ARTIGAS y ENTRE RÍOS La Parábola de Artigas

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ARTIGAS y ENTRE RÍOS
La Parábola de Artigas
Gladis M. Balbi Alejandro J. Richardet
Si nuestro norte es el SUR como dice Joaquín Torres García ARTIGAS es nuestra
brújula. Medrano 2010
Incluye informes de la investigación sobre la batalla de El Espinillo (22/02/1814) y ¿Que ocurrió en
el Congreso de Oriente? (29/06/1815)
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Todo, sobre ARTIGAS y ENTRE RÍOS: lo que necesitás saber y
nunca te contaron…
Con este sugestivo título los profesores Gladis Balbi y Alejandro “Paty” Richardet, presentaron la versión
digital de este libro, ARTIGAS y ENTRE RÍOS: La Parábola de Artigas, para que pudiera ser de
acceso universal y gratuito, el 29 de Junio de 2015 fecha del Bicentenario del Congreso de Los Pueblos
libres, en el Torneo regional y binacional de Ajedrez Educativo organizado por el Consejo General de
Educación y el Ministerio de Educación, Deportes y Prevención de conductas adictivas, en Concepción
del Uruguay. Elaborado como respuestas puntuales a más de una treintena de preguntas, recogidas
durante varios años en numerosos talleres de capacitación, charlas debates y paneles sobre la gesta de
Artigas y Los Pueblos Libres, continúa y profundiza el laborioso camino investigativo de sus
publicaciones anteriores Son Tiempos de Revolución (UPMPM Bs As 2010 Germán Ibañez compilador) y
Nuestra América Latina (Ed. Académica Española Madrid, 2012)
Prof. Alfredo Herrera* Como miembro fundador de la Cooperativa Cultural Puente de La Picada y de
la Junta de Gobierno del distrito del mismo nombre, pioneras de la reivindicación del Protector de los
Pueblos Libres hace más de un lustro, que venimos compartiendo sus aportes, debo decir: los profesores
Balbi y Richardet son los únicos autores entrerrianos, que, desde los aportes de Facundo Arce en la
década de los 50 y 60 del siglo pasado, vienen investigando con seriedad y profundidad en la temática de
Artigas y Los Pueblos Libres, y la especial relación de nuestra provincia con la trayectoria política de
Don José Artigas. A una larga serie de artículos, ensayos y charlas didácticas, entre los que destacamos
sus informes de investigación: La importancia estratégica de la Batalla de El Espinillo (2014) y ¿Qué
ocurrió en el Congreso de Oriente? (2015), publicados como cuadernillos por el Ministerio de Cultura y
Comunicación del gobierno de E.R, que acompañan los documentales audiovisuales La Batalla de El
Espinillo y ¡VIVA ARTIGAS! que hemos producido junto al Ministerio de Cultura y Comunicación y la
Universidad Autónoma de E.R, suman a sus anteriores publicaciones, este libro indispensable. Gracias a
la gestión y el permanente apoyo del Dr. Ricardo Etchemendy Director del Instituto de Cooperativas y
nutualidades y el auspicio del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia esta 1ª edición está al
alcance de estudiantes, docentes, investigadores/as y pueblo en general ”
*Presidente de la Junta de Gobierno de La Picada e integrante comisión de asuntos históricos de la
Cooperativa Cultural Puente de La Picada
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INDICE
PRESENTACIÓN Prof. Gisela Ekkert Pág 5 Lic. María Tatiana Richardet Pág 7 Prof Alfredo Herrera Pág 8
A modo de Introducción Pág 9
PARTE PRIMERA
1º LA HISTORIA PREVIA. Arqueología del artiguismo. Pág 13
La OTRA en la Historia Historia
con mujeres. Artigas y las mujeres Pág 14 Los puntos de inflexión: las Invasiones Británicas y Mayo de 1810 Pág
17 Otra bisagra en la arqueología del artiguismo. Mayo: la Otra Historia Pág 20 HISTORIA con Mujeres.
Mujeres americanas en la gesta independentista Pág 23
2º El POLÉMICO INICIO. La Parábola Pág 29 Dicen las crónicas...Adhesión de Artigas a la 1ª
Junta Pág 31 1811/1812 El primer Sitio a Montevideo. Campaña sobre la Banda Oriental. Pág 35 La REDOTA
Pág 38 La democracia popular en su máxima expresión. Las asambleas pág 40
PARTE SEGUNDA
3º LA TRANSFORMACIÓN: la opción por el pueblo Pág 46 Aparecen los Charrúas Pág. 48
Noviembre de 1811. José Artigas Teniente Gobernador de Yapeyú Pág 49 Artigas al gobierno del Paraguay,
7/12/1811 El Populismo revolucionario Con la colaboración de María Tatiana Richardet Pág 50 1812 Las intrigas
del Ayuí Pág. 58
4º SEGUNDO SITIO a Montevideo Pág 62 Las Instrucciones del año XIII Pág 63 Guerra entre
Artigas y el Directorio. La “Marcha Secreta Pág 67 Batalla de El Espinillo Dicen las crónicas...Pág 70 La
transformación: Un texto trascendente. Pág 82 Historia con Mujeres María Juarez: entrerriana y artiguista Pág 84
5º EL AUGE y ESPLENDOR Pág 86
Primer gobierno autónomo de Santa Fe. Pág 88 Historia
con mujeres. “La querida de Belgrano” Pág 89 La importancia estratégica de Entre Ríos Pág 90Santa Fe y
Córdoba adhieren al sistema de Los Pueblos Libres Pág 92 Documento de 1946 ratifica la presencia de Artigas
en Paraná. Pág 94 Buenos Aires y la fugaz adhesión a Los Pueblos Libres Pág 95 El Congreso de Arroyo de la
China Pág 97 ¿Qué ocurrió en el Congreso de Oriente? Pág 99 Con la colaboración de la Prof Gisela Ekkert y la
Lic.María Tatiana Richardet El Ideario de Artigas: Pág 107 Con la colaboración de la Lic. María Tatiana Richardet
PARTE TERCERA
6º LA DECLINACIÓN Año 1816 Pág 129
Artigas y Güemes Pág 131 Historia con mujeres:
salteñas y jujeñas Pág 131 Congreso de Tucumán. Triunfo del conservadurismo y de la razón política
eurocéntrica Pág 133 La declaración de la Independencia de las Provincias Unidas Pág 135 Invasión porteña a
Santa Fe Pág 135 Acuerdo de Santo Tomé 9 de Abril de 1816 Pág 136 Historia con Mujeres Belgrano Pág 138
19/VII/1816 Modificación del Acta del 9/VII/ Pág 141 1816 El año de la vindicación y protección de los
aborígenes Pág 142 Segunda guerra entre el centralismo y el federalismo. Campaña de Entre Ríos (1817-1818)
Pág 144 Dorrego federal artiguista Pág 146
7º LA CAÍDA 1818/19 AÑO 1819 Tercera invasión portuguesa. Pág 150
San Martín y
Artigas Pág 151 LA CAÍDA 1820 La Batalla de Tacuarembó y Cepeda Pág 153 Tratado del Pilar Pág 156
Artigas y Ramírez. Aporte crítico sobre nuevas y viejas interpretaciones. A. J. Richardet Pág 165
8º FIN de LA PARABOLA El enfrentamiento armado: Artigas invade Entre Ríos.
Pág. 169 Exilio al
Paraguay Pág. 171 ¿Qué fue de Ramírez? Pág 172 Historia con mujeres Doña Tadea, la señorita Calvento
y…La Delfina Pág. 173
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9º ARTIGAS EN PARAGUAY Dicen las crónicas... Pág 177
San Isidro Labrador de Curuguaty Pág
177 Historia con mujeres Pág 178 Una historia nunca contada: el secretario de C. A. López y Artigas Pág 178
Primavera de 1850 Pág 179 El final Pág 180 La muerte Pág 180 Nota: Artigas católico Pág 180/81
BIBLIOGRAFÍA de consulta Pág. 182
ANEXO
Entrevista “El Diario” de Paraná Pág 188
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Todo
sobre
ARTIGAS y ENTRE RÍOS
lo que necesitás saber y nunca te contaron…
Néstor “Negro” Medrano 2010
Colaboran: Prof. de Historia (UADER) Gisela Ekkert y Lic. en Ciencias Políticas (UBA) María
Tatiana Richardet
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Escanear Texto Galasso
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PRESENTACIÓN
“Todos voluntariamente deben empeñarse en su libertad; quien no lo quiera deberá
permanecer esclavo” José Gervasio Artigas
Artigas, el defensor de los desposeídos
Invitada a colaborar en el encuadre historiográfico de Artigas y Entre Ríos. La Parábola de
Artigas por los profesores Gladis Balbi y Alejandro Jorge Richardet, intenté centrar la mirada en
uno de sus aportes más relevantes: la incorporación de Los de Abajo (Los y las de abajo dice
Balbi) como protagonistas del nuevo sujeto político en construcción, y masa crítica sustantiva
de la inter relación líder conductor y conducido que representara Don José Artigas y Los
Pueblos Libres, como su máxima expresión en América del Sur. A partir de la noticia de la
publicación del libro SON TIEMPOS DE REVOLUCIÓN en el año 2010, tomo conocimiento
que entre un selecto grupo de autores y autoras entre ellos Norberto Galasso, Clara Wainstock, y
notables historiadores como León Pómer y Raúl Fradkin, Marcelo Viloria de Colombia y J. de
la Cruz Pérez de Cuba, había dos docentes entrerrianos, de la UADER, que desde años atrás
venían investigando sobre Artigas y escribiendo desde una Perspectiva crítica Latinoamericana,
como define la Profesora Balbi, la incorporación del protagonismo histórico de los colectivos
postergados: los criollos pobres, los aborígenes que llamamos indios y los afroamericanos que
llamamos negros... y las mujeres.
A José Gervasio Artigas lo podemos definir como un verdadero estratega, héroe, defensor
acérrimo de la igualdad de derecho de los menos privilegiados, avanzado en sus ideas
revolucionarias de federalismo, soberanía popular, reforma agraria, democracia, república, entre
otras cuestiones. Incomprendido y rechazado por la oligarquía porteña quién no estaba dispuesta
a ceder los beneficios obtenidos. Caudillo, Conductor, líder o jefe son los términos que definen
a un hombre que pretendía un gobierno popular, con igualdad de derechos en los cuales no se
hiciera distinción alguna de estamento social; llamado por los indios y campesinos “Caraí
Marangatú” que significa en lengua guaraní, el padre de los pobres.
Norberto Galasso lo define como un verdadero caudillo de masas que amparó a los sectores que
denominaremos aquí “los de abajo”, incluyendo en este concepto a los sujetos colectivos, esos
anónimos sin voz; los acallados hasta hace muy poco tiempo, en la reconstrucción histórica,
esos protagonistas desconocidos, negados, marginados, dominados, esa pluralidad de colectivos
sociales que van desde los campesinos, obreros, aborígenes, desposeídos, explotados y
excluídos; los dominados y colonizados, entre otros, que han sido actores de la historia en sus
reclamos y rebeldías en la lucha por ser reconocidos en sus derechos y en su dignidad y que
Artigas les otorga un lugar protagónico en la lucha por cumplir un sueño americanista.
Artigas forma un verdadero ejército popular integrado por peones, indios, criollos, y negros,
quienes encuentran en él un representante que los guiará hacia la independencia. Méndez Vives
en Galasso afirma que los únicos que lucharon junto a Artigas hasta que este fue derrotado en
1820 fueron los indios, y tal fidelidad se debía a que el caudillo fue el único que respetó y
defendió la igualdad de derechos de estas poblaciones. (Méndez Vives E 1972 Pp 8, 9) Uno de los
hechos más significativos en el cual se puede observar el liderazgo que poseía José Gervasio
Artigas fue en el denominado Éxodo Oriental también conocida como la “redota” deformación
de la “derrota”, allí una multitud de hombres, mujeres, ancianos y niños con sus pocas
pertenencias y bajo su protección, inician la marcha hacia la provincia de Entre Ríos,
asentándose en el Ayuí ubicada cerca de la ciudad de Concordia y escapando de las
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persecuciones de los realistas y portugueses. Como dijo Zorrilla de San Martín (en López Mato O.
2011 P 62 ) “tomó todo su pueblo y lo cargó en sus hombros de gigante” y el pueblo dejó todo
por seguir a su líder a pesar del sacrificio que significaba recorrer más de 500 kilómetros con
sus familias. Mientras tanto las tierras orientales quedaron bajo la custodia de la población
Charrúa que una vez más demostraban su fidelidad incondicional al caudillo hasta tanto este
pudiera regresar a su pueblo.
Artigas fue un adelantado en las ideas que proponía, netamente revolucionarias y federalistas,
esto quedó demostrado en las instrucciones que envía con los diputados orientales a la
Asamblea del Año XIII, entre las cuales solicitaba inmediata declaración de la independencia,
igualdad, libertad y seguridad de todos los ciudadanos, división de poderes, gobierno central
con autonomía provincial, formación de una confederación entre las provincias que integraban
el Virreinato del Río de la Plata, establecimiento de la capital en Buenos Aires, libertad civil y
religiosa, entre otras. No obstante los diputados orientales fueron rechazados con la excusa de
que no cumplían con los requisitos que se habían establecido para participar de dicha Asamblea,
en realidad las propuestas del líder popular significaban una amenaza para los porteños dado
que su ideario podría significar un verdadero cambio social y podía poner en riesgo el poder
económico que estaba concentrado en pocas manos sumado al prestigio que había adquirido
Artigas en las provincias pertenecientes al Río de la Plata.
Para los porteños era inadmisible que los seguidores de Artigas reclamaran derechos, Mario
“Pacho” O´ Donnell expresa que en un escrito de la Gaceta de Buenos Aires del año 1819 se
evidenciaba el rechazo radical de los políticos, comerciantes y terratenientes para con los
reclamos de estos sectores populares que apoyaban al caudillo y que para ellos eran
considerados bárbaros, anarquistas e inferiores. No podían comprender como el que no sabía
leer podía optar por un empleo al igual que el que poseía estudios, el que no trabajaba tener la
misma riqueza que el industrioso, de esta manera la grieta se hacia cada vez más grande y las
relaciones entre Buenos Aires y Artigas eran más tensas. (O´Donnell, Mario. 2012. pp 107) A pesar de
ello, Artigas continuaba con sus ideas de avanzada y quiso concretar un viejo sueño, el
Reglamento agrario en el cual se decretaba la repartición de las tierras que no se trabajaban o la
confiscación a “malos europeos o peores americanos” Artigas manifestó “los más infelices
serán los más privilegiados” e hizo entrega de estas tierras a criollos, indios, zambos y negros
libres. La premisa era que en esas parcelas de tierras que por cierto eran bastante extensas,
debían construir un rancho con dos corrales en el plazo de dos meses, asimismo se les repartió
ganado. Por lo tanto estas extensiones de tierras estaban otorgadas con la finalidad de criar
ganado; en caso de que los beneficiarios no cumplieran con lo establecido, la parcela sería
restituida al Estado. (López Mato O. 2011 pp 173) Sin dudas la reforma agraria Artiguista sentó
precedentes y significó un modelo que para la época fue absolutamente innovador y
revolucionario.
La figura de Artigas se enaltece cada vez más y su popularidad se extiende fundamentalmente
en la región del Litoral al punto que se convierte en el Protector de de los Pueblos Libres
quedando incluidas aquí las provincias de Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Misiones
y La Banda Oriental.
Es digno de destacar el vínculo que se había construido entre los sectores populares y Artigas,
una relación de fidelidad por parte de sus seguidores a cambio de la protección del caudillo. El
trato que este tenía con los menos privilegiados era cariñoso y de respeto, una característica
singular era que el protector podía pasar horas sentado frente al fogón en su rancho discutiendo
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asuntos de interés, rodeado de sus seguidores, aquí no se hacía distinción de jerarquías, todos
eran tratados iguales, no se observaba subordinación alguna, además en estos fogones se
intercambiaban bromas y risas. Artigas había logrado formar junto a su gente una gran familia.
(O´Donnell, M. 2012. pp 179-182)
La historia lo quiso olvidar, pero aún así sigue vivo entre quienes han podido comprender cuales
eran los propósitos de un grande que solo luchó por la dignidad e igualdad de los olvidados, por
revertir las condiciones sociales de algunos y lograr un sueño americanista.
BIBLIOGRAFÍA
Balbi Gladis y Richardet Alejandro J. La Perspectiva crítica latinoamericana en SON TIEMPOS DE REVOLUCIÓN De la
emancipación al Bicentenario Colección Semana de Mayo, de la Biblioteca de la Universidad Popular Madres de Plaza de
Mayo, en adhesión al Bicentenario, Comp. Germán Ibañez textos de Norberto Galasso, Leon Pomer, Sandra Wainstok,
Germán Ibañez, Mauricio Viloria, Raul Fradkin, Mara Espasande, Felipe J. Perez Cruz, Gladis Balbi y Alejandro J.
Richardet. Bs As 2010
Balbi G. M y Richardet A. J. Nuestra América Latina: De la resistencia a independencia. Del Caribe al Río de La Plata. El
populismo, la razón política latinoamericana Editorial Academia Espanola Madrid 27 de enero de 2012 e-book.
Ekkert Gisela. Los de Abajo. Un paneo por la historia hispanoamericana en Hablemos de Historia. Cuestiones teóricas y
Metodológicas de la historia. Número 6. (2010) Primera impresión. Paraná. Universidad Autónoma de Entre Ríos
Galasso N (2006). Artigas y las masas populares en la revolución. Buenos Aires. Centro Cultural Enrique Santos Discépolo
López Mato O. (2011). Un héroe de las dos orillas. Primera edición. Buenos Aires. Editorial El Ateneo.
Méndez Vives E (1972) en Galasso N. Artigas y las masas populares en la revolución. Buenos Aires. Centro Cultural Enrique
Santos Discépolo
O´Donnell M. ( 2012). Artigas. La versión popular de la revolución de mayo. Primera Edición. Buenos Aires. Aguilar
Pigna, F. (2013). Artigas el padre de los pobres. En el Historiador. [en línea] Buenos Aires. Disponible en
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/independencia/artigas_el_padre_de_los_pobres.php [visitado el 23 de octubre de
2014]
Zorrilla de San Martín J. “La Redota” en López Mato O. (2011). Un héroe de las dos orillas. Primera edición. Buenos
Aires. Editorial El Ateneo.
Licenciada María Tatiana Richardet Hace años y siendo estudiante del último año de la
carrera de Cienias Políticas de la Universidad de Buenos Aires, por una lógica relación familiar,
intercambiaba ideas y discutía posiciones sobre las investigaciones y escritos, de mi padre
Alejandro Jorge Richardet y su compañera de equipo la Profesora Gladis Balbi. Y debo destacar
su compromiso y constancia en el tiempo con un tema que los apasiona y en mi caso contagia,
la presencia de José Artigas en la historia de la región litoral mesopotámica y rioplatense
inescindible de la participación protagónica de los y las de abajo, (como bien la definen ellos)
matriz del federalismo democrático y el populismo revolucionario como los escuché sostener en
atrevida tesis en un encuentro en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, en el año
2007. Hay un dato clave que aportan los profesores Balbi y Richardet respetuosos de uno de los
principios básicos de las ciencias sociales, los contextos políticos y los conceptos derivados de
ellos, son epocales. No se pueden analizar asimilandolos a niveles de discurso y conocimientos
contemporáneos. El destacado historiador José María Rosa hace un aporte relevante en ese
sentido, cuando el Jefe de Los Orientales y Protector de Los Pueblos Libres, se refiere al
término Independencia, menciona dos tipos: Independencia “absoluta” y “relativa”. Por absoluta
entiende la emancipación del colonialismo español y el imperialismo portugués instalado en el
territorio del Brasil. Por relativa, define lo que hoy se conoce como autonomía provincial, y era
denominada la soberanía particular de los pueblos, significando fundamentalmente
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independizarse del tutelaje de las ciudades puerto Montevideo y principalmente Buenos Aires,
confrontando con la teoría de “la hermana mayor” Buenos Aires depositaria y heredera del
antiguo poder de capital del Virreinato. (Cfr. Rosa J.M. Historia Argentina, Tomo III, “La
Independencia (1812 – 1826)”, Buenos Aires, Editorial Oriente S. A., 1992, pág. 168- 171.)
La praxis político ideológica de José Artigas se presenta como una tensión permanente entre la
situación dada - y heredada - y las necesidades y expectativas de los sectores populares que lo
acompañan. Por ello utilizo una metáfora: Artigas entre fogones e instituciones Siguiendo a
Gonzalo Abella reconocido y original historiador e investigador uruguayo, “en los documentos
escritos entre 1811 y 1815 se observa el delicado equilibrio discursivo que hace Artigas para no
agudizar las contradicciones internas con el sector estanciero, terrateniente y esclavista en
momentos en que la contradicción fundamental es contra el colonialismo español. Entre 1811 y
1815, en el proceso revolucionario oriental, entre batalla de Las Piedras y el Reglamento de
distribución de tierras podríamos decir hay una dualidad de poderes en el campo revolucionario,
expresada por los fogones populares, que representan a los y las de abajo - el ala radicalizada -,
y por los cabildos, que representan los intereses de los sectores más conservadores y el ala
moderada. Comparto con Abella que esa dualidad de poderes se rompe en 1815 después del
Congreso de Oriente último intento de conciliación y acuerdo con los intereses económicos y
políticos de los gobiernos de las ciudades puerto Buenos Aires y Montevideo. El reglamento de
aranceles aduaneros entre las provincias de Los Pueblos Libres con la defensa de las economías
regionales, la apertura de comercio con los ingleses desde otros puertos y no concentrado en
Buenos Aires y/o Montevideo, sumada a la distribución de tierras, para que “los más infelices
sean los privilegiados” es la gota que colma el vaso y que Artigas sea, de 1815 hasta 1820,
como dice Gonzalo Abella el Artigas de los fogones. Esto provoca la reacción de las elites y que
los cabildos sean la expresión del criollismo, como nueva dirigencia política que adhiere a la
razón política europea, y desplacen a los y las de abajo aislando y derrotando en 1820 a su
máximo referente José Artigas.
Prof. Alfredo Herrera* “Los profesores Balbi y Richardet son los únicos autores entrerrianos,
que desde los aportes de Facundo Arce en la década de los 50 y 60 del siglo pasado, vienen
investigando con seriedad y profundidad en la temática de Artigas y Los Pueblos Libres, y la
especial relación de nuestra provincia con la trayectoria política de Don José Artigas. A una
larga serie de artículos, ensayos y charlas didácticas, entre los que destacamos sus informes de
investigación: La importancia estratégica de la Batalla de El Espinillo (2014) y ¿Qué ocurrió en
el Congreso de Oriente? (2015), publicados como cuadernillos por el Ministerio de Cultura y
Comunicación del gobierno de E.R, que acompañan los documentales audiovisuales La Batalla
de El Espinillo y ¡VIVA ARTIGAS! suman su participación en el libro SON TIEMPOS DE
REVOLUCIÓN publicado por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo en adhesión al
Bicentenario de la revolución de Mayo (1810- 2010) Compilador Germán Ibañez, autores de
NUESTRA AMÉRICA LATINA (Editorial Académica Española Madrid Enero 2012 en
edición digital - e-book´s -) y recientemente el libro ARTIGAS Y ENTRE RÍOS: La parábola
de Artigas, (en las etapas finales de su publicación) y el texto digital TODO sobre ARTIGAS y
E.R, que necesitás saber y nunca te contaron,… aporte de acceso universal y gratuito dirigido a
estudiantes, docentes y público en general como homenajes al Bicentenario del Congreso de
Oriente”
*Presidente de la Junta de Gobierno de La Picada e integrante comisión de asuntos históricos de la
Cooperativa Cultural Puente de La Picada
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A modo de introducción
Allá por los años 2005 y 2007, en pleno proceso de recolección de datos e información,
ocupados en la tarea de investigación de los relatos historiográficos, leímos y seleccionamos
textos fundamentales, para desbrozar el camino hacia “los tiempos de Artigas” y “la gesta
artiguista” (como se la menciona de larga data). El objetivo era rastrear su relación con el litoral
mesopotámico y en particular con nuestra provincia de Entre Ríos, intentando sortear los
encandilamientos y ensombrecimientos, de las leyendas de variados colores y tonalidades. De
nuestras charlas debates y talleres de capacitación, fuimos recopilando una serie de preguntas
que surgían de los participantes, que sistematizadas en una treintena de temas de relevancia,
eran no conocidas o poco conocidas, con información sujeta a polémicas entre afirmaciones y
desmentidas: el lugar y país de nacimiento de don José, su vida familiar, si era bígamo o
polígamo, su historia previa como bandolero o contrabandista, si vivió en las tolderías charrúas,
si fue significativa su presencia en E.R., el motivo y consecuencia del Congreso de Oriente, si
abolió o no la esclavitud, si fue monárquico o republicano, jacobino o anarquista, católico o
masón etc. Como la finalidad de este libro es la divulgación masiva, especialmente dirigida a
docentes y estudiantes, y al público en general, por ello hemos optado por la metodología de
utilizar estas preguntas para brindar respuestas puntuales y ampliar aportando la documentación
y las referencias bibliográficas que permiten informarse, reflexionar y profundizar sobre una
temática tan importante y tan poco conocida y difundida sobre todo en el ámbito educativo y
cultural. En el último semestre de 1814, informados de la presentación de un proyecto de ley
para el reconocimiento del Congreso de Oriente del 29 de Junio de 1815, como la primera
declaración de la Independencia de América del Sur, y por pedido de la Cooperativa Cultural
Puente de La Picada y la Junta de Gobierno de La Picada, (asociación no gubernamental y
institución gubernamental respectivamente) pioneras en la reivindicación y difusión de la gesta
de Artigas y los Pueblos Libres, profundizamos la tarea investigativa, para la compilación de
nuestros escritos sobre Artigas desde la perspectiva crítica latinoamericana, una mirada
geopolítica y cultural incluyendo el protagonismo de los colectivos postergados: Los y las de
abajo. Y aquí compartimos la opinión de la Prof. Ekkert: la referencia espacial - abajo - es la
ubicación en una escala jerárquica de la sociedad colonial y pos independencia, (cuestión
fáctica) que aún observada desde una visión crítica, es una descripción en el lenguaje y la
mirada predominante de la época. Para la consulta especializada apelamos a un trabajo de
intercambio con docentes de Historia: Profesora Gisela Ekkert, Lic. César Ricciardino, Prof.
Dante Pérez, y la Licenciada en Ciencias Políticas Tatiana Richardet. Desde el punto de vista
heurístico, seleccionamos la información necesaria, basándonos en el material documental
compilado para cotejarlo con las fuentes históricas. Tomamos como matriz documental: El
Archivo Artigas* (fuente principal) y como fuentes complementarias: El escenario geográfico
del artiguismo, de María Aurora Capillas de Castellano y María Julia Ardao (Noviembre de 1952
Apartado de la “Revista Histórica” Monteverde S.A Montevideo 1991) Contribución documental para la
historia del Río de la Plata, (Museo Mitre**. Volumen 4, Editor: Coni hermanos, 1913), y Artigas
cronología histórica anotada, (Tomo 2, 1811-1820 Autor: Walter Rela. Editor: ALFAR, 1998.) Y para
registrar puntualmente la presencia en E.R, del jefe de Los Orientales y Protector de Los
Pueblos Libres, seguimos la metodología sugerida por el propio José Artigas en su respuesta al
oficio del Gobierno del 4 de febrero de 1812 donde dice: “Que no informó en particular sobre
el pasaje a la costa occidental porque creyó bastaba con hacerlo figurar en la fecha de sus
oficios”. (Oficio No. 126 - Archivo General de la Nación. Bs As Argentina N° Sala X C.1.A.5 Número 12..Año
1811-1813 FUENTE: Archivo Artigas Tomo Sexto Advertencia de Juan Pivel Devoto.) Esta metodología es
luego utilizada en la cuarta década del siglo XX, por el Prof. Edmundo Narancio, y explicitada
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en su ensayo “Contribución documental para la historia de Artigas y el movimiento de Abril de
1815”, en Anales de la Universidad publicado por la Universidad de la República (R.O.U) en
1949 Allí Narancio dice: “Seguimos los pasos del ejército oriental mediante la compulsa del
lugar en que fué datada la correspondencia de Artigas”. (por ello lo subrayamos). Por otra
parte, además de la relación con la región litoral mesopotámica lo que distinguió a Don José
“Pepe” Artigas, del resto de las personalidades de la primera veintena de años revolucionarios
del siglo 19, fue su coherencia en representar a los y las de abajo. Tal vez este sea su aporte de
mayor relevancia: la construcción del primer frente político social, intercultural, anticolonial y
anti imperialista del siglo XIX, surgido al calor de las luchas político militares en nuestras
tierras, constituyéndose en precursor del federalismo democrático y fundando el populismo
como razón política de América Latina. Tal como hemos elaborado y sostenido esta tesis,
consideramos que su praxis en la continuidad y profundización de la Revolución de Mayo,
marca el inicio del pensamiento político latinoamericano. A ello le sumamos, la relación
particular con nuestra Provincia de Entre Ríos, en general ignorada por la historia oficializada y
parcialmente reivindicada por algún revisionismo, que aún no llega a las aulas y mucho menos a
los institutos y universidades, y por cierto, tampoco al Pueblo. Esta relación analizada desde la
perspectiva crítica latinoamericana posibilita: a) enfocar la mirada sobre el nuevo sujeto político
en construcción (los y las de abajo), trascendiendo las visiones patriarcales, racistas y clasistas
de las corrientes historiográficas tradicionales b) Incorporar el rol protagónico de “los colectivos
postergados” aborígenes (amerindios y afroamericanos), las mujeres y los Pueblos
latinoamericanos. Los y las de abajo, excluídos de los beneficios institucionales, aunque
incluídos en aquella taxonomía de la discriminación que fuera el sistema de castas c) Aportar un
estudio sobre la trayectoria, formación y transformación política e ideológica de Don José
Artigas, ocurrida y transcurrida principalmente en nuestro territorio, a partir del análisis político
de los textos y discursos documentados comparándolos con sus acciones.
Ante la opinión, que ya se ha escrito bastante y en profundidad (basta con leer la Bibliografía
que insertamos) cabría preguntarse por qué agregar otro texto, a tan larga lista. Este no es un
libro más sobre Artigas. Para nuestro equipo, la historia de Artigas es inescindible del proceso
de Los Pueblos Libres. Complejo proceso que analizamos en este trabajo, es emancipador,
autonómico e identitario. Así lo venimos planteando desde los inicios de nuestra tarea
investigativa, en los textos de nuestra autoría escritos desde el año 2006/2007 en formato de
artículos, ensayos, investigaciones y libros publicados (Cfr CV de los autores) y los Apuntes
para nuestra Historia, que se han ido publicando para la Cooperativa Cultural Puente de La
Picada y la Universidad Autónoma de E.R. Desde su título, bastante explícito más allá de lo
simbólico: Artigas y Entre Ríos con el subtitulado: La Parábola de Artigas, se establecen las
comparaciones y diferencias. Así mismo, nos hemos definido para evitar errores, y prejuicios,
como investigadores de los relatos de hechos históricos, (no como historiadores) y analistas
políticos desde una perspectiva crítica latinoamericana, de los discursos y documentos de la
historia de la región litoral mesopotámica y rioplatense.
Utilizamos el formato literario de una parábola, para el desarrollo de la trayectoria de Artigas en
relación con nuestro territorio provincial y la elaboración de la tesis del artiguismo como
populismo revolucionario. Una parábola, en balística - en el campo de la Física - es la
trayectoria que un objeto describe en el espacio, lanzado angularmente hasta alcanzar la máxima
altitud, agotado el movimiento inicial, cae completando un arco semicircular (movimiento
parabólico). En literatura, la voz parábola designa una forma literaria que consiste en un relato
figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no
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es el explícito. Por lo tanto, es un relato simbólico basado en una historia verosímil. La parábola
es una de las formas más simples de la narrativa. Evoca un ambiente, describe acciones y sus
resultados. El período de referencia que abordamos, se corresponde con la primera década
después de la revolución de Mayo, hasta 1820. Tomamos como esquema de desarrollo los tres
momentos de la parábola Polémico inicio y transformación, (1810-1813) Auge y esplendor,
(1814- 1819) Declinación y caída final (1820) que junto con Arqueología del artiguismo y la
historia previa de Artigas (1764 – 1810), son los grandes títulos de nuestra aproximación, a
este líder de la región litoral mesopotámica y rioplatense. El contenido por el necesario recorte y
focalización en la relación de Artigas con E.R y la singular vinculación con los y las de Abajo,
esta enfocado en momentos clave y reforzado en documentación probatoria, fruto de nuestra
tarea investigativa, registrada en respectivos informes. Originalmente tenían el formato de
ensayos acerca del contenido igualitario, intercultural identitario y emancipador desde lo
político, económico y social aportado a la auténtica revolución de Mayo, que fue la revolución
de los pueblos del Litoral mesopotámico y rioplatense.
Quizás, como diría Rodolfo J. Walsh, esta es la breve pero intensa trayectoria de un hombre que
se animó y terminó siendo protagonista de su tiempo. En síntesis José Artigas, luego de un
incidente con su jefe español el Brigadier Muesas deserta el 15 de febrero de 1811 y se retira
desde Colonia del Sacramento junto al Teniente Rafael Hortiguera el cura de aquel lugar De La
Peña y un negro – afroamericano para nosotros/as - el tío Jorge, adhiere a la revolución en su
paso por Nogoyá, donde es recibido por el Comisionado provisorio Mariano Aulestia
identificado con la causa patriota, el día 25 del mismo mes. Poco después emprende viaje a
Buenos Aires. Como cierre de la parábola de su vida, así como la trayectoria política de José
Gervasio Artigas comienza en su pasaje y estadía en Entre Ríos, en 1811, será también en
nuestra provincia a través del enfrentamiento con su ex lugarteniente y caudillo territorial,
Francisco “Pancho” Ramírez, que se dá punto final al liderazgo de Artigas y al sistema de Los
Pueblos Libres. Acompañado desde siempre por afroamericanos, indios y criollos también lo
hará en su declinación, solo le queda la compañía de un puñado de lanceros y lanceras negros,
en su momento más penoso de derrota y exilio. Aquel anhelo expresado en clave poética por el
famoso “Ansina”, firme compañero y amigo leal, respetado jefe religioso de los cambá cué –
afroamericanos que lucharon junto a Artigas – no se cumplió: “Volverá a enrojecer nuestro
ceibo notable, será la hora de volver!”. Después del Tratado del Pilar nada volverá a ser como
antes.
*Archivo Artigas: archivo histórico en la República Oriental del Uruguay, creado por la Ley Nº 10.491 (13 de
junio de 1944), compilación y publicación de todos los documentos históricos en original o copia, relacionados
con la vida pública y privada de Artigas, Fundador de la Nacionalidad Oriental y Prócer de la Democracia
Americana”. Desde 1944 hasta 1950 se enviaron investigadores e historiadores a la Argentina y otros países
con la finalidad de recopilar toda la documentación Entre 1950 y 2005 se han publicado 36 volúmenes que
contienen la documentación encontrada.
** Prof. Edmundo Narancio (Montevideo1916 – 1980): Durante la dictadura cívico-militar entre el 27 de
octubre de 1973 y el 27 de febrero de 1985, la Universidad de La República, tuvo “rectores interventores”
Edmundo Narancio fue el primero de ellos. Inició su actividad como profesor en el Instituto Alfredo Vázquez
Acevedo (IAVA) en 1936. Integró al cuerpo de docentes en la Facultad de Humanidades y Ciencias, y fue jefe
de la misión a Bs As en búsqueda de documentación para el A.A. Llegó a ser el director del Instituto de
Investigaciones Históricas, IIH (1954-1963). Denunció la “infiltración marxista” en la UDELAR, desde las
páginas del diario El País. En junio de 1973, aceptó ser ministro de Educación y Cultura, y a partir del 28 de
octubre, la intervención universitaria. En 1975 renunció, pero en 1978 fue embajador en Naciones Unidas,
hasta 1980. Narancio falleció en 2001, siendo presidente del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay.
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PARTE PRIMERA
1º LA HISTORIA PREVIA.
Pregunta: ¿Por qué arqueología del artiguismo?
Arqueología del artiguismo. Tomamos el gran tema que planteara Foucault en aquel texto
polémico aunque riguroso, “La arqueología del saber”, abordamos la discontinuidad en la
historia, la transformación y el establecimiento de fenómenos de rupturas; a la vez que
enfocamos los momentos en que aparece lo nuevo, como cambio revolucionario. La
“arqueología” estudia los discursos, apuntando a las condiciones de posibilidad que permiten
que, en determinado momento, surjan unos enunciados y no otros. Estas formaciones
discursivas, constituyen espacios entre transformaciones del saber, que no son cortes abruptos
sino que aparecen paulatinamente. El método arqueológico, transforma al documento en
“monumento”, y se trabaja sobre un conjunto de documentos a los que organiza, distribuye y
ordena, estableciendo series y relaciones. Esta perspectiva permite ver cómo se generan
transformaciones (mutaciones según Foucault) a partir de las cuales se registran cambios en el
campo de las ideas. Esta idea de ruptura y discontinuidad (en oposición a un esquema histórico
lineal) coloca en un lugar central al acontecimiento, concebido como efecto (no causa) de un
proceso de lucha de fuerzas y que, a su vez, va a producir consecuencias a lo largo del tiempo.
En un ensayo aún inédito, que lleva por título Arqueología del artiguismo, comenzamos por
recordar que en el anterior libro Nuestra América Latina, escribíamos: “Para definir conceptual
y metodológicamente la búsqueda de los orígenes del pensamiento rioplatense y americanista,
intentando fundamentar nuestra tesis sobre la existencia, vigencia y proyección de una mirada
centrada en Nuestra América, encontramos a la personalidad descollante de la revolución de
Mayo de 1810; Mariano Moreno. Iniciamos la exploración de los textos, discursos y proclamas,
analizando palabras utilizadas como indicadores: decidimos trabajar las categorías “Libertad”,
“Igualdad”, “Federación” Independencia “Confederación”, “Constitución” y “Pueblo(s)”, pues
los consideramos, términos paradigmáticos de la interacción entre instituciones y sujetos
sociales en los discursos políticos que analizamos. Entendemos “discurso” como lenguaje en
uso o interacción verbal, lo que significa a su vez una comunicación de creencias y una
interacción social. (Van Dijk, 1996: p23.), siempre contextualizado en el lenguaje de la época.
Entendemos que el trabajo interdisciplinario – entre ciencia política, historia y análisis del
discurso - es la mejor manera, de transitar y resignificar, los estudios sobre las ideas políticas en
el Río de la Plata y América latina. En el libro Nuestra América Latina, detallamos nuestros
registros de inicios del populismo en nuestra América Latina, centrados a fines del siglo XVIII,
en los Andes altoperuanos con la insurrección de Tupak Amaru II y Micaela Bastidas
Puyukawa, acompañados por Diego Cristóbal Tupac Amaru y Tupak Katari y Bartolina Sisa.
La Otra historia con la presencia de nuestros Otros
Como antecedentes remotos, además de citar una larga lista de rebeliones de pueblos originarios
de América y de África, - incorporamos los registros de la Otra en la historia de América, para
ir aportando a una historia con mujeres (nuestras Otras). Luego destacamos el proceso de los
frentes político sociales, interculturales y anticolonialistas, precursores no tan remotos del
populismo revolucionario de José Artigas. Así, analizamos la rebelión de los plateros de Alejo
Calatayud en 1730, la rebelión de los comuneros paraguayos 1731, la Guerra guaranítica
1754/56, la insurrección de Tupac Amaru II, Micaela Bastidas, Tupac Catari y Bartolina Sisa y
el último líder popular triunfante y luego traicionado Cristóbal Tupac Amarú (1780/83). Como
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consecuencias del avance de la conquista y la colonización se va conformando una abundante
mano de obra esclava, sirviente y explotada de criollos/as pobres, afroamericanos/as y
amerindios/as y sus mestizajes.: el sistema de castas, la mano de obra colonial. Con estos
antecedentes enfocamos nuestra tarea investigativa, para rastrear y leer como los baqueanos,
descubriendo en los rastros, las huellas de los y las de abajo en la historia de la región litoral
mesopotámica y rioplatense y encontramos, indefectiblemente, a Don José Artigas y Los
Pueblos Libres, a nuestro entender la más alta expresión de la auténtica Revolución de Mayo.
Pregunta: ¿Cuál fue la relación de Artigas con los indios?
Los aborígenes y Artigas. Los originarios de acá - amerindios/as - y de allá afroamericanos/as - integran junto a las mujeres, lo que la Prof. Balbi dió en llamar “los
colectivos postergados”, que se incorporan masivamente (caso único en América del Sur) como
pueblo en armas, a lo que Artigas denominó “Ejército nuevo”. De los originarios de acá, los más
conocidos: Chanás. Según algunas fuentes Blás Basualdo e Isabel Velásquez eran de origen
Chaná. Charrúas y Minuanes: El caciquillo Manuel, (charrúa) Domingo Manduré (minuán)
Guaraníes: Andresito Guacurary y Artigas. Javier Siti, Matías Abacú, Pantaleón Sotelo
Abipones: el diputado Sebastián, Guaycurúes: el cacique José Benavidez
Pregunta: ¿Artigas abolió la esclavitud? Cuál era la relación con los negros esclavos?
En cuanto a los esclavos negros, el jefe del apostadero naval de Montevideo – el capitán de
navío Salazar - denunciaba en 1811, que sólo quedaban unos 25 o 30 esclavos, ya que alrededor
de mil se habían fugado e incorporado al ejército de Artigas. El compatriota oriental de la Patria
grande Gonzalo Abella, es a nuestro entender quien mejor lo explica. Artigas por una cuestión
práctica y política, no abolió la esclavitud. 1º Como bien decía Ansina todo esclavo o esclava
que ingresaba al ejército de Artigas era libre. 2º Dentro del frente anticolonial y anti imperialista
oriental había muchos hacendados y familias pudientes de Montevideo que tenían sirvientes y
esclavos, por ello, no podía generarse un choque interno de intereses. Pero como afirma
Gonzalo Abella ( ) en el caso de Ana Gascue sentó jurisprudencia. Ana era una esclava que fue
a verlo a Purificación desde Montevideo, para pedir por su propia libertad. Dijo Artigas: En
tanto no se hagan las leyes de la libertad, “siempre debe facilitarse el triunfo concreto de la
libertad sobre la oprobiosa esclavatura”. Y Ana Gascue fue libre.
Pregunta: Entonces la mayoría de las tropas de Artigas eran negros o afrodescendientes?
O ¿Eran gauchos?
También se dice que hubo un estado mayor afroamericano (moreno y pardo) de Artigas
integrado por Joaquín Lenzina (“Ansina”, especie de “chamán” de la comunidad), y Manuel
Antonio Ledesma, jefe político militar, que siguió liderando a la comunidad negra y años
después llegó a ser elegido alcalde en la población paraguaya de Guarambaré. Otro importante
“pardo” fue Encarnación Benitez, caudillo artiguista de los pagos de Soriano.
¿Eran gauchos?
Con respecto a que las tropas de Artigas eran gauchos, entre las consecuencias de la conquista y
la colonización, una fue la conformación de una abundante mano de obra esclava, sirviente y
explotada, de afroamericanos/as, amerindios/as, criollos/as pobres y sus mestizajes, la mano de
obra colonial. De este mestizaje conocido como el sistema de castas, va surgiendo un nuevo
sector que Artigas identifica como paisanos rurales/as, pero que el folclore regional y
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tradicionalista denomina gauchos y chinas o paisanas. Recordemos que la necesesaria
movilización de milicias urbanas y rurales ante las invasiones británicas posibilita un fenómeno
singular en el Río de La Plata que tendrá un importancia relevante en el proceso ulterior de la
revolución en la región litoral mesopotámica y río platense: el protagonismo de los y las de
Abajo en la formación del nuevo sujeto político popular. Dos autores desde posturas
contrapuestas, inicialmente Fernando Assunçao a fines de los 50 (Génesis del tipo gaucho en el Río
de la Plata: Montevideo Conferencias pronunciadas en el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay 1957)
y otro en este siglo, Gonzalo Abella, (Cfr Bibliog. 2004) dan pié a la argumentación de esta
denominación a partir de un análisis socio cultural aportado por Assunçao “la gauchería” con
notables resminicencias a su origen en la frontrera de Uruguay y Brasil. (Río Grande do Sul
mantiene una fuerte tradición gaúcha) Cabe aclarar para aventar todo tipo de dudas que José
Artigas jamás llamó gauchos a sus paisanos, suponemos por la mala fama del término usado
desde el siglo XVII y VIII, de manera despectiva y descalificativa (gauderio, camilucho, peón
faenero, gaucho) el revisionismo tradicional nacionalista y rosista (por Juan Manuel de Rosas) a
partir de la reivindicación de Martín Miguel de Güemes y su sistema popular “el fuero gaucho”
popularizaron el término, como construcción tardía por lo que se llama gauchos en general a las
tropas de los caudillos federales.
La OTRA en la Historia
Historia con mujeres. Artigas y las mujeres El estudio de la vida intima del General José
Artigas (1764-1850) ha resultado ser enormemente dificultosa, probablemente por haber sido
éste prácticamente elevado a una especie de mito “deshumanizado”. Lo cierto es que Don José
tuvo varias compañeras a lo largo de su vida con las que engendró varios hijos por los que se
preocupó en forma constante tal y como lo revelan las diversas cartas y documentos. Cabe
aclarar que varias veces Artigas, como era costumbre de la época, actúa en una suerte de
padrinazgo ofreciendo su protección y cuidado a niños, que luego portaron su apellido sin tener
vínculo biológico con él.
1786 Artigas y una mujer charrúa: la madre del Caciquillo. La descendencia de Artigas con
una mujer charrúa fue investigada por el periodista y escritor uruguayo Carlos Maggi en su obra
“Artigas y su hijo el Caciquilllo”. El niño, de nombre Manuel, habría nacido hacia el año 1786,
siendo, aparentemente, el primogénito del futuro jefe de los Orientales Libres. De una relación
entre Artigas y una mujer charrúa o minuán, habría nacido Manuel, “El Caciquillo” o Cacique
Manuel Artigas. En el año 2005 accedimos vía internet a un artículo del periodista y escritor
oriental Carlos Maggi (1922) publicado en El País el 9 de enero de 1994 con el título Un héroe
llamado Caciquillo, este autor inicia su texto extractado de su libro "Artigas y su hijo el
Caciquillo", (Ed. Fin de siglo, Montevideo, 1992) con innegable oficio narrativo “Hay una biografía
india de José Artigas que todavía no pudo entrar a los textos de enseñanza. Y sin embargo es en
esa relación con los charrúas donde están las claves para entender su vida y su revolución.(…)”
Este texto aportó importantes datos para nuestras investigaciones no sólo para poner ante la
mirada del gran público encandilado por la historiografía oficial porteña, - la historia llena de las
ausencias planificadas de los y las de Abajo -, sino y fundamentalmente para abrir a los ojos de
investigadores/as sobre los rastros perdidos del sujeto nacional y popular en construcción,
Informa Maggi que en 1945, estaba con Flores Mora, en Buenos Aires, trabajando como
ayudante de investigador del Archivo Artigas. Edmundo Narancio, que era el jefe de misión,
encontró entonces una carta de Artigas, que se microfilma y remite a Montevideo. Agrega el
periodista uruguayo “Esa carta, dirigida a un indio charrúa de Setiembre del 1812 dice:
"Cuando tengo el gusto de hablar al noble cacique don Manuel Artigas, lo hago con toda la
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satisfacción que me inspiran sus dignos pensamientos. Yo estoy seguro de estar siempre con
vos, así como vos debés siempre contar conmigo. Nada habrá capaz de dividir nuestra unión y
cuando los enemigos se presenten al ataque, nos verá el mundo ostentar nuestra amistad y la
confianza que mantenemos. Yo estoy convencido de tus buenos sentimientos; por ellos y por las
demás condiciones que te adornan, será siempre un amigo tuyo y de los que te siguen, tu padre,
Artigas". Además de este rescate clave, del periodista investigador Maggi, sobre la relación
documentada de Artigas con los Charrúas y la existencia de su supuesto hijo “el Caciquillo
Manuel Artigas”, el artículo aportó datos fundamentales 1) En 1945 una misión oficial uruguaya
estuvo en Buenos Aires investigando documentación para el Archivo Artigas. Se encontró
entonces, una carta de Artigas, - “absolutamente extraordinaria”, dice Maggi - que hicieron
microfilmar y enviaron a Montevideo. 4) Que el jefe de la misión reclama más tarde “en el
Archivo Artigas, tomo décimo, pp 185 -186, se publica el documento de (Baltasar) Vargas a
Sarratea (…) pero se omite la carta de Artigas al cacique indio, de obvio interés".
1792 Artigas y una mujer anónima De la unión de Artigas con una mujer cuyo nombre se
desconoce nace el niño Pedro Mónico. Este niño viene al mundo en el año 1792, siendo
bautizado en la ciudad de Las Piedras. Fue criado por los padres de Artigas como su nieto
favorito. Cuando Martín Artigas, padre del Protector, piensa que está cerca de su muerte deja el
siguiente testamento: “...es mi voluntad que, del quinto de mis bienes, se le den 200 pesos a un
niño que he criado llamado Pedro Mónico y que del quinto de mi finada esposa de le den otros
200 pesos...”. Este testamento, del año 1806, no se llega a ejecutar, pues Martín Artigas
recupera la salud.
1791 a 1804 Isabel Sánchez Velásquez.
La primera mujer de Artigas de que se tenga conocimiento documentado es Isabel Sánchez
(nacida hacia 1760) quien fue su amor de juventud y vecina de Villa Soriano. Isabel Sánchez
estuvo casada hacia 1779 con Julián Arrúa con el que tuvo cinco hijos reconocidos. Julián Arrúa
pertenecía a la milicia y luego de dejar las armas fue peón de campo y luego de tropas arriando
ganado: “Su patrón había confiado su empresa a un joven montevideano con cinco años de
experiencia en esa clase de trabajo, famoso por su ascendiente personal entre el paisanaje.
Emparentado con prestigiosas familias de Santo Domingo Soriano, el joven frecuentaba en sus
vacaciones ese pueblo, asiento de una sociedad democrática que ejercía sobre él atracción
irresistible. Llamábase José Artigas” (Cfr Bibliog. Santos Pírez 2002) Separada de su primer marido
Isabel Sánchez y José Artigas se enamoran y de dicho amor nacerán cuatro criaturas nacidos en
la Villa de Soriano: Juan Manuel (3 de julio de 1791), María Clemencia (14 de agosto de 1793),
María Agustina (4 de agosto de 1795) y María Vicenta (24 de octubre de 1804). Como se puede
observar el romance se prolongó por un largo período de tiempo: entre el primer y el último de
los hijos conocido media un lapso de casi tres lustros; 1791 a 1804.
1805 Rosalía Villagrán su prima
Al fallecer Isabel Sánchez, Artigas solicita licencia en su campamento de Tacuarembó Chico
para contraer matrimonio, arreglado a la usanza de la época, con su prima Rosalía Rafaela
Villagrán. La boda se llevó a cabo el 31 de diciembre de 1805 Al tener un parentesco
relativamente próximo, el cura les encomienda mantenerse en la oración, persignarse, etc.
(arrodillados) por tres semanas. Del matrimonio nacerían tres hijos, un varón y dos mujeres que
mueren a los pocos meses de nacidas, sus nombres fueron: José María, Francisca y Petrona. Su
matrimonio fue destruído, en parte, por la enfermedad mental que afectaba a su esposa
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(alucinaciones, manías persecutorias, etc.) producto de una fiebre puerperal en una época donde
los medios antisépticos eran desconocidos; su esposa sería cuidada por una tía de Artigas.
Rafaela Rosalía Villagrán, muere finalmente, en Montevideo en el año 1824. A partir de ese
entonces se desarrolló en el Uruguay la idea de que el pasado de Artigas, previo a la época
libertadora era oscuro, que faltaban datos, así como la época en que éste vive en el Paraguay: los
datos fueron recortados para armar una historia que luego se repitió en los distintos libros de
textos.
Los puntos de inflexión: las Invasiones Británicas y Mayo de 1810
A mediados de la primera década del siglo XIX planteamos como relevantes desde la
perspectiva crítica latinoamericana, un par de puntos de inflexión en la historia previa de
Artigas y Los Pueblos Libres, ambas referidas a la formación de una masa crítica como nuevo
sujeto político en construcción, el Pueblo: Las invasiones británicas y La revolución de Mayo.
Esa masa crítica movilizada por el protagonismo adquirido en las Invasiones Británicas, marca
la aparición en el escenario político del río de la Plata de una nueva moral de la emergencia que
comienza a presionar, por una mayor participación en los beneficios políticos y económicos de
la elite criolla que por razones sociales y culturales intenta, imponer la razón patriarcal, racista y
clasista de la clase propietaria terrateniente y comerciante de las ciudades puertos de
Montevideo y Buenos Aires.
Nuevas miradas
Desde hace algún tiempo las luchas contra los invasores británicos en 1806 y 1807, se
entienden, no como la causa de la revolución de Mayo y de la Independencia; como sostenían
algunas corrientes vinculadas al mitromarxismo, sino como un antecedente de la construcción
del sujeto político colectivo pleno de participación popular. Hombres mujeres y niños, criollos,
aborígenes y afroamericanos se unieron primero: para recuperar Buenos Aires del sometimiento
británico y luego para enfrentar y derrotar la segunda invasión. Dentro de este marco general, se
dió la actuación de algunos futuros caudillos federales, como José Gervasio de Artigas, Capitán
de Blandengues, Martín Miguel de Güemes, alférez del regimiento Fijo de Buenos Aires, Juan
Bautista Bustos, Capitán de Arribeños, y Juan Manuel de Rosas de 13 años, auxiliar agregado
de artillería en el regimiento de Migueletes, dijeron presente, en la Reconquista y la Defensa.
Cada uno de ellos recibe de esa actuación, elementos y empuje que les son útiles en su carrera
política posterior. Así, en las calles de Buenos Aires los tres futuros jefes provincianos, junto al
porteño Rosas, pelearon por la ciudad con sentido de país, manteniendo como ideal
irrenunciable de su federalismo, la inclusión de Buenos Aires por su importancia en el total del
país, y si chocaron con la ciudad-puerto fue cuando los partidos centralistas reemplazaron esa
función histórica, con la disfunción de una capital privilegiada y avasallante, provocando la
justa rebelión, o el plan de capital en Córdoba, como fue el caso de Bustos, Pero también la
necesidad de incrementar fuerzas para la reconquista obliga a recurrir a la movilización de
milicias urbanas y esto como veremos más adelante posibilita un fenómeno singular en el Río
de La Plata que tendrá un importancia relevante en el proceso ulterior de la revolución en la
región litoral mesopotámica y río platense: el protagonismo de los y las de Abajo en la
formación de el nuevo sujeto político popular.
Primera Invasión (1806) Llegan los británicos
En 1806, el Imperio británico, envía desde la ciudad del Cabo, en África del Sur, que acaban de
ocupar, seis navíos que cruzan el Atlántico sur y arriban a Quilmes en el mes de julio (según un
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plan elaborado en colaboración con el revolucionario Francisco Miranda). El general Carr
Beresford reúne bajo sus órdenes una tropa de 1.500 hombres. El desembarco en Quilmes a las
órdenes del general Beresford, es realizado el 25 de junio de 1806. En esa madrugada los
cañonazos disparados desde la Real Fortaleza anunciaron a la población de Buenos Aires la
proximidad de una fuerza invasora inglesa. Esa mañana la copiosa lluvia no impidió que el
pueblo concurriese a la fortaleza con más celeridad, buscando armas para luchar. No fueron
solo los milicianos, si no también voluntarios entre los que se encontraban jóvenes de poca
edad que carecían de autorización paterna.
Mujeres y niños ingleses
Entre las fuerzas que desembarcaron estaban la banda de gaiteros escoceses, con banderas
desplegadas bajo la lluvia, un batallón de Italianos comandado por el mayor Burke, 36 artilleros
chinos y numerosos soldados alemanes, además del famoso regimiento 71 de cazadores
escoceses a la orden del teniente coronel Denis Pack, quién contaba con 32 oficiales y 857
hombres de tropa y más de 60 mujeres y 40 niños, ya que las compañías mercantiles y
financieras que sostenían las expediciones militares comerciales, permitían a los soldados que se
casaran. Estas tropas fueron las que enfrentaría el subinspector general del Virreinato, coronel
Pedro de Arce quien se encontraba al frente de 400 milicianos y 100 blandengues con 2 cañones
y un obús. Al día siguiente (26 de junio de 1806), se produce el combate de Quilmes, tratando
infructuosamente el coronel de Arce, detener la avanzada inglesa, siendo superados en número y
pertrechos, dirigiéndose el General Guillermo Carr Beresford al Puente de Gálvez (Barracas), al
que los defensores le habían prendido fuego. Los españoles disponen de pequeños efectivos y
el virrey Sobremonte huye de Buenos Aires, para instalarse en Córdoba.
La movilización de milicias urbanas abre la participación.
Desde Montevideo, donde está establecido con su hermano, Santiago Liniers organiza la
reconquista de Buenos Aires. Para ello recurre a la movilización de milicias urbanas. Un
destacamento de 1000 hombres sale de Colonia en pequeñas embarcaciones, y cruza el Rio de la
Plata hasta el río de las Conchas (llamado desde entonces Reconquista). Desde San Isidro, las
tropas avanzan hasta Chacarita y de allí a la plaza de Miserere (plaza Once), se lucha en las
calles del centro, tramo a tramo, pero Beresford no se rinde. Finalmente (sin entrar aquí en los
detalles de la batalla) los habitantes de Buenos Aires obtienen la victoria. Con las armas
recuperadas del enemigo, se organizan varios batallones: patricios, arribeños, patriotas de la
Unión, indios, pardos, morenos, artilleros, vizcaínos, montañeses, esclavos. La simple
enumeración muestra claramente la importancia de las castas en la resistencia armada.
Pregunta: ¿Artigas actuó en la invasiones inglesas?
1806 Artigas en la resistencia a la invasión a Buenos Aires El gobierno de Montevideo
impactado al saber la noticia organiza casi improvisadamente una expedición para reconquistar
la capital del virreinato. Artigas que había sido reincorporado a los blandengues en donde pasó
los primeros años de su carrera, ve salir a sus camaradas sin poder acompañarlos porque su
regimiento queda en la banda Oriental ante el temor de algún ataque de las fuerzas británicas.
Entonces se presenta al gobernador y le ruega que aunque no pueden ir los blandengues, se le
permita a él agregarse a los defensores. Huidobro accede a su pedido y le da un pliego para
Liniers encargándole que mande con el portador la noticia de la victoria o la derrota. Artigas
marcha, alcanza al ejército en los Corrales de Miserere, pelea en el Retiro y en la Plaza Victoria,
y luego de la rendición de Berresford, se embarca en un bote, naufraga, llega nadando a la orilla
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y se dirige a Montevideo donde entrega al gobernador la ansiada noticia. De esta verdadera
hazaña da cuenta en clave poética su inseparable Ansina* “Con Artigas los alcanzamos/ En los
Corrales del Miserere/ Junto al Retiro combatimos /En el triunfo de los Migueletes./En la Plaza
de Armas presenciamos/ La rendición de los ingleses/ El parte de la victoria llevamos/
Naufragando, sin pensarlo dos veces./El nuevo escudo de Montevideo,/ Lleva las banderas
arrebatadas,/ Recordando la hazaña que pondero:/ "La muy fiel y reconquistadora". (*) Ansina
me llaman y Ansina yo soy... (varios autores), ROSEBUD EDICIONES-1996 Montevideo)
1807. Segunda invasión británica. Ataque a Montevideo
Volvieron los ingleses por capricho, / A las playas blancas del Plata, / Como perro a la cueva del bicho, / Que
excava ansioso con las patas. / Salimos en busca de los mastines, / Traían tambores y gaiteros. / ¡Parecían
disfrazados de arlequines, / Con la cara roja y muy serios!
(*) Ansina me llaman y Ansina yo soy... (varios
autores), ROSEBUD EDICIONES-1996 Montevideo)
“En esta noche horrorosa no solo robaron ropa, alhajas y utensilios hicieron pedazos los
muebles y todo lo que no les era útil, destrozarom muchas efigies e imágenes Santas en las
casas(…)registraron sin ningún ruborlas mujeres por si tenían algún dinero oculto, y a algunas
le quitaron parte de la ropa(…) abusando de otras por fuerza sin respeto a las lágrimas,
suplicaciones, ni a la edad avanzada ni a la virginidad” ( Vecinos de Maldonado al Cabildo de
Montevideo 24 de Julio 1807). Cuando a Montevideo le toca resistir la agresión extranjera, José
Artigas ocupa un lugar en las luchas hostilizando a la división inglesa que se posesiona de
Maldonado; se opone a su desembarco en el Buceo y, en vez de huir al campo como la mayoría,
se repliega a la plaza participando en la defensa durante todo el sitio. Participa en el combate del
Cardal, habiéndose comportado él y sus compañeros en todas estas acciones, según informa su
jefe el comandante Ramírez de Arellano, "con el mayor enardecimiento y sin perdonar instante
ni fatiga". Asaltada y tomada la plaza de Montevideo el 3 de febrero de 1807, Artigas no se
entrega, se embarca para el Cerro y sigue hostilizando a los ingleses en los seis meses que la
ocupan la ciudad.
1807 Entre Ríos y las Invasiones inglesas
El 22 de enero de 1807 en la segunda invasión inglesa al Río de la Plata, 241 milicianos de
Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay partieron a Montevideo al mando del
ayudante mayor José Pérez (Urquiza se hallaba enfermo): Compañía de Concepción del
Uruguay, 125 hombres al mando del capitán, Joaquín Vilches. Compañía de Gualeguaychú, 45
hombres al mando del teniente Valentín José de Sopeña. Compañía de Gualeguay, 68 hombres
al mando del capitán Nicolás Taborda. Luego se le sumó la milicia de Nogoyá que llegó al
campamento del Perdido el 13 de febrero de 1807 y fue destinada a la estancia del Rosario. Ante
la ocupación británica de Montevideo, estas milicias fueron desplegadas en torno a la ciudad
para cortar los suministros. Se conserva el nombre de algunos de los soldados nogoyaenses que
lucharon contra los ingleses: Josef Correa de 30 años, casado; Lucio Barrios de 32 años, soltero;
Dionisio Moreira de 27 años, casado; Romualdo Escudero de 24 años, soltero; Miguel
Gerónimo Nuñez de 24 años, soltero; Manuel Moreno de 30 años, casado y Policarpo Ramírez
de 34 años, soltero.
Derrotados en su intento de invadir Buenos Aires y evacuado Montevideo, los ingleses se van
militarmente del Río de La Plata para seguir a través de su aliado portugués instalado en Brasil
incidiendo política y comercialmente en las elites porteñas de ambos lados del antiguo río de
Solís. Artigas retoma su vieja tarea de blandengue, persiguiendo delincuentes, indios alzados y
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portugueses, pudiendo escribir con razón en 1809 a su suegra: "Aquí estamos pasando trabajos
siempre a caballo para garantir a los vecinos de los malhechores".
Otra bisagra en la arqueología del artiguismo. Mayo: la Otra Historia
La historiografía liberal ha presentado la revolución de Mayo como independentista, inspirada
en el liberalismo europeo e influenciada por los oficiales y comerciantes ingleses, derrotados
por el pueblo de las Provincias Unidas en armas, pero en realidad triunfantes en el plano
económico comercial. Por su parte, los autores de tendencia reformista afirman que la
colonización fue feudal y que paralelamente a la clase terrateniente reaccionaria, se formó una
capa de comerciantes y profesionales de las capas medias progresistas que encabezaron la
revolución de 1810, inspirados en el programa democrático burgués de la Revolución Francesa.
Las tendencias críticas marxistas tradicionales han sostenido una mixtura de ambas posiciones,
afirmando que el proceso comenzó bajo la conducción de la burguesía comercial progresista,
pero que esa dirección política fue desplazada por la clase terrateniente agroexportadora que
bloqueó las posibilidades de un desarrollo capitalista en la región y en todo nuestro continente.
Coincidimos con el maestro Norberto Galasso quien afirma que; casi todas estas
caracterizaciones parten de supuestos falsos. La revolución política de Mayo impulsó un frente
democrático contra el absolutismo reinante, en un principio defendiendo la pertenencia de las
Provincias Unidas a la corona de España invadida por Napoleón y a su monarca prisionero
Fernando VII. Al poco tiempo, la tendencia más radicalizada en ese frente (los morenistas)
fueron derrotados (18/12/1810 y 5/4/1811), consolidándose una burguesía comercial anglo
criolla, basada en el puerto único y el control de la Aduana, que se apoderó del poder y
traccionó el objetivo inicial hacia sus propios intereses, como después se demostrará en el
enfrentamiento de José Artigas y los Pueblos Libres, contra el centralismo porteño. Tan intensa
ha sido la tergiversación de nuestra historia, implantada por el liberalismo mitrista, reactualizada
por la historia social después de 1955 e instalada como criterio académico de autoridad en las
altas casas de estudios a partir del retorno de la democracia en 1983 y con tantas limitaciones,
por parte del revisionismo tradicional para cuestionarlo que, hoy, más de doscientos años
después, los argentinos discutimos todavía la naturaleza de la Revolución de Mayo.
Pregunta: ¿Qué significó Buenos Aires, la hermana mayor de las provincias?
El proyecto político revolucionario, en gestación mucho antes de 1810, pero naciente en la
últimas semanas de Mayo de 1810, llegó a plantearse, que Buenos Aires como “hermana mayor
de las provincias” debía ser depositaria del gobierno central. Si bien la posición centralista
porteña comienza a construirse en estos debates, rescatamos las posiciones de J. J. Castelli y
Mariano Moreno al respecto. Juan José Castelli, opinó sobre esta tesis “Aspirar al mando
exclusivo de las demás provincias y renovar en nuestro continente el sistema metropolitano,
adoptado por la antigua España, sería un error contrario a los principios que sirven de base a
nuestra constitución, y a nuestro patriotismo sería un problema; más claro no haríamos más
que imitar a los mismos tiranos que detestamos.” A lo que Mariano Moreno concluía” El país
no sería menos infeliz por ser hijos suyos los que gobernasen mal.” A fines de 1810 derrotada
la tendencia revolucionaria en el seno de la Junta, exiliado Moreno y fallecido en alta mar,
perseguidos sus seguidores, con la conducción de José Artigas los orientales, entrerrianos,
santafecinos, correntinos y misioneros, sumados a los cordobeses, conformábamos la Liga de
Los Pueblos Libres como continuidad y profundización del movimiento político democrático de
1810, que Buenos Aires fue la primera en abandonar, apenas año y medio más tarde, a partir de
1811.
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Pregunta: fue una revolución? O ¿Sólo un cambio político?
Preguntas y precisiones Algunos aportes basados en la teoría crítica, cuestionan la
denominación de revolución a los sucesos de Mayo de 1810, sosteniendo que existe sólo
revolución cuando se modifican las relaciones económico sociales de producción y desde esa
óptica, no lo sería. Pero en países con larga historia de dependencia es también revolución
aquella que consiste en la liberación nacional respecto a la opresión extranjera (de otro modo,
no serían revolucionarios ni Sandino, ni Martí, por ejemplo, por no ser socialistas). Y asimismo,
también lo es cuando un sector social oprimido desplaza del poder a otro - que lo oprime promoviendo un progreso político, económico y social. Se trató pues, de un cambio político
revolucionario democrático que desaloja del poder a una minoría absolutista y reaccionaria (el
virrey, su burocracia y los comerciantes monopolistas) privilegiada por la monarquía española,
reemplazándola por una Junta Popular cuyos integrantes nacen de la voluntad expresada en la
Plaza histórica, donde sus activistas fueron entre muchos un cartero: Domingo French, un
empleado público: Antonio Beruti, un trabajador gráfico: Agustín Donado y otros de las capas
sociales más humildes como ellos, de la misma manera que participaron activamente las
mujeres. Esto se produjo no porque conspirasen los grupos criollos entre sí sino porque la
América Española por el territorio continuo, el mismo idioma, el mismo origen, semejantes
costumbres y cultura, era casi una nación aunque producto de una imposición colonialista. Por
esta razón, Moreno envía un ejército al Alto Perú, otro al Paraguay y aconseja sumar a Artigas
en la Banda Oriental, con claro sentido hispanoamericano. La historia oficializada ha venido
imponiendo que el sector que impulsó los acontecimientos de la semana de mayo de 1810 fue la
llamada `gente decente`, de la ciudad. En verdad las actas del Cabildo Abierto del 22 de mayo
demuestran que la gente acaudalada votó a favor de que continuase el Virrey, tanto los Martínez
de Hoz, como los Quintana y todos los “señorones” dueños de esclavos, así como la jerarquía
eclesiástica (obispo Lué). Fueron "los chisperos", "los manolos", los activistas de la plaza (a los
ya mencionados, cabe agregar a Francisco Planes, los curas Grela y Aparicio, y militares
oficiales como Terrada, Martín Rodriguez (y a empujones Cornelio Saavedra) junto a un grupo
de profesionales de sectores medios (Moreno, Belgrano, Castelli, etc.), quienes protagonizaron
el suceso revolucionario.
Un proyecto de liberación y progreso económico social
Tenían efectivamente un proyecto y se expresó en el Plan de Operaciones: expropiar a los
mineros del Alto Perú, crear fábricas estatales de fusiles, armas blancas y pólvora, liberar a los
esclavos y concluir con el tributo que se le imponía a los indios, abolición de instrumentos de
tortura y de títulos de nobleza, libertad de pensamiento y de imprenta, en fin, aquello que los
últimos morenistas sancionaron en la Asamblea del año XIII cuando temporariamente lograron
recuperar el poder del cual había sido expulsado Moreno el 18 de diciembre de 1810, para
después morir, presumiblemente envenado, el 4 de marzo de 1811.
Un antecedente de equidad
Inmediatamente después de la Revolución de Mayo, el 29 de mayo de 1810 la Primera Junta de
Gobierno de las nacientes Provincias Unidas del Río de la Plata organizó por decreto las
unidades militares de Buenos Aires, jerarquizando a regimientos veteranos a los batallones de
milicias urbanas de infantería a sueldo existentes, transformándose el Batallón de Castas en el
Regimiento de Castas. El 8 de junio de 1810, la Junta dispuso por decreto que las compañías de
naturales indígenas que integraban el Batallón de Castas se integrasen a los regimientos N° 2
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Patricios y N° 3 Arribeños, bajo sus mismos oficiales, por lo que el Regimiento de Castas pasó a
ser conocido como Regimiento de Pardos y Morenos. “La Junta no ha podido mirar con
indiferencia que los naturales hayan sido incorporados al cuerpo de castas excluyéndolos de
los batallones españoles a que corresponden. Por su clase y expresas declaraciones de su
Majestad, en lo sucesivo no debe haber diferencia entre el militar español y el militar indio:
ambos son iguales y siempre debieron serlo, porque desde el principio del descubrimiento de
estas Américas quisieron los reyes católicos que sus habitantes gozasen los mismos privilegios
que los vasallos de Castilla”.(Decreto del 8 de junio de 1810)
Del plan de operaciones de Moreno a la insurrección de Artigas y los orientales
Si analizamos con atención el contenido del punto 9º al 19º del plan de Operaciones presentado
por el Dr. Mariano Moreno observaremos la notable coincidencia con los planes de Artigas. Así
lo anticipaba en el art. 9ª.(…)teniéndose presente el haberse atraído ya a nuestro partido
honrándolos con los primeros cargos, a un Barde, negro, a un Baltasar Bargas, o a los
hermanos y primos de Artigas, a un Benavídez, a un Vázquez, de San José, y a un Baltasar
Ojeda, etc., sujetos que, por lo conocido de sus vicios, son capaces para todo, que es lo que
conviene en las circunstancias, por los talentos y opiniones populares que han adquirido por
sus hechos temerarios: y después de éstos aquellos de quienes se tenga informe por los jueces, y
lo que éstos mismos propongan, para que yéndose formando algunos cuerpos de tropas e
instruyéndose en el arte militar, mandándoles de aquí todo lo que fuera menester, se alisten y
comiencen a hacer algunas correrías, y a hacerse obedecer a la fuerza, y no a las
consideraciones”. Y lo ampliaba en el siguiente: “Art. 10ª Ya alarmados los pueblos y unidas
las fuerzas en masa, mandando de aquí los jefes y una mitad de oficiales, a lo menos, de los
más instruidos, que se hallan agregados en los tercios de esta Capital, uniformándolos y
pagándoles sus sueldos corrientes, se podrá comenzar a invadir y adelantar terreno hacia la
plaza de Montevideo, para ir alarmando, y protegiendo el sistema de aquellos pueblos
inmediatos que están bajo la garantía de aquélla, proveyéndoles al mismo tiempo de trenes,
tiendas de campaña y demás necesario”. (Moreno M. Plan de Operaciones )
Lo ratificará José Artigas “Permítame V.S que llame un momento su consideración sobre esta
admirable alarma con la que simpatizó la campaña toda que hará su mayor y eterna gloria. No
eran los paisanos sueltos, ni aquellos que debían su existencia a su jornal o sueldo, los que se
movían; vecinos establecidos, poseedores de buena suerte y de todas las comodidades que
ofrece eran los que se convertían repentinamente en soldados, los que abandonaban sus
intereses, sus casas, sus familias…” (Oficio a la Junta Gubernativa de la provincia de Paraguay)
Moreno y la unidad de las Provincias
En, la Gaceta, Moreno señala:“Disueltos los vínculos que ligaban los pueblos con el monarca,
cada provincia era dueña de sí misma, por cuanto el pacto social no establecía relación entres
ellas directamente, sino entre el rey y los pueblos (….) No hay, pues, inconveniente en que
reunidas aquellas provincias, a quienes la antigüedad de íntimas relaciones ha hecho
inseparables, traten por sí solas de su constitución. Nada tendría de irregular que todos los
pueblos de América concurriesen a ejecutar de común acuerdo la grande obra que nuestras
provincias meditan para si mismas…”.
Oficio de la Junta del Paraguay y confederación: “nuestra América”
Redactado por José Gaspar de Francia y dirigido a la Junta de Buenos Aires, es una de las
primeras formulaciones de la unidad confederal de las provincias y pueblos del viejo virreinato
(20/7/1811) (…) La confederación de esta Provincia con las demás de nuestra América, y
principalmente con las que comprendía la demarcación del antiguo virreinato, debía ser de un
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interés más inmediato, más asequible, y por lo mismo más natural, como de Pueblos no sólo de
un mismo origen, sino que por enlace de particulares recíprocos intereses, parecen destinados
por la naturaleza misma a vivir y conservarse unidos.(…) La provincia del Paraguay reconoce
sus derechos, no pretende perjudicar aun levemente los de ningún otro Pueblo, y tampoco se
niega a todo lo que es regular y justo. Su voluntad decidida es unirse con esa Ciudad y demás
confederadas no sólo para conservar una recíproca amistad, buena armonía, comercio y
correspondencia, sino también para formar una sociedad fundada en principios de justicia, de
equidad y de igualdad”.(el subrayado y resaltado es nuestro)
HISTORIA con Mujeres. Mujeres americanas en la gesta independentista
Las mujeres de principios del siglo XIX vivían en una posición de subordinación, circunscritas
al espacio privado, de forma que solo tenían dos opciones respetables: el matrimonio o el
convento. Las nuevas ideas y los avatares de los movimientos emancipadores les dieron la
oportunidad de convertirse en sujetos activos, saltando al espacio público y adquiriendo un
protagonismo relevante, transgrediendo con su actitud y sus acciones las barreras que la
sociedad imponía a su género y por ello, aunque en el contexto de la guerra se aprovechó su
valentía, en la paz fueron recluidas nuevamente en sus hogares o en los conventos, condenadas a
morir socialmente al ser olvidadas sus acciones. La participación de las mujeres en la actividad
y compromiso políticos se manifiesta de múltiples y diversas formas: la colaboración en
actividades conspirativas organizando en sus residencias reuniones y tertulias donde se discutían
las nuevas ideas políticas y se planeaban las acciones emancipadoras; la actuación como espías
valiéndose de su supuesta «debilidad» y «apatía política»; la organización de redes de
información en las que actuaban como correos proporcionando información muy valiosa a los
ejércitos patriotas; la organización de protestas; la propagación de las ideas patriotas y
persuasión entre los ejércitos realistas; la redacción de idearios y manifiestos; la donación de
dinero y joyas para la causa independentista; el refugio de los insurgentes; el transporte de
alimentos, ropas y material bélico; la reparación de armas; el sustento familiar; la presencia en
los campamentos (troperas, rabonas, guareñas, soldaderas) acompañando a las tropas,
preparando los avituallamientos, cocinando, atendiendo a los heridos, enterrando a los muertos,
portando las armas; la lucha como miembros de las guerrillas patriotas o como soldados en los
campos de batalla, algunas vestidas de hombre para ser aceptadas en el combate, otras
ejerciendo su condición de mujeres guerreras, en ocasiones desempeñando rangos militares y
actuando como estrategas. Como consecuencia, muchas de ellas sufrieron las situaciones más
adversas: pobreza, destierro, persecución, denostación verbal en la prensa, escarnio público,
reclusión en hogares, cárcel o conventos, confiscación de bienes, propiedades y objetos
personales o muerte, bien ajusticiadas o en el olvido y la miseria. A pesar de ello, la
historiografía las ignora en la mayoría de los casos y cuando hace mención a ellas las minimiza,
reconociéndoles solo una labor complementaria, nunca protagonista. Sirvan unas rápidas
pinceladas de algunas de estas heroínas calladas por la historia para recordar y admirar lo que
muchas aportaron a la causa independentista americana. No sólo el amor es el móvil de las
acciones de las mujeres: /ellas son capaces de todos los entusiasmos, y los deseos de/ la gloria
y de la libertad de la patria no les son unos sentimientos/ extraños; antes bien, suelen obrar en
ellas con más vigor,/ como que siempre los sacrificios de las mujeres son más desinteresados.
Estas palabras de la heroína mejicana Leona Vicario (ciudad de México, 1789 - 1842) nos dan pie
para afirmar que las mujeres participaron de forma decisiva en la lucha por la independencia
hispanoamericana, aunque sus actuaciones hayan sido silenciadas por la historia como lo fueron
en otros lugares y otros tiempos. Esta intervención femenina se produjo en todos los niveles
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sociales, desde las del pueblo, indígenas, negras y mestizas en su mayoría, hasta las criollas de
las élites sociales. Todas ellas colaboraron en la medida de sus posibilidades en el proceso
histórico que vivieron. La imagen de recato y religiosidad de las niñas y mujeres de la época
colonial dedicadas al hogar y la familia, dependientes, y sometidas al poder patriarcal del padre
en estado de solteras o del hermano mayor, y del marido después de casadas entra en
contradicción con informaciones de crónicas de la época. Por otra parte las luchas por la
independencia, ponen en evidencia la necesidad de reemplazar a los hombres ausentes o
faltantes en tareas supuestamente varoniles o tradicionalmente masculinas, como los trabajos y
oficios rurales y los de la guerra. Finalmente al estudiar los relatos históricos correspondientes a
nuestra región litoral mesopotámica, pareciera que las mujeres tenían una existencia secundaria
tanto entre los nativos, como entre españoles y portugueses, pero al registrar la presencia de
emblemáticas mujeres comprobamos que no fue así, tanto en la resistencia al invasor como en la
independencia. En las fuerzas artiguistas y en las montoneras federales muchas mujeres
participaron y fueron protagonistas.
Las mujeres Artiguistas
La imagen de recato y religiosidad de las niñas y mujeres de la época colonial dedicadas al
hogar y la familia, dependientes, y sometidas al poder patriarcal del padre en estado de solteras
o del hermano mayor, y del marido después de casadas, entra en contradicción con
informaciones de crónicas de la época. Por otra parte las luchas por la independencia, ponen en
evidencia la necesidad de reemplazar a los hombres ausentes o faltantes en tareas supuestamente
varoniles o tradicionalmente masculinas, como los trabajos y oficios rurales y los de la guerra.
En las fuerzas artiguistas y en las montoneras federales muchas mujeres participaron y fueron
protagonistas… La China María María Abiaré primera mártir de origen guaraní, caída como
lancera en la resitencia a la invasión portuguesa en la defensa de Paysandú, el 30 de Agosto de
1811. Sinforosa, compañera de Ansina La mujer que amó a Ansina y lo esperó hasta su
muerte, manteniendo contactos permanentes con el Paraguay. Victoria La Payadora Algunas
crónicas la llaman Victoria la Cantora, participó en el Primer Sitio a Montevideo y en varios
campamentos artiguistas. Montaba "en pelo" y llevaba un estuche a la espalda donde guardaba
su guitarra. Cuando los españoles salían con antorchas a localizar su canto desafiante, lo que
observaban era un caballo solitario que se alejaba al galope, Victoria usando una destreza
charrúa, se colgaba del costado del animal y con habilidad impedía que los sitiados la vieran. De
ahí surgió la leyenda de un caballo que cantaba cielitos desafiantes con voz de mujer. El 27 de
Setiembre de 1813, durante el 2º Sitio a Montevideo, canta por primera vez las dos estrofas
finales del primer cielito que se tiene registro. Estos cielitos anónimos son más tarde atribuídos
a Bartolomé Hidalgo (Fuente: Seibel Beatriz Todo es Historia Agosto de 1998) Juana Bautista lancera
de la Patria Vieja, famosa por su coraje, oriunda de Córdoba, de etnia ranquel, que insultaba a
los paisanos que retrocedían en combate. La morena Soledad Cruz curandera y lancera negra
artiguista quien, según la leyenda, tenía amores con un lobizón que la protegía. Micaela
Guyunusa Mujer Charrúa nacida y bautizada en Paysandú a comienzos del siglo XIX.
Acompañó con los suyos en la epopeya artiguista: su primer hijo fue arrebatado de sus brazos
después de la masacre de Salsipuedes (1831). Nuevamente embarazada, fue vendida a Francia,
donde cautiva dio a luz su hijita, a la que pudo acompañar pocos meses, pues murió de
tuberculosis en Lyon y fue enterrada en una fosa común. Toda su corta vida Guyunusa lució en
su frente las líneas azules propias de las mujeres de su cultura, y ejecutaba música tradicional
"en un tosco violín". Después de su muerte su hija desapareció en brazos de Laureano Tacuabé,
su compañero de infortunio, a quien manos solidarias francesas ayudaron a fugar en esa misma
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ciudad de Lyon. La "Tía Ana" Ana Josefa Barbera -, era una morena nativa de África, y traída
al Río de la Plata, vendida como esclava, como era costumbre y naturalizado comercio en
aquella época. Cuando llega al Tacuarembó Chico ya era liberta, es decir que había obtenido su
libertad mediante compra personal o por consentimiento o voluntad de sus amos. Se estableció
en estos campos ubicados entre el arroyo Tranqueras y el Tacuarembó Chico con autorización
del propietario en la década de 1790. En las inmediaciones del Cerro que hoy conoce como "del
Pastoreo", construyó su estancia de ranchos y corrales de piedra. Aquí vivía con su compañero y
esposo el paraguayo Carlos Montiel, acompañados por un esclavo y dos esclavas, y algunos
peones y agregados. Esta estancia cercana al campamento de don José Artigas en "La Casa de
Piedra" de Ibarra, a pocas leguas, era conocida y mencionada frecuentemente como "estancia de
la parda Ana", y recibía las visitas del futuro jefe de los orientales en forma periódica, al punto
que una vez dejó a cuidado de "Tía Ana" un blandengue enfermo, y a Montiel lo llamaba
amistosamente "el Paraguay Carlos". La "Tía Ana", también marchó en la caravana del Éxodo
del Pueblo Oriental, en una carreta con su esposo y sus esclavos.
Mártires anónimas
En enero de 1813, un vecino de Montevideo denuncia en forma anónima al periódico
bonaerense "La Gaceta Ministerial", que uno de los "escuadrones de la muerte" españoles, que
por aquel entonces asolaba a la Banda Oriental, había degollado "a sangre fría, a diez y nueve
mujeres que no tenían otro crimen que el de ser americanas".
María Juárez entrerriana y artiguista 1814 De acuerdo a los comunicados militares de la
época la más feroz represión cayó en Entre Ríos, contra la gente común por el inaceptable delito
de ser "adicta" al sueño de los entrerrianos compartido con José Artigas. Entre las víctimas de
aquellas redadas estuvo María Juárez, quien a pesar de ser mujer, estar "sola" y en "su casa",
llegó a preocupar a poderosos jefes militares, al Secretario del Departamento de Guerra Javier
de Viana y al propio gobernador interino de Buenos Aires Gervasio Posadas, que terminaría por
confinarla, como se lo había solicitado el comandante general Blás Pico, con especial
recomendación de "estar a la mira de su conducta". Cuando ya no tuvo con qué defender la
revolución, María Juárez recurrió a la más peligrosa de las armas: el don de la palabra, con la
que le hizo la guerra a la falsedad y la traición de los porteños. Poco se sabe de ella, salvo que
fue una valiente luchadora artiguista oriunda de Entre Ríos, que terminó siendo confinada, por
"fraguar" desde su casa "horribles atentados contra el gobierno" de Buenos Aires, en defensa
del "sistema de América" que el Protector José Artigas impulsaba. Después de un
"procedimiento sumario” la entrerriana fue destinada a la Casa de Recogidas "por toda su
vida", acusada de ser una "mujer pervertísima", según denuncian los pliegos acusatorios
firmados por Pico, comandante al servicio de Buenos Aires. En el parte el militar agrega que
"ella sola", era culpable de haber "hecho la guerra con las noticias que contra nosotros
inventaba". Corría el mes de Octubre de 1814, tan sólo un mes después del decreto de Posadas
creando la Provincia de Entre Ríos y la de Corrientes.
Ana Monterroso Esposa de Juan Antonio Lavalleja sufrió dignamente el cautiverio en Ilha das
Cobras junto a su marido, dio a luz en esas condiciones y no quebró sus principios ni siquiera la
muerte en prisión de su pequeña hijita. Según consta a fojas 38 del Libro Sexto de Bautismo de
la Iglesia Matriz de Montevideo, la niña Ana Monterroso, era hija legítima de don Marcos
Monterroso, natural de la Villa de Fefiñanes en el Arzobispado de Santiago de Galicia y doña
Juana Paula Bermúdez natural de esta ciudad. Como dato destacable, la abuela de Ana
Monterroso, Ignacia Artigas, era hermana de Martín José, padre de José Artigas y en
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consecuencia tía del protector de los Pueblos Libres. Según consta en el padrón de familias
Orientales que acompañaron a José Artigas en el exilio masivo hacia el Ayuí, la familia
Monterroso estaba entre ellas. Luego hacia 1812 Marcos Monterroso y su familia se trasladan a
Buenos Aires, regresando a Montevideo recién en junio de 1814. Con la caída del poder realista.
Al fallecer el padre, tanto Ana como su madre se trasladan a Florida en el año 1817. La joven ya
tenía relación amorosa con Juan Antonio Lavalleja, que culminará con una boda que tiene un
ribete inesperado. Como Lavalleja no pudo asistir a su propio casamiento, al tener que cumplir
con deberes militares, no dudó en delegar a su amigo Fructuoso Rivera. Un año más tarde se
producía la invasión del territorio oriental por un poderoso ejército portugués, con la
complicidad del gobierno porteño que en ningún momento defendió a la Provincia Oriental. La
superioridad lusitana era más que evidente, y así fue que los principales jefes artiguistas fueron
muriendo o cayendo prisioneros, situación esta última que debió sufrir Lavalleja cumpliendo su
prisión en la Isla das Cobras, acompañado de su esposa Ana, la que pasó por indecibles
sufrimientos.
María Josefa “Pepita” Oribe sexta hija del matrimonio entre el capitán español Coronel
Francisco de Oribe, vasco de Laredo, y de María Francisca Nicolasa de Viana, nieta de José
Joaquín de Viana, primer gobernador de Montevideo. María Josefa Francisca Oribe era tres
años mayor que su hermano Manuel Ceferino, más tarde su yerno. A los 16 años, el 21 de
octubre de 1805 Pepita, como le decían, se casó con Felipe Contucci, un comerciante naviero
portugués que llegaría ser presidente del Cabildo de Montevideo. El matrimonio no se realizó
por amor sino por motivos económicos. Tuvieron una única hija, Agustina Contucci y Oribe,
que se casaría con su tío Manuel Oribe. Pepita era una mujer de gran temperamento que siguió
su propio camino y se jugó por la pertenencia de su patria a las Provincias Unidas y,
posteriormente, por la independencia total. Considerada en la época como una insurgente y fue
tratada de «tupamara», término con el que los españoles se referían despectivamente a los
criollos que participaban de la lucha por la independencia. Su notoria actividad revolucionaria le
valió repetidas persecuciones, vejámenes y prisión en la Ciudadela de Montevideo. La historia
oriental la ha reconocido junto a Ana Monterroso de Lavalleja y a Bernardina Fragoso de
Rivera, como símbolos de mujeres “patricias”. Junto a otras mujeres de familias de la elite
nontevideana, favoreció la causa de los patriotas durante el 1º y 2º sitio a la ciudad, y comenzó
a ser vista por el gobierno colonial como un peligro. Trabajó para la Revolución oriental y la
Revolución de Mayo y fue espía. En 1812, Pepita con Margarita Viana y Alzáibar, posibilitó la
fuga de la cárcel de la Ciudadela del marino Manuel Blanco Encalada, quien ansiaba ir a luchar
por la libertad de Chile. Fue puesta en prisión junto a Ana Monterroso de Lavalleja y
maltratada. Los bienes de los Oribe y los Alzáybar fueron confiscados. Recuperaron la libertad
cuando las huestes artiguistas entraron en Montevideo, en Marzo de 1815, y Pepa se dedicó
entonces a criar a su única hija, mientras ex marido se establecía en Río de Janeiro. Pepita Oribe
falleció en 1835, en el año en que su hermano Manuel Oribe asumiera la Presidencia de la
República.
Doña Francisca: Gracias a Dios y Artigas! Francisca Vera fue una humilde paisana de tantas
que por 1815 se benefició con el, "Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el
Fomento de la Campaña y Seguridad de sus hacendados", verdadera reforma agraria impulsada
por Artigas. Doña Francisca enterada de la resolución por la cual el gobierno revolucionario de
Purificación se disponía a repartir tierras y ante la especial consideración para con las "viudas
con hijos", escribió a las autoridades solicitando terrenos en el latifundio de "los Haedos", para
poder subsistir, junto con su numerosa familia. Francisca estaba sola, su marido había muerto,
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tal vez en los campos de batalla adonde las fuerzas artiguistas luchaban por la independencia. Se
definía a sí misma como una "vecina antiquísima" a cargo de numerosos hijos, que soportaba
"viudez, desamparo y pobreza". Después de mucho haberle dado a la patria, según ella misma lo
cuenta, como a tantos otros orientales, nada le había quedado, por lo cual pedía ser tenida en el
alcance de las medidas, sin que ello significara perjuicio para "ningún otro vecino patriota".
Una comisión artiguista, secundada por testigos, recorrió el campo solicitado por aquella
humilde mujer, entregándole parte del mismo. Los documentos de la época testimonian de la
alegría de Doña Francisca, quien quedó "satisfecha y contenta", dando gracias "a Dios" y "a
Artigas", por el cumplimiento de su solicitud.
Artigas y sus mujeres
Artigas y una Guaraní Misionera En 1812, de la relación de Artigas con una misionera
guaraní - supuestamente -, nace una niña de nombre María Escolástica nacida el 10 de febrero
de 1813 decimos supuestamente porque según la tradición familiar en realidad podría tratarse de
una mujer afincada en el antiguo Arroyo de la China. A la que Artigas visitaba por las noches
cruzando a nado el río Uruguay desde la villa de Purificación. Esta niña fue dada para su crianza
al matrimonio Lorenzo Centurión y Francisca Basualdo quienes le pusieron su apellido. María
Escolástica Centurión se casa con Pedro Abelardo Marote y tiene varios hijos. Muere el 6 de
enero de 1897. Esta mujer supuestamente originaria y oriunda de las misiones se encontraba
viviendo en la otra orilla del Río Uruguay, frente a la Villa de la Purificación, entonces capital
de La liga de Los Pueblos Libres engendra una hija con Artigas que será llamada María
Escolástica. Un descendiente Daniel Vidart informa que “Artigas mismo era descendiente de
una ñusta incaica, realmente es un antecedente hermosísimo, ya lo habría rastreado gente que se
dedica a la genealogía y la ñusta incaica a la cual me refiero era Beatriz Tupac Yupanki, se casa
con Pedro Alvarez Oldeguin y a su vez a partir de allí comienza la línea que lleva a la abuela
Ignacia Javiera Carrasco de Melo, del padre de Artigas que era José Martín Artigas Carrasco”
Artigas y María Matilda Borda María Matilda Borda, nacida en el año 1783, estaba casada en
primeras nupcias con Antonio Altacho (muerto en 1808). Era dueña de una pulpería y almacén
de ramos generales. Tuvo un hijo con José Artigas, reconocido por éste, nacido hacia fines de
1813, bautizado en Las Piedras con el nombre de Roberto. Este hijo, uno de los pocos que no
siguió la carrera militar fue muerto en la revolución de Timoteo Aparicio.
Artigas y Melchora Cuenca Estando en el campamento de Purificación, Artigas se casa con
una mujer (1815) que también le dejaría descendencia: Doña Melchora Cuenca, una lancera
paraguaya. Esta mujer, mucho menor que Artigas, conoció al prócer pues su padre traía víveres
a Artigas al campamento de Ayuí enviados por la Junta del Paraguay. Éste se constituye en el
segundo matrimonio del General habiendo sido anulado el anterior invocándose la demencia de
Rosalía Villagrán. Tuvieron dos hijos: Santiago, nacido en 1816, y María, nacida en 1819..
Desde 1819 se notan profundas desavenencias entre el prócer y su mujer quien se niega a
acompañarlo al Paraguay: quedara con sus hijos viendo al General por última vez en Mandisoví.
A partir de allí se inicia para Melchora una vida de grandes dificultades para sobrevivir, no solo
en lo económico, sino por haber sido la compañera de Artigas debiendo escapar de sus
enemigos, reiteradas veces. Los Rivera, tanto Fructuoso como su esposa Bernardina Fragoso, le
tienden una mano intentando ayudarla: se hacen cargo de Santiago no así de María, la otra hija.
Melchora le respondió a Bernardina Fragoso de Rivera: ella era “la única hija que le quedaba”,
toda vez que su hijo estaba ausente en campaña militar. Melchora recorre Brasil y Entre Ríos
siendo perseguida con su hija. Hacia el año 1829 Melchora contrae matrimonio con José
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Cáceres, natural de Entre Ríos o de Corrientes según distintas versiones. Finalmente, Melchora
fallece asfixiada por los gases de un brasero, en circunstancias no aclaradas, en Concordia entre
los años 1860 y 1870.
