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ESTADO
ACTUAL DE LA
ESPAÑA.
MURCIA:
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Año i8iq^
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ADVERTENCIA DEL^
AUTOR.
L a revolución a ctu a l nos v a condu­
ciendo insensiblem ente d g r a n d e s y muy
im portantes m udanzas: ó la E spaña
d ex a rd d e ex istir , o no sera n a d a d e
lo que h a sido h a sta ahora. P u es que
hem os v isto a rru in a rse enteram ente el
a n tigu o edificio , p r ecis o es que sus ci'
m ientos fu esen fa ls o s ó endebles, es d e ­
c i r que el tiem po y la s 'vicisitudes hu­
m an a s los hubiesen d eteriora d o ó soca•vado en térm inos d e que y a se h i c i e ­
sen inutiles. Todo ó c a s i todo debe ser
fíue'vo s i buscam os lo bueno, lo ú t i l y
lo sólid o, la dificu ltad esta en a cer ta r
con ello. A sem ejante em presa la m as
g lo rio sa p a r a el que la lo g r e , deben
d ir ig ir se los conatos d e todo escritor.
J a m a s la v ir tu d y la ilustración d e los
p a rticu la res se ha hallado en el caso d e
p o d er ser m as benejiciosa á la ca u sa
píiblica. La lib erta d d e la im prenta
a lla n a (odas la s dific-ultades p o r pa r^
t í d el g o h ern o . JEl que en esta s cir ­
cu n sta n cia s calky ó ca rece d e talento 6
d e pa triotism o.
H e creid o, p u es, que algu n as r e ­
flex io n es sobre e l estado actual de la
nación p o d ria n ser ú t ile s : coniñene co­
nocer los m ales p a r a cu rarlos. Se nece­
sita sa b er mucho y escrib ir fio p o co ,
p a r a m a n ifesta r com pletam ente el v e r ­
d a d ero esta d o d e la nación: no es
co sa ni d e quatro id ea s superjicialesy
n i d e quatro b revisim a s lin ea s: hay
ftitichos ram os d iferen tes en tre s í d e
los que se debe t r a t a r , el m ilita r, e l
político, e l c iv il, e l go b iern o , la s leyes
&c. p id en hom bres profu n d os en ca d a
uno d e ellos que los tra ten sep a ra d a ­
m en te: y o solo doy id ea s gen era les,
hablo fr a n ca m e n te p o r que p ien so con
p u r e z a : p u ed o en ga ñ a rm e en la s ca u ­
sa s ; p e r o los efecto s son públicos y m a­
n ifiesto s : m u eva se otro d ob serva r el
m a l, ahonde la h erid a : trabajem os to­
dos , que alguno a c e r ta r á con la en­
fe r m e d a d y su cu ración: sá lv ese la pU'
tr ia y sea quien sea el p rim ero á quien
se d eb a su rem edio.
E ST A D O
ACTUAL
DE
la España.
encimos en Baylen y esta victoria
hubiera sido decisiva para nosotros, y
para toda la E uropa, si hubiésemos
sabido aprovecharnos de ella. N ada hici­
mos: sin duda creimos que Dupont era
Bonaparte; que lui exército de 2o'3
hombres era el g r a n d e exereito del dés­
pota. Nos pareció que ya no habia
franceses por que no los teniamos á la
vista, sin considerar que aun no habían
pasado los Pirineos, que estaban den­
tro de casa , que tenian las llaves, es
decir las mejores fortalezas, que les
entregara la traición y la perfidia.
Nos abandonamos á una alegría
indiscreta c intempestiva; quando de­
bimos redoblar el cuidado y la vigilan*
cía nos adormecimos eu dañosa segu-
ridad. En etiquetas y disputas de v a­
nidad é Ínteres, en fiestas y canciones,
en estampas y papelillos fútiles casi
todos, pasamos el tiempo que debíamos
haber empleado
perseguii^ al ene­
migo sin darle huelgo, en batirlo, en
derrotarlo, en sacarlo de nuestro rei­
no , en tomar las fortalezas por arte,
por fuerza, ó por sorpresa; en destruir
tantas tropas que casi no igualasen á
ellas las que el i͡ano pudiese traer
de nuevo ; en armarnos y disponernos
en tales términos , con tal prontitud
Y acierto que la Europa viese en no­
sotros á sus libertadores y acudiese á
sostenernos en la Ud, segura y a del
triunfo.■ )!:
¿ Como hubiera. podido resistir .el
colósó; siendo acometido por tantos la­
dos? ¿sacaba tropa*? de la AlemaniaLel
Enipe^-ador que y a le andaba amena­
zando,
le echaba encima se;.su^
hlcbiiva -aquel p aís: si el ingles desembaí'caba en /iolpnda, también está
antigua república. Aun no se habla
veiiíkAdo la reunióíi de Brfurt y era
posiblfi;jqiíe el Riiso sostübiese la/.caursa general.- La -experiencia ha.'ácnxtsr.
trado quan blen[í:fimdadas: . sorrOcstas
congeturas.
0 rri2¡n.
En ftiñio :el ;eípa5ól..acaba dé.dás^
truir un -’tíxércitó rhvikado,- disperso,
falto de tQd0 ,!;ericeti^ifc etttte montes^
en caver¡64s cómafisras. |Goiho
fenderiájj»5 las -fortaleza^ s-itr£rapoy» 'Mtí
los exércitos? acómatidias' tan reponti.*?:
na y-, denodadamente t tailsrez3«e las-'hair
iiaria'despeCKenidas'xií.Solveres-,-de. jn u “
nicioQé&,;d£:5gehte; h ’(^«'hubiese,-r ¿cóh
que>;yíilor podría- rcsistm.á oinaumu-^
chedumbie orgullosa-iccsn-Ih vjtic«{ia¿
que vs^ •engrosaba á cada-instatrtft^’ -r4.
quien la .resis£eaicii.\CBfiir«:ia:3t
.Yicnaidos estoé obstadulos>v'iiivadi*
d a la Francia* por^Ibi-iespa^les
go
J á insiirr¿cfí(m .!pgrfia^ r^ífcpde'r
e a . eü¿, yi:«xtcn^«rse- rflpatíisimároenté:
¿comí> apagarlo.? Nouera^.asurito
talía?¿jén-qiie ;un q iw so <fe; cotHredtoa
á deicch'a ó iztjiiierda. decide dQ;.mia
accix>h' y ;d¿‘Hm ii^^?riOí-refíi menest«r/ iutÍjar.oiCon. la .opjiwon y cQu-la
epínicni aím ada*,-y'»stò és el f^nemigo
mas temible dg'iíos . déspotas, V
Castaños piídojier m i héroe. En el
mismo instante de la victoria de Bayk n debió' seguir adelánte i no habla
obstáculo alguno: hubiera llegado has­
ta las puertas
M adrid. sin hallar un
soldado-francés ! tt>da . la M anclia se
hubiera alistado baxo sus vanderas; y
lili esfército res'pstable', úna muche«Ixíliibre temible, en jSü furor, inundando
W campos de /Madrid, dando nuevo
áÍ36pto á:los.habjtailtes de aquella cor­
te que---aidian en sed de venganza,
iiubieran dicho con su presencia cayó
D u^ nt't ■no contéis con su brazo d e
f i e r r o i ñ¿ eom 'a^ítííl.' terrib le cr ercito
^ue d fb ia a lla n a r kts .A n d a lu cid s , y
■ fpagar el f r e g o >de la g u e r r a ,'
I Q ué hubiera srdo del R ey ’José
de sü fantástica corte, de-isu-exéi>cito
entorpecido en su marcha con üqiiel
«nxsmbre de e^aííoles espurios, de
passfinos franceses, de viejos, de mugeres y-de niños? ¡ Quan difícil retirada!
p ó rp a ís '^enemigO', irritado,- -subieva’
áó : acosados! por los lados y por la es­
palda de un exército vencedor,, de una
muchedumbre de paisanos enfurecidos:
¿como sostenerse en la larga travesia
de 8o leguas? ¿En que estado hubie­
ran entrado aquellas tropas en Francia?
