Editorial - Medios Obson

Jueves 20
NUDO GORDIANO
Editorial
11
Editor: Elvia Reyna
Coeditor gráfico: Sergio Ruiz Lima
YURIRIA SIERRA
Guillermo Padrés
Javier Duarte
Los fugados
L
os villanos favoritos de la actualidad están recurriendo a las mañas de quienes antes ocuparon
ese lugar.
No me gusta decir “se los dije”, pero se los dije.
¿Dónde está Javier Duarte? Pues por allá, en la misma
dimensión que Guillermo Padrés. O sea: no sabemos.
Sí tenemos claro que ambos mandatarios deberían
estar bajo arraigo, al menos, o bajo una vigilancia rigurosa que cuide sus pasos. Aunque en el caso de Padrés, por ejemplo, salga su defensa —a cargo de Antonio Lozano Gracia— para intentar minimizar la ficha
roja que emitió la Interpol para su búsqueda, aprehensión y en su caso extradición. Lo cierto es que Padrés es un prófugo de la justicia que no ha asomado la
cabeza ni siquiera para defenderse.
Los villanos favoritos de la actualidad están recurriendo a las mañas de quienes antes ocuparon ese
lugar. ¿Cuántos políticos han dicho que dejan sus cargos para cooperar en las investigaciones en su contra?
¿Cuántos de ellos en verdad se han puesto voluntariamente a las órdenes de las autoridades sin antes emprender la huida? El último que lo hizo fue José Luis
Abarca, el exalcalde de Iguala se esperó un par de días
después de los hechos del 26 de septiembre para escapar junto con su esposa. Todavía el muy cínico dio
RAZONES
Octubre 2016
Andrés Granier
Tomás Yárrington
algunas entrevistas en las que declaró que todo no era
sino un acontecimiento aislado y sí, sumamente doloroso. Las cosas cambiaron mucho después. México
ya no es el mismo desde aquella noche.
A Rodrigo Medina se le cuestionó desde antes de
que acabara su gobierno. Y huyó. A Andrés Granier lo
mismo. A Tomás Yárrington igual. A Óscar Espinosa
Villarreal, bueno, a ése hasta se lo perdonaron y declararon nulos sus procesos. De Ángel Aguirre ya de
plano ni nos acordamos (ni siquiera por Ayotzinapa
o el matrimonio Abarca-Pineda). Y, bueno, Fausto Vallejo, totalmente cosa del pasado.
A Mario Marín le atesoramos su frase célebre, pero
nada más. Y Moreira, nos acordamos de él porque la
justicia española nos obligó a ello hace apenas un par
de meses. Podríamos seguir así con la lista larguísima
de exgobernadores y/o servidores públicos que se
han aprovechado de su poder para engordar su billetera o para encubrir los delitos de alguien más, ¿y qué
ha sucedido en esos casos? Absolutamente nada. ¿Y
qué hemos aprendido de ellos? Pues menos, ¿o cómo
nos explicamos que nadie haya tenido la precaución
de acorralar a los investigados con tal de que no huyeran?
Javier Duarte no se cansó de decir que no huiría. Decía que a dónde si apenas tenía un patrimonio. Guillermo Padrés lo mismo. Ninguno de los dos
ha dejado de presumir inocencia. O más bien dejaron, porque hoy no sabemos dónde están.
José Luis Abarca
¿Creen ustedes que Duarte y Padrés vayan algún
día a comparecer ante la justicia mexicana?, podría
ser la pregunta indicada. No tenemos elementos para
responder con algo que nos deje satisfechos. ¿Cuál
es el caso en donde un exgobernador haya purgado condena justa por sus delitos? Acaso Granier, el
#SeñorDeLosZapatos y punto. Pero qué tal cuando
la pregunta ya sólo puede ser, ¿creen ustedes que la
justicia mexicana siquiera encuentre a Javier Duarte y
aGuillermo Padrés? Porque parece que se les esfumaron, así, como por arte de magia.
Miguel Ángel Yunes afirma que Duarte ya se fue,
que huyó a bordo de un helicóptero. Hasta ayer en la
noche aún no se confirmaba una orden de aprehensión en su contra. De todos modos, qué importa que
se le gire una orden judicial si tiene fuero.
