Cada vez - Diario de Colima

POLISEMIA
De la viralización de la intimidad y
la sociedad del conocimiento
Adriana L. Cueva Rábago
“
Dirección General:
ARMANDO
MARTÍNEZ
DE LA ROSA
Coordinación:
GLENDA LIBIER
MADRIGAL
TRUJILLO
Las opiniones
expresadas aquí
son exclusivas
de sus autoras
y no representan
necesariamente
la opinión de esta
casa editora. Las
fotos que aquí
se publican son
de apoyo para
ilustrar los textos.
Las seguimos
invitando para que
nos acompañen
los miércoles y
nos hagan llegar
sus comentarios
al correo:
[email protected]
Año 22 Hace dos semanas, en Italia, una joven se
suicidó después de que se hiciera viral un
video con contenido sexual difundido por su
expareja, en el que ella aparece diciendo la
frase: “¿Estás grabando un video? Bravo”.
Sobre la chica se hicieron parodias, camisetas con la frase, memes, chistes en Twitter y
Facebook e incluso en programas locales de
televisión. A ella se le insultó en sus redes
sociales y en los lugares públicos en donde
se presentara. Y aunque trató de huir de todo
ese acoso cambiando de ciudad y de nombre,
el peso de la web es inclemente y sus efectos
despiadados. El chiste de millones, el objeto
de juicio moral de otros tantos, terminó en la
muerte de la joven. En todo este proceso con
desenlace trágico, el protagonista masculino
del video, ha pasado desapercibido.
En México, estamos ante una situación que
en esencia no está tan lejos del fenómeno:
el video #LadyCoralina, que muestra a una
joven besándose con un hombre desconocido
durante una fiesta en Playa Coralina, es otro
más que exhibe la intimidad de una mujer,
viralizado en redes sociales, que desata el
linchamiento social, “el nacimiento de una
puta” ha escrito María Tapia. Y es que no
se trata aquí de escribir si actuó bien o mal.
Se trata del papel de inquisidores con el que
nos revestimos. De la manera en que todas
y todos somos jueces implacables.
La madre y el padre de Emma (la chica
expuesta en el video), han declarado que
su hija está destrozada. ¿Estamos esperando
otra acción desesperada frente a las críticas,
humillaciones, burlas y señalamientos?
¿Qué responsabilidad vamos a tomar ante
las consecuencias morales y/o físicas que
le conlleven a esta chica nuestra mórbida
necesidad de entrometernos en la vida privada de los demás?
Cada vez que se filtran videos y fotos íntimas
surgen las sentencias: “¿Y para qué lo hizo
si no quería que nadie la vea?”. Convertimos
su humanidad en errores imperdonables: se
lo buscaron, se expusieron, se lo merecen.
Pero todas y todos vivimos en una era en
la que las tecnologías de la información y
la comunicación han modificado en muchísimos sentidos nuestra cotidianidad, y las
relaciones sociales en especial.
Todas y todos estamos, en ese sentido,
expuestos a una cámara, a la publicación
de la vida privada, a la viralización y el
escrutinio público. ¿Y si fueras tú, tu hija, tu
hermana… juzgadas por tomar decisiones,
buenas o malas, pero que les incumben
exclusivamente a sí mismas?
La invitación de la campaña es a no ser
cómplices y hoy en día, parece pertinente
recordar que a un click de “compartir”, está
en juego la integridad de una persona. El
daño es muy real y muchas veces ha sido
trágico.
Cada vez
que se filtran videos y fotos
íntimas surgen las sentencias “¿Y para qué lo hizo si
no quería que nadie la vea?”.
Convertimos su humanidad
en errores imperdonables:
se lo buscaron, se
expusieron, se
lo merecen.
2
Adolescencia en riesgo
3
Nostalgia y futuro
4
•
Miércoles 28 de septiembre de 2016
•
Número 1162
Lourdes Carrillo de Calvario
Ma. Elena García Rivera
QUINTO PODER
Las invisibles entre
invisibles
Argentina Casanova
5
Cáncer ovárico y
sexualidad
6
Hablemos de violencia
política
7
8
Rossy Villarruel Figueroa
Sara Elizabeth Cernas Verduzco
El libro de Ángela
Ana Alcántar
POLISEMIA
De la viralización de la
intimidad y la sociedad
del conocimiento
Adriana L. Cueva Rábago
Ayotzinapa, a 2 años de impunidad.
