MADRID 16 DE ABRIL DE 1865.

VITM
1"UM.
I í»
lO,
PRECIO tus LA SUSCRICIOS.—MADRID, por números
sueltos á i r s . ; Ires meses -22 r s . ; seis meses
42 r s . ; un año SO r s .
REVISTA DE LA SEMANA.
la revista deesla semana deberíamos llamarla
rcvisla fúnebre.
Nuestros lectores se,
hallarán ya enterados
de los sucesos de esla
corte en los últirnos dias.
Portinlatranqui
lidad quedó criinplrtauienlc restablecida el martes,
í tos templos lian sido insuficientes pura contener al
so
'", ,°. concurso que el Jueves y Viernes Santo lian
acudido á conmemorar los terribles y dolorosos inisleI los "e. 'a redención del hombre y de" la muerte del Sn™r, sin que hayamos tenido noticia de que el menor
oesinan haya li'irhado la santidad de actos lan religiosos.
*•! tiempo, que el jueves amaneció verdaderamente
Primaveral, se encapotó á poco, y por fin se d iridió
«n lluvia formal, lo que fue causa de que bastanl.es se
«trajeran, esperando que el viernes se levantaría al—
° I t a n t o ('l temporal, que siguió lo mismo.
os
monumentos se encuentran decorados en su niav
j° r parle con la grave magestad que conviene al s u irne recuerdo que encierran: la iluminación es pro™, y atestigua que la caridad de los fieles madrileños
00
se lia agotado todavía.
i <|ue mas nos ha gustado este año, aunque no es
"«evo, r s ,,, (l( , |. ls l M , a t . | s i | ( ) s ¡ m A f , u s | i l l 5 ,,,, |., C!l || (!
e l r m a a i i i e n l e sencillo, pero
inf |" S ' ' S s '' n < "'"°ii eslremaila
. inde
l
ell ¡iliua
una mística tristeza, que la eleva ¡i
oiles del estasis.
. la reina ha suspendido la salida pública ¡i las
lavatorio
i «aciones
c o n e s y (.| |¡,
va I " ,|e los pies á los pobres.
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'uní
.1..
''Clima
ile
un ataque epiléptico ha sido el martes
taque epilej
MADRID 16 DE ABRIL DE 1865.
PROVINCIAS.—Tres meses 28 rs.; seis meses 50 rs.;
un año 96rs.—CCBA, PIERTO-RICOY ESTRANJERO,
un año 7 pesos.—AMERICA Y ASIA , 10 i 1o pesos.
último el excelentísimo señor don Antonio Alcalá Gabano, ministro de Fomento celebrando Consejo de
Ministros se sintió acometido del mal tan fuertemente,
que trasladado al coche en una silla, espiró á las dos ó
Ires horas de haber llegado á su casa, con apenas
tiempo para recibir los últimos Sacramentos.
El primero que advirtió lo que sucedia fue el ministro de la Gobernación señor González Bravo, que habiéndole preguntado qué opinaba sobre la cuestión
que se debatía, y notando que al decir con voz casi
ininteligible: «como siempre, soy del parecer de ustedes» haliia inclinado extraordinariamente la cabeza, le
examinó atentamente, dio la voz de alarma y le encontraron presa de un violento ataque. Sus últimas palabras, que según se asegura no tenían relación alguna
con lo que se discutía, fueron «el 10 de marzo, el 10 de
marzo.»
Al señor Alcalá Galiano se le han hecho en su entierro, que tuvo lugar ayer sábado, los mismos honores
que se hicieron al señor Martínez de la Rosa. El cadáver, con el conveniente permiso de la autoridad eclesiástica, lia permanecido en el depósito de la parroquia
de San Martin , donde fue colocado en una cama imperial de la sacramental de San Luis y alumbrado por
doce blandones.
Dos porteros del Sonado que se relevaban de dos en
dos horas; otros dos del ministerio de Fomento y dos
sacerdotes velaban el cadáver. Sobre la caja, negra con
franjas plateadas, se hallaba colocado el manto de la
orden de Carlos III. El señor Alcalá Galiano es el p r i mer ministro que desde el tiempo de Fernando MI ha
muerto en el desempeño del cargo de Consejero de la
Corona.
Orador eminenle desde su primera juventud , ha
conservado el cetro de, la elocuencia y el de castizo escritor hasta sus últimos dias: una de las antiguas glorias de España, siempre será contado entre los oradores
parlamentarios mas eminentes del Congreso español.
Mientras España llora la pérdida de, este distinguido
patricio, Inglaterra rinde el último tributo a l a memoria de Ricardo Cobilen el gran economista , de cuyo fallecimiento dimos noticia en nuestro anterior número.
lia sido uno de los hombres quemas han i n lili i do en
el último siglo en el estado social de Inglaterra: predicador inlatigable del libre cambio y de la doctrina de
Adán Smilli, llegó á adquirir una popularidad inmensa cutre las masas de los proletarios. Durante su vida
AlSU
IX.
se consagró de tal modo al triunfo de su causa, que no
hizo, ni pensó, ni trabajó por otra cosa. De carácter estremado, lo que amaba, lo amaba, y lo que aborrecía,
lo aborrecía con toda la fuerza de su alma. Su elocuencia era sencilla, sus razonamientos lógicos, sus
conclusiones prácticas. Cuando sir Roberto Peel p r o puso sus leyes sobre los cecales, dijo: «No me las d e bfis á mí: ía gloria á quien la merezca, el nombre que
debe ir siempre asociado á estas medidas es el de R i cardo Cobden.» AI formarse el actual gabinete, se le
ofreció una plaza, que rehusó manifestando que no podia aceptarla; porque no estalla conforme con todas
las opiniones del presidente lord Palmerston.
Después del tratado de comercio con Francia, que negoció Cobden, lord Palmerston le ofreció una baronía
yol título de consejero privado, que igualmente r e h u só, dando pruebas continuas de su gran desinterés.
Aunque muy enfermo preparábase para los debates
sobre el sistema defensivo del Canadá, cuando le sorprendió la muerte á los sesenta y un años no c u m plidos.
Dícese que ha llegado á esta corte guardando el mas
rigoroso incógnito una princesa alemana.
Después se ha añadido que es hermana de la reina
de Prusia, que está casada con un hermano del rey.
Quizá sea María Luisa Alejandrina, la bija de Carlos
Federico, gran duque, que fue de Sajonia Weimar y
casada con el príncipe Federico Carlos Alejandro.
Creemos que ésta debe ser, si los periódicos no
equivocan las señas, porque es hermana de la reina
María Luisa Augusta Catalina.
Nos parece difícil; porque hoy día los rigorosos incógnitos no pueden guardarse, y por muy estremado
que fuera el de la princesa , no hubiese faltado un
corresponsal busmeador de noticias , ó un telegrafista
deseoso de decir algo interesante, que nos hubiera dado
la noticia.
Los partes telegráficos, nos han anunciado el principio de las operaciones de la guerra entre los dos grandes ejércitos federal y confederado. Dicen que el general Lee principió el ataque y rompió á los federales;
y que después, Grant logró rechazarle, de donde venilría s á inferir que el estado de. la guerra había q u e dado lo mismo; mas como de las últimas noticias se
inliere que el objeto de Grant era rodear por varias divisiones al ejército del general Lee, es de inferir que el
al:ique de éste haya sido para evitar la realización de
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122
EL MUSEO UNIVERSAL.
este plan, y según lo haya, ó no conseguido, debe con- orgullécese con las victorias de sus hijos, consérvase Juan de los lleves, uniendo ambas orillas por esta rjT"
siempre digna en las turbulencias de sus sucesores, y te, el puente de San Martin, que tomando su nornbr"
fín irse, que lia triunfado ó no del general (¿rant.
lín Bélgica lia lialiiilo un desafio enlre el ministro de firme hablarle de las inmunidades de Casulla, y mártir de la contigua parroquia, parecí1 haber sido modelo'
la Guerra y un diputado : salió aquel herido, y después del santo amor de la patria , levántase vencida pero copia de su rival de Alcántara. Modesta lápida guard°
se dieron mutuas satisfacciones. I'arecia mas lógico y irrande siempre Iras la terrible rola de Yillalar.
su historia, y en ella puede el viajero encontrar qüa
menos bárbaro habérselas dado anles.
Artista en todos tiempos, la ciudad que como la p r i - destruido en los primeros años del siglo XIII, popí,
En Portugal sigue la crisis: í.oulé ha presenlado su mada del mundo calólico, se asienta sobre siete colinas fuerza del rio r! que en tiempo de Muhamad so levan* '
dimisión. Iticese que le roemp'azará Saldaña o Sa-ila- • y \ e resbalará sus pies un caudaloso rio. no mas fe- tara, y de que aun quedan hacia el Norte machones i
Handeira. II i tmiclio tiempo que la polílica porliiguesa cundo que el raudal de su hislora y de sus inspirado- argamasa y los restos de la torre que lo defendía reanda lan revuella, (|ue ni se le ve lénuino á sus lurha- res recuerdos , como aquella . silla primada de Es pan a. cdilicado en el siglo X l \ , y víctima di1 los soldados Jo
ciones, ni día en <¡nc gocen de mi poco de paz parla- ha recibido, huérfana ya de reyes, el impulso ile su im- don Pedro ó don Enrique en aquella fratricida ludia F
ponente grandeza, de sabios y virtuosos prelados . que debió su completa restauración y las torres alm(>nada'
mentaria.
Dios nos la dé á nnsulros y doméstica, ni s de loque ¡ escribieron (Mi ella la cifra de su nombre, con monumen- que guardan sus opuestas entradas con recuerdos mula hemos lenido esla semana.
J tos d;' su piedad ó il ' su fe; y depositaría de las páginas dejares, á la paternal solicitud del arzobispo Tenorio
piedra que la fueron legando cien y cíen generacio- en los últimos años del siglo XIV. El siglo XVI dejé
Por la revista y la parte no firmada de este número, de
nes. Con ellas solas le bastaría para escribir la historia también en esla grande obra su recuerdo, colocando
I . K O . N (¿ \ I . I M H ) Y m : Y I : H \ .
de su opulencia y el poema de su «loria . aunque hábi- bajo el grande arco de herradura de una de las torres i
les cronistas no la hubiesen escrito, é inspirados poetas la estatua de San Julián, al mismo tiempo que, ignoránno la hubiesen cantado.
dose la causa, demolía otra de las (los, que Manqueaban
RECUERDOS DE VIAJE.
j \ cilla! sobre altivo peñón, que ciñe en ancha curva simétricamente el arco por donde se entra á la ciudad
caudaloso rio, altura corlada i 11 rápida vertiente sobre
Todavía en esle sitio ¡den1 la imaginación del viajero
SEMWV
SAMA.—TOLEDO.
sus márgenes profundas, aparece Toledo seiiun la es- otro vivísimo recuerdo que encarna una amorosa lepresion de uno de sus mas elegantes historiadores: yenda . la historia enler.i de la pérdida y la restauración
^blandamente recostada, descansando los pie;, sobre la de nuestra patria. La torre que aun se conserva del
e l ' u b r e , d e s i d i a , t r i M í 1 y a\\ il;nl;i
mullida alfombra d" su vega, y arrullada por el plácido antiguo puente mahometano, abierta por sus cuatro
liiindiifcs *.i o s |i¡cs f u l o 1 la ¡lien.i,
;tlt \ i i c r l u i d l o ;ili;ll)i!nn.id;l,
murmullo de las corrirnles. cuya risueña náyade so- frentes con arcos ya ojivales , ya de herradura , apoya^ O I Í H L I ilel \ i t n l n y ilcl t i n ilion
mojara, si cien torres no coronasen su cabeza." El do* sobre columnítas, viene siendo designada por el
M.il Pílvueilil n i el in;tn[n d e s u s i r y r >
viajero la contempla desde el puente de Alcántara. pueblo con el nombre de fíanos de la Cava , suponien;iun ¡isonia Ea t i e n t e c a i v u i i i u l j ;
e s c l a v a sin sulilados y s i n U\\es,
arábigo en su nombre y en su origen , pero que ya no do que, en aquel deleitoso paraje tuvieron lugar las
( l u i r m e i n d o l e n t e al jiic d e n i b l a s ó n .
es el levantado en tiempo de lli.vein, de que apenas q u e - primeras escenas de amor enlre don liodrigo y la inZiiliKILI. V.
dan vestigios, ni el reparado mas larde en el siglo X por fortunada hija del conde San Julián.
