I REVISTA DE LA SEMANA. - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

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NUM. 4 5 .
I'BECIIIDP. LA SBSCBICIOII.—MADBIO : por números . ,
un año 80 rs.
REVISTA DE LA SEMANA.
I
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sueltos 4 4 rs.; tres mesi-s Si rs.; seis meses 42 rs.; M A D R I D
man irresistible que atrae
toda la atención de las
. naciones eslranjeras es
el nuevo orden de cosas
inaugurado en nuestra
patria, merced á la última revolución ; y mientras Víctor Manuel parece decidido á rehusar su
aprobación al nombramiento (si se hiciera) de
su bi|O el duque de Aosla
para el trono de España,
en razón á que este nombramiento significaría una
amenaza al emperador de los franceses; y mientras
se supone igual decisión en la reina Victoria, caso de
resultar elegido el príncipe Alfredo; y mientras la
corto, de Ilo:na, que ve desaparecer ó volvérsele contrarias todas sus antiguas alianzas , anda temerosa y
altada informándose de la conducta que Austria
piensa seguir respecto do nuestra patria, conducta
que M. ile lieust lia declarado será benévola, como
'<i de todas las potencias occidentales, la prensa de
I'arís discute, ardientemente acerca de nuestra próxima constitución política, y La Liberté, La Franca
Y L'Univers, aparecen sosteniendo una interesante
Polémica sobre el tema tan fa.orito boy déla monarquía y la república.
Los Estados-Unidos, que tales muestras de entusiasmo parecen haber dado á la noticia de nuestra
revolución, y cuya amistad debe ver con satisfacción el
Gobierno provisional, se agitan hoy con el grave proMema de la elección del presidente, habiendo retirado tal vez á estas horas los demócratas la candidatara de Seymour, sustituyéndola con la de Chase. El
'riunfo de Grant es ya un hecho.
El gobierno francés ha ordenado á todos sus emba-
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> n r r.™ T o r o
8 D E I\O » IEMBRL D E
PROVINCIAS.—Tres meses 28 rs.; seis meses 50 rs.;
.-cT/~.-rrIT
l O O O . nn año 96 rs.-CuBA , 1'CEKTO-IHCO Y [•STKAVIEKO, A í s O
XII.
un año 7 pesos.—AMERICA Y ASIA , 1(1 á 15 pesos.
jadores regresen á París y el Moniteur recuerda con
La apertura solemne de la Universidad , en cuyo
profunda intención y ante los armamentos de Aus- vasto Paraninfo apenas podia contenerse el oleaje íle
tria, las miras pacíficas de esta noble potencia.
la multitud que lo llenaba como nunca, es el hecho
Otro tanto hacen, por el orden europeo, Italia, Ru- quizá más importante de toda la semana, significando
sia y Turquía, que arman fusiles á toda priesa; se- en toda su integridad y en la raíz misma de nuestra
cundando á Francia, que dice necesitar 1.400,000 sol- vida, la nueva era que el Rector anunciaba para nuesdados en su ejército ; y todos se aseguran, sin em- tras instituciones.
bargo, mutuamente, que las mas --anas y cordiales
Las cátedras populares desempeñadas por los esintenciones les guian y señalan corno de paz y frater- tudiantes, se han inaugurado ya en varios centros, y
nidad inalterables, un porvenir que se presenta erizado continuarán inaugurándose todavía. El dignísimo Recde cañones.
tor de la Universidad ha presidido todos estos actos,
Tales preparativos por un lado, y por otro la in- acompañado de muchos profesores públicos , dirigienfluencia necesaria y esencial de nuestra nación en los do en estas ocasiones a la juventud escolar su voz,
destinos de Europa, nos hacen presentir con funda- autorizada y grave, sencilla y elocuente. Para corresmento una profunda crisis que los modernos ideales ponder de un modo adecuado al estímulo de su sabio
de la política y del derecho agitan dentro del molde y celoso maestro, estamos seguros de que ios estude hierro de la situación presente.—Roma (la Roma diantes no perdonarán medio alguno.
del poder temporal) tiembla ante el destronamiento
El Ateneo ha renovado sus sesiones, discutiendo
del último Borbon ; Francia despierta , bajo el manto sobre las formas de gobierno , asi como la Sociedad
de su César ; Portugal oye sin mucho júbilo (sobre de Economía ¡lolitica, en cuyo seno ha hecho oir su
todo en los círculos oficiales) la voz de la Union Ibé- elocuente palabra el ilustre orador del liberalismo
rica que llama á su casa y á la nuestra; y la misma francés M. Pascal Duprat. La Asociación abolicionista
Rusia siente correr por sus venas heladas la sangre ha nombrado su junta y dispone otra nueva reunión,
de fuego de la nueva idea.
\ que se dice será secundada (más ó menos afortunadaEn presencia de esta situación, que indica la aspi- mente) por un mceting de sefioras igualmente dirigido
ración general de los pueblos á organizarse bajo prin- contra la esclavitud.
cipios mas racionales y amplios de vida y de derecho;
Si de esta actividad intelectual y social pasamos á
en presencia de este imponente espectáculo que Eu- la puramente política, debemos señalar en primer
ropa nos ofrece, España, como todo pueblo cuyas con- término á la atención del público la carta electoral
diciones lo llaman ¡i pesar en su dia en la balanza de la de los mas autorizados demócratas á sus correligiosociedad internacional, tiene el inescusable deber de narios. En ella se muestran sentimientos de concorlevantar la vista mas allá del estrecho horizonte de dia entre todos ellos y un espíritu verdaderamente de
los partidos y de los deseos y opiniones individuales, partido, que haciendo constar la necesidad de cony constituirse sobre bases análogas á las que sirven venir en absoluto en lo fundamental, permite libre
de asiento á la organización política de los demás determinación á las opiniones y á la conducta de los
pueblos civilizados, tendencia que compartida boy ya demócratas mi puntos subordinados y en la apreciapor todos, llevará en tiempos, todavía lejanos, á es'ale- ción de las circunstancias. Todos «joMmrendenín que
deracion universal de las naciones que los hombres hablamos de la cuestión de forma de gobierno, con
de Estado comienzan á no considerar como un sueño razón colocada por los autores de este manfiesto en
de losfilósofosy los utopistas.
un lugar subordinado á los derechos del hombre. La
A este movimiento del exterior, responde, parecien- frase del señor Orense «vale mas una mala república
do como que mutuamente se animan y completan, el que una buena monarquía» parece haber perdido todo
movimiento interior de España, significado no sólo crédito entre sus amigos.
por los libros y los periódicos, las reuniones y las asoLa Gaceta ha traido en estos dias algunas disposiciaciones, sino también por la actitud del gobierno, ciones importantes. Entre ellas ocupa el primer lujMr
expresión leal muchas veces del estado íntimo de la sin disputa la que sanciona en apariencia y hace il'u"uinion.
' sorio en realidad el sagr-.ido dereclu de reunión. Ver-
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354
EL MUSEO UNIVERSAL.
• laderamente el señor Sagasla. ;í cuyas intenciones : se le dieron en un principio los nombres de nicotiana, mas ligereza y se ps!--ae •!« ,;,s adormideras despues
liberales hacemos la cumplirla justicia t|ue sus ante- yerba del ¡¡ran prior y yerba de la reina. lié aquí su de haberles sacado todo el jugo; el opio tebaico se obcedentes exigen, no acierta á fiiriuular CDII toda pre- origen y etimología. Nicot, embajador de Francia en tiene haciendo evaporar él jugo ele las adormideras
cisión los principios que deben regir de hoy mas nues- Portugal, habiendo recibido el primer tabaco de un basta convertirlo en consistente y sólido. Este opio no
tra vida, y se halla harto inticionado del espíritu apo- mercante flamenco, lo presentó, apenas llegado ¡i Lis- deja de tener aprecio.
cado y receloso del doctrinarismo. La cuestión de las boa, al gran prior, y luego á su regreso á la corte de • En todo el Oriente, como va dicho arriba, se fuma
asociaciones benéficas no lia sido tampoco resuelta Francia, lo presentó á su soberana, Catalina de los : muy á menudo opio en vez de tabaco; y algunos mezMédicis, y el tabaco tomó estos tres distintos nom- clan las dos cosas en sus largas pipas; pero en la India
«ni fortuna por el ministro de la Gobernación.
A estas disposiciones deben añadirse la refundición bres. Mas adelante se le llamó yerba de Saint-Croi.v. en Turquía, en la China, los hombres se abandonan
del Tribunal cié las Ordenes en el Supremo, que lia y yerba de Torna-lluona, nombres entrambos de los constantemente y con furor al uso del opio Una lar»a
sorprendido á los que esperaban no sin motivo el de- dos purpurados que le introdujeron y recomendaron serie de monarcas del celeste imperio, prohibiéronla
entrada del opio en sus Estados, y amenazaron con
creto de su supresión; la concesión de gracias á la su uso en Italia.
En las Indias Occidentales, y particularmente en el penas severísimas á los que le usaran; pero los inglemarinería y sus oficiales subalternos; el decreto para
la revisión de los espedientes de los profesores pú- Brasil y en la Florida, se le dalia el nombre de prtum. ses, especuladores y comerciantes prepotentes, desblicos: la disolución de la Junta de Beneficencia y que todavía conserva; pero los españoles le dieron el pués de repetidas guerras, y de haber vencido á los
de tabaco, porque vieron por primera vez esta planta chinos, han obtenido la entrada libre del opio en el
alguna otra medida menos importante.
Continúa la languidez en los teatros, que no se en Taba¡¡o, una i'e las pequeñas Antillas, y de esta celeste imperio.
levantarán comoquiera. — La efervescencia política isla la llevó á Inglaterra en iaS.Í Francisco llrake.
