MESA 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo

7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTROOESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015.
Mesa 15: Desafíos al pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia.
“Entre la autonomía académica y la heteronomía del campo de poder: la estructura del
circuito universitario privado argentino entre 1955 y 1983”.
Victor H. Algañaraz Soria 1
Palabras claves: autonomía académica // heteronomía del campo de poder // circuito
universitario privado // análisis de correspondencias múltiples //
Resumen:
El trabajo acerca la lente analítica al grupo de instituciones que entre 1955 y 1983
configuraron un Circuito Universitario Privado (CUP) en Argentina. Desde mediados de siglo
XX éste espacio atravesó por una etapa de “institucionalización regulada”, plasmada
fundamentalmente en la expansión sostenida de las universidades católicas en el país. Pero
durante la última dictadura, previa alianza ad hoc con la Iglesia católica se interpuso un
“freno” a dicho proceso expansivo, permitiendo replantear la idea de una tendencia a la
privatización del sistema.
Utilizando como metodología el Análisis de Correspondencias Múltiples (ACM),
condensamos analíticamente la estructura del CUP y construimos una tipología de sus
instituciones en función de su situación en la distribución de recursos y vínculos con grupos
de poder. De allí se desprende, que las respectivas oposiciones y homologías entre ellas está
determinada fundamentalmente por la cristalización de dos principios de jerarquización
institucional: uno “endógeno” que da cuenta de la autonomía relativa del espacio y de una
illusio propiamente académica que funcionó para el acceso a determinadas posiciones, y otro
1
Licenciado y Profesor en Sociología; Especialista en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias Sociales. Becario
Postdoctoral del CONICET (IISE-FACSO-UNSJ). Investigador en el Programa de Investigaciones sobre Dependencia
Académica en América Latina (PIDAAL, UNCuyo, Mendoza). Profesor Adjunto cátedra “Sociología” (Lic. en Enfermería,
FCEFyN-UNSJ) y J.T.P. cátedra “Sociología Argentina y Regional II” (Lic. y Prof. en Sociología, FACSO-UNSJ) y
“Procesos Sociales y Políticos Contemporáneos” (Lic. en Comunicación Social, FACSO-UNSJ). Dirección Postal: El
Baqueano Nº 208, Vº Obrera, Chimbas, San Juan. Correo electrónico: [email protected]
“exógeno” vinculado a la heteronomía que caracterizó el espacio y que permite comprender
las posiciones de algunas instituciones (y agentes) que fueron producto de una clara
intromisión del poder externo. El medio fundamental que movilizó la cooperación y el
conflicto interinstitucional a lo largo del periodo fue un “capital simbólico” muy particular,
que otorgó a las instituciones y agentes que lo acumularon una suerte de “prestigio
institucionalmente reconocido”, concediéndoles además cierta “honorabilidad social e
influencia política”.
“Between academic autonomy and heteronomy of power field: the structure of argentine
private university circuit between 1955 and 1983”.
Key words: academic autonomy // heteronomy of the power field // private university circuit
// multiple correspondence analysis //
Abstract:
This work approaches the analytical lens to the group of institutions that between 1955 and
1983 configured a Private University Circuit (PUC) in Argentina. Since the mid-twentieth
century this space went through a stage of "regulated institutionalization", reflected primarily
in the sustained expansion of Catholic universities in the country. But during the last
dictatorship, previous ad hoc alliance with the Catholic Church, a "brake" was interposed to
that expansion process, allowing rethink the idea of a tendency to the privatization of the
system.
Using as methodology the Multiple Correspondence Analysis (MCA), we condense
analytically the CUP structure and build a typology of its institutions according to their
position in the distribution of resources and links to powerful groups. Hence it that the
respective oppositions and homologies between them is determined mainly by the
crystallization of two principles of hierarchy institutional: a "endogenous" that accounts for
the relative autonomy of space and an academic illusio that worked for access to certain
positions, and other "exogenous" linked to heteronomy that characterized the space and
allows understand the positions of some institutions (and agents) that were the product of a
clear intromission of external power. The most important mobile that mobilized cooperation
and the conflict between institutions throughout the period was a very particular "symbolic
capital", which granted to institutions and agents who accumulated a sort of "avowed
institutional prestige", giving besides certain "social honor” and “political influence”.
1. Introducción.
Dada la endémica inestabilidad política característica de nuestro país durante la segunda mitad del
siglo XX, el sistema nacional de educación superior atravesó por una etapa de contracción creciente en
su autonomía. Mientras las universidades estatales fueron intervenidas recurrentemente por parte de
los regímenes autoritarios y diezmadas en sus actividades de investigación y docencia, se desplegó una
política universitaria tendiente a reconstruir sobre nuevas bases la histórica relación-tensión entablada
entre el Estado y la educación superior privada y que cristalizó en la configuración de un Circuito
Universitario Privado (CUP). Aunque las instituciones de gestión privada reconocen diferentes
tradiciones, configuraron un espacio relativamente autónomo en el que cada una se diferenció, entre
otras cosas, por su situación en la distribución de recursos (económicos, simbólicos, técnicos, etc.) y
su vinculación con los grupos detentadores de poder (eclesiásticos, políticos y militares). Este trabajo
procura mostrar, que el Estado nacional desempeñó un rol tutelar respecto a los procesos de expansión
y regulación del sector y que las universidades católicas –dada su extensión a nivel nacional y fuertes
vínculos entablados con sectores eclesiásticos y militares– ocuparon un sitial preponderante en el
circuito.
Utilizando el Análisis de Correspondencias Múltiples (ACM), una técnica sociológica utilizada por el
equipo de Pierre Bourdieu en un nivel avanzado de síntesis teórica y empírica, fue posible acceder a la
estructura del CUP y determinar la posición distintiva ocupada por cada una de las instituciones
universitarias privadas en el espacio. De allí se desprende, que tanto las homologías como las
oposiciones interinstitucionales están determinadas fundamentalmente por la cristalización de dos
principios de jerarquización: uno “endógeno” que da cuenta de la autonomía relativa que caracterizó
dicho espacio propiamente académico, y otro “exógeno” vinculado a su heteronomía respecto al
campo de poder global. El medio fundamental que movilizó la cooperación y el conflicto entre las
instituciones a lo largo del interregno 1955-1983 fue un “capital simbólico” muy particular que se fue
construyendo en forma simultánea al proceso de institucionalización del mismo espacio. Un capital
que otorgó a las instituciones y agentes que lo acumularon una suerte de “prestigio institucionalmente
reconocido”, concediéndoles además cierta “honorabilidad social e influencia política”.
2. La configuración histórico-estructural de un Circuito Universitario Privado (CUP) en
Argentina.
Si bien desde fines del siglo XIX germinaban ya ciertas instituciones universitarias privadas en manos
de la sociedad civil, no gozaban de estatus oficial y por tanto no estaban habilitadas para otorgar
títulos académicos. Debió comenzar la segunda mitad del XX para que su creación –aunque con
vaivenes legislativos– formara parte de la agenda educativa del Estado nacional. Fue recién en el
marco del gobierno constitucional de Arturo Frondizi, mediante la sanción de la Ley 14.557/58
(conocida como Ley Domingorena), cuando el sector universitario privado comenzó a funcionar
oficialmente.
En correspondencia con el resto de los países del Cono Sur, el núcleo inicial de instituciones
universitarias privadas en Argentina fue promovido por entidades de la Iglesia católica, dado su
histórico rol protagónico en el ámbito educativo. Las primeras universidades privadas del país fueron
la Universidad Católica de Córdoba (UCCor), Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”
(UCA), Católica de Santa Fe (UCSF) y del Salvador (USAL). Progresivamente, la jerarquía
eclesiástica estimuló la gesta de nuevas instituciones en provincias de fuerte raigambre católica:
creándose la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA) en Tucumán, Católica de Cuyo
(UCCuyo) en San Juan, Católica de Santiago del Estero (UCSE) y Católica de Salta (UCASAL).
En este contexto, se destaca la fundación casi paralela de dos instituciones denominadas comúnmente
“laicas” dado su carácter no confesional: el Museo Social Argentino (UMSA) y el Instituto
Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Este fue el prolegómeno del surgimiento de nuevas
instituciones universitarias privadas vinculadas a distintos emprendimientos de los sectores de élite
que aspiraban ahora alcanzar un tipo de formación profesional con elevados niveles de selectividad.
Ya entrados los años sesenta, prosperan un número importante de instituciones académicas ligadas
fuertemente a sectores de la producción y empresarios, a grupos académicos y al mercado de trabajo.
Bajo este perfil, se crearon 5 nuevas universidades en la región metropolitana y bonaerense: la
Universidad de Morón (Umor), Argentina de la Empresa (UADE), de Belgrano (UB), John F.
Kennedy (UK) y Notarial Argentina (UNA) y tres en la ciudad de Mendoza: la Universidad Juan
Agustín Maza (UMaza), de Aconcagua (UDA) y de Mendoza (UMen).
Pero, además de instituciones y agentes vinculados esencialmente al mundo religioso o a los diferentes
sectores seculares de elite que impulsaron varias iniciativas privadas, el CUP se proveyó también de
ciertas instituciones que durante el interregno de las dictaduras recientes nuclearon a varios agentes
académicos de las universidades públicas excluidos por razones políticas. Tal es el caso de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el Instituto Torcuato Di Tella (ITDT) o la
Universidad Centro de Altos Estudios en Ciencias Exactas (CAECE), que se constituyeron en refugio
académico asegurando la sobrevivencia de profesores y estudiantes perseguidos o expulsados del
entorno universitario público. Así, la crisis histórico-estructural de la universidad estatal producto del
intervencionismo por sucesivas dictaduras militares, resultó ser uno de los factores explicativos
fundamentales de la configuración del circuito.
En suma, el mapa institucional del CUP, fue resultado de la emergencia y desarrollo histórico de este
complejo agregado de instituciones académicas privadas. Se trata de una red interinstitucional
compuesta no por compartimentos estancos o independientes, sino por múltiples y variadas
instituciones que comparten un hábitus específico, una orientación disciplinar determinada, formas de
financiamiento particulares, entre otros rasgos comunes, que coadyuvaron finalmente a establecer
límites precisos y bien delimitados frente al espacio académico y científico público.
3. Universidades católicas y dictaduras recientes: relaciones y tensiones.
Interrumpido el segundo gobierno constitucional de Juan D. Perón y en el marco del intenso conflicto
social entre católicos y universitarios reformistas en torno a la “libertad de enseñanza”, la larga
tradición de educación pública y laica, característica de las universidades argentinas, comenzó a
revertirse. Fueron las Leyes 6.403/55 y 14.557/58 quiénes establecieron por primera vez la posibilidad
de autorizar instituciones privadas de educación superior, generando grandes polémicas y
enfrentamientos entre diferentes sectores.
Un estado de situación que se intensificó tras el advenimiento del régimen militar de 1966, que
produjo un efecto traumático en las universidades públicas (Plotkin, 2006) –quienes, una vez más,
perdieron su autonomía junto con un buen número de sus mejores docentes– al tiempo que benefició a
las instituciones universitarias privadas, especialmente católicas, dados los férreos vínculos entablados
con la jerarquía eclesiástica. El propósito central de los grupos jerárquicos de la Iglesia católica fue
transformar las nacientes instituciones universitarias no estatales, en espacios de formación de nuevos
dirigentes para el Estado. Particularmente la UCA se constituyó durante la dictadura de Onganía en
una suerte de semillero de intelectuales nacionalistas católicos2.
En este contexto, el régimen de facto sancionó la Ley 17.604/67 que concreta el segundo marco
regulatorio en la institucionalización del sector privado. La nueva reglamentación establecía que estas
casas de estudio debían constituirse sin fines de lucro, obteniendo personería jurídica como asociación
civil o fundación. Asimismo, facultaba al Poder Ejecutivo para otorgar un tipo especial de
contribución económica a dichas instituciones. Dicha ley preveía, además, la puesta en
funcionamiento del llamado Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), como un órgano
de coordinación interinsitucional. Es importante destacar el peso relativo que tuvieron las
universidades católicas, y por supuesto los agentes académicos católicos, por sobre el resto de las
universidades privadas en el devenir del Consejo durante los años de intervencionismo autoritario3.
2
Una vez que obtuvo reconocimiento oficial para funcionar como universidad, de las carreras de Economía y Administración
de Empresas de la UCA, salió una parte importante del personal que se hizo cargo del Ministerio de Economía durante el
gobierno de Onganía, incluyendo al ministro Jorge Salimei, al presidente del Banco Central, Felipe Tami, y al presidente del
Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), Alieto Guadagni. Al mismo tiempo, un grupo de ideólogos y tecnócratas
nacionalistas junto a ciertos desarrollistas –ligados también a la Iglesia católica– asumieron la dirección del aparato
educativo. Se destacan ciertas figuras claves del catolicismo preconciliar: Carlos María Gelly Obes, José Mariano Astigueta y
Dardo Pérez Gilhou como Ministros de Educación entre 1966-1971 y Juan Rafael Llerena Amadeo como Subsecretario de
Educación y luego también tercer ministro durante la última dictadura.
3
Simultáneamente al devenir del CRUP, las universidades católicas se fueron agrupando en torno a otros organismos
nacionales y regionales dedicados principalmente a la promoción de la cooperación católica, tales como la Federación
Argentina de Universidades Católicas (FAUC) y la Organización de Universidades Católicas de América Latina (ODUCAL).
Claro está, que la participación en estos ámbitos ha sido acentuadamente desigual. Ejemplo de ello fue el desempeño -por
más de diez años- de Mons. Derisi, Rector de la UCA, como primer Presidente del CRUP entre 1962 y 1973 y segundo
Presidente de la ODUCAL.
Cuadro Nº 1: Presidentes del CRUP, por período de gestión e institución de pertenencia.
Período
Presidentes
Institución
1962-1973
Mons. Octavio Derisi
Universidad Católica Argentina (UCA)
1973-1975
Padre Jorge Camargo
Universidad del Salvador (USAL)
1975-1978
Dr. Avelino Porto
Universidad de Belgrano (UB)
1979-1980
Lic. Francisco Piñón
Universidad del Salvador (USAL)
1980-1981
Padre Normando Requena
Universidad Católica de Salta (UCASAL)
1981-1982
Dr. Guillermo Garbarini Islas
Universidad del Museo Social Argentino (UMSA)
1982-1986
Mons. Guillermo Blanco
Universidad Católica Argentina (UCA)
Fuente: Elaboración propia en base a datos provenientes del CRUP (2003).
Los primeros años setentas complejizaron y aceleraron aún más el panorama. 1973 abrió una etapa de
democracia breve, pero decisiva en los procesos de politización del campo universitario. Bajo el
contexto de reingreso del peronismo al poder, se suspendió la creación de nuevas universidades tanto
públicas como privadas, mediante el Decreto 451/73. En las primeras, se instauró además una nueva
política caracterizada por la supresión de las trabas al ingreso y el intento por establecer una
“Universidad Nacional y Popular”. Pero para las universidades privadas comenzó una etapa de
ralentización en su crecimiento, dada la abrupta disminución de la tasa de evolución de la matrícula y
la traslación de varios de sus académicos más prestigiosos a las universidades nacionales. La muerte
del Presidente Perón en 1974 significó un punto de clivaje fundamental, produciéndose un giro
conservador y autoritario en el gobierno, que en materia de política universitaria implicó cambios
sustanciales. El corolario más directo fue la desmovilización de la comunidad estudiantil y el profuso
vaciamiento de las instituciones, dada la cesantía de personal docente y administrativo y el despliegue
de metodologías de terrorismo de Estado (envueltas en una prédica nacionalista católica), que
presagiaban épocas futuras.
Estado crítico de situación al que las universidades privadas no
escaparon: a la clausura de su proceso expansivo iniciada en 1973, se sumó el retiro de las
autorizaciones oficiales a las universidades más “politizadas” (especialmente confesionales), quienes
en el mejor de los casos terminaron fusionadas con otras ya existentes o estatizadas, cuando no
extinguidas definitivamente.
Respecto al Proceso de Reorganización Nacional (PRN) abierto en 1976, inauguró una de las etapas
más cruentas en la historia de las universidades nacionales, caracterizada por una profunda contracción
que abarcó no sólo su ahogo económico e implementación de medidas tendientes a disminuir la
matrícula estudiantil sino también un profundo ataque a todo el cuerpo académico, que incluyó
cesantías masivas y desaparición de personas (Rodríguez y Soprano 2009, Kaufmann, 2003). Para el
CUP, fue el inicio de una etapa contradictoria: pese a una supuesta tendencia general hacia la
privatización, la expansión del circuito recibió un “freno” contundente; al tiempo que comenzó una
etapa de “consolidación” institucional, en el que la jerarquía católica desempeñó un papel fundamental
(Algañaraz, 2014).
Pese al sesgo privatista (identificado comúnmente como un hito del modelo económico implementado)
y aunque la cúpula militar convocó al frente del Ministerio de Cultura y Educación a un grupo de
funcionarios católicos pertenecientes en su mayoría a grupos preconciliares y de derecha 4, no se
instrumentalizó un real proceso de privatización de la educación superior durante los años del Proceso:
no se crearon nuevas instituciones ni se generó ninguna legislación específica y la tasa de crecimiento
anual de la matrícula fue bastante limitada (9,96%). La tendencia del accionar dictatorial fue más bien
concentrarse en controlar las universidades estatales y estimular espacios selectos de investigación en
el CONICET (Bekerman, 2011). Además, la Iglesia católica ya había desplegado sus iniciativas de
creación de instituciones de enseñanza privada en la mayoría de las ciudades de mayor tamaño
poblacional, por lo cual estimuló el “freno” impuesto a la expansión del sector 5. Si bien la dictadura
desplegó una política educativa proclive a la descentralización del sistema en general, no suscitó las
condiciones para privatizarlo, de hecho se redujo considerablemente el número de establecimientos
educativos privados existentes (De Luca, 2008). Sólo hemos podido constatar algunos movimientos
moderados entre el sector público y privado, tal es la relativa transferencia de matrícula entre unas
universidades y otras.
Gráfico Nº 1: Evolución de la Matrícula del Sistema Nacional de Educación Superior. Universidades Nacionales
y Privadas. Periodo 1976-1981. En valores absolutos.
4
Los ministros del Proceso fueron: César Augusto Guzzetti (marzo 1976); Ricardo Pedro Bruera (marzo 1976-abril y mayo
1977); Harguindeguy (mayo a junio de 1977); Juan José Catalán (junio 1977-agosto 1978); Harguindeguy (agosto a
noviembre de 1978); Juan Rafael Llerena Amadeo (noviembre 1978-marzo 1981); Carlos A. Burundarena (marzo a
diciembre de 1981) y Cayetano Licciardo (diciembre 1981-diciembre 1983). (Rodriguez 2011: 12).
5
Si bien entre 1976 y 1983 continuó rigiendo el decreto 451/73 que mantenía pausada la creación de nuevas instituciones
universitarias privadas, el gobierno militar aprobó el funcionamiento de algunas universidades privadas con carácter de
“excepción”. Por ejemplo, por presiones de la Iglesia católica, la Universidad Católica de Salta (UCASAL) obtuvo
reconocimiento definitivo en 1982. Para realizarlo, la cúpula militar promulgó un decreto particular, en el que se incluía un
artículo con una leyenda similar a la siguiente: “la presente medida tiene carácter de excepción respecto a lo determinado por
el artículo 5 del decreto 451/73”. Así, el gobierno militar recurrió al principio de excepcionalidad, cada vez que consideraba
conveniente que un establecimiento privado fuese reconocido provisoria y /o definitivamente. Según Del Bello (2007),
durante el interregno militar el Estado otorgó reconocimiento definitivo a tres instituciones universitarias creadas con
anterioridad: el Instituto Tecnológico de Buenos Aires en 1976, la Universidad Argentina J. F. Kennedy en 1981 y la
mencionada UCASAL en 1982.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del CINAE (1984).
Aunque la tasa de crecimiento de las universidades privadas ha sido históricamente menor que la de
las universidades estatales, durante el periodo 1976-1981 puede constatarse que experimentaron una
significativa tendencia progresiva, una mayor participación respecto al total de alumnos del sistema
universitario nacional. Certeza bastante difundida ésta entre los estudiosos del tema, quienes adjudican
este modesto crecimiento a una suerte de transferencia de matrícula de las universidades del Estado a
las privadas. Por ejemplo, Del Bello (2007: 99) afirma que “el clima represivo y el cierre de carreras
en las universidades nacionales, como Sociología, así como el cierre de la Universidad Nacional de
Lujan favorecieron una migración de estudiantes y docentes de las instituciones del Estado a las
privadas”. Efectivamente, pese a que la tradicional gratuidad de las instituciones estatales y el
prestigio cosechado por ellas a escala nacional e internacional –particularmente en las Universidades
de Buenos Aires, Córdoba, La Plata o Mendoza, entre las más destacadas– limitaron durante mucho
tiempo la incorporación de alumnos de grado al sector universitario privado, tras el advenimiento de la
última dictadura la matrícula universitaria estatal se redujo significativamente, colaborando aunque de
forma indirecta con la privada. No obstante ello, conviene relativizar la idea de una “migración” de
agentes provenientes de instituciones del Estado a las privadas. Si bien es cierto que la matrícula
estudiantil en éstas últimas experimentó un crecimiento paulatino durante el periodo 1976-1981, según
datos aportados por la SPU (1994), su cobertura hacia 1983 sólo logró captar el 15% del total
(advirtiéndose un pico del 20% en 1981). Para el mismo año las universidades estatales controlaban el
85% de la matrícula en educación superior, de modo que extendieron durante todo el periodo su
tradicional hegemonía pese a las políticas restrictivas aplicadas por el régimen militar.
Pero si bien no se crearon nuevas universidades ni se expandió considerablemente la matrícula de las
ya existentes, tras la llegada del gobierno militar se inauguró una etapa de reorganización en el CUP
tendiente a promover, la consolidación del subsistema de universidades católicas. En el marco de la
alianza estratégica entablada con los sectores militares y civiles que estaban al frente del PRN, las
instituciones de la Iglesia emprendieron una etapa de crecimiento económico que en la mayoría de los
casos se tradujo en un incentivo a la investigación científica. En líneas generales, muchos de los
subsidios otorgados por el CONICET durante el periodo contribuyeron a fortalecer en el conjunto de
las universidades católicas el germen de la investigación científica, siendo la UCA la principal
destinataria de los mismos 6.
6
Hacia 1978, la UCA centralizó sus actividades de investigación en un “Consejo Asesor”, al frente del cual se desempeñó el
Dr. Fausto Toranzos, destacado matemático e investigador que cumplía funciones docentes en la UCA y en la UBA. Dicho
Consejo Asesor poseía también una Secretaría Técnica, que estuvo a cargo del Dr. Argentino L. Pico, médico reconocido,
que había sido designado por Videla como Subsecretario de Estado de Salud Pública de la Nación. En definitiva, a comienzos
de 1979 “funcionaban en la UCA 14 Institutos o Departamentos de Investigación; 65 Centros, Sectores o Grupos de
4. La estructura del CUP: prestigio académico y honorabilidad política como ejes de la
jerarquización institucional.
Hasta aquí, fuimos testigos de cómo se fue estructurando históricamente el CUP en Argentina signado
por la intervención de los regímenes autoritarios. Se trata de un escenario de grandes encuentros y
desencuentros, de competencias, conflictos y cooperación. Un mapa institucional cuya pluralidad de
actores y parámetros legitimadores, nos impulsaron a recurrir al Análisis de Correspondencias
Múltiples (ACM), como herramienta metodológica para la reconstrucción relacional del espacio.
Escogimos esta vía sociológico-estadística para representar el espacio estudiado, poniendo en juego el
cúmulo de información recopilada. La matriz de datos que utilizamos para el ACM está compuesta por
37 instituciones, sometidas al cruce de 10 variables, con 27 modalidades asociadas.
Cuadro Nº 2: Resumen de grupos de variables, modalidades y frecuencias.
Grupo I: Institucionalización
Total Instituciones
N=37
Distribución regional
R. Met y Bon
R. Centro
Resto País
19
13
5
Tasa anual de crecimiento de la matrícula
Matr.(-15%)
Matr.(16-30%)
Matr.(+31%)
10
14
13
Financiamiento
Priv.
Priv.-Pub.
16
21
Monto total de ingresos
Ingr. Ec. Escaso
Ingr. Ec. Módico
Ingr. Ec. Alto
Sin Datos
8
8
5
16
Grupo II: Organización Académica
Estructura de gobierno
Top Down
Mixed
26
11
Investigación
Interinstitucional
Endógena
S/Investig.
27
4
6
Grupo III: Capital Social
Investigación, con un total de 168 investigadores, incluidos los docentes que desarrollaban actividades de investigación.
Muchos de estos investigadores han obtenido para sus trabajos la ayuda de la SECYT y del CONICET” (Derisi, 1983: 78).
Antigüedad
Ats.1958
1959-1966
1967-1983
7
23
7
Perfil institucional
Trad.-Cat.
Mod.-Prof.
16
21
Capital político
C. Jer
C. Dir
S-C. Jer/Dir
9
14
14
Capital internacional
P. Internac
S/P. Internac
21
16
Fuente: Elaboración propia.
La información referida a esta multiplicidad de variables, fue puesta en mutua relación con la
aplicación del ACM, obteniendo como resultado 2 diagramas en un espacio construido por el cruce de
los ejes 1 y 2. El eje 1, que acumula el 24 % de la información procesada, está determinado por
variables vinculadas al prestigio institucional/internacionalmente reconocido de las instituciones y sus
agentes mientras que el eje 2, que acumula el 15 %, está determinado por variables históricoinstitucionales relacionadas al proceso de institucionalización del circuito. Los diagramas arrojados
por el ACM, permiten identificar y diferenciar claramente asociaciones u oposiciones entre las
instituciones en el espacio, dado el peso relativo ejercido por las modalidades sobre cada eje.
Diagrama Nº 1: Distribución de las variables (y modalidades) en el espacio de los ejes 1 y 2.
Fuente: Elaboración propia.
En el Diagrama N° 1 puede verse la oposición que el eje 1, que hemos denominado “prestigio”,
establece entre las instituciones universitarias privadas que tienen mayor prestigio y reconocimiento
académico y están más internacionalizadas, ubicadas desde el punto de origen hacia la izquierda,
respecto a las ubicadas en la parte derecha que muestran características opuestas. El factor de prestigio
se halla asociado fuertemente a la antigüedad de las instituciones, que adquirieron como correlato la
posibilidad de montar institutos de investigación propios y contaron a lo largo del periodo con una
gran afluencia de alumnos reflejada en el crecimiento de la matrícula y en el profuso ingreso
económico. Además, este eje acerca en el espacio a las instituciones que acumularon capital político.
Dado el papel central de la variable “antigüedad”, se ha señalado su trayectoria en el diagrama porque
evidencia la oposición entre grupos de unidades de análisis hacia la derecha o la izquierda.
El eje 2, que da cuenta del proceso de “institucionalización” del circuito, marca las oposiciones entre
las instituciones respecto a su perfil institucional, distribución regional, tipo de financiamiento y
estructura de gobierno. Es decir, las instituciones ubicadas desde el punto de origen hacia la parte
superior del espacio se caracterizan por tener una estructura de gobierno top down o jerárquica,
contaron no sólo con fuentes privadas de financiamiento sino que también recibieron subsidios
oficiales. Son las tradicionales universidades católicas que, habiendo instalado su sedes centrales en
capitales de provincias importantes, extendieron luego su tradición hacia el interior del país fundando
subsedes. En contraste, las instituciones ubicadas en los cuadrantes inferiores presentan un perfil más
moderno-profesional (se crearon luego de que ya estaban instaladas las universidades católicas), se
ubican mayoritariamente en la región metropolitana y bonaerense y cuentan con fuentes de
financiamiento predominantemente privadas. Además, presentan una estructura de gobierno híbrida,
es decir que si bien las decisiones más importantes son tomadas por el Consejo Superior y/o de
Administración, se destaca algún tipo de participación de los demás estamentos universitarios. Se ha
marcado en el diagrama la trayectoria de la variable “perfil institucional”, pues ayuda a identificar la
oposición de grupos de unidades de análisis en los cuadrantes superior e inferior.
Diagrama Nº 2: Distribución de las instituciones universitarias privadas en el espacio de los ejes 1 y 2.
Fuente: Elaboración propia.
Respecto al segundo diagrama, presenta la estructura de relaciones entre las instituciones, a partir de la
cual se han podido diferenciar claramente tres grandes grupos:
Primero: Las instituciones “tradicionales prestigiosas”, subdividido entre consagradas y descendientes,
que aparecen en el cuadrante superior del espacio. Llamamos consagradas a aquellas instituciones
universitarias, con prestigio tradicional dado por su antigüedad en el circuito y el capital político e
internacional acumulado, cuentan con fondos públicos y privados, tienen una estructura de gobierno
top down y realizan investigaciones interinstitucionales. Son las tradicionales universidades católicas
emplazadas en ciudades centrales del país y creadas antes de 1958. Descendientes son aquellas
subsedes de estas universidades tradicionales en las cuales el prestigio les es transferido junto con su
identidad al constituirse en sedes dependientes de aquellas universidades centrales. Tales los casos de
las sedes en el interior de la UCA o la UCCuyo por ejemplo.
Segundo: Las instituciones “modernas en ascenso”, dadas sus características opuestas a las
descendientes, ubicadas en el cuadrante inferior izquierdo. Se trata de instituciones con prestigio
reciente propio y de gran trascendencia académica. Sus representantes cuentan con cargos directivos
en otras instituciones académicas o científicas, perciben financiamiento público además del privado
(de hecho son las que usufructuaron los mayores montos financieros del periodo), también realizan
investigación interinstitucional y tienen presencia internacional. Son universidades con un perfil
moderno-profesionalista, surgidas luego de la Ley Domingorena y emplazadas mayoritariamente en la
región metropolitana y bonaerense. Podemos subdividirlo entre aquellas que mantuvieron afinidad con
el establishment de las dictaduras (tienen una estructura organizacional mixta, fuertes valores
religiosos o vínculos con las Fuerzas Armadas, como el ITBA o la UMSA) o aquellas que por el
contrario manifestaron abiertas disidencias respecto al establishment (surgidas como un intento de
reacción frente al avasallamiento dictatorial como CAECE en 1966 o FLACSO en 1976).
Tercero: Las instituciones “marginadas”, subdividido en retraídas y descalificadas, ubicadas en el
cuadrante inferior derecho. Encontramos aquí la Universidad de la Marina Mercante (UdeMM);
Universidad Juan Agustín Maza (UMaza); Universidad Notarial Argentina (UNA); Universidad
Católica de Mar del Plata “Stella Maris” (UCMP) y Universidad de la Patagonia San Juan Bosco
(UPSJB), entre otras. Retraídas son aquellas instituciones universitarias que cuentan solamente con un
tipo de reconocimiento local propio de la zona de emplazamiento, desvinculándose del resto de las
instituciones. Realizan investigaciones endógenas (investigación de tipo centralizada sin lazos con
otros organismos) y no cuentan con cargos jerárquicos ni directivos. Descalificadas son aquellas
instituciones que presentaron algún tipo de situación anómala durante la institucionalización del
espacio universitario privado: presentaron grandes inconsistencias económicas o políticas durante el
periodo, solo contaban con fuentes privadas de financiamiento y no realizaban investigaciones. Se
hallaban prácticamente desvinculadas del espacio político nacional y resultaron finalmente clausuradas
o transferidas a una universidad nacional.
Dado que el valor sociológico del ACM radica en la comprensión de la información, podemos plantear
que las diferencias más relevantes en la constitución de aquellos tres grupos están dadas por las
trayectorias de las instituciones y la desigual distribución del capital simbólico en juego. Se
diferencian, fundamentalmente, por la cristalización de dos principios de jerarquización fundamentales
que dinamizaron el devenir del espacio universitario privado (y de todo el campo universitario
nacional) entre 1955 y 1983. El primero, vinculado claramente a la antigüedad de las instituciones
(muchas de las cuales desarrollaban sus actividades con antelación al funcionamiento-reconocimiento
oficial atribuido por el Estado), que da cuenta de la tradición académica, lazos construidos y capitales
adquiridos. De modo que, la antigüedad efectivamente funcionó como factor de prestigio. Así, las
instituciones creadas antes de 1958 resultaron ser las más prestigiosas y consagradas del espacio, tales
los casos de la UCA, la UCALP y la UCCor por ejemplo. El segundo principio de jerarquización es
resultado directo de la intervención externa del poder militar y de instituciones que cobraron gran
relevancia en el contexto como la Iglesia católica. Principio que atravesó el extenso proceso de
configuración del espacio universitario privado (1955-1983), pero que se puso de manifiesto
especialmente durante la última dictadura. Ello cristalizó, fundamentalmente en el cierre o
nacionalización de algunas instituciones que quedaron prácticamente “marginadas” o “fuera de juego”.
Y, por otro lado, producto de una nueva alianza ad hoc con sectores eclesiásticos tradicionalistas y
conservadores afines, la cúpula militar promovió el fortalecimiento de algunas universidades católicas
dotándolas de mayores recursos financieros que se tradujeron en un incentivo a la investigación
(Algañaraz, 2014).
En líneas generales, podemos decir que durante el periodo que estamos estudiando coexistieron dos
situaciones que parecen irreconciliables en el campo universitario actual. Por un lado, la autonomía
universitaria y una illusio académica que funcionó para algunas posiciones en el espacio y, por otro
lado, una pérdida de la autonomía más elemental, dada por el intervencionismo militar y presencia de
la Iglesia católica que nos permite comprender las posiciones de algunas instituciones (y agentes) que
fueron producto de aquella intromisión del poder externo en el espacio universitario privado.
En definitiva, encontramos una coexistencia competitiva de dos principios de jerarquización que
representaban poderes complementarios en la mayoría de las instituciones universitarias, es decir,
debían una parte de su eficacia al hecho de que no eran completamente exclusivos. En este sentido, las
máximas autoridades de la fracción más consagrada de las instituciones “tradicionales prestigiosas”
llegaron a niveles de acumulación de cargos jerárquicos y directivos en ciertos organismos de poder
político (como el CRUP o el Ministerio de Educación), haciendo uso relacionalmente de ambos
poderes. Así, el hecho de que los representantes de estas instituciones consagradas detentaran capitales
valiosos en campos ajenos al universitario (capitales eficientes en espacios militares o religiosos),
funcionó como un factor clave, que en complemento con el prestigio académico dado por su tradición
en la educación superior, les permitió acceder o permanecer en un sitial preponderante del espacio
universitario privado. En definitiva, el desarrollo histórico del espacio universitario privado, evidenció
que un tipo específico de capital simbólico, el “prestigio institucionalmente reconocido” asociado a
una suerte de honor social e influencia política en carteras de educación o el CRUP por ejemplo, que
se fue diferenciando conjuntamente con el proceso de creación, institucionalización y autonomización
de las instituciones universitarias privadas, constituyó el tipo de ganancia particular que estuvo en
juego en la lucha por su apropiación durante el periodo comprendido entre 1955 y 1983. Se trata de
una especie de capital simbólico que promovió la extensión del reconocimiento institucional como
forma de cristalización del prestigio individual.
5. Conclusiones.
El presente trabajo procuró abordar la constitución de la educación superior privada como un alter en
el sistema nacional de educación superior entre 1955 y 1983, proceso en el cuál las dictaduras
recientes ejercieron, indudablemente, un peso determinante. Pero, la forma e intensidad de éste
“proceso de institucionalización” fueron radicalmente distintas entre el régimen de facto de 1966 –que
alentó la expansión y desregulación del sector– y la dictadura de 1976 –que no promovió la creación
de nuevas Universidades Privadas pero fortaleció la consolidación del subsistema de universidades
católicas existentes.
Al respecto, cabe destacar que el tipo de alianzas ad hoc entabladas entre la jerarquía eclesiástica
nacional y las cúpulas militares de ambas dictaduras, trajo aparejado importantes privilegios para la
educación superior católica: erogación del plexo legal que posibilita la creación de instituciones
privadas, emplazamiento de sus universidades en las principales ciudades del país y nombramiento de
funcionarios católicos en las distintas gestiones del Ministerio de Cultura y Educación durante el
periodo en estudio.
Con ayuda del ACM, fue posible condensar analítica y gráficamente la estructura del espacio
universitario privado, construyendo una tipología de sus instituciones. Entre otras cosas, el ACM puso
de manifiesto que la acción combinada de fuerzas exógenas y endógenas entre 1955 y 1983 implicó
para el locus universitario privado la consagración de ciertos jugadores (universidades católicas
tradicionales), el ingreso de algunos nuevos (universidades modernas-profesionales) como así también
la salida (instituciones que fueron estatizadas o extinguidas) o el aislamiento de otros (que tuvieron un
desarrollo local).
6. Bibliografía.
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7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTRO-OESTE
DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015.
MESA 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia
Título: CONOCER LA GUERRA DE MALVINAS DESDE LAS GENERACIONES DE LOS
JÓVENES EXCOMBATIENTES.
Autoras: ALEJANDRA B. BIRAL 1, ANALIA RODRIGUEZ 2
Palabras clave: HISTORIA – HISTORIA ARGENTINA CONTEMPORANEA – GUERRA DE
MALVINAS- GENERACIONES.
RESUMEN:
En este trabajo se analiza las generaciones de jóvenes excombatientes como una alternativa de estudio
para interpretar la Guerra de Malvinas como un proceso histórico argentino contemporáneo, como
resultado de investigaciones realizadas en proyectos de investigación de la Facultad de Filosofía,
Humanidades y artes de la Universidad Nacional de San Juan desde los postulados de la Historia Oral. Se
ha tenido en cuenta la importancia de lograr estudios innovadores desde el punto de vista de enfoques y
perspectivas de lo histórico; incluyendo a la Teoría de las Generaciones de Ortega y Gasset como una
alternativa para interpretar los procesos históricos argentinos contemporáneos, lo que permitirá una nueva
forma de hacer y divulgar la Historia. Analizando si un proceso histórico –en este caso la Guerra de
Malvinas- influyó en la generación a la pertenecieron los jóvenes excombatientes –sujetos históricos-;
utilizando para ello el método histórico, el método histórico de las generaciones y el método comparativo.