Por estos ejemplos de protagonismo de las mujeres y registradas en fuentes fidedignas su
participación, es posible afirmar que las tradicionales imágenes de “criollos” o paisanos
solitarios o en grupo, sin que aparezcan mujeres, se vinculan a los criterios patriarcales del
conservadurismo, acompañados de prejuicios racistas ya que tampoco son visibles los nativos
originarios de nuestras tierras y de África (amerindios y afroamericanos) que integraron junto a
sus mujeres, estas fuerzas armadas populares.
Nota: Este texto trasciende el revisionismo histórico desde la perspectiva crítica
latinoamericana (Cfr Balbi G. y Richardet A. J. 2010) en el eje temático: Nuestras Otras.
Historia con mujeres o Mujeres en la historia. Desde la mirada de género intenta desocultar
el protagonismo de las mujeres en general y en particular de las de abajo, abordando la múltiple
motivación de la discriminación, contenida en el relato patriarcal y racista, que hegemoniza la
historia oficializada, acerca de las mujeres del pueblo.
María del Valle. La cuestión étnica: “parda” según el sistema de castas. Recordemos que la
discriminación y minusvalía de las mujeres en el sistema patriarcal se agrava con el sistema de
castas. Los derechos que le correspondían a cada persona estaban estrictamente determinados
por su clasificación en una "raza" o una "casta", considerándose superior al español peninsular
(nacido en la península ibérica), luego a la nobleza aborigen, y en el lugar más "bajo", al esclavo
secuestrado en África y por consecuencia a sus descendientes. Imaginemos la situación por
ejemplo de María del Valle, clasificada como “parda” en ese contexto estratificado, aunque en
proceso de ruptura y cambios por la confrontación bélica que sumó cientos y miles de esclavos
y libertos a sus fuerzas, de las milicias y tropas irregulares, siempre en escuadrones segregados.
Junto con ellos venían estas mujeres como María del Valle, las “chinas bravas”, “las juanas”,
“las soldaderas”, las de abajo gritando “¡presentes!” en todas las grandes epopeyas de
NuestrAmérica Latina. Como conclusión queda reiterar que, desde las damas patricias de la
clase alta, a las más humildes mujeres de abajo, todas lucharon por sus ideales, todas
colaboraron, pero sobre todo, todas sufrieron los sinsabores de haber sido insurrectas y
patriotas. Aún así han permanecido invisibles, han sido excluidas en el proceso de construcción
de las naciones surgidas de las revoluciones emancipadoras.
Pregunta: ¿Participó José Artigas en los sucesos de mayo de 1810?
El único integrante de la familia Artigas que participó activamente en los sucesos de Mayo de
1810 en Buenos Aires fue Manuel Antonio Artigas (Montevideo, 1774 - San José de Mayo,
1811), militar de la guerra de la independencia del Río de la Plata, era primo hermano de, José
Artigas. Durante la Revolución de Mayo formó parte del grupo revolucionario que integraban
Domingo French y Antonio Luis Beruti, llamado "Los Chisperos". Actuó luego como capitán en
la marcha al Paraguay, fue ayudante de Belgrano y se destacó en el Combate de Campichuelo.
El 25 de abril de 1811 durante la admirable alarma al decir de José Artigas, fue herido en San
José, muriendo de gangrena a los 33 años el 24 de mayo de 1811. Fue el primer oficial de
ejército patriota del Río de la Plata muerto en combate. En su homenaje existe una placa de
bronce, colocada sobre el lado oeste de la pirámide de Mayo. Tiene grabado dos nombres:
Felipe Pereyra de Lucena y Manuel Artigas, los dos primeros oficiales que perdieron la vida en
los campos de batalla luchando por la revolución de Mayo.
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2º La PARÁBOLA de ARTIGAS: UN POLÉMICO INICIO
Tomando como referencia de desarrollo, el formato de La Parábola de Artigas, ubicamos este
polémico inicio a fines de 1810, en la zona de Gualeguay y Nogoyá, comandando un fuerza
realista encargada de reprimir el alzamiento de la primera montonera litoraleña liderada por el
patriota gualeyo Bartolomé Zapata. El nombre de José Artigas aparece después de los
acontecimientos de Mayo, en la primavera de 1810 y en la provincia de Entre Ríos. Ante la
pregunta ¿fue realmente significativa la presencia de José Artigas en Entre Ríos? lo mostramos
en el resumen siguiente: 1- Desde Concepción del Uruguay el capitán de navío realista
Michelena envió al capitán Artigas y una compañía de Blandengues en persecución de las
partidas del patriota gualeyo Bartolomé Zapata que saqueado unas estancias el 14 de diciembre
de 1810, capitaneadas por Juan el Chileno o el Rubio Chileno, quien expresó que lo hacía por
mandato del General de la Junta de Buenos Ayres. El 16 de diciembre Artigas pasó por la
estancia de Pablo José de Ezeiza, en Jacinta, costa del río Gualeguay, y continuó hacia Nogoyá
luego solicitar caballos. Artigas llegó hasta el arroyo Nogoyá y logró capturar a algunos de los
atacantes de la estancia de García Petisco, replegándose a Concepción del Uruguay ante la
presencia de las partidas de Zapata. 2-En el antiguo poblado de Nogoyá el 25 de Febrero de
1811, ante el comisionado patriota Mariano Aulestia, José Artigas adhiere a la Revolución de
Mayo y reconoce a la 1ª Junta. Esto ha quedado ratificado, en un oficio dando cuenta de su
deserción, el 15 de Febrero junto al teniente Rafael Hortiguera, de las tropas realistas de Colonia
del Sacramento. Por el Río Uruguay, cruza a Entre Ríos, pasó por el Arroyo de la China y
Nogoyá. Posteriormente de la partida de Nogoyá, los viajeros pasaron por la Baxada, Santa Fé y
Rosario, llegando luego a Buenos Aires. 3- luego del exilio masivo, también llamado “éxodo de
los orientales” iniciado en Octubre de 1811, conocido como “la Redota” al decir de los
paisanos, en un hecho inédito para la época, José Artigas establece un campamento popular, a
orillas del Salto Chico en cercanía de la actual ciudad de Concordia, el 10 de Diciembre de
1811, y a partir del 10 de Junio de 1812 en el Ayuí grande hasta Setiembre de ese año, con
miles de personas constituyendo el primer frente político social e intercultural anticolonialista
contra la monarquía de España y el Imperio lusobrasileño. Previo a ello fines de Octubre o
Noviembre recorrió la campaña de Concepción del Uruguay exhortando a los paisanos a unirse
a la revolución e intentó luego que Arroyo de la China, este fuera el destino del acampe popular.
Ante la negativa del gobierno porteño regresó a la Banda Oriental y terminó en el Salto Chico y
el Ayuí de Concordia. 3-1 Durante la redota o éxodo, fue designado Teniente Gobernador de
Yapeyú. (15 de Noviembre 1811 al 12 de Agosto de 1812) donde nunca se estableció, es
también desde allí que su influencia política se expande por todo el Litoral mesopotámico,
logrando el reconocimiento de los misioneros, correntinos, entrerrianos y de los pueblos
originarios fundamentalmente los guaraníes, conducidos entre otros por el minuán Domingo
Manduré y luego por el Comandante Andresito (Andrés Guacurary Artigas) quien será años más
tarde el primer gobernador aborigen de América del Sur. 4- la capital de E.R, cuyo nombre era
La Baxada albergó en los veranos y otoños de 1814 y 1815 al cuartel General de José Artigas.
En 1814, el 20 de Febrero, en la Villa de Paraná, Eusebio Hereñú subleva a las milicias
paranaenses, destituye al comisionado Andrés Pazos al frente del Cabildo de la villa desde el 25
de Junio del año anterior impuesto por la Asamblea del año XIII, designa en su reemplazo a
José Gregorio González y en nombre de la Federación entrerriana (alianza de caudillos locales)
proclama a José Artigas Protector de E.R. 4-1 El 22 de Febrero dos días despues de la
sublevación en Paraná, en el antiguo distrito del mismo nombre (El Espinillo) departamento
Paraná Campaña, a 25 kilómetros de la capital de la Provincia de E.R, se produce la primer
batalla de las guerras civiles en las Provincias Unidas, allí sufren la derrota las fuerzas del
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centralismo porteño comandadas por el comandante de Holmberg. Después de la Batalla de El
Espinillo, José Artigas según la fuente consultada (Archivo Artigas) habría llegado a Paraná (23
de marzo 1814). Lo prueban sus oficios de fines de Marzo y principios de Abril fechados en el
Cuartel general de Paraná. El 23 de Abril de 1814, se intenta en una reunión de la misión Amaro
– Candioti (enviada por Posadas) pactar la declaración de autonomía provincial de E.R. y de la
Banda Oriental aunque jamás fue reconocida por el gobierno porteño. Artigas se queda en la
Baxada hasta mediados de Mayo, para regresar a la Banda Oriental. 4-2 A mediados del mes de
Mayo de 1814 Artigas decide retornar a la Banda Oriental y delega el Protectorado en su
hermano Manuel Francisco Artigas, a quien acompañará como secretario Fray José Monteroso,
quienes establecen su Cuartel general en la Villa de Paraná. 4- 3 En Agosto de 1814 Manuel
Francisco Artigas y Fray Monterroso registran su presencia en Gualeguaychú y luego acampan
“sucesivamente en Puntas del Gato, Mantas, Moscas y Villaguay” para resistir la contraofensiva
de las fuerzas directoriales al mando de Blas Pico. 4-4 En Octubre de 1814, la presencia política
de la adhesión a José Artigas “se acentuó en varias localidades de Entre Ríos: Tala, Tigre,
Raíces, Crucesita”. El jefe directorial responsable de la campaña represiva Blas Pico informa al
gobierno porteño “toda la gente de la costa del Río Gualeguay está dispuesta a reunirse con
Artigas” y reconociendo su fracaso pide el relevo. 5- José Artigas llega a la Baxada en el verano
de 1815. Se fundan de hecho la liga de Los Pueblos Libres o “sistema general de los
Americanos” Desde su campamento en Paraná aunque firmara desde un supuesto “Cuartel
Andante de Santa Fe”, Artigas apoyó y promovió el primer gobierno autónomo de la provincia
de Santa Fe, al que luego siguió Córdoba y conmovió a Buenos Aires, que por breve tiempo
adhirió a la Liga Federal. 6- En la antigua villa de Arroyo de la China, Concepción del Uruguay
José Artigas convocó al Congreso de Oriente, el 29 de Junio de 1815. A partir de allí su ideario
libertario, emancipador e identitario queda plasmado para la historia en dos importantes
documentos, el reglamento provisorio para el Fomento de los campos y la seguridad de los
hacendados y el Reglamento provisorio de aranceles aduanueros, con la defensa de un mercado
regional y protección de los productos internos, además de constituir el primer congreso
federalista de América del Sur. 7- En su trayecto final hacia la derrota militar y política
definitiva, después de los sucesos de Tacuarembó, y de la defección de Estanislao López y
Francisco “Pancho” Ramírez, Artigas ingresa a la provincia de Entre Ríos y se dirige a
Gualeguay. Ramírez salió a su encuentro. El 13 de junio se enfrentan en Las Guachas
Departamento Rosario del Tala. Ramírez retorna a Paraná hasta donde avanzó Artigas. Ramirez
recibe refuerzos de los porteños (acuerdo secreto del Tratado del Pilar), y el 24 de junio vence
a Artigas en Las Tunas, cerca de Paraná. A partir de allí se produce una persecución y una serie
de combates. El 17 de julio Sauce Luna (actual Departamento de Federal) El 22 de Julio, en
Yuquerí (Concordia) y 23 de julio en Las Tunas, costa del Mocoretá. El 26 de julio Ramírez
considera la lucha finalizada después del triunfo del 23 de Julio y el cambio de bando del ex
comandante artiguista Javier Siti. El Protector de los Pueblos Libres cruza a la Provincia de
Corrientes, perseguido y derrotado para no regresar jamás a Entre Ríos ni a su amada Banda
Oriental del Uruguay, exiliandosé en Paraguay. Entonces a partir de su ingreso a fines de 1810,
como jefe de una partida realista para reprimir a la primera montonera de América del Sur
liderada por Bartolomé Zapata, se entrama su trayectoria con nuestra Provincia entrerriana
como veremos a continuación dando comienzo a La Parábola de Artigas.
De la admirable alarma, a la Redota: La insurrección Oriental. Los preparativos
revolucionarios habrían comenzado en la Banda Oriental en diciembre de 1810, cuando el
alférez de Blandengues Justo Correa fue anoticiado del posible ingreso de las tropas porteñas en
el territorio de la Banda Oriental. De inmediato pasó la información a quienes tenían la
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capacidad de convocar a milicianos, desertores y paisanos/as (criollos pobres, peones rurales,
indios y negros) a levantarse en armas. El antecedente: deserción de José Artigas. Ya de
regreso de la incursión represiva en la Provincia de Entre Ríos contra las montoneras lideradas
por el gualeyo Bartolo Zapata, Artigas y su columna de blandengues establecido en Colonia, en
los primeros días de Febrero de 1811, tiene lugar el célebre episodio, entre el Brigadier Vicente
María de Muesas y el Capitán Artigas. Este episodio se ha trasmitido de generación en
generación y hoy la documentación reunida por el Archivo Artigas lo pone en claro. En los
primeros días de enero de 1811 regresa de España con el cargo de Virrey del Río de la Plata
Francisco Xavier de Elío... Dice el Capitán de navio realista Salazar en sus memorias ".(...)Para
reemplazar a Pino se nombró al brigadier don Vicente María de Muesas a quien Dios no le ha
concedido el don de mando. Pronto empezaron a desertar oficiales y soldados de la Colonia."
Continúa Salazar con sus memorias "Por último, un día llamó al Capitán de Blandengues don
José de Artigas y lo interrogó sobre si algunos de sus soldados habían entrado en un huerto y
comido alguna fruta, le dijo tantas y tantas cosas amenazándole con que le pondría preso, que
lo sofocó y Artigas salió vomitando venganzas; Artigas era el coquito de toda la Campaña, el
niño mimado de los Jefes, porque para todo apuro lo llamaban y estaban seguros del buen
éxito, porque tiene un extraordinario conocimiento de la campaña como nacido y criado en
ella, en continuas comisiones contra ladrones, portugueses, etc., además está muy
emparentado. En suma, diciendo Artigas, en la campaña, todos tiemblan." "Este hombre
insultado y agraviado sale vomitando furias, desaparece y cada pueblo por donde pasaba lo va
dejando en completa sublevación; llega a Buenos Aires y dice a la Junta, ustedes no han sabido
hacer la guerra a Montevideo yo me atrevo con muy pocos auxilios a revolucionar a toda la
Banda Oriental, cortar las carnes y trigos a Montevideo, a obligarle a que se entregue. En
efecto, vuelve y en un momento, como encuentra los ánimos dispuestos, todos los pueblos se
sublevan y por todas partes se reúnen grandes cuadrillas de gauchos, con buenas o malas
armas, con lazos y bolas(…)" Este episodio tuvo lugar el 15 de febrero de 1811 según la revista
de tropas de esa fecha en Colonia de Sacramento. Artigas parte de Colonia rumbo a Paysandú
acompañado por el militar y antiguo confidente Rafael Hortiguera, el cura José María Enríquez
Peña, algunos soldados que se suman a la causa y un esclavo del mismo apellido que el
religioso mencionado, al que se le otorga la libertad. Luego de recorrer nueve leguas, el pequeño
grupo de hombres se esconde en un bosque cercano al "Cerro de las Armas", sobre el arroyo
San Juan y decide que Peña se dirija a la estancia de Teodosio de la Quintana, con el objetivo de
solicitar ayuda para proseguir la marcha. El estanciero los apoya proporcionándoles una tropilla
de "excelentes caballos", para que se pudieran mover con velocidad y un baqueano de nombre
Chamorro, además los hijos del hacendado se suman al pequeño comando patriota. Luego de un
breve descanso, Artigas, que ya estaba siendo "requerido" por quienes habían sido sus jefes,
rumbeando hacia el norte, arriba a Mercedes, sigue hasta Tres Árboles, traspasa el Río Negro y
se dirige a Paysandú, desde donde sale rumbo a Buenos Aires, su transitorio destino final.
Dicen las crónicas...A fines de febrero de 1811 ubicamos a José Artigas, de paso por Nogoyá,
junto al cura de Colonia del Sacramento, José María Enrique de la Peña y al teniente Rafael
Hortiguera, y un negro llamado tío Jorge, son recibidos por el comisionado patriota Mariano
Aulestia Luego de atravesar Entre Ríos y Santa Fe llegan a Buenos Aires. En el antiguo poblado
de Nogoyá el 25 de Febrero de 1811, ante el comisionado patriota Mariano Aulestia, José
Artigas adhiere a la Revolución de Mayo y reconoce a la 1ª Junta. Esto ha quedado ratificado,
en un oficio dando cuenta de su deserción, el 15 de Febrero junto al teniente Rafael Hortiguera,
de las tropas realistas de Colonia del Sacramento. Por el Río Uruguay, cruza a Entre Ríos, pasó
por el Arroyo de la China y Nogoyá. De su pasaje por ése lugar se tiene noticia, por una nota
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que remitió Mariano Aulestia desde Capilla de Nogoyá al Teniente Gobernador de Santa Fé
Don Manuel Ruiz. “Participo a V.S. como han llegado a mi casa el Capn. dn. José Artigas y
dn. Rafael Ortiguera acompañados del Cura de la Colonia dn. Josef María Enriqe. de la Peña y
un soldado prófugo de la Colonia perteneciente a las tropas de Montevideo de lo qe. doi a V.S.
parte pa. su inteligencia cuyos sujetos se dirigen oi 26 pa. hesa solicitando pasar a Bs. As. A
ponerse a las ordenes dela excelentísima Junta y al mismo tiempo informaron a V.S. pr. estenso
de lo acaecido en Montevideo: y por tanto a V.S. ago presente qe. llegaron el 25 a la noche.
Ds.Gue. a V.S.ms.as. Capilla de Nogoyá 26 de Fro. de 1811 Mariano Aulestia Sor.Tnte. Govr.
de Sta Fee. Dn. Manl. Ruiz”. Posteriormente de la partida de Nogoyá, los viajeros pasaron por
la Baxada, Santa Fé y Rosario, llegando luego a Buenos Aires.
Respuesta a la juntada de Asensio En el verano caliente de 1811 desde todos los rincones se
movilizaron los hombres con sus mujeres, acudiendo al llamado de los caudillos locales. Como
cuando iban de vaquerias. Puntualmente, en Enero de 1811 Pedro José Viera, conocido como
Perico El Bailarín, se sumó al llamado de Correa con veintiocho hombres. Un mes más tarde en
Febrero le siguió Venancio Benavides. El día 24 de febrero llegó la anunciada noticia, la
declaración de guerra por parte de Buenos Aires. Ya para el 26 dos días más tarde, (el día
anterior Artigas adhiere a la revolución en su paso por Nogoyá) los patriotas habían convocado
a la juntada de gente, ocultos en un bosque sobre el arroyo Asensio, en el rincón conocido como
“de las gallinas” o rincón de Haedo en los campos de Asensio Grande en el actual departamento
de Soriano, eran unos trescientos.
Historia con mujeres: Doña Felipa Gutierrez, la premonición. La tradición oral habla de
una juntada de los líderes en el rancho de Doña Felipa Gutierrez conocida curandera, que vivía a
la orilla del arroyo Asensio. Allí sentados alrededor del fogón Doña Felipa mientras cebaba
mate, mirando fijamente a los ojos a Benavidez, le dijo “¡Hum! Vos no sos de fiar”. Venancio
le esquivó la mirada y siguió hablando de otra cosa. El tiempo después confirmaría las
sospechas de Doña Felipa.
El Grito de Asencio Dicen las crónicas...El 27 de febrero el contingente de paisanos
encabezado por Venancio Benavidez y “Perico” Viera decidió emprender las primeras acciones,
se les sumó el comandante Ramón Fernandez de la villa de Mercedes. Al día siguiente tomaron
las cercanas poblaciones de Mercedes y Santo Domingo de Soriano. En la historia del Río de La
Plata y el Litoral quedó el nombre de Grito de Asencio para conmemorar los hechos del 27 de
febrero de 1811. Al amanecer del 28 de febrero de 1811, en conocimiento de la actitud de
Artigas y Rondeau, un grupo de sublevados orientales (más de 100 personas) comandados por el
Capitán Venancio Benavídez y Pedro José Viera, se reunieron a orillas del arroyo Asensio. En
esa oportunidad se juntaron muchos paisanos armados con sables, carabinas, trabucos y lanzas
de tacuara propuestos a combatir a las tropas realistas. Una carta enviada por Biera o Viera al
oficial del Cuerpo de Blandengues Justo Correa en Mercedes dice: "Mi alférez Correa: ya no
me es posible de ningún modo contener la gente, y a fin de evitar desorden, que causa muchos
males o daños, he determinado aproximarme esta noche a ese pueblo y atacarlo mañana lo que
aviso a usted para que así lo haga entender a todos los partidarios nuestros que usted tenga en
esa; y noofresiéndose otra cosa ruego a Dios guarde su vida muchos años. Coquimbo y
Febrero 24 de 1811. De usted su servidor.- Pedro Biera. -- Sor. Dn, Justo Correa".
Esta acción significó la desobediencia total al poder español impuesto desde Montevideo, que
inició una serie de combates donde los revolucionarios tomaron las poblaciones de El Colla,
(actual Rosario R.O.U.), el 20 de abril y San José, el 25 de abril. El 26 de Mayo sitiaron la
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Colonia del Sacramento, que cayó una semana después. La deserción de José Artigas luego del
incidente con el Brigadier Muesas (15/02/1811) fue imitada por un capitán del Regimiento de
Dragones que abandonó a las autoridades realistas, pasándose al bando patriota: José Rondeau.
Artigas sobre el Grito de Asensio. Al respecto diría el Protector de los Pueblos Libres: "Desde
mi arribo a Paysandú dirigí varias cartas a los sujetos más caracterizados de la Campaña
como de la ciudad de Montevideo… los que se ofrecieron con sus bienes y todas sus facultades
a impulsarse en obsequio de nuestra sagrada causa." Los “sujetos más caracterizados” La
historiografía liberal, que siempre tuvo tiempo y recursos para falsear datos, ocultar hechos e
inventar “próceres”; no los tuvo para hacer saber qué fue de Perico, el bailarín, un héroe
libertario, federal, y profundamente sudamericano. Reconocemos el arduo trabajo de los
investigadores/as historiadores/as para obtener y brindar el entramado de las historias de vida
con los hechos históricos, con las dificultades del tiempo transcurrido, y fundamentalmente por
las diferencias culturales, en la formación de quienes estudian e investigan sobre aquel proceso
histórico, y fundamentalmente porque la mayoría de las veces fueron protagonizados por seres
humanos que deambulaban por la el litoral mesopotámico y la Banda Oriental, en este sentido
recordamos una definición muy ajustada a la realidad político social; esa masa de "negros,
esclavos, indios, mestizos y gente de baja condición que siguen al revoltoso Artigas", tal como
lo describía Isidoro Magariños en 1817 a Doña Josefina Esquivel Luciente, domiciliada en
Madrid. De la mayoría de ellos se desconoce casi todo, no existiendo siquiera un grabado,
dibujo, o descripción que pueda recrear su aspecto físico, o qué fue de ellos antes o después de
"la admirable alarma". Motivo de esa situación, quizá sea el desdonocimiento de quienes se
sumaron al levantamiento de Asencio y luego terminaran luchando por la causa española.
Venancio Benavídez murió defendiendo el bando realista atrincherado en la Batalla de Salta,y
Pedro Viera quien tras llegar a ser Edecán de Bolívar termina sus días sirviendo al Emperador
Pedro I de Brasil.
Un Puñado de orientales… José Artigas asi lo informa en un oficio a la junta Paraguaya: "Un
Puñado de orientales, Cansados ya de humillaciones, habia decretado Su Libertad en la villa
de Mercedes: Llena la Medida del Sufrimiento Por UNOS MÁS los procedimientos
escandalosos del déspota Que los oprimía, habian librado SÓLO sus un Brazos El Triunfo de la
Justicia. (...) ASI sí verificó prodigiosamente (...) la victoria del 28 de febrero de 1811: Día
memorable Que habia señalado la Providencia párrafo sellar los Primeros Pasos de la
Libertad En Este Territorio, y Día Que No podra recordarse pecado emoción, CUALQUIERA
Que sea Nuestra suerte". José Artigas
Artigas en Buenos Aires. Artigas es recibido en el Cabildo por el nuevo secretario: el Deán
Funes que remplaza al renunciante y desplazado político Mariano Moreno quien se halla de
viaje a Inglaterra y a fin de ese mes morirá en confuso episodio en alta mar. Esta información
desmiente categóricamente lo sostenido por Felipe Pigna en su Plan revolucionario de
operaciones y otros escritos (página 31 en la edición 2009 Colección Biblioteca EMECÉ Bicentenario),
que en el pié de página dice que fue Mariano Moreno, quien lo recibió e incorporó al proceso
revolucionario, le asignó recursos humanos y materiales, ascendiéndolo a Teniente Coronel y
designandolo 2º jefe de Manuel Belgrano, en la campaña de la Banda Oriental. La sola
comparación de fechas niega esa posibilidad. Moreno renunció el 18 de Diciembre de 1810 y
falleció en alta mar en la madrugada del 4 de marzo de 1811, a bordo de la goleta inglesa
"Fame", en viaje a Gran Bretaña. Queremos dejar claro que bajo ningún punto de vista
adjudicamos tal error - grave por cierto - al mencionado y reconocido historiador e investigador.
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¿Yo?… ¡El jefe de los orientales! La tradición oral afirma que ante el tono irónico del Dean
Funes respecto de quién sería capaz con tan escasos recursos, de sublevar la campaña oriental
contra los españoles, recibe la respuesta contundente y cortante del “Pepe” Artigas “¡Yo,…El
jefe de los orientales!” Así obtiene la ayuda consistente en 150 soldados, 200 pesos y el grado
militar de Teniente Coronel. El 9 de marzo de 1811 parte de Buenos Aires; el 16 alcanza Santa
Fe. Pasa luego a la Bajada (Paraná), de allí a Nogoyá y al Arroyo de la China (Concepción del
Uruguay) y desde ahí a Paysandú. De Paysandú se dirige a Mercedes, donde es nombrado
Segundo Jefe del Ejército Auxiliador de la campaña de la Banda Oriental.
Impacto en Buenos Aires Estos acontecimientos causaron excelente impresión en el Gobierno
porteño, que resolvió designar a Manuel Belgrano para General en Jefe del ejército de la Banda
Oriental; y confirió a José Rondeau y a José Artigas los despachos de tenientes coroneles, con
los nombramientos de Segundo Jefe del Ejército y Jefe de las milicias orientales,
respectivamente.
Retorno de Artigas desde Buenos Aires Artigas parte de Buenos Aires, el 9 de marzo, en
compañía del vocal de la Junta, Juan Francisco Tarragona, registrándose su marcha, por las
postas del camino, hasta Santa Fe. En los últimos días del mes cruzaba el Uruguay, dirigiéndose
a Paysandú y de allí a Mercedes, donde el 11 de abril arengó a los orientales.
Cuartel General en Mercedes Luego de su llegada a Mercedes, estableció su Cuartel general,
organizando la movilización y la concentración de las milicias. El primer cuidado de Artigas fue
consolidar el foco inicial, tratando de evitar la dispersión de las fuerzas, según estaba
sucediendo porque la libre iniciativa de los caudillos no estaba orientada por un comando
centralizado. Tal situación ponía en peligro a la seguridad y el poder de la revolución. Para
aquel momento, los revolucionarios ya estaban ocupando prácticamente toda la campaña de la
Banda Oriental, dejando reducidos a los españoles en tres puestos fortificados situados al sur:
Montevideo, cuyo comando ejercía el virrey Francisco Javier de Elío, Colonia del Sacramento, a
cargo de Gaspar de Vigodet, y Maldonado, ocupada por el coronel Joaquín de Viana. Así como
la primera montonera de América del Sur es la pueblada de Bartolomé Zapata, la revolución en
la Banda Oriental se inicia con la juntada de paisanos en armas en lo que se conocerá en la
historia como el Grito de Asensio. Un documento altamente demostrativo es el: Oficio de
Artigas a La junta de Buenos Aires. .(…)“El patriótico entusiasmo del paisanaje es general,
anunciando todos los que están en lo interior, que nos aproximemos para trasladarse al ejército
a operar con nosotros. A la fecha tengo reunidos 150 blandengues, todos armados y sobre 300
paisanos que se me han incorporado desde Paysandú aquí: a más la división que está
acampada a la vanguardia (compuesta de paisanos) consta de un número considerable y de
éstos se componen las partidas destinadas a hostilizar la Colonia y a tener en movimiento a los
enemigos.” (Fuente: Archivo General de la Nación Argentina). Subrayamos varias frases del párrafo
final para que se pueda comprender que Artigas lidera un ejercito mayoritariamente integrado
por paisanos (nunca hablará de gauchos), básicamente milicianos locales, pero
fundamentalmente un pueblo en armas.
1811/1812 El primer Sitio a Montevideo. Campaña sobre la Banda Oriental. En la
comunicación dirigida el 1º de marzo de 1811 de inmediato del levantamiento popular de
Asensio, a la Junta de Buenos Aires, Ramón Fernández expresó: El dia de ayer oficié á don
José Artigas, de quien tengo noticia hallarse en Nogoyá, jurisdiccion de Santa-Fé, (aquí
Fernandez reconoce el liderazgo de Artigas y nótese que no menciona Nogoyá E.R sino “
jurisdiccion de Santa-Fé” esa era la dependencia de Entre Ríos desde 1810), (…)para que me
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auxilien á la mayor brevedad, pues puedo ser atacado de la Colonia ó Montevideo, y me veré
precisado á abandonar estos puntos: no habiéndome extendido á mayores conquistas, por
considerar no tener como sostenerme(…) En este párrafo final además del pedido de ayuda en
armamento, solicita el envío de tropas desde la Bajada del Paraná advirtiendo que no
enfrentaran oposición realista en todo Entre Ríos.
El pueblo en armas: Lo cuenta Soler en su informe “El denuedo, Sr. Exmo., y entusiasmo con
que intrepidamente atropellaron estos valerosos paisanos dirijidos por sus oficiales me obliga á
recomendarlos á V. E. no advirtiendo diferencia la menor del mas esforzado soldado”. Y otro
detalle muy importante, el comandante militar designado por la junta porteña, se presenta ante
los jefes populares del levantamiento de Asencio, Ramón Fernández y Venancio Benavidez,
para que reúnan a los vecinos y se les explique el plan de acción, estos así lo hacen pero
proponiendo en un acto asambleario como se acostumbraba entonces, que Soler tome el mando
general “trataron de que en aquel acto tomase el mando del que me recibí, exponiendoles no me
asistian los conocimientos necesarios para ellos pues no sabía la posicíon de dicho pueblo de
Soriano, ni menos la del puerto; pero que sin embargo, ateniendome á las relaciones que
prontamente me diese tomaría las providencias que dictase la prudencia.” Finalmente acepta el
planteo y exige el consenso de la mayoría de los vecinos del pueblo en armas “(…)y pasé con
una porcíon de vecinos de aquel pueblo, y D. Ramon Fernandez, al campamento distante de
este pueblo seis leguas para proponer á los oficiales y tropas las resoluciones que se habían
tomado, é igualmente que D. Venancio Benavidez, pues así lo exigí para asegurar la general
conformidad en el distinguido aprecio que aquellos vecinos, y buenos patriotas me
significaban. Llegué á dicho campamento el día dos del corriente á las oraciones, donde me
recíbíeron todas las tropas y sus oficiales formados con general aplauso; inmediatamente se
trató del objeto que nos conducía (…) Remarcamos y subrayamos este último párrafo por
considerarlo demostrativo de nuestras apreciaciones acerca de la insurrección oriental como
pueblo en armas. El pueblo oriental armado, decide por asamblea y con general aplauso, las
jefaturas y los planes inmediatos. Nota: Un dato importante al estudiar los textos del cruce de
comunicaciones entre Soler, con el Jefe de las fuerzas invasoras Juan Michelena. Soler habla
como defensor de las armas de Fernando VII y Michelena acusa a Soler de traidor y sublevado
al vasallaje de Fernando VII Como se puede ver en estas primeras confrontaciones ambos
bandos: uno definido como patriotas al servicio de la Junta de Buenos Aires, y el otro español al
servicio del Virrey de Montevideo, se declaran fieles a la monarquía española.
“Faltan cuerdas a mi guitarra,/ Entre la bordona y la prima,/ Para elogiar en esta guerra/ Al
gran blandengue de mi estima./ Abrazaste la causa del pueblo/ Antes que se oyera el grito de
Mayo./ Dejaste de la Colonia el suelo/ Para ofrecerte sin desmayo./ Fue en Mercedes donde
proclamaste/ La lucha contra los realistas:/ En presencia del pueblo juraste/ Morir o vencer en
la liza.” Joaquín “Ansina” Lencina
Proclama de Mercedes: Al recibir el nombramiento que le otorgara Belgrano, Artigas publicó
una proclama, a los “Leales y esforzados compatriotas de la Banda Oriental del Río de la
Plata”, que anunciaba la certeza de la venida de los soldados porteños a sumarse a los
improvisados milicianos orientales, convocaba a la lucha franca a los compatriotas y el
documento terminaba con invocaciones al patriotismo e incitaciones a la disciplina y obediencia
a los jefes, pues era llegada la hora de “morir antes con honor que vivir con ignominia en
afrentoso cautiverio”. Termina con un párrafo notable que transcribimos: “Union caros
compatriotas y estad seguros de la victoria. He convocado a todos los compatriotas
caracterizados de la campaña; y todos se ofrecen a participar con sus personas y bienes en la
defensa de nuestra justa causa. A la empresa compatriotas que el triunfo es vuestro, vencer o
morir sea nuestra cifra: y tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo sin advertir
que los Americanos del Sud están dispuestos a defender su Patria con honor y antes morir
que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio.” El subrayado y resaltado, señala el rasgo
38
identitario del discurso artiguista. En toda la proclama se dirige a compatriotas y en la definición
final de la arenga al nominar a los Americanos del Sud define la a la América del Sur como su
Patria. Pero diez días más tarde ratifica la adhesión a la monarquía española y a Fernando VII,
el jefe oriental escribió a la Junta de Bs As, el 21 de abril: “(…)instruyéndoles del verdadero y
sano objeto de esa Excma. Junta y del interés que toman sus sabias disposiciones en mantener
ilesos estos preciosos dominios de nuestro infortunado Rey y restablecer a los Pueblos la
tranquilidad usurpada por los ambiciosos mandones que los oprimen, (…). Detallaba la
incorporación de las fuerzas orientales que se iban plegando a la causa de la Junta.
Intento de Elío de inducir a José Artigas a la traición. Días antes de la batalla de Las Piedras,
estando acampado Artigas en el Santa Lucía Chico, llega un pariente (primo segundo) Manuel
Villagrán con un mensaje de Elío pidiéndole que reconozca el pabellón español; el caudillo
envía a su pariente Villagrán a Buenos Aires para que se le juzgue y, después de rechazar esta
propuesta con indignación, dice a Elío: "vuesa merced sabe muy bien cuanto me he sacrificado
en el servicio de S. M.; que los bienes de todos los hacendados de la campaña me deben la
mayor parte de su seguridad; ¿cuál ha sido el premio de mis fatigas? El que siempre ha sido
destinado para nosotros. Así, pues, desprecie vuesa merced la vil idea que ha concebido,
seguro que el premio de la mayor consideración jamás será suficiente a doblar mi conducta ni
hacerme incurrir en tan horrendo crimen". En esta notable respuesta Artigas condensa en la
frase “¿cuál ha sido el premio de mis fatigas? El que siempre ha sido destinado para
nosotros”(...) que equivale a todo un proceso de toma de conciencia, expresando en el pasaje
discursivo de lo personal (individual/ particular), al plural cuando se pregunta por los beneficios
de jugarse por las autoridades y en defensa de los bienes de los hacendados. Leáse con
detenimiento: inicia con la pregunta ¿cuál ha sido el premio de mis fatigas? y de inmediato
brinda la respuesta “El que siempre ha sido destinado para nosotros” el pasaje de la primera
persona al plural nosotros convierte en singular y colectivo- identitaria la toma de conciencia de
Artigas acerca de los motivos que empujan a los habitantes de estas tierras a la insurrección e
independencia.
Batalla de las Piedras, 18 de Mayo de 1811: el primer triunfo importante de las fuerzas
revolucionarias, en lo que luego sería Uruguay. Las fuerzas comandadas por Artigas se
enfrentaron a las fuerzas realistas del gobernador de Montevideo de Elío. El capitán de fragata
José Posadas, jefe de las fuerzas de Montevideo instaló su cuartel general en San Isidro
Labrador de Las Piedras, en las cercanías de Montevideo. En tanto, José Artigas, se ubicó en la
villa de Nuestra Señora de Guadalupe. Los artiguistas llegaron a conformar un ejército de mil
hombres, en tanto que las milicias del capitán de la Marina española Posadas estaban
constituidas por 1230 personas. A media mañana del 18 de mayo de 1811, se produjo el
enfrentamiento que resultó en la victoria para los revolucionarios. Fue luego de este triunfo que
Artigas pronunció su famosa frase "Clemencia para los vencidos", en referencia a los heridos
del ejército español. Después de la batalla murió el primo hermano de José Artigas, Manuel
Antonio Artigas, homenajeado en Buenos Aires por ser el primer oficial muerto en combate por
la causa revolucionaria. Si bien algunos historiadores se refieren al hecho como la culminación
lógica de la sucesión de choques iniciados entre criollos y realistas a partir del Grito de
Asencio, 28/02/1811, el triunfo de Las Piedras tuvo otro alcance, y sobre todo, por sus
consecuencias políticas. Se constituye así en el primer gran triunfo militar patriota, liberando
extensos territorios del dominio colonial, y de hecho, iniciando el sitio de la ciudad de
Montevideo, base militar y apostadero naval del virreinato. Quedaba pues Montevideo, para
resistir el sitio, reducido a su capacidad de dominio de las vías navegables. Compartimos la
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opinión de historiadores que consideran a la Batalla de Las Piedras como decisiva para el futuro
de la revolución. Ante la derrota de Belgrano en el Paraguay y el Paraná, sin la Batalla de Las
Piedras, el proceso revolucionario no hubiera avanzado hasta poner sitio a Montevideo.
AL VENCEDOR DE LAS PIEDRAS Joaquín Lenzina (Ansina) Jamás podré olvidar la
jornada/ Del dieciocho de Mayo del año once./ ¡Fue ese el día de la patriada/ Que será
recordada en el bronce!/ (...) El capitán José Posadas,/ Con más de cien docenas de soldados,/
Avanzó preparando emboscadas,/ Como si cargara los dados./ ¡Pero la jugada le salió mal/ Al
envalentonado realista!/ ¡Para los patriotas no hay corral/ Cuando su Jefe tiene buena vista!/
Los encuentros fueron sangrientos./ Con ardor nos trenzamos los patriotas/ A los enemigos
avarientos:/ ¡Quedaron sin caballos y sin botas!/ En la lomada de Las Piedras/ Izaron la
bandera blanca.../ ¡Para los vencidos pediste piedad,/ Y obedecimos tu orden santa!”
1º Sitio patriota de Montevideo. Luego de la Batalla de las Piedras (18 de mayo de 1811) el
camino hacia Montevideo quedaba abierto para el ejército oriental. Las fuerzas españolas se
encerraron en la ciudad y las fuerzas artiguistas iniciaron el sitio de Montevideo. Artigas exigió
la rendición de los españoles en notas al Cabildo y explicando las razones de la lucha. La
tradición oral cuenta que el propio José Artigas golpeó las puertas de la ciudadela fortaleza con
el puño de su espada intimando la rendición. El 1 de junio de 1811, José Rondeau al frente del
ejército bonaerense se incorporó al sitio y estableció su cuartel en Arroyo Seco. El recién
designado Virrey Elío resuelve pedir apoyo a las fuerzas portuguesas (que estaban en Brasil). A
partir de este hecho se inician negociaciones entre el gobierno porteño y el jefe realista de
Montevideo, que incluiran un acuerdo de paz con el reconocimiento que toda la Banda Oriental
y las villas entrerrianas de las costas del río Uruguay, se devuelven a la corona española. Esto
provocará la reacción de los patriotas orientales.
Pregunta: ¿Porque se llamó la redota al peregrinaje del pueblo oriental?
La REDOTA: Diferentes interpretaciones y diversas causas se le atribuyen a “la Redota”, o
al llamado luego “Éxodo” o “Emigración”, pero lo que no se puede olvidar es que este hecho
histórico ejerció una influencia trascendental sobre el futuro del pueblo oriental y la región
litoral mesopotámica. Para mirar más allá de las exageraciones y calumnias de Feliciano Cavia,
Nicolás de Vedia y el insidioso Vásquez ...aportamos la más centrada descripción apelando a las
“Apuntaciones ..” de Don Carlos Anaya (Pie de pág Carlos Anaya y López Camelo (San Pedro 1777 Montevideo , 1862 ) militar, historiador y político uruguayo de origen bonaerense. Participó en el levantamiento de 1811 y la
administración de la provincia autónoma Oriental (1815-1817). Prisionero durante la ocupación luso-brasileña, liberado y
dedicado a sus actividades comerciales hasta 1825 que apoyó la Cruzada de Juan Antonio Lavalleja. És autor del texto de la
Declaración de Independencia el 25 de agosto de 1825. Senador 1832 a 1838 y Presidente de Uruguay desde el 24 de octubre
Anaya en sus apuntes históricos describe esos
momentos y da cuenta por primera vez del nombre “La Redota”, que los paisanos pusieron a
aquel exilio masivo luego de la noticia de la ratificación del tratado (armisticio) del 20 de
Octubre de 1811 y lo relata de esta manera ”(...) Artigas que miraba más de cerca los
compromisos de su tierra y sus paysanos se pronunció en contra y Resuelto Artigas a a
hostilizar la facción Española distribuyó partidas por todo el territorio que podían abarcar,
sacando todas las caballadas , y levantando el vecindario de raíz en pos de sus marchas al
Uruguay, que fue una operación muy amarga, dejando casi desierta aquella Campaña y
algunos Pueblos que pudieron tocarse, que por ser un equívoco muy particular, clasificaron los
Paysanos por la “redota” por decir otra cosa. De modo que la expedición se compuso de 900
carretas, con familias y habitantes, llegándose a formar un Padrón de 1600 almas en el punto
del Salto del Uruguay donde se estableció el Ejército Oriental” (Anaya Carlos “Apuntaciones
de 1834 y la elección de Manuel Oribe, el 01 de marzo de 1835.)
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Históricas y Políticas escritas en el Departamento de Montevideo en 1851 Fuente: M.J.Ardao Revista
Subrayamos la frase
(…)que por ser un equívoco muy particular, clasificaron los Paysanos por la “redota” por
decir otra cosa.(…) teniendo en cuenta que es el dato histórico de relevancia.
Histórica. Museo Histórico Nacional Tomo XX Pág. 263 a 412 Montevideo 1954)
Situación política después de Las Piedras Se había levantado el 14 de octubre de 1811, el sitio
puesto a Montevideo, inmediatamente después del triunfo de Las Piedras, en lentas y
complicadas jornadas, retirábanse, hacia el oeste, “el ejército de la patria” y las milicias
auxiliadoras de Artigas. A todos los combatientes entristecía aquel retroceso, dispuesto por los
directores políticos de Buenos Aires; pero por razones obvias, a quienes dolía más, moral y
materialmente, era a los voluntarios orientales que, a su hora, habían empuñado las armas
impulsados por un espontáneo sentimiento de fraternidad y solidaridad con los pueblos
hermanos de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Digámoslo con toda claridad y también con
todas las letras: cuando los pobladores de la “Banda Oriental” se lanzaron a la insurrección que
andando el tiempo, se encauzaría en el proceso de la emancipación, si midieron los riesgos, en
verdad no se hicieron demasiadas preguntas estimamos que nada de eso fue parte de sus
preocupaciones. Sus máximos dirigentes, no manifestaban un pensamiento unificado acerca de
ninguna idea nueva y superior de justicia igualitaria; ni el vuelo de las expectativas comunes
iba más lejos del límite histórico comprensivo encuadrado por el régimen colonial, que
podríamos sintetizar en aquella consigna “viva el rey, muera el mal Gobierno”. Aquella vieja
aspiración contractualista, de los pueblos guaraníes misioneros en sus quejas al Rey ante el
acuerdo con los portugueses que provoca la declaración de guerra del Gobernador de Buenos
Aires, Andonaegui (Cfr. Ensayo Arqueología del artiguismo. La guerra Guaranítica), o la convocatoria
de Tupac Amarú II en su Edicto a los criollos de Chibchas (idem anterior) que reaparecen en el
núcleo duro de los discursos del grupo patriota en los debates del Cabildo Abierto de Buenos
Aires en los sucesos de Mayo de 1810. Algunos autores vinculados a la corriente histórica
oficializada por Mitre y “la oligarquía histórica porteña” – Francisco Bilbao dixit - en un exceso
imaginativo de sesgo liberal lo denominan “la máscara de Fernando”, intento de presentar como
un encubrimiento de las intenciones independentistas auténticas del foco revolucionario
porteño. En la Banda Oriental, las maniobras de engaño de los enviados porteños para obviar la
consulta a los orientales y así poder firmar el armisticio con el Virrey Elio, fueron llevadas a
cabo principalmente por el que luego será en la Asamblea del año XIII el diputado de Tarija Dr.
Julián Pérez. La entrega resultante de la Banda Oriental y los villas entrerrianas de la costa del
río Uruguay al poder monárquico español, son las que generan un abrupto cambio en la
situación política y obligan la toma de decisiones en la asamblea de Tres Cruces o San José y
provocan el cambio fundamental de Artigas que pasa de realista y Fernandista (por Fernando
VII) a ser conducido y erigido en conductor por su propio pueblo. El posterior exilio masivo de
los orientales - La redota - y los campamentos populares en el Salto Chico y el Ayuí en la
banda Occidental del Río Uruguay, terminan por definirlo como el líder Oriental aquel que,
prefigurando esta situación se había auto comprendido como jefe ante el Deán Funes en el
Cabildo de Bs As en Marzo de 1811 cuando se inicia la polémica transformación, como
veremos a continuación.
Dicen las crónicas....Tratado de Pacificación El virrey Francisco Javier de Elío firmó a fines
de 1811 un convenio con la princesa Carlota Joaquina (hermana del rey Fernando VII) y reina
consorte de Portugal, por medio del cual un ejército portugués al mando de Diego de Souza
invadió la Banda Oriental en apoyo de los realistas. Fuerzas irregulares portuguesas desde las
Misiones invadieron Mandisoví (actual federación E.R) y San Antonio del Salto Chico (actual
Concordia E.R) en agosto de 1811 al mando del capitán Joaquim Felix de Fonseca, rumbo a
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Concepción del Uruguay, villa que se hallaba bloqueada por barcos españoles enviados desde
Montevideo. El 11 de octubre de 1811 los portugueses atacaron la villa, pero fueron rechazados
por las fuerzas al mando del capitán Francisco Quevedo, atacando también Gualeguay. La
relación con Buenos Aires cambió cuando el Triunvirato, el 20 de octubre de 1811, mediante los
representantes de Buenos Aires: Gregorio Funes, José Julián Pérez y Juan José Paso firmaran un
armisticio con el virrey Elío de Montevideo, que lesionaba los intereses entrerrianos, ya que
Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay debían ser entregadas a Elío. Portugueses
y patriotas debían abandonar la Banda Oriental levantando estos últimos el sitio de Montevideo.
Elío debía levantar el bloqueo de los ríos. El convenio fue ratificado por el virrey el 21 de
octubre y tres días después por la Junta. Las tres villas rechazaron el convenio de Pacificación y
desde ese momento Entre Ríos adquirió un carácter fuertemente federal.
PREGUNTA: Artigas era revolucionario o realista?
Artigas: realista y fernandista. Es muy importante destacar que una postura contractualista
primaba en los planes y definiciones de los jefes del pueblo en armas, y así Artigas, para citar al
más reconocido de esos dirigentes, escribe a las autoridades de Montevideo luego de Las
Piedras, en muestra de adhesión explícita y pública de fe monárquica y fernandista: “Este
exercito concluirá en breve la obra en que se halla tan adelantado y V.S. hará apurar la copa
de las desgracias á esos habitantes sino resuelve que sea reconocida la autoridad de la Exma.
Junta Provisoria de estas Provincias por este pueblo y que lleve a ella su voto por medio de un
representante de acuerdo al reglamento presentado y siguiendo así las medidas que han
adoptado todas las provincias de España para conservar ilesos los dominios de nuestro augusto
soberano el Sr. D. Fernando VII de la opresión del tirano de la Europa” (El concepto
contractualista queda explicitado en nuestro subrayado)
El “rasgo antipolítico” de Montevideo. Dirigiéndose al cabildo de su ciudad natal
Montevideo, José Artigas escribía después de denunciar las persecuciones de que habían sido
objeto los criollos y españoles peninsulares partidarios de la unión con Buenos Aires (...) “se
puso por fin el sello al atrevimiento declarándonos la guerra; pero a quiénes Exmo. S? A los
vasallos de nuestro amado Fernando VII a los que defendemos la conservación de sus dominios
a los enemigos solo de la opresión de que huye la afligida España. El mundo oirá con
admiración este rasgo antipolítico”(...) y para terminar una exhortación a la paz (…)“No olvide
V.E. que la Exma. Junta Provisoria de estas Provincias sostiene solo la causa de Nuestro
augusto monarca el Sr. D. Fernando VII y la conservación de la integridad de estos preciosos
dominios de que es una parte ese pueblo, y que solo vanas preocupaciones han podido
separarle de sus verdaderos intereses”... Aquí se puede observar que el discurso de Artigas no
es el de un jefe militar, sino que utiliza la crítica política enmarcada por una concepción de
raigambre comunera y contractualista. Se está “vivando al Rey” cuestionando a sus malos
representantes que pretendían seguir gobernando en estas tierras. (recordar la consigna ¡Viva el
Rey muera el mal gobierno! de los comuneros paraguayos y de Nueva Granada (Cfr. Balbi Y
Richardet Ensayo Arqueología del artiguismo. Subtítulo ...De los frentes politico sociales e interculturales
anticolonialistas)
Llegan los portugueses. Así las cosas, un día de los últimos de julio de 1811 se extendió con
velocidad de rayo por la línea sitiadora de Montevideo, una noticia extraordinaria de provenía
de la frontera noroeste. Había cruzado la línea divisoria un ejército portugués que se anunciaba
que venía en apoyo de los sitiados de Montevideo y marchaba en marcha lenta con rumbo al
interior del territorio. Cuatro mil hombres lo formaban según los “bomberos” (espías) patriotas.
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En realidad no llegaban a tres mil de acuerdo a los cómputos publicados en la revista del
Archivo de Río Grande Do Sul.
Oferta de negociación de Elío. Hagamos memoria de los hechos históricos. Ante el problema
político y militar que planteaba la invasión portuguesa a la Banda Oriental, los integrantes de la
Junta Grande, retomaron un intento de negociación que Montevideo había ofrecido poco tiempo
antes, con la interesada mediación del Embajador de Inglaterra en Río de Janeiro. La
pacificación propuesta por el Virrey Elío, en aquel momento alentaba al sector reformista y
conservador, luego de la derrota y exclusión de la tendencia Morenista. Elegida esta solución,
sin consultar para nada la opinión de sus subordinados combatientes que no conocían
naturalmente más que el acuciante problema local, la Junta Grande se dirigió por nota al Virrey
montevideano a fines de Agosto invitándole a negociar. Aceptada de inmediato por Elío esa
propuesta. se resolvió, de común acuerdo con el gobierno de Buenos Aires, trasladar a
Montevideo la sede de conferencias para evitar las presiones del pueblo porteño que seguiría
demasiado de cerca las negociaciones. El 7 de setiembre de 1811 llegaba al puerto de
Montevideo en la fragata inglesa “Nancy” la comisión negociadora porteña, integrada por el
Deán Funes, Manuel de Sarratea y los doctores J. J. Paso, García Cossio y Julián Pérez y con
ellos también venía la noticia (muy recortada en sus alcances) de los planes de negociación para
la información a los patriotas del sitio.
La reacción de los Orientales Fue grande el disgusto de los patriotas orientales soldados y
colaboradores y sus familias ya dispuestos a cumplir el plan de doble enfrentamiento
anticolonial y anti imperialista que preparaban los jefes Rondeau y Artigas convencidos de que
tenían las fuerzas y capacidad suficientes para resistir con éxito, les pareció inadmisible una
pacificación que de cualquier modo iba a ser “renga y mal sentada” como según la tradición
oral se definía popularmente a la resolución de las elites porteña y montevideana.
La democracia popular en su máxima expresión. Las asambleas: Ante las reacciones
contrarias de las protestas que se elevaban de las filas combatientes, como resultado de una
combinación de razones poco convincentes y dudas ciertas, los comisionados del gobierno
porteño – que por lo demás ya sabían que su gestión estaba limitada porque Elío les exigía la
entrega de toda la Banda Oriental para conceder la paz – decidieron escuchar en “junta de
vecinos” reunida en el cuartel general de del pueblo oriental en armas, que por entonces estaba
instalado en la Panadería de Vidal .
Asamblea del 10 de septiembre de 1811 Se reunieron los vecinos de extramuros de
Montevideo con una delegación del gobierno de Buenos Aires integrada por Deán Funes, Juan
José Paso, Manuel de Sarratea y otros. La concurrencia a dicha reunión realizada en la
panadería de Vidal, (actual calle montevideana Joaquín Requena), no excedió las 100 personas.
Los representantes juntistas informaron lo tratado hasta alli, con el gobernador Elío y explicaron
las derrotas del Ejército en las zonas de El Alto Perú, así como el peligro que significaba el
avance portugués. Por su parte los voceros orientales expresaron que el sitio no se podía
levantar hasta que la Junta escuchara su parecer. Los delegados del gobierno porteño de Buenos
Aires, expusieron sus razones para firmar el armisticio y garantizaron – verbalmente – a los
orientales que no sufrirían represalias. Estos rechazaron la medida presentada por los delegados
porteños y afirmaron que estaban dispuestos a continuar la lucha por si mismos.
Testimonio de un protagonista Don Carlos Anaya, asistente a esa reunión, narra el desarrollo
de la misma en sus memorias de esta manera, “Los SS diputados se contrageron a explanar la
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urgente necesidad en que se encontraba el gobierno de la Patria de llamar a sí la concurrencia
del Ejército; mas varios ciudadanos tomaron la palabra para rebatir esa urgente necesidad y
de las obligaciones y compromisos de esa misma autoridad para protejer y sostener la libertad
de los pueblos en cuya confianza habían desplegado toda clase sacrificios “(...) “Los SS
representantes - sigue Anaya – fortificaron las medidas del gobierno tendientes a evitar la
indudable derrota que iba a anonadar los conatos patrióticos, con un formidable ejército
portugués que para marchar precipitado hacia el sitio en auxilio provocado por el general Elío,
y que sería un sacrificio inútil a la patria exponer el ejército a una ineludible derrota ,
poniendo a el gobierno en el caso de no poder volver sobre sus pasos para, en mejores
circunstancias, reconquistar la Banda Oriental cuyos propósitos eran imperecederos en los
sentimientos del gobierno; además de otras causas que tenían para adoptar tales medidas.
Ninguna de ellas (dichas razones) hizo fuerzas contra los compromisos muy positivos en que se
hallaba el pueblo Oriental. El vecindario se comprometía a sostener el Sitio personalmente,
ínterin el ejército salía al encuentro del que manda el general Souza, Jefe Portugués en marcha
para el campo sitiador con otras mil razones que hizo reconocer el riesgo de los representantes
en querer llevar a cabo la misión del que estaban encargados, resolviendo retirarse a Buenos
Aires a participar los inconvenientes con que habían tropezado, después de hacer responsable
al general en jefe sobre aquel no cumplimiento.”
La actitud de Artigas En esta emergencia, el papel de Artigas en principio fue pasivo y de
escucha, como correspondía al oficial disciplinado y pronto a acatar, aún con personal disgusto,
las órdenes del superior. En ese dilema moral se debatirá Artigas. Pero el clima de las reuniones
y discusiones de los pobladores identificados con la revolución era otro. Quienes manifestaron a
viva voz su protesta e indignación por el posible abandono e inconsultas decisiones en la “Junta
de Vecinos” de la panadería de Vidal, tenían más dudas que certezas, sobre el proceder del
gobierno de Buenos Aires. Un cambio político en el gobierno porteño acelera las cosas. El
triunvirato reemplaza a la Junta Grande. El Triunvirato que sustituyó en el gobierno de
Buenos Aires a la Junta Grande el 23 de setiembre de 1811, se decidió inmediatamente después
de asumido el mando, a reanudar las gestiones de pacificación con Montevideo, apoderando con
ese objeto ante el Virrey Elío, al doctor Julián Pérez a quien se le entregaron el día 27 de ese
mes las credenciales. Sabía el Triunvirato desde luego, debido al fracaso de la misión anterior
que integraron dos de sus miembros, Paso y Sarratea, que para asegurar el éxito de la nueva
gestión de su comisionado era necesario autorizarlo para convenir en un pacto que estipulara la
entrega de toda la Banda Oriental al gobierno de Montevideo y para ello facultó al Dr. Pérez.
Armisticio del 20 de Octubre de 1811 Terminada la primera parte de su negociación, el doctor
Pérez pasó al campamento de los patriotas sitiadores para cumplir la segunda parte y la más
difícil de su misión y como en la vez anterior, la opinión pública se llenó de inquietud al
conocer los motivos de la nueva visita del ilustre vocero de Buenos Aires.
La gestión de Pérez ante los orientales Teniendo en cuenta que los orientales se negaban a
tratar todo arreglo que significara el abandono del sitio y frustrara su resolución de luchar contra
los portugueses, el delegado porteño Dr. Pérez esperando esa actitud, logró apelando a la
subordinación de los jefes militares Rondeau y Artigas, la promesa de trasladarse con sus
respectivas tropas al límite oeste de la jurisdicción de Montevideo (arroyo Rosario) e intentó,
convocando a una “Junta de Vecinos” en el cuartel general que por entonces estaba instalado en
la chacra de “La Paraguaya” sobre el camino a las “tres Cruces”, convencerlos que no había
mejor salida que la propuesta por Buenos Aires.
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Asamblea Chacra de la Paraguaya. El 10 de octubre de 1811 Un mes más tarde, de la
asamblea de la panadería de Vidal, en un paraje conocido como la quinta (o chacra) de La
Paraguaya, (actual Parque Central de Montevideo) , hubo una segunda reunión de vecinos con
José Julián Pérez, representante del Triunvirato ante las negociaciones con Elío, quien prometió
a los asistentes, cuyo número se ignora, (al parecer mayor que en la previa de la panadería de
Vidal) “toda clase de socorros”, para que aceptaran el acuerdo. El Jefe de los Orientales
ratificado por la voluntad mayoritaria tuvo en esta ocasión, una actuación destacada y así, él
mismo lo explica: “Yo entonces reconociendo la fuerza de su expresión, y conciliando mi
opinión política sobre el particular con mis deberes, respeté las decisiones de la superioridad,
sin olvidar mi carácter de ciudadano; sin desconocer el imperio de la subordinación, recordé
cuanto debía a mis compaisanos. (..)Esto mismo había hecho ya conocer al Sr. Representante, y
me negué absolutamente desde el principio a entender en unos tratados que considere siempre
inconciliables con nuestras fatigas, muy bastantes a conservar el germen de las continuas
disensiones entre nosotros y la Corte del Brasil y muy capaces, por si solos, de causar la
dificultad en el arreglo de nuestro sistema continental (…) Estas palabras confirman el disgusto
y el rechazo que desde el principio sintió Artigas respecto a un abandono total del sitio, dejando
a los orientales expuestos a la venganza de sus enemigos. En este suceso Artigas empieza a
tener una importancia preponderante, convirtiéndose a partir de aquel momento en una gran
autoridad política entre los orientales, siendo reconocido como jefe por los mismos asistentes,
pese a que terminó cumpliendo con sus funciones como militar recomendando el acatamiento
del armisticio. Carlos de Anaya, asistente a esa reunión, del mismo modo que había concurrido
a la realizada un mes atrás en la panadería de Vidal, en sus ya citadas memorias inéditas, narra
el desarrollo de la Asamblea en los términos siguientes: “…efectivamente hubo una numerosa
reunión a quien se hizo entender las órdenes del Gobierno para llevar a todo trance la
suspensión del sitio y retirada del Exército; llegando en aquel acto un ayudante del general
Elío con las garantías acordadas. (…)El coronel Artigas que había concurrido también estaba
menos conforme con la suspensión y retirada, más viendo que sin un trastorno no podía
evitarse, fué el que, parándose, dixo: “Que cuando el gobierno no lo había resuelto sería
urgente, y que tampoco podía interpretarse las miras ulteriores que acaso se reservaba más
adelante”. Aquí concluyó todo y se dispuso definitivamente la evacuación del Exército. El 14 de
octubre fue levantado el sitio, etc.”
¡ADIÓS
MURALLAS DE MONTEVIDEO! Joaquín Lenzina (Ansina) Cuando nuestra gente
decía: ¡Montevideo es nuestro! Llegó la triste noticia De un convenio funesto: De Buenos Aires
la orden De abandonar el asedio, Que los portugueses marchen Y que no hay otro remedio. (...)
¡Adiós murallas montevideanas! ¡Nos iremos con fatigas, Con nuestros ponchos de lana, Pero
volveremos con Artigas!
Las maniobras de Julián Pérez En la noche del 7 de octubre de 1811 (lo establece el
comandante Salazar con su correspondencia con el ministro Ciscar), el tratado de pacificación
estaba listo en lo fundamental y suscripto por los delegados porteños ad-referendum del
gobierno de Buenos Aires. El Dr. Pérez que volvía de las negociaciones en el fuerte de
Montevideo rumbo al campamento patriota, pensó que para lograr un éxito en la difícil batalla
política que tendría que librar ante la nueva asamblea de los orientales, debía plantear el retiro
inmediato de los combatientes patriotas de la línea sitiadora.
La traición de los porteños a orientales/as y entrerrianos/as: en tres artículos de los 24 que
consta el armisticio, se puede observar con absoluta claridad los motivos puntuales del rechazo
de José Artigas y los pueblos oriental y entrerriano a lo que fuera considerado por algunos, - los
45
más moderados - ; como abandono y/o defección del Gobierno porteño ante el representante
español y por otros entre los que contamos a José Artigas y la mayoría de los orientales y
entrerrianos como una traición.
Armisticio del 20 de Octubre de 1811 Los primeros 5 artículos ratifican el reconocimiento a la
autoridad de Fernando VII, “que no reconocen ni reconocerán jamás otro soberano que al Sr.
D. Fernando VII, y sus legítimos sucesores y descendientes”. El rechazo a la invasión
Napoleónica, “Persuadido firmemente el Gobierno de Buenos Aires de la justicia y necesidad
de auxiliar y sostener á la madre patria en la santa guerra que con tanto teson y gloria hace al
usurpador de la Europa”. La pertenencia a España de las Provincias Unidas reconoce la unidad
indivisible de la Nacion Española, de la cual forman parte integrante las Provincias del Rio de
la Plata en union con la Península, y con las demas partes de América, que no tienen otro
Soberano que el Sr. D. Fernando VII. Y la solidaridad efectiva “conviene gustosísimo en
procurar remitir á España á la mayor brevedad todos los socorros pecuniarios, que permita el
presente estado de las rentas, y los que puedan recogerse de la franqueza y generosidad de los
habitantes, á que el Gobierno propenderá con las mas eficaces providencias é insinuaciones”.
Tratado de pacificación entre la Exma. Junta Ejecutiva de Buenos-Aires y el Exmo. Sr. Virey D.
Francisco Xavier Elio. transcribimos subrayados: ARTICULO VI. Las tropas de Buenos Aires
desocuparán enteramente la Banda Oriental del Rio de la Plata hasta el Uruguay, sin que en
toda ella se reconozca otra autoridad que la del Exmo. Sr. Virey. ARTICULO VII. Los pueblos
del Arroyo de la China, Gualeguay y Gualeguaychú situados entre rios, quedarán de la propia
suerte sujetos al gobierno del Exmo. Sr. Virey; y al de la Exma. Junta los demas pueblos; no
pudiendo entrar jamas en aquella provincia ó distrito, tropas de uno de los dos gobiernos, sin
previa anuencia del otro. El articulado que sigue manifiesta garantías de no represalia una
especie de amnistia general y un retorno a la situación previa al sitio pero en el ARTICULO
XXII. Aparece el sistema de castas un detalle notable referido a las propiedades privadas
incluyendo los esclavos. ARTICULO XXII. Todas las propiedades existentes de cualquier
especie que sean, correspondientes á los vecinos de la Banda Oriental, quedarán en poder de
sus respectivos dueños, á reserva de los esclavos comprendidos en las listas manifestadas por el
Sr. Diputado de Buenos Aires, que ofrece dejar en libertad, para que vuelvan á poder de sus
amos, á cualquiera de los expresados negros que lo desee; y la ejecucion de este artículo será
del cargo y cuidado de los oficiales, de que se hace mérito en el veinte.” Aquí aparece mención
explícita a los muchísimos afroamericanos que huyeron de Montevideo a engrosar las filas del
pueblo en armas liderado por Artigas, quedando así en “libertad”. En este artículo el Dr. Pérez y
el gobierno porteño, acordaban con los españoles volver a la esclavitud de casi un millar de
afroamericanos/as. Los artículos finales pueden considerarse de forma, con las firmas
provisorias de Pérez, Acevedo, Garfias, funcionarios de segundo rango por los porteños y el
Virrey Xavier Elío. Hasta allí se lo consideraba error y defección de los funcionarios
negociadores.
La desobediencia: Artigas Jefe de los Orientales Luego de la Asamblea de la Paraguaya, los
orientales quedaban defraudados y obligados a someterse a las tratativas del gobierno de Buenos
Aires, o a iniciar el exilio. Optaron por esta alternativa y mandataron a su Jefe; José Artigas,
para que lo protegiera de sus enemigos, los condujera hasta el exilio, defendiera su esperanza, y
expresara su rebeldía. En síntesis le diera, en una palabra, voz y cuerpo encarnando su voluntad
mayoritaria. Recapitulando en rápida síntesis los agravios y los anhelos, que flotaban como
cielo de tormenta, sobre el campamento en marcha hacia San José, alguien, no se sabe ni se
sabrá probablemente quién, sobreponiéndose a la sensación política angustiante de abandono y
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derrota, indicó un nuevo camino. Hay quienes atribuyen al joven Miguel Barreiro (primo y
luego primer secretrario de Artigas) la iniciativa en improvisada arenga fervorosa
“Desconozcamos la autoridad del Triunvirato de Buenos Aires en nombre de los sagrados
deberes de la defensa de los intereses que él desdeña custodiar. Y pues nos faltan fuerzas y nos
sobra ánimo para luchar hasta la victoria o el sacrificio sigamos solos la guerra con los
reacios de Montevideo y los invasores portugueses, consagrando a Artigas como nuestro jefe
único.”(testimonio de Carlos Anaya). Por primera vez, entonces, y para tratar asuntos del exclusivo
interés del territorio y tomar decisiones mirando primeramente el bien de la comunidad, se
reunieron sólos los orientales, en asamblea soberana, como las democracias antiguas, de
decisiones inmediatas y absolutas. El 24 de Octubre la ratificación del acuerdo por la Junta
porteña aventó toda duda y eliminó expectativas planteadas en las asambleas de los vecinos
montevideanos. De esa manera adquirió validez la decisión tomada en la última asamblea de
sostener el rechazo del tratado, la resolución de resistir desconociendo la autoridad porteña y
realista de Elío, la elección de José Artigas como jefe político militar y evacuación masiva de
Montevideo y el ejido, rumbo al norte, cruzando el Uruguay primeramente intentando
establecerse en la zona del Antiguo Arroyo de la China y finalmente, estableciendo el
campamento general en el Salto Chico y luego en el Ayuí, en el actual Departamento
Concordia, de nuestra provincia entrerriana.
Nota: Alrededor del 10 de diciembre las familias inician el pasaje del río Uruguay por el Salto
Chico hacia la costa occidental (E.R) cuyo pasaje prosigue hasta fines de este mes. En los
últimos días de diciembre habían pasado lamayoría de las familias el río Uruguay quedando el
grueso del ejército en el territorio oriental. Es entonces cuandose ataca a los portugueses que
pretenden obstaculizar el vado, los que son completamente batidos en Belén. Artigas cruza el río
Uruguay en la primera semana de enero de 1812. Las familias acampan en la costa occidental a
la espera de que el Gobierno de Buenos Aires acceda a la solicitud formulada por su Jefe el 14
dediciembre de 1811 en el sentido de que se les autorize para instalarse en el punto de
Concepción del Uruguay (Arroyo de la China) que les ofrecía mayor seguridad. No satisfecha
esta aspiración, los emigrados permanecen acampados en el Salto Chico, costa occidental, hasta
que se resolviera sobre su destino. Artigas, designado por elGobierno de Buenos Aires Teniente
Gobernador de Yapeyú debía dirigirse a aquel punto. La permanencia y expansión de los
portugueses en el litoral determinó la necesidad de emprender operaciones militares contra
ellos. En la segunda quincena de abril de 1812 se abrirían las operaciones lo que explica el
pasaje del ejército, nuevamente a la costa oriental seguido de las familias que se negaron a
abandonarlo. El 10 de abril se había terminado la penosa travesía del río instalándose el
campamento artiguista en el Salto Chico Oriental.
EL EXODO DEL PUEBLO ORIENTAL La visión del enemigo "El 18 del corriente fui a
observar el campo del General don José Artigas. Su campo está situado a dos leguas,con poca
diferencia al norte de la capilla de San Antonio de Salto, entre Uruguay y el Gualeguay,
distante un cuarto de legua de la confluencia de los dos ríos. Este espacio sólo ocupado por
400 caballos más o menos, de allí para el sur está el campo dispuesto en dos líneas con frente
para el Uruguay, cubierto por las alturas, de sus márgenes y cercado de palmeras. Por lo que
aprecio contará por encima de 5.000 hombres así como muchas barracas de cuero dispersadas
que supongo destinadas a las familias y a los que tratan de caballadas, boyadas y ganado. Se
observa un gran número de carretas." (Campo del Salto, 22 de junio de 1812. Joaquín de Oliveira
Alvarez a Diego de Souza. Biblioteca artiguista http:/www.artigas.org.uy/Index. Html)
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3º La Parábola. La transformación: la opción por el pueblo
Asamblea de San José. 23 de octubre de 1811: Artigas refiriéndose a la noticia de la
ratificación del Armisticio de la que se anoticiaron los orientales, dice: “Marchamos los
sitiadores en retirada hasta San José y allí precisados los bravos orientales a recibir el gran
golpe que hizo la prueba de su constancia; el gobierno de Buenos Aires ratificó el tratado en
todas sus partes: (…) por él (…) se priva de un asilo a las almas libres en toda la Banda
Oriental y por el (…) se entregan Pueblos enteros a la dominación de aquél mismo señor Elío,
bajo cuyo yugo gimieron.” Al conocerse la novedad entre las familias acampadas en la ribera
del río San José y las milicias orientales, se produjo una conmoción, que generó una asamblea
espontánea. El propio Artigas descubriría la agitación de los ánimos y la angustia de su pueblo:
“En esa crisis terrible y violenta abandonada la familia, perdidos los intereses, acabado todo
auxilio, sin recursos, entregados solos a sí mismos, ¿Qué podía esperarse de los orientales,
sino que, luchando con sus infortunios, cediesen al fin al peso de ellos, y victimas de sus
mismos sentimientos mordieran otra vez el duro freno que con un impulso glorioso habían
arrojado lejos de sí?”. Reflexionará el Jefe Oriental, sobre las consecuencias de la ratificación
del Armisticio, en particular en lo relativo a la situación en que quedaban los orientales,
manifestando: (…) un Pueblo sin cabeza, tal era el Pueblo Oriental, bajo el cetro de la tiranía
(…) después de la ratificación de los tratados de Octubre (Armisticio), el entonces pudo
constituirse y se construyo, sino bajo las formas más o menos propias, al menos bajo las más
legales”. Según Artigas fue así que la Asamblea tomó tres resoluciones: • Representaron que
jamás protestaran la necesaria expresión de su voluntad para sancionar los (artículos) que el
gobierno auxiliador había ratificado. •…la protesta de no dejar las armas de la mano hasta no
haya evacuado el país (el invasor portugués) y pueden ellos gozar una libertad por la que
vieron derramar la sangre de sus hijos, recibiendo con valor su postrer aliento. • Determinaron
gustosos dejar los pocos intereses que les restan a su país, y trasladándose con sus familias a
cualquier punto donde puedan ser libres a pesar de trabajos, miserias y toda clase de males. En
conclusión, la primera resolución aprobada por la Asamblea de San José, impugnaba los
artículos acordados entre el gobierno porteño y los realistas de Montevideo. La segunda
resolución, era una clara decisión de que se disponían a enfrentar la primera invasión
Portuguesa y la tercera resolución y quizás la más importante, hace una referencia explícita al
inicio del exilio oriental y la necesidad urgente de movilizarse para sobrevivir. La significación
histórica profunda de estos acontecimientos – las asambleas de vecinos, de septiembre y
octubre; la designación de Artigas como Jefe; la voluntad de emigrar gestada en la Asamblea de
San José, - reacción a un acto gubernativo nunca consentido, sino, por el contrario,
expresamente rechazado - es de gran trascendencia política y social. De aquella situación
compleja, contradictoria y dramática, surgía este nuevo sujeto político, el pueblo de los
Orientales como entidad social, con conciencia de construir una comunidad política, y de que
era, o debía ser; dueño de su propio destino. Artigas lo dejó escrito refiriéndose a la actitud del
pueblo oriental (...) el entonces pudo constituirse y se construyó, sino bajo las formas más o
menos propias, al menos bajo las más legales”. Interpretar esto, como que pudiera existir en el
ánimo de aquellos protagonistas la creación de un país distinto, es imposible. Dos cosas son
evidentes: 1º que se consideraban una realidad política y social aparte de la constituida por los
unitarios de Buenos Aires, sentimiento compartido por los entrerrianos, correntinos, misioneros,
santafesinos y cordobeses que más tarde se les unirían en la Liga de los Pueblos Libres. Esta
conclusión no es producto de la especulación contemporánea ya que así lo vieron y sintieron los
protagonistas de este suceso. Según la fuente que citamos, los “orientales”, enfrentados a los
españoles, no podían sentirse menos que abandonados y traicionados por el gobierno de Buenos
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Aires, por lo que a partir de ese hecho ya no podían jamás considerarlo como propio.
Definitivamente, ya eran otra cosa; eran los orientales precursores de Los Pueblos Libres. Así
lo refleja un delegado de aquellos tiempos “Y entonces nosotros, en el goce de nuestro derecho
primitivo, nos constituimos en la forma bajo todo los aspectos legales y juramos continuar la
guerra hasta que los sucesos de ella solidasen en nuestro suelo una libertad rubricada ya con
la sangre de nuestros conciudadanos (…) allí, obligados por el tratado convencional de
superior gobierno, quedó roto el lazo nunca expreso que ligó a él nuestra obediencia, y allí, sin
darla al de Montevideo, celebramos el acto solemne, sacrosanto siempre, de una constitución
social, erigiéndose una cabeza en la persona de nuestro dignísimo conciudadano José
Artigas”… (oficio del 27 de agosto de 1812 del apoderado Martines de Haedo, al Cabildo de Buenos Aires).
Se habla aquí de “ruptura” de un lazo “nunca expreso” que unía a los orientales con los
gobiernos emergentes despues de los sucesos de Mayo de 1810, rompimiento generado como
consecuencia del “Tratado universal”: el armisticio que los había abandonado a la arbitrariedad
de los españoles. Se afirmaba que ello no implica obediencia alguna al gobierno de Montevideo,
y se terminaba reclamando que ya habían celebrado el acto “solemne, sacrosanto siempre” de
una “constitución social”.
El exilio del pueblo Oriental. La Redota
Dice el Coronel Ramón de Cáceres (testigo presencial) “ Se
ratificó, pues, el armisticio y se levantó el sitio de Montevideo; el vecindario de la campaña abandonando sus
casas amuebladas y todos sus haberes siguió en procesión a Artigas de miedo a los españoles...”
El día 29 de octubre de 1811 desde el Cuartel General en el arroyo Monzón escribe el General
Artigas al representante porteño Rondeau …"(...) llegaron los últimos acontecimientos y más de
setecientas familias han fijado su protección en mí; el grito de ellas, de los ciudadanos, de la
campaña, todo empeña mi sensibilidad y aún mi honor cuando me hacen causa de su laudable
compromiso y de sus pérdidas remarcables(...)”. Con igual fecha y desde el mismo Arroyo
Monzón ratificando el planteo de Artigas, comunicaba José Rondeau al Gobierno: "(...) Me
aseguran que pueblos de numeroso vecindario se abandonan sin quedar en ellos un solo
hombre. De todos puntos de la campaña se repliegan familias al Ejército sin que basten
persuasiones a contenerlas en sus casas." El ejército de Rondeau marcha hacia Buenos Aires
mientras que los orientales siguen la suerte de ese hombre al que los paisanos le dicen: ¡mi
General! "El honor, la humanidad, la gran causa que forma la pasión de los americanos
reclaman nuestros afanes respecto de estos héroes que han comprado su libertad al mayor
costo; débase a nuestras fatigas contribuir al buen resultado de las suyas por no volver a la
esclavitud." escribe Artigas. Se inicia el camino del destierro, "la redota" al decir de los
paisanos. El exilio masivo se convierte en la ruta de alrededor de 15.000 personas tomando
rumbo a Salto para cruzar el Uruguay y refugiarse en el Salto Chico entrerriano. El historiador
Clemente Fregueiro incorporando un toque místico lo bautizó con el nombre de "El Éxodo del
Pueblo Oriental", que ha quedado hasta nuestros días. Hasta aquí en grandes rasgos la historia
de este período de transiciones y confusiones, que irá desembocando en una nueva toma de
conciencia y Artigas empujado por su pueblo conducido y conduciendo las novedosas
situaciones políticas se irá transformando de Jefe de Los Orientales y por ello con el grado de
Teniente Coronel del Ejército patriota en 2º Comandante detrás del General José Rondeau y sus
oficiales, soldados y montoneros orientales y entrerrianos, con sus mujeres y familias, en el
general de los Orientales. Sus fuerzas dejarán de ser auxiliadoras para ser protagonistas de la
nueva empresa político militar del Pueblo en armas en el repliegue masivo del primer sitio de
Montevideo. Termina así el breve pero intenso período político iniciado con la deserción de
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Artigas del ejército realista (15/02/1811) y su adhesión a la Primera Junta patriota, en Nogoyá el
25 de febrero de 1811, coincidente con la sublevación popular del Grito de Asensio, (28 de
febrero de 1811) y movilizados en insurrección general, definida por Artigas como “la
admirable alarma”; logrando vencer a los peninsulares españoles y criollos españolados
Pregunta: Según autores orientales como Santiago Vásquez, los pobladores fueron
amenazados y obligados a seguirlo por la fuerza. ¿Qué hay de cierto?
El oficio de José Artigas a Mariano Vega: En un memorable oficio del 3 de Noviembre de
1811 desde el arroyo Cololó, límite norte del Departamento Soriano que ratifica la opinión de
Don Carlos Anaya y la de Isidro de María, se desmiente las falacias de sus enemigos y sobre
todo a Sebastián Vasquez que afirman que se obligó mediante amenazas y acciones de terror a
la población (...) ellos me han venido a encontrar de otro modo yo no los habría admitido; por
estos motivos encargo a Usted se empeñe en que no salga familia alguna, aconcejeles Usted
que les será imposible seguirnos, que llegaran casos que nos vemos precisados a no poder
escoltar y será muy peor verse desamparados peros si no se convencen por estas razones,
déjelas que obre como deseen”
El trayecto: Por la correspondencia sabemos que anduvieron por: San José, Monzón, Perdido,
Cololó, Yapeyú, Arroyo Negro, Chapicuy, Daymán y Salto. Dirá Artigas a la Junta Gubernativa
del Paraguay ( 7 de diciembre de 1811): “Cada día veo con admiración sus rasgos singulares
de heroicidad y constancia; unos quemando sus casas y los muebles que no podían conducir,
otros caminando leguas a pie por falta de auxilios, o por haber consumido sus cabalgaduras en
el servicio. Mujeres ancianas, viejos decrépitos, párvulos inocentes acompañan esta marcha
manifestando todos la mayor energía y resignación en medio de todas las privaciones”(…)
Convocar a la población rural integrada por peones y changadores criollos pobres y mestizos
representativos de todos los cruces étnicos analizados exhaustivamente en esa taxonomía de la
discriminación que fuera el sistema de castas incluyendo "los vagos, impropietarios y
malvados" según las opiniones más descalificativas y prejuiciosas, implicaba riesgos. Los
documentos como el libelo de Cavia muestran a un José Artigas imponiendo su voluntad y
obligando a las familias a seguirlo y emigrar de la Banda Oriental, mediante una organización
militar y actuando con mano dura para imponer disciplina. Durante el "éxodo" por la costa del
Uruguay, seguido por miles de pobladores, hizo juzgar y fusilar en el campamento del
Quebracho a tres "malevos" convictos de robos y violencias, y el 1º de diciembre de 1811
dirigió un bando a sus fuerzas: "si aún queda alguno mezclado entre vosotros que no abrigue
sentimientos de honor, patriotismo y humanidad, que huya lejos del ejército que deshonra y en
el que será de hoy en más escrupulosamente perseguido".
Aparecen los charrúas Desde el mismo “Grito de Asencio” los Charrúas acuden al llamado de
Artigas. Un contingente charrúa participa activamente en el primer sitio a Montevideo. El
“Caciquillo” Manuel Artigas al frente de 28 charrúas se une a los vecinos al mando de Baltazar
Ojeda y desalojan a los portugueses que habían invadido Paysandú. (8 de Octubre de 1811). A
fines de 1811 Artigas convocó a los "indios bravos", utilizando como emisario al caciquillo
Manuel. Desde entonces varias tribus charrúas acompañaron su ejército o actuaron como
aliados, permitiéndole controlar la campaña. No sólo le sirvieron de espías y lo auxiliaron para
obtener abastecimientos, sino que hostilizaron a los portugueses e incluso reforzaron las
formaciones de combate frontal, sufriendo graves pérdidas. Así lo relatará el Homero de
Artigas:¿De dónde viene esta gente oscura/ Que no es de bronce ni negra?/ Enigma es la raza
charrúa/Que al suelo Oriental venera. Joaquín Lencina. (Ansina soy y ansina me llaman ARTIGAS Y
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Protegerán la retaguardia de la redota de los orientales, que acompañan con
400 guerreros, luego que Artigas escribiera, desde un alto en el Arroyo Perdido, al comandante
porteño enviado a Paysandú José Ambrosio Carranza, ordenándole: “Auxiliará Ud. la mayor
brevedad a mi Caciquillo dándole órdenes de partir para los indios bravos a fin de que estos
nos auxilien con sus brazos en una causa que también lo es suya; para ello aconsejará Ud. De
mi parte al Caciquillo emplée cuantos medios razonables esten a sus alcances” (Oficio del 2 de
Noviembre de 1811). De inmediato, el mismo día le envía otro oficio, remarcando y ampliando el
punto: “La reunión de los indios bravos es de la 1ra necesidad y yo espero que Ud. de
cualquier modo me envíe algún Cacique acompañado de diez o doce indios para que trate
conmigo. Apuremos todos los recursos para que los portugueses no se hagan dueños de esta
banda.”
LOS CHARRÚAS)
El exilio masivo o el éxodo oriental Disgustado por el desenlace del acuerdo de armisticio
entre porteños y realistas, seguido por sus milicianos y la mayoría de la población oriental
Artigas se retiró hacia Entre Ríos para reorganizar la lucha. De todos lados llegaban familias
huyendo de la persecución española a colocarse bajo su protección y a ofrecerse para luchar
contra los españoles y los portugueses, que habían comenzado a penetrar desde el norte de la
Banda Oriental por pedido de Elío. Mil carretas y unas 16 mil personas, hombres, mujeres y
niños, con sus pocos ganados y pertenencias, cruzaron el río Uruguay y se instalaron en el salto
Chico cerca de la actual Concordia (Entre Ríos) preparados para continuar la lucha. Era el
famoso éxodo del pueblo oriental. Lo canta y cuenta Ansina en un bellísimo tema: Cielito del
destierro... ¡Canta ahora, Ansina, un cielito! ¿Cómo he de cantar aquí, Si estamos en el
destierro? Dejadme que grite, sí: ¡Patria del chajá y del tero! ¡Taperas de ranchos humeantes!
¡Por defender nuestro fuero, Nos hicimos caminantes! ¡Patria Oriental del Uruguay! ¡Tierra
del charrúa y del mar! Realistas y portugueses... ¡ay! Pronto nos verán regresar... ¡Con Artigas
los orientales, De la Patria hemos salido, Desafiaremos los males, Porque obraremos sin
olvido! ¡Nuestro cielito oriental! ¡Limpio y luminoso! ¡Donde vuela el cardenal, Arrogante y
victorioso! ¡Cielito de las palomas, Que acaricias los nidos Con tus brisas y aromas
Despertando los sentidos! ¡Nuestro cielito dulce, Que fecundas las flores, No permitas que
abuse De la miel de tus amores! ¡Cielito sin igual! Que alumbras la tierra del sol! Líbranos de
todo mal, Purifícanos en crisol! ¡Cielito nuestro y grande! Luz de nuestros ojos, ¡Haremos lo
que Dios mande, Perdonando los enojos! ¡Cielito inolvidable! Volverá a enrojecer, Nuestro
ceibo notable:¡Será la hora de volver! Joaquín Lencina (Ansina)
El primer lugar para el acampe En el verano de 1811, Artigas, con buen conocimiento del
territorio, ya había elegido las orillas del Arroyo de la China para instalar un campamento. El
sitio era adecuado por la cercanía de la villa de Concepción del Uruguay y por ser un lugar
fértil, con abundancia de agua y otras características convenientes. En la primavera de 1811, el
gobierno de Buenos Aires no permitió a los orientales acampar en el lugar elegido porque se
hallaba dentro de los límites españoles, estipulados por el armisticio de Octubre. La búsqueda
entonces se emprendió hacia el norte, hasta las lejanas y seguras tierras del Salto Chico y más
tarde del Ayuí.
Pregunta: ¿Artigas fue gobernador de Entre Ríos?
Noviembre de 1811. José Artigas Teniente Gobernador de Yapeyú: Casi simultáneamente
al alejamiento del general Belgrano del territorio misionero, tras su fracasada expedición al
Paraguay, su gobernador Tomás de Rocamora será relevado de su cargo, abandonando la
provincia a fines de mayo de 1811. Al no nombrársele sucesor, la provincia de Misiones, con el
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departamento de Candelaria ocupado por los paraguayos y reducida por los hechos a sólo 10
pueblos, será gobernada momentáneamente por sus dos subdelegados: Celedonio José del
Castillo en el departamento de Concepción y Bernardo Pérez Planes en el de Yapeyú,
subordinados directamente a la autoridad de Buenos Aires.
En octubre, a raíz del tratado (Armisticio) firmado con el virrey Elío, las tropas enviadas a la
Banda Oriental deben abandonar dicho territorio, el gobierno porteño decide “restablecer la
tenencia del gobierno del departamento de Yapeyú”. El Triunvirato, el 15 de noviembre
nombra al “Señor Coronel Don José Artigas para el correspondiente desempeño de aquella
Jurisdicción Real y Militar (...) Teniente Gobernador Justicia Mayor y Capitán del expresado
Departamento y sus partidos”, (los 10 pueblos misioneros dependientes de Buenos Aires,
situando su residencia en Santo Tomé. (...)El Gobierno Superior Provisional de las Provincias
Unidas del Río de la Plata. Por cuanto ha dispuesto restablecer la tenencia de Gobierno del
Departamento Yapeyú situando precisamente la residencia del Jefe que la sirva en el pueblo de
Santo Tomé y ha tenido a bién conferirla en atención a los relevantes méritos, conocimientos,
providad y demás recomendables circunstancias que concurren en el Señor Coronel D. José
Artigas para el desempeño de aquella Jurisdicción Rl. y Militar. Por tanto viene a nombrarlo
como por el presente lo elige y nombra por Teniente Gobernador, Justicia Mayor y Capitán de
Guerra del expresado Departamento y sus partidos...” Buenos Aires a 15 de noviembre de
1811. Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea, Juan José Paso, Bernardino
Rivadavia (Secretario) Casi dos semanas después, el 29 de noviembre de 1811 fuerzas del
teniente gobernador de Corrientes, Elías Galván, al mando de José Ignacio Añasco expulsaron
de Mandisoví a los luso-brasileños.
Su designación: debilidad política del Gobierno porteño. No se deben descartar las variadas
razones políticas que existieron una la necesidad política interna de mantener ocupado y alejado
del escenario central del Río de la Plata al jefe oriental, fracasados los intentos de quebrarlo
anímicamente, sobornarlo o incluso asesinarlo, las principales causas de este nombramiento hay
que centrarlas en la crítica situación militar que en esos momentos vivía el Triunvirato con
respecto a las fronteras nor orientales y en la complicada situación que había quedado la
provincia de Misiones luego del alejamiento de Belgrano y de Rocamora. Incorporamos como
dato importante para el registro de su presencia en Entre Ríos, que durante su designación como
gobernante yepeyuano misionero, Artigas no tuvo oportunidad de trasladarse ni de conocer
Santo Tomé, pueblo donde el Gobierno de Buenos Aires le había fijado su residencia. De hecho
en la zona del Salto Chico, en lo que hoy es la localidad entrerriana de Concordia y a 50 km
aproximadamente de la incipiente población de Mandisoví, se convertirá transitoriamente en la
capital de los pueblos de la Misiones, Corrientes y del norte entrerriano. Lo más cercano que
llegó a los antiguos pueblos misioneros, fue a la Capilla de San Gregorio, en la estancia fundada
por Juan de San Martín, padre del libertador, en el rincón formado por el Mocoretá y el
Uruguay. Gobernó los entonces 10 pueblos de Misiones, desde fines de 1811 hasta mediados de
1812. En coherencia con lo que en su pensamiento y mirada estratégica abarcaba y sintetizaba
con un nombre premonitorio en cuanto a lo identitario: “el sistema general de los Americanos”.
Por ello y considerando la transcripción siguiente, uno de los primeros documentos doctrinarios
de José Artigas, lo analizamos a continuación.
Oficio: Artigas al gobierno del Paraguay, 7 de diciembre de 1811
Con la colaboración de María Tatiana Richardet *
El notable autor revisionista José María Rosa, considera este texto como el primer documento
emitido por Artigas donde se va delineando su ideario federal provinciano, y nuestro equipo
estima desde la perspectiva crítica latinoamericana, que constituye una pieza discursiva
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fundamental del pensamiento nacional y latinoamericano, que no sido analizada en profundidad,
incluso por los y las autores/as de la región, que adhieren a corrientes historiográficas
reivindicativas de Artigas y el artiguismo. De idéntica relevancia, que la carta de Jamaica de
Simón Bolívar, si bien desde una mirada más acotada a la inmediatez de los acontecimientos de
la región, merece el estudio de académicos/as, historiadores/as, especialistas en ciencias
políticas y de la comunicación, que excede nuestras posibilidades. Este ensayo aporta un
elemento más, para sustentar nuestra tesis sobre Artigas y los Pueblos Libres como precursores
del federalismo democrático y fundantes del Populismo revolucionario como razón política
latinoamericana. Ya en la primera parte del oficio y a poco de iniciado el desarrollo discursivo
una frase abre nuestra reflexión y sirve de primera prueba, comienza Artigas: “Cuando las
revoluciones políticas han reanimado una vez los espíritus abatidos por el poder arbitrario –
corrido ya el velo del error -, se ha mirado con tanto horror y odio el esclavaje y humillación
que antes les oprimía, que nada parece demasiado para evitar una retrogradación en la
hermosa senda de la libertad. Como temerosos los ciudadanos de que la maligna intriga les
suma de nuevo bajo la tiranía, aspiran generalmente a concentrar la fuerza y la razón en un
gobierno inmediato que pueda con menos dificultad conservar sus derechos ilesos, y conciliar
su seguridad con sus progresos. Así comúnmente se ha visto dividirse en menores estados un
cuerpo disforme a quien un cetro de fierro ha tiranizado.(...) Y a continuación, sin hacer
referencia nominativa identitaria a “Nuestramérica” lo expresa con precisa carga simbólica en
un concepto geo político y cultural (al decir del oriental Hugo Achúgar) de gran potencia
heurística y hermeneútica(...) Pero la sabia naturaleza parece que ha señalado para entonces
los límites de las sociedades y de sus relaciones, y siendo tan declaradas las que en todos
respectos ligan a la Banda Oriental del Río de la Plata con esa Provincia, yo creo que por una
consecuencia del pulso y madurez con que ha sabido declarar su libertad, y admirar a todos los
amadores de ella con su sabio sistema, habrá de conocer la recíproca conveniencia e interés de
estrechar nuestra comunicación y relaciones del modo que exijan las circunstancias del estado.
Por ese principio he resuelto dar a Ud. una idea de los principales acontecimientos en esta
Banda, y de su situación actual, como que debe tener no pequeño influjo en la suerte de ambas
provincias(...). En esta introducción se observa con claridad, la mirada político estratégica de
Artigas, en tanto que entendía que una alianza con el Paraguay no sólo consolidaba la frontera
noreste del litoral mesopotámico, sino que reivindicaba la estrecha relación político cultural del
antiguo virreynato que sustentaría en América del Sur el nuevo Estado como Provincias Unidas.
Continúa su texto resumiendo la repercusión de los acontecimientos de Mayo de 1810 en la
Banda Oriental “Cuando los americanos de Buenos Aires proclamaron sus derechos, los de la
Banda Oriental, animados de iguales sentimientos, por un encadenamiento de circunstancias
desgraciadas no sólo no pudieron reclamarlos, pero hubieron de sufrir un yugo más pesado que
jamás.(...) de esta manera incluye en la nominación identitaria americanos a los habitantes de
Bs As y de la B.O. Continúa brindando testimonio en primera persona (...)Yo fui testigo así de
la bárbara opresión bajo la que gemía toda la Banda Oriental, como de la constancia y
virtudes de sus hijos; conocí los efectos que podía producir y tuve la satisfacción de ofrecer al
gobierno de Buenos Aires que llevaría el estandarte de la libertad hasta los muros de
Montevideo, siempre que se concediese a estos ciudadanos auxilio de municiones y dinero. Y
manifiesta con toda claridad el máximo anhelo de aquellas jornadas de 1811 (...) yo esperaba
todo de un gobierno popular, que haría su mayor gloria en contribuir a la felicidad de sus
hermanos si la justicia, conveniencia e importancia del asunto pedía de otra parte el riesgo de
un pequeño sacrificio que podría ser compensado con exceso (...) pero poniendo en lugar
relevante la decisión y acción política de una juntada popular histórica de los Orientales, que
seguía el camino marcado por Bartolomé Zapata y sus montoneras entrerrianas a fines de 1810
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(...) no me engañaron mis esperanzas, y el suceso fue prevenido por uno de aquellos
acontecimientos extraordinarios que rara vez favorecen los cálculos ajustados.(...) La
intensidad política de lo ocurrido es expresada con adjetivaciones y metáforas poéticas para
amplificar el grito de Asensio y convertirlo en la admirable alarma (...)Un puñado de patriotas
orientales cansados ya de humillaciones habían decretado ya su libertad en villa de Mercedes.
