ESTOMATERAPIA. COM

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Conferencia de Clausura
Carmen Fuertes Ran. Enfermera Estomaterapeuta.
Presidenta de la Sociedad de Estomaterapia
Clínica Universitaría de Navarra. Universidad de Navarra
Estamos en el siglo XXI, y este siglo apunta hacia cambios y transformaciones, sin
embargo, la historia no cambia, al contrario, reafirma principios y valores. Las nuevas
tecnologías que se nos presentan nos permiten su utilización como herramientas de trabajo en nuestras actividades diarias de enfermería.
La información crece y aparecen nuevos modos de gestionar la información: procesadores de textos, base de datos, gráficos (mensajes visuales), vínculos (no son mensajes cerrados, sino en el marco global del www) multimedia.
Cuando oímos o vemos estomaterapia.com, nos viene a la cabeza Internet y no vamos desencaminados, ya que es una página de un grupo de profesionales de enfermería,
expertos en el campo de la ostomía ,que ofrece una serie de prestaciones.
La situación actual en la que nos encontramos, no ha aparecido sin haber previamente un trabajo constante, y un desarrollo, tanto personal como profesional, de un
grupo importante de personas comprometidas con la enfermería.
Los profesionales de enfermería desde sus comienzos han necesitado y desarrollado
las técnicas de comunicación, tanto para su formación personal como para transmitir sus
propios conocimientos y experiencias a otros profesionales. Por tanto, aquí estamos,
intercambiando experiencias a través de técnicas novedosas y que gracias al trabajo de
nuestros antecesores podemos hablar de estomaterapia.com, como recurso en nuestras
manos, para utilizarlo en nuestra dinámica diaria de trabajo.
Aún con toda la tecnología en nuestras manos, debemos tener presente, cual es el
objetivo de nuestra profesión y hacia donde vamos. Hemos pasado de ser una profesión
de voluntariado y sin recursos a nuestro alcance, a ser una carrera universitaria, con medios y recursos.
En siglos pasados los cuidados de enfermería eran ofrecidos por voluntarios con escasa formación, por lo general de distintas órdenes religiosas. En Europa, y sobre todo
tras la Reforma, la enfermería fue considerada con frecuencia como una ocupación de
bajo estatus, adecuada sólo para quienes no pudieran encontrar un trabajo mejor, debido
a su relación con la enfermedad y la muerte, y a la escasa calidad de los cuidados médicos de la época.
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La enfermería moderna comenzó a mediados del siglo XIX. Uno de los primeros
programas oficiales de formación para las enfermeras comenzó en 1836 en Alemania, a
cargo del pastor protestante Theodor Fliedner . En esta escuela es donde realizó sus estudios la reformadora de la enfermería británica, Florence Nightingale. Fue una mujer
que contaba con una formación técnica y humanística muy extensa y fue encargada por
el gobierno inglés para organizar la enfermería de los hospitales de guerra. La llegada
de las escuelas de enfermería de Nightingale y los heroicos esfuerzos y reputación de
esta mujer, transformaron la concepción de la enfermería en Europa y establecieron las
bases de su carácter moderno como profesión formalmente reconocida.
La enfermería nace como “profesión” en el siglo XVIII con Florence Nightingale
quien la define como una ayuda al ser humano, que consiste en poner al organismo en
las mejores condiciones necesarias para que éste recupere la salud por sí mismo ...
Con la explosión del conocimiento técnico en el campo de la salud después de la II
Guerra Mundial, el personal de enfermería ha comenzado a especializarse en áreas particulares de asistencia sanitaria.
La enfermería hoy se ocupa de los cuidados del enfermo y otros trabajos relacionados con la prevención y la salud pública. Esto abarca las funciones y los deberes a cargo
de quienes han recibido formación y preparación en el arte y la ciencia de la enfermería.
En la mayoría de los países, se considera la enfermería como profesión cualificada, para
lo que se precisa un programa de formación previo al reconocimiento académico.
Las enfermeras españolas se embarcan en la tarea de transformar la profesión, coincidiendo con los transcendentales cambios hacia la recuperación de la democracia en
nuestro país. Se reforma la situación de la Organización Colegial (1978), se estrenan
Escuelas Universitarias y Planes de Estudio (1977), la O.M.S. en Alma Ata proclama la
necesidad de reorientar los sistemas de salud para hacerlos universales e igualitarios,
enfatizando los aspectos de la prevención de la enfermedad y la participación de la comunidad en la gestión de la salud (1978). Todos estos cambios, hacen que la Enfermería
Española comience a hablar de metodología científica, de enfoques teóricos, del concepto de paciente/cliente, etc., dando un impulso importante a nuestra profesión.
