Cámara Minera Petrolera y Mesa de los Paises de la Mancomunidad

EL FUTURO DE LA MINERIA EN REPUBLICA DOMINICANA
Ministro Pelegrin Castillo Semán
Discurso ante la Cámara Minera Petrolera y la Mesa de los Paises de la Mancomunidad en fecha 3
de Octubre del año 2014 en el Hotel Hilton.
Deseo agradecer profundamente a la Cámara Minera Petrolera y a la Mesa de los Países
de la Mancomunidad a la amable invitación que nos formularan para disertar ante ustedes
sobre “ El Futuro de la Minería en la República Dominicana”. El tema propuesto tiene tanta
importancia para el presente y el futuro de la República, que me atrevería a afirmar que
bien pudo titularse, en forma interrogativa: “Puede Tener Futuro la República Dominicana
sin una Gestión Responsable de sus Recursos Naturales Renovables y No Renovables, de
su Minería Metálica y No Metálica”.
Nuestra Nación posee una condición muy singular: En un espacio terrestre limitado cuenta
con una sorprendente diversidad de recursos que en muchos casos tienen un orden de
magnitud de proporciones mayores de las que cabria esperar en una pequeña isla del
Caribe.
Los expertos en ciencias de la tierra, se encuentran fascinados de la configuración de esta
isla que emergió de los mares emplazada en la frontera entre la Placa de Norteamérica y la
Placa Caribe. Tenemos la cumbre más alta del continente en su costa Este así como la
mayor profundidad del Océano Atlántico.
Contamos recursos hídricos –que lamentablemente en el presente acusan una crisis de
gestión que ha venido gestándose progresivamente- junto a valles feraces que nos
permiten la capacidad de producir la mayor parte de nuestros alimentos. Los climas y
microclimas son tan variados como sus paisajes hermosos: desde las zonas desérticas y
dunas hasta las empinadas cordilleras y serranías.
Pero no solo la superficie de la República es prodiga: también en el subsuelo de esos
espacios, y a veces pujando por aflorar a la superficie, contamos con una dotación de
recursos de minería metálica y no metálica que desde los tiempos de la colonia han
cautivado a los cronistas y exploradores de todas las épocas.
No olvidemos que el primer cierre de minas del continente se produjo en 1543
precisamente en la zona donde hoy se encuentra la mayor mina de oro de todo el
continente, Pueblo Viejo Barrick. ¡Nadie se sorprenda tampoco, si en la República
aparecieran nuevos elementos de la tabla periódica!
El poeta que nos definió como “media isla con ademan de continente” solo tenía una viva y
certera impresión de su tierra. Somos en muchos sentidos un verdadero minicontinente, y
no han faltado los que nos consideren, como el investigador y geólogo de la Universidad de
Pergamo y de Stanford, Emilio Spedicato, un vestigio insular del hundimiento del mítico
continente de la Atlántida.
Esta apreciación de nuestra singularidad se ha confirmado por los estudios e
investigaciones realizados por el programa de cooperación SYSMIN de la Unión Europea,
que permite ufanarnos de ser uno de los países del continente que tiene más datos de su
geología y de sus potenciales recursos minerales, mapeados y georeferenciados.
En efecto, contamos con una estupenda variedad de mapas geotematicos: tenemos el
mapa geológico de la República a escala 1:250,000, así como 123 láminas geológicas
topográficas a escala de 1:50,000, que cubren el 96% del territorio nacional.
Por igual, contamos con el mapa de recursos minerales a escala de 1:100,000. Mapas
geoquímicos que abarcan 53 elementos minerales, que incluyen desde la identificación de
zonas con potencial de metales bases como oro, plata, cobre y zinc, hasta los elementos
de Tierras Raras. Muy importante son también los mapas de geofísica aerotransportada, de
magnetografía y radiometría.
Se elaboraron además mapas geomorfológicos y de procesos activos geológicos, de suma
importancia para la identificación de las fallas que generan sismicidad. Por igual, se
sentaron las bases de estudios hidrogeológicos en muchas aéreas del territorio nacional. El
Programa SYSMIN nos aporto estudios de petrología, paleontología, y estratigrafía en
formato digital de inestimable valor.