Llena la medida del sufrimiento por unos procedimientos los más escandalosos del déspota que
les oprimía, habían librado sólo a sus brazos el triunfo de la justicia; y tal vez hasta entonces
no era ofrecido al templo del patriotismo un voto ni más puro, ni más glorioso, ni más
arriesgado; en él se tocaba sin remedio aquella terrible alternativa de vencer o morir libres, y
para huir este extremo era preciso que los puñales de los paisanos pasasen por encima de las
bayonetas veteranas. Así se verificó prodigiosamente y la primera voz de los vecinos orientales
que llegó a Buenos Aires fue acompañada de la victoria del 28 de febrero de 1811; día
memorable que había señalado la providencia para sellar los primeros pasos de la libertad en
este territorio, y día que no podrá recordarse sin emoción cualquiera que sea nuestra
suerte(...). Así Artigas reivindica puntualmente la fecha del 28 de febrero de 1811 y la zona de
la sublevación la villa de Mercedes y su carácter definiendolos sucesivamente como “Un
puñado de patriotas orientales”, “los paisanos”, “la primera voz de los vecinos orientales” y
como se verá a continuación “Los ciudadanos”. Continúa Artigas (...) Los ciudadanos de la
villa de Mercedes, como parte de estas provincias se declararon libres bajo los auspicios de la
Junta de Buenos Aires, a quien pidieron los mismos auxilios que yo había solicitado. Aquel
gobierno recibió con el interés que podía esperarse la noticia de estos acontecimientos; él dijo
a los orientales: Oficiales esforzados, soldados aguerridos, armas municiones, dinero, todo
vuela en vuestro socorro. Se me mandó inmediatamente a esta Banda con algunos soldados,
debiendo remitirse después hasta el número de tres mil con lo demás necesario para un ejército
de esta clase, en cuya inteligencia proclamé a mis paisanos convidándoles a las armas.” Una
vez más se refiere el jefe de los Orientales a sus tropas como “mis paisanos” y su organización
militar como “un ejército nuevo” (...)Ellos prevenían mis deseos y corrían de todas partes a
honrarse con el bello título de soldados de la patria, organizándose militarmente en los mismos
puntos en que se hallaban cercados de enemigos, en términos que en muy poco tiempo se vio un
ejército nuevo, cuya sola divisa era la libertad. Queremos destacar con énfasis el párrafo
siguiente define la insurrección como “admirable alarma”(...) “Permítame Ud. que llame un
momento su consideración sobre esta admirable alarma con la que simpatizó la campaña toda,
y que hará su mayor y eterna gloria.(...) y la detallada descripción de los integrantes (...)No
eran los paisanos sueltos, ni aquellos que debían su existencia a su jornal o sueldo los solos
que se movían: vecinos establecidos, poseedores de buena suerte y de todas las comodidades
que ofrece este suelo, eran los que se convertían repentinamente en soldados, los que
abandonaban sus intereses, sus casas, sus familias, los que iban, acaso por primera vez, a
presentar su vida a los riesgos de una guerra, los que dejaban acompañadas de un triste llanto
a sus mujeres e hijos, en fin, los que sordos a la voz de la naturaleza oían sólo la de la patria.
Este era el primer paso para su libertad, y cualesquiera que sean los sacrificios que ella exija,
V.S. conocerá bien el desprendimiento universal, y la elevación de sentimientos poco común
que se necesita para tamaña empresa y que merece sin duda ocupar un lugar distinguido en la
historia de nuestra revolución.(...) Relata brevemente que sucedió cuando llega la ayuda del
gobierno porteño (...) Los restos del ejército de Buenos Aires que retornaban de esa provincia
feliz fueron destinados a esta Banda, y llegaban a ella cuando los paisanos habían libertado ya
su mayor parte, haciendo teatro de sus triunfos el Colla, Maldonado, Santa Teresa, San José y
otros puntos. (..) y da cuenta de la primera victoria de la revolución de Mayo en el Río de La
Plata “Yo tuve entonces el honor de dirigir una división de ellos con solos doscientos cincuenta
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soldados veteranos, y llevando con ella el terror y espanto de los ministros de la tiranía hasta
las inmediaciones de Montevideo, se pudo lograr la memorable victoria del 18 de mayo en los
campos de las Piedras, donde mil patriotas, armados por la mayor parte de cuchillos
enastados, vieron a sus pies novecientos sesenta soldados de las mejores tropas de Montevideo
perfectamente bien armados; y acaso hubieran dichosamente penetrado dentro de sus soberbios
muros si yo no me viese en la necesidad de detener sus marchas al llegar a ellos, con arreglo a
las órdenes del jefe del ejército. V.S. estará instruido de esta acción en detalle por el parte
inserto en los papeles públicos. A renglón seguido Artigas insiste en la caracterización
identitaria “americanos”. (...)Entonces dije al gobierno que la patria podía contar con tantos
soldados cuantos eran los americanos que habitaban la campaña, y la experiencia ha
demostrado sobrado bien que no me engañaba.(...) Sigue el relato contando los acontecimientos
después de la Batalla de Las Piedras dejando claro la composición de las fuerzas patriotas donde
el pueblo oriental armado estaba en relación 5 a 1 respecto de los soldados regulares.(...) La
Junta de Buenos Aires reforzó el ejército, del que fui nombrado Segundo Jefe y que constaba en
el todo de mil quinientos veteranos y más de cinco mil vecinos orientales; y no habiéndose
aprovechado los primeros momentos después de la acción del 18 en que el temor había
sobrecogido los ánimos de nuestros enemigos, era preciso pensar en un sitio formal, a que el
gobierno se determinaba, tanto más cuanto que estaba persuadido que el enemigo limítrofe no
entorpecería nuestras operaciones,(...) A partir de este momento Artigas comienza
prudentemente a marcar aspectos críticos (...)Así nos vimos empeñados en un sitio de cerca de
cinco meses, en que mil y mil incidentes privaron que se coronasen nuestros triunfos, a que las
tropas estaban siempre preparadas. Los enemigos fueron batidos en todos los puntos, y en sus
repetidas salidas no recogieron otro fruto que una retirada vergonzosa dentro de los muros que
defendían su cobardía. Nada se tentó que no se consiguiese: multiplicadas operaciones
militares fueron iniciadas para ocupar la plaza, pero sin llevarlas a su término, ya porque el
general en jefe creía que se presentaban dificultades invencibles, o que debía esperar órdenes
señaladas para tentativas de esta clase, ya por falta de municiones, ya finalmente porque llegó
una fuerza extranjera a llamar nuestra atención.(...) Señala marcadamente las demoras y las
indecisiones políticas, que provocó total inacción, denunciando como de esta manera se
favoreció a los invasores (...) Yo no se si 4.000 portugueses podían prometerse alguna ventaja
sobre nuestro ejército, cuando los ciudadanos que le componían habían redoblado su
entusiasmo, y el patriotismo elevado los ánimos hasta un grado incalculable. Pero no
habiéndosele opuesto en tiempo una resistencia, esperándose siempre por momentos un
refuerzo de 1.400 hombres y municiones que había ofrecido la Junta de Buenos Aires desde las
primeras noticias de la irrupción de los limítrofes, y habiéndose emprendido últimamente
varias negociaciones con los jefes de Montevideo, nuestras operaciones se vieron como
paralizadas a despecho de nuestras tropas; y las portuguesas casi sin oposición pisaron con pie
sacrílego nuestro territorio hasta Maldonado.(...) La contundencia de lo narrado eximiría de
abundar en detalles, pero Artigas aprovecha para hacer constar la postura del gobierno patriota
(...)En esta época desgraciada, el sabio gobierno ejecutivo de Buenos Aires creyendo de
necesidad retirar su ejército con el doble objeto de salvarle de los peligros que ofrecía nuestra
situación, y de atender a las necesidades de las otras provincias, y persuadiéndose a que una
negociación con el Sr. Elío sería el mejor medio de conciliar la prontitud y seguridad de la
retirada con los menores perjuicios posibles a este vecindario heroico, entabló el negocio, que
empezó al momento a girarse por medio del Sr. Don José Julián Pérez venido de aquella
superioridad con la bastante autorización para el efecto.(...) aún bajo el peso de las tremendas
circunstancias de aquel momento que define como “época desgraciada” intenta comprender la
necesidad bien intencionada del “sabio gobierno ejecutivo de Buenos Aires”. En el texto
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siguiente deja expresamente asentada la posición de Artigas y los orientales,(...)Estos
beneméritos ciudadanos tuvieron la fortuna de trascender la sustancia del todo, y una
representación absolutamente precisa en nuestro sistema, dirigida al Señor General en Jefe
Auxiliador, manifestó en términos legales y justos ser la voluntad general no se procediese a la
conclusión de los tratados sin anuencia de los orientales, cuya suerte era la que se iba a
decidir. A consecuencia de esto fue congregada la asamblea de los ciudadanos por el mismo
jefe auxiliador, y sostenida por ellos mismos y el Excmo. Sr. Representante, siendo el resultado
de ella asegurar estos dignos hijos de la libertad que sus puñales eran la única alternativa que
ofrecían al no vencer; que se levantase el sitio de Montevideo sólo con el objeto de tomar una
posición militar ventajosa para poder esperar a los portugueses,(...) En este párrafo deja
Artigas constancia de la propuesta y protesta de los orientales que toman decisión en una
asamblea popular convocada en la panadería de Vidal por el gral. Rondeau y el representante
porteño Dr. Julián Pérez. - por ello el subrayado -. Asi también deja constancia de su situación
comprometida (...) y que en cuanto a lo demás respondiese yo del feliz resultado de sus afanes,
siendo evidente haber quedado garantido en mí desde el gran momento que fijó su
compromiso.(...) lo que anticipa su rol y definición política, más allá de su deber militar de
acatamiento a las directivas superiores, y en letra de su joven secretario (y pariente ) Miguel
Barreiro lo explicita con absoluta certeza (...)Yo entonces, reconociendo la fuerza de su
expresión y conciliando mi opinión política sobre el particular con mis deberes, respeté las
decisiones de la superioridad sin olvidar el carácter de ciudadano; y sin desconocer el imperio
de tal subordinación recordé cuanto debía a mis compaisanos. Testigo de sus sacrificios, me
era imposible mirar su suerte con indiferencia y no me detuve en asegurar del modo más
positivo cuanto repugnaba se les abandonase en un todo.(...) Aqui surge claramente la opción
por el populismo. Ante la disyuntiva subordinación militar o consenso ciudadano, no duda un
instante y reactualiza aquel principio expuesto ya en Batoví en 1801: cuando están en juego los
intereses generales (resolución de la asamblea) se sacrifican los interes particulares( su posición
y carrera como militar) (...)Esto mismo había hecho conocer al Sr. Representante, y me negué
absolutamente desde el principio a entender en unos tratados que consideraré siempre
inconciliables con nuestras fatigas, muy bastantes a conservar el germen de las continuas
disensiones entre nosotros y la corte del Brasil, y muy capaces por sí solos de causar la
dificultad en el arreglo de nuestro sistema continental.(...) ya resuelto su dilema personal
ratifica su posición sobre las negociaciones “siempre inconciliables con nuestras fatigas,(...) en
línea con la posición mayoritaria de los asambleístas orientales (...)Seguidamente representaron
los ciudadanos que de ninguna manera podían serles admisibles los artículos de la
negociación; que el ejército auxiliador retornase a la capital si así se lo ordenaba aquella
superioridad, y declarándome su general en jefe protestaron no dejar la guerra en esta Banda
hasta extinguir de ella a sus opresores, o morir dando en su sangre el mayor triunfo a la
libertad.(..) Las asambleas de la Panadería de Vidal y de la chacra de la Paraguaya señalan para
la historia dos formas de entender la política: a- el análisis de escritorio y las negociaciones
entre “representantes” con mandato delegado fuera del control y visión del pueblo: la llamada
democracia representativa (el pueblo sólo delibera y gobierna a través de sus representantes
posibilidad y límites de la institucionalidad burguesa) herencia eurocéntrica y, b- el populismo
que inaugura Artigas en América del Sur, un líder emergente de la movilización y participación
política popular, es el depositario del mandato (necesidades y expectativas de la mayoría y
fundamentalmente de los y las de Abajo) y el garante del proceso de toma de desiciones, y de la
validez de las instituciones, que se realimenta y actualiza permanentemente en la relación de
confianza líder/ masas y de una comunicación que excede la racionalidad burguesa. Una
adecuada síntesis de estas profundas diferencias nos la brinda el propio Artigas (...) En vista de
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esto, el Excmo. Sr. Representante determinó una sesión que debía sostenerse entre dicho Señor,
un ciudadano particular y yo.(...) refiriendosé a la función del comisionado del gobierno
porteño y él (Artigas) designado en asambleas populares como máximo representante de la
voluntad de los orientales. Esa sesión o reunión es coincidente con la Asamblea de la Chacra de
la Paraguaya (...)En ella se nos aseguró haberse dado ya cuenta de todo a Buenos Aires y que
esperásemos la resolución, pero que entretanto estuviésemos convencidos de la entera adhesión
de aquel gobierno a sostener con sus auxilios nuestros deseos, y ofreciéndosenos a su nombre
toda clase de socorros cesó por aquel instante toda solicitud.(..) A su vez para ganar tiempo y
encubrir el acuerdo ya establecido secretamente, el comisionado porteño y el gobierno de
Buenos Aires para alejar presiones, ordenan la retirada de los patriotas y pueblo armado
levantando el 14 de Octubre de 1811 el Sitio de Montevideo (...)Marchábamos los sitiadores en
retirada hasta San José y allí se vieron precisados los bravos orientales a recibir el gran golpe
que hizo la prueba de su constancia: el gobierno de Buenos Aires ratificó los tratados en todas
sus partes. Por él se priva de un asilo a las almas libres en toda la Banda Oriental, y por él se
entregan pueblos enteros a la dominación de aquel mismo Sr. Elío bajo cuyo yugo gimieron.
¡Dura necesidad! En consecuencia del contrato, todo fue preparado y comenzaron las
operaciones relativas a él.(...) El 23 de Octubre se conoce la noticia que el armisticio había sido
firmado y ratificado, sin respetar la opinión de los orientales y sin ninguna consulta con los
pueblos de las villas entrerrianas de la costa del río Uruguay y esto consideramos
importantísimo destacarlo. Los pobladores de Concepción del Uruguay, Gualeguay y
Gualeguaychú, divididos entre los que apoyaban al gobierno realista de Montevideo (españoles
y malos americanos) y las montoneras del gualeyo Bartolomé Zapata, acompañado de sus
paisanos Gregorio Samaniego, Gervasio Correa y los Hereñú de Nogoyá, que como pueblos en
armas se habían levantado adhiriendo a la revolución de Mayo y recuperando las villas para el
movimiento patriota, no habían sido objeto de consulta o consideración alguna. En este punto
nuestro equipo coincide con la posición del Prof. Pivel Devoto y de las ya citadas Ardao y
Capillas de Castellano, este es un antecedente de la espontánea adhesión al artiguismo en
nuestra provincia que alcanzará su expresión más alta en 1814 y 1815. El análisis comparativo
del recorrido político de la insurrección oriental - el grito de Asensio – con la noticia de la
ratificación del tratado, posibilita a José Artigas establecer hitos relevantes del proceso
autonómico de la Banda Oriental (...)Permítame Ud. otra vez que recuerde y compare el
glorioso 28 de febrero con el 23 de octubre, día en que se tuvo noticia de la ratificación: ¡que
contraste singular presenta el prospecto de uno y otro! El 28, ciudadanos heroicos haciendo
pedazos las cadenas y revistiéndose del carácter que les concedió naturaleza, y que nadie
estuvo autorizado para arrancarles; el 23, estos mismos ciudadanos unidos a aquellas cadenas
por un gobierno popular… Pero V.S. no está aún instruido de las circunstancias que hacen
acaso más admirable al día que debiera ser más aciago, y temo que en alguna manera me será
imposible dar una idea exacta de los accidentes que la prepararon; puedo sólo ofrecer en esta
relación que usando de la sinceridad que me caracteriza, la verdad será mi objeto.(...) Con la
altura que brinda la coherencia entre palabras y acciones, el ciudadano Artigas que ya optó por
los intereses generales de los orientales, no escabulle su responsabilidad como oficial superior
de las fuerzas patriotas (..)Hablaré con la dignidad de ciudadano sin desentenderme del
carácter y obligaciones de coronel de los Ejércitos de la Patria con que el gobierno de Buenos
Aires se ha dignado honrarme.(...) aunque reubica de inmediato su principal rol como vocero y
representante del pueblo (...)Aunque los sentimientos sublimes de los ciudadanos orientales en
la presente época son bastante heroicos para darse a conocer por sí mismos, no se les podrá
hallar todo el valor entretanto no se comprenda el estado de estos patriotas en el momento en
que, demostrándolo, daban la mejor prueba de serlo. (...)” Narra Artigas, los recursos humanos
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y materiales puestos al servicio de las tropas de Buenos Aires por los orientales y las
consecuencias de la represión de los invasores portugueses ante la pasividad e inacción de las
tropas porteñas “(...)Desde su llegada, el ejército recibió multiplicados donativos de caballos,
ganados y dinero, pero sobre esto era preciso tomar indistintamente de los hacendados
inmenso número de las dos primeras especies y si algo había de pagarse, las escasez de
caudales del estado impedía verificarlo. Pueblos enteros habían de ser entregados al saco
horrorosamente, pero sobre todo la numerosa y bella población extramuros de Montevideo se
vio completamente saqueada y destruida(...) (...)los portugueses convertían en páramos los
abundantes campos por donde pasaban, y por todas partes se veían tristes señales de
desolación.(...). No quedó, en fin, alguna clase de sacrificios que no se experimentase y lo más
singular de ellos era la desinteresada voluntariedad con que cada uno los tributaba, exigiendo
sólo por premio el goce de su ansiada libertad; pero cuando creían asegurarla, entonces,
entonces era cuando debían apurar las heces del cáliz amargo”.(...) Ahora piensa el Jefe de los
Orientales, es el momento oportuno de centrar las críticas en el gran responsable “(...)Un
gobierno sabio y libre, una mano protectora a quien se entregaban confiados, había de ser la
que les condujese de nuevo a doblegar la cerviz bajo el cetro de la tiranía.” La crítica adquiere
un tono de ironía considerable “Esa corporación respetable, en la necesidad de privarnos del
auxilio de sus bayonetas, creía que era preciso que nuestro territorio fuese ocupado por un
extranjero abominable, o por su antiguo tirano; y pensaba que asegurándose la retirada de
aquél, si negociaba con éste, y protegiendo en los tratados a los vecinos, aliviaba su suerte, si
no podía evitar ya sus males pasados.(...) entonces el tratado se ratificó y el día 23 vino”. La
dimensión dramática es manifestada en apretada síntesis en la frase que a continuación
subrayamos “y que afrontarían la muerte misma antes que degradarse del título de ciudadanos
que habían sellado con su sangre” y alcanza la plenitud del heroísmo colectivo en la narración
siguiente “(...)En esta crisis terrible y violenta, abandonadas las familias, perdidos los
intereses, acabado todo auxilio, sin recursos, entregados sólo a sí mismos, ¿qué podía
esperarse de los orientales sino que luchando con sus infortunios cediesen al fin al peso de
ellos y víctimas de sus mismos sentimientos mordiesen otra vez el duro freno que con un
impulso glorioso habían arrojado lejos de sí? (...) ellos se resuelven a dejar sus preciosas vidas
antes que sobrevivir al oprobio e ignominia a que se les destinaba, (...)A continuación explica
su designación como Gobernador de Yapeyú (...)Tal era su situación cuando el Excmo. Poder
Ejecutivo me anunció una comisión que pocos días después me fue manifestada, y consistió en
constituirme jefe principal de estos héroes, fijando mi residencia en el departamento de
Yapeyú.(...)” Describe “La redota” o el exilio masivo de los orientales “(...)Yo no seré capaz de
dar a V.S. una idea del cuadro que presenta al mundo la Banda Oriental desde ese
momento(...)Llenos todos de esta memoria oyen sólo la voz de su libertad, y unidos en masa
marchan cargados de sus tiernas familias a esperar mejor proporción para volver a sus
antiguas operaciones. (...)Cada día veo con admiración sus rasgos singulares de heroicidad y
constancia; unos quemando sus casas y los muebles que no podían conducir, otros caminando
leguas a pie por falta de auxilios, o por haber consumido sus cabalgaduras en el servicio.
Mujeres ancianas, viejos decrépitos, párvulos inocentes acompañan esta marcha manifestando
todos la mayor energía y resignación en medio de todas las privaciones. Yo llegaré muy en
breve a mi destino con este pueblo de héroes y a la frente de seis mil de ellos que obrando como
soldados de la Patria sabrán conservar sus glorias en cualuier parte, dando continuos triunfos
a su libertad. Allí esperaré nuevas órdenes y auxilios de vestuarios y dinero y trabajaré gustoso
en propender a la realización de sus grandes votos.(...)” En esta última parte del oficio, Artigas
menciona explícitamente “Nuestra América” (...)Y calculando ahora bastante fundadamente la
reciprocidad de nuestros intereses, no dudo se hallará V.S. muy convencido de que sea cual
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fuere la suerte de la Banda Oriental, deberá trasmitirse hasta esa parte del Norte de nuestra
América, y observando la incertidumbre del mejor destino de aquella, se convencerá
igualmente de ser estos los momentos precisos de consolidar la mejor precaución.(...)todo
anuncia que estos extranjeros tan miserables como ambiciosos no perderán esta ocasión de
ocupar nuestro país.”. Advierte Artigas con notable visión, sobre las consecuencias para toda la
región del expansionismo brasileño que décadas más tarde con la complicidad de los gobiernos
de Argentina y Uruguay manipulados por la diplomacia británica promoverán el genocidio
paraguayo “(...)Yo no me detendré en reflexiones sobre las ventajas que adquirirían los
portugueses si una vez ocupasen la plaza y puerto de Montevideo y la campaña oriental; V.S.
conocerá con evidencia que sus miras entonces serían extensivas a mayores empresas, y que no
habría sido en vano el particular deseo que ha demostrado la corte del Brasil de introducir su
influencia en esa interesante provincia. Dueños de sus límites por tierra, seguros de la llave del
Río de la Plata, Uruguay y demás por mar, y aumentando su fuerza con exceso, no sólo debían
prometerse un suceso tan triste para nosotros como halagüeño para ellos sobre este punto, sino
que cortando absolutamente las relaciones exteriores de todas las demás provincias y
apoderándose de medios de hostilizarlas, todas ellas entrarían en los cálculos de su ambición, y
todas ellas estarían demasiado expuestas a sucumbir al yugo más terrible”.(...) Finalmente el
futuro Protector de Los Pueblos Libres insta a sostener las acciones políticos militares para
afirmar “el sistema general de los americanos” más allá de la lógica diversidad de opiniones
(...)Después de la claridad de estos principios, y de las sabias reflexiones que sobre ellos ha
escrito el editor del Correo Brasilense, entiendo que nada resta que decir cuando de otra parte
la conocida penetración de V.S. llevará al cabo estos apuntamientos, teniendo también presente
que las operaciones político militares, que impulsa el sistema general de los americanos,
demasiado expuestas a entorpecimientos fatales por las violentas continuas alteraciones del
diferente modo de opinar, influyen lo bastante sobre conservar la intención de nuestros
enemigos, por consiguiente deben conciliar toda nuestra atención, excitar toda nuestra
vigilancia y apoyarla en la mayor actividad. De todos modos V.S. puede contar en cualquier
determinación con este gran resto de hombres libres, muy seguro de que marcharán gustosos a
cualquier parte donde se enarbole el estandarte conservador de la libertad, y que en la idea
terrible, siempre encantadora para ellos, de verter toda su sangre antes que volver a gemir bajo
el yugo, sólo sentirían exhalar sus almas al único objeto de no ver sus grillos. Ellos desean no
sólo hacer con sus vidas el obsequio a sus sentimientos, sino también a la consolidación de la
obra que mueve los pasos de los seres que habitan el mundo nuevo.(…) Cuartel General en el
Dayman, 7 de diciembre de 1811. José Artigas.
Nota: *Licenciada en Ciencias Políticas (UBA) María Tatiana Richardet (hija y colaboradora del Prof. A. J.
Richardet)
Ultimátum del Triunvirato En abril de 1812 el Triunvirato comunicó al cónsul de Gran
Bretaña en Río de Janeiro, Lord Strangford, la decisión de enviar a Diego de Souza un
ultimátum exigiendo su inmediato retiro bajo amenaza de guerra.
Tratado Rademaker-Herrera Lord Strangford: La mediación (un verdadero triunfo para los
británicos) logró que el 26 de mayo de 1812 se firmara el Tratado Rademaker-Herrera entre el
gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Imperio de Portugal, que puso fin a la
intervención portuguesa en la Banda Oriental posibilitando el inicio del segundo sitio de
Montevideo. El tratado fue firmado por el enviado portugués, teniente coronel Juan Rademaker,
y el secretario interino de gobierno del Primer Triunvirato, Nicolás Herrera. El artículo tercero
disponía que las tropas de ambos ejércitos se retirarían. Ante las novedades, el gobernador
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Gaspar de Vigodet envió al capitán de fragata José Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo a Río de
Janeiro para solicitar a Lord Strangford que intercediera ante el Príncipe Regente para que no
ratificara el tratado. Por su lado, Diego de Souza se negó a retirarse como especificaba el
acuerdo
Artigas anticipa la Patria Grande Entre las diversas acciones llevadas a cabo en defensa de la
frontera oriental, merece destacarse el rechazo que, el 26 de marzo, se realizó en Yapeyú a una
intentona portuguesa de tomar la referida población. Ante la posibilidad de que la misma
volviera a repetirse. Los británicos como mediadores del conflicto comienzan a ser los árbitros
políticos de la situación estratégica del Río de la Plata. El gobierno de Buenos Aires luego de
haber firmado el 24 de mayo de 1812 el tratado Rademaker-Herrera, que contemplaba el cese de
hostilidades con Portugal y la evacuación de las tropas del general Diego de Souza, envía al
vocal del Triunvirato, Manuel de Sarratea, como “General en Jefe del Ejército de Oriente y
Capitán General de la banda oriental del Paraná”, instalado a mediados de julio en Salto
Chico, con esta maniobra se neutralizaba la presencia del caudillo oriental en territorio
misionero y se lo obligaba de hecho a desplazarse, y es así que éste tendrá que retornar a la
Banda Oriental con su tropa para, posteriormente, incorporarse al 2º sitio de Montevideo.
Pregunta ¿qué significa “las intrigas del Ayuí”?
1812 Las intrigas del Ayuí: “la polilla de los ejércitos” En 1812, se producen las famosas
desavenencias de Artigas (jefe oriental y del litoral mesopotámico) con Sarratea (prohombre de
Buenos Aires) y el entredicho culmina frente a Montevideo, que está sitiada por los patriotas.
Son tres las fuerzas de la revolución de Mayo que convergen sobre la plaza defendida por los
españoles, pero están divididas: Rondeau en el Cerrito de la Victoria, aguantando solo el asedio;
Sarratea, que viene del litoral con un batallón numeroso y artillería; que había obtenido con
maniobras de debilitamiento de la jefatura del oriental utilizando el poder del Gobierno de
Buenos Aires mediante la metodología de cooptación y coerción con promesas y dinero
quitándole oficiales y tropa junto con el armamento y las caballadas. José Artigas, general en
jefe de su pueblo y a su vez militar subordinado del gobierno bonaerense, supo mantener el
respeto que lo caracterizaba hacia las instituciones y mostró paciencia ante los desplantes del
Triunvirato. Transcurrido el tiempo, el General Sarratea empezó a dar órdenes a los
subordinados de Artigas pasando por encima de su jerarquía: los jefes y oficiales orientales,
acompañados por muchos notales y patricios montevideanos atentos a las promesas de
beneficios personales, se alejaron del campamento de Artigas y lo que es más grave, lo hicieron
con sus tropas, armas y municiones caballos y carros con bagajes y alimentos. Se va el Teniente
Coronel Eusebio Baldenegro, (el segundo de Artigas), se va el Teniente Coronel don Ventura
Vázquez con el Regimiento de Blandengues (cuerpo del que Artigas era jefe, sin perjuicio del
comando superior del Ejército Oriental). Se van los comandantes Pedro J. Viera y Baltasar
Vargas. Se va el Capellán del Ejército Santiago Figueredo. Escribe Pivel Devoto: "El 2 de
febrero de 1813, Sarratea publicó el bando que declaraba a Artigas traidor a la patria y ofrecía
indulto a todos los desertores que se hubieran incorporado al ejército oriental y que se acogieran
a la protección del gobierno". La declaración se hacía en representación del Gobierno Superior
Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata y a nombre del señor don Fernando
Séptimo. "Después de mis servicios, de mis trabajos, de mis pérdidas ¿Yo, declarado traidor?"
- escribiría Artigas. La declaración política de traición, siempre tan a mano de quienes como
Sarratea reiterarán este agravio, que es justo destacar siempre también se volvió contra quienes
lo profirieron; por ejemplo en 1814 Gervasio Posadas, en 1815 su sobrino Carlos de Alvear,
como una estrategia discursiva y propagandística dirigida al propósito de crear contra José
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Artigas, un resentimiento popular, típica concepción de camarilla de notables. En el caso
particular de Sarratea fue acompañado del intento maquiavélico de ganar la adhesión de
Fernando Otorgués para que en torno a él se agruparan los combatientes milicianos y soldados
que se creyó, abandonarían el ejército oriental y de naturales de la región y lo que aún es más
grave intentó comprometer a Otorgués por su relación directa y de antigua confianza con
Artigas, para así sorprenderlo y asesinarlo.
Pregunta: ¿Existió un plan de asesinar a José Artigas? ¿Quién fue el responsable?
Intento de asesinato contra Artigas Este dato que es el núcleo central del film ficción de
excelente producción audiovisual La Redota, del uruguayo Carlos Charlonne, según Ramón de
Cáceres fue cierto y encargado por Manuel de Sarratea nada menos que a Fernando Otorgués.
En sus "Apuntaciones históricas" Carlos Anaya aquel testigo de las asambleas orientales, narra
que Santiago Vázquez, comisario de guerra del ejército de Sarratea, de acuerdo con éste,
comisionó ante el coronel Otorgués al joven Juan José Aguiar, amigo de ambos. El plan de
eliminación de Artigas. "El citado Aguiar, refiere, llevó la misión cerca de dicho comandante
bajo promesas muy importantes para que asesinase a su pariente el general Artigas, y le regaló
unas ricas pistolas para realizar ese crimen político". "Otorgués era un hombre lego, pero tan
astuto que sorprendía. Se prestó deferente a llenar su comisión de sangre bajo ponderadas
recompensas; y Aguiar anticipó el aviso por un billete con tinta simpática* señalándole el día
en que el comandante Otorgués ofrecía dejar el hecho consumado. Don Santiago abrió el
billete con suma curiosidad, le pasó el líquido para descubrir la escritura y enterado, exclamó:
—"Ya somos felices" - montó a caballo y precipitándose se fue al cuartel general del señor
Sarratea con las albricias de que Artigas (o "el anarquista", como ellos le decían) tenía ya
contados los pocos días que le quedaban de vida. La carta, su abertura y el diálogo tenido, yo
lo he presenciado!"(...) Nota: * tinta para invisibilizar la escritura con jugo de limón o cebolla
agregado de leche, al acercar el papel a una fuente de calor - vela encendida o candil - aparecía
el texto.
El coronel Ramón de Cáceres, otro testigo de la época, confirma en su "Memoria" sobre sucesos
de la patria vieja, la versión de Anaya: el propósito de atentar contra la vida de Artigas. "Se me
había olvidado decir — escribe Cáceres — que cuando Artigas estuvo en el Paso de la Arena,
antes de la expulsión de Sarratea, había tratado éste de hacerlo asesinar valiéndose al efecto
de don Fernando Otorgués. En Montevideo existe aún la persona que anduvo encargada de este
negocio; yo he tenido en las manos las ricas pistolas que Sarratea le mandó a Otorgués para
ese fin. Pero Otorgués era pariente de Artigas y le describió la trama; a pesar de que le chupó
muchas onzas a Sarratea.” Ramón de Cáceres lo cuenta así “Este hombre, luego que llegó,
(Sarratea) trató de desmoralizar al ejército de Artigas y de deshacer esa unión que constituye la
fuerza; al efecto empezó por seducir a los jefes de más capacidad que aquél tenía, ofreciéndoles
oro, charreteras y galones que Artigas no podía darles; y como no todos los hombres tienen la
virtud suficiente para conformarse con la miseria y privaciones, don Eusebio Valdenegro, don
Ventura Vázquez, Baltasar Vargas, Viera y otros se dejaron seducir. Y en seguida los pidió
Sarratea con los cuerpos que cada uno mandaba y que eran los mejores del ejército oriental,
especialmente el de Blandengues que mandaba Vázquez, para formar como contingente de la
Provincia Oriental al ejército nacional. Artigas los entregó sin decir una palabra, mas quedó
muy resentido por la conducta de unos hombres en quienes había depositado su mayor
confianza, y desde entonces quizá tuvo cierta predilección por los gauchos, pues le he oído
decir que había encontrado más virtud o constancia en ellos que entre los hombres de
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educación.” (Memoria Póstuma escrita tiempo después del retiro definitivo de su vida militar activa.
Memorias que comenzó en 1816 y culminó en 1852 Publicada por Andrés Lamas ).
Pregunta: ¿Quiénes quedaron con Artigas en el Ayuí?
El 3 de marzo de 1812 el enviado paraguayo capitán Bartolomé Laguardia envió a su gobierno
una relación de las milicias orientales comandadas por Artigas: “El Ejército se compone de
cuatro a cinco mil hombres armados con fusiles, carabinas y lanzas. Cuatrocientos indios
charrúas armados con flechas y bolas y estoy persuadido, que aún en los pueblos de indios ha
dispuesto formar sus compañías, porque he visto algunos corregidores uniformados. (...) Que la
tropa de Artigas tiene bastante gente armada; que habrán 8 o 9 carretas de municiones; que la
mayor parte de las caballadas están inutilizadas; que tres toldos de los charrúas pasaron al
otro lado del Uruguay quedando el resto de este lado junto al Daymán, puntas del Arapey y
Sopas; que la División de Torgués pasaba a las Misiones Occidentales, para la Cruz o Santo
Tomé y contaría de 100 hombres de armas y 200 de lanzas y que tienen abundantes canoas; que
entre San Antonio y Daymán se encuentran partidas de Artigas juntando caballadas y boyadas
flacas y que las pasan abajo del Salto Chico”. Si comparamos esta información con los datos en
los oficios y las cartas de José Artigas sobre las tropas que lo acompañan en “la redota”,
observamos que son similares. Con pueblos de indios se refiere el informante a los guaraníes
que a su vez aporta datos idénticos a los de otras referencias históricas. Lo que los informantes
no dicen es la cantidad de familias, mujeres y niños que conforman este pueblo en armas que
resiste junto a su líder las traiciones y cambios de bando de jefes y oficiales y que será la base
social y cultural de su influencia política en la región.
25 de diciembre de 1812 ¿Qué puede exigir la Patria de mí? Reproducimos este documento
por la relevancia de la toma de decisiones de Artigas, aquí se registra el punto de inflexión
máximo en la relación con el Gobierno de Buenos Aires. A partir de ese momento Artigas
desconoce a Sarratea y toma decisiones políticas trascendentes que luego veremos reflejadas en
los acuerdos con José Rondeau. En un oficio de 25 de diciembre de 1812, Artigas reflexiona
sobre los desacuerdos y conflictos con Buenos Aires, y asi lo manifiesta: “En vista de esto,
¿Qué puede exigir la Patria de mí? ¿Qué tiene que acriminarme? ¿Puede ser un crimen haber
abandonado mi fortuna, presentándome en Buenos Aires y regresar a esta Banda con el corto
auxilio de 150 hombres y 200 pesos fuertes, reunir en masa toda la campaña, enarbolar el
estandarte de la libertad en medio de ella y ofrecerles los laureles de San José y Las Piedras,
después de asegurar otras ventajas en el resto de los pueblos? ¿Es un crimen haber arrostrado
el riesgo de presentarme sobre Montevideo, batir y destrozar las fuerzas con que me destacaba,
quitarle sus bastimentos y reducirlo a la última miseria? Estas fueron las grandezas de este
pueblo abandonado y estos solos los que pueden graduarse de crímenes.” En estas amargas
reflexiones el jefe de los orientales, reclama por la incomunicación con el gobierno porteño y
luego por la maniobra política de los porteños que ante la retirada de los portugueses por el
avance de las tropas a las órdenes de Artigas ya alejada esa amenaza inmediata. “El pueblo de
Buenos Aires será siempre nuestro hermano” ... termina Artigas su carta a Sarratea - un
detallado resumen de acumulación de agravios - con estas palabras: “Bajo este concepto cese ya
V.E. de impartirnos órdenes”...”No cuente ya V.E. con ninguno de nosotros. El pueblo de
Buenos Aires es y será siempre nuestro hermano, pero nunca su gobierno actual. (…) Rotas ya
las relaciones, Artigas que iba marchando a retaguardia de Sarratea, decidió interceptarle los
recursos, hasta obtener, como obtuvo, la promesa de su renuncia de la jefatura del ejército.
62
El robo de caballadas y boyadas de Sarratea. Sucede entonces un hecho inesperado: durante
la noche del 16 de enero de 1813 a Sarratea le roban casi milagrosamente, 2.700 caballos y 700
bueyes, llevándoselos a la vista de su guardia militar. La agresión, es intolerable. La relación
empeora de tal modo que el 2 de febrero Artigas es declarado traidor de la patria y ambos jefes
están al borde de la guerra. En su investigación Maggi y con su particular estilo puntualiza una
serie de indicios que coinciden con su argumentación de los autoes fueron los charrúas del
caciquillo “Al día siguiente, el ejército porteño no pudo localizar lo sustraído.(…) El único
camino que ese arreo pudo seguir, es el rastro que día a día se traían de una misma estancia,
para abastecer al ejército sitiador. La tierra del camino de las tropas está tan pisoteada, que es
imposible, leer las huellas. El rastro lleva a la estancia "La Calera", de García de Zúñiga, de
donde vienen las vacas de consumo para el ejército de Rondeau y allí donde está, secretamente
acampada, la tribu charrúa, cuyo cacique es el Caciquillo. Días después del robo, Artigas le
escribe a García de Zúñiga"No olvide usted de decirme algo de esos señores que usted ha
alojado allí". A la semana siguiente, en otra carta con el mismo destino dice Artigas: "Hago un
deber mío, disculpar delante de usted los perjuicios que pueden habérsele inferido durante
nuestra mansión (estadía) en esas inmediaciones"
¡Vuelta la burra a la noria! Entonces vuelve a suceder lo ocurrido ocho años antes con Tomás
de Rocamora, al ejército porteño le roban los caballos y los pocos bueyes que le quedaban. El
jefe porteño queda de a pie, es decir, absolutamente debilitado. El informe del hecho detalla. "A
eso de las dos de la mañana, tuve aviso de que habían sorprendidos los dragones que cuidaban
los 300 caballos del cuarto escuadrón, por una partida numerosa del señor Artigas que se los
llevaba; además arreaban los bueyes..." - así lo cuenta Nicolás de Vedia, futuro suegro de
Bartolomé Mitre un oriental al servicio de los porteños y agrega: "También se me avisa que los
caballos pertenecientes al señor coronel y otros oficiales, también han sido llevados..."
Después de la desaparición de esta segunda tanda de animales, Sarratea dura en su cargo menos
de diez días. Buenos Aires lo destituye y nombra jefe de las fuerzas orientales a José Artigas.
Entonces, Artigas y los charrúas se incorporan al sitio de Montevideo.
La “memoria” de Cáceres, sobre conducta de Artigas y Sarratea Leemos los datos que
aporta la «Memoria» de un testigo de primera mano, que obra en el Archivo Mitre. Dice el
coronel Ramón de Cáceres al ocuparse de los hechos durante el segundo sitio de Montevideo y
de la actitud de Sarratea: «Este hombre, luego que llegó, trató de desmoralizar al ejército de
Artigas y de deshacer esa unión que constituye la fuerza; al efecto empezó por seducir a los
jefes de más capacidad que aquél tenía, ofreciéndoles oro, charreteras y galones que Artigas no
podía darles; y como no todos los hombres tienen la virtud suficiente para conformarse con la
miseria y privaciones, don Eusebio Valdenegro, don Ventura Vázquez, Baltasar Vargas, Viera y
otros se dejaron seducir. Y en seguida los pidió Sarratea con los cuerpos que cada uno
mandaba y que eran los mejores del ejército oriental, especialmente el de Blandengues que
mandaba Vázquez, para formar como contingente de la Provincia Oriental al ejército nacional.
Artigas los entregó sin decir una palabra, mas quedó muy resentido por la conducta de unos
hombres en quienes había depositado su mayor confianza, y desde entonces quizá tuvo cierta
predilección por los gauchos, pues le he oído decir que había encontrado más virtud o
constancia en ellos que entre los hombres de educación.» Nota: Obsérvese la utilización tardía
del término gauchos que José Artigas nunca usó para sus tropas. (Escritos Históricos del Coronel
Ramón de Cáceres publicados en la Revista Histórica del Museo Histórico Nacional. (1959). Montevideo.
Memoria Póstuma, en Revista Histórica, (29), 376-475. Colección A. Lamas)
63
PARTE SEGUNDA
4º Segundo Sitio a Montevideo
“Días antes habíase situado frente a las murallas e iniciado las hostilidades con la guarnición de la plaza el
caudillo José Eugenio Culta, hombre vulgar, pero de gran valor personal y mucho prestigio entre los campesinos.
Era este uno de los varios caudillejos orientales que siguiendo después las inspiraciones anárquicas de Artigas
dejaron fama por sus correrías heroicas, violencias vergonzosas, y acción desordenada,” (Figueroa Francisco
Acuña, en su "Diario Histórico del Sitio”)
Llegada del ejército patriota y los charrúas: "Se aumentaron las comunicaciones al Yí; se
fueron aquellos acercando y cuando ya estuvieron en el paralelo de Las Piedras - dice el padre
Bartolomé Muñoz- a cuatro leguas de distancia se ordenó solemnemente la reunión". "El 26 de
febrero de 1813, amanecieron formadas las tropas de Infantería en toda la línea del sitio, en
este orden: el Regimiento de Granaderos, el No. 3, el 4 y el 6, todos de gala con sus Jefes,
Banderas y músicas. La Artillería formó su Cuerpo en el Cerríto de la Victoria; colocó en su
cima diez piezas, a más de 4 volantes que con los Dragones y toda la Caballería, toda la Plana
Mayor y muchos vecinos salimos a dos leguas de distancia a recibirlos. A las 8 acampábamos
ya incorporados al Sitio.""A las 10 de la hermosísima mañana se presentaron los batidores a la
que seguía una columna que parecía interminable pues pasaba de 5.000 hombres; esta reunión
del Ejército del Sitio era el inmenso pueblo que se juntó de todas partes hizo temblar los muros
de la Plaza sitiada que se cubrieron de gente, así como sus azoteas, al ruido del saludo de 21
cañonazos en el Cerrito." "Eran las 12 cuando llegaron los Generales a las líneas por donde
habían pasado las tropas entre los más tiernos vivas a la Patria y a la unión siempre
interesante, mezclados con los sollozos de las almas sensibles incitadas por las músicas y por lo
tierno de la escena en que las aspiraciones eran, bendito Dios con esta unión 5.000 enemigos
menos que son 5.000 amigos más." "Cien indios charrúas cerraban la retaguardia. La multitud
de carretas, familias, bagajes, etc. no acababan de llegar en dos días después." (Tomado del
diario de Francisco Acuña de Figueroa el 26 de febrero de 1813).
Cuando se dictaron las famosas Instrucciones del Año XIII?
Las instrucciones del año XIII. Antecedentes Los meses de marzo y abril de 1813 fueron de
intensa actividad para Artigas. Por el decreto del 24 de octubre anterior (1812), el gobierno de
Buenos Aires, invitó a las provincias que enviaran sus diputados para integrarla, previo a su
reconocimiento. A los efectos de llevar adelante esta última medida, se envió ante Artigas al Dr.
Pedro P. Vidal, quien debía mediar, en el conflicto con Sarratea. Reiterada a través de Rondeau
la exigencia de reconocimiento, contestó Artigas, que previamente tenía que consultar la
voluntad del Pueblo Oriental. Envía circulares a los pueblos de la campaña para que los vecinos
elijan sus diputados. Estos se reunirán en el Congreso de las Tres Cruces. La primera sesión
estaba prevista para el sábado 3 de abril de 1813, pero por la lluvia de ese día y el siguiente, se
aplazó para el Lunes 5. En el artículo 8º de las instrucciones dadas a García de Zúñiga, habla de
la "soberanía particular de los pueblos". La Oración Inaugural hace referencia a la obediencia
por acatamiento o Pacto de la Asamblea General Constituyente.
¿Las Instrucciones fueron copia de la constitución de E.E.U.U. Artigas se basó en los
intelectuales de la revolución norteamericana y francesa?
No coincidimos con autores/as que afirman sin reticencias que las Instrucciones del año XIII que los orientales llevarían a la Asamblea convocada por el Triunvirato de Buenos Aires -,
inspiradas por Artigas, este se vio influenciado por los textos de la Constitución Nacional de los
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Estados Unidos, y que también utilizó la obra de García Sena titulada “ La independencia de
Costafirme, justificada 30 años ha por Thomas Payne”. Si bien aclaran que Artigas no copia
fielmente a los Constituyentes norteamericanos e incorporan el dato de que habría leído de
García Senna ”Historia concisa de los Estados Unidos”. Uno de ellos reivindica estas posiciones
citando al prestigioso Petit Muñoz en su prólogo al libro del investigador Street: el periodista
Carlos Maggi dice para acreditar validez a estas afirmaciones, basandosé en fuentes confiables
(Archivo Artigas) que Artigas escribe en marzo de 1816 al Cabildo de Montevideo: “Espero
igualmente los dos tomos que V.S. me oferta referentes al descubrimiento de Norte América, su
revolución, los varios contrastes y su progreso hasta el año 1807. Yo celebraría que esta
historia tan interesante la tuviese cada uno de los orientales. Por fortuna tengo un ejemplar,
pero él no basta a ilustrar tanto cuanto yo deseo, y por este medio mucho podría adelantarse”.
En respuesta el Ayuntamiento de Corrientes escribe a Artigas. “Tengo para remitir á VS. el
compendio de la historia de Norte América, ansioso de que sus luces basten a esclarecer las
ideas de esos magistrados y todo contribuya a fijar nuestros adelantamientos “La Historia de
Norte América” irá en la primera oportunidad(...)”. Ahora bien, esta correspondencia es del
año 1816, tres años más tarde de las instrucciones del año 13 y un año después del Congreso de
Oriente o de Los Pueblos Libres en Concepción del Uruguay (29 de junio de 1815).
Congreso de Tres Cruces: Las instrucciones. El Congreso de Abril – sesionó entre los días 5
y 21 de abril de 1813 en la quinta de Manuel José Sáinz de Cavia, en el paraje extramuros – hoy
día barrio – de Tres Cruces, en Montevideo. Los convocados eran diputados que representaban
los pueblos de la Provincia Oriental; se desconoce el número exacto de asistentes y apenas es de
conocimiento histórico los nombres de algunos de ellos. La importancia del Congreso fue de
vital importancia en el artiguismo, ya que sentó las bases de las ideas federalistas y republicanas
de José Artigas. Debió comenzar el 3 de abril, sin embargo se pospuso hasta el 5 debido a las
malas condiciones climáticas. El acta levantada aquel día –comienzo de sesiones– decía que se
encontraban en el Congreso “Los diputados de cada uno de los pueblos de la Banda Oriental
del Uruguay”. Los hechos El simposio celebró sólo dos juntas generales –o plenarios–, una el 5
de abril y la otra el 21, fechas de inicio y de cierre de la asamblea respectivamente. El día
inicial, Artigas leyó la legendaria Oración Inaugural redactada por Miguel Barreiro, secretario y
familiar vinculado estrechamente al caudillo. Dicha oración refleja fielmente la fuerza del
pensamiento liberal y democrático de Artigas, plasmado y recordado para siempre en, quizá, la
frase que hizo célebre al Jefe de los Orientales:“Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa
ante vuestra presencia soberana”. A continuación, Artigas expuso las finalidades del Congreso:
“La asamblea tantas veces anunciada –la Asamblea Constituyente de Buenos Aires– empezó
sus sesiones (…). Su reconocimiento nos ha sido ordenado. Resolver sobre este particular ha
dado motivo a esta congregación”. Se aconsejó el reconocimiento de la Asamblea
Constituyente –lo que finalmente se aprobó – aunque condicionado a un pacto, en lo que
Artigas fue claro y determinante: “Ni por asomo se trata de una separación nacional”. Una vez
terminado el discurso los diputados tuvieron la libertad de debatir. El pacto finalmente aprobado
contenía ocho ítems que debían cumplir las autoridades constituyentes porteñas, que, en lo
esencial, contenían una serie de aspiraciones orientales que nunca oyeron eco en Buenos Aires,
encomendadas anteriormente por el caudillo a Tomás García de Zúñiga. Dichas pretensiones
eran: el desagravio a Artigas y al pueblo oriental por las ofensas de Manuel de Sarratea, un aval
del no abandono al asedio de Montevideo y de recibir pertrechos bélicos para la prosecución de
la lucha, y el reembolso por parte de Sarratea de las armas robadas por éste al Cuerpo de
Blandengues. Las disposiciones 6ta y 7ma contienen los aspectos esenciales del convenio:
Disposición Sexta: Será reconocida la confederación defensivo ofensiva de esta Banda con el
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resto de las Provincias Unidas, renunciando cualquiera de ellas a la subyugación a que se ha
dado lugar por la conducta de este anterior gobierno. Disposición Séptima: En consecuencia
de dicha confederación se dejará a esta Banda en la plena libertad que ha adquirido como
provincia compuesta de pueblos libres; pero queda desde ahora sujeta a la Constitución que
emane y resulte del Soberano Congreso de la Nación (...).
Pregunta: ¿Por qué la Asamblea del Año XIII rechazó los diputados de la Banda
Oriental?
El estatuto aprobado por la Asamblea de Buenos Aires – que desconocía la condición de
provincia de la Banda Oriental – preveía un proceder especial para la designación de diputados:
se podían elegir sólo dos, uno por Montevideo y otro por Maldonado. Sin embargo, el Congreso
de Tres Cruces, desconoció estas disposiciones y creó otras propias, basadas en el antiguo
derecho colonial. Según esta nueva resolución, se elege dos diputados por provincia
Montevideo y uno por cada villa con Cabildo (Santo Domingo de Soriano y Guadalupe de los
Canelones, actual ciudad de Canelones) además de un único emisario de poblaciones que
contasen con “medio cabildo”; completando una representación total de cinco congresistas.
Acatando las nuevas disposiciones orientales y contradiciendo las porteñas, fueron elegidos
Mateo Vidal y Dámáso Antonio Larrañaga por Montevideo, Felipe Santiago Cardoso por
Guadalupe de los Canelones y Dámáso Gómez Fonseca por Maldonado, Francisco Bruno
Rivarola por Santo Domingo de Soriano y el único representante de San José de Mayo y San
Juan Bautista: Marcos Salcedo. Los diputados fueron provistos con un conjunto de
instrucciones, las célebres Instrucciones del año XIII; uno de los escritos esenciales del
artiguismo. Este fue el motivo (una cuestión formal) que utilizó la dirigencia porteña para el
rechazo de los diputados orientales. Pero en verdad, una de las primeras medidas anunciadas por
la Asamblea fue la de declarar a los diputados como del pueblo "de la Nación", y no, "de las
provincias". Además, negó el derecho de los cabildos que los habían nombrado a reemplazarlos;
que era un paso importante hacia un estado unitario o centralizado, sistema impulsado por los
porteños. Por ello, el 5 de marzo de 1813 la Asamblea suspendió la incorporación de los
diputados de la Banda Oriental, elegidos en el Congreso de Tres Cruces, expresando dudas
sobre la falta de formalidad en la elección. Más allá de lo formal, la razón fue la negativa a
incorporar a los diputados que traían con las instrucciones de Artigas, que declaraban la
independencia del reino de España y la organización de las provincias bajo un sistema de
estado confederal, que rompía con la centralización existente hasta ese entonces.
Pregunta: ¿En ese Congreso de Tres Cruces, Artigas fue elegido presidente o gobernador
de la Banda Oriental?
En la sesión correspondiente al 20 de abril, los congresales designaron los miembros
constituyentes de un Consejo o Gobierno que velase por la recuperación y proyección de la
economía oriental. Por esta resolución se crea el "Gobierno Económico" (Cuerpo Municipal)
cuyo asiento fue la Villa de Guadalupe, hoy departamento de Canelones y ejercía su jurisdicción
sobre toda la Provincia, excluida la ciudad de Montevideo. José Artigas fue elegido
"Gobernador militar y sin ejemplar Presidente" de dicho Cuerpo. Cabe destacar que no fue
reconocido por el gobierno porteño ni por la Asamblea del año XIII, Ninguno de los integrantes
llevó otro título que el de ciudadano. Dadas las características de este gobierno y las
circunstancias que lo rodearon, este período fue de corta duración aunque fecundo en su
iniciativa.
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¿Por qué se afirma que las instrucciones del año XIII son el primer antecedente del
federalismo en América del Sur?
El federalismo. A fines del año 1812 el concepto federalista, identificado con el de la soberanía
de los pueblos es incuestionable. El federalismo trasciende el Litoral rioplatense y se transforma
en causa americana, reflejándose en las instrucciones dadas a los diputados de la provincias de
Tucumán, (art.8º) Jujuy (art. 6º) y Potosí, (art.3º). Asimismo deja constancia como ya lo
hiciera el Jesuita peruano Vizcardo y Guzmán, y luego lo ratificará Artigas; de la influencia de
las ideas de los revolucionarios norteamericanos, que los historiadores del nacionalismo
revisionista anti liberal en Argentina, han tratado de minimizar. Tucumán: en el artículo 8º "que
para formar la Constitución Provisional se tenga presente la de Norteamérica, para ver si con
algunas modificaciones es adaptable a nuestra situación local y política". El diputado Laguna,
escribía al Cabildo de Tucumán, el 31 de mayo de 1813: "Es llegado el tiempo de tratar sobre
el sistema o leyes fundamentales o dígase pacto social bajo el cual quedarán unidas o
confederadas las provincias entre sí, o relativamente con la de Buenos Aires. La dignidad de
los pueblos libres es incompatible con su servidumbre". El diputado de Tucumán siempre
sostendrá la soberanía de su pueblo y no dará lugar sino a la confederación. "Quien juró
provincias unidas no juró la unidad de las provincias. Quien juró y declaró las provincias en
unión, no juró la unidad y la identidad, sino la confederación de las ciudades. (...)Y en lo
político, por la Federación de los Estados Unidos Anglonorteamericanos, cuya Constitución he
visto y tengo ya a mano y como en el artículo 8o de la Instrucción se me ordena su adopción, he
tirado la forma o proyecto de la Constitución que remito a Vs. con Don Melchor Garmendia,
para el gobierno de mi pueblo". El artículo 6º de las de Jujuy establecía: ( ...) “que los pueblos
de las provincias unidas vengan a quedar constituidos en un federalismo colonial de la Capital
de Buenos Aires... pondrá el señor diputado de Jujuy el mayor esfuerzo a que el edificio de
nuestra constitución política se cimente sobre las bases firmes de la igualdad, consultando...la
libertad y demás derechos de los pueblos". Las instrucciones de los representantes de Potosí,
constan de diez artículos, fechadas el 3 de diciembre de 1813, sostienen en su artículo 3º: "Que
la Constitución debía ser precisamente federativa, a cuyo solo efecto dirigirá sus conatos,
reservándose a cada provincia, el reformar el establecimiento adaptable a su localidad". La
posición de los Orientales iría mucho más lejos.
Pregunta: Existen varias versiones de las Instrucciones, ¿cuál es la auténtica?
Contenidos de las Instrucciones Según J. M. Rosa la versión que se tiene por fidedigna consta
de 20 artículos, es la difundida por Clemente Fragueiro, pero existen dos fuentes más: a- Las
instrucciones del Pueblo de Soriano a su Diputado Francisco Bruno Rivarola que consta de
menor articulado (15 artículos) y b- una transcripción del Cabildo de Santa Fe, hecha en 1815
‘’copia de las que se acordaron y dieron los Pueblos Orientales a sus diputados para la
Asamblea General”. Dice José María Rosa en su estudio comparativo, que las tres versiones
tienen en común solo nueve puntos a saber: Declaración de la independencia absoluta, La
Confederación de Provincias como única forma organizativa, la igualdad, libertad y seguridad
de los ciudadanos y de los Pueblos como principios rectores, la división de poderes republicanos
en Ejecutivo, Legislativo y Judicial tanto para las provincias cuanto para el “Gobierno Supremo
de la Nación”, Federalismo y rechazo del despotismo militar (léase dictaduras en términos
contemporáneos), negación del centralismo porteño fijando residencia de la capital fuera de Bs
As. Respecto a la libertad religiosa solamente la versión de Fragueiro incluye los derechos
civiles y religiosos el Artículo 3º dice “Promoverá la libertad civil y religiosa en toda la
extensión imaginable”. (Cfr. Rosa J.M.1964 T p). Nota: Y aquí consideramos oportuna una
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aclaración: En las Instrucciones del año XIII, la "libertad civil y religiosa" que se menciona, no
refiere al concepto de "libertad religiosa" tal y como hoy se la entiende de "libertad de cultos".
El reclamo de "libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable" - como dice el
mencionado párrafo – en principio se refería a la independencia de Montevideo del obispado de
Buenos Aires, para designar curas y capellanías, y cobrar diezmos. Demanda que venía desde la
última época del dominio español, luego la retomó el artiguismo y se consolidó después de un
largo proceso, en los primeros años de la República Oriental. La versión moderna de ese
concepto no figuraba en el pensamiento de Artigas.
Contrataque político centralista: Congreso de Capilla Maciel Este Congreso sesionó los días
8, 9 y 10 de diciembre de 1813 en la Capilla del Niño Jesús en el Miguelete, terrenos del finado
Francisco Antonio Maciel, muerto en el Cardal, luchando contra los ingleses, en 1807. Como la
mayoría de representantes de los vecinos, tenían en sus poderes la cláusula de pasar por el
alojamiento de Artigas a enterarse de lo resuelto el 5 y el 20 de abril de ese año. El de San José
debía consultar a Rondeau y a Artigas. Se decide enviar una comisión ante Artigas integrada por
Manuel Francisco Artigas y Tomás García de Zúñiga para invitarlo a concurrir al Congreso, o a
enviar alguna persona de su agrado. El día 9 dan cuenta los emisarios que el General no
concurrirá, pues ha considerado un desaire de los pueblos no haber verificado lo dispuesto por
circular -pasar por su alojamiento- y que no tenía nada que exponer. El tercer día, el 10, llega el
ayudante de Artigas, Gorgonio Aguiar con un oficio de éste. Fue leído en voz alta y se resuelve,
por mayoría con el voto en contra del diputado don Manuel Martínez de Haedo, no tener en
cuenta lo expresado por Artigas en su oficio, quedando las sesiones suspendidas hasta la nueva
convocatoria de los pueblos. La maniobra antiartiguista dió resultado.
Artigas abandona el Sitio y entrega su espada Como Artigas no reconoció al Congreso de la
Capilla de Maciel y sus decisiones, las actas no fueran aprobadas por los pueblos pues se había
variado la voluntad de los mismos y hasta tanto, éstos no debían admitir documento alguno sino
por su conducto (el de Artigas), que seguía siendo el Presidente del Gobierno Oriental
(Gobierno Económico) instalado y funcionando en la Villa de Guadalupe (actual Canelones).
Tratará de insistir Artigas ante Rondeau en convocar a un nuevo Congreso y es desestimado.
Rondeau, su compañero de armas desde la insurrección Oriental y en la primera campaña contra
los realistas, se transforma en instrumento de Buenos Aires. Ante el olvido de sus compatriotas
que lo negaron en el Congreso, puesto en duda su poder por los propios pueblos que lo habían
elegido, dejado a un lado por su ex amigo Rondeau, decide abandonar el sitio.
Dicen las crónicas…El Coronel José Artigas ha desaparecido de este sitio en la noche del 20
del corriente y tras él han desfilado el Regimiento de Blandengues y un piquete de Caballería
Patriótica, a más de la división al mando de don Fernando Otorgues que cubría el punto del
Cerro y que en la misma noche abandonó su puesto llevándose un cañón. Dice el Padre
Bartolomé Muñoz en su diario, con fecha 20 de enero de 1814:"Supe que Artigas había dado a
su hermano (Manuel Francisco) el rico sable*que le regaló el Cabildo de Buenos Aires. Se oía
que era para irse también." José Artigas, se desprende del hermoso sable obsequiado por el
Cabildo de Buenos Aires en 1811 y lo entrega a su hermano a quien también deja la
responsabilidad de mantener a los orientales en torno al Sitio. Este magnífico sable, símbolo del
mando, no se alzaría contra el pueblo de Buenos Aires. Se va vestido de paisano seguido de su
secretario Miguel Barreiro y una decena charrúas y paisanos. Emprende la marcha, sin rumbo al
parecer. Como el año anterior se producen deserciones masivas del Sitio a la campaña, tras sus
pasos. Artigas ha dado una prueba más de su desinterés, abandonando todo. Pero, su pueblo y
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sus soldados lo siguen, revalidando su título de Jefe de los Orientales. En 1814 su estrella
brillará y a partir de este momento se transformará en el Protector de los Pueblos Libres.
Nota: *El sable mencionado anteriormente fue obsequiado al entonces Coronel José Artigas por
el Cabildo de Buenos Aires y es el que ciñó en el Éxodo y durante el Segundo Sitio de
Montevideo (1811-1813 y 1814). En los días previos a su retirada del Sitio se lo dió a su
hermano Manuel Francisco. Muerto éste en 1822, pasó a su hija Modesta, casada con Juan
Ramón Menchaca. Seis generaciones descendientes de Artigas han mantenido en su poder este
valioso símbolo del mando con que el pueblo de Buenos Aires premió el valor de José Artigas,
luego de su triunfo en la batalla de Las Piedras.
La invasión porteña a Entre Ríos y la Banda Oriental
En ensayos anteriores, trabajamos la tesis de que el Artiguismo expresa al nuevo sujeto político
que se autoconstituye desde el Río de La Plata alcanzando su máximo despliegue en la región
Litoral durante la década revolucionaria. - 1810/1820 – Y llega a su plenitud en lo que se
conoce como Congreso de Oriente, 29 de junio de 1815. (Arroyo de la China actual Concepción
del Uruguay, Entre Ríos). Apelamos a fuentes documentales e incorporamos junto con una
metodología de análisis del discurso, cuestiones teóricas críticas, provenientes de la
antropología política, y aportes para una filosofía política latinoamericana de Arturo Andrés
Roig como el a priori antropológico y el a priori histórico, que confrontan los proyectos
políticos e ideológicos dependientes de las élites criollas, que aún hoy siguen atravesando y
tensionando la realidad política, económica, social y cultural de América Latina.
Guerra entre Artigas y el Directorio. La “Marcha Secreta”: El 20 de enero de 1814, de noche y
en silencio, Artigas se retiró, seguido por el grueso de sus tropas; dejando así desguarnecida el
ala izquierda de la línea sitiadora. Artigas marcha hacia el Norte acampando en la calera de
García, sobre el río Santa Lucía Chico. Allí se le incorporan casi todas las fuerzas orientales que
totalizan unos 3.000 hombres. Artigas denomina a este acto “marcha secreta”. De allí se dirige
Artigas al NE, atravesando el Río Negro, establecer su Cuartel General en Belén, desde donde
comienza una campaña de extensión de su influencia política, en las provincias del litoral
argentino, en particular Entre Ríos y Santa Fe. A partir de ese momento la dimensión del
liderazgo del Jefe de los Orientales trascendería de manera creciente el ámbito provincial para
adquirir significación en una vasta zona del territorio de las Provincias Unidas del Río de la
Plata. Rescatamos para nuestra historia provinciana un acontecimiento que hasta hace pocos
años no había merecido el reconocimiento público. La Batalla de El Espinillo y el Inicio de las
guerras civiles en la Provincias Unidas. Destacamos la fuente documental: el Tomo XIX del
Archivo Artigas por dos motivos principales 1º) en la Advertencia escrita por el Prof. Pivel
Devoto, este relevante investigador manifiesta ...“En las Series XXVI y XXX. Publicadas en
los tomos undécimo y decimocuarto, fueron incluídos los testimonios relativos a la influencia
del artiguismo en la margen occidental del río Uruguay, desde enero de 1813 hasta Junio de
1814. Alli a pié de página el Prof. Devoto* incorpora la referencia bibliográfica (Archivo Artigas
Serie XXVI con el título de Proyección del artiguismo en el Litoral Tomo undécimo páginas 287- 423.
MontevideoMCMLXXIV. Archivo Artigas Serie XXX. Titulo “La marcha secreta” Tomo décimocuarto,
Más adelante señala “En el prólogo del tomo XIV del
“Archivo Artigas” fueron analizados los factores de carácter geográfico, social, económico,
político, que impulsaron a los habitantes de la dilatada región de Entre Ríos a incorporarse a la
concepción artiguista del “populismo revolucionario”. Aqui rescatamos, con un resaltado en
negrita y subrayado; el concepto que por primera vez define en términos políticos al
páginas 1-295. Montevideo, MCMLXXVI).
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movimiento artiguista como populismo revolucionario y sienta las bases de nuestra tesis que
elaboramos en 2006/07. Continúa el notable investigador: “Existió una gran analogía entre los
problemas que originaron la anárquica situación de la Banda Oriental antes de 1811 y los de
Entre Ríos que inspiraron el plan de reformas propuesto entre 1782 y 1784 por el Comandante
general Tomás de Rocamora.” Aclarando de inmediato que las autoridades porteñas que
ejercieron el poder desde Mayo de 1810 no resolvieron los problemas del Litoral sino que los
agravaron provocando “la exacerbación de sus pobladores, librados a la arbitrariedad de una
tendencia centralista cada vez más alejada de los ideales de la revolución”. 2º) En esta
Advertencia del Prof. Pivel Devoto se toma de referencia a “Las Profesoras María Julia Ardao y
Aurora C. de Castellanos, en el medular estudio publicado en 1951 sobre “Artigas. Su
significación en los orígenes de la nacionalidad oriental y en la revolución del Río de La Plata”.
La prof. Balbi destaca desde una mirada de género, esta excelente producción de análisis
histórico político de dos mujeres uruguayas, historiadoras e investigadoras, que ponen en
evidencia la particular relación de José Artigas con nuestra provincia. Estos datos relevantes
para nuestro estudio hicieron necesaria esta aclaración preliminar. *Nota: Eduardo Pivel Devoto
(Paysandú, 1910 – Montevideo, 1997), historiador, investigador, educador y político uruguayo perteneciente al
Partido Nacional, e identificado con la corriente historiográfica nacionalista, denominada Tesis Independentista
Clásica (T.I.C.), "inaugurada" por Francisco Bauzá y continuada por Pablo Blanco Acevedo, entre otros.
El propio Artigas narra los sucesos: Para clarificar los sucesos del verano caliente de 1814
después de la marcha secreta, puntualmente leemos el Documento nº 6 fechado en el Cuartel
general, marzo 5 de 1814, José Artigas al Cabildo de Corrientes. (Análisis de las fuentes: “Serie
documental que se publica en el Tomo XIX del Archivo Artigas XXXVII La Liga de los Pueblos Libres. El
Protectorado de Artigas. 1814 – 1815). Relata las circunstancias que lo llevaron a pasar a Entre Ríos
con sus tropas para poner fin a los desórdenes y atropellos que afectaban a la Provincia Oriental.
Convencido de que el pueblo de Corrientes no estaba implicado, se dirigió al gobernador
explicándole su presencia en ese territorio sin obtener respuesta. Solicita al ayuntamiento que
promueba el restablecimiento de la tranquilidad, armonía y fraternidad “tan precisa al fomento
de ntros recíprocos intereses, y a la mejor conservación de (su) libertad y dros.” Dice Artigas
“Convencido por miles acontecimientos que todas mis medidas para fixar la seguridad de la
Provincia Oriental del Uruguai serían infructuosas sino eran apoyadas en la conservación (y
otras p.tes) de la dignidad de la misma provincia, me decidí a ponerlas en execusión con todo
el vigor que mandaba la urge.ª y denuncia - Yo había visto repetidas veces asesinados mis
chasques y atropellada escandalosam.te la seguridad individual de los pasageros de mi
provincia q.e transitaban p.r este territ.o, en medio de todos mis desvelos y planes de
moderarac.n(...) aclarando que había hecho “mis reclamac.s competentes al Gobernador las
contestaciones de S.E., me hacían ver que no tenía el menor conocim.to de tales
atentados(...)(...) y fue preciso contenerlos p.r mi mismo(...) aclarando en referencia a la actitud
de Eusebio Hereñú y un puñado de caudillos entrerrianos (Gregorio Samaniego, Gualeguaychú,
Pastor Hereñú de Nogoyá, Gervasio Correa de Gualeguay) que el 20 de Febrero lo declararon
Protector de E.R (...) Afortunadam.te en el mismo tiempo había sido yo llamado p.r la mayor
parte de los pueblos de este gran territ.o p.ª proteger su seguridad (...) centrando su malestar
en erl comandante militar de E.R y el Gobernador de las Misiones al servicio del gobierno
porteño.(...) Solo la conducta escandalosa de D. H.n de la Quintana y de Brn.do Perez Planes,
motivaron mis quexas y ella era tamb.n la q.e imputaba las de los pueblos. Q.e ellos
violentaban indignam.te, vexandolos y empeñandolos y comprometiendolos en los excesos
mismos(...)continúa más adelante Artigas (...) P.ª llenar pues, tan dignos fines análogos en un
todo á mi 1. º objeto de extinguir los desórdenes con q.e se afligía a mi provin.ª he cubierto el
Entre- ríos con mis tropas de infant.ª y caballería(...).- Como yo no había creído (al) muy
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digno pueblo de Corrientes complótado en aquella conducta de oprobio e iirritac.n luego q.e
p(asé el) Uruguaí- creí de mi obligacn de saludarp.r una carta oficio a su thte gob.or
manifestándole el motivo de mi venida de un modo el más atento(...) ratifica así José Artigas
que el movimiento de sus tropas hacia Entre Ríos y la provincia de Corrientes respondían a
contener los permanentes hostigamientos y ataques a sus partidarios y comunicaciones en la
zona y como prevención de los movimientos de tropas al servicio de Buenos Aires desde toda la
región litoral mesopotámica hacia la Banda Oriental. Afirma haber intentado comunicarse con
el Gobernador de Corrientes para informar de su llegada y las maniobras dilatorias de este. Asi
mismo ratifica Artigas la fraternidad de orientales y correntinos, “Yo he creído q.e el pueblo de
Corrientes es un pueblo hermano, y q.e el no ha mirado jamás como enemigos a los orientales;
y q.e m(uy) distante de que (rer) les hacer la grra. Conservan siempre (ha) cia ellos sentim.tos
de amistad y buena (ar) mo. Nia q.e hacen el vinculo de la gran familia q.e componemos.(...)”.
De similar manera, expresará lo comprobado en los campos de Gualeguaychú, Gualeguay y de
El Espinillo con la identidad de intereses orientales y entrerrianos y lo dice puntualmente de la
siguiente manera “ La obra está ya muy adelantada – D. Hil. De la Quintana fue destruído p.r
las fuerzas unidas de mi izquierda en el paso del puente del Gualeguay-chú,(...) y el barón de
Holemberg, q.e pasó en su auxilio el paraná con todas las fuerzas q.e había acantonadas en
S.fée, ha sido igualm.te(bat.)ido y destrozado, quitandosele todo su armamento, artillería y
municiones y demás pertrechos de g.rra, de modo q.e yá solo resta el Departam.o de Yapeyú
p.ª llenar el fin precioso de pacificar (todo) el territ.o(...) A partir de este momento Entre Ríos y
las provincias del litoral mesopotámico pasaran a ocupar el centro de gravedad de sus
actividades. La retirada de las fuerzas artiguistas del sitio de Montevideo, los españoles de
Montevideo enviaron una delegación ante el caudillo proponiéndole pasarse a su causa (misión
Larroba-Costa), a la que dió una cortés pero firme negativa. La “marcha secreta” también causó
la reacción del Director Antonio Gervasio de Posadas (tío de Carlos de Alvear) que declaró en
un documento el 11 de febrero a Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la ley y
enemigo de la patria al tiempo que prometía 6.000 pesos a quien lo entregara vivo o muerto.
Luego de eso Artigas desde su campamento en Belén abre las hostilidades contra el Directorio
Porteño. Según lo demuestran los escritores Arce y Demonte Vitale en su obra “Artigas” (Cfr.
Bibliog.página 29), el documento ya estaba proyectado antes de esa fecha y se esperaba solo un
pretexto para hacerlo publico, tal como lo prueban unos manuscritos sin firma que se conservan
en el Archivo General de la Nación Argentina. Decreto de Posadas Art.1 - Se declara a don
José Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la Ley y enemigo de la Patria. Art. 2 Como traidor a la Patria será perseguido y muerto en caso de resistencia. Art. 3 - Es un deber
de todos los pueblos y las justicias, de los comandantes militares y de los ciudadanos de las
Provincias Unidas perseguir al traidor por todos los medios posibles. Cualquier auxilio que se
le dé voluntariamente será considerado como crimen de alta traición. Se recompensará con
seis mil pesos a los que entreguen la persona de don José Artigas vivo o muerto . Lo firman
Posadas y Nicolás Herrera, su secretario.(oriundo de la Banda Oriental)
El Barón de Holmberg: Recibe órdenes de alistar hombres en Santa Fe con su correspondiente
artillería, reunirse con Hilarión de la Quintana y armar cuantos individuos encontrase. "El
primer objeto de su comisión es apoderarse de todos modos y a cualquier costa de la persona
de don José Artigas". Holmberg deberá reunirse entonces a Pérez Planes. "Luego que esté en
disposición de hostilizar lo hará infatigablemente, cortando víveres, convoyes, estorbando la
reunión de las familias y de gentes armadas o inermes, desmembrándole las que tenga reunidas
ya por medios de dispersión, ya por premios que ofrecerá a los que lo abandonen y el de 6 mil
pesos al que lo entregue vivo o muerto al citado Artigas". "Si llegara a apoderarse de éste o de
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las personas de Barreiro, Torgués o Texo, los hará fusilar". "Para que pueda proceder con la
debida legalidad publicará el día 16, así en las divisiones militares como en los pueblos de
Entre Ríos un bando en que se declare traidores a la Patria a Artigas y sus cómplices. El bando
se remitirá oportunamente". Finalmente a la contundencia del texto del documento, se le suma
una ley posterior justificatoria de la ilegalidad de la ejecución sumaria que pretendía aplicarse.
Los directoriales trataban de mantener los puntos claves: Santa Fe, la Bajada, Arroyo de la
China. La rápida acción de Otorgués, marchando desde Paysandú, atraviesa el Uruguay por el
Paso de Vera, toma Arroyo de la China, destruye en Gualeyguaychú a las tropas de la Quintana,
para unirse finalmente a los caudillos entrerrianos y en rápidas marchas dirigirse a la Bajada.
Holmberg sólo encuentra mujeres y niños. Rondeau rechaza los términos del Bando de Posadas.
Más adelante, Rondeau hace referencia a la correspondencia del Jefe de los Orientales y la
acción propagandistica de Artigas considerando innecesaria y hasta muy perjudicial declararlo
traidor a la Patria. "En ella como en los demás papeles, que no se descuida hacer correr, verá
usted vertido el más decidido patriotismo y amor a la justa causa, con una propensión especial
en la que pone todo su conato a la libertad y felicidad de ésta que llama su Provincia
(…)¿Cuánto valor no daría a su lenguaje si se hiciese pública tal declaración contra él? Nada
de esto, señor Excelentísimo; yo la creo no sólo innecesaria sino que la temo muy perjudicial."
El nuevo comandante Hilarión de la Quintana. A principios de 1814, el Gobierno de Buenos
Aires ordenó al coronel Hilarión de la Quintana que se hiciera cargo de la Comandancia General
de Entre Ríos, cuya sede estaba en la villa de Concepción del Uruguay, funciones que venía
desempeñando hasta ese momento Elías Galván.
El principio de la hegemonía artiguista. (…)Artigas se ofreció / Como Jefe de Cruzada, /
Contra el que aborreció / La razón fundada. Detrás de Artigas / Siguieron las gentes / De los
derechos amigas / Y corazones ardientes. ¡Orientales heroicos/ Cruzan el Entre Ríos! /¡Con
los entrerrianos / Redoblaron los bríos! ¡Con los santafesinos, / Generosos y decididos, /
Siguieron por los caminos / Con propósitos definidos!(Joaquín Lencina”Ansina”)
Mientras en Buenos Aires continuaba desarrollando sus sesiones la Asamblea General
Constituyente y gobernaba el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas, cargo creado por
aquélla a principios de 1814, en el litoral, la lucha entre el centralismo porteño y el federalismo
artiguista llegaba a puntos insospechados. El jefe invasor en los caseríos entrerrianos sólo
encontró mujeres y niños; las deserciones se hicieron cada vez más frecuentes. Nadie le
proporcionó un caballo. Mientras tanto Hereñú - por ese entonces adicto a Artigas - se
apoderaba de la Bajada del Paraná, disolviendo su cabildo e inmediatamente salió al encuentro
de Holmberg que volvía en retirada desde Gualeguay. El choque se produjo a orillas del arroyo
Espinillo, el 22 de febrero de 1814 en cercanías de la antigua Posta del mismo nombre.
Batalla de El Espinillo Dicen las crónicas... Esta fue la primera batalla de la guerra civil
argentina, que dividiría al país entre unitarios y federales de 1814 hasta 1875, y permitió a los
artiguistas declarar el nacimiento de la Federación Entrerriana como un pueblo libre desligado
del control de Buenos Aires y bajo el protectorado de José Artigas.Como data en la
documentación utilizada como fuente (Archivo Artigas) en realidad es dos días antes el 20 de
Febrero de 1814 cuando Eusebio Hereñú subleva a las milicias paranaenses, destituye al
comisionado Andrés Pazos al frente del Cabildo de la villa desde el 25 de Junio del año anterior
impuesto por la Asamblea del año XIII y en nombre de la Federación entrerriana (alianza de
caudillos locales) proclama a José Artigas Protector de E.R.
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LA BATALLA DE EL ESPINILLO Respecto al lugar exacto del suceso nos remitimos a
fuentes históricas. Desde siempre se ha mencionado el Arroyo El Espinillo pero otras fuentes
mencionan el Arroyo El Sauce: “Desde el año de 1815, hasta el de 1817, el Capitan D. Juan
León Sola, militó á las órdenes del valiente Coronel D. José Eusebio Ereñú, y sin retroceder
ante los multiplicados peligros, se encontró en la reñida batalla librada en el “Sauce”
Departamento del “Paraná”;(Deán J.J.Alvarez.) El propio Holmberg disipa las dudas sobre la
terminología y el lugar del hecho bélico “Hize por consiguiente desplegar mi cuadro por 5
frentes en Batalla quedando la compañía de Pardos de Punta Gorda a la derecha de la línea de
Batalla formando con dicha línea un angulo de 150 grados esta compañía debía estar a la mira
de la cavallería contraria(…) mi retaguardia era cubierta por el Aroyo Espenillo y mi flanco
izquierdo por un pequeño corral”. De estas referencias se deduce que en El antiguo distrito de
El Espinillo y casi con seguridad en los terrenos de la vieja estancia de Marín en cercanías del
costado del arroyo, es que se disputó el enfrentamiento. Nadie mejor que uno de sus principales
protagonistas el comandante de las fuerzas del Directorio porteño, Barón de Holmberg para
relatar este enfrentamiento armado, ubicar el lugar y lo sucedido.
EL INFORME HOLMBERG: Documento escrito por el Coronel Eduardo Holmberg al
Director Supremo sobre la acción del 22 de Febrero en las orillas del Arroyo El Espinillo.
Adjunta Diario de Marcha, itinerarios y recapitulación del estado de sus fuerzas con expresión
de altas y bajas: “Parte a su Excelencia el Supremo Señor Director sobre la desgraciada acción
del 22 de febrero 1814 en las orillas del Arroyo dho el Espinillo a 8 Leguas distante de la
Bajada”. “adjunto Pliego del Itinerario (Nº 1) “para ver claramente el camino que se hizo
diariamente , y si no se hizo más, no ha sido mía la culpa, y solamente debe atribuirse la culpa
a aquellos accidentes que se hallen inscriptos en los partes diarios puestos enseguida de dicho
itinerario” Diario de marcha. Con fecha 7 de Febrero de 1814 Dice Holmberg: “A las 5 de la
tarde recibí ordenes del Excelentísimo Supremo Director de caminar con la mayor prontitud a l
Arroyo de la China, se tomaron incesantemente las providencias para la salida (…) Así
comienza Holmberg por relatar las previsiones tomadas (solicitud de cabalgaduras, armas y
dinero, alerta de aviso a través de los medios de comunicación de la época a los responsables
Comisionados de la carrera (camino o ruta segura) maestros de postas (jefes de estación
proveedores de alimentos y caballos de reserva y fuente de información del sistema servicio de
postas y chasques) también de las ordenes remitidas al Gobernador de Corrientes Pérez Planes
para coordinar las acciones. Consta en el Diario de Marcha que los días 8 y 9 siguientes que no
recibió los caballos ni las monturas pedidas, ni tampoco el dinero porque no había llegado orden
de entrega. Finalmente el día 9 de febrero, recibe unas cabalgaduras aunque faltaron monturas y
se le entregó el dinero que fue recibido bajo firma responsable del Capitán Pedro Morsillo
como cajero de la expedición a los que se sumaron 2000 pesos que prestaron voluntariamente
los señores, Don Ciríaco Lesica, G. Rivadavia (¿?), Pedro Aguirre y Félix Castro, Pero no se
pudo partir de inmediato por las dificultades de conseguir la logística necesaria antes del día 10
del mes de Febrero. Las primeras tropas parten a las 4 de la tarde integradas por los
Blandengues de Santa Fe, los Pardos y Morenos de Punta Gorda, y milicianos santafesinos.
Horas más tarde a las 22 horas, inicia su marcha Holmberg con la custodia de Los Arribeños y
con la caja llevando el dinero, cruza navegando por río dando cuenta que pese al viento
contrario arribaron al puerto de la Bajada del Paraná a las 10 de la mañana del día 10 de
Febrero. Nota: la fuente documental se encuentra en Artigas, Heraldo del federalismo
rioplatense de Facundo Arce y Manuel Demonte Vitali (Cfr Bibliog. Pná 1950) Con precisión de
detalles, Holmberg le advertirá al Director Posadas, lo que los oídos del centralismo porteño
desde siempre y mas aún en aquellas desfavorables circunstancias, no quisieran escuchar. Si
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bien Holmberg expresa que no pretende acusar a nadie, sostiene que (…) si V.E se digna tomar
informaciones (…) para conocer la verdad de los hechos se cerciorará V.E. “ si ha habido,
como efectivamente la hubo, mucha seducción, también el descontento ha sido my grande entre
el vecindario”. A renglón seguido, cuestiona a Hilarión De la Quintana, y con una serie de
preguntas intenta hacer ver las debilidades y sospechas acerca de las actuaciones de los jefes
militares de la zona. Puntualmente se pregunta ¿cómo es posible que habiendo ingresado a
Curuzú Cuatía (Corrientes) con un contingente de 300 hombres, el jefe artiguista Blas Basualdo,
(Blasito) el mismo día que Holmberg llegaba a la Bajada - 10 de Febrero 1814 -, el comandante
interino de Entre Ríos, H. de La Quintana no supo nada o no hizo nada al respecto? Y agrega,
que tampoco el Comandante de las milicias paranaenses Francisco de la Torre tomó
conocimiento de este hecho y en caso que lo supiera se pregunta: ¿por qué no avisó al Comando
de Holmberg? También se pregunta Holmberg ¿porqué no se reunieron las milicias del Paraná,
pese a las reiteradas órdenes del Gobierno y aún del propio Holmberg? En este punto
profundiza las críticas contra de La Torre, afirmando que es imposible que no supiera de la
reunión de los rebeldes provenientes de Nogoyá (y de El Espinillo agrega nuestro equipo) que
se juntaron para ir al Arroyo de la China y pregunta ¿porqué este mismo jefe se opuso con
excusas poco convincentes, a la salida de la milicia de infantería del Paraná, solicitada por
Holmberg para integrarla a su expedición? Pone énfasis en este punto Holmberg, al destacar la
la negativa a la incorporación del capitán de milicias José Francisco Rodriguez, a las tropas.
Carga las tintas nuevamente en su informe Holmberg, contra el comandante paranaense de La
Torre, por no obedecer las órdenes de entregar el mando militar al capitán Julián Corvera al
detectarse las adhesiones al movimiento insurreccional de gente de la zona, y cuestiona porqué
no informó que la mayoría de los vecinos estaba armada y que tampoco informó al cabildo
sobre la cantidad de armas en e el lugar. A continuación Holmberg denuncia también que se
hizo una segunda reunión convocada por Eusebio Hereñú el día 20 de febrero (allí se declara a
Artigas como protector de E.R), y que el Dr. Antonio Querencio lo había informado al respecto.
Finalmente Holmberg concluye que esto explicaría por qué luego de pasar con las tropas
directoriales por Paraná (donde sólo encontró mujeres y niños) camino al Arroyo de la China,
una semana más tarde, y día y medio antes de la Batalla del Espinillo Eusebio Hereñú recupera
La Bajada sin resistencia, sorprendiendo la villa sin custodias y al Comandante La Torre en su
casa. Sobre este punto, para ir clarificando las dudas y tribulaciones de Holmberg, incorporamos
un aporte que nos enviara el Licenciado Alberto Umpierrez tomado del Archivo Artigas por
estimar importantísimo el dato.
Eusebio Hereñú subleva las milicias y toma la Baxada El jefe de Milicias Francisco Antonio
de la Torre de Paraná le escribe al Teniente Gobernador de Santa Fe “Como a las cinco y media
de la tarde y sin el menor aviso entraron a la Villa del Paraná como trescientos hombres de la
facción de Artigas, aunque la mayor parte eran de las Milicias de la misma campaña (de Entre
Ríos)” …”Don Eusebio Hereñú que venía mandándolos me protestó que a ningún vecino se le
seguiría perjuicio y que sólo venían a sacudir el Yugo del Gobierno tirano de Buenos Aires;
cumplida esa ceremonia dio vuelta a los suyos gritando viva la Unión viva la libertad, y le
contestaron el propio tono ; siguiéndose inmediatamente la intimación a mi para que le
entregase las armas y municiones; en este estado mandé formar a la 1ª Compañía de Milicias
de la Villa, que eran la de mayor fuerza,(…) antes de concluirse el acto de formación les habló
el mismo Hereñú que no venía a llevarlos a la fuerza y que le siguiese el que quisiese hacerlo
voluntariamente; todos los que allí estaban que eran los más , dijeron que estaban prontos a
seguirlos y que les mandase dar caballos”. Recordemos que este comandante de milicias en
Noviembre de 1810 fue designado por Manuel Belgrano con el grado de Teniente Coronel al
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mando de lo que el llamó caballería de la Patria en Paraná. Aquí también aparece por vez
primera, el antepasado del poeta Evaristo Carriego, Don José Evaristo Carriego. Enrolado en las
milicias luego de la Revolución de Mayo de 1810 adhirió a la causa revolucionaria y tomó
parte en algunos hechos de armas como oficial subalterno. Desde Misiones acompañó a su
pariente Celedonio José del Castillo cuando éste se radicó en Paraná. Se puso a las órdenes del
caudillo Eusebio Hereñú y participó como jefe de estado mayor en el enfrentamiento de El
Espinillo el 22 de febrero de 1814.
Holmberg: a confesión de parte relevo de pruebas…Con honestidad intelectual el “duro” y
“cruel” prusiano Holmberg le advierte al Director Posadas, lo que los oídos del centralismo
porteño desde siempre y peor aún en aquellas particulares circunstancias, no quisieron escuchar,
prefirieron no ver y eligieron ignorar: “Pero antes de entrar en el detalle del infeliz suceso del
22 de febrero, creo necesario observar a V.E. que mucho tiempo antes de mi salida de Santa
Fe, ya se trataba en la Provincia de Entre Ríos de una sublevación general(,…) centrando la
denuncia en los mismos Comandantes Militares puntualizando ( ) por su conducta en todo
arbitraria, y las injusticias que cometieron, o por su indolencia(…)”. Si bien Holmberg expresa
que no pretende acusar a nadie, sostiene que “si V.E se digna tomar informaciones (…) para
conocer la verdad de los hechos se cerciorará V.E. “que si ha habido, como efectivamente la
hubo, mucha seducción, también el descontento ha sido muy grande entre el vecindario”. Pasa
Holmberg de inmediato a cuestionar a Hilarión De la Quintana y con una serie de preguntas
intenta hacer ver las debilidades y sospechas acerca de las actuaciones de los jefes militares de
la zona. Puntualmente se pregunta cómo es posible que habiendo ingresado a Curuzú Cuatía
(Corrientes) con un contingente de 300 hombres, el jefe Artiguista Blas Basualdo, el mismo día
que Holmberg llegaba a la Bajada - 10 de Febrero 1814 - el comandante interino de Entre Ríos
H. de La Quintana no supo nada o no hizo nada al respecto?, y agrega que tampoco el
Comandante de las milicias paranaenses Francisco de la Torre tomó concimiento de este hecho
y en caso que lo supiera se pregunta por qué no avisó al Comandante de las tropas directoriales?
Tambien pregunta Holmberg, ¿porqué no se reunieron las milicias del Paraná, pese a las
reiteradas órdenes del Gobierno y aún del propio Holmberg? Y ahí profundiza las críticas contra
el jefe de milicias La Torre, afirmando que es imposible que no supiera de la reunión de los
rebeldes provenientes de Nogoyá que se juntaron para ir al Arroyo de la China y porqué este
mismo jefe se opuso con excusas poco convincentes, a la salida de la milicia de infantería del
Paraná, solicitada por Holmberg para integrarla a su expedición y principalmente dice
Holmberg, se negó a la incorporación del capitán de milicias José Francisco Rodriguez, a las
tropas directoriales. Insiste Holmberg contra el comandante de Paraná por no obedecer las
órdenes diciendo que La Torre debía entregar el mando militar al capitán Julian Corvera al
detectarse la adhesión al movimiento insurreccional de gente de la zona, y cuestiona porqué no
informó que la mayoría de los vecinos estaba armado y al cabildo tampoco informó sobre la
cantidad de armas en la zona. Asi también Holmberg cuestiona que se hizo una segunda reunión
convocada por Eusebio Hereñú (allí se declara a Artigas como protector de E:R), sobre la cual
el Dr. Antonio Querencia le había informado al respecto. Holmberg concluye que esto
explicaría que luego de pasar con las tropas directoriales por Paraná (donde sólo encontró
mujeres y niños) camino al Arroyo de la China, Eusebio Hereñú recupera La Bajada sin
resistencia, sorprendiendo la guarnición sin guardias y al Comandante de La Torre en su casa.
A renglón seguido Holmberg, denuncia un hecho gravísimo se pregunta porqué H. de La
Quintana ante quien envía una partida al mando del capitán Pintos Carneiro quien lo encuentra
en Gualeguay, defecciona y le entrega “el mando al difunto Mayor Pintos (allí nos enteramos de
su muerte) la cual conducta de la Quintana desanimó la tropa, y causó que las Milicias y
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quantos correntinos había (en la tropa) se pasaron a los contrarios”. Además de este
desánimo y deserción importante Holmberg denuncia la pérdida de municiones y artillería que a
el le hubiera servido en su enfrentamiento en El Espinillo. Al final de esos cuestionamientos
dice el comandante derrotado, que todos esos puntos que el no puede responder han contribuído
“a la pérdida de Corrientes, de Misiones y de mi División”. Acusando una vez más de estos
desastres a Hilarión de La Quintana por no haber anticipado, esperado y atacado a la tropa de
Fernando Otorgués en el paso de Sandú (Paysandú Banda Oriental)
El Diario de marcha. Permite seguir el itinerario 10 de febrero “(…)llegamos el día 10 a las
10 de la mañana a la Bajada del Paraná. Dice Holmberg Escribí a Planes (Comandante y
gobernador de Corrientes) sobre el camino que debía seguir…” Holmberg hizo publicar un
bando a la tropa para evitar indisciplina y daños a la población de la Bajada, exhortando a la
oficialidad a cumplir con sus obligaciones y “a una buena comportación” No hubo quejas
contra sus tropa por parte del vecindario. 11 de Febrero comienzan las dificultades con el
comandante de la Bajada Franco de La Torre. Se registra la salida de Holmberg al mediodia,
con los Arribeños y milicias de Santa Fe de infantería y caballería y la artillería en dirección a
hacia la Posta de El Espinillo, y dejando para después a los Pardos y Morenos de Punta Gorda
y los Blandengues, a cargo del Capitan Oyuela. Por falta de caballos recién sale este contingente
a las 5 de la tarde. 12 de Febrero, Posta de El Espinillo se acampa en el lugar. Dato
importante: en nuestra tarea investigativa sobre el terreno, llegamos hasta la casa de la
integrante de la Cooperativa Cultural Puente de La Picada Etel Chancalay en la localidad de
Espinillo Norte. De acuerdo a la tradición oral en esa casa habría vivido un postillón en la época
de Urquiza. En el lugar y con el informe sobre el antiguo camino de Postas y correos
estimamos que allí o en sus inmediaciones sobre el arroyo se encontraba en 1814 la Posta de la
cuchilla de El Espinillo. 13 de Febrero de El Espinillo (actual Junta de Gobierno de La Picada
Departamento Parná E.R) a la Posta de Don Cristóbal, (Departamento Nogoyá actual). Otra
información importante es que según el maestro de Posta de Don Cristóbal no había caballos
porque habían desaparecido al igual que los hombres del lugar. Ese mismo día por la mañana se
reunió toda la fuerza incorporándose el Oficial Oyuela con la gente de Punta Gorda y las
milicias de Santa Fe llegadas de Paraná 14 de Febrero marcharon hasta la Villa de Nogoyá
acampando la tropa en la Plaza principal (…) no encontrando en este pueblo ni un solo hombre
á excepción de las mugeres el Cura y el Maestro de Posta. Se decide hacer noche en la Punta
del Obispo (actual Nogoyá) 15 de Febrero a las 7 de la mañana llegan tropas del Gobierno, al
mando del sargento Mayor Pintos Carneiro, quien informa que De La Quintana había sido
derrotado por Fernando Otorgués en el Paso de Gualeguaychú, por lo que de inmediato este
envia chasque informando al Director Posadas. Aquel día se avanzó hasta el arroyo Clé, a
cuyas orillas se acampa. Por la noche nuevas deserciones siguen mermando las fuerzas
directoriales 16 de Febrero se prosiguió el viaje hasta la Estancia de Pablo de Ezeyza, antes de
llegar se recibe el aviso que unos hombres de Otorgués habían ido a buscar a la familia de
Ezeyza, (Gualeguay). 17 de Febrero Por la tarde, se produce un hecho grave. Un teniente de
Blandengues o del regimiento Nº 4, regresa de Gualeguay después de haber asesinado a un tal
Castarez, diciendo que cumplió ódenes de Pintos Carneiro. En la noche se recibe la noticia que
Otorgués había pasado el río Uruguay con 500 hombres., y por otra parte no había ninguna
noticia del Comandante Pérez Planes de Corrientes. Ante el agravamiento de las dificultades y
sin los auxilios esperados con la novedad dramática que la supuesta adhesión de la milicia de
Gualeguay había terminado en el ataque de Gregorio Samaniego a la tropa de Pintos, Holmberg
convoca a todos los comandantes a Junta de Guerra. Se resuelve por unanimidad la retirada Día
18 de Febrero A las 11 de la mañana llega Pintos con 7 hombres menos y dos gravemente
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heridos como consecuencia del ataque de 300 milicianos gualeyos que habían simulado ser
aliados del Directorio. Holmberg convoca a Junta y se decide que al día siguiente 19 de febrero
al amanecer se replegarían hacia la Bajada. Holmberg hombre de honor, horas después envía
otro chasque “dando parte a S.E de la escandalosa conducta que había tenido en el Gualeguay
el dicho Pintos, el qual saqueó el Pueblo permitió que se forzasen (violasen) dos Mugeres y que
hizo Azotar tres para hacerles confesar a donde tenían escondido el dinero”. El día 19 de
febrero vuelven a acampar en la Punta de Obispo, (Nogoyá) Día 20 de Febrero marchan bajo
un fuerte aguacero hacia El Pueblito (Nogoyá arriba) Día 21 de Febrero El Espinillo Marchan
a la madrugada. Holmberg no recibe respuesta de los chasques enviados a la Bajada con pliegos
al Gobierno y al comandante Francisco de La Torre. Por la noche se acampa en el Espinillo. El
día 22 de Febrero a las 3 y media de la mañana se tocó diana levantar la tropa disponiendo las
responsabilidades: La gran Guardia (o guardia general) oficial Hipólito Rodriguez, oficiales a
cargo de las dos patrullas Isidro García de Bs As y a José Julián Hermelo alférez de Punta
Gorda a cargo de la custodia de los caballos. Alrededor de las 5 y 30 el alferez Hermelo avisa
de que un número importante de gente armada se acerca al campamento. Holmberg ordena el
alistamiento de la tropa y va a reconocer a quienes se acercan. Son dos columnas de alrededor
de 300 hombres y que a la izquierda (frente a Holmberg a unos 300 metros de distancia avanza
un cuerpo de caballería de unos 600 jinetes armados de fusil y lanzas (chuzas dice Holmberg).
