La familia romana - IES Fuente de la Peña

La familia y el matrimonio
Ángel Luis Gallego Real
Sociedad religiosa y civil
En los primeros tiempos todos los
descendientes de un antepasado
común por línea masculina
formaban un grupo político, familiar
y religioso denominado gens. A
partir del siglo IV a. C., de esta
institución, cada vez más numerosa,
surge la familia. Componían la
familia todos los miembros sujetos a
la autoridad del pater familias,
«padre de familia»: la madre, los
hijos, los nietos y demás
descendientes, y, además, los
esclavos.
La familia
La palabra familia,
derivada de famulus,
«siervo», en su origen
significaba el conjunto de
esclavos de una casa.
Debido al enorme peso
que en ella tenía la
religión, debemos
considerar la familia
romana no sólo como
una sociedad civil, sino
también como una
sociedad religiosa.
La familia como sociedad religiosa
La familia latina es «un grupo de
personas a quienes la religión permitía
invocar el mismo hogar y ofrecer
comida fúnebre a los mismos
antepasados». Entre las personas que
componían esta sociedad religiosa no
figuraba la esposa, a no ser que
renunciase previamente al culto de su
propia familia, cosa que sólo sucedía si
el matrimonio se había celebrado bajo
la fórmula cum manu.
El sumo sacerdote de esta pequeña
comunidad era el pater familias. A él, y
sólo a él, le competía la celebración de
los ritos familiares, y entre sus
obligaciones estaba la de conservarlos
y transmitirlos a sus descendientes a
través de un hijo varón.
Dioses privados: Lares
Además de los dioses
oficiales del Estado, cada
familia tenía los suyos
propios:
-Lar familiar. Era el dios
protector de la casa,
representado por el fuego
doméstico, al que se ven en
el lararium, una pequeña
hornacina o capilla situada
en el atrio de la casa.
Penates
- Penates. Su nombre
deriva de la palabra
penus (despensa); eran
dioses protectores de las
provisiones de la familia,
a los que se solía
representar como dos
jóvenes sosteniendo en
sus manos el cuerno de
la abundancia.
Manes
- Manes. Almas de los
difuntos a quienes
anualmente se hacían
ofrendas de flores,
leche, vino y miel,
fuera en el
aniversario de su
muerte, ya en las
fiestas Parentalia que
se celebraban en el
mes de febrero.
Genius
- Genius. Era el
espíritu protector del
pater familias como
generador y
continuador de la
estirpe familiar. Se le
solía representar bajo
la forma de serpiente.
Las mujeres tenían a
la diosa Juno como
genio común.
La familia como sociedad civil
La familia constituía
también una sociedad civil
de estructura patriarcal
sobre cuyos miembros
mandaba el padre con una
autoridad prácticamente
absoluta. Esa autoridad
recibía el nombre de patria
potestas.
Era la autoridad que
poseía el pater familias
sobre todos los
componentes de la familia.
Prerrogativas del Pater Familias
Gracias a ella el padre tenía
varias prerrogativas:
- Tenía autoridad sobre la
mujer.
- Podía aceptar o rechazar a
un hijo recién nacido.
- Tenía autoridad sobre los
hijos, que llegaba incluso al
derecho de vida o muerte.
- Era dueño absoluto de la
propiedad familiar (patrimonio)
y el único con capacidad para
comprar o vender.
- Era el único de toda la familia
que poseía personalidad
jurídica.
Evolución de la patria potestas
Con el tiempo, la patria
potestas se fue
debilitando, y en el
Imperio no era más que
un recuerdo de lo que
fue, aunque el padre
siguió manteniendo
algunas prerrogativas,
como la de aceptar o
rechazar a un hijo recién
nacido, que no
desaparecerían hasta la
llegada de cristianismo.
Los hijos
Cuando nacía un hijo, la
comadrona lo depositaba a los
pies del padre. Si éste lo
levantaba en brazos, manifestaba
públicamente que lo aceptaba; si
le volvía la espalda y lo dejaba en
el suelo, el recién nacido era
expuesto (abandonado) a la
puerta de su domicilio o en algún
lugar destinado a tal efecto, donde
podía ser recogido por cualquiera.