Foto: César Martínez López/Cimacnoticias
Página 8
Si te llega un video que expone
la intimidad de las personas,
las humilla o las vulnera, no lo
compartas. No seas cómplice.
Corta la cadena”, es el slogan
de la campaña #YoRespeto, promovida
por la Asociación Uruguaya Pensamiento
Colectivo. Aunque esta campaña salió a la
luz desde febrero de este año, se ha reposicionado nuevamente, luego de un par de
casos recientes que han desatado polémica
en las redes sociales.
Adolescencia en riesgo
El libro de Ángela
Ana Alcántar
D
el 21 al 23 de septiembre se llevó
a cabo el primer Curso Internacional de Salud Reproductiva de la
Adolescencia, que reportó datos
preocupantes, como que cada semana, dan a luz en el país 118 niñas de entre
10 y 14 años, mientras que en adolescentes
de15 a 19 años, se tienen 7 mil 50 partos,
denunció el Colegio Mexicano de Ginecología
y Obstetricia (Comego), y refiere que si bien,
los jóvenes conocen los anticonceptivos, los
embarazos en ese sector se han incrementado
(La Jornada 21-09-16).
En la Semana Nacional de la Salud de la
Adolescencia, indicaron que 23 por ciento de
los jóvenes en México reportan tener actividad
sexual, y su primer encuentro ocurre entre los
15 y 16 años, en promedio.
Asimismo, 51.9 por ciento de las jóvenes han
tenido un embarazo, 54.8 por ciento utilizaron
un anticonceptivo en el primer contacto sexual
y 74 por ciento de las jóvenes que tienen relaciones lo han hecho por deseo y curiosidad.
En 2014 se reportaron 372 mil 782 nacimientos
en adolescentes, por lo cual la tasa de embarazo
en ese sector fue de 77 por cada mil. En cambio,
en países como Suecia, la tasa es de 6 por cada
mil. De los casi 22 millones de adolescentes que
hay en México, 24 por ciento admite tener una
vida sexual activa. La Comego reporta que ese
sector de la población en el país enfrenta una
ambivalencia, dado que si bien del total de los
embarazos en mujeres de entre 15 y 19 años, 50
por ciento no fueron deseados, el otro restante
50 por ciento sí lo fue, bajo la idea de mejorar su
actual condición de vida al lado de una pareja.
Cifras del Consejo Nacional de Población
(Conapo) de 2014, señalan que el deseo de ser
madres motivó a 18 por ciento de adolescentes
a no utilizar un anticonceptivo en su primer
encuentro sexual, mientras que el argumento
de 33 por ciento fue que no planeaba tener
relaciones sexuales. En tanto, 17.8 por ciento
no creyó que al no utilizar un método anticonceptivo se embarazarían, y 17 por ciento no
sabía o no conocía dónde conseguir un método
de planificación familiar.
También reportó la Comego que una adolescente que se embaraza tiene cuatro veces
más posibilidades de morir por eclampsia,
hemorragia o sepsis, entre las principales
causas, y los estados con más gestaciones
entre adolescentes son: Coahuila, Chihuahua
y Durango. El vocero del organismo subrayó
que hacen falta más campañas informativas
dirigidas a los jóvenes para evitar dicho fenómeno. Y que es mejor el uso de dos métodos
anticonceptivos para tener doble protección,
por lo que recomendó siempre usar el condón
y algún otro método adicional.
En Colima también es creciente el número
de adolescentes embarazadas. Sorprende encontrar en lugares como Madrid, Tecomán, y
Manzanillo, abuelas de 30 años. Se repite el
esquema familiar con todos los riesgos arriba
anotados, además de acrecentar la problemática social. Urge más atención e información
a estos grupos adolescentes, además de suficiente material de anticonceptivos gratuitos
en las clínicas.