La enfermería es un arte y una ciencia, requiere el entendimiento y la aplicación de
amplios conocimientos, teóricos y prácticos, y se vale de las Ciencias Sociales, Médicas
y Biológicas, derivadas de las Humanidades, para el desarrollo de su trabajo. Muchas
circunstancias en las que se encuentran a menudo enfermeras y enfermeros, necesitan de
la ampliación de su rol para adecuar funciones a situaciones específicas.
Es necesaria una formación continuada bien planificada, de los profesionales de enfermería, para poder ofertar una mejor calidad de cuidados.
La utilización de los recursos para satisfacer todas las necesidades en tiempo y forma, es vital en la profesión de enfermería. Es importante destacar la imagen que proyecte la profesión de enfermería y mejorarla mediante una variedad de estrategias, entre
ellas el desarrollo del liderazgo en todos los niveles. Los líderes de enfermería han de
hacer todo lo que puedan por fortalecer programas, estimular a los estudiantes de enfermería para que obtengan toda la educación formal que puedan y animar a todo el
personal de enfermería a hacer un aprendizaje de por vida.
El fenómeno contemporáneo de la profesionalización, viene a satisfacer la necesidad
,de que el hombre pueda aportar a los demás y también beneficiarse de un servicio de
calidad, hecho con preparación, esmero y eficacia. El trabajo profesional no se ha de
configurar tanto en funciones de un reconocimiento oficial, cuanto por el espíritu de
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PONENCIAS
servicio y la rectitud moral con la que se lleva a cabo, de manera que sería ampliable al
ámbito de lo que sociológicamente se considera como sector inactivo: enfermos, tercera
edad.
Consecuencia de la revolución tecnológica, la perfección sectorial del trabajo ha reportado innegables beneficios para la humanidad, pero desgajada de la vertiente moral
corre el peligro de convertirse en un factor de deshumanización.
Hay que distinguir, en las relaciones interpersonales, ya sea con los pacientes, o bien
entre los propios profesionales de enfermería, los sentimientos de la emoción. Los estados emocionales, más superficiales y más volcánicos, pueden ayudar a detectar con mayor facilidad los sentimientos más profundos, pero la emoción, las ganas, no deben ser
tomadas habitualmente como criterio de conducta, pues entonces se les hace depender
del autodominio de las circunstancias exteriores y la persona acaba esclavizado.
El ámbito de la afectividad reviste una particular importancia formativa ya que, puede colaborar de una manera muy eficaz en el desarrollo de la persona. Pero la necesaria
modulación de la afectividad implicará unas veces potenciar los sentimientos, otras
orientarlos y, en ocasiones, también reprimirlos.
Hoy en día es importante promover una cultura de la autodisciplina, una cierta habilidad ascética ante el hedonismo ambiental de la cultura del consumo, que puede acabar
por hacer perder a muchas personas, el mínimo grado de autocontrol que es necesario
para una vida lograda. Aristóteles señala que la felicidad es una praxis, concretamente
una buena práctica (eupraxis), que radica en un tipo de acciones que requieren especial
esfuerzo porque son más valiosas.
La profesión de enfermería y en concreto, la aplicación de los cuidados de enfermería a las personas ostomizadas, es un arte, y el buen arte, entre otras cosas, es un excelente instrumento para fomentar esa magnanimidad y para promover la capacidad de
captar los valores: acostumbra a percibir la realidad de modo pluriforme, a ver sus diversas facetas; se da cuenta de que los problemas prácticos no tienen una única solución, de que la vida humana es un “arte” complejo e interesante, de que la ética no es
una carga antivital, sino más bien en la línea del pensamiento aristotélico, una cierta
facilitación de la vida.
Una de las virtudes que todo profesional de enfermería debe tener en cuenta es la
prudencia. Consideramos una persona prudente, aquella que en su trabajo y en las relaciones con los demás, establece los criterios adecuados para enjuiciar una situación, se
informa correctamente respecto a esa realidad, y la aprecia conforme a los criterios establecidos; luego, pondera las consecuencias favorables y desfavorables antes de tomar
una decisión y actúa o deja de actuar de acuerdo con lo decidido.
Para saber informarse adecuadamente respecto a cualquier realidad hace falta reconocer la importancia de una serie de capacidades básicas, como son la comprensión
lectora, la capacidad de observación y la capacidad de escuchar.
Si no se delimitan los aspectos en torno a los cuales se quiere recoger información, es
posible que la cantidad y la calidad de la información recogida no esté suficientemente
sistematizada como para utilizarla en función de la mejora deseada.
El personal de enfermería tiene el peligro de dejarse llevar por la acción, de tal forma
que no dispone de tiempo ni de la actitud necesaria para leer lo que debe. Cuando se
habla de la comprensión lectora, no se refiere tanto a la velocidad con la que lee, aunque
puede ser muy útil adquirir una elevada velocidad de lectura, sino como a la capacidad
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de leer lo que es conveniente para su propio proceso de perfeccionamiento y para conocer adecuadamente la realidad del tema a tratar en su entorno concreto.
