“​Muchacha Punk​ o un juego con el lector entre

Pontificia Universidad Católica de Chile Facultad de Filosofía ­ Instituto de Estética Diplomado en Estética y Filosofía Unidad: Estética Contemporánea / Módulo VI: Estética Contemporánea y Saber Literario Profesora: Andrea Kottow Integrantes: Susana Dörr, Alejandra Domínguez y Pamela Domínguez Diciembre de 2014 “​
Muchacha Punk​
o un juego con el lector entre palabra, realidad y literatura” Palabras claves ​
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literatura y realidad, autor y lector, metaficción, reiteración, dicotomía, autoreflexividad, juegos del lenguaje “... el paso de las colectividades sociales al estado de una masa compuesta de átomos individuales...” ­ Barthes1 Ante el alejamiento del gran relato, la verdad metafísica o la representación de lo unitario, nos encontramos desde la modernidad hasta hoy, con un intento por volver a representar al mundo. Lo cotidiano, lo pequeño, la microhistoria y en general lo relativo de lo individual, llegan para trasladar la verdad unificadora hacia una nueva posibilidad; la posibilidad de mundo desde un total fragmentado. “La función narrativa pierde sus ​
functores2​
, el gran héroe, los grandes peligros, los grandes periplos y el gran propósito. Se dispersa en nubes de elementos lingüísticos narrativos, etc.”3. En la labor de crear los cruces de esta materia disuelta, donde prevalece lo individual ante lo colectivo, se establece un vínculo importante entre artista y espectador, siendo este último quien termina de significar la materia propuesta por el creador (el autor en este caso). Rodolfo Enrique ​
Fogwill, ​
escritor argentino (1941­2010) conocido por su irreverencia, ignorado por la masa y seguido por los curiosos de la literatura, será uno de los que quiere jugar con el observador, para transformarlo en testigo y co­protagonista de su obra. Así como el cine posmoderno es a veces un cine sobre el propio cine, la literatura se interna en su materia, en su soporte y en su capacidad de re­presentación, de segunda oportunidad. ¿Habrá en aquello una nueva posibilidad del existir? ¿Podrá ser la literatura contemporánea una nueva plataforma de diálogo lúdico entre entre el artista y el espectador? La era postmodernista, y con ello la literatura, busca su lugar en la fisura, en aquel espacio incómodo que se produce entre lo ya establecido y lo nuevo por generar, por refrescar. El factor individual llegó a aventajar a lo mimético, este último como un acto que buscaba acercarse a la realidad fiel del mundo, lo unificador y verdadero. Esta vez, la autoconciencia, como herramienta posibilitadora de re­crear la realidad, es un elemento gravitante; la metaficción o la narrativa autorreflexiva busca mantener en alerta a su espectador, lo invita a ser parte activa en la creación literaria, promoviendo el juego y la posición híbrida entre realidad y ficción. Un espacio que despierta la conciencia de las partes ​
—​
el generador y el espectador: una suerte de 1
Lyotard, Francois, “La condición postmoderna”, p. 36 “Un funtor o functor es una​
función​
de una categoría a otra que lleva objetos a objetos y​
morfismos​
a morfismos de manera que la​
composición​
de morfismos y las identidades se preserven”. Wikipedia 3
Lyotard, Francois, “La condición postmoderna”, p. 10 2
jugador que le habla cara cara al lector. El autor en cuestión diría en una entrevista poco tiempo antes de morir: “Escribir no es un acto de habla natural, sino un acto de simulación. Si no tenés un personaje, no podés escribir”.4 El autor contemporáneo jugará con su lector esporádico, en una suerte de vaivén literario experimental. "La literatura no cuenta historias sino maneras de contar historias".­ Fogwill 5 En el presente trabajo se pone a Muchacha Punk de Fogwill bajo análisis: un desmantelamiento con el fin de dilucidar en él ciertos recursos de lenguaje y características que lo hacen ser un reflejo de la literatura contemporánea. Extraer ​