Por otra, parte, en México, envejecer es un
grave problema para las mujeres. Denuncian
especialistas de la UNAM que con un sistema de pensiones desfavorable especialmente
para la población femenina, la pobreza y la
dependencia se acentúan y originan “una vejez
desgraciada”. Lo demuestra que en 2013, los
más de 8 millones de habitantes mayores de
60 años que no gozaban de una pensión, 5
millones eran mujeres, según la reciente Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social.
También se dio a conocer que 31 por ciento de
las pensionadas en el IMSS recibían apenas
un salario mínimo al mes. Esa situación, en
cambio, alcanza a 18 por ciento de los varones.
La historia de la precariedad en que viven las
adultas mayores comienza desde hacerse cargo
de los quehaceres del hogar y de ser cuidadoras,
lo que les impidió en su adolescencia y juventud avanzar de nivel educativo. Las mayores
tasas de analfabetismo las tienen ellas. “Ser
mujer implica seguir procesos que les impiden
construir su bienestar en la vejez”. Aunque
la esperanza de vida es mayor que la de los
hombres, la mayoría viven “con una sensación
de dependencia y pérdida de autonomía”.
*Ex presidenta de la ACPE
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Lourdes Carrillo de Calvario*
E
ste fin de semana, fui a visitar a mi
madrina a su pueblo en Michoacán.
La encontré muy cambiada, ya no
era aquella mujer fuerte que conocí;
ahora era una tierna viejecita de cabello blanco, que hasta me pareció que era más
pequeña que la última vez que la vi.
Mi prima, que vive ahí, me invitó a que diéramos una vuelta por el pueblo. Nos fuimos
y, claro, como suele ser en cualquier pueblo,
toda la gente se conoce y saludaban a mi prima
por donde quiera que pasáramos. “Me acuerdo
que tú escribes, vamos a que conozcas a una
señora”. Fue todo lo que me dijo mi prima, pero
imaginé que siempre se puede sacar una buena
historia de los pueblos.
Llegamos a una casa bastante bonita, no era
lujosa, pero en realidad lucía bien. Entramos y
mi prima gritó: “Ángela”. Era el nombre de la
mujer a la que habíamos ido a buscar. Cuando
íbamos a medio pasillo, salió una niña de algunos
diez años, que se abrazó a mi prima, pero no
como lo haría una niña de su edad, sino como
lo haría una persona adulta. Después me saludó,
como si me conociera de toda la vida. Era una
niña bastante educada y prudente.
Llegamos a un pequeño patio, en el que había un
perro y unas cuantas gallinas. Al lado de dos pilas
de juguetes, estaba sentada una mujer bastante
guapa que usaba un pañuelo en su cabeza y que
parecía que los estaba acomodando o repartiendo
para guardar unos y tirar otros. La mujer saludó
a mi prima con mucho entusiasmo y a mí igual,
era muy amable y de inmediato nos ofreció una
taza de café. Nosotras accedimos, pero no pude
evitar mi sorpresa cuando se levantó y tomó lo
que me parecieron dos bastones improvisados
con pedazos de madera. Mi prima me hizo
una seña para que no comentara nada, lo cual
obviamente no iba a hacer.
Ángela regresó para pedir ayuda a mi prima
para traer los cafés hasta donde nos habíamos
sentado. “Mira, ella escribe, igual que tú, pero
ella allá en Colima”, dijo mi prima. Los ojos
de la mujer se iluminaron, igual que los de un
niño que mira un dulce que ha estado anhelando
comer. Llamó a su hija y le pidió que trajera
“el libro”. La niña, después de unos segundos,
llegó con el mismo brillo que la madre en sus
ojos y con “el libro” en las manos.
La mujer tomó aquel cúmulo de hojas despastadas y amarillentas en sus manos como si fuera
un tesoro, y lo abrió. “Ésta es la historia de mi
vida: amor, desamor, tres hijos, mi accidente
-en esta parte se notó su cambio a lo que parecía
más bien una mueca de dolor- y otras cosas que
quizá ya se me olvidaron, pero que por fortuna
quedaron ahí escritas”. Como me quedaría ahí
todo el fin de semana, Ángela me prestó su libro
para que lo leyera y aunque al principio me sentí
un poco rara, como si estuviera leyendo el diario
personal de alguien a sus espaldas, después
tomé confianza a las letras que estaban escritas.
