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Adiestramiento
LA
CANALIZACIÓN
DE LA
PRESA
Por Iñaki Markinez
Enseñar al perro a morder
Si queremos un perro de defensa, resulta indispensable dotarle
de mayor capacidad resolutiva en el enfrentamiento hacia el
figurante, tanto en trabajos civiles como en disciplinas deportivas de traje integral. El perro debe tener un amplio repertorio de
mordidas para poder realizar su cometido. Si limitamos su mordida sólo a un lugar determinado, dificultaremos de una manera
considerable que el perro pueda alcanzar el cometido de apresar al figurante. Enseñaremos al perro, desde sus fases iníciales, a morder tanto en las partes superiores como inferiores del
traje. Las mordidas serán direccionadas, para evitar lesiones
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(vertebrales), y es aconsejable que sean interiores, sobre todo
en la zona del pantalón, ya que de esta manera no perderá a la
presa y resultará más complicado que pueda producirse la rotura
de un colmillo. Cada individuo tendrá mayor o menor predilección por una u otra zona, en función de sus experiencias y temperamento. Los perros con mayor grado de inseguridad, se sentirán más a gusto con las mordidas superiores, ya que al estar
a más altura les harán sentirse menos presionados por el figurante. Esto no quiere decir que los perros con gran coraje puedan tener predilección también por las partes superiores.
canalización
En la construcción
defensiva del perro,
es fundamental
enseñarle a fijar
la mordida en
diferentes lugares.
P
ara canalizar las mordidas, en sus inicios, trabajaremos con el perro amarrado a un arnés, facilitando así al figurante su labor. Éste moverá la parte
en la cual queramos que el perro haga presa, regalando, en sus fases iniciales, la manga o pernera,
siempre y cuando el perro haya fijado la mordida, mantenga la presa y tenga una boca tranquila. Lógicamente,
esto irá muy condicionado por el entrenamiento y la calidad genética de cada individuo. Habrá muchos casos en
que habremos de reforzar mordidas y emboques, los cuales no tendrán la calidad deseada, pero así conseguiremos
premiar aproximaciones a perros de menor calidad, que
requerirán de más tiempo para optimizar sus mordidas. Los
trabajos iníciales serán de un tiempo limitado; el figurante
deberá tener una actitud fluida, amena y que resulte muy
lúdica para el perro. Como en todo entrenamiento canino,
necesitaremos contar con la voluntad del perro, ya que si
lo intentamos encauzar con figurantes inexpertos, o hacemos entrenamientos demasiado prolongados o traumáticos para el animal, mermaremos su iniciativa.
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Adiestramiento
Metología y
tiempos de trabajo
Adaptaremos la metodología y los tiempos de
trabajo a las necesidades que cada individuo
requieran. Ni que decir
tiene que sólo confirmaremos la mordida
cuando tengamos al animal en un nivel emocional óptimo para realizar
esta tarea. No me cansaré de decir que,
cuando establecemos
una nueva conducta en
el perro, ésta siempre irá
asociada a un determinado estado emocional.
El material de adiestramiento resultará esencial
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para alcanzar nuestro
cometido. Deberemos
priorizar mucho la
dureza de los tejidos que
el perro debe morder,
adaptándolos a las posibilidades físicas de cada
individuo.
Si el material de entrenamiento no es el adecuado, la motivación del
perro disminuirá,
pudiendo llevarle a estados emocionales inadecuados para la realización de estos menesteres, limitando sus capacidades por un encauzamiento erróneo.