lo oculto, lo invisible y, a la vez, lo evidente en el relato. Preguntarnos, como sugiere Barthes: “¿El lugar más erótico de un cuerpo no está acaso allí donde la vestimenta se abre?”.6 Tomaremos en consideración tres agentes principales en el examen de este cuento: escritor, texto y lector; los cuales aparecen en el relato como un Fogwill jugador, un texto como el experimento que testifica la intención del autor y un lector como cómplice. “Muchacha Punk” encuentra un lugar en la literatura contemporánea al posibilitar un diálogo entre el texto y el lector, un espacio común dado por diversos recursos en el uso del lenguaje. El texto, fiel a lo que plantea Roland Barthes, ataca “las estructuras canónicas de la lengua misma … el léxico (exuberantes neologismos, palabras multiplicadoras, transliteraciones), la sintaxis…”
7
El soporte físico del texto se constituye como aquel lugar posibilitador de una nueva topografía del contar: he ahí las listas, repeticiones y los espacios ortográficos para las segundas voces. En el desmantelamiento del lenguaje y su apertura, vemos a un autor portador de un mensaje, o voz, ya no homogénea, sino de una conformación heterogénea de cruces de voces, dicotomías, piezas aisladas y saltos del lenguaje visibles dentro de un mismo discurso o narración. 4
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http://www.revistaanfibia.com/cronica/el­hombre­que­nada/#sthash.TYtxWyIE.dpuf Nada es peor que estar enfermo” 6
Barthes, “El placer del texto”, p.19 7
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Barthes, “El placer del texto”, p. 51 5
En esta lectura nos encontramos con “La contradicción lógica; que mezclaría todos los lenguajes aunque fuesen considerados incompatibles”8. Ante aquel escenario desfragmentado, se vuelve urgente la participación del lector como una contraparte que llega para otorgar la pieza faltante para así completar su existir: el goce —y/o la lucha— por parte del lector en la labor de dar sentido y unicidad a la materia fragmentada y entrecruzada. 9
El escenario de “Muchacha punk” “Muchacha punk fue escrito de un tirón, en tres horas, como al dictado de una voz —ajena—, al cabo de una noche de diciembre de 1978. Aunque estuve semanas corrigiéndolo, dudo que la última versión haya perfeccionado en algo lo que había ido desgranándose aquella madrugada de calor. El relato venía sobrecargado de propósitos teóricos y abunda en guiños, anagramas, provocaciones al Estado policial de la época e insidias a escritores de moda. Como suele ocurrir, todo eso pasó inadvertido a los lectores y al jurado que le concedió el primer premio en el certamen más concurrido de 1980”.10 8
Barthes, “El placer del texto”, p. 4 ​
https://blognisaba.wordpress.com 10
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“Muchacha Punk”. http://www.taringa.net/posts/info/15448668/Muchacha­Punk­Rodolfo­Fogwill.html 9
El relato presenta dos elementos que llaman poderosamente la atención sobre el contexto socio político que se vivía en Argentina a fines de los años setenta; la frase inicial “En diciembre de 1978 hice el amor con una muchacha punk” contiene estos dos elementos. Por un lado, Argentina estaba a punto de entrar en guerra con Chile, vivía bajo una dictadura militar y entraría solo cuatro años después en conflicto bélico con Inglaterra. En un escenario distorsionado y dominado por los medios de comunicación conservadores y totalitarios, nace la escena punk en Argentina, llevada a ese país por un joven músico argentino. Los informes de televisión, radio y revistas sobre este movimiento motivaron a este joven (Pedro Braun, conocido como Hari­B) a viajar a Inglaterra en pleno apogeo punk (año 77)11 para luego difundirlo en su propio país, como una forma de contestar desde la forma (nombres de grupo musical provocador, peinados raros, vestimentas excéntricas) a la represión militar. Al final del relato nos encontramos con otro elemento revelador de este contexto: ​