Con toda esta información, que se encuentra en formato digital, georeferenciada y
cartografiada, con tecnología informáticas de punta, contamos con las mejores bases para
poner en ejecución el impostergable proceso de ordenamiento territorial que manda nuestra
Constitución, y que en forma oportuna y certera invocara el presidente Medina en su
reciente mensaje de observación al Congreso Nacional de la ley que declaraba Loma de
Miranda Parque Nacional.
El Servicio Geológico Nacional, depositario, custodio y administrador de esas
informaciones, se encuentra en un proceso de fortalecimiento institucional que cuenta con
todo el respaldo del Ministerio de Energía y Minas. Confiamos que el año entrante termine
de colocarse en línea toda esa información, y que además, los servicios técnicos que
puede y debe prestar al Estado y a la sociedad, se amplíen significativamente bajo un
régimen de tarifario razonable.
Trabajos similares con el mismo propósito se vienen realizando en los espacios marítimos
gracias a la cooperación española y la Universidad Complutense de Madrid. Las campañas
realizadas por el Hespérides en el 2009, y el Sarmiento de Gamboa en el 2013, han tenido
resultados muy alentadores en cuanto a las perspectivas de exploración de hidrocarburos.
La minería constituye sin discusión uno de los pilares más firmes de la economía
dominicana. Los índices de inversión extranjera directa, las exportaciones, el crédito de la
República y su crecimiento económico de los últimos años, han tenido un impacto notables
por los aportes de esta compleja y arriesgada actividad, intensiva en capital y tecnología, y
sometida siempre a riesgos importantes, incluido el riesgo de la incomprensión y la
maledicencia. Las estadísticas son elocuentes al respecto y como son del todo conocidas
me siento relevado de reiterarlas.
Si los aportes de la minería a la estabilidad y al crecimiento en el presente son relevantes,
considerando los recursos que poseemos, lo seguirán siendo más en el futuro si
adoptamos las decisiones estratégicas correctas y hacemos lo que corresponde hacer.
Podemos sostener en forma categórica que resulta impensable el desarrollo dominicano sin
una gestión y aprovechamiento racional de nuestros recursos no renovables, de minería
metálica y no metálica, en forma armónica con la preservación y potenciación de nuestros
recursos renovables y sobre todo, con una promoción sostenida de nuestro principal
recurso que son los dominicanos mismos. En consecuencia, para la consecución de este
gran objetivo estratégico supremo, tanto o más importante que contar con los recursos, es
saber qué hacer con ellos.
La Constitución de la República del 2010 y la Estrategia Nacional de Desarrollo, fijan un
mandato muy claro sobre cómo debemos gestionar y aprovechar nuestros recursos no
renovables. En términos institucionales, la reciente creación del Ministerio de Energía y
Minas y el Servicio Geológico Nacional, constituyen una expresión del compromiso
consecuente de los poderes públicos del Estado Dominicano con esos mandatos, que
fueron ratificados en forma valiente, responsable y fundamentada por el Presidente Danilo
Medina, al momento de observar un proyecto de ley que tendría graves riesgos, de
adversas implicaciones para el desarrollo minero.
Sin embargo, más allá de estos fundamentos jurídicos e institucionales antes mencionados,
consideramos de alta prioridad nacional, reformular la política minera de la República,
después de un necesario e impostergable proceso de consulta multisectorial, que logre
vencer y superar las reservas y posiciones críticas que frente a la minería muestran
sectores sociales diversos, y que tiene hondas raíces históricas en experiencias de minería
de enclave, irresponsable, carente de compromiso social, que deben ser parte de un
pasado que no puede repetirse.
Sobre este respecto, queremos agradecer profundamente el compromiso asumido por la
Cámara Minero Petrolera y la Mesa de los Países de la Mancomunidad, de participar en
este proceso de consulta multisectorial. Lo venimos preparando sin prisa pero sin pausa, y
hemos avanzado mucho en la conformación de un cuerpo de prestigiosos y
experimentados asesores y especialistas. Como es natural nos hemos mantenido en
comunicación con Monseñor Agripino Núñez, rector de la Pontífice Universidad Católica
Madre y Maestra, Presidente del Consejo Económico y Social y gran mediador nacional,
así como con la Asociación Dominicana de Rectores Universitarios (ADRU), organización
que está dispuesta a acompañar este proceso que por demás lo requiere la Constitución y
las leyes de la República y que aspiramos se realice fundamentalmente en los recintos
académicos, en todas las regiones del país.
