Mariana Grajales: Forjadora de una estirpe heroica

Mariana Grajales: Forjadora de una estirpe heroica
Por Pedro Antonio García
Número 07, 2015
Todos sus hijos lucharon por la independencia de Cuba y tres de ellos
ostentaron las estrellas de general mambí.
Quienes la conocieron antes de 1868, describían a Mariana Grajales como una
mujer robusta, más bien de baja estatura, nerviosa, de movimientos ligeros.
Cuentan que a pesar de ser sexagenaria, —los cumplió en plena manigua
durante la Guerra Grande, ninguna mambisa era más ágil para subir lomas ni
más solícita para curar un enfermo, y siempre ocupaba la primera fila.
Prodigaba cuidados y cariños a cuanto combatiente herido recibía en los
improvisados hospitales de campaña y según testimonio de Fernando
Figueredo, “cómo suplía aquella santa mujer el puesto de una madre ausente”,
mientras animaba a sus hijas y a María Cabrales, la esposa de Antonio Maceo,
a ocupar “el lugar que la distancia impedía fuera ocupado por una hermana”.
Para José Martí era “una de las mujeres que más me han movido el corazón”.
En un célebre artículo se refirió a sus “manos de niña para acariciar a quien le
hable de la Patria [...] De negro va siempre vestida, pero es como si la bandera
la vistiese”, y en otro texto la describiría “con un pañuelo de anciana a la
cabeza, con los ojos de madre amorosa para el cubano desconocido, con
fuego inextinguible en la mirada y en el rostro, cuando se hablaba de las glorias
de ayer y las esperanzas de hoy”.
El Apóstol pensaba “en la Patria que ella no vio libre, dar con el relato de su
vida, una página nueva a la epopeya” y describir cómo “estuvo ella de pie, en la
guerra entera, rodeada de sus hijos”, mientras “animaba a sus compañeros a
pelear, y luego, cubanos o españoles, curaba a los heridos” y “si alguno
temblaba, cuando iba a venirle de frente el enemigo, (la veía) con su pañuelo a
la cabeza y se le acababa el temblor”.
Rectificaciones historiográficas
Durante mucho tiempo se aceptó como fecha de su nacimiento al 26 de junio
de 1808. En realidad, nació el 12 de julio de 1815, según partida bautismal
hallada por el colega Joel Morlot en el Libro 9, folio 99, de la parroquia de
Santo Tomás Apóstol (Santiago de Cuba).
A los 16 años se casó con Fructuoso Regüeiferos. De este matrimonio son sus
tres primeros hijos: Felipe (¿1832?-1902), Manuel (¿1836?-1854), quien
falleció tras una larga enfermedad, y Fermín (1838-¿?). Regüeiferos murió el 5
de julio de 1839, como consta en el Libro 6 de entierros de pardos y morenos,
folio 98, # 504, de la Santa Iglesia Metropolitana de Santiago de Cuba.
La historiadora Nydia Sarabia, principal biógrafa de Mariana, señala a 1842
como posible fecha de su unión con el santiaguero Marcos Evangelista Maceo
(1808-1869). El 28 de mayo del año siguiente nació Justo Germán Grajales, a
quien se le consigna “hijo natural de Mariana Grajales” en la certificación de
nacimiento correspondiente al Libro 5, folio 96 de la Iglesia San Nicolás de
Morón.
Según la tradición, cuando Justo fue fusilado por los españoles tenía el grado
de capitánA partir de la conferencia La personalidad de Antonio Maceo en la
Invasión, dictada por el general mambí Eusebio Hernández en 1930, se aceptó
como un dogma en la historiografía nacional a Justo como hijo de Fructuoso
Regüeiferos, pero tal apellido no se le atribuye en ninguno de los documentos
que conservamos de él: en el padrón general de 1861 estaba registrado como
Justo Grajales, de 17 años; el censo general de fincas de 1866 le identifica
como Justo Maceo, propietario de una estancia sin nombre de media
caballería.
