombre del pueblo gordo, con el auricular puesto, mietiendo y
sacando clavijas en un pequeño tablero telefónico que tiene frente a sí, sobre la
mesa. Un poco hacia la derecha están sentados en el escaño de espera, la Juana
y Sebastiano. De pie, recostado, al fondo, en la pared divisoria, está Pancho
conversando con ellos. (La otra mitad del escenario está oscura completamente o
bien oculta por un telón parcial).
TELEFONISTA.- (Que es un hombre muy gordo, moreno y con una voz fuerte y
sonora) (a Juana) ¡Sí, señora! ¡Ya sé! ¡Ya sé! ¡Estoy pidiendo! (Hablando a la
bocina). ¡Aló, Managua! ¡Aló! ¿Managua? Conseguime la Paz. – La Paz Centro. ¡Sí
hombre! ¡La Paz! ¡Tengo rato de estarla pidiendo!
PANCHO.- (Con sonrisa vaga) ¡No me imagino a Margarito Teniente! – Porque era
medio inocente!... (se ríe)
85
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA.-¡Andá con inocente!... ¡Malo era! ¿No te acordás las mañas que tenía para
enamorar a las muchachas? - ¡Sí era hasta medio atrevido! (pasando de pronto a
otro tema) Y haciendo cuentas, Sebastianó: Ya la mujer de Margarito debe estar
próxima! ¡Contá: de la luna de Mayo a la de Junio, a Julio, a Agosto, a Setiembre, a
Octubre. (Sebastiano asiente) (Juana le dá un codazo en las costillas) ¡Ya vas a
ser agüelo! – Ríe.
SEBASTIANO.-(Moviendo la cabeza) ¡Cómo atropella el tiempo! ¡Qué hace que lo
andabas al Margarito prendido de la teta... y agora táta!!!
PANCHO.- (Sentencioso) Margario todo se lo ha comido celeque. ¡Yo no!
SEBASTIANO.- (Sonriendo. A Juana) ¡este es más desconfiado! ¿Verdad,
Panchó!... Al que come verde se le quema la boca... ¡Pancho va con tiento!
JUANA.- (A la defensiva) ¡Indeciso es! ¡Como vos!... Por eso nos está arruinando
el abogado. ¡porque se dejan!... El otro muchacho salió más hombre!
PANCHO.-¡Más hombre... ! ¡Oiga, táta! ¡Mi máma siempre está con sus
hombredades! Cree que hacer las cosas al empujón eso es ser hombre! ¿A lo toro,
pues?... Yo lo pienso. ¡El hombre es pensativo!
SEBASTIANO.-¡Claro! ¡Eso es! ¡Pero... tu máma!
JUANA.-¡Pero tu mama qué?... ¡Si no fuera por mí!
SEBASTIANO.- (Repitiendo, burlesco) ¡Si no fuera por mí! Se ríe.
PANCHO.- (Con más burla. Riéndose) ¡Si no fuera por mí! (gran risa).
JUANA.- (Haciéndose la brava) ¡Ya se unieron los dos hombres! ¿Y qué son,
pues?... ¿Qué harían?...
TELEFONISTA.- (Callándola.) ¡Phsss! ¡No deja oír! – Aló. Sí hombre. Dame línea.
Poneme el dos – cuatro.
JUANA.-(Peleando al telefonista) ¡Qué dos – cuatro! ¡La Paz pedimos!
SEBASTIANO.- (Apoyándola) ¡Nosotros queremos la Paz!
TELEFONISTA.-¡Ya lo sé! ¡Me lo han dicho mil veces! – Aló! . . .Sí! ¡Dame línea! . .
.
JUANA.-¡De eso nos quejamos! ¡Tenemos un siglo de estar pidiendo la Paz! ¡Nos
llamó mi hijo, que es Teniente!
86
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO.-¡Es mucha dilación! ¡El muchacho tiene sus obligaciones!... ¡Es
teniente!
TELEFONISTA.- (Atendiendo al teléfono y al diálogo con dos tonos de
voz.)¡Teniente... ! ¡Aló!... ¡Teniente de caite!... ¿Cómo?... Con la Paz, sí. Dame
línea!... ¡Si Margarito es Teniente yo soy General!... (se ríe burlesco)
JUANA.- (Picada) ¡Pues lo es! ¡Y manda más que usted aunque tenga esos tacos
en los oídos!
El telefonista se ríe.
SEBASTIANO.- (Despreciativo y orgulloso) ¡Dejalo que se burle!
El está sentado en su silla, pero el muchacho anda volando bala como hombre.
TELEFONISTA.- (Riéndose y sin hacerles caso.)... ¡Aló!... Poneme la Paz...
Apurate!... Conseguí la línea de campaña que aquí me están comiendo...
PANCHO.- (En voz baja a Sebastiano) Tata ¿le meto su pijazo a ese gordo? Ya me
está cayendo mal!
SEBASTIANO.- (Calmándolo con un gesto)
comunicación! ¡Ahí dejalo! ¡Todo gordo es rión!
¡No,
hombre!
¡Arruinás la
Aparece por la derecha, el doctor Fausto Montes. Abogadito de pueblo, regordete,
de saco ajustado, color azul oscuro y pantalón blanco pasado de moda. La corbata
muy vieja y anudada al cuello como un suplicio. Es un hombre que da la impresión,
inmediata, de insinceridad.
Se acerca rápidamente, reconoce a Soledad que está recostada a la pared de la
entrada de la sala de teléfonos, y le habla con un modo inseguro que no se sabe si
ya va a retirarse o si va a seguir conversando.
DR. FAUSTO.- ¿Ideay, Cholita? ¿Por aquí vos?
SOLEDAD.- (Displicente) Sí, doctor Fausto. Esperando una hablada.
DR. FAUSTO.- (Mira hacia el interior de la sala) ¡Ah! ¡Andás con los viejos?
SOLEDAD.- Con ellos!
DR. FAUSTO.- (Siempre con gesto de pasar adelante). . . . y cada día más bonita.
..!
SOLEDAD.-¡Favor suyo, doctor!
87
Antologia del Teatro Nicaragüense
DR. FAUSTO.-Ya me dijeron que estás jalando con . . . ¡Qué derecha que sos,
Cholita! ¡Teniéndome a mí, te metes con un pobre diablo!
SOLEDAD.- ( Se encoge de hombros) ¡No se meta en lo que no le importa!
DR. FAUSTO.-Voy a pedir una comunicación.... Pero me gustaría verte y platicar
un rato. ¿No te parece, Cholita?
Soledad se encoge de hombros.
Entra el Dr. Fausto, directamente hacia el telefonista, fingiendo una actividad llena
de urgencia y de importancia.
DR. FAUSTO.- ( Al telefonista) Macario, conseguime con el Juzgado de Masaya. (A
Sebastiano y familia:) ¡Buenos días! (E inmediatamente al telefonista:) Ve, quiero
hacerte una recomendación . . . (se inclina y le habla en voz baja)
JUANA.- (A Sebastiano.) ¡Ahí está el Abogado! ¡Hablale!
SEBASTIANO .- (Molesto) Ya sé que está. ¡Esperate!
JUANA.-(Empujándolo con el codo. ¡No seás entumido! ¡Decile las claridades!
SEBASTIANO.-¡Pero esperate que acabe!
DR. FAUSTO.- (Deja de hablar inclinado en voz baja y dice al telefonista) ¡Yo vengo
dentro de un cuarto de hora! ¡pero, no te olvidés! (Hace ademán de retirarse).
SEBASTIANO.-¡Doctor! (se pone de pie).
FAUSTO.- (Haciéndose el sorprendido) ¡Ah! ¿Qué tal, Sebastián? ¡Tenía días de
no verlo!.JUANA.- (Poniéndose también de pie.) Varias veces hemos llegado a buscarlo,
pero yo creo que lo niegan.
DR. FAUSTO.-No, señora. No puede ser. Es que vivo muy ocupado. Lleguen por
allá.
Trata de retirarse.
SEBASTIANO.- (Cerrándole tímidamente el paso) Es que nosotros queremos
acabar con el asuntito aquél. Ya lo tiene muy entretenido . . .
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Antologia del Teatro Nicaragüense
FAUSTO.- (Siempre tratando de salir de ellos) ¡Así son todas las cosas legales!
Van despacio.
JUANA.-Pues, tal vez, doctor. Pero, para hablar claro, no estamos conformes!
DR. FAUSTO.- (Molesto) Y qué quieren que haga yo?
SEBASTIANO.- (Con calma irritante. Reteniéndolo del brazo) ¡Eso ya lo hemos
pensado...Primero le dimos tiempo al tiempo. Tal vez, le decía yo a la Juana, al
Doctor le gusta llevar las cosas con calma. Pero ya son ,,,(a Juana) ¿cuántos meses
digiste que tenía la barriga de la Rosa?
JUANA.-Seis. (Pancho se acerca y Soledad pone su atención en el diálogo)
SEBASTIANO.-Más dos, ocho. Ocho meses! ¡Ni que fuera la eternidad!... Por eso
ya resolvimos. Nos devuelve los papeles, doctor. Nada le obliga!
DR. FAUSTO.- (Sulfurándose) ¡Pues están muy equivocados! ¡porque yo no he
puesto mi trabajo para que otro se lleve la ganancia! ¡Esa es una injusticia!
JUANA.- (Calmosamente) Le pagamos, Doctor. ¡Nadie se están negando!
SEBASTIANO.- ¡Bien dice la Juana! ¡Le pagamos! Somos pobres, pero honrados!
DR. FAUSTO.- (Con furia y buscando de nuevo salirse de ellos.) ¡No acepto! ¡De
ningún modo acepto! ¡Ustedes me han buscado a mí!
JUANA.- (Brava.) Pues no somos ríos y podemos volvernos! Y ¿quiere que le diga?
Ya nos han dicho que usted nos está enredando!
DR. FAUSTO.- ¡Se siguen de las malas lenguas!...
Diálogo rápido in crescendo.
JUANA.-¡No son malas lenguas!
DR. FAUSTO.-Y yo defendiendo sus intereses! ¡allí tienen: yo nunca he querido
cobrarles los recibos que usté me firmó, pero si ustedes...
SEBASTIANO.-¡Qué recibos! ¡yo no he firmado recibos!
DR. FAUSTO.- ¡Sí, señor!
SEBASTIANO.- Le firmé los papeles para la “incrición”!
89
Antologia del Teatro Nicaragüense
DR. FAUSTO.-Pues yo no sé! ¡Por allí salen unos papeles suyos con una deuda
que le van a comprometer la tierra!
SEBASTIANO.- (Simultáneamente con Juana ) ¿Deuda? ¡Pero qué deuda, si yo he
pagado todo!
JUANA.- (Simultáneamente con Sebastiano) Lo mismo que salen papeles, pueden
salir muertos!
DR. FAUSTO.- Esa es la honradez de ustedes! ¡No quieren reconocer lo que
deben!
SEBASTIANO..- ¡Pues somos honrados, pero usted es un mentiroso!
Suena el tiembre del teléfono.
JUANA.-¡Usted es un ladrón!
DR. FAUSTO.- ¡Vea, Señora!
Suena el timbre.
TELEFONISTA.- (Gritando) ¡Oiga, usted! ¡Al teléfono!
SEBASTIANO.-No queremos que nos siga el asunto!
JUANA.- Ahora mismo vamos a ir a traer los papeles. Vos, Pancho, vos vas con
nosotros.
TELEFONISTA.- ¡Oiga! ¡La Paz! ¡Allí está La Paz!
PANCHO.- Y si no los entrega, se les ve conmigo!
FAUSTO.- (Buscando irse, retrocediendo más; pero amenazante) ¡eso lo veremos!
SEBASTIANO.- ¿Cómo que lo veremos? ¿Piensa despojarnos? ¡Para eso tenemos
un hijo Teniento peleando por el gobierno!
PANCHO.- ( Amenazando ) ¡Vamos a ver si no entrega los papeles!
Suena el teléfono.
FAUSTO.- ( Retrocediendo y gritando) ¡Si usted se atreve a hacerme algo, lo llevo
a los tribunales!
JUANA.-¿Cree que le dimos un hijo al gobierno para que usted nos despoje?
90
Antologia del Teatro Nicaragüense
TELEFONISTA.-(A gritos) ¡Llama la Paz! ¿Van a oír o no? ¡Usted!
Sebastiano oye y se vuelve. El Doctor Fausto aprovecha para salir – por la izquierda
– y al pasar por donde Soledad, esta le vuelve la cara haciendo mal gesto.
SEBASTIANO.- ¿Conmigo?
TELEFONISTA..- ¿Y con quién? . . . Van a cortar la comunicación! . . . ¡Dése prisa!
SEBASTIANO.- (Corriendo al teléfono, pero sin abandonar el pleito) ¡Ahora mismo
le vamos a quitar los papeles!
JUANA.- (Acercándose al teléfono, pero todavía furiosa) ¡Es un bandido! ¡Ahora
sale con que le debemos!
SEBASTIANO.- (Hablando en el télefono y siempre con la atención en lo otro) ¡Aló!
¡Aló!... ¿Ah?...
PANCHO.- ¡Y conmigo no juega ese doctorcito!
SEBASTIANO.-(A Pancho; mientras da vuelta al manubrio del timbre del teléfono )
¡Pero vos no te vayás a comprometer! (luego habla al teléfono) ¡Aló! ¿Qué?
JUANA.-¿Y está allí?
SEBASTIANO.-¡Shssss!...
TELEFONISTA.- (En su aparato) ¡Aver! ¡La Paz! ¿Cómo? (A Sebastiano:) ¡Hable
duro!... (En su aparato) ¡Aló! ¡Aló!
SEBASTIANO.- (Escuchando al teléfono con impaciencia) ¿Cómo?
JUANA.-¿Se oye?
SEBASTIANO.- (Señalando al telefonista) ¡Lo que se oye es a ese carajo con el
aló!
TELEFONISTA.- ( A Sebastiano) ¡Ahí está! ¡Póngase bien el escuchador!
SEBASTIANO.- ¿Y cómo quiere que lo agarre?... Aló?... ¡Aquí no se oye ni juco!
TELEFONISTA.- (Da vuelta al timbre) ¡Aló! ¡Aló!... ¡A lo mejor cortaron por estar
ustedes en el bochinche!
91
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO.-¡Pero no ve que nos quiere robar ese desgraciado?
JUANA.-¡Lo que pasa es que esos chunches no sirven! (señala el teléfono)
TELEFONISTA
¡Aló!... Sí. Sí. Aquí está la persona. Sí; con Catarina... (a Sebastiano) ¡Ya
comunican!
SEBASTIANO.- ¡Hola!.... ya, ya! ¡ya oigo! (contento).
JUANA.- ( Iluminándose el rostro) ¿Es él?
Todos se apretujan alrededor del teléfono. Soledad se acerca un poco, a la
espectativa. Se ilumina o sube el telón lentamente, en la sala de la derecha. Aparece
Margarito hablando en el teléfono. Lleva una gran faja con tiros y una respetable
pistola. Pantalón azul y cotona y en el sombrero – que ahora es de paño – lleva la
divisa verde. Con cueras y caites.
En la banca del fondo está un soldado: pantalón azul, cotona blanca, sombrero de
palma con su divisa verde, una chamarra roja terciada al hombro, salbeque y caites.
El rifle lo tiene acostado sobre sus piernas. Cuando Margarito comienza a hablar, el
Soldado POTOY enciendo un puro. POTOY tiene cara y quietud de ídolo.
MARGARITO.- ¡Hola, hola! ¿Con quién hablo?
SEBASTIANO.- ¡Alooó Margaritoooó! (a los demás, feliz) ¡Es él! (por teléfono) ¡Ya
te oigo!.... ¿Me oís vos a mí?... ¿Sos vos, muchachó?
MARGARITO..-Sí, yo, ¿y quíen, pues?.... ¡El Teniente Margarito López!
SEBASTIANO,. ( Deseando que le repitan) ¿El qué?
MARGARITO.- ( Con orgullo) ¡El Teniente Margarito López!
SEBASTIANO.- ( Juana, riéndose de gozo) ¡El Teniente! (Por teléfono) ¿Es verdad,
pues, que te hicieron Teniente?
MARGARITO.- ¡Me ascendieron, tata!... ¡Soy ayudante del Coronel Delgado!
SEBASTIANO.- (En gritos al telefonista) ¡Ahí está, usted! ¡Teniente y ayudante del
Coronel Delgado! ¡Y estaba de baboso!
Todos asienten orgullosos.
MARGARITO.-¿Qué decís?
92
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO.- Es que el Central no quería creer! (se ríe complacido). Bueno,
decime... (vuelve a reirse en babia). ¡Así es que sos vos, mijo!... Pues aquí está tu
máma. Estoy yo! Está Pancho! (llama con la mano a Soledad) y la Soledad
también!... Trajimos hasta la Coscolina! (Siempre riéndose busca con los ojos a la
perra). (se pone serio y en voz distinta pregunta, rápido, a los suyos:) ¿Qué se hizo
la perra? (Sigue al teléfono). ¡Toditos! ¡Casi nos traemos el rancho, (vuelve a reirse
ingenuamente).
MARGARITO.- (Que sonríe a la voz de su padre, dice nostálgico) ¿Y cómo está el
Rancho?
SEBASTIANO.- ¿Y cómo querés?... Con los primeros aguajes se puso alegre... Y
ya tuvo chanchitos la chancha overa. ¡Todos se pegaron!
MARGARITO.- ¿Y mi mamá?
SEBASTIANO.- (A Juana ) ¡Pregunta por vos! (al teléfono, riendo). ¡Si la vieras! ¡Se
dejó venir con la cadena de oro! (a Juana:) ¡Enseñásela! (Juana, riendo, se empina
y enseña la cadena a la bocina del teléfono. Mientras tanto Sebastiano dice, ingenuo
y contento:) ¡Está hermosa la vieja!
MARGARITO.- Decile que me hace falta. ¿Y Pancho?
SEBASTIANO.- ( Señalando a Pancho) Aquí está... ! Todavía suelto!... No lo
agarran las mujeres!
MARGARITO.- (Que ha mirado hacia el fondo y ve al soldado de la banca echando
nubes de humo con su puro. Con voz arrogante) ¡Raso Potoy! ¡No se fuma delante
del superior! ¡bote ese cabo!
El soldado Potoy tira por la puerta el puro con gesto de inconformidad.
SEBASTIANO.- ¿Ah?... ¿Qué decis, muchachó? ¡No te entiendo!
MARGARITO.- ( Fachendoso ) ¡Estoy dando una orden! ¡Tengo que poner respeto
en las filas!
SEBASTIANO.- (A Juana, en voz baja y llena de complacencia ) ¡Está regañando
a los soldados! ¡Lo oyeras!
JUANA.-¡Mijo es de ñeque!
SEBASTIANO.-Decime, pues ¿estás bien?
93
Antologia del Teatro Nicaragüense
MARGARITO.-Sí, tata, con el favor de Dios! Siempre llevo la Magnífica (se toca el
cuello).
JUANA.-Preguntale por la Rosa.
SEBASTIANO.-¡Ya se me olvidaba por el contento! . . . Oíme! ¡No me has dicho
nada de la Rosa! ¿Qué tal está?
MARGARITO.-¿La Rosa?... La gran bandida yo creo que se me huyó con otro
hombre!
SEBASTIANO.-¿La Rosa?... ¡No me digás!... ¡Pero si parecía una mosca muerta!
MARGARITO.-¡Yo no sé si se huyó o si me la avanzaron! ¡Pero me las va a pagar!
SEBASTIANO.-Pero cómo fue?
MARGARITO.- Si eso es lo que está oscuro! Venía conmigo cuando nos hicieron
correr en Nagarote. ¡Fué un revoltijo! Yo creí que la habían matado. Pero después
me dijeron que la habían visto de mujer de un leonés, con los liberales!
JUANA. (Impaciente) ¿Qué es lo que dice de la Rosa?
SEBASTIANO.-( Rápido ) Que se fué con otro carajo!
JUANA.- ( Indignada) ¡Pues que la deje!... ¡Qué ingrata!... Decime vos, ¡qué
mujer!... yo siempre le ví mala cara. Dejame decirle....
SEBASTIANO.- Dice tu mama...
JUANA.- (Arrebatándole el escuchador que Sebastiano no quiere soltar)
(indignada) ¡Digo que la dejés! ¡Esa mujer es una ingrata!... Pero, decime ¿no te
venía muchacho?
MARGARITO.- ¡Sí, mama! Pero aunque así se la levantaron!
JUANA.- Pues dejala. ¡Dejala! ¡No te merece esa mujer!
Sebastiano le quita el escuchador.
MARGARITO.- ¿Dejarla? ¡No, máma! En cuanto ataquemos la levanto de donde la
encuentre! ¿Que se cree que me voy a dejar requisar la mujer por el enemigo? ¡Se
vuelve! ¡Y la mecateo! ¡Ah, le pego porque le pego! ¡Va a saber quién es el teniente
Margarito López!
94
Antologia del Teatro Nicaragüense
PANCHO.- ( A Soledad ) Oí lo de Margarito! ¡y mi mama queriendo que me case!
¡no me friegue! (escupe).
SEBASTIANO.- (A Juana ) ¿Qué decís vos? Dice que la recoge pero que la
malmata. Si le va a pegar que la recoja ¿no te parece?
JUANA.- ( Aceptando, no muy conforme ) ¡Pero que le dé una buena!
MARGARITO,. ¿Cómo?
SEBASTIANO.- Leñateala!... Pero ve, encajale bien los palos. Acordate que está
aliñada... y no vaya a ser un mal suceso!
MARGARITO.-¡Déjemela a mí, táta! ¡yo le conozco el lomo!
PANCHO.- Pregúntele, táta, cómo es el cuento de que penquearon a los liberales.
Acuérdese que yo tengo una apuesta con el compadre Moncho!
SEBASTIANO.- Oí. Oí: dice Pancho que cómo es la cosa de la penqueada que le
diste a los liberales... ?
MARGARITO.- ¿Ah? ¿No le estoy diciendo que nosotros fuimos los penqueados?
SEBASTIANO.- (Incrédulo ) ¿Vos?
MARGARITO.- Nos picaron la retaguardia y nos corrimos! ¡Nos cocinaron con las
máquinas, táta!
SEBASTIANO.- ¡Vea qué pendejo!... Y aquí estuvieron repicando el triunfo!
¡Engañándolo a uno!
MARGARITO.-Yo no tuve la culpa! Le voy a contar cómo fué. Fué que... (mira al
soldado que está en la banca y le ordena de pronto:) ¡Raso Potoy: váyase afuera
que voy a hablar un secreto militar! (Sale el Raso sumisamente) (al teléfono:)
Pues fué así: en lo que el enemigo nos estaba atacando, el General se fue a ver
con su queridita a la hacienda Santa Clara. ¡Claro! ¡Nos metieron la gran
mecateada!
SEBASTIANO.- ¡Decime vos! ¡Ese General no sirve ni para...
Escena muy rápida hasta el final: se oyen balazos y ruidos al lado derecho en “La
Paz”. Diversas voces.
GRITOS. – “Viene por la calle!” “¡Corran aquí!” “¡Vuelen bala!” “¡No se dejen!”
“¡Adentro!”
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Antologia del Teatro Nicaragüense
MARGARITO.- (Con el escuchador en la mano, gritando hacia la puerta) ¿Qué
pasa, Potoy?
SEBASTIANO.- ¿Cómo? ¿Qué decis?
Siguen los balazos, más cercanos. Se oyen carreras. Cuerpos que caen. Nuevos
gritos.
GRITOS; - ¡Tiren, Jodido! ¡Tiren! Un rostro que se asoma a la puerta. – (Pálido,
agitado) ¡Teniente, nos atacan! (Se retira precipitadamente).
MARGARITO.- (Nervioso, indeciso ) ¿Cómo?
SEBASTIANO.- ¡Aló! ¿Qué pasa? ¡Qué es el ruido? ¡No se oye!
MARGARITO.-¡No sé, táta ¡Están tirando!
Siguen los balazos.
Entra el raso Potoy, tambaleante, cogiéndose con una mano el brazo que lleva
herido en el hombro, manando sangre. Se deja caer en la banca, con el rostro lleno
de dolor.
Balazos – Gritos.
GRITOS. – Por la derecha! ¡Echense al suelo! ¡Vuelen balas! Otro rostro se asuma
a la puerta. Aterrado) ¡Corra, Teniente! ¡Están atacando! Margarito vuela el
teléfono. (Queda el escuchador como un péndulo meciéndose). Desenfunda su
revólver. Siguen los tiros. Gritos. Ayes de Potoy.
GRITOS. - ¡Adentro! ¡Viva León, Jodido! Alaridos de guerra. ¡Viva el Partido Liberal!
Oscuridad o telón en la sala de la derecha, de la Paz Centro.
Simultáneamente Sebastiano ha estado, lleno de inquietud, llamando, golpeando el
contacto, dándole al timbre.
Todos agrupados a su alrededor se preguntan: “¿Qué será?”... “Alguna avería en la
línea”...
SEBASTIANO.-¡Aló! ¡Aló!... ¡Hijo!... ¿Qué pasa?... ¡Margarito!... ¡Margarito!...
(volviéndose al telefonista) ¡Central ¿qué pasa? ¡Cortaron el habla!
96
Antologia del Teatro Nicaragüense
TELEFONISTA.- (A gritos en su aparato) ¡Aló! ¡Aló la Paz! ¡La Paz!... ¿Qué pasa
con la Paz?... ¿Qué pasa con la Paz?...
Cae el Telón.
CUADRO TERCERO
El mismo escenario del Cuadro Primero. Ha pasado un mes. Ultimas horas de la
tarde. Al final del cuadro la luz es ya roja y luego violeta, y cae el telón con el sol.
Juana está terminando de moler las tortillas. Sebastiano, sentado, rasguea
perezosamente la guitarra.
JUANA. – No se hace con canciones el mundo!
SEBASTIANO. – (Que, distraídamente, con su puro en la boca, ha estado tocando
la guitarra se encoge de hombros) ¡No se hace!... ¡yo estoy mejorándolo! (se ríe
burlesco. Pausa) ¿Sabés vos que yo no sueño nada? No soy como vos! Le paso la
mano a la música como soba la Soledad a la perrita. Para suavisar un rato el
tienmpo. Pero no pretendo... !
JUANA. - ¿Me querés decir que yo soy pretensiosa?
SEBASTIANO. – ¡Huy! (puja y luego escupe). ¡Eso es! No querés que cante porque
querés estar hablando de lo que podemos hacer, de lo que podemos hacer, de lo
que podemos hacer... (hace la mímica de “dale-que-dale” con las manos, burlesco)
con esa angina tuya por arreglar todo el año desde la víspera. ¡Nadie te alcanza!
JUANA. - ¡Pues yo sí! ¡Así me hizo Dios! ¡Y lo que pienso lo digo! Para eso bebo
agua bendita el Sábado de Gloria para hablar sin tropiezo!
SEBASTIANO. – (Se arrecuesta un poco, con dejadez y hace un gesto amplio)
¿Vos ves que la sombra de los árboles se va alargando con la tarde? ¿Lo ves? Pues
los pensamientos de los viejos así se alargan. Porque los campesinos somos como
los árboles. Cuando tenemos el sol temprano, soñamos más de nuestro tamaño.
Después, cuando ya podemos, no soñamos; porque el sol nos mata la sombra. Pero
cuando ya es tarde volvemos a soñar. Entonces sí. Cuando ya la sombra está para
atrás... ¡Qué quisiera yo el sol de mis buenos años, con lo que la vida me ha
enseñado!
JUANA. - ¡Serías el mismo!
SEBASTIANO.-Pues claro¡ ¡El mismo ¡ Pero hubiera sido pobre sin engañarme. Lo
malo son las ganas.
97
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA.-¿Cómo las ganas?
SEBASTIANO. – (Apasionándose con sus ideas) ¡Las ganas que te sacan de tu
pobreza para hacerte más pobre! Las ganas de ser Alcalde cuando sos vecino. Las
ganas de tener un caballo de cien pesos cuando tenés un caballito de veinte. Las
ganas de tener la mujer de la revista que pegás en la pared, cuando tenés la tuya
en el tapesco! Las ganas de beber... ¿Vos sabés por qué bebía yo? ¡Por las puras
ganas!... Esas ganas... ¡Bueno... ! Vos no entendés porque no sos hombre! ... ganas
no se sabe de qué. Ganas de ser muy hombre... ganas... ganas de ser Dios...
¡carajo!
JUANA. – Y me decís a mí que soy pretensiosa!
SEBASTIANO. – Porque seguís con tu sombra sin fijarte que ya es tarde. ¿Qué no
entendés?... Estás soñando con Margarito Coronel, con los vientos mejores que
nos van a soplar, con la plata que va a traer el muchacho... ya te creés con la tienda
del güegüense!... y yo que sólo pienso en saber algo del Margarito... (Triste) ¡Que
por lo menos vuelva!
JUANA. – (Llora hasta estallar en llanto al final) ¿Y vos creés que no llevo esa
espina dentro? Vos creés que en la noche no me despierta la angustia pensando si
estará muerto mi hijo; si no me estará necesitando herido en algún monte?... Lo que
pasa es que yo me hago mis sueños y hablo y hablo para... (llora).
SEBASTIANO. – (Poniéndose de pie) ¡Mejor no me lo hubieras dicho! Yo sólo me
detenía en pensarlo pero porque estabas vos con tus cosas, con tu seguridad. “Si
ella es la madre”... pensaba yo. Porque las madres tienen el oído puesto en la
sangre. ¡Y ahora me decís... !
JUANA. – (Secándose las lágrimas. Cortante y supersticiosa) ¡No he dicho nada!
¡No he dejado que se metan los agüerso ni las apariencias! ¡Ni un soplo he dejado
que se me entre al corazón! ¡Aquí tengo a mi hijo... y toco madera! (golpea el
taburete).
SEBASTIANO. – Pero ¿no decís... ?
JUANA. – No. Y no sigás hablando. Ninguna señal tengo! (reanuda su molienda).
¿No viste ahora que maté la víbora dentro del rancho?... Cuando se mata bajo el
techo ya no dentra la tuerce....
SEBASTIANO. – (Afirmativo e ingenuo) Era “Castellana”; mala víbora.
JUANA. – Pero la quebranté!
SEBASTIANO. - ¿Y dónde estaba?
98
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA. - ¿Y dónde, pues?... En tu guitarra!
SEBASTIANO. – (Alarmado) ¿Haciendo nido en la boca de la guitarra? ¿Y cómo
no me lo avisaste? ¿No ves que no debe tocarse el día en que la calentó la víbora
porque la música...
JUANA. – (Suspensa) Supersticiosa- ¿Qué trae?
SEBASTIANO. – (Desconsolado) ¡Invoca el mal, mujer! Pausa. (Desconcierto. Se
miran)
JUANA. - ¡Andá colgala en el clavo! Por dicha sólo la estuviste traveseando!
SEBASTIANO. – (Va al rancho a guardar la guitarra. Mientras va, reza en voz baja
– aunque no se le entiende bien – y rápido, la oración “contra la sierpe”. Todavía
dentro del rancho se oye el ron-roneo de su voz mientras Juana, afuera, muele –
“Maldita sea la serpiente que se arrastra recogiendo la saliva de los que nombran a
Dios sin respeto. El pie de la Virgen quebrante su mal y recoja su veneno en el cáliz
del apóstol San Juan para el corazón de los perdidos y me libre a mí de daño. Amén.
Jesús”.
Entra Pancho por la derecha, con sus alforjas. Las pone en un cajón, cerca del
rancho y de Juama, medio de espaldas al público y a Sebastiano.
Diálogo lento y lleno de pausas.
JUANA. – Aquí está el muchacho!
SEBASTIANO. – (Sale del rancho. Lo mira y dice como saludo) ¿Ydiay?
PANCHO. – (Abre la alforja sin volver a verlo) ¡ya fuí!
SEBASTIANO. - ¿Hablaste?
PANCHO. – (Sacando un paquetito de la alforja) ¡Ujú! (afirmación como un quejido).
SEBASTIANO. - ¿Malo el asunto?
PANCHO.- (Afirma con la cabeza) Malo! (sigue sacando cosas de la alforja).
SEBASTIANO. – (escupe) ¡También el Juez está de espalda!
PANCHO. - ¡Ujú! (Pausa)... Ese juez ya está comprado.
JUANA. – (Impaciente) ¿Y qué dijo?
99
Antologia del Teatro Nicaragüense
PANCHO. – Que el abogado tiene los papeles y que eso nos pierde.
JUANA. - ¿Va a dejar que nos roben? ¡Qué gente sin bautismo!
PANCHO. – Dice que él no puede hacer nada. Que mejor arreglemos porque el
Doctor Fausto tiene poder.
SEBASTIANO. – Y don Federico? ¿No te aconsejó nada?
PANCHO. – (Siempre arreglando sus alforjas) Sí... que podemos pedir amparo.
SEBASTIANO. – Pero el amparo cuesta!
PANCHO. – (Con furia) ¿Quién ampara al pobre?
JUANA. – De valde dá uno su hijo! ¡Eso no lo toman en cuenta . . . !
SEBASTIANO. - ¡Como ellos mandan!
PANCHO. – Sí. Pero ya eso se va a acabar! (se vuelve con furia) ¡ya se anda
levantando el pueblo por las sierras. Ahora me lo dijeron. Y lo que voy a hacer es
agarrar mi rifle para cobrarme! (Pausa).
SEBASTIANO. – Si te diera eso el amparo yo te diría: “andá cogelo”!
JUANA. – Cualquiera piensa como Pancho!
SEBASTIANO. – Lo que no rinde un hijo, no lo rinde el otro, Juana!
PANCHO. – Se llevaron a mi hermano y ahora quieren arrollar también con la tierra.
Hasta el animal tiene su medida cuando lo cargan!
Queda un silencio espeso.
Pausa.
SEBASTIANO. - ¿Y la Soledad?... No me gusta que la coja la sombra en el
camino... !
JUANA. – (Poniendo atención a algo)... ya debe de venir... ¿No oís pasos?
Silencio atento.
100
Antologia del Teatro Nicaragüense
Aparecen, por la derecha e izquierda tres o cuatro soldados, mientras quedan otros
que aún no se ven y que van llegando por la derecha, cuyas voces se oyen a veces.
Son soldados por el nombre y por los rifles y las divisas rojas que llevan en los
sombreros, pero tienen un aspecto más montaraz y sus trajes están más raídos y
sucios que los de los soldados del cuadro 1o. Apuntan con sus rifles a los tres del
rancho.
SOLDADO 1. – (Apuntando) ¡No se muevan!
SOLDADO 2. – (Que ha entrado por la drecha. Hace señas con la mano, llamando
a los otros soldados que vienen detrás y que aún no aparecen en escena) ¡Aquí hay
hombres! (Un soldado tercero se encamina cautelosamente a registrar el rancho)
SOLDADO 1. – (A Sebastiano) ¿Usted qué es?
SEBASTIANO. - ¿Y qué voy a ser?
SOLDADO 1. - ¿Es rojo o verde?
SEBASTIANO. – A mis años los colores se despintan!
SOLDADO 1. - ¡Queremos gente para la Revolución!
JUANA. – Sólo este hijo tenemos que es el que nos mantiene. Somos pobres. Pero
les podemos dar las tortillas de la cena para que se ayuden.
SEBASTIANO. – Del chagüite les cortaría unos guineios, pero ya va siendo noche.
SOLDADO 2. – ¡Ya la tropa los anda cortando; no se preocupe, viejo!
SOLDADO 1. – Queremos hombres para caerle al Gobierno. Vamos a botar a los
Conservadores!
SOLDADO 3. – (Saliendo del rancho). Me gusta la guitarra que tiene el viejo ahí!
JUANA. - ¿Cómo me gusta? ¿Qué se está creyendo?
SOLDADO 4. – (Entrando). Señala a Pancho y a Sebastiano. - ¿Son liberales
éstos?
SOLDADO 1. - ¡No dicen!
PANCHO. – Si buscan gente contra el Gobierno yo me engancho!
SEBASTIANO. – (Sorprendido y molesto) ¿Vas a pelear por lo que no es tuyo?
101
Antologia del Teatro Nicaragüense
SOLDADO 2. – Déjelo, viejo! La guerra la llevamos ganada!
PANCHO. - ¡Sí, tata! Me voy con ellos. ¡Ya es mucho aguantar!
SOLDADO 4. – Hay que avisarle al Jefe que aquí hay un voluntario!
SOLDADO 3. - ¡El Jefe anda medio rascado!
SOLDADO 2. – (Dirigiéndose a alguien que aún no ha aparecido en escena; por la
derecha) ¡Oí! ¡Petronio! ¡Que venga el Jefe! ¡Aquí hay un voluntario!
SOLDADO 1. - ¡No grités, jodido! ¡Somos clandestinos!
Voz dentro: “¡Vamos!” (Se oyen risas y voces de gente que viene acercándose).
SOLDADO 4. – a Pancho - ¿Tiene rifle?
PANCHO. – (Niega con la cabeza) ¡Sólo machete!
SOLDADO 3. - ¡Otro de machete!
SOLDADO 1. - ¡En cuanto le caigamos al resguardo del pueblo nos equipamos!
PANCHO. – Voy a traer mi chamarra y mi alforja!
SOLDADO 1. - ¡Vaya!Va Pancho al rancho.
SOLDADO 3. - ¡Tráigase la guitarra, compañero!
JUANA. - ¡Nada de eso!... ¡Bonita guerra van a hacer con guitarras y sin rifles!
SOLDADO 3. – No la pelee, Señora! Es para alegrar las noches!
JUANA. – Bastante me arrancan con el Pancho! Si no fuera porque ese Gobierno
nos está robando la tierra, no se los diera!
SOLDADO 2. – (Riéndose) ¡Ya se lo traemos! ¿No ve que vamos ganando por
todos lados? Ya el Gobierno está en temblores!
Voces que se acercan.
Voz que ya está muy cerca. “¿Qué se tienen allí?”
SOLDADO 4. – (Hacia la voz). Aquí hay un voluntario liberal, Jefe!
102
Antologia del Teatro Nicaragüense
Sale a escena Doctor Fausto Montes, algo borracho, con pistola al cinto, sobrebotas y un sombrero tejano con cinta roja.
DOCTOR FAUSTO. - ¿Un liberal? ¿Quién es?
Asombro de Sebastiano y Juana.
Pancho, que en ese momento sale del rancho con su chamarra terciada al hombro
y su machete en la mano, se queda de pronto detenido, como una estatua.
JUANA. – (Llena de furia) ¿Usted?
Sale un sargento aguardentoso, de gran vocerrón y otro soldado que se colocan
junto al Doctor.
DOCTOR FAUSTO. - ¿Qué hay conmigo?
SEBASTIANO. – (Decidido, bronco). Dejáme hablar, Juana!
JUANA. – (Como una fiera) ¿Con qué cara viene a pedirme el hijo después que
nos está robando la tierra?
DR. FAUSTO. – (Haciendo un gesto displicente y burlesco con la mano). ¡Yo no le
estoy pidiendo nada, vieja!
SEBASTIANO. – (Seco y autoritario) ¡Juana! ¡Yo soy el hombre, dejáme a mí! (al
Doctor) A ella le guarda respeto o se mata con este viejo que algo le queda de
sangre! (Pancho da un paso adelante amenazante). ¡Y sépalo de una vez: aquí no
hay voluntarios ni para verdes ni para rojos, porque donde está el muerto ahí está
la zopilotera!
SARGENTO. – (Con voz alternera y estetórea) ¡A callarse el mundo entero!
¡Amarren a ese jodido! (volviéndose al Doctor Fausto). ¡No debe dejarse vocear de
ningún carajo, Jefe!
Dos soldados caen sobre Sebastiano y dos se acercan, un poco temerosos a
Pancho, quien, cerca de la puerta del rancho está, machete en mano, amenazante.
SOLDADO 3. - ¡Bote ese machete! (apunta con el rifle).
Pancho lo baja muy lentamente, pero no lo suelta. Mira con rabia impotente.
SARGENTO. – (Montando el rifle y apuntando) ¡Bótelo al suelo o me lo apuesto!
103
Antologia del Teatro Nicaragüense
Los soldados segundo y cuarto están amarrando a Sebastiano. Pancho tira con
furia impotente al suelo su machete. Lo recoge el soldado tercero y lo tira lejos.
JUANA. – (Que ya no puede controlarse) (al Doctor) ¡Se ceba en los pobres,
cobarde!... ¡Con un pobre viejo! Y estos ciegos que están engordando al que les
chupa la sangre... !
SEBASTIANO. – Queriendo callarla - ¡Juana!
JUANA. – (Indetenible) ¡Pues, sí! ¡Que lo oiga de boca de mujer! ¡Que se rebaje a
tocarme! ¡Después de robar con los Conservadores va a robar con los Liberales!
SARGENTO. - ¡Cállese!
JUANA. - ¡No me callo! ¡Usted sabe que este hombre es un vividor: come de los
pobres y bebe del gobierno!
DR. FAUSTO. – (Con risa falsa) ¡Está dolida porque lleva perdido un pleito! ¡Estos
indios caitudos quieren siempre medrar! Pero los Liberales vamos a traer la Justicia!
SOLDADO 4. – (Chillando a Juana) ¡Claro, Jodido!
SOLDADO 2. - ¡Ahora vamos a mandar!
SEBASTIANO. – (Rogándole se calle) ¡Juana!
SOLDADO 3. - ¿Y qué se hace con éste? (señala a Pancho con el rifle).
SARGENTO. – Hay que juzgarlo!
DR. FAUSTO. – No! ¡Va de rehén!
SARGENTO. - ¡Eso es! ¡Para que no hable la vieja!
DR. FAUSTO. – (A Sebastiano) Aquí no ha estado nadie. ¿Sabe? Guárdese la boca
en el pueblo o no respondo del muchacho!
SARGENTO. - ¡Vamos! ¡Adelante con el recluta!
Empiezan a salir.
SOLDADO 1. – (Gritando) ¡Buscando el monte, muchachos! ¡Desperdíguense!
SARGENTO. – ¡Callando todos! (autoritario).
104
Antologia del Teatro Nicaragüense
DR. FAUSTO. – (A Juana ya retirándose) ¡nunca ha hecho mejor negocio! Si anda
conmigo el muchacho le va a volver con plata! (se ríe burlescamente).
SOLDADO 2. – (Burlón) ¡Cayetano la bocina, vieja... !
SOLDADO 3. – (Que ha salido por la derecha, se vuelve a escena y dice, apenas
visible, al Doctor Fausto) ¡Jefe: nos llevamos ese chancho? ¡Vamos sin porrosca!
DOCTOR FAUSTO. - ¡Arreen con todo!
SOLDADO 1. – Alegre, saliendo – ijúuuú! (grita). ¡Viva el Partido Liberal!
FAUSTO. – A callar se ha dicho! ¡Imbécil! (salen). Se oyen los gruñidos
desesperados del cerdo, a la derecha.
Risas . . . Exclamaciones. “¡Agarralo bien! ¡Tapale el hocico! ¡Amarralo!”. Todos han
salido. Juana, en jarras, furiosa y callada, los ve irse. Después de una pausa,
cuando ya no se oyen voces y queda el silencio, ella se acerca a Sebastiano,
buscando como desamarrarlo.
JUANA. - ¡Todos son iguales! ¡Todos son bandidos!
SEBASTIANO. - ¡Te ponés a jonchar los perros sueltos! ¿No ves que cuando esos
se sienten con un rifle en la mano creen que tienen el poder de Dios? ¡Como nunca
han mandado ni a un perro!... ¡Soledad!! ¿De dónde salís?
Entra Soledad: pálida, rápida, nerviosa, por la derecha.
SOLEDAD. – (Dirigiéndose a Sebastiano, cariñosa, inquieta). (a medida que habla
desplaza a Juana para desamarrar a su padre) ¡Táta!... Estaba reprimiéndome allá,
bajo el ceibo, muriéndome de miedo! ¿Qué le hicieron? (Se arrodilla). ¡Me lo
amarraron sin respetarle sus canas! ¡Ya venía sintiendo algo malo en la tarde! ¡No
sé qué! Le dije a la Vicenta: me voy porque estoy inquieta. Y cuando llegué... ¡Dios
mío!... ¡Qué nudo el que le hicieron! ¡Tráigame el machete, máma, para cortar!
SEBASTIANO. - ¡Ya ves cómo nos van dejando! Amarrado como San Sebastiano...
Y desnudo sin un hijo.
JUANA. – (Pasando el machete que está en el suelo. Habla a torrentes, llena de
furia, mientras Soledad desata a Sebastiano). (Mímica dramática y voz alta) - ¡Me
quieren callar con el hijo. Me ponen su muerte sobre la boca, pero hablo y aunque
esté bajo tierra sigo hablando porque esto clama al cielo. ¡Virgen Bendita! ¿Qué no
hay maldición para los perversos?... ¡Infelices viejos que nos caen los quebrantos
como las pulgas al perro flaco! ¿Cuándo se acabará esta tuerce? ¡
105
Antologia del Teatro Nicaragüense
Allí está mi Margarito, el inocente, la tuerce le dobló la vida cuando mejor camino
llevaba! ¿Dónde está ahora mi hijo? ¿Dónde está su Rosa en la que él se veía?.. y
allí está mi pobre Pancho, quierendo salir de su tuerce y la va a buscar! ¡Maldito el
hombre que trajo la tuerce al rancho! Pero yo te lo digo: ese hombre me cargará con
mi lengua! Ya me arrancaron un hijo y me quedé callada, creyendo en promesas.
Este no me lo roban. ¡No me cierran la boca! Voy a ir a vender a ese bandido al
Cuartel. Voy a hacer que lo busquen con el resguardo. Voy a gritárselo a todos los
hombres del pueblo para que vayan a sacar de su cueva al coyote! ¡Me hierbe el
pecho por verlo con cuatro rifles en frente, amarrado el vividor!, el ladrón de pobres!,
el cobarde!...
SEBASTIANO. – (Que ha estado oyéndola atento y torbo, mientras lo desamarra
Soledad, la detiene con un gesto y en voz honda y despectiva) ¡Calmate que con
los gritos sólo se levantan los ecos! ¿A qué pueblo vas a recurrir? ¿Dónde está el
pueblo? ¿Que no viste a Petronio, a Juan Zeledón, a Ruperto poniéndome el fusil
contra el pecho?... ¡Somos enemigos los que debíamos ser amigos... por eso hay
siempre quien nos ponga el yugo y nos haga bueyes!!
Telón.
CUADRO CUARTO
El mismo escenario. Han pasado muchos meses. Media tarde. Al final del cuadro
se enciende un crepúsculo cárdeno.
Nota: - Del rancho hacia un arbolito del fondo (o algún poste de cerca) colóquese
en este cuadro un alambre para tender ropa.
(Sebastiano está solo, sentado a la puerta del rancho, bebiendo tiste en una jícara).
Se oye lejano el canto del pájaro “Guás”. Guás, guaás, guaaaás... !
SEBASTIANO. – (Poniendo atención al canto)... ¡Canta el guás! ¡Parece que va a
cambiar el tiempo!... (Bebe un trago. Agita la jícara. Bebe otro trago. Mira hacia el
camino, hacia la derecha y se alegra la cara:) ¡Ahí viene la Juana! (Se bebe de un
envión lo que queda, golpea la jícara para tragarse hasta el chingaste. Se limpia la
boca con la manga de la cotona. Pone la jícara. Y se adelanta a recibir a Juana.
Comienza a hablarle desde antes que ella aparezca en escena)... ¿Ideay? ¿Venís
cansada?... Siempre que vas al pueblo le echás más carga a la alforja que la que
podés aguantar... ¿Te fué bien?
Entra Juana.
106
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA. – (Resopla) Ya estoy sintiendo los años! (Descarga). Pues hice todo!
.
SEBASTIANO. – (Siguéndola) Yo también! Le pasé un fierro con el arado a la milpa.
Me ayudó Josesito, el de Juan Malespín. Ahora tenemos que ir a sembrar... ¡Buen
muchachito ése! ¡ya pudiéramos tener nietos así nosotros!... ¡Bueno, pero contame!
JUANA. – (Que ya puso las alforjas y su contenido dentro del rancho, se sopla y se
sienta, fuera, en una “pata de gallina”) Primero fuí al mercado. ¡Vieras qué cara está
la manta! ¡Todo está por las nubes!... Después fuí donde don Federico. ¡Bien me
recibió!... Ahora sí, dice, que la cosa se ha compuesto! Ya llegó el yanqui a la
Comandancia y está metiendo todo en cintura!
SEBASTIANO. – (sentándose, sediento de noticias) Contámelo todo desde el
principio. Todo lo que él te dijo.
JUANA. – Pues, llegué. ¿Ydeay, comadre, - me dijo - , que cara tan perdida!... y yo,
claro, le dije cómo estábamos, trabajando como bueyes, sin los hijos.... haciéndonos
ilusiones de que volvieran porque ya terminó la guerra. Y ahí nomás le hablé del
asunto del rancho y de la tierrita porque estábamos muy alentados con las noticias
que él nos había dado. ¿Y qué crees que me dijo?
SEBASTIANO. – ¿Ajá?
JUANA. – Que ya está en el pueblo el Doctor Montes.
SEBASTIANO. - ¿Ya volvió ese carajo?
JUANA. – Pero, poné cuidado: me dijo que él le presentó el asunto al yanqui y que
se puso de paro con nosotros. ¿Sabés lo que le dijo el yanqui? ¡Que es un robo! Y
que él lo va a arreglar.
SEBASTIANO – (Cabeceándose y dándose con las palmas de las manos en las
piernas.) ¡Lo que nosotros decíamos!
JUANA. - ¡Si es que eso clamaba al cielo! . . . ¡Pero por fin va a haber justicia!
SEBASTIANO. – Pero no me gusta que hay vuelto ese hombre. Es intrigante,
enredista. Es malo!
107
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA. – Pero don Federico dice que con la venida de los yanquis todo esto se va
a componer. Dice que la “itervención” va a acabar con las zanganadas . . . Te cuento
que lo ví al yanqui cuando pasé por el cuartel. Es un hombre colorado, pelo de
chilote... blanco... ¿cómo decirte?... parece crudo de tan blanco.
SEBASTIANO. - ¡Ah! ¿Lo viste?
JUANA. – Si lo ví. Son tres los yanquis que están en el pueblo. Yo creo que son
hermanos. El mismo pelo, la misma ropa. Y están haciendo marchar a los del
resguardo que da risa: tiesos, tiesos, como muñecos de palo!
SEBASTIANO. - ¡Ah, pero son soldados!
JUANA. - ¿No te digo que están en el cuartel?
SEBASTIANO. – Pero el pleito de nosotros es en el juzgado!
JUANA. – Pero los yanquis van a meterse también con lo del Juez. Son marinos.
Ahora que me acuerdo así me dijeron: que son marinos!
SEBASTIANO. - ¿Marinos también?... ¡Jodido, pues son de todo tiro!
JUANA. – Pues dice mi compadre don Federico que ellos van a arreglar todo. Fijate
que me contó que les quitaron los rifles a los liberales y a los conservadores y que
de aquí pa delante ya nadie más pelea!
SEBASTIANO. – Si! Eso ya me lo contó la otra tarde Benito, el barbero. Y hasta me
leyó el periódico donde decían que iban a devolver a todos los soldados a sus
pueblos. ¿No te conté?
JUANA. - ¡Ay! ¡Ojalá! ¡Si por lo menos uno de los muchachos volviera . . . ! ¡Al
menos Pancho!
SEBASTIANO. – (Entristecido) Sí: porque aquello que nos dijo Juan Aguirre de
Margarito...En ese encuentro los mataron a casi todos... ¡Yo ya no me hago
ilusiones con él!... Pero ¡Pancho!... ¿A dónde habrá cogido Pancho?
JUANA. – Ese doctor Montes debe saber!
108
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO. – ¡Pero yo no le hablo!
JUANA. – (Pensando) . . . - ¡Tal vez por medio de otro! . . . ¡Tal vez si le pregunta
la Vicenta, la amiga de Soledad!
SEBASTIANO. - ¡Es buena idea!... Se lo vamos a decir ahora que bajamos por el
agua. (se levanta).
JUANA. – (Deteniéndolo) Oíme. Se me quedaba contarte lo último. El yanqui le dijo
a don Federico que iba a venir a ver la tierra con el Juez.
SEBASTIANO.-¿A ver la tierra?
JUANA.-Sí. Eso le dijo¡
SEBASTIANO. – (Levantándose) ¡Si la tierra allí está! ¡Nadie se la ha llevado! ¡Lo
que debe verle es las uñas al mañoso del Doctor Montes! (Se sienta). ¿Sabés una
cosa, Juaná? ¿Vos crées que esos yanquis pueden arreglarlo todo?
JUANA. – Don Federico dice que a eso vienen! ¿Por que no van a poder?
SEBASTIANO. – (Encogiéndose de hombros) Porque son hombres!
JUANA. - ¡Claro que son! ¡Qué sonso que estás!
SEBASTIANO. – No es sonsera. Yo soy viejo y pienso. ¿Le podrías arreglar vos su
rancho y su pleito al vecino Pedro Potosme, que es borracho y garrotea a su mujer?
JUANA. – Yo no! ¡Yo no me meto en enredos ajenos!
SEBASTIANO. - ¿Ves? ¿Ves? Y ellos se están metiendo en enredos ajenos! ¿Qué
saben los yanquis de las mañas del doctor Montes y de las pobrezas del
Sebastiano? Fijate que ni saben hablar como nosotros! ¿Y por dónde sale el
entendimiento? ¡por la lengua! (levantándose). ¡Pero ojalá sea cierto lo que vos
decís! ¡Qué más quisiera yo! (interrumpiendo y mirando al cielo). ¡Bueno! ¡Andá
tomate tu pinol para que nos vayamos a sembrar antes que nos coja la tarde!
109
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUANA. – (Levantándose) ¡No! ¡Mejor me lo tomo allá! Ahorita estoy muy agitada.
Vamonós!
Saca unas jícaras. Arregla alguna otra cosa. Sebastiano mete los taburetes en el
rancho y coge su sombrero y su machete. Entre tanto sostienen el siguiente diálogo
hasta que salen:
SEBASTIANO. – Si nos dá bien la milpa podemos comprar el otro buey. Ya con otro
buey, puedo montar la carreta y ganarme buena plata.
JUANA. - ¡Ah! ¡Si estuvieran los muchachos hubiéramos podido sembrar hasta el
campito de Pedro Potosme! Lo alquila barato!
SEBASTIANO. - ¡Con sólo Pancho pudiéramos sembrar el doble! ¡Pancho era
arrecho... pero gracias a Dios yo entoavía tengo juelgo!
JUANA. - ¡Ah! ¡Si estuviera Pancho! . . . ¡Pero somos torcidos!
Cuando ya van a salir hacia la izquierda se oye de nuevo cantar el guás: “Guás,
guaaás, guaaaaaás!!”
SEBASTIANO. – (Poniendo oído al canto) ¡Oí el guás! ¡Sigue cantando! ¡Cambia
el tiempo!
Sale.
JUANA. - ¡Ojalá cambiará la vida!
Salen por la izquierda. Vacío el escenario, vuelve a escucharse el canto del guás:
“-Guás, guaaás, guaaaaás!! . . . “ (Después . . . pasa la sombra de un pájaro, lento,
llenando de rumor el cielo vacío). Pausa. Se oyen voces por la derecha. (Dos
personas que vienen conversando con cierta violencia).
YANQUI (TENIENTE COMFORT). – Habla bastante bien el castellano pero con
acento yanqui, muy cargado y conyugando mal los verbos... comienza a hablar
antes de aparecer en escena:... ¡No, doctor Montes! ¡Usted tiene que cumplir la ley!
Entra a escena.
DR. FAUSTO. – (Habla despacio para hacerse entender del teniente) ¿Pero qué
ley, Teniente Comfort? Yo tengo la ley a mi favor. Ya le he enseñando a usted mis
escrituras y el fallo del Juez, pero usted quiere hacer justicia a su modo. ¡Eso es
110
Antologia del Teatro Nicaragüense
arbitrario!... ¡Ese viejo, Don Federico, se le pone a llorar a usted, lágrimas de
cocodrilo por “los pueblos indios”, y usted se ablanda! Pero con lástima no se hace
justicia. Yo no conozco ningún artículo del Código que hable de lástima.
YANQUI – (Pretensioso) ¡Oh, no! ¡Nada de lástima! ¡Yo sé mi deber! Dicho esto
avanza hacia el rancho a buscar a sus moradores.
El Dr. Fausto se queda donde está – alejado – inquieto y no muy seguro de ser bien
recibido.
YANQUI. – (Mirando si hay alguien pero sin atreverse a entrar en el rancho. Golpea
discretamente). En voz alta: - ¡Eh! ¡Señor! (Interrogando al Dr. Fausto) ¿Cómo se
llama?
DR. FAUSTO. - ¡Sebastián!
YANQUI. - ¡Oh, yes! (vuelve a llamar en voz alta:) ¡Señor Sebastián! . . . ¡Buenos
días! (nadie contesta) . . . ¡parece no haber nadie!
DR. FAUSTO. – (Se acerca un poco más confiado). Se asoma en la puerta y como
no hay nadie dice: - ¡Es lo mismo que esté o no esté! ¿Qué puede decir a usted un
indio de éstos?
YANQUI. - ¡Usted no quiere dar oportunidad al Señor Sebastián!
DR. FAUSTO. – Yo sé lo que va a decir: Que esta tierra es suya. Pero ¿dónde
están sus títulos? Sus escrituras son nulas y usted tiene que tomar en cuenta todos
esos puntos legales.
YANQUI. – Yo quiero proteger a los nativos.
DR. FAUSTO. – Pero nosotros tenemos una ley.
YANQUI. – Ustedes no conocer la justicia!
DR. FAUSTO. – Pero si usted no respeta la ley, comete también una injusticia.
YANQUI. - ¿Yo? (hace un gesto despreciativo con la mano y luego, golpeándose el
pecho, exclama soberbio:) ¡Yo soy la ley aquí, dóctor!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
DR. FAUSTO. – (Le mira perplejo, pero inmediatamente cambia, se ríe con mueca
falsa y se le acerca al teniente con meloso servilismo). Naturalmente que usted es
la Ley, querido Comandante. Pero para hacer justicia usted debe conocer a esta
gente. ¿No vé cómo viven?... No les importa la miseria. Si ganan cuatro reales se
los beben. Pero viven quejándose. ¡Si usted supiera lo que uno lucha por hacerlos
gentes, por ayudarlos, pero no agradecen! ¡No les importa!
YANQUI. – (Irónico) Y por eso usted les coge la tierra, eh? (Se ríe).
DR. FAUSTO. – (Exagerando su respetabilidad) ¡No, mi Teniente! Ellos la pierden
porque todo lo gastan en borracheras. Hipotecan sus tierras. No pagan. Y después
se quejan cuando pierden lo que tienen. ¡Figúrese usted el daño que haría a este
país si en vez de proteger a la gente que trabaja, a la gente decente, le da la razón
a los haraganes y a los borrachos! ¿Quién va a querer entonces progresar?... Vea,
Comandante... nosotros sabemos que los Estados Unidos son un gran país y
quieren ayudar a la paz y al progreso de Nicaragua . . .
YANQUI. – Exacto, dóctor. Nosotros queremos civilizarlos.
DR. FAUSTO. - ¿Ya ve usted?...Lo mismo quiero yo con esa pobre gente. Nosotros
podemos entendernos, Comandante. Lo que pasa es que usted ha prestado oídos
a ese Don Federico que es un caudillo reaccionario. (Se le acerca insinuante:) Vea,
Comandante: Si usted se entiende con las personas decentes del pueblo...en fin...yo
no sé sus planes ...pero también nosotros tenemos deseos de ayudarle... Aquí hay
muy buenos negocios que se pueden explotar...lo que hace falta son hombres con
iniciativa, hombres enérgicos como usted...
YANQUI. – (Lo mira de arriba abajo irónicamente, suena la lengua con un ruido
burlesco, despectivo y haciendo ademán con la mano dice: ¡Oh! ¡No se molesten
por mí!... Gracias!!! (se ríe secamente). ¡Me pagan muy bien, dóctor!
DR. FAUSTO. – (Cínicamente) ¿Usted cree que yo quiero?...(hace gesto disimulado
insinuando soborno, dinero)...¡No mi amigo! Yo sé que usted es justo. ¡No me
interprete mal! ¡Yo soy un amigo de los Estados Unidos y ...
Entra Soledad por la derecha, canturreando con una batea pequeña en la cabeza y
su rebozo. Al verlos, se detiene un momento extrañada, mira a ambos, y se dirige
al rancho un poco inquieta, creyendo encontrar a algunno de los suyos dentro.
112
Antologia del Teatro Nicaragüense
YANQUI. – (Sonriendo. Inclinándose con un cortesía postiza) ¡Buenos días,
señorita!
SOLEDAD. – (Seca, huraña) ¡Buenos días!
YANQUI. - ¿Usted vive aquí, señorita?
SOLEDAD. – Sí, señor! (está ya en la puerta del rancho).
YANQUI. - ¿Usted hija del señor Sebastián? ... Busco al señor Sebastián!
SOLEDAD. - ¿A mi tata? (mira hacia dentro del rancho). No sé dónde está. Tal vez
anda en la milpa...Si quiere lo voy a llamar.
YANQUI. – que no le aparta los ojos, sonríe afectuoso - ¡Oh, no se moleste!
SOLEDAD. – (Entrando al rancho) ¡Espéreme un tantito!
YANQUI. – (Se aparta un poco del rancho acercándose al Dr. Fausto y saca afuera
un entusiasmo picaresco que no había mostrado. Con un gesto de marino) - ¡Bella
muchacha nativa, eh?
DR. FAUSTO. – (Le mira sonriendo y se encoge de hombros).
YANQUI. – Já! ¿Está acostumbrado a ellas, no?...(Entusiasta) Yo mirarla en el
pueblo. Muy simpática! (cierra el ojo). ¿Se dice así: sim-pá-ti-ca?
DR. FAUSTO. – (Lo mira un momento, estudiándolo. De pronto cambia y tomándolo
del brazo le pregunta en el mismo tono de malicia: ¿Le gusta? . . . Puedo dejarlo
solo.
YANQUI. – (Agradado pero algo asustado) ¡No... no! (ríe) ¡Muy niña!
DR. FAUSTO. – (Sabiendo lo que dice) ¿Muy niña? ...Aquí con el trópico las frutas
maduran temprano! (le da con el codo riendo) Sabe más que usted de amor!
YANQUI. – (Aumentando su entusiasmo) ¿Oh, sí?
113
Antologia del Teatro Nicaragüense
Fausto va a hablar cuando sale de nuevo Soledad del rancho. Con disimulo se
aparta un poco, pero Soledad después de hablarle al yanqui, se dirige a él.
SOLEDAD. – (Saliendo). Trae en la pequeña batea varias prendas de ropa lavada,
hechas un bollo, que después colgará al alambre a asolear: - Al yanqui - ¡Pues si
quiere voy a llamar a mi táta!
YANQUI. – (Que no disimula la atracción de Soledad sobre él) ¡No, no, señorita!
¡Puedo esperar aquí, contento! ¿Le molesta?
SOLEDAD. – (Arrecostada a la pared del rancho, con la batea apretada a su vientre,
sonríe y responde con mucha naturalidad) ¡Me molesta que esté aquí ése! (señala
a Fausto con la boca).
DR. FAUSTO. – (Que estaba apartándose disimuladamente, le vuelve el rostro)
¿Yo?
SOLEDAD. - ¡Usted amarró a mi tata! ¡No sé a qué vuelve aquí!
Todo este diálogo entre Soledad y el Dr. Fausto es muy rápido y en voz grave, sin
alteraciones. El yanqui parece, por su expresión no entender bien, o querer seguir
– sin poderlo – lo que ellos dicen.
DR. FAUSTO. – (Aproximándose lentamente) Eso fué cosa de guerra, Cholita! Yo
siempre te he mostrado cariño. ¡Decí que no! Pero tu máma me ha echado a todos
encima por el pleito de la tierra. ¡Yo ni interés tengo en eso, te advierto! Pero tu
máma no sabe de leyes y cree que les estoy robando.
SOLEDAD. – (Sin inmutarse) Yo tampoco sé de leyes pero sé que nos está
robando.
DR. FAUSTO. – No digás eso, Cholita! El señor decía que sos muy simpática y yo
te estaba alabando pero me vas a hacer quedar mal.
YANQUI. - ¿Cómo?... ¿Cómo?
FAUSTO. – (Hablando lentamente) Que usted decía que ella es muy simpática ¿no
es así?
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Antologia del Teatro Nicaragüense
YANQUI. – (Con gran gesto) ¡Oh, yes! ¡Muy linda!
SOLEDAD. – (Sonriendo, baja los ojos. De pronto dice contra el doctor). ¡Pero usted
amarró a mi táta!
FAUSTO. - ¡Yo no, Cholita! El Sargento Malespín que es un bruto!
YANQUI. – (Creyendo dar en el clavo, pero usando tono de broma) ¡Oh, ella no
querer al dóctor!... ¡Doctor muy malo, eh? (le dá al doctor una palmada en el hombro,
riéndose estrepitosamente).
SOLEDAD. – (Lo mira con curiosidad y sonríe)... - ¿De dónde es usted?
YANQUI. - ¿Mí?... De América. A-me-ri-ca-no!
SOLEDAD. – (Ingenuamente, mientras mira el suelo) ¡Ah! ¡Yo creí que era Yanqui!
YANQUI. – (Riéndose mucho) ¡Oh, si, si! ¡Mi, yanqui!
SOLEDAD. – (Guarda silencio y raya el suelo con el dedo del pie. Mira al yanqui
inocentemente y pregunta: ¿Cantan de otra manera los pájaros en su tierra?
YANQUI. – (Desconcertado) ¿Los pájaros?
SOLEDAD. - ¡Ujú!
YANQUI. - ¿Por qué?
SOLEDAD. - ¡Me imagino! (sonríe).
YANQUI. – (Tartamudea) No, no sé. Yo consultarlo, sabe? (se ríe)... Y usted, usted
vive aquí, eh?... Yo mirarla en el pueblo.
SOLEDAD. – (Mirando al suelo, afirma con la cabeza) Voy al pueblo con una venta
para ayudarle a mi máma.
YANQUI. - ¿Tiene mucho amigo en el pueblo, eh? ¡Una muchacha bonita, muchos
amigos! (se ríe).
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SOLEDAD. – (Sonriendo, alza el hombro coquetamente) ¡Los del gasto...! (Luego,
embarazada por el diálogo, pregunta de pronto:) ¿Y por qué no se sienta? ...Voy a
traerle un taburete! (Entra al rancho a sacar un taburete. En el momento que ella se
oculta, el Dr. Fausto se acerca al Yanqui, y cerrando un ojo con malicia le hace un
gesto indicativo que la muchacha “vale la pena” o algo así, excitante, a lo que el
yanqui corresponde pronunciando más su infantil entusiasmo, con risas y
movimientos de exagerada alegría, donde va perdiendo todo el revestido autoritario
y el aire superior con que aparecía en escena. Sale Soledad, casi inmediatamente
con un taburete).
SOLEDAD. – Siéntese, pues, mientras viene mi táta. (Vuelve a coger la batea con
la ropa). ¡Voy a tender esta ropa! ¡Con permiso!
YANQUI. - ¡No, no!...Prefiero conversar con usted! Que se siente el doctor Montes
...Sit down, dóctor!
El Doctor Fausto se sienta un poco apartado y durante todo el tiempo mantiene un
aire o una sonrisa burlesca, siguiendo disimulada o abiertamente el diálogo del
Teniente Comfort con Soledad.
YANQUI. – (Mientras Soledad tiende la ropa en el alambre y le dá la espalda, trata
de abrir conversación con frases anodinas) Muy hermosa tarde, eh?... ¡Muy bello
lugar, sabe?
SOLEDAD. – (Escena muda). (Pone su batea en una pata de gallina. Va sacando
prendas de ropa – cotonas, pantalones, camisolas – que extiende, sacude y cuelga
del alambre. Su actitud es de ingenua coquetería, pero de cierta inquietud, al
observar de reojo que el Teniente está pendiente de sus movimientos. Soledad toma
de la batea una pieza de ropa femenina. La sacude y al extenderla ve que es ropa
íntima y mirando de reojo al Yanqui, apenada y rápida, la apretuja nerviosamente,
la esconde entre el resto de la ropa en la batea y toma un pantalón que cuelga en
el alambre.
YANQUI. – Que ha visto la acción y el embarazo de Soledad, ríe con escándolo,
muy divertido con el suceso.
SOLEDAD. – (Apenada y casi sin darle el rostro le dice: - ¡Perdone el irrespeto!
116
Antologia del Teatro Nicaragüense
YANQUI. – (Con gesto y mímica de cumplido galante pero con absoluta vulgaridad:
- ¡tiéndala! ¡Es una bella bandera!
SOLEDAD. – (Ruborizándose) ¡A mí me han enseñado que la mujer es secreta!
YANQUI. – (Entendiendo muy lentamente) Ah!...oh!... ¡Habla usted con mucho
encanto!
SOLEDAD. – Por decir algo - ¡Lo dice usted por reírse!
YANQUI. - ¡No, no!... Muy bello habla. Tiene lengua muy dulce... pero difícil.
SOLEDAD. – (Sonriendo) ¿La mía (saca la lengua ingenuamente y se ríe
infantilmente del Teniente).
YANQUI. – (Exaltándose) ¡Oh, ésa más! (la coge del brazo). ¡Yo sería feliz con esa
lengua!
SOLEDAD. – (Mirándolo algo desconcertada) ¡Qué ocurrencia!
YANQUI. – (Más atrevido, le coge ambos brazos y le dice apasionadamente: - ¡Me
gusta usted, muchacha!
SOLEDAD. – (Mira al Teniente en los ojos y comprende como mujer; entrando
desde ese momento a la defensiva, con inquietud creciente) ¡Suélteme!
YANQUI. – (Sin soltarla) ¡Oh! ¡No me tenga miedo! Yo...
SOLEDAD. - ¡Déjeme! ¡Usted también tiene moscas en los dedos! Creí que era
distinto!
YANQUI. – (Tratando de recuperarla) ¿Por qué dice eso, señorita?... Yo puedo
quererla...
SOLEDAD. – (Volviendo a desprenderse) ¡Tiene los ojos malos! ¡Suélteme!
YANQUI. – (Cogiéndole de nuevo el brazo y aproximándole el rostro, mientras ella
rehuye) ¡Sólo quiero hablarle un poco...un poquito! ...¡Oh!... No ser mala conmigo!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SOLEDAD. – (Renuente se aleja) No. No quiero.
YANQUI. – (Sin acercársele trata de convencerla, pero ella al final de la frase le da
la espalda) Si yo le digo que quiero llevarla conmigo... ¿Es correcto? Llevarla . . .
¿Sabe?... Usted puede vestirse mejor. Yo muy complacido si puedo darle todo.
Usted me gusta mucho... ¡Oh! ¡Oigame!
SOLEDAD. – (Que le ha dado la espalda y está de nuevo tendiendo nerviosamente
ropa) Estoy oyendo!
YANQUI. – (Volviendo a acercarse por la espalda - ¡usted se burla de mí!
(penduleando el dedo índice como un profesor que alecciona) ¡Usted mala
muchacha conmigo! . . .
SOLEDAD. – (Se encoge de hombros).
YANQUI. – (La agarra del brazo y trata de besarla).
SOLEDAD. – (Lo aparta con el brazo, en un movimiento rápido. Furiosa) ¡No! ¡Que
se aparte le digo... ¡Qué se ha creído usted? (Coge su batea y con humildad pero
enojada dice:) ¡Me voy a ir si sigue molestando!
El Dr. Fausto, dándose una palmada en la pierna se ríe. Lo observa Soledad y se
molesta más, decidiéndose a buscar refugio en el rancho con un gesto y movimiento
de impaciencia.
YANQUI. – (Riéndose apenado, protesta en falso) ¡No; por favor, muchacha!
SOLEDAD. – (Dirigiéndose al rancho. Vuelve a él el rostro, deteniéndose un
momento y con gran simplicidad le dice) - ¡No me gusta su modo! Si yo no le
conozco a usted ¿Por qué me va a estar tocando?
YANQUI. – (Queriendo aproximarse de nuevo pero inseguro y apenado en su
sonrisa y voz )¡Usted muy linda... ! ¿Por qué ser así... usted... ?
SOLEDAD. – (Despectiva le vuelve la espalda) ¡Oh! (se mete al rancho).
YANQUI. – (Titubea corrido, riéndose. Saca el pañuelo. Se seca el sudor por hacer
algo. Se vuelve al Doctor Fausto que lo observa con expresión irónica y al contacto
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Antologia del Teatro Nicaragüense
con el Doctor hace un gesto pueril de malicia) ¡Oh, muy guapa, pero . . . (hace gesto
de que es difícil y se ríe secándose el sudor).
DR. FAUSTO. – (Lo llama con una seña para que se aproxime. Habla en voz baja)
¡Mi querido comandante... muchos rodeos para tomar esa plaza!... ¡Usted no
conoce a esta gente!... Es primitiva! ¡Necesita fuerza!... Usted mucho habla!
¡Impóngase como macho! (hace gesto y ríe).
YANQUI. – (Retardado en comprender, pero al cabo se le ilumina la cara y
exclama ¡Oh, oh, oh? ¡Oh, yes!... Tarzán, eh? (Poniendo en tensión el brazo hace
gesto de fuerza y de “machismo”, riéndose gozoso y cerrando el ojo como que ha
cogido el consejo).
DR. FAUSTO. – (Sonando los dedos) ¡Llévesela! (se ríe despectivo).
YANQUI. – (Se acerca al rancho usando gestos de película, como cualquier marino
standar que va de conquista galante. Observa el rancho con sonrisa maliciosa y
traviesa. Ya no queda nada de su aparatosa arrogancia de autoridad interventora)
¡Ey! ¡Muchacha!
SOLEDAD. – (Asoma un poco la cara con inocente recelo).
YANQUI. - ¿Mucho miedo, muchacha? (Le sonríe quierendo darle confianza. Hace
un pequeño ruido con la boca reconviniéndola:) ¡Th! ¡Ths!... ¡Yo ser bueno! ... ¡No
hacer nada!
SOLEDAD. – (Da un paso, no sin temor y con inocencia, seriamente, le advierte y
al mismo tiempo ruega) ¡Ya no me moleste!... ¡Tengo que hacer!
YANQUI. - ¡Oh, no, no!... Yo sólo mirarla.
Escena muda.
Sale Soledad y comienza a tender de nuevo la ropa. El Yanqui va detrás, primero
ritmolento, después acelerado, cercano, tratando de “entrarle”. Soledad nerviosa no
cesa en mirar hacia él tras de cada movimiento. De pronto a Soledad se le cae una
pieza de ropa y al agacharse a recogerla, el yanqui también lo hace; la recogen
juntos y cuando ella trata de colgarla en el alambre él le toma la mano. Solead
instintivamente la aparta pero el yanqui se la coge con fuerza.
119
Antologia del Teatro Nicaragüense
SOLEDAD. – (Retrocediendo un paso hacia la derecha sin poder soltarse) ¡Le dije
que no me molestara!
YANQUI. – (Queriéndola atraer y ella, esquiva, tratando de retroceder) Yo querer
hablarle ahora.
SOLEDAD. – con movimientos bruscos por soltarse - ¡Que me deje, le digo!
YANQUI. – (Apretándola más) ¡Se va a hacer daño!
SOLEDAD. – (Luchando y retrocediendo un poco más) ¡No me importa! ¡No quiero!
(Furiosa). ¡No ponga su fuerza en los débiles!
YANQUI. – (Dando paso a la brutalidad pone toda su fuerza, ya sin control, lleno de
cólera y deseo, y tira de ella queriendo abrazarla.
SOLEDAD. – (Esquiva en lo que puede el rostro cuando trata de besarla. Hace un
esfuerzo y logra retroceder, sin soltarse, un paso más, y con el cabello revuelto le
grita, forcejeando) ¡Si no me suelta le grito a mi tata!
YANQUI. – (Al oír ésto acomete con más fuerza. Están ya por salirse de la escena.
Se ve que la agarra y trata de cargarla en brazos).
En la lucha salen de escena. A la derecha. Se oye lucha.
VOCES DE SOLEDAD: - ¡Déjeme! . . . ¡Déjeme, le digo! (Grita:) ¡Tata! Tataaa! . . .
Tataaaaaa!... ¡Ta... !
Una mano tapa su boca. Gritos ahogados. Pasos que le alejan....
Silencio.
DR. FAUSTO. – (En el momento que la lucha está en su climax se ha levantado,
observando. Cuando salen de escena se acerca al Rancho para ver desde allí lo
que está pasando. Enciende un cigarro y se ríe. La risa crece cuando grita Soledad.
Cuando los pasos se alejan y viene el silencio, remeda al yanqui entre risas) “Yo
ser la ley aquí, dóctor!”... (risa burlona) “¡Nosotros queremos civilizarlos!”...
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Gran risa. Se sienta en el taburete extendiendo los pies, satisfecho... ¡Yanqui
baboso!... ¡Ya sé dónde te aprieta el zapato! (Carcajada de ironía y de triunfo,
echando la cabeza hacia atrás).
Está riéndose el Doctor Fausto, de cara al público, cuando a su espalda, por la
izquierda, entra Sebastiano, rápido, receloso, inquieto y con el machete en la mano.
Al ver al Dr. Fausto riéndose se detiene un instante pero inmediatamente avanza,
ensombreciéndose su fisonomía. Cuando el Dr. Fausto siente los pasos y vuelve el
rostro cortando en seco su risa, ya Sebastiano está cerca de él, visiblemente furioso,
interrogando:
SEBASTIANO. - ¿Dónde está la Soledad?
DR. FAUSTO. – (Dá un paso atrás, hacia la puerta del rancho, desconcertado y sin
hallar qué deci)r.
SEBASTIANO. – (Avanzando, más amenazante) ¿Dónde está la Soledad,
pregunto?!
DR. FAUSTO. – (No encuentra otra defensa que tomar un aire cínico: se encoge de
hombros y coloca su mano sobre la pistola que lleva al cinto) ¿Qué Soledad?
