año 8 número 85 junio 2016

AÑO 8 NÚMERO 85 JUNIO 2016
EL
LIBRERO
DE...
MAURICIO ROCHA
03
Al arquitecto mexicano Mauricio Rocha (1965) no le preocupa que buena parte de su biblioteca esté en su despacho, a pesar de
los riesgos de que algunos libros se extravíen: “Los libros deben estar abiertos y expuestos para que no sólo una persona los vea,
sino para que todo el mundo se haga a la idea de tener un libro a un lado”. El autor de obras como la Escuela de Artes Plásticas
uabjo (Oaxaca, 2008), el Centro para la Atención de Gente Invidente (CDMX, 2000), o el Mercado de San Pablo Oztotepec
(CDMX, 2003), entre otras, respondió lo siguiente acerca de su librero. +
Ulysses Avath©
¿Cuántos libros tienes?
Buena pregunta. ¿Cuántos libros tengo? Tengo los libros que voy adquiriendo,
no los cuento. Tuve la herencia de la biblioteca de mi padre, que era arquitecto y leía mucho. Con eso tuve la conciencia de ir haciendo una buena biblioteca de arquitectura más otras disciplinas alrededor de ella. Tengo cuatro
libreros que miden 2.4 x 3 metros, como doce metros lineales de libros.
¿Cuál es el más nuevo?
Siempre que viajo al extranjero trato de comprar libros de arquitectura que
no se pueden encontrar en otros lugares porque sólo están editados en el país
en el que estoy. Estuve en Nuevo México, en el cañón de Chaco, y ahí me hice
de unos libros de arqueología de la zona.
¿Cuál es el libro más viejo?
Me gustaría pensar que de arquitectura el libro más viejo que tengo es el de
mi padre, Manuel Rocha Díaz, que hizo su libro en 1980 y me regaló un ejemplar. Seguramente tendré El Principito, como cualquier niño. También tengo
libros sobre arquitectos de culto como Louis Kahn o Frank Lloyd Wright, libros
de colección que mi padre consiguió cuando era estudiante, en los años cincuenta, y que ya son reliquias.
¿Cuál es tu favorito?
Mucho tiempo tuve una fuerte influencia de Louis Kahn como arquitecto y por
lo tanto era un libro de él al que constantemente recurría, o Peter Zumthor,
otro arquitecto. También me encanta la obra del fotógrafo Josef Koudelka.
Aunque no sea lo más representativo de su obra, un libro de Andrei Tarkovski
con sus polaroids. Los libros de mi madre son siempre una referencia importante. Tengo la suerte de no tener un solo libro favorito.
¿Qué libro no has leído aún?
Entre más lee uno más se da cuenta de que no ha leído casi nada. Me parece
que habría que tomar la decisión de qué libros escoger para leer y no perder
tiempo con malos libros. Me interesa acercarme a gente que respeto mucho
para que me recomienden qué leer. Hay libros que leí de niño y que me gustaría releer, como Crimen y castigo y Pedro Páramo.
¿Cuál es la joya de la corona del librero? Gracias a mi padre tengo las obras completas de Jorge Luis Borges, me parece
que fue la mejor herencia de su biblioteca. Los libros de mi madre, Graciela
Iturbide, dedicados a mí. También tengo libros de arquitectos que admiro,
algunos de ellos premios Pritzker, dedicados, y se vuelven muy importantes.
Tiene que ver con la emotividad y la cercanía intelectual y de amistad con
ciertas personas.
¿Qué libro has regalado?
Muchos. Justo ahora estoy en una etapa en la que me gustaría regalarles a arquitectos y no arquitectos dos libros de un gran teórico de la arquitectura que se
llama Juhani Pallasmaa: Los ojos en la piel y La mano que piensa.
¿Qué autor se repite más veces en el librero?
Los arquitectos que más admiro: Louis Kahn, Carlo Scarpa, Alvar Aalto, Eduardo
Souto de Moura, Álvaro Siza, Luis Barragán, de quienes trato de tener todos sus
libros. También Borges y Marcel Duchamp. Es demasiada la obsesión por las cosas
que se hacen que por diferentes líneas queremos alimentar la colección de diferentes libros.
¿Cuál libro no has regresado? (es decir, que no es tuyo).
Hay libros prestados de personas que quise mucho y que ya no están, pero
ellos sabían que yo los tenía. Por la significancia de quien me los prestó, no
por los libros mismos, recuerdo los que me prestó Humberto Ricalde, que fue
mi maestro en la facultad. +
EDITORIAL
CONTENIDO
El tatuaje es una decisión personal tan importante que puede
compararse a la elección de pareja. Sin embargo, un divorcio
exprés puede disolver una relación matrimonial en cuestión
de días y los recuerdos malos siempre se quedan atrás; un tatuaje, a pesar de los avances técnicos en materia de rayos láser
—método caro y doloroso—, permanecerá ahí para siempre.
EL LIBRERO DE…
Mauricio Rocha
03
TATUAR POSIBILIDADES
EN LA MEMORIA
Niños a ¡leer!/ Karen Chacek
08
JORGE RAMOS
Entrevista
10
BERNARDO ESQUINCA
Entrevista
12
¿QUIÉN SE TATÚA EN LAS MEJILLAS
UN TRIDENTE?
Fábulas del Tío Hoffs/ Antonio Malpica
14
EL RINCÓN GOURMET
16
CÓRRELE POR TU TATUAJE
Jóvenes/ Raquel Castro
18
CLÁSICOS ILUSTRADOS
Rogelio Flores
22
FRASE NAPALM
Nagiko, The Pillow Book
24
LA EPIDERMIS INTACTA
Nerd Plus/ Bernardo Fernández-Bef
26
SÍMBOLOS PARA CIMBRAR AL MUNDO
DeMente/ Yara Sánchez de la Barquera Vidal
28
MADRID SE LEE ANDANDO
Calle de León/ Jorge F. Hernández
32
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ:
EL POETA AMBIENTALISTA
Claudina Domingo
34
TINTA ANCESTRAL
Mono-grafías/ F. G. Haghenbeck
36
EL DOMINÓ
Cuento/ Karen Villeda
40
EL PERFIL
Rébecca Dautremer
46
TATUAJES
El tatuaje implica dolor. Quienes se han hecho uno hablan de
un ardor intenso, como un raspón que no termina y que se
extiende sobre el área a dibujar. Hay sangre, desde luego. No
por ello se puede afirmar que quienes visitan a su tatuador de
confianza sean unos masoquistas irredentos. Hay algo que
va más allá del dolor físico. Quien se anima a que alguien más
plasme sobre su piel un mensaje está tratando de evitar que el
tiempo lo destruya todo.
Quienes optan por llevar marcas en el cuerpo, sea para manifestar lo que habita en su interior, para hacer una declaración
de principios o por mero placer, forman parte de un grupo
que a últimas fechas se ha vuelto numeroso y que entre sus
filas no sólo incluye a individuos de baja estofa, ex presidiarios, marineros o mujeres de la vida galante, sino estrellas del
espectáculo, deportistas, empresarios, escritores, etc. Como
todo en la vida, lo que ayer se consideraba ajeno a las buenas
costumbres y contrario a las más sagradas reglas de la sociedad, hoy es moneda de uso corriente.
En este número encontrarán las opiniones que nuestros columnistas expresan acerca del arte de entintarse la piel. Algunos confiesan que no están tatuados y otros no lo mencionan,
así que nos quedaremos con la ganas de saber si en algún punto recóndito de su anatomía llevan un mensaje personal o un
recuerdo amargo.
La portada es trabajo de Omar Osorio, un joven ilustrador
mexicano que se la jugó con nosotros para hacer este tatuaje
multiforme. Fue un trabajo arduo que requirió de varias correcciones —situación impensable a la hora de estarse haciendo uno en la piel— y cuyo resultado nos tiene muy contentos.
Libros de arte sobre tatuajes, clásicos ilustrados con tinta sobre la piel, la relación de música y los tattoos, la sociedad y el
control sobre el cuerpo, símbolos para sacudir el mundo… ojalá que este número se les quedé tatuado en la memoria.
Ilustración original de
Omar Osorio “Osofang”©
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LOS+VENDIDOS
06
NO FICCIÓN
FICCIÓN
YO ANTES DE TI
Jojo Moyes
SUMA DE LETRAS
Lou Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del
autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café Buttered Bun y sabe
que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto
de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en
su sano juicio. Will Traynor sabe que un accidente de moto se llevó sus ganas
de vivir.
EL CAZADOR DE HISTORIAS
Eduardo Galeano
SIGLO XXI
En esta obra, que terminó un año antes de morir, Eduardo Galeano sale
a cazar en esa jungla para mostrarnos con crudeza, con humor, con ternura el mundo en que vivimos, desnudando ciertas realidades que, pese
a estar al alcance de la mano, no todos llegan a ver.
MÉXICO ENGAÑADO
Francisco Martín Moreno
PLANETA
CINCO ESQUINAS
Mario Vargas Llosa
ALFAGUARA
La idea de esta novela comenzó con una imagen de dos amigas que de pronto
una noche, de una manera impensada para ambas, viven una situación erótica. Luego se fue convirtiendo en una historia policial, casi en un thriller, y el
thriller se fue transformando en una especie de mural de la sociedad peruana
en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori y Montesinos.
LA CHICA DEL TREN
Paula Hawkins
PLANETA
Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas y la misma
parada en la señal roja. Son sólo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que
los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es
perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero
es suficiente.
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER
Milan Kundera
TUSQUETS
Ésta es una extraordinaria historia de amor, de celos, de sexo, de traiciones, de muerte y también de las debilidades y paradojas de la vida cotidiana de dos parejas cuyos destinos se entrelazan irremediablemente.
Guiado por la asombrosa capacidad de Milán Kundera, el lector penetra
fascinado en la trama compleja de actos y pensamientos que el autor va
tejiendo con diabólica sabiduría en torno a sus personajes.
En las escuelas mexicanas se incuba la mediocridad. Los actuales libros de texto
gratuitos de historia deliberadamente engañan, manipulan y ocultan la realidad de lo acontecido en nuestro país, condenando a México al estancamiento.
¿Cómo avanzar si insistimos en inculcarle a las nuevas generaciones de mexicanos escandalosas mentiras redactadas en beneficio del gobierno en turno?
CÓMO GANAR AMIGOS E INFLUIR SOBRE LAS PERSONAS
Dale Carnegie
DEBOLSILLO
El único propósito de este libro es ayudar al lector a que descubra, desarrolle
y aproveche esos poderes latentes que no emplea. Algunos puntos importantes del contenido son: Técnicas fundamentales para tratar con el prójimo. Si
quiere recoger miel, no dé puntapiés a la colmena. El gran secreto para tratar
con la gente.
EL DIFÍCIL VÍNCULO ENTRE PADRES E HIJOS
Jorge Bucay/ Demián Bucay
OCEANO
Jorge y Demián Bucay analizan el vínculo que existe entre padres e hijos
y buscan responder preguntas como ¿qué es ser padres?, ¿por qué serlo?, ¿para qué? Los autores desarrollan temas en torno a la paternidad y
afirman que ser padre tiene que ver con cumplir una función, que implica
actuar, pensar y sentirse como tal.
GRATITUD
Oliver Sacks
ANAGRAMA
EL ELEFANTE DESAPARECE
Haruki Murakami
TUSQUETS
Un pirómano que confiesa su delito. Una pareja de recién casados que aprovecha la oscuridad de la noche para atracar un McDonald´s. Un enano diabólico
y danzarín. Un abogado sin trabajo al que su esposa ha ordenado encontrar
a su gato extraviado. Un hombre al que obsesiona la extraña desaparición de
un elefante que se encontraba en un zoológico.
En febrero de 2015, Oliver Sacks recibió la noticia de que el melanoma que le habían diagnosticado en el ojo diez años antes había hecho
metástasis y ahora le afectaba al hígado. A los pocos días escribió el
ensayo “De mi propia vida”, en el que expresaba su inmenso sentimiento
de gratitud por haber tenido una existencia plena tanto en el plano vital
como en el intelectual.
JÓVENES
UNO SIEMPRE CAMBIA AL
AMOR DE SU VIDA
Amalia Andrade
PLANETA
FESTIVAL DE LA BLASFEMIA
Dross
TEMAS DE HOY
LUNA DE PLUTÓN
Dross
TEMAS DE HOY
ELEANOR & PARK
Rainbow Rowell
ALFAGUARA
LA SELECCIÓN
Kiera Cass
ROCA EDITORIAL
07
ELECTRÓNICOS
ARTE
YO ANTES DE TI
Jojo Moyes
SUMA
Lou Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del
autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café Buttered Bun y sabe
que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto
de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en
su sano juicio.
LA MAGIA DEL ORDEN
Marie Kondo
AGUILAR
Transforma tu hogar en un espacio limpio y ordenado de manera permanente, ¡y sorpréndete de cómo cambia tu vida! Marie Kondo te ayudará a acomodar tus espacios de una vez por todas con su sencillo método KonMari. La
clave para mantener el orden exitosamente está en acomodar los objetos de
tu casa, habitación, apartamento, estudio u oficina en forma correcta, manteniendo sólo lo que realmente amas y limpiándolo todo a la vez.
Véndele a la mente, no a la gente
Jürgen Klaric
Yopublico
La neurociencia está invadiendo de manera positiva muchos sectores del
mercado, trasformando con descubrimientos y tecnología clínica la forma
de entender, mejorar, rentabilizar e innovar cómo operamos y hacemos
nuestro trabajo.
CINCO ESQUINAS
Mario Vargas Llosa
ALFAGUARA
EL JARDÍN SECRETO
Johanna Basford
MTM
Por fin tenemos aquí la esperadísima reimpresión de El jardín secreto, un éxito
de ventas internacional que entusiasma a grandes y pequeños con sus fantásticas y minuciosas ilustraciones. Un imprescindible para los amantes de la
naturaleza y la creatividad.
THE ART OF MEXICAN COOKING: TRADITIONAL MEXICAN
COOKING FOR AFICIONADOS
Diana Kennedy
CLARKSON POTTER PUBLISHERS
Una brillante exploración de una las más grandes cocinas del mundo. Incluye más de doscientas recetas, muchas de ellas desconocidas en la frontera norte y más de cincuenta ilustraciones y ciento cincuenta fotografías.
LA PELOTA, UNA HERENCIA DE MÉXICO AL MUNDO
Carla Claudia Zarebski Peña
COOPERATIVA LA JOPLIN
En un fascinante recorrido de doscientas veinticuatro páginas, a través de una selección de más de trescientas imágenes de sesenta
y cinco archivos de América, Europa y Asia; la Federación Mexicana de Fútbol y Cooperativa La Joplin propusieron celebrar de forma
inédita y lúdica, una de las grandes aportaciones de México a la humanidad:
la pelota.
LOS 1000 MEJORES FUTBOLISTAS DE TODOS LOS TIEMPOS
NAUMANN & GOBEL
La idea de esta novela comenzó con una imagen de dos amigas que de pronto
una noche, de una manera impensada para ambas, viven una situación erótica. Luego se fue convirtiendo en una historia policial, casi en un thriller, y el
thriller se fue transformando en una especie de mural de la sociedad peruana
en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori y Montesinos.
El futbol es sin lugar a dudas el deporte con más aficionados en todo el
mundo, capaz de movilizar cantidades ingentes de personas. De ningún
otro tema se habla tanto como de los partidos, los jugadores, los entrenadores o los árbitros. Notas relevantes: este fantástico libro reúne a todos
los héroes del futbol, las estrellas del balón. Messi, Ronaldo, Pelé.
HISTORIA DE UN CANALLA
Julia Navarro
PLAZA & JANÉS
EL BOSQUE ENCANTADO
Johanna Basford
MTM
Thomas Spencer sabe cómo conseguir todo lo que desea. Una salud delicada
es el precio que ha pagado por su estilo de vida. Desde su último episodio
cardiaco, una sensación se ha apoderado de él. En la soledad de su lujoso apartamento de Brooklyn no puede evitar preguntarse cómo habría sido la vida
que conscientemente eligió no vivir.