Al igual que Justo, Antonio de la Caridad, el futuro Titán (1845-1896), María
Baldomera (1847-1893), José Marcelino (1849-1896) y Rafael Cholón (18501882), aparecieron en sus partidas bautismales con el apellido Grajales y como
hijos naturales de Mariana. En 1851, Marcos y ella legalizaron su unión, por lo
cual al nacer Miguel (1853-1874), ya se le reconoce el apellido Maceo. Luego
nacieron Julio (1854-1870), Dominga (1857-1940), Tomás (1858-1917),
Marquitos (1860-1902) y María Dolores (22 de julio-3 de diciembre, 1861).
Disciplina estricta
Dicen que Mariana se mostraba tierna y bondadosa con sus hijos, pero a la
vez, inflexible en la disciplina. Reglamentaba las horas exactas de las comidas
y el sueño. Ningún miembro de la familia podía estar fuera de la casa pasadas
las diez de la noche. Su vivienda siempre estaba ordenada y limpia. En el
aspecto personal, vestía, y vestía a su prole, con la mayor pulcritud.
A los ojos de los hijos, ella siempre fue la compañera del padre.
Juntos analizaban todos los problemas y ambos tomaban de mutuo acuerdo las
decisiones. Siempre los recordarían “consultándose las dificultades, felices en
la expansión hogareña, juntos sobre el dolor y la felicidad”.
El coronel e historiador mambí Fernando Figueredo solía relatar que al
atardecer, después de las comidas, una hija leía en voz alta los libros que
Marcos encargaba en Santiago: novelas de Alejandro Dumas, biografías de
héroes como Bolívar y Louverture, la Historia de los girondinos, de Lamartine.
La estirpe heroica
Días después del grito del ingenio Demajagua, la familia se incorpora a la
Revolución. Según relataría años más tarde María Cabrales, la esposa de
Antonio, Mariana les hizo jurar a todos “libertar a la Patria o morir por ella”. Y
esa misma noche marcharon Justo, Antonio, José y todos los varones adultos
hacia su primer combate.
El primer Maceo en caer por la libertad de Cuba fue Justo en noviembre de
1868. De acuerdo con algunos testimonios, ya ostentaba los grados de capitán.
Luego ofrendaron su vida Marcos, el padre, con los galones de sargento, el
subteniente Julio y el teniente coronel Miguel. Sufrieron graves heridas, aunque
sobrevivieron a ellas, Felipe, a quien la tradición le otorga el grado de capitán, y
el teniente coronel Tomás.
Todos los demás integrantes de esta familia, junto con el General Antonio, en
Baraguá proclamaron que en Cuba nunca habría paz sin independencia y sin
justicia social, la cual en 1878 tenía que partir necesariamente de la abolición
de la esclavitud.
Dominga Maceo Grajales
Dominga Maceo sobrevivió
a la guerra y ofreció
valiosos testimonios sobre
su familia
El mayor general José, el general de brigada Rafael Cholón y el capitán Fermín
pelearon en la Guerra Chiquita. Durante la tregua fecunda, Cholón murió en
una cárcel española (1882); María Baldomera, en Santo Domingo (1893).
Sobre Fermín no se tuvieron más noticias y se ignora la fecha exacta de su
deceso. José y Antonio cayeron en combate durante la Guerra del 95.
Marcos hijo y Felipe pudieron ver el cese de la dominación española. Tomás y
Dominga alcanzaron a ver la república neocolonial.
Mariana falleció en Jamaica el 27 de noviembre de 1893. Martí entonces
escribiría sobre cómo le rindió homenaje “su pueblo entero, de ricos y de
pobres, de arrogantes y de humildes, de hijos de amo y de hijos de siervo”.
Fuentes consultadas:
Los libros Mariana Grajales. Historia de una familia mambisa, de Nydia Sarabia,
Maceo. Dos conferencias históricas, de Eusebio Hernández y Antonio Maceo. Las
ideas que sostienen el arma, de Eduardo Torres Cuevas. La compilación Papeles
sobre Maceo (Academia de la Historia de Cuba, 1948). Las Obras Completas de José
Martí (Editorial Lex, Tomo I). El ensayo histórico Marcos Maceo, el santiaguero, de
Olga Portuondo. Textos periodísticos publicados por Joel Morlot en el suplemento El
cubano libre (diciembre de 1996 y junio de 1997).
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