SEBASTIANO. – (Avanza tan furioso que el Dr. Fausto retrocede en el propio
umbral de la puerta del rancho) ¿Qué hace usted aquí? ¿Dónde está la muchacha?
¡Yo la oí gritar! ¡Dígame dónde está!?
DR. FAUSTO. – (Se ríe despectivamente sin apartar la mano del revólver) ¿Me la
dejó a cuidar a mí?!
SEBASTIANO. – (Ciego de rabia, creyendo que la muchacha está en el rancho
embiste sobre el Dr. Fausto) ¡Pues qué hace usted aquí, jodido!
DR. FAUSTO. – (Quiere sacar su pistola y grita) ¡Si usted da un paso lo tiro!
Pero Sebastiano se ha echado sobre él, ciego de furia y sin dejarle terminar la frase
le agarra la mano de la pistola, lo empuja y entran al rancho en lucha.
SEBASTIANO. - ¡Me va a decir dónde está!... Exclamaciones.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Ruidos de lucha...Un disparo... Un ruido de machetazo seguido de un tremendo:
“¡Ay!”... y alguien que cae... Una pausa... Y luego Sebastiano que sale, con ojos
desorbitos, el cabello revuelto, la cotona rota y ensangrentada. En la mano lleva
todavía el machete manchado de sangre. Busca a Soledad.
SEBASTIANO. - ¡Soledad!... (Grita, mirando hacia todos lados) ¡Soledad! (Grita
más fuerte, avanzando hacia el camino) ¡Soledaaad!
Sale tambaleándose por la derecha, mientras cae el
Telón
EPILOGO
Cuatro o cinco meses después. Sebastiano, huyendo de la Justicia, vive en la cruda
montaña. El escenario es la NOCHE, donde los árboles, como altos perros
friolentos, tiemblan bajo la luna.
Sólo se ve una luna enorme. Y a la izquierda, al pie de un árbol seco, un rancho
cenizo, semi-derruido, dentro del cual arde una candela o un candil.
Nota: Al final del acto despiertan las primeras luces del alba.
Sebastiano – solitario – sentado en una piedra frente al rancho, tiene su guitarra en
la mano, pero no la toca. Ya no hay música. La canción la dice, la reza, la llora. (es
una canción que se ha secado).
SEBASTIANO. –
De dos en dos,
De diez en diez,
De cien en cien,
De mil en mil
Descalzos van los campesinos
Con la chamarra y el fusil...
De dos en dos los hijos han partido,
De cien en cien las madres han llorado,
De mil en mil los hombres han caído
Y hecho polvo ha quedado
Su sueño en la chamarra, su vida en el fusil...
El rancho abandonado...
122
Antologia del Teatro Nicaragüense
La milpa sola...el frijolar quemado...
El pájaro volando
Sobre la espiga muda,
Y el corazón llorando
Su lágrima desnuda...
De dos en dos,
De diez en diez,
De cien en cien,
De mil en mil
Descalzos van los campesinos
Con la chamarra y el fusil
(Alzando gradualmente la voz:)
. . . De dos en dos,
De diez en diez,
De cien en cien,
De mil en mil
Por los caminos van los campesinos
A la guerra civil!
Pone la guitarra lentamente en el suelo. Mira el rancho con la cabeza entre las
manos y con un tono de voz más real – pero abatido – dice:
...Y ahora sólo quedó el Sebastiano, sin tierra, sin hijos, sin mujer...íngrimo con su
rancho; el pobre buey cansado de mi rancho que ya se echó en la noche para
siempre!...(con gesto fatalista) ¡Una guerra se llevó todo!... (se yergue un poco y su
voz cambia como si hablara con alguien). ¡Y la Juana que me decía que la tuerce la
endereza el hombre!...¡La tuerce!...Yo también creí acabar con ella matando al
dañino!...(mueve la cabeza) – pero erré el tiro! Pisé la muda y dejé viva la
serpiente...(de nuevo fatalista) ¡Nadie puede acabar con el Mal! (pausa. De pronto
con furia, poniéndose de pie:) ¡Pero lo maté a él! ¡El me trajo la tuerce! ¡El desgració
mi pobreza! ¡Bandido!...¡Se reía de la flaqueza, tentando a Dios! ... ¡Bien muerto
estuvo!...(dá unos pasos. Se sienta. Y moviendo la cabeza dice con voz
desilusionada:) ¡Eso digo yo, pero erré el tiro! ¿Qué compuse con la sangre?
...¡Tener que huir de la justicia, arrastrar la pobre Juana a esta inclemencia, para
que se consumiera la pobrecita, para que muriera de necesidad, de pura tristeza en
estos breñales!...Ah! Mi Juana!...¡Ella sí creyó en todo!...Creyó en los
conservadores...Creyó en los liberales...Creyó en los yanquis. Porque era
fantaseosa y alegre!...Ella sostenía el rancho con su estrella...(con la cabeza entre
las manos mira el vacío. Recuerda. Pausa. Luego, como sacando una conclusión:)
¡Fué la guerra la tuerce! (poniéndose de pie, con los puños cerrados y en alto, clama
su furia impotente contra la Noche:) ¡Hijueputa guerra que acaba con lo que uno
quiere y trae lo que uno maldice!...¡Fué la Guerra la que trajo al abogado, la que
trajo al yanqui, la que trajo la robadera y la matanza! ¡La Guerra fué la que se llevó
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Antologia del Teatro Nicaragüense
a mi Pancho, mi mayor! ¡La que se llevó a Margarito! La que se llevó a la Juana! (se
deja caer sentado en la piedra y casi sollozando, termina:) ¡La que se llevó a mi
muchacha, Soledad...¡lo que yo más quería! . . .
Oculta el rostro entre sus manos y llora en silencio. Pausa larga...Entra Soledad, de
negro, envuelta en un rebozo negro. Cansada. Envejecida. Registra en silencio las
sombras y al ver a su padre vuelve a ser, por momentos, la muchacha de otros días:
ingenua, impulsiva, cariñosa. Corre a él.
SOLEDAD. – (Arrojándose a los pies de su padre) ¡Táta!... ¡Mi Tatita! ¡Yo lo creía
perdido!
SEBASTIANO. – (Vuelve en sí, la mira con grandes ojos asombrados, y se levanta
para abrazarla, mientras dice lleno de ternura) ¡Soledad!...¡Mi lindita!
Se abrazan de pie, apretados, adoloridos y felices.
SEBASTIANO. – (Separando un poco a su hija para mirarla mientras con sus dos
manos estrecha los dos brazos de ella) ¡Casi no le creo a mis ojos!...¿Volviste, pues,
a tu viejo?...
SOLEDAD. - ¿Dónde no los busqué, táta?... ¿Por dónde no anduve?... (mira a su
alrededor)...¿Y mi máma?...
SEBASTIANO. – (Congelando su feliz sonrisa la mira en silencio, baja la cabeza;
se sienta ) ¡La pobre!... ¡Se me apagó como una candelita de cebo!...(Pausa.
Desconsolado:) ¡Ya conoció la tierra tu madre!
SOLEDAD. – (Que desde el primer silencio comprende, vuelve la cabeza – como
que no quiere ver en su padre el recuerdo de su madre – y llora calladamente. –
Luego dice entre lágrimas) ¡Si me hubieras mandado a decir algo!
SEBASTIANO. – (Con gesto de impotencia) ¿Y cómo?...¿Qué amigo le queda al
que le cae la desgracia?...(Cabisbajo) ¡Si por vos maté!...¡Iba como ciego, como
loco gritándote, hasta que la Juana me cogió de la cotona y me arrastró a
esconderme!...A huír!..¡Cuántas noches, cuántas! ¡Y quién le iba a decir nada? ¿No
me anduvieron buscando mis propios vecinos?
SOLEDAD. – (Sentándose cerca de él en otra piedra.
consoladora)¡Después ya no, táta! ¡Después supieron lo del yanqui!
Con
voz
SEBASTIANO. – (Ardido) ¡El te llevo!...¡Te tuvo en el cuartel!...Se lo gritaron a la
Juana los Potosme. Ella me lo dijo. (Rabioso) ¡Pero qué hacía yo con la fatalidad?!
...¡Desgraciado yanqui! (bronco).
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SOLEDAD. – (Con odio) ¡Hizo lo que quiso conmigo! (Silencio amargo. De pronto,
en voz dura:) ¡Pero Pedro Rojas lo matoneó!
SEBASTIANO. – (Con gesto de sorpresa) ¿Pedro Rojas?... (afirmando algo que
hasta ahora acepta). ¡Te quería a vos Pedro Rojas!
SOLEDAD. – (Afirma con la cabeza y exclama con desilusión) Lo matoneó porque
lo había jurado!... Ahora anda huyendo. Le echaron todo el resguardo. ¡Pero no lo
agarran!... Pedro conoce la montaña!
SEBASTIANO. - ¡Pedro Rojas!...(pausa. Reflexivo y otra vez fatalista:) ¡Cuánta
sangre ha corrido! ...
SOLEDAD. – Y el pobre Pedro no sabe...(llora de pronto cubriéndose el rostro con
las manos ) ¡Es horrible que un hijo venga sin que lo llame el cariño!...
SEBASTIANO. – (Poniéndose de pie, abre los ojos como que ha oido algo
inesperado e increíble y en voz extraña y llena de perplejidad, exclama) ¿Un hijo?
... ¿Un hijo vos?!
SOLEDAD. – (Que tenía el rostro cubierto con las manos, al oír la voz de su padre
y verle de pie, con un rostro extraño, cree que está enfurecido o que va a hacerle
algo. Con voz temerosa, casi desesperada, se encoge, levanta las manos en
defensa y grita) ¡No me toque, tata! ¡No se eche contra mí, que yo no tuve la culpa!
¡Yo no llamé al hijo, pero él vino porque me lo trajo la tuerce! ...(viendo la cara de
desconcierto de su padre, se yergue y puesta de pie dice con gesto terminante:)
¡Pero eso ya acabó! ¡¡Ya acabó la tuerce!! ¡Pedro Rojas le limpió su destino!
SEBASTIANO. – (Mirándola fijamente. Las lágrimas surcan sus mejillas...Luego, en
voz resentida pero llena de ternura, le dice) ¿Me decís eso a mí, Soledad?... ¿Y qué
te voy a hacer, cuando sos mi única alegría, mi guitarra, el espejito de mis canas,
mi lumbre...? (la ha tomado de la mano y ella tiernamente arrecuesta la cabeza
contra su pecho). ¿No le decía la niña sol cuando estaba chiquita y me despertaba
junto con los gallos? (sonríe recordando...Volviéndola frente a sí, mientras sus
manos la aprietan de los brazos ) Lo que pasa es que me has hecho mirar el mundo
como si comenzara otra vez!...¿Vos sabés lo que es un hijo? ...Cuando ya el viejo
Sebastiano creía que su estrella se había apagado, la ve salir otra vez. . . ¡Tocame!! (le coge de la mano y se toca con ella el corazón). ¡Parece que me
estuvieran ladrando dentro todos los perros del alba!...(inspirándose. Señalando a
lo lejos su sueño). ¡Es que ya veo venir al hombrecito . . . al último hijo del
Sebastiano! . . . ¡Ese sí va a abrir los ojos! ¡Dejalo crecer, Soledad! . ...¡Dejalo que
se haga fuerte bajo el sol y venga con su machete a poner las cosas en su lugar!...
¡Ah! ...Entonces sí, Petronio Hernández, vas a saber lo que es mi raza arando tras
los bueyes!...Y vos, Pedro Potosme, borracho que te burlabas de mis achaques vas
a ver a tu hijo dándole buenos días a mi hijo! ...Porque los va a juntar a todos, les
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Antologia del Teatro Nicaragüense
va a sonar las campanas del cabildo: “¡a juntarse los pobres” va a decirles!... ¡Dejalo,
Soledad...vas a ver a Ruperto Meza, a Juan Zeledón, a Goyo, a Pedro Pablo,
siguiéndole los pasos, unidos todos con mi hijo, haciendo la tierra grande!!...Ya lo
estoy viendo...Entonces sí que se acabaron los babosos que pelean por los de
arriba!... “¡Aquí no hay más que cristianos trabajando la tierra de los pobres”
¡jay!...¡Eso va a decirles tu hijo!... ¡Entonces, sí! ..(en el colmo del gozo:) ¡Qué
hubiera dado la Juana por verlo bajar al valle con su cutacha, gritando cosas
nuevas!!
SOLEDAD. – (Después de una pausa bronca y exaltada) ¡El va a ser su venganza,
táta!
SEBASTIANO. – (La mira como a una extraña. Surge algo nuevo y duro en su
inteligencia que lo hace variar desde este momento e irse encerrando en sí mismo
cada vez más como si acabara de morir y debiera enterrarse en su propio cuerpo.
Rotundo) ¡No! (cabisbajo) No le hagas caso al viejo...! ¡Estamos locos pensando en
venganzas!! (sienta a Soledad en la piedra y se aleja, lúgubre, unos pasos. In
promtu medio de espaldas:) ¡Soledad!...¿Sabes qué?...¡Andate! (voz dura) ¡Debes
irte! ¡Ya, sí! Ya! ...No quiero prenderme más!
SOLEDAD. – (Incrédula y casi burlesca) ¡Está loco táta! ¡Qué dice!
SEBASTIANO. – (Volviéndose a ella con idea de convencerla) ¡No tengo derecho
a cargar al muchacho con mi tuerce! Vos misma lo dijiste: “ya Pedro Rojas le limpió
su destino”! ...¡Volvete, hija!...Si se queda aquí va a ser el hijo del coyote, el hijo del
tigre herido acosado por los tiradores! ¿Querés que siga la cosa? ¿Querés que
nazca torcido? (con gran ternura) ¿Querés que se pierda todo lo que soñamos tu
máma y yo en cada hijo perdido!... (pausa breve) ¡Llevátelo aunque se me parta el
alma!...Que no conozca su historia, que no sepa nada, Soledad! Ya demasiado
hemos peleado por odio. Hemos matado por hombres, por tierras, por hambre.
Hasta por sueños hemos matado!... (sentándose en la piedra) Tal vez un niño nos
salve... ¡Un niño!...¡Un niño!... (termina en un susurro como si la voz se le hiciera
caricia).
SOLEDAD. – (Le mira incomprensiva pero triste y le dice con ternura (pausa) Táta:
Qué es lo que está diciendo?...¿Cómo se va a quedar solo?
SEBASTIANO. – No me quedo solo, hija! ¡No me quedo solo! El soy yo...¿no me
oíste? ...El hombre no acaba! Pero él es un niño, un niño limpio, y yo soy un viejo.
Un viejo lleno de sangre! (Con otra voz, poemática, profética:) ¡Los viejos se quedan
sentados a la orilla del mundo! ¡Los indios esperan, Soledad!
SOLEDAD. – (Se ha levantado, tras una pausa, y se acerca al Sebastiano
semiarrodillándose a su lado para decirle) ¡No hable así, táta! ¡No digas locuras! (el
Sebastiano reacciona poniendo distancia entre él y ella, levantándose. Soledad,
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Antologia del Teatro Nicaragüense
ocupa la piedra y sigue hablando con más fuerza) ¡Nadie espera nada! . . .
¡Vámonos para otra tierra! En otra tierra hay otros hombres y allí no conocen!
SEBASTIANO. – (Deteniendo la voz de Soledad con la mano y poniendo el oído en
algo lejano. Nervioso...Impone silencio) ¡Shssst! (Escucha. Pausa. Luego en voz
baja y honda:) ¿No oís nada?...¡Tengo tanto tiempo de no hablar que me parece
que nos están oyendo desde allá abajo!... (Se vuelve a ella de pronto y con gesto
impaciente ordena:) ¡Andate, Soledad!...¡Volvete a tu rancho! ¡Esta no es vida para
un inocente!
SOLEDAD. – (Renuente e incomprensiva. Con plantasón de niña) ¡Pues, no! . . . Mi
hijo se queda aquí! Porque es suyo y tiene que correr su suerte!
SEBASTIANO. - ¿Mi suerte? Que no me ves arruinado y...temeroso? ¡Loca! (con
furia) ¡Estás loca? (Extiende el brazo, terminante: grita:) ¡Andate ya!
SOLEDAD. – (Le mira como asustada, como queriendo medir la decisión que
respalda su orden. Con voz débil y de muchachita, que hiere a Sebastiano) ¿Quiere
desprenderse de mí?
SEBASTIANO. – (Contradictorio. Dá la espalda ocultando su lucha)...- ¡Sí...eso
quiero!
SOLEDAD. – (Con la voz llena de llanto) ¿Me corre, pues?
SEBASTIANO. – (Luchando siempre consigo mismo) No, pero andate! ¡Andate ya!
¡Ya viene el alba!
SOLEDAD. – (Llorando, pasando del resentimiento a la indignación) ¡Me corre! . . .
¡Si yo se lo ví en la cara: me corre porque le traigo un hijo del yanqui!...¡No lo quiere!
(llora con la cabeza oculta entre las manos).
SEBASTIANO. – (Volviéndose hacia ella porque no soporta su dolor, pero se
refrena cuando ella levanta la cabeza. Vuelve a darle la espalda).
SOLEDAD. – (Prosiguiendo increscendo – su llanto y su indignación) ¡Quiere que
me vaya!...¡Prefiere quedarse con la muerte a tener al muchacho ajeno!... ¡Pero es
su sangre! ¡Es su hijo aunque no lo quiera!
SEBASTIANO. – (Imponiéndose desesperadamente, grita de espaldas) ¡Andate!
SOLEDAD. – (Llora, grita con llanto y malacrianza) ¡No querés a tu hija! (llora). ¡No
la querés aunque le digás ternuras! (se levanta gimiendo).
127
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEBASTIANO. – (Conteniéndose apenas. Saca una voz que casi lo traiciona)
¡Andate! ¡Andate pronto! ¡Ya viene el alba!
SOLEDAD. – (Suelta el llanto sin límite y comienza a retirarse. Da un paso. Se
contrae en sollozos).
SEBASTIANO. – (La mira. Una fuerza tremenda y dolorosa lo empuja hacia ella,
pero se refrena y vuelve sus ojos a la sombra, en tensión, como una estatua).
SOLEDAD. – (Se detiene un momento, mira hacia su padre esperando que
rectifique, pero al verlo inmovil, llora de nuevo y va saliendo, hacia el fondo,
lentamente entre sollozos. A medida que ella avanza, la aurora comienza a nacer
iluminando débil y lentamente la montaña. Ritmo lentísimo.
Sale al fondo, por la derecha.
SEBASTIANO. - ¡Dios mío! ...¡Por fin pude! (se agarra el corazón lleno de dolor y
se deja caer sentado en la piedra)
Ahora sí va a nacer un hombre nuevo . . . Ahora sí! . . .
Parece que va a caer sobre sí mismo cuando baja el
Telón.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT
DRAMA EN TRES ACTOS
Rolando Steiner
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT
Rolando Steiner
PERSONAJES
Julián Rojas
Clara, su esposa
Judit
Ana y José, empleados de Rojas
ESCENARIOS:
1 ACTO: Una noche en el dormitorio de Rojas.
2 ACTO: La mañana siguiente en la oficina de Rojas.
3 ACTO: Tres meses después.
PRIMER ACTO
Escenario – Un dormitorio: dos camas, lámparas con sombras en las mesas de
noche; un tocador con retratos en marcos dorados de “Julián”, de “Clara”, y de una
“Niña”. Todos sonríen estúpidamente al fotógrafo invisible. Hacia el centro, tres sillas
y una mesita, formando un “aparte”. Al fondo, un alargado ropero, con sus lunas
bruñidas. A la derecha una puerta cerrada.
Al levantarse el telón, Julián Rojas sentado al borde de su lecho, habla ante el
indiferente silencio de Clara quien sentada ante el tocador, enriza con habilidad sus
cabellos. El aspecto cansado del hombre contrasta violentamente con el rollizo y
saludable de la mujer.
JULIÁN.-(Aflojando su corbata, en un solo gesto, con voz contenida e irónica) Y
llegó la hora en que te enrizas el cabello! Exactamente a la misma hora de ayer, del
domingo pasado y del año próximo! No importa el día, la semana, el mes, el año!
Siempre a la misma hora te enrizas el cabello!... Luego irás hasta esa silla, dejarás
en ella tu preciosa bata, te echarás en la cama y apagarás la luz... Y siempre apagas
la luz! Si yo quiero leer, no importa: tú apagas la luz, o comienzas con tus “Julián!”
“Julián!”, y yo, por no oirte gritar, por no discutir contigo, apagaré la luz... (empieza
a desabrocharse la camisa) Siempre también sucede eso... (con voz monótona).
Después, vendrá el nuevo día, sonará el maldito despertador que me regalaste en
Navidad, y tendré que ir a la oficina. Encontraré allí a los mismos empleados; me
saludarán corteses, esmerándose por aparecer eficaces e indispensables; me
presentarán facturas por cobrar o pedidos que autorizar... (con sorna) Todo estará
130
Antologia del Teatro Nicaragüense
listo! Yo únicamente firmaré los documentos!... Luego, habrá llegado la hora de la
acostumbrada discusión con algún cliente que demora la cancelación del pagaré
vencido... y, sabes? Siempre les concedo nuevo plazo! Iré después por la niña al
colegio y la traeré a casa... (afloja su camisa abierta)... En la tarde, me llamarás a
la oficina, pidiéndome que llegue temprano, para ir al cine, a la “magnífica” película
de ese día... (Pausa corta. Con amargura) Y así terminará ese lunes, ese viernes,
aquel sábado próximo!... Para mí el tiempo no existe! (se quita lentamente la camisa
y la arroja al suelo).
CLARA.- (Colérica, sin dejar de enrizarse) No tires la ropa al piso!
JULIÁN.-(Irónico) Perdona! (Va y recoge la camisa; se alza y queda de pie,
profundamente angustiado) Y de pronto, se siente un vacío, lleno de rutina hasta
los huesos y una sensación de inercia constante se agudiza hasta volverse
insoportable...(va lentamente al pie de su cama y toma la camisa de su pijama; se
la pone)...Y no creas, Clara, que soy un explorador de emociones morbosas... No.
Pero a veces deseo estúpidamente que suceda algo! Una inmensa alegría o una
catástrofe! Algo imprevisto que rompa esta absurda manera de vivir...(Por primera
vez, Clara deja de enrizarse y mira a Julián, en mudo reproche) Sí, es cierto! No
debes enojarte! Ya es suficiente doloroso para mí, ver nuestro matrimonio
convertido en costumbres, en hábitos, en...¡Rutina! (acercándose a la mujer) Y
...creeme, Clara, nada profundo nos une... y nada tampoco logra unirnos...Ni el sexo
con sus exigencias...Si nos encontramos, es superficialmente; a la hora de las
comidas, al tiempo de ir al médico con la niña, a la hora de dormir juntos...
CLARA.-(Con voz pausada, fría) Eres brutal! ¿Qué quieres? Vivimos como tantos
otros matrimonios! ...De qué te quejas?
JULIÁN.- (Irónico) Oh, sí! Claro! Somos felices!
CLARA.-Y por qué habríamos de serlo? La felicidad es un mito para los tontos
....acepto que no nos amamos con el apasionamiento de los primeros días...(con
sorna...) ¡Sería absurdo, después de diez años de casados! Pero, sí, te quiero como
al compañero...
JULIÁN.-(Interrumpiéndola brutalmente) Exactamente! Como al querido compañero
de diez años de cenas, de camas!...
CLARA.-(Se encoge de hombros) Dí lo que quieras!Clara termina de enrizarse, se
desprende de su bata de dormir, la deja en la silla anteriormente señalada por su
marido. Julián observa irónicamente divertido, los movimientos de su mujer. Clara
va a su lecho, desdobla el cobertor, se sienta, quita sus zapatillas y se tiende para
dormir. De pronto, Julián ríe grotescamente y termina en una risa histérica, dolorosa.
JULIÁN.-Ya no puedes cambiar! (con saña) Tienes la rutina metida en la sangre!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
CLARA.-(Colérica pero sin comprender) Tú estás loco! (se acomoda para dormir)
Buenas noches! . . . Apaga la luz! (cierra los ojos).
Julián, de pie, sin saber qué hacer, toma el resto de la pijama y se dirige al cuarto
de baño. Abre, entra, enciende el conmutador. Pausa. Regresa el hombre, vestido
con la pijama, va hasta su mesa de noche, y le da cuerda al reloj despertador. Lo
pone en su sitio, toma la fotografía de la niña sonriente. La ve fijamente.
JULIÁN.-(Hablando consigo mismo) Aún élla es como el espectro de consumidos
deseos...(examinando detenidamente la fotografía, extrañado). Y por qué sonríe?
(Se encoge de hombros, deja al fotografía y se echa en la cama. Queda mirando el
cielo de la habitación. Clara se mueve inquieta en su lecho. Julián la mira y sonríe
con tristeza).
CLARA.- (Con voz somnolienta) Julián! Apaga la luz!
JULIÁN.- (Con repentina ternura) Sí, querida...(Cierra el conmutador. El escenario
permanece a oscuras, y se oye la respiración pausada de Clara. Pausa. De pronto,
in crescendo, irrumpe la música de un tío-vivo, hasta explotar acorde con el ruido
de bombas y cohetes. Sobre la oscuridad se precipita un mundo de ruidos, que
paulatinamente se organiza, distinguiéndose las voces características de una alegre
feria. Se oye la vertiginosa carrera del tío-vivo, con las alegres risas de niños. La
voz fuerte de un hombre, irrumpe de pronto: “Vengan! Vengan! Prueben su suerte!
Un conejo de premio al que acierte al primer blanco! Vengan, señores!”. La voz se
pierde en el nuevo estrépito de la música y el ruido de los morteros. Nuevamente
se va alejando, poco a poco, el ruido, quedando únicamente, en tono bajo, la
música. En primer plano se enciende una luz irreal. Se descubre un césped, una
banca de parque y un caballete de pintar en el césped. Una muchacha trata de
recoger unas cartulinas que el viento dispersa. Aparece Julián Rojas, trae un conejo
de terciopelo y se precipita a ayudar a la muchacha.
JUDIT.-(Recogiendo sus cuadros) Es terrible el viento! Cuando menos se piensa,
aparece y... zás! Adiós trabajo! (Julián entrega a la muchacha la cartulina que ha
recogido). Ah! Gracias, señor! (va a su caballete y lo alza para alejarse).
JULIÁN.-(Apresurándose por impedir que la muchacha cargue el caballete)
Permítame! .
JUDIT.-(Agradecida se lo entrega) Gracias! (Se dirigen al banco. La muchacha mira
el conejo que carga Julián). – Ha tenido suerte? Yo nunca acierto!
JULIÁN.-(Dejando el caballete apoyado en el banco) Es la primera vez que logro
hacerlo, créame . . .
132
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT.-(Aludiendo visiblemente al conejo) Es monísimo!
JULIÁN.-(Alargándole el juguete) Lo quiere?
JUDIT.-(Rechazándolo) Oh, no! Guárdelo como trofeo de su suerte!
JULIÁN.- (Instiendo) Tómelo, por favor! Quédes con él!
JUDIT.-(Titubea pero al fin lo acepta) Es muy amable... (Se sienta y Julián la imita.
La muchacha juega con el conejo, y Julián la observa divertido). Le llamaré “Putzy”!
(sonriendo). Siempre desee llamar así a alguien! (al conejo) ¡”Putzy”!
JULIÁN.- Y usted, cómo se llama?
JUDIT.- Judit....
JULIÁN.- “Judit”... es un bello nombre...
JUDIT.- Oh, no! A mí me desagrada. Es cortante, filoso... Y siempre veo ante mí la
cabeza de Holofernes...
JULIÁN.-La cabeza de quién?
JUDIT.- No lo sabe? Es una historia triste...Pero yo no lo hubiese asesinado... (con
apasionamiento repentino). Le habría amado intensamente, sin importarme el
pueblo de Israel! ...¿Le sorprende?
JULIÁN.- No. Además, no entiendo lo que dice...
JUDIT.-(Se echa a reír). Tiene razón! Debí explicarle la historia!...(mientras llega
hasta ellos un oleaje de la música del tío-vivo). La feria está muy animada, verdad?
(pausa). Es raro, pero a mí las ferias me llenan de tristeza ...Me recuerdan el
Tiempo: el pasado y todo lo que he dejado atrás..Infancia ...ilusiones...A mi padre
muerto...Días de soledad...(suspira profundamente). En fin ..todo! (descubre que
Julián la observa atentamente, y reacciona). Me estoy portando como una chiquilla
romántica!...¡Perdóneme!...
JULIÁN.-No, no! Siga hablándome de usted...
JUDIT.- Es una larga historia...Complicada. Casi increíble! .
JULIÁN.- Yo vivo sumido en la rutina. Hastiado de todo.
133
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT.-No sería magnífico si pudiésemos canjear nuestros destinos? Habríamos
menos inconformes en el mundo...Pero no...Tendríamos siempre que vivirlo para
darnos cuenta de él y sería inútil el trueque...
JULIÁN.- Fíjese usted: a veces se profundiza en mí una sensación de rutina
insoportable. Como si de pronto se detuviera el tiempo y estuviese repitiendo
constantemente los mismos actos... Es horrible!... Me desespero y hago sufrir
inútilmente a mi mujer...
JUDIT.-¿Es casado?
JULIÁN.- Sí...Y al principio todo iba bien. Nos amábamos. Vivíamos sorprendidos,
deslumbrados ante el nuevo día!...Pero el tiempo pasa y el amor se va extinguiendo
lentamente. Y es imposible evitarlo, preveerlo...Y Clara, además, no es una mujer
capaz de mantener vivo el interés de un hombre. Su actitud ante la vida es una
actitud pasiva. Ama sus costumbres, sus tradiciones. Se aferra a ellas, le gusta
aferrarse a ellas...(suspira profundamente). Y vivimos separados, aislados, como
dos buenos extraños que se aguantan mutuamente.
JUDIT.-Pero... algo han de tener en común! Tienen hijos?
JULIÁN.- Sí... una niña.
JUDIT.- (Entusiasmada) Ha de ser maravilloso tener hijos! Seré profundamente feliz
el día que nazca mi primer hijo!
JULIÁN.-( Irónico) Así se cree siempre...
JUDIT.-¿Por qué es tan pesimista? La vida no es siempre la caja de sorpresas que
uno espera...
JULIÁN.- Debí hablerla encontrado antes, Judit...
JUDIT.-( Riéndose divertida ) ¿Lo dice en serio?
JULIÁN.-¿Por qué no? Usted irradia optimismo, no sé qué extraño y sin embargo
agradable...Es una gran muchacha!
JUDIT..-( Divertida) Pero...si no me conoce!
JULIÁN.- Eso cree usted. Es pintora...
JUDIT.-Diletante.
JULIÁN.-Se llama Judit...
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT.-Y aborrezco ese nombre.
JULIÁN.- Ama a los niños...
JUDIT.- Mucho!
JULIÁN.-Las ferias la llenan de tristeza. Y...la amo!...(la muchacha se torna seria, y
luego se echa a reír)...Como vé: sé muchas cosas sobre usted
JUDIT.-Sus deducciones son acertadas, pero se ha olvidado de algo...
JULIÁN.- Sí?
JUDIT.-De Putzy!... (ríe de nuevo y se torna de pronto seria). Y ...en cuanto a que
dice que me ama ...no me gusta que diga eso!
JULIÁN.-¿Por qué no? Es cierto!
JUDIT.- Es imposible. No creo en el afecto a primera vista... Además: por qué iba
amarme? Se siente solo y mi amistad le divierte...Eso es todo.
JULIÁN.-La amo, Judit ...
JUDIT.- Hablemos de otras cosas...¿Cómo se llama usted?
JULIÁN.- Julián Rojas ...(en un nuevo impulso) Judit!
JUDIT.-No, por favor...Me hace daño oirlo hablar así...
JULIÁN.- La amo, créame.
JUDIT.-Julián, no me obligue a retirarme....(hace el intento de levantarse).
JULIÁN.-(Deteniéndola) No! Le prometo guardar silencio, pero no se aleje!
JUDIT.- Está bien...(pausa. Permanecen callados, sin saber qué decirse; de pronto:)
Y élla...qué edad tiene?
JULIÁN.-¿Quíen?
JUDIT.-Su niña.
JULIÁN.-Ah! Nueve años... (pausa). Ahora comprendo...
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT.-¿Qué dice?
JULIÁN.- Es por Clara y la niña, que me rechaza... verdad?
JUDIT.-Oh, no! Si lo amara, no me importaría...
JULIÁN.-Judit...la amo!
Se acerca a la muchacha y besa su mejilla. Ella, sorprendida, no opone resistencia.
De sus manos cae el conejo de terciopelo y rueda al suelo. El hombre busca sus
labios y los encuentra. Se besan apasionadamente. Luego se separan
sorprendidos. El hombre intenta besarla nuevamente y ella lo rechaza con suavidad.
JUDIT.-No, por favor.
JULIÁN.-(Con júbilo) ¡Me amas!
JUDIT.-No... ¡Calle!
(Paralelamente a la acción del primer plano, va esclareciendo el segundo plano
donde duermen Clara y Julián. Se distinguen, en la penumbra, los lechos y se ve la
figura de Julián moviéndose inquieta, en su cama).
JULIÁN.-Me amas! Dílo!
JUDIT.-Turbada) No sé...(se pone de pie).
JULIÁN.-(con temor) ¿ A dónde vas?
JUDIT.-(Recogiendo el caballete y sus pinturas) Tengo que irme...Se hace tarde . .
. (intenta alzar el conejo, del suelo, pero Julián se apresura hacerlo y se lo entrega:)
Gracias...
JULIÁN.- Te veré mañana?
JUDIT No sé...tal vez...
JULIÁN.-Debo de verte! No puedes alejarte sin darme una respuesta firme!
JUDIT.-Como quiera... Vendré mañana...
(intenta despedirse, dándole la mano. Se oye en el segundo plano el repiqueteo de
un reloj despertador. Clara visiblemente inquieta, se mueve en su lecho. Continúa
el ruido del despertador. Clara con movimiento mecánico, alagra su brazo hasta la
mesita, y con repetidas manotadas, acalla el ruido. Se la ve bostezar. Mira la figura
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Antologia del Teatro Nicaragüense
de Julián dormido. Se sienta de espalda al público. Se despereza y va al baño.
Enciende el conmutador y se oye el ruido del agua, al abrirse el grifo).
JULIÁN.-(En primer plano, rechaza la mano de la muchacha) No! Déjame
acompañarte! (toma el caballete y se alejan hacia la penumbra. Desaparecen).
Queda suprimido el primer plano y se ilumina el segundo. Pausa. Vuelve Clara
secándose el rostros con una toalla. Va hacia el lecho de Julián y lo sacude
suavemente.
CLARA..-Julián! Julián! (él se agita en su lecho). – Despierta, Julián! (Julián se
incorpora sobresaltado. La música del tío-vivo cesa bruscamente).
JULIÁN.-¿Qué sucede?
CLARA.- Levántate! (va al sitio donde ha dejado su bata. La alza y se la pone. El
hombre, incorporado, se queda pensativo, sonriente y feliz, como un idiota). ¿Qué?
No piensas levantarte?
JULIÁN.-( Dejando el lecho, de espaldas al público) ¿Qué hora es?
CLARA.-Las siete de la mañana... (Julián se dirige al cuarto de baño y desaparece.
Clara va hasta el ropero, abre una de las puertas. Revisa vestidos, saca uno y va
con él hasta el respaldar de su cama. Lo deja allí, va al tocador, enciende la luz y
comienza a desprender sus rizos. La habitación se va iluminando gradualmente. Se
oye el fuerte ruido del agua, desde el cuarto de baño. Julián empieza a cantar, a
grandes voces, una melodía en boga. Clara se detiene en su tarea, para oirlo.
Encoge sus hombros en señal de extrañeza y continúa en su tocado).
JULIÁN.-(Desde el baño, a gritos paralelos al ruido del chorro) ¡Clara! Quién fué
Holofernes?
CLARA.-(Suspendiendo su tocado) ¿Qué dices? No te oigo bien!
JULIÁN.-(Desde el baño) Holofernes!
CLARA.-¿Quién?
JULIÁN.- (Desde el baño) ¡Déjalo! No tiene importancia!... Clara se encoge de
hombros y continúa en su tarea. Se oye la voz de Julián, quien entona, feliz, la
melodía en boga, mientras cae el
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SEGUNDO ACTO
Escenario: Una oficina de representaciones comerciales: En el foro central un
estante, lleno de productos y muestras. Sobre el alargado mueble un letrero: “Julián
Rojas. – Representaciones. – Managua, Nicaragua”. – Al foro izquierdo, dos
escritorios separados por la puerta de entrada, al centro. Sobre el primer escritorio,
un teléfono, una máquina de escribir y papeles; en el segundo escritorio una
máquina calculadora, un gran libro de contabilidad y varios volúmenes menores. Al
foro derecho, primer plano, el escritorio de Julián Rojas; papeles en desorden sobre
su escritorio, un retrato de Clara y un pequeño soporte de libros. Detrás del escritorio
de Rojas, una perchera y dos sillas, junto al escritorio. Al fondo derecho una
archivadora.
Al levantarse el telón, Ana, secretaria de Rojas, revisa la correspondencia,
clasificando las cartas. José, oficinista de Rojas, manipula la máquina calculadora y
luego apunta en el libro de contabilidad. Ana lleva un escotado vestido, dejando ver
en sus hombros desnudos y quemados por el sol, las señales blancas de un traje
de baño.
ANA.-(De pie, revisando la correspondencia, habla atropelladamente) Y nos hemos
divertido de lo lindo! Bailamos en la terraza del hotel...Margarita estuvo a punto de
ahogarse y hubieras visto nuestro espanto! (con satisfacción). Pero, gracias a Dios,
Carlos es muy buen nadador! Si no es por él... Te imaginas? Y yo hubiera tenido la
culpa! No me lo hubiera perdonado nunca!... (observa que José trabaja sin prestarle
atención). ¿Qué? No escuchas lo que digo?
JOSÉ.-(Sin dejar de manipular la calculadora) Me sé de memoria todos tus paseos!
Siempre ocurre lo mismo! (ríe divertido).
ANA.-(Con aire combativo) Pues te equivocas! Esta tal vez sí pasamos...(Suena el
teléfono, Ana deja la correspondencia y atiende la llamada:) Representaciones
Rojas, a sus órdenes!... (Pausa). El señor Rojas no ha llegado aún ..¿Cómo dice?
...Un momento, por favor...(cubre el auricular con una mano y se dirige al joven)
José, la Casa López pide el pagaré vencido. ¿Qué le digo?
JOSÉ.-Yo no sé nada de eso. Rojas lo tiene.
ANA.-( En el teléfono) Hola, señor! Inmediatamente que llegue el señor Rojas, se lo
enviaremos...(pausa). Muchas gracias, a sus órdenes! (deja el teléfono y mira su
reloj pulsera:) Qué le ocurrirá a Rojas? Falta un cuarto para las nueve y aún no
llega!...
JOSÉ.-(Escribiendo en el libro de contabilidad) Tan pronto quieres amargarte la
mañana? Déjalo! El día lunes amanece más intratable y se necesita paciencia para
no estallar al oír sus gruñidos!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
ANA.-Pues yo no me quejo. En el fondo no es malo. Prefiero sus gruñidos, como tú
dices, a ...(se detiene al ver abrirse la puerta. Aparece Julián, con rostro radiante.
Cierra, detrás de sí, la puerta).
JULIÁN.-(Con voz alegre) Buenos días, señorita. Ana y José se miran, extañados
de la actitud cordial de Julián)
JOSÉ.-Buenos días, señor!
ANA.-Buenos días, señor Rojas!
JULIÁN.-(Mientras se dirige al perchero) Hay alguna novedad? (deja su saco en el
perchero).
ANA.-La Casa López llamó, pidiendo su pagaré.
JULIÁN.-(Complacido) Ah, sí? Muy bien... (se sienta en su escritorio, saca de su
bolsillo un llavero, escoge una llave, y abre con ella la gaveta central de su escritorio.
Saca un gajo de papeles y lo deja sobre el mueble. Revisa los documentos. Pausa.
Diciendo para sí:) Dónde estará ese papel? (sigue revisando). Señor Gutiérrez, me
entregó usted el pagaré de la Casa López?
JOSÉ.-Sí, señor, usted lo guardó.
JULIÁN.-(Ligeramente divertido) Pues no lo hallo! (Ana y José observan
atentamente los movimientos de Julián, quien se detiene de repente. Con júbilo:)
Aquí está! Muy bien...(Ana y José respiran aliviados. Julián examina el documento).
Muy bien! (dirigiéndose a José:) Señor Gutiérrez, quiere venir un momento?...(José
se levanta y llega hasta el escritorio de Julián). Llévelo, por favor, a la Casa
López...(le alarga el documento).
JOSÉ.-Sí, señor. (toma el papel, y sale).
Julián empieza a silbar la melodía del sueño, mientras pone en orden los papeles
de su escritorio.
ANA.-(Se levanta, toma la correspondencia y se va con élla hasta el escritorio de
Julián) La correspondencia, señor Rojas.
JULIÁN.-(distraído, mientras ordena las facturas) Está bien, señorita González,
déjela allí...(alza la vista y mira con atención a Ana:) Ha ido al mar, señorita
González?
139
Antologia del Teatro Nicaragüense
ANA.-(Turbada, se lleva una mano hasta sus desnudos hombros) Ah, sí . . . fuimos
un grupo de amigos . . .
JULIÁN.-Y se divirtió?
ANA.-Bastante, señor Rojas . . .
JULIÁN.- (Sonriéndolo) La felicito.
ANA.-Gracias, señor. (Se retira a su escritorio, toma unos pliegos de papel en
blanco, los introduce en la máquina, y se pone a escribir, copiando algo. Julián sigue
silbando la melodía del sueño, mientras toma una cantidad de papeles y los deposita
en un folder).
JULIÁN.-(Satisfecho) Ya está! (se frota repetidas veces las manos:) Señorita
González, quiere llevar estas facturas al archivador? (Se acerca Ana, toma el folder
que Julián le entrega, llega hasta el mueble, lo abre, introduce en él, el folder y cierra
el mueble. Mientras tanto, Julián toma la correspondencia y abre las cartas, silbando
siempre la misma melodía. Ana regresa a su sitio y continúa escribiendo. Pausa).
JULIÁN.-(De pronto a Ana) Conoce usted la historia de Judit y Holofernes?
ANA.-(Extrañada) Judit y Holofernes? . . .Me parece que sí . . . Recuerdo haberla
leído en algún libro...(recordando:) Ah, sí! ...En la Biblia . . .
JULIÁN.-(Extrañado) En la Biblia? Está usted segura?
ANA.-Sí, señor Rojas.
JULIÁN.-Tenemos alguna aquí?
ANA.- La Biblia? No...Creo que no...Le interesa la historia?
JULIÁN.- Me hablaron ayer de ella...Simple curiosidad.
ANA.-Si desea, puedo llamar a José a la Casa López y dejar recado de que compre
una Biblia? . . .
JULIÁN.-Muy buena idea! Llámelo! (Ana toma la guía telefónica, busca el número
y marca en el tablero del aparato. Julián presta atención a los movimientos de Ana
quien escucha un rato, y después deja el aparato).
ANA.-Está ocupada la línea, señor Rojas.
JULIÁN.-No importa...Tiene listo el pedido a la Mercury Company?
140
Antologia del Teatro Nicaragüense
ANA.-Estoy pasándolo en limpio, señor Rojas.
JULIÁN.-Entréguemelo cuando termine, para firmarl...(Ana asiste con movimientos
silenciosas de cabeza y continúa escribiendo. Julián, en su escritorio, permanece
en silencio, pensativo. De vez en cuando sonríe para sí. Permanece en esa forma,
por unos instantes. Luego bosteza profundamente. Ana lo ve, y Julián encuentra la
mirada de la muchacha).
JULIÁN.-(Excusándose) De pronto me ha entrado sueño . . .
ANA.-Por qué no duerme un rato? Yo muchas veces lo hago.
JULIÁN.-(Bostezando siempre) Me siento cansado...Si alguien viene, avíseme, por
favor...(Aparta Julián la correspondencia, se acomoda para dormir y cierra los ojos.
Se oye únicamente el ruido de la máquina de escribir de Ana. Lentamente la
oscuridad va cubriendo la oficina, hasta quedar únicamente iluminada la figura de
Julián, apoyado en el escritorio. Poco después la oscuridad envuelve también a
Julián. Aparece en primer plano, iluminado por la luz irreal, Judit, sentada junto a
una mesita en la que hay dos tazas de café servidas. Detrás de la mesa, la fachada
de un restaurante en cuya vidriera se exhiben pasteles. Judit, visiblemente
impaciente espera a alguien. Saca de su bolso un cigarillo y lo enciende
nerviosamente. Aparece Julián y va directamente hacia Judit).
JULIÁN.-(Con alegría) Judit! ...Creí no hallarte nunca! . . .
JUDIT.-(Feliz) Pero aquí estoy! He cumplido mi promesa de volver! (le indica la
silla). Siéntese a mi lado... (Julián lo hace).
JULIÁN.-(Tomándole una mano y besándola) Mi pequeña Judit!
JUDIT.-Me atreví a pedir una taza de café para usted...Bébala! (Julián alza la taza
y bebe; Judit lo imita).
JULIÁN.- Hum! Está riquísimo...
JUDIT.-No tiene demasiado azúcar? Yo misma lo endulcé, sin saber su límite .
JULIÁN.- Está muy bueno...mi pequeña Judit! (la besa en la mejilla sin oposición de
la muchacha).
JUDIT.-He tenido suerte al hallar este rincón...Verdad, que es muy bello? Tranquilo
. . . Sin extraños que nos observen . . . (feliz). No es magnífico?
141
Antologia del Teatro Nicaragüense
JULIÁN.-(Besándola nuevamente) Sí...
JUDIT.-(Retira suavemente a Julián) Escúcheme! Ayer me porté muy mal con
usted...(Julián la mira extrañado). Me hizo una pregunta y yo no supe qué
responderle...Pero yo misma no lo sabía...(misteriosa). Hace pocos instantes que lo
sé...Al esperarlo, sentí de pronto que no volvería a verlo, y ...me llené de angustia...
JULIÁN.-¡Querida!
JUDIT.-No...déjeme hablar! Fué un instante cortísimo, pero profundamente
doloroso... Igual que al recordar nuestra muerte y sentir de golpe su tremenda
certeza... (en un arranque). Y yo no quiero perderlo nunca, Julián! Nunca! (se aferra
a la mano de Julián y queda en silencio apoyada en el pecho del hombre. Pausa.
Incorporándose:) Le extraña que ya le ame?
JULIÁN.-Oh, no! Sabía que algo extraordinario tendría que ocurrir!...Aquella vida
era absurda, inhumana...(Pausa). Por qué tardaste tantos años? Me habrías evitado
días de rutina insoportable!
JUDIT.- Todo sucede siempre a su hora...(recitando:) “Nadie sabe su rosa ni su
anillo sellado”...
JULIÁN.-Repite eso....
JUDIT.-“Nadie sabe su rosa ni su anillo sellado”...Es el trozo de un poema que leí
hace tiempo, pero no recuerdo dónde...(con temor repentino). Julián! ¿Seremos
felices? Siempre temí amar, porque es monstruoso ser defraudada...Julián,
seremos felices?
JULIÁN.- Lo intentaremos...
JUDIT.-(En un impulso) Julián...tengo miedo! (se estremece y se acerca al hombre:
éste rodea sus hombros, con su brazo).
JULIÁN.-(Con ternura) Eres una niña....
JUDIT.-Sé que soy terriblemente sentimental, pero no me avergüenzo... (pausa).
Julián...qué haremos mañana?
JULIÁN.-(Titubea) Bueno...
JUDIT.-( Interrumpiéndolo) No! Déjame decirtelo...Pasarás a recogerme a las cinco,
a la escuela de pintura. Vendremos aquí. Pediremos un café y cuando la ciudad se
ilumine, recorreremos los escaparates de las tiendas...Me gusta mirar las cosas
bellas que exhiben!
142
Antologia del Teatro Nicaragüense
JULIÁN.-Y después?
JUDIT.-(Con voz baja, profunda) Después...(con repentina alegría). Después
iremos a mi apartamento y podrás ver mis pinturas surrealistas! Pasaremos una
velada maravillosa! No te parece?
JULIÁN.-Magnífico! Pero no dirán nada tus padres por llevarles un extraño?
JUDIT.-Oh, no! Vivo sola, como un estudiante bohemio...(ríe divertida. De pronto se
oye un portazo en la parte oscura del escenario. Se desvanece la luz irreal del primer
plano, y al desaparecer completamente, de golpe se ilumina el escenario de la
oficina. Se incorpora sorprendido Julián, y ve llegar hasta su escritorio a su
empleado José quien deja sobre el mueble un sobre).
JULIÁN.-(Extrañado) Qué es esto?
JOSÉ.-El cheque de cancelación de la Casa López...
JULIÁN.-Ah, sí...Gracias...(José va a su sitio y se pone de nuevo a manipular su
calculadora; Julián se frota con las manos el rostro, luego continúa abriendo la
correspondencia. Su aspecto revela la felicidad que lo llena. Ana, en su sitio, peina
con habilidad sus cabellos. Se le ve recién maquillada).
ANA.-(Mientras continúa peinándose) Ya está listo el pedido de la Mercury
Company. Quiere firmarlo, señor Rojas?
JULIÁN.-Muy bien. Tráigalo, por favor. (Ana deja de peinarse, recoge sus
cosméticos y los guarda en la gaveta de su escritorio; toma unos pliegos y va con
ellos al escritorio de Julián).
ANA.-(Entregándole los pliegos) Aquí están . . .
JULIÁN.-(mientras las lee) Alguien me ha llamado?
ANA.-Nadie, señor.
JULIÁN.-(Terminando de leer) Muy bien... (firma los pliegos y los entrega a la
muchacha).
ANA.-Le pasó el sueño, señor Rojas?
JULIÁN.-( La mira sorprendido, luego ríe malicioso) Oh, sí! Gracias . . .
ANA.- Alguna otra carta, señor?
143
Antologia del Teatro Nicaragüense
JULIÁN.-Por el momento no, gracias... (Ana va a su escritorio. Suena el teléfono.
Ana contesta, aún de pie. Julián atentamente escucha el monólogo telefónico).
ANA.-(En el teléfono) Julián Rojas, Representaciones, a sus órdenes... (pausa). Sí,
un momento, por favor... (cubre el auricular, mientras alarga el teléfonbo a Julián).
Es a usted, señor...
JULIÁN.-( Levantándose y yendo a contestar) ¿Quién es?
ANA.-El señor Hernández.
JULIÁN.-(Llega, toma el teléfono) Holá, señor Hernández! ¿Cómo está usted?
(pausa). Sí...los timbres fiscales ya fueron depositados...pero aun no recibimos el
aviso de la aduana...(pausa). Claro...sí...Yo espero que esta semana lleguen ..Sí ..
Sí . . .
Ana y José escuchan la conversación telefónica, mientras cae el
TERCER ACTO
Un apartamiento distribuido en el primer plano. A la izquierda, una puerta que
comunica con un pequeño salón de estilizados muebles entre los que sobresale un
alargado sofá. A la derecha, un lecho sin visibles molduras. Al centro, un caballete
de pintura, con un lienzo. Pequeñas esculturas sobre mesitas distribuidas con
excelente gusto, por toda la habitación. En las paredes, libreros atestados de
volúmenes, y sobre los libreros, pinturas sin marcos. La habitación está iluminada
por la misma luz irreal de las escenas anteriores. Al levantarse el telón, el escenario
aparece vacío. Se abre la puerta y aparece Julián, trayendo de la mano a Judit,
quien tiene cubiertos sus ojos con una venda.
JULIÁN.-(Mientras lleva a Judit hasta el centro de la pieza, divertido) Espera! Yo te
diré cuando debes alzarte la venda...(Judit ríe intrigada. Julián la deja sola y va
rápidamente a esconderse detrás del sofá). Ya puedes ver!
JUDIT.-(Alzándose rápidamente la venda y con visible sorpresa) Oh! Es
maravilloso! (recorre entusiasmada la habitación). Y has traído todos mis cuadros!
Y mis esculturas! Y mis libros! Oh, querido!...(se da vuelta y nota la ausencia
aparente de Julián; con repentina angustia:) Julián! Julián! Dónde estás?
JULIÁN.-(Se oye su risa; luego aparece y le señala la habitación, visiblemente
satisfecho) Qué te parece nuestra nueva casa?
JUDIT.-(Feliz) Un sueño! ... Pero...ven! (le tiende la mano, Julián se acerca y ella lo
lleva hasta el sofá; lo atrae hacia su seno y juega con el cabello de él). Gracias,
querido! (lo besa).
144
Antologia del Teatro Nicaragüense
JULIÁN.-Eres feliz?
JUDIT.- Nunca lo he sido tanto! ...Pero ...sabes? ... No debiste hacer esto!
JULIÁN.-(Divertido) El desorden de tu apartamiento era terrible! Siempre temía
sentarme sobre alguno de tus cuadros! (riendo). Recuerdas? Era terrible!...
JUDIT.-(Callándolo con los dedos) No digas eso! Estaba lleno de nosotros...
Cuando te ibas, me bastaba mirar sus viejas paredes, para no sentir tu ausencia...
(suspira profundamente:) Y ahora, cuando te alejes, me sentiré sola, aislada de tí,
rodeada de objetos bellos, pero fríos...
JULIÁN.- (Besándola con ternura) Eres una chiquilla.
(Incorporándose, sorprendido) Qué dices? Volver a aquel ridículo e incómodo
apartamiento?
JUDIT.-No...Las cosas se aman por lo que nos recuerda, por olo que nos
insinúan...(en un impulso) Julián volvamos allá...
JUDIT.-Sí.
JULIÁN.-Pero es imposible! Además . . . lo han alquilado esta mañana.
JUDIT.-(Agitada) No es cierto! Lo dices para excusarte, porque no quieres regresar!
JULIÁN.-(Incorporándose sorprendido). Que dices? Volver a aquel rídiculo e
incómodo apartamento?
JUDIT.- Sí...
JULIÁN.- Pero es imposible¡ Además...lo han alquildo esta mañana.
JUDIT.- (Agitada) No es cierto¡ Lo dices para excusarte, porque no quieres regresar¡
JULIÁN.-Por qué le das tanta importancia?
JUDIT.-No comprendes? En él éramos felices!...Y aquí, todo es nuevo...
reluciente...extrañ... Y no quiero que mi hijo nazca en este lugar!
JULIÁN.-(Con estupor) Qué dices?
JUDIT.- Sí, Julián. Estoy embarazada.
JULIÁN.-levantándose consternado: - Pero...por qué no me habías dicho?
145
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDIT.-No sé...no se me ocurrió...Eramos tan felices que sentí natural que estuviera
embarazada...Además: ahora te lo digo...Díme, no es maravilloso? Nuestro hijo!
JULIÁN.-Sí, sí... Pero es que yo... Judit, estás segura?
JUDIT.-(Con temor, observando la consternación de Julián) Qué te pasa? Nunca
te he visto así!
JULIÁN.-(Confuso) No sé... déjame pensar . . .
JUDIT.-(Se alza lentamente, conmovida. Avanza unos pasos, en silencio. Se decide
y enfrenta a Julián. Con voz contenida) Julián, tú no quieres un hijo, verdad? (Julián,
con expresión culpable, permanece en silencio; Judit espera su respuesta:) Dímelo
Julián! Dímelo! (visiblemente abatido, Julián mira Judit y luego rehuye su mirada:)
Oh, es horrible! (permanecen en silencio. Judit reacciona, con profundo rencor:) De
pronto me haces sentirme sucia!
JULIÁN.-(Conmovido) No digas eso!
JUDIT.-(Violenta) Y por qué no? Sucia y avergonzada!
JULIÁN.-(Reaccionando) Déjame explicarte! . . .
JUDIT.-(interrumpiéndolo) Explicarme, qué?
JULIÁN.-(Exasperado) Me dejarás hablar al fin?
JUDIT.-Dí lo que quieras...
JULIÁN.-(Atropelladamente) Me diste tan a prisa la noticia, que no supe qué decir...
qué actitud tomar...Creéme, yo no esperaba esto!...¡Un hijo!...Es como volver a la
realidad... ¡A la rutina! (desesperado:) Pero no he querido enojarte, créeme!
JUDIT.-(Irónica) Enojarme? (ríe nerviosa:) No, querido...(con profundo rencor)
Nunca sabrás cuánto daño me has hecho en tan corto tiempo!
JULIÁN.-(Angustiado) No!
JUDIT.-(Desesperada, en un impulso incontenible, se precipita sobre Julián y se
aferra a él) Oh, Julián! Abrázame fuerte! Dime qué es un sueño, una terrible
pesadilla! ...Que amas a tu hijo!...(Julián conmovido, la abraza con ternura; Judit se
reclina sobre su hombro y llora silenciosamente. Julián la alza y la lleva en dirección
al lecho).
146
Antologia del Teatro Nicaragüense
Se oscurece de pronto el escenario. Desde este instante, hasta la escena del
monólogo final de Julián, todas las siguientes escenas se desarrollan con rapidez
casi vertiginosa.
Vuelve a iluminarse el escenario. Julián y Judit, en primer plano, de pie, discuten
violentamente.
JUDIT.-(Colérica) Ya estoy harta! Ahora vienes cuando quieres y te vas sin el menor
motivo! Eres un egoísta! Un cretino! Sí . . . un cretíno!
JULIÁN.-(Exasperado) Clara, cállate!
JUDIT.-(Violenta) No me llames así! Sabes que me repugna ese nombre! Yo soy
Judit! (con sorna:) Tu amada Judit! Te recuerdas cuando decías que me harías feliz?
Pues ya no te pido tanto! No! Unicamente que me hagas la vida más fácil, más
accesible! O es que ya no me amas? Dímelo! (Se apaga la luz del escenario y
aparecen iluminadas únicamente las figuras de Judit y Julián. La voz de Judit es
monótona, de pesadilla).
JUDIT.-Dímelo! Dímelo! Dímelo! Dímelo!
JULIÁN.-(Rechazando con horror la figura hierática de Judit) No, Judit! . . . Por amor
a Dios, déjame en paz!
JUDIT.-Dímelo! Dímelo! Dímelo! Dímelo! (Julián se precipita hacia la puerta,
seguido de la figura de Judit. Julián sale rápidamente. Se apaga la luz, quedando el
escenario en oscuridad.
Nuevamente aparece la figura iluminada de Judit, acusando con movimientos
repetidos, a la iluminada figura, inmóvil y agustiada, de Julián).
JUDIT.-(Con voz monótona) Tú no quieres a tu hijo! Tú no quieres a tu hijo! Tú no
quieres a tu hijo!
JULIÁN.-(En un alarido) Déjame dormir! Déjame dormir! Véte! (La figura de Judit
ríe grotescamente). Por qué me odias? (grita desesperado). Por qué?
JUDIT.-Te odio...Te odio...Te odio...Te odio...
JULIÁN.-(Llevándose las manos a la cabeza) Nóoooooo! (Se oscurece
completamente el escenario e inmediatamente se descubre, poco a poco, en
semipenumbra, el dormitorio del primer acto. Julián se incorpora violentamente, con
el continuado grito exesperado).
JULIÁN.- Nóooooooooo! (Queda incorporado en su lecho. Se lleva la mano a la
frente y se frota repetidas veces. Se le ve tremendamente demacrado. Mira a Clara
147
Antologia del Teatro Nicaragüense
quien duerme en el lecho vecino. Julián se incorpora completamente y se sienta en
el borde de la cama, frente al público. Ahí queda, sosteniendo la cabeza entre las
manos. Angustiado, hablando para sí mismo:) – Y yo la amaba!... Era mi refugio, mi
ideal, mi sueño! ...Y de pronto se ha convertido en un gesto acusador...en una risa
histérica...en una figura sin sentido!...Y así continuará, mientras existan noches,
mientras me venza el sueño...¡Es horrible! Yo la amaba! Sí, la amaba! (alzándose
se aleja de la cama) ...Judit, ¿no éramos felices? Por qué tenías que estropearlo
todo? No éramos felices? No complacía todos tus caprichos? Por qué entonces?
...Te amaba a tí, únicamente a tí ... (con ternura:) A la pequeña y romántica Judit
que se maravillaba del mundo!... (con profundo abatimiento:) Pero es inútil recordar
ahora la felicidad perdida... Y ahora Judit se ha convertido en una grotesca pesadilla
que me atormenta siempre!... (reaccionando violentamente:) Pero no! No dejaré
que me destruya! Quiere vengarse de mí... volverme loco! (con rencor:) Quiere
vengarse!... (reacciona:) Pero no se burlará más de mí! Nunca! Fuí un estúpido al
dejarme sobornar por sus cuadros de pintura surrealista, con sus coqueterías
literarias y sus absurdas confesiones de temores y tristezas! ...Pero ahora estoy
libre de su hechizo y la haré pagar su infamia!... (con alegría salvaje:) La mataré!
Eso es!... La mataré! No volveré a atemorizarme con sus repeticiones absurdas, ni
volveré a oír su odiosa voz, gritándome su odio! (con júbilo:) Podré dormir tranquilo!
Dormir! Dormir! (Rápidamente va Julián a su lecho, se acuesta, queda inmóvil,
espectante. Lentamente se oscurece el escenario, hasta quedar completamente a
oscuras. Se oye la voz de Julián. En la oscuridad:) Judit! Dónde estás? (se ilumina
de pronto y únicamente la figura de Judit).
JUDIT.-(Sonriendo maliciosamente) Aquí querido!
JULIÁN.- ¡Espérame! (se oyen en la oscuridad, los pasos de Julián, mientras la
figura iluminada de Judit, se corre al primer plano).
JUDIT.-(sonriendo siempre) Quieres jugar? (de nuevo se oyen los pasos
precipitados de Julián).
JULIÁN.-No te muevas! Quédate donde estás!
Pasos de Julián. Desaparece la iluminación de Judit. El escenario se oscurece
completamente. Los pasos se detienen.
JULIÁN.- Judit! Dónde estás?
JUDIT.-(Riendose maliciosamente, en la oscuridad) En la cama! (De nuevo se oyen
los pasos precipitados de Julián. Pausa. Luego se oye un violento forcejeo).
JULIÁN.-(Con júbilo) Al fin, te tengo entre mis manos! (se acrecienta la lucha en la
oscuridad).
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Antologia del Teatro Nicaragüense
VOZ DE JUDIT.-(Eesesperada y entrecortada) Nóoooo! Qué... qué haces? Nóooo!
Nóoooooo! (lentamente se extingue la voz).
JULIÁN.-(Con júbilo) Me dejarás dormir! Me dejarás dormir!
Silencio. Se ilumina de golpe el escenario y se ve a Julián en el lecho de Clara,
estrangulándola, mientras cae el
Telón.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
EL SEPULTURERO
Horacio Peña
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Antologia del Teatro Nicaragüense
EL SEPULTURERO
Horacio Peña
(El Sepulturero es un hombre de unos sesenta años; bajo, gordo. Tiene el aspecto
de un bufón y de un campesino. Todo su aspecto es malicioso, burlesco. En primer
plano, casi a un metro del borde del escenario, se halla un montón de huesos,
cuidadosamente dispuestos unos sobre otros, luego el sepulturero, en segundo
plano. A la izquierda del escenario se encuentra una roca grande, junto a ella, en el
suelo, una bolsa. Al levantarse el telón se le ve cavando una sepultura, de vez en
cuando la pala suena contra algo, la retira, son huesos, los toma con desprecio, con
burla y los va a colocar en el montón, luego regresa y sigue cavando. Se quita el
gorro, se limpia el sudor. Clava la pala en la tierra que ha sacado, se aleja de la
sepultura, da una vuelta alrededor de los huesos, mirándolos fijamente y como
temeroso de destruirlos con sus pies, y se sienta luego en la roca. Mientras se limpia
de nuevo el sudor, dice:)
-.Siempre me gusta tener lista una habitacion para el futuro huésped. (Se pone
ahora el gorro)
-Porque después no tengo tiempo y vienen las aves voraces y las fieras salvajes y
los devoran antes que sean devorados por la tierra. No me gusta hacerles esperar.
(Ríe)
Aunque no hay ningún peligro de que se enojen y se marchen. Hay muchas
habitaciones libres, pero también hay muchos huéspedes y a veces tengo que
colocarlos de dos en dos, de tres en tres, y hasta de cuatro en cuatro en la misma
habitación, pero en general no protestan y aceptan incomodidades del viaje. (Un
poco agresivo)
.Y aunque se enojen, esto no es un hotel para veranear, para pasar el tiempo y
quemarse al sol. Los que vienen aquí, creyendo que sólo estarán unos días y luego
regresarán a sus negocios, a su mentira y a su crimen de cada día, se equivocan,
aquí termina la farsa, y se caen todas las máscaras.
(Calla y se dirige hacia donde está el montón de huesos, los mira... )
.-Y me dejan sus huesos como recuerdo. ¿De qué cuerpo provienen estos huesos?
¿Qué carne los cubría? ¿Volverán a ese cuerpo, a esa carne? (Se queda de pie,
junto a los huesos, pensativo. Regresa a su trabajo, pero después de poco tiempo
vuelve al montón de huesos. La pala en la mano, apoyándose en ella, y frente al
público, dice:)
151
Antologia del Teatro Nicaragüense
.-Yo los entierro a todos. Enterré el primer hombre y enterraré el último. Nadie se
me escapa. Me encanta oír el golpe de la pala contra los huesos...
(Golpea los huesos.)
Sí, no hay duda, es un sonido muy hermoso, como debe ser el ruido del mar, pero
yo nunca he visto el mar. (Con un rostro muy triste).
.-Nunca lo he visto, siempre estuve aquí, enterrando cadáveres, desenterrando
huesos. (Se sienta ahora frente a los huesos, como si estuviera sentado frente a
una hoguera, los examina uno por uno y los coloca en su posición original.)
.-Con los huesos del primer hombre me hice un arco y unas flechas y con los huesos
del último hombre me haré un nuevo arco y unas flechas nuevas, y mojaré las
flechas en la lluvia del sol y dispararé las flechas contra la noche, que es la enemiga
del hombre, y me sentaré después a descansar y comenzaré mi canto que nadie
interrumpirá porque todos habrán muerto y no habrán más huesos que desenterrar.
(Dice esto de cara al público. Comienza a silbar, es un silbido melancólico, lejano.
Calla, se levanta y se limpia el polvo del vestido.)
-Polvo eres. (Toma la pala que está en el suelo y golpea otra vez los huesos
mientras ríe.)
.-Me encanta oír cómo suenan los huesos contra mi pala. Cada hueso tiene su
propia voz, su propio dolor y muerte.
(Se agacha, toma un hueso, lo limpia frotándolo con la manga de la camisa.)
-Para mí ningún hueso tiene secretos, me confían sus penas, son como el borracho
hablando sobre su vida o como la prostituta en la cama, contando cómo perdió su
virginidad.
(Mira fijamente el hueso, lo golpea con los nudillos de la mano y abre los ojos como
quien espera descubrir algo o alguien en medio de la oscuridad)
Hueso, háblanos.
(Nada ocurre y se queda esperando con ansiedad. Lo golpea de nuevo.)
.-Dime de quién eres, hueso, reconozco tu voz, pero no tu cara ni tu oficio, a ver,
dime quién eres o quién eras, para que lo pueda decir a los que están esperando.
(Nada ocurre. Está ahora colérico, lo tira contra el suelo y lo levanta luego
rápidamente. Lo acaricia, le pasa la mano con suavidad.)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
.-¿Te hice daño? Lo siento, pero es necesario que me digas tu nombre y tu raza y
tu tierra.
(Comienza a sollozar, lleva ahora el hueso sujeto con las dos manos hasta sus
rodillas, y permanece de pie durante breves momentos, entonces algo sucede, poco
a poco sube el hueso hasta sus oídos.).
.-Comienza a hablar. (Sonríe mientras se seca las lágrimas.)
.-Comienza a contarme su historia.
(Durante todo el resto del monólogo el hueso permanece a cierta distancia del oído.
El sepulturero escucha, como si el hueso fuera una concha de mar que un niño se
pusiera al oído. El sepulturero mira fijamente al público. Hay una comunicación, una
extraña corriente qu va del hueso al sepulturero y de éste al público. Se ha sentado
de nuevo de cara al público, frente a los huesos, como si éstos fueran una hoguera.
Al público:)
.-Dice que era el favorito de un rey, era su brazo derecho. El rey le consultaba todo,
le consultaba en todo. Nada se hacía sin su permiso. Era más poderoso que los
sacerdotes y que los generals. Era más poderoso que el mismo rey. Él fijaba el
tiempo de la cosecha y el tiempo de la siega. Él dictaba la paz, decretaba la guerra.
Él lo sabía todo. Lo conocía todo. Era más sabio que los sacerdotes y los augures.
(Se interrumpe de pronto, retira el hueso del oído y lo pone delante de sus ojos
sosteniéndole con las dos manos)
-Perdona que te interrumpa, pero ¿cómo te llamas?, dices que eso no tiene ninguna
importancia, está bien, como tú digas. (De nuevo adopta la misma posición)
.-El rey te colmaba de regalos, de títulos: el jardín de las rosas siempre rojaas era
tuyo, el lago de los cisnes era tuyo, el río blanco, el río verde, el río azul, eran tuyos.
El palacio de azulejos, de cedro y de oro, también era tuyo. Calla, se queda
escuchando, pero no continúa. Pone el hueso delante de sus ojos y colérico le dice:
-¿Qué, no continúas? ¿Sollozas recordando tu vida pasada? (Furioso y
malhumorado.)
.-Sigue con tu historia, de nada sirven los lamentos.
(Calla, compasivo.)
.-No solloces.
(Silencio.)
153
Antologia del Teatro Nicaragüense
.-Así está mejor.
(Lo vuelve a su antigua posición, esto es junto al oído.)
-Pero la envidia estaba en la corte.
(Como hablando consigo mismo)
-La misma historia de siempre.
(Al hueso:)
-Perdona que te interrumpa, pero me haces reír con tu ingenuidad.
(Ríe)
-Tengo que decirte que eres muy ingenuo, aunque seas el hueso de un político.
(Con una expresión de más interés)
-La envidia estaba en la corte, codiciaban tu jardín y tus veloces caballos, querían
todo lo tuyo. (Hay un breve silencio. El sepulturero continúa lentamente,
completamente sorprendido)
¿Te acusaron ante el rey de intentar envenenarlo y subir al poder?
(Lo pone delante sus ojos.)
.-No sigas, sé el final, lo siento y te compadezco, pero no eres ni el primero ni el
último favorito que es calumniado, acusado y ajusticiado.
(En voz baja como para no ser escuchado por el hueso)
Y a lo mejor ni eres ni el primero ni el último favorito que quiere envenenar a su amo
y subir alpoder.
(Casi cantando)
.-De huesos de favoritos están las sepulturas llenas.
(Deja de cantar y dice como en una letanía:). Favoritos de reyes, emperadores,
tiranos, presidentes, dictadores.
(Luego)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
-Favoritos en los reinados, imperios, tiranías, democracias, falsas democracias..
(Se interrumpe. Al hueso, que tiene siempre en la mano)
.-Tal vez esto te consuele. Lo siento de veras y para que veas que me has
conmovido, te pondré sobre todo los demás huesos. Reina sobre ellos. Ordénales
.
(Se levanta y lo pone con gran cuidado sobre el montón de huesos, al principio los
huesos se vienen abajo, los coloca otra vez en el montón, como formando una
pequeña pirámide, y luego pone el hueso encima de todos, mientras susurra:)
- Y luego me sentaré a descansar y comenzaré mi canto que nadie interrumpirá,
porque todos habrán muerto.
(Se calla y se duerme sobre la roca. Por el lado derecho del escenario entran cuatro
hombres llevando una especie de litera abierta, sobre la cual se puede ver un cuerpo
exactamente vestido como el sepulturero. Lo dejan en el suelo, detrás del montón
de huesos y se van. La litera es alta, como si fuera un especie de altar. Despierta el
sepulturero.)
.-Debo haber dormido un siglo, ahora me siento mejor.
(Se despereza)
-Sería capaz de enterrar a toda la humanidad, uno por uno, sin descansar, o todos
a la vez, como si toda la humanidad fuera un solo inmenso muerto.
(Bosteza de nuevo)
-No hay como dormir, pero dormir y despertar.
(Se levanta de la roca en donde estaba recostado, da unas vueltas alrededor del
escenario sin notar el cadáver, de pronto tropieza con él. A sí mismo:)
-¿Qué es esto? ¿Un nuevo huésped? Uno no puede descansar porque entonces se
acumulan uno sobre otro y son tan numerosos como dicen que son las arenas del
mar.
(Al público, entre serio y burlesco.)
-Este duerme para no despertar.
(Se acerca al cuerpo, lo examina primero con indiferencia, luego con creciente
asombro y cólera. Al público:)
155
Antologia del Teatro Nicaragüense
Esta es una broma de mal gusto, mi mismo traje, mi mismo rostro.
(Pensativo)
-No recuerdo haber tenido nunca un hermano gemelo.
(Calmo. Al cadáver)
-Tienes el mismo traje y el mismo rostro que yo y supongo que los mismos pecados,
¿eh?.
(Lo golpea suavemente con la mano)
-Te gusta empinar el codo y correr tras esas gordas campesinas y pellizcarles las
nalgas, ¿eh?.
(Le pellizca las nalgas y se ríe. Serio.)
.-No te haré más preguntas, además, nunca me ha interesado lo que puedan
decirme ni los vivos ni los muertos, aunque a veces lo hago para distraerme, se está
tan solo aquí. Eres de la misma profesión y estás muerto, eso es suficiente para que
yo te tenga cariño. No te preocupes, haré que la tierra te sea leve y no serás el
alimento de ninguna ave ni de ninguna fiera salvaje. Te voy a enterrar. .
(Ahora, pensativo y serio.)
-¿Pero, quién me enterrará a mí cuando muera?, si yo voy a ser el último en morir,
¿quién me enterrará?
(Ríe)
-Ya sé, todos los muertos se levantarán para echarme tierra, así se vengarán contra
mí, enterrándome.
(Ríe, al público:)
-Pero ya se darán cuenta de que no es un oficio muy agradable.
(Al cadáver.)
.-¿Cuántos enterraste tú? ¿Dos, tres, cuatro mil, un millón? No me importa, siempre
seré más importante que tú, porque yo enterré al primer hombre y enterraré al
último, eso es lo que cuenta para nuestra salvación o condenación; el primer muerto
y el último muerto.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
(Calla.)
-Pero tengo que trabajar, para eso me pagan y para eso se mueren ustedes, para
que yo los cubra de tierra.
(Se aleja, busca la pala y comienza a cavar mientras canturrea por lo bajo. Algunas
veces se detiene y mira el cadáver desde donde está, luego continúa su tarea.
Después de unos momoentos se acerca al cadáver, está frente a él, de cara al
público, como si el ataúd y el cadáver fueran un altar y él un sacerdote que consuma
el sacrificio. En voz alta.)
.-Debes ser un pobre diablo. Nadie está aquí ni para acompañarte ni para llorarte ni
siquiera pagaron una plañidera para que llene el air con sus lamentos. Eres un pobre
diablo. No tienes a nadie. Te sacaron de tu casa como a un extraño, como a un
apestado. Me eres simpático, porque tú como yo, no tienes a nadie.
(Lo mira fijamente en la cara)
.-Y me gustaría que te acompañara un perro, pero ni siquiera tienes eso ni siquiera
un perro.
(Con orgullo)
-Pero yo estoy aquí para amarte y protegerte. No dejaré que las aves ni las fieras
salvajes te despedacen: el oso, el leopardo.
(Dice esto con orgullo, con furia, apretando los puños en señal de defensa y de
ataque)
-Volaré más alto que las aves, seré más fuerte que el oso, más ágil que el leopardo.
(Calla. Al cadáver) ¿No te pintaron el cuerpo de blanco? (Le abre la camisa con
cuidado y luego con cólera.)
.-No, no te pintaron el cuerpo de blanco, pero yo lo haré por ellos. No te pintaron el
cuerpo, los malditos, para librarse de ti para siempre.
(Ve hacia el lado izquierdo y regresa con un tarro de pintura. Mientras lo pinta en el
pecho dice:)
.-Es importante ir de blanco, te lo digo yo, y todos los que saben.
(Lleva hacia la izquierda el tarro de pintura. Esta escena de pintar el pecho lleva
algunos minutos. Mientras lo hace canturrea por lo bajo)
Y luego me sentaré a descansar y comenzaré mi canto que nadie interrumpirá,
porque todos habrían muerto.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
(Una vez que deja la pintura, busca afanosamente por el suelo, por fin encuentra lo
que buscaba: una ramita. La ramita debe estar verde, floreciente. Se levanta y
sonriéndose)
-Esta es la peor época del año, la estación de la quema, cuando se siembra de sal
el campo, pero siempre queda algo, algo se salva de la destrucción.
(Va hacia el cadáver. En el centro del escenario, como si estuviera delante de un
altar)
.-En nombre de la Justicia, en nombre del Espíritu de la Verdad, ahora sí que tienes
que contestar a mis preguntas, por el bien tuyo, por el bien de todos.
(Calla. Pasa la ramita por el cadáver, de la cabeza a los pies y de los pies a la
cabeza, mientras le hace preguntas.)
-¿Quién te dio la muerte? ¿Quién? ¿Quiénes? Dínoslo para que las aguas se
calmen y podamos volver a leer lo escrito sobre la arena.
(Queda esperando unos momentos pero nada sucede.)
-Contesta. Responde a uno que está todavía entre los vivos.
(Nada sucede. Solloza. Con cólera.)
.-Contéstame. Abandona tu silencio y contesta quién te dio la muerte. ¿A quién
proteges con tu silencio? Contesta para que no me equivoque en mi venganza
hiriendo un corazón inocente.
(Nada sucede. De nuevo)
-¿No contestas? Está bien.
(Lo mira con fiereza.)
-Yo te lo digo: levántate, anda y véngate.