El comandante de las fuerzas directoriales ordena una posición de alerta general, desplegando su
tropa para una batalla defensiva. De inmediato, comenzaron las explosiones y disparos de
fusilería y artilleria de ambos bandos. Y también se multiplican las desventuras trágicas para
Holmberg. Este inicial combate fue desventajoso para las fuerzas del Gobierno pese a ello se
logró mantener la defensa pero con amarga sorpresa el comandante prusiano al tocar generala
(reunión) descubrió que había perdido un tercio de su fuerza, dispersada en este primer choque.
Holmberg decide rápidamente la retirada a pié y al iniciarla, se presenta otro ataque. Desde su
propia tropa se escuchaban gritos pidiendo parlamento a los atacantes, en vano los oficiales
ordenan silencio,. Para evitar un desbande generalizado Holmberg envía al oficial Ramallo a
parlamentar. La respuesta fue la rendición incondicional, esto provocó indignación entre los
defensores que rechazaron dos nuevos ataques, aunque cedió la resistencia ante un ataque a la
bayoneta. El saldo fue tremendo. Antes de soportar un nuevo ataque en estas precarias
condiciones Holmberg insiste en concretar una retirada ordenada. Muchos de los muertos y
heridos quedan en el campo de batalla. Se emprende la retirada a las 9 de la mañana ya pasadas
tres horas desde el primer combate. En mitad de esa retirada, recibe Holmberg la noticia de que
Hereñú había recuperado la Bajada el día anterior Llegada al Arroyo “El Sauce” a unos pocos
kilómetros de la retirada hacia la Baxada a “un ¼ de legua” dice Holmberg, son atacados por
todos los frentes por una fuerza de caballería y por tiradores ocultos entre las cuchillas. Al
enviar grupos de guerrillas para combatirlos, estas desertan y se pasan al bando atacante. Relata
Holmberg la pérdida de 25 hombres en este ataque y que en plena retirada siendo ya las tres de
la tarde, apenas recorridas 3 leguas, llegan a una estancia sobre el arroyo Espinillo para
descansar y tomar agua. (subrayado y resaltado de nuestro equipo). Allí se produce una
deserción importante, muchos simulando buscar agua, se perdían entre la vegetación y la
barranca para pasarse a los contrarios. Para evitarlo, Holmberg dió orden de marchar
nuevamente, pero a media legua, una carretilla de transporte se accidentó, y detuvo la marcha.
Empeñados en resolver este contratiempo,, se presenta una fuerza atacante con caballeria e
infantería desplegada a la vista.
Nota: obsérvese que Holmberg habla de tres leguas del primer combate a orillas del Arroyo
Espinillo, retirándose hacia la Baxada encuentran una estancia sobre el mismo arroyo Espinillo.
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A esa distancia y en esa dirección, se encuentra el Arroyo el Sauce o Sauce Grande en actual
jurisdicción de la Junta de gobierno de Sauce Montrul. Coincide con la fuente Deán J. J.
Alvarez. y coincide con la entrevista al Dr. Veterinario Edgardo Churruarín. Durante el trabajo
de campo, recorriendo la zona entre el arroyo El espinillo y el arroyo Sauce grande, llegamos al
campo conocido como Posta del Sauce. En la tarea investigativa de rescate cultural conocimos
la casa paterna del Dr. Churruarín y grabamos una entrevista con el equipo de audiovisuales del
rectorado de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Allí se filma el piso de ladrillo que se
encuentra a metros de la casa y que hasta no hace mucho, todavía mantenía en pié restos de dos
paredes de ladrillo cocido y una reja cuya imagen tomamos filmamos. Según pudimos saber
sería una construcción de la época de Urquiza. El Dr. Churruarin informó que según tradición
oral las lomadas que limitan su campo (80 hectáreas) donde se encontraron objetos de la época estribos brasero, trozos de pistolas, y piedras de boleadoras -, terreno elevado y ondulado, fue
donde se desarrolló la batalla de El Espinillo. Como referencias puntuales recordó la visita del
reconocido historiador Prof. Facundo Arce al lugar y las conversaciones mantenidas con su
padre: el Dr. Raúl Churruarín. Y tambien recuerdos de su niñez de charlas de su padre con
vecinos antiguos ponbladores de la zona, por ejemplo Don Tomás Martinez. Junto a él como se
observa en el documental, (Cfr You Tube La Batalla de El Espinillo) ubicados en la parte más alta de
la lomada de la Posta del Sauce a unos 800 metros, de el arroyo “El Sauce grande” hicimos una
aproximación conjetural del trayecto del comandante Holmberg cotejándolo con las fuentes
documentales del Archivo Artigas, rescatadas por el Profesor Arce, y Demonte Vitali en su obra
“Artigas heraldo del federalismo rioplatense” (Cfr Bibliografía). Si las tropas directoriales venían
de El Pueblito (Nogoyá arriba) nos señalaba en el horizonte el Dr. Churruarin, “venían de allá...
de Nogoyá, del sur, de donde estamos ubicados ahora”. La dirección indicada coincide con el
lado derecho del puente sobre el arroyo El Espinillo, - viniendo desde Paraná - que cruza la ruta
18 que se dirige a La Paz. El indice de su mano derecha, con el el brazo extendido, trazó una
linea imaginaria que siguió la cámara, - “allá en aquellas lomadas se encontraron los objetos
durante una arada. Esas lomadas dividen el arroyo El Espinillo del arroyo El sauce”.
Preguntado por las distancias dijo Churruarín “unos 4 kilómetros entre ambos arroyos”.
Holmberg dice recorridos “una legua y quarto” y el lugar de rendición final “unas tres leguas”
sobre un arroyo (el Espinillo dice Holmberg) y en terrenos de una estancia, siempre en
dirección a la bajada del Paraná, (noroeste). Preguntado por el lugar, en esa zona donde existe
terreno elevado, de costa con barrancas, señaló: “mas allá del antiguo camino” pasando la ruta
12, donde se cruza más adelante el arroyo el Sauce con el arroyo Las conchas. Dijo “Ahí hay
lugares donde corre encajonado entre barrancas incluso hay un cauce seco con esas
características”. Toda esta información está incluída en el documental realizado para el
Bicentenario de la batalla de El Espinillo. Coincidiría esta fuente, con el relato del Deán
Álvarez, en su biografía de Juan León Sola y la ubicación en el distrito El Sauce, donde el
marca el último combate y la firma del primer acta de rendición (capitulación) ante el Jefe de la
vanguardia de las tropas orientales Andrés Latorre. Allí conjeturamos, es donde se produce el
amotinamiento de los Pardos y Morenos y la insubordinación de las milicias santafesinas
negándose a combatir contra los paranaenses por ser amigos y parientes (este dato confirma que
son tropas entrerrianas y no orientales) lo que obliga a Holmberg a firmar una segunda acta de
capitulación ante el Comandante Eusebio Hereñú jefe de las milicias paranaenses. El oficial
Juan León Solá integraba esas fuerzas. Continuamos con el relato de Holmberg. El
amotinamiento Desde las tropas de Holmberg, comienzan de nuevo los gritos de la gente
pidiendo parlamentarios. Fue tan grave la situación que el Capitan Oyuela amenaza a un
soldado para que se calmase, y callara, entonces este reacciona y lo enfrenta con la bayoneta, la
rápida intervención de un sargento apellidado Santa Cruz impidió la muerte del oficial. El
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propio Holmberg cuenta “A mi mismo me ofrecieron de romperme la cabeza” No pudiendo
controlar la situación y ante el inminente y decisivo ataque. Holmberg pide una entrevista
personal con el comandante atacante, y va acompañado de los oficiales Francisco Antonio
Aldao y Nicasio Ramallo. Luego de parlamentar condiciones, se firma la capitulación de
Holmberg con el comandante oriental Andrés Latorre jefe artiguista.
Nota: se trataría entonces de la 1ª Acta de Capitulación firmada ante el comandante de la
vanguardia artiguista Latorre.
Santafesinos y entrerrianos: amistad y parentesco Holmberg y sus oficiales, entendiendo que
se ha roto la capitulación firmada, se niegan a aceptar esta condición donde perderían todo lo
defendido pero se produce una especie de insubordinación por parte de los oficiales y las
milicias de Santa Fe que le manifiestan que “estaban dispuestos a no batirse contra los del
Paraná siendo todos amigos u Parientes” agobiados por el cansancio, las pérdidas y
deserciones, ante la negativa de la mayoría a presentar combate, rodeada su columna de
enemigos, Holmberg firma por segunda vez una capitulación. Nota: la negativa a batirse con
los paranaenses y la firma de la 2ª capitulación ante Eusebio Hereñú es demostrativa que esta
fuerza atacante era entrerriana. Reteniendo todavía la caja con el dinero y con su escasa y
desmoralizada tropa derrotada intenta continuar su regreso hacia Paraná, pero un aguacero los
detiene a una legua y media de este último conflicto y un nuevo comandante enviado por
Otorgués el dia 23 de Febrero les informa que son prisioneros de Guerra y le toman el la caja
con el dinero y el resto de los equipajes.
Nota: si se suma la última legua y media a las tres leguas recorridas hasta la estancia sobre el
arroyo El Sauce, se está a 4 leguas y media del primer combate sobre el Espinillo (alrededor de
22 kilómetros y medio). Ya estamos en jurisdicción de la antigua Villa de Paraná. En su
informe al Director Posadas Holmberg, reivindica la conducta honrosa de los oficiales José
Gabriel de la Oyuela, Nicasio Ramallo, Francisco A. Aldao, Martín Castañer, José María
Sechas e Isidro Selgueda, y de los capitanes Marcelino Millán y Pedro Morcillo muertos en
combate, así como el valor demostrado por los sargentos Pablo Texera de la Antilla y Franco
Andrabi de “los montados”. Este último fue quien salvó a Holmberg de caer bajo las bayonetas
enemigas. Pero también, Holmberg detalla la indigna conducta del capitán de Pardos y Morenos
de Punta Gorda, Ramón Guerrero, finalmente cierra su informe Holmberg, Lugar y fecha
Bajada del Paraná 17 de Mayo 1814 Firma Eduardo Holmberg.
Crimen y castigo a los responsables de crimenes de guerra. Un dato más, para incorporar a
la derrota y tribulaciones de Holmberg. En el punto referido al Convenio con Andrés Latorre,
comenta (15) “La primera cosa que me pidió el Comandante enemigo fue la entrega de Don
Pablo Ezeyza coronel de Milicias del Gualeguay que la Provincia acusó de la muerte de un
cierto Castares, que de orden de Pintos había sido asesinado como también la entrega de dicho
Pintos y dos oficiales más(...) entre amenazas y negociaciones, se desiste de exigir la entrega del
Coronel Ezeyza pero se insiste en la entrega de los tres oficiales denunciados que como dice
Holmberg, cometieron tantos delitos en el saqueo de Gualeguay, que el mínimo de ellos,
merecía la pena capital. Realizada una Junta de oficiales se resuelve aceptar el pedido y así
consta en el convenio “Primero el Coronel Holmberg remitirá las personas de Don Manuel
Pintos Carneyro y Don Antonio Ribeyro y Don Joaquín Zuares y siete soldados pertenecientes
al Regimiento Nº 4 , prometiendo Don Andrés de Latorre que si estos individuos son
delincuentes serán Juzgados arreglado a ordenanza.” Los oficiales encontrados culpables son
fusilados, en el terreno.
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Nota: Pintos Carneyro que ordenó asesinar a Castares, un notable de Gualeguay, y permitió
azotar y violar mujeres, es el mismo que bajo órdenes de Artigas en 1811 atacó y desbandó a
una columna portuguesa en la sableada de Belén. (Así lo registran las crónicas 24/12/1811).
Pero de Joaquín Suarez y Antonio Ribeiro, y los soldados que los acompañaban, no hemos
encontrado aún ninguna referencia sobre lo sucedido después de la rendición. Respecto al
destino de los soldados y el resto de los oficiales incluyendo los heridos trascribimos el Oficio
de Alvarez Thomas fechado el 8 de Marzo de 1814 desde Santa fe al Director Posadas,
“Director supremo del Estado” desde Santa Fe el 8 de Marzo de 1814, informando la llegada
del Teniente Gabriel de la Oyuela , herido “en la funesta acción de El Espinillo” proveniente de
la Villa de Paraná con autorización del “titulado Comandante del Paraná” (Eusebio Hereñú) y
también que “diariamente” llegan a Santa Fe “fugados de aquella Villa”(...) y que a esta fecha
pasan de ciento con los heridos(...) Al confrontar el documento escrito por Holmberg que
tomamos como fuente de nuestra investigación sobre la Batalla de El Espinillo, fechado el 17 de
Mayo en Paraná y en el ensayo de Facundo Arce y Alberto Demonte Vitale, se sostiene que la
mayoría de los derrotados como lo dice el oficio de Alvarez Thomas estaba en la villa de
Paraná. (Cfr. Bibliografía Arce F. y Demonte Vitali A. 1950)
Pregunta: ¿qué importancia estratégica tiene la batalla de El Espinillo?
La importancia de El Espinillo comienza por ser reconocida por el propio Artigas “ todos los
Pueblos situados a lo largo del Uruguai y Paraná estan bajo un mismo pié de reforma y han
saludado el restablecimiento de la armonía general, de la prosperidad y la vida, de la paz y la
libertad en los sucesos de Gualeguaychú, Espinillo, Bajada, Concepción y La Cruz “ (Carta al
cabildo de Corrientes, Paraná 29 de Marzo de 1814) Los documentos firmados ese día 22 de
febrero, a saber: Acta de capitulación del Coronel Holmberg ante el comandante José Eusebio
Hereñú de las tropas entrerrianas y el Convenio suscrito entre Holmberg y el comandante
Andrés de la Torre de las fuerzas orientales, así como el itinerario de las fuerzas directoriales
desde el 7 de febrero en Santa Fe al 21 de febrero de 1814 donde establecen campamento por la
noche en El Espinillo, a 5 leguas de la Bajada y Villa de Paraná, con los sucesos día por día, que
llevan la firma de los Oficiales a cargo día por día y el minucioso registro de altas y bajas por
deserción, combates, enfermedad etc, junto al relato de Holmberg escrito en el parte al Director
Gervasio A. de Posadas en Mayo de ese año desde la villa de Paraná permiten reflexionar
algunas conclusiones.
1- El total rechazo de la población entrerriana a la invasión porteña,y la solidaridad de los
pueblos litoraleños encauzando las luchas libertarias en un frente político social
intercultural anticolonialista y anti imperialista
2- La movilización de las milicias entrerrianas (de Paraná, de El Espinillo, de Nogoyá y
Gualeguay) y sus redes de comunicación afectan enormemente la capacidad de avance
y combate de las fuerzas de Holmberg. Dejándolo sin víveres, sin tropas locales de
apoyo y sin caballadas.
3- El conocimiento del terreno juega un papel importante para los entrerrianos y orientales.
4- La fraternidad y simpatías de los litoraleños santafesinos, entrerrianos,
orientales, misioneros y correntinos, con deserciones, ocultamientos, y
finalmente con los amotinamientos y negativas a combatir en los momentos
claves de la retirada, quedan expresados simbólicamente en el reconocimiento
de relaciones de parentesco y amistad tal como lo afirma Holmberg.
5- El resentimiento de pardos y morenos por el autoritarismo y eurocentrismo de
Holmberg quien venía desde el ejército del Norte con antecedentes de conflictos
permanentes por los choques culturales y había demostrado en 1812 en Santa Fe
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y la Punta Gorda su absoluto menosprecio por los americanos en general y
particular contra los nativos aborígenes, los integrantes del sistema de castas de
origen afroamericano y aplicando contra ellos sus crueles métodos de
disciplinamiento.
6- Todas las referencias anteriores tienen que ver con el estado de efervescencia
revolucionaria en el litoral mesopotámico donde los sucesos de Mayo habían
conmovido a los pueblos de la región actualizando los antiguos conflictos de la
representación y participación política a los que se suman los ya históricos
litigios por la tenencia de las tierras como conflicto cultural entre la propiedad
individual o comunitaria de las mismas.
Pregunta: ¿Quién decretó y en qué fecha la creación de la provincia de E.R?
La autonomía de la Provincia de E.R. Intento diplomático directorial El prestigio y la
influencia política de Artigas sumaba territorios provinciales y ante las noticias que los realistas
de Montevideo esperaban refuerzos que llegarían de España, el director Posadas trató de
arreglar sus diferencias con el Jefe de los Orientales. En abril de 1814 envió al nuevo lider de
los pueblos de la región litoral mesopotámica y rioplatense, que se encontraba en su cuartel de
invernada, Belén en el norte de la Banda Oriental, la misión Amaro-Candioti, integrada por el
fraile Mario Amaro, quien tenía simpatía con Artigas y Francisco Antonio Candioti, importante
estanciero santafesino de claras inclinaciones a favor del artiguismo, intentando recomponer la
unidad política de la causa revolucionaria. Los comisionados y Artigas llegaron a un acuerdo el
23 de abril, sobre la base de los puntos siguientes: Artículo 1°. El Supremo Director de las
Provincias Unidas del Río de la Plata don Gervasio Antonio Posadas, o quien en su lugar
invistiese la suprema magistratura hará publicar y circular un decreto que restablezca el
concepto y honor del ciudadano José Artigas indignamente infamado y vejado por el que se
publicó y circuló con data 11 de febrero del presente año. Artículo 2°. Declarados por si
mismos independientes los pueblos todos del Entre-ríos desde la Bajada del Paraná, y
proclamado universalmente su protector el ciudadano gefe de los orientales José Artigas, no
serán perturbados en manera alguna por tales motivos. Artículo 3°. Igualmente independiente
la Banda Oriental del Uruguay no será molestada en modo alguno. Artículo 4°. Esta
independencia no es una independencia nacional, y por consecuencia ella no debe considerarse
como bastante a separar de la gran masa a unos ni a otros pueblos ni a mezclar diferencia
alguna en los intereses generales de la revolución. Dice Manuel Flores Mora* “La mediación
Amaro – Candioti (...) contiene una particularidad fundamental, Artigas es llamado ya en él,
Protector del Entre Ríos y negocia tanto a nombre de la Banda Oriental como de aquella
Provincia”.*Nota: integrante de la misión uruguaya que en 1945, encabezada por Edmundo Narancio, se
instaló en Buenos Aires para rescatar documentación referida a la gesta de Artigas.
De esta manera el 23 de abril de 1814 se intentó pactar la autonomía de los pueblos de Entre
Ríos, pero pocos días después, el Director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
Gervasio Antonio de Posadas, rechazó el tratado de paz desconociendo el proceso autonómico.
Desde el punto de vista político, Posadas pensaba que reconocer el planteo de Artigas
significaba poner en un plano de igualdad, como si se tratase de dos gobiernos centrales, al de
Buenos Aires y a un jefe subordinado representando territorio dependientes (E.R) desde siempre
a Buenos Aires y/o Santa Fe.
¿Su primera capital provincial fue Paraná o Concepción del Uruguay?
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Artículo 4: La villa de Concepción del Uruguay será la capital de la Provincia de Entre Ríos
(...) El directorio se reservó el derecho a nombrar a los gobernadores. Sin embargo el Cabildo de
Corrientes manifestó el desconocimiento de la cuestión limítrofe y la aplicación no quedó firme.
Conclusión: Con algunos combates y un par de batallas, Artigas y sus partidarios dominaron
Entre Ríos, Corrientes y las Misiones. De inmediato, Artigas nombró a Eusebio Hereñú
comandante de Paraná y a Blas Basualdo como comandante del río Uruguay. Por lo antes dicho
y basados en fuentes documentales fidedignas, negamos la posibilidad de certeza a los/as
autores/as que sostienen la fecha del 23/04/1814 como la de autonomía de la Provincia de E.R y
también descartamos el Decreto del Director Supremo Posadas del 10 de Octubre de 1814,
“creando” la “Provincia de Entre Ríos” dado que el Directorio nombraba los gobernadores y
que el Cabildo de Corrientes manifestó el desconocimiento de la cuestión limítrofe y la
aplicación no quedó firme.
Otra documentación imprescindible, a nuestro entender, es el Documento Nº 11 de la ya
mencionada “Serie documental que se publica en el Tomo XIX del Archivo Artigas XXXVII
La Liga de los Pueblos Libres. El Protectorado de Artigas. 1814 – 1815”., donde José Artigas se
dirige al Cabildo de Corrientes con fecha 29 de marzo de 1814 desde su Cuartel general y acusa
recibo de su comunicación del día 20 de Marzo de 1814 y se complace por los actos que
tuvieron lugar el 10 de Marzo que precipitaron la caída del Gobernador José León Dominguez.
Nota: Nuestro equipo estima que la correspondencia de José Artigas desde el Cuartel General
de Paraná, con el cabildo y la dirigencia política de Corrientes y las Misiones, son quizás del
nivel más alto de la expresión político ideológica de su ideario democrático federal y popular
revolucionario. Democrático y federal porque antepone las decisiones de los habitantes de cada
provincia reunidos en un congreso convocado ad- hoc, descartando la posibilidad que sean sólo
los cabildos, hegemonizados desde siempre por una minoría de los “notables” de las villas y
ciudades (políticos, terratenientes y comerciantes ricos) con la exclusión de las mayorías de los
naturales (aborígenes y habitantes de las zonas rurales) los que tomen las decisiones políticas.
En segundo lugar como líder popular y revolucionario se ofrece como Protector del ejercicio
libre de la soberanía particular de los pueblos y garante de la unión de las provincias, con sus
pueblos en armas, en la Liga de los pueblos Libres.
Muchas de las frases conocidas y difundidas como célebres se manifiestan en estos escritos, las
subrayamos para su destaque: Unión a lo largo del Uruguay y el Paraná Artigas en un oficio
del 29 de marzo de 1814 escribe al Cabildo de Corrientes : “Todos los pueblos situados a lo
largo del Uruguay y el Paraná están bajo un mismo pie de reforma y han saludado el
restablecimiento de la armonía general, de la prosperidad, la vida y la paz y la libertad de los
sucesos de Gualeguaychú, Espinillo, Bajada, Concepción y la Cruz y luego que se fije en todo
el territorio el plan de su seguridad, se verificará la organización, consultando cada una de las
provincias todas sus ventajas peculiares y respectivas y quedarán todas en una perfecta unión
entre si mismas; no en aquella unión mezquina que obliga a cada pueblo a desprenderse de una
parte de su confianza en cambio de una obediencia servil, si no en aquella unión que hace al
interés mismo sin perjuicio de los derechos de los pueblos y de su libre y entero ejercicio.”
Artigas escribe también a Juan Bautista Méndez, el mismo 29 de marzo de 1814: “Si mis
pensamientos hubieran sido menos delicados yo me avezaría de haberlos concebido pero
adorador eterno de la soberanía de los pueblos, sólo me he valido de la obediencia con que me
han honrado para ordenarles que sean libres. Yo lo único que hago es auxiliarlos como a
amigos y hermanos pero ellos solos son los que tienen el derecho de darse la forma que gusten
y organizarse como les agrade y bajo su establecimiento formalizarán a consecuencia su
82
preciosa Liga entre sí mismos y con nosotros, declarándome yo su protector.” Más allá de la
bellísima construcción discursiva del párrafo subrayado, creemos que sintetiza el ideario y la
praxis de Artigas. Luego escribe al Cabildo de Corrientes, el 8 de abril de 1814: “Yo tuve la
honra de indicar a usted la necesidad de convocar un Congreso Provincial para plantar un
orden fijo y obstruir así los pasos a las convulsiones. Todas las instancias que me dirigían los
ciudadanos rurales para el establecimiento de los intereses del país eran contestadas,
expresándoles yo que sólo debían esperarlo del Congreso. En suma, yo dediqué mi principal
conato en desviarlos de todo pensamiento que pudiera encaminarlos a la disolución de la
Provincia, obligándolos siempre a conservarse dependientes de las autoridades constituidas en
esa ciudad y a esperar de ellas mismas las deliberaciones que debían influir en el negocio de
reforma a que aspiraban.”
Entendiendo la importancia de las provincias de Corrientes y de Entre Ríos Artigas nombra a
su hermano, Manuel Francisco Artigas, como su representante ante ellas. “Llamado a mi
provincia por la exigencia de los negocios generales y conociendo por otra parte cuanto
reclama la conservación de los intereses de esa y demás del territorio entero de Entre Ríos, he
tenido a bien adornar con todas las facultades bastantes al ciudadano Manuel Francisco
Artigas, para que represente y haga mis veces en todo ese indicado territorio, facilitando así la
mayor prontitud en el giro de las relaciones y manteniendo de ese modo la mediación debida en
cuanto concierne a la protección de sus negocios. Yo tengo la satisfacción de noticiarlo a usted
para que (sin perjuicio de cuanto guste comunicarme) se sirva entenderse directamente en todo
con el citado ciudadano, quien se halla provisto de todos los conocimientos y detalles para
establecer y arreglar dignamente su comisión”*
*Nota: el cuartel gral de Manuel Francisco con el acompañamiento de Fray José Monterroso
como secretario se establece en la villa de Paraná. Para señalar el ejemplo a seguir, el Artigas
marca la conducta del dirigente como modelo ético político a seguir y así lo comunica: La
pureza de mi conducta debe ser la norma de los demás subalternos. De lo contrario ellos serán
responsables de sus defectos y yo no podré mirar con indiferencia su castigo. Al tenor de las
cabezas se mueven los miembros del cuerpo político y según sus virtudes son la trascendencia a
la sociedad. El párrafo siguiente, pone como broche de cierre el extraordinario valor de la
igualdad jurídica y la no discriminación con la convicción profunda en la exigencia de olvidar
“la maldita costumbre, que los engrandecimientos nacen de la cuna”. No hay que invertir el
orden de la justicia. Mirar por los infelices y no desampararlos sin más delito que su miseria.
Es preciso borrar esos excesos del despotismo. Todo hombre es igual en presencia de la ley.
Sus virtudes o delitos los hacen amigables u odiosos. Olvidemos esta maldita costumbre, que
los engrandecimientos nacen de la cuna; córtese toda relación, si ella es perjudicial a los
intereses comunes. La Patria exige estos y mayores sacrificios y ya no es tiempo de
condescendencias perjudiciales”
La Liga de Los Pueblos Libres El proceso de la formación de la Liga Federal (o
Confederación Oriental, como dice Artigas en 1814) se puede dividir: 1. Expulsión de los
gobernantes centralistas. 2. Formación de un Congreso Provincial. 3. Declaración de las
autonomías provinciales del gobierno de Buenos Aires bajo el Protectorado del General
Artigas. 4. Formación de la Liga a través de los pactos entre las provincias independientes.
Liberación de Corrientes La noche del 10 al 11 de marzo de 1814, tiene lugar la deposición
del Gobernador José León Domínguez. Lo sustituyó Juan Bautista Méndez. El Cabildo declara
la independencia de Buenos Aires y proclama al General Artigas Protector de Corrientes. El
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General hace saber que el Cabildo de Corrientes no puede tomar esa decisión. Lo debe hacer
un congreso en que estén representados los pueblos (villas)."Yo dedicaré todos mis desvelos
para corresponder a las esperanzas de ese digno pueblo en su nueva reforma, protegiendo sus
intereses con todos los recursos de la Liga. Tampoco puede ocultarse a usted la precisión de
mantener en todo el grado posible aquella uniformidad respectiva, que no removiendo cosa
alguna que pueda servir a la confianza de los pueblos, presenta en su feliz combinación todas
las ventajas de la reciprocidad de intereses con las demás para la precisa seguridad. Es
preciso pues que ese pueblo puesto en pleno goce de sus derechos restablezca su dignidad y
grandeza entrando a su ejercicio; es preciso que exprese su voluntad, que se constituya; y en
fin es preciso que se organice y establezca sus intereses." Nótese en el resaltado y subrayado
por nuestro equipo, la convicción democrática de Artigas y el respeto de lo que él denominaba
la “soberanía particular de Los Pueblos”. El congreso correntino, que Artigas impulsaba , se
reúne en junio de 1814 bajo la presidencia de Genaro Perugorría, pero el 20 de setiembre se ve
frenado el proceso por su disolución ordenada por el propio Perugorría, que comienza a actuar
a favor de la elite de notables y hacendados correntinos y a intentar un acuerdo con Buenos
Aires.
La capitulación de Montevideo Dicen las crónicas... El triunfo naval de Guillermo Brown,
Jefe de la Flota de las Provincias Unidas sobre la costa montevideana en el Buceo, el 17 de
mayo de 1814, priva a la plaza sitiada en poder de los realistas de recibir auxilios de todo tipo.
Cuando ya fue inminente la rendición y caída en manos patriotas la fortaleza, Carlos de
Alvear, sobrino del Director Posadas, reemplaza a José Rondeau en la dirección del Sitio. El
20 de junio Vigodet capitula, entrega la ciudad en depósito. Ambos bandos reconocen la
integridad de la Monarquía española (las Provincias Unidas forman parte de la misma). Las
tropas rendidas se trasladarían a Maldonado y con ayuda de los triunfadores se dirigirían a
España.
Combate de Las Piedras (1814) Alvear sorprende y derrota a Otorgués. Mientras esto tenía
lugar, Femando Otorgués con sus fuerzas se aproxima a Las Piedras, engañado por Alvear, es
sorprendido, su tropa masacrada y dispersada por las fuerzas del Directorio. Además fueron
tomadas “dos banderas, dos cajas de guerra, 1.200 caballos, 2.000 cabezas de ganado y una
porción de fusiles, sables, pistolas, ollas, calderas y mujeres que acompañaban a las tropas
enemigas”. (Fuente: Anschütz, Camilo – Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo – Círculo Militar
– Buenos Aires (1945). Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado www.revisionistas.com.ar)
La caída de Montevideo significó el fin de la amenaza realista sobre el Río de la Plata, que
había durado cuatro años y sirvió para proveer abundantemente a los ejércitos rioplatenses de
armamento, vestuarios y municiones. Tras la captura de Montevideo, que se debió casi
exclusivamente a la escuadra de guerra, ésta fue desmantelada para cancelar deudas.
La transformación: Un texto trascendente. La mayoría de la correspondencia de Artigas
después de los sucesos de Corrientes, Misiones y Entre Ríos, está escrita en Entre Ríos y
especificamente en la villa de Paraná. Recordemos que la primera adhesión provincial hacia
José Artigas y la aparición de su rol político de Protector en la región es el 20 de Febrero de
1814 con la sublevación de las milicias paranaenses y las montoneras de Nogoyá, El Espinillo,
Gualeguay y Gualeguaychú conformando la Federación Entrerriana. Pero consideramos además
de notable relevancia de esta correspondencia, en especial la carta de Artigas ante el intento de
cooptación del jefe realista del Alto Perú. Artigas marca definitivamente la transición del
Artigas realista y fernandista, al lider del movimiento popular surgido por la revolución de Los
pueblos en la región litoral mesopotámica y rioplatense que comienza a desplegarse hacia Santa
Fe, Córdoba y el propio Buenos Aires con repercuciones en Santiago del Estero, La Rioja y
Catamarca. A continuación transcribimos la relación epistolar entre el Virrey del Perú y José
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Artigas. 1814 - Oficio de Joaquín de la Pezuela, virrey del Perú, al general José Artigas,
solicitando su alianza contra Buenos Aires, y respuesta categórica de Artigas al Virrey
Joaquín de La Pezuela a Artigas: Sr. Comandante en Xefe de los orientales
Los caprichos de un pueblo insensato como el de Buenos Aires, han ocasionado la sangre y
desolación de estos Dominios; y las ideas de libertad, con que han corrompido á algunos fieles
vasallos, que arrepentidos de sus engaños, se han unido á las tropas del Señor Don Fernando
VII, que hoy mando y defienden sus derechos. Las acciones de Vilcapujio y Ayouma, prueban
que no podran por más tiempo fomentar la guerra; que no tiene leyes ni sistema que puedan
realizar sus ideas, y que el descontento de los que por desgracia dependen de la facción de los
insurgentes, abrevian el naufragio en que se miran. Antes de que se verifique, y á fin de cortar
las desgracias consiguientes, cumpliendo con la orden del Exmo. Sr. Virrey de Lima, aventuro
al dador con las correspondientes credenciales, para que hablando con V. S. convengamos en
el modo más honroso de nuestra unión, para terminar los males que ha sucitado la facción.
Estoy impuesto de que V. S., fiel a su Monarca ha sostenido sus derechos combatiendo contra la
facción: por lo mismo cuente V. S. y sus oficiales y tropa con los premios a que se han hecho
acreedores, y por lo pronto con los auxilios y quanto pueda necesitar para todo acompaño las
instrucciones, á que se servirá contestar. Dios guarde á V. S. muchos años. Campamento en
Jujuy á 15 de Mayo de 1814.Joaquín de la Pezuela
Contestación de Artigas a Pezuela: "Han engañado a V.S. y ofendido mi carácter, cuando le
han informado que yo defiendo a su rey. Y si las desavenencias domésticas han lisonjeado el
deseo de los que claman por restablecer el dominio español en estos países con teorías, para
alimentar sus deseos, la sangre y la desolación de América han sido consoladas por la
ambición española con derecho supuesto. Esta cuestión la decidirán las armas. Yo no soy
vendible, ni quiero más premio por mi empeño que ver libre mi Nación del poderío español; y
cuando mis días terminen al estruendo del cañón, dejarán mis brazos la espada que empuñaron
para defender la Patria. Vuelve el enviado de V.S., prevenido de no cometer otro atentado como
el que ha perpetrado con su visita.Campamento y julio 28 de 1814. José Artigas
Nota: El subrayado de los párrafos es nuestro. En la respuesta del Jefe de los Orientales al
Virrey de Lima, Joaquín de la Pezuela, a nuestro entender aún no analizada en profundidad, se
encuentran datos fundacionales de las definiones políticas de Artigas y aquí no hay
deslizamientos sesgados ni interpretaciones psicoanalíticas. Artigas niega al Virrey de Lima
defender a “su rey” (el monarca español de De la Pezuela) y políticamente advierte sobre la
falsa interpretación de las luchas contra el centralismo porteño, que llama desavenencias
domésticas” rechazando las expectativas “de los que claman por restablecer el dominio
español en estos países” y denunciando que “la sangre y la desolación de América han sido
consoladas por la ambición española con derecho supuesto”. Este último punto “la ambición
española con derecho supuesto”. Es de una contundencia que no admite dudas al respecto. Pero
quizás el dato más relevante en todo este texto excepcional lo contiene este párrafo Esta
cuestión la decidirán las armas. La cuestión con el enemigo principal, el antiguo amo colonial
de no cejar este en su intento de reconquistar y volver a someter a la América, la resolverá la
lucha armada. Y a renglón seguido una frase repetida como célebre Yo no soy vendible, ni
quiero más premio por mi empeño que ver libre mi Nación del poderío español; se ha
remarcado la firmeza de carácter y principios de conducta referida a yo no soy vendible pero la
importancia de ver libre mi Nación donde Artigas vincula a la Patria grande - América - con mi
Nación es de una trascendencia política que no ha sido destacada en el análisis de su ideario y
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justifica nuestra tesis que de la mano del populismo revolucionario de Artigas nace el concepto
nacional y popular vinculando a la América como el ex virreynato del Río de La Plata y a las
Provincias Unidas como su Nación y cuando mis días terminen al estruendo del cañón, dejarán
mis brazos la espada que empuñaron para defender la Patria.
Buenos Aires cambia las apariencias, pero no las mañas El 17 de agosto de ese año se anula
el decreto del 11 de febrero de 1814, declarando al General "buen servidor de la Patria" y se le
conceden títulos militares. El General los devuelve expresando: "Ser útil a mi país es bastante
premio".
Dicen las crónicas.... Por otro lado, una asonada depuso a Eusebio Hereñú en Paraná y lo
reemplazó por el coronel José Francisco Rodríguez, con lo que el vencedor de El Espinillo
comenzó a buscar aliados que lo volvieran al poder que había dejado. En respuesta a estos dos
hechos, Posadas oportunistamente declaró creadas las provincias de Entre Ríos y Corrientes,
que ya existían en la práctica, pero ahora eran fundadas bajo un sistema unitario. En agosto, una
división enviada desde Buenos Aires, al mando de Blás Pico logró expulsar a su tocayo
artiguista Blás Basualdo de Gualeguaychú y de inmediato envia en su persecución al coronel
León, que lo alcanzó y volvió a derrotar en Mandisoví el 6 de septiembre.
Según el Archivo Artigas, el Jefe de los Orientales y ya entonces Protector de Entre Ríos,
Corrientes y Las Misiones se habría quedado en la Baxada hasta mediados de Mayo, para
regresar a la Banda Oriental. (Cfr A.A Tomo XIX ) Entonces a mediados del mes de Mayo de 1814
Artigas decide retornar a la Banda Oriental y delega el Protectorado en su hermano Manuel
Francisco Artigas, a quien acompañará como secretario Fray José Monterroso, quienes
establecen su Cuartel general en la Villa de Paraná. En Agosto de 1814 Manuel Francisco
Artigas y Fray Monterroso registran su presencia en Gualeguaychú y luego acampan
“sucesivamente en Puntas del Gato, Mantas, Moscas y Villaguay” para resistir la
contraofensiva de las fuerzas directoriales al mando de Blas Pico. En Octubre de 1814, la
presencia política de la adhesión a José Artigas “se acentúó en varias localidades de Entre
Ríos: Tala, Tigre, Raíces, Crucesita”. El jefe directorial responsable de la campaña represiva
comandante Blas Pico informa al gobierno porteño “toda la gente de la costa del Río
Gualeguay está dispuesta a reunirse con Artigas” y reconociendo su fracaso, pide el relevo.
Historia con Mujeres
María Juarez: entrerriana y artiguista Es hasta donde sabemos la primer detenida política de
la historia de Entre Ríos, justamente porque en Octubre de 1814 un mes después de la creación
por decreto de Posadas de la provincia, fue detenida y remitida junto a otro paisano entrerriano
y artiguista a Buenos Aires, por el inepto y brutal Blás Pico. Luego de un "procedimiento"
sumario la entrerriana fue destinada a la Casa de Recogidas "por toda su vida", acusada de ser
una "mujer pervertísima", según se lee en los pliegos acusatorios firmados por Blas José Pico,
comandante al servicio de Buenos Aires. En el parte, el militar agrega que "ella sola", era
culpable de haber "hecho la guerra con las noticias que contra nosotros inventaba". La
sumatoria de estas circunstancias lo obligaron a renunciar y, antes de hacerlo, escribía al
Director Posadas diciéndole que “para reducir a los entrerrianos y sofocar la resistencia es
necesario desterrar de la provincia a quinientas familias y fusilar a todos los rebeldes que se
tomaran prisioneros”.* (Parte del Coronel Blas José Pico: 29- IX- 1814 A.A.) Estas palabras escritas
en Setiembre de 1814, indican claramente hasta donde había llegado el nivel represivo, por un
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lado, y por el otro, que la creación de la Provincia de Entre Ríos fue una acción para frenar la
influencia de Artigas en la región.
A fines de 1814 los directoriales recuperaban el terreno perdido en Entre Ríos. Eusebio Hereñú
en una de sus tantas idas y vueltas, había retornado a las fuerzas de José Artigas. Blas Pico fue
reemplazado por Juan José Viamonte, quien volvió a expulsar a Blás Basualdo de
Gualeguaychú y envió a Eusebio Valdenegro a perseguirlo por segunda vez. Este comandante
ex artiguista, lo venció enYeruá y lo alejó de la provincia. A partir de fines del Otoño y llegada
de la primavera de 1814, suceden una serie de enfrentamientos cuyos resultados le son
favorables al centralismo porteño: combate de Mandisoví o del Salto, del 6 de septiembre, en el
que José Lorenzo derrotó a Domingo Manduré, en el actual Departamento Federación, provincia
de Entre Ríos. Combate de Belén, del 29 de septiembre, en el que José Lorenzo y Gregorio
Samaniego, derrotan a los artiguistas al mando de José Miguel Chiribao en Departamento
Artigas, en la Banda Oriental. Aquí se registra en Historia con Mujeres, Juana Montenegro La
morena dragona de Gualeguaychú. “Tras la compañía de dragones iba una mujer, mestiza de
color alta, con el vestido arremangado hasta las rodillas... Esa mujer: Juana Montenegro y era
la compañera de uno de los dragones. La actuación de la brava morena no queda en el
anonimato porque su jefe, el coronel Lorenzo le trasmite al intruso gobernador sus hazañas y
éste al Director Gervasio Antonio de Posadas que en un decreto reconoce su condición
"mandando que dicha Juana Montenegro pase revista en el expresado Regimiento de dragones
desde el día del ataque y que se le abone por toda la vida el haber de soldado, dándosele
especialmente las gracias por su valor heroico". Fuente: Elvira Reusmann de Battolla, Páginas
inmortales: el libro de oro de la mujer americana: episodios, anécdotas, acciones históricas (1910), citado por
P. Grenón S. J. compilador, Documentos históricos, T. 21, Secc. Patriótica N° 4, Patriotas cordobesas, Archivo
de Gobierno, Córdoba, 1931
Continúan los enfrentamientos; Combate de Curuzú Cuatiá, de Octubre, en el que Genaro
Perugorría derrotó al jefe artiguista José Casco, en Departamento Curuzú Cuatiá, provincia de
Corrientes. Batalla de Marmarajá, del 4 de Octubre, en la que Manuel Dorrego derrotó a
Fernando Otorgués en Departamento de Lavalleja, en la Banda Oriental. Batalla de Rincón, en
la que Eusebio Valdenegro y Rafael Hortiguera derrotaron a Fernando Otorgués en
Departamento Durazno, en la Banda Oriental. Combate de la Barra de Pos Pos, del 17 de
Diciembre, en la que Juan José Viamonte derrotó a Blas Basualdo en Departamento Colón,
provincia de Entre Ríos. Pero a fines de 1814 sobre la Navidad se produce en desenlace
importante en Corrientes a favor de la causa artiguista la Batalla de Colodrero, del 24 de
diciembre, en la que Blas Basualdo derrotó a Genaro Perugorría en Departamento Saladas.
Basualdo fue llamado para este teatro de operaciones, donde los artiguistas amenazaban verse
afrontados a fuerzas superiores. Valdenegro marchó inmediatamente contra Basualdo,
produciéndose el choque en la capilla de El Palmar, sobre la confluencia del arroyo Pos-Pos,
provincia de Entre Ríos, hecho de armas librado el 14 de noviembre de 1814; el jefe artiguista
sólo contaba con 400 jinetes, una compañía de infantería y 2 piezas de pequeño calibre;
mientras que su adversario disponía de los efectivos arriba detallados, muy superiores, de modo
que el resultado fue una derrota para Basualdo, que se replegó combatiendo hasta Yeruá, donde
el día 15 tuvo lugar un nuevo hecho de armas, en el que perdió un cañón y prisioneros; pero el
coronel Valdenegro no intentó desalojarlo de la posición y regresó a la que tenía la víspera.
Basualdo rehizo sus fuerzas con el apoyo de Francisco Ramírez, y su División tomó el nombre
de “Auxiliadora del Norte” y con ella penetró en Corrientes, para terminar derrotando a
Perugorría, a quien envió al Cuartel general de Artigas en Belén, (Banda Oriental), donde fue
juzgado y fusilado por traición.
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5º LA PARÁBOLA de ARTIGAS: EL AUGE Y ESPLENDOR
La situación en Santa Fe y Buenos Aires
La gran derrota del 10 de Enero de 1815, en la batalla de Guayabos, abrió las puertas de
Montevideo. La noticia llegó a Buenos Aires cuando ya era Director supremo Carlos de Alvear.
Entregó Montevideo a los orientales el 4 de Marzo, saqueándola previamente. Liberada su
provincia de enemigos Artigas, hasta entonces en su Cuartel General de Arerunguá, se puso en
marcha a el 28 de Febrero de 1815, las fuerzas orientales se encontraban en el Paso de San José,
y cruzan a Entre Ríos, siguen a Nogoyá y el 17 de marzo se establecen en Paraná, donde
Artigas recibió una embajada procedente de Santa Fe y otra de Córdoba.
Artigas en Paraná
Buscamos la correspondencia existente en el Archivo Artigas, para seguir los desplazamientos
de su cuartel general y sus tropas y lo comparamos, en este caso puntual; con el testimonio de
Diez de Andino, un santafesino contemporáneo de los sucesos escrito en forma de Diario. Así
registramos la llegada de Artigas a Entre Ríos y en particular su estadía en la villa de Paraná
(antigua Baxada) a inicios de 1815, desde el verano hasta su retorno a la Banda Oriental, a
mediados de Mayo. En líneas generales, esto nos permite estimar que el proceso de
transformación política ideológica de aquel militar partidario monárquico “realista y
fernandista”, a patriota independentista, es coincidente con su estadía en nuestra provincia, en el
Salto Chico y en el Ayuí y su función de Teniente Gobernador de Yapeyú (fines de 1811 inicios
1812) En términos político ideológicos esta etapa de su transformación de “Jefe de los
Orientales” a Protector de Los Pueblos Libres abarca de la primera manifestación de su ideario,
(Oficio del Dayman 7/12/1811) a la maduración de las instrucciones del año XIII y alcanzará su
plenitud durante el Congreso de Oriente y luego en los Reglamentos provisorios de reparto de
tierras y aranceles aduaneros de Setiembre de 1815. Por ello el recorte y la focalización en estos
temas puntuales para definir el Auge y el Esplendor. En este período destacamos
fundamentalmente, lo que queda expresado en su correspondencia - en el formato de Oficios desde su arribo y establecimiento en Paraná - Marzo 1814 -, después del triunfo de El Espinillo
y en el año siguiente - en el otro verano ardiente - donde vemos a toda la región litoral
mesopotámica y rioplatense adhiriendo al Sistema de Los pueblos Libres, Santa Fe, Córdoba e
incluso Buenos Aires (aunque por breve tiempo).
Artigas y Santa Fe
Recordemos que como consecuencia de los cambios políticos producidos por los sucesos de
Mayo de 1810, se alteran las relaciones existentes a esa fecha; orientando Santa Fe su estructura
económica hacia la ganadería, sin resignar su situación como centro de comunicación
interregional. Pero las decisiones políticas centralistas de la Junta provocan un profundo
deterioro en Santa Fe, que encuentra cortadas sus vías de comunicación al Alto Perú, Paraguay
y Montevideo, porque allí se dirimen los enfrentamientos bélicos. A su vez, el centralismo
porteño incide en el apartamiento del control que los santafesinos ejercen sobre su propia
jurisdicción y que hará crisis a partir de 1812, cuando tal accionar se traduce en la desprotección
de las fronteras, lo que permite el avance de los aborígenes; a lo que se suma la desprotección
de la ciudad, ya que Santa Fe colabora con hombres y armas en las campañas independentistas;
y el elevado costo de los impuestos que Buenos Aires exige. Este ahogo económico obliga a los
distintos sectores santafesinos a buscar apertura en la alianza con el bloque antagónico a Buenos
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Aires, representado por Artigas, que ofrece soluciones de mayor practicidad en la cuestión
económica y seguridad de efectivo poder sobre su autonomía. La incorporación de Santa Fe a la
Liga Federal provoca la reacción de Buenos Aires, que somete a la provincia a sucesivas
invasiones que deterioran aún más su situación.
Documentos históricos:
El Diario inédito de don Manuel Ignacio Diez de Andino (...) representa un documento de innegable interés
para la historia del Litoral y una apreciable contribución al conocimiento del pasado santafecino, durante los
primeros años de la vida provincial autónoma. Los hombres de aquellas épocas llamaban al período que
reflejan estas Memorias, “la guerra de los siete años”. Comprende, en efecto, el levantamiento provincial
contra el último de los gobernadores porteños, don Eustoquio Díaz Vélez, —con la elección popular del primer
gobernador santafecino don Francisco Antonio Candioti,— las luchas contra las expediciones de Viamonte y
Díaz Vélez, en 1816, y las campañas militares de Estanislao López, en 1818, 1819, 1820 y 1821, que
consolidaron bizarramente la autonomía provincial y quedaron inscriptas en los fastos del federalismo
argentino.(José L. Busaniche)
Dice Manuel Ignacio Diez de Andino*: “El 8 de marzo (1815), que el Coronel don José Artigas
venia a la Villa del Paraná, con un ejército crecido. Mandó el Teniente Gobernador don
Eustaquio Díaz Vélez y el Cabildo a don Juan Francisco Tarragona, de embajador y estando la
boca del río libre del francés pirata, pasó a la Bajada y habló con el comandante don Eusebio
Hereñú, el que contestó no podía deliberar porque el Coronel (J. Artigas) venía del Uruguay.
Se le mandó correo y contestó el 17, del cuartel de Nogoyá, (José Artigas) mandando un oficio
a su hermano don Manuel Francisco, que lo hacía en Cayastá, contuviese a los indios y se
suspendiese hasta su determinación”. Tómese nota el 17 de Marzo de 1815 José Artigas ya
estaba en Nogoyá centro de la Provincia de E.R.“Ayer 18, caminó el oficio con un oficial y
treinta soldados a Cayastá y don Juan Francisco Tarragona caminó al Paraná, el 17 del
corriente, de embajador al coronel Artigas. Volvió; ignoramos la contestación. Volvió el veinte
del corriente dicho Tarragona, con don Francisco Antonio Candioti.” “Hoy 24 de marzo
amanecieron en el puerto tres barcos armados y varios botes de transporte de la tropa que
traía de custodia el comandante don Eusebio Hereñú y allegándose los barcos a tomar el que
tenía armado Díaz Vélez, dicen hizo fuego el francés pirata”. Aquí aparece la primera
referencia a la presencia de la flotilla naval de Artigas y la justificación del nombre tradicional
del lugar en la costa santafesina ”La vuelta del Pirata”
Nota: “el francés pirata” abre dudas, al frente de la flotilla artiguista estaba el francés Luis
Lanche y del barco de Díaz Vélez (entrerriano al servicio de los porteños) otro francés Hubac.
Se refiere el cronista a este último. “Viernes Santo 24 de marzo de 1815. Se tomó posesión del
barco, la Aduana y plaza, como a las siete de la mañana (Viernes Santo), coronando las cuatro
cuadras de la plaza de la tropa que se pasó de la otra banda de Paraná, con fusiles y
bayonetas. Como cuatrocientos vinieron con botes y canoas y de este lado tomaron caballos
que para este fin estaban dispuestos”. En este párrafo Diez de Andino, destaca la importancia
del apoyo naval, para el desembarco de los artiguistas en Santa Fe. Al final de la transcripción
del diario, daremos noticias de la fuerza naval de Los Pueblos Libres. “Hoy 25 del corriente
entró don Manuel Artigas con su custodia de soldados, tres caciques y fray Ignacio Yspurga,
cura del pueblo de San Javier. Dejan al corregidor Manuel con cuatrocientos a quinientos
indios en la estancia de don José Aguiar, a cuatro leguas de esta ciudad”. Estos datos son
relevantes para destacar la presencia de los aborígenes, se habla de tres caciques junto a la
custodia de Manuel Artigas y de una reserva entre 400 y 500 aborígenes en una estancia cercana
a la ciudad Santa Fe. Así mismo la presencia del cura del pueblo de San Javier, Fray Ignacio
Yspurga, permite suponer que muchos de los aborígenes eran mocovíes.“Díaz Vélez se embarcó
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con los soldados porteños y oficiales desarmados, el 28 de marzo, por el río de Coronda. Abril
El 2 del corriente eligió el Ilustre Cabildo a don Francisco Antonio Candioti, de Gobernador y
se publicó en la plaza. Lunes 3. Se plantó la bandera en media plaza de la Independencia: tres
días de luminarias con salvas. El jueves 6, se presentó un castillo en el Cabildo, con
acompañamiento de tropas, el vecindario y religiones. Misa y sermón en la Iglesia Matriz con
repiques, salvas e iluminación. El 8 del corriente, llegó de Córdoba, a la noche, el doctor D.
Savid con fray José Gabriel Calderón, franciscano santafesino, con los poderes de la ciudad de
Córdoba para el coronel Artigas; no se embarcaron de pronto por el acaso de dos días de
temporal, hasta el 12 del corriente. Volvieron hoy 15 y el general don José Artigas, ayer a las
12 del día, llegó a esta ciudad despachando más soldados a Santo Tomé, los que caminaron,
dicen, a reunirse con las tropas que están en las Fontezuelas; va mandando don Eusebio
Hereñú. (Registra la llegada de Artigas a Santa Fe el día 14 de Abril de 1815 y al frente de las
tropas enviadas al encuentro de los sublevados en la posta de Fontezuelas - cerca de la actual
ciudad de Pergamino – va el entrerriano Hereñú) “Sábado 22 de abril. Vino de Buenos Aires el
parte de estar la ciudad tomada por el pueblo y presos el Supremo Director Carlos María
Alvear y los demás que componían el Gobierno y se repicó por todas las Iglesias con salvas y
luminarias. El General Artigas se halló en esta ciudad y el 23, se embarcó para el Paraná.
(Marca el final de la presencia de Artigas en Santa Fe y pone la fecha del 23 de Abril como su
partida)
Nota: Manuel Ignacio Diez de Andino, estanciero que se destacó por haber escrito una
minuciosa crónica de los hechos ocurridos en Santa Fe entre 1815 y su fallecimiento en 1822.
Resultó una valiosa fuente para el conocimiento de los hechos ocurridos a lo largo de la guerra
de los siete años que asoló la provincia de Santa Fe durante esos años.
Primer gobierno autónomo de Santa Fe.
“El príncipe de los gauchos” El comerciante inglés John Parish Robertson, que llegó a Santa
Fe a fines de 1812, dejó una descripción de Francisco Antonio Candioti: “Un día, después de
siesta, medio transformado en santafecino, estaba yo sentado, sin chaqueta y chaleco, con el
grupo de familia de Luis Aldao en el zaguán, cuando llegó al tranco de su caballo el caballero
anciano más apuesto y lujosamente equipado que habíase presentado a mi vista. Ah! dijo
Aldao, viene mi tío Candioti. A menudo lo había oído nombrar ¿a quién que haya estado en
aquel país no le ha sucedido lo mismo? Era el verdadero príncipe de los gauchos, Señor de 300
leguas cuadradas de tierra, propietario de 250.000 cabezas de ganado, dueño de 300.000
caballos y mulas; y de más de 500.000 pesos atesorados en sus cofres, en onzas de oro
importadas del Perú. Llegaba a la sazón de una de esas excursiones a aquel país; se sentaba
sobre el lomo de un bayo lustroso y potente; decididamente el animal más lindo que yo había
visto en el país. Nada más espléndido como caballo y jinete tomados en conjunto, y en relación
al estilo gauchesco de montura en boga, se podría encontrar en Sud América.” Como la
mayoría de los notables santafesinos, Francisco Antonio Candioti fue lo que hoy se diría un
gran empresario exitoso. A raíz de sus actividades comerciales recorrió casi todo el Virreinato y
parte del Perú y Brasil. Cada año efectuaba un viaje al Perú, llevando hasta seis mil mulas para
la venta. Un documento oficial (Real Cédula) lo autorizaba a llevar hasta 20.000 mulas al Perú.
El negocio de saca y venta de animales era de uso antiguo en Santa Fe, como el de transporte de
mercaderías diversas en carretas a varias ciudades del norte. El comercio en géneros de Castilla
era otro de los negocios a los cuales se dedicó. Poseía cuatro casas llenas de mercaderías
heredadas de su abuelo Juan de Zeballos en la calle del Convento de la Merced, - hoy calle 9 de
Julio entre General López y Moreno de la ciudad de Santa Fe - lindando al frente, calle por
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medio, con la ranchería del convento. Robertson relata que con los 10.000 pesos que obtuvo de
su primer viaje al Perú compró un campo en “el Entre Ríos”, para gran criadero de mulas. En
Entre Ríos tenía “unas doce estancias en 100 leguas cuadradas”. En las barracas de sus estancias
se trabajaba el cuero y se fabricaba sebo, con diversos destinos. El 10 de mayo de 1784 fue
designado Maestro de Postas y Guarda de la Real Renta, por Francisco Basavilbaso, en “Las
Tacuaras, en medio del Sauce y del Guayquiraró, carrera de la bajada de Santa Lucía”. Como
Sargento Mayor de Milicias, tuvo a su cargo la vigilancia de la frontera con los indios,
facilitando a Candioti en estas funciones, el frecuente trato con jefes o caciques. Dos años será
Diputado del Comercio por Santa Fe, Francisco Antonio Candioti, con uso de armas en la
ciudad, Esta designación le permitió conocer desde otro ángulo los problemas económicos del
virreinato; al calor de los debates, en el Consulado porteño conoce a un joven abogado llamado
Manuel Belgrano, secretario del mismo.
Candioti y Manuel Belgrano
Candioti financió la expedición de Belgrano al Paraguay, con 200 pesos fuertes y de sus
estancias de Arroyo Hondo entrega 1.350 caballos y todo el ganado vacuno para consumo del
ejército durante el viaje; más 12 carretas con sus correspondientes boyadas y peones, para
conducir una partida de yerba. Por esto, Belgrano designó a Candioti Comandante de Urbanos
de Infantería de la Ciudad. La correspondencia privada existente en el Archivo General de la
Provincia de Santa Fe, atestigua la relación. Carta de Belgrano datada en Santiago del Estero el
28 de abril de 1814y dirigida a Francisco Antonio Candioti: "Mi amigo: recibí la de usted en su
tiempo; pero por mis males no he podido contestar como quisiera: usted me ha llenado de
contento con cuanto me significa, y celebro, sobre mi alma que no se diga Viva España, ni
tampoco haya unión con los de Montevideo: serán acaso sentimientos particulares los que
hayan obligado a Artigas a ese movimiento, que como de familia, podrán componerse,
concluyendo las diferencias, y la unión se restablecerá, que es lo que nos importa; porque sin
ella cada uno andará por su lado, y estaremos expuestos a una ruina total en la que todos
seremos víctimas. "Los negocios del Perú van perfectamente, Cochabamba se sostiene y el
Cuzco está en convulsión movida por los oficiales, hijos de allí, despreciados por Pezuela, a
que no dudo se agregarán los juramentados en Salta y aun los soldados que envíen para allí: el
tal Pezuela se maneja a la española; ha establecido una Junta que titula de purificación para
que sólo queden en los Pueblos los buenos Vasallos de Fernando en consecuencia, destierros,
prisiones varias: a Chuquisaca le ha puesto una contribución de 25 mil pesos por la conducta
que observó con nosotros. "Expresiones a millón a las señoras y mi apasionada... Manuel
Belgrano". Otra carta es del 19 de julio de 1814, datada en la costa de San Isidro (Bs As).
(..)"Ahora, habrían calmado los temores de Marinos y también calmará la ingratitud de los de
Entre Ríos con la unión de Artigas, según me aseguraran: poco a poco se va tranquilizándose
todo, y la causa ha de prosperar. "Recibí la que Ud. me destinó con lo que había tratado con
aquel: todo lo vence el tiempo y la constancia unida a la energía, y ya ha visto Ud. que cuando
menos pensamos Dios pone fin a esas discordias rindiendo a los Caribes que había en
Montevideo."(…)los que se decían mis amigos me han perseguido con encarnizamiento: esto da
el Mundo; pero hay un Dios que protege siempre al hombre de bien, y descubre las maldades
del pícaro tarde o temprano. "A millones memorias a la Señora y mi querida, y a cuantos
quisiesen recibirlas de su Atento Manuel Belgrano"
Historia con mujeres
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“La querida de Belgrano” Cuando saluda a la señora y mi querida como en la anterior envía
“Expresiones a millón a las señoras y mi apasionada...Belgrano se refiere a María Josefa
Ezcurra, hermana de la célebre Encarnación Ezcurra esposa de Juan Manuel de Rosas. Muchos
años atrás, en 1802, Manuel Belgrano conoció a María Josefa Ezcurra. Aunque ella estaba
casada, se enamoran mantienen un romance. Doce años después, cuando su marido la abandona
y se radica en Europa, acompañará al ya general Belgrano en su campaña militar como Jefe del
Ejército del Norte. Embarazada, María parte a la estancia de unos amigos en Santa Fe, donde el
30 de julio de 1813 nace su hijo Pedro. Poco tiempo después, Juan Manuel de Rosas y
Encarnación Ezcurra, hermana de María Josefa, adoptan al pequeño, que pasa a llamarse Pedro
Rosas y Belgrano. Cuando Francisco Antonio Candioti falleció el 29 de agosto de 1815, su
viuda Doña Ramona Larramendi recibe sus expresiones de condolencia, desde Buenos Aires el
10 de febrero de 1816 "Muy señora mía: he sentido infinito la pérdida de mi amigo(…) "Deseo
tener ocasiones de manifestar a Ud. cuanto aprecio hago de la amistad que debí a su señor
finado, y no menos la gratitud en que estoy a Ud.; a quien me tomo la libertad de suplicarle dé
mis abrazos a sus hijos, y expresiones a toda su digna familia".Manuel Belgrano
La flota de Los Pueblos Libres
La primera que se organiza, es la que actuará en aguas del río Paraná. El coronel Blas (Blasito)
Basualdo, cuyos triunfos devolvieron la provincia de Corrientes a la órbita artiguista, dicta, en
Saladas, el 17 de enero de 1815, la "Instrucción de Corsarios", destinada a la actividad de las
naves que se armaron en la base de Goya, y que debían actuar en combinación con las fuerzas
de la Bajada del Paraná, para impedir el comercio bonaerense con las tres provincias litorales y
con el Paraguay. Se exceptúa a los buques que venían o retornaban del Paraguay, una vez
comprobada su nacionalidad y condición de "neutrales", estarán libres de continuar su ruta. En
Marzo/Abril de 1815 El jefe de esta escuadrilla fue un francés, Luis Lanche, quien la comandó
hasta el momento en que su accionar, Artigas dispuso su substitución. Esta flotilla es la que
efectua el bloqueo a las fuerzas de Buenos Aires posesionadas de Santa Fe. El 24 de Marzo de
1815, la flotilla artiguista entraba por el Colastiné y anclaba frente a Santa Fe, con tres barcos
para proteger el desembarco de las fuerzas de la Bajada, allí se enfrentó, con el que tenía
armado Díaz Velez. El triunfo fue de de las fuerzas artiguistas, con algunas pérdidas de vidas,
entre ellas, la del segundo comandante de la flotilla Eustaquio Valerie. Pero la conducta del
comandante Lanche, disgustó a José Artigas, quien ordenó su retorno a la Bajada, se le iniciará
una información sumaria por sus requisas de artículos de comercio. "Por la arbitrariedad con
que pretendía conducirse lo tengo con una barra de grillos asegurado", escribe Artigas. La
flotilla del Paraná, a partir de entonces, fue comandada por un santafecino, don Cosme Maciel,
(aquel que por pedido de Manuel Belgrano izara por vez primera la bandera en las barrancas
rosarinas). La flotilla culminará su campaña apresando al jefe de la escuadra de Buenos Aires,
Irigoyen, el marino bonaerense apresado recién retornará a su base en enero de 1817.
La importancia estratégica de Entre Ríos
Compartimos con el historiador uruguayo Gonzalo Abella su apreciación respecto que: “(…)
casi todos los hechos importantes tienen lugar en el Entre Ríos, que es el epicentro geográfico
político”. Artigas en Paraná mediante su correspondencia, deja sentado toda la proyección de su
concepción federal democrática e intercultural, inclusiva de los “indios” o “naturales” en las
cartas a Andresito primer gobernador aborigen y comandante general de Las Misiones (y no el
primer aborigen que llega al grado de coronel como se ha sostenido erróneamente. El primero
fue el Coronel José Superi muerto en la batalla de Salta) y también al Gobernador de
92
Corrrientes. Además de actuar en la autonomía de Santa Fe, Artigas desde Paraná, el 13 de
marzo de 1815 se dirigió al comandante general de Misiones, Andrés Guacurarí, expresándole
que días antes le había enviado vía el gobernador de Corrientes, una convocatoria a un congreso
en Concepción del Uruguay. Allí pensaba reunir a diputados del entonces llamado continente de
Entre Ríos, es decir, la provincia de Corrientes, la Federación Entrerriana y las Misiones
guaraníes mesopotámicas. "...Por el conducto del Gobernador de Corrientes pasé a usted hace
tres días, las circulares para que mande cada pueblo su diputado indio al Arroyo de la China.
Usted dejará a los pueblos en plena libertad para elegirlos a satisfacción, pero cuidando que
sean hombres de bien y de alguna capacidad para resolver lo conveniente... Es cuanto tengo
que prevenir a usted y exhortarle a que cada día trate con más amor a esos naturales, y les
proporcione los medios que están en sus alcances para que trabajen y sean felices”. (Artigas al
Comandante General de Misiones, Andrés Artigas Paraná, marzo 12 de 1815) El subrayado es para
señalar el concepto de inclusión social e igualdad jurídica, que concebía y aplicaba Artigas, que
reiterará ante el representante máximo de la provincia, José de Silva (Artigas al Gobernador de
Corrientes Paraná, mayo 9 de 1815): "...Igualmente reencargo a usted que mire y atienda a los
infelices pueblos de los indios. Los del pueblo de Santa Lucía, lo mismo que el de Itatí y de Las
Garzas, se me han presentado arguyendo la mala versación de sus administradores. Yo no lo
creí extraño por ser tan inveterada y ya es preciso mudar esa conducta. Yo deseo que los Indios
en sus pueblos se gobiernen por sí, para que cuiden de sus intereses como nosotros los
nuestros. Así experimentarán la felicidad práctica y saldrán de aquel estado de aniquilamiento
a que los sujetó la desgracia. Cuando sostenemos la Patria, recordemos que ellos tienen el
principal derecho, y que sería una degradación para nosotros mantenerlos en aquella exclusión
vergonzosa que hasta hoy han padecido por se indianos. Acordémonos de su pasada infelicidad
y si ésta los agobió tanto que han degenerado de su carácter noble y generoso, enseñémosle
nosotros a ser hombres y señores de sí mismos. (...)Don Francisco I. Ramos, Administrador de
Itatí, me ha escrito indemnizando (¿justificando?) su conducta; los indios la acriminan, y usted
como que todo lo debe tener más presente, tome sus providencias en la inteligencia que lo que
dicta la razón y justicia es que los indios nombren sus Administradores de ellos mismos...". Esto
obliga al gobernador de Silva a hacerse presente en los pueblos, donde la inmensa mayoría eran
guaraníes. Así lo escribe: "Por cuanto he venido a este pueblo de Nuestra Señora de Itatí a
cumplir órdenes que se me dirijen por el Supremo Jefe de los Orientales, Ciudadano José
Artigas, y siendo uno de los objetos que se me recomienda por éste el de la protección de los
naturales de los Pueblos de Indios, en orden de su propia existencia y que éstos se gobiernen de
por sí, manejando con gusto sus intereses y gozando la Libertad que de derecho les
corresponde...". (José de Silva, Gobernador de la Provincia de Corrientes, al pueblo de Itatí -Itatí,
Corrientes, junio 8 de 1815)
Otra documentación histórica y notable aporte
En nuestros rastreos investigativos encontramos vía internet, Contribución documental para
la historia de Artigas y el movimiento de Abril de 1815 en Anales de la Universidad
publicado por la Universidad de la República en 1949 autoría del Prof. Edmundo
Narancio*“Sumario Criminal contra varios Individuos del Exto déla Patria, cindicados de
haber atentado contra la seguridad de ella”. Relata el Prof. Narancio: “La fuente que damos a
conocer se constituye por el expediente resultante del proceso militar. Dicha pieza sólo se
conocía parcialmente a través de la Gaceta de Buenos Aires donde se editó el Extracto de la
sentencia(...) El documento en su totalidad permaneció olvidado y se le daba por desaparecido,
hasta que nos fué dado hallarlo entre los papeles que se guardan en el Museo Mitre, cuando
hicimos investigaciones, durante el año 1945, en dicho repositorio y lo ofrecemos hoy a los
93
estudiosos del Río de la Plata por considerarlo un elemento útil para futuras elaboraciones
históricas”. Para nuestro equipo el trabajo de Narancio es de enorme relevancia, dado que su
aporte metodológico nos permitió el registro de la presencia de José Artigas en nuestro territorio
provincial, hecho que fundamenta nuestro trabajo, y por supuesto también su influencia hacia
toda la región litoral mesopotámica y rioplatense como veremos. Dice el Prof. Narancio - por
ello lo resaltamos y subrayamos -: Seguimos los pasos del ejército oriental mediante la
compulsa del lugar en que fué datada la correspondencia de Artigas. Y a partir de allí pasa a
la enumeración detallada de lo registrado Siguiendo la metodología explicitada por Narancio,
afirmamos que José Artigas se estableció en la Villa del Paraná en momentos claves de la lucha
contra el centralismo porteño y la expansión del federalismo democrático por la región Litoral y
mediterránea, en los veranos y otoños de 1814 y 1815. En la primera instancia retirándose por
segunda vez del sitio de Montevideo, el 20 de Enero de 1814, dirigiéndose hacia Belén cerca de
Arerunguá (centro de sus recursos estratégicos), coincidiendo con el debut de Gervasio Antonio
de Posadas como Director Supremo. Y a partir de allí pasa a la enumeración detallada de lo
registrado que, por los años fechas y años se pueden ubicar en el Archivo General de la Nación
(AGN Correspondencia del General José Artigas al Cabildo de Montevideo 1814-1816)
Santa Fe y Córdoba adhieren al sistema de Los Pueblos Libres
El profesor Narancio incorpora estos datos como antecedentes “Artigas al llegar a Santa Fe,
encontró un ambiente totalmente favorable a la causa federal. Sin pretender examinar, en esta
breve nota los antecedentes de su prestigio personal y el influjo de sus ideas, en Santa Fe y
Córdoba, cabe señalar que ya en 1813 el gobierno de Buenos Aires creyó del caso el envío de la
misión de Ugarteche y Alvarez Jonte con el objeto de impedir la propagación del federalismo en
las provincias interiores, y aporta la fuente “(...) la difusión de la idea federal era considerada un
delito, ello lo evidencia el proceso a Felipe S. Cardozo, véase la documentación que con dicho
proceso se relaciona publicada en la Gazeta de Buenos Aires, citada en el tomo 1811 a 1813,
página 535 propagación que ya se revelaba en Córdoba en octubre de 1813. (Cfr.: Instituto de
Investigaciones Históricas de la Facultad de Fislosofía y Letras, Asambleas Constituyentes Argentinas etc., cit.,
t. VI, 2^ sección, p. p. 68 a 71) Libre la ciudad de porteños, los santafecinos nombraron gobernador a
Don Francisco Antonio Candioti, que había venido de tratar con Artigas junto con Tarragona,
(Cfr,: José Luis Busaniche, Diario de Don Manuel Ignacio Diez de Andino, etc., cit., p. 25) en una primera
designación hecha, por el Cabildo el 2 de abril y una segunda vez por la Junta representativa de
la Provincia o Soberanía el 24 de abril (ibidem, p. p. 27 y 31). El día 25 de Abril el pueblo de
Santa Fe, fue convocado a elecciones en las casas de la Aduana, ratificando el día 26 el
nombramiento del Cabildo, quedando consagrado por “aclamación general D. Francisco
Antonio Candioti. Éste había nombrado Comandante del Rosario a D. Tiburcio Benegas, a
quien de repente sorprendió Góngora [de las tropas de Artigas], y se posesionó de aquel
pueblo, sacando contribuciones y saqueando algunas casas. Luego pasó a San Nicolás de
donde no volvió más a esta Provincia.” El mismo día de la elección de Candioti, dice Diez de
Andino en su crónica, “se nombraron diez sujetos para tratar y nombrar empleos: el Padre
Torres, Comendador, el Guardián de San Francisco, Pereyra el Prior de Santo Domingo, D.
Gregorio Aguiar, D. Pedro Neto, Cura de Coronda, D. Manuel Troncoso, D. Antonio Echagüe,
D. Manuel Maciel, D. José Ignacio de Caminos, y en el acto del nombramiento tuvieron con el
Cabildo controversias y ocurrieron al General D. José Artigas y vino a favor del Cabildo, y se
recibió el 5 del corriente (Mayo)”. En estas designaciones se da el nacimiento de la primera
asamblea de representantes de Santa Fe, ejerciendo el co-gobierno conjuntamente con el
Cabildo y el Gobernador. Y también puede destacarse el rol de Protector de Artigas como lo
señalamos en el resalte y subrayado.
94
La Villa del Rosario
José Rafael López Rosas, en “El Pronunciamiento Federal de Santa Fe”, (Cfr Bibliog) cita un acta
firmada por Francisco Antonio Candioti, los miembros del Cabildo, los de la Junta
Representativa y el diputado de la Villa del Rosario don Tiburcio Benegas, los que reunidos el
17 de mayo de 1815 resuelven, en atención a las distintas solicitudes presentadas por el
representante sureño, dictar diversas medidas de gobierno en pro del adelantamiento de la Villa.
Así disponen que se establezca una escuela de primeras letras “costeada con los derechos del
nuevo impuesto para propietarios establecidos…”, dando instrucciones para que el vecindario
proceda a la formación de la tarifa de los derechos que establezca y su recaudación; costo de la
casa, útiles de la escuela, salario del maestro, debiendo dar cuenta a ese Congreso para la
oportuna sanción del Presupuesto. Se prohíbe además la extracción del ganado “vacuno
embraje” fuera de la jurisdicción, quedando su cumplimiento a cargo del Comandante Militar,
el que debería ser elegido a la brevedad, debiendo dar cuenta al gobierno para su confirmación.
Y con respecto a las familias que estuvieran viviendo “agregadas en terrenos ajenos se
radiquen en las inmediaciones del Pueblo o en las Guardias. Y para fomentarlas en la industria
y agricultura, no teniendo aquel Pueblo terreno baldío que repartirlos de merced, el único
alivio es obligar a los propietarios a que vendan de sus terrenos que no tengan ocupados, a un
precio general que regulará el mismo Pueblo, el que se pagará en proporción del terreno que
tome cada nuevo poblador, no siendo excesiva la “cueste” al poblador que la compre, cuyos
contratos en primera venta se eximen del derecho de alcabala”. Con respecto a la
administración de justicia, resuelven que, hasta la sanción del Reglamento de Justicia, el
Alcalde de Rosario ejerza “las funciones con jurisdicción ordinaria, persiguiendo con todo celo
a los delincuentes, vagos y mal entretenidos, con sujeción en la sentencia al Tribunal Superior
de Apelaciones”. Y para el exacto conocimiento del vecindario que comprendía el Partido en
toda su extensión, deciden que se forme un padrón general: “Para la sentencia o determinación
en negocios civiles graves se asocien hombres buenos, que se elegirán a propuesta de ley; y en
las causas criminales se aconsejará de Profesores de Derecho, pagándoles del Ramo de propio
el honorario que él gradúe”.
El federalismo se expande: influencia de Artigas en Córdoba
Mientras tanto Artigas desde la Baxada en la Villa del Paraná, pero datando su correspondencia
en un “cuartel andante de Santa Fe”, con ánimo de hacer creer al Gobernador de Córdoba que
iniciaba la acción sobre su provincia, el 24 de Marzo intimaba a Ortiz de Ocampo su cesación
en el mando (Cfr.: Oficio de José Artigas, al Cabildo de Córdoba, Quartel Andante en Santa Fe, [?] 24 de
marzo de 1815, Oficio de José Artigas, al Gobernador de Córdoba Coronel Ocampo, Quartel Andante de
Santa Fe [?]24 de marzo de 1815), ambos documentos como se ve están fechados el mismo día de la
caída de Santa Fe en poder de los orientales, hecho que prueba que el jefe oriental sólo resolvió
su acción en Córdoba cuando quedó libre de todo problema en Santa Fe (Cfr.: Ernesto H. Celesia,
Federalismo Argentino. Córdoba, cit., t. I, p. p, 22 y 23, y José Luis Busaniche, Diario de don Manuel Ignacio
Diez de Andino, etc, cit,, p. 26). Por otra parte Celesia, menciona los oficios de Artigas al Gobierno
de Córdoba del 24 de mayo, datados en el Cuartel andante en Santa Fe, y los documentos de la
misión Savid. (Cfr.: Ernesto H. Celesia, Federalismo Argentino, Córdoba, Buenos Aires, 1932, t. I, p. 66).
Artigas y Córdoba
(…) hay una vidalita que dice "mi patria y la gloria, vidalita/, se hicieron amigas/
porque fue esta tierra vidalita/ la cuna de Artigas" es una vidalita cordobesa. (Gonzalo Abella)
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El pueblo de Córdoba tuvo por gobierno el Ayuntamiento hasta que llegó el titular designado, el
Coronel Díaz. El doctor Savid junto con el fraile José Gabriel Calderón fueron comisionados
por Córdoba a entrevistarse con Artigas, con quien estuvieron con el en E.R, desde el 12 de
abril y lo acompañaron luego en Santa Fe (Cfr.: J. L. Busaniche, Diario de don Manuel Ignacio Diez de
Andino, etc., cit., p. 27 y Ernesto H. Celesia , Federalismo Argentino. Córdoba, cit., t. I, cap, II), Allí el
doctor Savid informó a Artigas de la declaración de la independencia (autonomía) en Córdoba
por bando del Gobernador José Javier Díaz datado el 17 de abril de 1815 «bajo los auspicios y
protección del Gral. de los orientales que se constituye garante de su libertad» (Cfr,: ibid., t. I,
cap. 11). Aporta Narancio como consulta a las fuentes que debe verse también el Expediente
promovido por el Gobierno de Córdoba ante “el Soberano Congreso (...), (Archivo Gral de la
Nación, Buenos Aires, División Nacional, Legajo: Gobierno Nacional, Gobierno. Relativo Congreso 1816-1821,
S. 10, C. 3, A. 9, N*? 9). En este expediente no solamente está la copia de importantes documentos,
sino que se dan abundantes detalles sobre los hechos que rodearon la declaración de autonomía
provincial. (Comisión Nacional de Centenario, Archivo de San Martín, Buenos Aires, t. II p. 108-11).
Una figura notable del artiguismo santafesino José Tiburcio Benegas* designado diputado
rosarino y simpatizante con el partido de Artigas, mientras crece en la región litoral
mesopotámica el prestigio del líder de la Liga Federal, escribió al gobernador de Córdoba: “Es
tan general el buen nombre que ha merecido nuestro General, el señor D. José Artigas, aún en
los más opuestos y empecinados, que todos, todos, gritan por la felicidad de D. José de Artigas
a quien se le debe respetar como el verdadero restaurador de la América”. desde la villa de
Rosario 11 de abril de 1815. José Tiburcio Benegas” * Nota: nació en Rosario, provincia de
Santa Fe. Tuvo una destacada actuación política en la localidad de San Nicolás de los Arroyos
(en el extremo norte de la provincia de Buenos Aires), como alcalde de la Santa Hermandad en
1787 y 1802 por designación del Cabildo de Buenos Aires. Vivió en la villa del Rosario sobre la
actual calle Córdoba, frente a la plaza hoy denominada Veinticinco de Mayo. En 1803 fue
nombrado capitán de caballería de Buenos Aires y posteriormente fue incorporado con ese
grado al Regimiento n.º 4 de Caballería.
El artiguismo, nacido de la justa resistencia de los pueblos de la región litoral mesopotámica y
rioplatense a las pretensiones hegemónicas porteñas, tuvo importante impacto y continuas
resonancias en Córdoba. Aparece ya en 1812 por “vía postal”, - lo diremos así - alcanza su
expresión más radicalizada con Juan Pablo Bulnes entre 1815 y 1817. Y se mantiene en las
sierras, vigente en las montoneras de Felipe Álvarez y José Antonio Guevara. Miguel A.
Cárcano en Política internacional en la historia argentina (Eudeba, 1973), le agrega las simpatías
de Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja, y afirma que en “Buenos Aires bulle la oposición
de los suburbios y la campaña que es agitada por simpatizantes de Artigas”.
Documento de 1946 ratifica la presencia de Artigas en Paraná.
Incorporaramos un dato documentado por el destacado historiador Pérez Colman y citado por el
Prof. Rubén Bourlot con el título de: Artigas y la escuelita de Paraná (Publicada originalmente en
revista Orillas el 18/11/14). Dice Bourlot que Pérez Colman (Pérez Colman, César B., Paraná 1810-1860,
1946.) afirma que el seis de abril de 1815, estando Artigas en Paraná, ordena al comandante José
Eusebio Hereñú fundar una escuela de primeras letras “notando que la existente continuaba
clausurada, con graves perjuicios para la niñez en edad escolar. En ese momento Herenú era el
comandante militar de Paraná, tras su triunfo en la batalla del Espinillo ante los porteños
comandados por el barón Eduardo de Holmberg. La información surge de un expediente
mediante el cual Doña Francisca Paula del Valle, reclama los alquileres adeudados por el Estado
96
de la casa de su propiedad que había funcionado como escuela. Según consta en la
documentación, el 5 de julio de 1815, Hereñú dispuso que ese local se destinara al
funcionamiento de la institución. En el petitorio del Valle, viuda y albacea de D. José Romeo,
solicita que se certifique la propiedad del inmueble y se le abone los alquileres adeudados entre
1814 y 1821 de…“ una casa pajiza, con sitio correspondiente, distante de la plaza una quadra
al Norte, (que) la alquilé al actual Tesorero del Estado Dn. José Ramírez, para con el
estipendio que perciba vine manteniendo, en el entretanto concluir los encargos de la
testamentaria; y habiendo el dicho D. José Ramírez, mudándose, la alquilé nuevamente a D.
José Eusebio Hereñú, quien vivió en ella algún tiempo, hasta que pasándose a otra casa
determinó de la mía ocupándola en varios destinos, y últimamente a escuela de primeras letras
sin mi conocimiento cuyo procedimiento atribuía las circunstancias del tiempo o a otros
motivos que debía ignorar …”(Archivo General de Entre Ríos, Fondo Gobierno, Serie VIII: tierras,
propiedades del estado y colonización 1778 – 1897.) En la respuesta al reclamo, Hereñú manifiesta que
“viví en ella algún tiempo, y que con motivo de haber venido a esta Villla el Sr. Gral. D. José
Artigas, y mandado se pusiese una escuela de primeras letras para la educación de la juventud,
destiné y otra casa por lo pronto al mencionado ejercicio con ánimo de consultar el pago de los
alquileres, fuese a cuenta del estado, lo que no pudo tener efecto por las ocurrencias del
tiempo…” En el testamento de la señora del Valle, firmado el 14 de enero de 1822, precisa
detalles de la ubicación y características de la vivienda localizada en un “sitio distante de la
Plaza una cuadra, que hace esquina frente al este y Sud y en él edificada una casa pajiza,
paredes de adobe, compuesta de una sala y dos cuartos, y en el corral un galpón que servía de
cocina y jabonería, y un cuarto de dispensa. Que la expresada casa al poco tiempo se alquiló a
D. José Eusebio Hereñú cuyos alquileres no satisfizo y después como gobernador de este
pueblo la estuvo en servicio del estado, sin que yo pudiese sacarla, hasta que mudado, y en el
mes de febrero del año veinte y uno me la mandó a entregar…” La vivienda lindaba con las
propiedades de Dionisio Castañeda, Ignacio Vera, Seguier y Miguel Varbarrey. Pérez Colman
concluye que el lugar corresponde a la esquina de las actuales calles Andrés Pazos y Corrientes.
En 1821 la edificación se encontraba en un estado de evidente abandono, “(…) de hecho
perdido el galpón, cocina y cuarto y toda la casa muy maltratada; de forma que la alquiló
dicho Hereñú el día catorce de septiembre de mil ochocientos catorce y la entregó el día dos de
febrero del año mi ochocientos veintiuno (…) La pieza expresada era de tanteo y de treinta y
cinco varas de largo y seis de ancho (…)”(Archivo General de E. R, Fondo Gobierno, Serie VIII:
tierras, propiedades del estado y colonización 1778 – 1897.) Finalmente el artículo concluye que no
existe constancia del funcionamiento de escuelas en la provincia a partir de 1810, y recién para
1816 se informa de la existencia de una de sistema Lancaster en Concepción del Uruguay,
fundada por el sacerdote chileno Solano García, también impulsada por Artigas. y que el
informe del estado de abandono del edificio hacia 1821 muestra que “desde un tiempo
considerable no prestaba ninguna utilidad”.
Buenos Aires y la fugaz adhesión a Los Pueblos Libres
José Artigas en el momento de mayor auge y esplendor de su prestigio político escribe “Al
Cabildo de Buenos Aires” dejando para el registro histórico más allá de los relatos de las
corrientes historiográficas, un notable documento político. “Transportado de alegría he leído la
muy honorable comunicación de usted data 21 del corriente, viendo por la primera vez un paso
que era la esperanza general desde el principio de nuestra revolución, yo al tener la honra de
felicitar de nuevo a usted por la gloria inmortal con que se está tan dignamente cubriendo,
apresuro cuanto es de mi resorte para llenar con toda prontitud nuestros comunes votos, no
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dudando ya que usted aprovechará conmigo los instantes para proveer al restablecimiento el
más íntimo de la fe pública.(…) Artigas anuncia su convocatoria a los Pueblos Libres para el
reconocimiento del nuevo gobierno porteño, que luego concretará en el llamado Congreso de
Oriente en Junio de 1815 “Hoy mismo van a salir mis circulares convocando los pueblos que se
hallan bajo mi mando y protección para que por medio de sus respectivos diputados entiendan
en la ratificación espontánea de la elección” y a su vez responsabiliza al “Cabildo Gobernador
de Buenos Aires y su Provincia” de los siguientes pasos y modos de las negociaciones políticas
para concretar el mandato incumplido de la Asamblea del año XIII (...)mientras se verifica su
reunión, nos ocuparemos en sellar las transacciones competentes a fin de que llegado el
momento no haya ya que pensar en reclamaciones particulares y se fije el juicio de todos (...) a
producir una confianza tal cual se requiere para dar al Gobierno instalado todo el nervio
conveniente al ejercicio de sus altas funciones.” (…) y le recuerda (…)”Usted sabe bien que
siempre desde el carro de la victoria he presentado la oliva de la paz a aquellos pérfidos sólo
celosos de perseguir nuestras virtudes. (...)Cuartel General, 29 de abril de 1815. José Artigas.
Al excelentísimo Cabildo Gobernador de Buenos Aires y su Provincia”….Las acciones y las
intenciones de José Artigas quedan expuestas con absoluta claridad.
Reivindicación de la figura de Artigas:
Un acontecimiento ocurrido en el ámbito central del poder porteño de escasa constancia en la
historiografía rioplatense, muestra, quizás, el punto más alto del auge político de José Artigas.
Basta leer el documento emitido por el Cabildo de Buenos Aires, con la firma de los cabildantes
(dá fe el escribano de Gobierno), y seguidamente la detallada descripción de la ceremonia de la
“Diligencia de ejecución”, para comprender el contundente significado simbólico de los
sucesos, transcribimos párrafos: “Auto. El Cabildo de esta Capital deseando dar a los pueblos
un testimonio irrefragable del aprecio que le ha merecido la conducta del General de los
Orientales, don José Artigas, como también la más pública y solemne satisfacción de la
violencia con que fue estrechado por la fuerza y amenazas del tirano (Alvear) a suscribir la
inicua proclama del cinco del próximo pasado ultrajante del distinguido mérito de aquel Jefe y
de la pureza y sanidad de sus intenciones; no satisfecho con la solemne protesta que contra tan
atroz declaración hizo en el manifiesto de treinta del mismo; ha acordado que los ejemplares
que existen y conservaba en su archivo sin distribuirse, sean quemados públicamente por mano
del verdugo en medio de la Plaza de la Victoria en testimonio de la repugnancia que mostró a
un paso tan injusto y degradante y ejecutado contra
la rectitud y la nobleza de sus
sentimientos; que este acto, que presenciará en la Galería del Cabildo el excelentísimo
Director reunido con esta Corporación, se ejecute con auxilio de tropa, asistencia del Alguacil
Mayor y Escribano de este Ayuntamiento, publicándose previamente este auto a toque de caja y
puesta la diligencia, que acredite su cumplimiento a continuación de este auto, se imprima en la
gaceta para que llegue a noticia del público. Dado en Buenos Aires a diez de mayo de mil
ochocientos quince. Escalada. Belgrano. Oliden. Correa. Curto. Vidal. Rufino. Barros. Ugarte.
Alsina. Seguróla. Zamudio. Bustamante. Por mandato del excelentísimo Cabildo. José Manuel
Godoy, Escribano interino del Cabildo”.
Diligencia de ejecución.
En cumplimiento de lo dispuesto por el Cabildo de Buenos Aires, el 11 de Mayo, se produce el
hecho de enorme contenido simbólico por el acto ceremonial y el ritual puesto en práctica en la
ocasión congregadas las máximas autoridades porteñas, con la guardia militar de ceremonias,
acto de pregón leído a voz alzada y tambor redoblante acompañando la aparición del
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“verdugo” que enciende el fuego ritual para incinerar la documentación condenatoria contra
Artigas, “a presencia de una parte inmensa del pueblo” que ve consumirse en las llamas no
solo las acusaciones sino el despotismo de Alvear, en una escena grandiosa que merecería una
secuencia cinematográfica. “En Buenos Aires a once de mayo de mil ochocientos quince.(…).
Años más tarde, el propio Mitre, como nos recuerda J. A. Ramos, no pudo menos que reconocer
la influencia política de Artigas y el sistema de Los Pueblos Libres en la región litoral
mesopotámica y rioplatense de las Provincias Unidas, más allá de algunas inexactitudes no
menores “A Santa Fe siguió Córdoba, que se declaró independiente; arrió la bandera nacional,
que quemó en la plaza pública, enarbolando la de Artigas, se incorporó a la Liga Federal,
poniéndose bajo la protección del caudillo oriental, y se adhirió a la convocatoria del
Congreso de Paysandú, promovido, sin programa político y con objetos puramente bárbaros y
personales. De aquí la primera resistencia de Córdoba a concurrir al Congreso de Tucumán”
(Mitre B. Historia de Belgrano y de la independencia argentina, p. 383, Ed. Anaconda, Buenos Aires, 1950).
Las inexactitudes: 1º) no hay constancia que se haya quemado una bandera nacional, ya que por
otra parte el gobierno porteño hasta esa fecha no había autorizado ninguna como tal. Basta con
leer la correspondencia de Artigas que transcribimos puntualmente en los párrafos anteriores
para descalificar por falaz o supina ignorancia, las acusaciones de Bartolomé Mitre.
La maniobra porteña para impedir la unión y la institucionalidad
Pero el movimiento en todo lo que pudo tener de federalista y renovador se hallaba condenado a
muerte, porque si bien Alvarez Thomas estuvo en relación con Artigas, ello fué debido a su
intención engañosa, para frenar el avance del artiguismo, así lo confesó corto tiempo después a
Sarratea: «Las tropas [destinadas a contener a Artigas] estaban minadas y a pesar de
toda la oposición de los jefes. Artigas debía entrar triunfante en Buenos Aires. Qué
recurso? ¡No había mucho que escoger! Se eligió el menor de los males [etc.] (Cfr.:
Oficio de Alvarez Thomas, a Sarratea, julio 10 de 1815, en Gregorio F. Rodriguez Historia de Alvear, cit., t. II
p. p. 428 y 429).
El congreso de Mercedes
Inmediatamente retiradas las fuerzas de Soler, desde Santa Fe, el 29 de abril de 1815, el General
Artigas convoca la reunión de un Congreso Provincial en Mercedes. “Conducidos los negocios
públicos al alto punto en que se ven, es peculiar al pueblo sellar el primer paso que debe
seguirse a la conclusión de las transacciones que espero formalizar. En esta virtud, creo ya
oportuno reunir en Mercedes un congreso compuesto de diputados de los pueblos (...)José
Artigas al Cabildo de Montevideo, 29 de abril de 1815. Para avanzar en la concreción de la
convocatoria al congreso provincial de la Banda Oriental en la villa de Mercedes, Artigas dicta
un reglamento para la elección de los diputados orientales. .(...) Y para facilitar el modo de su
elección tengo el honor de acompañar a usted el adjunto reglamento.(...) Los sucesos de la
Provincia Oriental, con conflictos generados por las acciones y reacciones desatadas a causa del
gobernador Fernando Otorgués, así como la frustrada expedición española al Plata, obligaron a
dejar para otro momento dicha reunión.