Asi describe el inmortal trovador de nuestro siglo el Chalaf, sino el edificado en el M'.'IO XIII por Enrique I
Monumento do mayor grandeza absorbe en medio de
triste estado á que se halla reducida la imperial ciudad con el impotente y almenado torreón de MIS tres arcos, j la dilatada vega la atención del viajero: su curvo abde las orillas del Tajo , y sus sentidos versos acuden ;í ojival el uno y de arábiga forma los otros dos, que dan- I side, adornado con cuatro órdenes de dobles arcos rela memoria del viajero al contemplar el triste aspecto do entrada a l a ciudad, conservan el recuerdo de los dondos ó angrelados, indicio de una restauración del
de la codiciada sultana de Castilla. El tiempo al pasar artistas mudejares que lo levantaron, puente cuya res- siglo Xlll, y con moderna portada del XVIII, guarda
sobre ella la lia ido arrancando el riquísimo manto de tauración completa debióse á Alfonso X, de cuya época la románica nave, sostenida por arcos planos, que se
su esplendor pasado; y sin embargo in sido impútente data el atrevido arco que recibe solo el poderoso cau- continúan hasta el suelo á modo de pilastras, de la anpara despojarla de la eterna aureola de recuerdos, que dal del rio, dejando casi sin empleo los dos laterales que tigua basílica de Santa Leocadia, humilde capilla consobre la ciudad s • eleva, como si todavía, aunque aba- le con tíluyen, reparado el uno de ellos en el sLlo XV. | sagrada en los principios del siglo IV con los restos de
Ya ha pasado la puerta el viajero, y detenida apenas
tida y débil, solo pudiese respirarla atmósfera de grandeza y de gloria que la rodeaba en los «lias de su opu- su atención en la plaza que en ei otro lado de la puerta , la insigne márlir, ennoblecida con las decisiones délos
lencia y de su juventud. El poeta, el historiador, el a r - se estiende cercada d • almenas, en los arcos mudejares concilios, santificada con la resurrección momentánea
tista, cuantos conservan en su corazón la sublime llama también que abren subida al .Norte y al Mediodía de la de la virgen Leocadia en presencia de Uecesvinto, y en
del entusiasmo por todo lo que es bello y grande . e n - ciudad, en la estatua d.> San Ildefonso y en el arco la que duermen el eterno su"ño príncipes y prelacuentran en el recint > de la ciudad de los concilios un que al otro estremo d d puente dejó el mal estilo del s i - dos. Por desgracia la cal encubre hoy las pinturas mumundo entero de impresiones que cantar, de grande- glo XVIII. fíjase su atención mi el romántico castillo de rales que acaso adornaron el sagrado templo, no existe
zas que describir, de poéticos cuadros que componer. San Cervantes ó San Servan !o. con su planta triangu- ya el primitivo Cristo de la Vega, con su brazo penLos genios del pasado que duermen enlre sus seculares lar, su corona de almenas, sus gruesos cubos, sus arcos diente y desclavado, orinen de poéticas y milagrosas
ruinas, tienen para cada uno tradiciones poéticas, de herradura, su torreón del Norte, sus barbacanas de tradicciones, y en cambio el atrio del templo, rodeado
tristes ó caballerescas, acontecimientos de profunda en- mudejares labores, y el recuerdo de los monges de Clu- de pórticos y convertido en cementerio de la catedral,
señanza ó escenas y paisajes sembrados de monumen- ni, de los guerreros que le defendían mas tarde, del va- sirve para conservar con los despojos de la muerte
tos, que encierran todos con su pureza primitiva, y sin lor de Berenguela, de la caballerosidad sarracena, de aquel venerando monumento, que guarda en sí la histoque el tiempo haya podido ni empañarlas .siquiera, el los héroes del Temple, de las guerras de don Pedro de ria mas fecunda de la ciudad.
Castilla, de la protección del arzobispo Tenorio, y de
A los recuerdos de fe y santo patriotismo, sustituye
radiante cuadro de su historia.
los caballerescos duelos inmortalizados por Calderón. memorias de industria y de guerra otro edificio no leA la izquierda, asoma entre mares de lujosa vegeta- jano. Es la célebre fábrica de armas, en cuyo elogio ya
Para ellos Toledo renace de entre sus ruinas, y c a r petana ó émula de la metrópoli del Tiher, goda ó sar- ción, la huerta del Rey, donde el generoso Almenon, emplearon los poetas romanos su mimen, que sostenida
racena, cristiana y poderosa siempre , les va presen- dio espléndido alojamiento durante su desgracia al que sin decaer ni un sido dia de su esplendor primero, lis
tando alternativamente sus recuerdos primitivos , sus mas tarde había de enlrar en la ciudad como conquis- fundido las armas con que la España de Alnianzor y de
aras y sus antiteatros, sus basílicas y palacios, sus tador : todavía subsisten los restos de aquel niaiíiiílieo ¡ Carlos V asombró al mundo con la fama de sus vicmezquitas y harenes , sus templos católicos y sus r o - edilicio, con sus arcos encuadrados dentro de arábigos torias.
huslas fortalezas, como gigantes decoraciones lie un glo- arrabaas y su romántico numb.e de Palacio de (¡aliaPor la parí• de la ciudad que deja sin defensa el rio,
rioso teatro cuyos actores fueron, héroes y mártires, sa- ría, en torno de cuya poética creación, levanta la fan- apenas podían encontrarse los recuerdos del romano
tasía las sombras de (¿alafre, liradamaní" y Carlo-Mag- circo, aunque en cambio existan los restos de los mubios y poetas, reyes y emperadores.
i\o nos pidáis en estas líneas la historia de Toledo, ni no, gigantescas (¡guras de la exaltada imaginación que ros reedilicados por Alfonso VI. y al que daban entrada
la descripción de sus múlliplos monumentos. El viajero dio vida á los libros de caballería.
al Norte la Puerta de Vísagra, de nombre arábigo ó laque apenas ha tenido tiempo para sentir, mal podría
lino; al Esle, fule la Almofalla y al destela llamada del
hoy narrar. Vamos á presentar únicamente las impreSi fijando la vista en la orilla del rio llaman su aten- Cambrón, sustituida acaso á la mas antigua de Almasiones que en nuestro espíritu produjeron las veneran- ción unos arcos de sólida y maciza fábrica que abando- guera. La puerta de Yisagra consérvase todavía, aundas ruinas y los elocuentes monumcnlos de aquella ciu- nados en ella se levantan, diversos recuerdos oscilarán que tapiada, con su arco de herradura, apoyado en
dad, que ocultando sus orígenes entre los milos de la su mente, y ejemplo fecundo de cuanto alcanza id i n - toscas columnas, sus dos mas pequeños de ojiva túmifábula, apenas nos permite distinguir si sus primitivos genio del liombie, sostenido por el estudio en su lucha da, sus saeteras y almenas, en el mismo sitio, si no es
pobladores fueron celtas, griegos ó indígenas, pero que ya con la naturaleza. Aquellos arcos son todo lo que resta lamisma puerla en quoá mediados del siglo IX colgó el
con la luz de la historia hace destilará nuestra vista en del famoso artilicio ácJuando Turriano que hacia su- califa la cabeza del rebelde toledano Ilissen.
rápida i -cha, ora las poderosas águilas romanas en- bir el agua hasla los elevados palios de! alcázar, máqui(Se continua cu el pri'i.iiino mii/icni.)
grandeciendo h pequeña y fortalecida ciudad; ya los na complicada que abandonada luego, se ha visto s u s tituida
en
nuestros
dias
por
otro
sencillísimo
mecanisvisigodos con su informe séquito de crímenes y granJUAN I>E D I O S DE I.A HADA Y DLLGADO,
deza, resplandeciendo sin embargo sobre ellos la" eterna mo de uno de nuestros mas distinguidos ingenieros (1).
Casas de, pobre, apariencia agrúpanse en torno á la
luz del Evangelio; ya una trasoirá sabias generaciones
de santos prelados, difundiendo en los toledanos conci- margen derecha del rio, que tuerce su curso al Medioliemos recibido y publicamos con mucho gusto la
lios la sagrada doctrina; bien los vicios de aquella raza día, impulsando las numerosas aceñas de su ribera, y
llamando sobro España los hijos del Islam; ó los secta- entre aquellas modeslas viviendas destácase la mozára- siguiente biografía del sabio español don Francisco
rios del Profeta tremolando sobre los muros de Wainha be iglesia de San Lúeas, y los altos miradores de San Majesté.
su victoriosa enseña , pero dejando á los mozárabes su Cristóbal; en las riscosas pendientes encuéntranse aun
culto, sus costumbres y su creencia. Tras de ellos di- los robustos cimientos de la aislada torre, levantada por <:L DOCTOR MAJESTK (DON FRANCISCO.)
látase largo período de opulencia y de desórdenes por el cristiano celo del arzobispo don líodrigo para defenenseñorearse de la ciudad querida. Terribles dramas der el paso del rio, que en aquellos sitios y en remotos
de ambición y de orgullo lermínanse con sangre siem- tiempos, si la tradición no miente, recibía enlre sus onpre dentro de sus muros: reyes, aunque infieles, c a - , das los cuerpos de los malhechores, que castigaba la
balleros y nobles, vienen después, para dejarla de nuevo justicia humana.
con su muerte en las conturbaciones que siempre siEn su dilatada curva á la opuesta orilla , álzase e n guen á los monarcas débiles é indignos, basta que la tre breñas, como misterioso nido de divino amor la
• la primera educación que rccivictoriosa espada de Alfonso VI arroja para siempre de i blanca ermita de la Virgen del Valle, y el recuerdo, y
las orillas del Tajo;! la morisma, y Toledo crecienle cu acaso las ruinas de los monasterios de Sania María de
opulencia y esplendor bajo el celro de los monarcas . la Sísla y de Bernardos.
castellanos, va recogiendo acaso la primera los frutos
de la ('"ocíente civilización, para venir mas larde á de- i1 Kl ••andaloso rio declina hacia Poniente. Suaves e o clinar por el inmerecido abandono de sus señores. T i - linas vestidas de arboleda y sembradas de modernas
ledo aclama y victorea á dos de ellos alzados á los d e s - lábricas, sustituyen con el nombre tradicional de cigarrales á las desnudas breñas, y al frente destácase
linos del imperio, llora con el doliente,
el soberbio alcázar y las aliligranadas agujas de San (le ciertas (llantas solo conservan su esterilidad ) <"-f"~
de producir mientras que no son puestos á la VIS ''
emperador de Alemania que fne ,
!
