Tema de muestra

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Síndromes por
compresión y
atrapamiento
tema
Sonia Chico Fernández y Juan Carlos Orihuela
Fernández
1. SÍNDROME DEL DESFILADERO TORACOBRAQUIAL
En su conjunto, este síndrome es llamado a veces síndrome del desfiladero
costoclavicular o síndrome de los escalenos o síndrome de la costilla cervical.
El síndrome del estrecho torácico es un conjunto de síntomas que afectan a las
extremidades superiores y que son secundarios a la compresión neurovascular en la zona
del estrecho torácico. Estos síntomas se deben a la compresión del plexo nervioso braquial
y de la arteria y vena subclavia por la primera costilla, el músculo escaleno anterior y la
clavícula. Las causas específicas de la compresión son varias.
Predomina sobre todo en el sexo femenino y suele aparecer entre los 30 y los 50
años.
Los síntomas dependen del origen de la compresión y de si ésta afecta a la arteria,
la vena o los nervios. Si es la arteria la comprimida, se produce una estenosis en la zona
afectada que puede ir acompañada de dilatación postestenótica. En estos casos, existen
mayores probabilidades de formación de trombos. Cuando se produce una compresión
venosa, suele ser secundaria a la compresión por los ligamentos. La vena se estrecha,
determinando la oclusión o trombosis de la misma.
Lo más habitual es la compresión del plexo nervioso. Se cree que son muchas las
personas que pueden tener una predisposición anatómica a sufrir el síndrome del estrecho
torácico, pero que son los traumatismos los que pueden desencadenar su aparición. Los
trabajos que requieren abducción y rotación externa de los brazos pueden agravar el
síndrome.
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Tema 4. Síndrome por compresión y atrapamiento
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Manifestaciones clínicas.
Los signos y síntomas iniciales dependen de la estructura afectada (nervio, arteria
o vena). La compresión nerviosa es la más frecuente y se traduce en una presión sobre el
complejo nervioso que da lugar a dolor en el hombro y cefalea occipital. Otros síntomas
son dolor, entumecimiento y hormigueo del cuello, el hombro, el brazo, el antebrazo y
la mano. Los síntomas asociados a la compresión de la arteria subclavia son los cambios
de la temperatura y el color de la mano. Puede haber una disminución o ausencia de los
pulsos radial y cubital. El traumatismo en la arteria puede dar lugar a depósitos de placas
ateroescleróticas.
Las embolias de los dedos pueden producir estenosis, dilatación postestenótica y
posterior formación de coágulos en los vasos. La compresión venosa es menos usual y sus
síntomas son edema de la mano y del brazo y distensión venosa.
Los síntomas que acompañan a este síndrome suelen ser:
- Dolor del antebrazo y de la mano, sobre todo a nivel interno, que pueden
irradiarse a la nuca y que se acentúan por las posiciones que estrechan el
desfiladero interescalénico.
- Amiotrofia de la musculatura de la mano: eminencia tenar, oponente del
pulgar y abductor corto.
- Frialdad y palidez de la mano.
- Síndrome de tipo de raynaud.
-Edemas.
- Alteraciones tróficas cuando el síndrome ha evolucionado durante muchos
años.
- Calambres en antebrazo y mano.
- Fatiga anormal.
Todas estas alteraciones aparecen sobre todo en ciertas posiciones prolongadas
del miembro superior, como por ejemplo, llevar una carga, elevación anterolateral o
posterolateral (durante el sueño), brazos a lo largo del cuerpo, ...
La prueba de Ross es la que más se emplea en la actualidad. La misma consiste en
pedir al paciente que eleve las dos manos. Si hay compromiso neurológico, se producen
parestesias; si hay afectación venosa, se produce cianosis de la mano, y si hay compromiso
arterial, se observa palidez de ésta.