El Congreso de Arroyo de la China
Artigas, en principio, también había convocado a los pueblos del Litoral mesopotámico con el
propósito de deliberar sobre la política a seguir en el futuro en las Provincias Unidas. El llamado
“continente del entre-ríos” (E.R, Corrientes y Las Misiones) y de la Provincia autónoma de
Santa Fe, recién incorporada a su protectorado y de Córdoba aunque con dificultades políticas y
controversias entre el Gobernador Díaz y el Cabildo. En esta última institución, la oligarquía
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terrateniente cordobesa, estaba fuertemente representaba. En respuesta a esta convocatoria, el 29
de junio de 1815 se reunirán en Concepción del Uruguay ,los diputados de los Pueblos de la
Banda Oriental, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y aunque tarde llegaran los de las
Misiones. Santa Fe envía en carácter de Diputado al Dr. Pascual Diez de Andino, hijo del
cronista que citamos anteriormente. En las instrucciones otorgadas al Diputado santafesino, se
resume el pensamiento federal de la época y las ideas políticas de las provincias litoraleñas: la
soberanía de los Estados particulares frente a la soberanía general de la Nación y es el único
documento que instruye sobre la ratificación de la declaración de la independencia, explicitada
en el Artículo 1º de las Instrucciones del año XIII.
Supuesta oferta de secesión 16 y 17 de Junio
La incorrecta interpretación por desconocimiento del significado del lenguaje de la época, ha
generado una descontextualización y equivocadas afirmaciones que circulan por internet o son
repetidas erróneamente por la mayoría de los y las historiadores/as. En mayo de 1815 el
director supremo interino de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Ignacio Álvarez Thomas,
envió a Francisco Bruno de Rivarola y al coronel Blas Pico para intentar solucionar sus
diferencias con Artigas, entrevistándose el 16 y 17 de Junio a bordo de una goleta anclada en el
río Uruguay frente a Paysandú. Los enviados ofrecieron la independencia (autonomía) de la
Banda Oriental mediante un Tratado de Paz y Amistad 1. Buenos Aires reconoce la
independencia de la Banda Oriental del Uruguay, renunciando los derechos que por el anterior
régimen le pertenecían. Dice textual el Artículo 1º, pero en el siguiente lo aclara explícitamente
al hablar de “las provincias contratantes”, leamos: 2. Habrá paz y amistad eterna entre las
provincias contratantes por haber ya desaparecido los motivos de discordia. Se echará un velo
sobre todo lo pasado y será un deber de ambos gobiernos castigar con rigor a los que quisieran
hacer valer sus venganzas o resentimientos particulares, ya sean muchos o un individuo solo. 5.
Las provincias de Corrientes y Entre Ríos quedan en libertad de erigirse o ponerse bajo la
protección del gobierno que gusten.(...). La información descontextualizada insiste: “Artigas,
como ya lo había hecho anteriormente, rechazó la posibilidad de la secesión de la Banda
Oriental del resto de las Provincias Unidas. Respondió en su cuartel general de Paysandú el 16
de junio de 1815 proponiendo un tratado de catorce puntos en los que proclamaba un pacto o
confederación de provincias a partir de los puntos establecidos en un Acta del 5 de Abril de
1815 en la sublevación de Fontezuelas.
TRATADO DE CONCORDIA ENTRE EL
CIUDADANO JEFE DE LOS ORIENTALES Y EL GOBIERNO DE BUENOS AIRES Art. lº - Se
reconocerá la Convención de la Provincia Oriental establecida en Acta del Congreso de 5 de
abril de 1815 en el tenor siguiente: Art.1º. (...) La Banda Oriental entra en el rol para formar el
Estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata. Su pacto con las demás provincias
es el de una alianza ofensiva y defensiva. Toda provincia tiene igual dignidad e iguales
privilegios y derechos y cada una renunciará al proyecto de subyugar a la otra. La Banda
Oriental del Uruguay está en el pleno goce de toda su libertad y derechos, pero queda sujeta
desde ahora a la Constitución que organice el Congreso general del Estado, legalmente
reunido, teniendo por base la libertad. En el articulado siguiente Art. 2º - Se reconocerá que al
comenzarse la revolución general en cada pueblo, cada Provincia entraba en ella mirando
como propio cuanto le pertenecía en aquel acto y que podía desprenderse y enajenarla de
cualquier porción en auxilio de las demás Provincias, según las exigencias de cada una de
ellas. Art. 3º - Se reconocerá que la introducción de tropas de Buenos Aires en la Banda
Oriental del Uruguay jamás fue con el objeto de conquista. los artículos 4º al 12º pedía
indemnizaciones y armamentos para la provincia Oriental. Es de suma importancia para el
100
sistema de Los pueblos Libres el Art. 13º - Las provincias y Pueblos comprendidos desde la
margen oriental del Paraná hasta la occidental, quedan en la forma inclusa en el primer
artículo de este tratado como igualmente las provincias de Santa Fé y Córdoba, hasta que
voluntariamente quieran separarse de la Protección de la Provincia oriental del Uruguay y
Dirección del Jefe de los Orientales. Cuartel General de Paysandú, junio 16 de 1815. José
Artigas.
El gobierno de Buenos Aires, en su contrapropuesta, reconocía la independencia oriental,
(autonomía provincial) Artigas no lo admitió. Se pensaba que interesándolo en su Provincia
apartarían al Protector de su ideario y de sus seguidores y, de esta manera, lograr el triunfo del
centralismo de Buenos Aires. Artigas responde a Ignacio Alvarez Thomas: “Regresa ya la
diputación que usted envió cerca de mí, para restablecer la concordia y me queda el
sentimiento de no haber podido concluir cosa alguna con ellos.(…) finalmente acusa a Alvarez
Thomas que en su acción ve “reproducidos en usted los principios detestables que
caracterizaron la conducta del gobierno anterior”, cerrando el párrafo agraviado y ofendido
“(...)sobre un resultado que ultraja tanto mi razón”. Artigas seguirá priorizando el interés de
las provincias bajo su protección y avanzará en convocar a los pueblos libres para tratar en
congreso, los sucesos y la situación.
El Congreso de Oriente
Con diferentes nombres: Congreso de Oriente, Congreso Oriental o Congreso de los Pueblos
Libres, se registra en la historia regional, a la asamblea de diputados celebrada en 1815 en la
villa de Concepción del Uruguay, entonces también conocida como del Arroyo de la China, por
lo que también se lo llama Congreso del Arroyo de la China, que en aquel entonces era la
capital de la provincia de Entre Ríos (decreto de Posadas Octubre de 1814). El Protector de los
Pueblos Libres, José Artigas, convocó a un congreso de los pueblos de las seis provincias que
adherían expresamente a su protectorado político militar. Este grupo de provincias es conocido
como Liga Federal o de Los Pueblos Libres. En principio, Artigas había llamado a un congreso
de la provincia Oriental del Uruguay, en el pueblo de Mercedes - también conocido como
Capilla de Mercedes -, y otro en Concepción del Uruguay para las tres provincias
mesopotámicas – occidentales del Uruguay aunque orientales del Paraná - conocidas como el
continente del Entre Ríos. Invitó también a diputados de Santa Fe y Córdoba para una reunión
en Paysandú con representantes de Buenos Aires, a fin de solucionar el conflicto con el
gobierno directorial. Fracasada esta reunión, decidió convocar a un congreso general en Arroyo
de la China (Concepción del Uruguay) así lo escribe: “(...)En esta virtud creo ya oportuno
reunir en Arroyo de la China un congreso compuesto de los diputados de los pueblos,(...) (...), y
se pongan con toda prontitud en camino al indicado punto de Arroyo de la China, no siendo
posible fijar otro que minore la distancia, por ser el prescripto un punto medio relativamente á
los demás pueblos que deben concurrir.” Esta serie de convocatorias en especial la última,
motivó la confusión en algunos autores que suelen denominar a esta asamblea equivocadamente
como Congreso de Paysandú. (Por ejemplo Bartolomé Mitre)
CONGRESO de ORIENTE 29 de JUNIO de 1815 Arroyo de la China Concepción del
Uruguay ENTRE RÍOS
Primer Congreso Federal de América del SUR. Hay constancia documental de que el
congreso se reunió en dos oportunidades, la sesión de apertura el 29 de junio de 1815 y la sesión
de clausura el 12 de agosto de 1815. cuando los delegados informaron al congreso sobre su
101
misión, y fue disuelto por Artigas. A partir de 1943 se consideró la conjetura de la primera
declaración de independencia de América del Sur promovida por el historiador uruguayo Felipe
Ferreiro, Artigas en el nacimiento de la liga Federal conferencia dictada en Concepción del
Uruguay con motivo de la inauguración del primer Monumento a Artigas en Argentina el 25 de
febrero de 1943, se convirtió en la presuposición de certeza, con la obra Historia Argentina del
notable investigador Don José María Rosa en 1962. Nuestro equipo en una tarea investigativa a
solicitud de la Cooperativa Cultural y ante el requerimiento de legisladores provinciales y
nacionales del FPV escribe ¿Qué ocurrió en el Congreso de Oriente? En Noviembre
/Diciembre de 2014. En dos informes: 1º desde la tarea heurística, y el 2º desde la función
hermenéutica presentamos la síntesis en el Encuentro Popular Artiguista (Noviembre 2014
AGMER Paraná) El informe 1º La conjetura demuestra la inexistencia de documentación y/o
testimonios de cronistas de la época que avalen la conjetura independentista. El Informe 2º La
presunción da las razones, desde el punto de vista interpretativo, acerca de lo que en 1943 era
una conjetura presentada por el historiador uruguayo Felipe Ferreiro, pasó a ser una presunción
aportada por el notable historiador revisionista Don José María Rosa entre 1962 / 1964, sobre
datos históricos ciertos que todas y cada una de las provincias de la región litoral y rioplatense
“(...) juró su independencia absoluta y respectiva”. El Congreso de Oriente y la agudización de
los conflictos con el centralismo porteño, la restauración de las monarquías en Europa lideradas
por Gran Bretaña, serán el principal motivo para que el Congreso de Tucumán, públicamente el
9 de Julio de 1816 declare que “las provincias de la Unión fuesen una nación libre e
independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. ” y el 19 del mismo mes en
reunión secreta se agregó la frase: “y de toda otra dominación extranjera.”
INFORME 2º De la conjetura a la presunción de la declaración de la Independencia
Un aporte autocrítico para el debate: Recordamos que en textos anteriores escribimos. “en la
antigua villa de Arroyo de la China, Concepción del Uruguay José Artigas convocó al Congreso
de Oriente, el 29 de Junio de 1815. (...) (...), además de constituir la primera declaración de
independencia de todo poder extranjero, en América del Sur”. Al profundizar la tarea
investigativa, para escribir el libro Artigas y Entre Ríos: comprendimos nuestro error. ¿Por qué
lo consideramos un error? porque como la mayoría de los historiadores adscriptos al
revisionismo histórico, repetíamos conceptos vertidos por Don Pepe Rosa1 (Cfr Fuente: José
María Rosa, Historia Argentina, Tomo III, “La Independencia (1812 – 1826)”, Buenos Aires, Editorial
Oriente S. A., 1992, pág. 168- 171.) y afirmados por Felipe Pigna2, pero ratificábamos una conjetura.
Y no explicitamos el pasaje de la conjetura de Ferreiro de 1943, a la presunción de J. M. Rosa,
en 1964, acerca de la declaración de la independencia.
Algunas especificaciones terminológicas: aporta la Prof. Gladis Balbi: ¿conjetura o
presunción? No se trata de un simple juego de palabras. Por conjetura se entiende el juicio que
se forma (moral, ético o matemático) de las cosas o sucesos por indicios y observaciones.
Conjeturar: Valorar o formarse una opinión de una cosa por indicios o algunos datos ciertos. La
presunción se elabora por razones mas fuertes que la conjetura, pues esta es solo como un
pronóstico, y aquella una deducción fundada en hechos ciertos. La presunción se funda en
hechos ciertos, en verdades conocidas, en principios de pruebas; la conjetura es ideal y se
deduce de razonamientos, interpretaciones y suposiciones. Desde los inicios de nuestra tarea
investigativa, nos planteamos la preocupación por definir este trabajo como una exégesis y
eiségesis. Recordemos que la exégesis (del griego ‘explicar’) es un concepto que involucra una
interpretación crítica y completa de un texto, antiguamente específicamente religioso, como el
Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia, el Talmud o el Corán. Pero en sentido amplio
102
exégesis significa ‘extraer el significado de un texto dado’. La exégesis se contrasta con la
eiségesis, que significa ‘insertar las interpretaciones personales en un texto dado’. En general, la
exégesis presupone un intento de ver el texto “objetivamente” (absurdo e imposible), mientras
que eiségesis implica una visión más subjetiva. La exégesis tradicional requiere los siguientes
pasos: análisis de palabras significativas en el texto, (en el marco de la interpretación); examen
del contexto general histórico y cultural, confirmación de los límites de un pasaje, y finalmente,
examen del contexto dentro del texto. Para profundizar en el problema apelamos al maestro
Galasso3. En su libro “La larga lucha de los argentinos. Y cómo la cuentan las diversas
corrientes historiográficas” (Galasso N. 1995 Ediciones Colihue Buenos Aires) en su introducción, nos
habla de los dos pilares básicos para la reconstrucción de la historia, las tareas de la heurística y
hermeneútica. La tarea heurística es la acumulación y ordenamiento de testimonios que prueban
la veracidad de los hechos que se relatan. La documentación o pruebas pueden ser públicos o
privados. Públicos: leyes comunicaciones institucionales, manifiestos publicaciones: Diarios.
Privados: correspondencia, contratos, objetos muebles, armas ropas etc. La tarea hermeneútica
es la interpretración de ese cúmulo informativo. El término 'hermenéutica' procede del griego
(hermeneutiké tejne, ‘arte de explicar, traducir o interpretar’). El término exégesis en sentido
estricto significa “interpretación”, mientras que la hermenéutica sería el conjunto de reglas y
métodos que se utilizar para realizar una interpretación. La necesidad de una disciplina
hermenéutica está dada por las complejidades del lenguaje, que frecuentemente conducen a
conclusiones diferentes e incluso contrapuestas en lo que respecta al significado de un texto. La
hermenéutica intenta descifrar el significado detrás de las palabras y, con ello, intenta la
exégesis de la razón misma sobre el significado. En este punto, incorporamos la opinión de
colaboradoras especializadas en Historia y Ciencias Políticas.
Profesora Universitaria en Historia (UADER) Gisela Ekert: En una obra colectiva:
Hablemos de HISTORIA del Instituto de Investigaciones históricas de E.R de la UADER
Edición Especial Bicentenario año 2007, yo había trabajado el tema Los de Abajo. Y en la
segunda publicación de Balbi y Richardet, Nuestra América Latina de Editorial Académica
española afirman: “Adherimos a la conceptualización de los de abajo desarrollada por la
Profesora Gisela Ekkert quien lo define así “Los de abajo, esa pluralidad de colectivos sociales
que van desde los campesinos, obreros, aborígenes, desposeídos, explotados y excluidos; los
dominados y colonizados, las masas aglutinadas en sindicatos, gremios entre otros, que han sido
actores de la historia en sus reclamos y rebeldías, en la lucha por ser reconocidos en sus
derechos y su dignidad” (Ekkert G. 2010 p 212) y ampliamos el concepto desde la perspectiva
de género integrando a las mujeres, por el notable protagonismo histórico tanto en la resistencia
al conquistador como en la emancipación. En este sentido hablamos de sujetos colectivos
postergados y su incorporación en la conquista y ampliación de derechos antes negados”. Ante
una crítica respecto al uso del término “de abajo” como legitimante de una posición dominante,
aclaramos en el debate del Encuentro Popular Artiguista, que esta categoría espacial está
referida estrictamente a la visión hegemónica y el lenguaje utilizado en la época, referida a los
sectores populares excluídos (colectivos postergados dice Balbi) sólo reconocidos en aquella
taxonomía de la discriminación (Balbi y Richardet) que fuera el sistema de castas.
Ante la pregunta: Los y Las de abajo ¿Quien los representó en el Congreso de Oriente?
Tal como lo analiza la licenciada Tatiana Richardet sencillamente Artigas. Esta representación
por los pueblos, incluye a los y las de abajo, que solamente en los cabildos aborígenes de
Misiones y más tarde con Andresito en Corrientes, tendrán representación directa. En el
Congreso de Oriente no hay mujeres con voz y voto, ni afroamericanos/as, y los delegados
103
originarios de Misiones no llegan a tiempo. Por eso mencionamos las representaciones
provinciales registradas y las presencias probadas.
María Tatiana Richardet Licenciada en Ciencias Políticas (UBA): La representación
política de E.R. Un dato importante en la representación política que analizó la Prof. Ekkert,
José Artigas al designar al Dr. García de Cossio oriundo de Corrientes en representación del
“continente del Entre Ríos” no le dá entidad propia a nuestra provincia y piensa en un bloque
que Balbi y Richardet definen con acierto, como la región litoral mesopotámica, que después de
la batalla del Espinillo en 1814 lo ha designado como Protector.
Agradeciendo y compartiendo estos aportes, avanzamos en el análisis de la opinión de J. M.
Rosa, como tarea hermeneútica siguiendo los pasos de la exégesis y eiségesis tradicional: En
primer lugar enfocamos la presunción de Don “Pepe” Rosa y luego enumeramos y describimos
antecedentes y consecuentes de la validación de dicha presunción a) Posición de B. Mitre sobre
la declaración de la Independencia en 1816 b) J. M. Rosa “Modificación del acta, y juramento
(19 de julio). c) “La cuestión de la forma de gobierno (julio). d) “El concepto federalista e)
Oficio de Artigas a Sarratea 13 de febrero de 1813 f) Las instrucciones del año XIII. Luego los
Antecedentes: Artigas y Nuestra América. Congreso de Tres Cruces. Posición del artiguismo en
el Congreso de Capilla Maciel. 1814 El sistema de Los Pueblos Libres: Entre Ríos pionera.
Autores entrerrianos/as: Prof. Galetti llamado de atención a los historiadores. Von Holmberg
canje por Felipe Santiago Cardoso y Nota de José Artigas al Virrey del Perú. Este último, quizás
el antecedente más relevante, lo convierte en uno de los primeros documentos del ideario
artiguista. Detallaremos algunos de estos puntos para su mejor comprensión
LA PRESUNCIÓN de J. M. Rosa Tomamos como fuente: José María Rosa, Historia
Argentina, Tomo III, “La Independencia (1812 – 1826)”, Buenos Aires, Editorial Oriente S. A.,
1992, pág. 168- 171. “El 26 de mayo el Congreso de Tucumán aprobaba el “plan” o nota de
materias que deberían tratar en sus sesiones, elaborado por Gascón, Bustamante y Serrano. (…)
El 3 de julio… (el Congreso) se dispuso entrar a tratar la independencia… (…) Solamente los
diputados de Tucumán y Jujuy tenían instrucciones de hacerlo. Pero Belgrano había llegado a
Tucumán con la noticia de que Inglaterra se desinteresaba de la causa de América, y por lo tanto
sus consejos no tenían el valor que tuvieron los de Strangford cuando apoyaba, por lo menos de
palabra, a la Revolución del Río de la Plata. San Martín era otro campeón de la independencia;
por esa causa se había separado de Alvear y alejado de la logia. Güemes también la sostenía. En
cuanto a las provincias de la liga de Artigas, entendían – como lo escribía Artigas a Pueyrredón
el 24 de julio - que “hace más de un año enarboló su estandarte tricolor y juró independencia
absoluta y respectiva” (en el Congreso de Oriente, que debió ocurrir el primer día de sus
sesiones el 29 de junio de 1815). Los diputados cedieron a la presión de Belgrano, San Martín,
Güemes y Artigas…” El inicio del párrafo subrayado por nuestro equipo permite observar que J.
M. Rosa se basa en una documentación histórica, que consiste en una afirmación que lleva la
firma de José Artigas. La aclaración entre paréntesis si bien está escrita en potencial, excede la
posibilidad de que fuera una simple conjetura o conjetura relativa. Otro de los documentos
analizados a- Bartolomé Mitre sobre: “El Congreso de Tucumán, a cuyo lado iba a ponerse
Belgrano, era la última esperanza de la revolución: el único poder revestido de alguna autoridad
moral, que representase hasta cierto punto la unidad nacional(…) Aquel Congreso, que debe su
celebridad a la circunstancia de haber firmado la declaratoria de la independencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, representa uno de los más raros fenómenos de la historia
argentina. Producto del cansancio de los pueblos; elegido en medio de la indiferencia pública;
federal por su composición y tendencias y unitario por la fuerza de las cosas; revolucionario por
104
su origen y reaccionario en sus ideas; dominando moralmente una situación, sin ser obedecido
por los pueblos que representaba; creando y ejerciendo directamente el poder ejecutivo, sin
haber dictado una sola ley positiva en el curso de su existencia; proclamando la monarquía
cuando fundaba la república; trabajando interiormente por las divisiones locales, siendo el único
vínculo de la unidad nacional; combatido por la anarquía, marchando al acaso, cediendo a veces
a las exigencias descentralizadoras de las provincias, y constituyendo instintivamente un
poderoso centralismo, este célebre Congreso salvó sin embargo la revolución, y tuvo la gloria
de poner el sello a la independencia de la patria.(...) Obsérvese el largo párrafo subrayado por
nuestro equipo, Mitre además de enumerar una serie de contradicciones, reconoce. “(...) el acto
que aconsejaba la misma prudencia, porque era lo único que el Congreso podía mandar, por ser
lo único que los pueblos estaban dispuestos a obedecer. Tal fue la declaratoria de la
independencia. El Congreso de Tucumán, penetrado de las ideas antes indicadas, dió oídos al
clamor universal de los pueblos, que pedían la emancipación de la España, y de acuerdo con sus
dos ilustres sostenedores, San Martín y Belgrano, decidióse al fin a proclamar a la faz del
mundo, la existencia de una nueva nación.. (Fuente: Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la
Independencia argentina; en Belisario Fernández, Guión de la independencia, Buenos Aires, Ediciones La Obra,
1966, págs. 109-110).
Don Pepe Rosa aclara la fecha y el verdadero motivo de “Modificación del acta, y juramento
(19 de julio). El 6 de julio había sido recibido Belgrano, en sesión secreta, para informar del
estado de Europa y las posibilidades de la guerra contra España. Sus palabras precipitaron la
declaración de la independencia. Dijo: 1) que si la Revolución había merecido en un principio
simpatías de las naciones europeas "por su marcha majestuosa", en el día y debido a "su
declinación en el desorden y la anarquía... sólo podíamos contar con nuestras propias fuerzas";
2) que las ideas republicanas ya no tenían predicamento en Europa y ahora "se trataba de
monarquizarlo todo", siendo preferida la forma monárquica-constitucional a la manera inglesa;
3) que la forma de gobierno conveniente al país era, por eso, la monarquía "temperada"
llamando a la dinastía de los Incas "por la justicia que envuelve la restitución de esta Casa tan
inicuamente despojada del trono", el entusiasmo general se despertaría en los habitantes del
interior, y podía "evitarse así una sangrienta revolución en lo sucesivo"; 4) que España estaba
débil por la larga guerra contra Napoleón y "las discordias que la devoraban', pero con todo
"tenía más poder que nosotros y debíamos poner todo conato en robustecer el ejército"; que
Inglaterra no ayudaría a España a subyugarnos, "siempre que de nuestra parte cesasen los
desórdenes"; 5) que la llegada de tropas a Brasil no tenía miras ofensivas contra nosotros, y sólo
"precaver la infección (¿?) en el territorio del Brasil"; que el carácter del príncipe don Juan era
pacífico y "enemigo de conquistas", y “estas provincias no debían temer movimiento de
aquellas fuerzas”. Aqui intervenimos, pues consideramos relevante este punto 5) en el discurso
de Belgrano se trata de justificar la llegada de tropas portuguesas a Brasil y la invasión a la
Banda Oriental para "precaver la infección en el territorio del Brasil" ¿Cual es la enfermedad
infecciosa que amenaza contagiar al imperio luso brasileño?... ¡El artiguismo y la independencia
del colonialismo español y del imperialismo portugués aliado de Gran Bretaña! Y este no es un
dato menor, puesto que ratifica el proceso intercultural identitario, independentista en lo
político, y emancipador en lo económico y social, que ha alcanzado una magnitud alarmante en
la región litoral mesopotámica y rioplatense. Y así lo comenta don Pepe Rosa “Las palabras de
Belgrano encontraron eco cuatro días después en la declaración de la independencia, ya que
debíamos hallarnos "librados a nuestras propias fuerzas". Y en el debate sobre forma de
gobierno que empezaría en la sesión del 12, donde la gran mayoría - y después la unanimidad
menos Godoy Cruz - estaría por la forma monárquica con un descendiente de los Incas.(…)”
105
(Fuente: José María Rosa, Historia Argentina, Tomo III, “La Independencia (1812 – 1826)”, Buenos Aires,
Editorial Oriente S. A., 1992, pág. 168- 171.)
Previo a las instrucciones del año XIII, como antecedente transcribimos: Oficio de Artigas a
Sarratea 13 de febrero de 1813. En este documento comunica Artigas a Sarratea que Fernando
Otorgués le ha entregado el papel en que se le declara traidor; y ratifica de manera contundente
una definición política independentista “La libertad de la América forma mi sistema y
plantearlo mi único anhelo”. Téngase en cuenta que aún no se ha realizado el Congreso de
Abril o de Tres Cruces.
Artigas y Nuestra América. Opina la Lic. Richardet: “el primer antecedente de la posición
independentista anticolonialista y anti imperialista de José Artigas, lo señalan Balbi y Richardet,
siguiendo a Don Pepe Rosa, quien lo registra en el Oficio del Daymán del 7 de Dicembre de
1811, durante el exilio masivo – la redota - a tan sólo tres días del cruce del río Uruguay, hacia
el campamento a instalarse en el Salto Chico de Concordia”. Advierte Artigas con notable
visión, al gobierno de Paraguay sobre las consecuencias para toda la región del expansionismo
brasileño que décadas más tarde con la complicidad de los gobiernos de Argentina y Uruguay
manipulados por la diplomacia británica junto con la república esclavista del Brasil promoverán
el genocidio paraguayo. Finalmente el futuro Protector de Los Pueblos Libres dá por terminadas
sus reflexiones e insta a sostener las acciones políticos militares para afirmar “el sistema
general de los americanos” más allá de la lógica diversidad de opiniones (...)la conocida
penetración de V.S. llevará al cabo estos apuntamientos, teniendo también presente que las
operaciones político militares, que impulsa el sistema general de los americanos, demasiado
expuestas a entorpecimientos fatales por las violentas continuas alteraciones del diferente
modo de opinar, influyen lo bastante sobre conservar la intención de nuestros enemigos, por
consiguiente deben conciliar toda nuestra atención, excitar toda nuestra vigilancia y apoyarla
en la mayor actividad. De todos modos V.S. puede contar en cualquier determinación con este
gran resto de hombres libres, muy seguro de que marcharán gustosos a cualquier parte donde
se enarbole el estandarte conservador de la libertad,(...) Cuartel General en el Dayman, 7 de
diciembre de 1811. José Artigas”. Dice en párrafos anteriores de su escrito al Gobierno del
Paraguay "Fuera cual fuere la suerte de la Banda Oriental, deberá trasmitirse hasta esa parte
del norte de nuestra América”, un año antes que Bolívar firmara el Manifiesto de Cartagena,
pidiendo la ayuda de Nueva Granada para a recuperar Caracas. Pero en síntesis, la presunción
de Don Pepe Rosa en términos políticos, se basa en que para participar de la Liga federal o de
los Pueblos Libres, era imprescindible, - condición sine qua non - compartir y adherir a los
principios fundacionales del artiguismo. Explicitados en las Instrucciones del Año XIII,
sintetizados en un par de artículos por ejemplo 1- La declaración de la independencia absoluta
de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de
España, y familia de losBorbones, y que toda conexión política entre ellas y el Estado de
España, es, y debe ser totalmente disuelta.2- No admitirá otro sistema que el de confederación
para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro Estado. Se recuerda que con
posterioridad en el año 1814 cada una de las provincias de la región Litoral mesopotámica y
rioplatense participantes del congreso en 1815, se había considerado previamente pueblo libre,
soberano e independiente del tutelaje de Buenos Aires. En primer lugar la pionera: Entre Ríos
liderada por Eusebio Hereñú y otros caudillos locales (Justo Pastor Hereñú de Nogoyá,
Gregorio Samaniego de Gualeguaychú, Gervasio Correa de Gualeguay) crean la Federación
Entrerriana y declaran a José Artigas Protector el 20 de Febrero de 1814 y dos días más tarde
(22/02/1814) derrotan junto a las tropas orientales en la batalla de El Espinillo a 5 leguas de
Paraná a las tropas del Directorio porteño. Corrientes el 29 de abril de 1814, un congreso
106
provincial resolvió declarar la independencia bajo el sistema federativo y al General Don José
de Artigas como su Protector. Luego de que en febrero de 1815 las tropas artiguistas entraran
por primera vez en Montevideo, el nuevo gobernador Otorgués dispuso que el 21 de marzo de
1815 fuera declarada la independencia de la ciudad y su integración en la provincia Oriental,
que a partir de entonces abarcaría la extensión que tenía la Banda Oriental española en 1810.
Cinco días después fue allí enarbolada por primera vez la bandera tricolor con listas rojas
horizontales. (Hay quienes estiman que a esta independencia y bandera pudo referirse
puntualmente Artigas). Córdoba había publicado un bando el 17 de abril de 1815
considerándose libre e independiente de toda otra autoridad que no sea la de aquella capital, y
había proclamado a José Artigas como su Protector. Santa Fe, el 2 de Abril y el 26 de Abril,
Cabildo y la asamblea ratifican a don Antonio Candioti como gobernador y a Tiburcio Benegas
como el primer diputado de la Villa del Rosario, declarando a José Artigas como su Protector.
Para abundar en antecedentes de la clara y reiterada posición independentista de Don José
Artigas transcribimos:. Ante un oficio desde el Campamento en Jujuy á 15 de Mayo de 1814.
Firmado por el Virrey de Perú Joaquín de la Pezuela, la Respuesta de Artigas: (…)Han
engañado á V. S., y ofendido mi carácter, cuando le han informado que defiendo á su rey, y si
las desavenencias domésticas han lisongeado el deseo de los que claman por restablecer el
dominio Español en estos países con teorías, para alimentar sus deseos, la sangre y la
desolación de América la ha causado la ambición Española por derecho supuesto: esta
question la decidirán las armas. Yo no soy vendible, no quiero más premio por mi empeño, que
ver libre mi Nación del poderío Español; y cuando mis días terminen al estruendo del cañón
dejaran mis brazos la espada que empuñaron para defender la Patria. Vuelve el Enviado de V.
S., prevenido de no cometer otro atentado, como el que ha proporcionado nuestra vista.
Campamento y Julio 28 de 1814. José Artigas (Fuente:Mayo en Ascuas desde 1814, Documentos.
Federico Ibarguren. Ediciones Teoría, Bs. As. – 1961) Nota: El subrayado de los párrafos es de nuestro
equipo.
Aporta la Lic. Tatiana Richardet “En la respuesta del Jefe de los Orientales al Virrey de Lima,
Joaquín de la Pezuela, a nuestro entender aún no analizada en profundidad, se encuentran datos
fundacionales de las definiciones políticas de Artigas y aquí no hay deslizamientos sesgados ni
interpretaciones psicoanalíticas. Artigas niega al Virrey de Lima defender a “su rey” (el
monarca español para su súbdito De la Pezuela) y políticamente advierte sobre la falsa
interpretación de las luchas contra el centralismo porteño, que llama desavenencias domésticas”
rechazando las expectativas “de los que claman por restablecer el dominio español en estos
países” y denunciando que “la sangre y la desolación de América han sido consoladas por la
ambición española con derecho supuesto”. Este último punto “la ambición española con
derecho supuesto”, es de una contundencia que no admite dudas al respecto, negando la
dependencia colonial y ratificando la emancipación, que para Artigas es política económica
social y cultural, como lo muestran Balbi y Richardet en Artigas y E.R. La Parábola de Artigas.
Pero quizás el dato más relevante en todo este texto excepcional de Artigas en formato de
oficio, lo contiene este párrafo “Esta cuestión la decidirán las armas.” La cuestión con el
enemigo principal, el antiguo amo colonial de no abandonar su intento de reconquistar y volver
a someter a Nuestra América, la resolverá la lucha armada. Y a renglón seguido una frase
repetida como célebre “Yo no soy vendible, ni quiero más premio por mi empeño que ver libre
mi Nación del poderío español;” se ha remarcado la firmeza de carácter y principios de
conducta referida a “yo no soy vendible(...)” (...) y cuando mis días terminen al estruendo del
cañón, dejarán mis brazos la espada que empuñaron para defender la Patria.”. Aún más, la
107
importancia de “ver libre mi Nación” donde Artigas vincula a la Patria grande - América - con
“mi Nación” es de una trascendencia política que no ha sido destacada en el análisis de su
ideario y justifica la tesis de Balbi y Richardet que estiman “de la mano del populismo
revolucionario de Artigas nace el concepto nacional y popular vinculando a la América del Sur
con el ex virreynato del Río de La Plata y a las Provincias Unidas en Sudamérica, como su
Nación (…)” (2º INFORME para el Encuentro Popular Artiguista Nov. 2015)
Conclusiones: En el Informe 1º, llevando adelante una tarea heurística, concluímos en la
existencia del inicio de una conjetura acerca de la declaración de la Independencia en 1943 y la
inexistencia hasta la actualidad de la documentación probatoria o testimonio fehaciente al
respecto. Exceptuando el famoso oficio de Artigas a Pueyrredon del 24 de Julio de 1816. En
este 2º Informe, desde la metodología prevista para la tarea hermeneútica estimamos que la
presunción de Don Pepe Rosa sumada al detalle de los antecedentes y consecuentes expuestos
en este trabajo, otorgan validez a la postura que, en el Congreso de Oriente en la villa de
Concepción del Uruguay iniciado el 29 de Junio de 1815, se concretó el primer congreso
federalista de América del Sur, como sostenía el Prof. uruguayo Ferreiro, y que la convocatoria
y el encuentro mismo como Congreso de Los Pueblos libres, no tenía sentido histórico sin la
ratificación implícita (presunción de J. M. Rosa) o explícita (no lo sabemos) del Artículo 1º y 2º
de las Instrucciones del año XIII. Con el decreto 28/01/2015 de la Presidencia de la Nación,
queda avalada de hecho y derecho la consideración de que el Congreso de Oriente realizó la 1ª
declaración de la Independencia absoluta de Los Pueblos Libres de las Provincias Unidas, que
luego será ratificada parcialmente el 9 de Julio de 1816 en el Congreso de Tucumán, y de
manera total en la reunión secreta del 19 de Julio de 1816. Aunque sin la presencia de Artigas y
el sistema de Los Pueblos Libres, por ello se votó por unanimidad por una “monarquía
temperada” (constitucional a la moda inglesa). Cuestionamos como aporte crítico, el déficit de
historicidad de los voceros del revisionismo reciente (su postura discursiva no coincide con sus
escritos al respecto) los discursos fuertes, contrastan con tareas hermeneúticas endebles. Su
error, no citar puntualmente e ignorar los aportes desde Entre Ríos de un docente historiador e
investigador como Facundo Arce, que casi coincidente con un ensayo de J. M. Rosa ( Artigas
1949) investigando en el terreno de los hechos y con matrices de datos desde la propia historia
provincial y regional (uno de los principios elementales de la perspectiva crítica
latinoamericana), escribió ensayos relevantes. Esto en los hechos, es seguir alentando miradas
porteñas y boanerenses, ratificando antiguas dependencias intelectuales y ocultando el
protagonismo de nuestros pueblos en la construcción de la historia. En un video que obra en
nuestros archivos, el maestro Galasso, en su estudio en Buenos Aires (corroborando lo dicho en
charla personal con integrantes de nuestro equipo en Julio de 2012), en conversación con el
Presidente de la Cooperativa Cultural Puente de la Picada, en ocasión de enviar su adhesión y
saludo al acto del Bicentenario de la Batalla de El Espinillo, manifestó “solamente los autores
entrerrianos y del interior han mantenido vigente la importancia histórica del artiguismo”.
Notas y Bibliografía.
1-José María Rosa (también conocido como Pepe Rosa), (Buenos Aires, 20 de agosto de 1906 - id., 2 de julio de
1991), abogado, profesor universitario, historiador y diplomático argentino. Fundador de la Revista Línea fue uno de
los historiadores más representativos del revisionismo histórico en nuestro país. Falleció el 2 de julio de 1991.
Obras: Su obra pertenece a la corriente revisionista argentina que se opone a la llamada historia oficial de origen
mitrista. A su pedido se declara el día 20 de noviembre, en conmemoración de laBatalla de la Vuelta de Obligado,
Día de la Soberanía Nacional. Fundó la Revista Línea ("la voz de los que no tienen voz") que se opuso a la dictadura
militar de 1976-1983. Más allá del código (1933) Defensa y pérdida de nuestra independencia económica (1943)
Artigas, prócer de la nacionalidad (1949) La misión García ante Lord Strangford (1951) El cóndor ciego. La
108
extraña muerte de Lavalle (1952) Nos, los representantes del pueblo (1955) Del municipio indiano a la provincia
argentina (1958) La caída de Rosas (1958) El pronunciamiento de Urquiza (1960) Artigas, la Revolución de Mayo y
la unidad hispano-americana (1960)* El revisionismo responde (1964) Rivadavia y el imperialismo financiero
(1964) La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas (1965) Doctores, militares e ingleses en la independencia
nacional (1968) Historia del revisionismo (1968) Rosas, nuestro contemporáneo (1970)El fetiche de la constitución
(1984) Historia Argentina, 13 Tomos. Perón 30 años que conmovieron la política argentina (1987) *Conferencia
dada en 1960 en la facultad de Arquitectura (Montevideo R.O.U) José María Rosa - Prólogo de Methol Ferré
(Publicado en “LA REVOLUCIÓN DE MAYO Y LA UNIDAD HISPANOAMERICANA” Fundación Raúl
Scalabrini Ortiz. Cuaderno nº 2. noviembre de 1960)
2- Biografías. Jose Gervasio Artigas (1764 - 1850) Autor: Felipe Isidro Pigna (Mercedes, Buenos Aires, 29 de
mayo de 1959) es un historiador y escritor argentino especializado en la historia de Argentina. Realiza trabajos en
diversos formatos, y es considerado como el historiador con más difusión en la Argentina después de Félix Luna. “El
Congreso de los Pueblos Libres En 1815 Artigas recuperó Montevideo, ocupada hasta entonces por las tropas
porteñas, y convocó en Concepción del Uruguay el 29 de Junio de 1815 al Congreso de los Pueblos Libres. Allí
estaban los diputados por la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Misiones. Sus primeros
actos fueron jurar la independencia de España, izar la bandera tricolor (igual a la de Belgrano pero atravesada por una
franja roja, símbolo del federalismo) y la resolución de no concurrir al Congreso de Tucumán convocado por el
Directorio, en protesta por la actitud del gobierno porteño de fomentar la invasión portuguesa a la Banda Oriental
para terminar con Artigas. Mientras se reunía el Congreso de Tucumán, Artigas y su gente defendía el territorio
contra
una
nueva
invasión
de
los
portugueses,
que
tomaron
Montevideo
en
1817.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
3- Norberto Galasso (Buenos Aires, 28 de julio de 1936) ensayista e historiador revisionista argentino. Estudió en la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, de donde egresó como contador, en 1961. A
fines de los años cincuenta, sus inquietudes políticas lo impulsaron a leer a Marx, Trotsky, entre otros, y se
familiarizó con los conceptos de lucha de clases, plusvalía, explotación. Según sus propias palabras “Me afilié al
partido de [Jorge Abelardo] Ramos, que era el PSIN (Partido Socialista de la Izquierda Nacional). En el año 1963 o
1964 me vinculé a ellos, hasta 1971, en un congreso en el cual me retiré porque se produjo una fuerte polémica y
entendí que en algunas actitudes de Ramos había demasiado oportunismo, cosa que se verificó años más tarde (se
hizo menemista). En los años setenta estuve muy cercano a la Juventud Peronista, a pesar de que yo ya no era tan
joven. Fui síndico de Eudeba [la editorial de la Universidad de Buenos Aires] en 1973, después durante un tiempo
[trabajé] en la editorial universitaria con Jauretche, y después hemos armado con algunos excompañeros
(generalmente también provenientes de la Izquierda Nacional) un centro de estudios «Felipe Varela», un centro de
estudios «Enrique Santos Discépolo», un centro cultural que todavía lo tenemos. Es decir: hemos tratado de dar la
pelea en el debate ideológico y también a veces directamente en la parte política.”
Nuestro equipo lo considera el mayor referente del revisionismo federal provinciano o socialista latinoamericano. En
2014 fue declarado "Embajador de la cultura popular argentina" Le hemos dedicado un ensayo “Pa´leer la historia”
que publicaremos en la Página de la Cooperativa Cultural Puente de La Picada.
Incorporado este aporte continuamos con los tiempos de Artigas, después del Congreso de
Oriente. Mientras tanto la familia de Artigas pasaba como la mayoría de sus habitantes grandes
necesidades. En esa época su mujer y su hijo se hallaban en Canelones faltándoles hasta lo más
indispensable. El Cabildo de Montevideo le ofreció entonces una casa en la ciudad, hacerse
cargo de la educación del niño y destinarle la suma de cien pesos mensuales. Sabedor de ello,
Artigas se apresuró a escribir: "Doy a V.S. las gracias por tan grato recuerdo. Sin embargo, yo
conozco mejor que nadie las urgencias de la Provincia, y sin hacerme traición a la nobleza de
mi sentimiento, jamás podría consentir esa exorbitancia. . . ". Aceptó únicamente la educación
de niño y cincuenta pesos para la subsistencia familiar, agregando "Aún esta erogación
(créamelo V.S.) la hubiese ahorrado a nuestro Estado naciente, si mis facultades bastasen a
sostener aquella obligación. Pero no ignora V.S. mi indigencia, y en obsequio de mi Patria, ella
me empeña a no ser gravoso, y sí agradecido" (Artigas al Cabildo de Montevideo. Paysandú, 31 de
julio de 1815.)
109
El ideario artiguista en su máxima expresión Se componía de ideas políticas, las que se
expresaron en las Instrucciones del año XIII y en la conformación de la Liga Federal. También
tenía ideas socioeconómicas, que se expusieron en la distribución de las tierras, (el antiguo
arreglo de los campos) y el tema aduanero, documentados con su firma en el Reglamento
Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus
Hacendados y el Reglamento Provisorio de Aranceles Aduaneros para las Provincias
Confederadas de la Banda Oriental del Paraná. Otras fuentes del pensamiento artiguista son la
Proclama de Mercedes (Mayo de 1811) el oficio del Dayman al Gobierno Paraguayo
(Diciembre de 1811) el discurso ante el Congreso de Tres Cruces, (Abril de 1813), oficio al
Virrey Joaquín de La Pezuela (Julio de 1814) la Ordenanza General de Corso y el “Tratado
sobre seguridad del libre comercio entre Inglaterra y los Puertos de la Banda Oriental del Río
de la Plata” firmado entre Artigas e Inglaterra en agosto de 1817.
El Ideario de Artigas
Con la colaboración de la Lic. en Ciencias Políticas María Tatiana Richardet
En la década de los años 20 del siglo pasado uno de los primeros historiadores argentinos que se
ocupó de la reivindicación de Don José Artigas el Dr. Emilio Ravignani opinó: “este asunto de
Artigas que es bandera del patriotismo uruguayo y que los argentinos han tomado a menudo
como centro de polémica…Artigas no pensaba fundar una república independiente; lo que
quería era conseguir autonomía como provincia. Así resultó al argentino más federal que el país
tuvo en el pasado y es el que sienta un precedente que imitan los demás caudillos.” (Ravignani,
Emilio. “Historia Constitucional de la Republica Argentina”, Bs.As. 1926, t.I, p.217). Coincidimos
plenamente con los y las autores/as, que ven en el pensamiento político de José Artigas, la
originalidad fundacional del pensamiento político latinoamericano. Por ello no entraremos en la
discusión sí existe o no un “pensamiento artiguista” totalmente original; mucho menos
digerimos sin crítica alguna la posición adaptativista, por la que algunos sostienen que la
originalidad de Artigas se basaría en “bajar a la realidad geográfica un pensamiento que
pululaba en las mentes de los ilustrados de la urbe montevideana”. (subrayado nuestro). He aquí
el primer cuestionamiento nuestro a esta contundente y poco cierta afirmación, y si no ¿cómo
explicar la adhesión de la mayoría de los notables de Montevideo a la dependencia de la
monarquía española que mantuvo desde Junio de 1810 hasta Junio de 1814? Y todas las alianzas
con el Imperio Luso brasileño que tuvieron a esta ciudad porteña oriental del Río de La Plata
como base de apoyo, incluyendo aquel episodio lamanteble conocido como Provincia
Cisplatina, perteneciente al Imperio del Brasil? Lo que pululaba como moscas sobre osamentas,
en la mente de los ilustrados montevideanos eran delirios elitistas eurocéntricos a los que
realimentaron los emigrados y exiliados políticos porteños occidentales (Buenos Ayrenses) en la
época de Juan Manuel de Rosas.
Los tiempos de Artigas
Consideramos que la praxis (acciones y pensamientos) de Artigas si bien se contextualiza y
adecua a su presente, al mismo tiempo abreva en las ideas dominantes en la época y las fusiona
con las ideas en las que fue educado y con las costumbres populares que durante toda su vida
compartió. Como dice un viejo proverbio, “lo que se hereda no se roba”, y esto es vital
entenderlo para conocer su historia. Estimamos que la manera de pensar de Artigas no escapa al
contexto de su época, (a priori histórico) pero lo hace anclado en las tradicionales costumbres de
la campaña donde vivió (a priori antropológico). Apelamos a aquel formidable pensador
mendocino y ya de toda Nuestraméricalatina, Arturo Andrés Roig para definirlo. En José
110
Artigas se mixturan la visión y la resolución del líder popular más pragmática que teórica, y la
dimensión del político y del intelectual, comúnmente traducida en las categorizaciones políticas
e historiográficas con el calificativo de estadista. Esta situación genera la dualidad de un Artigas
que es “conductor y conducido” como lo señala J. P. Barrán (Barran J. P. y. Nahum B. 1964 “Bases
económicas de la revolución artiguista”, Ed. Banda Oriental, Montevideo,. Pág. 106) y también a un
hombre que cabalga sobre una dualidad de poderes, como acertadamente lo define Gonzalo
Abella, “entre los mandatos del Cabildo y de los fogones”, simbólicamente el dilema de toda
construcción de un liderazgo popular. Los dos perfiles son complementarios aunque
contradictorios y por supuesto no antagónicos. Uno es acción; la cotidianeidad y las costumbres,
la inmediatez de lo colectivo. Lo otro es lo razonado por lo sectorial hegemonizando desde la
posición dominante, mediado por lo institucional y la lecto escritura. Definidas como la
civilización y la razón. Por ello estimamos que para intentar comprender a José Artigas, hay que
trascender las miradas tradicionales por ejemplo mitro marxistas o revisionistas nacionalistas,
incluso rescatando algún aporte novedoso desde la psicología de la historia, para centrarse en su
capacidad de adaptación a circunstancias cambiantes, con una notable lectura de la realidad en
que él aparecía como el más baqueano. Pero también el mejor rastreador. Recordamos a a Juan
Samaja para este cruce de inferencias racionales analogía y abducción (Cfr. Samaja J.
Epistemología y metodología 2005 3ª Edición Ampliada EUDEBA Bs As.) pero acudimos a Charles
Darwin y D. F. Sarmiento para explicar esta analogía con un rastreador: (...)“Una ojeada por el
rastro les dice a estos hombres una historia entera. Suponiendo que examinen la huella de un
millar de caballos, adivinarán al punto el número de los que iban montados, dirán cuántos iban
a medio galope; por la profundidad de otras impresiones deducirán que algunos llevaban
pesadas cargas; por el modo de haber preparado la comida inferirán si los perseguidos
llevaban prisa, y por el aspecto general sacarán cuánto tiempo hace que pasaron. Un rastro de
diez o quince días es para ellos bastante reciente, y, por tanto, bueno para ser seguido(...)
(Charles Darwin 1834.)
Dice Sarmiento: "¿Qué misterio es este del rastreador? ¿Qué poder microscópico se
desenvuelve en el órgano de la vista de estos hombres? ¿Cuán sublime criatura es la que Dios
hizo a su imagen y semejanza?" (Sarmiento D.F. Facundo Capítulo 2. Pág. 44 Biblioteca General Básica
Centro Editor de América Latina. 1992.)
Como alguna vez se dijo en uno de los talleres, Artigas era baqueano de caminos y de gente, por
ser el mayor conocedor de la geografía y de los comportamientos, pero también era rastreador o
descubridor aún en los más confusos y enmarañados rastros, de la persistencia de señales
particulares que marcaban la singularidad de los pueblos, por ello lo nombramos como un
rastreador de sueños y anhelos profundos de la gente.
¿Por dónde comenzar? La soberanía particular de los pueblos
Muchos/as autores/as para abordar el ideario de Artigas, seleccionan el dilema de su concepción
organizativa estatalista: Confederación o Federación. Sostienen que una de las primeras ideas
destacadas y por lo tanto más representativas de su pensamiento político es la idea de
confederación y se basan en el artículo II de las Instrucciones del año XIII: “No admitirá otro
sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que forman
nuestro estado”. No estamos de acuerdo. Basándonos en Don Pepe Rosa y la correspondencia
de Artigas, afirmamos que la idea central de su ideario es “la soberanía particular de los
pueblos” y la necesidad partiendo de este principio “sine qua non”, de la unión de los pueblos
de “nuestra América”, entendida en esta definición política estratégica como los territorios del
111
antiguo Virerynato del Río de La Plata, ahora Provincias Unidas. A partir de esta idea y su
“naides es más que naides” concepto democrático e igualitario si los hay, recién empieza a
discutir las formas políticas e institucionales de esta unión – confederación o federación respetuosa de “la soberanía particular de los pueblos”, partiendo de que nadie ni nada es más
que el todo en la cuestión del bien común. Muy tempranamente allá por 1801 en una
controversia con un comandante en Batoví había sentenciado Artigas: “ante los intereses
generales se sacrifican los particulares”.
Los cabildos aborígenes antecedente de la soberanía particular de los Pueblos
Esta institución colonial se impuso, con diferente suerte, en las gobernaciones del Paraguay y
Río de la Plata, luego de la visita del oidor Francisco de Alfaro, en 1612. Con los cabildos de
“indios”, la administración colonial buscaba una institución local que representara y ejecutara el
nuevo orden sociocultural, administrara los recursos e impartiera normas y castigos. En los
primeros años de vida de los pueblos de misiones, los jesuitas entregaron las varas del cabildo a
los caciques principales que habían contribuido activamente en la sujeción y formación de las
reducciones. Con el tiempo, la elección se concentró en caciques, indios principales o, incluso,
indios del común capaces, destacados miembros activos de las congregaciones o sujetos leales a
los curas misioneros. En varias oportunidades, las autoridades coloniales propusieron la
designación de corregidores españoles, a semejanza del Perú; pero, la reacción de los jesuitas y
de los caciques de los pueblos contra esta medida fue rotunda. Finalmente, los cabildos
indígenas de las misiones estuvieron compuestos, en su totalidad, por autoridades indígenas: un
corregidor, un teniente de corregidor, dos alcaldes ordinarios de primer y segundo voto, dos
alcaldes de hermandad, un alférez real, cuatro regidores y uno o dos alguaciles mayores. Las
elecciones eran anuales y se hacían con el aval de los jesuitas y del gobernador de Buenos Aires
y el crecimiento del cabildo dentro de las misiones estuvo relacionado directamente con las
necesidades de la administración colonial. El cabildo aborigen se desarrolló paralelamente a
aquella otra institución, heredada de los tiempos prehispánicos, constituida por los sujetos
titulares de jefaturas o rubichás. Dentro de las misiones, los caciques gozaban de poder y
prestigio como jefes de familias extensas y eran quienes movilizaban a los «braceros» o indios
del común para las faenas cotidianas o en cumplimiento de las órdenes del gobierno colonial,
asociadas con reclutamientos de las milicias para la defensa del territorio de la Corona española
o de trabajadores para servicios de fortificación y construcción fuera del territorio misionero.
Por lo tanto, las dos instituciones, la capitular y las jefaturas tradicionales, se constituyeron en
los dos pilares del gobierno indígena misionero y sobrellevaron momentos de competencia,
complementación y desplazamiento mutuo. Al respecto, cabe acotar que hacia mediados del
siglo XVIII, el cabildo se constituía en la principal herramienta de administración y gobierno y
en una vía de construcción de prestigio y acceso a privilegios sólo detentados, previamente, por
aquellos jefes de familias extensas. El espacio simbólico y político-administrativo ocupado por
los cabildos misioneros, para esa fecha, quedó manifestado en el conflicto desatado tras la
imposición el Tratado de Madrid. En la parte Primera cuando hablamos de los pueblos
originarios de la región se describe en detalle, el sistema jesuítico guaraní de producción aquí
haremos referencia al criterio de la propiedad y producción de la tierra en función social y con
parte para uso particular y familiar.
El abambaé y el tupambaé, dos modos de trabajar y producir
Estos vocablos guaraníes abambaé y tupambaé definen dos sistemas de trabajo y de propiedad
de los bienes. Avambaé, lo perteneciente al hombre, lo privativo de él; el tupambaé, aquello que
112
pertenece a Dios. Toda la organización de la vida productiva de las misiones se aplicaba en
función de esos dos conceptos. El abambaé era el lote agrícola, la parcela de tierra cedida a cada
familia, recibida del respectivo cacicazgo. Esta tierra era trabajaba tres días a la semana, y lo
obtenido era exclusivo de la familia. El tupambaé eran las tierras para la comunidad, más
extensas que las del abambaé: las sementeras, o cultivos en gran escala, y las estancias, para la
crianza del ganado. Dentro del tupambaé estaban también las canteras, las fábricas y hornos de
tejas y la producción artesanal de los talleres de las reducciones. Los productos y beneficios del
régimen del tupambaé cubrían la mantención de los sacerdotes y los gastos de los servicios del
culto, por ejemplo comprar fuera de las misiones ornamentación para los templos, los vidrios
para las ventanas y herramientas específicas para el trabajo. En otro sentido el tupambaé
adquiría la categoría de sistema solidario, cuando los bienes eran destinados a satisfacer las
necesidades de la comunidad, especialmente cuando fracasaba la producción del abambaé, en
épocas de carestía, o epidemias. Los bienes del tupambaé que se constituían en excedentes, eran
almacenados en depósitos comunitarios. Parte era destinado por los pueblos al comercio en
ciudades como Santa Fe, Buenos Aires, Asunción o Corrientes. Este comercio con el exterior
era imprescindible, para obtener dinero en metálico para el pago del tributo anual al Rey y para
poder adquirir aquellos bienes que no se producían en las reducciones. La otra parte era
destinada a cubrir las necesidades de los sectores de población no productivos, especialmente
los ancianos, las viudas, huérfanos, enfermos e inválidos. Todos estaban obligados a prestar
trabajo en beneficio de la comunidad en el ámbito del tupambaé, debían cultivar la tierra, aún
los caciques, miembros del cabildo e inclusive aquellos que poseían algún oficio especializado,
como albañiles, escultores, carpinteros, plateros, herreros, etc. El trabajo en el tupambaé
constituía el modo más eficiente de asegurar el alimento necesario para la población.
Un refrán popular
Y aquí como diría Jauretche, comenzaremos a ver la pata a la sota en cada posición adoptada.
Se ha hablado y escrito bastante por no decir muchísimo, sobre el verdadero alcance o contenido
del federalismo de Artigas. Para algunos y algunas de los historiadores/as e investigadores/as,
no cabrían dudas que las instrucciones se basan en la experiencia norteamericana, más
precisamente en la primera constitución de EE.UU, confederación y perpetua unión de
Filadelfia de 1777. A esta afirmación cuanto menos conjetural (al no aportar fuentes concretas)
agregan que los redactores de las instrucciones, también se basaron en la constitución federal de
1787. Esta afirmación se sostiene en que los artículos X y XI que son la base de las
Instrucciones podrían basarse en los artículos I y II del Acta de confederación norteamericana.
Seguimos apelando al refranero popular. Ahí está el huevo y no lo pise...! En este tema de
analogar legislaciones, nada mejor que el texto de Héctor Miranda “Las Instrucciones del año
XIII” (Miranda, H. 1935 Ed. Barreiro y Ramos, ,Montevideo. Pág. 177). Su lectura y comentarios
permiten estimar que el objetivo de Artigas tenía una raíz autonómica, que lo llevó a luchar
siempre por la soberanía de los pueblos, y al respecto Miranda es de la opinión que esa
convicción como el propio Artigas sostiene : el objetivo principal de nuestra revolución es la
soberanía particular de los pueblos desde 1811, sería el motivo de no inclusión en las
Instrucciones, de los artículos que impidieron la implementación práctica de la confederación
norteamericana de 1777. Esta planteaba la comunión de todos los poderes en una asamblea
única, que podía morir por su propia heterogeneidad, y debate permanente (asambleísmo) o
estar condenada, si era fuerte, al “...gobierno de una aristocracia irresponsable.” Al decir de
Héctor Miranda, las Instrucciones escapan de este problema, eludiendo este “error esencial”, al
113
establecer, un Gobierno supremo dividido en tres poderes, acercándose así a la constitución de
1787, y no al acta de 1777.
Las garantías recíprocas entre los firmantes
Siguiendo el análisis de Miranda, otro de los errores del Acta de 1777, era la ausencia de una
garantía recíproca en los estados, en caso de levantamientos internos, las Instrucciones plantean
en el artículo 20, que: “La Constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de
gobierno republicana y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas,
usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía, que con la fuerza armada
intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y así mismo prestará toda su
atención, honor, fidelidad y religiosidad a todo cuanto crea o juzgue necesario para preservar
a esta provincia las ventajas de la libertad, y mantener un gobierno libre, de piedad,justicia,
moderación e industria.” Por esos caminos es que corren las diferencias entre las instrucciones
y el acta de confederación de 1777, y a su vez las similitudes con la constitución de 1787 en la
que muchos/as quieren ver sus orígenes. Siguiendo a Miranda, las instrucciones teniendo como
núcleo duro la soberanía de los pueblos, intentan crear un sistema por medio pactos provinciales
que luego confluirán organizando la nación en el Estado. En términos doctrinarios Artigas
pensaba, que este sistema por su mismo entramado traería, una mayor cohesión que la simple
suma de las provincias y crearía un gobierno central eficiente. La competencia de los estados
particulares es la regla, y no el poder común que se deposita en un ejecutivo que ejerce la
función de Protector del bien común y sintetiza las aspiraciones mayoritarias (expectativas y
logros de resultados)
Cuestiones claves
Pensamos que hay cuestiones relacionales, centradas no en las similitudes, sino en las
diferencias, entre la constitución norteamericana y las instrucciones. La constitución
norteamericana plantea la confederación por medio de pactos y alianzas, como paso previo y
garantía de la segunda etapa, la de la consolidación de las instituciones articulando las entidades
en un Estado federal que se organiza en el marco de una constitución. Artigas no transcribe el
sistema, proyecta una autonomía más avanzada, con más libertad de movimiento para cada
provincia, así lo plantea “El gobierno supremo entenderá solamente de negocios generales del
estado; siendo el resto peculiar al gobierno de cada provincia”, aquí se está poniendo un freno
al despotismo que podría traer una capital con mucho poder, constituída en sede central del
conjunto. Y es más preciso en el artículo XIX cuando dice “Que precisa e indispensablemente
sea fuera de Buenos Aires donde resida el sitio de gobierno de las provincias unidas”. Ya había
sufrido a Montevideo como poder realista y viene cuestionando a Buenos Aires como despótica
hermana mayor, en la búsqueda de un poder alternativo al colonialismo. Artigas imtenta
distribuir el poder y defenderlo de los deseos centralistas porteños, por medio de constituciones
que defiendan la autonomía de cada provincia; y protejan las libertades de las personas y de los
pueblos, priorizando los derechos de los “más infelices”, justamente aquellos /as que conforman
el núcleo duro de la masa crítica que lo acompaña: el Pueblo los y las de abajo (el nuevo sujeto
político en construcción). Podemos deducir esto de las bases para la misión García de Zuñiga
ante el Gobierno de Buenos Aires, que, según J. E. Pivel Devoto es la primera expresión de sus
ideales políticos. Opinión que compartimos y por ello transcribimos Artículo número 8. Paso de
la Arena, febrero de 1813: “La soberania particular de los pueblos sera precisamente
declarada y ostentada, como objeto unico de esta revolución Es copia substancial de otras
pretensiones.” De este documento, que es uno de los primeros en donde aparece un esbozo de
114
sus ideas, notamos, que el énfasis está puesto, en contra de la opresión centralista. Plantea la
soberanía que cada núcleo poblacional debe tener y que es el fin último de la revolución. Por
esto inferimos que la soberanía de cada provincia, para Artigas, está por encima de cualquier
unión estatal. Estimamos que ahí esta la clave para encontrar las diferencias con la constitución
norteamericana, con el pensamiento francés, y anclada por sus similitudes, en la tradición
española. El federalismo de Artigas a nuestro modo de ver incluye las tres perspectivas, pero
está condicionado, mayormente, por la tradición comunal hispánica Podríamos afirmar junto
Barran y Nahum, que el pensar de Artigas, “...es la traducción de los fueros y los
particularismos regionales, típicamente española, que entroncaba con las luchas de los
municipios ibéricos contra los intentos absolutistas de los monarcas a fines de la Edad Media.”
(Barran J. P. y. Nahum B. 1964 “Bases económicas de la revolución artiguista”, Ed. Banda Oriental,
Es la lucha que vemos repetirse y reactualizarse desde la Edad Media
española, el conflicto permanente entre las comunas castellanas y el poder cada vez más
creciente de los estados territoriales, que terminaran constituyendo el absolutismo monárquico
sintetizado en el aforismo Vox rei vox Dei. En nuestro libro anterior Nuestra América Latina
(2012) habíamos presentado como aporte a la discusión una aproximación al tema que
estimamos conveniente transcribir aquí: Las Asambleas Representativas, que podemos remontar
a los siglos XII y XIII en Aragón y Cataluña. A partir del siglo XV, estas asmbleas junto con las
ciudades comenzaron a perder sus poderes tradicionales. Los estados nacientes van a presionar a
las comunidades, los modelos municipales de Castilla y Aragón por ejemplo, se vieron
coaccionados por los oficiales reales, las comunas comenzaron a reaccionar al ver como se
desvanecían sus fueros y libertades que habían conseguido en siglos de vida. Así nacieron los
comuneros. Aquellas luchas que una vez se dieran en una España feudal, en América del Sur
toman rasgos únicos, a partir de una construcción política propia en su singularidad de América
del Sur o mejor expresado en los términos escritos por el Dr. Gaspar Francia: “Nuestra
América”, en el convenio del Paraguay y Buenos Aires (10 de Julio de 1810) reiterados por José
Artigas en la comunicación al gobierno paraguayo desde el paso del Daymán el 7 de Diciembre
de 1811. En el Primer capítulo: la Arqueologia del artiguismo, lo vimos en la guerra guaranítica
y la insurrección de los comuneros paraguayos. En Artigas se destaca la tradición de ese espíritu
autonomista, y gran temor a un poder central, que se traduce de varios documentos que lo
muestran siempre receloso de Buenos Aires, y planteando en las Instrucciones del XIII, por
ejemplo, que la capital de la confederación, se establezca fuera de la ciudad puerto. Habría que
profundizar los estudios sobre la manera que este espíritu autonómico fue interpretado desde la
mirada de la elite porteña como un intento de los montevideanos porteños por resolver a su
favor esta histórica disputa. Este es un punto controversial que atraviesa la actividad política de
Artigas, a favor de reactualizar la antigua consigna de “La unión virreinal” por la nueva
realidad política “Nuestra América”. Esta, es una de las lecturas que podría hacerse de el
federalismo artiguista que tanto sorprende por su originalidad entre los y las analistas
Nuestramericanos/as.
Montevideo,. Pág. 106)
Federación o Confederación
La nueva dicotomía que debemos tratar, y suena a discusión todavía, es la que se plantea entre
Federación y Confederación, como conceptos políticos diferenciados. Muchos/as autores/as han
defendido la idea del Estado federal de Artigas como un proceso evolutivo, que va desde la
confederación a la federación. Primero una etapa de pactos (confederación), para luego pasar a
una de constitución que organizaría el estado federal. Uno de estos autores es el historiador e
investigador uruguayo Petit Muñoz que lo ha analizado llegando a esa conclusión. Visto en
términos cronológicos, en un primer momento Artigas plantea una unión interprovincial
115
confederada; pero la etapa posterior es netamente confederativa y no de tipo federativa. Por
ejemplo, la soberanía que mantiene cada una de las Provincias, que se afirma en el artículo VII
de las Instrucciones: “El gobierno supremo entenderá solamente en los negocios generales del
Estado. El resto es peculiar de cada Provincia”. A ello debe agregarse la integración del poder
central sólo con los poderes delegados expresamente, contenida en el artículo XI de las
instrucciones: “Que esta provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder,
jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la confederación a las provincias
juntas en congreso”. Esta afirmación precedente implica la imposibilidad de la teoría de los
poderes implícitos, base fundamental del sistema federal de los Estados Unidos. Otro punto
clave es la facultad de aceptación o rechazo de la provincia oriental de la constitución general,
como dice el artículo XVI: “Que ésta provincia tendrá su constitución territorial, y que ella
tiene el derecho de sancionar la general de las provincias unidas que forme la asamblea
constituyente”. No tienen punto de contacto ninguno de estos derechos con el sistema federal,
sino con el de confederación. En el sistema federal al ser la constitución ratificada por un
número de determinadas provincias participantes en la asamblea constituyente, entra
automáticamente en vigencia para todas. Si analizamos la cláusula 7ª del reconocimiento
condicional en el Congreso de Tres Cruces (5 de abril de 1813) hacia la convocatoria de la
asamblea del año XIII, se plantea “...que es la provincia la que determina si la constitución
general se ha ajustado o no a las bases exigidas, y de acuerdo a esta determinación puede
aceptar o rechazar el texto aprobado por el Congreso Constituyente Nacional, sin que la
obligue la ratificación de otras provincias”. Las provincias como pre existentes a la nueva
nación a construir por la metodología de los pactos interprovinciales, mantienen la soberanía
particular de los pueblos como condición “sine qua non” de su integración a una estructura
estatal superior. Se podría discutir largo y tendido sobre la confederación o federación
artiguista, podríamos seguir citando el monumental trabajo de Héctor Miranda, quien lo trabaja
exhaustivamente; pero lo que nos parece más importante es la convicción que existe en Artigas,
que se nos presenta en la búsqueda constante de la autonomía de los pueblos, aunque exista la
cohesión de un poder central, siempre el matiz está en contra del despotismo, como claramente
lo dice en los artículos XIX, VII y otros. Pensemos que en aquel contexto América tiene una
tradición participativa al nivel de los avances institucionales de la época. Hay quien sostiene y
lo compartimos, que la breve duración del virreinato (1778 a 1810) fue bastante “... Para
engendrar en los pueblos la idea, si no la costumbre de formar un solo cuerpo; deseo que, unido
a los intereses creados en torno a la organizaciónvirreinal constituyó una verdadera fuerza de
cohesión mas o menos poderosa”. El mismo J. Parrish Robertson, en ocasión de enterarse que se
entrevistaría con Artigas, escribió: “Me alegré de la oportunidad que se me presentaba de
entablar relación con un hombre que había elevado a tan singular pináculo de celebridad, y
cuya palabra en aquel momento, era ley en todo el antiguo virreinato del Río de la Plata, con
excepción de Paraguay y la ciudad de Buenos Aires”. Robertson toma como referencia ese
antiguo virreinato, y ve como Artigas lo une bajo su protección. La unión vive en los sueños
artiguistas. Artigas no pretende desligarse de esta tradición, sino que la asimila y la proyecta en
una reactualización, por ello pese a las reflexiones de su vejez puestas en la pluma del General
Paz en sus “Memorias” Dijo, (Artigas) yo no hize otra cosa que responder con la guerra, á los
manejos tenebrosos del Directorio, y á la guerra que él me hacia por considerarme enemigo del
centralismo el cual sólo distaba entonces un paso del realismo. Tomando por modelo á los
Estados Unidos, yo queria la autonomía de las Provincias, yo queria que fueran Estados, y no
Provincias, lo cual se aviene mejor con el sistema confederado; - dándole á cada Estado, su
gobierno propio, su Constitución, su bandera, y el derecho de elegir sus Representantes, sus
Jueces y sus Gobernadores, entre los ciudadanos naturales de cada Estado-. Esto era lo que yo
116
había pretendido para mi Provincia, y para las que me habian proclamado su protector. (...)
Pero los Pueirredones y sus acólitos, querían hacer de Buenos Aires, una nueva Roma imperial
mandando sus procónsules á gobernar, las Provincias militarmente, y despojárlas de toda
representación política, como lo hicieron rechazando los diputados al Congreso que los
pueblos de la Banda Oriental habían nombrado, y poniendo á precio mi cabeza(...)”
Por todo lo antes dicho estimamos que Artigas no pretendía un estado federal propiamente
dicho, como una copia fidedigna de la experiencia norteamericana, sino una confederación; un
sistema similar al del norte del continente americano pero “mejorado por la organización que se
hacía del gobierno central”, y a nuestro parecer perfeccionado por la participación de cada
provincia en la alianza, defendiendo su autonomía y como si fuera poco con la participación
igualitaria de los referentes aborígenes, de los pueblos originarios del litoral mesopotámico, de
los afroamericanos libres y mestizos “los sambos” y aparece un referente femenino por primera
vez en América del Sur “las viudas pobres con hijos”. hecho inédito y por lejos de un alcance
democrático superior a la participación del Inca DionisioYupanqui en las Cortes de Cadiz y este
es un tema generalmente soslayado o negado por los historiadores/as que han estudiado y
escrito sobre Artigas y el artiguismo. Artigas tenía muy fresco en su mente el antagonismo del
centralismo porteño con el derecho autonómico conquistado en las asambleas de los orientales
que hemos descrito, fundamentalmente en la de Tres Cruces el 23 Octubre de 1811 y que él
magistralmente había detallado en el oficio del Dayman al gobierno paraguayo (7 de Diciembre
de 1811). A este proceso debe incorporarse el apoyo explícito de los y las de abajo ratificado en
el acampe popular del Ayuí y el proceso identitario y emancipador (por ello revolucionario) de
los pueblos del litoral mesopotámico que uno por uno reconocen su influencia primero como
Teniente Gobernador de la región y luego como Protector de Los Pueblos Libres a partir de los
sucesos de El Espinillo en 1814 y que alcanzarán su auge y esplendor en el verano caliente de
1815 con que iniciamos en el capítulo 4º. En sintesis, tenemos entonces un conjunto de
provincias unidas por lazos de amistad, defensa mutua y comercio, un gobierno central que
debería entender solamente de los negocios generales del Estado, y al pueblo reunido en las
asambleas y cabildos eligiendo sus propias autoridades. Artigas intenta sacar provecho del
sistema pre existente y prácticamente reúne a las tradiciones políticas e institucionales en un
todo perfeccionado, ya que la unión que plantea Artigas, no sólo geográficamente, sino en su
esencia, es la misma que había construido la corona en estas tierras; la Unión Virreinal. No
olvidemos tampoco que la monarquía Española, tiene en cuenta institucionalmente la idea de
contrato con la comunidad, (Cortes de Castilla y Aragón). El viejo respeto a los fueros de los
pueblos. Es desde esta tradición hispanoamericana y jesuítico guaraní - indiana diría Don Pepe
Rosa - que Artigas consigue imaginar el sistema general de los americanos o el sistema de Los
Pueblos Libres, encontrando las ventajas de cada uno de los sistemas. En él coexisten los dos
perfiles, que a la postre fueron los que los que hicieron de él, un líder popular del bloque
regional contrahegemónico.
La primera en casa: Las pretensiones
La provincia Oriental comienza a formar parte de esta unión en 1813, con el pacto de Rondeau y
Artigas; “La provincia oriental entra en el rol de las demás provincias unidas. Ella es parte del
estado denominado “Provincias unidas del Río de la Plata”. El pacto con las demás provincias
es una estrecha e indisoluble confederación ofensivo defensiva. Todas las provincias tienen
igual dignidad, iguales privilegios y derechos, “y cada una renunciará al proyecto de subyugar
a la otra”. Aquí se puede observar como se enlaza indisolublemente la síntesis de dos
elementos centrales de las ideas artiguistas “nadie es más que nadie” y “la soberanía particular
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de los pueblos”. El pacto está planteando una unión interprovincial que forma un Estado, pero
nunca perdiendo la soberanía particular, ya que su relación es por pactos que forman una
Confederación, (subrayado nuestro), en la cual ninguna soberanía está por encima de la otra.
El “protector”: clave del populismo revolucionario
Queremos hacer notar que la forja del líder popular revolucionario que se ha ido prefigurando
en las asambleas del pueblo oriental de Setiembre a Octubre de 1811, (Panadería de Vidal,
Chacra de la Paraguaya y San José o Tres cruces), se consolida definitivamente durante la
marcha al exilio masivo (la redota) y el acampe popular en el Salto Chico y el Ayuí, con el
toque final de su influencia sobre el Litoral mesopotámico a partir de la designación como
Teniente Gobernador de Yapeyú (15 de Noviembre de 1811). Su ideario comienza a tomar
forma en nuestra provincia de Entre Ríos, la correspondencia que lleva su firma así lo demuestra
desde 1811 a 1814. Un ejemplo de ello, después de la batalla de El Espinillo en Paraná
(22/02/1814) comienza a perfilarse el caudillo popular regional va amalgamando esa comunidad
interprovincial que existía, según él, y estaba comprendida por: “Todos los pueblos situados a
lo largo del Uruguay y el Paraná están bajo un mismo pie de reforma y han saludado el
restablecimiento de la armonía general, de la prosperidad, la vida, la paz y la libertad.” (Oficio
desde Paraná Marzo de 1814) Estos pueblos son los que comprendían el Virreinato del Río de la
Plata; pero actualizado como Provincias Unidas respetando los procesos autónómicos,
democratizando el poder, distribuyendo la riqueza, pretendiendo desplazar el poder central, a
otra provincia y otra ciudad que no fuera Buenos Aires, cuna del destituido virreinato. Los
pueblos que formaban una unidad administrativa española, se convertirían en parte de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Por ejemplo: desde Entre Ríos, puntualmente desde
Paraná en correspondencia con el Cabildo de Corrientes, el 29 de Marzo de 1814 plantea: “Y
luego que se fije en todo el territorio el plan de seguridad, se verificará la organización,
consultando cada una de las provincias todas sus ventajas peculiares y respectivas y quedaran
todas en perfecta unión entre sí misma, no en aquella unión mezquina, (...) sino aquella unión
que hace al interés mismo, sin perjuicio de los pueblos y de su libre y entero ejercicio”. La
pretensión de Artigas es distribuir el poder y también las responsabilidades “Consultando sus
ventajas peculiares” como dice al hablar de la unión de provincias del Río de la Plata.
1814 Las denominadas independencias provinciales de E.R y la B.O. U.
La autonomía provincial de la Banda oriental
En el artículo 4 del convenio de la misión Amaro y Candioti con Artigas, se concretaba la
independencia de la Banda Oriental:“Esta independencia no es una independencia nacional;
por consecuencia ella no debe considerarse bastante “à separar de la gran maza à unos ni à
otros pueblos ni a mezclar diferencia alguna en los intereses generales de la revolución”.
Artigas nunca quiso desligarse de la unión virreinal, solo pretendía recrearla actualizandola en
un sistema republicano, popular y democrático. Los mencionados comisionados por el Director
Posadas Amaro y Candioti, le llevaron a Artigas una propuesta para hacer de la Banda Oriental,
una provincia autónoma. A la que Artigas se rehusó. El eje principal de las ideas políticas de
Artigas están constituidas en la comunidad, primero darle “vida política a los pueblos”. Va
desde lo micro a lo macro. Desde el cabildo al gobierno central, (como decíamos antes ésta es
una idea de corte hispanoamericano) para luego formar el “arreglo general de la provincia”, y
entrar en el pacto recíproco de la confederación. Otra de las instancias claves, en el proceso
confederativo, son las condiciones de reconocimiento de la asamblea constituyente que se había
118
formado en Buenos Aires; que debía ser reconocida por pacto por la “voluntad general”. Claro
está y debemos decirlo que este concepto la voluntad general poco tiene que ver con la que
preconizaba Juan Jacobo Rousseau. Un ejemplo, en una ocasión para la asamblea que se llevara
a cabo el 3 de abril de 1813, de la que luego el 5 de Abril saldrán elaboradas las instrucciones,
Artigas manda convocar diputados, con este propósito, solicita en cada lugar una reunión de
vecinos para que voten, según él, “lo más legalmente posible”. En este como en muchos más
ejemplos, se trasluce el “Espíritu Precomunal”, que sin lugar a duda es legado de España y que
Artigas lo implementa para la participación de su pueblo. Esto nos da la pauta también, del
legado del sistema jurídico Español e Indiano, en el proceso revolucionario artiguista. También
en los artículos VI y VII además de declarar a la Banda Oriental, provincia, reconoce una
confederación y aboga por una constitución descentralizadora. “Renunciando cualquiera de
ellas a la subyugación a que se ha dado lugar por la conducta del gobierno anterior”,
refiriéndose al gobierno de Buenos Aires. “La constitución y sus disposiciones consiguientes”,
o sea las leyes, tendrán por base la libertad, la libre determinación, la “soberanía particular” de
que gozan los pueblos y que constituye el “objetivo único de la revolución”. Sobre estas bases
es como el pueblo Oriental reconocería la autoridad de la asamblea del año XIII, pero en la
medida que: el mantenimiento de la soberanía, el principio de la libertad, la libre determinación,
todo esto se amalgama con la estructura confederativa del pacto. Una vez más y sostenemos sin
agotarnos, para Artigas el objetivo de la revolución son las libertades de los pueblos, con la
mayor autonomía posible. Su confederación era, como hemos visto, un conglomerado, un
conjunto de autonomías unidas por pactos y uniones; defendiendo las soberanías con
constituciones provinciales fuertes, claro que y por supuesto por supuesto bajo un gobierno
central. Artigas tenía la convicción de que la unión de las provincias, era el camino que debía
tomar la revolución. Se capta facilmente de las efusivas palabras de una proclama lanzada por
Artigas, y dirigida a sus “paisanos” con fecha de enero 8 de 1813 desde costa del Yì.
(fragmento) “... Corramos Orientales, marchemos juntos a recibir el laurel grande q.e sirva p.a
acabar la obra de nuestra regenerac.n. La justicia nos ha presentado el triunfo, y nuestra unión
va a extenderlo sobre todos nuestros deseos. Esta unión sacrosanta hará felices nuestros
esfuerzos. ...”. La unión tan preciada por Artigas, y su alegría al saludar a sus paisanos por la
unión conseguida, es la mejor muestra de eso. En resumen, Artigas nunca quiso desligarse de
las provincias unidas, mantiene la antigua concepción del virreinato, el espíritu precomunal, la
concepción de pueblo de tipo más corporativo y medieval.
Comunitarismo o Contractualismo
Otros de los puntos a tratar, es un tema casi tabú para los hermanos uruguayos. Al plantearnos a
Artigas como un hombre trascendente, tratando de unir a los pueblos del Plata, y no a la Banda
Oriental únicamente, arribamos al complejo y delicado punto de Nación, Identidad y Estado;
una tríada oscura y muy discutida en la historia política de la región y preocupación siempre
vigente en la actual Repúbica Oriental del Uruguay. Como escribió el “genial” Carlos Real de
Azúa, (al decir de J. A. Ramos) “Las numerosas y explícitas manifestaciones con que Artigas
expidió su pertinaz voluntad de no romper los vínculos que ligaban a la Banda Oriental con las
restantes regiones de la zona platense han representado siempre un denso punto de perplejidad
para la apologética independentista usual”. Esta frase engloba el gran temor y rechazo que se
tiene al hablar de estos temas; muchos se apresuran a decir que con Artigas nace la nación
oriental y creemos que es un error histórico, llevado a cabo por la hagiografía* del prócer,
quizás entendida por la necesidad de conciliar su figura y el proceso de creación de una
nacionalidad, por supuesto como sostiene el historiador uruguayo Alberto Umpierrez, a partir de
119
tomar como centralidad de análisis un proceso autorreferencial, a la manera del nacionalismo
oligárquico de Bartolomé Mitre, o en nuestro caso particular de la historia de Entre Ríos,
exaltando el provincianismo exacervado de Pancho Ramirez y Estanislao López después del
tratado del Pilar o de Justo José de Urquiza después de Pavón (aldeanismo al decir de José
Martí, parroquialismo al decir de Don Pepe Rosa y Don Arturo Jauretche) Nota: *La
hagiografía (del griego ἅγιος "santo" y γραφή "escribir") es la historia de las vidas de los santos.
Al autor/a se denomina hagiógrafo/a. En la tradición cristiana desde sus orígenes se refería al
estudio colectivo de los santos (vidas de santos) en vez de uno en particular, actualmente se usa
para referirse no sólo a las biografías de figuras equivalentes de religiones no cristianas, sino a
las de personas que reúnen méritos excepcionales. El uso del término, en estos casos, suele ser
peyorativo, crítico de la falta de objetividad.
Artigas tenía la convicción de que la unión de las provincias, en un conjunto de autonomías
unidas por pactos y uniones; defendiendo las soberanías con constituciones provinciales fuertes,
claro que y por supuesto por supuesto bajo un gobierno central era el camino que debía tomar la
revolución. Se capta facilmente de las efusivas palabras de una proclama lanzada por Artigas, y
dirigida a sus “paisanos” con fecha de enero 8 de 1813 desde costa del Yì. (fragmento) “...
Corramos Orientales, marchemos juntos a recibir el laurel grande q.e sirva p.a acabar la obra
de nuestra regenerac.n. La justicia nos ha presentado el triunfo, y nuestra unión va a
extenderlo sobre todos nuestros deseos. Esta unión sacrosanta hará felices nuestros esfuerzos.
(...)”. La unión tan preciada por Artigas, y su alegría al saludar a sus paisanos por la unión
conseguida, es la mejor muestra de eso. En resumen, Artigas nunca quiso desligarse de las
provincias unidas, mantiene la antigua concepción del virreinato, el espíritu precomunal, la
concepción de pueblo de tipo más corporativo y medieval. Su objetivo, como hemos dicho
anteriormente era una confederación o a lo sumo, una federación readaptada y modificada por la
voluntad de los pueblos de la región litoral mesopotámica y rioplatense. Compartimos con la
corriente revisionista que Artigas nunca cayó en el separatismo, jamás aceptó la idea de hacer de
la Banda Oriental, un Estado segregado de la antigua unión virreinal, incluso rechazó
ofrecimientos que en tal sentido que se le formularon desde Buenos Aires (propuesta Posadas
misión Amaro y Candioti) después de el triunfo de El Espinillo, y de la adhesión de las
Misiones y de Corrientes. Lo declara ya en el siglo XIX Carlos María Ramírez, cuando dice
que, Artigas “... jamás preconizó la independencia absoluta de la Banda Oriental, que jamás la
consideró completamente desligada de la comunidad argentina, que pugnó constantemente por
atraer a las demás provincias del antiguo virreinato”. (Ramírez C.M.1884) La unión virreinal como
veíamos anteriormente, jugaba un papel fundamental en el pensamiento de la época. No
podemos pensar la Banda oriental sin las demás provincias como un todo, y lo destacamos
sobremanera menos sin sus hermanas cercanas en sentimientos y convicciones, Entre Ríos,
Corrientes y las Misiones y Santa Fe y nos atrevemos a incluir los actuales territorios
provinciales de Formosa y Chaco (por la adhesión de Guaycurúes y Abipones al artiguismo) por
supuesto el Paraguay, más allá del aislacionismo de sus dirigentes. Partimos de la base de que
Artigas no funda la nación Oriental, pero no porque no quisiera, sino porque el término no
existía; y si existía en algunos escritos era un sinónimo de Estado. La mayor parte de las fuentes
de la época (artículos, manuales, etc.), usan indiscriminadamente la palabra “Estado” y
“Nación” y se refieren siempre a un conjunto de gente que vive bajo un mismo gobierno y bajo
las mismas leyes; sin ningún otro aditamento. Un ejemplo en Francia el abate Sieyes a fines del
siglo XVIII entendía por nación: al Conjunto de personas bajo una misma legislatura. Para la
Gaceta de Buenos Aires en 1815. “Una Nación no es más que la reunión de muchos pueblos y
provincias sujetas a un mismo poder central”. Y aquí consideramos oportuno explayarnos.
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Artigas, como lo demuestran los documentos no pretende una división de la provincia oriental
de las demás provincias.
La materialidad en el pensamiento
No olvidemos que el fenómeno de las mentalidades de época, como construcción subjetiva
colectiva, es un proceso de larga duración. Una nueva mentalidad, una nueva concepción del
mundo; no desplaza automáticamente a otra. Los americanos venían de una tradición medieval
que explicó al mundo durante muchos siglos. Y así mamaron desde el comienzo las estructuras
de pensamiento medievales. Otro de los ejemplos de la tradición, que yace en el carácter de
Artigas, es ese “Espíritu Precomunal”, que sin lugar a duda es un legado de España. Ya
habíamos visto en páginas anteriores, con el ejemplo del Congreso de Abril de 1813, que el tipo
de convocatoria que utiliza Artigas, es pre – comunal, claramente evidenciado por la
convocatoria de vecinos y la reunión en asambleas. Es decir, la participación no del ciudadano
(individuo) como la célula principal de la revolución, sino la comunidad o pueblo (claramente
corporativo y comunitario). En todas las elecciones de diputados, Artigas “Mantenía el viejo
régimen de voto a cortes”, esta jerarquía es sólo reservada a comunidades con tanta evolución
política, como para contar con “el órgano comunal por excelencia: el cabildo” Por este punto, y
por el uso de la palabra pueblo en muchos de los documentos, discursos, o cartas de Artigas, nos
permite conjeturar que el origen hispano del régimen representativo de América, los congresos
de las ciudades y villas, (estas reuniones eran llamadas Cortes Americanas), fueron el “carril”
por donde se movió el derecho revolucionario, después de haberse superado la etapa de cabildos
abiertos. Como dijimos anteriormente, este derecho se basa principalmente en las instituciones
previstas en las leyes de indias. El uso indiscriminado de la palabra “pueblo” en Artigas,
también nos da la pauta de que él no estaba ajeno a las costumbres. Pueblo puede ser lo más
parecido a Nación que se encuentre aquí, pero él hablaba de “Pueblos libres”, como el conjunto
de las provincias. Como dice Chiaramonti, “En aquellos años, decir “pueblo” era idéntico a
decir ciudad o villa”. Y esto es tan así que después de 1810, fueron los pueblos de las ciudades
del territorio rioplatense quienes habían reasumido la soberanía. Entonces “los pueblos” son
unidades corporativas, conjuntos de individuos, sin algo muy importante todavía para ser
nación; un sentimiento nacionalista, lo que diferencia al pueblo de la nación, es que la nación es
una comunidad histórica, a su vez el pueblo es una comunidad actual, local, sin compartir una
identidad como las que se construirán a lo largo del siglo, detrás de los Estados y de las
naciones en una acepción más moderna del término. Hay quienes sostienen que entre 1810 y
1830 no existió concepto alguno de nacionalidad ni preocupación por ella, incluso sostienen que
no existe un sentimiento de nación en Artigas, como mucho, plantea “Americanos del sur” que
“están dispuestos a defender su patria”. Visto así el concepto de patria es más global, América
del sur. El pueblo es solo una parte de la patria; solo una comunidad de personas bajo un mismo
estado o poder central. Por eso afirman que no existe una nación. La confederación planteaba
algo más corporativo, por lo tanto de cuña más bien hispánica, como decíamos anteriormente;
puesto que el concepto de nación recién estaba naciendo en las mentes ilustradas europeas. Pero
a los ojos de la época, Artigas quería formar una nación. “Erigir un estado era lo mismo que una
nación, que se discutía en términos racionalistas y contractualistas, no en términos de fuerzas
sociales que conducen a los hombres en determinada dirección” Y esta es la principal diferencia
entre Artigas y los criollos de su clase de origen: el “patriciado” montevideano y los
“comerciantes porteños de ambas orillas, y los “notables” de los pueblos de las provincias.
Aquí se discutía como hacer “Estado”, que no tenía nada que ver con grupos étnicos o
nacionalismo sino con sentimientos independentistas, y estos engloban la “América del sur”; y
121
si somos más precisos las Provincias Unidas del Río de la Plata, herederas inmediatas del
Virreynato del mismo nombre, tomando como eje político administrativo principal su capital
Buenos Aires “la hermana mayor” presente en los debates de Mayo como se ya se vió en el
Capítulo 2º, que deviene prontamente en las Provincias Unidas en América del Sud.
El pensamiento Artiguista es mucho más complejo de lo que se presupone, no es una
transcripción de ideas de democracia burguesa europeas o norteamericanas. En el contexto
político ideológico coexistían como ya lo planteamos, pensamientos de toda índole y alcance,
además del hispanoamericano. Habían surgido en Europa luego de la derrota napoleónica, las
novedosas monarquias constitucionales (que aquí prendieron en un sector de los patriotas como
lo prueba el intento del Rey Inca en el Congreso de Tucumán). Esa era la atmósfera política y
cultural en la cual se vivía; es bastante lógico pensar que las doctrinas se mezclasen en la cabeza
de los protagonistas que estaban en esta parte del mundo, luchando por la independencia de
España y contra el Imperialismo luso brasileño. Por otra parte queremos corregir el error de
negar que Artigas hablara de Nación. Recordemos que cuando analizamos la transformación en
la primera parte de la parábola, citamos un texto fundamental de Artigas. Su respuesta en Julio
de 1814, al virrey del Perú Joaquín de La Pezuela: Han engañado á V. S., y ofendido mi
carácter, cuando le han informado que defiendo á su rey, (...)Yo no soy vendible, no quiero más
premio por mi empeño, que ver libre mi Nación del poderío Español; y cuando mis días
terminen al estruendo del cañón dejaran mis brazos la espada que empuñaron para defender la
Patria.(..) Campamento y Julio 28 de 1814. José Artigas.
Podemos describir a fines del análisis, los tres grados de soberanía que refleja la concepción
artiguista de representación política institucional. Esta concepción, como dijimos páginas antes,
va desde lo micro a lo macro, su célula mínima es la comunidad. Es así, como el primer grado,
que se encuentra en la base son “los pueblos”, (ciudades, villas y poblados que mandan sus
diputados. Lo vemos en las convocatorias a asambleas de diputados, los pueblos son los que
mandan su voto, después de haber discutido a la interna de cada comunidad, villa, pueblo,
ciudad, caserío, etc., el “diputado” es el que los representa. Un segundo escalón, lo compone “la
Provincia”, compuesta de pueblos libres, o sea la unión de todas las soberanías particulares de
los pueblos, que reunidos (sus diputados) dieron su parecer. Aquí aparece la reunión de los
representantes de los pueblos, villas, comunidades en una gran asamblea, es lo que fija la
posición cada provincia. Y por último, “la Confederación”: todas las provincias después de
haber discutido en su ámbito interno, forman su posición en la asamblea general de todas, la
confederación. Es el caso puntual de la Banda Oriental con las demás provincias del Río de la
Plata. El Congreso de Abril de 1813, es un ejemplo muy claro de esa concepción, desde la
convocatoria de los diputados hasta el congreso en sí. Y su expresión más elevada el Congreso
de Oriente o de Arroyo de la China en Junio de 1815.
La influencia hispana en Artigas: La relación con Félix de Azara
Artigas estando en el cuerpo de blandengues, fue encargado de guiar al “sabio” Félix de Azara.
Este geógrafo, naturalista y con variados conocimientos en matemáticas, era un distinguido
“representante del arma de ingeniería hispánica”, y por supuesto no estaba por fuera de las
corrientes liberales y reformistas que convergían en los Borbones; todo se mezcla en su pensar.
Desde el liberalismo o desde el populismo: El problema de la tierra
El “Reglamento provisorio para el fomento de la campaña de la Banda Oriental y seguridad de
sus hacendados”, es uno de los documentos más importantes del pensamiento y la acción del
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artiguismo. Fue, y es, icono que lo define como oriental y artiguista. A nuestro parecer, el matiz
oriental que tiene el reglamento es que sólo fue instaurado en estas tierras, ya que en esa época
(1815), la Liga Federal, o de Los Pueblos Libres, era una alianza defensiva-ofensiva con Artigas
como “protector”. Una unión de caudillos provinciales; todavía débil para el contexto en que
se dió. Este reglamento, no se adelanta a los tiempos ya que recién despuntaba en Europa un
embrionario pensamiento socialista, ni tampoco se corresponde con su propio tiempo en que ya
se expandía desde europa y los EEUU la concepción burguesa de la propiedad privada, fruto de
la revolución industrial. Estamos frente a un documento en que se mezclan, como decíamos
anteriormente, ideas hispánicas tradicionales e “ideas nuevas”. Según algunos/as
historiadores/as, la base del pensamiento artiguista sobre la campaña fue la conciencia española,
que durante años se preocupó por lo que llamaban “el arreglo de los campos”. Así llegó Félix
de Azara a estas tierras. Rastreando en la historia antecedentes ciertos de este reglamento de
1815, encontramos varios. Estos demuestran que el pensamiento artiguista sobre la tierra en su
base es hispano, es una cuenta pendiente en toda la América del Sud y puntualmente de la
región Litoral mesopotámica y Río platense.
El primer antecedente: poblar y repartir las tierras
Rescatamos en términos cronológicos el informe de Tomás de Rocamora al Virrey Vértiz de
1782 con sus denuncias acerca de las maniobras de acaparamiento y la creación de latifundios
en manos de terratenientes absentistas y en complicidad con las burocracias pueblerinas o mejor
dicho capitalinas. Y luego por la acción de reconocimiento del carácter de Villas a la
fundaciones de hecho de los pueblos entrerrianos en la costa del Uruguay, como el impulsor en
la región litoral mesopotámica y rioplatense de la necesidad política de poblar y repartir las
tierras. El primer antecedente de distribución y reparto de tierras de la época colonial, en la
Banda Oriental, es una memoria del 15 de julio de 1786, obra de Antonio Pereira (ex teniente de
milicias y comandante de la campaña de Montevideo). Lo que se pretendía básicamente, era
poblar la frontera, para defensa ante los portugueses. En lo que respecta al resto de la B.O,
pretendía limitar la extensión de las estancias, y obligar a los hacendados a marcar los ganados.
