Ni de chiste - Diario de Colima

Ni de chiste
Glenda Libier Madrigal Trujillo
S
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eguramente, muchas y muchos no
conocíamos al cantante Gerardo
Ortiz, ni por su fisonomía ni por
su música, pero últimamente se
ha estado hablando mucho sobre él y ha
sido imposible no voltear a verlo, aunque
no por su trabajo ni por su discografía, sino
por haber participado en un video para promocionar su canción Fuiste mía, mediante
el cual promueve, por donde quiera que se
le vea, la violencia contra las mujeres, hasta
terminar en feminicidio.
Dirección General:
ARMANDO
MARTÍNEZ
DE LA ROSA
Coordinación:
GLENDA LIBIER
MADRIGAL
TRUJILLO
Las opiniones
expresadas aquí
son exclusivas
de sus autoras
y no representan
necesariamente
la opinión de esta
casa editora. Las
fotos que aquí
se publican son
de apoyo para
ilustrar los textos.
Las seguimos
invitando para que
nos acompañen
los miércoles y
nos hagan llegar
sus comentarios
al correo:
[email protected]
Hace algunas semanas participé en una
charla con jóvenes mujeres que pertenecen
al Círculo Cultural Colimense, tras una
invitación exprofeso que ellas me hicieron
para que les hablara sobre la novela de mi
autoría Paloma, por algo pasan las cosas. En
la plática, aprovechando que también había
hombres jóvenes, comenté situaciones que
tienen que ver con mi trabajo periodístico a
partir de cómo visualizo, investigo o percibo
la violencia que se ejerce de manera cotidiana
en contra de las mujeres.
Recuerdo que, entre otras cosas, les dije que
ellas y ellos pueden hacer mucho por frenar
esta escalada de violencia de género, como
por ejemplo, no aceptar, ver ni reproducir
canciones, videos y “chistes” misóginos y
machistas que como algo normal se fomentan
en las redes sociales, en las canciones, en los
“memes”, etcétera, y que se van pasando de
celular en celular, de computadora en computadora, de red social en red social, sin que
nadie –o muy pocas personas– reparen en lo
violento del contenido o la imagen hacia el
género femenino.
Cuando se empezó a comentar sobre el video
del cantante grupero, recordé aquella plática
con las y los jóvenes del Círculo Cultural Colimense, pues a eso me refería precisamente,
a cómo un video (en este caso) como el que
está causando problemas al cantante Ortiz,
puede ser visto, reproducido y asumido como
algo “normal” por el grueso de la población,
que no reparó en el detalle de la comisión
de un feminicidio hasta que los grupos de
mujeres feministas lo vieron y exigieron, a
través de diversas formas y medios, que se
bajara de la plataforma YouTobe, lo cual se
logró apenas el viernes de la semana pasada.
Entre las cosas más graves que han ocurrido
en torno al tema, es que los principales protagonistas del video no saben o no entienden
que hay un grave problema
social de violencia y de
asesinatos de mujeres en México,
y seguramente
por eso no alcanzan a visualizar que sí fueron
irresponsables al
aceptar formar parte
de una historia que,
aun siendo ficción, no
tiene cabida, bajo ninguna
representación que conlleve
a la divulgación popular, de un
feminicidio.
Año 22 En conferencia de prensa, el cantante
argumentó que también existen series,
películas, novelas “que cada día sacan crímenes en sus pantallas”. Es decir, para Ortiz
es más importante entrar a la competencia
de violencia criminal, que abstenerse de
surtir a la gente de más material visual
que promueva la
violencia de género en su máxima expresión: el
feminicidio.
También dijo que
el video era ficción, y que
ahí nadie había muerto; y
eso es cierto, pero lo que no admite es que
no todas personas tienen la formación y la
madurez para diferenciar lo que es la ficción
de la realidad, y que la gran mayoría de los
feminicidios en México han sido cometidos
por la pareja de la víctima, como sucede en
su video.
Lamentable también, que la modelo, de nombre Tracy Saenz, que aparece en ese video y
que en el mismo es víctima de feminicidio
por parte del cantante, no logra entender la
gravedad del mensaje que ambos enviaron
con la escenificación del mismo, y en una
entrevista dijo: “Gracias al video se dieron
cuenta muchas personas que sí es algo bien
delicado, pero pues el video es ficción; es
solamente una historia basada en hechos reales, pero no incita a fomentar el feminicidio
porque no lo hicieron con esa intención”.
