Sistema, Sociedad Civil y Movimientos Sociales

Sistema, Sociedad Civil y
Movimientos Sociales
CARLOS SANCHEZ-CASAS PADILLA
Arquitecto urbanista
En la situación ele crisis generalizada en que nos encontramos,
cuando la pérdida de iniciativa cultural de la izquierda comienza a
ser alarmante, es, más que nunca, necesario que nos esforcemos en
superar los análisis meramente «constatativos» de la realidad y pase­
mos, aún a riesgo de equivocarnos o de ser tachados de «premodernos», al discurso explicativo-estratégico y al análisis generador de nue­
vos caminos de transformación y de lucha. Si n o lo h a c e m o s , dejare­
m o s el c a m p o abierto a la alienación, al conformismo y a la pobreza
intelectual. No se trata de reivindicar la Historia c o m o una totalidad
que fuera desplegándose en el tiempo sino, simplemente, de recor­
dar que la transformación de la Realidad Social es el resultado de una
lucha de intereses y requiere, por consiguiente, de estrategias.
En este sentido, y en el tema que nos ocupa, n o basta c o n defi­
nir los movimientos sociales c o m o respuesta a un conflicto, c o m o y o
mismo hacía en «la Construcción del Espacio Social». Una definición
así, aunque refleje fielmente la situación actual y pueda ser operati­
va a efectos clasificatorios, supone la reducción «ab initio» del hori­
zonte de desarrollo de los movimientos sociales y, en c o n s e c u e n c i a ,
n o describe la realidad para transformarla.
En mi opinión, el contexto en el que p u e d e incardinarse una defi­
nición n o meramente «constatativa» de los movimientos sociales, es el
de la Realidad Social entendida c o m o Sistema, Sociedad Civil y Habitat,
en continua interacción, cada uno de estos términos c o n el significa­
do que a continuación se indica:
SistemaConjunto de instituciones, procesos, a c c i o n e s y activi­
dades que generan, mantienen y reproducen las relaciones de pro­
ducción, es decir, la ubicación relativa de las diferentes clases y gru-
220
pos sociales c o n relación a los medios de producción y a las fuentes
de generación y distribución del poder.
Sociedad
CivilIndividuos y grupos interrelacionados, e n tanto
que habitantes, y destinatarios de la a c c i ó n socializadora o funcional
del Sistema y en cuanto sujetos de una actividad colectiva, a través
de la cual materializan su participación c o m o grupo, en los P r o c e s o s
de Construcción de la Realidad Social.
HabitatEl m e d i o físico c o m o instrumento, soporte y m a r c o de
los Procesos de Construcción de la Realidad Social, junto c o n las acciones y actividades que lo producen y habitan.
En el contexto anterior, Sistema es una totalidad abierta e n continua autototalización. Su contenido es más amplio que el del conc e p t o Estado, (aun incluyendo e n este último los órganos militares,
legales, administrativos, productivos y culturales de la Administración
cualquiera que sea su nivel territorial), existen, en consecuencia, acciones n o estatales o n o administrativas q u e pertenecen al Sistema y n o
c a b e reducir la Sociedad Civil a las actividades de propiedad privada
ni, tampoco, la relación Sociedad Civil-Sistema a la relación entre la
red de instituciones políticas y el reino de las actividades privadas;
Un empresario en el d e s e m p e ñ o de su función forma parte del Sistema
e n la misma medida q u e un funcionario o un profesional liberal e n
el d e s e m p e ñ o de las suyas, y los tres, e n cuanto seres humanos, participan en actividades colectivas que los integran e n la Sociedad Civil.
La Sociedad Civil, que n o coincide c o n el Conjunto Social aunque nace en su seno, es concebida c o m o una intrincada trama de totalizaciones estratégicas, c o n suficiente margen de autonomía respecto
del Sistema c o m o para garantizar la posibilidad de su transformación
y alejar del horizonte la terrible imagen de una reproducción automática del mismo, bien fuera simple o ampliada.
Los movimientos
sociales son las totalizaciones, mas o m e n o s permanentes e n que se concreta la Sociedad Civil en su interrelación c o n
el Sistema, en un Habitat determinado. Son acciones desde la Sociedad
Civil sobre el Sistema, es decir, surgen e n la Sociedad Civil y la trascienden para actuar sobre el Sistema; quedan excluidos, por consiguiente, tanto los movimientos q u e se desarrollan totalmente en el
s e n o de la Sociedad Civil, (club deportivos, sociedades de amigos de
la música...etc) cuanto aquellos que lo h a c e n exclusivamente e n el
221
s e n o del Sistema, (Colegios profesionales, asociaciones de comer­
ciantes, empresas industriales...etc).