Respecto a la observación, se trata de captar información en el lugar de trabajo y en
situaciones de relación formales e informales. Por una parte, es la atención a cualquier
detalle que pueda suceder y que pueda considerarse significativo por algún motivo y, en
segundo lugar, se trata de la observación detallada de la situación o de algún comportamiento que conviene conocer.
En cuanto a la capacidad de escucha, no sólo existe el problema de escuchar adecuadamente, sino también el de que quede constancia correcta de lo escuchado. El personal
de enfermería necesita desarrollar su capacidad de querer escuchar y escuchar atentamente y no aprenderá a menos que esté convencido de que lo que los demás, ya sean
pacientes, familiares u otros profesionales, tienen que decir, es importante.
La profesión de enfermería, gira sobre todo, en torno a las relaciones humanas: las
relaciones entre enfermería y pacientes, entre enfermería y familiares, entre enfermería
y otros profesionales, entre enfermería y directivos.... por tanto el tema de la comunicación adquiere una especial relevancia. Podemos basarnos en la definición de comunicación del prof. Isaacs, que dice: “Comunicación es un proceso dinámico de intercambio
de acciones, pensamientos y sentimientos entre las personas que componen la organización, que tienden a compartir, proteger y reforzar algo valioso en las relaciones, aumentando así la calidad y la unión de las mismas durante el transcurso del tiempo”. En
esta definición se recoge los aspectos típicos de cualquier tipo de comunicación, es decir, el emisor, el receptor y el mensaje, recogido éste en las palabras: acciones, pensamientos y sentimientos.
Toda comunicación se hace entre personas y por lo tanto no podemos olvidar algunas
actitudes que pueden dificultar el proceso y provocar lo que se conoce como comunicación defensiva. Según Gibb el discurso o cualquier otro comportamiento que parezca
valorativo aumenta la defensividad; cuando el discurso se emplea para controlar al
oyente, despierta una resistencia; cuando el receptor percibe que su emisor está empleando una estrategia que implica motivaciones ambiguas y múltiples adopta una actitud defensiva; cuando el discurso es neutral y da al oyente la impresión de falta de interés por su bienestar, éste adopta una actitud defensiva; cuando una persona comunica a
otra que se siente superior en posición, poder, riqueza, capacidad intelectual, características físicas o de otra forma, despierta defensividad. La persona que da la impresión de
sentirse superior trasluce que no está dispuesta a establecer una relación de participación
en la resolución de problemas.
Una vez que se consigue una actitud favorable hacia la comunicación se puede pensar en los cauces de comunicación disponibles y en el buen uso de cada uno de ellos.
Frecuentemente se piensa que la comunicación oral es la única que tiene interés, pero no
es así, también se comunica con los gestos, con los ademanes, por escrito, etc...
Los profesionales enfermeros, en nuestra actividad diaria, estamos acostumbrados a
utilizar la palabra en la comunicación tanto con los pacientes como con los compañeros,
pero tenemos que aprender a utilizar también la palabra escrita eficazmente. Para comunicar instrucciones, indicaciones, órdenes, avisos,... cuyo fin es el cumplimiento por
parte del paciente, o en algún caso a otro profesional, convendrá ser conciso y claro,
dirigiendo el escrito usando el nombre de la persona a la que vaya dirigido. Convendrá
no entregar el escrito en momentos de agobio.
Actualmente debemos tener en cuenta los cambios tan rápidos que se están dando en
la informatización del trabajo, motivo que lleva a reflexionar sobre otro modo de comu24
PONENCIAS
nicación, ayudándonos de los avances técnicos e informáticos. La enfermería del siglo
XXI, tiene grandes retos, entre ellos la coordinación de estos avances, en su aplicación a
la mejora de los cuidados.
Internet es actualmente el futuro de la comunicación a nivel personal y profesional.
Como toda novedad, a veces, se contempla con desconfianza. Los profesionales de enfermería, al igual que el resto de la población, nos sentimos reacios a aceptar los cambios que cada vez, con más frecuencia, la informática introduce en nuestra vida. Nos
guste o no nos guste, está ahí, y nos permite ir a cualquier lugar del planeta, buscar en
cualquier universidad o institución, es más barato que el correo, es casi instantáneo y
permite una comunicación multimedia. Por lo que son evidentes los beneficios para la
formación constante que necesita el profesional de enfermería.
