La participación de la sociedad civil organizada, en donde

 La participación de la sociedad civil organizada, en donde interactúen academia, empresarios y organismos gremiales es fundamental para avanzar en temas que sensibilicen a las autoridades y a los inversionistas, en que la seguridad en las construcciones es un tema crucial para proteger a las personas ante un eventual desastre y una forma de preservar el patrimonio y la economía, coincidieron investigadores de la UNAM, líderes gremiales y funcionarios del Gobierno Federal y de la Ciudad de México (CDMX). Al participar en la mesa redonda Sismo de 1985, organizada el 19 de septiembre, en Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), en donde ocho especialistas reflexionaron sobre los avances y los retos de la ingeniería, Sergio Alcocer, vicepresidente del CICM y moderador de esta sesión, propuso revivir el Consejo Consultivo sobre Sismos (CoCos) y asumir un papel más proactivo con el fin de proponer tanto al gobierno y a los empresarios que se puede reducir el riesgo sísmico en la CDMX. En el encuentro convocado por la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural (SMIE), Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica (SMIS), Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica (SMIG) y el CICM, Eduardo Reinoso investigador de la UNAM, comentó que el término resiliencia (capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adverso) es una expresión que lleva implícita la voluntad de construir de manera eficiente y planteó la necesidad de apoyar al Instituto para la Seguridad de las Construcciones del Distrito Federal (ISCDF), ante una eventual debilidad frente a tantos intereses. Tras advertir que la resiliencia es un tema muy socorrido por las autoridades, el funcionario subrayó, que a pesar de esto, no se están aprovechando las experiencias que ofrece la naturaleza, lo que significa la pérdida de oportunidades para avanzar en distintos niveles y puso como ejemplo un aeropuerto que fue devastado por un huracán, cuya construcción posterior repitió el mismo modelo con que fue construido. Por su parte, Renato Berrón, director del ISCDF destacó la necesidad de hacer un estudio de vulnerabilidad a cada uno de los 270 mil edificios que se encuentran en áreas específicas donde se han definido los riesgos sísmicos, y subrayó: “desafortunadamente, el paso de los años ha afectado la memoria y la posibilidad de seguir avanzando en importantes cambios que se gestaron a partir de esa funesta mañana de 1985”. Hay un deterioro y mal estado de muchas edificaciones construidas entre el siglo XIX y XX que son altamente vulnerables ante cualquier evento sísmico y a 31 años de distancia, falta la voluntad y la motivación que emergió en su momento para seguir avanzando y plantear una estrategia para sensibilizar a los arquitectos y a la sociedad de que la armonía visual es relevante, pero que la estructura de la construcción es un tema de seguridad. Los investigadores destacaron que otro reto es promover que se hagan los reglamentos de construcción de los estados, y al respecto, Raúl Izquierdo, ex presidente de la SMIE, comentó su incredulidad en que el Estado de México, tampoco tenga su propio reglamento. En la mesa redonda señalaron que las entidades deben evitar replicar a otros con el fin de adaptarlos a las necesidades de cada región. En este contexto, Óscar López, representante del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), expresó la necesidad de sensibilizar a la población de los eventos que impactan su vida y sugirió promover un programa de mejoramiento de la vivienda para reducir la vulnerabilidad del riesgo, así como aprovechar los medios electrónicos con el fin de crear una cultura de protección civil e involucrar a la sociedad civil en estas tareas. A su vez, Raúl Jean Perrillat, ex presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural (SMIE) estimó necesario un agente rector de aranceles. Los salarios son tan bajos que están fuera de mercado, lo que ha resultado perjudicial para la ingeniería estructural. Para clausurar esta Mesa Redonda, Fernando Gutiérrez Ochoa, presidente del CICM, convocó a integrar un frente común para alentar un cambio de paradigma en el ejercicio de la Ingeniería Civil donde esta tenga un acercamiento más estrecho con los habitantes de la CDMX, quienes tienen un papel crucial en la mitigación de riesgos en esta gran urbe. Retos pendientes > Crear un grupo de alcance nacional para promover iniciativas que den lugar a una notable evolución de la Ingeniería Civil > Alentar la certificación profesional > Diseñar una guía de desempeño donde se establezcan los valores técnicos que se deben utilizar > Promover una labor conjunta entre arquitectos e ingenieros para dar lugar a una nueva generación de edificaciones con la mira de sensibilizar a la población en lo relevante que es su participación en la seguridad estructural de las obras > Incrementar el número de centros de investigación en materia sísmica > Superar lagunas en las normas complementarias basadas en criterios muy conservadores en el comportamiento de los pilotes. > Exponer a las nuevas generaciones que las nuevas herramientas de computación no son infalibles. > Promover que los estados del país tengan un reglamento de construcciones que se ajuste a las necesidades de cada región. > Mejorar la educación y multiplicar los centros de enseñanza en investigación: Hasta ahora la investigación sigue muy concentrada en los Institutos de Ingeniería y Geomática de la UNAM > Establecer una relación distinta con el Director Responsable de Obra (DRO) y Corresponsables (CRR) de seguridad estructural como entes clave en las obras del sector público y privado, a la fecha, el rol de estas dos figuras ha sido cuestionado por la falta de rigor de algunos de sus miembros > Mayor investigación para el diseño y sustento de las normas para el sector de la construcción de las que por cierto carecen muchos estados > El Manual de CFE no es factible utilizarlo en la práctica profesional porque faltan las velocidades de aceleración para determinar los espectros sísmicos de cada región, por lo tanto, termina siendo un documento que no es susceptible de utilizarse en cualquier parte de la región