(I ) El scfior Kscosura.
de otras de su especie. Hizo conocimiento y estríe'"1
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123
EL MUSEO UNIVERSAL.
• tad con algunos jóvenes distinguidos por su eien- r e p ú b l i c a , q u e l a n í a s veces lo habia a d m i r a d o e n la recha ó la izquierda, cada vez marcarán una nueva líirtmles, ó imbuido y elevada su alma, aplicóse c á t e d r a del Espíritu S a n t o .
nea recta sobre el papel, la cual estará inmediatamente
cíaía YY
Asi se o s l i n g u i ó á los 57 años la luz de una vida q u e al lado y muy próxima á la marcada antes, y los pun;l | os iudio:—recorrió ávidamente los oonocic - t - de idiomas, física , astronomía . matemáticas,
puede decirse consumió el trabajo. Su cuerpo fue d e - zones irán asi de un estreñid al olro del papel, formando
- t "" rtciilo de la naturaleza, conocimiento del cucrp
positado en uu mausoleo sencillo, pero los s e n t i m i e n - una serie de lineas paralelas y muy unidas entre sí soei e
i i
P
todas las ciencias
e s tti mi ull a r o n su c u r i oii
s i - tos de mas de c u a t r o mil p e r s o n a s , q u e acompañaban bro (oda la superficie del papel. Veamos ahora cómo se
itr.i|(','on s u atención é i m p r i m i e r o n por lodo el- su cortejo lúnebre fueron sublimes. — Vestid.) con su verifica la trasmisión ó la reproducción de los despad" ' ' 1,1 <n vida el gusto á los estudios. La religión traje s a c c i d n l a l , y con la doblo insignia do d o c t o r , fue chos, y luego explicaremos cuál es el mecanismo que
IÍPIlll'0 I"
.
i
ii
i
ntró en su alma.comoel amor de la ciencia, lo su - - e p n l l a d o e:i el cementerio público de Montevideo , en hace volver ios punzones do un lado á olro.
Los despachos que se han de enviar se escriben con
^]\ enteramente á sus [.receptos y bien pronlo la o n - una tierra querida y en prosuieia de una numerosa
J ,•.„,, el círculo de sus obligaciones. El Hebreo, la c o n c u r r e n c i a , (pie s i n c e r a m e n t e lloraba la m u e r t e de tinta común, en un pedazo de papel delirado. En la osHII-.I Santa, la Teología, la Moral y los Libros Sa- su p a d r e , de su maestro y d- su amigo. Sus exequias lacion de llegada se coloca en la superficie del cilindro
"3 repartieron en I re sí el tiempo del j.íven Majes- olrecieripii un espectáculo tierno y r e s p e t a b l e , y dieron n. r, uu papel común empapado 1antes en una disolución
'• Atraillo por la afabilidad y virtudes de los reveren- á conocer q u e su vid i n i habia sido inútil á la Iglesia il' evankalñim. Si id punzón di hierro corre por este
papel, no produce en general efecto ninguno, pero si
T-naiíres, ingresó en la com|)añía , y bien pronlo e n - c r i s t i a n a , á la sociedad y á sus a m i g o s .
E n t r e sus pap.-le; se e n c u e n t r a n de ocho á diez mil al mismo lienipo una corriente eléctrica positiva vá por
eado sus bien maniliestas disposiciones lo dedican
"°l'aoratoria haciéndolo predicar, solo ante ellos, una s e r m o n e s , un lomo iu fol'o Dirección de ejercicios o - el punzón , todos los puntos que éste lia tocado en el
vez por semana; y al paso (pie sigue sus esludios, lo l'iriliudcs ¡ara hit señores sacerdotes, un Tratad) de papel impregnado do cyankaliuni, loman un color azul.
rUCDin también dándole las cátedras d 1 latín y mate- derecho canónico, y oíros trabajos mas que bien pron- En el momento en que la corríenlfl eléctrica se interto verán la luz pública
' miope en el punzón , c a también el efecto de éste somáticas para que las regentase
'
Pasa este pequeño nuiir-ro de anos (Mil re el proleso>re el papel.
ído V el estudio, yá los veinte y dos ya sale á predicar
A los numerosos servicios que este eminente señor
figurémonos que dos apar,dos colocados uno en la
en las ¡"lesias do Madrid , ya llama la atención el jóv•'en a quien siempre mencionaré con veneración y respe'o. i estación de salida y el olro en la de llegada se ponen
lliicslé° P afluye la gente en la iglesia donde se dii .- ha preslado ¡i la lunnanida
•ocorriendo las neresídan movimiento al mismo tiempo, en ese caso sucederá
hi de predicar, y ya en lili, es encargado de sermones dos ile uníiimerables p dic . y educando sus hijos do lo siguiente: si en el aparato de la estación de salida el
wteS. M. el rey don Fernando VIL
gracia.— el que suscribí' q[ue ha vivido diez y ocho punzón de hierro pasa por el papel, que es un buen conS¡"iie el tiempo «pie eslá en Madrid en esta vida la- años con él, que lia sido uno de sus protegidos, que lia ducl.ir de la electricidad, la corriente eléctrica de la
boriosa, Iwsla (pie los disturbios del 3 í le hicieron pasar admirad i sus acrisoladas virlin es. se hace el honor de I nitor ¡a se dirigir:! á la tierra; por el conlrario, si el pun•¡ Sevilía donde se ocupó do su ministerio y de edu- tributar osle acto de justicia , olicilando do ustedes. zón pasa por un papel escrito con tinta se interrumpicar los llijos do las familias mas distinguidas. La c á t e - señores redactores de El. MI>K¡ I'MVKIISAI.. la publica- rá la unión de la batería con la fierra, porque la tinta
dra del profesorado, la del Espíritu Santo, el conl'eso- en i : i d i - osle p.'quef:o é imp M"lécl trabajo de su bio- no cóndilo-la electricidad; á consecuencia de esto la
corriente se dirigirá por el telégrafo yendo por el punnarioy la cabecera de los pobres alligidos y moribunaiia.
¿on que forma el punto linal de aquel y llegará á la esdos fueron su lugar permanente, hasta (pie en el año
Mullir
iacion de llegada penetrando allí hasta el punzón del
30 pásala compañía á la América del S'.ir estableciénNICOLÁS A C I nuil; .I:R.
aparato, que como ya hornos dicho marcará un punto
dose en Buenos-Aires.
a'.ul sobre el pap-'l.
AQUÍ es donde el biógrafi se ve contundido porque
es el tealro de sus proezas y es dil'.cil trazar en limitaSo ve, [ules, que en lauto que el punzón del aparato
dos cuadros su vida.—Poro voy á resumir.
en la estación de salida corra sobre lo escrito con tinPWTKLKGllAFO DK CASELLI.
ta, el punzón del aparato en la estación de llegada marDiez y seis años estuvo en Huenos-Aires donde llamó
•:irá en el papel los correspondientes signos azules y
la atención comí orador y como catedrático do algunas
materias en el Seminario á cuyo trente estaban lus reEl panlelégrafo de Casell i resuelve ludas las dilícul- -i' ciiiiipreud.' fácilmente, que todo lo que hay escrito
verendos padres. Los habilantes de Huenos-Aires cor- lados ([ue prosentab m los demás aparatos de osla ospo- con linta en la estación de salida se reproducirá i-n el
rían ávidos de oír al padre Maesté ¡i las iglesias donde cíe , y es uno de los invento nias eslraordinarius en su ••apel do la estación de llegada, puesto que ambos punpredicaba. Todos lo ensalzaban: de todas p irles ora bus- género. Los dos grabados rj• i<e acompañan este arlíciilu zones eoiTi-n por loda la superficie de los dos cilindros.
1
Esto es I do el secreto de la espedicion autográlica
cado como consejero en los asuntos lemporales y espi- sirven para dar una id -a exacta dr
uno di ellos rerituales.
présenla el apáralo entero, el otro
partes separadas il•- los despachos. Vamos á esplicar ahora el procedimiento por el cual los punzón 'S van hacia atrás ó haCon iiiolivo de no babor ce.hilo los padres de la del a|iarato en general.
compañía de Jesús á desempeñar las iuncioiies de su
Todo ol apáralo descansa sobre una baso ó pedestal cia ad"lante de un eslreino á olro de la supciiieie del
ministerio con el retrato del caprichoso (helador don do hierro fundido, en cuyo estremo superior se halla cilindro. El aparato que hay para esto es también muy
Juan M. liosas en los altares, fueron espulsados di1 liue- suspendido un péndulo de acero de dos metrosdo. largo. sencillo. El punzón se halla en un pequeño pie b que
nos-Aires; y á instancias de innumerables padres de fa- l>! la eslremidad inferior de osle péndulo, pende una pued - correr hacia atrasen la varilla f, u, que le sirve
milia que sentían la necesidad de la educación de sus pesada masa de hierro que se mueve i.'e un lado á olro para que corra por ella. Este pequeño pie tiene en la
hijos, determinó el superior dejar algunos miembros de Mitre dos pares de alambres espirales olectro-magnéti- parle delantera un tomillo, que se ve al otro lado de b,
la compañía; pero con el sentimiento muy nalural do :-()s. Estos se hallan en relación con una balería, inde- el que se puedo levantar ó bajar á voluntad y está linno vivir en comunidad, sino como simples sacerdotes. pendíenle do la hatería eléctrica, propia de la línea le- cho precisamente en la tuerca v, v , asegurada en los
Majesté fue uno de los elegidos para quedarse; y no ográliea, y lauto por ella misma como por un aislador dos estreñios en el apáralo. Se comprende con facililardó, con el gran respeto que siempre habia tenido lo la corriente, que. como veremos después, regula la dad, (pie luego qui) la tuerca se pone en movimiento,
Rosas á sus tálenlos y virtudes en obligarle, si puedo máquina, son allernalivamonlo magnéticos, de modo I imbien el tornillo se muevo hacia adelante y Inicia
valenne de esta esprosion , no solo á (pie les conside- que la masado hierro del péndulo atrailla por un par atrás y con él, (-1 punzón (pie lleva.
rara y mirara bien, sino á concederle ponerse al frenespirales es soltada inmedialamenle por los mismos
Entre los dos apoyos de la palanca p e r p e n d i c u l a r e s ,
te del Seminario y continuar su educación como hasta é impelida hacia los que están en frente que son mag- .e ve en el grabado que damos, un pequeño mecanisentonces.