Johanna Basford vuelve a maravillarnos con su nuevo libro para colorear, un
fabuloso bosque encantado que esconde en su espesura animales y objetos
mágicos, y especiales símbolos que nos deparan fantásticas sorpresas. Una
nueva explosión de belleza de la mano de la autora del best-seller internacional El jardín secreto.
NIÑOS
EL PRINCIPITO
Antoine de Saint-Exupéry
EMECÉ
EL DIARIO DE GREG
Jeff Kinney
OCEANO TRAVESÍA
EL DÍA QUE LOS CRAYONES
RENUNCIARON
Drew Daywalt/Oliver Jeffers
FCE
DESTROZA ESTE DIARIO
Keri Smith
PAIDÓS
WIGETTA Y EL ANTÍDOTO
SECRETO
Vegetta777/Willy Rex
TEMAS DE HOY
08
Los tatuajes se inscriben, fijan y persisten en la piel como
adorno y también a manera de galería permanente para
recuerdo o gloria de algo. Acudir a un tatuaje es mucho
más que un mero impulso; las personas sabemos cuán
importante es la memoria, esa magnífica función cerebral que interviene en todos los procesos de aprendizaje
del ser humano, que es vital para la supervivencia del
individuo y de la especie. Es nuestro privilegio contar
con la capacidad ordinaria de memorizar vivencias reveladoras y sucesos históricos, ¿por qué nos empeñamos
en confiarle nuestro gran tesoro a un artefacto limitado
que podría sufrir una avería en cualquier momento?
En un mundo como el de ahora en el que la tendencia es
almacenar los eventos significativos de la vida en dispositivos electrónicos microscópicos integrados a
tabletas y teléfonos portátiles, necesitamos de
más libros que nos tatúen en la memoria
palabras, imágenes, sonidos, sensaciones, preguntas y posibilidades.
Libros que nos recuerden lo mejor y lo peor de nuestra humanidad. Una persona con una memoria hueca es una persona
sin identidad ni rumbo.
Dicho al modo de la
sabiduría popular:
“Para saber hacia
dónde vas, voltea a ver de dónde vienes”.
No me gusta el
campo, ¡es feo,
verde y muy aburrido!— le dijo
Leonardo a sus
papás, a quienes les encantaba hacer
“vida de campo” los fines
de semana. Leonardo no entendía
qué había de divertido
en ver el fuego en la chimenea,
escuchar el silencio, caminar un
sendero. Ésos, los senderos, no le
parecían otra cosa que calles sin
tiendas, con hierba, piedras que
te tuercen los tobillos y ortigas
que se pegan a los calcetines y
te pican. A Leonardo no le pudo
suceder mejor cosa que perderse en el campo y topar con un
borrego, una vaca y una gallina
que le preguntaran: ¿Tú para qué
sirves? Un abrelatas, una licuadora, un balón
o una almohada sirven para algo. ¿Para qué
sirve un niño?, de Colas Gutman (fce), no sólo es
una dulce venganza contra cualquier infante de ciudad
que crea saberlo todo, también es un jalón de orejas para
quien olvide cuán fabulosa es nuestra esencia humana
“inútil”. Este libro me hace reír como pocos y vaya que lo
he leído muchas veces.
Si extraviáramos nuestros recuerdos más nítidos de la infancia, cómo podríamos responder a la pregunta ¿quién
soy? Hay vivencias que se quedan en nosotros de manera
tan precisa como los tatuajes; recuerdos que se activan
con aromas, sonidos, objetos, palabras, y que son parte de los cimientos de nuestra identidad. Osito, de Else
Holmelund Minarik (Kalandraka), trata justo de eso, de
eventos cotidianos de la infancia que quizá no son los
más espectaculares, pero sí los que dejan huella, momentos en los que niños y niñas por igual se ponen a
prueba, juegan a traspasar los límites, descubren cómo
se siente querer y ser queridos. La versión en castellano
del libro ha respetado el formato original de la primera
edición de 1957 con las fabulosas ilustraciones de Maurice Sendak.
La memoria es el mejor antídoto contra la repetición de
los errores del pasado y los actos de injusticia. Si te ocupas únicamente de las ocurrencias ruidosas del presente, puede que te pases la vida viendo todo sin ver nada a
fondo por falta de perspectiva; entretenido pero formulando las mismas preguntas de antes y recibiendo las
mismas respuestas: cualquier persona con los ojos
cubiertos caminará sólo en círculos. El pequeño
Cuchi Cuchi, de Mario Ramos (Oceano Travesía),
atestigua cómo en la comunidad de animales
todos presencian algo terrible, pero nadie se
anima a cuestionar lo establecido y descubrir un valor más cardinal que la
ambición y el poder; a responder diferente para que la vieja historia de mal uso de la
autoridad deje de repetirse
una, otra y otra vez.
Un diario, un álbum de fotografías o una
película casera
son
evidencias tangibles
que facilitan la
comprobación
de que ciertos
eventos realmente
ocurrieron en la vida
de alguien. Lo mismo
podría decirse de un
jardín. ¿Un jardín? Sí.
El Jardín del abuelo,
de Lane Smith (Oceano
Travesía), legitima la asombrosa hipótesis de que un arbusto es tan efectivo como
cualquier otro medio certificado para reavivar recuerdos. El abuelo que aparece
en el libro le ha confiado a
los arbustos de su jardín los
recuerdos más significativos de su vida para no olvidarlos, ni siquiera cuando
los olvida. Su bisnieto lo sabe,
le gusta mucho pasearse por las memorias de su abuelo, sobre todo ahora
que él también es parte de la historia y
del jardín. +
Entrevista con Jorge Ramos
“E
No lleva corbata. Usa un saco sport y pantalones
de mezclilla. Acostumbrado a los estudios de
televisión en Estados Unidos, a Jorge Ramos
le sorprende que el equipo de Lee+ llegue
puntual a la cita y que aliste tres cámaras
para filmar la entrevista: “Parecen de
televisión. Me parece genial porque
ahora el mensaje es video”.
en la primera Cumbre Iberoamericana adonde llegó
Fidel Castro. Le empecé a preguntar sobre la falta de
democracia en Cuba y sobre la necesidad de un plebiscito,
en la época cuando había caído el muro de Berlín. Y de
pronto empecé a sentir algo en mi estómago: era uno de
los guardaespaldas que me estaba empujando. Finalmente
me tumbaron. Años después, el guardaespaldas de
Donald Trump me saca de una conferencia de prensa.
Es la primera vez que me sacan de una conferencia de
prensa por querer hacer una pregunta. Si lo pones en
perspectiva esto no es absolutamente nada frente a los
más de ochenta periodistas que han sido asesinados
en México en las últimas dos décadas. Imagínate lo que
significa ser periodista en Veracruz, Oaxaca, Chiapas y
de pronto tener que enfrentarte al gobernador o
a los narcos y estar absolutamente desprotegido.
Yo tengo la gran suerte, es un privilegio, de
poder tener mi trinchera en Miami,
donde salgo a andar en bicicleta y no
tengo guardaespaldas. Ser periodista
en México es una de las
profesiones más peligrosas
que existe.
Sin miedo. Lecciones de rebeldes
y poderosos se publica a pocos
meses de las elecciones en
Estados Unidos. Al ser la tuya
una voz influyente entre los
latinos que viven allá, ¿el
lanzamiento del libro en este
contexto fue algo premeditado?
Escribí el libro porque estoy cumpliendo
treinta años como conductor del
Noticiero Univisión en Estados Unidos.
Quería juntar una treintena de
entrevistas que reflejaran lo que
he hecho en mi carrera.
Luego me di cuenta
de que muchos de
los que había
incluido en el
libro tenían algo
en
común:
eran rebeldes,
habían roto las
reglas, habían
enfrentado
a
alguien, habían destruido
un sistema y habían
seguido su propio
camino. Por eso
se llama Lecciones
de
rebeldes
y
poderosos. Y el Sin
miedo porque entre los
entrevistados me di cuenta
de que todos tienen miedo de algo, pero los
que logran hacer algo importante son aquellos
que primero asumen que tienen miedo, lo reconocen,
luego cambian las cosas. Este es el contexto del libro.
Luego, de pronto, se apareció Donald Trump y cuando
el 16 de junio de 2015 dice que los mexicanos somos
violadores, criminales, narcotraficantes y sigue diciendo
una sarta de estupideces, me di cuenta y reconfirmé que
Siguiendo
el
tema
del
periodismo en México,
¿existe censura de
parte del gobierno?
En
México
hay
censura
directa
de Los Pinos a
periodistas.
El
mejor
ejemplo
que tenemos es el
de Carmen Aristegui
y
su
equipo.
Cuando yo les
cuento esto a
otros periodistas,
y en otros países,
no me creen. ¿Cómo es
posible que la periodista
y el equipo con más
credibilidad en la radio
en México no tengan
trabajo? Y cómo es
posible que después
de que ellos hagan una
denuncia, de que la
esposa del presidente
compró una casa
de siete millones
de dólares a un
contratista
del
gobierno, un claro
conflicto de intereses,
quien pierde su trabajo es
la periodista y su equipo.
Eso habla de que en México
hay censura directa. Aunque es muy difícil hacer
periodismo independiente, hay grandes periodistas
mujeres que nos están demostrando que las cosas se
pueden hacer: Carmen Aristegui, Sanjuana Martínez,
Lydia Cacho, Anabel Hernández, Denisse Dresser.
Curiosamente son todas mujeres, las más valientes de
s la única profesión en el mundo cuya descripción
incluye ser rebelde e irreverente”, dice el periodista
Jorge Ramos en la introducción de su libro Sin
miedo. Lecciones de rebeldes y poderosos, en el que reúne
treinta entrevistas a rebeldes —subcomandante Marcos,
Yoani Sánchez, Leopoldo López, Ingrid Betancourt,
Elena Poniatowska, Spike Lee, Desmond Tutu, entre
otros—; y poderosos —Carlos Salinas de Gortari, Enrique
Peña Nieto, Fidel Castro, Hugo Chávez, Barak Obama,
Bill Gates, entre otros—. Personajes escurridizos,
contradictorios, de hábiles respuestas entrevistados por
una de las personas más influyentes del mundo (según
la revista Time), y uno de los veinticinco latinos más
destacados de Estados Unidos.
nuestra principal función como periodistas es enfrentar
a los que tienen el poder, a los que quieren el poder, y
buscar la verdad. En este caso la verdad era totalmente
opuesta a la que decía Donald Trump. Así que lo podrán
ver en la introducción y en la filosofía del libro: para ser
periodista hay que ser rebelde siempre, y enfrentarse a
ésos que tienen el poder.
De entre las entrevistas incluidas en el libro, ¿cuál dirías
que te tensó un poco, que quizá no hayas sentido miedo,
pero sí preocupación?
Ha habido dos veces en que he tenido que terminar las
entrevistas con un guardaespaldas enfrente. Una fue
México. A pesar del temor, porque estoy seguro que les da
miedo, siguen haciendo su labor. Y ellas son las que están
haciendo el gran cambio en México, ellas son las que, a
pesar de la censura directa, se enfrentan al presidente,
hablan de Ayotzinapa, hablan de la casa blanca, de los
cincuenta y dos mil muertos y de la terrible posición
gubernamental de esconderse ante los grandes temas
del país. Nuestro presidente se agacha, se esconde, huye
cada vez que hay problemas graves. No ha dado una sola
conferencia de prensa desde que llegó al poder.
Incluso, después de la última entrevista que te dio en
2011, ya no te volvió a conceder ninguna. ¿Consideras
eso un punto a favor del periodismo libre y sin miedo,
que al saber que vas a hacer preguntas incómodas
prefiere cerrarse totalmente?
Yo creo que es mejor siempre hacer las preguntas duras.
Hay veces que llego a las entrevistas con una actitud
doble: si tú no haces las preguntas nadie más las va a hacer,
y la segunda es que nunca más vas a volver a ver a esa
persona, así que tú llegas pensando que esa entrevista,
con gente que tiene poder, que no se va a repetir, llegas
con una actitud distinta. Recuerdo haberle preguntando
a Peña Nieto si era millonario y él me dice que no, que
no era millonario. Y luego nos enteramos no sólo de la
casa de siete millones de dólares, sino que también tiene
propiedades de millones de pesos. Claramente lo que
nos había dicho no era cierto. Si luego no quieren hablar
conmigo, me parece que son gajes del oficio.
Carlos Salinas aceptó tus entrevistas para limpiar su
reputación. En aquella época, el periodismo estaba bajo
su control. Hoy sucede lo contrario: las tecnologías, lo
que llamas la iRevolution y el compromiso de ciudadanos
y periodistas, sacan las cosas a la luz. Esta nueva forma
¿la consideras proporcional a la escalada de violencia
contra periodistas que actualmente se impone en
México?
A pesar de la censura hay voces muy valientes en
México. Lo que me parece extraordinario es que a pesar
de los intentos gubernamentales de silenciar a muchos
periodistas, esto es lo que nos está salvando: las nuevas
tecnologías permiten que cualquiera se pueda convertir
en periodista y cualquier evento pueda ser reportado por
un ciudadano común y corriente, por un estudiante, por
un joven. Las grandes tecnologías nos han democratizado
más, nos han liberado. Vengo a México esperando la
Primavera Mexicana. Sigo viendo con mucha esperanza y
mucho optimismo lo que está pasando aquí. Un periodista
me decía que en México nunca pasa nada. Yo creo que sí
está pasando. Cuando no le crees a tu presidente y lo dices
en la calle, en las redes sociales; cuando hay un pase de
lista diario de los cuarenta y tres jóvenes desaparecidos
de Ayotzinapa, cuando los mexicanos salen a defender a
otros mexicanos de los ataques de Donald Trump porque
su presidente y su gobierno no lo hacen, creo que están
pasando cosas y todas muy positivas.
¿Cuál es la satisfacción más grande obtenida de tus
entrevistas fuertes?
Creo que eso es precisamente lo que como periodista yo
más reconozco y disfruto: cuando te puedes enfrentar
a los que tienen el poder, porque ésa es nuestra labor.
Lo imporante es darnos cuenta de que si nosotros no
hacemos esas preguntas difíciles nadie más las va a hacer.
Y me paso haciendo mucha tarea. La periodista Barbara
Walters decía que hay que saber más del entrevistado que
él mismo. Cuando logras hacer eso y usas las preguntas
como arma —Oriana Fallaci hablada de que nuestras
armas son las preguntas—, estamos haciendo bien
nuestro trabajo. Además hay que hacer contrapoder;
entre más cerca estás del poder, menos haces tu trabajo.
Siempre hay que conservar una sana distancia de los
poderosos.
¿Qué periodistas han influido tu trabajo?
Hay dos mujeres que influyeron mucho en mi carerera:
Oriana Fallaci, que concebía la entrevista como guerra,
y Elena Poniatowska, autora de La noche de Tlatelolco.
En ese 1968 ella rescata los detalles de una de las peores
masacres de la historia moderna de México, y sólo con su
grabadora logra evitar que la versión oficial del gobierno
se convierta en la verdad histórica. Eso me parece
extraordinario. En Estados Unidos había dos grandes
periodistas que me ayudaron mucho: Petter James, que
me enseñó que lo más difícil de la televisión es ser natural,
y luego Ted Koppel, cuyas entrevistas me marcaron por
mucho tiempo.
