Flexbrick, el tejido cerámico

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Flexbrick, el tejido cerámico
Como industria queremos aprovechar la
oportunidad que nos brinda Informes de
la Construcción para presentarles a los lectores un ejemplo de éxito posible gracias a
una intensa y a veces insólita colaboración
de diferentes entes y personas del mundo
industrial, académico y profesional.
La idea embrionaria del tejido cerámico
Flexbrick nació hace años de la tesis doctoral del hoy doctor arquitecto Vicente Sarrablo, a partir de diferentes evoluciones
llevadas a cabo por él de otros sistemas con
cerámica armada, más o menos prefabricados, existentes en el mercado a nivel mundial. La idea estaba básicamente concebida
para construir bóvedas cerámicas de una
forma lo más industrializada posible que,
si bien no fue lo suficientemente acogida inicialmente por ningún fabricante de
materiales cerámicos de forma individual,
en cambio, desde una participación más
gremial surgió el primer episodio de colaboración en la evolución de este sistema
constructivo entre un arquitecto inventor
del producto y una asociación industrial, la
Asociación Nacional de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida (Hispalyt).
Durante años «el invento» sufrió una cierta
parálisis evolutiva y permaneció sin demasiados avances, hasta que surgió la posibilidad de experimentar la construcción de un
edificio real, la casa Mingo en Sant Martí de
Tous (Barcelona), donde se realizó la primera bóveda cerámica autoportante con tejido
cerámico. Ese primer «campo de batalla»
real, que financió en parte Hispalyt, dio pie
al desarrollo de nuevas aplicaciones, como
el acabado exterior de la cubierta con un
sistema totalmente prefabricado, la valla exterior de la parcela, gaviones que actuaban
como muro de contención y otros. A partir
de ahí aparecen una serie de colaboraciones
de distinta índole: fabricantes de elementos
cerámicos, fabricantes de prefabricados de
hormigón, arquitectos, ingenieros, universidades como la UIC y la UPC y fruto de éstas
se le empiezan a ver posibilidades comerciales reales al tejido cerámico.
Por diferentes motivos, finalmente dos
compañías, Cerámica Malpesa y Piera Ecocerámica, apuestan por desarrollar a fondo
el sistema y forman la sociedad Flexbrick,
S. L. Esa asociación en sí es un caso de colaboración singular, ya que las dos empresas
son competidores directos en el mercado
de los ladrillos cara vista, aunque las dos
entienden que Flexbrick es una apuesta de
futuro y ha de ser una evolución en el mundo de las fachadas cerámicas.
A partir de la creación de la nueva compañía
se han dedicado importantes esfuerzos económicos y se han seguido sumando ayudas
de la Administración e incorporando nuevas
colaboraciones como la de la industria de tejidos metálicos Estruch, que ha tenido una
importantísima implicación en el desarrollo
de la malla metálica en particular y del sistema en general. El resultado ha sido la transformación de un proyecto que inicialmente
sólo pretendía construir bóvedas portantes
con un cierto grado de industrialización hacia un sistema totalmente industrializado
capaz de realizar fachadas, cubiertas, pavi-
Revestimientos de Flexbrick en
la Casa Mingo de Sarrablo &
Colom arquitectos (foto: José
Hevia).
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Informes de la Construcción, Vol. 68, 544, n014, octubre-diciembre 2016. ISSN-L: 0020-0883
mentos, pérgolas, celosías y divisiones interiores entre muchas otras aplicaciones.
Bóveda con Flexbrick en la Casa
Mingo de Sarrablo & Colom
arquitectos (foto: José Hevia).
La última innovación del sistema, fruto de
la colaboración con industriales de otros
sectores, ha sido la inclusión en el sistema
de diferentes materiales como la madera, el
vidrio, los metales o el alabastro.
Hoy el sistema Flexbrick es una realidad
con proyectos realizados en varios países
de Europa y con una cartera de más de 100
estudios técnicos realizados en los cinco
continentes.
Entendemos que Flexbrick es un caso no
demasiado habitual, pero exitoso de colaboración a varios niveles. Decimos no demasiado habitual porque si bien es cierto
que sí lo son las colaboraciones en equipos multidisciplinares entre arquitectos e
ingenieros o entre centros tecnológicos e
industria, no lo son tanto los trabajos de
investigación en que confluyen disciplinas
tan diferentes y colaboraciones incluso de
industrias que a priori son competidoras.
Y la intervención de muchos de los clientes
arquitectos e ingenieros ha resultado decisiva en los avances del sistema.
Flexbrick en la escuela Virolai
Petit de Equipo Sarrablo
(foto: Joan Guillamat).
En el ADN de Flexbrick está el espíritu de
colaboración y trabajo en equipo: desde los
inicios hemos visto a todas las personas y
entes implicados como colaboradores, nunca como proveedores de bienes o servicios,
o como simples técnicos o asesores. Pensamos que la industria debe perder el miedo
a trabajar con otras industrias de otros sectores y dejar de verlas menos como competidoras y más como complementarias. Las
industrias que quieran implementar y aportar novedades al mercado, especialmente en
construcción, deben avanzar en esa dirección, dejar de lado la endogamia y entender
que muchas veces las soluciones están en la
confluencia y la simbiosis entre diferentes
elementos, materiales o tecnologías.
Luís Pinardel
Director de Flexbrick
Informes de la Construcción, Vol. 68, 544, n014, octubre-diciembre 2016. ISSN-L: 0020-0883
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