Las palabras de Ángela, eran como las de un
poeta que nunca publicó sus poemas, pero que
eran conocidas por todos. Ella me autorizó publicar una parte de su libro que me gustó mucho:
“Día 21. Siempre quise saber a qué se refería
la gente cuando decía ‘toqué fondo’. Cuando
era pequeña, escuché muchas veces a mis tíos
e incluso a mi madre decir esa frase y a mí me
llamaba mucho la atención. Ayer, después de
aproximadamente doce años, supe el verdadero
significado. Decidí plenamente que ya había
sido demasiado, que ya había llorado lo que
debía llorar y que mis ojos estaban cansados.
Que me habían sucedido todas las cosas malas
que me podían suceder hasta ahora y que esta
mala racha ya había llegado a su fin.
“Toqué fondo, y pensé: ¿qué estoy haciendo con
mi vida? No vale la pena llorar siendo tan joven
y hermosa. Yo soy inteligente y sé que vendrán
muchas cosas, quizá más fuertes de las que me
han pasado, pero esto debe ser un aprendizaje,
no una derrota. Lo entendí. Tocar fondo significa
que ya no serás más lo que hasta ese momento
fuiste. Que estás decidido a cambiar las cosas
que te hacen mal y limpiarte las lágrimas del
rostro para seguir caminando”.
Las palabras de Ángela llenaban el vacío que
también yo sentía. Cuando la vi de nuevo,
después de haber leído gran parte de su libro
escrito a mano, decidí preguntarle sobre aquel
pequeño capítulo llamado “Día 21”.
“Bueno -me dijo- había pasado muchas cosas
para ese entonces. Te puedo decir que mis hijos
eran pequeños y yo sufrí un accidente que me
dejó sin poder caminar bien y tuve que buscar
la manera de sacar adelante a mi familia yo
sola. De verdad había tocado fondo. De verdad
sentía ganas de llorar, pero también quería ser
feliz, a pesar de todo lo que me había pasado”.
Mi prima y yo, nos despedimos de ella y yo me
quedé pensando en todo lo que había leído. El
libro de Ángela describía, en gran parte, cosas
que le pasan a toda la gente, pero escritas de una
manera que las hacía parecer poesía.
Ojalá las cosas que nos pasan en la vida fueran
cono aquellos párrafos literarios que leí. Ojalá
todo fuera tan fácil como tomar una hoja y comenzar a escribir para que parezca que lo malo
se convierte en algo bueno. Me gustaría conocer
a más personas cómo Ángela, que, por todo lo
que leí en su libro, siempre saben cómo manejar
los problemas, siempre saben cómo hacer para
trasmitir su felicidad, aunque ésta se encuentre
atrapada entre las páginas de un libro.
[email protected]
QUINTO PODER
Cáncer ovárico y sexualidad
Las invisibles entre invisibles
Rossy Villarruel Figueroa*
E
n medio de la invisibilidad socialmente construida hacia las mujeres,
hay quienes son más invisibles dentro
del imaginario colectivo, así como su
sexualidad y sus derechos sexuales. Ellas son las
mujeres con discapacidad, las que se encuentran
privadas de su libertad, las enfermas mentales y
las que viven en situación de calle, entre otras.
No hay políticas públicas y por supuesto son
pocas o escasas las acciones que desde las instituciones se diseñan pensando en sus contextos
y condiciones. En vez de eso, tenemos posturas
basadas en el exterminio poblacional, una suerte
de discurso eugenésico que pretende hacerse sutil
al proponer la esterilización de “ellas”, que sólo
así son vistas.
La sexualidad de las mujeres ha sido explotada
como un sistema de control y opresión, como
una cuota a cubrir para hacerse visibles; pero
es selectiva, está dirigida a las mujeres cuyos
cuerpos son consumibles por el mercado patriarcal que determina quiénes son consumibles,
cosa de exhibición. En una centralidad de las
hegemonías del deber ser en la feminidad y el
cuerpo de las mujeres.
Las demás salen a la periferia, ese ámbito disperso
en el que el Estado patriarcal ya no compromete
protección a cambio de ser “consumible”, y ahí
están las mujeres consumidoras de drogas, las
mujeres privadas de su libertad, las enfermas
mentales, las mujeres con discapacidad y las
que viven en situación de calle.