<qué fuerzas hubieran podido dexar
en las fortalezas? ¿qué seguridad h u ­
bieran inspirado á la nación que trata­
ban y a solo de defender?
C astalios, vuelvo á re p e tir, debió
perseguir á- los'franceses sin detenerse
■un punto, sin dexar las armas de las
manos hasta destruirlos. L a salud de
da’ patria lo ex ígia: no h ay otra le y
€n semejantes casos. ¿Q uál era la au­
toridad legítim a que entonces goberna*
t a ? ' ¿á quien habia delegado Fernan­
do sus facultades? ¿quáles eran las de
las Juntas? ¿quáles las de la de Se•viila? ¿quáles las del Consejo? ¿quien
c i Soberano? ¿á quien debia obedecer
u n general victorioso que tenia en su
mano el acabar con el enemigo? quando esto huEiese hecho, con tanta ó mas
razón que Scipion respondería á ios q ue
Io
quisiesen acusarle de no. haber obedecido, de haberse excedido en sus fa­
cultades:
E spaña- triunfa', es lihrr.
el orgu llo-fra n cés ha sido 'vencido, f i a ­
mos á d a r 'gra cia s a l ultísim o y fid a im osle ñuevot triunfos. ;;
; '
Pero la Ju n ta de S ev illa afectaba
cierto ayre ■de superioridad y cómo q,ue
quería tamaríe un tonosde sóbeaaaía.
Las de las demás pix>víiici4s disputar
ban porrsu "indepeudenqia:. hicfeaban
unas cóii fofias, y cási;-iios amenaza­
ban con tina guerra vtívál para com­
plemento de-nuestros m ilei«.Y en tan.^
to sus: individuos imitando' el orgiiUè
de una jc o rtec u yas vanidades y- exr
cesos debieron desaparecer, para siémip r e , se decoraban con'pomposos títu:.los, se -.engalanaban ; con runiformes y
bandas como si pretendiceli rivalizar
con los'satélites del tiraiio, se toma­
ban exórbitántes sueldos y caian en
otros errores uo menos perjudiciales (a).
( a ) GVrío es qiu hicieron mucha
bien las Ju n ta s, que algunas fu ero n in-
II
El Consejo publicaba manifiestos para
ji^stificar una conducta, que por arre­
glada-que fuese no podia menos, aten­
dido lo delicado de las circunstancias,
'de ser algo cquíyoca. Unos á otros, se
•acusaban. Cuesta disputaba con Valdés,
con el C o n sejo co n Castaños; y estas
desavenencias^ sobre poco decentes, eran
m uy perjudiciales á la causa pybHca,
-de la qual los que nos gobernaban pa•recian irse y a olvidando.
82 Se deseaba una reunión nacional:
»muchos trabajaban para que se veri­
ficase, muchos mas para que no tuble•ífi efecto. ¡Q iwn buena ocasipn para
cunas cortes! ¡quán útiles hubierjinjidoi
L a mayor part«. de la Espáfia . fstaba
rJibre de enemigo?, las el,eccjc^és se
•hubieran podido-hacer con toda legar
4idad é igualdad. Xa representación
-óacidnal.hubiera sido completa;-hubie^ -r ;
---
Htgrai', p ero cáyetún otras en muy f o r
•tales eussQS> Í ) tie s ta s en tcn d m cí ha^
^*irr.y
X2
ra reunido todas las facultades. Las
Juntas fueron creadas en un instante
de acaloramiento, las elecciones no pu­
dieron hacerse con la serenidad y madu­
rez que se requiere. Muchos fueron
vocales solo por que se les antojó ser­
lo , ó por que se hallaron mas á ma­
no; y sin embargo de estas Ju n tas, y
no del total de los ciudadanos, se sa­
caron los que componían la Central. Efecto natural de la propensión que to»
dos los hombres tienen á perpetuarse
en el mando, á hacerlo como una pro­
piedad.
Esté siempre alerta el pueblo, no
se duerma en quanto á sus intereses;
porque al menor descuido el monar­
c a , los ministros, los empleados, los
mismos diputados suyos, los que de
qualqüier modo le representan, se ha­
rán sus perpetuos é indestructibles ti­
ranos.
Empuña la Ju n ta las riendas del
gobierno y siguiendo el mismo sistema
de las particularesv se decora con títuios y honores j reúne en su mano to­
dos los poderes; se alexa del pueblo,
aunque de él habia salido, aunque le
debía su existencia y su soberanía, si
es caso que le correspondía ; se encier­
ra en tenebrosos misterios; sigue en
el fondo casi el mismo plan del gobier­
no antiguo j se coarta la libertad de
la prensa , que nacía naturalmen­
te por los esfuerzos del pueblo; en
fin el despotismo se convierte en aris­
tocracia ; á un soberano suceden treinta.
