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Dominicos | Orden de Predicadores
Homilías
Ciclo
C
I Domingo de Cuaresma
14/02/2016
Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto
Introducción El Papa Francisco nos invita a vivir esta Cuaresma en el horizonte de la misericordia. La misericordia no es un atributo
más de Dios. Es su nombre propio. El que mejor expresa su misteriosa condición divina, que consiste en ese abismo de bondad y de
amor infinito, volcado hacia la debilidad, la miseria y el pecado de los humanos, siempre dispuesto a sanarlos y perdonarlos.
Este misterio, insondable para nosotros, se nos ha manifestado en-por-con Jesucristo con los rasgos de una vida humana que
reacciona al sufrimiento de los hombres con la compasión y el consuelo entrañables; nuestra condición pecadora, con la entrega de su
propia vida ha destruido el poder del pecado y de la muerte, abriéndonos el camino a la vida eterna. De Jesús hemos aprendido
además los humanos a ser misericordiosos como lo es el Padre celestial; a ver en la práctica de la misericordia el ideal de la perfección
a la que estamos llamados; y a llenar nuestra vida y el mundo de esa bienaventuranza que procuran el amor mutuo y la esperanza de
que nuestra vida termina en los brazos del Padre misericordioso.
Fr. Alfonso Esponera Cerdán O.P.
Convento San Vicente Ferrer (Valencia)
Lecturas
Lectura del libro del Deuteronomio 26, 4–10
Dijo Moisés al pueblo:
–El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios.
Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:
«Mi padre fue un arameo errante,
que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.
Pero luego creció, hasta convertirse
en una raza grande, potente y numerosa.
Los Egipcios nos maltrataron y nos oprimieron,
y nos impusieron una dura esclavitud.
Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres;
y el Señor escuchó nuestra voz,
miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido,
en medio de gran terror, con signos y portentos.
Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra,
una tierra que mana leche y miel.
Por eso ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo,
que tú, Señor, me has dado.»
Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.
Sal 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15 R. Acompáñame, Señor, en la tribulación.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R.
Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré. R.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 10, 8-13
Hermanos:
La Escritura dice:
«La palabra está cerca de ti:
la tienes en los labios y en el corazón.»
Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos.
Porque si tus labios profesan que Jesús es el Señor
y tu corazón cree que Dios lo resucitó,
te salvarás.
Por la fe del corazón llegamos a la justicia,
y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura:
«Nadie que cree en él quedará defraudado.»
Porque no hay distinción entre Judío y Griego;
ya que uno mismo es el Señor de todos,
generoso con todos los que lo invocan.
Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto,
mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
–Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le contestó:
–Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre.»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo:
–Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo
será tuyo.
Jesús le contestó:
–Está escrito: «Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto.»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
–Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «te sostendrán
en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.»
Jesús le contestó:
–Está mandado: «No tentarás al Señor tu Dios.»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Comentario bíblico
Primera lectura: (Deuteronomio 26,4-10)
Marco: El Deuteronomio fue compuesto hacia el s. VI a.C. como una reflexión inspirada por la predicación profética. Es obra de
predicadores itinerantes que insisten en la elección de Israel y sus consecuencias. El capítulo 26 es el final del código deuteronómico.
Los versículos 4-10 se refieren a la ley sobre las primicias que todos los israelitas deben ofrecer a Dios. Es como un recuerdo
permanente del don de la Tierra, uno de sus temas centrales.
Reflexiones
1ª) ¡La conmemoración del pasado liberador es garantía y acicate para el presente!
Tú dirás ante el Señor: “Mi padre era un arameos errante, que bajó a Egipto.. los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron... El Señor
miró nuestra angustia... Nos sacó de Egipto... Nos introdujo en este lugar y nos dio esta tierra. La profesión de fe del pueblo israelita
manifiesta y refleja la relación personal e histórica con su Dios liberador. Se subraya el carácter de encuentro personal que reviste y
entraña la profesión del israelita. Por la fe, el hombre se adhiere, acepta y entra en comunión con un Dios personal. No se entretiene en
reflexiones más o menos abstractas. Dios se hace presente a su pueblo en momentos cruciales de la historia, y lo seguirá estando
hasta el fin de los tiempos. Porque es un Dios fiel, poderoso y misericordioso. Estas tres características que hicieron posible el pasado
salvador son garantía para el presente y abre una firme esperanza de futuro. Esta profesión de fe recoge los acontecimientos centrales
de la historia de la salvación del tiempo de la promesa, acuñando una de las fórmulas más primitivas del credo israelita: origen arameo
y condición nómada de los antepasados, objeto de la elección de Dios (patriarcas); dura esclavitud en Egipto y sus consecuencias
(estancia en Egipto); liberación de la esclavitud, obra de la misericordia y del poder de Dios; los condujo providencialmente hasta la
tierra que mana leche y miel: el don de la tierra (largo y dificultoso camino por el desierto). Este itinerario del pueblo de la promesa
alcanza hoy también al pueblo del cumplimiento que es la Iglesia. Es necesario insistir en el carácter de encuentro personal de nuestra
fe en un Dios que actuó en la historia y se manifestó presente definitivamente en Jesús al hacerse hombre.