néticos en aquel momento. Apenas lie.a á éslos, cesa mo muy usado en los relojes. Este mecanismo consiste
I magnetismo de los mismos y á consecuencia de la i n - en una rueda dentada asegurada en el eje común de
Al poco tiempo, los asuntos poli I icos do I ¡nonos-A iros
terrupción que se verifica de nuevo en la corriente, e!
se complicaron y habiendo puesto liosas pona de la par de espirales qu - eslá en fronte , vuelve á ser niag- los ibis tornillos. En losdienles déosla rueda engranan
vida á todo el que saliera de liuenos-Aires, tuvo la la- nélico. La masa so dirige olra vez con el péndulo Inicia los dos dienl.es verticales de una especie de horquilla
mentable ocurrencia el superior déla compañía, el pa- osle par, y de osle modo eonhuiia cambiando perpé- puesta en dirección vertical. Dos bolones, uno de los
dre Verdugo, de llamarlo desde Montevideo, en virtud luamente. Hay fambien un movimiento igual y cons- cuales eslá dirigido Inicia adelante y el otro hacia airas
(en nuestro grabado se ve por osla razón uno solo
de santa obediencia , aun con del rimen lo de la vida.
tante, del péndulo, producido por las espiraleselecl.roHe dicho lamentable ocurrencia, pueslo que á la con- magnél icas y cuya actividad so. la da id péndulo oscila- de los botones en z) dan á esta especia de horquilla un
testación muy nalural de Majeslé: «que no podía ir torio de todo el aparato. I'ara esto sirve una varilla movimiento hacia detrás y hacia adelante según ensin peligro do muerto y que por consiguiente so que- conductora que vá desde el medio del péndulo hacia la grana alternativamente uno ú olro do sus dientes en
daba tutaconcicntiii; porque los preceptos de los supe- derecha , por el centro de una columna de hierro fun- los de. la rueda, dando lambien á consecuencia de esto
riores no podían obligar con detrimento do la vida:» el dido, déla base hacia la parle principal del apáralo, un movimiento de rotación á los dos tornillos. En cada
oscilación del péndulo ol bolón z, se pone al lado de un
padre Verdugo le mandó por toda contestación las tes- como se ve en la ligura 2.
punto pequeño parecido al seguro de una escopeta, r e timoniales para que pudiera vivir donde mas le agralista varilla conductora está marcadae, f, en la figu- presentado en nuestro grabado y la rueda avanza un
dara. Este paso ilid superior desligó á Majeslé de sus
diente mas allá. En las oscilaciones que siguen se covotos, pero no del deseo de trabajar en su'minisl.erio y ra 2 y se halla unida en su punió o por medio de un loca el botón que se halla en el olro costado, al lado de
j" frente del mejor establecimiento de enseñanza que gozne, con ol estremo interior de una palanca vertical. un punto igual y colocado, del misino modo y la rueda
'abia en aquel tiempo. Insistió siempre con liosas para El punto de girn de osla palanca se halla en medio de vuelve á avanzar un diento. Asi á cada oscilación la
TJe revocara oí decreto de expulsión de sus compañe- la misma y se apoya en la plancha a, b, que sostiene ade- rueda da una vuelta y con ella los tornillos adelantan
más la suporlicie de los dos cilindros rn, n, r , que sirven
' s ' P ero no pudo conseguir, sino buenas palabras.
un diente; á consecuencia de esto se mueve también
A invitación del Colegio Universitario y súplicas de de apoyo para poner el papel con los despachos. Inme- el tornillo con el pie y el punzón hacia la derecha ó la
-"•iosdiscípulos que tenia ya doctores, 'lomo el g r a - diatamente encima eslá la plancha do metal c, d, unida izquierda y como la "velocidad de la rotación de las
déis
° C '"' C ' V " 5' ( ' aII(V|I " l '° c n f i de noviembre en un ángulo roclo con la palanca o s, y forma con la tuercas que requiere el mecanismo descrito es muy
tevilI
i A s ' e s t u v o ' m s l a el •'»-, on que. pasó ¡i Mon- misma la íigura de una T. Esta plancha recibo un mo- pequeña, asi el punzón vá muy lentamente y no avanA¡r
• .'' e l l l v o l a misma acogida que en liuenos- vimiento regular y semejante al de una péndola, por za en cada oscilación mas que la tercera parte de un
es
> Principiando á predicar con el mismo éxito , y llevar el movimiento del péndulo á la palanca e, s. Ade- milímetro.
c
ciVi
i v a , l i o s o s servicios espirituales con la predica- más lleva consigo ¡niiiedialainonte las dos partes b y k,
El emperador Napoleón, por decreto publicado en el
\'J
sernas deberes de su ministerio, y tempora- cada una de las cuales tiene un pequeño punzón para
el envío ó la admisión de los despachos. Toda osla Monitor Universal ha introducido en Francia este sise m
Pn Y' * Periando la secretarla del Vicariato apostólico
parle movible del apáralo osla regulada por los dos con- tema «le telégrafo aulogrúlico. El precio de los despal ol
11 1
1
l"niv •.
•'''> 'I ' I' '" nombrado rector (lela trapesos p, p, (-(ducados debajo do la plancha, de modo
chos bien sean cartas, dibujos ó aun composiciones de
que el inuvinñeulo es siempre igual. Si suponemos qui música so cuenta, no por el número de las palabras que.
lando ? l í VOÍ!
• " ° S a ' l 0 S ( s l ü v n a l f V e l l t l ' '!'' ' ' l l a ' r''"'"~
lirari,, I a s
"'biinas cátedras con el éxito acosluin- se pone el aparato en movimiento, es evidente por las contienen , sino según el tamaño del espacio cuadrado
' " la que una solicitud de los vecinos del do- esplicacionos que acabamos de hacer, que mientras so
que necesitan; cada centímetro cuadrado cuesta veinlo, la Florida, pidiéndolo do cura vicario,
muevan los dos punzones marcarán una línea red,i en te céntimos. El papel necesario para poner estos teléc ca r o<lc ( ufil <:i
li>
el
papel
que
está
colocado
debajo
de
ellos
,
y
que
si
toEi5fl%r 1I "'/. r^ . « «do'n
i .Jacinto
!™ :.Vera al Vieagramas se vende en las estaciones telégralicas; es de
das las partes permaneciesen del mismo modo, estos cualrolamañosdislintos,ásaber: (le 30,60,90 y 120cenJ
SIOIKU> de esta república, y nombró al doctor
punzones marcarían siempre la misma línea y en el tímetros cuadrados y cuesta cada hoja diez céntimos.
su liscal eclesiástico, y ei 02 fue nombrado
mismo punto del papel ; pero por el conlrario, si comí Atendida la importancia do osle nuevo sistema, el b e desem"1''" '''' "''recluí canónico' de la Universidad, que
sucedo en osle apáralo, se hace (pie los punzones á ca- noticio inmenso que presta al público y las muchas
lasl:l ol 2 Í
Piró ITI
do diciembre de lNlit, que e s da movimiento del péndulo se vuelvan algo hacia la de- ventajas, que présenla sobretodos los sistemas conocíen
'os brazos de sus ami-'os, y llorado de toda la
M
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EL MUSEO UNIVERSAL.
124
de recreo reina el desorden, bello también, de la anli.
simetría. Asi, pues, he visto algunos de estos peque_
ños palacios , colocados á gran distancia unos de otros
en el recinto de las casas del emperador sin ninguna
semejanza entre si. Diríase que cada uno de ellos está
eililicado por el modelo de alguno de países estran-
dos hasta el dia, debemos convenir en que cuesia e s cesivamente barato, lo cual es una de las cosas quemas
le recomiendan y que sobre lodas puede contribuir á
que su uso se estienda por los demás paises civilizados.
Por lo demás, eslos pequeños palacios no son sencillos pabellones camposl res. El que yo he \islo eiljli^,.
el úli i i ni i año en esle misino recinto, cosió á un priiicj.
pe, primo del emperador , sesenta uen (cualro 111 i 1111—
nes y medio) sin contar mueblaje ni decorado interior.
Aun he de añadir algunas palabras sobre la admira,
ble variedad de estas casas de recreo; variedad gin<
consiste no solo en la posición , loriua . orden, distribución . altura , ostensión , en una palabra , en el eon¡unlo. sino también en las parles de ese lodo. Kra ine_
nesler que yo viniera aquí para ver puertas y ventanas
ile lodas forman y gustos: redondas, cuadradas, ovales: en turma de abanico , de llores, de Irulos, de vasos . ile aves , de animales . de peces; de lodas formas,
en lili . regulares ó irregulares.
Creo que solamente aquí hay galerías cuino lasque os
voy ¡i describir. Sirven de conlli.oncia
á los aposentos mas retirados entre sí:
ora están formadas interiormente por
pilastras y horadadas en su iiiuroeslerior por ventanas diferentes en tamaño y corle; ora son únicainenlede
pilastras . como las (|ue van de un palacio á uno de sus pabellones abiertos
por todas ¡Kiries, y que están destinados á tomar el lresco. Y lo mas singular es que estas galerías no continúan en linea recia, sino que al conIrario. trazan mil rodeos, ya por deIrás ile un bosque . \a ciicuveiiilo una
loca, (i bien costeando un lago : harto
concebiréis que no hay muía mas
agradable que el abandono artístico
de estas galerías desde donde hilos vislas se ofrecen y aires Jan puros) perfumados se resprian.
UNA VISITA A YUEN-M1NG-YUEN.
PALACIO DE VERANO DEL OPERADOR MUEIS-LtMi.
(CONTINUACIÓN.1
III.
A cada estrofa de versos consagrada á las cuarenta
pinturas del álbum,añade el erudito emperador un comentario que parece mas estenso que claro á sus lectores. INos limitaremos nosotros ú la muestra antes citada, añadiendo sin embargo, que estas estrofas son de
estensiou desigual, teniendo algunas basta diez y seis
versos, y que todas son de dilicilisimo concepto, por el
lujo de erudición del impenal poeta y por los giros a i caicos de su estilo.
El palacio principal, entre lodos los que comprendía
en su reeiuto el gran parque de Youen-niing-youeii,
está descrilo por lray Altiret de la manera siguiente:
El sitio en que ordinariamente inoran el emperador
y sus mujeres, la emperatriz (Hoang-beou), las mujeres de menor categoría (Heou-iW) las damas que por
varios títulos pertenecen á la corte, como también los
eunucos , e t c . , es un prodigioso conjunto de editicios.
paseos, jardines, etc.; en una palabra, es una ciudad,
los otros palacios solo son para la comida y paseo.
Esta habitación ordinaria del emperador"está situada inmediatamente después de las puertas de entrada,
las primeras salas, las salas de audiencia, los patios y
los jardines. Forma una bonita isla rodeada por un a n cho y profundo canal: bien pudiera llamársele un serrallo. En los aposentos que la componen se ve todo
cuanto puede imaginarse en muebles, adornos, pinturas
de buen gusto (chino, se entiende), maderas preciosas, barnices de la China y del Japou, vasos antiguas
de porcelana y tejidos de seda, de oro y de plata (1).