¿De veras no incita a la violencia? ¿Cómo
podría saberlo ella?, si ni por enterada se dio
del grave delito del que su personaje había
sido objeto porque, seguramente, es de las
2
•
Miércoles 13 de abril de 2016
•
Número 1138
MONEDERO
Rezago femenino en
el uso de las TIC
Carmen R. Ponce Meléndez
tantas personas en el mundo que no sabe,
no quiere o no puede identificar la violencia
que se comete contra su género, aun cuando
se trata del suyo.
Para la modelo mexicana, “los medios
están exagerando un poco”, pero ella está
“contenta”, porque gracias a la polémica que
despertó el video donde su pareja la asesina,
“me están saliendo muchas ofertas de trabajo
muy importantes”. Sin comentarios.
Como se los dije a las y los jóvenes del
Círculo Cultural Colimense, estos no son
tiempos de tomarnos a broma nada que
tenga que ver con la violencia de género
en ninguna de sus modalidades, menos si
se llega a la expresión más severa como
es el feminididio. No fomentemos y no
permitamos a nuestro alrededor la violencia de género, ni con supuestos chistes
ni “memes”, porque, seamos francos, la
violencia de género en Colima, en México
y el mundo, no está para tomarla a chiste.
Seamos responsablemente serios con el
tema y, sobre todo, con nuestras acciones.
3
Delincuencia femenina,
problema estructural
4
Nosotras no somos
culpables
5
Ma. Elena García Rivera
Sara Elizabeth Cernas Verduzco
POLISEMIA
Esa idea de las mujeres
de usar el espacio
público sin miedo
Adriana L. Cueva Rábago
6
Generala
7
Bisexualidades
8
Ni de chiste
Lourdes Carrillo de Calvario
Rossy Villarruel Figueroa
Glenda Libier Madrigal Trujillo
Feministas exigieron justicia para
Dafne Fernández.
César Martínez López/Cimacnoticias
MONEDERO
Bisexualidades
Rezago femenino en el uso de las TIC
Rossy Villarruel Figueroa*
D
oy, en el país 5.7 millones de personas
son usuarias de una computadora, de
las cuales 50.8 por ciento son hombres
y 49.2 por ciento mujeres.
e todas las manifestaciones de la
diversidad sexual, la bisexualidad
es una de las que se ha mantenido
reservada y hasta oculta, pues no se le
considera una preferencia, ya que la atracción y
las relaciones aretico-afectivas están orientadas
hacia ambos géneros, por lo que para la generalidad de las personas, ésta pasa desapercibida,
dado que su práctica se manifiesta en una forma
menos evidente que las demás.
En el uso de internet participan 52.4 millones
de personas, 49.4 por ciento corresponde a
mujeres, y el resto (50.6 por ciento) es el uso
masculino de esta importante herramienta.
En el caso del celular, es mayor el número de
mujeres usuarias en comparación con el sexo
masculino, con una proporción femenina de
50.9 por ciento.
Son resultados de la Encuesta Nacional sobre
Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2015,
del INEGI, que permite el levantamiento de
datos exclusivamente para la generación de
estadísticas sobre la situación de disponibilidad
y uso de las Tecnologías de la Información y
Comunicación (TIC). La ENDUTIH 2015, que sustituye al Módulo sobre
Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en Hogares, se realizó en colaboración
con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y el Instituto Federal de Telecomunicaciones.
La encuesta genera resultados correspondientes
al segundo trimestre de 2015, representativos a
nivel nacional, estatal y para 32 ciudades seleccionadas, correspondientes a la población de seis
años de edad o más. En lo concerniente al equipamiento de tecnologías, los resultados de la encuesta indican que
14.7 millones de hogares (44.9 por ciento del
total nacional) declararon contar con al menos
una computadora en condiciones de uso.
Se estima que en el Distrito Federal, Nuevo
León, Sonora y Baja California, seis de cada 10
hogares disponen de computadora. En contraste,
en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, menos de una
cuarta parte cuentan con tal dispositivo. Sin duda,
el factor pobreza cuenta, y mucho.
Sin embargo, sigue siendo baja la disponibilidad
de internet (un fenómeno netamente urbano),
apenas es de 12.8 millones de hogares, 39.2 por
ciento del total nacional.
Las ciudades de Querétaro, Monterrey, Cancún
y Hermosillo se destacaron por presentar una
penetración de uso de internet de 65 por ciento
o más, mientras que Tuxtla Gutiérrez y Tlaxcala
tuvieron una penetración por debajo de 45 por
ciento de los hogares.
Aunque las y los usuarios de internet son 62.4
por ciento (más de la mitad de la población), esta
cifra tiene variaciones importantes por grupos de
edad: la digitalización en general y en particular
el uso de internet es mayor en la población joven,
70 de cada 100 jóvenes de seis
a 17 años son usuarios de esta
tecnología, 47.8 por ciento son
del sexo femenino.
resultados de la encuesta, el uso
del celular es el más extendido
–también el más barato–, ya que
más de la mitad de la población
a nivel nacional, es decir
71.5 de cada 100
personas usan
el
celular.