“Me dejó en victoria Station, donde yo debía comprar unos catálogos de armas y unos artículos de caza mayor para mi gente de Buenos Aires” 12. Esta frase, aparentemente inocente, es una clara alusión al clima de guerra de ese país. Desgranando a “Muchacha Punk” 13
11
http://www.taringa.net/posts/info/16600592/El­Punk­en­Argentina.html Fogwill, “Muchacha punk”, p. 59 13
https://eduardovarasc.files.wordpress.com/2013/06/muchacha­punk.jpg 12
El texto se nos presenta como experimento, como sustancia resultante de un estado del autor, desconocido para el lector. La clara intencionalidad de hacernos experimentar físicamente todo lo que relata, se ve reflejada en los recursos que utiliza para hacernos “oír”, “mirar”, “sentir físicamente” y “oler”, resaltando de manera magistral estos cuatro sentidos. "Yo vivo en música —explica Fogwill—. De hecho, dedico más horas a la audición que a la lectura de textos literarios, y, por supuesto, que a la escritura. Todos mis textos fueron escritos bajo el influjo de algunas músicas, o de algunos textos que, solamente cantados, revelan el sentido que la lengua tuvo previsto en su articulación…”14 cuenta en una entrevista que dio en 2009, un año antes de morir. Al leer Muchacha Punk, nos internamos en un juego reiterativo de palabras, frases o expresiones, donde se esconde una intención (auditiva) consciente del autor: hacernos escuchar una y otra vez un término, con el fin que la idea penetre en nuestro inconsciente, para lograr que vivamos con él la experiencia que nos relata. Ya en las primeras frases, esta reiteración acompañada de recursos gráficos como las comillas, paréntesis, cursivas o raya ortográfica, nos invitan a participar del juego: “ "hice el amor"; ese montón de cosas que "hicimos" ella y yo; lo que interesa en esta historia es que la muchacha punk y yo nos "acostamos juntos"… porque todo habría sido igual si no hubiésemos renunciado a nuestra posición bípeda, integrando eso (¿el amor?) al hábitat de los sueños…” En este primer párrafo, el jugador presenta al lector las reglas del juego: experimenta con los signos de puntuación y la repetición de palabras y le da claves para continuar, a partir de la primera frase del párrafo siguiente: “Primera decepción del lector: en este relato soy varón” 15. Su intención se ha cumplido, al introducir al lector en el relato­experimento y hacerlo cómplice del mismo, sujeto curioso que se pregunta por qué un hombre recalca que es hombre en el relato y por qué habría de sentirse decepcionado por esta revelación. Fogwill continúa de manera casi obsesiva jugando con el lector. No le basta en el texto explicar que hace frío; él ​
quiere hacer sentir el frío​
, refiriéndose a él mediante una baraja de maneras del decir que toman intensidad y obviedad, tales como [frío, helado, nieve, invierno, ola de frío, 14
​
https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/06/18/rodolfo­fogwill­muchacha­punk­cuento/ Fogwill, “Muchacha Punk” p. 12 15
la papada se me heló, globitos quebradizos de escarcha, un frío hecho de tiempo y distancia]. Encontramos en una sola frase tres veces ​
friolento y dos veces ​
frío​
: “yo soy ​
friolento​
, normalmente ​
friolento​
, pero jamás he sido tan ​
friolento como para ignorar que la campaña sobre el ​
frío nos venía helando tanto, o más aún, que la propia ola de ​
frío que estaba derramándose sobre la semi obsoleta capital”. Como si a través de la escritura, el personaje “nos estuviera” tiritando, castañeando con los dientes. 16