Nuestros errores aprovechan mas
al enemigo que sus propias fuerzas: no
se duerme ni descuida, ni consulta,
ni disputa, ni pierde el tiempo en
combinar encontrados intereses. Tiene
vistas con el emperador Alexandro, el
único que podia contrariar sus planes;
conviene con él en todo, porque nada
piensa cum plir, y que solo quiere ga­
nar tiempo. Saca sus me ores tropas de
la Alemania septentriona , las traslada
rápidamente á nuestras fronteras > aun
no se habian calmado nuestras intesti­
nas desavenencias, aun no se habían
verificado las quiijtas en la provincia
de Madrid y otras (a) ; y y a el francés
como nn torrente impetuoso inundaba
el A ragon, y las C astillas, y del Ebro
( a ) E scan d aliz a A oír que en les
quatro m eses que M a d r id y su j}voxincia estubieron lib res y m hubo ba sta n te
tiem po p a r a h a cer la s quintas. ¿ } íra
esto traición ó descuido ? tra ició n es
todo d eserv icio á ¡a p a tr ia . ¿ Tam ­
poco hubo tiem po p a r a ev a cu a r ¡os im ­
m ensos alm acenes d e la corte} ¿ p u r a
que sirv iero n los donativos d e ¡os bue­
nos esp añoles "i p a r a enriquecer d ta n ­
tos bribones que com ieron con todos ¡os
a m o s , con M u ra t y con la Ju n ta . P a ­
r a que los d efen sores d e la p a tr ia m u­
riesen d e ham bre y desn u d ez, y los
fr a n c e s e s hallasen un buen rep u esto con
que en ga la n a rse y rega la rse. \Infeliz,
p u eb lo ! ¿ S erás siem pre v ictim a d e la
a stu cia y d e la perfidia'i i s er á s siem ­
p r e oprim ido, siem pre esclavizado^ ica n b a tirá s y no ca b rá s p o r que} i ser á s
se denaniaha. hci&ta las orillas del Tajo;
ni este ni las. áspeias gargantas de
d esgra cia d o é ign o ra ra s Ja ca u sa d e
tus d esgra cia s ^''i'üertcrás' tu sa n gre
p o r la cw s e fx a m n d e 'los qué te g o ­
biernan y no p o r la tu ya l i d a rá s
h a sta la ultim a g o ta d e tu sudor y
m sa b rá s nunca p a r a que, ni p o r qucy
n i en que se in'vierte , ni como se in•vierte} TVo: y a te am aneció m as fe liz
dia\ igu a les tuyos son los que te g o b ier ftan:'- ciudadanos fu ero n y ciudadanos
ser á n : ni su ca rg o d e rep resen ta n tes
tuyos les h a sacad o d e la cia se d e tales:
se ha d ecla ra d o el - derech o que siem ­
p r e tubiste, y que e l despotism o te qui­
ta b a , d e d ecir librem ente tu opinión:
hab larás con libertad^ escrib irá s con la
m ism a , y sa b rá s quienes te gobiern an
y como te g o b iern a n ; y p o r m as que el
vicio quiera fo r ta lecer se tú le d errib a ­
rá s, p o r m as que quiera enm ascararse^
tu sa b rá s hactrU
^ p a r fu d m toda
su dfsnudfz*
Sierra Morena hnbicrán sido un. d i­
que capaz de contener á Bonaparte
si los ingleses por una diestra evolu­
ción no le hubiesen llamado por las
espaldas y obligadole á retroceder.
En tanto se animaron nuestros exércitos, se engrosaron y fortalecieron, ¿ y
para que? Para que en la aciaga ba­
ta lla de M edellin fuésemos batidos,
nuestras tropas bárbaramente degolla­
das por los franceses, la patria pues­
ta nuevamente en p eligro, amenaza­
da Sevilla. ¿ Quien fue culpado de
esta desgracia ? Aun no se han hecho
hivestigaciones sobre e lla , poco ó na­
da sabemos, quedó con otros sucesos
en el secreto de la Ju n ta
Volvemos á rehacernos, volvemos
á tomar la ofensiva , y siempre au x i­
liados por los ingleses, pudimos h a­
char á ios enemigos de Portugal, de
G a lic ia , de Extremadura , y obligar­
les á sostenerse en las orillas del Tajo.
A llí también les acometimos, ganóse la
batalla de T alayera; y como teniamos
un exército ea Castilla, pareció que
los franceses debían verse precisados
á retroceder de nuevo hasta el Ebro;
a silo creían ellos, sin duda, pues eva­
cuaban y a la corte. A l contrario los
ingleses y Cuesta son los que retro­
ceden.
Venegas estubo muchos días para­
do en la posicion de ./4ranjuez , mien­
tras todas las tropas francesas se agol­
paban ácía Talavera para resistir á el
ímpetu de Cuesta y los ingleses • que
marchaban sobre M adrid,: esta Corte
se hallaba enteramente desguarnecida
de tropas, y Venegas no hizo movi­
miento alguno para entraren e lla , lo
que siempre nos hubiera traído grandes ventajas, ni corrió á sostener á
C uesta en su retirada, ni se retiró e l
mismo: aun no se sabe á qué vino allí
aquel exército , ni qué hacia. ¿ Querría
é l solo resistir á todo el ímpetu fran­
cés , quando el de Extremadura y los
ingleses se retiraban vencedores ó ven­
cidos? ¿Quando no tenia apoyo algu ­
no ? Así fué que los franceses no tardaion, en acometerle y aunque se sitiip
b
ventajosamente en Almonacid é hizo una
gloriosa defensa, fué batido y hubo de
retirarse á .sus antiguas posiciones de
Sierra M orena.(a)
(a ) N o intentam os aquí cr itica r la
conducta d e V'enégas". m uchas v eces un
g e n e r a l no p u ed e h a cer todo lo que quie­
r e ó p o r no tener am plias facultades^
6 p o r esta r sugeto con órdenes superio­
r es : tam poco direm os s i aquellas ope­
raciones fu ero n bien ó m al ca lcu la d a s:
nuda decidirem os sobre una m a teria en
la que no tenem os ni inteligencia ni d a ­
tos p a r a ju z ga r: sentim os como los d e­
m as ciudadanos el que saliesen iluso­
ria s la s tan bien fu n d a d a s esp era n z as
d e la nacion\ el que debiendo retro ce­
d er los fr a n ce s e s h a sta el Ebro, retro­
cediésem os nosotros d nuestras antiguas
posiciones. A ñadirem os m as y es, que s i
¡a s sesiones d e la Ju n ta hubiesen sido
p u b lica s como lo son las d e las Cortes\
s i hubiese habido lib erta d d e hablar
y d e escrib ir estaríam os m as ins-
2^0 hablemos de la desgraciada ac­
ción de Belchite, que impidió el que
aquel exército contribuyese de un mo­
do casi decisivo á los buenos efectos
de un movimiento general.
A poco mas de tres meses volve­
mos por tercera vez á tomar la ofen­
siva: un numeroso exército proveído de
quanto le es necesario baxa de las altu­
ras de Sierra Morena y llega hasta las
orillas del Tajo, Este movimiento vo­
luntario de nuestra parte, quando los
franceses se mantenían en la defensiva
sin atreverse á acometernos en las
gargantas de Sierra Morena; quando los
ingleses no salían de sus posiciones ni
fruidos sobre este y otros sucesos d e los
que ha dependido y depende nuestra
su erte ; y aun ta l v e z no hubieran sido
desgra cia d os. M ien tra s todos los ciu d a­
danos, que tan in teresados son en su p r o ­
p i a conservación^ no p u ed a n tom ar p a r ­
te en los negocios pú b licos, sufrirem ot
tsto í y aun m adores 7>iaks.
coadyubaban á nuestros planes : manifes­
tava ó una grande seguridad en la
victoria , ó un temerario arrojo que po­
dría acabar en un solo punto con la
nación. Fuimos vencidos, la mitad del
exército quedó prisionero, lo demás de­
bió su salud á la fuga.
Todo se deshizo en un momento.