Teniendo en cuenta para esto que, la historia de procesos es la historia que permite comprender el mundo,
dando cuenta de los cambios y movimientos que caracterizan la vida de los hombres, pero a través de los
procesos y los distintos problemas que en ellos se plantean; es decir a través de la forma en que las
1
Magister en Historia, Universidad Nacional de San Juan. Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes.
Departamento de Historia. Email: [email protected]
2
Licenciada en Historia. Universidad Nacional de San Juan. Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes.
Departamento de Historia. Email: [email protected]
estructuras se constituyen, se arman y desarman permanentemente, combinando lo que permanece con lo
que cambia.
SUMMARY:
In this paper generations of young veterans is analyzed as an alternative study to interpret the Falklands
War as a contemporary Argentine historical process as a result of research conducted in research projects
at the Faculty of Philosophy, Humanities and Arts of the National University San Juan from the postulates
of the Oral History . It has taken into account the importance of achieving innovative studies from the
point of view of approaches and perspectives of the historical; including the Theory of Generations of
Ortega y Gasset as an alternative to interpret contemporary Argentine historical processes , enabling a new
way of doing and disclose History. Analyzing whether a historical process in this case the Malvinas War
influenced the generation belonged to the young veterans -individuals históricos- ; by using the historical
method , the historical method of generations and the comparative method . Taking into account this that
history is the history processes for understanding the world , realizing the changes and movements that
characterize the lives of men , but through different processes and problems that arise in them ; ie by how
structures are formed , are assembled and permanently disarm , combining what remains thereby
changing.
Keywords: HISTORY - CONTEMPORARY HISTORY ARGENTINA - FALKLAND WAR
En relación al tema que se analiza en la presente ponencia se ha encontrado antecedentes historiográficos,
que si bien toman otro período de tiempo que el estipulado para este estudio (1966-1973) han sido
investigados porque permiten el abordaje del mismo desde la relación de la Historia Oral con suicidios –
Historia Argentina, suicidios – Literatura Argentina, suicidios – Historia Contemporánea, presentando un
estudio innovador desde el abordaje de lo histórico.
Así, Horacio Sanguinetti en “La democracia ficta 1930-1938” (Sanguinetti, 1977: 130-131) titula el
análisis de la década de 1930 en nuestro país “Los suicidios y los raros” manifestando que en los grandes
libros de la época se expresan la desazón y la desesperanza del intelectual argentino, pues, son cantos de
expectativa desconsolada, análisis pesimista de un frustración colectiva. Los años 30, además de las
ilusiones de grandeza perdidas, implican el auge de la mafia, del gánster, del crimen presentado con
fruición a los lectores vespertinos y de los personajes raros, atípicos, sorprendentes de la picaresca criolla.
Además, menciona los suicidios de Leopoldo Lugones, Lisandro de la Torre, Alfonsina Storni, Horacio
Quiroga, Enrique Méndez Calzada, Enrique Loncán, Florencio Parravicini, Edmundo Grandmontagne y
Mariano Calvento (h).
En el caso de Manuel Gálvez en el capítulo “Los que no quisieron vivir” 3 hace referencia al estudio de
veinte escritores que se suicidaron en nuestro país: Belisario Roldán, Francisco López Merino, Alfredo
López Prieto, Alberto Meyer Arana, Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Alfonsina Storni, Clelia
Rovere, Lisandro de la Torre, Enrique Méndez Calzada, Enrique Loncán, Víctor Juan Guillot, Edmundo
Motagne, Eduardo Jorge Bosco, Martín V. Lascano, Fernando Ortiz Echagüe, Juan Pedro Ramos, José
Luis Ríos Patrón.
También menciona los suicidios dudosos por diferentes motivos de Carlos Olivera, Pedro Mario Delheye,
Alberto Mendioroz, Alejandro Marcó y el Director de la Imprenta de la Penitenciaría Nacional cuyo
nombre no se ha encontrado.
Gálvez marca las tres épocas en que “floreció la epidemia de matarse” en Argentina: 1922-1929, 19371938, 1940-1946. Esta ubicación cronológica resulta útil para el lector, ya que lo orienta en la
comprensión de las coordenadas tiempo-espacio (componentes importantes para cualquier estudio
histórico) de los suicidios analizados.
Por su parte, Jimena Sáenz en “Los suicidas argentinos” (Saenz, 1973: 74-91) luego de una brevísima
introducción con reflexiones acerca de las causas y consecuencias de un suicidio, y de una síntesis
histórica de cada época con respecto a este acto humano, empieza en este trabajo (que en la actualidad ya
cuenta con casi 30 años desde su publicación) con la enumeración de los suicidas notorios de nuestro país,
sin ahondar en las causas que los impulsaron a quitarse la vida.
En su relato Jimena Sáenz comienza cronológicamente en el Siglo XIX para luego llegar hasta el Siglo
XX, siempre circunscripta en el ámbito argentino.
Asimismo, se encuentran subtítulos que son orientadores para el lector en lo referente a los posibles
motivos que llevaron a los suicidas a sus drásticas determinaciones. Así se analizan:
 Morir por amor: aquí se encuentran Elisa Brown, Cristina Ascasubi y
Enrique Ocampo; la
coincidencia entre ellos que lleva a agruparlos en este subtítulo es que sintieron amor hacia otra
persona y al no poder concretar la felicidad a su lado optaron por terminar con su vida.
 Muero sin saber por qué: parece contradictorio decidir poner fin a la vida sin saber por qué se lo está
haciendo. Este es el caso de Jorge Mitre (hijo de Bartolomé Mitre) y de Leandro Alem (figura
nacional del radicalismo). En ambos casos a través de la pluma se puede observar el estado de ánimo
3
NOTA: Manuel Galvez, 1962: 331/345 en “Los que no quisieron vivir”, Capítulo XXIII de la obra “Entre la novela y la
historia”, que a la vez forma parte del tercer tomo de sus “Recuerdos de la vida literaria”. Buenos Aires, Hachette, 1962.
de estos suicidas; en el primer caso en su poema Consumatum est y en el segundo caso en su
testamento político.
 Siglo XX: aquí se analizan los suicidios del escritor Belisario Roldán y del político Domingo Salaverry
cuyas causas fueron distintas. El poeta se encontraba gravemente enfermo de Tuberculosis y el ex
Ministro de Hacienda de Hipólito Yrigoyen puso fin a su vida misteriosamente, debido posiblemente a
malos negociados y para evitar la vergüenza política.
 Suicidios en la Literatura: se enmarcan aquí los casos de Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones y
Alfonsina Storni, todos notables de las letras argentinas. En cuanto a las causas en el caso de Quiroga
y Storni estaban enfermos, mientras que de Lugones no se sabe exactamente el por qué de su drástica
decisión.
 Suicidas de la política: Se analizan los casos de Lisandro de la Torre y Víctor Guillot, ambos
pertenecían al radicalismo. Las causas que los llevaron al suicidio fueron diferentes. En lo referente al
primero, él mismo se marginó por propia voluntad en vida y así también puso final a la misma;
mientras que el segundo decidió su suicidio para salvar el honor comprometido en un negociado.
 Fanatismo Francófilo: aquí se hace referencia a los efectos que tuvo la Segunda Guerra Mundial en
los argentinos francófilos, y así se mencionan los suicidios de Enrique Loncán y Enrique Méndez
Calzada, ambos escritores, relacionados con La Nación y que residieron en París. No pudieron resistir
la invasión alemana.
 Los muertos del Peronismo: se estudian los casos de Leandro Meiners, Juan Duarte y Benjamín
Gargiulo, todos vinculados con este partido político argentino, pero, con diferentes motivos para poner
fin a sus existencias: el primero por exceso de escrúpulos ya que no adhería completamente al
Peronismo (tenía ideología laborista) y pensó que tendría las manos atadas para actuar como
gobernador de Santa Fe; el segundo plantea misterios y sospechas que aún no han sido dilucidados y
que efectivamente fuese un suicidio, y el tercero, Comandante de la Infantería de Marina, participó en
el movimiento revolucionario del 16 de junio de 1955, no soportó perder, ni la humillación, ni la
degradación, ni la cárcel.
 Últimos suicidas: con el estudio de los suicidios de Alberto Greco, Chas de Cruz, Polo Lugones,
Arminda Aberastury y Alejandra Pizarnik, cuyas actividades se desarrollaron en la segunda mitad del
Siglo XX, Jimena Sáenz pone punto final a su estudio.
Los antecedentes señalados anteriormente resultan importantes para iniciar el abordaje del tema propuesto.
Tanto en las obras de Horacio Sanguinetti, Manuel Gálvez como en la de Jimena Sáenz hay un análisis de
la relación suicidio e Historia Argentina, como ya se ha mencionado; pero, hay que señalar que el primero
y el segundo marcan un nexo importante entre suicidio y literatura argentina, mientras que en el tercer
caso desarrolla un notorio nexo entre el suicidio y la vida de nuestro país desde la época de la Revolución
de Mayo.
En lo que respecta al tema de las generaciones, cabe mencionar como un antecedente historiográfico de
importancia para el tema de este trabajo la obra de Jaime Perriaux “Las generaciones argentinas” (Jaime
Perriaux, 1970: 55) en la que se presenta un análisis de la Historia Argentina Contemporánea y las
generaciones que actuaron en ella, apelando (como discípulo de Ortega y Gasset) para este estudio a la
teoría de las generaciones para establecer la serie de generaciones argentinas y también las características
de la historia misma que vista de esta manera se ordena por sí sola, por la sola mecánica de la sucesión y
coexistencia de nuestras generaciones que tal como quedan determinadas en este estudio parecen hacer
mucho más inteligible la historia argentina contemporánea siguiendo las propias palabras de Ortega y
Gasset “... la idea misma de generación que es... el órgano visual con que se ve en su efectiva y vibrante
autenticidad la realidad histórica...” (Ortega y Gasset, 1976: 55)
Esto resulta importante para el abordaje del tema del presente trabajo ya que se observa: la aplicación
rigurosa de la teoría de las generaciones de Ortega y Gasset; el estudio de cada generación como un todo y
el establecimiento de la serie íntegra de las generaciones argentinas contemporáneas cuyas fechas de
nacimiento varían entre 1753 y 1917, y el reinado o gestión entre 1805 y 1970, es decir que llega a
analizar hasta la Generación XI.
En cuanto al tema del suicidio, la obra de Emilio Durkhein “El Suicidio”, (Durkhein, 1985: 156)
constituye el primer estudio sistemático del tema objeto de estudio de este trabajo. En ella el autor efectúa
un orden de los hechos que se ha propuesto estudiar con el nombre de suicidios, averiguando si entre los
diferentes tipos de muertes hay algunas que presentan caracteres comunes lo bastante objetivos como para
ser reconocidos por cualquier observador. Si éstos existen los agrupa bajo una determinada denominación.
Y así examina los suicidios que se producen en una sociedad dada, durante una unidad de tiempo
determinada haciendo sentir su acción sobre el conjunto de dicha sociedad.
Si bien Durkhein realiza un análisis del suicidio desde el punto de vista de la Sociología y con los
parámetros de esta disciplina científica –que no es el tipo de trabajo que se realizará en esta investigación-,
resulta un antecedente historiográfico de relevancia para el estudio del tema “Las generaciones argentinas
y el suicidio: una alternativa para interpretar los procesos históricos argentinos”, puesto que permite una
caracterización del mismo al utilizar estadísticas referentes al suicidio, relaciones entre tasas de suicidios y
relaciones sociales, diferentes métodos de análisis, pero sobre todo el método sociológico que descansa
enteramente en el principio fundamental de que los hechos sociales deben ser estudiados como cosas, es
decir, como realidades exteriores al individuo, advirtiéndose que no puede haber Sociología si no existen
sociedades, y no existen sociedades si solamente hay individuos.
La Historia Argentina Contemporánea no escapa al planteo realizado en párrafos anteriores, por ello en su
análisis se considerará que deben interesar los hechos verdaderamente trascendentes en su nexo causal,
pues, la historia no puede reducirse a una estructura técnicamente elaborada que se trasmita
mecánicamente. Se deberán analizar e interpretar los procesos que forman parte de ella.
La historia deberá ser entendida con un fin, fundamentalmente, didáctica, para comprender en forma
razonada los procesos del pasado. Ante esto, no se podrá reducir a la historia a una exposición fría de
hechos ocurridos en el pasado. No podrá ser un relato sin vida, meramente cronológico de los
acontecimientos, sino que se perseguirá un fin trascendente, casi metafísico, que permita ubicar al hombre
de hoy en el tiempo que le ha tocado vivir y proyectarlo con clara conciencia de su destino.
Teniendo en cuenta estas características, en este estudio se analizarán los procesos históricos argentinos
contemporáneos en su vinculación con las generaciones, el suicidio y el aporte de la Historia Oral.
Para ello se ha seleccionado la Generación XV de la serie de generaciones establecidas por Jaime Perriaux
en su obra “Las Generaciones Argentinas” (Perriaux, 1970: 50-51) analizando la niñez (1962-1977), la
juventud (1977-1992), la gestación o creación (1992-2007), el reinado o gestión (2007-2022),
estableciendo el vínculo con los suicidas de la misma, buscando determinar los rasgos salientes de la
generación y si el suicidio corresponde a una actitud o mentalidad de una época de nuestra historia. Y aquí
será interesante tener en cuenta las palabras de Perriaux en la obra citada, “tomemos como buena la teoría
de Ortega sobre las generaciones, con sus períodos de quince años, apliquémosla a nuestra historia y
veamos qué pasa al ir moviendo ese cursor”. (Perriaux, 1970: 2)
Por lo tanto en este análisis no puede estar ausente la teoría de las generaciones, la misma no puede
reposar en sí misma, porque pretende ser un conocimiento de realidades; es decir se trata de una analítica
cuyos esquemas postulan una impresión empírica y sólo alcanza su plena efectividad teórica cuando
funciona circunstancialmente en la aprehensión de la realidad histórica. Por eso se sostiene que la teoría de
las generaciones es intrínsecamente metódica, en su aplicación alcanza su auténtico cumplimiento.
En el pensamiento de Ortega y Gasset se encuentran tres nociones que convienen recordar. La primera de
ellas es que a la vida humana la caracteriza el continuo cambio, la continua variación, que el cambio cobra
importancia cuando se pasa de la esfera individual a la de la sociedad, porque toda situación social arraiga
en una precedente y se proyecta hacia una futura. La segunda es que los cambios en la sociedad son en
primer término cambios en la sensibilidad vital, que a su vez traen cambios en las ideas y a través de éstos
en todo lo demás de la vida colectiva; todo cambio en la sensibilidad vital se manifiesta en la forma de
generación. La tercera noción es que todo individuo (persona, época, generación) es una perspectiva sobre
el mundo y la vida. Siendo así es que se justifica el pensamiento de este filósofo de las generaciones como
un método en la investigación histórica, de los cambios que en la historia se operan.
Ya en “El tema de nuestro tiempo” expresaba este pensador español que si cada generación consiste en
una peculiar sensibilidad, en un repertorio orgánico de íntimas propensiones, quiere decir que cada
generación tiene su vocación propia, su histórica misión. Una generación es una variedad humana, en el
sentido riguroso que dan a este tema los naturalistas. Los miembros de ella tienen una fisonomía común
porque vienen del mundo dotados de caracteres típicos que los diferencian de la generación anterior.
Dentro de este marco de identidad pueden ser los individuos de la más diversa temple, hasta el punto de
que, habiendo de vivir los unos junto a los otros, a fuerza de contemporáneos, se sientan a veces como
antagonistas. Pero por ser hombres de su tiempo, se parecen más de lo que se diferencian.
Desde este punto de vista, la historia tiene una estructura precisa, que es la de las generaciones. Cada
hombre encuentra un mundo determinado por un repertorio de creencias, ideas, usos y problemas. Esta
forma de vida tiene cierta estabilidad, dura cierto tiempo, Ortega y Gasset considera que quince años. Una
generación es una zona de quince años durante la cual una cierta forma de vida estuvo vigente.
ORTEGA Y GASSET sostiene: “El individuo humano no estrena humanidad. Encuentra desde luego en
su circunstancia otros hombres y la sociedad que entre ellos se produce. De aquí que su humanidad, la
que en él comienza a desarrollarse, parte de otra que ya se desarrolló y llegó a su culminación; en suma
acumula a su humanidad un modo de ser hombre ya forjado, que no tiene él que inventar, sino
simplemente instalarse en él para su individual desarrollo”. (Ortega y Gasset, 1976: 40)
Es decir que el horizonte de la vida humana es histórico; el hombre está definido por el nivel histórico que
le ha tocado vivir; lo que el hombre ha sido es un componente esencial de lo que es, justamente por haber
sido antes otras cosas; el ámbito de la vida humana incluye la historia. Por lo tanto la razón vital (que es la
vida misma) es constitutivamente razón histórica. “Se trata de encontrar en la historia misma su original
y autóctona razón. Por eso ha de entenderse en todo su rigor la expresión razón histórica. No una razón
extra histórica que parece cumplirse en la historia, sino literalmente lo que al hombre le ha pasado,
constituyendo la sustantiva razón, la revelación de una realidad trascendente a las teorías del hombre y
que es el mismo por debajo de sus teorías” (Ortega y Gasset, 1976: 49-50)
Y es en el análisis de esta teoría donde se pueden observar las características de la concepción histórica de
Ortega y Gasset que sostiene en “En torno a Galileo” “La historia no es, pues, primordialmente,
psicología de los hombres, sino reconstrucción de la estructura de ese drama que se dispara entre el
hombre y el mundo. Es preciso que la historia abandone el psicologismo o subjetivismo en que sus más
finas producciones actuales andan perdidas y reconozca que su misión es reconstruir las condiciones
objetivas en que los individuos, los sujetos humanos han estado sumergidos. De aquí que su pregunta
radical tiene que ver, no cómo han variado los seres humanos, sino cómo ha variado la estructura
objetiva de la vida. La pregunta radical de la historia se precisa, pues, así: ¿qué cambios de la estructura
vital ha habido?¿cómo, cuán y por qué cambia la vida?”.(Ortega y Gasset, 1976: 34-35)
Es por ello que en este estudio se tendrá en cuenta de cada generación argentina seleccionada sus criterios
ante la vida, ante el nacimiento, ante el matrimonio, ante la familia, ante la formación académica, ante la
sociedad, ante las creencias religiosas, ante las costumbres de la época, ante la política; como así también
estos mismos criterios se analizarán en los suicidas destacados en cada una de ellas.
Esto permitirá investigar cómo organizaron la realidad en sus mentes y cómo la expresaron en sus
conductas; analizando las relaciones existentes entre el individuo y la sociedad, entre lo individual y lo
colectivo, para llegar a establecer la vinculación objeto de este trabajo: Historia Contemporánea
Argentina, generaciones y suicidios en el período comprendido entre los años 1966-1973: la generación de
excombatientes desde la Historia Oral, entendiendo que, la historia oral posibilita oponer sus resultados de
investigación a la crisis de significado y de visión social que abundan como resultado del predominio del
dato y las generalizaciones, así como aportar informaciones e interpretaciones de ellas que, de una forma u
otra, pueden constituir modos de conocimiento y preservación de la identidad cultural; sentándose sobre
una serie de procedimientos, en los cuales se destacan, fundamentalmente, la información bibliográfica y
documental, y la entrevista que permiten recoger la expresión y la tradición oral de los individuos y
grupos sociales. En tal sentido, constituyen un importante instrumento de rescate y salvaguarda de la
identidad cultural en etapas específicas.
Toda actualidad, según Ortega y Gasset, todo hoy envuelve en rigor tres tiempos distintos, tres hoy
diferentes, o dicho de otra manera, que el presente es rico de tres grandes dimensiones vitales, las cuales
conviven alojadas en él, quieran o no, trabadas unas con otras, y, por fuerza, al ser diferentes, en esencial
hostilidad.
Se puede considerar a la vida dividida en cinco períodos de quince años, que sumaría un total de setenta y
cinco:
1- Los primeros quince años: niñez. No hay actuación histórica, ni apenas tiene ese carácter lo que se
recibe del mundo.
2- De los quince a los treinta años: juventud. Se recibe del contorno, se ve, se oye, se lee, se aprende, el
hombre se deja penetrar por el mundo ya existente y que él no ha hecho. Época de información y
pasividad.
3- De los treinta a los cuarenta y cinco años: iniciación. El hombre empieza a actuar, a tratar de
modificar el mundo recibido e imponerle su propia innovación; es la época de gestación en que se
lucha con la generación anterior y se intenta desplazarla del poder.
4- De los cuarenta y cinco a los sesenta años: predominio. Se ha impuesta y ha logrado vigencia el
mundo que se trataba de innovar en la edad anterior. Los hombres de esta edad están en el poder en
todos los órdenes de la vida, es la época de gestión, y a la vez que se lucha para defender ese mundo
frente a una nueva innovación postulada por la generación más joven.
5- De los sesenta a los sesenta y cinco, o más en los casos de longevidad: vejez. Es la época de
supervivencia histórica. Hay muchos menos hombres de esta edad que de los grupos anteriores.
Cabe preguntarse, cómo se realiza el cambio histórico en función de las generaciones sucesivas. Así la
totalidad de los jóvenes de un momento del tiempo actúa sobre el mundo, cada uno sobre un punto de él,
entre todos sobre su integridad. De este modo, aunque la modificación ejecutada por cada uno de ellos sea
mínima, lo decisivo es que frente a las variaciones individuales, por importantes que sean tienen un
carácter de totalidad, y convierte al mundo en otro mundo; y de este modo Ortega y Gasset llega a un
concepto de generación mucho más riguroso.
Teniendo en cuenta lo analizado en los párrafos anteriores en este trabajo se agrega a un grupo
generacional que corresponden a los guerreros de Malvinas o sea los que no alcanzaron todas las etapas de
la teoría de las Generaciones de Ortega y Gasset, la inmensa mayoría sólo conscriptos en 1982 –año de la
guerra-, es decir los nacidos después de 1960.
De acuerdo a la obra de Jaime Periaux “Las Generaciones Argentinas”, los guerreros de Malvinas
pertenecerían a la Generación XV, y cuya niñez se da entre los años 1962-1977 “soy nacido el 11 de
mayo del sesenta y dos en el departamento de Rawson, en el Médano de Oro, sí en el Médano de Oro…”4
Estos argentinos nacieron durante la Presidencia de José María Guido (Gobierno de Facto) y su niñez
transcurrió entre la democracia y los golpes de estado: Presidencia de Arturo Illia (1963-1966) gobierno
democrático, Presidencias de facto de Juan Carlos Onganía, Roberto Levingston, Alejandro Lanusse
(1966-1973), el retorno a la democracia con las presidencias de Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan
Domingo Perón, María Estela Martínez de Perón (1973-1976), y nuevamente un golpe de estado que
inició el llamado Proceso de Reorganización Nacional en 1976.
Evidentemente la niñez de estos hombres de la historia argentina contemporánea transcurrió en una etapa
de inestabilidad política en nuestro país, como característica en el marco de una fragmentación de las
fuerzas políticas que actuaban en ese momento. Mientras en la política exterior la Argentina se encontraba
entre la alineación y la no alineación con los EEUU según la posición que adoptara frente al desarrollo
económico.
En relación a la niñez de la generación objeto del presente estudio, se puede afirmar que desde el Golpe de
Estado de 1966 y hasta 1973 tuvieron lugar en nuestro país procesos sociales, además de los políticos ya
mencionados, que jalonaron todos estos años (casi una década). Algunos de estos procesos fueron la
finalización de tendencias surgidas en años anteriores, como la radicalización de algunos grupos del
4
Nota: ARCHIVO ORAL, Testimonio de José Reinaldo Díaz. San Juan, 27 de marzo de 2009.
movimiento obrero; otros fenómenos, en cambio comenzaban a aparecer en ese momento por influencia
del clima cultural internacional, tal el caso en nuestro país de la irrupción de la cultura juvenil que halló en
la música rock uno de los productos más representativos.
La vida cotidiana de esta generación tuvo la irrupción de la popularización de la televisión que inaugurada
en los año 50 se popularizó en la década siguiente. Su programación incluía productos de todo tipo de
intereses e iba superando a la radio como medio de información y entretenimiento.
Además, en los años 60 se produjo la difusión internacional de la narrativa de escritores latinos
americanos que se conoció como “el boom de la literatura latinoamericana”. Escritores como Gabriel
García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Julio Cortázar fueron reconocidos en todo el
mundo –aunque presentaban estilos diferentes- como pertenecientes a un grupo particular que reflejaba la
realidad del continente, a la que no escapaba Argentina.
En este marco histórico se desarrollaron los años de la niñez de la Generación XV “mi vida transcurrió
como yo creo que todo niño, o adolescente normal, lo mío transcurrió acá en San Juan yo hice toda la
primaria en San Juan, y luego fui a la Escuela Técnica Obrero Argentino, que se llamaba ETOA y la
primaria la hice en la Escuela Nacional 134, ya no existe porque ahora es Larraín, creo…; estaba en la
Villa Hipódromo, en la Villa Hipódromo, bueno esa escuela a pesar de, de,…como se van dando las cosas
no…, mi papá era retirado de la Policía y mi mamá era jubilada del Hospital Rawson, ellos gestionaron
que trajeran la escuela a la Villa Hipódromo, asi que justamente gracias a ellos y a la intervención de
otro señor que trabajaba, un señor Páez de apellido, también uno de los pilares para traer esa escuela
ahí a la Villa Hipódromo, bueno y ahí hice toda mi primaria, después en la secundaria llegué hasta
segundo año de la escuela técnica, supuestamente me podría llegar a recibir de Ingeniero Hidráulico,
bueno…yo en ese tiempo era más que nada aniñado, yo viví acá en San Juan hasta los dieciséis años, y la
única actividad que tenía era ciclista, corría en bicicleta” 5
Pero esta Generación finalizando su período de juventud –1982- (de acuerdo a la Teoría de las
Generaciones) e ingresando en la etapa de sus años de gestación o creación participó en la Guerra de
Malvinas, que marcó un mal momento para el país en el ámbito nacional e internacional, y en el humano
de ellos mismo, pues para los sobrevivientes de la misma, ésta marcaría sus vidas, pues, extendió una
tragedia más allá del conflicto, ya que los guerreros de Malvinas deberían convivir con la épica, el
espanto, la solidaridad, el miedo, la muerte, la derrota “…bueno la fecha en sí no la recuerdo bien en que
nos dijeron que partíamos, pero fue una tarde, me acuerdo… pasando mediados de abril, nos convocan a
un cine me acuerdo, a un galpón donde ellos tenían un cine ahí en la brigada de Comodoro y bueno ahí
5
Nota: ARCHIVO ORAL, Testimonio de Daniel Antonio Vicente. San Juan, 22 de octubre de 2010.
empezamos…recibimos algunas instrucciones, algunos objetivos que podíamos llegar a correspondernos,
no con seguridad y de ahí cuando salimos me imagino que serían, no sé, las tres de la tarde, las tres o
cuatro de la tarde, no subieron a unos camiones que en ese momento nosotros no teníamos conocimiento
de que existían esos camiones, unos camiones Iveco, que ahora justamente los tiene Gendarmería, que
son bastante altos, grandotes, de un porte bastante robusto y bueno ellos ya los tenían, la cuestión que en
esos camiones nos transportaron hasta el aeropuerto, llegamos ahí, esperamos, nos tuvieron esperando,
ya veníamos con experiencia que nos hagan esperar en los aeropuertos haber en qué íbamos a salir, en
qué nos iban a llevar, la cuestión es que se hicieron las siete treinta, las ocho de la noche y no apareció el
avión, así que de nuevo otra vez a los camiones, de vuelta, de nuevo al cuartel, no sabía la incertidumbre
de nuevo de no saber si nos llevaban o no, la cuestión que armamos carpas para poder dormir esa noche,
dormimos y al otro día a las ocho treinta de la mañana, ya nos habían hecho hacer diana a las seis,
desayunamos algo rápido y a las ocho treinta de la mañana nos tocan los silbatos de armarse al
completo, desarmar el Vivak, subir al camión, pero así algo repentino, …armamos todo como pudimos,
subimos a los camiones y nos llevaron al aeropuerto de nuevo y ahí si ya nos estaba esperando un Foker
de la Armada, que en ese momento no tenía asientos, nos sentaron a todos uno atrás del otro en el piso y
de ahí nos llevaron a…, nos llevaron a un lugar, no sabíamos en realidad a dónde íbamos, cuando
llegamos y sobrevolamos la isla ya nos dimos cuenta, ya nos hablaron por el micrófono y nos dijeron que
estábamos sobrevolando Malvinas, que nos preparáramos para el aterrizaje… el tener la presencia de las
Islas Malvinas fue algo emocionante, digo que, que en la juventud nuestra en la falta de experiencia y
todo eso no, nos hizo fervorizar, nos volvió locos en el avión porque estábamos en Malvinas, porque era
como que nos tocaba estar al frente, como que íbamos a ser lo protagonistas de eso… fue la emoción
más grande cuando nos dijeron que estábamos sobrevolando Malvinas y que íbamos a bajar
ahí…(silencio) bueno una vez que bajamos ya empezamos, caminamos desde el aeropuerto hasta
Malvinas… y la guerra…” 6.
Hablar de Malvinas es hablar de una guerra que arrojó 649 muertos, pero cuya tragedia se extendió más
allá, como lo marca la nómina de veteranos que se suicidaron atormentados por este episodio, pues fueron
setenta y cuatro días que marcaron un quiebre en sus vidas
Es decir que aquí se encuentra una relación directa entre la historia y el suicidio, en un análisis de la idea
histórica sobre este hecho que pone fin a la vida humana, en este caso guardando una estrecha relación en
el marco del proceso histórico argentino contemporáneo que tiene vinculación con la Guerra de Malvinas
y de la generación que participó en ella.
Por lo tanto después del análisis realizado en esta investigación histórica se puede concluir que así como
en la Historia Argentina contemporánea se pueden señalar: la Generación del 37 o la Generación del 80,
6
Nota: ARCHIVO ORAL, Testimonio de Daniel Antonio Vicente. San Juan, 22 de octubre de 2010.
se puede incluir a la Generación de los Guerreros de Malvinas “…he notado un cambio de mi niñez hasta
ahora, he notado un cambio muy grande porque uno aprende a valorar, después de una circunstancia de
esa, de esa características de haber estado tan al límite, tan al límite uno aprende a valorar muchísimas
cosas, de las cuales, de las cuales va rescatando lo mejor porque una cosa, que es algo para mí
fundamental, es la familia, es haber disfrutado a mis padres el tiempo que los tuve a mi lado, y
lamentablemente hoy los tengo a los dos fallecidos, pero los disfruté al máximo, traté de estar con ellos,
de compartir actualmente a mi familia, a mis hijos los trato de disfrutar al máximo, trato de trabajar por
ellos y para ellos, haciendo todo lo que puedo hacer, lo que puedo hacer en esta vida que les sirva para
ellos no, que, que le quede el legado mío que les quede a ellos de lo que yo pude hacer en mi vida no, y
poder que ellos aprendan de esa manera a valorar, pequeñas e insignificantes cosas de la vida que uno,
uno aprende a valorar que a lo mejor si no hubiese tenido la experiencia esta de poder rescatar las cosas,
las cosas buenas de la vida, porque si uno no tiene una situación límite a la cual haya vivido, no, no le da
importancia a pequeñas cosas que hacen que la vida sea mejor…” 7
Aunque esta no es la situación de otros excombatientes, que a pesar que sobrevivieron a esta Guerra, en el
transcurso de sus vidas no pudieron superar las secuelas que la misma les dejó y decidieron poner fin a sus
vidas, es decir se suicidaron, no es el caso de nuestros entrevistados que supieron sortear las cosas que se
le fueron presentando “… no, por más que pase el tiempo no las olvidas. Lo que sí, aprendes a asumir que
es parte de tu vida y que no te podes detener en el pasado, que tenés que vivir el presente y el futuro, ir
enfrentando de acuerdo como se te vaya presentando, porque el futuro nadie sabe cómo, solamente Dios,
cómo viene, y el presente tratar de disfrutarlo y ser feliz cada día. Yo cada día trato de disfrutarlo, porque
no sé si mañana voy a poder disfrutar o no, o si me despierto si me voy a poder mover de mi cama o no,
no lo sé”. 8
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Nota: ARCHIVO ORAL, Testimonio de Daniel Antonio Vicente. San Juan, 22 de octubre de 2010.
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7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN
CENTRO-OESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015.
Mesa 15: Desafío del pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia.
Título: Transformaciones en las prácticas docentes en la última década: ¿innovación o
resistencia?
Autores: Lic. Carolina Caliva; Doctor José Casas 1; Lic. José Luis Castillo; Lic. Ana
Valeria Pezzini y Lic. Ana Valeria Ruiz
Palabras clave: prácticas docentes, innovación, resistencia, continuidad, ruptura.
Resumen
Este es un informe de avance de una investigación que aborda las prácticas docentes,
delimitando como aspecto de análisis aquellas situaciones en que los docentes deben
transponer prescripciones curriculares emanadas de especificaciones de nivel nacional
y/o jurisdiccional cuando estas establecen la enseñanza de nuevos contenidos. El objeto
de investigación por tanto es como abordan y resignifican los docentes en sus prácticas
las nuevas prescripciones curriculares tal que implican una trasposición didáctica de
contenidos tanto en el aula, en el proceso de enseñanza, como en los actos escolares.
El objeto de estudio trata del abordaje de temáticas sobre memoria e interculturalidad,
que forman parte de objetivaciones curriculares actuales, que en principio significan
rupturas con las concepciones y las prácticas docentes pedagógicas cotidianas y
naturalizadas.
Los dos temas, memoria e interculturalidad, implican un nuevo tratamiento educativo.
La conmemoración del 12 de Octubre ya no es del “descubrimiento de América”, sino
el día de la diversidad, desde una visión diferente, de inclusión y ruptura de las
configuraciones anteriormente dominantes. La conmemoración nueva es la del 24 de
1
Instituto de Formación Docente de Jáchal. [email protected]
marzo, día de la memoria, se trata de nuevos temas y configuraciones en la oposición
dictadura-democracia.
El tratamiento de estas temáticas suponen un cierto grado de innovación, habida cuenta
de los habitus adquiridos por los docentes y su incidencia en las prácticas y
representaciones y de cómo traducen y resignifican tales prescripciones en sus prácticas
de enseñanza.
Keywords: teaching practices, innovation, resistance, continuity, rupture.
Summary:
This is a progress report of an investigation that addresses teaching practices, defining
aspect of analysis as situations where teachers must transpose curricular specifications
prescriptions issued by national and / or courts when they establish the teaching of new
content . The object of research is therefore addressed and redefine as teachers in the
new curriculum practices involving prescriptions such a didactic transposition content in
the classroom, in the process of teaching and school events.
The object of study is addressing topics of memory and multiculturalism, which are part
of current curricular objectification, which in principle means breaking with the
conceptions and pedagogical teaching practices daily and naturalized.
The two issues, memory and intercultural education involving a new treatment. The
commemoration of October 12 is no longer the "discovery of America" but the day of
diversity, from a different view, inclusion and rupture of the previously dominant
configurations. The new memorial is March 24, the day of memory, are new themes and
settings on the dictatorship-democracy opposition.
The treatment of these issues involve a degree of innovation, given the habitus acquired
by the teachers and their impact on the practices and representations and how to
translate such requirements and redefine their teaching practices.
INTRODUCCIÓN
La presente ponencia es un informe de avance de investigación sobre prácticas docentes,
realizado por un equipo de investigación del Instituto de Formación Docente (Nivel superior) de
la Escuela Normal Superior Fray Justo Santa María de Oro de Jáchal, con la dirección del
Doctor José Casas y seleccionado a nivel nacional por el INFOD. El proyecto aborda las
prácticas de docentes de nivel primario del sistema educativo deben transponer prescripciones
curriculares emanadas de especificaciones de nivel nacional y/o jurisdiccional cuando estas
establecen la enseñanza de nuevos contenidos. Indagamos sobre cómo se traducen en las
prácticas
docentes los cambios de contenidos curriculares y su abordaje, de acuerdo al
posicionamiento que adoptan frente a la política curricular. El objeto de investigación por tanto
es como abordan y resignifican los docentes en sus prácticas las nuevas prescripciones
curriculares tal que implican una trasposición didáctica de contenidos tanto en el aula, en el
proceso de enseñanza, como en los actos escolares.
Se acota el objeto de estudio al abordaje de temáticas sobre memoria e interculturalidad, mismo
que forman parte de objetivaciones curriculares actuales. En los Núcleos de Aprendizaje
Prioritarios, en los objetivos y texto se postula que en principio significan rupturas con las
concepciones y las prácticas docentes pedagógicas cotidianas y naturalizadas. Los NAP
(Núcleos de Aprendizajes Prioritarios), en el marco de las definiciones curriculares nacionales,
remiten a “saberes centrales, relevantes y significativos”, que se plantea, deben ser incorporados
como objetos de enseñanza para desarrollar y ampliar las “posibilidades cognitivas, expresivas y
sociales” de los educandos. Los núcleos serán un “organizador de la enseñanza, orientada a
promover múltiples y ricos procesos de construcción de conocimientos, potenciando las
posibilidades de la infancia y de la juventud, pero atendiendo, a la vez, a ritmos y estilos de
aprendizaje singulares a través de múltiples ambientes y de condiciones para que ello ocurra”.
(Documento NAP, Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología. Internet). Agrega el
documento que atendiendo a las realidades cotidianas en las aulas y respetando la diversidad de
diseños curriculares, se acordaba enfatizar en saberes priorizados, considerados indispensables.
