alteraciones neuropsicológicas y síntomas postraumáticos en un

ALTERACIONES NEUROPSICOLÓGICAS Y SÍNTOMAS POSTRAUMÁTICOS
EN UN PACIENTE PEDIÁTRICO CON TRAUMA CRANEAL GRAVE
Cervera I.M.1, Melgar J.2, Ruano T. 3, Capilla R.4
1Psicóloga
Clínica Unidad de Psicología Clínica Infantil y Adolescente Hospital
Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia), 2Psicólogo Clínico Centro Rehabilitación
Psicosocial Zafra, 3PIR 4 AGS Campo de Gibraltar, 4Psicóloga Clínica USMC La Línea
Área de Gestión Sanitaria
del Campo de Gibraltar
[email protected]
INTRODUCCIÓN: DESCRIPCIÓN DEL CASO
Durante el período prenatal, perinatal o durante los primeros años de vida se pueden producir lesiones cerebrales como consecuencia de accidentes traumáticos,
metabólicos, infecciosos o de otra índole (Portellano, 2007).
J.I.V.R. es un menor de 8 años, remitido por el Servicio de Neurocirugía Infantil para su estudio neuropsicológico y psicopatológico, tras haber sufrido un accidente de
tráfico. Presenta traumatismo craneoencefálico agudo, con afectación de diversas áreas aunque mayor de las frontales. Ingresa en Urgencias con pérdida de conciencia y
permanece en estado de coma aproximadamente 15 días. Es hijo unigénito y su historia de desarrollo es normal. En el momento del accidente estudiaba 3º de Educación
Primaria, presentando un rendimiento escolar satisfactorio y buena adaptación.
PROCEDIMIENTO
PROTOCOLO DE EVALUACIÓN APLICADO
Se lleva a cabo una primera exploración en
octubre de 2013, en la que se mantiene
entrevista clínica con el menor y sus padres
y se realiza evaluación psicométrica con las
escalas recogidas en el protocolo. Los
resultados obtenidos, que se recogen a
continuación,
corroboran
graves
alteraciones neuropsicológicas, por lo que
se considera necesario instaurar un
programa
de
rehabilitación
neuropsicológica, utilizando principalmente
estrategias
de
restauración
(Muñoz
Céspedes y Tirapu, 2001), para trabajar los
déficits evidenciados, e iniciar tratamiento
psicológico
para
la
sintomatología
postraumática. En la evaluación llevada a
cabo tras finalizar la intervención, en
septiembre de 2014, se vuelven a aplicar de
nuevo las mismas escalas.
1. Escala de Inteligencia de Weschler para Niños/as Revisada (WISC-IV). (Weschler, 2005). Valora la inteligencia en niños
de 6 a 16 años. Está formada por 15 pruebas: 10 principales y 5 opcionales. Se obtiene un CI total y cuatro índices:
Comprensión Verbal, Razonamiento Perceptivo, Memoria de Trabajo y Velocidad de Procesamiento.
2. Evaluación Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas en Niños/as (ENFEN). (Portellano, Martínez y Zumárraga,
2009). Evalúa el rendimiento cognitivo en diversas funciones ejecutivas (habilidad para solucionar problemas y programar el
comportamiento, atención sostenida, flexibilidad mental, memoria de trabajo, fluidez verbal, etc.). Consta de 4 pruebas:
fluidez, senderos, anillas e interferencia. Se aplica a niños entre 6 y 12 años.
3. Batería de Diagnóstico Neuropsicológico Infantil (LURIA-DNI) (Ramos y Manga, 1991). Instrumento para la evaluación
neuropsicológica de niños de 7 a 10 años. Consta de 195 ítems, agrupados en 9 pruebas: motricidad, audición, tacto y
cinestesia, visión, habla receptiva, habla expresiva, escritura y lectura, destreza y aritmética y procesos mnésicos. Para
nuestro caso aplicamos únicamente la prueba de procesos mnésicos que evalúa la memoria inmediata (proceso de
aprendizaje, retención y evocación) y memorización lógica (utilización de relaciones lógicas para memorizar).
4. Escala Infantil de Síntomas de TEPT (CPSS). (Foa et al., 2001). Instrumento desarrollado para evaluar la presencia de
síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático en niños/as y adolescentes de 8 a 18 años. La Escala está basada en los
criterios diagnósticos del DSM-IV y se compone de 3 subescalas: reexperimentación, evitación y e hiperactivación.