En tanto que en el grupo etario de
18 a 34 años, la cifra crece a 76.5
por ciento, con una participación
femenina mayoritaria de 50.2
por ciento. Por el contrario, en
las adultas mayores de 60 años
o más tan sólo 45 de cada 100
son mujeres, es más alta la cifra
masculina de adultos mayores
utilizando internet.
Preocupan los bajos resultados en la población
infantil, ya que sólo 47 de cada 100 niñas de seis
a 17 años son usuarias de internet.
¿Para qué se usa el internet? Básicamente para
acceder a información de carácter general en una
proporción de 88.7 por ciento. En segundo término para comunicarse –ya sea a través de correo
electrónico o mensajería–; en tercer lugar, con el
fin de acceder a contenidos audiovisuales, y en
último lugar, para acceder a las redes sociales.
Considerando los principales usos de internet que
capta la encuesta, se obtuvo que 88.7 por ciento
de las y los usuarios lo emplearon para obtener
información de carácter general; 84.1 por ciento
para comunicarse ya sea a través de mensajería o
correo electrónico; 76.6 por ciento para acceder a
contenidos audiovisuales, y 71.5 por ciento para
acceder a redes sociales.
Según los resultados de la encuesta, el uso del
celular es el más extendido –también el más
barato–, ya que más de la mitad de la población
a nivel nacional, es decir 71.5 de cada 100 personas usan el celular. A nivel regional, se aprecia
que en algunas entidades como Quintana Roo,
Sinaloa, Baja California, Sonora y Baja California
Sur, la proporción de usuarias y usuarios crece
a 80.0 por ciento.
Los porcentajes más bajos de usuarios se ubican
en Puebla, Oaxaca, Chiapas y Guerrero. De nuevo
las entidades con los índices más altos de pobreza.
*Economista especializada en
temas de género
Twitter: @ramonaponce
Algunos autores
sostienen que el
ser humano naturalmente posee
un potencial bisexual, por lo que
puede ser que en
algún momento
de su vida se reafirme o
se defina hacia una sola
orientación y se viva así
por siempre. Sin embargo,
vale la pena mencionar la gran
influencia que la sociedad conservadora tiene también en este
tipo de decisiones, por lo que no
es difícil que muchas personas
se sientas fuertemente atraídas
por la bisexualidad y su proceder
sea heterosexual, atendiendo más
a los preceptos aprendidos y valores
impuestos que a su más íntima convicción de vivir su bisexualidad.
El desarrollo psicosexual de todas las personas
está cargado de una serie de mitos y tabúes,
pero también de una natural curiosidad a probar todas las posibilidades que tenemos a
nuestro alcance, en aras de un aprendizaje
sobre nuestro cuerpo y sus sensaciones, que
nos atrevemos a transgredir ciertas barreras
para acceder a ello. Es por eso que desde la
infancia y adolescencia se nos presentan oportunidades de vivir algunas experiencias que nos
van diciendo hacia dónde está más inclinada la
balanza de nuestra orientación sexual; aunque
también algunas personas ya en la edad adulta,
experimentan algunos eventos bisexuales, sin
que esto signifique que lo sean, simplemente
quedan como una más de las experiencias de
vida.
Cuando una persona, hombre o mujer, en estas
etapas experimenta atracción o incluso placer
cuando se relaciona con ambos géneros, y no
cuenta con los elementos suficiente para discernir o alguien cercano que les proporcionen una
buena orientación, es natural que se confunda
y busque información en cualquier lado, lo que
no garantiza que esto ayude, pues sabemos que
tratándose de sexualidad, no toda información
es adecuada, y la mayoría está permeada por
prejuicios que hemos aprendido de nuestro
entorno.
La
bisexualidad
tiene sus
variantes
de ejercicio:
puede
que algunas
personas
experimenten
eventos bisexuales en la
adolescencia y al
final se decidan quedarse con una sola, lo cual
no quiere decir que
ya en edad adulta
y hasta avanzada
lo pueda repetir.
Otras, toda su existencia se viven con
ella, pero la ocultan, se
casan, tienen familia y
de manera privada se dan
sus escapadas para cubrir
sexualmente esa otra parte tan sentida y necesitada. Algunas más, de siempre tienen claro
que esa es su verdadera naturaleza, la ejercen
tal cual, desafían y vencen cualquier obstáculo
que se interponga. Y hay quienes cuentan con
un entorno favorable que les ayudan a buscar
apoyo emocional para vivirse en lo que real y
legítimamente son.
