Variaciones de recursos terapéuticos en la clínica junguiana

Variaciones de recursos terapéuticos en la clínica junguiana contemporánea *
Alejandro Méndez Parnes**
Es sorprendente el énfasis puesto en la psicoterapia que se observa en las ideas
de Carl Jung, así como la primacía de la práctica psicoterapéutica por sobre la
sistematicidad teórica. Este es un punto en el que claramente Jung se distingue de
Freud. Para este último, tal como consta en diversos ensayos, siempre el desarrollo
teórico ha estado puesto en primer plano. Sobre este tema resulta esclarecedora la
sentencia que descansa en el célebre artículo Pegan a un niño, donde Freud
abiertamente afirma que “el conocimiento teórico sigue siendo incomparablemente para
todos nosotros más importante que el éxito terapéutico” (1997, 81). La perspectiva de
Jung se distingue sobremanera de la de Freud, ya que desde su punto de vista la teoría
importa en el ámbito científico, mientras que en la práctica de la psicoterapia hay igual
número de teorías como de individuos (Jung, 18/1, 1072)***. De esta manera, la
comprensión del carácter subjetivo de cualquier teoría psicológica es el rasgo principal
en el que Jung entiende que se diferencia de Freud (Jung, 4, 775).
Así pues, esta perspectiva eminentemente clínica de Jung ha generado también
marcadas diferencias con relación a lo que ocurre en el marco del tratamiento. Podría
decirse que tal como acontece con la teoría, en donde no puede existir una teoría única
que sea verdadera ya que hay tantas teorías como individuos, algo parecido ocurre con
relación al método terapéutico. A diferencia del psicoanálisis, en donde hay principios
metodológicos que son básicos (como por ejemplo la asociación libre, la atención
flotante, la neutralidad del analista, el análisis de la transferencia, ciertas características
del encuadre tales como la frecuencia y duración de las sesiones, el diván, etc.) la
clínica junguiana carece de prescripciones metodológicas semejantes en tanto se
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El presente texto ha sido elaborado para las IV Jornadas Internacionales de Investigación en Psicoanálisis,
organizado por la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Kennedy. El mismo consta de un adelanto del trabajo
de investigación denominado “Determinación, personalidad e Individuación: formas de la búsqueda en psicoterapia”.
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Alejandro Méndez Parnes: Licenciado en Psicología (UBA) y Magister en Psicoanálisis (UK), con estudios de
posgrado completos en Psicología Analítica y Clínica Junguiana (UMSA), se ha desempeñado como docente e
investigador en diversas universidades y ha sido expositor en diversas jornadas y congresos.
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Los textos de Jung son tomados de acuerdo a la edición crítica de su obra completa, por tal motivo se indicará
siempre en el cuerpo del texto y entre paréntesis primero el número de tomo y luego el número de párrafo
correspondiente a la cita, alusión o referencia
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considera que no son los procedimientos los que curan, sino que es la propia
personalidad del terapeuta en interacción con el paciente la que efectivamente tiene o
no el efecto esperado. Sostener que el factor curativo es efectivamente la personalidad
del analista supone rehuir de los convencionalismos teóricos, razón por la cual puede
entenderse el abordaje clínico de Jung como estrictamente empírico.
Ahora bien, la psicología analítica o psicología de los complejos, en tanto una
vertiente de la psicología profunda, se sostiene en la hipótesis del inconsciente. En este
sentido, Jung se considera un continuador de Freud en la senda de la investigación de
lo inconsciente (Jung, 18/1, 1076). Sin embargo, corresponde precisar que el
inconsciente es concebido de manera particular, ya que éste no puede subsumirse a un
sistema psíquico que contenga sólo representaciones que hubieran sido adquiridas en
el decurso de la vida personal. Desde luego que esto existe, es denominado por Jung
inconsciente personal, pero el mismo se sostiene en otro sistema, el inconsciente
colectivo, cuya naturaleza es común y hereditaria, es decir, no es producto del
desarrollo individual y no consta de contenidos representacionales sino de formas
preexistentes, denominadas arquetipos, cuyo acceso a la consciencia sólo puede
lograrse de manera derivada y secundaria, puesto que su acción fundamental es la de
prefigurar ciertos contenidos psíquicos (Jung, 9/1, 90). Esta referencia con relación al
inconsciente resulta fundamental porque en la clínica junguiana se aprecia cómo las
producciones del inconsciente compensan los contenidos presentes en la consciencia,
por efecto del principio de enantiodromía. Además, los contenidos de lo inconsciente
aparecen como fenómeno en la clínica por la vía de las imágenes, más que por el
discurso (a diferencia de cómo se suele trabajar, por ejemplo, desde la perspectiva
psicoanalítica). Este énfasis puesto en la imagen permite desplegar una serie de
técnicas diversas que se aplican para el trabajo con los contenidos del paciente en el
proceso de psicoterapia.