Internet se creó en los años 60 como un enlace informático de alta tecnología de comunicaciones. Diseñado al principio para uso militar, su fin era formar una red de informaciones que pudiera sobrevivir un ataque nuclear directo. Se desarrolló a partir de
los estudios sobre enlaces neuronales e inteligencia artificial. Se pasaba de tener centralizada la información en el lugar más seguro, a tenerla moviéndose y en varios sitios a la
vez.
El resultado fue tan positivo que las universidades que participaron en la creación de
este proyecto comprendieron la necesidad y el beneficio de su uso, primero conectando
entre ellas y más tarde con otras redes internacionales.
En enfermería, posibilita contactar e intercambiar experiencias con profesionales de
otros lugares; el estudio y consulta bibliográfica a través de las bibliotecas de las universidades internacionales...
Se considera que las nuevas tecnologías de la información, presentes en toda la sociedad, constituyen un medio didáctico más y un medio de comunicación, pero teniendo
en cuenta que su uso desvinculado de otros medios puede constituir un factor de dispersión.
Las nuevas tecnologías están revolucionando el mundo de las comunicaciones, ahora
ya no es el emisor quien determina la recepción y el tipo de mensaje que se distribuirá,
sino que más bien pasa lo contrario, el receptor es quien selecciona la información que
desea recibir y la forma como quiere obtenerla.
También ahora es el paciente el que requiere al profesional de enfermería experto en
estomaterapia, pero no solo como transmisor de información, sino como experto, guía,
asesor que le conduce en la selección y adquisición de la información y del conocimiento, que le forma y le ayuda en el desarrollo de los hábitos, destrezas....
No podemos ignorar estos nuevos avances, en alta tecnología y aplicaciones informáticas que repercuten en mejora de salud y procuran el bienestar del paciente, pero
tampoco debemos olvidar el desarrollo de los valores históricos que han dado lugar al
desarrollo de nuestra profesión. Existe el riesgo de que esta tan alta tecnificación nos
impida ver más allá de los monitores de nuestros ordenadores y nos hagan perder nociones tan básicas como humanas, es decir, nos hagan perder nuestra relación con el paciente.
Debemos aprender a utilizar todos los avances, priorizando las necesidades de los
pacientes, no las nuestras.
En el proceso de atención de enfermería, se abren caminos, que habrá que ampliar y
desarrollar para que el profesional de enfermería participe activamente en procesos en-
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caminados a restablecer el equilibrio biopsicológico de la persona y bioecológico de la
comunidad.
Hay que unir la experiencia directa de la práctica cotidiana con la tecnología a la reflexión crítica y la lectura de las experiencias de otros. No nos preocupan los programas
más sofisticados, más rápidos, más potentes... nos interesa la tecnología más humana,
con la que nos podemos entender.
No podemos olvidar que, estomaterapia.com la componen un grupo de profesionales
que no olvidan las relaciones personales y los objetivos de nuestra profesión, que por
encima de todo está “el paciente” por el que nos formamos y desarrollamos intentando
que el cuidado que se le realiza sea el mejor para “esa persona”
BIBLIOGRAFÍA
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- Yepes,R. “ Fundamentos de Antropología. Un ideal de la excelencia humana”. Eunsa.
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www.bvs.sld.cu/revistas/enf/vol17_1_01/enf01101.htm
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LA ÉTICA DEL CUIDAR
Montserrat Busquets Surribas
Profesora Titular de Legislación y ética profesional. Escuela de Enfermería Universidad
de Barcelona.
La ética en la profesión enfermera ha experimentado grandes cambios en las últimas
décadas. Una buena enfermera ha pasado de ser alguien con una ética basada en una
manera de ser, centrada en la virtud de la obediencia, sumisión y la adhesión a un código de conducta preestablecido a desarrollar una ética basada en el respeto, fomento y
cumplimiento de los Derechos Humanos, con el referente de los principios bioéticos y
que plantea la noción de cuidar como elemento clave. La ética tiene lugar en el cuidado
y es de él que se desarrollan los principios que rigen la profesión, por eso el cuidado es
un referente ético como lo son los Principios y Derechos Humanos. La importancia de
la intimidad, tanto de los datos como del manejo del cuerpo, el consentimiento, la información y comunicación continua, la seguridad, la veracidad, la fidelidad forman
parte de todo el proceso de cuidados. La idea de la presencia cuidadora, como actitud
ética ligada al cuidado, es bastante clarificadora. Es la presencia de la enfermera y su
manera de hacer, con más intensidad cuando más difícil es la situación, la que hace posible que el paciente o usuario, familiar o allegado, se sienta cuidado y seguro.
EL MEJOR INTERÉS PARA EL PACIENTE
Uno de los grandes retos es cambiar el paradigma profesional, el posicionamiento,
desde el que se establecen las relaciones profesionales y desde el que se define cual es el
mejor tratamiento y cuidado y como llevarlo a cabo. Para la ética del cuidado es importante reflexionar sobre cual es el objetivo de la atención sanitaria; la salud de las personas y cual es el medio profesional de que disponemos: el cuidado.