Desafortunadamente, en este andar por nuestras
vidas en busca de identidad, nos encontramos
con informaciones que no siempre ayudan,
sino que por el contrario, pueden distorsionar
la verdad respecto a cómo es la forma adecuada y sana de vivir nuestra sexualidad sin que
medien valores o formas de ser, derivadas de
nuestro contacto con el entorno familiar, social
y religioso.
Es importante mencionar que en estos menesteres de orientar sobre sexualidad humana,
se hace necesario contar con una suficiente
información, sobre todo en los terrenos científicos, pues la experiencia nos ha demostrado
que con la pura voluntad no es suficiente, ya
que se trata de un tema, como muchos otros,
donde cada quien le pone su personal carga
ideológica, o particular manera de comprender cómo es el desarrollo psicosexual de las
personas y en lugar de ayudar, desorientan y
meten a las personas en confusiones que nos
les permiten vivirse de una manera plena y
satisfactoria.
Para comprender la diversidad sexual, imaginemos una línea recta, donde en un extremo está la
heterosexualidad, en el otro la homosexualidad
y justo en el centro la bisexualidad, y entre
ellas todas las otras formas de relacionarnos
eróticamente. Cada persona idealmente tendría
que responsabilizarse de su propio ejercicio
sexual, que por ser tan personal e íntimo, sólo a
cada persona corresponde hacerse cargo de él.
El hecho de que no veamos a personas en franca
demostración de su bisexualidad, no quiere
decir que no existan, pues cuando algunas
conductas transgreden nuestros valores, la reacción inmediata es negar su existencia, en aras
de proteger y resguardar nuestras creencias;
sin embargo, lo único que estamos haciendo
es poner un velo a lo que evidentemente está
sucediendo a nuestro alrededor. Luego entonces, la invitación es a abrir nuestros sentidos y
sensibilidad y le demos entrada a valores tan
altamente perdidos en estos tiempos, como la
comprensión, la aceptación y el respeto.
*Sexóloga y Psicoterapeuta Gestalt
[email protected]
Cel. 312 132 47 14
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H
Según los
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Carmen R. Ponce Meléndez*
POLISEMIA
Nosotras no somos culpables
Esa loca idea de las mujeres de
usar el espacio público sin miedo
Adriana L. Cueva Rábago
L
1
as mujeres somos objeto de múltiples
formas de violencia sexual, tanto en
el ámbito público como en el privado.
Las agresiones sexuales más frecuentes, como el acoso sexual en espacios de uso
público o en medios de transporte público, son
normalizadas, reducidas a actos sin importancia
o incluso vistas como bromas inofensivas, tanto
por los responsables de estos comportamientos,
como por las víctimas.
.- El 28 de marzo, Gabriela Nava,
estudiante de la Facultad de Estudios
Superiores Acatlán, denunció en su
cuenta de Facebook a un hombre que
la grababa bajo su falda mientras viajaba en el
transporte público. Como respuesta al video
que subió a la red social, ella recibió todo tipo
de comentarios, entre los que le enviaron amenazas como las siguientes (en todos los casos
que se citan, se respetó la redacción original):
La normalización de las formas menores de
violencia sexual contra las mujeres contribuye
a consolidar y perpetuar la persistencia de los
abusos sexuales, y además excusa y justifica
sus manifestaciones más extremas, como la
violación sexual e incluso las desapariciones
o feminicidios.
“Estúpida, creíste que me quitarías mi cuenta?
Jajaja estupida. CUIDATE QUE YA TE TENEMOS IDENTIFICADA. Pronto te tocara
piso” (sic).
Un estudio realizado por el Colegio de México
reveló que una de cada dos mujeres ha sido
agredida sexualmente en el espacio de uso
público de la Ciudad de México y que las formas más frecuentes han sido frases ofensivas,
tocamientos y violación sexual. También señala
que 4 por ciento de las mujeres capitalinas se
sienten inseguras de vivir y/o transitar en la
Ciudad de México (ENVIPE 2015).
Estas manifestaciones, además de generar un
entorno hostil y desigual, atentan contra nuestra
libertad y dignidad dentro de la comunidad,
porque no son más que actos de poder en los
que la sexualidad es utilizada como instrumento
para someternos y evaluar nuestro cuerpo.
Según una encuesta del Banco Interamericano
de Desarrollo, el 40 por ciento de las mujeres
ha modificado su vestimenta para evitar algún
tipo de violencia en el Sistema de Transporte
Colectivo (STC), y el 4.5 por ciento ha tenido
que dejar su trabajo o estudio por causa de la
violencia en el STC (BID 2015).
