La Cámara de Reflexión

A L∴ G∴ D∴ G∴ A∴ D∴ U∴
TEMA Nº 1
La Cámara de Reflexión
Por el M∴ R∴ H∴ Miguel Ángel de Foruria y Franco, 33º, CBCS
Está demostrado científicamente, y como masones lo sabemos muy bien, que la mente presta
mayor atención a los símbolos que a las simples palabras y que, al contrario que con estas, es
más fácil conseguir su memorización o permanencia en el tiempo sin que el “mensaje” o realidad que representa sufra las variaciones desvirtuadoras a la que está sometida la transmisión
oral. De ahí que los conocimientos, proposiciones e ideas que se consiguen transmitir mediante símbolos, queden mucho mejor memorizados e incluso gravados indeleblemente, como paso previo para tras el análisis intelectual ser interiorizados por el iniciado.
Por ello, constituyéndose el símbolo como una representación grafica de aquello que se pretende transmitir, su uso permite la puesta a disposición de los iniciados de aquellos conocimientos que la Masonería conserva y transmite a sus adeptos, en su calidad de última Orden
Iniciática de Occidente al tiempo que depositaria de la Tradición Primordial; de forma que
cada masón los recibe, analiza, comprende y finalmente desarrolla intelectualmente en su
interior, con arreglo al nivel que individualmente haya alcanzado en la vía iniciática. Siempre
de acuerdo con su capacidad personal, su interés real por la Masonería, la dedicación que
preste a la formación espiritual, ética y moral que se le brinda, etcétera, etcétera; sin que la
transmisión oral o escrita del concepto que cada símbolo representa desvirtúe el arcano que el
símbolo contiene. El mismo fin de formación, permanencia y transmisión tienen las alegorías
y metáforas con las que la Masonería vela sus conocimientos a la curiosidad de los profanos,
así como a la de los masones tibios o no preparados, sea espiritual o intelectualmente, para
recibir lo que la Orden les ofrece y pretende transmitir.
Esto será así y no se desvirtuará el principio enunciador, siempre que los Maestros que tomen
sobre sus hombros la responsabilidad de la formación de los nuevos iniciados, sepan que el
masón solo logra su formación como tal por impregnación de los conocimientos, mediante
una especie de ósmosis capaz de transmitirlos generación tras generación; siendo cada una de
ellas un eslabón de la cadena que nos une con los masones que nos precedieron y con los que
nos sucederán.
No se trata, pues, de una relación maestro alumno en la que el primero pretende aleccionar o
intenta transmitir a las nuevas generaciones dogmas (en la auténtica Masonería inexistentes),
arcanos que a él le fueron comunicados o conocimientos acumulados personalmente; sino del
Maestro como auténtico apoyo que con sencillas explicaciones del valor primario de los
símbolos, metáforas y alegorías, pone en el punto de partida que permite al que inicia el camino el libre análisis de la proposiciones. Un auténtico Maestro es guía fraternal que de ser
necesario introduce suaves modificaciones que hagan retomar la dirección apropiada. Siempre sin prisas, dejando que al igual que el agua orada la roca, las ideas y proposiciones se
asienten en el Ser del masón que da sus primeros pasos en la Orden. Tiempo habrá en el
transcurso de los años de matizar, ampliar y desvelar nuevos arcanos al que tras su Iniciación
da inicio a una nueva vida que podrá llevarle a ser un iniciado. De ahí que quienes lo emprenden no deben tener prisas por recorrerlo, pues si nunca es bueno querer correr antes de
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aprender a andar, cuando se hace en el camino iniciático además del de caer se corre el riesgo
cierto de equivocar la senda.
Partiendo de las premisas ya expuestas me propongo definir la Cámara de Reflexión, como
parte fundamental que es del Ceremonial de Admisión de los Candidatos a la Iniciación
Masónica en el Primer Grado del R∴ E∴ A∴ A∴.
Físicamente la Cámara de Reflexión es la reproducción de una cueva o gruta abovedada con
paredes y techo negros, siempre que el local lo permita. En todo caso es el símbolo que representa el elemento tierra, estando situada simbólicamente en su centro. Deberá ubicarse en un
lugar silencioso y que al profano le semeje apartado, con el fin de que nada perturbe el recogimiento que debe presidir la permanencia del candidato en ese lugar.