Segunda lectura: (Romanos 10, 8-13)
Marco: Rm 9-11 tiene como tema general el problema de la situación en que se encuentra Israel después de haber rechazado a su
Mesías. Este problema atormenta el corazón del judío Pablo quien, por una parte, sabe que Dios mantiene la fidelidad inquebrantable a
sus propias promesas y, por otra, el hecho histórico del rechazo de Israel. La afirmación de la justificación por la fe llevaba a Pablo a
evocar la justicia de Abrahán (c.4). De igual modo, la afirmación de la salvación otorgada en el Espíritu, por el amor de Dios, le obliga a
tratar (c. 9-11), el caso de Israel, infiel a pesar de las promesas de salvación que se le hicieron.
Reflexiones
1ª) ¡La Palabra de Dios alcanza la más profunda intimidad del hombre!
La Palabra de Dios está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón... Por la fe del corazón llegamos a la justicia, y por la
profesión de los labios, a la salvación. Afirma el apóstol la importancia de la escucha de la palabra de Dios para entrar en el ámbito de
la fe y, por ende, de la salvación. Israel no escuchó a su Mesías y ni a sus apóstoles. De hecho, Israel se ha cerrado a la oferta de
salvación que se le ha hecho a través de Jesús, puesto que le ha rechazado. Uno de los temas e hilos centrales enhebran el tejido
cuaresmal del ciclo C es el de la conversión y de la fe que es propio de un tiempo que nos conduce a la renovación bautismal en la
solemne Vigilia Pascual. Ante la fe ya no tienen valor las prerrogativas del pasado. Israel debe entrar en el camino de la fe en Jesucristo
como último Enviado del Padre para la salvación de los hombres. Todo se ha hecho de nuevo. Ha nacido el nuevo y verdadero Israel
constituido por los que escuchan la palabra de Jesús. Es necesario subrayar la relación íntima y profunda que existe entre la palabra y
la fe. Ésta surge en el corazón del hombre como un don gratuito de Dios en el encuentro con la palabra que ha de ser escuchada y
acogida como parte esencial de ese don. La actitud de escuchar, respuesta libre del hombre, es imprescindible ya que Dios respeta
siempre la libertad del hombre. Y esta oferta universal sigue siendo válida en nuestro mundo. El pueblo judío sigue siendo invitado a
entrar en el Evangelio.
Evangelio: (Lucas 4,1-13)
Marco: Jesús conducido por el Espíritu al desierto, es tentado. Estamos ante uno de los relatos más sobrecogedores y
desconcertantes de la vida de Jesús, que debió plantear no pocas dificultades e interrogantes a sus primeros seguidores. ¿Cómo es
posible que Jesús fuera realmente tentado? ¿Cómo es posible que el Señor, vencedor del pecado y de la muerte, permitiera el
acercamiento a su persona por parte del tentador? Este relato es uno de los más firmes y seguros de la vida de Jesús.
Reflexiones
1ª) ¡Jesús asaltado por la tentación!
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era
tentado por el diablo. La primera observación es el contraste entre la plenitud del Espíritu por Jesús y la presencia del diablo (que es
frecuentemente llamado en los evangelios “espíritu impuro”). Se trata de una presentación catequética de las tentaciones de Jesús,
precisamente en el desierto y después de cuarenta días de estancia en él. La evocación de la antigua peregrinación del pueblo de
Israel, camino de la tierra prometida, es inequívoca. Esta evocación posibilita el marco interpretativo de este relato. Jesús, como Siervo
de Yahvé, declarado poco ha en el bautismo, asume la responsabilidad de su pueblo y de la humanidad. Los primeros cristianos
debieron hacerse reiteradamente estas preguntas: ¿Pudo ser tentado Jesús? ¿Por qué quiso someterse a la tentación?
