IMPLEMENTACIÓN DE LA CULTURA CIUDADANA

CONGRESO INTERNACIONAL SOSTENIBILIDAD TERRITORIAL
Y CIUDAD INCLUSIVA
IMPLEMENTACIÓN DE LA CULTURA CIUDADANA
PARA LA MOVILIDAD EN LAS CIUDADES
CAPITALES DE LA COSTA CARIBE COLOMBIANA.
Betsy Judith Espitia Gonzalez.1 Diego Raúl Bitar Morelo.2
Martha Patricia Ricaurte Gómez.3
1. INTRODUCCIÓN.
La cultura ciudadana, y la movilidad, se convierten en un dúo de componentes necesarios e
indispensables que se conjugan para el excelente desarrollo de la humanidad, toda vez que
tienen una relación directa con la vida de los seres humanos.
La Cultura ciudadana hace parte del comportamiento del ser humano, de cómo debe
convivir ante la sociedad, sin tener en cuenta el rol en el que se desenvuelve, por lo tanto
desde que se forja en el seno de la familia como persona, aprende a desarrollar la praxis de
la orientación de cultura ciudadana que le imparte la familia, para el excelente desarrollo
social lo cual le permite una armonía social en el entorno en el que se desenvuelve,
manifestándose a través de la cultura y las costumbres, que posteriormente se especializan
con la orientación educativa.
La familia, las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, centros de educación
iglesias, están en el deber de impartir las pautas sobre el comportamiento, de los ciudadanos
y ciudadanas de una determinada zona geográfica.
La praxis de la cultura ciudadana, conduce al ser humano a un comportamiento, en el cual
incide desde el cuidado del medio ambiente hasta la correcta circulación en zonas
peatonales, en las zonas de transporte; además contribuye a la calidad de vida, en la medida
en que posibilita el desarrollo esencial del comportamiento de ciudadanos y ciudadanas.
Por otra parte el reflejo de la cultura ciudadana se manifiesta en la excelente utilización de
las vías de, en el cuidado de las fuentes hidrográficas, en la convivencia ciudadana y
cuidado de los medios de transporte, en el cuidado y mantenimiento de los espacios
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Corporación Universitaria Americana. Barranquilla. [email protected]
Corporación Universitaria Americana. Barranquilla [email protected]
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ciudadanos de confluencia continua, en el excelente manejo de los deshechos naturales y
artificiales.
Mientras que las manifestaciones de la no Cultura ciudadana se presentan a través del uso
inadecuado de las basuras, o desechos naturales y artificiales, orgánicos e inorgánicos, el
inadecuado uso del transporte, la contaminación de las fuentes hidrográficas, el
comportamiento incorrecto de la movilidad en las vías de transporte, el manejo del lenguaje
ante las solicitud de servicios en las instituciones públicas y privadas. La falta de respeto y
buen uso de las señales de tránsito, la falta de solidaridad ciudadana con las personas de
tercera edad, mujeres embarazadas y niños y niñas, entre otros. Ante lo anterior producto de
comportamientos inadecuados por falta de cultura ciudadana pueden conducir muchas hasta
la pérdida de la vida.
El desarrollo de una excelente práctica de la cultura ciudadana en la movilidad nos ayuda a
preservar la vida, ejemplo de ello son los vehículos como las motocicletas, las cuales deben
transitar por el carril derecho, de tal forma que posibiliten a los vehículos de alta velocidad
que avancen más rápido y se presente menor congestión vehicular, sin embargo en las
ciudades de la costa caribe es notorio observar que en gran medida se desplazan por el
carril izquierdo.
2. OBJETIVO
El objetivo de esta investigación es hacer un aporte para la implementación de la cultura
ciudadana en la movilidad de las ciudades capitales de la costa caribe Colombiana.
3. JUSTIFICACIÓN
Las ciudades avanzan hacia un ritmo de infraestructura y de aumento demográfico, lo cual
conlleva a la necesidad de la implementación de una cultura ciudadana necesaria en
indispensable, de tal manera que posibilite el normal desarrollo armónico entre ciudadano y
ciudadanas.
Ante lo anterior con la presente propuesta investigativa consideramos pertinente investigar
sobre la implementación de la cultura ciudadana para la movilidad en las ciudades capitales
de la costa caribe colombiana, en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida con
un alto potencial de convivencia ciudadana.