Algunos eran salvados para hacer
de ellos un esclavo, si era varón, o
una prostituta, si era hembra. A los
débiles y deformes se les
eliminaba o símplemente se les
dejaba morir.
La lustratio
• Pasados ocho días para
las niñas y nueve para
los niños, tenía lugar un
acto de la purificación, la
lustratio, ceremonia por la
que el hijo se incorporaba
a la sociedad religiosa
familiar, se le imponía el
nombre y se le inscribía
en el censo de los
ciudadanos.
El nombre de los varones
Constaba de tres componentes:
-Praenomen. Era el nombre personal y
generalmente aparece escrito en abreviatura. El
número de nombres era muy corto; según Varrón,
no había más de 30, y en un principio debieron de
ser menos, pues algunos de los habituales tíenen
su origen en un adjetivo ordinal: Quintus
originariamente sería el quinto hijo; Sextus,
Septimius, Octavius serían el sexto, el séptímo,
el octavo, etc.
- Nomen. Era el común a todos los miembros de
la gens. Caius lulius Caesar indica que César
pertenecía a la gens lulia.
- Cognomen. Es un sobrenombre o apodo cuyo
origen hay que buscar o bien en algún defecto
físico: Brutus, Balbus (tartamudo); o en el lugar
de nacimiento: Collatinus (nacído en Colacia),
Coriolanus (nacido en Coriolos), o en un hecho
heroico: Corvinus (porque derrotó a un enemigo
con la ayuda de un cuervo), Torquatus (por haber
vencido a un galo y haberle arrebatado su torques
o collar), etc.
Cicerón
Así en Marcus Tulius
Cicero, nombre del más
famoso de los oradores
romanos, Marcus es el
praenomen; Tulius, el
nombre de la gens, y
Cicero, que significa
«garbanzo”, parece
proceder del apodo con
el que fue conocido el
abuelo de Cicerón por
tener una verruga en la
cara parecida a un
garbanzo.
El nombre de las niñas
Las niñas sólo tenían
un nombre, por lo
general el del padre;
cuando en una familia
había más de una
con el mismo nombre,
para evitar equívocos,
se solía añadir maior
(la mayor) o minor (la
menor).
La bulla
AI mismo tiempo que se
les imponía el nombre se
les colgaba del cuello la
bulla, una pequeña caja
con amuletos para
protegerlos del mal de ojo
y que llevaban hasta el
día en que, a los 16 0 17
años, abandonaban la
toga praetexta y tomaban
la toga viril. Era su
mayoría de edad, su
paso a ciudadano, y las
familias lo celebraban
con una gran fiesta.
El matrimonio
El fin primordial del matrimonio
era tener hijos para perpetuar
la familia y los cultos familiares
(sacra privata). En Roma el
matrimonio era un acto privado
para el que no se requería la
intervención de ninguna
autoridad civil ni religiosa, y,
por lo tanto, disoluble. Sin
embargo, en los primeros
tiempos, existió un tipo de
matrimonio de carácter
sagrado prácticamente
indisoluble.
Requisitos para un matrimonio
válido
Para que un matrimonio fuera
legalmente válido se precisaban varias
condiciones:
- Tener la edad mínima. Dado que el fin
primordial del matrimonio era tener
hijos, era preciso que los contrayentes
hubieran alcanzado el desarrollo físico:
12 años las mujeres y entre 14 y 16 los
varones.
- El consentimiento de los padres. En
los primeros tiempos de la República el
matrimonio lo decidían los padres sin
contar con la opinión de los hijos; en el
Imperio se exige también el
consentimiento de los contrayentes.
- Poseer el ius connubii (derecho de
matrimonio). Sólo lo tenían las personas
libres con derecho de ciudadanía. Los
esclavos carecían de este derecho y su
unión recibía el nombre de
«contubernio» (contubernium).
Tipos de matrimonio
En los primeros tiempos de la
República existieron dos tipos
de matrimonio desde el punto
de vista legal: cum manu,
cuando la mujer al casarse
abandonaba el culto de su
familia y la autoridad de su
padre para asumir el de la
familia de su marido y
depender de él como una hija
más; y sine manu, cuando la
esposa permanecía bajo la
autoridad de su padre,
conservando el culto de su
familia.