Refieren a problemas claves de las áreas/disciplinas, son relevantes para comprender los
problemas del mundo actual y base para la adquisición de otros aprendizajes.
Los dos temas, memoria e interculturalidad, implican un nuevo tratamiento. En el caso del
primero, un tema de historia reciente, en función de la defensa y fortalecimiento de la
democracia, una problemática emergente en la sociedad argentina, que aún no se ha cerrado. El
segundo, también emergente en tanto implica una perspectiva distinta, un nuevo paradigma
frente a un contenidos que aún cuando fueron antes abordados quedó sesgado por posiciones
binarias/ dualistas o que tendieron a su naturalización. Ello es factible de ser analizado además,
en el caso de los actos escolares.
En la conmemoración del 12 de Octubre el paso de la celebración del llamado “descubrimiento
de América” - llegada de la civilización europea a nuestro continente como día de la raza- que
hoy se instituye como conmemoración del día de la diversidad, desde una visión diferente, de
inclusión y ruptura de las configuraciones –representaciones ideológicas- anteriormente
dominantes. En el caso del 24 de marzo, día de la memoria, se trata de nuevos temas y
configuraciones en la oposición dictadura-democracia.
El tratamiento de estas temáticas suponen un cierto grado de innovación, ahora, habida cuenta
de los habitus adquiridos por los docentes, y su incidencia en la configuración de las practicas,
nos preguntamos si ante las prescripciones de cambios que se
plantean se producen
transformaciones que impliquen innovación en sus prácticas y por ende en sus representaciones
y concepciones y de cómo se traducen y resignifican tales prescripciones en sus prácticas.
Las prácticas docentes –como toda otra práctica- son sociales y contextuadas. Son producciones
históricas-sociales determinadas, que se originan y desarrollan en espacios históricamente
constituidos, según Bourdieu. Dichos espacios, para nuestro caso, comprenden el contexto
social económico, las características sociales de los agentes que actúan, las políticas educativas
configuradoras de conductas, el marco institucional, la socialización y formación de docentes
donde se realizan las prácticas específicas: docentes y pedagógicas.
La práctica pedagógica es la “que se despliega en el contexto del aula caracterizada por la
relación docente, alumno y conocimientos”, en tanto que la práctica docente “amén de
constituirse desde la práctica pedagógica, la trasciende al implicar, además, un conjunto de
actividades, interacciones, relaciones que configuran el campo laboral del sujeto maestro o
profesor en determinadas condiciones institucionales y sociohistóricas”. (Achili, 2004, 23).
Entendidas las prácticas docente desde la perspectiva de los procesos didáctico- curriculares
resultan fundamentales los aportes de Terigi en relación a los procesos curriculares. La autora
los comprende como “fenómenos que solo pueden comprenderse si se analizan las dinámicas
operantes en cada nivel (Nacional, Jurisdiccional, institucional-áulico), dinámicas que se
constituyen por la interacción de lógicas que resultan del accionar de los sujetos como
aceptación, rechazo, redefinición de lo prescripto”, por los cuales se da no la mera
implementación sino un proceso de especificación atravesado por procesos de apropiación y
resignificación de lo prescripto. (Terigi, 1999)
Las prácticas subsisten en las instituciones escolares más allá de las condiciones que les dieron
origen. Se trata de: “Configuraciones del pensamiento y de acción que, construidas
históricamente, se mantienen a lo largo del tiempo, en cuanto están institucionalizadas,
incorporadas a la prácticas y a la conciencia de los sujetos.” (Davini, en Sanjurjo, 2009:17)
(Cursivas de la autora).
El habitus, al igual que las prácticas, es también contextuado, producto de valores y acciones
colectivas. El habitus es la matriz generativa de las prácticas, el sistema de disposiciones más o
menos permanente y la matriz de percepciones y formas de actuar: es el performador de las
prácticas.
Ni el habitus ni la actitud reflexiva son espontáneos; deben ser enseñados y desarrollados, se
trata de un proceso de formación y reflexión. En particular esto se expresa en las prácticas
educativas donde el pensamiento consciente es inseparable de la práctica. El habitus comprende:
“Las estructuras sociales de nuestra subjetividad, que inicialmente se constituyen en virtud de
nuestras primeras experiencias (habitus primario) y, más tarde, de nuestra vida adulta (habitus
secundario): es la forma en que las estructuras sociales se gravan en nuestra mente y nuestro
cuerpo por interiorización de la exterioridad.” (Corcuff, 1998, 32). (Cursivas del autor).
Bourdieu define a los habitus como sistemas de disposiciones perdurables y disponibles. Pero
aunque sean durables no son inmutables. En situaciones nuevas, diferentes a las que actuaron en
la formación del habitus, los agentes sociales se encuentran en la posibilidad y necesidad de
reformular-cambiar sus prácticas. Otra manera de introducir cambios es a través del
autosocioanálisis, por el cual los agentes, en este caso los docentes, pueden objetivar sus
prácticas y representaciones y ponerlas en cuestionamiento.
El habitus, como estructura estructurante, es generador de las prácticas y concepciones sobre
estas. Se configuran no solo por su pasado, sino en “la puesta en relación de las condiciones
sociales en las cuales se ha constituido el habitus que las ha engendrado y de las condiciones
sociales de su puesta en marcha” (Gutiérrez, 1995,67).
Los habitus son estructuras estructuradas estructurantes, que cristalizan y están internalizados en
los cuerpos. Tienen una doble característica: pueden ser fuente de resistencias al cambio o
pueden ser impulsores de cambios. Visto por el lado de la resistencia al cambio:
Las resistencias a la modificación del habitus tienen que ver con la internalización de
esquemas que, además de resultarnos prácticos y económicos, son caros a nuestros
sentimientos y creencias. (Sanjurjo, 2009,31).
El habitus profesional comprende “los esquemas adquiridos en la historia incorporada, puestos
en acto en las prácticas cotidianas. Son organizadoras de la acción, lo que controla la acción
pedagógica a través de diversos mecanismos. El habitus da cuenta de esquemas de percepción,
decisión y acción que movilizan débilmente el pensamiento racional.” (Sanjurjo, 2009, 30).
Por otro lado, sobre el tema las resistencias al cambio, Achili plantea que se produce una
neutralización del trabajo con el conocimiento debido a las acciones que impone la práctica
docente:
…las condiciones de trabajo docente, las actividades burocráticas y externas a lo
pedagógico, la estructuración jerárquica que caracteriza las relaciones institucionales en
el sentido de transformar al docente en mero ´transmisor” o ´ejecutor´ de lo que diseñan
o generan otros-, son algunos de los límites que lo diluyen como sujeto ´intelectual´.
(Achili, 2004,24).
LAS PRACTICAS DOCENTES ANTE LA OBSERVACION
El universo delimitado fueron todos los docentes de escuelas primarias asociadas al ISFD,
Escuela Normal Superior Fray J. Santa María de Oro, del departamento Jáchal, San Juan. La
muestra fue intencional dirigida solamente a docentes de los grados: 5°, 6◦ y 7◦, con una
antigüedad superior a los 5 años de las escuelas asociadas, para indagar el tema del 12 de
octubre, mientras que para el 24 de marzo se consideraron todos los docentes de la institución
de ambos ciclos.
La observación se realizó sobre las prácticas docentes en situaciones áulicas cuando los
docentes dictaron temas pertinentes sobre la memoria e interculturalidad, centrando en los
contenidos impartidos y las formas pedagógicas que se implementan. La observación también se
hizo sobre los actos conmemorativos del 24 de marzo y 12 de octubre en los establecimientos
educativos, atendiendo a las ceremonias, rituales, representaciones escolares (teatrales, poesías,
etc.) y representaciones icónicas (láminas, dibujos, leyendas, etc.), además de los discursos
emitidos por los docentes.
En la aplicación de los instrumentos de recolección de datos se visibilizaron problemas no
tenidos en cuenta. Gastón Bachelard asume que en “el acto mismo de conocer, íntimamente,
donde aparecen, por una especie de necesidad funcional, los entorpecimientos y las confusiones.
El conocimiento de lo real es una luz que siempre proyecta alguna sombra” (Bachelard: 1994).
Frente a ello es preciso considerar que desde el punto de vista metodológico y epistemológico se
produjeron
alteraciones en el accionar cotidiano de las instituciones que se evidenció en
resistencia
a las entrevistas (en algunos casos), mecanismos de evasión a través de la
postergación de las clases referidas a las temáticas investigadas y armados forzados o puestas en
escena de clases en función de la presencia de uno de los miembros del equipo de investigación
observador. En algunos establecimientos educativos se realizaron por primera vez actos sobre la
conmemoración del día de la memoria, por la verdad y la justicia.
Por otro lado, el docente -cuya clase iba a ser observada cuando desarrollara los nuevos
contenidos-, se anticipaba y abordaba el tema el día anterior al fijado, con la finalidad de
asegurar la participación y el conocimiento de los alumnos en el momento de realización de la
observación.
Es posible que esta práctica se deba, en parte, a la relación de jerarquía y de poder que se
establece entre las instituciones educativas del sistema. El Instituto de Formación Docente,
responsable de la formación inicial y continua de los docentes de nivel primario y por el otro las
instituciones primarias. En consecuencia el investigador podría ser percibido como un sujeto
que se instala al interior de las escuelas para evaluar las prácticas pedagógicas. Se considera,
además, la carga simbólica que tiene la observación como instrumento de evaluación que
aplican supervisores y directivos a docentes. Si bien no era el objetivo de los miembros del
equipo de investigación realizar una evaluación de formas pedagógicas y de contenidos
impartidos, los docentes de las escuelas entendieron que se trataba de una evaluación. La
presencia de los miembros del equipo, que iban a realizar observación no participante, se
convirtieron, sin proponérselo, en quienes intervenían en las clases y actos, modificando las
situaciones de la vida escolar cotidiana. Ellos inducían a realizar actividades no previstas en
algunos casos y en otros provocaban la resistencia y conductas evasivas de los docentes para
evitar la observación. Los docentes percibían la observación como una evaluación de quienes
consideraban como poseedores de conocimientos superiores en la escala jerárquica institucional.
Esto modificaba la observación y producía situaciones y escenarios ficticios, preparados o
forzados, pero a la vez indica una manifestación de las prácticas docentes. Es decir las
reacciones eran propias de formas de resistencia que ya están incorporadas en los habitus, como
resistencia ante lo extraño, invasivo. No son formas dilatorias; están implícitas en las prácticas
docentes.
LOS NAP COMO CONTENIDOS PRESCRIPTOS
Los NAP, como se mencionó en la introducción, remiten a “saberes centrales, relevantes y
significativos” que fueron elaborados a través de acuerdos federales. Se presentan como una
respuesta a la desigualdad y fragmentación del sistema educativo argentino. Este núcleo de
aprendizajes fue diseñado de tal forma que permita la resignificación de los docentes
considerando los contextos regionales y la heterogeneidad de las trayectorias escolares de los
estudiantes. A partir de estos núcleos las provincias elaboran los Diseños curriculares
provinciales para contextualizar los contenidos que se enseñarán. La provincia de San Juan no
cuenta con el diseño curricular provincial, orientación fundamental para el docente, y por lo
tanto este debe seleccionar y recortar contenidos en función de los recursos y saberes que posea.
Los contenidos del “Día de la diversidad cultural” y los de “la memoria, la verdad y la justicia”
son trabajados, al interior del aula, desde las aéreas de Ciencias Sociales y de Formación Ética
y Ciudadana.
Algunos de los contenidos prescriptos por los NAP relacionados con el 12 de octubre son:
• El reconocimiento de los aspectos comunes y diversos en las identidades personales,
grupales y comunitarias, en el marco de una concepción que enfatice su construcción
sociohistórica, para valorar la convivencia en la diversidad. (Formación Ética)
• La construcción de una identidad nacional respetuosa de la diversidad cultural.
(Ciencias Sociales)
En cuanto a los contenidos relacionados con el 24 de marzo, día de la memoria, la verdad y la justicia, los contenidos refieren a:
• El conocimiento y la comprensión de las dimensiones éticas, jurídicas y políticas de
nuestra historia reciente promoviendo la construcción colectiva de la memoria.
CONTINUIDAD Y RUPTURA
En los primeros acercamientos hacia el objeto de estudio se detectaronn continuidades y
rupturas en las prácticas docentes al desarrollar estas nuevas temáticas.
En cuanto a los contenidos relacionados con el 12 de octubre se observa la convivencia de
contenidos viejos y nuevos. Una docente expresa: “Sin dejar de lado como llegó y el
descubrimiento que fue una hazaña y todo lo que quiera, hasta ahí está todo bonito, pero me
quedo con este enfoque. También se llevaron el oro y todo lo demás, cuando vinieron se
llevaron muchas cosas”.
También se omite la contextualización regional de los aborígenes, tanto de su pasado como de
su presente, pero se recuperan las comidas, las palabras, las costumbres que tienen raíces
aborígenes y persisten en la actualidad.
Se observó la presencia de la wipala (la bandera de los pueblos oriiginarios) en las actividades
escolares y en todos los actos. Sin embargo, al ser una expresión de las culturas aborígenes
actuales, se observa una descontextualización regional.
Desde la práctica docente se presentan los contenidos sobre lo pueblos originarios como “el otro”, desde una perspectiva que lo ubica como lo “lejano” y en un tiempo arqueológico e histotórico antes que como pueblos existentes actualmente en la sociedad argentina. Y en toso caso
cuando se lo menciona en la actualidad se lo presenta desde sus carencias y necesidades.
“Sufrieron toda su vida”, “Son pueblos que todavía mantienen su idiosincrasia, sus tradiciones
si se quiere, sus ritos sus formas de vida. No está muy cercana a la nuestra pero tampoco muy
lejana, porque somos distintos, pero eso no nos da derecho a discriminarlos, por ejemplo”.
En los discursos docentes surge la importancia de valorizar a ese otro, la necesidad de
protegerlos, de no discriminarlos, sin saberlo reproducen una visión paternalista.
Se evidencia la resistencia a reconocer los orígenes aborígenes que constituyeron nuestra
identidad, es posible que las características de nuestro contexto condicionen las miradas y los
posicionamientos respecto a ello.
Se recuperan los contenidos desde un puto de vista de efemérides, lo cual impide desarrollar los
contenidos desde lo relacional, desde los contextos concretos que determinan la importancia del
hecho.
Uno de los nuevos contenidos incorporados con la nueva concepción histórica son los valores,
el respeto a lo diverso, en sentido amplio, no circunscripto a los pueblos originarios. Y esta
visión se hizo presente en todos los actos y discursos escolares.
En cuanto al 24 de marzo se observó una mayor resistencia de los docentes a ser entrevistados y
a las observaciones de clase e inclusive hubo docentes que no quisieron dar el contenido.
Este tema fue abordado a través de los actos escolares y no así en el interior de las aulas, salvo
algunas pocas excepciones.
Se puso en valor el símbolo del pañuelo blanco, se ahondó en la identidad, el proceso histórico,
la vulneración de los derechos humanos.
RESISTENCIA E INNOVACION EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES
Para poder comprender estas continuidades y rupturas es precio desentrañar los sentidos creados
y reproducidos en las prácticas docentes.
Las prácticas docentes se encuentran entre la tensión de innovación y resistencia. La innovación
se comprende desde la perspectiva fundamentada crítica, como ruptura, es decir como “la
interrupción de una determinada forma de comportamiento que se repite en el tiempo y que se
legitima, dialécticamente con la posibilidad de relacionar esta nueva práctica con las ya
existentes a través de mecanismos de oposición, diferenciación o articulación” (Lucarelli, 2009,
52).
En relación a lo expuesto, podemos decir que no existe un rechazo con respecto a lo nuevo, sino
una acomodación a los esquemas preexistentes, esto se hace evidente especialmente en los
contenidos relacionados al 12 de octubre, ya que se hace un recorte de contenidos que provienen
de dos enfoques diferentes. Es posible que la convivencia de estos dos tipos de conocimientos
sea por el limite epistémico que implica la no construcción de un objeto histórico que asuma en
su totalidad el punto de vista americano.
La ruptura epistemológica que se presenta desde estos nuevos contenidos queda incompleta al
no generar las condiciones teóricas y bibliográficas para que el docente pueda apropiase de
forma significativa.
Las prescripciones realizadas a través de los NAP presentan una amplitud de contenidos, de
acuerdo a los presentados anteriormente, que funcionan como una suerte de obstáculo para la
selección y configuración del mismo desde los sentidos que se pretende dar con la incorporación
de estos nuevos saberes.
Esto puede ser entendido si se considera que: los docentes no tienen la formación inicial con
respecto al aborigen local, ni tampoco se ha procurado en su posterior formación. Y no existe
bibliografía difundida en las escuelas primarias sobre investigaciones de historia regional.
Además en nuestro departamento no hay comunidades auto reconocidas originarias. Todo esto
condiciona la relación que se establece con los nuevos contenidos.
Con respecto al 24 de marzo las características de nuestro contexto interpelan las prescripciones
curriculares ya que la conformación social de nuestro departamento está dada por una fuerte
presencia de las fuerzas armadas, como son: gendarmería nacional y la policía provincial. A esto
se le suma la muerte de cuatro gendarmes jachalleros en hecho terrorista. Hecho que era
recordado hasta hace muy pocos años a través de actos escolares en el que participaban las
escuelas de Jáchal.
Una de las primeras conclusiones arribadas es que, si bien desde los contenidos prescriptos se
reconoce la autonomía del docente para construir el objeto de enseñanza y de aprendizaje, no
están dadas las condiciones para este trabajo intelectual. Frente a ello acordamos con lo
plantado por Libia Achili (2004) en que las relaciones institucionales determinan al docente
como transmisor de lo que diseñan las políticas institucionales pero a la vez en la
actividad cotidiana de los establecimientos escolares los docentes desarrollan prácticas
que son estrategias de enseñanza y de implementación de los contenidos prescriptos,
resignificándolos, de tal manera que se expresan resistencia y a la vez apertura a las
innovaciones, en una etapa de transición como la actual.
BIBLIOGRAFIA
ACHILI, E. (2004) Investigación y formación docente. Laborde. Buenos Aires. 4◦ edición.
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de Pesquisa. Vol. 38. N◦ 134. Disponible en: ww.scielo.br/pdf/cp/n38n134.
7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN
CENTRO-OESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015
Mesa 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: Sociología e Historia.
TITULO: LA PRODUCCION DE LA MUERTE Y DEL OTRO COMO EL “MAL”.
Doctor Casas, José; Lic. García, Alicia; Lic. Carelli, José M. 1; Lic. Climent, Andrea;
Estudiantes Aguilera, Celina; Olivares, Melisa; Donoso, Marcela y Sánchez, Valeria.
Resumen
Este avance de investigación trata sobre la configuración y las transformaciones en el
proceso histórico como grupo violentado por la dictadura militar en San Juan tomando
dos momentos: el primero (1976-1978), de la represión y el segundo (2011-2013) del
juicio de lesa humanidad, analizando los complejos cambios acaecidos en la correlación
de fuerzas y en la condición social de ambos grupos en el interregno de 37 años.
La producción de la muerte como objetivo planificado por un sector con poder es una
forma concreta del “mal”. Este era atribuido, como una producción ideológica, por la
dictadura a los “subversivos”. El mal, generalmente abordado como un concepto moral
o filosófico aquí es considerado como una categoría sociológica. Por ello nos
planteamos el análisis de la producción material de la muerte y del control social. El
proceso implica la demonización e invisibilización de la fuerza social contestataria y del
propio accionar represivo. La atribución de grupos subversivos, portadores del “mal”
tenía por función justificar el terrorismo de Estado: muchos militantes fueron
asesinados, en tanto que otros sufrieron cárcel y tormentos convirtiéndose en grupo
violentado. Con su liberación y el retorno a la democracia, los ex presos políticos fueron
1
Instituto de Investigaciones Socioeconómicas, FACSO, UNSJ. [email protected]
estigmatizados y luego, con los juicios de lesa humanidad, se constituyeron en grupo
testimoniante: testigo de la represión y testigo como punto social de referencia. Así el
grupo violentado cambió su condición social y el mal fue configurado en el otro grupo,
el anteriormente violentador.
PRODUCTION OF DEATH AND THE OTHER AS THE “WRONG”.
Abstract
This advancement of research deals with the configuration and transformations in the
historical process as a group violated by the dictatorship military in San Juan taking two
moments: the first (1976-1978), the repression and the second (2011-2013) judgement of
humanity, analyzing the complex changes in the correlation of forces and the social
status of both groups during the interregnum of 37 years.
The production of death as planned by a power sector objective is a concrete form of
"evil". This was attributed, as an ideological production, by the dictatorship to the
"subversives". Evil, usually addressed as a moral or philosophical concept here is
regarded as a sociological category. For this reason we are the analysis of the material
production of death and the social control. The process involves the demonization and
invisibilization anti-establishment social strength and one's own repressive actions. The
attribution of subversive groups, carriers of the 'evil' had function justify State
terrorism: many militants were killed, while others suffered jail and torture becoming
victim group. His release and return to democracy, former political prisoners were
stigmatized and then, with the trials of humanity, they constituted in testimoniante
group: witness to repression and witness social point of reference. So the victim Group
changed their social status and evil was configured in the other responsible group
formerly for this violence.
INTRODUCCIÓN
Este es un informe de avance que trata sobre las prácticas de control social extremo social a
través de la producción de la muerte y de la constitución de un “otro” como expresión del “mal”
en momentos históricos en que fracciones de la cúpula dominante buscan concentrar poder y
que se configura un bloque popular con cierta magnitud. El análisis de la correlación entre las
fuerzas político-sociales en la estructura social conlleva analizar en términos de proceso en la
coyuntura la formación y cristalización de prácticas y concepciones ideológicas del grupo
represor y la del grupo reprimido. En el proceso histórico se producen cambios en las
correlaciones de fuerzas y uno de los grupos, que es subalterno, es objeto de niveles de violencia
tales que se convierte en grupo vulnerado.
En la concepción teórica conceptual partimos del proceso complejo que significa la relación
dialéctica del amo y el esclavo (Hegel), atravesando por la dialéctica del colonizador y del
colonizado (Memmi, 1957; Fanon, 1961), a del opresor y del oprimido (Freire, 1968) para llegar
a la del torturador y del torturado. Entre estas hay continuidad y discontinuidad conceptual pero
aportan a la construcción del objeto de investigación. El mal es una forma particular de
relaciones sociales, que producen una alteración de degradación social y humana por distintas
formas de acciones de un grupo sobre otro, de un individuo sobre otro: se trata de avanzar en la
construcción de los conceptos de maldad y del mal como categorías sociológicas que permitan
explicar las acciones y las prácticas sociales concretas y a la vez el proceso de construcción
ideológica que se realiza sobre un grupo para constituirlo como enemigo tal que sea susceptible
y posible de ser reprimido violentamente. Por ello planteamos trasvasar el concepto filosófico
del mal por una parte para darle un nivel de concreción en el realismo fáctico donde transcurre
la existencia social y traspasar a la vez las representaciones religiosas y morales junto con las
configuraciones ideológicas y valorativas para constituir un concepto sociológico,
considerándolo como acciones y prácticas sociales históricas concretas, respaldadas por
configuraciones ideológicas. Es decir que no se trata de la maldad como una concepción ideal,
abstracta y normativa sino como prácticas e ideologías concretas y determinadas por procesos
estructurales históricos que atraviesan a las sociedades.
LAS CARACTERISTICAS DEL MAL
“El mal implica un daño grave que causa lesión física fatal o duradera, como ocurre, por
ejemplo, con el homicidio, la tortura y la mutilación. (…) tiene, primariamente, que ver con un
daño grave causado por seres humanos a otros eres humanos.” (Kekes, 2006,17). Desde una
perspectiva psicológica y moral el mal es, para este autor:
“… la combinación de tres componentes: la motivación malévola de los hacedores del mal; el
daño serio y excesivo causado por sus acciones, y la falta de una excusa moralmente aceptable
para ellas.” (Kekes, 2006,18). La atribución de maldad requiere que las acciones tengan motivo,
consecuencia y falta de excusa.
Quienes hacen el mal, o sus defensores, intentan disculpar el mal en ocasiones apelando
a consideraciones religiosas, políticas, estéticas, científicas o de prudencia. Tal excusas
son oralmente inaceptables porque la motivación malévola y el daño excesivo de las
acciones malas van mucho más allá de lo que necesita para perseguir cualquier objetivo
no moral razonable. (2006, 19).
Si bien estos conceptos nos acercan a nuestro tema, consideramos que no se trata de motivos
psicológicos sino de configuraciones ideológicas y procesos históricosociales los que son el
ámbito de las acciones del mal. No se apela a consideraciones diversas; la justificación es básica
e inseparable de las acciones del mal. No se trata de excusas: son creídas y tenidas por
verdaderas por quienes las ejecutan. Tampoco existe un umbral del “daño excesivo” pues se está
aceptando y naturalizando un presumible “daño no excesivo”.
El mal no es una esencia ni una categoría abstracta metafísica. No es una entidad imaginaria ni
es la manifestación de un ser demoníaco. Es la acción humana que se realiza en un conjunto
diverso y complejo de la existencia social. Siempre se está produciendo y reproduciendo en la
sociedad, en todo momento y lugar y en todos los ámbitos, espacios e intersticios sociales, sea
reconocido o no ello como tal. El mal es la consecuencia de muy diversas acciones de personas,
grupos, clases que afectan a otros que se encuentran en condiciones de subalternidad -y más aún
de indefensión- ante la fuerza agresiva del otro. Pero no se trata solamente de la imposición de
violencia física, sino también ideológica, simbólica. El mal es imposición de violencia física y
psíquica, cotidiana y/o extraordinaria, concentrada o difusa de explotación, despojo, crueldad,
negación de grupos subalternos al serles negados su existencia, sus derechos, su condición
humana y su cosmovisión y cultura. En tal sentido estas acciones-prácticas están extendidas en
la sociedad pero es necesario perfilar sus características fundamentales para explicarlas desde
una perspectiva histórica estructural. En primer lugar, la maldad existe en las relaciones de
producción y en consecuencia de explotación, dominación, que determinan desigualdades en los
ámbitos económicos, sociales, culturales, religiosos, políticos y que adquieren por ello diversas
formas en el conjunto de la formación social, impregnando a la vida social en el ámbito de su
reproducción social cultural en la vida cotidiana. En segunda instancia son acciones y prácticas
cimentadas por el propio Estado, ya que el poder estadual es el que legitima, favorece o impone
la violencia material, ideológica, simbólica sobre determinados grupos.
Entendemos el mal como relación social que tiene dos dimensiones de realización: como
relación estructural histórica, que remite a las clases y grupos sociales y las relaciones de
fuerzas y al poder estatal y en otra dimensión, la de las interacciones, como relaciones
interpersonales en que produce y se reproducen las instancias generales como parte
naturalizada. Si el mal se ramifica y se extiende es porque existe la desigualdad estructural a
partir de relaciones sociales de producción que determinan a los grupos y clases sociales en su
ubicación en la formación social, como forma de imposición. En este sentido se trata de proceso
social complejo que se transforma en la historia y en la correlación de las fuerzas sociales.
Interesa perfilar el mal como producción histórico social en determinadas formaciones sociales
y a la acción la máxima expresión de la maldad es el genocidio: la acción de mayor violencia
contra un pueblo, una etnia, un grupo de creyentes, un grupo político, que constituye una
minoría y que es minorizado y estigmatizado. Pero el mal no solamente comprende a las
prácticas genocidas sino al conjunto de acciones-prácticas que se producen en la subalternidad y
ejercicio de la dominación-conculcación del otro por parte de una clase o grupo opresor.
Ello nos acerca a una caracterización estructural-histórica del concepto, que es encua- drado
como las prácticas de violencia física-ideológica-simbólica ejercidas contra minorías para
reproducir su estado de subalternidad, para destruirlo parcialmente para transformarlo en otro
que sea semejante al dominante o para lograr su aniquilación terminante, negándole su derecho
a la existencia.
El mal practicado por las clases dominantes que tienen el patrimonio de la legitimidad, de los
recursos militares y de la fuerza orgánica para ejercer la violencia y conculcar los derechos de
otros y los medios de inculcar las concepciones ideológicas de justificación no es concebido por
ellas mismas como tal, sino que el mal existe fuera de ellas, en el otro, en los otros, los que se
oponen a su dominación o como una forma de justificar la dominación. Desde esta perspectiva,
más acotada, el mal refiere a dos instancias distintas, en una suerte de doble sentido, a): como
cualidad negativa imputada a la existencia, características del “otro”, de un grupo social
determinado y b) el mal como acción-prácticas del propio grupo dominante-nominante, que este
no reconoce como mal, sino como lo contrario.
El mal y la maldad deben ser estudiados en cada momento ámbito específico de su realización.
La ruptura de las normas sociales o estaduales o jurídicas por un grupo que tiene y ejerce poder
en una sociedad desigual, inequitativa, conflictiva, en una sociedad de clases y explotación, es
imposición de violencia y por ende es producir daño, ejercer el mal como práctica dominante.
La violencia es masiva, extendida, en situaciones cotidianas y en situaciones extraordinarias. Es
efectuar el mal sobre grupos en situación de subalternidad, de subordinación, que los hace
víctimas posibles e inmediatas.
La situación de violencia extrema es posible porque ya antes existe en la sociedad la
focalización de un grupo (o grupos) al que se le atribuyen características negativas, a quien se
culpa de problemáticas sociales, funcionando desde un núcleo dominante hasta su propagación
mediática en distintos estratos sociales. En la violencia extrema no hay tapujos ni refinamientos
sino violencia brutal y básica: aparece el mal desnudo que se plantea la negación del otro en el
sentido de eliminación.
La dialéctica del torturador y del torturado muestra que se trata de inhumanizar al reprimido, al
que se niega totalmente y se le quitan sus derechos: el primero el de la libertad, luego el de la
vida, luego el de una muerte y un entierro dignos. La víctima trata de mantener su humanidad;
no se deshumaniza, se le niega y se quita su investidura humana en el acto de la tortura. Pero el
represor se deshumaniza porque ha descendido al nivel más abyecto al ejercer toda la violencia
posible contra un sujeto de su propia especie cuando en última instancia, detrás de la fina pero a
la vez densa lámina de las creencias y la ideología, no hay manera de justificar la acción.
LAS POLITICAS DE TERROR DEL ESTADO
La producción de la violencia como práctica intencional orgánica en escala masiva a través del
aparato represivo estatal para imponer su control sobre grupos al interior de la sociedad tiene
diferentes formas, de la cual el genocidio es una de ellas. Las políticas terroristas de Estado son
amplias y diversas.
El mal se expresa en las prácticas del poder: control de clases, grupos, etnias, minorías dentro de
un territorio nacional, la conversión forzosa, la ideología del racismo y del nacionalismo y del
colonialismo; la negación de derechos; la aculturación de pueblos, la negación de las culturas
propias, la imposición dela lengua propia a los otros, la política de extinción paulatina, gradual;
la invisibilización de las condiciones de existencia y de explotación de minorías; la negación de
otras cosmovisiones y culturas; el diezmar poblaciones, la imposición de la guerra, de grandes
sacrificios económicos, de exacciones impositivas.
El Estado aplica prácticas punitivas, ejercicio de control y disciplinamiento social, a través del
aparato represivo y del aparato ideológico para ejercer el poder. La producción del mal se
realiza a través de la producción masiva de la muerte y del control de la población ejerciendo el
poder de violencia del Estado, contando además con la participación-anuencia de sectores de la
sociedad civil: unos por la situación de subalternidad, otros por el temor, otros con aprobación
pasiva y otros con participación efectiva.
La acción de control del Estado se realiza permanentemente; las acciones represivas punitivas
intermitentemente, en tanto que el genocidio es un suceso extraordinario en la historia de una
sociedad.
PRODUCCION DE LA MUERTE: EL GENOCIDIO
El genocidio es una acción esencialmente política que implica la eliminación física y simbólica
de grupos sociales con supuestas atribuciones étnicas, raciales, religiosas o políticas definidas
negativamente por un grupo con poder que les impone a otros en condiciones de indefensión en
la correlación de fuerzas, con el objetivo de trasmutar las relaciones sociales. En la guerra “se
pretende la derrota de una fuerza social”, en el genocidio “se propone quebrar un modo de
relaciones sociales”, lo cual implica otro nivel de profundidad, otro diseño táctico estratégico y,
fundamentalmente, otros efectos.” (Feierstein, 2006: 277).
El objetivo de la producción de la muerte a través del genocidio es la ruptura de relaciones
sociales, o la destrucción de un campo de relaciones políticas sociales materiales y simbólicas
que se desarrollan en un espacio social, donde un grupo, que es el dominante, considera que son
peligrosas, “antinaturales” y determina que las prácticas que un grupo contestatario desarrolla
que deben ser eliminadas por medio de la acción violenta. Genocidio es la implantación de una
“tecnología de poder específica” que Feierstein denomina “práctica social genocida”, donde se
busca la “negación del otro” en su punto límite: “su desaparición material (la de sus cuerpos) y
simbólica (la de la memoria de su existencia).” (Feierstein; 2007: 86) La práctica social
genocida es el modo de clausura de un conjunto de relaciones sociales. El genocidio es un
proceso, una práctica que “es tanto aquella que tiende y/o colabora en el desarrollo del
genocidio como aquella que lo realiza simbólicamente a través de modelos de representación o
narración de dicha experiencia.” (Feierstein, 2007: 36). Trata de la eliminación física e
ideológica de un grupo para hacer desaparecer las relaciones sociales que este desarrolla.
Secuestro, tortura, violación, robo, asesinato, negación y falseamiento de información,
desaparición de los cuerpos; producción del terror para inmovilizar, para lograr el dominio
absoluto; ocupación militar del espacio social: control del conjunto de la vida social,
encarcelamiento masivo de opositores, producción de la muerte a gran escala, como función del
Estado-FFAA.
Para llevar a cabo la producción de la muerte a gran escala es necesaria la producción ideológica
del enemigo de una manera tal que sea legítimo eliminarlo.
Los gobiernos que ejercen políticas de terror para obtener el disciplinamiento lo hacen a través
de la exhibición de los cuerpos asesinados o haciéndolos desaparecer. Tanto la significación de
que aparezcan los cuerpos como de que no aparezcan son dos estrategias del poder que a la vez
son expresiones del mal ejercido. Mostrar u ocultar los cuerpos de las víctimas son distintas
formas de las políticas de terror: son formas perversas del ejercicio del poder, al mismo tiempo
son prácticas implícitas de gobiernos dictatoriales y autoritarios.
La acción de masacres y matanzas que preceden y/o que continúan a las políticas de terror y
realización del genocidio son parte de las mismas políticas. Es una manera en que el genocidio
tiene continuidad, como sucedió y sucede con el pueblo Quom. No es solamente la forma brutal,
masiva, activa del momento del genocidio sino que se continúa a través del tiempo con acciones
que reemergen de tanto en tanto; son una continuidad tardía ya que siguen imperando las causas
que anteriores. Por otro lado la negación del genocidio por parte de sus ejecutores (y sus
defensores en el tiempo) significa que es parte del genocidio, del mal producido que es
sostenido en todo caso, como un mal necesario (para que finamente triunfe el bien de ellos). La
negación fuerza a la verdad tanto como lo hacían anteriormente los ejecutores. La negación del
genocidio y la impunidad de sus ejecutores significa que éste no ha terminado y que las
prácticas violentas máximas están latentes.
LA PRODUCCION IDEOLOGICA DEL OTRO COMO ENCARNACION DEL MAL
La producción de la muerte se realiza como eliminación física de una parte de la población pero
requiere necesariamente de su constitución ideológica y simbólica como la de un grupo portador
del mal. Para el grupo dominante es necesario producir una representación ideológica del
contrario de tal manera que sea pasible de ser eliminado, partiendo del presupuesto de que es
posible y necesario hacerlo. El objetivo es justificar la acción genocida y justificarse por esa
misma acción, que es la de que emprenden los santos-mártires de las fuerzas armadas.
Inés Izaguirre plantea sobre las formas de análisis del conflicto que se debe partir de un estudio
sociogenético, que significa concebir y objetivar las luchas como luchas de clases (la
producción del mal como mal de clase, desentrañando su carácter ideológico como parte de la
lucha de clases). A nivel del individuo (nivel de psicogénesis) es posible la construcción del
juicio moral. Este puede ser propio de una moralidad heterónoma, que conlleva la subordinación
a la autoridad. En cambio la moral autónoma significa lo contrario: “Es un estado de
descentramiento. El juicio moral solo es posible entre iguales (…) y es el mismo estadio en que
se hace posible el pensamiento crítico, que nace siempre de la discusión entre iguales”.
(Izaguirre, 2003)
La fuerza social (Izaguirre, 2003) es una categoría de análisis que comprende a un conjunto
diverso de individuos que excede a una clase social y abarca a una diversidad de clases y
fracciones, que no tienen una cohesión política única, que tienen distintas caracterizaciones y
estrategias políticas, incluso enfrentadas, pero que sí tienen un mismo horizonte de
transformación del sistema. Es una fuerza social militante, donde hay corrientes mayoritarias
y/o directrices que tienen mayor peso.
La fuerza social, como caracterización sociológica, en determinado momento sufre sucesivos
golpes y cambia desfavorablemente su posición en la correlación de fuerzas. Con la
concentración del poder militar con el poder del Estado, se ejercen prácticas genocidas y de
control social represivo sobre dicha fuerza social, constituida en ese momento por la acción del
Estado en fuerza del mal. El concepto fuerza social, concepto teórico que corresponde a las
bases intelectuales del grupo contestatario, es suprimido y reemplazado por la concepción
ideológica del “subversivo”, encarnación del mal.