Quisiera hacer un reconocimiento público a su excelencia, el Embajador de Canadá,
Georges Boissé, que termina su misión en República Dominicana, por sus valiosos aportes
al buen entendimiento entre nuestras naciones y por el interés que siempre ha mostrado en
respaldar la agenda de fortalecimiento institucional para la gestión de nuestros recursos
renovables y no renovables. Muchas gracias señor Embajador.
Quiero agradecer también a todas las representaciones de naciones amigas con gran
tradición minera y a los organismos internacionales que han manifestado vivo interés en
respaldar este proceso: su concurso será muy apreciado en las enseñanzas tanto de las
buenas prácticas mineras como de las malas que debemos evitar o prevenir, porque
también de ellas se aprende.
Desde el Ministerio de Energía y Minas sabemos de sobra que estamos asumiendo el
desafío de vencer un ambiente de desconfianza a través del instrumento más idóneo que
es un dialogo franco, abierto, plural, informado, respetuoso, sin sesgos sectarios,
partidistas, ni ideológicos.
Algunos sectores de la vida nacional, actuando de la mejor fe, están equivocados cuando
parten de la premisa de que el desarrollo minero resulta incompatible con la preservación
del medio ambiente.
No es sensata ni sostenible la idea de que República Dominicana puede cimentar su
desarrollo, renunciando a la explotación de sus recursos no renovables en los espacios de
una isla superpoblada, con una densidad poblacional promedio de 230 habitantes por
kilómetros cuadrados. Una isla donde, como sostiene la Fundación de Seguridad y
Sostenibilidad Medioambiental (FESS) de los Estados Unidos, en su informe del 2005,
existen dinámicas externas e internas, que pueden impactar los ecosistemas frágiles en un
contexto de cambio climático. Estas dinámicas desestabilizadoras poco tienen que ver con
las explotaciones mineras, y en cambio están más relacionadas a la debilidad institucional y
los niveles de pobreza, exclusión y marginalidad social.
Me atrevería a aseverar que la mayor parte de los dominicanos y dominicanas, más que
impugnar la minería, aspiran a que las actividades extractivas se desarrollen en forma
segura, transparente, responsable. Sobre todo aspiran a que los ingresos generados por
las mismas se traduzcan en una transformación sustancial de las condiciones de vida del
pueblo dominicano, y en especial, de las comunidades contiguas a los desarrollos mineros.
Es evidente que en el futuro no hay espacio para los esquemas tradicionales de la minería.
En cambio, la minería tendrá un gran futuro en la medida en que seamos capaces de
actuar con visión estratégica, avanzada, integral, para superar las líneas de lo tradicional.
En el Ministerio de Energía y Minas ordenamos ya al Servicio Geológico Nacional iniciar
con investigadores del Instituto Minero Español la primera investigación orientada a
identificar la existencia de posibles depósitos de Tierras Raras en el territorio nacional que
constituyen uno de los nuevos umbrales de la minería en el mundo.
Asimismo, avanzamos en el estudio de las posibilidades de la Minería de Mar, tantos en
nuestros espacios jurisdiccionales como en aquellas aéreas de la Zona de los Fondos
Marinos en la que la Convención de los Derecho de Mar lo permiten, con la conciencia de
que estamos asegurando los derechos de las futuras generaciones de dominicanos, y que
solo es posible avanzar en esa gran empresa, que parece toda una aventura, en compañía
de naciones y organizaciones que lideran ese campo.
Esa gestión estratégica nos obliga también a monitorear en forma atenta todos los
procesos mineros que se desarrollan en el mundo así como el comportamiento de los
mercados globales de la energía y la minería con sus fluctuaciones, ciclos y volatilidades.
La minería tendrá un gran futuro en la medida en que definamos con sentido previsor en
que objetivos de alta rentabilidad social y nacional deben invertirse los ingresos que en las
próximas décadas generaran las actividades extractivas, incluyendo la eventual explotación
de yacimientos hidrocarburiferos. Este es un tema crucial: Las actividades extractivas se
legitiman socialmente si los ingresos generados por las mismas son aplicados
adecuadamente a favor de las grandes mayorías de la Nación, y se deslegitiman si por el
contrario cuando los mismos son malbaratados en objetivos irrelevantes, sin efectos
multiplicadores, o en proyectos que solo generen renta para minorías privilegiadas a través
de relaciones poco transparentes o corruptas.