El problema no es nuevo, aunque es normalmente invisible. La mujer siempre será culpada
por la forma en que un hombre reaccione y será
quien cambie de hábitos para no sufrir agresiones. Estas formas de abuso han guardado, a
lo largo de la historia, una relación directa con
los roles de género en la sociedad patriarcal
machista que vivimos, pues las normas de género para las mujeres incluyen ser concebidas
como objeto de consumo, sumisión y respeto
a la autoridad masculina.
Muchas personas piensan que la mujer debería
sentirse halagada de que un hombre evalúe su
cuerpo en público. Sin embargo, si reacciona
al abuso y se defiende, en ese momento “ella lo
provocó” o “ella tiene la culpa”. “¿Por qué se
incomoda si es normal, si sólo es un piropo?”. Y
ahí está el origen del por qué muchas personas
creen que esta violencia no existe.
Todo esto me trae a la mente un hecho en el que
también se condena y culpabiliza a la víctima.
Daphne, la menor que acusó haber sufrido abuso
sexual en Boca del Río, Veracruz, publicó una
carta en redes sociales debido a los comentarios que critican y la juzgan. Particularmente
me llamaron la atención estas palabras: “Sí he
tomado, sí he salido de fiesta, sí he usado faldas
cortas, como la gran mayoría por no decir que
todas las niñas de mi edad ¿por eso me van a
juzgar? ¿Por eso me lo merecía? ¿Por eso me
pasó lo que me pasó? ¿Por andar de noche con
mis amigas?”.
Lo que da clara muestra de qué tipo de sociedad
y gobiernos tenemos en México, que en pleno
2016, las mujeres no somos garantes de salir
seguras ni libres a las calles, ni a cualquier
hora del día. Preguntarse por la falda corta
es llevarnos a hablar sobre las preferencias
individuales y la influencia de los medios en
cómo debemos vestirnos. De igual forma, la
condena misógina pesa sobre las mujeres que
nos atrevemos a defender nuestra dignidad.
“¿Qué hacía una joven bebiendo un trago?”,
“¿por qué llevaba falda?”, “¿por qué no se
quedó en su casa?”. Estas preguntas apuntan
a la supuesta responsabilidad de la víctima,
sin embargo, hay que dejar claro: la víctima
nunca es culpable.
Las diferentes y ligadas agresiones sexuales
son ataques de fuerza, poder y control sobre las
mujeres. Culpar a la víctima es hacerla responsable por el ataque cometido, lo que excusa y
libera al delincuente de su responsabilidad. Por
eso la insistencia, porque no hablo de
lo extraordinario, sino de lo normal,
aunque es con frecuencia silenciado.
Las agresiones
sexuales son ataques de fuerza,
poder y control sobre las mujeres.
Culpar a la víctima, excusa
y libera al delincuente de
su responsabilidad.
Las mujeres no somos culpables de
sufrir acoso sexual, ni ningún otro
acto de violencia sexual en las calles.
No fue la falda, no fue el lugar, no
fue la hora, absolutamente nada
justifica una agresión sexual.
*Politóloga. Impulsora del
Colectivo Calle sin Acoso Colima
“Ya bájale de huevos vieja puta, aparte de que
andas enseñando el trasero, todavía te pones
digna, maldita zorra de cola apestosa, ya bájale
solo quieres llamar la atención. Si no te quieren
en casa no estés chingando a los alumnos que
solo quieren un video para masturbarse, mejor
lárgate de monja si no te gusta, además estas
bien pinche fea, esquelética hasta sidosa has
de estar, vieja cerca” (sic).
2. El 30 de marzo, una joven usuaria del transporte colectivo Metro, en la Ciudad de México,
abordó uno de los vagones rosas, destinados
sólo para mujeres. En el trayecto a su destino,
un hombre que iba en este vagón eyaculó en
el pantalón de ella. La chica denunció el hecho en sus cuentas sociales con la foto de la
prenda manchada y la leyenda: “Tus políticas
para garantizar la seguridad de las mujeres no
sirven, @ManceraMiguelMX”. Algunos de
los comentarios que recibió por parte de otros
usuarios de Twitter fueron:
“Espero aprendas la lección, agradecida
deberías de estar con quien lo hizo, pues correspondió a tus provocaciones”.
“Deberían violarte puta feminazi para que
se te quite, entiende que no eres nadie sin un
hombre. Pinche costilla malagradecida”.
“Fui yo, hija de tu puta madre, antes di que
no te viole, perra”.
“No mientas maldita puta tu le echaste jabón
para volverte viral”.
“No me engañas pinches lesbiana seguro eres
albañil y tu ropa de trabajo es esa maldita
alarife, buscando fama”.
3. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,
mientras la periodista Andrea Noel caminaba
en la colonia Condesa, de la Ciudad de México, un hombre la atacó levantando su vestido
y tirando de su ropa interior. Ella obtuvo el
video de las cámaras de seguridad de la zona y
lo expuso también en redes sociales, en donde
recibió ataques y amenazas de muerte:
“No es cierto, eres basura. Las mujeres que
andan en vestidos cortos como los que usas,
merecen que las violen o las maten a pedradas,
así como lo estipulan las sagradas escrituras”.
“el patrón ya dio la orden y lamentablemente
hoy mueres, te voy a vacunar como la perra
que eres”.
“Tal vez si te vistieras como una mujer decente y no como una ramera los hombres te
respetarían”.
favor, como si yo hubiese querido que esto se
supiera o se hiciera viral para ‘dar la cara’…
los que me conocen saben como soy y saben
que NUNCA me hubiese gustado estar así de
EXPUESTA […] Si he tomado, si he salido
de fiesta, si he usado faldas cortas, como la
gran mayoría por no decir que todas las niñas
de mi edad, por eso me van a juzgar? por eso
me lo merecía? por eso paso lo que paso? por
andar de noche con mis amigas?”.
Este es un recuento de hechos muy recientes
que se han hecho públicos. Sin embargo, cada
vez que tengo oportunidad le pregunto a una
mujer, “cuando vas caminando por la calle, y
ves un grupo de hombres en la banqueta, ¿qué
haces?”. Todas, sin excepción, han respondido:
me cambio de banqueta, me bajo de la banqueta,
paso rápido y agacho la mirada.
Les he preguntado lo mismo
a los hombres.
La respuesta
generalizada
es “nada”. HaEl próximo domingo 24 de abril, se realizará
brá quienes aruna movilización a nivel nacional en contra
“Andrea Noel
gumenten que
de las violencias machistas. Para conocer los
es una femialguna vez a
detalles y sumarte a la convocatoria en Colinazi machorra
ellos también
que hizo todo
ma, busca la página del evento en Facebook:
les han dicho
este desmacosas en la caVivas Nos Queremos.
dre del video
lle y creo que
precisamente
también hay
para escupir todo lo que está diciendo con mujeres con esos comportamientos de acoso.
Ciro”. Este último twit fue publicado por el Sin embargo, ¿los varones también temen ser
columnista de SDP Noticias, Einer M. Juárez, agredidos sexualmente, violados o asesinados
mientras la periodista era entrevistada por Ciro por usar la calle, el transporte o por salir a diGómez Leyva en Radio Fórmula para exponer vertirse? Aquellos que hayan vivido el acoso,
su caso, y algunas de las trabas burocráticas tienen sólo una muestra de lo que todas las
que encontró para poner la denuncia y para mujeres vivimos casi a diario, durante casi
concluir la investigación.
toda la vida.
“Hago una disculpa por este
medio por mi
acto tan bajo,
a la próxima te
voy a violar”.
Dato Polisémico:
En otra ocasión, Andrea Noel dijo que mientras desayunaba en Coyoacán, un usuario de
Twitter le envió una amenaza de muerte junto
con la fotografía de su ubicación, por lo que
se sintió aterrada y terminó huyendo del país.
4. Cuando salió a la luz el caso de violación
de Daphne por el grupo autodenominado Los
Porkys, en Veracruz, se crearon cuentas dedicadas a ataques y cuestionamientos hacía la
víctima. La adolescente escribió:
“Leí comentarios diciendo ‘que la víctima de
la cara y nos cuente su parte de la historia’ Por
Es terrible y muy grave que como sociedad sigamos culpando sistemáticamente a las mujeres
violentadas. Las instituciones y autoridades no
son competentes. Las personas siguen llamando
“feminazis” a las feministas que denuncian,
condenan y exigen justicia a estos actos. Los
feminicidios son alarmantes. Y aunque todas
estas víctimas han recibido muestras de apoyo
y solidaridad, el tema es que hay cabida para
comentarios y comportamientos misóginos y
soeces como los que cité, que contribuyen a
naturalizar la violencia, a hacerla cotidiana.
¿Qué estamos haciendo al respecto?
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Página 4
Sara Elizabeth Cernas Verduzco*
Aumento de la delincuencia femenina,
problema estructural y patriarcal
Generala
Página 6
H
ace unos días, el Presidente de la
República entregó diversas preseas
y reconocimientos a distinguidos
militares, y entre estos destacaban
varias mujeres con distingos grados. Para
las mujeres, en la actualidad, se encuentran
abiertos distintos campos que antes ni siquiera
se soñaban alcanzar. El ver a una mujer vestir
el uniforme militar es altamente gratificante,
porque participan en la mejor institución del
país. Pareciera que es algo cotidiano, pero fue
hasta el 20 de noviembre de 1989 que una mujer, nacida en Tehuacán, Puebla, fue la primera
generala mexicana.
