A un olmo seco_Machado_ctario

A UN OLMO SECO. ANTONIO MACHADO
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
DPTO. LENGUA Y LITª CASTELLANA IES LAS SALINAS. Jesús Tenllado Doblas
COMENTARIO CRÍTICO
Tema
Tema como fijación de la idea principal o tesis del poema:
Anhelo de un renacimiento vital.
Tratamiento del tema (si es original o no; si es propio de la obra
del autor o novedoso; según el tipo de discurso -referencial,
poetico, valorativo, universal, connotativo, etc-)
Machado simboliza este deseo de renacer a través del
símbolo del olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido
que ve renovarse con la aparición de unas hojas verdes. El
tratamiento del tema es típicamente machadiano, por su utilización
del símbolo como unidad poética de significación.
Por otra parte, la aparición de otro símbolo, La Primavera, nos
remite a uno de los temas esenciales de la poesía de Antonio
Machado, el transcurrir cíclico del tiempo.
Resumen
El poeta describe a un olmo viejo situado en una colina
cercana al Duero, y pinta su decrepitud, solo negada en parte por
la aparición de unas modestas hojas verdes, con el uso de una
abundante y colorida adjetivación y a través de la comparación
con los álamos cantores.
A continuación invoca al olmo, y quiere tomar nota de su
rama verdecida que, bien lo sabe el poeta, no significará el
renacimiento del árbol centenario, pues describe minuciosamente
sus destinos futuribles como objeto de carpintero, como leño del
hogar, o su posible fin en el mar (símbolo machadiano de la
muerte).
A pesar de ello, el poeta se acoge a esta esperanza y se
identifica con el olmo en su anhelo de renacimiento vital.
En el resumen -quizá un poco largo- hemos tratado de seguir muy
de cerca el texto, sin traicionarlo. Obsérvese que, aunque en
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lineas generales hemos seguido la línea cronológica del poema,
hemos hecho una excepción en la segunda estrofa, deshaciendo el
hipérbaton y la prolepsis que la ocupan por entero. Pues sí, un
resumen de un texto lírico suele ser, como veis, una traducción en
prosa y aclaración de sus aspectos más problemáticos.
Organización de las ideas
Aquí tenemos un problema. La organización de las ideas es, stricto
sensu, lo que conocemos como estructura interna. Y es lo que se
pide en la P.A.U. Sin embargo cualquier comentario sobre
estrcutura interna u organización de las ideas quedaría incompleto
sin la fijación de la estructura externa, que contempla además
género, subgénero y modalidad o modalidades empleadas. Es una
dificultad que podemos sortear gracilmente utilizando una fórmula
del tipo “Permítasenos, antes de adelantar la organización de las
ideas, detenernos en la estructura externa del texto para facilitar
su explicación.”
Nos encontramos ante un texto lírico, de tono elegíaco,
resuelto formalmente como silva (agrupación no estrófica de
versos endecasilabos y heptasílabos que riman en consonante) y
que utiliza las modalidades descriptiva (los catorce primeros
versos), la modalidad dialogada (antes que te derribe, olmo del
Duero, con su hacha el leñador...)y narrativa en segunda persona.
Aparentemente se trata de una silva, pero tras una lectura
más detenida nos percatamos de que, efectivamente, los primeros
catorce versos forman un soneto de rima cruzada: ABAB ABAB
CDC DEE.
La determinación de la estructura externa nos ayuda a fijar la
organización de las ideas o estructura interna, que de manera
esquemática, vendrá a ser la siguiente:
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1ª PARTE. SONETO.
Descripción del olmo y
alrededores
2ª PARTE. CUERPO DE LA
SILVA
Narración de sus posibles
destinos
3º PARTE. TERCETO
(7a,11b,11a)
Identificación del olmo con el
corazón del poeta
Si tenemos en cuenta que la idea central o tesis del poema es
el deseo de renovación vital del poeta (y luego en el comentario
crítico tendremos ocasión de aclarar cuál es esa renovación), y
que los símbolos del olmo y la primavera funcionan como ideas
secundarias o motivos de esa renovación, la estrcutura del texto
será claramente INDUCTIVA O SINTETIZANTE (De las partes al
todo; de las ideas secundarias a la tesis).