D e un solo golpe vimos á la nación
sumergida en los grandes males que ha
llorado y aun llora: el paso de Sierra
Morena que parecía impenetrable , lo
executaron felizmente los franceses: se
extendieron por toda la Andalucía,
ociipando sus principales Ciudades casi
sin resistencia alguna: la suerte de la
España pareció decidida. Nos queda­
mos sin gobierno, sin excrcitos, sin g e ­
nerales ¿quien nos salvó?: el pueblo,
el que todo lo ha hecho desde el prin­
cipio de la revolución á pesar, las.mas
veces, de los q.ue le han gobernado: el
que todo lo hará, el que ccmpletará h grande obra de iiu«stra inde­
pendencia si logra la justa y . debida
libertad que por tantas razones le cor-
responde. La decidida voluntad qüe to*
dos hemos maiiifcstado de .ser españoles
y no franceses, independientes y libres;
es la fuerza que aun no ha podido ven­
cer el enemigo á pesar de sus triunfos,
de sus fingidos alagos por un lado, de
su verdadero rigor por otro: el corazon
del pueblo no le han conquistado ni le
conquistaran; es la lucha dül poder con
la opinion y el tiempo y la constancia
la aseguraron siempre la victoria: la
opinion gobierna á los hombres y aun á
ios mismos que se arman contra cÍIí .
quando se ha visto una opinion
mas verdadera, mas general, mascón^
forme, mas firme y mas.constante? Des­
de el primer movimiento contra el infatne valido quisimos ser españoles li­
bres; lo mismo queremos ahorai P o r la
Eipaña independiente combaten - y tra^ba/an los .que no. sufren el yúgo d'el
enemigo; .por ella misma padecen., gi?
men t suspiran los que.lo sufren: lu*
cha el uno con las armas; .e l otro consu invariable opinion, con .silá discur­
sos, con SU- libertad de ' hcihlax.,. que
mantiene en medio de los mayores pe­
ligros, con quíintos arbitrios halla. Si
en C ádiz, si en V alencia, si en Murcia,
si en la Coruna, si en las demás ciuda-*
des, no conquistadas, se habla á favor
de la España, se arma por e lla , se ha­
cen grandes sacrificios, se espera y con­
fia; lo mismo, y aun mas, sucede en
M adrid, en Zaragoza, en los pueblos
esclavizados. Jamás se ha podido notar
mejor que ahora que las voluntades son
libres: esta opinion del pueblo es una
le y mucho mas fuerte que todas las
que promulga la tiranía; aquella se
sostiene por si misma y se hace obede­
cer, á esta no pueden hacerla firme ni
las amenazas ni los grandes castigos:
de todo se burla el verdadero patriota.
Esta opinion es la que hace que un
buen español, que hizo grandes servi­
cios á la Pàtria, sea honrado, alabado y
ensalzado en el pueblo mismo donde
reside el Monarca intruso, en su Corte,
casi en su propia presencia; que parez­
ca orgiilioso en las calles y plazas; que
suba intrépido al cadaijo diciendo. £ s-
p a ñ o l soy y d e los buenos. {Y" por que
causci, aquel que por el oro, por el te­
mor, ó qualquiera v il pasión, abando­
nó su patria ó la vendió; se esconde,
tem e, se avergüenza y confunde?: por
la fuerza de una opinion que la mas
pura y sólida razón sostiene. Esa opi­
nion es el único consuelo, la única es­
peranza, el único apoyo del infeliz
prisionero, que en Zaragoza, en G e­
rona, en Ciudad Rodrigo, expuso su
vida y derramó su sangre por esa pa­
tria á quien adora, á quien todo lo ha
sacrificado y sacrifica, por la que tanto
sufre, á la que invoca al exalar el ú l­
timo suspiro. l Y perderemos tantos y
tan heroicos sacrificios? ¿no gozaremos
e l fruto de tantos trabajos? *, 6 Dios
eterno! Dios de íusticia y misericordia!
T u providencia, ante la que nos pros­
ternamos, h. la que adoramos ein atre­
vernos á escudriñar, con patentes y
extraordinarios milagros, nos sacó de
la opresiojj de un gobierno tiránico,
derrocó al soberbio y al malvado, nos
sostubo en tan desigual lid j a y a nos
conservas y mantienes, aun permites
haya una parte de la península libre
<le la tiranía, donde se refugien los
buenos españoles. Confiemos, tengamos
firmeza y constancia. Za mano pode­
rosa que levanta y abate los imperios,
que crea y destruye, nos dará la victo­
ria : entonces alabaremos sus ocultos fi­
nes que quiso que fuese grande y sin
ig u a l el sufrimiento, para que fuese
grande y sin igual el triunfo.
Todo ha ido en esta guerra fuera
de los cálculos humanos, aunque según
ramente m uy conforme à los altos fines
de la providencia. Por eso se han en­
gañado los ca lcu lista s que la niegan
abiertamente, y creen que los sucesos
dependen de las probabilidades y de
lo que ellos llaman prudencia hum a­
na y buena combinación. Según ella
no debió haber revolución en Aranyuez;
y la hubo : no pudo sublevarse M a­
drid porqueestaba cercado de exércitos;
y se sublevó • no pudieron seguir su
cxemplo las provincias, por que ya las
riendas del gobierno estaban cogidas por
M urat y casi todas las autoridades le
obedecían; y á pesar de todo le si­
guieron y algunas hicieron mucho mas.
A los quince dias todo debió que­
dar apaciguado, y llevamos ya tres
años y estamos m uy lexos de esta tan
dañosa pacificación.
Ni- la resistencia de V alencia, al
la de Zaragoza, ni la victoria de Baylén estaba en el cálculo de las probabilidadcf, y sucedió. ¿ Era probable
la segunda defensa de Zaragoza y
que durase tanto? ¿ Era de creer que
en España se hallasen plazas de tercer
orden que resistiesen mucho mas que
en otras partes las de primero?
Nada de quanto ha sucedido debió
suceder: todo va fuera de cálculo: todo
es extraordinario: todo manifiiesta que
es incalculable la fuerza de la opinion
publica.
Por este tiempo habíamos perdido
y a el año anterior la batalla de Ocaña: los franceses hablan penetrado en
Andalucía, y dado vista á las colum­
nas de H ercules: t^l ve« la scuprc-
sa ó la traición pudiera haberles he­
cho dueños de C ád iz , como les hizo
de otros puestos fortificados; ¿quál e«
el sabio calculista que dixese que un
año despues los franceses en lugar de
haber adelantado habrian atrasado? ¿que
con tantos refuerzos como les han en­
trado, nada ó m uy poco harian? ¿que
Cádiz y la Isla serian inexpugnables?
¿que se burlarían de sus amenazas? ¿que
un exército formidable pasaría todo un
año en mirar desde la orilla á esas dos
fortalezas sin poderlas hacer daño a l­
guno, por mas que contra ellas redo­
blase sus fuerzas, sus ardides y to­
das sus destructoras artes? ¿en finque
fuese tan seguro aquel parage , tan
acomodado, que á vista de los satélites
de la tiranía, se reuniesen los defen­
sores de la libertad, aquellos que sobre
bases sólidas la levantarían en benefi­
cio del pueblo español?
¿Como era de creer que Murcia,
que V alencia, que Galicia permane­
ciesen aun libres? ¿que estas provin­
cias tubiesen exércitos que las defen­
diesen ? ¿que se lograsen victoriaj
en Cataluña ? ? que se guerrease
en Aragón, en las dos C astillas, en.