El estudio tenaz y la entrega a un ideal, llevaron
a María Eugenia Gómez López a escalar los altos
mandos del Ejército donde, reconoció en una
entrevista efectuada por Adriana Cópil (Contenido 09-1999), jamás sufrió discriminación
debido a su género. Emocionada refirió que
al tener en sus manos el águila que distingue a
los generales, la invadió una gran emoción. A
los 58 años tuvo este enorme logro, que por
primera vez se dio en la República Mexicana.
Reconoció que en su niñez “sentía miedo de los
soldados”, pero al concluir la secundaria, sus
padres la instaron a ingresar al Ejército, de modo
que en 1957 se inscribió en la Escuela Militar de
Enfermeras, en el otrora D.F. No fueron pocas las
penas y trabajos que su decisión le acarrearon,
una de ellas, que siendo apegada a su familia
y con 10 hermanos bulliciosos siempre a su
alrededor, se vio impedida de siquiera visitar el
hogar paterno, ya que en ese entonces las rutas
hacia Tehuacán desde la capital eran difíciles,
así que las visitas de la cadete a su hogar eran
esporádicas. Su único contacto familiar era
una prima que vivía en el DF y la visitaba los
domingos. Pero esa soledad le permitió entregarse de lleno al estudio y apreciar mejor su
lugar como cadete.
Egresó de la escuela de Enfermería con el grado
de subteniente en 1959, y empezó a trabajar
como enfermera general en la sala de psiquiatría
del Hospital Central Militar de la Ciudad de
México, a la vez que cursó el bachillerato en
un instituto privado. Al ascender a subjefe de
enfermeras, sus superiores la autorizaron para
que se inscribiera en la Facultad de Odontología
de la UNAM, recibiéndose de cirujano dentista
en 1967. Cuando ya tenía el grado de capitán
primero, Gómez hizo un posgrado en estomatología pediátrica, lo que la llevó a la jefatura
de servicios de odontología
del Hospital Militar. En 1974
obtuvo el grado de mayor y en
1978 se convirtió en la primera
teniente coronela mexicana.
Eugenia Gómez López continuó su preparación profesional. Obtuvo una maestría en
Investigación de Servicios de
Salud en la Escuela Nacional de
Estudios Profesionales (ENEP)
de la UNAM. También terminó
un diplomado sobre tanatología.
Durante 11 años conservó el
mismo grado, al fracasar en
el puntaje (los militares son
sometidos a exámenes físicos y
La generala y subdirectora
de conocimientos) para obtener
vespertina del Hospital Central
una promoción en dos ocasiones
Militar aseguró que nunca sufrió
consecutivas. Otro obstáculo
discriminación en el Ejército
para los ascensos estriba en que,
por ser mujer. “Dentro de las
de teniente coronel en adelante, María Eugenia Gómez López. fuerzas armadas existe un
el candidato debe someterse a
enorme respeto por el grado
un estricto examen médico y su currículum es militar, independientemente del sexo de quien
inspeccionado por los altos mandos del Ejército lo ostente, pues todos saben que las promociones
y el secretario de la Defensa, para que luego sólo se obtienen por méritos propios. Por eso
sea aprobada la promoción por el Presidente y me enorgullece saber que, antes de mi, hacía
ratificada por el Senado de la República.
más de 15 años que nadie había sido nombrado
general brigadier”.
La poblana no cejó en su empeño, hasta que se
convirtió en la primera generala del país, el 20 La primera generala mexicana: María Eugenia
de noviembre de 1989, lo que también le valió Gómez López, nacida en Tehuacán, Puebla,
el cargo de directora general de sanidad de la sin duda que pasó a la historia como una de las
Secretaría de la Defensa.
mexicanas que abrieron brecha.
De carácter paciente y tenaz y sumamente
reservada en cuanto a su vida privada, María
E
n recientes semanas, han aparecido en
la prensa local diversas notas en las que
se informa de la detención de mujeres
por haber robado en algún comercio establecido. Ante estos hechos, es necesario tratar de
encontrar las raíces del problema, que representa
una de las aristas del incremento delincuencial en
el estado de Colima, que es indispensable resolver
lo más pronto posible.
El aumento de la delincuencia femenina es una de
las manifestaciones de la ruptura de tejido social,
producto del avance del neoliberalismo - etapa
más brutal del capitalismo- en la que la acumulación de la riqueza continúa incontenible, lo que
conlleva el incremento de la pobreza, situación
en la que está más del 50 por ciento de la población mexicana. Incluso, las cifras oficiales han
reconocido la existencia de la pobreza extrema,
por lo que millones de familias no tienen ni para
alimentarse.
