La divina tragedia

La divina tragedia
desco
La divina tragedia
Perú Hoy
La divina tragedia
Alberto Adrianzén M.
Julio Arbizu G.
Epifanio Baca T.
Eduardo Ballón E.
Humberto Campodónico S.
Eduardo Dargent B.
Marisa Glave R.
Carlos Loret de Mola
Raúl Mauro M.
Iván Mendoza V.
Carlos Monge S.
Gissela Ottone C.
Erick Pajares G.
Ricardo Soberón G.
Claudia Viale L.
Eduardo Toche M.
(compilador)
desco
desc
o
1965 - 2015
Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo - 2015
Código 14165
TOCHE MEDRANO, Eduardo; compilador
Perú Hoy, La divina tragedia, Lima: desco, 2015.
322 p.
Estado /Gobernabilidad / Geopolítica internacional / Izquierda /
Partidos políticos / Corrupción / Conflictos sociales / Movimientos
sociales / Salud / Economía / Crisis económica / Industrias
extractivas / Cambio climático / VRAEM /Ollanta Humala / Perú
Tirada: 1000 ejemplares. Primera edición.
Corrección de estilo: León Portocarrero Iglesias
Coordinación: Mónica Pradel S.
Carátula y diagramación: Juan Carlos García M.  (511) 226-1568
Foto de carátula: Andina. Prensa / Presidencia
Fotos interiores: Andina (Óscar Farje) / Mario Zolezzi
ISBN: 978-612-4043-67-3
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-09364
Impresión: Roble Rojo Grupo de Negocios S. A. C.
Américo Vespucio 110, Urb. Covima, La Molina
© desco
Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo
León de la Fuente 110. Lima 17 - Perú  (511) 613-8300
www.desco.org.pe
Julio de 2015
Contenido
Presentación
9
Parte I
Política y gobernabilidad
Un carnaval peligroso
Eduardo Ballón E.
19
¿No hay crisis que dure cien años?
Eduardo Dargent B.
39
Humala y las izquierdas: elementos para un necesario debate
desco
57
El Perú en un contexto de cambio regional
Alberto Adrianzén M. 77
La lucha contra la corrupción:
una historia de reformas inconclusas
Julio Arbizu G.
95
Parte II
Sociedad y democracia
Auge y caída en la gestión de conflictos sociales
Iván Mendoza V.
117
Lima en movimientos
Marisa Glave R.
137
El vraem de los Humala
Ricardo Soberón G.
157
Políticas públicas en salud: el caso de la región Junín
Gissela Ottone C.
173
Parte III
Economía y gestión de recursos
Y después del superciclo, ¿qué viene?
Humberto Campodónico S.
195
Una crisis económica para morir políticamente
Raúl Mauro M.
213
El fin del boom extractivo y las economías regionales
Epifanio Baca T.
233
Industrias extractivas: continuismo y carrera hacia el fondo
Carlos Monge S. / Claudia Viale L.
259
Disrupción climática, educación y ancestralidad:
políticas para el sentido común
Erick Pajares G. / Carlos Loret de Mola
285
Notas sobre los autores
315
Presentación
El país ingresa al último año de un gobierno que se inició con amplias
expectativas de importantes sectores de la ciudadanía, pero que va
culminando con una sensación de decepción generalizada y con la
imagen de una gestión sin rumbo. En el plano económico, el gobierno
no ha sabido superar la política del «piloto automático» y ante la
desaceleración del crecimiento solo ha atinado a lanzar paquetes
reactivadores sin resultados destacables hasta el momento. En el plano
político, estamos ante un presidente cuya aprobación ciudadana ha
descendido a niveles no vistos desde la época de Alejandro Toledo,
tanto por su orientación errática como por no haber cumplido con las
promesas de campaña, a lo cual hay que sumar la imagen de corrupción,
la sensación de inseguridad ciudadana y la escasa o nula voluntad para
afrontar con perspicacia la conflictividad social en ascenso.