El opio, tomado en dosis muy reducidas, amortigua
¡es hace además una guerra á muerte. Ni el de la
El tabaco ha tenido sus opositores y sus panegiris- los dolores agudos, tranquiliza el espíritu, y mitígala
Opera, donde actúa un cuadro menos que, mediano, tas: Amurat IV, emperador de los turcos, el czar Mi- fuerza de las sensaciones molestas. En el Oriente muen el que se destacan T.unberlick, Iíoccolini y Selva; guel Federowitz, abuelo de Pedro el Grande, y uno chos lo toman porque produce una especie de embriani el de la Zarzuela con sus repeticiones de El tanto de los reyes de Persia, prohibieron á sus subditos el guez, que exalta la imaginación, dando margen á éx¡>or ciento; ni el del Circo, ni el de Novedades, ni uso del tabaco, imponiendo la última pena á los con- tasis y á un sonambulismo voluptuoso. Con efecto, en
el de Paul, que intenta luchar con aquel, ni ninguno traventores, ó la de cortarles la nariz. Jacobo Stuart, toda el Asia, los que sufren navegando, se ponen la
«>n suma, promete gran animación por ahora. En cam- rey de Inglaterra, y Simón Paulli, escribieron un tra- cuarta parte de un grano de opio bajo la lengua, yesbio las comedias caseras (que por lo común son ver- tado sobre el mal uso del tabaco; y Urbano VIH publi- te calmante les produce sueños tan suaves y placentedaderas ejecuciones), lian comenzado en sus acostum- có una bula en la cual excomulga terminantemente á ros, que les trasporta á un nuevo Edén. Durante su
brados teatros, haciendo las delicias de la sociedad los que toman polvo en las iglesias. El célebre misio- sonambulismo ven ninfas en actitud lúbrica y seducelegante. Deben desear mayor prosperidad que la que nero padre Labat dice en su Xuevo viaje á las islas de tora, ven amenos verjeles, bailes deliciosos, pajarillos
alcanzan las funciones públicas.
América, que el tabaco fue una verdadera manzana que alegran los campos con sus armoniosos trinos, y
de discordia, y que encendió una guerra muy viva en- oirás cosas por el misino estilo.
F . GlNER.
tre los sabios.
En toda la costa de Berbería, y con especialidad en
Voltaire observa en su Diccionario filosófico que Túnez, las berengenas son un gran narcótico, que se
cuando comenzó á propagarse en Francia el uso de diferencia poco del opio. Con efecto, producen un letomar polvo, se le consideró como poco conveniente targo profundo, que causa la muerte, si se comea sin
á las mujeres; y esta especie de preocupación dura depurar primero su parte venenosa, mojándolas en
ORIGEN Y USO DEL TABACO Y DEL OPIO. todavía en nuestros países meridionales. Con efecto, vinagre.
el uso del tabaco parece muy ageno al bello sexo, y se
Un napolitano, que ignoraba todos estos pormenores, habiendo visto en la plaza de Túnez á su primer
En una disertación académica satírico-burlesca, pu- permite únicamente á las mujeres muy ancianas.
blicada en París por los años de U>76, el autor se esLos primeros que aprendieron á fumar cigarros, fue- desembarque unas gruesas berengenas muy coloradas
fuerza con ahinco en probar, citando á trochemoche ron los pueblos indígenas y mas bárbaros del otro he- y frescas, las compró , y despues de haberlas guisado
un sinnúmero de antiguos escritores, que el uso del misferio ; pero hoy el usó de los cigairos y el de las él mismo, la> comió con particular gusto. Pero al cabo
tabaco se pierde en la noche de los siglos, y que esta pipas, se ha propagado en término^ tan generales, de un breve rato, >obrecogido de un gran sueño, se
planta no la debemos á los pueblos dei otro hemisfe- que forma parle de la vida galante. En los cafés, en acostó vestido. Pasado todo aquel día y toda la noche,
rio , como generalmente se cree; y á fin de dar mas los teatros, en las tertulias mas concurridas, los jóve- viendo las personas que vivían en la misma casa, que
importancia y novedad ¡i su trabajo, tan ocioso como nes elegantes se presentan siempre fumando ricos ha- estaba sumido en una especie de letargo, procuraron
inútil, pone término á su disertación con estas pala- banos. En Turquía y en todas las costas de África, las despertarle á viva fuerza. No habiendo podido lograrbras: «Y el padre Hornero tomaba también rapé.»
mujeres fuman en largas pipas, muy distintas en su lo, su insensibilidad les infundió la grave sospecha de
Si quisiéramos espurgar todas las bibliotecas, como forma de las que. usan los hombres: y en atención á que se envenenaría comiendo berengenas: llamaron
el Cura y maese Nicolás lo hicieron con la de Don Qui- (¡lie lodos conocen estas últimas, hablaré de las pri- precipitadamente á un médico francés establecido en
jote, condenando á la hoguera los libros perjudiciales meras. Las pipas á que aludo, tienen una boquilla de Túnez, el cual, mediante un largo tubo, le vertió en
;í la religión y á la moral, no vacilaríamos en afirmar, marfil ó hueso en la estremidad superior, y otra en la el estómago mucho vinagre. El napolitano comenzó á
>in temor de e (invocarnos, que no quedaría ni la ter- mas inferior, son muy largas y blandas, entretejidas dar poco á poco señales de vida, y por último se descera parte de todo lo que se ha impreso desde Gul- de seda y cáñamo, y dan tres ó cuatro vueltas en der- perló: estuvo, sin embargo, enfermo mas de un mes,
teniberg hasta nuestros días. Pero dejemos que pien.-e redor de grandes bolas de cristal, llenas de agua, y á consecuencia del gran quebranto que había sufrido
cada cual á su talante, y que escriba lo que quiera. con un pequeño tubo, en donde, se coloca la boquilla su físico.
Nosotros, ateniéndonos á lo que de mas positivo no- inlerior de la pipa, asi que, fumando, el humo sale
Pero asi el opio, como otros muchos venenos, pierreliere. la historia, volvemos á nuestro principal argu- lodo del agua. Yo vi estas pipas mujeriles, estando en den su fuerza y actividad, si un hombre se acostuminenlo.
Argel agregado á la legión eslranjera. Las pipas ordi- bra paulatinamente á tomarlos: yo he conocido en NáNoel en su Diccionario de los orii/enex, las inven- narias, y destinadas eselusivamcnlc al servicio de. los poles un sinnúmero de campesinos que almorzaban
ciones y los descubrimientos, hablando del tabac•>, se hombres, tienen dos ó tres varas de largo, el mango todos los días pan y cicuta, y que. estaban muy sanos,
espresa en esta forma: «Pífese que los antiguos galos de caña sutil, adornada de cintas de color, y una bor- festivos y recios. Acordémonos de Milrídates, rey de
y germanos tenían un equivalente al tabaco, y se. la en la eslremidail superior. Esas pipas en los cafés Pinto, que queriendo envenenarse, no pudo, porque
afirma que, pulverizando el cáñamo, lo ponían sobre turcos de la costa de, África se alquilan, y en Argel, se liabia acostumbrado desde nmv joven á regalar su
piedras enrojecidas por el fuego. Kl humo que despe- con dos sueldos franceses, que equivalen á tres cuar- cuerpo con toda especie de bebidas venenosas.
día el cáñamo les embriagaba, causándoles languidez tos y medio de nuestra moneda, podía cualquiera fuSAI.VADOU COSTANZO.
(i desmayos suaves y placenteros. Los druidas, que mar regaladamente de las ocho de. la noche, hora en
eran sus sacerdotes, usaban esta especie de narcótico que se abrían los cafés turcos, hasta las once, hora en
delante de'sus ídolos, Teutates é Irminsul.»
que se cerraban.
Considerado el tabaco como un narcótico, tiene
El tabaco, dice Lavedan en la obra arriba citada, es
también un equivalente en el opio. Con efecto, mu- uno de los remedios mas oportunos contra muchas enLA APERTURA DE LA UNIVERSIDAD.
chos pueblos del Asia, y con especialidad los de la In- fermedades. Voy á trascribir sus mismas palabras: «El
dia, fuman en largas pipas opio en vez de tabaco. Los »uso del tabaco en humo es un gran específico para
El dia 1.° del corriente tuvo lugar este acto, que
dos sirven de fármaco en muchos casos; pero se dife- «consumir y evacuar los materiales crasos y liémosos dejará recuerdos indelebles en cuantos lo han presenrencian sobre, manera. El tabaco tiene virtudes espe- »de| pecho, y en las dificultosas respiraciones causadas ciado. La Universidad, recien salida de la persecucíficas, que no son propias del opio; y este úllimo »de materiales gruesos, y en las toses antiguas en ción que sufrió hace poco por parte de las iras de un
tiene un fondo venenoso y mortífero, que lo distingue »que no se arranca nada, ni lian bastado otros re- gobierno osado y descreído, estimulado por los maldel tabaco.
vados y los ignorantes, ha abierto sus puertas, regeninedios
Tissol. en su precioso libro: De las enfermedades de.
nerada por la libertad que la ha dignificado y engranlos hombres de letras, cree que el uso del tabaco en » Tiene el tabaco en humo virtud de dar descanso ¡il decido. Ya no es aquella casa, como tan elocuentepolvo, y el de los cigarros, daña la salud, altera la >cuerpo trabajado y cansado, para el cual efecto lo mente decia el nuevo Hedor, una oficina, sino el
<ligeslion y debilita la memoria. 10f licenciado don "usan los indios orientales y occidentales que trabajan alma mater de los estudios, el centro de la enseAntonio Lavedan en su libro titulado: De los usos, mmicho.»
ñanza, libre hoy dentro y fuera de la que el Estado
abusos, propiedades y virtudes del tabaco, cafe, te y
En las grandes allicciones y en los insomnios, un subvenciona.
i-lwcol/itc, opina de distinto modo, y cree que el uso polvo de tabaco de Kent.uky, consuela y reanima el esDesde las doce de la mañana se hallaba la
la p
del tabaco es saludable. Si es cierto lo que afirma Tis- píritu. Después de haber pasado largas horas en medi- dell Paraninfo
f destinada
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ú
il
al público,
materialmente
sot, los perjuicios causados por el tabaco no son ni rá- tación profunda sobre puntos arduos y muy difíciles llena, como no se ha visto jamás. El salón, que Va
pidos ni IYeciieiil.es, porque personas qui; toman polvo ile resolver, bien sean literarios v científicos, ó pura- sufrido en su decorado las transformaciones que exiy no lian dejado nunca de fumar, están recios y fuer- mente políticos, un buen polvo de tabaco descarga la lia la ruptura de la servidumbre administrativa I110
tes, sin alteración en su físico, y dolados de mucha cabe/a y aclara las ideas.
haslíi aquí oprimía la (acucia, ostentaba en su trente,
memoria. Pero sea como fuere, es indudable, que hoy
I')I uso del cigarro en el invierno, da calor al cuer- sobre el solio, el lema: Libertad, de ta ciencia V las
el tabaco se ha convertido casi en un artículo de pri- po, ayuda la digestión, modera el hambre, y es muy palabras del Evangelista: Vcrilas liberabit vos (la
mera necesidad, y q u e los gobiernos han querido es- úlil y saludable navegando, porque absorbe la hume- verdad os hará libres), con otras inscripciones igualcotar este ramo de riqueza, declarándole renta estan- dad: los marineros se libran del escorbuto mascando mente significativas y oportunas.