¿Contemplaban a Jesús como nosotros hoy? Carecían de una sistematización tan estructurada como la nuestra sobre la doble
naturaleza de Jesús en una sola Persona y ésta divina. Lucas cree que Jesús es Hijo de Dios, pero lo contempla y, a la vez, realmente
humano. Jesús fue tentado como nosotros en todos los frentes, pero no pecó (Hb 14,15). La experiencia de Jesús ilumina la realidad
del creyente asaltado por la tentación.
2ª): ¡La tentación es condición para la victoria!
Otra pregunta inquietante para los primeros cristianos se podría formular así: ¿para qué quiso ser tentado? Está en juego su tarea y su
misión. No fueron tentaciones solamente personales o íntimas, sino tentaciones para desviarlo de su misión concreta. ¿Cuándo? Para
la comprensión real de las tentaciones de Jesús hay que recordar otros datos dispersos a lo largo del relato evangélico. Las tres
tentaciones recogidas por los sinópticos en este relato son tres tipos de tentaciones que asaltaron a Jesús durante todo su ministerio,
como lo confirma el testimonio de Juan 6 y 7. Además los propios sinópticos nos recuerdan otros momentos a resaltar: Getsemaní y la
cruz. En uno y otro caso vuelve a aparecer la tentación. En Getsemaní se evoca la primera tentación del hombre en el paraíso. En la
cruz la última gran tentación, porque parecía imposible aceptar que la salvación venga por el escándalo de la cruz: Si eres Hijo de Dios
baja de la cruz y creeremos en ti (Lc 23,35). Finalmente un dato antropológico entrañable: ¿cómo pudieron saber los discípulos que
Jesús fue tentado realmente? Jesús en la Cena les recordará a sus discípulos que son sus amigos porque les ha abierto de par en par
su intimidad. E indudablemente un momento especialmente importante y dramático fue la revelación de sus propias tentaciones, que
pretendían separarlo de la misión. Pedro mismo fue un Satanás (=tentador) para Jesús (Mc 8,31ss).
Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de
vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento (St 1,1-3). En un mundo como el nuestro hay que volver de nuevo la mirada al Hombre
modelo que es Jesús, en todo como nosotros menos en el pecado. Escribía San Agustín en su comentario al Salmo 60: Nuestra vida en
medio de esta peregrinación no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la tentación,
y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si
carece de enemigo y de tentaciones... Reconócete a ti mismo tentado en Cristo, y reconócete también vencedor en él. Podía haber
evitado al diablo; pero, si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado para la victoria cuando tú fueras tentado.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
Este comentario está incluido en el libro: La Palabra fuente de vida. Ciclo A. Editorial San Esteban, Salamanca 2004.
La fidelidad a Dios nos otorga la liberación de la Pascua
La Cuaresma es uno de los tiempos litúrgicos más determinantes de la vida cristiana porque nos prepara para celebrar la Pascua: es
decir, la muerte y la resurrección del Señor. Alguna vez hemos oído que se llama “cuaresma” porque recuerda el número cuarenta, bien
los cuarenta años del pueblo en el desierto antes de entrar en la tierra prometida y gustar definitivamente la liberación de Egipto; o bien
los cuarenta días en que Jesús se nos presenta en el desierto preparándose, como el pueblo, para su gran misión.
Iª Lectura: Deuteronomio (26,4-10): Dios libera a su pueblo
I.1. En este primer domingo de Cuaresma nos encontramos, primeramente, con una lectura muy significativa, porque es uno de los
textos más primitivos del Antiguo Testamento. En esa lectura se nos da un “confesión de fe”, lo que el pueblo creía y repetía
frecuentemente: que ellos son descendientes de un arameo errante, un hombre oriental, nuestro padre Abrahán, que lo dejó todo por
el Dios que se acercó a los hombres para reconducir la historia de la humanidad, que había perdido su rumbo. La confesión de fe,
aparentemente, es pobre, porque es un fórmula y como tal no ofrece detalles; pero tiene la fuerza de la experiencia vital, de los que
consideran que su vida tiene una orientación determinada y determinante. El pueblo descendiente de Abrahán ha pasado por
numerosas vicisitudes hasta ser un pueblo, una nación.