Comentario Crítico
Recordemos ideas-clave: Diálogo con el texto siguiendo este
posible esquema:
-Relación del texto con el libro al que pertenece, con la obra
completa del autor, con sus características temáticas y estilísticas,
con su experiencia vital, con la escuela o época en el que está
inscrito.
-Todos los tutoriales de comentario hacen hincapié en relacionar
el tema central y su tratamiento con la época del autor y con la
nuestra. Ello será posible en textos de otras tipologías como el
ensayo, la narrativa, el artículo periodístico, que tratan temas
candentes en su época, y tal vez en la nuestra. Pero al tratar un
tema eterno, tan del gusto de la lírica, es preferible incidir en
otros aspectos como el despliegue de sus múltiples significaciones
(la connotatividad), y cómo consigue el poeta plasmar de manera
estética y eficaz su idea central. En este caso, nos podremos
detener en el mundo simbólico de Machado.
- Terminamos con una conclusión o valoración personal, razonada
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y argumentada.
Un posible comentario crítico es el siguiente:
El poema objeto de nuestro comentario, “A un olmo seco”
está fechado en 1912 y pertenece al poemario Campos de Castilla,
siendo uno de sus textos más conocidos y representativos.
Se suele afirmar que Campos de Castilla es el libro más
personal e influyente de la obra de Antonio Machado, en el que
abandona las veleidades y características más superficiales del
Modernismo (cisnes, evasión a lugares exóticos, hedonismo, art
decó, malditismo...) y abraza la sincera preocupación que los
miembros de la Generación del 98 sentían por el pasado, el
presente y el futuro de nuestra patria, España, simbolizada en la
tierra de Castilla (algo que se hace evidente desde el mismo título
del libro). Y efectivamente, en dicho poemario se incluyen poemas
tan críticos y atentos a la realidad social española como “Del
Pasado Efímero”, o “Mediaba el mes de julio...”
El presente poema, sin embargo, se escapa de esa temática
crítica y regeneracionista, y, aunque incardinado en el paisaje
soriano, se detiene en la propia experiencia vital del poeta, en
concreto, en su malhadada relación con su jovencísima esposa,
Leonor, enferma terminal de tuberculosis -enfermedad que
contrajo durante su estancia en París-, y del que este poema se
hace eco. En efecto, este poema recoge los anhelos del propio
Machado por la recuperación de la salud de Leonor, que moriría al
poco tiempo.
El tema del poema, como ya quedó dicho con anterioridad, es
el deseo de renovación vital, del propio poeta, y de su amada
Leonor. Y la herramienta literaria que Machado utiliza es, por
supuesto el símbolo, que tanto caracteriza su propia obra. No es
este el lugar para efectuar un análisis retórico del poema. Apenas
mencionaremos la adjetivación colorista magistral usada por el
poeta sevillano, el ritmo de río que consigue mediante la sabia
utilización de endecasílabos y heptasílabos, casi no nos
detendremos en la vibrante metonimia -álamos cantores- ni en la
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cadenciosa enumeración de posibles destinos que el poeta hace en
prolepsis del olmo.
Si nos detendremos, en cambio, en el uso del símbolo que
aquí hace Machado. Es sabido la preferencia otorgada por nuestro
poeta al símbolo, en razón a su limitada connotatividad, en
detrimento de la metáfora, con un significado más vólatil y por
tanto menos unívoco. Y este poema es una bella muestra de ello.
Pero ello no quiere decir que olmo signifique corazón de Machado,
Primavera, juventud, río, vida y mar, muerte. No se trata de una
ecuación, no. Lo magistral aquí es la capacidad de evocar
impresiones mediante el uso de símbolos vivos. Olmo es Machado,
es Leonor, es vejez, es enfermedad, es un bello apunte del
paisaje, es en definitiva y también, olmo.
“A un olmo seco” es un poema que conmueve profundamente.
Y no es necesario para ello conocer el trasfondo biográfico del
autor. Poema magistral técnicamente, posee una rara capacidad
para emocionar -todos estamos expuestos a la vejez, a la
decadencia-, y cumple de principio a fin con ese requisito que el
propio Machado solicitaba para su poesía: “una honda palpitación
del espíritu”.
FIN
DPTO. LENGUA Y LITª CASTELLANA IES LAS SALINAS. Jesús Tenllado Doblas