LA "GENIAL HIPOCRESIA" DE DON PEDRO DOMINGO MURILLO

VALENTIN ABECIA BALDIVIESO
LA "GENIAL HIPOCRESIA"
DE DON
PEDRO DOMINGO MURILLO
Crítica de autenticidad, aletológica, de hermenéutica y
axiológica de los documentos en que se funda
la “traición”.
LIBRERIA EDITORIAL "JUVENTUD"
LA PAZ — BOLIVIA
PAGINA
Razón de las fuentes
7
Metodología de la historia
9
Criterios encontrados
13
Crítica de autenticidad de los oficios
21
Crítica aletelógica o de veracidad de los oficios
25
Crítica de hermenéutica o de interpretación
35
Epílogo de la revolución
67
Crítica axiológica o de valoración
77
Fuentes
81
Abreviaturas
84
Indice de nombres propios
85
Las fuentes documentales más importantes, para estudiar los acontecimientos de
1809 sucedidos en la Intendencia de La Paz, se encuentran en los siguientes archivos:
El Archivo de la Nación Argentina, Buenos Aires, División Colonia, Sección
Gobierno, Tribunales, contiene el proceso judicial efectuado contra los revolucionarios del
16 de julio de 1809. Parte de estos documentos fueron publicados a principios de este siglo
por la Sociedad Geográfica Sucre y, en 1909, por Manuel María Pinto que los incluyó,
también sólo en parte, en su libro “La Revolución en la Intendencia de La Paz”.
En el Archivo General de Indias, conservado en la Casa de Lonja de Sevilla o Bolsa
de Mercaderes, se encuentra el Expediente del Obispo de La Paz, don Remigio La Santa y
Ortega, de destacada actuación en los sucesos revolucionarios.
El Archivo del Conde de Guaqui reviste particular importancia, porque contiene
numerosos documentos y, especialmente, la correspondencia del Brigadier José Manuel de
Goyeneche relacionada con la insurrección paceña.
Nada utilizable, en cambio, hemos encontrado en los archivos nacionales; por lo
menos de la importancia de los fondos documentales extranjeros que hemos citado.
Algunos otros documentos enumerados en este trabajo, provienen del Archivo del
Cuzco, que es importante en lo relativo a la correspondencia entre La Paz y aquella ciudad.
En 1954, la Biblioteca Paceña ha publicado dos volúmenes de los documentos que
existen en los Archivos de Indias, de la Nación Argentina y de la Casa Condal de
Goyeneche. Esta recopilación se debe al meritorio arqueólogo Carlos Ponce Sanjinés y a
Raúl Alfonso García. Los historiadores José de Mesa y Teresa Gisbert, con la acuciosidad y
probidad que les caracteriza, se han referido a ellos al asumir la defensa del fallecido investigador Humberto Vázquez Machicado.
La misma Biblioteca ha publicado también la mayoría de los trabajos que sobre la
revolución paceña se imprimieron en los siglos XIX y XX y que andaban dispersos.
A dicha colección hay que agregar muy poco de lo que aún no era conocido como el
trabajo de Pedro Yáñez de Montenegro, y los Diarios de Ortiz de Ariñez y del Presbítero
Patiño que no sabemos por qué fueron omitidos. Tampoco se incluyeron los trabajos de
Manuel Carrasco y Gustavo Adolfo Otero.
METODOLOGIA DE LA HISTORIA
La gnoseología de la historia nos enseña que el objeto del conocimiento es el pasado
y que éste lo aprehendemos por medio del testimonio en su comportamiento fenoménico.
Todos los testimonios se comportan de alguna manera y ese comportamiento da al sujeto
cognocente los datos porque los testimonios son continentes de datos cuya coherencia
forma la estructura de los hechos donde se intervinculan las relaciones que nos
proporcionan el sentido del pasado.
El historiador, cuando tiene ante sí los testimonios, observa el comportamiento
fenoménico de ellos, utilizando una preceptiva metodológica que le permita descubrir las
relaciones que originan el comportamiento de la cosa.
El conocimiento de los hechos históricos se diferencia del conocimiento en otras
disciplinas, en que el científico en cualquier saber vitaliza relaciones mecánicas necesarias,
se puede decir que crea una realidad; en cambio, el historiador no crea una realidad
mecánica, sino que resucita teóricamente una realidad vital que existió antes. Por esto se
dice que la verdad histórica, la verdad del historiador, se da cuando la teoría del historiador
coincide con el plan de acción forjado por los hombres de otro tiempo y con el
comportamiento fenoménico de los testimonios. Entendiéndose por testimonios: las
piedras, las cartas, los cantos, las monedas, las inscripciones, los relatos, los códices, los
sellos, etc., o sea todos los objetos que se comportan de alguna manera dando al sujeto
datos sobre el pasado.
Por este motivo la verdad histórica, como recreación intelectual del pasado, está
impregnada de tiempo histórico; su saber es un saber presente de hechos pasados que se
vale de los testimonios. El problema humano entonces se plantea no por el objeto de la
ciencia, sino por los métodos y técnicas de la investigación.
El uso adecuado del testimonio supone el aprendizaje y conocimiento de una
práctica de investigación; siendo indispensable que el historiador posea los procedimientos
fundamentales de su oficio, que sepa reunir los documentos necesarios, manejar guías,
catálogos, inventarios, repertorios bibliográficos, etc., pava evitar pérdida, de tiempo por
las desviaciones que pudiera confrontar.
La historia ha alcanzado un alto grado de precisión científica, o sea que se ha
producido la estabilización de normas metodológicas y conceptuales, tanto por las
aportaciones de la teoría del conocimiento como por los métodos de investgiación. De este
modo, no es simplemente el método que llena el interés de la ciencia sino también sus
fundamentos gnoseológicos.
El método cuando es una búsqueda de normas a seguir entra en el campo de la
preceptiva metodológica, pero cuando su preocupación es gnoseológica (¿cómo se puede
conocer?) entra en el campo de la teoría del conocimiento.
En el presente caso lo que nos interesa es efectuar el análisis crítico de los
testimonios atingentes al tema que nos hemos propuesto, ciñéndonos a los distintos
momentos que señala h metodología de la historia. Queremos enfrentar el estudio de la
conducta de don Pedro Domingo Murillo, en la fase en que se le atribuye una defección a la
causa revolucionaria del 16 de julio de 1809 en la ciudad de La Paz. El tema es difícil, las
pasiones localistas encontradas, y pocos son los hechos en la historiografía boliviana que
han suscitado más opiniones, discursos, libros, ensayos, homenajes, etc.
Nuestro propósito es estudiar la estructura histórica singular de esta conducta de
Murillo, mediante el análisis metodológico alcanzado por la ciencia histórica. Veamos el
tema.