(El cadáver no se mueve. Vuelve a repetir desesperado)
-Yo te lo digo: levántate, anda y véngate.
(Nada. Está furioso. Lo mira con odio.)
-Está bien, no obedeces a mi voz. ¿Pero sabes lo que haré contigo?
158
Antologia del Teatro Nicaragüense
(Con sadismo y alegría diabólica)
Te voy a castigar, llamaré a las aves y a las fieras para que te despedacen. Pero
antes te desnudaré, te quedarás desnudo, así llegaste al mundo, desnudo, y así te
irás. No tienes ningun derecho a estar vestido.
(Desesperado, comienza a quitarle la camisa.)
.-Eres un ladrón, devuelve lo que no es tuyo, no coseches lo que no sembraste.
Nada es tuyo, eres un miserable ladrón.
(Le quita la camisa y la arroja al suelo)
-Te entregaré a la voracidad del pico y de la garra.
(Le ha quitado la faja y comienza a desabrocharle el pantalón. Se detiene
asombrado, como en un sueño, como quien despierta de una pesadilla.)
-¿Pero, qué hago?
(Comienza a sollazar)
Perdóname.
(Se abraza al cadáver y lo besa)
Perdóname, no sé lo que hago. Estamos solos, tú y yo estamos solos y debemos
amarnos, protegernos y morir el uno por el otro, como Él murió por todos. No me
guardes rencor.
(Recoge la faja, la camisa que se encuentran en el suelo y comienza ahora a vestir
el cadáver. Mientras solloza)
-Visto al desnudo: soy puro, soy puro, soy puro. Cumplo la ley.
(Lo termina de vestir y se abraza a él. Permanece así por unos momentos, luego se
aleja y sigue cavando la sepultura mientras dice)
-No pagaron plañideras ni siquiera te pusieron un perro a tus pies. Ni te pintaron el
cuerpo de blanco.
(Con orgullo.)
.-Pero yo estoy aquí para protegerte. Nada me puedes ofrecer tú a mí, pero yo te
amo, en nada me puedes ayudar, pero yo te amo, te ayudo y te amo, y te doy tierra
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Antologia del Teatro Nicaragüense
para que comas, te alimento de tierra, porque la tierra es buena y es el alimento de
todos, de los niños y de los viejos, porque la tierra es buena, sobre todo cuando
está húmeda y huele a lluvia, a mañana y a muchacha.
(Se detiene y va hacia el cadáver con el gesto de un hombre que hace un
descubrimiento. Le da al cadáver unos golpecitos con la mano y dice con
entusiasmo)
-Tú también puedes darme algo, ¿sabes qué?, ¿sabes lo que te pediré? Sé bueno
conmigo, regresa y cuéntame cómo es todo aquello.
(Un poco indiferente)
Claro que yo también sabré cómo es todo eso que ahora vemos como en un espejo,
pero muchas veces no duermo pensando cómo será todo aquello. Por eso, cuando
tengas un poco más de tiempo, porque ahora supongo que estarás muy ocupado
con Él, envíame cartas, háblame de eso.
(Entre resentido y juguetón.)
-Sí, ahora lo prometes, pero luego olvidarás.
(Con entusiasmo y convicción)
-Pero tú sí, me escribirás, lo sé.
(Si dirige a la sepultura y cava con más vigor que nunca. Luego regresa a la piedra
a descansar, se apoya sobre ella. Comienzan a oírse voces.)
LAS VOCES:
Los hombres blancos vuelven a la tierra blanca,
Los hombres amarillos vuelven a la tierra amarilla,
Los hombres rojos vuelven a la tierra roja,
Los hombres negros vuelven a la tierra negra.
Ahora el sepulturero dice:
.-Pero todos volvemos a la tierra.
(Calla. Se levanta y ve hacia el cielo. Terriblemente asustado va hacia el cadáver y
le dice)
-Ya vienen. Olieron tu muerte y tu carne y ya vienen.
(Con orgullo.)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
-Pero no sabían que yo estaba aquí, para defenderte.
(Toma un hueso del montón y comienza a golpear el aire.)
-Defiendo a los muertos con los muertos. Váyanse malditos, váyanse.
(Golpea con angustia, con fiereza)
-No hay nada para ustedes ni carne ni huesos, todo es para la tierra. Váyanse
malditos, vaýanse.
(Sigue golpeando el aire. Da vueltas y más vueltas persiguiendo a las aves, derriba
una, imaginaria, y la golpea en el suelo.)
-Muere, muere, muere. Has vivido siempre en el aire, pero tú también vuelves ahora
a la tierra.
(La golpea.)
-Ya está.
(Se levanta y se dirige lleno de horror al cadáver)
-¿Qué hacen sentados aquí?
(Golpea el aire. Roza el cadáver, casi, con los golpes.)
-Váyanse malditos, váyanse.
(Lucha por unos momentos dando golpes en el aire, se tambalea varias veces, pero
no cae. Examina atentamente el cadáver.)
-Todavía estás intacto para la tierra. Esta vez llegué a tiempo.
(Lo abraza y permanece así, descansando. Levanta la cabeza, siempre abrazado,
y dice temoroso)
-Se fueron y espero que para siempre, pero aunque vuelvan dos, tres, cuatro veces,
aquí estaré yo para protegerte y darles muerte.
(Calla. Durante el comienzo de esta escena se oye al principio un suave batir de
alas que luego va en aumento hasta convertirse en un ruido infernal. Del mismo
modo, al final de la escena, el ruido poco a poco decrece hasta que desaparece por
completo. Ninguna ave debe verse en el escenario. Sólo debe oírse el ruido de las
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Antologia del Teatro Nicaragüense
alas y las sombras de las aves y las alas, revoloteando sobre el cadáver y sobre el
sepulturero. Ahora se aparta del cadáver.)
-Estoy cansado. Me gustaría tener un poco de agua. Supongo que tú también estás
cansado.
(Lo mira.)
-Debe ser aburrido estar siempre en la misma posición, sin moverse. Me gustaría
sentir el olor del agua, bañarte en agua y sumergirte en agua, me gustaría
escucharla correr por mi garganta, pero me olvidé de traerla esta mañana.
(De pronto se acuerda de ello. Se frota las manos de alegría y va hacia el cadáver
y le dice completamente etusiasmado, brillándole los ojos)
-Pero tengo cerveza negra y tengo pan negro.
(Va hacia la roca que está a la izquierda del escenario, coge la bolsa y saca una
botella y pan. Va ahora hacia la litera silbando y dando pequeños saltitos. Está junto
a él, frente a él, de cara al público, como si el ataúd fuera un altar y él un sacerdote
que ofrece el sacrificio)
-Ahora beberemos, bebe y no digas nada, ya hablarás luego y entonces tendrás
que decir la verdad y nada más que la verdad y sólo la verdad, y no podrás mentir
porque sería descubierto el engaño y serías doblemente castigado, por no decir la
verdad a la Verdad. Ahora bebamos.
(Va a beber él primero pero lo mira y dice)
-No, los viajeros primero. Bebe, pero no la tomes toda, seamos justos y deja algo
para mí.
(Le pone la botella sobre los labios y se derrama el líquido sobre el rostro y la camisa
del cadáver)
Un trago para tí.
(Le ha puesto la botella sobre los labios y luego la retira)
-Un trago para mí.
(Toma la botella y se derrama el líquido sobre la camisa del sepulturero.)
- Un trago para tí.
- Un trago para mí.
- Un trago para tí.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
(Va a tomarse el trago que le corresponde, sacude la botella y la levanta como si la
estuviera examinando contra el sol)
-Nada, nos la terminamos.
(Da vueltas a la botella, sosteniéndola y conservádola así por unos momentos. La
tira)
-Tomaste un trago más que yo, pero tú necesitas más fuerza que yo. Cómo te gusta
la cerveza negra, ¿eh?
(Lo palmotea suavemente el hombro. Calla y dice)
-Doy de beber al sediento: soy puro, soy puro, soy puro. Cumplo la ley.
(Deja pasar unos momentos. Es como si estuviera orando en su interior)
-Y ahora comeremos pan negro para que tengas fuerzas, porque el viaje es largo y
no hay lugares donde descansar, todo es como un desierto de sal, luminoso,
cegador, y no podrás ver de tanta luz, estarás solo y tendrás que defenderte tú solo,
porque cuando estés bajo tierra no estaré yo para aconsejarte y defenderte: estarás
solo con Él y en Él. Pero yo estaré aquí deseándote buena suerte. Ahora comamos.
Se lleva el pan a la boca, pero lo mira y le dice:
.-Perdón, los viajeros primero.
(Pone el pan sobre la boca del muerto, con un poco de violencia.)
- Un pedazo para tí.
- Un pedazo para mí.
- Un pedazo para tí.
- Un pedazo para mí.
Toma la parte que le corresponde, va a darle luego al cuerpo, pero se detiene y
dice:
-¿Qué te parece si damos algo a los otros? Seamos generosos.
Va hacia los huesos con el pan en la mano, de pie, junto a ellos, lo divide y lo pone
sobre los huesos mientras dice:
-Es pan negro, da fuerza y es bueno. Él también lo dividió en medio de la noche y
lo dio a los que amaba, así yo también lo divido y lo doy a los que amo.
(Regresa al ataúd-litera en el centro del escenario, de cara al público.)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
-Doy de comer al hambriento: soy puro, soy puro, soy puro. Cumplo la ley.
(Silencio, es como si estuviera orando en su interior. Después de unos momentos,
temeroso, mirando al cielo.)
.-El cielo comienza a oscurecerse y la tierra comienza a tener el color de los cuerpos
que perdieron sus huesos. Será mejor que acabe pronto contigo, me gusta mucho,
pero tenemos que separarnos, tienes que comprender que para eso me pagan, para
que les eche tierra y que para eso se mueren ustedes, para que les eche tierra, para
que yo esconda su rostro bajo un mar de tierra y arena, y no puedan salirse a
vengarse de los vivos.
(Pensativo)
-Pero a los que me son simpáticos como tú, les doy la oportunidad de levantarse y
vengarse, aunque tú no quisiste aprovechar esta oportunidad.
(Ríe con amargura y culpabilidad)
-Pero yo también soy culpable, soy cómplice de la muerte de ustedes, los vivos los
matan y yo los entierro, los hago desaparecer. Pero no puedo impedir que los vivos
tengan conciencia y los recuerden a ustedes. Los sacan de las casas como
desconocidos y apestados, pero siempre queda el olor de ustedes invadiéndolo
todo.
(Al cadáver, disculpándose)
-Lo siento, tengo que ganarme el pan de cada día y tengo que enterrarte. Y me
gusta la cerveza negra y el pan negro, y aunque yo también soy culpable, y me
acusas con tu silencio, no puedes negar que te amo, no puedes negar que te pinté
el cuerpo de blanco, lo cual es muy importante ni que te defendí contra las aves ni
que te di de comer y de beber ni que te deseo buena suerte, eso no lo puede negar
ni tú ni nadie.
Le mira largamente, lo examina como si buscara algo de pronto dice:
-¿Tienes la herida en el costado?
(Le levanta la camisa)
No, no la tienes.
(Afligido pero con optimismo)
Pero no te preocupes, todavía tenemos tiempo, yo te la haré.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
(Saca una navaja del bolsillo, la abre y lo hiere)
-Sal sangre, sal.
(Espera)
-Ahora sale sangre y agua, como debe ser, como está escrito.
Se dirige a seguir cavando la sepultura, mientras dice:
.-La noche comienza a caer sobre el cielo y la tierra.
(Ahora toma la pala y cava. Como hablando consigo mismo)
-Me pregunto qué comen ellos esta noche, seguramente pez asado y castañas, pero
comen inquietos, temerosos, en cambio nosotros tomamos cerveza negra y
comimos pan negro y estamos tranquilos.
(Se detiene y lo mira desde donde está.)
-Están temerosos, no pronuncian tu nombre y luego abandonarán la casa,
quemarán la casa y ninguno de la familia volverá a tener tu nombre, pero no te
olvidarán, eso te lo digo yo: no te olvidarán.
(Con más calma)
-Acuérdate lo que te dije, recuerda todas las cosas buenas que hice por ti y regresa
a contarme cómo es todo aquello.
(Optimista.)
-Sé que regresarás.
(Continúa cavando, de vez en cuando la pala golpea contra algo, son huesos, se
agacha, los toma y los mira con desprecio. Durante algún tiempo sigue cavando,
mientras canturrea por lo bajo. A veces se detiene y mira el cadáver, pero luego
continúa. De pronto se detiene y rápidamente va hacia él, se pone a la cabecera del
ataúd, donde está la cabeza del cadáver y con la expresión de un hombre que
descubre que ha sido engañado, dice:)
-¿Sabes una cosa? Me parece que te ríes de mí, me parece que sólo has hecho
eso desde que entraste: reírte de mí. Entraste, no has dicho ni una sola palabra,
pero me miras, me miras siempre, sí, te ríes de mí, y eso no me gusta. Yo fui bueno
contigo, te di de beber cerveza negra y te di de comer pan negro y soy bueno
contigo, te entierro y te protejo, me gustaría haberte visto solo, luchando tú contra
las aves. Sí, ya sé lo que piensas: crees que soy ingenuo, te irás y no regresarás,
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Antologia del Teatro Nicaragüense
me olvidarás para siempre, me dejarás perdido en mi soledad, en medio de mis
muertos, en medio del aire de la noche. Pero no importa, y ¿sabes por qué?
(En el resto del monólogo se le va alegrando poco a poco el rostro, hasta que el
cuerpo del sepulturero parece vibrar de vida, de felicidad y de esperanza.)
-Porque a pesar de tu silencio de muerto, porque a pesar de tu rostro de muerte,
aquello debe ser muy bello, porque a pesar de que todo muere, el sol y la estrella,
la tarde, todo vuelve a renacer, y a un sol sucede otro sol, y a una estrella, otra
estrella, y a una tarde que muere otra tarde más luminosa, y todo es siempre lleno
de luz y de fuego, y el que deja de amar vuelve luego a amar con más fuerza que
antes, todo renace más bello que antes, y nosotros también vamos a renacer más
bellos que nunca, vamos a renacer para nunca más morir.
(Unos momentos de silencio. Siempre al cadáver)
-No te burles, vamos a renacer para nunca más morirnos, y no te imaginas lo bello
que seremos, seremos como ángeles, como dioses y nuestros vestidos serán
blancos como la nieve y nuestro cuerpo será radiante, y yo no seré más un
sepulturero, no enterraré más cadáveres ni desenterraré más huesos.
(Va hacia los huesos.)
-Y todos los huesos volverán a cubrirse de carne y de nervios y por sus venas
correrá la sangre, un mar de sangre, un mar de vida en sus arterias, y volverán a
cantar y reír.
(Vuelve hacia donde está el cuerpo.)
-Y tú también vas a renacer, aunque no lo creas, aunque no lo quieras. Y yo veré
entonces las cosas que amo, que he amado siempre, porque a pesar de mi oficio
yo amo, amo la primavera y la cerveza y el pan negro, y amo perseguir a las
campesinas gordas, pellizcarlas y besarlas, porque en eso no hay nada malo, nada
impuro, ¿me oyes? Amo todo eso, lo he amado siempre y sobre todo.
(Ahora está como en éxtasis completamente fuera de lugar, como si estuviera en
un país lejano, en un país donde nunca ha estado, donde todo es maravilloso, todo
nuevo y dice:)
-Voy a ver el mar que nunca he visto, voy a ver el sol sobre el mar.
(Luego, bruscamente, como un hombre que despierta de un sueño)
-Ustedes dispensen, pero un muerto me espera, y no hay que hacer esperar a los
muertos.
(Ríe)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
-Hieden demasiado.
(Sigue riendo)
-Aunque siempre hieden menos que los vivos.
(Comienza a disponer a cadáver, a hacer todos los preparativos para enterrarlo,
mientras va cayendo lentamente el
TELÓN
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDAS
Enrique Fernandez Morales
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JUDAS
Enrique Fernández Morales
Ya está hecho: no me remuerde la conciencia. Mi túnica está rota. Rompieron
mi preciosa túnica a rayas. ¡Perros! Estoy sudando a mares. El aguardiente hace
arder las entrañas. El verano vuelve el aire de bochorno. En las caderas de las
bailarinas corrián chorros de sudor. Caifás llenaba mi copa a cada instante. Decía
que para refrescar el bochorno. Eso merecía y mucho más. Su ingratitud por mis
servicios y mi fidelidad durante tanto tiempo. Casi tres años. Día y noche
soportándole todo. Nunca un elogio. Ni una palabra de aprobación delatne de los
demás, y eso que me afanaba y me humillaba consiguiendo cochinas monedas y
regateando por las vituallas. Por pago, sólo la mirada aquella, sólo los ojos aquellos.
Me seguían constantemente. Los santía clavados sobre mí todo el tiempo, donde
quiera que estuviera. No me incumbe lo que le hagan. Nadie podía sentirse a gusto
delante de él. Su silencio y su mirada eran ofensivos. Recriminación y ultrajes para
todos. Qué maldito calor hace hoy. Además ya está hecho.
Los perros me mordieron las nalgas. Solo treinta monedas. Treinta cochinas
monedas. Parece mentira. Siquiera me hubieran dado cien. Bien lo valía. Yo luché
y se los dije. Aunque fueran cincuenta. Ladrones tacaños. Treinta cochinas
monedas. Se los grité. Raza de víboras, sepulcros blanqueados, como él les decía.
Les grité hasta quedar ronco. El viejo zorro Anás, iracundo daba vueltas con sus
brinquitos de coquetuela. Con la vocecilla en falsete dijo a los sirvientes que me
rechazaran. Pillo. Tuvieron que arrastrarme. Me arde la garganta de tanto gritar. El
cochino calor me tiene el gaznate reseco. Como que me estrangularan. Me sentaré
bajo el árbol. Me mordieron las nalgas los perros. Siempre he sido desgraciado. Mi
destino está desgraciado. Hay una cochina maldición sobre mi vida.
Guardaré el dinero en lugar seguro. Puedo esconderlo en el fondo del horno.
El horno del alfarero. Enterrarlo y vaciar encima los cachorros. Es tétrico este lugar.
Aquí encontraron el cadáver del alfarero. Estrangulado con una cinta de seda. La
mujer lo mató con la ayuda del esclavo nubio. Los sorprendió abrazados. Los
capturaron y aquí los lapidaron. Siempre ha habido crímenes en este lugar. Es
Hacéldama: Campo de sangre. La porquería de treinta monedas, junto con los
ahorritos que tengo; miserias que pude esquilmar y escamotear de las cochinas
limosnas. Porquería que le daban los tacaños como a un pordiosero. El sudor es
agobiante. La cabeza me da vueltas. El sol del verano. Rota mi preciosa túnica roja
y azul. El cochino árbol pelado como un esqueleto. Solo dos ramas retorcidas y
abiertas como los brazos de un crucificado. Dijeron que lo iban a crucificar.
“Suspendido”, dijo él una vez. Es divertido. Quién sabe si lo harán. De todos modos,
allá ellos.
Ni con los ahorros ha engordado la cochina bolsa. Cómo iba engordar de
aquella porquería de limosnas. Lo mismo que a un pordiosero. A él nada le
importaba, el muy estúpido; como que fuera posible hacer nada, ni aún el bien, sin
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Antologia del Teatro Nicaragüense
el cohcino dinero. El dinero es la vida de la tierra, la sangre del hombre. El dinero
es el símbolo sagrado de la omnipotencia de Dios. Tampoco a ellos les importaba
gran cosa. Claro, una pandilla de sucios que viven a la intemperie y en la inmundicia.
Los puercos querían que yo me contentara como ellos y estuviera satisfecho. Pedro,
el asno barbado, me recriminó una vez porque comía manjares diferentes e
impregnaba con perfume mi túnica de lana a rajas rojas y azules. “No sabes
soportar la vida como un Hombre”, me gritó con su cochino vozarrón. Puercos. Se
levantan de dormir en el suelo, engullen su bazofía y se desgañitan cantando las
misericordias de Dios.
No puedo ser como ellos. Soy un intelectual; un hombre refinado. Estoy
pasando una mala racha, pero he conocido días mejores y puedo esperarlos
excelentes. Mi familia, aunque de Cherlot en verdad, fue siempre gente de pro.
Honorables fariseos que usaron la cabeza para pensar. Respetables; esa es la
palabra. No es corriente que una familia a través de generaciones y visicitudes
pueda conservarse respetable. Mi padre era el prototipo del hombre respetable.
Tiránico, sobre todo con mi madre. Una vez que le quebró las costillas porque me
escondió para evitar que me castigara. Fue cuando tomé el cuchillo de Damasco
del abuelo. Se lo dí al mocetón gimnasta de Esparta. Me amenazaba y no pude
menos que hacerlo. Mi padre estaba ciego de rabia cuando me sacó debajo del
lecho. Nos maltrató a mi madre y a mí, pero no confesé ni una palabra. Nunca digo
sino lo que quiero decir. Es la disciplina que forma al hombre. Mi madre lloraba más
por mis golpes que por sus costillas. Mi pobre madre, imbécil como todas las
mujeres. Pero era una familia respetable. Desprecié la tradición familiar y las
oportunidades de una carrera brillante. Con lo que el anciano Samuel me distinguía:
“Tú sabes lo que quieres muchacho. Tú llegarás lejos porque tienes inteligencia y
decisión”. Lo decía también delante de los demás discípulos y éstos me envidiaban.
Cuchicheaban maliciosos que me prefería porque yo le servía en el lecho. Perros
envidiosos. Nunca lo hice, aunque a veces nos emborrachabamos. Desprecié todo
eso. Fue por entonces la noche que encontré a Juan. Algo había bebido esa noche.
Lo ví y lo seguí. Así dí con ellos.
Cierto es que me uní a ellos después del escándalo. Bebía mucho
aguardiente en ese tiempo. Quería aturdirme. Pero no lo hice por eso. De todos
modos lo habrían olvidado pronto. El padre del mancebo era una especie
repugnante de ogro sacerdotal. Al cochino deslenguado le picaba la lengua por
contárselo a todo el mundo. Los jefes de la Sinagoga le creyeron a pesar de mis
protestas. Pero así y todo siempre habrían terminado por cansarse y lo hubieran
olvidado. Habría recuperado mi puesto en la Sinagoga. El anciano Samuel me lo
aseguró. Sin embargo preferí no esperar y me uní a los desarrapados. Fue entonces
cuando segui a Juan y dí con ellos. Tal vez como una protesta a una venganza. Fue
muy repentino cuando Juan me llevó hasta él. Se quedó mirándome largo rato y
luego puso su mano sobre mi hombro. Sonrió ligeramente como si fuera mi viejo
amigo. No pude negarme. Arrojé todo por la borda: lágrimas de madre y promesas
del anciano Samuel. Me habría destacado dentro del grupo de Caifás con los
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Antologia del Teatro Nicaragüense
jóvenes de ideas modernas. Es lógico, con buenas amistades en la aristocracia y el
Clero, y libre de absurdos prejuicios contra los romanos. Son los amos y es inútil
dar coces contra el aguijón. Me lo repitió Caifás anoche mientras bebíamos. Es buen
amigo Caifás. Buen amigo aunque obsceno. Todo por la borda, para seguir, a una
profeta iluso y a una banca de cochinos desarrapados.
Siento que me estrangulan. Como cuando niño en Cheriot. Frente al huerto
de mi casa había una casucha desvencijada y un enano peludo y repulsivo siempre,
atado con cadenas a un árbol seco. Poseso. Parecía un mono. Cada vez me
divisaba gritaba como cantando con su voz chillona: “Colgarás, colgarás, colgarás”,
y lo repetía muchas veces apenas me veía, apretándose el pescuezo con las manos
encadenadas y sacando la lengua. Yo lloraba aterrorizado. Sentía que una mano
me apretaba el cuello. Mi madre me acariciaba hasta calmarme. Al fin obtuvo que
mi padre diera dinero a sus familiares y se mudaran. Como que alguien tirara de mi
pescuezo. La cabeza quiere estallarme. También las entrañas. Todo parece estallar
hasta la tierra que gira.
Que era comida. Que era pan bajado del cielo. Que era el hijo de Dios, decía.
Loco, no habrían podido capturarle. Caifás lo decía con mucha gracia. Conozco
muchas cosas de Caifás y él lo sabe. Buen anfitrión Caifás. Quiere ganar gente de
valía para su bando. El agua corre por mi cara. Las ramas sin hojas, como brazos y
como manos agarrotadas. Esconderé este dinero, o mejor aún, lo daré a rédito
mientras perparo mi viaje. Es una manera segura de aumentarlo. El que está
quebrado paga mayor interés. Me estableceré en Damasco donde mi pariente
Josefat tiene un floreciente negocio. Su hijo Zabulón es un muchacho que siempre
me mostró simpatía. No sé si el muchacho conoce la historia. Algún chismoso se le
habrá contado. Siempre baja los ojos y se ruboriza cuando le doy el beso. Lo que
tengo, con la ayuda de mis parientes en Damasco, será suficiente para comenzar.
Mucho más tendría si los cochinos perros no fueran tacaños. Me robaron, es claro.
Porque valía más, no cabe duda. Valía la paz del pueblo. Cómo no había de valer
cien monedas. Siquiera cincuenta.
Mi preciosa túnica roja y azul. Perros. Me la dió Jairo cuya hija resucitó. La
muchachita., como ensimismada, no hablaba ni explicaba nada. Pero el padre no
cabía de contento. Le susurré en secreto que él la necesitaba. Juan husmeó el
negocio y se lo sopló a Pedro, de modo que él también lo escuchase. Puercos. El
debió haber comprendido pero hizo como que no oía y siguió hablando. Nada le
interesa sino sus ideas. Aquí tengo su sangre en esta bolsa que aprieto entre mis
manos. Su sangre y sus vidas. El dinero es síbolo de la omnipotencia de Dios. En
esta bolsa sucia y maloliente que parece un pulpo despatarrado. Arde entre mis
manos. El verano produce este sofocante calor. Y el aguardiente. Bebí hasta que el
sol salió. Es gracioso Caifás y buen anfitrión. Quería desimpresionarme. Le interesa
mi silencio. Quiere ganarme para su bando. Perros. Treinta monedas. Mucho más
habría sacado a Nicodemus a pesar de sus cautelas de vieja comadrona, o al
ricachón de José de Arimatea. De las mujeres ni se diga. Las mujeres son todas
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Antologia del Teatro Nicaragüense
locas y embelequeras. Sólo la mujer de Chusa, el Mayordomo de Herodes, me
habría dado más de cien dracmas por protegerlo. No sé que pudo haberme ofrecido
María de Magdala, la loba que se arrastra como gata a sus pies. No se cansa de
chorrearlos con perfumes caros y con lágrimas. Muy ostensible en el Banquete de
Simón. Creo que él advirtió mi justa reprobación ante el contacto. Me incriminó con
la misma sentencia que usó para defenderme. Imbécil. Como que pudiera
comparárseme con esa ramera. Fue entonces que comence a reflexionar. Lágrimas
y argumentos. Perra. Esa mujer me asquea. Tiene algo repulsivo a pesar de sus
cabellos teñidos de oro. Todas las putas me asquean; no puedo evitarlo. Todas
desde aquella zorra obesa y pintarrajeada que a pesar de mis súplicas les contó a
mis condiscípulos mi fracaso en su cama. A él no le asquean. Parece que prefiere
a los cochinos. Gente que no hace la obligada discriminación es gente que no se
respeta a sí misma, y por lo tanto no merece ningún respeto de los demás. No es
respetable. Yo soy respetable y tengo todo derecho a acusarlo.
Me parece ver sus ojos. Anoche la luna los hacía brillar llenos de llanto.
También las hojas de los olivos. “Amigo”, creo que me dijo cuando le dí el beso.
“Amigo, con un beso entregas al hijo del hombre”. Sus lágrimas corrían por mi cara
hasta mi boca, saladas. Cómo me arde la garganta. Y esta agua que surca mis
pómulos no sé si es sudor o cochinas lágrimas. Tengo el alma dulce y siempre he
sido dado al llanto. Desde niño me gritaban mis hermanas cuando me refugiaba
entre las enaguas de mi madre pataleando con rabia, lloraba por cualquier motivo.
Horas enteras. Luego me aburría y me quedaba muy quieto cuando mientras
chupaba con delectación el agua salobre de los ojos y de la nariz. A fin de cuentas,
y está hecho, como me dijeron los perros cuando fuí a reclamarles. Me enfurece su
estúpida soberbia y su tacañería. Frenético, fuera de quicio. Les arrojé las cochinas
monedas a la cara. Es claro que luego las recogí. ¿Cómo iba a dejarlas?. Son mías,
producto de mi ingenio. Si las hubiera dejado los sarnosos las hubieran recogido
para cebar sus talegos. Las recogí cuando no me miraban y aquí las tengo. Después
de todo significan la vida de un hombre. A esta hora lo tendrán hecho tasajos. No
por mi culpa. Luego me mandó a llamar Caifás. Bebimos y nos reímos toda la noche.
Lo que cuenta de su suegro es fabuloso. Increíble si él no lo contara. Gracioso
Caifás. Me muero de risa. Magnífico aguardiente. Estupendos tañedores de arpa.
Sobre todo, las hermosas bailarines persas. Saltaban en el aire como aves. Luego
se tendían en el suelo contorsionando el vientre. Es la vida para los príncipes. La
vida que deseamos para toda la eternidad.
Una noche como para toda la vida. Para la vida eterna. Lo demás no importa.
Digo que no es por mi culpa. No intervengo en absoluto en lo que hagan. Allá ellos.
Lo único que hice fue guiarlos al lugar donde estaba. El ambiente de la cena de
Pascua era insoportable. El calor sofocante. El y los otros estaban como
embobados. Yo parecía sobrante. Sentía que no los entendía, que no encajaba allí.
Sus palabras resbalaban sobre mi cabeza, como si hablasen otra lengua. Me
pareció que trataban de desafiarme. No podía moverme, como que mis miembros
172
Antologia del Teatro Nicaragüense
no tuvieran moción. Hice un gran esfuerzo y me levanté. Solo él pareció notarlo y
susurró unas palabras.
No tenía otro camino que marcharme y aceptar el reto. Ya no podía
retroceder. De todas maneras, al día siguiente lo habrían encontrado en la calle, o
en la plaza, o en el mercado, o en el atrio del templo. No se hubiera ocultado.
Continuaría predicando y haciendo milagros a los dearrapados y a los miserables.
Lo único que hice fue guiarlos al huerto. La contraseña del beso. Aquél a quien yo
besaré. Siempre temblé al acercarme a él. Un inexplicable temblor al abrazarlo y
cambiar el ósculo con él.
No sé que calor emana de su cuerpo. Anoche más que nunca. Las piernas
se me doblaban. Tuve que abrazarle fuerte para apoyarme en él. Así pude
recuperarme. Me llamó su amigo. Siempre me llamaba su amigo. Desde la primera
vez cuando Juan me presentó a él. Anoche, entre los olivos, la luna iluminaba sus
ojos. Sobre su cara corrián hilos de agua brillante. De pronto sentí un urgente deseo
de acercarme más a él. De abrazarlo más fuerte. De pegar mi boca a su oreja y
decirle en voz baja: “Fijate qué complacido se ha puesto todo. Tienes que
dispensarme; tú comprendes. No sé ni cómo me he ido metiendo en este enredo”.
Supe dominarme a tiempo. Era natural. Siempre he tenido el alma dulce. Dulce
hasta la flaqueza. Me controlo. Uso la razón. Me aparté a un lado y dejé que la
historia siguiera su curso. Que se cumpliera la voluntad de Dios. De todos modos
nada habría podido cambiar. Lo amarraron y lo llevaron arrastrado. Sentí que aún
de lejos me miraba. Loco testarudo. Sabía que yo lo haría. Que terminaría por
hacerlo. Ya él lo había dicho. Culpa suya fué.
Me pasé la noche bebiendo. Ni cuenta me he dado de los últimos sucesos.
Nos carcajeamos de lo lindo con los cuentos verdes de Caifás. Obsceno, pero gran
amigo. Tiene el razonamiento de los triunfadores. Excelente su idea del poder. Esa
Trinidad indivisible que deben constituir el clero, los ricos, y los que gobiernan. Si
logra sus proyectos habrá hecho la prosperidad del mundo. Coronados de rosas
como los griegos. Las bailarinas persas en forma esplendorosa. Qué agilidad y qué
cuerpos. Ejutas y elásticas. Brillaban sus ojos como monedas de oro a la luz de los
cirios. Fue una noche estupenda. Ni cuenta me he dado de los últimos sucesos.
Nada tengo que ver con las minucias del vecindario. Respecto a él mis manos están
limpias. No he intervenido en absoluto en el programa que le han preparado. Nadie
puede echármelo en cara. Abraham no rehusó sacrificar a su propio hijo y fue por
ello bendecido. Algún día se me hará también justicia. Mi único deseo es el bien del
pueblo. Caifás está muy consciente de ello. Tendrán que tomarlo en cuenta. No soy
el sacrificador. Solo he permitido que miraran que le daba el beso: “Dios te guarde,
Maestro”. Acepté guiarlos al huerto donde oraba. Dejarme seguir por ellos mientras
iba a su encuentro. Como todas las noches, en el lugar convenido. Luego el beso
de costumbre. El beso que siempre temía y esquivaba. Juan, violento y quisquilloso
a pesar de su carita de niño, lo notó un día y me dijo con decisión: “Tú nunca quieres
acercarte al Maestro”. Mucho me recuarda Juan al mancebo aquél: los mismos ojos
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Antologia del Teatro Nicaragüense
verdes en la tez de aceituna y el vello delicado sobre la boca carnosa. El mismo olor
de yerba en las axilas sudadas. Pero Juan es violento. El boanerges. Sobre todo
para defenderlo. Jamás quiere andar a mi lado. Solo cerca de él. Embebido
oyéndole. El y el asno barbado de Pedro. “Quita imbécil, le contesté con mi
acostumbrada actitud hacia él. No tengo interés en andarlo oliendo como vosotros”.
Y cuando marchábamos juntos, yo acortaba el paso, remolón, y me quedaba atrás.
Así lograba que mis antiguos amigos no me vieran mezclado con ellos. Podía
inclusive conversar y comerciar y aún obtener algunas ventajas para el grupo, y
para mí también, por qué no. Así por tres años.
Una vez decidí separarme. Había reflexionado mucho y lo tenía resuelto. El
nos había enviado a predicar y hacer milagros. A todo les fue fácil. Lo hacían sin
titubear. Yo fallé varias veces en el intento. Esto me exponía a la desconfianza. Una
tarde sucedió sin proponérmelo. Una vieja a mi lado comenzó a gritar: “Estoy
curada”. Yo había notado que intentaba tocarme y la evadía. Al fin lo logró. Su
entusiasmo era reconfortante. No quise indagar mucho sobre el caso. Me sentí
reanimado. No quise marcharme entonces. Ahora todo se me agolpa en la cabeza.
Detalles que he tratado de olvidar. Una tarde el padre del mancebo me siguió hasta
la piscina de Siloé, y cuando me vio con ellos, a gritos comenzó a llamarme con
epítetos obscenos, recriminándolos por admitir mi compañía. Fue cuando la
curación del paralítico. Hubiera querido estrangularlo, pero el temor y la verguenza
me impedían moverme ni decir nada. Como entre las enaguas de mi madre,
chupando el agua salobre. El oyó distraído y luego comenzó a hablar para
tranquilizarlos diciendo que no son los sanos sino los enfermos quienes necesitan
del médico y que él vino a sanar todas las enfermedades. Que nadie debe atreverse
a juzgar a su hermano si no quiere exponerse a ser a su vez juzgado con mayor
severidad. Después me esperó y empezó a caminar a mi lado, pausadamente, con
su brazo sobre mi hombro, hablando de cosas diversas, hasta hacer olvidar el
incidente. Sentí que las mujeres continuaban cuchicheando y mirándome a
hurtadillas. Son tan imbéciles y tan falsas. Todas hasta mi madre.
Después de dejar a Caifás vagué sin rumbo por la ribera del Cedrón,
recordando y meditando. Esto siempre satisface a mi naturaleza piadosa. A mi paso
por la plaza me acerqué a un grupo de desocupados. Se entretenían en provocar al
cerdo apestoso de Barrabás que blasfemaba. Allí supe la escogencia del que
siempre liberan en la Pascua. Sentí que una mano invisible me aliviaba el alma.
Pude rechazar los últimos escrúpulos. Puesto que todo el pueblo lo pidió en los
Príncipes. Esto es lo que llaman los griegos, la democracia. Es el juicio de Dios.
Rubricado por los poderes que emanan de Dios. ¿Por qué preocuparme entonces?.
No es mi culpa. ¿Qué le estarán haciendo ahora? ¿Qué habrá dicho él?.
Seguramente nada, nunca hace comentarios sobre sucesos que pasan. Habla
siempre sobre cosas en sustantivos y sin pronombres, en forma impersonal e
intemporal, como que todo lo divisara desde una distancia infinita. Es un maniático
que sólo tiene una idea fija. Su reino del amor. Que los hombres son iguales y que
todo es para todos en el reino del amor. ¿Qué sabe del amor?. Jamás ha tenido un
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Antologia del Teatro Nicaragüense
cuerpo desnudo entre sus brazos en el silencio de la noche, bajo las sábanas,
mientras el corazón quiere romper el pecho. Nunca ha cedido al huracán del deseo
ni ha aspirado el aliento tibio de una boca carnosa. ¿Qué puede entonces hablar
del amor? ¡Su loca manía del reino!
Además, bien pudo haberse librado. ¿No hacía milagros constantemente?
¿Por qué no hizo un milagro para humillarlos y para librarse? Tampoco los hizo
nunca para su provecho ni para el de los suyos. Nuestro provecho nunca importó
un comino. Tampoco le interesa el triunfo de su pueblo. Un Mesías que bendice el
dolor, la pobreza y la humillación. Milagros mal gastados. Pero es claro, lo único
que le preocupa es su manía del reino. Valiente reino. El reino de los desarrapados,
de los pordioseros y de las putas. Semilla de discordia y fermento de sedición. Un
grupo de idiotas descalzos y greñudos, en actitud de perpetua protesta contra todo
y contra todos. En guerra con el dinero y con la sociedad, contra las leyes
establecidas y contra todas las instituciones del estado. Esto no puede tolerarse
mucho tiempo. Siempre ocasionará desórdenes y discordias en cualquier sociedad.
¿Quién puede tragarse que su meta es el amor y la paz, cuando cuasan polémicas
con su sólo aspecto? Siempre recibirán la repulsa de la sociedad y el rigor de la
autoridad. La gente respetable no puede aprobarlo. Y yo de imbécil que me dejé
embaucar y anduve tres años trás él, empuercándome con la canalla. Lo único que
saqué es esta bolsa sucia y maloliente como la carroña.
Me duele mucho el pescuezo y sudo a mares. Como que me lo estuvieran
apretando con una soga. En Damasco todo será diferente. De todas maneras aquí
ya no me sería posible vivir. Ni en Cheriot. Hay mucha gente envidiosa y mal
intencionada. Allá podré dedicarme a una vida respetable. Cuando haya acumulado
un sólido capital podré dar rienda suelta a los buenos deseos de mi corazón. Un
asilo para ancianos con mi nombre sobre el portal. Los sábados entraré a la
Sinagoga repartiendo monedas a los pordioseros. Todos me señalarán alabando mi
devoción y mi generosidad. Después podré trasladarme a Roma y aún quizás ganar
la consideración de los romanos, y hasta de los mismos Césares. Tengo puntos
adelantados con ellos. He sido factor decisivo para destruir el fermento y la sedición.
Eso no lo olvidarán fácilmente. Sy hombre pacífico, enemigo del alboroto y de la
vociferación de los sucios. Nunca descubro a nadie mis pensamientos ni mis
sentimientos. Mido, escojo las palabras que pronuncio. Siempre digo y hago todo
con la más refinada cortesía. Soy respetable. Ha sido mi sueño desde niño. Cuidado
con mirarme desde arriba. Nadie, ni él mismo podría. El obtuvo lo que buscaba y de
lo que hablaba constantemente. Realizó su mercancía y aseguró su ganancia. A
ésto le llamaba Redención.
No es por mi culpa. Le he seguido por tres años soportando miserias y
desprecio. He servido sus planes. He trabajado por el establecimiento del Reino. He
facilitado la redención. Si lo maltratan, si lo ajustician, si lo crucifican, no es por mi
culpa. El clero lo había juzgado y setenciado. El clero por cuya boca conocemos las
palabras, las palabras de Dios, y jamás aconsejé lo que deberían hacer con él. Allá
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Antologia del Teatro Nicaragüense
ellos. Las fauces se me pegan una contra otra como que una soga invisible me
oprimiera la garganta. Siento sus ojos posados sobre mi garganta. El poseso
cantaba: “Colgarás”. ¿Soy yo también poseso acaso? No lo sé. Todo da vueltas.
Sus ojos. El calor. Mi garganta. ¡Qué espanto! Sin embargo, veo claro. Es como que
una venda se me cayera de los ojos. Todo aparece con nitidez. El es el culpable. El
lo venía planeando todo, hasta en el más mínimo detalle. El fué quien lo anunció y
quien me lo sugirió. Todo es obra de él. He sido un ciego instrumento en sus manos.
Un cochino instrumento para que jugaran y se divirtieran conmigo en esta forma
espantosa. Desde niño. Siempre. Soy un muñeco de cuerda y es él quien tira de
ella.
Déjame. Vete a patalear en el vacío y déjame. Estás colgado y ya no te temo,
falso profeta, embaucador. Tu urdiste esta trama en la que me has aprisionado
como a un cochino insecto. Ahora quieres coronar tu obra haciéndome aparecer
como el malo y el traidor del cuento, mientras tú, falso profeta, te reservaste el papel
de la víctima, el papel mojigato y bobalicón de cordero de Dios. Pero ya te conozco.
¡A mí no me engañas, como a tus cochinos discípulos y a la inmundición ruín
canalla! No soporto el calor. Aparta los ojos. Tampoco te temo a ti, simio espantoso
y grotesco, aunque gesticules y me amenaces. Tus manos están encadenadas, y
no soy el niño medros y llorón en las enaguas de su madre. He crecido tanto que
puedo destrozar el cielo. ¡Qué espanto! Siento gusto apretándome el gaznate. Así,
así. Creo que me sentiría mejor haciéndolo con una venda o con este cíngulo que
tejió mi madre. Delicioso como las manos rudas del mocetón espartano. A ver más
más. Ya sé lo que quieres, tienes razón. Quiero complacerte. De este modo no
tendré que cavilar más. Para no ver, para no sentir tus ojos, tu mirada repulsiva. Los
ojos. Los ojos de él, los ojos verdes de Juan, los ojos verdes del jovenzuelo, los
ojos, los ojos verdes de la serpiente, los ojos como carbones ardiendo como
monedas, rutilantes encendidas, todos verdes, en el paraíso, en el árbol, sobre los
montes, sobre toda la tierra, entre las ramas desnudas y retorcidas como los brazos
agarrotados de los que crucifican. Ahora comprendo tu misterio. Tu cacareado
misterio del reino de los cielos. Ambos estaremos eternamente colgados entre el
cielo y la tierra. En dos árboles. Los dos árboles del paraíso. Colgados al mismo
tiempo y para siempre. Como al principio de los siglos. Somos los dos personajes
de esta farsa que tú llamas la Redención. Ahora lo sé todo y puedo leer bien claro
en todos los signos. Entre los dos tenemos que escribir este capítulo. Entre los dos
tenemos que finalizar la historia. Entre los dos tenemos que realizar la
REDENCIÓN.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
ASESINATO FRUSTRADO
Farsa violenta en tres actos con uno suprimido
Alberto Ycaza
177
Antologia del Teatro Nicaragüense
ASESINATO FRUSTRADO
Albeto Ycaza
PERSONAJES:
El juez
El abogado
El fiscal
La señora
Su criada
3 reporteros
Los novios
3 policias
La verdad
El director
El autor
Los jurados
ESCENOGRAFÍA:
Salón de un burdel de lujo que se transforma después en la sala de jurados del
Palacio de Justicia. La atmósfera es de una falsedad cruel. La inversión de valores
y la mentira reinan dentro y fuera de la escena. Mariposas, pájaros, flores tropicales
gigantescas y ángeles de papel de periódico crean la decoración del absurdo.
Los JURADOS deberán ser pintados sobre un panel. Lo único importante es que
estén ahí, sentados, sin poder decir una sola palabra . . . Quizá lo mejor sería que
el direcotr los indentifique con el PÚBLICO, que en este caso sería un personaje
más de la farsa, un CORO mudo con máscaras de carne.
ACTO TERCERO
Se escucha un escalofriante alarido en la oscuridad. Se encienden – como flashes
intermitentes – las luces rojas del burdel. Un jazz progresivo es interpretado por una
orquesta que forman tres NEGROS. EL CLIENTE 1 y el CLIENTE 2 se
emborrachan en una mesa aislada. Tres GUARDIAS juegan al pocker en otra mesa.
La PROSTITUTA 1 camina sensualmente alrededor de las mesas. La
PROSTITUTA 2 baila – en un show – cerca de la orquesta. La MESERA y el
CANTINERO sirven en silencio...De vez en cuando se lanzan lánguidas miradas de
amor – la relación entre estos dos personajes debe ser igual a las sonrisas de los
niños...El PROPIETARIO y el ADMINISTRADOR hablan en voz baja señalando el
cuerpo de una JOVEN de belleza tan extraordinaria que parece imposible que
exista, viste andrajos blancos manchados de sangre y yace sobre el enladrillado. El
ADMINISTRADOR se acerca a los GUARDIAS y les pide algo en pantomíma, ésto
178
Antologia del Teatro Nicaragüense
se levantan y arrastran hacia la calle el cuerpo de la JOVEN del rostro de sol. El
PROPIETARIO habla nuevamente en voz baja al ADMINISTRADOR y éste trasmite
la orden a la MESERA y al CANTINERO, éstos limpian la sangre del enladrillado.
Mientras regresan los GUARDIAS, el PROPIETARIO da las últimas instrucciones
al ADMINISTRADOR, éste las trasmite a los NEGROS de la orquesta y la música
se corta bruscamente.
PROPIETARIO.- Señoras y señores: ...Aquí no ha pasado nada! . . . (Va hacia un
baúl y empieza a sacar de él trajes y máscaras)...Pasen a recoger sus trajes y sus
máscaras y el Autor les dará instrucciones sobre los personajes que representarán
la farsa...(Los actores se van acercando a él cuando los llama. El resto de los
personajes transforman rapidamente la escena del burdel en la sala de jurados con
los mismos elementos decorativos). La SEÑORA... (Se acerca la PROSTITUTA 1
y empieza a disfrazarse con los objetos que le da el PROPIETARIO)...Vestido de
ángel...Alas de papel dorado...Diadema de estrellas... Máscara de inocencia:
Debajo de la máscara el rostro del crimen!...(Silencio) Su CRIADA...(Se acerca la
PROSTITUTA 2)...Vestido de vieja, fea, tartamuda y sorda...debajo de la máscara
se esconde una joven actriz egoísta y cruel!...El JUEZ...(llega hasta cerca del baúl
el ADMINISTRADOR)...Absolutamente gordo, absolutamente imbécil...Máscara fija
sobre su rostro, atornillada: Carece de alma. Es un clisé! ...(El ADMINISTRADOR
se pone la toga y la máscara de JUEZ)...El ABOGADO: Es igual a otros cien mil
abogados...El traje de prestidigitador es el que está más de acuerdo con su
profesión...también carece de alma y también es un clisé...Usa micrófono como
orador político o cantante de burdel!...(El CLIENTE 1 recoge su equipo y va hasta
el micrófono de la orquesta. Empieza a probarlo)...El FISCAL. (Se acerca al
CLIENTE 2)...Es otro abogado más: Usa látigo y máscara para ocultar su juventud
e inexperiencia...(Silencio mientras se disfraza de FISCAL el CLIENTE 2)...Los
REPORTEROS...(Llegan los 3 NEGROS y empiezan a sacar sus trajes y sus
máscaras del baúl)...Son piezas de una máquina. Sus trajes y sus máscaras son
exactamente iguales. Su oficio es protestar por todo, inmiscuirse en lo que no les
importa. No los detiene nada, ni siquiera una bomba...o sea yo, el AUTOR...EL
DIRECTOR...(Nadie se acerca)...EL DIRECTOR! (Silencio. Busca por el escenario
pero el DIRECTOR no aparece). No importa, llegará en el momento en que sea
indispensable, seguramente se habrá retrasado...Es igual que al AUTOR, sólo se
diferencian en que el DIRECTOR sabe más idiomas...(Se limpia el sudor de la
frente, como si estuviera haciendo un trabajo agotador.) Los POLICIAS...(Se
acercan lentamente los GUARDIAS)...Iguales a diez millones de policías que
guardan una ley que no conocen...Absolutamente analfabetas...Llevan máscaras de
animales!...(Todos los personajes se situan en sus respectivas lugares, que
ocuparán durante la farsa)...Los NOVIOS...(La MESERA y el CANTINERO han
permanecido sonriendo y acariciándose suavemente con las miradas fuera del
escenario, quizá en el proscenio. No escuchan lo que el PROPIETARIO dice, éste
después de hacer un gesto de impotencia, saca unas tijeras, engrudo y papel junto
con unos alambres delgados. Se aleja del baúl y va hacia el CANTINERO y la
MESERA que están cómodamente sentados en el suelo)...No tienen máscaras.
179
Antologia del Teatro Nicaragüense
Hay algo que los encadena y hace que parezcan un solo personaje...Permanecen
fuera de la escena, frente al público, fabricando flores de papel para el ramo de la
NOVIA...(Deja en el suelo, junto a ellos las tijaras, el alambre, el engrudo y el papel.
Luego dice encogiéndose de hombros:)...El AMOR es limpio...no participa en las
asquerosas mentiras de la farsa! (Consulta con un libreta de apuntes)... La
VERDAD...(Busca por todo el escenario con la mirada, luego se detiene en la puerta
por donde echaron a la calle a la joven de harapos manchados de sangre. Febril
trata de aparentar serenidad)...Es el personaje más importante de la obra...pero no
tiene importancia, no es indispensable que esté dentro de esta sala, se mantendrá
deambulando por las calles como un mendigo cualquiera... (Algunos CLIENTES del
burdel aparecen y se acercan al PROPIETARIO sin que él les llame. Piensa por un
segundo luego les indica que se sienten en la platea, cada uno coge del baúl una
máscara y va a sentarse a la platea. El PROPIETARIO se dirige al público después
de tachar algo en su libreta de apuntes)...Los JURADOS...Pintados sobre un
panel...(Mira hacia el fondo del escenario y se da cuenta de que no está el mural
que describe. Nuevamente hacia el público)...Lo único importante es que estén ahí,
sentados, sin poder decir una sola palabra...(Vuelve hasta el baúl y saca de él una
máquina de escribir destartalada, papeles, Banda Presidencial y una máscara.
Mientras se disfraza de Todopoderoso, el JUEZ cuelga un cartel que dice:
“PALACIO DE JUSTICIA”... (Silencio)
JUEZ.- Prosigamos la audiencia!...(Nadie recuerda) El Fiscal tiene la palabra!
FISCAL.- (En voz baja, acercándose al JUEZ)...Perdón, he olvidado todo . .
JUEZ.-(También en voz baja) Invente algo...cualquier cosa. Es necesario proseguir
la Audiencia. (Sobre la cabeza del FISCAL se enciende un pequeño letrero
intermitente que dice: “IDEA”)
FISCAL.-(A la SEÑORA)...Decía que fue en la vía pública?
SEÑORA.-Sí...en la vía pública . . .
FISCAL.-(Al autor, que está escribiendo sobre unos cajones tapizados con páginas
de revistas pornográficas)...Señor Autor...Señor Autor...(El AUTOR guarda silencio
y escribe)...Señor Autor...(Silencio. El FISCAL grita:) ¡Señor Autor!!
AUTOR.- (tranquilamente)... No moleste...Estoy escribiendo!
FISCAL.-(se desconcierte)...Está escribiendo!
JUEZ.-(Al FISCAL)...Dígale que yo le prohibo escribir . . .
FISCAL.-(Al AUTOR)...Dice el señor Juez que le prohibe escribir. . .
AUTOR.-(Al FISCAL)...Dígale al señor Juez que eso es imposible, que dejaríamos
de existir todos, que sería un desastre!
FISCAL.-(Al JUEZ)...Dice el señor Autor que . . .
180
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUEZ.-(cortándolo)...Ya oí lo que dijo...No perdamos más el tiempo. (Al AUTOR)...
Qué es eso tan importante que escribe?...Déjeme verlo!
AUTOR.- (escondiendo los papeles que tiene en la mano)...Imposible, señor
JUEZ...Sería igual que descubrir el futuro!
JUEZ.-Señor Autor, recuerde que las leyes de este país prohiben la hechicería,
clarividencia, brujería etcétera...Usted es mago!
AUTOR.-(cortándole) No, no, señor Juez, en ningún momento he pensado ser
cualquiera de esas cosas. Yo simplemente soy un escritor de teatro, lo que me hace
ser poderoso e impotente...creador y personaje...Sin mí no existiría nada de
esto!...(Señala el escenario)
JUEZ.-...Puede escribir en el entreacto . . .
AUTOR.-Imposible, señor Juez, es esta obra la que estoy escribiendo y el final está
demasiado próximo...Este es el tercer acto y – como usted sabe – lo lógico es que
una obra sea de tres actos: Exposición en el primero, Nudo en el segundo y
Desenlace en el tercero – a excepción de las Tragedias que tienen cuatro o cinco
actos – (Irónico)...Dentro de muy poco tiempo dejaremos de existir todos...En este
acto está el desenlace y el final...Y después del final: Nada...Será como no haber
existido nunca...(Todos los personajes piensan en el silencio)
FISCAL.- (Rompiendo el silencio)...Señor Autor...Fue en la vía pública? (La bestia
ha sido desatada: los REPORTEROS descargan sus energías sobre el AUTOR)
REPORTERO 1.- Fue en la vía pública?
REPORTERO 2.- Ha pasado algo importante?
REPORTERO 3.-Todo es importante...
REPORTERO 1.-Todo es importante para la prensa...
REPORTERO 2.-La prensa lo transforma todo.
REPORTERO 3.- Haremos una reconstrucción del ambiente...
REPORTERO 1.- (Al AUTOR) Puede darnos la exclusiva?
REPORTERO 2.- Ha sido un crimen?...
REPORTERO 3.- Suicidio?...
REPORTERO 1.- Asalto?
REPORTERO 2.- Quién mató al crimen?....
REPORTERO 3.- El crimen es inmortal.
181
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 1.- Hay alguien que sepa la verdad?...
REPORTERO 2.-Exigimos la verdad!
REPORTERO 3.-(Gritando)... La Verdad!
REPORTERO 1.- (Gritando)...La Verdad!
REPORTERO 2.- (Gritando)...La Verdad!
REPORTERO 3.- (Gritando)...La Verdad!
JUEZ.- (Gritando)...Orden...Orden...He ordenado olvidarse de todo lo que ha
pasado aquí...Señoras y señores: Aquí no ha pasado nada!
REPORTERO 1.- (Escribiendo)...Fue en la vía pública...
FISCAL.-No, no fue en la vía pública...
ABOGADO.- Sí, sí fue en la vía pública...
FISCAL.-(Acalorándose)...No fue!...
ABOGADO.- (Gritando)...Sí fue!!
AUTOR.-(levantandose la mano)...Yo...
REPORTEROS.- (Cortándolo)...Cállese!!
AUTOR.- (Igual)...Yo...
REPORTERO 1.-...Cállese!!!...
REPORTERO 2.- No ve que estamos trabajando?
REPORTERO 3.-Cállese!!! (Los tres REPORTEROS piensan en voz alta lo que
escriben)
REPORTERO 1.- Fue en la vía pública...
REPORTERO 2.- En la avenida central...
REPORTERO 3.-El tráfico se detuvo...
REPORTERO 1.-Cerraron los almacenes...
REPORTERO 2.- .Para evitar que la sangre que corría por las aceras manchara las
telas . . .
REPORTERO 3.-Las camisas...
REPORTERO 1.-Los cosméticos...
REPORTERO 2.-El cielo se llenó de tierra y la tierra se inundó de aire...
REPORTERO 3.- Los cuervos se arrastraron como serpientes...
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Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 1.- Crecieron rosas de sangre sobre el pavimento...
REPORTERO 2.- Las puertas se entreabrieron, llenas de ojos que escriben
REPORTERO 3.- El absurdo más sobrenatural que ha habido en la atmósfera . .
REPORTERO 1.-Habían ángeles con trompetas que detenían la historia...
REPORTERO 2.- Primer gran escándalo en el Tiempo...
REPORTERO 3.- Primera demostración de independencia...
REPORTERO 1.- El escándalo ha creado la libertad absoluta...
REPORTERO 2.-La libertad es escandalosa...
REPORTERO 3.- ¡¡Viva la libertad!!...(Los REPORTEROS toman posesión de la
escena. Saltan imitando a un saltimbanqui. Sus gritos iluminan la oscuridad del
escenario, transformándolo en una orgía infernal. Sus cámaras fotográficas
disparan flechas luminosas.)
REPORTERO 1.- Guerra al provincialismo!!! . . .
REPORTERO 2.-Fuego al Country Club!!! . . .
REPORTERO 3.- Pedimos restituir la Inquisición para quemar comunistas!!!
REPORTERO 1.-Pedimos resucitar al Terror para guillotinar los ideales
revolucionarios!!! . . .
REPORTERO 2.-.(Adquiriendo el personaje de San Juan Bautista) ¡¡¡Arrepentíos!!!
JUEZ.-(A gritos) ¡¡¡Orden!!! ... ¡¡¡Orden!!!
REPORTERO.-¡¡¡Citar a los artistas para una reunión urgente en el Palacio de
Justicia!!! . . .
REPORTERO 2.-.¡¡¡Arrepentíos!!! ¡¡¡Ha llegado la hora del Juicio!!! . . .
REPORTERO 3.- ¡¡¡Tomar por asalto a la burguesía!!!
JUEZ.-(Exasperado) ¡¡¡Orden!!! ¡¡¡Orden o mando a desalojar la sala!!!
REPORTERO 1.- Pedimos que la prensa sea el primer poder del estado!!! .
REPORTERO 2. -¡¡¡Arrepentíos!!! La prensa es la voz que clama en el desierto . . .
REPORTERO.-(Adquiriendo la voz de San Juan Evangelista)¡¡¡El cielo ha dado
poder a la Bestia .
183
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 1.-He aquí el poder del Dragón!!! . . .
REPORTEROS.-(En un solo grito. La Máquina ha unido sus piezas y usan los
flashes como si las cámaras fuesen metralletas)... ¡¡¡Muera el Presidente de la
República!!!
JUEZ.-(Totalmente desesperado). ¡¡¡Policía!!! ..¡¡¡Policía!!! ... Desalojen la sala .
FISCAL.- ¡¡¡Subversión en el Palacio de la Justicia!!! (Los POLICIAS sacan del
escenario a los REPORTEROS, estos no han desaprovechado la oportunidad para
tomar excelentes fotografías para las primeras páginas de los periódicos.)
JUEZ.- (Casi histérico) ¡¡¡Desalojen la sala!!! ¡¡¡Encarcelen!!! ¡¡¡Maten!!! Todo está
permitido (Sufre un ataque de histeria. Los REPORTEROS corren, gritando, entre
el público seguidos por los POLICIAS, armados de clavas y pistolas.)
REPORTERO 1.- ¡¡¡Escándalo en el Palacio de Justicia!!! ...
REPORTERO 2.-¡¡¡La Justicia echa a la calle a la prensa!!! ...
REPORTERO 3.- ¡¡¡Somos los representantes de la Verdad!
REPORTERO 1.- ¡¡¡La Justicia echa a la calle a la Verdad!!! ...
REPORTERO 2.-(Desde la puerta que conduce al foyer) Dónde está la Verdad?
REPORTERO 3.-... Dónde está la Verdad?
SEÑORA.-(A gritos, patética y cruel) ¡¡¡La Verdad es una puta con andrajos de
sangre!!! (Los REPORTEROS disparan sus flashes por última vez y salen de la
platea seguidos por los POLICIAS. En el escenario buscan febrilmente a la Verdad
sin encontrarla. Hay un silencio vergonzoso y pesado en el que debe sentirse
acumuladas todas las emociones de la escena anterior. Todos los personajes están
desconcertados...Han olvidado todo.)
JUEZ.- (Desconcertado) Señora: Continúe...
SEÑORA.-No! ...
JUEZ.-(Más desconcertado aun) Por qué no? ...
SEÑORA.-(Se pasa los dedos por la lengua y luego por las pestañas y las cejas) ....
No hablaba conmigo ...
JUEZ.-Ah, sí!! Gracias Señor Autor (El AUTOR permanece sentado, escribiendo) .
Señor Autor! ...
AUTOR.- (Distraído) Sí? ...
184
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUEZ.- De pié (El AUTOR continúa escribiendo) Y deje de escribir inmediatamente!
. . . Esto es el Palacio de Justicia, no una redacción de periódico! (El AUTOR se
levanta rapidamente tirando las hojas escritas, pero de pronto se da cuenta de la
que hizo y empieza a recogerlas y ordenar las mientras contesta las preguntas del
JUEZ.)
JUEZ.-. Yo ...yo ...Es decir usted ...usted ...(se olvida)
AUTOR.-. Sí?
JUEZ.- Usted ...Hablaba ...Es decir ..es decir . . .
AUTOR.-(Continúa recogiendo papeles) Qué, señor Juez?
JUEZ.- (Exasperado al no recordar) ¡¡Continúe!!
AUTOR.- (Ordenando las hojas de papel) Que continúe qué, señor Juez?
JUEZ.-(Al borde del histerismo) Continúe! ...No sabe lo que quiere decir la palabra
“Continúe”? ...No estudió gramática?
AUTOR.- (Señalando una hoja) ...Sí, le entiendo pero . . .
JUEZ.-(Cortándolo) ¡No acepto excusas! . . .
AUTOR.- (Señalando la hoja) Pero aquí . . .
JUEZ.-¡¡¡Cállese!!!
AUTOR.-Aquí. . .
JUEZ.- ¡¡¡Cállese!!! Un poco de respeto a la autoridad.
AUTOR.-(Perdiendo la paciencia) Señor Juez, haga el favor de escuchar!
JUEZ.-(Tapándose los oídos con las manos) No escucho nada! ¡¡¡Cállese!!! . . . Ya
le he dicho que se calle!
AUTOR.-(Fuera de sí) Si no me escucha lo averguenzo!!
JUEZ.-(Gritando) No me importa ¡¡Policía!!! ¡¡¡Arréstenlo!!!
AUTOR.- ¡¡¡Señor Juez: se le olvidó el parlamento y está improvisando!!!
JUEZ.- (Los POLICIAS, que iban a arrestar al AUTOR se detienen sorprendidos. El
JUEZ se desconcierta) Mentira! . . .
AUTOR.- (Enseñando lo escrito en las hojas) Mire Aquí está el libreto . . (Murmullos.
El JUEZ se averguenza, su máscara se enrojece)
AUTOR.- (Digno) Usted tuvo la culpa por no escucharme (Se sienta y escribe. El
JUEZ, abatido, llama al FISCAL y hablán en secreto. De pronto el JUEZ grita
eufórico en el momento en el que el FISCAL le ha dado un juguete de niño)
185
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUEZ.-¡Señor Autor! (Los actores se sobresaltan, el JUEZ se da cuenta de que se
ha salido de su personaje y ha actuado como un niño ante un juguete nuevo. Trata
de disimular su error. Carraspea. Tose. Al FISCAL señalando al AUTOR) Pregunte
al testigo...
FISCAL.-Señor Autor Se lo ruego, termine esta situación angustiosa Hágalo por
nosotros, los actores, por el público Es como si tuviésemos una bomba dentro del
teatro ... Diga si es verdad lo que dicen la Señora y su Criada ..Por favor... Dónde
fué? . . . Solamente usted sabe la verdad... (Aparece la Verdad por la puerta de la
calle. Empieza a pedir limosna, pero nadie la ve ... o mejor dicho: nadie quiere verla
... Sale tristemente por donde entró)
AUTOR.- (Tranquilamente, sin dejar de escribir) Sí, fue en la vía pública, pero yo
no pensé nunca que... No tuve la intención de... En fin: No tiene importancia...
(Continúa escribiendo)
SEÑORA.- (Con un grito de triunfo) ¡¡¡Confesó!!!...
CRIADA.- ¡¡¡Con-con-confesó!!! (La SEÑORA y su CRIADA saltan, se tiran al suelo,
se dan volteretas, se besan, ríen, lloran, gritan. Los REPORTEROS suben
escandalosamente al escenario y disparan miles de flashes captando escenas
patéticas del histerismo de las mujeres, que se convulsionan epilépticamente
intercambiándose las máscaras. El tic-tac de un reloj gigantesco e invisible marca
el compás de esa coreografía grotesca y repugnante.)
REPORTERO 1.- (Los REPORTEROS empiezan su eterno interrogatorio estúpido
y sin lógica aparente)... Confesó!
REPORTERO 2.- Qué confesó? ...
REPORTERO 3.- Quién confesó? ...
REPORTERO 1.- La exclusiva! ...
REPORTERO 2.- Exigimos la exclusiva! ...
REPORTERO 3.-Culpable? (A la SEÑORA y su CRIADA) Cual de las dos?...
ABOGADO.-(Tocándole el hombro al REPORTERO 2).... Shit... shit... por favor
REPORTERO 2.-Cortándolo)¡No moleste!~
ABOGADO.-(Al REPORTERO 1) Shit ... shit ... no fueron ellas...
REPORTERO 1.- (Cortándolo) ¡Nadie le pregunta!
ABOGADO.-(Al REPORTERO 3) ... Shit ... shit ... fue el Autor...
186
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 3.- (Sin prestar demasiada atención)... Quién?
ABOGADO.-¡El Autor!...
REPORTERO 1.- Qué hizo?...
REPORTERO 3.- Confesó!...
REPORTERO 2.- Qué confesó?...
REPORTERO 3.- No lo sé ... No oí nada...
REPORTERO 2.- No importa ... Lo inventamos ...(Los REPORTEROS acosan al
Autor)
REPORTERO 1.- Queremos hacerle una entrevista ...
REPORTERO 2.- Queremos la verdad ...
REPORTERO 3.-¡Quítese la máscara! (El AUTOR los mira con indiferencia y
lentamente, desafiante, se quita la máscara. Los REPORTEROS empiezen a
desnudarlo mientras preguntan sin esperar respuesta.)
REPORTERO 1.-Nombre completo, con dos apellidos?
REPORTERO 2.-Nacionalidad?
REPORTERO 3.-Lugar de nacimiento?
REPORTERO 1.-Signo de Zoodíaco?
REPORTERO 2.-Nombre de los padres?
REPORTERO 3.-Particularidades?
REPORTERO 1.-Altura?
REPORTERO 2.-Peso?
REPORTERO 3.- Color de los ojos?
REPORTERO 1.-Color del cabello?
REPORTERO 2.- Color de la piel?
REPORTERO 3.- Cicatrices visibles?
REPORTERO 1.- Estado civil?
REPORTERO 2.-Creencias religiosas?
REPORTERO 3.- Afiliación política?
REPORTERO 1.-Pertenece a algún club?
REPORTERO 2.-Qué deportes practica?
187
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 3.-A qué clase social pertenece?
REPORTERO 1.-Tiene apartado postal?
REPORTERO 2.- Situación económica?
REPORTERO 3.- Puede tomar el desayuno con huevos?
REPORTERO 1.- Tiene gallinero en su casa?
REPORTERO 2.- Qué piensa del amor libre?
REPORTERO 3.- Ha tenido amantes?
JUEZ.- Orden...
REPORTERO 1.-Es cierto que trabaja en teatro?
REPORTERO 2.-Qué hace ahí?
REPORTERO 3.-Tiene fama internacional?
REPORTERO 1.- Ha hecho algo importante?
REPORTERO 2.- Algo digno de mencionarse en la historia?
REPORTERO 3.-Ha tenido escándalos?
JUEZ.-¡Orden!... ¡Orden!...
REPORTERO 1.-Visita frecuentemente al siquiatra, como lo hace un artista normal?
REPORTERO 2.-No visita al siquiatra!
REPORTERO 3.-Es retrógrada ...
REPORTERO 1.-Anticuado
REPORTERO 2.-Anormal ...
JUEZ.-¡¡Orden!!... ¡¡Orden!!
REPORTERO 3.- Padece de insomnio?
REPORTERO 1.-Visite al siquiatra ...
REPORTERO 2.-Todos los artistas lo hacen ...
REPORTERO 3.- Qué marca de cigarrillos fuma?
REPORTERO 1.-Qué licor es su favorito?
REPORTERO 2.-Qué clase de estupefacientes usa?
REPORTERO 3.-Cuál burdel frecuenta?
JUEZ.-(Enérgico) ¡Basta! ...Policía: desalojen la sala!
REPORTERO 1.-Nos veremos, señor Juez.
188
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 2.- Esta noche . . .
REPORTERO 3.-En las primeras páginas de nuestros periódicos!!! (Los POLICIAS
persiguen a los REPORTEROS, éstos se esconden entre el público)
JUEZ.-(Al FISCAL, aburrido) ...Continúe el interrogatorio.
FISCAL.-(Al AUTOR, éste ha permanecido sin máscara)...Y... Había muchos
testigos cerca?
SEÑORA.- ¡Sí! Había muchos Había una gran cantidad de testigos alrededor...
FISCAL.- (Cortando violentamente a la SEÑORA) No he preguntado nada aun a la
Señora. (Al AUTOR)... Considera que había testigos cerca?
AUTOR.- (Hace lo posible por contestar la pregunta, pero de su garganta sala,
solamente, un sonido inarticulado) Glu-glu-glu-glu Glu-glu!
FISCAL.-Qué dice? No entiendo!
AUTOR.- Glu-glu ... Glu-glu-glu-glu-glu-glu ..Glu-glu-glu.
FISCAL.- (Rascándose detrás de la oreja) ... No comprendo el idioma que habla . .
. (Piensa un momento. Mira la máscara del AUTOR, que está sobre la mesa dónde
él escribe. Idea luminosa.) ... La máscara! ... (Coge la máscara y la pone sobre el
rostro del AUTOR)
AUTOR.- (Como despertando de un sueño de cien años) ...Me preguntaba algo?...
Perdone ... Cuando me quito la máscara no entiendo a nadie, tampoco los demás
me entienden ... Tendrían que quitarse todos las máscaras para entenderse entre
sí ... Pero esto es imposible, es como andar desnudo por la calle ... es ...inmoral! . .
. (Se mira el cuerpo semidesnudo y empieza a vestirse en silencio)
FISCAL.-. . . Podría precisar el número de testigos?
AUTOR.- (Inseguro... No exactamente ... Era una abstracción de testigos, sin
embargo puedo asegurar que había muy pocos . . . Las calles estaban desiertas a
esa hora. (Hace un esfuerzo por reconstruir mentalmente la escena)
Aproximadamente... pienso... Es decir... Aproximadamente cerca de... (consulta el
libreto) Doscientos mil!
FISCAL.-(Sorprendido)... ¡Doscientos mil! ... Solamente doscientos mil? ... No es
posible... No habrá querido decir: dos?
AUTOR.-(Enseñando el libreto al FISCAL)... No. Estoy absolutamente seguro . . .
Lo dice aquí en el libreto:... Doscientos mil . . . “Cerca de doscientos mil. .
189
Antologia del Teatro Nicaragüense
FISCAL.- (Desarmado)... Está bien...Puede sentarse. (El AUTOR se sienta y
continúa escribiendo en la máquina destartalada. Se quita la máscara para trabajar
más comodamente)
JUEZ.- (Entregándole el látigo que había dejado caer el FISCAL cuando el AUTOR
lo desarmó con su razonamiento y que un POLICIA lo había recogido y entregado
al JUEZ)... Interrogue a la Señora!
FISCAL.-(A la SEÑORA, haciendo chasquear el látigo, como un domador de circo)
... Por qué ha dicho antes que la calle estaba llena de testigos? ... Sabe que en este
país se condena el perjurio?
SEÑORA.-Sí...
FISCAL.- El señor Autor afirma que las calles estaban completamente desiertas...
que solamente habían unos doscientos mil testigos...
SEÑORA.- (Cortándolo violentamente)¡¡Mentira!!! (Patalea y va a insultar al
FISCAL, pero el ABOGADO la detiene y le tapa la boca con su mano, ella trata de
liberarse) ... Blu-blu ... Blu ... Soc ... Soc-soc-soc . . .Aux . . .
ABOGADO.-(Con dificultad a causa de estar impidiendo que la SEÑORA se suelte,
ésta se va calmando poco a poco a medida que el cansancio le impide continuar la
lucha) ... Señor Juez ... Señores del Jurado ... La Señora y su criada mantienen su
declaración de ayer “Había una gran cantidad de testigos . . . “ (Murmullos. El JUEZ
trata de calmar a los REPORTEROS)
JUEZ.- ¡Silencio! ... Por favor un poco de silencio! . . .
ABOGADO.- (Continuando)... Y como podrá suponer señor Juez, señores del
Jurado, fue algo terrible, espantoso, para una señora respetable, digna, culta,
elegante ... Encantadora! ... Presidenta de la Junta de Caridad, Presidenta de la
Junta Religiosa, hija del Ministro de asuntos Espaciales, etcétera, etcétera, etcétera
... (Entrega al JUEZ la lista de títulos de la SEÑORA, ésta se transforma en pavo
real)... Fue algo bochornoso – ha dicho... Nunca una alta dama de nuestra sociedad
se había sentido tan avergonzada... Nunca había sido víctima de algo semejante...
Y todo ésto delante de dos testigos... (Con fingida desolación) ... Toda ésta
humillación delante de dos testigos que llenaban las calles... ¡Dos testigo! : Ella y
su Criada... Y dos testigos no son doscientos mil... Dos testigos son algo real! .
REPORTERO 1.- Dos testigos son algo real...
REPORTERO 2.- Dos testigos no son doscientos mil...
REPORTERO 3.- Doscientos mil es una cifra abstracta....
REPORTERO 1.- Infinita...
190
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 2.-Improbable...
REPORTERO 3.- Absurda!...
JUEZ.- ¡Orden!
ABOGADO.-(Carraspea mientras se hace el silencio) Ahora señor Juez, señores
del Jurado, podéis apreciar la gravedad de ese acto injusto cometido por el señor
aquí presente (Señala al AUTOR) en las personas de ese “angel” (Señala a la
SEÑORA) y su Criada – esa pobre anciana indefensa (Señala a la CRIADA.
Empieza a llover. Se escuchan truenos lejanos que se acercan vertiginosamente
hasta penetrar en la escena.)
REPORTERO 1.-– ¡Justicia!
REPORTERO 2.-¡Exigimos Justicia!
REPORTERO 3.- ¡El pueble exige Justicia!
REPORTERO 1.- ¡La Justicia es del Pueblo!
REPORTERO 2.- ¡Somos la voz del Pueblo!
REPORTERO 3.-Y la voz del Pueblo es la voz de Dios!
FISCAL.- (Al JUEZ, señalando al ABOGADO) ¡¡Está azuzando a la prensa!!
REPORTERO 1.- Vamos a dejar que se cometa una injusticia?
REPORTERO 2.- La Justicia se calla . . .
REPORTERO 3.- Espera . . .
REPORTERO 1.- Vamos a soportar esta espera interminable?
REPORTERO 2.-Dejaremos al culpable sin castigo?...
REPORTERO 3.- ¡He ahí al HOMBRE!...(Señala al AUTOR)
FISCAL.-(Ha estallado la tormenta dentro de la sala. Las luces parpadean. El sonido
de los rayos es ensordecedor. Al JUEZ) ¡La Prensa guía al pueblo a un
levantamiento!
REPORTERO 1.- (Gritando)¡Justicia!
REPORTERO 2.- ¡Justicia para el “angel” del Pueblo!
REPORTERO 3.- ¡¡¡Viva la Libertad!!! (Los REPORTEROS arrastran al AUTOR
hasta el centro del escenario y lo atan con cadenas, debajo de él amontonan
papeles, madera, etc. y bañan todo con aguardiente.)
REPORTERO 1.-¡Muerte al culpable!
REPORTERO 2.-¡A la hoguera!
191
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 3.-¡El pueblo condena el crimen!... (El ABOGADO, la SEÑORA, y su
CRIADA ríen escandalosamente)
REPORTERO 1.- ¡Somos los representantes del Pueblo!
REPORTERO 2.-¡Somos los representantes de Dios!
REPORTERO 3.- ¡En el nombre del Pueblo...
REPORTERO 1.- y en el nombre de Dios...
REPORTERO 2.- Condenamos a este hombre... (Señalan la banda presidencial del
AUTOR)
REPORTERO 3.- A morir en la hoguera!!! (Los REPORTEROS van a encender el
fuego, pero los gritos del JUEZ – que ha despertado de pronto, horrorizado – les
impide hacer carbón de la obra. La tormenta se aleja)
JUEZ.- ¡¡¡Imbéciles!!! ... No se dan cuenta de lo que hacen? Asesinando al Autor
dejaríamos de existir todos... ¡¡¡Estúpidos!!! (A los POLICIAS)... Arresten a eso
delincuentes!!! (Los REPORTEROS se han quedado estupefactos. Los POLICIAS
los arresta y encarcela en una jaula de pájaros que se eleva lentamente. La sala de
jurados ya no está al alcance de los REPORTEROS. La prensa es alejada de la
Justicia... quizá ahora el Palacio de Justicia empiece a funcionar en busca de la
Verdad pero esto es improbable. Los POLICIAS desatan al AUTOR, éste se sienta
y continúa escribiendo)... Podemos continuar... La Bestia está enjaulada! . .
ABOGADO.- (Repasa su discurso y empieza por donde se había interrumpido) . .
. Y es a causa de ese acto injusto, espantoso, criminal, por lo que ese “ángel” y su
criada – esa pobre anciana indefensa – se tomaron la molestia – porque para ellas
fue una molestia – de ejecutar ese acto inofensivo por el que se les acusa
escandalosamente de: “ASESINATO FRUSTRADO” ... (Pausa) ... Recuerde señor
Juez, señores del Jurado, que ese “ángel” y su criada – esa pobre anciana indefensa
– llevaban únicamente la inocecente y caritativa intención de quitarle la vida al
acusado...