I.2. Importante es poner de manifiesto también que todo se lo deben a Dios. No a un dios innominado, sino a un Dios que se
compromete en la historia de un pueblo concreto y de una comunidad concreta. Ese pueblo es Israel, quien ha dado a la humanidad
una de las experiencias religiosas más radicales: porque es un pueblo que ha sentido la liberación de Dios. Ha sido Dios quien se ha
hecho notar primero, quien buscó a este pueblo, no ha sido el pueblo quien buscó a Dios. Es verdad que éste no es un privilegio de
elección para encerrarse en él mismo, ni para presumir orgullosamente, ya que debe abrirse a todos los demás pueblos y naciones
para que conozcan a ese Dios: Yahvé, liberador de Israel y liberador de todos los hombres. Todo lo expresa el Deuteronomio en esa
formulación de su fe más radical.
IIª Lectura. Romanos (10,8-13): Toda la humanidad, en Cristo
La segunda lectura es muy expresiva, es confesión de fe también, pero va mucho más allá de lo que Dios puede hacer por nosotros. Lo
que hizo con Israel es solamente una pequeña manifestación de lo que ha proyectado sobre todos los hombres. Y eso que piensa
hacer con nosotros, lo ha hecho con Jesucristo, su Hijo, a quien ha resucitado, lo ha liberado de la muerte. Es eso lo que nos espera a
todos de parte del Dios de Israel y del Dios de Jesucristo. Todos, judíos y paganos, deben encontrarse en ese Dios resucitador, porque
hemos sido llamados a la vida verdadera. Ese es el sentido de la Pascua cristiana que marca todo el horizonte de este tiempo
cuaresmal.
Evangelio: Lucas (4,1-13): En las manos de Dios
III.1. La lectura del evangelio de Lucas nos expone el relato de las tentaciones, una de las narraciones más expresivas, aunque bien es
verdad que no exenta de dificultades. Podemos resumir así el significado del evangelio: Jesús afronta tres tentaciones. Esto viene de la
tradición. No es que el número tres sea determinante y no se explica solamente recurriendo al pueblo en el desierto, aunque es posible
que esa es la inspiración de este relato. Pero en definitiva son el simbolismo de toda la lucha entre el bien y el mal, entre la elección de
uno mismo y la opción por Dios. Todas las tentaciones tienen como objetivo, en definitiva, romper la "comunión" con Dios. Para Lucas,
Jesús es el nuevo Adán, como se expresa por su genealogía (Lc 3,1ss), por eso no tiene otro proyecto de vida que el vivir la comunión
con Dios, que el primer Adán había perdido.
III.2. Lucas ha leído esta escena de la tradición según su perspectiva personal. Para él no se trata especialmente de releer en Jesús las
pruebas del desierto (como en el caso muy evidente de Mateo) y ni siquiera de contemplar a Jesús vencedor sobre Satanás como el
Mesías que rechaza el mesianismo glorioso y político. Lo que él considera en Jesús en el desierto es esencialmente el designio del
Padre que está cumpliéndose. Y esto lo interpreta según la mentalidad de que no puede suceder sin que se encuentre en su camino al
adversario, el que trabaja para que la humanidad se pierda en sí misma.
III.3. Este encuentro es solamente la anticipación de otro que será definitivo: en la Pasión y la Cruz, que es la consecuencia de su vida.
De ahí que haya reorganizado la tradición primitiva para que todo acabe en Jerusalén, donde Jesús vivirá su Pasión. En el caso de
Mateo el orden de las tentaciones es distinto y termina en un monte muy alto, que es toda una figuración. Ambos han leído este
episodio en el evangelio galileo de Q (algunos prefieren llamarlo así). En Lucas todo termina en Jerusalén porque para este
evangelista Jerusalén es el final y el comienzo de la vida de de Jesús y de la comunidad cristiana primitiva. Es en Jerusalén, además,
donde han de tener lugar las experiencias del Resucitado a los discípulos y, por lo mismo, este triunfo de Jesús en lo más alto del
Templo es todo un apunte de la victoria sobre la muerte que ha de anunciarse desde Jerusalén hasta los confines de la tierra.