La injusticia no gana, dice Desmond Tutu…
Como periodistas estamos obligados a tomar partido en
casos de racismo, discriminación, corrupción, mentiras
públicas, dictaduras y derechos humanos. Hay que tomar
partido, y la lección de Desmond Tutu es preciosa. Le
pregunté que qué podíamos aprender de lo que ellos
lograron en Sudáfrica, y me dijo “Tienes que estar
convencido de que al final vas a ganar”. Eso me parece
extraordinario, todos los que quieren un cambio en
Mexico, en Estados Unidos; todos los que quieren vivir
mejor deben tener esa visión.
Tú eres rebelde y también poderoso. ¿Cómo mantienes
un balance?
El balance es muy fácil mientras yo siga haciendo
preguntas a los que están en el poder ésa es mi labor, y
para no perder el piso lo que tienes que hacer es siempre
colocarte del otro lado del poder.
¿Cuál es tu lema o frase favorita?
Que no hay una segunda oportunidad y “Sí se puede”.
¿Cuáles son tus pasatiempos?
Hago yoga, corro, juego tenis y los sábados religiosamente
voy a jugar futbol. Todavía.
Si no hubieras sido periodista…
Hubiera sido futbolista, cazagoles, y me hubiera
encantado ser rockero.
¿Con qué personaje de ficción te identificas?
Una combinación de Malfalda y Charlie Brown. Todo
periodista es un poco Malfalda: siempre cuestionarse
el mundo.
Tres libros favoritos:
Entrevista con la historia, de Orianna Falacci. La noche de
Tlatelolco, de Elena Poniatowska. El otoño del patriarca,
de Gabriel García Márquez
Tú máximo logro.
Que mis hijos me quieran y me respeten. En el periodismo
el mayor logro es que te crean.
Tu sueño más grande.
Antes era que lo que hiciera importara. Pero ahora es que
me quieran quienes yo quiero. +
Por Yara Sánchez de la Barquera Vidal
SIN MIEDO.
LECCIONES DE REBELDES Y PODEROSOS
Jorge Ramos
GRIJALBO
12
C
ada época tiene sus asesinos, como un sello
propio que las caracteriza. El Porfiriato, esa
época tan estudiada, enaltecida por unos y
defenestrada por otros, tuvo uno de los más
célebres y recordados: Francisco Guerrero Pérez, mejor
conocido como “el Chalequero”, considerado como
uno de los primeros asesinos seriales mexicanos y que,
a la par de sus
acciones,
el periodismo mexicano enaltecerá para darle forma
al género de la nota roja. En este contexto, la nueva
novela de Bernardo Esquinca, Carne de ataúd, tercera
entrega de la saga de Casasola, nos lleva a un país
que entra de lleno en la modernidad mediante la luz
eléctrica, el telégrafo y el ferrocarril pero en cuyas
calles de la Ciudad de México aún puede escucharse
el grito de la Llorona, mientras deambulan la mulata
de Córdoba, Pachita la alfajorera y sus alfajores
hechos con tuétano de muerto y en muchas casas se
celebran sesiones de espiritismo.
Sin haberse planteado que las aventuras de
Casasola serían una saga, desde que publicó La
octava plaga (2011), primer libro de la serie,
Esquinca poco a poco fue advirtiendo que este
personaje, su alter ego, un reportero de nota
roja que es capaz de hablar en sueños con los
muertos, había crecido junto con su
perfil psicológico, sus vivencias y su
pasado, y que daba para más. Luego
de publicar Toda la sangre (2013),
novela que sucede en el Templo Mayor, había
que ir al pasado para establecer y entender las
razones por las que el reportero del Semanario
Sensacional escucha voces de ultratumba, y
el misterio alrededor de su abuelo, Eugenio
Casasola, protagonista de Carne de ataúd,
un reporter de El Imparcial, amigo de Julio
Ruelas y quien se obsesionará con el temible
Chalequero debido a una mujer.
Dice Bernardo Esquinca sobre esta vuelta al pasado:
“El Porfiriato es una época particular porque por
un lado ha sido muy estudiada, pero no muy
reproducida en la ficción. Que yo sepa, no había
una novela policiaca situada en el Porfiriato.
Situarme ahí me parecía interesante para contar
una historia y hablar del nacimiento de la nota
roja, que es el eje central de la saga Casasola,
un reportero de nota roja”.
No únicamente en sus novelas sino
también en varios de sus cuentos, la
presencia de la Ciudad de México
no es sólo un escenario sino un
personaje importante: “Fue muy
divertido recrear la ciudad de
la época, era lo que más me
interesaba. La Ciudad de México
es una de las grandes obsesiones
de mi literatura, tengo un
romance con esta ciudad, y
como la he explorado en tiempo
presente en mis cuentos y
novelas, era un deuda pendiente
explorarla en el pasado.
Afortunadamente hay mucha
información, muchas crónicas
que retratan cómo era la ciudad,
Foto: Secretaría de Cultura
que básicamente es lo que hoy conocemos como
Centro Histórico. En la novela aparece esta cantina
centenaria, El gallo de oro, en Bolívar y Venustiano
Carranza, donde uno puede entrar a tomarse una
cerveza y ver el mobiliario de la época; o Tlalpan, que
hoy en día es una avenida de concreto y en la época
en que narro era un potrero, había vacas, llovía y se
hacían lodazales. En Peralvillo, la zona donde asesina
el Chalequero, había una garita, era la aduana, el final
de la ciudad, como pasaba también en Salto del Agua,
donde está la fuente hoy rodeada de edificios, y en la
Alameda central”.
Además de documentar esa ciudad porfiriana
mediante mapas, Bernardo Esquinca también
encontró información útil en las crónicas de
personajes como Ciro B. Ceballos, que en su libro
Panorama mexicano, habla sobre las costumbres de
la sociedad, a qué restoranes acudían, qué comían,
las cantinas más famosas, los lugares de moda,
los teatros: “También fui al Archivo General de la
Nación donde los periódicos de la época no sólo me
sirvieron para conocer las andanzas del Chalequero
sino para encontrar, alrededor de las noticias que me
interesaban, muchas otras cosas que te dan el tono de
la época, como los anuncios clasificados”.
Sin que el lenguaje de Carne de ataúd suene
anacrónico, Esquinca lo trabajó mucho para darle
cierto sabor a viejo, partiendo de la premisa de que
Eugenio Casasola es reportero de El Imparcial, el
primer periódico moderno de México: “El lenguaje
periodístico del Porfiriato es muy particular. Para
empezar los periódicos de finales del xix no se
interesaban en las noticias, ponían énfasis en la
crónica de costumbres, pero no había noticias ni ese
seguimiento como lo conocemos hoy en día. Cuando
nace El Imparcial, en los primeros años del siglos xx,
Rafael Reyes Spíndola, su fundador, copia el modelo
estadounidense; estaba revolucionando el periodismo
y pone mucho énfasis en el reportaje y en la noticia
porque se da cuenta que eso vende muchos periódicos
y que las noticias de crímenes, el amarillismo, la
nota roja, también tienen mucho arrastre entre los
lectores. Justo esa época marca el nacimiento de algo
que a lo largo del siglo xx fue muy común de ver en
los periódicos: ensalzar crímenes y criminales porque
eso vende, como seres humanos somos morbosos y
los mexicanos tenemos una relación muy particular
con la muerte, con todo lo macabro. A diferencia de
otras novelas, en ésta trabajé mucho el lenguaje para
que no se notara actual, pero que al mismo tiempo
reflejara la época”.
Cuando Bernardo Esquinca se da cuenta de que va a
escribir una precuela ambientada en el Porfiriato, el
Chalequero encaja a la perfección en el marco, y el
autor va descubriendo que las vidas de Porfirio Díaz y
este asesino están más relacionadas de lo que parece:
“El Chalequero era un zapatero y fue el primer asesino
Conversando con
serial famoso en México, gracias a la nota roja. El día
que lo descubrí me llamó mucho la atención la fecha
en que mata por primera vez: 1888. Para los clavados
en temas de asesinos seriales es el mismo año en el
que Jack ‘el Destripador’ está matando prostitutas en
Londres. El Chalequero también mataba prostitutas
en el Río Consulado, en Peralvillo, de manera muy
sangrienta, degollándolas. Estuvo preso en San Juan
de Ulúa, durante veinte años y sale libre en 1908 para
volver a matar. Son personajes contemporáneos, de
patologías muy similares. Era, además, un personaje
de culto. En 1888 se vive el auge del Porfiriato,
Díaz es muy popular, y cuando en 1910 muere el
Chalequero, ya sabemos lo que pasa con el régimen.
Además me tomé algunas licencias: moví fechas para
que empataran con la trama e inventé una entrevista
que desde luego nunca ocurrió entre Porfirio Díaz y
Aleister Crowley, el hombre más malvado del mundo,
que sí viajó a la Ciudad de México en esos años.”
No se podía escribir una novela como Carne de
ataúd sin hablar del espiritismo, fenómeno de
masas de su tiempo: “Parte de recrear la época,
era poner en la mesa todas las cuestiones que la
definieron y una de ellas sin duda fue el espiritismo,
en boga en mundo entero, como en la Londres
victoriana, y México no fue la excepción. Además
de la atmósfera de la época, me permitía plasmar
mis obsesiones, como lo sobrenatural, el terror y
la literatura fantástica. Era irresistible construir a
un personaje como Madame Guillot, quizá el más
enigmático de la novela, una francesa de ideas muy
avanzadas, que usa escotes escandalosos, y que
está en contra de las teorías de la criminalística de
la época que se basan en la idea de que el criminal
nato posee características físicas que lo hacen
identificable a simple vista. Ella es una médium
obsesionada con hacer que se caiga la barrera que
divide el mundo material del inmaterial. Eugenio
Casasola es amigo de esta mujer y la utiliza para
comunicarse con los muertos y tener pistas de los
crímenes que ocurren. Además, ella ata y desata
partes de la trama, como la Bestia, otro de los
misterios a resolver en la novela”.
Aunque ya no existe, el manicomio de La Castañeda
también aparece en esta novela. Es ahí donde
Eugenio Casasola, ingresado, escribe un diario en
el que va contando sus preocupaciones acerca de la
Bestia: “Un rico excéntrico se llevó el edificio piedra
por piedra a Amecameca. Además del espiritismo y
otros emblemas de la época, otro tema irresistible
era La Castañeda, recién estrenada en la época,
por lo que prácticamente mi personaje es el primer
residente del manicomio porque justo va a dar ahí
cuando está recién inaugurado. Ya ha aparecido antes
La Castañeda en un cuento mío, pero ésta era la
oportunidad de situarla ahí, porque además se trata
de la parte más íntima de la novela, donde Eugenio
Casasola escribe un diario de locura, y desde ahí habla
de sus obsesiones y cuenta las razones por las que
porque fue a dar ahí: por ser un conscripto”.
Bernardo Esquinca ha prometido escribir el final de
esta saga, aunque aún no comienza: “Todavía no
empiezo a escribir la última novela, pero ya estoy
listo. La novela que cierra este cuarteto, lo digo así
porque Casasola me pidió continuar, pero ahora él me
está diciendo que hay que darnos unas vacaciones.
Después de la cuarta novela va a ser muy bueno
que Casasola y yo nos dejemos de hablar durante
un tiempo. Mientras tanto tengo otras ideas para
hacer, y probablemente en algunos años Casasola y
yo volvamos a ser cómplices. Esta cuarta novela ya
la tengo estructurada en la cabeza, va a ocurrir en el
presente, pero también una parte en el pasado con la
Ciudad de México como protagonista principal”. +
Por Jorge Vázquez Ángeles
CARNE DE ATAÚD
Bernardo Esquinca
ALMADÍA
Tortuga:Mírelo, es
ése de allá, el que
está de espaldas tomando un tequila.
Aquiles: ¿El de la camisa
con el diablo furioso?
Tortuga: Ese mismo. Pero no es
una camisa.
Aquiles: No le entiendo.
Tortuga:Que no es una camisa
con un diablo furioso.
Aquiles: No le entiendo. Voy a ver.
Tortuga: ...
Aquiles: ...
Tortuga:¿Y bien?
Aquiles: ¡Por los brazos de Popeye! ¡Ese hombre es una
capilla sixtina! ¡Y seguramente pesa lo mismo!
Tortuga:Me parece desafortunado su comentario, considerando que son puras representaciones del Príncipe
del Averno las que engalanan su cuerpo.
Aquiles: Increíble. ¿Quién se tatúa en las mejillas un tridente?
Tortuga:El mismo sujeto que me puso el ojo morado y
me despojó de los primeros diez capítulos de mi novela.
¡Haga algo, lo prometió!
Aquiles: Sólo a usted se le ocurre venir a escribir a un
lupanar como éste. ¿Eso que está derramado en el piso
es sangre? ¿Y lo que suena en las bocinas es música o
alguien siendo torturado?
Tortuga:Haga algo. Usted dijo que lo obligaría a devolverme mis hojas.
Aquiles: Bueno, también es cierto que yo ignoraba que
el tipo es un refrigerador industrial con pies y que lleva
un tatuaje al cuello donde jura obedecer a Satán en esta
vida y la que viene.
Tortuga:Me lo imaginaba. Maldito cobarde.
Aquiles: Escriba otra cosa. ¡Se lo dije! ¡Que su novela
ocurra en un lugar de mala muerte no lo obliga a escribirla en un lugar donde encontrará su muy buena y
merecida muerte! Piense en Salgari, que jamás se subió
a un galeón. O en Emily Dickinson, que nunca salió de
su habitación en tiempos donde no existían el wifi ni la
pizza por teléfono.
Tortuga:Debí imaginar que se retractaría. No importa.
Iré yo por mis hojas. Al fin que ya casi ni me duele el ojo.
Aquiles: ...
Tortuga: ...
Aquiles: Me pregunto si el polvito
de los cacahuates será ladrillo
molido o algo así...
Tortuga: ...
Aquiles: Vaya, vaya... al menos ahora
hacen juego sus dos ojos. Es un bonito morado obispo.
Tortuga: Infeliz burlón. Seguro lo
disfrutó a la distancia.
Aquiles: Lo que no entiendo es cómo llegaron
tan rápido al asunto de “golpear y despojar” si apenas tenía
diez minutos de haber salido de la casa cuando ya estaba
de vuelta con ese bonito tatuaje de berenjena en pleno ojo.
Tortuga: Pues comenzó con una plática inofensiva. Él me
vio escribiendo en esta misma mesa y se aproximó. Hizo
un comentario respecto a la importancia de plasmar, fuera de nuestras mentes, todo aquello a lo que nos importa
aferrarnos: un aroma, una caricia, un nombre. Yo le dije
que se metiera en sus asuntos.
Aquiles: Y entonces lo golpeó.
Tortuga: No. Luego me habló de cuán precario es el
papel cuando se trata de apuntalar la frágil y evanescente memoria. Le dije que se fuera al cuerno.
Aquiles: Y entonces lo golpeó.
Tortuga: No. Entonces repitió los versos de Neruda: “Es
tan corto el amor y es tan largo el olvido” y yo me reí
con ganas. Fue cuando me obsequió con esta bonita
sombra de ojos y me arrebató la novela.
Aquiles: ¿Neruda, dijo? ¡Claro! ¡Ahora vuelvo!
Tortuga:¡Pero qué hace! ¡Lo va a matar! ¡Le va a arrancar la cabeza! ¡Le... le...!
Aquiles: ...
Tortuga: ¡¡Le... va a entregar mis hojas y a dar un abrazo!!
Aquiles: ...
Tortuga:¡Increíble! ¿Cómo lo logró?
Aquiles: Cuando mencionó usted a Neruda lo reconocí.
¡Es Paquito Martínez, de la prepa tres! Me acordé que
tenía una novia que se llamaba Matilde Urrutia, como
la de Neruda, y cuyo nombre se tatuó por todos lados.
Al parecer, la sorprendió con un vecino hace un par de
años y decidió que sería mejor cubrir que borrar. ¿Qué le
parece?