Asturias, en Extremadura , en Andalu­
cía , hasta en las mlsír.as puertas
de Madrid? ¿que no hubiese parte al­
guna donde no se viesen españoles ar­
mados por su libertad? ¿Que progre­
sos son estos, que conquista , que n u íva especie de guerra?
Si ponemos la vista en la C ata lu ­
ña admiraremos un pueblo de heroés:
¿donde mayor tesón y constancia, ni
donde mayores peligros? fué el primer
país que la tiaicion entregó al enemi­
go; es aquel que menos puede llamar
suyo, y le tiene á la puerta de su
casa: es el que mas se le resiste, el
que mas sangre le cuesta, el que mas
cuidado le d á , donde halla los mas
fuertes, aunque no los mas numerosos
exércitos, que conocen y frecuentan
y a el camino de la victoria. .Cataluña
ha mantenido constantemente la guerra
en su seno durante tres años , 6 o d
enemigos la invadieron, 6 o 0 han pe­
recido: no hay un parage en ella que
no haya sufrido todos los horrores de
la guerra, ninguno que no se haya
hecho célebre con alguna batalla ó
acción importante. Mientras haya Es­
paña se celebrará la heroica resistencia
de Gerona y la valerosa de //ostalrich.
Los exércitos franceses y españoles
recorren indistintamente la provincia:
qualquiera punto sirVe á estos de
apoyo; ' 6 mantienen constantemente
la campaña; y les pone tan poco mie­
do el que las principales plazas y
fortalezas estén en poder del enemi­
go, que vienen a desafiarlo hast^a al
pie de sus casi inexpugnables mura­
llas ; y le desprecian en tales térmi­
nos , que tomando decididamente la
ofensiva, penetran en Francia y hacen
sufrir á la N u don parte de los malés
que sus feroces exércitos nos causan.
Todas las noticias que recibimos de
esta proviñciu hace mucho tiempo que
solo nos anuncian victorias y triunfos
de sus exercitos, y partidas sueltas,
qtie han sido celebrados con jubiló'ca
toda España , reanimando las esperan­
zas de los buenos ciudadanos.
Mucho se debe al carácter esfor­
zado y tenáz de los catalanes, á su
antiguo odio á los franceses; pero no
es menor la gloria que resulta al
sabio y valiente general que los man­
da, pues que es cierto que si un buen
exército es el diestro instrumento de
la victoria, quien realmente la alcanza
es el experimentado general con sus
acertadas disposiciones. Diez y seis he­
ridas ha recibido 0-D onell en defensa
de la- causa del pueblo español : tim­
bre es este superior á quantas decora­
ciones pudo concederle la vanidad ó
el capricho de la antigua corte. Aspi­
ren á tan alto honor quantos geiierales
quieren ser amados de los españoles,
y tener un nombre ilustre en la his­
toria de nuestra revolución.
Si la traición ha entregado la im­
portante plaza de Tortosa,' que debió
resistir largo tiempo y dar lugar á que
los excrcitos combinados de Aragón,
Cataluña y Valencia acudiesen á su
socorro, escamientando el orgiilio del
enemigo, ufano con los refuerzos que
acababa de recibir , esta desgracia
lexos de desalentar á aquellos heioícoi
pechos los ha inflamado mucho mas y
hará que saquen nuevos recursos de
sus nuevas desgracias, no mayores, em­
pero, que aquellas á que ya lian sabi­
do resistir. Se reunirán las fuerzas; todos
los caudales, todos los brazos serán de
la patria: cada montaña será un ba­
luarte , un abrigo contra la tiranía; los
extraordinarios peligros traerán extraor­
dinarios, recursos; y una provincia tan
extendida, tan poblada, tan industrio­
sa , tan amante da la independencia y
de la libertad, tan enemiga de los fran­
ceses y de su odiosa dominación , redo­
blará su natural energia, su valor, su
heroismo, y ocupará uno de los pri­
meros lugares en los gloriosos fastos de
nuestra revolución.
Si el exército de Valencia ha pa­
decido algunos desastres, la Junta-Con ­
greso de aquel reyno ayudada y sos­
tenida por el patriotismo del mayor
número de ciudadanos, sabrá acallar
los gritos del egoismo, de la cobardía,
de la v il traición; reunirá en uno las
fuerzas de todos los buenos patriotas;
aprovechará igualmente los inmensos re­
cursos que un reyno tan floreciente, una
ciudad tan rica, una costa tan exten­
dida la presentan: y pues que hasta
ahora ha sido aquel reyno uno de los
que mas bien han sabido libertarse del
furor del enemigo; será también de
los que me¡or sepan defenderse con­
tra sus ataqiies directos.
Aunque la provincia de Aragón
haya padecido tanto, y que por ha­
llarse una de las mas mediterráneas ten­
ga menos medios de combatir contra
el enemigo que otras; sin embargo es
tal el valor y lealtad de sus na­
turales que venciendo obstáculos que
parecían insuperables, ha llegado á
formarse una Junta superior, la qual
cumple tan bien con su obgeto de hos­
tilizar al enemigo , que ha excitado
todo el odio del sanguinario Suchet
hasta los téiminos de que expida u »
atroz decreto de proscripción contra sus
individuos. Reside esta Ju n ta en M an­
zanera , y publica ’j a gazeta de Ara­
gón , que sostiene é inliama el patrio­
tismo de toda aquella provincia y de
parte de Castilla. Igualmente se pu­
blica, con no menos utilidad, otra ga­
zeta en la provincia de Soria, no obs­
tante lo cercada de enemigos que por
todas partes está.
En esta Provincia se toman por su
Ju n ta las mas enérgicas providencias
para formar partidas de guerrillas, que
llamando la atención del enemigo por
varios puntos dividan, debiliten y dis­
minuyan sus tropas, cuya fueria prin­
cipal consiste en las grandes reuniones
ó masas, en la superioridad de su
táctica , y en su exacta disciplina;
ventajas que pierde en los combates
particulares de las guerrillas, las que
han llegado á adquirir una superiori­
dad casi general sobre él. ¡ Quanto no
se ha distinguido en esta parte el esIbrzado V illacam pa! j quantos progre­
sos lio ha hecho en el arte militar él
y toda su tropa que forma ya una
división considerable que logra triun­
far muchas veces del enemigo y siem­
pre imponerle respeto con sus valerosas
y acertadas maniobras.
No pasaremos en silencio á la he­
roica Junta de Guadalaxara que sos­
tiene con su zelo la ardiente llama del
patriotismo , la legitimidad de nuestro
gobierno y los preciosos restos de la
independencia en una provincia cerca­
da por todas partes de enemigos, inva­
dida y ocupada por ellos hace mas de
dos años. Pues gracias á esta Junta
resuenan los gritos de la independen­
cia y de la libertad en las cercanías
de Madrid , y hasta en sus mis­
mas puertas; se comunican las órde­
nes de la autoridad legitim a para que
el malvado tiemble , y no alegue ig­
norancia, y los buenos se fortifiquen
en su noble propósito y confien; se
exeíutan esas mismas ordenes á pesar
de los esfuerzos del enemigo en los
pueblos que el cree dominar. Grande
es el servicio que esta Jun ta hace á
d
]a causa nacional con la publicación
de su gazeta la que hace penetren las
noticias que alientan à los patiiotas has­
ta el corazon mismo de la tirania.