Una institución, un servicio o una atención individual serán diferentes, en función de
la concepción de quienes lo organizan o llevan a cabo. La salud y el cuidado son conceptos que en si mismos contienen posicionamientos éticos cuyo análisis ayuda a comprender la dimensión ética de la atención sanitaria.
Si bien el mejor interés para el paciente ha sido siempre la idea central de cualquier
profesional sanitario, hay que repensar cuestiones como: ¿en qué pensamos cuando
decimos “el mejor interés para el paciente”?. ¿En la modificación de su comportamiento
por otro más aceptable, o en la ayuda a comprender mejor su problema y hacerle frente
de forma más saludablemente posible? ¿Cómo llenamos de contenido, en las situaciones
clínicas las afirmaciones de los Derechos Humanos y /o de los Principios Bioéticos?
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¿Cuál es la reflexión y aportación que hacemos al respecto desde nuestra responsabilidad profesional?
CONCEPTO DE SALUD
Uno de las grandes aportaciones que podemos hacer las enfermeras deriva del trabajo
centrado en la salud y no en la enfermedad y que forma parte del cambio de paradigma
suscitado en el párrafo anterior. Las enfermeras sabemos que la evolución del concepto
de salud y de enfermedad en las últimas décadas nos obliga a modificar las relaciones
interpersonales con los pacientes y usuarios de los servicios sanitarios. Si la salud es la
ausencia de enfermedad, la relación es paternalista y está centrada en el control y manejo de la patología. Si la salud es bienestar y calidad de vida, la relación se centra en la
persona, sus vivencias y sus posibilidades. Es importante tener presentes los cambios
sociales de las últimas décadas y su repercusión en la idea de salud y de enfermedad y
las relaciones entre pacientes y el sistema sanitario. Nuestra sociedad poco a poco desligándose de valores “tradicionales” con la costumbre y la jerarquía como justificación
moral y un modo de relaciones paternalistas con códigos morales impuestos y a menudo
excluyentes y ha ido adoptando valores centrados en las personas, basados en el principio de legalidad y en la posibilidad de tomar decisiones autónomas y por ello plural
moralmente.
Hoy en día se entiende que la enfermedad es un estado que impide o dificulta que las
personas puedan realizar sus actividades de vida cotidiana y satisfacer sus necesidades,
por ello disminuye su posibilidad de autocuidarse. La enfermedad se entiende por la
incapacidad o dificultad para adaptarse satisfactoriamente a nuevos retos o nuevas situaciones vitales. A veces produce y a veces es causa de la disminución en las posibilidades de alimentarse, descansar, procurarse seguridad, aprender o relacionarse satisfactoriamente. La enfermedad surge cuando los mecanismos y formas de adaptación
habituales no pueden hacer frente a la nueva situación y la persona no puede cuidar de sí
misma, ni dispone o no sabe utilizar los recursos necesarios para ello. Va mucho más
allá del aspecto orgánico introduciéndose en toda la vida de la persona. Compromete
todos los aspectos de la vida y de las relaciones con el medio, si bien con frecuencia
utiliza la biología y sus alteraciones como manifestación. Por otro lado la salud se define como una armonía de la persona consigo misma, con los demás y con su entorno. La
salud es tomar decisiones responsables hacia uno mismo, es medio e instrumento para la
calidad de vida.
Estas ideas concretan las necesidades humanas entorno a la vida cotidiana y cambian
la dirección de las profesiones sanitarias hacia la ayuda necesaria para poderla llevarla a
cabo. Las experiencias de enfermedad o afrontar la muerte son parte de la vida, la salud
en estas situaciones significa poder desarrollar el máximo potencial de la persona que
las vive; el médico, la enfermera, la medicación, los tratamientos, cuidados y la tecnología no son los sanadores o agentes de cambio, son instrumentos o medios, el agente
de cambio y el principal recurso es la propia persona y su mundo.
La salud implica algo más que una “situación de bienestar”, se extiende hacia un
concepto global de la vida. Una vida saludable incluye tener cubiertas las necesidades
fundamentales para el mantenimiento de la vida, para el ocio y el desarrollo intelectual,
tener sentimientos de pertenencia y aceptación en un grupo determinado de conviven-
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PONENCIAS
cia, estar vinculado a causas consideradas buenas por la persona y desarrollar de la capacidad de optar y decidir lo que uno quiere para sí mismo y llevarlo a cabo. La salud
supone no solo disponer de todo ello, sino que desde la óptica profesional, implica un
trabajo de prevención y promoción de conductas, hábitos y entornos lo más favorecedores posibles para poder optar al máximo nivel de salud posible. Es ahí donde radica la
importancia del cuidado y de que la relación con el paciente sea terapéutica. De ello
depende que una situación de enfermedad pueda ser vivida lo más saludablemente posible, e incluso sea una situación de aprendizaje que ayude al paciente a desarrollar cotas
de autonomía superiores.