Tortuga:¿Que qué me parece? Que me largo de este
miserable lugar. ¡A ver si no resulta que lo que está en el
piso es agua de jamaica y lo que suena en las bocinas es
Parchís con interferencia! +
QUADROPHENIA
Franc Roddam
DVD
Jimmy es un adolescente insatisfecho. ¿Qué adolescente no lo está? Esta
película, basada en la ópera rock de The Who, es un reflejo de la vida de
los jóvenes británicos, del desencanto social y del futuro sombrío de toda
una sociedad. Entre las escenas de pleitos entre
pandillas de niños bien y niños mal,
Quadrophenia conjunta el genio
de The Who con la dirección de
Franc Roddam.
SHIGERU BAN COMPLETE WORKS (1985-2015)
Philip Jodidio
TASCHEN
Un arquitecto capaz de construir edificios hechos con cartón debe
ser considerado como el mejor del mundo. Es japonés y se llama
Shigeru Ban. Nacido en Tokio en 1957, estudió en la Southern California Institute of Architecture (SCI-Arc). Influido por las obras de
arquitectos como Emilio Ambasz y Alvar Aalto, Shigeru Ban comenzó a usar tubos de cartón para hacer pequeños pabellones. Al paso
del tiempo fue investigando más sobre la resistencia del cartón
hasta construir museos, iglesias y viviendas. Gracias a su altruismo, Shigeru Ban desarrolló, también con tubos de cartón, casas
prefabricadas que se
construyen cuando ocurren
desastres naturales.
VERDI. THE COMPLETE WORKS
CD
En esta caja de setenta y cinco discos compactos se guarda toda la
obra del compositor italiano Giuseppe Verdi (1813-1901): óperas,
arias, canciones, trabajos sacros, piezas de cámara y piano, orquesta,
ballet, obras corales y hasta una que otra rareza. Indispensable para
los amantes de la ópera.
CHICAGO, AUGUST 28, 1978
TALKING HEADS
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Este LP es una rareza: se trata de una presentación que Talking Heads hizo
en Park West, Chicago, el 28 de agosto de 1978. Con la alineación original —David Byrne, Chris Frantz, Tina Weymouth y Jerry Harrison—, esta
banda post-punk y new wave interpretó catorce temas, todo incluidos en
este acetato.
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ARTE CONTEMPORÁNEO EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Edgar Alejandro Hernández/ Inbal Miller Gurfinkel (editores)
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La década que va del año 2000 a 2010 es un panorama que muestra el trabajo de un grupo de artistas que usaron a la Ciudad de
México como laboratorio de creación, utilizando muchas veces los
espacios abiertos a manera de galería. Este libro
reúne el trabajo de más de
cien artistas mexicanos y
extranjeros que mediante
sus recursos impactaron la
década pasada.
100 WRITERS &
ARTISTS
NATIONAL PORTRAIT GALLERY
En una época en
la que ya muy pocos
envían postales, la National Portrait
Gallery de Londres, fundada en 1856, pone a disposición de todos cien
postales de escritores y artistas. Desde Shakespeare hasta J. K. Rowling;
de Turner a David Hockney. Si nadie te ha mandado una postal, aquí
tienes cien.
PARA VER Y OÍR
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LA GRAN APUESTA
Adam McKay
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EN PRIMERA PLANA
Thomas McCarthy
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REPUGNANTE
Jon S. Baird
Mundo en DVD
Tres años antes de la crisis mundial
del 2008 originada por las hipotecas
subprime que hundió prácticamente el
sistema financiero global, cuatro tipos
fuera del sistema fueron los únicos que
vislumbraron que todo el mercado hipotecario iba a quebrar.
En 2002, un equipo de reporteros de
investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de
Massachusetts. La publicación de estos
hechos, que la archidiócesis de Boston
intentó ocultar, sacudió a la Iglesia católica como institución.
El detective Bruce Robertson es el detective de policía más maleducado,
pervertido, misántropo y adicto a las
drogas y al sexo de Edimburgo. A pesar
de ello, Robertson quiere un ascenso.
Claramente es la persona adecuada
para el trabajo; el resto de sus colegas
son idiotas.
LA CHICA DANESA
Tom Hooper
Paramount Home
Drama basado en la verdadera historia
de una pareja de artistas daneses, Einar
y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó
a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos
resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina.
O.S.T.
Ulysses Gaze
ECM
Las películas de Theo Angelopoulos
siempre tuvieron en las composiciones
de Eleni Karaindrou el equilibrio perfecto entre imágenes y música dando como
resultado paisajes inolvidables; sin duda
un soundtrack a la altura del filme.
REBEL CATS
Afortunado en el juego...
SONY MUSIC
VARIOS
We love Disney
UNIVERSAL MUSIC
La banda de rockabilly sigue evocando a aquellos sonidos pioneros
del rock and roll que marcaron toda
una época y hasta un estilo de vida
que hoy, más que ser un recuerdo, es
toda una experiencia que debe verse
y escucharse.
Tributo por parte de varias estrellas de
la música a temas clásicos de las películas de Disney que, en algunos casos, pasan de los cincuenta años de su
creación y siguen siendo memoria viva
de la infancia de muchas personas.
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Conocido por su sentido del humor, el
baladista hace un viaje retrospectivo a
varios temas conocidos de la canción
romántica pasando por varias generaciones de las mismas.
El movimiento sufragista nació en
Inglaterra en vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
La mayoría de las sufragistas no
procedían de las clases altas, sino
que eran obreras que veían impotentes cómo sus pacíficas protestas no servían para nada.
JAVIER CAMARENA
Canta a Cri-Cri
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El tenor mexicano le da un estilo distintivo a los temas clásicos de Francisco Gabilondo Soler, que siguen siendo
favoritos generación tras generación,
siendo, sin duda alguna, un legado cultural de este país.
Hasta los personajes ficticios necesitan trabajar o vender algo. ¿Los reconoces?
Responde correctamente a la trivia mensual que aparece en mascultura.mx y gánate un
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todo el mes de junio. Auditorio de la ciudad
RAQUEL
¿De veras vas a escribir sobre tatuajes? ¿No te parece
que ya están suficientemente alocados los chavos? ¿No
sabes que los tatuajes son “el resultado permanente de
un momento de locura pasajera”? Oh, sí. Tengo una
amiga que piensa así (bueno, seguramente tengo más
de una, pero fue una la que se me puso punk) y que
estaba inquietísima por el tema de este mes en Lee+.
Espera, le dije. ¿Tú crees que por leer recomendaciones
de libros que hablan de tatuajes una o un adolescente va
a ir corriendo al estudio de tattoos más cercano a pedir
que le pongan una estrellita en el cuello o un símbolo de
infinito en el tobillo o un dragón yakuza en la espalda? Si
de verdad tuviera yo ese poder, ya estaría lanzándome
para Emperatriz del Universo, pensé. Pero no me quise
poner a discutir con ella porque, si algo he aprendido
con los años, es que hay que escoger bien las batallas.
Claro, podía dedicar horas a argumentarle que un tatuaje es una decisión personal y que ni siquiera son
tan mal vistos en estos tiempos como lo eran antes
en nuestra sociedad (y que en otras sociedades son
incluso señal de estatus); pero al final ella se quedaría
con su idea y yo con la mía. Y no le iba a prestar alguno
de mis libros sobre el tema porque seguramente no lo
iba a leer ni me lo iba a devolver. Por cierto, si les interesa la historia de los tattoos, les recomiendo mucho
La biblia del tatuaje, de Vince Hemingson, publicada
en español por Grupo Editorial Tomo.
Así que no alegué, pero me quedé pensando en esa
idea, que me parece tan fantasiosa, de que un o una
adolescente pudiera cambiar por completo su conducta por haber leído un libro “impropio”. Para empezar, ¿qué es “impropio”? ¿Quién lo
decide?
Por ejemplo, la semana pasada
leí Maldito Romeo, de Leisa Rayven (Suma de letras). Tiene escenas
sexuales, sí. Con descripciones sonrojantes,
por decirlo de alguna manera. Y no falta el
personajillo que se pone hasta atrás o que se
fuma un churro. Pero, sobre todo, es una
historia bien escrita, divertida, de una
chava aspirante a actriz que, por primera vez en su vida, se enfrenta al hormonazo total: hay un tipo que, nomás verlo,
hace que se llene de lujuria. Dudo mucho
que alguien termine de leerla y corra a inscribirse a clases de actuación y de ahí a
buscar con quién darse un revolcón. Más
bien creo que quien la lea correrá a buscar la segunda parte, Julieta rota, pero
—oh, decepción—, todavía no sale en
español. En todo caso, Maldito Romeo no
trata sólo de sexo, aunque cuando aborda
el tema lo hace con naturalidad, sin caer
en el panfleto informativo.
Ahora bien: se cuenta que sí
hubo un libro que provocó
una especie de histeria colectiva: Las penas del joven Werther
(a veces traducido como Las des-
CASTRO
venturas del joven Werther), de Johann Wolfgang von
Goethe (hay varias ediciones disponibles). La historia,
aunque fue escrita en el siglo xviii, bien podría entrar
en el género “novela juvenil”: trata de un muchacho
que se enamora de una mujer comprometida con otro.
Ella lo corresponde pero no puede romper su compromiso y el muchacho se suicida. Dicen que, cuando se
publicó, la novela fue prohibida en muchos lugares de
Europa porque a los chavos les daba por buscar un
amor imposible y suicidarse. Habría que investigar si
fue sólo el libro o el ánimo de esos tiempos, porque
ahora se le considera un clásico, no un peligro (y, clásico o no, está muy buena, sí conviene echarle el ojo).
¿Será que si leemos un libro sobre cavernícolas nos dé
por hacer pinturas rupestres? ¿O que si nos acercamos a un poemario en sefardí, esa forma de español
antiguo que aún hablan algunos descendientes de los
judíos expulsados de España en 1492, nos dé por hablar así? ¡Bueno fuera! Porque se trata de una lengua
hermosa, llena de melancolía, que nos hace imaginar
cómo fue en otros tiempos nuestro siempre cambiante idioma. Si quieren hacer el experimento, les recomiendo Ansina, libro de poesía de Myriam Moscona
y publicado por Vaso Roto Ediciones. Los poemas me
gustaron muchísimo y me pasó algo curioso: reconocer palabras del español actual detrás de las versiones
ladinas fue como reconocer rasgos míos en fotos antiguas de mi madre o mi abuela. No sé si me explique.
Ah, y no hay que tener miedo de no entender. Porque
además de que el ladino es muy cercano a nuestro
español, el libro cuenta con un glosario, sólo por si la
lectura no tuviera el efecto mágico que le
asigna la amiga de la que les platicaba. +
E
stamos en un momento en que se multiplican las
imágenes en los cuerpos. El tatuaje, como materia del artista, lleva el sello que éste le imprime.
El trazo, el relleno, el contorno o el volumen de
la tinta impregnada en la piel quedarán marcados por
el espíritu de una forma que genera un recuerdo y que
se volverá inconfundible, intransferible, constructivo y
artístico en una aceptación de valor esencial y de técnica.
El dolor es parte del proceso, y la tinta se hace con
frecuencia adictiva una vez que la has impregnado en
tu cuerpo.
Si existiera la opción de cambiar el nombre de tatuaje,
propondría el termino artístico de action paiting (pintura de acción), como definiría en 1929 Alfred Barr a
los primeros cuadros de Kandinsky. De la imaginación
nace la expresión abstracta de la figura y ésta pide que
se viva directamente en imágenes que se convertirán en
acontecimientos súbitos en la piel.
Jack London tenía una frase bastante arriesgada en su
tiempo sobre los tatuajes, ya que no eran comunes y
sólo solían tenerlos las personas valientes o del mundo criminal: “Muéstrame un hombre con un tatuaje y te
mostraré un hombre con un pasado interesante”. Esto
cambió en los últimos años, cuando corrientes artísticas
como la música lo han rescatado como elemento contracultural en una sociedad que ha querido censurar la
rebeldía. Los Rolling Stones fueron una de las primeras
bandas que crearon una personalidad fuerte con el uso
de los tatuajes.
En estas tres últimas décadas, bandas o personajes
como Ozzy Osbourne, Lemmy Kilmister, Phil Anselmo,
Kiss, Jane's Adiction, Iron Maiden, Stray Cats, Psychic
TV y Black Flag aprovecharon el movimiento de las
agujas de subir y bajar para entrar en la piel, la fusión
con el switch de pedal (para controlar la máquina con
el pie) plantillas de tatuajes, guantes de látex, tubos
estériles, anillos de goma y las botellas de tinta con los
colores primarios para crear una moda de estética corporal. Dado que la imagen es nueva y el mundo es nuevo,
los caracteres de una copia de la realidad están separados de todo sueño, pero esta representación exterior
manifiesta una sensibilidad hasta en las letras. Cuando
alguien se dispone a bosquejar un tatuaje inspirado en
libros o autores, toma en consideración las sensaciones
que lo envuelven y la lectura que les incitó para ser parte
de un fragmento importante en la historia de la novela
y así dejar tatuados a clásicos como Oscar Wilde, H. P.
Lovecraft, Edgar Allan Poe, Arthur Rimbaud, Antoine
de Saint Exupéry, Julio Cortázar, Federico García Lorca
o Jack Kerouac. En “El ‘yo pecador’ del artista”, Charles
Baudelaire describe al otoño como si se tatuara en la piel,
acercándonos con palabras a lo que debe sentir quien
tiene una aguja dibujando sobre el cuerpo: “¡Cuán penetrante es el final del día en otoño! ¡Ay! ¡Penetrante hasta
el dolor! Pues hay en él ciertas sensaciones deliciosas, no
por vagas menos intensas; y no hay punta más acerada
que la de lo infinito”.
Una trasformación en los tatuajes consiste en hacer grabados antiguos en el torso humano. El grabado es un proceso similar al poner un sello de tinta. El artista crea un
diseño y luego lo talla en un material duro que puede ser
madera o acero. Se invierte la tinta y presiona sobre ella
una hoja de papel para plasmar la impresión.
Los tatuajes en grabado son con colores neutros, sombríos y nostálgicos que remiten al ocultismo o hacen referencia a personajes esotéricos como Helena Blavatsky
o Aleister Crowley. Misteriosamente están impregnados
de una elegancia con un contenido enigmático, religioso
o inmerso en la exploración científica. Estas ilustraciones se realizan mediante contornos penetrantes y una
técnica suficientemente compleja para abordar el dolor.
Es una maravilla que los grabados artísticos de Gustave
Doré, Rembrandt o Francisco de Goya, que son algunos de los principales grabadores de todos los tiempos,
queden marcados de por vida en la piel. La técnica del
grabado en la piel sigue vigente y la hacen muchos artistas, como la francesa Maud Dardeau, el estadounidense
Brucius o el italiano Ottorino d’Ambra, formando una
obra bastante amplia y atractiva en tatuajes de grabados antiguos.
Seguiremos dentro de las corrientes figurativas
que provocan reacciones y técnicas concretas
para continuar rayándonos el alma, esperando que el futuro nos brinde una alteración
programada de imágenes a seis dimensiones solamente para tatuarnos la piel. +
Por Ulysses Avath
22
on los tatuajes no hay marcha atrás. Y es
así porque modifican el cuerpo y la mente.
Incluso el destino. Después de ellos, todo
cambia. Ejemplos hay muchos. El acto de
marcar la propia piel, tener una cicatriz de manera
voluntaria, implica un grado de compromiso y obsesión que no todos poseen. Las cicatrices son
para siempre; por muy lindas que éstas sean, o
por mucho que se escondan, no hay manera de
negarlas, de disimularlas. Se puede intentar. Sólo
eso. En cualquier momento la verdad, en forma
de dibujo o letras, saldrá a flote, porque están en
la piel, en la superficie. El tatuado, entonces, será
lienzo, libro, misterio por descifrar o revelación. El
no tatuado, por su parte; el que observa, si no lo
toma con indiferencia lo verá con calma y fascinación. Curiosidad, aversión, censura, e incluso horror,
pasarán por su mente al momento de la lectura. Y es
que finalmente los tatuajes son signos, señales, significado de algo más allá de la piel, de algo que se lleva
por dentro y que puede ir desde la creencia —religiosa o política—, la maldición, una historia por contar,
o la clave de algo que es un misterio.