Y quizá habría que sumar a las más pobres entre
las pobres: las mujeres indígenas que al no ser
vistas como personas, son abandonadas a su
suerte y sólo se concibe una política de exterminio
institucionalizada a través de las esterilizaciones
forzadas y/o el parto en la acera pública, en la
exposición y la violencia.
No hay estrategias de acceso a métodos anticonceptivos o distribución de éstos entre poblaciones
de mujeres que viven estos contextos de vulnerabilidad e intersecciones de discriminación;
aunque en general hay un difícil acercamiento
entre las adolescentes y mujeres jóvenes a los
métodos anticonceptivos que esté pensada con
un enfoque de Derechos Humanos y de género.
Esto ofrece un reto para las activistas y defensoras de derechos sexuales y reproductivos de
las mujeres, quienes afrontan la falta de recursos
etiquetados no solamente para la promoción, sino
para la defensa en caso de violaciones a éstos.
Los medios de comunicación han empezado a
difundir cuando una mujer indígena es abandonada y obligada a parir en la puerta del hospital,
se ha puesto atención en la esterilización forzada
que se realizaba en algunas clínicas rurales contra grupos étnicos, y quizá se ha pensado en la
difusión de los derechos sexuales de las mujeres
con discapacidad auditiva, pero poco hay para
mujeres con otras discapacidades.
Pensar en la sexualidad no consumible por el
patriarcado está casi fuera del ámbito de reflexión
y pensamiento y, en consecuencia, de las políticas
públicas; es algo de lo que se elige no hablar.
Se prefiere no pensar en la sexualidad que no es
“bonita”, en los cuerpos que no son consumibles
por el sistema patriarcal y que no ofrecen ningún
interés en su erotización y reproducción; pero
ocurre en el discurso periférico de la violencia,
ahí donde se cometen violaciones contra mujeres discapacitadas, enfermas mentales o en
condición vegetativa, en contra de mujeres que
consumen alguna droga o de las que viven en
situación de calle.
Esta violencia sexual poco denunciada pero ligada
a la percepción del cuerpo de las mujeres como
una extensión de los territorios, está latente y
demanda ser visibilizada.
De la misma forma, la sexualidad y los derechos
reproductivos de las mujeres que viven en situación de cárcel y que están dando a luz a niñas
y niños que permanecen con ellas hasta los 3
años de edad, porque son separados como parte
No hay
estrategias de acceso a métodos anticonceptivos o
distribución de éstos entre
poblaciones de mujeres que
viven estos contextos de
vulnerabilidad e intersecciones de
discriminación.
de las políticas institucionales, sin que se revise
o considere las condiciones de la violencia de
género que contribuyeron a la criminalización
y encarcelamiento.
Construir una acción de intervención desde la sociedad civil organizada, asociaciones defensoras
de mujeres, iniciativas y colectivos feministas,
puede contribuir a atender, pero el Estado debe
asumir también la parte que le toca y empezar
a hacer visibles a las invisibles, y junto a ellas,
a sus hijos.
*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y
del Observatorio de Feminicidio en Campeche/
Cimacnoticias
Página 5
Página 4
Argentina Casanova*
U
na de las muchas enfermedades que
azota a la humanidad es el cáncer,
manifestado en diferentes modalidades y presentaciones, y que desafortunadamente se presenta más en las mujeres,
debido a la composición orgánica de nuestro
cuerpo y sus funciones reproductivas, así como
la omisión en la prevención y cuidado oportuno.
Uno de ellos es el cáncer de ovario, que según
la Federación Internacional de Ginecología y
Obstetricia (FIGO) afecta al 1.5 de mujeres en
el mundo, y al colocarse en el 4 por ciento de
los cánceres en mujeres, es la principal causa
de muerte por cáncer ginecológico.
Por reflejos socioculturales, las mujeres
somos las últimas de las familias en atender
nuestra salud, máxime si somos parte de los
millones de familias pobres, donde primero
está la sobrevivencia que la salud, que aun
cuando se perciban las molestias, presentadas
mediante alteraciones en la menstruación,
dolores pélvicos o deseo hipo/activo generado
por las molestias, desafortunadamente cuando
se acude al especialista, el 75 por ciento de
los casos se diagnostica en etapas avanzadas,
donde el tratamiento puede arrojar resultados
halagadores o catastróficos.