Simboliza las tinieblas, el enigma y el misterio, mas, sobre todo, el mundo de oscuridad e
ignorancia del que vienen los profanos. El suelo está formado por tierra mezclada con cenizas. El entorno fúnebre del que se dota a la Cámara de Reflexión pretende recordar que
hemos de morir a la vida anterior si queremos renacer como iniciados. Indica el lugar del que
venimos y a donde irremediablemente habremos de volver. Es la imagen de lo que fuimos y
lo que volveremos a ser.
En su concepción más perfecta para el fin que se desea, la Cámara de Reflexión debe estar
sembrada de piedras, cenizas y huesos humanos en desorden. En una zona en semitinieblas
se sitúa un sarcófago y en su interior un esqueleto humano semidescubierto. En sitio destacado resalta a la vista el acróstico alquímico VITRIOL (Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem). Completa esta parte de la “decoración” una mesa triangular y un banquillo de la misma forma. Sobre la mesa se sitúa un cráneo humano, un plato
con un poco de sal, otro con ceniza, una lámpara sepulcral, un pedazo de pan negro, un
reloj de arena a punto de agotar su medida 1, un tintero, una pluma y una “Plancha Triangular”, con las siguientes tres preguntas:
¿Qué debe el hombre a Dios?
¿Qué debe a sus semejantes?
¿Qué se debe a sí mismo?
Abajo se lee, ¡Haced vuestro testamento!, y la demanda de que lo firme el que opta a la iniciación.
Con estas tres preguntas y el testamento filosófico lo que intentamos es hacer reflexionar al
candidato sobre el pensamiento y asunción de ideales que de él demandará la Masonería y
que, por ser aparentemente sabidos, rara vez nos paramos a pensar sobre ellos.
Así, si el candidato no acertara en las respuestas que de él se esperan y siempre que las que dé
no sean contrarias a los postulados de la Orden 2, en el momento oportuno de la Ceremonia de
Iniciación se llamará a su atención sobre la norma inmutable (es un Landmark) sustentada por
la Masonería, en aplicación de la que admite en su seno a hombres de todas las creencias,
1
En alternativa se puede usar trigo, mercurio y azufre.
En tal caso no se iría más adelante, suspendiéndose la iniciación por no reunir el candidato las cualificaciones
objetivas que son necesarias.
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II
siempre y cuando reconozcan de forma indubitable la existencia de un principio regulador
absoluto e indefinido, al que damos el nombre de Gran Arquitecto del Universo; sobre el que
afirmando que la razón humana debe de ser el único medio de investigación de la Causa Suprema, la Masonería deja en plena libertad a sus miembros para que cada uno interprete dicho
Principio Creador según su propia razón y entender. Pidiendo al en aquel momento ya se reconoce como neófito la confirmación de que admite, hace suyo y proclama el referido principio, sin lo que en ningún caso podría ser iniciado en una Logia que forme parte de la Masonería Regular.
Respecto a lo que el hombre se debe a sí mismo, si el candidato no lo hace motu propio se
llevará a su ánimo que debe amarse, conocerse, honrarse, conservarse, buscar la verdad y
hacerse amar además de por sus familiares por los todos los seres humanos de su entorno.
Por lo que se refiere a sus deberes para con la Humanidad, o lo que es lo mismo, con sus semejantes, de no proclamarlo el propio candidato se le enseñará que les debe su instrucción,
sus talentos, su amistad, su humanidad, su compasión y, sobre todo ello, no desear para los
demás otra cosa que lo que para sí mismo desee.
Continuando con los componentes físicos que la constituyen, en los muros de la Cámara de
Reflexión se dibujan en blanco diversos emblemas fúnebres y algunas inscripciones que obliguen a los profanos que han de iniciarse a reflexionar sobre el paso que van a dar, así como a
despertar su conciencia para que se pongan en armonía con sus intenciones. Por lo que se
refiere a las inscripciones estas suelen ser las que siguen u otras de tenor parecido:
Si la curiosidad te ha conducido aquí, retírate.
Si temes que tus defectos sean descubiertos, estarás mal entre nosotros.
Si eres hipócrita, tiembla, porque aquí serás descubierto.
Si anhelas distinciones humanas vete, porque nosotros las desconocemos.
Si tienes intención de ser perjuro, aléjate, porque en ese caso te aguardan terribles castigos.
Si perseveras en tus buenos prepósitos, obtendrás la recompensa, serás purificado y, saliendo de las tinieblas, verás la Luz.
La imagen de un gallo completa esta parte de la decoración de la Cámara de Reflexión.