Tal es el caso de la siguiente frase, impresionante
sentencia: “He nacido para revolucionar el infierno”,
de la novela Tatuaje. Alguien la lleva escrita en la espalda, y no pasaría de ser un tatuaje más, si no fuera
porque el dueño es un hombre que si bien en el pasado tuvo suerte con las chicas, irrumpe en la historia
con dos características desfavorables. La primera:
tiene el rostro devorado por los peces. La segunda:
el infeliz es encontrado en la playa, muerto. Para descifrar la identidad del cadáver (y de paso, el origen y
significado de la frase infernal), un buen samaritano
contrata al sibarita y ex agente de la cia, Pepe Carvalho, mutado en detective privado. Éste entra en acción y recorre la Barcelona sucia, barriobajera e infame que su autor, Manuel Vázquez Montalbán, retrata
con tanto éxito. La pesquisa llega hasta Ámsterdam,
y se da, entre otros gremios, con los misteriosos tatuadores de la época. Gente encantadora, como en
todas las policiacas.
El segundo ejemplo también es un hombre, pero él sí
tiene rostro. De hecho, lo tiene cubierto de tinta, de
una manera que lo describe como lo que es: un salvaje. Se trata del arponero caníbal del Pequod, de ese
sobreviviente de mil aventuras, con laberintos y marcas tribales e ilegibles en la piel: Queequeg. Él, junto
con otro aventurero —que supuestamente se llama
TATUAJE
Manuel Vázquez Montalbán
PLANETA
Libro electrónico
Ismael—, recorre los mares siendo testigo de la cruzada de su capitán, quien pretende darle muerte a ese
ser fantástico, blanco y terrible, la ballena Moby Dick.
Si bien Moby Dick, de Herman Melville, da cuenta de
la locura de Ahab, es también un mosaico de personajes extraños, trastornados, marginales; cada uno con costumbres incomprensibles para
los “civilizados”, donde Queequeg es uno de los más
importantes, siendo su rasgo más característico esa
personalidad que contrasta (y no) con su piel llena de
signos por descifrar.
No puede faltar, en este repaso, la marca como signo
de pertenencia o ideología, como prueba y compromiso ante un credo político, o un pasado militante.
Hoy día, miles de personas se hacen tatuar el famoso
símbolo de “la flor de lis”, algunas sin considerar que
portarlo en la piel podía significar un estigma de descredito y aversión. Incluso podía conducir a la muerte,
como en el caso de la infame Milady de Winter, Santa Patrona de las femme fatale de la literatura, cuya
malevolencia es una de las partes más atractivas de
la gran novela folletinesca que es Los tres mosqueteros, de Alexandre Dumas y que posiblemente inspiró a
muchas de las villanas de la literatura noir. Ella expone
su pasado criminal y su identidad como espía del Cardenal Richelieu, cuando su delicado hombro es descubierto y queda a la vista aquella flor heráldica con la
que eran marcados los condenados a muerte. Condena de la que ella había sobrevivido, por cierto, usando
sus encantos, que no eran pocos, como bien lo sabía
el noble Athos y como bien puede saberlo cualquiera
que se aventure a la lectura de Dumas. De quien por
cierto se rumora un pacto con el Diablo.
MOBY DICK
Herman Melville
PENGUIN CLÁSICOS
No sólo las novelas
abundan en este tema.
relatos breves también han
rado a los personajes con la piel
lienzo. Uno de ellos, quizá el más
rioso y
Los
exploc o m o
mistef a n tástico
es El
homb r e
Ilustrado,
de
Ray Bradbury.
En
este libro, un
extraño vagabundo tiene el
cuerpo cubierto de
tatuajes que van más
allá de ser un adorno en la
piel, que incluso podrían considerarse hiperrealistas. Tales trabajos de la aguja
fueron hechos por una mujer que practica
las ciencias oculatas y viaja por el tiempo, razón por
la que sabe lo que va a suceder en el futuro. Estos
tatuajes, eventualmente, cobran vida para contar
una historia.
A veces con tintes de advertencia.
Así, el hombre “ilustrado” es una especie de
Sherezada, una muñeca rusa que guarda dentro de sí
dieciocho cuentos proféticos. Curiosamente, la mayor
parte de ellos ya se habían publicado antes y pertenecen
a episodios autónomos y autoconclusivos (algunos son
clásicos en la obra de Ray Bradbury). En esta antología
vemos desfilar a animales, flores, astronautas, viajes en
el espacio, cohetes y extraterrestres. Todos, con el estilo
inigualable de ese gran escritor que es Bradbury, y que
es muy difícil no tener tatuado en la memoria, junto con
Melville, Vázquez Montalbán y Dumas. De este último,
yo tengo una frase en el brazo izquierdo, pero ésa es
otra historia. +
Por Rogelio Flores
LOS TRES MOSQUETEROS
Alexandre Dumas
DEBOLSILLO
Libro electrónico
THE ILLUSTRATED MAN
Ray Bradbury
HARPER VOYAGER
Libro electrónico
Una mujer apodada Sei Shonagon trabajó como dama de la corte de la emperatriz japonesa Sadaco entre los años 990 y 1000. Aunque se desconoce prácticamente
toda su vida, El libro de la almohada, su diario personal, la inmortalizó. En él, Sei consigna vivencias, peripecias y puyas contra personajes de la corte. Sobre el título,
se especula que es una referencia a los cajones de madera que las damas usaban como almohada. En 1996, Peter Greenaway la llevó a la pantalla, realizando una interpretación personal de las aventuras de Nagiko, la protagonista. En la película el cuerpo es usado como un lienzo o cuaderno en el que se plasman ideas sobre la vida,
el amor, el sexo y la muerte, palabras que se tatúan en la mente y el corazón de todos.
BERNARDO
A Mike Sandoval, buen tatuador y mejor amigo.
En estos tiempos que corren no tener un tatuaje es como
no tener una televisión. Yo carezco de ambos. La televisión, porque no le hago a las drogas duras. El tatuaje, no
por falta de ganas, sino por jamás haber encontrado una
imagen de la que esté tan enamorado como para unirme
con ella para el resto de mi vida y llevármela, literalmente, a la tumba.
Siendo dibujante y de vocación punk, resulta paradójico mantener la epidermis intacta de tinta en una época en la que los
tatuajes han perdido el estigma patibulario con que los veía la
generación de mis padres. Eso sin agregar que Popeye, uno
de mis superhéroes de cómic favoritos y quien cumple años
el mismo día que Muhammad Ali, porta orgulloso sendos tatuajes de ancla
en cada uno de sus monstruosos antebrazos, seguramente modificados por
la ingestión desmesurada de espinacas
transgénicas.
Pero me estoy desviando.
Hay un cuento de Enrique Serna en
su libro Amores de segunda mano,
en el que un hombre cuenta su historia, terrible, esperpéntica: cuando
es niño, su padre anda a la caza de
un autógrafo de Pablo Picasso. Un
día lo topan en la playa. El genio mallorquino pide al padre que el niño
lo acompañe a su estudio. El hombre concede y unas horas después
el chico aparece con un minotauro
tatuado por don Pablo en el pecho.
Su vida se convierte, a partir de ese
momento, en un infierno.
FERNÁNDEZ
Para la trivia, los tatuajes de Thelma-T fueron diseñados
y dibujados sobre su cuerpo por Sergio Arau. El propio
artista me confió una vez que la aplicación tomaba horas
y que la actriz no pudo bañarse durante varios días para
evitar que se le borraran. Puritito Jodorowsky.
Ese mismo ambiente de freaks y circos ambulantes que
inspirara a Jodo y a Bradbury es el mismo que llevó a María Emilia Chávez Lara a escribir Estética del prodigio, delicioso ensayo sobre personajes estrafalarios y monstruosos, protagonistas de carteles circenses y gabinetes de
curiosidades en el México decimonónico. Una maravilla.
No así —para mí, aclaro— la lectura de La chica del tatuaje de dragón, que al castellano se tradujo como Los hombres que no amaban a las mujeres, al
parecer con más fidelidad al original
en sueco. Y si bien la primera parte
de la trilogía Millenium me dejó un
poco frío, reconozco que Lisbeth
Salander, con todos sus tatuajes, es
uno de los personajes más entrañables de la literatura popular.
Todo lo anterior sigue sin justificar
la ausencia de un grafismo sobre mi
piel. Del mismo modo que, en palabras de Calderón de la Barca, poco
vale la verdad en boca del mentiroso,
poco vale el lienzo en blanco en piel
de dibujante.
Si tuviera que elegir uno, pediría que
fuera un dibujo de mi admirado Jis, o
aquel memento mori del siglo xvi que
muestra a un esqueleto bailando alegremente con los brazos en alto (y
que alguna vez oí a alguien atribuir
Linograbado de Deborah Klein, 1995.
a Brueghel el viejo) o el grabado del
Transformado por los trazos del pintor en una pieza de esqueleto de un Diplodocus carnegii, el emblemático diarte viviente, padecerá el resto de su vida el deseo, el an- nosaurio del Museo de Historia Natural. Sin embargo...
helo y la codicia sobre su cuerpo, por culpa de un tatuaje. Caramba, no me decido.
Relación tormentosa que también tiene con sus tatuajes
El hombre ilustrado, que da título a la célebre antología
de cuentos de ciencia ficción y fantasía de Ray Bradbury.
De entre las dieciocho historias que componen el cuento
recuerdo con especial afecto —y angustia— aquella de los
niños que miran todo el día unas pantallas donde aquello
que imaginan se materializa (adelantándose al concepto de realidad virtual por más de treinta años) así como
aquella de la compañía que produce marionetas a imagen
y semejanza del cliente. Por cierto, algunos entendidos
sostienen que el Señor Dark de La feria de las tinieblas,
del mismo Bradbury, es el propio Hombre Ilustrado.
Hablar de ferias, carnavales, circos ambulantes y tatuajes
me recuerda aquella película de Alejandro Jodorowsky,
Santa sangre. Con su habitual estilo, siempre a medio camino entre lo poético y lo grotesco —donde no pocas veces domina lo segundo— el hijo pródigo del crack bursátil
teje una demencial historia de amor en medio de las carpas de un circo. En la cinta, la mujer tatuada de la trouppe
es interpretada por una esplendorosa Thelma Tixou en el
que quizá sea su papel cinematográfico más memorable.
Mientras lo pienso, me deleito con Groucho Marx cantando jubiloso “Lydia the Tattooed Lady” precisamente
en la cinta Una tarde en el circo (Buzzell, 1939), que
además era la canción favorita de Jim Henson y por ello
hay una versión cantada por rana que para mi generación
siempre se llamará René y además es cantada por Robin
Williams en Pescador de ilusiones (Gilliam, 1991).
Ya pues, lo reconozco, no me tatúo porque me dan miedo
las agujas...
El cómic del mes: las adaptaciones que Eric Shanower y
Skottie Young están haciendo para Marvel de los libros
de Oz. Hasta ahora han aparecido en español, editados
por Marvel México, The Wonderful Wizard of Oz y The
Marvelous Land of Oz (conservando su título en inglés).
Y es que pensándolo bien, en un descuido sí me tatuaba
un dibujo de Skottie Young...+
EXTRACTO
Charlie y la
fábrica de chocolate
—Vaya, vaya, vaya —suspiró el señor Willy Wonka—,
hemos perdido a dos niños traviesos. Quedan tres niños
buenos. ¡Creo que lo mejor será que salgamos en seguida
de esta habitación antes de perder a otro!
—Pero, señor Wonka —dijo ansiosamente Charlie Bucket—. ¿se pondrá bien Víolet Beauregarde o se
quedará para siempre convertida en arándano?
—¡La exprimirán sin pérdida de tiempo! —declaró el
señor Wonka—. ¡La harán rodar dentro del exprimidor y
saldrá de él delgada como un hilo!
—¿Pero seguirá siendo de color azul? —preguntó Charlie.
—¡Será de color púrpura! —gritó el señor Wonka—. ¡De
un hermoso color púrpura de la cabeza a los pies! ¡Pero
qué vamos a hacer! ¡Eso es lo que ocurre cuando se masca un repugnante chicle todo el día!
—Si opina que el chicle es tan repugnante —dijo Mike
Tevé—, ¿por qué lo hace usted en su fábrica?
—Me gustaría que hablaras más alto —dijo el señor Wonka—. No oigo una palabra de lo que dices. ¡Vamos! ¡Adelante! ¡Seguidme! ¡Volvemos otra vez a los corredores!
Y diciendo esto, el señor Wonka se dirigió a un extremo
de la Sala de invenciones y salió por una pequeña puerta
secreta escondida detrás de un montón de tuberías y fogones. Los tres niños restantes, Veruca Salt, Mike Tevé
y Charlie Bucket, junto con los cinco adultos que quedaban, salieron tras él.
Charlie Bucket vio que estaba ahora otra vez en uno de
aquellos largos corredores pintados de rosa del que salían
muchos otros corredores iguales. El señor Wonka corría
delante de ellos, torciendo a la derecha y a la izquierda
y a la derecha, y el abuelo Joe estaba diciendo: —No te
sueltes de mi mano, Charlie. Sería terrible perderse aquí.
El señor Wonka decía: —¡No tenemos tiempo que perder! ¡Jamás llegaremos a ningún sitio al ritmo que llevamos!—y siguió adelante por los interminables corredores
rosados, con su chistera negra en casquetada en la cabeza y los faldones de su frac de terciopelo color ciruela volando detrás como una bandera al viento.
Pasaron delante de una puerta en la pared.—¡No tenemos
tiempo para entrar! —gritó el señor Wonka— ¡Adelante!
Pasaron delante de otra puerta, y luego de otra, y de otra
más. Ahora había puertas cada veinte pasos a lo largo del
corredor, y todas tenían algo escrito, y extraños sonidos
metálicos se oían detrás de varias de ellas, y deliciosos
aromas se filtraban a través de los ojos de sus cerraduras,
y a veces, pequeñas corrientes de vapor coloreado salían
por las rendijas de debajo.
Charlie y el abuelo Joe debían andar a toda velocidad, casi
corriendo, para mantener el paso del señor Wonka, pero
pudieron leer lo que decía en algunas de las puertas a medida que pasaban delante de ellas.
“ALMOHADAS COMESTIBLES DE MERENGUE”, decía en
una de ellas.
—¡Las almohadas de merengue son estupendas!—gritó
el señor Wonka al pasar por allí—. ¡Harán furor
cuando las envíe a las tiendas! ¡Pero no hay tiempo para
entrar! ¡No hay tiempo para entrar!
Agradecemos a Penguin Random House Grupo Editorial y al sello
Alfaguara infantil-juvenil por este extracto. @Megustaleermex
CHARLIE Y LA FÁBRICA DE
CHOCOLATE
Roald Dahl
ALFAGUARA
DE
MENTE
Quienes ya hemos pasado por el rito de escoger y desear tatuarnos la piel, nos adentramos en la retórica de
la imagen, como dice Roland Barthes; en el significado y
significante del símbolo que nos dolerá en la dermis, pero
que traerá otro tipo de placer. En mi caso opté por la intención primaria del tatuaje en la humanidad: grabé símbolos de mis creencias espirituales. Estas marcas me centran y me recuerdan hacia dónde quiero ir; cada mañana,
justo antes de prender el celular, evitan que la tecnología
me desconecte de mí. Esos tatuajes me recuerdan quién
soy realmente.