La represión sufrida terminó cohesionando a los reprimidos a través de la experiencia vivida
como una marca que los distingue en conjunto: son sobrevivientes de la muerte y de extremas
condiciones represivas y carcelarias. Lo sufrido los ha convertido en un grupo violentado: un
conjunto de personas, de diverso origen político, que actuó desde su juventud en una época de
intenso activismo militante, en lucha de masas contra la dictadura militar de 1966-1973, que en
el interregno 1973-1976 tuvo una participación fundamental, pero que entre 1976 y 1983 fue
convertido en un grupo violentado y vulnerado.
La experiencia une a través del sufrimiento: significa una identificación, una fuente de identidad
que establece lazos que se sostienen en el tiempo. Se construye una relación de sentido de
pertenencia de un grupo particular de la sociedad: los expresos políticos fueron militantes
convertidos luego en carne para la tortura: la experiencia de cárcel, la reducción de la existencia
a condiciones de miserabilidad por la dictadura, con el propósito de destrucción de sus cuerpos
y conciencias.
La confrontación que hubo en Argentina formó parte de una guerra de clases, plantea Izaguirre.
Esta confrontación, que es parte de la lucha de clases, no es la guerra de que nos
hablaba la burguesía. La guerra como actividad que precede y/o sigue a la política era
un asunto entre iguales (…). En cambio, el enemigo de clase para la burguesía no es un
igual. Es otro in-humanizado, cosificado. (Izaguirre, 2003)
En esa guerra de clases, como un momento o etapa en la lucha de clases, el grupo que produce
las prácticas genocidas niega humanidad al otro, al grupo subversivo. Esta es una forma de
pensamiento binaria cerrada, sin salida. La
precariedad conceptual es una precariedad
ideológica que “corresponde a un estadio primitivo de pensamiento mágico, con el Bien
absoluto del lado del imperio y el Mal absoluto del lado del polivalente enemigo terrorista…”
(Izaguirre, 2003).
La vida social institucional, las creencias y las prácticas colectivas dan densidad y espesor a lo
no real. Lo no real pasa a ser aceptado y producido encarnado en lo social, en sus productoresreproductores, portadores de prácticas y creencias. Las formas ideales, fantásticas de relaciones
sociales enajenadas se tornan concreción falseada, o sea pseudoconcreción del mundo de las
relaciones reales, en una configuración trunca y deformada. La ideología tiene como
característica una visión dual. La dualidad de contrarios-opuestos: un lado positivo y otro
negativo (bien-mal; blanco-negro; luz-oscuridad). La forma dual extrema y simplificada: diosdemonio, bien- mal. Expresiones de dios y del demonio: concepciones idealistas, abstractas, que
en realidad son producciones histórico-sociales. La génesis, la estructura y la historia de las
dualidades dicotómicas está en las relaciones históricosociales de producción, en la base
material de la existencia social. Pero en las condiciones históricas de producción, que son de
enajenación, naturalización y cosificación
El mal es encarnado en seres y en fuerzas extrañadas y transfiguradas de su ser real: la
atribución de cualidades por las cuales los individuos son extrañados, alejado de sí mismo,
transformados, porque como productores del mundo sufren alienación en relación a sus propias
producciones. Su esencia social y humana es invertida y degradada.
El proceso de atribución negativa del otro sufre un cambio, ya que se constituye en el contrario:
en el enemigo peligroso. Es un proceso de inversión del otro ante el sí mismo. El grupo
dominante está condicionado para ver al otro desde su propia perspectiva. No puede objetivar su
subjetivación ideológica porque está atrapado por las fuerzas extrañadas de su propia
producción.
Los dos grupos antagónicos son condición uno del otro. Para que exista el primero (el sí mismo)
debe existir el segundo (el otro negativo). En condiciones de dominación normales coexisten: en
condiciones de densidad de conflicto hay enfrentamiento desigual. La eliminación definitiva del
otro engendra otros “monstruos” (que están dentro de la razón propia pero como aparecidos,
configurados en el afuera). Son contrarios, polares y antagónicos, no se juntan, pero cada uno en
está en función del otro. Para ser quien ejerce el bien debe existir la contraparte: quien ejerce el
mal. Se denosta al otro, se le atribuyen características que el sí mismo no tiene (no se perciben,
no se reconocen), de tal manera que se enaltece a sí mismo.
La producción ideológica del otro y del sí mismo es un proceso de abstracción, simplificación
binaria, de atribución simple de características duales. El reconocimiento no es con el otro sino
“del otro” en tanto las atribuciones que se le impone. Las configuraciones ideológicas son
abstraídas del campo de relaciones históricas sociales. Estas, las relaciones reales, concretas no
son reconocidas, por ello el mal es la concepción adecuada: el mal innacido, que está de forma
propia en el otro, que no tiene causas estructurales, que no responsabiliza a los dominantes. El
mal reside en el dominado que intenta impugnar y quebrar el orden dominante.
EL MAL COMO DEFINICIÓN DEL DOMINANTE.
El mal atribuido es abstraído de las relaciones sociales reales que lo causan: es transformado,
transfigurado; trasvestido en otro imaginario; el mal está en la víctima del mal. Es la
caracterización, atributo dado al otro desde una operación, producción ideológica, maquinaria
de poder que se ha naturalizado. Estructura de pensamiento y forma de proceder en la
constitución ideológica, que parece ser la correspondiente o la natural con el mundo que se
aparece como natural. El mundo social es natural tanto como el mundo natural lo es así para la
conciencia no crítica.
El mal es una producción ideológica histórica estructural constituida desde la perspectiva de un
grupo o clase social que tiene poder para imponer una concepción del mundo sobre el orden
social y natural. No refiere a valores eternos de la humanidad, de origen divino en todo caso,
sino que es configuración de prácticas y concepciones que as acompañan producida por un
grupo dominante y reproducida constantemente por el conjunto social pese a las resistencias y
luchas. El mal se reproduce como ideología del dominante y aparece como naturalizada.
Los otros producen el mal: los pobres, los subalternos, las fuerzas políticas contestata- rias. La
simbología del mal no cambia en el tiempo: la estructura permanece. Cambian los actores pero
responden a la misma estructura de construcción del enemigo en tanto la estructura social es de
clases dominantes y clases subalternas.
Las fuerzas en el poder construyeron a la izquierda como la encarnación de la maldad. En dicha
construcción
se ocultaban a sí mismos como realizadores efectivos de la maldad.
Caracterizando de maldad al otro se trasvisten, quitándose la propia. Los horrores que se ven en
el otro son atribuciones que se presentan como propiedades sine qua non en todo caso. Se trata
de una construcción ideológica, de una operación ideológica prescripta en manuales. Los
cimientos de la ideología de la represión se basan en el sentido común que edifica “verdades
evidentes” como son el orden y la plasmación determinada de una sociedad y de una concepción
del sentido de la existencia que es considerada natural e inmodificable. No se necesita una
explicación acabada ya que está allí, es evidente por sí misma; la realidad está sedimentada. Y
son la forma de conocimiento religiosa y la configuración ideológica dominante las que, desde
una perspectiva metafísica, construyen una representación ideológica-simbólica del mundo.
La conciencia que no puede comprender el mundo, porque no comprende las relaciones
históricas sociales que dominan la existencia y se erige otra concepción, metafísica, abstracta,
que encuentra en relaciones imaginarias la configuración del mundo: los productores del mundo
están atrapados por sus propias construcciones ideológicas.
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SEOANE: Movimientos sociales y conflictos en América Latina. CLACSO. Buenos Aires.
Disponible en: htpp://bibliotecavirtualclacso.org.ar/ar/libros/osal
KEKES, J. (2006) Las raíces del mal. El Ateneo. Buenos Aires.
7º Encuentro de Investigadores de Ciencias Sociales de la Región Centro Oeste y 4º
Binacional con la IV Región de la República de Chile.
Instituto de Investigaciones Socioeconómicas. Facultad de Ciencias Sociales.
U.N.S.J.
Mesa 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: Sociología e Historia.
TITULO: LA PRODUCCION DE LA MUERTE Y DEL OTRO COMO EL “MAL”.
Doctor Casas, José; Lic. García, Alicia; Lic. Carelli, José M. 1; Lic. Climent, Andrea;
Estudiantes Aguilera, Celina; Olivares, Melisa; Donoso, Marcela y Sánchez, Valeria.
Resumen
Este avance de investigación trata sobre la configuración y las transformaciones en el
proceso histórico como grupo violentado por la dictadura militar en San Juan tomando
dos momentos: el primero (1976-1978), de la represión y el segundo (2011-2013) del
juicio de lesa humanidad, analizando los complejos cambios acaecidos en la correlación
de fuerzas y en la condición social de ambos grupos en el interregno de 37 años.
La producción de la muerte como objetivo planificado por un sector con poder es una
forma concreta del “mal”. Este era atribuido, como una producción ideológica, por la
dictadura a los “subversivos”. El mal, generalmente abordado como un concepto moral
o filosófico aquí es considerado como una categoría sociológica. Por ello nos
planteamos el análisis de la producción material de la muerte y del control social. El
proceso implica la demonización e invisibilización de la fuerza social contestataria y del
propio accionar represivo. La atribución de grupos subversivos, portadores del “mal”
tenía por función justificar el terrorismo de Estado: muchos militantes fueron
asesinados, en tanto que otros sufrieron cárcel y tormentos convirtiéndose en grupo
violentado. Con su liberación y el retorno a la democracia, los ex presos políticos fueron
estigmatizados y luego, con los juicios de lesa humanidad, se constituyeron en grupo
1
Instituto de Investigaciones Socioeconómicas, FACSO, UNSJ. [email protected]
testimoniante: testigo de la represión y testigo como punto social de referencia. Así el
grupo violentado cambió su condición social y el mal fue configurado en el otro grupo,
el anteriormente violentador.
PRODUCTION OF DEATH AND THE OTHER AS THE “WRONG”.
Abstract
This advancement of research deals with the configuration and transformations in the
historical process as a group violated by the dictatorship military in San Juan taking two
moments: the first (1976-1978), the repression and the second (2011-2013) judgement of
humanity, analyzing the complex changes in the correlation of forces and the social
status of both groups during the interregnum of 37 years.
The production of death as planned by a power sector objective is a concrete form of
"evil". This was attributed, as an ideological production, by the dictatorship to the
"subversives". Evil, usually addressed as a moral or philosophical concept here is
regarded as a sociological category. For this reason we are the analysis of the material
production of death and the social control. The process involves the demonization and
invisibilization anti-establishment social strength and one's own repressive actions. The
attribution of subversive groups, carriers of the 'evil' had function justify State
terrorism: many militants were killed, while others suffered jail and torture becoming
victim group. His release and return to democracy, former political prisoners were
stigmatized and then, with the trials of humanity, they constituted in testimoniante
group: witness to repression and witness social point of reference. So the victim Group
changed their social status and evil was configured in the other responsible group
formerly for this violence.
INTRODUCCIÓN
Este es un informe de avance que trata sobre las prácticas de control social extremo social a
través de la producción de la muerte y de la constitución de un “otro” como expresión del “mal”
en momentos históricos en que fracciones de la cúpula dominante buscan concentrar poder y
que se configura un bloque popular con cierta magnitud. El análisis de la correlación entre las
fuerzas político-sociales en la estructura social conlleva analizar en términos de proceso en la
coyuntura la formación y cristalización de prácticas y concepciones ideológicas del grupo
represor y la del grupo reprimido. En el proceso histórico se producen cambios en las
correlaciones de fuerzas y uno de los grupos, que es subalterno, es objeto de niveles de violencia
tales que se convierte en grupo vulnerado.
En la concepción teórica conceptual partimos del proceso complejo que significa la relación
dialéctica del amo y el esclavo (Hegel), atravesando por la dialéctica del colonizador y del
colonizado (Memmi, 1957; Fanon, 1961), a del opresor y del oprimido (Freire, 1968) para llegar
a la del torturador y del torturado. Entre estas hay continuidad y discontinuidad conceptual pero
aportan a la construcción del objeto de investigación. El mal es una forma particular de
relaciones sociales, que producen una alteración de degradación social y humana por distintas
formas de acciones de un grupo sobre otro, de un individuo sobre otro: se trata de avanzar en la
construcción de los conceptos de maldad y del mal como categorías sociológicas que permitan
explicar las acciones y las prácticas sociales concretas y a la vez el proceso de construcción
ideológica que se realiza sobre un grupo para constituirlo como enemigo tal que sea susceptible
y posible de ser reprimido violentamente. Por ello planteamos trasvasar el concepto filosófico
del mal por una parte para darle un nivel de concreción en el realismo fáctico donde transcurre
la existencia social y traspasar a la vez las representaciones religiosas y morales junto con las
configuraciones ideológicas y valorativas para constituir un concepto sociológico,
considerándolo como acciones y prácticas sociales históricas concretas, respaldadas por
configuraciones ideológicas. Es decir que no se trata de la maldad como una concepción ideal,
abstracta y normativa sino como prácticas e ideologías concretas y determinadas por procesos
estructurales históricos que atraviesan a las sociedades.
LAS CARACTERISTICAS DEL MAL
“El mal implica un daño grave que causa lesión física fatal o duradera, como ocurre, por
ejemplo, con el homicidio, la tortura y la mutilación. (…) tiene, primariamente, que ver con un
daño grave causado por seres humanos a otros eres humanos.” (Kekes, 2006,17). Desde una
perspectiva psicológica y moral el mal es, para este autor:
“… la combinación de tres componentes: la motivación malévola de los hacedores del mal; el
daño serio y excesivo causado por sus acciones, y la falta de una excusa moralmente aceptable
para ellas.” (Kekes, 2006,18). La atribución de maldad requiere que las acciones tengan motivo,
consecuencia y falta de excusa.
Quienes hacen el mal, o sus defensores, intentan disculpar el mal en ocasiones apelando
a consideraciones religiosas, políticas, estéticas, científicas o de prudencia. Tal excusas
son oralmente inaceptables porque la motivación malévola y el daño excesivo de las
acciones malas van mucho más allá de lo que necesita para perseguir cualquier objetivo
no moral razonable. (2006, 19).
Si bien estos conceptos nos acercan a nuestro tema, consideramos que no se trata de motivos
psicológicos sino de configuraciones ideológicas y procesos históricosociales los que son el
ámbito de las acciones del mal. No se apela a consideraciones diversas; la justificación es básica
e inseparable de las acciones del mal. No se trata de excusas: son creídas y tenidas por
verdaderas por quienes las ejecutan. Tampoco existe un umbral del “daño excesivo” pues se está
aceptando y naturalizando un presumible “daño no excesivo”.
El mal no es una esencia ni una categoría abstracta metafísica. No es una entidad imaginaria ni
es la manifestación de un ser demoníaco. Es la acción humana que se realiza en un conjunto
diverso y complejo de la existencia social. Siempre se está produciendo y reproduciendo en la
sociedad, en todo momento y lugar y en todos los ámbitos, espacios e intersticios sociales, sea
reconocido o no ello como tal. El mal es la consecuencia de muy diversas acciones de personas,
grupos, clases que afectan a otros que se encuentran en condiciones de subalternidad -y más aún
de indefensión- ante la fuerza agresiva del otro. Pero no se trata solamente de la imposición de
violencia física, sino también ideológica, simbólica. El mal es imposición de violencia física y
psíquica, cotidiana y/o extraordinaria, concentrada o difusa de explotación, despojo, crueldad,
negación de grupos subalternos al serles negados su existencia, sus derechos, su condición
humana y su cosmovisión y cultura. En tal sentido estas acciones-prácticas están extendidas en
la sociedad pero es necesario perfilar sus características fundamentales para explicarlas desde
una perspectiva histórica estructural. En primer lugar, la maldad existe en las relaciones de
producción y en consecuencia de explotación, dominación, que determinan desigualdades en los
ámbitos económicos, sociales, culturales, religiosos, políticos y que adquieren por ello diversas
formas en el conjunto de la formación social, impregnando a la vida social en el ámbito de su
reproducción social cultural en la vida cotidiana. En segunda instancia son acciones y prácticas
cimentadas por el propio Estado, ya que el poder estadual es el que legitima, favorece o impone
la violencia material, ideológica, simbólica sobre determinados grupos.
Entendemos el mal como relación social que tiene dos dimensiones de realización: como
relación estructural histórica, que remite a las clases y grupos sociales y las relaciones de
fuerzas y al poder estatal y en otra dimensión, la de las interacciones, como relaciones
interpersonales en que produce y se reproducen las instancias generales como parte
naturalizada. Si el mal se ramifica y se extiende es porque existe la desigualdad estructural a
partir de relaciones sociales de producción que determinan a los grupos y clases sociales en su
ubicación en la formación social, como forma de imposición. En este sentido se trata de proceso
social complejo que se transforma en la historia y en la correlación de las fuerzas sociales.
Interesa perfilar el mal como producción histórico social en determinadas formaciones sociales
y a la acción la máxima expresión de la maldad es el genocidio: la acción de mayor violencia
contra un pueblo, una etnia, un grupo de creyentes, un grupo político, que constituye una
minoría y que es minorizado y estigmatizado. Pero el mal no solamente comprende a las
prácticas genocidas sino al conjunto de acciones-prácticas que se producen en la subalternidad y
ejercicio de la dominación-conculcación del otro por parte de una clase o grupo opresor.
Ello nos acerca a una caracterización estructural-histórica del concepto, que es encua- drado
como las prácticas de violencia física-ideológica-simbólica ejercidas contra minorías para
reproducir su estado de subalternidad, para destruirlo parcialmente para transformarlo en otro
que sea semejante al dominante o para lograr su aniquilación terminante, negándole su derecho
a la existencia.
El mal practicado por las clases dominantes que tienen el patrimonio de la legitimidad, de los
recursos militares y de la fuerza orgánica para ejercer la violencia y conculcar los derechos de
otros y los medios de inculcar las concepciones ideológicas de justificación no es concebido por
ellas mismas como tal, sino que el mal existe fuera de ellas, en el otro, en los otros, los que se
oponen a su dominación o como una forma de justificar la dominación. Desde esta perspectiva,
más acotada, el mal refiere a dos instancias distintas, en una suerte de doble sentido, a): como
cualidad negativa imputada a la existencia, características del “otro”, de un grupo social
determinado y b) el mal como acción-prácticas del propio grupo dominante-nominante, que este
no reconoce como mal, sino como lo contrario.
El mal y la maldad deben ser estudiados en cada momento ámbito específico de su realización.
La ruptura de las normas sociales o estaduales o jurídicas por un grupo que tiene y ejerce poder
en una sociedad desigual, inequitativa, conflictiva, en una sociedad de clases y explotación, es
imposición de violencia y por ende es producir daño, ejercer el mal como práctica dominante.
La violencia es masiva, extendida, en situaciones cotidianas y en situaciones extraordinarias. Es
efectuar el mal sobre grupos en situación de subalternidad, de subordinación, que los hace
víctimas posibles e inmediatas.
La situación de violencia extrema es posible porque ya antes existe en la sociedad la
focalización de un grupo (o grupos) al que se le atribuyen características negativas, a quien se
culpa de problemáticas sociales, funcionando desde un núcleo dominante hasta su propagación
mediática en distintos estratos sociales. En la violencia extrema no hay tapujos ni refinamientos
sino violencia brutal y básica: aparece el mal desnudo que se plantea la negación del otro en el
sentido de eliminación.
La dialéctica del torturador y del torturado muestra que se trata de inhumanizar al reprimido, al
que se niega totalmente y se le quitan sus derechos: el primero el de la libertad, luego el de la
vida, luego el de una muerte y un entierro dignos. La víctima trata de mantener su humanidad;
no se deshumaniza, se le niega y se quita su investidura humana en el acto de la tortura. Pero el
represor se deshumaniza porque ha descendido al nivel más abyecto al ejercer toda la violencia
posible contra un sujeto de su propia especie cuando en última instancia, detrás de la fina pero a
la vez densa lámina de las creencias y la ideología, no hay manera de justificar la acción.
LAS POLITICAS DE TERROR DEL ESTADO
La producción de la violencia como práctica intencional orgánica en escala masiva a través del
aparato represivo estatal para imponer su control sobre grupos al interior de la sociedad tiene
diferentes formas, de la cual el genocidio es una de ellas. Las políticas terroristas de Estado son
amplias y diversas.
El mal se expresa en las prácticas del poder: control de clases, grupos, etnias, minorías dentro de
un territorio nacional, la conversión forzosa, la ideología del racismo y del nacionalismo y del
colonialismo; la negación de derechos; la aculturación de pueblos, la negación de las culturas
propias, la imposición dela lengua propia a los otros, la política de extinción paulatina, gradual;
la invisibilización de las condiciones de existencia y de explotación de minorías; la negación de
otras cosmovisiones y culturas; el diezmar poblaciones, la imposición de la guerra, de grandes
sacrificios económicos, de exacciones impositivas.
El Estado aplica prácticas punitivas, ejercicio de control y disciplinamiento social, a través del
aparato represivo y del aparato ideológico para ejercer el poder. La producción del mal se
realiza a través de la producción masiva de la muerte y del control de la población ejerciendo el
poder de violencia del Estado, contando además con la participación-anuencia de sectores de la
sociedad civil: unos por la situación de subalternidad, otros por el temor, otros con aprobación
pasiva y otros con participación efectiva.
La acción de control del Estado se realiza permanentemente; las acciones represivas punitivas
intermitentemente, en tanto que el genocidio es un suceso extraordinario en la historia de una
sociedad.
PRODUCCION DE LA MUERTE: EL GENOCIDIO
El genocidio es una acción esencialmente política que implica la eliminación física y simbólica
de grupos sociales con supuestas atribuciones étnicas, raciales, religiosas o políticas definidas
negativamente por un grupo con poder que les impone a otros en condiciones de indefensión en
la correlación de fuerzas, con el objetivo de trasmutar las relaciones sociales. En la guerra “se
pretende la derrota de una fuerza social”, en el genocidio “se propone quebrar un modo de
relaciones sociales”, lo cual implica otro nivel de profundidad, otro diseño táctico estratégico y,
fundamentalmente, otros efectos.” (Feierstein, 2006: 277).
El objetivo de la producción de la muerte a través del genocidio es la ruptura de relaciones
sociales, o la destrucción de un campo de relaciones políticas sociales materiales y simbólicas
que se desarrollan en un espacio social, donde un grupo, que es el dominante, considera que son
peligrosas, “antinaturales” y determina que las prácticas que un grupo contestatario desarrolla
que deben ser eliminadas por medio de la acción violenta. Genocidio es la implantación de una
“tecnología de poder específica” que Feierstein denomina “práctica social genocida”, donde se
busca la “negación del otro” en su punto límite: “su desaparición material (la de sus cuerpos) y
simbólica (la de la memoria de su existencia).” (Feierstein; 2007: 86) La práctica social
genocida es el modo de clausura de un conjunto de relaciones sociales. El genocidio es un
proceso, una práctica que “es tanto aquella que tiende y/o colabora en el desarrollo del
genocidio como aquella que lo realiza simbólicamente a través de modelos de representación o
narración de dicha experiencia.” (Feierstein, 2007: 36). Trata de la eliminación física e
ideológica de un grupo para hacer desaparecer las relaciones sociales que este desarrolla.
Secuestro, tortura, violación, robo, asesinato, negación y falseamiento de información,
desaparición de los cuerpos; producción del terror para inmovilizar, para lograr el dominio
absoluto; ocupación militar del espacio social: control del conjunto de la vida social,
encarcelamiento masivo de opositores, producción de la muerte a gran escala, como función del
Estado-FFAA.
Para llevar a cabo la producción de la muerte a gran escala es necesaria la producción ideológica
del enemigo de una manera tal que sea legítimo eliminarlo.
Los gobiernos que ejercen políticas de terror para obtener el disciplinamiento lo hacen a través
de la exhibición de los cuerpos asesinados o haciéndolos desaparecer. Tanto la significación de
que aparezcan los cuerpos como de que no aparezcan son dos estrategias del poder que a la vez
son expresiones del mal ejercido. Mostrar u ocultar los cuerpos de las víctimas son distintas
formas de las políticas de terror: son formas perversas del ejercicio del poder, al mismo tiempo
son prácticas implícitas de gobiernos dictatoriales y autoritarios.
La acción de masacres y matanzas que preceden y/o que continúan a las políticas de terror y
realización del genocidio son parte de las mismas políticas. Es una manera en que el genocidio
tiene continuidad, como sucedió y sucede con el pueblo Quom. No es solamente la forma brutal,
masiva, activa del momento del genocidio sino que se continúa a través del tiempo con acciones
que reemergen de tanto en tanto; son una continuidad tardía ya que siguen imperando las causas
que anteriores. Por otro lado la negación del genocidio por parte de sus ejecutores (y sus
defensores en el tiempo) significa que es parte del genocidio, del mal producido que es
sostenido en todo caso, como un mal necesario (para que finamente triunfe el bien de ellos). La
negación fuerza a la verdad tanto como lo hacían anteriormente los ejecutores. La negación del
genocidio y la impunidad de sus ejecutores significa que éste no ha terminado y que las
prácticas violentas máximas están latentes.
LA PRODUCCION IDEOLOGICA DEL OTRO COMO ENCARNACION DEL MAL
La producción de la muerte se realiza como eliminación física de una parte de la población pero
requiere necesariamente de su constitución ideológica y simbólica como la de un grupo portador
del mal. Para el grupo dominante es necesario producir una representación ideológica del
contrario de tal manera que sea pasible de ser eliminado, partiendo del presupuesto de que es
posible y necesario hacerlo. El objetivo es justificar la acción genocida y justificarse por esa
misma acción, que es la de que emprenden los santos-mártires de las fuerzas armadas.
Inés Izaguirre plantea sobre las formas de análisis del conflicto que se debe partir de un estudio
sociogenético, que significa concebir y objetivar las luchas como luchas de clases (la
producción del mal como mal de clase, desentrañando su carácter ideológico como parte de la
lucha de clases). A nivel del individuo (nivel de psicogénesis) es posible la construcción del
juicio moral. Este puede ser propio de una moralidad heterónoma, que conlleva la subordinación
a la autoridad. En cambio la moral autónoma significa lo contrario: “Es un estado de
descentramiento. El juicio moral solo es posible entre iguales (…) y es el mismo estadio en que
se hace posible el pensamiento crítico, que nace siempre de la discusión entre iguales”.
(Izaguirre, 2003)
La fuerza social (Izaguirre, 2003) es una categoría de análisis que comprende a un conjunto
diverso de individuos que excede a una clase social y abarca a una diversidad de clases y
fracciones, que no tienen una cohesión política única, que tienen distintas caracterizaciones y
estrategias políticas, incluso enfrentadas, pero que sí tienen un mismo horizonte de
transformación del sistema. Es una fuerza social militante, donde hay corrientes mayoritarias
y/o directrices que tienen mayor peso.
La fuerza social, como caracterización sociológica, en determinado momento sufre sucesivos
golpes y cambia desfavorablemente su posición en la correlación de fuerzas. Con la
concentración del poder militar con el poder del Estado, se ejercen prácticas genocidas y de
control social represivo sobre dicha fuerza social, constituida en ese momento por la acción del
Estado en fuerza del mal. El concepto fuerza social, concepto teórico que corresponde a las
bases intelectuales del grupo contestatario, es suprimido y reemplazado por la concepción
ideológica del “subversivo”, encarnación del mal.
La represión sufrida terminó cohesionando a los reprimidos a través de la experiencia vivida
como una marca que los distingue en conjunto: son sobrevivientes de la muerte y de extremas
condiciones represivas y carcelarias. Lo sufrido los ha convertido en un grupo violentado: un
conjunto de personas, de diverso origen político, que actuó desde su juventud en una época de
intenso activismo militante, en lucha de masas contra la dictadura militar de 1966-1973, que en
el interregno 1973-1976 tuvo una participación fundamental, pero que entre 1976 y 1983 fue
convertido en un grupo violentado y vulnerado.
La experiencia une a través del sufrimiento: significa una identificación, una fuente de identidad
que establece lazos que se sostienen en el tiempo. Se construye una relación de sentido de
pertenencia de un grupo particular de la sociedad: los expresos políticos fueron militantes
convertidos luego en carne para la tortura: la experiencia de cárcel, la reducción de la existencia
a condiciones de miserabilidad por la dictadura, con el propósito de destrucción de sus cuerpos
y conciencias.
La confrontación que hubo en Argentina formó parte de una guerra de clases, plantea Izaguirre.
Esta confrontación, que es parte de la lucha de clases, no es la guerra de que nos
hablaba la burguesía. La guerra como actividad que precede y/o sigue a la política era
un asunto entre iguales (…). En cambio, el enemigo de clase para la burguesía no es un
igual. Es otro in-humanizado, cosificado. (Izaguirre, 2003)
En esa guerra de clases, como un momento o etapa en la lucha de clases, el grupo que produce
las prácticas genocidas niega humanidad al otro, al grupo subversivo. Esta es una forma de
pensamiento binaria cerrada, sin salida. La
precariedad conceptual es una precariedad
ideológica que “corresponde a un estadio primitivo de pensamiento mágico, con el Bien
absoluto del lado del imperio y el Mal absoluto del lado del polivalente enemigo terrorista…”
(Izaguirre, 2003).
La vida social institucional, las creencias y las prácticas colectivas dan densidad y espesor a lo
no real. Lo no real pasa a ser aceptado y producido encarnado en lo social, en sus productoresreproductores, portadores de prácticas y creencias. Las formas ideales, fantásticas de relaciones
sociales enajenadas se tornan concreción falseada, o sea pseudoconcreción del mundo de las
relaciones reales, en una configuración trunca y deformada. La ideología tiene como
característica una visión dual. La dualidad de contrarios-opuestos: un lado positivo y otro
negativo (bien-mal; blanco-negro; luz-oscuridad). La forma dual extrema y simplificada: diosdemonio, bien- mal. Expresiones de dios y del demonio: concepciones idealistas, abstractas, que
en realidad son producciones histórico-sociales. La génesis, la estructura y la historia de las
dualidades dicotómicas está en las relaciones históricosociales de producción, en la base
material de la existencia social. Pero en las condiciones históricas de producción, que son de
enajenación, naturalización y cosificación
El mal es encarnado en seres y en fuerzas extrañadas y transfiguradas de su ser real: la
atribución de cualidades por las cuales los individuos son extrañados, alejado de sí mismo,
transformados, porque como productores del mundo sufren alienación en relación a sus propias
producciones. Su esencia social y humana es invertida y degradada.
El proceso de atribución negativa del otro sufre un cambio, ya que se constituye en el contrario:
en el enemigo peligroso. Es un proceso de inversión del otro ante el sí mismo. El grupo
dominante está condicionado para ver al otro desde su propia perspectiva. No puede objetivar su
subjetivación ideológica porque está atrapado por las fuerzas extrañadas de su propia
producción.
Los dos grupos antagónicos son condición uno del otro. Para que exista el primero (el sí mismo)
debe existir el segundo (el otro negativo). En condiciones de dominación normales coexisten: en
condiciones de densidad de conflicto hay enfrentamiento desigual. La eliminación definitiva del
otro engendra otros “monstruos” (que están dentro de la razón propia pero como aparecidos,
configurados en el afuera). Son contrarios, polares y antagónicos, no se juntan, pero cada uno en
está en función del otro. Para ser quien ejerce el bien debe existir la contraparte: quien ejerce el
mal. Se denosta al otro, se le atribuyen características que el sí mismo no tiene (no se perciben,
no se reconocen), de tal manera que se enaltece a sí mismo.
La producción ideológica del otro y del sí mismo es un proceso de abstracción, simplificación
binaria, de atribución simple de características duales. El reconocimiento no es con el otro sino
“del otro” en tanto las atribuciones que se le impone. Las configuraciones ideológicas son
abstraídas del campo de relaciones históricas sociales. Estas, las relaciones reales, concretas no
son reconocidas, por ello el mal es la concepción adecuada: el mal innacido, que está de forma
propia en el otro, que no tiene causas estructurales, que no responsabiliza a los dominantes. El
mal reside en el dominado que intenta impugnar y quebrar el orden dominante.
EL MAL COMO DEFINICIÓN DEL DOMINANTE.
El mal atribuido es abstraído de las relaciones sociales reales que lo causan: es transformado,
transfigurado; trasvestido en otro imaginario; el mal está en la víctima del mal. Es la
caracterización, atributo dado al otro desde una operación, producción ideológica, maquinaria
de poder que se ha naturalizado. Estructura de pensamiento y forma de proceder en la
constitución ideológica, que parece ser la correspondiente o la natural con el mundo que se
aparece como natural. El mundo social es natural tanto como el mundo natural lo es así para la
conciencia no crítica.
El mal es una producción ideológica histórica estructural constituida desde la perspectiva de un
grupo o clase social que tiene poder para imponer una concepción del mundo sobre el orden
social y natural. No refiere a valores eternos de la humanidad, de origen divino en todo caso,
sino que es configuración de prácticas y concepciones que as acompañan producida por un
grupo dominante y reproducida constantemente por el conjunto social pese a las resistencias y
luchas. El mal se reproduce como ideología del dominante y aparece como naturalizada.
Los otros producen el mal: los pobres, los subalternos, las fuerzas políticas contestata- rias. La
simbología del mal no cambia en el tiempo: la estructura permanece. Cambian los actores pero
responden a la misma estructura de construcción del enemigo en tanto la estructura social es de
clases dominantes y clases subalternas.
Las fuerzas en el poder construyeron a la izquierda como la encarnación de la maldad. En dicha
construcción
se ocultaban a sí mismos como realizadores efectivos de la maldad.
Caracterizando de maldad al otro se trasvisten, quitándose la propia. Los horrores que se ven en
el otro son atribuciones que se presentan como propiedades sine qua non en todo caso. Se trata
de una construcción ideológica, de una operación ideológica prescripta en manuales. Los
cimientos de la ideología de la represión se basan en el sentido común que edifica “verdades
evidentes” como son el orden y la plasmación determinada de una sociedad y de una concepción
del sentido de la existencia que es considerada natural e inmodificable. No se necesita una
explicación acabada ya que está allí, es evidente por sí misma; la realidad está sedimentada. Y
son la forma de conocimiento religiosa y la configuración ideológica dominante las que, desde
una perspectiva metafísica, construyen una representación ideológica-simbólica del mundo.
La conciencia que no puede comprender el mundo, porque no comprende las relaciones
históricas sociales que dominan la existencia y se erige otra concepción, metafísica, abstracta,
que encuentra en relaciones imaginarias la configuración del mundo: los productores del mundo
están atrapados por sus propias construcciones ideológicas.
BIBLIOGRAFIA:
CASAS, J. (2007) Sociología del Conocimiento. FACSO. UNSJ. Edición digital.
ECHEVERRÍA, R. y CASTILLO, F. en GARRETON, M. [compilador] (1973) Ideología y
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FEIERSTEIN, D.: El genocidio como práctica social. FCE. Buenos Aires.
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Disponible en: htpp://bibliotecavirtualclacso.org.ar/ar/libros/osal
KEKES, J. (2006) Las raíces del mal. El Ateneo. Buenos Aires.
7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTROOESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015
Mesa 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia.
Título: EX PRESOS POLÍTICOS DE SAN JUAN: GRUPO SOCIAL VULNERADO.
Autores: Donoso, Marcela 1; Olivares, Melisa 2 y Sánchez, Valeria. 3
Palabras claves: Democracia coaccionada- Grupo vulnerado- Genocidio
Resumen:
Esta ponencia se inscribe en el proyecto de investigación llevado a cabo por el IISE titulado “La
producción de la muerte y del mal como categorías sociológicas”. El mismo configura características
sociales del grupo de ex presos políticos de la dictadura militar abordado como grupo vulnerado,
durante el periodo transicional de democracia coaccionada (1983-1990) en la provincia de San Juan.
Con la apertura democrática comienza una etapa que denominamos democracia coaccionada, en la
cual las fuerzas armadas conservaban un poder de coacción sobre las decisiones del Estado. Los
sucesivos levantamientos militares llevaron al gobierno radical a otorgar concesiones como la Ley de
Punto Final y Ley de Obediencia Debida (1986-1987). En ese contexto surge la llamada Teoría de los
Dos Demonios como producción ideológica predominante, que igualaba a víctimas y victimarios. De
esta manera se ubica a los ex presos políticos como un grupo indiferenciado y culpable por su accionar
violento durante el Golpe de Estado de 1976.
Como consecuencia, los ex presos políticos fueron estigmatizados, continuando ideológica y
simbólicamente los padecimientos que sufrieron durante la dictadura. Por ello podemos categorizarlos
como grupo vulnerado debido a la marginalización e invisibilización institucionalmente infligidas. A
pesar de la condición social en que debían vivir, parte de los ex presos continuó con sus prácticas
militantes y el reclamo por la aparición de los desaparecidos y el juzgamiento de los responsables
militares.
1
Facultad de Ciencias Sociales, UNSJ. [email protected]
Facultad de Ciencias Sociales, UNSJ. [email protected]
3
Facultad de Ciencias Sociales, UNSJ. [email protected]
2
Abstract:
This paper is comprised within a research project carriedout by the IISE titled “La producción de la
muerte y del mal como categorías sociológicas” [“The Production of Death and Evil as Sociological
Categories”]. This project gives shape to the social characteristics of former political prisoners during
the Argentine dictatorship. These prisoners are considered a violated group during the transitional
period of coerced democracy (1983-1990) in the province of San Juan.
Along with the democratic opening it begins a stage of coerced democracy, during which the armed
forces maintained a coercive power over the State decisions. Several military uprisings led the
government to give certain concessions, like the Ley de Punto Final [Endpoint Law] and the Ley de
Obediencia Debida [Due Obedience Law] (1986-1987). Within this context arises the so-called Teoría
de los Dos Demonios [Two Demons Theory], as a predominant ideology production, which equaled
victims and victimizers. Therefore, former political prisoners are set as an undifferentiated group,
whom where to blame for their violent actions during the dictatorship of 1976.
As a consequence, former political prisoners were stigmatized, continuing their sufferings during the
dictatorship in an ideological and symbolical form. Hence, we can categorize them as a violated group,
due to the marginalization and invisibility inflicted by the State institutions. Regardless the social
conditions in which they had to live, a part of the former prisoners continued to carry out activism and
demanding the recovery of missing people, as well as the judging of military people responsible for it.