Es sabido que la desaceleración económica obedece al fin del llamado
superciclo de las materias primas, agravado por erróneas decisiones e
indecisiones de los tecnócratas del Ministerio de Economía y Finanzas
(MEF), y el lanzamiento de paquetes reactivadores que no logran su
objetivo. Una de las opciones alternativas para aguantar la crisis fue
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La divina tragedia
el plan de diversificación productiva lanzado por el Ministerio de la
Producción, aunque los pocos recursos asignados a él y una voluntad
política menos que tibia parecen condenarlo a la intrascendencia.
Así, aunque no son pocos los que intentan ver el problema solo en
la caída de los precios internacionales, esto no es muy cierto. Lo que
debemos resolver es cómo vamos a organizarnos y gestionar lo que
tenemos para lograr el máximo provecho. Si vemos las cosas de esta
manera, percibiremos que estamos realmente en dificultades.
En el plano económico, ya no deberíamos tener al frente del MEF
a ministros tramitadores cuya función se redujo a ser los guardianes
de la caja fuerte. Desde meses atrás era imperativa la presencia de
un verdadero conductor de la política económica, con iniciativas y
metas claras, además de concebir el buen gasto como algo más que
simplemente poner cinco llaves a los recursos financieros. En otras
palabras, necesitábamos alguien que tenga un perfil diametralmente
opuesto al actual ministro de Economía.
Aun así, eso no es todo lo que se debe hacer. Seguramente lo
más importante tiene que ver con decisiones ya tomadas sobre cómo
gestionar una serie de conflictos sociales de alta intensidad que
hacia inicios del presente año ya se vislumbraban nítidamente en
el horizonte. Una cuestión a tomar en cuenta era que esas protestas
sociales anunciaban una mutación hacia expresiones más organizadas
a las vistas en el pasado, teñidas, además, de un sentido político en
tanto ingresábamos al ciclo electoral que culminará con las elecciones
generales de abril del próximo año.
Otro aspecto que debió tomarse en cuenta frente a dichos conflictos
era la poca capacidad que tiene el aparato estatal para procesar estas
situaciones. Desde las épocas en que los primeros ministros debían
abordar un avión para iniciar un periplo por todo el país apagando los
Presentación
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conflictos que habían devenido en violentos, debió haber corrido mucha
agua debajo del puente, pero parece que no ha sido así.
Al igual que en lo económico, el plano político es también muy
complejo. Los hechos que han marcado este cuarto año de gobierno son
la creciente desaprobación ciudadana a la gestión del presidente Humala
y de su esposa, acentuada en los últimos meses por las denuncias de
corrupción, los gastos suntuarios de ella, el manejo desacertado del
conflicto de Tía María y, en el fondo, el incumplimiento de las promesas
de campaña. A todo esto también cabe añadir los escándalos en torno
al caso Martín Belaúnde, la incapacidad para abordar seriamente el
tema de la seguridad ciudadana, entre otros.
Así, la crispación política entre el gobierno y las oposiciones con
representación parlamentaria alcanzaron niveles extremos al punto
que diversos actores políticos y analistas se preguntaban hace pocos
meses si no había llegado la hora de adelantar las elecciones generales.
Frente a esto, la bancada congresal oficialista, cada vez más reducida
e incapaz de plantear alternativas clave para la gobernabilidad del
país, ayuda muy poco a generar y mantener acuerdos trascendentes,
como tampoco lo hacen las bancadas opositoras, tan incapaces y
desprestigiadas como la anterior. Por su parte, el gobierno nacional
no proyecta una imagen de estabilidad y seriedad política, habiéndose
cambiado dos gabinetes en el último año, el segundo de ellos por
censura a su presidenta, un hecho no visto en el país desde los años
60, la cual expresa que el oficialismo está perdiendo mayoría, a la vez
que está librando enfrentamientos políticos que poco tienen que ver
con visiones programáticas sobre el país y sí más bien con intereses
coyunturales de los grupos parlamentarios.
Por otro lado, debe alarmarnos a todos los que creemos en el sistema
democrático y lo patrocinamos, y no solo a sus seguidores, la actual
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crisis de los partidos y su visión nacional. Esto es particularmente
evidente entre quienes constituyen ese tercio del electorado que
normalmente se sitúa a la izquierda del espectro político y que hoy
aparece tan fraccionado como nos tiene acostumbrados en los últimos
25 años, para no remontarnos más atrás, marcado por condiciones
sumamente «limeñas» de sus cabezas o pequeños líderes.