Mientras el PRI y el PAN se pelean acusándose quién
de ambos es más corrupto, los personajes que provocan este debate estarán disfrutando todo eso que
dicen que no tienen. Para el show están los dirigentes de partido y sus respectivos equipos de defensa.
Para disfrutar de las bondades de la impunidad, ahí
estánDuarte, Medina, Padrés. Porque antes de ellos
han estado otros tantos más. Y nada pasa. Con razón
están todos siempre tan tranquilos, tan campantes,
tan corruptos, pues las mañas de antaño siguen protegiendo a los corruptos de ahora, no importa el nido
del que vengan. Si se fuga uno, por qué no habrían de
fugarse los demás...
JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Los asesinos del juez Bermúdez
E
l asesinato del juez de amparo Vicente Antonio Bermúdez Zacarías no es el primero que sufren
personajes importantes del Poder Judicial y si no se cambia profundamente la
dinámica de protección sobre los jueces, tampoco será el último.
En abril de 1993, estaba desayunando
con el entonces procurador General de
la República, Jorge Carpizo, cuando le
informaron del asesinato de Rodolfo
Álvarez Farber, hasta pocas semanas
antes procurador de Justicia en Sinaloa y antes delegado de la Procuraduría
General de la República en esa entidad.
El asesinato de Álvarez Farber fue muy
similar al del juez Bermúdez. Cuando el
exprocurador estaba haciendo sus ejercicios matinales en el Parque Hundido
en el sur de la Ciudad de México, se
acercó por detrás una pareja que le disparó en la cabeza, murió en el acto. Carpizo, aquella mañana estaba conmocionado cuando fue informado de la
muerte de Álvarez Farber. Era evidente
que el asesinato tenía relación con el
crimen organizado, pero nunca antes
se había dado un ataque de esa naturaleza contra un funcionario de alto
nivel. No sabía Carpizo que unas pocas
semanas después se daría el asesinato
del cardenal Jesús Posadas Ocampo en
Guadalajara, Jalisco y que la muerte
de Álvarez Farber sería la que iniciaría
una ola de violencia que continuó con
la muerte del cardenal, el levantamiento zapatista, el asesinato de Colosio,
los secuestros de Harp Helú y Losada,
el asesinato de Ruiz Massieu y desde entonces, dos décadas después, la
violencia no se ha detenido. Álvarez
Farber tuvo en sus manos muchos casos importantes, el más destacado el
de la abogada Norma Corona, muerta
también por el narcotráfico. Pero Álvarez Farber había llevado casos que
afectaron aMiguel Ángel Félix Gallardo,
a Héctor Luis El Güero Palma, a Joaquín
El Chapo Guzmán y a Juan José Esparragoza, El Azul, además de muchos de
sus operadores locales.
Nunca quedó claro, pese a la detención de los autores materiales, quién
fue en realidad el que ordenó el asesinato de Álvarez Farber. La muerte del
juezBermúdez debe ser esclarecida,
aunque, como entonces, los personajes
afectados, de una u otra forma por sus
decisiones judiciales, son muchos. Está
elChapo Guzmán, a quien amparó en
su proceso de extradición; está el líder
de losZetas, El Z-40, Miguel Ángel Treviño; Gildardo López Astudillo, El Gil,
jefe de los sicarios que mataron a los jóvenes de Ayotzinapa; El Cuini, Abigael
González Valencia, jefe de esa organización criminal asociada al Cártel Jalisco
Nueva Generación y no muy lejos de
ellos, Naim Libien Kaui, dueño de lo
que queda delu nomásuno.
Son muchos personajes peligrosos,
con poder y que pueden haber ordenado un asesinato de estas características. Hay en todo esto una variante
que no se debería descartar. Nadie sabe
qué sucedió con la salida de Eduardo
Guerrero, como responsable de los penales federales, pero se asegura que la
misma tuvo relación con movimientos
en el penal de Almoloya, particularmente, con la posibilidad de traslados
de El Z-40 a otro penal.