1. Introducción.
Esta ponencia se basa en una línea de trabajo dentro del proyecto de investigación “La producción de
la muerte y del mal como categorías sociológicas” a cargo del Doctor Casas, dependiente del Instituto
de Investigaciones Socio Económicas de la Universidad Nacional de San Juan. La presente es un
avance parcial y tiene como objetivo investigar sobre los modos de objetivación de los grupos
vulnerados por la última dictadura militar en San Juan en el periodo de democracia controlada (19831990). Con esta finalidad es necesario hacer referencia al proceso histórico en el cual el grupo
vulnerado se configura y se transforma de fuerza social, en un principio, a grupo vulnerado y
finalmente, a grupo testimoniante. Los expresos políticos son un grupo configurado, en primer lugar,
por su práctica política previa a la dictadura de 1976 que los constituyó en una fuerza social y luego,
por ser caracterizado como enemigo por parte del poder militar durante el Terrorismo de Estado. Se
los marcó como terroristas y subversivos sufriendo detenciones, torturas, sometimientos y otros
vejámenes. Con la apertura democrática comenzó una etapa denominada “democracia coaccionada” ya
que las fuerzas armadas conservaban un cierto poder con el que presionaban al gobierno democrático.
Las presiones militares llevaron al gobierno a otorgar concesiones como la Ley de Punto Final y Ley
de Obediencia Debida. Las mismas junto a la “teoría” de los dos demonios configuraron a los ex presos del terrorismo de Estado como un grupo vulnerado y marginalizado, que sufría un nuevo
estigma, ya que eran equiparados con los grupos de tareas de la represión militar, ingresando en un
proceso de invisibilización que duró dos décadas de democracia hasta su conversión en grupo
testimonial.
2. Terrorismo de Estado: Transnacionalización de la economía y Construcción del otro como
enemigo.
La dictadura cívico-militar de la Argentina se originó en el contexto de la Guerra Fría, es decir, del
conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En este marco, se produjo la Revolución Cubana
que significó un impulso para los movimientos revolucionarios que ponían en cuestión la legitimidad
del sistema de distintas partes del mundo, convirtiendo a Cuba en el enemigo principal de EEUU que
temía la reproducción de su experiencia revolucionaria en el resto de los países de Cono Sur. (Casas,
2011)
El imperio norteamericano se opuso activamente a aquellas experiencias latinoamericanas orientadas a
promover cambios sociales, apoyando a los sectores más conservadores y promoviendo la
implantación de violentas dictaduras en aquellos países. EEUU impulsa la Doctrina de Seguridad
Nacional, divulgada por la Escuela de las Américas, que consistió en la reorganización de las fuerzas
militares y policiales en dirección al “enemigo interior”, la extensión del control social, la limitación
de los derechos de defensa, la prolongación de la detención preventiva, etc. La lucha contra la
“subversión comunista” debía desenvolverse en el frente no sólo militar sino también político,
económico, aún psicosocial y no únicamente de una nación frente a otra sino también dentro de una
misma nación. Lo que se pretendía era la imposición de un modelo económico dependiente a través de
las clases dominantes locales. (Casas, 2011)
De esta manera, el objetivo de la dictadura de 1976 en Argentina fue acabar con el modelo económico
de industrialización sustitutiva de importaciones que se venía desarrollando, para imponer otro basado
en la transnacionalización de la economía con predominio del capital financiero. (Casas, 2011) El
Terrorismo de Estado fue “el mecanismo para hacer avanzar la ofensiva del capital sobre el trabajo. El
epicentro de la ofensiva serán los trabajadores.” (Bayer, Borón y Gambina, 2013: 117) Este proceso de
imposición del modelo económico se concretó en San Juan a partir de la concentración monopólica de
la industria vitivinícola primero, en el grupo de empresarios denominado “Grupo Greco” y luego, en la
Asociación Vitivinícola Argentina (AVA). De esta manera, se afectó a pequeños y medianos
productores que se encontraban desprotegidos frente a un marco regulatorio favorable a la
concentración de capitales. (López y Ruffa, 2005).
Hay que tener en cuenta que los movimientos populares previos al golpe de Estado venían llevando a
cabo crecientes luchas populares y tenían una presencia muy importante en la política argentina a tal
punto que Izaguirre (1994) los caracterizó como fuerza social. Para lograr la instauración del plan
económico liberal se necesitaba, por lo tanto, exterminar toda forma de oposición por lo que se
pretendió destruir las solidaridades del campo popular y lograr la ruptura de las relaciones sociales a
través de la “aniquilación física e ideológica de sus oponentes y a la vez, el ocultamiento de los hechos
represivos” (Casas, 2011: 49). Bayer et al. (2013) sostienen que el Estado fue convertido en un Estado
Terrorista, definiéndolo como la:
“Administración de la violencia por parte de la institución que detenta en sus manos el monopolio
legal y legítimo de la violencia y que, en determinadas coyunturas, incurre en un conjunto de
acciones represivas ilegales e ilegítimas, violatorias de los derechos humanos, como respuesta a las
directivas emanadas de quienes ocupan las más altas posiciones en la estructura de los aparatos
estatales.” (18-19).
Este conjunto de acciones incluían la represión, el secuestro, la desaparición, la tortura física o
psicológica y el asesinato por parte de las instituciones públicas que buscaban instaurar el terror en la
sociedad para asegurar su control y disciplinamiento.
La política represiva llevó a cabo prácticas de genocidio. Feierstein (2000), citado por Mouratian
(2014), define al mismo como “el exterminio planificado de un grupo determinado de personas” (6)
con el objetivo de modificar las relaciones sociales. En palabras de Bayer et al.: “Una revolución del
paradigma socioeconómico implica necesariamente una reestructuración del orden jurídico, político y
cultural, y de todas las relaciones sociales preexistentes que en el se desenvuelven” (2013,113).Es
necesario aclarar que para Feierstein (2007) el genocidio se inició en nuestro país bajo un gobierno
democrático con el Operativo Independencia: “La dictadura militar se encargará de sistematizar, en
mayor o menor grado y cubriendo todo el territorio nacional, la experiencia que, a escala provincial, se
venía desarrollando en Tucumán.” (Feierstein, 2007:262). La Ley de Enjuiciamiento de Actividades
Terroristas y Subversivas(Ley de Autoamnistía) sancionada por los militares en septiembre de 1983,
que los eximía de cargos que se correspondiesen con acciones desarrolladas en el periodo 1973-1983,
pone en evidencia el temor de los mismos por sus acciones desarrolladas incluso en años de
democracia(Feierstein, 2007).
La política genocida necesitaba crear “mecanismos de consenso en todos los órdenes de la vida
cotidiana a fin de legitimar las nuevas reglas de juego y alcanzar la plena hegemonía” (Bayer et al.,
2013: 113), que sólo se alcanzaría con la suma de coerción y consenso. Para lograr la legitimación y
justificación del “flagelo subversivo”se presentó a los grupos militantes populares como amenazantes
produciéndose un proceso de marcación de las víctimas del genocidio. En palabras de Mouratian la
“configuración del enemigo es indispensable para el cometido de la empresa —la planificación
sistemática de un exterminio—toda vez que, fundamentalmente, dicha actividad apunta a su
justificación a través de la desvalorización o deshumanización de la víctima.” (2014, 7) La
construcción ideológica del otro enemigo, es decir, el “mal” opuesto al orden dominante sirvió de
justificativo para proclamar la necesidad de su erradicación con el fin de “defender el bien común”.
“Ante un enemigo satanizado completamente, despojado de su condición humana, no había límites en
la aplicación de cualquier método que pudiera ser eficaz para prevalecer en tan mortal combate.”
(Bayer et al., 2013:104) Así, los integrantes de distintas organizaciones fueron caracterizados como
terroristas y subversivos siendo por ello perseguidos, encarcelados, secuestrados, torturados y, en el
peor de los casos, asesinados. Se negó la existencia del “otro” en su punto límite, se buscó,
simbólicamente, borrarlos de la memoria colectiva y, materialmente, desaparecer sus cuerpos (Casas,
2011).
3. Retorno a la democracia: Violencia política y “Teoría” de los dos demonios.
Los primeros años de apertura democrática continúan con la concepción ideológica de violencia
política, el poder de las Fuerzas Armadas no estaba socavado, los continuos levantamientos de las
mismas ponían un límite a las decisiones del gobierno (Casas, 2011). En este sentido se denomina a
esta etapa de transición entre la dictadura y la democracia como “Estado Controlado”.
El proceso estructural tenía continuidad ya que habían triunfado en la instalación de un régimen
económico capitalista liberal. Bayer et al. (2013) afirman que los gobiernos posdictatoriales (de
1983hasta 2001) avanzaron con diferente intensidad “en el proceso de reestructuración regresiva de las
relaciones laborales. Detrás de esa regresividad, se destaca la iniciativa política en cada turno de
gobierno por disciplinar al movimiento obrero.” (Bayer et al., 2013:117).
Durante esta etapa de democracia controlada, San Juan sufrió un proceso de concentración de la
propiedad, de pauperización de los trabajadores y de profundización de la división del trabajo. (López
y Ruffa, 2005).Algo destacable, es el aumento de la productividad de la actividad vitivinícola “sobre
todo por la explotación de la mano de obra” (López y Ruffa, 2005:17). No obstante, luego de la
hiperinflación, se produjo una crisis que repercutió en la misma. De esta manera es posible apreciar
que las recuperaciones que se producen en la actividad son por periodos muy cortos ya que, como lo
destacan López y Ruffa (2005), la actividad productiva regional se vio afectada al deber adaptarse a
las nuevas exigencias (en cuanto a calidad y cantidad) del mercado mundial, a las que sólo podían
hacer frente los grupos oligopólicos nacionales e internacionales favorecidos por marcos regulatorios
que les proporcionaban ventajas impositivas y demás beneficios.
En este periodo posdictatorial se produjeron conflictos por “las diferencias políticas y culturales sobre
el tratamiento del pasado represivo en el proceso de restitución de la democracia”. Las disputas y los
enfrentamientos por imponer la memoria y dar su sentido a los sucesos acontecidos se visualizó por un
lado, en la “teoría” de los dos demonios y las denominadas “leyes de impunidad” como intento por
parte de las fuerzas armadas de justificar sus acciones y de implantar el olvido y, por otro, en la
construcción del relato contra hegemónico sobre el pasado como práctica política de las
organizaciones de derechos humanos en un proceso de resistencia y lucha. (Ministerio de Educación
de la Nación, 2013)
En este contexto, los militares no solo lograron imponer políticas neoliberales sino también la
caracterización ideológica sobre la “subversión” -que perduró más allá de la democracia- y la “teoría”
de los dos demonios como forma de legitimar sus acciones. Los ex presosdel terrorismo de Estado
continuaron siendo vulnerados al ser equiparados con los victimarios -los represores- a través de dicha
“teoría” que desestimaba la existencia de desaparecidos y justificaba las acciones genocidas bajo el
argumento de que había una guerra entre dos bandos.Esta concepción es insostenible ya que, como
menciona Feierstein (2007), el objetivo de una guerra es acabar con una fuerza social mientras que el
de un genocidio, como ya mencionamos, es modificar las relaciones sociales.
Alfonsín, a partir de la derogación de la nombrada Ley de Autoamnistía (dictada por el gobierno
militar), sancionó de los decretos 157 y 158. El primero, hacía referencia al enjuiciamiento de las
organizaciones armadas de izquierda y el segundo, a los miembros de las Juntas Militares que
gobernaron durante la dictadura. Estos decretos para Feierstein (2007) no hacen más que expresar la
lógica de “guerra”, ya que los mismos realizaron un tratamiento simétrico de los líderes de las
organizaciones armadas de izquierda y de los jefes de las Juntas de gobierno militares. Se igualaban
víctimas y victimarios, incluso definiendo implícitamente que las organizaciones armadas de izquierda
tenían la responsabilidad en la instauración de la violencia política y que sus acciones al impedir la
acción gubernativa derivaron en la toma del poder por parte de las fuerzas armadas:
“Que el cumplimiento de ese objetivo -la paz de la Nación- se vio frustrado por la aparición de
grupos de personas, los que, desoyendo el llamamiento a la tarea común de construcción de la
República en democracia, instauraron formas violentas de acción política con la finalidad de
acceder al poder mediante el uso de la fuerza. (…) Que la actividad de esas personas y sus
seguidores (…) sumió al país y a sus habitantes en la violencia y en la inseguridad. (…) Que la
instauración de un estado de cosas como el descripto derivó asimismo en la obstrucción de la
acción gubernativa de las autoridades democráticamente elegidas, y sirvió de pretexto para la
alteración del orden constitucional” (Decreto 157,1983 en Bayer et al., 2013:303-304)
Otro suceso donde se deja entrever la mencionada concepción de los dos demonios es el informe
“Nunca Más”, elaborado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP),
que si bien expresó las aberraciones y violaciones a los derechos humanos realizadas en el periodo
dictatorial por parte de los militares, especificó que lo ocurrido fue una guerra. De este modo, se
estructuró la idea de que la sociedad civil era víctima en el medio de un enfrentamiento entre dos
bandos, que nada tenía que ver con el mismo, eludiendo al conjunto social de responsabilidades frente
al genocidio. Dicha idea se convirtió en la visión hegemónica de los ’80. (Feierstein, 2007).
Las Fuerzas Armadas tenían la vocación de asegurar el esquema de poder originado por la dictadura
bajo una forma democrática, presionando al gobierno para lograr sus fines. (Casas, 2011)Ante estas
presiones, el gobierno de Alfonsín decretó la Ley de Punto Final que garantizó que no se iniciaran
nuevos juicios y que concluyeran los que estaban en curso.
Sin embargo, en Semana Santa de 1987 comenzaron los denominados levantamientos militares
“carapintadas” que exigían “la reivindicación social de los militares y amenazaban con un nuevo golpe
de Estado” (Abuelas de Plaza de Mayo, 2007:80), en un intento de salir impunes de los crímenes
cometidos. Ante este hecho, agrupaciones de derechos humanos y la ciudadanía en general se
declararon a favor de la democracia y mostraron su apoyo al gobierno. No obstante, éste continuó
retrocediendo en las conquistas de derechos humanos en aras de una “reconciliación obligada”y en
1987 decretó la Ley de Obediencia Debida que distinguía tres niveles de responsabilidad entre quienes
habían impartido las órdenes, quienes se limitaron a cumplirlas y quienes se excedieron. Por la misma
quedaron absueltos muchos oficiales de rangos intermedios y menores ya que se consideraba que
habían actuado coaccionados cumpliendo órdenes de sus superiores:
“Era evidente que los carapintadas, (…) habían negociado su rendición a cambio de la ley. No
obstante la Obediencia Debida no incluía a los responsables de apropiación de niños. Es decir
que todas las causas fueron archivadas, cerradas y sobreseídas, menos los casos de Abuelas, que
continuaron.” (Abuelas de Plaza de Mayo, 2007: 80).
Estos levantamientos continuaron hasta el gobierno de Carlos Menem, quien materializó en su máxima
expresión el proyecto esbozado porla dictadura en el plano económico y en la represión genocida. Se
debe tener en cuenta el contexto favorable para este fortalecimiento de la política neoliberal, en
palabras de Bayer et al. (2013):“La caída del muro de Berlín en 1989, y el proceso de desarticulación
de la URSS, entre 1989 y 1991, dará el sustento al fin de la bipolaridad del orden mundial, y con él a
las condiciones para una ofensiva del pensamiento y las políticas neoliberales” (62-63). La semilla
ideológica de la dictadura sobre el fomento de la iniciativa privada y contra el Estado benefactor “se
consuma como sentido común generalizado en la década del 90” (Bayer et al., 2013:163).
En 1989 este gobierno llevó acabo decretos de necesidad y urgencia que dieron indultos a un gran
número de represores procesados y condenados en causas por detención ilegal, secuestros, torturas,
violaciones y asesinatos, además de otros crímenes de lesa humanidad, llegando a beneficiar
doscientos setenta y siete militares. Rozanski (2011) afirma que en estos años primó la impunidad, en
sus palabras: “En 1986, Ley de Punto Final; en 1987, de Obediencia Debida; y finalmente, en 1989,
indultos. Esos años marcaron una época en la que a pesar de aquel juicio histórico, imperó un proceso
de impunidad.”(57)
Las mencionadas leyes y decretos significaron una depreciación política y valorativa de los expresos,
familiares y organizaciones de derechos humanos. (Abuelas de Plaza de Mayo, 2007). Una vez que
recuperaron su libertad, “las víctimas se enfrentan tanto a las secuelas dolorosas de la represión
autoritaria como a la inestabilidad de las incipientes instituciones democráticas.” (Ministerio de
Educación de la Nación, 2013:2). La caracterización ideológica que impuso la dictadura seguía
primando en algunas personas aún con el advenimiento de la democracia. Esto llevó a que se
impusieran representaciones estigmatizantes, presentando a los expresos políticos como “criminales” o
“delincuentes subversivos”, siendo demonizados. Algunos sectores de la sociedad trataron de apartarse
de lo que significaba para ellos un peligro ya que “si estuvieron presos por algo habrá sido”. Los
expresos políticos fueron no solo diferenciados sino también excluidos, se los ignoró, no se los
escuchó, se los silenció, en otras palabras, se los invisibilizó. De esta manera, los expresos y
sobrevivientes de fuerza social pasan a constituirse como un grupo vulnerado, compartiendo la
experiencia de sobrevivir a una situación de violencia extrema y de máxima indefensión (Casas,
2011). Debieron permanecer en silencio sin poder relatar los sufrimientos que vivieron y sin la
posibilidad de una justicia reparatoria que les otorgara el “lugar y reconocimiento a la experiencia y a
la verdad de la que son portadores.” (Casas, 2011: 47)
Bibliografía:
ABUELAS DE PLAZA DE MAYO (2007). La historia de abuela: 30 años de búsqueda. Abuelas de
Plaza de Mayo, Buenos Aires.
ALGAÑARAZ, V. y CASAS, J. (2011). Memorias de otro territorio: Genocidio y control social, La
dictadura en San Juan. Editorial Universidad Nacional de San Juan, San Juan.
BAYER, O.; BORÓN, A.; GAMBINA, J.; BARILLARO, E. y LA GRECA, F. (2013). El Terrorismo
de Estado en la Argentina. Instituto Espacio para la Memoria, Buenos Aires.
FEIERSTEIN, D. (2007). El genocidio como práctica social. FCE, Buenos Aires.
IZAGUIRRE, I. (1994). Los desaparecidos: recuperación de una identidad expropiada. Centro Editor
de América Latina, Buenos Aires.
LOPEZ, C. y RUFFA, M. (2005). El Sanjuaninazo: 26 de Julio de 1999. Edición de autor, San Juan.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN (2013). 24 de Marzo: Día Nacional de la Memoria
por la Verdad y la Justicia. Consultado el 6 de abril de 2015.
Disponible en:
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:p5t8eK7IkyMJ:portales.educacion.gov.ar/pla
ntilla/files/2013/04/24deMarzo_semifinal.doc+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ar.
MOURATAIN, P. (2014). La marcación de la víctima en el genocidio: Algunos aspectos relativos a la
construcción del otro como enemigo. En: Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información
Jurídica. Revista Derechos Humanos, 6-A (Año III), 3-359.
ROZANSKI, C. (2011). ¿Para qué Juzgar? En: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos-Secretaría
de Derechos Humanos. La Shoá, los genocidios y crímenes de lesa humanidad: enseñanzas para los
juristas.Ministerio de Justicia y Derechos Humanos-Secretaría de Derechos Humanos, Buenos Aires.
7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTROOESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015
Mesa 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia
Título: EL FACUNDO DE SARMIENTO: PROBLEMÁTICAS DETRÁS DE LAS
DIVERSAS EDICIONES.
Autor: G. Hernán Fernandez 1.
Resumen
“Facundo” (1845) representó para Sarmiento su escrito más reconocido, a su vez se convirtió en
referencia ineludible para los estudios sobre el “caudillismo”. Atendiendo a necesidades
coyunturales su autor decidió realizar nuevas ediciones en 1851, 1868 y 1874, presentando cada una
distintas particularidades. Si bien existen cuantiosas investigaciones sobre el “Facundo” (atingentes
a las ediciones o al contenido) las mismas no advirtieron sobre elementos que permiten pensar en
ciertos cambios estructurales (como los diversos títulos usados o la incorporación de las vidas de
Aldo y el Chacho) y, a partir de ello, en las posibles relecturas desarrolladas por Sarmiento sobre el
“caudillismo”.
El objetivo general es desarrollar una aproximación a la interpretación del “caudillismo” por parte
de Sarmiento tomando como eje la variabilidad presentada en las diferentes ediciones.
Específicamente proponemos problematizar sobre la titulación, elemento cuya mutabilidad resulta
continua en las diversas ediciones. Nuestra hipótesis sostiene que la titulación “Facundo” y la
estructura que predomina en actualidad (con los quince capítulos) resulta un condicionante en la
comprensión del escrito producto de implicar su reducción a la vida de Quiroga, dejando de lado
piezas claves introducidos por Sarmiento como las biografías de Aldao y del Chacho, cuya lectura
conjunta brinda una visión más vasta sobre la manera de comprender el fenómeno del “caudillismo”
por parte de dicho pensador político.
Palabras claves: Sarmiento-Facundo-Política
1
Pertenencia institucional: Licenciado en Historia- Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (UNSJ); Facultad de
Historia, Geografía y Turismo (USal); Academia de Ciencias de Buenos Aires; CONICET.
hernan.fernan86mail.com
Abstrac:
“Facundo” (1845) represented to Sarmiento his most well-known text, at the same time it became
an inescapable reference for researches about “warlordism”. Attending to conjunctural needings his
author decided to do new editions in 1851, 1864 and 1874, showing each one of them different
particularities. Even if many researches exist about “Facundo” (pertaining to the editions or the
contents) these didn´t talk about some items which allow to think in some structural changes (such
as several titles used or the introduction of the lives of Aldo y the “Chacho”) and from them, in the
possible reading developed by Sarmiento about “warlordism”.
The overall objective is to develop an approach to the interpretation of "warlordism" by Sarmiento
taking as core idea a variability presented in different editions.
Specifically we propose to
problematize about the title, an item whose mutability results continuous in the different editions.
Our hypothesis supports that titling "Facundo" and structure that dominates today (with the fifteen
chapters) is a determinant in understanding the written product of involving reduction to the life of
Quiroga, ignoring key elements introduced by Sarmiento as the biographies of Aldao and Chacho,
whose collective reading provides a wider view on how to understand the phenomenon of
"warlordism" by such political thinker.
Key words: Sarmiento-Facundo-Politic
1. Introducción
El objetivo de esta ponencia es el estudio del “Facundo”, texto clave para el abordaje del
pensamiento político de Domingo F. Sarmiento y su análisis sobre las problemáticas para lograr la
gobernabilidad en la Argentina pos independencia. “Facundo”, publicado por primera vez en 1845,
se convirtió en el escrito más representativo de Sarmiento, por ello entrama muchos elementos a
tener en cuenta para desarrollar un análisis profundo sobre las ideas contenidas en el mismo.
La obra fue reeditada por Sarmiento en diferentes coyunturas, en cada caso introdujo
modificaciones estructurales en el cuerpo acorde a sus necesidades políticas. Si en la edición de
1845 en folletín buscó atacar la política de Rosas, el mismo año en la primera versión en libro
amplió a la antecesora con dos capítulos donde presentaba su plan de gobierno. Para 1851 presenta
un nuevo contenido, sacando los capítulos finales y agregando “Aldao” (semblanza del aquel
“caudillo” escrita antes del “Facundo” en 1845), el fin era presentarse como el político apto para
intervenir en el escenario pos rosista. Para 1868, la candidatura presidencial de Sarmiento impulsó
una nueva versión para usar a su “Facundo” como carta de presentación. En esa oportunidad, a la
estructura de 1851 fue sumada otra biografía “caudillesca” sobre el Chacho Peñolaza. Terminado su
mandato presidencial, en 1874 da a conocer la edición más amplia de “Facundo” al colocar todos
los elementos quitados años anteriores, dando así a conocer nuevamente su plan de gobierno
completo.
Existe una amplia y diversificada producción científica sobre “Facundo”, desde múltiples
disciplinas fue abordado (filosofía, literatura, ciencias política, sociología, historia, etc.), pero en
esta oportunidad la propuesta se especifica al campo de la ciencia histórica. Siguiendo los objetivos
propuestos fueron consultadas dos tradiciones de lectura, una enfocada en las ediciones y, la otra, en
la configuración del “caudillismo” en “Facundo”. Dentro de las investigaciones centradas en las
ediciones, advertimos la no consideración de variantes que resultan sugestivas al momento de
pensar en la variabilidad de la obra, como fueron las continuas mutaciones de los títulos y la
anexión de “Aldao” y “El Chacho, último caudillos de la montonera de los llanos”.
Estas problemáticas en torno a las ediciones, también puede advertirse en los estudios sobre
“caudillismo”. Dentro de este último grupo observamos como los investigadores han desarrollado
invalorables aportes, pero sus conclusiones se basan en una versión de la obra titulada “Facundo” y
con una estructura compuesta únicamente por quince capítulos. Es decir, tampoco repararon en los
cambios indicadas, de ese modo acotaron las interpretaciones sarmientinas sobre el “caudillismo”
solo a la vida de Quiroga. Tomando esta plataforma proponemos profundizar en la historicidad del
texto con el fin de atender posibles problemáticas derivadas de la no consideración sobre la
variabilidad de los títulos y de la anexión de “Aldao” y “Peñaloza” en las distintas ediciones.
De dicho plateo surge la siguiente hipótesis de trabajo: aceptar la titulación “Facundo” y la
estructura que predomina en actualidad (con los quince capítulos) resulta un condicionante en la
comprensión del escrito producto de implicar su reducción a la vida de Quiroga, dejando de lado
piezas claves introducidos por Sarmiento como las biografías de Aldao y del Chacho, cuya lectura
conjunta brinda una visión más vasta sobre la manera de comprender el fenómeno del “caudillismo”
por parte del sanjuanino. Para abordar los diversos problemas aludidos, la propuesta consiste en
trabajar primero sobre los estudios sobre las ediciones del “Facundo”, en segundo lugar analizar la
literatura referida al modo en que Sarmiento aborda el tema “caudillismo” y, por último,
problematizar sobre la edición utilizada en los siglos XX y XXI.
2. Las ediciones de “Facundo”
Sarmiento desarrolló diversas ediciones, todas respondieron a determinados intereses y por ello
variaron en el contenido. La primera versión data de 1845, en formato de folletín, el título fue
“Facundo” y comprendió los primeros trece capítulos (es decir, hasta “Barranca-Yaco!”). Unos
meses después del mismo año sale a la luz en libro como “Civilización y barbarie. Vida de Juan
Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina”, evidenciando
con ello modificaciones en su composición. Fue más extensa esta presentación debido a que
comprendió dos capítulos más (los últimos, titulados “Gobierno unitario” y “Presente y porvenir”).
La intencionalidad fue criticar a la política pergeñada por Rosas, particularmente aceleró su
publicación la llegada a Chile, país donde residía Sarmiento, de un enviado rosista para pedir al
gobierno local un mayor control sobre los emigrados políticos.
En 1851 aparece también con diferencias estructurales, en esta oportunidad se llamó “Vida de
Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina, seguido de
Apuntes Biográficos sobre el general Fray Félix Aldao”. Desde la titulación Sarmiento anticipaba
cambios, la obra ya no sólo era sobre Quiroga, iba acompañada por la biografía sobre el fraile
Aldao (publicada antes del “Facundo” en 1845). Las alteraciones no terminan en esto, también
Sarmiento quitó la introducción y los capítulos finales, agregó el apéndice con las proclamas de
Quiroga y realizó algunas correcciones indicadas por Valentín Alsina. La motivación en esta
oportunidad era el pronunciamiento de Urquiza contra Rosas y el interés de Sarmiento por
presentarse como el futuro mandatario argentino. Mostrar conocimiento sobre Quiroga y Aldao
implicaba entender los grandes males de la Argentina contemporánea.
Habría decidido reversionar de esa manera pretendiendo captar el mayor apoyo posible, por ello
quitó las partes con críticas hacia los antiguos unitarios. Elías Palti (2009) no comparte esta
apreciación, según su punto de vista la decisión de quitar las partes mencionadas respondió a un
interés intelectual y literario del autor, ya que no encajaba con el cuerpo de la obra; pero Carlos
Altamirano brinda una idea potencialmente solucionadora de esta disyuntiva: “En fin, a medida que
la unidad dejó de ser una norma, tanto como un principio por discernir en las obras, la cuestión del
acuerdo interno del texto perdió interés como problema por resolver” (ALTAMIRANO, 2005: 39).
La publicación de 1868 es la siguiente, y el cuerpo denota alteraciones trascendentes. Esta nueva
versión llevó la denominación “Facundo; o, civilización y barbarie en las pampas argentinas”.
Comprendió una nueva biografía de “caudillos”, a las de Quiroga y Aldao se sumó la del Chacho
Peñaloza. Las partes, salvo la indicada, fueron las mismas de la predecesora de 1851. Atendiendo a
las elecciones presidenciales de 1868, Sarmiento buscó en esta oportunidad presentarse como el
indicado para ocupar el máximo cargo político de su país. Continuaba ensanchando el cuerpo de la
obra con biografías de “caudillos” y, con ello, dejando fundamentos sobre su capacidad para
gobernar por el hecho de haber vencido al líder riojano Peñaloza (el Chacho) durante su
gobernación en San Juan (1862-1864). Sarmiento puede expresar aquí lo que no podía decir en las
otras ediciones: no sólo interpretó al “caudillismo”, a sus ojos el principal problema para gobernar
el país, sino que también lo derrotó desde el gobierno de San Juan. Cada edición, implicaba una
nueva intervención política con nuevos objetivos.
Al momento de finalizar el mandato presidencial, en 1874, publica una nueva edición. Las piezas
conformantes indican variantes sustanciales, mantiene el nombre “Facundo o civilización y barbarie
en las pampas argentinas” (con alteraciones ínfimas en el uso de las comas). La estructura es similar
a la anterior, con las tres biografías, las proclamas; pero decide incluir nuevamente la introducción y
los capítulos finales de la edición de 1845. Con esta nueva versión Sarmiento presentaba a sus
lectores su plan de gobierno completo, propuesto hacía ya más de veinticinco años, con el fin de
mostrar hasta qué punto se mantuvo incólume a sus ideas.
Existe una amplia y diversificada tradición de lectura sobre las ediciones de “Facundo”, los aportes
más sobresalientes son de Alberto Palcos (1945): “Facundo. Rasgos de Sarmiento” y (1938):
“Sarmiento”. Sobre todo Palcos destina la mayoría de las páginas a tratar las modificaciones de tipo
textuales, siguiendo ese fin analiza los cambios en la redacción introducidos en la segunda edición
(1851) en contraste con las “notas” remitidas por Alsina. La finalidad es rescatar la faceta de
escritor de Sarmiento, porque percibe que sólo siguió a dichas recomendaciones en las correcciones
sobre datos (fechas, estadísticas, etc.) y redacción, por ello Alsina “cometió el error de criticar con
espíritu de cronista un recio monumento literario” (PALCOS, 1945: 74).
A partir de la contribución de Palcos surgieron otros trabajos como los de Guillermo Ara (1958):
“Las ediciones del Facundo”, Elisabeth Garrels (1988): “El Facundo como folletín”, Raúl Moglia
en el prólogo y apéndice para la edición del “Facundo” de Peuser de 1955, Emilio Carilla (1959):
“Dos ediciones de ‘Facundo’”, Oscar Tacca (2000): “Los umbrales de Facundo”, etc. A pesar de las
cuantiosas producciones en ninguna puede indicarse un análisis de la variabilidad de la obra en
torno a los elementos mencionados. La mayoría se interesó en el estudio de los cambios provocados
a partir de las notas de Alsina, la quita de partes como la introducción y los capítulos finales
“Gobierno unitario” y “Presente y porvenir”. Sólo Ara anotó los diferentes títulos, pero sin
desarrollar un análisis sobre las posibles consecuencias de esto en la estructura y viceversa.
“Facundo” no fue considerado como una obra acompañada desde 1851 por otras biografías.
Sarmiento, al contrario de lo indicado en las investigaciones, lee al “Facundo” a partir de 1851 junto
a las vidas de Aldao y el Chacho, dándole de esa manera una significación particular a cada nueva
versión. Analizar solo la vida de Quiroga como lo hacen estos estudiosos sin leer el “Facundo”
junto con las otras biografías, que cambian en las distintas re ediciones, es perder el nuevo sentido
que le da el autor. Así, como también, se pierde el sentido del eje que articula a “Facundo” con las
demás biografías: el “caudillismo” presentado por Sarmiento como el gran problema argentino; y a
Sarmiento como su mayor intérprete y enemigo. Además en dicho estado de la cuestión es marcada
la preponderancia de estudios desde el campo de las letras. Entonces resulta indispensable
desarrollar un trabajo de las ediciones propio de la ciencia histórica, donde se destaque el análisis
coyuntural de cada publicación.
Este breve repaso por el “Facundo” permite observar la complejidad del texto, cada edición
presenta re lecturas de Sarmiento, nunca una fue igual a la anterior, incluso nunca se repitió un tipo
de estructura. En esa variabilidad, pueden observarse cambios y permanencias. Entre los primeros
están los títulos, las partes cercenadas, las modificaciones textuales, las nuevas biografías. En
cuanto a las permanencias, lo subyacente en todas las versiones fue el interés por el “caudillismo”,
Sarmiento consideró a este fenómeno como el gran drama de la política argentina. Engrosar el
cuerpo inicial de la obra, compuesto por la vida de Quiroga, con otras de distintos “caudillos”, no
implicaba volver en cada oportunidad sobre el mismo tema; al contrario, la anexión de Aldao y
Peñaloza representaban nuevos enfoques sobre la trama. Si con Quiroga y Aldao buscó mostrarse
como el mayor conocedor de la problemática, con la vida del Chacho intentó imponerse como el
político vencedor del sistema “caudillista” al derrotar a Peñaloza y consolidar las incipientes
instituciones republicanas. Al representar el “caudillismo” una permanencia entre tanta variabilidad
es considerado eje de la presente investigación, tornándose necesario analizar cómo se estudió al
fenómeno desde el “Facundo”.
3. “Caudillismo” en “Facundo”
El tema del “caudillismo” representó para Sarmiento la gran problemática a superar para lograr la
configuración de un gobierno republicano. Por ello se abocó a describir el fenómeno, para
entenderlo y, de ese modo, superarlo. La imagen del “caudillismo” que presentaba Sarmiento era
negativa, contenía lo contrario a un gobierno civilizado. Eran los “caudillos” quienes daban origen y
sustento a este sistema consolidado con el triunfo, en las provincias, de personajes como Aldao y, a
nivel país, de Rosas. Sarmiento ve cómo luego de Caseros esa forma primitiva de hacer política
continuó vigente, algunos vestigios, como el Chacho Peñaloza, permanecieron en el poder y
representaron una amenaza para las incipientes instituciones2.
Algunas de las diversas (y cuantiosas) investigaciones interesadas en el “caudillismo” y el modo de
entender al fenómeno en diferentes épocas remiten al “Facundo” como fuente principal por
presentar el mismo una descripción amplia del tema. Noemí Goldman y Ricardo Salvatore, al
2
Es muy amplia la tradición de lectura abocada al estudio del “caudillismo” en “Facundo”, de los mismos pueden
mencionarse a TERÁN, O., (2007): “Para leer el Facundo. Civilización y barbarie, cultura de fricción”; ALTAMIRANO,
C., (2005): “Introducción al Facundo”; BUCHBINDER, P., (1998): “Caudillos y caudillismo: una perspectiva
historiográfica”, PALTI, E., (2009): “El momento romántico. Nación, historia y lenguajes políticos en la Argentina del
siglo XIX”; MYERS, J., (1998): “Las Formas complejas del poder: la problemática del caudillismo a la luz del régimen
rosista”, entre otros.
referirse a los conceptos “caudillismo” y “caudillo”, destacan su construcción original en
“Facundo”, dotando de esta manera de una importancia capital al escrito ya que marcaría el inicio
de la utilización del concepto desde distintos planos (político, científico, etc.) y grupos (románticos,
positivistas, liberales, nacionalistas, etc.): “Desde su construcción original en el Facundo de
Sarmiento, la figura del caudillo ha sido apropiada y utilizada por diversos proyectos
interpretativos” (GOLDMAN, SALVATORE, 1998: 8). Adhiriendo a este postulado está Pablo
Buchbinder, para quien la cuestión del “caudillismo” se encuentra en los orígenes de la literatura
política argentina y el “Facundo” representa “el punto de partida insoslayable a tener en cuenta en
una recapitulación historiográfica de este problema” (BUCHBINDER, 1998: 32). Si bien el escrito
sarmientino no es de tinte historiográfico “…en los análisis históricos en torno a este tema fue,
probablemente, uno de los principales centros de referencia” (BUCHBINDER, 1998: 32-33).
Jorge Myers desarrolla otro plano en la consideración del “caudillismo” al enfocar su análisis no
sólo en el texto sobre la vida de Quiroga, su apreciación va más allá y recae en otros escritos de
Sarmiento. Según Myers, el concepto “caudillismo” no es un “eje central” del “Facundo” y por ello
“…opera simplemente como un tópico más en el interior de aquella constelación vertiginosa de
analogías múltiples que se superponen las unas a las otras (…) Empleado en el texto del Facundo
como descripción, como epíteto peyorativo, y aún como categoría de análisis, la noción de
‘caudillismo’ no alcanza a convertirse en un concepto ‘denso’” (MYERS, 1998: 83). Para este autor
el concepto no llega a ser totalmente peyorativo, pero sí será cargado por Sarmiento de todo lo
negativo (ignorancia, violencia, superstición, etc.). En esta ponencia interesa destacar como Myers
logra ir más allá del “Facundo” y dar luz sobre otros textos de Sarmiento “…que en su utilización
del término aproximan desarrollos posteriores” (MYERS, 1998: 84) y permiten agregar elementos
en la construcción de las figuras “caudillos” y “caudillismo”, estos son “vida de Aldao” 3, “vida del
Chacho” y “Conflictos y armonías”.
