El justo Abel - Ministerios Ebenezer Guatemala

El justo Abel
Apóstol Sergio Enríquez O.
Guatemala, 6 de mayo del Año de la Misericordia
Hemos estudiado acerca de las caídas del justo, quien aunque
cae siete veces, el Señor lo vuelve a levantar (Pr 24:16). La
parábola del hijo pródigo es un claro ejemplo para nosotros,
quienes aunque podemos caer en diversidad de pecados, somos
vestidos nuevamente por el Señor en Su infinita misericordia (Lc
15:22). Entonces, debemos ser sumamente cuidadosos al
analizar nuestra vida, ya que el concepto que podamos tener
acerca del pecado, puede ser muy distinto del concepto que Dios
tiene realmente, y podemos estar entrando en un proceso de
pecar deliberadamente, a causa de este desconocimiento.
Miqueas capítulo 7:8-9 nos dice que aunque hayamos caído y
pecado en contra del Señor, nos levantaremos, ya que Él nos
defiende; esto nos habla de esperanza, sabiendo que
reverdeceremos a causa de Su perdón (Job 14:9). Ahora,
debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo estamos
llevando nuestra vida conforme a los mandamientos del Señor?
Para esto debemos analizar y observar nuestro ser interior
detenidamente y analizar si hemos tenido alguna caída. Ante todo
esto, Dios anhela que no pequemos (1 Jn 2:1), pero si llegáramos
a hacerlo, tenemos la oportunidad de levantarnos de nuevo y ser
llenos de Su misericordia, ya que hemos entendido que somos
justos ante Su presencia. Partiendo de esto, analicemos ahora la
vida del Abel, a quien la Biblia le llama justo.
Hemos leído en La Palabra que no hay justo ni aún uno (Rom
3:10) y que al ser justificados por la fe tenemos paz para con Dios
(Rom 5:1). Esto nos dice que al ser justificados por medio de Su
redención, seremos llamados justos. Cuando leemos el versículo
de Mt 23:35 LBLA observamos como a Abel se le dice justo, y en
He 11:4 LBLA también se nos enseña la misma situación, pero a
pesar de este nombramiento tan hermoso de parte de Dios, Abel
tuvo siete caídas. Veamos cuales son algunas de estas:
-Venganza:
Hemos sido enseñados que Abel fue asesinado por parte de su
hermano Caín, y a causa de esto su sangre clama por venganza
desde ese día (Génesis 4:9-10 LBLA), podríamos decir
entonces, que su sangre tiene una voz; lo mismo que vemos en
He 12:24 LBLA. Al leer también Ap 6:9-10 LBLA nos damos
cuenta que es mucha la sangre que clama por venganza, un error
que solemos cometer, al confundir esto con justicia. Todo esto
sucede porque tendemos a olvidar las promesas del Señor
cuando Él dice que la venganza le pertenece solo a Él y que Él
pagará (Dt 32:35). Es de suma importancia evitar que de nuestro
corazón broten estos sentimientos de venganza. Es menester que
perdonemos y bendigamos la vida de aquellos que en algún
momento nos han lastimado y causado algún daño. El Señor
aborrece el repudio y al que encubre con su vestido la violencia,
Mal 2:16 BJ3. En la versión BTX3 nos habla acerca de aborrecer
y repudiar, la versión BMN dice -el que se divorcia de su mujer
porque la odia- y la versión T-Amat, nos habla acerca de mirar
con odio. Leyendo esto, debemos entender que aunque seamos
llamados justos, podemos estar en un estado de caídos,
solamente por el hecho de actuar de estas maneras en nuestro
caminar. Pr 24:16 LBLA, como mencionamos anteriormente, nos
habla acerca del justo que cae 7 veces, pero a pesar de estos
tropiezos somos limpiados constantemente por la sangre de
Cristo, la cual nos levanta una vez más.
-Vanidad o afán por acumular riquezas:
Según el diccionario de nombres propios del Antiguo Testamento,
Abel quiere decir -vanidad o transitoriedad-. Vanidad viene a ser
la misma palabra utilizada en Job 7:16 RV 1960 y en el Sal 39:6
LBLA, se menciona que como una sombra anda el hombre,
afanado en acumular riquezas, sin saber quien las recogerá. El
Señor le llama vanidad a la acumulación y afán por las riquezas.
La Palabra del Señor nos dice que aquel que quiera enriquecerse
cae en tentación y en lazo (1 Ti 6:9), creando así, afán. Esta
actitud es de una persona caída, ya que está quitando el lugar
más importante a Dios, para dar lugar a la vanidad y afán de las
riquezas, haciendo llegar sufrimiento y aflicción a su propio
corazón. Al contrario de esto, nosotros como Iglesia de Jesucristo,
sabemos que Él nos provee mientras dormimos (Sal 127:2), por
eso debemos tener una actitud de reposo y seguridad plena de la
provisión y bendición del Señor, confiando en Su fuerza, porque
sabemos que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad (2 Co
12:9).
-Confiar en la fuerza propia:
En Ec 11:10 LBLA se nos exhorta a que apartemos de nuestro
corazón la congoja y aleja el sufrimiento, porque la mocedad y la
primavera de la vida son vanidad. Otra caída seria entonces el
confiar en nuestras propias fuerzas y pensar que todo lo podemos
hacer por nosotros mismos. Nuestra confianza debe estar
colocada plenamente en Dios y permitir que sea Él quien obre a
nuestro favor. Todo aquel que haya caído será levantado por el
poder del Señor, y seguirá siendo llamado justo, así como al justo
Abel. Dios sigue diciendo hoy en día que la pelea no es con
espada ni con ejercito ¡sino con Su Santo Espíritu! (Zac 4:6).
Redactado por: Hno. Diego Figueroa
1
Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.
www.ebenezer.org.gt