Las causas pueden estar relacionadas con traumatismos de la primera costilla o
del músculo escaleno. Las causas congénitas pueden ser una primera costilla anormal o
ligamentos o bandas congénitos en esta zona. Otros factores desencadenantes pueden
ser la oclusión no trombótica de la vena subclavia, la hiperabdución o un síndrome del
pectoral menor, inflamaciones crónicas en la zona y defectos posturales.
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Tema 4. Síndrome por compresión y atrapamiento
En la mayoría de los casos el tratamiento es conservador. Se aplicará un tratamiento
quirúrgico según las anomalías anatómicas existentes.
La exéresis de la primera costilla y de las estructuras ligamentofibrosas que reducen
el espacio del desfiladero toracobraquial es actualmente el principio común de la mayor
parte de las intervenciones.
Tratamiento fisioterapéutico.
Se debe empezar lo antes posible y proseguir durante 2 meses por lo menos. Las
sesiones deberán ser diarias el primer mes y luego con una frecuencia de tres veces por
semana. Nuestro principal objetivo es la reeducación postural.
El tratamiento consiste en masoterapia descontracturante de toda la región
escapular, además de infrarrojos y masaje transversal profundo a nivel de los dolores de
inserción.
Emplearemos ultrasonidos y termoterapia antálgicas.
Realizar movilizaciones pasivas suaves de la columna cervical y escápula. Enseñar
ejercicios de educación de la postura y ejercicios respiratorios para relajar, incluyendo la
respiración diafragmática.
Trataremos de corregir las actitudes profesionales y deportivas que implican un
componente de cizallamiento entre clavícula y costilla, trabajo de los brazos sobreelevados
y transporte de cargas pesadas.
Hay que fortalecer también, pero de manera suave, los músculos elevadores del
hombro, el músculo serrato mayor en su recorrido interno, músculo pectoral menor (excepto
en caso de que haya neuralgias cervicobraquiales asociadas), los músculos flexores de la
cabeza (en su recorrido interior: esternocleidomastoideo), los músculos extensores de la
columna y de los fijadores de la escápula y por último, los músculos erectores del cuello.
Para los pacientes que no presentan una disminución del tono muscular, sino que,
por el contrario, son ya muy musculosos: realizar ejercicios de estiramiento de los rotadores
internos y de los hombros. Enseñar posturas en deslordosis cervical. Los ejercicios se
realizarán de manera simétrica y deben adaptarse en la medida de lo posible según la causa
exacta del síndrome, aunque a menudo exista una imbricación de las distintas causas.
En caso de compresión en el desfiladero de los escalenos se insistirá en el trabajo de
la columna cervical, mientras que en caso de compresión en el desfiladero costoclavicular
y para el pectoral menor insistiremos con los hombros.
Explicar y dar un programa de ejercicios para que el paciente los realice en su
domicilio. En este caso se suele dar el protocolo de Peet, el cual consiste en:
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- Decúbito dorsal o supino, con los brazos a lo largo del cuerpo, se coloca un
rulo de espuma circular entre los omóplatos. A continuación elevar los brazos
hasta la vertical en la prolongación del cuerpo y luego volver a la postura
inicial.
- De pie con los brazos colgando, con una pesa de 1 Kg en cada mano,
elevaremos los hombros, los llevaremos hacia delante y los volveremos a
colocar en la posición de partida. Lo repetiremos hacia detrás.
- De pie en un rincón con una mano apoyada en cada pared, los brazos a nivel
de los hombros y los codos ligeramente flexionados. Trataremos de tocar el
ángulo de la pared con el pecho sin mover los pies del sitio.
- De pie con los brazos horizontales y las palmas hacia el suelo, con un peso
de 1 Kg en cada mano, levantaremos los brazos por encima de la cabeza.
- De pie con los brazos a lo largo del cuerpo. Flexión lateral del cuello tratando
de tocar el hombro con la oreja sin levantar el hombro.
- En decúbito prono con las manos unidas por detrás de la espalda, elevar el
tronco lo máximo posible traccionando los hombros hacia atrás y retrayendo
el mentón.