FISCAL..-(Cortándolo) ¡¡Protesto!!... (Señala al AUTOR) El no es el acusado!
JUEZ.- Protesta aceptada.
ABOGADO.-De todo ésto tengo absoluta seguridad, si no fuese así abandonaría la
defensa de este caso inmediatamente...
FISCAL.-(cortándolo con ironía infantil) Por qué?
ABOGADO.- (digno) ¡Ética profesional!
JUEZ.- (Después de haber dado un martillazo sobre la mesa) ¡Basta! (El
ABOGADO levanta la mano) Tiene la palabra el señor Abogado!
192
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.-... Llevar la inocente intención de quitarle desinteresadamente la vida
a alguien es un acto indiscutible de caridad!
FISCA.- ¡¡¡Protesto!!! ¡¡¡Protesto!!!... (Señala al ABOGADO. La impulsividad le ha
descontrolado) El está llevando las cosas demasiado lejos...
JUEZ.-¡Protesta denegada!... Eso es ser un buen abogado – es decir un
prestidigitador... Usted es demasiado joven, el tiempo le enseñará a usar las
trampas legalmente. (Al ABOGADO, después de un corto silencio)... Prosiga la
defensa...
ABOGADO.- Reflexionad un poco y tomaréis conciencia de que no hay crimen más
grande que dejar vivir a alguien ... Vivir es pensar en el desayuno de la mañana
siguiente. En el pago de las cuentas de teléfono... Luz ... Agua... Casa... Es observar
cómo la carne sube de precio . . . Cómo la servidumbre rompe la cristalería de
baccará adrede... Problemas, siempre problemas!! ... El pago de los impuestos, el
cine, el whiskey, los cigarrillos ... Los médicos, las medicinas, los siquiatras, los
somníferos, los perfumes... El terror a los secuestros... Los ladrones. La política
con sus farsas asquerosas... Los periódicos y las radios dando detalles
pornográficos sobre la violación de una niña... Y sobre todo está la espantosa rutina
del trabajo!... Vivir, señor Juez, señores del Jurado, es tener que venir a esta sala a
defender a dos mujeres culpables de “ASESINATO FRUSTRADO” y... (Se
interrumpe bruscamente. Lanza gritos agudos de dolor mientras cae al suelo
retorciéndose sobre el enladrillado. Se lleva una mano a la rodilla, en la cual quizá
lleve pintado un enorme corazón destrozado)
SEÑORA.-(Se acerca al ABOGADO y escucha atentamente aterrorizada los leves
latidos del corazón pintado, que como se ha dicho antes, está localizado en la rodilla
del ABOGADO) .¡¡¡Un médico!!! Es un ataque al corazón!
CRIADA.-(Que también se ha acercado y tiene su oreja cerca del corazón pintado)
No se escu-u-u-ucha na-na-nada . . .
SEÑORA.-(En gran trágica) ¡¡¡¿No existe un médico en el mundo?!!!
CRIADA.- (Al ABOGADO que grita cada vez con mayor debilidad) . . . Le-le-le duduele mu-mucho?
SEÑORA.-(Al JUEZ) ¡Haga algo! Es necesario hacer algo! (Corre como loca por el
escenario, desesperada. Baja a la platea llorando. Se quita la máscara y la tira al
suelo. Sus alas de papel dorado se han desprendido de sus hombros y las arrastra
entre el público Está destruida. Trata de preguntar por un médico entre los
espectadores – se acerca a cada uno de ellos – pero solamente puede decir) Gluglu-glu... Glu-glu... Glu-glu-glu-glu-glu... Glu! (Se extraña de que los espectadores
no la entiendan y trata nuevamente de explicarle lo que quiere por medio de mímica
193
Antologia del Teatro Nicaragüense
y sonidos guturales. Luego se da cuenta de que esta incomprensión se debe a la
pérdida de la máscara, y – desesperada, llorando – se tira al suelo a buscar
febrilmente la horrible máscara de inocencia que ha perdido. Se arrastra. La vida
del ABOGADO depende de que en el mundo exista un médico y de la vida del
ABOGADO depende su vida. Continúa la búsqueda, pero ya no recuerda lo que
está buscando. Para ella la máscara se ha perdido en el vacío de la eternidad que
es la locura. Gradualmente pierde la razón.)
JUEZ.- (Con una gran tranquilidad) Tiene razón... Hay que hacer algo. Es
demasiado aburrido estar aquí, sentado, sin hacer nada. (A los POLICIAS)... Hagan
algo . . . Trabajen! (Los POLICIAS se movilizan) . . . Mesa! (Los POLICIAS traen
una mesa hasta el centro del escenario)... Sillas! (Trasladan cuatro sillas y las
colocan alrededor de la mesa)... Whiskey!... Soda!... Hielo!... (Los POLICIAS llevan
hasta la mesa todo lo que el JUEZ les pide. El JUEZ, el FISCAL y los POLICIAS
empiezan a beber como cerdos y a jugar pocker. El JUEZ baraja las cartas. Reparte.
Apuestan. Silencio)
POLICIA 1.-Un par!...
POLICIA 2.- Reinas!...
FISCAL.- Cuatro Reyes!...
POLICIA 3.-Escalera!...
JUEZ.-Cuatro ases! (Recoge el dinero y las cartas. Baraja. Reparte. Apuestan.
Silencio)
POLICIA 1.- Dos pares! . . .
POLICIA 2.-Cuatro Reinas!...
POLICIA 3.- Escalera!...
FISCAL.-Tres ases!...
JUEZ.-Cuatro ases!!!
FISCAL.-¡Imposible! La baraja solamente tiene cuatro ases!
JUEZ.-(Con una sonrisa)... Si... Yo los tengo!
FISCAL.- (Impulsivo) Pero yo tengo tres!
JUEZ.- (Riendo) Y yo tengo cuatro! (Distanciándose)... Yo soy la Justicia!
FISCAL.- (Rebelándose abiertamente) ¡La Justicia hace trampas!
JUEZ.- (Simplemente) ¡Policía! ¡¡¡Arréstenlo!!! (Los POLICIAS arrestan al FISCAL.
POLICIAS, FISCAL y REPORTEROS desaparecen en la oscuridad.)
194
Antologia del Teatro Nicaragüense
CRIADA. – (Al JUEZ, que está completamente borracho) Va a de-de-dejar que se
muera? (La SEÑORA o sea la PROSTITUTA 1 ha enloquecido y corre gritando por
la platea hasta salir por el foyer hasta la entrada principal. El ABOGADO estira la
pierna y muere. La CRIADA lo mira)... Ha-ha-ha... mu-muerto! (Después de lanzar
gritos agudos sale detrás de la SEÑORA dejando tirado su disfraz por el pasillo del
teatro)
JUEZ.- (Después de un silencio)...¡Me he quedado solo! (Silencio. Se acerca al
cadáver del ABOGADO. Se ríe nerviosamente, con la risa estúpida de los
borrachos, mientras monologa tambaleante... Ha sido un acto de infinita caridad!...
(Recordando las palabras del ABOGADO) Vivir es pensar en el desayuno de la
mañana siguiente. En el pago de las cuentas de teléfono... Luz. Agua... Casa... Es
observar como la carne sube de precio... Cómo la servidumbre rompe la cristalería
de baccará adrede... Problemas, siempre problemas... El pago de los impuestos . .
. El cine... El whiskey... Los cigarrillos... Los médicos... Las medicinas... Los
siquiatras... Los somníferos... Los perfumes... El terror a los secuestros... los
ladrones... La política con sus farsas asquerosas... Los periódicos y las radios dando
detalles pornográficos sobre la violación de una niña... Y sobre todo la espantosa
rutina del trabajo!... Vivir:... ¡¡¡Es una mierda!!! (Desaparece con un una carcajada
en la oscuridad.
Los NOVIOS continúan besándose y haciendo flores de papel en el proscenio y no
se han dado cuenta de que están solos. El AUTOR sale a hablarles. Les toca
suavemente en el hombro)
AUTOR. – (Señalándoles la oscuridad del escenario)... Glu-glu... Glu-glu-glu ... Gluglu-glu... Glu! (Los NOVIOS penetran en la oscuridad avergonzados por haber
estado distraídos y no saber el momento en que terminó la obra. El telón empieza
a cerrarse lentamente mientras los NOVIOS y el AUTOR desaparecen en las
tinieblas. Todo es negro. Aparece la VERDAD deambulando por el centro del
escenario. Está sola, como un punto blanco en la Eternidad . . . Música)
TELON
INTERMEDIO
(Quizá primer acto)
(Por la puerta de la platea que conduce al foyer del teatro aparece un hombre, trae
la camisa desgarrada y bañada en sangre. Sube al escenario tambaleándose, abre
el telón de boca y entra en el escenario, reaparece casi inmediatamente seguido
por todos los actores. La PROSTITUTA 1 y la PROSTITUTA 2 entran también por
la platea y empiezan a vestirse nuevamente con sus disfraces de SEÑORA y
CRIADA.)
195
Antologia del Teatro Nicaragüense
DIRECTOR. – (Habla con un gran esfuerzo) ...Señoras y señores!...
AUTOR. - ... Llamen a la policía!!!
DIRECTOR. - ...Señoras y señores... Soy el director de escena... !
AUTOR. – (Siempre da órdenes a los demás actores)... Hielo!!!
DIRECTOR. – Perdonen... Yo no hubiese deseado presentarme ante ustedes en
este estado... Siempre he tenido la convicción de que el público es un Jurado que
se merece todo nuestro respeto... Esta vez no ha sido culpa mía... Perdonen...
AUTOR. – (Incitando al escándalo)... Llamen a los periódicos... a las Asociaciones
de actores... Al productor... A la ambulancia... A los bomberos... Etcétera...
Etcétera... Etcétera... (Los REPORTEROS, el ABOGADO, el FISCAL, los
POLICIAS, etc. se movilizan. Se oye marcar el teléfono y hablar desde los
camerinos. Sonidos de ambulancia se escuchan acercándose. Los actores sacan al
proscenio un ataúd en el cual meten al DIRECTOR por la fuerza. Desde este
momento traen cubos de hielo que vacían sobre el cuerpo del DIRECTOR. Los
cubos caen dentro del ataúd.)
DIRECTOR. – Perdonen... He tenido un accidente... Una señora y su criada – a
quienes no conozco – han intentado quitarme la vida... Y todo simplemente porque
olvidé saludarlas... En fin – es cierto – era mi deber de persona educada en colegios
elegantes... Pero estaba distraído... Caminaba pensando en la obra – siempre estoy
pensando en teatro -... Fue un error imperdonable – lo admito – pero... (a los
actores)... Por favor quiten todo ese hielo, puedo pescar un resfrío! .
AUTOR. - Es por la inflamación ...
JUEZ. - .Sí, es por la inflamación ...
ABOGADO. - Por la inflamación ...
FISCAL. – La inflamación ...
REPORTERO 1. – In ...
REPORTERO 2. – Fla ...
REPORTERO 3. – Ma ...
POLICIAS. – Ción ...
DIRECTOR. – (Al AUTOR)... ¡Ah, sí!... (De nuevo al PUBLICO... Por otra parte les
pido perdon por haber invertido el orden del programa... Los actores y actrices
196
Antologia del Teatro Nicaragüense
tienen tan poco sentido común... Han empezado la representación de la obra por el
tercer acto, es decir por el final... Yo no estaba aquí, estaba... (A los actores) . . .
¡Basta!... Me estoy helando!
AUTOR. – Solamente unos cubos más, señor Director... Estamos tratando de evitar
futuras de inflamaciones ...
JUEZ. – Solamente unos cubos más, señor Director ...
ABOGADO. – Solamente unos cubos más ...
FISCAL. – Solamente unos cubos...
REPORTERO 1. – Estamos tratando de evitar futuras inflamaciones...
REPORTERO 2. – Tratando de evitar futuras inflamaciones...
REPORTERO 3. – Evitar futuras inflamaciones...
POLICIAS. - ¡Exacto!
DIRECTOR. – (Con la mitad de su cuerpo sepultado en el hielo que cae dentro del
ataúd)...Estimado público... Ustedes han pagado por ver una pieza de teatro en tres
actos y es injusto, que por una estupidez de los actores, vean uno sólo... Según han
leído en el programa, el Autor, el Productor y yo, decidimos – por unanimidad –
suprimir – el primer acto. Esta decisión se debió a la reflexión que tuvimos sobre la
importancia del tiempo... Quisimos evitarles cerca de veinte minutos de aburrida
exposición, los cuales podían utilizar más productivamente en la planificación de un
negocio o cualquier cosa más importante que el arte... (A los actores)... ¡Basta!...
Me ahogo... Quieren sepultarme en hielo?.... (Silencio. Los actores continúan
echando hielo sobre el DIRECTOR, éste ha quedado sepultado hasta el cuello
tiritando de frío. Los POLICIAS y los REPORTEROS traen la tapa del ataúd,
martillos y clavos. El DIRECTOR habla con gran dificultad) ... En cuanto... En
cuanto.... al segundo acto... creo... creo que es justo que lo vean inmediatamente...
(A los actores)... Pasen inmediatamente al segundo acto... inmedia... blu-blu-blu...
(El hielo le impide hablar. Hace esfuerzos para liberarse del hielo pero le es
totalmente imposible) ¡Basta!... ¡Basta!... Me ahogo... (Los actores le hacen
desaparecer en el interior del ataúd)... Soc... blu-blu-blu!!!... (Los actores ponen la
tapa al ataúd y la clavan obedeciendo las órdenes del AUTOR. Cuando terminan de
sellar la caja los REPORTEROS y los POLICIAS la llevan en hombros hasta el
escenario a través de las cortinas semi-abiertas. La SEÑORA y su CRIADA van
inmediatamente trás del féretro lanzando alaridos de plañideras. El JUEZ, el
ABOGADO y el FISCAL hacen todo lo posible por consolar sus lágrimas falsas. La
grotesca procesión fúnebre se interna en la oscuridad del escenario. El AUTOR
queda solo, iluminado por un spot en el proscenio.)
197
Antologia del Teatro Nicaragüense
AUTOR. - ¡Luces!... ¡¡¡TELON!!! (El spot del proscenio se apaga y el TELON
comienza a abrirse lentamente)
ACTO SEGUNDO
(Al levantarse el telón están todos los personajes en escena – a excepción del
DIRECTOR que ya ha sido sepultado. – Los NOVIOS se intercambian anillos y
firmas delante del JUEZ. El ramo de flores de papel que lleva la NOVIA es de
proporciones gigantescas.)
JUEZ. – (Como si hubiese estado hablando desde hace algún tiempo)... Y los
declaro Marido y Mujer!!! ... ¡Vivan los Novios!... (Los NOVIOS pasan hasta el
proscenio bajo una lluvia de arroz, serpentinas, confetti, etc. Aunque todos los
demás personajes permanezcan indiferentes a la boda, los NOVIOS simulan pasar
entre una multitud que los aclama. El JUEZ se dirije a los REPORTEROS) . . . No
van a hacer su acostumbrado reportaje?
REPORTERO 1. – Para qué?....
REPORTERO 2. – El Amor es demasiado frecuente....
REPORTERO 3. – Nos cansa...
REPORTERO 1. – El lector necesita algo más impresionante....
REPORTERO 2. – Algo más escabroso... más excitante...más escandaloso
REPORTERO 3. – Crímenes...
REPORTERO 1. – Asaltos....
REPORTERO 2. – Secuestros...
REPORTERO 3. – Violaciones...
REPORTERO 1. – Política...
REPORTERO 2. – Religión...
REPORTERO 3. – Huelgas...
REPORTERO 1. – (Señalando a los NOVIOS, que están sentados en el proscenio
y continúan fabricando flores de papel)... Ya es la décima vez que se casan en éste
día...
198
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 2. – (Aburrido) Y faltan catorce veces más...
REPORTERO 3. – Faltan catorce horas para terminar el día . . .
REPORTERO 1. – Y mañana será igual . . .
REPORTERO 2. – Y los días siguientes . . .
REPORTERO 3. – Y las semanas siguientes . . .
REPORTERO 1. – Y los meses siguientes . . .
REPORTERO 2. – Y los años siguientes . . .
REPORTERO 3. – Y los siglos siguientes . . .
REPORTEROS. - ¡¡¡Eternamente!!! (Silencio)
JUEZ. – (Llama al FISCAL) Cuál es el siguiente caso?
FISCAL. – (Abre una carpeta y examina los papeles que hay dentro. Saca una hoja)
¡¡¡ASESINATO FRUSTRADO!!!
JUEZ. – (Martillazos) . . . Se reabre la Audiencia suspendida ayer a esta misma
hora!
FISCAL. – (Al AUTOR) . .. Quíen hablaba?
AUTOR. – (Señalando la CRIADA)... Ella!
FISCAL. – (Chasqueando su látigo cerca de la CRIADA)... Suba a la silla de los
testigos!
CRIADA. – (Siempre tartamuda y sorda).... Qué-qué di-dice?
FISCAL. – (Chasque nuevamente el látigo y le grita) Suba!
CRIADA. – (Moviendo la cabeza) No-no-no, señor – ten-tengo reu-reumatismo!
FISCAL. – No importa... (Chasquea por tercera vez el látigo) Suba!
CRIADA. – (Sorda)... Qué?
199
Antologia del Teatro Nicaragüense
FISCAL. – (Gritando) Que no importa! (Va hasta donde está el JUEZ y le dice algo
inaudible. El JUEZ llama a los POLICIAS y les da una orden, también inaudible)
CRIADA. – Ah!... (Los POLICIAS llegan hasta la CRIADA y la levantan, ella patalea
y lanza chillidos agudos de protesta mientras los policías la trasladan hasta la silla
de los testigos, que está probablemente sobre una mesa)
FISCAL. – (Poniendo la mano de la CRIADA sobre una revista pornográfica) . . .
Jura decir la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad?
CRIADA. – (Sorda)... Qué-qué di-dice?
FISCAL. – (Gritando)... Que si jura?
CRIADA. – (Cortándolo) ... Ah, sí ...Ju-juro cu-cualquier co-cosa!
FISCAL. – (Empezando a perder la paciencia pregunta cualquier cosa que se le
ocurre en ese momento) ... Nombre, apellido... etcétera, etcétera?
AUTOR. – (Acercándose al FISCAL le dice en voz baja)...
repitiendo las mismas preguntas de ayer...
Pst...
pst... Está
FISCAL. – (Al AUTOR)... Ah, sí!... Gracias... Perdone . . . (El AUTOR vuelve a
sentarse a escribir en su máquina destartalada)
CRIADA. – (Al FISCAL) Q-qué dice?
FISCAL. – Nada . . . Que perdone...
CRIADA. – (Con una risita aguda) Por qué?
FISCAL. – (Pierde la paciencia) ¡Por nada! . . .
CRIADA. – (Saca un abanico de entre sus andrajos y empieza a abanicarse
mientras continúa su risa) Ah! ... No-no tiene im-importancia ... Es usted muy-muymuy a-amable!
FISCAL. – (Atemorizando a la CRIADA con el chasquido de su látigo) Hacia adonde
se dirigía la noche en que se encontró con el señor Autor?
CRIADA. – (Encogiéndose sobre sí misma después de haber lanzado un grito
agudo) Ha-hacia la ba-base de-de-de ex-experimentos espaciales!
SEÑORA. – (Se levanta como movida por un resorte) ¡Mentira!
200
Antologia del Teatro Nicaragüense
AUTOR. – (Adelantándose hasta el mismo nivel en que está la SEÑORA. Ambos
están al acecho, como dos animales salvajes) ... Por favor, señora, trate de contener
sus impulsos. Evitemos adelantar los acontecimientos!
SEÑORA. – Yo también tengo derecho de hablar . . .
AUTOR. – Nadie se lo niega, pero... a su debido tiempo!
SEÑORA. – Es injusto!
AUTOR. – (Trata de explicar a la SEÑORA con una sonrisa de superioridad. Habla
de él mismo en tercera persona para darse más importancia)... El Autor lo tiene
todo medido... Cada palabra, cada frase, deben ser dichas en el momento
oportuno... Cada palabra, cada frase, han sido escritas para ser dichas en una
situación específica... (Transición) Señora: Tendría la amabilidad de sentarse y
esperar su turno?... Tratando de no interrumpir el diálogo... (La SEÑORA, el AUTOR
y el JUEZ se sientan)
JUEZ. – (Al FISCAL) Continúe!
FISCAL. – (A la CRIADA) Continúe!
CRIADA. - ...Q-q-q-qué?
FISCAL. – (Gritándole con la boca llena de un trozo de carne que estaba comiendo)
. . . Que continúe!
CRIADA. – (Abanicándose) Ah, sí!... Entonces?
FISCAL. – Qué iba a hacer a la base de experimentos espaciales?
CRIADA. – Es-espe-especiales o-o-o es-es-espaciales?
FISCAL. – Espaciales!
CRIADA. – Es... qué?
FISCAL. – Es-pa-cia-les.
CRIADA. – Yo-yo-yo me-me había o-ofrecido co-co-como vo-voluntaria p-para viviajar en cáp-cápsulas al es-espacio... Us-usted comprenderá la-la importancia pupublicitaria de-de todo ésto, y co-como yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo ... (Se traba. Los
REPORTEROS gritan entre el PUBLICO como si vendieran periódicos. La CRIADA
ríe a carcajadas mientras se borra la escena)
201
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 1. – Extra! ... Extra!
REPORTERO 2. – Vieja será lanzada al espacio!
REPORTERO 3. – Extra! ... Extra!
REPORTERO 1. – Declaró que ya no tenía nada que perder . . .
REPORTERO 2. – Declaró que ya no tenía familia . . .
REPORTERO 3. – Ni dinero . . .
REPORTERO 1. – Y quizá ni deseos de vivir . . .
REPORTERO 2. – Extra!... Extra!
REPORTERO 3. – La anciana va a ser lanzada el día que cumpla seiscientos
sesenta y seis años de feliz existencia . . .!
REPORTERO 1. – Advirtió que regresaría sepultada entre medallas y honores . . .
REPORTERO 2. – Extra! ... Extra!
REPORTERO 3. – Vieja de seiscientos sesenta y cinco años, once meses, treinta
días y veintitres horas, será lanzada dentro de una hora al espacio sideral!
REPORTEROS. – ¡Extra!... ¡Extra!... ¡Extra! (Se esfuman las voces de los
REPORTEROS y se ilumina la escena nuevamente)
CRIADA. - . . . Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo . . .
FISCAL. – Usted qué?
CRIADA. – Vi-viajaba en-en mi-mi patineta, cu-cuando me encontré con-con ella . .
. (Señala a la SEÑORA) y me-me-me di-dijo que-que-que-que-que-que . . . (Se traba
de nuevo)
SEÑORA. – (Impulsiva) ... ¡Mentira! ... Yo no le he dicho nada a esa . . .
FISCAL. – (Cortándola violentamente) ...Ya se le ha dicho que espere! ... Ya llegará
el momento en que usted pueda hablar, por el momento: cállese! Por favor no
interrumpa... Está usted retrasando a la Justicia! . . .
CRIADA. – (Continuando)... Que-que-que-que-que-que-que-que . . .
202
Antologia del Teatro Nicaragüense
FISCAL. – (Cortándola) Decía algo?
CRIADA. – (Sorda) De-decía algo? . . .
FISCAL. – (Gritándole al oído) Qué si decía algo?!
CRIADA. – (Reaccionando de forma inteligente para evitar la respuesta) Ah, no-no,
se-señor Fis-Fiscal... Yo-yo no hablo si no me-me pre-preguntan... Eso es bu-buena
e-e-educación!
FISCAL. – (Desconcertado se rasca detrás de la oreja)... Entonces?
CRIADA. – (Continuando el juego) Ah, sí! . . . En-entonces . . . De-decía q-que es
bu-buena e-e-e-educación! . . .
FISCAL. – (No puede salirse de la trampa que fabricó la CRIADA)... Educación
para qué?... No le entiendo!
CRIADA. – (Aprovechando plenamente el triunfo)... Ni-ni yo a usted! . . . Hable un
po-poco m-m-más fu-fuerte, se-señor Fis-Fiscal!
FISCAL. – (En un rugido de impotencia) Qué quiere decir con eso?
CRIADA. – (Se abanica alegremente) Ya se-se lo he di-dicho... Iba ha-hacia la babase de-de-de ex-experimentos es-espaciales!
FISCAL. – (Casi llora de rabia al sentirse vencido)... No le pregunto eso! . . .
CRIADA. – (Cambia evidentemente su estrategia)... E-eso no pu-puedo permitirlo .
. . Có-cómo se atreve a in-insultarme de e-esa forma. In-in-in-in-insolente!... (Trata
de pegarle con el paraguas de encajes y cintas con el que estaba amenazándole
desde el comienzo del parlamento)... Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo... (Se traba
nuevamente. Esta es una estrategia que ella ya ha utilizado antes, no es por lo tanto
sorpresiva, pero ya tiene probada su efectividad)
REPORTERO 1. – Qué iba a decir?
REPORTERO 2. – Por favor!
REPORTERO 3. – Haga un esfuerzo!
CRIADA. – Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo . . .
REPORTERO 1. – Por favor, un poco más!
203
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 2. – Necesitamos la exclusiva!
REPORTERO 3. – La verdad!
CRIADA. – Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo . . .
REPORTERO 1. – (Saca una cuchara de su bolsillo y trata de introducirla en la boca
de la CRIADA, ésta la rechaza como si fuera una medicina amarga) . . . El último
esfuerzo!
REPORTERO 2. – (Igual) Sea buena niña . . .No es una medicina amarga! . . .
REPORTERO 3. – (Igual) No le va a pasar nada malo!... (La CRIADA patalea como
una niña malcriada y se niega rotundamente a que los REPORTEROS introduzcan
las cucharas en su boca)
CRIADA. -...Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo. . . y-y-y-y-y-y-y-y
REPORTERO 1. – (Dándole golpes en la espalda) Por favor!.... Es para los miles y
millones de lectores de nuestros periódicos! . . .
REPORTERO 2. – (De rodillas) Sería un acto de caridad infinita! . . .
REPORTERO 3. – (Halagándola con un dulce, probablemente un chocolate
gigante) Hable por favor!... La venganza es dulce!...
CRIADA. – (Relampagueándole los ojos y a punto de claudicar) Yo-yo-yo-yo-yo-yo
. . . s-s-s-s-s-s-s-s
REPORTERO 1. – (Con el índice en los labios) Shh... Silencio!
REPORTERO 2. – (Igual) Shhh... va a hablar!
REPORTERO 3. – (Igual) Shhh. . .! Listas las grabadoras... Las cámaras!... (Los
REPORTEROS se movilizan. Desde este momento empiezan a tomar fotografías y
encienden las grabadoras)
CRIADA. – (Se resiste a pesar de la barra de chocolate. Empieza a pensar en un
cambio en su estrategia) Yo-yo-yo-yo-yo-yo s-s-s-s-s-s-s...
REPORTERO 1. – (Dándole el dulce) Haga un esfuerzo más!...
REPORTERO 2. – (Continuando el chantaje) Haga un esfuerzo más!...
204
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 3. – (Igual) Haga un esfuerzo más!... (Los REPORTEROS emplean
la fuerza al introducir las cucharas en la boca de la CRIADA, ésta tose, casi se
ahoga... Luego se va calmando poco a poco y empieza a hablar con cierta
tranquilidad de agonizante)
CRIADA. – Yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo... s-s-soy s-s-sorda (Se desmaya a cuasa del
enorme, del extraordinario esfuerzo que ha hecho. Los REPORTEROS, el
ABOGADO, el FISCAL y la SEÑORA están cansados. Los POLICIAS trasladan a la
CRIADA hasta su lugar original en la farsa, luego empiezan a bostezar mientras
apagan las luces... Nadie tiene la intención de continuar y empiezan a dormirse
entre la maraña de muebles, que a contraluz parecen raíces de árboles
monstruosos.)
AUTOR. – (Se levanta y se dirige hacia el proscenio – distanciándose de la escena
que se ha dormido en una atmósfera de drogas -) Señoras y señores!... omo pueden
ver, ya estamos demasiado cansados para continuar ésta farsa absurda... Les pido
disculpas . . . (Trata de desenredar el nudo que él mismo ha hecho con una
cuerda)... Todo se ha enredado de tal forma que ya es casi imposible desenredarlo:
El Nudo está fuertemente atado... El Desenlace se hace cada vez más difícil... Les
pido nuevamente disculpas... Escribir el comienzo de una obra, es relativamente,
fácil; pero luego los personajes – cada uno – exigen cada vez mayor libertad... hasta
que llega el momento en el que el Autor mismo se sorprende de las reacciones de
sus personajes... Señoras y señores: Sinceramente me siento perdido!... Es como
entrar en la jungla y encontra que los árboles sostienen al cielo con sus raíces... Y
no se puede cambiar nada... Se hace difícil!... Quizá la única forma sería ascender
por las ramas de los árboles hasta encontrar las raíces que sostienen la eternidad!...
(Silencio) ... Supongamos que cada uno de nosotros es un árbol dentro de ésta
jungla inpenetrable, cruel, perversa: en esta jungla en la que todos los valores han
sido invertidos. Para resolver el acertijo empezaremos por descifrar el contenido de
las hojas ascendiendo luego hasta la raíz, hasta el “ancestro”. (Silencio)...
Comenzaremos la búsqueda del “ancestro”... (Entra en la escena apartando la
maraña de árboles-muebles monstruosos a causa de las siluetas que crea el
contraluz. Se dirige a la SEÑORA. Los personajes se desperezan. Los
REPORTEROS – sin máscaras – empiezan a tocar un jazz progresivo con sus
instrumentos musicales) Señora: Su ancestro por favor!... (La conduce hasta el
centro del escenario y le ayuda a subirse a una mesa. Todos los personajes se
empiezan a quitar las máscaras, inclusive los JURADOS).... Cierre los ojos y
pronuncie en voz alta lo que le sugieran las palabras que yo diga. (Silencio).... Lista?
Recuerde que ssus respuestas deben ser inmediatas y precisas....(Silencio)
SEÑORA. – Sí!...
AUTOR. - ...Jungla?
SEÑORA. – Árbol!...
205
Antologia del Teatro Nicaragüense
AUTOR. - ... Árbol?
SEÑORA. – Hoja!...
AUTOR. - ...Hoja?
SEÑORA. – Ramas!...
AUTOR. - ...Ramas?
SEÑORA. – ...Tallo!...
AUTOR. - ...Tallo?...
SEÑORA. – Raíz!....
AUTOR. - ... Raíz?
SEÑORA. – Tierra!....
AUTOR. -...Tierra?....
SEÑORA. – Fuego!...
AUTOR. -... Fuego?
SEÑORA. – Luz!...
AUTOR. - ... Luz?
SEÑORA. – Día!....
AUTOR. -... Día?
SEÑORA. – Noche!...
AUTOR. - ... Noche?
SEÑORA. – Cama!
AUTOR. -... Cama?
SEÑORA. – Sexo!...
206
Antologia del Teatro Nicaragüense
AUTOR. -... Sexo?
SEÑORA. – Placer!...
AUTOR. -...Placer?
SEÑORA. – Eternidad!!! (Silencio. La SEÑORA finaliza el strip-tease que ha
realizado sobre la mesa al compás del ritmo del sicoanálisis. El AUTOR le ayuda a
bajarse de la mesa él es el único actor que conserva la máscara y es por esta razón
que no entiende lo que la SEÑORA le dice mientras baña en lágrimas su horrible
cara de puta. Habla entrecortadamente)... Señor Autor!... Yo no he tenido la culpa...
Todo empezó cuando me enamoré de mi ex-esposo... Todo resultaba tan distinto,
tan abrumador... Todo el pueblo me decía cosas que yo nunca entendí: las casas,
las calles, los automóviles, los periódicos, las iglesias... Al principio todo estaba mal:
la ceremonia, el anillo que usé como brazalate, el traje que él rompió en la
ceremonia... Era incomprensible! ... Pero yo no tenía entonces de qué quejarme...
Era feliz. El salía a trabajar al salir el sol y regresaba cansado al anochecer.... Yo le
limpiaba el sudor, le quitaba el freno y le daba de comer .... Pero ésto se repetía
todos los días del mes, todos los días del año... Entonces empezaba a ser distinta.
Recordaba lo que mis padres me habían dicho antesLa soledad del día me hizo
comprender que algo no estaba bien, que faltaba algo . . . Sin embargo yo hacía
todo lo posible por hacerlo feliz: Le acariciaba las orejas, le besaba los dientes – a
pesar de que él tenía mala dentadura y su aliento era insoportable-... Incluso llegué
a no llorar cuando él me pateaba con sus herraduras!... Hice todo lo posible, pero
cada día que pasaba era peor que el anterior. No sabía exactamente a qué se debía
ese cambio... Me sentía nerviosa, irritable... Fue entonces cuando empecé a llorar...
Todo lo que empieza mal, termina peor!... Un día no pude resistir más y me divorcié
de él... Había comprendido todo de golpe: no estaba satisfecha sexualmente. (Se
corta de golpe. De pronto grita histéricamente, casi sin hilación, repitiendo lo que
hacía dicho durante el sicoanálisis)... No tengo culpa! ... He vivido en Sodoma desde
los tiempos del Paraíso!... He sido Eva... Serpiente... Jungla... Árbol... Hoja...
Ramas... Tallo... Raíz... Tierra... Fuego.... Luz... Día... Noche.... Cama... Sexo . . .
Placer... Eternidad! (Se calla bruscamente. Está jadeando. Respira
entrecortadamente entre lágrimas mientras se pone nuevamente la máscara . . .
Todos los personajes se ponen nuevamente las máscaras. Silencio)
CRIADA. – P-perdón... Yo-yo-yo-yo-yo-yo...
SEÑORA. – (Cortándola. A gritos) Basta!... Basta de farsa!... Estoy hasta!
CRIADA. -... Yo-yo-yo-yo-yo....
SEÑORA. – (Cortándola nuevamente)... Deja ya de actuar, imbécil! (Quizá le dé un
bofetón a la CRIADA)
207
Antologia del Teatro Nicaragüense
CRIADA. – (Se quita el traje y la máscara de vieja. Su nuevo traje está a la moda y
su nueva máscara es la de una joven actriz. Su voz es deliciosa, como el ajenjo)
Señora: A mí me gusta el teatro... Adoro el teatro ... Sólo por ésto acepté representar
la farsa!
SEÑORA. – (Digna) A las criadas no les hace bien el teatro. . . No fue hecho para
ellas!
CRIADA. – (Fríamente) Sin embargo, señora, soy mejor qué usted!
SEÑORA. – (Le va a dar una bofetada, pero la CRIADA le detiene la mano en el
aire) . . . Mentira! (La CRIADA le retuerce el brazo hasta hacer que la SEÑORA
caiga sobre el enladrillado)
CRIADA. – Lo dicen los periódicos... Las revistas... Los críticos . . .
SEÑORA. – Nadie ha sido nunca mejor que yo!
CRIADA. – El teatro es más limpio. (Tiene un pié sobre la garganta de la SEÑORA)
SEÑORA. – Es más limpia la Mentira que el Placer?... El teatro está lleno de
máscaras que ocultan a la Verdad!
CRIADA. – Sin embargo la Verdad está ahí, detrás de esa puerta, deambulando por
las calles empedradas alrededor de los acontecimientos!
SEÑORA. – Todo en el teatro es falso . . . Detrás de la tormenta sólo existe una
cinta magnetofónica y una complicada luminotecnia sobre unas cortinas de gasa!
CRIADA. – La Verdad está en la atmósfera de magia, de ilusión, que los sortilegios
del autor han creado... (Empieza a coquetear con el AUTOR)... El teatro no está
lleno de máscaras, sino de brujos!
SEÑORA. – El sexo ha embrujado a la Tierra!
CRIADA. – (Por decir algo) Pero no tiene raciocinio!
SEÑORA. – (Patética) Maldita la Historia que ha creado el raciocinio!
CRIADA. – (Sentándose sobre la mesa en que está trabajando el AUTOR) . . .
Magnífica frase para empezar una situación teatral!
AUTOR. – La utlizaré seguramente en mi nueva pieza . . . Por el momento
procuraremos olvidarla... Es demasiado desconcertante en una situación como
ésta....
208
Antologia del Teatro Nicaragüense
CRIADA. – (Acariciándolo laviscamente) Señor Autor: ... Ha olvidado al resto de
los personajes?... El Juez, el Abogado, el Fiscal, los Reporteros, etcétera . . . Todos
han permanecido mudos... Y quizá hasta sordos . . .
AUTOR. – Paciencia!... Todo llegará a su debido tiempo!
CRIADA. - ... Pero... por qúe este silencio tan largo?
AUTOR. – No ha habido ningún silencio... Ha estado lleno con el diálogo que usted
sostuvo con la Señora . . .
CRIADA. – (Vehemente) Pero yo necesito publicidad... He hecho todo lo posible
para obtener publicidad... Por favor, ordene a los reporteros que me hagan una
entrevista!
AUTOR. – Lo siento... No puedo hacerlo... La prensa solamente publica lo que ella
misma considera importante... Y yo no soy periodista!...
CRIADA. – (Sensualmente) Señor Autor... No cree que yo sea importante?
AUTOR. – No lo sé... Esperemos.
CRIADA. – Yo no puedo esperar!
AUTOR. – Y yo no puedo adelantar los acontecimientos!
CRIADA. – (Exitada) Qué puedo hacer para tapizar con mi nombre las primeras
páginas de los diarios?
AUTOR. – No lo sé... Quizá un crimen!
CRIADA. – (Ingenuamente)... Matar a alguien?
AUTOR. – (Con intención) O dejar vivir a alguien...
CRIADA. – (Como una niña) Eso es todo?... Y cómo se hace?
AUTOR. – (Hermético) No lo sé... Nunca he pensado en eso!
CRIADA. – Entonces?
SEÑORA. – (Cruel) Nada, imbécil!... Cállate... Nadie te hará nunca una entrevista.
Eres apenas una miserable criada.... Una barrendera de escenario.
209
Antologia del Teatro Nicaragüense
CRIADA. - ...Todos esperamos algo....
SEÑORA. – Tú nunca serás más que la hija de cloaca de burdel!
CRIADA. – Qué es eso?... Debe ser algo muy importante para usted!
SEÑORA. – (Después de un silencio)... Y si fuera mi nombre el que aprareciera en
las primeras páginas de los diarios?... (Empieza a maquinar algo)... Es muy fácil . .
. Con un simple gesto... (Al AUTOR)... No es cierto?... Friamente... (Se acerca
peligrosamente a la CRIADA)... Apenas un segundo... Simplemente... (Saca un
puñal de su escote)... Simplemente... un crimen! (Hunde el puñal en el corazón de
la CRIADA, ésta se desploma)... Y ahora?... (Silencio. Todos los personajes se han
levantado como impulsados por un resorte. Ha sido un gesto sorpresivo. Poco a
poco se calman el JUEZ, el ABOGADO, el FISCAL y el AUTOR. Se sientan)
ABOGADO. – (Que ha permanecido consultando libros... enormes volúmenes
llenos de polvo).... Señor Juez, pido asumir nuevamente la defensa, yo... (El JUEZ
ríe discretamente. Los REPORTEROS ahogan con sus gritos las palabras del
ABOGADO)
REPORTERO 1. – (Los REPORTEROS se dirigen a la SEÑORA)... Puede
concedernos una entrevista?
REPORTERO 2. – Qué la impulsó a cometer el crimen?
REPORTERO 3. – Ha sido muy difícil?
SEÑORA. – (Exitada) No lo sé!...
REPORTERO 1. – Ha sido un impulso espontáneo o premeditado?
SEÑORA. – (Nerviosa) No lo sé... No me interesa!
REPORTERO 2. – Qué piensa hacer?
SEÑORA. – (Exasperada) No lo sé.... Ya he dicho que no lo sé... Van a volverme
loca!
REPORTERO 3. – Sabe lo que ha hecho?
SEÑORA. – No!... No sé nada!... (Al borde de la locura)... No sé nada! Estoy loca!
REPORTERO 1. – Sabe que pueden rodearla eternamente los barrotes?
210
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEÑORA. – (Fuera de sí)... Estoy loca!... “Diré que estoy loca”... Sí, sí... Estoy
loca!... He perdido la razón... Me han obligado a perder la razón... Me han obligado...
Yo no quería... He asesinado a los árboles rojos!
REPORTERO 2. – Puede darnos las últimas declaraciones antes de ser
condenada?
REPORTERO 3. – Antes de ser ajusticiada?
SEÑORA. – (Completamente loca se arrastra por el suelo) Mis venenos... Han
destruido mis venenos... Ha visto alguien mis venenos... Los he perdido.... Eran
unos venenos hermosos... Tenían pétalos como flores de papel.... los había cortado
con mis propias manos... (Gira enseñando sus manos manchadas de sangre)....
Me han sangrado las manos... Las tengo llenas de líneas rojas... (Se acerca a la
CRIADA).... Mi adorable bufón!... Han matado a mi adorable bufón!... (Solloza
entrecortadamente. Su llanto es patético y desgarrador)
REPORTEROS. – Nombre y apellido?
SEÑORA. – (Teatral)... “Monseñores estáis todos envenenados!” (Saluda como si
fuese el final de una representación teatral. El AUTOR, el JUEZ, el FISCAL, y el
ABOGADO ríen en carcajadas. La CRIADA se incorpora y saluda con grandes
reverencias. Aplausos, risas, “bravos”, etc.)
CRIADA. – (Dirigiéndose al JUEZ, al AUTOR, y al FISCAL).... Quién de las dos ha
sido mejor actriz?
JUEZ. – Ha sido una representación magnífica!
AUTOR. – Todos hemos sido grandes actores y grandes actrices!
FISCAL. – La farsa ha muerto!
AUTOR. – Viva la farsa!
JUEZ. – (Entusiasmado) En nombre de la Ley, de la Justicia y del Pueblo,
agradezco la extraordinaria actuación de estas dos grandes actrices... Ha sido
verdaderamente asombroso!
FISCAL. – (En voz baja al JUEZ) Perdone... Se hace tarde.
AUTOR. – (A las ACTRICES) Pueden vestirse... (La CRIADA y la SEÑORA se
empiezan a vestir ayudándose una a la otra)
211
Antologia del Teatro Nicaragüense
JUEZ. – (Regresando a su personaje) Ah, sí!... Lo había olvidado!... He estado tan
entusiasmado que he perdido la idea del tiempo... (Ríe nuevamente, conteniendo la
risa)
FISCAL. – (Moviendo sobre la nariz del Juez un gran reloj dorado que cuelga como
un péndulo de una cadena) El deber espera... Está ahí, en las agujas del reloj!
JUEZ. – (Continúa su risa a pesar del péndulo del tiempo)... Adoro el teatro!
FISCAL. – (Perdiendo la paciencia respetuosamente).... El deber!
JUEZ. – Tiene razón... Ha sido un rato delicioso!
FISCAL. – (Cortándolo).... Pero...
JUEZ. – (Cortándolo)... El deber.... Ya lo sé!... Qué hacíamos?
FISCAL. – (Al JUEZ) Pregunte al señor Abogado, quizá el recuerde . . .
JUEZ. – (Al ABOGADO) Sabe usted qué hacíamos?
ABOGADO. – Cuando?
JUEZ. – Hace un rato... Antes de que...
ABOGADO. – Ah! No lo sé... Pregunte a...
JUEZ. – (A los POLICIAS. Ha dejado al ABOGADO con la palabra en la boca) Saben
qué... No. Tampoco lo saben: los animales no saben leer! ... (A la SEÑORA)
Señora... Sabe usted... ?
SEÑORA. – Yo no sé nada... Pregunte a mi abogado!
JUEZ. – (A la CRIADA)... Y usted?
CRIADA. – (Sorda) Q-q-q-q-qué di-dice?
JUEZ. – Nada!
CRIADA. – Q-q-q-q-qué di-dice?... S-s-s-soy s-sorda!
JUEZ. – (Gritándole en el oído)... Nada!
212
Antologia del Teatro Nicaragüense
CRIADA. – (Se tranquiliza)... Ah! (El JUEZ va a preguntar a los REPORTEROS,
éstos hacen un gesto negativo a priori. El JUEZ se sienta a llorar de impotencia.
Silencio)
AUTOR. – Señor Juez!
JUEZ. – (Se incorpora secándose las lágrimas en una última esperanza)... Sabe
usted algo?
AUTOR. – (Autosuficiente) Yo lo sé todo!
JUEZ. – Qué hacíamos antes de... ?
AUTOR. – (Cortándolo)... Sí!... Buscábamos a la Verdad!
JUEZ. – (Se desploman sus esperanzas) Pero... dónde está?
FISCAL. – (Avergonzado) No lo sé
ABOGADO. – (Mirando el enladrillado) Ni yo....
SEÑORA. – (Sin querer saber nada) Yo tampoco.
CRIADA. – (Sorda) Q-q-q-qué?
JUEZ. – (Gritando) La Verdad!
CRIADA. – Ah!... . N-no está... S-sabe us-usted donde es-está?
JUEZ. – (A los REPORTEROS, sin hacer caso a la CRIADA)... Conoce alguien a
la Verdad?
REPORTERO 1. – No...
REPORTERO 2. – No la conocemos....
REPORTERO 3. – Hemos oído hablar de ella....
REPORTERO 1. – Pero no! . . . No la conocemos...
REPORTERO 2. – La ha visto alguien?
REPORTERO 3. – Creo que aparece en las noches de plenilunio....
REPORTERO 1. – Dicen que llega siempre antes de las catástrofes....
213
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 2. – Pero nadie la conoce...
REPORTERO 3. – Nadie la ha visto de cerca....
REPORTERO 1. – Sólo por referencias....
REPORTERO 2. – Ha habido gente que asegura haberla visto...
REPORTERO 3. – Que era una bruja cruel, han dicho... (Los REPORTEROS se
acercan a la CRIADA y la examinan de cerca para ver si su aspecto coincide con la
descripción que hacen ellos de la Verdad)
REPORTERO 1. – Que era vieja...
REPORTERO 2. – Fea...
REPORTERO 3. – Sucia...
REPORTERO 1. – Asquerosa....
REPORTERO 2. – Terrible!...
REPORTERO 3. – Vestía una vieja túnica negra en harapos y llevaba una hoz en
la mano izquierda (El JUEZ da martillazos sobre la mesa)... Y su máscara era como
la de la Muerte!
REPORTERO 1. – Pero nunca pudo probarse nada... (Los REPORTEROS se
alejan de la CRIADA que estaba encogida sobre sí misma temblando de miedo)
REPORTERO 2. – Todos mentían...
REPORTERO 3. – Todos mienten....
REPORTERO 1. – Tenemos la libertad de mentir!...
REPORTERO 2. – Mentir es ser libre!...
REPORTERO 3. – La Mentira es la Libertad!...
JUEZ. – Pero . . . Dónde está la Verdad?
REPORTERO 1. – Sí... Dónde está?
REPORTERO 2. – Es necesario buscar a la Verdad!
214
Antologia del Teatro Nicaragüense
REPORTERO 3. – Queremos hacerle una entrevista!
JUEZ. – Nuestro deber es buscar a la Verdad!
REPORTERO 1. – Sería una entrevista magnífica... Sorprenderíamos al mundo!
REPORTERO 2. – Ganaríamos todos los premios de periodismo!
REPORTERO 3. – Escandalizaríamos al viento!
FISCAL. – Sí, pero...
ABOGADO. – Dónde está?
JUEZ. – Ordeno la búsqueda de la Verdad! (Todos los actores y actrices – excepto
de la VERDAD y los NOVIOS – empiezan a buscar... Unos debajo de los muebles,
otros detrás de las cortinas... en fin por todo el escenario. Solamente la CRIADA se
queda en el centro de la escena: No se ha dado cuenta de nada lo que está
pasando... Ella es sorda)
CRIADA. – (Al JUEZ, que pasa por su lado) Q-q-q-qué es to-todo ésto?
JUEZ. – (Gritándole al oído) Buscamos a la Verdad!
CRIADA. – No grite... (Vuelve a su personaje)... Cree q-q-que soy s-s-sorda?
JUEZ. – (Avergonzado) He ordenado una búsqueda a la Verdad....
CRIADA. – Ah!... (Busca... quizá debajo del traje de algún personaje)
FISCAL. – (Al ABOGADO) Ha visto usted a la VerdaD?
ABOGADO. – (Al FISCAL) No... Y usted?
FISCAL. – Tampoco... Por eso le pregunté.
ABOGADO. – Ah!... (Continúan buscando)
SEÑORA. – (A la CRIADA) Ha encontrado a la Verdad?
CRIADA. – (Sorda) Q-q-q-qué dice?
SEÑORA. – Nada!
215
Antologia del Teatro Nicaragüense
CRIADA. – Ah! (Continúan la búsqueda)
AUTOR. – (Al JUEZ) Ha encontrado alguna pista?
JUEZ. – No... Y usted?
AUTOR. – Estoy buscando . . .
JUEZ. – Ah!...
(Continúa la búsqueda. Los POLICIAS se arrastran por el suelo. Los
REPORTEROS se asoman detrás del letrero que dice “PALACIO DE JUSTICIA” De
pronto los REPORTEROS gritan escandalosamente)
REPORTEROS. – La encontré!!!... (Corren hasta el centro del escenario. Todos los
demás personajes los rodean llenos de curiosidad... Sólo la CRIADA continúa
buscando)
REPORTERO 1. – (Enseñando un ratón que sostiene por la cola) Aquí está la
Verdad!...
REPORTERO 2. – (Enseñando una lagartija, que también sostiene por la cola)
Aquíe está la Verdad!...
REPORTERO 3. – (Enseñando una araña) Los dos mienten!... Esta es la Verdad!
.... (La SEÑORA trata de ver más de cerca, por sobre los hombros de los personajes.
De pronto lanza un grito de terror, corre y se tropieza con la
CRIADA, que aún está buscando cerca de algún objeto)
CRIADA. – Q-q-q-qué pasa a-aquí?
REPORTEROS. – He encontrado la Verdad!
AUTOR. – (Después de examinar con un lente gigante a los tres animales) . . . Son
diferentes!...
JUEZ. – No pueden haber tres Verdades!....
ABOGADO. – Yo creo que es...
FISCAL. – (Cortándolo)... Y yo creo que es....
CRIADA. – (Que ha examinado de cerca a los animales lanza un grito, se quita la
máscara y el traje de vieja y queda transformada en la PROSTITUTA 2. La
216
Antologia del Teatro Nicaragüense
SEÑORA (Está sobre una mesa transformada en la PROSTITUTA 1) . . . Ay! . . . Un
ratón!
JUEZ. – (Con una sonrisa de vergüenza e impotencia) Un ratón... Una lagartija . . .
y una araña! (Tira al suelo, con asco, a los animales. Los actores intentan
perseguirlos para matarlos, pero caen uno sobre otro al tropezarse con ellos mismos
y los muebles que están en la escena. El JUEZ se levanta con dificultad sobre la
pirámide de cuerpos y después de un silencio se limpia las manos y dice con un
gesto de impotencia)... Bien, señores, empezaremos una nueva búsqueda... (Los
actores se levantan limpiándose los trajes)... Y ahora sin trampas! (El JUEZ, el
ABOGADO, los POLICIAS, el FISCAL y los REPORTEROS se quitan las máscaras
y los disfraces... También los JURADOS se quitan las máscaras. El AUTOR se ha
transformado en el PROPIETARIO de un burdel de lujo. Los actores y actrices
transforman la escenografía hasta hacerla parecer igual a la que estará en el
principio del acto tercero. La VERDAD abre tímidamente la puerta de la calle...
Todos los personajes la ven y empiezan a empujarla hasta el centro del escenario.
La PROSTITUTA 1 y la PROSTITUTA 2 se apoyan contra la puerta para evitar de
esta forma la huída posible de la VERDAD. La JOVEN descubre con terror que
todos los hombres al rodean cerrando el círculo con miradas lascivas: Han
enloquecido de deseo. Se escuchan exclamaciones. La atmósfera se tensa a
medida que el círculo de hombres se va cerrando sobre la JOVEN vestida con
harapos blancos... Ella hace lo imposible por huir, pero la muralla se hace cada vez
más compacta. Los hombres empiezan a gritar en voz baja: TELON... TELON!... El
telón comienza a cerrarse. La JOVEN cae violentamente sobre el enladrillado al ser
presionada por los hombres . . . La atmósfera está a punto de estallar... La Bestia
humana se lanza brutalmente sobre la VERDAD)
TELON
(En este momento se escucha un escalofriante alarido de la JOVEN. Los NOVIOS
se sobresaltan, se dan cuenta de que el telón está cerrándose y furtivamente
desaparecen. Oscuridad tota... Empieza a escucharse el jazz progresivo que lanzan
los instrumentos musicales que ejecuta el conjunto de NEGROS en el burdel de
lujo... La música se esfuma lentamente... )
217
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL DIÁLOGO O . . . FECHAS EN BLANCO
Sainete en un acto
Adolfo Calero Orozco
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Antologia del Teatro Nicaragüense
EL DIÁLOGO O . . . FECHAS EN BLANCO
Adolfo Calero Orozco
EPOCA.- Indeterminada del Siglo XX. LUGAR: Managua
PERSONAJES:
NAYO.- el marido: cincuentón, empleado público de tercera categoría.
SIDO.- la mujer: cuarentona, ama de casa.
MIRNA.- a quien también llaman “la Niña”: hija de Nayo y Sido; su edad cifra por los
dieciséis años; es agraciada, viste modestamente pero se presenta bien. Su vestido
no tiene mangas.
JUANITA.- también “la Chavala” o “la Chavalita”: es una de esas criaditas de no
más de catorce años con sueldo mísero; lleva delantal multicolor hecho de retazos
varios de tela barata. Usa sandalias. Siempre tiene un sacudidor de trapo en las
manos.
EL ABOGADO.- doctor Solón Leytón; viste de saco; lleva siempre consigo un
cartapacio. Unos treinta años.
EL MEDICO.- doctor Melico Medinilla; viste chaqueta de médico; cuelga de su cuello
un estetoscopio; porta un valijín de médico. Unos cuarenta años.
POLICIA.- El Sargento Primero, de la policía municipal. Usa uniforme; lleva al cinto
su pistola de reglamento. Unos cuarenta años de edad. Ocupa asiento entre los
espectadores, cerca del escenario.
EL CORONEL.- un coronel revolucionario, cincuentón; usa traje casi militar, (no un
uniforme), porta al cinto una pistola visible a simple vista. Ocupa asiento entre los
espectadores. Cuando habla se aprecia un acento antillano.
EL AUTOR.- hombre de baja estatura, flaco, joven; barbado, sin bigotes; viste estilo
hippie. Se ve un tanto ridículo; lleva sandalias.
ESCENARIO.- León
Presenta la habitación principal de una casa harto moedesta, que sirve de sala y de
comedor; ocupa lugar central una mesa casi cuadrada, un tanta más larga que
ancha, con tres silletas; hay también en la habitación una mecedora, dos taburetes
y una tajuela; en uno de los taburetes se ven libros, revistas, y papeles en desorden.
219
Antologia del Teatro Nicaragüense
En las paredes pueden verse el retrato de una pareja joven, (Nayo y Sido, recién
casados) otro de la niña con traje de primera comunión, unos anuncio comerciales
a colores y un calendario grande, también de anuncio comercial. En una esquina,
muy visible, una escoba.
Se pueden ver tres puertas: a la derecha del público una que se supone da a la
cocina y tal vez a un pequeño patio sin jardín; a la izquierda otra que se supone da
a un aposento, donde guarda cama una señora muy vieja; y una tercera que da a la
calle y que es la puerta del fondo.
ACTO ÚNICO
Aparecen en escena Nayo, Sido, Mirna y la Chavalita, o sea Juanita; madre e hija
ocupan las sillas laterales de la mesa; la Chavalita está sentada en la tajuela con un
trapo en las manos; evidentemente la familia acaba de hacer la comida del medio
día; la silla del centro, - frente al público - , está desocupada. Nayo ambula alrededor
de la mesa manteniendo en la diestra un mata-moscas de mango largo y plancheta
de cedazo, matando moscas que se suponen volando y posándose sobre la mesa,
donde aún quedan los trastes; la Chavalita aparentamente espera la oportunidad de
recoger los trastes y limpiar la mesa. Las puertas laterales permanecen entreabiertas; la del fondo, que da a la calle, está cerrada.
NAYO.-Bueno, hablemos ahora las cosas más en serio: ya vistes pues que la tiíta
anocheció; que también amaneció con todo y lo que el doctor nos había prometido
... Cómo la ves vos? Mejorcita la ves?
SIDO.- Claro que amaneció; yo la velé toda la santa noche y no le hablé a nadie
porque para qué, si no había novedad? Pero mejorcita, francamente, no la veo. Lo
más que podría decir es que sigue... lo mismo.
NAYO.-Pero... qué tal noche pasó?
SIDO.-Te digo que... lo mismo. Mala noche no diría yo, pues dio su dormidita y no
se quejó tanto... Hasta yo eché mi peloncito.
NAYO.-La cucharada de las doce, se la distes?
SIDO.-Claro que se la dí. Vos me dijistes que le habías dado la de las once, no? Y
te digo que en la botella no quedó más que una migajita: ya te lo había dicho, que
apenas quedaba una gota.
NAYO.-Oíme, pero... hizo?
220
Antologia del Teatro Nicaragüense
SIDO.-Qué va! Ni una migajita. Dos veces me pidió el pato, pero solamente orinaba.
MIRNA.- Máma, y el temblorcito no lo sintió ella?
SIDO.-No, era cuando estaba dormidita; yo sí, lo sentí . . .
MIRNA.-No fue gran cosa, yo apenitas me medio desperté. El del martes . . . ese sí
fue temblor.
SIDO.-Lo que me tiene a mí temblando es que el abogado vino . . . Todo el mundo
dice que sin testamento, nosotros seguimos en el aire.
NAYO.- Bueno, es verdad, pero no pensés que yo no me he estado ocupando de la
cosa. El abogado quedó de venir ayer tarde, y ya vistes; después dijo que esta
mañana, y ya vistes... qué querés que haga yo?
MIRNA.-Máma, acuérdese de lo que dijo el doctor Medinilla: que le repitiera la
medicina a la tiíta y que si hoy no hacía en todo el día, que le fueran a avisar. El
dice que siempre la ve grave... Doña Quecha sigue con que talvez las lavativas de
agua de jabón le podían llegar...
SIDO.-Qué sabe doña Quecha... (A Nayo) Bueno, son dos cosas: que me des otros
catorce córdobas para poder mandar a buscar la misma medicina... y que te vayas...
ya... a prestarle su teléfono a doña Quecha y le volvás a decir al Dr. Leytón que lo
seguimos esperando.
NAYO.-Niñá, a mí ya me da pena seguir fregando a doña Quecha, con su gran
teléfono. La última vez me lo prestó, pero me advirtió que estaba esperando una
llamada del hijo que vive en Boaco, y que no me dilatara.
SIDO.-Bueno, pero...
NAYO.-Mejor mañana vuelvo a llamar al doctor Leytón desde el ministerio; el oficial
mayor ya sabe que tenemos grave a la tiíta y no me dice nada cuando cojo el
teléfono. Yo no sé ese doctor... dos veces me ha prometido que viene y todavía dice
que mejor nosotros lo esperemos aquí, que no se nos ocurra ir a donde él.
SIDO.-Por algo será. Pero la cosa es que no se te olvide.
NAYO.-Qué se me va a olvidar, si el tipo que trabaja en la misma mesa que yo, a
penas entro me dice: “y la viejita... todavía?” Fijáte que el otro día me dijo: “ese tu
doctor Medinilla no sirve para nada; llamate al doctor Gil de Trinidad, ese te la
despacha ya!”.
SIDO.-Qué tipo más pesado. Qué estará creyendo? Que úno . . . ?
221
Antologia del Teatro Nicaragüense
MIRNA.-Pues Quincho lo mismo.... en vez de preguntar cómo sigue la señora, me
dice: “Ydeay? Todavía?”.
NAYO.-Ese tu tal Quincho . .
.
SIDO.-Para pesada, la gente.
NAYO.- (A Sido)Vé hijá: mejor yo me voy a ir a la central, ya!, a telefonearle al
abogado; y a buscar los catorce córdobas... de algún modo.
SIDO.- (Levantándose de la mesa) – Bueno, Juanitá, llevate los trastes. (Con la
ayuda de Mirna, la Chavalita comienza su tarea. Sido y Nayo pasan al aposento)
.
MIRNA.- (A la Chavalita, cuando sale con los trastes): - Cuando volvás me traés un
vaso de agua, oístes?
JUANITA.- Que años que se acabó el hielo.
MIRNA.-Pues aunque sea de la paja.
NAYO.- (Sale del aposento; tras breve revisión de unos papeles que hay sobre un
taburete, toma la puerta de la calle). – Bueno. Hasta luego. (Hace mutis).
MIRNA.-(A la Chavalita que regresa con un vaso de agua): - Y Quincho, no pasó?
No te dio nada para mí?
LA CHAVALITA.-(Tras cerciorarse de que nadie la está viendo): - Sí, me dio esto.
(Se saca del buche un papelito que entrega a Mirna, quien a su vez lo guarda en su
propio buche).
SIDO.-(Saliendo apresuradamente hacia la puerta, en voz alta): - Los catorce
córdobas! No se te olvide! Catorce!
NAYO.- (Se oye de lejos): - Bueno, ya sé!
MIRNA.-Ay, mi máma, ya se lo ha dicho cien veces. Cómo se le puede olvidar?
SIDO.-(Caminando de nuevo hacia el aposento): - Como que no conocieras vos a
tu papa.
MIRNA.-(Sintiéndose solamente acompañada de la Chavalita, se saca del buche el
papelito y tras leerlo): - Qué fresco! No se acuerda que hay grave en la casa!
222
Antologia del Teatro Nicaragüense
LA CHAVALITA.-Y vea, niña Mirna: yo no le vuelvo a abrir las puertas a don
Quincho . . .
MIRNA.-(Alarmada): - Ydeay?
LA CHAVALITA.-Es que figúrese . . . yo no le había querido decir nada a Ud., pero
la otra noche, cuando le dije que Ud. estaba velando a la tiíta . . . sabe lo que hizo?
Pues quiso . . . tocarme a mí!
MIRNA.-Que atrevido! Y vos?
LA CHAVALITA.-Yo casi le pego! “Qué está pensando usté? “, le dije yo; casi le
pego.
MIRNA.-Esperate: yo le voy a decir cuatro!
LA CHAVALITA.-Ay, yo no sé. Yo no quiero ser la pagana, si don Nayo se da
cuenta... Dios libre! Imagínese, si anoche, cuando el temblorcito... con don Quincho
adentro
MIRNA.-Ay dejálo, vos abríle de todos modos... Acordate que mi papa y mi mama
viven desvelados. Claro que si alguno de ellos está por allí, pues, que no entre.
LA CHAVALITA.- Ay, niña Mirna, yo no quiero ser la pagana. Viera cómo quiso
abrazarme el don Quincho. Es muy manoseador... si quiere hace mesa limpia
conmigo, ¡se equivoca!
MIRNA.-Atrevido!, pero dejálo estar...
LA CHAVALITA.-Ah . . . y también dígale que se vaya más temprano.
Llaman. La Chavalita sale hacia la cocina, Mirna abre la puerta. Se presenta el
Abogado, muy sonriente con Mirna. Porta un cartapacio).
MIRNA.-Ay, doctor. Buenas tardes! Mi papá anda telefoneándole. (Llamando): Mamá, aquí está el doctor Leytón. (Sigue llamando): - Juanita, corré, alcanzá a mi
papa que debe estar en la parada esperando el bus. Decíle que aquí está el doctor
Leytón. Corré niña!
(La Chavalita sale a toda prisa. Sido sale del aposento).
ABOGADO.- Buenas tardes, señora. Cómo sigue la tía?
SIDO.-Ay, doctor, siempre mal. Y nosotros esperándolo a Ud. como agua de mayo...
Nayo salió ahorita, a llamarlo. Ay, doctor, yo no sé, pero... pero nos urgía mucho
verlo.
223
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.-Señora, yo dije que venía! Uno no siempre puede hacer las cosas
como quisiera... Pero aquí me tienen!
SIDO.- Claro. Pues vea, doctor, lo que nosotros tenemos que decirle es casi lo
mismo del otro día: lo del testamento de mi tía. Imagínese, doctor: es verdad que
no son más que tres casitas; claro que no son gran cosa, pero los alquileres . . . son
algo, doctor. Y uno es muy pobre!
ABOGADO.- Ya sé, señora. Todo lo hemos visto: ya tengo los borradores de las
escrituras y no creo que nada nos atrase. Todo depende de su tia, señora.
SIDO.-Bueno, ella desde hace tiempo viene diciendo que todo es para la niña, pero
ponía unas condiciones . . . que si se casaba con su gusto, que si esto y si aquello
. . . También hablaba de un tal sobrinito de nosotros, un tal Pablo, que le dicen Pol,
pero es una veleta el muchacho, doctor: Y cree que se ha aparecido aquí, siquiera
para preguntar qué tal sigue la señora? Jamás de los jamases . . . !
ABOGADO.-Todo eso lo tenemos que ver, señora. Los testamentos son cosa muy
delicada . . . delicadísima, y claro que también soy muy importantes . . .
importantísimos
SIDO.-Claro, doctor. Pero Ud. dice que podemos hablar con toda confianza, no?
ABOGADO.-Sin duda! Con toda confianza! A calzón quitado!
SIDO.-Muy bueno, doctor. Gracias! Pues la verdad es que nosotros queremos un
testamento . . . sin el tal Pablo! Ella, la tiíta, siempre decía que todo era para la niña;
(señalando a la niña) y aquí está la niña. (Breve pausa).
ABOGADO.-Pues decía, señora, que con los testamentos hay que poner mucho
cuidado.
SIDO.-Claro!
ABOGADO.-Desde luego que todo es arreglable. Una persona, - su tía de Ud., por
ejemplo - , que muere ab-intestato origina una multitud de problemas.
SIDO.-(Inquisitivamente): - Ab-in-qué?
ABOGADO.-Sin testar, quiere decir: ab-instestato.
SIDO.-(Repite reflexiva): - A b – i n t e s t a t o... Eso debe ser muy peligroso.
224
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.- Efectivamente, señora. Mil cosas desagradables pueden ocurrir:
parientes insospechados... deudas que no se sabía que existieran... hasta hijos le
pueden salir a su tía.
SIDO.- Doctor, mi tía era virgen!
ABOGADO.-Yo no digo que no. Todas las mujeres nacen vírgenes. Y Ud. dice que
“era”.
(La niña se levanta y se encamina hacia el aposento. El Abogado la sigue con
miradas un tanto pícaras)
SIDO.-Doctor, no es nada. No crea, la Niña se va porque naturalmente, ella es
inocente y no le gusta oír hablar de ciertas cosas.
(Presidio por la Chavalita, Nayo entra de la calle. Saludos... saludos... La Niña sale
del aposento y vuelve a incorporarse al grupo en escena).
NAYO.- Pues, perdóneme, doctor. La verdad es que yo iba a la central para
telefonearle... La Sido está inquieta, doctor. Yo creo que lo que nos dice todo el
mundo . .
.
ABOGADO.- (Interrumpiendo a Nayo): - La señora tiene razón. El estado de la tiíta
tengo entendido que es muy serio... Ya habíamos empezado a conversar doña Sido
y yo
SIDO.-Verdad, Nayó, que la tiíta era virgen?
NAYO.-Vos me hacés unas preguntas... y delante del doctor... Pues yo diría que
sí: que era... que es! Y a qué viene todo esto? Tiene que ver con el testamento? La
tiíta no está quierendo casarse ... Y lo que queremos es que teste!
SIDO.-Es que dice el doctor que hasta un hijo le puede salir si ella muere... ab-sintestar. Es así, doctor?
ABOGAD.- Ab-intestato... Pero yo no he dicho ni una palabra sobre si la señora
sea virgen o no. Usted dijo algo. A mí... a nosotros no nos interesa. Y, bueno, ya
está: la señora nació y sigue siendo virgen! Por mi parte... virgen morirá...
SIDO.-Claro! Y si es la niña...
NAYO.-(Con evidente energía): - Y la niña también!!
(Otra vez la niña se aleja del grupo, dirigiéndose al aposento).
SIDO.-Claro, niñó: lo que yo digo es que la niña debe ser la heredera universal.
225
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.- (A Nayo): - Ya hablamos un poquito de eso con doña Sido. Yo pienso
lo mismo: que eso debe arreglarse y que... cómo se llama el sobrinito que no
pregunta por su tía?
SIDO.-Se llama Pablo y unos le dicen Pol.
ABOGADO.-Bueno, Pablo o Pol, no merecía ser mencionado en el testamento. En
eso estamos todos de acuerdo, no es así?
SIDO.-Claro que sí: que todos estamos de acuerdo.
NAYO.-Claro que no: que no debe aparecer en el testamento!
ABOGADO.-Bien, pues no aparece... No aparecerá!
NAYO.- Y eso del hijo que le puede salir a la tía?
SIDO.- Nayo, cómo le puede salir hijo a una virgen que no está encinta?
ABOGADO.-Perdón. En el sentido en que yo lo he dicho, hasta a un hombre le
pueden salir hijos, si muere ab-intestato.
SIDO.-Ah, ya entiendo: el doctor quiere decir que le pueden salir hijos... creciditos...
; gentes que quieren entrar en la repartición de una herencita...
ABOGADO.- Exacto. Yo hablaba en general: del riesgo que correrían Uds. mismos
si la señora muere, finalmente, sin testar; si ella no establece heredores en un
testamento formal, protocolizado, dictado ante un notario. Me entienden? Me
explico?
SIDO.-Pues sí, doctor. Precisamente por eso es que nosotros lo hemos buscado a
Ud. Por eso queremos entendernos con Ud.! La señora, de verdad, siempre dijo que
todo era para la niña, pero nunca se hizo nada serio... Y es verdad que puede haber
otros parientes por ahí... parientes nunca faltan, sobre todo si hay cocido!
(La niña regresa a incorporarse al grupo).
ABOGADO.-Bien, para eso estoy aquí yo, con Uds. Si no hay hijos, hijos!, legítimos
o reconocidos, la cosa tiene fácil arreglo. Pero... (El abogado parece un tanto
indeciso. Aparentemente para librarse de la niña, dice): - Niña linda, quiere hacerme
favor de un vaso de agua?
MIRNA.-Con mucho gusto, doctor, pero aquí no hay hielo.
226
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.-No importa niña: yo quiero un sorbo no más; siempre tomo un poquito
de algo antes de fumar.
(La niña se levanta y se dirige a la cocina).
SIDO.-Vaya, mi hijita.
ABOGADO
(En un tono muy confidencial): - Dígame usted señora, y qué dice usted, Nayo: si
se establece un heredero universal, único, tiene que ser la niña?
NAYO.-Pues yo ya había pensado en eso, doctor... La niña tiene dieciséis
cumplidos... anda muy entotorotada con un tal Quincho... un vaguito sin oficio ni
beneficio, hasta enqueridado está, según dicen, con una señora rica que fue vecina
de nosotros... dicen!
ABOGADO.-Ya ustedes habían pensado en eso, no?
NAYO.- Vea, doctor, yo no sé, pero si la heredera fuera su propia máma (Señalando
a Sido) todo sería siempre para la niña... y más seguro.... (El Abogado deja la silla
y en actitud pensativa, manos atrás, da unos pasos en silencio por la sala).
ABOGADO.-Bien. Tengamos entendido que todo esto ha sido muy bien pensado
antes de proceder.
(Llega la niña con un vaso de agua en la mano. El Abogado lo toma dándole las
gracias. Luego de beber un sorbo, lo devuelve a la misma niña y enciende un
cigarillo).
SIDO.-Andá, hijá, dejás el vaso y lavás un poquito los trastes... y comprame un
centavo de teneme-aquí.... (La niña ríe y vuelve a la cocina).
ABOGADO.-Ahora viene lo más confidencial; lo verdaderamente secreto. Estamos
solamente doña Sido, Nayo y este servidor de Uds. Nadie más puede entrar a este
recinto, o nadie puede oír lo que hablaremos?
SIDO.-Doctor: de nosotros tres, yo respondo, pero dése cuenta que estamos frente
a un público (Señalando al auditorio). Si esta conversasión es parte del sainete y
debe oírlo todo el mundo... es imposible que se quede en secreto. Pero de todas
maneras....
ABOGADO.-Así es la verdad. (Se dirige pausadamente al proscenio y habla así al
público. Breve pausa)...“Querido y respetable público: una súplica puede
presentarlse siempre que la necesidad lo impone; y este es el caso ahorita mismo:
ya ustedes se han dado cuenta de lo que está pasando y como ocurre con
227
Antologia del Teatro Nicaragüense
frecuencia, los asuntos suelen presentar aspectos... secretos, o más bien
confidenciales, y entonces los interesados desean librarse de interpretaciones ..
erradas. Nosotros: Nayo, doña Sido y este servidor de ustedes, nos disponemos a
tratar y discutir detalles que no querríamos que llegaran a tener una divulgación
peligrosa y alcanzar oídos de gente capaz de crearnos más tarde una situación
embarazosa. Este es mi ruego, pues: que cuanto ha de llegar al conocimiento de
ustedes dentro de breves momentos, sea acogido con discreción y prudencia.
Ustedes comprenden que yo, como abogado y notario, estoy en disposición
de hacer cuanto esté a mi alcance en gloria y servicio de mis clientes y amigos. No
dudo que ustedes se servirán a considerar que una maliciosa interpretación de mi
actuación podría comprometer gravemente mi reputación profesional, hasta hoy
dichosamente inmaculada, y así confio que podré mantenerla siempre: pura como
una virgen, (ya que de virginidades hemos hablado), y limpia como una gota de
agua al desprenderse de la nube que desde el firmamento nos envía. (El abogado
se pone muy enfático y lírico al pronunciar estos últimos conceptos y hace al público
una rendida reverencia en demanda de aplausos. Si no los logra, los pide más
abiertamente aplaudiéndose suavemente él mismo, y continúa): - Muchas gracias
por tan bondadosos y espontáneos aplausos, querido y comprensivo público!
Agrego que yo estoy autorizado para cartular en Nicaragua por nuestra
Excelentísima Corte Suprema de Justicia por un quinquenio que no expirará hasta
dentro de dos años, siete meses, catorce días... (Viendo su reloj) dos horas con
treinta y nueve minutos y medio... Con la prudencia y discreción del excelentísimo
público yo espero poder gozar siempre de la confianza de mis excelentísimos
colegas de la excelentísima Corte. Y, - de paso - , si alguna vez ustedes requieren
mis servicios... Cuánto honor sería para mí.... (Pausa breve). – Bien, se han dado
ustedes cuenta de que una honorable señora está debatiéndose entre la agonía y
la muerte; ella, - la señora - , anda por ahí por los noventa años, bregando en este
valle de lágrimas y suspiros que para su amorosa familia se ha tornado también en
valle de apuros, carreras y desvelos; porque ella, (la señora), pronto dejará de sufrir
las calamidades inherentes a su condición humana. Por ella nada puedo hacer yo;
sí, puedo hacer algo por quienes han de sobrevivirle, por quienes tanto se han
afanado en gloria y servicio de la amada enfermita. De qué han de servirle a ella,
dentro de un plazo indeterminado pero corto, sus casitas, sus alquileres, sus ahorros
y cualesquiera otros terrenales bienes? Oraciones es lo que para ella ha de contar,
y las tendrá! Porque su abnegada familia ya se ocupó del bienestar espiritual de la
dulce paciente.
Damas y caballeros: confio que comprenderán ustedes los escrúpulos de
doña Sido y acogerán con benevolencia mi rendida súplica; en especial; ruego que
pongan particular cuidado en no comentar nada delante de Pol.
Muchísimas gracias, pues, en mi propio nombre y en los del autor, de la
dirección, del elenco y de todos los que de un modo u otro hemos participado en la
presentación de este sainete, un sainete que nosotros nos hemos limitado a traerlo
228
Antologia del Teatro Nicaragüense
a las tablas, tal vez con crueldad, pero, -ay!-, sin mentira, tomado de la vida real y
cotidiana de la noble comunidad humana. Muchas gracias!
(El Abogado, tras ofrecer al público rendidas y ceremoniosas reverencias y
aplaudirse discretamente a sí mismo, vuelve hacia Nayo y Sido).
NAYO.-(Adelantándose hacia el Abogado que regresa): - Excelente, doctor Leytón,
excelente! Ha hablado usted como un templo. (Le estrecha la diestra con efusión).
SIDO.-Doctor, un abrazo! (Ella abraza al Abogado con vivo entusiasmo; el Abogado
también la abraza, pero más profesionalmente que con aprovechamiento).
ABOGADO.-Gracias, muchas gracias. Y la niña?
SIDO.-Mirna! Mirna! (En voz alta). – Venga a darle un gran abrazo al doctor Leytón!
(La niña sale de la cocina y el Abogado se adelanta a abrazarla con fruición, sobos
de espalda, mejilla contra miejilla).
MIRNA.-Y qué pasó, pues?
SIDO.-Ahí te vamos a contar. Te has perdido . . . ! Todo bárbaro!
(La Chavalita asoma de la puerta de la cocina y discretamente hace señas a Mirna
que alguien la aguarda; Mirna hace señas que la esperen).
MIRNA.- Bueno, pues, yo me alegro . . . Ahí me cuentan después. Ahora voy a ir a
juntar un poquito más de teneme-aquí. (Sale por la puerta de la cocina).
ABOGADO.- Bien, muy bien. Esos aplausos del generoso público me hacen pensar
que podemos contar con su simpatía y con su discreción. Sospecho, dada la
perspicacia del nicaragüense, que ya ellos tienen una idea de las cosas . . . si no
tienen también una tía... virgen, anciana y rica. A mi juicio podemos hablar sin
ambages... a calzón quitado, como dijo doña Sido.
SIDO.-Doctor, yo no he hablado de calzones quitados. Usted fue quien lo dijo!