El matrimonio cum manu
Del matrimonio cum manu había tres
modalidades:
- Confarreatio. Recibe este nombre
porque los contrayentes, en presencia de
un sacerdote de Júpiter, compartían una
especie de torta llamada panis farreus. Era
un matrimonio de carácter religioso y
prácticamente indisoluble; sólo se podía
disolver mediante una ceremonia similar a
la del matrimonio, llamada difarreatio.
- Coemptio. Era un simulacro de compra
de la mujer por parte del marido; por esta
«venta» el padre cedía al marido la
autoridad sobre su hija; se hacía en
presencia de cinco o más testigos y de un
funcionario, llamado librepens, que asistía
a la ceremonia llevando una balanza como
símbolo de la transacción comercial.
- Usus. La convivencia durante un año, sin
interrupción de tres noches, otorgaba al
marido la manus sobre su esposa. Fue el
primer tipo de matrimonio en desaparecer.
Evolución de los tipos de
matrimonio
Desde fínales de la Repúblíca
el matrimonio cum manu
desaparece casi por completo
y se generaliza el sine manu,
que otorga a la mujer mucha
más libertad, sobre todo en el
aspecto económico, pues,
entre otras cosas, al no
depender de la autoridad del
marido y no renunciar a su
propia familia, conserva los
derechos sucesorios y puede
disponer de sus propios
bienes.
Ceremonial de boda (I)
El matrimonio era uno de los
acontecimientos más
importantes en la vida familiar
e iba acompañado de un rico
ritual que, en cierta medida,
podemos reconocer en las
ceremonias actuales. Previos
al matrimonio, tenían lugar los
esponsales. Era un acto
celebrado ante testigos para
sellar el compromiso en el que
los novios se intercambiaban
regalos y un anillo que se
ponían en el dedo anular de la
mano izquierda porque, según
Aulo Gelio, «del dedo anular
parte un nervio muy fino que
va directo al corazón».
Ceremonial de boda (II)
El día de la boda la novia
abandonaba los vestidos de
niña y vestía el traje nupcial:
una túnica blanca recta,
ceñida por un cinturón de lana
con doble nudo y un velo de
color anaranjado. En todo
momento la novia iba
acompañada por una pronuba
o madrína, que debía ser una
matrona univira, es decir,
casada una sola vez. El padre
ofrecía un sacrificio en su casa
y a continuación se tomaban
los auspicios. Si eran
favorables, se procedía a la
boda; en caso negatívo, se
suspendía.
Ceremonial de boda (III)
En presencia de diez testigos se
firmaban las tabulae nuptiales, el
contrato de boda, y la madrina
unía las manos derechas de los
novios. A continuación se
celebraba la cena nupcial en casa
de la novia y después tenía lugar
la deductio o rapto de la novía;
ésta se refugiaba en brazos de su
madre, de los que el novio fingía
arrancarla con violencia. Se
iniciaba el cortejo en dirección a la
casa del novio acompañado del
grito “Talasio” y de canciones
picarescas. Cuando llegaban a su
nuevo hogar, el marido, tomando
a su mujer en brazos, la introducía
en casa con cuidado de que sus
pies no tropezasen en el umbral,
lo que era considerado símbolo de
mal agüero.
El divorcio (I)
En los primeros tiempos
de la República, el
marido podía repudiar a
la mujer. Sin embargo no
debió de ser una actitud
ni muy frecuente ni muy
aceptada socialmente,
según se puede deducir
de los casos que nos
relatan los escritores
romanos.
El divorcio (II)
A finales de la República, al
predominar el matrimonio sine
manu, el divorcio se hace mucho
más frecuente, y en el Imperio
está sumamente generalizado, a
pesar de las leyes de Augusto,
que son promulgadas más para
paliar la escasez de nacimientos
que para impedir el divorcio.
Séneca, siempre moralista y
crítico, decía: «Ninguna mujer se
ruboriza por haber roto su
matrimonio, ya que las damas
más ilustres han tomado la
costumbre de contar los años, no
por el nombre de los cónsules,
sino por el de sus maridos».