N i tampoco, me olvidaré del esfor­
zado D. Ju an Martin, mas conocido por
el apodo del E mpecinado, que sus haza­
ñas y las de los demás gu errillero s han
hecho honorífico, como tpdos los que por
desprecio ó vilipendio ha dado la ti­
ranía álo& infelices oprimidos quando s$
han at;"evido á luchar contra ella. Mas
de un año hace que se sostiene en la
provincia de G uadalaxara, es decir en
el centro mísmo de los exércitos enemígos. ¡Quanto daño no les ha cau­
sado! ! Quanta gente no les ha muerto
y aprisionado! ¡Q uanta no se ha ocu­
pado y ocupa en su persecución sir­
viendo solo á aumentar sus triunfos y
su gloria! Un general y una división
entera estén encargados mas bien de
observar que de hostilizar al terrible
E m pecinado , título, repito, honorífico,
conocido y celebrado, no ya solo en
España sino en toda la Europa i om.i-
noso á los mas feroces enemigos que
creyendose seguros del triunfo en las
grandes acciones de guerra, tiemblan
en estas expediciones parciales, en Ig?
que compran m uy pequeña gloria- á
costa de m uy gran peligro. ¿Quien sabe
si no se está formando en é l , ó en otro
de estos esforzados partidarios, un nue­
vo V iriato , que al trente ya no de
pastores, de vandidos, de gente pobre,
miserable y colecticia, que el enemi­
go suele despreciar por ignorante de
la m ilicia; sino de numerosos, aguerri­
dos y formidables exércitos, haga tem­
blar al nuevo imperio de Napoleon,
y aun le acarree su ru in a, si.la trai­
ción y la perfidia no corta vil^nente
la brillante carrera de sus triu n íp ¿.,'j
Este genero de guerra ha rfiaeittp
digámoslo asi de si mhma : no fue ima­
ginado por los que gob’ernaban,. ocupa­
dos en crear y mantehfer grandes exw*
citos; sino por et pueblo-á quiiyi.tantas cosas excelentes’ se han dtíbído.-.y
deben. La desesperadon, el fyi:ot>.¡a
necesidad puso ias armaá tn . U'.n^dno
á los que bramaban rabiosos al ver al
enemigo derrotar numerosos exércitos,
invadir provincias, conquistar ciudades,
acobardarlas y oprimirlas: á los que vie­
ron brutalmente violadas sus mugeres,
barbaramente asesinados sus padres, sus
hermanos y sus hijos : á los que per­
dieron sus bienes, su honor, quanto
amaban en el mundo : á los que no
les quedaba mas esperanza, mas con­
suelo, mas placer, en fin, que el de
una venganza que solo la muerte po­
día extinguir. Quisieron estos morir
matando, acometer al enemigo donle encontrasen: siempre combatiendo,
siempre vengándose : ni dar ni recibir
quartel ; ni guardar derecho alguno con
quien con ellos no le guardaba. Y pues
que Bonaparte no reconoce mas razón
que la fuerza, y tiene por lícito todo
lo que quiere y puede hacer : los
f/ecinadosy también con mucho mas
motivo que él, pues sbn excitados, pro­
vocados ^ hostigados deben llevar su
razón á la punta de su trabuco, de su
espada ó de su -lanza.
Asi tuvo principio este atroz g é ­
nero de guerra que si llega á durar
algunos años no habrá exércitos que
puedan sostenerla, ni naciones que
resistan á los guerreros que en ella se
formen. Por que la guerra alimenta y
sostiene á la guerra ; y unos hombres
tan feroces, tan valerosos, tan deno­
dados , tan endurecidos en las fatigas
m arciales, tan acostumbrados á los pe­
ligros, á la sangre, á la m uerte; no
necesitan mucha táctica , mucho estu­
dio , para llegar á ser buenos solda­
dos, hábiles oficiales, y sabios genera­
les. El valor es la primera ciencia del
soldado : el talento natural, la sereni­
dad en los peligros, las felices dispo­
siciones y combinaciones, el hallar re­
cursos prontos en los lances mas apu­
rados , la de un general. El arte m ili­
tar me parece mas práctico que teóri­
co , y entiendo que la parte que tie­
ne de t a l , es decir la táctica no se
necesita ni mucho tiempo ni mucho
estudio para adquirirla. Las mismas tro­
pas fran,cesas que se nos presentan co-
mo modelos en el arte áe la guerra,
lograron esta decidida superioridad so­
bre las dem ás, bien á los principios
de Ja revolución: en pocos años los abo­
gados, los artistas, los artesanos, y aun
los hombres mas rústicos y groseros, se
convirtieron en excelentes generales
que vencieron á los mas antiguos y
experimentados de la Europa; y lo
que es mas, por una consequencia pre­
cisa de su nuevo modo de guerrear,
que en verdad no era m uy científico,
antes bien m uy parecido al de los Em­
p ecin a d os, han mudado enteramente
la tiktica militar y obligado á los que
se tenian por maestros á que la apren­
diesen de los que despreciaban como
discípulos ó soldados bisoñes. Por que
Ja me¡or táctica es la que dá la vic­
toria, y á ella ha de acudir el que
quiera defenderse ü ofender. Los mis­
mos gtisrrilleros han obligado y a á los
nuevos^ maestros á mudar de táctica; á
dividirse en pequeños de-^tacamentos
que llaman columnas m oT Ítlesy á sost>¿ner combatcs particulares-idé'honibre
á hombre, en que todo lo decide la
fuerza, y el valor personal, y en que
la disciplina y la pericia son casi inú­
tiles.
Sígase asi, multipliqúense las guer­
rillas, inúndese de ellas el suelo espa­
ñol ; sean todos los gefes como el Em­
p ecin a d o , el M édico, M in a is-c. es de­
cir cumplan con su obligación, dañen
solo al enemigo y á este siempre, sin
dexarle sosiego alguno , sorprendiéndo­
le , acosandole á cada instante ; sean los
amigos y defensores de los pueblos; y
vereis á esos grandes exércitos desha- *
cerse en columnas movibles'» á los ma­
riscales del imperio que desprecian ó
tienen en menos á los mejores generales
de Europa , obligados, á batirse con e l
E m pecinado y á su modo., es decir
con desventaja, de los mismos maestri«
del arte ; y para mayor ignominia se­
rán vencidos y aprisionados por aque­
llos á quienes quisieron abatir con e l
extraño titulo de bergantes. ¿Y quien
se atreverá á, calcular el éxito de este
nuevo geiiero dc; guerra?*
Las partidas de guerrillas se han
ido engrosando y multiplicando en ta­
les términos que dán el mayor cuidado
á el enemigo: cada dia se organizan,
disciplinan y adiestran, las hay en to­
das las provincias y en gran numero; y
llegará dia en que formen exércitos res­
petables y en que sus caudillos sean
contados entre nuestros mejores gene­
rales. Interceptan los correos ; interrum­
pen las comunicaciones ; aíslan, cercan
y contienen á los exércitos; trastornan
los mejores planes, porque rompen el enlase, la relación entre los diferentes
cuerpos; inutilizan vi obligan á estar
en inacción, siempre sobre la defensiva
y alerta á grandes exércitos, divididos
en cortos destacamentos ; precisan á que
cada pueblo tenga una competente
guarnición, y que esta se sostenga ha­
ciendo tantas fortalezas quantas son las
guarniciones ; mantiene una guerra
abierta, continua , interminable; hace
que ninguna provincia pueda conside­
rarse verdaderamente conquistada y sug eta; que el ftiego de la guerra íenas-
,
.
