LA INNOVACIÓN COLABORATIVA: las empresas en la

LA INNOVACIÓN COLABORATIVA: las empresas en la encrucijada
Rafael Mira1 – Leticia Soberón2 (Promotores del Innovation Center for Collaborative Intelligence)
Vivimos un momento histórico complejo, de acelerados descubrimientos científicos y
tecnológicos, con grandes tendencias relacionándose e impactando entre sí. Se nos plantean
extraordinarias oportunidades pero también serios riesgos de alcance global.
Todo el mundo intenta adaptarse y a la vez entender qué sucede, por qué sucede y cómo
gestionar el devenir de los acontecimientos. Pero las ciencias sociales no logran seguir el ritmo
de los cambios: ¿por qué un producto se vuelve de pronto indispensable en la sociedad? ¿Por
qué aciertan los que aciertan y en qué se equivocan los que desaparecen?
Pocas cosas son seguras. Una es que la innovación es algo obligado para sobrevivir en un
mundo acelerado. Otra, que la colaboración será una estrategia indispensable para una mejor
toma de decisiones, tanto en empresas como organizaciones y sociedad civil. Veamos por qué.
El desafío de la innovación disruptiva
Clayton Christensen, de la Harvard Business School, fue el creador del concepto “innovación
disruptiva” en su libro The innovators dilemma (1997)3. Describe los modos como la mayoría
de las empresas evolucionaban –lentamente-, mejorando lo que saben hacer, y cómo entraban
en escena nuevas compañías que ofrecían servicios totalmente nuevos aunque de menor
calidad, y en poco tiempo se quedaban con el mercado avanzando sin complejidades
organizativas ni peso burocrático.
Pero innovar no es tan sencillo, y menos aún innovar de manera drástica y cualitativa -eso
sería la disrupción-, mejorando radicalmente lo que ya hay y añadiendo elementos nuevos sin
grandes costos.
Tres grandes ejemplos de disrupción del siglo XXI, como Google, Twitter o Facebook han
resultado de una extraña combinación de intuición sobre las necesidades de la gente, acierto y
sencillez en la solución, esfuerzo y constancia, flexibilidad para reconducir procesos
desacertados y también una dosis de buena suerte.
Mientras tanto la vida sigue acelerando. Las empresas que combinan la jerarquía con el trabajo
en red –redarquía, en expresión de José Cabrera4- y apuestan por una modalidad dual donde
cabe la colaboración, se están posicionando mucho mejor para afrontar los retos del presente
que las instaladas simplemente en el talento o en la competitividad.
1
http://www.dontknow.net/usuario/rafael-mira-prieto-moreno-0
http://www.dontknow.net/usuario/leticia-soberon
3
http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/detail/-/0060521996/qid=1101756443/sr=81/ref=pd_ka_1/102-0228227-9568947?v=glance&s=books&n=507846
4
http://blog.cabreramc.com/
2
La colaboración: clave de la sostenibilidad
Beatriz Lara, Directora de Transformación Corporativa en BBVA, asegura en su artículo Visión
20205 que dependiendo de nuestras decisiones, podremos provocar tres escenarios. Dos de
ellos abocados al estancamiento o al conflicto, si seguimos haciendo lo que hasta ahora. El
único que lleva a la sostenibilidad es el que incorpora la colaboración a todos los niveles.
Y justamente por primera vez en la historia humana se da la posibilidad de una conversación
prolongada entre miles –y hasta millones- de personas, que pueden interactuar juntas e
intercambiar opiniones sobre temas concretos. La tecnología digital es soporte para un nuevo
modo de relación que rompe las categorías de tiempo y espacio, prolonga el diálogo y lo
amplía a innumerables participantes.
Pero este fenómeno mundial es joven e inmaduro: tiene apenas unos diez años de vida. La
world wide web era una realidad en 1989, pero la llamada “Web 2.0” y la interactividad on line
en gran escala inician en torno al año 2000 con las primeras redes sociales, la popularización
de los Smartphones y la presencia y accesibilidad masiva a la banda ancha a partir de las zonas
urbanas del planeta.
Y aunque mayoría de las redes sociales ha resuelto muy bien el intercambio y puesta en común
de la información, aún están en pañales la gestión del conocimiento, la deliberación y el
auténtico debate en red.
Para pasar del “like” o de hilos de conversación caóticos a la argumentación pertinente y útil
para crear un conocimiento de calidad y una toma de decisiones, hemos de evolucionar no
sólo en la tecnología, sino desarrollar nuevas herramientas, hábitos y actitudes que permitan
aprovechar mejor lo que sabe cada persona.
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https://www.bbvaopenmind.com/en/article/vision-2020-a-future-to-be-built/
Para innovar es necesario recabar, relacionar y destilar el conocimiento que poseemos entre
todos, pero gestionando la complejidad para minimizar el desorden y el caos. Esto es la
inteligencia colaborativa.
Qué es y qué no es la inteligencia colaborativa
La inteligencia colaborativa es una deliberación ordenada, facilitada por
tecnologías sociales avanzadas, que permite a un conjunto de personas crear un
mejor conocimiento compartido y tomar decisiones con más posibilidades de
superar los crecientes retos que el entorno plantea.
La inteligencia colaborativa no es cualquier forma de diálogo, intercambio de impresiones o
recogida de ideas, ya sea virtual u on line. Tampoco es un conteo de votos a favor o en contra
de algo, o la sucesión de contenidos aunque aparenten una conversación, ni la movilización
social por eslóganes o frases hechas.
La inteligencia colaborativa descansa en dos pilares:
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Entender mejor al ser humano: ese extraordinario agente que está en el centro de
todo lo que estamos describiendo y que se ha desdibujado en la multiplicidad de
estudios sobre algún aspecto de su maravillosa complejidad.
Entender mejor la colaboración: sus condiciones y obstáculos. Sin vanas ilusiones, con
realismo y basándose en lo que sabemos sobre el ser humano.
A esto dedican sus esfuerzos dontknow y el Innovation Center for Collaborative Intelligence.
Una tarea indispensable y apasionante en la que convergen cientos de otras instituciones y
empresas.
La innovación a través de la colaboración no excluye a los fulgurantes genios individuales, pero
busca esa originalidad que hay, de manera más modesta, en cada persona, y que puesta en
común se vuelve clave para superar los desafíos que encaramos.