Algunos factores que inciden sobre la aparición
de cáncer de ovario y que ya han sido estudiados
científicamente, según el ginecólogo español,
Eduardo García del Real, son los siguientes:
1.- Las mujeres con un mayor número de hijos
o hijas, presentan menor posibilidad de padecer
este tipo de cáncer.
2.- Las mujeres que amamantan a sus hijos o
hijas tienen un efecto protector, frente a aquellas que no han accedido a la maternidad o no
los han alimentado de forma natural.
3.- Quienes se han sometido a algún tratamiento
por esterilidad, a la fecha no está comprobado
si éste puede ser factor de riesgo para la adquisición de cáncer de ovario; o si ya se tiene, es
importante realizar estudios específicos antes
de iniciar un proceso medico de fertilización.
4.- Los anticonceptivos orales combinados,
coadyuvan a la prevención de este tipo de
cáncer, sobre todo cuando su uso rebasa hasta
los cinco años de consumo.
5.- Una duda frecuente es la relacionada con
los tratamientos hormonales sustitutivos,
sobre todo en la menopausia, según estudios
realizados, éstos no incrementan el riesgo de
contraer este tipo de cáncer.
6.- La salpingoplastia o ligadura de trompas
no se encuentra relacionada con este padecimiento, toda vez que para realizarla se hacen
estudios suficientes que detectarían su proclividad a ella.
7.- Se ha detectado un mayor riesgo en mujeres
que consumen alimentos con alto contenido de
proteína animales y grasas del mismo origen.
8.- La herencia genética puede favorecer la
aparición de cáncer de ovario.
El control anual realizado, sobre todo en
mujeres con una vida sexual activa, ayudará
enormemente a detectar cualquier tumoración
que se encuentre en ovarios u órganos reproductores. No quedarse con un solo diagnóstico,
confirmará la existencia o no, de quistes u otro
tipo de fibromas que pudieran desencadenar un
cáncer. También, reacciones bioquímicas específicas en sangre pueden proporcionar datos
claros sobre este tipo de problemas de salud.
¿Cómo nos afecta a las mujeres este tipo de
padecimiento? Cualquier sintomatología ginecológica afecta enormemente nuestra vida
sexual, disminuye la capacidad de respuesta
en todas las aéreas de acción, convirtiendo,
además, en factor de riesgo todo aquello que nos
genere alteración física y emocional, pues una
circunstancia nos lleva a la otra. Si nos sentimos
mal físicamente, la capacidad de rendimiento
baja, así como los ánimos y el estrés puede
aparecer como respuesta inmediata por no
cumplir a cabalidad con las responsabilidades
propias, pero más las ajenas.
Muchas veces, la desidia es el factor que deambula en el quehacer cotidiano de las mujeres;
le damos prioridad a otro tipo de actividades,
que en la mayoría de las veces tienen más que
ver con satisfacer la vida de los otros, que a
nosotras mismas. En este sentido, el llamado
es a fijar más la atención de las sintomatologías personales, como dolores pélvicos,
cistitis recurrentes, menstruaciones abundantes
acompañadas de dolor, ausencia de sangrado,
etcétera, que son focos rojos que nos indican
que algo no está funcionando adecuadamente
en nuestro cuerpo. Recordemos que el cuerpo
habla, y también tienen buena memoria.
Evitar cualquier tipo de cáncer está en nuestras
manos, con la prevención oportuna.
*Sexóloga y Psicoterapeuta Gestalt
[email protected]
Cel. 3121324714
Hablemos de violencia política
Nostalgia y futuro
Hoy por hoy, México no cuenta aún con un
marco legal específico en materia de violencia
política, sin embargo, existen varias iniciativas
de senadoras y diputadas. A falta de ello, el
concepto de violencia política se ha construido
a partir de la Convención de Belém do Pará,
de la Convención sobre la Eliminación de toda
forma de Discriminación contra la Mujer y
de la Ley General de Acceso de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV).