Puede muy bien decirse que se ha reunido y armonizado allí todo cuanto el arte y el buen gusto
puede añadir á la rica profusión de la naturaleza.
Desde esta imperial morada parte un camino
llano que conduce rectamente á un pueblecito
alzado en me .lio del recinto: su esleiisíon es
de un cuarto de legua cuadrado con sus cuatro
puertas en los cuatro puntos cardinales, sus toi.es,
sus murallas, sus parapetos , sus almenas. Tiene
además muy buenas calles,
plazas, paseos, mercados,
tribunales, templos, palacios, y hasta su puerto, en
lin. iNo parece sino que se
ha querido reunir allí en
pequeño cuanto existí1 en
grande en la capital del
imperio.
Habréis sin duda leído
que el líi de la primera
luna se celebra en la China
una gran fiesta llamada la
fiesta de lus linternas. >ío
hay un chino por pobre que
sea, que deje de encender
una linterna de las que se
venden á todos precios y de. Indos tamaños y liguras. En
estedia toda la China está iluminada; pero en parle
ninguna es la iluminación lan bella como en los sitios
imperiales y sobre lodo en el palacio que os describo.
No hay en él una sala, un aposento, una galería donde
no irradien esplendorosamente multitud de linlernas
suspendidas de los techos. Las hay en lodos los canales, en todos los estanques, vagando á merced del
aire en forma de barquillas sobre las corrienles ó r e posadas aguas: las hay también sobre los pílenles, sobre los arcos y casi en torios los árboles, afectando
diversas y caprichosas formas de poces, de pájaros, de
animales, de vasos, de llores, de Trillos, grandes, pequeñas, medianas... de todos tamaños. Las hay de seda, de vidrio, de nácar, de cuerno... de todas materias. He visto alguna que no valdría menos de mil
escudos. En esto y en la variedad inlhiila que dan los
chinos á sus edificios, es donde admiro la fecundidad
Ue su ingenio.
También en la China como en Europa hay gusto piula simetría, la hermosura del orden en la uniformidad.
Ejemplo de ello son el palacio de I'ekin, los de lus principes y señores, los ministerios y basta las casas de los
particulares un tanto acomodados. Pero en las casas
(1) Una gran parlo ile los preciosos objetos (le esto palacio han
venido A Europa en esios unimos anos , habiéndose vendido publicamente á precios considerables Lástima grande que el Museo del
Louvre, tan rico en antigüedades griegas, romanas, egipcias, asirías , etc., haya malogrado esta ocasión, única acaso , de enriquecerse aun mas con tan
preciosas muotras del arte chino.
Anterior
El dibujo de la página 101 (ui'iin. 13
del Museo) représenla muchas de estas galerías, y cuya vista se la llama
en China Phung-taoyu-thai
(La isla
de los ye?iios y la torro de lus piedras preciosos.)
(En medio de un mar afortunado,
..ji-e el ministro de Obras públicas cil i d o , liánso formado Iros islas do diferentes dimensiones. Debe
suponerse que han sido hechas para pasar agradablemente en ellas los (lias estudiando, piulando. Al verlas se creí' uno trasportado
por la imaginación á la galería de la montaña de los
inmortales, cuando no son
masque monlículosy kioscos: parece que tiene uno
á la vista la habitación de
las doce salas de oro (!)•
Las galerías de piedra jade
(II Cita de una alusión hecha en
el octavo verso de los citado» en
el núm. !.">.
l'ANTEI.KGHAI'O
INVENTADO
Inicio
l'OK
CASSE1.L!.
I'AIITR l ' l l i N C I l ' A L
DKI. A l ' A l U ' l ' o III.I.
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l'ANTKLLC.ItAl'O.
EL MUSEO UNIVERSAL.
125
EL I'AKAISO DEL TEATRO REAL.
{yu-leu) son en número de doce. La ilu> ón qu 1 se
esperiinenla es tal que so confunde lo ven adero con
lo falso, lo pequeño con lo grande. Si s
ara;! c 11111prender bien la idea que ha presidido á esina (Ten 'ion.
se vería que han querido representar tres vasos decorados con todas
las reglas del arle.»
Esta apreciación del ministro chi110
es tal vez un poco exagerada;
pero ha de convenirse, sin embargo,
fflque no le falla cierta exactitud.
uiste una roca desplomándose
* « un lago y debajo ( | ( .]a cual hay
un kiosco, no hay para qué describirlo: lo que de él" diceWang-Yeonlui
> es insignificante. Compara la
roca a un balcón que parece inclinarse hacia adelante para contemplar las aguas claras y profundas que
J cena sus pies, y que aumenta una
aseada que al caer produce un iiiur"""'« como de piedras preciosas al
derramarse.
, La pintura llamada
Kio-yuenn-ho
(el patio de las bebidas
'«mentadas 0,1 , , , r , | j 0 ,ie las llores
,'nelunibio agitadas por el viento.)
w
'lescrilie asi el minisl ro chino:
(tl
t l 0 do
l l o llas
a s bebidas fermenta
thl" i Ppatio
uas'fiel
del lag
S l - . f t t i i ,,,
Int'n0 Si.),,,
„
(l|
tudas ]>or el vis¡,to.
En osle l u g a r los inanlo< r o s a d o s
(las llores did n e l u m b i o ) iiuprinion á lodo su m o v i m i e n t o . El g r a n a r c o iris p r o v é e l a allí su s o m b r a ; el
aire y la luz juegan amorosamente uno con olra : por
es preciso conocer á fondo la literatura china, para poder apreciarla
convenientemente y aun para comprender el sentido verdadero.
*
L¡t> 111 j>(j
lie se conos (i). Las
,
• se cogían allí en
ntlancia y esta fue la razón de
^si' dado á este sitio el nombre
en», J - de !as bebidas fernunladas
nm H n
J
" '
lias lloren ¿I
lothouyi-
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«
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"
'¿l'es"¡\?n l | u e '"mprende cien vistas"" di fe cieno 1, e e l a i ! 0 ' ' " " i bien i;r:ib¡Hl:.s |»)r
" • « l i i r l , " " ' I * ' » « » , ó , r. i'.l-íül , c|lllllores dol n 1 U | ? É A l l i s c v ' ">" multitud do
Haas Z n ™ m i > ' o «i Iniho flotando sobre las
íes, unodcín 5' m u c l l u s k i l » s '»s « |i:ibi'llo4el
''mpe?ador h U " l ' n B ) ' P ^ U i ' ü ' d e ' lus'li'biw
Anterior
eso se le ha dado el nombre que lleva.» El ministro de
las Obras públicas del emperador hubiera podido darnos noticias mas precisas o instructivas al menos, acerca de las cuan nía vistas de los jardines de recreo que
nos ocupan; pero no era este su objeto. Como aquellos literatos de
Luis XV que-describían las maravillas del parque de Versalles en composiciones pastorales, tomando de la
mitología todas sus ficciones y de la
retórica todas sus liguras; WangYeon-tun, se esfuerza también ante
todo en mostrar la habilidad de su
pincel por la elegancia rebuscada de
su estilo; que el gusto de los chinos
es tanto mas bello, cuanto menos se
comprende: es decir, que eu virtud de las espresíones difíciles dique está adornado, como por la eru~
ilición literaria, que el autor exhibe,
t L LÜC10R ÜON
MAJES1E,
Inicio
IV.
Ignórase igualmente que en « I
gran circuito de Yuenmmg-yuen
había también una población edilicada á la europea y en donde el
emperador Khien-lung bahía querido reproducir todas las maravillas
hidráulicas del parque de Versalles.
lié aquí de qué modo un misionero
francés, el padre liourgeois, en una
carta dirigida á Mr. de Latour, antiguo impresor de París, y fechada en
l'ekin el mes de octubre de 1780,
describe estas nuevas construcciones.
«Mejor juicio formareis de estas
casas europeas edificadas en Yuenmmg-yuen por los veinte grabados
que las representan y os remito. (El
grabado reproducido aquí es una
Siguiente
EL MUSEO UNIVERSAL.
12G
copia do aquel.) Es el p r i m o r ensayo de grabado en
cobre que se ha hecho cu la China á la vista y por urden del emperador K l u e n - l u n i : . Kslas casas no lioiu n
lanipoco un inuelile (¡!:e no sea europeo. Ineroihle p a roee que esto principe sea lau rico en curiosidades y
magniliceneias de Inda clase I raídas de Occidente.
»l,a sala (pie ha hecho ú l l i i i i a n i r n i e c o n s l n i i r para
colocar las tapicerías de la fábrica de los (iohelinns.que
la corle de 1" rancia le envió en ITIw liein 1 sclenla pies
do longitud |ior una latitud |iro]iorci(inada : mas lau
llena está de maquinas que apenas se pin de andar
por ella. Alguna de estas lia costado dos. I'I trescientas
mil libras: porque sus productos son esqmsitos y las
piedras preciosas con que las enriqui cen son i n n u merahli's ( I ) . "
I leseareis saher si los hellisimos surtidores sallan aun
<u el parque ^ uon-inini. r -yuen : y si después de la
muerto del padre lienoisl. tenemos misioneros capaces
el 1 reparar los defectos hidráulicos. 1.a máquina que
liace suhir las a^uas al Castillo de ai/ua. construida
por el padre Henois!, se ha descompuesto en verdad.
.No han piocurado componerla, y los chinos, que no
a han do ñau sus cosliimhres sino á la fuer/a. h;in r e t r o cedido á ellas prontamente: esto es. han vuelto al e m pleo ile sus hra/.os. Hay cu esta nación el sistema político de ocupar y hacer vivir á la líenle cuya m u l t i t u d
cinliara/a y cuya ociosidad es peligrosa (2). Saliese, por
ejemplo, cuándo el emperador dehe ir á pase irse al
sitio de los edificios europeos: uno ó dos dias antes se
emplea tanta pon ti 1 en llevar asna, que el inmenso roe ipienle ó estanque del Castillo tic atjtia. se llena y los
surtidores elevan sus aguas al pasar el emperador.
En el número de los pabellones dispersos en el parque de Y u e i i - m í n g - y u e n . hay algunos que solo sirven de lugares tic descanso para el principe cuando vá
á pasear por sus jardines: los otros son ha hit aciones de
la 1'annla imperial. Cada principo. hi|o d " | emperador
tiene un sitio determinado o m sus dependientes, sus
nucíales, su servíduinhro, etc.
A la edad d ( ' veinte y cinco ó treinta i ño;, obtiene
comunmente un reculado ó gobierno, y entonces abandona á Y u o n - n i i n g - y u o n . para venir á Pekín. Cada
cuartel de esta i_ran ciudad tiene palacios luaunilicós
piara los principes ó royos vasallos del imperio, y m u chos de estos odilicios han sido levantados ha|o la p r e cedente dinastía. Estos rótulos con toda su • e r v i d u i n lire so hallan en oslado de apaciguar las cumnociones
populares y de apagar los incendios; y tienen la o b l i ga oí n de acudir los primeros al sil io del pe! i uro. sobro
todo cuando está amenazado el recinto del palacio ('?>).