Fructíferos resultan los postulados de Myers al atravesar el “Facundo” y ver otros textos capitales
para entender más cabalmente la conceptualización creada por Sarmiento sobre el tema
“caudillismo”. En esto el autor otorga una lectura más abarcativa sobre la configuración del
fenómeno, sumando para su mayor entendimiento las biografías referidas a otros personajes
integrantes del “caudillismo”: primero, un fraile apóstata y gobernador de una de las principales
provincias argentinas y, posteriormente, un general de la nación líder de la montonera pero con
pasado positivo por su lucha contra Rosas. Tomando estas últimas conclusiones puede marcarse la
prevalencia de una lectura carente de integración de las tres semblanzas integrantes de la versión
3
Es menester desarrollar una salvedad en el planteo de Myers: “Aldao” no es “posterior” al “Facundo”, teniendo por ello
más una función de preludio en la configuración del “caudillismo” en el relato sarmientino.
final de “Facundo” 4: Quiroga-Aldao-Peñaloza. A continuación desarrollaremos lo que observamos
como un posible indicio de esa lectura incompleta: la estandarización de una edición de “Facundo”
en siglo XX, cuya configuración no respondió al criterio de Sarmiento.
4. La edición estándar de “Facundo”
El repaso de las diversas ediciones configuradas por Sarmiento (desde el folletín hasta la última de
1874) permite apreciar la mutabilidad constante de la obra. Sarmiento editó “Facundo” adatándolo a
los tiempos coetáneos. Nunca se repitió una estructura, muestra elocuente de las nuevas
interpretaciones e intencionalidades buscadas por Sarmiento. Pero en los siglos XX y XXI esta
mutabilidad del texto no fue apreciada a la hora de leer y estudiar la obra, al contrario predominó
una edición estandarizada llamada “Facundo”, donde se combinaron elementos de la versión de
1851 (como las proclamas del apéndice y la carta prólogo de Alsina) complementada con los
capítulos finales “Gobierno Unitario” y “Presente y porvenir”. Es decir, preponderó una recepción
de “Facundo” compuesta sólo por la vida de Quiroga, sin integrar en sus análisis a las demás piezas
anexadas por el mismo autor como fueron las vidas de Aldao y de Peñaloza. Bajo esa óptica existió
consecuentemente una marginación de esas partes integrantes del “Facundo” desde 1851 (en el caso
de “Aldao”) y 1868 (“Peñaloza), cuya comprensión íntegra permite obtener una visión más vasta
sobre la comprensión de Sarmiento respecto al “caudillismo”.
Noe Jitrik reflexiona sobre las publicaciones de “Facundo”, se interroga y responde al respecto de
cuál es la edición correcta a la hora de estudiarlo: “No podemos sino actuar con la definitiva, pero
conociendo la anterior podemos tener una imagen acaso más fiel de sus modos típicos: piensa de lo
que se puede interpretar de lo que deja, para lo cual, como en otros terrenos, elimina lo que le hace
daño o simplemente lo que no le conviene” (Jitrik, 1968: 110). La noción de Jitrik es clave en el
plateo de esta ponencia, porque acentúa en la necesidad de considerar la historicidad de la obra al
momento de estudiarla y, además, acepta a la versión de 1874 como la definitiva. Concordar en esto
último implica entonces considerar a la estructura final de “Facundo” integrada por la triada
Quiorga-Aldao-Peñaloza. Como secuela de dicho planteo surgen varios interrogantes sobre quién,
cómo y por qué se impuso una estructura en nuestros días donde son marginadas esas piezas.
Atendiendo a la problemática de la recepción de “Facundo”, observamos como un posible
catalizador de la trama al mismo título, elemento paratextual cuya su inestabilidad también resultó
permanente. La primera edición en formato de folletín recibió la denominación “Facundo”, la
primera en libro cambió por “Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga Y aspecto
4
En esta oportunidad aludimos a la edición de 1874.
físico, costumbres y hábitos de la República Argentina”. En 1851 recibe un nuevo epíteto “Vida de
Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina, seguido de
Apuntes Biográficos sobre el general Fray Félix Aldao” y las de 1868 y 1874 lo alternaron por
“Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas”. Entonces definir la denominación
representa otro elemento de trabajo por el problema contenido en su versatilidad.
Incluso el mismo Sarmiento y algunos de sus lectores contemporáneos a la hora de referirse al
“Facundo” no presentan una homogeneidad en la denominación. La consulta de un grupo de textos
producidos en el siglo XIX compuesto por algunos de los libros más representativos de Sarmiento
(“Recuerdos de provincia”, “Campaña en el Ejército Grande”, “Las mil y una”), algunas cartas
personales (una remitida por Sarmiento a Alsina 5, una a Bienvenida Sarmiento y cuatro a Belín
Sarmiento 6) y los comentarios de otras figuras de la época (Alberdi en sus “Cartas Quillotanas” y en
“El Faustino. Facundo y su biógrafo”; Horace Manns con su prefacio a “Facundo; ó civilizacion i
barbarie en las pampas arjentinas”; Mazade mediante la crítica a “Facundo” en “Civilización y
barbarie. Del americanismo y de las repúblicas del sur-la sociedad-Quiroga-Rosas”; Valentín Alsina
con “Notas al libro Civilización y barbarie”) permiten observar la preponderancia de dos
denominaciones: “Civilización y barbarie” y “Facundo”; alternado con “El Facundo, o Civilización
y Barbarie” y “Vida de Juan Facundo Quiroga”. Teniendo en cuenta la aparición de estas dos
últimas denominaciones en solo tres oportunidades en total, consideramos a las demás
denominaciones como las más relevantes para el tema por su frecuencia de utilización. De ello se
desprenden las siguientes reflexiones sobre las denominaciones “Facundo” y “Civilización y
barbarie”.
•
“Facundo”: Alberdi es quien más la utilizó, tanto en las “Cartas Quillotanas” como en “El
Faustino. Facundo y su biógrafo”, lo nombró solo de esta manera (intercalando con una
breve modificación al escribir “El Facundo” en vez de “Facundo”). En una sola oportunidad
se refirió al texto como “Facundo o civilización y barbarie”, entonces para Alberdi el título
de referencia era “Facundo”. Sarmiento, por su parte, en las cartas a Alsina y a Bienvenida
Sarmiento, “Campaña en el Ejército Grande” y “Las mil y una”, menciona a “Facundo”.
Sobre todo fue en las cartas de respuesta a Alberdi, compiladas en “Las mil y una”, donde
mayormente utilizó esa denominación. En los demás textos consultados no aparece dicha
referencia.
5
6
Utilizada como introducción de la edición de “Facundo” de 1851.
Para consultar las fechas de las diversas cartas remitirse a la bibliografía.
•
“Civilización y barbarie”: observamos una secuencia mayor en cuanto a la repetición de
este título por parte de Sarmiento. Si bien en “Campaña en el Ejército Grande” alternó con
“Facundo”, fue mayor la alusión a “Civilización y barbarie”. Consideramos significativos
tres casos en torno a esta denominación: 1) en la portada de “Recuerdos de provincia” se
presentaba como el escritor de “Civilización y barbarie”; 2) en todas las cartas remitidas
hacia Belín con motivo de la publicación de la cuarta edición no dejó de referirse al texto
como “Civilización y barbarie”; 3) esta denominación es la predominante en los escritos de
otros autores críticos de la obra como Valentín Alsina en sus “Notas al libro Civilización y
barbarie” y Mazade en “Civilización y barbarie. Del americanismo y de las repúblicas del
sur-la sociedad-Quiroga-Rosas”. Consideremos por ello a “Civilización y barbarie” como la
manera de titulación predominante en Sarmiento. No podemos dejar de lado las
excepciones con respecto a esta última reflexión, por ello es menester aclarar que Sarmiento
en mayor cantidad lo llamó “Facundo” en “Las mil y una” y, en una oportunidad, “Vida de
Juan Facundo Quiroga” en su carta a Alsina y “El Facundo, o Civilización y Barbarie” en
“Recuerdos de provincia”.
En base estos apuntes surgen algunos interrogantes ¿Por qué cuando Sarmiento se refiere a
“Facundo” en otros libros o cartas la llamó de diferente forma? ¿Por qué los lectores que vivieron el
nacimiento y las transformaciones del texto tampoco tienen un criterio homogéneo a la hora de
citarlo? ¿Las variaciones de los títulos y del cuerpo de la obra habrán provocado también
diferencias en el discernimiento al momento de leerlo y mencionarlo? Lo más evidente dentro de
estos interrogantes es la ausencia de las denominaciones utilizadas por Sarmiento, y sus
contemporáneos, en los siglos XX y XXI donde predomina la titulación “Facundo” o “Facundo;
civilización y barbarie”. Entonces se evidencia la imposición de un criterio editorial en el cual no
fueron consideradas partes integrantes del texto desde 1851, ni las titulaciones pensadas y usadas
por Sarmiento.
5. Consideraciones finales
La literatura interesada en el “Facundo” lo señaló como el escrito iniciático de la configuración
conceptual del “caudillismo”. Pero no advirtió sobre ciertas modificaciones aplicadas por su autor,
quién intencionalmente buscó acompañar a la vida de Quiroga con dos biografías más, “Aldao” y
“El Chacho, último caudillos de la montonera de los llanos”, donde pueden observarse nuevas
interpretaciones sobra la política de la época. Como bien señaló Myers, hay que atender a otros
textos para captar con mayor profundidad la imagen hilvanada por Sarmiento sobre el
“caudillismo”. Sugerimos entonces continuar esa línea para interpretar al “Facundo” como un texto
integrado no sólo por la vida de Quiroga, sino por las distintas biografías anexadas por Sarmiento
en las sucesivas ediciones.
Atendiendo a la hipótesis de trabajo, observamos como muchas de las falencias en los trabajos
utilizados en esta ponencia remiten a una versión de “Facundo” homogeneizada por un criterio
editorial que no fue el del autor. Si el mismo Sarmiento y los lectores del siglo XIX no concordaron
en el modo de citar al “Facundo”, este entramado no pervivió en los siglos siguientes donde
predomina ese título. Por ello la complejidad del texto lleva a replantear sobre la historicidad del
mismo para poder obtener una aproximación más precisa del pensamiento de Sarmiento.
Concluimos entonces parcialmente que las lecturas desarrolladas en torno a “Facundo” deben
analizar qué quiso decir Sarmiento cuando decidió colocar la “vida de Aldao” y la “vida de
Peñaloza” y al repensar la titulación continuamente. Nuestra perspectiva parte de una premisa: no
puede comprenderse al “Facundo” leyendo por separado las vidas de Quiroga, de Alado y Peñaloza;
y si esto es así es porque Sarmiento intencionalmente trastocó en diversas oportunidades la
estructura de la obra con la finalidad de cambiar su mensaje.
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Domingo Faustino Sarmiento. Cartas familiares. Argentina, Edición de la Asociación de Amigos
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Capital Intelectual.
7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTROOESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015
Mesa 15: Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia
Título: HISTORIA RECIENTE Y TESTIMONIO ORAL: TEORÍA Y PRAXIS
Autores: Graciela Y. Gómez 1, Gladys R. Miranda 2
Palabras Clave: Historia Reciente- Oralidad- Testimonio
Resumen
Las últimas tendencias historiográficas ponen sobre el tapete la importancia de volver a situar en el
centro de atención al protagonista del devenir histórico que se ha diluido en ese marasmo de las
“nuevas” tendencias, problemáticas, perspectivas enfoques que tienden a resaltar la cientificidad del
conocimiento histórico. De ahí que recobra actualidad en la Historia Reciente (o también presente) el
“testimonio” oral. El testimonio, convertido en documento oral, ofrece posibilidades y riquezas para el
conocimiento de ese protagonista de la “Historia” que es el «hombre». El testimonio oral, por su
naturalidad y simpleza, ofrece una vívida expresión del sentir y padecer de sus protagonistas, en donde
su expresión y construcción le hace único e invaluable.
El objetivo es conocer la relación del testimonio oral con la Historia Reciente.
De este modo, el testimonio oral, obtenido a través de la entrevista y valorado por medio de recursos
técnicos y metodológicos del quehacer científico del historiador y sometido a los mismos criterios de
autenticidad y de veracidad encierra el mismo valor e importancia que el documento tradicional.
Topic: Recent history and oral testimony: theory and praxis
Historiographical trends put to the fore the importance of return to place at the Centre of attention to
the protagonist of historical development that has diluted in this morass of "new" trends, issues,
prospects approaches that have to highlight the science of historical knowledge. That is why it comes
today in the history (or present) recent oral "testimony". The testimony, made in document oral, offers
1
Doctora en Historia. Dirección postal: Güemes 437-N- Villa Mallea- Capital- 5400- San Juan.
Instituto de Investigación de Historia Regional y Argentina “H.D. Arias” - Departamento de Historia.-FFHaUNSJ. [email protected]
2
Doctora en Historia. Dirección postal: Güemes 437-N- Villa Mallea- Capital- 5400- San Juan.
Instituto de Investigación de Historia Regional y Argentina “H.D. Arias” - Departamento de Historia.-FFHaUNSJ. [email protected]
opportunities and wealth for the knowledge of the protagonist of "History" which is the 'man'. Oral
testimony, for their naturalness and simplicity, offers a vivid expression of feeling and suffering of its
protagonists, where its expression and construction makes it unique and invaluable.
The aim is to know the relationship of oral testimony in the recent history.
In this way, oral testimony, obtained through the interview and valued by means of methodological
and technical resources of the scientific work of the historian and subjected to the same criteria of
authenticity and veracity holds the same value and importance than the traditional document.
1. Introducción
Las últimas tendencias historiográficas ponen sobre el tapete la importancia de volver a situar en el
centro de atención al protagonista del devenir histórico que se ha diluido en ese marasmo de las
“nuevas” tendencias, problemáticas, perspectivas enfoques que tienden a resaltar la cientificidad del
conocimiento histórico. De ahí que recobra actualidad en la Historia Reciente (o también presente) el
“testimonio” oral. El testimonio, convertido en documento oral, ofrece posibilidades y riquezas para el
conocimiento de ese protagonista de la “Historia” que es el «hombre». El testimonio oral, por su
naturalidad y simpleza, ofrece una vívida expresión del sentir y padecer de sus protagonistas, en donde
su expresión y construcción le hace único e invaluable.
El objetivo es conocer la relación del testimonio oral y la Historia Reciente.
De este modo, el testimonio oral, obtenido a través de la entrevista y valorado por medio de recursos
técnicos y metodológicos del quehacer científico del historiador y sometido a los mismos criterios de
autenticidad y de veracidad encierra el mismo valor e importancia que el documento tradicional.
2- Historia Reciente
La vertiginosidad de los procesos históricos que acontecen en el mundo presente ha llevado a los
historiadores a comprender la necesidad de dejar de lado la tradicional periodización e incorporar una
nueva denominada “Historia Presente/Historia Reciente” que carece de limitaciones cronológicas
fijas y establecidas y que resulta enriquecedora para el análisis de los tiempos actuales.
El pasado cercano se ha constituido en objeto de gran presencia y protagonismo, casi de culto, en el
mundo occidental, es un “pasado abierto”, de algún modo inconcluso, cuyos efectos en los procesos
individuales y colectivos se extienden hacia nosotros y se nos vuelven presentes. De un pasado que
irrumpe imponiendo preguntas, grietas, duelos. De un pasado que de un modo peculiar y
característico, entreteje las tramas de lo público con lo más íntimo, lo más privado y lo más propio de
cada experiencia. De un pasado que, a diferencia de otros pasados no está hecho sólo de
representaciones y discursos socialmente construidos y transmitidos, sino que, además, está
alimentado de vivencias y recuerdos personales, rememorados en primera persona. Se trata, en suma
de un pasado “actual”, o más bien, de un pasado en permanente proceso de “actualización” y que, por
tanto, interviene en las proyecciones a futuro elaboradas por sujetos y comunidades.
En la actualidad diversas prácticas sociales y culturales, así como un número creciente de disciplinas y
campos de investigación, hacen del pasado cercano su objeto e incluso a veces su excusa y medio de
legitimación.
Distintas agrupaciones e instituciones surgidas tanto de la sociedad civil como del Estado, parecen
tener la voz cantante en este vuelco hacia el pasado reciente tomando a la memoria como referente
para la rememoración de diversas instancias de intervención política
En la historiografía, la inquietud por este pasado cercano se ha manifestado en el renovado auge de un
campo de investigaciones que con diversas denominaciones: “historia muy contemporánea”;
“historia del presente”; “historia de nuestros tiempos”; “historia inmediata”; “historia vivida”;
“historia reciente”; historia del tiempopresente” “historia actual”; “historia coetánea”, “historia
próxima”, se proponen hacer de ese pasado cercano un objeto legítimo de estudio para el historiador.
Esta gran diversidad de denominaciones nos señala la existencia de algunas dificultades e
indeterminaciones que enfrentan los historiadores a la hora de establecer cuál es la especificidad de
este campo de estudio planteándosenos interrogantes como ¿cuál es ese pasado cercano?, ¿qué período
de tiempo abarca?, ¿cómo se define ese período?, ¿qué es Historia del tiempo presente?, ¿Cuáles son
los posibles temas a ser abordados por la “Historia presente”?.
Con respecto a este último interrogante J. Grunewald sostiene que un verdadero tema de Historia
Reciente sería aquel que reúne las siguientes características “una ruptura suficientemente neta en la
evolución social; relaciones estrechas de inmediatez con los problemas políticos y sociales
contemporáneos; información suficiente para permitir una cierta generalización y un esbozo de
tipología; sin olvidar un mínimo de interés de los contemporáneos por estas investigaciones”.(Soto
Gamboa, 2004:105)
Sin olvidar que la “Historia del Presente” es una categoría dinámica y móvil que se identifica con el
periodo cronológico en que se desarrollan su existencia los propios actores e historiadores.
Desde el campo disciplinar se levantan argumentos a favor y en contra de la misma. Es propósito de
esta ponencia denominada“Historia Reciente yTestimonio Oral: Teoría y Praxis” señalar las
dificultades que implica su abordaje tales como: la falta de distancia temporal, la carencia de
subjetividad, el desconocimiento del desenlace final de lo que se estudia, el posible uso político de la
misma, la falta de independencia del conocimiento entre otros pero al mismo tiempo mostrar que estos
obstáculos se convierten en su principal riqueza como la transdisciplinariedad, la verificación del
resultado, las numerosas fuentes con que cuenta, la demanda académica versus demanda social, los
numerosos testimonios de “informantes claves”, la frescura de la memoria por la proximidad temporal
de estos hechos, un mayor compromiso y preparación por parte del historiador. Al tiempo de proponer
posibles variables que en un alto grado de complementariedad nos permitirán el abordaje de temas de
“Historia Reciente”. Ellos son: memoria, voces a través del testimonio oral.
Los historiadores del tiempo presente sostienen que la misma es digna de ser objeto de estudio. Pero
¿qué es la Historia del tiempo presente?.
Ella “constituye el campo y objeto de un “oficio” de historiar con connotaciones algo distintas de las
historiografías tradicional, se fundamenta en realidades históricas que obligan a hablar de un nuevo
sujeto histórico y por tanto, de concepciones nuevas sobre la naturaleza, la función y la
reconstrucción de la historia” sostendrá Julio Arostegui. Si nos adherimos al planteo de Reiinhart
Koselleck podemos decir “que la historia presente es una bella expresión pero un concepto difícil”.
(Arostegui, 2004: 41-42)
Retomando el planteo de los obstáculos con que se enfrenta el historiador que hace “Historia
Reciente” debemos destacar que aún no existe acuerdo entre los historiadores a la hora de determinar
tanto en el orden mundial como nacional una cronología propia para la historia reciente y aún en el
supuesto caso en que se resolviera este problema de establecer una cronología precisa al cabo de cierto
tiempo ese pasado dejaría de ser considerado como “cercano”. Como consecuencia de ello el objeto de
la historia reciente tendría una existencia relativamente corta en cuanto tal.
Otro elemento de acuerdo a las consideraciones de Marina Franco y Florencia Levín que complica aún
más la elección del criterio cronológico es la consideración de la apreciación de los actores vivos de
ese pasado, quienes reconocen como “Historia Reciente” determinados procesos enmarcados en un
lapso temporal que no siempre, y no necesariamente, guardan una relación de continuidad progresiva
con el presente.
De estas consideraciones se desprende que la cronología no es precisamente el camino más adecuado
para definir las particularidades de la historia reciente. Frente a ello muchos son los historiadores que
consideran que su especificidad se sustenta en: un régimen de historicidad particular basado en
diversas formas de coetaneidad entre pasado y presente; la supervivencia de actores y protagonistas
del pasado en condiciones de brindar testimonios al historiador, la existencia de una memoria social
viva sobre ese pasado, la contemporaneidad entre la experiencia vivida por el historiador y ese pasado
del cual se ocupa. Desde esta perspectiva, los debates acerca de qué acontecimientos y fechas
enmarcan la historia reciente carecen de sentido en tanto y en cuanto ésta constituye un campo en
constante movimiento, con periodizaciones más o menos elásticas y variables
Para algunos historiadores, se concibe a la historia reciente y a la historia inmediata no como la de los
últimos cincuenta años sino como la “historia del momento que estamos viviendo” advirtiendo sus
peligros cuando ello involucra la experiencia o la identidad del investigador.
En cuanto a los temas tratados por los historiadores de la “Historia Reciente” se observa también en el
campo de la historia reciente un fuerte predominio de temas y problemas vinculados a procesos
sociales considerados traumáticos: guerras, masacres, genocidios, dictaduras, crisis sociales, entre
otros, es decir situaciones vividas por la sociedad como momentos de profundas rupturas y
discontinuidades, tanto en el plano de la experiencia individual como colectiva.
Tal preponderancia de estos temas no posee un fundamento epistemológico o metodológico que le
sustente sin embargo en casi todos los países americanos y Argentina no es ajena a ello que han vivido
regímenes represivos de gran violencia delimitan su campo de estudio a estos temas.
Si bien la historia presente ha cobrado un gran auge en los últimos tiempos lo cierto es que ella tiene
una trayectoria relativamente larga dentro de la historiografía occidental contemporánea, cuyos
orígenes se remontan a la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión y poco después la Segunda
Guerra Mundial. Es precisamente a partir de la segunda posguerra cuando se crearon una serie de
institutos y programas de investigación en Europa y Estados Unidos que abordaran estos temas de
historia reciente.
Sin embargo, una serie de situaciones le han dado el vigor que ha tomado en los últimos tiempos “la
Historia Reciente” entre ellos cabe mencionar: las profundas transformaciones que han afectado al
mundo entero y a nuestras representaciones sociales sobre él, la sucesión de masacres, las guerras
mundiales, el Holocausto entre otros. La toma de conciencia de esta realidad ha llevado a la
humanidad a intentar comprender su pasado cercano al tiempo que en el campo intelectual se han
producido fuertes transformaciones en los años setenta y ochenta que tienen que ver con un
cuestionamiento del modelo estructural-funcionalista, la crisis de los “grandes relatos”.
El otro fuerte planteo que se le hace al historiador de la “Historia Reciente” es la proximidad temporal
con el objeto de estudio frente a ello debemos recordar que al hablar de tiempo presente se refiere al
tiempo cronológico que vive el historiador que emprende la tarea de estudiar, analizar los factores, los
procesos y los acontecimientos que conforman el mundo político social y cultural en el que vive. El
historiador del tiempo presente aunque no tenga distancia cronológica con su objeto de estudio ello no
le impide necesariamente un distanciamiento crítico, aunque eso sea más difícil.
La historia del tiempo presente trata de remediar la contradicción de la historia contemporánea ya que
la “paradoja de la historia contemporánea es su no contemporaneidad”, Arostegui ha denominado
como supuesta sinomía de contemporáneo las palabras:” inmediato”,” actual”, “coetáneo”, y
Barraclough y sus propuestas posmoderno, “era atómica “e “historia reciente”.
Frente a algunos de los obstáculos en el tratamiento de la “Historia presente” que hemos brevemente
esbozado debemos destacar que la historia del tiempo presente tiene la ventaja de contar con
abundantes fuentes documentales, audiovisuales, el testimonio oral, la prensa, etc. Ello es sin ningún
lugar a dudas su riqueza.
El historiador Juan Balduzzi, advierte que "La dificultad que enfrenta la historia del tiempo presente
es que, si pensamos en una historia de procesos, estos procesos no están cerrados."
A lo que acota Elizabeth Jelin, cuando dice “…pasado un cierto tiempo –que permite establecer un
mínimo de distancia entre el pasado y el presente- las interpretaciones alternativas (incluso rivales)
de ese pasado reciente y de su memoria comienzan a ocupar un lugar central en los debates culturales
y políticos”.
El abordaje de nuevos temas antes no contemplados por la historia tradicional, especialmente aquellos
que tienen que ver con nuestra historia reciente, ha dado lugar también a la redefinición del concepto
de “fuente”, incluyendo ahora aquellas que le permiten al historiador abordar la complejidad y
diversidad planteadas.
La oralidad, como fuente para conocer nuestro pasado inmediato, apela a la memoria social para la
construcción del conocimiento histórico. De este modo se obtiene un nuevo tipo de documento no
convencional, el oral.
Si concebimos la interpretación histórica como un proceso dinámico ello nos lleva a trabajar con
nuevas fuentes, entre los que se hallan los testimonios, de generaciones anteriores que dan la
posibilidad de conocer tradiciones o costumbres acercándonos a aquellos sectores sociales que no
fueron insertados en el acervo documental.
Es importante decir que se puede conocer por el protagonista su propia vida, a través de la narración, a
diferencia de la fuente escrita que a veces se conoce quien la escribió y otras no, por el método de la
Historia Oral, dialogamos con la misma.
Su característica fundamental es la preeminencia de cómo el entrevistado dice lo que dice frente al qué
dice. En este sentido Carolina Delgado Sahagún sostiene que: “Los acontecimientos históricos se traen
hacia el presente y es donde se conforman como testimonios-fuentes históricas. El testimonio es toda
una innovación en el arte de pensar, interpretar la realidad e investigarla”.(Delgado Sahagún,
2006:1139)
Debemos recordar que las fuentes orales, por el mero hecho de serlo y en su versión original son
“inamovibles”. Es decir: un testimonio nunca va a ser igual a ningún otro (Portelli 1991:50), es
importante tanto las palabras pronunciadas como el gesto trasmitido. Portelliaclara que “las fuentes
orales presentan una credibilidad diferente, no basada “en su adherencia al hecho, sino más bien en su
alejamiento del mismo, cuando surge la imaginación, el simbolismo… Por lo tanto no hay fuentes
orales falsas.” (Portelli, 1999: 43) Entre otras consideraciones no debemos de olvidar de que las
fuentes orales son construcciones realizadas, por lo menos, por un historiador/entrevistador y un
entrevistado. Son narraciones conversacionales que presentan la forma de un relato para cuya
consideración se deberán tener en cuenta una serie de recaudos generales válidos para todas las
entrevistas.
Sin lugar a dudas la memoria juega un rol central en la reconstrucción de ese pasado reciente, al
respecto cabe acotar que la memoria, principal fuente de las búsquedas orales, es un repositorio
infinito donde múltiples variables-temporales, topográficas, individuales, colectivas-dialogan entre sí,
muchas veces revelando recuerdos, otras en forma explícita, ocultándolas en la cubierta protectora que
el propio ser humano crea, inconscientemente protegiéndose así de dolores traumas y emociones que
marcaron su vida.
Al procesar la memoria están presentes las dimensiones del tiempo individual (vida privada, recorrido
biográfico) y el tiempo colectivo social, nacional, internacional. Las señales exteriores son referencias
y estímulos para el florecer de recuerdos y remembranzas individuales que constituyen el sustrato del
acto de rememorar.
El entrevistador puede incentivar las memorias para que fluyan más fácilmente o activarlas, ya que la
memoria es un proceso vivo, actual, renovable y dinámico. Un diálogo vivo y enriquecido por
estímulos que pueden hacerse presentes en el mismo recorrido del proceso de grabación de la fuente
oral.
“Historia, Tiempo y Memoria son procesos interrelacionados. Además, el tiempo de la memoria
sobrepasa el tiempo de vida individual y se encuentra con el tiempo de la Historia, visto que se nutre
de recuerdos de familia, de música o películas del pasado, de tradiciones, de historias escuchadas o
registradas”. (Arostegui…) La memoria activa es un recurso importante para la transmisión de
experiencias consolidadas a lo largo de diferentes temporalidades.
Entre los muchos desafíos que se plantean en la realización de una entrevista es la relación entre las
múltiples temporalidades, pues habla un joven del pasado por la voz del adulto, o del anciano del
tiempo presente. Adulto que trae en sus memorias sus propias experiencias y también recuerdos que él
experimentó, filtradas por él mismo, al diseminarlas Se habla de un tiempo sobre otro tiempo.
Finalmente se registran sentimientos, testimonios, visiones, interpretaciones, sobre otro tiempo, en una
narrativa entrecortada por las emociones del ayer, remozadas o resignificadas por las emociones del
hoy.
La oralidad se vincula directamente con la memoria individual y colectiva de un grupo social. Es
precisamente esta memoria, la memoria social, la que se busca rescatar y poner en valor como
elemento importante para el conocimiento histórico.
La construcción de la identidad puede perfectamente realizarse mediante el aporte de “recuerdos
compartidos”.
Sin lugar a dudas otro aspecto característico que atañe a la historia reciente es la gran centralidad que
ha cobrado el testimonio según Annette Wieiviorka inaugurando lo que ha denominado como la “era
del testigo”, quien emerge como el portador de “la verdad” sobre el pasado por el hecho de haber
“visto” o “vivido” tal o cual acontecimiento o experiencia según Blanes Péris (Franco-Levin,
2007:45). El reconocimiento del valor epistémico y ético del testimonio de las víctimas para la
reconstrucción de procesos pasados y, más aún, para la instalación de principios de reparación y
justicia necesarios para la construcción democrática, se hace extensible a cualquier testimonio,
fetichizando su valor de verdad y negando que, como cualquier discurso, el testimonio debe ser
sometido a la crítica y al entrecruzamiento con otras fuentes históricas (Sarlo, 2005:62-63 citado por
Franco- Levin, 2007:46).).
Es importante la relación entre el historiador con el testigo y con su testimonio, no es de un simple
espectador que puede “dejarse llevar” por sus sentimientos. Sino cómo el historiador se sitúa frente a
ella para construir una distancia necesaria con su objeto, que es la condición de posibilidad de una
historiografía crítica.
Franco y Levin acotan que “el uso que el historiador hace del testimonio tiene necesariamente un
cierto carácter instrumental derivado del lugar profesional en el que el investigador se sitúa” (FrancoLevin, 2007, 48) es decir, si el historiador hace un uso “instrumental” del testimonio, no es menos
cierto que, con su labor, contribuye a la producción y preservación de las memorias de sus
entrevistados.
Es allí donde aparece el historiador oral, para rescatar a través de la técnica de la entrevista esas
“voces” que van a ir construyendo la historia en la cual ellos fueron los protagonistas y hacedores de
ese proceso histórico. Al mismo tiempo que recuerdan, surgen las representaciones colectivas, es decir
los Imaginarios Sociales, que rigen los sistemas de identificación y de integración social, y que hacen
visible la invisibilidad social.
Al decir de Josefina Cuesta, el trabajo de la memoria es siempre complejo y se traduce “en
mecanismos de recuerdo, de olvido, de silencio y en otros casos de sustitución de unos recuerdos- que
silencian por otros, que se vivifican o de cambio”. La historia de todas las épocas, son representativas
de estos mecanismos pendulares entre historia vivida, historia contada o en otras palabras entre la
experiencia, memoria y la historia.
Infinidad de estudios atestiguan el carácter limitado y selectivo de la memoria, tanto individual como
colectiva, su textura frágil, parcial, manipulada y discontinua, por la erosión del tiempo, por la
acumulación de experiencias, por la imposibilidad de retener la totalidad de los hechos y, en todo caso,
por la acción del presente sobre el pasado.
El recuerdo, el silencio y el olvido “constituyen la otra cara del recuerdo y están indisociablemente
unidos a la acción de la memoria”. (Cuesta Cubillos, 207)
No debemos confundir silencio y olvido aunque es difícil trazar una línea divisoria entre estos dos
conceptos. El silencio puede oscilar entre la barrera de la ocultación y la de lo indecible y, en algunos
casos, tropieza con la incapacidad de comunicar, tan traumática es la experiencia del recuerdo.
Todo silencio (u olvido) sostiene un proyecto o una identidad, que elimina el pasado en aras de un
presente o de un futuro que se pretende construir.
El olvido por su parte comienza a ser considerado como objeto de historia de tanta envergadura como
la memoria.
En este sentido, Antonio de las Heras sostiene que “La Historia del presente es una disciplina que se
ocupa de hacer memoria en un mundo que se ha hecho planetario, traspasado por una información
instantánea proveniente de cualquier lugar e indiferente a la distancia y transportando
acontecimientos, situaciones y temas muy variados y desiguales, empujándose unos a otros para tener
cabida en la atención fugaz de cada ciudadano en su hogar, entonces la historia del presente deberá
levantarse sobre los principios de la memoria, estos son cuatro: registrar, seleccionar ,actualizar y
acceder”
En base de lo anteriormente expuesto, resulta relevante tener presente que la memoria necesita un
registro un soporte resistente al paso del tiempo, es en este momento el soporte digital que además de
tener gran densidad se destaca la rapidez de acceso.
Al tiempo que la memoria natural nos enseña a seleccionar que debe quedar registrado, sin ésta
selección la memoria se haría inservible. La memoria consigue la selección mediante dos
procedimientos: la fractura y abstracción.
Para acceder a esa memoria el historiador utiliza como técnica la “entrevista” fruto de ella, es el
documento oral que es un documento peculiar, particular, sin embargo para su tratamiento se siguen
los lineamientos marcados desde la preceptiva metodológica que es la propia del método histórico
(heurística, análisis de las fuentes, construcción y síntesis y exposición) utilizando la técnica de la
entrevista como medio para recuperar la memoria y la palabra de los interlocutores válidos,
permitiendo un contacto directo y personal entre “entrevistador-entrevistado”
El testimonio expresa no sólo la percepción de un testigo sobre una experiencia vivida, sino la mirada,
los discursos y las expectativas de su sociedad en el momento en que es formulado.
En cuanto a la construcción del documento oral él mismo cuenta con la entrevista como medio que nos
acerca a la memoria de los “interlocutores válidos” a los cuales les otorgaremos la “palabra”.
La técnica de la entrevista en historia oral según Laura Benadiba y Daniel Plotinsky es un
interrogatorio sistematizado que tiene por objeto obtener, recuperar, y registrar las experiencias de
vida almacenadas en la memoria de la gente que vivió directamente. Comotal transforma a la memoria
en “un registro permanente del pasado que es a la vez valioso y con el paso del tiempo
irremplazable”.
La entrevista es por lo tanto construcción e interpretación del pasado, actualizada a través del lenguaje
hablado. Tiene como característica desenvolverse en medio de recuerdos y evocaciones, repeticiones,
desvíos e interrupciones que le confieren un potencial de análisis en gran parte diferente del que se
hace a un documento escrito.
El rol del historiador ha de ser el de auxiliar al entrevistado en el proceso de recordar ayudándolo a
discernir entre lo fáctico del recuerdo y la experiencia vivida.
La entrevista es por lo tanto construcción e interpretación del pasado, actualizada a través del lenguaje
hablado.
En la entrevista se pone en práctica las guías temáticas consideradas como “mapas de navegación”
para incursionar en los caminos y laberintos de la memoria, en los espacios y tiempos de los
personajes con quienes trabajamos conversando.
Buscan producir estímulos que hagan evocar a la memoria, sondean los motivos y los referentes que
hacen aflorar de forma más libre y espontánea los recuerdos, facilitan la organización y la exposición
de los cuadros narrativos de los personajes.
Son instrumentos de creatividad y no de encasillamiento deben adecuarse al modo de fluir y funcionar
de nuestra memoria: cómo recordar, qué recordar, qué caminos y porqué pasadizos transitan los
recuerdos.
Las preguntas fluyen con la plática y ocasionalmente van escritas de antemano. Gradualmente
aparecen las preguntas cerradas, que se orientan a pedir aclaraciones y precisiones
La oralidad se vincula directamente con la memoria individual y colectiva de un grupo social. Es
precisamente esta memoria, la memoria social, la que se busca rescatar y poner en valor como
elemento importante para el conocimiento histórico.
El tratamiento del documento oral modifica las prácticas científicas tradicionales aportando nuevos
cuerpos de evidencias privilegiando lo cualitativo de la información sobre lo cuantitativo es decir que
ya no importa la cantidad de la misma sino la “representación de la realidad en la visión del mundo o
cosmovisión” según expresiones de Dora Schawzstein.
El documento oral es una construcción, una fuente para el historiador, su recuperación, análisis,
confrontación con otras fuentes, reabre un camino desde siempre habilitado para la ciencia histórica en
el que es posible abordar- unas veces de manera explícita y otras de forma implícita- las ideas y
pensamientos nutricios de una sociedad y su época, mediante el análisis del discurso que encierran y
en el que se expresan sus sentimientos, sus temores, sus inquietudes, sus ansias, sus proyectos, sus
formas y rituales, etc.
3. Conclusiones
Planteamos que la Historia del tiempo Presente/ Historia Reciente es otra forma de hacer historia, que
no significa excluir a la historia tradicional, sino que lleva implícita una formación distinta del
historiador, que ha de tener una clara perspectiva transdiciplinaria.