En efecto, la violencia ha mostrado un impacto diferenciado en las mujeres e incluso
tiene lugar por razones de género. Por ello,
resulta necesario legislar y conceptualizar la
violencia política contra las mujeres, ya que
de ello depende que estén en condiciones
de igualdad para desarrollarse en el ámbito
político-electoral. La violencia política puede
ser perpetrada por el Estado o sus agentes, por
superiores jerárquicos, subordinados, colegas
de trabajo, partidos políticos o representantes
de los mismos; por medios de comunicación
y sus integrantes. Además, puede cometerla
cualquier persona y/o grupo de personas.
Por tal motivo, la urgencia de emitir un protocolo en el que se establezcan las acciones
frente a casos de violencia política contra las
mujeres, con el fin de prevenir y evitar daños
mayores a las víctimas, sus familias y personas
cercanas. Un caso exitoso de la implementación del Protocolo se presentó en el mes de
agosto, cuando por violaciones generalizadas
consistentes en violencia política de género,
el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación anuló la elección del Ayuntamiento de San Felipe de Orizatlán, Hidalgo.
La candidata al Ayuntamiento de San Felipe
de Orizatlán, la priista Lizzete Flores, acusó
a su oponente panista Raúl Valdivia Castillo,
por haberla ofendido en su calidad de mujer y
por haber incurrido en actos de discriminación
contra las mujeres durante su campaña.
Sin embargo, y aunque esta situación se
ha visibilizado ante el incremento de actos
agresivos contra las mujeres, principalmente
durante los procesos electorales, la violencia
política de género es un tema pendiente, tanto
en la práctica como en la normativa del país.
Es por ello que es necesario y urgente poner
en la mesa de debate la violencia política y
buscar los magnos espacios en los que centremos la atención ante esta problemática
para encontrar, juntas, soluciones precisas,
tal pudiera ser el caso de ejercer la acción
penal correspondiente.
Este jueves 29 y viernes 30 de septiembre
se llevará a cabo el VII Coloquio Internacional “Violencia y Cambio Cultural” por
parte del Centro Universitario de Estudios
de Género en la Universidad de Colima, el
cual comprende de 10 mesas de trabajo y
dos conferencias magistrales: Género y democracia; Transversalidad de la Perspectiva
de Género en las IES; Conciliación, trabajo
y familia; Violencias simbólicas; Género
y nuevas identidades; Empoderamiento de
las mujeres/Liderazgo femenino; Género,
migración y cambio cultural; Feminicidio y
“
Alertas de Género; Acoso laboral, entre otras.
La Conferencia inaugural “Los feminicidas
como sujetos: los casos del Mili y el Arroyo
del Navajo”, estará a cargo del doctor Héctor
Domínguez Ruvalcaba, y la Conferencia de
clausura “Violencia, Cultura y Feminismo”,
por la doctora Marta Lamas Encabo.
penas hace dos días, mientras charlaba con una amiga, llegaron a nosotras
acordes de una canción de trova,
exitosa a finales de los años setenta
del Siglo XX. Guardé silencio; mi
cara debió denotar un cambio de ánimo, porque
mi amiga preguntó si algo me sucedía.
Este evento es idóneo para dar la información
a toda la población colimense y para que desde la ciudadanía también se reprueben estas
agresiones hacia las mujeres. Recordemos
que uno de los obstáculos para lograr una
sustantiva participación de las mujeres en
la política y quizá el reto más importante,
por la dificultad para que tanto instituciones
como partidos la implementen, es garantizar
que las mujeres militantes o candidatas e
integrantes de las campañas de todos los
partidos, no sufran violencia política ni dentro
de sus partidos políticos ni como servidoras
públicas, aunque para eso debamos empezar
desde nuestras casas.
Le respondí que me llegó la nostalgia, al recordar
los sueños y deseos de cambio que nos impulsaron
a participar en grupos de estudio y autoconciencia; queríamos contribuir a la construcción de un
mundo más justo, un mejor reparto de la riqueza.
*Impulsora del colectivo Calle sin Acoso
Colima. Politóloga
Página 3
S
egún el Protocolo para Atender la
Violencia Política contra las Mujeres, esta violencia comprende todas
aquellas acciones y omisiones —incluida la tolerancia— que, basadas
en elementos de género y dadas en el marco
del ejercicio de derechos político-electorales,
tengan por objeto o resultado menoscabar o
anular el reconocimiento, goce y/o ejercicio
de los derechos políticos o de las prerrogativas
inherentes a un cargo público de las mujeres.