El recurso de la reiteración de términos y la intensificación de una visión, para provocar en el lector un determinado sentimiento, puede conllevar también su contrario: una cierta situación de absurdo: “Imaginé que el negro ​
punk entre sus sueños estaría muriéndose de frío, pero no sería yo quien abrigase a un ​
punk esa noche de perros, estando él, ​
punk​
, reventado de droga ​
punk entre tantos estúpidos amigos ​
punk​
”.17 Este sería un absurdo que difiere del nihilismo propiamente tal, ofreciendo una propuesta o respuesta a esa nada, que juega con el ritual mismo de la literatura, y somete al lector a ese deseo de lo narrativo a esa realidad interna, invitándolo a disolverse en el texto. Difícilmente podrán ser reconocidos los límites del lenguaje si es expuesto en función de la realidad, debido a que realidad y ficción no funcionan como promovedores, uno del otro. Por lo mismo, ocurre en el tipo de literatura como la de Fogwill, el entender que el lenguaje no podrá ser herramienta fiel a dar cuenta de cierta realidad, y eso da paso para una libertad de juego lingüístico, esa posibilidad de nuevo mundo, o de algo más. El sentido del olfato o gusto se menciona en algunos pasajes, sin embargo, refleja una obsesión personal del autor, situación que se asoma en Muchacha punk: “​
Me convidaron con sus frutas, algo muy delicioso, parecido al níspero y muy refrescante, que erradicó de mis encías el gustito a 16
Fuente: de los autores. Buscador de palabras en Google Docs. Fogwill, “Muchacha Punk”, p. 43 17
Coreen”18. En una entrevista, Fowgill habla sin pudor y con mucho humor de esta particularidad: “En un momento, en medio del acto, le pregunto: ¿comiste cilantro? La piba no entendía nada. No sabía qué era el cilantro. Me dice que no había cenado. (...)Vos sabés lo que es el cilantro, ¿no?…”19 Otro elemento particular de este relato es el juego con el idioma y su traducción, es decir, el uso del castellano traducido “literalmente” del inglés, como recurso efectista: “Voy a contarlo en español: ¿puedo yo sentarme?” (sin embargo, esta frase no está contada en español, sino traducida del inglés)20; o “¿cuál es el problema con tu? —me preguntó en inglés— qué eres tú pensando?”21. Estos y otros ejemplos nos revelan la intención del autor de dar claves a un lector que sabe inglés para invitarlo a pensar rápidamente en la frase original y realizar una lectura interna: “what is the problem with you” o “what are you thinking”. La palabra más repetida: YO​
, 79 veces. [​
Yo, 79.​
Punk, 67. Muchacha, 45. Frío, 37. Hotel, 17. Inglés 17. Londres, 12]. El intercambio de voces, de tercera y primera persona es otro elemento que Fogwill hace presente y que es característico de la literatura contemporánea. El autor manifiesta cuatro decepciones del narrador y tres ​
decepciones del lector ​
a lo largo del cuento, recurso que pone una vez más al descubierto la búsqueda desesperada por la presencia de un lector, desconocido, lejano, pero íntimo a la vez. La palabra de Barthes apoya esta relación, entre autor y lector, donde el espectador —el cómplice— pasa a ser una necesidad vital para el que concibe el texto: “Pero en el texto, de una cierta manera, ​
yo deseo al autor​
: tengo necesidad de su figura (que no es ni su representación ni su proyección), tanto como él tiene necesidad de la mía (salvo si solo ‘murmura’)”.22 Si bien la situación híbrida entre la realidad del autor y la ficción literaria ha existido desde el inicio de la creación narrativa, en el marco contemporáneo, aquella condición 18
Fogwill, “Muchacha Punk” p. 55 http://www.revistaanfibia.com/cronica/el­hombre­que­nada/ 20
Fogwill, “Muchacha Punk” p. 28 21
Fogwill, “Muchacha Punk” p. 37 22
Barthes, “El placer del texto” p. 46 19