2. NEUROPATÍA DEL NERVIO CIÁTICO
Se encuentra relacionada con el síndrome del piramidal. El espasmo o lesión del
músculo piramidal de la pelvis pueden ocasionar dolores de tipo ciática, ya que pueden
comprimir al nervio ciático, el cual pasa por debajo de dicho músculo.
Podemos observar simultáneamente una lesión por torsión del sacro. El dolor se
acompaña de debilidad de los músculos lumbares, glúteos e isquiocrurales. El diagnóstico
diferencial con otras causas de lumbalgia se establece en relación a la anamnesis
(traumatismo anterior estático o en movimiento a nivel del glúteo), el examen clínico, el
cual revela debilidad para la rotación externa y la abducción de la cadera, y la palpación
del músculo piramidal, que es dolorosa.
El síndrome del piramidal se da con mayor frecuencia en la mujer y en particular
en las embarazadas.
El tratamiento fisioterapéutico consiste en:
- Termoterapia: onda corta y parafangos.
- Masoterapia antálgica y descontracturante en glúteos y zona baja de la
espalda.
- Estiramientos de la musculatura glútea, isquiotibial y del piramidal.
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- Corrección del desequilibrio pelviano eventual mediante plantilla ortopédica,
o bien, corrección de un posible flexo de rodilla o de cadera.
3. NEUROPATÍA DEL NERVIO SUPRAESCAPULAR
El nervio se encuentra por detrás de la escápula y atraviesa dos conductos
osteofibrosos formados por el ligamento coracoideo, por una parte, y el ligamento
espinoglenoideo, por la otra. Inerva los músculos supra e infraespinoso y buena parte de
la cápsula articular del hombro, y no posee fibras sensitivas cutáneas.
Los traumatismos bruscos del hombro, directos o indirectos, los movimientos en
falso, los movimientos repetidos que estiran el nervio (antepulsión y aducción bilateral),
el transporte de cargas pesadas o un sobreesfuerzo de la articulación escapulotorácica por
problemas de articulación del hombro (periartritis escapulohumeral) pueden provocar la
irritación del nervio supraescapular.
La irritación del nervio ocasiona entre otras lesiones dolor en la cara posterolateral
del hombro, el cual se puede irradiar al brazo y antebrazo. Este dolor se exacerba por
la aducción del brazo en posición horizontal y por la presión profunda por detrás de la
clavícula sobre la escotadura coracoidea.
También puede aparecer atrofia y debilidad secundaria de la musculatura supra e
infraespinosa.
El tratamiento a realizar consiste, por un lado, en enseñar al paciente las posturas
a evitar para que no le hagan daño y por otro, aplicar ultrasonidos, láser y corrientes
de baja frecuencia (todo ello con la finalidad antiinflamatoria); una vez que el dolor ha
desaparecido realizar ejercicios para fortalecer la musculatura dañada (en caso de un daño
severo, aplicar electroestimulación) y movilizar el hombro y cintura escapular.
4. SÍNDROME DEL TÚNEL CARPO Y SÍNDROME DEL PRONADOR
REDONDO
El síndrome del túnel carpiano es debido a la compresión del nervio mediano a
nivel de la muñeca en el túnel del carpo, el cual es un conducto osteofibroso inextensible,
formado por detrás por la concavidad que crean los huesos del carpo y por delante por
el ligamento anular del carpo. Este túnel protege al nervio mediano. Dicho nervio le
proporciona sensación en su dedo pulgar, índice, medio y dedo anular. Cuando otros tejidos
en esta cavidad del carpo, como los ligamentos y los tendones se hinchan o inflaman, ellos
presionan contra el nervio mediano. Esta presión puede hacer que parte de la mano duela
o cause un adormecimiento.
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Tema 4. Síndrome por compresión y atrapamiento
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Se observa mayormente en el sexo femenino en un 80-90% de los casos, siendo
muy común en los últimos meses del embarazo.
