Leccion 36 - Las riquezas

Fundamentos firmes
Lección 36 – Las riquezas
La insensatez de vivir solamente para las cosas de esta vida
¡Tengan cuidado! -advirtió a la gente-. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende
de la abundancia de sus bienes. Entonces les contó esta parábola: -El terreno de un hombre rico le produjo
una buena cosecha. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.”
Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde
pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas
guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta
misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” Así le sucede al
que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
Lucas 12:15-21
Jesús lanza una advertencia “¡Tengan cuidado! Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona
no depende de la abundancia de sus bienes.” Esta máxima describe claramente lo que Jesús quería
transmitir. Sin embargo, relató una parábola para que pudiéramos entenderla mejor.
Este hombre fue próspero en su trabajo y obtuvo gran cantidad de alimentos y bienes. Una vez que
acumuló suficientes riquezas para muchos años, dijo: “Alma mía, [...] descansa, come, bebe y goza de
la vida.” Pero Dios lo llama “¡Necio!”, porque este hombre creía que la felicidad y la plenitud
humana estaban solo en las riquezas de este mundo. Además, teniendo suficientes riquezas, solo
se jactaba de tener mucho y estar desocupado para dedicarse a gozar la vida.
Dios le dijo “Esta misma noche te van a reclamar la vida.” De esta forma, Dios le demostraba la
insensatez de dedicar todos los esfuerzos en las cosas que pueden desaparecer en cualquier
momento. “¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” (Salmos 39:6)
Dios ofrece riquezas que duran para siempre, más valiosas que piedras preciosas (Proverbios
8:11). Debemos ser sabios e invertir nuestro tiempo y energías en aprender de El y confiar que nos
mostrará lo que realmente necesitan nuestras vidas.
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El rico y lázaro
Había un hombre rico que se vestía lujosamente y daba espléndidos banquetes todos los días. A la puerta
de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas y que hubiera querido
llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico. Hasta los perros se acercaban y le lamían las
llagas.
Lucas 16:19-21
Este relato de Jesús no es una parábola, sino una historia real. Es un caso de indiferencia cruel de
un rico hacia uno de los más pobres y afligidos de Dios.
Resulta que murió el mendigo, y los ángeles se lo llevaron para que estuviera al lado de Abraham.
También murió el rico, y lo sepultaron. En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y
vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten
compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque
estoy sufriendo mucho en este fuego.” Pero Abraham le contestó: “Hijo, recuerda que durante tu vida te
fue muy bien, mientras que a Lázaro le fue muy mal; pero ahora a él le toca recibir consuelo aquí, y a ti,
sufrir terriblemente. Además de eso, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes, de modo que los que
quieren pasar de aquí para allá no pueden, ni tampoco pueden los de allá para acá.”
Lucas 16:22-26
La muerte del mendigo fue tan insignificante que ni siquiera se menciona su sepultura. Mientras
que el rico murió, su cadáver fue llevado en pompa y fue sepultado. El mendigo fue llevado por los
ángeles junto a Abraham (Mateo 8:11), mientras que el destino del rico fue el Hades1. Jesús sabía
a dónde fueron Lázaro y el rico después de la muerte, porque El es Dios (Salmos 139:7-8). Cuando
las personas mueren, van al paraíso junto a Abraham (Lucas 23:43, 2 Corintios 12:3-4, Apocalipsis
2:7) o al Hades a esperar del juicio2.
Es importante reflexionar, ¿de qué le sirvieron las riquezas al rico?, ¿impidieron que muriera?,
¿calmaron su sufrimiento en el Hades?, ¿lo libraron del juicio?
1
La palabra griega que se traduce como infierno es “αδη” (Hades), que no es el lugar final de castigo. Después del juicio
ante el trono de Dios, los que están en el Hades serán arrojados al infierno. (Apocalipsis 20:10, Apocalipsis 20:12-15)
2
Alguien podría pensar en el purgatorio, que es un lugar donde las personas tienen otra oportunidad para arreglar sus
asuntos con Dios. Sin embargo, esta enseñanza no es bíblica.