5. Inventario del Comportamiento de Niños/as de 6-18 años para padres (CBCL/6-18). (Achenbach y Rescorla, 2001).
Evalúa presencia de psicopatología o problemas de conducta que pueden presentar niños y adolescentes. Permite obtener
puntuaciones en 7 escalas o síndromes: aislamiento, ansiedad/depresión, quejas somáticas, problemas sociales,
problemas de pensamiento, problemas de atención y conductas agresivas.
RESULTADOS
Las puntuaciones se
muestran en decatipos
WISC-IV: el ICG refleja en ambas evaluaciones una
inteligencia general normal-alta. No obstante en la
evaluación inicial se evidencian graves dificultades en
velocidad de procesamiento que no se constatan en la
evaluación posterior ya que obtiene una puntuación
compuesta de 91, que refleja un rendimiento
promedio (85-115).
LURIA-DNI: se evidencian
leves dificultades en
memoria inmediata
(PT:=46) en la evaluación
pre que se resuelven
posteriormente (PT=55).
ENFEN: el menor obtiene en la evaluación inicial puntuaciones bajas y muy
bajas (decatipo <4) en las pruebas de fluidez fonológica, sendero a color,
anillas e interferencias que indican presencia de déficits en lenguaje
expresivo, memoria de trabajo, estrategias de programación, flexibilidad
cognitiva, capacidad para inhibición y atención selectiva. Tras el programa de
rehabilitación el rendimiento es normal en todos las pruebas, excepto en
fluidez fonológica y anillas (decatipos 3 y 2 respectivamente).
CPSS: las puntuaciones
obtenidas en la primera
evaluación constatan
sintomatología compatible
con diagnóstico de TEPT. Se
observa una mejoría
clínicamente significativa en
todas las escalas tras la
intervención.
CBCL/6-18: los padres
informan al inicio presencia
de sintomatología ansiosodepresiva, retraimiento y
problemas de atención que
siguen percibiendo, incluso de
mayor gravedad, en la
postevaluación
Las puntuaciones que se muestran son directas
CONCLUSIONES
En cuanto a la evaluación inicial, el bajo rendimiento obtenido en Velocidad de Procesamiento
constata este índice como muy sensible a daños cerebrales traumáticos. En la misma línea, las
alteraciones corroboradas a partir de la ENFEN se relacionan con un déficit en el sistema
ejecutivo, como consecuencia de la afectación traumática sufrida en el accidente.
En la evaluación realizada al cabo de 10 meses se aprecia una considerable mejoría en la
velocidad de respuesta, capacidad para programar la conducta, atención selectiiva y flexibilidad
mental. Esta recuperación neurofuncional del menor podría explicarse a partir de la eficacia del
programa de rehabilitación recibido y probablemente su buena capacidad cognitiva previa al
accidente, unida a su positiva plasticidad cerebral. No obstante, aunque el pronóstico es
satisfactorio, las bajas puntuaciones obtenidas en la segunda evaluación en algunas pruebas de la
EFEN hacen recomendable seguir estimulando aquellas funciones cognitivas que aún se
encuentran afectadas. Por otra parte, se confirma, a partir de los datos del CPSS en la segunda
evaluación, una remisión de los síntomas postraumáticos, no cumpliendo criterios para TEPT en
este momento.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1. Achenbach, T.M., Dumenci, L. y Rescorla, L.A. (2001).Ratings of Relations
Between DSM-IV Diagnostic Categories and Items of the CBCL/6-18, TRF, and
YSR. Retrieved October, 2001, from the World Wide Web: www.ASEBA.org.
2. Foa, E., Johnson, K., Feeny, N. y Treadwell, K. (2001). The Child PTSD
Symptom Scale: A preliminary examination of its psychometric properties.
Journal of Clinical Child Psychology, 30, 376-384.
3. Manga, D. y Ramos, F. (1991). Batería de diagnóstico Neuropsicológico Infantil
(Luria-DNI). Madrid. TEA Ediciones.
4. Muñoz Céspedes, J. y Tirapu, J. (2001). Rehabilitación neuropsicológica.
Madrid. Síntesis.
5. Portellano, J.A. (2007). Neuropsicología Infantil. Madrid. Síntesis.
6. Portellano, J.A., Martínez, R. y Zumárraga, L. (2009). ENFEN (Evaluación
Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas en Niños). Madrid. TEA Ediciones.
7. Weschler, D. (2005). WISC-IV, Escala de Inteligencia de Weschler para Niños-IV.
Madrid. TEA Ediciones.