(Se continuará.)
EL PARAÍSO DE LA OPERA.
; Música ii lodo tranco! ¡Opera á m u e r t e ! E^la os la
di visa del p i raiso,
¡ Valeiilísiina l'alanje, que impertérrita resi\|<> al hiel o , al h u r a c á n , al aguacero y ¡i diez representaciones
por primera vez un canlanlo n u e v o , hay u n levantamiento unánime de sexo femenino.
•—¡Sentarse! ¡que se sienten ! gritan los do detrás
Hay aficionadas que so obcecan en seguir de pie, y en J.
loncos un chusco que á fuerza de ir al paraíso la ha
nido nombrar, salo voceando.—¡Sienhle. Incsifa! con
i:ran sorpresa >\i' la culpable y no monos risa i|(! |Q,
circunsianles.
Cuando se estrena decoración, ó canlanlo foiin nj l l 0
entonces son los señores del sexo leo los que se levantan y dan lugar á la irrita. V id que tarda en sentarse
es objeto de cómicas i m p r e m i m o s en que salen á relucir sus narices, ó su calva ó su obesidad, i^sluble—
eiéndose en consecuencia un prolongado tiroteo do im_
lias entre los interpela ni es y la víctima.
As.unan de cuando en cuando por el paraíso ciprios
(¡tiesta nutra de Konconi.
I,a ópera encierra lo,las las relaciones antropológi- corsarios que con poco miramiento abordan á la pr¡_
mora mujer que ven á su alcance y mas d " una vez
cas del paraíso.
Cualquier amante despechado se aburre en id cale, ha sucedido que en medio de prnhiudo silenro una
n el teatro, qui/.á en ludas parles : p T O si oslo amante solemne bof'tada ha esplicado con su sonoridad todo
pertenece al lirondo del paraíso, le veréis lascarse solo el alrevinúeulo del pirata y Inda la energía do la per_
y huir del bullicio de los pasillos, y cuan o ot ro ouaI— seguida.
A veces , sin saber por qué surge una disputa allá ¡}
era esclainaria oque s a yo tan necio que aun la
lo alto. l)o< I'I tros g r i t o s , grupos de líenle do lio arrequiera .» él caula :
molinada, los demás espectadores volviendo a cabeza
;.1/Í . ] crrlw non posso cdiarli!...
Inicia atrás, los que ocupan las escaleras, subiendo al
E-lo os el (|iie en cruda noch ' . ii deshora . lloviendo sitio del alboroto. Esto dura largo ralo. Después apaii cántaros . habréis nido transitar paso á paso por vues- rece ií la parte opuesta un municipal mirando al techo
I ra callo . y cuando vosol ros. á pesar de la chimenea y vá subiendo poco a poco hasta la milad de la escalera,
del abrigo tiritáis en continuos osl r ' i i o r i n i i e u l o s . el \ lo tiene todo tan bien calculado, que al llegar allí va
se apa'licuaron los ánimos y puede v o l v e r á su sitio
dobla gallardamente la esquina cantando:
favonio sin menoscabo de su responsabilidad y del érV-.Vro r'decente ¡I eieeeelo...
den público.
En el público t\e que traíanlos es donde se pone on
10-lc es el misino ipie al ver un hernioso día resuelvo
dar un paseo y mientras so pone la corbata m u r m u r a : su punto la verdad <\c que ida música las lieras domestica.» Indudablemente la asistencia diaria al paOrrida c qitC'tJ
í.otte...
raíso imprime carácter , modilica en cierto sentido los
impulsos del corazón humano y hasta He/a á crear es101 asunto es cantar.
Algunos reo i ion lan con i;r ;ve pona l a ; dos éi I r o ; n o - píritu de cuerpo.
H o m b r e ; que so han mirado con indiferencia durante
ches del año c'iinico que dejaron de asistir á la ópera.
y e s bien seiruro q i l " siempre hallareis motivada por muchos años, acaban por apreciarse de veras si se cneu n i r a n con frecuencia por aquellas latitudes.
causas muy inquiríanlos esas filias de asistencia.
\ eréis á un amigo vuestro conversando con un desHay quien suele yozar la dulce satisfacción de o í r l a
lip'ra al lado de ¡u ainada. E-Ios acuden siempre muy conocido . mostrándose cortés, afable, bouévilo, cortemprano y procuran lomar un asiento céntrico on los diahncnt" obsequioso, y acaso imaginareis que es su
pariente, su p r o t e c t o r , su socio en una empresa de
bancos mas bajos.
; Oué guslo os verles, dándose y devolvién loso los importancia. Preguntadle y os contestará :
—No sé cómo so llama: le conozco solo del paraíso.
gemelo;; esputarle él al oído qué signílica el breve r e lOsln le basta.
citado del part ¡chino que haee prorumpir en una j u b i Y d a vendrá en qu ' la actual j u v e n t u d habrá dejado
losa é interminable romanza á la t i p l e !
de serlo y esclamará :—¡Qué paraíso aquel, cuando yo
(¡rilan a b a j o :
era muchacho!
Vi n mi ripeli ¡o
tamo...
lioBKUTO HoilF.IlT.
Ellos arriba se vuelven :í un tiempo á mirarse.
Siguen abajo.
y d o las escuelas d e c a l i l o ; q u e a u n q u e n o son m ú s i cos i]o p r o f e s i ó n . son t e r c o s en sus a l i e i o u e s y o s l a n p e n e t r a d o s de l i l a r n i o n í a hasta la m é d u l a de los
huesos.
P o r o s l o se i n t e r e s a n v i v a m e n t e p o r la s a l u d d e R n s s . n i , y r o l i o r e n g e n e a l o g í a s de m ú s i c o s y c a n l a n l e s . y
s a b e n q u é e m p r e s a r i o s q u i e b r a n al a n o y q u e t e a t r o s
de ó p e r a e s t á n s u b v e n c i o n a d o s y las c o n d i c i o n e s a r t í s t i c a s y c a b i d a d e l o d o s los IPJ E u r o j i a .
I .os s u p e r l i n o s son a q u e l l o s q u e a cada e n t r e a c t o s a len a los p a s i l l o ^ ¡i c o n v e r s a r y a u n a d i s p u t a r de m ú s i c a
o s c l u s i v a i n e n l o . C i e r t o q u e s u e l e n c o m p r a r l.n
Correspondencia
: p o r o s u s p e n d e n la l e c t u r a del d e s p a c h o
m a s i n i p o i i a u l e para a c u d i r á la d e l e u s i d e l si, sol.
l't
de l í o p p a ó p a r a c o n v e n c e r u n a n i m o r e h a c i o al in
T'airi'i dw immenso
amorc...
Ellos arriba so pisan eruelnionle los pies. El sonrio
dichoso ; ella so abanica con furor...
—\Uravo , bravo !
Todo el mundo grita : bravo: ellos también : p a l n i n l'oan con entusiasmo, puestos en p i e ; aprovechan el
liíanse ustedes do alicionados: el aliciomulo propio, momento de sentarse para \i¡\ sabroso apretón de
únicn , heroico, es el asiduo concurren I o al para i so . lu— mano y en este inunionlo suele deportarse la m a gar en donde se encuenlran reprosenlaila> luda- las dre, si la hay, porque muchas |o\enes so encuentran
en el paraiso como E v a : es d e c i r , sin madre.
clases . inclusas las pasivas.
También acudo un b 'lio sexo fronterizo al canto;
¡ Oué es ver en noche de o;|reno aquel a pina mi 'lito
de personas de ambos sexos, aquella animación . aquel e x - c o r i s t a s , hermanas de coristas, hijas de coristas,
encogerse todos para tener siqurTa un bra/o l i b r e , y cufiadas do coristas, coristas que solo lo han sido un
aquel continuo subir y bajar de rezagados que por mas día y casi coristas. Son aproximaciones y analogías del
que les adviertan 7io quieren persuadirs ' de que no hay género c o r i s t a , saben la historia pública y privada de
las coristas reales yefoclivas, y cada vez que éstas salen
sitio!
El alicionado lino en noche do estreno loma café una ii la escena, hallan aquellas materia para largos c u c h i hora antes de la acostumbrada y encamina su rumbo cheos, sobre i d . . . f u l a n o , el lra|O, la v o z , el casero v
cuanto ii coristas femeninas alano y pertenece.
en seguida ii las alturas paradisiacas.
Frecuentan el paraíso ciertas mujeres ó llámense
Es hombre que si con cíenlo ha hablado durante el
señoras, que no sabríamos calificar.
día, á lodos ha hecho la misma pregunta:
A ver si nos entendemos por medio de osla frase:
—;,Víi usted hoy al Real'!
En el paraíso so escucha con religioso silencio la sin- «¡si la hubiera usted visto el año pasado!»
Con esta esclamacíon se suelo dar á entender que la
fonía nueva ; del paraíso salen , al levantarse el telón,
las voces de ¡callarse! ¡que se rallen! ¡en el paraíso s u e - mujer de quien se habla ha perdido ya sus encantos;
nan los primeros bravos que estimulan é inspiran eon- | oro que los ha perdido muy recienlem uto. .Mujeres
lianza al cantante n o v e l ; ;o¡uol gran j u r a d o . siempre que no siendo herniosas, hacen adivinar que |n han
espontáneo en sus fallos, es el que libertó ii Madrid de sido; que á no ser por un accidente cualquiera, aun
quizá lo serian.
la (¡rissi, ni m;is ui menos.
Pues b i e n , esas son las aludidas. Esas son las que
101 concurrente al paraíso , ya lo liemos d i c h o , es
van al paraíso después del año... pasado.
apasionado é incorregible.
lian sido por lo general do hermosura sólida, de m u Podrá hoy silbar ¡í un cantante . ochar lernns contra
(d empr"sario y mostrarse descontento <|c la función; cha resistencia, imaginación v o l u b l e , buen paladar,
pero al día siguiente se le van los píos por el aprendido poco c a u d a l , frioleras, nerviosas, y corazón... el c o camino, salvo el volver á silbar y á renegar y á descon- razón compatible con las enumeradas condiciones.
tentarse.
Oiiédales todavía el espíritu valiente: mas ¡ a y ! ya lo
En dias de estreno ó de resurrección d " ópera ó e a n - dijo el poeta :
lanl.e, hierven aquellos corredores en grujios y o n a n i «La Haca , vil malcría
mados diálogos.
Comienza á desmayar;»
Allí la clasílíeaeioii del género musical , de las vn;-es
Con este estado psicológico viene á coincidir en ellas
( I ) Mimlins de esl.i; nlij.'Nn lian vnniíhi :í l'.urii|>n . y '•"'» l"s A f i - fatalmente la necesidad del ahorro y do lodos los d o res de los Cilii'liiiiis después ilr-l s¡ii|ii
li'l palarii] ili" verano.
( 5 ) Muy mismo es cshi nn;i de las causas ile los coiimiiciunes (le la más departamentos del t e a t r o , después de pasar pollos palcos por asientos, acaban en el paraíso.