NAYO.-Mujer, eso no importa: quién lo dijo, quién no lo dijo! Hablemo íntimamente,
como si dijéramos, sin calzón!
ABOGADO.-Bien expresado: íntimamente... Pues yo tengo noticias para ustedes:
el testamento ya está hecho.
NAYO.-Bravo! Bravo, doctor. (Nayo y Sido se levantan y palmotean con entusiasmo
al abogado, quien vuelve la vista hacia la puerta por donde salió la niña).
SIDO.-Bueno, el abrazo de la niña, después. Ahora, qué dice el testamento?
229
Antologia del Teatro Nicaragüense
NAYO.- Doctor, usted es el hombre que nosotros necesitamos. Léanos el papel.
ABOGADO.- Paciencia! Todo tiene que ser del conocimiento de Uds. Espero que
todo les parecerá bien: Doña Sido es la heredera universal!
SIDO.-YO? (Se frota las manos con fruición). Yo soy la heredera universal! Estás
oyendo, Nayo? (Nayo y Sido se dan un abrazo).
NAYO.-Doctor, usted es un hombre . . . providencial! Yo no sabré nunca cómo
acabar de agradecer todo lo que ha hecho por nosotros!
SIDO.-La niña también tiene que saberlo. Tal vez lo mejor es que se lo explique yo
misma . . .
NAYO.- Ahorita, con que le admitás a Quincho en la casa y le des más permisos, a
ella todo le parecerá bien.
ABOGADO.-Muy bien: las escrituras son dos. Una es el testamento: doña Sido,
heredera universal! Pol no asuma ni la punta de la nariz . . .
SIDO.-Ni la punta... claro!
NAYO.-Ni la punta ni el punto ni la coma.
ABOGADO.- La segunda escritura se refiere a una de las tres casitas . . . por cierto
la más modesta de ellas, que la heredera universal me cede.
SIDO.-(Con asombro) – Una casita? Pero, doctor .
..
NAYO.-Y además, su cuenta?
ABOGADO.- Pudiera ser: la cuenta y una casita, pero yo soy un profesional con
mucha conciencia: solamente una casita. Una de las tres casitas...
SIDO.-Pero doctor! No cree usted que la cosa nos va a salir, a como si dijéramos,
por los cuernos de la luna?
ABOGADO.-Nada de cuernos, doña Sido. Si yo les paso la cuenta conforme arancel
y en su justo valor, ustedes podrían quedarse sin ninguna de las tres casitas... y no
sería el primer caso... en que el abogado resulta también heredero universal.
NAYO.-Doctor, yo me doy cuenta de lo que usted ha hecho por nosotros . . .
230
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.-Pues mi esperanza es que sólo ustedes se den cuenta... y nadie más.
(Vuelve la vista hacia el público). Sin embargo, doña Sido me sale con cuernos
NAYO.-Pero cuernos de la luna, doctor, y a esos... yo no les tengo miedo.
ABOGADO.-Bien, ojalá siempre los cuernos se quedaran en la luna, aparte de que
los astronautas de todo hablaron, menos de cuernos, cuando la visitaron. Pero la
gente sigue hablando de cuernos: la propia doña Sido . .
.
NAYO.-Bueno, doctor: mejor voltiemos la página de los cuernos.
SIDO.- Pero que la luna tiene cuernos, sí que los tiene!
ABOGADO.-Pero qué pasa, que a veces se le ven y a veces no se le ven; así
ocurrirá en general con los cuernos, pues?
NAYO.-Bueno, doctor: voltiemos la hoja de los cuernos y vamos a lo que venimos.
ABOGADO.- De acuerdo.
SIDO.-Bueno, Nayó, entonces vos crees que yo lo que tengo que hacer es firmar.
ABOGADO.- O no firmar, según le plazca. Soy enemigo de la violencia; y más
todavía: si les parece volvamos todas las páginas y otro día hablamos de esto,
después que la señora se haya dignado pasar a mejor vida.
NAYO.-Oh, no! Ya estamos juntos y reunidos. Ya estamos de acuerdo. Ya usted
doctor, tiene las escrituras hechas! A qué esperar cualquier... otra cosa? Uno nunca
sabe!
ABOGADO.-Las escrituras están hechas y en orden. La que debe firmar doña Sido,
si ella lo tiene a bien, muestra las fechas en blanco... por obvias razones.
NAYO.-De acuerdo, como dice usted, doctor. ¡Sido!
SIDO.-Bueno, está bueno. Una de las casitas. Y no podría usted voltearnos algo,
doctor?
ABOGADO.-Ya volteamos a Pol. Yo diría que también la niña ha sido volteada
SIDO.-(Con alarma): Cómo? Quién?
ABOGADO.-Pues la heredera universal (Agitando el rollo de escrituras) es usted,
doña Sido, no la niña. Sin embargo... (Hace ademán de guardar en su portafolio las
escrituras).
231
Antologia del Teatro Nicaragüense
NAYO.-Un momento, doctor, (Poniendo suavemente su mano en el mismo rollo de
escrituras) yo no soy político, pero creo también en el diálogo.
ABOGADO.-Muy bien, Nayo: es evidente que el diálogo hace milagros.
NAYO.-Ve, Sido, yo creo que ya hemos tenido un buen diálogo con el doctor. A
como están las cosas, yo diría que lo mejor es que vos firmés lo que el doctor te
diga.
ABOGADO.-Y supongamos que las dos casitas de doña Sido son las que le
hubieron tocado a la niña.
NAYO.-Y supongamos que ya no vamos a seguir suponiendo nada y que vos, Sido,
firmás, y ya está!
ABOGADO.-Muy bien, de acuerdo; es lo que yo he creído: que el diálogo hace
milagros.
NAYO.-Y da casitas.
SIDO.-(Con ironía): - Y también quita casitas . . .
NAYO.- (Con enérgica voz): - Punto! A firmar se ha dicho! ¡Sido . . . !
(Sido procede a firmar. Nayo estrecha la mano al doctor, pero sin mucha efusión.
La niña se asoma).
MIRNA.-Mamá, ya va siendo hora . .
.
SIDO.- (Interrumpiéndola): - Andá y juntame más “teneme-aquí”. (La niña hace
mutis sin hablar más, seguida por los ojos del Abogado).
ABOGADO.-Para si mismo): - Si Quincho no hubiera estado de por medio . .
(Se recogen papeles, los circunstantes se levantan. Todo indica que se están
despidiendo).
SIDO.-Allí donde dice testigo, quedan dos firmas en blanco. No será eso contra la
ley?
ABOGADO.- No se preocupe, doña Sido. A un abogado de mi categoría nunca le
faltan testigos. Todo seguirá en buen orden y a la hora llegada usted entrará en
legítima y tranquila posesión de sus casitas.
(Se dan las manos, frases corrientes de despedida. Cuando el Abogado se dispone
a salir por la puerta del fondo, llaman. Hay expectación. Nayo abre. Se presenta el
Dr. Medinilla. Los saludos usuales de llegada).
232
Antologia del Teatro Nicaragüense
MEDICO.-Y cómo va pasando la tarde nuestra querida enfermita?
NAYO.- Pues . . . yo diría que peor. El temblor de anoche la excitó mucho.
SIDO.-Doctor, yo la veo lo mismo . . . Nada de hacer, ni con la medicina repetida, ni
con lavativas de jabón. Por qué no le da una miradita?
MEDICO.-A eso vengo, señora, por que mañana salgo de la ciudad por varios días.
ABOGADO.-Sales mañana, Melico? Es verdad, pues, que te casas?
MEDICO.-Sí, hombre. A mí también se me está llegando mi día . . . Mañana, en
misa de once, nos echan la bendición. Un almuerzo donde mi suegra y a la luna de
miel!
SIDO.-Esa luna sí, que no tiene cuernos... (Con voz baja)... todavía.
ABOGADO.-Bravo! Por fin llegó tu día, Melico. Más vale tarde que nunca.
MEDICO.-Tarde? Te digo que a las once de la mañana. A.M.!
ABOGADO.- Mis parabienes! Mira, no te atraso. Entra y échale una mirada a la
señora. Yo te esperaré; no tardes mucho.
MEDICO.-No podré tardar mucho. En Santo Domingo me están esperando, pues mi
suegra está empeñada en que me confiese y ya se lo prometí.
ABOGADO.- Ego te absolvo! – (Con ademán de bendecir): Si ese confesor no sale
corriendo esta tarde, no tendrá cuando. (Todos celebran la gracia. El Médico entra
al aposento, Sido con él).
NAYO.-Pescaron, pues, al famoso doctor Medinilla. Le tomó tiempo resolverse, pero
allí es donde todos vamos a parar.
ABOGADO.-(Moviendo la cabeza). – No me lo diga.
NAYO.-Bien joven se casó usted doctor. Yo recuerdo.
ABOGADO.-A los veintisiete años, don Nayo, con la leche en los labios.
NAYO.-Yo aguanté hasta los treinta y tres... edad peligrosa.... y también me dejé
crucificar! Casamiento y mortaja, doctor! Yo creo que el ahuizote del treinte y tres
me influyó, y tomé mi cruz...
233
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.-Muy bien: nuestro Señor dijo: “Toma tu cruz y sígueme”, pero él cogió
la delantera soltero... solterito!
NAYO.-Pero fijese, doctor Leytón, nadie está contento con su suerte. Se ha dado
cuenta que ahora ahí andan un poco de curas que quieren dejar el celibato y
casarse?
ABOGADO.-Por mi parte que se casen todos para que aprendan a ser más
indulgentes con los pobres maridos.
NAYO.-El oficial mayor de mi oficina dice que todas esas cosas son post-conciliares
. . . Dice que después del Concilio Vaticano Segundo, los curas quieren vestirse
como futbolistas, las mojas jóvenes quieren modelar y hasta... bueno, mejor ni
sigamos.
ABOGADO.- Por otra parte, dejar el celibato no quiere decir necesariamente
casarse.
(El médico y Sido salen del aposento).
ABOGADO.- Cómo encontraste a la señora?
MEDICO.-Mal... peor... Esa enfermita está cancelada. Como yo me marcho
mañana, había pensado dejar a otro médico a cargo del caso, pero ya no tiene
objeto.
NAYO.-Así que usted cree, doctor, que es cuestión de esperar...
SIDO.-Ni reacciona...
solamente orinaba.
ni hace. Anoche me pidió el pato dos veces... pero ....
MEDICO.-Como yo me marcho mañana, mucho les agradecería me cancelaran
ahora mi cuentecita.
NAYO.-Y con qué alma, doctor?
MEDICO.- Eso es problema de ustedes. Yo me caso mañana y mañana mismo me
marcho. Necesito fondos.
ABOGADO.- Ve, hombré. Me consta que esta gente no dispone de efectivo, pero
yo soy su abogado y si la cuenta no es muy alta, con gusto me encargaría de
cancelártela.
MEDICO.-Vos? Ydeay? Desde cuándo los abogados . . .
234
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABOGADO.-Eso es cosa mía. Se trata de tí, que te casas, y de ellos, mis clientes,
a quienes se les viene un duelo encima. Don Nayo, doña Sido y . . . la niña, son mis
amigos!
MEDICO.-Muy bien. Yo encantado. Y dónde mando la cuentecita?
ABOGADO.-A mi oficina, hoy mismo. Como tú te marchas y estás viendo la cosa
muy prieta, te agradecería mandaras también el certificado de defunción de la
viejita... con la fecha en blanco, pero firmado, desde luego que firmado.
MEDICO.-Hoy mismo te llegan mi cuenta y el certificado con la fecha en blanco y .
. . firmadito... y... aquí mismo, un apretón de manos porque en tu pecho palpita un
corazón muy generoso.
(El médico se despide de todos, con un “siento mucho”. Saludos. Parabienes).
ABOGADO.-“So long”, Melico! (Al partir el Médico, Nayo se acerca al Abogado).
NAYO.-Doctor Leytón: Usted es un gigante! Usted nos ha sacado de un grave
apuro! (Lo abraza).
ABOGADO.-Sí . . . Yo soy el gigante más pequeño del mundo. (Ríen).
SIDO.- (También se acerca y abraza al Abogado): - Doctor, no tengo palabras. Si
nos pasamos a vivir en una de las casitas, vamos a ser vecinos y más amigos.
NAYO.-Vecinos y amigos, de usted y de su señora.
SIDO.-Cuando la niña se cae usted va a ser su primer padrino.
ABOGADO.-Francamente, a mí el tal Quincho... no me gusta para la niña. La gente
dice que no tiene buenas intenciones...
NAYO.-A nosotros tampoco nos gusta.
SIDO.-Yo no digo que sea con Quincho que se case.
ABOGADO.- Y la niña, qué se hizo?
SIDO.-(Llamando hacia la puerta de la cocina): - Mirna! Mirna! Vení dale un abrazo
de despedida al doctor Leytón. (Sale la niña) Ahí te voy a contar!
MIRNA.-Qué bullaranga se han tenido! (El abogado se adelanta y abraza muy
estrechamente a la niña).
235
Antologia del Teatro Nicaragüense
NAYO.-(A mirna):_El doctor leytón es un gran amigo!
(El abogado, abraza a mirna, toma su cartapacio y se dispone a patir)
MIRNA.-(Para sí) Sabe abrazar! . . . cómo será cuando besa!
ABOGADO.-El amigo verdadero debe ser como la sangre, que siempre acude a la
herida sin esperar que la llamen!
MIRNA.-Usted también es poeta, doctor? Yo me lo imaginaba . . . por su modo de
abrazar. Y nunca ha escrito ninguna comedia?
ABOGADO.- (Mirando fijamente a la niña): - A veces me siento poeta, y en cuanto
a comedias . . . basta con mi propia vida.
(Nuevos abrazos de despedida; siempre el abrazo para la niña es más efusivo.
Mirna aparentamente coopera).
ABOGADO.-(Al trasponer la puerta del fondo, saliendo): - Nosotros también hemos
terminado, digo, el asunto... profesionalmente, pero confío que nos seguiremos
viendo. (A Mirna, desde el umbral): - “Que lo mejor del sol de la mañana sea para
tu frente”.
MIRNA.-Hasta pronto, doctor. Hasta muy pronto! Y tantas gracias! (Queda sola la
familia, todos parecen muy complacidos).
MIRNA.-Bueno, máma, qué es lo que tenían que contarme?
SIDO.-(Meditabunda): Paciencia, criatura: para todo hay tiempo.
NAYO.- Así es: paciencia. Ahora todo depende de la tíita.
De las primeras filas de la platea se levanta un señor (El Coronel) y toma el camino
de salida del teatro. Nayo se adelanta hacia el proscenio y llama con palmadas al
señor que se aleja.
NAYO.-Señor, señor! Por qué se marcha usted? Es que ya lo tenemos aburrido?
CORONEL.-No, señor. (Viendo su reloj): - Me voy porque tengo que irme . . . Dentro
de media hora sale mi avión y no puedo perderlo. Voy directamente al aeropuerto.
NAYO.- Vea, señor, ya nada falta para que caiga el telón y la función se acabe.
Nosotros le vamos a agradecer que se aguante unos minutos más . . . Nos desanima
ver a la gente salirse del teatro antes de tiempo.
236
Antologia del Teatro Nicaragüense
CORONEL.-Oiga: le repito que no me voy por aburrido. No ve que yo pagué mi
entrada, carito por cierto, para ver toda la función? Pero al paso que vamos esto no
se acaba hasta que la señora se muera... y qué sabemos...
NAYO.-Cómo “qué sabemos”?
CORONEL.-Pues sí. Usted sabe, amigo, que nadie expira ni un segundo antes de
lo que debe ser. . .
NAYO.-Pero escuche, señor: el doctor Medinilla nos tenía prometido que la viejita
no anochecía, y anocheció... ! depués, que no amanecía... y amaneció, y ahora ya
ve que hora es! (Viendo su reloj). No puede tardar mucho
CORONEL.-Oiga amigo: ningún doctor puede andar prometiendo esas cosas . . .
por muy sabio que sea. (Con solemnidad): - Hay cosas que están escritas!
NAYO.-Pero cree usted que el doctor de nosotros no sabe leer las cosas escritas?
Sí, que sabe, y hasta las escribe él mismo, aunque a veces deja las fechas en
blanco.
CORONEL.-Pues ese hombre sabrá más de lo que le han enseñado.
NAYO.-Y también sabe cobrar... (Tras breve pausa): - Pero vea, amigo, quédese
con nosotros unos diez minutos más. Yo le ofrezco mandarlo al aeropuerto en el
Mercedes Benz del teatro.
CORONEL.-Bueno, mi amigo don Nayo, voy a darle gusto, por amor al arte escénico
que ustedes dominan admirablemente! (Regresa y se acerca a su silla).
NAYO.-Gracias, señor! Mil y un millón de gracias. Y... perdone, pero me parece
que usted no es de aquí.
CORONEL.-No. Yo no soy nicaragüense. No le dije que estoy saliendo para el
aeropuerto? Es que esta noche debo volar hacia mi noble patria.
NAYO.-Y cómo se llama el señor?
CORONEL.-Yo?
revolucionario.
Yo
me
llamo
Jonás Jocotenango,
coronel del ejército
NAYO.-Ya lo decía yo, que usted no era ningún cualquiera, sino una gran persona!
Un personaje! Cuánto honor!
CORONEL.- Muchas gracias, don Nayo. Y usted es un gran actor. Ojalá pronto
pueda disponer de esa herencia. Le voy a dejar mi dirección para que cuando logre
237
Antologia del Teatro Nicaragüense
salir de esta gran república, tierra de Rubén Darío, de Azarías Pallais y de gente
como ustedes, se dé una pasadita por mi noble patria.
(Sido se acerca y Nayo le dice algo al oído).
NAYO.-Gracias, señor. Encantado yo. Y, dígame, coronel del ejército
revolucionario: no creo yo que tuviera usted miedo de subir al escenario por unos
minutos.
CORONEL.-Miedo yo?
NAYO.-Además, de aquí mismo, por la puerta trasera, lo saco y lo mando al
aeropuerto en el Mercedes Benz tan pronto como la viejita se nos muera. (El
Coronel se detiene, pero parece un tanto indeciso).
CORONEL.-Eh... Eh.... Y no se podría saber de qué se trata?
NAYO.- No me diga, coronel de ejército revolucionario, que usted tiene miedo.
CORONEL.-Miedo yo??? (Resueltamente se dirige hacia el escenario y sube. Nayo
lo recibe con un abrazo. Sido y Mirna parecen muy complacidas. El espectador
corresponde al abrazo de Nayo y sin soltarse, ambos entablan una conversación
animada, en voz no audible para el público y que no debe prolongarse por más de
medio minuto. A continuación el Coronel y Nayo igresan al aposento. Segundos
después se oye un disparo. Instantáneamente reaparecen en escena el Coronel y
Nayo, del brazo. Ambos se dirigen sin decir palabra a la puerta del fondo. El Coronel
sigue y sale rápidamente hacia afuera. La Chavalita sale de prisa por la puerta de
la cocina. Se oye el ruido de un motor de autómovil que se enciende y parte. La
Chavalita vuelve de nuevo portando un par de vestidos negros que entrega uno a
Sido y otro a Mirna.
MIRNA.-Ay, la tiíta. Dios la reciba en su santo seno!
NAYO.-(Hacia Sido): - Ahora sí!
SIDO.-(Sosteniendo el vestido negro por delante de ella misma, como si se lo
midiera): Ahora sí.
MIRNA.-(También sosteniendo su vestido): - Ahora sí.
(Instantáneamente se levanta del asiento que ocupa en una de las primeras filas de
la platea un hombre uniformado de policía municipal portando visiblemente su
pistola de reglamento. Sube con paso firme al escenario ante el asombro de todos
los actores y exclama)
POLICIA.-Todo el mundo arrestado!
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Antologia del Teatro Nicaragüense
SIDO.-Señor, qué pasa?
POLICIA.- Nada! Todo el mundo, manos arriba! Aquí se acaba de cometer un
viejicidio – (Desenfunda su pistola)
(Nayo y Sido se ponen manos arriba. La Chavalita alza solamente un brazo. Mirna
no alza ningún brazo).
POLICIA.- (A la Chavalita): - Y por qué usted solamente levanta un brazo?
LA CHAVALITA.- Señor, es que la otra manga la tengo descocida; se ve muy feo.
(Levanta el brazo de la otra manga, que efectivamente se ve feo. El Policia con una
señal de su brazo que no exhibe pistola hace señas a la Chavalita que baje su brazo.
La Chavalita lo baja y mantiene sólo uno en alto).
POLICIA.- (A Mirna): - Y usted, por qué no levanta ningún brazo?
MIRNA.- Señor capitán, es que desde que está grave la viejecita no me he depilado
las axilas, y no me gusta enseñarlas . . . así! (Hace ademán de alzar los brazos.
Mucho vello).
POLICIA.-Yo no soy capitán, soy sargento primero. Y qué es lo que dice? . . . depi
. . . . qué?
SIDO.-Señor sargento primero: ella dice que no se ha depilado las axilas, quiere
decir que no se las ha rasurado hace días... las axilas.
POLICIA.-Y este viejicidio de ahorita? Axilas? Dónde les quedan esas cosas a las
mujeres?
NAYO.- Sargento primero: no es sólo cosa de mujeres... las axilas; los hombres
también tenemos axilas.
POLICIA.- Qué? – Quiere decir que yo también tengo... axilas?
NAYO.-Pues claro, sargento. Usted y yo. Y todos los hombres también... todos los
sargentos, hasta los generales tienen axilas.
POLICIA.-Y dónde es que las tengo yo?
SIDO.- Muy sencillo, sargento primero: donde antes le quedaban los sobacos.
POLICIA.-Ah . . . y por qué no dijo sobacos de una vez? Bueno, que las jovencitas
no levanten sus axilas. Pero aquí se ha cometido un crimen!!
239
Antologia del Teatro Nicaragüense
NAYO.-Pero sargento, dése cuenta de que este es un sainete, un juguete cómico
inocente; una especie de comedia, digamos. Aquí no se cometen crímenes, amigo.
Nosotros somos actores.
POLICIA.- Y qué cuento es ese de . . .
SIDO.-Explicále vos, Nayo, al señor sargento primero que nosotros somos actores,
que sólo hacemos lo que el autor dicta: que debemos llorar?, pues lloramos; que
debemos reír?, pues reímos; pero que todo es de mentira. Explicále Nayo, que el
autor es el que dicta!
POLICIA.-Un dictador, eh? Confiesan ustedes una dictadura, pues? Y el autor les
dictó cometer un viejicidio y ustedes buscaron el cómplice y mataron a la pobre
viejita!
NAYO.- Ningún viejicidio, sargento primero. Esta es una función de teatro. Ya le
explicó Sido, mi señora: en la comedia el autor dicta gritar, y uno grita; el autor dicta
bailar, y uno baila . . .
POLICIA.- Y el autor dicta matar, y ustedes matan! Dónde está el dictador?
NAYO.-El autor?
POLICIA.- Se llame como se llame: el que mandó matar a la viejita!
NAYO.-El autor no está nunca en las tablas. Está entre bambalinas.
POLICIA.-Sigue la cosa como con las axilas. Dónde quedan esas bambalinas...y no
me salga con que yo también tengo... bambalinas....
SIDO.-Señor sargento: las bambalinas son esas (señalándolas) y las axilas son
estas! (Tocándoselas).
POLICIA.-Algún escondite, pues? Pero mientras damos con el dictador, ustedes
todos están arrestados. Yo soy autoridá! Y cuando le eche el guante al otro
responsable... Yo soy autoridá! Y ustedes deben confesar donde quedan esas
bambalinas, o yo les dicto: “a cantar”... ! Y ustedes van a cantar hasta lo que no es!
NAYO.-Aquí no más quedan las bambalinas, sargento; le digo que el autor no se ha
escondido de nadie, más bien está esperando que lo aplaudan para salir.
POLICIA.-Pues tráigamelo ya, sin aplausos.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
(Nayo baja los brazos y se dirige hacia las bambalinas, regresando leugo con el
asombrado autor. Al entrar éste, el policia le apunta con su pistola. El autor alza los
brazos).
POLICIA.-Quién es usted?
AUTOR.-El autor.
POLICIA.- Eso ya lo sé muy bien, pero qué es usted?
AUTOR.-Escritor.
POLICIA.- Yo pregunto qué oficio tiene.
AUTOR.- Oficio no tengo. Soy un comediógrafo.
POLICIA.-Un come-qué?
AUTOR.-Señor! Quiero decir uno que escribe comedias . . . sainetes . . . monólogos
. . . en otras palabras, soy un intelectual.
POLICIA.- Ahjáh: Usted confiesa ser el autor intelectual del crimen!
AUTOR.-Qué crimen dice usted? Yo no soy un criminal! Soy un escritor!
POLICIA.-Escritor!!! Escritor que manda a matar a las viejitas... por escrito!
AUTOR.-Señor, usted debe darse cuenta que todo esto es... teatro... farándula.
POLICIA.-Se equivoca usted! Yo no soy farandulero! Soy autoridá! Y todo lo demás
ya quisieron explicármelo estos señores. Pero aquí se ha cometido un crinmen, a
mí me consta! Todo el mundo queda arrestado, el autor intelectual y sus cómplices
...
AUTOR.- Todo el mundo? Yo también?
POLICIA.-Todo el mundo; usted también... y hasta la viejita muerta, pero a esa la
voy a mandar a buscar con la ambulancia, para que lleven su cuerpo a la morgue,
como cuerpo del delito.
AUTOR.- Señor sargento: yo creo que si usted me permite le puedo explicar
perfectamente que usted en su laudable celo como autoridad, está cometiendo
una... arbi.... un errorcito... Yo le diría...
241
Antologia del Teatro Nicaragüense
POLICIA.-(Interrumpiéndole): - No gaste saliva de balde. Todo eso se lo va a
explicar usted al teniente de la Tercera. Todos van a pasar conmigo, y si se
resisten... la responsabilidad es de ustedes.
MIRNA.- (Con una sonrisa): - Señor sargento, y a la chavalita y a mí para qué nos
quiere?
POLICIA.-Eso... lo veremos. Yo me los llevo a todos, y ya! A la Tercera! A como
den lugar! Solamente se queda la viejita para mientras viene la ambulancia... Pero
ustedes, todos!, a la zaranda!
AUTOR.-Estimado señor sargento primero: escúcheme un minuto . .
POLICIA.- Ya se lo dije, gaste su saliva con el teniente.... el lunes: hoy es sábado.
Si el teniente los deja irse, solamente dos noches van a pasar encholpados....no es
gran cosa . . .
SIDO.- Y la niña también? Y yo también? Y la pobre chavalita?
POLICIA.- Todo el mundo, menos el tal coronel que ya irá volando. La ley es pareja
y la autoridá soy yo! Al camino, pues!
SIDO.- El tal coronel.... lo que ese viejo quería era el Mercedes Benz! Que ya irá
volando.... los volados fuimos nosotros!
(Nayo se acerca al autor y le dice unas pocas palabras al oído. El autro se acerca
al policía).
AUTOR.- Querido sargento primero: todo es platicable . . . Acuérdese: no hay nada
como el diálogo. Permítame usted, por favor, unas pocas palabras, en privado:
confidencialmente.
(El sargento envaina su pistola, toma del brazo al autor y se aparta con él. Nayo
sonríe y los demas parecen más tranquilos).
AUTOR.-Señor sargento primero, yo creo mucho en el diálogo.
POLICIA.- Pues yo, primero quiero ver el diálogo.... y tal vez después de verlo . . .
yo también acabe creyendo.
AUTOR.-Sargento: usted y yo somos gente que se gana la vida con dificultades;
una ayudita extra nos viene al pelo. No es así?
POLICIA.-Pues ahorita yo no digo ni que sí ni que no; déjeme ver el diálogo.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
AUTOR.-Muy bien. Yo le doy a usted ahora mismo, la equivalencia de una quincena
de sueldo, y usted se va... y no ha visto la comedia, porque todo esto es no más
que una comedia, un sainete.
POLICIA.- Una quincena de sueldo? Sin los caídos? Y cuánto cree usted que es mi
básico?
AUTOR.-Bueno, pues hablemos en plata... (Se lleva la mano al bolsillo). Yo le doy
a usted, ya!, cien córdobas... y usted se va a su casita... y no ha visto nada.
POLICIA.- Cien córdobas... Oigame, señor intelectual: y cara de qué me ha visto
usted a mí?
AUTOR.-Cara de qué... ? Eso mejor no se lo digo ahora: sigamos hablando como
amigos. (Agitándo su mano dentro del bolsillo). Acepta mi regalo?
POLICIA.-Pues yo tampoco voy a decirle en su cara, cara de qué le veo. Pero si yo
me lo llevo a la Tercera y allá lo registro, a mí me quedan más de doscientos.
AUTOR.-No crea, sargento. Nosotros somos gente pobre, gente de teatro, digamos:
somos cómicos!
POLICIA.-Pues yo no soy cómico. Yo soy autoridá!
AUTOR.-Pero no se da cuenta de que todo el público es testigo de que usted está
cometiendo una injusticia con nosotros? Mucha gente iría el lunes a ver al teniente
y nos sacarían de la cárcel inmediatamente, y hasta nos aplaudirían la salida.
POLICIA.- Mejor que los aplaudan ya, porque el teniente no siempre llega los lunes
a la Tercera. A veces no se aparece hasta el martes: (Contando con los dedos):
sábado, domingo, lunes y martes . . . son cuatro días, y antes que el teniente les
dé puerta, no los saca ni el arzobispo!
AUTOR.-Pero, sargento, no sea usted tan injusto! Cómo va a tener a toda esta
gente, y a mí, cuatro noches en la cárcel sin ningún motivo?
POLICIA.- Sin ningún motivo? Eso es lo que usted dice.
NAYO.-(Se acerca con aparente disimulo): - No pierda su tiempo autor: háblele en
. . . diálogo! (Haciendo con pulgar e índice las señales de contar billetes).
AUTOR.- (Volviéndose al policía): - Yo quiero hacerle a usted un obsequio, un
verdadero obsequio! Pero acuérdese que soy un intelectual; los intelectuales y los
policías somos gente pobre. Cuándo ha visto usted a un rico que se meta a policía...
o a intelectual? Vea, sargento! (Saca de su bolsillo un fajo de billetes.
243
Antologia del Teatro Nicaragüense
POLICIA.-Ya se lo dije: si en la Tercera lo registro como a todo reo, a mí me quedan
más de doscientos.
AUTOR.-Eso del registro tiene sus bemoles, sargento: personas que ahora están
aquí en el teatro, se van a ir siguiéndonos hasta la Tercera.
POLICIA.- Eso a mí no me importa!
AUTOR.-Pero es que... tal vez entre ellos haya algún constituyente, hombre de
influencia, y a lo mejor me sale más barato entenderme con él que con usted.
Piénselo bien, sargento.
POLICIA.-(Tras pensarlo brevemente rascándose la cabeza): - Bueno, pues:
vengan los cien, pero no me está tirando: usted lleva encima mucho más: yo lo ví
cuando fue a la taquilla y la muchacha le entregó un papasal de billetes.
AUTOR.-Pero, sargento, lo más era para el dueño del teatro. A los intelectuales es
una chochadita lo que nos alcanza. Aquí están los cien, y punto! (Le pasa el fajo de
billetes).
MILITAR.- Bueno, vengan, pues, los cien... por tratarse de un intelectual!
(El policia toma y guarda en su bolsillo el dinero. En ese momento se oye un quejido
que suena en el aposento. Sido y la niña se dirigen apresuradamente y con temor,
al aposento; vuelven a escena instantes después con evidente prisa, alarmadas).
SIDO.-Señor autor, no le dé ni medio al sargente primero! La tiíta está viva!
MIRNA.-Papá, la tiíta está viva! Que no le dén ni un centavo a ese policía.
(Nayo corre hacia el aposento, seguido del sargento y del autor. Estos dos se
quedan en la puerta. Nayo entra al aposento, un instante después reaparece).
NAYO.-La tiíta está viva y coleando.
AUTOR.- Señor Sargento, no hay trato, devuélvame mis bollos porque ni pretexto
tiene usted para llevarse a nadie a la Tercera.
POLICIA.-Pero qué es todo esto? Qué hizo el coronel revolucionario? (Autor y
sargento se alejan de la puerta).
NAYO.-El coronel revolucionario no hizo nada. El cartucho de su pistola no tenía
plomo, solo pólvora. La tiíta tiene apenas una quemadita en el pecho; se desmayó
del susto, pero está réquete viva! Sargento, la plata!
244
Antologia del Teatro Nicaragüense
POLICIA.-Bueno . . . Qué se hizo el coronel revolucionario?
SIDO.-Pues se hizo de un Mercedes Benz. Eso era lo que él quería. Qué el
aeropuerto ni qué noble patria! Yo lo dije! Señor sargento: tiene que devolver la plata
ahora mismo!
MIRNA.-Lleváte los vestidos negros, chavalita. (Para sí misma): - Ay, San Antoñito
lindo, cómo se va a reír Quincho de todos nosotros.
POLICIA.-Bueno, señores, calma! Dónde está la resucitada? Yo no devuelvo ni un
chelín!
(El policia se dirige al aposento con paso firme y entra. Se oye un sonoro disparo.
Sido cae de rodillas).
MIRNA.-Chavalita, no te llevés los vestidos negros!
(El policía sale del aposento volviendo al tahali su pistola humeante y hace mutis
por la puerta del fondo. La chavalita se queda boquiabierta con un vestido negro en
cada brazo. El autor, manos en la cabeza, que mueve con desconcierto,
negativamente, se aleja rumbo a las bambalinas. Nayo se planta frente a la puerta
del aposento, se queda pensativo un instante y se santigua y junta las manos como
en oración. Sido se persigna. Mirna se arrodilla; la chavalita también. Ambas se
persignan).
TELON
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Antologia del Teatro Nicaragüense
QUE LAS PAREDES NO OIGAN
Farsa violenta en un sólo acto
Octavio Robleto
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Antologia del Teatro Nicaragüense
QUE LAS PAREDES NO OIGAN
Octavio Robleto
PERSONAJES
Joven Gorda
Viejo
Sobrino
Jovencita 1a.
Jovencita 2a.
Jovencita 3a.
Jovencita 4a.
Joven 1o.
Joven 2o.
El decorado del escenario tendrá mucho que ver con el juicio del director y con las
posibilidades económicos para el montaje de la obra. Aquí apenas se darán algunas
sugerencias por ejemplo, poner a un lado de las paredes del escenario
daguerrotipos viejos y desvencijados, polvosos y como en abandono total, sin
embargo se ve que algo representaron alguna vez. En cambio en el otro frente se
observan collages modernos y hasta atrevidos. Se escuchará música pasada de
moda que será entremezclada con música actual. Habrá baúles viejos ya inútiles y
valijas o bolsos modernos para viajes al extranjero. Sugerir todo lo que sea la
ruptura del pasado con el presente. Al abrirse el telón aparecerá una joven
excesivamente gorda – como pintada por botero, muy maquillada, vestida
extravagantemente y sentada en una mecedora, meciéndose y abanicándose. Casi
todo en ella es fingido. Detrás de su mecedora, de pies, un anciano enclenque, bien
vestido pero a quien todo le queda mal, de modo que se ve ridículo y minimizado.
Será sumiso y tembeleque. Con un trasfondo musical bajísimo la joven gorda dirá:
GORDA.-¡Uf, qué calor. No, no. Quiero decir qué fastidio! (Al viejo). Méceme
suavemente. (El viejo no sabe que hacer). Pero pronto! No te quedes ahí de idiota!
(El viejo, todo tembloroso la mece, musitando palabras inintelegibles. Luces
resaltando los collages y entrada del sobrino, joven apunto y mimado. Se dirige a
su tía gorda y la besa). ¡Hola, sobrino. Mi hijito. ¿Qué nuevas me traes?
SOBRINO.-Malas, tía. Muy malas. (El viejo se aparta a un rincón, se sienta en un
taburete y le tiemblan las manos).
GORDA.-¡Uyyy, por favor, no me digas nada (Agitada) Desfallezco . . . Me muero .
. . me desmayo. No. No hables. (Hace gestos negativos con las manos). Uyyy, por
favor, que las paredes no oigan.
SOBRINO.-Pero tía, tiene que enterarse! Usted tiene obligación de saberlo todo.
247
Antologia del Teatro Nicaragüense
GORDA.-No! No quiero saber nada de lo de afuera. Tú y yo lo que necesitamos es
ternura. Que nos dejen vivir en paz y comodidad.
SOBRINO.-Está bien. Pero de algún modo tendrá que enterarse y será más
doloroso.
GORDA.-Sí . . . Sí . . . No me fastidies por hoy. (El viejo se incorpora para intentar
decir algo pero no lo hace y vuelve a su sitio).
SOBRINO.- Para empezar, el pueblo se ha amotinado. Ya han tomado algunas
mansiones particulares.
GORDA.- ¡Vete! ¡Vete! No soporto oír esas cosas. Hasta sospecho que tú estás de
parte de esa basura y no de parte nuestra! Vete!
(Mutis del sobrino. El viejo se levanta y la mece con cuidado. La gorda se acomoda
en su mecedora).
Tener que oír estas cosas, porque verlas no las veré! ¡Nunca presenciaré tanta
humillación! (Dirigiéndose al viejo) Ponte ahí de frente. (Pausa) Sentado en ese
cojín. (El viejo queda de espaldas al público, encorvado y sumiso).
VIEJO.- Sí mamacita, te escucho.
GORDA.-(Irónica y vacilante). Por tu culpa nos viene esto. ¿Por qué no lo previste?
Tu eras el Consejero. Mandabas detrás del Trono. Ahora ¿qué aconsejas? ¿Qué
me levante y vuelva a ser la favorita? ¿Qué sugiera lo que tú a mí me sugerías?
¡Sinvergüenza! ¡Vividor! ¿De qué nos sirve todo esto sin mando? ¿Quién impondrá
nuestra santa voluntad? (Llorosa). ¿Qué serán de mis joyas? (Las besa,
acariciándolas con avaricia y ternura. Todas deben ser de bisutería barata). Qué
cruel es mi sobrinito! Mi heredero. ¡Tanto que se parece a mí! Mis gestos, mis
modales . .
.
VIEJO.-Pero la vida . . .
GORDA.- ¡Calla, tonto: Ya sé lo que vas a decir!
VIEJO.-Pero si . . .
GORDA.-Calla! (Pausa). Ojalá regrese pronto. Tengo que decirle muchos secretos
que sólo con él puedo compartir. (Llora y solloza, el viejo le seca las lágrimas con
un pañuelo blanco larguísimo, con voz entrecortada). Ten cuidado de no estropear
mi maquillaje. ¿Por qué tendrán que cambiar los tiempos? ¿Por qué nada es
duradero en este mundo? (Entra nuevamente el sobrino).
248
Antologia del Teatro Nicaragüense
SOBRINO.-Tía, las cosas empeoran. Ya no sólo ocupan las mansiones sino que
también promulgan nuevas leyes y . . .
GORDA.- ¿Qué dices? Lo que me importa es conservar mi dinero... Mi hacienda.
Las leyes siempre me han tenido sin cuidado. (Señalando al viejo) He ahí la ley!
¿Verda, señor Consejero? (El viejo pretende decir algo).
SOBRINO.-Yo creo que esto va en serio. El cambio parece inevitable. Y para
nosotros será histigante. (Preocupado). No sé qué hacer, tía . . .
GORDA.-(Maternal). Ven acá, mi muchachito. Ven hijito mío. (El sobrino se
acomoda en su regazo con expresión de idiota, casi degenerado. La gorda le
acaricia los cabellos). Tú continuaras nuestra causa. El mundo no cambia tan
fácilmente. Te casará con tu prima y todos continuaremos felices.
SOBRINO.- (Casi infantil). Yo tengo miedo. Lo que se anuncia lo veo terrible. De mí
ya se han burlado descaradamente. No sé cómo he podido soportarlo. Y tú no
puedes protegerme. (Pausa señalando al viejo, con un poco de desprecio). Ese
mucho menos. (El viejo se incorpora haciendo ademanes de que lo oigan).
VIEJO.- (Con voz entrecortada). Un momento . . . Un momento, por favor, un
momento. No me carguen a mí con toda la culpa. Todos nosotros somos parte del
sistema y ahora nos atropellan... Yo . . . yo... lo veía venir... pero si lo anunciaba
hubiera caido en... desgracia... en realidad fuí culpable y... cobarde... hoy padezco
las consecuencias.
GORDA.- ¡Calla, idiota! (El viejo prosigue como si nada hubiera oído).
VIEJO.- Aunque de haber hablado con franqueza lo mismo habría sucedido... En
fin, mi decadencia es evidente. (Se siente, jadeando).
SOBRINO.- (En tono de suplica). Tía, protégeme. Ayúdame en estos momentos.
GORDA.-(Como una demente). Mira hijito: este diamante será tuyo (sobre cada joya
que mencione, solamente la señalará, sin hacer entrega de ninguna, con avarica
ancestral). Este zafiro también y estos collares de perlas también te pertenecerán.
Mis acciones y mis dólares también serán tuyos. (Queda abstraida).
SOBRINO.-(Reaccionando). ¡Tía, te estás volviendo loca! Todo eso será inútil para
el futuro! ¡No te pido esas cosas!
GORDA.-(Siempre abstraida, al sobrino). Méceme suavemente.
(El viejo cabecea, durmiéndose, sentado en su taburete. El sobrino no sabe que
hacer. Se dirige hacia el viejo, le toca el hombro para que despierte. El viejo
249
Antologia del Teatro Nicaragüense
despierta asustado. El sobrino lo levanta y se encaminan donde la gorda. El sobrino
le hace señas de que la meza. El viejo obedece. El sobrino sale procurando no
hacer ruido. Música rococó, lenta, el viejo parece que va a dormirse de nuevo y cada
vez mece con mayor lentitud. Dar la sensación de que todo va a permanecer así,
estático. De pronto se oye una algarabía fuera del escenario e irrumpen por ambos
lados, cuatro jovencitas desenvueltas, dos de ellas con vendas en los ojos, las
vendas de color. También dos jóvenes con vestidos de actualidad. Uno de ellos está
vendado. Los que llevan vendas actuarán como si no la tuvieran, por lo que estas
deberán ser transparentes. Giran, bailando, alrededor de la gorda y del viejo quienes
están como dormidos. Música moderna y viva. Los jóvenes hacen verdaderas
acrobacias con sus improvisados pases de baile. Cantan en coro:)
CORO
Juguemenos a la gallina ciega.
Juguemos a la gallina vieja.
Jueguemos a la gallina gorda.
Juguemos al viejo pendejo.
(Mientras bailan, les ponen vendas negras al viejo y a la gorda. La música sube por
un momento y la gorda y el viejo despiertan como asombrados. La música cambia
suavemente pero siempre moderna. La gorda intenta incorporarse pero no se lo
permite su gordura, el viejo mece como dandole cuerda a un manubrio, los jóvenes
hacen un semi círculo, quedando viejo y gorda al fondo).
GORDA.-¿Qué significa esto? ¿Estoy soñando? ¿Consejero, qué hago? No veo
nada. ¡Mis joyas, ay, mis joyas! Las tengo pero no las veo. (Se las toca).
CORO.- Estamos jugando a la gallina ciega!
GORDA
¡Uy, uy . . . ¿Quiénes me hablan así?
(Parlamento dicho por los jóvenes individualmente).
CORO.-(Uno por uno). Tescupo, medas-asco. Yo te jodo. Nuevo-orden. Tevomito.
Tedevoro!
GORDA.-Uy, qué clase de lenguaje es ese. ¡Consejero! ¡Consejero! Saca a esta
gentuza de aquí. No soporto tanta jayanada. A mí nunca me han voceado. (Resopla
como cerdo y de la cólera cambia su lenguaje). ¡Váyanse al chiquero! (Gruñendo
como cerdo, enfurecida). Cosh, cosh, cosh. Salgan, salgan. No se codeen con mi
hermosura! Sucios! ¡Malditos! No sé para qué nacieron! (El viejo permanece de pies,
con las manos en la mecedora, sin ningún movimiento. Entra el sobrino,
apresurado).
250
Antologia del Teatro Nicaragüense
SOBRINO.-Tía, tía. ¿Qué te están haciendo? ¿Te han golpeado?
GORDA.- No. Pero me han hecho algo peor, me han insultado y se han burlado de
nosotros. (El sobrino se arrodilla sobre sus piernas. Carcajada general de los
jóvenes quiénes están sentados en el piso con gran libertad. Una de las jóvenes se
levanta y venda al sobrino con una cinta de dos colores pretendiendo insinuar que
nada en dos aguas, lo aparta y se sienta sobre la gorda).
JOVENCITA 1.-¡Pobre abuelita, estabas muy aburrida y te venimos a divertir!
GORDA.-(Con voz quejumbrosa). ¿Oiste, sobrino? Me ha dicho abuelita. ¡A mí, que
estoy en la flor de la primavera!
JOVENCITA 1.- Y que lindos aretes los que tienes! (Se los quita y los tira a una de
sus compañeras).
GORDA.-Sobrino, mis aretes (lamentándose). Los había heredado de mi . . . qué
digo, (ambigua) fueron un obsequio . . . Un obsequio a cambio de un favor . . .
(Jovencita 1a regresa a su sitio. Se levanta un joven y también se sienta sobre la
gorda).
JOVEN 1.-Y qué pechos tan exhuberantes!
GORDA.-Sobrino, están ridiculizando mis encantos. (Risas maliciosas. El sobrino
permanece indeciso integrado al grupo de los dos jóvenes. Repentinamente se
levanta todo el grupo y se acercan a la gorda. La mecen con escarnio y le van
quitando sus alhajas las que tiran al aire y van cogiendo indistintamente. Cada uno
que quita una prenda dice:
JOVEN 2.-Coge este anillo!
JOVENCITA 2.-¡Agarren esa cadena!
JOVEN 1.-¡Ahí les va una pulsera!
JOVENCITA 1.-Chinchilillo (Gran alboroto) Ahí va un zapato!
JOVEN 2.-¡Yo cuchillo! (Se le cae el zapato de las manos. Entre todos arrastran la
mecedora por el escenario. El sobrino también participa. Al joven 2o se le cae la
venda y sólo queda vendado el sobrino. La gorda únicamente gimotea. Tiran sus
cojines por el aire y hayuna gran algarabía. El viejo permanece sentado en su
taburete. Arrinconado y temblando. Después de recorrer el escenario dejan a la
gorda en el rincón donde estaba el viejo. Los dos jóvenes sientan a este sobre sus
brazos en cuadro. Forman una procesión y todos van corean
CORO
Papa chi, papa chin
251
Antologia del Teatro Nicaragüense
Papachin chin chin . . .
Bis
(Mientras hacen una ronda completa. Las jovencitas arrastran la mecedora de la
gorda al centro del Escenario y los jóvenes colocan al viejo encima de ella).
GORDA.-¿Te das cuenta, amor? Todo ha cambiado. ¡Cuánto escándalo y cuánta
humillación! ¡Ojalá que las paredes no oigan! (Música)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
OSCURA RAÍZ DEL GRITO
Alfredo Valessi
Teatro de la Ira
253
Antologia del Teatro Nicaragüense
OSCURA RAÍZ DEL GRITO
Alfredo Valessi
Y apenas cabe la mano,
pero que penetra frío
por las carnes asombradas
y allí se para, en el sitio
donde tiembla enmarañada
la oscura raíz del grito.
Federico García Lorca
(Bodas de Sangre)
Oscura Raíz del Grito se estrenó los días 13, 14 y 15 de agosto de 1992 en la Sala
Experimental del Teatro Nacional Rubén Darío,bajo la dirección del autor.
ESCENOGRAFÍA
La acción transcurre en las fauces de la serpiente Quetzalcóatl. El galillo, en forma
de túnel, es el único acceso a la escena, que es la vivienda de Perséfona. La lengua
del ofidio le sirve de camastro para dormir. En el suelo o en mesitas hay utensilios
domésticos: un cuchillo de monte, un canasto con alimentos, un radio transistor
pequeño, un rollo de mecate, un peine, cosméticos femeninos, platos, etc. En algún
lugar arde una veladora ante un altar de la Virgen de Candelaria. En otro sitio hay
un espejo mediano.
PERSONAJES:
PERSÉFONA
LICAÓN
GERVASIA
TORO MUCO
LA ABUELA.
Joven campesina. Viste de negro.
Abigeo de 24 años. Ex-estudiante.
Campesina pobre de mediana edad.
Campesino cuarentón. Abigeo y contrabandista.
Vieja campesina de cuerpo magro y facciones enérgicas.
(Al iluminarse el escenario, Perséfona está de rodillas ante el altar. Ora en silencio.
Es el atardecer. De pronto, sufre una especie de crisis histérica. Se convulsiona.
Aparece la abuela y su presencia calma a Perséfona. Dialoga con la abuela como
sumergida en un estado de hipnosis).
PERSEFONA.-Volvés . . . volvés de nuevo. . .
ABUELA.-Todo da vueltas y vueltas y vueltas. Siempre la rueda vuelve a su lugar
de partida y empieza de nuevo.
PERSEFONA.-¿Qué me querés decir con eso?
254
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABUELA.-Te enseñé a entender el vuelo de los murciélagos.
PERSEFONA.-Sí... Ya los he visto, los he seguido. Sé que el momento se acerca.
¿Es eso lo que venís a decirme?
ABUELA.-Vengo a recordarte que sos piedra. Aunque por dentro un torbellino te
vuelve loca, por encima de todo sos piedra . . . sos la piedra que cae.
PERSEFONA.-Ya sé... Soy piedra . . . soy piedra.
(La abuela desaparece. Perséfona queda como ida. Unos toques la hacen
reaccionar).
GERVASIA.- (Llama desde fuera) ¡Perse! . . . ¡Perse! ¿Estás ahí?
PERSEFONA.- Sí, Gervasia, ¡pasá!
GERVASIA.-(Sofocada) ¡Uf! ¡Esta subida!
PERSEFONA.-¡Sentate! ¡Descansá!
GERVASIA.- Me pesan las canillas. El desgraciado de Melitón me preñó otra vez.
Estoy esperando.
PERSEFONA.- Vos tenés la culpa por andar abriéndote cada vez que a él le da la
gana.
GERVASIA.-Si no me abro me agarra por la fuerza y es peor. Vos no sabés lo que
son los hombres.
PERSEFONA.-Vos creés que no sé, pero sé.
GERVASIA.-¿Cómo vas a saberlo si vivís sola? A veces, hasta me imagino que no
te gustan los hombres.
PERSEFONA.- ¿Por qué no me van a gustar? ¿No soy mujer, acaso?
GERVASIA.-¿Entonces por qué no le hacés caso a nadie?
PERSEFONA.-Sólo tengo dieciocho años.
GERVASIA.-¡Uh! A tu edad yo había parido tres chavalos.
PERSEFONA.-Yo sé mi cuento.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
GERVASIA.-Al viejo Angulo, el de la pulpería, se le cuelgan los ojos cada vez que
pasás... y al de la fábrica de muebles... ¿No lo he visto yo, pues? El otro día te dió
una botella...
PERSEFONA.-En todo te metés... ¿Veniste para hablarme de eso?
GERVASIA.-En parte sí. Angulo tiene veladoras en la pulpería, andá a buscar las
tuyas antes de que se acaben. Vos no podés vivir sin veladoras.
PERSEFONA.-Esa llama tiene que estar encendida de día y de noche. Es la
promesa que hice a la Virgen.
GERVASIA.-¿Por qué promesa?
PERSEFONA.-Le pedí un milagro.
GERVASIA.- ¿Qué milagro?
PERSEFONA.-Es un secreto.
GERVASIA.-Sos muy rara... igual que tu abuela, que en paz descanse. La gente
decía que era bruja.
PERSEFONA.- La gente es mala.
GERVASIA.-Yo no me considero mala.
PERSEFONA.-No lo digo por vos.
GERVASIA.-Bueno, subí para que me digás si vas a matar mañana.
PERSEFONA.- Sí, siempre, todos los viernes. Le compré un hermoso chancho a la
Carmen. Está en el chiquero si querés verlo.
GERVASIA.-Me apartás cuatro libras de lomo... ¡Ah! Y también guardame las patas
para hacerle una sopa a Melitón. ¿Por qué no lo apuntás?
PERSEFONA.-No hace falta. Yo siempre me acuerdo de vos.
GERVASIA.-Es que a vos se te acaba la carne en un momento. Tenes buena mano.
PERSEFONA.-Es cierto. Yo tengo buena mano.
GERVASIA.-Ya me voy porque está oscureciendo. No tardan en salir los
murciélagos y me dan miedo. ¡Qué animales tan feos! Ultimamente han aparecido
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Antologia del Teatro Nicaragüense
unos bien grandes, que hasta muerden al ganado y le pasan la rabia. Antes no había
esos animales por aquí. ¿De dónde habrán venido?
PERSEFONA.-Son los mensajeros.
GERVASIA.-¡La Virgen me ampare! ¿Mensajeros de qué?
PERSEFONA.-Van a ocurrir cosas, Gervasia.
GERVASIA.-Me imagino que nada bueno... ¿Qué cosas?
PERSEFONA.- Acontecimientos que nada tienen que ver con vos. Podés irte
tranquila.
GERVASIA.-Me asusta oirte hablar así... ¡Dios quiera que no traigan la mala
suerte!... ¡Cuidate, Perse!... ¡Vos aquí sola en este cerro!... Yo no podría vivir así,
tan aislada. ¡Sólo de pensarlo me da horror! ¡Tené cuidado!
PERSEFONA.-Sé cuidarme, Gervasia.
GERVASIA.-Ya sé que vos podés... Pero no te confiés demasiado. ¡Ahí nos vemos!
No te olvidés de mi encargo. (Mutis).
PERSEFONA.-Tené cuidado con la bajada...
(Perséfona camina en la habitación como ordenando sus ideas. De pronto comienza
a hablar sola mientras retrocede como si alguién estuviese frente a ella).
PERSEFONA.-Vas a venir, sé que vas a venir, te siento cerca... muy cerca... Vas a
venir y no te tengo miedo. Vas a venir porque yo quiero que vengás... ¿Sabés que
tenemos un encuentro pendiente?... No, seguro que no lo sabés; pero vas a venir.
La Virgencita de Candelaria está ayudándome... ¡Idiota! (Ríe) ¿Aja? ¿Tenés ganas,
verdad?... No me toqués... No creás que va a ser como aquel día... Ahora, sólo que
yo quiera... Sólo si yo quiero... (Ríe) ¡Cerdo!... ¡Más que cerdo!... De nada te sirve
que pongás esa cara de asesino... Vos creés que me vas a impresionar, pero estás
equivocado, no sabés lo fuerte que soy... ¡Sí! Aunque me veás flaca... Estás cerca...
muy cerca... y yo te estoy llamando... Ni siquiera te imaginás que soy yo la que te
atrae... Ya venís por ahí... te estoy esperando ....(Tropieza de espaldas y cae en
el camastro con las piernas abiertas. Se contorsiona como si alguién estuviera sobre
de ella. Después de un espasmo se levanta. Piensa un momento. Enciendo el
transmisor. Se escucha música rock. Baila ante el espejo. Se quita la falda para
verse mejor. Tan abstraida está que no se percata de la presencia de Licaón, quien
aparece en la puerta. Viste “Blue Jean” y una camisa caqui manga larga. Carga
mochila y empuña un Aka. Se recrea viendo bailar a Perséfona. Cuando ella lo
257
Antologia del Teatro Nicaragüense
descubre lanza un pequeño grito de sorpresa. Atropelladamente se pone la falda.
Licaón la apunta con el arma).
LICAON.-¿Dónde están los demás?
PERSEFONA.-¿Cuáles demás? Yo vivo sola.
LICAON.-¿Creés que me voy a tragar esa historia? ¿Dónde está tu marido?
PERSEFONA.- (Dura) Yo no tengo marido.
LICAON.- ¡Seguí bailando! (Ella responde apagando el transistor) ¿Esa mujer que
salió hace poco, quién es?
PERSEFONA.-Una vecina.
LICAON.-Aquí no hay vecinos.
PERSEFONA.-Vive en la casita de abajo, al pié del cerro.
LICAON.- (Dubitativo) ¡Humm! No te creo ni jota.
PERSEFONA.-Ese es asunto tuyo.
LICAON.-Vos aquí sola?
PERSEFONA.-¿Y qué? No me da miedo.
LICAON.- Sos brava.
PERSEFONA.-¿Y vos quién sos? ¿Qué querés en mi casa?
LICAON.- Vos no tenés derecho a preguntar. Si no hacés lo que te diga, si intentás
algo, date por muerta.
PERSEFONA.-¡Qué valiente!
LICAON.-Desde este momento no estás aquí. Si alguien llama no abrás la boca.
PERSEFONA.- ¿Quién va a llamar? Aquí no viene nadie. ¿Quién sos para darme
órdenes? ¿Qué buscás? Reales no tengo.
LICAON.-Examina la habitación) Quiero comer.
PERSEFONA.- Para eso no hace falta amenazarme. Te doy de comer y te vas.
258
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Lo que voy a hacer lo decido yo.
PERSEFONA.-¡Claro! Como estás armado... Así quién no.
LICAON.-(Toma el cuchillo que esta en la mesa) Es un cuchillo de campaña.
PERSEFONA.-Es mi cuchillo de cocina.
LICAON.-¿Quién te lo dió?
PERSEFONA.-Nadie. Lo compré a un buhonero. Bien caro me costó.
LICAON.- (Tenso) ¿Cuándo?
PERSEFONA.-¡Uh! Hace tiempo; más de dos meses... Me hacía falta un cuchillo
así para matar los chanchos. El que tenía antes ya estaba muy ralito y se me quebró.
LICAON.-¿Matás chanchos?
PERSEFONA.-Los viernes... El sábado vendo la carne a la gente del pueblo..-Así
me ayudo.
LICAON.-Pero vos sola.
PERSEFONA.- ¿Qué tiene? ¿Creés que no puedo?
LICAON.-No sé, no te conozco; pero no me convence.
PERSEFONA.-¿Qué no te convence?
LICAON.- Primero: que seás capaz de destazar chanchos sin ayuda de nadie . . .
Vos, tan menudita... Segundo: que no tengás marido.
PERSEFONA.-Andá a preguntar en el pueblo, si querés. Todos me conocen.
LICAON.-¿Creés que soy baboso para ir al pueblo? ¡Nadie debe saber que estoy
aquí!
PERSEFONA.- Para hacerte comida necesito el cuchillo. ¡Dámelo!
LICAON.- (Duda unos instantes. Después deja el cuchillo en la mesa) Ahí está; pero
que no se te ocurra intentar locuritas. No quiero tener que matarte.
PERSEFONA.-¿Por qué me vas a matar? ¿Sos asesino?
259
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Cerrá la boca y hacé la comida.
PERSEFONA.- (Comienza a picar alguna cebolla) ¿Cómo te llamás?
LICAON.- (Después de una pausa) Me dicen Sisimico. ¿Y vos?
PERSEFONA.- Me dicen Perse.
LICAON.-¡Qué raro! Nunca había oído ese nombre.
PERSEFONA.-Me llamo Perséfona.
LICAON.-¡Ah! Es un nombre griego.
PERSEFONA.- ¡Qué divertido!
LICAON.-¿Qué cosa?
PERSEFONA
Nunca me imaginé que mi nombre fuera griego. ¿De dónde son los griegos?
LICAON.- De Grecia.
PERSEFONA.- ¿Eso queda por el lado de Costa Rica?
LICAON.-No seás burra. Grecia queda en Europa.
PERSEFONA.- ¿Está muy lejos?
LICAON.-Al otro lado del mar.
PERSEFONA.- ¿Y vos cómo lo sabés?
LICAON.-Soy bachiller. Ahí me quedé.
PERSEFONA.- ¿Por qué no seguiste?
LICAON.-Cosas de la vida. El hombre propone y Dios dispone.
PERSEFONA.-Quiere decir que creés en Dios.
LICAON.-Sí, claro . . . a mi manera.
PERSEFONA.-Sólo hay una manera de creer en Dios.
260
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Es mejor no manosear la soga en la casa del ahorcado.
PERSEFONA.-No tenés la conciencia tranquila. ¿Verdad?
LICAON.-No te metás con la conciencia. Dejala en paz. (Persefona hace intento de
salir) ¿A dónde vas?
PERSEFONA.-A encender el fuego para asar un pedazo de cecina.
LICAON.-Asala aquí.
PERSEFONA.-¿Cómo? . . . La estufa está afuera.
LICAON.-No me des cecina, pues; pero de aquí no salís.
PERSEFONA.- ¿Y qué te voy a dar, entonces?
LICAON.-Inventá lo que sea; pero no voy a perderte de vista, no me inspirás
confianza.
PERSEFONA.- Salí conmigo. Acompañame para que me vigilés.
LICAON.- Esta casa está en alto, pueden verme. Todavía no oscurece del todo . . .
y hay luna.
PERSEFONA.-Es cuarto menguante.
LICAON.-¿Qué tenés en la canasta que se pueda comer?
PERSEFONA.-Gallo pinto sin calentar y tortilla tiesa.
LICAON.- Dame lo que sea.
PERSEFONA.-(Le da de comer en un plato enlozado) ¿Por qué no querés que te
vean?
LICAON.- Hay alguien que quiere matarme.
PERSEFONA.-¿Del pueblo?
LICAON.- (Comiendo) Preguntás mucho.
PERSEFONA.-No sé por qué tenés miedo. Andás bien armado.
261
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.- No es miedo. No le tengo miedo al Peludo. (Se interrumpe).
PERSEFONA.- (Tensa) ¿El Peludo es enemigo tuyo?.
LICAON.-Se me salió sin darme cuenta . . . por estar comiendo. ¿Lo conoces?
PERSEFONA.-(Titubea) ¡Eh! No . . . Dice la gente que es un demonio.
LICAON.-¿Qué gente?
PERSEFONA.-Los del pueblo.
LICAON.-¿De qué lo conocen?
PERSEFONA.- De vez en cuando viene a vender cosas . . .
LICAON.-¿Qué vende?
PERSEFONA.-De todo. Transistores, mochilas...
LICAON.-Cuchillos.
PERSEFONA.-Ropa, capotes para la lluvia. En el pueblo dicen que todo es robado.
LICAON.- Eso es verdad.
PERSEFONA.- ¿Por qué te persigue?
LICAON.-Por cosas de hombres.
PERSEFONA..-Hay una mujer en medio.
LICAON.- Había una mujer.
PERSEFONA.- ¿Qué se hizo?
LICAON.- Está muerta.
PERSEFONA.-¿La mató el Peludo?
LICAON.-La maté yo...
PERSEFONA.- ¡Ah! (Pausa)
262
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Puedo matar al Peludo o puede liquidarme él a mí... o podemos matarnos
los dos . . . No quiero que ocurra. Ahora ya no me interesa arriesgarme.
PERSEFONA.- A mí tampoco.
LICAON.-Vos nada tenés que ver en esto. (Esta terminando de comer) Estaba
sabroso el gallo pinto.
PERSEFONA.- Cuando uno tiene habre cualquier cosa parece buena, aunque sea
una tortilla vieja.
LICAON.-Eso mismo decía el Toro Muco cuando iba detrás de alguna vieja.
PERSEFONA.- ¿Quién es el Toro Muco?
LICAON.-Un amigo... Murió... Yo, aunque ande “rigioso” no me vuelo a una vieja ...
A mí me gustan jovencitas, como vos... Sos muy graciosa... ¿Verdad que te lo han
dicho?
PERSEFONA.- (Seca) ¡No!
LICAON.-Resulta muy sospechoso.
PERSEFONA.-¿Qué es lo sospechoso?
LICAON.- Que no tengás marido.
PERSEFONA.- ¡Otra vez lo mismo!
LICAON.-Si fueras fea... si fueras vieja... No puedo creer que no tenés hombre,
aunque ahora no esté aquí.
PERSEFONA.- No lo tengo.
LICAON.-Pero lo tuviste... ¿Lo mataron en la guerra?
PERSEFONA.-(Después de una pausa) No...
LICAON.-Entonces, ¿sos virgen?
PERSEFONA.- ¿A vos qué te importa?
LICAON.-Qué sabés vos... Tal vez me importa. ¡Poné música!
PERSEFONA.-¿Para qué?
263
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Para alegrarnos.¿No te gusta estar alegre?
PERSEFONA.-Me da igual.
LICAON.-No puede ser igual. La alegría es importante en la vida. No hay que estar
triste... ni preocupado... ¿Para qué?... ¿Estás preocupada?
PERSEFONA.-De nada sirve que me preocupe. De todos modos, al final me vas a
matar.
LICAON.- (Sorprendido) ¿Por qué?... A menos que des motivo.
PERSEFONA.-Estás acostumbrado a matar, se te ve en la cara.
LICAON.-(Guarda silencio. Enciende el transistor. Se escucha música bailable)
¡Vamos a bailar!
PERSEFONA.-No quiero.
LICAON.-Te movés muy bien... Te vi.... ¿Por qué no querés bailar?
PERSEFONA.-No estoy de humor.
LICAON.- Pero yo sí... ¡Vení! (La toma de la mano)
PERSEFONA.- (Zafándose) Bailá vos solo.
LICAON.-No me tengas miedo. (Vuelve a sujetarla)
PERSEFONA.-¡Dejame!
LICAON.- No me da la gana.
PERSEFONA.-(Forcejando) No, no... (Exclamaciones Ad-Libitum. Ella resiste. La
lucha estimula a Licaón. La acción se desarrolla a lo largo y ancho del escenario.
Finalmente Licaón domina y ambos caen en el camastro) No, no... Tengo miedo ....
Nó, Licaón.
LICAON.- (Salta de la cama y empuña el Aka) ¿Por qué Licaón? ¿Cómo sabés que
me llamo Licaón?
PERSEFONA.-Todo el mundo lo sabe.
264
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-¡Mentira! ¡Nadie tiene por qué saber mi nombre! (Amenazante) ¿Quién te
lo dijo?
PERSEFONA.- (Incorporándose) ¡No te pongás así, Licaón!
LICAON.-(Enfurecido) ¡No me digas Licaón! ¡Yo no soy Licaón, soy Sisimico! ¿Me
oís? ¡Sisimico!
PERSEFONA.-Supe que sos Licaón cuando me contaste que el Peludo anda detrás
de vos.
LICAON..-Conocés al Peludo! ¿De dónde lo conocés? ¿Qué es tuyo?
PERSEFONA.- Nada. No es nada mío... Vino al pueblo una vez y a todo el mundo
le andaba preguntando si conocían un tal Licaón, si lo habían visto pasar.
LICAON.-¿Sólo a eso vino?
PERSEFONA.-Es buhonero.
LICAON.-Ya sé que es buhonero, vende lo que roba.
PERSEFONA.- Andaba con la camioneta llena de mercadería.
LICAON.-¿El te vendió el cuchillo?
PERSEFONA.-Sí.
LICAON.- ¿Sos su mujer? ¿Se acostó con vos?
PERSEFONA.-No! ¿Qué te imaginás que soy?
LICAON.- ¡Que mierda! Cuando alguien conoce tu verdadero nombre, es como si
te tuviera entre sus manos.
PERSEFONA.-A mí me gusta tu nombre. ¿También es griego?
LICAON.-Sí. (Saca un cigarro y lo enciendo con la llama de la veladora. Después
sopla y apaga la llama) ¡Ah! No me di cuenta. La apagué mecánicamente. ¿Tenés
fósforos?
PERSEFONA.-No hace falta. Ya la Virgen me hizo el milagro.
LICAON.-¿Qué milagro?
265
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.-Asunto de mujeres. (Pausa)
LICAON.-Ya se hizo de noche; pero no tarda en salir la luna . . .
PERSEFONA.- (Abrazandolo por la espalda) ¿Para qué queremos luz ahora? (Lo
provoca sexualmente) ¡Vení!
LICAON.-Ya no. (Ella intensifica las caricias. Licaón cede poco a poco. La acción
puede progresar hasta donde el director lo juzgue conveniente. Oscurecimiento)
(Escena restrospectiva. Noche. En un área pequeña iluminada con luz cenital hay
un tronco, o una piedra, o algo en que puedan sentarse dos personas). (Llega Toro
Muco, cuarentón, melena y barba espesa, tipo campesino. Lanza un silbido.
Instantes después otro silbido responde. Aparece Licaón, siete años más jóven. Lo
mejor será que lo doble otro actor. No lleva mochila ni arma. Ambos se miran con
desconfianza).
LICAON.-¿Usted es Toro Muco?
TORO.-(Asentimiento) ¡Ajá!
LICAON.-Yo soy Licaón.
TORO.-No andés diciendo tu verdadero nombre, muchacho, y menos si nadie te lo
ha preguntado. (Pausa)
LICAON.-Mi tía le mandó razón.
TORO.-Sí, me la dieron. ¡Sentate, pues! Vamos a platicar.
LICAON.- ¿Puede llevarme a Honduras?
TORO.-No te precipités. Esto hay que hablarlo poco a poco.
LICAON.-Mi tía le tiene mucha confianza.
TORO.- Yo también a ella, por eso estoy aquí.
LICAON.-Ella tiene los quinientos dólares.
TORO.-No vengo por quinientos dólares, no me hacen falta.
Puedo disponer de mucho más.
LICAON.-Es todo el dinero que pude juntar.
266
Antologia del Teatro Nicaragüense
TORO.-No es mucho.
LICAON.-Si no es suficiente, no sé qué hacer
.
TORO.-No seás tonto, chavalo. Tu tía es una personal especial . . . Cuando éramos
muchachos ella y yo... ¿Entendés?... Tenía sólo catorce años y era muy linda;
todavía se ve bien.
LICAON.- ¡Ah! ¿Por qué me lo cuenta?
TORO.-Para que sepás por qué me tomo esta molestia. A vos te trato de manera
distinta.
LICAON.- Le doy las gracias... Mi tía asegura que usted conoce bien la frontera.
TORO.-Yo conozco todo.
LICAON.-Necesito cruzar la guardarraya.
TORO.-Querés ir a Honduras... ¿Para qué?
LICAON.-Para que no me agarre el servicio militar.
TORO.-¿Tenés miedo?
LICAON.-No tengo miedo. Yo no soy cobarde. Es que no me da la gana meterme
en esta guerrra, no tengo por qué sacrificarme. Yo quiero vivir mi vida, hacer una
carrera.
TORO.-¿Estás en la Universidad?
LICAON.- Todavía no. Terminé el quinto año de bachillerato.
TORO.-¿Y qué creés que te va a ocurrir en Honduras?
LICAON.- Buscaré trabajo y, si puedo, estudio.
TORO.- ¡Qué lindo!
LICAON.- ¿Por qué lindo?
TORO.-Te voy a explicar lo que va a pasarte cuando crucés la frontera. En cuanto
la guardia hondureña te detecte, te captura y te vende a la contra como recluta. No
tenés forma de zafarte.
267
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.- (Pausa) Alguna salida ha de haber.
TORO.- Puede haber una... pudiera ser. El panorama para vos es: si te quedás
aquí te reclutan los piricuacos y si te vas a Honduras te pepenan los contras.
LICAON.- Visto así, no tengo escapatoria.
TORO.-Tengo un plan... muy bueno... Voy a platicarlo con vos, porque basta que
te haya mandado tu tía para que yo te considere como de la familia. (Se sienta junto
a Licaón) Yo también estoy en una encrucijada... La contra me está presionando
para que les sirva de correo. Los piricuacos me tienen desconfianza y me vigilan de
cerca porque no he querido colaborar con ellos y mucho menos movilizarme... Mi
situación es difícil... Yo he venido pensando... He estado pensando... No le contés
a nadie lo que te estoy diciendo.
LICAON.-No se preocupe, sé callarme.
TORO.-Yo tengo una historia bastante fregada. He contrabandeado, he vendido
ganado en Honduras... robado, por supuesto. ¡Hasta con armas he traficado! ¡Es
asunto muy peligroso! En tiempos de Somoza liquidé a un guardia.
LICAON.-¡Milagro está vivo!
TORO.-Al poco tiempo Somoza salió huyendo.
LICAON.-¿Por qué lo mató?
TORO.-Me agarró con un cargamento de güisqui y me lo quiso robar. No podía
hacer otra cosa; o él o yo.
LICAON.-Lo que cuenta es salir del apuro, no importa como.
TORO.-Has hablado bien. Sos un muchacho inteligente.
LICAON.-¿Qué hace ahora? ¿A qué se dedica?
TORO.-Tengo una finquita de cien manzanas... Pero casi no me sirve de nada
porque no me dejan trabajarla como yo sé. Los del INRA quieren que siembre lo
que ellos dicen y como ellos dicen y, encima, tengo que venderles la cosecha por
fuerza a ellos, al precio que a ellos les de la gana. El crédito que dan es una miseria
y cuando lo recibo ya la moneda está super-devaluada... Aparte de que te hostigan
constantemente. No me queda otro remedio que volver a mi vida de antes.
LICAON.-¿Al contrabando?
268
Antologia del Teatro Nicaragüense
TORO.- Vender ganado es más lucrativo en este momento. Están pagando bien, en
dólares contantes y sonantes, al otro lado. Tengo contactos en Honduras.
LICAON.-Pero con la guerra eso ha de estar muy peligroso, me imagino.
TORO.-Todo en la vida representa peligro. Yo tengo experiencia. Además, pienso
trabajar en una zona que conozco muy bien y está en calma, relativamente. Me voy
a “chinear”. ¡Ya debía haberme ido!
LICAON.-¿Y por qué no lo ha hecho?
TORO.-No es empresa para un hombre solo. Tenemos que ser por lo menos tres.
Vos podrías ser el segundo, si te interesa.
LICAON.- (Pausa) Suponiendo que me interesara... seríamos sólo dos.
TORO.-Cuento también con el Peludo. Es de absoluta confianza.
LICAON.-¿Tiene experiencia?
TORO.- Desertó del ejercito. Lo hirieron cuando iba huyendo, pero se voló a un
piricuaco. Es hombre de confianza.
LICAON.-Herido no puede hacer gran cosa.
TORO.-Se está recuperando, yo me ocupo de que se restablezca. Lo tengo en lugar
seguro.
LICAON.-¿El está de acuerdo?
TORO.-¡Claro que está de acuerdo! Está acostumbrado a rifársela a cada rato.
LICAON.-Es decir, que lo quiera uno o no lo quiera, aquí hay que jugarse la vida.
TORO.-Sí, pero por algo tuyo, de tu provecho, no a la fuerza ni por babosadas de
política y mentiras de esas.
LICAON.-Es cierto.
TORO.-Mañana mismo podríamos enmontañarnos, pero tenés que decidirte.
LICAON.- (Después de una pausa) Pues... ¡Que sea lo que Dios quiera! . . . Me
voy con ustedes.
269
Antologia del Teatro Nicaragüense
TORO.-¡No me desfraudaste, muchacho! ¡Así se habla, Licaón!... ¿Licaón me dijiste
que te llamás?
LICAON.-Sí.
TORO.-Desde este momento ya no sos Licaón, olvidate de ese nombre. Ahora sos
Sisimico. De hoy en adelante te llamás Sisimico. No se te olvide... ¡Repetílo!
LICAON.-Me llamo Sisimico. Soy Sisimico. (Oscurecimiento)
(Habitación de Perséfona. Día. Ella limpia y pone en orden la habitación. Licaón la
observa sin separarse del Aka)
LICAON.-Así me enganché en esto.
PERSEFONA.- Más bien te engancharon; pero a vos te gustó.
LICAON.-Al principio me parecía una aventura... Sin embargo, llega un momento
en que uno se cansa. Son siete años viviendo a salto de mata.
PERSEFONA.-(Recordando) Siete años... Hace siete años yo era apenas una niña
flaquita . . . Tenía once.
LICAON.-Quiere decir que tenés dieciocho.
PERSEFONA.- Dieciocho tengo.
LICAON.-Yo habría asegurado que sos mayor.
PERSEFONA.- ¿Qué edad me calculabas?
LICAON.-Veinticuatro... veinticinco años.
PERSEFONA.-Eso cree toda la gente. Gervasia, la vecina, dice que me estoy
haciendo vieja antes de tiempo.
LICAON.- Es la vida que llevás: sola, trabajando como si fueras hombre . . .
PERSEFON.- No estoy tan sola.
LICAON.-(Alerta) ¿No?
PERSEFONA.-Me acompañan las estrellas.
LICAON.-¡Ajá! Sos una soñadora.
270
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.- ¿Y qué? ¿Es malo?
LICAON.-No. Lo que ocurre es que los soñadores viven en otro mundo, no se dan
cuenta de la realidad de la vida.
PERSEFONA.-Pues yo todo lo que sueño se cumple . . . Yo soñé que ibas a venir.
LICAON.-¿Yo, yo?
PERSEFONA.- Sí, vos mismo.
LICAON.-Habrás soñado que vino algún hombre, porque estabas necesitando uno.
PERSEFONA.-No, soñé que eras vos, con esa misma cara y esa ropa.
LICAON.-¿Cuándo lo soñaste?
PERSEFONA.-Después que murió mi abuelita.
LICAON.-Pues... puede ser. Hay gente que cree que algunos sueños se realizan.
PERSEFONA.-A mí se me cumplen mis sueños.
LICAON.-¿De manera que creés que estoy aquí porque vos me soñaste?
PERSEFONA.-Porque te soñé y porque he estado llamándote . . . A toda hora
estaba pensando en vos . . . y mantuve esa veladora encendida día y noche
ardiendo por vos, para que la Virgen me ayudara a traerte.
LICAON.- Parece cosa de brujería . . .
PERSEFONA.-Enigmática) Parece. (Pausa)
LICAON.-No me disgusta que tratés de embrujarme... Decime: ¿No te pintás los
labios? ¿Nunca te arreglás?
PERSEFONA.-Solamente en las grandes ocasiones.
LICAON.- Que me imagino que no son muchas.
PERSEFONA.-Cuando es la fiesta de la Virgen, por ejemplo.
LICAON.-¿Los sábados no bajás al pueblo a bailar?
271
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.- Es muy peligroso. Todos los fines de semana hay algún muerto.
LICAON.- ¿Por qué escogiste esta vida?
PERSEFONA.- Yo no la escogí.
LICAON.- A mí me pasó igual.