.
cada. Desplomada hoy la antigua dinastía, parece que panecillos de tabaco.
A esa hora, en casa del doctor don Fernando tic
los españoles disfrutarán también del beneficio de luEl opio, que se estrae de las adormideras, se dife- Castro, catedrático inicuamente separado por el antemar y tomar polvo, gastando menos por el desestanco rencia mucho del tabaco, porqup.es un verdadero nar- rior gobierno é investido lioy con la elevada dignioaa
del tabaco.
cótico, que causa muy á menudo la muerte ó el atur- del Rectorado, (antes ofrecida al decano de, losprolese
Volviendo á nuestra tarea, después de esta breve dimiento y la estupidez. El mas perfecto es el que se sores depuestos, doctor don Julián Sanz del Río).
digresión, no queremos pasar por alto que, el tabaco estrae, por incisión, de una especie de adormideras habían reunido todos los que se hallaban en este caso,
ha tenido una gran variedad de nombres. Introducido blancas; el opio, llamado por los médicos opio-meco- hoy vueltos á sus cargos por un acuerdo do la Junta,
va Europa y propagado su uso por los años de lüOO. nium, es de calidad inferior, porque se prepara con confirmado por el Gobierno provisional: y la comisión
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EL MUSEO UNIVERSAL.
le estudiantes de todas las Facultados que liabiau , —Perdone usted, caballero, la dote de mi hija no
llevado cu sus coches á aquellos hasta la casa del desmerece nada al lado de la fortuna del señor marSPnor Castro, asi como al antiguo catedrático, doctor qués.
ion Juan Manuel Montalban, cuyo ejemplo do. digni—Sin embargo...
jad y entereza en su puesto de Hedor, cuantío los
—liien, no habremos de impedir la felicidad de
sucesos de ISIM, no podían olvidar profesores ni nuestros hijos por tan insignificante cantidad; accedo
alumnos, ni ileho apartarse jamás de la memoria de á la petición de usted.
cuantos estimen en algo el honor de los hombres y
— (Muy bien, mi padre se ha portado como un
c| de las instituciones.
héroe, es la cantidad que yo necesitaba; además, en
Juntos todos, profesores y alumnos, en frater- casos estremos, la fortuna propia es menos ventanales vínculos, rompiendo el abismo que la pedan- josa que la de la mujer... la carta de dote será la
tería escolástica y administrativa había interpuesto tabla de salvación que me libre del naufragio del emfutre ambos elementos integrantes de la Ciencia y la barque... ¡Ah diablo!... ¡qué tarde!... y la condesa me
Universidad, se dirigieron en comitiva á esta última, dio cita para dentro de una hora, que ya estará en el
y subieron á la Sala Hectoral, dentro de la cual era Casino su marido...)
va imposible, dar un paso. Casi en el instante mismo
— (¡Dentro de una hora seré marquesa! ¡qué ale¡leparon los Ministros y se dirigieron con el Claustro gría!... y casada ¡qué felicidad!... Una mujer casada
jl Paraninfo, donde tomaron asiento respectivamente entre las mujeres de mi clase tiene una libertad ombajo el solio y en los bancos doctorales. Ocupó la Pre- nímoda de obrar; además brillaré en los salones por
sidencia el Ministro de Tomento, teniendo á sus lados mi fastuoso lujo, por el que me tendrán envidia mis
á sus compañeros de Gracia y Justicia, Guerra y amigas. ¡Marquesa y rica!., podré brillar al lado de
Marina, y á los señores Rios Rosas, Aguirre y Mo- las de la Cebolleta, eclipsar ¡i las de Pajarera y comreno Benilez, y ;oh asombro! al Patriarca de las In- petir con la de Pico-largo. Además podré, como ahodias. El señor Figiierola se hallaba entre los Doctores. ra, bailar con los que me agrade, cual si siguiera solNombrada una comisión de Catedráticos y alumnos, tera, y sobre todo con Arturo... ¡Oh, Arturo!... ¡qué
subió á la Rectoral, donde habían quedado el señor bonito caballo montaba esta mañana!... ¡qué bien
Montalban y los Catedráticos repuestos, y los acom- monta ese chico!., ¡qué mirada tan tierna me dirigió
pañó hasta llegar al centro del Paraninfo,' donde to- al saludarme!... ¡y qué bien habla!... ¡qué bonitas
maron asiento, leyéndose por el nuevo y distinguido frases me dice cuando estamos solos!... ¡yo le amo,
Secretario los decretos referentes á la reposición de
los Profesores, exoneración del señor marqués de y él me ama á mí, muchas veces nos lo hemos dicho;
Zafra y nombramiento del señor Castro, decretos re- ¡sin embargo, me caso!... ¡Bah! ¿qué importa?...)
—Firmaremos, pues, en seguida los contratos; pacibidos por salvas de atronadores aplausos y aclamaciones. El señor Montalban entonces, dirigió al Mi- semos al salón.
—Señorita, nuestra felicidad se acerca; ser de usted
nistro y al Claustro su autorizada palabra, presentando á los Profesores destituidos, después de lo era mi mas halagüeña esperanza, y dentro de breves
cual el señor Ruiz Zorrilla los declaró repuestos en instantes esa esperanza será una realidad. Me atrevo
sus cargos. A seguida tomó posesión igualmente el á creer que este habrá sido también el sueño dorado
nuevo Rector, y subiendo á la tribuna, en medio de de usted durante los dos últimos meses que acaban de
losma\ores Víctores y aclamaciones, leyó el magni- trascurrir. Desde hoy, la vida será para nosotros un
fico discurso que tan unánime aplauso ha recibido de paraíso.
—Tal creo.
toda la prensa, y que interrumpía á cada período el
entusiasmo de los claustrales como del público.
Un lacayo que sostiene el portier.—(Pues yo tampoco. Allá lo veremos.)
La síntesis de este discurso es que hoy comienza
para la Universidad una nueva vida en que deja de
II.
ser una mera dependencia administrativa y política
para ser una sociedad libre, centro de la cultura y
KN EL CUARTO SEGUNDO.
educación científica, organizada sobre nuevas bases y
auxiliada por el listado, hasta que llegue el dia en que
—(Sí, te amo, Nicomedes mío. ¿Cómo resistir, sin
l'Ueda vivir exclusivamente de sus propias fuerzas.
Ven efecto , pocas cosas recordaban la antigua é iner- sentir abrasado el corazón, la mirada de fuego que
to Universidad Central. Casi todos los Catedráticos (en- brilla al través de tus gafas veriles? ¿Cómo oír sin
l'e ellos todos los repuestos) y muchísimos doctores, emoción el dulcísimo eco de tu voz y el metálico ruiisbian abandonado (según lo permiten las últimas dis- mor de tus pelueonas?)
posiciones), el trago y las insignias de sus grados y ca—(Decididamente, esta muchacha está muerta por
tegoría académica; las demás personas que enire ellos mí; mi belleza luí hecho en su alma una impresión
asentaban, lnhian prescindido asimismo, en su inWnsa mayoría; y si el general Prim y el señor Aguirl"< no habían im'ítado esta conducta , el señor Ruiz
Zorrilla,
el s^ñor Romero Ortiz y el señor Rios Rosas
110
mostraban otras señales do su elevada representa- Lo único que me desfigura es la calva, ¡si yo no fuera
','°D, que el puesto que ocupaban en la solemnidad. calvo!... ¡la peluca es cosa detestable !... en fin, yo
l-slamos seguros de que la Universidad oficial ceremo- espero que el aceite do bellotas, cuyo uso constante
niosa lia muerto , y que los uniformes y trages acadé- no abandono un solo dia, devolverá á mi desnuda
micos se enterrarán definitiva y prontamente, para cabeza sus privadas galas de otro tiempo.) Sí, ángel
''onsagrar asi en lo exterior la nueva vida social, libre mió, el inmenso amor que te profeso es el que me
>"científica de la institución universitaria.
hermosea; él da á mis ojos ese fulgor que te enamora
No menos concorde con este espíritu se mostró el y que es el reflejo de tus amorosas miradas, él im•'•inistro de Fomento cuando, distribuidos los premios prime á mi voz ecos dulcísimos, como mi amor, para
"'os alumnos del Curso anterior, dirigió la palabra al espresar en suaves cantinelas la pasión que te pro•'austro y al público. La sinceridad y nobleza de su feso. (¡Eli! ¿qué tal? me parece que hé dicho buenas
scetito al anunciar su firme propósito de sostener y de- cosas).
svolver
la libertad do enseñanza, «la primera de
—Mira, amado mió, hay en la calle de Kspoz y Mina
0(
tas, después de la reliyiosa» arrancó las más calo- ' un vestido tan bonito, ¡si vieras! raso color do ante,
ras muestras de adhesión en todos los circunstan- con pequeños pensamientos blancos y morados de un
^iiuo no esperan hallar en la conducta ulterior del efecto admirable! ¡ qué hermoso trago de desposada!
r°so Ministro, yon la eficaz é inteligente coopera—Tendré un verdadero placer en regalártelo para
'°n del Director de Instrucción pública señor Madra- el dia de nuestro casamiento.
°i sitio nuevos motivos de aplauso v nucios vínculos
—Oh! que bueno eres, esposo mió.
lle
amistad.
—Y ahora hablemos do otra cosa; ¿tú conoces, niña
. Declarado abierto el Curso , y de, regreso el Claustro mía, á un teniente de ingenieros que todos los dias, y
''•J
Rectoral, tomó posesión de su puesto de Decano casi ií todas horas, encuentro en esta calle, y hoy he
e
•'> Facultad
de Filosofía el doctor Sanz del Río, que encontrado en la escalera de esta casa?
sil Ü* P01''1'0 ''vitar esta carga, menos penosa para su — (¡Imprudente Emilio! ya le decia yo... AfortunaM " Y reposo que la del Rectorado. Las breves fra- damente o t e es harto candido para...) No sé; quizá
^
dirigió con este motivo al Claustro, sellaron sea el novio de, la chica del cuarto tercero.
la solemnidad de. un dia que señala el co—No lo creo; la ¡oven de quien hablas, está para
,. nuestra regeneración intelectual, sin la cual casarse, con un escribiente do mi oficina, y ambos se
iera
vana é ilusoria la política.
aman entrañablemente... No creo que. tú me seas
infiel...