Los tatuajes siempre me evocan las palabras de
Freud y Jung, constantemente atentos al inconsciente y cómo revelarlo: allí es donde están los
verdaderos tatuajes. ¿Cuánta sustancia traemos allí pintada, trazando nuestra personalidad y eventualmente nuestro mundo?
Jung utilizaba mándalas en sus terapias,
pues creía que ayudaban al ser humano a
alcanzar la búsqueda de su individualidad.
Los consideraba una representación de
la psique humana, englobando al consciente como el inconsciente. Tatuarse un
mándala o un símbolo que nos lleve a otro
entendimiento de conciencia siempre será
invaluable.
Albert Einstein decía que como humanidad
hemos crecido tecnológicamente y hemos
creado un barco hermoso, con innumerables
comodidades, pero ausente de algo vital: no tiene compás ni brújula. Sin esos dos elementos no
sabemos hacia dónde vamos. Todos sabemos que vivimos en un mundo paradójico, de dos caras, sobre todo
en nuestras sociedades, con prioridades conflictivas,
mensajes y opiniones.
Hablando con “jóvenes millennial” —chicos menores de
veinticinco años a quienes les han tatuado el estigma de
“tenerla muy fácil”— durante una plática sobre jóvenes
empresarios surgió una pregunta que, al parecer, muy
pocos han podido responder: ¿cómo puedo ayudar a
cambiar el mundo? Yo les respondí que me preguntaba lo
mismo; en mi caso, traté de cambiar el mío, de no creerle
a nadie que me dijera que eso no era posible y confié en
que lo que tenía que decir iba a importar y eventualmente ayudar en algo. Richard Branson dice en su libro Like
a Virgin (Portfolio) que el Universo te da lo que deseas
mientras te avientes a vivir tus deseos y tu pasión, es decir, tu misión de vida. Creo al cien por ciento lo que dice,
¿quién no? Su vida es libre y emocionante. En sus palabras, si no es divertido no vale la pena. Ésa es una buena
brújula.
Nuestra familia a veces nos impulsa tácitamente a lograr
los sueños, pero cuando no se tiene ese apoyo nos motivamos a nosotros mismos y nos movemos a otros aires. Cuando pasamos tiempo con ellos, surgen historias,
creencias, secretos, opiniones. Todo eso lo traemos codificado, tatuado en nuestro inconsciente y adn. Como
dice mi querido Jorge, el editor de esta revista: “El mundo ya se acabó”. Y le creo, estamos buscando qué hacer
con él, porque todo lo que conocíamos ya no existe y
las paradojas son cada vez mayores. Hay una falta de
confianza en el liderazgo, somos escépticos acerca de
la integridad de todo, de las organizaciones y de los medios que usamos para comunicarnos, para además preocuparnos por quién es dueño de nuestros datos. Esos datos que además nos sirven para saber que hay más gente
solitaria y deprimida en este mundo global. ¿Para qué
queremos estar más informados si tenemos menos sentido común? Más expertos pero menos soluciones, sueldos
más altos y morales más bajas. ¿Quién es dueño de qué,
en este momento donde aparentemente todo es válido?
¿En qué creer? La disección de esta paradoja llamada vida
comienza en cada uno. Tomándonos un tiempo para ser
más consien-
tes, para deformarnos y salirnos de la casilla que traía
nuestro nombre, nuestra estadística. Para escoger y no
esperar a que nos escojan y nos den un folio.
El Dalái Lama dijo que tenemos carreteras más amplias pero puntos de vista más obtusos, edificios más
grandes pero temperamentos más cortos. Otras palabras que se han hecho famosas para describir
nuestros tiempos son de Will Smith: “Gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos,
para impresionar a gente que no nos agrada”. Subimos diario selfies a las redes para sentirnos mejor
mediante los likes obtenidos, el enfermo énfasis en la imagen como lugar del pensamiento y como cristalización de la historia de la
cultura. El mundo después de todo es un
reflejo de nosotros mismos. Por lo tanto
el tatuarse implica una gran responsabilidad ante lo que queremos unirnos de
por vida, a qué mensaje le daremos la
temporalidad de nuestra piel. Tal vez
la humanidad siempre se ha tatuado lo
que no ha visto aún con los ojos abiertos. Cuando empecemos a convertirnos en catalizadores del cambio en
nuestros círculos, capacitando a otros
para ser líderes y proporcionar nuevas
perspectivas y dimensiones, sólo así
empezaremos a ver el poder del amor, la
empatía, el apoyo y la comunidad.
¿Eso vale la pena entintarlo en nuestra piel? La
paradoja de llevar un cosmos en unos trazos, de
algo aparentemente intangible, ponerle un rostro de
color y forma, tratar de materializarlo, como apéndice,
como dialogante con nuestro entorno, como soliloquio
para nuestros ojos.
Una vida espiritual al igual que un tatuaje implica un compromiso. Hasta el más pequeño tatuaje puede adquirir
grandes significados y convertirse en un importante punto de energía en nuestro cuerpo, incitando en nosotros
un cambio de energía, de pensamiento, de mundo, para
conectar con otras perspectivas, en otro nivel, creando
nuevos diálogos más empáticos. ¿Qué tatuajes hay escritos en la creación de la humanidad, en el adn original?
Reconectar con eso, reinventarnos. Con sabiduría de
cómo transformarnos.
Einstein, quien separó al átomo y vio cómo se separó
el mundo, decía que “Si quieres conocer los sentimientos de las personas, no escuches sus palabras, observa
su comportamiento”. Yo le agregaría que para conocer
bien a alguien observes sus tatuajes y conocerás su
mundo interno. +
Por Yara Sánchez de la Barquera Vidal
No hay duda de que el tatuaje es un arte. Los tatuadores profesionales son artistas que dominan sus instrumentos de
trabajo, poseen una técnica depurada y un ojo estético para determinar si lo que van a plasmar para siempre sobre la
piel se verá bien. Esta selección de libros puede verse de dos maneras: como un catálogo para aquellos que tienen en
mente tatuarse o sencillamente para adentrarse en este mundo que desde hace tiempo dejó atrás los estigmas sociales que lo asociaban a los bajos mundos de la sociedad.
Este libro de Taschen es una exploración histórica del
tatuaje: desde las tribus de Oceanía que decoraban sus
cuerpos, hasta los miembros de clubes de tatuajes que
aparecieron en varias partes del mundo hacia los años
veinte del siglo xx. Aquí aparecen muchos de los elementos clásicos asociados a los tatuajes.
1000 TATTOOS
TASCHEN
10 PREGUNTAS A CONSIDERAR ANTES DE HACERSE
UN TATUAJE, SEGÚN TATTOO SOURCEBOOK
Antes de que el tatuador prenda la máquina, tómate tu
tiempo para responder las siguientes preguntas:
1. ¿Acepto que habrá cierto nivel de dolor?
2. ¿Estoy cómodo sabiendo que un tatuaje formará parte
de mi cuerpo permanentemente?
3. ¿Acepto que, incluso en las mejores circunstancias,
pueden haber riesgos para la salud?
4. Algunas personas amarán mi tatuaje, otras no.
¿Aceptaré las críticas potenciales como parte de mi vida?
5. ¿Soy consciente de mis propias razones para querer un
tatuaje?
6. ¿Existen alternativas que me dejarán más satisfecho en
vez de un tatuaje?
7. ¿Entiendo que mi tatuaje cambiará de apariencia conforme pase el tiempo?
8 ¿Estoy dispuesto a estudiar y realizar la investigación
necesaria para que mi experiencia sea la mejor?
9. ¿Estoy dispuesto a asumir toda la responsabilidad por
el resultado final?
10. ¿Es mi decisión hacerme un tatuaje o hay influencias
externas que pudieran presionarme?
Muy pocos saben que Kat von D, la tatuadora de las estrellas, nació en Montemorelos, Monterrey, en 1982.
Desde pequeña se marchó a Estados Unidos y de buenas
a primeras decidió irse de casa para dedicarse a hacer tatuajes. Fue tal su éxito éxito que no tardó en participar
en reality shows como Miami Ink o L.A. Ink. Ha tatuado a
figuras como Lady Gaga, Miley Cyrus o Demi Lovato. Este
libro es un diario donde Kat von D enumera a las personas
que llegan a su estudio para pedirle que les dibuje la piel.
THE TATTOO CHRONICLES
Kat von D
HARPER DESIGN
Mientras contestas, puedes hojear este libro para ver si te
animas a estamparte la piel.
ARTISTAS DEL TATUAJE
Como en todo arte, hay personas que destacan por la
calidad de sus diseños. En el mundo del tatuaje también
existen artistas con seguidores, personas que influyen a
los demás. En este libro aparecen figuras como Adriaan
Machete, Amanda Ruby, Jo Harrison, Noon o Tony
Weintraud.
TATTOOS 1. BEST OF ARTIST
ALT CRAMER
UNA
PERSPECTIVA
ÚNICA ,
DESGARRADORA
E INOLVIDABLE SOBRE LA
REALIDAD DE LA GUERRA
32
J O R G E F.
HERNÁNDEZ
Las calles de Madrid han visto desfilar a grandes artistas y escritores. Cada esquina, cada plaza, guarda el recuerdo de su paso fugaz, de su presencia, y Jorge F. Hernández, gran
enamorado de la capital española, nos ofrece un recorrido turístico literario por esos callejones donde aún se pueden percibir sus huellas.
P
or la calle de General Pardiñas deambula sin
tiempo la sombra de Alfonso Reyes. Dobla la
esquina en Ayala y en el cruce con Conde Peñalver parece levitar Martín Luis Guzmán –quizá apresurado por escribir alguna nota sobre México
de lejos, México ensangrentado visto desde Europa al
filo de una guerra. Vuelve uno la vista, y con la yema
del dedo índice, el dron de la lectura amplía la imagen
del edificio intacto donde vivía Federico García Lorca
en ese triángulo pintado de verde limón donde se cruza Alcalá con Goya. Allí escuchó el estallido de la guerra no de Europa, sino de España y apresuró equivocadamente la idea de que estaría a salvo en Granada,
donde lo delataron, encarcelaron y fusilaron sin que
aparezca a la fecha. El dedo sigue entonces la raya tenue de un renglón que ha de llevarlo por el Parque de
El Retiro donde se ve que pasea entre árboles altos la
sombra de Pío Baroja, enfundado en un abrigo y bajo
una boina vasca, como si estuviese en un bosque del
Norte y no en el corazón de Madrid, parque de sístole
y diástole donde una familia anónima improvisa un día
de campo sobre un discreto prado para que un abuelo
lea en voz alta párrafos del Quijote.
Andando, la lectura cruza el Retiro y decide no entrar
por hoy al Museo del Prado. Mejor, subir la cuesta de
la calle Huertas por donde campean invisibles los versos de por lo menos tres vecinos ilustres: allí adelante, los sonetos invisibles de Lope de Vega y al cruzar
la calle de León, el manco llamado Cervantes discute
con Quevedo algo que se dejó escuchar en el mentidero de los artistas, a pocos pasos del convento de
las Trinitarias. Más arriba, en la Plaza del Ángel dicen
Calderón que camina de tarde en tarde, quizá sabiendo que en el antiguo corral de comedias hoy llamado
Teatro Español hay quienes piden autógrafos a Jacinto Benavente sin saber siquiera si ha muerto. El rodeo
marea las letras y sin saber rumbo se abre el callejón
del Gato donde Max Estrella lleva de la única mano al
esperpento en espejo de Ramón María de Valle Inclán.
Baja la mirada y pasa la página entonces para llegar a
la Puerta del Sol, donde acaba de bajar de la tercera
planta de un hostal el joven Jorge Luis Borges, aún con
vista y visión, para encontrarse con su maestro Rafael
Cansinos Asséns y juntos caminar hasta la Plaza Mayor
donde Ernest Hemingway esperaba ver una corrida de
toros habiendo huido del Hotel Florida en Gran Vía
donde acaba de pelearse a limpio puñetazo verbal con
John Dos Passos, ambos recién desempacados de una
salida hacia la calle Princesa, allá por Moncloa hasta
llegar a la Ciudad Universitaria y atrincherarse con las
tropas para dispararle a algún fascista necio que insiste en tomar Madrid.
Princesa en su rara esquina con Rodríguez San Pedro
marca las flores de un edificio bombardeado donde
vivió Pablo Neruda, a media cuadra de donde Benito
Pérez Galdós se fotografió en el balcón con un perro
que parece pastor. Sube entonces la cuesta de Meléndez Valdés y en una tarde de suerte te toca ver que
vienen en sentido contrario Julio Cortázar y Gabriel
García Márquez (que acaba de inventar el cuento de
unos niños que navegan en la inundación de luz
de un piso sobre Castellana). Vienen del Museo del Escritor donde se resguarda la
dentadura intacta de Juan Carlos
Onetti, dos sombreros de
Adolfo Bioy Casares,
la pajarita de
Lugones
y
la
estilográfica
de
Oliverio
Girondo.
Demasiado
museo
para
quien sigue leyendo la calle que
de pronto se suelta
en lluvia, como para
deletrear esa cosa que
siempre sucede en el
ayer. Llora entonces Madrid sobre Alberto Aguilera
hasta llegar a lo que fuera el
Café Comercial cerrado por
desidia, habiéndose quedado
ya para siempre en una de sus
mesas Tomás Segovia y un café
solo. Métase entonces la página
por el barrio de Malasaña donde no
son pocos los dramaturgos que siguen
apuntalando el heroísmo de un Dos de
Mayo, a la sombra de la mole Telefónica que revela Sol brillante sobre Gran Vía
y baja al Metro en el sentido inverso a los
versos de Joaquín Sabina para ir desde allí
hasta Tirso de Molina y descubrir el párrafo donde abre todos los días el Café Barbieri
con música en directo para que sigan hilando en sus cuadernos los poetas anónimos esos
versos que quizá no rimen y se vuelvan crónica o
párrafo de cuento o simiente de novela, cuando son
no más que recuerdo de un recorrido consuetudinario
de todo aquel que asuma el placer de vivir en una ciudad que se lee andando. +
34
E
l escritor J. M. Coetzee escribió un ensayo sobre
Platero y yo, el libro emblemático de Juan Ramón Jiménez, en el que encuentra en el autor
malagueño a un raro exponente literario con
preocupaciones ecologistas en un siglo xx que poco
tiempo y espacio dejó a sus autores para observar a
los animales, absorto como estuvo en la catástrofe humana. Dice el premio nobel sudafricano: “Es la mirada
mutua, entre los ojos de este hombre —un hombre del
que los gitanillos se burlan como loco, y que prefiere
escribir sobre Platero y yo antes que sobre Yo y
Platero— y los ojos de ‘su’ burro (aunque
jamás piensa en Platero como en un artículo de su propiedad), lo que establece el profundo vínculo entre ellos”.
como corresponsal del diario argentino La Nación y
en quien los jóvenes poetas de su generación encuentran a un maestro. Así, el joven autor moguereño se
reconoce como un poeta modernista apenas iniciada
su trayectoria literaria. Justamente por moderna, la
poesía de Juan Ramón Jiménez tenía la voz poética
afincada en la experiencia y la emoción personal. Y,
por expresión del autor, una tesitura melancólica que
embriagaba cada uno de sus
poemas. En sus
ensayos, al
reflexionar
Juan Ramón Jiménez percibe esta desnudez existencial a la que regresa el poeta (cargado, eso sí, con las
riquezas que sus ojos y sus oídos han recogido por sus
p a seos a lo largo del día) y que, sin embargo,
se disolverán en esta noche escueta,
la noche común en que
terminan todos los días.
Ya en las dos últimas décadas del siglo
pasado Platero y yo pasó a formar
parte de los libros “infantiles” ampliamente prescritos en las escuelas
primarias (junto con El principito,
de Antoine de Saint-Exupéry,
por ejemplo), aunque sus autores no los concibieran para
la educación moral o emocional
de la infancia. Así, la conversión de Juan Ramón Jiménez
(Premio Nobel 1956) en
autor infantil, es una de
las razones por las que
el poeta no es leído el
día de hoy como un autor
“serio” dentro de la literatura hispanoamericana. Otra
razón podría ser lo poco
atrevida y actual que
nos resulta su poesía
comparada con obras
como la de César
Vallejo, por mencionar
a un autor hispanoamericano contemporáneo del español.