Colima no podía ser la excepción, aunque durante
décadas, sectores institucionales y empresariales
se empeñaron en presentar a nuestra entidad
como un territorio exento de los problemas que
vivían otras entidades, la avalancha crecía y no
la veíamos venir, hasta que, por citar sólo un
ejemplo, el valle de Tecomán, considerado por
años como la chequera del estado, se convirtió
en uno de los municipios más pobres del país. En
el otrora próspero municipio, conocido como el
lugar del “oro verde” debido a la agro-industria,
la pobreza sentó sus reales y fue el caldo de
cultivo para el florecimiento de la delincuencia
organizada, los asesinatos de mujeres, el retraso
en el pago de sueldos a decenas de burócratas,
la mayoría conformada por mujeres, que como
sector, tiene una participación económica del 49.2
por ciento, en tanto que el de los hombres es de
77.9 (INEGI, 2015).
En este contexto, las y los colimenses enfrentan
situaciones difíciles, como la falta de fuentes de
trabajo, el desempleo abierto, los despidos injustificados, los salarios bajísimos, el incremento de
horarios hasta de 12 horas, la pérdida de derechos laborales, manifestaciones de la voracidad
del sistema capitalista que asola a la totalidad
del planeta y, por ende, al territorio nacional
y al estado de Colima, en donde este cúmulo
de problemas afectan, sobre todo, a mujeres,
quienes ganan alrededor del 46 por ciento de lo
que ganan los hombres, según datos contenidos
en el Diagnóstico Situacional de las Mujeres en
Colima. (INEGI, 2013).
Lo anterior, no se debe a la baja escolaridad de las
mujeres sino a la discriminación que caracteriza
al entorno socio-cultural de nuestra entidad, pues
las cifras muestran que en el estado, la población
femenina económicamente activa, supera con
mucho el nivel de escolaridad de la masculina,
pues de 2005 a 2012, el porcentaje de mujeres
que laboran y tienen escolaridad de nivel medio
superior o superior creció en un 88.9 por ciento,
en tanto que en los hombres el crecimiento fue
del 40.6 por ciento (INEGI, 2013).
La discriminación salarial sucede pese a que
desde el año 2009, mediante el decreto No.
523, se aprobó la Ley para la Igualdad entre
Hombres y Mujeres del Estado de Colima, de
acuerdo al artículo 3º del capítulo primero: “Son
sujetos de los derechos que establece esta ley,
las mujeres y los hombres que se encuentren en
territorio estatal, que por razón de su género,
independientemente de su edad, estado civil,
profesión, cultura, origen étnico o nacional,
condición social, salud, religión, opinión o capacidades diferentes, se encuentren con algún tipo
de desventaja ante la violación del principio de
igualdad que esta ley tutela. (Poder Legislativo
del Estado de Colima, 2009:4).
Las estadísticas muestran que ésta, como otras
leyes, difícilmente se aplica, pues desde la puesta
en marcha de las reformas estructurales, el trabajo
dejó de ser un Derecho Humano y se convirtió
en una mercancía. Así, a mayor oferta, menores
salarios, menos prestaciones; por lo tanto, ya no
existen plazas de base, sino contratos temporales,
que pueden ser o no renovados.
Si nos referimos al desempleo, egresar de la
universidad o terminar una carrera técnica a
nivel medio superior, no es una garantía para
que las mujeres puedan incorporase al mercado de trabajo. Los datos duros muestran que la
población masculina desocupada que tiene nivel
medio superior o superior creció en 37 por ciento,
mientras que entre las mujeres, la desocupación
entre quienes tienen nivel medio superior y
superior se incrementó en un 213 por ciento.
El panorama antes descrito explica, aunque de
ninguna manera justifica, el incremento de la
delincuencia femenina en nuestro estado, pero
como las cifras y la realidad lo muestran, esta
problemática no la podemos ver sólo a la luz de
una expresión que ya se ha hecho muy gastada,
la llevada y traída “falta de valores”, sino que
constituye un problema de tipo estructural que
urge resolver, ya que el sistema económico neoliberal presenta crisis tras crisis, debido a que lo
que más importa es el control de la inflación y
no el desarrollo humano.
Mientras no se abandone este sistema inequitativo e injusto, no se podrán resolver los problemas
de inseguridad, y hombres y mujeres empujados
por el hambre continuarán delinquiendo. En
tanto, la población infantil, adolescente y joven,
tendrá muy pocas posibilidades de, algún día,
empezar a construir una vida digna.
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Ma. Elena García Rivera
Lourdes Carrillo de Calvario*