mixta se busca hacer evidente: el autor de hoy pretende poner en vitrina tal recurso, y Fogwill no se queda atrás. El análisis socio­económico que magistralmente realiza Fogwill a lo largo de un breve párrafo logra reflejar claramente las diferencias sociales, con características físicas concretas, de personas pertenecientes a diferentes estratos: “Es sabido, en épocas de cambio, lo mejor del patrimonio fisiognómico heredable (esas pieles delicadas, esos ojos transparentes, esas narices de rasgos exactos "cinceladas" bajo sedosos párpados y justo encima de labios y de encías y puntitas de lengua cuyo carmín perfecto titila por el inundo proclamando la belleza interior del cuerpo aristocrático) se suele resignar a cambio de un campo en Marruecos, la mayoría accionaria del Nuevo Banco tal, una Acción heroica en la guerra pasada o un Premio Nacional de Medicina, y así brotan narices chatas, ojos chicos, bocas chirlonas y pieles chagrinadas en los cuerpitos de las recientes crías de la mejor aristocracia, obligando a las familias aristocráticas a recurrir a las malas familias de la plebe en busca de buena sangre para corregir los rasgos y restablecer el equilibrio estético de las generaciones que catapultarán sus apellidos y un poco de ellas mismas, a vaya a saber uno dónde en algún improbable siglo del porvenir”.23 Esta comparación, que puede ser irónica, pero cruda e irreverente a la vez, nos habla de la decadencia económica de una clase aristocrática, que debe sacrificar sus finos rasgos y mezclarse con “narices chatas”, en pos de conservar un status de vida. Una ​
verdad​
incómoda.
Este texto nos abre infinitas puertas de análisis e interpretación, cada una de las cuales, nos abre a su vez, nuevas ventanas o perspectivas desde dónde mirar una simple situación de encuentro erótico entre un argentino y una muchacha punk, a la manera de un caleidoscopio. Antes de internarnos en el personaje­autor, quisiéramos resaltar un último elemento que tiene directa relación con los postulados de la postmodernidad: la razón y sinrazón. ​
El límite del lenguaje, necesario a veces para la creación de mundo, se puede relacionar con la sinrazón o locura, que —​
tomando el pensamiento de Foucault​
— sería también una forma de razón, esta vez disfrazada. “En la locura se establece el equilibrio; pero lo oculta bajo la nube de la ilusión, bajo el desorden fingido (...) Juega en la superficie de las cosas y en el centelleo del día, en todos los juegos de 23
Fogwill, “Muchacha Punk” p. 25 apariencia, actúa en el equívoco que existe entre la realidad y la ilusión, sobre toda esa trama indefinida, siempre reanudada, siempre rota, que une y separa a la vez la verdad y lo aparente. Ella esconde y manifiesta, dice la verdad y dice la mentira, es sombra y es luz”.24 El absurdo se vuelve entonces un recurso necesario para la creación de ficción o nueva realidad y ​
la autoridad de jugar con el lenguaje, su creación de neologismos, repeticiones, etc. “... ya no toma por modelo a la frase, a menudo es un poderoso chorro de palabras…”25 “La locura es la forma más pura y total de quipro quo; toma lo falso por verdadero, la muerte por la vida, el hombre por la mujer, la enamorada por la Erinia y la víctima por Minos”.26 En ese sentido, ¿podría compararse la locura con la marginalidad de la muchacha punk y su grupo de marginales punk? Ese lenguaje reiterativo utilizado por el autor (punk, droga punk, estúpidos amigos punk) ¿no es un recurso para dar cuenta de una condición de parias de esos jóvenes, encerrados, perdidos, vagando en un departamento de lujo, entregados a la droga y a la evasión? ¿Enajenados? Desgranando al personaje Fogwill “... mis libros son efecto de mi figura pública. Al comienzo, aunque nadie lo reconociera, ya estaba mi personaje imaginario, ese yo que trataba de escribir. Tal vez por eso siempre escribí en contra”27. Rodolfo Fogwill no encaja en la figura de un escritor común. Fue sociólogo, publicista, empresario experto en marketing, especulador de bolsa. Su actividad literaria salió a la luz pública cuando ganó un premio nada menos que otorgado por la compañía que con mayor fuerza simboliza el poderío capitalista en el mundo: la Coca­Cola. No en vano, el elemento ​