La minería tendrá un gran futuro en la República Dominicana en la medida en que
mejoremos sustancialmente la representación y defensa de los intereses nacionales y
sociales, siempre partiendo del presupuesto de una relación de triple ganancia: que ganen
las empresas, que son nuestras socias estratégicas; que gane el Estado; y que ganen las
comunidades y sus gentes, el nuevo actor social con el que hay que contar.
Esto supone definir los modelos de los mejores tratos mineros a los que podemos y
debemos aspirar en términos de contratación de personal nacional y local, de compras
nacionales y locales, de transferencia de tecnología, de responsabilidad social corporativa,
de gestión ambiental transparente y responsable, de clausulas contractuales previsoras de
contingencias.
La minería en República Dominicana tendrá un gran futuro en la medida en que elevemos
los estándares de fiscalización y regulación para que en vez de “aplatanar” las normas y
prácticas, las elevemos progresivamente hacia los mejores modelos de nuestra región.
Es necesario reforzar en términos institucionales y presupuestarios a la Dirección General
de Minería, que es el órgano técnico y administrativo para la ejecución de las políticas
mineras. En ese sentido, con la Dirección General de Minería, trabajaremos estrechamente
para la modernización de la Ley Minera 171, la adecuación y actualización del Catastro
Minero, y la formalización de la minería artesanal. Deseo reconocer y felicitar a la Dirección
General de Minería y a su Director Alexander Medina por la reciente realización del
Seminario Internacional “Formando Capacidades en el Gobierno Dominicano para la
Implementación de Políticas Mineras” a partir de los estudios realizados por el Instituto
Internacional de Desarrollo Sostenible (IISD) cuyo diagnostico sobre la minería de
República Dominicana fue muy acertado.
Las empresas mineras siempre serán bienvenidas, apreciadas, y respetadas en la medida
en que vengan dispuestas a mantener buenos estándares internacionales.
Estamos muy conscientes en el Ministerio de Energía y Minas de que necesitamos formar
más y mejores recursos humanos para superar la seria carencia que acusamos de los
mismos. Recordemos que la última promoción de ingenieros geólogos y mineros formados
en República Dominicana se graduó en 1989.
No solo debemos apoyar a la Universidad Tecnológica del Cibao Oriental, y a los centros
de educación superior que asuman el compromiso de enseñar Ciencias de la Tierra, sino
que buscaremos reforzar en carreras universitarias de ingeniería, economía, derecho,
administración, sociología y trabajo social, los conocimientos sobre los procesos mineros
en todas sus dimensiones.
Pero también para la consecución de este objetivo, en el Ministerio de Energía y Minas
avanzamos en el establecimiento de alianzas con instituciones públicas de naciones
amigas que nos permitirán contar con asesorías expertas de nivel internacional y para la
formación de capacidades nacionales. Estamos concluyendo un acuerdo con la Oficina de
Investigación Geológica de Recursos Minerales (BRGM) de Francia. Arribamos a un
acuerdo de trabajo con el Ministerio de Medio Ambiente de Israel durante la visita reciente
a nuestro país de su Ministro Amir Peretz, así como con Itaipu Binacional con el objetivo de
impulsar una gestión integral, con inclusión social y participación comunitaria de las
cuencas hídricas. Esperamos durante nuestra próxima visita a Canadá, suscribir acuerdos
de trabajo con el Centro de Políticas Publicas de la Universidad de Calgary sobre temas de
regulación minero petrolera y relaciones comunitarias.
El futuro de la minería de la República Dominicana estará garantizado en la medida que
avancemos en la adopción y puesta en ejecución del acuerdo de Iniciativas de
Transparencia de las Industrias Extractivas (ITIE), que constituye hoy por hoy el mejor
instrumento de cuentas claras, para realizar el derecho a saber de la ciudadanía y para el
ejercicio del necesario control social de los ingresos mineros.
Queremos reiterar aquí que el Ministerio de Energía y Minas respalda plenamente ese
acuerdo y que está comprometido con completar los procesos pendientes muy
especialmente con socializar sus ventajas y alcances en los ámbitos de la consulta
multisectorial.