¿QUÉ CONDUCE AL SÍNDROME CARPIANO?
Realizar los mismos movimientos una y otra vez, puede conducir a tener este
síndrome. Es más común en las personas que tienen trabajos que requieren pellizcar o
agarrar con la muñeca doblada, como por ejemplo, los administrativos que usen ordenadores
o máquinas de escribir, carpinteros, cajeros de los supermercados, mecánicos, etc.
Los pasatiempos como bordar, jugar al golf, remar o la jardinería entre otros, puede
llegar a veces a provocar la aparición de este síndrome.
El síndrome del túnel del carpo se encuentra ligado también a otras cosas. Éste
puede ser causado por una lesión a la muñeca, como una fractura, o puede ser debido a
una enfermedad como la diabetes, la artritis reumatoide o la enfermedad del tiroides.
Usualmente la causa es desconocida. La
compresión del nervio puede desarrollarse por
distintas formas: inflamación de la vaina de
los tendones flexores o tenosinovitis, luxación
articular y fracturas o artritis pueden estrechar
el túnel, también mantener la muñeca en
flexión por largos períodos. Retención hídrica
durante el embarazo puede causar edema a
nivel del túnel carpiano, que posteriormente
cede después del parto en la mayoría de los
casos.
En más de la mitad de los casos no se encuentra ninguna causa precisa: sólo
hipertrofia del ligamento anular con una compactación «perineural» que adosa el nervio
a la cara dorsal del ligamento y que puede ser un factor no desdeñable de las formas
idiopáticas.
La prueba de flexión de la muñeca descrita por Phalen es muy confiable: mantener
el codo flexionado, con la muñeca en flexión pasiva máxima durante 30 segundos. Antes de
este plazo el paciente siente hormigueos en el territorio inervado por el nervio mediano.
La prueba de Tinel consiste en la percusión directa del nervio mediano, la cual
provoca las molestias típicas. La prueba de compresión de Durkan consiste en presionar
directamente al nervio mediano durante unos 30 segundos (se considera la más fiable).
Los síntomas de este síndrome son generalmente dolor, adormecimiento, sensación
de corriente, o una combinación de los tres. El adormecimiento más frecuentemente ocurre
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en el dedo pulgar, índice, medio y anular. Los síntomas se presentan frecuentemente durante
la noche, pero también en actividades en el día, como conducir o leer el periódico. Algunas
veces, los pacientes notan una disminución en la fuerza del puño, torpeza, o pueden notar
que se les caen las cosas. En casos muy severos, puede haber una pérdida permanente de
la sensibilidad y los músculos de la base del pulgar pueden
atrofiarse.
Para su diagnóstico es necesario una detallada
historia médica, también como han sido usadas las manos,
es importante si ha habido alguna lesión previa. Es posible
solicitar alguna radiografía para descartar otras causas de
las molestias. En ocasiones, si se sospecha una condición
médica asociada a síndrome del túnel del carpo, se realizan
exámenes de sangre. Se puede realizar un estudio de
conducción neurológica y una electromiografía para revisar
otros sitios de compresión neurológica, así como para evaluar
el túnel carpiano.
Durante el tratamiento conservador deberemos enseñar al paciente cómo evitar
los movimientos contraindicados (flexión de la muñeca y no llevar cargas), a utilizar las
ortesis. Además, utilizaremos la electroterapia con un fin antiinflamatorio y antiálgico,
termoterapia o crioterapia, electroestimulación, ejercicios tonificantes y masajes.
En caso de que el paciente haya sido intervenido quirúrgicamente comenzaremos
con la reeducación de la mano mediante masajes de drenaje y enseñando cómo colocar
la mano para facilitar el mismo (posiciones en declive).