Vivir en salud es controlar las enfermedades, prevenirlas, tratarlas cuando aparecen y
es posible. La salud tiene una vertiente ética dado que vivir en salud se relaciona con
las posibilidades de llevar una vida buena. ¿Cómo podemos definir esta nueva idea?
Podemos acordar que el concepto de salud se basa en la consecución de una red social óptima que permita vivir en armonía y felicidad para con uno mismo y para con el
entorno, a lo largo de una extensa vida. Nos aventuramos a plantear que la idea de salud
girar alrededor de;
a. Concepto de calidad de vida como atención a las necesidades fundamentales para la
supervivencia y desarrollo de las personas: vivienda y medio ambiente saludable y
un nivel de recursos económicos que permita la obtención de los medios necesarios.
Ello implica un combate a la pobreza y a la desigualdad de oportunidades sociales
más allá de las prestaciones sociales y sanitarias pertinentes.
b. Concepto de felicidad, como el sentirse bien con uno mismo, como la capacidad de
poder ser uno mismo optando las diversas alternativas posibles.
c. Concepto de utilidad, como la idea de pertenecer y ser aceptado por el grupo social
en el que se vive. La posibilidad de intervenir que infiere importancia a la persona
en tanto que agente que participa activamente en su grupo o comunidad.
d. Concepto de ocio y de tiempo libre, como la capacidad de pasarlo bien desde el desarrollo artístico, de los sentidos, de la palabra, de las acciones que no tiene una productividad directa, sino que lo que persiguen es el placer de los que las disfrutan.
e. Concepto de control de la enfermedad biológica y sus secuelas que comprende desarrollar y llevar a cabo las máximas posibilidades terapéuticas.
Por el contrario podemos pensar que una determinada situación de vida será entendida como enfermedad en relación a:
a. El significado del dolor, no solo como la recepción y percepción de estímulos dolorosos, sino en una dimensión más amplia que contempla el dolor emocional y el
dolor de la pérdida como elementos de la existencia humana.
b. El significado de la incapacidad y la dependencia, la vivencia de necesidad de los
demás y de imposibilidad o dificultad en obtener la ayuda adecuada. El no poder desarrollar la vida tal y como uno es capaz de concebir por carecer de ayuda o de posibilidades de obtenerla.
c. Carecer de la red social y sanitaria que ayude a buscar soluciones y hacer frente a las
situaciones de necesidad. Al mismo tiempo el no disponer de información acerca de
los recursos, posibilidades, ofertas, o tener una información sesgada o no veraz.
d. Las posibilidades personales de actualizarse y adaptarse a los cambios que la vida
conlleva relacionados con el ciclo vital, los imprevistos, las limitaciones personales…
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En definitiva la salud se deriva desde una “situación de bienestar” al desarrollo de un
concepto de la vida que incluya cubrir las necesidades fundamentales para el mantenimiento de la vida, el ocio y el desarrollo intelectual, la pertenencia y aceptación en el
grupo determinado de convivencia, la vinculación a causas consideradas buenas por la
persona y por último el desarrollo de la capacidad de optar y decidir lo que uno quiere
para si mismo y llevarlo a cabo.
CONCEPTO DE CUIDAR: EL CUIDADO PROFESIONAL
La idea de cuidar se ha ido modificando a lo largo del desarrollo de la enfermería
como una disciplina. En las últimas décadas se han producido importante cambios y
avances en la concepción de cuidar como núcleo esencial del trabajo de las enfermeras.
Vale la pena detenerse y pensar en la importancia que tiene las enfermeras trabajen desde marcos profesionales enfermeros: estos centran su atención en las personas y en la
ayuda a poder vivir lo mejor posible las diversas situaciones de vida y los problemas de
salud. Cuidar es acompañar a la persona en sus experiencias de vida. Por ello cuidar
trata de planificar la atención desde esta perspectiva. En el cuidado, la dignidad de la
persona es siempre compatible con las técnicas y medios terapéuticos. El cuidado profesional rompe la dicotomía entre la técnica, la ciencia y el humanismo; los tres coexisten a la vez. El cuidado tiene hoy en día una concepción filosófica, antropológica,
psicológica, social, espiritual, además de la biológica, ineludibles. Cuidar es cuidar a la
persona concreta planteando alternativas a la cosificación y consideración del paciente
y su situación como un problema a resolver. Desde la perspectiva ética, este cambio
tiene particular importancia, puesto que los argumentos del buen cuidado varían sustancialmente cuando el cuidado se dirige a la enfermedad y su curación, a cuando el cuidado se dirige a la salud y tiene como objetivo el bienestar. Sus objetivos generales pueden definirse alrededor de;
•
La salud y el bienestar, supone ayudar a la persona a conseguir el máximo nivel de
bienestar en situación de enfermedad, de lesión, de incapacidad, en el proceso de la
muerte y ayudarla a mejorar su nivel de salud. Procurar que las necesidades evidenciadas sean cubiertas de acuerdo a los criterios profesionales establecidos. La experiencia profesional debe proporcionar el dinamismo suficiente para poder ver la particularidad de cada situación, alejándose de soluciones igualitaristas y estandarizadas.