Clima.
ir.) Klmbihí-Khaíul. npoiliTiiil't va de la China en 1í>í¡n y drspues
Sucede en el paraíso que el escenario no se ye desdo
d" lialier lijado su residencia CU I v k m , esiaii i r i i i esla oryan¡y.nct >ii,
la mayor parte de |ns asientos. Asi , cada vez que sale
dirigida cs|ieci¡il mente ;t sofocar los inuli nos ¿uipulures.
se.-uidas ihd Hallo m masthera.
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A UNA POETISA.
rn::sÍA H K O I C A I U Á I.A S K Ñ O R I T V
IMIÑI .IIH.H
Hay una edad en la vid i
en que , por senda florida
y entre venturosa calma ,
aleiiie discurro el alma
de. dicha y de amor henchida.
Tiempo en que lodo la inspira ;
tiempo en que todo es placer,
en que inocente se admira
de cuanto ve, toca ó mira;
sin llegarlo á comprender.
lOu el que allá en lontananza
una luz brillante alcanza ,
que dicha eterna ase-lira ,
luz que espléndida fulgura
y os la luz de su esperanza ;
Y corre tras de su lumbre
l i b r e , gozosa y sin tino
sin pensar que es su deslino,
por mas que aquella la a l u m b r e ,
tropezar en el camino.
lOn esa edad venturosa
do paz , de entusiasmo y fe
inocente caminé
por esta senda engañosa
en la que al fin tropecé.
Con sus variados colores
me entusiasmaba la llor ,
las auras con sus rumores ,
con su voz los ruiseñores,
las selvas con su verdor ;
Me ora grato el manso ruido
de la fuente bullidora ,
el arrullo dolorido
de la tórtola, que llora
por su dulce amor perdido ;
V on la amada soledad ,
lleno ile inefable encanto ,
con la voz de la verdad
solía entonar mi c i n l o . . .
¡canto do felicidad!
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SUIU.
127
EL MUSEO UNIVERSAL.
Mas ¡uy! que un din llegó,
en que cruel el desengaño
en mi pecho se, cebó,
y en él tan solo dejó
recuerdos que le hacen daño,
lio quid" que vuelva los ojos,
miro con do'or profundo
un mundo lleno de abrojos,
muy diverso de aquel mundo
que, forjaron mis antojos;
Aquellas dichas divinas ,
memorias amargas s o n ;
las gayas llores, espinas;
mentira tanta ilusión,
aquellas torres... ruinas.
Aquel corazón ardiente ,
entusiasta y soñador;
un corazón indolente,
que, ajado por el dolor,
va no se admira ni siente .
Y abandonado el doMino
prosigue su viaje incierto
en este mundo mezquino
como erranie peregrino .
que se perdió en el desierto.
Tú. que gozas todavía
de aquella dichosa edad ,
cuya ardiente fantasía
canta su felicidad
con acentos de alegría ,
Cuya alma inocente llena
del gozo que. la fascina ,
vaga entre llores serena
sin saber que hay una espina ,
Iras de una flor, que envenena ;
Y del mustio corazón
fiera y sin piedad arroja
una tras otra ilusión ,
como arranca el aquilón
al árbol hoja tras hoja ,
; Ojalá corran tus años
con imperturbable calina ,
sin que con torpes amaños
alcancen los desengaños
á encontrar asilo en tu alma !
Y si es tu sino fatal
que la desventura apague
ile tu esperanza el fanal .
cuando tu alma en campo erial
perdida entre espinas vague.
Recuerda que igual caminí
con abrojos tropezando
sigue triste un peregrino,
que ageno de su destino
empezó á vivir soñando.
FÁBULA.
Hace pocas noches
que por el tablero
no diré corría
volaba un rey negro;
desde su casilla
el rey blanco puesto
li1 vio y dijo : « tente,
amigo . ¿ qué es eso'.'1!
— •; Oué ha de ser ! respond
; sin alíenlo llego !
tu reina y lu turre
me vienen s'giiiondo.
—Ya sé que le siguen,
desde aquí los veo,
pero no es la reina.
que es el ;i i til negro.
— ¡Allil, dices. Ionio,
sí. como mi abuelo,
es reina y muy reina,
bien visl.i la lengo,
digo que es la reina 1
—Digo que allil negro.
En esla dispula
el allil corriendo
pilla descuidado
al pobre rey negr >
y le plañía el malo
sin decir ni el credo.
I.os que por cuestiones
pierden así el tiempo,
no olviden la suerte
iál.il del rey negro.
1!. C \M.no.
PROVERBIOS EJEMPLARES.
MI MARIDO
KS TAMBORILERO , IHOS MK LO Hló
I
ASI ME 1.0 QU1KI10.
—Eso no—replica el liaron:—vengan, pues, las c o pas y los bizcochos.
La cocina está llena de humo: no ha tenido la criada
la precaución de apartar, antes de salir, la cazuela del
asado, y la gallina es un carbón. Don Pablo, amigo de
que todo esté en su punto á la hora de comer, va á r e funfuñar cuando lo sepa.
Mientras Dolores arregla el alónenlo de su madre, y
el tonlo-on-pié del barón, esle dice á doña Tonbia,
para preparar el terreno.
Josi: T. ni, AMKI.LI:U.
—Señora, tiene us'led una Inlaja; esa preciosa criatura merece un I roño.
— Lo que es en e<o no dice ush'd nada de m a s : no
la cambiaría yo por una reina, lis obedienle, buena,
hacendosa...
— \ o le fallarán golosos ¿oh , doña Tonina.'
La cúpula de la iglesia de San Ksléban en Viena ha
—¿Yo qué sé'.'
Presentado hace poco un fenómeno notable. Desde el
—Si yo me decidiese á casarme, pediría al cíelo que
estremo superior del águila que la corona, se elevaba
lucia el cíelo una especie de columna de vapor. M u - me proporcionara una esposa (!•• sus prendas.
—¡lis usted soltero!
chas de las personas que pasaban enlonces por la calle,
—Sí señora; y ( 'sabe usted por ([lié lo soy? Porque no
jimenzaron á gritar: ..¡fuego!.» basta que se vióque,
la
causa de este fenómeno debía atribuirse, al estado encuentra uno por allí mas que Irastasy iocas.
—.Mi Dolores, á Dios gracias, no es de esas.
atmosférico. Este fenómeno tuvo lugar por la mañana.
—¡Oué ha do ser! Ya se le conoce en la cara. ¡Oué
bien sentaría el título de baronesa á una joven t a n c a bal! Entonces se realizaría el imposible de ver la n o bleza unida á la hermosura y á la virtud. ¡Lástima s e Los coleccionistas de curiosidades y objetos antiguos ria—añade el barón, acordándose de Crispin—que v i 1° '.IS'aterra, se han estado ocupando hace poco y des- niera á caer en manos de un hombre que no supiese
liéndose en conjeturas acerca de una caja de rapé apreciar tesoro semejante! ¡Es hacendosa! ¿lia dicho
encontrada recientemente, lista caja es de 'cobre, de usted que es hacendosa?
cím] °.va|ada >' tiene una cifra de tres letras en la tapa.
—Si señor.
^ « rondo de la caja hay un letrero que dice: Ol.
—Yo tengo el vicio opuesto; soy el hombre mas desVWniNvell, 1(j49 _ L ( ) s ; i ( l o n l ( ) s y 1()S c n r : K . l ( , n , s s o n ,, vi _
cuidado para mis intereses; yo necesitaba una mujer
'"«rffintc de aquella época , 'pero ¿le servia esta caja asi... hacendosa... para hacerme salir de la indolencia
0 ):lra lieilll;ir los
Uso 1 ii " '
despachos secretos ó hacia queinecaraclerizay será causa tal vez deque personas
ue ella porque lomaba rapé? lié aquí una cuestión estrañas, y sin el menor derecho, se apoderen de una
1W no se l, a resuelto aun. l
porción de mayorazgos que deben recaer en mí.
—¡Oué lástima! eselama doña Torihia.
—¡(Jué quiere usted, señora! (Ionio y ligura hasta
la sepultura.
e \ n \ I í , n o f l c i í l s recientes de Melbourne (Auslr.ilia),
El barón, servido por Dolores, toma un sorbilo de
O t r a Vl z u
1|II(!VO
lada
' "
giW'Hesco del ave lia- Jerez y medio bizcocho, haciendo que. las damas le, p r o olor 1,1 ' í l e lil Nll(!V¡> Zelanda. Este huevo es de un metan aceptar el fruto de sus pinares l'anlaslicos , y
e,ci,hi . c o s u C ' O y l e 10 pulgadas de largo. Ha sido luego se, despide, rogando á dona Toribia que IÜ d i s inilidai i .P01' " " Inibajador á algunos pies de p r o - culpe con su marido, á quien, por falla de liompo, no
fimili
deeun.n
" M ' " ( i e ' " ' r r a ' ' o u l l i s " ' a n " s l'1'1 ''^l 1 1 1 ' 1 '' 1 " podrá tener el gusto ile salud ir en la tienda.
t
"snian""'' ( ' UI! ( ' s l ; l ' l ; l enterrado y sentado, con las
dos
''leza- ( | " ( ' S()St( '" Í!l11 '-1 huevo, levantadas hacia la
VI.
:¡ ( |g'/ s '"dudable por lo tanto que el moa haporloíores'l""''^ 1 " I"' 1 '"' 1 " g''"lógico actual. Los r e l m s El noble tronado volvió á visitar á la familia de \ o .
l)r
° que van de un punto á o t r o , pretenden Contenióse al principio con una vez á la semana, d e s :)er • °
a
l'Cioii
' n " l l o s «le estos pájaros y hacen su des- pués filé acortand > las distancias entro visita y visita,
basta que., por último, las liízn cuotidianas.
1
Anterior
Como ya el liaron no tenia letra alguna que cobrar,
don Pablo entró en sospechas con respecto al desinterés de tan entrañable amistad. En su casa no había
mas que fres personas; él, su mujer, y su hija. Que de
él no debia estar prendado el barón, hallábase convencido hasta la evidencia; lauto por la homogeneidad de.
sexo, cuanto porque, su ligura. desapasionadamente
considerada, no era la mas propia para inspirar pasiones volcánicas , ni aun casi apacibles: de doña Toribia,
señora de edad provecta y volumen eslupendo, solo un
marido loco rematado, ó Ionio de capirote, podria l e ner celos: doña Torihia estaba, pues, asegurada d" incendios. Decididamente el liaron iba allí por la hija,
por D lores, y asi se lo manifestó á su mujer.
Lo que entre los dos consortes se habló después d"
comunicar sus sospechas don Pablo á doña Torihia,
cosa es que no he podido averiguar; solo me consta que
don Pablo dijo al concluir la conversación (contestando á su mujer, que hah'a piulado la conveniencia de
una alianza con lan ilustre personaje como el aristócrata, para variar de posición): mi marido es tamborilero, Dins me lo dio y asi mi; lo quiero-, dejemos estar
las cosas y ÍIO tentemos al diablo.