Cuenta con un cúmulo de informantes claves que dan sus testimonios sobre nuestro pasado reciente,
para ellos la memoria es el pilar fundamental, a la cual accedemos trayéndola al presente a través de la
entrevista,
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7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTROOESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015
Mesa 15: Desafíos del pensamiento sociológico actual: sociología e historia
Título: MECANISMOS DE INGRESO A LA “JUSTICIA” Y CAPITAL SOCIAL EN EL
CAMPO JURÍDICO PROVINCIAL
Autores: MARÍA G. HENRÍQUEZ. JUAN S. I. MARTÍNEZ, ISABEL PINKAS 1
Palabras clave: Campo Jurídico –Capital Social – Poder Judicial
Resumen
Esta ponencia presenta avances de un proyecto de investigación que aborda la reconstrucción histórica
del campo jurídico en San Juan.
Hacia fines de 2010 salió a la luz una denuncia que ponía en evidencia el ingreso al Poder Judicial
provincial que eludía el mecanismo de concurso vigente. La aparición de esta noticia se convirtió en
un escándalo local por dos razones: una porque la Corte evaluaba legitimar esas designaciones que, en
el caso de los abogados les permitiría desempeñarse en la administración de justicia; pero también,
porque entre los designados era posible identificar relaciones de parentesco con “políticos, cortistas,
jueces, camaristas y funcionarios del Ministerio Público”. Este hecho motivó a indagar acerca de las
formas que asumen los mecanismos de ingreso al poder judicial, institución del campo jurídico que
detenta las posiciones dominantes.
A fin de reconstruir procesos se rastreó el tema en la prensa escrita, permitiendo ampliar la temática y
advertir que el problema no sólo se reducía a las formas que asumía el ingreso al poder judicial en
todas sus categorías sino también a los mecanismos de promoción (ascensos) en el mismo.
El texto se estructura en tres partes: una primera, en la que se caracteriza el campo jurídico y se
identifica la institucionalidad del poder judicial provincial. Una segunda, en la que se trabaja la
información referida al ingreso y promoción del personal y al proceso de designación de los
magistrados, para cerrar con algunas conclusiones provisorias.
Summary
1
Universidad Nacional de San Juan. Facultad de Ciencias sociales, Instituto de Investigaciones socioeconómicas.
[email protected]
1
This work introduces previews from a research project that deals with the historical reconstruction of
the legal field in San Juan.
By the end of 2010, a legal complaint came to light revealing the entry into the Justice Department of
the Province avoiding the current competition mechanism. The appearance of this news became a
local scandal for two reasons: first, because The Court would legitimate those appointments that, in
the case of lawyers, would allow them to work in the administration of justice, but also because among
the appointees it was possible to identify kinship with “politicians, Court officials, judges, members of
Court of Appeal, Public Ministry officials”. This event led to an investigation of the different ways the
entry mechanisms to the Justice Department take–institution from the juridical field that holds the
dominant positions.
In order to reconstruct processes, the topic was verified in the written press, thus widening the topic to
become aware that the problem was not only connected to the entry into the Justice Department in all
its categories, but also to the promotion mechanisms in the same institution.
The text is structured in three parts: first, the juridical field is characterized and the institutionalization
of the Justice Department of the Province is identified. In the second part, we work with information
about the entry and promotion of the staff and the process of appointment of the judges.Finally there is
a closing with some provisional conclusions.
Key words: Juridical Field – Social Capital – Justice Department
Introducción
El ingreso al poder judicial de la provincia de San Juan, en tanto poder del estado, se rige por el
Artículo 45 de la Constitución provincial 2 que refiere al empleo público. El mencionado artículo dice:
“Todos los habitantes sin discriminación alguna pueden acceder a los empleos públicos sin más
requisitos que la idoneidad. El acceso a los cargos técnicos y administrativos está sujeto a la
realización de concursos. …”. Este artículo fue reglamentado para el ámbito del poder judicial por la
Corte de Justicia mediante el Acuerdo General Nº10, en 2001, dando origen al “Reglamento de
Concursos” que se aplica al ingreso de funcionarios, personal administrativo y técnico y para el
personal obrero, de maestranza y de servicios. El concurso se conforma en tres etapas: Antecedentes,
Oposición y Entrevista Personal según los casos, pues se exceptúa de la prueba de Oposición a los
cargos del personal obrero, maestranza y servicios. Así, desde 2001 el ingreso al poder judicial debía
ajustarse a este mecanismo de concurso.
Hacia fines de 2010 una denuncia publicada en un medio digital de la ciudad de San Juan, que
rápidamente fue replicada en distintos medios, incluso en el único diario de la provincia 3, consignaba
la contratación en el Poder Judicial de San Juan de treinta y nueve personas que habrían ingresado,
2
Admisión e Incompatibilidades en el empleo público.
Diario de Cuyo. 15/10/2009. INGRESOS AL PODER JUDICIAL. En los últimos cuatro años, la Corte de Justicia impulsó
60 ingresos al Poder Judicial sin concurso de antecedentes y oposición. La gran mayoría entró como personal de maestranza,
pero cumplen tareas administrativas.
3
2
mediante nombramiento directo, con la categoría de “escribientes” para cumplir funciones
administrativas. La aparición de esta lista se convertía en un escándalo local por dos razones: una,
porque esas designaciones sin concurso, “interinas”, tomaban estado público en el momento que la
Corte evaluaba convertirlas en cargos de planta permanente. Situación que, en algunos casos, y
específicamente en el de los abogados, abría la posibilidad para desempeñar tareas de administración
de justicia. La otra, porque en ese listado aparecen no sólo los nombres de los designados sino también
su relación de parentesco con “políticos, cortistas, jueces, camaristas y funcionarios del Ministerio
Público”.4 Este hecho, sumado a la controversia surgida en torno al llamado a concursos para cubrir
cargos vacantes en el poder judicial desde 2012 (e intensificada en 2014) despertó nuestro interés y
nos preguntamos ¿cómo se ingresa al poder judicial de la provincia? La primera respuesta, de sentido
común sostiene “por acomodo”, “a dedo”, “por relaciones, familiares o políticas”, afirmaciones todas
que los datos parecen corroborar. Sin embargo, y buscando superar estas consideraciones del sentido
común, avanzamos en nuestras formulaciones para preguntarnos ¿Cuál es el fundamento de estas
percepciones? ¿Qué mecanismos se ponen en juego en la selección de los candidatos? ¿Han variado
estos mecanismos en el tiempo? ¿Por qué toman estado público estas cuestiones? En esta ponencia
proponemos dar algunas respuestas a estas cuestiones; introducirnos en el campo jurídico provincial
buscando aproximarnos a la lógica de su funcionamiento.
La ponencia se estructura en tres partes: una primera, en la que se caracteriza el campo jurídico y se
identifica la institucionalidad del poder judicial provincial. Una segunda, en la que se trabaja la
información referida al ingreso y promoción del personal y al proceso de designación de los
magistrados judicial resultante de la investigación documental. Para cerrar con algunas conclusiones
provisorias.
1. Sobre el campo jurídico
Desde la teoría de los campos Bourdieu postula, fundamentalmente, que la sociedad no forma una
totalidad homogénea sino un conjunto de esferas relativamente autónomas que no podrían reducirse a
una lógica societal única. El campo jurídico, como dominio particular, como microcosmos social, se
inscribe al interior de lo que Bourdieu denomina el campo del poder: “campo de fuerzas definido en
su estructura por el estado de la relación de fuerzas entre formas de poder, o especies de capital
diferentes. Es también, inseparablemente, un campo de luchas por el poder entre detentores de poderes
diferentes, un espacio de juego donde agentes e instituciones que tienen en común poseer una cantidad
de capital específico (económico o cultural, particularmente) suficiente para ocupar posiciones
dominantes al seno de sus campos respectivos, se enfrentan en estrategias destinadas a conservar o a
transformar esa relación de fuerzas”. (Bourdieu, 1989) Para este autor, la constitución del campo del
4
Disponible en http://www.sanjuanya.com.ar/index.php/Politica/quienes-ingresaron-al-poder-judicial-sin-concurso-pasariana-planta-permanente.html. Consultado el 3/12/2013. Los argumentos de esta noticia se encuentran en la publicación de
Diariolibre.com que se cita a continuación.
3
poder va de la mano de la construcción del Estado, pues el Estado resulta “de un proceso de
concentración de diferentes especies de capital, capital de fuerza física o de instrumentos de coerción
(ejército, policía), capital económico, capital cultural o mejor, informacional, capital simbólico,
concentración que, en tanto tal, constituye al Estado en detentor de una suerte de metacapital que da
poder sobre especies de capital y sus detentores.” (Bourdieu, 1997: 99) En este proceso, la
concentración de capital jurídico “forma objetivada y codificada de capital simbólico”5 a su vez, va de
la mano de un proceso de diferenciación que culmina en la constitución de un campo jurídico
autónomo. A este universo social relativamente independiente, en cuyo interior se produce y se ejerce
la autoridad jurídica (forma por excelencia de la violencia simbólica legítima y cuyo monopolio
pertenece al Estado) es a lo que denominamos campo jurídico.
El campo jurídico se entiende como una parte del espacio social donde se dirimen las luchas por
establecer qué es el Derecho, forma por excelencia del discurso legítimo, que sólo puede ejercer su
eficacia específica en la medida en que obtenga reconocimiento, es decir, en la medida en que
permanezca desconocida la proporción más o menos amplia de arbitrariedad que está en el principio
de su funcionamiento. Es también un espacio limitado por la idea de competencia jurídica (capacidad)
que deja afuera a los profanos, a los que no tienen ni la autoridad ni la capacidad de poner en forma
sus peticiones. Espacio en el que se enfrentan permanentemente concepciones sobre la forma de
entender el derecho (praxis o teoría) y sobre cuáles deben ser los principios que deben regirlo.
La estructura del campo jurídico es jerárquica. Y en esta jerarquía, la cúspide la ocupan las posiciones
dominantes de la jerarquía judicial, del poder judicial.
2. Sobre el ingreso al poder judicial de San Juan
La constitución del campo jurídico, es decir, de la construcción de un sistema de relaciones y de una
lógica específicamente jurídica, se concreta en procesos históricos particulares, que se encuentran
indisolublemente vinculados a los modos de configuración del Estado y de la sociedad civil, de los que
resulta el aparato jurídico y cuya autoridad se concentra en el poder judicial.
En Argentina el poder judicial, se concibe como uno de los tres poderes de la república. Se organiza a
nivel nacional, constituyendo el Poder Judicial de la Nación (justicia federal), y a nivel de provincias
como consecuencia de su organización federal: cada provincia tiene su propia Constitución y su propia
organización judicial provincial. De este modo, la justicia federal, tiene competencia en todo el país a
través de diecisiete jurisdicciones federales 6.
Por su parte, la organización judicial de San Juan remite a la organización estatal como provincia
autónoma proceso que, comenzado en 1820, se reafirma con la creación del Poder judicial en 1825
durante el gobierno de Salvador María del Carril y se consolida con la promulgación de la primera
5
Objetivado “mediante la escritura, instrumento de acumulación del conocimiento” y codificado como unificación cognitiva
que implica una centralización y una monopolización en beneficio de los instruidos o de los letrados. (Bourdieu, 1997: 105)
6
San Juan y San Luis son atendidas por la jurisdicción Mendoza.
4
Constitución provincial de 1856 que estableció las bases de la organización judicial. Comienza
entonces el proceso que en el tiempo irá consolidando al poder judicial provincial como un espacio de
creciente autonomía respecto de los otros poderes.
La Constitución nacional, reformada en 1994, dedica al poder judicial la Sección tercera (Artículo 108
a 119), de la Segunda parte. Allí se establece que este poder será ejercido por la Corte Suprema de
Justicia y Tribunales Inferiores establecidos por el Congreso Nacional en el territorio de la Nación.
Los jueces de estos órganos duran en sus funciones mientras “dure su buena conducta”, siendo el
“Jury de Enjuiciamiento” 7 el único mecanismo de remoción. En la misma sección, en el Capítulo
segundo se determinan las atribuciones de la Corte Suprema. La reforma constitucional introdujo dos
importantes modificaciones. Por un lado, incorporó como órgano del Poder Judicial al ‘Consejo de la
Magistratura’, siendo su función la selección de magistrados y la administración del Poder Judicial de
la Nación. El Consejo está integrado por representantes del ámbito académico, profesional y
representantes de las Cámaras legislativas y funciona, además, como órgano de control de los
miembros y de los Órganos del Poder Judicial. Por otro, creó el “Ministerio Público” cuya única
función es promover la actuación de la justicia defendiendo la legalidad y los intereses generales de la
sociedad, órgano con funciones judiciales, pero independiente del Poder Judicial.
A nivel provincial, la Constitución sancionada en 1986 será una de las primeras constituciones
reformadas con el retorno a la democracia y considerada innovadora pues fue la primera en incorporar
la figura del “Consejo de la Magistratura”. En su sección sexta dedica todo el capítulo al poder judicial
(Artículos 197 al 213), el cual está integrado por la Corte de Justicia, Cámaras, Jueces (comunes y de
paz) y demás tribunales establecidos por la ley. También determina la constitución, organización,
jurisdicción y funcionamiento del Foro de Abogados (entidad que nuclea a los profesionales del
derecho en la provincia) e incluye también el Ministerio Público. Todas las atribuciones, funciones,
responsabilidades y obligaciones de cada uno de estos órganos están contempladas en la Ley Nº 5854
o Ley orgánica de Tribunales. En ninguno de los apartados citados tanto de la Constitución provincial
como de la ley Orgánica hay referencia a las formas de ingreso al poder judicial para cargos letrados,
administrativos o de maestranza; mientras que la designación de magistrados se enuncia como la
función del Consejo de la Magistratura.
La investigación documental nos remitió en la línea del tiempo, hacia atrás, al año 2006 y hacia el
presente, hasta fines de 2014. De la lectura de la información pudimos advertir que el problema no
sólo se reducía a la forma que asumía el ingreso al poder judicial en los cargos administrativos sino
también a los mecanismos de promoción (ascensos) así como también a los mecanismos a través de
los cuales se nombra a los jueces.
2.1. De los magistrados
7
Se trata de un tribunal formado por legisladores, magistrados y abogados con matrícula federal siendo identificadas como
causales de Jury el mal desempeño de las funciones o los crímenes comunes.
5
El Reglamento del Consejo de la Magistratura es el que regula los mecanismos de selección de los
magistrados. Si se comparan la legislación nacional y provincial se advierten importantes diferencias
para cubrir las plazas vacantes entre las dos leyes (la 24.937 que rige a la justicia federal y la 5.594 de
la provincia), si bien ambas refieren al concurso público de oposición y antecedentes como mecanismo
de selección.
Para la ley 24.937 8 son funciones del Consejo:
• Determinar los criterios y mecanismos de calificación de los exámenes y de evaluación de los
antecedentes. Las bases de la prueba de oposición serán las mismas para todos los postulantes, y
deberá versar sobre temas directamente vinculados a la función que se pretende cubrir y evaluará
tanto la formación teórica como la práctica.
• Elaborar periódicamente listas de jurados para cada especialidad. Dichas listas deberán estar
integradas por jueces, abogados de la matrícula federal y profesores titulares, asociados y adjuntos
regulares, eméritos y consultos de Derecho de las universidades nacionales, públicas o privadas, que
hubieren sido designados por concurso, y cumplieren con los requisitos exigidos para ser miembros
del consejo.
• La comisión sorteará tres miembros de las listas, de modo que cada jurado quede integrado por un
juez, un abogado y un profesor de derecho, siendo que los miembros, funcionarios y empleados del
consejo no podrán ser jurados.
• El jurado tomará el examen y calificará las pruebas de oposición de los postulantes, elevando las
notas a la comisión, la que calificará los antecedentes obrantes en la sede del consejo.
• En base a los elementos reunidos y la entrevista con los postulantes, la comisión determinará la terna
y el orden de prelación;
• La entrevista con el plenario será pública y tendrá por objeto evaluar su idoneidad, aptitud funcional
y vocación democrática, pudiendo revisar de oficio las calificaciones de los exámenes escritos, de
los antecedentes, impugnaciones y dictámenes.
Para la Ley provincial 5594, son atribuciones del Consejo:
• La organización de los concursos que deberán: a) asegurar el libre acceso de postulantes, mediante
una publicidad oportuna, amplia y adecuada; b) garantizar el derecho de oposición, a cuyo efecto el
Consejo deberá arbitrar un procedimiento breve que permita a los postulantes controlar y
eventualmente ejercer la facultad de impugnar los antecedentes presentados por los restantes
concursantes; c) exigir la acreditación de los antecedentes que presenten los concursantes.
• Evaluar de manera integral los antecedentes de cada uno de los postulantes, atendiendo, entre otros:
a) el concepto ético y profesional; b) preparación científica9; c) Otros antecedentes que tengan
vinculación con el cargo que se concursa a criterio del Consejo. 10
8
Texto Ordenado de la Ley Nº 24.937; modificada por la Ley Nº 24.939 (12/1997), Consejo de la Magistratura de Argentina.
6
• Determina una terna la cual se eleva a la Cámara de Diputados. Para ello debe contar con el voto
coincidente de la simple mayoría de los miembros del Consejo.
Con referencia a los antecedentes, y si bien se enumeran cuáles deberían considerarse, la ley
provincial no incluye un nomenclador que indique el peso relativo de cada antecedente en relación a la
función a desempeñar. Tampoco se establece el orden de mérito y, es el mismo Consejo quien
organiza los concursos, los sustancia, evalúa y propone la terna por mayoría simple.
Tanto la reforma constitucional de la provincia de 1986 como nacional de 1994, incluyeron la figura
del
Consejo de la Magistratura incorporando, según Thea (2011), un órgano que no reconocía
antecedentes en la organización federal de la justicia argentina y que trasplantado del derecho
continental europeo de la Segunda Posguerra tuvo como objetivo “despolitizar” y “hacer más eficaz y
transparente” la designación y remoción de magistrados. Sin embargo, las críticas que se hacen a su
funcionamiento, darían cuenta de que no ha logrado cumplir con esos objetivos.
Las críticas a la ley que rige el funcionamiento del Consejo de la Magistratura en la provincia se
actualizan en 2013. En una nota televisiva el presidente del Foro de Abogados sostenía que “[la ley
5594] es obsoleta y hay que reformarla, hay que cambiar la selección de jueces". 11 Sin embargo, la
mencionada ley fue reformada en 2003 si bien nunca llegó a implementarse. La reforma implicó la
formación de un “Consejo Técnico Coordinador para la Reforma Legislativa en materia de Seguridad
y Justicia, creado por la ley 7018 en abril del año 2000, compuesto por 7 diputados de distintos
bloques, en plena época de la Alianza y que coordinaba el [actual] fiscal General de Corte. … [se]
Elaboraron varios proyectos y muchos se aprobaron en el recinto… La del Consejo de la Magistratura
también, recibiendo el número 7371, pero nunca entró en vigencia”.12
Esta ley, también llamada ley “congelada” incorporó reformas en el mecanismo de concurso “en la
instancia del proceso, conservándose el resto de las etapas”. Para la primera instancia establece que se
incorporen cinco salas de jurado especializadas (Civil, Familia, Laboral, Comercial y Penal) para
dirimir en antecedentes y oposición. Cada una de ellas compuesta por tres miembros titulares y tres
suplentes: en representación de Jueces y Ministerio Público; del claustro docente de Derecho de la
Universidad Nacional de San Juan y de la Universidad Católica de Cuyo; de los abogados de la
matrícula. Las modificaciones más importantes son: a) fija un sistema de puntaje para evaluar
currículum y b) se incorpora a la etapa de oposición una prueba científico-académica, escrita, donde
9
Aquí se valoran, entre otros, títulos universitarios de post grado vinculados con especialidades jurídicas; desempeño de
cátedras; docencia universitaria en materias jurídicas; publicaciones de carácter jurídico; dictado de conferencias jurídicas y
presentación de trabajos y ponencias en jornadas o congresos profesionales que hayan sido debatidas y aprobadas;
concurrencia a congresos, jornadas científicas y/o cursos de perfeccionamiento profesional; desempeño de cátedras o
docencia a nivel secundario, en materias de carácter jurídico.
10
Desempeño de cargos públicos; antigüedad en el ejercicio de la profesión, en el desempeño de funciones judiciales o
funciones públicas de carácter profesional; otros cargos o actividades, públicas o privadas.
11
Programa del 20/09/2013.
12
01/04/2012. Tiempo de San Juan. REFORMA EN EL TAPETE. Una ley congelada para elegir jueces abre el debate.
http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2012/4/1/congelada-para-elegir-jueces-abre-debate-8243.asp Consultado 6/08/2014.
7
los postulantes deben resolver casos prácticos ya resueltos por un juez. Además, el examen se evalúa
con puntaje, la calificación debe ser fundamentada. Los postulantes se califican con hasta 50 puntos:
hasta 30 por antecedentes y hasta 20 por oposición. No pasan a la entrevista quienes obtengan menos
de 25 puntos. Sólo la entrevista queda a cargo del Consejo de la Magistratura, que frente a frente
evalúa a los que obtuvieron como mínimo 25 puntos. El Consejo también pone puntaje, hasta 50
puntos, y fundamenta su voto antes de mandar una terna a Diputados. 13
Esta ley fue suspendida por el ejecutivo provincial “apenas asumió, en diciembre de 2003, cuando se
sancionó la Ley de Emergencia Pública que recortaba los gastos en el Estado y que dejó fuera de juego
varias normas sancionadas en gestiones anteriores”.
En opinión de quien era el principal asesor en temas jurídicos del entonces gobernador de la provincia
y actual fiscal de Estado “La suspensión de la ley del Consejo de la Magistratura se dio porque
consideramos que era anticonstitucional. Esa ley crea comisiones especiales para que rindan examen
los candidatos a jueces y no cabe oponerse a que haya exámenes, pero hay que ver quién los toma.
Esa es una facultad indelegable del Consejo de la Magistratura porque la Constitución no crea
comisiones especiales. Además, ¿quién toma los exámenes?, ¿quién nomina a los profesores?¿qué
examen se les puede tomar? Debería bastar con los antecedentes y la entrevista y nada más. Además
¿un inferior se los va a tomar? … La ley suspendida era buena. El proceso actual nunca fue bueno,
nunca tuvo un concurso en serio. Nunca hubo una competencia intelectual entre los concursantes.
Debería haber un concurso de antecedentes donde se premie algo más que la simple acumulación de
papeles o certificados. Todos los que hemos entrado con el Consejo de la Magistratura no cumplimos
con lo que sería un concurso ideal, donde se compita en conocimiento. Si fuera así, no se presentarían
100 tipos sino 20 por cada cargo (…) La Cámara de Diputados debería obtener un orden de
prelación de acuerdo al puntaje y después que la Cámara defina. A mí me gusta el componente
político, de ninguna manera lo desprecio. A lo que hay que hay que ponerle límite es a lo corporativo,
limitar a los que no quieren que intervenga el poder político y en vez de diputados quieren que
intervengan magistrados. No corresponde, porque a mí como ciudadano me representan los políticos,
no los colegios”. 14 Para el presidente del Colegio de Magistrados “la ley suspendida era un avance en
el sentido de que lleguen al cargo los más capacitados, los que demuestren mayor preparación
técnica, lo que no es una garantía de que sean los mejores jueces. (…) Nosotros apuntamos a la
formación previa porque si están más capacitados los jueces, más confianza en la Justicia hay”. Para
un legislador que integra el Consejo el mecanismo constitucional en vigencia “garantiza todos los
derechos de los participantes. Yo participo con miembros de la Corte y con miembros del Foro de
Abogados y la verdad que por ahí hemos tenido intercambio de opiniones pero nunca acusaciones
mutuas, la votación la hemos hecho libremente y entiendo que se siguieron siempre criterios objetivos
13
Ibídem.
14
Ibídem. El subrayado es nuestro.
8
de tratar de buscar una terna con los que están en mejores condiciones. (…) Desde 2003 se habrán
designado unos 35 jueces, fiscales y defensores y todos son idóneos en tanto lo han demostrado
después, en el ejercicio de la función. Veo que hay jueces en gestiones de 8 años largos sin
problemas”. Sólo restaría señalar que las modificaciones hechas en 2003 están en consonancia con lo
que se propone en la justicia federal.
En las opiniones citadas pueden observarse las diferencias de criterio que se ponen de manifiesto,
sobre todo en lo referido a cómo debe entenderse la instancia de “oposición”. El fiscal general de la
Corte, quien participara de la reforma de la ley, así como también el presidente del Colegio de
Magistrados dejan entrever la necesidad de establecer “un criterio de mérito” que si bien no sería
excluyente si relevante al momento de la elección.
2.2. Del ingreso y la promoción como personal judicial
Respecto de los mecanismos de selección cuando se trata de cargos de administración, a partir de la
citada denuncia del año 2010, una abogada del medio publica en un diario digital su análisis del
Acuerdo General Nº23/ 2009 por medio del cual (y citando el texto de la acordada) “’se incorpora a la
planta de personal administrativo y técnico, [treinta y nueve personas] en cargos vacantes del
escalafón, mediante ‘Designaciones Interinas’”; designaciones que, sostiene, “habrían sido realizadas
—como surge del texto del Acuerdo— sin concurso, sin convocatoria o llamado, y sin observancia de
las normas reglamentarias que rigen sobre el particular”, haciendo referencia aquí al Acuerdo General
Nº 10/2001. 15
La autora del citado artículo sostiene que la Corte no ha hecho más que desconocer este Acuerdo, y
cita como antecedentes un conjunto de designaciones que datan de los años 2003, 2005 y 2006 16,
15
EL CUESTIONADO ACUERDO GENERAL Nº23/09 DE LA CORTE DE JUSTICIA DE LA PROVINCIA DE SAN
JUAN. Disponible en http://www.diariolibre.info/secciones/noticias/nota.php?id=948. Consultado 3/12/2013.
16
Acuerdo General (AG) N°12/2003. “La Corte dispuso el llamado interno de Concursos de Ascensos del Escalafón de
“Funcionarios y Empleados del Poder Judicial”. El Ascenso – según el Acuerdo General Nº9 de fecha 21 de Mayo de 2001—
en los cargos de funcionarios judiciales y empleados del Poder Judicial, se debe realizar mediante el “Sistema de Concursos
de Antecedentes y Oposición”, de conformidad a las disposiciones del Reglamento. Ahora bien, la Corte, por Acuerdo
General N° 18/04 de fecha 7 de Julio de 2004 resolvió sobre el resultado del mencionado Concurso, el que dio lugar a una
serie de graves comentarios y críticas por los que se cuestionó, entre otros aspectos, la designación de “parientes directos” de
los Ministros de la Corte”.
AG N°07/2004. La Corte procedió a designar veinte personas en cargos de “Personal Obrero, Maestranza y Servicio” de la
Planta Permanente del Poder Judicial” hecho que la Unión Judicial de San Juan16 cuestionó por su irregularidad, advirtiendo
que las personas que habían ingresado como Personal de Maestranza estaban cumpliendo, casi en su totalidad, funciones y
tareas correspondientes al Escalafón Administrativo;
AG N°33/2005. La Corte efectuó la Convocatoria para cubrir cargos de Ingreso a la Planta Permanente del Personal
Administrativo mediante el mecanismo de concursos, sin embargo esta situación derivó en lo que se conoce como “CASO
RECIO: el procedimiento del Concurso, en su ejecución, fue indudablemente cuestionable en su validez; porque: 1) se
violaron las normas reglamentarias del Acuerdo General N° 10/01 y del Acuerdo General N° 33/04; 2) los Cargos a cubrir
resultaron inciertos e indeterminados; 3) se modificaron las etapas del Concurso suprimiéndose la última de las mismas; 4) se
introdujo un mecanismo distinto para una de las Pruebas de la Oposición; 5) no se cumplió el cronograma fijado.
AG Nº8/2006. “La Corte dispuso la ‘Prórroga de los Órdenes de Mérito establecidos como resultado de los llamados a
Concursos Internos y también los Externos, realizados por Acuerdos Generales Nº 12/2003 y Nº 32/2004, a fin de cubrir las
vacantes que se produzcan hasta el 30 de Junio de 2007’. Resulta inexplicable en materia de Concursos, que se prorrogue el
Orden de Méritos de Concursos realizados hasta tres años atrás, y que el mismo rija hasta el año siguiente del dictado del
Acuerdo.
9
concluyendo que estos nombramientos son “ilegítimos” porque se hacen designaciones en cargos de
maestranza (cargos que no requieren de la aplicación del Acuerdo Nº10) pero que con posterioridad
pasan a cumplir otras funciones, en cargos de administración. Además, estas designaciones estarían
bajo sospecha: una nota del Diario de Cuyo sostiene que “[de los] 39 empleados, al menos 17 eran
parientes de miembros del tribunal, jueces, de un ministro del Ejecutivo y hasta había una sobrina de
un diputado” 17. El Foro de Abogados presentó en la oportunidad una demanda pidiendo la nulidad de
los nombramientos y un recurso administrativo en Tribunales para que la Corte diera marcha atrás,
pero ninguno de los planteos prosperó. 18
En diciembre de 2011 se publica otra denuncia. Una imagen escaneada de la Acordada Nº34 muestra
el nombramiento de veinticinco personas, nuevamente, en cargos de maestranza. 19 Diario de Cuyo
refiere el hecho “…no hacía falta concursos, pero por los antecedentes [la designación] despertó
suspicacia. A muchos no se los veía cumpliendo tareas de ordenanza y luego se comprobó que, si bien
mantenían la categoría, hacían trabajos administrativos”, y continúa “según fuentes judiciales, en esta
tanda no se han detectado familiares de los miembros de la Corte ni de jueces o fiscales, sino que se
trataría de personas jóvenes con vinculación al personal actual del sector de maestranza y servicios. Y
tampoco se trataría de gente que es abogada o que está estudiando derecho en alguna universidad”.20
Un tiempo después un artículo titulado “Poder judicial: dinastías en los tribunales” denuncia el
parentesco de jueces y funcionarios al interior del poder judicial; denuncia en la que se exponen dos
aspectos que resultarían de incumplir con lo que establece la Constitución. Por un lado, se pone en
evidencia el comportamiento discrecional de la Corte: “…Ser nombrado en el Poder Judicial es
AG Nº34/2006. Mediante este Acuerdo “se dispuso la Designación en el cargo de ‘Ayudante’ (Personal de Maestranza) de
tres personas. El fundamento jurídico fue la norma constitucional ya mencionada. No se hizo referencia alguna al
Reglamento de Concursos”.
Acuerdo General (AG) Nº 39/2006. “La Corte realizó ‘Promociones o Ascensos de Personal’ SIN CONCURSO en distintos
niveles escalafonarios (Oficial Mayor, Oficial Principal, Oficial Técnico, Escribiente Mayor y Escribiente) y en función de la
Prórroga dispuesta por el Acuerdo precedentemente citado”.
AG Nº 42/2006. “La Corte procedió a la Designación SIN CONCURSO de 17 personas en el cargo de “Escribiente”. Se basó
en la Prórroga del Orden de Méritos de Concursos anteriores. El fundamento fue el Art. 207. Inc. 2 de la Constitución
Provincial.
AG Nº51/2006. “La Corte dispuso la Designación SIN CONCURSO de 16 personas en el cargo de “Escribiente”. Se basó en
la Prórroga del Orden de Méritos de Concursos anteriores. El fundamento fue el aludido Art 207 inc. 2) de la Constitución
Provincial.
AG Nº 61/2006. “La Corte resolvió la Designación SIN CONCURSO en el cargo de “Escribiente” de un total de 28
personas.
AG Nº63/2006. “La Corte procedió a Designar en el cargo de “Escribiente” SIN CONCURSO a cuatro Abogados. Se basó
en la Prórroga ya mencionada dispuesta por el Acuerdo Nº 08/06. Se fundó en la misma norma constitucional consignada en
los Acuerdos anteriores.
17
07/04/2011. Diario de Cuyo. ACORDADA DE LA CORTE. Volvieron las designaciones sin concurso al Poder Judicial. El
máximo tribunal de Justicia nombró a 11 nuevos empleados y dicen que será para tareas de maestranza.
18
Ibídem.
19
ACUERDO GENERAL Nº 34. Nuevas designaciones en el Poder Judicial: Se realizaron nombramientos en el
Escalafón de Personal Obrero, Maestranza y Servicio de la Planta Permanente del Poder Judicial, cubriendo cargos vacantes
de Ayudante y Ayudante de Primera, siendo abogados varios de los designados. http://www.laseptima.info/noticias/29539.
Ver también 07/04/2011. Diario de Cuyo. ACORDADA DE LA CORTE. Op.Cit.
20
29/12/2013. Diario de Cuyo. DESIGNACIONES DE ORDENANZAS .Una llave para eludir los concursos en la Justicia.
Desde 2004, la Corte nombró a cerca de 150 maestranzas, de los cuales, promovió a 40 a cargos que requieren concursos.
10
garantizarse un trabajo bien pago de por vida. Tal vez por eso es que muchos intentan ingresar en
cuanto tienen una posibilidad. Pero no todos tienen igualdad de condiciones para hacerlo: si bien está
regulado en la Constitución Provincial, el sistema de nombramiento judicial está liberado al criterio
personal de los integrantes de la Corte, que es el organismo que maneja la superintendencia de ese
poder. Esto ha sido motivo de varios escándalos en la provincia”. Por otro lado, no permitir que
prevalezca el mérito: “El sistema es tan polémico que hasta los jóvenes con sobrados méritos para
trabajar en la Justicia cargarán de por vida con la mochila de haber entrado “por ser el hijo de” y no
por el nivel de conocimientos o preparación que alcanzaron durante sus estudios universitarios.
Además, este sistema actual resulta injusto para el que tiene capacidad intelectual y aspiraciones para
trabajar en la Justicia, muchos se quedan en el camino por no tener algún vínculo con los que deciden
discrecionalmente quiénes sí y quiénes no entran.”21
Una nueva acordada sobre designaciones se hace pública a fines de 2013 y es, en este momento,
cuando comienzan a registrarse los cruces de opinión entre la Corte, el fiscal general y el Foro de
Abogados; las notas periodísticas registran cada una de estas opiniones y recuerdan y citan los hechos
ocurridos en años anteriores. Es también a fines de 2013 que el gremio denuncia el incumplimiento del
Acuerdo Nº10, ya que mediante una acordada la Corte ascendió a 310 de 440 empleados en
condiciones de hacerlo. La acordada lleva la firma de todos los integrantes de la Corte más no del
fiscal general para quien “la corte no da ningún fundamento, no explica porqué algunos trabajadores
ascienden y otros no.” 22 La implementación de concursos “para ascender es un viejo reclamo del
gremio de los empleados judiciales, quienes vienen luchando por su aplicación debido a que ahora la
Corte asciende al personal de acuerdo a su criterio, basado en las referencias de los superiores de los
empleados. (…) Desde el gremio se viene pidiendo que se implemente el concurso para que los
empleados asciendan por su capacidad, sin tener que depender de la buena o mala relación para con
sus superiores.” 23 El argumento esgrimido públicamente por la Corte después de la denuncia de estas
designaciones sostenía “la necesidad” de resolver situaciones, casi urgentes, ante la “falta de
personal”. Una nota de febrero de 2014 dice que “hace al menos 3 años que los cortistas hablan de
falta de personal y de la posibilidad de convocar a los aspirantes para evaluarlos. Incluso, en
declaraciones a este diario, desde aquel entonces anuncian que llamarán a concurso. Pero ahora [el
presidente de la Corte] dijo que hay apuro en cubrir las vacantes ‘que se han generado por las
jubilaciones y la cuota normal de enfermedades inculpables, que han generado toda una serie de
ausencias justificadas. Por eso ahora es el momento de tomar una decisión’”.
21
16/06/2012 Informe exclusivo. PODER JUDICIAL: DINASTÍAS EN LOS TRIBUNALES.
http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2012/6/16/poder-judicial-dinastias-tribunales-12272.asp Consultado 2/06/2014.
22
24/12/ 2013. Diario la Ventana. SIN CONCURSOS, LOS CORTISTAS ASCENDIERON A 310 EMPLEADOS. No
cumplieron con el acuerdo firmado en el 2001 que obliga a que todos los ascensos debe ser por concurso.
http://www.diariolaventana.com/articulo.php?id=31210 Consultado 06/08/2014.