Además, movilizaremos la mano de manera pasiva para posteriormente y poco a poco
comenzar con ejercicios activos. Los dedos se empiezan a movilizar desde el día posterior
a la intervención. Una vez recuperada la movilidad articular de la muñeca y de los dedos
(buena fuerza de prensión global y enrrollamiento), comenzar con la recuperación de la
antepulsión del pulgar.
Cuando se le hayan retirado los puntos, empezar con electroestimulación y
fortalecimiento de la musculatura. Enseñar ejercicios funcionales y ergonomía.
¿CÓMO PREVENIR EL SÍNDROME DEL TÚNEL DEL CARPO?
En el ambiente de trabajo, los trabajadores pueden realizar labores de
condicionamiento, ejercicios de estiramientos, tomar descansos frecuentes, usar férulas o
tablillas para mantener rectas las muñecas y mantener una postura y posición correctas de
la muñeca. Utilizar guantes sin dedos ayuda a mantener las manos calientes y flexibles. Se
pueden rediseñar las estaciones de trabajo, las herramientas, las asas de las herramientas
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y las tareas para permitir que la muñeca del trabajador mantenga una posición natural
durante las labores. También, las labores se pueden rotar entre los trabajadores. Los
empresarios pueden organizar jornadas o programas especializados en ergonomía. Sin
embargo, hoy por hoy, todo esto es difícil de que se lleve a cabo.
El síndrome del pronador redondo consiste en la compresión del nervio mediano a su
paso por el codo. Su causa puede ser un traumatismo o por microtraumatismos repetidos
por flexiones de los dedos con pronación del antebrazo.
Su tratamiento es básicamente igual al del síndrome del túnel carpiano, sólo que
el movimiento a evitar es la pronación.
5. SÍNDROME DEL TÚNEL TARSIANO
El pie humano es sujeto de un gran número de factores de estrés. Consecuentemente,
cualquier persona podría experimentar en algún momento de su vida algún tipo de
trastorno doloroso del pie.
Las neuropatías por atrapamiento del nervio tibial son relativamente raras. A menudo
son groseramente mal diagnosticadas a causa de la baja sospecha del médico tratante.
El síndrome del túnel del tarso se define como el atrapamiento del nervio tibial
posterior en el túnel del tarso, posterior e inferior al maléolo medial.
La prevalencia de problemas del pie en la población general es del 10%, y en los
ancianos esto varía del 53% al 95%. La fascitis plantar es la causa más frecuente de dolor
del pie en la práctica clínica, y es dos veces más común en las mujeres que en los hombres,
la metatarsalgia es probablemente la causa más común de dolor de pie entre mujeres de
edad media.
El síndrome del túnel del tarso es relativamente poco frecuente dentro de las causas
de dolor del pie. Se observa principalmente entre mujeres de entre 45 y 50 años.
REPASO ANATÓMICO.
La división del ciático a nivel del ángulo superior de la fosa poplítea da origen
al nervio peroneo común (ciático poplíteo externo) y al tibial. Este último, al pasar a la
región posterior de la pierna recibe el nombre de nervio tibial posterior que inerva los
músculos de la región posterior de la pierna: gemelos, sóleo, tibial posterior, poplíteo,
plantar delgado, flexor común de los dedos y flexor propio del dedo gordo. Antes de
llegar al túnel tarsiano, da una rama sensitiva del talón. Al alcanzar el maléolo interno,
el nervio tibial posterior se divide en dos ramas, el nervio plantar externo (semejando
al nervio cubital) y el nervio plantar interno (semejando al nervio mediano), para dar
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Tema 4. Síndrome por compresión y atrapamiento
inervación a los músculos intrínsecos de la planta del pie y a la piel de la cara plantar
del pie y de los dedos, tanto en su cara plantar como en su cara dorsal.
El túnel del tarso se encuentra recubierto por el retinaculum flexor que se extiende
desde el maléolo interno hasta el tubérculo del calcáneo. Da paso a la arteria y vena
tibiales posteriores, nervio tibial posterior y a los tendones flexores plantares del pie
(flexor largo de los dedos, flexor largo del primer ortejo y tibial posterior).