No se trata ni de a c c i o n e s espontáneas, ni necesariamente insti­
tucionalizadas o, lo que es lo mismo, la institucionalización (en ins­
tituciones de b a s e ) o la espontaneidad, n o son determinantes de su
definición c o m o movimiento social, y sí lo es el que concreticen una
totalización estratégica de relación c o n el Sistema desde el Conjunto
Social. No p u e d e descartarse, e n c o n s e c u e n c i a , la posibilidad de una
acción n o sistémica procedente de instituciones a caballo entre Sistema
y Sociedad Civil, c o m o es el c a s o de los sindicatos en un país d e m o ­
crático o, incluso, de los partidos políticos; estas instituciones tienen
dos c o m p o n e n t e s , una c o m p o n e n t e sistémica, en tanto que su acción,
regulada institucionalmente, reproduce el Sistema, y una c o m p o n e n ­
te social, en la medida en q u e n o todas sus acciones son actividades
de «rol» y tienen capacidad de totalizar actividades desde el Conjunto
Social constituyéndolo en Sociedad Civil frente al Sistema.
Definida c o m o una erupción continua de totalizaciones estraté­
gicas a partir del Conjunto Social, la Sociedad Civil n o puede ser h o m o ­
génea, en sus respuestas ni en sus proposiciones, es un m o s a i c o esen­
cialmente conflictivo y contradictorio de propuestas e iniciativas y esta
heterogeneidad esencial es lo que constituye en barrera a la cristali­
zación del Sistema. La Sociedad Civil es al Sistema c o m o la vegeta­
ción silvestre a los cultivos, la variedad frente a la homogeneidad, la
riqueza frente a la pobreza, la amplitud frente a la estrechez, por eso,
conceptualmente, los movimientos sociales, con independencia de cual
sea la situación actual, n o pueden definirse c o m o reacciones a la acción
sistémica, o, lo q u e es lo mismo, c o m o una e s p e c i e de «anticuerpos»
del Sistema. D e b e n definirse e n positivo, c o m o voluntad y opinión
de la Sociedad Civil, y ello a pesar de q u e el conflicto sea consus­
tancial c o n la Sociedad Civil y c o n el Sistema y, m u c h o más, c o n las
relaciones entre a m b o s .
La lógica del Sistema tiende a reducir la Sociedad Civil a Conjunto
Social, a impedir que los movimientos sociales superen la fase de mera
reacción, a cortar el camino q u e c o n d u c e de la respuesta a la pro­
puesta. Para ello actúa sobre los tres «aglutinantes» fundamentales en
la construcción de la Realidad Social: el lenguaje, el poder, y el espa­
cio-tiempo. Para entender las características de esta acción sistémica
estratégica, dirigida hacia la Sociedad Civil por intermediación del
222
Conjunto Social, hay q u e tener en cuenta que los niveles caracterís­
ticos de las a c c i o n e s sistémicas y social n o son coincidentes: la a c c i ó n
sistémica se ubica predominantemente en «lo concebido» y la a c c i ó n
social en «lo cotidiano», lo q u e significa q u e la interrelación e x i g e un
desplazamiento de nivel, hacia arriba en la Sociedad Civil y hacia aba­
jo en el Sistema. Así las cosas, es claro que una acción sistémica q u e
restringiera la apropiación del lenguaje, el poder y el espacio-tiempo
en el nivel de «lo concebido», restringiría proporcionalmente la influen­
cia de la Sociedad Civil e n el Sistema y, a la inversa, la Sociedad Civil
quedaría protegida del Sistema e n la medida en q u e lograra restrin­
gir la capacidad del m i s m o para impedir la apropiación n o alienada
del lenguaje, el p o d e r y el espacio-tiempo en el nivel cotidiano.
El poder, el espacio-tiempo y el lenguaje adquieren un contenido
diferente según es el nivel e n que se aprehendan. El poder a nivel de
«lo vivido» es la capacidad de satisfacer deseos, a nivel de «lo cotidia­
no» es la capacidad de identificar y satisfacer necesidades y a nivel de
«lo concebido» es la capacidad de c o n c e b i r asumir y ejecutar proyec­
tos; la restricción del a c c e s o al tercer nivel (nivel de «lo concebido»)
elimina la capacidad de proyectos y reduce los objetivos de la acción
social a la satisfacción de necesidades, m u c h o más fácilmente manipulables que los proyectos y, sobre todo, m u c h o m e n o s críticas.