Métodos: Para el desarrollo de esta investigación se implementará una metodología
cualitativa, con un análisis bibliográfico, el proceso investigativo está enfocado en los
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siguientes e importantes conceptos: movilidad, cultura ciudadana, prevención en la
movilidad y elementos para la correcta movilidad.
Avances: Tratándose de una investigación en curso ha sido posible, realizar una exhaustiva
revisión bibliográfica la cual ha arrojado los siguientes, avances a nivel Bibliográfico: La
Cultura Ciudadana: Surgió en Bogotá en la administración de Mockus (1994), y fue
definida en el Plan de Desarrollo “Formar Ciudad” 1995-1997 como el “Conjunto de
costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia,
facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al
reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos” .
Según Mockus (1998), El programa de cultura ciudadana tuvo dos soportes conceptuales:
1. Un reconocimiento de la diferenciación entre regulación jurídica (legal), la regulación
cultural (colectiva, variable de contexto a contexto) y la regulación moral (individual) que
permitió formular la hipótesis del “divorcio entre ley, moral y cultura”: carencia de
aprobación moral o cultural de las obligaciones legales y aprobación cultural y/o moral de
acciones ilegales. Esta hipótesis permite describir o interpretar de manera precisa
dificultades claves de la convivencia.
2. El divorcio entre ley, moral y cultura puede reducirse mediante interacción intensificada.
Esta hipótesis (desarrollada en Carrillo 1991) orientó la vía adoptada, seguramente una
entre varias posibles, para intentar reducir en Bogotá el divorcio entre ley, moral y cultura.
Según la Universidad Nacional (2015), Antanas Mockus, ejecutó su Plan de Gobierno
basado en la implementación de políticas y programas de construcción de cultura
ciudadana. Sus esfuerzos los centró en organizar las finanzas públicas de la ciudad, lo que
implicó la adopción de algunas medidas antipopulares como la aprobación de la sobretasa a
la gasolina, el cobro de la valorización para la financiación de la construcción de obras de
infraestructura vial y la venta de la Empresa de Energía.
Adelantar acciones aisladas, al capricho de determinada entidad, jamás resolverá los
problemas de una ciudad. El cambio en la cultura debe incluir una transformación profunda
que impacte a los valores y a las políticas de un gobierno. Debe existir un compromiso
explícito entre la gente común y corriente, los comerciantes, los empresarios, las
autoridades, los conductores, los periodistas y demás actores de la vida diaria, para la
construcción de la ciudad que soñamos todos (Vanguardia, 2015).
En realidad las políticas de cultura ciudadana son compatibles con todo tipo de gobiernos
democráticos, sean estos de izquierda o de derecha. Eso se debe a que ellas se preocupan
por asuntos elementales de convivencia, como respetar las filas (no hay privilegiados),
someterse a la ley (la Constitución es la fuente de la autoridad) y defender lo público (los
dineros del Estado son sagrados). Estos principios son tan elementales que anteceden a toda
controversia política y más bien parecen consignas morales o mandamientos civiles. Pero
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son más que eso. El éxito de Mockus consistió en combinar esas recomendaciones, casi
paternales, con educación ciudadana y sanción a los incumplidores. El ex Alcalde resumía
todo esto de la siguiente manera: “Primer anillo de seguridad, tu conciencia. Segundo anillo
(si tu conciencia falla), tus vecinos, amigos y colegas. Si la autorregulación y la mutua
regulación no bastan, policía y justicia. En ese orden”. (El espectador, 2014).
Según la dirección de seguridad vial y comportamiento del tránsito Bogotá D.C ( 2011), se
define la cultura vial como : el modo como todos los habitantes de una ciudad viven,
sienten, piensan y actúan en el cotidiano de los diferentes escenarios del espacio público.
La cultura vial no es mala ni buena, simplemente es; sus principales características son:
• Convivencia: Es la capacidad que tenemos todos los seres humanos para vivir en
sociedad y relacionarnos los unos con los otros, cumpliendo con derechos y deberes
ciudadanos, siguiendo unas pautas de respeto, solidaridad, tolerancia, corresponsabilidad y
responsabilidad individual consigo mismo y con los demás.
