el Muro y las viejas heridas sin sanar

mundo
La presidenta Michelle Bachelet dijo que Chile logró «reducir significativamente» los
incendios forestales más graves de su historia y comenzarán con la reconstrucción de
las zonas devastadas. Más de 20 000 personas participan en las labores de extinción de
incendios, junto a 40 aeronaves y dos de los aviones tanqueros más grandes del mundo
enviados por los gobiernos de Estados Unidos y Rusia.
febrero 2017
jueves 2
ee.uu.-méxico
El Muro y las viejas heridas sin sanar
La construcción de muros en la frontera entre Estados Unidos (derecha) y México (izquierda) es un asunto espinoso para ambos países. Foto: Notimex
elson concepción pérez
Donde ya existe una alta y electrificada valla que ocupa más de 1 000 kilómetros de los 3 200 de frontera que
separan México de Estados Unidos
por obra y gracia de la ocupación norteamericana en el siglo xix, donde el
primero perdió más de un 50 % de su
territorio, ahora el propio país usurpador ha decidido construir un costoso muro con una inversión superior a
los 10 000 millones de dólares.
Por supuesto, en ninguno de los argumentos utilizados por la nueva administración estadounidense para emprender la obra, se recurre a la historia
y a la humillación impuesta al país vecino cuando se le despojó de más de 2
millones de kilómetros cuadrados de su
área.
Lo que sí se ha dejado claro desde el
primer momento por Washington es
que «el muro lo tendrá que pagar México de cualquier forma».
Y, aunque han pasado casi dos siglos
de haberle extirpado a la nación azteca tierras y recursos minerales que hoy
dan esplendor a la potencia imperial, la
nueva imposición —por el método y el
objetivo— parecen dar continuidad al
anhelo expresado en el año 1804, por
el expresidente John Adams, quien dijo
que «[…] la gente de Kentucky está llena de ansias de empresa y aunque no
es pobre, siente la misma avidez de saqueo que dominó a los romanos en sus
mejores tiempos. México centellea ante
nuestros ojos. Lo único que esperamos
es ser dueños del mundo».
En unas Reflexiones publicadas el 10
de agosto del 2009, con el título Las bases yanquis y la soberanía latinoamericana, el líder de la Revolución Fidel
Castro escribía: «En 1848 arrebataron
a México más del 50 % de su territorio,
en una guerra de conquista contra el
país, militarmente débil, que los llevó a
ocupar la capital e imponerle humillantes condiciones de paz. En el territorio
arrebatado estaban las grandes reservas
de petróleo y gas que más tarde suministrarían a Estados Unidos durante
más de un siglo y lo siguen en parte suministrando…».
Y para no dejar ningún cabo suelto, en
1882, el gobierno de Estados Unidos le
impuso a México un tratado, según el
cual las fuerzas militares estadounidenses podían incursionar libremente en
su territorio.
Es parte de una historia que ni Latinoamérica ni el mundo deben olvidar
y mucho menos cuando en pleno siglo
xxi vemos claros indicios de reverdecer
aspiraciones imperiales, usando métodos de estos tiempos.
En el caso que nos ocupa, según la
bbc, una de las maneras para financiar
la obra —además de la posibilidad de
crear un impuesto del 20 % a las importaciones mexicanas— es echando mano
a las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían a sus familias.
Esto, por supuesto, empeorará la difícil situación financiera que viven muchos en la vecina nación y que dependen de ese dinero, que según datos del
Banco Central mexicano, supera los
25 000 millones de dólares al año.
Sean Spicer, portavoz del actual
mandatario estadounidense, citado
por la agencia rt, ha revelado que solo
con el impuesto a las importaciones
5
mexicanas, Washington podrá «ganar
10 000 millones de dólares anualmente. Será una verdadera fuente de financiación».
Por su parte, el presidente de México, Enrique Peña Nieto ha advertido:
«Lamento y repruebo la decisión de
ee.uu. de continuar la construcción de
un muro que desde hace años, lejos de
unirnos, nos divide. México no crea muros. Lo he dicho una y otra vez: México
no pagará ningún muro».