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Alguien podría pensar que los pobres van al cielo y los ricos al infierno. Sin embargo, esto no es lo
que enseña Dios en Su Palabra. El rico fue al infierno porque no confió en Dios ni creía que era
pecador. Vivió en este mundo sólo para disfrutar sus riquezas, sin importarle las cosas de Dios, ni
las demás personas (Marcos 12:30-31). En contraste, Lázaro reconoció sus pecados y confió en
Dios y en la promesa del Salvador.
En su sufrimiento, el rico dijo “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la
punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.” Sin
embargo, después de la muerte el destino de cada persona queda sellado y un decreto irrevocable
de Dios impide que se pueda pasar de un lugar a otro. Por eso Abraham le respondió “[...] hay un
gran abismo entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieren pasar de aquí para allá no pueden, ni
tampoco pueden los de allá para acá.”
Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, para que advierta a
mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento.” Pero Abraham le contestó: “Ya
tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!” “No les harán caso, padre Abraham -replicó
el rico-; en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí se arrepentirían.” Abraham le
dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de
entre los muertos.”
Lucas 16:27-31
El rico, abandonando toda esperanza por sí mismo, pensó en sus hermanos y parientes. Todas las
personas que mueren se acuerdan de las cosas de este mundo, de lo que hicieron cuando estaban
vivos y de los familiares que dejaron. Por eso el rico le dijo a Abraham: “Entonces te ruego, padre,
que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos
también a este lugar de tormento.”
La respuesta de Abraham fue: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos! [...] Si
no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre
los muertos.” Este es un principio universal: “El milagro más grande no tendrá efecto en aquellos
que no quieren creer.”3
3
Cuando Jesús resucitó de entre los muertos a Lázaro, hermano de Marta y María (diferente al Lázaro de esta historia),
muchos creyeron, pero los jefes de los sacerdotes y los fariseos sólo apresuraron sus conspiraciones homicidas contra
Jesús (Juan 11:45-48).
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Moisés y los profetas representan las leyes y el mensaje de Dios. Los hermanos del rico debían
creer lo que Dios había anunciado a través de Su Palabra. Nosotros también debemos creer a
través de la Biblia, que nos enseñará el camino hacia la vida eterna a través de Jesucristo. Si las
personas se niegan a creer en la Palabra de Dios, no creerán aunque Dios permitiera regresar a
alguien de la muerte para advertirles.
Conclusiones
La mayoría de las personas viven en torno al dinero, las riquezas materiales y la salud. Todas
estas cosas son completamente inútiles después de la muerte.
Después de la muerte el destino eterno de cada persona queda sellado y un decreto irrevocable
de Dios impide que se pueda cambiar. Si confiamos o no en la Palabra de Dios, si creemos o no en
Jesucristo, determinará dónde pasaremos toda la eternidad.
Después de morir, todas las personas se acuerdan de las cosas de este mundo, de los familiares
que dejaron y de lo que hicieron cuando estaban vivos.
Abraham dijo que tenemos a Moisés y los profetas para creer. Esto es la Palabra de Dios. Quienes
se nieguen a creer en la Biblia, no creerán aun con las señales más impresionantes.
¿Cuánto años nos quedan de vida?, ¿dónde vamos a pasar toda la eternidad?
Jesús dijo:
¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?
Marcos 8:36
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Lección 36 – Las riquezas
1]
Pensando en la eternidad, ¿sirven de algo las riquezas de este mundo?
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2]
¿Es malo tener riquezas?
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3]
¿Dónde van las personas cuando mueren?
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4]
Una vez que una persona ¿se puede cambiar su destino eterno?
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5]
¿Cómo podemos encontrar el camino hacia Dios y la vida eterna?
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Respuestas
1. No. 2. No. 3. Al cielo o al infierno. 4. No. 5. A través de la Palabra de Dios, la Biblia.
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