• Participación: Está relacionada con la autonomía y la libertad que todos tenemos para
involucrarnos en temas de interés colectivo y actuar en beneficio personal y grupal.
Participar significa “Hacer parte de”.
• Respeto: Hace referencia al entendimiento de que los derechos propios están relacionados
con los derechos de las demás personas y, en ese sentido, lo colectivo muchas veces prima
sobre lo individual.
• Solidaridad: Es la capacidad voluntaria de unirse a la causa de otros, es decir la
capacidad de colaboración entre personas, grupos sociales y órdenes de gobierno, de
manera corresponsable para el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad3.
• Autorregulación: Es el cumplimiento de las normas que cada persona hace de manera
libre y espontánea, sin necesidad de aplicar medidas de presión. Se trata de un ejemplo para
los demás, constituyéndose así, en una forma de educar a la ciudadanía en general.
También es la capacidad basada en el análisis de una situación, la autocrítica con relación a
los errores, la resistencia a la distracción y la capacidad de efectuar los cambios necesarios
que me permitan movilizarme siempre en forma segura.
• Percepción del riesgo: Es la capacidad de percibir o recibir del medio externo toda la
información que pueda poner en riesgo nuestra vida cuando nos movilizamos por la ciudad,
esta percepción se da a través del uso de los sentidos tales como el oído (audición) y la vista
(visibilidad).
• Corresponsabilidad: Es el compromiso que se tiene para con la ciudad y para con sus
habitantes. Es asumir la interacción social fundamentada en el respeto y la responsabilidad,
sabiendo que todas las acciones individuales repercuten en forma positiva o no, en el
entorno y las personas que lo habitan.
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Para Cantillo (2011), Las ciudades del Caribe colombiano enfrentan crecientes problemas
de movilidad. Aunque aún no han alcanzado los niveles de las grandes urbes, el incesante
aumento en el parque automotor, cercano al 6% anual, muy superior a la oferta en la
infraestructura de transporte que crece a menos del 1% anual, genera aumento en los
niveles de congestión que son, cada vez, más agobiantes. El panorama no es alentador por
lo cual, si no se definen muy pronto políticas y acciones eficaces, en pocos años las
velocidades de desplazamiento serán de un dígito, con las implicaciones que ello tiene para
la calidad de vida de sus habitantes. En este escenario los costos sociales de la congestión
son elevados y afectan la competitividad de las ciudades.
El paradigma de lograr una movilidad sostenible se ha convertido en una obsesión mundial
y puede resumirse en la pregunta: ¿cómo satisfacer la demanda de viajes de personas con
propósitos diferentes, a varias horas del día y en distintos medios de transporte, en un
sistema de gestión con capacidad de operación; una movilidad segura, rápida, confortable,
económica y compatible con el medio ambiente? La respuesta a semejante reto no es
sencilla; no obstante, los expertos tienen varias formas de abordarlo. Debe entenderse que
sobre la movilidad urbana inciden varios factores, lo que ratifica la complejidad del
problema. (Cantillo, 2011)
Entre estos se destacan el ordenamiento urbano, dado por la regulación en el uso del suelo;
la infraestructura de transporte y en particular la forma como se estructura la red vial; el
espacio público y las políticas que sobre él se tracen; el factor humano incluyendo aspectos
de cultura ciudadana y de control; y, la definición de políticas de gestión del transporte. En
nuestras ciudades la definición del ordenamiento urbano, dado por el Plan de Ordenamiento
Territorial, POT, ha estado desarticulada del análisis de la movilidad. Es fundamental que a
estos planes, que estarán en discusión el próximo año, se les incorporen estrategias
relacionadas con la movilidad, definiendo el uso de suelo y una infraestructura de
transporte congruente. (Cantillo, 2011)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alcaldía. (2011). Seguridad vial y comportamiento ciudadano “La Movilidad la Hacemos todos”.
Bogotá
Cantillo V(2011). Pautas para mejorar la circulación vehicular. Universidad del Norte. Barranquilla
Castro, L. Maidens, J (2011).Cultura ciudadana y comunicación en el Colegio Rochester de
Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá
El espectador. (2014).Bogotá
Mockus A. (1995) Armonizar ley, moral y cultura.Bogotá.
Vanguardia.(2015) La cultura ciudadana empieza por casa.Bucaramanga
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