PERSEFONA.-Esta casa era de mi abuela. Cuando quedé mota, ella fué a
buscarme y me trajo a vivir aquí.
LICAON.- ¿Cuándo murió tu abuela?
PERSEFONA.-(Nostalgica) Murió... hace más de un año....
LICAON.-¿Por eso andás de negro?
PERSEFONA.-Me pongo la ropa de ella. Es casi de mi misma talla, sólo la ajusté
un poquito... Ella me enseñó todo lo que sé... Yo la quería mucho.
LICAON.-Yo te voy a comprar vestidos nuevos, unos zapatos bonitos... Te vas a
ver linda.
PERSEFONA.- ¿Quién dice que yo me voy a poner lo que vos me comprés?
LICAON.-Te lo vas a poner porque voy a ser tu marido.
PERSEFONA.- ¡Ja! ¡Qué creído!
LICAON.-Yo soy tu marido.
PERSEFONA.-¿Por una noche que nos acostamos? . . . Yo no pienso vivir huyendo
del Peludo.
LICAON.- Yo tampoco... Ya decidí apartarme de esta vida.... Ahora voy de regreso
a mi casa... La guerra se acabó, hay otro gobierno y han dado un amnistía.
PERSEFONA.- ¿Qué es eso de amnistía?
LICAON.- Es una ley que perdona todos los delitos que hayás podido cometer.
PERSEFONA.- Y las víctimas también perdonan?
LICAON.-Las víctimas son víctimas.
272
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.-¡Qué bonito! ¡Claro! La ley es un papel, puede perdonar lo que
quiera.
LICAON.-Pues por esa ley ahora yo puedo rehacer mi vida, vivir como cualquier
cristiano, tener hijos y una mujer así como vos.
PERSEFONA.- ¡Es demasiado tarde!
LICAON.-¿Por qué? Nunca es tarde. Tengo veinticuatro años. Tal vez hasta puedo
seguir estudiando.
PERSEFONA.-¿Qué pensabas estudiar?
LICAON.-Te va a dar risa.
PERSEFONA.- Bueno... Vos mismo decís que la risa no es mala.
LICAON.-Pensaba entrar en el Seminario.
PERSEFONA.-¿Qué se estudia allí?
LICAON.-Se estudia para cura.
PERSEFONA.-(Risita) ¿Cura vos?
LICAON.-Te dije que te ibas a reír.
PERSEFONA.-¡Qué clase de cura!
(Se escucha un ruido exterior. Licaón se sobresalta, empuña el Aka)
GERVASIA.-Llamado) ¡Perse!
LICAON.-No contestés.
PERSEFONA.- ¡Escondete ahí!
LICAON.-No abrás.
GERVASIA.-¿No hay nadie? ¡Perse!
PERSEFONA.- Si no le contesto se va a alarmar.
GERVASIA.- ¡Perse!
273
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.- Ya voy, Gervasia, un momento.
LICAON.- ¡Qué no abrás, te digo!
PERSEFONA.-Escondete en ese rincón. No se dará cuenta.
LICAON.-¡Qué no entre!
PERSEFON.-No la voy a dejar entrar, pero escondete.
LICAON.-(Ocultándose) Acordate de que voy a estar con el dedo en el gatillo.
(Perséfona recibe a Gervasia en la entrada de la habitación, cerrándole el paso)
GERVASIA.-(Apareciendo) ¿Qué te pasaba? Empezaba a preocuparme.
PERSEFONA.-Estaba echada en la cama.
GERVASIA.-¿Te sentís mal?
PERSEFONA.-No, no tengo nada.
GERVASIA.-Subí para avisarte que el Peludo está en el pueblo. Trajo la camioneta
llena de cosas para vender, por si te interesa. La otra vez te oí decir que pensabas
comprar una tela mosquitero.
PERSEFONA.-Voy a bajar más tarde.
GERVASIA.-Dijo que va a quedarse esta noche, pero se va mañana antes de que
amanezca.
PERSEFONA.- Bueno, a la tarde voy a ir a ver.
GERVASIA.-Me voy, entonces. Ahí nos vemos. (Mutis de Gervasia)
PERSEFONA.- ¡Hasta luego, Gervasia, adiós!
LICAON.- (Saliendo del escondite) El peludo viene siguiéndome los pasos.
PERSEFONA.-El no sabe que estás aquí. Nadie sabe.
LICAON.-No conocés al Peludo, es muy listo. No puedo confiarme.
PERSEFONA.-¿Qué pensás hacer?
LICAON.-Tengo que irme.
274
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.- ¿Ahora?
LICAON.-Cuando anochezca. Caminar de día es un suicidio.
PERSEFONA.-Bueno, de aquí a la noche hay tiempo.
LICAON.-¿Tiempo para qué?
PERSEFONA.-Te voy a preparar comida para que llevés en la mochila.
LICAON.-Vos venís conmigo.
PERSEFONA.-No. ¡Cómo! ¡Yo no voy!
LICAON.-Te llevo de todos modos. No te estoy pidiendo permiso.
PERSEFONA.-¡Calmate!.. ¡Pensalo!... Yo más bien sería un estorbo. ¿Querés
echarte un trago?
LICAON.-¿Tenés?
PERSEFONA.-Guardo una botella. Es de cuando la vela de mi abuelita.
LICAON.-Dame un trago nada más. No quiero estar de goma a la noche. (Perséfona
encuentra la botella y le sirve) Tengo que caminar toda la noche, poner la mayor
distancia posible entre el Peludo y yo.
PERSEFONA.-El anda en camioneta.
LICAON.-Sí, pero, si no me equivoco, va en sentido contrario. Además, yo camino
por los cerros, donde ningún carro puede entrar. El tendría que bajarse y
perseguirme a pié... y ya veríamos.... Bebe) Esta no es cususa. ¿Qué me estás
dando?
PERSEFONA.-Guaro curado con yerbas.... estilo cubano.
LICAON.-Tiene un olor muy rico. Está sabroso.
PERSEFONA.- ¿Te sirvo otro poquito?
LICAON.-¿No será este un bebedizo para que no me largue?
PERSEFONA.-Si tenés desconfianza no te doy más.
275
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-¡Humm! Me siento reconfortado. Servime otro vasito. (Perséfona sirve.
Licaón bebe) Te necesito conmigo.
PERSEFONA.-Me querés nada más para que prepare el guaro.
LICAON.-No es eso. A mí me hace falta una mujer, pero que sea mujer de verdad,
no sólo de pasada.
PERSEFONA.-Vos has de ser bien mujeriego.
LICAON.-(Bebe) Ya no. De hoy en adelante soy un hombre formal. Ya te lo dije, voy
a cambiar de vida.... Pero ve, pega fuerte la yerbita.... Me siento así... medio
cecereco.... Alegre. Poné música, vamos a bailar. (Perséfona enciende el transistor.
Se escucha música. Bailan separados. Licaón está eufórico; canta, grita, se
contorciona grotescamente; pero se marea y busca un taburete. De pasada apaga
el transistor)
PERSEFONA.-¡Idiay! ¿Tan pronto te cansaste?
LICAON.-No me siento bien.
PERSEFONA.-¿Por qué no te acostás un rato?
LICAON.- No es para tanto. No hace falta.
PERSEFONA.-Durmiendo se te pasa más pronto.
LICAON.-Si no estoy bolo. ¿Qué creés?... ¿Qué me diste a beber? Guaro no es,
porque a mí el guaro no me hace efecto... Debe ser que las yerbas no me cayeron
bien.
PERSEFONA.-¡Descansá, pues, así se te quita! ¡Tan alegres que estábamos!
LICAON.-Y ahora estoy triste. Me siento triste. A veces me da así por ponerme
triste.
PERSEFONA.-¿Pero triste por qué?
LICAON.-Por todo. A ratos, la vida es triste ¿no creés?
PERSEFONA.-En cierto modo, la vida es triste siempre.
LICAON.-Siento un peso en la conciencia por no haber sido lo que quería ser.
PERSEFONA.-¿Qué querías ser?
276
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Cura.
PERSEFONA.- Es verdad, ya me habías dicho.
LICAON.-Yo, en el fondo, soy un hombre bueno... Yo tenía vocación religiosa.
(Perséfona le sirve otro trago)
PERSEFONA.-Si hubieras entrado al Seminario tal vez te hubieran dispensado al
servicio militar.
LICAON.- (Se bebe el trago antes de responder) No podía... ya no podía entrar en
el Seminario.
PERSEFON.-¿Por qué?
LICAON.-Porque... (Agacha la cabeza)
PERSEFONA.-¡Estás llorando!
LICAON.-Yo... No tengo derecho a que me absuelvan . . . Yo . . .
PERSEFONA.-Dios sabrá las cosas que has hecho.
LICAON.-Dame otro trago.
PERSEFONA.-Se te va a subir más.
LICAON..-¡A vos no te importa! ¡Servime!... Tengo derecho a ser borracho porque
yo no tengo perdó
(Perséfona le sirve)
PERSEFONA.-¿Quién se supone que tiene que perdonarte?
LICAON.-¿Para qué querés saberlo?
PERSEFONA.- No me digás nada, pues. Me figuro que le has hecho daño a mucha
gente.
LICAON.-La gente no me importa; pero mi hermana sí.
PERSEFONA.-¿Tenés una hermana?
LICAON.-No me explico como pude yo . . . violarla.
277
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.- (Tensa) Sos un cerdo.
LICAON.-Mi hermana menor... En ese momento no era yo mismo... Es una fuerza
que me arrastra... No entiendo... No puedo sustraerme.
PERSEFONA.- ¿Y tu familia? ¿Tu papa, tu mama? . . . ¿Qué hicieron?
LICAON.-No se dieron cuenta... pero al poco tiempo mi hermana desapareció de la
casa y se volvió puta... (Bebe) No podía ir al Seminario porque hubiera tenido que
confesarme...
PERSEFONA.- Conmigo te has confesado.
LICAON.- Confesarme con vos no me importa, a lo que no me atrevo es a
confesarme con Dios.
PERSEFONA.-Dios ya lo sabe. El sabe todo... Tal vez ya decretó el castigo que te
espera.
LICAON.-Yo no soy como soy porque quería ser así... ¿Entendés? Yo no mando
en mí mismo.
PERSEFONA.- Pero te gusta hacer lo que hacés... ¿Qué sentís cuando matás a
alguien?
LICAON.-No soy asesino.
PERSEFONA.-Pero si has matado, sos asesino. Vos mismo me dijiste que mataste
a una mujer.
LICAON.-Se lo merecía.
PERSEFONA.-¿Cómo lo hiciste?
LICAON..-¿Para qué querés saberlo?
PERSEFONA.-Para... Porque yo nunca he matado a nadie. Vos sabés y yo no.
LICAON.- ¿Acaso no pasás la vida matando chanchos?
PERSEFONA.- No es lo mismo.
LICAON..-Es igual.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.-No puede ser. El chancho es un animal, es como una cosa, no es
un ser humano, no tiene alma. ¿Cómo fué que la mataste?
LICAON.- ¿Querés saber? Pues... la amarré las manos por la espalda.
PERSEFONA.-¿Y ella se dejó?
LICAON.-No podía evitarlo, yo soy más fuerte.
PERSEFONA.-¿No gritó?
LICAON.-Nadie la hubiera oído. Estábamos solos en el monte.
PERSEFONA.-Entonces... ¿se dejó amarrar sin resistir?
LICAON.-Me escupió la cara.
PERSEFONA.-¡Ah! Tenía genio.
LICAON.- Le dije que rezara, si quería.
PERSEFONA.-¿Y rezó?
LICAON.- Dijo que no iba a pedirle a Dios que me mandara al Infierno porque eso
sólo puede concederlo Satanás.
PERSEFONA.-Era inteligente.
LICAON.-De nada le sirvió.
PERSEFONA.-¿Y después de amarrarla, qué pasó?
LICAON.- (A partir de este momento Licaón realiza la pantomima valiéndose de
Perséfona, como si estuviese haciendo la reconstrucción del crimen). La puse de
rodillas... y yo me coloqué detrás de ella. La agarré del pelo con la mano izquierda
y le eché la cabeza para atrás... Así. Entonces con la mano derecha agarré mi
cuchillo. (Toma el cuchillo de Perséfona y se lo pone en el cuello) y se lo puse sobre
la yugular... Un sólo empujón fué suficiente.
PERSEFONA.- (Reponiéndose) ¿Le cortaste la cabeza?
LICAON.-¿Para qué?... Se desangró en un momento.
PERSEFONA.-¿Y qué sentiste?
279
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-¿Por qué querés saber tanto?
PERSEFONA.-Algo tenés que haber sentido.
LICAON.-Una sensación muy rara; como una satisfacción. En ese momento me
sentí como fuera de las cosas, como ido... como embriagado... Dame otro traguito.
PERSEFONA.- (Sirviendo el guaro) Y ella... ¿no se movía? ¿No tuvo convulsiones?
LICAON.-Casi nada. En tres segundos se quedó inmóvil . . . muerta.
PERSEFONA.-Tres segundos antes tenía vida... respiraba... te escupió la cara...
estaba llena de odio... Y en un momento, izáz... ! ya nada... muerta... vacía de todo.
LICAON.-Es un gran misterio... ¿No te parece?
PERSEFONA.-Hace poco tuve un sueño... y no sé lo que quiere decir.
LICAON.-¿Te preocupás por eso?
PERSEFONA.- Sí, porque fué un sueño muy raro... Me vi de pronto acostada en el
suelo rodeada de cerdos. Los animales gruñían y hozaban en mi cuerpo. Muy
sorprendida me levanté, sólo para darme cuenta de que todo el campo estaba
invadido de cerdos. Montones y montones de chanchos en todas las direcciones.
Salí corriendo, dando saltos y haciendo serpentinas entre los animales, que me
seguían con intención de atacarme... Corría y corría sin saber hacia dónde. Sólo
quería librarme de aquella angustia que me producían los cerdos. Iba tan fuera de
mí que, sin darme cuenta, me lancé a un abismo. Tiene que haber sido un abismo
muy profundo porque yo sentía que iba cayendo y cayendo y aquello no terminaba
nunca. Y perdí el conocimiento... Cuando me recuperé estaba rodeada de gentes
que me sonreían... Hombres, mujeres y niños que me miraban con dulzura, con
amor. Yo sentí un gran alivo. Me acuerdo que dije: “¡Bendito sea Dios!, por fin me
hallo entre seres humanos”... Y uno de ellos, un anciano, me contestó: “Es porque
estás muerta”... Entonces me desperté... ¿Qué te parece?
LICAON.-Es amargo.
PERSEFONA.-Todo es amargo.
LICAON.-Sin embargo, a pesar de todo uno puede tratar de ser mejor... Yo estoy
convencido de que puedo cambiar... Puedo ser más humano... Si no fuera así, ¿de
qué serviría, entonces, creer en Dios?
PERSEFONA.-Toda la gente cree en Dios y, sin embargo, son como son.
280
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-Vamos a intentarlo vos y yo.
PERSEFONA.-¿Intentar qué?
LICAON.-Salir de esta porquería, de este infierno... Es lo que te propongo y creo
que es la mejor propuesta que nadie puede hacerte. Yo estoy convencido de que
es posible convertir el estiércol en rosas.
PERSEFONA.-Las palabras pueden ser muy bonitas... Cuando uno quiere, son muy
bonitas, como en los versos o en las canciones; pero yo he aprendido que una cosa
son las palabras y otra cosa es la verdad de la vida... Vos no podés cambiar aunque
te lo propongás.
LICAON.-Sí puedo, estoy seguro.
PERSEFONA.-Para que vos cambiés, es necesario que cambie todo, que las cosas
empiecen a ser distintas.... y eso es imposible... La vida es como es.
¡Humm!... Se me oscurece la vista ... (Con lengua torpe) El Aka... acercame el Aka.
PERSEFONA.-¿Para qué? Aunque quisieras disparar no podrías... Te estás
cayendo.
LICAON.-¡Dame el Aka, te digo!... Y no me estoy cayendo. (Perséfona le da el
arma) Es mi seguro de vida, mi verdadera mujer. ¡La única de absoluta confianza!
Es mi querida, mi amante, mi esposa. ¡Siempre duerme a mi lado! (Perséfona lo
ayuda a caminar hasta que se desploma sobre el camastro. Lo acomoda. Después
toma un rollo de mecate que utiliza para amarrar a los chanchos y vuelve junto a
Licaón. Con mucho cuidado le quita el Aka. La esconde en un rincón. Con seguridad
y pericia le ata las manos por la espalda. Después las piernas a la altura de los
tobillos. Finalmente une la amarra de los tobillos con la de las muñecas. Terminada
la operación enciende la veladora que está ante la Virgen. Se arrodilla y ora en voz
baja. Oscurecimiento).
(Cuando vuelven las luces es de noche. Hay una lámpara de quereseno encendida.
Perséfona está sentada en el suelo junto al camastro. Licaón comienza a despertar.
Quiere levantarse, pero no puede. Forcejea. El esfuerzo lo obliga a despertar del
todo).
LICAON.-¡Eh! ¿Qué pasa? . . . ¿Qué es ésto? (Llama) ¡Perséfona!
PERSEFONA.- (Suave) Estoy aquí, a tu lado.
LICAON.- ¿Qué clase de broma es esta? ¿Por qué estoy amarrado?
PERSEFONA.- Te amarré yo.
281
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-¿Para qué? ¿Estás loca? ¡Soltame en seguida! ¿Y por qué no veo nada?
PERSEFONA.-Estás ciego.
LICAON.-¡Dejate de mierdas! ¡Encendé una luz! ¡Encendé aunque sea la candela
de la virgen!
PERSEFONA.- Está encendida.
LICAON.-¿Qué pretendés? ¿Qué me vuelva loco?
PERSEFONA.-No. Si te volvés loco no vas a comprender nada.
LICAON.-¿Comprender qué? ¿De qué estás hablando?
PERSEFONA.- (Enigmática) De vos... de mí... de los dos.
LICAON.-Para juego es suficiente. ¡Soltáme ya!
PERSEFONA.- No pienso dejarte libre.
LICAON.- ¡Qué encendés una lámpara, te digo! ¡Y quitame estos mecates!
PERSEFONA.-Es mejor que te calmés. Por mucho que grités no vas a conseguir
nada.
LICAON.-¿Querés que venga el Peludo y me encuentre indefenso?
PERSEFONA.-El Peludo no tiene necesidad de venir.
LICAON.-(Todo el tiempo ha estado forcejeando) ¡Maldita bruja!... ¡Seguramente
estás de acuerdo con el Peludo!... ¡Claro! ¡Qué dundo soy! ¡Siempre he sido
ingénuo! Vos sos amiga del Peludo, vos misma lo confesaste... ¿Te pusiste de
acuerdo con él, verdad?... ¿Cuánto te dió?
PERSEFONA.- ¡Frío... frío!
LICAON.-No me engañás, sos una mujer sucia. No te atrevés siquiera a mirarme
cara a cara, por eso me tenés a oscuras.
PERSEFONA.- La oscuridad es sólo tuya, Licaón. Te quedaste ciego. Tenés que
comprender que perdiste la vista.
282
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.-¡Mentira! ¿Por qué voy a estar ciego? Antes de acostarme veía
perfectamente bien.
PERSEFONA.-Han pasado muchas horas. La bebida ha hecho su efecto.
LICAON.-¿Qué le echaste?
PERSEFONA.-Alcohol del que usan en la mueblería.
LICAO.- ¡Maldita puta... más que puta! Como sea verdad, te juro por lo más sagrado
que no te va a quedar un hueso sano.
PERSEFONA.- ¡No jurés en falso, Licaón!
LICAON.-¿Cuánto vas a cobrar por entregarme?
PERSEFONA.-Estás delirando. Yo nada tengo que ver con el Peludo.
LICAON.-(Forcejeando) Cuando me desamarre, te vas a arrepentir de haber nacido.
PERSEFONA.-No te vas a soltar, no podés.
LICAON.-¿Creés que no? No sabés la fuerza que yo tengo.
PERSEFONA.-Los nudos que y hago no fallan; qué lo digan los chanchos.
LICAON.-¡Pero yo no soy chancho! Soy un ser humano y pienso.
PERSEFONA.-Con pensamientos no vas a conseguir reventar los mecates.
LICAO.-¡Estúpida!... ¡Encendé una lámpara! ¡Quiero ver!
PERSEFONA.-Lo que tenías que ver ya lo viste... ¡Se acabó!
LICAON.-Aunque sea lo último que haga en la vida, quien te mata soy yo.
PERSEFONA.-Así completarías tu obra. Mataste a mi papá, a mi mamá y ahora
querés seguir conmigo; pero no te va a alcanzar el tiempo.
LICAON.- (Después de una pausa) ¿Yo?... ¿Cómo?... Nada he tenido que ver con
tu familia, no los conozco.
PERSEFONA.-¿Te acordás de un pueblecito que se llama La Quirinera?
LICAON.-Me suena ese nombre. ¿Es un caserío?
283
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.-Está a la orilla del lago... A más de veinte leguas.
LICAON.-¿A qué viene La Quirinera?
PERSEFONA.- Es mi pueblo. Allí nací.
LICAON.-Me importa un pito donde naciste. Lo que tenés que hacer es
desamarrarme, en vez de estar hablando babosadas.
PERSEFONA.- Vos estuviste una vez en La Quirinera con tus amigos.
LICAON.-En muchos pueblos he andado... tantos, que ya ni me acuerdo. Si estuve
en La Quirinera tiene que haber sido hace mucho tiempo.
PERSEFONA.-Hace siete años, dos meses y cuatro días.
LICAON.-(Preocupado) Si vos lo decís.
PERSEFONA.- Llevo muy bien la cuenta.
LICAON.-¿Por qué?... ¿A qué viene?
PERSEFONA.-Yo estaba allí...
LICAON.-No me acuerdo.
PERSEFONA.-Te voy a ayudar a hacer memoria.
LICAON.-A mí no me interesa.
PERSEFONA.-Yo era sólo una niña de once años.
LICAON.-¿Y qué?
PERSEFONA.-Cuando ustedes llegaron, yo andaba en el corral encerrando una
vaquilla. Vos te fuiste directamente a donde yo estaba. No tuve miedo ni
desconfianza... Me acuerdo que te recibí con una sonrisa. ¡Qué me iba a figurar!
LICAON.-(Mintiendo) No, yo... yo no me acuerdo de nada.
PERSEFONA.-Me violaste! (Pausa) ¿Te acordás ahora?... Brutalmente,
bestialmente... No se te ocurrió pensar en ese momento que yo era una niña... un
ser humano...
284
Antologia del Teatro Nicaragüense
LICAON.- ¡Ya es suficiente! ¡Eso pasó hace mucho tiempo! El presente es distinto...
Ahora quiero ver . . . ¡Quiero ver! (Grito)
PERSEFONA.- Ya no podrás volver a ver nunca . . . Además, no te hace falta..-Te
queda poco.
LICAON.-¿Qué querés decir?
PERSEFONA.-Vas a morir, Licaón.
LICAON.-No... ¿Por qué?... Mirá, yo no asesiné a tu papá ni a tu mamá. Fué Toro
Muco, que iba con nosotros... dijo que tenía que ajustar unas viejas cuentas...
Además, Perséfona, no se puede vivir de rencor... Aquello ya pasó.
PERSEFONA.-No ha pasado... ¿No ves que sigue?
LICAON.-Yo sólo era un chavalo, no sabía lo que hacía.... El que te violó no era
yo... sino esa fuerza que me pone frenético y me arrastra,,, ¿Eras vos?, no te
reconozco, no me acuerdo de tu cara... Dejame verte bien.... Encendé la veladora.
PERSEFONA.-Estás ciego, entendélo, estás ciego.
LICAON.-No, Dios mío, no, no puede ser. ¿Por qué?...Yo no los asesiné, Perséfona,
te lo juro, fué Toro Muco.
PERSEFONA.- Sea como haya sido, Toro Muco ya está muerto y a vos no puedo
devolverte la vista . . . Y aunque pudiera, no quiero.
LICAO.-Lo que es la vida. No hace mucho te estaba pidiendo que te fueras
conmigo... Yo... reconozco que te hice daño; pero te pido perdón... Aunque me
hayás envenenado, aunque me hayás dejado ciego... Vos sos mi verdadera mujer...
Lo supe anoche.... Es la verdad.
PERSEFONA.-Estás buscando que te suelte para después acuchillarme a tus
anchas.
LICAON.- Te juro que no te hago daño... Voy a besarte y a estrecharte y a penetrarte
como nunca, hasta que sintás que vos y yo somos una sóla cosa... Para siempre.
PERSEFONA.-Los hombres como vos son capaces de cualquier mentira para
salvarse.
LICAON.- Es cierto que quiero salvarme. Eso no es pecado. Pero lo que te dije es
la verdad... que voy de regreso a mi pueblo para ser un hombre como los demás,
sin tener que andar escondiéndome ni amenzando a nadie... Estoy hastiado de esta
285
Antologia del Teatro Nicaragüense
vida... Quiero tener una mujer... tenerte a vos... tener hijos, como toda persona
normal.
PERSEFONA.-Vos no sos normal, sos un ciego.
LICAON.-¡No es verdad!... No te creo que me hayás dejado ciego... Esto tiene que
ser un efecto pasajero del alcohol. Más tarde, cuando me reponga, cuando se me
quite la goma, voy a recobrar la vista. Volveré a ser normal.
PERSEFONA.- No sos normal, Licaón.
LICAON.-Tal vez... Tal vez no sea normal del todo; pero hasta ahora no he
conocido a nadie que pueda llamarse normal. Vos misma estás dispuesta a
asesinarme a sangre fría. ¿Te parece normal?
PERSEFONA.-¡Nunca he tenido la sangre fría! ¡No puedo tenerla! Mi sangre es
lo más precioso que me queda. Mi sangre es de fuego, es única. (Pausa larga)
LICAON.-¡Perséfona!
PERSEFONA.-¡Umjú!
LICAON.- ¿Dónde estás ahora?
PERSEFONA.-Sigo aquí, a tu lado.
LICAON.-Cogé mi mochila. La mitad está llena de reales... ¡Dólares!... Convencete
por tus propios ojo... Con ese dinero nos alcanza para una finca de ganado, levantar
una casita, comprarnos una camioneta para trabajar...
PERSEFONA.- ¡Qué bonito! Hasta parece novela de radio.
LICAON.-¡Pero no es novela! ¡Es la realidad! Desatame y vámonos. Es tonto seguir
perdiendo el tiempo. Vas a ver cómo los dos juntos podemos cambiar la vida. Vos
me ayudás a mí y yo a vos.
PERSEFONA.-Más tardaría yo en desamarrarte que vos en matarme.
LICAON.-¡No, por Dios! Si yo te quiero...
PERSEFONA.-No mencionés a Dios. Es una blasfemia.
LICAON.-Vos creés en Dios... Tenés que creer también que un ser humano es
capaz de arrepentirse... No hay nadie que sea totalmente malo y yo... Yo quiero
286
Antologia del Teatro Nicaragüense
borrar el pasado... Yo quiero vivir, Perséfona, quiero volver a ver... Dame una
oportunidad.
PERSEFONA.-No puedo, Licaón.
LICAON.-¿Por qué no?
PERSEFONA.-Porque no.
LICAON.- Esa no es una razón.
PERSEFONA.-Sí es.
LICAON.-Explicame por qué.
PERSEFONA.- Hay cosas que no tienen explicación. Muchos años viví pensando
en este momento. No puedo volverme atrás... Desde lo más profundo de las
entrañas me sube una especie de remolino... como un huracán de gritos... y de
sangre. ¿Hace falta saber más?
LICAON.-Estás loca.
PERSEFONA.- ¿Y qué? Lo dijiste vos mismo... ¿Conocés a alguien que no esté
loco?
LICAON.-(Grave) No. (Pausa larga. Perséfona busca sus cosméticos que guarda
en una bolsita, toma el espejo y comienza a maquillarse) Yo quiero la vida... creo
en el futuro, en el porvenir. Me anima pensar que la vida puede cambiarse, no tiene
por qué ser siempre horrible... Vos sólo pensás en la muerte; vos creés en la
muerte... Es como si vos misma ya estuvieras muerta.
PERSEFONA.-¿Qué importa que esté muerta? Si estoy aquí, es como si estuviera
viva; tengo que hacer las cosas como si estuviera viva. (Pausa. Ella sigue
maquillándose. Poco a poco su cara va convirtiéndose en una mascara
extravagante, grotesca. Como muñeca de gran guiñol)
LICAON.-¡Perséfona!
PERSEFONA.- ¡Umjú!
LICAON.-¿Dónde estás ahora?
PERSEFONA.- ¿Qué importancia tiene?
LICAON.-¿Qué estás haciendo?
287
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERSEFONA.-Me estoy pintando.
LICAON.-¿Por qué? ¿Para qué te estás pintando?
PERSEFONA.- Vos mismo me dijiste ayer que me pusiera colorete.
LICAON.- ¡Es una burla! El rencor te tiene ofuscada... tanto, que no te permite ver
el amor.
PERSEFONA.- Estás equivocado... Si supieras todo lo que he pensado en vos...
Vivía soñando con vos... Me hiciste tu mujer a la fuerza y yo nada deseaba más
ardientemente que volver a verte... y entregarme toda... totalmente... por
completo... Le hice una promesa a la Virgen; lo ofrecí mantenerle una veladora
encendida de día y de noche... hasta que volvieras.
LICAON.-Ya volví. ¿Para esto me querías? ¿Para matarme?
PERSEFONA.-Me duele hacerlo... Le volví a encender la veladora a la Virgen
porque vamos a separarnos otra vez....
LICAON.-¡Es estúpido! Decís que me querés y te disponés a asesinarme . . .
¿Seguís pintándote todavía?
PERSEFONA.- Sí, quiero estar bonita.
LICAON.- Yo soy asesino, pero vos sos un monstruo.
PERSEFONA.-No... Vieras qué linda me veo (Deja de maquillarse. Se acerca a
Licaón y lo abraza) Te quiero Licaón.
LICAON.-Yo también, Perséfona. ¿Ves qué sencillo? Nos amamos... Te ofrezco
trabajar para vos toda la vida... ¿Qué más puedo hacer?
PERSEFONA.-Nada. No hace falta que hagas nada.
LICAON.-Estoy temblando de frío. (Perséfona le echa una manta sobre los
hombros. Cariñosamente le limpia la frente) ¡Perséfona!
PERSEFONA.-No digás nada. (Se retira para lavar el cuchillo en una pana de agua,
ceremoniosamente, como un rito. Mientras lava el cuchillo aparece de nuevo la
abuela)
PERSEFONA.-Como hipnotizada) Ya sé a qué venís. No quiero volver a verte . . .
¡no quiero!
288
Antologia del Teatro Nicaragüense
ABUELA.-Yo no descansaría nunca si flaqueás ahora.
PERSEFONA.-¿Por qué tengo que hacerlo? . . . Explicame por qué.
ABUELA..-Sos libre de matar o no, yo no puedo forzarte. Tampoco puedo hacer
justicia por mi propia mano; no puedo más que hablarte... Pero tenés que saber
que seré un alma en pena vagando para siempre si vos no cumplís con tu deber.
Tu sangre es mi sangre y la de los que me dieron el ser y la de mis abuelos y
bisabuelos y así desde las más remotas edades. Es la misma sangre, Perséfona,
que regó la tierra cuando asesinaron a mi hija y la misma sangre que manaste
cuando él te penetró... Tu sangre, pues, no es sólo tuya y algún día tendrás que
rendir cuentas de esa herencia.
PERSEFONA.- Es horrible, abuelita . . . ¿Por qué habré nacido?
ABUELA.- Porque existe el mundo.
PERSEFONA.- ¿Y por qué existe el mundo?
ABUELA.-No lo sé, hija. Nadie lo sabe... sólo él. (Desaparece. Perséfona llora en
silencio mientras sigue lavando el cuchillo)
LICAON.-(Mientras ella lava el cuchillo) ¿Qué te has hecho? ¿Dónde estás ahora?
PERSEFONA.- Lavando el cuchillo.
LICAON.-¿Entonces?... ¿Es el fin?
PERSEFONA.- Sí.
LICAON.-Voy a morir sin poder entender nada. ¡Es tan absurdo! Sí nos amamos,
¿por qué tenés que matarme?
PERSEFONA.-No soy yo, Licaón, es una fuerza... Si vos tirás una piedra contra el
cielo, esa piedra no puede quedar ahí, tiene que caer... Yo soy la piedra que cae.
(Perséfona se sitúa detrás de él con el cuchillo en la mano) Rezá.
LICAON.-(Oración) ¡Dios mío, desde lo más profundo de mi corazón te pido que
todo esto no sea más que un sueño... ! ¡Una terrible pesadilla... ! Amén. (Con la
mano libre, Perséfona toma a Licaón del pelo y le echa la cabeza hacia atrás, en la
misma forma que él lo había hecho durante la pantomima del crimen. Perséfona
enarbola el cuchillo. Pero no tiene fuerza para matar. Tras una breve pausa lanza
un grito tremendo, que no es de dolor ni de espanto ni de miedo ni de sorpresa. Es
como si con ese grito estuviera expulsando de su cuerpo un demonio. Tras una
289
Antologia del Teatro Nicaragüense
pausa deja caer el cuchillo y comienza a realizar gestos y ademanes incoherentes.
En realidad, el grito vino a ser la puerta de entrada a la locura)
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Antologia del Teatro Nicaragüense
LAS MUÑECAS TAMBIÉN SE MUEREN
Isidro Rodríguez Silva
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Antologia del Teatro Nicaragüense
LAS MUÑECAS TAMBIÉN SE MUEREN
Isidro Rodríguez Silva
PERSONAJES
CÓMICO I
CÓMICO II
CÓMICO III
LA NIÑA
ACTO ÚNICO
La niña está vestida preciosamente mugrosa. Se pasea y juega entre el público
aspirando la pega de zapatos que almacena en una bolsa plástica.
La niña adopta gestos perversos. Pide dinero. Ofende al público y se ríe de él, hasta
que se pierde en un laberinto de un pasmoso delirio.
La sala del Teatro va quedando oscura y las tinieblas se tragan a la niña.
Una luna romántica se desgaja desde el fondo del escenario, iluminado un balcón
medieval a donde están los maniquíes de Julieta y Romeo.
JULIETA. – Casi amanece. Quisiera que te marcharas aunque no más lejos que el
pajarillo de una niña juguetona que lo suelta dejando que brinque un poco, como
pobre prisionero amarrado a sus grillos; y que con un hilo de seda lo atrae hacia si
otra vez amorosamente celosa de su libertad.
ROMEO. – Quisiera ser tu pajarillo.
De pronto los maniquíes de Romeo y Julieta explotan como bombas produciendo
un caos; retazos de ciclorama, diablas de luces descolgadas meciéndose como
trapecistas, bambalinas sucias y raídas; telones desgajados . . .
Entran los cómicos y en sus rostros se reflejan el asombro de estar perdidos en el
tiempo y en el espacio. Visten mallas negras que están adornadas de medias lunas,
soles, planetas y cometas de colas luminosas. El maquillaje completamente blanco
adonde las líneas negras dibujan los distintos contornos de sus rostros.
COMICO I. – (Emocionado) - ¿Escucharon esos apasionados parlamentos capaces
de conmover el corazón de una piedra? Es el amor que se ha perdido.
COMICO III. – Yo no escuché nada.
292
Antologia del Teatro Nicaragüense
COMICO II. – Vos nunca escuchás nada.
COMICO I. – Es que el tiempo nos vuelve sordos. Nos vuelve ciegos. Nos vuelve
polvo. Nos hace nada...
COMICO III. – (Enfática) – Repito que no escuché nada. Ustedes creen escuchar
palabras que son mudas; porque tienen los oídos escuchando el pasado y por
escuchar el pasado no escuchan el presente, que puede cambiar el futuro, para que
el presente de hoy, sea un mejor pasado que otros pasados
COMICO I. – A vos siempre te gusta enredarte en el tiempo.
COMICO II. – Vos nunca escuchas nada. Yo sí, las escuché; vienen para quedarse
en el presente, pero el presente está muerto y se vuelve de nuevo al olvido; como
olas perdidas en un mar perdido en un país perdido.
Instalan telones gastados por el tiempo de tanto uso. Arman los percheros adonde
van acomodando el vestuario de la obra.
COMICO I. – Un día de tantos el vestuario será polvo entre las manos. Desde hace
tiempo les he venido diciendo que el vestuario está enfermo de tanto uso, se está
muriendo.
COMICO III. – Yo lo veo igual que siempre. Preocúpate cuando las manos se nos
llenen de polillas y se vuelvan polvo y nos demos cuenta que estamos muertos.
COMICO I. – (Colérico) – Es que vos nunca ves nada.
COMICO III. – (Furioso) – La verdad es que no escuché nada. No veo nada. No
recuerdo nada; todo es nada. Pero hay algo especial en mí. Yo escucho lo que
ustedes no escuchan y veo lo que ustedes no ven.
De un baúl antiguo van sacando máscaras que sugieren estados anímicos, pero
que antepuestos al rostro sugieren otros rostros.
COMICO I. – Aquí hace falta máscaras (buscando entre el baúl). No está la máscara
de la doncella buena e ingenua ni la máscara del joven hermoso con la tez rosada,
respetuoso, galán enamorado (asombrado) y no está la del simple y cándido
Arlequín.
COMICO III. – No están porque son inservibles en este tiempo que vamos a
representar y las he ido enterrando en cualquier cementerio el mundo.
293
Antologia del Teatro Nicaragüense
COMICO II. – Por primera vez estoy de acuerdo con éste que no tiene nada de
cómico, pero sí de loco. Hemos dejado las máscaras necesarias de acuerdo al
tiempo que vamos a representar: la máscara del violador, la del ruin, la del vividor,
la de la amada infiel, la del embaucador, la del farsante y, por supuesto, la del
déspota...
El Cómico III mira hasta el ciel y se queda extasiado . . .
COMICO I. – El teatro está vacio.
COMICO III. – (Sin dejar de ver el cielo) – Eso lo vi desde que entramos al escenario,
pero según ustedes, yo no veo nada.
COMICO II. – (Con dolor reprimido) – El teatro es un animal inmenso. Un
paquidermo que se mueve sin moverse. Un dinosaurio que vive estando muerto;
llena la barriga de gusanos; los hombres que le sirven de alimento son sustentado
por sus vicios más que por sos virtudes.
Los Cómicos acomodan el marco de tres puertas de diferentes estilos y colores. Los
tres marcos forman una media luna dejando marcados tres espacios definidos: la
oficina; la primera puerta de la izquierda; al centro, la puerta de la casa; y la última,
muy cercana al público, la puerta del cuarto de la niña.
El Cómico III deja de ver el cielo y se incorpora al grupo. Los Cómicos van tomando
de los percheros el vestuario necesario para hacer la presentación. El vestuario es
viejo, sin planchar y con olor a podrido.
(El Cómico I se viste de Jefe. El Cómico II, de Contador. El Cómico III, de Secretaria.
Se ilumina sólo el espacio de la oficina, creando una irrealidad escénica).
SECRETARIA. – (Entrando por la puerta de la oficina. Toda coqueta. Se reacomoda
los senos portentosos. Saca el espejo y se maquilla) – Lo más seguro es que me
va a pedir que me quede trabajando horas extras que terminan en el amanecer en
una cama. Cuando lo espero desnuda y lo veo venir sobre mi, como un trailer
cargado de carne, y me siento aplastada por las llantas de manteca colgándole de
la panza . . . toda la carnosidad de los brazos y las piernas moviéndose como
gelatina . . . Ese olor que despide a colonia añeja y agua estancada. ¡Qué asco!
Muchas veces me he contenido por no vomitar. Y sobre todo fingirle cuando
hacemos el amor.
Entra el Jefe y la Secretaria se antepone a su rostro una máscara.
SECRETARIA. – (Melosa y provocativa) – Buenos días, mi Jefe. Cuando usted no
está la oficina la siento tan vacia y extraña. Pero qué guapo que viene. Qué traje
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Antologia del Teatro Nicaragüense
más elegante. Lo que anda buscando es que se me lo robe una mujer. ¿Le hago
cafecito?
JEFE. – (Utilizando una máscara) – Usted sabe cómo me gusta el café.
SECRETARIA. – (Provocativa y sensual) – Yo sé cómo le gusta a usted todo.
JEFE. – (Insinuante y utilizando siempre la máscara) – También usted está bella.
Es una flor que adorna esta oficina; sobre todo tan eficiente. Por eso le pido que se
quede a trabajar hasta muy tarde. (Aparta la máscara y se dirige al público). Quiere
que le compre una casa y hasta con el conserje se acostó. Cuando me aburrra la
cambio por otra más joven. A zorro viejo pichón tierno.
El Jefe se sienta y hace que papelea en un escritorio. La Secretaria se levanta y le
entrega un sobre grande. El Jefe lo abre y lee su contenido. A medida que va
leyendo cambia de actitud, hasta ponerse furioso.
JEFE. – (A gritos) – Llame al Contador General.
SECRETARIA. – (Llama por un teléfono imaginario) – Aló, ¿es el Contador
General? De parte de la Gerencia Central. Es urgente. El Jefe lo quiere ver
inmediatamente. (Dirigiéndose al Jefe). Viene en camino. Pero por favor, cálmese;
no se olvide lo delicado que está de su corazón. (Viendo al público sin la máscara).
Ojalá le diera un infarto y se quedara muerto como garrobo disecado.
CONTADOR. – (Entrando apresuradamente y con una máscara de servil) – Aquí
me tiene, mi Jefe, siempre dispuesto al trabajo y a lo que sea. Ya me di cuenta
quiénes son los que están levantando a los trabajadores en contra suya. Voy a
pasarle un informe completo; sólo espero confirmar unos datos.
JEFE. – (Conteniendo la cólera y moviendo la máscara como un torbellino) – No es
para eso que lo llamé. Es usted un estúpido, un imbécil bien hecho. Te dije bien
claro que justificaras el desfalco. Pero no, no hiciste nada. Se me acaba de informar
que vienen los auditores del Gobierno a medirnos las costillas y lo más seguro es
que van a descubrir el desfalco.
CONTADOR. – (Con la máscara) – Señor, hice todo lo posible para justificar el
desfalco, pero la verdad, que es demasiada la cantidad de dinero y no puedo hacer
milagros. (Se quita la máscara y ve al público). Qué lindo, él gastando el dinero con
su Secretaria, dándose la gran vida y a mí sólo me toca estar justificando sus robos
y todo por unos pesos de más. Que se vaya al infierno. Si descubren el desfalco
que le caiga a él toda la responsabilidad. Yo me lavo las manos como Pilatos.
JEFE. – (Amenzante) – Te voy a decir algo y que quede bien claro: si todo se
descubre, te vas conmigo en el saco.
295
Antologia del Teatro Nicaragüense
CONTADOR. – Pero, Jefe . . .
JEFE. – Nada de peros . . . caemos los dos. Así es que buscás cómo “hacer el
milagro”. Voy a tratar de detener a los auditores para darte más tiempo. Tenés que
hacerlo por tu bien y por el mío. (El Jefe se aparta la máscara y se dirige al público).
Estoy maquinando para que toda la culpa recaiga sobre él. Soy un zorro viejo y este
mequetrefe no puede conmigo. (Dirigiéndose de nuevo al Contador y con una
actitud humillante). Acordate que tenés antecedentes penales. Si querés conservar
el trabajo y no caer preso tenés que justificar el desfalco. Cómo pude confiar en vos,
que sos un mequetrefe, un sirve para nada mediocre, pendejo de mierda, lame culo
...
Vuelve de nuevo una luz irreal. Los Cómicos se quitan el vestuario, menos el
Contador. El Cómico III mira de nuevo al cielo y se queda extasiado.
COMICO I. – Y qué ves tanto al cielo; me ponés nervioso.
COMICO III. – Busco a Dios en el cielo.
COMICO II. – Dios está dormido.
COMICO III. – Dios nunca duerme.
COMICO II. – Dios necesitó un septimo día para descansar después que terminó la
creación y el sueño es una forma de estar y no estar . . .
COMICO III. – Pero las estrellas hablan cuando Dios se dispersa entre el todo y la
nada; entre el vacio y la esencia de todas las cosas.
COMICO I. – Duerme y descansa cuando aquí abajo todo se descompone: llueve
en el desierto y hay sequía en los trópicos; la mentira se vuelve verdad y la verdad
mentira . . .
COMICO II. – Lo que pasa es que Dios es eterno; para Él un día son mil años .
COMICO I. – (Sacando una risa dolorosa) – Nosotros somos unos Cómicos que no
vamos ni venimos de ningún lado. Andamos a la deriva, adonde nos avientan los
sueños. Vientos que hablamos, pero que las palabras han perdido sus significados.
No somos sordos ni ciegos, pero no comprendemos el tiempo que estamos
representando.
COMICO II. – A lo mejor ni siquiera estamos soñando, sino que hemos entrado al
mundo adonde cada sueño, por tantas culpas y errores se vuelven pesadillas . . .
296
Antologia del Teatro Nicaragüense
pero lo peor de todo es el olvido, el olvido mata. Quién pierde los recuerdos pierde
lo vivido.
Se ilumina la casa del Contador y éste entra furioso. El Cómico III interpreta a la
esposa.
ESPOSA. – (Con falsa timidez y anteponiéndose la máscara) - ¿Ya llegaste, mi
amor?
CONTADOR. – (De mal humor) – No, todavía no he llegado.
Ella se acerca y él la aparta con desprecio.
ESPOSA. – (Siempre con la máscara y tratando de reconquistarlo) – Pero qué te
pasa, cariño; si yo no te he hecho nada. (Apartando la máscara y viendo al público)
Ya no lo soporto. Cuando quiere hacer el amor viene cariñoso. Si le va mal en la
oficina se desquita conmigo. Cuando quiere dormir adonde la amante busca un pelo
en la sopa para pelearse y se va a la calle. Si supiera que no me importa, porque
yo también tengo mi amante. Un amante que es todo un hombre y no un poca cosa
como él, porque ni para hacer el amor sirve.
CONTADOR. – (Utilizando la máscara) – Lo que pasa es que estoy harto de esta
vida. Siempre que hay un problema en la oficina a mí me echan la culpa. Vengo a
la casa y también problemas: que cortaron la luz, que la niña está enferma. Y todos
los días lo mismo: preso en un círculo de problemas que cada vez se va cerrando
más para asfixiarme. Pero en esta ocasión, vos tenés que ayudarme; de lo contrario,
no sólo perderé el trabajo, sino también vuelvo a caer preso.
ESPOSA. – (Utilizando la máscara) – Pero, ¿por qué?
CONTADOR. – (Con voz aterradora) – Los auditores del Gobierno están por llegar
a la empresa y si no hago algo, descubren el desfalco y revienta el escándalo.
ESPOSA. – (Con la máscara, pero intrigada) – Pero, ¿cómo puedo ayudarte?
(Viendo al público) Si cae preso puedo verme libremente con mi amante.
CONTADOR. – (Con la máscara y con cierto aire de resignación) – El Jefe de los
auditores del Gobierno siempre ha sido enamorado tuyo, desde aquella vez que se
conocieron en la fiesta del Jefe. Necesito que lo enamorés, que te acostés con él, a
cambio que en el informe no aparezca el desfalco.
ESPOSA. – (Con aire de ofendida) - ¡Dios mío! ¡Que me acueste con ese hombre!
Nunca pensé que un esposo le pidiera a su mujer que se acueste con otro hombre.
(Llanto fingido) ¡Cómo crees que me voy a sentir!
297
Antologia del Teatro Nicaragüense
CONTADOR. – (Muy persuasivo y con falsa ternura) - ¿Y vos creés que es fácil
para mí, entregar a mi esposa a otro hombre? Pero la verdad es que si se descubre
el desfalco se hunde este hogar. (Apartando la máscara y viendo al público) Desde
que la conocí ha vivido con muchos hombres. Le daban unas cuantas cervezas y
terminaba en cualquier cama.
ESPOSA. – (Enérgica) – Yo no me estoy acostando con nadie. Vos crees que él se
va a conformar con una sola vez. Lo más seguro es que va a querer que vivamos.
CONTADOR. – Pero lo vas hacer porque yo te lo ordeno. Para eso soy el hombre
de la casa, para que se cumplan mis órdenes.
ESPOSA. – (Viendo al público) - ¡El hombre de la casa! Si supiera que el hombre
de la casa es mi amante, su propio sobrino. (Se pone de nuevo la máscara. Saca
un cuchillo y grita). ¡Hombre! ¡Si fueras un hombre de verdad te enfrentaras a tus
problemas y no utilizaras a otros para escudarte! ¡Sos poca cosa! ¡No vales nada!
CONTADOR. – (El Contador se lanza y la golpea. Los dos se pelean. Él la tira contra
el suelo y sale de la casa).
ESPOSA. – (A gritos) Para pegarle a las mujeres es que sos bueno, pero con un
hombre de verdad no te fajás . . .
CONTADOR. – (Despreciativo) - ¡Mujerzuela!
ESPOSA. – (Despechada) - ¡Cornudo . . . cornudo!
Los Cómicos vuelven a quitarse el vestuario y lo acomodan en los percheros.
COMICO I. - ¿Quién va a hacer el papel de la niña?
COMICO II. – (Viendo todo a su alrededor) - ¿Se han dado cuenta que nunca antes
habíamos estado representando esta obra? Nos hemos perdido aún más en lo
profundo del tiempo. ¿En qué época estamos?
COMICO III. – (Viendo hacia el cielo) – No olvides que hoy es la vela de la muñeca.
COMICO I. – Como siempre, el tiempo nos juega malas pasadas. Viajamos de un
espacio a otro. Nos dormimos en el siglo XVI y despertamos en el siglo XX. Todas
las épocas son tan diferentes, pero al mismo tiempo iguales.
COMICO III. – Le haremos una vela a la muñeca. La velaremos en la camita.
¡Lástima que no hay cementerio para muñecas!
COMICO II. – Vela de qué muñeca; estás más loca que una cabra.
298
Antologia del Teatro Nicaragüense
COMICO III. – Todos estamos locos. El mundo es un manicomio adonde lo
imposible se vuelve posible.
COMICO I. – ¡Yo haré el papel de la niña!
COMICO III. – (Desesperada, ansiosa) – No, no. Ese personaje lo hago yo. Es que
yo nunca tuve niñez. Desde temprana edad me obligaron a comportarme como
adulta. Déjenme ser una niña aunque sea un momento sobre el escenario. Déjenme
soñar, soñar un poquito. ¿Ustedes saben alguna canción infantil?
COMICO I. – No.
COMICO II. – No.
COMICO III. – Yo sí. Para representar este personaje hay que cantar, cantar
canciones infantiles. Escuchen esta canción:
Cinco gatitos
tuvo una gata
cinco gatitos
detrás de una lata
cinco que tuvo
cinco que criaba
y a todos los cinco
lechita les daba.
COMICO II. – Esta no es una obra infantil; es una obra para adultos. Yo tengo la
canción adecuada. Escuchen:
Don Federico
mató a su mujer
la hizo picadillos
y la puso a cocer
llegaron invitados
llegaron a comer
Don Federico bailaba cha cha chá
Don Federico perdió su cartera
para casarse con una costurera
la costurera perdió su dedal
para ser amante de un general
el general perdió su espada
para casarse con la costurera.
Por eso don Federico
299
Antologia del Teatro Nicaragüense
mató a la costurera
la hizo picadillos
y la puso a cocer
porque era una mala mujer.
COMICO III. – (Aterrada y viendo hacia el cielo) – No, no quiero hacer el papel de
la niña, porque va haber una vela. ¡Las estrellas! ¡Las estrellas lo dicen! Ellas hablan
cuando Dios guarda silencio. Las estrellas me dicen: una muñeca vestida de azul,
zapatos negros y lazos de tul. La saqué a paseo, pero se enfermó, le dio calentura
y tiene mucha . . .
El Cómico II hace el papel de la niña. Se ilumina el cuarto de ésta.
NIÑA. – (Desde la puerta del cuarto) - ¡Mamá, tengo hambre!
ESPOSA. – (Viéndola con odio) – Además de aguantar a tu padre, tengo que
soportarte a vos que sólo servis para dar problemas. Dormite, porque no hay
comida.
NIÑA. – (Llorando) - ¡Pero tengo hambre!
ESPOSA. – (Con desdén) – Andá jugá con tu tío.
NIÑA. – (Que ha estado sentada, entre el público se levanta. Entra al escenario y
hace un lado al Cómico que hace el papel de la niña).
NIÑA. – Yo les voy a decir cómo se representa esta parte. Que repitan el diálogo
anterior.
ESPOSA. – (Con desdén) – Andá jugá con tu tío.
NIÑA. – Es que él me hace feo. Siempre que juega conmigo me agarra los dedos
de la mano y me dice: “Había una vez una hormiguita, dos hormiguitas, tres
hormiguitas, cuatro hormiguitas, cinco hormiguitas y las hormiguitas van bajando a
meterse a su cuevita . . . “
ESPOSA. – (Más colérica) - ¡Mentirosa! ¡Sos una mentirosa! Y no hay comida.
NIÑA. - ¿Por qué mi tio duerme en tu cuarto cuando no está mi papá?
ESPOSA. – Seguís de mentirosa. Voy a castigarte para que no andés hablando
mentiras.
La Esposa la golpea y la tira contra el suelo; le tira el cuchillo amenazante. Sale
furiosa del cuarto de la niña.
300
Antologia del Teatro Nicaragüense
NIÑA. – (Llora mientras saca una muñeca del baúl. Seca sus lágrimas y arrulla a la
muñeca cantando):
¿Dónde está mi amante
mama chilindrá,
en la cama de cedro
con la mujer de Pedro?
¿De quién es ese aborto
mama chilindrá?
No sé quién es el padre
mama chilindrá.
Puede ser el hijo de Pedro,
de Juan, del panadero,
o hijo del lechero.
NIÑA. – (Viendo a la muñeca con odio) – Voy a pegarte para que no andés cantando
estas canciones. (Imitando la voz de la muñeca) “No me pegués mamita”
(Sacudiéndola con furia). Te he dicho mil veces que yo no soy tu madre y que no
tengo la obligación de darte de comer a la hora que te dé la gana. (Recoge el cuchillo
y comienza a destrozar con ira a la muñeca). ¡Mal nacida! Sos una inservible como
tu padre. No olvidés que yo no soy tu madre. Vos sos una recogida. Ya se te olvidó
que te recogí de un basurero. (La desbarata con un cuchillo). ¡Perra! Si cuando seas
grande vas a ser mujer de la calle como tu madre; pero antes vas a sufrir a como
yo sufro . . .
Los Cómicos están sorprendidos. Entran al cuarto de la niña con cuatro candelas y
una camita donde acomodan los restos de la muñeca, colocándose en cada esquina
de la cuna una candela y las flores.
LOS TRES COMICOS. – (Cantando) – Una muñeca vestida de azul, zapatitos
negros y lazos de tul. La saqué de paseo, pero se enfermó. Le dio calentura y tiene
mucha tos. El doctor la cura . . . pero alguien la mató.
NIÑA. – (Con una inocencia infantil, casi angelical) – Yo la maté.
LOS COMICOS. - ¿Y por qué la mataste?
NIÑA. - ¡¡Porque las muñecas también se mueren!!
Telón
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Antologia del Teatro Nicaragüense
El cerebro de Rubén Darío
Jorgue Eduardo Argüello
302
Antologia del Teatro Nicaragüense
El cerebro de Rubén Darío
Jorge Eduardo Argüello
(Tragicomedia en tres actos)
Personajes
Andrés Adevertencia
Unos personjes son verdaderos,otros son ficticios: sin embergo, dan la apareincia
como los verdaderos.
Rubén Darío, popeta universal
El alcalde
El sabio, (Don Luis) médico
Rosario Murillo, esposa de Rubén Darío
El oispo
Berta, aristócrata
Bertita, hija de Berta
Plácida, hermana de Berta
Murillo, hermano de Rosario
Cnel. Sanders, embajador de E.U.A.
Presidente de la República
Espopsa del sabio, ama de casa
Margarita, hija del sabio
Edecán, ayudante del presidente
Secretario, ayudante de sanders
Comisionados, (Doctor escolástico, Lara y otros médicos, etc.)
Nueva comisión
Amigo íntimo
Señores y señoras notable
Periodista 1 y 2
Voz del actor, lector de la trama
Dos campesinos, ayudantes de Rubén Darío
La india bonita, el último amor del poeta
Coro, señala el futuro
Pueblo
Espacio
Nicaragua; entre Managua y León
Timpo
Últimas semanas de enero y primera de febrero del año 1916.
VOZ DEL ACTOR
303
Antologia del Teatro Nicaragüense
En enero de 1916, el poeta de las Españas y las Américas, Rubén Darío, regresa
enfermo a león Samntiago de los caballeros de Nicaragua, la ciudad de sus
mayores, de su infancia y adolecencia. León es colonial, lleno de iglesias, conventos
y campanas, vacío, permanece bajo pesimismo propio de un país ocupado por los
marines. Solo en el centro hay muestras de cierta civilización y progreso,alguna
influencia europea. Los barrios, barrancos de pobreza. La gente teme al futuro. La
política y los politicos se adueñan de los personajes. Rubén Darío aunque admirado
y amado como ídolo por el pueblo y su raza, es considerado en silencio por las
matronas notables, una persona non grata. Una serie de acontecimientos invaden
sus últimos días, el poeta vaticina su muerte y posterior crueldad con el órgano más
dotado de su cuerpo: el cerebro. Todos quieren apoderarse de su cerebro.
Maquinaciones, homenajes, falsas teorías científicas y especulciones se reúnen
para hacerle sus últimas días imposibles. La Apoteosis es el enmascaramiento del
asesinato del poeta. Darío sufre hasta el 6 de febrero, día de su muerte. En el mayor
funeral que se haya tributado a poeta alguno en todos los tiempos, el cuerpo o
cadáver embalsamado lleva la cabeza vacía y llana de aserrín,
PRIMER ACTO
Casas coloniales, solariegas: salas, saguanes, corredores, patios y traspatios.
Palacio episcopal, cuyo salón deberá de ostentar los emblemas pontificios. Clínica
del Sabio Médico, muy siglo XIX.
ESCENA PRIMERA
Sala elegante de familia evidentemente influyente. Es de mañana, 6 a.m. Se
escuchan repiques de campanas de las iglesias. Día anterior a la llegada a León de
R.D.
BERTA.- (Se encuentran sentados). ¿Qué día es hoy? (pausa)
BERTITA.-(Alegre) La semana pasada se celebró el día de los Reyes Magos…
BERTA.- (Molesta) No sigas te pregunte por la fecha eso es todo.
BERTITA.- …Y (esperando contestación)
BERTA.- (Seria). Me comunicaron desde Managua que en el tren de las dos de la
tarde llega Rubén Darío. ¿Me oíste niña? (aparentemente cambiada)
BERTITA.- (Continuando)… No sé a qué viene a León ese pagano. En el colegio la
madre superiora nos decía que no hay que leerlo… (Prosiguiendo)… Ella
304
Antologia del Teatro Nicaragüense
decía que el poeta ese adora a los cisnes porque estos diablos disfrazados
de
animales siguen a las mujeres. Menciona una Lesbos o lesbianas, no sé, también
(como exitada gritando)… unos seres con la mitad del cuerpo de caballo siguiendo
también a las mujeres en los…
BERTA.- ¡Calla! (interrumpiendola). Centauros… que tienen que ver con el diablo…
BERTITA.- Si, tienen que ver con el cabro.
BERTA.- ¡ ¡ Ay, dios mío…! !
BERTITA.- Y dicen que… (Como pensando).
BERTA.- (otra vez furiosa)… Que ignorancia, (molesta) deja al diablo tranquilo…
(Aburrida)
BERTITA.- ¿Cómo? (desentendida / esperando)
BERTA.- Nada.
Entra doña Placida. Ha escuchado toda la conversación desde su habitación. Se
acerca e interviene.
PLACIDA.- (Señalando el patio). Yo te digo: ese hombre es pagano; por algo se fue
de aquí… me lo dijo mi tío (como recordando). Pretendía ser de la sociedad. Aquí
le cerramos las puertas… dicen que se fue a Chile… (Molesta).
BERTITA.- ¡A parís! según la madre superiora, donde los cocottes que fuman opio
y beben licor fuerte (interrumpida / maliciosa).
PLACIDA.- ¡Calla! Hablas demasiado, me sorprendes… eso te lo contó la
madre…¡Ay, Dios mío!
BERTA.- (Había permanecido en silencio)… Bueno (como relatando) eso se lo
contaron a ella… recuerden, mi tío vivió en Paris (con tono alegre) en el siglo
pasado, también dijo que Rubén vivía con una campesina española en pecado
mortal… una tal Paca, y luego se acostaba con las hermanas de ella… y
PLACIDA.- (Severa) ¡Que descaro! Te tengo prohibido hablar de ese poeta
nacional.
BERTA.- Pero hermana si es un perdido (exagerando / pausa).
Entra el obispo nervioso, con su sotana y su capa roja, tocado de bonete y se sienta.
Se miran entre ellos. El Obispo pone las manos en alto. Habla con acento español.
305
Antologia del Teatro Nicaragüense
OBISPO.- Ya sabéis, mañana viene ese hombre (mirando al público). Pues bien,
que Dios me perdone, acabo de saber y es por eso (con acento de zeta), que os he
venido a decir que el tal poeta ese viene enfermo de muerte… me dijo alguien de
confianza.
BERTA.- (Aburrida). …Si, yo también lo sé. (Comiendo galletas).
BERTITA: Trae la cara mallata (sentenciando).
PLACIDA.- ¿Mallata? (se alza del asiento y mira hacia el techo).
OBISPO.- Si, mujer, amarilla inflamada. Comprendéis. Dicen que lleva la cara de
un hombre anciano. O sea… (Como pensando lo dicho).
PLACIDA.- Padre, pero como habla así de un pagano (se sienta)
OBISPO.- de esto estoy de acuerdo hija, pero ha demostrado arrepentimiento,ha
dicho: “Miserere”; en una ocasión escribió un poema monumental para aquel loco
de San Francisco (comienza a recitar el poema: “el varón que tiene corazón de lis,
lengua de querube, alma celestial, el mínimo y dulce San Francisco de Asís esta
con el rudo y torvo animal…”).
PLACIDA.- No importa (interrumpiéndole). Es un pagano, está enfermo…
este…¿Usted está al lado de él? (reprochándole).
OBISPO.-(Con el mismo tono) ¡Pardiez¡ yo no estoy al lado de nadie; no os
preocupéis. Placida, en el fondo es nuestro poeta nacional, nadie lo iguala, es
nuestra gloria hispánica, (despacio) es el príncipe de las letras, y en esta selva, hay
poca creación. ¡diante¡ (hacia el público) “que ignorancia” (Termina, se alza, se
pasea de extremo a extremo del escenario)
PLACIDA.- (contestándole). Ese Rubén Darío no es príncipe ni nada (tomando
confianza). Estoy resentida con usted señoría.
BERTA.- Ya cállense todos (pausa).
En la misma casa. Silencio. De repente se escuchan voces de la calle. Golpean la
puerta. El sirviente abre. Varios señores van entrando. Todos llevan relojes de
bolsillo los inspeccionan a cada momento. Algunos se colocan detrás de Berta otros
se mantienen de pie. Berta continúa comiendo galletas. Bertita sigue sentada. El
obispo se pasea de lado a lado. Todos van a besarle la mano.
TODOS.- (en unísono). Dicen que Rubén se quedó otro día en Managua. Que llega
mañana. Esta sin dinero y enfermo. Con un traje roto.
306
Antologia del Teatro Nicaragüense
OBISPO.- (con prudencia). Jóvenes, calmaos, llegara hoy; eso es un hecho,
¿verdad Berta?
BERTA.- Si padre, usted sabe quién nos envió la noticia, nuestra excelencia el
arzobispo, si ya dudamos de él, bueno… Sería el colmo (esperando contestación)
OBISPO.- Bien, si es así. Así será. Vamos a mi casa (se escuchan varios adioses).
TODOS.- Iremos a casa de don Venancio (se van mirando el reloj).
Los caballeros van saliendo ordenadamente hacia la calle. Berta continúa comiendo
galleta. Bertita permanece sentada. Plácida Mira al público, intensamente levanta
los ojos y los brazos hacia el aire.
ESCENA SEGUNDA
En otra casa elegante, otro grupos de comisionados; entre ellos, varios médicos y
abogados, terratenientes. El grupo anterior se les une. 9 a.m.
En León el mismo día.
GRUPO1.- (Se dirige a uno de la comisión / todos al unísono). Si llega mañana: lo
dijo el secretario del Presidente viene en el tren de las dos pe eme.
COMISIONADO.- Pero donde le pondremos (mirando al público). Porque este señor
Darío no tiene casa, ¿verdad señor abogado?
GRUPO1.- Si, el poeta nunca tuvo hogar, dilapidaba todo como todos los bohemios,
muy poco le intereso la vida hogareña…
COMISIONADO.- (Uno, que había permanecido en silencio, se dirige acusando a
poeta). Nunca me imaginé esto, mejor me hubiese quedado en “La
Flor”, mi hacienda, que andar metido en asuntos de poetas.
GRUPO2.- …En esto no estamos de acuerdo, permítame, el poeta dijo que vivir en
León era mejor que vivir en Paris (esperando contestación).
GRUPO1-2.- …Se las pasabas de corte en corte con rufianes viviendo de los demás
(continúa). Ahora aquí lo tenemos que aguantar. El Sabio es el culpable, lo invito,
porque el Sabio le patina por la poesía, dicen, de esto quedemos claro (con voz casi
silenciosa) entre ellos comparten el secreto de las ninfas (se ríen todos), por eso
son amigos (se ríen a carcajadas).
307
Antologia del Teatro Nicaragüense
GRUPO1.- (Se les une el Comisionado y el Médico). Además (agregan) viene de
Paris, tiene sífilis (riéndose).
GRUPO1-2.- ¡Ay, Dios mío!, el poeta viene sifilítico (sale del grupo y levanta los
brazos).
GRUPO2.- (Continuando). Eso dicen en Managua… dicen que se le sale la lengua
y huele a azufre (riéndose).
COMISIONADO 1.- (como alarmado). Por favor, señores, no digamos tonterías,
déjenlo tranquilo…
GRUPO1-2.- ¿Dónde lo hospedaremos? (pausa).
GRUPO1.- Por qué no formamos otra comisión, vamos donde el Sabio (retirándose
/ todos en silencio). Se juntan. Hablan despacio, forman una nueva comisión.
Recuerden, dice uno de ellos, nos espera don Venancio.
ESCENA TERCERA
Palacio episcopal. El Obispo está sentado en una elegante silla en medio del
escenario. Golpean la puerta. El obispo gesticula invitando a entrar... esta pensativo,
nervioso, tiene documentos en sus manos. El grupo entra despaciosamente. 2 p.m.
el mismo día.
CORO.- (El coro está escondido entre el cortinaje) ¡Rubén! ¡Rubén! Sufrirás mucho
¡Rubén!
NUEVA COMISION.- (Alguien habla) ¿Usted señor Obispo. Podría prestarnos una
cama? ¿Es para el vate… no?
OBISPO.- (Respondiendo). Si claro, no faltaría más deux et maquina (aparte hacia
el público). ¡Qué vergüenza!
COMISIONADO 1.- Entonces todo está arreglado, lo instalaremos en casa de los
Martínez (pausa).
COMISIONADO 2.- No, esa casa parece bodega (pausa).
COMISIONADO 1.- Bien, la del doctor Arguello (pausa).
COMISIONADO 2.- Esa huele a medicina, le daría aflicción al poeta.
COMISIONADO 2.- Entonces la de los Castro (pausa).
308
Antologia del Teatro Nicaragüense
OBISPO: (Que se ha mantenido callado, observando, tomando notas). Señores
(como exclamando), que enredo... antes sería bueno darle una fiesta, sino me
equivoco esta todo planeado (se quedan mirando al Obispo), como es posible
siendo León la Atenas de Centroamérica no le demos la bienvenida
al
excelso y dulce panida.
COMISION 1,2 .- (Delante del público) Se volvió loco el Obispo o está de acuerdo
con el pagano.
El sabio que se mantenía escondido aparece. Todos lo miran extrañado.
EL SABIO.- Estoy de acuerdo con ustedes, después del recibimiento de la estación
(como serio), donde pronunciare uno de los más brillantes y vibrantes discursos de
bienvenida de mi vida. Después el señor alcalde y yo, le daremos una fiesta en mi
casa (malicioso / riéndose).
Golpean la puerta y entra Berta seguida de Bertita y Placida. Estas se sientan
calladas.
TODOS.- Brindemos por el poeta y por el doctor (Algunos optan por quedarse otros
se despiden. El sabio se dirige dónde están las mujeres. Otros salen a buscar la
cama donde dormirá el poeta el escenario se puede dividir en pedazos o secciones
que giran como en abanico. Las personas estarán divididas por un tabique móvil,
mientras los otros actores permanecen sentados. El sabio se despide de ellas, la
luz se va apagando). Más tarde, el mismo día.
Casa de él Sabio. Instrumentos, calaveras, libros por todas partes configuran un
consultorio. Al lado un quirófano. El Sabio está rodeado de sus íntimos, médicos
casi todos, llevan gorros, mascarilla y gabachas blancas.
En la sala están sentadas las esposas. El ambiente es refinado Europeo. Cuadros
impresionistas y relojes / que podrían ser de cartón. El Sabio sale de la oficina, pero
esta vez viste de chaleco, tiene un telegrama, lo muestra, este pasa de mano en
mano.
EL SABIO.- Bien, colegas (como dando un discurso). He aquí la realidad. En
nuestras manos está el espíritu del poeta que además es amigo mío y protegido...
ustedes tienen la palabra (se sienta con ademanes finos usando las manos).
AMIGO INTIMO.- (Asegura que nadie escucha). Yo diría que lo hospedemos en la
casa vieja de los Castros. En todo caso lo llevaríamos al Hospicio donde
las
hermanitas de San Vicente.
309
Antologia del Teatro Nicaragüense
AMIGO INTIMO 2.- Yo diría que lo hospedemos en casa Prio....así puede divisar
la alcaldía , el parque y la catedral.
NUEVO COMISIONADO.- (Sorprendido). ¿Como? Al hospital, al San Vicente, que
ni siquiera tiene sabanas limpias ni pensionado, ni medicinas
¿ni siquiera lo
internaremos en la Casa de Salud? Están
loco. Eso sería matarlo, (mirando al
sabio) además habría
que hacerle un examen porque dicen que viene
demente, lleno de disparates... dicen que no trae bien la cabeza (mirando
al
Sabio).
AMIGO INTIMO.- (Recordando). ¿Y la cama?
ESCENA CUARTA
(Comenzando la noche. El mismo día. En la misma casa del Sabio, en la sala donde
continúan sentadas las damas El Obispo sigue a una de ellas, las demás se quedan
distanciadas esperando algo. El Sabio se retira de su oficina a pensar; los médicos
platican y se van a la sala a unirse al resto de las personas)
ESPOSA DEL SABIO.- Hijita… no aguanto más este alboroto (dirigiéndose a
Plácida). Yo no entiendo de poemas, lo que te puedo decir es que ese príncipe no
entrara a mi casa (furiosa abanicándose).
MARGARITA.- (Escuchando la conversación). Pero mama, él hizo un poema… ¿no
te acordás, yo rodeada de elefantes, de tigres, de hadas vestidas de tizú, no te
acuerdas? (alegre).
ESPOSA DEL SABIO.- Hijita, que torpe que eres, tenés mala memoria, te quería
enamorar, mejor no hablemos de esto, ese sátiro, y tu padre no hizo nada para
impedirlo (con el mismo tono) porque deseaba que te inmortalizaran.
BERTA.- Pero querida amiga, todos están contentos de recibirlo ¿Por qué usted se
opone? (pausa).
ESPOSA DEL SABIO.- Es que de solo verle la cabeza me da miedo. Ustedes no
se la han visto ¿verdad? Pues bien, él aquí venía a estudiar (continuando). A mi
esposo se lo dije un día; lo estrafalaria que era esa cabeza. El me contesto que ahí
estaba el numen… y que un día habría que estudiarla pues están los ríos y abismos
del saber (complacida) y de la inteligencia.
EL OBISPO.- (Que había mantenido silencio). Pero Doña, deje usted la cabeza en
paz, ahora llega enfermo, hay que darle la fiesta, usted se va alegrar, además he
escuchado que el mismo Presidente de la republica viene en otro tren al día
310
Antologia del Teatro Nicaragüense
siguiente, que le parece, (cambiando de tono) y con esa mujer pestilenta, una tal
Rosario (pausa).
ESPOSA DEL SABIO.- Eso sí que no, esa bacana no entrara en mi casa (aparte,
llama al marido ¡ ¡ ¡Luis, Luis! ! ! / Este llega, le dice un secreto. Se retira, queda
mirando el resto, estos se unen a ella como esperando una aprobación, continua en
secreto un dialogo, el público no sabe lo que es. El Sabio hace gestos como
ordenando, llamando a unos y a los otros en el despacho. Las otras siguen
sentadas).
(Ya es de noche. El Sabio hace pensar a sus íntimos, entre ellos. El Obispo, se
sientan)
EL SABIO.- Señores, perdonen a mi esposa, ustedes comprenderán
(paternalmente)
hace años cuando Rubén vivía aquí, se le lavaba la ropa, se le
daba dinero y de comer. Ya saben, ha quedado esa imagen fea y además su imagen
de cabezón (con elegancia / nostalgia, todos se ríen).
AMIGO INTIMO.- Si, claro, doctor todos comprendemos.
EL SABIO.- Pero vamos al grano del asunto, los he llamado aquí para algo delicado,
necesito me prometan bajo el juramento 33 grados... no es así Señor Obispo, su
señoría interrumpe (Interrumpe el discurso).
EL OBISPO.- Todo lo que tú digas Luisito, todo es cierto, el doctor les contara el
resto, yo apruebo, ya lo hablamos en Managua (vacilante).
EL SABIO.- Bien, entre todas las cosas que están sucediendo por las cuales he
luchado, (pausa) la peor ha sido esta, querían llevarse al poeta a enterrarlo a ese
potrero donde nació... yo, yo le dije al Presidente que todo León se levantaría en
armas... Fue Sanders, el embajador, quien aprobó el cambio, y a cambio, le
entregamos el cerebro para un posterior
estudio en la Universidad de
Chicago, (preocupado). Esto que les he dicho es grave, estamos bajo juramento...
yo guardare el legítimo, pues tengo otro cerebro metido en el frasco y será este el
que le daremos a Sanders.
AMIGO INTIMO.- Buena solución (pausa).
EL OBISPO.- La verdad es que ese hombre está condenado a morir, esta
desahuciado (interviene).
EL SABIO.- Silencio todos,no hay nada que podamos hacer. A ver Doctor lara, lea
el informe (lo mira)
311
Antologia del Teatro Nicaragüense
DOCTOR LARA.- (Lee el informe) El paciente Rubén Darío padece de cirrosis
hepática compuesta por una hiperplasia la cual inicia en la periferia de los ductos
bilicos... (Continúa leyendo).
EL OBISPO.- No hay nada que hacer; los conservadores querían sacarle ventaja
política a la situación; lo deseaban sepultar con todos los honores civiles y militares
en Managua. Todo esto es lo que hemos ganado al fin...
EL SABIO.- Don Venancio eso no lo permitiremos, (todos se acercan) tengo un plan
(sacan un mapa anatómico y lo clavan en la pared / todos se dividen en grupos. El
Sabio en el centro y El Obispo. Al rato se escuchan ruidos de personas / es la nueva
comisión demandando ver al Sabio).
AMIGO INTIMO.- Don Luis, ya están aquí los de la comisión (gritando). Desean
verlo.
EL SABIO.- Pero, quienes son esos (indiferente mostrando interés).
OBISPO.- Son miembros distinguidos de las familias Sánchez, Castros, Aguileras,
Arguellos, Herdocias, Teranes... Sacasas... (Estos se quedan esperando).
EL SABIO.- Diles que estoy ocupado. Como molestan estas personas... diles que
todo está bien, que mañana habrá fiesta.
El Amigo íntimo sale a cumplir órdenes. Se escucha la protesta y la plática entre
ellos. El Sabio y sus acompañantes permanecen en el despacho estudiando el
cerebro. La comisión se va.
EL SABIO.- Perdonen, pero es demasiado per dieu... perdonen la impertinencia, la
fiesta la daremos mañana, es necesario que ustedes arreglen el resto, estoy
cansado, necesito hablar a solas con nuestra señoría (se dirige al Obispo)
!Señores! Hasta mañana a las dos en la estación... llevar la Banda Musical del
Municipio... algunas ninfas (riéndose), con flores, por supuesto, con las damas
reúnanse con la Nueva Comisión, nos veremos mañana.
El Sabio y el Obispo a solas se quedan estudiando el mapa la lámina anatómica;
toman un trago de licor y con una vara el medico señala el cerebro, se voltea al
público y exclama ¡He aquí el problema!
Se despiden. Son casi las 11 p.m. el reloj en la pared marca esa hora. Las luces se
apagan lentamente, mientras tanto uno de los actores recitara algún poema de
Darío que tenga que ver con la muerte.
312
Antologia del Teatro Nicaragüense
¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia
Ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia.
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella;
En su rostro hay la gracia de la núbil doncella
Y lleva una guirnalda de rosas siderales.
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales,
Y en su diestra una copa con agua del olvido.
A sus pies, como un perro, yace un amor dormido.
Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte.
La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte.
SEGUNDO ACTO
(Oficina del coronel D.S. Sanders U.S. Marine y a su vez Embajador, ante el
gobierno de Nicaragua. Una bandera norteamericana se despliega sobre la pared.
Managua luz solar de las 10 a.m.
Casa Presidencial. Y casa de Andrés Murillo, hermano de Rosario y por tanto
cuñado del poeta)
ESCENA PRIMERA
(Día anterior del viaje del poeta)
C. SANDERS.-(De pie). ¡Carajo! (pronuncia mal el español, se debe de militar).
Rubén Darioooú is going to die in Leon… morir allí… you hear me.. Me
escuchasss… ir enfermo (frotandose las manos).