23
1/06/2014. Tiempo de San Juan. ESCÁNDALO EN PUERTA. En el esperado ingreso a la justicia burlarían el mérito.
http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2014/6/1/esperado-ingreso-justicia-burlarian-merito-57626.asp
11
En este contexto, otra denuncia, ahora del gremio de empleados judiciales, alertaba sobre la
posibilidad de que la Corte recurriera a la ley provincial 7492 “que permite a los poderes del estado
contratar empleados para servicios determinados sin que ello cree situación de dependencia”.24 Frente
a esto la Corte hizo público un comunicado en el que dice que el mecanismo de concursos no se ha
descartado y que “el diseño e implementación del sistema de concursos y oposición se encuentra en
pleno desarrollo, no habiéndose interrumpido ni dejado sin efecto. La única declaración válida al
respecto es la del Presidente de la Corte quien manifestó oportunamente que se está transitando la
etapa de factibilidad técnica, la contratación o compra de los equipos de computación necesarios, la
reglamentación legal, la homologación del hardware, la selección y acondicionamiento del ámbito
físico para el desarrollo de los concursos, la capacitación del personal a cargo y el dimensionamiento
del protocolo de seguridad correspondiente. Con respecto al software, desarrollado por especialistas
del Poder Judicial de la provincia de Santa Fe, ya fue testeado (…) realizándose pruebas de
funcionamiento in situ con resultados óptimos.” Sin embargo, “a pesar de lo urgido que se encuentra el
Poder Judicial ante la gran cantidad de vacantes generadas por diferentes motivos (aproximadamente
300 cargos, nada menos que el 25% del total del personal), lo cual lesiona el servicio de justicia, la
Corte no ha tomado decisiones referidas a formas alternativas de incorporación o contratación de
recursos humanos, aunque tampoco las descarta. No existe aún una fecha o plazo definidos para la
puesta en marcha del sistema de concursos.” 25
Aparece aquí también el Foro de Abogados que “decidió tomar partido para dar una mano y su
presidente, presentó una nota en la Corte de Justicia. En la misma dice que la institución está dispuesta
a hacerse cargo del costo del alquiler de las computadoras que sean necesarias y del lugar para tomar
los exámenes, lo que le da una solución al problema de recursos. (…) El abogado aseguró que ‘lo
hacemos porque no tenemos la seguridad de que se eligen los mejores… hace falta hacer concursos
para saber quiénes son los más idóneos, lo venimos sosteniendo desde hace mucho tiempo’”. 26
Pero en este contexto de reclamos la Corte sanciona un nuevo Reglamento de Concursos, el Acuerdo
34/ 2014 que deroga el Nº10/ 2001. Esta nueva disposición establece “las bases para el llamado a
concurso mediante el cual los aspirantes deberán aprobar una prueba de dactilografía (velocidad de
escritura), una prueba de ortografía (corrección de un texto con errores) y una prueba de conocimientos teóricos (temas relacionados al quehacer judicial con la modalidad de opción múltiple y/o
verdadero-falso), en base al material que se publicará en la página web del Poder Judicial. Luego de
ello se confeccionará una lista por orden alfabético con los aspirantes que hayan aprobado las pruebas,
quienes estarán en condiciones de presentarse a una entrevista personal con dos de los cortistas y la
24
26/02/2014 Diario de Cuyo. DÉFICIT DE PERSONAL por la falta de computadoras. Ese fue el fundamento que dio el
presidente de la Corte para justificar más ingresos a dedo.
25
27/02/2014. Diario la Provincia. LA CORTE DE JUSTICIA aseguró que el sistema de concursos no se ha dejado sin efecto
pero no descarta contratación de personal. http://www.diariolaprovinciasj.com/politica/2014/2/27/corte-justicia-asegurosistema-concursos-dejado-efecto-pero-descarta-contratacion-personal-9922.html consultado 3/06/2014
26
28/02/2014 Diario de Cuyo. INGRESOS POLÉMICOS Concursos: ofrecen solución, pero la Corte dijo que “no”.
12
presencia de un actuario donde evaluarán la presencia del postulante, sus conocimientos técnicos y
teóricos, sus antecedentes laborales, académicos, y de buena conducta, entre otros. (…) Pero para
llegar a esa entrevista, serán los propios cortistas y según un criterio que no está definido en la
acordada, quienes convoquen de esa lista a quienes consideren que tienen el perfil necesario para
ocupar el cargo disponible” 27 Este Acuerdo fue calificado por el Foro de Abogados como
inconstitucional pues consideran que el “mal llamado” concurso no fija puntajes, no meritúa en
función de ellos, y en consecuencia, no establece orden ni prioridades. En un documento elaborado por
dicho organismo sostienen: “El Acuerdo… constituye –una vez más— un instrumento de aparente
legalidad que trasgrede abiertamente la norma constitucional del Art. 45… y por sobre todo avasalla el
principio de la "idoneidad” que debe garantizar el ingreso a los cargos públicos. … Adolece de
ilegitimidad, por ser el mecanismo idóneo que le otorga a la Corte la total facultad de ejercer en forma
absoluta la discrecionalidad de sus decisiones, la que por su alcance se traduce en arbitrariedad.” El
documento revisa cuidadosamente cada uno de los artículos, concluyendo que “no regula concursos,
solo es un medio de actuación arbitraria de la Corte. Sin mecanismo de evaluación, sin puntajes y sin
orden de mérito, no hay concursos”. 28 Esto es, mediante este nuevo reglamento, la Corte estaría
otorgándole legalidad a la manera, sostenida en el tiempo, que ha asumido la selección de candidatos
para cubrir cargos en el poder judicial de la provincia.
Por su parte, al ser consultado sobre esta acordada, el fiscal general de la Corte sin dar argumentos ni
mayores explicaciones, expresa que no aprueba lo decidido por los cortistas. 29
Hasta aquí, podemos decir que si bien es el concurso el mecanismo señalado constitucionalmente tanto
para el ingreso o la promoción en la carrera administrativa, como para la selección y designación de
los magistrados, en el primer caso, dicho mecanismo no se ha implementado desde su reglamentación
en 2001 y en el segundo, no han podido superarse las limitaciones advertidas en el proceso de
selección.
Por otra parte, la Acordada Nº34 de 2014 al convertir en norma esa forma denunciada de
discrecionalidad, evidencia una lógica de funcionamiento distinta a la del mérito, lógica que debiera
primar dadas las particularidades del capital en disputa.
3. A modo de cierre
27
10/06/2014. Diario Huarpe. Ingreso a la Justicia: pese al concurso los cortistas decidirán quién queda
http://www.diariohuarpe.com/actualidad/politica/ingreso-la-justicia-pese-al-concurso-los-cortistas-decidiran-quien-queda/
Consultado 6/08/2014.
28
19/06/2014 inconstitucionalidad del reglamento de concursos – Ac 23-14- corte San Juan. El Acuerdo General N° 23/14 de
la Corte de Justicia de San Juan. Reglamento para Ingreso y Ascenso del Personal. Disponible en www Foro de Abogados
San Juan.
29
10/06/2014. Tiempo de San Juan. REPERCUSIÓN. Acordada de la Corte: El Fiscal General se había opuesto a este sistema.
http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2014/6/10/acordada-corte-fiscal-general-habia-opuesto-este-sistema-58247.asp
Consultado 6/08/20.
13
Desde inicios de 2012, en cada una de las notas que hacen referencia a nombramientos en el poder
judicial que eluden el sistema de concursos vigente pueden leerse expresiones como las que siguen:
“ocupar los cargos en un poder del Estado, como la Justicia, garantiza excelentes salarios y estabilidad
de por vida” o “ser nombrado en el Poder Judicial es garantizarse un trabajo bien pago de por vida”;
expresiones que dan cuenta de la valoración social de la que goza el empleo judicial, particularmente
en una provincia de escaso desarrollo económico y en la que el empleo público ha cumplido un papel
fundamental como instrumento de cohesión social. Pero esta valoración no es sólo de carácter local.
A comienzos de 2013 se elevó al Congreso nacional un paquete de reformas para el poder judicial de
la Nación entre los cuales destacan dos proyectos de ley en relación a aspectos que aquí se han tratado:
la modificación al Consejo de la Magistratura y el ingreso igualitario al poder judicial. Si se revisan las
opiniones respecto de los dos proyectos, es posible observar que mientras se objetan las reformas
propuestas para el Consejo de la Magistratura, no se debate sobre el ingreso igualitario. En mayo de
2013, y bajo el N° 26.861, se aprobó la ley de “Ingreso democrático e igualitario de personal al Poder
Judicial de la Nación y al Ministerio Público de la Nación”. La justificación de la necesidad de estas
reformas descansan en expresiones como las que siguen: “cambiar la lógica del ingreso cerrado,
directo y discrecional… [por otro] ‘abierto, público y basado en el parámetro objetivo de la
idoneidad’. … [que busca] fortalecer las garantías de transparencia, imparcialidad y objetividad del
procedimiento … ‘con el respeto de la manda constitucional de observar la idoneidad sin
prevalencias ni preferencias antojadizas, caprichosas o infundadas’”. 30 En el mismo sentido el
presidente del Colegio de Magistrados de San Juan opina al ser consultado sobre la misma “en el tema
del ingreso al poder judicial estamos totalmente de acuerdo que sea por concurso. Que cualquier
ciudadano tenga igualdad de oportunidades de ingresar al poder judicial (…) que no sean ingresos a
dedo, por parientes o por amigos, sino que sean públicos y transparentes”. 31 Estas afirmaciones dan
cuenta de una percepción compartida en diferentes ámbitos de la sociedad acerca de la connotación
negativa que subyace a los mecanismos de selección para el ingreso al poder judicial, ya provincial ya
federal. Podría suponerse que estas percepciones negativas sobre este poder del Estado estaban
presentes, de una manera u otra, pero se vuelven públicas como resultado, en palabras de Zuleta
Puceiro (2012), del proceso de democratización puesto en marcha en 1983 y en el que los medios de
comunicación van a jugar un papel preponderante al exponer, poner en evidencia, los privilegios y
prebendas de determinados sectores, entre ellos, el judicial. Ahora bien, nuestro análisis no puede
reducirse sólo al efecto de estos procesos, aún cuando se considere su importancia: los
cuestionamientos que se hacen a las decisiones de la Corte respecto de los nombramientos sin
concurso, o al ejecutivo por no des-congelar la ley que reforma las funciones del Consejo de la
30
01/04/2014. La Procuradora aprobó el reglamento para el ingreso democrático e igualitario al Ministerio Público Fiscal.
http://www.mpf.gob.ar/novedades/gilscarbo-aprobo-el-reglamento-para-el-ingreso-democratico-e-igualitario-al-mpf/.
Consultado 06/08/2014.
31
01/03/2013. Diario de Cuyo. DESPUÉS DEL DISCURSO. Desde el Colegio de Magistrados de San Juan apoyaron la
propuesta de la Presidente. “Estamos totalmente de acuerdo con lo expuesto. No deben haber ingresos a dedo”.
14
Magistratura (cuando han pasado 10 años de su suspensión y, además, se han modificado
objetivamente las circunstancias que llevaron a tomar aquella decisión) no se dan en el vacío sino en
un contexto en el que el recambio generacional multiplica las posibilidades de acceso al poder judicial
para muchos de los que históricamente han quedado fuera por carecer de los “contactos” necesarios.
Un aspecto interesante que surgió al reconstruir la trayectoria del debate en torno a los concursos,
tanto de magistrados como de personal administrativo (concentrado entre 2013 y 2014), es que el
mismo coincide con el momento en que se produce un importante número de vacantes en el poder
judicial, mayormente por jubilaciones (Hacia fines de 2014 debían cubrirse casi el 50% de los cargos
de la magistratura, y cerca del 25% de la planta de personal judicial). 32 Estas condiciones objetivas
hacen que el ingreso al poder judicial se vuelve posible… pero esta posibilidad existe sólo en la
medida en que el capital en juego sea jurídico y el mérito el principio de diferenciación.
En consecuencia el concurso será considerado por aquellos sectores dominados del campo como el
mecanismo idóneo para la selección, para el ingreso, pues pone al mérito como valor de cambio. Al
tiempo que los dominantes, haciendo uso del poder de nominación que les es conferido, lo aplazan y
recurren a las Acordadas para la cobertura de los cargos vacantes. El cruce de palabras entre los
miembros de la Corte, el fiscal general y el Foro de Abogados pone en evidencia la lucha en el campo
y los intereses que están en juego. Lucha entre dominantes y dominados que traspasa las fronteras del
campo ocupando los titulares de la prensa y cuestiona la lógica predominante, la del espacio social y
de su capital por excelencia, el capital social; lógica que recurre directa, cotidiana y personalmente a
las prácticas que aseguran las condiciones de su reproducción.
Bibliografía citada
BOURDIEU, P. (2001). Poder, derecho y clases sociales. 2º edición. Ed. Descleé de Brouwer. Bilbao.
BOURDIEU, P. (1989) Noblesse d' Etat. Les editions de Minuit. Paris.
THEA, Federico G. (2014) La elección de “jueces constitucionales” en las democracias actuales.
Revista Pensar en Derecho. Nº4. Año 2014. Disponible en
http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-derecho/revistas/4/la-eleccion-de-juecesconstitucionales-en-las-democracias-actuales.pdf
ZULETA PUCEIRO, Enrique ¿Quién custodia a los custodios? Revista Pensar en Derecho. Nº1. Año
2012. Disponible en http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-derecho/revistas/1/quiencustodia-a-los-custodios.pdf
32
23/06/2014. Tiempo de San Juan. OFICIAL: SON 223 LAS VACANTES JUDICIALES. Así constan en las últimas
planillas de la Dirección General Financiero-Contable, en la que figura la Planta de Personal del Poder Judicial al 1 de julio
de 2014. Es el 18,7 % de los puestos creados. http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2014/6/23/oficial-vacantes-judiciales59109.asp. Consultado 6/08/2014. Respecto de los magistrados esta situación resultó de un acuerdo celebrado entre el
ejecutivo provincial y el ANSES, que permite a los magistrados jubilarse con el 82% móvil; situación que tiene lugar al
interior de un cuerpo cuyo personal cumple ampliamente con los requisitos exigidos para el trámite jubilatorio.
15
7º ENCUENTRO DE INVESTIGADORES/AS DE CIENCIAS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTROOESTE DE ARGENTINA Y LA IV REGIÓN DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
27, 28 Y 29 DE MAYO DE 2015
Mesa 15:
Desafíos del pensamiento sociológico contemporáneo: sociología e historia
Título:
Territorio e identidad: El Encónuna manifestación local del proceso de
emergencia social de los pueblos originarios.
Autor:
Gerardo Larreta 1.
Palabras Claves: Territorio, identidad, estrategias de existencias.
Resumen:
Este artículo de investigación trata sobre el estudio de los procesos de construcción de la
identidad en relación con el territorio en los pueblos originarios Huarpe de El Encón provincia
de San Juan.El mismo se realiza a partir de los resultados de investigación de tres proyectos
de becas.Se utilizó la etnografía como estrategia metodológica y la observación y entrevista
en profundidad como técnicas de recolección de información. El universo estuvo compuesto
por las personas integrantes de la comunidad salvador Talquenca del El Encón provincia de
San Juan.
El arraigo de estos pueblos con el territorio va más allá de la concepción material, se basa en
una cosmovisión referente a la relación del hombre con la tierra, dos componentes inherentes
de su cultura material y simbólica. Es así que el territorio se presenta como un elemento
constitutivo tanto de la cultura como de la identidad. Los procesos de conformación de la
identidad originaria, deben ser analizados y reconstruidos dialécticamente en relación con la
categoría territorio entendiendo a esta como una producción histórica social de ocupación del
suelo y a la vez como un condicionante material y simbólico.
Keys Words: Territory, identity, strategies of existence.
1 [email protected] – Rawson, San Juan. CONICET,
UNSJ –IISE.
1
Abstract:
This research paper deals with the study of the processes of identity construction in relation to
the territory of native peoples Huarpe from El Encón province of San Juan. The same is done
based on the results of investigation of three research projects. I use ethnography as a
methodological strategy and observation and in-depth interviews as data collection
techniques. The universe was composed of the members of that community Salvador
Talquenca the El Encón province of San Juan.
The roots of these peoples with the territory beyond the material conception, is based on a
reference to the relationship between man and the earth worldview, two inherent components
of its material and symbolic culture. So that the territory is presented as a constitutive element
of both culture and identity.The processes of forming the original identity, must be analyzed
and reconstructed dialectically in relation to understanding this category territory as a social
historical production of land use and also as a material and symbolic conditioning.
1.
Introducción:
Esta ponencia parte de los resultados obtenidos en el proyecto de investigación “El Proceso de
Emergencia Social de Pueblos Originarios en San Juan”. El contenido del mismo versa sobre
en el análisis de los procesos implicados en la construcción de la identidad en relación con el
territorio en pueblos originarios emergentes, particularmente desde la comunidad Huarpe
Salvador Talquenca de El Encón, provincia de San Juan.
Las cosmovisiones de los pueblos originarios en los procesos de apropiación/relación con el
territorio y construcción de su identidad se configuran como un conjunto de interrelaciones de
mutua modificación. Precisar la vida humana a partir de las condiciones de existencia
planteadas por las hostilidades del desierto, nos invita a replantearnos la importancia real de
las relaciones entre las prácticas y la identidad, teniendo en cuenta principalmente que las
posibilidades productivas en tales circunstancias resultan muy reducidas.
Para analizar el proceso de construcción de la identidad originaria es necesario en primera
instancia reconocer el proceso de emergencia como un fenómeno histórico social.
Conceptualizar el proceso de emergencia como un estado relacional en el cual los pueblos
originarios son reconocidos por otros actores sociales, mediantes procesos de visibilización.
El
proceso
de
emergencia
puede
ser
objetivado
en
un
doble
juego
de
2
visibilización/invisibilización en los procesos sociales dejando de lado la falacia de la
extinción2 de los pueblos originarios.
Las contradicciones en la sociedad derivan en conflictos sociales y políticos, productos de
condiciones históricas, económicas, sociales y culturales concretas. El conflicto de larga data
que plantean los pueblos originarios se desarrolla en un mundo trasnacionalizado,
“globalizado”, en constante proceso de homogenización cultural. En las sociedades actuales
se produce la emergencia de una diversidad de grupos que estaban soterrados, y que plantean
el reconocimiento de sus identidades reconstruidas. Estos son los movimientos sociales, entre
los cuales se encuentran los pueblos originarios; estos nunca dejaron de existir sino fueron
invisibilizados en el saber, hasta que se crearon condiciones para su emergencia.
2.
El resurgir desde la subalteridad: Territorio como instancia de visibilización.
La historiografía oficial dio por extinguidos a muchos pueblos originarios que habitaron la
República Argentina. Pero contra las concepciones hegemónicas, a partir de la década del ‘90,
en diversos lugares del territorio nacional comenzaron a desarrollarse manifestaciones
crecientes en un contexto de revisionismo histórico del quinto centenario de la conquista de
América. Las nuevas condiciones resultan propicias para el desarrollo de procesos de
visibilización, en el cual se organizan y plantean la recuperación de la identidad en la lucha
por reivindicaciones específicas.
Muchos de los pueblos considerados extinguidos están emergiendo mediante procesos de
visibilización. Es importante tener especial cuidado al significar tales conceptos ya que según
el sentido de la exégesis lo que se extinguió deja de existir con imposibilidad de revertirlo.
Pensado desde las Ciencias Sociales conformarían sistemas irreversibles como procesos
complejos de altos niveles de entropía que hacen imposible su reincidencia. Sí aceptamos las
configuraciones identitarias de dichos grupos como emergentes y sucesores de los pueblos
considerados extinguidos entraríamos en una contradicción. Tal dificultad posee una
naturaleza ideológica basada en los procesos de negación de las culturas originarias, no así en
las existencias reales de los mismos. Si hoy reconocemos la existencia de grupos con
configuraciones identitarias y culturales que afirman ser descendientes de pueblos originarios,
y a su vez dichas configuraciones coinciden relativamente con lo que la historia y la
arqueología reconstruyó sobre los pueblos precolombinos, es porque algunos grupos
2
Se refiere a real como opuesto al carácter ideológico que decreto la extinción de los pueblos originarios.
3
conservaron y trasmitieron la cultura e identidad, proceso que invalida la idea de una posible
extinción. Los pueblos originarios solo estuvieron extintos para el conocimiento científico y
sus derivaciones a los demás tipos de conocimientos -entiéndase sentido común-, resultando
paradójico que en la actualidad se transite el proceso inverso al interior del mismo campo.
Agotada la idea de extinción debemos repensar los conceptos de visibilización y emergencia
como categorías teóricas. La visibilización y emergencia son dos fenómenos referidos a la
lógica del campo científico y no a la existencia real de los pueblos originarios. Los pueblos
originarios nunca dejaron de existir sino que fueron invisibilizados en el saber, hasta que se
crearon condiciones para su emergencia. Significa la re-aparición, resurgimiento desde la
negación, es una manifestación particular, expresión de la complejidad de los procesos
sociales.
Ningún pueblo o sociedad se desarrolla de forma aislada sin relación con otros grupos –
estasrelaciones pueden ser de cooperación o de dominación-. En el tiempo, sus propias formas
culturales van desapareciendo dentro de la conculcación dominante pero aun así hay formas
resistentes. Así se advierte que ninguna de estas configuraciones sociales se encuentra en
“estado puro”, “originario”, sino de manera resistente, trasformadas dentro de las relaciones y
configuraciones de la sociedad dominante, en la cual estos pueblos son subalterizados. Se
pueden encontrar relaciones y vestigios de formas anteriores, transformadas y resignificadas
en el tiempo pasado y nuevamente resignificadas en la actualidad.
A partir de la reforma constitucional del año 1994 en la Argentina, como punto de inflexión
histórico, comienza un proceso de creciente interés e intervención del Estado sobre los
pueblos originarios. Allí donde se los declaraba extintos, hoy se los considera emergentes.
Nace un nuevo espacio de interacción política creando sistemas complejos de relaciones, tanto
entre las esferas estatales en sí y de estas con los pueblos originarios. Lo que era aceptado
comienza a colocarse en el espacio de lucha.
Si se reflexiona sobre el uso que se le da al fenómeno emergenciase distingue que este refiere
a la lógica del conocimiento y no a la realidad concreta de los sujetos. (…) “una nueva ciencia
nace solo allí donde se aplica un nuevo método a nuevos problemas y donde, por lo tanto, se
descubren nuevas perspectivas (…) pero ante todo el sujeto real, antes como después,
mantiene su autonomía frente a la mente”. (Marx en Bourdieu, 2008).
El territorio para los pueblos originarios es considerado desde la propiedad colectiva, se
opone al concepto de tierra como propiedad privada. El significado de territorio se basa en su
principio de autonomía, no a partir del dominio sobre el espacio, sino a partir de la relación
con este, que implica y requiere la posibilidad de la toma de decisiones sobre lo que les
4
pertenece como comunidad por naturaleza propia. La tierra no se concibe como una
mercancía, es un territorio productivo indispensable, un territorio en común, que forma parte
de la herencia cultural recibida.
Desde una perspectiva sociológica, el territorio es el sustrato espacial sobre el que el ser
humano es capaz de relacionarse. Así mismo presenta una serie de condiciones que como
tales no determinan culturalmente al ser humano, sino que se relacionan modificándose
dialécticamente. El territorio se presenta como un elemento constituyente en la producción de
cultura y a la vez socialmente construido. Se construye la categoría territorio como el espacio
socialmente modificado, entendido desde las perspectivas de los pueblos originarios y como
un elemento constituyente en la producción de cultura y a la vez culturalmente construido.
La identidad se construye en relación a procesos materiales que aparecen homologados en la
conciencia. “La identidad colectiva se forma […] a partir de un común denominador, de una
igualdad de esencia” (Lomnitz;2002). Estas características analizadas desde la Sociología del
conocimiento tienen su origen en el constante devenir dialéctico entre las condiciones
materiales y las construcciones culturales que poseen los sujetos y grupos históricamente
situados. Así a niveles microsociológicos se podría objetivar –en primera instancia- la
identidad a partir de la conjunción dialéctica de las categorías cultura-territorio, pudiendo
proyectarse globalmente a partir de denominadores en común.
Por otrolado dimensión histórica es un elemento central de análisis en la concepción de
identidad, ya que las condiciones materiales como así también la cultura no son estáticas en el
tiempo; cada grupo cultural está en un constante proceso de adaptación, redefiniendo su
propia identidad constantemente. No explicarse un grupo a través delas categorías de cultura e
identidad en un sentido abstracto, ya que no existe una cultura en estado de pureza, no
permanece igual a sí misma ya que no existe una esencia ahistórica, pues está realizada y a la
vez realizándose, resulta de la producción de seres que son el conjunto de sus relaciones
sociales e históricas y sus múltiples determinaciones.
Los pueblos originarios como grupos étnicos se caracterizan por tener un origen y continuidad
en el tiempo, una historia y tradición común junto con una memoria colectiva. En los últimos
años los pueblos originarios se han convertido en importantes actores sociales y han logrado
producir cambios formales en los sistemas políticos y jurídicos nacionales e internacionales.
Por otro lado los estereotipos con los que la sociedad dominante identifica a los pueblos
originarios han logrado penetrar en las propias comunidades, quienes los adoptan convencidos
de su legitimidad. En los procesos de afirmación étnica, y en especial en los encuentros
interétnicos, es frecuente que se recurra a emblemas identitarios, a rasgos materiales o
5
ideológicos, propios o apropiados, que argumenten de manera explícita la identidad de sus
poseedores. Tales situaciones plantean diversos interrogantes que derivan en posiciones
contrapuestas acerca de la validez real 3 de la identidad emergente de los pueblos originarios.
Bartolomé (2006) sostiene que la manipulación de la identidad étnica no implica
necesariamente la falsificación de la misma.
“Aquellos que perciben a la etnicidad, a la afirmación contestataria
de la identidad, sólo como un medio para obtener fines, deben
recordar que toda acción humana es motivada por algún tipo de
interés específico. Pero el interés no implica la obligatoriedad de
motivaciones espurias. Se pueden movilizar recursos lingüísticos o
culturales para alcanzar determinados propósitos, pero esto quiere
decir que los recursos existen y no que se están inventando en ese
momento. La manipulación de la identidad étnica no incluye
necesariamente la mentira o la falsificación de la misma, aunque es
indudable que es un recurso para la acción” (Bartolomé, 2005,
214).
3.
La experiencia local: Comunidad Huarpe Salvador Talquenca.
Las relaciones observadas en las comunidades de pueblos originarios analizados a partir de
sus relatos particulares como así también en su memoria colectiva, establece una primacía del
territorio que a partir de la imposición de condiciones materiales de existencia moldea de
manera interviniente en estrategias de producción y reproducción que regulan su relación con
el territorio en su devenir histórico como elemento constitutivo de su identidad.
El territorio como categoría debe ser interpretado en dos momentos diferentes pero
constitutivos del mismo fenómeno; en un primer momento como las condiciones materiales
de existencia donde se asienta las prácticas de los pueblos originarios y en una segunda etapa
que contempla la particular relación (de mutua modificación) que establece con estos últimos.
Las estructuras de grupo desde y hacia el territorio, adquieren particular sentido como
3
En sentido figurado.
6
estrategias reproductivas ante las particularidades que el desierto impone. Asimismo al
adquirir una trascendencia generacional a través del tiempo, dichas estrategias son
incorporadas como objetos constituyentes de la identidad de los pueblos originarios en un
proceso de constante interacción.
El conflicto por la posesión de las tierras en el que se vio involucrado la comunidad Salvador
Talquenca marco un punto de suma importancia en la historia de la comunidad. El mismo se
sucede hace aproximadamente siete años cuando se hace presente un sujeto y afirma ser el
propietario legal de los territorios hoy habitados por la comunidad Salvador Talquenca. Tal
situación obliga, de alguna manera, a la comunidad a establecerse de manera formal como tal
e integrarse en instancias de mediación con la estructura jurídica estatal, como estrategia para
enfrentar la posibilidad de desalojo. El conflicto por la posesión del territorio además de
implicar la posibilidad de desalojo y situaciones de violencia, pone en evidencia un conjunto
de relaciones acumuladas históricamente.
En primera instancia evidencia la relación dominal 4 que predominaba hasta ese momento
entre los habitantes del desierto de El Encón: La posesión 5 de hecho se establecía como forma
predominante. En el sentido práctico la relación de propiedad nunca fue pretendida ya que al
establecer las posiciones espaciales en un sentido ecológico, a partir de recursos escasos, las
migraciones internas se plantean como una estrategia habitual. Demarcar límites en el
territorio concebido como “campo abierto” implicaría la necesidad de inversiones que
exceden las posibilidades de los puesteros. En consecuencia la figura legal de posesión, si
bien es la que mejor se adapta al hecho en sí, encarna grandes falencias ya que en sus
requerimientos de intención de propiedad implica entre otras cosas el pago de impuestos sobre
un espacio no mensurado y sin servicios básicos (electricidad, agua potable, etc.) lo cual no es
posible.
La posibilidad de desalojo implico la necesidad de organizarse tanto al interior de la
comunidad de puesteros como hacia el exterior bajo la figura de comunidad de pueblos
originarios. Esto bajo ningún criterio afirma o niega el carácter identitario de los miembros de
la comunidad como descendientes de pueblos originarios, sino que los encuadra dentro del
marco de la ley a fin de poder ingresar en los que denominamos instancias de mediación. Es
4
Concepto utilizado legalmente para referirse al tipo de relación que una persona puede establecer con un
terreno determinado.
5
Entendemos por posesión a la tenencia del terreno habitado con la intención (o comportamiento) de ser su
dueño. La posesión requiere dos elementos para configurarse: el corpus, que es la cosa en sí y la intención de
tener la cosa como propia, de comportarse como su dueño, es decir la posesión requiere la intención y la
conducta de un dueño. Se diferencia de la tenencia en la cual el tenedor reconoce en otro la propiedad.
7
allí donde el INAI 6 como la institución legitimada por el Estado ingresa en el conflicto en
favor de la comunidad Salvador Talquenca.
El conflicto por la posesión de tierras interviene en el proceso de emergencia de la comunidad
Salvador Talquenca. Aun así es menester dejar en claro que dicho conflicto solo evidencio
(visibilizo) una situación ya existente. La cultura originaria prevaleciente en los habitantes del
desierto del El Encón es autónoma a las instancias de mediación donde se hizo manifiesta y la
misma refiere predominantemente a un proceso de transmisión y transformación desde una
cultura ancestral.
El análisis de los fenómenos de emergencia y visibilización de los pueblos originarios desde
la Sociología solo se hace posible a través de la integración de procesos locales y globales en
la continuidad histórica de los mismos, contemplando las estructuras propias del grupo como
así también las externas intervinientes en procesos históricos. Distinguimos principalmente
dos niveles de análisis: por un lado los procesos históricos globales referentes a la actividad
estatal, como nivel de organización que posee el grado más alto de autonomía,
particularmente a partir de su intervención mediante políticas de Estado. Y por otro lado
desde una perspectiva materialista el territorio y los individuos producen su historia a partir de
la constante interacción en el acto productivo. Solo a partir de la mediación entre ambas
instancias hace posible el abordaje de los pueblos originarios tanto en el estudio de
transformaciones históricas como en el de las estructuras actuales. Describir y explicar las
estructuras y procesos de conformación de identidad de los pueblos originarios demanda un
estudio reflexivo de la situación donde este se desarrolla, contemplado las características
particulares de la historia, el espacio territorio y las instancias de mediación en la que estos
pueblos interaccionan con otros grupos humano e institucionales.
No se puede concebir el fenómeno de emergencia y visibilización de los pueblos originarios
como un proceso unificado. Si bien se reconocen dentro un mismo contexto histórico las
particularidades de sus situaciones hacen de estos en muchos casos fenómenos incomparables.
El caso particular de los pueblos originarios del desierto de El Encón y de Lavalle que dadas
sus condiciones de existencia particulares poco pudieron conservar de sus rasgos culturales
particulares y se ven mixturados con la figura del puestero. El desierto se impone, limita y
homogeniza pero existen formas culturales que persisten desde lo latente.
6
Si bien el INAI sería la institución que legitima la comunidad como descendientes de pueblos originarios ante
la figura estatal, su intervención implica ciertos criterios que no se condicen en su totalidad con el conjunto de
relaciones históricamente depositadas. La delimitación del espacio declarado como propiedad indígena posee
límites definidos y arraiga la comunidad a una porción especifica de territorio.
8
Podemos establecer al territorio desierto desde su faceta material como la principal
interviniente en los procesos referentes a la construcción de las actividades productivas como
rasgos identitarios. Pero cometeríamos un error si objetivamos tal relación unilateralmente ya
que son los rasgos culturales particulares de la cultura originaria los que articulan y dan
sentido a dicha relación de mutua modificación. La relación que los pueblos originarios de El
Encón establecen con el territorio se diferencia de la concepción moderna de propiedad. Se
constituye como una fuente de vida, de sustento material, y cultural, el territorio se presenta
como un elemento constitutivo tanto de la cultura como también de la identidad.
La lógica que los integrantes de la comunidad Salvador Talquenca utilizaron para regular el
espacio y definir sus transformaciones a lo largo de la historia fue la posesión de hecho (en el
desierto) limitado bajo criterios ecológicos-económicos. Al no existir una noción de
propiedad sobre el espacio las estrategias de distribución sobre el territorio se establecen
principalmente en relación a las capacidades de abastecimiento de la parcela en razón a la
actividad productiva. Es el desierto a partir de su capacidad de abastecimiento tanto en lo
referido al pastoreo como en el acceso al agua lo que regula la distribución de los puestos 7
sobre el espacio. El desierto como nicho ecológico compone la base a partir de la cual los
miembros de la comunidad producen y articulan sus existencias. La historia de los pueblos de
El Encón se define principalmente por el acceso al agua.
En razón a las relaciones productivas que establecen con el desierto la mayoría de los
integrantes de la comunidad Salvador Talquenca puede ser categorizados como “puesteros”,
entendiendo por ello a pequeños productores caprinos. En la mayoría de los casos se
desarrolla la cría de cabras criollas en pequeña escala como principal actividad productiva. La
escasez de pasturas naturales, tanto en calidad como en cantidad, hace del desierto de El
Encón una zona productiva de reducidas alternativas. Por otro lado las unidades productivas
se establecen a partir de núcleos familiares donde la actividad pecuaria se transmite
generacionalmente, como única alternativa sustentable.
Existe un proceso adaptación a las condiciones particulares planteadas por el medio material.
Al analizar las actividades realizadas por los miembros de la comunidad Salvador Talquenca
debemos reflexionarlas como el resultado de la relación entre las condiciones particulares del
territorio con las estrategias de subsistencia. Para analizar los procesos de construcción de
identidad, visibilización y emergencia de los pueblos originarios es necesario por un lado
objetivar las relaciones de mutua modificación que estos establecen con el territorio dentro de
7
Unidad productiva.
9
una perspectiva histórica y por otro la relación que establecen los pueblos originarios con
otros grupos.
La comunidad Salvador Talquenca tiene su origen formal a partir de la necesidad de generar
una figura legal que pueda representarlos frente al Estado en el conflicto por la posesión de
tierras. Es importante diferenciar entre la conformación legal de la comunidad y la de hecho.
Si se repiensa la historia de la comunidad Salvador Talquenca tiene un origen y existencia
constante desde la consolidación de El Encón como pueblo, aun así se la podría considerar
más antigua, dispersa en las distintas comunidades que circunda el espacio actual. El carácter
de la identidad originaria si bien implícito en la historia de cada familia siguió patrones
referentes a procesos globales. Es así que las raíces Huarpes en un primer momento fueron
ocultadas debido a que representaban un estigma. La conformación legal de la comunidad
refiere principalmente a estrategias de intercambio con la lógica estatal y como medio de
fortalecer una estructura de posesión que resulta frágil de sostener legalmente.
Los procesos de emergencia y visibilización solo pueden ser considerados dentro de un
proceso histórico donde se propician las condiciones necesarias para la visibilización de
grupos de individuos con culturas específicas que en otros momentos históricos fueron
invisibilizadas. Por otro lado repensar los pueblos originarios desde una perspectiva histórica
nos obliga a contemplar los procesos de construcción y reconstrucción de su cultura e
identidad en el devenir de la historia tanto en los niveles locales como así también integrada a
los macro procesos estatales.
4.
Conclusiones.
El estudio de los procesos implicados en la construcción de la identidad en relación con el
territorio en pueblos originarios emergentes solo es posible a partir de la doble lectura que
contempla la integración de procesos locales y globales, reconociendo las estructuras propias
del grupo como así también las externas intervinientes en los procesos históricos. Describir
los procesos de conformación de identidad de los pueblos originarios emergentes demanda un
estudio reflexivo de la situación particular donde este se desarrolla, comprendido desde la
historia, el espacio territorio y las instancias de mediación en la que estos pueblos
interaccionan con otros grupos humano e institucionales.
La existencia y tipo de relaciones que intervienen entre las categorías analíticas territorio e
identidad fue identificada en los pueblos originarios a partir de sus relatos y memoria
colectiva; la misma establece una primacía del territorio que a partir de la imposición de
10
condiciones materiales de existencia que moldea de manera interviniente las estructuras
familiares en estrategias de producción y reproducción que regulan su relación con el
territorio en su devenir histórico como elemento constitutivo de su identidad.
Así el territorio como categoría debe ser interpretado en dos momentos diferentes pero
constitutivos del mismo fenómeno; en un primer momento como las condiciones materiales
de existencia donde se asienta las prácticas de los pueblos originarios y en una segunda etapa
que contempla la particular relación que establece con estos. Las estructuras familiares
devenidas desde y hacia el territorio, adquieren particular sentido como estrategias
reproductivas ante las particularidades que el desierto impone. Asimismo al adquirir una
trascendencia generacional a través del tiempo, dichas estrategias son incorporadas como
objetos constituyentes de la identidad de los pueblos originarios en un proceso de constante
interacción.
Por otro lado para analizar los procesos de construcción de identidad, visibilización y
emergencia de los pueblos originarios es necesario por un lado objetivar las relaciones de
mutua modificación que estos establecen con el territorio dentro de una perspectiva histórica y
por otro lado la relación que establecen los pueblos originarios con otros grupos humanos. El
análisis de los procesos de emergencia y visibilización solo pueden ser considerados dentro de
un proceso histórico donde se propician las condiciones necesarias para la visibilización.
Repensar los pueblos originarios desde una perspectiva histórica nos obliga a contemplar los
procesos de construcción y reconstrucción de su cultura e identidad en el devenir de la historia
tanto en los niveles locales como así también integrada a los macro procesos estatales.
El reconocimiento de la comunidad Salvador Talquenca por INAI como el recurso de la
posesión indígena marca un punto de inflexión en la relación que pudiesen establecerse entre
las comunidades originarias de El Encón con el Estado nacional. Pero por otro lado tanto la
existencia real de descendientes del Pueblo Huarpe como su posesión real sobre los territorios
habitados es autónoma y anterior al reconocimiento del Estado. Podemos reconocer y
diferenciar dos procesos identitarios diferentes pero no contrapuestos. Por un lado está el
proceso de la emergencia de la identidad a partir del conflicto por la ocupación del territorio y
por otro la identidad originaria como un elemento cultural heredado generacionalmente y
modificado en el proceso histórico.
5.
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