III.4. Si Lucas ha querido presentar la filiación divina de Jesús en la dimensión del nuevo Adán (como en la genealogía), su relato de las
tentaciones debe leerse en esa clave. De ahí que su cristología, con sus intereses parenéticos, no es descriptiva, sino que busca llevar
a la comunidad las posibilidades de vivir una experiencia como la de Jesús. La Iglesia que escucha este relato, la comunidad, vive
también bajo el Espíritu, como Jesús, y es conducida por El. Por eso, bajo esa experiencia, los poderes del mal también quieren
envolverla en una carrera ciega hacia una desobediencia radical a Dios. En definitiva: Lucas quiere que aprendamos a ser personas
libres, como Jesús, en nuestra fidelidad a Dios. Porque Dios es para el hombre, como para Jesús, el que garantiza nuestra libertad y
nuestra realización.
Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
Este comentario está incluido en el libro: Sedientos de su Palabra. Comentarios bíblicos a las lecturas de la liturgia dominical. Ciclos A, B y C.
Editorial San Esteban, Salamanca 2009.
Pautas
El relato de las tentaciones de Jesús (Lc 4,1-13) no tiene sólo ese sentido moralizante que tantas veces se le ha atribuido. El Tentador
no le propone que se aparte de su fin, es decir del Proyecto de Salvación con el cual se identificaba y por el cual había optado al
bautizarse en el Jordán, sino que le ofrece unos medios determinados para realizarlo. Medios que, humanamente hablando, son los
más eficaces que alguien imaginar pueda: nadie ni nada podría resistirse a alguien que tiene en sus manos el poder total y el dominio
absoluto.
En la primera tentación, Jesús se rechaza «convertir» la piedra en pan. Efectivamente, lo primero que necesita una persona es comer,
pero «no sólo de pan vive el hombre». Y es que el Reino de Dios no reduce al hombre a un mero consumidor de pan; el hombre
necesita también una palabra de Dios que le llame por su nombre, le devuelva su dignidad de interlocutor suyo, ponga en pie toda su
persona, lo conduzca a asumir él mismo el trabajo de hacer el pan y compartirlo con todos. El Reino no se construye con el
paternalismo asistencialista ni con la seducción de lo espectacular y maravilloso. El camino de presencialización del Reino es el tú a tú,
en la limitación y cercanía de los encuentros humanos, en el servicio a todos.
En la segunda escena, Jesús está mirando el mundo desde una montaña alta. A sus pies se le presentan «todos los reinos de la tierra»
con sus conflictos, guerras e injusticias. Ahí quiere Jesús introducir el Reino de la paz y la justicia de Dios. El Tentador, por el contrario,
le ofrece «el poder y la gloria de estos reinos» si se le somete. Pero dicho Reino no se construye basándose en un prestigio que brota
de la renuncia explícita o implícita de Dios.
Por último, en lo alto del templo, el diablo le sugiere a Jesús buscar a Dios en la falsa seguridad. Podrá vivir tranquilo, «sostenido por
sus manos» y caminar sin tropiezos ni riesgos de ningún tipo, dominando a todos. Y Jesús reacciona: «No tentarás al Señor tu Dios».
Es necesario asumir a veces compromisos arriesgados, confiando en Dios como Jesús.
Así, pues, el Tentador no pretende que Jesús abandone su Causa -el Reino de Dios-, sino que intente lograrla con unos medios poder, prestigio y dominación- que son exactamente el polo opuesto del único camino y procedimiento señalado por el Padre: la
solidaridad con todos los pecadores y oprimidos de la Tierra, vivida hasta las últimas consecuencias, como el Siervo de Yavé (Lc 3,22).
En nuestra vida también encontramos muchas tentaciones: materialismo; egoísmo; orgullo; vanagloria; etc. Ellas son momentos de
nuestra lucha contra el mal y contra todo lo que nos aleja de Dios y de su Reino. Son pruebas en las que podemos discernir la
profundidad y solidez de nuestra fe. Purificar y fortalecerla, pues a veces está algo floja o se deja llevar por el ambiente, asumiendo sus
criterios y opciones. Siempre será tentador buscar reputación, renombre y prestigio. Pero pocas cosas son más ridículas en el
seguimiento a Jesús que la ostentación y la búsqueda de honores. Le hacen daño y lo vacían de verdad tanto a nivel personal como
eclesial.