SECRETARIO.- Si, yes Coronel, ¿vivirá en León? (pausa) Lo escuchó (se alza de
pie saluda / atento / servil).
SANDERS.-(Molesto). Que hombre nefasto-goddammed- para nuestras relaciones
de construir canal, (como calculando) cuantos días vivirá… mas…
SECRETARIO.- Pero es nuestra máxima gloria y orgullo nacional, él es el emblema
de la raza latina (interrumpiéndole, esperando respuesta).
SANDERS.- Usted no tener orgullo, ya lo perdieron nos deben dinero… ok, es
necesario seguirle la pista (dándole una orden).
SECRETARIO.- Si, Coronel (se cuadra / esperando).
313
Antologia del Teatro Nicaragüense
SANDERS.- (continua). Ahora... como ser orgullo un hombre decir sernosotros
fieras... tener cara de Nenrod...!ah! dígame…!ah! (Señala al público).
SECRETARIO.- (Nervioso). Pero coronel, el habla en otro sentido como cristiano
ante la idolatría... (Con miedo).
SANDERS.- (De cerca tomándole el cuello). Y no creer que nosotros no defender y
protegerrr cristianismo, shit, mierda, él está levantando el proletariado del mundo...
esa moda no llegar aquí, se lo aseguro... no (para el mismo).
SECRETARIO.- (preocupado) Pero Rubén está enfermo coronel... y...
SANDERS.-(Excitado). Dejarme decirte esto (pausa) allá en los states también
había varios de estos poetas, un Whitman viejo homosexual y el loco Poe otro
degenerado. (Cerrando el puño) Este poeta no está enfermo... lo que es maldito
como aquel loco Martí que tanto daño nos hizo (paseándose)
SECRETARIO.- (Interrumpiéndole). Pero Coronel la cultura.
SANDERS.- Que cultura y que patrañas... la cultura está en la fuerza, en el trabajo
y hacer dinero... en este país nadie le gusta trabajar solo robar... que ingenuo que
ser (burlándose).
SECRETARIO.- (Serio). Comprendo Coronel, ayer lo que le dije es que
SANDERS.- Olvídate, iras en tren con el mismo poeta ese... sacar informe, para
luego decirte deseo saber exactamente la hora minutos de su muerte. (Mirando un
cuaderno / preocupado). Haz lo que te dije (cambiando de rostro) deja que el
gobierno de Estados Unidos se encargue del resto. Ok?
SECRETARIO.- (Preocupado). ¿Usted no le hará daño al poeta, verdad Coronel?
Los Estados Unidos respetan con sinceridad a los líderes, los buenos poetas,
¿verdad Coronel? ¿is true o no?
SANDERS.- (Regañándole). Pero si ser insensato... nosotros nunca tocar poeta...
los líderes depende de la situación... pero !vete! Get out. (Furioso Molesto). Por fin
le llegó la hora a este pagano o pájaro cantor sin jaula... veremos cómo destruyó
todo esto... el plan no puede fallar.
ESCENA SEGUNDA
(Días anteriores del viaje a León. Managua. Causa Presidencial. El Presidente
revisa papeles)
314
Antologia del Teatro Nicaragüense
EDECAN.- (vos delicada / meticulosa). Todo está listo excelencia... todo está
preparado y en orden.
PRESIDENTE.- Que bien Capitán, usted acompañara a la delegación que conducirá
al poeta don Rubén Darío a la ciudad de León; yo partiré al día siguiente a León
(serio) para que todo esté en orden... le daré un permiso especial, recuerde lo del
cargo, tiene mi consentimiento.
EDECAN.- Sí, señor Presidente (preocupado).
PRESIDENTE.- Veremos quién manda en este país de mierda (volteándose para
ambos lados) y ¿qué paso con Sanders, llámalo aquí, ok? Acodarte que todo
préstamo depende de ese poeta jodido y sobre todo la operación... esperemos que
el tal Sabio Debayle no me contradiga, todo Nicaragua depende de ese entierro.
ESCENA TERCERA
(Día del regreso .Managua, temprano. En casa de Andrés Murillo. Rosa, su
hermana, arregla las maletas apresuradamente; en ella mete un traje negro y un
camisón. El poeta duerme en un cheslón mirando hacia el público… al rato despierta
buscando algo y luego cae dormido. Parece estar bajo el efecto de un sedante)
A. MURILLO.- (Malicioso / hablando aparte).Si supieran… Ayer y cada tres días, le
he dado licor… si supieran (ríe) pero de esto, estén seguros, mi hermana y yo
quedaremos en la historia…
ROSARIO.- (Como escuchando) ¿Qué dices de la historia?
A MURILLO.- Nada. Debes de ir muy elegante. Acordarte que sos su esposa, lo
que importa es su físico (mirando al
poeta)… ¡es su fama! (riéndose con los
labios cerrados) y en ese pueblo de león se creen que son de alguna casa real…
son unos campesinos con zapatos.
ROSARIO.- (Desentendida) ¿Qué sabes tú del amor?
A .MURILLO.- ¿Amor?, tú nunca lo amaste, lo amo la Paca, tu contrincante
(irónico).
ROSARIO.- (Molesta). Ya vamos a comenzar otra vez… Déjame representar mi
papel, no ves que todo el mundo está pendiente…
A MURILLO.- (Burlón). Ya me estoy cansando de esta comedia.
ROSARIO.-en paciencia “a todo chancho le llega su sábado” (fría/ indiferente).
315
Antologia del Teatro Nicaragüense
A. MURILLO.- (Despectivo / señalando) Lo único que le interesa es el licor (vuelve
a mirar al poeta, quien sigue dormido)… habla tonterías de mundos raros
(incomodo).
ROSARIO.- (Exaltada). Pero sos un pendejo o que… nos lo dijo aquel poeta
salvadoreño… aquel poeta absurdo… que este hombre (señalando) hará historia,
“no lo dejen” me dijo… Desde entonces he cumplido. A pesar de sus escapes y
evasiones por el mundo.
MURILLO.- Muy bien, no te pongas nerviosa… Furiosa… todavía duerme.
ANDRES.-(Carga las maletas hacia la habitación)… le diré lo del tren… últimamente
todo le molesta, hasta el menor ruido (Andrés sale).
ROSARIO.- (Se queda hablando sola y dice mirando al público). No ha sido fácil ser
Rosario Murillo, (llora o algo así), fui su Garza Morena , después fui la mayor
decepción de su corazón enamorado, después me dijo te conocí tal vez por
desgracia mía, mucho te quise, mucho te quiero, siempre me hizo promesas, corrí
como loca por el a parís y hasta trabaje en una sombrería vino a inventar la “Ley
Darío”... que honor y que horror ,que derroche de poeta contra mí : esposas muertas
y amantes españolas
pestilentes a ajo, toscas, burdas . Sus tales princesas
siempre fueron las prostitutas más baratas de Francia .Todo esto por el… nunca me
quiso. Nadie me ha podido amar, estoy destinada por la historia a esto. Fui la mujer
evitada. La mujer burlada, la que siempre queda esperando, la mujer mala, peor
que la mujer estéril. Hasta nuestro hijo se murió niño, recién nacido consecuencia
de su borrachera
ANDRÉS.- (Furioso). ¡Cállate! No sabes lo que estás diciendo, no estropees todo
el plan que va perfecto, la situación no puede ser mejor, los gringos nos han
prometido un montón de cosas hasta la entrada libre allá.
ESCENA CUARTA
Continuación. Día del viaje. Se abre la puerta y entra Rosario. El poeta duerme, una
cadena con un crucifijo cuelgan en su cuello, En la habitación hay mesita repleta de
pastillas y frascos de medicamentos y pociones, un libro, un cristo en la pared. El
poeta duerme y ronca. Su estado es gravísimo: fiebres altas y frio… de repente
delira, se vuelve a dormir, despierta, busca algo en el aire con los brazos... se
despierta...Rosario está a su lado
RUBÉN.- (Con los ojos casi cerrados) ¿Que eres tu pan? ¿Me has venido a visitar
desde el olimpo, (girando los brazos) has viajado en líneas de oro para estar
presente en mi mortal despedida? (Continúa buscando) ¡Oh, dulce Aurora! Déjame
ver el olimpo cielo! (Fuerte) Las fuentes de cristália… ¡Pan...Pan! ¡Qué hago aquí!...
316
Antologia del Teatro Nicaragüense
no te vayas (se incorpora) ¿Y tú divina Atena dónde estás?... ¿Te envió el divino
Zeus?... oh... (Reconcentrándose) debería regresar a París... este país es salvaje...
ni siquiera se perfuma... ¿Y tú quién eres? ¿Que deseas? ¿Qué desean de mí?...
¿de mis huesos?... no respondes... ¡la vida se escapa!
¿Quién eres
fantasma...visión? (llora) ¿Quién eres fantasma?... visión... (Tocando a
Rosario)¿Venus? (se agita) oh.
ROSARIO.- (Realista) No, Rubén. Soy yo la Rosario (dulce con pesar).
Despertándose con ánimo
RUBÉN.- ¡Damisela maldita!... ¿Qué querés?... ¡Qué aberrada!
ROSARIO.- ¿Cómo? ¿Qué dijiste? (acariciándole).
RUBÉN.- (Empujándola) ¿Pero que deseas ....? ¡Déjame en paz! (pausa) llévame
a León (señalando con el dedo hacia la derecha) ahí debo morir en sus calles de
oro...bajo el brillo del diamantino cielo que baja torbellina fuerte ( se incorpora).
ROSARIO.- Pero Rubén (cambiando de tono) hoy nos vamos a león. El Presidente
ha ordenado un tren especial para ti... aquí está mi hermano para ayudarte (Rosario
lo llama, este acude malicioso).
RUBÉN.- ¿Tu hermano? Buitre sanguinario en la estepa de mi alma (sentencioso).
Se aleja Andrés preocupado. Rosario le hace un gesto para detenerl]
ROSARIO.- Rubén deja de ser antipático, todos te queremos...
RUBÉN.- Especialmente tú ¿no? (Tomándola dela barbilla)
ROSARIO.- Si, Rubén siempre fui y soy tuya (dulce, besándole)
Suave o acongojado el poeta la besa, le mete las manos bajo el vestido, ella se
deja...luego lo rechaza, pero cede. El poeta intenta hacerle el amor pero cae
dormido o cansado en los brazos de Rosario. Se duerme otra vez llegan los sirviente
VOZ DEL ACTOR.- ...Lo levantan. Lo peinan, lo sostiene. Lo alzan y lo llevan casi
arrastrado a un carro (hacer ruido del carro por el Coro -hacer...lo llevan a la estación
del ferrocarril del Pacifico de Nicaragua. Curiosos esperan afuera, se aglomeran
bien pegados. Rubén obedece. No deja de lamentarse del dolor en el hígado. lo
espera el Ministro de la Presidencia y algún diputado (rótulos colgados del cuello
que digan los puestos de cada persona los mismos actores pueden cambiarse de
rótulos); lo suben en el vagón (hacer ruido de tren que arrancan o usar medio de
comunicación para este propósito); le entregan flores, varias personas se sientan
junto al poeta, no hablan, llevan colgado del cuello un rotulo que dice: ''Personas
importantes'' El poeta sonríe, la Rosario y Andrés se sientan junto a él. La gente
317
Antologia del Teatro Nicaragüense
lo despiden (algunos lloran, echan ¡Vivas! ) ''Adiós Rubén se escucha. Saluda con
las manos. El tren va en camino. El poeta exclama : ''! son los griego!'' , luego
dice: ! Momotombo! !Momotombo! !Tumba de esta tierra....!Hugo!.....!Hugo! ( se
duerme).
PERIODISTA 1.- ¿Que dijo?
PERIODISTA 2.- ¿Hugo?
PERIODISTA 2.- ¿Que ignorante, Hugo el francés... ¡Víctor Hugo, el poeta. Carajo
PERIODISTA 1.- Si, claro, Hugo (asegurando lo dicho)
PERIODISTA 2.- Apunta eso (pausa).
PERIODISTA 1.- (Silencio, luego dirigiéndose a Rosario inquiriéndola) ? Y usted
que dice doña Rosario ¿Cómo se siente?
ROSARIO.- Yo muy bien...fíjese...por fin lo llevamos, lo que tiene es pasajero, es el
mal del siglo. Me lo dijo el (señalando al poeta dormido).
PERIODISTA 2.- ¿Cómo? ¿El mal del siglo? (El poeta se incorpora).
RUBÉN.- ¡Merde! (En francés) sois ignorantes. Déjame en mi sonoro silencio que
el tardío cielo ilumine la vasta selva porque allá esta Minerva (mirando el paisaje
lacustre)
PERIODISTA 1-2.- ¿Que dijo? ¿Minerva...no?...ni yo...pero es bello lo que dijo el
poeta (mirándose todos). Al poeta no le interesa nada. Las estaciones y los
pueblecitos, el paisaje con el Momotombo y el lago van pasando por la ventanilla
del tren. El calor aumenta. El Secretario dela embajada yanke se asoma, toma
notas. El CORO que ha estado callado dice:
CORO.- Rubén. Rubén Sufrirás mucho Rubén
RUBÉN.- (despierta y dice) Escuche música.
ROSARIO.- No es nada amor, son ruidos, ya casi estamos llegando (alegre).
RUBÉN.- ¿A Paris?
ROSARIO.- NO. a tu León, a tu amado León, que para vos es mejor que Roma y
Paris.
RUBÉN.- ¡Merde! A mi tumba, (grita) que me dejen tranquilo (se descontrola). Yo
conocí el mundo, fama, el deleite, la oscuridad, el temor, la sombra, el amor.
Cambie todo por la poesía en América. ¡ He cambiado las reglas! Que me dejen
solo (gesticulando/ tranquilo).
318
Antologia del Teatro Nicaragüense
ROSARIO.- Lo estarás amor, yo te cuidare, ya casi estamos llegando (ruidos de los
frenos del tren).
VOZ DEL ACTOR.- La estación del tren en la ciudad de León es un edificio
depresivo, mal costruido y sucio, todas las casa de la ciudad están entejadas,
forman muros cuadrados, les dicen manzanas solo los portones y las ventanas
quiebran esa monotonía. La población viven de la agricultura y la política.
El
extranjero pregunta de ¿cómo han podido vivir tantos siglos así? Rubén Darío se
formó bajo el miedo y el abuso mental de sus padres. Llevo una niñez muy difícil.
Lo acusaron de vago las autoridades municipales.
En la estación del ferrocarril hay muchas personas esperando al poeta. son las 2y
30 p.m. El pueblo portando cartelones y mantas llego a recibirlo a la estación
ESCENA QUINTA
Si es posible llevar una banda de guerra y tocar un saludo. Los actores los actores
pueden invitar al público a darle la bienvenida al poeta. Este puede abrazarlos, etc.
--controlar la cantidad de gente en el procenio __luego tirar confetis... una verdadera
bienvenida
VOZ DEL ACTOR.- En león esta lista la comisión, en verdad hay varias Comisiones
esperando. El pueblo está retirado. Los guardias sacan las bayonetas. El tren
ha llegado. El capitán, los agentes, el coronel Sanders, los Ministros...etc. Rubén
viste de blanco, lleva un sombrero con una pluma de faisan. Sonríe y le cuesta
elevar el brazo. Se escuchan voces de: ‘‘Allí viene'', Rubén saluda. La banda
municipal toca marchas festivas y marciales. Se aproxima una ninfa y le da un beso
y un ramo de flores, Rubén llora. El alcalde, Las comisiones, la gente se abalanza
encima. El capitán interviene. Hay discurso, estos son interrumpidos. Lo sacan de
la estación en otro carro. Rubén mira la ciudad con desengaño. Lo llevan a una
casa pobretona, fea, sin muebles. El sabio y El Alcalde ordena que lo dejen solo.
Se cierran las calles con guardias. El pueblo se va. Rosario va a dormir a otra casa
junto con Sanders. El poeta está cansado, le llevan comida. Es de noche
SANDERS.- Ya estoy enterado de todo, el plan continua (Rosario lo mira y calla).
ESCENA SEXTA
Noche del mismo día
RUBÉN.- (Habla furioso/ incomodo) Que puercada de casa, ni siquiera un jardín,
solo este palo de Guayaba ¿Dónde están las rosas? No haya contestación. De
319
Antologia del Teatro Nicaragüense
nuevo la gente entra y sale para verlo. La mayoría son médicos y abogados. Un
montón de sillas se van amontonando
RUBÉN.- (a gritos) ¡Váyanse! El poeta esta asombrado. Entra una enfermera y le
da medicina el poeta se calma. Al rato se incorpora otra vez.
EL SABIO.- (Entra y se acomoda, los Íntimos se acercan).
RUBÉN.- Luis ha venido a verme. ¿Cómo estoy? ¿Cómo estás?
EL SABIO.- (Sacando un estetoscopio y ordenando que lo dejen solo con el
enfermo, se sienta junto al poeta. En una esquina están tres campesinos: Una
mujer, La India bonita y dos varones)
RUBÉN.- (Habla como ganando vida). Doctor teníamos varios diyitas que no nos
veíamos...? Me trajo el vinillo de Rioja? (Alegre)
EL SABIO.- Si, Claro, te desean ver en mi casa mañana, te daremos una fiesta. (Se
voltea cara al público: ''La despedida '' (Todo León esta de...) (se le acerca al
oído) Te daré el vino más tarde (Se va)
El poeta. amanece. Otro día la india bonita y los dos varones están al lado de su
cama.
RUBÉN.- ¿Qué bonita que eres, (hablándole) cómo te llamas?
(Mirándola)
¿Me quieres?
LA INDIA BONITA.- Maestro me llamo Tomasita y lo quiero (le quita el sudor dela
frente).
Se escuchan pasos
RUBÉN.- ¿De fiesta por mi muerte? (Vacilante) Alguien viene...
Aparece el sabio
EL SABIO.No, hables así, Rubén. De aquí a un rato nos iremos a mi casa,
veras las niñas que te tengo. Todas te adoran (palpándole).
RUBÉN.- De veras. Luis, que bondadoso eres ''mis niñas me adoran''.
EL SABIO.- (Continua) Si, Rubén, te adora todo el pueblo. Como ves esta casa te
la conseguimos para ti. (Pausa)Bien, debo decirte, que mañana terminaremos de
auscultar. De palpar, de examinar y si es posible, te haremos la operación; es orden
de tu esposa doña Rosario (Rubén se pone nervioso). En estas últimas semanas
te has inflamado demasiado. Estas muy inflamado (explicándole), sospecho que
320
Antologia del Teatro Nicaragüense
tenés pus en el hígado, te podemos salvar...Rubén indiferente.
RUBÉN.- Yo no tengo esposa ni tengo pus, yo no tengo nada, lo que parece es que
he venido a ser sacrificado (sentencioso).
EL SABIO.- Pero Rubén, querido amigo hay que sacarte el pus, el agua... (El
medico aprieta el abdomen, hunde sus dedos duros en el bajo vientre y aprovecha
el momento para aplicar el bisturí).
RUBÉN.- (Sintiendo la punzada, toma al Sabio de la solapa y exclama) ‘‘¡Pus!
¡PUS!.
EL SABIO.- (Trata de quitárselo de encima). Esto es lo que te está matando.
RUBÉN.- Lo que me está matando (como entendiendo) es este país, todos ustedes;
he venido a ser sacrificado como un chivo o toro (desesperado) que me traigan una
india antes de la operación, (se ríe) ¿me oíste Luis?
EL SABIO.- Si Rubén te oigo (molesto).
Se va confundido, sale despaciosamente, llama a los campesinos, estos acuden
RUBÉN.- ''¡Una Campesina! Me oíste ¡Antes de mi muerte, antes de que me
destacen!
Los campesinos le frotan la cabeza, le dan agua y el poeta logra conciliar su
angustia y su esperanza y duerme otra vez
Esa misma noche el Sabio se reúne con Rosario; van hacia la clínica a estudiar la
operación.
Los dos campesinos le mojan los labios resecos por la fiebre a Rubén, mientras la
India Bonita le susurra al oído: don Rubén, don Rubén el pueblo lo quiere…
EL CORO.- ¡Rubén! ¡Rubén! ¡Nada anda bien!
Clínica del sabio. Los médicos circundan la mesa, silencioso
EL SABIO.- Muy bien, la infección esta por todas partes, la hinchazón lo está
matando, está cubierto de agua con pus, hay que pincharlo.
AMIGO INTIMO.- Yo opino que el poeta esta intoxicado...
321
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL SABIO.- ¿Usted se atreve de dudar de mi pronóstico, usted señor Cabrera?
(exclamando)
AMIGO INTIMO 2.- Pero, doctor el poeta tiene tumores sifilicos internos, está por
reventarse...
EL SABIO.- ¿Cómo? no sabe lo que está diciendo, es usted ignorante, el señor
Darío tiene cirrosis hepática. Mañana se hará la operación (termina furioso y se va).
EL ALCALDE.- (Que ha permanecido en silencio habla). Señores: vamos al grano,
les llamo la atención como Alcalde de esta noble ciudad de León Santiago de los
Caballeros de Nicaragua, les voy a leer esta acta que firmamos juramos (comienza
a leerla). Todos los que firmaron no pueden revelar el secreto (se sale por el lado
izquierdo).
MEDICOS.- Si, claro, si no los conservadores nos lo arrebatan (aclarando) ¡Rubén
préstamo, nada querían!
AMIGO INTIMO.- Los gringo y ese Sanders andan detrás de quien, según ellos
insulto tanto, diciendo búfalos de dientes de platas y barbaros del norte. En la
estación lo vi bajar con su secretario y dicen que es el oficial de la Rosario.
EL SABIO.- (Escuchando) ¡Ah! Sanders, no puede ser... bien primero haremos la
exploración, luego lo mediremos... ya está listo el cloroformo
OTRO MEDICO.-
Si ya está listo...
EL SABIO.- La cierra... a propósito Rubén ha estado delirando, hablando y viendo
visiones terribles todas las noches...Su esposa quiere de inmediato la operación,
recibí esta nota (la ensena); no primero la...la fiesta. Las personas pensaran que
somos unos salvajes. No creen ustedes señores... A propósito mañana llega el
presidente tengo que ir a recibirlo.
TODOS.- Si es así que Dios nos acompañe (se van regresando los conjurados y
todos levantan las manos jurando).
TERCER ACTO
Aposento de la casa donde duerme y delira Rubén Darío. Sala de la casa del sabio
y clínica. Ciudad de León
ESCENA PRIMERA
Amanece. Día de fiesta y de muerte
322
Antologia del Teatro Nicaragüense
RUBÉN.- (Solo) No quería ir, no deseaba ir , se molestaron tal vez tengan razón...
no me merezco esto ....o tal vez si.....yo soy su único poeta, no tendrán otro jamás...
pobres , nunca han tenido un poeta famoso en toda la tierra ...no debería de ser
tan groseros... con ellos... pero es que estoy mal… Jodido… Las estoy viendo
negras... yo creo que es el final de nada me servirá decir ¡Miserere! ¡Miserere!
Nadie me va a creer en estos pueblos, nadie cree a nadie... en fin, nunca me
importo este pueblo, cuando yo era precoz hasta preso me echaron , les
molestaba... por eso me fui... si he alabado este pueblo es por pesar... así somos
los poetas , alabamos a los dictadores y nos quedamos frescos... todo ese mundo
griego no existe... son puras mentiras... yo invente prácticamente el olimpo en esta
república y en otras.... que no han sido dominadas por los jesuitas... ¿pero que
estoy hablando?....que me inmolen...me inmortalicen....es problema de ellos ...me
imagino un monumento que dirá: ''El gran panida'', yo soy el único que le daré algo
de civilización a esta tierra ... por eso he venido a morir aquí .... Para que me adoren
como a Dionicio. Como un semi Dios... (Escuchando voces) A ver chico... ¿qué
quieres?
EL CANPECINO.- No este hablando locuras maese. (Aparece la Rosario, deja un
traje negro y se va. Lo toman del brazo y lo visten).
RUBÉN.- ¿ya estamos listos?
EL CANPESINO.- Si, ‘‘padre y maestro mágico, liróforo celeste...''
RUBÉN.- (Para el mismo). Donde habrá aprendido este indio hablar así... de liróforo
nada, nada de putrefacto si...
EL CANPECINO.- Perdone, maese, aquí tengo ala Tomasita (esta se acerca el
campesino se va).
RUBÉN.- ¡Oh Zeus, que bella! Carne, celeste carne de mujer, morena carne de
mujer...
LA INDIA BONITA.- (Le da la mano, espera).
RUBÉN.- ¡Oh dioses! No es Helena pero la acepto, en fin la acepto (la toma de la
mano).
LA INDIA BONITA.- ¿Qué?
RUBEN.- Nada niña, ven (La Tomasita se le sube encima al poeta, se levanta el
vestido y este la toca por todas partes, la besa).
EL CANPESINO.- (Se va riéndose delante del público) La Rosario con Sanders…El
Sabio con la Berta… el obispo con la Placida y don Rubén con la Tomasita.
Se alza el poeta y se despide de Tomasita, esta llora
323
Antologia del Teatro Nicaragüense
En casa del Sabio hay ambiente de fiesta. Parejas entra y salen. Todos esperan el
poeta esta vez llevaran un rotulo colgado al cuello que diga: gente importante Al rato
llega Rubén, lo reciben los señores, las ninfas,(el Obispo se esconde) Berta,
Placida, Bertita y Rosario se han apartado. Sanders se esconde pero el público
nota que está escondido. El poeta bebe, le sirven tragos. El Sabio no se opone a
ello. Existe un ambiente de alegría, lo llegan a besar las ninfas. Los cristianos se
vuelven paganos. Hay tensión
BERTA.-
Que te dije… está bebiendo el cabro ese (furiosa)
BERTITA.- No sé qué le ven de famoso, nada con esa enorme cabeza
PLACIDA.-Todo esto lo soñé… la llegada del jinete del apocalipsis…
MEDICO: No importa que beba…lo que quiera, de aquí en un rato lo estamos
destapando…
INVITADO: Bebe con una cuba (observándole).
INVITADO.- Así lo hacía en parís, en Buenos Aires, en Chile y en Madrid.
La fiesta continua es de noche. Aparece el presidente, se esconde de Rubén
SEÑORA.- ¡ Ya está borracho!
SEÑORA.-(Continua).Está tocando a las niñas… que asco (las niñas siguen a
RUBÉN, este baila... y grita).
SEÑORA.-Llama a Debayle (alargando la vista buscándole).
SEÑORA.-¡Que escándalo!
SEÑORA.-¿No se cómo es tan famoso?
BERTITA.-Todos estos poetas son bohemios degenerados.
El Sabio en la fiesta ha permanecido rodeado de amigos observando al poeta
emborracharse. Un médico, le dice: “ya está ebrio, casi dormido”. Se dirige donde
el presidente, este le toca el hombro. Se llevan al poeta, este grita: “¡Viva la francé!”,
va para la clínica. La fiesta continúa
EL SABIO.-Bien métanlo en aquella habitación (el poeta
desnudan).
está
temblando, lo
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Rubén:
¡Viva Baco!
MEDICO.-Aquí está el metro (le miden la cabeza) que barbaridad, es enorme… ¡qué
barbaridad!
EL SABIO.-Preparen todo (apuntando en sus notas ya se han cambiado de ropa
todos visten de gorro, mascarillas y gabachas blancas y guantes) para cuando
hagamos el corte broca (se ríe).
RUBÉN.-Ríe a carcajadas, el gas le afecta y Sanders se encuentra muy cerca,
también ríe, lo mismo El Presidente y sus ayudantes
ESCENA SEGUNDA
Al día siguiente, después de la operación, Rosario se esconde. El poeta se toca por
todas partes. Está en el quirófano
RUBÉN.- ¿Dónde estoy… que me han hecho? Que han hecho conmigo? ¿Qué es
de mí? (preocupado, casi llorando).
EL SABIO.-No te preocupes…mira cómo sale el pus… te pondrás mejor (Rubén
toca una manguera que sale de su cuerpo).
RUBÉN.-(Continua/ preocupado). Si me siento mal ; me han tocado el cuerpo…
(Se palpa. Repentinamente pierde la razón).
RUBÉN.-(Continua). Me están matando. Sé que voy a morir (grita). Quiero Volarme
una ninfa… oye, tu ninfa… ¡ven!
MEDICO.-Si, poeta calma… pero ahora descansa (habla disparates). Viste lo que
dijo que desea volarse a una ninfa, ¡a una niña!
RUBÉN.-(Nervioso está luchando contra la droga) Luis, ¿Por qué me has
abandonado? ¿Por qué me estas matando…? ¿ por qué tanta gente en esta
operación? (Toma una botella y se la tira al Sabio, este huye y gritando ordena:
denle más cloroformo … duérmanlo de un solo. denle más éter,…).
RUBÉN.- (Casi dormido) Sabio, cbrón, hijo de puta, ven sátiro falso, médico…
¡bestia¡ (Rubén continúa, casi perdiendo el habla) no me calmo…
MÉDICO.-(Armado de una jering descomunal se le tira encima y lo inyecta) Calla,
calla, todo mundo…te está escuchando…
RUBÉN.-Por qué me voy a callar; que calma ni que mierda…eres un
asesino…siempre lo fuiste…sos descendiente de un sargento… ¡asesino¡ (grita)…
nunca supiste… medicina… me engañaste… (entra en agonía, un grito eorme sale
del poeta) ¡perdonalos Señor¡
325
Antologia del Teatro Nicaragüense
(Cae desplomado. Se desprende la manguea y la sangre salta por todas partes.
Parece que ha muerto. El cortinaje se encierra como en un cuadrado de sábanas
blanca. Rosario se va. En la clínica hay conmoción. Aparece el sabio, Snders y el
obispo. Este está colocado al otro lado del escenario. Otro grupo: Berta, Bertita,
Plácida, unidas. Otros grupos: la india Bonita, los dos campesinos. Otros grupos:
los mesones y así. La luz va apagándose y luego aparece lentamete)
EL SABIO.- Creo que ha muerto, aunque aún se persiven los signos vitales, el
corazón le está latiendo (está alegre) ya era hora, los he tenido peores… están
listos.
OBISPO.- Que hombre tan blafemo, démosle la extramamaunción. (abren las
puertas de la csa y el pueblo corre, hay silencio, pueden utilizar al público para que
desfile adelante del cádaver). Ya lo había pensado… me parece que esta mañana
vio a Satán… pero los mesones lo querían dejar morir sin Dios… habrase visto tanto
disparate… tanto escándalo… cuántos días más “me estoy volviendo loco”
¿Cuántos días más doctor?
RUBÉN.- (Ya cádaver lanza un grito) ¡Perdonalos Señor¡
EL CORO.- ¡Te presentantes
a tiempo
muerte para no verlo
sufrir¡
PUEBLO.- Pobre poeta, lo matarorn todos estos ignorantes.
PUEBLO.- Es que cayó en manos de la vanidad.
PUEBLO.- Y la India Bonita.
PUEBLO.- El poeta la quiso y ella también salió espantada.
PUEBLO.- Dicen que olía toda la casa a pedo.
PUEBLO.- Ay, tatita vámonos de aquí, de estos ricos que el poeta odiaba.
PUEBLO.- Dicen que tiene heridas y huecos por todas partes.
PUEBLO.- Yo vi cuando le destaparon la mollera… yo estaba encima del tejado
viendo la sala de operatoria… le quitaron el cerebro… lo metieron en un frasco de
vidrio, le metieron aserrín y lo surcieron.
326
Antologia del Teatro Nicaragüense
TODOS.- ¡Vámonos¡
FINAL
(En la plaza de la Catedral de León; todos están listo para el entierro: embajadores,
delegaciones, congresistas, el obispo y su cabildo catedralicio de León,
universitarios con estandartes donde se leen versos de Darío, ninfas y canéforas
que regarán pétalos de rosa al paso del féretro, el presidente de la república, , la
corte suprema , los colegios y el pueblo. Todos marchan hacia el cementerio. Todos
visten de negro)
SANDERS.- (Mirando al público) todo se cumplió: por fin pudimos sacarle el
cerebro. Ya ser nuestro, su cerebro. Yo me lo llevará a los laboratorios de nuestras
universidades. Este hombre nos cusó tanto mal, tanto daño. Lo que le hizo a los
Estados Unidos de América es imperdonable. (aparte) Gracias Sabio, te tendremos
muy en alto… se me olvidaba; todos están invitados la próxima semana en la
embajada, allá en Managua (dirigiéndose a los médicos) Celebramos la poesía de
Rubén Darío, poeta universal. Gracias.
TELÓN
327
Antologia del Teatro Nicaragüense
DESESPERACIÓN
Gloria Elena Espinoza de tercero
328
Antologia del Teatro Nicaragüense
DESESPERACIÓN
Gloria Elena Espinoza de Tercero
A:
Carlotita Castellón
Alberto Ycaza
Sócrates Flores
Luis Martínez Concepción
A todos mis compañeros con quienes compartí aquél maravilloso tiempo de teatro.Por
amor a ti, Sión,
no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén,
no descansaré
hasta que brille
como el amanecer
tu salvación como una antorcha
encendida.
Isaías. LXII, I
Quien no ha vivido en el mundo de las causas ininteligibles, quien no se ha despertado
nunca con el sabor de este asco en la boca, quien no ha sentido nunca cómo se extiende
por su organismo y lo domina, por último, esta epidemia de la impotencia universal, no
sabe de qué estoy hablando.
Imre Kertész
PERSONAJES
Aparecen en escena:
Paula Samuel
La mesera
El hombre
La gente
Los meseros
El periodista
El camarógrafo
Entrevistados
329
Antologia del Teatro Nicaragüense
ACTO ÚNICO
La acción se desarrolla en el interior de un restaurante de comida rápida. Paula
Samuel es una mujer joven, vestida a la moda. Se mira muy distinguida con su
atuendo y accesorios. Entra con muchas bolsas de compras que coloca sobre la
mesa del restaurante y se sienta. Después de leer el menú, queda ida en un punto.
Una muchacha se acerca a su mesa para tomar la orden, ella señala lo que desea
y la muchacha apunta.
Hay mucha gente entrando y saliendo del restaurante. Todos van rápido, con
bolsas, maletines ejecutivos, de traje, otros sólo de corbata. Las mujeres vestidas
adecuadamente para sus trabajos. Cada vez que abren la puerta, se escucha
bullicio de automóviles, voces, pitos de policías en la calle. Una música suave
instrumental suena por los parlantes del local, aislando el exterior, cuando cierran
la puerta.
Paula Samuel reacciona de pronto y registra sus bolsas, como si se le hubiera
olvidado algo. Se nota preocupada. Busca su billetera, revisa sus tarjetas de crédito,
los comprobantes, y los devuelve a la billetera. Mira el reloj y se impacienta. Voltea
para el lado de donde vendrá la pizza que acaba de ordenar. Tamborilea los dedos
en la mesa y vuelve a revisar sus compras. Saca un bolso rosado con lentejuelas,
parecido al que usa en ese momento. Sonríe. Lo guarda de nuevo. Saca de otra
bolsa unos lápices labiales, los abre y observa los tonos detenidamente. Cinco
lápices casi iguales. Los guarda. Revisa otra bolsa, pero se arrepiente y vuelve a
cerrarla. Mira el reloj. La mesera llega a dejarle un vaso grande de Coca Cola. Paula
le introduce la pajilla, y toma.
Un hombre vestido como si fuera oficinista se acerca y se sienta en la misma mesa.
Paula ni lo mira, no le da importancia que se haya sentado en su misma mesa. No
es nada fuera de lo común; si no hubiera lugares, pero sí los hay; no obstante, ella
no observa el interior del restaurante, sólo está atenta a sus compras y comienza a
hablar, pensando en voz alta. El hombre la escucha y se acomoda como para
sentirse bien.
La mesera llega a dejar la pizza. No toma la orden al hombre, ni le ofrece el menú.
Paula no repara en ello, y el hombre ni la mira.
LA MESERA.-¿Va a ordenar algo más?
PAULA SAMUEL.-No, por el momento, gracias.
LA MESERA.-Con permiso.
330
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-(Pensando en voz alta). En la vida ya no se puede soñar. Ya el
ruido se ha hecho parte de nuestro oído. Ya no podemos vivir sin ruido. ¿Se puede
soñar con ruido? (Parte la pizza y se sirve. Le echa pimienta roja, salsa de tomate,
orégano y queso en polvo).
EL HOMBRE.-Es evidente que el mar o el bosque, el río o un desierto son más
propicios para soñar que la propia ciudad, llena de bullicio y locura.
PAULA SAMUEL.-¿Usted es de aquí? (Toma Coca Cola sin ver al hombre).
EL HOMBRE.-De todas partes.
PAULA SAMUEL.-Debe ser agente viajero. No paran en ningún lugar.
EL HOMBRE.-No, no soy agente viajero.
PAULA SAMUEL.-¡Ah…!, no es agente viajero.
EL HOMBRE.-Y usted, ¿a qué se dedica?
PAULA SAMUEL.-¿A usted no le han traído el servicio?
EL HOMBRE.-No he pedido.
PAULA SAMUEL.-¡Vaya!
EL HOMBRE.-No ha contestado mi pregunta.
PAULA SAMUEL.-¿No ha pedido? Si no llama a la mesera no viene. A veces es
así cuando hay mucha gente. Siempre hay mucha gente.
EL HOMBRE.-Sigue sin contestarme la pregunta.
PAULA SAMUE.-(Sin mirar al hombre, haciendo un alto en su comida, mira hacia
el techo y dice): ¿A qué me dedico?... a buscar cómo ser otra. (Indiferente, como si
contestara lo más normal del mundo).
EL HOMBRE.-¿Otra?
PAULA SAMUEL.-Sí, otra. (Se sirve otro trozo de pizza y sigue haciéndose la
natural).
EL HOMBRE.-¿Cuál otra? Ni siquiera sé cuál es la anterior a la otra.
331
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-Otra, ya le dije. (Come y bebe, rápido, como si tuviera una cita
dentro de cinco minutos. La pizza que pidió es grande).
EL HOMBRE.-¿Tiene nombre, además de ser otra? (Sonríe sarcástico).
PAULA SAMUEL.-Cuando mis padres me bautizaron, me inscribieron como Paula
Samuel. ¿Se imagina soportar ese nombre toda la vida? Es obvio que querían que
fuera hombre.
EL HOMBRE.-Entonces, es Paula Samuel.
PAULA SAMUEL.-No. Soy otra.
EL HOMBRE.-No le entiendo. (Menea la cabeza y se reacomoda. La examina con
mirada penetrante). No creo que quiera ser otra tan sólo por su nombre, que no le
gusta, y sólo supone que sus padres deseaban que fuera hombre. Y, si quisiera,
podría encontrarle su hermosura, no lo escucho tan mal. No le entiendo.
PAULA SAMUEL.-Ni yo entiendo. Y no es por Paula Samuel, tan sólo me dicen
Paula. Es una chiquillada estúpida, ni sé por qué lo estoy diciendo, nunca lo digo,
nunca.
EL HOMBRE.-Está desconcertada y me deja desconcertado.
PAULA SAMUEL.-¿Qué pretende decirme? ¿Qué está desconcertado porque sólo
me gusta que me llame Paula?
EL HOMBRE.-Pues, eso que le dije. No es por el nombre, no.
PAULA SAMUEL.-¿Que estoy desconcertada?
EL HOMBRE.-Así es.
PAULA SAMUEL.-Y usted, ¿es otro o usted mismo? ¿Quién es? Después de todo,
usted se ha creído que yo debo responder a sus preguntas y yo no sé nada de
usted. No por ser mujer va a violar mis derechos, ni lo conozco ni tengo por qué
contarle mis asuntos.
EL HOMBRE.-Yo soy fantasma.
PAULA SAMUEL.-¿Fantasma? (Queda con el pedazo de pizza en el aire. Por
primera vez lo queda mirando a los ojos).
EL HOMBRE.-Sí, fantasma. (Sonriente, burlón).
332
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-Pero los fantasmas no se ven y yo lo veo. (Continúa comiendo,
sin darle crédito).
EL HOMBRE.-Está perturbada.
PAULA SAMUEL.-¿Perturbada? (Deja otra vez de comer, y lo mira con asombro y
sonrisa incrédula, burlesca).
EL HOMBRE.-Sí, perturbada.
PAULA SAMUEL.-Tengo mucho trabajo. (Sigue comiendo sin hacerle mucho
caso).
EL HOMBRE.-No está trabajando en este momento, sino comiendo, rápido y
demasiado.
PAULA SAMUEL.-¿No? Y después de todo, ¿a usted qué le importa si no trabajo
y si como demasiado? Ni que fuera mi marido o estuviera en un concurso para
señorita Nicaragua y usted fuera jurado. Además, tomo unas pastillas que me
proporcionan unos animalitos que se comen toda mi comida. Yo la saboreo, y ellos,
en mi estómago, hacen por mí el trabajo de mantenerme en forma. De paso voy al
gimnasio para no aflojarme, y de esa manera, mantener la musculatura que usted
ve, si acaso se ha fijado.
EL HOMBRE.-No. No me importa que sea artificial. ¿No le da miedo tener a esos
animales adentro de su estómago, sólo para mantener esa forma?
PAULA SAMUEL.-No, en absoluto. Ojos que no ven, corazón que no siente. Y
ahora todo es artificial. (Mira el reloj).
EL HOMBRE.-Artificial…
PAULA SAMUEL.-Debo ir al trabajo, pero antes voy a pasar por otras tiendas para
comprar cosas, comprar. (Devora otro pedazo de pizza, con todos sus ingredientes).
EL HOMBRE.-No está trabajando, ni de compras. Está comiendo. Ahora está
comiendo.
PAULA SAMUEL.-Pero debo trabajar y antes comprar algunas cosas.
EL HOMBRE.-Bueno, cuando vaya a trabajar, trabaje. Cuando vaya a comprar,
compre… Haga una cosa a la vez.
PAULA SAMUEL.-¡Vaya con el sermoneador!
EL HOMBRE.-¿Y qué va a comprar? (Mira los paquetes. Ella lo ve mirarlos).
333
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-Otras cosas… (Sin convicción).
EL HOMBRE.-¿Cómo esas que lleva? ¿Tiene dinero aún? ¿Usted tiene dinero?
PAULA SAMUEL.-Más o menos… mis tarjetas…
EL HOMBRE.-¿Tiene dinero aún en ellas?
PAULA SAMUEL.-Es cierto, no sé si llegué a topar mis tarjetas. Mi marido se va a
enojar conmigo otra vez.
EL HOMBRE.-¿Dónde buscará más dinero?
PAULA SAMUEL.-No sé, pero es imperativo que lo encuentre.
EL HOMBRE.-¿Al dinero o a su marido?
PAULA SAMUEL.-Pues… mi marido es mi caja fuerte. (Sonríe turbada). Miento. Yo
tengo mi propio dinero y lo gasto como quiero, necesito comprar.
EL HOMBRE.-Entonces comprar es una obsesión.
PAULA SAMUEL.-Podría ser. Pero es mejor que si fuera alcohólica o drogadicta,
¿no le parece? Soy responsable de mis actos. Dentro de eso está cuidar mi
apariencia, debo andar bien vestida y arreglada en mi trabajo, cumplirle a mi marido,
recoger a mis hijos de la escuela, debo, debo, debo de hacer muchas cosas y
comprar para mantener mi, digamos, posición. (Hace un gesto artificial, como si
fuera modelo).
EL HOMBRE.-Me imagino… Quiere comprar. ¿Qué desea comprar? Ya compró
bastante, a juzgar por las bolsas que veo.
PAULA SAMUEL.-Eso a usted no le incumbe. Es cosa mía.
EL HOMBRE.-¿Está conforme con su marido? ¿Qué hace además de ser su caja
fuerte?
PAULA SAMUEL.-Se tomó a pecho lo de que es mi caja fuerte. No. Él formula
ideas, hace enlaces, construye relaciones, dice cómo llevar a cabo todo.
EL HOMBRE.-Es muy importante, entonces.
334
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¡Ja!, otros las toman, las llevan a cabo. Al final, las hacen tan
suyas, que ni siquiera se acuerdan de que él tuvo la idea, los juntó, les dijo cómo
hacerlo.
EL HOMBRE.-De todas formas, lo es… (Formula un gesto que se toma como
pregunta y afirmación).
PAULA SAMUEL.-(Meneando la cabeza). Cuando los aplausos llegan para quienes
ejecutaron su idea, su nombre no está por ninguna parte, agradecen al uno y al otro,
y él sólo se queda mirando el triunfo de aquellos, escuchando el aplauso que les
ofrecen por sus logros, y lo peor es que se queda tranquilo. Soy otra. (Se sirve más
pizza).
La mesera llega con unos bizcochos de canela y los pone en la mesa.
LA MESERA.-¿Alguna otra cosa?
PAULA SAMUEL.-Otra Coca Cola
LA MESERA.-¿Igual de grande?
PAULA SAMUEL.-Sí.
LA MESERA.-Con permiso.
EL HOMBRE.-¿Por qué repite que es otra?
PAULA SAMUEL.-Pues porque me da la gana.
EL HOMBRE.-¿Y a su marido le importa eso que a usted le molesta de él? Porque
es evidente que a usted no le gusta.
PAULA SAMUEL.-Cuando era chiquita era otra. Mis padres me llevaban a tomar
helado, al circo, y yo reía.
EL HOMBRE.-No me ha contestado lo de su marido.
PAULA SAMUEL.-¿A mi marido? No, no le importa, ni le importa que a mí me
importe.
EL HOMBRE.-¡Ah!...
PAULA SAMUEL.-¡Ah!, ¿qué?
335
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL HOMBRE.-Todos somos otros cuando somos niños. Pero a usted sí le importa
lo de su marido.
PAULA SAMUEL.-Sí, me importa y me da rabia.
EL HOMBRE.-Ya entiendo.
PAULA SAMUEL.-¿Qué significa ser niño?
EL HOMBRE.-Inocencia.
PAULA SAMUEL.-Inocencia. (Asiente con la cabeza mientras sigue comiendo y ve
el reloj).
EL HOMBRE.-En algún momento todos somos inocentes.
PAULA SAMUEL.-Mm… ¡Ah!…
EL HOMBRE.-Pero, contésteme algo: ¿rabia de qué?, de que no le importe a él o
de que no sea reconocido.
PAULA SAMUEL.-Las dos cosas me dan rabia, o mejor dicho las tres, porque no
le importa que me importe.
EL HOMBRE.-Entiendo.
PAULA SAMUEL.-Soy otra.
EL HOMBRE.-Me aburre su cantaleta de “soy otra”. Me interesa más el fundamento
de ese deseo suyo.
PAULA SAMUEL.-Pues si está aburrido, ¡váyase!, ni me escuche ni me importa
que me escuche. Usted se ha sentado allí como un payaso, más que como un
fantasma.
EL HOMBRE.-Gracias por lo de payaso. ¿No será usted quien tiene la careta?
PAULA SAMUEL.-¡Oiga! ¡Qué impertinencia! Retírese de mi mesa o llamo para que
lo saquen. Eso me pasa por dar conversación a desconocidos. Soy selectiva en
cuanto a amistades se refiere, de acuerdo a los tiempos actuales. ¡Soy mujer de
hoy! (Pone una pose altiva y sofisticada).
EL HOMBRE.-¿No se ha dado cuenta de que sólo usted puede verme?
PAULA SAMUEL.-¡Embustero!
336
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL HOMBRE.-No soy embustero.
PAULA SAMUEL.-¡Ni me importa!
EL HOMBRE.-Y, ¿qué de extraño tienen los tiempos actuales? El mundo siempre
ha sido así.
PAULA SAMUEL.-(Cambiando de tono, frunce el ceño, lo mira a los ojos tomando
Coca Cola. Voltea para observar y todo el mundo está comiendo rápido, como ella).
Mire, todo el mundo come igual que yo, a la carrera. Todo el mundo tiene mucho
que hacer, igual que yo.
EL HOMBRE.-Ya pude notarlo.
PAULA SAMUEL.-Pero… ¿Me conoció acaso cuando era niña? (Cambia la actitud
amenazadora a inquisidora).
EL HOMBRE.-Pues…
PAULA SAMUEL.-¿Cómo ha sido el mundo siempre? ¡Eh! (Su gesto es
retador).
EL HOMBRE.-He deambulado por el mundo desde hace mucho tiempo y siempre
ha sido horroroso y bello a la vez.
PAULA SAMUEL.-¡Horror!
EL HOMBRE.-Cierto.
PAULA SAMUEL.-¿Desde cuando?
EL HOMBRE.-Desde que existen las guerras.
PAULA SAMUEL.-¿Las guerras? Hay guerras por donde quiera. Aquí hay una
perenne guerra de palabras y de acciones. Una guerra sucia. Da asco. ¡Basura! Ya
no hay mártires limpios. Se terminaron. Ahora sólo existe el mal por el mal. La guerra
egoísta del tener y del poder.
EL HOMBRE.-Sí, o sea, desde siempre ha habido guerra… Sí.
PAULA SAMUEL.-Pues nada nuevo dice.
EL HOMBRE.-Sí. El hombre quiere conquistar el mundo, la riqueza, el poder.
337
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-Y en todas partes, los grandes se comen a los chiquitos como
nosotros.
EL HOMBRE.-Sí, los poderosos… y aquí hay una guerra constante, a pesar de la
paz, lo he podido notar, y viera cuanto me entristece. Siempre recuerdo las palabras
de Dios “El pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú
puedes dominarlo a él”. Y el hombre es siempre tan débil, sucumbe… (Se le nota el
semblante profundamente triste).
PAULA SAMUEL.-Ahora se está volviendo deprimido y como hermana de caridad,
cura, pastor, ¡qué se yo!, y me quiere convencer para que no sea pecadora.
EL HOMBRE.-No se imagina cuánto deseo…
PAULA SAMUEL.-Tantos dioses, desde los primeros tiempos: dioses con caras,
con formas, invisibles, de cosas, de sentimientos. ¿Cuál es mi Dios?
EL HOMBRE.-No blasfeme.
PAULA SAMUEL.-El mundo se me viene encima como zapato a cucaracha. Ahora
usted me quiere convencer para que no sea pecadora. ¿Así es, no?
EL HOMBRE.-Pues… de cierta forma…
PAULA SAMUEL-Soy otra, ya le dije. ¿No entiende? Deje los mensajes
moralizadores, religiosos, deje las filosofías, deje su anécdota, no me interesa.
EL HOMBRE.-Pues debería…
PAULA SAMUEL.-(Come, y se tapa la boca con una servilleta para seguir
hablando). Voy rápido, y su plática es casi esotérica, como fuera del mundo. Yo
estoy en el mundo. Este es el mundo donde las ideas no existen, sólo fantoches
egoístas que han distorsionado los valores. Ya no hay valores, ya no existe la idea.
Vamos corriendo a cumplir el papel del bufón, del títere. Son una mentira.
¡Mentirosos! ¡Falsos!
EL HOMBRE.-¿Acaso desea ser otra, en verdad? ¿Se siente bufón? ¿No les cree?
PAULA SAMUEL.-Sí, eso es, deseo serlo y precisamente por eso que usted dijo
que le dijo Dios. Y sobre todo, odio ser bufón, y que me mientan.
EL HOMBRE.-La comprendo, pero ya no puede ser otra. Es Paula Samuel, y Dios
lo que desea es nuestro arrepentimiento.
338
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-Ahora sí ya se puso necio. Nuestro arrepentimiento. ¿El mío?
¡Já! ¿Y el de los otros?
EL HOMBRE.-El de todos.
PAULA SAMUEL.-Usted dice ser fantasma. ¿Qué arrepentimiento puede tener, si
ya está muerto? Que yo sepa, al dejar la vida ya nadie puede cambiar lo que hizo.
Hizo lo que hizo, y ¡ya!
EL HOMBRE.-Lo peor, querida señora, es que el “y ¡ya!” que usted dice no termina
allí. Lo que usted hizo lo será siempre, siempre... Queda marcado en los demás,
sea en bien o en mal. Usted se siente frustrada al querer ser otra.
PAULA SAMUEL.-Continúa con su mensaje. Estoy hasta el gorro de mensajes.
EL HOMBRE.-¡Escúchelos!
PAULA SAMUEL.-¿Cuál vida tengo? ¿Acaso me va a hablar Dios como hizo con
usted? ¡Sólo eso me faltaba! (Termina de comer. Toma precisada lo último de su
enorme vaso de Coca Cola). Vive en el Antiguo Testamento, o a lo mejor anda
buscando meterse a las Cruzadas. (Se tira una carcajada). Frustrada… frustrada…
¡sólo eso me faltaba!
EL HOMBRE.-De cierta manera siempre lo está haciendo. Dejó Su palabra. Se
quedó para escucharla a usted.
PAULA SAMUEL.-¡Vaya!, y dale con el asunto… ¡Qué personalidad!,
especialmente a mí. ¡No!, no me escucha, no siento que me escucha.
EL HOMBRE.-Insista. Él está ahí.
PAULA SAMUEL.-Es tonto insistir.
EL HOMBRE.-Pero contestando a su pregunta, usted tiene la vida que vive. La que
ha tenido junto a los suyos. Si se ha frustrado es porque no ha entendido su misión.
¿Tiene algún propósito?
PAULA SAMUEL.-¡Qué misión, propósito, ni qué ocho cuartos! ¿Los míos? ¿Tengo
míos?
EL HOMBRE.-Todos en algún momento tenemos a alguien, incluso el limosnero
que vive en la calle. Usted misma dijo que tenía padres y esposo.
PAULA SAMUEL.-Estoy sola.
339
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL HOMBRE.-Eso no quiere decir que nunca haya tenido a alguien. (Se incorpora
en el asiento, pone los codos sobre la mesa y continúa viéndola comer).
PAULA SAMUEL.-Hay mucha gente.
EL HOMBRE.-Eso es, tiene muchas personas. Ha tenido a muchas.
PAULA SAMUEL.-Eso no quiere decir que fueran míos.
EL HOMBRE.-Es complicada, señora, sumamente complicada.
PAULA SAMUEL.-No soy otra.
EL HOMBRE.-¡Por fin! Ya ve. Está conciente de no ser otra, de ser Paula Samuel.
PAULA SAMUEL.-Los míos… los míos… no han sido míos. (Deja de tomar y de
comer y queda viendo un punto en la mesa).
EL HOMBRE.-¿Y de quienes, si puedo saber?
PAULA SAMUEL.-Siempre estuve sola.
EL HOMBRE.-En algún momento todos hemos estado solos.
PAULA SAMUEL.-Aún en mi casa, y con los míos estoy sola. Unos leen, otros ven
televisión, otros duermen, otros salen. Siempre estoy sola. Cuando nos reunimos ni
siquiera podemos sostener una conversación por largo tiempo. Hay silencios
prolongados…
EL HOMBRE.-Sus padres la llevaban al circo y a tomar helado, y su esposo trabaja
para usted, y si tiene hijos trabaja para ellos, usted trabaja y tiene compañeros.
Además, tiene buena vida, mire dónde está, comiendo lo que quiere, hasta de más,
en este mundo donde millones tienen hambre.
PAULA SAMUEL.-Yo siempre me sentí sola. Yo siempre tengo hambre.
EL HOMBRE.-Es egoísta.
PAULA SAMUEL.-¿Por qué dice eso?
EL HOMBRE.-Quiere a todos siempre a su lado y eso no puede ser.
PAULA SAMUEL.-A veces se está sola acompañada. (Ha terminado toda la comida
y va recogiendo sus bolsas).
340
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL HOMBRE.-Eso es trillado e injustificable.
PAULA SAMUEL.-Si no me comprende, no converse conmigo. Y ya me tiene
aburrida. No me predique, no quiero prédica. ¡Estoy desesperada por su presencia,
diciéndome cosas inútiles!
EL HOMBRE.-Quiero comprenderla.
PAULA SAMUEL.-Entonces vaya por la ciudad, escuche la radio, vea televisión,
lea los periódicos, mire, observe. No hay necesidad de ir muy lejos.
EL HOMBRE.-¿Por la ciudad, por el país o por el mundo?
PAULA SAMUEL.-Todo es igual, unos porque son el primer mundo y tienen mucho
dinero, otros porque son el segundo, otros porque son el tercero o el quinto; en
última instancia, da igual, porque los que no son del primer mundo, no tienen dinero
como nosotros. Aquí vivimos de limosna. Somos limosneros.
EL HOMBRE.-La población del mundo es mucha… y pobre…
PAULA SAMUEL.-Y todos están ocupados en todas partes, unos haciendo el bien,
otros el mal. ¡Haciendo guerra! Matando por hambre o por gusto, o al fin al cabo
viviendo como se puede y hasta cuanto se puede. Se aprovecha el tiempo. No hay
tiempo.
EL HOMBRE.-Siempre ha sido así. La vida ahora es complicada, hay que trabajar
duro para poder subsistir, eso lo comprendo muy bien, hay mucha competitividad.
Los adelantos, la globalización, deben estudiar cada vez más.
PAULA SAMUEL.-¿Comprende eso, a su edad? (Sonríe, pensando que en realidad
ha estado jugando con ella, al haberle dicho que es fantasma). ¿Qué edad tiene
usted?, a juzgar por su condición de fantasma debe ser como Matusalén.
EL HOMBRE.-Yo soy de siempre. Y no es para que se asuste, Matusalén fue
descendiente de Adán, el primer hombre, del mismo linaje mío, hijo de Henoc, que
fue tan bueno que lo arrebató al cielo el mismísimo Padre.
PAULA SAMUEL.-Se fija, usted es loco. Yo soy de ahora. Vivo en este mundo, con
estos congéneres egoístas y fantoches. Y creo, señor fantasma que usted está
locoloco. Vaya a verse con un psiquiatra. ¡Imagínese!, del linaje de Adán. Todo esto
es consecuencia de este mundo locolocoloco. Seguro ve mucha televisión, de las
series donde ponen historias de La Biblia, que va en alguna nave interplanetaria
para tener un encuentro cercano de algún tipo, o juega a ser uno de los dioses que
el tal Homero describió.
341
Antologia del Teatro Nicaragüense
EL HOMBRE.-El hoy y el ayer son iguales. No ironice mis palabras, por favor. Hablo
en serio.
PAULA SAMUEL.-No estoy de acuerdo. Ya no es ni patético ni cómico ni absurdo,
sólo dice disparates.
EL HOMBRE.-¿En qué estamos de acuerdo? La historia se repite porque el hombre
no aprende de sus errores y no es que sea patético o diga disparates.
PAULA SAMUEL.-En nada estamos de acuerdo. No comprende mi punto de vista.
Y por supuesto, ni yo el suyo.
EL HOMBRE.-¿Cuál es su punto de vista?
PAULA SAMUEL.-Soy otra.
EL HOMBRE.-Y dale con lo mismo.
PAULA SAMUEL.-A lo mejor quisiera haber vivido en otro tiempo. A lo mejor
hubiera querido ser la mismísima Eva del Paraíso, en este caso, su mamá. (Lo mira
sonriente, irónica).
EL HOMBRE.-¿Para qué? Al cabo ¿no es lo mismo? ¿Acaso sería tan fuerte como
para no dejarse tentar?
PAULA SAMUEL.-¿Quiere decir que todas han querido ser otras en todos los
tiempos?
EL HOMBRE.-Podría ser que ya venga en la índole del hombre y de la mujer.
PAULA SAMUEL.-Entonces Dios sería injusto, castigando por algo que Él mismo
hizo. Si eso lo puso en el hombre y en la mujer. ¿De qué se extraña si somos malos?
EL HOMBRE.-También nos dio armas para ser buenos o mejores, por lo menos, es
más, para ser santos.
PAULA SAMUEL.-Las cenas de Navidad, los cumpleaños, todo eso es efímero y
hasta hipócrita, con todo y su Santa Claus, por decir algo. Le digo con esto que todo
es vano, inútil.
EL HOMBRE.-Blasfema, señora. No sea insensata. Él se deja encontrar por
quienes no lo ponen a prueba, y se revela a quienes no se resisten a creer en Él. Y
en cuanto a celebrar ¿No le gusta celebrar? (Se recuesta en el asiento, saca un
pañuelo y seca el sudor de su frente).
342
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¡Farsante! Está sudando. Los fantasmas no sudan. Es
hipocresía. Toda su retórica es hipócrita.
EL HOMBRE.-¿Hipocresía? No todo el mundo es hipócrita. Usted tiene una filosofía
totalmente negativa.
PAULA SAMUEL.-A pesar de haber andado tanto por el tiempo, es ingenuo, si me
está diciendo la verdad, que, por supuesto, no creo lo más mínimo.
EL HOMBRE.-Siempre ha perdido al hombre su falta de fe. ¿Soy más hipócrita que
usted? ¿Si yo no soy fantasma, usted sigue siendo otra, o Paula Samuel?
PAULA SAMUEL.-Yo estoy segura, el mundo es hipócrita, lo veo todos los días.
Los políticos dicen redimir al pueblo y sólo se ocupan de ellos mismos. Y ellos
dirigen mi mundo, ¡qué le parece! No soy ingenua, por eso quiero ser otra.
EL HOMBRE.-Ya veo por donde va la cosa. Quiere ser otra por lo que ve en el
mundo, a su alrededor. Por lo que otros hacen. Pero tienen lo mismo que usted;
viven en el mundo igual que usted.
PAULA SAMUEL.-Hay quienes son felices así, lo disfrutan así. Yo lo quisiera
disfrutar también pero no puedo. Estoy… ¡desesperada! (Comienza a exasperarse).
EL HOMBRE.-¿Qué piensa de la felicidad? (Trata de calmarla).
PAULA SAMUEL.-No la conozco.
EL HOMBRE.-¿Es desdichada sólo por no estar a gusto con usted misma? ¿Por no
ver sus bendiciones? Mire qué esposo más generoso tiene y no aprende de él.
PAULA SAMUEL.-Yo no me gusto para nada, ni me gusta el mundo que vivo. Mi
esposo es de otro material, como si fuera extra terrestre; a lo mejor, ángel. Yo pienso
mucho y me duele el dolor de todos y aborrezco a la vez, a todos.
EL HOMBRE.-Usted es bonita, la naturaleza es bonita, el universo… la
humanidad… La humanidad ha perdido sus valores, es cierto. En mucho de eso yo
tengo la culpa.
PAULA SAMUEL.-Es falso, y además, petulante. Ahora se echa la culpa como si
fuera la gran cosa. Se mira como un burócrata cualquiera, a lo mejor es un político
y según lo que dice, de tal importancia en la maldad, que pareciera haber sido un
Hitler, un Stalin… Bueno hay bastantes como ellos, puedo seguir la lista, aún con
los que no han muerto. ¿Qué le parece si le digo… cualquiera de los que usted
piense ahorita? ¿Le gustan esas comparaciones? ¿Cree que son paradojas de la
historia? ¿Quién es mejor que quién? ¿Quién es más malo? ¿Quién redime a su
343
Antologia del Teatro Nicaragüense
pueblo? ¿Quién está pensando en el mundo? ¿Son polos opuestos y estoy diciendo
una blasfemia, también? ¿O son tan parecidos? Ya me dio risa. Si yo me he
minimizado hasta el punto de querer ser otra, usted es prepotente. Se cree la
madonna de las siete lunas. Tan importante como quienes dirigen el mundo de
cualquier manera. A nosotros, los limosneros del mundo. ¿Desde cuando nos
hicimos limosneros? ¿Se acuerda usted? ¿Tiene valor de pensarlo y decirlo?
EL HOMBRE.-No me cree.
La mesera llega otra vez donde Paula y le pregunta si desea otra cosa. Ella dice no
con la mano porque está riendo como si celebrara un gran chiste. La mesera la
queda mirando asombrada de escucharla hablar y reír, porque no ve a nadie con
ella. Se va preocupada y se la ve cuchicheando con los otros meseros.
PAULA SAMUEL.-Todos mienten. Sería mejor morir.
EL HOMBRE.-Yo estoy muerto.
PAULA SAMUEL.-¿Qué se siente estar muerto? (Lo dice seria, como si en realidad
creyera y deseara saber sobre ese estado).
EL HOMBRE.-Quisiera estar vivo.
PAULA SAMUEL.-Míreme, yo no deseo vivir así. Más bien quisiera morir. Acabar
con este correcorre, este sin sentido, este… (Aprieta las bolsas contra su pecho).
¿Cómo podría llamarse el mundo de hoy?: ¿matemático, tecnológico, humanista,
globalizado, anodino, hipócrita, burla? Sí, el mundo es una burla para el ser humano,
de absurdo pasó a burlarse. Es un circo. Todos vivimos siendo payasos del circo.
Tenemos llenos los cupos de los asientos del circo. Permanecen llenos todos. Ya
no hay sillas vacías. Las sillas se llenaron de fantoches y nosotros cantamos lo que
nos piden que cantemos.
EL HOMBRE.-Siempre que hay vida, puede vivirla. Haga lo bueno. Viva en la tierra,
en su tiempo. Encuentre lo bueno que hay en él. No critique sin buscar soluciones.
PAULA SAMUEL.-Si está muerto e hizo daño, debe estar en el infierno. ¿Por qué
me ofrece buenos consejos? Y sobre si siempre hay vida, puedo vivirla, no me dice
nada. Y ya le dije que no me siga dando consejos ni prédica ni nada. ¡Déjeme en
paz! ¡Ni siquiera con un fantasma puedo tener paz!
EL HOMBRE.-La vida, se vive. Usted vive muriendo porque no la saborea. Y
siempre que hay vida antes de morir, el hombre puede pedir perdón y no
condenarse. Además, vivirla. Para eso es la vida, para vivirla en armonía con la
naturaleza, con Dios, con el ser humano.
344
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¡Qué dramático lo escucho! (Ríe a carcajadas). Sigo queriendo
ser otra. Además, no creo sus peroratas.
Los empleados están preocupados y se entrecruzan miradas, cuchichean. Se nota
su nerviosismo por la mujer. Ya está llamando la atención a los otros clientes y han
advertido que no se sientan cerca de su mesa, prefieren apretujarse en las otras, o
irse.
EL HOMBRE.-Hay otras que viven, viviendo. Aprenda a vivir, viviendo. No se
atormente con todo. Deje a los otros que vivan su vida.
PAULA SAMUEL.-No estoy conforme con su razonamiento egoísta. Yo no me
atormento con nimiedades. Mis tormentos son ¡reales!, ¡vivos!: no sé lo que va a
pasar… me indigna lo que ocurre alrededor, con el mundo, aunque le resulte
panfletaria, y para no detallarlos y sentirme como usted, como hermanita de la
caridad ni como redentora, que tampoco soy.
EL HOMBRE.-No está conforme con usted misma. Su seguridad en sí misma anda
por los suelos y quiere además ser redentora, sí. Comiendo, comprando y
sintiéndose mal por lo que sucede. Y… sí quiere ayudar en algo a ese mundo que
aborrece, según entiendo...
PAULA SAMUEL.-Entiende bien. Nadie me quiere sinceramente, ni hay amor
verdadero en ninguna parte. Ahora usted, que dice ser fantasma, me acosa y me
hace decir lo que no quiero decir. Todo lo he tenido guardado.
EL HOMBRE.-Eso le sale desde lo profundo de su alma.
PAULA SAMUEL.-¡Tonto! Debo comprar un vestido para la fiesta del martes, unas
botas para el paseo del fin de semana con la familia de mi jefe, debo comprar, debo
comprar, debo comprar…
EL HOMBRE.-¿Cómo sabe que nadie la quiere?
PAULA SAMUEL.-Porque lo siento así, que nadie me quiere. (Queda con la mirada
triste, apretando sus bolsas. Le salen lágrimas de sus ojos rojos).
EL HOMBRE.-Yo estoy lejos de acosarla. Deseo ayudarla, para eso estoy aquí. Es
una tarea que hago con gusto, a eso me dedico en los últimos tiempos; así puedo
resarcir un poco el daño que hice en vida.
PAULA SAMUEL.-El daño…
EL HOMBRE.-Está sola porque quiere estarlo. Está enferma.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¿Enferma? Desearía estarlo, y grave, así terminaría este
infierno.
EL HOMBRE.-Infierno que se ha creado dentro de sí misma. Está enferma del alma.
PAULA SAMUEL.-Nadie me ama. Y nadie ama a nadie. Todos se devoran entre sí.
No hay amor. Quien tiene, compra, y no se acuerda del que no tiene. Quien no tiene,
odia a quien tiene, y así sucesivamente. Yo odio.
EL HOMBRE.-¿Y sus padres, esos que la llevaban a tomar helado y al circo?
PAULA SAMUEL.-Aman a mis hermanos, no a mí.
EL HOMBRE.-¿Y sus hermanos?
PAULA SAMUEL.-Se aman ellos mismos.
EL HOMBRE.-¿Dónde están ahora?
PAULA SAMUEL.-En sus ocupaciones. Todos viven ocupados. Tiene que comprar
cosas importantes. Mi esposo también vive ocupado y mira a otras como no me
mira a mí.
EL HOMBRE.-¿Por eso no los ama? ¿No ha pensado que su esposo mira a otras,
como a una obra pictórica, o a una escultura; y a usted, como a su mujer?
PAULA SAMUEL.-No.
EL HOMBRE.-¿Y usted, se ocupa de algo?
PAULA SAMUEL.-Trabajo, voy de compras… y nunca me puedo saciar; me pasa
lo mismo que con la comida, pero eso ya lo solucioné con las pastillas. Y no soy
bulímica, como la pobre princesa Diana. Ella fue una princesa desesperada, como
yo; nada más que ella del primer mundo. Y yo, ni soy princesa, y soy del quinto
mundo, pero desesperada también. Cada vez hay más qué comprar y ya vacié mis
tarjetas, estoy desesperada.
EL HOMBRE.-Tiene la compulsión propia del mundo de hoy: comprar.
PAULA SAMUEL.-El mundo de hoy es soledad.
EL HOMBRE.-Necesita disciplina interior, fe en Dios, le repito.
346
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¡No soy nada, no soy nadie! ¡No estoy contenta por nada!
¡Quiero ser otra!
Se le nota la desesperación y que habla sola. Ya ha levantado la voz varias veces.
Los empleados están alertas y preocupados.
EL HOMBRE.-Busque en su interior esa fuente de vida. Busque su conciencia para
encontrar la trascendencia, sin ella el mundo sería efímero, como en verdad es,
pero sin sentido.
PAULA SAMUEL.-No sea anecdótico, no sea increíblemente anticuado. Ahora
debo comprar, para ser.
EL HOMBRE.-Debe encontrar los valores que le conduzcan por el sendero de la
verdad.
PAULA SAMUEL.-Debo comprar. Así compenso mi inconformidad. No sea
fantoche estúpido y aburrido.
EL HOMBRE.-Debe buscar lo trascendente. Tiene alma. Busque en su alma esa
voz que le dirá…
PAULA SAMUEL.-Debo comprar para satisfacer mis ansias. Si hoy no tienes no
eres nadie. Esa es la voz que escucho. El mercadeo de la conciencia.
EL HOMBRE.-¿Quiere decir que según tiene, así vale?
PAULA SAMUEL.-Según tienes, así vales. Así es. Mire a su alrededor: tener, tener
y tener, aunque para eso deba robar, si es preciso. Los redentores ya no existen,
por eso nadie cree en nadie, sólo en su propio bienestar. ¿Robar? No se roba, se
provee uno mismo y para su familia, para su descendencia. Se encuentran formas
legales y posibles para eso, en todas las latitudes.
EL HOMBRE.-No sea tan dura. Quienes han tenido fe en sí mismos, en Dios,
quienes han buscado una meta, perviven en la historia como personas limpias.
PAULA SAMUEL.-No tengo interés en pervivir en la historia. La historia no me
pertenece, soy anodina, invisible. Ya el absurdo no es absurdo. Lo absurdo se volvió
lógico. El mundo es lógico dentro de su estupidez ilógica.
EL HOMBRE.-Yo soy invisible porque estoy muerto. Usted está viva.
PAULA SAMUEL.-Mi destino es adverso.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
EL HOMBRE.-Su destino adverso está en su mente. Su propia indecisión para vivir
como Paula Samuel.
PAULA SAMUEL.-La vida es un cuarto, trasnochar, comprar, ¡soledad!, ¡muerte!,
¡pobreza!, ¡desastres!, ¡guerra!, dolor, incertidumbre, miedo, ¡terror! La vida es
mantenerse en la cuerda floja, guardando equilibrio que desquicia y atormenta día
con día. Amanecer, para emprender la calle llena de gente, corriendo, y con la
angustia del tráfico, del peatón que se te cruza, del bus destartalado que se te pasa
y frena, rostros crispados, con sonrisas disimuladas para expresar seguridad, o sin
esperanza, escuchando las estupideces de los políticos de aquí y de allá, y
sintiéndose impotente ante la realidad histórica que sucede en tus propias narices.
La vida, hoy, usted, advenedizo de este mundo, no la conoce, es un quítate tú para
ponerme yo. Hay miles de niños en la calle, sólo esperando ser los mafiosos del
mañana, contra quienes nuestros descendientes deberán protegerse. Protestas con
humo fétido. Todos protestan, y la protesta se va por los confines del globo, unas
sinceras y otras no, unas verdaderas, otras mentirosas, hipócritas. Ya no hay pureza
de ideales. Hay sentinas repletas, asquerosas, basureros inmensos. Por eso no
quiero ser yo, quiero ser otra, quizás de esa manera puedo evadir la conciencia de
entender mi mundo, de soslayar la realidad. Y compro y compro y compro. Y como
y como y como. Eso me da valor, la seguridad que necesito para seguir viviendo.
Los pájaros y las aguas se están muriendo. Los árboles se retiran poco a poco y
van quedando sus muñones. La vida es comprar, lucir y brillar el poco tiempo, antes
de que un terremoto nos asole, antes de que un huracán categoría cinco nos
destruya, antes de que los tsunamis arrasen, antes de que un terrorista nos mate.
¿Cuál era viene? ¿Esta transición es un cambio de la tierra y de la humanidad? La
vida es soledad sobre alfombras de luminarias de cine. La vida está muriendo, como
la conoció cuando vivió. Yo quiero ser otra para no sentir ese vacío atronador de la
Babel, de las sodomas, de las bélicas empresas genocidas y los ensayos de muerte
que van cundiendo en el aire, el mal que se traduce en enfermedades mutantes,
desconocidas, horribles, producidas por el hombre en su afán de ensayar sus armas
en los océanos. La vida, es cierto, tiene aún belleza, pero se está muriendo, el
hombre la está matando y no soporto eso. ¿Se da cuenta de que me vuelvo loca al
pensar que nuestros descendientes podrían ser calvos, o buscarán, desesperados,
un vaso con agua, o la sombra de un árbol como si cruzaran un desierto, que quizás
tendrán en vez de piel, una caparazón para soportar el sol y la lluvia ácida? Que el
mal está triunfando. ¿Qué podemos hacer? Yo compro y como, impotente ante el
poderoso que mancilla y entorpece el ciclo de la vida, destruye, aplasta al pobre. Yo
no sé que hacer con mi vida, porque no puedo comprender el mal que la circunda.
La mesera se le acerca porque Paula Samuel ha ido aumentando el tono de su voz,
aceleradamente, gesticula, y mira al hombre como si fuera el blanco de sus
acusaciones. Pero para ella, como no ve al hombre, la mujer está loca.
348
Antologia del Teatro Nicaragüense
MESERA.-¿Le ocurre algo señora? ¿Puedo ayudarla? Si quiere llamo a algún
familiar suyo para que venga a recogerla.
PAULA SAMUEL.-¡No se preocupe! ¿Puede traerme un vaso con agua, por favor?
(Está sofocada, jadea).
MESERA.-¿De veras no le ocurre nada? (Mira como para cerciorarse de que en
verdad no hay nadie frente a ella).
EL HOMBRE.-La creí insensata. Pero no lo es. Sufre, y sufre no sólo por usted sino
por los demás. Pero no sólo sufra, haga algo por quienes sufren y por usted misma.
PAULA SAMUEL.-El mundo de hoy es insensato, y yo estoy en ese mundo. Quiero
ser otra. (Se agarra el pelo y después queda agachada contra la mesa aprisionando
sus bolsas de compras).
EL HOMBRE.-No puede evadir su realidad. Debe enfrentar su tiempo como yo
enfrenté al mío. Ser otra, sería igual.
La mesera vuelve con el agua.
MESERA.-¿De veras no se le ofrece nada? ¿Puedo ayudarla? (Se le nota
preocupada, mira para todas partes).
PAULA SAMUEL.-De veras, no me puede ayudar. Ni usted se puede ayudar
tampoco. (Ríe). No causaré problema en el restaurante, si es su preocupación. Es
más, ¡ya me voy! (Tira una mirada profunda al hombre. Mira a su alrededor. Todos
la están mirando. Los ojos de Paula Samuel están inyectados, abiertos
desmesuradamente).
MESERA.-Está bien, si usted lo dice. Con permiso. (Va nerviosa a reunirse con los
demás empleados que están alertas por cualquier incidente).
PAULA SAMUEL.-¿Puedo saber quién fue usted en ese tiempo cuando vivió en
este mundo? (Toma agua).
EL HOMBRE.-Sería horrendo que lo supiera.
PAULA SAMUEL.-¿Acaso fue un genocida? (Toma más agua).
EL HOMBRE.-Fui el primer envidioso de la historia, después del ángel caído. El
primer asesino.
349
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¿Acaso eso cambia las cosas? Ya es fantasma, y según le
entendí, hasta se salvó del infierno porque Dios le concedió arrepentirse. ¿Es así,
no?
EL HOMBRE.-En efecto. Quizás si no hubiera sido lo que fui, otro sería el destino
de la humanidad. Eso aún lo cargo en mi conciencia hasta el final de los tiempos.
Se escucha un canto gregoriano.
PAULA SAMUEL.-Entonces tiene una responsabilidad muy grande. ¿Mayor que la
mía que soy anodina, que no hago absolutamente nada, un parásito como los de mi
estómago, que sólo compro, y critico; sin dar solución a este mundo? (Se levanta
bruscamente).
Clientes y empleados la miran asustados.
EL HOMBRE.-No se imagina cuánto pesan los errores en la eternidad. Y usted tiene
una responsabilidad. Todos tenemos responsabilidad de salvarnos.
