Dioctophyma renale (Goeze, 1782) es un nemátodo que en el

PEEC Parasitología
Comentario de la Encuesta N 108
El motivo de la encuesta fue huevo de Dioctophime renale. Un alto
porcentaje de participantes (72,60%) ha respondido correctamente.
Dioctophyme renale fue descubierto en 1583, sin embargo recien en 1782
Johann Goeze lo describe al descubrir los nematodos en un riñón de perro. La
familia Dioctophymidae solo tiene un género: Dioctophyme y una especie
renale.
Este parásito es tan antiguo como la humanidad, ya que en 2003 en la zona de
Arbon-Bleiche ( Suiza) se descubrieron vestigios de huevos en coprolitos que
datan de la era neolítica fechados de 3.384-3.370 A.C .
Esta zoonosis tiene distribución mundial con mayor frecuencia en climas
templados con zonas lacustres de agua dulce, con la existencia de carnívoros
que se alimentan de peces, anfibios, o de desechos de la pesca.
En América ha sido reportado desde Canadá hasta America del sur incluyendo
nuestro país.
Los hospedadores definitivos son mamíferos domésticos y silvestres y los
principales reservorios son el visón, perro, gato, lobo, zorro, coyote, marta,
chacal, coatí, nutria, comadreja, zorrino, puma, mapache, hurón y
ocasionalmente cerdos, equinos, bovinos y aves acuáticas.
El hombre, actúa como hospedador accidental y se ha encontrado en riñón y
larvas ectópicas en nódulos subcutáneos
El ciclo biológico es indirecto, el hospedador definitivo elimina los huevos sin
embrionar al medio acuático, con la orina, estos en aproximadamente en 30
días evolucionan en el agua. Este huevo larvado es ingerido por un hospedador
intermediario, generalmente un anélido oligoqueto acuático donde eclosiona y
la larva muda alcanzando el tercer estadio infectante después de dos mudas
(generalmente 2-3 meses a 20-30° C) enquistandose en los tejidos sin posterior
desarrollo.
Los peces, y anfibios pueden ingerir dicho anélido y actuar como hospedadores
paraténicos o de transporte. Los hospedadores definitivos adquieren la
infección al ingerir el hospedador intermediario o paraténico; la larva penetra la
pared del estómago o duodeno, migra por el hígado donde madura hasta
adulto juvenil, en aproximadamente 60 días. También alcanza la cavidad
peritoneal para llegar al riñón, preferentemente el derecho, pero algunos
quedan retenidos en esa cavidad. En el riñón es donde alcanza la madurez
sexual y comienza la hembra a oviponer.
Este nematode, que presenta dimorfismo sexual, es considerado uno de los de
mayor talla, los machos varían de 3.5 cm hasta 15 a 40 cm de largo, con un
diámetro de 3-4 mm y la hembra 100 cm con diámetro de 5 a 12 mm,. El
tamaño de los parásitos cambia dependiendo del hospedador afectado y el
número de vermes presentes y según se encuentren en los riñones o en el
peritoneo puede variar su color desde color rojo oscuro o rojo sangre a rojo
pálido.
El macho tiene bursa copulatríz oval y alargada, con papilas y la cloaca se abre
en su centro. Presenta una sola espícula que puede variar en tamaño (1 mm
hasta 10-12 mm) según el largo del parásito, siendo proporcional al tamaño
final que alcanza en su estado adulto. Presenta papilas a lo largo de cada línea
lateral y la boca se encuentra circundada por dos hileras de papilas.
En la hembra el ano de forma semilunar, es terminal y se encuentra por detrás
del extremo posterior del esófago la vulva (parte anterior del cuerpo).
Los huevos de gran tamaño miden desde 67 hasta 84 micrones de largo por
41 a 52 micrones de ancho. Son de forma oval, de color pardo amarillento, y
una cutícula gruesa albuminosa con abolladuras en su superficie excepto los
extremos y llegan al exterior no embrionados.
Los signos clínicos dependen de la cantidad de parásitos y su localización en el
huésped. Puede cursar en forma asintomática o sintomática en este caso, lo
más frecuente es: dolor lumbar, hematuria, cólicos renales, anuria, uremia,
fiebre, pérdida de peso, anorexia, convulsiones y eosinofília marcada.
Generalmente se produce la destrucción del parénquima renal, quedando solo
la capsula que encierra uno o más gusanos.
El diagnóstico se confirma por la detección microscópica de huevos en el
sedimento de la orina, pero como la postura de huevos es intermitente, puede
haber falsos negativos. Las ecografías permite visualizar los parásitos,
realizando así un diagnóstico certero. Se han reportado hallazgos accidentales
al realizar procedimientos quirúrgicos.