Coca­cola se convierte en un caso ejemplificador del cruce de panoramas entre lo real y ficticio, en su caso. Una empresa que premia a este autor argentino, le permite publicar su historia, y por consecuencia, posibilitar su reconocimiento internacional, sin abandonar sus otras actividades laborales. El autor juega en el texto —metafóricamente— con palabras relativas a esta bebida, haciendo nuevamente hincapié en el sentido de la vista (los colores): “... y yo pedí otra botella de Chianti y dos de ​
Coke (...) su manera golosa de beber la mezcla de vino y ​
Coca Cola (...) 24
Foucault, “Historia de la Locura”, pp. 70 y 72 Barthes, “El placer del texto” p. 16 y 17 26
Foucault, “Historia de la Locura”, p. 69 27
https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/06/18/rodolfo­fogwill­muchacha­punk­cuento/ 25
Tomamos dos botellas de Chianti, tres de ​
Coke​
. Ella mezclaba esos colores en mi copa. Yo bebía el vino por placer y la ​
Coke por la sed que habían provocado la pizza… acababa en la miniatura de la lata de ​
Coke​
, de metal dorado y esmalte rojo”.28 Fogwill publicará más adelante el poema “Se necesitan malos poetas” donde habla de la Coca Cola light, y más tarde en Argentina —después de su muerte— un comercial inspirado en el mismo poema, o en el personaje mismo. No es menor que su mayor vicio, la cocaína, se escriba parecida a la Coca­Cola. Pero este no es solo un simple juego de lenguaje ni de realidad­ficción, Fogwill insinúa así el concepto de globalización, que junto con la multiculturalidad, son propios de la condición postmoderna. “El incremento a nivel mundial de las relaciones comerciales, de los medios de comunicación y de la red electrónica abrieron camino a una cultura planetaria común”
29
. 30 Sin duda, Fogwill, el gran escritor desconocido, el irreverente capitalista, el padre cariñoso de cinco hijos, el artista que no se declara artista y que vive en el sistema, a costa de él, lo utiliza para sus juegos literarios, refleja la fragmentación del ser actual y la pone de manifiesto en su creación literaria. Sin embargo, conserva una característica que se puede haber perdido, cual es, la autenticidad y capacidad de revelar sin tapujos su intencionalidad: trabajando como sociólogo recibido, declaraba que su labor consistía “En idear estrategias para llevar a los mercados hacia el interés moralmente supremo de quien me paga”...“Tengo un nivel de ingreso igual que un 28
​
Se refiere 5 veces a la palabra Coke y 2 a Coca­Cola. Vallmajó Rivera, “Historia de la filosofía”. p. 412 30
​
https://www.youtube.com/watch?v=36XEwrwBU0Y 29
mediocre escritor de best seller, tipos que ganan el premio Alfaguara o el premio Planeta y los traducen a diez idiomas”... Para vivir como vive, no necesita vender miles de libros, acumular premios importantes o ser conocido en todo el mundo. Con ser Fogwill, le alcanza31. Fogwill intenta revelar —más que un acontecimiento particular, que bien podría haber sido una historia cualquiera— un contexto histórico y su aproximación frente al capitalismo. Lo logra con una selección cuidadosa de detalles en la historia y mediante el uso de artilugios en el lenguaje. No es casual que el autor elija la ciudad de Londres como escenario; el movimiento punk sitúa sus inicios, a mediados de la década de 1970, en una sociedad anglosajona entonces llena de clichés y estereotipos, donde bandas rock, que basaban su música en fórmulas sencillas y un sonido especialmente fuerte, mostraban su molestia frente a la sociedad contemporánea. El punk se ha manifestado como un movimiento que discrepa de los estereotipos de estilos de vida, la educación convencional, las reglas de la estética, y los ​
