Privatización y desarrollo

PRIVATIZACION Y DESARROLLO
" AL IGUAL QUE NO SE PUEDE CONVERTIR UNA MULA EN UNA CEBRA
PINTÁNDOLE FRANJAS EN SU LOMO, LA PRIVATIZACION DEL SECTOR
PUBLICO NO REPRESENTA NINGUNA GARANTIA DE MAYOR DESARROLLO
ECONOMICO "
El problema con la privatización es la falta de una definición puntual y concreta que permita entender la
naturaleza de esta estrategia de actuación. La retirada del Estado del ámbito de los servicios es normalmente
concebida como una privatización una desnacionalización o una reprivatización sin que exista en realidad una
distinción clara entre estos conceptos, excepto el que todos ellos tienen un mismo significado de fondo vinculado a
la idea de la devolución de las tareas y servicios realizados hasta entonces por entidades públicas al sector privado
(empresarios, titulares privados). En este contexto el término privatización ilustra una situación donde las
corporaciones públicas ya no prestan completamente por si mismas servicios hasta ahora considerados
competencias exclusivas suyas si no que, en distinto grado, delegan a proveedores privados la prestación de los
mismos.
Esta progresiva desvinculación responde a presiones financieras que han forzado a las administraciones a un
mayor pragmatismo en la gestión económica de los servicios y bienes públicos.
La privatización es el mecanismo que permite al Estado racionalizar la gestión de su patrimonio maximizando sus
ingresos y minimizando sus costes sin penalizar al contribuyente. En este sentido la privatización se ha convertido
en el instrumento de una creciente desnacionalización de la actividad económica. Los efectos de esta política, si se
generaliza, no solo se restringen al servicio concreto objeto de privatización, si no que inciden en la economía en su
conjunto, aumentando su eficiencia y productividad. Si bien los efectos sinérgicos y dinamizadores de la
privatización son deseables, no es menos cierto que su materialización depende de la existencia de una serie de
circunstancias previas, sin las cuales la implementación de una política de privatización lejos de promover una
mayor competencia, eficiencia y productividad produce una mayor concentración y monopolización de la actividad
productiva con la consiguiente reducción de la competencia, deterioro de los servicios y disminución real del nivel
de vida. El análisis de la validez de la política de privatización no debe concebirse como: privatizacion - Sí;
privatizacion - No, si no mas bien ¿Hasta que punto y en que medida sería aconsejable privatizar las actividades
del Estado?. La respuesta a esta pregunta varía según la situación puntual de cada administración y empresa
estatal, de ahí que la privatización se presente de numerosas formas.
La privatización de tareas y servicios públicos puede darse en las siguientes formas:
PRIVATIZACION
(del estado a manos privadas)
.
.
.
.
.
.
.
----------------------------------------------.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Privatización Formal
Privatización Material
.
.
.
.
.
.
.
---------------------------------.
.
.
---------------------------.
.
.
.
.
.
.
.
Privatización
Economico-financiera
.
.
Privatización.
Organizativa
Privatización
Legal
.
.
.
.
.
.
-----------------------.
.
.
.
.
.
.
.
.
Sistema de
Submision
.
Sistema de
Concesión
.
.
.
Privatización
Funcional
La privatización Formal ocurre cuando la entidad pública se sirve solo de formas legales o financieras privadas
para la prestación del servicio, conservando en todo momento el poder de disposición real (legal y económico)sobre
la función.
En este ámbito la privatización Económico-Financiera sucede solo cuando el Estado decide traspasar al sector
privado la financiación de una tarea pública (utilización de capital privado para proyectos de inversión pública).
La privatización Legal, sin embargo, presupone la independencia de la dirección aun cuando el Estado sigue
siendo titular económico de la entidad.
La privatización Material a diferencia de la Formal, constituye una forma de privatización más completa ya que el
Estado aparte de servirse de formas legales y financieras para la prestación del servicio, traspasa el contenido de la
tarea o servicio público al sector privado. El grado de este traspaso da pie a una distinción entre una privatización
Material Organizativa donde el Estado sigue siendo responsable del servicio/tarea pública, sea en forma de
Submision (donde solo la realización de la tarea se encomienda a la economía privada como empresa subsidiaria
siendo el Estado responsable no solo del contenido del mismo sino también de su financiación) o en forma de
Concesión (donde se entrega al sector privado no solo la realización de la tarea sino también la responsabilidad
financiera) y la privatización Material Funcional en la que la entidad pública traspasa al sector privado la
prestación del servicio pero es responsable solo subsidiariamente de modo que la responsabilidad del servicio y de
su realización conciernen al sector privado casi por entero.
El tipo de privatización que termine haciéndose dependerá del grado de desnacionalización que quiera alcanzarse
y este, a su vez, dependerá del equilibrio político entre las esferas pública y privada. Lo lejos que se pueda llegar en
una desnacionalización dependerá del tamaño del sector público y la capacidad de sustitución que tenga el sector
privado.