Etilogía:
Entre las diversas causas que provocan el atrapamiento del nervio tibial posterior
en el retináculum flexor se encuentran:
-
Lipomas, ganglios o neoplasias dentro del túnel del tarso.
Un músculo flexor largo de los dedos accesorio.
Exostosis dentro del túnel del tarso.
Deformidad en valgo del retropié. Se ha reportado que la tensión del nervio
tibial aumenta con la eversión y dorsiflexión del pie.
Clínica:
Existe por lo general, el antecedente de alguna luxación o fractura antigua del
tobillo. El paciente refiere dolor y parestesias en los dedos y en la planta del pie (a
menudo respetando el talón porque las ramas sensitivas de éste se originan proximal al
túnel), que típicamente empeoran en la noche o cuando el talón se coloca en extremos de
dorsiflexión (por la tensión del nervio). En la mayoría de los casos, los síntomas mejoran
con el reposo.
La parálisis de los músculos intrínsecos de la planta del pie, se traduce en
imposibilidad para la separación y aproximación de los dedos y su atrofia origina un
aumento del puente plantar conocido como pie cavus. Podría provocar dedos en garra en
forma secundaria. En algunos casos el paciente notaría la atrofia de estos músculos.
La percusión del nervio a nivel del maléolo interno produce parestesias que se irradian
distalmente (signo de Tinel). La compresión manual durante 30 segundos reproduciría
los síntomas. La sensibilidad del nervio a través de su paso se llama fenómeno de Valleix.
Es recomendable realizar también el test de discriminación de dos puntos en los lados
mediales y laterales de ambos pies. Si la discriminación de dos puntos se encuentra
aumentada en uno de los lados del pie, esto indicaría cual rama del nervio plantar se
encuentra comprimida.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL.
Causas de talalgia:
Síndrome del túnel del tarso tibial distal: es una causa de talalgia por la compresión
de las ramas distales del nervio tibial posterior por la fascia profunda a través del borde
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medial del abductor del ortejo mayor. Puede ser exacerbado por la hiperpronación,
engrosamiento de la fascia plantar o de la fascia profunda del abductor del ortejo mayor.
Se produce una sensibilidad aumentada en la región superior al origen de la fascia plantar
(tubérculo interno del calcáneo).
Fascitis plantar: sensibilidad aumentada en el origen de la fascia plantar (tubérculo
interno del calcáneo).
Apofisitis del calcáneo.
Síndrome de talalgia idiopático.
Síndromes sistémicos: metabólicos (gota y pseudogota), diabetes mellitus,
enfermedad de Paget y artritis inflamatorias.
Neoplasias malignas y benignas.
Traumáticas: en tejido graso plantar (los síntomas durarían sobre unos 6 meses),
fracturas de estrés, fracturas agudas, contusión de tejidos blandos, trauma repetitivo y
heridas punzantes.
Atrofia de la grasa plantar: la disposición en el talón tiene una anatomía
especializada con pequeñas cámaras de tejido adiposo dividido por septos fibrosos, sin
embargo, no existen cambios documentados en pacientes con talalgia.
Compresión del nervio plantar externo: las ramas motoras inervan al músculo
abductor del quinto ortejo (y posiblemente el cuadrado plantar y el flexor corto de los
dedos) y las ramas sensitivas a las regiones profundas. El nervio recorre profundamente,
a través de la fascia profunda del abductor del ortejo mayor y de allí, se va lateral y
transversalmente superficial hacia el cuadrado en su camino para inervar al abductor del
quinto dedo. El nervio se comprimiría en el borde superior de la fascia del abductor del
ortejo mayor y en el borde más medial de la fascia plantar. Además, se podría comprimir
por el borde medial del cuadrado. El atrapamiento ocurre al cambiar de dirección vertical
a horizontal, alrededor del aspecto medial plantar del talón. El espolón calcáneo yace justo
a plantar del nervio y podría contribuir a su compresión o irritación. Se piensa que los
pacientes con pies planos tienen mayor riesgo de presentar esta compresión.