F. C.
—¡Oh? ¿ha podido ocurrírtese semejante idea, adorado Nicomedes?
—No, pero...
LOS CASAMIENTOS.
—Yo te amo mas que á mi vida, y moriría antes
que serte infiel (¡Ay! ¡si se descompusiera la boda!...)
I.
—Me arrepiento do haber abrigado tan injusta sosEN EL CUARTO PRINCIPAL.
pecha. No dudo do tu amor, ángel mío.
e| s ' n . aumentará usted nada? pues entonces tengo
—Por fin!
qVeUe , "miento
de retirar mi proposición. La suma
—¿Qué sé yo? mucho se ha turbado... ¿se poblará
tetl
e
Hid C n'''°
' honor de indicar
á usted, es la con- de nuevo mi cabeza? en todo caso, y por lo que pueda
e
m a 0 a(
a mas en
''' nes ° ' ^. D l° Y '
relación con los ocurrir, suprimiré el aceite de bellotas para no tener
- que mi hijo aporta íil matrimonio.
parte en la desaparición de mi calvicie.
A
^
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355
111.
EN EL CllVRTO TKRCEBO.
—Si, Angela adorada, el instante dichoso, en que
han de realizarse todas nuestras esperanzas, se acerca:
pocos dias deben ya trascurrir antes del venturoso en
que pueda llamarle mía. La semana que viene recibiré la credencial de mi nuevo empleo, y desde entonces disfrutaré mi sueldo «lo seis mil reales.
— ¡Seis mil reales! esa cifra ha de traernos la felicidad. ¡Oh! ya verás; seremos tan felices con ella como
lo es un potentado con sus millones; mi amor hará
tales economías, que tu sueldo, después de satisfacer
nuestras necesidades, habrá de permitirnos nuestros
caprichos.
—¿Y qué importa que no vivamos en la abundancia? Tu amor es la única necesidad de mi existencia.
Con amor y sin ambición, puede un pobre ser feliz.
Hé aquí lo que niega mi padre; dice que de soltero
tenia él los mismos dorados sueños: pero que sin una
ventajosa posición, no puede un matrimonio sor feliz:
que mil necesidades surgen á cada piso en una familia, y que estas necesidades no pueden ser satisfechas;" la desesperación se apodera de los corazones de
ambos esposos; que nacen los hijos y con ellos la ambición para ellos en el corazón de los padres; y que la
ambicionen un pobre es la mas espantosa víbora que
puede morder un corazón. Pero no; los que esto esperimentan, no se aman verdaderamente. Con tu amor,
¿qué mas puedo yo ambicionar? Si tenemos hijos (aquí
olla se ruboriza) los educaremos sin ambición, los haremos hombres honrados, y no crecerá en su corazón
mas pasión que el amor al trabajo.
—Sí, esposo mió, y responderemos con nuestra
dicha á las fatales predicciones de tu padre. Por hoy.
sea nuestro lema aquel adagio vulgar: «Contigo pan.
y cebolla.»
A los lectores no puede negarse que el prometitto
de Angela ha estado muy poético y altamente moralista. ¡Qué frases tan bonitas si no fueran sólo frases!...
Por lo demás , ¡ si ustedes los vieran dentro de dos
años!... ¡Oh sabias predicciones de la paternidad!
ALFUF.DO GONZÁLEZ: I'IIT.
L \ S ORILLAS DEL NILO.
En vano la inquieta curiosidad del siglo lanza espediciones tras espediciones y consume los tesoros de
Creso, para descubrir por completo los misterios del
Nilo. Ni sobre las fuentes de este rio prodigioso , ni
sobro los estraños fenómenos de su curso, sabemos
aun bastante para poder pretender asentar una esplícacion satisfactoria, si bien el capitán Speke, su reciente esploradr.r, cree hallar en el gran lago que se
encuentra en los montes de la Luna el inmenso depósito de donde toma su caudal el anchuroso rio.
A poco, el nombre del Nilo so cambia en el de rio
Illanco (Rahr-el-Abyad) y tiene por afluentes el rio
Azul y el Tanazc. Desde este punto hasta el Delta,
esto es, en una ostensión de 1,800 kilómetros, el Nilo
no es alimentado por ningún otro tributario; ejemplo
único, dice Humboldt, en la historia hidrográfica del
mundo.
El curso del sagrado rio ofrece las mas variadas peripecias. Cataratas y cascadas; escollos, picos y masas
graníticas; pasages estrechos, tortuosos y jo gran
profundidad; otros de la anchura do un kilómetro y
casi vadeables; los cuadros mas sombríos y salvajes,
y los mas gratos y risueños: toda clase de espectáculos, en fin, se suceden en el largo trecho que fecundan sus aguas.
Sabidas son las circunstancias de las periódicas
avenidas del Nilo, que, como todos los rios intertropicales, crece cada año, tras el solsticio de verano.
Pero estas crecidas, con tanto afán esperadas y utilizadas con tanta industria, nada tienen de común con
las que asolan nuestras comarcas y siembran el luto
en las familias. Numerosos canales, sujetos y entrecortados por gran número de diques de todas clases
y dimensiones, aguardan la época de la avenida para
distribuir las aguas por la vastísima región que fecundan y fertilizan, en medio de la alegría de una verdadera fiesta nacional, que no otra cosa es la ruptura
de los diques, por lo común verificada del i:¡ a | 20 de
agosto.
Una inmensidad de barcas y bateles surcan la .sinuosa y desigual corriente del gran río, y llevan con
el comercio de los productos, el de la civilización de
todos los pueblos. Pero la riqueza mas opulenta, reservada á los goces da los pachas y que siembra de
labores y dorados sus lanchas, codea la miserable canoa que atestigua la pobreza de un pais donde apenas ha comenzado á infiltrarse, gracias al virey de
Egipto, la progresiva igualdad de la civilización cristiano-europea.
J. M.
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356
KL MUSEO UNIVERSAL.
LOS GITANOS.
Diferencias características existen entro los pueblos
cuya villa y cultura ha llegado á un |mnti) que les
permite asentarse do un muilo estable IMI una loealiilail determinada y aiju^llos que, errantes y nómadas,
carecen todavía del grado de civilización necesario
jiara estimar debidamente la villa individual y domos—
tica cuyo pleno desarrollo sólo es posible, en torno del
hogar y bajo el le.clio de la ras;,.
El primer paso definitivo que dan esos pueblos en
el camino de su constitución es, con efecto, el cultivo
del suelo, ijue no sólo los encadena ;i él con vínculos
y atractivos tan irresistibles como son los del labrador
y el propietario, sino que introduce formas y modos \
permanentes también en las relaciones sociales, imprimiendo este carácter de regularidad en todas las
esferas de su vida. La propiedad territorial (como lo
han presentido oscuramente comunistas y socialistas)
e< uno de los primeros elementos moralizadores de la
sociedad humana.
l'or el contrario, la vida nómada hace imposible una
organización social fundada sobre bases (¡nnes v d u -
raderas, la pacifica y ordenada administración del derecho y la justicia, los lazos de amistad y fraternidad
humanas, disueltos por el odio y las pasiones de familia con familia, y sólo por la violencia de otros pueblos mas cultos, en cuyo seno se encuentren enclavadas, llega á tomar el odio al pstranjero un sentido y
valor ijue reemplaza en parle al verdadero amor de la
nacionalidad y de la patria, sin poder jamás confundirse con él.
Uno de estos atrasados y anómalos pueblos es el de.
los gitanos. Haza errante, proscrita, solitaria, quena
se mezcla con las demás, y que, extendida por todos
DANZAS .MARROQUÍES.
los pueblos, muestra en medio de las diferentes fami- ,
lias que la constituyen, el sello peculiar y caracterís- ¡
rn de
ilp sulisonomía
su lUnnninia propia
nronia «indeleble,
é indeleble . los gitanos,
ui taños, asi
co
llamados en España (singari, tsignncs,
bohamiens,
etcétera, en otros paisesj, ofrecen en sus tipos y en
sus costumbres ejemplo vivísimo y pintoresco de las
tribus nómadas del Oriente.
La gracia más picaresca, unida á un cierto candor
simulado, cuyo fondo es la más sarcástica y salvaje
ironía, no menos que la holganza y la aversión ¡i todo
trabajo que, les obligue á establecerse permanentemente en un lugar exclusivo , y el odio hacia los pueblos entre quienes viven y que desean expoliar y b u r lar en su provecho, empujan á los gitanos al ejercicio
de aquellas profesiones que no piden sino sagacidad y
.istucia y mas favorecen la truhanería y el fraude sin
los cuales e.| güimo se. moriría de, tedio, como el t r á lie.o de ganado, y especialmente el de caballos, burros
y mulos, nobli's razas sobre que ejerce el arle de sus
máculas y la tiranía de su látigo.
Hoy ofrecemos á nuestros suscritores un grupo que
muestra pintoresca y grálicamente los tipos de ese
pueblo enigmático, en todossus sexos y edades. Abre !
la marcha el jefe de la familia y le siguen su mujer, j
sus hijos, una vieja que parece, su suegra (pues lani- ,
bien los gitanos están sujetos á esta entermedad) y el '
tiel jumento, compañero infatigable, de, sus peregrinaciones.
¿A dónde van? No es fácil adivinarlo; pero el autor
de este bello dibujo ha comprendido perfectamente el
Anterior
carácter de los gitanos, pintando-á su grupo en
ei marcha, que es como mas revela su vida errante y vagahunda.
R. N.
SOBRE EL ÍNTERES
QUE TIKNÜN PARA F . S P A S A
SUS ANTIGUAS MONEDAS.