medios de comunicación de masas. Es por esto que “Quizás esta sutil interpelación ilumine una cualidad determinante para el autor: lo narrativo no se alimenta de la historia, que puede ser una anécdota cualquiera, sino de los modos de contarla”.32 Muchacha Punk ​
es un espacio donde el placer de la lectura se une a la presión del texto para reflejar la transgresión. Fogwill se mueve en el límite del lenguaje, donde la reiteración, el uso de dicotomías, y el resto de los recursos que utiliza, le permiten reflejar un momento histórico y social cargado de crítica social; de la misma manera que el movimiento punk buscó la provocación a través una estética recargada de elementos y un lenguaje contradictorio, absurdo o insolente. Así como nos encontramos en el texto con palabras contradictorias en una misma frase y con el uso reiterativo de palabras, muchas veces innecesarias, que ponen al lector al límite de la incomodidad. 31
​
http://www.revistaanfibia.com/cronica/el­hombre­que­nada/#sthash.TYtxWyIE.Nph952K4.dpuf “Muchacha Punk”. Blog Toda palabra encierra un caos en sí misma, así que ten cuidado. 32
Un texto como el de Fogwill tiene frente a él ​
las muchas maneras de decir algo​
, y se detecta claramente cierto abandono de la “antigua cultura del significante”33. Se abre la libertad y experimentación en el uso de la baraja heterogénea de cómo decir lo mismo. Ocurre una fluctuación permanente donde se puede cambiar, destruir o re articular el significado. Hay una fuga constante del significado y un juego permanente. ​
Fluctuación, presencia y ausencia. ​
Y ahí se hace más que nunca necesaria la figura del espectador, la contraparte, el cómplice o ​
amante del autor. Es aquel espacio material, la fisura que se desmantela, el espacio común entre las dos partes como un espacio tangible, un imaginario, otro lugar, un nuevo lugar. Ese soporte de la experimentación y la conciencia del material mismo por parte de los dos, el jugador y el cómplice; los que a veces se alejan de esa conciencia, y luego vuelven a una hiperconciencia, como un vaivén lingüístico y mental incesante. El lector ya no está exento de la presencia de ese alguien más​
, el autor o jugador, bajo el cual se somete, con incomodidad y confusión, pero con goce. 33
Barthes, “El placer del texto” p. 17 BIBLIOGRAFÍA ­
Barthes, Roland. ​
El Placer del texto​
. México: Editorial Siglo XXI. 2001. ­
Fogwill, Rodolfo. ​
Muchacha punk​
. Kliczkowski ­ Onlybook. 2006. ­
Foucault, Michel. ​
Historia de la Locura en la época clásica. Primera Parte​
, Foucault Colombia: FCE. 1994. ­
Lyotard, Francois. ​
La condición postmoderna​
. Madrid: Ediciones Cátedra. 1989. ­
Vallmajó Rivera, Lorenzo. ​
Historia de la filosofía​
. Barcelona, Bachillerato Edebe 2003. ­
Fogwill, el hombre que nada​
. Recuperado el 22 de Diciembre de 2014, de http://www.revistaanfibia.com/cronica/el­hombre­que­nada/ ­
Movimiento Punk​
. Recuperado el 22 de Diciembre de 2014, de Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_punk ­
Muchacha Punk​
. Recuperado el 22 de Diciembre de 2014, de http://www.taringa.net/posts/info/15448668/Muchacha­Punk­Rodolfo­Fogwill.html ­
Muchacha Punk​
. Blog Toda palabra encierra un caos en sí misma, así que ten cuidado. Recuperado el 22 de Diciembre de 2014, de http://elcaosdelapalabra.blogspot.com/2009/03/muchacha­punk­fogwill.html ­
Nada es peor que estar enfermo.​
Recuperado 24 Diciembre de 2014, de http://www.rtve.es/noticias/20100823/rodolfo­fogwill­nada­peor­estar­enfermo­literatura/348958.shtml