•
La autonomía, implica el respeto a la autonomía del paciente-usuario o cliente y la
ayuda a que pueda expresar sus necesidades, sus creencias, y valores y que pueda
obtener la información suficiente y la atención que precise. El consentimiento es la
pieza clave de la autonomía, no solo como un requerimiento legal en algunas ocasiones, sino como parte integrante de cualquier cuidado o atención. Actuar sin el
consentimiento del paciente solo debe hacerse cuando estamos seguros de que la
autonomía de la persona esta comprometida porque no comprende el alcance, ni las
repercusiones de su actuación. Todo y en estos casos el proceso de información de
lo que va a realizarse y de sus motivos sigue siendo la garantía de un buen cuidado.
La dignidad, supone defender y velar por el respeto y mantenimiento de la dignidad
de las personas vinculada a poder seguir siendo uno mismo, sea cual sea si situación
de vida. Precisa del respeto por la persona tal y como es y tal y como quiere ser.
•
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PONENCIAS
•
•
•
•
Presupone salvaguardar la intimidad.
La veracidad, la relación con el usuario-paciente, es una relación de confianza, de
seguridad. El engaño, la mentira tienen escasa cabida en ella, todo y en las ocasiones
en las que la información es dolorosa por la gravedad de la situación y el pronóstico
clínico. La información es entendida como un proceso porque el usuario- paciente
tiene que comprender una situación dolorosa y precisa tiempo para ello, para resolver dudas, para poder llevar una adaptación saludable. La veracidad presupone la
honestidad de quien cuida.
La confidencialidad, salvo en las situaciones de requerimiento legal, o en las que el
paciente-usuario lo permita, la información y los conocimientos acerca de su situación y vida permanecen dentro del secreto profesional. Así mismo cuando una información debe ser revelada a algún miembro del equipo, la enfermera debe asegurar su confidencialidad.
La responsabilidad, la enfermera debe responder de los resultados del proceso de
cuidados al usuario-paciente actuando de forma consecuente con los estándares de
su práctica profesional y con las responsabilidades derivadas del cuidado de enfermería. En segundo lugar la enfermera responde a la institución en la que presta sus
servicios y frente a la profesión.
El medio ambiente saludable, implica la movilización de los elementos del ambiente, la comprensión de su interrelación con la situación, y la promoción de ambientes
saludables necesarios para llevar a cabo cuidados seguros, competentes y éticos.
Cuidar es cubrir las necesidades cotidianas de manera que se hace posible el desarrollo y permanencia de los seres vivos. La profesión enfermera mediante la profesionalización del cuidado ayudar a las personas a satisfacer sus necesidades de salud cuando ellas no pueden hacerlo por si mismas. La cualidad ética del cuidado entonces, se
deriva en la posibilidad de realizar los cuidados según la misma persona haría, por lo
que el respeto por las múltiples formas de vida es esencial para el trabajo de las enfermeras. Todas las definiciones de enfermería incluyen la importancia de realizar cuidados considerando la dignidad y el respeto por la vida de la persona tal y como ella la
conciba. Cuidar contempla la totalidad de la persona, sus relaciones con el entorno, sus
posibilidades, creencias, valores y formas de vida. El cuidado es un acto de respeto por
la vida de quien necesita cuidados, por lo que el sentido ético del cuidado viene de su
definición y puede resumirse en:
• El principal protagonista es el paciente o usuario: la valoración, planificación, actuación y evaluación se lleva a cabo desde su perspectiva. El cuidado se plantea
desde la comprensión de la vivencia de la persona que hace frente a momentos de
vida difíciles como son la enfermedad o la muerte.
• El cuidado ayuda a las personas, familias y grupos a participar a partir de su propio
saber, su cultura y sus medios, en la búsqueda y puesta en práctica de los mejores
medios para vivir en salud, o morir dignamente. Se trata de ayudar a que la persona
movilice sus propios recursos ayudándola a poder adaptarse lo mejor y más saludablemente posible a su nueva situación, ayudándole a comprenderla mejor y adoptar
conductas más saludables.