Aunque son varios los escritores que han tratado
acerca de la importancia histórica de las monedas antiguas, y no me es dable estenderme cual debiera en
este ya ventilado asunto, creo conveniente tratar de, él,
porque no hay región alguna de. Europa para quien
pueda tenerla numismática igual interés. Nuestra serie monetaria comprende un gran número de siglos,
y es muy fecunda en diferentes caracteres sumamente
variados, lo cual, unido á la variedad de anversos, r e versos y leyendas, despierta el deseo de conocer los
pueblos donde se acuñaron, los objetos que representan, el motivo que junio haber para ello: siendo este
asunto tanto mas importante cuando versa sobre tiempos desconocidos, pues nosotros ignoramos casi totalmente cuanto pasó antes de los romanos, y tenemos
que atenernos á lo que dijeron sobre nuestro país y
costumbres estranjeros mal enterados siempre, y la
mayor parte de ellos sometidos á la dominación de
Inicio
nuestros opresores; por lo cual no pueden inspirar
confianza en su veracidad, importándoles mas contemporizar con ios gobiernos, que faltar á la verdad)
con tal de que asi pudiesen alcanzar los favores de
aquellos.
.
i
El estudio de nuestras monedas antiguas tiene e l
1
mérito de hacerse en monumentos auténticos, ong ^
narios del país, y en otros fabricados por eslríiDjeroavecindados en él, y que podían conocerlo mejor po
tanto que los escritores, sólo instruidos de uuestr
cosas por sujetos apasionados, quizá ignorantes y e n _
mígos de, nuestra gloria. Asi, el juicio de los histon
dores Ihspano-romanos debe ser mas exacto y estén
para nuestras cosas que el de los que no lo son; P^
es preciso tener presente que ni aun ellos podían < ^
cir toda la verdad en muchos asuntos, y qn" s ' e ,Q
colonos romanos ó habitantes de la capital del inun >
miraban con desden á los hijos del país y á sus c
Lumbres, haciendo alarde de su origen, y l' n ! '' r ,-,i os
adular á los magnates del imperio para ser alenilii ^
j en sus carreras ó vivir tranquilos sin osposieioi
que se les mirase como sospechosos.
g_
Así, al leer una historia, conviene tener muy y
senté la posición de su autor, pues el mas V L l " V
puede por ella ocultar lo que sabe, aunque parezca •
biií decirla.
. ., /. ] a
• La gran imparcialidad de Tucídides fue deDHij» '
ust:l
circunstancia de que, siendo ateniense, no S
^0 y
la democracia, bajo cuyo gobierno salió desterrau - J
por esto su amor á la patria estuvo contrabalance
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Eli iMÜSEO UNIVERSAL.
óO/
v -^^
UNA FAMILIA DE GITANOS ESPAÑOLES.
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EL MUSEO UNIVERSAL,
35S
por el apego que tenia á los oligarcas hcedemonios,
que oran enemigos de aquella. Suetonio pinta con demasiada claridad lns vicios que tuvieron los antiguos
Césares, á fin do que los romanos pudiesen apreciar las
virtudes del estranjero Trujano, que por modestia no
quiso que ningún escritor coetáneo escribiese su historia. Tácito no puede ser totalmente creído, á pesar «le su
sensatez, cuando bahía de Domieiauo, perseguidor de
Agrícola su padre político, y lo mismo sucede en mayor escala con olr^s histoi¡adores mercenarios, ó que
al escribir lo hicieron movidos por la pasión; así, hasta
la mas noble, que es el patriotismo, perjudica mucho
á la buena crítica, siendo por otra parte muy útil
cuando no se trata de asunto- propios. Por eso Cornt'lio Nepote pudo tratar iinparcialniente ¡i la mayor
parle de sus héroes, pues uo eran romanos; mas cuando habla de su amigo Ático, no merece igual confianza. Es por tanto indispensable no confiar demasiado
en la historia, y con mayor motivo cuando entra en
pormenores, pudiendo asegurarse que son inexactos
en su mayor parte según lo prueban los diferentes
juicios remitidos por los historiadores contemporáneos, cuando no se copiaron los unos á los otr»s. Asi
el juicio de los sucesos ocurridos en Roma durante
sus revoluciones es diferente en César y Snlustio, á pesar de 11 dependencia del segundo que fue subordinado del otro. Y aunque todos están conformes en la
criminalidad de Calilina, nadip le trató peor que Cicerón, su enemigo personal, no habiendo osado ninguno
defenderle por temor, pues al verificarlo se espouia á
ser perseguido como revolucionario; mas á pesar de
todo, César llevó á cabo muchas de sus ¡deas, cuando
fue omnipotente, y el vetusto y corrompido sistema
defendido por Cicerón, sucumbió con él.
Los griegos, á cuyas monedas se las cree las p r ¡_
imponerles onerosísimos derechos de porla/.gos, pontazgos y pase, de barcas, el pedirles en las posada* tuitivamente acuñadas, pusieron en ellas caracteres
un triplo de lo que valían las cosas; y hasta en el arcaicos, pero conocidos por su gran semejanza con
mismo seno de las familias el primogénito era una los posteriores de que hicieron uso eu la época de su
especie de soberano que absorbía casi todo el patri- mayor renombro, y estos mismos desconocían la momonio, tratando á sus hermanos cual si fuesen sus neda acuñada en tiempo d" Hornero, pues sólo la (U.
vasallos, y negándoles á veces los alimentos indispen- vieron, según se cree, sobre unos 000 años antes de
sables para subsistir, lo cual no impide haya un par- la era vulgar. Los saguntinos, que también eran helenos ó griegos primitivos, las acuñaron cuando su alfatido que sueñe en restablecer las vinculaciones.
Enunciados los defectos de las historias mejor concep- beto desconocido, que fue base del griego de las metuadas, cuando tratan do asuntos efe partido é interés dallas mas antiguas, por tanto, las de éstos deben ser
de las clases y corporaciones prepotentes, debo mani- anteriores á las reputadas como primitivas en aquel
festar que la parte antigua de la nuestra se funda úni- pais, como lo san también mas que las acuñadas en
camente en asertos de extranjeros indiferentes ó ene- Emporiton y Rodion, que estalnn en España, y fueron
migos, según lo dejo espuesto, pues solo contónos con construidas por los focios 000 años antes de Jesucristo
Floro y Lucano, Silio Itálico y Pomponio Mella, que según se cree. Asi, lejos de habernos enseñado los
accidentalmente tratan de nuestras cosas como poe- j romanos dicho arte, lo aprendieron de nosotros los
tas los unos, como historiador el primero, y cual geó- toscanos, sus mayores, que como los griegos, recibiegrafo el último, que. como si tuviese rubor di1 ser ! ron este adelanto por conducto de las ciudades Tocias
español, dice era natural de Mellaría, colonia de feni- : de España, que lo Inhian adquirido de nosotros,
cios. Teniendo presente dicha escasez de datos histó- siendo una prueba do ello la época, en la cual se creen
ricos, son preciosos cuantos arrojan de sí los monu- ' acuñadas las mas antiguas de Grecia, pues coincide
mentos, pues aunque inconexos y parecidos á páginas su fecha con la en que se fundaron las dos citarlas
esparcidas de una grande obra, puede en ellos conte- ciudades.
nerse algo importante, siendo notable que sean mas
fecundas en datos las medallas primitivas. Sensible es
ELIAS G. T I SON V QIIRÓS.
por cierto, que el vandalismo de los procónsules y
pretores romanos, haya concluido con las mas interesantes prueb is de nuestra grandeza, porque arrasaron todos los edificios suntuosos en los doscientos años
DANZAS MARROQUÍES.
de guerra que con ellos sostuvieron nuestros mayores defendiendo nuestra independencia, y esto no lo
Este grabado representa una danza de judíos,—una
verificaron por necesidad, sino intencionalmente. pues de esas fiestas especiales, donde parece que el espíricreían peligroso á su dominación cualquiera edificio tu humano se duerme en medio de la mas lánguida de
capaz de ser defendido. Asi, Tiberio Graco destruyó las espresíones de la naturaleza,—entre el humo del
Siendo notorias estas faltas de exactitud cometi- trescientas ciudades, y Catón y Bruto hicieron lo mis- tabaco
y el éxtasis del placer de los sentidos. Ni los
das por los historiadores mejor conceptuados, al tra- mo durante sus gobiernos; siendo notable que éstos mas graves
asuntos lograrían levantar á un marrotar de sus propios sucesos, ¿cuáles no pueden ser las fueron de los mejores que vinieron á España. Semeeu que incurran cuando hablan de las agenas por sólo jante barbarie, de la cual apenas hay ejemplar en la quí, ni distraerle de su inmovilidad casi absoluta. Los
informes? por tanto deben ser muy atendibles y pre- historia, concluyó con todos los recuerdos de nuestra judíos con sus graciosas danzas y el encanto de su beciosos cuantos pormenores contienen los monumentos, historia, y sólo algunos acueductos y puentes, que no lleza , respondiendo á las exigencias de la ley vienen
medallas é inscripciones legítimas que se han descu- podían servir para defensa, sobrevivieron á tamaña á tender el velo de la materia sobre ellos, durmiéndobierto , á fin de que los venideros conozcan la reli- destrucción, no pudiendo asegurarse cuáles sean es- los profundamente. Sus mujeres también permanecen
gión, costumbres y prosperidad de los pueblos. Tienen tos por confundírselos con aquellos que se construye- indiferentes por celos y envidia y sólo cuando se ven
también la ventaja de no haber sido adulteradas por ron en la época del imperio; mas los romanos deben libres de testigos y entre ellas mismas, suelen entrelos amanuenses, que al copiar los antiguos códices naturalmente ser parecidos é inferiores á los edificios garse al baile.
incurrían en frecuentes errores involuntarios, cuando de igual naturaleza que habia en su capital, y por tanno en falsificaciones maliciosas é intencionadas, cuyo to, es de presumir no son obra suya aquellos que diobjeto era. conservar abusos y dar motivo á odiosos fieren mucho en su forma, ó son mejores; pero el afán
privilegios . destinados á servir de base para obtener de romanizarlo todo en España ha hecho considerar
CARETAS Y DISFUACES.
pingües rentas los sugetos ó corporaciones en cuyo á muchos como suyos, sin embargo de que no tienen
SONATA CLAIIESMAL A CUATRO MANOS.