Para proceder a la preparación del candidato, una vez en la Cámara de Reflexión, la cual
debe estar muy tenuemente alumbrada 3, el Exp∴ quitará la venda que hasta ese momento
habrá cubierto los ojos del profano y le despojará de absolutamente todos los metales, acto
que abarca tanto el sentido físico como simbólico del concepto. Seguidamente le explicará
que en el transcurso de la ceremonia ha de morir, por lo que debe de redactar su testamento
filosófico 4, contestar a las tres preguntas y elegir un nombre simbólico, con el que será conocido en su nueva vida; avisándole que más adelante se le pedirá que explique el por qué
de la elección y su significado filosófico y simbólico.
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A la luz de velas mejor que con electricidad
Es importante que el Exp∴ explique bien el concepto al profano aspirante, dejando claro que no se trata de
hacer testamento sobre los bienes materiales, y menos aun de que la Orden le reclame atención alguna en ese
sentido.
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III
Una vez que esté seguro de que el candidato a la iniciación ha comprendido las instrucciones y la razón por la que se le somete a esa prueba, el Exp∴ dejará solo al profano, advirtiéndole que cuando haya terminado de hacer cuanto se le ha encargado debe dar tres fuertes golpes en la puerta y esperar, pues no debe abandonar ese recinto, con ningún pretexto,
sin ser acompañado por quien venga a buscarlo.
En la Cámara de Reflexión el candidato a la iniciación realizará el primer viaje de los cuatro
simbólicos, éste será al centro de la tierra y lo hará rodeado de símbolos que le recordarán la
muerte; lo que le debería mover a autoanalizarse en búsqueda de su auténtica identidad. En
todo caso se pretende someterle a una suerte de depuración espiritual y moral, a la que podrá
acceder, o no, en función de sus auténticas intenciones… y de que el Exp∴ acierte, o no, en
las explicaciones e instrucciones que le haya dado. Al respecto es muy importante incidir en
la responsabilidad del Exp∴ en este paso transcendental, tanta que muchos posibles buenos
masones se han malogrado ya en la Cámara de Reflexión por el desinterés, la falta de formación o, simplemente, por no atinar el Exp∴ en sus explicaciones.
El ceremonial está tomado de los rituales que se usaban en las antiguas iniciaciones en los
Misterios Egipcios, fundamentalmente los de Isis; circunstancia en la que se dejaba al postulante solo en la semioscuridad de las catacumbas –en las que lógicamente abundaban los despojos fúnebres–, con el fin de que reflexionara sobre lo trascendental del paso que iba a dar; y
de no resultar victorioso, perdía la libertad por el resto de su vida, para evitar que una vez
fuera divulgara al mundo profano los secretos que ya no le pertenecían.
En la actualidad, las pruebas a que sometemos a los candidatos son simbólicas, si bien similares a las de aquellos tiempos; solamente que ahora si el postulante no llega al final de la ceremonia, sea por arrepentimiento, debilidad, temor, o cualquier otro motivo, simplemente se
rechaza su pretensión de ser iniciado masón y sin reproche alguno se le deja en libertad de
volver nuevamente al mundo profano.
Lamentablemente algunos HH∴ que forman parte de ese cada vez mayor grupo de los que no
llegan a comprender nada de los arcanos de la Masonería, confunden el objetivo del paso por
la Cámara de Reflexión, convencidos de que la finalidad es infundir terror a los candidatos,
sin pararse a pensar en cuál podría ser la finalidad iniciática de tal pretensión.
La realidad es que el objetivo del paso por la Cámara de Reflexión es mover al candidato a la
introspección sobre sus propios sentimientos y deseos a la hora de llamar a las puertas de la
Masonería. Examen de sí mismo que realizará dentro de un ambiente que, tras la observación
del entorno aparentemente hostil, debe inducirle a la reflexión sobre el objeto de su presencia
en un recinto en el que todo mueve a recordar la muerte… y, con ella, el nacimiento a una
nueva vida. Si lo conseguimos será un éxito, si fallamos es que o no lo hemos hecho bien o el
profano no es el candidato idóneo.
De ahí que si el candidato está destinado a ser un masón stricto sensu, y ha sido debidamente
preparado para su permanencia en la Cámara de Reflexión, tanto la Masonería como él alcanzarán el objetivo de este paso previo a la Iniciación; si no lo consigue será una pérdida de
tiempo y, como máximo, si se continúa con la Ceremonia, en el futuro tendrá nuevas oportunidades de modificar el camino que, de no rectificar la inercia, iniciáticamente ya no le llevará a parte alguna.
Última revisión en el Or∴ de Madrid el día 22 de octubre de 2.013, e∴ v∴
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