Boletín Digital – Nº242

Boletín Nº242
Desde el Programa Educación y Memoria del Ministerio de Educación porteño hoy recordamos el bombardeo por parte de las fuerzas
armadas de nuestro país a la Plaza de Mayo en el año 1955. En este acto de terrorismo, que registra pocos antecedentes en la historia
mundial, miembros de las fuerzas armadas con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaran sus bombas y
ametrallaran a civiles, como forma de poner orden y paso previo a la toma del poder. El plan de los golpistas comprendía no sólo el
bombardeo de la Casa de Gobierno, sino el copamiento por parte de civiles de edificios públicos y emisoras radiales, el alzamiento de las
unidades de Entre Ríos, la movilización de las unidades de la Escuela de Artillería y de Aviación de Córdoba, el alzamiento de la base
naval de Puerto Belgrano, el despliegue de unidades de Infantería de Marina.
El desfile aéreo que se había organizado con motivo de desagraviar los destrozos que se habían hecho pocos días antes en la Catedral
porteña, fue aprovechado para bombardear la Casa de Gobierno. En la Plaza había transeúntes y algunas familias que se disponían a
presenciar el desfile aéreo cuando las primeras bombas cayeron a pocos metros de la Pirámide. Sobre la Casa Rosada cayeron en total
29 bombas. Otra de ellas destrozó un trolebús repleto de pasajeros. Al enterarse de los hechos, la Confederación General del Trabajo
convocó a la Plaza a defender al Gobierno.
El Presidente Juan domingo Perón trató de parar la movilización sin éxito, dado que a la tarde, eran cientos los trabajadores reunidos en
la histórica plaza, cuando una nueva oleada de aviones arrojó su carga de explosivos sobre la multitud. Si bien los golpistas fracasaron en
su propósito al ser sitiadas las tropas de la Marina el saldo del bombardeo fue de 308 muertos, en su mayoría civiles y más de 700
heridos. Por la noche, como reacción popular a los bombardeos y al rol opositor de la Iglesia, la Curia Metropolitana y varias parroquias,
fueron incendiadas. Esa noche el presidente habló por la cadena nacional de radio y televisión: “lo más indignante es que hayan tirado a mansalva contra el
pueblo. […] Les pido que refrenen su propia ira; que se muerdan, como me muerdo yo en estos momentos, que no cometan ningún
desmán. No nos perdonaríamos nosotros que a la infamia de nuestros enemigos le agregáramos nuestra propia infamia […]. Los que
tiraron contra el pueblo no son ni han sido jamás soldados argentinos, porque los soldados argentinos no son traidores y cobardes”.
Meses después los intentos golpistas lograron su objetivo hundiendo al país en una dictadura que compartió su matriz cívico­militar con la
que en 1976 devastó a nuestra sociedad.