favor se suponían expedidos. La ignorancia de aque- inscripción que asi lo acrediten, creyéndose que sólo
llos tiempos, en los cuales muy pocos sabían escribir, ellos eran capaces de construirlos y complaciéndose los
dio frecuentemente margen á estas criminales tram- mas en suponer que los españoles vivían en la mayor
El último dia de Carnaval del año último, á la hora
pas, de las que fueron y aun son víctimas los senci- ignorancia; siendo asi que el mas filósofo de todos los solemne
en que la farsa inmunda vá á abismarse en
llos pueblos , cuya candidez era muchas veces tal, que geógrafos antiguos (Slrabon), dice terminantemente el
del arroyo, en que se cae al suelo rendirlo
estaban persuadidos era delito de impiedad la menor lo contrario, pues consta por su testimonio (lib. III, porfango
los vapores del vino el mascaron que ha bebido
duda sobre tales documentos, dejándose robar pacien- pág. 139, \40), «que hacían uso de gramática, yon demasiado
la taberna, en que salen del baile en
temente por no aparecer contaminados con semejante particular los turdetanos, pues eran los mas doctos dirección alenHospital
á la casa de préstamos los incrimen. Los tales falsificadores cuidaban mucho de entre todos ellos, y tenían monumentos escritos, que felices que han hechoó durante
entera dimihacerles creer que dichas concesiones habían proce- según ellos se remontaban á una antigüedad de seis sión de seres racionales, fueronlaá noche
sentarse al umbral
dido de votos hechos á causa de victorias consegui- mil años, y poemas que contenían sus leyes puestas de un figón de la calle de Embajadores,
un hombre
das en favor de la religión, sobre plagas, como hambre, en verso y de igual fecha, pero que su lengua era di- y una mujer, semi-dormidos ambos, pálidos,
estrosequía ó inundaciones, evitadas milagrosamente, ó por ferente»: ¡o cual estaba conforme con el testimonio de peados y expresando en sus fisonomías el hombre
efecto de servicios prestados bajo diferentes concep- los monumentos y monedas que aun se conservan. gran fatiga y la mujer la tristeza mas angustiosa. una
tos; mas como los falsarios carecían muchas veces de | Siendo admirable la frescura con la cual un autor franRato hacia que estaban recostadas aquellas dos
la debida crítica, resultaron anacronismos que han cés (Bartelemy Numismalii/ueancienne, pág. 70) dice
descubierto después su falsedad: pudiendo reputarse que el sistema monetario ¡bórico, principió durante sombras cada una contra un ángulo del portal, cuanapócrifos cuantos privilegios se hallan en semejante la lucha que hubo entre españoles y romanos, y que do pasó por la silenciosa calle un conocido mió, nocaso y aun bastantes de los que poseen todos los ca- por tanto los tipos de nuestras antiguas monedas fue- velista sin editor, que dedica sus largos ocios á la
racteres de los verídicos, porque todos los falsarios ron tomados de los denarios romanos, donde figuran observación de las miserias sociales, mas visibles de.
solían cuidar mucho de que no fuesen conocidas sus los dioscures montados llevando lanza en ristre, como noche que de dia. El tal se detuvo delante de las
tramoyas, máxime cuando obraban por sí mismos; sucede con algunas celtiberas, que tienen un ginete en máscaras, las miró un rato y así que iba á dirigirles
siendo lo mas cornun lo hiciesen en conciencia y acaso igual posición. Tal es el fundamento principal para la palabra exclamó el hombre con voz ronca y como
mandados por superiores y uo estando exentos de ello sentar tamaño disparate, pues aunque el mismo Stra- sarcástica:
los mismos gobiernos cuando creían poder conve- bon dice que los lusitanos usaban, en lugar de mone—¿Busca algo por aquí este caballero?
nirles.
—Un sitio donde cenar y alguno que quiera acomda, trozos de plata que cortaban en planchas según el
valor de los objetos, esto no quiere decir no tuviesen pañarme, replicó Juan Martínez el novelista.
Lo mas raro consistía en que estos engaños eran piezas acuñadas como recuerdos históricos, y menos
—Pues aquí ha encontrarlo V. lo uno y los otros
notorios á todas las personas instruidas, sin perjuicio que los demás pueblos de la península ibérica hicie- respondió su interlocutor. Ea, chiquilla, añadió diridel gravamen que traian las consecuencias del privi- sen lo misino, porque en tal caso, no se hubiera cir- giéndose á la mujer que le, acompañaba, vamos á celegio, pero callaban por la causa que dejo citada ó cunscrito á citar ésta como esclusiva costumbre del nar ahí dentro, que el señor paga.
por no grangearse la enemistad de los sugelos ó cor citado pueblo, siendo voz general de todos los demás
Entraron los tres en el bodegón y pidieron. Mienporaciones privilegiadas que eran por lo común pode- españoles. Con iÜna 1 ligereza afirma, citando á otros tras los convidados saciaban su hambre, examinábalos
rosas, influyendo también el amor patrio que supo- modernos, que los alfabetos antiguos del pais, eran detenidamente mi conocido. Aunque cubiertos de gronían mancillado con la manifestación de la verdad. sólo variedades de uno sólo, sin tener presente lo di- tescos harapos y tiznadas las caras, se adivinaba que
Escusado juzgo decir que lo mas ordinario era estar cho por Slrabon , y que citan los autores modernos, los mascarones liabian sido un tiempo lo que se llama:
exentas de, las cargas anejas al goce5 de los privilegios muy distantes de conocer fundamentalmente los di- personas de educación. Hasta podía asegurarse que
aquellas clases ó corporaciones 'I'" podían oponerse chos alfabetos por mas que hayan intentado conse- la mujer conservaba restos de distinción y belleza.
á semejantes socaliñas, y entonces no habia temor de guirlo, como lo testifica el distinto valor que para desAsi que acabaron de comer Irájoles aguardiente el
que. tratasen de estírparlas porque obtenían de esta cifrar sus leyendas se ven precisados á dar a iguales mozo que. les habia servido; el hombre no lo probó,
manera henelicios , que consistían en librarse de caracteres. Asi, lejos de creer que nosotros aprendi- pero en cambio la mujer tanto se echó al coleto que
aquellas.
I mos de, los romanos el arte de hacer moneda, opino uo lardó en caerse tendida encima del mugriento
l.a índole de. la Kdad inedia, dispuesta siempre al I que no sólo ellos, sino también los griegos y demás banco.
aislamiento de las n' K ¡,, n ,. Si provincias y aun de los pueblos antiguos, lomaron de nosotros dicho arte y
—Tres dias han trascurrido ya que no hace otra
individuos, era muy piopín pura el sostén de seme- el uso que de ella hicieron como lo voy á probar.
cosa, dijo el hombre mirando con cierta lástima á la
jantes demasías, porque dependiendo gran parte.de
infeliz. '
los pueblos de señores particulares, les daban leyes,
—¿Te vienes? añadió dirigiéndose á Juan Martínez,
costumbres y aun pesos y medidas distintas, fomenNotorio es que hasta el dia no se conocen monedas y disponiéndose á salir.
tando el odio entre ellos, siendo muy común que antiquísimas egipcias ni asirías, siendo estas dos na—Donde tú quieras, contestólo el novelista. .1 ero
dos poblaciones limítrofes se mirasen con tanta aver- ciones de una antigüedad tan remota, lo cual no sor- ¿y esa chica?
, ,
sión corno hoy dos estados muy remotos y opuestos , prende á quien sabe que ambos países eran escasos de "—Ya se lo encontrará cuando despierte, replico ei
por su religión y fisonomía. Entonces no se creyó ! minas en las regiones próximas a sus capitales situadas tiznado.
robo el despojar á los forasteros de su propiedad, el 1 en terrenos de ascenso ó modernos.
Cogiéronse del brazo los dos nocturnos paseantes y
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EL MUSEO UNIVERSAL.
empezaron á andar. Una luna sepulcral iluminaba con
verdosa claridad las calles y plazas innumerables por
que transitaban. Detenía su paso á veces alguna que
dtra sombra envilecida que- se les acercaba para murmurar á su oído palabras dolorosamente vergonzosa;
las luces de i.ras ó de petróleo ardían con trémula y
rojiza llama á gran distancia unas de otras y aumentaban todavía mas la tristeza de aquellas calles a n gostas y vacías. Palacios, cuarteles y ex-conventos,
parecidos todos á cárceles: altas y sombrías casas con
fachadas aspilleradas de balcoues y rendijas; almacenes y fábricas con paredes ahumadas y llenas de ventanas que se estendian semejantes á literas de nichos
gigantescos; iglesias de parduscos y descarnados m u ros, mas tríos aun que el mismo aire de la noche eran
las solas vistas que se ofrecían á los dos trasnochadores. No llegaban hasta ellos otros ruidos que el de
los violines que se rascaban en las salas de baile, el
monótono rumor de los coches que rodaban por las
fangosas calles, y los gritos que lanzaban los mascarones que se retiraban de las tascas.
—Esos dias de Carnaval no me gustan, empezó á
decir Juan. Cada uno se disfraza de lo que mas dista
de ser; tú que eres blanco te has pintado de negro...
—Y en cambio, en lo resiante del año muchos que
son negros se pintan de blanco, le dijo interrumpiéndole su compañero. Tú mismo que se ve á la legua
que eres un cursi tronado, acabas de disfrazarte de
rico convidando á cenar á gentes que no conoces. Eso
pasa frecuenlemente, aunque bajo formas menos b e néficas para la gente famélica, En el mundo nada hay
mas común que ver á los cobardes blasonar de audaces y á los desvergonzados ponerse encendidos al oír
una palabra mal sonante. Las conveniencias sociales
¿son otra cosa que un disfraz? El rostro de muchas
personas ¿es otra cosa mas que una careta? ¿No te
ha sucedido enamorarle de una mujer bella y bien
vestida, de lo cual deducías que era honrada, siendo
asi que por el contrario almacenaba en su interior
cuantas ignominias puede imaginar un defensor de
las penas infamantes? ¿No te ha sucedido, al verel fausto y la esplendidez de un grande, tomarlo por un hombre desinteresado y generoso , siendo asi que en su
casa no dá de comer á los criados y riñe con su yerno
sobre quien ha de costear los cabos de vela que se
ponen en los faroles de su coche? El mundo es muy
triste compañero.
enredaste coi! esa polluela de quien estás enamorado
y que cuenta seis años menos que tú, ¿podías figurarte que habia tenido mas novios que novias y queridas
habias tú tenido, y eso que no eres ningún modelo de I
virtud? ¿Podías imaginarte que te aventajase en r o bustez física , supuesto quo ella baila ¡rece bailes seguidos, inclusa la galop, sin que se canse, y que tú no
puedes resistir ni la mitad por dolerte los callos? ¿Has ;
pensado tú nunca tanto como ella en lo que cada uno
traerá al casarse? ¿Tendrías nunca tan duro el corazón '
que blasonases de no tener honra, como hacen esas
ignominias que dicen: Adiós, hermoso'! ¿Te dejarías
tu vender nunca con la frialdad que se dejan comprar
ellas? ¡,^\é hombre se desprenderá jamás tan valoro- ;
saínente de su honra como se desprende de la suya !
una mujer vulgar?