Compresión de la rama calcánea: las ramas nerviosas que inervan la porción
medial del talón pasan medialmente (superficial) con respecto al músculo abductor del
ortejo mayor y usualmente no están involucrados con la compresión del nervio plantar
externo. Algunos autores sugieren que el valgo del retropié predispone a los trotadores a
la compresión de esta rama. Latencias terminales del abductor del ortejo mayor superior
a 6,2 milisegundos es anormal.
Hernia discal.
Neuropatías periféricas: pueden ser agudas (síndrome de Guillain Barré) o crónicas.
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Tema 4. Síndrome por compresión y atrapamiento
Tratamiento:
El tratamiento inicial consistiría en controlar el aumento de líquido en las piernas
utilizando medias compresivas, plantillas, etc. para proporcionar comodidad.
La inmovilización del pie en posición neutra o con inversión ligera o el uso de una
ortesis para el calzado que mantenga el pie en posición de inversión reduce la tensión
sobre el nervio. En aquellos casos en los que exista compresión osteofibrosa del nervio en
el interior del canal, la infiltración local de corticoides insolubles con un anestésico local
puede ser efectiva.
El tratamiento fisioterapéutico consistirá en:
- Ultrasonidos.
- Corrientes de baja frecuencia.
- Ejercicios para corregir la marcha.
- Posturas correctoras del pie.
- En caso de operación: masajes para la circulación del pie y tobillo,
electroestimulación, ejercicios de fortalecimiento de la musculatura plantar,
movilizaciones de todas las articulaciones del pie y tratamiento de la
cicatriz.
6. SÍNDROME DEL CANAL DE GUYON
Consiste en la compresión del nervio cubital a nivel de su ingreso en la mano, entre
el pisiforme y la apófisis del hueso ganchoso. Las causas que lo pueden provocar van desde
la típica fractura de muñeca (por un traumatismo), por microtraumatismos repetitivos o
por una tumefacción infecciosa o reumática.
El tratamiento es igual que para el del síndrome del túnel carpiano.
Otra posibilidad de compresión del nervio cubital, más frecuente que en la muñeca,
se da a nivel del codo, en su pasaje por la corredera epitrocleocraneana.
7. SÍNDROME DEL TIBIAL ANTERIOR
Es debido a una isquemia de los músculos del compartimiento anterior de la pierna,
que se tornan dolorosos, tumefactos e impotentes. Es provocado, en la mayoría de los
casos, por un esfuerzo muscular excesivo.
Ayudaremos a prevenir este tipo de síndrome mediante el uso de calzado adaptado
al pie y al esfuerzo físico, con estiramientos y fortalecimiento muscular. Además, realizar
reposo nada más notar los primeros síntomas dolorosos.
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En caso de que se diagnostique este síndrome, el tratamiento consiste en reposo
con las piernas elevadas, termoterapia, movilizaciones, masoterapia circulatoria y
estiramientos.
7.1. Síndrome compartimental o del compartimiento tibial.
El síndrome del tibial anterior, no es sino, la manifestación más usual del llamado
síndrome compartimental. Predomina en mujeres, en personas que corren o en individuos
que no han realizado ejercicio durante mucho tiempo y comienzan en forma exagerada
la práctica deportiva.
La pierna se divide en cuatro compartimientos o espacios limitados por tejido
fibroso e inelástico, donde se alojan los músculos. Los compartimientos se subdividen en
un compartimiento tibial anterior, ocupado por los músculos que permiten el movimiento
del pie hacia arriba y adelante. El compartimento peroneo lateral, localizado en la parte
externa de la pierna, contiene los músculos del mismo nombre que permiten el movimiento
hacia atrás de la planta del pie. El más afectado debido a la estrechez y rigidez de sus
estructuras es el tibial anterior.