Si la prestación pública de un determinado servicio es consecuencia de la incapacidad o inexistencia de iniciativa
privada para abordarlo adecuadamente, una pretendida privatización del mismo carece de sentido. Igualmente, si
la privatización de un monopolio público comportará la aparición de un monopolio privado el objeto de la
privatización puede ser seriamente cuestionado.
Pretender justificar que una privatización concreta que representa una ventaja económicamente cuantificable para
las partes implicadas, es además útil y correcta para todos sería caer en una peligrosa ingenuidad. Un ejemplo que
cuestiona la validez de la privatización como estrategia de racionalización y potenciación de la actividad económica
la encontramos en Filipinas durante el régimen de F. Marcos. El escaso éxito de la política de privatización
impuesta por el F.M.I. al régimen de Marcos se explica por la ausencia de un potente sector privado. Solo el 5% de
los activos del Estado pudieron ser vendidos y estos lo fueron en su gran mayoría a los amigos del Presidente,
componentes todos ellos de la clase adinerada de Filipinas, que aprovecharon la oportunidad para adquirir activos
importantes a precios de saldo. Un ejemplo de esto es lo que sucedió con la venta del 71% del Hotel Century Park
Sheraton de 508 habitaciones (previamente del Estado Filipino) al Sr.Lucio, amigo personal de Marcos, por la cifra
de ocho millones y medio de dólares mediante el pago de una entrada del 20% y el resto a pagar en cinco años al
10%.
La privatización no puede justificarse bajo la óptica paretiana que bendice toda acción que mejore la condición de
los directamente afectados sin causar perjuicio a los demás ya que dicha política contribuiría activamente a una
reducción real del nivel de vida de la mayoría. En la medida en que el nivel de vida de la mayoría no sufre
modificación alguna y el de la minoría mejora como consecuencia de las políticas de privatización,
comparativamente la mayoría es ahora mas pobre que antes.
La validez de la política de privatización esta en función del entorno económico en el que pretende aplicarse, dado
que no siempre resulta aconsejable acudir a ella como instrumento de solución a una precaria situación económica.
De hecho en muchos casos su implementación puede agravar más que corregir desequilibrios económicos
existentes.
Si analizamos con detalle el entorno económico de la mayoría de los países en América Latina, Africa y el resto del
Tercer Mundo, podemos constatar que solo una pequeña parte de sus respectivas poblaciones tienen acceso a las
oportunidades económicas que brinda el mercado. Por otro lado, el Estado constituye en estas economías el
principal productor, inversor y empleador. La economía de estos países puede decirse que gira en torno a la
actividad estatal. El incipiente sector privado esta de tal manera protegido y acostumbrado a estarlo que forma con
el Estado una simbiosis donde los limites de lo económico y lo político se difuminan para formar un régimen de
características netamente mercantilistas. En estos Estados resulta difícil distinguir entre lo público y lo privado
debido a la politización de la vida económica y social. Dado que lo político condiciona lo económico y lo económico
es el resultado de lo político, la actividad empresarial desvía enormes recursos físicos, financieros y humanos de
objetivos meramente económicos para incidir en objetivos políticos que les permitan mantener un estatuas que es
mas importante para ellos que la eficiencia y productividad que sacrifican. En este contexto, la ineficiencia tiene
prioridad sobre la eficiencia y su permanencia en el tiempo impedirá el descubrimiento de esta y la potenciación de
un desarrollo económico real.
Una experiencia que demuestra el modo como se ha aplicado una política de privatización la encontramos en el
transporte aéreo en la Argentina. Allí una compañía aérea privada "Austral" quitó pasajeros a la compañía
nacional Aerolíneas Argentinas, no vía una guerra de precios ya que el gobierno fijaba las tarifas, sino de la única
manera posible: ofreciendo un mejor servicio al mismo precio. El gobierno respondió con la aprobación de una ley
que prohibía a las compañías privadas servir más del 50% de los pasajeros e impidiéndoles además ofrecer servicio
en los países vecinos. Esto dio lugar a que con el tiempo las empresas aéreas extranjeras cubrieran esos vuelos y la
Austral entrara en quiebra para ser posteriormente nacionalizada y mas tarde se hablase de su posible
reprivatización.
La privatización de una empresa como la Austral en un entorno caracterizado por la inexistencia de una disciplina
de mercado no solo no generaría interés en el sector privado para su adquisición si no que incluso, desde un punto
de vista de los objetivos que se persiguen con la privatización, resultaría un fracaso en cuanto que solo contribuiría
a crear empresas "no tan privadas" (compañías incapaces de sobrevivir por si solas y en perenne necesidad de
ayuda y protección estatal).
La persecución de una mayor eficiencia, competitividad y desarrollo económico, vía una política de privatización,
en economías con marcado carácter mercantilista debería forzar primero a una privatización de su sector privado
antes de abordar una privatización de su sector público.
La privatización, tal y como se viene aplicando en las economías desarrolladas, no puede alcanzar los mismos
objetivos en economías caracterizadas por un sector privado que vive a la sombra del Estado y donde el
paternalismo estatal impide el desarrollo de una disciplina de mercado de carácter netamente meritocrático.
Dr. Mario B. Curátolo