—Cosas son las que me oslas diciendo qun á no ser
boy Carnaval creería que las das como reales. Yo c o - :
nozco muchos y muchos hombres y muchas y muchas
mujeres que son modelos de virtud y eílán muy distantes de podér.-eles aplicar las singulares teorías que
has descubierto.
—Aun concediéndole eslo, no me podrás negar que
todos vamos disfrazados, si no de sexo, de figura. E n tra en un cafe, en una iglesia, en un teatro, da un par
de vueltas por un paseo, y observarás que cada fisonomía te recuerda la de otra persona ú otro ser. Asi
es que verás muchos semblantes de madonas, bocetos
de enfermos crónicos, retablos bizantinos, cabezas de
toro, frentes de hotentote, tipos de Rubens, reducciones de gigantes de procesión, retratos de Felipe 11, fisonomías de Celestinas, sonrisas de serpientes, perfiles
de perro, órbitas de loco, narices á lo Quevedo, caras
de luna. Napoleones primeros, visajes á lo Teniers,
rostros de ángel (¡también!) muecas de sátiro, mandíbulas de tiburón, mejillas de rosas, aposturas quijotescas, vientres á lo Sancho Panza, miradas de zorro,
barbas de fraile, cataduras melistofélicas, cráneos de
esqueleto, bocas mesalinescas, ausencia completa de.
rostros nobles, puros, magestuosos. Ya ves cuántos
disfraces.
—Esos disfraces, como tú dices, pueden ser físicos,
pero no morales.
—También los hay. Encontrarás almas de héroe disputando su alimento de basura á los perros vagabundos, y corazones putrefactos debajo el seno nevado y
sedoso de una cortesana. Verás manifestarse el genio
debajo el duro cráneo de un obrero y sacar el idiotismo sus orejas detr.is de los anteojos de. oro de un académico. Descubrirás al usurero bajo el manto de presidente de una sociedad de beneficencia y al protector del desvalido en alguna lóbrega vivienda. Ya ves
también cómo la moral no está siempre donde aparenta eslar. Pero estoy que no puedo mas y voy á volverme.
—Volvámonos los dos ¿Pero sabes que lo que me
has dicho esta noche da á entender que tienes recibído algún agravio de los hombres?
—¿Yo? Mal pueden agraviarme si no vivo entre
ellos; lo único que me está pasando es que mis palabras les disgustan.
—¿Quién eres, pues?
—Actualmente, me llaman el Realismo, pero antes
me conocían por la Verdad.
—Te nombro mi musa desde ahora. Y aquella que
¡ba contigo era alguna mujer como las otras?
—Tampoco; era la liaron, que ahora no anda muy
en claro. Conque aquí be de dejarle. Pronto saldrá el
sol y la verdad no puede decirse, nunca á la luz del dia.
—Adiós y que sigas tan bueno, amigo.
—Los dos cambiaron un apretón de manos y se s e pararon luego. Cuando el misterioso mascaron llegó á
la tasca de la calle de Embajadores encontró á la llazon sin que la hubiese recobrado todavía.
—Pero durante esos tres dias se divierte.
—Es cuando se divierte menos, porque es cuando
tiene mas obligación de demostrarlo. Hacer de la alegría una sensación impuesta es no mas que un absur• do. Y luego ¡hay cosa que produzca mas tristeza que
'1 placer! Las mujeres le dirán los malos ratos que los
cuesta una hora de goce: los hombres te contarán como les quedan los nervios después de un esceso de
deleite. La alegría es la primera parte del dolor. El
baileestenúa los placeres sensuales vuelven tísicos á
los que van tras ellos.
—¿Y cómo me esplieas, pues, que todos corran
'fas del goce?
—P rque los hombres viven de ilusiones y les gus'a vivir asi. ¿1N0 es acaso una aberración encontrar
placer en la deshonra de una pobre chica? ¿No lo es
tirar como la suprema felicidad tener mucho dinero
1Ue gastar? Me parece que sería mas natural y lógico
es
periuientar un gusto en honrar la castidad y que
seria mas decoroso soportar con sencillez y dignidad
la
. pobreza y hasta la miseria misma. Pero nadie
P'ensa de este modo.
—¿Sabes que para estar en Carnaval te encuentro
Estante lúgubre?
. —No es preciso eslar en Carnaval para ver homTes disfrazados y para meditar sobre las vanidades
Jjipilanns. En lo demás del año ¿hacen otra cosa las
Rieres que disfrazarse de hombres y vice-versal
ALFREDO OPISSO.
•
se ha hecho la antigua virilidad de"los u n o s , la
ntl
gua mansedumbre de las otras? Tu mismo ¿eres
caso otra cosa mas que-una mujercilla? ¿Tu querida
ÁLBUM POÉTICO.
.acaso mas que un señorito? todos los jóvenes de
ora tenéis las preocupaciones de una damisela; los
a e
I 8 s, las corbatas, los cuellos postizos, las botinas, EN EL ÁLBUM HL'MOIUSTICO DE LA INSIGNE POETISA DO.VV
S SOri
Üas. las cadenas, son tan solo lo que consliluVe t
GKRTKUUIS GÓMEZ DE AVELLANEDA.
Hp'VUflst'° l )(i usamieuto. ¿Ideas elevadas? Las que t e ls
I '"ontados á caballo. ¿Genio? Sí: en escoger el coPrincipio de tina epístola i¡ue hubiera tenido fin,
j/ufi los chalecos. ¿Qué espresion les dais á vuestras si el que la escribió la hubiese concluido. Ahora reras
|'
'
La
mus
afeminada,
decenio,
correcta
é
infatua1
cnerdo c/u<! no sé quien ha escrito alijo semejante en
da?11" I""'1''*- ¿Vuestro valor se prueba con frecuen- no sé dónde (I).
OIIO i^'' l lllr| liez: en vuestros pescuezos descubiertos
Mi señora doña Tula,
''cen |¡r¡tar, en vuestros valses que marean, en ¡
que II,unan la Avellaneda,
'scigarros que matan corno veneno, en vuestro
en la república ilustre
nos'8!'0 l | " ( ! ocasiona di- puro estrecho llagas gangrede las castellanas letras,
tll'}* 'Mi los pies. Y cuando os peináis la barba y os
no halla palabras mi pluma
ItlCí'Y'' '"''".' cuando os estiráis los puños, cuando
ni acentos halla mi lengua
tata i s " r t l .i ; l s > cuando os hacéis el lazo de la cor- i
para decir lo que valen
les ll(i| anteVl espejo, cuando os probáis los guauvuestro ingenio de poeta,
lué
"•''° (1 sUis en sociedad, en fin, ¿sois acaso mas
vuestro donaire de daina,
iii0(i'J}u.il'rc¡llas? ¿Era otra cosa por ventura vuestro
y la luz que centellea
eio do,, A g a ] ) i t 0 Cabriolas?
en esos ojos cubanos
to
nce |Ue ' o s r n o i n ' ) r o s 1 ¡ B ' 1 M 1 mucho de maricas, lo
negros corno la tristeza
Huje °;l l'ero ¿qué encuentras de hombruno en las
r
'mero el trago, después el carácter. Cuando te
Anterior
(1) Véanse las Tenia ivas literarias, de don Miguel de los Sant i
Alvarez.
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395
y grandes como las dudas
do la humana inteligencia.
El principio no es muy malo,
la comparación es bella,
pero le encuentro un defecto,
es copia y copia completa
de una celebrada copla
de las que Fernán cosecha
en sus bellas colecciones
de cantares y sentencias.
Y pues de lo malo poco
¡vaya otra reminiscencia! (I)
dejo en proyecto la carta
y pongo aquí firma y fecha.
Sevilla tres de febrero,
mil ochocientos sesenta
y seis años de la gracia,
que anunciaron los profetas
y que enseñó Jesucristo,
salvador y gloria nuestra.
Me gusta el fin, por lo propio;
¡si parece una novena!
LlIS YlDART.
NOVELAS Y CUADROS DE COSTUMBRES.
AVENTURAS DE UNA SILLA,
C O N T A D A S POR ELI.A
MISMA.
(CO.NCLl'SION.I
El caballero que me habia comprado se presentó en
seguida y me designó mi lugar en el recibimiento.
Rabiaba yo por saber el motivo por qué se me habia
llevado á una casa donde en realidad no hacia falta
para nada. Pero en este tiempo habia visto ya lo suficiente para esperar con paciencia hasta que'llegara el
dia en que descubriera este secreto. No tardé mucho
en saber su esplicacion, pues mi dueño al pasar un
día con algunos amigos, me señaló diciendo; «Esa
silla es de un vínculo y se halla en mi familia desde
antes del diluvio.» Probablemente lo mismo pertenecía yo al vínculo que todos los cuadros que enseñaba
á sus convidados como retratos de sus antecesores. De
seguro se hubiera ruborizado mi rostro si le hubiese
tenido al ver que mi venerable apariencia era causa de
que se me pusiera como testigo para probar los derechos de mi poseedor á una antigua descendencia, pero
me consoló de mi indignación la esperanza de una
pronta estimación de estas absurdas pretensiones. Mo
alegré de ver los alguaciles en casa, me alegré de ver
puestas pequeñas largólas en cada uno de los muebles
y marcada yo misma con el número 3 í , y de ver, por
último, una multitud de personas reunidas parala
almoneda de los muebles. Cuando se proclamó el número 31 oí á uno de los amigos ¿lo. mi último poseedor decir en voz bastante, alia, é imitando con cierta
indiferencia, aunque bastante bien, el tono y maneras de mi último propietario: «Es i silla es un vínculo.»
•—«Que se halla en la familia desdi; antes del diluvio,)/
observó un segundo. «Hecha de la misma madera que
e| arca de Noé,» añadió otro, «lié ahí sus armas,»
continuó un cuarto personaje, señalando, no á mis
adornos semi-heráldicos, sino á los brazos que dan
su nombre á las sillas de mi clase. Habiendo cesado
las criticas, se procedió á la venta y cambié otra vez
de poseedor.