(Ymslanie, asimismo, que el liaron dirigía á la joven
miradas de singular fuerza absorbente, y frases lan
lloridas que cada una era un mes de mayo; que, Dolores siguió respondiendo á sus galanlorias con monosílabos de sentido ambiguo, y su madre soñando dtspiorta, con los mayorazgos, carretelas, lincas rústicas y
urbanas y otras mil cosas de que oia hablar, al harón,
en los frecuentes relatos que éste hacia de sus grandezas pasadas, presentes y futuras.
En los motílenlos que la casualidad dejó á solas con
doña Torihia á su presunto yerno , supo éste aumenlar
de tal modo las ambiciones de aquella, que la incauta
mujer casi se avergonzaba ya de la oscura y sosegada
condición en que vivía, y no por ella, sino por su hija.
Crispin era quien perdía terreno en el cariño de doña
Toribia./Por qué? Lo ignoro, y repito: ¡Arcanos del
alma!
Inicio
l'na larde (era domingo), volviendo el liaron de la
Montana del Príncipe P í o . ve de repente en el (lampo
del Moro á doña Toribia, Dolores y Crispin, q u e se lian
echado encima lomejorcito del baúl. Al atisbarlos. Irala de retroceder para escabullirse por los pretiles de
Palacio; pero la anciana le ha conocido, y destaca cu
su busca á Crispin con un horroroso mensaje. Lleva el
mancebo el encargo de invitarlo á pelar naranjas, en
amor y compaña, ya sentándose sobre la verde yerba,
ya en los sillares y trozos de columnas que á dos"pasos
tienen.
El liaron ha aplaudido tiempo atrás la idea de cascar piñones al sol, declarándose partidario acérrimo
de lodo lo campestre; la escapatoria es actualmente imposible.
Mientras Crispin le da cuenla del mensaje, siente el
liaron impulsos de estrangularlo. El picaro del hortera,
generalmente mudo y huraño, por motivos fáciles de adivinar, se complace ahora en mortificarlo con una amabilidad que el liaron no hubiera imaginado en él.
lil aire es tibio ; la luz. de primavera ; desbácense los
pájaros a c a l d a r e n las vecinas arboledas , y la solana
dice alospaseanl.es: «venid acá ; la ocasión la pintan
calva; corred, no seáis niños, que acaso llueva pronto
y no po.lais disfrutar en quince días de otro como el de
hoy.»
Al contrario el liaron; el cual brama interiormenle,
pidiendo ¡i Dios que abra las cataratas del cielo ó el s e no de la t i e r r a , antes que ponerse en evidencia á los
ojos de personas de todas clases que, por aquel sitio
pasean.
¡Deseo vano! Esperanza tiene que ceder, y haciendo
de tripas corazón se acerca á las damas, á quienes
saluda con alegría, volviendo la cabeza á lodos lados;
acaso tema que le observen.
A loque sí se resiste es á lodo sentarse; le lia ocurrido una idea feliz: dice á las señoras que, llamado á
Palacio para un asunto político urgente y do interés
para el país, las deja con sentimiento; pero dándoles
mil seguridades de que si despacha pronlo, volverá en
un vuelo y sabrán quién es el barón de la Esperanza, en
cuanto á pelar naranjas y cascar piñones.
Doña Toribia celebra el patriotismo del barón; Dolores no dice palabra , y Crispin , poniéndose por m a n dil un pañuelo de, seda, principia á pelar naranjas, dando á la mujer y ¡i la hija de su principal las mas j u g o sas y dulces piernas.
A la caida de la tarde abandonan el paseo, sin tener
el gusto de ver de vuelta de Palacio al harón. Disculpémosle: la patria es antes que todo.
VIII.
Muy perentorias deben ser siempre las ocupaciones
del liaron i|e la Esperanza, porque el eclipse de, su imporlanle persona se efeclúa cuantas veces le pono públicamente la casualidad en presencia de doña Toribia,
ile don Pablo y de Dolores. Yo respeto su vida privada;
acaso en el suntuario del bogar doméstico eslé alareadísi
noche y dia, por mas que nunca se haya sabido
en qué; pero fuera de él seria calumniarlo suponer que
Siguiente
EL MUSEO UNIVERSAL.
128
MONUMENTOS DE TOLEDO.
I.A FABRICA ni-: ARMAS.
TORRK DE SAN ROMÁN.
se ocupe en cosa alguna ; baste decir que ni siquiera
tiene que asistir ú una oficina; que no es empleado.
Existencia tan fatigosa yt;in útil en nada influyo, sin
embargo, sobre el cumplimiento de promesas hechas á
la familia de don Pablo No; y algún elogio merece el
hombre que, en medio de sus graves tareas, (pues doy
por supuesto que el barón está continuamente cocido
en obra) hace un momento de lugar para dedicarse ¡í
cosas de menor cuantía. El barón, que no pudo pelar
naranjas, ni cascar piñones en el paseo del Campo del
Moro, habia mandado con el prudente Crisóstomo media carga de pinas de sus pinares, para doña Toribia
y Dolores, amen de otras varias finezas que les hizo,
como pastillas, caramelos, etc. con gravamen de su
escuálido bolsillo.
Don Pablo, á pesar de no haber saludado jamás un
libro de astronomía, pretende suplir con su natural
instinto la falta de tan provechosos conocimientos, y
esplicarse los frecuentes eclipses del astro que ha aparecido en el horizonte de su casa; pero hasta la noche de
que voy á hablar los esfuerzos de su imaginación no
dieron otro resultado que, vagas sospechas y congeturas.
Sintiéndose él y su consorte aliviados de sus respectivas dolencias, acuerdan ir al teatro del Príncipe, cuyos carteles anuncian la representación de El pela de la
dehesa. Dicho y hecho: Un cuarto de hora antes de encenderse la lucerna, ocupa la familia de No tres butacas
de una de las primeras filas. A la derecha de dona Tori-
bia queda una vacía, al principiarse la comedia, y varía i de nuestro lado cuando hay quien le observa: es un Irasigue durante el primer acto. Como á cosa de la mitad ' pisondisla de los largos.
del segundo, óvense los pasos de un nuevo espectador; ! Estas observaciones, mil veces hechas ya por el coeste espectador no es olro que el barón de la Esperan- ! inerciante, adquieren después de ver la célebre obra
za, el cual acaba de pagar, endinerocontante y sonan- : del Terencio español, tal carácter de verosimilitud que
te, en el despacho de billetes, el precio justo y cabal de doña Toribia se queda pensativa; pasado un instante,
la butaca vacía.
responde:
¡Aquí de los sudores del barón, al encontrarse con j —Con todo, no hay que aventurar malos juicios; dela familia de No á la izquierda, y con la del duque de** jemos al barón que se esplique, y en el caso de que
conocido suyo, á la espalda! ¡Aquí de sus angustias, al nos pida Ja mano de Dolores, veremos si nos conviene ó
tener que hablar y sonreír á doña Toribia, que á cada no este partido.
chiste de los personajes de la escena rompe, ya en es—Repito que no nos conviene.
clamaciones frecuentes de júbilo, ya en ruidosas carca—Eso es hablar de la mar.
jadas que atraen hacia ella la atención de la concur—El que nos conviene es Crispin, á quien hace tiemrencia!
po miras de mal ojo. ¿Ha de ponerse el barón á despaLa mujer y la hija del duque felicitan en voz b.ija á char cominos y bacalao? ¿Querrá levantarse con el día,
su noble amigo, asi que cae la cortina , por lo mucho para abrir la tienda?... Pues si le mandamos barrerla,
que goza; á lo cual contesta él, en alta voz, que, no como á Crispin, puede que nos arrójela escoba ala
obstante las apariencias, sufre estraordinariamente, cabeza.
—¡De modo y manera que si un señor como el lia*
pensando en un primo suyo recien sacramentado, y á
quien vá á ver sin demora y á velar toda la noche. En hacer lo que Crispin!
—Lo que yo quiero y necesito es un hombre honraefecto, despídese en seguida de las personas mencionadas, y la suya desaparece antes de levanlnrse el telón. do y cuidadoso de mi hacienda, en quien descansar en—/Sabes loque digo'.'—pregunta don Pablo á su mu- teramente, para que la casa que á fuerza detiempoy
jer, luego que los dos se quedan á solas en su casa—Pues de trabajo he ido levantando no se venga al suelo.
—¡Vaya, vaya, Pablo! ¡ Hie;i nos guslaria que lladigo que el tal harón de la Esperanza se ha fiimrado,
como la marquesa de la comedia, que yo soy una espe- masen baronesa á Dnlnres!
cie de don Erutos Calamoeha , y lo que busca son mis
—Toribia, cada oveja con su pareja. Yo no me pongo
diarios. Ese hombre se avergüenza de nosolros, huye en ridículo por ludas las haronías del mundo; y haces
mal. muy mal en llenar de humo la cabeza de la chica.
La fortuna, que ella, no lienc vanidad, pues si la tuviese!
(.SÍ-
JUEGO DEL AJEDREZ.
concluín/.)
VüNTUHA
SOI.I CION Illíl. PUOHUMA NTM. | O .
PROBLEMA NUM. \->.
Illancos.
l i l 1Z AcL'II.ERA.
Ni-rns.
COMPL'L'STO POI1 DON Al ItlXIO AHKI.A.
A
ii
iC
('.
NEGROS.
1.' C. :¡ II Mejor.
2." II i II
T> A II hli|.
:; c n .1,-ni.
.", c i:
I I' A 1! .lai|
t I' I! Male.
:>.- o t n
i. J It i A I!.
s o n CHIN
mi.
r.i-:i<oi;i.íi--ico
IIKI.
NLMKIIO
ANTERIOR.
L a r g o e s el l i e m n o v p e s a d o — ; d (lile o s l a d e cenlivuelañ o l a , — l i g e r o ;il e n a m o r a d o , — p u e s le p a r e c e que
SOLÍ CIONLS EXACTAS.
Cafó n u e v o del Si¡;lo, don V . M. C a r v a j a l , dnii F . do
C a s t r o , d o n G. D o m m ¡ í i i o z . don .1. Alba , don A S a m /
dnii J. I', do M a d r i d ; don I ! d e la F u ñ e r a , do l . r r i d a ;
don .luán M a r t í n e z , don .I Nuñi-z de Maro , c a s i n o de
T o b a r í a ; don F r a n c i s c o S T o r i l e s í l l a s , c a s i n o de Honda
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ES KX VCTAS.
Cafó n u e \ o del Si^lo, don V. M., don d. I) >mins:nez,
il{> Madrid; don It. de la F i s u e r a , (lo I.crida ; don .1.
Nuñez do Haro, (Ion .1 uuu Martínez, casino de Toharra;
don l''r.inrÍM-o Tordcsillas, casino de Iionila.
l'l'.lllll.KUA COMI't KSTO MU! UN ANDALUZ.
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LOS M.ANCOS om.lOAN \ l.os SECIIOS \ f>AR MATK EN NUtVK JtlGAIIAS.)
LA Sol c r l O N SK l'l Ill.lCAKÁ L \ O 1110 NI MKIIO.
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IV.
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El lomo í. n de 1.a Simln llihlia.
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