• Se establece una diferenciación entre cuidar y tratar. Ambos son complementarios
con la salvedad de que a veces no es posible curar. Tratar es intervenir en la enfer-
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medad, cuidar es considerar aquello que es necesario para el crecimiento y desarrollo de acuerdo con las actitudes de vida de un apersona, grupo o comunidad
Estas ideas se oponen a la cosificación y la consideración del paciente y su situación
como un problema a resolver.
Los argumentos éticos del cuidado ayudan a tomar las decisiones y a llevar a cabo las
acciones desde el mejor interés para el paciente o usuario. Suscitan el desarrollo del
máximo potencial de la persona y de sus propias capacidades y posibilidades, entre las
que se encuentra su familia, allegados y contexto en que vive, para promover, restablecer y mantener la salud.
LA AUTONOMÍA EN EL CUIDADO
En este apartado nos referimos a la autonomía como una de las cualidades éticas de
las personas: la capacidad de tomar decisiones u actuar en consecuencia. Tomar decisiones como parte del proceso de convertirse en adulto y por ello vinculado a la cultura,
creencias y formas de vida particulares. La autonomía como “saber”, como aquello que
se ha probado, aprendido por la experiencia, se ha sentido, el saber que pasa por la un
descubrimiento y adquisición personal, la autonomía significa conocer. Estas ideas se
oponen a la ignorancia y al trato paternalista. Ambos, enfermera y paciente, ponen en
común sus conocimientos y experiencias para poder ir modificando aquello que interfiera en la salud.
En las decisiones que tomamos los seres humanos los deseos y la voluntad además
de los conocimientos juegan un papel importante y a menudo decisivo. Estos factores
han sido, con frecuencia, desestimados e infravalorados por la posición paternalista ligando la toma de decisiones tan solo al aspecto cognoscitivo, es decir al saber, olvidando el querer, es decir las cuestiones de los deseos y de la voluntad. Para tomar decisiones la persona precisa información lo más ajustada a su realidad, que le ayude a decantarse por una u otra opción. Ahora bien, se pueden conocer las indicaciones de un tratamiento y no desear llevarlo a cabo sin que eso suponga que la persona está equivocada y
no es autónoma. Y por el contrario tampoco podemos pensar que el hecho de aceptar la
propuesta profesional implique, de forma directa, que la decisión es fruto de la autonomía del paciente. Sabemos que si bien el saber es importante, no lo es menos el querer,
las cuestiones de la voluntad, del estar dispuesto a hacer algo, a comprometerse con
ello, a aceptar las consecuencias. En la toma de decisiones se conjuga la vida valorativa
y la cognoscitiva. Incluir la vida valorativa, las cuestiones de los sentimientos y del querer en el análisis de la autonomía puede ayudar a comprender las situaciones de cuidados y los problemas que hacen frente las personas cuando pierden la salud desde la óptica subjetiva de quien los padece. La aproximación de esta forma es cualitativa y humana, quien cuida y quien es cuidado, enfermera y paciente, son dos personas buscando
soluciones posibles y vivibles a situaciones de vida difíciles.
El cuidado respetuoso con la situación de vida puede ayudar a que las situaciones
que suponen un riesgo de lesión y que precisan medidas de contención sean las mínimas, duren el menor tiempo posible y puedan ser vividas por el paciente de la mejor
forma. Una posición profesional de ayuda activa pueden ayudarle a vivir la restricción
de su libertad como una situación generadora de salud, a comprender mejor su problema
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PONENCIAS
y a encontrar formas más saludables de hacerle frente. También es importante señalar
que un cuidado centrado en el paciente puede en muchas ocasiones evitar la medida
restrictiva, ya que el propio cuidado puede ayudar a prevenir situaciones de agitación y
riesgo. Si bien la enfermedad puede dificultar la autonomía, no implica negar al paciente su condición de ser tratado y cuidado como sujeto ético.
Para terminar quisiera dejar bien explícito que el cuidado es un valor emergente, a su
vez las enfermeras estamos en disposición de aportar un enorme caudal de conocimientos y experiencia al respecto, por lo que no podemos renunciar a ello. Estamos
obligadas éticamente a hacer cada día más explícitas nuestras aportaciones en la defensa, fomento y mantenimiento de la dignidad de las personas dentro del sistema sanitario
y por ello a hacer más explícitas nuestras ideas acerca de la dimensión y alcance ético
de las relaciones sanitarias. El cambio hacia un modelo sanitario de participación activa,
un modelo más democrático, en el que la diversidad y la pluralidad moral sea una realidad, necesita la aportación de todos los profesionales que estamos comprometidos y
que en un momento determinado, decidimos hacer de la ayuda a los demás en situaciones de dificultad nuestra profesión y por ello parte de nuestras vidas.
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