Más lejos aún fue una memoria anónima titulada “Noticias sobre los campos de la Banda
Oriental”, redactada en 1794. Este texto comienza marcando uno de los males de esta época, el
poder a control remoto el “absentismo” (ausentismo). Lo que el autor desconocido proponía, era
que las tierras de aquellos latifundistas que no las trabajaran, fueran repartidas entre aquellos
que estuvieran dispuestos a trabajarlas, sean quien sean estos, incluso changadores; al respecto
de esto decía: “estos infelices han trabajado siempre para otros”. Estos changadores (gauderios
o gauchos faeneros, pones rurales) las trabajarían y las harían productivas. Y este espíritu es el
que veremos mas adelante, unido a un concepto de justicia revolucionaria, en Artigas. Los
ejemplos de memorias y reglamentos que anteceden al de Artigas, y que traducen en él, la
preocupación de la época son más vastos todavía. El 1º de junio de 1800 el coronel Joaquín de
Soria, comandante de la villa de Melo y de la guardia y fortín del Cerro Largo, planteaba al
Virrey Marqués de Avilés su plan sobre el “arreglo de los campos”. Básicamente muy parecido
al de Antonio Pereira. Según los autores J. P. Barran y B. Nahum, este pensamiento es el que da
origen al “Reglamento provisorio” de 1815. Esta conciencia de la necesidad de poblar la
campaña y defender la frontera (piénsese que donde existía un portugués, Portugal tenía
soberania), exigia repartir las tierras y terminar con el ausentismo. Por eso es que hablamos del
casi ningún consenso de esta reforma, entre el patriciado oriental, hasta ese momento aliado de
Artigas. Hay quienes tratan de identificar el accionar de Artigas como un reflejo consecuencia
de aquella revolución europea de los franceses (recordemos las críticas igualitaristas de género
123
de Olympia de Gouyé) de la que aún resonaban los ecos profundos, del reglamento y los
decretos del 8 y del 13 Ventoso, que fueron presentados en el discurso fervoroso de Saint Just
ante la asamblea de la revolución Francesa: “Si vosotros dais las tierras a todos los infelices
(Malhereux), si despojáis a los infames (scélérats) reconoceré que habéis hecho una
revolución”. Nota: Louis Antonie León Saint-Just, (Decize, Nièvre 1767 – París 1794) político
revolucionario francés. Sus detractores lo llamaron el "Arcángel del Terror"
¿Quiénes son los infelices y cuáles los infames?
Todos los “infelices” son plenamente identificados en los artículos 6º y 7º del Reglamento
Provisorio del reparto de la tierra con la tremenda contundencia igualitarista del Art 6º que
rompe con la concepción racista y clasista del sistema de castas colonial. Y los “infames” a
despojar (expropiar) : los malos europeos y los peores americanos. Y el de Artigas incorpora
una inclusión que torna aún más radicalizada su propuesta igualitaria, superando la tradición
patriarcalista incluyendo a las mujeres: las viudas pobres con hijos, estimamos que aquí se
marca una diferencia sustantiva del pensamiento Artiguista con el “pensamiento Dieciochesco”,
al que adscriben a Don Pepe algunos/as autores/as, por ejemplo cuando Artigas dice “Cuando
no paguen sus personas, lo sufrirán sus intereses”, lo identifican particularmente con el
pensamiento revolucionario francés. Ahora bien, para quienes sostienen que no caben dudas de
que el Reglamento se basa en decretos, disposiciones y leyes de corte hispano, confrontan el
concepto de propiedad privada generado por el liberalismo, con el populismo de Artigas, ya que
en el reglamento la propiedad de la tierra se da en beneficio de la comunidad, y no de las
personas. Esta idea de raigambre hispana e indiana se contrapone a las concepciones meramente
liberales de propiedad individual o privada de la tierra. Desde este punto de vista se dice que
toda la doctrina jurídica promulgada por el estado español a este respecto (el de la propiedad),
estuvo inspirada por el principio de que la propiedad privada de la tierra en las indias habría de
cumplir en su ejercicio, una función social.
En este sentido nos parece oportuno incorporar comentarios a un artículo de una docente
uruguaya Marisol Cabrera Sosa, La Educación artiguista, que rastrea las raíces de la pedagogía
de Artigas “a partir del análisis de sus documentos desde la mirada pedagógica”, y lo trata de
enfocarr a partir de su Reglamento de Tierras y la preocupación de un estadista que ideó un plan
estratégico de desarrollo para su tierra, que fue abortado por los imperios e intereses
geopolíticos de las elites porteñas de las orillas bonaerenses y montevideanas. Cabrera Sosa
analiza el objetivo general del proyecto a dos aspectos: 1º “formar el plan y arreglo de los
campos” y 2º que se vinculaba con los “brazos que, con su labor, fomenten la población y con
ella la prosperidad del país”. Desde 1801, cuando acompañó al naturalista Azara en la
expedición científico-política la frontera del Brasil, había (…) adquirido aquel amor a los
trabajos de la tierra” (Barbagelata: 1930:181). Es esa concepción de hombre que Artigas aprende y
aprehende de forma indirecta con el sabio español, sobre la Ilustración española y las leyes de
las Indias. “El pensamiento artiguista evidencia un esbozo de consideración del trabajo como
función social, lo cual ubica la concepción doctrinaria de la revolución oriental en un plano de
avanzada en la historia de las ideas sociales” (Zubillaga: 1966: 99). Es ese vínculo con la tierra, con
el trabajo, como un instrumento pedagógico, lo que convierte al proyecto en una continuidad de
las ideas de la ilustración y de Azara. Fundamentamos la elección del Reglamento artiguista
como un proyecto pedagógico porque dentro de su concepción de educación estaba vinculada al
trabajo como función social que reestableciera los lazos sociales. “La educación es una práctica
productora, reproductora y transformadora de sujetos” (Puiggros A.1990:29).
124
Análisis histórico pedagógico del Proyecto Dice Marisol Cabrera Sosa “Para comenzar el
análisis partiremos de la siguiente pregunta como primer eje estructurante: ¿existe una
dimensión educativa dentro de un proyecto agrario y político que forma parte de un plan
revolucionario? El marco del proyecto se inserta en el plan revolucionario que puede ser
concebido como una nueva dimensión educativa. Podemos identificar no solo razones políticas,
dado que “concreta o realiza las orientaciones políticas de un plan general o programa político”
(Ander-Egg: 1999: 34) en este caso específico, la revolución oriental.” Y se pregunta “¿Cuál es el
modelo que proponía Artigas? Su visión proponía un sujeto político y sujeto pedagógico(1), la
máxima de que “los más infelices serán los más privilegiados” ubica a Artigas dentro de una
concepción cristiana, de auxilio al más desfavorecido, pero que se vincula en un estado de
tensión permanente con los ideales del iluminismo español. Artigas en su proyecto propone la
vinculación del sujeto a la tierra, a través de la indicación expresa en el artículo 11 del
mencionado Reglamento: “después de la posesión serán obligados por el Alcalde Provincial o
subalternos a formar un rancho y dos corrales en el término preciso de dos meses, los que
cumplidos, si se advierte la omisión, se les reconvendrá para que lo efectúen en un mes más, el
cual cumplido, si se advierte misma negligencia será aquel terreno donado a otro vecino más
laborioso y benéfico para la Provincia” A continuación y siguiendo la línea de razonamiento, la
docente uruguaya plantea “La pedagogía de Artigas define al sujeto: existe una obligación
expresa que será controlada por las autoridades en su cumplimiento: levantar un rancho y dos
corrales en un plazo máximo de tres meses. Los plazos del proyecto se insertan en lo que AnderEgg nomina como “calendarización del proyecto” y se sitúan en plazos realistas. Artigas, lo
pensaba de acuerdo a su larga experiencia y vinculación con los trabajos de la tierra, Es decir
que las exigencias se adaptaban a la costumbre, y es en este sentido la práctica educativa que
propone Artigas es reproductora de las prácticas realizadas por el hacendado más corriente, pero
a la vez es productora también en un contexto, donde el corambre era la matriz en las relaciones
sociales de producción. Podemos interrogarnos cuál es el sentido de la transformación que
propone Artigas en su ideario pedagógico: “intentar modernizar la actitud vital del gaucho
seminómade” (Barrán: 2005: 149). La necesidad de asentar al hombre en la campaña, y como
contrapartida aplicar el reglamento con justicia revolucionaria a los “malos europeos y peores
americanos” apropiándose “de la mayor parte de los latifundios de la época, pues precisamente
ellos estaban en manos de los españoles contrarios a la revolución o de los orientales
aporteñados (…) Las clases poseedoras no iban a perdonar mucho tiempo al caudillo la
violación del de derecho de propiedad privada que el Reglamento significaba” (Barrán: 2005:137).
“Existía una tensión en esa lucha simbólica para imponer una definición del mundo: la de
Artigas que proponía con una raíz cristiana e iluminista, la construcción de un sujeto
pedagógico, en el que el énfasis se situaba en los que eran llamados “las razas inferiores”, es
decir los“negros libres, los zambos de esta clase, los indios y criollos pobres, (…) las viudas
pobres con hijos. Se pretendía educarlos, pero desde la concepción liberadora, superado la
tensión dominación-pobreza que creaban las condiciones socio-económicas del gran latifundio,
y de la monarquía española, que implicaba la otra visión del mundo antagónica”. “El proyecto
se configuraba como una alternativa no sólo política sino cultural, porque proponía una
perspectiva diferente no solo en la tenencia de la tierra, los beneficiarios sino que suscitaba
valores éticos: probidad, laboriosidad y transformación de un sujeto benéfico para la Provincia,
es decir, el interés social y económico general supeditado al particular”.
“La promoción de la autonomía del sujeto (aunque estuviera supeditada a un control
administrativo y judicial) se vinculaba a romper con las estructuras económicas y sociales que
inhabilitaba a las consideradas “razas inferiores” al acceso a la tierra, y como consecuencia
125
inmediata promovía sujetos dependientes del gran hacendado o la condena de la miseria
material y social. El hurto, el homicidio y la violencia están expresamente especificados en el
artículo 29 del Reglamento, como causales de delitos a los que se les aplicará el castigo de
acuerdo a la gravedad de los mismos.”
“Ser responsable en el desarrollo de una práctica implica, por un lado, cumplir deberes y, por el
otro, ejercer derechos” (Freire: 1992:99). Los deberes y derechos están específicamente
reglamentados en el Reglamento y están visibles en la promoción de un sujeto responsable para
que las rupturas, pociones y apuestas a un cambio radical de la sociedad se produjeran: guiar la
acción desde la norma, para que el mundo de la vida se viera transformado. Era un proyecto que
revestía el carácter de personal y colectivo, en la construcción del sujeto pedagógico, que
suponía una ruptura de una cultura de dominación (monárquica y exclusora) y la apuesta a una
sociedad democrática con justicia revolucionaria, que promovía la inclusión de los más
desfavorecidos y que habían contribuido con su esfuerzo el triunfo de la revolución. Para
Artigas era necesario que estas dimensiones subjetivas relacionadas con los valores éticos
propuestos, fueran la trama sobre la que se sustentara el éxito de la revolución y la visión
alternativa al sistema hegemónico vigente.
La consolidación de este movimiento revolucionario no solo tenía una permanencia en el tiempo
sino que apuntaba a la consolidación de una identidad: la del sujeto revolucionario, libre del
yugo español, y con la posibilidad real de ser escuchado, a través de una participación concreta
a través de las asambleas y en este caso en particular del proyecto, siendo además beneficiario
de una propiedad donada por la revolución. En los aspectos que relacionan el trabajo con la
producción, la educación, la cultura y la salud, son preocupaciones del Prócer que se
complementan en otras acciones, aunque no estén incluidas específicamente en el Proyecto,
hacen al desarrollo de la revolución y son complemento de los principios que subyacen al
Reglamento: “Artigas hacía que sus soldados trabajaran en la producción de los cueros y el sebo
que exportaba de Purificación, en la misma forma que cualquier hacendado daría trabajo a sus
hombres. Deseaba que hasta los soldados fueran productivos. (…) también se aseguraba que los
productos fueran de alta calidad para obtener los mejores precios” (Street: 1967:174). Se
visualizaba como una necesidad el trabajo productivo, el soldado era trabajador, la necesidad de
un cambio social, de reestructuración del lazo social tenía en ese sentido tres propósitos: 1º
Cambiar “el gusto de estas gentes, cuyo recreo es andar siempre a caballo, persiguiendo
vacunos” (Street: 1967: 45) como expresaba Azara, al de un hombre vinculado al trabajo y a la
producción. 2º Elaboración de productos de “alta calidad” para “obtener los mejores precios”: la
productividad como una preocupación que era supervisada por el mismo Artigas. 3º Enseñanzaaprendizaje de los oficios: producción de cueros y de sebos, hecho que contribuía a diversificar
una producción que consistía consuetudinariamente en el mero “cuerear”. “(…) Artigas
deseaba motivar a la población para que saliera de la vida sedentaria, fomentado la agricultura,
la industria y el comercio, habilitando los puertos. (…) proyectaba erradicar el parasitismo y
asentar a la población, con el bienestar y el trabajo libre.” (Puiggrós: 203:83)
Otra preocupación artiguista que recoge la tradición de la ilustración española: la instrucción y
los elementos pedagógicos utilizados como instrumento de modificación de las estructuras
sociales: “Deseando este gobierno que todos los jóvenes de la Provincia se ilustren en todas las
ciencias- y cuanto menos sepan leer y escribir- me ha ordenado que remita a V.M. cincuenta
cartillas, como principio para los primeros rudimentos de la enseñanza, haciéndose cargo que
en ese pueblo de su jurisdicción carecerán de ella” . Era el uso de las cartillas recomendado por
Jovellanos 2) a lo que se le unía la introducción de las innovaciones tecnológicas; la imprenta,
126
constituye un elemento pedagógico fundamental: la construcción del patriota, desde la
instrucción cívica por el “Periódico Oriental” y su adecuación a las necesidades de aprendizaje
de los jóvenes en la lecto- escritura y en las ciencias. Es en este sentido que el pensamiento
artiguista propone una construcción de humanidad plena, atendiendo a las múltiples
dimensiones del sujeto: educación, salud, producción y cultura”.
Marisol Cabrera Sosa es Profesora de Enseñanza Media en Educación Secundaria del Uruguay, especialidad
Historia, egresada del Instituto de Profesores Artigas del Uruguay. Licenciada en Ciencias de la Educación
egresada de la Facultad de Humanidades y Ciencias del Uruguay de la Udelar. Ha publicado recientemente
tres libros vinculados a la educación: Los intelectuales en la Prospección Educativa: aportes para la reflexión
de una reformulación del concepto clase social, La Pedagogía de la imagen en los tiempos del capitalismo
tardío y El principio de educabilidad. Es docente de enseñanza de aula y Profesora Adscripta e investiga los
procesosde aprendizaje en el aula a partir de su actividad profesional.
(1) Entendido como sujeto mediador entre educador (la revolución) y educando (paisanos/as) y
su vinculación a través del instrumento pedagógico: El Reglamento. “Esta relación entre
educador y educando, siempre estará mediada por el curriculumn (consciente e inconsciente,
manifiesto u oculto, más planeado o más espontáneo, en germen, fragmentado o desrrollado”
(Puiggrós A.: 1990:32)
2) Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, España, 1744-Vega, id., 1811) Político y escritor español.
Hijo de una familia de la pequeña nobleza, estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá, en cuyo colegio
de San Ildefonso se doctoró en cánones a los veintiún años de edad. Tras finalizar los estudios,
ingresó en la Administración, y en 1767 fue trasladado a Sevilla para desempeñar el cargo de
alcalde del Crimen.
La función social de la propiedad
El propio derecho castellano, base del derecho indiano, tenía sus antecedentes en las doctrinas
de los romanistas del renacimiento y en fuentes más antiguas todavía (las leyes de partidas y en
el código Visigótico), y nos habla de que la propiedad en su base debe tener una función social.
Esta es una idea netamente medieval, comunitaria y corporativa, que es tomada por Artigas en
su reglamento de tierras. La idea de la tierra como de la comunidad se encuentra arraigada en el
reglamento artiguista. En el artículo XIX del mismo se plantea que: “Los agraciados, ni podrán
enajenar, ni vender estas suertes de estancia, ni contraer sobre ellos débito alguno, bajo la
pena de nulidad hasta el arreglo formal de la provincia, en que ella deliberara lo conveniente”.
La tierra es de la comunidad, y los usufructuarios no pueden negociar con ella, ya que ella
pertenece a la comunidad. Esto se puede comparar con muchas de las normas aplicadas por
Felipe II. Por ejemplo, en cuanto a la propiedad de la tierra, que es orientada a mejorar las
condiciones generales de explotación, y no a los intereses privados del rey. Esta es una idea no
sólo de la tradición, sino del sistema jurídico hispánico. Otro de los puntos clave en esta
comparación, es que en el momento en que se redistribuyen los latifundios, - sean cuales fueren
o de quien fueren -, ni en el caso de los funcionarios coloniales como en el caso de Artigas, se
habla de ningún tipo de indemnización a los antiguos propietarios: claramente una tradición
española medieval y el derecho indiano, sintetizada en el pensamiento revolucionario. En los
ejemplos citados: se ve la síntesis de: costumbre, tradición e ideas modernas; que consciente o
inconscientemente se daba en Artigas. Aquí estimamos conveniente incorporar, el legado de
Félix de Azara. Anteriormente habíamos dicho que este había ejercido influencia en el
pensamiento de Artigas.. Luego de haber fundado Batoví, y de haber hecho un exhaustivo
estudio de la campaña Oriental, de Azara trató de dejar un reglamento, para “el arreglo de los
campos”
127
El reglamento de Azara
En el punto 1 dice claramente: “Dar libertad y tierra a los indios cristianos...”, podríamos decir
al estilo de Artigas “a los más infelices”, aunque aquí se está planteando el reparto de las
tierras, e intentando poblar la campaña y atenuar el masivo éxodo de indios ya que el verdadero
propósito de Azara es que no se fueran a Portugal, (así es como lo plantea). Pero lo reafirma en
el punto numero 6 cuando dice “Dar título de propiedad de las tierras que tuviesen pobladas a
los que no las tienen, y son los más desde el Río Negro a Montevideo”. Y vuelve a reafirmarlo,
en el punto numero 7 al decir. “Anular las compras que se hubiesen hecho fraudulentas, las de
enormes extensiones y las que no se hubiesen poblado en tiempo, repartiéndolas a pobres”.
(Subrayado nuestro) Al contraponer los dos reglamentos se trasluce cierta similitud; más, si lo
contrastamos con el artículo 6 del Reglamento de Artigas (documento original) que dice: “Por
ahora el S.or Alc.e Prov.l y demás subalternos se dedicaran a fomentar con brazos útiles la
población de la campaña —por ello revisara cada uno en sus respectivas jurisdicciones los
terrenos disponibles, y los sugetos dignos de esta gracia, con pretensión, q.e los más infelices
serán los más privilegiados. En conseq.a los Negros libres; Los Sambos de esta clase, los
Indios, y los criollos pobres todos podrán ser agraciados en suertes de estancia, si con su
trabajo y hombría debien, propenden à su felicidad, y la de la prov.a”. No planteamos tampoco
la idea de que sean idénticos, ni que tuvieran los mismos horizontes. Pero en este documento
aparece claramente a quien deben ir asignadas las tierras, (el de Azara ponía énfasis en este
punto remarcándolo tres veces, puntos 1, 6,7). Esto lo vemos planteado también en el Real
Acuerdo de 1805, que concedía preferencia a los “vagos que se denominan gauderios o
changadores...”
La suerte de Estancia: medida de unidad productiva
Otro tema planteado es el tamaño de la estancia, una “suerte” se refiere al procedimiento del
sorteo “echar a suerte”. La “suerte” es también un legado del reparto español. El documento
español más antiguo que se encuentra es la instrucción de 27 de agosto de 1573 en el reino de
Granada, “ (...) tierras de labor de que se hagan suertes en la cantidad que se ofreciera, de
manera que sean tantas como los solares que pueda haber en la población y de oviere tierras
de regadío, se hagan de ellas suertes y se repartan (...) y las demás queden para Nos para que
hagamos merced a los que después fueran a poblar”. Más adelante se retoma en el Río de la
Plata, el real acuerdo de 1805 que plantea una manera de resolver los problemas de la campaña,
y utiliza reiteradamente la locución, “suerte de estancia”. Medida más pequeña que el
latifundio, pero mayor a la parcela de la explotación feudal ya que es trabajable por pocas
personas, aunque esta medida es en Azara es poco precisa, en el reglamento es legua y media
de frente por dos leguas de fondo, pero el espíritu es el mismo, en Azara que en Artigas.
Repartir las tierras. Otro de los puntos es el compromiso con la tierra. Plantea que esta tierra es
para su beneficio y para beneficio de la comunidad y la provincia. No decimos que se haya
basado absolutamente en Azara, sino que la idea general, no es Dieciochesca.
Las grandes extensiones.
Los latifundios “absentistas” (ausentistas) que no dan provecho a la corona (en el informe de
31 de julio de 1796, Azara ya se refiere a los perjuicios que esto acarrea para los pobres que
deseaban poblar tierras, en 1801 concreta mejor su crítica). Sobre el análisis del profesor Petit
Muñoz de la comparación de los dos reglamentos, argumentando que Artigas daba preferencia a
los pobres y Azara a los ricos, podemos decir que, de Azara, en el informe sobre la frontera del
128
sur acepta este reparto; “A todos los paisanos pobres que se ofrecen para pobladores, dando a
los más infelices lo que al blandengue más pobre y reputando a los demás como a los oficiales
y sargentos”. No se nos ocurre pensar que este funcionario español esté por fuera de su
situación y tiempo. Tampoco tenía el compromiso revolucionario de Artigas. Otro elemento
comparativo acerca del latifundio que a nuestro parecer, muestra similitud, es en el artículo 3º.
“Repartir las tierras en moderadas estancias en balde y con los ganados alzados que hay allí”.
Aquí por supuesto está planteando su oposición al latifundio, cosa que Artigas plantea en el
Artículo 16, “La demarcación de los terrenos agraciables será de legua, y media de frente y
dos de fondo...”, claramente es una medida acotada comparada con las estancias entregadas por
la corona desde la conquista. En el punto número 10 plantea: “...señalar linderos fijos en todos
los títulos, demarcándolos algún facultativo para evitar los pleitos que apestarían el país”, en
este punto señala claramente la demarcación para que no haya problemas, y por supuesto un
facultativo que garantice estos límites. En resumen, los doce puntos del reglamento de Azara
tienen un plan integral de reorganización de la campaña, la población existente en ella, y las
riquezas existentes. Por todo esto creemos pertinente pensar que fue unos de los basamentos
para el reglamento del año XV. En el reglamento artiguista hay una idea de comunidad. No es
una solución propietarista, procede de una concepción comunitaria del uso de los bienes, de
tradición del sistema jurídico indiano, y del ambaé de los guaraníes y no del pensamiento
dieciochesco francés. Un antecedente como ejemplo, Felipe II por Real cédula de 5 de setiembre
de 1595, limita el ausentismo de los colonos del sometido reino de Granada, a un lapso no
mayor de 4 meses, y a su vez se obliga a los poseedores de dos o más predios, a optar por uno, y
dejar los otros en libre disponibilidad. Aún más, en la recopilación de las Leyes de Indias de
1680, en los repartimientos de tierras se debía tomar posesión de estas en tres meses, y se había
de hacer de ellas plantíos, bajo pena de perderlas. Está claro que Artigas estaba totalmente en
contra del ausentismo, como lo señalan sus artículos sobre la obligación de trabajar el campo; y
lo vemos en el mismo reglamento. Lo importante es que esa idea proviene de un espíritu
comunitario, de utilizar la tierra con una función social. Artigas plantea estas ideas en el
reglamento, y las adecua a la campaña oriental, esa que el tanto conocía, y que comprendía sus
problemas. En la región litoral mesopotámica del sur de aquella América hispana estaba muy
arraigada la idea de pueblo o provincia, como “Un conjunto político de existencia corporativa”.
En esta época “La gente vivía en términos corporativos”. La revolución artiguista, bajo el
estandarte de la república, recubre la antigua tradición del derecho público español y americano,
que “... gestado en la peripecia de la Edad Media, se manifiesta vigorosamente en tiempos de los
fundadores de pueblos en América: las comunas originarias, marco jurídico y social de las
nacientes comunidades americanas, eran sentidas y vividas por sus pobladores como
“repúblicas”, y así denominadas en las actas de sus primeros acuerdos capitulares”. (Cfr J.M.
Rosa Historia Argentina T I Cap. Las repúblicas Indianas”) Esta vertiente; que le da a los
pueblos de América autonomía, erigida en un auténtico fuero, (la cláusula de “obedecer y no
cumplir”), llena de hispanidad a la revolución artiguista. Como estos, hay muchos ejemplos de
la gran influencia en Artigas del pensamiento y del sistema jurídico Español.
Artigas: Estadista popular revolucionario.
El Populismo. Ante ciertas fuentes que afirman que el se autodenomina “Protector de los
pueblos libres”; corregimos. Artigas se prefigura y autocomprende como jefe de los Orientales
ante la chicana del Deán Funes en aquella entrevista histórica en el Cabildo de Buenos Aires, en
Marzo de 1811. Será una incipiente federación entrerriana liderada por Esusebio Hereñu aliado
con otros líderes populares locales (Gregorio Samaniego, Gervasio Correa, Pastor Hereñú) que
129
lo reconoce y designa Protector, el 20 de febrero de 1814. De inmediato de manera similar pero
aún más democrática si se quiere, lo hace la Provincia de Corrientes a través de su Cabildo.
A través del estudio de los documentos y de la aplicación del reglamento, podemos darnos
cuenta el matiz de conductor del estado oriental que utiliza Artigas, por ejemplo esta frase del
reglamento: “serán igualmente agraciadas las viudas pobres si hubieren hijos o serán
igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y éstos a cualquier estrangero”
Nos hacemos una pregunta, ¿quién le dará las tierras a las viudas, o a los casados?, en síntesis,
¿quién legaliza este mandato? Nos parece sumamente atinada la opinión de Vásquez Franco
quien dice “El caudillo en un solo acto sanciona y promulga; es él mismo fuente de derecho,
(...) y también controla, vigila y administra sin otro sistema jurídico que el de él, como jefe de la
rebelión que gozaba de la suma del poder”. (Vázquez Franco Guillermo “Tierra y derecho en la rebelión
oriental” ( a propósito del reglamento del XV)- Ed. Proyección- 1998- Montevideo.- Pág. 24). Aquí estamos
frente a un Estado Populista (Caudillesco) y no ante un Estado Liberal, un estado más bien
paternalista, que en esta instancia, intenta ordenar un problema que agobia estas tierras desde la
colonia, (hasta nuestros días). El Estado pensado por Artigas y Los Pueblos Libres es una
mezcla de estado paternalista y un proto estado soberano, no solo por voluntad política sino
porque el contexto político revolucionario con una beligerancia producto de la resistencia de los
colonialistas a los logros patriotas y de los ataques del centralismo porteño, con los aliados del
interior en general representados por el criollismo que va tomando cuerpo en las elites de los
notables de los pueblos (la nueva clase burguesa) impedían un contrato eficaz, legal y realmente
legítimo que incluyera a todos/as los y las habitantes de la Banda Oriental, principalmente al
nuevo sujeto político de la revolución: los y las de abajo que aún se estaban organizando en las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Artigas al ejercer el poder como caudillo, consciente o
inconscientemente fusionaba dos filosofías. El caudillo, como dice la cita anterior, dicta,
promulga, sanciona; está al frente de todo, pide que le rindan cuentas, “El M. I. Cabildo
gobernador, o quien él comisiones, me pasará un estado del numero de agraciados y posiciones
para mi conocimiento .(subrayado nuestro)
Algún autor opina que de esta manera la voluntad general no sé está poniendo en práctica a la
manera que él mismo había explicitado seguidas veces, sintetizado en la muy famosa y repetida
frase: “... mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana...”. Este
es un error de interpretación. El líder popular es la autoridad política que ejecuta lo que
previamente los orientales en las asambleas y congresos, han acordado. Los delegados como
diputados de Los Pueblos convocados y elegidos, estando reunidos constituyen “la presencia
soberana”, pero al ser proclamado Artigas como el máximo líder político militar de los
orientales en primera instancia Jefe de los Orientales, (asamblea de la Panadería de Vidal, dela
chacra de la Paraguaya y de Tres Cruces), constituído con su estado mayor en la marcha al
exilio (la redota) en “el gobierno inmediato” que él explicita en el notable Oficio del Daymán
al gobierno del Paraguay (7 de Diciembre de 1811) que las necesidades y urgencias de un
pueblo movilizado instauran en el Salto Chico de Concordia primero y luego en el Ayui,
preanuncian la puesta en acción del populismo revolucionario de José Artigas. Más tarde el
Congreso de Abril de 1813 (o de Tres Cruces) donde surgirán las famosas Instrucciones, y
finalmente el Congreso de Oriente en Junio de 1815 y en menor medida el Pacto de Ábalos en
1820, con Artigas planificando, ordenando, mediando y legislando, montado a caballo o sentado
en “una cabeza de vaca” como lo muestra aquella maravillosa descripción del inglés
Robertson, en Purificación, capital de los Pueblos libres, es el conductor conducido que
definiera con notable precisión J. P. Barrán. Volviendo a la discusión sobre el reglamento,
130
debemos plantear que además de no tratarse de un reglamento original en lo que tiene que ver
con el “beneficiario” de la suerte de estancia (dado que los reglamentos que le anteceden
priorizan a las “clases bajas”); la elección de estos beneficiarios y no de otros, nos da la pauta de
la concepción del Estado Oriental.
La justicia social como populismo revolucionario
En el hecho de que Artigas le entregara las tierras a los afro orientales libertos, indios, criollos,
sambos, y viudas de ellos, dado que estos formaron parte de lo que él mismo llamó, “el ejército
nuevo”; podemos llegar a vincular el derecho de propiedad de la tierra; y del ganado, con un
reconocimiento otorgado por el caudillo a aquellos que han dejado todo por seguirlo poniendo
en riesgo su vida y su familia, al servicio de la revolución. Esto es a lo que J. P. Barrán y B.
Nahum llamaron “Justicia revolucionaria”; dado que se les niega a “los malos europeos y
peores americanos”, puntualmente, aquellos que no lo han seguido y lo combatieron. Podemos
agregar, siguiendo nuestro análisis, y acordando con las definiciones acerca del caudillismo y la
figura del caudillo: se toma la tierra (y el ganado), como un premio, así el caudillo demuestra su
poder sobre los bienes: tierras y animales. Esto nos está mostrando una práctica muy antigua en
la historia, y que podemos vislumbrar claramente en la Edad Media en general, (y más
precisamente en España); en la que los caudillos otorgaban un beneficio material (generalmente
tierras), a sus aliados. Pero en esta ocasión en particular, Artigas en parte, cercena su propia
facultad caudillesca, instrumento si los hay de clientelismo de todas las épocas, y lo
despersonaliza. Si bien la herramienta distributiva de la riqueza se procesó dictatorialmente,
(única vía en esta coyuntura política), ya que “el jefe”, (Artigas), no tiene por encima ni por
debajo, órgano alguno que lo limite, a diferencia de los conquistadores Juan De Garay por
ejemplo, que fundaban una ciudad y de inmediato repartían tierras y aborígenes conquistados,
ente sus jefes y oficiales principales, delega en el cabildo de Montevideo y de otras villas y en
sus partidarios el registro y distribución igualitaria priorizando a los más infelices (Artículos 6º
y 7º). En tanto los cabildos que representan de derecho un órgano consultivo básico de las
resoluciones hispanoamericanas, y que expresan, en parte, el origen hispano del pensamiento
artiguista, en momentos claves de la revolución de los pueblos, como institución está
subordinada al caudillo, que goza, como hemos dicho de la suma del poder. Un claro ejemplo,
en ocasión de que Álvarez Thomas, siendo Director supremo le pide al Cabildo de Montevideo
que proceda a la elección de diputados para reunirse en el congreso a llevarse a cabo en
Tucumán; este contestó: “Que esta corporación ofendería el alto y recomendable carácter del
excelentísimo general don José Artigas, a la sensible, viva y entera virtud de que, por sus
grandes costosos y penosísimos sacrificios le es deudor, y la noble y decidida confianza que ha
puesto en él, si diese un paso en materia de tan grave trascendencia, sin consulta suya”. Así
mismo sucede en 1816 después del acuerdo de Santo Tomé en 1816, el cabildo de Santa Fe ante
las presiones y negociaciones de Buenos Aires para separar a Santa Fe de la influencia de
Artigas “(...) son de parecer los concurrentes se ordene a sus diputados pasen a concluir su
comisión con el jefe de los Orientales y protector de la Libertad, D. José Artigas, por si sucede
lo que esta provincia tanto apetece y lo indica la de Buenos Aires en su comunicación a los
diputados de que tengan término las funestas desaveniencias que entorpecen los progresos de
la causa de la América con cuyos fines se de noticia a dicho señor Protector de esta resolución
(...)” Esto nos demuestra hasta que punto puede llegar el poder del caudillo, el respeto que
engendra sobre esa “corporación”, que le da su confianza, que en el sistema de Los Pueblos
Libres, se subordina a su protector.
Jefe de los Orientales. 10 de octubre de 1811
131
Cuando lo nombran en la Asamblea de la quinta de la paraguaya el 10 de octubre de 1811, “Jefe
de los Orientales”; están simplemente homologando una realidad dada. Y que él había
anticipado en Marzo ante el nuevo Secretario de la Junta el Deán Funes, en el cabildo de Buenos
Aires. “Él era el jefe” esa es la realidad, es su prestigio como caudillo el que lo había
catapultado como el jefe. Este estado, antes de ser soberano por consenso popular, es populista
(caudillesco), es una especie original y extraña de estado paternalista con rasgos propios.
Artigas actúa con el pueblo como un padre con sus hijos, y su poder no nace de un consenso,
sino de la fuerza, del respeto, de la costumbre; él es el caudillo. Cuando Artigas pasa a ser “El
protector de los Pueblos libres”, ya su título nos esta dando un matiz paternalista claramente
detectable. Él está para protegerlos, para guiarlos. Este estado no se maneja con los preceptos
dieciochescos que forman las bases de nuestros estados modernos, el contractualismo. Jamás
Artigas utilizó otra forma de gobierno que no fuera directa y personal. No vemos resortes
independientes entre sí (poder judicial, ni poder legislativo), tampoco observamos un gabinete
ministerial; claro que sí tenía secretarios, pero no tenían políticamente obligación de oficiar
como consejeros. Básicamente Artigas ejerce el poder caudillesco como un padre, y goza de su
sitio en la punta de la pirámide jerárquica para liderar y conducir las acciones. Este tipo de
Estado nos recuerda a otros que se repiten a lo largo de la Edad Media. Artigas actúa de hecho
como un caudillo, sin mas justicia que su palabra; su autoridad es ejercida bajo el signo del
prestigio y el respeto, como decía en sus Memorias el Capitán realista Salazar, “el prestigio de
Artigas lo llenaba todo”, o también “ si se nombraba a Artigas todos temblaban”. En la
estructura jerárquica populista, era el mas fuerte y respetado, era “el hombre que en mejores
condiciones se hallaba para encaramarse en el poder “el que atraía todas las adhesiones, y el
que conciliaba el respeto de los desheredados del campo e indios, “el coquito de la campaña”,
entendiéndose bien, el “coquito” de los grandes hacendados que habían aprovechado su
baquia, valor y disciplina, y sus infinitas relaciones personales...” (subrayado nuestro)
La hispanofilia del revisionismo nacionalista y aristocratizante, se basa en la figura del caudillo,
tomando esta denominación de la tradición hispana de la Edad Media, “hombre respetado,
amado y temido”; citando a Alfonso el sabio* El caudillo debía tener las cualidades de
“Esfuerzo, maestría y seso”. Nota: Alfonso X de Castilla, llamado «el Sabio» (Toledo1221Sevilla, 1284) rey de Castilla entre 1252 y 1284). Desde esta mirada, Artigas se nos intenta
presentar como uno de esos caudillos medievales, “Así se perfila Artigas, es estas horas finales
del régimen Español. Como un Cid, al frente de la mesnada propia, reconquistador de tierras,
defensor de derechos ultrajados, amparo de débiles. Y también como el Cid, vasallo leal, pero
sin mengua de su dignidad y albedrío”. (Pivel Devoto, J. E. – “Las raíces coloniales de la revolución de
1811”. Ed. Monteverde, 1952, Montevideo. Pág. 58). Así como anteriormente reivindicamos el
concepto de populismo revolucionario referido al artiguismo por Pivel Devoto, cuestionamos
este exceso de hispanofilia. El modo caudillesco en Artigas, en especial es mencionado por
variados autores, entre los que se encuentra M. J. Ardao, (Autores varios. estudios publicados por el
País. M. J. Ardao p 134) quien plantea “... el eco de su Gobierno patriarcal ejercido al frente de una
columna en marcha en los momentos inciertos de la lucha.” (subrayado nuestro) El caudillo, en
medio de la revolución del pueblo oriental, erige un estado fuertemente personalista y con un
despotismo que se explica como el del padre con su hijo, en un encuadre del contexto familiar
de la época, como lo vimos en el caso de la revolución Haitiana (Balbi G. M. Richardet A. J. 2012
Nuestra América Latina)
¿Reflexión final o inicial?
132
Al transitar el largo camino de buscar material en las fuentes documentales y leerlo, para luego
confrontarlo críticamente, se abrió un gran abanico de preguntas acerca del ideario artiguista.
Profundizando en la temática, descubrimos facetas desconocidas del pensamiento de este
extraordinario personaje, sobre quien en los ámbitos académicos rioplatenses
(argentinos/uruguayos) existe una cierta sospecha epistemológica que su ideología era fiel copia
de los modelos europeos revolucionarios. En las corrientes historiográficas de este lado del
Plata divididas opiniones por el sesgo político de la actualidad, una más teñida de la leyenda
maldita porteña (mitro marxismo) y las otras fluctuando entre el romanticismo del credo liberal
popularizado (leyenda dorada) el revisionismo criollo de la derecha vernácula (Artigas gaucho
proto rosista). A su vez, estimamos que buena parte de la historiografía que ha contribuido a la
construcción del “héroe” en el imaginario uruguayo, estuvo preocupada por demostrar las
vinculaciones las corrientes revolucionarias francesas y norteamericanas en la gesta de la
Independencia dejando de lado el legado hispano e indiano; al decir de Don Pepe Rosa, que
subyace en el profundo entramado de sus ideas. Con la aparición del revisionismo histórico,
algunos autores comienzan a pensar que Artigas era un hombre arraigado en un pasado
hispanoamericano a partir de ideas fuerzas que influencian su pensamiento. A su vez los aportes
desde el liberalismo y el marxismo, lo analizan por la manera que en su discurso aparecen
similitudes con las ideas de vanguardia de la época. Revolución democrática burguesa en lo
político, reforma agraria, libre comercio, independencia de las colonias. Desde esta última
mirada sería una expresión regional, de los procesos periféricos reflejos del proceso mundial de
cambio economico – revolución industrial y nueva división internacional del trabajo - que se
venía dando en Inglaterra, y llegaría a nuestros territorios como coletazos de los huracanes de la
independencia de las colonias norteamericanas y la revolución de los franceses. Esto se
manifiesta en textos como el siguiente: “La revolución Francesa, (...) es un hito en todas partes.
Sus repercusiones, mucho más que las de la revolución Norteamericana ocasionaron los
levantamientos que llevarían a la liberación de los países latinoamericanos, después de 1808”
(Hobsbawn E. “La era de la revolución” (1789-1848) Ed. Crítica – 3º ed. 1999- Bs. As) Este análisis que
hace Hobsbawn de las repercusiones del proceso revolucionario mundial en el contexto
latinoamericano, es una de las generalizaciones incorrectas a nuestro parecer, ya que en casos
puntuales como el de Artigas, es una de las excepciones a esta regla. Si bien podría decirse que
en el ideario de Artigas, hay datos en que se parece más a la ideología norteamericana que a la
francesa, optamos por la versión nuestramericana latina y caribeña, y registrar similitudes con la
revolución de “la igualdad de la epidermis o revolución haitiana”, y en la raigambre: la tradición
hispanoamericana.
133
PARTE TERCERA
7º LA DECLINACIÓN. AÑO 1816
El agotamiento de las tendencias revolucionarias. Triunfo del criollismo. Rescatamos un
artículo de principios de la década de los 70 (siglo pasado) para compartir una interesante
postura sobre la agudización de las contradicciones en los frentes político sociales e
interculturales anticolonialistas, justamente sobre finales del décimo quinto año de las
revoluciones independentistas en América del Sur. Hacia 1816 las los procesos revolucionarios
iniciados casi simultáneamente alrededor del comienzo de la primera década del siglo XIX
(1810-15), se encontraban con una serie de limitaciones, que los ponían en situación crítica. A
partir del año 16, la derrota aparecía en el horizonte de los sueños independentistas americanos.
Pero como observa un destacado autor, apenas un año más tarde, hacia 1817 y hasta 1824 la
gesta emancipadora se vuelve a re encauzar, la paradoja será que: “…la revolución se iba
afirmando en la medida en que perdía su radicalismo”, escribe Gustavo Beyhaut. (Beyhaut
G.América Latina: de la independencia a la segunda guerra mundial 5ª ed. Publicación México, D.F. Siglo
Veintiuno, 1995) En 1815 se habían ido apagando los fuegos revolucionarios en casi toda América
Latina, excepto en la región litoral mesopotámica y rioplatense, con el liderazgo de José Artigas
y el llamado por él, sistema de los Pueblos Libres o “Sistema General de los Americanos”. En
paralelo, los movimientos iniciados desde México hasta los límites del virreinato del Sur, habían
sido aniquilados por las fuerzas del viejo orden colonial. En el mismo sentido opina Halperín
Donghi, (Halperín Donghi, Tulio; Revolución y guerra; Bs. As., Siglo XXI, 1972 págs. 177-196.) “Venezuela
en 1815 era una fortaleza realista;” como primera consecuencia del retorno de Fernando VII al
trono de España “diez mil hombres, mandados por el teniente general Morillo, llegaban de la
metrópoli y preparaban desde Caracas el golpe de gracia contra la revolución de Nueva
Granada”. Justamente en Nueva Granada (actual Colombia) la situación era compleja y
cambiante, el movimiento de la independencia, víctima de sus contradicciones internas, se
fragmentaba. Los españoles ocupan primero Cartagena de Indias y luego Bogotá, de esta
manera, en el norte de Sudamérica, del movimiento revolucionario ya no quedaba nada. En todo
el continente americano los pueblos sentían la amenaza que significaba la restauración del
absolutismo en Europa. Como consecuencia de este proceso reaccionario surgía una institución
política como la Santa Alianza, que ofrecía un límite para los intentos de reformas económicas y
políticas en cualquier lugar del mundo, al que pudieran llegar las tropas europeas, al mismo
tiempo que suponía la posibilidad cierta del retorno de los monarcas absolutos que años antes,
habían perdido sus tronos, ante el avance de Napoleón y sus aliados. Sin embargo, la
restauración del absolutismo en España, ratificando la vigencia de la contradicción principal:
metrópolis colonial / colonias americanas, para los movimientos de emancipación representó
apenas un peligro potencial, ya que se acentuaron las contradicciones al interior del frente
anticolonialista, principalizándose las oposiciones locales de las tendencias reformistas y
conservadoras a las acciones de las tendencias revolucionarias. Hay autores que opinan que
quizás esto se debería a que, en sus orígenes, los movimientos rebeldes habían comenzado
como exigencia de cambios políticos de corte contractualista (regentismo autonomista, el
eufemismo de la máscara de Fernando) con la convocatoria de Cabildos abiertos y la creación
de Juntas, sin plantearse inicialmente como auténtico conflicto anticolonialista es decir
independentista, esta confrontación queda reducida a una disputa de poder entre la elite criolla y
los funcionarios y comerciantes europeos por el manejo de las instituciones y la renta. Por este
motivo, en la mayoría de los casos las revoluciones sudamericanas, habían entrado en una etapa
de crisis aguda hacia 1816. La falta de claridad en cuanto a la confrontación entre criollos y
134
europeos, otro rasgo común en todos los países americanos, explicaría así la actitud ambigua
que los grupos independentistas tienen frente a la participación de “las castas” y de los sectores
excluídos de los beneficios institucionales por el poder colonial. Las consecuencias inmediatas,
se verían hacia 1815 con el agotamiento de las tendencias más radicalizadas, y se toma por
ejemplo el caso de Chile, donde se liquida y persigue la tendencia revolucionaria representada
por los hermanos Carrera. Esto queda simbólicamente expresado en la muerte del guerrillero
Manuel Rodríguez, asesinado por la espalda luego de ser tomado prisionero, hecho por el cual
Bernardo O’Higgins, jefe del ala moderada, fue denunciado y acusado por Javiera Carrera y su
ex mujer Rosario Puga.
Otro hecho significativo es el ocurrido en Venezuela, cuando Simón Bolívar, en 1817, hizo
ejecutar por insubordinación a uno de sus mejores generales: Manuel Piar, un mulato de
Jamaica y líder, junto a otros, de los pescadores de perlas y los marineros de Isla Margarita y
Cumaná, quienes sostenían en medio de la guerra independentista una verdadera guerra de
étnica y social.
En el Sur. En extremo sur de América del sur, los gobiernos criollos con sus idas y venidas,
afrontan por una parte la rebelión de las provincias que rechazan el centralismo porteño y el
intento unitario, y por la otra se ven exigidos a enfrentar el contraataque estratégico de los
españoles en zonas críticas de la frontera noroeste, con derrotas importantes; entre ellas la de
Sipe-Sipe, en noviembre de 1815, donde es derrotado José Rondeau sólo quedan Güemes y sus
“infernales” en la defensa de la frontera. La América sublevada muestra una tendencia general
de retroceso durante el año de la declaración de la independencia en el Congreso de Tucumán.
Se vive una crisis generada por los peligros exteriores, una amenaza militar probable en lo
mediato, pero se vive en lo inmediato, un enfrentamiento que en los movimientos de la
independencia planteaban los diferentes grupos sociales de las regiones americanas,
comenzando a fracturase los frentes anticolonialistas. La segunda etapa de estas guerras
independentistas, va a estar marcada por una tendencia a la moderación, enmarcada por la
construcción de una alianza posible, entre sectores españoles, europeos y criollos nativos,
pertenecientes al mismo grupo social, frente al peligro de la radicalización de sectores de las
poblaciones nativas y mestizas empobrecidas, (“La revuelta servil” cuyo modelo era la
revolución de los esclavos en Haití) agravado por los altísimos costos en recursos humanos y
materiales del primer lustro de confrontaciones bélicas.
Del republicanismo ideológico al Populismo de Artigas Según Gustavo Beyhaut, (1995.Op
citada) las tendencias revolucionarias que intentaban dar contenido social al movimiento
independentista tienen dos vertientes en su formación: en primer lugar, el liberalismo ideológico
inspirado en el pensamiento europeo y en sus proyecciones revolucionarias. Un representante
típico de esta tendencia bien puede ser Mariano Moreno a quien se lo ha intentado identificar
con el jacobinismo que lo convierte en sostenedor del terror revolucionario. Nuestro equipo lo
define como un precursor de la teoría del foco revolucionario. La otra fuente de actitudes
revolucionarias es menos intelectual, y de raigambre más profunda, ya que surge de la relación
con los sectores populares a quienes se convoca a la lucha sin distinción de casta ni clase. Una
actitud de este tipo podría señalarse en Artigas, en sus disidencias con comerciantes y
estancieros, por la incorporación de indios, negros y criollos pobres, con sus mujeres, a sus
fuerzas como pueblo en armas (el ejército nuevo), o en los criterios de justicia social para el
reparto de tierras. A esto debemos agregar a Martín Miguel de Güemes, caudillo de tendencia
populista instalada en Salta desde 1815 cuando, en votación popular y secreta, es nombrado
gobernador de la provincia y Capitán General.
135
Pregunta: Güemes tenía la misma tendencia hacia el populismo que Artigas?
¿Cuál era la situación social del territorio salteño al surgir Güemes y qué característica tuvo el
régimen que instaló en la provincia? En Salta la población estaba dividida fundamentalmente en
tres grupos sociales, diferenciados no sólo por su posición en la sociedad, sino también por la
línea de castas. 1º una clase alta terrateniente y mercantil, 2º una población rural de labradores
sin tierra, y una población urbana ocupada en servicios. Existía desde siempre una gran
diferencia entre uno y otro grupo, y el predominio de las familias ricas y de linaje colonial era
indiscutido. El poder económico de este grupo estaba estrechamente ligado al comercio con el
Perú, por ser Salta lugar obligado en la ruta comercial y por el valor de sus potreros para la
invernada de los arreos de mulas destinados a esa plaza. Güemes, sin embargo, pudo gobernar
durante cinco años en nombre de las clases populares y contra los grupos oligárquicos. El
“güemismo” o “sistema del fuero gaucho” de Güemes se caracterizó por acentuar la
participación popular del campesinado y peones rurales, descargando sobre la oligarquía
terrateniente y comerciante todo el costo económico de la guerra anticolonial. Se montó un
mecanismo recaudatorio con requisas de ganado, confiscaciones y contribuciones forzosas con
las que se costeaban las campañas militares contra los españoles. Además, la clase pudiente
sufrió las consecuencias del cierre de la ruta comercial al Alto Perú. Estas medidas producen
desgaste del apoyo popular a Güemes, originado fundamentalmente en dos circunstancias: el
estado de guerra permanente y el empobrecimiento que se hizo general, simplemente porque el
grueso de la población sólo consumía. De esta manera se llegó a identificar a los más ricos con
el partido realista y a las mayorías populares con el bando patriota. Estas circunstancias
contribuirán, a que los verdaderos interesados en la caída de Güemes fuesen las antiguas
familias oligárquicas. La ciudad de Jujuy le era hostil y debió dominarla, al mismo tiempo que
enfrentaba al general Rondeau. Obtuvo el poder jujeño y con Rondeau, luego de un conflicto
armado, logró pactar en la “Hacienda de San José de los Cerrillos” el 22 de marzo de 1816.
El 8 de junio de 1820, San Martín nombró a Güemes General en Jefe del Ejército de
Observaciones sobre el Perú. Ante tales circunstancias, delegó el cargo de gobernador en la
persona de José Ignacio Gorriti – miembro de una de las pocas familias patricias favorables a la
Revolución - y se dedicó por entero a la guerra contra los realistas. A comienzos de 1821, en
medio de la lucha contra los españoles, la situación política interna de Salta se volvió tensa. Al
“güemismo o Patria Vieja” se opuso un fuerte núcleo de ideólogos y políticos locales que
aspiraban a un régimen de mayor libertad para los poderosos y que, con el nombre de “Patria
Nueva”, enfrentó a Güemes en su liderazgo personalista, en sus fuertes demandas económicas a
las clases acaudaladas y en la defensa de los derechos para sus paisanos y sus familias: “el
Fuero gaucho” que pretendía imponer sobre la llamada clase dirigente u oligarquía provinciana.
Un nuevo problema se agregó ya que debió combatir contra el caudillo de Tucumán, Bernabé
Aráoz (que había proclamado República a su provincia), a quien secundaban algunos dirigentes
de la Patria Nueva. La lucha contra el caudillo tucumano tuvo dos aspectos: por un lado,
rechazó la invasión a Salta, mientras por otro, para contragolpear, invadió Tucumán, aliado al
caudillo de Santiago del Estero, Felipe Ibarra. Esta parte de su campaña fue poco exitosa: el 3
de abril de 1821 fue derrotado por primera vez por los tucumanos. Luego sufriría dos derrotas
más en los combates de Acequiantes y Trancas. Hicieron correr la versión de su muerte para
desanimar a sus seguidores. Las derrotas militares, la confusa situación interior de la provincia
y, también, cierto descontento de la población generalizado tanto por las noticias negativas por
el cansancio y el empobrecimiento mayoritario, provocados por la guerra, fueron aprovechados
por los españoles para invadir Jujuy. A esta invasión la enfrentó el gobernador delegado Gorriti
136
partidario de Güemes, quien marchó sobre Jujuy y venció a las tropas realistas en el “Día
Grande de Jujuy” (27 de abril de 1821). Este éxito no impidió, sin embargo, que la traición de
algunos salteños facilitase la entrada a la capital de una partida de tropas realistas. Este hecho
producido el 7 de junio de 1821, fue fatal tanto para la vida de Martín Miguel de Güemes, como
para el régimen instaurado bajo su liderazgo. El mismo día de la invasión, Güemes fue herido
durante un tiroteo. Conducido, a su pedido, hasta el cuartel del gobernador delegado Gorriti,
murió diez días después, luego de una dolorosa agonía. Ese 7 de junio de 1821 marcó también la
muerte del régimen populista, del “sistema del fuero gaucho” que favorecía a los pobres en
detrimento de los ricos, que durante cinco años había tenido vigencia en el territorio dominado
por el famoso caudillo salteño. Todo aquel pueblo que lo había acompañado en las buenas y en
las malas concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical. Así lo recuerda Juana
Manuela Gorriti: “todavía recuerdo al magnífico espectáculo de aquel cortejo fúnebre que vi
atravesar las calles d Salta, conducido por mi padre y por Vidt, que vestidos de luto y la cabeza
descubierta, llevaban con una mano las cintas de un ataúd, y con la otra a dos niños, Martín y
Luis Güemes, que acompañaban llorando el féretro de su padre […]- En el cortejo fúnebre
detrás del grupo íntimo de familiares y amigos, venía una inmensa muchedumbre, pueblos
enteros, que de largas distancias habían venido para tributar su ofrenda de lágrimas y plegarias.
Mientras tanto, la Gaceta de Buenos Aires, expresión de la prensa rivadaviana, informaba feliz y
desvergonzadamente a sus escasos pero influyentes lectores: “murió el abominable Güemes al
huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos. ¡Ya tenemos un cacique menos!”
Historia con mujeres: salteñas y jujeñas
Al hablar de las mujeres salteñas y jujeñas en la guerra por la Independencia, debemos
considerar el coraje, la inteligencia y la capacidad organizativa para apoyar las acciones de
resistencia. Mujeres que sintiendo la necesidad de que sus hijos crecieran en una patria libre e
independiente, no dudaron en transgredir ciertas reglas sociales de la época, en las que el rol de
la mujer era muy limitado. Y si embargo, demostraban su capacidad, pero por sobre todo la
pasión y el coraje para concretar y realizar aquellos ideales patrióticos. Estas mujeres tenían a
sus padres, a sus maridos, a sus hijos, a sus hermanos sirviendo en los ejércitos patriotas,
circunstancias que motivaron, se convirtieran en espías en un sistema popular de información,
que desafiaba los graves peligros de la ciudad sitiada. Cuentan, que las ingeniosas actividades
de espionaje que realizaban estas mujeres, tenían numerosos métodos, por ejemplo llevaba
ocultos mensajes y comunicaciones en el ruedo de sus polleras. En Salta se necesitaba una
comunicación casi diaria sobre lo que ocurría en la plaza. Se ideó establecer entonces una
estafeta muy singular en las afueras de la cuidad, así, en el tronco de un árbol copioso que crecía
en la ribera del río Arias se hizo un hueco a manera de buzón de modo que se pueda introducir
la mano. Una vez que se dejaba la comunicación en un papel camuflado quedaba el hueco
cubierto con una tapa de la misma corteza. Era común en ese entonces enviar a “las criadas”
(sirvientes) al río para el lavado de la ropa, estas servidoras de confianza además de la lealtad a
“sus señoras” eran entusiastas patriotas, conducían con la ropa o el cántaro, la correspondencia
para los patriotas que eran puestos en el árbol sin ser vistos. A fin de conocer el número de
tropas con que contaba el enemigo, cualquier mujer pobre, aparecía por las calles ofreciendo
pan que ella misma hacía. De esta manera tenía acceso a los cuarteles realistas, a la hora en que
se pasaba lista a la tropa. No siempre estas mujeres sabían contar y para no equivocarse,
llevaban en el bolsillo de sus pollera una cantidad de maíz y dos bolsitas vacías colgadas en la
cintura (tal era el sistema de contabilidad). Sentadas allí con su pan en el patio del cuartel, en la
plaza o en la calle, iba echando un grano de maíz en una de las bolsitas por cada vez que se
137
respondía presente, haciendo lo mismo en la otra bolsa por cada vez que se escuchaba
“ausente”. Se lograba así conocer, el número exacto de enemigos en aquel sitio. Esta operación
se repetía cada vez que llegaban refuerzos del Perú, comunicando el resultado al Gral. Güemes.
Esta operación también se realizó en Jujuy: Doña Loreto Sánchez de Peón de Frías fue siempre
una espía destacada que tuvieron en contra los españoles cuantas veces invdieron a las
provincias norteñas desde 1814. Estas señoras patriotas, eran siempre acompañadas humildes
mujeres del pueblo. Entre estas “damas” se distinguió Macaha Güemes
María Magdalena Dámasa de Güemes “Macacha”Nació en Salta el 11 de noviembre de
1787, hija de don Gabriel de Güemes y Montero, tesorero de la Real Hacienda en la Provincia, y
de doña María Magdalena de Goyechea y de la Corte. Era la hermana del general Martín Miguel
de Güemes de quien fue eficaz colaboradora. Recibió la educación habitual para las mujeres de
su época y posición. Decidida en la lucha contra los realistas actuó en política con gran acierto.
Tenía el mismo trato amable tanto para la gente encumbrada como para la humilde, por que se
la consideraba una dama de gran corazón que llenó de clemencia el difícil gobierno de su
hermano en los momentos de mayor conflictos políticos. Macacha salvó más de una vida,
aunque no fuese de su bando, refugiándolos en su casona central, y enviándolos disfrazados a su
finca, ideando fugas nocturnas casi novelescas. Dicen que en momentos de apuro montaba a
caballo y recorría las filas, arengando a las tropas. “Gaucheaba” plantada y hábil jinete frente a
los escuadrones gauchos sin titubear, ya de niña montaba en pelo, criada en el campo conocía
sus hombres, sus costumbres, las voces, los árboles y las plantas, los cambios del viento, los
secretos del paisaje. El 24 de octubre de 1803, con solo 16 años se casó con Román Tejada. Su
acción a favor de la causa patriota se inició después de la Revolución de Mayo, cuando
convirtió su casa en taller de confección de uniformes para los soldados de la partida de
observaciones, organizada por Güemes. Supo sacar partida con notable inteligencia, de su alta
posición social, para realizar tareas arriesgadas, especialmente cuando los realistas ocupaban la
ciudad de Salta y Martín Miguel los combatía con todos los medios a su alcance. Puso al
servicio de su hermano su gran habilidad política, especialmente en los momentos más difíciles,
como en 1815, cuando gracias a sus gestiones se llegó a la paz de los Cerrillos, luego de la
delicada situación surgida entre Güemes y Rondeau. Macacha luchó codo a codo junto a su
hermano y con su madre fueron eficaces propulsoras de la causa patriota en el norte,
interviniendo personalmente en los actos públicos y de guerra.
Congreso de Tucumán
¿Triunfo del conservadurismo y de la razón política eurocéntrica?
La tendencia al conservadorismo imponiéndose sobre los sectores revolucionarios y populares,
encabezada por la oligarquía porteña ahora aliada con las oligarquías norteñas se manifiesta en
el Congreso de Tucumán, pese a la resistencia de José Artigas, máximo líder popular de la
región litoral y rioplatense. Artigas, en verdad, sufrió más que Güemes los embates de los
sectores sociales opuestos al cambio revolucionario y profundo que pareció esbozarse en los
primeros momentos. Hay también indicadores de esta situación en la actitud de los grupos
privilegiados y aún entre los representantes al Congreso. Un ejemplo, en la Asamblea del Año
XIII sus participantes usaban el término “ciudadano” para tratarse, durante el Congreso de
1816 utilizaron el jerárquico de “señor”. Si bien siendo respetuosos del contexto y del desarrollo
de las ideas prevalecientes en la época, (principio básico de la corriente de la Historia social) es
necesario señalar que las propuestas monárquicas expresadas en el Congreso tucumano,
negaban el absolutismo y que ninguna intentó el retorno a la dependencia del colonialismo
138
español. Basta recordar que cuando Belgrano en su discurso sostuvo que era justicia la
restauración de la nobleza incaica, despertó en el diputado porteño, Tomás de Anchorena, este
comentario: “…poníamos las miras en un monarca de la casta de los chocolates, cuya persona,
si existía, probablemente tendríamos que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna
chichería para colocarla en el elevado trono del monarca”.
Para 1815 el territorio de las Provincias Unidas está partido en cuatro referencias políticas. 1º La
Región Litoral mesopotámica que había elegido Protector a Don José Artigas; 2º Paraguay,
escindido y aislado por propia voluntad política con vida autónoma, 3º Buenos Aires apoyado
por las provincias de Cuyo; 4º el Noroeste, en comunicación directa con Bolivia, donde
mandaba Güemes imponiendo el Fuero gaucho, Córdoba fluctuaba entre los dos bandos. Los
dos congresos de la Independencia (el congreso de Oriente o de Arroyo de la China o de Los
Pueblos Libres 29 de Junio de 1815 y el Congreso de Tucumán 9 y 19 de julio de 1816)
profundizan las contradicciones al interior del frente anticolonial de las Provincias Unidas, los
máximos referentes marcan las separaciones. Gûemes, Belgrano, San Martín y Pueyrredón, son
soldados del Congreso de Tucumán donde teniendo como vocero a Manuel Belgrano, impulsan
la monarquía temperada o monarquía constitucional al estilo Inglaterra, aunque con un Rey
Inca, Artigas en el Congreso de Oriente convoca a las provincias de la región litoral
mesoptámica y rioplatense insiste en ratificar el “Sistema de Los Pueblos Libres” o “Sistema
general de los Americanos”, explicitados en las Instrucciones del Año XIII fundamentalmente
Art1º y 2º (Cfr Capítulo 4º La Presunción de la declaración de Independencia pág )
Artigas, protector del Congreso del Litoral. Era tan molesto Artigas para los congresales e
ideólogos porteños, que una de sus figuras eminentes, Manuel García (el pecho frío para los
asuntos de la Patria, como le llamaban sus contemporáneos), opera desde Río de Janeiro para
que Portugal invada y ocupe la Banda Oriental. ¿Por qué? Porque Artigas era la primera
expresión en América del Sur del populismo revolucionario (Pueblo y Gobierno en la misma
dirección), con un liderazgo emergente de la relación directa líder y las masas populares.
Pùeyrredón, electo Jefe de Gobierno, postulado por el propio San Martín, llega a Buenos Aires a
finales de julio de 1816. San Martín en carta a su amigo y confidente Tomás Guido, dice
“Prefiero la vecindad con los portugueses que con Artigas”. Los portugueses, ya han invadido
la Banda Oriental, y su idea es llegar hasta Santa Fe. Pueyrredón le ofrece una alianza
ofensivo/defensiva a Artigas, pero este no le cree, porque sabe que está involucrado en los
planes de Manuel García. Manuel Dorrego, ya convertido al federalismo artiguista porteño, le
pide una decisión. Como Pueyrredón balbuceó, Dorrego le escupió una insolencia, y el ‘loco’
Manuel terminó sus días en Baltimore, Estados Unidos de Norteamérica, desterrado. En agosto
de 1816, Pueyrredón ordenó invadir Santa Fe, y rodear a Artigas, en alianza con los
portugueses. Asediado por dos frentes, Artigas buscó el concurso de Güemes, de San Martín y
de Belgrano. Pero se desentendieron de auxiliarlo.
Belgrano y Güemes contra Artigas. Güemes y Belgrano no ahorran agravios contra el
Protector de los Pueblos Libres. A continuación transcribimos la correspondencia de Belgrano a
Gúemes como prueba, y se puede observar como va cambiando de parecer de acuerdo a la
información del gobierno porteño de que dispone: “(…) Me confirmo en que Artigas es un
traidor completo. Oficial general español, caballero con pensión y declarar la guerra al tiempo
de la expedición a Chile y bajada de los que tiene Ud. a su frente, olvidándose del territorio en
que manda y de los portugueses que lo tratan de poseer, por hacer la guerra al Gobierno de las
Provincias Unidas. ¿Y qué razón hay más en esta época que no la hubo antes? Permítame Ud.
que no siga porque no me puedo sufrir a mí mismo. ¡Infeliz país en que sus hijos abriguen
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pasiones tan pueriles, tan ridículas, tan indecentes y no perdonen medio de satisfacerlas! (…)”
Belgrano a Güemes, 18.01.1818 En consonancia con los planteos de Belgrano responde Güemes el
13 de Febrero de 1818 “(…) Con respecto a Artigas, estoy en lo mismo que dije a Ud. Que
todos los jefes debemos invitarlo a la unión y que si pertinaz en su empeño, la resiste, lo
ataquemos entre todos, pues de lo contrario nos ha de ir quitando gente ese malvado.
(…)”Güemes a Belgrano 13.02.1818
Artigas se quedó solo. Le diría, dolido a Estanislao López, “Con los charrúas me alcanza para
contener a los portugueses”, pero el problema era la traición de los porteños que auxiliaban a
las tropas invasoras, y atacaban por la espalda los baluartes artiguistas de Santa Fe, Entre Ríos y
Corrientes. En tanto Córdoba y Santiago del EStero, cansados de Bs As, se sublevan en nombre
de Artigas, pero Belgrano baja con el Ejército del Norte, abandonando a Güemes en Salta,
impone el orden a sangre y fuego. Esto incluye el fusilamiento sumario del comandante Borges.
La declaración de la Independencia de las Provincias Unidas
Ofensiva directorial de 1815 Mientras Artigas convocaba al llamado Congreso de Oriente,
con representantes de todas las provincias litorales, más la Banda Oriental, Santa Fe y Córdoba
para firmar la paz con el gobierno porteño y garantizar la convocatoria al congreso de las
Provincias Unidas y al la constitución del Estado surgido de un pacto de confederación de todas
las provincias, mandato incumplido por el centralismo porteño manipulando la Asamblea del
año XIII, motivo por el cual fuera disuelta trás la caida de Alvear. En cumplimiento de lo
pactado en Fontezuelas, Artigas envió a cuatro representantes a firmar un tratado de alianza con
el nuevo Director - se había abandonado el título de Supremo - Álvarez Thomas. Al llegar, se
encontraron con evasivas del gobierno; semanas más tarde presentaron una protesta formal por
la falta de avances en las negociaciones. Se les comunicó que serían alojados en un lugar más
cómodo y seguro; un buque en el río: habían sido arrestados. Unos días más tarde, también era
puesto en prisión Mariano Vera, enviado por el gobernador Candioti a Buenos Aires para pedir
armas con las cuales enfrentar la amenaza de “los indios”. Al mismo tiempo, partió una división
al mando de Juan José Viamonte a apoderarse de la ciudad de Santa Fe. El gobernador Candioti
estaba muy enfermo y hacía semanas que no gobernaba y los santafesinos no tenían cómo
defenderse. Terminaron aceptando que los porteños ocuparan la ciudad. Candioti murió al día
siguiente de la entrada de Viamonte; quien negociando e imponiendo presión política y militar
ante el cabildo local y una junta de representantes, el 28 de agosto de 1815, hizo elegir
gobernador a Juan Francisco Tarragona, que de inmediato anunció que la provincia volvía a
depender política e institucionalmente de Buenos Aires. Unas semanas más tarde, Álvarez
Thomas le explicó, sin vueltas, a Artigas que había arrestado a los diputados porque, si los
hubiera dejado en libertad, le hubieran avisado que enviaba un ejército hacia Santa Fe. El
Protector indignado retiró sus representantes de Buenos Aires.
Invasión porteña a Santa Fe El Director interino Ignacio Álvarez Thomas envió entonces
sobre la Provincia a un ejército que comandaba el general Eustaquio Díaz Vélez y al Ejército del
Norte, bajo la conducción del general Manuel Belgrano. El comandante de San Nicolás, Díaz
Vélez avanzó hacia Santa Fe por orden de Belgrano, mientras éste se establecía en Rosario. Con
la misma soberbia y necedad de la mirada porteña, afirmará años más tarde, en un oficio: “Esta
guerra no tiene transacción. Los que están a mi frente son gente de desorden, y correrán luego
que vean tropas”. El que terminó corrido fue él. El agravante, es que cargará sobre sus espaldas
con el fusilamiento sumario del comandante Borges, artiguista santiagueño. Las cartas enviadas
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a Candioti sobre los sucesos en el Litoral son demostrativas de su falta de conocimiento acerca
de la lucha de los Pueblos Libres.
Acuerdo de Santo Tomé 9 de Abril de 1816 Llegado Belgrano a Rosario, encomendó a Díaz
Vélez que negociara un arreglo pacífico con los federales santafesinos. Díaz Vélez se adelantó a
sus fuerzas y marchó solo hasta Santo Tomé, donde firmó con Cosme Maciel y Mariano
Ezpeleta, comandantes de las fuerzas federales de Santa Fe, el Pacto de Santo Tomé, el 9 de
abril de 1816. Se reconocía la autonomía santafesina, se separaba del mando del ejército a
Belgrano - porque quería irse cuanto antes a asumir el mando del Ejército del Norte - y la
destitución de Álvarez Thomas. Éste fue reemplazado por González Balcarce,como director
provisorio y más tarde por Juan Martín de Pueyrredón. El Congreso de Tucumán, enterado del
nombramiento de Antonio González Balcarce como Director Supremo en reemplazo de Álvarez
Thomas, resolvió en la sesión del 3 de mayo de 1816, que dicho cargo sería ocupado por el
general Juan Martín de Pueyrredón, (diputado por San Luis vinculado a la Logia Lautaro) y que
mientras tanto, la jurisdicción de mando del citado Gonzalez Balcarce, se limitaría al territorio
de la provincia de Buenos Aires. Esto motivó agitadas reuniones en el Cabildo y la Junta de
Observación, hasta que finalmente Balcarce debió presentar su renuncia el 12 de julio.
Provisoriamente, Antonio Encalada y Miguel de Irigoyen conformaron una Comisión Superior
Gubernativa, la que gobernó hasta el 29 de julio, en el que el nuevo Director Supremo, J. M. de
Pueyrredón, asumió su cargo. Inesperadamente, Pueyrredón respondió que no podía aceptar la
separación de Santa Fe de Buenos Aires; el Congreso de Tucumán, imitando su accionar,
rechazó el tratado y exigió el reconocimiento inmediato de su autoridad, sin conceder nada a
cambio, y sin que se le hubiesen incorporado los diputados de las provincias federadas en el
sistema de Los Pueblos Libres. Incluso el diputado Seguí, elegido por Santa Fe al congreso
tucumano, fue arrestado; no se le permitió viajar a Tucumán hasta que el gobernador Vera
aceptara las condiciones impuestas.
El artiguismo en Buenos Aires. En este punto incorporamos un interesante aporte de Don Pepe
Rosa sobre el federalismo en la ciudad porteña. Según lo convenido en el Pacto de Santo Tomé,
debería haberse firmado el tratado definitivo, cosa que no ocurrió y a esta dificultad se agrega
que el recién designado director Pueyrredón le envía un oficio a González Balcarce,
ordenándole se subordine a su mando, esto según Don Pepe Rosa “exaltó el sentimiento
localista porteño que la elección de Pueyrredón no había conseguido apaciguar. Tomó la forma
de un movimiento federalista y el nombre de Artigas llegó a pronunciarse como una esperanza
por primera vez por los porteños.” (Op.cit. pág 163) Esto ocurrirá en los primeros días el mes de
Junio, una conmoción social comienza a recorrer el territorio de la ciudad y sus adyacencias,
dice Don Pepe: se sucedieron las notas y manifestaciones de la campaña y los barrios (...) pues
“el pueblo de Buenos Aires quiere y desea pública y notoriamente reducirse a una provincia
como las demás para gobernarse por su administración interior; reconoce y obedece al
Supremo Poder Ejecutivo nombrado por el Congreso (pero) en cualquier parte que fije su
residencia y, que no sea Buenos Aires.”(López V. F. Historia Argentina) El día 14 de Junio el
gobernador intendente Manuel Oliden, convocó a los alcaldes de barrio para conocer el
trasfondo de estos pedidos y reclamos, la respuesta por unanimidad: es la voluntad del pueblo.
La única diferencia era la forma de manifestarse, un sector pretendía una asamblea
multitudinaria tipo cabildo abierto para declarar la autonomía federal de Bs As, y el otro hacerlo
institucionalmente por una reunión de “representantes”. Este movimiento federalista porteño
sería frenado en primera instancia por influencia de la Junta de Observación(donde predominaba
la opinión de Juan José Anchorena hermano del Diputado Manuel) y el cabildo (allí pesaba la
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opinión de Francisco Antonio Escalada, suegro de San Martín). Ni la Junta ni el Cabildo se
oponían directamente al federalismo, pero no querían un cabildo abierto y preferían la reunión
de representantes que se podía influenciar o manipular mejor. El director provisorio Gonzalez
Balcarce, apoyaba en principio la reunión de representantes, pero luego apoyado e inducido por
Soler jefe de los cívicos, Manuel Dorrego y Manuel G. Pinto (oriundo de Chile) jefes de los
veteranos porteños, firmó e hizo conocer un bando el 18 de Junio convocando “al pueblo
soberano” y a las corporaciones (Junta de Observación y Cabildo) a “un cabildo abierto”
para el día 19 de junio de 1816, para aprobar “si se resistía o no la instalación del gobierno
nacional en Buenos Aires y se constituía la misma en provincia federal”. La Junta de
Observación protestó por la convocatoria sin su aprobación y “declaró nulos y sin valor los
actos multitudinarios”. Pese a ello, el cabildo abierto se realizó y fue casi caótico. Al final se
resolvió no sin dificultades que “el Director,(González Balcarce) Cabildo y Junta se pusieran de
acuerdo para que el pueblo votase “si quería ser provincia renunciando a ser capital” Se
comprometieron a elaborar un reglamento que estableció el voto bajo firma en dos libros: uno
que decía “Voto para que se oiga al Pueblo Soberano en cabildo abierto, el otro ““Voto para
que se oiga al Pueblo Soberano por medio de representantes”. Los dos medios de prensa
porteños, la Gaceta de Buenos Aires, órgano del Director y El Censor del Cabildo, participaron
en dura polémica, la Gaceta a favor del cabildo abierto y el otro, a favor de la propuesta de
la“reunión de representantes”. La elección se realizó el 22 de Junio y triunfó la posición del
Cabildo. Pero no se pudo verificar los resultados porque el 7 de Julio llegó la noticia de la
invasión portuguesa a la Banda Oriental, y se produjo la destitución de Balcarse perdidoso en la
votación y dubitativo pese a la presión de los sectores de milicias de orilleros, los Cazadores al
mando de Dorrego y la Artilleria al mando de Pinto todos simpatizantes del federalismo. El
cabildo porteño al contar con la declaración de la Independencia proclamada el 9 de Julio en
Tucumán, logró desarmar los animos y acallar las simpatías por el artiguismo. Pero estos
acontecimientos serán sin duda uno de los motivos que incidirán en la ratificación por el
congreso tucumano de la Independencia de España del día 19 de Julio (en reunión secreta) y el
agregado “de todo poder extranjero” para aventar las dudas sobre las negociaciones
reservadísimas con el reino de Portugal y otras monarquías europeas que intentaban someter las
Provincias Unidas en Sudamerica a un Protectorado como fórmula política de neocolonialismo.
Añá Piré. Acaudillada por Mariano Vera y Estanislao López, en 1816 la provincia de Santa Fe
se encontraba en estado de rebelión. Con el apoyo de las fuerzas artiguistas al mando de
Francisco Pancho Ramírez y Aniceto Gómez, los santafecinos logran desalojar a Viamonte de la
ciudad. El Director Álvarez Thomas había dispuesto que el coronel Eustaquio Díaz Vélez
acudiera con tropas ubicadas en San Nicolás, en auxilio de Viamonte, pero conocida la derrota
de éste, dispuso que Belgrano, al mando del Ejercito del Norte, se reuniera a Díaz Vélez en el
Arroyo del Medio. Para los porteños “Ni un caballo ni una vaca” Mientras tanto, las fuerzas
porteñas habían iniciado un nuevo ataque, logrando Díaz Vélez ocupar Santa Fe el 4 de agosto,
quedando encerrado en la ciudad ante el riguroso cerco y hostigamiento de las milicias
santafecinas, que no le dejaban “un caballo que montar ni una vaca que comer”. En esas
difíciles circunstancias, el Director Pueyrredón envía de mediador a Alejo Castex que obtuvo
el retiro de las tropas porteñas el 31 de agosto, logrando un acuerdo con Santa Fe, que luego
sería rechazado por no contarse con la ratificación de Artigas y “atento a que la alianza de este
pueblo con dicho señor era importantísima, no solamente a su beneficio, sino al de todas las
Provincias”.Una nota de color es la que sigue.
Tucumán, Historia con Mujeres
142
Lucía Araoz La“rubia de la Patria”. La primera mujer símbolo de las provincias unidas no
fue una morocha criolla, sino “la rubia de la Patria Lucía Araoz”. El día después de declarada la
Independencia de las Provincias Unidas en el congreso de Tucumán, el 10 de julio de 1816 se
realizaron desfiles militares y por la noche se celebró una gran fiesta a la que concurrieron los
congresales, el general Manuel Belgrano y otros oficiales, e importante número de “damas y
caballeros” tucumanos. Entre todas las mujeres presentes se eligió una reina, recayendo esta
elección en la belleza de cabellera rubia Lucía Aráoz, a la que a partir de entoces, se comenzó a
llamar "la rubia de la patria".
El 9 de Julio de 1816, San Miguel de Tucumán los representantes de las Provincias Unidas de
Sud América, trataron el proyecto sobre la “libertad del país” presentado por el diputado por
Jujuy, Sánchez de Bustamante, la noticia corrió por todas partes, conmoviendo a la población.
A las dos de la tarde de aquel soleado martes en plena siesta provinciana, los congresales
reunidos en congreso anunciaron el nacimiento de “una nación libre e independiente del rey
Fernando VII”, en medio de ovación y aplausos de un grupo de tucumanos que en la calle e
inmediaciones de la vieja casona de doña Francisca Bazán de Laguna, - madre del Diputado
Laguna - se habían juntado para seguir la sesión desde las ventanas enrejadas. A medida que la
novedad se extendía por el caserío, la gente poblaba las calles yendo a la plaza para celebrar. Si
bien ese día no hubo preparativos para festejar la culminación de un proceso complejo
madurado en las marchas y contramarchas de la revolución política iniciada seis años antes - el
25 de Mayo de 1810 -, las muestras de júbilo fueron espontáneas e importantes. Se organizó un
oficio religioso, discursos públicos, bailes y peñas para la día siguiente. Esa noche las diez
pulperías que existían en la ciudad de cuatro barrios y alrrededor de cinco mil habitantes, los
parroquianos se amanecieron entonando canciones, entre empanadas, vino y ginebra, siendo la
más concurrida la popular fonda de don Mateo Velarde. En las primeras horas de la mañana del
miércoles 10, en la plaza comenzaban a juntarse numerosos vecinos de distinto origen y
condición social. Unos con ponchos, botas y sombreros de alas anchas, otros con galeras y
chaquetas. Algunas jóvenes elegantes - acompañadas siempre por una mujer mayor -, lucían
vestidos de seda china con mantos de melina y grandes peinetones de carey, mezclándose entre
criollos, españoles (sólo había 38 en la ciudad ), indios, negros y mulatos. Muchos frentes de
casas, estaban arreglados con cintas celestes y blancas, los colores de la bandera creada por
Belgrano en 1812 y ahora reconocida por el Congreso. Hasta las viviendas más humildes tenían
adornos alusivos. Al promediar la mañana ya finalizado el oficio religioso en la iglesia de San
Francisco, celebrado por el sacerdote y diputado riojano Castro Barros, los congresales
continuaron trabajando, pues quedaban importantes asuntos por resolver. Pero antes se
compartió con la gente en la plaza “sabrosísimos y jugosos pastelitos y empanadas calientes”.
Las deliberaciones siguieron en la residencia del gobernador Bernabé Aráoz, pues en el salón de
la casa de doña Francisca Laguna, se estaban haciendo los preparativos para el baile de gala.
Esta dama tucumana, perteneciente al sector de los notables, la había heredado como dote de su
familia en 1765, cuando contrajo matrimonio, habiendo alquilado parte de ella al Estado para
que funcionara la Caja General y la Aduana de la provincia. De ahí que se la eligiera como
recinto apropiado para que funcionara el Congreso. Al atardecer, mientras se esperaba la llegada
de los invitados, una orquesta comenzó a animar el ambiente. En distintos lugares de la ciudad,
también se habían organizado festejos y bailes en varias peñas. La tradicional calma de las
silenciosas tardes de invierno, de pronto se llenó con el canto y la música de cantores populares
que interpretaban cielitos, zambas y vidalitas, con temas relativos a la independencia, como así
canciones heroicas, amatorias y ponderativas sobre los valientes soldados que luchaban por la
emancipación. El general Gregorio Aráoz de La Madrid, escribió en sus “Memorias” que: “el
143
baile, organizado por Belgrano y los demás jefes militares, tuvo lugar con esplendor en el patio
de la casa, que era el más espacioso, y asistieron a él todas las señoras de la clase principal del
pueblo y de las muchas familias emigradas que había de Salta y Jujuy, como de los pueblos que
hoy forman parte de la república de Bolivia”.(Gregorio Aráoz de La Madrid, Memorias, Tomo I,
Buenos Aires, 1895, pág. 109.)
Un visitante extranjero Adam Graaner se refiere así a aquellos sucesos: “El 25 de julio fue el
día fijado para la celebración de la independencia en la provincia de Tucumán. Un pueblo
innumerable concurrió en estos días a las inmensas llanuras de San Miguel. Más de cinco mil
milicianos de la provincia, se presentaron a caballo, armados de lanza, sable y algunos con
fusiles; todos con las armas originarias del país, lazos y boleadoras…” “Las lágrimas de
alegría, los transportes de entusiasmo que se advertían por todas partes, dieron a esta
ceremonia un carácter de solemnidad que se intensificó por la feliz idea que tuvieron de reunir
al pueblo sobre el mismo campo de batalla donde cuatro años antes, las tropas del general
español Tristán, fueron derrotadas por los patriotas. Allí juraron ahora, sobre la tumba misma
de sus compañeros de armas, defender con su sangre, con su fortuna y con todo lo que fuera
para ellos más precioso, la independencia de la patria.” “Todo se desarrolló con un orden y
una disciplina que no me esperaba. Después que el gobernador de la provincia dio por
terminada la ceremonia, el general Belgrano tomó la palabra y arengó al pueblo con mucha
vehemencia prometiéndole el establecimiento de un gran imperio en la América meridional,
gobernado por los descendientes (que todavía existen en el Cuzco) de la familia imperial de los
Incas.”(Jean Adam Graaner, Las provincias del Río de la Plata en 1816 (Informe dirigido al Príncipe
Bernadotte). Traducción y notas de José Luis Busaniche, Buenos Aires, 1949, pág. 65).
Historia con mujeres. Belgrano encandilado
Manuel Belgrano, bailó toda la noche, con la muy bonita Dolores Helguero, jovencita de 19
años de edad (él le llevaba 27), a quien había conocido tiempo antes. De esa relación, tres años
más tarde nacería Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano, su única hija extra
matrimonial. Con anterioridad, también fue padre de un varón a quien no reconoció, nacido en
Santa Fe el 30 de julio de 1813, fruto de un romance con María Josefa Ezcurra. Sobre su
vínculo con Dolores Helguero, cuenta la historia que, en 1818, iban a casarse, pero el
cumplimiento con sus expediciones militares, fue obligando a postergar la boda. En ese lapso,
estando ella embarazada y Belgrano ausente de Tucumán, fue obligada por sus padres a contraer
enlace con otro hombre (un catamarqueño de apellido Rivas que luego partió a Bolivia). Esto no
alteró la relación que existía entre ambos, a punto tal que Dolores intentó separase legalmente
de su marido, la presión familiar en contrario era muy fuerte, y la presencia de Belgrano en
Tucumán ya no era muy asidua. Sin embargo, tras el nacimiento de Manuela el 4 de mayo de
1819 en la ciudad “Cuna de la Independencia”, regresó desde Buenos Aires para verlas a su
amada y a su pequeña hija, preguntando si Rivas había muerto en Bolivia para poder cumplir
con su deseo de unirse legalmente con María Dolores. A todo esto, su salud ya estaba
demasiado quebrantada, y por ese motivo debió regresar a Buenos Aires. Poco antes de morir,
Belgrano recomendó a su hermana Juana la crianza de su “palomita” - como llamaba a su hija y pidió a su hermano el sacerdote Domingo Estanislao, que se encargara de su educación y
formación espiritual. Hasta aquí las páginas histórico sociales de la elite tucumana y norteña,
manejando sin la presencia de Los Pueblos Libres de la región Litoral mesopotámica y
rioplatense (Banda Oriental, Las Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y a medias
Córdoba), el futuro institucional de las Provincias Unidas.
144
¿Qué forma de gobierno se votó en el congreso de Tucumán? ¿Monárquica o republicana?
El 26 de mayo el Congreso de Tucumán aprobaba el “plan” o nota de materias que deberían
tratar en sus sesiones, elaborado por Gascón, Bustamante y Serrano. (…) El 3 de julio… (el
Congreso) se dispuso entrar a tratar la independencia… (…) Solamente los diputados de
Tucumán y Jujuy tenían instrucciones de hacerlo. Pero Belgrano había llegado a Tucumán con
la noticia de que Inglaterra se desinteresaba de la causa de América. La cuestión de la forma
de gobierno El 6 de julio fue recibido Belgrano, en sesión secreta, para informar del estado de
Europa y las posibilidades de la guerra contra España. Sus palabras precipitaron la
declaración de la independencia. Dijo: 1) que si la Revolución había merecido en un principio
simpatías de las naciones europeas "por su marcha majestuosa", en el día y debido a "su
declinación en el desorden y la anarquía... sólo podíamos contar con nuestras propias fuerzas";
2) que las ideas republicanas ya no tenían predicamento en Europa y ahora "se trataba de
monarquizarlo todo", siendo preferida la forma monárquica-constitucional a la manera
inglesa; 3) que la forma de gobierno conveniente al país era, por eso, la “monarquía
temperada" llamando a la dinastía de los Incas "por la justicia que envuelve la restitución de
esta Casa tan inicuamente despojada del trono", el entusiasmo general se despertaría en los
habitantes del interior, y podía "evitarse así una sangrienta revolución en lo sucesivo"; 4) que
España estaba débil por la larga guerra contra Napoleón y "las discordias que la devoraban',
pero con todo "tenía más poder que nosotros y debíamos poner todo conato en robustecer el
ejército"; que Inglaterra no ayudaría a España a subyugarnos, "siempre que de nuestra parte
cesasen los desórdenes"; 5) que la llegada de tropas a Brasil no tenía miras ofensivas contra
nosotros, y sólo "precaver la infección (del artiguismo) en el territorio del Brasil"; que el
carácter del príncipe don Juan era pacífico y "enemigo de conquistas", y estas provincias no
debían temer movimiento de aquellas fuerzas. .”(Rosa J. M. Historia Argentina T III La Independencia
4. El congreso de la Independencia pág.166 y ss )
Monarquía “temperada” y Rey Inca Las palabras de Belgrano encontraron eco cuatro días
después en la declaración de la independencia, ya que debíamos hallarnos "librados a nuestras
propias fuerzas". Y en el debate sobre forma de gobierno que empezaría en la sesión del 12,
donde la gran mayoría - y después la unanimidad menos Godoy Cruz - estaría por la forma
monárquica con un descendiente de los Incas. El origen de ese debate sobre forma de gobierno,
antes de una discusión constitucional, es notable. El presidente, aprobada en la sesión del 12 el
acta de la independencia (que sería modificada el 19), propuso se estableciese el sello del
Congreso; Sánchez de Bustamante observó que debería esperarse a la forma de gobierno, pues
de ella dependerían las armas y timbres que lo adornarían; Acevedo empezó a tratar el tema
inclinándose por "la monarquía temperada en la dinastía de los Incas" con capital en el Cuzco.
Fue apoyado por otros oradores que no nombra el acta. El debate seguiría el 15. Fray de Oro
dijo que sería conveniente consultar antes la voluntad de las provincias, y si el debate seguía
"precediéndose sin aquel requisito a adoptar el sistema monárquico constitucional a que veía
inclinados los votos de los representantes, se le permitiese retirarse del Congreso". Fray Justo
faltó a las siguientes sesiones, comunicando el 20 de Julio por boca de Laprida que "el no asistir
a las discusiones acerca de la forma de gobierno era porque las consideraba extemporáneas y
por la necesidad de consultar antes a su Pueblo, pero que lo haría si el Soberano Congreso se
lo ordenase" dándole un documento para satisfacer a San Juan que no le había dado
instrucciones a ese respecto. Aceptado esto, Fray Justo de Oro volvió a las sesiones. No es que
fuera republicano, como ha recogido la leyenda, sino estricto en el cumplimiento de sus
poderes. En las sesiones secretas del 4 de setiembre, donde se votó la forma de gobierno, aprobó
la monarquía constitucional - y algo más también - con el solo agregado de "que esto podrá
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hacerse cuando el país esté en perfecta seguridad y tranquilidad". El 19 de siguió el debate:
Serrano analizó las ventajas de un gobierno "federal" (por decir republicano) "que hubiera
deseado para estas Provincias", pero ahora "por la necesidad del orden y la unión, rápida
ejecución de las providencias y otras consideraciones" se inclinaba a la monarquía temperada;
Acevedo planteó que se adoptase la monarquía del Inca, a lo que adhirió Pacheco. El 31 de Julio
Castro se adhirió a la monarquía constitucional con el Inca; lo mismo hicieron Rivera, Sánchez
de Lorca y Pacheco, y considerando este último suficientemente discutida la materia pidió
votación. Acepta Acevedo siempre que se vote el agregado de que el Cuzco sería la capital del
nuevo reino; opónese a esto último Gascón, que quería mantener la capital en Buenos Aires. No
se votó por entender que si había pronunciamiento general en favor de la monarquía temperada,
no era lo mismo en cuanto a la dinastía del Inca y a la capital en el Cuzco. El 5 de agosto
Thames, que preside, se manifiesta en favor del Inca; Godoy Cruz se expresa en favor de la
monarquía pero no acepta al Inca, arrastrando a Castro, que rectifica su voto anterior en favor
del Inca; Aráoz cree que debe tratarse primeramente la forma de gobierno y después
establecerse la dinastía; Serrano también se pronuncia en contra del Inca y es rebatido por
Sánchez de Lorca y Malabia, sostenedores del monarca indígena.
Anchorena: el único voto por la república El 6 de agosto, Anchorena pronunció el único
discurso en favor del republicanismo del debate (que rectificaría al votar), diciendo que la forma
monárquica convenía a los países aristocráticos de la zona montañosa de América, pero no sería
aceptada en la llanura, de hábitos más populares. Creía que la sola manera de conciliar tipos tan
opuestos era "la federación de provincias". Nota: Obsérvese que el representante bonaerense,
un terrateniente pariente de Juan Manuel de Rosas, en un análisis proto sociológico, es el único
que introduce dos cuestiones políticas centrales al debate: la formación político ideológica
conservadora de las elites criollas de las oligarquías norteñas y cuyanas, en contraposición con
las elites campesinas ganaderas del litoral mesopotámico y rioplatense, de hábitos populares es
decir ya influenciadas por el artiguismo, y habla de una federación de provincias.
Dice José María “Don Pepe” Rosa: ¿Quién sería el descendiente del Inca que se proponía
para rey de América del Sur? ... En las burlas de los periodistas de Buenos Aires, se dijo que
al rey patas sucias habría que buscarlo en alguna pulpería o taberna del altiplano. Pero no era
cierto que los partidarios de la coronación de un Inca no tuvieron en cuenta quién sería el
candidato: Tupac-Amaru tenía un hermano, ya casi octogenario, preso en los calabozos de
Cádiz, y parientes en su confinamiento de Tinta. En uno u otros pensaban los diputados de
Tucumán. Debe comprenderse que por el estado de las ideas en Europa, la forma monárquica
parecía ser la conveniente para conseguir que se reconociese la independencia. Y antes que un
príncipe español, o portugués, o francés, o inglés, era más patriótico coronar uno nativo de
América. El principio de la legitimidad era agitado por la Santa Alianza, ¿y qué monarca más
legítimo en América del Sur que el descendiente de sus antiguos reyes? El proyecto no era tan
descaminado, y debe reconocerse que la capital en el Cuzco como quería el catamarqueño
Acevedo significaba la unidad de América del Sur.”(Rosa J. M. Historia Argentina T III La
Independencia pág 164 y ss. ) Ahora bien en este notable texto de Don Pepe Rosa, se puede entrever
aquel resabio aristocratizante del revisionismo nacionalista, que siempre anduvo rastreando
antepasados nobles en los caudillos federales del interior y que por su confrontación con el
liberalismo teórico del mitrismo y su rechazo al marxismo dogmático de los historiadores de
izquierda, llega a preferir un monarca Inca a otro Europeo. Un pensamiento anclado en los
finales del siglo XVIII, comprensible en las mentes de los ilustrados generales Belgrano, San
Martín y Güemes, pero totalmente ajenos al “apriori antropológico” y contexto histórico político
146
de la región Litoral mesopotámica y rioplatense. El estanciero terrateniente de Buenos Aires, lo
tenía mucho más claro y así lo demuestra con su voto. La historia oficial esconde que el
Congreso aprobó esta medida 'por aclamación', pero por mayoría simple y no por los dos
tercios necesarios, debido al fuerte boicot de los diputados porteños que no podían concebir
“tamaño disparate” Finalmente Buenos Aires logrará destruir el proyecto trayendo el Congreso
a Buenos Aires, cambiando la voluntad de algunos diputados y reemplazando a los que no
querían mudar de opinión. Tomás Manuel de Anchorena no deja dudas sobre como cayó el
planteo de Belgrano sobre los hombres de Buenos Aires y qué pensaba la 'gente decente' al
respecto.”(..) Por esto fue que habiéndose llamado al General Belgrano a la sala de sesiones,
para que informase cual era el juicio que él había traslucido en su viaje a Europa y tuviesen
formados los gabinetes europeos sobre la clase de forma de gobierno que más conviniera los
nuevos estados de América, contestó que estaban, a su vez decididos por la forma monárquica
constitucional. Y habiéndole respuesto que con respecto a nosotros, ¿en quién creía él que a
juicio de esos mismos gobiernos podríamos fijarnos?, contestó que a su juicio particular
debíamos proclamar la monarquía de un vástago del Inca que sabía existía en el Cuzco.... Al
oír esto los diputados de Buenos Aires y algunos otros nos quedamos atónitos por lo ridículo y
extravagante de la idea, (…)porque vimos brillar el contento en los diputados cuicos del Alto
Perú, en los de su país asistentes a la barra y también en otros representantes de las provincias,
tuvimos por entonces que callar y disimular el sumo desprecio con que mirábamos tal
pensamiento,(…) El resultado de esto fue que al instante se entusiasmó la cuicada y una
multitud considerable de provincianos congresales y no congresales. (..)Anchorena aclara que
no le molesta la idea de la monarquía constitucional, pero sí en cambio que se pusiese "la mira
en un monarca de la casta de los chocolates, cuya persona si existía, probablemente tendríamos
que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna chichería(…)”.