Se trata de levantar una muralla por
más de 3 218 kilómetros, que hasta hoy
han estado protegidos por altas y electrificadas vallas metálicas, testigo mudo
de la muerte de muchas personas que
en su afán por llegar al territorio vecino
han sido víctimas de las balas lanzadas
por los soldados norteamericanos que
vigilan día y noche.
Otra arista de este tema es la corrupción divulgada por una investigación del
diario The New York Times, que afirma
que hay miles de registros judiciales y
documentos internos que indican que
en los últimos diez años casi 200 empleados y trabajadores contratados por
el Departamento de Seguridad Nacional han recibido cerca de 15 millones de
dólares en forma de sobornos.
«No es bueno hablar de la construcción de muros o de una aplicación más
severa si no se puede asegurar la inte­
gridad del sistema de inmigración,
cuando se tiene fraude y corrupción
con ­sus propios empleados», indicó un
funcionario de asuntos internos del Departamento de Seguridad Nacional a la
citada agencia, quien prefirió guardarse
en anonimato.
El tema de la larga frontera entre México y Estados Unidos es tan complejo como su historia. Pero exponer a la
nación azteca a medidas hegemónicas,
discriminatorias y racistas más que solucionar el problema, solo conducirán
a recordar lo ocurrido dos siglos atrás
con la expropiación de la mitad de aquel
territorio por parte de su vecino, herida
que aún permanece abierta y sin sanar.
No puede ser la solución, la de encerrar con un costoso muro el derecho
universal del tránsito de personas y bienes a través de fronteras.
Denuncian asesinato de ecologistas en Honduras
tegucigalpa.–Honduras es
el país más peligroso para ser
defensor del medioambiente.
Un informe publicado ayer
por Global Witness, la ong
internacional que documenta los crímenes contra los eco­
logistas en el mundo, denuncia que «altos cargos políticos y élites empresariales» hondureños están ligados a una
«violenta represión» de activistas que defienden sus tierras.
La organización precisa que
123 ecologistas han sido asesinados en el país desde el
2010.
Global Witness señala que
los activistas han sido asesinados por «protestar contra
el expolio o la destrucción de
su tierra, sus bosques o sus
ríos, entre ellas la prominente activista indígena Berta
Cáceres», cuyo homicidio en
el 2016 «fue el primero en
pro­vocar un escándalo internacional».
Feminista, defensora indí­
gena, activista de derechos
hu­­manos, ambientalista, opo­
sitora gubernamental y lideresa del (no estatal) Consejo
Cívico de Organizaciones Po­
pulares e Indígenas de Honduras, Cáceres murió a balazos el 3 de marzo del 2016
en su casa del suroccidental
departamento de Intibucá.
«Los conflictos por la
A Alan García, uno de los ambientalistas hondureños, le dispararon en una protesta para frenar la
presa de Agua Zarca. Foto: El País
minería, las presas hidroeléctricas y la agroindustria son
las principales causas de estas
muertes y la mayoría de las
víctimas pertenece a grupos
indígenas y comunidades rurales», expone el texto.
Un elemento paralelo de
la crisis que sufren los ambientalistas es la inseguridad
que atrapa a los hondureños.
El Observatorio de la Violencia de la estatal Universidad Nacional Autónoma de
Honduras informó al diario
El País que sus proyecciones
preliminares revelan que el
año pasado hubo 5 154 ho­
micidios, con una tasa anual
de 59,1 asesinatos por cada
100 000 habitantes, y que en
el 2015 cerró con 5 148 casos
y un promedio de 60 por cada
100 000 personas.
Al recordar que Honduras
está cubierta de bosques y es
rica en minerales valiosos, el
informe puntualizó que el beneficio de la riqueza natural
«solo los disfruta un porcentaje muy reducido de la sociedad». «Honduras tiene los
niveles más altos de desigualdad de toda América Latina:
cerca de seis de cada diez
ho­gares de las zonas rurales
viven en condiciones de pobreza extrema, con menos de
2,50 dólares estadounidenses
al día», recalcó.