La minería en la República tendrá un gran futuro en la medida en que en las clases
dirigentes, muy especialmente la clase política, adopten algunas reglas de oro:
particularmente la de no permitir que las cuestiones que deben decidirse atendiendo a
consideraciones técnicas-científicas, o de racionalidad económica y social, se contaminen
con enfoques partidistas o ideológicos, o que respondan a presiones mediáticas o sociales
de cortes populistas. Es bueno no olvidar que los proyectos mineros necesitan largos
periodos de maduración, y que con frecuencia deben lidiar con contingencias y riesgos
difíciles.
La Minería en la República Dominicana tendrá un gran futuro en la medida en que las
instituciones y autoridades públicas, estén en condiciones de ejercer con alta credibilidad y
eficacia el necesario arbitraje que viabiliza el otorgamiento de la licencia social, y evita los
extremos del “fundamentalismo medioambiental y el capitalismo minero salvaje”.
En la actualidad estamos inmersos en algunos procesos de arbitraje en situaciones
conflictivas surgidas en el sur del país, que esperamos concluir exitosamente con un
modelo de convenio que permita a comunidades que históricamente han realizado minería
social, seguir haciéndola con mas garantía, protección y mejores perspectivas de ingresos.
El futuro de la minería en la República Dominicana estará asegurado en la medida en que
maximicemos y racionalicemos los procesos mineros tanto en su relación con las fuentes
de energía como con los insumos de materia prima.
Sobre este particular avanzamos aquí que trabajamos en la elaboración de una norma que
al tiempo que protege al medioambiente de una de la más peligrosas de las
contaminaciones, la de emisiones de dioxinas y furanos, garantizando un uso eficiente de
la energía: los neumáticos y los aceites usados solo deben quemarse como combustible en
hornos rotatorios de alta temperatura, superiores a los 1,000 grados.
Igualmente, es de alto interés del Ministerio de Energía y Minas coordinar con los
Ministerios de Medio Ambiente y Obras Publicas, una política integral que haga efectiva
una explotación racional y altamente controlada de los agregados de ríos, al tiempo que se
incentiva la explotación de canteras secas.
El Futuro de la minería estará asegurado en la medida en que seamos capaces de darle
mayor valor agregado nacional. Sobre este particular hemos sostenidos valiosas
conversaciones con los sectores concernidos en la pequeña minería o minería informal, así
como la orfebrería y la joyería, procurando establecer acuerdos e identificar recursos y
procesos que nos permitan realizar el gran sueño del líder histórico nacional, Juan Bosch,
de una industria nacional de joyería y orfebrería.
Creo también llegado el momento de considerar seriamente, mediante la realización de
estudios especializados, el empleo del cemento hidráulico para la pavimentación de las
autopistas, carreteras y caminos de la República, en especial si consideramos que tenemos
el liderazgo continental en capacidad de producción per cápita de cemento, y que la
industria cementera nacional apenas opera con un 50% de su capacidad.
En el Ministerio de Energía y Minas estamos muy conscientes de que la consulta
multisectorial, el proceso de diálogo nacional, solo se justificara en la medida en que vaya
acompañado de un conjunto de acciones puntuales que den mayor credibilidad a los
planteamientos antes formulados.
Durante nuestra primera visita al distrito minero, para reunirnos con los representativos de
la provincia minera por excelencia, Sánchez Ramírez, no solo confirmamos muchas de las
valoraciones y convicciones que teníamos en relación a la problemática minera si no que
salimos convencidos de que el futuro de la minería en la República dependerá en gran
modo de la capacidad que tengamos de convertir dicha zona en una vitrina de la minería a
la que aspiramos. Esto es perfectamente realizable a través de un programa de inversiones
públicas financiadas con un porcentaje de los ingresos mineros generados a partir de las
riquezas de sus entrañas y con ello cumpliríamos no solo con obligaciones contractuales
asumidas por el Estado con Barrick Pueblo Viejo si no con el mandato del artículo de la
Constitución de la República y la voluntad reiterada del Presidente de que todas las
políticas públicas tengan como norte la inclusión social.