Aumenta la intensidad del canto. Los empleados están estupefactos porque ha
superado al sonido de la música instrumental del restaurante. Uno de ellos llama
por teléfono a un canal de televisión. Los clientes se miran entre sí y a Paula Samuel
que ya está fuera de sí.
Toma las bolsas precipitadamente, con los ojos desorbitados. No se explica el
fenómeno de la música, ahora sí está creyendo que el hombre con quien ha estado
conversando es un fantasma, a juzgar por los fenómenos inusuales, y mira a la
gente horrorizada, los meseros se le van acercando, ella piensa que para atraparla.
PAULA SAMUEL.-¡¿Por qué ha venido a visitarme, y en este lugar tan
inadecuado?! (Lo dice aceleradamente, jadeando. Gritando). Mire, ya los meseros
están preocupados, vienen a sacarme. La gente me mira como si fuera loca.
Imagino que me creerán loca, loca de remate, que voy a provocar algo impropio
para la estabilidad del local. (Muy alterada, gritando, jadeando). ¡Esto se sabrá,
saldrá en los periódicos, en la televisión! ¡Seré como las de las barriadas,
escandalizando, me verán como a una cualquiera! Lo sabrá mi familia. ¡Los
avergonzaré, por su culpa!
EL HOMBRE.-No le dé importancia a eso. Yo vine para que no se ignore.
PAULA SAMUEL.-¡No me ignoro! ¡Compro!
Al fondo se escucha el canto gregoriano. Se le unen las voces de la gente que dicen
acelerando:
LA GENTE.-¡Compracompracompra!…¡Comecomecomecome!
350
Antologia del Teatro Nicaragüense
Ya ha llegado la televisión. Un camarógrafo desde que entra hace tomas del local.
Se acerca un reportero con un micrófono. Ella mira al hombre suplicando con la
mirada. Baja el tono de la música. El camarógrafo observa el estado de la gente,
exaltada por algo. Hace una toma del conjunto. Luego enfoca a Paula Samuel.
EL HOMBRE.-He pasado por aquí y la encontré. No se deje vencer.
LA GENTE.-¡Compracompracompracompra!… ¡Comecomecomecome!…
Aumenta el tono de las voces gregorianas. El camarógrafo la sigue enfocando.
PAULA SAMUEL.-(Se desespera, trata de tapar la lente de la cámara. Habla
aceleradamente). La televisión me induce, los anuncios, la necesidad de estar al
día. Debo ir al gimnasio, me estoy engordando otra vez, no están funcionando los
animales en mi estómago. Tal vez por eso mi esposo mira a otras. (Debe gritar para
que el hombre la escuche. Se siente acosada por todos, por el hombre, por la
cámara).
Todo es confusión en el restaurante.
LA GENTE.-¡Compracompracompra!…¡Comecomecome!…
Vuelve el canto gregoriano. Los meseros van lentos, como momias, a atraparla.
Entra gentío desde la calle, se apretujan para ver lo que ocurre, hay más cada vez,
más y más. Se agregan a las que están en el restaurante. A lo lejos se escucha una
sirena.
EL HOMBRE.-¡Ámese!, y ame.
PAULA SAMUEL.-¿Quién fue usted?! ¡¿Quién es?!!! (Ya desesperada y llorando
histérica).
LA GENTE.-¡Compracomecompracomecompracome!
El coro gregoriano aumenta el tono. La sirena se va acercando. La cámara la
acecha.
EL HOMBRE.-¡Ámese!
LOS MESEROS.-¡Váyaseváyaseváyase!...
EL HOMBRE.-Aún soy. Somos y seremos siempre lo que somos, lo que forjamos,
lo que dejamos a los demás. ¡Ámese!, y ame a los demás.
351
Antologia del Teatro Nicaragüense
PAULA SAMUEL.-¡No tengo nada qué dejar! ¡Siento que nada he hecho! (Toma
sus bolsas y las aprieta contra su pecho. Mira a todos, horrorizada).
EL HOMBRE.-Yo también eso creí y mire hasta dónde he llegado. Hasta dónde ha
llegado la humanidad después de mi infame acción.
PAULA SAMUEL.-¡¿Quién es?! ¡¿Quién fue?!...
EL HOMBRE.-¡Caín!... (Queda el eco junto al canto gregoriano).
Paula Samuel grita desesperada. Bota las bolsas que quedan regadas en el piso
del restaurante.
El camarógrafo no deja de tomarla, el micrófono va captando lo que dice en la
grabadora del periodista.
PAULA SAMUEL.-¡El fantasma es Caín! (Gritando). ¡El fantasma es Caín!
La música crece en intensidad. Paula Samuel sale apretujada entre la multitud.
Unos quedan viendo las bolsas y se apresuran a levantarlas, buscan entre ellas, y,
sonrientes, roban, y salen corriendo del local. Nadie los sigue.
LA GENTE.-¡Compracomecompracomecompracome!…
La música es estridente. Ella es un manojo de nervios. Está completamente
descontrolada. La cámara la sigue en su huida hacia la calle.
LOS MESEROS.-¡Váyase! ¡Váyase!…
EL PERIODISTA.-―¿Ha tenido una aparición? Señora, ¿le ha aparecido algún
santo? ¿Dice que se le apareció Caín? ¡Señora!… ¡Señora!…
Paula Samuel sale despavorida del restaurante. Se escucha el sonido de un
frenazo, ruido seco, y quebradura de vidrios. El camarógrafo y el periodista, salen
detrás de ella y se les escucha la crónica. Se apagan las luces.
VOZ DEL PERIODISTA.-Una mujer, al parecer enferma mental, parece haber
tenido una alucinación. En su huida desesperada, dijo haber visto al fantasma de
Caín. Vamos a entrevistar a algunas personas que presenciaron el acontecimiento:
―¿Qué sucedió señora?
―Desde que entró la mujer parecía loca, hablaba incoherencias como si estuviera
con alguien.
―¿Y usted, pudo ver algo, señor?
―Lo más seguro es que andaba drogada, pidió su orden de comida y no la pagó.
Actuaba raro.
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Antologia del Teatro Nicaragüense
Estimados televidentes, la mujer vestía atuendo caro, dicen que probablemente
robado. Dejó regada algunas bolsas, al parecer, robadas también de algún
establecimiento comercial. La policía acaba de llegar al lugar del suicidio y están
levantando el croquis y haciendo las pesquisas reglamentarias en estos casos. La
llanta trasera del bus de la ruta le aplastó la cabeza. Algunos oyeron el estallido.
Pueden apreciar sus restos esparcidos, en la toma que nuestro camarógrafo… Las
imágenes que van a presenciar son muy fuertes, por lo que sugerimos a nuestros
televidentes que no las dejen ver a los niños ni a las personas enfermas.
El canto gregoriano se va perdiendo… Telón
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Antologia del Teatro Nicaragüense
¡AY AMOR, YA NO ME QUIERAS TANTO¡
Lucero Millán
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Antologia del Teatro Nicaragüense
¡AY AMOR, YA NO ME QUIERAS TANTO¡
Lucero Millán
A mi madre
PEROSNAJES
Armenio
Josefina
Vagón del tren. Debe de dar la impresión de ser un tresn de hace mucho tiempo,
que igul es producto de nuestros sueños o igual funciona desde siempre.con un par
de bancas y un pasilo será suficiente.
Cuando se enciende la luz está un hombre muy delgado, de unos treinta años,
remendado el mismo calcetín una y otra vez. Viste de traje formal de oficina, con ua
panchado excesivo en la ropa. Se le nota tímido o un tanto rertaído. Entra una mujer
ocn un aire ausente, vestida conm una ropa típica de viaje, sin época determinada.
Sobresalen unas enormes ojers. Lleva entre sus manos una saco de tela que aprieta
constatemente como si lo fueran a robar.
ESCENA I
JOSEFINA.-Será que aquí se puede dormir?
ARMENIO.- Dormir?
JOSEFINA.-Si, dormir, es preciso.
ARMENIO.- Bueno, sí, creo que sí. Cuando arranque el tren, el viaje será largo.
JOSEFINA.-Cuando dice largo, ¿a qué se refiere?
ARMENIO.- No lo sé muy bien... Hay varias estaciones que recorrer...¿cuando
compró el boleto no le explicaron lo que duraría su viaje? El mío al menos será
largo, de eso estoy seguro, así que es mejor ponernos cómodos y tal vez esperar
con paciencia.
JOSEFINA.- (Después de un tiempo) Cree que exista la posibilidad de alargarlo
más?
ARMENIO.- (Con timidez y cierta molestia) ¿Cómo dice?
JOSEFINA.- Que si cree que existe la posibilidad de alargarlo más.
355
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- ¿Alargarlo más? ¡Qué pregunta más extraña la suya!, aunque habría
que ver el ánimo...
JOSEFINA,.-¿De usted?
ARMENIO.- ¡Oh! ¡No!, por supuesto, del conductor... ¡qué pregunta, señora!
JOSEFINA.- Entiendo, mientras más grande más largo.
ARMENIO.- ¿Más grande qué?
JOSEFINA.- El desánimo....
ARMENIO.- ¡Vaya! ¡Qué manera de hablar! (Silencio, él sigue cociendo su calcetín,
oculta su rostro, de vez en cuando levanta la mirada para ver qué hace ella.)
JOSEFINA.- (Intentando ser amable) Hace calor, ¿no?
ARMENIO.- (Molesto) Sí. (Se levanta y se cambia de asiento) ¡Y también hay ruido!
Pensé que aquí iba a ser diferente, ¡pero qué va! Siempre es igual, igual. (Josefina
se entretiene en su saco).
ARMENIO.- Disculpe, ¿qué lleva ahí?
JOSEFINA.- Me parece que apenas lo conozco, digo, yo no le he dado motivos para
intimar conmigo, ¿no le parece?
ARMENIO.- Sí, tiene usted razón. Es solo que me llamó la atención la manera tan
especial de relacionarse con sus cosas.
JOSEFINA.- (Silencio. Ella se muestra reservada, él continúa en lo suyo. Cuando
él se muestra desinteresado, ella busca la manera de llamar su atención). Cargo
todo lo que me pertenece, no es mucho, pero es lo único que tengo. Tan solo son...
(Pausa larga) mi madre, mi padre, mis libros, mis desgracias y mi país.
ARMENIO.- Habla usted como si fuera un libro. (Transición) ¿Quiere que le ayude?
JOSEFINA.- No podría.
ARMENIO.- ¿Por qué?
JOSEFINA.- (Reflexiva) Sabe, no ha sido fácil para mí adquirir este boleto. Me ha
costado muchas lavadas de ropa para recoger las quinientas estampillas que se
necesitaban para participar en el concurso. Es todo lo que en la vida he querido
realizar: este viaje.
356
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- ¿Es usted ama de casa?
JOSEFINA.- Eso mismo, pero al revés.
ARMENIO.- ¿Cómo así?
JOSEFINA.- La casa es mi amo.
ARMENIO.- ¡Vaya! ¡Qué manera de hablar! Habla como en los libros.
JOSEFINA.- ¿Cómo así?
ARMENIO.- No sé, como en los libros, como no se habla en la vida real. ¿Lee usted
mucho?
JOSEFINA.- Se refiere usted a... ¿leer?
ARMENIO.- Sí claro, a leer, a poner los ojos sobre un pedazo de papel ¡y leer!
JOSEFINA.- Bueno, viéndolo así, pues se podría decir que sí, que leo pero no sobre
un pedazo de papel, sino debajo de él. Si no tengo un libro, me lo imagino, si veo a
una persona, no veo a la persona sino su pensamiento,si me veo un periódico, me
dan ganas de llorar al imaginarme la tragedia que hay detrás de cada noticia,... es
una forma de leer, ¿no? A veces releo y releo los mismos libros (le enseña los que
tiene) tengo dos, éste lo leo por las mañanas y este por las noches, a veces leo los
dos al mismo tiempo, es divrtido (Después de un tiempo) Es lindo viajar. ¿Cierto?
ARMENIO.- Depende de cuál sea el objetivo del viaje.
JOSEFINA.- Entiendo yo que el objetivo de un viaje es llegar a un destino, ¿no?
ARMENIO.- No necesariamente. Sucede algunas veces que el objetivo es
justamente interrumpir el llegar al destino final, quedarse a mitad del camino.
JOSEFINA.- Me parece bastante absurdo lo que usted me está diciendo,
sinceramente no me gustaría volvérselo a escuchar, ¿por qué me dice eso? ¿Qué
sentido tendría quedarse a mitad del camino?
ARMENIO.- No lo sé muy bien, tal vez divertirse un poco, tener un motivo por el
cual seguir viajando. (Silencio) ¿Y a dónde viaja usted?
JOSEFINA.- Lejos, muy lejos, donde pueda dormir.
ARMENIO.- ¿Cuánto tiempo tiene sin dormir?
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Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.- Lo que se dice dormir, dormir, como veinte años, no tal vez estoy
exagerando, como unos catorce años más o menos.
ARMENIO.- tanto así ( se ríe) Disuclpe, disculpe, es que habla suted de una
manerqa…No serásutd literata? O escritora? (Ella lo mira con desconfianza) Yo en
cambio, duermo como un tronco, me digo: Me voy a dormir, tengo sueño y raz¡,
como si nada, me duermo profudamente, y así como me duermo me despierto, en
cuato abro los ojos estoy de pie y con la energía suficiente de un toro.
JOSEFINA.- Y ¿ y que se siente?
ARMENIO.- Que se siente que?
JOSEFINA.-¿Qué se siente ser un toro?
ARMENIO.-Un toro…Nada.
JOSEFINA.- Nada (reflexiva) Mi abuela decía que la nada es lo más parecido al
placer. Pero que solo los estúpidos viajaban por ese país. Es decir que solo los
estúpidos sienten placer. Dijo ustena nada, verdad?
ARMENIO.- Si eso dihe (pausa) Debe ser un poco difícil estar tanto tiempo sin
dormir, debe ser algo así... como un sentimiento muy somnífero.
JOSEFINA.- Pues viera que no, una se acostumbra a todo. Al principio es difícil
porque una no sabe qué hacer con ese tiempo muerto, como de luto,y ese silencio
que te mata, pero después aprendes a deambular con los insectos, especialmente
con los grillos. Ellos gritan toda la noche en busca de su amada, que nunca
encuentran por supuesto, pero al menos se entretienen en algo, no cree? Como
usted, con ese calcetín que no deja de remendarlo. ¿Por qué lo cose y lo recose?
ARMENIO.- Para que me ayude amarrar bien mis pies.
JOSEFINA.- ¿Cómo así?
ARMENIO.- Es que... cada vez que pienso que están bien cosidos y me bajo del
tren, los dedos de mis pies terminan rompiendo nuevamente los calcetines.
(Josefina se sorprende). Siempre tuve unos dedos de los pies muy grandes,
especialmente el índice. No he podido encontrar calcetines fuertes, a mi medida,
por eso yo les doy una buena recosida. Mire usted, yo soy agente viajero y cuando
llego a una estación, solo basta que se abra la puerta del tren para que la memoria
acuda a
mí y me vuelva un tanto torpe. Es como si mi mente quemara
lentamente mis mejores intenciones. Es entonces cuando mis pasos van perdiendo
lentamente un poco de fuerza por aquí, otro poco de fuerza por allá...
358
Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.- (Continuando el diálogo) A medida que avanza deja caer la prudencia,
el orgullo, el abrigo, las maletas...
ARMENIO.- (Sorprendido) Lo dice usted mejor que yo. No quiere escribirme un
poema? Pero es justo así, como usted lo dijo, por eso tengo que remendar bien mis
calcetines.Póngase aquí, paradita, (ella lo sigue) bien, muy bien. Vamos supoer
que usted es la señorita dignidad.
JOSEFINA.- (Jugando) Soy la señorita dignidad¡
ARMENIO.-Muy bien, muy bien, por lo tanto i usted es la señorita dignidad, sus pies
son los que sostienen su dignidad, cierto?
JOSEFINA.-Cierto¡
ARMENIO.-Qué pasaría si los desdos de sus rompieran sus calcetines porque no
están bien cosidos?
JOSEFINA.- Mi dignidad quedaría…in…vá…li…da…
ARMANIO.-Biebn, muy bien, ahora entiende por qué debo de coser bien mis
calcetines.
OSEFINA.-(Ella no contesta. Tom su bulto y lo coloca como si fuera almohadq, se
aucesta sobre él. No logra acomodarse, se cambia de lugar y coloca el bulto de otra
manera e intenta seguir acostándose
JOSEFINA.- (Después de un tiempo) Adonde viaja usted?
ARMENIO.- No lo sé con exactitud, a un lugar que me reciba.
JOSEFINA.- Todos los lugares te reciben.
ARMENIO.- No, no es así, no todos te reciben. O dicho de otra manera, no todos
te reciben como vos sos.
JOSEFINA.- Ah! Qué pena... yo en cambio estoy dispuesta a recibir a cualquier
lugar como él es.
El tren se para. Se escucha una voz en off que dice “Estación Miraflores”. Josefina
se levanta, inquieta y empieza a caminar de forma nerviosa. Abre su saco, saca un
elemento, lo mira, lo vuelve a guardar. Se asoma por la ventana. El tren continúa su
marcha. Ella se relaja y se sienta. Revisa el interior del saco.
359
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- (Transición a Josefina y con timidez) Disculpe mi curiosidad, pero
¿podría mostrarme algún objeto que usted identifique con algún pariente suyo, tal
vez con su madre? Me gusta eso de ver fotos, recordar...
JOSEFINA.- ¿Cómo dice?
ARMENIO.- Que si me enseña algo de su madre? Para darme una idea... algo de
su saco, ¿cómo es eso de que va cargando con ella?, no lo entiendo muy bien.
JOSEFINA.- ¿Porqué tendría que hacerlo? Digo, nuevamente me parece un tanto
atrevido de su parte.
ARMENIO.- Tiene razón, es solo que usted me inspira confianza y la vida a veces
es tan aburrida...
JOSEFINA.- No lo sé, es que apenas nos conocemos. Se toma usted unas
libertades... Son cosas muy personales. (Molesta) Y aunque yo parezca otra cosa,
soy una persona muy recatada.
ARMENIO.- Nuevamente tiene usted razón. Disculpe. (Se levanta, camina entre los
asientos como si buscara algo)
JOSEFINA.-¿Qué busca? (Armenio guarda silencio y sigue buscando) ¿Qué
busca? (El lo hace con más insistencia) Por favor, ¿qué busca?
ARMENIO.- Es un poco difícil de explicar. Tal vez en otra ocasión, es que apenas
nos conocemos, ¿no?... (Él sigue buscando)
JOSEFINA.- (Ella saca un huevo duro, lo pela.) ¿Quiere?
ARMENIO.- No gracias, estoy ocupado. (Sigue buscando)
JOSEFINA.- También tengo una zanahoria, ¿le apetece?
ARMENIO.- (Distraído) No gracias.
JOSEFINA.- ¿Tal vez un poco de agua de limón?
ARMENIO.- (Serio) No gracias, no ve que estoy muy ocupado. ¿No lo ve? ¿No lo
ve? (Se va poniendo más nervioso) ¿Pero está usted ciega para no darse cuenta
que justo lo que estoy haciendo es buscar algo? ¿No lo ve? ¿No lo ve?
JOSEFINA.- Está bien, está bien, pero con una condición: Yo le muestro algo de mi
madre si usted me dice qué es lo que busca.
360
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- No, no puedo hacer ese trato.
JOSEFINA.-No?
ARMENIO.- No
JOSEFINA.- (Cambiando de estrategia) Al menos podría hablarme de sus
recuerdos más amables.
ARMENIO.- ¿No le parece que mostrarle mis recuerdos más íntimos es un asunto
muy personal?
JOSEFINA.- Bueno, sí, en cierta forma tiene usted razón, es solo que pensé que....
ARMENIO.- Pues pensó usted mal. (Silencio, transición) Pero en señal de mi buena
voluntad... Espere un momento (saca un papelito de su bolsillo, lo lee, piensa.) Trato
hecho. Usted me enseña algo de su madre y después yo le enseño mi lista de
afectos.
JOSEFINA.- (A Armenio, con entusiasmo) Muy bien. Cierre los ojos y déjese llevar
por el ruido del tren.
ARMENIO.- ¡Me da pena!
JOSEFINA.- Vamos, cierre los ojos.
Los dos cierran los ojos. Se intensifica el ruido del tren. Hay transición de luz. En
ese otro espacio y tiempo del mismo tren se estarán escenificando diferentes
escenas de los dos personajes. En este caso, ellos mismos haciendo los roles de
madre e hija. Entran la madre y la hija cargando maletas y bultos en un vagón de
tren.
Oscuro
ESCENA II
MADRE.-¡Ay! ¡Qué cansada estoy!, ¡ay!, ¡ay! Esta Tulita me tiene cansada, que si
los tomates, que si los pepinos, ¡una presumidera toda la parentela! ¡Y este viaje
tan largo! Nadie me ayuda en nada, una tiene que ocuparse de todo, ¡ay! ¡Me muero!
¡Ay me muero, ay! ¡Qué cansancio!
HIJA.-¿Qué te traigo mamita? ¿Te duele algo?
361
Antologia del Teatro Nicaragüense
MADRE.-¡Ay me muero! Pasáme el vic-vapo-rub, me ayudará un poco. (La hija se
lo pasa) ¡Ay qué dolor de piernas! Nunca la dejan descansar a una. Cerrame la
ventana.
HIJA.-La tenés a un lado, mamá.
MADRE.-Cerrámela, hija. Cerrámela, ¡que no estás viendo como me entra todo el
aire por la ventana! (La hija con esfuerzo lo hace)
HIJA.-Ya está, Mami.
MADRE.-Y ahora que lleguemos la misma historia de siempre, la casa botada, las
cazuelas sucias, el haragán de tu padre pegado a su botella y a sus queridas. ¡Ay,
qué cansada! Nadie me ayuda. ¡Pero a mí no me importa ya nada! Cada cual que
se las arregle como pueda, después de todo, ¡quién se ocupa de mí!
HIJA.-(Después de un tiempo) ¿Viste mis notas, mamá?
MADRE.-Pero eso sí, un día voy agarrar mis cosas y me voy a ir sólita por ahí a
descansar, aunque sea en un rancho perdido, ¡ahí van a ver!
HIJA.-¿Viste mis notas mamá?
MADRE.-¿Cuáles notas?
HIJA.-Las de la secundaria mamá, fui la mejor alumna este año.
MADRE.-(Sin darle mucha importancia) ¡Ah! ¡Qué bien, mi muchachita, qué bien!
¡Ay! ¡Qué cansada estoy! (Silencio. Transición de la hija)
HIJA.-Mamá, desde hace tiempo he querido hacerte una pregunta pero me da
mucha pena hacértela, ¿podría?
MADRE.-Claro hija, pero apresúrate un poco, que me duelen las piernas y aún nos
falta mucho por recorrer. Como te decía, puede ser el rancho de tu tío José, no es
gran cosa, pero al menos estaré tranquila por un tiempo, sin nadie que me moleste.
HIJA.-Mamá, te hice una pregunta.
MADRE.-Ah sí, hijita, discúlpame. Hacémela.
HIJA.-(Después de un tiempo) ¿Por qué nunca me abrazaste?
MADRE.- ¡Qué pregunta más rara, niña! Pero por supuesto que sí te he abrazado.
362
Antologia del Teatro Nicaragüense
HIJA.- No mamá, nunca lo has hecho.
MADRE.- ¿No?
HIJA.- No. ¿Por qué?
MADRE.- (Pensativa) No lo sé.
HIJA.- Solo hubiera bastado con un instante de tu tiempo.
MADRE.- Quizá porque nunca me enseñaron a hacerlo.
HIJA.- Bastaba con que me miraras para que aprendieras a hacerlo.
MADRE.- No estaba programada para eso.
HIJA.- En cambio yo, estaba programada para amarte.
Oscuro.
ESCENA III
JOSEFINA.- Esa era mi madre, ¿qué le pareció?
ARMENIO.- No lo sé muy bien. Diría que necesitaba anteojos para poder vivir.
(Percatándose) Ahora estoy hablando como usted.
JOSEFINA.- Eso mismo pensé yo... Cuando ella necesitaba leer algo y si vos
estabas cerca, tomaba los anteojos más cercanos, aunque no fueran de ella y
sencillamente se los ponía. Yo me reía mucho porque pensaba que cada episodio
de su vida lo miraba de acuerdo a la graduación de los anteojos que le tocara tener
en ese momento.... Pobrecilla, debí regalarle unos anteojos de su medida. Y ahora
le toca a usted.
ARMENIO.- (Nervioso) A mí?
JOSEFINA.- Si, a usted. Iba a hablarme de sus recuerdos más amables.
ARMENIO.- Está bien, pero por favor no vaya a burlarse.
JOSEFINA.- Sería incapaz de algo semejante. Lo escucho.
ARMENIO.- No sé por dónde empezar.
JOSEFINA.- Pues por el inicio.
363
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- ¿Y cuál es el inicio?
JOSEFINA.- Pues el inicio, es el inicio, es lo primero que se le ocurra.
ARMENIO.- Bueno, bueno, recuerdo que cuando era niño, tuve una amiga que se
llamaba Anita, me acariciaba la cabeza y decía que mi pelo era bonito.
JOSEFINA.-¡Ah! ¿Sí?
ARMENIO.- Sí. Era un pelo suavecito, lleno de rulos que caían sobre mis hombros.
JOSEFINA.- ¿Y...?
ARMENIO.- ¿Y, qué?
Josefina.-
¿Y qué más?
ARMENIO.- Y... pues, déjeme ver, después, conocí a una señora que vivía enfrente
de mi casa. Ella me pidió que cuidara de su gato, decía que nadie lo hacía mejor
que yo. Ella decía: ¡qué bien cuidas a mi gato! ¡El gato estará muy contento con
vos!¡Hasta pareces una cuida gatos!
JOSEFINA.- ¡Aja!.... y....
ARMENIO.- Y pues, qué más, qué más, con el tiempo tuve una novia que decía
que algún día me amaría. Sin embargo después conocí a alguien que me besó.
Viera que beso, yo era un poco torpe y no supe cómo reaccionar.
JOSEFINA.- ¡Ah! ¿Entonces?
ARMENIO.- Luego... luego.... (Pausa, largo silencio) Recuerdo que cuando era
niño, tuve una amiga que se llamaba Anita, me acariciaba el pelo y decía que mi
pelo era bonito.... ¿Eso ya lo dije?
JOSEFINA.- Creo que sí.
ARMENIO.- Entonces, eso es todo.
JOSEFINA.- ¿Eso es todo?
ARMENIO.- Sí, todo. Usted me prometió que no se burlaría.
JOSEFINA.- Claro que no lo haré, es solo que me sorprendí.
364
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- ¿De la escasez?
JOSEFINA.- No, de... olvídelo, no tiene ninguna importancia. (Saca un espejo de su
bolsito personal, después un pañuelo y se limpia la cara con insistencia). Dígame
una cosa, ¿mi cara esta maquillada de barro?
ARMENIO.- No, ¿por qué?
JOSEFINA.- Porque aún respiro polvo.
ARMENIO.- ¡Ah! (silencio)
JOSEFINA.- El tren está en marcha, ¿cierto?
ARMENIO.- Cierto.
JOSEFINA.- Oiga, me acabo de acordar de un afecto. ¿Se lo digo?
ARMENIO.- Claro, por supuesto, la escucho.
JOSEFINA.- Era un afecto con las nubes. A veces, cuando salía muy temprano de
mi casa para ser de las primeras en llegar a la estación del autobús para ir al
mercado, las nubes estaban tan bajas que daban ganas de tocarlas, pero al mismo
tiempo esa cercanía me espantaba porque me dejaba casi sin respiración y me daba
miedo de no poder continuar. Era entonces cuando seguía caminando y me
imaginaba que lograba traspasarlas y colocarme encima de ellas como si fueran un
colchón. Desde ahí saltaba, saltaba tanto que disfrutaba enormemente esa
sensación de libertad. Pero a veces las nubes estaban tan bajas, tan bajas, que
también me daban unas ganas enormes de llorar. Entonces pensaba que de las
nubes se desprendía un rocío que se posaba sobre mi rostro y como si yo fuera una
flor, el agua se deslizaba suavemente sobre mi cuerpo, como si mi cuerpo entero
llorara. Lloraba mi cara, mis brazos, mi pelo, mi cuello, mis piernas.... Pero no eran
lágrimas sino rocío.
ARMENIO.- Entonces el afecto era con el rocío.
JOSEFINA.- No, era con las nubes porque sin nubes no hubiera conocido el rocío.
ARMENIO.- ¡Qué bonito!... A mí también me gustaría conocer el rocío...
(Transición)
JOSEFINA.- (Pensativa) Sí, realmente era muy bonito.
JOSEFINA.- Se puede ver algún paisaje? ¿Podría decírmelo por favor?
365
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- (Asomándose por la ventana) Aun no, pero estoy seguro que pronto
aparecerá con la luz del amanecer. Esa es la hora que mas disfruto del día.
JOSEFINA.-¿Ah sí, por qué?
ARMENIO.- Porque la mayoría de la gente está durmiendo.
JOSEFINA.- Menos yo.
ARMENIO.- (Riéndose) Nada es más hermoso que el silencio... Sabe, yo también
tuve una madre, pero a diferencia de la suya ella no era un carga para mí, ella
cargaba con la presencia de mi padre.
Oscuro
ESCENA IV
Entra una mujer al vagón del tren, está recién bañada con vestido nuevo y una torta
en las manos. La espera sentado un hombre con aspecto rudo y vestido de militar.
PADRE.-Pareces una puta, ¡quítate ese maquillaje de la cara!
MADRE.-Te parece, Joaquín?
PADRE.-Te lo estoy diciendo, no? ¿Y no pudiste encontrar un vestido más feo que
ese? Cámbiate de ropa, si no, no te llevo, que van a decir mi madre y mis hermanos
cuando te vean. ¡Cámbiate ya o si no te bajas en la próxima estación!
MADRE.-Me esmeré tanto en arreglarme, Joaquín, ¡por vos! Este vestido me lo
hice yo misma, me costó tanto trabajo. La tela la tengo guardada desde hace tiempo
y el diseño lo tomé de una revista de modas.
PADRE.-No me estás oyendo, pareces una mujerzuela barata.¿Querés enseñar
todo, verdad? (Le baja el vestido y queda con los pechos al aire). Así querías estar?
¡Enseñándolo todo! ¿Así querías estar?
MADRE.vos!
(Llorando) ¡No Joaquín, no quería estar así! Quería estar linda para
Oscuro
366
Antologia del Teatro Nicaragüense
ESCENA V
(Josefina se encuentra escribiendo en un papel viejo y arrugado, él camina de un
lado a otro)
ARMENIO.- Oiga, a propósito, ¿cómo es que no nos habíamos conocido? Su cara
me resulta familiar, casi podría jurar que nos hemos visto pero no estoy seguro.
Usted vive en San Juan de Atitlán?
JOSEFINA.- Vivía hasta hace unos instantes que decidí subirme a este tren.
ARMENIO.- ¿En la calle San Lorenzo?
JOSEFINA.- ¡No soy la que está pensando!
ARMENIO.- ¿Número 113?
JOSEFINA.- Insisto, me está confundiendo.
ARMENIO.- ¡Caramba! ¡Sí que es pequeño este mundo! Puesde pronto llegué a
creer que habíamos sido vecinos durante años y que nos conocíamos. Que yo vivía
justo enfrente de usted y todos los días nos cruzábamos cuando yo salía a tirar la
basura.
JOSEFINA.- (Ella cambia la intención, saca un papel en blanco, hace ruido con
él) ¿No escucha ruidos?
ARMENIO.- (En actitud de escuchar) Solo escucho el ruido del tren.
JOSEFINA.- Ponga mucha atención, si lo hace descubrirá los sonidos que se
ocultan.
ARMENIO.- (Sigue escuchando) El ruido del tren, el del viento y el de un niño
jugando a lo lejos, quizás.
JOSEFINA.- Ponga mucha atención y lo escuchará.
ARMENIO.- No escucho nada.
JOSEFINA.- (Tapándose los oídos) Escuche bien, puede ser ensordecedor. (Ella
lee el papel) “El vuelca toda su furia contra ella y ella siente que merece una paliza
tras otra. No hay látigo ni tortura posible que calme su vergüenza de intentar ser ella
misma, Créame, no lo hay. Cuando se queda sola con su desprecio, se desnuda,
se limpia, se cambia de ropa, se peina, se maquilla, entonces está lista para volver
367
Antologia del Teatro Nicaragüense
a recibir el castigo. Al otro día recorre sus propios pasos, recoge sus vergüenzas y
se lanza al vacío. Ojalá algún día sus ojos recobren el brillo que algún día tuvieron”.
ARMENIO.- Oiga, ¿de quién es ese texto? No se oye muy alegre que digamos.
JOSEFINA.- Es un texto que acabo de escribir en mi pensamiento sobre ella.
ARMENIO.- ¿Quién es ella?
JOSEFINA.- Pues ella, su vecina.
ARMENIO.- ¿Cuál vecina? ¿De qué me está hablando?
JOSEFINA.- Pues de su vecina, la que vive en la calle San Lorenzo.
ARMENIO.- ¿Pero que sabe usted de ella?
JOSEFINA.- Pues nada y todo. Sólo es cuestión de apreciación
ARMENIO.- La recuerdo perfectamente todos los días caminando sobre la misma
acera, una y otra vez, llegaba a la esquina y se regresaba para volverse a ir. Pensé
que estaba loca y le confieso que llegué a sentir repulsión hacia ella, y seguro era
una buena persona, como usted. ¿Por qué caminaría de esa manera?
JOSEFINA.- Tal vez estaba entrenándose.
ARMENIO.- ¿Para qué?
JOSEFINA.- Para agarrar fuerzas y poder escaparse de su marido.
Armenio.- ¿Cuál marido?
JOSEFINA.- El que seguramente tendría. Todas las mujeres cuando lavan los
mismos platos una y otra vez, lo que es igual a decir que caminan y caminan sobre
los mismos pasos, están deseando que el marido se muera para poder salir
corriendo.
ARMENIO.- Comprendo.
JOSEFINA.- Siempre sueñan con ser corredoras profesionales. Oiga, ¿apareció el
primer paisaje?
ARMENIO.-(Asomándose por la ventana) Si. Puedo ver claramente un desierto
color ocre con un árbol de algarrobo en el centro. Es curioso paisaje, pero al fin y al
cabo es preferible cualquier paisaje a ninguno.
368
Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.-(Ella también se acerca a la ventana. Los dos quedan frente al público
viendo el paisaje. ) ¿Está usted loco? ¿Cómo puede ver un desierto donde hay una
selva tropical?
ARMENIO.- ¿Qué está insinuando? ¡Que soy miope, o qué! ¡Cuidado con ese
cóndor! ¡Vuela tan cerca y con tanta perfección que parece que viene hacia
nosotros!
JOSEFINA.- ¡Pero si no es un cóndor sino una oropéndola con hermosos colores!
Escuche el sonido que produce cuando alza vuelo. Difícil de describir, ¿no le
parece?
ARMENIO.-¡No, no me parece! No me parece porque no veo ninguna selva, ni
oropéndola, y mucho menos escucho ese extraño sonido del que habla.
JOSEFINA.-¡Me está diciendo mentirosa! ¡Eso sí no se lo puedo permitir! ¡Yo no
soy una mentirosa!
ARMENIO.- No le estoy diciendo mentirosa, tal vez un poco distraída, bueno no un
poco, ¡bastante! ¡Cómo es posible que no vea esas tremendas montañas y ese
paisaje desértico!
JOSEFINA.-¡Desértica será su alma! En cambio ese hermoso pájaro da vueltas,
hace piruetas, juega, se divierte, se pierde y vuelva aparecer entre las ramas. El
viento no le estorba.
ARMENIO.- Ahora usted me está diciendo mentiroso a mí. Pues sepa señora, o
señorita, como usted quiera llamarse, que por mucho que lo pretenda no logrará
confundirme. (Mirando nuevamente el paisaje, retándola) Ahora levanta vuelo,
imponente con esas enormes alas y la mirada fija en lo que será su próxima presa.
JOSEFINA.- (Desesperada) No busca una presa sino un árbol más alto para poder
hacer esos hermosos nidos que cuelgan de las ramas como lágrimas congeladas o
como brazos desencajados. Como brazos desencajados.... (Transición) Usted
considera que cuando una no tiene un novio, un esposo, un amante, ¿está una
desencajada?
ARMENIO.-(Burlón) Se refiere a los amores, claro. Pues mire usted, si ve a los
amores como ve a los paisajes, le aseguro que da igual que uno esté desencajado
o no. No ha tenido suerte con ellos, ¿verdad?
JOSEFINA.- No sé si es un problema de falta de suerte o un asunto deportivo.
ARMENIO.- A qué se refiere
369
Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.- No lo sémuy bien, a mi corazón lo han golpeado tanto que está
confundido pensando que el mundo es solo un ring de boxeo.
Oscuro
ARMENIO.- Disculpe mi atrevimiento, pero ahora que me siento más en confianza,
¿podríamos imaginarnos como logró mi vecina decirle adiós a su marido?
JOSEFINA.- ¿Y cómo sabe usted que le dijo adiós a su marido?
ARMENIO.- En realidad no estoy seguro.
JOSEFINA.- ¡Ve, es usted un entrometido! ¡Y yo diría que hasta
chismoso!
ARMENIO.- Cuando le conviene soy chismoso. Está bien, está bien, ahí la
dejamos. (Silencio, visiblemente molesto)
JOSEFINA.- (Después de un tiempo) Yo sí puedo imaginármela todos los días
frente al espejo, a la misma hora, practicando una y otra vez la despedida.
Escogiendo su ropa, lustrando sus zapatos gastados, suspirando con la partida.
Sería bueno imaginársela, pero esta vez que al menos logre quebrar un plato.
ARMENIO.- No cuente conmigo.
Oscuro
ESCENA VI
Vuelven a la luz de las transiciones. Armenio hace el papel del marido, Josefina de
la esposa. Sería interesante que el tipo de interpretación en esta escena sea al estilo
de las películas de Hollywood de los años cuarenta, tipo Casablanca. La escena se
desarrolla en la puerta del tren estacionado.
ESPOSA.- Creo que llegó el momento. Esta es mi estación. Me voy
MARIDO.-Que tevaya bien.
ESPOSA.- Gracias.
MARIDO.-No olvides el abrigo.
ESPOSA.- No lo haré. Adiós.
MARIDO.- Adios.Aún quedaron platos scios en el fregadero.
370
Antologia del Teatro Nicaragüense
ESPOSA.- Gracias por recordármelo, pero se me hace tarde y no pienso regresar
a casa.
MARIDO.- Tenés razón. Vete ya¡
ESPOSA.- Si me voy. Adiós.
MARIDO.- Adios.
ESPOSA.- Tal vez algún día nos volvamos a ver.
MARIDO.- Tal vez…
ESPOSA.- Adios.
MARIDO.- Adios, que te vaya bien.
ESPOSA.- Gracias.
MARIDO.- Adios.
ESPOSA.- Avos también.
MARIDO.- A mí también qué?
ESPOSA.- Que te vaya bien.
ESPOSO.- Gracias.
ESPOSA.- Valió la pena, no es cierto?
MARIDO.- Qué?
ESPOSA.- Habernos conocido…y haber lavado tantas cuazuelas y ollas y tazas y…
MARIDO.- Bueno, según como lo veas. La verdad que nunca aprendiste a lavarlos
bien.
ESPOSA.- Adios.
MARIDO.- Pensemos que si.
ESPOSA.- Si qué?
371
Antologia del Teatro Nicaragüense
MARIDO.- Si valió la pena, especialmente cuando se volvían a usar y estaban
limpios sobre el fregadero, para después volverse a ensuciar.
ESPOSA.- si…(silencio) Adios.
MARIDO.- Adios.
ESPOSA.- (Sale)
MARIDO.- Espera¡
ESPOSA.- Ya es tarde. Adios. (ruido del tren arracando)
Oscuro
ESCENA VII
AMBOS.- ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Se fue, se fue!
JOSEFINA.- (Percatándose) Pero ella no quebró ningún plato.
ARMENIO.- Tiene usted razón. Tenemos que regresar.
JOSEFINA.- No hace falta. (Saca de su saco un plato y lo quiebra con fuerza) Ya
está, era lo que me quedaba de mi casa.
Se escucha una voz en off que dice "Estación Cienfuegos".
ARMENIO.- (Recogiendo sus cosas) Ha sido un placer conocerla. Le agradezco
mucho su compañía.
JOSEFINA.- (Desconcertada) ¿Cómo así? ¿Se baja usted? Pensé que continuaría
el viaje conmigo.
ARMENIO.- Lo siento mucho. Pero es preciso que prosiga mi camino.
JOSEFINA.- O sea, seguir buscando y remendando su calcetín.
ARMENIO.- Usted lo ha dicho. Le deseo que finalmente encuentre un lugar plácido
y tranquilo que le permita tener muchos sueños.
JOSEFINA.- Pues si no hay nada que hacer, que le vaya bien. (Armenio semarcha).
¡Armenio! Para mí también ha sido un gran placer conocerlo. Armenio se marcha.
Ella está muy triste, muy triste, se asoma a la ventana. El tren se pone nuevamente
en marcha.
372
Antologia del Teatro Nicaragüense
Oscuro.
ESCENA VIII
Ella se sienta lentamente. Se percata que tiene unpequeño agujero en su media, se
la quita, busca hilo y aguja en su saco de tela y empieza a coserla. Se escucha una
voz en off de una anciana. Cambio de luz.
ABUELA.-Con los hombres hay que tener mucho cuidado mi niña. Si uno se
descuida a ellos le crece una cosa muy dura entre las piernas, una cosa tan dura
de que no hay manera de hacerla entender. Te prsigue, te hostiga, te presiona,
hasta que logran que una quede así, tatalmente con las carnes al aire, sin ninguna
protección. Cuando a los hombres les agarra esa esecie de agitación, los hombres
se vuelven malos, como diablos diría yo. Los ojos les brillan y les sale fuerza por
todas partes, es tanta su fuerza que pareen caballos desbocados, no miran a nadie,
ni nada, solo la mirada del deseo que te sigue persiguiendo. Lo sabré yo…que
muchas veces fui presa de ese terrible mal. Ay mi niña¡, como podremos hacer para
que vos no caigás en ese embrujo maldito de los hombres.
Es que a vees no se sabe ni por qué, de pronto les agarra eso. Una puede estar
tranquila, conversndo con ellos como personas decentes, pero de pronto el brilo en
los ojos, la energía que te mat, el aliento que se acerca, la fuerza que les aparece,
y la cosa esa dura, que empieza a crecer y crecer, cada vez más dura que parece
que te va atravesar todita. Y eo que nos damos cuenta que cambia de color, si la
vieras mi hijita, vos te morirías, se pone tanroja, tan roja, que parece sacada del
mismosimo infierno.
Oscuro.
ESCENA IX
Josefina suspira al terminar de recordar a su abuela. Ruido de freno del tren. Voz
en off que dice “Estación San Bernardo”. Sube Armenio, pero ahora luce diferente.
Viene cargando un par de maletines. Se le ve más animoso y distraído al mismo
tiempo.
ARMENIO.- ¿Le duele la cabeza? ¡Dolorelax es la solución! ¿Está cansado por la
jornada Intensa de trabajo? No se preocupe, le tenemos su solución: “Vitaminas
Forte-vida” solo basta un par de tomas y se sentirá como nuevo. ¿Le duelen las
canillas? “Canillín” le alivia el dolor de manera instantánea. Tiene calenturas, está
decaído, le ha picado un mosquito: “Denguín” le resuelve su problema de manera
inmediata, solo necesita tres aplicaciones y usted estará reestablecido. (Hacia
373
Antologia del Teatro Nicaragüense
Josefina) Señora, ¿necesita usted pomada para la alergia? ¿Desinflamatorio para
las articulaciones?¿ Crema concha nácar para las manchas de la piel?
JOSEFINA.- Armenio, ¿cómo le va?
ARMENIO.- Disculpe, señora, pero creo que me está confundiendo. Digo, es que
no han tenido la dicha de presentarnos.
JOSEFINA.- ¡Ay Armenio! ¡No se haga el desentendido!
ARMENIO.- Disculpe, ¿nos conocemos?
JOSEFINA.- Pero si estuvimos conversando largamente hace un par de horas,
antes de que usted se bajara en la estación Cienfuegos, ¿no lo recuerda?
ARMENIO.- No señora, no lo recuerdo, creo que me está confundiendo.
JOSEFINA.- No, no lo creo, hasta nos imaginamos juntos a su vecina cuando se
despidió de su marido. ¿No lo recuerda?
ARMENIO.- ¿Vecina? ¿Cuál vecina? Señora, lo que usted necesita son unas gotas
matutinas que le ayudarán a limpiar su memoria. Con los años suele suceder que
uno no solo tiende a olvidar ciertos capítulos importantes de su vida, sino que ante
la ausencia de esos momentos desmemoriados uno los cubre con fantasías, con
imágenes recreadas, con cosas que no vivimos pero que nos hubiera gustado vivir,
con hazañas que no fuimos capaces de realizar, con impulsos que retuvimos por
falta de coraje, con las ganas de darle continuidad a algo que no dijimos, que lo
pensamos pero no lo dijimos, alguna palabra retenida justo ahí entre los dientes,
pero que no fuimos capaces de decirla. Entonces inventamos la realidad y a veces
hasta la soñamos. Pero no se preocupe señora, ¿cómo es que se llama?
JOSEFINA.- (Muy seria) Josefina.
ARMENIO.- ¡Josefina! Bien, muy bien, bonito nombre. José.... Fina, fina, finísima
de José. ¿Algún pariente suyo se llamaba José?
JOSEFINA.- (Continúa seria) Ninguno.
ARMENIO.- ¡Tanto mejor! A usted le tocó el honor de estrenar el nombre,
es
usted una iniciadora, se ha ganado un gran premio: “Memoril” para que pueda
combatir esos sueños que la atormentan y no esté cambiando tanto la realidad.
¡Tontona! ¡No vaya a confundirse usted, mire bien, que no estoy diciendo tetona! El
respeto a la mujer es lo primero, lo primero, antes morirme que irrespetar a una
mujer. A una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa. Rosa de mis amores,
rosa, rosita, color de rosa, (saca una pintura de labios) pintura de labios de color
374
Antologia del Teatro Nicaragüense
rosa para sus labios rosados, le quedarán radiantes, carnosos, brillantes,
aromáticos, antojadizos, suaves, esplendorosos. Por tan solo tres pesos cincuenta.
JOSEFINA.- No me interesa.
ARMENIO.- ¿Falta de interés? ¿Desgano? ¿Apatía? No pierda su tiempo: “Aceite
de hígado de bacalao” excelente para levantar el ánimo en un dos por tres. Más
tarda usted en tomarlo que el jarabe en levantarla como si fuera un milagro, todo le
parecerá diferente, los colores serán más intensos, el sol calentará con mayor
energía, tendrá ganas de comer, de brincar, de bailar... cha, cha, cha.
JOSEFINA.- (Visiblemente molesta) Podría dejarme en paz, por favor.
ARMENIO.- Paz... tranquilidad interior, tome...
JOSEFINA.- (Gritándole) ¡O me deja en paz o llamaré a seguridad!
ARMENIO.- Está bien, está bien, disculpe.
Silencio
JOSEFINA.- Le compro sus zapatos. Por favor enséñemelos.
ARMENIO.- Señora, mis zapatos no están en venta, en cambio si lo que necesita
usted son un par de pantuflas italianas...
JOSEFINA.- No, necesito que me enseñe sus zapatos. (Él se los quita de mala
manera. Al quitárselos nos percatamos de que uno de sus dedos sale del calcetín.)
Tiene roto el calcetín, ¿ya se dio cuenta?
ARMENIO.- ¿Cómo dice?
JOSEFINA.- Que si ya se dio cuenta que uno de sus dedos ha roto su calcetín.
ARMENIO.- (Percatándose) ¡Ay Dios mío! Tiene usted razón.
JOSEFINA.- (Riéndose) Discúlpeme, ya se me pasará.
ARMENIO.- Le parezco gracioso ¿verdad? ¿Es que acaso soy un payaso,
qué
o
JOSEFINA.- No, no,discúlpeme (tratando decontrolar la risa) ya se me pasará.
¿Ya se acuerda usted de mí?
ARMENIO.- ¿Vive usted en la calle San Lorenzo?
375
Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.- No.
ARMENIO.- ¡Casa número 113!
JOSEFINA.- No.
ARMENIO.- ¿De casualidad nosale usted a caminar todas las mañanas?
JOSEFINA.- ¡Me está usted confundiendo!
ARMENIO.- (Apenado) Por supuesto, usted es la mujer que se parece tanto a la
que era mi vecina en la calle San Lorenzo. Es increíble, se parece tanto a usted. Si
usted no me lo dice, casi podría jurar que usted es ella.
JOSEFINA.- No me cambie de tema, por qué se hacía el que no me conocía.
ARMENIO.- Bueno, no es exactamente así, loque sucede es que... (Voltea
misterioso). ¿No hay nadie por aquí cerca?
JOSEFINA.- No, ¿por qué?
ARMENIO.- No, no por nada (continúa volteando, en susurro) Las instrucciones
que hemos recibido es que entrar en confianza con los posibles clientes, oiga ¿no
escuchó un ruido extraño?
JOSEFINA.- No, ¿por qué?
ARMENIO.- No, no, por nada. Le decía que entrar en confianza con los clientes
puede ser muy peligroso. ¿Está segura?
JOSEFINA.- ¡Que sí! ¡Que no hay nadie!
ARMENIO.- Las instrucciones son muy precisas.
JOSEFINA.- ¿Las instrucciones de quién?
ARMENIO.- De los jefes, (bajito) están en todas partes.
JOSEFINA.- Ah, ¿si?
ARMENIO.- Sí.
JOSEFINA.- ¿A qué se refiere con peligroso?
376
Antologia del Teatro Nicaragüense
ARMENIO.- Al conocer digamos más... íntimamente a alguien, se corre el riesgo de
que nos podamos ablandar, y entonces al estar ablandados no estaremos
preparados para poder vender. Y aunque este vagón esté prácticamente vacío,
nunca se sabe donde puede haber algún espía. Y eso de quedarse sin trabajo es
algo muy serio. ¿No le parece?
JOSEFINA.- Es por eso que usted pierde con frecuencia la memoria.
ARMENIO.- Por eso y por otras cosas más.
(Se escucha voz en off: “Pedimos disculpas, el tren ha sufrido un desperfecto y
estará parado por tiempo indefinido”. Josefina se levanta muy inquieta, camina por
todo el tren desesperada. De nuevo la voz: el trencontinúa su trayecto. Ella se
tranquiliza)
JOSEFINA.- (Asomándose por la ventana) Estos tejados aparecen arañados por la
tarde. Y esa nibe de polvo parece arrastrar todo vestigio de....
ARMENIO.- (Interrumpiéndola) Esperanza.
JOSEFINA.- ¿Dijo esperanza?
ARMENIO.- Si, dije esperanza.
Oscuro
ESCENA X
Mismo tren. Entra una mujer de unos cuarenta años corriendo por el pasillo, se le
ve nerviosa y asustada. La acompaña un joven.
MUJER.- ¡Vení rápido hijo! Sentáte aquí!
JOVEN.- ¿Crees que nos encuentre?
MUJER.- ¡Calláte! ¡Nos puede oír! (Se sientan en un rincón del tren)
JOVEN.- ¡Ya verás mamá que todo será diferente! Cuando lleguemos, podremos
empezar una nueva vida. Te haré galletas de avena por las tardes cuando regrese
de la escuela, te contaré un cuento y te leeré mis poemas. Ya verás mamá, que
todo va a ser diferente! Ya no tendrás que preocuparte por los gritos, ni los golpes
sobre la mesa, ni los zapatos sucios sobre el pasillo, ni la mirada turbia y el aliento
alcohólico. Estaré yo, madre, a tu lado, cuidándote.
377
Antologia del Teatro Nicaragüense
MUJER.- Gracias hijo, escucharte me da una gran tranquilidad.
La mujer se levanta con mucho cuidado, se asoma a la ventanita interior que colinda
con el otro vagón, regresa corriendo a sentarse.
MUJER.-
¡Ahí está! ¡Dios mío, ahí está!
JOVEN.- ¡Pero cómo pudo subirse! ¡Ya había arrancado el
tren!
MUJER.- ¡No lo sé! ¡Esta vez me va a matar!
JOVEN.-Tal vez se devuelve, mamá.
MUJER.- ¡Ahí viene! ¡Tenés
que hacer algo! ¡Se acerca! ¡Se acerca! Hijo, por
favor no vayas a permitir que me vuelva a golpear. Tengo miedo, por favor hijo,
¡tenés que hacer algo!
JOVEN.- ¡Llamaré a seguridad!
MADRE.- No hay seguridad! ¡Dios mío, está acercándose!(Jala el freno de
emergencia y hace parar el tren. Se baja corriendo. Al bajarse se le cae el sombrero)
JOVEN.- (Gritandodesde la ventana, viendo la escena) ¡Dejála en paz cabrón!
Dejála en paz! ¡No, por favor, no le hagas dañoooooooooooo! ¡Madre! ¡Corré mamá!
¡Corré!
MADRE.- (Off) ¡¡¡Hijo, ayudáme, ayudámeü! ¡Ay! ¡ ¡Ay!!
JOVEN.- Soltála, imbécil, soltála! (Sigue gritando a medida que va quedando
paralizado).
Oscuro
ESCENA XI
JOSEFINA.- ¿Qué pasó después de aquel día?
ARMENIO.- Nunca más la volví a ver.
JOSEFINA.- ¿Cómo así?
ARMENIO.- Supe que estuvo muy enferma, que mipadremurió. Que ellatuvo que
trabajar muy duro para asumir las deudas que él dejó. Que de tanto planchar y
coser le dio una artritis primero en las manos, después en todo el cuerpo. Que está
viviendo en un cuarto muy humilde y que está muy sola.
378
Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.-¿Y por qué no la visitás? Debe estar esperando por vos.
ARMENIO.- Si, lo sé, pero no puedo, no puedo. Siento tanta vergüenza que no
puedo.
JOSEFINA.-Eras muy joven, y estoy segura que ella lo va a entender.
ARMENIO.- No lo sé, no lo sé. No puedo entender como me quedé parado sin hacer
nada, mientras veía como mi padre la golpeaba brutalmente. Cada vez que lo
recuerdo me detesto más.
JOSEFINA.-A veces el miedo nos paraliza.
ARMENIO.- No puedo borrar la imagen de sus ojos implorándome que hiciera algo,
y yo ahí parado, solo observando cómo la humillaba y la golpeaba. No, no lo soporto.
JOSEFINA.-No perdás el tiempo, Armenio. Corré en la próxima estación y ve junto
a ella. Después puede ser muy tarde. (Se levanta, intenta jalar el freno de
emergencia.)
ARMENIO.- (Empujándola) ¡Qué hacés mujer! ¡Qué hacés!
JOSEFINA.-Parando el tren para que podás bajarte a encontrarte con ella.
ARMENIO.- No por favor, no lo hagás.
JOSEFINA.-Es tu oportunidad. El único lugar donde uno puede recuperar su
dignidad es en el lugar donde la perdió.
ARMENIO.- Tengo miedo.
Oscuro
ESCENA XII
JOSEFINA.- Cando era niña, odiab mis cumpleaños. Me sentaba en el sofá de la
casa y pasaba horas esperando que alguien se acordara de felicitarme. El día se
me iba con una lentitu difícil de discribir. Cerraba los ojos y los volvía abrircon la
esperanza de que fuera otro día, pero el día seguía ahí ycon él mi cumpleaños. Con
el tiempo me topé con el cuento “Alicia en el País de las maravillas” y desde
entonces quedé fascinada, al descubrir que una podría celebrar su día de no
cumpleaños.
oscuro
379
Antologia del Teatro Nicaragüense
ESCENA XIII
Armenio se levanta, baja dos escalones y se regresa. Rpite la acción una y otra
vez.
ESCENA XIV
Josefina intenta dormir, de varias maneras. A veces lo logra a veces no.
ESCENA XV
Se escucha el bolero “Ay amor ya no me quieras tanto”. Una mujer baila con un
hombre de manera romántica. Hablan mientras bailan.
MUJER- ¿Algún día dejarás de quererme?
HOMBRE.- No, nunca dejaré de quererte.
MUJER.- ¿Por qué me querés tanto?
HOMBRE.- Nolo sé.... Quizá porque sos especial.
MUJER.- ¿Especial? ¿Cómo así?
HOMBRE.- Sos como sos. Auténtica, libre, sincera, independiente, segura.
MUJER.- (Insegura) ¿Te parece?
HOMBRE.- Nosolo me parece, sino que estoy completamente convencido. Me
seduces cuando te veo trabajando en tus propios proyectos, cuando sueñas,
cuando te sales por las noches a caminar libremente, cuando regresas de un viaje
con una sonrisa dibujada en la cara y una pila de anécdotas en tu equipaje de mano.
MUJER.- ¿De qué mujer estás hablando? ¿Estás soñando?
HOMBRE.- ¿Por qué decís eso, mujer?
MUJER.- Porque yo no trabajo sino en la cocina y en los baños de la casa, porque
no camino por las noches porque si no me matarías, porque nunca he viajado más
lejos que al supermercado y la dry’ clean.
HOMBRE.-No jugués con mi amor, ni con mis sentimientos.
380
Antologia del Teatro Nicaragüense
MUJER.- Pero si yo no estoy jugando, te estoy diciendo la puritita verdad. Además,
soy tan insegura, todo me da miedo. Llevo años soñando con irme de tu lado y sin
embargo sigo aquí, a tu lado.
HOMBRE.- Por eso te quiero tanto mujer, ¡te quiero tanto!
MUJER.- ¡Ay amor, ya no me quieras tanto!
Oscuro
ESCENA XVI
Josefina sac diferentes cosas del saco, las observa y las tira poco a poco por la
ventana.
JOSEFINA.- Los golpes duelen, pero el agua limpia. Desde entonces me baño
tres o cuatro veces al día y tomo agua sin parar. El agua elimina mis toxinas, sacude
mis recuerdos y arranca las costras. Tengo la suerte de tener una excelente ducha,
con chorro muy fuerte y agua bien fría, el agua fría es buena para la piel, te endurece
los músculos y tonifica los nervios, también te ayuda a la buena circulación, impide
que te salgan morados. Disimula las ojeras y levanta el ánimo, aplaca los malos
pensamientos y los deseos de venganza.
Los golpes duelen pero el agua limpia.
Oscuro
ESCENA XVIII
ARMENIO.- Alguien decía que cada quien es dueño de su propio miedo, no
recuerdo donde lo escuché, pero no tenía razón. Cuando uno tiene miedo, uno no
es dueño de nada, ni siquiera de dejar de tenerlo. Uno se pregunta por qué tenemos
miedo, o mejor dicho, a qué le tenemos miedo. Solo hasta ahora lo comprendo:
Sencillamente es miedo a ser rechazados. Pero si uno ha vivido con el desprecio a
cuestas, sin la palabra amiga, uno se vuelve a preguntar: ¿Es que acaso existe más
rechazo que éste?
Oscuro
381
Antologia del Teatro Nicaragüense
ESCENA XVIII
Armenio está tranquilo, entra Josefina y le entrega unas flores.
JOSEFINA.-Tenga
ARMENIO.- Gracias
JOSEFINA.-¡Cómo que gracias! ¡Regálemelas!
ARMENIO.- (Dándole por su lado) Tenga.
JOSEFINA.- (Emocionada) Muchas gracias Armenio.(Transición) Ahora déme un
beso. (Armenio le da un beso en la mejilla, ella se molesta) No, así no, así (le da un
beso en la boca)
ARMENIO.- (Aventándola) Pero que le pasa. ¿Está usted loca?
JOSEFINA.- Pensé que con un beso suyo podría deshacermesin dolor de mi
carga, pero no es así, ¿verdad?
ARMENIO.- No, no es así.
JOSEFINA.- Estoy apenada. Tendré que buscar otra manera de encontrar...
ARMENIO.- El valor
JOSEFINA.-¿Cómo dijo?
ARMENIO.- Dije el valor, el primer paso hacia...
LOS DOS.- ¿La libertad?
ARMENIO.- Usted lo dijo.
JOSEFINA.- Y usted también.
Oscuro
382
Antologia del Teatro Nicaragüense
ESCENA XIX
Josefina entra.
ARMENIO.- Sus ojos están cambiando,ahoratienen un cierto brillo.
JOSEFINA.- (Coqueta) ¿Le parece?
ARMENIO.- Sí, me parece.
JOSEFINA.- ¿Le gusta? Es hermoso, ¿no? (Le enseña
un sombrero antiguo)
ARMENIO.-¿Dónde lo encontró?
JOSEFINA.-Estaba aquí, entre estos asientos. Solo un sombrero se necesita para
emprender el camino. Ponérselo sobre la cabeza acaricia los pensamientos, les da
abrigo... Es cuando estamos listos para iniciar el viaje. Caminar ligeros de equipaje,
fundirnos en el destino.
ARMENIO.- ¿Por qué habla tan bonito? Como si uno leyera un libro de poesía o
algo así. ¿Por qué no habla como en la vida real?
JOSEFINA.-¿Por qué no hablo como en la vida real?... ¿Por qué no hablo como
en la vida real?... Por qué?... (En la medida que va repitiendo la frase va
recordando.)
Oscuro
ESCENA XX
Josefina está inquieta, es de noche, no puede dormir. Se asoma permanentemente
a una ventana. Entra su marido borracho.
MARIDO DE JOSEFINA.- ¡Josefina! Josefina! ¡Vení para acá, que te quiero coger!
JOSEFINA.- ¡Es muy noche y estoy muy cansada, estaba muy preocupada por
vos! ¿Por qué no me avisaste que vendrías tan tarde?, pensé que habías tenido un
accidente.
MARIDO.- ¡Desde cuándo yo tengo que darte explicaciones a vos! ¡Solo eso me
faltaba! ¡Vení para acá vieja charraluda! ¡Vení que te quiero coger! (La agarra por
la fuerza y la restriega contra ella. Ella se deja hacer con repulsión. La situación se
vuelve patética porque intenta tener relaciones y no puede por su borrachera).
383
Antologia del Teatro Nicaragüense
JOSEFINA.- ¡Ahora no! ¡Ahora no! No estás en condiciones, José. Ahora necesitás
descansar. Ya mañana será otro día. (Se va a acostar)
MARIDO.-¡Mierda! ¡Levantáte de esa cama y dame de hartar! ¿O qué? ¿Querés
que te pijée? ¿Eso es lo que te gusta, verdad? ¡Hijueputa! ¡Apuráte mujer! ¡Parecés
una estúpida cuando caminás! ¡Ya te voy a dar tu verga! Eso es lo que querés,
¿verdad? ¡Que te dé por el culo! ¡Como una perra! ¡Limpiá esta mierda de casa,
levantáte hijueputa, levantáte hijueputa! ¿Qué crees? ¿Que no me di cuenta que
estabas hablando mal de mí con la putísima de tu amiga! ¿Quién sos vos para
quejarte? ¿Quién sos vos? Si vos no vales ni mierda, ¿me oís? ¡Me cago de la risa
imaginándote sola por la vida! ¡No llegarías ni a la esquina, cabrona! ¡Ni a la
esquina, hijueputa! ¡Y tráeme una cerveza! ¡Y bien helada!
Oscuro
ESCENA XXI
JOSEFINA.- ¿Por qué no hablo como en la vida real?.... (Cambiando de tema y
entregándole el sombrero). Tenga Armenio, entrégueselo a ella, le dará gusto.
ARMENIO.- Era de mi madre. Sí, creo que se lo entregaré.
JOSEFINA.- Es una excelente idea, Armenio. No pierda el tiempo. Yo tendré que
encontrar mi propio camino.
Silencio. Se escucha una voz en off, “Ultima estación: Estación Pinos Nuevos”.
ARMENIO.- Adiós.
JOSEFINA.- Adiós.
ARMENIO.- Es la despedida, ¿cierto?
JOSEFINA.- Si, es la despedida. (Silencio) ¿Podrá bajarse sin volverse a subir?
ARMENIO.- Al menos lo intentaré. Es la ventaja de los que no tenemos nada
más que perder. ¿Y usted?
JOSEFINA.- ¿Yo? Yo estoy aquí.
ARMENIO.-
¿Y eso es bueno?
JOSEFINA.- Creo que sí. Yo estoy aquí, mi antigua vida está allá. Al menos es un
principio
384
Antologia del Teatro Nicaragüense
Silencio
ARMENIO.- (Asomándose por la ventana) ¿Vio la oropéndola pasar?
JOSEFINA.-
Sí, Armenio, la estoy viendo... la estoy viendo...
La escena se va oscureciendo lentamente mientras que escuchamos el bolero “Ay
Amor, ya no me quieras tanto. ”
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Antologia del Teatro Nicaragüense
PERDÓN
Luis Harald Agurto
386
Antologia del Teatro Nicaragüense
PERDÓN
Luis Harold Agurto
(Monologo para una mujer insegura de su seguridad o viceversa)
Al empezar a entrar el público a la sala, una mujer joven está en las primeras filas,
inquieta. Busca entre la multitud con impaciencia, sin embargo no con tanta
notoriedad. Tomará asiento por breves momentos y al levantarse siempre dejara
sobre su butaca una pequeña caja de cartón cuando considere necesario interpelara
al público que ya la habrá empezado a notar.
¡Perdón! Sé que algunos de ustedes estaban buscando la campanilla para tirar de
ella y que el actor en este caso la actriz, continúe como en el monologo de Becket.
No hay campanilla, lo que ocurre es que me buscaban entre ustedes. Porque esta
que está aquí; no está conforme, no del todo. Es curioso porque entre más lo
observaba, más se escondían.
Encontré en muchas miradas…! Nada! Bueno cansancio; no agotamiento físico que
tiene remedio con unas cuantas horas de sueño. Sino… perdida de la identidad que
es grave. Si yo hubiera entrado a lo mío; hubiera percibido a una masa, un tumulto
difuso de seres que aparentemente no me importan; hubiera vaciado mi monologo
y a casa todos contentos. Pero al verlos detenidamente me ha entrado una angustia.
Angustia de no saber realmente en qué lugar, posición, parcela, o estación de la
vida me encuentro. Entonces los he observado para transgredir las reglas, ya que
en un monologo el observado es el actor… actriz en mi caso. ¿Qué se siente ser
observado? ¿Saberse responsable de millares de parpadeos y aun así permaneces
ajeno al fluir de la vida? Lo mismo me he preguntado, pero no tiene sentido puesto
que mi trabajo es ser observada.
Hubiera empezado mi monologo con la frase ¡perdón! Porque en serio, así
comienza el texto. La actriz entra a escena, observa detenidamente al público y dice
¡perdón! Pero los he observado en serio… yo… la actriz. La memoria entonces me
ha jugado una mala pasada preguntándome de repente ¿perdón por qué? Es
decir… mi perdón del monologo no el perdón en serio. Después de pedir perdón el
personaje abre la pequeña cajita; esta, y romperá en el transcurso de la pieza, las
cartas que irán haciendo que el personaje libere de ese amor incorpóreo pero
necesario para lograr encontrarse a si misma. Porque aquí entre nosotros y sin que
lo vaya a saber el director, este monologo lo escribió una aguerrida feminista ¡Vaya!
soy mujer y no tengo nada en contra del feminismo. Y todo este asunto de género,
de tuyo y mío, de rosa y celeste, de fresa y chocolate, no están sencillo.
387
Antologia del Teatro Nicaragüense
¿Qué es la identidad? Será levantarnos una mañana cualquiera, vernos al espejo y
repetirnos “esta soy yo” como si ayer no hubiera sido la misma. ? ¿se es una misma
todos los días? O ¿lunes, miércoles y viernes nos enamoramos y los días restantes
leemos los diarios, nos conectamos a internet y nos desamoramos, nos
despegamos, cortamos el ombligo de la realidad? Esa es mi angustia. Mi angustia
ahora, de momento, de aquí en este escenario frente a ustedes.
Sé que están pensando que este es el monologo; que la realidad es debatirme entre
la representación y la realidad. Que en alguno momento abandonare la escena y el
personaje habrá muerto por unas horas, por unos días, por meses; hasta que vuelva
una noche cualquiera, observe a otro público y diga ¡perdón! ¿Pero? ¿Las cartas?
Las habré roto y serán otras. ¿Dirán siempre lo mismo? O en realidad son solo
páginas en blanco, pretexto, utilería. Y ¿si es otra la actriz que asume el rol? Tendrá
otros miedos, otras angustias. Otras soluciones…de haberlas. O quizá solo dirá su
texto sin que le inquiete nada, sin que aparentemente el público le importe. A veces
cierro los ojos para escucharme por dentro, para que me lleguen retazos de frases
ya dichas, para que nada tenga sentido. Para que entre palabras y palabras alguna
canción se entrometa y me lleve de un sitio a otros en segundos. Cierro los ojos y
separo los sonidos de los ruidos, recorro la casa desde mi cama y la madrugada se
hace más espesa, escucho el goteo de la llave del lava manos, siento el sereno
sobre las láminas del zinc. ! Nada! Nada logra tranquilizarme. Es allí cuando siento
el terrible vacío, la necesidad de que me falta “algo” la necesidad de saber quién
soy realmente. Si mis pensamientos están en el cuerpo correcto, o se me ha
gastado parte de mi vida dejándome ser.
Es como salir a la calle y sentir que alguien nos busca y a la vez buscamos a ese
alguien. No la otra mitad nuestra porque somos lo que somos; nadie vive a medias,
bueno en realidad si, lo que quiero decir es que nadie vive partido por la mitad. Sino
que simplemente nos buscamos nosotros mismo en otras personas. Es un poco
complicado… ¿Alguien fuera de alguien? Es como el espejo en el cuento de Alicia.
Es una realidad al otro lado nuestro, es el lado inconsciente que está en nosotros y
a veces desea ser más que una inquietud o una necesidad. Entonces se asoma por
nuestra mirada y hacemos las cosas más absurdas que normalmente no
hacemos…ser
vulnerable,
escribir
poesía,
enamóranos
todos
los
días…llorar…besar con los ojos cerrado…mirar con insistencia; lo opuesto a
nosotros. Y nos odiamos, nos sabemos estúpidas, débiles, vulgares y cuanto
sinónimo evoque rechazo a la supuesta normalidad… aunque sintamos un placer
en el dolor, aunque luego nos embriague una sensación de agrado y paz. Aunque
nos levantemos una mañana desconociendo el orden que nos rodea; que nada nos
quede bien al momento de vestirnos; que nada parezca nuestro y sin embargo todo
nos pertenezca; hasta esta terrible soledad de abandono; hasta las ganas
tremendas de mandarlos todo a la mierda.
388
Antologia del Teatro Nicaragüense
Porque no es lo mismo el abandono que la soledad; el abandono puede ser un
castigo impuesto, ajeno a nosotros, en cambio la soledad es voluntaria. Aunque
todo y nada nos signifique, que nos detengamos a observar a los otros… como lo
hago yo con ustedes. Y les pido perdón por sentirme infeliz, les pido perdón por no
encontrarme, perdón por sentirme vacía, por no ser capaz de interpretar este
monologo, como voy a encarnar al personaje si ni siquiera he podido encarnarme
yo.
La verdad es aquí, esta noche, no va haber monologo. Lo que si va haber es una
mujer preocupada por el tiempo. Angustiada por lo efímero de un gesto, por lo
maravilloso de una mirada sincera, de estas que pareciera que el alma se nos
escapara por los ojos. Que en las lágrimas otro ser opuesto al nuestro se hiciera
líquido. ¿Alguna vez han despertado a las tres de la madrugada y pensado que el
amor de sus vidas esta con la persona equivocada, y aun así han deseado que sea
feliz? Dichosos, porque esta que esta frente a ustedes siente como el corazón
golpea con insistencia en un tórax vacío mientras las manos se me vuelven cada
vez más frías.
A veces me llega con claridad el gesto y lo encuentro y lo dibujo tomándome por la
cintura, arañándome la espalda, mojando m boca apenas entreabierta, para luego
someterme a largos silencios y a atroces incertidumbres. He tratado de adivinar su
rostro pero se me desdibuja en los amaneceres y se me hace más necesario en las
tardes, tan necesario que ya en las noches me aferro a cualquier pretexto que tenga
nombre y apellido, brazos y todo lo palpable posible; hasta que fracaso una vez más
intentando en cada relación encontrar lo que no he perdido, sumándome en la
desolación y volviéndome cada vez más mala e insensible, corriente y
vulgar…aunque me agrade y no sepa el porqué.
Ya me ven parada aquí frente a ustedes; sola y desprotegida, sin más recursos que
mi voz y mi cuerpo. Como único punto de apoyo, esta pequeña cajita de cartón que
ni siquiera ha tenido la curiosidad de abrir. Digo curiosidad, porque aún no se el
efecto real que estas cartas provoquen en mí. Es decir, el efecto verdadero en esta
que ahora soy, en la que me he convertido esta noche frente a ustedes. En otras
palabras, en la mujer común y corriente que se ha sincerado y mostrado su soledad
y su búsqueda, su aparente búsqueda, porque no sabe cuándo empezó a darse
cuenta que hasta cierto punto absurdo interpretar otra vida, cuando siempre le ha
huido a la propia, cuando ya no sabe si es texto aprendido o es su simple realidad
tan parecida a la del personaje.
389
Antologia del Teatro Nicaragüense
Asúmanos que esta rebeldía la debieran hacer todos los actores, actriz en mi caso,
que se consideran honesta frente a un público que se ha pagado la entrada, que
habrá dejado asuntos pendientes para venir al teatro a olvidarse un poco de sus
contrariedades, y dejar atrapar por las luces y la magia de una aparente ficción. Y
se encuentra al final de la noche frete a un actriz/ mujer que se debate entre la
preocupación de asumir que una vez que la función termine, se verá sola por la
avenida desierta; entonces todos ¡BRAVO! ¡GENIAL! Habrán sido como Ala-Seltzer
en una copa de agua al tiempo. Pero ustedes han venido a ver teatro y eso va a ver.
No soy quien para que egoístamente en un arrebato de desesperación, de querer
contarles lo que me sucede, privarlos de un texto modesto pero bien escrito; tanto
así que me he llevado a sumergirme en el existencialismo más brutal, escuchando
una voz me llama y no sé de dónde. Esperar unos brazos que me estrechen y no
logro reconocerlos entre tantos brazos que agitan por las calles, entre tantos brazos
quietos, brazos dormidos, cruzados, cansados, incluyendo los brazos de ustedes
ahí sentado, quietos como siempre. Desear unos labios entreabiertos, y buscar en
ellos ese sabor que desconozco pero que sobre reconocer una vez que se posen
en los míos. ¿No se está jodida si? Es grave el asunto, esperemos que esta caja
con sus cartas me dé una luz, si acaso no las respuestas, de haberlas.
¡Ay! Si aparecieran un instante, pequeños. Si te asomaras con cautela a estas
manos que te aguardan, si a ratos sintieras mi ausencia. Si te juraras por lo menos
una y otra vez que no te inquieto, tendría por lo menos un puntito de mostaza, un
apoyo, una vulnerabilidad. Tuya para entender de que estas hecho y así acercarme
a vos. Si solamente me tocaras el corazón. Si solamente pusieras tu boca en mi
corazón, tu fina boca, tus dientes. Si pusieras tu lengua carnosa y roja como vagina,
allí donde mi corazón polvoriento golpea. Si soplaras en mi corazón cerca del mar,
llorando… sonaría como aguas vacilantes, como a ojos tristes. Sonaría como a vos
y yo. Sonaría como eso que somos, dos de antes, dos de ahora. Si posaras con tu
mirada en mi cansado corazón, si tan solo lo palparas con tus tiernas pestañas no
importaría el día de mañana, sé que están pensando que estoy loca, que nada tiene
sentido. Que es imposible este amor del pecho, hacia adentro, incorpóreo. Pero a
veces me siento yo misma mi amante, me hablo quedito para olor distinto al mío, un
olor a café y sabanas recién estrenada, no es narcisismo lo mío, es soledad
compartida. A veces me abandona y paso noches terribles buscando su olor entre
las multitudes. Ahora mismo al entrar y pedirles perdón, creí haberlo visto entre
ustedes. Hace semanas que no lo siento, que es como no sentirme. Lo evoque
entonces en las madrugas frente a la enorme venta, enciendo mis cigarros con las
estrellas, dejando escapa los suspiros en bocanadas, sumando lágrimas y cenizas.
Empequeñeciendo para que mi gran amor no lo comprometiera, para que toso el
siguiera siendo el. El horóscopo y las cartas del tarot le son indiferentes, son
390
Antologia del Teatro Nicaragüense
augurios de malos amores. Entonces había que trazar una estrategia, sitiar una
calle, una esquina.
Observándolo desde todos los ángulos posibles, hurgar en las taza de café, es decir,
dejar de ser para que no me notara., no por ahora. ¡Cuídate! Me dije entonces.
Aprende a disimular la pena, el antojo, la sonrisa de gratitud. Asegurarte que tu
abrazo no lo estruje demasiado. No celebres efusivamente el triunfo de otro día que
acaba. Entonces quizás lo vuelvas tangible, palpable, capricho. Convencerlo que su
imagen es ante todo la tuya. Entonces decidí observar los pájaros. Me distraje con
los barcos a lo lejos. Las nubes acrecentaron el temor de que nada es para siempre.
Fue así que para nada suyo le fuera exclusivo, para que sus adioses no sonaran
notorios, ni sus llegadas pomposas, le escribí estas traiciones. (Muestras la caja
hacia el público. Luego la coloca en el centro de la escena. Inicia e mutis pero
regresa un poco) A veces sus palabras suelen parecerse a sus manos suaves,
temerosas. Suelen ser hojas secas, temblor de espinas, suspiros amarillos en tardes
sin color. ¡Perdón! Pero sus palabras que no dejan de ser las mías, me hieren
todavía. (Sale. La pequeña cajita queda desprotegida en la escena vacía. Se
produce el oscuro y se escucha en off: Lo que ocurre es que me busca entre
ustedes, pero igual que la caja, nunca se abrieron hacia mí).
TELÓN
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