Sin embargo, en su
momento, Juan Ramón Jiménez (Moguer, 1881-Puerto
Rico, 1958) fue un
autor importante en la
renovación de la poesía española
de principios del siglo xx. Dice el autor: “Hacia 1896
(tenía yo quince años) el estado de la poesía española,
escrita, era verdaderamente triste. El estilo burgués
más mediocre la había sustituido con una escritura
gris y estéril. Privaban algunos literatos con reputación de grandes poetas; los más aplaudidos eran don
Gaspar Nuño de Arce, don Ramón de Campoamor y
don Emilio Ferrari. Estos literatos habían aplastado
ante el público general a Gustavo Adolfo Bécquer…”.
Éste era el estado de la poesía en la Península Ibérica hasta la llegada de Rubén Darío a España, enviado
vo a punto de cobrar la vida de William Styron y que
ahora responde al nombre de depresión y que hunde a
quien la padece en una desesperación única. A diferencia de ella, el temperamento saturnino de Juan Ramón
Jiménez es una poderosa sensibilidad que registra el
asombro de la experiencia y las alegrías breves pero
intensas. Las emociones quedan impresas en el poema
a través de la memoria y suelen ser ecos de un pasado
que se filtra a un paisaje más mórbido y crepuscular,
más saturnino en cuanto que el alma del poeta se asoma desde allí a la crueldad del tiempo, que lo conduce a un noche no primordial sino pedestre, muy flaca
quizá para los proyectos del arte y la literatura.
sobre poesía, Jiménez sostiene que ésta es universal por ser
eterna; si seguimos esta idea, en lo
eterno —el “instante” al que se han referido poetas más contemporáneos— estarán, al mismo
tiempo, la alegría y la pena: Amo el paisaje verde, por el lado del río.
El sol, por la fronda, ilusiona el poniente;
y, sobre flores de oro, el pensamiento mío,
crepúsculo del alma, se va con la corriente.
¿Al mar? ¿Al cielo? ¿Al mundo?... Qué se yo… Las estrellas suelen bajar al agua, traídas por la brisa…
Medita el ruiseñor… Las penas son más bellas y sobre la
tristeza florece la sonrisa.
Esta melancolía que abruma con una amplia paleta de
colores al poeta no es la temible bilis negra que estu-
En estas horas vagas que
acercan a la noche,
mi corazón se ahoga
y sube hasta mis
ojos…
de la oración,
despierta Venus,
pasa el coche
de las siete,
hace frío… Y
allá en los
cielos rojos,
el mirador,
el campanario, la palmera,
me
traen
historias
viejas, que
están ya sin
sentido
como si por la bruma
de la tarde, yo fuera
paseando entre jardines, cual un niño dormido…
y el coche va hacia el tren, y el tren solloza y lleva
hacia el mundo… ¡Hacia el mundo, si todavía existe!
Y yo sueño, volviendo con una patria nueva,
viajero de mis lágrimas, solo, exaltado y triste.
Advierte Coetzee que en Platero y yo, Juan Ramón Jiménez no traiciona a “su” burrito humanizándolo, que
lo personaliza sin atribuirle características humanas.
De esta manera Juan Ramón Jiménez se aleja de la “fábula”, entendida, en la pobreza significativa que hoy
le damos, como una historia con fines morales preceptivos —fábulas sí son (sin menoscabo de su valor
literario) los Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga,
donde las abejas, las mantarrayas, los pelícanos y las
tortugas sienten y piensan como personas, y a los que
les va como se supone que a las personas en el mundo
les iría si las historias con fábula no fueran fabulosas—.
Muy al contrario, en Platero y yo el burro es observado
en sus alegrías animales, en sus temores animales y, al
final, entregado a una muerte animal, es decir, aparentemente gratuita. Este ejercicio de empatía y de curiosidad imaginativa por los otros seres —los pequeños
seres que “nos rodean”—, es llevado a otro punto en
Elegías andaluzas. Aquí el autor sí “humaniza” a las
flores que ven andar bajo sus pétalos al poeta. Sin embargo esta humanización no es moral, ni siquiera es
una humanización completa; las flores sólo cumplen
una función de peculiar focalización entre el poeta y
la voz poética: nos hablan de la silueta o el tacto de
un hombre (de común melancólico) que se dedica
a pasear:
Las violetas
Pasaba entre nosotras dejando sus ojos negros que no
veían, mirando a sus alas en nuestra amoratada y fresca
melancolía y nosotros nos poníamos codo en la tierra y
la barba en la mano como esos ángeles de Rafael para
que descansara, plácido. Su barba, negra y dorada, le
daba aire de nazareno lírico…
Llama la atención que para escribir con más cercanía
de la fauna y la flora, Juan Ramón Jiménez opte por la
“poesía en prosa”, término siempre vago —cada vez
menos claro dada la multiplicidad de formas en las que
escribimos poesía actualmente— con que describimos
(o describíamos) los poemas que han dejado el ritmo
(el canto) en un segundo término y que se ajustan más
a la sintaxis y la redacción prosaica. Pero ni Platero y
yo son cuentos ni las Elegías andaluzas son minificciones. Se trata de poemas (se vuelcan en la enunciación
de un instante; son “eternos”) que un poeta hábil en el
empleo de las formas líricas tradicionales prefirió componer en forma de viñetas. Digo que “prefirió” porque, mirándolos más de cerca, los temas y la mirada
del poeta encuentran necesario este formato: aunque
dedicados a un instante, se demoran es sus alrededores —frecuentemente, el poeta del que recibimos un
atisbo en estos textos camina, da un paseo—, y así, de
un paisaje no sólo tenemos su luz sino pensamientos
(muchas veces peregrinos), un “extravío” del que viene el poeta hacia el poema:
A él le gustaba pasar por la calle de las flores, de los Marineros, decía él, sin molestarnos en nada; por la tarde,
cuando el sol llenaba su anchura, abierta al ocaso ampliamente, dando en las dos aceras y hacía una fiesta,
como en un gran espejo en las puertas amarillas, en los
balcones de cristales, de la última casa del fondo, que
cerraba la calle, fundiendo dos ocasos, el verdadero, alegre en sus tristeza, y el falso, triste en su alegría.
El poeta moguereño estaba consciente de que la
fineza emocional —uno de los afluentes de su empatía por los animales y las flores— era vista en su
época como una falta de masculinidad. Reflexionaba al respecto: “No, la poesía no debilita. No se es
débil por ser fino, sino por ser exterior; no por sentimiento profundo sino por postizo ingenio. Hombre
y mujer son igualmente fuertes, y si por ‘afeminado’, esa palabra tan pobre, tan despectiva para la
mujer, se quiere decir débil, ‘afeminados’ pueden
ser el hombre y la mujer”.
Así, este autor (poco leído fuera de Platero y yo) se
adelantó a su época escribiendo una poesía profundamente empática hacia la naturaleza y la vida que
la puebla. En una extensión de su amor por el paisaje, Juan Ramón Jiménez se fija en los animales y las
plantas “del hombre” —que conviven con él en sus
pueblos y en sus calles en aparente mansedumbre—;
de ello resulta que sus poemas nos trasladen a paisajes amplios y complejos, no exentos de la tragedia
pero plenos de alegría y sabiduría, y en estos parajes
literarios ecológicos Juan Ramón Jiménez se revela
como un gran poeta inspirado por la emoción de los
seres naturales, o, por así decirlo, dueño de una fina
sensibilidad ambientalista. +
Por Claudina Domingo
EXTRACTO
Platero es pequeño, peludo, suave;
tan blando por fuera, que se diría
todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de
sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto, y
se va al prado, y acaricia tibiamente
con su hocico, rozándolas apenas, las
florecillas rosas, celestes y gualdas...
Lo llamo dulcemente: “¿Platero?”, y
viene á mí con un trotecillo alegre que
parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal... Come cuanto le doy. Le
gustan las naranjas mandarinas, las
uvas moscateles, todas de ámbar, los
higos morados, con su cristalina gotita
de miel... Es tierno y mimoso igual que
un niño, que una niña...; pero fuerte
y seco como de piedra. Cuando paso,
sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres
del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: —Tiene
acero... Tiene acero. Acero y plata de
luna, al mismo tiempo.
F. G . H A G H E N B E C K
Ahora que los tatuajes están de moda, F. G. Haghenbeck nos recuerda que dicha práctica está tan arraigada entre nosotros
que resulta fácil rastrearla en el tiempo, en las épocas en que los hombres eran cazadores y luchaban por la supervivencia
diaria. Los tatuajes son tan antiguos como el hombre.
El grupo fundador de la colección “El Libro de Bolsillo de Alianza Editorial” estaba conformado por José Ortega Spottorno, Jaime Salinas, y Javier Pradera, sin olvidar a Daniel
Gil, que fue autor de varias portadas bastante creativas y trascendentales. “Las portadas
de Daniel Gil para Alianza eran un reclamo potente y una seña de identidad indeleble que
creó escuela.”
“Aquellos años durante la fundación del sello fueron grises; la sombra de Franco se
cernía sobre una España apesadumbrada por desapariciones, asesinatos y represión.
Sin embargo, ‘El Libro de Bolsillo’ fue el punto de convergencia de escritores e intelectuales, así como el germen que poco a poco se fue ramificando en otras colecciones,
con un cada vez más amplio catálogo”.
“Aquellos libros estaban estrechamente unidos a la vida social y cultural española de entonces. Una interesante intrahistoria lo prueba. Uno leía en Alianza a Marx traducido por quien
llegaría a ser presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente. Las traducciones
de Nietzsche por Andrés Sánchez Pascual alimentaban la polémica con un nietzscheano
antiacadémico y radical como Savater. Las de Bertolt Brecht daban pie a un espectáculo
teatral, A los hombres futuros, yo Bertolt Brecht, con Massiel y Fernando Fernán Gómez”.
“Alianza”, dice su actual directora, Valeria Ciompi, que se incorporó en 2001, “es un bien
común; no pertenece a nadie en concreto, es parte de la historia social y cultural de este
país. Cada uno, sea lector, librero, periodista, tiene su propia relación con Alianza”.
Con información de “El libro de bolsillo de Alianza Editorial cumple 50 años” en El Mundo.
M
i papá es un brujo del mar.
De lunes a sábado nada con tiburones y ballenas y jamás de los jamases le han tocado
ni un solo pelo. Siempre que sale en su lancha, La Queta, hacia el Atlántico, me late muy fuerte el corazón
porque pienso que, un día de éstos, papá se meterá
en la boca de un tiburón y no regresará a nuestra
palapa. Si eso pasara, mamá se pondría muy, muy
triste y yo también.
Cuando papá y La Queta se van del muelle, yo corro y
corro por toda la barra de arena de nuestra isla, la isla
del Hoyo Negro, hasta que papá me dice adiós agitando la mano y, como por arte de magia, La Queta se
hace un puntitito en medio del mar y a mí se me doblan las rodillas como a los flamencos. A ellos tampoco
les gusta mucho la idea de que papá se vaya tan lejos
así que salen volando juntos a perseguirlo y encienden
una flecha rosada que parte en dos el cielo.
Mientras platico con las garzas blancas y juego en la
laguna, espero a papá hasta que da la hora de la comida y papá regresa molido y con un hambre de lobo
porque siempre se va sin desayunar más que una manzana amarilla. Yo creo que es para que los tiburones no
huelan lo que lleva en la tripa, no sea que se les antoje
y se lo coman de un solo bocado.
Los domingos mi abue Ikal y yo jugamos dominó y
mi mamá teje redes de pesca. Papá descansa. El abue
siempre me gana. Yo creo que es porque le sale la
mula de seises a cada rato y yo no son tan buena para
las matemáticas.
Mi abue dice que papá sacó lo valiente de él porque
cuando era joven atrapaba peces espada, solito, sin
ayuda de nadie, hasta que uno de esos peces, en la reñida batalla, le incrustó su espadón y casi le da el patatús. Tiene una cicatriz en la panza, que parece una
rayotota, en lugar de ombligo.
Como ya está viejito, solamente pesca pulpos mayas
con su lancha La Chiquita, así le decía a mi abuelita
que medía lo mismo que yo: un metro y medio. Esos
pulpos son rojos y tienen cuatro ojos. Mi abue los pesca con seis cordeles usando de carnada un cangrejo
ocol y los mata de un mordisco.
No sé cómo le hace porque está rechimuelo, como yo.
Mañana es mi cumpleaños. Cumpliré nueve añotes.
Mi mamá, conocida por todos como Itzanami, que en
maya quiere decir “La novia del brujo de agua”, me va a
hacer lechón al horno y me dio permiso de ir con papá
y La Queta a pasear por el mar. Antes, el mar me daba
mucho, mucho miedo porque de chiquitita creía que
si me echaba un clavado, me iba a romper la crisma
contra el suelo azuloso hasta que, un día que los méndigos mosquitos me distrajeron, me caí del muelle y el
mar me abrazó tiernamente. Desde entonces, el mar
y yo somos amigos. Papá me despierta y, al tallarme
los ojos para sacarme las chinguiñas, me doy cuenta
de que el sol sigue en el quinto sueño. Él no madruga
como nosotros. Es injusto pero entiendo al sol, debe
ser muy cómodo dormir en un colchón de nubes y ni
ganas le han de dar de pararse a hacernos compañía.
Mamá sigue sus pasos y está dormida como una tabla.
En esta sección aparecerán relatos de autores contemporáneos.
Cada mes una ficción para arrebatarle un espacio a la vida cotidiana.
CUENTOS
INÉDITOS
EL DOMINÓ
Karen Villeda
El abue ronca.
Yo como una manzana amarilla porque no quiero que
me coman los tiburones. Papá, medio dormido, se
acerca con una linterna y me dice que me llevará a conocer el pez más grande del mundo. Dice que es una
ballena y un tiburón al mismo tiempo. Es un animal
de ésos que él explica con un sí y no o un no y sí. Le
dije que no tenía miedo. Estoy diciendo una mentira
y de las grandes porque nadar con un pecezote suena muy peligroso. En el fondo, preferiría que papá me
llevara a ver desovar a las tortugas: la carey, la blanca
y la caguama. Y no tendría que irme a la cama a las
diez como manda mamá, sino que me podría desvelar
todita la noche viendo a las tortugas hacer vasijas de
arena, poner un montón de huevos y esconderlos en
la playa. Las cacerolitas de mar, que son unos fósiles
vivientes, custodian los huevos y yo los ayudo.
A veces, hasta me peleo con los cangrejos ermitaños
para que no se coman los huevos y siempre me pican
los dedos de los pies. Me gustan mucho las tortugas
carey: tiene un pico como de halcón y nadan por el
fondo del mar usando sus aletas como si fueran alas.
Además, comen y comen esponjas de mar sin que les
pase nada.
A la mejor, ellas también saben de magia como papá.
La Queta no para de saltar y saltar la cuerda con el
mar. Espero que el mar no se enoje y, en una de ésas,
nos tumbe. No sé qué haríamos, dicen que te puedes
congelar porque el mar adentro es frío, frío. Volteo a
ver a papá y lo noto muy tranquilo. Me sonríe. Meto
una de las manos al mar y está tibiecito como la leche que me da mamá antes de acostarme. Creo que
no hay de qué preocuparme, además vengo con papá
y él se las sabe de todas. Veo a una familia de delfines
saltar también la cuerda con el mar y me sonríen. Papá
me dijo una vez que la nariz que tienen en la cholla se
llama espiráculo y que las mamás delfines silban canciones de cuna a los delfines bebés.