Ma. Elena García Rivera
Foto: César Martínez López/Cimacnoticias
Página 6
Sara Elizabeth Cernas Verduzco*
A finales de los setenta, como resultado del movimiento hippy, el mundo se había pintado de
colores y, en Colima, las feministas nos dimos
cuenta que las mujeres, además de la explotación
económica, vivíamos la opresión por razón de
sexo. La indignación se convierte en acción; de
la reflexión, pasamos a la exigencia de que se
ampliaran y cumplieran nuestros derechos.
Hoy, la situación no sólo no se ha revertido, sino
que en el mundo laboral han perdido decenas de
derechos; el trabajo se convirtió en mercancía, las
presentaciones y estímulos son cosas del pasado,
no existen plazas de base, sólo contratos temporales, y así desaparece el derecho a la jubilación.
Pero… interroga mi amiga, cuya edad no rebasa
los 34 años, ¿a poco no ha cambiado la situación
de las mujeres? ¿No hemos mejorado nada?
Sí, respondo, ha habido cambios. En nuestro
estado, a inicio de los 80, bastaban cinco pesos
para que los violadores recobraran la libertad y
quien se había atrevido a denunciarlos, vivía en
constante zozobra. Las feministas colimenses
logramos la modificación del Código Penal para
que los violadores no pudieran salir bajo fianza.
Las leyes han mejorado, sin embargo, no siempre
las averiguaciones previas son bien integradas
y la justicia a las mujeres vejadas sexualmente
no siempre llega.
A partir de los ochenta, se incrementó geométricamente la participación de las mujeres en la
vida económica, pero siguen recibiendo salarios
menores a los de los varones.
El valor del trabajo doméstico fue reconocido y
dejó de tener sentido la respuesta: “No trabajo,
soy ama de casa”, utilizada por cientos de mujeres,
cuando se les preguntaba cuál era su ocupación;
no obstante, en nuestro país, el Estado no ofrece
ninguna remuneración económica a las “amas
de casa”, lo que sí sucede en países como Chile.
El feminismo mostró que la familia, no siempre
es el lugar más seguro para sus integrantes; allí,
son comunes las relaciones interpersonales que
tienen como base la violencia física, psicológica,
económica y sexual. El peligroso mundo privado
quedó al descubierto y gracias las exigencias
del movimiento en favor de los derechos de las
mujeres, las leyes se modificaron, se diseñaron
y desarrollaron metodologías para atender la
violencia de género.
Así, las colimenses constaron que la violencia
doméstica no era normal, sino un delito. Con
el paso de los años, surgió la contraofensiva
al avance del género femenino. Primero, en la
frontera norte, luego en el centro
del país y después en todo el
territorio nacional, los asesinatos
de mujeres tienen un crecimiento exponencial. Parece que se
quisiera castigar lo que para los
sectores más retardatarios es una
osadía: exigir derechos y justicia.
delincuencia. Si bien existe un protocolo cuya
aplicación es obligatoria en todos los casos de
asesinatos de mujeres, por cuestión cultural, en
algunas ocasiones, antes de que haya realizado
averiguación previa, se concluye que las muertes
de decenas de mujeres no se pueden tipificar
como feminicidios.
Así, pues, le digo a mi amiga, sí, en efecto, se
han alcanzado algunos logros, pero falta mucho,
mucho camino por recorrer. Por eso, no puedo
evitar que las notas de las canciones de trova que
ponían cadencia y ritmo a nuestros sueños, me
llenen de nostalgia. Sin embargo, ni duda cabe,
hay que seguir adelante.
A partir
En el presente el incremento de
la violencia atribuido a la delincuencia organizada, en numerosos casos este “argumento” ha
servido de cortina de humo para
hacer aparecer a los feminicidios
como resultado de la participación de las mujeres en ese tipo de
de los ochenta, se incrementó
geométricamente la participación de
las mujeres en la vida económica, pero siguen recibiendo
salarios menores a los
de los varones.