Nos señala el mismo relato según San Mateo (4,11) que, tomada la decisión, "lo dejó el diablo... Se acercaron unos ángeles y le
sirvieron"; expresando con ello la cercanía del Padre confirmando el camino elegido y toda la armonía y paz de su espíritu que ello
conllevaba.
Y todo esto se nos propone en este tiempo cuaresmal que iniciamos, aunque no sea únicamente para él. Esta Cuaresma podría ser:
- un tiempo para revisar a nivel personal cómo vivo personalmente mi ser cristiano, si he caído en las tentaciones que señala el
relato evangélico, y si lo hago en coherencia con mi fe. (Hemos escuchado la profesión de fe del pueblo escogido en la primera
lectura y la profesión de fe del que cree en Jesucristo en la segunda). Y pedir perdón a Dios y al prójimo por nuestras
incoherencias.
- un tiempo para revisar a nivel eclesial cómo vivimos nuestro testimonio cristiano, si hemos caído en esas mismas tentaciones, si
lo hacemos en coherencia con nuestra fe. Y pedir perdón a Dios y al prójimo por nuestros fallos.
El Papa Francisco en su Misericordiae Vultus (n. 17) nos invita a vivir la Cuaresma de este Año Jubilar "con mayor intensidad, como
momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura pueden ser meditadas
en las semanas de Cuaresma para redescubrir el rostro misericordioso del Padre! Con las palabras del profeta Miqueas también
nosotros podemos repetir: Tú, oh Señor, eres un Dios que cancelas la iniquidad y perdonas el pecado, que no mantienes para siempre
tu cólera, pues amas la misericordia. Tú, Señor, volverás a compadecerte de nosotros y a tener piedad de tu pueblo. Destruirás
nuestras culpas y arrojarás en el fondo del mar todos nuestros pecados (cf. 7,18-19)."
Fr. Alfonso Esponera Cerdán O.P.
Convento San Vicente Ferrer (Valencia)
Infantil
I Domingo de Cuaresma - 14 de febrero de 2016
Tentaciones de Jesús
Lucas 4, 1-13
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto,
mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: - Si eres Hijo
de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó: - Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre" Después,
llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo: - Te daré el poder y la gloria de todo eso,
porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Jesús le contestó: - Está escrito:
"Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto". Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: - Si eres Hijo
de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos,
para que tu pie no tropiece con las piedras" Jesús le contestó: - Está mandado: "No tentarás al Señor tu Dios". Completadas las
tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Explicación
Jesús no quiere saber nada de comportamientos espectaculares, ni de tener que imponerse por medio de la fuerza y de la violencia, ni
mucho menos de tener posesión de territorios y propiedades. Jesús elige otro camino bien distinto del que le ofrece este personaje, tan
disfrazado, que representa la voz interior que nos sugiere hacer el mal, en vez de hacer el bien. Y como no puede convencerle, dice el
evangelio, que por esta vez el diablo se alejó de Jesús. Debemos tener cuidado con creer que las cosas se arreglan por medio de
formas violentas, o que podemos ser más, porque tengamos más cosas. Incluso debemos renunciar a conseguir con facilidad, lo que
cuesta mucho esfuerzo alcanzar.
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Tentaciones de Jesús - Lucas 4, 1-13
Niño1: ¡Hola, amigas y amigos! Os invitamos hoy a escuchar una historia muy curiosa sobre Jesús.
Niño2: Claro, ya sabéis por qué decimos que es una historia diferente, porque desde el miércoles de ceniza estamos ya en la
Cuaresma.
Niño1: Sí, sí. Recordad que Cuaresma significa cuarenta días, los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto.
Niño2: Sí, Jesús estaba solo en el desierto, pero recibió una visita bastante desagradable.
Niño1: Yo he oído decir que esa “visita” la recibimos todos de vez en cuando. Jesús nos enseñó cómo debemos enfrentarnos a ella.
¡Vamos a verlo!
Narrador: En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu le fue llevando por el
desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo el tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Diablo: Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. ¡Para qué pasar hambre!
Jesús: “No sólo de pan vive el hombre”
Narrador: Después, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo:
Diablo: Te daré el poder y la gloria de todo esto, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de
mí, todo será tuyo.
Jesús: Está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo le darás culto”
Narrador: Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
Diablo: Si eres Hijo de Dios tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te
sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”
Jesús: Está mandado: “No tentarás al Señor tu Dios”
Narrador: Terminadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
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