Esto lleva a una imperiosa necesidad de redefinir cómo se entiende
la participación política, la representación social y la concertación de
intereses comunes, que lamentablemente no va a surgir desde dentro
de los partidos políticos que demostraron tener representación nacional
hasta no hace mucho y que han perdido vigencia. La organización y
modernización de la izquierda probablemente llegue desde fuera y
no de la competencia desgastante de pequeños grupos brindando un
espectáculo poco alentador. Ojala el proceso mismo del paro nacional
sea una oportunidad para entender qué esperan las mayorías nacionales
y cómo sintonizar con sus demandas de representación política, sin
caer en la ilusión de los años 80 de creer que un paro contundente
podía reflejarse automáticamente en resultados electorales exitosos.
En ese sentido, los candidatos más probables (Pedro Pablo
Kuczynski, Keiko Fujimori y Alan García) parecen desconocer la
gravedad de una situación donde persiste la precariedad institucional,
se acentúa la devaluación de la política y, por tanto, se desprestigia la
democracia, en un contexto en el cual, más allá de las preocupaciones
por el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), casi no se debaten
alternativas de desarrollo para el país y su gente.
Por ello, este período debe ser también un momento para
intercambiar, analizar y fomentar la reflexión y el debate, justamente
uno de los objetivos que desco - Centro de Estudios y Promoción
del Desarrollo impulsa a través de la publicación semestral de su serie
Presentación
13
Perú Hoy. Las colaboraciones de la presente selección apuntan en este
sentido.
Los artículos que componen esta edición se organizan en tres
grandes secciones. La primera, Política y gobernabilidad, contiene
un artículo de Eduardo Ballón que ofrece una visión general del
espectro político del país durante el último año, puntualizando la
desaceleración económica, la precariedad democrática, la corrupción
instalada y la conflictividad social, aspectos que enmarcan las próximas
elecciones del 2016. Sobre el colapso del sistema de partidos políticos,
convertido en una condición permanente de nuestra «democracia sin
partidos», reflexiona el texto de Eduardo Dargent, quien subraya las
consecuencias de esta debilidad partidaria y las secuelas negativas que
conlleva para el buen gobierno.
Una entrega de autoría colectiva, producto de las habituales
reuniones de coyuntura en desco, nos ofrece una aproximación
al debate respecto a los elementos que deberían tomarse en cuenta
para consolidar las posiciones de izquierda en el Perú, abordando las
expectativas iniciales de esta sobre el aún candidato Humala, en la
fase de campaña, y su posterior «derechización» y la continuidad en
lo económico, cuando presidente.
Luego, Alberto Adrianzén da cuenta de los procesos de
democratización en América Latina, precisando que estamos ante el
periodo democrático más prolongado y extenso geográficamente que ha
tenido la región desde el nacimiento de las repúblicas independientes.
En ese sentido, Adrianzén analiza la situación del Perú, constatando
que las promesas electorales de Ollanta Humala sobre la integración
regional no se cumplieron, prefiriendo la continuidad neoliberal de
gobiernos pasados. Cierra esta sección un ensayo de Julio Arbizu acerca
de la corrupción, donde nos explica cómo en la década fujimontesinista
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se operó la organización sistemática de asalto a todos los poderes
del Estado mediante una corrupción estructural que deslegitimó el
sistema democrático representativo; y en contraparte, los esfuerzos
realizados para la creación de un subsistema anticorrupción que no
ha logrado constituirse en una estructura organizada para enfrentar
integralmente la corrupción en el país.
La sección Sociedad y democracia inicia con un tema crítico: la
gestión de los conflictos sociales. A propósito, Iván Mendoza reflexiona
sobre el rol de la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS),
que si bien comenzó como un prometedor instrumento para el abordaje
de conflictos, todo indica que esto fue diluyéndose con el transcurso
del tiempo. Por otro lado, Marisa Glave nos introduce en la dinámica
de la ciudad de Lima, sus actores sociales y los movimientos que en
ella se generan a partir de coyunturas que propician la superación de
la fragmentación, dando lugar a acciones colectivas. En dicho texto
Glave identifica un conjunto de jóvenes organizados –en un espacio
social de acción denominado «las zonas»– que irrumpieron en la ciudad
e hicieron sentir su presencia, primero en protesta por la «ley pulpín»
y luego organizándose para concretar nuevas agendas.