Juan Bautista Túpac Amaru. 'Parecía tener por objeto propiciar la candidatura al trono de un
descendiente de José Gabriel Túpac Amaru, que hacía treinta y cuatro años yacía cautivo en las
mazmorras españolas.(..) Juan Bautista llegará a Buenos Aires recién en 1822 no podrá volver al
Cuzco ni a sus montañas sagradas. Morirá en Buenos Aires en 1827 y está sepultado en una
tumba sin nombre, ni identificación en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires....
El plan de los Generales: Belgrano, San Martín y Güemes La propuesta de Belgrano era la
salida política que encontró la Logia Lautaro luego de la derrota de Napoleón en Waterloo, que
dificultaba las opciones republicanas y salía al encuentro de la sublevación general de masas en
armas que había encendido la Revolución Americana en el continente. La propuesta del Rey
Inca encierra la idea de la nación continental que Mayo había alumbrado en el Plan
Revolucionario de Moreno, que Castelli intentó con su marcha al Norte. Retomado luego por la
Logia Lautaro en la Revolución de octubre de 1812 - San Martín, Guido, Manuel Moreno,
Monteagudo - que depuso al contrarrevolucionario Primer Triunvirato. El Plan se inscribe en el
tono sudamericano de la Declaración de la Independencia que fue proclamada en nombre de las
'Provincias Unidas en Sud América' y no 'del Río de la Plata' como tergiversará el mitrismo.
Para no dejar dudas sobre el carácter de de la vindicación y reparación indígena, la declaración
de la independencia de las Provincias Unidas en Sud América del 9 de julio de 1816 fue
publicada simultáneamente en tres idiomas: castellano, quechua y aymará. Incluso como hecho
novedoso al respecto, hasta hubo una versión en la escritura jeroglífica de los pueblos de
Tihuanako.
19/VII/1816 Modificación del Acta del 9/VII/ 1816 Una vez declarada la independencia de los
reyes de España, circulaba el rumor de que los congresales, influenciados por Belgrano,
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Pueyrredón y algunos generales, estaban dispuestos a crear una monarquía constitucional con un
descendiente de la dinastía incaica, para luego ceder la corona a la casa real portuguesa. Los
congresales al ver que, de ese modo, se pondría en riesgo la precaria unidad lograda con la
declaración de la Independencia, el 19 de julio, reunidos en sesión secreta, a propuesta del
oriental Medrano, decidieron modificar el Acta aprobada el 9, agregando al texto original "una
nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli", la frase: "y de toda otra
dominación extranjera".
21 de julio: Jura del Acta El 21 de julio la Independencia fue jurada por los diputados en
presencia del gobernador de Tucumán, funcionarios eclesiásticos, militares e invitados
especiales. La fórmula de juramento fue la siguiente: “¿Juráis por Dios Nuestro Señor y esta
señal de cruz, promover y defender la libertad de las provincias unidas en Sud América, y su
independencia del Rey de España, Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, y toda otra
dominación extranjera? ¿Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis a la patria, el sostén de estos
derechos hasta con la vida, haberes y fama? Si así lo hiciereis Dios os ayude, y si no, El y la
Patria os hagan cargo”.
1817-1825 el Congreso a Buenos Aires En 1817 el Congreso se trasladó a Buenos Aires y
concluyó su labor en 1820. El 3 de diciembre de 1817 el Congreso sancionó un Reglamento
Provisorio que ordenaba el flamante Estado con el preámbulo de la Constitución de 1819. En
1819, se aprobó la Constitución, que, si bien no establecía una monarquía, era bastante
conservadora. Establecía un Ejecutivo a cargo de un Director Supremo que duraría cinco años
en el cargo y que sería nombrado en forma indirecta por el Poder Legislativo. Pero su carácter
conservador, sumado a la privación de la calidad soberana a las provincias mediante el sistema
unitario, motivó su repudio, la disolución del Congreso y la caída del Directorio. Este era el
contexto de la situación general en América del Sur en que se desarrolló el Congreso de
Tucumán, mientras en la región litoral mesopotámica, el Protector de Los Pueblos Libres Don
José Artigas avanzaba en las cuestiones prácticas, es decir políticas, de la diversidad cultural del
frente anticolonialista y anti imperialista núcleo revolucionario que injertaba rasgos étnicos y
sociales de manera transversal y no vertical como en el caso de la propuesta de la monarquía
temperada incaica, de los “notables” de las provincias y generales criollos, hijos de la
ilustración europea. Para nuestro equipo este debate es una de las más precisas confrontaciones
entre la perspectiva crítica latinoamericana y la razón política eurocéntrica, dilema que vivirán
los y las precursores/as de la emancipación americana, y los líderes independentistas. El primero
de ellos Artigas, por lo que lo consideramos precursor del federalismo democrático y fundador
del populismo revolucionario como expresión de la razón política latinoamericana. Mientras en
el Congreso de Tucumán se descalificaba la posibilidad de un mandatario aborigen, Artigas en
la región litoral mesopotámica Territorio de Los Pueblos Libres, se afirmaba en su defensa y
reconocimiento de igualdad de derechos.
1816 El año de la vindicación y protección de los aborígenes
José Artigas al Cabildo de Corrientes "Marcha el Cacique don Juan Benavides con el objeto
indicado a V.S. en mi última comunicación de recoger sus familias del otro lado y traer todos
los naturales que puedan y quieran pasarse a esta Banda. Entre tanto me suplica dicho cacique
se le asigne un lugar donde pueda permanecer con sus naturales y familias, sin perjuicio del
vecindario y con utilidad de ellos propios. V.S. les señalará el que estime más conveniente. Yo
con esta fecha escribo al capitán Aranda para que en las inmediaciones del puerto de Goya, se
les auxilie en su ida y vuelta al otro lado del Paraná, para que así podamos conseguir todas las
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ventajas consiguientes al objeto que nos hemos propuesto y que dicho cacique promete
desempeñar con ventaja". (Purificación, Enero 2 de 1816) Desde el Cuartel General, enero 9 de
1816, José Artigas escribe al Cabildo Gobernador de Corrientes, hacciendo una crítica correcta
a las prevenciones contra los guaicurúes y abipones del gran Chaco: "Ya marcharon algunos
indios de los de esas Reducciones del otro lado, con el objeto de traerse todos los que quieran
venir a poblar en estos destinos. Si mi influjo llegase a tanto que todos quisieran venirse, yo los
admitiría gustosamente. V.S. por su parte, hágales esa insinuación que yo cumpliré con mi
deber, pero si nada de eso bastare y continúan en ser perjudiciales a ese territorio, V.S. tome
las providencias convenientes. (...)Cuando los indios se pasan del otro lado es por vía de
refugio, no de hostilización. En tal caso, ellos estarán sujetos a la ley que V.S. quiera
indicarles, no con bajeza y sí con el orden posible a que ellos queden remediados y la Provincia
con esos brazos más a robustecer su industria, su labranza y su fomento. Todo consiste en las
sabias disposiciones de su gobierno. Los indios, aunque salvajes, no desconocen el bien, y
aunque con trabajo, al fin bendecirán la mano que los conduce al seno de la felicidad,
mudando de religión y costumbres. Este es el primer deber de un Magistrado que piensa en
cimentar la pública felicidad. V.S. encargado de ella, podía de tantos enemigos como tiene el
Sistema y emigrados, señalarles un terreno de esos individuos donde se alimentasen y viviesen
bajo un arreglo, siendo útiles a sí y a la Provincia...". Así mismo señala el camino de la
distribución de tierras establecida en la Provincia Oriental y afecta el núcleo duro de la
resistencia criollista correntina, que rechaza a los aborígenes para mantener la tierra en manos
de unos pocos. Este texto también da por tierra con la idealización neo indigenista de algunos
autores y sectores que pretenden adjudicar a José Artigas una visión ingenua (naif) sobre la
problemática, estableciendo un reservorio cultural para los charrúas y “la gauchería” (al decir de
Gonzalo Abella) en el lejano norte de la banda Oriental, por ello el subrayado y resaltado de las
frases.
Sebastián el diputado abipón Rescatamos este oficio de las autoridades del pueblo aborigen
(“indio”) guaraní de Las Garzas: lo firman Pedró Naré (Cacique), Gerónimo (Comandante),
Gabriel (Alcalde) y Mathías (Juez Comisionado), fechado en Enero 10 de 1816: "En
cumplimiento del oficio de Vuestras Mercedes, fecha 9 del mes próximo pasado, se practicó en
este pueblo la elección de Diputado en reunión de los individuos del pueblo, ciñéndonos al
método de las instrucciones que se nos ha dirigido; y habiendo recaído dicha elección en la
benemérita personal del natural abipón Sebastián, idónea y de sana conducta, y de que a éste le
damos todo nuestro poder y credencial, se lo avisamos con el mismo para su inteligencia...". En
tanto José Artigas en comunicación al Cabildo Gobernador de Corrientes, insiste en las críticas
a la elite gobernante correntina el 31 Enero de 1816: “(...) ha llegado el cacique Don Juan
Benavides que se queja de la indolencia con que son mirados y de los ningunos auxilios que se
les han franqueado para su transporte, por lo que no han podido traer sus familias y se
hallarán por consecuencia imposibilitados para conducir los demás que quieran venirse. (...)Es
preciso (como ya dije a V.S.) que a los indios se les trate con más consideración, pues no es
dable cuando sostenemos nuestros derechos, excluirlos del que más justamente les corresponde.
Su ignorancia e incivilización no es un delito reprensible. Ellos deben ser condolidos más bien
de esta desgracia, pues no ignora V.S quién ha sido su causante; ¿y nosotros habremos de
perpetuarla? ¿Y nos preciaremos de patriotas siendo indiferentes a este mal? Por lo mismo es
preciso que los Magistrados velen por atraerlos, persuadirlos y convencerlos, y que con obras,
mejor que con palabras, acrediten su compasión y amor filial. (...)" El contenido humanista y
de justicia social de estas cartas al Cabildo correntino es relevante, dentro de las expresiones del
ideario de Artigas. En un nuevo oficio de José Artigas dice al Cabildo Gobernador de
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Montevideo "Participo a V.S. que acaban de llegar a este Cuartel General además de los
Guaicuruses que tenemos reducidos a nuestra sociedad, más de 400 indios Abipones con sus
correspondientes familias a quienes he podido atraer con cuatro caciques, por medio del
principal, Don José Benavides. No dudo que ellos serán muy útiles a la Provincia y que todo
sacrificio debe dispensarse en su obsequio, consiguiendo con ellos el aumento de la población
que es el principio de todos los bienes. (...)Ansioso de dar impulso a esta idea, es preciso que
V.S. se empeñe conmigo en allanar todas las dificultades.(...)Al efecto, es preciso que V.S. nos
provea de algunos útiles de labranza, arados, azadas, picos, palas, igualmente que algunas
hachas, para que empiecen estos infelices a formar sus poblaciones y a emprender sus tareas.
Es asimismo necesario que V.S. remita las semillas de todos los granos que se crean útiles y
necesarios para su subsistencia y la de los demás.(..)". Esta comunicación esta fechada en
Purificación, 22 junio de 1816”. Hemos llegado así a mediados de 1816, momento de la gran
invasión portuguesa, a la Banda Oriental La tremenda desigualdad en la confrontación bélica,
absorberá todas sus atenciones y preocupaciones y no dejará casi tiempo para el estadista
popular o el gran constructor político y transformador social. Pero el federalismo entendido
como la soberanía particular de los pueblos, trasciende el litoral mesopotámico y la Banda
Oriental, como ya había ocurrido cuando la Asamblea del año XIII.
El federalismo en Santiago del Estero Juan Francisco Borges (Santiago del Estero, 24 de junio
de 1766 – Convento de Santo Domingo, Provincia de Santiago del Estero, Argentina, 1 de enero
de 1817), militar y político argentino, primer líder federal de su provincia natal, fusilado por
orden de Manuel Belgrano en cumplimiento de un decreto del Congreso de Tucumán. Fue
fusilado por orden de Belgrano, cumplida por Lamadrid, en el cementerio del Convento de
Santo Domingo, cerca de Santiago del Estero, a donde había sido llevado para confesarse, el 1º
de enero de 1817.
Segunda guerra entre el centralismo y el federalismo.
Campaña de Entre Ríos (1817-1818) Mientras corría el año 1817 con el agravamiento de las
tensiones entre Los Pueblos Libres y el centralismo porteño aliado del imperio luso brasileño,
observaremos la definitiva defección de los caudillos entrerrianos alineados con los porteños, el
coronel Eusebio Hereñú, Gervasio Correa (Gualeguay) y el sargento mayor Gregorio
Samaniego (Gualeguaychú) y la relevancia del nuevo comandante artiguista de Entre Ríos,
Francisco “Pancho” Ramirez.
Quién era Francisco Pancho Ramírez? Hijo de Juan Gregorio Ramírez y de Tadea Jordán,
nació el 13 de marzo de 1786 en un solar ubicado frente a la Plaza de Concepción del Uruguay.
Fue anotado como Josef Florentino Ramírez, pero en las notas marginales del libro bautismal
figura como Josef Francisco Ramíres. Hay consenso general de que se trata de un error. Pero
como dos años después, el 3 de octubre de 1788, la prolífica Tadea tendrá otro hijo, cuando ya
hacía un tiempo de su viudez. Será anotado como Josef Francisco Jordán, hijo de "padre
incógnito". Existe controversia respecto de este nacimiento y sobre el auténtico José Francisco
que quedó en la historia. Distintos autores y autoras no solo no coinciden en esto, sino que
marcan dos fuertes tendencias: La primera más vinculada con el revisionismo tradicional que
siempre cuelga de alguna rama de dudosos árboles genealógicos a nuestros caudillos. En este
caso a Pancho Ramirez como descendiente del marqués de Salinas, Juan Ramírez de Velazco.
La otra tendencia más vinculada con el liberalismo, incorpora al debate, el aspecto físico citando
a Bartolomé Mitre quien así lo escribía: "en sus venas corría sangre indígena y su fisonomía lo
revelaba". Benigno T. Martínez dice "a la regular estatura del minuán, iba unida la fuerza
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muscular del guaraní, que debía ser la característica en el hijo de Lambaré que le dió el ser". Un
contemporáneo el chileno General Carrera, se refiere a él como “ tape”, la esposa del chileno
opinaba que era más bien mulato, y Anacleto Medina, lo recordaba: "aindiado con la frente
inclinada hacia atrás".
Pancho, el chasque de la revolución entre 1810 Y 1820 Con los sucesos de Mayo de 1810,
aparecen las primeras noticias sobre Ramirez. Para algunos fue el nexo entre Rondeau - aún
integraba las fuerzas realistas - y el comandante de Entre Ríos, Miguel Díaz Vélez, asentado en
Paraná: "Fue entonces que el joven Francisco Ramírez, infatigable e intrépido, buen conocedor
de campos y montes, sirvió de nexo entre los dos jefes, realizando continuos viajes entre el
Paraná y el Uruguay". Por otra parte, también están los que sostienen que durante este tiempo
sirvió a los realistas de Michelena y de Elío en Montevideo. Los registros históricos datan que
en 1814 integra el Cabildo de Concepción convocado por Juan José Viamonte jefe impuesto por
los porteños. Pero un año después junto a su hermano - por parte de madre - Ricardo López
Jordán, se incorpora al artiguismo y ascenderá rápidamente, para, vencer a Montes de Oca en el
arroyo Ceballos en 1817 y a Balcarce en el Saucesito al año siguiente en 1818.
La situación general: Buenos Aires y las provincias.
La Junta de 1810, el Triunvirato hasta 1813 y el Directorio hasta 1819 habían impulsado el
proceso anticolonialista y declarado la independencia, no era poco lo logrado en diez años
después de los sucesos de mayo de 1810. Pero a su vez los dirigentes de Buenos Aires, como
diría Adolfo Saldías habían puesto de manifiesto “ciertas tendencias absolutistas y cierta
soberbia que suscitaron contra ellos las pasiones del elemento popular”. El surgimiento de
Artigas liderando la revolución de los pueblos de la región Litoral mesopotámica y rioplatense,
la guerra inconclusa en la frontera norte, fueron desplazando la confrontación antagónica
anticolonial y antimperialista al frente interno de las fuerzas patriotas en las Provincias Unidas
en la medida que se obtenían ventajas sobre los realistas. La agudización de las contradicciones
secundarias, ante la moral de la emergencia (al decir de A. A. Roig) del nuevo sujeto político en
construcción: los y las de Abajo en los Pueblos Libres, y en las provincias del interior, abrirán
paso a una etapa que es conocida en la historiografía tradicional como la anarquía del año XX.
La Constitución unitaria de abril de 1819 fue rechazada por las provincias del interior, y la
reacción provinciana descargó sobre Buenos Aires, - la capital impuesta -, sede del gobierno
unitario, todas las frustraciones. Cuando el Director Supremo de las Provincias, Juan Martín de
Pueyrredón, entregó el mando al general Rondeau, Entre Ríos y Corrientes estaban bajo el
mando del jefe artiguista Francisco Ramírez; quien se alía con Estanislao López, gobernador de
Santa Fe, e invade Buenos Aires por el norte; Tucumán se declara república independiente,
nombrando Director a Bernabé Aráoz; quien ataca a Santiago del Estero y a Catamarca para
impedir que se segregasen de esa provincia. Córdoba y La Rioja negaban obediencia del
Gobierno de Buenos Aires.
En el frente externo los realistas estaban del otro lado de Salta, a duras penas contenidos por los
heroicos esfuerzos de Güemes. Los portugueses se posesionaban de la Banda Oriental y
tomaban Montevideo. En Cádiz se aprestaba una nueva expedición de veinte mil soldados con
destino a Buenos Aires. Dos de los hombres con importante reconocimiento por sus campañas
militares quedaban fuera de posibilidades de intervenir, uno el general Belgrano, agravada la
enfermedad que terminará con su vida lo llevó a la tumba, y el otro José de San Martín, que
fracasado su intento de mediación ante Estanilao López se trasladaría a Chile para preparar la
expedición al Perú. Para complicar aún más la gobernabilidad del gobierno porteño el
Regimiento 19 de los Andes, enviado por San Martín a San Juan, se sublevó el 9 de enero de
1820 y depuso al gobernador de esa provincia. El Ejército auxiliar sustraído del frente norte que
venía en marcha para Buenos Aires, se amotinó en Arequito el 12 del mismo mes a
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instigaciones de los coroneles José M. Paz y Juan B. Bustos; quedando en manos del último de
estos jefes la suerte de las provincias del interior. Juan Facundo Quiroga y el Fraile Aldao en
Cuyo, y Felipe Ibarra en Santiago del Estero, promovían insurrecciones y formaban gobiernos
locales. El pico máximo de lo que aparecía como insurrección general en las provincias alcanza
nivel más extremo de confrontación cuando las fuerzas de Santa Fe y Entre Ríos, invadieron a
Buenos Aires "para libertarla del Directorio y del Congreso que pactaban con las Cortes de
Portugal, España, Francia e Inglaterra la coronación de un príncipe europeo en el Río de la
Plata, contra la opinión de los pueblos que han jurado sostener la forma republicana federal".
En rigor de verdad el Gobierno Dírectorial, para ganar tiempo y consensuar la Independencia de
las Provincias Unidas - eso si, gobernadas por el centralismo porteño -, con las cortes europeas
que habían entrado en la Santa Alianza, con su clase dirigente hegemonizada por el partido
directorial, confiando que la unificación y felicidad del país solo se obtendría con una
monarquía al estilo europeo pos Napoleón, (Cfr Congreso de Tucumán declaración de la independencia
forma de Gobierno “la monarquía temperada”) Desde el año 1813 venía la elite porteña negociando
alternativamente el establecimiento de una monarquía en las Provincias Unidas, con un proyecto
de la coronación de un príncipe de las familias reinantes en Francia, Inglaterra, España y
Portugal. Belgrano, Rivadavia, Gómez y García tuvieron esa misión, y fundamentalmente
Carlos de Alvear quien después de derrocado intentó cumplir ese rol en Brasil, El partido
directorial que recobrará el gobierno de Buenos Aires a fines de 1820 retoma las negociaciones
europeas. Tales intentos y no tan secretas misiones, habían desprestigiado a los Gobiernos
porteños, provocando importante rechazo e indignación tanto en las provincias como en los
sectores intelectuales surgidos de la pequeña burguesía profesional y comercial porteña (de
tendencia liberal llamados tribunos republicanos) y los sectores populares de pueblo de Buenos
Aires (urbanos y suburbanos). Aquí aparece un antiguo combatiente antiartiguista convertido en
vocero del federalismo provinciano ante el pueblo porteño y bonaerense: Manuel Dorrego.
Dorrego federal artiguista: Poco después de producirse la invasión portuguesa a la Provincia
Oriental, ocurrida en julio de 1816, aquel Coronel Manuel Dorrego, derrotado en Guayabos
(10/01/1815) por el artiguismo, comienza una campaña desde las páginas del periódico
“Crónica Argentina”, planteando la necesidad de sumar las fuerzas de las Provincias Unidas a
las de José Artigas en su patriótica defensa del territorio Oriental agredido y denunciando la
complicidad del Director Supremo Pueyrredón con los invasores. La reacción del gobierno no
se hace esperar, y es así que el 15 de noviembre de 1816 Juan Martín de Pueyrredón dicta una
orden de destierro al Coronel Dorrego. Después de unos días detenido en el bergantín “25 de
Mayo”, se lo embarca en la goleta “Congreso”, a cargo del Capitán francés Pedro Dunant, con
el documento del “Bando de Extrañamiento Perpetuo” para Dorrego y su destino la isla de
Santo Domingo. Parte la goleta “desde el puerto de Buenos Aires, con el desterrado a bordo.
Pero a poco de partir, seguramente por acuerdo del Capitán Dunant y Dorrego, se dirigen
primero a Colonia del Sacramento, donde la goleta es armada como corsario, por el Comandante
Lavalleja, iniciándose allí una duradera amistad. Luego siguen rumbo al Mar Caribe. Llegan a
las Antillas, en vez de desembarcar a Dorrego en Santo Domingo según las instrucciones, la
goleta “Congreso” enarbola su bandera de corsario artiguista, y toma por asalto a la goleta
española “San Antonio” a la que captura. Dorrego pasa a la “San Antonio”, pero frente a las
costas de Jamaica las embarcaciones son atacadas por un buque de guerra inglés. La “Congreso”
logra fugar, la “San Antonio” es apresada y conducida a un puerto en la colonia inglesa de
Jamaica. Dorrego es confinado en un castillo de Montego Bay, donde se le inició causa judicial
por piratería. Su situación era muy comprometida ya que su documentación seguía en la goleta
“Congreso”. Luego de investigar e interregogarlo, los ingleses se convencen de su identidad y
condición, y lo envían en un buque goleta al puerto de Baltimore, en EEUU. A poco de
instalarse en Baltimore, Dorrego comienza su actividad enviando correspondencia a Buenos
Aires, y relacionándose con editores y medios de prensa de la ciudad. Así encuentra buena
recepción en personajes influyentes del Estado de Maryland, que simpatizan con los
revolucionarios hispanoamericanos, es el caso de los escritores Henry Marie Brackenridge y
William Davis Robinson, el Comodoro David Porter, y el empresario naval Joseph H. Skinner.
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El diario “Censor” de Maryland le abre sus puertas e inicia una intensa campaña de propaganda
a favor de José Artigas y el Federalismo Republicano en el Río de la Plata. Antes de la llegada
de Dorrego a Baltimore, esta misma gente ya había apoyado, proveyendo de barcos, armamento
y provisiones, al General Francisco Xavier Mina y al General José Miguel Carrera, los cuales
organizaron allí nutridas expediciones destinadas a contribuir a la liberación de México y Chile,
respectivamente. Mina era un español liberal que combatió en la guerra de independencia
española contra la invasión napoleónica, y luego se opuso a la restauración absolutista de
Fernando VII. Huyó a Gran Bretaña y desde Londres se embarcó para Estados Unidos en mayo
de 1816, para poner su experiencia al servicio de la Independencia de las colonias americanas.
En Baltimore organiza un pequeño ejército con el cual desembarcó en la Barra del Río Soto La
Marina (Tamaulipas) el 15 de abril de 1817, para auxiliar al movimiento insurgente de México
dirigido entonces por Vicente Guerrero. Al ser ocupada la Villa de Soto, instaló allí una
imprenta a cargo del anglo-norteamericano Samuel Bangs, que acompañó la expedición. En
octubre de ese año, tras el fracasado asedio de Guanajuato, fue apresado por los realistas y
fusilado el 11 de noviembre de 1817. Años después el referido Mr. William Davis Robinson, a
partir de los relatos y documentos de Samuel Bangs y sus propios viajes, publica en Londres en
1821, un libro en dos volúmenes con un largo y sugestivo título: “Memoirs of the Mexican
Revolution: Including a Narrative of the Expedition of General Xavier Mina. With Some Observations on the
Practicability of Opening a Commerce between the Pacific and Atlantic Oceans, through the Mexican Isthmus
in the Province of Oaxaca, and at the Lake of Nicaragua; and on the Future Importance of Such Commerce to
the Civilized World, and More Especially to the United States”.
El 13 de febrero de 1817 otro grupo de porteños disidentes con la política exterior de
Pueyrredón favorable a los portugueses, fue arrestado y deportado rumbo a las Antillas, pero
logran desembarcar en Baltimore y reunirse con Dorrego. Habían denunciado como “traidores”
a Nicolás Herrera y Manuel J. García, responsabilizándolos de la invasión portuguesa a la
Provincia Oriental, también desde las páginas de “Crónica Argentina” y “El Independiente”.
Entre ellos varios camaradas de armas de Dorrego: Manuel Moreno, Pedro José Agrelo, Vicente
Pazos Kanki, Manuel Antonio de Castro, Domingo French, Feliciano Antonio Chiclana, Manuel
Pagola y Eusebio Valdenegro. Siendo varios, también fue mucho mayor la propaganda
desplegada en todo el territorio norteamericano y más allá. Así es que se suman al apoyo ya
recibido, Kezekiah Niles y su semanario “Nile´s Weekly Register” desde Baltimore, seguido por
Baptiste Irvine del “Columbian” de Nueva York, William Duane desde el “Aurora” de
Filadelfia, Jonathan Elliot del “Gazette” de Washington, y Thomas Ritchie del “Enquirer” de
Richmond. Toda esta actividad y repercusión periodística, generó en los Estados Unidos una
corriente de opinión pública favorable a tomar partido por la causa artiguista y contra los
imperialismos español y portugués. Durante los primeros meses de 1817, se forma en Baltimore
la “Sociedad Americana”, consorcio comercial creado para financiar la compra y equipamiento
de las naves destinadas al corso artiguista. La integraron capitalistas navales y capitanes que
disponían de algunos barcos para esta empresa. Entre sus principales accionistas figuraron: J.
Karrik, M. Murray, J.G. Johnson, J. Goodwin, S. Brown, J. Zinder, J. Patterson y el mencionado
Joseph H. Skinner. A través de esta Sociedad entraron a servir como corsarios al servicio del
Protector de los Pueblos Libres, capitanes reconocidos como Juan Clark, Juan Dieter, David
Jewet, Juan Daniels, Tomás Taylor y John Obadiah Chase. También obtienen la participación
activa del Cónsul norteamericano en Buenos Aires, el comerciante Mr. Thomas Lloyd Halsey,
quien organiza en esta ciudad otra sociedad, de igual nombre, con la participación de tres socios
yanquis: Clemente Cathill, Samuel Miffin y Roberto Goodwin. Además de la “Sociedad
Americana”, también se formó en Baltimore la “Sociedad Félix” dedicada a la misma actividad,
y en el distrito de Maine la sociedad “Poquila”.
Las noticias del Corso Artiguista aparecieron también en los diarios de Europa, particularmente
en un diario de tendencia liberal moderada que se publicaba en Londres con destino al Brasil, el
“Correio Brasiliense”. Seguramente estas noticias sumaron su granito de arena para
desencadenar en marzo de 1817 la Revolución Pernambucana, tan intensa y sangrienta como
breve.
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El 27 de abril de 1817 le escribe Mateo Vidal a Artigas desde Buenos Aires, comunicándole las
noticias: “Mi respetable paisano: el inesperado acontecimiento de Pernambuco en los Estados
Brasilenses si bien debe influir sobremanera sobre los negocios de nuestra Provincia, es muy
bastante para felicitar a V.E. como Jefe Supremo de ella. Al fin los Portugueses dieron lugar a
las luces de nuestro siglo, oyeron la voz de la razón oprimida, no pudieron negarse a las
sensaciones de la naturaleza, y reasumiendo sus usurpados derechos, expulsaron a sus tiranos
y enarbolaron en Olinda Capital de Pernambuco el estandarte de su Libertad...”, solicitándole
a continuación más patentes de corso debidamente autorizadas y selladas, con “los nombres del
buque, sus toneladas y Capitán en blanco, siendo de mi cuenta instruir a V.E. oportunamente de
estos particulares.” El movimiento, reprimido en la Provincia Oriental, crecía y se reproducía
en todas partes.
Desde Baltimore, en junio de 1817, los desterrados dieron a publicidad un "Manifiesto"
enjuiciando la conducta de Juan Manuel de Pueyrredón, titulado "Director Supremo de las
Provincias del Río de la Plata". Llegado a conocimiento de Artigas, hizo circular dicho
"Manifiesto" entre los pueblos, "para su debido conocimiento".
A fines de agosto de 1817 se produce la visita a Purificación del agente consular de los Estados
Unidos en Buenos Aires, el comerciante Mr. Thomas Lloyd Halsey. Allí Artigas instrumenta
acuerdos políticos y económicos, que permitirán la guerra de corsarios en todo el Océano
Atlántico. El Cónsul Así es que vuelve a Buenos Aires con muchas patentes de corso firmadas y
selladas en blanco, para su expedición en los puertos de Estados Unidos, y con una carta de
Artigas dirigida al Presidente James Monroe con fecha 14 de septiembre del año 1817, José
Gervasio Artigas desde el Cuartel General en Purificación envía una carta al presidente de los
Estados Unidos, James Monroe. En la misiva, Artigas expresa la satisfacción que ha tenido al
entrevistarse por primera vez con el cónsul de Estados Unidos, Tomas Lloyd Halsey, quien le ha
proporcionado la oportunidad de dirigirle sus más cordiales afectos. Alude a los sucesos de la
revolución y a la sinceridad de sus sentimientos por el bien de la Patria y el esplendor de la
República. Manifiesta que a su sostén se dirigen todos sus esfuerzos y los sacrificios de millares
de ciudadanos. A continuación, la transcripción del documento: “He tenido el honor de tratar
por primera vez al Sr. Dn. Tomás Jorge Halsey Cónsul de los Estados Unidos en estas
Provincias. Me congratulo a mi mismo por tan incidente. Le he ofertado mis respetos, y todos
mis Servicios, y aprovecho tan bella oportunidad para dirigir a Vuestra Excelencia mis más
cordiales afectos. Contrastado siempre por los varios sucesos de la Revolución, nunca pude
llenar mis deseos con este deber.
Ruego a Vuestra Excellencia quiera aceptarlos; hoy que tengo el honor de ofertarle la
Sinceridad con que pretendo el bien de la Patria, y el mejor esplendor de la República. Por su
sostén son empeñados todos mis esfuerzos, y los Sacrificios de millares de Ciudadanos. El Cielo
quiera proteger nuestros Votos.
Entonces dirigiré a Vuestra Excelencia con mas Vehemencia la cordialidad de mis afectos, y
toda la consideración, con que tengo el honor de Ser.
Exmo. Sr. De Vuestra Excelencia.
Su mas atento Venerador, y Seguro Servidor.
José Artigas”.
En la misma época, el influyente escritor Henry Marie Brackenridge, junto al Comodoro David
Porter, son enviados por el gobierno norteamericano en Comisión diplomática al Río de la Plata,
a los efectos de tomar conocimiento directo de la situación, “...preparar el camino para el
reconocimiento de la independencia de aquellos países de Sud-América que estén dispuestos a
154
establecer gobiernos conformes al nuestro” e informar al Presidente James Monroe. Sus
memorias quedan escritas en el libro “Voyage to South America”, que es publicado en
Baltimore en 1819 logrando buen suceso. Muy entusiasmado y totalmente involucrado con la
causa artiguista, el Cónsul norteamericano en Buenos Aires superó los límites impuestos por el
protocolo diplomático, causando la reacción iracunda del Director Supremo Pueyrredón. El 31
de enero de 1818, oficiaba éste al “Excelentísimo Seńor Presidente de los Estados Unidos de
América, Mr. James Monroe:
“Desviándose del objeto de su comisión el cónsul de esos Estados en estas Provincias Don
Tomás Halsey y tocando los extremos del abuso, no ha trepidado en favorecer los conatos
insidiosos de los díscolos y perturbadores del orden público.
“Un acto de mi prudencia, lejos de contenerlo, le abrió un campo más franco a sus ideas. Aun
con el jefe de los Anarquistas, Don José Artigas, entró en convenios sobre corso, que debían
forzosamente comprometer a éstas Provincias de mi mando con el resto de las Naciones.
“Ha sido tanta la repetición de hechos por parte del Cónsul Halsey contrarios al sistema de las
Provincias, que al fin me vi precisado a pasarle orden en siete del corriente, para que en el
preciso término de veinte y cuatro horas se trasladase a cualquiera de los buques existentes en
las balisas, arreglase allí sus negocios, y regresase a su País, o al punto que más le acomodase
fuera de este territorio.”
Junto con Halsey también fue desterrado el mencionado Mateo Vidal. Pese a estas medidas
represivas, ya resultaba imposible contener el reclutamiento y las crecientes actividades de los
corsarios artiguistas a lo largo y ancho del Océano Atlántico. Pese a que la Provincia Oriental ya
no contaba con ninguno de sus puertos, porque fueron ocupados por los portugueses, las
patentes de corso continuaban dando sus resultados. Incluso después de la derrota definitiva de
Artigas y su internamiento en el Paraguay, los corsarios siguieron combatiendo en alta mar
hasta bien entrado el año 1821. Su foco principal fue el puerto de Baltimore y, sin lugar a
ninguna duda, en buena medida fruto del esfuerzo político y propagandístico del Coronel
Manuel Dorrego.
El General chileno José Miguel Carrera llega a Buenos Aires con una flotilla de 5 barcos
norteamericanos al mando del oficial estadounidense William Kennedy, procedentes de
Baltimore, en el mismo momento en que las fuerzas combinadas de José de San Martín y
Bernardo O´Higgins obtenían la primera victoria en territorio chileno en la batalla de
Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, exactamente un mes después de iniciar el cruce de la
cordillera andina. Debido a sus antiguas discrepancias con San Martín y O´Higgins (quienes
señalaban a Carrera y su autoritarismo como el causante de la pérdida de Chile en 1814) se
niega a poner sus recursos a las órdenes de San Martín. Por este motivo, después de largas
discusiones, su flotilla es requisada por Pueyrredón y José Miguel Carrera arrestado el 29 de
marzo. Puesto en libertad el 15 de abril siguiente, se fuga a Montevideo tres días después,
ayudado por varios amigos locales y por el Capitán Kennedy. En Montevideo, Carrera se reúne
con sus viejos amigos Carlos de Alvear y Nicolás Herrera, de los cuales había obtenido apoyo a
principios de 1815 (cuando Alvear era Director Supremo) para desplazar a José de San Martín,
y lo vuelve a obtener ahora, bajo la protección del General portugués Carlos Federico Lecor.
Instala una imprenta donada por sus amistades norteamericanas, a la que denomina “Imprenta
Federal” y comienza a operarla con la ayuda de varios exiliados chilenos que le son leales: los
hermanos Diego José y José María Benavente, Manuel José Gandarillas, Pedro Vidal y Camilo
Henríquez. Desde Montevideo se imprimen varios manifiestos y la publicación “El Hurón” con
los cuales se difunde el Federalismo y se ataca al gobierno de Buenos Aires y de Chile.
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7º 1819/20 LA CAÍDA
AÑO 1819 Tercera invasión portuguesa.
Nuevo plan de contra-invasión En mayo de 1819, Artigas intenta repetir el plan de contrainvasión fracasado en setiembre de 1816. El nuevo plan era tan audaz y bien concebido como
los anteriores. Andresito invadiría por el norte, atrayendo hacia ese lado las fuerzas brasileñas, a
las que entretendría con guerrillas, en tanto Artigas siguiendo la sierra de San Martinho, atacaría
por sorpresa, asolando Río Pardo, Cachoeira, Triunpho, y proximidades de Porto Alegre. El 25
de abril de 1819, Andresito atraviesa el Uruguay en San Isidro al frente de unos 1.300 hombres
(guaraníes y milicias de Corrientes) apoderándose de los pueblos de Misiones a excepción de
San Borja, establece su Cuartel General en San Nicolás, donde encuentra abundantes
municiones y algunas piezas de artillería.
Batalla de Itacurubí y prisión de Andresito
A principio de mayo, Andresito es atacado por Chagas en el pueblo de San Nicolás, rechazando
a los sitiadores, luego de haber recibido un infernal bombardeo de la artillería portuguesa.
Chagas pide refuerzos a Abreu y al gobernador de Río Grande. Andresito deja al capitán Khiré
en San Nicolás y se dirige al Sur buscando la incorporación de Artigas, pues no tenía
informaciones sobre su posición y había tenido serios trastornos en la
correspondencia. Regresaba hacia San Nicolás, cuando el 6 de julio de 1819, es atacado por
Abreu en el Paso de Itacurubi, siendo completamente derrotado. Días después cayó prisionero
cuando intentaba repasar el Río Uruguay. Con la derrota y prisión de Andresito, el plan de
Artigas había fracasado nuevamente. Comprendiendo su fracaso, Artigas deja el Ejército
dividido en partidas a órdenes de sus tenientes, con misiones de alcance limitados y se desplaza
hacia el Río Uruguay, a fin de organizar su tercera contra invasión. En noviembre de 1819,
Artigas aprovecha la hostilidad de las continuas guerrillas artiguistas, lanzando su tercera contra
invasión. Desgraciadamente es interceptada de nuevo la correspondencia artiguista enterándose
los portugueses de su maniobra, según se desprende del oficio del Conde de Figueira
(Gobernador de Río Grande) fechado en diciembre de 1819.
Situación en el litoral: expediciones porteñas La incorporación de Santa Fe a la liga Federal,
había provocado la reacción de Buenos Aires que somete a la provincia a sucesivas invasiones
que deterioran aun más, su situación. Cuatro expediciones sucesivas, envía Buenos Aires sobre
el litoral: Juan José Viamonte (1816); Eustoquio Díaz Vélez (1816); Ejército de Observación:
Juan Ramón Balcarce (4.000 hombres), 1819, Juan José Viamonte (3.000 hombres).
Pregunta:¿Cuál fue la relación San Martín y Artigas?
Toda esta situación afecta el Plan Continental de San Martín, ya que podría verse obligado a
distraer fuerzas como sucedió con el ejército auxiliar del Perú. En estas circunstancias 26 de
febrero de 1819, San Martín intendente de Cuyo desde 1814, había instalado su hogar en la
ciudad de Mendoza, donde había nacido su hija Tomasa Mercedes y con la colaboración del
pueblo de Cuyo se había dedicado a la organización del Ejército de los Andes, escribe la
primera carta (de las tres cartas mendocinas, al decir de Leoncio Gianello) a Estanislao López,
gobernador interino de la provincia de Santa Fe, a quien se dirige bajo el título de Señor
Comandante de las Fuerzas de Santa Fe. En ella le explica que la falta de comunicaciones con
Buenos Aires y los reclamos de los cuyanos por la interrupción del comercio, a raíz de los
sucesos del Litoral; lo han movido a separarse momentáneamente del ejército con fin de
interponerle “sus súplicas para tratar de suprimir una lucha entre patriotas que sostienen las
mismas ideas de libertad americana”. Asegura que no pretende otra cosa que la emancipación
absoluta del gobierno español, y sobre la base de esos principios es que abre esta comunicación.
Considera que López comparte estas ideas y le anuncia la mediación del Supremo Director de
156
Chile por medio de una comisión para poner fin a la guerra que divide a las provincias unidas.
Esa carta es recibida por Manuel Belgrano – a fin de despacharla a su destino -, en la Villa de
Los Ranchos (Villa del Rosario, Córdoba), adónde había acampado con parte del Ejército del
Norte, el 5 de marzo. Este responderá: “Amigo muy querido: He leído el oficio que Ud. me
incluye. No hemos creído oportuno remitirlo. A lo que entiendo, esta guerra no tiene
transacción…” negándose a enviarla a López. La carta volvió a Mendoza. Belgrano creyó de
buena fe que el intento no era acertado ni oportuno. Esas falsas apreciaciones frustran la
intención de San Martín de entrevistarse con Estanislao López.
La misión chilena El 2 de marzo, los comisionados chilenos partieron de Santiago. En sus
maletas portaban la comunicación oficial por la cual se imponía al Comandante de las Fuerzas
de Santa Fe los propósitos y las intenciones del gobierno trasandino. El ministro Joaquín
Echeverría hacía saber que ante “los irreparables males que podía producir a la causa
americana” el enfrentamiento entre Buenos Aires y Santa Fe, y en la persuasión que
mediadores imparciales podrían avenir, a las partes, se había encomendado esta misión al Cnel.
Luis de la Cruz y a Salvador de la Cavareda, regidor del Cabildo de Santiago, quienes tratarían,
con plenipotenciarios de los bandos contendientes, a fin de “verificar un acomodamiento
ventajoso para Santa Fe y Buenos Aires, y necesario a la libertad de América.” Cavareda y de
la Cruz arribaron a Mendoza y allí esperaron que San Martín regresara de San Luis, adonde se
había visto obligado a concurrir por una sublevación de los prisioneros de Maipú (05/04/1818)
que se hallaban allí confinados. Luego de su entrevista resurge el intento de lograr una
pacificación en El Litoral. Escribirá al Jefe de Santa Fe, la carta está dirigida a su “paisano
“Estanislao López. Le anuncia la marcha de los diputados chilenos, a quienes califica de
“americanos honrados y virtuosos”; aclarándole que los móviles no son otros que “la libertad
e independencia de nuestro país.” Insta a López a unírsele, porque será la manera de batir a los
españoles. Y aclara “Divididos seremos esclavos.” Señala la necesidad de deponer
“resentimientos particulares” para llevar adelante la obra de la emancipación. En seguida
expone su conocido pensamiento: “Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas.
Usted es un patriota” y le hace saber que queda en la confianza que accederá a establecer la
paz, respetando las reclamaciones que deba efectuar. Ofrece de nuevo entrevistarse, si López lo
estima necesario, en el lugar que le señale. “Tal es la confianza que tengo de su honradez y
buena comportación”.
También tratará San Martín de entenderse con Artigas en carta de igual fecha. El 13 de marzo
de 1819, el Gobernador de Cuyo, manifiesta su preocupación por la guerra civil entre Santa Fe,
la Banda Oriental y Buenos Aries: “…No puedo ni deseo analizar las causas de esa guerra
entre hermanos (…) “Me hallaba en Chile acabando de destruir el resto de maturrangos que
quedaban como se ha verificado e igualmente aprontando los artículos de guerra necesarios
para atacar a Lima, cuando me hallo con noticias de haberse roto las hostilidades por las
tropas de usted y de Santa Fe contra las de Buenos Aires. (…) Cada gota de sangre americana
que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo,
transemos todo, y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran
atacar nuestra libertad. No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria. En el momento
que ésta se vea libre renunciaré el empleo que obtenga para retirarme; mi sable jamás se
sacará de la vaina por opiniones políticas…”
Respuesta de Artigas Pero Artigas había dicho que “los tiranos, no por su patria sino por
serlo, son el objeto de nuestro odio”. Mientras el Directorio de Buenos Aires siga en
negociaciones con la corte de Río de Janeiro, para Artigas no habrá paz interna. Transcribimos:
“Señor Capitán General del Ejército de los Andes Don José de San Martín. Excelentísimo
señor: Los pueblos de la Banda Occidental del Paraná están alarmados por la seguridad de sus
intereses y los de la nación contra el poder directorial (…) Yo estoy dispuesto a defenderlos
mientras no desaparezca esa pérfida coalición con la corte de Brasil y los pueblos se crean en
seguridad a decidir de su suerte. Vuestra excelencia créame inexorable por ese deber que llena
toda la cordialidad de mis votos. Queda en manos de vuestra excelencia la resolución del
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problema. Tengo honor de saludar a su excelencia con mi más afectuosa consideración Cuartel
General de Santa María, 27 de diciembre de 1819. José Artigas”
Mientras tanto Belgrano, ahora si, admite la gestión amistosa que San Martín proyecta. El 14 de
Marzo Cavareda y de la Cruz parten de Mendoza luego de acordar con San Martín los últimos
detalles de la gestión. En el camino despachan por chasque los documentos de la comisión para
que Belgrano los haga conducir a su destino.
Dicen las crónicas...Transcurridos escasos días del fracaso de la mediación chilena el 2 de abril
de 1819, en la capital santiaguina la Logia resolvía, llevar a cabo la campaña al Perú. Lejos de
allí en el extremo Este, en la costa del Paraná, el sufrido Ejército Auxiliar del Perú, acordaba
suspender las hostilidades con las fuerzas de la provincia autónoma de Santa Fe. Lo sucedido
fue lo siguiente, Las partidas santafesinas que vigilaban campos y caminos detuvieron al
chasqui procedente de Mendoza, portador de las últimas correspondencias de marzo. Los oficios
remitidos referían: Uno de O´Higgins al Gobierno de Buenos Aires remitiendo la resolución del
Senado Chileno por la que declaraba inconveniente el repaso del Ejército de los Andes
acantonado en ese país; copia de dicha disposición legislativa; otro de Tomás Guido apoyando
la referida postura y el último, de San Marín, solicitando dejar sin efecto el traslado de aquellas
tropas. Cuando la cuarta invasión fue desbaratada, queda Viamonte sitiado en Rosario,
motivado por el estado de pobreza y desolación de las familias santafesinas, dada la situación
por el estado de guerra, con una sumatoria de conflictos en las fuerzas de orientales y
entrerrianos que formaban el ejército auxiliar de Santa Fe, a la insubordinación de la “indiada”
de Campbell y del cacique Mateo el Grande, Estanislao López decide concertar un armisticio,
con Viamonte, iniciando negociaciones el 5 de abril de 1819 en el Rosario, base del acuerdo de
San Lorenzo realizado el 12 del mismo, entre el Gral. Belgrano y el Gobernador López; primer
paso en la desavenencia entre López y Artigas. López por este motivo será fuertemente
cuestionado por Francisco Ramirez.
Constitución del año 19
Sancionada por el mismo Congreso que declaró la Independencia en Tucumán, trasladándose a
Buenos Aires para comenzar a trabajar en la elaboración y redacción de una Carta Magna. Se
realizó un estudio de la legislación de las Provincias Unidas preexistente y de constituciones
extranjeras la de Estados Unidos, Francia - especialmente la de 1791- y la constitución española
de 1812, (de tendencia liberal) En síntesis a) No establecía la forma de gobierno que adoptaba,
pero tenía características unitarias y estaba elaborada para poder adecuarse a un sistema
monárquico constitucional (sistema que en esa época trataban de establecer varios congresales
que estaban negociando la coronación de un príncipe en el Río de la Plata). b) Adopta la
división tripartita de poderes. c) Tiene un carácter corporativista puesto que incluye en la
cámara del senado distintos sectores sociales. d) Es censitaria, ya que exige poseer determinado
patrimonio para el acceso a cargos públicos. El poder ejecutivo sería ejercido por un Director
Supremo electo por ambas cámaras del Congreso, con su propio Consejo de Estado, quien
duraría cinco años en el poder, pudiendo ser reelecto por una única vez. Estaba facultado para
otorgar nombramientos en todos los empleos que no se exceptuaran en la Constitución,
incluyendo los gobernadores de provincia. El poder legislativo estaría integrado por una Cámara
de Senadores, formada por un número de miembros igual al de provincias, tres militares cuya
graduación no bajara de Coronel Mayor, un obispo, tres eclesiásticos, un representante de cada
universidad y el Director Supremo saliente. Debían tener 30 años de edad, 9 años de ciudadanía
y un fondo de $8.000, duraban en su cargo 12 años con renovación por terceras partes cada 4
años. La otra Cámara sería conformada por una Cámara de Diputados elegidos por un período
de 4 años con renovación de la mitad cada 2 años, a razón de uno cada veinticinco mil
habitantes o fracción no menor a 16.000. Los requisitos eran 7 años de ciudadanía, 26 años de
edad cumplida y un fondo de $4.000; tendría la iniciativa en materia impositiva y estaría a su
cargo la promoción de juicio político a los altos funcionarios del Estado. El poder judicial sería
ejercido por una Alta Corte de Justicia compuesta por siete jueces y dos fiscales designados por
el Director con noticia y consentimiento del Senado. La constitución adoptaba el centralismo,
proclamaba los derechos de la Nación y de los particulares. No se ocupaba de los gobiernos
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provinciales. Tampoco definía con precisión si el jefe de estado sería un presidente o un
monarca. El proyecto de Constitución fue aprobado por el Congreso y entró en vigencia el 25 de
mayo de 1819, encontrando apoyo por parte del pueblo de Buenos Aires; pero el casi unánime
rechazo de las provincias de la región litoral mesopotámica y algunas del noroeste como San
Juan y Salta. pero además Santa Fe y Entre Ríos decidieron ir a la guerra contra Buenos Aires.
LA CAÍDA 1820 Las Batallas de Tacuarembó y Cepeda
El 22 de enero de 1820, el conde de Figueira, al frente de unos 3.000 hombres, a las ocho de la
mañana atacó por sorpresa a la vanguardia de Latorre aislada del grueso por la creciente del
río. Inútiles fueron los esfuerzos realizados; a la superioridad numérica de los portugueses se
suman estos diversos factores adversos: sorpresa, errores tácticos. La Batalla de Tacuarembó,
fue el golpe de gracia para la resistencia artiguista, pues aniquila prácticamente sus fuerzas. Fue
la última batalla en el territorio oriental librada por las fuerzas artiguistas. Al impacto
provocado por esta derrota se suma el 2 de marzo la deserción de Rivera, luego de actos de
desobediencia y de entrar en tratativas con los portugueses. La decepción, con todos sus
efectos, iba afectando material y anímicamente a los orientales.
La diplomacia porteña Esa diplomacia sinuosa y palaciega, negadora de los principios
revolucionarios de los sucesos iniciados en Mayo de 1810 fue, el motivo principal y un
consenso casi unánime en los más importantes líderes provincianos para enfrentar por las armas
a Buenos Aires y marcar a fuego la posibilidad de que se estableciera en aquel contexto una
autoridad nacional que no respetara y respondiese a los intereses de lo que Artigas denominara
la soberanía particular de los pueblos. Poco después, Ramírez y López tomarían la ofensiva
contra Buenos Aires, Artigas había ordenado a sus aliados santafesinos y entrerrianos, pero
principalmente a su delegado personal con expreso mandato José Francisco Ramirez, obligar a
Buenos Aires a unirse a su lucha contra los portugueses.
Dicen las crónicas... Pueyrredón renunció al directorio y asumió su reemplazo el general José
Rondeau. El directorio ordenó al Ejército de los Andes que regresase hacia la capital para
reprimir a los caudillos, pero su comandante José de San Martín se negó a hacerlo, como lo
haría el Ejército del Norte al mando de Manuel Belgrano. En estas circunstancias, la detención
por parte de López de un grupo de delegados de Buenos Aires que atravesaba Santa Fe sirvió a
Rondeau de excusa para reiniciar la guerra civil. El entrerriano Ramírez se movió más rápido y
desde Santa Fe invadió el norte de la provincia de Buenos Aires, saqueando las estancias de
ganado y dinero, para después regresar a Santa Fe. Poco antes de iniciar la campaña, Ramírez
llevaba dos aliados tan insólitos como contraproducentes. Uno era el general chileno José
Miguel Carrera, quien recientemente se había dedicado, por medio de una imprenta, a producir
propaganda anti-unitaria y pro-federalista. Su pretensión era regresar a su país y deponer a
Bernardo O’Higgins, por ello buscaba apoyo de este lado de la cordillera. El otro era el ex
Director Supremo Carlos de Alvear, quien pretendía tomar revancha sobre el gobierno de
Buenos Aires, por su condena y exilio forzado en 1815. Rondeau dejó el Directorio en manos de
Juan Pedro Aguirre y marchó contra las fuerzas del protectorado artiguista. Pero antes de que el
Ejército del Norte se le pudiera unir, sus oficiales se sublevaron, dirigidos por Juan Bautista
Bustos, y el legendario José María “el manco” Paz en el motín de la Posta de Arequito para
volver al frente norte contra los realistas. Con solo su ejército porteño, Rondeau enfrentó a los
federales Ramírez, López y Pedro Campbell en la batalla de Cepeda.
Cañada de Cepeda lº de febrero de 1820
La batalla entre las fuerzas artiguistas de Santa Fe y Entre Ríos contra el ejército del nuevo
Director Rondeau se libró en la Cañada de Cepeda el lº de febrero de 1820. Pero la victoria y la
traición marcharon juntas. Con Cepeda caía el régimen directorial y el Congreso de Tucumán,
instrumentos porteños. El nuevo gobernador de Buenos Aires fue Manuel de Sarratea y como
habría de ocurrir durante más de medio siglo, Buenos Aires compensaría sus fracasos militares
con los triunfos políticos, mediante los recursos financieros de su puerto y la logística ganadera
159
y militar de los terratenientes bonaerenses. Ante la posibilidad de que las montoneras se
apoderaran de la ciudad el pánico invadió a la mayoría de los porteños, nadie mejor que un
emblemático ciudadano de origen patricio, para describir aquel momento, escribe Vicente Fidel
López “Se esperaba por unos momentos un saqueo a manos de cinco mil bárbaros desnudos,
hambrientos y excitados por las pasiones bestiales que en esos casos empujaban los instintos
destructores de la fiera humana que como «multitud inorgánica» es la más insaciable de las
fieras conocidas: cosas que debe tener presente la juventud, expuesta por exceso de liberalismo
a creer en las excelencias de las teorías democráticas que engendran las teorías subversivas
del socialismo y del anarquismo contra las garantías del orden social»,.
Dicen las crónicas... El Jefe de los entrerrianos Francisco Ramírez, y comandante general de las
fuerzas provincianas acampó con sus hombres en el pueblo de Pilar, a unas quince leguas de la
Ciudad. Desde allí intimó a los derrotados. En primer lugar, exigía la disolución del Congreso y
del Directorio. Todo fue aceptado. La Constitución del año 19 lo mismo que el Directorio
cayeron ante una clásica atropellada de las montoneras federales. La segunda exigencia
consistía en la publicación de los documentos de la diplomacia secreta del Congreso de
Tucumán recién extinguido; de esta manera se tomó conocimiento de un acuerdo para imponer
en el Río de la Plata al príncipe de Luca, miembro de la Casa de Borbón y cuya corona estaría
bajo el protectorado del Gobierno de Francia. Además, se establecía la libre navegación de los
ríos Paraná y Uruguay, reivindicación fundamental para la región litoral mesopotamica y la
provincia de Santa Fe.
“La batalla de los 10 minutos”. Poco antes de la confrontación, el 8 de enero de 1820 se
produjo el Motín de Arequito por el cual el Ejército del Norte, que había sido llamado por el
Director Supremo en su ayuda, se había sublevado para no luchar en una guerra civil. Esto
obligó a Rondeau a enfrentar a los federales con el ejército de la ciudad porteña, pensando que
tenía a su favor la ventaja de que las fuerzas litoraleñas eran solo de caballería. Las fuerzas
porteñas se movilizaron rápidamente e invadieron la provincia de Santa Fe para cortar el avance
de los provincianos a Buenos Aires. Rondeau ocupó el borde sur del bañado conocido como
Cañada de Cepeda, y formó su ejército en una disposición clásica, con la caballería a los lados y
la infantería y la artillería al centro; protegiendo sus espaldas quedaba la larga formación de
carretas. Una posición muy difícil de vencer, si el ataque era frontal. Pero en medio de la
llanura, los federales no estaban obligados a hacerlo, justamente porque sus tropas eran
puramente de caballería. Estanislao López era el gobernador de la provincia en que se combatía,
pero aparentemente dejó el mando de las operaciones de la batalla a Ramírez. Hay opiniones
que piensan que López era experto en acciones de guerrilla, pero Ramírez había demostrado ser
muy superior militarmente en las batallas formales. Junto a los santafesinos y entrerrianos,
formaban en el ejército federal aborígenes del Chaco (mocovíes y abipones) y un escuadrón de
correntinos, en su mayoría originarios guaraníes al mando del comandante artiguista el irlandés
Pedro Campbell. Los provincianos federales cruzaron al galope la Cañada de Cepeda, rodearon
a las tropas porteñas y se pusieron a sus espaldas, atacaron a la caballería, mientras la infantería
porteña desorientada “trataba de asomarse entre los carros y los cañones aún apuntaban para el
otro lado” dice Saldías. (Cfr bibliografía Saldías, Adolfo – Historia de la Confederación
Argentina).La batalla duró aproximadamente diez minutos, y la huída de la caballería directorial
arrastró a Rondeau. El resto del ejército (casi mil hombres) debió retirarse hacia San Nicolás de
los Arroyos (a orillas de río Paraná, a 60 km de distancia) y embarcarse de regreso a Buenos
Aires, dirigido por el general Juan Ramón Balcarce, que logró salvar la infantería y la artillería.
A consecuencia de este desastre, el Congreso que había declarado la Independencia en 1816, no
pudo menos que declararse en receso y abdicar su autoridad en el Presidente del Cabildo de
Buenos Aires, a quien había nombrado institucionalmente Director sustituto el 31 de enero.
Inmediatamente el jefe del Ejército provinciano dirigió al Cabildo una nota en la que invocaba
160
las aspiraciones de los pueblos cuya representación asumía, acusaba con tremendos cargos al
gobierno Directorial, y dejaba ver que si no renunciaban todos los hombres que habían
pertenecido al partido de Pueyrredón o directorial, no detendría su avance hasta llegar a la plaza
principal de Buenos Aires. En vano un sector intentó apoyarse en el Cabildo, para que éste
provocase una reacción de rechazo de la intimación y la convocatoria a la defensa de la ciudad
puerto en el cabildo abierto al que se convocó al pueblo de Buenos Aires con motivo de las
exigencias del jefe federal.
Un testimonio directo: las memorias de Mansilla
"Yo era muy joven entonces, fogoso y exaltado en mi patriotismo", - dice el general Mansilla,
refiriéndose a este día, en la Memoria póstuma -. "Un número considerable de jefes de mayor
graduación que la mía, me designó para ir al cabildo abierto a pedir, a nombre de los que me
habían elegido y de muchos otros jefes y oficiales residentes en la capital, que se nos diera un
fusil para defender la patria amenazada por la insolente intimación de los caudillos vencedores
en Cepeda. Me presenté arrogante en la sala capitular, pero esa corporación, sobrecogida.
dominada por el terror, estaba decidida a ceder a todo; y se irritó ante mi pedido, más aún,
trató de prenderme, clasificando de anárquico el acto más noble de un jefe patriota. Salvé de
ser preso, y recordando que había tenido relaciones íntimas en Chile con la familia de Carrera,
monté a cáballo en busca del ejército vencedor, con el fin de evitar, si me era posible, su
entrada en la ciudad. Más afuera del Pilar encontré a Carrera, López y Ramírez que se
disponían a marchar al puente de Márquez a tratar con el general Soler, que al mando de una
fuerza de la capital, los había invitado a un arreglo..." (Mansilla. Memoria póstuma)
El Cabildo, bajo la doble presión de los sucesos y de los principales apoyos federales que
aparecían en Buenos Aires, envió una comisión a Ramírez para que arreglase "las bases de una
transacción que restituya la paz, conviniendo con los votos del señor general del ejército
federal, expresados en su oficio del 2 del corriente” Ramirez ratificó su apoyo al general
Miguel Estanislao Soler, jefe del ejército de Buenos Aires y ahora líder de una dé las fracciones
federales de esta ciudad. Fue Soler quien dio el golpe de gracia al orden gubernativo que había
imperado en la primera década de la revolución, intimando, a nombre de las conveniencias
invocadas por los jefes del ejército federal, la disolución del Congreso y el cese del Directorio
de las Provincias Unidas. El 11 de febrero el Cabildo reasumió el mando de Buenos Aires...
"Habiendo el Soberano Congreso y Supremo Director del Estado - dice el bando del Cabildo penetrádose de los deseos generales de las provincias sobre las nuevas formas de asociación
que apetecen, en los que ambas autoridades están muy distantes de violentar la voluntad de los
pueblos. . ." El Cabildo comunicó esta resolución a las provincias, declarando que quedaban
libres para regirse por sus propias autoridades hasta que un nuevo congreso estableciera sus
relaciones entre sí. Al día siguiente, el 12 de febrero de 1820, se convocó a elección de doce
representantes que nombrarían el gobernador de la nueva provincia federal. Los representantes
elegidos se constituyeron en junta electoral y ejecutiva al mismo tiempo, dando inicio iniciando
por primera vez en la República el desenvolvimiento de un gobierno representativo, sobre la
base de las instituciones provinciales coexistentes.
La situación de Artigas Luego de la derrota de Tacuarembó (22 de enero de 1820), Artigas
abandonó la lucha con los portugueses y cruzó el Uruguay – a mediados de febrero concentrando su atención sobre el problema de las relaciones con la provincia de Buenos Aires,
luego de que el ejército nacional había sido derrotado en la batalla de Cepeda, el 1º de febrero
de 1820. Mientras esperaba el resultado de las negociaciones que habían entablado Ramírez y
López con el gobierno porteño, Artigas se dirigió a las Provincias del otro lado del Paraná
invitándolas a entrar en la Liga Federal que ha de sellar el pacto con la capital. No descuidó sin
embargo la vigilancia de la costa occidental desde Mandisoví en donde se encontraba el 22 de
febrero hasta Yeruá. Encargó al comandante José López (López Chico) patrullara esa zona
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amenazada por los portugueses desde la costa oriental. En Avalos instaló su campamento donde
comenzó a reorganizar sus fuerzas con los elementos de Misiones y milicia correntina de los
alrededores. Gorgonio Aguiar es encargado, como Comandante en Jefe, de esas fuerzas.
Tratado de Pilar * 23 de febrero de 1820. Por este hecho relevante se reconoce al Partido de
Pilar en la Provincia de Bs As. como "Cuna del Federalismo". Firmado en la primitiva capilla
del Pilar, puso fin a la guerra entre las provincias de Entre Ríos y Santa Fe integrantes de Los
Pueblos Libres contra Buenos Aires. En la Constitución Nacional se lo incluye como "Pacto
Preexistente") El 22 de febrero, el gobernador Sarratea se trasladó al campo de los jefes
federales acompañando al regidor decano don Pedro Capdevila. "Estoy cierto, -decía en una
proclama al pueblo-, que nunca mejor que ahora los jefes del ejército federal demostrarán que
sus intentos no han tendido a humillarnos, sino a prestarnos más bien una mano benéfica, para
ayudarnos a sacudir el yugo que gravita sobre la cerviz de la nación entera." Al día siguiente
23/2/1820 firmó con López y Ramírez la célebre convención en la capilla del Pilar; en la cual se
intentó en nombre de las provincias del Litoral imponer a Buenos Aires la organización federal
que proclamaba Artigas, sometiendo la resolución definitiva a un Congreso que debía
convocarse compuesto de los diputados de todas las provincias que formarían la Nación. Por
otras cláusulas de carácter reservado y secreto, Buenos Aires se obligaba a compensar con
armas, dinero y ganados a López y a Ramírez.
Tratado del Pilar
Artículo 1° Protestan las partes contratantes, que el voto de la nación, y muy en parlicular, en
las Provincias de su mando, respecto al sistema de gobierno que debe regirlas se ha
pronunciado en favor de la federación que de hecho admiten. Pero que debiendo declararse por
diputados los nombrados por la libre elección de los pueblos se someten a sus deliberaciones. A
este fin, elegido que sea por cada provincia popularmente su respectivo representante, deberán
los tres reunirse en el Convento de S. Lorenzo, de la provincia de Sta. Fe, a los sesenta días
contados desde la ratificación de esta convención. Y como están persuadidos que todas las
provincias de la nación aspiran a la regularización de un gobierno central, se comprometen
cada una de por sí de dichas partes contratantes a invitarlas y suplicarlas concurran con sus
respectivos diputados para que acuerden cuanto pudiera convenirles y convenga al bien
general. Artículo 2° Allanados como han sido todos los obstáculos que entorpecían la amistad y
buena armonía entre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, y Sta. Fe en una guerra civil y
sangrienta por la ambición y criminalidad de unos hombres que habían usurpado el mando de
la nación o burlado las instrucciones de los pueblos que representan en congreso, cesarán las
hostilidades desde hoy, retirándose las divisiones beligerantes de Sta. Fe, y Entre Ríos a sus
respectivas provincias. Artículo 3° Los gobiernos de Sta. Fe, el de Entre Ríos por sí, y a nombre
de sus provincias recuerdan a la heroica provincia de Buenos Aires, cuna de la libertad de la
nación, el estado difícil y peligroso a que se ven reducidos aquellos pueblos hermanos por la
invasión con que los amenaza una potencia extranjera que con respetables fuerzas opone la
provincia aliada de la Banda Oriental. Dejan a la reflexión de unos ciudadanos tan interesados
en la indepenclencia y felicidad nacional el calcular los sacrificios que costará las de aquellas
provincias atacadas, el resistir un ejército imponente careciendo de recursos, y aguardan de su
generosidad y patriotismo auxilios proporcionados a lo arduo de la empresa ciertos de
alcanzar cuanto queda en la esfera de lo posible. Artículo 4° En los ríos Uruguay y Paraná
navegarán únicamente los buques de las provincias amigas cuyas costas sean bañadas por
dichos ríos. El comercio continuara en los términos que hasta aquí, reservándose a la decisión
de los diputados en congreso cua-lesquiera reformas que sobre el particular solicitasen las
162
partes contratantes. Artículo 5° Podrán volver a sus respectivas provincias aquellos individuos
que por diferencia de opiniones políticas, hayan pasado a la de Buenos Aires o de ésta a
aquéllas, aún cuando hayan tomado armas y peleado en contra de sus compatriotas, serán
repuestos al goce de sus propiedades en el estado que se encontrasen y se echará un velo a todo
lo perdido. Artículo 6° El deslinde del territorio entre las provincias se remitirá en caso de
duda a la resolución del congreso general de diputados Artículo 7° La deposición de la
antecedente administración ha sido la obra de la voluntad geneal por la repetición de crímenes
con que comprometía la libertad de la nación con , otros excesos de una magnitud enorme, ella
debe responder en juicio público ante el tribunal que al efecto se nombre. Esta medida es muy
particularmente del interés de los jefes del ejército Federal, que quieren justificarse de los
motivos poderosos que les impelieron declarar la guerra contra Buenos Aires en noviembre del
año próximo pasado y conseguir con la libertad dé la provincia de Buenos Aires la garantía
más segura de las demás unidas. Artículo 8° Será libre el comercio de armas y municiones de
guerra de todas clases en las provincias federadas. Artículo 9° Los prisioneros de guerra de
una y otra Parte serán puestos en libertad después de ratificada esta convención para que se
restituyan a sus respectivos ejércitos o provincias. Artículo 10° Aunque las partes contraltantes
están convencidas de que todos los artículos arriba expresados son conformes con los
sentimientos y deseos del Exmo. Sr.Capitán general de la Banda Oriental D.José Artigas según
lo ha expuesto el Sr. Gobernador de Entre Ríos. Que dice hallarse con instrucciones privadas
de dicho Señor Exmo. para este caso, no teniendo suficientes poderes en forma se ha acordado
remitirle copia de esta acta para que siendo de su agrado entable desde luego la relaciones que
puedan convenir a los intereses de la provincia de su mando, cuya incorporación a las demás
federadas se miraría como un dichoso acontecimiento. Artículo 11° A las cuarenta y ocho horas
de ratificado estos tratados por la junta de electores, da principio a su retirada el ejército
Federal hasta pasar el Arroyo del medio pero atendiendo el estado de desvastación a que ha
quedado reducida la provincia de Buenos Aires por el continuo paso de diferentes, tropas,
verificará dicha retirada por divisiones de 200 hombres para que asi sean mejor atendidas de
viveres y cabalgaduras y para que los vecinos experimenten menos gravámenes. Queriendo que
los Sres. Generales no encuentren inconvenientes crear en su tránsito para sí, o para tropas, el
gobernador de Buenos nombrará un individuo que con este objeto les acompañe hasta la línea
divisoria. Artículo 12° En el término de dos días o antes si fue posible, será ratificada esta
Convención por la muy honorable Junta de representantes. Fechado en la Capilla del Pilar a
23 de febrero de 1820 Manuel de Sarratea Francisco Ramírez Estanislao López. Este tratado
fue ratificado por: La Junta de Representantes electo aprueba y ratifica el precedente tratado.
Buenos Aires a las 2 de la tarde del 24 Febrero de 1820. Tomás Manuel Anchorena Antonio
José Escalada Manuel Luis De Olide Juan José Cristobal De Abchorena Vicente López Victorio
García De Zuñiga Sebastián De Lezica Manuel Obligado. (Fuente documental: A.G.N. Sala X-27-79)
Pronunciamiento del 6 de marzo. Entre tanto, el general Juan Ramón Balcarce entraba en
Buenos Aires con la infantería que había salvado en Cepeda, y promovía el pronunciamiento del
6 de marzo que lo llevó momentáneamente al poder, seguido de “los restos del partido
directorial y del elemento joven e ilustrado de la época”, (Saldías). Estos últimos, los “liberales
tribunos de la república”, que por la tradición centralista porteña sumada a la visión eurocéntrica
dominante, manifestaban el profundo rechazo que le inspiraban los caudillos federales, terminan
identificándose como unitarios. El gobernador Sarratea se retiró al pueblo del Pilar, y desde allí
dirigió circulares a todas las autoridades, reclamando la obediencia que le era debida, "pues que
él era gobernador de la provincia y no el general Balcarce, que había asaltado el poder por
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medio de un motín militar". Con este motivo se convocó a un Cabildo abierto, y el pueblo
ratificó el nombramiento de gobernador en la persona del general Balcarce, declarando, como
dice el acta del Cabildo, "una, dos y tres veces, que este nombramiento había sido por su libre
voluntad en la sesión del día 7, en la iglesia de San Ignacio, y que renovaba las omnímodas
facultades, que le había conferido y de nuevo le confiere al expresado general para que sin
consulta alguna obre en favor del pueblo, de su honor y libertad".
Resolución a favor de Sarratea. Ante el intento de golpe de mano de Balcarce para apoderse
del gobierno desplazando a Sarratea y hacer caer el Tratado con los jefes federales que no
contaba en verdad con el apoyo de la opinión pública porteña y bonaerense, tan dividida en esos
días de cambios, Sarratea reunió a sus parciales, Soler sacó de la ciudad la tropa que le era
adicta y Ramírez y López se adelantaron con su ejército hasta los suburbios de Buenos Aires,
exigiendo del Cabildo la reposición de Sarratea en el gobierno y el cumplimiento de los
resarcimientos y auxilios en armas dinero y hacienda a que se refería los acuerdos del Pilar. En
cuanto a Balcarce, Ramírez lo intimó que abandonase la provincia, en su nota de fecha 7 de
marzo de 1820. El general Alvear, a quien Sarratea había ofrecido el gobierno mientras estaban
en Montevideo, quiso aprovechar el momento de acefalía en que se encontraba la provincia y
promovió por medio de su aliado y nuevo amigo el chileno José Miguel Carrera, un Cabildo
abierto en la plaza de la Victoria. Éste se llevó a cabo el día 12 de marzo, y tuvo éxito en el
primer momento, pero al saber el motivo oculto por lo cual se movilizaron que era llevar al
gobierno al dictador depuesto en 1815, el pueblo y la tropa se sublevaron. Alvear tuvo que
ocultarse para salvar su vida, mientras se presentaba un reclamo enérgicamente al Cabildo y éste
envió una comisión ante Sarratea para que reasumiese el mando de lá provincia. Así lo narra J.
A. Ramos “Un historiador adversario ha dejado un evocador testimonio de ese instante de la
vida argentina: Después del tratado, Sarratea se permitió volver a Buenos Aires acompañado de
Ramírez, de López y Carrera y de numerosas escoltas de hombres desaliñados, vestidos de
bombachas y ponchos sin que pudiera distinguirse quiénes eran jefes y quienes soldados.Toda
esta chusma ató los redomones en las verjas de la Pirámide y subió al Cabildo de Mayo donde
se les había preparado “un refresco de beberaje” en festejo de la paz. Pero el Tratado del Pilar
desató las pasiones del localismo porteño. Sumida en gran desorden, la ciudad fue teatro de las
disputas de todas las facciones por el poder. En un mismo día se sucedieron tres gobernadores;
ganaderos, comerciantes y militares discutieron ásperamente la situación creada por la
montonera. En los círculos áulicos de la burguesía portuaria, sin embargo, se sabía que las
concesiones de Sarratea, inaceptables para Buenos Aires, no habrían de cumplirse”.
Coincidimos con J.A. Ramos: el Tratado del Pilar, más allá “de una puñalada en la espalda de
Artigas”, iniciaba la derrota de Los Pueblos Libres, la caída “del Sistema general de los
Americanos” y el triunfo fugaz del localismo extremo o federalismo aldeano, que se destrozará
sin piedad internamente, para que sus líderes aureolados de personalismo, románticamente uno
(Francisco Ramírez) y conservador popular el otro (Esanislao López) impongan “el criollismo”
como nueva expresión patriarcal, racista y discriminativa, cual anclaje definitivo de los límites
de la revolución de los pueblos del Litoral mesopotámico y rioplatense máximo avance de la
tendencia revolucionaria de los sucesos de Mayo de 1810.
El testimonio de Mansilla “…Me encontraba en el campo de los jefes del ejército federal, dice el general Mansilla en su Memoria póstuma -, cuando se presentaron allí don Manuel de
Sarratea y don Pedro Capdevila, con poderes de la ciudad para arreglar el célebre tratado del
Pilar, en cuyas conferencias me dieron participación de un modo extrajudicial. Ramírez
especialmente, simpatizó conmigo, concediéndome mayor confianza en sus juicios personales,
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muy distintos de los de López y Carrera: éstos se pertenecían a sí mismos, no asi Ramírez, que
era subalterno de Artigas, sin más categoría que la de comandante del arroyo de la China.
Ahora bien, en el tratado público y secreto que yo conocía, se estipulaba: 19, que Artigas
ratificaría ese tratado, por lo que hacía a la provincia Oriental, principalmente; 29, que había
de suspender sus hostilidades contra las fuerzas brasileras que ocupaban la Banda Oriental;
39, que Buenos Aires entregaría a Ramírez una cantidad de dinero, un armamento completo
para mil soldados y su oficialidad. En un momento de expansión y confianza con Ramírez, le
dije que juzgaba que Artigas no ratificaría el tratado, reservando la idea de que tampoco le
darla un solo peso ni una tercerola. Ramírez me contestó que "si Artigas no aceptaba lo hecho,
lo pelearían"; y que si era de mi agrado, me invitaba a la pelea. Eludí la respuesta, y me retiré
a la ciudad. Conversé acerca de esto con el gobernador Sarratea; y le manifesté la idea de
acompañar a Ramírez con el fin de trabajar por el tratado, haciendo lo que conviniera, según
como el caso se presentase. Sarratea aceptó, y me dio una licencia temporal...” (Mansilla.
Memoria póstuma) Estos recuerdos detallados en los puntos principales que con ajustado criterio
planteara Mansilla a Ramirez, coinciden punto por punto con las recriminaciones de Artigas a
su delegado político personal el uruguayense hijo de Tadea Jordán. El artículo décimo del
tratado es prueba contundente: Artículo 10° Aunque las partes contraltantes están convencidas
de que todos los artículos arriba expresados son conformes con los sentimientos y deseos del
Exmo. Sr.Capitán general de la Banda Oriental D.José Artigas según lo ha expuesto el Sr.
Gobernador de Entre Ríos. Que dice hallarse con instrucciones privadas de dicho Señor Exmo.
para este caso, no teniendo suficientes poderes en forma se ha acordado remitirle copia de esta
acta para que siendo de su agrado entable desde luego la relaciones que puedan convenir a los
intereses de la provincia de su mando, cuya incorporación a las demás federadas se miraría
como un dichoso acontecimiento”.
Las críticas y recriminaciones de Artigas
“las reflexiones odiosas que aparecen” (Oficio de Artigas al Cabildo de Santa Fe 16/3/1820)
Confrontemos lo escrito por Mansilla, con el texto del Art. 10º dice el autor que décadas
después, será héroe de la Vuelta de Obligado: (...)Ramírez especialmente, simpatizó conmigo,
concediéndome mayor confianza en sus juicios personales, muy distintos de los de López y
Carrera: éstos se pertenecían a sí mismos, no asi Ramírez, que era subalterno de Artigas, sin
más categoría que la de comandante del arroyo de la China.” (...) En el citado y polémico
artículo décimo, en primer lugar observamos: respecto a José Artigas; al título de Protector de
Los Pueblos Libres se lo rebaja a la categoría de jefe provincial nombrándolo: Capitán general
de la Banda Oriental y en el mismo párrafo se lo asciende a Ramirez de subalterno de Artigas,
sin más categoría que la de comandante del arroyo de la China (Mansilla) y se lo jerarquiza
con el título de “Sr. Gobernador de Entre Ríos.” Pero el mismo texto del art. 10º afirma el rol
de Ramirez como delegado de Artigas y abre las dudas de la validez de lo actuado por Ramirez:
“Que dice hallarse con instrucciones privadas de dicho Señor Exmo. para este caso, no
teniendo suficientes poderes en forma se ha acordado remitirle copia de esta acta”(...) aunque
a continuación la trampa leguleya está tendida (...)“ para que siendo de su agrado entable desde
luego la relaciones que puedan convenir a los intereses de la provincia de su mando,(...) aquí se
ratifica su reconocimiento como jefe provincial y preanuncia la muerte del sistema de Los
Pueblos libres “cuya incorporación a las demás federadas se miraría como un dichoso
acontecimiento”. Este párrafo final que al pié del Tratado ostenta las firmas de Ramírez y
López, no deja duda alguna de la intencionalidad de ambos jefes provincianos, en cuanto a su
desconocimiento político de la autoridad de Artigas como Protector de los Pueblos Libres,
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reconocido y ratificado por santafesinos y entrerrianos desde aquel 20 de Febrero de 1814 en la
villa de Paraná y Abril de 1815 en la ciudad de Santa Fe con festejos populares. El triunfo de los
porteños comienza a afianzarse.
Oficio al Cabildo de Santa Fe. Con respecto a la actitud de Estanislao López, Artigas
cuestionando puntualmente lo pactado, el 16 de marzo de 1820, enterado del contenido del
tratado del Pilar suscrito por Ramírez y López, con el gobernador de Buenos Aires, Manuel
Sarratea, el 23 de febrero pasado, manifestó su desconfianza al Cabildo de Santa Fe en los
siguientes términos: “Jamás pudo presentarse unos resultados más desventajosos al mérito de
nuestros afanes, y tan disconforme a las ventajas que nos ha brindado la suerte. Yo esperaba
que por esta vez se pusiese término a la guerra civil, que cesasen las complicaciones con el
Brasil y que librado el interés de la Nación a las resoluciones de los pueblos, se creyese ésta
garantía en sus propios esfuerzos. Ninguno de estos principios se ha mencionado en la
estipulación indicada. Todos se hallan paliados y por lo mismo es para mi juicio inconcebible
como pueden esperarse felices resultados. Por mi parte hago las recriminaciones precisas a
aquellos jefes, sobre la responsabilidad de los tratados. Omito las reflexiones odiosas que
aparecen, pero por mi parte no perderé sacrificio, cuando media la pública felicidad. Van 10
años en que se redoblan los afanes y es lastimoso dejarlos escapar en unos momentos en que
debíamos sellarlos con honor”. El subrayado sirve para observar los puntos críticos del acuerdo
y aclara que reclamará a López y Ramirez por ser responsables de la firma, sin su
consentimiento; aunque dice que omitirá “las reflexiones odiosas que aparecen” en el texto.
Artigas le comunicó también a Ramírez su desaprobación y rechazo por las negociaciones del
Pilar, desaprobando su conducta.
La deslealtad de Ramírez y la traición al mandato de los Pueblos Libres.
Sarratea era uno de los más antiguos e irreconciliables enemigos de Artigas. Vicente Fidel
López señala con crudos rasgos su verdadero perfil atribuyendo a este personaje
«procedimientos desparpajados y moralidad poco segura» además de «viveza pervertida»,
«principios morales poco delicados», «extraña mezcla de buen carácter y de cinismo, de
habilidad y desvergüenza». Y agrega: «Trapalón y entremedio, como decía T. M. de Anchorena,
y movido siempre por una incorregible afición a las tretas y manejos embrollados, no era tan
malo que pudiera ser tenido por un malvado de talla para despotizar por la fuerza y por la
sangre, ni por peligroso siquiera fuera de los enjuages y escamoteos que lo hacían despreciable
más bien que perverso”. Dice J. A. Ramos “Con tal gobernador porteño es que los
lugartenientes de Artigas celebraron el Tratado del Pilar. Dicho convenio violaba las directivas
expresas del Protector, pues se limitaba a formular una platónica expresión de deseos en lo
tocante a la ocupación portuguesa del territorio patrio, cuya reivindicación por las armas
quedaba librada a la buena voluntad de Buenos Aires, justamente la provincia cuyos intereses
habían facilitado dicha ocupación extranjera”. No se trataba de falta de capacidad diplomática
de los lugartenientes de Artigas, como algunos/as suponen o del agotamiento de los
protagonistas de tantos enfrentamientos sangrientos entre hermanos, como muchos/as prefieren
suponer, “sino la puesta en práctica de una política que se revelaría fatal durante mucho tiempo”
dice Ramos.
Argumentación documentada Ante las fuertes afirmaciones de J. A. Ramos, han surgido
desde los distintos relatos historiográficos teñidos por el liberalismo y el revisionismo
nacionalista, aunque contradictorios entre sí, algunos intentos de similares justificaciones
respecto de la actuación de Pancho Ramirez y Estanislao López. Pero los documentos son
contundentes en cuanto a que Francisco “Pancho” Ramírez pacta con Buenos Aires después de
Cepeda el 23 de febrero de 1820, a espaldas de Artigas, que se retiraba con sus fuerzas
diezmadas de la batalla de Tacuarembó, pero resuelto a continuar la lucha. El 27 de Febrero cuatro días más tarde -, desde las orillas de la ciudad porteña, el fiel lugarteniente Ramírez
escribe al hasta entonces Protector, en este tono “que la alegría de este pueblo y su
reconocimiento hacia el autor de tantos bienes es inexplicable” y adjuntándole el texto del
Tratado. Tan sólo cuarenta y ocho horas más tarde, el 29 de Febrero Ramírez exponía en un
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oficio «reservado» el plan de traición al antes “amado Jefe”. Dirigiéndose a su medio hermano
Ricardo López Jordán que en su ausencia ocupaba el cargo de Gobernador interino de Entre
Ríos, le ordenaba confidencialmente que «procure entablar relaciones amistosas con el general
Rivera, con el gobernador de Corrientes, etc.». En otros términos, sostiene el revisionismo
tradicional “los caudillejos menores se disponían a distribuirse las satrapías locales del poder
federal: uno, pactando con los portugueses, el otro, con Buenos Aires”. En el mismo oficio
«reservado» Ramírez confiesa a su hermanastro, la enorme influencia que en el pueblo de Entre
Ríos conservaba Artigas y expresa sus temores: “Usted conoce las aspiraciones del General
Artigas y el partido que tiene en nuestra Provincia: su presencia aún después de los continuos
desgraciados sucesos de la Banda Oriental podría influir contra la tranquilidad... Procure V.
por cuantos medios aconseje la prudencia conservar en el ejército los auxiliares de Corrientes
atrayéndolos, pagándolos y haciéndoles ver se les lleva al sacrificio por una guerra civil,
cuando quedando en nuestras banderas todo será paz y trabajar por la verdadera causa”
A confesión de parte…Lo que en los párrafos anteriores aparece como disidencia política, en
las propias palabras de Ramirez se va desnudando la deslealtad no sólo a la persona del jefe
Político sino también la traición al mandato de los pueblos Libres. En una carta, también
«reservada», que dirige al chileno José Miguel Carrera, expone sin disimulos la situación: (...)
En estos momentos sin tener recursos ningunos, cómo quiere V. que yo me oponga al parecer
de Artigas cuando estoy solo y que él ya debe haber ganado la Provincia de Corrientes Como
estoy cierto que la lleva adonde él quiere. Nada digo de Misiones porque son con él(...)
Aludiendo al seguro rechazo político del pueblo entrerriano, por su de acuerdo con Buenos
Aires y de renuncia a la guerra con Portugal, Ramírez agrega estas palabras significativas:
¿Cómo podré persuadir a los paisanos ni convencerlos en ninguna manera? Cuando los
elementos precisos para la empresa fuesen en algún tanto proporcionados al número que yo
solicité (a Buenos Aires) podría convencerlos; por lo de lo contrario, seré con el voto general
de aquellos que sólo se conforman con la declaratoria de guerra a los portugueses.” Ramírez
concluye esta nota «reservada» confesando su capitulación ante la burguesía porteña: “No he
anoticiado a la provincia del auxilio que se nos presta, porque me abochorno, y tal vez
causaría una exaltación general en los paisanos”. Queda absolutamente claro, el carácter
“reservado” de estos documentos fundamentales, donde se pueden explorar las intenciones de
Ramírez dando origen a los hechos inexorables que rodean la derrota de Artigas y la disolución
del Sistema de Los Pueblos Libres. Menos de un més después de Cepeda, Ramírez, preocupado
por la reacción del Protector de los Pueblos Libres, insiste ante las autoridades porteñas para
conseguir armas en pago de su inminente ruptura con Artigas. Para ello se dirigía a Sarratea el
13 de marzo, reclamando humildemente los «auxilios» que en virtud del acuerdo secreto
firmado en simultáneo con el Tratado del Pilar, debía proporcionar el centralismo porteño al
antes leal e incorruptible comandante de Artigas. Le recordaba al porteño el carácter secreto de
este convenio “por el cual se entregarían a las tropas de mi mando en remuneración de sus
servicios e indemnización de gastos en la cooperación que había prestado para deponer la
facción realista que tenía oprimido el país el auxilio de quinientos fusiles, quinientos sables,
veinticinco quintales de pólvora, cincuenta quintales de plomo, que se repetiría según las
necesidades que tuviese el ejército; teniéndose en consideración para este suplemento el interés
propio de esta Ciudad como de todas las demás Provincias de la federación en mantener la
libertad del territorio de Entre Ríos...». Añadía suplicante: «En este concepto me veo precisado
a suplicar a V. S. corno lo hago, tenga bien en las circunstancias dar alguna extensión a aquel
tratado y facilitarme un auxilio capaz de subvenir a los primeros objetos que nos propusimos.
Yo quedaría satisfecho con que se doblase el número y municiones que debieron dárseme la
primera vez y que se diese a la tropa un vestuario y una corta gratificación al arbitrio de V. S.
dando para ello las disposiciones más propias que estén a su alcance pues no espero más para
retirarme”..y promete retirase con sus tropas de la presencia amenazante en los límites
suburbanos de la ciudad puerto.
Quince días más tarde, las gestiones parecen haber tenido éxito y las armas y recursos del
Puerto se ponen al servicio de Ramírez para enfrentar al Protector,y garantizar la «libertad de
Entre Ríos», es decir, su localismo y, en consecuencia, su dependencia de Buenos Aires.
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El 28 de marzo, desde Pilar, Ramírez, escribe a Carrera: “El estado de cosas en mi provincia no
puede ser peor, pues D. José Artigas no pasa por los tratados ni deja de mirar la opinión de los
habitantes de ella para atraerlos a su partido... Por otra parte V. me dice que el armamento
está seguro por la combinación de Monteverde y sabe que con esto ya puedo hablar a Artigas
como debo”.
Pocos días más tarde Artigas escribe a Ramírez, le recuerda su situación de dependencia político
militar de menor jerarquía respecto de él, reprochándole no actuar en consecuencia como lo
había hecho en su momento ante López “Recuerde que V. S. mismo reprendió y amenazó a don
Estanislao López, gobernador de Santa Fe por haberse atrevido a tratar con el general
Belgrano sin autorización suya y que hizo anular esos tratados; lo que prueba que tratando
ahora V.S. con Buenos Aires sin autorización mía que soy el Jefe Supremo y Protector de los
Pueblos Libres, ha cometido V. S. mismo acto de insubordinación que no le consintió al
gobernador López; y eso que V. S. Tenía entonces y tiene ahora menos jerarquía en el mando y
en la confianza de los Pueblos Libres de la que tengo yo(...) Esta reflexión como reproche a una
inconducta política y a una desobediencia militar, que en su momento Ramírez reprobara a
Estanislao López por el tratado de San Lorenzo, alejan toda posibilidad de que la actitud del
uruguayense pecara de ingenuidad. El secuestro de armamento para las fuerzas artiguistas de
Corrientes ordenado por Ramirez es denuciado duramente (...) V. S. ha tenido la insolente
avilantez de detener en la Bajada los fusiles que remití a Corrientes”. Además de
responsabilizarlo de este grave hecho, lo acusa de haberse entregado con el Tratado del Pilar a
la facción porteña. (...)“Este acto injustificable es propio solamente de aquel que habiéndose
entregado en cuerpo y alma a la facción de los pueyrredonistas, procura ahora privar de sus
armas a los pueblos libres para que no puedan defenderse del portugués...”. Artigas concluía
su nota definiendo el contenido de «inicuo»: del Tratado de Pilar: “Y no es menor crimen haber
hecho ese vil tratado sin haber obligado a Buenos Aires a que declarase la guerra a Portugal y
entregando fuerzas suficientes para que el Jefe Supremo y Protector de los Pueblos Libres
pudiese llevar a cabo esa guerra y arrojar del país al enemigo aborrecido que trata de
conquistarlo. Esa es la peor y más horrorosa de las traiciones de V S.” y sostiene que la firma
de Ramírez al pie del documento prueba su apostasía y traición. Pero Ramirez ya con las armas
porteñas en su poder, eleva el tono de la respuesta a las duras críticas de su ex jefe Artigas y
desnuda sin retaceos el trasfondo de su defección política, tratando de poner en escena de
conflicto cuestiones de táctica y estrategia: “¿Por qué extraña V S. que no se declarase la
guerra al Portugal?. . .¿Qué interés hay en hacer esa guerra ahora mismo y en hacerla
abiertamente? ¿O cree V. S. que por restituirle una Provincia que se ha perdido han de
exponerse todas las demás con inoportunidad?”
Antes del enfrentamiento militar Artigas y Ramírez siguen cruzando fuertes agravios. Escribe
Artigas el 8 de mayo de 1820: “Cuando Ud. marchó sobre Buenos Aires anunció en todas sus
proclamas que la combinación oculta del gobierno de Buenos Aires con la Corte de Brasil
ponía al borde del precipicio a las provincias de Sudamérica… (...).. Ud. ha elegido el choque
de las armas y estoy dispuesto a resistirla. Obre como guste que yo no haré más que llenar mis
deberes”. Ramírez respondió con igual violencia: “Es Ud. quien se ha atrevido a usurpar con
tropas suyas el mando de unas provincias que tienen sus jefes naturales con lo cual ha dejado
traslucir miras de dominación que si los pueblos no habían sospechado antes ha sido sólo
porque estaban dormidos. Su provincia misma ha tenido el heroísmo de repelerlo.” La primera
afirmación de Ramírez no era cierta. La inmensa mayoría de los y las de abajo integrantes de
pueblos originarios y afrodescendientes de Entre Ríos, Corrientes y Misiones siguieron
respaldando a Artigas pese a las derrotas. Apelamos a las memorias de Ramón de Cáceres ex
artiguista ahora integrante de la fuerza entrerriana perseguidora de Artigas, que menciona las
batallas de 1820, incluyendo la captura del cura Monterroso; Cáceres escribe, con una no
disimulada admiración por Artigas. Dice Cáceres de Artigas: “Era tal el prestigio de este
hombre que en su tránsito por Misiones salían los indios a pedirle la bendición y lo seguían en
procesión con sus familias abandonando sus casas, sus sementeras y sus animales; así fue que
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en ocho días había reunido los 800 hombres con los que llegó a Camba’í y si no hubiese sido
por el tesón infatigable de Ramírez aquella guerra hubiera durado mucho tiempo. Ramírez lo
perseguía con pesar; alguna vez lo vi con lágrimas en los ojos lamentar la pérdida de Artigas
ocasionada por los malos consejos de Aguiar y yo creo que eran muy sinceras esas
manifestaciones”. El Protector seguía siendo uno de sus “jefes naturales”. En cuanto a la
segunda afirmación de la carta del futuro y por corto tiempo “Supremo entrerriano” no dejaría
dudas acerca de que Ramírez estaba mal predispuesto sobre el estado de ánimo de los orientales
por responsabilidad de su informante oriental Fructuoso Rivera. Rivera ya estaba trabajando
para el enemigo, como el mismo se encarga de decirlo. El ex comandante artiguista, Fructuoso
Rivera, ahora al servicio de Portugal, escribe a Pancho Ramírez insistiendo que Artigas debe
morir. Las dos cartas de Rivera donde plantea ese objetivo fueron publicadas en el siglo XX y
los historiadores defensores de Rivera jamás las negaron, pero alegaron que se trataba de una
argucia propia de la coyuntura pues Rivera necesitaba limpiarse de su pasado artiguista ante las
nuevas autoridades portuguesas, y por ello lo que escribió allí no era su verdadero sentimiento.