, 4 1
ca á cada instante y de donde parecía
mas apagado.
Las mismas precauciones que el ene­
migo toma y sus órdenes, prueban m¿^or que todas las razones, el daño que
le causa este género de guerra, las in­
quietudes en que le hace vivir. Quan­
do entró en España; quando la resis­
tencia de los pueblos podía seíle da­
ñosa, decia'^: los habitantes permanescah
tranquilos, que el soldado luche con
el soldado, y decída la fuerza dé‘ la
razón de la guerra ; quedad siempre
sugetos al vencedor. Pero ahora que
no tiene seguridad ni en los caminos,
ni en los campamentos, ni en 'las'gu ar­
niciones; que temé ser Sorprendido, aco­
metido, vencido; quando comiènza á
conocer su inferioridad -y su debilidad;
dice á los pueblos: acogedme ; amparad,
m e, defendedme : armaíos á nif fuvóí
y en contra ¿© ■
’fue^wa ''pÁrh ; sed traí
dores ‘.á ella por «guardar fidelidad á
quien ao la »g u a r^ '¿on ■vosotros, á
vuestros tiranos y opresores, ( a )
Pero estas precauciones se convier­
ten y convertirán aún mas en daño del
n^ismo enemigo. Les combates parcia­
les forman a nuestras guerrillas y las
enseñan en una escuela viva, el arte de
la guerra: si los franceses se encierran
y fortifican en las guarniciones queda
el campo por los nuestros; se impiden
asi mismos el favorecerse unos á otros;
y sobre todo obligan á nuestros guer­
rilleros a que í^rendan á sitiar y tomar
( a ) E n tn los v a rio s decretos que
se han publicado p a r a ob liga r d los
pueblos á que tomen p a rtid o en esta
g u e r r a en co n tra d e sus in tereses y d e­
seo s, m erece cita rs e »1 último d e
da
N o'viemhre d e l ario. a n terior i en é l S9
p r escr ib e que s e fo rm en lista s d e todos los
hom bres que p u ed a n a rm a rse p a r a ía
d efen sa d e los pueblos-, s e les m anda
lo h a g a n ; d la s ju sticia s que circun~'válen y tapien la s ca lles; y se am ena­
z a con rigu rosa s p en a s d los que no hi~
los puntos fortificados, les adiestran en
pequeño eft todos los lances de la guérríí en grande. Pero lo que mas puede
favorecernos son los rigurosos decretos en
que se quiere obligar á los pueblos á
que tomen parte en esta guerra pues
HecisadoS á combatir, ó en contra de
a patria ó á su favor, no pueden me­
nos de declararse por esta; y asi cada
«no de estos decretos aumenta conside­
rablemente el número de defensores, y
aun llegará el caso, y ya se va veri­
ficando y p articularmente en la provin-^
cia de Soria» de la qufe veniamos hablan*
do, que apuradas las gentes por las vio­
lencias , rigores, é injustíciasy atrocidades
de los franceses abandonen sus casas, se
reftigieií á los montes, se armen y
combatan como hostigadas fieras has­
ta perecer ó acabar con el enemigo; y
sean todos perseguidores del francés por
Conservar, sus vidas/
ciestn resisten cia d la s g u e r r illa s qué
intentasen p e n etr a r en la poblaeion.
Pero siguiendo en nuestro propósito
del qiial el interés de la materia' nos
ha distraído en parte, si distracción pue­
de llamarse el decir algo de las guer­
rillas que tan interesantes se han hecho
en el plan de defensa nacional; vere­
mos que aunque la Navarra y la V iz­
caya sean lífs provincias tal vez mas
oprimidas, por los enemigos; de las que
no han salido desde la primera vez que
pusieron los pies en' España, siendo las
que tienen mas á mano y 'q u e cuen­
tan coma suyas: sin embargo el cáracter lime y valeroso de sus naturales y
su innato amor á la libertad, es causa
de que estos países esten inundados de
guerrillas, sobresaliendo entre ellas la
de D. Francisco Espoz y M ina, cu­
yas hazañas le han hecho tem ible'á el
enemigo y célebre entre los patriotas,
mereciendo que la Regencia le haya
honrado con el grado de coronel. £ 1
guipuzcoano Tolin ha adquirido grande
Hombradía por atreverse á sostener sus
guerrillas entre Tolosa é Irun sin que
le arredre el continuo paso de las tro-
pas enemigas, y quando encuentra oca­
siones favorables lleba sus correrías y
estragos casi hasta las puertas de
Bayona.
Cosa es por cierto que pasma, y
que dá im cáracter particular á esta
g u e rra, que quando Sevilla gime báxo'
el yugo enemigo, los patriotas españo-les extiendan el poder de sus armas
hasta á la misma Francia; ¿ y que cre­
dito daráh entonces los habitantes de
aquellos pueblos á las patrañas de ios
díariós de París que quieren pintarlesla España como enteramente conquista- '
da y sumisa? asómense un poco os se­
ñores diaristas parisinos, por el áspero
Pirineo; y verán casi sublevado aquel
país aunque rayano y contado y a . tal
vez en sus gazetas cómo formando par­
te del g r a n d e im perh'. verán llegar renwsas de armas y municiones con que
aquellos sumisos habitantes se disponen'
á obsequiar ú las tropas que transiten
por su territorio; verán que los demás
están' tan sumisos que no levantan for­
midables exércitos de 40 y aun de 60
mil hombres ; porque no hay armas su­
ficientes para tantos sumisos patriotas.
Si vamos siguiendo la occidental eos-*
tavefeniosá PorlÍ?r y Renovales amena­
zar todos los puntos j hacer continuos
desembarcos y arremetidas, incomodan­
do y dañando al enem jgo, disminu­
yendo considerablemente sus fuerzas:
en Asturias al brigadier Castañon y al
coronel Escandon al frente de cortos
destacamentos batirle en acciones parti­
culares; y por último a la Ju n ta del
prihcipaíÍQ reunida en Castropol sosteper y aumentar el patriotismo, crear y
mantener partidas y divisiones de tro­
pa y aun exércitos, contribuyendo con
zelo á el honor de la provincia, y á
que sea contada entre las que con ma­
yor anhelo trabajan p9i^ la causa putlica- Deben ser considerables las fuer­
zas del principado pues que t\ gobier­
no ha nombrado para mandarlas al T e­
niente general D, Nicolas M ahy.