La Queta se detiene lentamente. Papá me toma de la
mano y me acerca al borde resbaloso de La Queta. Yo
no veo muy bien, pero noto que mi papá está enlelado
con unas manchotas color blanco que decoran el mar
y después se hunden. Estoy segura de que papá las
hace aparecer y desaparecer con la mente. Papá me
ajusta el chaleco salvavidas, me pone unas aletas de
plástico verde fosforescente y unos lentezotes que me
cubren casi todo el rostro. Papá hace lo mismo y los
dos somos submarinos humanos. Tomo su mano muy,
muy fuerte y me dice que a la de tres saltemos. Uno,
dos y el mar nos recibe y papá me jala hacia El Dominó. Pataleo lo más rápido que puedo y veo que tiene
la panza completamente blanca y el cuerpo gris, con
motas por todos lados.
El Dominó es parecido a una mula de seises, como las
que saca el abue cuando jugamos, pero a la enésima
potencia porque mide metros y metros. Su cola mide
más que papá y yo juntos. ¡Es un pecezote! Bebe
agua como un loco. Lo quiero tocar, pero papá me
quita la mano.
El Dominó nada con nosotros hasta que se nos esfuma.
Karen Villeda (1985)
A la fecha, ha publicado un libro para niños, Cuadrado de Cabeza (Edebé, 2015) y cuatro poemarios: Dodo (Conaculta, 2013), Constantinopla (Posdata Ediciones, 2013),
Babia (unam, 2011) y Tesauro (Conaculta, 2010). Es Escritora Residente Honoraria del Programa Internacional de Escritura de la Universidad de Iowa. Ha merecido,
entre otros reconocimientos, el Premio Bellas Artes de Cuento Infantil “Juan de la Cabada” 2014 y el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino” 2013. Página web:
www.poetronica.net
Foto por. 23hdwallpapers.com
onocí a Rubén en la secundaria. Era un niño
tranquilo, modoso, de los que nunca se metían con nadie, ni siquiera con los que intentaban ser amables con él; quizá por eso no
tuvo tantos amigos. Se le veía sólo a la hora del recreo,
hablando de vez en cuando y por breves momentos
con alguien más. El taller de artes plásticas era la clase que más le gustaba: Rubén era un dibujante nato.
En algunas de las clases lo vi haciendo dibujos que me
parecían de complicadísimos trazos y aún hoy me lo siguen pareciendo. Mientras algunos de nuestros compañeros rayaban en las paredes, Rubén dibujaba sobre
su piel.
ideas de carga semántica tanto adversas como
positivas pasan y se imponen sobre la piel, sobre
nuestros cuerpos.
No fueron pocas las veces que vi cómo la mamá de Rubén lo regañaba por llevar las manos llenas de criaturas, siluetas o grecas: “Pareces presidiario”, le gruñía.
Hacia las últimas semanas del tercer grado llegó con un
tatuaje en la parte superior del hombro izquierdo. Su
usual ropa de manga larga, incluyendo los uniformes
escolares que a todos nos hacía parecer un solo cuerpo amorfo, le cubría la cicatriz que marcaba, cuando
se le ocurría destaparse, su propia diferencia. Un viernes por la mañana, mientras tomábamos distancia por
tiempos, uno: como soldados —el color del uniforme
no ayudaba demasiado—, dos: a Rubén se le ocurrió
quitarse la chamarra verde; uno: vestíamos manga
corta para la clase de “el Chispa”, el cómico profesor
de educación física; dos: pero antes de romper filas,
alguno de los vigilantes del orden escolar notó algo en
su brazo; uno: se acercó y alzó su manga; dos: lo tomó
del brazo; tres: lo llevó a la dirección.
Michel Foucault en Vigilar y castigar (Siglo XXI)
nos habla de cómo el cuerpo es más que sólo carne;
a la hora de indicar cómo vestir, cómo comportarse,
qué hacer y cómo hacerlo. “[…] en toda sociedad, el
cuerpo queda atrapado en el interior de poderes muy
ceñidos que le imponen coacciones, interdicciones u
obligaciones”.
Un cubículo de la esquina inferior del edificio más alto
de la Escuela Secundaria 272 bien pudo ser un símil,
aunque evidentemente menos dramático, a El apando
(Era), novela de José Revueltas: era el lugar donde te
tomaban reporte, donde se castigaba, donde se buscaba disciplinar a los niños revoltosos. Ahí se llegaba
por diversos motivos; los más comunes, peleas entre
alumnos. Rubén fue reprendido, sobre todo por sus
padres, pero así lo suspendieran un mes o lo expulsaran, nada le quitaría el tatuaje, el primero de varios.
En la actualidad es menos escandaloso —por fortuna— portar un tatuaje o tener alguna modificación
corporal, perforaciones, implantes subdérmicos o escarificaciones. Dado que esta cultura de transformación está fuertemente teñida de aspectos negativos,
se manejan dobles discursos de aceptación, donde
Viridiana es una chica de contaduría con la que un día
me encontré en la biblioteca. Hablamos sobre cómo
hay filtros laborales que no siempre se fijan en las aptitudes reales de las personas, sino en la utilidad del
trabajador, la impresión que éste pueda causar y cómo
eso afecta la imagen del contratista y su negocio. La
retórica corporal, a la hora de presentarnos, va ligada
con la impresión que damos a los entrevistadores y en
muchas ocasiones un tatuaje no siempre es bien visto.
¿Por qué hizo eso Rubén? Fueron pocos los compañeros que lo reprobaron, más bien lo vimos como un rasgo atrevido que nos seducía: su cuerpo era suyo y de
nadie más. La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi
Adichie, escribe en Todos deberíamos ser feministas
(Penguin Random House): “Si hacemos la misma cosa
una y otra vez, acaba siendo normal. Si vemos la misma cosa una y otra vez, acaba siendo normal.” Funciona de igual forma cuando escuchamos lo mismo todos
los días: uno normaliza el estado de cosas donde vive,
la violencia, los prejuicios, el machismo, pero llega un
momento de urgencia para hacer conciencia y romper
con ello.
Decidir hacer o no hacer algo con nuestros cuerpos es
una forma de hilvanar un discurso que haga frente al
statu quo. Quizá Rubén no lo vio así aquella vez, quizá
él lo hizo por mero gusto como muchos otros, como
Ozzy cuando narra en I am Ozzy. Confieso que he bebido, su libro de memorias, que se tatuó por querer
parecer músico como Lennon y McCartney.
Perdimos contacto, seguramente ya casi nadie de mi
generación recuerda a Rubén. Quizá aparezca dentro
de muchos tatuajes después y como buen trazo, se
quede permanentemente. +
Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza
Texto tomado de Vidas secretas de grandes escritores, editado por Oceano.
Sigue diariamente lo mejor de la cultura y el entretenimiento en www.mascultura.mx
TEATRÉALEE & ROCKÉALEE
Una luna para los malnacidos es la última obra
del dramaturgo estadounidense Eugene O’Neill.
El Premio Nobel de Literatura sitúa la acción en
una granja de Pensilvania en torno a tres personajes: un granjero irlandés borracho, oportunista
y manipulador; su hija, Josie, y el propietario de la
granja, Jim Tyrone, dado también a la bebida y de
quien sospechan que tratará de echar al granjero
y a su hija del lugar. Esta historia de amor, pasión
destructiva, frustraciones y esperanzas, la convierten por su admirable trazado de los personajes y la
riqueza de su diálogo en una obra mayor de elusiva
poesía y formidable poder de sugestión.
Elenco: Patricio Castillo, Alaciel Molas, David
Hevia y José Juan Sánchez
Director: Mario Espinosa
Teatro: Foro Lucerna (Lucerna #64 Col. Juárez)
Temporada: 1 de abril al 19 de junio
Horario: Viernes, 20:45 h; sábado, 19:00;
domingo, 18:30.
NOVEDADES LEE+
CÁNDIDO
Voltaire
EDICIONES GANDHI
La obra narra las aventuras del protagonista en su primer encuentro con el precepto del optimismo metafísico encarnado por Leibniz, para quien “todo sucede
para bien”. François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, escritor, historiador y filósofo, además de abogado, satiriza la filosofía del célebre alemán y
hace una crítica de las instituciones así como de la condición social y moral del
hombre del siglo xviii.
LA GRAN GUERRA
Paul Fussell
TURNER
La Primera Guerra Mundial marcó el nacimiento de una nueva conciencia en
Europa, patente en la literatura y en la vida y definida por la desconfianza, la
ironía y el pesimismo existencial. Este libro rastrea los orígenes de aquel cambio histórico mediante la obra de Robert Graves, Siegfried Sassoon, Edmund
Blunden, David Jones, Isaac Rosenberg y Wilfred Owen.
PECADO
Laura Restrepo
ALFAGUARA
Como sacados de un cuadro de El Bosco, los protagonistas de este libro
son Arcángel, el adolescente asesino; Luis B. Campocé, el ejecutivo adúltero; Emma, la descuartizadora; una pareja incestuosa; un verdugo apodado
“La Viuda”; las Susanas, tres hermanas indiferentes o vanidosas, y el Siríaco,
profeta soberbio.
NO HABRÁ ORQUÍDEAS PARA LA SEÑORITA BLANDISH
James Hadley Chase
OCEANO
Esta novela ofrece un retrato crudo de la sociedad estadounidense. Es,
asimismo, una visión despiadada de la condición humana en general, de
su crueldad y estupidez. El libro narra el secuestro y la muerte de una rica
heredera a manos de una banda de campesinos semisalvajes encabezada
por una mujer llamada Ma Grissom y su hijo Slim.
TODA LA VIDA
Héctor Aguilar Camín
LITERATURA RANDOM HOUSE
Serrano, Felo, Pato y Liliana entrañan una red de silencios, traiciones y
obsesiones cruzadas por los años que la muerte de un conocido desatará
de nueva cuenta. Fábula sin moraleja sobre los abismos del amor fatal, la
ambición y el delirio, Toda la vida es también un recorrido nostálgico por
los territorios perdidos de la vida bohemia de la Ciudad de México.
ROBERT LOUIS STEVENSON
CUENTOS COMPLETOS
MONDADORI
Se reúnen en este volumen, por primera vez en castellano, todos los relatos del gran Stevenson, un escritor que ha encantado a sucesivas generaciones de lectores desde finales del siglo xix hasta nuestros días. Estos
cuentos conforman uno de los universos literarios más ricos y mágicos de
la literatura universal.
E-BRANDING: EL VALOR DE TU
MARCA EN EL MUNDO DIGITAL
Hablar de Branding es hablar de los valores que definen
una marca, más allá de aspectos comerciales, y que la
hacen memorable para los usuarios. Pero, a medida que
la innovación tecnológica avanza, contar con presencia
online se ha vuelto imprescindible para las marcas que
deseen continuar existiendo en un mundo cada vez más
volcado hacia lo digital.
Gracias al formato interactivo que nos ofrece la experiencia online, el e-Branding establece una red de comunicación abierta con el usuario que le permite interactuar a
nivel personal con las marcas. Por ello, es muy importante
identificar los valores y mensajes que se quieren transmitir para lograr una conexión emocional con su target. De
este modo se genera un vínculo entre marca y consumidor que derivará en lo que toda empresa necesita para
lograr el éxito: lealtad.
La reputación en el ámbito web será la mejor carta de
presentación ante una sociedad que gira en torno a la
información digital. El consumidor se encuentra en línea,
ha adoptado una actitud activa y es él quien busca productos y servicios, pero al existir tantas opciones en la
web, es necesario dotar a las marcas de un factor que las
diferencie del resto. Actualmente existen diversas herramientas y estrategias para lograrlo y transformar un sitio
web en una experiencia única para el usuario.
Entre las muchas ventajas del e-Branding se destaca que
es accesible para los usuarios desde cualquier parte del
mundo a través de la red y que los resultados de las campañas se pueden monitorear y son fácilmente cuantificables. Estas cualidades convierten al e-Branding en una
estrategia económica y efectiva de posicionamiento, que
sin duda ayudará a tu marca a crecer y mantenerse en la
mente de los consumidores.
Si deseas entender más sobre el tema y aprovechar las
ventajas del e-Branding para tu empresa, te recomendamos leer:
Digital Branding, de Daniel Rowles: una guía paso a paso
para ayudarte a construir tu marca en línea. A través de
ejemplos, casos de estudio reales y consejos, el autor
explica temas relacionados con marketing, social media,
optimización de búsqueda y análisis web.
E-Branding Personal y Corporativo, de William García:
una guía práctica para construir tu marca digital y para
entender e iniciar en el e-Branding. Explora los principales
conceptos del marketing digital y presenta una serie de
herramientas sociales disponibles, para la gestión de tu
marca online. +
Por Malinali Vázquez
LIBROS ELECTRÓNICOS
DIGITAL BRANDING
Daniel Rowles
KOGANPAGE
INSIDE OUT. A PERSONAL HISTORY OF PINK FLOYD
Nick Mason
CHRONICLE BOOKS
Libro de importación
La formación, el desarrollo y la consolidación de una de las bandas de rock
más importantes de la historia bajo la óptica de uno de sus fundadores, el
baterista Nick Mason quien, además, es el único miembro que ha permanecido en la banda desde el principio, desde sus inicios, cuando un grupo
de jóvenes estudiantes de arquitectura se juntan para tocar.
E-BRANDING PERSONAL
Y CORPORATIVO
William García
ALFAOMEGA
Como pocos artistas del mundo de la ilustración
contemporánea, la francesa Rébecca Dautremer (Gap,
Francia, 1971) posee un estilo característico basado en
los detalles, esos universos donde dicen que habita
Dios. Al observar sus dibujos podríamos
pensar que estamos ante la mirada de un
fotógrafo por el manejo de la luz y los encuadres. Y es que Rébecca, además de haber
cursado la carrera de artes gráficas y diseño
en la Escuela Nacional de Artes Decorativas
de París, durante muchos años se dedicó a
la fotografía. Admiradora de Brueghel por
su detallismo, las ilustraciones de esta autora son una invitación para pasarse un buen
rato descubriendo texturas, colores y formas en los libros que hasta ahora ha ilustrado
como Una biblia (Philippe Lechermeier), Seda
(Alessandro Baricco); de su autoría: El pequeño
teatro de Rébecca, Princesa, Enamorados; o sus versiones de clásicos infantiles como El diario secreto de
Pulgarcito o Alicia en el país de las maravillas; esta última hace una interpretación personal del personaje más
famoso de Lewis Carrol, más oscuro y melancólico. Y de
cabellos negros.
Durante las múltiples presentaciones que hace alrededor
del mundo, cuenta que su carrera se vio favorecida por
el lugar donde nació: en un pequeño pueblo montañés,
muy cerca de Italia, en donde no había televisión. Para no
aburrirse, su único pasatiempo era dibujar. Durante
su etapa universitaria, la ilustración no era bien vista
por la academia porque pensaban que
sólo consistía en dibujar a Mickey Mouse.
Para graduarse eligió un tema controvertido: el cuerpo humano desde dentro, casi un
tratado gore con mucha carne y sangre.
Al graduarse, un profesor la ayuda a conseguir empleo en la editorial Gautier-Languereau, donde empezó a dibujar calcomanías y donde
publicó Enamorados, su primer libro.
Hoy, Rébecca Dautremer elige sus proyectos,
pues durante mucho tiempo llegó a publicar tres o
cuatro libros en un año. Nunca dispuesta a encasillarse, cada uno de sus libros son una nueva aventura. Kerity, la casa de los cuentos es su primer trabajo
de animación. En una repisa de su casa, protegido por
un capelo, descansa un viejo peluche de Mickey Mouse.
Rébecca Dautremer lo encontró en la basura y decidió
conservarlo en recuerdo al desprecio que sus profesores
sentían hacia la ilustración.
Para conocer más de la obra de esta gran ilustradora visita
su página http://www.rebeccadautremer.com