Por su parte, Ricardo Soberón coloca el tema del Valle de los Ríos
Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) como un grave problema de
perspectivas sombrías para el futuro inmediato del país. Situación
que sin duda acarreará serios efectos en materia de gobernabilidad,
seguridad y en el manejo de las relaciones internacionales, razones por
las que resulta primordial que en los planes de gobierno de los futuros
candidatos a la presidencia el tema tenga especial atención por los retos
que supone. Cierra la sección un artículo en el que Gissela Ottone
analiza cómo las políticas en salud planteadas desde el gobierno central
toman forma en propuestas regionales y cómo estas han influido en
Presentación
15
los avances producidos en la región Junín, a partir de sus recursos y
potencialidades. En dicho texto Ottone indica que sin lugar a dudas, en
los últimos cinco años, los indicadores de desnutrición crónica infantil
y mortalidad neonatal han descendido, excepto en el caso de la anemia,
convertido en un problema de dimensiones nacionales.
Humberto Campodónico abre la sección Economía y gestión
de recursos con un interesante ensayo que grafica la situación
económica del Perú, vinculándola estrechamente con su inserción en
la economía mundial y las consecuencias que esta conlleva. En dicho
texto Campodónico indica que hasta el 2012 se vivió un superciclo que
nos benefició por el boom de precios de materias primas y que pese
a este en la región no se formularon estrategias para lograr cambios
estructurales hacia la diversificación productiva, pues lo que realmente
sienta las bases de un crecimiento sólido son las políticas de Estado
proindustrialización. Raúl Mauro analiza la crisis económica que
el humalismo no ha sabido enfrentar, desnudando los límites de un
gobierno vaciado de propuestas y sin liderazgo real, reafirmándose que
tanto la bonanza como la crisis económica de nuestro país tienen como
vector explicativo el dinamismo de los precios de las exportaciones del
sector minero y de los hidrocarburos.
Y en esa misma línea, respecto al impacto de la crisis en las
economías regionales, dado que en el Perú tenemos al menos diez
regiones que producen importantes volúmenes de minerales e
hidrocarburos, cuyas economías dependen en buena cuenta de los
ingresos fiscales y la actividad económica que generan las industrias
extractivas, Epifanio Baca nos acerca a este incierto panorama, en el
que además la recentralización del presupuesto impacta negativamente
a las regiones canon-dependientes. A renglón seguido, Carlos Monge
y Claudia Viale sostienen que el Perú parece estar liderando en la
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región una «carrera hacia el fondo», consistente en la competencia
entre empresas y gobiernos por ver quién sostiene mejores tasas
de ganancia o inversiones a costa de derechos laborales o sociales,
impuestos o condiciones ambientales. De esta manera, las promesas
de un nacionalismo redistributivo y respetuoso del medioambiente
trocaron en favor de la continuidad del extractivismo neoliberal.
Cierra la sección Erick Pajares y Carlos Loret de Mola acercándonos
a una nueva forma de entender y concebir respuestas frente a la
disrupción climática, para lo cual es imprescindible una nueva
educación, no solo enfocada en la ciencia, sino que permita el retorno
de otras cosmovisiones, como el ejercicio de nuestra ancestralidad, a
fin de resignificar un nuevo sentido común en el diálogo de saberes.
Así, este volumen ofrece catorce ensayos con miras a impulsar el
debate y el intercambio de ideas. Con enfoques plurales, la mayoría
de ellos preocupados por el continuismo sin cambios sustantivos en
las políticas gubernamentales y sus repercusiones. Esperamos que
esta entrega sirva para generar visiones de largo aliento e inquietudes
que nos motiven para bregar en escenarios futuros que, sospechamos,
presentarán grandes incertidumbres, sobre todo con miras a los
comicios electorales del 2016.
Julio del 2015