L a Galicia se mantiene aun libre
de enemigos, gracias al heroico valor
^on que sus habitantes supieron lanzar­
los de su suelo el año anterior, cau­
sándoles tal vez la mayor perdida que
han padecido en las demás pro-vineras.
¡Q ue beneficios no pueden sacarse de
sus excelentes puertos? ¿quanto daño
no ha causado su exército al de Masena en su entrada en Porfugal ? ¿quan­
to no ocupa al que guarnece la Cas­
tilla penetrando en esta provincia , y
vendendole en algunos combate«;; man­
teniendo viva la preciosa llama del •pa­
triotismo que tan permanentemente-ar­
de en el pecho de los nobles y hon­
rados castellanos?
Todas las noticias, y aun las de los
mismos enemigos, nos manifiestan que
fue grande la pérdida de Masena en la
célebre batalla de Busaco, y que su
exército se ha disminuido considerable­
mente por el hambre, la deserción v
las pérdidas que ha t#nido en los di­
ferentes combates; lo que según las mas
positivas y recientes noticias le ha obli­
gado á retirarse, con no menor pérdi­
da , haciéndonos esperar de un instante
á otro su total derrota.
¿Y como podríamos pasar en silen­
cio á uno de los exércitos que mas
lian merecido de la Patria? todos cono­
cen ya que estoy hablando del de la iz­
quierda, compuesto de valerosas y bien
disciplinadas tropas, mandadas por in­
trépidos , inteligentes y hábiles gene­
rales. Exército siempre ocupado, siem­
pre en acción, siempre frente del ene­
m igo, siempre luchando con é l: do­
minando la Extremadura, penetrando
en las Andalucías, avanzando hasta Se­
v illa y amenazando á los que oprimen
y asuelan la mas rica, hermosa y ex­
tendida provincia del territorio español.
Las formidables fortificaciones de
Cádiz y de la Isla obligan á uno de
los mayores exércitos franceses á man­
tenerse en larga y perniciosa inacción,desaciendose sin pelear, situado de un
modo que con -.razón puede dudarse
si siria ó es sitiado, si ofende ó si está
solo á la defensiva.
Y
en tanto los satélites de Bona­
parte, esos veleidosos franceses, que
antes con furor inaudito pelearon por
tina suma libertad y ahora con bar­
barie atroz pelean por im extremado'
despotismo: exagerados en todo, in­
justos en sus extremos: los exércitos
franceses digo, presencian atónitos la
augusta asamblea de nuestras Cortes;
ven levantarse en nn rincón de la pe.
nínsula, á el que sus armas que á to
do el universo subyugarán, no pue-“
den tocar , el magestuoso y sólido edi­
ficio de la libertad española; la qual
evitando los dos temibles escollos de la
tiranía y de la licencia popular, dará
á la Europa el cxemplo de una sabia
constitución monárquica, qual convie­
ne á nuestras costumbres, á nuestra si­
tuación y á el carácter mismo de la
nación, enemiga de perjudiciales inno­
vaciones, amiga de sus antiguos usos;
grave, constante, y sensata; obediente
á los que la gobiernan, sin la vil sumi­
sión de lós esclavos; firme y tenáz en
defender su independencia y libertad
sin propasai-se á ios extremos de la
anarquía.
Si tenemos la fortuna de que estas
ideas se realíz'en ; de que partidos am­
biciosos y malvados uo prevalezcan
sobre el de los buenos patriotas ; que
con opiniones extravagentes no se aho­
gue eí sano y recto juicio del pueblo;
que el verdadero carácter nacional bri­
lle en todo su explendor: ¡que exemplo tan sublime no daremos á la Eulopa esclavizada, á la misma Francia
que con toda su ilustración no ha sabi­
do mas que pasar de extremo á extre­
mo, de males á males j siempre bus­
cando ui> buen gobierno y siempre alexandose mas y mas de él ! ¡ que influen­
cia no tendrá nuestra heroica conducta,
nuestra modeiacion, nuestro juicio, y
los aciertos de nuestras Cortes en la pú­
blica opinion de todo el continente; en
la de nuestros propios enemigos, que
no pondrán menos algunas v eces, can­
sados de su furor, horrorizados de sus
propias atrocidades, arrepentidos de sus
injusticias; de acordarse que ellos tam­
bién juraron en o.tra vez vencer ó mo­
rir; y que tubieron que llegar á los
mayores extremos para defender su in-
dependencia amenazada por toda la' E u­
ropa, conjurada en su ruina!
¿ Y pódria llegar el caso de que
nosotros fíiesemos el principio de la li­
bertad Europea? ¿de que hiciésemos ver
con nuestro exemplo que la libertad
de los pueblos modernos no es una
quimera ? ¿ de que bien pueden redu­
cirse á la práctica las sabias teorías de
una buena forma de gobierno? ¿de que
el tirano no es invencible ? ¿ de que no
es necesario que un pueblo sea el mas
sabio para ser el mas feliz? Si llegará,
si el pueblo atento siempre á lo que
le interesa, procura confiar el mando
ó sostener en é l á las personas mas
virtuosas, mas patriotas y mas ilustra­
das. No olvidemos nunca que la suer­
te de todo un pueblo depende á v e­
ces de un hombre solo; y lo que es
mas, que un hombre solo ha sido m u­
chas quien ha fundado, sostenido, ó
restab ecido la libertad de su Patria.
No esclavizemos la libertad, que
con tantos sacrificios vamos conquistan­
do, á los caprichos y à la arbitrarie-
dad, siempre injusta, de un hombre solo,
sea este quien se fuese; pero estime­
mos, protejamos, honremos y ensalzemos, en quanto sea compatible con
nuestra seguridad, à los hombres de
talento, de carácter y de probidad: la
naturaleza, siempre avara, no los pro­
diga aun en los mas felices siglos ; po­
cos sen los hombres grandes, los liber­
tadores, los conservadores de su patria
¿ y querremos que sean comunes en
estos tan calamitosos tiempos; quando
la continuada esclavitud ha destruido,
roto ó doblegado los íinimos mas va­
lientes; quando los vicios generales han
corrompido las mas bellas disposiciones
nauiraies; quando ía'ignorancia, las preocapaciones, mucho mas perjudiciales aun
qua la ignorancia misma, han in utili­
zado , perturbado ó hecho dañosos losmejores talentos?
¡ O españoles í si quereis ser libres,
si queréis ser felices, si quereis tener
una cortstitucion sabia y duradera j sa­
lid del letargo en que la tiranía os
tenia sumidos ; mudad de camino, has-
ta nqui todos han sido malos pues que
lodos os han aiTastiado al precipicio:
distinguid al malvado y al ignorante,
del virtuoso y del sabio; conocedlos bien
á estos; y entonces poneos en sus ma­
nos y* ellos os salvarán, ellos seíán la
g lo r ia de la patria.
E l Redactor de la Gazcta
d^ Murcia.
Esta obra con otras del mismo au ­
tor se hallan de venta en el despacho
dfi la G azeta, casa de Don Antonio
Tornelj calle de la Trapería. A los
libreros que quisiesen comprar surtido
por docenas se les hará la gracia cor­
respondiente, escriviendo derechamente
al Redactor.
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