Se destaca como esencial el trabajo con los sueños, al que Jung le ha dedicado
muchísimo tiempo de investigación, reflexión y casuística. Primero, porque ocupan una
funcionalidad en cuanto a la dirección del tratamiento, ya que Jung vincula el análisis
de los sueños con las funciones clínicas de diagnóstico, pronóstico y tratamiento (Jung,
OC 8, 531). Por un lado, la función compensatoria de los sueños presta gran ayuda al
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terapeuta para orientarse durante el análisis. Además, cuando pueden registrarse
series de sueños durante el proceso terapéutico, se pueden constatar cuestiones
psicológicas de gran importancia, tales como la posibilidad de verificar la tipología y las
funciones principales de la actitud del paciente, así como reconocer el desarrollo
progresivo de la personalidad durante el tratamiento. De este modo, las imágenes de
los sueños no son sometidas a la asociación libre para arribar a un sentido
aparentemente oculto (contenido latente), sino que el procedimiento junguiano supone
un abordaje diferente, denominado registro de contexto, en el que a partir de las
asociaciones del paciente se consigue dilucidar el sentido preciso que cada imagen
tiene para él.
Ahora bien, además de la interpretación que puede realizarse a nivel subjetivo,
por así decirlo, también corresponde efectuar una interpretación en términos objetivos.
Esto sucede sobre todo cuando aparecen en los sueños imágenes arquetípicas,
propias de lo inconsciente colectivo. Se trata de imágenes que tienen un trasfondo de
sentido que por lo general el paciente no conoce. La técnica a la que se recurre en
estos casos se denomina amplificación, y es necesario valerse de ella puesto que
resulta sumamente enriquecedora:
Siempre que se trata de formas arquetípicas yerran los intentos de explicación personalistas.
En cambio, la comparación basada en la historia de los símbolos no sólo se muestra fecunda
por razones científicas, sino que permite también una comprensión más profunda en la
práctica. El tratamiento basado en la historia simbólica (amplificadora) arroja un resultado que
inicialmente parece ser una retraducción al lenguaje primitivo”.
(Jung, 10, 646)
Así las cosas, la amplificación es útil tanto para la interpretación de las imágenes
de los sueños, o aquellas producidas en las fantasías, como también para considerar
fenómenos psíquicos complejos (Jung, 10, 900). La finalidad de la amplificación consiste
entonces en arrojar luz sobre los contenidos, y volverlos comprensibles para la labor
terapéutica. De esta manera, la amplificación consiste en un procedimiento distinto al
del análisis reductivo en donde cada elemento es aislado y considerado como un
subrogado de contenido libidinoso. Aquí, los elementos son referidos a un campo
simbólico muchísimo más amplio y general, en donde las manifestaciones de la religión,
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del arte, de la mitología y de los cuentos populares, etc. ofrecen los aspectos
semánticos que permiten dilucidar la funcionalidad particular de la imagen.
Pero no sólo se trata de procedimientos que pueden aplicarse al trabajo con los
sueños, puesto que las imágenes pueden provenir de manera espontánea en la vida del
paciente, que luego comparte en el encuentro con el terapeuta. O bien se pueden
disponer de métodos adecuados para elaborar imágenes durante el transcurso de la
sesión. En este sentido, el método junguiano por excelencia es aquel que se denomina
imaginación activa, a partir de la cual una visión es evocada luego de un esfuerzo de
concentración intensa sobre el trasfondo de la conciencia (Jung, 7, 366). En la
actualidad suele operarse la misma técnica, o bien se utilizan procedimientos parecidos
que suponen algunas variaciones, puesto que dan lugar a una participación mucho más
activa por parte del terapeuta que termina por oficiar de guía, u ofrece elementos para el
desarrollo de la fantasía, tal como sucede en la técnica del ensueño dirigido (que no es
una técnica elaborada por Jung). Las imágenes producto de estos procesos reciben
interpretación y tratamiento análogo a las imágenes que aparecen en los contenidos
oníricos.