Transcribimos un fragmento de esas cartas a Pancho Ramírez: publicadas por Antonio María de
Freitas (“La revolución oriental de 1825”, 1944, Montevideo, Ed. del autor) citadas por J. A. Ramos
“Todos los hombres, todos los patriotas deben sacrificarse hasta lograr destruir enteramente a
José Artigas. Los males que ha causado al sistema de libertad e independencia son demasiado
conocidos para nuestra desgracia y parece excusado detenerse en comentarlos cuando
nombrando al monstruo parece que se horripilan”(…)”Que usted acabe con Artigas y para eso
contribuirá con cuantos auxilios estén en su poder”(…) “Con respecto a que yo vaya a
ayudarle puedo asegurarle que lo conseguiré (para) ultimar al tirano de nuestra tierra”
El aporte de Picerno En 1820, el comandante Fructuoso Rivera se había incorporado a las
fuerzas de los portugueses y reconocido con el título de Coronel de las fuerzas imperialistas,
escribió al gobernador de Entre Ríos ofreciéndose para ir a “ultimar al tirano”. La carta fue
mencionada en sendos trabajos históricos de 1937 y 1944. Nunca fue incorporada al Archivo
Artigas de la Biblioteca Nacional. El original de una carta, que durante años negaron u
ocultaron algunos historiadores uruguayos y ahora fue ubicada por un investigador
independiente en un archivo de Argentina, revela que en 1820 el General Fructuoso Rivera
convocó a “ultimar” al prócer José Gervasio Artigas, a quien calificaba de “monstruo”,
“déspota”, “anarquista” y “tirano”. Un investigador uruguayo encontró en Corrientes una
carta que cambia la historia y habría sido desestimada en Uruguay y prácticamente ocultada en
la bibliografía rioplatense hasta el rescate de J.A.Ramos, en la década de los 60. El hallazgo,
que puede modificar muchos conceptos instaurados en la propia historia oficial del país, según
admitieron historiadores contemporáneos consultados por LA REPUBLICA, fue realizado por
el psicólogo uruguayo José Eduardo Picerno, quien por años se ha dedicado a indagar sobre el
pasado uruguayo y la cultura indígena en la región. El documento es una carta que Rivera
dirigió con fecha 13 de junio de 1820 al gobernador de Entre Ríos, Francisco Ramírez, quien
entonces había traicionado a Artigas y lo combatía en las últimas batallas que el “Protector de
los Pueblos Libres” daría antes de exilarse en Paraguay
La traición a Artigas En 1820, la Banda Oriental se encontraba bajo dominación portuguesa, al
mando del general Carlos Federico Lecor, conocido como el Barón de la Laguna. Las fuerzas
artiguistas habían obtenido una victoria en Santa María el 4 de diciembre de 1819, pero
sufrieron una dura derrota en la Batalla de Tacuarembó el 22 de enero de 1820. Artigas buscó
retomar fuerzas y cruzó el Río Uruguay para pedir apoyo en los caudillos de Entre Ríos,
Corrientes y Misiones, pero aquellos tenientes que le siguieron en la creación de la Liga Federal
ya tenían otros intereses y si no se excusaron de darle auxilio lo combatieron, como Ramírez en
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Entre Ríos, a quien quedaría el mote de “El Traidor”. En esa etapa, en la que Rivera se integra a
las fuerzas portuguesas y obtiene mando de tropas y grado de coronel, es que se produce la
correspondencia con el gobernador de Entre Ríos, a quien el luego fundador del Partido
Colorado y primer Presidente de la República apoya en su proyecto de “ultimar” al general
Artigas. La documentación encontrada por el investigador Picerno en el Archivo de Corrientes
muestra dos cartas de Rivera a Ramírez. En la primera, fechada el 5 de junio de 1820, se hace
referencia a cuestiones comerciales, pero en la carta del 13 de junio de aquel año, Rivera se
lamenta de que Artigas haya conseguido una victoria ante Ramírez, y le ofrece el apoyo de “su
excelencia el Señor Barón de la Laguna”, quien “había sido enviado por Su Majestad para
proteger las legítimas autoridades, haciendo la guerra a los Anarquistas, en tal caso considera
a Artigas”.
Documento “ninguneado” La carta de Rivera a Ramírez aparece mencionada en dos trabajos
que se encuentran en la Biblioteca Nacional, pero su contenido no ha figurado hasta ahora en la
historia oficial de Uruguay porque la misiva fue descalificada por aspectos técnicos o
“ninguneada” por intereses políticos o conveniencias históricas. El primero en publicar las
cartas de Rivera fue un historiador aficionado, funcionario de la impositiva, llamado Setiembre
Raúl Vera, quien en 1937 editó el libro “Aclaraciones Históricas. La prueba de una gran
traición”, pero el documento no fue considerado porque había subrayado frases y la impresión
fotográfica del original no era clara. En 1944, también hizo alusión a la correspondencia el
historiador Antonio De Freitas, quien reprodujo el texto de la misiva en su trabajo “El
levantamiento de 1825″, sin embargo, su contenido también fue descalificado porque no se
citaba en forma específica la fuente y el archivo donde se había encontrado el original. El
documento tampoco fue incorporado al “Archivo Artigas” a pesar de que desde su creación por
Ley en 1945 se posibilitó que investigadores e historiadores viajaran a países latinoamericanos,
particularmente a Argentina, para obtener toda mención sobre el general José Gervasio Artigas.
En el último de los 36 tomos publicados del “Archivo Artigas” se llegó a incluir la primera de
las dos cartas de Rivera a Ramírez, pero la segunda correspondencia en la que se convoca a
matar al prócer aún no ha sido reconocida, aunque algunas fuentes no descartan que una copia
descanse en la caja fuerte de algún reconocido historiador. Según pudo confirmar LA
REPUBLICA en su consulta a investigadores e historiadores, no sería la primera vez que
documentos legítimos no son incluidos en la historia oficial uruguaya por presiones políticas o
inconveniencias históricas. Así habría ocurrido con la historia del “Caciquillo” Manuel Artigas,
hijo del propio “prócer de la patria”.
“Es la firma de Rivera” Picerno opina que hasta ahora no se había dado crédito a las
referencias sobre las cartas a Ramírez por vicios formales, pero ahora se cumplen todos los
requisitos para que un hecho de semejante magnitud sea reconocido por la historia oficial del
país y “se comprendan las diferencias ideológicas y éticas” que tenían Artigas y Rivera. El
documento histórico que Picerno proporcionó a LA REPUBLICA fue presentado al historiador
Gerardo Caetano, quien luego de estudiarlo opinó que era absolutamente verosímil y se
constituía en un hallazgo importante para la historia uruguaya. Caetano no descartó que diversos
intereses hayan mantenido oculto el tema durante años. La licenciada en historia Ana Ribeiro,
docente y autora del libro “El caudillo y el dictador”, especialista en documentación sobre
Artigas, reconoció que la carta luce la firma de Fructuoso Rivera, aunque probablemente el
texto haya sido escrito por algún secretario, ya que no mostraba las faltas ortográficas que
caracterizan los textos de Rivera. El hallazgo de Picerno permitiría ahora incorporar el polémico
material al Tomo 37 del “Archivo Artigas”, de próxima publicación, citando correctamente la
170
ubicación de su original: La carta de Rivera “Sr. D. Franco. Ramírez. Montevideo, Junio 13
de 1820 Mi estimado amigo:
Ayer recibí su carta del 31 por el Capitán D. Laureano Marques que sale ahora mismo con la
presente. Hace dos días que escribí a usted instruyéndolo de mi actual situación, y al mismo
tiempo, del estado de esta Provincia, indicándole lo interesante que sería para esa y esta
establecer relaciones de amistad y comercio para cuyo medio lo ponía (sin comprometer a la
que gobierna) en estado de reparar los males que ha causado la guerra. Todos los hombres,
todos los Patriotas, deben sacrificarse hasta lograr destruir enteramente a Don José Artigas;
los males que ha causado al sistema de Libertad e independencia, son demasiado conocidos
para nuestra desgracia y parece escusado detenerse en comentarlos, cuando nombrando al
monstruo parece que se horripilan. No tiene otro sistema Artigas, que el de desorden, fiereza y
Despotismo; es escusado preguntarle cuál es el que sigue. Son muy, son muy marcados sus
pasos, y la conducta actual que tiene con esa patriota Provincia justifica sus miras y su
Despecho. Es bueno se conozca me ha sido sensible y puedo asegurarle que todos han sentido
generalmente que hubiese conseguido Artigas este pequeño triunfo. Yo espero y todos que usted
lo repare, y para que usted conozca mi interés diré lo que he podido alcanzar en favor de usted
de su excelencia el Señor Barón de la Laguna. Su excelencia apenas fue instruido por mí de sus
deseos me contestó que había sido enviado por Su Majestad para proteger las legítimas
autoridades, haciendo la guerra a los Anarquistas, en tal caso considera a Artigas, y como
autoridad legítima de la provincia de Entre Ríos a usted, por consiguiente para llevar a efecto
las intenciones de Su Majestad me previene, que avise a usted que están prontas sus tropas
para auxiliarlo, y apoyarlo como le convenga, y para esto puede usted mandar un oficial de
confianza, con credenciales bastantes al Rincón de las Gallinas, donde se hallará el General.
(fin de la primera hoja) Saldaña, con quien combinará el punto o puntos por donde le convenga
hacer presentar fuerzas e igualmente la clase de movimientos que deben hacer. Usted
persuádase que los deseos de Su Excelencia son que usted acabe con Artigas y para esto
contribuirá con cuantos auxilios están en el Poder. Con respecto a que yo vaya a ayudarle,
puedo asegurarle que lo conseguiré, advirtiéndole que debo alcanzar antes permiso Especial
del Cuerpo Representativo de la Provincia para poder pasar a otra, mas tengo fundadas
esperanzas de que todos los señores que componen este Cuerpo no se opondrán a sus deseos ni
los míos cuando ellos sean ultimar al tirano de nuestra tierra. No deje usted de continuar
dándonos sus noticias, mucho nos interesa la suerte de Entre Ríos; para que usted le asegure
una paz sólida todos estos señores Su Excelencia el Señor Barón y yo trabajaremos. En todos
casos quiera contar con la amistad de su atento su servidor y amigo, que besa su mano.
Fructuoso Rivera” (*) Trascripción de la carta del General Fructuoso Rivera al Gobernador de Entre Ríos
Francisco Ramírez (Fuente: Archivo de Corrientes, Calle Pellegrini 1385, Sala 2 Don Hernán Félix Gómez,
Correspondencia Oficial años 1810-1921, Tomo 09 Folio 053 al 055.
ARTIGAS Y RAMÍREZ
Aporte crítico del Prof. A. J. Richardet. “Para aventar las dudas y afirmaciones en contrario de
autores/as entrerrianos y/o por adopción, (Amelia Galetti), como “nuevas interpretaciones”
(Tavani Pérez Colman ) o arbitrajes conciliadores, producto de cierta objetividad académica
(Amelia Galetti) que intentan descalificar o minimizar las posturas del revisionismo histórico
que con variantes, acusan de traición a ambos jefes federales y en particular de deslealtad y
traición a José Francisco “Pancho” Ramírez, estudiamos las fuentes documentales y el contexto
de este suceso. La incorporación de las Memorias del General Mansilla, refuerza y ratifica las
posturas críticas y aún da pié a las interpretaciones lapidarias como las de J. A. Ramos, o las del
historiador oriundo de Concordia Francisco Senegaglia, que en su libro “La Otra revolución” y
171
en sus charlas sobre Artigas habla de “deslealtad” de Ramírez. Incluso el compatriota oriental
Gonzalo Abella, original escritor y pensador de Los Pueblos Libres, en una visita a Entre Ríos
expresó “Algunos oficiales de la Liga Federal se irán apartando de Artigas en la medida que el
Protector radicaliza sus medidas sociales y avanza en su proyecto multicultural. Es el caso del
oriental Oribe que lo abandona en 1817. Su elevado origen social le impide aceptar un Estado
Mayor con indios y afrodescendientes. En 1820 enfrentarán a Artigas abiertamente los traidores,
como el oriental Rivera, que conspiraba junto al enemigo desde 1817. También en 1820, el año
en que su estrella política declina, se le enfrentarán los que discrepan con su línea de resistencia
en todos los frentes, como el entrerriano Pancho Ramírez. Ramírez siguió siendo federal hasta
el fin (...)” J. A. Ramos dirá “En esa mera enunciación, y pese a la retórica «federal» de sus
proclamas, Ramírez anticipaba la traición de Urquiza, que no mezquinó el cintillo rojo después
de Caseros, pero que libró al hierro porteño las provincias federales.” Ramos insiste que “la
política antiartiguista de Ramírez era lisa y llanamente una traición a la causa de la
independencia de las Provincias Unidas, termina de probarlo acabadamente una nota de
Fructuoso Rivera, escrita desde Montevideo el 5 de junio de 1820. De traidor a traidor, el
diálogo entre el oriental aportuguesado y el entrerriano aporteñado alcanza una asombrosa
claridad retrospectiva. Le pide a Ramírez la devolución de algunos oficiales portugueses en su
poder y la «reposición del comercio». Añade Don Frutos que tales actos demostrarían por parte
de Ramírez “la extremosa afección” a la Provincia a su mando. Cooperarán a esto último con
todo su poder las fuerzas de mar portuguesas cuyo Jefe tiene las competentes órdenes para
ponerse a disposición de V. cuando lo crea necesario. Más para que el restablecimiento del
comercio tan deseado, no sea turbado en lo sucesivo es de necesidad disolver las fuerzas del
general Artigas, principio de donde emanarán los bienes generales, y particulares de todas las
provincias, al mismo tiempo que será salvada la humanidad de su más sanguinario
perseguidor”
Interpretaciones contemporáneas
El abogado Tavani Pérez Colman en el libro de su autoría plantea “Detrás de los objetivos
señalados Ramírez acometió la estructuración del plan a desarrollar en consecuencia. Para ello
resolvió que debía contar con una entidad política poderosa que le suministrase los elementos
para la acción y las bases de sustentación indispensables para el éxito de aquellos... obtuvo el
asentimiento de los jefes del ejército entrerriano como después lo tuvo también del oriental
Monterroso. Ellos estaban convencidos de que su genio militar lo señalaba como el conductor
que los guiaría para conseguir la recuperación de los territorios escindidos y la organización
política por la que se venía bregando desde 1810...”. (Tavani Pérez Colman Oscar R., Ramírez y
Artigas, Una nueva interpretación, págs. 321/323. Ed. Birkat Elohym 2010). La noticia periodística
destacaba que el texto “hace mención de la unión de Artigas con las Provincias Unidas del Ríos
de la Plata; la íntima alianza histórica de las provincias Oriental y Entre Ríos; la vinculación del
caudillo del vecino país con nuestro territorio y su importancia,” lo que en principio
compartimos plenamente. En la exposición para presentación de la obra, se explayó también en
“el entendimiento político y los enfrentamientos militares de las provincias litorales con el
gobierno central en Buenos Aires, la trascendencia de la campaña de Cepeda y el Tratado del
Pilar”. Además, mencionó “el desencuentro final entre Ramírez y Artigas y las bases y objetivos
de la República de Entre Ríos del caudillo entrerriano”. La presentación del libro, se realizó en
el marco de los festejos por el 95º aniversario del Colegio Nacional “Luis Clavarino”. Tavani
expresó que Entre Ríos “es la provincia más rica en caudillos, que no eran sólo militares sino
también políticos”, y enumeró en ese sentido que “ha tenido los hombres más destacados del
país: (José Gervasio) Artigas, (Francisco) Ramírez, (Justo José) Urquiza y (Ricardo) López
Jordán”. El autor dijo que Artigas “fue el primero en presentar un proyecto de organización
nacional, en el año 1813” y remarcó que cuando estuvo frente a los representantes del pueblo
“lo hizo desarmado, se sacó el chambergo y les dijo ‘mi autoridad emana de vosotros y cesa
ante vuestra presencia soberana’. Sobre la polémica histórica generada respecto a la pertenencia
de Artigas a nuestra provincia, Tavani aseguró que ese caudillo “tuvo una gran incidencia en la
autonomía de Entre Ríos, por lo que no reconocerlo es una blasfemia histórica, es escupir para
arriba”. Sobre la polémica desatada por la acusación de traición a Ramirez con respecto a José
172
Artigas, el autor dijo “El principal aliado para el proyecto de Artigas fue Ramírez, que es el
único continuador del mismo incluso ciertamente mejorado” y dejó en claro que el caudillo
entrerriano “no debe verse como un traidor a la causa del oriental, tal como lo sugieren algunos
historiadores, porque lo mismo hizo Estanislao López y nadie habla de esa traición”. “El
fundador del Partido Nacional de Uruguay fue Manuel Uribe, quien lo dejó a Artigas en 1817 y
se puso a las órdenes del directorio porteño, ¿alguien habla que Uribe fue traidor?”, precisó.
Continúo el autor defendiendo la figura de “Pancho” Ramírez al considerar que “era una
especie de chivo expiatorio para la mitología histórica de la República del Uruguay”, y afirmó
que “todos le tiran (a Ramírez) y los entrerrianos no hicimos nada para aclarar qué fue lo que
pasó entre él y Artigas”. En ese sentido, precisó que no se puede tomar esta situación como una
antinomia “entre artiguistas y ramiristas” porque “debemos reconocernos todos argentinos y que
los colores políticos o partidarios pasen a un segundo plano”. “Me molesta que seamos
maniqueístas, todos debemos reconocernos argentinos y una forma es tener sentimiento
patriótico, amor a la Patria, al compatriota y generosidad que es tirar todos para el mismo lado”,
aseguró. Y puntualizó: “las antinomias son fabricadas por los historiadores, porque los
protagonistas de la historia no eran tan enemigos como los hicieron parecer ciertos
historiadores”.
J. A. Ramos desde la óptica de su formación trotkista intenta dilucidar el verdadero origen de
esta defección y la trama de intereses que la motivan. “La traición de Ramírez hacia Artigas, de
López hacia Ramírez, de López hacia Quiroga, de Urquiza al partido federal luego,
compendiaban la defección de los intereses litorales a la causa global del Interior y de la unidad
nacional”. Y lo especifica “Esa defección encontraba su más profundo fundamento en el
carácter librecambista de la política económica que dictaban a Entre Ríos y Santa Fe sus
producciones exportables, similar en este aspecto a la provincia de Buenos Aires. Sus
divergencias con la burguesía porteña radicaban en que esta última monopolizaba el puerto y
cerraba los ríos interiores a la navegación comercial extranjera, exigida por dichas provincias y
acaparada por Buenos Aires”. Esta última – durante todo el período de Rosas – amansó a los
caudillos litorales con dádivas, ganado y otras concesiones, para separarlas de las provincias
mediterráneas; si bien es cierto que éstas eran el refugio del espíritu federal nacionalista, eran
fatalmente incapaces de oponer una fuerza económica y militar suficiente para levantar ejércitos
y poner fin al monopolio de Buenos Aires. Ramírez, López y Urquiza serían los pequeños
caudillos del localismo, el «federalismo» aldeano agonizante después de la ruina del Protector
de los Pueblos Libres”. Estimamos importante incorporar al acertado análisis político
económico del Colorado Ramos cuando adjudica “al carácter librecambista de la política
económica que dictaban a Entre Ríos y Santa Fe sus producciones exportables, similar en este
aspecto a la provincia de Buenos Aires”. (opinión que suscribe el maestro Norberto Galasso),
incluida la segunda parte del párrafo explicativo que dice: “Sus divergencias con la burguesía
porteña radicaban en que esta última monopolizaba el puerto y cerraba los ríos interiores a la
navegación comercial extranjera, exigida por dichas provincias y acaparada por Buenos Aires”.
Nuestro aporte reconoce la similitud de intereses entre la burguesía comercial exportadora
porteña y las nuevas burguesías ganaderas y terratenientes litoraleñas, que son la base de la
futura región de la pampa húmeda ampliada a la actual provincia de Bs As, Córdoba y Santa Fe,
y en menor medida la región litoral mesopotámica - E. R, Corrientes y las Misiones - , sumadas
al interior de la Banda Oriental, pero el punto de inflexión a nuestro entender se refiere a la
agudización y antagonización de las contradicciones secundarias en lo político ideológico. Ya
aparece lo que definimos como “criollismo de las elites provinciales”, que disputan la herencia
y los beneficios de la independencia, buscando encuadrarse en la nueva hegemonía mundial
británica pero en los límites de la organización burguesa dependiente, que mantiene el
patriarcalismo, racista y clasista, para el cual el artiguismo con sus propuestas revolucionarias
de 1813, 1814 y 1815, era el mayor peligro.
Amelia Galetti (Cfr Dr. Pestanha / Prof. A. Galetti debate 18/9/2014 UADER La vieja Usina Paraná E.R),
autora del ensayo El revisionismo como historia oficial (Cfr Biblog) relee la correspondencia
entre Artigas y Ramírez, planteando la validez de ambas posturas políticas, intentando
descalificar un grupo revisionista oficialista (según sus acusaciones) de Entre Ríos, que acusa a
173
Ramírez de deslealtad y traición, por la firma del Tratado del Pilar. Obsérvese en las nuevas
interpretaciones o neutralistas, un dato notable, ninguna de las dos opiniones incorpora, las
Memorias de Mansilla ni las claúsulas secretas, ni las Memorias de Ramón de Cáceres. Bastaría
sumar al desarrollo de los sucesos precedente, el análisis comparativo de lo documentado en las
claúsulas secretas, a las que Mansilla se refiere y enumera, sintetizando su contenido en las
advertencias de Mansilla hechas a Ramírez. Subrayamos los párrafos “Ahora bien, en el tratado
público y secreto que yo conocía, se estipulaba: 19, que Artigas ratificaría ese tratado, por lo
que hacía a la provincia Oriental, principalmente; 29, que había de suspender sus hostilidades
contra las fuerzas brasileras que ocupaban la Banda Oriental; 39, que Buenos Aires entregaría
a Ramírez una cantidad de dinero, un armamento completo para mil soldados y su oficialidad.
En un momento de expansión y confianza con Ramírez, le dije que juzgaba que Artigas no
ratificaría el tratado, reservando la idea de que tampoco le darla un solo peso ni una
tercerola.” Para agregar contundencia a la evidencia documental, veamos lo que dice el autor
acerca de la respuesta del entrerriano uruguayense: Ramírez me contestó que "si Artigas no
aceptaba lo hecho, lo pelearían"; y que si era de mi agrado, me invitaba a la pelea.” Las contra
argumentaciones intentando colocar a los estudios académicos supuestamente científicos, por
fuera y encima de los contrafácticos, carecen de seriedad, y el tufillo de la tradicional postura
antipopular y elitista de la universidad como Academia, es muy fuerte. Adherimos a los dichos
críticos del Dr. Pestanha quien cuestionó a la Prof. Galetti en el debate de la Vieja Usina, por
“posiciones teóricas absurdas de neutralidad” así como de arbitrajes conciliadores, producto de
cierta “objetividad académica inexistente.”
Como reflexión final de estos acontecimientos se necesario también recordar que con motivo de
la detención de los diputados orientales enviados a negociar la incorporación de la Banda
Oriental a la asamblea del año XIII, Artigas, indignado, escribe al Gobierno de Buenos Aires,
recordándole que después de la destitución de Sarratea “…Las tropas de VE en esta Banda y yo
teníamos motivos muy bastantes para lisonjearnos que se habían sofocado para siempre los
efectos de una discordia que en sus atribuciones parecía sólo limitada a los detallados en la
expulsión… hice un esfuerzo para volver a la moderación… Pero vuelven a hacerme sentir que
todavía no está extinguida la rivalidad odiosa… los diputados sufren el desaire de su negativa a
pretexto de unos defectos absolutamente cuestionables…VE levanta las tropas y con diferentes
pretextos las sitúa en puntos que no pueden dejar de excitar nuestras sospechas Los planes
grandes de la América en su revolución gloriosa deben sellarse, y esta provincia ha ofrecidos
sus cenizas hasta asegurar su consolidación…” Su permanente acción en favor de la autonomía
de los Estados, generalizó el título de "Protector y Patrono de la libertad de los pueblos"; que el
Cabildo de Montevideo le otorgó en 1815. Artigas respondió: "Los títulos son los fantasmas de
los Estados, y sobra a esa ilustre corporación tener la gloria de sostener su libertad.
Enseñemos a los pueblos a ser virtuosos. Por lo mismo, he conservado hasta el presente el
título de un simple ciudadano, sin aceptar la honra con que me distinguió el Cabildo.” (José
Artigas, al Muy Ilustre Cabildo de Montevideo. Purificación, 24 de febrero de 1816). Y... la yapa al decir
de Don Arturo Jauretche: Ramírez en su empresa disociadora será acompañado por el chileno
Carreras que como terminará sus días en Córdoba, fusilado junto al caudillo artiguista serrano
Felipe Álvarez y aliado al ex dictador Alvear patriota español arrepentido (Cfr Carta a su
Majestad Española) o probritánico entusiasta, ahora devenido en “federal porteñista”. Recuerdan
los revisionistas tradicionales “Por entonces el masón Alvear escribía a Lord Strangford:
“Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, obedecer a su gobierno y vivir bajo su
flujo poderoso.”
174
175
8º FIN de LA PARABOLA
El enfrentamiento armado: Artigas invade Entre Ríos. Buscando organizar nuevas fuerzas
para continuar la resistencia, Artigas atraviesa el Uruguay seguido de unos 300 jinetes, que era
cuanto le quedaba de su destrozado ejército. Estableció su campamento en Avalos, Corrientes,
iniciando de inmediato la reorganización de sus fuerzas, mediante comunicaciones dirigidas a
los caudillos de Corrientes, Entre Ríos y Misiones. Cuando Ramírez recibe el pedido de auxilio
formulado por Artigas, no sólo no lo cumple, sino que se subleva contra él. Con anterioridad a
este hecho, Artigas había increpado a Ramírez el haber suscripto el Tratado del Pilar, lo que
consideraba una traición a sus ideales y un desconocimiento de su autoridad.
Ramírez retorna a Entre Ríos A fines de abril regresó Ramírez con las fuerzas que habían
actuado en la campaña contra Buenos Aires, a la villa de Paraná al tiempo que lo hacía también
la escuadrilla entrerriana al mando de Monteverde. La presencia de partidas artiguistas en la
costa entrerriana del Uruguay como así mismo el envío por parte de Artigas de fuerzas de
caballería al mando del comandante Pablo Castro en auxilio de López Jordán que asediaba en
Concepción, a Gervasio Correa, del partido de Buenos Aires, y las reuniones de Avalos
alarmaron a Ramírez quien consideró sospechosos esos movimientos y atentatorios de la
soberanía de la provincia de Entre Ríos. Los auxilios artiguistas fueron rechazados por López
Jordán. Ramírez envió a Lucio Norberto Mansilla con instrucciones de que junto a López
Jordán, buscara un entendimiento con Gervasio Correa a fin de comprometerlo en la lucha
contra Artigas. El protector, por su parte estrechó sus relaciones con Corrientes y Misiones. El
24 de abril suscribió en Avalos, con representantes de aquellas provincias, un pacto mediante el
cual se comprometían a sostener con todos sus recursos una guerra ofensiva y defensiva por la
Libertad e Independencia. Artigas era reconocido Protector de la Libertad de la Liga y se le
autorizaba a decidir de la guerra o de la paz contra los enemigos exteriores o interiores pero no
podía celebrar convenios en los que no se asegurara la libertad e independencia de aquellas
provincias cuya autonomía quedaba a salvo desde que ellas elegirían libremente sus gobiernos.
Finalmente se estipulaba que admitirían cualquier otra provincia que quisiera integrar la Liga,
bajo estos principios. El 7 de mayo siguiente Artigas impartía las órdenes para iniciar
hostilidades contra Ramírez. Circuló también la orden de detener todo buque que subiese por el
Paraná y embargar todo lo proveniente de Buenos Aires.
Comienzan los enfrentamientos. El comandante Gervasio Correa, jefe de la vanguardia
entrerriana es vencido por el Comandante General de Misiones Javier Siti en Arroyo Grande
quien entra luego en Concepción del Uruguay. Artigas por el centro de la provincia se dirigió
hacia Gualeguay. Ramírez salió de Paraná en la misma dirección.
Batalla de Las Guachas El 13 de junio se produjo el encuentro en el arroyo Las Guachas
Departamento Rosario del Tala, debiendo retirarse Ramírez aparentemente derrotado hacia
Paraná hasta donde avanzó Artigas.
24 de junio Las Tunas. Ramirez luego de recibir refuerzos en hombres y armas en la Baxada
por el acuerdo secreto del Tratado del Pilar, firmado con Sarrratea, sale al encuentro de su ex
jefe y Protector de Los Pueblos Libres y el 24 de junio vence a Artigas en Las Tunas, cerca de
Paraná. Francisco Ramírez, escribe al coronel Romualdo García, luego del triunfo de Las
Tunas."Gloria a la patria en Federación. En este día acabo de escarmentar, con la intrepidez
de los Dragones de la Provincia, al tirano Artigas, en este campo, a presencia de ese heroico
pueblo que no admite el despotismo de ese monstruo... Artigas debe haber conocido que la ha
favorecido nuestras armas. Los entrerrianos no toleran por más tiempo ser subyugados por
tiranos. Aman en tanto su libertad que prefieren la muerte antes que perderla. Creo ya la
provincia libre de opresores. Sin embargo, sigo mis marchas sobre ese enemigo de los pueblos
federados. Este hombre se ha decidido por desolar y aniquilar las provincias. . .Parece que se
ha propuesto eternizar la guerra civil, desentendiéndose de la paz y general armonía de las
provincias en Federación ..."( Parte de guerra de Las Tunas. Campo de batalla, 24 de junio de 1820. Cfr.
Calvento: obr. cit ) Al otro día, 25 de junio retornó a Paraná donde reorganizó sus fuerzas. El 6 de
176
julio publicó una proclama llamando a las armas contra Artigas a todos los entrerrianos y
apoyado por el mayor Lucio Norberto Mansilla salió en persecución de Artigas, que se
replegaba para llegar a Corrientes. Se dirigió al Gualeguay.
Sauce Luna el 17 de julio en el distrito de Sauce Luna (actual Departamento de Federal)
derrotaron a las fuerzas de López Chico que cubría la retirada de Artigas.
Yuquerí Días después, el 22 de Julio, Ramírez derrotó fuerzas misioneras al mando del guaraní
misionero Perú Cuti en Yuquerí, actual Concordia y el 23 llegó a Mandisoví, actual
Departamento de Federación
Mandisoví Este punto hoy Federación en el noreste entrerriano, estaba ocupado por el
comandante Pablo Aramembí con 25 hombres y una pieza de artillería. En la madrugada de ese
día, ante el avance de Ramírez, Aramembí junto a los comandantes Pedro Guti y Matías Abacú
habían evacuado la villa. Poco después entró en ella Ramírez quien siguió en persecución de los
fugitivos alcanzándolos en la tarde de ese día 23 de julio en el paso del río Mocoretá donde los
derrotó completamente. Javier Siti en esos momentos defecciona de la causa artiguista enviando
a Ramírez que se había detenido en Mocoretá, al cura de Asunción de Cambay ofreciendo el
sometimiento de Misiones. Se llegó a la firma de un acuerdo en ese sentido. López Chico fue
derrotado nuevamente en Las Tunas, costa del Mocoretá. El 26 de julio Ramírez continuó la
marcha considerando la lucha casi finalizada después de la derrota del 23 de Julio y el cambio
de bando del ex comandante artiguista Javier Siti Ramírez se separó de sus fuerzas en las puntas
del Mocoretá, dirigiéndose a la Esquina en Corrientes donde debía llegar la escuadrilla de
Monteverde. Gregorio Píriz quedó al frente del resto de las fuerzas que debían perseguir a
Artigas.
Gregorio Píriz El comandante Píriz quedó al frente del resto de las fuerzas que perseguían a
Artigas. El 28 de julio lo sorprendió a Artigas y su escolta en Las Osamentas (donde cae
prisionero su secretario y sobrino el padre José Monterroso) y entró seguidamente en el
campamento de Avalos dispersándolo enteramente. El parque y demás efectos habían sido
evacuados la noche anterior. Píriz marchó en su seguimiento alcanzándolo en el paraje
denominado María Grande. Allí dispersó una fuerza de más de 200 hombres de caballería a los
que acababa de incorporarse el propio Artigas quien logró alejarse. Píriz marchó en su
persecución apoderándose de un cañón, 40 prisioneros, 20 carretas de bagajes, parque y armería,
ganado, caballada y familias. A la noche se le incorporó una partida correntina comandada por
Severino Casco con dos prisioneros familiares de Artigas, Monterroso y Ventura Martínez.
Píriz consideró terminada la lucha y marchó a la Esquina donde estaba Ramírez.
Combate del río Corrientes, 30 de Julio de 1820. Frente a los efectivos navales de Buenos
Aires, puestos al sevicio de Ramírez, Pedro Campbell dió su última batalla. La escuadra
de Monteverde, al remontar el río, se encontrará con la de Campbell en la
desembocadura del río Corrientes, el 30 de Julio de 1820. En el combate, el jefe
artiguista perdía la "Carmen", la "Victoria" y la "Correntina". Con ellas desaparecerá la
última escuadrilla artiguista del Paraná.
Artigas se dirigió al norte hasta Yaguaretá Corá donde reorganizó una fuerza de 600 efectivos,
marchó hasta San Roque donde se reunió con Méndez el 6 de agosto dirigiéndose hacia CuruzúCuatiá. En Corrientes se había realizado un pronunciamiento contra Artigas, el Cabildo había
entregado el mando militar a J. José Fernández Blanco, quien tomó prisioneros a Campbell,
Mariano Vera y J. Antonio Esteche. Ramírez desde Saladas se dirigió hacia San Miguel
dispersando el 18 de agosto a más de 400 aborígenes. Mientras Artigas y Méndez llegan a
Curuzú-Cuatiá, el comandante Siti (ya aliado de Ramirez)envió en auxilio de aquel pueblo, un
destacamento que se pasó a Artigas, en el ataque a Curuzú-Cuatiá desde donde siguieron hasta
las proximidades de Goya el 12 de agosto.
Goya invierno de 1820 En Goya Artigas fue resistido y desde allí se dirigió a Misiones. Siti
estaba en Asunción de Cambay y ante la aproximación de Artigas salió en busca de la
177
incorporación de las fuerzas de Ramírez. El 14 de agosto se unió a las fuerzas del comandante
Píriz en Ibabiyú, y juntos se dirigieron a Cambay. El 15 de agosto se encontraron nuevamente
sobre Cambay, sitiada por Artigas y defendida por el comandante Dionisio Alarcón. Artigas es
nuevamente derrotado y obligado a abandonar el sitio de Cambay. Se retiró a Mocoretá
perseguido por las fuerzas entrerrianas. Con sólo un grupo de laceros/as negros/as se dirige a
Candelaria, donde atraviesa el Río Paraná, según muchos autores el 23 de setiembre de 1820.
Pero los datos de un informante secreto, Saturnino Blanco Nardo, quien le escribe a Ramírez
desde Yaguareté Corá el 5 de septiembre de 1820, aporta una fecha más temprana: “Se
embarcaron Artigas, Matías Abacú, sus pocas tropas y el familiaje (se refiere a famillas
afroamericanas fundamentalmente) en el Paso de Candelaria y los pasaron al otro lado los
paraguayos, quedando en esta banda (del río Paraná) algunos indios que no quisieron
seguirlos.”
Exilio en Paraguay: En síntesis, Aquel comandante de una columna realista que ingresa al
territorio entrerriano capitán de blandengues José G. Artigas, a reprimir el alzamiento patriótico
de la primera montonera de América del Sur liderada por el gualeyo Bartolomé Zapata y
después de una incursión por Arroyo de la China, Gualeguay y Nogoyá prontamente se retira y
retorna a Colonia del Sacramento. Desde allí luego de un incidente con su jefe español el
Brigadier Muesas deserta el 15 de febrero de 1811 junto al Teniente Rafael Hortiguera el cura
de aquel lugar De La Peña y un negro – afroamericano para nosotros/as - el tío Jorge, cruza la
Banda Oriental y entra nuevamente a Entre Ríos, para adherir a la revolución en su paso por
Nogoyá, donde es recibido por el Comisionado provisorio Mariano Aulestia identificado con la
causa patriota, y ante quien se pone a disposición de la Junta de Buenos Aires el día 25 del
mismo mes. De Febrero de 1811. Poco después emprende viaje a Buenos Aires. Como cierre de
la parábola de su vida, así como la trayectoria política de José Gervasio Artigas comienza en su
pasaje y estadía en Entre Ríos, acompañado por afroamericanos también lo hará en su
declinación, solo le queda la compañía de un puñado de lanceros y lanceras negros, indios y
paisanos leales, en su momento más penoso de derrota y exilio. Será también en nuestra
provincia a través del enfrentamiento con su ex lugarteniente y caudillo territorial, Francisco
“Pancho” Ramirez, que se da punto final al liderazgo de Artigas y al sistema de Los Pueblos
Libres. A este dato le incorporamos la paradoja de Andrés Latorre uno de los jefes artiguistas
más leales y consecuentes, quien conduciendo la vanguardia de las tropas orientales, triunfara
junto a los entrerrianos liderados por Eusebio Hereñú, en la batalla de El Espinillo en Febrero de
1814 y cinco años más tarde siendo responsable del grueso de las tropas artiguistas en la
resistencia a la invasión luso brasileña de la Banda Oriental es derrotado en la Quebrada de
Belarmino y prácticamente aniquiladas las fuerzas artiguistas, en su gran mayoría guaraníes
misioneros incluyendo el comandante Pataleón Sotelo muerto en acción, en el desastre de
Tacuerembó en Enero de 1820. Aquel anhelo expresado en clave poética por el famoso
“Ansina”, firme compañero y amigo leal, respetado jefe religioso de los cambá cué –
afroamericanos que lucharon junto a Artigas – no se cumplió: “Volverá a enrojecer nuestro
ceibo notable, será la hora de volver!”. Después del Tratado del Pilar nada volverá a ser como
antes.
¿Qué fue de Ramírez?José Francisco Pancho Ramirez “Pancho” llegara a la escena política de
las Provincias Unidas de la mano el triunfo de los federales sobre Buenos Aires en Cepeda y la
imagen de los caballos criollos atados en la reja de la Plaza de Mayo. El Tratado del Pilar, le
dio ánimo para largarse solo y dejar de lado la tutoría del Protector, lo que no sería gratuito. "El
solo nombre de Artigas levantaba en masa el paisanaje de las provincias que atravesaba en
retirada. Ramírez sabía muy bien que si le otorgaba dos semanas de tiempo Artigas pondría de
pie un nuevo ejército" . Ramírez no tenía alternativa, pagaba con vida su traición o cometía
parricidio. "El vencido de Tacuarembó se le hizo estorbo", sintetiza María Esther de Miguel. Y
lo persiguió hasta el Paraguay.
178
La REPÚBLICA ENTRE-RIANA Sin la tutela artiguista, el 29 de setiembre de 1820 por
medio de un bando crea la República de Entre Ríos "sobre retazos de la Liga de los Pueblos
Libres", acertadamente opina Urquiza Almandoz, y el revisionisto tradicional pero de cuña
bonaerense con su formidable uso literario de las analogías y metáforas. dice para referirse
irónicamente la nueva república litoraleña “no puede evitar traer a la memoria a un polígrafo de
Baigorrita en aquello de "chalecito edificado con ladrillos de Nabucodonosor".
Convocatoria a elecciones. Francisco Ramírez entre noviembre y diciembre de 1920 es electo
como Jefe Supremo de la República - que incluye a Corrientes y a Misiones - como se estilaba,
por la parte más 'sana' de la población, aqui rompe con la metodología fundada en la
convicción artiguista de la soberanía particular de los pueblos. Organiza la región litoral
mesopotámica con un reglamento progresista y se preocupó por la educación, pero su República
Ecuestre - por cuanto no se apeó de su caballo -, al decir de un poeta, comenzó a morir cuando
su hasta entonces principal aliado firma del Tratado de Benegas entre Santa Fe y Buenos Aires.
Fue cuando "los mediocres intereses localistas se sobreponen en el ánimo del mediocre
personaje a los grandes objetivos nacionales; sacrificaba a su aliado en los principios por las
pingües achuras de las vacas de Rosas", al decir de Ernesto Palacio “¡se vendió por sólo 25 mil
vacas!”, dicen los historiadores entrerrianos olvidando, la mayoría, que un año atrás la misma
Buenos Aires le entregó a Ramírez "un piquete de artillería de seis piezas y un batallón de 320
cívicos a las órdenes del comandante Lucio Mansilla" para apuntalar su traición a Artigas.
Ramírez contra López. El líder de los entrerrianos cruza el Paraná por Punta Gorda (actual
Diamante) hacia Santa Fe para enfrentar a López. Organiza una flotilla a cargo de Romualdo
García y el porteño Lucio Mansilla como jefe de los mil hombres que debían tomar Santa Fe. El
13 de mayo de 1821, derrotando la defensa de las baterías de López, quedando dueño de la
situación, pero a las pocas horas se ordenó el re embarco. Lucio Mansilla porteño de pura cepa y
volvió a Paraná. En sus memorias reconoció que no iba a luchar contra Buenos Aires y que se lo
había advertido a Ramírez: "Nadie se apercibió de la intriga. Intriga mía contra Ramírez, que
no había sabido respetar la resistencia tanta veces manifestada en oposición de invadir mi
patria natal"(Memorias ya cit.) Aquí Mansilla llama patria natal a Buenos Aires!.
Derrota entrerriana. El 26 de mayo es derrotado en Coronda, desde entonces lo que le quedó
de vida fue huída. La separación de José Miguel Carrera, quien no lo sabía pero también
cabalgaba hacia la muerte, y el intento de ganar la costa entrerriana, pasando por Córdoba,
Santiago, el Chaco perseguido por santafesinos y cordobeses. No iba a llegar.
Río Seco, o el fin del Holofernes criollo. Tal vez junto con la de Juan Lavalle, - mucho más
desde las líneas que le dedica Ernesto Sábato en 'Sobre Héroes y tumbas' - la de Ramírez es la
muerte que en la historia nacional se encuentra envuelta en un halo de epopeya romántica. Y
cada vez que se escribe sobre ella la gesta se ensalza más, y el mítico coraje del caudillo se
acrecienta. Como en tantos otros temas es Bartolomé Mitre quien hace punta. "(Ramírez) se
puso en precipitada fuga acompañado de su querida Doña Delfina, y de cinco o seis soldados
que no le abandonaron en aquel trance. Una partida santafesina lo seguía de cerca, y consiguió
apoderarse de Doña Delfina, a la que despojaron de su casaquilla y su sombrero. A los gritos
que daba su querida, volvió cara el caudillo al frente de dos de sus soldados, y consiguió
rescatarla; pero al mismo tiempo que ella se ponía a salvo, un pistoletazo le atravesó el
corazón. Se abrazó del caballo, que asustado tomó el galope, y a poca distancia cayó muerto,
con la cabeza envuelta en su poncho colorado" La otra columna de la historia oficial, Vicente
Fidel López, aporta una historia similar: "Conoció Ramírez que algo grave ocurría por detrás;
preguntó por la señora, apercibióse que quedaba a retaguardia y decidido a salvarla o morir,
como lo habría hecho cuando no era sino Pancho Ramírez, volvióse sable en mano y cayó con
la furia de un león entre los aprehensores de su 'china'. Rodeado allí y lanzado fuera del
caballo, fue mal herido y un indio santafesino se hecho sobre él, le cortó la cabeza y la
conservó atada a los tientos..."
Historia con mujeres Doña Tadea, la señorita Calvento y….La Delfina
179
Aquí incorporamos al relato tres mujeres que tuvieron fuerte presencia en la corta vida de
Pancho Ramirez; Tadea Jordán su madre, Norberta Calvento, su prometida y... “la Delfina”.
Doña Tadea Jordán Desde la fundacion de la villa de C. del Uruguay en 1782 vivía su familia
en el lote nº 1 frente a la plaza principal. Tadea Florentina Jordán Vertiz (1762 ?, Provincias Unidas
del Río de la Plata, 7 Febrero 1827, Concepción del Uruguay, Entre Ríos) Nacida en Buenos Aires en
1762, según la autora María del Carmen Miloslavich, otros autores opinan eran oriunda de
Concepcion del Uruguay. Se dice que, era una mujer de baja estatura, se destacaba por la
belleza de su rostro, de talento extraordinario y gran energía aleccionaba a sus hijos cada vez
que se lanzaban al combate, infundiéndoles entusiasmo, sentimientos de lucha y permaneciendo
atenta a los acontecimientos políticos que la llevaron a participar en movimientos insurgentes,
antes y despues de la muerte de Pancho Ramírez. Siendo ya anciana, apoyó los planes
revolucionarios de su hijo el Gral Ricardo López Jordán que estaba en Paysandú y según la
tradición Doña Tadea cruzó el río a nado montada en su caballo "Crédito" hasta la costa oriental
para avisarle de un complot en su contra. Lucio Mansilla, el porteño gobernador de la Pcia. de
Entre Ríos, (impuesto por Esranislao López) ordenó al Comandante Militar de Concepción del
Uruguay, el Coronel Barrenechea que la detuviera porque reconoce en ella “una influyente
enemiga”. Esta detención malogró un movimiento revolucionario contra el gobierno en 1822,
dado que era la encargada de suministrar información para el desembarco e invasión a la
provincia, fracasando el intento revolucionario. Tal era su influencia política, que cuando el
Coronel Mansilla hizo la revolución contra Ricardo López Jordán, la desterró de la provincia
como el enemigo más peligroso. Fue enterrada por el orden del Gobierno de Entre Ríos en la
antigua Iglesia, quedando sus restos entre los cimientos de la actual Basílica (Fuente Vida y muerte
de López Jordan, Fermin Chavez, (Ediciones Nuestro Tiempo, BsAs).
Norberta Calvento Si bien no actuó en pólítica su figura se asocia irremediablemente al
caudillo entrerriano. Según la documentación existente en la Parroquia, nació en el año 1790,
Acta de nacimiento: "El cuatro de julio del año mil setecientos noventa, se puso óleo de crisma
y catecúmenos a María Norberta, de un mes de edad, hija de Andrés Narciso Calvento, natural
de Llanos y de Rosa González, natural de Gualeguaychú, fueron padrinos Salvador Sola y Juan
Galbán, de que certifico" (Libro I, Folio 78) Integrante de una de las familias más importantes
de la villa colonial, su padre natural de Llanos Jaén (Córdoba, España), y su madre entrerriana
de Gualeguaychú. Norberta era la hermana mayor de varios hijos de la familia, una de sus
hermanas más chica María Segunda Calvento Gonzáles, (C. del U. 1/6/1797 – 1848) fue la primera
mujer reconocida de Justo José de Urquiza, con quien tuvo seis hijos. Un descendiente de la
familia cuenta que en la casona colonial de los Calvento (hoy museo Delio Panizza) en las
primeras décadas del siglo XX, residía Doña Manuela Céspedes Calvento y su marido
Fulgencio López, donde concurría con su familia ya que eran parientes de la dueña de casa.
Recuerda que aún se conservaban un candelabro de tres velas perteneciente al fundador dela
familia Don Narciso Calvento y un retrato al óleo con la firma de Victorica, de Mariano hijo de
Narciso. En una habitación de huéspedes que luego fue el dormitorio de Norberta Calvento se
habían hospedado el coronel Martín Rodriguez, patriota de la primera hora de la revolución de
Mayo, el comandante de Entre Ríos Díaz Vélez y el General Manuel Belgrano. En esa casona
también según la tradición oral se habrían reunido secretamente los vecinos para discutir la
adhesión a la 1ª Junta patriota (8/VI/1810). Las mujeres de la familia eran reconocidas
reposteras de la villa. Norberta era una niña de sociedad, (como se decía entonces) suave y
tranquila en contraposición con el carácter bravío de Pancho Ramírez, el amor de su vida. Según
cuenta la tradición , "antes de partir a la que sería su última campaña, el Supremo se
comprometió en matrimonio con Norberta, en los atardeceres desde la esquina de su casa,
180
contemplaba, mirando hacia el poniente, la cuchilla por donde en varias ocasiones vio aparecer
a Francisco y esa costumbre la conservó hasta el final". (Mallea Lorenza "Evocaciones"
Muncipalidad de C. del Uruguay,1975) Después de la tragedia de Villa de María de Río Seco el 10 de
julio de 1821, mantuvo fidelidad a ese amor hasta su muerte, 59 años más tarde. En el libro 6to,
Folio 128, Partida 128 se lee: En el día veintidos de noviembre del año mil ochocientos ochenta,
fue sepultado en el cementerio de esta Parroquia de la Concepción del Uruguay, el cadáver de
Norberta Calvento que murió en el día de hoy en esta Capital, de edad , noventa y dos
años.Falleció de congestión cerebral y recibió los Santos Sacramentos y por verdad yo lo
firmo. Yo, el Cura Vicario encargado Genaro R. Pérez.” Urquiza Almandóz, en su Historia de
Concepción del Uruguay, cita al poeta Delio Panizza quien dirá en versos emocionados: "Pero
a la hora del jazmín abierto sobra la reciedumbre de la tapia con vestido de novia estará siempre
Norberta en el pretil de su ventana y oirá siempre en trote de los potros la quebrazón de un
monte de tacuaras." Referencias (1) Miloslavich de Alvarez, María del Carmen "Hace un largo fondo de
años.genealogía uruguayense" Talleres gráficos Oroño.C.del Uruguay.Entre Ríos 1988 (2) Mallea , Lorenza
"Evocaciones" Muncipalidad de C.del Uruguay,1975
La Delfina La trágica muerte del caudillo hizo que su figura y su fama adquirieran perfiles
legendarios. La compañera del Supremo, “la Delfina” (1803-1839), hermosa mujer nacida en
Brasil. Ramírez la conoció en Paysandú en 1818, cuando era lugarteniente de Artigas. Según
Bartolomé Mitre era una amazona consumada.Años después de la muerte de Pancho, se casó y
vivió en Concepción del Uruguay (Entre Ríos), hasta su muerte, ocurrida el 28 de junio de 1839.
La compañera inseparable de Ramírez, todavía hoy ofrece un misterio sobre su origen y
procedencia. Algunos autores la consideran hija ilegítima de un virrey de Portugal afincado en
Brasil, otros sostienen que fue simplemente una ramera , también se ha dicho de ella que era
porteña y que Francisco la conoció en la Banda Oriental. Respecto a su nacionalidad sólo existe
un documento en los libros parroquiales de Concepción del Uruguay que corresponde a su
sepultura en la que se consigna que es portuguesa. Aníbal Vázquez en su obra "Caudillos
entrerrianos: Ramírez" , la describe como una mujer joven de resplandeciente belleza, de terso
cutis blanco, de facciones delicadas y negra cabellera. Vestía uniforme militar (según Mitre)
casaquilla colorada, galoneada de oro y un sombrero a lo chambergo, emplumado de rojo y
negro. Muchas conjeturas se han tejido alrededor de esta relación, considerada clandestina
debido a que el Supremo Entrerriano estaba oficialmente comprometido con Norberta Calvento,
su eterna novia. Poco se sabe de los entretelones de este romance, cierto es que la lucha la
Delfina fue una fiel compañera del caudillo, tal es así que se le ha considerado como causante
de su muerte. Según la versión tradicional el 10 de julio de 1821 en las inmediaciones de Río
Seco, (al norte de Tulumba Córdoba) Francisco Ramírez encuentra la muerte. Se cuenta que La
Delfina queda rezagada, su caballo tropieza y cae. Los soldados del escuadrón de Orrego la
alcanzaron, Ramírez la ve, se vuelve, logra levantarla y entregarla a sus soldados protegiéndola
del enemigo, pero en esta acción el caudillo pierde su vida. Despúes de su muerte surgieron
dudas acerca del lugar exacto y del modo en como sucedió. Se ha revestido el episodio con un
halo de romanticism , Francisco Ramírez al mejor estilo del caballero medieval, había muerto
por rescatar a su amada de manos de sus enemigos. En los apuntes de Anacleto Medina,
publicado en 1895, no se afirma tal cosa y su autenticidad se ha puesto en tela de juicio, "El día
que marchamos sobre el Arroyo Seco, nos dirigimos a un paraje llamado San Francisco, donde
campamos (cit) y allí amanecimos, era este un valle entre un palmar y una cañada, cuando el
día , salió de entre el palmar una fuerte guerrilla , con un escuadrón de protección, por el lado
donde yo estaba. Inmediatamente pasé parte al General....Estas fuerzas se fueron sobre él,
mientras que tres escuadrones se vinieron sobre mí y empezaron a perseguirme, pero yo
181
siempre logré sostenerme en retirada....Entre tanto, yo no podía saber cual había sido la suerte
del General, cuando se me presentó un soldado de su escolta y acercándose a mí, me dijo:
`Comandante póngase a la cabeza de la fuerza, que a nuestro General lo han muerto´.
Enseguida aparecen cuatro soldados más de los nuestros, que traían a la mujer que
acompañaba al General, a la que habían salvado de entre los enemigos" Según el relato de
Anacleto Medina, Ramírez no le confió la custodia de la Delfina. Respecto a lo que se dijo que
la muerte del General Ramírez fue por salvarla resulta dudoso, ya que Medina relata “...cuando
se retiraba con siete u ocho hombres buscando su incorporación , lo persiguió una mitad de
tiradores, al mando del oficial porteño que siendo su ayudante lo había traicionado...Ramírez
dijo volvamos cara y carguermos a ese pícaro traidor que nos viene persiguiendo. Así fue pero
en la carga que les dió, los perseguidores hicieron una descarga resultando herido él solo y
como a dos cuadras de distancia cayó el caballo." De este relato, salvando su autenticidad y
veracidad, se desprende que Medina no presenció la muerte de Ramírez, se enteró de la misma
por la narración que le hicieron los hombres que acompañaban al caudillo y que lograron
escapar con la Delfina. Despúes de la muerte del Supremo, la Delfina se instaló en Concepción
del Uruguay, debiendo soportar el peso negativo de la opinión pública que la acosaba. Se dice
que el Gobernador Mansilla la requirió en amores, y fue rechazado, este rechazo le valió vivir
en aislamiento pero de este modo pudo ocultar su relación con un comandante subalterno.
Sobrevivió dieciocho años al caudillo entrerriano, falleció en C. del Uruguay el 28 de junio de
1839, la anotación en el libro de defunciones de la parroquia Inmaculada Concepción de nuestra
ciudad, dice: "Sepulto con entierro rezado, el cadáver de María Delfina, portuguesa, soltera, no
recibió sacramento alguno, de que doy fe. Agustín de Los Santos" Fue sepultada junto a los
viejos pobladores del antiguo cementerio, el viejo camposanto de La Concepción, que ha sido
loteado y donde se levanta la Iglesia del mismo nombre. La Delfina no sólo forma parte de
nuestra historia sino que se ha constituído en un símbolo revestido de lucha, perseverancia y
amor. Hablar de Ramírez es mencionarla tácitamente, seguir alimentando la leyenda de aquel
romance.
El profesor Urquiza Almandóz no desconoce la versión de Anacleto Medina, pero opta por la
versión romántica: "El caballo de la Delfina dio una rodada que la arrojó a tierra. Ramírez,
entonces, frenó su cabalgadura y se volvió, desesperado. La impetuosa arremetida del caudillo
evitó que su compañera cayese en manos de sus perseguidores", y evoca las letras de Leoncio
Gianello para culminar el relato: "Cayó como un caballero del medioevo digno del historial
romancero, porque cuando la partida santafesina empezaba a replegarse, sorprendida por ese
coraje rayano en la locura, el capitán Maldonado disparó un certero pistoletazo. El Supremo se
lleva las manos a la herida y un clavel de sangre comenzó a deshojarse entre sus dedos".
La cabeza de Ramirez degollado y decapitado después de muerto, fue enviada a López quien
ordenó: "Sea colocada en la Iglesia Matriz al frente de la bandera, en una jaula de cualquier
metal, costeada con los fondos del cabildo, embalsamada si se pudiere, o disecada por el
cirujano para perpetua memoria de otros que en lo sucesivo, en los transportes de sus
aspiraciones, intenten oprimir a los heroicos y libres santafecinos". Este macabro trofreo de
guerra entre hermanos, la cabeza del infortunado caudillo separada de su cuerpo por el soldado
Pedraza y, envuelta en un cuero de oveja, enviada al campamento de Estanislao López. Éste la
remitió a Santa Fe para que, colocada en una jaula de hierro, fuera expuesta en el atrio de la
iglesia matriz. El cura santafesino Aguilar se opuso a que “se vinculara lo sacro con tan
macabro hecho”, haciendo que se colgara por tres días de las arcadas del Cabildo. Embalsamada
por Manuel Rodríguez, fue conservada mucho tiempo por López. Después a instancias del
gobernador porteño habría sido sepultada. El 1º de agosto se conoció la noticia en Concepción
182
del Uruguay. López Jordán dio a conocer la noticia por una circular y ordenó colocar la bandera
a media asta, y ese día, cada 15 minutos, salvas de artillería saludaban al caudillo muerto.
La factura
Y como todo movimiento comercial quedó oportunamente registrado:
"RELACIÓN DEL GASTO OCASIONADO PARA PRESERVAR DE CORRUPCIÓN LA
CAVEZA DEL FINADO SUPREMO DE ENTRE RÍOS FRANCO. RAMÍREZ, EL QUE HE
VERIFICADO POR MANDATO DEL SOR. COMANDANTE DEL 2º ESCUADRÓN DE
DRAGONES DE LA INDEPENDENCIA, DN. JOSÉ RAMÓN MÉNDEZ, GOBERNADOR
SOBS-TITUTO DE ESTA PROVINCIA.
Por doze pesos de estrato de Vino retificado......................................12
Más diez pesos de Iodo alcarforado......................................10
Por veinte pesos de mi trabajo personal por las operaciones que he ejecutado con la
expresada caveza, como son la del trépano y demás Cirúgicas cuyo valor es sumamente
infimo
como
lo
descontará
cualesquiera
Facultativo
en
el
dicho
ramo.........................................................20
IMPORTA PESOS.......................................................................................42
Por manera que según la Cuenta que precede asciende esta a la cantidad de quarenta y dos
pesos y por ser asi firmo el presente documento en la Ciudad de Santa Fe a 23 de Julio de
1821. Manuel Rodríguez
9º ARTIGAS EN PARAGUAY
183
Dicen las crónicas... En 1820, Artigas derrotado entra en el Paraguay y pide asilo. Artigas llegó
a Asunción el 16 de setiembre, escoltado por un oficial y veinte húsares El puñado de hombres
y mujeres que lo acompañó en su ingreso y parte del trayecto, fue dispersado en distintos puntos
del Paraguay. El dictador Francia lo recluyó de inmediato en el convento de la Merced,
incomunicado, aunque ordenó que se le dieran ropas en abundancia, útiles y objetos lujosos que
no interesaban al derrotado Jefe de los Orientales. Artigas intentó reiteradamente entrevistarse
con el dictador, pero no fue recibido. Extraña conducta la de Francia, si se tiene en cuenta,
además, que en esos momentos Francisco Ramírez, todavía en persecución de Artigas, pidió al
paraguayo su extradición, Francia se la negó, pese a que Ramírez, le ofreció “navegación libre
de los ríos, libertad de comercio, alianza, amistad...” El paraguayo no contestó las notas del
entrerriano y apresó al mensajero. Las precauciones que se tomaron con Artigas durante todo el
tiempo de su confinamiento, muestran su prestigio y la importancia de su figura. Dicen los
propagandistas de la leyenda maldita porteña... : “Después de haber pasado Artigas algunos
días en una celda del Convento de la Merced, donde el dictador lo hizo alojar, fué destinado sin
haber podido obtener una sola audiencia, a pesar de sus más vivas solicitaciones, a la villa de
Curuguatí, 85 leguas al Nordeste de la Asunción, de donde no podía escaparse sino al Brasil
por un desierto, fuga que de ningún modo podía temerse después de las crueldades de que se
había hecho culpable para con aquella nación.” (Rengger y Longchamp “Ensayo Histórico sobre la
Revolución del Paraguay”). Quizás dos cuestiones diferencian y separan al Dr. Francia de Artigas
1º recordemos aquellas frases famosas de 1810 “Sobre el escritorio tengo dos pistolas una para
los españoles y otra para los porteños” y “Los rioplatenses contaminan todo con sus
conflictos; el Paraguay tiene que estar al margen. 2º Si bien el paraguayo encabeza una
revolución su posición siempre fue aislacionista y era muy autoritario. Francisco Bilbao uno de
los mayores pensadores de América como liberal revolucionario creador del término América
Latina en 1856 (Cfr Balbi / Richardet Nuestra América Latina 2012) sentencia su rechazo al Brasil
“Imperio con esclavos” y al Paraguay “Dictadura con sirvientes”.
Francia se justificaba “No, yo no he sido puesto por la Providencia al frente de mi país, para
que los abogadillos de Asunción me formen partidos que engañen a mi pueblo. Para
alfabetizarlo, para repartirles tierras para que ellos generen, a la larga, sus propias formas de
gobierno. He sido puesto por la Providencia como dictador de Paraguay”. Cuando Francia
supo que Artigas criaba aves y otras cosas necesarias que le posibilitaban distribuir a los pobres
del distrito aquel excedente, le retiró la mensualidad. Era un dictador jacobino, dice Gonzalo
Abella y relata “Cuando Artigas en el 20 es derrotado, él está dispuesto a volver en pocos años.
Entonces lo más cerca que le queda es Paraguay. Manda a decir al Dr. Francia que pide asilo
político para él y para más de 500 orientales y orientalas que se van a refugiar con él. El Dr.
Francia no lo recibe pesonalmente a Artigas, pero le manda decir que acepta las condiciones,
que todos van a tener una suerte de estancia, pero que vivirán separados, porque en Paraguay
manda él. Entran los orientales. A Artigas y al negro Ansina y a otro negro que se llamaba
Montevideo, los manda al norte, a Curuguaty. Al grueso de los lanceros y lanceras negras, a lo
que se llama Cambacuá. Al jefe lancero negro más organizado lo manda sólo a Laurelty y
después a Guarambaré. Era Ledesma. Y al rubio Campbell lo manda al extremo sur, a
Ñeembucú. Y se ven muy poquito los orientales”.
San Isidro Labrador de Curuguaty A los tres meses y días de su prisión en Asunción, Artigas
fue enviado a un pueblo alejado de la capital, y próximo a la frontera brasileña: San Isidro del
Labrador de Curuguaty. Allí se le dio un rancho para vivir, tierra para trabajar y una pensión
mensual, que Artigas repartía entre los pobres del lugar. Se le permitió que le acompañaran dos
afrorientales que venían junto a el desde siempre, la tradición dice fueron Joaquín Lencina o
“Ansina” y Martínez, quienes junto con su perro Charrúa y su caballo el moro fueron sus
compañeros. Curuguaty era un lugar situado a más de 400 kilómetros al Noroeste de Asunción,
cercano a la frontera con el Brasil. Remoto, para llegar, era necesario cruzar selvas y montes
muy intransitables. Cuando Artigas llegó al poblado, acompañado del Comandante del lugar
que venía con el desde Asunción, el capitan Gauto, lo alojó en una casa que se encontraba en la
184
vereda de la plaza de la Iglesia, al lado de la Comandancia, y le notificó que era libre, pero que
no podía alejarse más de diez cuadras del templo. El Protector, en la tranquilidad de esa
comarca yerbatera, “trabajó su chacra a diez cuadras del pueblo, donde construyó su casa de
cuatro habitaciones, con ladrillos y adobes, poniéndole un techo de tejas”. Era muy querido y
admirado por los habitantes del lugar por la costumbre de ayudar a los pobres con el fruto de su
propio trabajo. Afirman que todos los domingos concurría a la iglesia.
Historia con mujeres
Tomamos como base el notable aporte del historiador e investigador uruguayo Nelson Caula
(cfr Bibliografía) que profundiza en sus investigaciones los datos aportados por sus antecesores
Luis A. Thevenet; (“De la Estirpe Artiguista”; Talleres Gráficos Imparcial; Montevideo; 1925).
ElisaMenendez (Antes de 1810. Amores y Amoríos de Artigas”; Ed. Mosca Hnos.; Montevideo; 1953).
Carlos María Ramirez (Artigas”; MEC, Montevideo1976) y Manuel Santos Pírez; (Los hijos
sorianenses de Artigas; Ediciones Megaprint; 2002). Estando Artigas en San Isidro de Curuguaty
conoció hacia el año 1825 a una mujer más joven que él, Clara Goméz Alonso. De esta unión
nacería Juan Simeón en el año 1827; éste llegaría a ser Teniente Coronel en Paraguay, hombre
de confianza del Mariscal Francisco Solano López. El niño se educó y vivió junto a sus padres
hasta el fallecimiento del General en el año 1850. La existencia de esta mujer y de su hijos, con
la cual vivió más años que con ninguna (son unos 25 años), puede ser uno de los motivos que no
ha sido totalmente sopesado para entender por qué Artigas nunca deja el Paraguay. En párrafos
atrás se mencionó el hecho de que José María el hijo de Artigas con Rosalía Villagrán, se había
casado con una pariente de Isidoro de María quien realizó una de las primeras biografías de
Artigas: ¿cómo pudo ser posible que estando en Paraguay José María no haya visto a Clara
Gómez y a su hijo, Roberto? Estamos, sin duda, ante un “olvido” de datos, como sostiene el Lic.
Klein (http://letras-uruguay.espaciolatino.com/klein_fernando/las_mujeres_de_artigas.htm)
Una historia nunca contada: el secretario de C. A. López y Artigas
El historiador Gonzalo Abella con su estilo coloquial hace un aporte extraordinario sobre los
últimos tiempos de Don José Artigas: “...antes de hablar de la muerte de Artigas, una última
anécdota: Yo estoy dando clases en Asunción, en un postgrado, allá por el 95. A mi me
invitaban – por mi experiencia como evaluador de proyectos para ONG’s - para dar charlas. Y
un viejito que después me enteré que era un sabio (...), Chase o Sarde, el “Gato” Chase, como
todo viejito contestatario con Stroessner, nunca había podido hacer un postgrado. Era uno de los
hombres que más sabía del mundo guaraní. Me miraba el viejito, me oía… y me dice: “Mi
esposa es tataranieta del amanuense del presidente Carlos Antonio López, le digo: “Ah, que
interesante!” Y él se dio cuenta de que yo no había captado. Y dice: “El amanuense de Carlos
Antonio López fue designado para buscar a Artigas allá a San Isidro Labrador y vino con él
hasta Asunción. “Y tengo el diario de viaje” me insiste. Abella cuenta que le responde “¿Y
cómo eso no está en un museo?” El anciano interlocutor le dice: “¡No! Acá en Paraguay, cosa
que va a un museo es robada…”. Y le aclara que el diario está en Barcelona, porque su pariente
autor del diario había estado exiliado en Barcelona…, por eso el diario está en un museo en
Barcelona. Y que le había perdido el rastro al documento pero después pudo confirmar que
seguía allá.(...)” finalmente dice Abella, el viejito paraguayo le cuenta la anécdota del pariente
de su mujer “El hombre va a buscar a Artigas y habla con Artigas y con Ansina; viajan primero
en carreta, una parte en canoa…. Y en un momento Artigas dice: “Ya que me estoy acercando a
Asunción quiero pasar por Camba Cuá.” El lugar donde están sus viejos lanceros/as,
afrorientales.. Porque Artigas tiene mucha dificultad para moverse; claro, él había estado preso
seis meses. Setenta y siete años tenía en ese momento. Y Ansina, que tiene casi ochenta, es un
185
gigante que está mucho mejor que él; incluso a Artigas le dicen “el viejo oriental” y a Ansina
no. Dice Abella “Y es impresionante cómo describe la escena” Entonces llegan al lugar y los
aldeanos afro orientales y se enteran de que está Artigas. Los antiguos combatientes, ya
ancianos, los lanceros y las lanceras buscan sus viejas lanzas y se ponen en formación;.
Entonces Artigas baja con mucha dificultad y los va abrazando de a uno. Y el negro Ansina, que
sí había estado antes en Camba Cuá, dice: “¿Ves, che Pepe, este negro viejo de mota blanca?
Fue el que peleó con vos en Tacuarembó. ¿Ves esta negra tan linda, pero que ahora tiene la
mota canosa? Era aquella que danzaba en la cueva del Tigre”. Los negros lagrimeaban y
Artigas no decía una palabra. Los fue abrazando… uno a uno y a cada una una abraza al último
de sus lanceros y sin decir una palabra, vuelve a la carreta con su bastón. Pero lo está esperando
un enjambre de negritos que vienen a ver la leyenda viva, ese anciano que estaba ahora calvo
pero con una trenza blanca que le llegaba a la cintura. Estaba muy encorvado. Claro, estaba allí
el hombre que en aquella tierra lejana de la Banda Oriental, a sus padres y abuelos los había
llevado a la libertad. Según Abella, el anciano paraguayo le dice que todo esto estaba descrito en
el diario de viaje y que Ansina ante esta situación le dice a Don José en guaraní: “Están
esperando tu bendición, Pepe”. Y Artigas les dice, en guaraní, “Oré apurahéi kayú eté”. “No
se olviden que nuestro canto todavía es poderoso” que es la bendición en guaraní, que aún hoy
se hace en las aldeas de los mbyá: “Oré apurahéi kayú eté”. Luego regresa a la chacra de
Asunción, se aloja con el negro Ansina junto al viejo ibirápitá, en los últimos años, y en ese
ínterin, se desencadena la Guerra Grande en Uruguay. Artigas está más del lado de los blancos.
Dice “No es mi sistema, pero son los que defienden a América. Rosas está defendiendo a
América”.
Nota: estos datos han sido enviados por el destacado historiador e investigador uruguayo
Gonzalo Abella, con su consentimiento para ser publicados
Los descendientes de las familias que trataron a Artigas en su destierro, dicen que “el general
era una persona cuyo trato cautivaba y que de acuerdo con la costumbre de la época, el
General no usaba barba, tenía largos rizos blancos y vestía siempre un poncho paraguayo y
“candi” alto. Artigas no gustaba que se le llamara por su título militar de General, sino por
don José”. Los pobladores del paraje donde pasó los últimos años de su vida, cuentan de él que
“el general era un caraí guazú, un caraí bal porá: un gran señor, un señor muy bueno”.
Primavera de 1850
“Olvidaron los orientales esos / algo que es mucho y es nada /
olvidaron la sombra negra de Artigas / y sé que siempre me echarán tierra encima.”Joaquín
Lencina “Ansina”
En setiembre, Artigas empieza a estar muy grave, el presidente Carlos Antonio López dispone
rendirle homenajes, pero en la segunda semana de Setiembre de 1850, el Imperio esclavista de
Brasil invade una vez más la Banda Oriental - ahora ya República Oriental, por el Matto Grosso
y todo el estado mayor se va para la frontera. El día de su muerte por la mañana viene un cura,
lo invita a rezar el rosario; Artigas habla con él. El cura se va, queda él descansando, y al final
lo encuentran muerto. Ansina y un matrimonio campesino muy anciano que vive en un ranchito,
hacen un cajón mortuorio de tablas y al día siguiente ponen el cuerpo sobre una carreta de
bueyes y lo llevan a un cementerio rural que ahora es un cementerio suburbano. Un tiempo
después Ansina, ya de noventa años, casi ciego, se va a vivir con Ledesma. Al parecer esto
genera la confusión entre ambos y la posterior repatriación de Ledesma como si fuera Ansina,
186
dice Abella “Por eso después los confunden a los dos”. Ansina antes de morir siempre siguiendo
la versión de Gonzalo Abella, dicta sus últimos poemas en la versificación muy simple, que
siempre utilizara. Cuenta Abella, en el año 1855 Ansina vivía con Ledesma, en Guarambaré
lejos de la zona del ibirapitá, pero pedía que todos los 23 de septiembre lo acompañaran hasta el
cementerio. Llega en esa fecha del año 1855 y encuentra la tumba vacía. Los empleados del
cementerio le informan“(...) vinieron los orientales en delegación y se llevaron el cuerpo.”
Ansina se lamenta: “Nadie me avisó”. Ansina despues hace una payada, “Una cosa muy triste,
muy desolada” comenta Abella en el que dice: “Olvidaron los orientales esos / algo que es
mucho y es nada / olvidaron la sombra negra de Artigas / y sé que siempre me echarán tierra
encima.”. Ansina muere a los cien años exactos.
El final
Artigas murió casi repentinamente, el 23 de setiembre de 1850, a los treinta años de su entrada
al Paraguay. Acompañado de su fiel compañero Ansina, expiró silenciosamente en las primeras
horas del lunes 23, conservando su lucidez mental. Escribe Acevedo Díaz “Los restos del Jefe
de los Orientales y Protector de los Pueblos Libres, fueron traídos al Uruguay por el Dr.
Estanislao Vega en misión que le confió el Gobernante Venancio Flores, en 1855. El gobierno
del Paraguay colaboró generosamente en la empresa, y el 19 de setiembre de 1855, llegaron a
Montevideo los despojos mortales de Artigas. A causa de la inestabilidad política del momento,
no pudieron ser inhumados de inmediato con las debidas honras, y estuvieron depositados casi
un año en el puerto. Durante la Presidencia de Gabriel Antonio Pereira, los trasladaron a la
Iglesia Matriz y desde allí al cementerio, con las honras que merecía, el 20 de noviembre de
1856. En el cementerio sus restos fueron despedidos por los doctores Joaquín Requena y José
Vázquez Sagastume, el coronel José María Reyes, Ramón de Acha y Juan Francisco Aguiar.
Desde 1877 los despojos mortales del Prócer oriental pasaron a descansar al Panteón Nacional.
Cien años después la urna conteniendo sus restos fue trasladada al Mausoleo que se construyó
junto a su monumento de la Plaza Independencia. Al cumplirse un siglo de su muerte, en 1950,
América lo glorificó como a uno de sus libertadores, y la República Oriental del Uruguay, su
patria natal, celebró el centenario de su desaparición con ceremonias de tan elevado patriotismo
y reconocimiento a su obra, que el recuerdo de ellas permanecerá imperecedero en quienes
tuvieron la emoción de vivirlas. El Paraguay, el pueblo hermano que recibió su último suspiro,
le confirió el honor de colocar un busto suyo de bronce en el Panteón Nacional de Asunción, al
lado de los restos de los héroes que el pueblo venera.”
La muerte: “La señorita Asunción García me ha referido, algunos años antes de morir, lo
siguiente: Cuando la enfermedad de Artigas se agravó, manifestó deseos de recibir los últimos
sacramentos. Entonces la señora doña Juana Carrillo, esposa de Carlos Antonio López, mandó
llamar a un miembro de la familia de la citada Asunción García (familia tan distinguida, por
cierto como piadosa), y le encargó el Santo Viático. Cumplida la orden, el párroco de la
Recoleta, Pbro. Cornelio Contreras, llevó al general Su Divina Majestad. En los momentos que
el sacerdote iba a administrarle el Santo Viático, Artigas quiso levantarse. La encargada del
aderezo del altar le dijo que su estado de debilidad le permitía recibir la comunión en la cama, a
la que el general respondió: Quiero levantarme, para recibir a su Majestad. Y ayudado por los
presentes se levantó y recibió la comunión, quedando los muchos circunstantes edificados de la
piedad de aquel grande hombre. (…) El general, como ella (doña García) decía, después de
recibir el viático, había quedado tendido en su pequeño catre de tijera y lonjas de cuero; en la
semioscuridad se distinguía el crucifijo colgado en la pared sobre la cabeza blanca. Poco
después el general en un último esfuerzo se había incorporado y abriendo desmesuradamente
187
sus ojos gritó: ¡Tráiganme mi caballo!, vuelto a caer en la cama cerró sus ojos y murió”.
(Testimonio de Mons. Bogarín, obispo de Asunción. FUENTE: Revista “Umbrales” de la actualidad religiosa
latinoamericana.) El sacerdote Cornelio Contreras escribió: “En esta parroquia de la recoleta de
la capital, a 24 de septiembre de 1850, yo el cura interino de ella enterré en sepultura ordinaria
del cementerio el cadáver de un adulto llamado Don José Artigas, extranjero, que lleva una
lápida con este título: General Don José Artigas-1850-”
Nota: la bibliografía y la historiografía de variopinto signo político ideológico y de adscripción
a las corrientes historiográficas más conocidas, no hacen mención de la faceta espiritual y
religiosa de Artigas. Intentando ser coherentes con incorporar toda la información disponible
sobre el Protector de Los Pueblos Libres, incorporamos la obra de Pedro Gaudiano quien
presenta testimonios poco conocidos, olvidados o dejados de lado por la historiografía
uruguaya, que le permiten argumentar que, Artigas fue un católico comprometido. Se trata de un
trabajo de investigación histórica documentado, editado por la Universidad Católica,
Montevideo 2002. ARTIGAS CATÓLICO: Una faceta para recordar en el 150º aniversario de
su muerte (1850 – 23 de setiembre – 2000) Pedro Gaudiano* (Comunicación presentada en las VI
Jornadas de Historia de la Iglesia, organizadas por la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad
Católica Argentina (Buenos Aires, 11-12 setiembre 2000). * Doctor en Teología por la Universidad de Navarra
Pamplona, España. Profesor de la Universidad Católica del Uruguay “Dámaso Antonio Larrañaga”, de la
Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler” y del Instituto Superior de Estudios Teológicos
“Cristo Buen Pastor” Buenos Aires). Algunos pasajes: "Juan León Benítez es un personaje clave. Se
trata nada menos que del último superviviente de los que fueron testigos oculares de la vida de
Artigas en Ibiray. Siendo niño, recibió la catequesis que le dió el Prócer, junto con una serie de
enseñanzas de esas que no se olvidan nunca en la vida...". Gaudiano transcribe el testimonio de
Benítez recogido por el suizo Daniel Hammerly Dupuy: "Cierto día, cuando visité la antigua
quinta del presidente Carlos López, en el año 1928, tuve la sorpresa y la fortuna de encontrarme
con un anciano que, cuando era niño, lo había conocido a Artigas. Sus recuerdos infantiles
respecto al prohombre eran nítidos a pesar del tiempo (...) Preguntándole al anciano si alguna
vez lo había visto enojado al patriarca, me contestó que dos veces lo notó indignado. Íbamos a
caballo hacia la Recoleta cuando un patrón golpeó a un moreno. Artigas se apeó con mucha
calma se acercó al señor que parecía enfurecido y lo amonestó. Recuerdo que le dijo: ‘Todos los
hombres son hijos de Dios. Debajo de la piel, el blanco, el negro y el indio son iguales. Siendo
hijos de Adán y Eva, debemos tratarnos como hermanos’. Tampoco podré olvidar cómo,
cuando ya nos habíamos alejado en silencio, me dijo: ‘Hay hombres blancos que tienen el alma
negra y negros que tienen el alma blanca...’. La otra vez que lo vi algo serio a Artigas fue
cuando trepé sobre el curupicaí que estaba cerca de su casa y le arrebaté un pichón a los loros
que habían hecho su nido bien arriba del árbol. Cuando bajé me encontré con Artigas que me
estaba mirando. Por su mirada me di cuenta qué era lo que él sentía al decirme mientras me
ponía una mano sobre el hombro: ‘Mira mi hijo: Los pájaros también tienen el derecho de ser
felices cuando no molestan a nadie: tienen padres e hijos como nosotros y se aman entre ellos’.
Volví a subirme al árbol y puse al pichón en su nido. Artigas se puso muy contento". En 1943 la
uruguaya Elisa Menéndez, directora de la Escuela Solar de Artigas, visitó al anciano Benítez
con el fin de recoger sus recuerdos acerca de la vida de Artigas en Ibiray. Aquellos valiosos
recuerdos llegaron a ser publicados. El autor del "Artigas Católico" transcribe el siguiente: "Don
León conversa con animación, como contagiado de nuestro interés, y a menudo salpica su relato
con esta expresión que surge espontáneamente de la profundidad de su memoria, como
hablando consigo mismo: ¡El general José Gervasio, qué bueno era, cómo me quería! Era un
buen cristiano. Siempre decía: ‘Dios es muy grande, pero mantiene a muchos pícaros". De tarde
reunía a todos los chicos del barrio y nos enseñaba la doctrina cristiana. Recuerdo que nos
repetía: ‘Hay que hacer la caridad sin mirar a quien se hace’."
188
El periódico “El Paraguayo Independiente” escribió un obituario recién el 28 de septiembre: “El
General Artigas no amaba las ciudades, aún en su vejez quería la libertad de los campos, la
expansión de los horizontes de la vida de su juventud.(...)
Como Artigas lo expresara al caudillo Martín Güemes en carta personal, hablando en tercera
persona y refiriéndose a su propia actuación: “...el tiempo será el mejor testigo, y él admirará
ciertamente la conducta del Jefe de los Orientales”
Paraná/Diamante 2014/2015
Gladis M. Balbi
Alejandro J. Richardet
189
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A) Relaciones de Artigas con los pueblos del Litoral en su carácter de General en Jefe y Teniente Gobernador del
departamento de Yapeyú. B) Artigas y el Paraguay. C) Relaciones de Artigas con el Gobierno de Buenos Aires.
Documentos de carácter administrativo y militar. XXIII. El Armisticio de 26 de mayo de 1812. Posición de España,
Inglaterra y los gobiernos de Buenos Aires y Montevideo. El retiro del ejército portugués de la Banda Oriental.
(Apoyo virtual).
Bolívar, Simón, “Discursos y Proclamas” (Apoyo virtual).
Equipo de Derechos Humanos UADER-Mujeres al Frente de Entre Ríos, Balbi, Gladis María, con colaboración de
Jaime, Evangelina (Descendiente Chaná), Enrique Flavia (Descendiente Charrúa). “Hijos de la Tierra entrerriana”.
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Rosal, Miguel A. “Diversos aspectos relacionados con la esclavitud en el Rio de la Plata a través (...)
Suarez Pablo Entrevista El Diario de Paraná E.R Lunes 5 de Noviembre de 2012 Hs.
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ANEXO
EL DIARIO de Paraná: INVESTIGACIÓN. Un aporte para el debate sobre un período histórico
Entre Ríos y su rol estratégico en la Liga de los Pueblos
Libres
Un grupo de investigación integrado por docentes, investigadores e interesados, desarrollan desde hace años un trabajo en pos de
poner en valor el rol estratégico de Entre Ríos en el período que comprende las dos primeras décadas del siglo XIX, en particular en el
marco de la Liga de los Pueblos Libres, momento en que este territorio hizo de puente tanto para el Litoral como para las provincias
mediterráneas.
Lunes 1 de Septiembre de 2014 Hs.
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Fotos (2)
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Balbi, Herrera y Richardet, aclararon su posición respecto a las perspectivas en torno a la investigación histórica
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José Artigas
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Se trata de destacar la posición pionera de Entre Ríos en la construcción de una mirada histórica”, coinciden en señalar Gladis Balbi,
Alfredo Herrera (presidente de la Junta de Gobierno de La Picada) y Alejandro Pati Richardet, integrantes de la Cooperativa Cultural
Puente de La Picada.
Ante una serie de consultas recibidas a propósito de la organización de un encuentro que tuvo lugar en Santa Fe, Herrera consideró
necesario ampliar sus puntos de vista para aclarar la posición del grupo ante la opinión pública. “Ante los anuncios de encuentros y
convocatorias referidas a José Artigas y los Pueblos Libres, la Cooperativa Cultural ha recibido muchas consultas y opiniones”, indicó.
Y aclaró: no tenemos nada que ver con las recientes convocatorias de un congreso que se realizó en Santa Fe tanto en su organización
ni fuimos invitados a participar. Por supuesto que celebramos que se difunda y promueva el tema del Artiguismo, teniendo en cuenta
que nosotros hace muchos años lo venimos haciendo, recordando el triunfo de orientales y entrerrianos en la batalla de El Espinillo el
primer enfrentamiento de las guerras civiles argentinas que confrontó dos proyectos de país, que aún hoy siguen en conflicto. Gracias a
la madurez del pueblo argentino, las confrontaciones hoy adquieren, luego de 34 años de democracia, la modalidad de batallas políticas
y culturales. Por ello también nos alegramos de haber incorporado a la Cooperativa a los profesores Gladis Balbi y Alejandro “Pati”
Richardet, que también vienen trabajando hace años en el tema con varias publicaciones y producciones audiovisuales, y con dos
trabajos en marcha ambos a pedido especial de la Cooperativa: un nuevo documental y un libro que resuma los textos de su autoría que
vamos publicando en la páginas web de la Junta de Gobierno de La Picada y la Cooperativa. Siempre recibimos el apoyo de la Dirección
de Cooperativas y Mutualidades –remarcó Herrera– porque si hay un principio vigente del artiguismo es el de la colaboración recíproca y
la solidaridad permanente, lo que permite a los pueblos ponerse en valor a sí mismos”.
DEFINICIONES. Balbi y Richardet, investigadores de la Cooperativa y funcionarios del Ministerio de Cultura y Comunicación de la
provincia, desarrollan una tarea sostenida en esa línea. Desde 2006, ambos desarrollaron, como docentes de la Universidad Autónoma
de Entre Ríos (Uader), un trabajo de carácter teórico (Metodología de análisis de discursos y textos del período de Artigas). Los
investigadores resaltaron también que estarán presentes en el encuentro que se desarrollará en septiembre, en Colonia, Uruguay, donde
–señalaron– “ya nos han confirmado el espacio que nos otorgaron para exponer y compartir nuestras producciones”.
“Definimos nuestra mirada más allá de la corriente revisionista y mucho más allá de lo que (Ernesto) Jauretche llamaba el
‘mitromarxismo’”, indicó Richardet. “Puntualmente, junto a Germán Ibáñez, consideramos que existe una perspectiva histórica
latinoamericana”, puntualizó sobre el posicionamiento. En tal sentido, indicó que “se trata de abordar la historia desde los relatos y las
realizaciones de aquellos que fueron silenciados, de lo que pasó pero quedó oculto en un cono de sombra; tomando en cuenta también
los sectores postergados por el relato oficial”. Esos sectores que Gladis Balbi conceptualiza como “colectivos postergados” (pueblos
originarios, afrodescendientes, mujeres). “Incluso desde la perspectiva revisionista no se toma en cuenta a las mujeres que sí
participaron y fueron protagonistas de la historia; casi no aparece el pueblo, y se rescata a los líderes no tanto como parte de un
proyecto colectivo sino como expresión de sectores relevantes en la estructura social de entonces”, indicó.
En esta línea, Balbi y Richardet afirman estar “en absoluto desacuerdo con la mirada liberal que construye un relato sobre la historia
“clasista, racista y patriarcal” que excluye a pobres, gente de color, indios y mujeres.
Por otro lado, Richardet destaca que existe “una posición de Entre Ríos en torno a Artigas que pone en valor los inmensos aportes de
los pueblos del Litoral mesopotámico (Entre Ríos, Corrientes, Misiones) a la construcción histórica de un proyecto que actualmente se
denomina nacional y popular”.
Para el investigador, “el detalle que nosotros marcamos y que no ha sido tomado con la seriedad que exige, es aquello que en su
momento realizó un referente como Facundo Arce, es decir investigación sobre el terreno (el territorio en el que se concretaron los
enfrentamientos) y los acontecimientos que marcaron las luchas que llevaron adelante en el período 1811-1820 los pueblos del interior
de la Banda Oriental y los del Litoral, donde se formaron Gobiernos Autónomos que adherían a la Liga”.
La perspectiva de este grupo entrerriano muestra “gente que compartía esta visión protagónica de los pueblos construyendo su propia
historia. Hasta allí llega nuestro acuerdo con el revisionismo”.
“A ello incorporamos esta visión de que el nuevo sujeto político que surge luego de Mayo de 1810 está integrado por criollos pobres”.
“Se trata del aporte desde una perspectiva crítica que nos diferencia en relación a otras líneas de estudio. Lo que postulamos es que a
mujeres, criollos pobres, afrodescendientes y pueblos originarios, fueron parte del proyecto –integrados por Artigas– no como
soldadesca, parte de una tropa, de un ejército, sino fundamentalmente como iguales.
ANTECEDENTES. “En el año 2006 con el profesor Richardet y desde el rectorado de la Uader nos relacionarnos con la Universidad
Popular de Madres de Plaza de Mayo”, señaló Gladis Balbi. En el año 2008, el grupo participó activamente en el proyecto Territorio
Madres dirigido a los Pueblos originarios, en el cual Balbi coordinó las tareas en seis provincias y se elaboró un video con los referentes
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mayores de las etnias Guaraní, Chaná y Charrúa, de la provincia de Entre Ríos. En ese material “se reivindicó a José Artigas, por ser el
único líder de la Independencia americana que respetó y consideró iguales en derechos, a los aborígenes respecto de los criollos”. Y
quien a su vez en el reglamento de reparto de tierras, rompe con los prejuicios y discriminación de la sociedad colonial: según los
artículos 6 y 7, los beneficiados serían “los más infelices, apreciando a los negros libres, los zambos, los indios y los criollos pobres”
incluye “a las viudas pobres con hijos”.
Desde 2000, la Universidad de Madres publica ensayos desde una nueva mirada latinoamericana sobre la Revolución de Mayo y el
proceso independentista de América Latina; “nosotros nos incorporamos en el cuarto volumen Son tiempos de revolución, con el
ensayo La Perspectiva Crítica Latinoamericana que se presentó en el stand de Las Madres, la semana de Mayo para el Bicentenario en el
año 2010”.
En febrero de 2010, con el equipo de Participación ciudadana de la Uader y la ONG Mujeres al Frente de Entre Ríos, el equipo realizó con
la Dirección de Cultura del Municipio de Nogoyá un homenaje al 199º aniversario de la presencia de José Artigas y su adhesión a la
Revolución de Mayo en el antiguo pueblo de Nogoyá el 25 de Febrero de 1811. “Nuestro aporte fue desocultar el protagonismo de las
mujeres, los pueblos originarios tanto los aborígenes de América como del África traídos como esclavos, los paisanos pobres, y
mestizos todos junto a sus mujeres, y de los pueblos de Latinoamérica en las luchas por la emancipación política, económica y social”,
puntualizó Balbi.
El material fue ampliado en libro Nuestra América Latina publicado en Enero de 2012 “que tiene un capítulo específico sobre nuestros
otros y nuestras otras”.
APORTES. Balbi recordó que en el año 2013 junto con la Cooperativa y la Secretaría de Extensión del rectorado de la Uader y el apoyo
del Ministerio de Cultura y Comunicación del Gobierno provincial se concretó la producción y edición del documental en formato de
video La batalla de El Espinillo. El trabajo se basó “en idea original y guión de nuestra autoría, conjuntamente con el área de
audiovisuales de la Uader”, señaló la docente.
Actualmente “estamos terminando el guión técnico del próximo documental ¡Viva Artigas! y la corrección del libro Artigas y Entre Ríos:
Entresueños, para presentar en la Uader. Finalmente tenemos también en elaboración un texto con soporte audiovisual que son una
especie de tips de todo lo que hay que conocer de Artigas y Los Pueblos Libres”, resumió.
Por su parte Alfredo Herrera sumó a toda esta labor la formación de la Comisión de Homenaje al bicentenario de la Batalla de El Espinillo
y pro monumento a José artigas. “Respecto al monumento contamos con la colaboración para el boceto del conocido artista plástico
Néstor Medrano. Ya tenemos el lugar reservado y el expediente presentado en tiempo y forma. Es nuestro sueño hacerlo realidad para el
año próximo bicentenario de los Pueblos Libres, recordemos que Entre Ríos, Corrientes y las Misiones junto con la Banda Oriental
fuimos los primeros en integrar la Liga Federal en 1814”.
“Quiero destacar –resaltó el presidente de la Junta de Gobierno de La Picada– la capacidad de trabajo y compromiso del equipo que
llevó adelante en el terreno, coordinado por la profesora Balbi, el programa de rescate cultural Reconstruyendo raíces. Junto a Jorge
Pesoa, presidente de la Cooperativa, los acompañé en las visitas y las entrevistas a los vecinos. Viví con ellos la emoción de estar
parado sobre los viejos ladrillos de la Posta de El Sauce, en Sauce Montrull, recordando con el Dr. Edgardo Churruarín la visita del Prof.
Facundo Arce, quien con el Dr. Churruarín padre, en la década del 40 a los 50 del siglo XX, analizaban desde allí, cómo habría ocurrido la
batalla de El Espinillo con la copia de las actas firmadas por el comandante porteño derrotado Holmberg y el Diario de marcha escritos
en el terreno en febrero de 1814 y en mayo del mismo año en Paraná”.
“Aquí –concluyó Herrera– no hay los discursos de ocasión, de los ‘inteligentuales’ que denunciaban Don Pepe Rosa y Don Arturo
Jauretche. Si acceden en Internet a You Tube Batalla de El Espinillo subido por Sergio Piotto, lo podrán comprobar”.
INEXACTITUDES. Para Richardet, existen en torno a la cuestión histórica muchas inexactitudes. “Hemos leído y escuchado cosas
sorprendentes, con la firma de conocidos y publicitados personajes. Desde que la batalla de El Espinillo fue cerca de Gualeguay, hasta
que la bandera federal prácticamente idéntica a la actual de nuestra provincia, flameó en esa batalla, que las tropas de Artigas eran
“gauchos” (denominación que Artigas jamás utilizó) o en su inmensa mayoría afroamericanos, que Andresito fue el primer coronel
aborigen, que Artigas copió a los revolucionarios franceses y a la constitución de Estados Unidos. Hasta hay quienes dicen que su
modelo fue el norteamericano Jefferson que justamente odiaba a los negros y a los indios como vulgarmente se dice, o que fundó la
nacionalidad uruguaya y la república Oriental. Y últimamente que en el Congreso de Oriente se proclamó por vez primera la
independencia de América del Sur. Hasta la fecha no se ha encontrado documentación que lo pruebe”.
“En nuestras charlas-debate en las reuniones de la Cooperativa vamos respondiendo a estas inexactitudes y recortando exageraciones”,
indicó, para agregar que “como Cooperativa cultural nos requieren de muchas escuelas y ya hemos concurrido a dar charlas y compartir
con estudiantes docentes y directivos nuestra producción histórica y cultural que incluso ha sido reconocida por ambas Cámaras
legislativas por lo que pretendemos ser serios y responsables”.
PERSPECTIVAS. De acuerdo con el análisis de Richardet, “la perspectiva crítica latinoamericana comienza por poner en valor el
protagonismo histórico de los pueblos americanos en la emancipación política y social, de los más humildes, de los trabajadores y
trabajadoras, de las mujeres y de los pueblos originarios. El acartonamiento de los historiadores de salón no ayuda al pueblo a
apropiarse de su propia historia, que cuando queda entre paredes de los institutos y universidades, aleja la herramienta fundamental del
conocimiento de la gente. Por eso la Cooperativa cultural reivindica lo actuado por la Universidad Autónoma de Entre Ríos y el Ministerio
de Cultura y Comunicación que abren las puertas como no podría ser de otra manera a la participación ciudadana”.
En ese aspecto, adelantó Herrera, “junto con la inauguración del monumento nuestro sueño es realizar el año próximo bicentenario de
Los Pueblos Libres, el primer encuentro del Movimiento de Los Pueblos Libres, que estamos compartiendo ya con compañeros de Santa
Fe y Rosario. Y al que se van sumando grupos de distintas provincias”.
Política de Estado
Richardet destacó que “a fines del año 2012 en un hecho institucional de suma importancia se crea el Ministerio de Cultura y
Comunicación y se promueve el Programa Artigas y Los Pueblos Libres en el camino al bicentenario del Congreso de Oriente en junio de
2015. El 10 de mayo de 2013 el gobernador Urribarri acompañado por el ministro de Cultura y comunicación, Pedro Báez, declara la
reivindicación de José Artigas y la Liga de los Pueblos Libres, como política de Estado. Y de manera consecuente a partir de allí
muchísimas actividades se encuadran en esta política. Ante la desinformación intencionada porque no sólo lo que se dice sino también
lo que no se dice forma parte del discurso en los medios, decimos que así como la provincia de Entre Ríos fue pionera en América Latina
con la incorporación de la temática de los DDHH desde 1989 con la incorporación de las Cátedras de DDHH en el sistema educativo
provincial, la Universidad Autónoma fue pionera en incorporar obligatoriamente la cátedra de DDHH en todas las carreras desde el año
2006, hoy es Entre Ríos, de toda la región litoral mesopotámica y rioplatense, la primera provincia en reivindicar al artiguismo y Los
Pueblos Libres, como política de Estado”.
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