El espacio-tiempo p u e d e ser aprehendido en los tres niveles p e r o
cada u n o de ellos requiere un ámbito territorial de extensión diferente,
de manera que ascendiendo de «lo vivido» a «lo concebido», el ámbi­
to territorial susceptible de ser apropiado es mayor; la acción social
se desarrolla básicamente e n el nivel cotidiano lo que conlleva una
limitación del ámbito de referencia, por encima del cual, n o es posi­
ble la apropiación; e n este caso, la acción del Sistema se encamina,
por un lado, a ampliar el ámbito de referencia hasta hacer imposible
su apropiación en el nivel de lo cotidiano, y, por otro, elevando cada
vez más el nivel de abstracción en la producción del espacio de mane­
ra q u e la c o m p r e n s i ó n del p r o c e s o sea imposible a nivel cotidiano.
Finalmente, en lo q u e se refiere al lenguaje, el Sistema funcionaliza y estandariza su contenido de manera que la trama de significa­
ciones sea, en la mayor medida posible, independiente de la trama
de la vida, el lenguaje se liga e n t o n c e s a la producción, su m a n e j o
exige especialización y c o n ello se h a c e inaccesible la crítica a una
gran parte del Conjunto Social.
223
El corto e s p a c i o de un artículo n o permite desarrollar «in extenso» las hipótesis anteriores. Me limitaré, para terminar, a ejemplificarlas en el caso concreto del movimiento ciudadano. Se trata de un movimiento social q u e suele surgir a c o n s e c u e n c i a de conflictos c o n el
Aparato Institucional aprehendidos en el P r o c e s o de Habitación y en
el nivel de «lo cotidiano». Contrariamente a lo que ocurre c o n otros
movimientos c o m o , por ejemplo, el feminista, el movimiento por la
paz, etc., su objeto es de difícil totalización, tanto por su amplitud,
cuanto por la atomización y el carácter muchas v e c e s puntual e irrepetible de sus requerimientos al Sistema. El conflicto al que inicialmente responde es discontinuo y la superación del nivel reivindicativo es, por ello, muy difícil. Desaparecido el conflicto (la carencia de
vivienda, por e j e m p l o ) se vuelve al principio, salvo que ese período
reivindicativo haya permitido el desarrollo paralelo de un potencial
de a c c i ó n permanente, lo que equivale a decir que haya consolidado un c a m p o específico de a c c i ó n n o dependiente del Sistema.
¿Como dificulta el Sistema esa posibilidad?
1.- Reduciendo el poder colectivo al nivel de «lo cotidiano» e n el
que los proyectos se reducen a planes coyunturales de satisfacción
de necesidades, bien sean positivas: conseguir algo, bien negativas;
eliminar algo. A nivel individual puede existir, eventualmente y en una
minoría, capacidad de c o n c e c i ó n y asunción de proyectos colectivos,
pero n o existen medios para su socialización - e l Aparato Institucional
n o los p r o p o r c i o n a - ni el resto del conjunto social tiene el poder suficiente para asumirlos y ejecutarlos porque sus objetivos se reducen,
c o m o decimos, a la satisfacción de d e s e o s y necesidades. Conseguir
una vivienda p u e d e ser un d e s e o o una necesidad fácilmente asumióle c o m o objetivo, ampliar ese objetivo al problema de la vivienda
requiere de una mayor cuota de poder en el nivel de «lo concebido»,
asumir la gestión colectiva del barrio solo p u e d e constituir, actualmente, el objetivo de una minoría insignificante.
2 - Tratando de eliminar c o m o objetos de análisis, de planificación y, en general, de referencia, los ámbitos territoriales que son aprehensibles a nivel cotidiano. Si el Aparato Institucional refiere la solución de las necesidades a ámbitos más amplios, el proyecto colectiv o necesario para que el movimiento c o n c r e t o de que se trate se convierta e n interlocutor, es más c o m p l e j o y, sobre todo, de más difícil
socialización. «Recuperar el barrio» p u e d e ser un objetivo asumible;
224
«recuperar el Área Metropolitana» n o lo es nunca, o sólo para una redu­
cidísima minoría.
3 - Cosificando el lenguaje cotidiano y especializando y funcionalizando el lenguaje c o n c e b i d o , c o n ello el discurso pierde capaci­
dad crítica en el primer nivel y audiencia en el segundo. No hay dis­
curso sobre la ciudad para todos sino vivencia de la ciudad para todos
y discurso para unos p o c o s , un discurso que es fuente de p o d e r dife­
rencial.
Los m e c a n i s m o s sistémicos de resolución de problema y de satis­
facción de necesidades resultan o p a c o s e incomprensibles, el lenguaje
«apropiado» por los especialistas aumenta el poder necesario para con­
cebir y asumir un proyecto colectivo q u e integre la satisfacción de
esas necesidades c o m o e l e m e n t o de una totalización más amplia, e s o
provoca la renuncia a e s e proyecto y, por consiguiente, la reducción
del movimiento a la pura reivindicación y del conjunto social a «deman­
da estructurada» por las organizaciones ciudadanas.