Mi historia toca á su fin. Me compró este propietario y he sido colocada en este cuarto, donde, he
pasado el tiempo mas agradable, de toda mi vida por
las diferentes clases de personas que á él concurren.
Algunas veces, cuando no hay ningún forastero, á los
que está especialmente destinada esta habitación, no
dejan d<' visitarme los de la casa y aun algunos vecinos
ile la ciudad y me entretengo mucho comparando las
opiniones de ios hombres activos (¡ue suelen parar con
frecuencia aquí, con las de los pacíficos vecinos que
han pasado toda su vida en su ciudad natal. Kn este
cuarto be oído discutir todas las cuestiones sociales
cim una imparcialidad y calma proporcionada á su
importancia. Dos ancianos me han interesado sobremanera por sus continuas invectivas con Ira las numerosas innovaciones que se ven obligados á presenciar
y he podido descubrir que únicamente aprueban los
adelantos que se hicieron mientras ellos adelantaban
y los progresos que tuvieron lugar ínterin avanzaban
ellos, y que no cambiando, favorablemente ;i| menos,
ellos mismos, no les agrada ningún cambio en las demás personas ó cosas. Se quejan cordial y amargamente de todas las variaciones ocurridas en su población y sus alrededores y suspiran por aquellos buenos
tiempos, cuando únicamente debían quejarse de sus
naturales enfermedades y suspirar por la pérdida de
la juventud. Reservan todo su odio y desprecio para
el camino de. hierro recientemente construido y suponen hundirá á la ciudad en la miseria y destruirá
di Véan.-e las poesías de don J. E. Hartzeiibu.-ch.
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EL MUSEO UNIVERSAL.
D;MI-: COMO MOMAS Y TI-: DIUE OUIEN ERES
A LA INGLEíA.
USA. AMAZONA DE LA i URTE.
á todos sus habitantes con sus repetidas desgracias. presencio algunos bailes y asisto á los principales conEn prueba de lo razonables que son sus predicciones, vites de la población y cuando alguno de los convidarefieren que han quedado sin ocupación una multitud dos se levanta y dice :
de tragineros y arrieros, y que no hace mucho murió
¡Prefiero á vuestros abrazos
un hombre de resultas de un percance ocurrido en el
los de esa silla de brazos!
ferro-carril. Asegúrase que la ciudad se hubiese arruinado ya, si no hubieran venido á residir á ella una y me mira con aire sentimental y después chocan toporción de estranjeros y se hubieran construido mu- dos los vasos y resuenan altos y prolongados aplausos,
chos edilicios nuevos desde que está en esplotacion la entonces quisiera permanecer en mi rincón eternalínea. Pero me parecen tan contradictorias estas pre- mente oyendo á las generaciones venideras discutir
dicciones de desgracias; temiendo el uno la desapa- | aquí futuras cuestiones políticas, decir nuevas chanricion de los habitantes y negocios y aparentando el ¡ zas y cantar viejas canciones.
otro temer mas bien su repentino enriquecimiento,
El manuscrito concluía aquí, y como sabe, el lector,
que silla y todo como soy, no temo que la ciudad yo estaba ya disponiéndome á marchar cuando le vi
pierda nada en su nuevo cambio. Desde luego la triste por primera vez. Lo recorrí rápidamente por el caperspectiva no está limitada á sólo esta ciudad, se mino, y cuando reflexioné en las diferentes vicisitudes
estiende á toda España y sus mas remotas colonias. porque habia pasado la vieja silla, me admiré de que
Creen que la literatura y las artes lian decaído, que, los progresos de la civilización la consintieran conlos ferro-carriles y los telégrafos ocasionarán su des- \ servar aquel puesto, aunque deseando que fuera su
tracción. Algunas veces participo de su ansiedad y ' lugar do descanso.
no puedo menos de estremecerme al contemplar el
futuro, pero mi cuidado procede de causas muy difeCONCLUSIÓN.
rentes. No puedo menos de reírme de sus ridículos
Tres
meses
después
volví á la misma población y entemores, pero me hace temblar el ver la facilidad con
que la generación presente prefiere las costumbres contré á la venerable reliquia que estaba allí corno
estrañas á nuestras naturales costumbres. ¡Ya no testigo de su biografía. Diversas veces pasé posteriorexisten las sillas de brazos! Aquellos venerables monu- mente por la misma ciudad y la hallé en el propio
mentos en que recostaron sus cuerpos los Avilas, los lugar. Pero un verano, á los tres 6 cuatro años de la
Tostados y los Rivadeneíras han cedido su puesto á aventura que acabo de referir, la eché de menos.
las butacas modernas. ¿Si creerán los españoles que Habíala sustituido uno de esos lujosos muebles de
dio Alfonso XI la batalla del Salado recostado en una nogal, tafilete y muelles, cuya creciente popularidad
silla de muelles, ó que era de alambre el asiento de habia ocasionado tanta alarma y dado lugar á las prela litera del duque de Alba? ¡ Pobre España ! ¿ qué va dicciones de su menos cómoda predecesora. Decidido,
á ser de tí si olvidas conmigo, la última de aquellas si era posible, á saber el retiro de la silla vieja, y
célebres veteranas que comenzaron su carrera con el esperando encontrarla encerrada en algún desván, ó
ilustre Alarcon, sus antiguos usos, las gloriosas pági- desterrarla á algún sótano, toqué la campanilla, y en
nas de tu historia? ¿No comprendes que tus blandas cuanto vino el criado, le pregunté qué se habia hecho
costumbres producirán tu decadencia? ¡No descubrió ; de la silla de brazos. Su contestación contuvo las siColon la América, ni conquistaron Cortés y Pizarro á guientes particularidades que con algunos detalles
Mé|ico y al Perú reclinados en colchones de viento! seguidos de las correspondientes observaciones fueNo, semejantes muebles, digno juguete de niños, se- ron en esta forma:
rían buenos para Motezuma y sus sucesores que per«Habiendo decidido varios vecinos de la población,
dieron un imperio. Los romanos se lucieron señores con licencia de las autoridades eclesiástica y civil,
del mundo, mientras conservaron la rudeza de sus hacer un cementerio mas sólido, espacioso y elegante
hábitos primitivos y le perdieron cuando vino Atila que el antiguo, esle notable edificio se llevó acabo
que SR sentaba en una silla de madera y regalaba á muy en breve con gran satisfacción de todo el vecinsus esclavos los muebles de lujo conquistados á los dario y en particular de los ricos á que estaba princidecaídos pueblos que estaba ¡lamado á regenerar. palmente destinado. Mas siendo necesario poner alAbandonad, pues, las butacas; continuad usándolas gunos muebles en su capilla y sacristía, y habiéndose
sillas de. brazos, que en elhis se sentaron desde. Pelayo gastado en la obra todos los fondos recogidos, se decihasta los Hoyes Católicos, desde el Gran Capitán hasta dió que los efectos fueran regalo de las personas que
el Gran duque de. Osuna. ¡ Ay de vosotros, si no oís poseyeran algunos á propósito por su forma y clase,
mi predicción! pues llegará níi día en que lo llorareis liara el objeto, ó pudieran comprarlos nuevos por su
con lágriums de sangre, cuando oíros pueblos, menos buena posición. Como mi huésped habia contribuido
afeminados que vosotros, vengan á imponeros el yugo ya con una no pequeña cantidad en la primera coque habéis merecido por entregaros á la molicie, al lecta, no miró con mucho gusto esta segunda, y para
lujo y á las comodidades olvidando vuestras patriarca- salir del compromiso, echó mano de la silla de brazos,
les aunque rudas costumbres.
de. que hizo generoso, espléndido y espontáneo donativo, destinándola á la sacristía del nuevo cementerio,
Pero no debo entregarme á mi propensión á mora- donde no dejaba de hacer falta y podía además terlizar á que me ha arraslrado la comparación de las minar dignamente su carrera.»
Esta noticia me hizo reflexionar sobre el destino
alegres conversaciones de los viajeros que frecuentan
este cuarto, con los pensamientos estereotipados y pá- providencial do las cosas humanas, y no quise marlidas predicciones de los que ven el futuro únicamente charme sin visitar en su última morada al objeto que
al través de la triste y fría imaginación de la vejez. las motivaba. Por fortuna tenia una hora ó dos desAun se reúne á mi alrededor la buena sociedad, aun ocupadrs y en momentos por casualidad en que se
Anterior
Inicio
dejaba ver á los curiosos el nuevo campo santo. Entré,
pues, en él, le recorrí en todas direcciones, admiré
su solidez y belleza y pasé después á la sacristía, donde vi coronadas mis investigaciones, hallando á la antigua silla metida en una especie de calabozo, apenas
bastante grande para contenerla. Al través de la luz.
que penetraba por los vidrios pintados de dos pequeñas ventanas, me pareció que los grifos miraban coa
vengativa fiereza, mezclada con cierto aire de impotencia. Todo el mueble tenia un aspecto triste, lúgubre y desconsolado que me hizo esclamar en alta voz:
—Ya has llegado al fin de tu larga carrera. Después de tus continuas vicisitudes, no podías esperarle
mejor. Descansa, pues, entre los que te dieron el ser,
á los que tanto amabas, y á los que has sobrevivid»
para quejarte de ellos tanto ó mas que de sus íiijosaunque ahora unos y otros te dan un asilo en su última morada.
—No le tendré yo tan bueno, contestó una voz á mi
lado. Me volví y vi que era el sacristán que se entretenia observando mis movimientos, mientras hablaba1
consigo, é ignorando sin duda el verdadero motivo qu;
me conducía allí.
Supongo que la aventurera silla permanecerá eternamente en su actual situación. Hay pocas probabilidades de ninguna tentativa para rescatarla y volverla
al mundo á que sirvió de adorno en algún tiempo y
aunque la sucedieran nuevas vicisitudes, apenas es
creíble hubiera plumas, tinta, papel ni oportunidad
de recordarlas y mucho menos que nadie se tomar'11
el trabajo de referir su historia. (Arreglo del ingles)JOSÉ S. BIEDMA.
GEROOLIFICO.
M
La solución de éste en el número próximoIMPRENTA DE GASPAR Y ROIG, EDITORESCALLE DEL PRÍNCIPE, NÚM. 4 .