Es una lesión muy frecuente. Se localiza en la parte inferior de la pierna y se
caracteriza por la aparición de dolores en la zona anterior e inferior de la pierna al andar
o correr, pero que cesan con el reposo. Las molestias pueden limitarse a una única pierna
o bien extenderse a ambas y empeora de manera progresiva.
La enfermedad aguda suele presentarse de manera súbita después de un golpe directo
sobre la pierna o de manera crónica por tiempo prolongado en caso de un entrenamiento
exagerado.
En la enfermedad crónica algunas veces toma más de un año llegar al diagnóstico
correcto debido a las diferentes dolencias que se presentan con síntomas similares.
Se puede presentar en cualquier parte de la pierna, pero es más habitual en la zona
anterior e inferior, área que se encuentra por debajo de la rodilla y donde se localizan una
gran cantidad de pequeños y largos músculos envueltos en unas bolsas fibrosas y poco
elásticas denominadas fascias. Ellas se encargan de mantener el músculo en su lugar y
ayudan en algo a optimizar la fuerza de los músculos en la dirección que corresponde.
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Tibia
Compartimento
tibial anterior
Fascias
Peroné
Compartimento
posterior
profundo
Compartimento
posterior
superficial
Compartimento peroneo
En casos donde el músculo es sobrecargado de trabajo, sufre un trauma o está
comprimido por vendajes elásticos, el músculo se edematiza o inflama, lo que aumenta el
volumen pero no el espacio para desplazarse, debido a que la fascia funciona como una
barrera natural infranqueable por la falta de elasticidad.
Por tal razón, el espacio entre el músculo y la fascia es cada vez más estrecho, lo
que en un momento dado se manifiesta como aumento de la presión de ese espacio, hasta
llegar a un punto crítico donde la presión es tal, que empieza a comprimir estructuras
vitales como son las venas, arterias y vasos.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
En el momento crucial se empiezan a percibir síntomas, como dolor progresivo tipo
calambre en las pantorrillas o en la región anterior de la pierna, debido al aumento de la
demanda del oxígeno requerido por los músculos en actividad y a la falta de aporte del
mismo por la obstrucción generada en las arterias, las cuales deberían conducir el oxígeno
necesario hasta el músculo.
Los nervios también se ven afectados por la compresión, manifestándose como
hormigueo, sensación de adormecimiento y cambios en la percepción de la temperatura
en los pies y los dedos.
Cuando la enfermedad está instaurada puede ocurrir un ciclo vicioso que agrava
el cuadro clínico inicial, debido a que la falta de circulación genera mayor inflamación, y
esto se traduce en un aumento progresivo de la presión dentro de la fascia, que hace más
severas las manifestaciones y sus consecuencias.
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Para prevenir este tipo de lesiones es muy importante realizar estiramientos
musculares antes y después de la práctica deportiva. Además, hay que elegir adecuadamente
el calzado deportivo, preferentemente con cámara de aire. También hay que evitar la
utilización de vendajes demasiado apretados. En futbolistas, se aconseja el uso de espinilleras
para proteger la zona de golpes.
El tratamiento de fisioterapia consiste en hielo, reposo y vendajes elásticos. Se
aconseja la carrera acuática durante el período de recuperación. En cualquier caso, es
conveniente analizar la carrera del deportista, con el fin de detectar posibles deficiencias.
En algunos casos podría indicarse la cirugía.
¿QUÉ COMPLICACIONES SE PUEDEN PRESENTAR?
En algunos casos, cuando el tratamiento no es oportuno, los músculos comprometidos
pueden sufrir de necrosis, es decir, las fibras musculares mueren, lo que generaría deficiencias
en los movimientos correspondientes; además, la muerte de las fibras libera una proteína
llamada mioglobina, sustancia tóxica para el riñón.
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