Por otro lado, suelen utilizarse otras técnicas que consisten en realizar dibujos,
pinturas, danzas, o simplemente escribir y plasmar, a través de alguna expresión
artística, el contenido de las imágenes y fantasías. Esta actividad funciona como un
plano que facilita la emergencia espontánea de las imágenes del inconsciente con el
agregado de su objetivación en un producto sobre el que es posible detenerse para
interpretarlo, amplificarlo y ponerlo en relación con otras producciones. Sostiene Jung al
respecto:
¿Por qué animo a los pacientes que se encuentran en un estado determinado de su desarrollo
a expresarse mediante el pincel, el lapicero o la pluma?
Ante todo para producir un efecto. En el estado de infancia psicológica antes descrito, el
paciente es pasivo. Ahora pasa a la actividad. Primero expone lo que ha visto pasivamente y
de este modo se convierte en su propia obra. El paciente no solo habla de ello, sino que lo
hace. Desde el punto de vista psicológico hay una diferencia entre mantener varias veces a la
semana una conversación interesante con el médico que en la práctica no conduce a nada y
esforzarse durante horas en vencer la resistencia del pincel y los colores para producir algo
que, considerado en superficie, no tiene ningún sentido. […] Pero como el paciente no cree
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que su fantasía carezca completamente de sentido, activarla subrayará aún más su efecto.
(Jung, 16, 105-106)
Ocurre no pocas veces que los pacientes encuentran dificultades para el trabajo
con imágenes, ya sea porque no recuerdan los sueños, o no les agrada realizar
ejercicios de imaginería, o se sienten incómodos trazando dibujos, etc. En estos casos
un recurso muy útil que puede aplicarse en la clínica junguiana (aunque se corresponde
con desarrollos de otras corrientes psicológicas) consiste en valerse de cartas
asociativas, tales como los distintos mazos de cartas kesem, en donde las imágenes de
las cartas son tomadas por el paciente como propias ya sea al elaborar una historia, o
bien para cumplir con las consignas de variados ejercicios en donde determinadas
vivencias personales son puestas en relación de manera espontánea con las distintas
imágenes. Además, las cartas tienen la ventaja de estar divididas de manera tal que, en
cada mazo, las temáticas, las técnicas de pintura y la variedad de colores ofrecen al
terapeuta una serie de alternativas interesantísima que se adapta casi a cualquier
problemática que los pacientes pudieran llegar a presentar.
Los distintos recursos que han sido enunciados aquí son sólo parte del repertorio
al que se puede recurrir en una terapia con enfoque junguiano, y precisamente tal
diversidad encuentra su fundamento en el hecho de ofrecer al paciente las vías que
mejor le sientan para llevar adelante su propia búsqueda en el camino del desarrollo de
la personalidad. De este modo, así como en la terapia cambian tanto las metas del
tratamiento como los niveles de intervención, también los recursos terapéuticos
disponibles se ofrecen como alternativas para enriquecer la situación terapéutica y
tornarla más productiva para el paciente.
Buenos Aires, enero de 2015
Referencias:
-
Freud, Sigmund (1997): “Pegan a un niño”, en Obras Completas Tomo XVII.
Buenos Aires: Amorrortu Editores (trabajo original publicado en 1919)
5
-
Jung, Carl Gustav (2009): “Respuestas a preguntas sobre Freud”, en Obra
Completa volumen 16/1: La vida simbólica, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2000): “La contraposición entre Freud y Jung”, en Obra Completa volumen 4:
Freud y el psicoanálisis, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2010): “El concepto de inconsciente colectivo”, en Obra Completa volumen
9/1: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2011): “De la esencia de los sueños”, en Obra Completa volumen 8: La
dinámica de lo inconsciente, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2001): “Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo”, en Obra
Completa volumen 10: Civilización en transición, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2001): “Prólogo al libro de Toni Wolf Studien Zu C.G. Jungs Psychologie”, en
Obra Completa volumen 10: Civilización en transición, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2007): “Las relaciones entre el yo y lo inconsciente”, en Obra Completa
volumen 7: Dos escritos sobre psicología analítica, ed. Trotta, Madrid.
-
__ (2006): “Las metas de la psicoterapia”, en Obra Completa volumen 16: La
práctica de la psicoterapia, ed. Trotta, Madrid.
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