No puedo desaprovechar la oportunidad de hablar ante la Cámara Minera Petrolera y la
Mesa de los Países de la Mancomunidad sin tratarles uno de los temas fundamentales del
Ministerio. En la agenda de Seguridad Energética que impulsamos, la más alta prioridad del
Ministerio responde al mandato constitucional que declara de “alto interés nacional la
exploración de hidrocarburos en tierra y mar”. Objetivo que está incluido en la Estrategia
Nacional de Desarrollo. Actuando en consecuencia con ese mandato, el Ministerio ha dado
pasos de gran importancia: Conformamos un equipo de expertos asesores, multinacional e
interdisciplinario, de nivel mundial, entre los que quiero destacar al Dr. Yaakov Mimran,
responsable de regular y dirigir las políticas que han conducido a los hallazgos más
importantes del mundo de gas natural de los últimos años en Israel.
Emitimos la Resolución 001 declarando de alta prioridad la Base Nacional de Datos de
Hidrocarburos con el objetivo de “disponer el ordenamiento, digitalización, rasterización,
vectorización e indexación de toda la información relevante en poder del Estado, así como
de cualquier entidad que tenga la obligación de suministrar dichas informaciones, obtenidas
con motivo de las campañas de exploración realizadas hasta la fecha”. Ya empezó el
proceso de licitación pública, nacional e internacional, para seleccionar la firma de alta
calificación que deberá cumplir con ese cometido.
Asimismo, tomamos la decisión de no otorgar nuevas extensiones o prórrogas a las
empresas de exploración que actuaban amparadas en contratos de 1990 y 1998. Los
espacios de la República están despejados para establecer una verdadera política de
estado en materia de exploración de hidrocarburos, con bases sólidas, transparentes,
institucionales, orientada a resultados, con actores de gran experiencia, capacidad de
inversión y dominio de las tecnologías, descansando en una fuerte regulación y adecuado
ambiente de inversión, sin excluir la opción de las alianzas público privadas, o de las
inversiones de empresarios nacionales como socios capitalistas.
Conscientes del carácter decisivo del conocimiento en áreas tan complejas y exigentes,
realizamos el primer curso de Petróleo Para No Petroleros con la prestigiosa firma de
servicios a las industrias de hidrocarburos Schlumberger, que esperamos institucionalizar,
así como los programas de formación de nuestros especialistas.
El año entrante estaremos en condiciones, Dios mediante, de procurar elevar
sustancialmente la información nacional con datos relevantes para la exploración y el mejor
estudio de los sistemas hidrocarburíferos, con estudios de geofísica aerotransportada y la
obtención de líneas sísmicas 2D, en tierra y mar. De esta manera haremos
verdaderamente lo que nunca se había hecho en esta materia.
Esto nos permitirá -junto con la aprobación de un adecuado marco legal, reglamentario y
contractual, para crear las garantías e incentivos adecuados a la inversión extranjera y
nacional, o a las alianzas público privadas- atraer compañías con capacidad de asumir los
grandes riesgos que suponen la exploración en aguas profundas, o bien, en una geología
compleja como la nuestra.
Hemos prácticamente concluido el documento definiendo las diferentes opciones de
políticas para asegurar, en el menor tiempo posible, con la mayor transparencia y una
eficaz regulación, el involucramiento de compañías de exploración de nivel mundial o junior
muy exitosas.
Una reflexión final, al concluir nuestra intervención. Como ustedes habrán podido apreciar
los retos son enormes, complejos, arduos, pero sobre todo ineludibles ya que de las
respuestas que demos a los mismos en buena medida depende la preservación y el
engrandecimiento del Proyecto Nacional Dominicano.
En realidad esos desafíos exigirán transformaciones profundas, cambios en la conciencia
colectiva e individual, en las actitudes, creencias, valores y prácticas. Tengo la firme
convicción de que lo podemos asegurar si trabajamos arduamente con un gran sentido de
unidad nacional, de desprendimiento de intereses subalternos, de renuncia a preconceptos
y estereotipos, pero sobretodo con una mayor confianza en nosotros mismos, en nuestras
posibilidades como Nación, de acceder a estadios superiores de libertad, institucionalidad,
y progreso. Con el concurso de hombres y mujeres de buena voluntad, que son la gran
mayoría, y la gracia de Dios que nunca nos falta, ¡lo lograremos!